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Coordinan:
Irayetzin Hernández / Dania Lozano.
Reuniones quincenales. Jueves de 20 a 21:30 hrs.
Miguel Ángel de Quevedo #967, Col. El Rosedal, Coyoacán.
Ciudad de México.
En ésta primera sesión se retomó el argumento de ésta actividad, para ello se contextualizaron
desde la biografía de Ferenczi esas situaciones en las que las mujeres y figuras femeninas
tuvieron una influencia importante en su vida y en su clínica. Algunas personas que se
ubicaron en esta línea fueron la madre, las nodrizas, las empleadas de la familia Ferenczi, la
joven homosexual y las trabajadoras sexuales a las que atendió en las clínicas cuando inició
su servicio como médico. Más adelante, se localizan la participación de Gizella, quien sería
su esposa -pero que conoció desde los 15 años- y su hija Elma. Así también, la presencia de
Groddeck toma un lugar diferente al que tenía Freud y que Ferenczi privilegia puesto que
Groddeck con su “forma sin pretensiones, amabilidad y amistad natural” lo invitaban a
esforzarse y hacer a un lado las inhibiciones intelectuales. Durante la época de amistad entre
ellos es que Ferenczi escribe Metas para el desarrollo del psicoanálisis (1924[1922]) y
Thalassa (1924).
Con Georg Groddeck explora propuestas que incluyen el análisis mutuo, la relación
cuerpo-mente y la transferencia materna. En algún momento, Ferenczi le pregunta a
Groddeck si acaso él no es para Ferenczi como esa amiga que Groddeck refiere en Cartas
psicoanalíticas a una amiga. Además de las pacientes con las que trabajó a lo largo de su
práctica clínica, en su Diario clínico hay cuatro pacientes de especial relevancia, una de ellas
que es bastante conocida fue Elizabeth Severn, la genio demoniaca del psicoanálisis.
Es así que durante la primera sesión se hizo el recorrido de la biografía escrita por
Juan V. Gallardo Cuneo, las referencias que aparecen de Ferenczi en la biografía de Freud
documentada por Ernest Jones y aquella por Élisabeth Roudinesco, quien describe a Ferenczi
en su texto Freud en su tiempo y en el nuestro (2014) como atractivo y femenino. Se comentó
la introducción que aparece en el Diario clínico (1932) realizada por Judith Dupont quien ha
sido una de las que han difundido su obra.
En ese sentido, se mencionó que para éste primer ciclo se abordarán principalmente
los Escritos de Budapest (1899-1907), rescatados y difundidos por Claude Lorin a pesar de
la gran dificultad que encontró para publicarlos en París en tanto “la tradición quiere que
Ferenczi sea ahora y siempre reconocido en una posición deferente con respecto a Freud, y
que sus primeros textos sean desilusionantes y muy inferiores a sus últimos escritos” (Lorin,
1983). Claude se dedicó por años a que los escritos traducidos por él con ayuda de otros
fueran conocidos y valorados, él encontró una respuesta positiva por parte de Allouch,
Perrier, Aulagnier por mencionar algunos nombres –Lacan y Granoff ya le daban un lugar en
su cátedra al húngaro- y dedicó un libro a esta primera parte de su obra titulado Le jeune
Ferenczi. Estos escritos realizados por el joven médico Ferenczi se trabajaran en conjunto
con la correspondencia Ferenczi-Freud, Ferenczi-Groddeck y otros complementarios, puesto
que es en las cartas y otros textos, en los que se encuentran datos esenciales como por
ejemplo, los experimentos que se hicieron en cuanto a la transferencia de pensamientos con
la señora Seidler y la señora Jelinek, y el caso de un paciente homosexual que relata Ferenczi
a propósito de esta gran interrogante.