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TRANSTORNO DE ANSIEDAD

Ayudar a alguien con ansiedad puede ser intimidante. A menudo, la persona ansiosa se siente
completamente abrumada por su enfermedad, especialmente si experimenta ataques.

Entender que lo que ayuda a la ansiedad requiere un poco de tiempo y esfuerzo, pero es alcanzable
si está preparado para darle su debida importancia y volver a leer cualquier información que no
entienda enseguida.

Los ataques de ansiedad son falsas alarmas del sistema de defensa o anticipación. Por lo general, es
muy fácil saber si alguien está teniendo un ataque de ansiedad. Las personas que los sufren “se
congelan”, no son muy coherentes, actúan asustados y angustiados. La persona puede temer que
esté teniendo un ataque al corazón u otra emergencia médica porque sus síntomas físicos se sienten
muy intensos. Lo mejor que puede hacer cuando alguien está teniendo un ataque de ansiedad es
estar físicamente presente con la persona y ayudarle a concentrarse en la respiración lenta. Preste
atención a lo que parece calmar y lo que parece agravar la situación.

Ir a una clase de yoga o hacer ejercicios de meditación o de respiración juntos, puede ayudar a
ambos a formar una conexión y a controlar los ataques.

Retomar juntos la lista de cosas que se está evitando o postergando debido a la ansiedad. Cada
persona tendría su propia lista. Comience con cosas que son las más sencillas y no causan tanta
presión.

Si su amigo está recibiendo ayuda profesional para la ansiedad, invite a decirle sobre lo que está
aprendiendo y trabajando. Si usted piensa que la persona puede interpretar su cuestionamiento
como un examen, juicio o algo parecido, tendrá que ser más sensible acerca de cómo accionar.

Manténgalo positivo al preguntarle sobre cualquier información útil que haya obtenido, o sobre
cualquier técnica de manejo de la ansiedad que haya aprendido y que esté funcionando bien para
él o ella.

Permítale confiar en usted, saber que puede contar con su apoyo. Obtener ayuda para la ansiedad
es a menudo un gran paso para alguien que habitualmente evita las cosas que lo hace sentir ansioso.
Su ser querido necesitará probablemente todo el estímulo que usted puede dar.

EN CASO DE CRISIS.

Mantenerse en calma: Se puede ayudar mejor a una persona si se está tranquilo. Hay que conseguir
que la víctima se relaje.

Entender lo que pasa: Las personas con un trastorno de ansiedad tienen ataques repentinos y
repetidos de miedo que duran desde varios minutos a una hora, pero rara vez exceden ese tiempo
debido a que el cuerpo simplemente no tiene físicamente la energía suficiente para entrar en pánico
durante tanto tiempo. Los ataques se caracterizan por el temor de que ocurra un desastre o de
perder el control, incluso cuando no hay ningún peligro real. Una crisis puede ocurrir sin previo aviso
y sin motivo aparente. En casos extremos, los síntomas pueden ir acompañados de un miedo agudo
de morir.
Los ataques llevan al cuerpo a un nivel máximo de agitación, lo que hace que la persona sienta que
no puede controlarse. La mente se está preparando para una pelea falsa o una retirada, lo que obliga
al cuerpo a asumir el control para ayudar a la víctima a enfrentar o a huir del peligro que percibe,
ya sea real o no.

Las hormonas cortisol y adrenalina se liberan de las glándulas suprarrenales en el torrente


sanguíneo y se inicia el proceso; esto genera la crisis de ansiedad. La mente no puede distinguir la
diferencia entre un verdadero peligro del que está solo en tu cabeza. Es posible que esta persona
actúe como si su vida esté en peligro. Trata de poner las cosas en perspectiva. ¿Qué pasaría si alguien
estuviese sosteniendo un cuchillo en tu garganta y diciéndote "voy a cortarte la garganta, pero voy
a esperar sin decirte cuándo, podría ser en cualquier momento"?

Identificar los síntomas:

Dificultad para respirar: Estas sensaciones son algunos de los síntomas más angustiantes. A veces
se siente como si alguien le hubiera puesto una almohada en su cara.

Aceleración del ritmo cardíaco: La ansiedad aumenta los niveles de adrenalina en el torrente
sanguíneo haciendo que el corazón se acelere.

Hormigueo en los dedos de las manos o de los pies: La respuesta de lucha o huida es una reacción
muy intensa y tiene un profundo efecto en las sensaciones corporales. El hormigueo generalmente
es causado por la acumulación de dióxido de carbono en la sangre de las extremidades.

Sensación de descarga eléctrica en cualquier parte del cuerpo: El sistema nervioso es una red muy
compleja de nervios eléctricamente cargados. Se encuentran en cada centímetro cuadrado del
cuerpo, en torno a todos los órganos, músculos y a través de la piel, el órgano más grande del
cuerpo.

Hiperactividad: Incluye síntomas como hablar mucho y más rápido. Puede hacer que la persona se
sienta confundida e irracional y puede hacer que haga cosas que normalmente no haría.

Necesidad de huir: La agorafobia es una respuesta natural a la ansiedad y el instinto de


conservación. Si nos sentimos amenazados tenemos la tendencia a retirarnos a un lugar seguro
como una tortuga en su caparazón.

Pérdida de control: Si la persona está ansiosa, sus pensamientos se ven afectados no sólo por el
estado de ánimo, sino también por la química del cuerpo. Los niveles de oxígeno en la sangre puede
afectar la actividad cerebral y el sistema nervioso central al igual que muchas otras sustancias
químicas del cuerpo como la adrenalina, las hormonas y las vitaminas.

Depresión: La depresión es una serie de desequilibrios químicos que tiene fuertes vínculos con los
trastornos de ansiedad y puede ser un efecto secundario de los mismos.

Sensación de que todo lo que rodea a la persona no es real

Miedo Inseguridad Nauseas, mareos

Bloqueo Sudoración Pérdida de fuerza

Desorientación Temblores Escalofríos


Pérdida de visión Entumecimiento en la cara Insomnio y pesadillas
o la cabeza.
Hiperventilación Irritabilidad
Dolor de pecho
Dolores de cabeza, Alucinaciones
espalda, hombros y cuello Desmayos

Ayudar a que se relaje a través de respiraciones repetidas, lentas y profundas, inhalando a través de
la nariz y exhalando a través de la boca. Si respira de manera agitada, se puede colocar una bolsa
sobre la nariz y la boca como si fuera una mascarilla, e insistir en esa respiración calmada

No hay que juzgar lo que ha provocado la crisis de ansiedad. Y tampoco tenemos que decirle que no
pasa nada. Esto puede hacer que la víctima sienta que no se la está tomando en serio y la ansiedad
podría ser mayor.

Hablar al sujeto con calma, despacio y con la voz baja para que su nerviosismo no aumente.

Determina la causa del ataque. Habla con la persona y determina si está teniendo una crisis de
ansiedad y no otro tipo de emergencia médica (como un ataque cardíaco o de asma), que requeriría
de atención médica inmediata. Si ya le ha pasado antes, puede darte una idea de lo que está
pasando.

Muchas de las crisis no tienen una causa o, por lo menos, la persona que lo está sufriendo no está
consciente de la causa. Debido a esto, podría no ser factible determinar la causa. Si la persona no
sabe por qué, tómale la palabra. No todo es por una buena razón.

Elimina la causa o lleva a la persona a un área tranquila. La persona probablemente tendrá unas
ganas tremendas de salir de donde esté. Para facilitárselo, pero a la vez mantenerla a salvo, llévala
a un área diferente, de preferencia que sea abierta y tranquila. No toques a una persona que esté
teniendo una crisis sin antes preguntar y obtener el permiso definitivo para hacerlo. En algunos
casos, tocar a la persona sin preguntárselo puede aumentar el pánico y empeorar la situación.

A veces, una persona con trastorno de ansiedad ya tendrá técnicas o medicamentos que sabe que
le ayudarán a aliviar el ataque, así que pregúntale si hay algo que puedas hacer. Puede ser que tenga
un lugar en el que prefiera estar.

Háblale de forma tranquilizadora: Pídele a la persona que permanezca inmóvil, pero nunca la
agarres, no la sostengas, ni la sujetes incluso suavemente; si quiere moverse, sugiérele que se estire,
que dé saltos, o que te acompañe a dar un paseo a paso ligero.

Si está en su casa, sugiérele que organice el armario o que haga otra actividad de limpieza que
requiera energía. Con el cuerpo listo para luchar o huir, dirigir la energía hacia objetos físicos y
actividades finitas y constructivas puede ayudarle a lidiar con los efectos fisiológicos. El logro real
puede cambiar su estado de ánimo, mientras que centrarse en una actividad diferente puede
ayudarle a calmar la ansiedad.

No descartes sus miedos. Decirle cosas como: "No hay nada de qué preocuparse", "todo está en tu
mente", o "estás exagerando" agravará el problema. El miedo es muy real para la persona en ese
momento, y lo mejor que puedes hacer es ayudarla a hacerle frente; minimizar o descartar el miedo
de cualquier forma puede hacer que la crisis empeore. Solo dile "está bien", y pasa a la respiración.

Las amenazas emocionales son tan reales como las amenazas de vida o muerte para el cuerpo. Es
por eso que es importante tomar en serio sus miedos. Si sus miedos no se basan en la realidad y
está reaccionando a algo pasado, puede ser de utilidad que le des algunas comprobaciones
específicas de la realidad.

Pregúntale de forma tranquila y neutral: "¿Estás reaccionando a lo que está pasando en este
momento o a algo pasado?". Esto puede ayudar a la víctima del ataque a organizar sus pensamientos
para que reconozca la diferencia entre los recuerdos y las señales de peligro inmediato. Escucha y
acepta la respuesta que te dé; a veces las personas que han estado en situaciones de abuso tienen
reacciones muy fuertes a las señales de advertencia reales. Dejar que explique lo que le está
pasando es la mejor forma de apoyo.

No le digas, "Cálmate", o "No hay nada que temer". Vaya, qué gran descubrimiento. ¡Esa persona
ni siquiera lo había pensado! Decirle que no hay nada que temer solo puede recordarle lo fuera de
la realidad que está, lo que la obligará a entrar más en pánico. En lugar de eso, intenta decirle algo
como: "Entiendo que estés molesto. Está bien. Estoy aquí para ayudar". o "Ya pasará. Estoy aquí
para ti. Sé que estás asustada, pero estás a salvo conmigo".

Es importante que lo veas como un problema real, como si su pierna estuviera sangrando. Aunque
no puedas ver lo que realmente está pasando, es algo muy atemorizante para la persona. La
situación es real para ella, así que, trátala como tal; es la única forma en la que puedes ayudar.

No presiones a la persona. Este no es el momento para obligar a la persona a responder o a hacer


cosas que harán que su ansiedad empeore. Minimiza los niveles de estrés siendo una influencia que
la calme y haciéndola que entre en un estado relajado. No insistas en averiguar lo que causó el
ataque o pedirle que se controle, ya que esto solo empeorará las cosas.

Escucha con actitud de apoyo si de repente trata de explicar cuál es el motivo de su reacción. No la
juzgues, simplemente escúchala y deja que hable.

Haz que se sienta fresca. Muchos de los ataques pueden ir acompañados de sensación de calor,
especialmente en el cuello y en el rostro. Normalmente, un objeto frío, idealmente una toallita
húmeda, puede ayudar a reducir estos síntomas y la gravedad del ataque.

No dejes sola a la persona. Quédate con ella hasta que se haya recuperado del ataque. Nunca dejes
a alguien que esté luchando por respirar. Una persona con un ataque de ansiedad puede parecer
como si se comportara de forma antipática o grosera, pero comprende por lo que está pasando y
espera hasta que vuelva a la normalidad. Pregúntale qué le ha funcionado en el pasado, y si tomó
sus medicamentos y a qué hora.

Incluso si no te sientes muy útil, debes saber que le sirves de distracción. Si dejas a la persona sola,
lo único que tendrá es a sí misma y sus pensamientos. El simple hecho de que estés allí es útil para
mantenerla en contacto con el mundo real. Estar solo mientras se tiene un ataque de ansiedad es
aterrador. Sin embargo, si se está en un lugar público, asegúrate de que las personas mantengan
una buena distancia. Es posible que sus intenciones sean buenas, pero solo empeorarán las cosas.
Dale tiempo para que pase. Aunque pueda parecer eterno (incluso para ti, pero especialmente para
la persona), el episodio pasará. Los ataques generales tienden a alcanzar su punto máximo
aproximadamente a los 10 minutos y empiezan a mejorar a partir de ese momento disminuyendo
lenta y constantemente.

Sin embargo, los ataques de ansiedad menores tienden a durar más tiempo. Con esto en mente, la
persona podrá controlarlos mejor, así que la duración es un problema menor.

Busca asistencia médica. Si los síntomas no desaparecen en unas pocas horas, considera solicitar
asistencia médica urgente. Aunque no sea una situación de vida o muerte, llama incluso solo para
pedir recomendaciones. Lo más probable es que el médico de emergencias le dará al paciente
Valium o Xanax y posiblemente un betabloqueante como Atenolol para calmar el corazón y la
adrenalina en el cuerpo.

Si es la primera vez que la persona sufre de un ataque de pánico, es posible que quiera buscar
atención médica porque tiene miedo de lo que le está pasando. Sin embargo, si ha tenido ataques
de pánico en el pasado, puede saber que recibir atención de emergencia va a empeorar su estado.
Pregúntale. Esta decisión dependerá en última instancia de la experiencia de la persona y de tus
interacciones con ella.

Cuida de ti mismo. Puedes sentirte muy culpable de estar perdiendo la compostura durante el
ataque de pánico de un amigo, pero es normal. Debes saber que alarmarte y tener un poco de miedo
es una respuesta saludable al ver uno de estos episodios. Si sirve de ayuda, pregúntale a la persona
si pueden hablar del asunto más tarde, para que puedas manejarlo mejor en el futuro.

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