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de ciencias
sociales Septiembre 1993 137
Investigar el futuro
Eleonora Barbieri Masini Los estudios sobre e l futuro y las tendencias
hacia l a unidad y la diversidad 373
Debate abierto
Tribuna libre
Si bien los estudios de prospectiva n o pueden den indicaciones del distinto r i t m o del cambio
aún calificarse de científicos (ya que su objeto e n los diversos ámbitos relacionados con las
es el futuro, que n o existe), están en todo caso ciencias sociales y, de hecho, con todas las
sumamente afinados y pueden ser m u y útiles ciencias.
para otras disciplinas. Los estudios sobre el futuro' son p o r nece-
L a historia reciente h a puesto a prueba l a sidad interdisciplinarios. Se refieren a situa-
capacidad de las ciencias sociales para hacer ciones complejas e n un contexto global y a
frente a los problemas, cada vez más comple- ámbitos concretos desde e l punto de vista geo-
jos y relacionados e n t r e s í , de l a hora actual. gráfico o desde e l d e l contenido. Tienen asi-
Los estudios sobre el futuro pueden resultar mismo carácter normativo en e l sentido de
sumamente útiles para las que, al m i r a r hacia adelan-
ciencias sociales en el in- te, de una u otra forma
tento de buscar tendencias Eleonora Barbieri Masini es profesora
de Prospectiva Social e n la Universi- siempre hay que hacer jui-
del pasado y e l presente dad Gregoriana de Roma (Italia). Fue cios de valor. Por último,
que puedan aplicarse al presidenta de la Federación Mundial deben ser participativos y
futuro y de fijar y aclarar de Estudios sobre e l Futuro de 1980 a
1990 y. actualmente, preside el Conse-
contar con l a contribución
sus objetivos, así como las j o Ejecutivo de esta Federación. En es- de quienes tendrán que ver
vías que cabe seguir para tos momentos está coordinando el pro- con su realización y, cier-
alcanzarlo. A l m i s m o yecto de la UNESCO titulado ((Estu- tamente, dinámicos pues
dios prospectivos, el futuro de las cul-
tiempo, los estudios sobre turas». Sus publicaciones más recientes hay que actualizarlos cons-
e l futuro necesitan e l apo- son Wornen. Households and Ciiange tantemente en función de
yo de las ciencias sociales (1 99 l),U'hy Futures Studies? (1 992). los cambios sociales.
Dirección: V i a Bertolini 23, 00197.
a fin de comprender mejor Roma, Italia. L a redacción quiere agra- En el contexto de los
el pasado y e l presente. In- decer a Eleonora Barbien Masini su estudios sobre e l futuro,
cluso para fijar y aclarar ayuda e n la preparación de este núme- de distintos modos se h a
r o de la RICS.
los objetivos, los estudios hecho referencia al tema
sobre e l futuro deben con- de l a Conferencia Mun-
tar con el apoyo de información y datos sóli- dial de l a Asociación Internacional de So-
dos y fidedignos e n cuanto al pasado y a l pre- ciología celebrada 'en 1989, «Unidad y di-
sente. versidad». Es particularmenle importante y
Otra importante función de los estudios de oportuno que los profesionales de las ciencias
prospectiva consiste e n preparar y educar para sociales y los especialistas e n estudios sobre e l
el futuro. Este nunca más volverá a crearse futuro analicen l a unidad y l a diversidad en
gradualmente en un proceso de cambio lento. l a actual coyuntura histórica. En el presente
El cambio será cada vez más rápido e interre- artículo, trataré, pues, de hacer un análi-
lacionado, especialmente en e l ámbito social. sis de esa índole con una orientación pros-
Es importante que los estudios sobre el futuro pectiva.
Ilustración de una edición del s. XVIII de L a Utopia de Thomas More: los deberes del príncipe hacia sus súbdi-
tos.
316 Eleoriora Barbieri hfasini
temológicos, estas diferencias están destinadas Las minorías de todo e l mundo quieren
a subsistir. hacer oír su voz, se trata de los vascos e n
L a diversidad económica constituía la base España, los indios en los Estados Unidos o l a
de l a ideología marxista. En política constituye población aborigen de Australia. Ciudadanos
e l origen de los más crueles conflictos que la de todo e l mundo reivindican su derecho a
humanidad haya conocido. L a diversidad tec- decidir s u propio papel e n la sociedad.
nológica es l a fuente de muchos de los conflic- Tenemos pues dos tendencias, una hacia e l
tos actuales. Un estudio histórico revelaría s i n uniformismo, promovida en gran medida p o r
duda muchas de las contradicciones existentes los media y que tiene origen principalmente e n
e n e l último siglo. Por e l momento vamos a e l Norte y, otra, mucho más contradictoria,
contentarnos con estudiar e l origen de las con- hacia la diversidad. Por debajo de la uniformi-
tradicciones más recientes que pueden obser- dad superficial, en e l plano más profundo de
varse entre unidad y diversidad. las aspiraciones y los valores, se afianza cada
En un pasado m u y reciente, después de la vez más l a diversidad, especialmente desde el
Segunda Guerra Mundial, l a tendencia a la punto de vista de la cultura, esto es, los valo-
unidad parecía predominar. A l principio se res. l a conducta y l a acción, esfera donde l a
trataba de una unidad fundamentada entre la evolución es mucho más lenta.
dicotomía Este Oeste, entre la economía plani- L a reivindicación de la identidad cultural
ficada y la economía de mercado, entre un puede llevar en muchos casos a una insistencia
poder político centralizado y un régimen par- exagerada e n la diferencia, como se observa en
lamentario. estos días con la aparición e n todo e l mundo
Sin embargo, pronto comenzaron a obser- de distintas formas de integrismo. El funda-
varse tendencias distintas; los países en desa- mentaiismo islámico e n África, en e l Oriente
rrollo comenzaron a reivindicar la justicia so- Medio e incluso en Europa es consecuencia de
cial, l o cual n o guardaba necesariamente rela- la migración masiva y de l a necesidad de afir-
ción con e l centralismo autoritario, a diferen- mación de la identidad. Están surgiendo movi-
cia de l o que muchos creían. Los mismos mientos fundamentalistas similares e n e l cris-
países comenzaron también a darse cuenta de tianismo, con la proliferación de diversas
que la libertad política respecto a las ex poten- sectas como los mormones, los testigos de Je-
cias coloniales n o les traería automáticamente hová y e l movimiento pentecostal en América
la independencia económica. Latina. En e l Japón, e l sintoísmo ha venido
L a tendencia hacia una dicotómica se h a experimentando e l mismo fenómeno e n los
visto acompañada de una uniformidad cada últimos años. Parece estar surgiendo una nece-
vez mayor de aspiraciones y deseos e n el plano sidad de diferenciación ante una visión de un
mundial, l o cual se debe e n parte a una inten- mundo que parece evolucionar hacia la unifor-
sificación de l a comunicación a través de los midad.
medios audiovisuales. Todo e l mundo quiere El recrudecimiento del terrorismo constitu-
un coche, una videograbadora, etc.; también ye otra expresión del mismo fenómeno. Estos
quiere participar e n los beneficios de l a econo- grupos, en nombre de una creencia o una polí-
m í a de mercado, como se observa ahora con tica, recurren a drásticas acciones para afirmar
mucha claridad en los antiguos países comu- su diferencia. Constituye otro ejemplo revela-
nistas de Europa del Este; las mujeres de todo dor l a negativa (a veces violenta) de coexistir
e l mundo piden igualdad de derechos. Cabe con otros grupos distintos, como sucede e n l a
notar que las mujeres han empezado por recla- ex Yugoslavia.
m a r sus derechos políticos e n relación con e l A mi juicio, e n los años venideros esta
hombre, para exigir luego que se reconozca s u doble tendencia (pensamiento global y aspira-
función e n l a sociedad. Más recientemente, las ción diferenciada) se mantendrá. Probable-
mujeres han mostrado que son capaces de ha- mente el mercado tenga cada vez más carácter
cer frente a las crisis ambientales a escala mundial e n razón de los efectos de las nuevas
mundial. Este fenómeno se puso de manifiesto tecnologías; desde e l punto de vista político,
después de l a Conferencia de las Naciones n o sería realista pensar que los acontecimien-
Unidas sobre medioambiente y desarrollo, ce- tos en una parte del mundo n o tengan repercu-
lebrada e n Río de Janeiro en j u n i o de 1992. siones inmediatas e n el resto. Sin lugar a du-
Los estudios sobre el futuro y las tendencias hacia la unidad y la diversidad 377
das, las decisiones adoptadas e n China ten- m a de acuerdos entre determinados países.
drán influencia e n toda Asia; las decisiones Preferiría n o tener que recalcar que, a veces,
relativas a la unificación de Alemania las han también los acuerdos multilaterales son otra
tenido a escala europea y también mundial. forma de establecer relaciones privilegiadas
Sin embargo, esta homogeneidad aparente que atan a países y pueblos e n una nueva
se verá acompañada de una notable diferen- forma de sojuzgamiento. Algunos países afri-
ciación e n un plano más profundo, en l o que canos se encuentran en la misma situación
podríamos llamar las raíces de l a vida. Las respecto de Europa, países ricos p o r una parte
diferencias culturales aparecen con mucha y pobres por l a otra.
fuerza cuando se hallan frente a los sucesos Será preciso estudiar con mucho deteni-
fundamentales de l a vida de grupos o indivi- miento esta cuestión e n los programas de coo-
duos, el nacimiento, e l matrimonio o l a muer- peración y desarrollo. Se trata de una tenden-
te, por ejemplo. cia que ha tenido consecuencias sumamente
Desde e l punto de vista empírico, esto se negativas, con graves crisis ambientales en
ha puesto de manifiesto e n una encuesta reali- muchos países de África y que, en el futuro,
zada en e l Canadá sobre dos generaciones de afectará también probablemente las relaciones
familias q u e habían emigrado de Italia a ese entre Europa oriental y occidental (ya se en-
país, l a primera a principios del siglo XX y l a cuentran indicios precursores en los acuerdos
segunda inmediatamente después de l a Segun- económicos) o incluso entre las dos Europas y
da Guerra Mundial4. los Estados Unidos y e l Japón.
Desde e l punto de vista del trabajo, l a so-
ciedad y l a educación, por ejemplo, esas fami-
lias s e habían integrado con éxito en la socie- Aspectos concretos de las nuevas
dad canadiense, pero subsistían diferencias en divisiones
cuanto a los acontecimientos importantes de
l a vida. Mantenían las tradiciones del país de Tras haber evocado de forma m u y general al-
sus ancestros e incluso de s u región italiana de gunos aspectos de ias contradicciones que sur-
origen. Lo mismo se aplica a todos los grupos gen de las tendencias a l a unidad y a l a diversi-
y comunidades étnicas de todo e l mundo. U n a dad, pasaré ahora a examinar con un poco más
vez que terminan las razones para aceptar la de detalle algunas características concretas de
homogeneidad (mejor estilo de vida, ideología esas tendencias.
o cualquier otra cosa), inevitablemente surgen a. L a diversificación, dimanada de la es-
tensiones y conflictos. Así, e l presente y e l tructura de l a población mundial, guarda rela-
futuro parecen apuntar hacia una dicotomía ción con los asentamientos y las migraciones.
entre homogeneidad o unidad a nivel global y En los 24países miembros de l a OCDE, e l
l a consolidación de l a diversidad, especial- número de habitantes de más de 65 años de
mente e n e l plano cultural. edad se ha duplicado entre 1950 y 1980 y, en
cifras absolutas, ha subido de 47 a 93 millo-
nes. Parece tratarse de una tendencia irreversi-
Unidad y diversidad: fuente de ble. En los mismos países, e l porcentaje de l a
nuevas divisiones población de más de 65 años de edad era del
8,l en 1950, del 11,5 e n 1980 y el 1 2 % e n
Querría destacar otro aspecto; incluso l a ten- 1989.
dencia aparentemente marcada hacia l a mun- Más notable aún es l a proporción de habi-
dialización está dividiendo el mundo en dos tantes de los países miembros de l a O C D E que
grupos, los que están protegidos e n el escena- tienen más de 75 años de edad, l a cual en 1989
r i o mundial y los que juegan el papel de pro- llegaba al 4,4 Yo de l a población total; según se
tectores. El proteccionismo puede tener distin- prevé, h a de aumentar al 5,4 O/o e n e l año 2000
tas connotaciones. En América Latina, por y al 7,2 90 e n e l año 202S.
ejemplo, e n razón del problema de l a deuda, A l mismo tiempo, l a tasa de fecundidad n o
somos testigos de una nueva forma de colonia- deja de bajar en los países desarrollados. Ac-
lismo y proteccionismo por parte de los países tualmente es de 1,9, esto es, 1.9 niños por cada
industrializados como consecuencia de l a fir- mujer e n edad de procrear (15 a 49 años). En
378 Eleonora Barbieri Maasini
El «Chrysler Building», East 42nd Street, New York, era cuando se construyó e n 1930 el edificio más alto del
mundo. En la época eso representaba una visión de la arquitectura urbana del futuro. i'aoio Koch/Rapho.
Los estudios sobre el .futuro y las tendencias hacia la unidad y la diversidad 319
Italia, l a tasa es de 1,3, e n los Estados Unidos nuya e l éxodo constante de las zonas rurales a
de América 2,O y en e l Canadá 1.8. Comienza las urbanas en los países e n desarrollo. Por e l
a aparecer l a misma tendencia e n algunos paí- contrario, bien puede aumentar. Además,
ses e n desarrollo, como Singapur, Colombia y mientras que en Europa y los países industria-
Cuba. L a tasa mundial de fecundidad es ac- lizados e n general este desplazamiento de las
tualmente de 3,3 y, e n los países en desarrollo, zonas rurales a urbanas se produjo en e l trans-
incluida China, de 3,8. curso de un siglo o más, e n los países en desa-
Según la 1992 World Popzilation Data rrollo h a ocurrido en unos 20 años.
Sheet (mediados de 1992), l a población total Según las Naciones Unidas, para e l año
de los países desarrollados era de I.224 millo- 2000 habrá cinco megalópolis con más de
nes de habitantes y se estima que, e n e l año 15 millones de habitantes y tres de ellas esta-
2000, será de 1.333 millones y e n e l 2025 de rán e n países e n desarrollo. Se entiende por
1.392 millones. L a población total de los paí- megalópolis aquella cuya población excede de
ses en desarrollo (incluida China) era de 8 millones de habitantes. En los países indus-
4.196 millones de habitantes a mediados de trializados, las ciudades tienden a mantenerse
1992 y se estima que será de 5.78 1 millones en más o menos estables incluso con l a inmigra-
e l año 2010 y de 7.1 53 millones en e l 2025. ción del Sur. En los países e n desarrollo, segui-
Si observamos l a población más joven, a r á n creciendo. México, D.F., Silo Paulo, Cal-
mediados de 1992 un 36 O/o de los habitantes cuta y Bombay tienen desde 1985 más de
de los países en desarrollo tenían menos de 8 millones de habitantes y se encuentran tam-
15 años de edad. En los países desarrollados, bién megalópolis en muchos otros países; S e d .
alrededor del 21 O/o de los habitantes t i e n e n Teherán, Estambul y El Cairo son sólo algu-
menos de 15 años de edad y la proporción nas. En los países e n desarrollo hay asimismo
fluctúa entre e l 24 O/o e n l a ex Yugoslavia y e l cada vez más ciudades medianas, con una po-
17 Oo/ en Italia6. blación del orden d e l m i l l ó n de habitantes.
Otro importante indicador es e l de l a po- Se trata también de un ejemplo de dispari-
blación activa, esto es, en edad de trabajar, dad entre e l Norte y e l Sur dentro del marco,
entre 15 y 64 años de edad. En los países desa- aparentemente similar, de l a migración de las
rrollados, cabe prever que aumentará e n zonas rurales a las urbanas. L a oportunidad y
54 millones e n los 15 próximos años para pa- e l r i t m o del fenómeno son también distintos;
sar de 782 (1989) a 836 millones. Se prevé l a urbanización e n los países industrializados
que, e n los países e n desarrollo, l a población tuvo lugar simultáneamente con l a industriali-
activa aumentará e n 854 millones de personas, zación mientras que, e n los países e n desarro-
de 2.156 e n 1989 a 3.010 millones’. llo, tenemos urbanización s i n industrializa-
Esta es l a causa de la gran emigración del ción*.
Sur al Norte. Cabe prever una escasez de po- b. Ciencia y tecnología. Se trata de un indi-
blación activa e n e l Norte y una escasez de cador tanto de unidad como de diversidad.
puestos de trabajo en e l Sur. Habría que recal- Por una parte, parece que l a ciencia y l a tecno-
car, e n todo caso, que esas hipótesis t i e n e n logía estén destinadas a beneficiar a todos y
consecuencias a largo plazo no sólo desde e l q u e tengan los mismos objetivos, pero hay que
punto de vista económico sino también desde constatar que las nuevas tecnologías sólo están
e l de las estructuras sociales. los valores cultu- a disposición de quienes las producen o de
rales, l a religión y, tal vez, la actitud política. quienes tienen los medios de pagarlas e inclu-
Otra diferencia política entre e l Norte y e l so de hacerlas funcionar. Los países más po-
Sur se refiere al fenómeno de l a urbanización bres deben contentarse pues con l a tecnología
e n los países e n desarrollo, que aumenta a un que los países más ricos ponen a su dispo-
r i t m o impresionante en presencia de una gran sición.
migración de las zonas rurales a las urbanas. Este problema ha sido m u y debatido. T a l
Para fin del siglo, casi l a mitad de l a población vez n o se ha hecho suficiente referencia a la
mundial (unos 2.000 millones de habitantes de posibilidad de que haya ciencias, distintas de
los países e n desarrollo y 1.O00 millones de las que tienen origen e n l a civilización occi-
habitantes de los países industrializados), vivi- dental. q u e se basen e n datos empíricos y e n l a
r á e n ciudades. N o parece probable que dismi- posibilidad de repetirlos y que puedan utilizar-
380 Eleonora Barbieri Masini
Notas
1. Barbieri Masini, E., Whq’ italocanadienses en los años 80). 8. Barbieri Masini, E. dmpacts
Fictitres Studirs?, Londres: Grey Montreal, 9 a 1 1 de junio, 1988. on Families and Households)),
Seal. Quaderni di Alfari Sociali monografía presentada en el
Inlernazionali. Milano. Franco Simposio sobre las megaciudades
Angel¡. y e l futuro: crecimiento de la
2. Barbieri Masini, E., (Ed.),
población y reacción política,
1983. Visions of Desirahle
5. D e Jouvenel, H.. 1989, Tokio, 22 a 79 de octubre. 199 1,
Societies, Oxford: Pergamon.
Eicrope’s Aging Popiilation. Trends organizado por la División de
and Challenges to 3025, Futures Población de las Naciones Unidas
3. McHale. J., 1969, The Future and Futuribles. Londres: y la Universidad de las Naciones
of tlie Fiitzire, Nueva York, Butterworths. Unidas.
George Braziller.
9. Nandy, A,, 1987, «The
6. Wórld Popirlation 1992, Traditions o f Technologyn, e n
4. Barbieri Masini, E., 1991, Population Reference Bureau Traditions. Tyranriy and Utopias,
«The Family and i t s Changes in Inc., Whashington, D.C. Oxford: Oxford University Press.
the Italian Community in
Canada)), Actas de la reunión «La 7. Golini, A.. 1988. The Second 10. Goonalitake, S.. 1984, The
societa in transizione. Italiani e Report on the Italian Aborted Discowry: Science arid
italocanadesi negli anni 80)). (La Dernographic Situation, Roma: Creativity in the Third World,
sociedad en transición. Italianos e IRP. Londres: Zed.
La recuperación de lo bueno:
valores, objetividad y futuro*
Wendell Be11
Los futurólogos tratan de descubrir o inventar, pues, l a futurología depende e n alto grado de
examinar y evaluar, y proponer futuros posi- las diversas ciencias.
bles, probables y preferibles. Tratan de saber Esta dependencia explica e n gran medida
l o que puede ocurrir, l o que podría ocurrir o l o que el estudio de lo preferible vaya a l a zaga
que debería ocurrir. Tratan de hacer que, me- del estudio de l o posible y lo probable; los
diante e l pensamiento prospectivo sobre los futurólogos disponen de orientaciones relati-
futuros alternativos, el proceso de adopción de vamente escasas e n su estudio de l o preferible,
decisiones, la elección de objetivos políticos y porque las ciencias, entre ellas las ciencias so-
l a concepción de l a acción social estén mejor ciales, ignoran en parte l a cuestión de los valo-
informados y sean más efectivos. Hasta l a fe- res. A diferencia de los enunciados fácticos. l a
cha han hecho bastantes autenticidad o l a falsedad
progresos en l a compren- Wendell Bell es Profesor de Sociología de los juicios de valor n o
sión de los futuros posibles en la Universidad de Yale;Box 1965, puede probarse con méto-
y probables, diversos mé- Yale Station, New Haven, CT 06520, dos científicos. Esta h a
Estados Unidos de América. Desde
todos cuantitativos y cuali- 1960 aproximadamente se especializa
sido l a opinión predomi-
tativos, como por ejemplo en estudios de prospectiva. H a publica- nante durante e l medio si-
las técnicas Delphi, las reu- do muchas obras sobre esta materia, glo último, a menudo co-
niones de grupos de exper- entre ellas The Sociology of the Fiitiire rroborada e n las ciencias
(coautor, 1971), y. de próxima apari-
tos y el análisis de impac- ción, Foiindations of the Fzitiires Field. sociales por referencias a
t o transversal (Gordon, argumentos formulados a
1992). En cambio n o han comienzos del siglo XX
conseguido éxitos compa- por M a x Weber (1949).
rables e n e l examen y l a Todavía hoy se sigue ense-
justificación de los valores ñando eso e n las facultades
que informan sus imágenes universitarias, y Phillips
de los futuros preferibles. (1986, pág. 5) h a docu-
L a futurología es una ciencia de acción, mentado e l persistente predominio de esta
holística, integradora y multidisciplinaria, que opinión sobre e l pensamiento de los científicos
recurre e n potencia a conocimientos específi- sociales contemporáneos.
cos de todas las ciencias, incluidas las ciencias Es bien sabido que en sus primeros tiem-
sociales. Por ejemplo, los futurólogos se sirven pos las ciencias sociales incluían una dimen-
de los conocimientos de determinados exper- sión moral. Comte, Tocqueville, Durkheim,
tos al considerar los futuros posibles de los M a r x e incluso Weber así l o entendían (Bellah,
desechos nucleares, y de los de otros expertos 1983). Esta dimensión ética subsistió hasta
cuando tratan d e l futuro del crecimiento de- hace poco. Pero en una época que coincidió
mográfico, e l medio ambiente, l a producción aproximadamente con l a Primera Guerra
de petróleo, la comunicación, l a atención sani- Mundial, los valores fueron siendo descarta-
taria, los conflictos étnicos o l a educación. Así dos de l a ciencia social por quienes pensaban
que l a ética n o era adecuada para e l estudio de posibilidad de una ciencia social que sea neu-
la sociedad, que se basaba en modelos de las tral con respecto a los valores (Foss, 1977);
ciencias naturales. En los Estados Unidos, por incluso de investigaciones cuya finalidad os-
ejemplo, estos criterios acabaron dominando tensible es l a teoría social se ha acabado sospe-
las ciencias sociales e n los decenios subsi- chando que sirven a los valores e intereses de
guientes a la Segunda Guerra Mundial. En esa algunos grupos, opuestos a otros. Debido a
época, «las preocupaciones morales se consi- ello, y a ((muchas ideas morales que utilizan
deraban una intrusión más propia de predica- inadvertidamente los científicos sociales y que
dores, filántropos y reformadores que de las n o se prestan a l a inspección pública ni al
nuevas disciplinas que pugnaban por conse- debate profesional, la ciencia social se enfrenta
guir un reconocimiento profesional)) (Bulmer, a una crisis de legitimación» (Haan. 1983, pág.
1983, pág. 163). 2 18). Así pues, hace falta una justificación
En el presente artículo trataré de mostrar, sistemática y explícita de los valores a los que
e n primer lugar, que los juicios de valor pue- sirve la ciencia social, tanto para e l futuro de
den ser tan precisos, lógica y empíricamente, l a propia ciencia social como para las explora-
como las predicciones científicas. Esto es, que ciones de los futurólogos respecto de l o desea-
los métodos científicos pueden servir para j u s - ble e n diversos futuros alternativos para la
tificar aserciones acerca de l o que debería ser, humanidad. Y sin embargo, e n años recientes,
al igual que se emplean para justificar asercio- esfuerzos como los de Foss (1977), Haan
nes acerca de lo que será. En segundo lugár, (1983) y Phillips (1986) parecen haber sido
intentaré demostrar que, dado e l creciente re- ignorados en gran parte.
conocimiento de l a incertidumbre del propio Para los fines del presente artículo, entien-
conocimiento científico, los juicios de valor do que los términos «valores», ((aserciones de
pueden ser tan útiles para una argumentación valor» o ((juicios de valor)) representan l a idea
como las aserciones acerca de l o que fue y de más general (Zavalloni, 1980). Estos términos
lo que es. Mi conclusión es que ha llegado l a «se refieren a normas de l o que es deseable; se
hora de que los científicos sociales recuperen expresan como opciones entre l o bueno y l o
e l concepto de l o bueno, haciendo aserciones malo, l o hermoso y lo feo. l o agradable y l o
de valor como parte del discurso crítico de las desagradable, l o adecuado y lo inadecuado»;
ciencias sociales. Para ello, quizá sea necesario «se utilizan e n la conducta selectiva como cri-
tender puentes a la filosofía. terios de preferencia u opción. o como j u s t i j -
Como es natural, hay algunas excepciones caciones de un comportamiento propuesto o
obvias ante la opinión de que los valores han real» (Williams, 1970, págs. 27, 442, detallado
sido desterrados de la ciencia social. L a econo- e n e l original).
mía, por ejemplo, cuenta entre sus valores con Estos valores pueden estar organizados so-
la optimalidad paretiana, l a eficiencia, el cre- cialmente e imbuidos de un fuerte sentimiento
cimiento real del PNB por habitante y otras de identificación y compromiso emocional.
medidas que describen una situación final de- Pueden ser básicos para l a comprensión colec-
seable, aunque n o todo e l mundo esté de tiva de lo bueno e implicar sanciones sociales,
acuerdo (los ecologistas, por ejemplo, en e l como premios y castigos, administradas por
caso del crecimiento). Además, las ramas apli- los agentes de l a comunidad, y pueden parecer
cadas, normativas o de carácter práctico de enunciados morales de l o que «debe» o «no
cada una de las ciencias sociales, desde la psi- debe» ser, e n e l comportamiento de los indivi-
cología clínica hasta la investigación de eva- duos. En esta condición, n o se limitan a ser
luación en l a sociología, se refieren necesaria- simples preferencias individuales sino que in-
mente a alguna meta o condición deseable. N o cluyen principios o normas morales subyacen-
obstante, en esos casos los valores subyacentes tes, prácticas de conducta correctas, que con
a que se tiende, habitualmente los de algún frecuencia se consideran beneficiosas, s i no
cliente o patrocinador, pocas veces se ponen necesarias, para la libertad y e l bienestar de los
en duda o se examinan críticamente. Por lo individuos, los grupos y las sociedades.
general, se aceptan por alguna razón extracien- En e l presente artículo m e propongo con-
tífica. tribuir al diálogo sobre e l modo e n que los
Asimismo, hoy e n día se cree menos en la valores se han sometido, o podrían someterse,
L a recuperación de lo bueno: valores, objetividad y futuro* 385
El filósofo escocés David Hume, cuyos escritos sobre la distinción entre hechos y valores han tenido una gran
influencia sobre el pensamiento positivista y las ciencias sociales en e l siglo veinte. Edimediii
386 U'endell Bell
a un discurso objetivo, racional y crítico den- gún este argumento, e l fenómeno de que e l
tro de las matrices disciplinarias de la ciencia fuego me quema la mano es un hecho; la con-
social. Espero con ello promover la incorpora- clusión de que n o debo meter la mano en e l
ción del proceso de evaluación a la investiga- fuego es un enunciado prescriptivo, una cues-
ción social empírica, s i n o con los métodos tión de elección, decisión o juicio, pero n o un
aquí propuestos, sí con otros métodos mejo- hecho.
res. Empezaremos e l estudio con un breve exa- Sucede aquí algo extraño: los miembros de
men de la historia de algunos criterios sobre la comunidad científica, incluidos los filósofos
los valores y la objetividad, necesario para de la ciencia y los especialistas en las ciencias
nuestros fines. sociales, respondieron a estos argumentos pa-
ralelos de modo contradictorio. Por una parte,
descartaron e l argumento de que n o se puede
El paralelismo entre es/sera pasar del «es» al «será», mientras que, por la
y es/deberia ser otra, aceptaron e l argumento de que n o se
puede pasar del «es» al «debería ser». El es-
Recordemos e l argumento de D a v i d Hume cepticismo acerca de las predicciones ya no
contra l a inducción. Tomemos una premisa: prevalece entre l a mayoría de los científicos,
«Ayer y hoy v i cómo salía e l sol». Saquemos la sino que la predicción es ampliamente acepta-
conclusión: «Por consiguiente, e l sol saldrá da como tarea legítima y punto de referencia
mañana)). Según Hume, l a premisa e n un de l a ciencia (Neurath, 1959; Reichenbach,
ejemplo como éste se refiere a una serie de 195 1; Scheffler, 1967; Schuessler, 197 1; Walla-
acontecimientos observados que han ocurrido, ce, 1988), incluso en e l caso de Popper (1 959),
mientras que l a conclusión se refiere a otro que rechaza la lógica de l a inducción.
acontecimiento que n o ha sido observado ni A l propio tiempo, e l escepticismo acerca de
ha ocurrido todavía, es decir, un aconteci- la justificación de los juicios de valor se ha
miento futuro. Esto, afirmaba Hume. es Iógi- convertido e n l a actitud ortodoxa. Los enun-
camente defectuoso debido al hiato existente ciados predictivos han pasado a formar parte
entre la premisa y l a conclusión. Un modo del discurso científico, mientras que los enun-
típico de plantear la cuestión sería decir que la ciados sobre l o que «debería ser» han quedado
premisa contiene un «es» o un «fue», mientras excluidos de él. ¿Está eso justificado?
que la conclusión contiene un nuevo término,
«será». con el cual n o hay estrictamente una
conexión lógica. Si bien e l sol puede desde Los valores y el positivismo lógico
luego salir mañana. e l hecho de que haya sali-
do hoy y que lo hiciera ayer n o prueba que Los positivistas lógicos del Círculo de Viena y
efectivamente lo vaya a hacer mañana. de l a Asociación de Berlín tuvieron que ver
Como todos sabemos, se ha atribuido un con ello. N o estoy atacando e l positivismo ni
argumento similar a Hume contra la deduc- trato de hacer una descripción completa de sus
ción de enunciados acerca de lo que ((debería muchas características. En todo caso, n o pue-
ser» partiendo de enunciados sobre l o que de existir una versión n o controvertida del
«es» o lo que «fue». L a premisa contiene «es» positivismo, por l o mucho y tan frecuente-
o «fue», mientras que la conclusión contiene mente que ha sido deformado, especialmente
un nuevo término, ((debería ser», con e l cual por sus críticos, como demuestra Halfpenny
n o hay una conexión lógica estricta. ((Observo (1 982). Además, hacer generalizaciones sobre
que e l fuego m e quema la mano». D e esta e l positivismo es correr el peligro de pasar por
premisa, s i e l argumento es correcto, n o pode- alto importantes diferencias entre los autores
mos inferir lógicamente, «por consiguiente. n o de convicciones positivistas. L o que quiero
he de meter l a mano en e l fuego». Sacar esta sencillamente es señalar dos aspectos del pro-
conclusión supondría caer en l a «falacia natu- grama positivista que contribuyeron a socavar
ralista)), término por e l que actualmente se el discurso moral de su tiempo.
entiende llegar a «una conclusión evaluadora U n o fue l a afirmación de que, para que sea
partiendo de premisas que n o son en absoluto significativa, una proposición debe prestarse
evaluadoras)) (Williams. 1985, pág. 122). Se- e n algún momento. directa o indirectamente, a
L a recuperación de lo bueno: valores. objetividad J‘ fiitiii.o* 387
la prueba empírica. Es decir, algunos términos consideran que matar es malo’, que expresa
de los enunciados científicos han de tener una una aserción fáctica susceptible de comproba-
base empírica: han de ser observables o dar ción empírica)).
algunas indicaciones de que l o son. Y los Así pues, Hempel cree que e l problema de
enunciados deben exponerse de modo que «lo que es y l o que debe ser» n o puede resol-
puedan confirmarse o refutarse haciendo algu- verse y que e l discurso moral n o puede funda-
nas observaciones pertinentes. Las proposicio- mentarse e n hechos. En cambio. para é l e l
n e s sobre e l ((debería ser», dice e l argumento problema de «lo que es y l o que será» apenas
positivista. aunque puedan referirse a casos plantea inconvenientes menores. y simple-
empíricos concretos. n o pueden aceptarse o mente recomienda ir con cuidado al dar una
rechazarse con una prueba empírica. base fáctica al discurso científico. Según Hem-
En segundo lugar está el hecho de que los pel, «la afirmación de que toda explicación
positivistas se centran e n e l producto de la adecuada es también una predicción poten-
ciencia, adoptando como objetivo principal l a cial ... es acertada)) (Hempel, 1965, pág. 374).
sistematización del conocimiento. Entre otras Hempel parece cometer e l mismo error que
cosas, los positivistas trataron de demostrar cometieron. según Reichenbach ( 195 1, pág.
q u e existe una estructura deductiva subyacen- 9 1). los primitivos empiricistas: Estos conside-
t e e n los conocimientos fácticos. Para ellos, e l raban equivocadamente que «el conocimiento
conocimiento científico, además de tener del futuro pertenecía al mismo orden de cosas
como referente a la realidad empírica, impli- que e l conocimiento derivado de la observa-
caba una estructura jerárquica, algunos enun- ción». porque podía confirmarse o negarse
ciados q u e quedaban subsumidos e n otros, más tarde. Así pues, aceptaban los enunciados
proposiciones análogas a leyes y l a posibilidad predictivos como parte de la actividad científi-
de elaborar e l sistema interrelacionado de ca, rechazando al propio tiempo los enuncia-
enunciados según las normas de la lógica. El dos de valor.
planteamiento deductivo-nomologico d e E n términos estrictos. e l futuro n o puede
Hempel (1965) es un ejemplo de ello. conocerse. L a prueba versa sobre l o pasado, se
L a influencia de los positivistas lógicos en refiere a l o que ha ocurrido o está ocurriendo.
e l pensamiento filosófico condujo e n última Los acontecimientos y procesos a que se refie-
instancia al predominio de la opinión de que ren las predicciones (aserciones acerca del fu-
las únicas proposiciones racionales n o proble- turo) n o tienen e l mismo carácter de prueba,
máticas, y ciertas, eran las que podían derivar- porque n o han ocurrido todavía. S i bien pue-
se lógicamente (Lee, 1985, pág. 3). Esta opi- den basarse e n inferencias de hechos ( o sea,
n i ó n confirmó la creencia de que los enuncia- tendencias anteriores que pueden continuar),
dos sobre lo que ((debería ser» no pueden las predicciones se refieren de por sí a algo que
deducirse lógicamente de los enunciados sobre no existe todavía en e l momento e n que l a
l o que «es» y que. por consiguiente, los prime- predicción se realiza. N o existen hechos fu-
ros se sustentan irracionalmente. turos.
En cuanto al significado empírico, Hempel A pesar de ello, la mayoría de los científi-
(1 965, págs. 85 y 86) dice, por ejemplo, que los cos siguen creyendo que sus predicciones pue-
juicios categóricos de valor, como «matar es den evaluarse objetivamente, de modo racio-
malo», «no expresan una aserción que pueda nal y crítico. Y t i e n e n razón. pero con una
comprobarse directamente mediante la obser- reserva importante: las predicciones sólo pue-
vación». ¿Será posible, pues, comprobarlos in- den evaluarse preszintivamente de antemano,
directamente? «De nuevo la respuesta es clara- es decir, antes de q u e e l futuro predicho se
mente negativa... ‘matar es malo’ no tiene la convierta e n e l presente fáctico o en e l pasado
función de expresar una aserción que pueda (Be11 y Olick, 1989).
considerarse verdadera o falsa: más bien sirve Hempel y otros filósofos de l a ciencia reco-
para expresar una norma de evaluación moral nocen, desde luego, que los valores desempe-
o de conducta... El elemento empírico descrip- ñan un papel e n la ciencia. Siguiendo a Weber,
tivo ... está ausente: a este respecto, una frase Hempel ( 1 965, págs. 8 1-96) enumera múlti-
como ‘matar es malo’ difiere considerable- ples papeles d e los valores e n l a ciencia: 1) Las
mente de, por ejemplo, ‘muchas religiones consecuencias de la ciencia se juzgan con arre-
388 Wendell Bell
glo a un sistema de valores ajeno a ella. 2) Las fines»; y en e l punto 3, se reconoce la posibili-
valoraciones morales externas a l a ciencia son dad de juzgar l a consistencia lógica entre un
necesarias para aprovechar e l ((control técni- valor fundamental y otros valores o actos, l o
co» que l a ciencia hace posible; o sea, que que L e e (1985) llama e l ((modelo de compro-
pueden hacerse «juicios instrumentales de va- miso-deducibilidad)). Además, existen otros
lor». Como dijo Weber (1949, pág. 46), «La varios métodos, posiblemente más adecuados,
inversión de las proposiciones de ‘causa y efec- para poner a prueba los juicios de valor, in-
to’ en proposiciones de ‘medios-fines’ es posi- cluida la implicación epistémica de Lee, que
ble siempre que e l efecto de que se trata pueda expongo más adelante a título de ejemplo.
describirse con precisión)). 3) Hempel estaría
de acuerdo con la afirmación de Weber (1 958,
pág. 151) de que e l científico puede afirmar Los valores y el post-positivismo
que un acto u objetivo específico es Iógica-
mente consistente o inconsistente con una po- Los que buscan métodos objetivos para esti-
sición fundamental de valor. 4) En l a elección mar los valores deben enfrentarse n o sólo con
de una carrera científica, e n vez de cualquier la opinión positivista de que tratar de dar una
otra, intervienen las preferencias extracientífi- base a los juicios de valor es un absurdo meta-
cas y los juicios de valor de quien hace l a físico, sino también con las opiniones post-
elección. 5) Cuando los científicos seleccionan positivistas que han promovido el subjetivis-
un tema particular de trabajo, con frecuencia m o y e l relativismo. Los autores post-positivis-
tienen en cuenta los valores que atribuyen a tas -llamados también Weltanschauungen-
los diferentes temas y las posibles consecuen- como Hanson (1958), Kuhn (1962), Feyera-
cias sociales de s u labor. 6) Los propios valo- bend (1975) y Lakatos (1968), dirigieron sus
res pueden ser objeto de investigación científi- críticas a las justificaciones del conocimiento
ca. 7) E n l a investigación aplicada hay valores, científico, socavando así las bases d e los enun-
además de las normas científicas habituales, ciados de hechos ciertos. Y al fomentar e l
que pueden influir e n la decisión de aceptar o relativismo cognitivo, socavaron también, qui-
rechazar una hipótesis, según los costos y be- zás s i n darse cuenta, las bases para los juicios
neficios relativos de las consecuencias socia- de valor.
les. 8) L o que resulta más problemático para El relativismo cognitivo incluye e l relati-
Hempel, es que e l objetivo de l a propia ciencia vismo ético y postula que cada forma de vida
se basa en un juicio de valor; como dijo Weber contiene «SUS propias normas de ‘verdad’, ‘va-
(1958, pág. I52), e l que l a ciencia valga o n o l a lidez’, ‘objetividad’ y ‘racionalidad’ ... A l final,
pena es en sí mismo un juicio de valor. Y, l o único que queda es una norma particular de
añadiremos, 9) l a ciencia genera sus propios verdad o racionalidad en relación con la forma
valores acerca de l o que es «bueno» desde e l de vida a l a que se ha consagrado e l partici-
punto de vista científico, por ejemplo, los va- pante, o que asume habitualmente)) (Lee,
lores de precisión, honradez, utilidad, simpli- 1985, págs. 13 y 14).
cidad, posibilidades de generalización, etc. Obsérvese l a similitud entre este relativis-
A pesar de la enumeración que hace de los m o cognitivo y algunas de las opiniones de
diversos modos e n que interactúan l a ciencia y Kuhn, que afirma que «los criterios de racio-
los valores, Hempel llega a la conclusión, nalidad que operan en la ciencia, son sólo, en
como tantos autores antes y después de él, de definitiva, criterios que l a comunidad científi-
que es lógicamente imposible dar un valor ca asume con carácter práctico, l o que supone
científico a las aserciones sobre l o que «debe- que su obligatoriedad y s u necesidad n o son
ría ser». más que e l resultado de la lealtad y e l compro-
Esta conclusión es discutible. Por l o menos miso de un grupo» (Lee, 1985, pág. 26). Kuhn
dos de las relaciones antes indicadas entre l a y otros atacaron muchas de las creencias habi-
ciencia y los valores sugieren posibilidades de tuales de los positivistas (Gellner, 1985) y afir-
una evaluación objetiva de los juicios de valor. maron, entre otras cosas, que 1) las teorías
Por ejemplo, e n el punto 2 se aceptan los científicas n o poseen estructuras deductivas
juicios instrumentales de valor, lo que más claras (Hacking, 1981); 2) los hechos por sí
adelante se denomina e l ((modelo de medios- solos n o invalidan las teorías: 3) l a ciencia n o
L a recuperación de lo bueno: valores. objetividad y .fiitLiro* 389
es acumulativa: 4) las teorías son inconmensu- aserción de que debería haber una diversidad
rables y n o pueden servir de prueba de otras cultural.
teorías: 5) las creencias científicas están influi- A pesar de sus importantes contribuciones
das por e l entorno cultural y social de los al perfeccionamiento de l a investigación so-
investigadores; 6) las ciencias científicas están cial, cada vez se ve más claro que las opiniones
influidas también por la vida y la psicología post-positivistas adolecen de graves deficien-
personal del investigador: y 7) e n última ins- cias (Suppe, 1977). El propio Kuhn (1977a. b)
tancia. hay verdaderamente realidades dife- ha reconsiderado s u actitud y, de hecho, nunca
rentes, y n o solamente versiones diferentes de fue tan antipositivista como algunos de sus
una misma realidad (Hacking. 1981, pág. 4). seguidores. H o y e n día, la búsqueda de una
Entre los sociólogos, estas opiniones han sido opinión filosófica más adecuada que e l positi-
repetidas por Phillips (1973), Reinharz ( 1979), vismo tradicional o e l post-positivismo ha
Lincoln y Guba (1985) y otros. conducido a un post-postpositivismo o visión
En resumen, e l ataque más reciente al posi- crítica y realista de los enunciados científicos,
tivismo, que iniciaron en torno a 1962 Kuhn y que se consideran presuntivos, corregibles,
otros autores R’eltanschauzingen, contribuyó a provisionales, contingentes y conjeturales
erosionar la creencia e n la posibilidad de una (Cook y Campbell. 1979).
ciencia social exenta de valores, o neutral res- Admitiendo muchas de las críticas post-
pecto a ellos, llamando la atención sobre los positivistas, los realistas críticos consideran
factores personales, sociales y culturales que que los «hechos» son menos «sólidos» de l o
influyen e n la producción del conocimiento que creen los positivistas. más dependientes
científico. Y sin embargo, también fortaleció de supuestos previos, del contexto sociocultu-
l a creencia de que la investigación científica ral más amplio, de los procesos sociales que
n o puede confirmar ni refutar los valores. Este constituyen la actividad de la propia ciencia y
resultado se consiguió directamente al apoyar del ingenio y la habilidad de los investigado-
e l relativismo y e l subjetivismo, impugnando res. Reconocen que a veces la plausibilidad es
así las creencias existentes en l a certidumbre, el mejor resultado que puede lograrse e n l a
la validez, e l determinismo y las imputaciones ciencia (Campbell. 1984). Pero, contrariamen-
causales del propio conocimiento científico. t e a Kuhn en sus primeros trabajos y a algunos
¿Cómo pueden validarse objetivamente los va- post-positivistas, los realistas críticos insisten
lores s i n o existe la llamada validación objeti- e n que la ciencia es algo más que las creencias
va? S i la verdad es relativa, los valores tam- colectivas de miembros de las comunidades
bién l o serán, evidentemente. científicas, y que tiene que ver con e l descubri-
S i bien e l relativismo ético podría ser útil miento de lo que es realmente e l mundo. Así
para poner e n duda los valores del propio pues, si bien han dejado de creer en l a certi-
grupo y combatir e l etnocentrismo. como ra- dumbre del conocimiento, los realistas críticos
zonamiento moral de principio n o es válido. suponen que l a objetividad (esto es, l a consis-
El relativismo hace dudar de los propios valo- tencia lógica y l a confirmación o negación em-
res s i n proporcionar directrices morales para pírica abierta al examen crítico de los demás)
sustituirlos. excepto e l sistema convencional es posible.
de valores de algún grupo, sean cuales fueren Por consiguiente, las aserciones sobre l a
sus tradiciones culturales. Esta moral conven- veracidad científica son más limitadas de l o
cional n o permite condenar, por ejemplo, e l que solían creer los científicos y los filósofos.
canibalismo, l a tortura física. l a mutilación. Los enunciados de valor respecto de l o bueno
los malos tratos de los cónyuges o de los hijos. también son limitados, pero n o tanto como se
la esclavitud, e l asesinato o e l genocidio, e n la creía en e l pasado. Básicamente, las aserciones
medida e n que representen tradiciones cultu- de valor n o son ni más ni menos limitadas que
rales de un grupo. independientementede que las aserciones sobre los hechos ciertos.
entrañen una grave violación de l a biología
humana o de l a justicia social.
Además, e l relativismo cultural’es de por sí
un ejemplo de l a falacia naturalista: l a existen-
cia de una diversidad cultural no corrobora l a
390 Wendell Be11
guiente prueba: «Porque s i l o hacen tendrán mujeres son más bajas que los hombres)). Esto
más probabilidades de morir de cáncer de pul- n o sirve como prueba causalmente pertinente,
món». porque n o hay nexo causal entre la altura y la
Esta es una prueba seria porque puede veri- obligación de obedecer. Es decir, aunque pue-
ficarse, es decir, puede ser confirmada o inva- da ser verdad que, e n general, las mujeres son
lidada por observadores independientes. ¿Qué más bajas que los hombres, ser de menor esta-
nos dicen la teoría y la práctica científica ac- tura que otra persona n o constituye una razón
tual sobre la relación entre e l tabaco y e l cán- que obligue a obedecerle.
cer de pulmón? Se trata de un simple hecho. D e este modo, e l método de Lee se basa en
Así, pues, la prueba se refiere a algo distinto a e l supuesto d e l a causalidad e n e l mundo, y en
un estado subjetivo o al juicio de una persona. nuestra capacidad de discernir y confirmar las
relaciones causales.
2. Prueba referencialmente pertinente
4. Independencia causal
L a prueba, además de ser «seria», tiene que
ser ((referencialmente pertinente)). Por este El cuarto requisito de Lee es que la prueba
término se entiende que la aserción y los moti- seria, referencial y causalmente relevante,
vos de que se haya hecho deben ((compartir un debe existir antes del compromiso sincero con
término común, a saber, e l término sujeto» la conclusión, y ha de ser causalmente inde-
(Lee, 1985, pág. 87). Tomemos por ejemplo la pendiente de ese compromiso. L a prueba n o
siguiente aserción: «Los delincuentes que salen resulta aceptable s i es producida por l a propia
de la cárcel deberían recibir un subsidio y una conclusión. E n otras palabras, la prueba debe
ayuda para encontrar un empleo». L a prueba haber ocurrido antes que la conclusión, y n o
de ello es: ((Porque será menos probable que tiene que ser resultado de ésta.
los delincuentes que salen de l a cárcel sean Por ejemplo. e n e l caso que mencionamos
reincidentes s i se les dan estas oportunidades, del hábito de fumar y e l cáncer de pulmón. la
que en e l caso contrario)) (adaptado de Rossi, independencia causal de la prueba está esta-
1987). L a prueba es claramente pertinente, y blecida por la anterioridad temporal (el fumar
se refiere a los ((delincuentes)) y a las ((subven- precede al cáncer), por la anterioridad mani-
ciones y ayuda», al igual que l a aserción. pulativa (no se puede crear e n una persona e l
L a pertinencia referencial es una cuestión hábito de fumar provocándole cáncer) y por la
de clasificación. Los argumentos que se ofre- teoría explicatoria. El orden causal, esto es, la
cen como prueba de un juicio de valor serán dirección de la causa y e l efecto, está clara-
inadecuados s i n o tratan. como mínimo, de la mente establecido.
misma clase de objetos, personas o aconteci- El hecho de tener cáncer no es causa de
mientos. El «jzutiJicandum» y e l (gustificansv, fumar.
han de ((hablar de un único y mismo objeto»
(Lee, 1985, págs. 115).
5. Prueba empírica
Por Último, hay que determinar s i la prueba es
3. Prueba causalmente pertinente
verdadera o falsa. Si la prueba satisface los
Además, l a prueba invocada para probar una cuatro criterios antes indicados, dicha prueba,
aserción de valor debe ser ((causalmente perti- de ser cierta, corroboraría la aserción de valor,
nente». Debe gravitar de un modo causal so- y s i fuera falsa, n o la corroboraría. Para e l
bre la aserción. En el ejemplo de fumar y e l científico social, se trata de utilizar métodos
cáncer de pulmón, asumimos la proposición científicos y académicos estándar para veri-
por demostrar que hay un nexo causal entre ficar las proposiciones presentadas como
ambas cosas: e l fumar influye causalmente, de prueba.
algún modo, en que se contraiga cáncer de Como es natural, los científicos tratan
pulmón. Pero tomemos por ejemplo la aser- constantemente de someter a comprobación
ción de un machista, que afirma que «las mu- empírica sus juicios de valor. Lo hacen, por
jeres deben obedecer a los hombres)), y la ra- ejemplo, al puntuar a sus alumnos, escribir
zón que da: ((porque, por l o general, las cartas de recomendación, decidir a quién con-
L a recuperación de lo bueno: valores. objetividad v fiitiiro* 393
tratar o ascender e n la universidad, hacer rese- valor contradictorios y las aserciones de «de-
ñas de libros, evaluar trabajos para su eventual ber» conflictivas. Los procedimientos científi-
publicación y propuestas de investigación para cos son similares. Como indican Cook y
su financiación, evaluar a los solicitantes de Campbell (1979, pág. 23), «el único proceso
becas, determinar su ética profesional, etc. disponible para demostrar una teoría científi-
iImaginémonos el escándalo que se produciría ca es e l consistente e n eliminar hipótesis riva-
s i confesasen que estos juicios de valor n o l e s plausibles)).
están basados, ni pueden basarse, e n argumen- Con los cinco criterios o requisitos de Lee,
tos racionales u objetivos, como quiere e l dog- un investigador puede conseguir una a s e r c i h
m a prevaleciente! susceptible de jiistificación, encontrando una
Desde luego, los valores e n l a vida real son corroboración o refutación objetiva para los
con frecuencia conflictivos. y producen pues argumentos e n q u e se apoyan las aserciones de
circunstancias eximentes. Así por ejemplo, valor y, e n consecuencia, para las que sean
aceptamos la útil distinción entre el «deber propias. El método de L e e incluye argumentos
obvio)) y e l «deber después de considerar to- explícitos e inteligibles, pruebas de coherencia
dos los elementos)). Por sí solos, todos los lógica, verificación de la compatibilidad o in-
enunciados de valor son «obvios» y todos tie- compatibilidad con hipótesis y teorías científi-
nen excepciones en determinadas circunstan- cas generalmente aceptadas, y búsqueda de los
cias. «Por ejemplo, usted ha prometido asistir datos empíricos pertinentes.
a una reunión, pero su tía acaba de m o r i r y Como es lógico, l a objetividad e n l a com-
está obligado a ir a s u funeral. Por consiguien- probación de actitudes y valores n o significa
te, está usted ante obligaciones conflictivas)) necesariamente q u e dichas actitudes y valores,
(Harman, 1977, pág. 120). Usted debe ir a l a s i se confirman, sean aceptados e n todos los
reunión y debe también asistir al funeral. Pero lugares y épocas; más bien se considerarán,
n o son obligaciones realmente contradictorias como todas las conclusiones científicas, con-
en e l sentido de que son «deberes obvios)). tingentes y sujetos a corrección. Son conjetu-
Ninguno de los dos enunciados dice que deba ras, aserciones provisionales susceptibles de
usted hacer todas las cosas que se consideran. ser invalidadas por pruebas futuras. Así pues,
Esto sólo puede determinarse sopesando sus exigir una comprobación objetiva de los valo-
motivos y decidiendo cuál de ellos tiene ma- res n o quiere decir d e f e n d d e l absolutismo y
yor peso. Y esta ponderación puede hacerse e l dogmatismo.
objetivamente. Por último, l a implicación epistémica no
puede considerarse aisladamente. Como cual-
quier método de razonamiento, incluida l a in-
La lógica subyacente vestigación científica, se apoya en numerosas
hipótesis auxiliares que e n cualquier caso de-
L a lógica que subyace e n el modelo de impli- terminado pueden ir desde las leyes de l a física
cación epistémica de L e e es bastante directa. hasta l a naturaleza de l a biología humana. D e
Parte del supuesto de que los enunciados pres- entrada puede determinarse por l o menos una
criptivos tienen algún contenido descriptivo hipótesis fundamental. Se trata del tipo de
que puede someterse a comprobación; es de- seres naturales que somos los humanos, y l a
cir, que pueden negarse o confirmarse. Cuan- clase de entornos, naturales y sociales, en que
do los enunciados prescriptivos dependen de habitamos (Lee, 1989). Así pues, los hechos de
sus elementos descriptivos, s i estos elementos l a química, l a biología, l a psicología, l a antro-
se niegan el enunciado quedará en entredicho. pología, l a sociología, etc., son pertinentes.
Por ejemplo, s i el enunciado prescriptivo A se Evitar e l dolor, por ejemplo, n o es una
basa en e l enunciado descriptivo B, s i B es mera preferencia. El dolor es una señal bioló-
falso ello querrá decir que A n o ha sido confir- gica de que nuestros cuerpos sufren un deter-
mado por B. Así pues, s i se quiere afirmar A minado daño, y por consiguiente de que he-
tendrá que encontrarse alguna prueba que n o mos de tomar medidas para eludir esta situa-
sea B y que corrobore A, o llegar a l a conclu- ción perjudicial. Si fuéramos inmortales, las
sión de que A es un supuesto irracional. Con condenas por asesinato quizá n o serían nece-
este proceso, pueden eliminarse los juicios de sarias. Si l a vida social pudiera existir indefi-
394 14éndell Be11
nidamente s i n honradez, confianza, justicia y res y la acción, las bases en que se asientan los
cooperación, éstas quizá n o se valorarían. Las enunciados de l o que ((debería ser» estriban
condiciones del ser individual y social n o son necesariamente, con frecuencia y por l o menos
arbitrarias. Son l a consecuencia de hechos, implícitamente, en supuestos sobre las conse-
aunque. por supuesto, n o todos podamos con- cuencias futuras de las acciones alternativas.
siderarlos del mismo modo. Así pues, yo propongo una extensión del méto-
En e l caso del tabaco y del cáncer. un lector
do de Lee: hacer extensivos sus enunciados de
escéptico puede ser llevado a poner a prueba e l pruebas serias y causalmente pertinentes. así
supuesto de que la vida, la salud y e l bienestar como l a definición de una comprobación em-
son preferibles a l a muerte, la enfermedad y e l pírica, de modo que incluyan las predicciones
sufrimiento. justificadas. L a gente necesita «saber» las con-
U n a afirmación requiere n o uno sino va- secuencias probables de sus posibles actos an-
rios fundamentos, los cuales pueden convertir- tes de actuar, s i se pretende que actúen de un
se e n una afirmación global sobre la naturaleza modo informado. Así pues, las aserciones
del ser humano y l a sociedad. En este caso acerca del futuro probable. cuando están justi-
hasta e n l a declaración esencial: los seres hu- ficadas con argumentos específicos, constitu-
manos deberían preferir la vida a la muerte yen «pruebas» e n e l sentido que da L e e a los
(como elección a primera vista) ¿Cuáles son argumentos que permiten afirmar o negar pre-
los fundamentos? Son demasiados para enu- misas de valor, al igual que los hechos hacen
merarlos aquí, pero, e n resumen: e l deseo de con e l pasado y e l presente (Bell y Olick,
v i v i r pertenece a la naturaleza humana. E l 1989). Pero, como esas aserciones se refieren
mártir ocasional que sacrifica s u vida para que al futuro, algo q u e todavía n o ha ocurrido, hay
otros vivan (como elección. ((después de consi- amenazas a su validez que deben considerarse,
derarla))), afirma esta verdad. S i n vida, n o además de las habituales deficiencias de cono-
quedan más oportunidades de ser o hacer algo cimiento de las realidades existentes.
en esta tierra. N o hay futuro y, por lo tanto, n o Para mayor claridad, es decir, para mante-
hay esperanza. Básicamente. tal como indica ner la distinción entre l a prueba (que se basa
Foss ( 1 977, p. xii, pp. 65-68), existe un conoci-en l a observación del pasado y e l presente) y
miento y una sabiduría biosocial, un punto de las predicciones (que se refieren al futuro y,
vista evolutivo-naturalista que considera que por consiguiente, n o pueden considerarse
la ((justificación de los valores está material- pruebas en e l mismo sentido), n o las voy a
mente ligada a su Función de promover la llamar «pruebas», sino ((bases de predicción)).
supervivencia humana y e l desarrollo evolu- E l aspecto futurológico de la «prueba» de
tivo». Lee puede verse formulando de otra manera
e n un ejemplo precedente:
Aserción: «La gente no debería fumar».
Fundamentos predictivos: una Bases de predicción: ((Porque hacerlo au-
prolongación del modelo de Lee mentará seguramente sus probabilidades de
morir de cáncer de pulmón en el .fiifzrro».
Los valores contienen una orientación pros- Como es lógico, para los fumadores que e n
pectiva. Como he intentado demostrar e n otra la actualidad n o tienen síntomas de cáncer,
publicación (Bell, en preparación), juzgar posi- esta predicción, al basarse e n la observación
bles actos alternativos por sus resultados futu- precedente acerca de otras personas, sólo pue-
ros proyectados, hacer contratos, propiciar de ser ((presuntivamente cierta)). L o mejor a
ciertas consecuencias a través de acciones pla- que podemos llegar es a una ((aserción suscep-
nificadas por uno mismo. declarar imperati- tible de justificación)). n o por los errores en
vos, dar ejemplos, e incluso decidir actuar de nuestros métodos de observación o las limita-
una determinada forma para crear una ley uni- ciones de nuestros sentidos. sino porque la
versal (una ley moral para e l porvenir) se halla predicción se refiere a conocimientos que no
relacionado con e l futuro. Decidir la manera han sucedido todavía y que, por consiguiente,
de actuar implica necesariamente un pensa- no pueden observarse. Pero s i los fumadores
miento prospectivo. siguen fumando hasta que l a predicción se vea
Debido a l a proyección futura de los valo- confirmada por la observación de sus casos
L a recuperación de lo bueno: valores, objetividad y futuro* 395
particulares (es decir, hasta que las prediccio- mos una justificación para confirmar e l valor
nes sean «terminalmente ciertas»), en tal caso del propio conocimiento científico. O sea que,
es evidente que la utilidad de la predicción s i bien Weber tenía razón acerca de l a conve-
para prolongar su vida habrá sido en vano. Las niencia de que la ciencia se complemente con
predicciones, por inciertas y condicionales que un juicio de valor, es el juicio de valor el que
puedan ser, son guías importantes y necesarias puede justificarse objetiva y racionalmente.
de las decisiones prácticas de las personas.
Conclusión
Buenas intenciones, buenos
resultados y «buen» conocimiento L a finalidad del presente artículo era proponer
una reconsideración de l a posibilidad de hacer
Como saben m u y bien los especialistas en una apreciación objetiva de los valores, exenta
ciencias sociales, las acciones pueden tener del dogmatismo q u e aún domina l a mayor
consecuencias distintas a las previstas. U n a parte del pensamiento científico. Con este ob-
persona responsable ha de considerar las con- jetivo. h e examinado tres modelos: 1) compro-
secuencias n o previstas de sus acciones y eva- miso-deducibilidad, 2 ) medios-fines. y 3 ) im-
luar sus efectos: asimismo, deberá minimizar plicación epistémica. Los dos primeros mode-
las consecuencias n o previstas de sus acciones los, s i bien son conocidos desde hace tiempo y
y evaluar sus efectos: asimismo, deberá mini- se utilizan mucho, implícitamente, e n l a vida
mizar las consecuencias imprevistas que sean ordinaria y e n las investigaciones sobre políti-
perjudiciales. «Para hacer l o correcto n o es cas, n o parecen haber sido m u y examinados
suficiente tener buena voluntad, querer hacer por los especialistas actuales e n ciencias socia-
l o que es correcto. Es necesario también hacer les. E l Último modelo parece nuevo, por l o
juicios racionales acerca de la realidad. Un menos tal y como l o formuló Keekok Lee, y l a
hombre que recoja setas para dar un banquete mayoría de los especialistas e n ciencias socia-
a los suyos puede matarlos a todos s i las setas les n o lo conocen. Los tres permiten una apre-
que recoge son venenosas)) (Grisez y Shaw, ciación objetiva de los juicios de valor.
1988, pág. 229). En otras palabras, podemos El tercer modelo puede contribuir más que
actuar equivocadamente «no porque n o tenga- los otros a poner a prueba objetivamente los
mos presentes los preceptos éticos convenien- elementos descriptivos de los valores básicos
tes, sino porque carecemos del conocimiento (esto es, fines. objetivos o compromisos). Apli-
empírico suficiente para aplicar este precepto cando los cinco criterios de L e e (seriedad, per-
e n e l caso de que se trata. Así, los médicos tinencia referencia1 y causal, independencia
solían matar a sus pacientes e n vez de curarlos causal y prueba empíricamente cierta), se ob-
n o porque n o deseasen curarlos, sino porque tiene una confirmación o negación implícita
creían equivocadamente que las sangrías, las de la aserción de valor que se asienta en esta
purgas y otros tratamientos espantosos cura- prueba. Y añadiendo las «bases de predicción))
ban de verdad a los enfermos (Smart, 1984, como evidencia permisible, como h e propues-
pág. 130). to, obtendremos un método más Útil, que per-
Sobre esta cuestión debo discrepar de m i t i r á la estimación de juicios de valor antes
Etzioni (1988. pág. 43), que insiste e n e l papel de adoptar las medidas a los que conducen.
de las intenciones en detrimento de las conse- Para una acción informada y efectiva, es
cuencias, al hacer juicios morales. Si bien las preciso que l a gente «sepa» las consecuencias
intenciones son importantes, l o moral es hacer futuras de acciones alternativas posibles (un
el bien, y no simplemente tratar de hacerlo. problema de predicción) y s i estas consecuen-
Así pues, adquirir un conocimiento perti- cias futuras serán convenientes o n o (un pro-
nente v. preciso sobre el modo en que j i n c i o n a blema de juicio de valor). Así pues, s i bien
el mundo, incluido el mundo social, y hacer Hume quizá tenía razón e n cuanto a las difi-
predicciones presuntamente exactas respecto de cultades lógicas d e pasar del ((es» al «será» y
las consecuencias jiituras de las acciones pro- del «es» al ((debería ser)), cada uno de estos
pias, son aspectos de la responsabilidad moral. elementos participa necesariamente e n e l pro-
Con este razonamiento, desde luego, tendre- ceso de decisión informada acerca de una u
396 A’endell Bell
otra acción. S i bien los especialistas en cien- mente juicios de valor a satisfacción de los
cias sociales n o pueden lograr l a certidumbre observadores independientes, incluidos los
e n ninguno de los dos casos, sí pueden conse- miembros de los diferentes grupos nacionales,
guir una ((aserción susceptible de justifi- étnicos. religiosos, políticos o de otro tipo, es
cación)). una tarea formidable. Sin embargo, l o que
Además, hoy día reconocemos que e l pro- puede hacerla realista es la posibilidad de que
pio conocimiento científico se asienta en aser- la comunidad humana esté avanzando hacia
ciones susceptibles de justificación. Siendo un sistema universal de valores que incluya la
pues corregible y conjetural. Por consiguiente, apreciación de la duración y la calidad de la
las bases de las aserciones de valor quizá n o vida humana y las libertades y derechos del ser
sean fundamentalmente distintas de las que se humano, y que tenga e n cuenta las necesidades
sustentan por hechos ciertos. Las conclusiones de cooperación, participación, confianza, jus-
no son rígidas. dogmáticas o absolutas, sino ticia social, un medio ambiente sostenible, la
que más bien son provisionales, condicionales verdad científica y e l bienestar de las genera-
y abiertas al cambio con la introducción de ciones futuras. Como dice Doob ( 1 987, pág. 9)
nueva información. existen ya ((atisbas de universalidad en cada
Como es natural, queda mucho por hacer esfera de la actividad humana». Estos atisbos
para devolver e l concepto de lo «bueno» a l a son visibles en los trabajos de Fishkin (1984)
ciencia social, incluida la evaluación crítica de sobre e l razonamiento ético y l a filosofía polí-
los anteriores esfuerzos de las ciencias sociales tica. de Kohlberg (1981) sobre e l desarrollo
que influyen en la adopción de juicios de valor moral, de N a r o l l ( l 9 8 3 ) sobre los valores esen-
(Barber. 1987; Bellah el al.. 1985. 1991: Foss, ciales, y de Thomas y Lauderdale ( 1988) sobre
1977; Phillips, 1986), y la configuración del la extensión de la seguridad social y e l bienes-
pensamiento científico social futuro acerca de tar como fines y medios obligatorios a escala
los valores para que se enuncien los elementos mundial.
lógicos, fácticos y presuntivos de los juicios de L o q u e parece posible es que los especialis-
valor de modo que puedan someterse a una tas en ciencias sociales puedan ampliar l a apli-
comprobación objetiva. D a r las razones y so- cación de sus metodologías de modo que in-
meterlas a una revisión crítica y racional nos cluyan la estimación rigurosa de los juicios de
permite dejar de lado las apelaciones a l a fe valor. Weber lo hizo, contradiciendo irónica-
religiosa, l a ideología política, las convencio- mente sus propias creencias con su conducta; y
nes comunitarias, las tradiciones culturales. l a es que, como señala Kohlberg (198 1, pág. 1 1 3)
autoridad, los sobornos, las amenazas y la ((Cuando Weber adopta una actitud de valor
fuerza bruta, para resolver conflictos sobre l o (incluida la relativa a l a neutralidad de los
que deberíamos hacer, y nos da la posibilidad valores) trata siempre de sustentarla con un
de conseguir un entendimiento libre y mutuo argumento racional m u y cuidadoso». D e este
en la comunicación (Habermas, 1984). Asi- modo, e l discurso moral puede pasar a formar
mismo nos protege de las víctimas favoritas de parte del discurso crítico de las ciencias socia-
los ataques de Weber. los privatdozents que les, y las ciencias sociales pueden convertirse
exponen en e l aula sus opiniones políticas o e n la fundación de l a exploración objetiva y la
religiosas. Porque ninguna opinión es mejor evaluación de las imágenes de los futuros pre-
que otra s i n o cuenta con bases más sólidas de feribles.
lógica, teoría científica o hechos empíricos.
Ni que decir tiene que justificar objetiva- Traducido del inglés
* Debo dar las gracias al Profesor Frank L. Jones y al Institute o f Advanced Studies, de l a Universidad Nacional Australiana de
Canberra, Australia, p o r haberme concedido la Beca de Profesor Visitante, con l a cual inicié las investigaciones para el presente
artículo. Asimismo, debo agradecer a Steven Brint. Paul DiMaggio. Leonard Dooh, K a i T. Erikson, Bernd Hamm, M o r t o n B.
King, Rohert E. Lane. Keekok Lee, Earl Lyon. Eleonora B. Masini, Wayne A. Meeks, Lloyd H . Rogler. I a n Shapiro, J.J.C. Smart,
Richard C. Snyder y Steven B. Smith sus comentarios al texto provisional del artículo. Este artículo es una versión revisada de una
ponencia leida en la Universidad de Carolina del Norte. Greenshoro, N C . Estados Unidos de América, el 1 .O de noviembre de
1991.
L a recuperación de lo bueno: valores. objetividad y futuro* 397
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El futuro del desarrollo social
en el mundo desarrollado:
cómo aprender del Tercer Mundo
Elise Boulding
conocimiento adecuado de los espacios loca- D e ordinario los grupos étnicos se estudian
les, donde se encuentran muchos de los recur- e n su condición de minorías oprimidas, o a
sos necesarios para resolver los problemas, y veces de elites opresoras. Otras veces se les
3) e l problema de los conocimientos técnicos llama nacionalidades, culturas o grupos lin-
necesarios para afrontar los problemas plan- güísticos. En ocasiones el elemento étnico
teados. El corolario de todo ello es que los constituye, e n realidad, un vínculo religioso.
países industrializados podrían m u y bien su- En e l presente trabajo, e l término «grupo de
frir un subdesarrollo social y cultural, en la identidad)) abarca todos los grupos que se re-
medida e n que hayan aplicado políticas de conocen en una cierta historia y destino comu-
asimilación más o menos forzadas de grupos nes, aunque l a historia sea en parte mítica. Los
étnicos/culturales numéricamente importantes grupos de identidad pueden o n o tener una
dentro de sus fronteras. A estas minorías, con base territorial, y l a mayoría de ellos están
frecuencia económicamente desfavorecidas, se esparcidos por diferentes países con fronteras
las llama a veces e l Cuarto M u n d o del Primer comunes. Históricamente, los grupos de iden-
Mundo. Los grupos de identidad son, e n medi- tidad n o territoriales más conocidos eran los
da variable, depósitos de sabiduría popular y gitanos y los judíos, que se encuentran en to-
de conocimientos de tipo práctico que aumen- dos los continentes, pero e n l a actualidad un
tan las probabilidades de supervivencia de sus número creciente de grupos de identidad tie-
miembros e n sociedades e n las que se encuen- nen asentamientos parciales e n ambos hemis-
tran en posición de desventaja. Entre esos co- ferios. Las fronteras de los grupos de identidad
nocimientos figuran procedimientos de solu- son imprecisas y cambian con e l tiempo, para-
ción de conflictos, en e l interior de l a comuni- lelamente al despertar o al desvanecimiento de
dad misma y respecto a los de afuera, y la conciencia de las raíces históricas y e l desti-
técnicas de utilización de los recursos ambien- no común, según las condiciones sociales pre-
tales, rurales o urbanos. Este conjunto de co- valecientes.
nocimientos y técnicas puede sufrir deforma-
ciones, e incluso degenerar en su interacción
con un medio indiferente u hostil. El Decenio
M u n d i a l para e l Desarrollo Cultural ( 1 988-97)
Características de los grupos de
supone un esfuerzo por estudiar la difícil di- identidad que deben tenerse en
versidad de las culturas mundiales, e n su con- cuenta para resolver los
dición de valiosos recursos para e l desarrollo problemas y zanjar los litigios
humano y social e n una época en que la inven-
tiva social de las fuerzas modernizadoras pare- Los grupos de identidad pueden verse como
ce encontrarse e n un nivel muy bajo. grupos unidos por vínculos de confianza, mi-
El hecho de que el siglo XXI nos ofrezca un nisociedades regidas por e l respeto mutuo, una
futuro político viable puede depender de un cierta igualdad social, ayuda mutua y una co-
nuevo orden constitucional que difiera sustan- municación intergeneracional regular. Las
cialmente del sistema actual de naciones-estado prácticas colectivas celebran una historia com-
y que permita una participación mucho más partida, refuerzan l a identidad de l a comuni-
amplia de los grupos de identidad -con todos dad y dan sentido a l a vida presente, y eso hace
sus recursos culturales, conocimientos y técni- que e l futuro sea un poco menos incierto. L a
cas- en l a configuración de las estructuras polí- mayoría de los grupos de identidad ofrecen a
ticas de las que tendrán que formar parte. Los sus miembros la oportunidad de compartir
intensos y continuos esfuerzos por desarrollar una vecindad común, aunque haya grupos cu-
nuevos modelos constitucionales e n países que yos miembros vivan en localidades muy dis-
cuentan con fuertes grupos de identidad, como tantes entre sí.
Canadá, Suiza, Bélgica, España, la ex U n i ó n Las relaciones de parentesco, real o ficticio,
Soviética y otros países de Europa Oriental, así y l a unidad familiar, comoquiera que se defina
como en varios países del Sur, como Nigeria, (puede ser unisexual, como e n los monasterios
Sudan, Malasia y l a India, pueden ser l a antesa- o e n las comunidades de homosexuales, o bien
l a de un orden constitucional nuevo y mas comprender dos o más generaciones) son im-
democrático y pacífico en e l siglo XXI’. portantes para los grupos de identidad. El
E l jiituro del desarrollo social en el mundo desarrollado: cómo aprender del Tercer Mundo 40 1
L a revuelta de los indios Mohawk, kanesatake, Québec. Canadá, 1 1 de julio de 1990. John Kinne)/The Gareiielsygma.
Escultura realizada por los Inuit de Umingmaktok. Durante los últimos años se ha experimentado un renacimien-
to de los sentimientos de pertenencia étnica entre los pueblos autóctonos de América. Eva Momaiiuk & John Eastcoti/
Cosmos.
imperios convirtiéndose luego en estados mo- (pág. 194). Incluso antes de su reciente disolu-
dernos. de los que e n e l siglo XIX se esperaba ción, se estaba pensando en una reforma total
que fundieran las viejas identidades étnicas e n del sistema, y Tishkov entre otros reclamaba
una nueva identidad estatal. Los hemos elegi- la inclusión en l a constitución de un nuevo
do porque todos ellos se han visto obligados a concepto de los derechos primarios de los pue-
introducir alguna modificación constitucional blos a existir como colectividades. Señalando
para tener en cuenta l a existencia de entidades que la Declaración de los Derechos de los
comunales dentro de sus fronteras. L a lista n o Pueblos de Rusia, de 19 17, era una afirmación
es en absoluto exhaustiva. E n ella no figura, visionaria del derecho de autodeterminación
por ejemplo. e l Reino Unido, enfrascado e n e l que apuntaba hacia un camino m u y distinto al
difícil problema que suponen las modificacio- que había seguido el estado soviético, Tishkov
nes constitucionales necesarias para resolver e l sugirió que l a U n i ó n Soviética podía aún mos-
caso de Irlanda del Norte. Tampoco se consi- trar e l camino y crear un modelo constitucio-
deran los países europeos q u e tienen grupos nal original para la autonomía étnico-cultural
comunales diferenciados, pero que n o han ne- y política. Debido a los repetidos enfrenta-
cesitado todavía introducir modificaciones mientos étnicos en varias repúblicas, a l a exi-
constitucionales en relación con dichos gru- gencia de una mayor autonomía por parte de
pos. Tampoco se t i e n e n e n cuenta dos tipos de formaciones y unidades a diversos niveles, y a
grupos comunales diferenciados, los trabaja- los movimientos secesionistas de las repúbli-
dores migrantes y los refugiados. cas bálticas. la nueva administración soviética
había entablado ya activas negociaciones en
muchos frentes. antes de que se produjera la
La ex Unión Soviética disolución del estado. L o trágico es que e l
cambio constitucional se produjo con dema-
Conviene que empecemos nuestro examen por siada lentitud, y la situación evolucionó más
la que fue la U n i ó n Soviética. hoy día disuelta. deprisa. H o y día los enfrentamientos entre et-
Hasta hace poco se la consideraba uno de los nias y estados son tan intensos que una rees-
últimos estados de Europa e n plena moderni- tructuración creativa de sus relaciones apenas
zación: además, era uno de los Estados con parece una posibilidad remota.
más etnias del mundo. Estaba fundado e n e l
principio del ((federalismo socialista)) enuncia-
do e n las sucesivas constituciones que descri- Las democracias confederales4
bían a l a U n i ó n Soviética como una unión de
naciones-estado. Las 15 repúblicas de la unión L a democracia confederal, a diferencia de la
(contenían otras 38 formaciones nacionales- democracia mayoritaria. supone una segmen-
territoriales a tres niveles distintos (en su ma- tación vertical de l a sociedad que evita las
yor parte dentro de la República Rusa): 20 perpetuas fricciones entre los grupos sobre
repúblicas autónomas, 8 regiones autónomas y cuestiones que pueden dar lugar a conflictos.
1 O distritos autónomos)) (Tishkov, '1 989: 193). Sólo los dirigentes interactúan entre sí, sobre
Como, según los cálculos más recientes, en la la base de un consenso superior. El poder com-
ex U n i ó n Soviética había 128 grupos étnicos, partido y las divisiones de la jurisdicción son
es evidente que muchos de ellos n o estaban los rasgos característicos principales del mode-
representados e n la federación. Desde e l censo l o confederal.
de 1979 se habían registrado 27 pueblos «nue- Con frecuencia se cita a Suiza como ejem-
v o ~ lo. que refleja l a tendencia mundial hacia plo típico de este modelo. Los orígenes de la
e l mayor reconocimiento de las etnias. Confederación Helvética, compuesta de 23
Como es bien sabido, e l principio de subsi- cantones soberanos, tres de los cuales están
diaridad nunca se practicó e n la U n i ó n Sovié- divididos en seis semicantones, con cuatro
tica. Tishkov observa que «el rígido sistema idiomas oficiales, se remonta a la Edad Media.
administrativo-autoritario establecido e n los Hicieron falta siglos de guerras y enfrenta-
años 20 y 30, con sus estructuras burocráticas mientos étnicos para conseguir la actual Fede-
verticales y un centro omnipotente, destruyó ración, cuyos poderes son limitados e n rela-
toda posibilidad de practicar e l federalismo)) ción con los cantones y l a frecuencia de los
El futuro del desarrollo social en el mundo desarrollado: cómo aprender del Tercer Mundo 407
m u y interesante por crear un nuevo orden este tipo de estabilidad (un hecho sorprenden-
constitucional (McRae, 1989: Maly, 1990). E l t e es que el 83 por ciento de los interrogados
principio del estado pluriétnico se afirmó hace indican un origen étnico propio, además del
algunos años con la creación de un ministerio estadounidense).
de asuntos multiculturales. Sin embargo, los En el caso de los nativos de América del
legisladores n o han encontrado aún l a fórmula Norte se observa un fenómeno diferente, pero
constitucional adecuada, en relación tanto de que guarda relación con el primero. Mientras
l a población amerindia como del Quebec fran- que en los Estados Unidos se cuentan hoy 173
cófono. El Acuerdo del Lago Meech, una com- tribus, naciones y confederaciones indias, los
pleja enmienda a l a Constitución de 1882 des- constantes esfuerzos del Gobierno por elimi-
tinada a satisfacer las exigencias del Quebec nar las tribus como entidades políticas y socia-
secesionista. fue rechazada por varias provin- les hizo que e n los años 60 proliferasen los
cias de l a Federación, incluido e l propio Que- casos de n o comunicación de l a identidad tri-
bec y, en la actualidad, las provincias están bal entre los nativos. En cambio, de 1970 a
considerando una nueva enmienda, trabajosa- 1980 se registró un aumento del 70 por ciento
mente reelaborada. Si se piensa e n los muchos del número de personas que dicen ser de raza
años de negociación que han hecho falta para india americana (Allen y Turner, 1988). Esto
llegar a acuerdos similares e n las sociedades se debe evidentemente a un fenómeno cultu-
europeas plurales, y l a gran cantidad de nego- ral, n o a una explosión demográfica, y se pro-
ciaciones que son necesarias para mantener en duce paralelamente a las actividades del Con-
vigor los nuevos acuerdos una vez han sido sejo Mundial de Poblaciones Indígenas por
firmados. es probablemente poco realista, por establecer un estatuto de derecho internacio-
parte de los canadienses, creer que podían lle- nal para los pueblos indígenas de América del
var adelante un proceso de modificación cons- Norte y otros continentes. Como quiera que
titucional al r i t m o que habían proyectado ini- las tasas de pobreza, desempleo y analfabetis-
cialmente. m o son más elevadas entre los nativos ameri-
El «crisol» de pueblos es aún una imagen canos que entre otros grupos étnicos, y que su
característica de los Eslados Unidos, y falta esperanza de vida es más baja, n o es sorpren-
mucho para que este país esté dispuesto a dente que e l resurgimiento de l a identidad
modificar e l orden constitucional con miras a étnica vaya acompañada de un vigoroso es-
permitir. por ejemplo, la educación bilingüe fuerzo por elevar los niveles educativos y pro-
en los estados que l o son (como los del Sudoes- mover las oportunidades de empleo para los
te, con importantes minorías hispánicas). Sólo nativos. Un aspecto de esta tendencia es la
Luisiana, con su herencia francesa, ha recono- aparición de una nueva generación de centros
cido un segundo idioma, e l francés, que se de enseñanza superior indios que combinen e l
enseña en las escuelas elementales y secunda- redescubrimiento de l a sabiduría ancestral con
rias como parte del patrimonio étnico del esta- la ciencia y la tecnología modernas.
do. L a oficina de Asuntos Indios, que se ocupa H o y día puede decirse que los sistemas de
de los derechos de los pueblos indígenas, n o ayuda mutua de las comunidades hispánicas,
puede presentarse como un modelo de reparto asiáticas, negras y nativas de los Estados Uni-
del poder. Los tratados negociados por las po- dos de América son cada vez más fuertes y
blaciones nativas con e l gobierno de los Esta- más complejos. En e l caso de los grupos de
dos Unidos e n e l siglo pasado se están abolien- identidad más pequeños los resultados son
do continuamente o son ignorados, y dan lugar más desiguales, según e l contexto económico y
a litigios más o menos constantes (Deloria, social. Los acuerdos más equitativos de repar-
1970). to del poder, que deben establecerse inevita-
U n a de las conclusiones más interesantes blemente e n los Estados Unidos del Siglo XXI.
de los datos censales estadounidenses de las podrían situarse tanto a los niveles estatal y
últimas décadas es l a estabilidad de las identi- regional como a nivel nacional, dado e l siste-
dades étnicas de las diferentes regiones, estabi- m a federal vigente. Para conseguir esto hará
lidad que en algunos casos se remonta a 200 a- falta probablemente una modificación sustan-
ños. Las identidades asiáticas, hispanas y del cial de l a práctica vigente, basada e n la norma
norte de Europa muestran, e n todos los casos, de la mayoría simple.
El .futuro del desarrollo social en el mundo desarrollado: cómo aprender del Tercer hfiindo 409
Hay interesantes ejemplos del desarrollo de con las «diez mil sociedades)), aportarán un
los sistemas de reparto del poder e n estados nuevo realce a las identidades comunitarias
africanos y asiáticos cuyas culturas son mucho como fuentes de enriquecimiento cultural para
más diversas que las de los estados europeos o la sociedad mundial del futuro.
norteamericanos. Podrían destacarse en parti- Un resultado deseable de la investigación
cular los casos de Malasia (Horowitz, 1989; sería l a mayor conciencia de la variedad de
Stubbs. 1989, y Sundaram, 1989) y Nigeria dispositivos constitucionales para e l reparto
(Paden, 1989; Nolukhungu, 1990), que han del poder. que existen e n las sociedades plura-
sabido apoyarse e n coaliciones que han sobre- listas. Los procedimientos que hemos exami-
vivido a la violencia y a la guerra, y pueden nado brevemente tienen que ver con l a crea-
sugerir modelos de reparto del poder en los ción de federaciones territoriales o con diver-
países industrializados. Incluso e n algunos sas fórmulas de representación proporcional,
países del Tercer M u n d o donde mayor es la ofreciendo a todos los partidos, grupos o co-
violencia, como S r i Lanka, e l subcontinente munidades, atendiendo al mínimo numérico
indio y e l África meridional, ofrecen modelos prescrito dentro del Estado l a oportunidad de
para hacer frente a la diversidad étnica que participar en e l juego político. Parecería que
nos llevan más allá de las concepciones occi- un sistema parlamentario facilita más e l repar-
dentales del orden constitucional. L o que indi- to del poder que los sistemas presidenciales,
ca un estudio de los estados étnicamente di- de regla mayoritaria. Sin embargo, n o todas
versos de estos continentes es que e l pluralis- las sociedades pluralistas tienen dispositivos
m o y la diversidad, y las consiguientes mani- formales de reparto del poder. Algunos de esos
festaciones políticas de estos fenómenos, irán dispositivos son informales, y parece que fun-
e n aumento, n o en disminución. e n e l siglo cionen bien. A veces las peticiones de partici-
próximo. pación de estos grupos se satisfacen mediante
la creación de consejos culturales, como los
consejos territoriales para trabajadores inmi-
Las sociedades plurales grantes e n algunos países europeos.
en el siglo XXI N o hay ninguna serie de condiciones o dis-
positivos que, por sí sola, garantice un reparto
El pluralismo, la diversidad y l a presión por adecuado del poder. L a prosperidad económi-
cambiar e l orden constitucional aumentarán ca puede contribuir a ello, pero n o es un ele-
debido e n parte a los motivos indicados: que mento decisivo; l a ausencia de un fuerte grupo
los grupos comunitarios dotan de identidad, dominante también ayuda. pero tampoco ex-
significado y autoestima a sus miembros, ofre- clusivamente. Lo que sí parece decisivo es la
ciendo un marco a l a medida humana para voluntad de negociar, de respetar a los demás.
gestionar los asuntos humanos; que el conoci- L a paciencia y l a voluntad de adoptar una
miento del espacio local hace que estos grupos visión amplia, de dedicar mucho tiempo a l a
sean más eficaces a l a hora de resolver los cuestión, son factores clave (Horowitz, 1989;
problemas, y que el acervo cultural y las técni- Lijphart, 1989). Las sociedades industriales n o
cas especiales de esos grupos ofrecen medios cultivan demasiado l a paciencia y las empre-
para resolver los problemas y zanjar los con- sas multinacionales, protagonistas también e n
flictos que n o existen a nivel nacional. e l escenario d e l mundo contemporáneo tam-
Este creciente pluralismo se verá intensifi- poco se distinguen por esa virtud.
cado por e l continuo desarrollo de los concep- Con todo, hay un elemento alentador e n e l
tos y normas de los derechos humanos. inclui- panorama contemporáneo. Los papeles de l a
dos los derechos de los grupos. El Decenio nación-estado y de las empresas están siendo
M u n d i a l para e l Desarrollo Cultural, de las modificados por el mayor número de organi-
Naciones Unidas (1 988-97), proporciona una zaciones internacionales n o gubernamentales
oportunidad especial para promover la con- (ONG), que han pasado de 200 a comienzos
cienciación respecto de los diversos modelos de siglo a 18.000 e n l a actualidad. Estas orga-
culturales que dan sentido a la vida de los nizaciones ofrecen vínculos horizontales y ver-
seres humanos. L a investigación, enseñanza y ticales dentro de los países y entre ellos, inde-
exploración humana del Decenio, en relación pendientemente de l a acción de los estados
410 Elise Boulding
que abarcan. Actúan en interés de los huma- X X I n o sólo se caracterizarán por una mayor
nos, a escala humana, y participan activamen- variedad de dispositivos constitucionales que
te e n operaciones comunitarias de educación, aseguren l a participación de los diversos gru-
diálogo y negociación e n muchos sectores pos de identidad dentro de sus fronteras, sino
aquejados de graves conflcitos. D e hecho, se- que además colaborarán más activamente con
gún un recuento de 1978 (E. Boulding, 1979: las ONG y con las organizaciones interguber-
276), había 65 ONG con filiales e n 44 países, namentales y los muchos organismos de las
cuya finalidad principal consistía en prestar Naciones Unidas que operan en un ámbito
apoyo a movimientos separatistas o de auto- transfronterizo. Con e l establecimiento de más
nomía cultural. S i e n 1975 había 65, hoy día vínculos verticales y horizontales a través de
son mucho más numerosas. El Consejo Mun- las fronteras, y un mayor énfasis e n la iniciati-
dial de Pueblos Indígenas es un buen ejemplo va local, podemos esperar que se produzca una
de ONG que proporciona una red global de transformación gradual del Estado, que dejará
apoyo a las poblaciones nativas e n sus asenta- de ser un instrumento de fuerza militar para
mientos locales de todo e l mundo. Podría de- convertirse en miembro de una red mundial
cirse que en l o concerniente a los regímenes que colaborará e n una variedad inimaginable
políticos del mundo han cumplido un ciclo de aventuras humanas pacíficas.
completo, desde e l piano tribal-local hasta e l
plano local-planetario.
Para finalizar. las naciones-estado del siglo Traducido del inglés
Notas
l. Las ((10.000 sociedades)) es un 2. Véase E. Boulding ( 1 979). D. 5. Francia, que comparte algunos
término utilizado en sentido Brown ( 1 989). J. Clay ( 1 989) y U. grupos étnicos con España. ha
amplio por algunos antropólogos. Ra’anan ( 1 989). podido eludir hasta ahora la
Según Nietschmann, citado por cuestión de las regiones
Gurr y Scarritt (1989: 375). hay 3. El término ((minorías en autónomas y ocuparse de sus
((5.000 comunidades distintas en peligro)) es del estudio de Gurr y etnias a un nivel principalmente
e l mundo contemporáneo (que) Scarritt (1989) sobre 261 pueblos cultural. reconociendo cuatro
podrían afirmar que son pueblos n o soberanos que son lenguas regionales con fines de
nacionales por razón de sus numéricamente significativos y enseñanza e n las escuelas. a saber,
antepasados, instituciones, reciben un tratamiento distinto y el bretón. e l vasco. el catalán y e l
creencias, lenguaje y territorio desigual. occi tano.
Referencias
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Lourdes Yero
L a tentación de la «futurología», en el sen- relacionan más con los debates de las ciencias
tido de lógica del futuro basada e n l a lógica del sociales sobre e l porvenir (que pudieramos ca-
pasado (Masini, 1992). de gran impacto en los lificar de reflexivos-críticos). En los dos grupos
países desarrollados, n o logró aceptación en de estudios, algunos ponen e l énfasis e n los
América Latina. Por e l contrario, abundaron aspectos metodológicos.
las críticas a ese enfoque. Difícilmente podría
haber tenido éxito l a «futurología» e n una re-
gión convencida de l a necesidad del cambio Los estudios del futuro
social y la transformación de sus sociedades. en América Latina
El clima de «voluntarismo» y el deseo de
«modernización» (Germani. 1965) favoreció A continuación revisaremos algunos de los es-
una visión optimista, basada e n la convicción tudios representativos que se han hecho e n l a
de que e l «progreso» de l a región era posible. región. Cabe distinguir dos períodos, e l prime-
En e l «modelo de desarrollo» concebido y di- r o desde inicios de los sesenta hasta finales de
fundido por l a Comisión Económica para los setenta, y e l segundo desde inicios de los
América Latina (CEPAL) de las Naciones ochenta hasta nuestros días.
Unidas (posteriormente denominado «desa-
rrollista))) la planificación debía jugar un papel
Primer período
importante. El desarrollo y su planificación
requerían la caracterización de situaciones, A finales de los años cincuenta, e n América
objetivos a corto y largo plazo. Se necesitaron, Latina, dominaron dos concepciones rivales
pues, proyecciones de tendencias de variables de formas de organización social que caracte-
económicas y sociales para diseñar programas rizaron la primera década de esta etapa. Propi-
y políticas para así guiar l a intervención del ciaron una especie de lenguaje común sobre
estado. A dicho efecto se crearon oficinas de opciones e «imágenes» de las sociedades de-
planificación en casi todos los países de la seables y los ejes de los futuros alternativos. El
región. funcionalismo y e l marxismo constituyen las
Esa experiencia de planificación del desa- dos tendencias sobre teoría social que subya-
rrollo e n América Latina ha sido m u y critica- cen e n las reflexiones sobre e l futuro. El desa-
da por s u poca efectividad (Giordani, 1986) rrollismo lograría una sociedad democrática y
por haberse limitado a los aspectos «normati- de bienestar social. L a propuesta alternativa
vos» (Matus. 1980) y haber sido «ilusoria» culminaría e n una sociedad donde la solidari-
(Antonorsi y Avalos, 1980). S i n embargo, pue- dad y l a responsabilidad colectiva llevarían a
de decirse también que esa experiencia planifi- un socialismo democrático. Cada opción po-
cadora favoreció el reconocimiento de l a di- nía e n duda l a viabilidad del «otro» proyecto.
mensión prospectiva de los procesos al reque- Los estudios realizados en esta etapa tuvie-
rir una reflexión conceptual sobre las socieda- ron como propósito central evaluar la viabili-
des del futuro. D e hecho, muchos de los planes dad económica y política de los futuros explo-
elaborados en la región durante los años sesen- rados. Se apoyaron en la modelización mate-
ta por las oficinas de planificación fueron más mática para simular diferentes procesos eco-
bien ((imágenes de futuro» que propiamente nómicos y políticos demostrando la factibili-
programas de acción. dad de los futuros alternativos que proponían.
En ese contexto de desarrollo y planifica- Los modelos fueron concebidos para ser trata-
ción, de capitalismo y socialismo, funcionalis- dos por ordenador, según una técnica muy
m o y marxismo surgen los primeros estudios nueva en l a región. L a informática ha facilita-
prospectivos ((contemporáneos)) (Dror, 1990). do e l tratamiento de los innumerables datos
L a mayor parte de los estudios han sido reali- estadísticos requerido por las numerosas simu-
zados en centros universitarios, organismos laciones realizadas con los detallados y com-
públicos de planificación donde han sido coor- plejos modelos.
dinados por organizaciones internacionales. Entre los estudios «aplicados». realizados a
Algunos estudios fueron realizados e n estrecha inicios de esta etapa, son de especial interés
vinculación con l a planificación (y podemos los de «estilos de desarrollo» y la modelización
calificarlos de aplicados) mientras que otros se con «experimentación numérica)), porque se
Los estudios del $miro en América Latina 415
Nueva catedral en forma cónica y tranvía. Santa Teresa, Río de Janeiro, Brasil. G. B O U ~ I ~ / S I ~ ~
-
da una ((confluencia del análisis teórico y del lizar diversos ensayos, cambiando los valores
método)) (Calcagno, 199 1). numéricos de los parámetros.
El método de ((experimentación numéri- “Estilos de desarrollo)) (Varsavsky, 1982)
ca», N U M E X (Varsavsky y Calcagno, 1971). caracteriza los aspectos cualitativos de dife-
para l a modelización posee un lenguaje, mejor rentes «estilos» mediante e l análisis de viabili-
adaptado a las ciencias sociales. que permite dad de imágenes de futuro que corresponden a
explorar y analizar la viabilidad de las políti- las diferentes necesidades de los grupos de
cas a largo plazo, mediante modelos matemá- población y a su grado de satisfacción. La
ticos de simulación de sistemas sociales para exploración se realiza mediante modelos de
ordenador. Los modelos NUMEX se diferen- ((experimentación numérica)).
cian de los de simulación tradicionales por l a Los primeros trabajos realizados con e l mé-
ruptura con e l comportamiento estadística- todo de experimentación numérica, mediante
mente determinado como forma de estimar un modelo informático, simularon e l sistema
los valores futuros. Se introducen hipótesis social de la «Utopía» de Tomás M o r o (Var-
sobre e l posible comportamiento de los pará- savsky, 1982). Ese estudio sirvió de base a
metros e n forma exógena en aquellos casos e n estudios posteriores sobre el futuro político de
que se desconoce su valor o cuando se desea países como Venezuela, ((VENUTOPIA))
conocer los efectos que resultarían de variar (Varsavsky y Calcagno, 197 1) y sobre los ((esti-
los valores que han representado su comporta- los políticos)) (Calcagno, Sainz y de Barbieri.
miento. Lo que da nombre al método ((experi- 1972). L a experimentación numérica se utilizó
mentación numérica)), es la posibilidad de rea- en modelos económicos, educativos y demo-
416 Lourdes Yero
cobertura y metodologías. Estos estudios, tan- dinado por Amílcar Herrera ( 1 988); «ERAL
t o regionales, nacionales o sectoriales. preten- (Escenarios Regionalizados de la Sociedad
den explorar futuros diferentes a las estrate- Mundial-América Latina))) (CEE), coordinado
gias de supervivencia social, a las que parecen por M a r i o Albornoz y Carlos Mallmann
limitarse l a mayor parte de los programas ( 1 99 1) y «Gran Programa 1 (UNESCO-Améri-
compensatorios diseñados para enfrentar los ca Latina))) (UHRSLAC. Sonntag y Yero.
impactos de los programas de ajuste finan- 1992).
ciero. E l conjunto de estudios comparte como
Entre los estudios nacionales se encuentra: característica metodológica la amplia partici-
«Brasil 2000. Por un novo pacto social)). (Ja- pación de especialistas e n Ciencias Sociales de
guaribe de Mattos, 1986); Colombia, diversos la región. Auspiciados en gran medida por
estudios como los de la Fundación Antioquía organismos internacionales, fueron realizados
y los de prospectiva tecnológica ralizados por por especialistas de diversas organizaciones
Colciencias; ((Ecuador 2 0 0 0 ~ (Salgado y Acos- públicas o centros académicos de diferentes
ta, 1991); «México 2010)) (Montañola, 1987); países, bajo la dirección de un coordinador-
«Perú 2010: e l futuro ya n o es como antes)) promotor (o equipo coordinador) del proyec-
(Mc Laughlan de Arregui i Acosta, 1988). Es- to. Esta coordinación, en algunos casos, tuvo
tos estudios nacionales presentan una gran va- su sede e n un centro académico, en otras, e n la
riedad metodológica. Algunos se fundamentan organización internacional auspiciadora. Se
en modelos matemáticos, económicos, con én- establecieron redes ad-hoc (que variaron en
fasis en los aspectos cuantitativos de las imá- número desde menos de diez hasta varias do-
genes de futuro. Otros se enmarcan en e l «mé- cenas de participantes) y lineamientos com-
todo de escenarios)) y e n algunos casos buscan partidos o «sistemas de hipótesis)), elaborados
definir futuros con l a participación de l a co- por un «equipo central)), con variadas exigen-
munidad. Aunque la mayor parte de los nue- cias metodológicas comunes. A partir de la
vos grupos de trabajo fueron creados para rea- división de tareas que estos principios reque-
lizar un estudio específico, es de gran impor- rían, se realizaron estudios parciales sobre
tancia l a presencia de grupos de trabajo -como problemas, temas o sectores. El coordinador o
los de G R A D E (Perú) y l a Fundación Barros grupo coordinador, a partir de esos estudios.
Serra (México)- que han venido desarrollando elaboró una síntesis e n la cual se presentan
durante muchos años, de forma continua, un imágenes de futuro. ((escenarios)) o estrategias.
programa de estudios del futuro, l o que les ha En algunos casos e l trabajo se centró en un
permitido dar respuesta a esta nueva demanda futuro único, el deseable; en otros casos una
apoyados e n sus trabajos previos. Disponen de introducción acompañó e l conjunto de traba-
bases de datos, de modelos matemáticos y han jos sobre los diversos temas, sectores o proble-
realizado numerosas publicaciones, programas mas. e n los cuales se presentan los respectivos
de formación y actividades de difusión. futuros parciales o fragmentados.
Aunque e n la primera etapa se realizaron Las temáticas cubiertas por estos estudios
estudios de cobertura regional, e incluso mun- regionales son variadas. E l proyecto P N U D -
dial, es ahora cuando, por primera vez e n UNESCO-CLACSO busca identificar opcio-
América Latina, se aborda e l problema me- nes a través de los aspectos políticos, económi-
diante estudios del futuro realizados por gru- cos y socioculturales. E l estudio U N I T A R
pos latinoamericanos multinacionales e inter- incluye también estudios nacionales (Chile,
institucionales. Entre estos estudios han sido Uruguay, Venezuela). Éste es e l que trata un
de especial importancia: «El Futuro de Améri- mayor número de aspectos, problemas demo-
ca Latina)) ( U N I T A R ) , coordinado por Gon- gráficos. ecológicos. sociales, políticos, econó-
zalo Martner ( 1 986); ((Crisis y requerimientos micos, tecnológicos y culturales. El estudio
de nuevos paradigmas e n la relación Estado/ P T A L enfatiza la estrategia científica y tecno-
sociedad y economía)) (PNUD-UNESCO- lógica, los aspectos económicos, ambientales y
CLACSO), coordinado por Fernando Calde- políticos. E l estudio ERAL incluye aspectos
r ó n y M a r i o R. dos Santos (1990); «PTAL- políticos, económicos, científicos, tecnológicos
Prospectiva Tecnológica de América Latina)) y sociales. El Gram Programa 1-América Lati-
(UNU-CIID-Universidad de Campinas), coor- na de UNESCO incluye aspectos de l a educa-
Los estudios deljiituro en Ainérica Latina 419
y tecnológico del mundo desarrollado contem- cen las metodologías de la prospectiva. Pero,
poráneo, superando l a tensión homogeneiza- esta explicación parece poco probable en vista
ción-heterogeneidad. L a «Imposibilidad de In- de los especialistas que participan. Otra posi-
tegración)) tiene como característica central la ble explicación se encontraría en l a modalidad
polarización y la ampliación de brechas, con organizativa elegida para los estudios regiona-
un efecto estructural que, al mismo tiempo, es les y s u énfasis e n una amplia participación de
percibido por los actores colectivos como mo- diferentes centros e investigadores, de diferen-
t i v o de sus insatisfacciones y luchas. L a lucha tes países. Esas «redes ad-hoc» podrían impli-
por e l poder, incluso por vías violentas, consti- car un ((trade-off)) entre diversidad temática-
tuiría e l centro de atención de los procesos participación-pluralidad y rigor metodológico.
sociales, siendo l a capacidad de participar en Sin embargo pensamos que el análisis de l a
ella m u y dispar entre los diferentes grupos, poca efectividad metodológica requiere poner
sectores y clases. En la ((Democracia Plural los estudios y sus metodologías en el contexto
Efectiva)), la característica central es la plurali- de l a incertidumbre teórica antes menciona-
dad cultural, lograda por e l desarrollo de nue- da. Un nuevo rol, y por tanto nuevas tareas,
vas estrategias que toman en consideración las han debido ser asumidas por los estudios del
especificidades de las cosmovisiones. de los futuro e n América Latina, ante l a crisis de l a
modos de vida, de l a cultura de cada pueblo, y teoría social y l a ausencia de «proyectos» so-
e n e l interior del mismo, de cada grupo, sector ciales. A l igual que en la etapa anterior, los
y clase. estudios del futuro están estrechamente vincu-
Es necesario señalar que prácticamente no lados a las conceptualizaciones sobre e l desa-
hay presencia de los resultados de estudios rollo y las modalidades de intervención social.
nacionales e n los estudios regionales, a pesar L a orientación neo-liberal, de creciente fuerza
de su carácter multinacional. Tampoco se in- en las Últimas décadas, enfatiza e l r o l del mer-
corporan e n forma cruzada los resultados de cado como regulador de los procesos frente a
los otros estudios regionales (a pesar de que en la planificación estatal, y por tanto crea nue-
algunos temas se encuentran los mismos espe- vas condiciones para los estudios del futuro. El
cialistas). análisis de viabilidad de los años sesenta supo-
Casi todos los estudios, sean nacionales o nía un actor central que decidía, e l Estado, y
regionales, dedican la mayor parte del esfuerzo un instrumento para la construcción de los
al ((diagnóstico riguroso)) (Jaguaribe, 1992) del futuros, l a planificación. En esta segunda eta-
cual se suele pasar directamente a caracterizar pa, una multitud d e actores y un instrumento
futuros, «escenarios» o ((imágenes de futuro)). m u y diferente, e l mercado, caracterizan la si-
Estos estudios suponen un ((salto al futuro» tuación.
(Dror, 1990) desde e l punto de vista de la Desde los ochenta se perdió e l «amplio
metodología prospectiva. Se caracterizan por consenso que existía sobre las grandes líneas
dar poca importancia a la ((efectividad meto- de acción para la búsqueda de soluciones))
dológica)), entendida como e l uso riguroso de (Vasconcelos. 1992). Esa crisis de proyectos
los métodos y técnicas prospectivos. y por l a configura una situación «que es e l polo opues-
tendencia a l a elaboración de «ensayos». to a la supuesta e n los estilos de desarrollo))
U n o de los aspectos que llama la atención (Lechner, 1986) y también a la que requiere la
es que, a pesar de los grandes avances informá- metodología de (construcción de escenarios))
ticos de las últimas dos décadas, la modeliza- (Vasconcelos. 1992). En esta segunda etapa,
ción tiene una presencia mucho menor de la una parte importante del tiempo y los recursos
que tuvo e n l a primera etapa. Se argumenta tuvo que dedicarse a la identificación y carac-
que la baja calidad, obsolescencia y disconti- terización de los emergentes proyectos de so-
nuidad de l a información impide e l uso de la ciedad, a fin de crear las condiciones previas
modelización como apoyo de la prospectiva necesarias para el. rigor metodológico e n la
(Barrera y Gutman, 1982). utilización de las técnicas y métodos de la
Cabe preguntarse sobre esta poca atención prospectiva propiamente, l o que rara vez se
hacia los aspectos metodológicos y adelantar logra. Aunque algunas técnicas prospectivas
diversas respuestas. L a primera. obviamente, puedan contribuir en la tarea de identificar l o
sería preguntarse s i los participantes descono- «normativo», conocer ésto es condición previa
Los estudios del jiittiro en América Latina 42 1
ben servir de instrumento para l a caracteriza- tos más específicos. Los estudios a realizar
ción de los nuevos modelos de sociedad y de deberán abordar los problemas con más deta-
los nuevos modelos de desarrollo. Ese esfuerzo lle, prestando una mayor atención a las inte-
de identificar l a «nueva normatividad)). expre- rrelaciones y a l a dimensión de los procesos y
sada en los proyectos sociales emergentes. es sus impactos. Deberán realizarse más estudios
referida por algunos despectivamente como l a locales que complementen y validen las visio-
identificación. una vez más, de «lo bueno, lo nes más generales. E n general, cabe dar prueba
malo y l o feo». Sin embargo, ésta es una mi- de un mayor rigor metodológico, aprovechan-
sión de carácter estratégico para los estudios do los enfoques desarrollados en l a región,
del futuro de gran dificultad práctica. Lograr tales como los estilos de desarrollo, la modeli-
caracterizar las nuevas imágenes de futuro en zación con experimentación numérica y la pla-
las condiciones cambiantes y en la pluralidad nificación de situaciones, complementando la
y heterogeneidad que caracteriza a la América «caja de herramientas)) de métodos y técnicas
Latina de hoy, n o es un ejercicio repetitivo y prospectivas conocidas (Godet, 199 1).
trivial. Este es posiblemente e l más grande Los estudios ya realizados han logrado ca-
reto a «la creatividad y a l a imaginación)) (Sa- racterizar un conjunto variado de imágenes
gasti, 1991) que debe enfrentar l a región e n sociales. identificando asuntos relevantes para
general, y e n especial los estudios del futuro. e l futuro de la región y avanzando en los enfo-
En resumen, una mirada retrospectiva a la ques metodológicos para abordarlos. Deberán,
producción de las últimas décadas, permite entonces, profundizar la caracterización de las
decir que e l campo de los estudios del futuro opciones generales y adelantar e n l a explora-
en América Latina está e n proceso de consoli- ción de sus viabilidades. Todo ello debería
dación. contribuir a l a construcción del futuro de l a
Los estudios del futuro inician ahora una América Latina deseable.
etapa que requerirá un mayor énfasis e n aspec-
Referencias
Ian Miles
para e l futuro, especulación que guardaba ínti- pensador que haya mezclado los estudios so-
m a relación con la acción política y apuntaba bre ciencia y tecnología y prospectiva éste ha
a dar al futuro la forma deseada. sido H.G. Wells, periodista científico y luego
Los economistas políticos clásicos eran ge- novelista y ensayista. Wells recurría a sus co-
neralistas por definición. Lo que en su caso se nocimientos científicos para concebir el pro-
refiere a l o que hoy calificaríamos de estudios greso tecnológico futuro y n o consideraba in-
sobre ciencia y tecnología (o sociología de l a digno introducir, cuando lo estimaba necesa-
ciencia y tecnología) y de prospectiva (o futu- rio, elementos puramente imaginarios como la
rología) representa una parte mínima, pero «cavourita» antigravitatoria de First Meii in
importante, de su obra. Las exposiciones al the Moon que tanto molestaba a Julio Verne
respecto tienen relación, según sus autores, (para e l cual la ciencia ficción tenía un cometi-
con disquisiciones sobre la filosofía moral, l a do educacional) por carecer de pureza pedagó-
producción del valor, l a política contemporá- gica.
nea o multitud de otros temas donde l a aporta- Wells era partidario. a principios del siglo
ción de dichos autores ha sido considerable. XX, de que se hicieran estudios sistemáticos y
T a l vez sea el cambio socioeconómico profun- académicos del futuro. U n a y otra vez e n sus
do, j u n t o al cual se desbarata la sabiduría here- obras de ficción y sus ensayos se destacaba la
dada, lo que haya catalizado una conceptuali- importancia del cambio tecnológico en la con-
zación tan amplia y de índole tan precursora figuración del futuro (véase e l estudio de sus
como la que hicieron los autores citados y obras Anticipations (1 901) y The Discovery of
numerosos contemporáneos o cuasicontempo- the Futzire (1902) e n Wagar, 1992). Wells sa-
ráneos suyos. Tal vez sea también la consoli- bía con absoluta claridad que era posible apli-
dación del orden social l o que frene o reste car la ciencia y la tecnología al servicio de l a
urgencia a la actividad intelectual. Los histo- opresión política y social, pero estaba conven-
riadores de las ciencias sociales n o están de cido de que una (conspiración abierta)) de los
acuerdo acerca de s i la consolidación de las científicos podría crear una utopía tecnocráti-
especialidades e n los siglos XIX y XX traduce ca que impidera esa posibilidad.
un progreso de la racionalidad o constituye Las ideas de Wells encontraron eco e n los
una forma de eliminar los análisis globalizan- Estados Unidos entre las dos guerras mundia-
tes y perturbadores de los fenómenos sociales. les. H u b o e n Europa un examen de vasto al-
cance de las perspectivas de futuro, como la
serie de !ibros de los editores británicos Kegan
Las ciencias sociales Paul, en los cuales eminentes intelectuales se
y el pronóstico tecnológico referían al futuro de diversos temas. J.B.S.
Haldane e n Daedalzis (1923). aducía que el
Cualquiera que sea la explicación, e l desarro- progreso científico llevaba al progreso social
l l o de la economía y de las demás ciencias (que é l asimilaba como socialismo), mientras
sociales a fines del siglo XIX y principios del Bertrand Russell respondía con una visión
XX descartó e n gran medida los elementos de mucho más pesimista del papel social de l a
la economía política relativos a los estudios ciencia en Icarus (1 924). En muchas obras eu-
sobre ciencia y tecnología y los estudios sobre ropeas sobre e l futuro se encuentra la tenden-
e l futuro, y fragmentó e l pensamiento intelec- cia a destacar preocupaciones políticas. En
tual e n numerosas disciplinas y subdisciplinas. breves palabras, cabe describir este fenómeno
Si bien los historiadores. los economistas y los como un interés, en l a época de entreguerras,
sociólogos siguieron haciendo pronósticos so- en la historia cíclica y «el declive de Occiden-
ciales, con tendencia a disociarlos de cualquier te». suscitado por e l trauma de la Gran Gue-
análisis evolutivo de l a ciencia y la tecnología, rra, la depresión económica y e l auge del fas-
s i bien ellos expresaban un interés general por cismo; en la posguerra se manifiesta e l deseo
e l aumento de l a riqueza, de vez en cuando de encontrar una «tercera vía» entre los dos
alguna voz aislada advertía que las reservas de sistemas, encarnados (aunque en forma m u y
carbón algún día se agotarían y preguntaba distorsionada) por las imágenes polarizadas
¿qué vamos a hacer entonces? que Smith y M a r x tenían del futuro.
Es interesante observar que. s i existe un En los Estados Unidos, por contraposición.
L a ciencia, la tecnología y los estudios sobre el futuro 421
se hicieron análisis precursores del cambio so- ciones. En los Estados Unidos, su génesis guar-
cial y tecnológico a cargo de especialistas e n da estrecha relación con e l desarrollo de l a
ciencias sociales (especialmente William F. planificación bélica, es decir, se prestaba aten-
Ogburn y S. Colum Gilfillan) que se movían ción a l a formulación de hipótesis que entra-
con facilidad entre e l análisis de las tendencias ñaban e l despliegue de fuerzas armadas, y al
tecnológicas y las curvas de difusión, la esta- programa espacial, e n e l que hay que pensar a
dística social y las primeras versiones de lo largo plazo para ver cómo se pueden alcanzar
que ahora llamaríamos evaluaciones tecnoló- objetivos tales como un paseo lunar y cómo
gicas y análisis de impacto (para un análisis justificar esas misiones desde e l punto de vista
retrospectivo de parte de esta obra, véase Gil- económico y social. Los investigadores que
fillan, 1968; Duncan, 1964. contiene una útil trabajaban en grupos de reflexión y e n equipos
recopilación de la obra de Ogburn y. para una universitarios relacionados con esos estudios
reseña general, véase también Miles, 1975). En comenzaron a hablar de prospectiva y a apli-
e l segundo cuarto del siglo, estos autores desa- car su talento hacia evaluaciones más genera-
rrollaron métodos de extrapolación de tenden- les del cambio social, especialmente de l a lle-
cias y teorías de las consecuencias sociales del gada del año 2000 (véase por ejemplo l a
cambio tecnológico. Estos autores, s i bien n o edición del verano de 1967 de Daedalus, Vol.
empleaban los términos de estudios sobre 96, N . O 3, «Toward the Year 2000: work in
ciencia y tecnología prospectiva que n o arrai- progress))).
garon hasta después de l a Segunda Guerra A l mismo tiempo surgían otros temas de
Mundial, fueron importantes para e l desarro- estudio: advertencias de las consecuencias a
l l o de ambas disciplinas. largo plazo del aumento de la población mun-
En particular, dieron a las ciencias sobre e l dial y un número cada vez mayor de obras
futuro e n América del Norte un fuerte ingre- sobre la sociedad postindustrial (para un útil
diente de determinismo tecnológico. E l análi- examen del auge de los estudios sobre e l futu-
sis del cambio tecnológico que hacía Ogburn ro, con especial referencia a los debates sobre
era relativamente «asocial»; l a innovación era, ecologismo a que ha dado lugar e n e l decenio
para é l un proceso más o menos endógeno que de 1970, véase el estudio L i m i t s to Growth,
resultaba de l a combinación y recombinación véase Moll. 1991). En l a Europa continental
de conocimientos e ideas que se acumulaban. numerosos estudios y grupos de investigación
Por l o que se refiere al cambio social éste apuntaban hacia e l cambio institucional, l o
registraba un «desfase cultural)) a medida que que tal vez ponía de manifiesto l a sensación de
las instituciones y las personas se adaptaban a estar situado entre las dos grandes superpoten-
las nuevas prácticas que las nuevas tecnologías cias o quizá las modalidades concretas del de-
hacían posible. Ciertamente, se reconocía tam- sarrollo económico, de consenso sobre e l bie-
bién la presencia de fuerzas endógenas que nestar. que caracterizaban a gran parte de
impulsaban al cambio social, inventos sociales Europa occidental. Surgieron importantes gru-
incluidos. E n todo caso, l a configuración de la pos, como los Futuribles en París, y los ya
sociedad por l a tecnología fue objeto de gran existentes se consolidaron. En todo caso, l a
atención (en algunos casos m u y aguda) mien- orientación dominante de los estudios sobre el
tras que l a información de la tecnología por l a futuro, durante los decenios de 1960 y 1970,
sociedad recibe m u y poca y ésta se halla for- era e l determinismo tecnológico. Incluso los
mulada desde e l punto de vista de los obstácu- análisis postindustriales tendían a basarse e n
los sociales al progreso tecnológico. conceptos deterministas de l a evolución y e n
las incidencias de la automatización industrial
(para una crítica contemporánea véase en
Prospectiva y Kleinberg, 1973). En e l estudio L i m i t s to
determinismo tecnológico GroMtth, e l tratamiento de la tecnología era
m u y estático y ello explica en parte e l papel
Los estudios de prospectiva, como disciplina contradictorio que h a jugado en l a sensibiliza-
académica consciente, en realidad n o se crista- ción de l a opinión pública ante los problemas
lizan hasta e l decenio de 1960 e n que aparecen ecológicos.
una enorme cantidad de libros y otras publica- Como ya se ha indicado, este determinis-
L a ciencia. la tecnología y los estudios sobre el j i i t u r o 429
((Nueva manera de pasar un río)). Ilustración del libro de Souvestre. Le moiide fe1 qii’il SEYLI, 1845.
m o tecnológico se deriva de los orígenes insti- sistemas informáticos. Incluso las obras más
tucionales de gran parte de la investigación estrictamente sociológicas referidas a l a socie-
sobre e l futuro hecha e n los Estados Unidos. dad postindustrial partían de la hipótesis de
Sin embargo, había otros dos factores que que l a automatización seguiría transformando
también eran importantes. En primer lugar, la estructura de la mano de obra hacia l a de
era innegable que l a tecnología era una parte una «economía de servicio», con todo l o que
determinante e n l a creación del mundo mo- ello implica para los trabajadores y para las
derno y que su evolución proseguía a un r i t m o prácticas sociales e n general.
espectacular; de hecho, con frecuencia se sos- Mi obra de juventud titulada The Poverty
tenía que e l cambio tecnológico se estaba ace- of Prediction (Miles, 1975) constituyó una
lerando. En segundo lugar, era relativamente reacción ante este determinismo tecnológico
sencillo dar ejemplos de las maravillas tecno- omnipresente. En todo caso, quisiera referir-
lógicas que vendrían. En muchos de los prime- m e ahora a las contribuciones más positivas
ros libros y periódicos dedicados a estudios de los estudios sobre ciencia y tecnología a l a
sobre el futuro aparecían atractivas imágenes prospectiva. Esto significa analizar l a forma en
de estaciones espaciales y robots industriales, que los estudios sobre ciencia y tecnología pa-
listas de innovaciones técnicas y grandes avan- saron de una concepción «asocial» del cambio
ces científicos (descritos, tal vez, mediante el tecnológico a una evaluación más sutil de l a
método de Delphi), ofreciendo extrapolacio- ciencia y l a tecnología e n cuanto a construc-
nes sobre la velocidad de los medios de trans- ciones sociales.
porte de pasajeros o de l a capacidad de los
430 I a n Miles
fondos (este método tradicional es objeto de blemente sea World Futiires: ihe Gveat Debate
crítica porque entraña un conservadurismo in- (Freeman y Jahoda, 1978). U n o de los editores
trínseco: se crean profesionales para seguir de ambos volúmenes, Chris Freeman. ha teni-
promoviendo e l desarrollo de sus propios ám- do también gran influencia e n l a aparición d e l
bitos de investigación). método neoschumpeteriano. PREST h a con-
L a creciente demanda para que los profe- tribuido también al desarrollo de l a nueva teo-
sionales de las ciencias sociales aporten una ría económica, aunque el calificativo neos-
contribución e n l a adopción de decisiones de chumpeteriano sea menos popular y se emplee
política en materia de ciencia y tecnología ha e n general el término ((economía evolutiva)).
causado cambios y fisuras e n e l marco de los Según los informes anuales de PREST, uno de
estudios sobre ciencia y tecnología y. como sus cuatro ámbitos d e trabajo es e l de los
resultado, algunos departamentos de historia y «estudios prospectivos)). en e l cual se han pre-
estudios sociales de ciencias han quedado di- parado gran cantidad de obras. Cabe mencio-
vididos internamente entre los investigadores nar otros grupos d e l Reino U n i d o que trabajan
que realizan tareas más tradicionales y los que tanto con estudios sobre ciencias y tecnologías
trabajan e n las que n o son aplicadas directa- como e n estudios sobre e l futuro, incluidos
mente pero tienen una gran influencia e n los dos grupos n o universitarios, e l Technical
debates políticos. En las dos universidades bri- Change Centre, que ya n o existe, y e l Policy
tánicas que mejor conozco, Manchester y Sus- Studies Insiitzite (PSI), que tal vez haya aporta-
sex, el resultado a la larga ha consistido e n que do menos contribuciones a la teoría social,
e l departamento tradicional se convirtiera e n pero ha realizado estudios precursores de l a
l o que básicamente es una dependencia de difusión de nuevas tecnologías (Northcott y
investigación con una clara orientación políti- Walling. 1988, por ejemplo) preparando re-
ca: PREST (Programa de investigación de po- cientemente e l estudio titulado UK 2010
lítica en materia de ingeniería, ciencia y tecno- (Northcott. 1990); también e n este caso e l mis-
logía) y SPRU (Dependencia de investigación m o investigador ha ocupado un lugar central
en materia de política científica) respectiva- en ambos ámbitos. El caso de Gran Bretaña tal
mente. (En Manchester hubo una prolongada vez sea particularmente destacado porque e l
etapa intermedia en que un Departamento de deterioro a largo plazo de l a economía británi-
Política Científica y Tecnológica coexistía con ca tiene mucho que ver con los fallos estructu-
el PREST.) Estas unidades de investigación, rales en e l proceso de innovación y difusión e n
j u n t o con investigadores de diversos departa- e l Reino Unido. En todo caso, e n l a mayoría
mentos universitarios de carácter más tradi- de los países industrializados se puede obser-
cional y en varias organizaciones gubernamen- var un crecimiento similar de los estudios so-
tales. han desempeñado una importante fun- bre ciencia y tecnología con orientación nor-
ción e n l a tarea de impartir nuevas orientacio- mativa y, e n muchos casos, de nuevas institu-
nes a los estudios sobre ciencia y tecnología. ciones de investigación que se dedican a esos
Simultáneamente, han hecho importantes con- estudios; ello también se manifiesta con l a
tribuciones a los recientes estudios sobre e l fu- aparición de nuevas publicaciones periódicas
turo. e n l a materia (Prometheus, Research Policy,
L a SPRU, por ejemplo, ha constituido una Science and Piiblic Policy, Technological Fore-
fuente importante en l a formulación de la Ila- casting and Social Change, Techno1og.v Analv-
mada economía neoschumpeteriana, que pro- sis and Strategic Management y Technovation.
cura comprender e l papel que cabe a l a inno- por mencionar algunas) y en la proliferación
vación tecnológica en e l cambio económico a de monografías de aplicación normativa e n
largo plazo. Tuvo también gran influencia e n foros tales como l a conferencia internacional
los estudios sobre e l futuro e n Gran Bretaña, de l a Sociedad para los Estudios Sociales de
pues produjo una serie de ellos, de los cuales las Ciencias. El programa FAST (pronóstico y
tal vez e l más conocido sea la crítica del estu- evaluación en materia de ciencia y tecnología),
d i o del Club de Roma L i m i t s lo Growth titula- que ha realizado tanto estudios sobre e l futuro
do Thinking aboiii ihe Fzitiire e n e l Reino Uni- como estudios de ciencia y tecnología con
do y Models of Dooin e n los Estados Unidos orientación normativa (FAST, 1988), se ha
(Cole y otros. 1973); e l más destacado proba- convertido e n una fuerza importante e n los
432 I a n Miles
países miembros de l a Comunidad Europea. gía con esta orientación solía entrañar una
Habida cuenta de que e n esos estudios se dedi- crítica por las cosas que n o sabían e n materia
de cambio tecnológico. El volumen editado
ca gran atención a l a creación, e l desarrollo, la
difusión y l a aplicación de nuevas tecnologías, por D o s i y otros (1988) constituye un impor-
les ha sido aplicado el término estudios de tante intento de dejar de lado esta crítica para
innovación y las nuevas teorías evolutivas del determinar formas más productivas de exami-
cambio económico y tecnológico (junto con nar e l problema. Las monografías que compo-
algunos de los métodos ya establecidos como nen esa colección destacan los diversos aconte-
l a teoría del ciclo de la duración del producto) cimientos en l a nueva economía evolutiva y
suelen ser clasificadas de «teorías de la inno- ponen de manifiesto que l a estrategia de los
vación)). diversos actores (especialmente empresas) tie-
n e un papel central e n e l desarrollo tecnológi-
co. Esas estrategias y sus resultados son confi-
Nuevas perspectivas del cambio gurados por los «sistemas nacionales de inno-
tecnológico vación» y por la naturaleza de los mercados en
que operan, junto con los conocimientos tec-
Uno de los puntos de partida, tácitos o expre- nológicos, acumulados y parciales, de los di-
sos, en gran parte de l a investigación sobre versos participantes en esas instituciones. L a
innovaciones se refería a la sensación de que colección, s i bien representa un intento parti-
los profesionales de las ciencias sociales no cularmente importante de determinar la au-
habían abordado adecuadamente l a cuestión sencia de algunos de los principales ámbitos
de l a tecnología. Los partidarios del determi- de trabajo e n la economía evolutiva o neo-
nismo tecnológico han presentado l a evolu- schumpeteriana, n o constituye más que una
ción tecnológica como l a fuerza motriz del representación parcial de una disciplina que
desarrollo social pero n o han prestado mayor crece con rapidez.
atención a las características concretas de esta Detengámonos a considerar una de las ca-
dezts e x machina. L a historia normal del cam- racterísticas interesantes de esta disciplina, e l
b i o tecnológico a largo plazo ha consistido e n hecho de que haya tomado e l término «para-
un gran número de invenciones discretas y de digma» de l a historia y la filosofía de la ciencia
tendencias a mejorar e l control sobre la natu- y lo haya aplicado a l a tecnología (cabe recal-
raleza que estas invenciones facilitan, junto car que hay muchos otros aspectos de esta
con un examen de los obstáculos sociales que disciplina e n que cabría referirse a los vínculos
se interponen a l a invención e innovación (por entre los estudios sobre ciencia y tecnología y
ejemplo, por qué Occidente tuvo éxito e n l a los de prospectiva. Estos aspectos van desde
explotación a gran escala de tecnologías que los ámbitos de trabajo sumamente teóricos,
para otras civilizaciones n o eran más que no- como l a conceptualización de los procesos
vedades). En cambio, muchos de quienes se evolutivos de generación de variedad y selec-
oponían al determinismo tecnológico han in- ción en los planos social y tecnológico a los
dicado que la opción tecnológica es efectiva- muy aplicados, como e l establecimiento de
mente infinita, y que e l hecho de que se em- procedimientos para l a evaluación de proyec-
pleen determinadas constelaciones tecnológi- tos y l a evaluación tecnológica). En los estu-
cas depende únicamente de factores contin- dios científicos, se consideraba que los «para-
gentes. Este enfoque «voluntarista» de la tec- digmas» representan opiniones discrepantes
nología parte de profesionales de las ciencias acerca de l a naturaleza de l a realidad o parte
sociales tan diversos como son los etnógrafos y de ella; estas opiniones guardaban relación con
economistas neoclásicos (para los cuales la op- claros conceptos acerca de qué problemas era
ción tecnológica n o es en l a práctica más que importante superar, cómo proceder a ello, qué
una cuestión de selección entre distintas com- tipo de datos son válidos para someter a prue-
binaciones de factores de producción). ba teorías, etc. L a obra precursora e n este
Desde hace tiempo los economistas tienen campo es la de Kuhn, 1970.
un lugar dominante e n las ciencias sociales Diversos autores han hablado de ((paradig-
cuando se trata del asesoramiento en política y mas tecnológicos)) haciendo referencia a las
e l auge de los estudios sobre ciencia y tecnolo- hipótesis centrales que comparten los agentes
L a ciencia. la tecnología y los estudios sobre el f i i t i i r o 433
sociales en cuanto a cuáles son las característi- cambios menores e n l a capacitación y l a orga-
cas clave de la tecnología, e n qué forma ésta nización del trabajo. Esas innovaciones suelen
puede ser aplicada y qué tipo de progreso cabe derivar de mejoras y sugerencias hechas p o r
prever de ella (varios de estos escritores figu- ingenieros y trabajadores e n el propio puesto
ran en Dosi y otros (1988). En un artículo de trabajo o por los propios usuarios. Las in-
titulado Fzitzires. de Fleck y otros (1990), se novaciones radicales, e n cambio, suelen dima-
formula una nota de advertencia acerca de los nar de actividades formales de investigación y
paradigmas). Surgirá una ((trayectoria tecnoló- desarrollo, realizadas por lo general en los la-
gica» a medida q u e se trate de crear más pro- boratorios de los proveedores (esta descrip-
ductos comerciales sobre la base de esas hipó- ción corresponde a las modalidades contem-
tesis. El concepto de paradigma tecnológico poráneas de organización de l a investigación y
puede emplearse en un sentido m u y limitado, e l desarrollo; en e l siglo pasado, l a cosa era
como los estudios que se refieren al diseño bastante distinta). Pueden entrañar cambios
característico de un determinado producto, o sustanciales e n los procesos de producción y
e n un sentido m u y amplio, como los relativos e n las disposiciones de organización o nuevos
a las revoluciones tecnológicas. productos que establecen nuevos mercados o
Por más que se ha hecho habitual calificar sustituyen productos conocidos e n los merca-
de revolucionarias a las nuevas tecnologías, las dos establecidos.
recientes obras teóricas sobre innovación in- U n a revolución tecnológica, s i bien englo-
dustrial han dado al concepto de ((revolución b a gran número de innovaciones graduales y
tecnológica)) un contenido más preciso. Para radicales, constituye una transformación más
ello han establecido distinciones entre diversas profunda. Por l o general, se basará e n descu-
clases de tecnología. Así, según Freeman y brimientos científicos, un conocimiento bási-
Pérez (1988). las revoluciones tecnológicas son co nuevo, e n muchos casos producido por
resultado del desarrollo y l a utilización de cier- científicos puros e n marcos n o industriales
tos inventos fundamentales y del conocimien- («investigación básica)) e n universidades y la-
to tecnológico de vasto alcance que entrañan. boratorios especializados, por ejemplo). El
Se trata de la introducción de nuevas ((tecnolo- nuevo conocimiento se refiere a procesos fun-
gías fundamentales)), que pueden emplearse damentales e n la transformación de materia y
para transformar procesos que abarcan una energía y (más recientemente) e n el campo del
amplia gama de actividades económicas. Por material biológico e incluso de información y
ejemplo, l a aplicación de l a fuerza motriz es prevé l a creación de nuevas técnicas para lle-
común a muchas actividades en la manufactu- var a cabo tales transformaciones. D e esta ma-
ra. e l transporte, la agricultura y l a construc- nera se pueden introducir cambios e n una
ción. L a aplicación de tecnologías fundamen- enorme diversidad de productos y procesos.
tales tales como l a energía hidráulica y eólica, D e la aplicación de l a nueva tecnología funda-
l a generación de vapor, l a energía eléctrica y e l mental en grandes sectores de l a economía
motor de combustión de petróleo ha introdu- resulta una revolución tecnológica a medida
cido cambios sustanciales en esos ámbitos de que se reconocen nuevas oportunidades que se
la actividad económica. tienen e n cuenta en las estrategias de las em-
El análisis de las revoluciones tecnológicas presas y otros agentes. con los cambios conco-
representa una etapa en e l proceso por e l cual mitantes e n los productos y procesos, e n las
e l análisis e n los estudios sobre innovación se prácticas de trabajo, e n las relaciones entre
desplaza de las innovaciones discretas y únicas empresas y e n e l equilibrio de poder económi-
a los grupos y ((enjambres)) de innovación; co entre empresas y países. Las nuevas hipóte-
asimismo, introduce en los análisis evolutivos sis acerca de l a mejor forma de organizar l a
l a idea de discontinuidad. Freeman y Pérez producción, l a pericia y l a estructura ocupa-
distinguen entre las revoluciones tecnológicas. cional de l a fuerza de trabajo, l a forma de l a
por una parte. y las innovaciones graduales y demanda de consumo y numerosos otros fac-
radicales, por l a otra. Las innovaciones gra- tores pasan a formar parte d e l nuevo paradig-
duales ocurren e n forma más o menos conti- m a tecnológico (a veces se emplean términos
nua y se r e f i e r e n a pequeñas modificaciones tales como ((paradigma tecnoeconómico)) para
e n productos o procesos o, como máximo, a una constelación tan amplia de actitudes y
434 I a n Miles
yace e n forma tácita e n e l razonamiento de los este contexto (el cambio en las modalidades e n
que sostienen q u e las estructuras sociotécnicas e l consumo de energía para lograr mayores
deben organizarse de determinada manera y niveles de eficiencia energética, las reduccio-
los debates e n curso acerca de esas dos mane- nes e n la emisión de los gases más peligrosos.
ras de enfocar los estudios sobre ciencia y etc.). En todo caso, s i bien se ha prestado s i n
tecnología desempeñan una útil función e n e l duda algo de atención a los graves problemas
contexto de las hipótesis sobre l a necesidad de que entraña movilizar el apoyo político para
muchos arreglos contemporáneos y de muchos introducir los cambios necesarios, práctica-
pronósticos acerca de cuál será e l futuro tecno- mente n o se han tenido en cuenta los proble-
lógico. mas conexos de modificar los paradigmas y las
trayectorias tecnológicas. Los análisis dimana-
dos de los estudios sobre ciencia y tecnología y
Un diálogo incompleto la teoría de la innovación. e n particular. indi-
can que la acumulación de conocimiento par-
Como ya hemos visto, los intercambios entre cial e n diversos lugares, e l conflicto entre los
los especialistas e n prospectiva y los de ciencia nuevos objetivos y la rutina establecida de las
y tecnología han sido considerables; s i n em- empresas y los gobiernos pueden platear gra-
bargo, estos intercambios están limitados de ves limitaciones; estos análisis dan a entender
diversa manera porque muchos autores de es- también que e l tipo de instrumento normativo
tudios sobre e l futuro n o tienen interés e n los que cabría utilizar para efectuar e l cambio
tipos de análisis científico social que se reali- hace necesario proceder a una reevaluación
zan en los estudios sobre ciencia y tecnología, y sustancial de la formulación de la política am-
muchos investigadores en esta última discipli- biental. Hasta hace poco tiempo e n los estu-
na alimentan ciertas dudas acerca de las cre- dios sobre e l futuro prácticamente n o se había
denciales académicas de los estudios sobre el hecho alusión a estas cuestiones: cabe esperar
futuro. Las perspectivas de un aumento gra- que un artículo publicado e n Fzitwes por los
dual del intercambio entre las dos disciplinas investigadores Kemp y Soete ( 1993) constitu-
parecen buenas a medida que la economía ya e l principio de un diálogo productivo en
evolutiva y la sociología de la tecnología co- este ámbito tan importante (como primer paso
bren fuerza, por una parte, y los «estudios en el mismo sentido, véase Cramer y Zegfeld.
sobre e l siglo XXI» e iniciativas similares en 199 1).
los estudios prospectivos cobren impulso, por Este constituye también l o más apremiante
l a otra. Sin embargo, un aumento gradual tal para profundizar e l diálogo entre los estudios
vez n o sea suficiente. sobre ciencia y tecnología y los de prospectiva,
Los problemas ambientales constituyen un pero, más e n general muchos futurólogos de-
contexto esencial e n e l cual cabría haber espe- penden todavía del determinismo o e l volunta-
rado más del intercambio entre los estudios rismo tecnológicos y desestiman las aportacio-
propectivos y sobre ciencia y tecnología. Los nes de los estudios sobre ciencia y tecnología
estudios prospectivos han desempeñado un e n la comprensión de la índole del cambio
papel de importancia al hacer que se cobre tecnológico. En e l caso del determinismo tec-
más conciencia de l a magnitud de los proble- nológico, se deducen de l a observación las ten-
mas ambientales que se avecinan e indicar l a dencias e n una determinada tecnología, se su-
impracticabilidad de mantener las modalida- pone que dichas tendencias se mantendrán y
des actuales de empleo de l a tecnología: tam- se trata de bosquejar sus consecuencias socia-
bién e n este caso, E'ziliires fue uno de los pri- les (o, peor aún, sus «impactos»). En cambio,
meros foros de debate acerca de la probabili- e n los estudios sobre e l futuro, de índole más
dad de que la utilización de combustibles normativa, a veces se parte del supuesto de
fósiles tuviera un «efecto invernadero)). Se han que el cambio social hará aparecer tecnologías
formulado muchos argumentos a favor de que aptas para un nuevo conjunto de objetivos e
hay que modificar las trayectorias tecnológicas instituciones, como s i l a tecnología fuese una
para no agravar más los problemas ambienta- tahida rasa abierta a cualquier tipo de influen-
les, determinándose algunas de las característi- cia. Los estudios contemporáneos sobre cien-
cas de los sistemas tecnológicos preferibles e n cia y tecnología muestran las limitaciones de
436 Ian Miles
ambos enfoques y hacen notar e l carácter ma- ciencias sociales vean una forma de determi-
terial d e l conocimiento tecnológico. que pre- nismo, aunque para algunos sea tecnológico,
senta a los innovadores opciones limitadas en dicho paradigma, en e l sentido que lo entiende
entornos inciertos. Es posible optar por nuevas la teoría de las innovaciones, puede ayudarnos
orientaciones pero e l proceso de cambio de las a formular esta compleja interrelación de limi-
trayectorias tecnológicas entraña una relación taciones y oportunidades. También pueden
entre numerosas partes interesadas (todas ellas hacerlo otras contribuciones a los estudios
con un conocimiento parcial). L a discontinui- contemporáneos sobre ciencia y tecnología a
dad puede desbaratar una tendencia pero n o los que n o hemos podido referirnos e n este
se trata ni de acontecimientos al azar ni del breve ensayo (como selección diversa véase,
resultado de una expresión de deseos. L a pau- además de D o s i y otros, 1988, autores tales
ta de difusión de nuevas tecnologías y su utili- como Collingridge, 1992, Hill, 1988, y Mac-
zación, con e l tiempo suelen ser bastante dis- Leod, 1986).
tintas de las que imaginaron los innovadores Las consideraciones de este tipo no facili-
originales. Y sus consecuencias (no sus «im- tan para nada la previsión d e l futuro, pero al
pactos», porque los agentes sociales activa- formularlas, los especialistas del estudio de la
mente se apropian de tecnologías, las rechazan ciencia y de l a tecnología n o buscan ver los
o les dan nuevas formas en lugar de recibirlas obstáculos para un conocimiento preciso del
pasivamente) obedecen a la percepción que futuro. También se presenta a los estudios de
esos agentes tienen de las oportunidades que prospectiva (que en todo caso apuntan más a
se les ofrecen y de su capacidad de escoger. esclarecer nuestras opciones que a una predic-
L a tecnología n o es infinitamente malea- ción exacta) un conjunto más sustancial de
ble. Es material y como todo material impone instrumentos para pensar acerca de los proce-
sus propiedades e n las relaciones sociales, l o sos y las consecuencias del cambio tecnológi-
que significa n o hacer siempre l o que los inno- co. Cabe esperar que pueda pagar su deuda
vadores esperarían que hiciera. Así, una tecno- con los estudios sobre ciencia y tecnología ha-
logía n o se crea de la nada con vistas a alcan- ciendo que los investigadores con una orienta-
zar un objetivo concreto: e l desarrollo tecnoló- ción más académica cobren mayor conciencia
gico es un proceso social creativo realizado de la importancia de su labor ante los proble-
por agentes que tropiezan con las limitaciones mas apremiantes del mundo de hoy, advirtien-
de los mundos material y social en que se do a quienes se dedican a la investigación
mueven. E n e l curso del cambio tecnológico l o aplicada, y sobre todo a l a innovación, que n o
inevitable se reduce (a menos que las institu- se limiten sólo a examinar las consecuencias
ciones estén embarcadas e n un curso inaltera- económicas a más corto plazo de sus estudios.
ble), pero éste n o es un proceso totalmente
voluntarista que pueda reorientarse de un día
para otro. Aunque ciertos especialistas de las Traducido del ingles
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L a ciencia, la tecnología y los estiidios sobre el futuro 437
Franco Ferrarotti
movimiento obrero pasará por una etapa ini- do por e l partido único. U n a vez logrado e l
cial de ((econornicismo)) ingenuo en que pros- derrocamiento del orden capitalista, los sindi-
perarán las sociedades de ayuda mutua, las catos seguirían jugando un papel importante,
cooperativas y los sindicatos, para llegar a su pero e n principio secundario, e n tanto que
debido tiempo a una plena madurez política auxiliares útiles y e n algunos respectos subor-
con l a creación del partido del proletariado. dinados por lo que respecta al poder político
Esta fue históricamente la tarea de Lenin, per- central.
feccionada por la vanguardia organizada y
consciente de la clase trabajadora.
Según l a teoría marxista, l a organización La interpretación de los Webb
sindical, con su raíz e n las fábricas, que consti-
tuyen la base natural de l a producción econó- L a teoría marxista del movimiento obrero ha
mica, está subordinada a l a actividad política tenido particular influencia e n las clases obre-
y sus instrumentos. Para los marxistas ortodo- ras de Europa continental, e n que los conside-
xos, los sindicatos n o son más que e l primer rables resabios del feudalismo y e l mercado
paso e n e l desarrollo del movimiento obrero. natural pobre y restringido radicalizaron l a
Las actividades sindicales n o se justifican e n sí lucha de clases. Para estas clases trabajadoras
mismas. Evidentemente están subordinadas a e l marxismo representaba una interpretación
las estructuras del partido y a sus necesidades realista de sus problemas.
tácticas y estratégicas. Todos los aspectos de l a En los países anglosajones, en que la «revo-
actividad típicamente sindical, especialmente lución industrial)) consiguió difundirse en to-
l a huelga, q u e es e l punto culminante, tienen das las direcciones, la teoría marxista nunca
un carácter meramente preparatorio o una arraigó verdaderamente. En Gran Bretaña y
función de apoyo a la actividad estrictamente los Estados Unidos, la mayor parte de la clase
política. En l a ((Resolución sobre los sindica- obrera libró su lucha según planes y perspecti-
tos» escrita por M a r x y aprobada por e l Con- vas que poco tenían que ver con los dogmas
greso de l a Primera Internacional en Ginebra, del marxismo. Hubo que elaborar otros esque-
e n 1866, se estableció una clara distinción en- mas teóricos para explicar e l comportamiento
t r e el programa mínimo (o sindical) y e l pro- y las formas concretas de organización de los
grama máximo (político) de l a clase trabajado- grupos de trabajadores de estos países. Espe-
ra. Se reconoció que e l objetivo inmediato de cialmente dignas de mención son las interpre-
los sindicatos consistía e n l a lucha cotidiana, taciones de Sidney y Beatrice Webb y del esta-
una verdadera guerrilla, contra e l Capital. dounidense Selig Perlman.
Además, se observó que los sindicatos, s i n Los Webb creían que e l origen y e l desarro-
darse totalmente cuenta de ello, se habían con- l l o de las organizaciones sindicales estaban ín-
vertido e n e l eje de la organización de la clase timamente vinculados a la clara división del
trabajadora, del mismo modo que las munici- cuerpo social en distintas clases, o sea a un
palidades y comunas medievales lo habían tipo de sociedad más o menos rígidamente
sido de l a burguesía. Por esta razón, los sindi- estratificado. Efectivamente, los Webb defi-
catos, por importantes que fueran en l a lucha nieron al sindicato como «una asociación per-
cotidiana entre Capital y Trabajo, eran aún manente de asalariados cuyo objetivo es de-
más importantes e n su carácter de estructuras fender y mejorar sus condiciones de vida
organizadas al objeto de promover la aboli- como trabajadores))'.
ción del sistema mismo del trabajo asalariado. Esta concepción del sindicato exigía Iógica-
Desde esta perspectiva resulta claro que los mente la existencia de una contrapartida y
sindicatos constituyen una organización mera- ponía además de relieve un dato característico
mente auxiliar, m u y útiles e n e l sentido de que del modo capitalista de producción: l a separa-
tienen una considerable fuerza de ataque a ción del trabajador de los medios de produc-
nivel local, pero totalmente insuficientes para ción. En otras palabras, e l movimiento sindi-
lograr e l objetivo final del movimiento obrero, cal surge y se desarrolla cada vez más a
e l derrocamiento del orden capitalista. El Esta- medida que los trabajadores, e n su mayoría,
do comunista n o sería, pues, e l Estado de los pierden las características del productor inde-
sindicatos, sino un Estado firmemente dirigi- pendiente con pleno control de los procedi-
L a sociedad piiíricéntrica v. el destino del sindicalismo 44 1
Salida de un congreso de ferroviarios celebrado en París en 1909. e n l a sede del periódico L'Egnlitairc,. ~ ~ ~ ~
Viollei.
mientos técnicos, las materias primas y e l pro- producción. Este divorcio llegaba a tal punto
ducto final de s u trabajo y se convierten en que al trabajador n o parecía importarle e n
asalariados de por vida, s i n perspectivas reales absoluto que l a industria e n que trabajaba
de promoción social y s i n control o propiedad arrojara utilidades o pérdidas, con l o que per-
de los instrumentos de producción o los pro- día una de las características principales de l a
ductos terminados*. persona que es propietaria y controla los me-
Los Webb estudiaron detenidamente las di- dios de producción.
versas vías a través de las cuales los trabajado- En efecto, este divorcio dio origen a una
res habían dejado de ser productores indepen- clase de asalariados permanentes o proletarios
dientes y se habían convertido en asalariados. y, por otro lado, a una de propietarios y em-
Describieron con meticulosa exactitud los fac- presarios. Para los Webb, la tarea básica de los
tores que intervenían en este proceso y l a for- sindicatos y s u función específica estuvieron
m a e n que habían contribuido al cambio e n implícitas en s u origen. Precisamente porque
diversos ámbitos de l a actividad económica y los sindicatos surgieron de una escisión del
en distintas industrias y profesiones (sastres, organismo social e n trabajadores y empresa-
elaboración de la lana, etc.). Sin embargo, l a rios. e n manos de las clases trabajadoras repre-
causa básica, que a juicio de los Webb estaba sentan un instrumento para defender y mejo-
claramente presente e n todas las situaciones y rar su estilo de vida. Mientras que para M a r x
debía considerarse e l factor determinante del e l sindicato era sólo un instrumento más, y s i n
surgimiento de los sindicatos, era el divorcio duda n o e l más importante, del combate de l a
entre l a fuerza de trabajo y los medios de clase obrera, los Webb reconocían que, inde-
442 Franco Ferrarotti
pendientemente de todo proyecto o sistema habían seguido alguno de los tres criterios de
ideológico milenarista. los sindicatos, en razón acción siguientes:
de su contacto orgánico con l a vida y los pro- a) L a doctrina de los derechos adquiridos,
blemas cotidianos de los trabajadores. eran e l que explicaba la resistencia de los trabajadores
medio más eficaz de defensa y ataque de que a l a introducción de innovaciones tecnoló-
disponía la clase obrera. gicas;
N o es casual que l a interpretación de los b) L a doctrina de l a oferta y l a demanda,
Webb se haya formulado como conclusión de e n virtud de l a cual los sindicatos mantenían
una investigación detenida de las estrategias y una política salarial más o menos agresiva se-
actitudes prácticas adoptadas por organizacio- gún la coyuntura económica general, es decir.
nes de trabajadores, s i n ningún intento por su la capacidad de pago concreta que tenían los
parte de estructurar y organizar e l material empresarios:
reunido. D e conformidad con la tradición de c) L a doctrina del «salario mínimo vital»
pensamiento a que pertenecían, esencialmente que, independientemente de l a coyuntura eco-
ajeno a la ambición de sistematizar y a la nómica. tenía por objeto afirmar e l derecho
invención intelectual, los Webb optaron por del trabajador a un salario «civilizado».
postular la siguiente conclusión general de su Según los Webb. los trabajadores se organi-
investigación: «Para mejorar las condiciones zaban e n un movimiento autónomo e n sus
de empleo, sea respecto a salarios, horarios, sindicatos y, en Última instancia, e n partidos
salud, seguridad o comodidad. los sindicalistas políticos fundamentalmente para defenderse
tienen e n realidad, pese a la multiplicidad de como grupo contra e l poder económico de los
sus reglamentaciones, sólo dos recursos, que empresarios y para protegerse de las fluctua-
denominamos, respectivamente, e l recurso de ciones del mercado.
l a norma común y e l recurso de las restriccio-
nes de números»'.
E n otras palabras, subrayaron en primer La teoría de Selig Perlman
lugar e l hecho de que los sindicatos surgen de
una división de clases: e n segundo lugar, que Sin duda, fuera de la interpretación marxista
para defender con eficacia los intereses de sus del movimiento obrero, y en oposición a ella,
miembros deben apoyarse en la solidaridad de la de Selig Perlman es la contribución teórica
los trabajadores. obligando a los empresarios a más ambiciosa. Este autor estadounidense
tratar con ellos como grupo y n o como indivi- creía que e l dato básico del que había que
duos, y a aceptar así la uniformidad de los partir para comprender e l movimiento obrero
salarios y condiciones de empleo y, finalmen- e n toda su magnitud n o era la lucha de clases.
te. q u e e l poder de los sindicalistas es directa- ni l a producción o e l capitalismo e n abstracto,
mente proporcional al grado de control que sino l o que en l a experiencia de cada trabaja-
ejercen sobre los empleos disponibles. dor era realmente fundamental y constituía su
Los Webb parecían convencidos del carác- condición humana concreta, es decir, su «em-
t e r clasista del movimiento sindical, por l o pleo».
menos al principio. Establecieron una distin- Sin ir más lejos. podemos imaginar de en-
ción entre los gremios, corporaciones de tipo trada e l carácter polémico de la teoría de Selig
más o menos explícitamente medieval, y e l Perlman. Su blanco era e l intelectual. En la
sindicato e n su verdadero sentido, de forma teoría de Perlman, e l intelectual, con sus acti-
que n o diera lugar a malentendidos. El sindi- tudes típicas y s u sensibilidad especial. se opo-
cato comienza cuando e l asalariado compren- n e sistemáticamente al trabajador incitándolo
de que n o puede hacer otra cosa que vender s u a adoptar 0bjetivos.y estilos de vida que l e son
fuerza de trabajo y cuando s u movilidad social básicamente ajenos.
parece haberse reducido radicalmente. Pese a Selig Perlman se refiere a Lenin y concreta-
ello, las conclusiones de los Webb n o insistían mente a sus tesis enunciadas e n ¿Qué hay que
en la necesidad de l a lucha de clases, y ni hacer? Subraya que Lenin v i o con suma clari-
siquiera e n su importancia. Su investigación, dad e l papel, l a «misión», de los intelectuales
que partía de situaciones concretas y experien- de origen burgués en lo que respecta al movi-
cias limitadas, mostraba cómo los sindicatos miento obrero en s u apogeo. Abandonado a sí
L a sociedad aiuricfntrica v el destino del sindicalisnio 443
mismo, librado a sus propias experiencias pri- Cabe observar en defensa del proyecto de
marias, el movimiento obrero probablemente Perlman que, en e l caso de cualquier historia-
n o habría i d o mucho más allá de una organiza- dor, la objetividad absoluta es un mito. L a
ción sindical de tipo corporativo que habría búsqueda de una objetividad absoluta y neu-
reunido, a l o sumo, en una unidad homogénea tral tal vez exponga más al historiador al ries-
y militante diversas categorías de trabajado- go de una selección arbitraria y a una distor-
res. Sin l a contribución de los intelectuales sión de los hechos de l o que l o haría una cierta
burgueses, e n cuya primera línea es preciso toma de partido. Por lo tanto, s i indudable-
incluir a M a r x y Engels, e l movimiento obrero mente es cierto que l a función del historiador
probablemente nunca habría trascendido e l ni- sea la de relatar orgánicamente los hechos del
vel de l a mera reivindicación salarial. pasado cercano y remoto, también sería fácil
Naturalmente, la contribución de los inte- demostrar cómo esta tarea l o obliga a una
lectuales sólo era posible y eficaz bajo una reconstrucción de los hechos o datos históricos
condición. A fin de convertirse e n una fuerza en l a que sus «valores» o tal vez, simplemente,
histórica capaz de desempeñar e l papel que los sus gustos, preferencias y prejuicios personales
intelectuales l e habían asignado, e l movimien- desempeñan inevitablemente un papel impor-
to obrero debía entenderse como una totali- tante. Los hechos n o hablan de ellos mismos.
dad, una masa homogénea que trascendía las Hay que organizarlos en el marco de una hipó-
particularidades y las necesidades especiales tesis que hay que verificar. En l a medida en
relacionadas con circunstancias concretas. D e que la validan o invalidan, dejan de ser ambi-
esta manera, quedaba liberado de todas sus guos y adquieren un significado preciso.
peculiaridades aleatorias y resultaba digno de Esta es la función de la primera parte del
s u ((misión histórica)). libro de Perlman, de carácter esencialmente
Todo esto nos da l a pauta de que el objeti- histórico. En ella vemos cómo l a revolución
v o principal de l a polémica de Selig Perlman rusa se hizo posible y, más aún, inevitable n o
era e l del intelectual de origen y orientación sólo por l a falta de habilidad política y de
marxista. En efecto, Perlman acusaba a los «voluntad real» de las clases dirigentes, sino
marxistas de ser los nuevos «mesías» del pro- también y quizás en forma decisiva por l a
letariado, y comportarse como tales, superpo- habilidad de los intelectuales para reconocer y
niendo a las experiencias concretas del movi- explotar plenamente las aspiraciones funda-
miento obrero los esquemas de una dialéctica mentales de las masas campesinas rusas a ni-
aún abstracta que, pese a su pretendido carác- vel táctico y estratégico. Es evidente que, por
ter científico y concreto, terminaba en última sí mismos, los intelectuales n o habrían podido
instancia en l o que era esencialmente una acti- cambiar la situación. Más bien, su función
tud de fe. El objetivo de Perlman era en cam- específica parece haber consistido e n saber
b i o tratar de ((deducir una teoría del trabajo de cómo debían insertarse e n l a crisis estructural
la experiencia concreta y cruda de los asala- de l a sociedad rusa e n e l momento debido y e n
riados~~. e l punto debido, convirtiéndose e n árbitros,
Perlman persiguió este objetivo mediante n o sólo e n l o que respecta a l a liquidación de
un denso y minucioso estudio de l a historia de un pasado ya muerto, sino también del nuevo
los movimientos obreros ruso, alemán, inglés y orden social que se habría de construir sobre
estadounidense que contiene pasajes de fre- las ruinas del viejo régimen. En e l curso de la
cuente e indiscutible perspicacia. Sin embargo, construcción del nuevo orden social y político,
esto n o bastó para eximirlo de l a sospecha de e l intelectual se presentó como un ((ingeniero
partidismo, por l o menos e n e l sentido de que social)) capaz de anticipar los acontecimientos
narra los hechos sobresalientes de l a evolución futuros apoyándose para ello sobre la base de
de esos movimientos obreros s i n perder nunca un programa «científico» cuya realización era
de vista su hipótesis básica de trabajo: l a im- inevitable, a pesar de los sufrimientos y tras-
portancia del papel que, de forma más o me- tornos que podría provocar temporalmente, y
nos orgánica y planificada, de acuerdo a una que n o era necesario justificar puesto que
concepción general del mundo y de l a vida, coincidían con l a evolución histórica.
han jugado los intelectuales con sus sugeren- Perlman observó con inusual perspicacia
cias y exportaciones al respecto. que e l instrumento de que disponían los inte-
L a sociedad pliiricéntrica y el destino del sindicalismo 445
lectuales o ingenieros sociales era l a clase obre- exigencias políticas y los problemas inmedia-
ra y e l movimiento campesino. Estos, por l o tos de las organizaciones de trabajadores. bajo
tanto, e n vez de seguir s u propia evolución la luz de l a historia del movimiento obrero
sufrieron un proceso de maduración forzada, británico. T a l vez más e n este caso que e n
dirigido esencialmente por grupos de intelec- otros s u interpretación es un tanto forzada.
tuales que rara vez tenían relación directa con ¿Es acaso posible n o ver como mínimo cierta
la verdadera situación de los trabajadores. relación entre los cartistas y la reanudación del
Perlman veía e n los bolcheviques militantes la nuevo sindicalismo? ¿En qué medida es justo
tipificación de estos intelectuales. descartar simplemente ese movimiento e n ra-
En oposición a los mencheviques dirigidos zón de su supuesta inutilidad y falta de éxito
por Plekhanov y Martov que creían que l a inmediato?
alianza del proletariado con l a burguesía e n l a Sin embargo, n o cabe duda de que Perlman
lucha contra las estructuras de l a autocracia y recurrió a temas básicos para construir su teo-
las castas aristocráticas era oportuna, Lenin y ría. L o hizo con e l objeto de descubrir e l nú-
sus más estrechos colaboradores anticiparon cleo y las actitudes originales del movimiento
«científicamente» l a evolución del proceso re- obrero y contraponerlas con la interpretación
volucionario. Propusieron un camino radical- ideológica y didáctica de los intelectuales. En
mente diferente de alianza entre los trabajado- cuanto a los sindicatos estadounidenses, es
res y campesinos para establecer l a dictadura evidente que l a crítica de Perlman n o apunta-
del proletariado e iniciar entonces e l plan para ba sólo a los intelectuales de orientación mar-
liquidar la «burguesía rural». xista. También se dirigía a los intelectuales
Comparada con las vastas perspectivas que fabianistas, influidos e n mayor o menor grado
este programa intelectual parecía abrir, era por los mitos tecnocráticos del momento o
evidente q u e toda actividad sindical enraizada motivados por un deseo «ético», genérico, de
en problemas cotidianos resultaría fragmenta- justicia social. Cualquiera que fuera e l sistema
ria, limitada, tímida y carente de entusiasmo. de valores que fundamentaba y que justificaba
A juicio de Perlman, Lassalle representaba el las teorías y l a posición política de estos diver-
clásico estadista del proletariado, autor de una sos tipos de intelectuales, todos ellos tenían
política obrera «donde e l intelectual se halla a para Perlman una característica común: l a
sus anchas mucho más de l o que nunca pue- concepción de los trabajadores como una
den esperar estarlo los dirigentes sindicales, masa abstracta movida por una fuerza igual-
gracias a sus programas generales que son me- mente abstracta.
j o r expresados en lenguaje abstracto y filosófi- Perlman propuso reaccionar contra esta
co y gracias a las enormes posibilidades que concepción. Contrapuso a ella su propia teo-
esto abre a sus dotes demagógicas y oratoria ría, deducida n o de principios abstractos, sino
parlamentaria^^. del estudio y l a observación empíricos de las
Tuvo que llegar e l Congreso de los Sindica- actitudes de los trabajadores tal como se ex-
tos, celebrado e n Colonia e n 1902, para que presan e n e l curso de s u experiencia cotidiana.
los dirigentes sindicales formularan una clara A juicio de Perlman, l a concepción de los inte-
declaración de independencia de la base res- lectuales era una mera proyección de s u insa-
pecto de los intelectuales que actuaban como tisfacción crónica en e l movimiento obrero.
«voluntarios d e l proletariado)). Perlman se re- N o correspondía con e l estado de ánimo de los
fiere detenidamente a l a resolución adoptada trabajadores, para quienes, a pesar de los re-
en esa oportunidad, que parecía renunciar fi- cursos de la propaganda demagógica, seguía
nalmente a la tutela política que pretendían siendo esencialmente ajeno.
ejercer los intelectuales d e l Partido Social D e -
mócrata y los de otras tendencias más anárqui-
cas con respecto al movimiento obrero organi- Tres niveles críticos
zado. Fueron definidos, n o s i n un cierto des-
precio, como individuos que n o comprendían H o y en día los sindicatos están en una posi-
e n absoluto l a lucha económica6. ción difícil, n o sólo e n los Estados Unidos sino
Con énfasis aun mayor Perlman trató de también en otros países. Incluso en los países
poner de relieve e l dualismo básico entre las tradicionalmente inclinados a l a ideología.
446 Franco Ferrarotti
como Francia e Italia, los sindicatos parecen alcanzado el 34 'Yo d e l conjunto de los trabaja-
estar en crisis. Ello se refleja a tres niveles: dores, ha disminuido ahora a menos del 20 %.
a) Organizativo: Como consecuencia de Esto n o puede achacarse exclusivamente a l a
las innovaciones técnicas e n los métodos de posición conservadora de los dirigentes sindi-
producción, adoptadas e n gran medida s i n l a cales. Hay razones estructurales y objetivas
participación de los sindicatos. Éstos han per- totalmente ajenas al control de los dirigentes
dido contacto con l a fuente misma de su legiti- sindicales. L a transferencia de l a inversión in-
midad: el lugar de trabajo, l a oficina y l a fá- dustrial de la costa noreste a los Estados del
brica. sur es uno de esos factores. A diferencia de sus
b) D e imagen: A l o largo de s u historia los colegas de Nueva Inglaterra o del Medio Oes-
sindicatos han tratado de obtener buenos sala- te, los nuevos empresarios del sur, más agresi-
rios para sus miembros. A veces han aceptado vos, nunca se resignaron a compartir su poder
condiciones de trabajo desfavorables para l a con los sindicatos. Pero hay también otras ra-
salud de los trabajadores con e l fin de obtener zones que influyen directamente en la compo-
más dinero. A veces n o han reparado en los sición social de l a fuerza de trabajo y su estra-
problemas ecológicos de l a protección ambien- tificación. Tanto en los Estados Unidos como
tal mientras se garantizara el empleo. Por ello, en Europa occidental se observa una transi-
los sindicatos han adquirido una imagen de ción relativamente rápida del sector secunda-
organización «tecnocrática», insensible al me- r i o de l a economía, típicamente manufacture-
d i o ambiente y conservadora. ro, a los sectores terciario y terciario avanza-
c) Cultural: L a filosofía de los sindicatos do, es decir, e l sector de servicios y de oficinas,
sigue basándose e n una idea decimonónica de así como ocupaciones de alta tecnología vincu-
conciencia y solidaridad de clase. Pero las cla- ladas al uso de l a logística informática y tele-
ses sociales como tales se han diluido. O. para mática, e l cálculo rápido de datos y la teoría
decirlo con mayor exactitud, la clase social se de los sistemas. Estos nuevos empleos n o tie-
h a fragmentado y transformado en una multi- nen una tradición sindical y ni siquiera pue-
tud de situaciones diferentes. Esto no significa den describirse adecuadamente sobre la base
que l a sociedad sea más igualitaria. Las divi- de las viejas tipologías sindicales. Casi necesa-
siones de clase existen pero son más sutiles y riamente, los sindicatos pierden contacto con
más difíciles de captar e n e l estilo de vida l a fuente misma de su legitimidad sustantiva:
generalmente homogéneo de l a clase media. e l puesto de trabajo. Incluso para entender l a
Los sindicatos han tardado en ajustarse a este nueva situación, la mayoría de los dirigentes
cambio. N o es de extrañar que necesariamente sindicales necesitarían recibir una capacita-
queden cada vez más al margen a menos que ción especial.
se produzca una profunda reforma cultural y En lo que respecta a l a imagen del sindica-
estructural. Los sindicatos corren e l peligro de to para e l público e n general, e l cambio es aún
terminar reducidos a un mero fenómeno re- más dramático. El ((sueño americano)) solía
sidual. concebirse tradicionalmente como una combi-
Desde e l punto de vista de su organización, nación de esfuerzo individual y buena suerte.
los sindicatos son todavía un producto del También representaba la posibilidad de gastar.
siglo XIX. Básicamente se organizan sobre l a Triunfar e n América siempre significó tener
base de los oficios. Si bien es cierto que, espe- dinero e n e l bolsillo, mucho dinero, dinero
cialmente en los Estados Unidos, con e l desa- para tirar. N o es sorprendente que e l lema de
rrollo de las industrias de producción e n masa, los sindicatos haya sido durante decenios «te-
los sindicatos cambiaron un tanto su estructu- ner más y más». Los sueldos y salarios eran l a
r a apartándose de las rígidas categorías de l a preocupación básica. Sin embargo, e l sueño
Federación Americana del Trabajo, orientadas americano se ha transformado. Y a n o se puede
sobre los oficios, hacia una orientación basada confundir con e l austero individualismo de los
más e n los empleos y l a industria propugnada pioneros. El famoso héroe americano, e l «self-
por e l Comité de Organización Industrial, aún made man», h a comenzado a despertar ciertas
n o han podido seguir e l r i t m o de l a innovación sospechas. Ni siquiera e l hombre de negocios
tecnológica. Es fácil ver los resultados. El nú- tiene tanto prestigio. Matarse trabajando aho-
mero de afiliados del AFL-CIO, que había r a es considerado más un signo de locura que
L a sociedad plziricéntrica y el destino del sindicalismo 447
una manifestación de la ética protestante. U n a nueva forma. Las expectativas individuales se-
persona obsesionada con e l trabajo es más rán objeto de mayor atención. L a predisposi-
bien alguien que necesita terapia. Resulta una ción tradicional a sacrificarse por e l bienestar
paradoja inquietante que los sindicatos no ha- de l a familia, los hijos y los nietos está e n vías
yan podido sacar ventaja alguna de estos cam- de extinción. L a idea de sacrificarse por un
bios. Los sindicatos n o han podido aprovechar futuro mejor dejará de ser una dimensión cru-
la pérdida de popularidad de los empresarios cial de l a existencia. A fin de sobrevivir e n un
porque siempre han sido considerados l a con- mundo en que han fracasado las ideologías
traparte necesaria de la empresa. Hasta ahora universales y e n que e l indivualismo gregario
no han tomado conciencia ni de los problemas está en alza, los sindicatos se transformarán e n
que plantea la ecología ni de una explotación grupos sociales de acción voluntaria, diferen-
equilibrada de los recursos naturales. tes de los grupos de presión empresariales,
En e l futuro, los sindicatos n o sólo deberán pero, al mismo tiempo caracterizados por una
interesarse e n obtener mayores ventajas eco- orientación pragmática para hacer frente a las
nómicas para sus afiliados, sino por s u calidad cuestiones concretas a medida que surgen,
de vida. Tendrán que convencerse, del hecho propugnando sus propias soluciones s i n olvi-
de que la fábrica n o puede separarse del resto dar la necesidad general de solidaridad inter-
de l a comunidad. A este respecto, habrá que personal. Esto n o puede olvidarse porque es l a
reconsiderar seriamente las disposiciones rela- esencia misma del sindicalismo e n tanto que
tivas al derecho de huelga, especialmente en movimiento histórico. S i n embargo, la solida-
los servicios públicos vitales. Las condiciones ridad se concebirá y se vivirá de otra manera:
normativas y no sólo la compensación mone- la conciencia de clase puramente ideológica y
taria se convertirán e n e l centro de atención. abstracta será reemplazada por l a práctica co-
En Europa los sindicatos se aprestan a repen- tidiana de trabajar j u n t o s p o r e l ((bien
sar las formas y métodos de l a lucha de clases común».
analizando la nueva estratificación social de-
terminada por l a innovación técnica. E n los
Estados Unidos e l sueño americano adquirirá Traducido del inglés
Notas
Referencias
F., II dilernrna dei sindacati americani. Comunita, Milan, 1954; Five Sceriariosfor the Year 2000,
FERRAROTT’I,
Greenwood Press, Westport, Nueva York, Londres. 1986.
Un nuevo programa internacional de
investigación de la UNESCO:
«La gestión de las transformaciones
sociales» (MOST)
El presente artículo es e l primero de una serie cias sociales locales, y la comprensión a fondo
de dos, cuya finalidad consiste e n informar a de l a relación que existe entre e l contexto lo-
l a comunidad internacional de las ciencias so- cal/mundial de un problema específico e n un
ciales y a otros lectores interesados acerca del determinado país o región.
nuevo programa de l a UNESCO titulado Las investigaciones internacionales compa-
((Gestión de las Transformaciones Sociales» radas sobre un tema determinado requieren
(MOST). Este programa internacional e inter- organización y cooperación multilaterales. L a
disciplinar de investigación comparada ha de dicotomía entre los países desarrollados y l a
servir para garantizar un apoyo sostenido a l a mayoría de los países en desarrollo en l o que
investigación de las ciencias sociales en los se refiere a l a infraestructura institucional de
países industrializados y las investigaciones de cien-
e n los países en desarrollo, Nadia Auriat, socióloga, trabaja como cias sociales, l a utilización
consultora para el programa MOST.
así como para dar respues- Sus publicaciones tratan de los méto-
de técnicas modernas d e l
ta a las necesidades de los dos de análisis de datos y la metodolo- análisis de l a ciencia social
responsables de l a formu- gía aplicada a la investigación e n cien- y l a participación e n confe-
lación de políticas nacio- cias sociales. rencias y simposios inter-
Paul de Guchtenerie es coordinador
nales y subnacionales, del programa MOST. Su experiencia nacionales, hace difícil en-
quienes deberían recurrir profesional está centrada en los cam- contrar una perspectiva
en alto grado a los conoci- pos de la investigación epidemiológica equilibrada para examinar
y la informática para las ciencias socia-
mientos producidos p o r les. Es presidente en ejercicio de la Fe- y analizar los problemas
una ciencia social de ca- deración Internacional de Organizacio- mundiales. U n a evalua-
lidad. nes de servicios de datos e n ciencias ción de los esfuerzos inter-
sociales (IFDO).
Las ciencias sociales es- L a dirección de los autores: SHSíIDS, nacionales de colaboración
tán pasando de una orien- UNESCO, 1 rue Miollis. 75732 Paris anteriores y presentes indi-
tación nacional, predomi- Cedex 15, Francia. caría que, a pesar de l a
nantemente interna, a una buena intención, con fre-
orientación más internacion: Se trata de un cuencia se da mayor importancia a las pers-
cambio oportuno y necesario de perspectiva, pectivas de los países desarrollados en l a for-
porque ya n o es posible hacer análisis adecua- mulación y l a metodología de los problemas,
dos y producir resultados sustantivos y bien mientras que l a aportación de los especialistas
fundados de l a investigación con objeto de en ciencias sociales de los países en desarrollo
proporcionar información adecuada para las queda relegada a un segundo plano. Cuando se
opciones de políticas, s i n considerar la inter- examina la influencia d e l comportamiento hu-
dependencia entre las naciones y los modos en mano e n l a degradación ambiental, es posible
que e l contexto local concreto de un problema por ejemplo que se preste más atención al
incide e n la dinámica política y económica crecimiento demográfico, e n detrimento de las
mundial. Para ello son necesarias l a competen- cuestiones igualmente pertinentes d e l consu-
cia y conocimientos especializados de las cien- m o excesivo y l a producción de desechos. Es-
U n o de los temas del programa MOST concerniente a las sociedades pluri-étnicas. U n a familia de emigrantes
llegados de Méjico con e l fotógrafo en Nueva York. Kemrneiher/Keystone
tiempo, núcleos donde se concentra e l poder injusta del sistema mundial. El proceso de ur-
político y económico. Son también lugares banización, especialmente e n los grandes paí-
donde surgen grandes problemas sociales. eco- ses en desarrollo, ha creado problemas de di-
nómicos, educativos, culturales y ambientales rección acuciantes y enteramente nuevos. Son
que dificultan cada vez más su gestión, e n problemas referentes, entre otras cosas, al cre-
particular en los países en desarrollo. L a cimiento demográfico, la planificación urba-
CNUMAD-92 de Río de Janeiro ha afirmado na, la educación, los conflictos sociales, o a l a
q u e una de las grandes prioridades de cara al salud y e l medio ambiente. Los proyectos refe-
siglo X X I será l a gestión racional de las ciuda- rentes a este tema tendrán una utilidad prácti-
des. Sin embargo, n o es posible separar a l a ca muy considerable y atraerán probablemente
ciudad de s u marco. mundial y local. Las ciu- tanto e l interés como e l apoyo financiero de
dades dependen, de m u y diversos modos, del algunos municipios.
campo circundante, de donde han venido, a l o
largo de l a historia, esos migrantes, que ahora
c) La gestión local y regional
vienen también del extranjero y de las regio-
de las transformaciones económicas,
nes periféricas. D e ahí que muchas megápolis,
técnicas y ambientales
e n particular, se hayan convertido e n sistemas
urbanos organizados jerárquicamente, que re- L a tecnología y los mercados se han converti-
producen e n un espacio limitado la estructura do e n fuerzas mundiales, con dinámicas pro-
452 Nadia Auriat y Paul de Giichtenerie
Bidonville e n Chandigarh, India. En último plano. edificios de L e Corbusier (1953) para las asambleas legislativas
de los Estados de Haryana y Punjab. El crecimiento y la estructura social de las ciudades constituyen uno de los
centros de interés del programa MOST de UNESCO. Rapho.
Cln niievo programa internacional de investigacióti de la CINESCO:
« L a XestiOn de las tratisfori?iacioties sociales» (MOST) 455
Manifestaciones en Chile contra las medidas proteccionistas impuestas e n los países importadores de uva chilena.
Las restricciones e n los intercambio a nivel global provocan disturbios sociales a nivel local. Esta es una de las
preocupaciones del programa MOST. T I ~ O 13 Pend/Sipa
Pierre Weiss
El fin de la guerra fría y e l nuevo mapa inter- consecuencias económicas, sociales y cultura-
nacional han impulsado la reflexión e n pro- l e s de las biotecnologías y desarrollado un pro-
fundidad de cuál podría ser l a misión de una yecto de investigación sobre los «Futuros de l a
UNESCO «revitalizada» que responda a las cultura)), animado por la Sra. Eleonora Barbie-
múltiples expectativas de l a comunidad inter- ri Masini. L a segunda función de este progra-
nacional ya e n e l umbral del siglo XXI. m a es la de crear un centro de intercambio de
Esta aproximación prospectiva toma, e n información con vistas a recoger y difundir los
UNESCO. un doble camino: de acuerdo con trabajos de prospectiva realizados e n e l mun-
una tradición que, e n e l pasado, ha dado lu- do. Este centro de intercambio informativo se
gar a l a elaboración de informes t a n fa- basa en l a puesta a punto de una base informa-
mosos como e l de Edgard Faure sobre educa- tizada de datos bibliográficos denominada
ción o e l Sean Mac Bride sobre comunicación, «FUTURESCO» y un boletín informativo al
UNESCO ha propuesto en e l curso de los últi- respecto de carácter semestral (((UNESCO
mos meses tres grandes puntos de reflexión Future ScadFUTURESCO))). Este centro de
que deberían contribuir a renovar los contac- intercambio informativo, iniciado con e l con-
tos mantenidos por l a comunidad internacio- curso de las cuatro principales ONG especiali-
nal e n los albores d e l siglo XXI: e l «Forum de zadas e n prospectiva (World Future Society.
reflexión» del Consejo Ejecutivo de la Organi- Fédération mondiale des études prospectives.
zación, l a Comisión M u n d i a l de Cultura y D e - International Library for Future Studies y Fu-
sarrollo, presidida por M. Javier Pérez de Cué- turibles Internacional) implicará progresiva-
llar y l a Comisión Internacional para l a Educa- mente a otros participantes, sobre todo a las
ción en e l siglo XXI, presidida por M. Jacques comisiones nacionales de los estados miem-
Delors. Por otro lado, UNESCO ha creado, bros. Finalmente, e l tercer objetivo del progra-
a partir de 1984, un programa específico en m a es e l de promover la difusión de los méto-
el terreno de l a prospectiva. Llamado e n un dos y resultados de l a prospectiva mediante
principio ((Reflexiones sobre los problemas actividades educativas y de formación junto a
mundiales y estudios iprospectivos)) y poste- s u natural complemento: la publicación de
riormente, a partir de 1990, ((Estudios pros- manuales y material didáctico. Al respecto, y
pectivos)), este programa persigue tres objeti- e n 1993, han sido pues publicados «Why Fu-
vos: constituir un ((observatorio)) con vistas a tures Studies)) de Eleonora Masini y «From
detectar e informar sobre las distintas implica- anticipation to action: a handbook o f strategic
ciones de hechos portadores de futuro. Por prospective» de Michel Godet.
ejemplo. han sido puestas e n evidencia las
C. Owusu Kwarteng
Introducción
Gran parte de las obras teóricas relativas al
Mercado Único Europeo de 1992 se han cen-
trado básicamente en sus efectos dentro de la
propia Europa y prácticamente han desestima-
do sus repercusiones externas. Preocupa cada
vez más a los países e n desarrollo e n general, y
a los de África en particular, que e l avance
hacia la integración europea signifique un nue-
vo proteccionismo. países de Lomé (en s u ma-
L a Comisión Europea yor parte africanos), l o
C. Owusu Kwarteng es Profesor Auxi-
ha tratado de disipar los liar de Ciencias Políticas en la Univer- hizo con referencia al Mer-
temores de los líderes afri- sidad Estatal de Morgan, Baltimore. cado Ú n i c o Europeo y a
canos ofreciendo una «ga- Estados Unidos de América. S u espe- losvínculos euroafric
cialidad es Africa y actualmente escri-
rantía política)) de que los be un libro sobre las consecuencias de <(quese remontaban
objetivos de la integración ia integración europea para ese conti- e n l a historia^^.
europea no han de lograrse nente. Su dirección es P.O. Box 8453. Dirigentes y académi-
Baltimore, MD. 2 1234. Estados Uni-
a expensas de terceros paí- dos de América. cos d e l Tercer M u n d o han
ses'. L a Comisión ha ma- aducido muchas veces que
L
nifestado que e n 1992 n o l a interdependencia mun-
comenzará una ((Europa dial, tomando como ejem-
fortaleza)) y que la Comu- plo las relaciones entre l a
nidad Europea, en su ca- Comunidad Europea y los
rácter de primer bloque co- países de ACP, es asimétri-
mercial del mundo, tendrá ca y refuerza las desigual-
un interés fundamental e n un sistema comer-
cial internacional libre y abierto.
El presente artículo obedece al propósito
de examinar e l plan de las Comunidades Euro-
peas para 1992 y sus consecuencias para los
países africanos. E l análisis se centra e n los
ámbitos del comercio, l a inversión, la asisten-
cia externa y las relaciones humanas.
Durante muchos siglos, las relaciones eco-
nómicas de África se han orientado hacia e l
norte, hacia Europa. L a incorporación de la
economía de África en la economía mundial,
A pesar del ((tratamiento preferente)) que dad Europea han concertado con países en
tiene África e n ia política exterior europea. es
desarrollo acuerdos bilaterales sobre limita-
indudable que l a integración europea entraña ción de las exportaciones, tales como e l Acuer-
una posible amenaza a l a supervivencia del do multifibras.
continente e n l a economía mundial5. D i e t e r En el caso de los países europeos que for-
Frisch, Director general para e l Desarrollo en m a n parte en la Convención de Lomé, las
las Comunidades Europeas, reconoció q u e consecuencias de (( 1 9 9 2 ~deben evaluarse e n
África era vulnerable a una competencia in- e l contexto de la evolución de las relaciones
tensa cuando. en s u alocución, utilizó dos paí-entre l a Comunidad Económica Europea y los
ses africanos como ejemplos de los distintos países de ACP8. Si bien muchos países de Áfri-
efectos que surtiría ((1992)). En un discurso ca t i e n e n acceso preferente al mercado de la
acerca de los efectos del Mercado Común, ma- Comunidad Europea, gracias a la Convención
nifestó que, por ejemplo, éste redundaría más de Lomé, l a tendencia ha sido que l a Comuni-
e n beneficio del Japón que de un país en desa- dad limite las exportaciones de productos agrí-
rrollo como e l Senegal y, entre los países en colas africanos a productos básicos (en gran
desarrollo, Corea d e l Sur se beneficiaría más medida n o elaborados) que n o compitan con
que Burkina Faso6. productos europeos. Los efectos de (( 1992))
El Mercado Común de l a Comunidad Eu- preocupan también a los países africanos que
ropea se desarrolla e n un momento en que l a n o están comprendidos e n e l alcance de la
situación económica de África se deteriora, Convención de Lomé. L a región del Medite-
incluso en comparación con otros países e n rráneo meridional, que incluye países tales
desarrollo. En una evaluación comparativa del como Argelia y Túnez, constituye un impor-
desarrollo e n otras regiones del Tercer Mundo, tante mercado para l a Comunidad Europea, ya
e l informe de la O C D E titulado Development que absorbe más del 1 0 % del total de las
Co-operation in the 1990s señala que, e n e l exportaciones de ésta, vale a decir, más que
caso de los países africanos de bajos ingresos, todos los países de ACP sumados y la m i t a d de
e l ingreso per cápita prácticamente no ha au- las exportaciones de l a Comunidad a los Esta-
mentado e n los dos últimos decenios como dos Unidos9. Además de los vínculos económi-
consecuencia de problemas estructurales pro- cos, esta región, y particularmente l a U n i ó n
fundamente arraigados, de graves deficiencias del Magreb Árabe, reviste gran importancia
en materia política y de las condiciones exter- geopolítica para Europa. Históricamente. los
nas adversas’. mundos cristiano, judío y musulmán, la civili-
zación europea y l a civilización oriental, han
coexistido en e l Mediterráneo. Además, este
África en el contexto de la política mar que comparten Europa y África del Norte
de la Comunidad Europea es una zona donde existen vivas tensiones de-
respecto del Tercer Mundo mográficas y graves problemas ecológicosI0.
Más de un m i l l ó n de norteafricanos traba-
L a política de la Comunidad respecto al Ter- j a n e n Europa. En razón de los importantes
cer M u n d o ha sido configurada por tres ele- vínculos económicos y sociales, poco después
mentos principales: e l arancel externo común, de suscrita l a primera Convención de Lomé en
l a política agrícola común y una política par- 1975, l a Comunidad firmó en 1976 acuerdos
cial de asistencia de l a Comunidad. El arancel de cooperación con Marruecos, Argelia y Tú-
común significa que las bases de l a política nez. En 1977 se concertó un acuerdo similar
comercial exterior de Europa se establecen a con Egipto. Los acuerdos prevén: a) acceso
nivel comunitario. Por ejemplo, los países libre de impuestos de los productos industria-
miembros de la CEE adoptan una posición les al mercado de l a Comunidad y tarifas pre-
común en reuniones del GATT y la UNC- ferentes para los productos agrícolas: b) ayuda
TAD. Sin embargo, l a unidad se reduce en l a para e l desarrollo (por un importe de 1.600
práctica porque los países miembros de l a Co- millones de ecu para e l período comprendido
munidad adoptan medidas e n e l plano nacio- entre 1985 y 1991) y c) e l establecimiento de
n a l que ejercen influencia sobre l a política instituciones para facilitar e l diálogo entre las
comercial. Algunos miembros de l a Comuni- dos partes.
.@frica 1' ei úesajío 46 1
Yacimiento petrolífero de Ras¡-Kounga. Gabón. El petróleo genera una fuente de divisas para algunos paises
africanos, pero, generalmente, las exportaciones africanas corren e l riesgo de ver acrecentadas SUS dificultades a
causa de l a unión económica europea.
-
El año ((1993))será difícil, pues estos países bienes. servicios y capitales dentro de l a Co-
de África del Norte deberán enfrentarse con munidad. El fin de las fronteras e n Europa
una Europa más poderosa. Debido, particular- tiene repercusiones inmediatas para e l comer-
mente, a la inflexible política de precios de cio de África con ese continente. En una Euro-
Argelia. se teme que para 1995 las Comunida- pa s i n fronteras, los países africanos que han
des Europeas recurran a Noruega y a la ex venido exportando bananas a algunos países
U n i ó n Soviética para sus importaciones de gas de l a Comunidad, e n virtud de ciertos acuerdos
natural. l a mayor parte de las cuales hasta especiales, tendrán que hacer frente a l a com-
ahora han procedido de Argelia". Ello podría petencia de las bananas procedentes de Améri-
afectar a los precios del petróleo y, por l o ca Central, cuyo principal punto de entrada es
tanto. a los países africanos que lo exportan. Alemania. L a Comunidad tendría que reem-
plazar estos diversos regímenes con una políti-
ca común en l a materia. Para 1993, las normas
Efectos de la desreglamentación y reglamentos técnicos se fijarán e n gran parte
interna a nivel comunitario. Existe la posibilidad de
que, por razones de salud pública, seguridad y
L a Ley sobre una Europa Única ( 1 987) obede- protección ambiental, los reglamentos armoni-
ce al propósito de levantar para 1992 las barre- zados a nivel de l a Comunidad sean más es-
ras físicas, fiscales y técnicas que quedan e n trictos que los vigentes (en cada país). Para los
p i e para e l libre desplazamiento de personas, países africanos, l a armonización de las nor-
462 C. Owusu Kwarteng
mas entraña dificultades de ajuste en tres pla- nores a medida que se reduzcan los aranceles
nos: técnico, financiero y temporal. Aunque la e n l a negociación con Uruguay13.
Comunidad Europea se incline por normas Incluso en Europa se ha indicado que los
internacionales o normas aplicables concreta- países ACP (y los africanos) están e n una si-
mente e n ella, los problemas se agravan por e l tuación m u y delicada entre el proteccionismo
hecho de que los países africanos n o partici- (en l a Comunidad Europea) y el ultralibera-
pan adecuadamente en l a elaboración de nor- lismo» (estilo GATT)I4.Por ejemplo, l a libera-
mas a nivel internacional ni están representa- lización agrícola e n e l marco de los acuerdos
dos e n los órganos competentes de l a CEE. con Uruguay podría hacer que las necesidades
L a armonización, con e l tiempo, de la polí- de divisas de África ascendieran a unos
tica de los Estados miembros de l a Comuni- 600 millones de dólares porque podrían subir
dad Europea e n materia de inmigración plan- los precios agrícolas mundiales y, e n general,
tea graves problemas para los futuros inmi- África es un importador neto de alimentos15.
grantes y viajeros africanos. Por ejemplo, una L a Comunidad Europea había observado an-
ley belga de 1982, permite encarcelar y luego tes que, habida cuenta de que su política co-
repatriar s i n más trámite, los residentes ex- mercial era liberal y de que propiciaba que las
tranjeros reconocidos culpables de delitos gra- fuerzas del mercado determinaran las corrien-
ves como actos de terrorismo, tráfico de dro- tes comerciales dentro de su régimen en l a
gas, toma de rehenes o robo a mano armada. materia, n o era posible hablar de garantías per-
Ello suscita especial preocupación para los nu- manentes para los países de ACP e n un futuro
merosos norteafricanos que residen en Bélgica, indeterminadoL6.A l a reducción de las prefe-
que han vivido toda su vida e n ese país y los rencias hay que agregar l a diversificación de
que tienen e n $1 familias o parientes cerca- las importaciones de l a Comunidad Europea;
nos1*. Para e l Africa d e l Norte árabe, e l au- se están diversificando las fuentes de suminis-
mento de los problemas económicos y el auge t r o de materias primas y, así, se importa cacao
del fundamentalismo islámico n o son tolera- de Malasia, café de América Latina. bananas
bles a medida que e n Europa se hacen más de América Central y de América Latina, etc.
estrictos los controles fronterizos y se coordina Habida cuenta de que e l comercio agrícola
l a política de inmigración a fin de combatir e l es uno de los ámbitos que más interesan a
terrorismo y l a inmigración ilegal. África, también son importantes los proble-
mas propios del sector. En e l decenio de 1960
se estableció l a política agrícola común a fin
El sistema del GATT, de afrontar los problemas económicos de la
la Comunidad Económica en 1992 agricultura europea. En nuestros días, su razón
y África de ser es básicamente política. Según Stefan
Musto, las cinco consecuencias principales de
El ex Secretario General de l a ACP, Edwin los efectos de l a política agrícola común sobre
Carrington, hablando e n un simposio sobre los los países menos adelantados son las siguien-
efectos de 1992 para África celebrado e n Ac- tes: 1) impone restricciones a las importacio-
era (Ghana) e n agosto de 1989, observó que nes agrícolas procedentes de los países menos
las preferencias n o recíprocas eran sacrificadas desarrollados: 2) ejerce presión a l a baja sobre
en el altar del liberalismo. Como ejemplo los precios e n el mercado mundial; 3) contri-
práctico, observó que las concesiones de l a buye a desestabilizar los precios de los alimen-
Comunidad Europea al GATT e n el contexto tos en los mercados mundiales; 4) permite que
de los productos tropicales reducirían e n un las exportaciones subvencionadas de la Comu-
solo año las preferencias a los países ACP en nidad compitan con exportaciones de países
unos 75 millones de ecu. L a verdad es que l a menos desarrollados y 5) introduce un factor
Convención de Lomé redundaría en escaso de distorsión en la división internacional del
beneficio para África, a pesar de l a franquicia trabajo en los ámbitos de l a producción de
acordada para sus productos básicos, ya que l a alimentos y el comercio”. L a posibilidad de
que se aplica a la mayor parte de los productos que la política agrícola común sea modificada
básicos procedentes de otros países es baja. tal vez dependa e n gran medida de los propios
Además, las ventajas relativas serán aún me- problemas presupuestarios de la Comunidad
&ica y el deTafio 463
Europea, más que del resultado de las negocia- Vicepresidente de la Comisión Europea, Euro-
ciones comerciales multilaterales en e l G A T T . pa necesita tiempo para digerir los aconteci-
Los excedentes agrícolas de la CEE han mientos e n e l Este en razón de l a importancia
tenido importancia e n l a ayuda alimentaria de histórica que revisten para l a Comunidad”.
la Comunidad a África. Sin embargo, esta ayu- Según Edwin Carrington, ex Secretario Ge-
da puede impedir que los países africanos lle- neral de la ACP, la apertura del mercado Único
guen a ser al mismo tiempo autosuficientes a e n 1992 constituye e l ejemplo más claro de l a
nivel agrícola y competitivos e n los mercados tendencia general hacia bloques comerciales
mundiales. Podría ocurrir que los agricultores de mayor magnitud, como la zona de libre
africanos, al igual que los agricultores de otras comercio de los Estados UnidosICanadá (y
partes del Tercer Mundo, dejaran de trabajar Méjico). E n 1988, los Estados Unidos firma-
la tierra al verse imposibilitados de competir r o n un histórico acuerdo de libre comercio con
con las exportaciones subvencionadas proce- e l Canadá. ahora ampliado para incluir a M é -
dentes de la Comunidad Europea o de otras jico. Habida cuenta d e que e l Canadá es e l
naciones industrializadas. mayor asociado comercial de los Estados Uni-
dos, y Méjico e l tercero e n importancia, evi-
dentemente está surgiendo un superbloque e n
Otros problemas externos América del Norte?’. En e l Lejano Oriente, e l
Japón trae a l a mente recuerdos del plan de
U n a confluencia de acontecimientos «ajenos» prosperidad para l a gran Asia oriental después
a la Comunidad Europea. pero en mayor o de la Segunda Guerra M u n d i a l mientras a la
menor medida derivados de los efectos de vez tenía lazos económicos más estrechos con
((1 993», agrava e l problema que significa eva- los países recientemente industrializados de
luar los efectos para los países africanos. Un0 Asia. Estos ajustes pueden surtir e l efecto de
de esos problemas es la preocupación de l a relegar a África a l a periferia de l a economía
Comunidad Europea hacia sus vecinos de Eu- mundial.
ropa del Este. Muchos observadores coinciden
e n que. e n atención a los acontecimientos sin
precedentes ocurridos e n l a Europa del Este, l a Peligros para el acceso
Comunidad Europea ha comenzado a centrali- a los mercados
zar de nuevo la atención e n s u propio contexto
regional’ *. Los efectos que ha de tener a 1992)) pueden ser
Cuando e l ex Presidente del Banco Mun- calificados a l a vez de oportunidad y de dura
dial. Barber Conable, visitó Bonn e n j u n i o de prueba. Un ex Presidente de Nigeria, Olesegun
1990, una de las cosas que más l e preocupaban Obasanjo, refiriéndose al tema «Los efectos de
era e l significado del proceso de l a reunifica- la Europa de 1992 para e l África occidental))
ción alemana para la política de ese país en en e l curso de una reunión de dirigentes africa-
materia de asistencia e n e l futuro19. El papel nos e n Bruselas, reconoció que, en e l plano de
que ha de desempeñar Alemania e n e l Este. las generalidades, nadie podía dudar de que l a
particularmente e n l a U n i ó n Soviética, ha concreción del Mercado único e n Europa abri-
sembrado la incertidumbre en todos los círcu- ría considerables oportunidades (para Africa),
los de asistencia e n cuanto al papel que tendrá además de afianzar e l sistema comercial inter-
Alemania respecto del Tercer M u n d o e n e l fu- nacional23. Entre las oportunidades se inclui-
turolO. ría la de vender a un mercado único de más de
L a preocupación africana por los cambios 340 millones de consumidores y tener que vér-
que se producen e n e l Este constituye un dile- selas con un conjunto uniforme de normas y
m a político para Europa. Por una parte. l a procedimientos, e n contraposición a 12 con-
Comunidad Europea n o quiere dar l a impre- juntos distintos de requisitos. El auge de l a
sión de estar sacrificando sus relaciones con economía europea podría aumentar l a deman-
África e n aras de la unidad europea. Por l a da para l a importación de productos prima-
otra, Europa n o puede darse e l lujo de descui- rios. D e ocurrir esto, era probable que se bene-
dar los acontecimientos «históricos» que t ie- ficiaran los exportadores africanos de produc-
nen lugar e n sus fronteras. Como observó e l tos primarios.
464 C. OWUSU
Kwarteng
fondos adicionales a regiones en situación más fona consitía e n s u paridad con e l franco fran-
desventajosa de la Comunidad Europea como cés, que l e daba una relativa estabilidad e n
parte de una «asistencia de solidaridad)) o comparación con la mayoría de las demás mo-
como «compensación» por ajustarse a las ne- nedas africanas. Ello servía para asegurar a los
cesidades de la liberalización interna. Según inversionistas que el capital invertido en esos
Francis Wurtz, relator de la Asamblea M i x t a países mantendria su valor. El deterioro de l a
de l a ACP y l a Comunidad Económica Euro- economía ha desbaratado e l m i t o de la solidez
pea, mientras la asistencia estructural a las financiera de l a zona del franco.
regiones menos favorecidas dentro de la Co- Para los países e n desarrollo, las inversio-
munidad Europea se triplica, la parte del pre- nes e n la propia Europa, e n e l contexto del
supuesto de la Comunidad destinada a la asis- mercado único, suscitan l a preocupación de
tencia para e l desarrollo se mantiene estanca- que se destinen fondos de inversión a otras
da'8. regiones menos competitivas. Dejando de lado
U n a reducción de la ayuda al desarrollo a Europa occidental como lugar de inversio-
prestada por la Comunidad Europea a África nes, Europa del Este compite con los países
podría afectar e n particular a los países políti- que tradicionalmente recibían inversiones de
camente vulnerables, que n o sólo tienen que l a Comunidad Europea por diversas razones:
soportar una pesada carga de la deuda sino 1) la proximidad geográfica, 2) e l nivel más
que también dependen e n gran medida de l a avanzado de desarrollo y 3) l a idoneidad de los
asistencia de la Comunidad Europea para re- productos. Por ejemplo. e l ingreso per cápita
formar su economía al tiempo de llevar a cabo en Polonia es de 2.000 dólares al año y los 43
la hercúlea tarea del ajuste estructural. L a deu- países más pobres del mundo tienen en pro-
da externa de África aumentó de 128.000 mi- medio un ingreso inferior a los 300 dólares por
llones de dólares a fines de 1982 a 169.000 mi- año3'.
llones a fines de 1985; según la Organización U n a recesión masiva de capitales e n África
de l a Unidad Africana, para fines de 1995 se sería incompatible con e l espíritu de la Con-
prevé que e l importe medio anual de los pagos vención de Lomé, que obedecía al propósito
por concepto de servicio de l a deuda llegará a de aumentar las inversiones de l a Comunidad
unos 31.000 mil!ones de dólares, un 48 O/o de Europea e n los países beneficiarios. S i la de-
los ingresos del continente por concepto de ex- sinversión constituyera un efecto secundario
p~rtación~~. negativo del mercado único, los programas de
inversión de Lomé podrían encontrarse con
que s u financiación procede únicamente de
Inversiones y cuestiones conexas fondos públicos, l o que redundaría e n detri-
mento de los países africanos ya perjudicados
Las posibilidades de establecimiento de una por la reducción de la asistencia social y de las
moneda europea única durante este decenio corrientes privadas3'.
también es motivo de preocupación para Áfri- L a gran reestructuración del sector de los
ca. Francia y los países francófonos se encuen- servicios en l a Comunidad Europea abrirá s i n
tran ante un dilema, Para Francia, un repudio lugar a dudas nuevas oportunidades de inver-
de s u apoyo a la zona del franco significaría sión en la Comunidad. Es posible que de esos
una disminución de su influencia política y cambios salgan fortalecidas las empresas euro-
económica e n sus ex colonias. Será difícil peas y, e n consecuencia, éstas podrán aumen-
mantener la paridad del franco francés a medi- tar s u presencia e n África. Ello ocurrirá e n un
da que Europa avanza hacia una unidad mo- momento e n que algunos países africanos es-
netaria que, e n gran parte, reflejará más e l t é n implantando programas de ajuste estructu-
bajo nivel de la inflación e n Alemania que los ral. Por ejemplo, e n Ghana y Nigeria se han
índices más elevados que se han venido regis- privatizado grandes empresas públicas. En el
trando en Francia hasta hace poco. Ello puede África meridional, los nuevos y promisorios
ejercer mayor presión sobre la zona d e l fran- acontecimientos políticos, como la indepen-
co30. dencia de Namibia y las posibilidades de paz
U n a de las ventajas que tenía la moneda en Angola, podrían crear algunas condiciones
C F A de la zona d e l franco e n e l África francó- políticas mínimas para l a inversión extranjera.
466 C. O w s u Kwarteng
Habida cuenta de que e l proceso de ajuste cerciorarse de que las corrientes de asistencia
a normas europeas más estrictas después de oficial a Europa oriental n o redunden en des-
1992 resultará costoso y engorroso para l a ma- medro de los presupuestos de ayuda a África.
yoría de los países africanos, sería importante El plan de l a Comunidad Europea de com-
que recibieran asistencia técnica a estos efec- pletar para 1993 e l mercado interno constituye
tos, particularmente de la Comunidad Euro- s i n duda una dura prueba para África. Lo que
pea. Esa asistencia podría revestir la forma de está e n juego es l a capacidad d e l continente
transmisión de tecnología. africano para optimizar los beneficios que
Tras la creación del mercado único, la Co- puede obtener y superar e l proteccionismo que
munidad Europea debe resistir también l a ten- puede entrañar. Los países de África deben
tación de implantar medidas excesivamente formular una politica e n materia de comercio
proteccionistas como compensación por l a e inversión que les permita competir en Euro-
abolición de cuotas, aranceles e impuestos pa después de 1992.
dentro de ella. L a Comunidad también debe Traducido del inglés
l. Manuel Marín, Vicepresidente 6. «Le Grand Marché Interieur 11. Baffour Ankomah, «Who isn't
de la Comisión de las de 1992 et les Pays e n Afraid o f 1992?», New Afiican.
Comunidades Europeas, «Lome Developpement)), declaración febrero de 1989. pág. 25.
I V the Scope o f a new formulada por Dieter Frisch,
Convention)). Courier. # 120. Director General de Desarrollo de 12. ((Forced Return Vs Human
marzo y abril de 1990, pág. 12. la Comisión de la Comunidad Rights», The Bulletin (Bélgica),
Europea, Bonn, 25 de octubre de # 8 , 22 de febrero de 1990, pág.
2. Acerca de la ideología de 1988. pág. 8. 19.
Euroáfrica y sus consecuencias
para e l desarrollo africano. véase 13. Financia1 Times, 7 de junio
7. OCDE, Developnient
por ejemplo, C u y Martin, de 1990.
Co-Operation in the 1990s. París,
((African and the Ideology of
diciembre de 1989, págs. 48 a 50.
Euro-Africa: Neo-Colonialism or 14. Francis Wurtz, relator de la
pan-Africanism?)), Journal qf Asamblea M i x t a de la Comisión
Modern African Studies, 20, 2, 8. E n 1975, la Comunidad de las Comunidades Europeas y
1982, págs. 221 a 238. Europea firmó en Lomé un los países de ACP acerca de los
tratado de cooperación con un efectos del mercado único,
3. ((Presenting the Commission's grupo de ex colonias, conocido entrevista publicada e n C o w i e r ,
Programme for 1990)). generalmente como Convención # 118. noviembre y diciembre de
declaración formulada por de Lomé. En la actualidad son 1989, pág. 2.
Jacques Delors, Presidente de la partes en e,sta Convención 69
Comunidad Europea. ante el paises de Africa, el Caribe y el 15. Firiaricial Times. 7 de junio
Parlamento Europeo, Estrasburgo, Pacífico (ACP). de 1990.
Francia, 17 de enero de 1990,
pág. 15. 9. Comunidad Europea, «The 16. L.D.M. Mackenzie. «Export
European Community and the from ACP Countries to EEC
4. En una entrevista personal en under Lomé 111 Regulations)),
Developing Countries». Bruselas,
la Embajada de Filipinas e n junio de 1989. pág. 5. Conferencia de la CDI, Nairobi,
Bruselas. febrero de 1987. pág. 7.
5. Michael Davenport, «Africa 10. ((Presenting the Commission's 17. Véase Stefan A. Musto, «The
and the unimportance o f Being Programme para I990», Common Agricultura1 Policy o f
Preferred)), Joiirrial of Cortimori declaración de Jacques Delorc, the European Community and I t s
Market Sludies # 2, junio de 1992 pág. 14. Consquences for Less Developed
468 C. Owiisu Kwarteng
Countries)), Dociirnentu interno aparecido en M’esf ..?frica, 8 a 14 3 1. «World’s Poor Cry Betrayal
(Comunidades Europeas), # 15. de mayo de 1989. pág. 716. as EC Cuts Expori Fundsn, The
1990, pág. 285. Times, 13 de octubre de 1989.
24. Jurgen Zattler, «The Effects
18. Edwin Carrington. ex o f Structural Adjustment 32. «ACP/EC 1992 and Private
Secretario General de l a Programmes)), Intereconomics, Investment)), Telex África, # 349.
Conferencia de los Paises de noviembre y diciembre de 1989. 12 de julio de 1989, pág. 1.
ACP. declaración formulada e n pág. 284.
Accra e n agosto de 1989 e n l a 33. Edward Mayo, ((Beyond
Conferencia acerca de los Efectos 25. Europe in 1992: «The Shape 1992: The Effects of the Single
de 1992 para la Unidad Africana. of the Things to Come». A.fiica European Market on the World’s
Cuncord (Nigeria). 24 de abril de Poom, pág. 7.
19. «Conable in Boon», 1989. pág. 24.
Developmerif and Cooperafion. 34. Entrevista por Anne-Marie
# 4. 1990. pág. 32. 26. «Third Wolrd Watches Lizin. Secretaria de Estado para
Anxiously as A i d Flows to Bélgica, por Francis Kpatinde.
20. Véase «German Unity and Eastern Europen, Financial publicada e n Jeme Afriqire,
Global Survival». De~~eluprnent Tinies. 12 de diciembre de 1989. # 1504, 30 de octubre de 1989,
and Cooperatiori, # 4, 1990, pág. pág. 48.
2. 27. Citado e n ibid.
35. L.D.M. Mackenzie.
2 l. Manuel Marín, 28. Frances Wurtz, Relator de la Exportaciones de los países de
Vicepresidente de la Comisión Asamblea Mixta ACP-CEE acerca ACP a l a Comunidad Europea
Europea, discurso pronunciado e n de los efectos del mercado único, con arreglo a las normas de la 111
ocasión de la firma de la Cuarta entrevista publicada e n courier. Convención de Lomé,
Convención de Lomé. Lomé. # 118, pág. 3. Conferencia de la CDI, Nairobi,
Togo. 1 5 de diciembre de 1989, febrero de 1987, págs. 4 y 5.
pág. 3. 29. Organización de la Unidad
22. «Auf Wiedersehen. USAD, Africana, ttAfrican Common 36. Ibid. pág. 5.
International hfanagement, junio Position on Africa’s Externa1
de 1990. pág. 32. Debt Conditionsn, EAHGí2 (111),
Addis Abeba. pág. 5. 37. Véase Financial Times. 7 de
junio de 1990.
23. Olesegun Abasanjo,
((Leverage Against 1 9 9 2 ~ . 30. Financial Times, 17 de julio
Extractos de s u discurso de 1990. 38. ibid.
Reflexiones sobre una
nueva construcción de Europa
Valentin L i p a t t i
vos que determinaron l a acción de unos y ofrecerles una condición de igualdad con las
otros e n esta larga marcha hacia e l Acta Final grandes potencias. darles mayor libertad de
del 1" de agosto de 1975. T a l vez podríamos acción y permitirles así desempeñar un papel
distinguir aquí tres líneas de pensamiento y de más importante e n la concertación europea.
conducta políticos. En una primera etapa de Para un país como Rumania, por ejemplo,
su reflexión, los soviéticos concebían la Confe- cuyas opciones eran a la sazón muy distintas
rencia como una simple reunión de propagan- de las de la ((comunidad de los paises socialis-
da a favor de la paz y e l entendimiento inter- tas)) (que e n último término se reducían a los
nacionales. Pero Moscú n o tardó e n compren- intereses de l a U n i ó n Soviética como superpo-
der que l e convenía plantearla como una tencia). l a oposición entre grandes y pequeños
especie de conferencia de la paz, y ello tanto habría de definir su conducta política durante
más cuanto que, por las razones que sabemos, todo e l curso de las negociaciones. Todo lo que
un tratado con la Alemania vencida n o había hicieron entonces los países medianos y pe-
puesto término a la Segunda Guerra Mundial. queños obedecía a fin de cuentas al propósito
A partir de ese momento, la Conferencia de de reemplazar como única alternativa válida
Helsinki tuvo para los soviéticos la finalidad la política de esferas de influencia, fundadas
de ratificar, del modo más categórico posible, e n el empleo de l a fuerza y l a existencia de
las realidades geopolíticas existentes, es decir bloques, por un sistema de seguridad europea.
la legitimidad y la inviolabilidad de las fronte- Creo entonces que l a relación Este-Oeste coe-
ras e n la Europa posterior a 1945. D e esta xistía e n la Conferencia con una relación en
manera, l a U n i ó n Soviética concibió la Confe- que se contraponían las grandes potencias a
rencia como un proyecto eminentemente está- los países pequeños, cualquiera que fuese su
tico y orientado hacia la consagración de este sistema sociopolítico o ideológico. Por esas
pasado reciente. Para los occidentales, e n cam- razones, estos últimos propiciaban una orien-
bio, e l objetivo esencial de la Conferencia de- tación que hiciera de l a Conferencia de Helsin-
bía ser la liberalización gradual de los regíme- ki y sus reuniones complementarias un proyec-
nes comunistas de Europa del Este. Si los to político original y deliberadamente prospec-
soviéticos y sus aliados querían lograr que se tivo.
convocara a este foro paneuropeo, y obtener Los importantes resultados con que conclu-
e n consecuencia e l reconocimiento de las fron- yó la Conferencia hicieron que algunos creye-
teras de l a posguerra, estaban obligados a res- ran que la distensión era irreversible. Lamen-
petar los derechos humanos y las libertades tablemente, resultó ser un proceso frágil, que
fundamentales. Así pues. para conseguir e l pri- podía ser impugnado y negado. L a confronta-
mer objetivo era necesario pasar por las horcas ción política e ideológica entre e l Este y e l
caudinas del tercero. Oeste reemplazó rápidamente l a confianza y la
E l criterio occidental postulaba esta dimen- cooperación que habrían podido imperar entre
sión humana de la CSCE. una verdadera bom- 1972 y 1 975. El prolongado estancamiento de
ba de acción retardada en la vida política de las negociaciones en materia de desarme regio-
Europa y que podía dotar de dinamismo e l nal, testimonio de la rivalidad y la desconfian-
proceso multilateral iniciado en 1975. Ade- za entre soviéticos y estadounidenses, e l pro-
más. los gobiernos occidentales (encabezados teccionismo económico tan caro al Mercado
por e l de Alemania Federal). al tiempo de Común, las violaciones de los derechos huma-
aceptar e l principio de la inviolabilidad de las nos y la limitación de la libre circulación de la
fronteras, se reservaban e l derecho de modifi- información que practicaban los países socia-
carlas e n forma pacífica mediante acuerdos y listas tuvieron básicamente como resultado la
en e l marco del respeto de los principios del declinación de la política de distensión.
derecho internacional. Por Último, los países En circunstancias tan complejas y contra-
medianos y pequeños, ya fuesen neutrales o n o dictorias, la aplicación del Acta Final de la
alineados o formasen parte de alianzas milita- CSCE ha sido prácticamente bloqueada y los
res, han debido, de buen grado o no, participar compromisos contraídos con tanto entusiasmo
e n este trueque entre los soviéticos y los occi- e l 1" de agosto de 1975 han quedado e n su
dentales. Ahora bien, la Conferencia revestía mayor parte e n e l papel. Los que se han lleva-
interés para ellos en l a medida e n que podía do a término, lo h a n sido únicamente en la
Refle.xiones sobre una nueva construcción de Europa 47 1
medida en que correspondía más bien a l a políticos, económicos, sociales, morales y cul-
práctica actual en las relaciones bilaterales. L oturales. Por ello, la relación Este-Oeste. funda-
que había realmente de nuevo e n e l Acta Final da e n la pugna entre dos mundos opuestos,
n o h a podido concretarse o sólo se ha realiza- quedó obsoleta, y e l diálogo en e l seno de la
do esporádicamente. A l mismo tiempo, han CSCE cambió por completo. Las polémicas
surgido tendencias que pueden desnaturalizar ideológicas perdieron razón de ser desde e l
los compromisos contraídos en l a CSCE, con momento e n que las relaciones entre los Esta-
e l resurgimiento de la política de bloques o el dos participantes n o eran ya de enfrentamien-
excesivo hincapié e n las disposiciones relati- to. sino más bien de cooperación, y hacían
vas a derechos humanos. El Este y e l Oeste se necesario armonizar los intereses de todos.
apresuraron e n renunciar al compromiso his- Así, las reuniones complementarias de la
tórico que había constituido Helsinki e n la Conferencia celebradas entre 1990 y 1992 tu-
vida europea para retomar, tal vez con mayor vieron un cariz distinto. A los compromisos
energía, viejos conceptos y lugares comunes. prudentes del pasado, reflejo de la relativa
En estas circunstancias, n o cabe sorpren- distensión entre e l Este y e l Oeste, siguió l a
derse de que las reuniones complementarias afirmación de las opciones políticas, económi-
de l a Conferencia de Helsinki se hayan resenti- cas y morales del Occidente. Así quedo de
do profundamente entre 1977 y 1989. Las reu- manifiesto especialmente en l a reunión de la
niones de evaluación, que tuvieron lugar en cumbre celebrada en París ( 1 9 a 2 1 de noviem-
Belgrado (1977-1 978), M a d r i d (1 980-1 983) y bre de 1990) y e n l a reunión de evaluación
Viena (1 986-1 989), se caracterizaron por e l celebrada e n Helsinki (24 de marzo a 11 de
retorno a una miniguerra fría entre e l Este y e lj u l i o de 1992). que consagraron e l nuevo curso
Oeste. Estas reuniones, así como otras celebra- del proceso multilateral iniciado por la Confe-
das a nivel de expertos respecto de distintos rencia sobre la Seguridad y l a Cooperación en
temas, se caracterizaron por los debates ten- Europa. Los documentos aprobados e n esas
sos, que se prolongaban indefinidamente, po- reuniones, l a Carta de París para una Nueva
lémicas y enfrentamientos permanentes y todo Europa y e l Desafío del Cambio. han consig-
tipo de estancamientos, e n su mayor parte nado la victoria política e ideológica de l a
insuperables. A l n o haber consenso, más de democracia occidental y constituyen actual-
una vez n o se aprobó un documento final y los mente, con e l Acta Final de Helsinki, la base
pocos que fueron aprobados e n su mayor parte doctrinal de todo e l proceso. L a reunión de
n o estaban a la altura de las expectativas. Sin París y l a de Helsinki pusieron de manifiesto
embargo, y a pesar de este clima político abso- además e l interés de los participantes e n un
lutamente desfavorable, e l proceso de la CSCE follow-up sustancial y bien organizado. Son
n o se detuvo, aunque e n l a mayoría de los particularmente instructivas en ese sentido las
casos n o hacía más que marcar e l paso. Sus decisiones de carácter institucional adoptadas
normas democráticas de procedimiento y de e n esas reuniones, como e l establecimiento de
trabajo fueron respetadas y los europeos si- órganos políticos y administrativos (Consejo
guieron reuniéndose y trabajando juntos inclu- de Ministros de Relaciones Exteriores, Comi-
so e n circunstancias en que l a desconfianza y tés de Altos Funcionarios, Secretaría de l a
la irritación eran mayores que l a voluntad de CSCE) o de mecanismos de cooperación e n
entendimiento y cooperación. En definitiva, materia de seguridad y desarme, prevención
ello demostró la vitalidad d e l mecanismo polí- de conflictos, cooperación económica, respeto
tico establecido por la Conferencia de H e l - de los derechos humanos y protección de las
sinki. minorías nacionales, elecciones libres e insti-
En 1990, e l proceso de l a CSCE sufrió un tuciones democrácticas.
giro en virtud de las profundas transformacio- H a y que constatar en todo caso que los
nes que tuvieron lugar e n l a Europa oriental. cambios ocurridos en Europa n o han bastado
L a caída del ((socialismo real» y e l estableci- para hacer desaparecer, o al menos atenuar, el
miento de regímenes democráticos basados e n conflicto de intereses entre las grandes poten-
el Estado de derecho y l a economía de merca- cias y los países pequeños y medianos. Nos
do hicieron que todos los Estados participan- encontramos frente a una desigualdad de he-
tes reconocieran e l mismo sistema de valores cho, que va más allá del principio de la igual-
472 I'uientin Liputti
dad jurídica de los Estados, tanto más cuanto posguerra ya n o existe. L a Comunidad de los
que los países de Europa oriental siguen trope- Estados Independientes ha perdido todos los
zando con las numerosas dificultades que en- atributos de superpotencia que tenía la URSS
traña e l paso de un modelo de sociedad a otro (con excepción de la fuerza nuclear), mientras
totalmente distinto. Desde entonces, s i bien l a que los Estados Unidos de América mantienen
principal contradicción que los opone al Occi- intactos todos sus privilegios. El hegemonismo
dente próspero es de índole económica, n o es americano florece mientras que e l de los sovié-
l a única. Hay otras trampas que acechan por ticos está muerto y enterrado. En estas cir-
todos lados: e l agravamiento de los conflictos cunstancias, cabe preguntarse cómo pretenden
interétnicos y la cuestión de las minorías na- los Estados Unidos y l a C E I participar en la
cionales, e l desmembramiento de los Estados construcción de una Europa democrática, libre
multinacionaleq y la aparición de Estados nue- y próspera. Todos sabemos l o que ha ocurrido
vos, e l nacionalismo, e l antisemitismo, e l irre- e n los veinte últimos años: las superpotencias
dentismo y la recrudescencia de las corrientes jamás han aceptado de buen grado e l igualita-
de derecha. la emigración masiva del Este al rismo a ultranza que l a Conferencia de H e l s i n -
Oeste que genera frustraciones de todo tipo y ki y sus reuniones complementarias implanta-
xenofobia, la asimilación sin discernimiento r o n por conducto de sus normas de procedi-
alguno de falsos valores espirituales con e l re- miento y negociación. por la simple razón de
greso a un tradicionalismo obsoleto y e l des- que ello redundaba en detrimento de sus posi-
precio de l a identidad cultural como factor bilidades de liderazgo. ¿Qué puede ocurrir
determinante del desarrollo de toda nación ahora? A mi juicio, las repúblicas que compo-
son, entre otros, algunos de los problemas a nen la CEI, desprovistas de satélites y de alian-
que deberá hacer frente Europa antes de que zas militares y económicas y, sobre todo, im-
se conviertan en causas de una profunda de- posibilitadas de dictar s u voluntad urbi et orbi,
sestabilización. pueden a primera vista y con mayor facilidad
E n esta nueva configuración europea, llena convertirse e n asociados más cómodos en e l
de obstáculos, incertidumbre o imprevistos, seno de l a CSCE. En cambio, los Estados Uni-
cabe preguntarse qué lugar puede correspon- dos de América, cuyo declive económico y
der al proceso de la CSCE. A mi juicio, y a tecnológico no se advierte aún con facilidad.
pesar de las dificultades de la hora actual, se proponen mantener su supremacía e n Euro-
sigue siendo l a única alternativa racional a un pa y e n e l mundo como única superpotencia.
sistema de relaciones internacionales domina- Por ello. es evidente la simpatía que tienen los
do por la política de las grandes potencias y el Estados de la C E I por e l proceso de la CSCE,
sistema de bloques que han regido e n Europa e n e l cual pueden afirmarse e n e l ámbito regio-
desde hace casi medio siglo y que todos hemos nal, y l a marcada preferencia de los Estados
debido sufrir a título diverso. L a instituciona- Unidos de América por la O T A N y otros orga-
lización de estructuras paneuropeas que sean nismos de Europa occidental.
realmente eficaces es s i n lugar a dudas una Se plantea a continuación otro interrogan-
operación a largo plazo y cuyo buen funciona- te, e l de las alianzas militares en Europa. Evi-
miento exige perseverancia. L a tarea es difícil dentemente, un sistema de seguridad europea
y puede quedar superada por acontecimientos entraña e l fin de las alianzas y las relaciones de
que se suceden e l uno al otro a toda velocidad. dominación que habían consagrado. E l nuevo
Sin embargo, a mi juicio sería un error de edificio puede construirse únicamente e n un
estrategia política renunciar a ella e n razón de terreno libre de los vestigios del pasado. Sin
las dificultades que entraña. embargo, las cosas n o van en ese sentido. L a
¿Cómo podrían funcionar y desarrollarse desaparición del Tratado de Varsovia e n 1 99 1
las nuevas estructuras de la CSCE en la Euro- n o ha conllevado automáticamente la de la
pa de hoy? Antes de tratar de responder a esta O T A N . Por e l contrario, la Organización del
pregunta, tendríamos que detenernos aunque Tratado del Atlántico Norte sigue omnipresen-
fuera brevemente e n e l condicionamiento de t e por más que haya tenido que adaptar su
un proyecto de esa índole. estrategia militar. su lenguaje político y sus
H a y que constatar en primer lugar que e l mecanismos de concertación (el Consejo de
equilibrio bipolar que caracterizó e l mundo de Cooperación del Atlántico Norte, por ejemplo)
ReJlexiones sobre una nueva construcción de Europa 473
al espíritu de la Carta de París para una nueva Sería necesario a continuación que e l esta-
Europa. En todo caso, l o reconozca o no, l a blecimiento del sistema institucional de la
OTAN se propone actuar e n todos los casos de CSCE fuese acompañado de una acción nor-
crisis e intervenir cada vez que haya tensiones mativa e n dos frentes: por una parte, l a con-
y conflictos e n e l escenario europeo. N o l o ha certación de tratados bilaterales de coopera-
hecho directamente aún e n e l caso de l a ex ción y amistad entre los países que participan
Yugoslavia simplemente porque más vale pen- e n la CSCE y, por la otra, la elaboración de un
sarlo dos veces antes de meterse e n tamaño tratado paneuropeo sobre e l n o uso de l a fuer-
avispero. En todo caso, l a OTAN propicia una za o la amenaza de s u uso. Un tratado multila-
((profilaxis)) que l e confiera e l papel de gendar- teral de esta índole debería incluir garantías
me, especialmente e n l a Europa oriental, don- relativas a la integridad territorial y l a seguri-
d e abundan dificultades y peligros de toda dad de los Estados signatarios, para constituir
clase. Los países de esta parte del continente así un componente esencial de la seguridad
pueden verse amenazados por una nueva «SO- colectiva e n Europa.
beranía limitada)), impuesta esta vez desde e l Por último, e l proceso de la CSCE debería
Oeste. en todo caso mantener s u identidad y preser-
Se manifiestan además otras tendencias var, e n consecuencia, todos los elementos ori-
que n o son favorables al proceso de la CSCE y ginales e innovadores de la Conferencia de
a su preeminencia en l a vida política europea. Helsinki'. Ahora bien, es justamente desde
En efecto, asistimos por una parte a l a desapa- este punto de vista que las cosas se han dete-
rición de organizaciones occidentales cuya riorado considerablemente e n los últimos
existencia precedía a la CSCE y, por otra, a la tiempos. Con mayor y mayor frecuencia se
proliferación de nuevas estructuras subregio- hace caso omiso de las disposiciones de proce-
nales (como la Trilateral o la Iniciativa Cen- dimiento y de trabajo de l a CSCE y, al mismo
troeuropea) que entrañan e l peligro de conver- tiempo. de los criterios políticos e n que se han
tirse en entidades cerradas y que pueden inspirado. Así, por ejemplo, l a presidencia de
contrarrestar una verdadera opción paneuro- las reuniones por rotación periódica ha sido
pea ya que no encajan fácilmente e n e l proceso reemplazada, e n e l caso de las reuniones de
de l a CSCE, a diferencia, por ejemplo, de otros corta duración, por una presidencia fija (el
proyectos de cooperación subregional (los Bal- representante del país anfitrión). D e l mismo
canes, e l Danubio y e l M a r Negro). D e tal modo, la elección de sedes permanentes (en
modo, e l proceso de la CSCE sigue siendo Praga, Viena o Varsovia) para las instituciones
básicamente un marco de concertación global de l a CSCE es incompatible con e l mismo
poco eficaz al lado de organizaciones occiden- principio de rotación. En desmedro de l a regla
tales que pretenden desempeñar un papel pre- fundamental de que en las reuniones de l a
ponderante en todos los asuntos europeos. CSCE estuvieran representados exclusivamen-
A pesar de estas dificultades de gran mag- t e Estados, se ha terminado por conceder los
nitud, e l perfeccionamiento de las estructuras mismos derechos al presidente de l a Comisión
de l a CSCE sigue siendo uno de los grandes de la Comunidad Europea, que participa j u n t o
objetivos que hay que alcanzar s i realmente se con representantes de Estados y firma al igual
quiere establecer un sistema de seguridad y que ellos los documentos de la Conferencia. Es
cooperación que promueva relaciones nuevas, también m u y probable que las modalidades
y n o discriminatorias, entre los Estados parti- normales de trabajo y de negociación e n la
cipantes. Para los países de Europa oriental y, CSCE incluyan órganos de trabajo de partici-
también, para todos los países pequeños y me- pación limitada, comités de redacción m u y
dianos del continente, esta cuestión reviste in- escogidos o relatores que redacten por su cuen-
terés crucial. Es indudable que se han realiza- ta l a mayor parte de los documentos que se
do avances considerables e n ese sentido gra- deban aprobar. En todo caso, l a transgresión
cias a las decisiones adoptadas durante l a más grave de las normas democráticas de l a
reunión e n la cumbre de París y en la reunión Conferencia de Helsinki se refiere al consenso.
de Helsinki, y cabe desear que puedan estable- Por más que haya que admitir que e l procedi-
cerse nuevas disposiciones que consoliden e n miento de convocatoria de reuniones urgentes
e l futuro este marco institucional. de los Estados que participan e n la Conferen-
474 Valentin Lipatti
cia deba constituir una excepción al mismo, cia o Bosnia-Herzegovina, que han tenido su
éste ha de regir automáticamente respecto de parte de responsabilidad e n l a guerra civil de
todas las demás cuestiones de procedimiento y la ex Yugoslavia, n o han sido objeto de san-
de fondo. Sin embargo, e l Consejo de Minis- ción alguna. Esta discriminación flagrante
tros de Relaciones Exteriores, en la reunión contra la República Federal de Yugoslavia
celebrada e n Praga (enero de 1993), decidió crea e n la CSCE un precedente según e l cual
otra cosa porque cayó en la debilidad de acep- todo Estado participante puede, con o s i n fun-
tar que e n los casos e n que un Estado partici- damento, sufrir e l mismo castigo. Y l o que es
pante fuese culpable de violaciones flagrantes aún más grave. demuestra que la CSCE está a
y sistemáticas de las obligaciones contraídas punto de perder su razón de ser; e n lugar de
(especialmente en l o que toca a la dimensión constituir un marco de concertación y coope-
humana de la CSCE), se podrían adoptar deci- ración, especialmente e n épocas de crisis, se
siones s i n s u consentimiento. Así, la regla del convierte e n un tribunal que pronuncia vere-
consenso o de la unanimidad ha sido reempla- dictos y excomuniones.
zada por un procedimiento de votación encu- Tenemos que constatar, por último, que e l
bierta. Esta disposición, aparentemente anodi- proceso de la CSCE, al tiempo de desarrollar
na. priva a los Estados participantes, y en su estructura institucional, ha sufrido una evi-
particular a los países pequeños y medianos dente erosión desde e l punto de vista de las
que carecen de otros recursos. del principal normas y los principios que la habían configu-
medio de defender sus legítimos intereses en la rado. A l encuadrar su acción cada vez más en
Conferencia. Nos guste o no, e l consenso debe procedimientos clásicos, la CSCE se converti-
seguir siendo elemento irreemplazable de las rá poco a poco en una organización regional
disposiciones de procedimiento aprobadas en de segunda categoría, dominada por las gran-
Helsinki. S i n e l consenso, la Conferencia pue- des potencias. En consecuencia, me parece que
de convertirse e n una institución banal y ca- los Estados participantes se encontrarán frente
rente de sentido e n la medida en que puede a una opción política decisiva: o aceptar un
convertirse en un foro, como tantos otros. e n regreso al (concierto europeo)) del período de
que todo e l mundo habla y se desahoga, pero entre guerras, dominado por la ley del más
donde, a fin de cuentas, las decisiones son fuerte. o preservar a toda costa el carácter
adoptadas por un grupo limitado de partici- original de la CSCE para convertirla e n la
pantes que imponen su voluntad. L a transgre- clave de un sistema futuro de seguridad colec-
sión de la regla del consenso ha surtido ya tiva e n Europa. A mi juicio, redunda en inte-
efectos perjudiciales: en 1992 hizo posible la rés de la mayoría de los Estados participantes
suspensión de la República Federal de Yugos- en l a Conferencia conservar los principios y e l
lavia, que quedó así privada de sus derechos espíritu de ésta, que les concede l a igualdad de
legítimos e n l a CSCE. N o cabe tampoco duda derechos y l a posibilidad de hacerlos valer s i
de que, siguiendo e l precedente de las Nacio- es necesario. U n a nueva construcción de Euro-
nes Unidas, l a CSCE se negará a conceder a la pa n o debería consistir en un remake del pasa-
República Federal de Yugoslavia e l derecho a do, sino en un proyecto nuevo, que sirva para
considerarse sucesora de la ex Yugoslavia y, e n implantar relaciones democráticas y fecundas
consecuencia, l e exigirá una solicitud de admi- entre todos los asociados. Está por verse, e n
sión e n calidad de nuevo Estado e n e l conti- todo caso, s i esa toma de conciencia es posible
nente europeo’. Hay que tener en cuenta ade- aún en e l seno de la CSCE o si ella está conde-
más que otros Estados, como Eslovenia. Croa- nada a una degradación irreversible.
Notas
1 . Véase en e l número 13211992 de la Revista un artículo del mismo autor sobre los procedimientos de l a
Conferencia de Helsinki.
3. Este texto fue remitido a la Revista Internacional de Ciencias Sociales a principios de octubre de 1992.
Juventud y sociedad en Chile
Alain Touraine
países fascistas o comunistas europeos, y l a A los jóvenes de los medios pobres que
dictadura militar se asemejó más, tanto desde viven e n las «poblaciones» periféricas de San-
ese punto de vista como desde muchos otros, a tiago les afecta sobremanera esa imagen. Tie-
l a de l a España franquista que a l a de los nen l a impresión de que nadie les quiere, ni
regímenes totalitarios e n un sentido estricto. siquiera sus allegados. N o es s i n duda alguna
L a confianza en l a juventud quedó pues desli- casual que, en un encuentro con jóvenes de un
gada de toda connotación política. D e hecho, barrio pobre, las primeras palabras pronuncia-
cuando se hablaba de l a juventud, e n l o que se das fueran las de un muchacho de veinte años:
pensaba era o bien e n los estudiantes universi- «mi padre n o me quiere)), tras l o cual contó -y
tarios al estilo de los del movimiento de la e n boca de otros se escucharon relatos seme-
reforma de Córdoba y de l a {{generación d e l jantes- cómo los guardias arrestaban, maltra-
veinte», o e n los grupos juveniles de los parti- tándolos a veces, a los jóvenes parados e n
dos políticos nacionales, corno oportunamente alguna esquina cuando estaban bebiendo cer-
l o señaló M.A. Garreton. L a juventud n o cons- veza y charlando. Y nos encontramos así, de
tituía un mundo aparte, representaba e l porve- golpe, infinitamente alejados de la imagen an-
nir del país y de cada uno de sus elementos terior; hemos pasado de l a juventud como por-
constituyentes. Y esto era cierto hasta tal pun- venir del mundo a l a juventud como amenaza
to que, en Chile, y en los países de América y como categoría al margen de l a sociedad.
Latina con una tasa de natalidad m u y elevada, Representación m u y «americana» y que va-
e l tema de l a juventud era algo prácticamente mos a encontrar de Norte a Sur del continente,
inexistente, ya que e l continente entero se sen- de Toronto o Nueva Y o r k a R í o o Santiago. L a
tía pese a l a gravedad de sus crisis joven y sociedad está en movimiento como un mara-
lleno de confianza e n e l porvenir. Representa- tón e n e l que se va cada vez más aprisa y e n e l
ción por l o demás enteramente justificada, cuál participan corredores cada vez más nu-
puesto que l a tasa de crecimiento de l a econo- merosos y mejor equipados, pero es también
m í a latinoamerica fue, entre 1920 y 1980, y una carrera e n l a que se deja de lado a muchos
durante más de medio siglo, m u y superior a l a que n o tienen fuerzas o ánimos para correr,
de Europa occidental o a l a de América del que n o tienen buen calzado o que están m a l
Norte. nutridos. Sociedad cada vez más «dualista»,
L a otra imagen de l a juventud, tan negra dicen los sociólogos, e n la que las antiguas
como rosa l a primera, es l a de l a marginalidad, barreras sociales han sido sustituidas por otras
sobre todo urbana, de los jóvenes sin empleo. nuevas, en l a que l a oposición principal n o es
Producto con frecuencia de familias «rotas», ya l a de los de arriba y los de abajo, sino l a de
esos jóvenes logran sobrevivir gracias a traba- los que participan e n l a carrera y los que han
jos intermitentes y m a l pagados, a actividades tenido que renunciar. Algunos términos más o
n o declaradas, y son propensos a l a delincuen- menos científicos, como los del sector formal y
cia. Los «gamines» de Bogotá se han converti- n o oficial, o e l de marginalidad urbana, expre-
do e n símbolo de esa juventud marginada que san esa división de l a sociedad, agudizada por
n o encuentra un lugar para ella en una socie- el fracaso de las políticas populistas, por l a
dad cuyo desarrollo es limitado, desigual y concentración de los ingresos y e l aumento de
excluyente. H o y e n día, en Chile, esa imagen las desigualdades sociales bajo las dictaduras
negativa es tanto más fuerte e n cuanto l a ex- militares, una división que, es de temer, va a
tensa clase media empieza a beneficiarse de l a verse agudizada aún más en el período actual
recuperación económica, mientras que l a masa por l a voluntad de participar en un mercado
de los pobres -hasta el 40 O/o de l a población- mundial en e l que el nivel tecnológico es ahora
n o saca todavía de ella el menor provecho. más elevado, con l o cual va a reducirse proba-
Además, a esa clase media le da miedo el blemente cada vez más e l mercado interno
mundo de los pobres, e n e l que ve, como en l a para bienes de tecnología avanzada y, por con-
Europa de principios del siglo XIX, a clases siguiente, van a concentrarse cada vez más los
peligrosas y n o a clases trabajadoras. En el ingresos.
medio de l a juventud propiamente dicho, se Durante un período bastante corto, en mu-
estima que e l 20% de los jóvenes se encuen- chos países, y en particular e n Chile, se creyó
tran e n situación difícil o de desamparo. que de las filas de esos marginados y excluidos
Juventud y sociedad en Chile 411
que vive como algo impuesto, hostil, indife- tud es incrementar en los jóvenes l a capacidad
rente o incomprensible. Antes de poder incor- de comportarse como actores sociales, es de-
porarse a l a sociedad, es menester que el joven cir, de modificar su entorno social para reali-
esté integrado e n sí mismo, que sus actos y sus zar proyectos personales.
representaciones estén e n relación de corres- En vez de buscar el camino más directo
pondencia, que el presente sea visto como un que lleva a l a participación social, reconozca-
anuncio del porvenir y n o como un obstáculo mos que el camino más seguro es también el
a los proyectos. más indirecto, ya que es el que pasa por el
Si pudiera describirse a l a sociedad chilena fortalecimiento del individuo, aunque se corra
como una sociedad movilizada en torno a un e l riesgo de situarle frente a l a sociedad y n o en
proyecto colectivo de modernización y a un ella, l o que da a entender también l a palabra
fuerte movimiento de integración social, ha- marginalidad. N o es pues de extrañar que las
bría que considerar como prioritaria una polí- políticas de l a juventud sigan -casi espontá-
tica de participación. Si ante todo se es sensi- neamente- e l otro camino, o sea e l más direc-
ble al profundo dualismo de esta sociedad y a to, ya que parten de un profundo sentimiento
las escasas oportunidades de participación e de confianza en l a sociedad, ya sea e n l a socie-
integración de los jóvenes que vienen de me- dad tal como es, ya sea como se desearía que
dios populares, pobres o e n crisis, hay que fuese. Nuestra concepción es menos optimista,
reflexionar entonces sobre l o que podría ser sus objetivos son también más limitados y
una intervención orientada n o tanto hacia l a menos espectaculares: pero el objetivo a l que
sociedad como hacia los individuos, y no, des- apunta es el que rige todos los demás: fortale-
de luego, para sustituir un análisis sociológico cer l a capacidad de acción de los jóvenes, con-
por un análisis psicológico clínico, sino, al tribuir a su «desarrollo personal integrado», es
contrario, como consecuencia directa del aná- decir, a intensificar l a integración de s u expe-
l i s i s sociológico presentado anteriormente, se- riencia y l a vinculación de ésta a proyectos.
gún e l cual l o que caracteriza a l a pobreza es
que hace que «pierdan pie» aquellos para
quienes l a vida es sobre todo algo que se so- El actor social
porta, y n o algo donde se actúa. ¿No es eviden-
t e que hay que ayudar a los jóvenes, que tro- N o es ahora posible continuar este análisis sin
piezan con l a indiferencia o l a hostilidad de l a precisar primero l o que se entiende por actor
sociedad que les rodea -cuyos márgenes son social y, p o r consiguiente, cuáles son los obje-
constituidos por ellos mismos-, a adquirir una tivos precisos de las iniciativas que hay que
fuerte capacidad de resistencia frente a l a de- tomar.
sorganización psicológica y social, a fortalecer Un actor social es aquel o aquella que in-
su personalidad para resistir ante las presiones tenta realizar objetivos personales en un entor-
y sobre todo ante la falta de estímulos y de n o donde otros actores pretenden l o mismo y
recompensas? Los jóvenes más desfavorecidos que constituye una colectividad a l a que é l
tienen grandes dificultades para comportarse siente que pertenece y cuya cultura y reglas de
como actores sociales, es decir, para modificar funcionamiento institucional hace suyas, aun-
su entorno social y realizar objetivos persona- que sólo sea en parte. Dicho en otras palabras,
les. Su personalidad se encuentra dividida en- se necesitan tres ingredientes para producir un
t r e l a conciencia del aislamiento, l a dificultad actor social: objetivos personales, capacidad
o l a hostilidad de los trayectos que la sociedad de comunicar y conciencia de ciudadanía.
ha previsto para ellos, y su propio encierro Cada uno de estos tres puntos exige un breve
narcisista en sí mismos. En su gran mayoría comentario.
son a l a vez rebeldes íntimos e hiperconfor-
mistas sociales, al n o disponer de medios para
Objetivos personales
concebir y realizar los cambios que podrían
introducir e n e l mundo que les rodea. Probablemente éste sea el elemento cuya ad-
H e aquí pues e l punto de partida de nues- quisición resulte más difícil para e l que se
tra reflexión. Sobre esta base, creemos que el encuentra en situación de marginalidad. Sin
principal objetivo de una política de l a juven- embargo, numerosos estudios han mostrado,
480 Alain Touraine
e n Chile, y en otros países que los marginados, conocimiento de los demás esté fundado en las
por l o general, n o se encontraban encerrados experiencias más inmediatas, que e l joven co-
e n una contracultura. L a sociedad de produc- nozca s u barrio, su municipio, que se organi-
ción y consumo de masas extiende su sombra cen encuentros entre jóvenes y miembros de
sobre toda l a población, y son muchos los que diversas categorías profesionales. Es sobre
pasan una y otra vez l a frontera entre sector todo menester que e l joven aprenda a expresar
oficial y sector n o estructurado, e n ambas di- l o que percibe e n sí mismo y en los demás.
recciones. Incluso a veces se h a exagerado -en
particular e n Perú- e l dinamismo del sector
La conciencia de ciudadanía
n o estructurado, pero h a sido s i n duda alguna
la reacción útil contra una concepción dema- Es, por último, l o que más netamente exige
siado fascinada por l a miseria. L a principal una intervención de los poderes públicos. Re-
dificultad sigue siendo l a transformación de quiere e n primer lugar e l conocimiento de l a
los deseos oníricos en proyectos realistas, l a lengua, la historia y l a geografía de Chile, pero
sustitución d e l deseo de ser cosmonauta por sólo podrá ser robustecida s i los jóvenes sien-
la elección de una formación profesional, o l a t e n que influyen e n las decisiones que afectan
reacción contra l a identificación paralizadora su vida colectiva, por l o tanto que se les ve y se
con las estrellas d e l deporte o de l a canción. les escucha, y n o que se les rechaza y se les
Dificultad tanto mayor cuanto que esa capaci- abandona e n l a oscuridad y el silencio. Todos
dad de hacer proyectos depende sobre todo del los jóvenes que viven en condiciones de de-
espacio de protección, seguridad e iniciativa samparo -jóvenes con escasa preparación o
que haya tenido e l niño durante sus primeros s i n empleo, habitantes de zonas urbanas mar-
años de vida. L a familia, y sobre todo l a ma- ginales, miembros de grupos nacionales, étni-
dre, proporciona l o que los autores ingleses COS o religiosos minoritarios, etc.- piden, ante
han llamado un espacio de confianza que pro- todo, que se les escuche y se les reconozca. Es
tege contra un mundo vivido por e l recién verdad que algunas de las soluciones que se
nacido como algo peligroso, que le da miedo y han propuesto, como l a formación de consejos
contra e l que intenta protegerse con las lágri- de jóvenes en determinados municipios o,
mas. Sin ese sentimiento de seguridad elemen- simplemente, l a intervención de asociaciones
tal adquirido en la infancia y s i n e l estímulo de de jóvenes ante las autoridades, han dado con
los que se ocupan de él, que suelen ser sus frecuencia resultados poco satisfactorios, pero
padres e n l a mayor parte de los casos, n o le es nada puede sustituir l a conciencia de ciudada-
fácil al individuo tomar iniciativas, ni tampo- nía. Y, a l a inversa, llama l a atención en todas
co arriesgarse a entrar e n un mundo descono- partes l a importancia de esas reivindicaciones
cido o peligroso. D e ahí l a importancia del que piden participación política, diálogo, y
papel que, aunque sea en una etapa más tar- ello aunque l a capacidad de acción colectiva y
día, pueden desempeñar los educadores, que l e la elaboración ideológica de las reivindicacio-
dan algo de esa seguridad y esa .confianza que nes sean escasas.
e n muchos casos n o recibió de los padres en
cantidad suficiente.
La juventud en la sociedad chilena
La comunicación con los demás
Hemos estado acostumbrados durante tanto
Es ante todo un problema de lenguaje, pero tiempo a ver en l a juventud una fuerza de
también de información. El papel de l a escuela cambio, de impugnación e innovación, que a
es aquí esencial. En l a escuela aprenderá e l veces n o nos es fácil e n muchas regiones d e l
niño o e l muchacho a conocer e l campo social mundo admitir que l a juventud puede com-
e n e l que va a actuar. Allí aprenderá a conocer portarse, al menos parcialmente, de modo
l a actividad y e l modo de vida de los demás y, muy distinto. ¿No es acaso sorprendente que
por l o tanto, a saber cuál es s u propio lugar, a en Rusia los observadores hablen de l a pasivi-
reconocer con quién puede entablar una alian- dad de una juventud que desconfía de los dis-
za o simplemente negociar o, por e l contrario, cursos políticos e ideológicos, cuyo único mo-
de quién debe defenderse. Es de desear que ese delo es América del Norte, que se interesa
Juventud y sociedad en Chile 48 1
sobre todo por los bienes de consumo y l a por e l otro, sino que observamos además que
música rock, y que piensa a menudo e n l a e n la sociedad de producción se impone cada
emigración? Y e n un marco enteramente dis- vez una elite, siendo esa sociedad, en cierto
tinto, ¿cómo n o encontrar impresionante l a sentido, cada vez más taylorista. Se trata,
transformación de las luchas estudiantiles e n pues, de una elite de técnicos y de directores,
un país como Francia entre 1968 y 1976, y una elite desde luego numerosa, más numero-
después entre 1986 y 1990, por n o hablar más sa que antaño, pero aun así minoritaria; y esa
que de los años marcados por manifestaciones minoría asume las exigencias del trabajo técni-
masivas? Tras e l Movimiento de Mayo, carac- co y de los proyectos a largo plazo mientras
terizado por una impugnación política y cultu- que, n o sólo muchos obreros y empleados se
r a l global y por l a huelga de 1976, más directa- ven encerrados e n tareas que n o exigen mucha
mete anticapitalista e «izquierdista», han sur- iniciativa, sino que mucha gente, e n particular
gido manifestaciones de l o que los estadouni- jóvenes y viejos, se v e mantenida además fue-
denses llaman «student consumerism)): l a r a de l a producción de modo parcial o comple-
preocupación por e l propio porvenir profesio- to, aunque al mismo tiempo contribuya a ha-
nal, e l sentimiento de inseguridad, l a oposi- cer funcionar e l sistema económico e n calidad
ción a medidas de renovación que, según de consumidor, escolarizado, enfermo, teles-
creen, pueden perjudicarles, con l o cual se im- pectador, administrado o hasta asistido. En
pone un statu quo que, s i n embargo, los pro- vano se intentaría difundir, entre esos consu-
pios estudiantes denuncian. midores n o productores, los valores de l a clase
L a juventud n o sufre a l ver las barreras que media, de la clase obrera o d e l mundo rural
se oponen a sus aspiraciones; e l problema es tradicional. D e l o que se trata más bien es de
que l e faltan aspiraciones, proyectos y más que ayudar a esos jóvenes -o a esos viejos- a lu-
nada ideología. Las encuestas realizadas e n char contra esa descomposición de su persona-
Chile muestran que también allí encontramos lidad que parece imponerles l a desarticulación
en l a juventud un grado bastante elevado de de la propia sociedad.
conformismo y de aceptación de las institucio- Podría decirse q u e los problemas de este
nes, y una clara ausencia de conflicto entre tipo parecen ser más difíciles de resolver e n los
generaciones. Sin embargo, se encuentra tam- países más ricos, donde hay muchas más posi-
bién al mismo tiempo una especie de resenti- bilidades de sobrevivir como consumidor n o
miento generalizado hacia l a sociedad, e l sen- productor, gracias al apoyo de l a familia o de
timiento de estar situado fuera de l a vida* las autoridades, como ha podido comprobarse
pública. Casi nos atreveríamos a hablar aquí e n los Estados Unidos y en particular e n Cali-
de impugnación centrista, expresión que pue- fornia durante los decenios de los años 60 y
de parecer contradictoria, o de hiperconfor- 70. Debemos adaptar nuestras políticas socia-
mismo reivindicativo, l o cual es también bas- les a una situación profundamente transfor-
tante sorprendente. El gobierno n o se v e pues mada. E l ideal del Welfare State y de l a seguri-
obligado a frenar una impugnacióii que podría dad social, que intentaban corregir los defec-
cobrar formas violentas, sino más bien, de tos d e l sistema de producción ayudando a los
modo casi opuesto, a suscitar una mayor de- trabajadores s i n empleo, accidentados, enfer-
manda de participación y a crear al mismo mos o jubilados, ya n o es suficiente, aunque
tiempo las condiciones objetivas de dicha par- diste mucho de haber sido enteramente reali-
ticipación. zado e n América Latina (aunque l a situación
Esa situación n o es e n modo alguno excep- sea al respecto mucho mejor en Chile que en
cional. En numerosas regiones del mundo, ri- otras partes). D e ahí que ahora haya que diri-
cas o pobres, podemos observar e l mismo pro- girse a los propios individuos e intentar, al
ceso de descomposición de l a sociedad que n o mismo tiempo, mediante una política macroe-
tiene sólo aspectos negativos, y que n o está conómica apropiada, reducir los efectos des-
relacionada con una crisis pasajera. N o sólo e l tructores del desempleo, de l a pobreza y de
mundo de l a producción y e l mundo d e l con- una desigualdad social extrema.
sumo tienen normas cada vez más distintas, o Chile está pasando en este momento p o r
sea esfuerzo personal y racionalidad por un una fase de s u historia que ya n o es una transi-
lado, placer, valor de l o inmediato y del grupo ción hacia una democracia que funciona ple-
482 .-ílairi Touraine
namente, que probablemente será duradera y debe fortalecerse a medida que vaya confir-
que está caracterizada por l a repulsa de las mándose e l éxito en l o económico. Es de de-
divisiones y los enfrentamientos, p o r e l miedo sear que escoja decididamente una política so-
al caos económico y a l a violencia política, y a cial profundamente renovada y e n conformi-
la cual se atribuye por l o tanto una prioridad a dad con las tendencias más profundas de la
una política económica capaz de eliminar la sociedad contemporánea. Debería adoptar un
inflación y de garantizar el crecimiento me- punto de vista netamente individualista, m u y
diante el desarrollo de las exportaciones y l a distinto de l a preocupación comunitaria o
llegada de recursos externos, esperando que simplemente participacionista del período an-
ese crecimiento permita una mejora de las terior. Debe ser también consciente, s i n em-
condiciones de vida de una parte cada vez más bargo, de que individualismo puede significar
importante de l a población. tanto l a reducción del individuo a su papel
El ejemplo que nos proporcionan América consumidor y, por consiguiente, la separación
Latina e n su conjunto o los países de l a Europa cada vez mayor de categorías definidas por
poscomunista bastan para convencernos de niveles distintos de ingresos y educación,
que n o hay más camino, en efecto, que e l del como e l fortalecimiento de la capacidad de
cambio de modo de gestión económica y l a cada individuo de ser actor de s u propia vida y
aceptación de las exigencias de l a competitivi- de l a vida colectiva. Los sueños de participa-
dad en e l mercado mundial. Lo peligroso sería ción y de integración generalizada han perdido
s i n embargo no ir más allá y creer que e l éxito ya todo atractivo para l a sociedad, y sobre
económico basta de por sí para resolver los todo para los jóvenes. El principal objetivo de
problemas sociales. Lo contrario es l o cierto y una política social ha de ser pues dar a todos
los «dragones» asiáticos, por ejemplo, han vis- una oportunidad en vez de dejar que r i j a úni-
t o también como se iban desarrollando los camente l a lógica d e l dinero, l a mercancía y l a
conflictos sociales y políticos. En América La- desigualdad. H a y pocos gobiernos en el mun-
tina, tras un largo período durante e l cual au- do que parezcan estar tan bien dispuestos
mentaron las desigualdades sociales, nos en- como e l gobierno chileno actual a escuchar ese
contramos ante una amenaza m u y concreta de mensaje y a sacar de é l todas las consecuencias
escisión de l a sociedad en dos mitades y de que se desprenden.
relegación de muchos jóvenes a una situación Su política de l a juventud debe estar dirigi-
de marginalidad que n o lleva a ningún tipo de da ante todo contra l a aceptación pasiva de l a
movilización política, habida cuenta del agota- tendencia hacia la marginalidad, l a exclusión y
miento de los modelos ideológicos y políticos l a delincuencia. Su objetivo principal debe ser
de l a extrema izquierda, e n particular del par- e l fortalecimiento del espíritu de ciudadanía,
tido comunista, y de todos los que estaban que comprende a l a vez l a confianza en las
vinculados al modelo cubano. Esto podría lle- instituciones y l a conciencia de poder hacer
var a una tranquilidad política artificial que escuchar s u voz e n ellas. En Chile existe un
desembocaría en un agravamiento de las for- acuerdo general sobre e l hecho de que e l pro-
mas n o políticas de marginación, de l a violen- blema de l a juventud es uno de los más delica-
cia urbana al consumo de drogas -consumo dos con que se enfrenta e l país. Ese análisis,
que está muy extendido en Chile tanto en las plenamente justificado, exige intervenciones
universidades como e n las poblaciones-, e in- públicas más resueltas que las que se han reali-
cluso a un debilitamiento cada vez mayor de zado hasta ahora, un esfuerzo constante de
l a democracia, fenómeno que puede ya com- reflexión, formas de acción renovadas y la for-
probarse en varios países vecinos como Perú e mación de educadores capaces de intervenir
incluso Argentina, y que podría ser utilizado del modo más inmediato ante los jóvenes más
tarde o temprano por proyectos políticos auto- frágiles, tanto en sus barrios como e n sus luga-
ritarios. res de educación y trabajo. El gobierno chileno
El gobierno chileno actual es hoy en día, e n que h a iniciado ya l a realización de reformas
e l plano d e l continente latinoamericano, e l importantes, e n particular e n e l ámbito de l a
más sensible a l a necesidad de alcanzar un educación, parece estar realmente dispuesto a
nuevo equilibrio entre una política económica dar a l a política de l a juventud toda l a impor-
que debe continuarse y una política social que tancia y todos los medios que merece.
Jiiventud y sociedad en Chile 483
Erratum
E n e l número 134 (1992) de l a RlCS se regiones. Y poca duda cabe de que jitndó las
deslizaron algunos errores de imprenta e n e l bases de la «balcanixción)) de las e.u-colonias
artículo escrito por Aníbal Quijano e Imma- en el siglo H A Y
nuel Wallerstein. titulado «La Americanidad
como concepto, o América e n e l moderno sis- El primer párrafo de la columna derecha debe
tema mundial)). En particular, e n l a página leerse como sigue:
589 fueron omitidas dos frases.
( A partir de l a línea número 11)
El tercer párrafo de la columna izquierda debe
leerse como sigue: Y se articula a la economía metropolitana
no solamente como proveedora de materias pri-
El cambio dinástico por los Borbones en el mas, sino como parte del proceso de producción
siglo 2k7ViII,no Jire ventajoso para las colonias. se organiza primero pura el mercado inlerno y
L a nueva geograji’a de la adininistración colo- no al reilés. El estado regula y dicta las normas,
nial española, benefició en la prdctica los inte- pero no controla. ni es propietario de los recur-
reses del comercio ingles por el Atlántico. Des- sos. ni de la producción, como en el caso ibéri-
articula la estructura productivu 1% comercial co. El orden político virrejviul no está despoja-
establecida, desangró .financieramente las do de señorío y de patrimonialismo, pero no
áreas más ricas en servicio de las guerras de la puede ser simplemente arbitrario en esas condi-
Corona y estancó su producción manufacturera ciones. Y ninguna Iglesia es todopoderosa. nin-
en .favor de las importaciones de la prodiicci0n guna Inquisición se opone al desarrollo de la
industrial europea. Itiició. de este modo. la pe- modernidad y de la racionalidad, como en el
riferalización de las hasta entonces productivas área iberoamericana antes de los Borbones.
Servicios
profesionales
y documentales
1993
18-22 agosto Yokoham a International Council for Health, Physical Education and Recreation:
(Japón) 36.0 Congreso Mundial.
Dr. Y. Haíano. Org. Committeefot 1553 I C H E R World Congress, Tokyo
Gakugei University. Dep. Heallh and Sport Science. 4-1-1 Nukui-
kitamachi, Koganei City, Tokyo 184 (Japon)
23-27 agosto Chiba City Federación Mundial para la Salud Mental: Congreso Mundial (Tema:
(Japón) L a salud mental e n e l siglo X X I - Tecnología. cultura y calidad de
vida).
W F M H ' 5 3 Japan, c/o Coiigress Corp.. Namiki B!dq, 3-5 Kamiyamacho.
Shibuya-ku, Tokyo 150 (Japón)
23-27 agosto Turku 13th World Conference o f World Futures Studies Federation.
(Finlandia) Prof: Pentti Malaska, O&e of the Secretariat of LI'FSF c/o Titrkii Sdiool
of Economics. Rehtorinpellonkatii 3, SF-20500 Turku (Finlandia)
20-23 sept. Gadong South East Asian Research and Review Group; University Brunei Da-
(Negara Brirnei russaiam: Internat. Conference ((Towards Education for All)).
Dariissalam) Org. Committee. Internat. Conf: ((Towards Ediication for A h , Univer-
sity Brirnei Dariusalam. Gadong 3186 (Negara Briinei Daritssalam)
1994
3-1 julio Helsinki Consejo Internacional de Acción Social: 26.a Conferencia Internacional.
(Finlandia) Global Welfare 94, Conference Secretariat. P.O. Box 63. SF-O0501 Hel-
sinki (Finlandia)
22-26 agosto Praga Unión Geográfica Internacional: Conferencia Regional sobre medio
ambiente y calidad de vida e n Europa Central.
Dr. T. Kucera, Secr. of the Organizing Committee, IGC, Albertov 6. 128
43 Praga 2 (República Checa)
1995
Septiembre Beijing Naciones Unidas: 4.a Conferencia Mundial sobre las mujeres: desigual-
(China) dad, desarrollo y paz.
Mme. Mesletn, D i r . Division for the Advancenient of M’ometi. Vienna
Internatiotial Center, P.O.B. 500. A- Vietia (4iutria)
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index (Diffusion: Offilib, Paris). Repertorio mundial de instituciones revistas especializadas en ciencias
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Estudios en el e.xtranjero / Stiidy Social Science Information Direc- mondiaux d’information e n scien-
Abroad / Eludes a l’étranger, vol. tories / Répertoires mondiaux d’in- ces sociales / Servicios mundiales
27. París. UNESCO. 1991. 1278 p. formation en sciences sociales / Re- de información sobre las ciencias
92 F. pertorios mundiales de informa- sociales). 150 F.
Cómo obtener eslas publicaciones: a) Las publicaciones de l a UNESCO que llevan precio pueden obtenerse en las Ediciones
UNESCO, Servicio de Ventas. 7 Place de Fontenoy. 75352 París 07 SP, o en los distribuidores nacionales; b ) las co-publicaciones
de la UNESCO pueden obtenerse en todas aquellas librerías de alguna importancia o en las Ediciones UNESCO.
Números aparecidos
Desde 1949 hasta 1958. esta Re\,i.w se publicó con e l título de Iiiirrriaiionul Social SL.ience Biillclin/Bullelin iniernuiional des
scimc'eA ~ociule5.Desde 1978 hasta 1984. la RICS se ha publicado regularmente en español y, en 1987, ha reiniciado su edición
española con e l número 114. Todos los numero, de la Rewslu están publicados en francés y en inglés. Los ejemplares anteriores
pueden comprarse en la UNESCO. División de publicaciones periódicas, 7, Place de Fontenoy. 75700 París (Francia).
Los microfilms y microfichas pueden adquirirse a traves de la University Microfilms Inc., 300 N Zeeb Road. Ann Arbor. MI 48106
( U S A ) , y las reimpresiones en K r a u s Reprint Corporation. 16 East 46th Street, Nueva York. N Y 10017 (USA). Las microfichas
también sstán disponibles en la UNESCO, División de publicaciones periódicas.
*Números agotados
CIS
Centro de
Reis
investigaciones
Sociológicas
59
sociedad
contemporánea Mauro F. Gulllén
El sistema de
Charles Perrow profesiones: El caso
Una sociedad de de las profesiones
organizaciones económicas en
Espana
Charles Derber y
Julio-Septiembre 1992 William A. Schwartz Juan Jose Llovet
‘Nuevos mandarines El control de la prensa
o nuevo proletariado?: sobre la prolesión
Dlrector Poder profesional en médica: El caso de
Joaqh Aranso el trabajo <<ElPaís,,
sevetarla Diego Torrente
Jose Pérez Vilariiío
Mercedescontraras Porta Cultura forestal y Investigandoa la
consejo de l w m x b t l diferenciación PoIicia
Manuel castelia Rambi cotareio, Juan Dlez profesional
N i , Jesiio M. de Miguel, &mies Vaiaro, Joan Bellavista
M o Parami, Alfonso --me, Josep A. Rodriguez La organizaciónde la
José F. T e m La política de las investigación en la
organizaciones de universidad
W n y m p d o n e s intereses médicos
Centro de Investigaciones socid6gicas Herbert Spencer
~ongiw a 28014 wrid (ES-) Steven Brint El origen de las
Tek. 5 8 0 7 0 ~ 0I 5807607 Profesionesy profesiones
MstribuciÓn mercado
Siglo XXI de Espaib Editores S. A Critica de libros
phra, 5.28043 Madrid Manuel Mertin
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Significado de la vulnei*abilidad social,fi.ente a los desastres
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El desar.r*ollo de la seguridad social en M e x i c o
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RIC~W ~
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