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El día de hoy nos hemos reunido para conmemorar el Combate Naval de Iquique,

recordando a uno de nuestros máximos héroes nacional: Arturo Prat Chacón,


quien con honra y honor supo elevarse más allá de su deber, de su condición
económica o de sus intereses, alterando con su sacrificio sin par el curso de una
guerra y de nuestra sociedad.

¿Y que es, finalmente, ser un héroe?

El héroe es el resultado final de un desarrollo personal y de una actitud de vida


previa, y ahí reside su valor social. Nos muestra cómo la excelencia de cierta
forma de ser; de vivir de acuerdo a ciertos valores; de ajustar la conducta a
ciertos principios; produce como resultado acciones de impacto social potente y
duradero. Como, finalmente, una persona normal, ante una situación
extraordinaria, la resuelve considerando no sus temores sino sus valores.
Ese 21 de mayo, mientras la corbeta Esmeralda y la goleta cañonera Covadonga
bloqueaban la bahía de Iquique, es el guardiamarina Miguel Sanz quien al grito
de “Humos al norte” puso en alerta al Comandante Condell, quien puso sobre
aviso a Prat sobre la inminente llegada de los acorazados peruanos. Es en ese
momento de crisis que surgen los valores inculcados a Arturo Prat desde su
infancia en una familia con escasos recursos económicos compensados con una
fuerte conciencia del valor de la educación y su impacto positivo en los valores
de las personas. Su ingreso a la Escuela Naval, fue la solución que encontró su
madre viuda, para que completara su educación, que de otra manera hubiera
quedado inconclusa.
Prat fue un alumno estudioso y comprometido, que sacó todo el provecho posible
de la oportunidad que le dio la Armada, y llevó su formación personal y
profesional tan adelante como le fue posible. Su amor al estudio, le proporcionó
una vasta cultura y una notable agilidad mental, que le permitía enfrentarse a
una amplia variedad de temas y problemas.
Son, precisamente, estas cualidades, unidas a su innegable amor a la patria y
su compromiso con el deber a cumplir, que llevaron al noble Capitán a remarcar
a sus subalternos en su recordada arenga sobre la importancia de cumplir con
el deber aun a costa de la vida propia, dando luces de ser un líder natural, de
carácter fuerte, decidido y profundamente comprometido con su rol social y
profesional
Es, finalmente, este combate la prueba necesaria que marca la diferencia entre
Arturo Prat y otros hombres comunes: Iquique se transforma en el altar donde
ha de derramarse la sangre de los hombres que, fieles a su compromiso y misión;
leales a su bandera y país, se arriesgan incluso a saltar al abordaje, a la
incertidumbre y a su propio destino.
La sociedad chilena de ese entones; y aun la de hoy reaccionó a su ejemplo y
su figura se transformó en ejemplo de ciudadanía, de valores personales y
sociales. De vida espiritual, familiar y patriótica. Prat se convierte en modelo de
responsabilidad y compromiso social. Su sacrificio nos llama aun hoy, a ser
perseverantes, comprometidos y conscientes de nuestro compromiso con la
comunidad.
Prat es un héroe de la patria, que representa el deber de un hombre decente con
lo que es bueno para su país y para los chilenos. Él, como reconocen los más
diversos sectores de nuestra sociedad, es un héroe que une en su arrojo,
valentía y determinación, junto a la convicción de que las situaciones críticas son
para enfrentarlas, no para lamentarse.
Así, la gesta heroica de los hombres de la Esmeralda es ejemplo de cómo nos
agrandamos en la adversidad; muestran como Chile es capaz de grandes cosas,
de comportamientos asombrosos cuando estamos unidos y determinados a salir
adelante.
En este día tan especial, invito a los marinos de mi patria -y a todos mis
compatriotas- a esforzarnos en poner la excelencia como meta en nuestras
acciones; a ajustar nuestro comportamiento a los valores que sustentamos; a
vivir de acuerdo a ellos. Esta forma de hacer las cosas, esta manera de enfrentar
los desafíos, aplicados a la cotidianeidad de nuestras vidas, nos permitirá
resolver los problemas y carencias que aún afectan a muchos chilenos, y
enfrentar con éxito las oportunidades y desafíos de nuestros días como
profesionales, como estudiantes, nos llama a tener metas ambiciosas, pero
alcanzables; sigamos entonces el ejemplo de Prat y sus hombres, avancemos
con determinación, tenacidad y perseverancia hacia el cumplimiento de nuestras
metas, sin improvisaciones, con exactitud y austeridad, con solidaridad y
amistad; sin vacilaciones.
Muchas Gracias.

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