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Cuento de las inteligencias múltiples

Esta es la historia de un príncipe que vivió hace muchos años. En su reino habla
sido robada una joya muy valiosa y él debía emprender un largo viaje para
recuperarla. Su padre le dio una bolsa de monedas y su madre una bolsa con 7
regalos. Úsalos con Inteligencia, le ajo. Una noche una banda lo capturó y le
pidieron que explicara quien era y de donde venía; si no convencía al jefe no varía
más la luz. Mientras hablaba vio que los demás se reían porque el jefe era sordo.
Sacó de la bolsa un papiro y empezó a escribir, logró así impresionar al jefe que lo
dejó marchar. Llego a un gran rio y sólo habla una barcaza para podarlo cruzar. El
captan le dijo: -Si me puedes dar el mismo peso de esta piedra en oro, te llevare
Saco una balanza y empezó a penar monedas de oro en el otro lado hasta que la
balanza se equilibra así consiguió cruzar el río. En la otra orilla, pidieron al chico si
antes de abandonar su país podía ver a su rey que viva sumido en la tristeza. Sacó
3 bolas y empezó a lanzarlas. Le hizo reír y el rey agradecido le ayudó a seguir su
camino.
Por fin, encontró el laberinto que encerraba la piedra preciosa: sólo tenía que
resolverlo. Pasó por allí una anciana con un haz de leña a la espalda que le sugirió
que observara bien lo que le rodeaba y hallaría la respuesta en la naturaleza. Sacó
su lupa y dio con un haz de luz que le condujo a la entrada del laberinto. Sólo
faltaba resolver el complicado camino. Extrajo su brújula de la bolsa y supo
alcanzar el centro, donde se hallaba la joya que pertenecía a su reino.
Cuando se decidía a regresar, vio que un monstruo horroroso le impedía el paso.
Saco una pequeña flauta de su balsa y amansó a la fiera con su música hasta que
esta se durmió. Ya camino de su reino, unos vagabundos lo asaltaron. Antes de
que pudieran encontrar su piedra, sacó de la bolsa las monedas que le quedaban
y las repartió entre ellos pudiendo así proseguir su viaje de regreso.
Un último obstáculo se le presentó en forma de volcán. Echó mano de su bolsa a
ver que podía utilizar en esta ocasión y en el fondo encontró el último de los
objetos: un espejo. Lo cogió con desánimo y acercandoselo a su cara, vio su rostro
reflejado en el. Ciertamente solo dependía de su propio coraje el poder atravesar
la lava del volcán. Pensando en su futuro y en su país cruzó la lava y pudo llegar a
su destino. Como era de esperar, también este cuento acaba bien. Nuestro
protagonista fue nombrado rey y la historia nos dice que supo ser un rey justo e
inteligente.

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