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LAS FACULTADES DEL JUEZ EN EL PROCESO CIVIL

El juez es la máxima autoridad de un tribunal de justicia, cuya principal función


es precisamente ésta, la de administrar justicia, en caso que se presente ante él
una situación controvertida entre dos personas, por ejemplo, que requiera de la
decisión ecuánime y objetiva de un hombre que conozca exhaustivamente las
leyes como él.

La función del juez en el proceso civil, debe ser la de "director o conductor del
proceso", alejado del "juez dictador", propio de los gobiernos revolucionarios,
que le otorgan enorme poderes frente al ciudadano común, como así también
del "juez espectador" que, con una actitud pasiva, se limita a dictar un
pronunciamiento pensando únicamente en la aplicación que estime correcta de
la ley, pero alejándose de la realidad.

Los jueces, deben realizar el uso adecuado de las facultades que la ley les
confiere, a fin de descubrir la verdad material sobre lo formal, incluso en forma
oficiosa, ante el error o negligencia de los justiciables. Por ello, el juez debe
disponer las diligencias razonables y necesarias para poner en claro la verdad
de los hechos controvertidos, respetando, obviamente, el derecho de defensa de
las partes.

El principal deber del juez es dictar una sentencia justa, o lo más justa posible y,
para ello, debe utilizar todos los medios que el proceso judicial le brinda; las
partes tienen la carga de aportar las pruebas, pero si el juez no está convencido
de cómo ocurrieron los hechos controvertidos, el ordenamiento procesal le
otorga una serie de instrumentos para formarse una convicción de los hechos
litigiosos independiente de la voluntad de las partes y pueda cumplir -obviamente
asegurando el pleno control bilateral- con ese deber fundamental. Si no lo usa
no podrá dictar una sentencia justa.

Para que los jueces puedan ejecutar una sentencia con total certeza y
comprendiendo todo lo que tiene que ver con el proceso es que se valen de las
facultades que se han sido otorgadas para hacerlo, es por ello que el Código
Procesal Civil le otorga ciertas facultades, además de la Ley Orgánica del Poder
Judicial. Las facultades generales del juez en procesos civiles, las encontramos
reguladas en el artículo 51 del Código Procesal Civil.

Artículo 51.- Los Jueces están facultados para:

1. Adaptar la demanda a la vía procedimental que considere


apropiada, siempre que sea factible su adaptación

Vía procedimental:

La vía procedimental, es el camino o el trámite que se le da a cada tipo de


proceso.

Clases de Vía Procedimentales

La fijación de la vía procedimental es con la finalidad de determinar si la


pretensión debe ser atendida en la estructura procedimental mencionada (de
conocimiento, abreviada o sumarísima) o para determinar en su caso, la
adaptación de la misma en tanto sea aplicable o factible.

Desde luego que la indicación que el actor haga sobre la vía


procedimental no obliga al Juez, quien podrá disponer se siga otra vía
procedimental, que sea adecuada y según considere atendible su empleo o por
la urgencia de la tutela jurisdiccional.

Es un requisito que puede ser subsanado por el juez ante la omisión o


error en que pudiera incurrir el demandante.
La opción de la vía procedimental no es algo que este indeterminado por
la ley, ni está sujeto a la entera autonomía de la voluntad del actor. Sólo cuando
no se encuentre preestablecida por la ley, la vía que le corresponde a una
determinada pretensión, será el juez que la precise de acuerdo a la naturaleza
de la misma, haciendo uso de las facultades que le han sido conferidas por ley.

Se menciona lo anterior en tanto el principio dispositivo no puede tener


predominancia cuando se trata de fijar la vía procedimental, y, en todo caso,
admitiendo que sea una facultad del actor, ello no impide que el Juez señale cual
es la vía que realmente corresponde, ante la ausencia o defecto en la propuesta
del demandante.

2. Ordenar los actos procesales necesarios al esclarecimiento


de los hechos controvertidos, respetando el derecho de
defensa de las partes

El acto procesal es un hecho voluntario lícito que tiene por efecto directo e
inmediato la constitución, el desenvolvimiento o la conclusión del proceso, sea
que procedan de las partes o de sus auxiliares, del órgano judicial o de sus
auxiliares o de terceros vinculados con aquel.

El hecho que el juez pueda exigir estas pruebas que considera necesarias para
el esclarecimiento de determinada situación resulta ser fundamental para la
decisión final del juzgador en los casos en los que no te tenga la certeza de los
medios probatorios presentados en un inicio. Por ello, la importancia de las
pruebas de oficio.

Artículo 194.- Pruebas de oficio.- Cuando los medios probatorios ofrecidos por
las partes sean insuficientes para formar convicción, el Juez, en decisión
motivada e inimpugnable, puede ordenar la actuación de los medios probatorios
adicionales que considere convenientes.

Dicha norma permite al Juzgador superar la deficiente actividad probatoria de las


partes, como una manifestación concreta de la facultad genérica de ordenar los
actos procesales necesarios al esclarecimiento de los hechos controvertidos,
respetando el derecho de defensa de las partes, conforme al artículo 51 inciso 2
del Código acotado.

Es procedente la admisión de medios probatorios de oficio en todas las vías


procedimentales, con las limitaciones a los medios probatorios previstas en cada
una de ellas. La admisión de medios probatorios de oficio constituye una
excepción al principio de la carga de la prueba, que complementa o sustituye los
medios probatorios ofrecidos por las partes, incluso los ofrecidos
extemporáneamente o por demandados rebeldes. La prueba de oficio debe
decretarse indicando con precisión cuáles son los medios probatorios admitidos,
en resolución debidamente motivada, notificada a las partes, respetando su
derecho de defensa. Los medios probatorios de oficio pueden ser admitidos por
los jueces de todas las instancias, incluso por los jueces de apelación, por lo que
no puede obligarse a un juez inferior a actuarlas, pues nuestro ordenamiento
acoge el sistema de la libre valoración de la prueba, por lo que si el juez de
apelación no comparte la valoración probatoria del juez inferior, tiene expedita
su potestad revocatoria. Ordenar a un juez de inferior grado la actuación de
medios probatorios de oficio constituye una interferencia en la independencia en
el ejercicio de la función jurisdiccional, conducta que contraviene la Constitución
y la Ley Orgánica del Poder Judicial.

3. Ordenar en cualquier instancia la comparecencia personal de las


partes, a fin de interrogarlas sobre los hechos discutidos. Las
partes podrán concurrir con sus Abogados

Comparecencia personal:

Por procedimiento general, podemos decir que es una medida de instrucción por
la cual se convoca a las partes ante el tribunal para ser allí interrogadas acerca de
los hechos de la causa.
En un procedimiento civil, La comparecencia personal no designa la obligación en
que se encuentran los litigantes de presentarse ellos mismos ante el juez (pues
la representación en justicia por un apoderado es la regla), sino la medida
de instrucción consistente en oír directamente a las partes o a una de ellas.
La comparecencia personal puede prescribirse en toda materia y hasta de oficio;
se desarrolla en presencia de los defensores y da tugara la redacción de un acta.

Se debe entender que, si bien es cierto que las partes envueltas en una
controversia judicial pueden, afín de sustentar los hechos que pretenden probar
y haciendo uso o del derecho de defensa como garantía del debido proceso,
solicitar cuantas medidas de instrucción estimen necesarias, no obstante ello, es
preciso puntualizar, en ese sentido, que la pertinencia de una medida de
instrucción no la determina el solo interés de la parte que la solicita, sino que es
el juez quien en el ejercicio discrecional de sus funciones dispone de autoridad
para ello, luego de examinar los hechos y documentos que conforman el
expediente que le es sometido, ordenarlas o desestimarlas, como mejor
convenga a una adecuada administración de justicia, siempre que su decisión
no viole la ley, ni constituya una tentado al debido proceso, que los motivos
expuestos por la corte para rechazar la medida de comparecencia personal de
las partes descansan, como se ha visto en comprobaciones anteriores, en
razones de hecho debidamente sopesadas, las cuales se inscriben en el poder
soberano de los jueces.

4. Rechazar liminarmente el pedido que reitere otro propuesto


por cualquier litigante y por la misma razón, o cuando a pesar
de fundarse en razón distinta, éste pudo ser alegado al
promoverse el anterior

En atribución a sus facultades, el juez también está facultado para, tal como lo
indica el inciso, rechazar liminarmente el pedido que reitere otro propuesto por
cualquier litigante y por la misma razón, o cuando a pesar de fundarse en razón
distinta }, estepudo ser alegado al promoverse el anterior. Si bien la norma hace
referencia al rechazo de pedidos que reitere otro propuesto por cualquier
litigante, no la limita a que se produzca bajo un mismo proceso. Decimos ello
porque una vieja práctica de los juzgados civiles de Lima se orienta a
interponer varios pedidos cautelares fuera del proceso. A fin que el peticionante
tenga mayores posibilidades de que una de ellas sea acogida. Esto ha provocado
y viene provocando algunas directivas orientadas a impedir ocurrencia de tales
hechos. Estas directivas instan a que se apliquen las sanciones pertinentes por
contravenir los deberes de la buena fe y probidad que debe regir en todo proceso
judicial, poniendo en conocimiento de esta situación al Ministerio Público para
los fines de ley.

5. Ordenar, si lo estiman procedente, a pedido de parte y a costa


del vencido, la publicación de la parte resolutiva de la decisión
final en un medio de comunicación por él designado, si con
ello se puede contribuir a reparar el agravio derivado de la
publicidad que se le hubiere dado al proceso

Esta facultad del juez tiene principalmente la intención de poder contribuir con la
reparación del agravio del cual ha sido víctima la parte vencedora del proceso,
esto es si es que se considera que ha sufrido en medio del proceso o como causa
del mismo proceso un agravio a su imagen o su reputación dada la publicidad
que se le hubiere dado al proceso.

Es facultad del juez, sin embargo, estimar además, procedente el pedido de parte
de la publicación de la sentencia, ya que en caso que esta publicación de
sentencia no significase una forma en la cual se puede resarcir el daño
provocado a la parte, no necesariamente tendría que existir esa posibilidad. Esta
reparación del agravio además sería a costa del vencido en un medio de
comunicación designado por él mismo.
6. Ejercer la libertad de expresión prevista en el Artículo 2, inciso
4., de la Constitución Política del Perú, con sujeción a lo
establecido en la Ley Orgánica del Poder Judicial

La libertad de expresión ha sido reconocida como un derecho fundamental, es


decir, como un derecho esencial para el desarrollo del ser humano como tal y en
colectividad. En atención a esta característica, se han desarrollado a su favor un
conjunto de medidas orientadas a su respeto y garantía, como su reconocimiento
en los textos constitucionales, su reconocimiento en los instrumentos
internacionales de derechos humanos, el cumplimiento de determinadas
obligaciones específicas por parte del Estado, así como el establecimiento de
mecanismos que permitan su protección judicial rápida y efectiva. En diversos
países, la libertad de expresión ha sido reconocida como un derecho
fundamental desde los primeros textos constitucionales hasta la actualidad. Este
reconocimiento origina importantes consecuencias jurídicas, pues todo análisis
relacionado con su ejercicio deberá necesariamente tomar en consideración la
existencia de otros derechos fundamentales y bienes que también gozan de
protección constitucional, con los que puede entrar en conflicto pero con los que
también debe ser armonizado. Asimismo, su reconocimiento constitucional le
otorga a este derecho una protección especial frente al legislador, quien al
momento de regular su ejercicio, debe respetar su contenido constitucionalmente
protegido, pues en caso contrario las normas que emita sobre la materia podrán
ser expulsadas el ordenamiento jurídico por inconstitucionales.

Sin embargo, para la efectiva vigencia de la libertad de expresión, no resulta


suficiente su reconocimiento en las normas nacionales e internacionales, sino
que deben existir mecanismos especiales que aseguren su adecuada protección
ante cualquier amenaza o violación. Esta protección tiene que ser de carácter
jurisdiccional, de modo que lo decidido por los tribunales adquiera la calidad de
cosa juzgada y se puedan hacer efectivos los mecanismos coercitivos orientados
al cumplimiento de la sentencia respectiva Por este motivo, los Estados se
encuentran obligados a contemplar en sus respectivos ordenamientos jurídicos
recursos efectivos y sencillos para la protección judicial de la libertad de
expresión. En el Perú, el proceso de amparo, reconocido en el artículo 200 inciso
2 de la Constitución y desarrollado en el Código Procesal Constitucional,
constituye el mecanismo judicial previsto a nivel interno para la tutela de este
derecho, aunque su uso con esta finalidad todavía es escaso.

Esta facultad, sin embargo, genera responsabilidad disciplinaria es caso se


injurie a los superiores jerárquicos, sea de palabra o por escrito o por medios de
comunicación social, según lo determina la Ley Orgánica del Poder Judicial, en
ejercicio de esa facultad. Según la ley en mención, esta permite que el juez
solicite rectificaciones, a través de los medios de comunicación social, en
defensa de su honorabilidad, cuando esta haya sido cuestionada, dando cuenta
a su superiorior jerárquico, sin perjuicio de formular la denuncia que corresponda.
CONCLUSIONES:

 Los jueces, deben realizar el uso adecuado de las facultades que


la ley les confiere, a fin de descubrir la verdad material sobre lo formal,
incluso en forma oficiosa, ante el error o negligencia de los
justiciables
 Cuando los medios probatorios ofrecidos por las partes sean
insuficientes para formar convicción, es facultad del Juez, ordenar
la actuación de los medios probatorios adicionales que considere
convenientes.

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