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La función del juez en el proceso civil, debe ser la de "director o conductor del
proceso", alejado del "juez dictador", propio de los gobiernos revolucionarios,
que le otorgan enorme poderes frente al ciudadano común, como así también
del "juez espectador" que, con una actitud pasiva, se limita a dictar un
pronunciamiento pensando únicamente en la aplicación que estime correcta de
la ley, pero alejándose de la realidad.
Los jueces, deben realizar el uso adecuado de las facultades que la ley les
confiere, a fin de descubrir la verdad material sobre lo formal, incluso en forma
oficiosa, ante el error o negligencia de los justiciables. Por ello, el juez debe
disponer las diligencias razonables y necesarias para poner en claro la verdad
de los hechos controvertidos, respetando, obviamente, el derecho de defensa de
las partes.
El principal deber del juez es dictar una sentencia justa, o lo más justa posible y,
para ello, debe utilizar todos los medios que el proceso judicial le brinda; las
partes tienen la carga de aportar las pruebas, pero si el juez no está convencido
de cómo ocurrieron los hechos controvertidos, el ordenamiento procesal le
otorga una serie de instrumentos para formarse una convicción de los hechos
litigiosos independiente de la voluntad de las partes y pueda cumplir -obviamente
asegurando el pleno control bilateral- con ese deber fundamental. Si no lo usa
no podrá dictar una sentencia justa.
Para que los jueces puedan ejecutar una sentencia con total certeza y
comprendiendo todo lo que tiene que ver con el proceso es que se valen de las
facultades que se han sido otorgadas para hacerlo, es por ello que el Código
Procesal Civil le otorga ciertas facultades, además de la Ley Orgánica del Poder
Judicial. Las facultades generales del juez en procesos civiles, las encontramos
reguladas en el artículo 51 del Código Procesal Civil.
Vía procedimental:
El acto procesal es un hecho voluntario lícito que tiene por efecto directo e
inmediato la constitución, el desenvolvimiento o la conclusión del proceso, sea
que procedan de las partes o de sus auxiliares, del órgano judicial o de sus
auxiliares o de terceros vinculados con aquel.
El hecho que el juez pueda exigir estas pruebas que considera necesarias para
el esclarecimiento de determinada situación resulta ser fundamental para la
decisión final del juzgador en los casos en los que no te tenga la certeza de los
medios probatorios presentados en un inicio. Por ello, la importancia de las
pruebas de oficio.
Artículo 194.- Pruebas de oficio.- Cuando los medios probatorios ofrecidos por
las partes sean insuficientes para formar convicción, el Juez, en decisión
motivada e inimpugnable, puede ordenar la actuación de los medios probatorios
adicionales que considere convenientes.
Comparecencia personal:
Por procedimiento general, podemos decir que es una medida de instrucción por
la cual se convoca a las partes ante el tribunal para ser allí interrogadas acerca de
los hechos de la causa.
En un procedimiento civil, La comparecencia personal no designa la obligación en
que se encuentran los litigantes de presentarse ellos mismos ante el juez (pues
la representación en justicia por un apoderado es la regla), sino la medida
de instrucción consistente en oír directamente a las partes o a una de ellas.
La comparecencia personal puede prescribirse en toda materia y hasta de oficio;
se desarrolla en presencia de los defensores y da tugara la redacción de un acta.
Se debe entender que, si bien es cierto que las partes envueltas en una
controversia judicial pueden, afín de sustentar los hechos que pretenden probar
y haciendo uso o del derecho de defensa como garantía del debido proceso,
solicitar cuantas medidas de instrucción estimen necesarias, no obstante ello, es
preciso puntualizar, en ese sentido, que la pertinencia de una medida de
instrucción no la determina el solo interés de la parte que la solicita, sino que es
el juez quien en el ejercicio discrecional de sus funciones dispone de autoridad
para ello, luego de examinar los hechos y documentos que conforman el
expediente que le es sometido, ordenarlas o desestimarlas, como mejor
convenga a una adecuada administración de justicia, siempre que su decisión
no viole la ley, ni constituya una tentado al debido proceso, que los motivos
expuestos por la corte para rechazar la medida de comparecencia personal de
las partes descansan, como se ha visto en comprobaciones anteriores, en
razones de hecho debidamente sopesadas, las cuales se inscriben en el poder
soberano de los jueces.
En atribución a sus facultades, el juez también está facultado para, tal como lo
indica el inciso, rechazar liminarmente el pedido que reitere otro propuesto por
cualquier litigante y por la misma razón, o cuando a pesar de fundarse en razón
distinta }, estepudo ser alegado al promoverse el anterior. Si bien la norma hace
referencia al rechazo de pedidos que reitere otro propuesto por cualquier
litigante, no la limita a que se produzca bajo un mismo proceso. Decimos ello
porque una vieja práctica de los juzgados civiles de Lima se orienta a
interponer varios pedidos cautelares fuera del proceso. A fin que el peticionante
tenga mayores posibilidades de que una de ellas sea acogida. Esto ha provocado
y viene provocando algunas directivas orientadas a impedir ocurrencia de tales
hechos. Estas directivas instan a que se apliquen las sanciones pertinentes por
contravenir los deberes de la buena fe y probidad que debe regir en todo proceso
judicial, poniendo en conocimiento de esta situación al Ministerio Público para
los fines de ley.
Esta facultad del juez tiene principalmente la intención de poder contribuir con la
reparación del agravio del cual ha sido víctima la parte vencedora del proceso,
esto es si es que se considera que ha sufrido en medio del proceso o como causa
del mismo proceso un agravio a su imagen o su reputación dada la publicidad
que se le hubiere dado al proceso.
Es facultad del juez, sin embargo, estimar además, procedente el pedido de parte
de la publicación de la sentencia, ya que en caso que esta publicación de
sentencia no significase una forma en la cual se puede resarcir el daño
provocado a la parte, no necesariamente tendría que existir esa posibilidad. Esta
reparación del agravio además sería a costa del vencido en un medio de
comunicación designado por él mismo.
6. Ejercer la libertad de expresión prevista en el Artículo 2, inciso
4., de la Constitución Política del Perú, con sujeción a lo
establecido en la Ley Orgánica del Poder Judicial