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V. Jimeno1, T. Castro2 y P. G. Rebollar3
1
Dpto. Producción Animal, EUITA. 2 Facultad de Veterinaria, UCM.
3
Consultas y Servicios Agroalimentarios, S.L.
1.- INTRODUCCIÓN
La producción ovina ha sido uno de los sectores que menos desarrollo ha sufrido en
nuestro país, tanto desde un punto de vista comercial como de mejoras tecnológicas. Sin
embargo, en las dos últimas décadas se ha observado un crecimiento del sector asociado a
importantes cambios en el sistema productivo.
Sin embargo, las mejoras que se han producido no han sido suficientes, y, en nuestra
opinión, no se han cumplido las expectativas creadas en este sector. Hay que tener en cuenta que
la producción de leche de oveja no está, ni se prevé que esté limitada por las cuotas lácteas como
ocurre con la producción de leche de vaca. En este sentido, todavía queda un largo camino que
recorrer para acercar los sistemas de producción ovina de leche a los niveles de progreso que se
han alcanzado en otros tipos de producciones animales.
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Uno de los cambios más llamativos que se ha producido en el sistema de producción
de ovino de leche ha sido la introducción de razas extranjeras especializadas en la producción
de leche, fundamentalmente Assaf, Awassi y Lacaune que, en algunos casos como la Assaf en
Castilla-León, siguiendo un esquema de cruzamientos continuados con la Churra, ha llevado
hasta la práctica absorción de la raza autóctona (Lavín et al., 1994). Las características
productivas más relevantes de las razas explotadas actualmente en nuestro país para la
producción de leche, según Fuentes et al. (2000), se resumen a continuación.
La Churra, se localiza básicamente por toda la Cuenca del Duero, llegando incluso al
sur de Galicia. Es una raza de aptitud lechera. Ordeñabilidad de tipo medio y cinéticas de
emisión mayoritariamente de un pico o emisión de leche. Producciones de 135 litros por
lactación normalizada (120 días), aunque se han observado ovejas con una producción de 4 l
de leche al día. Producción de lechazos (9-12 kg hasta los 35 días de edad). Buena prolificidad
(30-40% de partos dobles) y escasa estacionalidad reproductiva, limitada a los meses de
febrero, marzo y abril.
La Latxa es una raza del País Vasco que se extiende por la Cordillera Cantábrica
(provincias de Santander, Asturias y Norte de León), llegando incluso hasta Galicia. Aptitud
lechera. Ordeñabilidad de tipo medio y cinéticas de emisión mayoritariamente de un pico de
leche. Producciones de 125-130 litros de leche por lactación normalizada. Ciclo ovárico
estacional. Prolificidad entre 106-140%.
siglo XX. Está ampliamente extendida en todos los países de la cuenca Mediterránea y en
algunos del área Anglosajona. En los años 70 se introdujo en España cruzándose de forma
absorbente, masiva e indiscriminada con la Churra y Castellana. Es una raza de una
importante aptitud lechera con producciones medias de 300 kg de leche en 210 días de
lactación con un 5-6% de grasa. Presenta algunos inconvenientes: escasa precocidad sexual,
baja prolificidad (116%), acusada estacionalidad, deficiente aptitud para el ordeño mecánico y
deficiente calidad de la leche (baja cantidad de grasa y proteína) y de la carne (lechazos muy
engrasados, de escasa calidad). Es una raza nerviosa y de difícil manejo. Todos estos
problemas han propiciado que se haya sustituido por la Assaf o la Lacaune.
La Assaf es una raza sintética originaria de Israel, donde fue obtenida por cruzamiento
de 5/8 de Awasi y 3/8 de Frisona, con los objetivos de aumentar la prolificidad y la precocidad
sexual de las corderas. Se ha difundido ampliamente en todos los países del área Mediterránea
y en algunos del área Anglosajona. En España está muy extendida en Castilla-León, donde ha
sustituido a la Awassi en los últimos años. Aptitud lechera con producciones superiores a la
Awassi. También presenta mejor prolificidad (207%) y calidad lechera. El desarrollo mamario
es excepcional. Sin embargo, en ocasiones, los animales muy productivos presentan una gran
variabilidad en la morfología mamaria, descolgamiento mamario y otros problemas que
dificultan la rutina del ordeño mecánico.
importantes mejoras en las infraestructuras que sustentan estos sistemas. Las principales
mejoras introducidas en factores y medios de producción afectan a la alimentación, genética,
manejo, gestión de la explotaciones, comercialización de los productos, etc. Por ejemplo, en la
provincia de León se ha producido un importante incremento de la producción de leche en los
rebaños más especializados. En 1990 la producción media de leche de oveja Assaf, en la que
se habían realizado escasas mejoras, fue de 78,7 l por oveja presente en la explotación, en
1995 aumentó a 140 l (Lavín, 1997) y en 1999 la cantidad media de leche obtenida por oveja
presente en la explotación ascendió a 268,5 l (Díez, 2001).
Todos estos cambios implican la necesidad de mejorar la alimentación de cara a
satisfacer las demandas crecientes de un ritmo reproductivo más intenso en estas razas
mejoradas.
3.- BASES ENDOCRINOLÓGICAS DE LA REPRODUCCIÓN EN GANADO OVINO
Figura 1.- Regulación hormonal del ciclo sexual en ganado ovino (los números indican la secuencia
del proceso) (modificado de De Marieb, 1989)
Estimulación
Inhibición
1.- Liberación GnRH . 2.- Liberación FSH/LH. 3.- Crecimiento folicular. 4.- Elevado nivel de
estrógenos. 5.- Pico de LH. 6.- Ovulación . 7.- Formación del cuerpo lúteo. 8.- Elevado nivel de
progesterona. 9.- Secreción de PGF 2α. 10.-Luteolisis.
La especie ovina se considera poliéstrica estacional, esto quiere decir que presenta ciclos
estrales durante una determinada estación del año en la que aparecen ciclos sexuales
consecutivos. Cuando finaliza este periodo, la hembra entra en una fase de anoestro hasta la
siguiente estación. Esta estacionalidad está determinada fundamentalmente por el fotoperiodo.
Cuando los días comienzan a decrecer (final de verano y otoño) se inicia el periodo de actividad
sexual y cuando los días empiezan a crecer (final de invierno y primavera) comienza el anoestro
o periodo de reposo sexual. El mecanismo endocrino que controla el paso de una estación a otra
está determinado por la modificación en la sensibilidad del hipotálamo a los esteroides
gonadales por medio de la variación en la secreción de la melatonina, una indolamina secretada
por la glandula pineal. Es decir, la glándula pineal actúa como un mediador que transforma los
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impulsos ópticos de la luz en descargas hormonales que son capaces de alterar la sensibilidad del
hipotálamo a los esteroides gonadales.
Debido a las grandes diferencias que existen en la duración del día, según la latitud
geográfica, existen notables diferencias en cuanto a la intensidad y duración del anoestro
estacional. En las zonas geográficas situadas en la latitudes más altas, es decir las zonas más
cercanas a los polos, como por ejemplo los países del norte de Europa como Escocia, Islandia
donde se producen bruscas variaciones en la duración del día y la noche, el efecto del
fotoperiodo es muy marcado y las ovejas presentan anoestros muy largos. El periodo de
inactividad sexual dura entre 8-9 meses (desde febrero-marzo hasta comienzos del otoño)
mientras que la época reproductiva se limita a unos 4-5 meses. Sin embargo, en los países de la
zona mediterránea donde las diferencias en cuanto a las horas del luz entre estaciones del año
son menos marcadas, la duración del anoestro estacional es menor (4 meses de inactividad
sexual frente a 8 de actividad reproductiva). En las zonas próximas al ecuador, donde apenas se
producen variaciones a lo largo del año en cuanto a horas de luz, la estacionalidad es
prácticamente nula y las ovejas manifiestan actividad cíclica todo el año con diferencias
relacionadas con la disponibilidad de alimentos.
En España, la mayor parte de las razas presentan una disminución en la actividad sexual
a partir de febrero que se prolonga hasta el mes de mayo. Sin embargo, se pueden encontrar
ovejas que manifiestan ciclos sexuales durante todo el año y otras que durante el anoestro
presentan celos y ovulaciones silenciosas sin carácter cíclico. Como consecuencia del efecto del
anoestro estacional las ovejas españolas pueden sufrir variaciones importantes de la fertilidad y
prolificidad a lo largo del año. Sin embargo, este efecto puede ser paliado en algunos casos y en
porcentaje variable por factores de manejo (efecto macho) y alimentación. De la misma forma y
con la misma variación, los moruecos tienden a mostrar una estacionalidad, siendo sexualmente
más activos y con eyaculados de mejor calidad durante la época reproductiva.
Los estímulos sensoriales y ambientales que reciben las ovejas se transmiten al sistema
nervioso central y desde allí a través del eje hipotálamo-hipófisis a las gónadas. Durante el
anoestro estacional, la liberación pulsátil de la LH hipofisiaria se encuentra disminuida por la
acción del estradiol. Cuando el fotoperiodo es decreciente (días cortos) se desbloquea este
mecanismo, de manera que da comienzo un nuevo ciclo sexual en el animal. En la época de
actividad sexual y durante la fase preovulatoria, se produce un rápido crecimiento folicular como
consecuencia de la luteólisis y una elevada concentración en sangre de 17-β estradiol, estrógeno
ovárico responsable de los síntomas de celo en la fase estral, durante la cuál la hembra es
receptiva al macho.
Durante la estación reproductora, el estradiol ovárico (que aumenta mucho su
concentración en sangre) deja de bloquear al centro hipotálamico generador de pulsos de GnRH
y permite que aumenten la frecuencia de pulsos de LH hipofisiaria y también su amplitud,
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que la de la LH, apareciendo otra descarga posterior que suele ser coincidente con la ovulación y
que está relacionada con el número de folículos que madurarán en el próximo ciclo. A lo largo
del ciclo se producen nuevos picos de FSH que coinciden con ondas de desarrollo folicular,
estos picos de FSH coinciden también con concentraciones mínimas de estrógenos ováricos (17-
β estradiol).
Durante la fase luteínica, el cuerpo lúteo formado comienza a secretar P4, hormona que
durante esta fase va a inhibir la frecuencia de pulso de LH y, por lo tanto la ovulación, ayudando
a la preparación del útero para la anidación y el mantenimiento posterior del embrión, hasta
aproximadamente el día sesenta de gestación, cuando la P4 de origen placentario es capaz de
soportar por sí misma la gestación. En torno al día 15 de la fase luteínica, si no ha habido
gestación, la concentración de P4 desciende a niveles mínimos y el útero secreta la hormona
prostaglandina F2α (PGF2α) responsable de la lisis del cuerpo lúteo y del inicio de un nuevo ciclo
sexual.
Figura 2.- Evolución de las concentraciones hormonales a lo largo del ciclo sexual de la oveja
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se puede señalar como el momento de la primera ovulación. Esta primera ovulación, y a veces
también la segunda en el caso del ganado ovino, no van precedidas de síntomas de celo, por lo
que se puede decir que la pubertad comienza con la primera ovulación y la fertilidad o
madurez sexual con el primer celo (entre 17-25 días después de la primera ovulación).
En ganado ovino esta primera ovulación no suele ir precedida de síntomas de celo por lo
que hasta que éstos no se manifiesten no tiene lugar la fertilidad. Los síntomas de celo están
directamente relacionados con variaciones en las concentraciones sanguíneas de las hormonas
esteroides, estrógenos y progesterona, que actúan sobre determinados centros del SNC
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relacionados con la conducta que determina este comportamiento sexual. Es necesario que el
hipotálamo esté previamente expuesto a la acción de la progesterona producida en el cuerpo
lúteo del ciclo anterior para que los estrógenos provoquen el estro. Esto explicaría porque el
estro del primer ciclo es silencioso, precisándose la acción de la progesterona del primer cuerpo
lúteo para que el celo se manifieste en el siguiente ciclo.
4.- EFECTOS DE LA NUTRICIÓN SOBRE LA REPRODUCCIÓN EN OVINO
Por otra parte, debido a la diversidad de razas ovinas y sistemas de explotación resulta
difícil interpretar y extrapolar los resultados obtenidos a distintas razas y tipos de explotación.
Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los datos disponibles proceden de estudios
realizados en animales explotados en régimen extensivo o semi-extensivo, siendo
particularmente escasos los realizados en ganado ovino explotado en régimen intensivo para
la producción de leche.
En ovejas, la pubertad suele alcanzarse en torno a los 7-8 meses de edad. El punto que
determina en cada individuo este momento depende de la interacción de dos factores
principales, el peso y la edad del animal (estado de desarrollo) y la época de nacimiento
(fotoperiodo). Esto significa que el grado de desarrollo necesario (aproximadamente entre un
60-65% del peso adulto) debe coincidir con la estación favorable de reproducción (finales de
verano y otoño). Si el desarrollo adecuado se alcanza en época desfavorable la actividad
reproductiva se retrasará hasta la próxima estación favorable. Así, corderas nacidas en
primavera recibiendo niveles de alimentación adecuados para mantener ganancias diarias
altas, alcanzan la pubertad en el primer otoño a edad más temprana y pesos más altos que los
sometidas a una restricción alimenticia. Si estas corderas nacidas en primavera se restringen
desde mitad de verano a mitad del invierno seguido por un periodo de alimentación ad libitum
que les permita conseguir el peso suficiente para alcanzar la pubertad en primavera, tendrán
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que esperar al siguiente otoño para adquirir la información fotoperiódica necesaria para la
activación de la secreción de pulsos de GnRH (Adam y Robinson, 1994). Todo ello implica
que el peso vivo de las corderas en el momento de la pubertad varía enormemente (desde 32 a
50 kg para las razas estudiadas por Foster et al., 1985) y confirman la teoría de que no existe
un peso vivo límite sino más bien un “peso mínimo crítico” para alcanzar la pubertad.
Además del estado de desarrollo del animal y el fotoperiodo, otros factores como la raza,
el nivel de alimentación, el manejo o factores sociales (efecto macho) pueden influir en el
desencadenamiento de la pubertad. Así, existe una enorme variabilidad entre razas en cuanto al
momento del comienzo de la pubertad, aunque la tendencia general es a una aparición más
temprana en las razas más prolíficas. En cuanto al efecto macho, López Sebastián (1985) realizó
unas experiencias con ovejas Manchegas en las que los machos fueron capaces de desencadenar
la pubertad en corderas que habiendo alcanzado el grado de desarrollo suficiente se mantenían
impúberes por efecto del anoestro estacional, pero no en aquellas que no habían alcanzado aún
su peso crítico.
durante el periodo de recría (13 a 40 semanas de edad) dos dietas con una relación
forraje:concentrado de 80:20 o de 10:90. El consumo fue controlado de modo que las corderas
recibiendo la dieta con alta proporción de concentrado tuvieran la misma velocidad de
crecimiento (iguales ganancias medias de peso) que la obtenida en corderas con la dieta alta
en forraje. La concentración de insulina en plasma fue significativamente mayor (P<0,01) en
las corderas alimentadas con la dieta de alta proporción de concentrado que en las que
recibían dietas altas en forraje (21,0 vs 12,5 µIU/ml de insulina en plasma, respectivamente).
Sin embargo, ni la edad a la que alcanzaban la pubertad ni los rendimientos reproductivos en
el siguiente parto resultaron afectados por el tipo de dieta consumida por las corderas durante
la recría (cuadro 1).
Cuadro 1.- Efecto del tipo de dieta durante la recría de corderas sobre la edad a la pubertad y
los rendimientos reproductivos (Susin et al., 1995)
con el efecto positivo sobre el peso vivo y, otro dinámico ligado a la rápida mejora de la
condición corporal. La componente estática ha sido valorada en un aumento de la tasa de
ovulación del 1,2-2% por kg de peso vivo (Smith y Stewart, 1990), mientras que diferencias
de 0,25 puntos en la condición corporal pueden explicar diferencias de alrededor de 0,20
puntos en la tasa de ovulación en ganado ovino de Rasa Aragonesa (Forcada et al., 1992). No
obstante, en razas prolíficas el efecto de la condición corporal sobre la tasa de ovulación es
más importante que en razas poco mejoradas, como son nuestras razas autóctonas. Así, ovejas
de alto potencial de ovulación con el nivel más alto y más bajo de la condición corporal
recomendada presentan tasas de ovulación medias de 3,4 y 2,3, respectivamente (Rhind et al.,
1986).
Por otro lado, la condición corporal antes de aplicar el flushing condiciona el resultado
obtenido. A corto plazo, una mejora del nivel de alimentación durante el periodo previo a la
cubrición parece influir sólo en las ovejas con un rango de condición corporal intermedio y
suponen incrementos medios de la tasa de ovulación de entre 0,2-0,4 (Rhind et al., 1989). Las
ovejas con condición corporal baja utilizarían prioritariamente al alimento suplementario para
mejorar su estado de carnes, mientras que las de condición corporal alta ya habrían alcanzado
su potencial máximo.
intravenosa de glucosa. Por tanto, estos resultados implican a la glucosa en el control de la
función ovárica y, dado que los niveles de glucosa están regulados por la insulina, también
sugieren un papel de esta hormona en el mecanismo de efectos nutricionales que afectan al
crecimiento folicular en ovejas (O’Callaghan y Boland, 1999).
Cuadro 2.- Efecto del nivel de alimentación (media±±ES) sobre el número de folículos (φφ≥3 mm)
y las concentraciones de progesterona, estradiol, IGF-1 e IGF-2 en el fluido folicular de ovejas
(O’Callaghan et al., 2000)
IGF-1 (ng ml-1) 222,5 ± 16,3 a 241,9 ± 15,6 b 219,2 ± 17,7 a
IGF-2 (ng ml-1) 287,7 ± 15,5 b 287,6 ± 15,5 b 250,3 ± 19,4 a
1
M: Necesidades energéticas de mantenimiento.
a,b
: Medias con distintos superindices en la misma fila son significativamente diferentes (P<0,05)
pueden ser diferentes de las óptimas para el desarrollo embrionario. Así, está demostrado que
altas concentraciones de glucosa son perjudiciales para el desarrollo de embriones in vitro
(Fumus et al., 1996) y que la hiperglucemia en ovejas está asociada con embriopatías (Martin
et al., 1998). Restricciones del consumo a corto plazo en ovejas cubiertas han mostrado
incrementos en las tasas de gestación y, viceversa, consumos en exceso reducen la viabilidad
embrionaria. En ovejas, McEvoy et al. (1995) demostraron la existencia de una fuerte
correlación negativa entre consumo y concentraciones de progesterona en suero. Este efecto
fue probablemente debido a un aumento en la tasa de catabolismo de la progesterona en
hígado con niveles de alimentación altos, provocado por cambios en el tamaño del hígado y
consecuentemente en el metabolismo de los esteroides. Como los esteroides se almacenan
selectivamente en la grasa, cualquier régimen alimenticio que resulte en la movilización de
grasa corporal supondrá un aumento en la liberación de la progesterona almacenada. Esta
hipótesis puede explicar los mayores niveles de progesterona observados en ovejas que
reciben bajos niveles de alimentación.
Durante el último tercio de la gestación el crecimiento del feto es muy rápido, su peso
asciende a un 85% del peso al nacimiento (Robinson y col., 1977). Las necesidades nutritivas
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IGF-1 y perjudica el crecimiento y desarrollo. Además, los corderos que nacen con pesos
bajos tienen peor índice de supervivencia que los corderos que nacen con un peso adecuado al
nacimiento.
Se sabe desde hace tiempo que de la cantidad de tejido adiposo que tiene un animal
depende la regulación de la ingestión alimentaria y la actividad reproductiva, pero el medio
por el cual los animales son capaces de estimar su propio contenido en lípidos corporales no
se ha conocido hasta hace poco. La leptina, una hormona proteica de la familia de las
citoquinas identificada en 1994, parece jugar un papel importante en la relación que existe
entre la cantidad de reservas adiposas y la reproducción.
En las ovejas la leptina es sintetizada por los adipocitos (Dyer et al., 1997b,
Chemineau et al., 1999), aunque la placenta y el epitelio gástrico también la producen
(Masuzaki et al., 1997, Bado et al., 1998, Chemineau et al., 1999). La concentración
plasmática de leptina está correlacionada positivamente con la proporción de lípidos
corporales (Considine et al., 1996) y con el índice de masa corporal (Chemineau et al., 1999).
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Figura 3.- Relaciones potenciales entre la leptina y la actividad reproductiva en los mamíferos
(modificado de Chemineau et al., 1999)
Esteroides Hipófisis
LEPTINA
LH + FSH
Testículos/ovarios
Tejido adiposo
Bajo Alto Bajo Alto Bajo Alto
Nivel de alimentación
Los corderos procedentes de ovejas Lacaune de aptitud leche, explotadas bajo sistemas
intensivos en estabulación libre, nacen con un peso vivo medio al nacimiento de 3,5 kg. El
destete se realiza por término medio a los 30 días de edad, con un peso medio de 13 kg, lo que
viene a suponer una ganancia media diaria (GMD) en el periodo de 316 g. Es decir, la fase
entre el nacimiento y el destete del cordero es un periodo caracterizado por un rápido
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crecimiento del animal. La cría de la cordera no finaliza con el destete, sino que se alarga
hasta el momento en el que ésta alcanza los 30 kg de peso vivo. Esto suele suceder a una edad
aproximada de 75-80 días, siendo también esta segunda fase de cría un período de crecimiento
muy rápido (GMD = 340 g). Las GMD altas durante la fase de cría se asocian con bajas
concentraciones plasmáticas en AGNE y elevadas concentraciones de glucosa e insulina.
Además afectan a los rendimientos reproductivos obtenidos a lo largo de toda la vida
reproductiva de las ovejas, con independencia de los niveles de alimentación en etapas
posteriores (Rhind et al., 1998).
A partir de este momento dará comienzo la fase de recría de las corderas, cuyo
principal objetivo va a ser conseguir un crecimiento homogéneo para que la cordera pueda ser
cubierta a los 10 meses de edad con un peso vivo igual al 65% de su peso adulto. Durante la
recría de corderas vamos a perseguir un crecimiento moderado de entre los 100-115 g diarios,
manteniendo al animal en un estado de condición corporal (CC) o estado de carnes próximo a
3 puntos, valor que consideramos óptimo para este tipo de animal. En el período de recría, y a
efectos de ritmo de crecimiento diferenciamos dos fases; una primera con un crecimiento
moderado de 115g/día y la segunda con un crecimiento ligeramente menor, 100 g/día.
La primera fase de recría comprende el período que va desde los 80 días de edad y
peso vivo de 30 kg hasta los 10 meses de edad, momento en que la cordera va a ser cubierta.
Uno de los objetivos de esta fase, es que la cordera en el momento de la cubrición tenga un
peso vivo medio próximo al 65% de su peso vivo adulto (que como media para la raza
Lacaune es de 85 kg) es decir, un peso medio de 55 kg.
La segunda fase de recría va desde la cubrición hasta dos meses antes del parto, es
decir, 13 meses de edad. A partir de este momento las corderas pasan al lote de corderas en
preparto. Durante este segundo período, las corderas mantendrán un crecimiento de entre 100-
115 g/día. La alimentación durante esta fase debe hacerse utilizando forrajes y concentrados
de muy buena calidad y en sistema de estabulación libre, empleando una dieta única para el
período. La utilización de sistemas de alimentación unifeed está dando muy buenos resultados
en nuestras condiciones prácticas. Los animales deberán disponer de agua suficiente, limpia y
fresca (2-4 l/cordera). Las recomendaciones nutritivas para este período son las que figuran a
continuación (cuadro 4).
Tanto en la fase de cría como de recría, deberemos prestar especial atención a los niveles
de cobre (Cu) en la dieta, a la aparición de cálculos urinarios y a la coccidiosis. En cuanto a
las recomendaciones de cobre en la dieta, los niveles deben ser de entre 7-10 ppm sobre la
materia seca de la ración (por encima de 25 ppm, este mineral resulta tóxico), siempre y
cuando los niveles de molibdeno (Mo) no sean superiores a 1 ppm/kg MS de la dieta. Si la
concentración de Mo es muy superior a 1 ppm, los niveles de Cu en la dieta deberían
aumentarse a 15-20 ppm, ya que tanto el Mo como el azufre (S) forman complejos insolubles
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con el cobre, de forma que reducen su absorción, lo que obliga a aumentar los niveles de Cu
para prevenir deficiencias que podrían presentar, entre otros síntomas, problemas de
infertilidad.
Para controlar la aparición de urolitiasis, se recomienda que la relación Ca/P sea como
mínimo de 1,5 (óptimo 2) y también puede ser una buena medida incorporar en el corrector
minerovitamínico entre un 0,25-0,50 % de cloruro amónico para acidificar la orina y evitar la
formación de cálculos urinarios.
Cuadro 3.- Recomendaciones nutritivas para la recría de corderas Lacaune1
Ca %MS 0,52 -
P %MS 0,31 -
Ca/P (mín.) - 1,50 -
Relación Forraje/Conc. - 50/50 -
Vitamina A UI/d 1.410 2.585
Vitamina E UI/d 22 -
1
A partir de datos del NRC (1985) y del INRA (1988)
Este período se caracteriza, desde el punto de vista nutricional por unas necesidades
nutritivas más bajas que en plena lactación y, desde el punto de vista reproductivo, porque el
embrión pasa desde el oviducto al útero donde va a tratar de implantarse al endometrio
alrededor de los 18 días tras la cubrición o la IA, para posteriormente desarrollar la placenta.
Durante estos primeros meses de gestación, la supervivencia embrionaria dependerá
fundamentalmente del estado nutricional de la madre. Las ovejas Lacaune de aptitud leche
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tienen una prolificidad moderada de entre 120-125% y suelen cubrirse en torno al quinto mes
de lactación, cuando la producción de leche es menos intensa (menos de 1,5 litros/día). Como
las lactaciones son por término medio de unos 7 meses, el inicio de gestación coincide con el
consumo de raciones de media-baja producción. Esto asegura una adecuada nutrición desde el
punto de vista energético para la fase de implantación embrionaria.
Cuadro 4.- Recomendaciones nutritivas para ovejas lecheras de raza Lacaune en la fase final de
lactación e inicio de gestación1
P %MS 0,35 -
Ca/P (mín.) - 1,50 -
Vitamina A UI/d 3.995 -
Relación Forraje/Conc. - 50/50 -
1
A partir de datos del NRC (1985) y del INRA (1988)
La CC óptima de las ovejas en este momento deberá estar entre 3-3,5 puntos. Es en este
período cuando la oveja debe ganar peso y recuperar CC de cara al próximo parto y próxima
lactación. Una inadecuada alimentación y CC tienen un efecto desfavorable sobre los índices
reproductivos (tasa de ovulación, tasa de concepción y supervivencia embrionaria). Así, un
exceso de proteína degradable en la dieta da lugar a una mayor liberación y absorción de
nitrógeno amoniacal en el rumen, que puede provocar alteraciones en el pH y en los flujos de Na
y K en el útero y en consecuencia, perjudicar la supervivencia del embrión (mayor muerte
embrionaria).
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6.3.- Recomendaciones para ovejas lecheras raza Lacaune en preparto o último tercio de
gestación
al., 1980). Además de la limitación física, las modificaciones en el equilibrio hormonal que
tienen lugar al final de la gestación participan en la reducción de la capacidad de ingestión.
Cerca del momento del parto, las concentraciones de glucosa en el plasma aumentan
rápidamente reflejando cambios hormonales alrededor del día del parto que promueven la
gluconeogenesis y la glicogenolisis (Vazquez-Añón et al., 1994). Como consecuencia, en el caso
de gestaciones múltiples puede resultar difícil evitar una subalimentación en esta etapa y las
reservas corporales pueden jugar un importante papel modulador. Las recomendaciones
prácticas para este periodo se resumen en el cuadro 5.
Cuadro 5.- Recomendaciones nutritivas para ovejas lecheras de raza Lacaune en el preparto1
AZUC+ALM. %MS 18 30
CNF %MS 30 42
PB %MS 12 -
PDIA %PDIN 45 55
PDIE g 155 -
PDIN g 155 -
PDIN_PDIE %PDIN 0 10
EE %MS 3,5 7,5
Ca %MS 0,39 -
P %MS 0,24 -
Ca/P (mín.) - 1,50 -
Cu (Mo<1 ppm) ppm 9 11
Vitamina A UI/d 5.270 -
Relación Forraje/Conc. - 50/50 -
1
A partir de datos del NRC (1985) y del INRA (1988)
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6.4.- Recomendaciones para ovejas lecheras de raza Lacaune en inicio lactación-alta
producción.
En la alimentación de las ovejas en esta etapa del ciclo productivo hay tres aspectos
básicos que se deben considerar: los cambios a lo largo de la lactación en la producción y
composición de la leche, la capacidad de ingestión de alimentos y las variaciones en las reservas
corporales de los animales. Tanto la producción de leche como la curva de lactación del
ganado ovino presentan una gran variación dependiendo de múltiples factores como son, entre
otros, la raza, edad, las condiciones de manejo y la alimentación.
las semanas 5 y 12 de lactación. La composición de la leche fue muy diferente entre razas,
siendo el porcentaje de proteína, caseína y grasa mayor en ovejas Manchega que en Lacaune,
aunque tanto la producción de leche estandarizada como la producción diaria de proteína y
grasa fue significativamente mayor en ovejas de raza Lacaune que en Manchega (cuadro 6).
Razas Error Significación1
Manchega Lacaune estándar R T RxT
Producción leche (ml/d) 1253 2036 68,7 *** *** ***
Grasa (g/d) 91 146 6,8 *** ***
Proteína (g/d) 68 106 3,6 *** *** **
Leche estandarizada2
1207 1948 74,3 *** ***
Composición leche (g/kg)
Grasa 77,0 70,9 2,46 *
Proteína 58,2 52,1 0,75 *** *** **
Caseina 43,2 39,9 0,87 ** *** ***
consumo (Veerkamp, 1998). Así, en el trabajo antes referido (Molina et al., 2001) el consumo de
MS fue 0,29 kg/d más alto y resultó en 0,76 l/d más de leche en Lacaune que en Manchega, si
bien dicho consumo extra de energía de las ovejas Lacaune sólo explicaba 0,46 l/d de aumento
en la producción respecto a las ovejas de raza Manchega. En este sentido, cabe destacar que el
consumo de las ovejas durante la lactación depende en gran medida de cambios en las reservas
corporales.
Desde el punto de vista del racionamiento práctico, las recomendaciones para la
alimentación de las ovejas en esta etapa han sido tratadas recientemente en una anterior reunión
de FEDNA (Jimeno et al., 1997). No obstante, en el cuadro 7 figuran las recomendaciones
nutritivas revisadas para la formulación de raciones en esta difícil etapa del ciclo productivo, en
las que se han introducido algunas modificaciones en relación a las que aportamos en el artículo
mencionado.
Cuadro 7.- Recomendaciones nutritivas para ovejas lecheras de raza Lacaune en inicio de
lactación-alta producción1
CNF %MS 35 42
PB %MS 17 -
PDIA %PDIN 40 55
PDIE g 315 -
PDIN g 315 -
PDIN_PDIE %PDIN 0 10
EE %MS 3,5 7,5
Ca %MS 0,64 -
P %MS 0,41 -
Ca/P (mín.) - 1,50 -
Cu (Mo<1 ppm) ppm 7 8
Vitamina A UI/d 8.415 -
Relación Forraje/Conc. - 40/60 -
1
A partir de datos del NRC (1985) y del INRA (1988)
limitada capacidad de ingestión. Hay que tener en cuenta las limitaciones digestivas que
presentan los rumiantes al empleo de raciones con un elevado contenido en concentrados y de
forrajes molidos o finamente picados. Sin embargo, debido a las particularidades en su aparato
digestivo, el ganado ovino presenta una mayor tolerancia al consumo de concentrados y
partículas de pequeño tamaño que el ganado vacuno.
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