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PROBLEMAS AMBIENTALES EN EL PERÚ

El año 2017 dejó varias interrogantes abiertas sobre temas especialmente sensibles para
el sector ambiental. ¿Podrán controlarse de manera efectiva la minería y la tala ilegal que
avanzan en la Amazonía? ¿Tendrán los pueblos indígenas un papel más protagónico en
la lucha por la conservación de sus territorios? Además, normas y leyes que están a la
espera de su aprobación o que deben modificarse preocupan también a los expertos que
Mongabay Latam consultó para ofrecer un panorama de lo que podemos esperar en Perú
en el 2018. Aquí sus opiniones.
BOSQUES Y DEFORESTACIÓN
Enfrentar la deforestación y las actividades ilegales que la producen sigue siendo uno de
los desafíos más difíciles de enfrentar en el Perú. Por otro lado, el saneamiento del
territorio y el ordenamiento forestal constituyen tareas pendientes por parte del Estado
para superar varios de los problemas que afectan a la Amazonía.
Juan Carlos Ruiz Molleda, Coordinador del Área de Pueblos Indígenas del Instituto de
Derecho Legal.
El gran tema —para Ruiz Molleda— es cómo armonizar la protección de los bosques con
los derechos adquiridos de las comunidades indígenas. “Donde hay poblaciones indígenas
hay menos deforestación”, señala el abogado de IDL en respuesta a la creencia de que
son las comunidades indígenas las que depredan los bosques.
Iliana Monterroso, investigadora posdoctoral de CIFOR.
Los desafíos están vinculados con la regulación, dice Monterroso. Explica que el
Ministerio de Agricultura tiene pendiente la formalización de las áreas para uso forestal.
Por otro lado, reclama una posición más activa del Serfor para resolver los problemas de
traslapes de las comunidades nativas con otro tipo de derechos como los bosques de
producción permanente (BPP). “Hay comunidades que cuentan con los fondos para
titularse pero que no logran avanzar porque tienen problemas de traslape con BPP. En la
investigación sobre pueblos indígenas que realiza la especialista de CIFOR, uno de los
puntos claves consiste en que el gobierno peruano genere mecanismos para que las
comunidades puedan beneficiarse de los recursos que extraen de los territorios que se
están reconociendo.
POLÍTICAS AMBIENTALES Y LAS LEYES PENDIENTES
Durante el 2017 una serie de leyes fueron criticadas por distintos expertos ambientales y
representantes de pueblos indígenas. Desde el Congreso (las leyes para carreteras) hasta
las medidas tomadas por el Ministerio de Ambiente. Sin embargo, para el 2018, los
expertos esperan avances, uno muy concreto, relacionado a la aprobación de la Ley Marco
del Cambio Climático en el Congreso.
Carol Mora, especialista legal del Programa Política y Gobernanza Ambiental, de la
Sociedad Peruana de Derecho Ambiental.
Para Mora un desafío importante es la aprobación de la Ley Marco de Cambio Climático,
que está vinculada al Niño costero, al tema de riesgo de desastres y de la desglaciación.
Agrega que el Ministerio del Ambiente debe asumir todas las funciones asociadas a la
rectoría del cambio climático. Otro reto importante está relacionado al sector hídrico, es
decir, a promover la canalización de recursos financieros orientados a mejorar la
conformación de las cuencas, los niveles y calidad de agua y las inversiones en el
tratamiento de las aguas residuales. “El tema hídrico no solo se resume al agua potable,
sino a la conservación de las cuencas”, concluye.
Ernesto Ráez Luna, miembro de la Junta Directiva de Pronaturaleza y profesor de la
Universidad Antonio Ruiz de Montoya.
Sobre este tema, Ráez afirma que se necesita un gobierno que asuma con seriedad la
importancia de la gestión ambiental en un país megadiverso como el Perú y en el contexto
actual de cambio climático. Lamenta que ninguna de las fuerzas políticas del país tome
en serio el tema ambiental. “Todas tienen defectos muy graves de conceptualización y
definición del problema y de ignorancia supina en algunos casos”, agrega.
PROBLEMAS AMBIENTALES EN EL CUSCO
Uno de los problemas ambientales más serios de la ciudad del Cusco es, sin duda, la
contaminación que producen las ladrilleras del distrito de San Jerónimo, ya que generan
un gran impacto ambiental negativo en la salud cusqueña.
Las ladrilleras se han convertido en una de las principales fuentes de contaminación
ambiental en la región, debido a que emplean ramas de eucalipto, llantas, aserrín,
plásticos, entre otros, lo cual provoca efectos negativos en el medio ambiente, como la
erosión de suelos, pérdida de vegetación, contaminación atmosférica y daños en salud.
La fabricación de los ladrillos, que son realizados en hornos artesanales, presentan una
serie de problemas como: la baja eficiencia en los hornos, uso de combustibles
inadecuados y la baja calidad de los productos terminados.
Los combustibles representan aproximadamente el 30% del costo de producción de los
ladrillos, por lo que, se tiende a escoger aquellos combustibles de menor precio y de alto
poder calorífico, pero los combustibles de menor calidad son altamente contaminantes.
Generalmente, las ladrilleras artesanales se ubican en los alrededores de la ciudad, donde
la materia prima es accesible, existe suficiente terreno para el horno y el mercado se
encuentra cerca para vender los productos finales.
La elaboración de ladrillos es la segunda actividad económica más importante después
del comercio en el distrito de San Jerónimo, donde se concentran la mayor cantidad de
productores de ladrillo; entre las comunidades de Sucso Aucaylle (65%), Pillao Matao
(28%) y Picol Orcopujio (7%) sumando un total de 400 hornos y más de 2500 personas
que laboran en esas ladrilleras.
La forma de producción es artesanal. Luego de haber fabricado el ladrillo a base de tierra,
arcilla y cal, es introducido al horno, donde se solidifica a una temperatura que va entre
los 300 y 400 grados centígrados.
Según la Línea de base del “Plan A Limpiar el Aire - CONAM 2004” y la Dirección
General de Salud Ambiental – del año 2009 se consideró que “la actividad ladrillera es la
segunda actividad socioeconómica, después del transporte, que más contaminantes emite
a la atmósfera”.
El principal contaminante emitido al realizar la cocción del ladrillo en estos hornos es el
PM10 (partículas sólidas o líquidas de polvo o cenizas dispersas en la atmósfera), seguido
del monóxido de carbono, los cuales afectan directamente a la salud de los trabajadores,
sobre todo mujeres y niños ya que el trabajo en la ladrillera es una actividad familiar.
También afecta a los pobladores que viven cerca de estas unidades productivas, emitiendo
grandes cantidades CO2, gas de efecto invernadero cuyo aumento en su concentración en
la atmósfera tiene consecuencias como el cambio climático que sufre el planeta.
En este sentido, se considera necesario desarrollar mayor control a las ladrilleras del
distrito de San Jerónimo, reduciendo de esta manera los impactos ambientales que día a
día van dañando nuestro ecosistema.
La Municipalidad Distrital de San Jerónimo implementó mayor control a ladrilleras desde
el día 06 de Noviembre y están trabajando con campañas de sensibilización e inspección,
disponiendo que se haga el control en las tres comunidades campesinas (Suceso Aucaylle,
Picol Orcopujio y Pillao Matao) donde se hallan instalados estos hornos.
A la fecha, los propietarios de estos hornos solo queman durante día ya que está prohibido
que lo hagan en las noches, además se les impidió utilizar productos tóxicos, como
cauchos, plástico y llantas.

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