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Kenneth Copeland
«Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos»
(Salmos 91:11)
Es hora de aclarar las cosas. Los ángeles no son algo sólo para niños. No son niños gorditos con cabello
rubio, con arcos y flechas en sus manos. Los ángeles son guerreros gigantes y fornidos. Son seres
reales. Son poderosos. Si eres un creyente, entonces ellos son parte esencial de tu vida.
En la Biblia encontramos ejemplos de lo que los ángeles pueden hacer. Uno de ellos es cuando el pueblo
de Israel huyó del ejército de Faraón, y en la Biblia leemos que de repente las ruedas de los carros de los
Y ellos no se han jubilado. Siguen tan activos hoy como lo han estado siempre.
Hace años, en una de las guerras más importantes de la nación de Israel, el enemigo tenía los cañones
apuntando hacia las ciudades israelitas. Esos cañones eran lo mejor que la tecnología ofrecía en esa
época. Tenían un alcance mínimo de 30 kilómetros y estaban equipados con miras electrónicas muy
precisas. Pero sucedió algo muy extraño. Cada vez que disparaban los cañones contra los israelitas,
disparaban demasiado lejos o demasiado cortos del blanco. Sabemos que los cañones no estaban
descalibrados, porque luego los israelitas los capturaron y los usaron para disparar contra el enemigo,
dando en el blanco.
Amigo, éste no es un cuento de hadas, sino un ejemplo real de la participación de los ángeles en la vida
del pueblo de Dios. Y si tú eres hijo de Dios, tienes derecho a esperar que los ángeles hagan lo mismo
por ti.
Por lo tanto, permanece a la expectativa. Di: “Gracias, Padre celestial, por encomendarme al cuidado de
Tus ángeles para que me guarden en todos mis caminos”. Una vez que hayas dicho esas palabras de fe,
permanece firme. No temas. No dudes. Se paciente y sigue creyendo. Verás la salvación del Señor.