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Expansión de Roma y de la lengua latina . Los romanos expandieron su poder por tres
medios: el municipium (ciudades autónomas), el foedus aequum o iniquum (el pacto
igualitario o desigual), la provincia (el territorio sometido por conquista: pro-vincia).
Romanización de Hispania
Corrientes romanizadoras: Menéndez Pidal señala q la romanización se da por dos
vertientes, es decir, en España entran los romanos por dos lugares en distintas épocas:
a) la primera entrada: por la provincia de Terraconensis (Terrajera). Eran gente
sus itálica mayoritariamente. Avanzaron por el norte (Cataluña) hasta occidente hasta
los confines de la Galia actual. Era un latín enclenque, de gente romanizada
recientemente.
b) posteriormente, está la segunda corriente romanizadora, constituida por
romanos q ya habían aprendido su lengua y q no mostraban los dialectalismos de los
romanos de la primera etapa. Estos romanos entran por Andalucía, y ascienden a lo
largo de la costa atlántica, Portugal, hasta Galicia y el centro.
Suele atribuirse al sustrato latino sur itálico la formación de lenguas como
el catalán, aragonés y castellano; y se atribuye a la segunda corriente
romanizadora, lenguas como el portugués, el gallego y el leonés occidental.
DENOMINACIÓN
El nombre de Roma. No hay certidumbre sobre el origen y significado de la palabra
Roma, pero se sabe que la forma antigua de este nombre era Ruma, por lo cual puede
proceder del nombre etrusco del río Tíber: Rumon.
El nombre Latinus procede de Latium, nombre del territorio en el cual estaba
Roma (el Lacio). Los habitantes del Latium eran los Latini y denominaban a su lengua
Latina lingua (no romano lingua). Los Romani preferían denominar a su propia lengua
Latina lingua sobre Romana lingua. Al principio, el término romanus se usaba para
designar exclusivamente al ciudadano de Roma. Así, populus romanus era el pueblo de
Roma, distinto de la gente latina; es decir, el adjetivo Romanus se emplea
preferentemente en las expresiones civis Romanus y populus Romanus, como opuesto al
principio a populi Latini y, después de la expansión de Roma, a muchos otros pueblos
antiguos.
Desde el Edicto de Caracalla del año 212 d. C. todos los súbditos del Imperio
Romano tienen el derecho y el nombre de Romani. Desde el punto de vista lingüístico,
en la época imperial tiene nombre de Romanus todo hablante de la lingua Latina. En
otras palabras, se llamaron romani todos los habitantes del imperio romano; se les
reconoció la ciudadanía romana a los habitantes del Imperio.
Como del adjetivo étnico Gallus procede el topónimo Gallia y de Britannus
procede Britannia, del adjetivo étnico Romani surge en la parte occidental del Imperio
Romano el nuevo nombre Romania, como nombre del imperio.
Desde el correspondiente griego ‘Ρωμαîος surge en la parte oriental el nombre
‘Ρωμανία. Romania y ‘Ρωμανία son equivalentes a Orbis Romanus. El Imperio
Romano de Oriente seguirá llamándose ‘Ρωμανία hasta la caída de Constantinopla en
poder de los turcos el 15 de mayo de 1453. En el año 476 d. C., depuesto el último
emperador de la parte occidental del Imperio, Romulus Augustulus, y remitidos los
símbolos imperiales al emperador de Oriente, el nombre Romania pierde en Occidente
todo valor jurídico y político; pero no así ‘Ρωμανία en la parte oriental, que desde ese
mismo momento asume de hecho y de derecho toda la autoridad jurídica y toda la
autoridad política del Imperio Romano. Desde el punto de vista jurídico y político, la
creación del Sacro Imperio Romano-Germánico por Carlomagno constituye para el
Imperio Romano de Oriente, ‘Ρωμανία , que de hecho y de derecho es todo el Imperio
Romano, un acto de usurpación de autoridad y de poder ajenos.
Entretanto, el nombre Romania mantiene en Occidente su valor lingüístico y
cultural, de modo que tras la caída y durante la alta Edad Media Romanus se opone a
Barbarus y Romania a Barbaria. En la alta Edad Media el adjetivo derivado
Romanicus, que se conocía desde la antigüedad y significa ‘a la manera romana’,
desplaza del uso corriente a Romanus, y se establece la nueva relación de Romanicus
con Romania (= Orbis Romanus). Del adjetivo Romanicus surge un adverbio nuevo,
Romanice, empleado sobre todo en expresiones de cuño vulgar como Romanice
parabolare o Romanice fabulare, las cuales pasan a ser entendidas como ‘hablar como
los habitantes de la nueva Romania’. De tal manera, este Romanice parabolare o
Romanice fabulare se opone a Latine loqui o Romane loqui como el ‘hablar como los
habitantes de la nueva Romania’ al ‘hablar latín’. En consecuencia, con Romanice, que
pasa de ser empleado como adverbio a serlo como sustantivo, comienza a ser designada
la nueva lengua de los hablantes románicos: el Romanice, de donde romance, q designa
pues la lengua neolatina En efecto, del sustantivo Romanice procede en Suiza e Italia
septentrional el nombre de su lengua neolatina: rumanch o romonch, esto es romanche.
En territorio francés antiguo (norte del río Loire) el nombre correspondiente es romanz;
en Occitania (sur del Loire), romans. En España antigua los nombres romanz y romance
proceden del francés antiguo o del provenzal.
Después, romanz, romans, romance, romanzo significan ‘lengua’ y ‘obra’. Es
decir q estos términos toman al cabo significados cada vez más específicos (‘novela’,
‘romance’, etc.). Es decir q el término romanice fue dando lugar a otros usos más
distantes del original: en la Edad Media, en Francia se crea roman, del caso oblicuo
romant, para designar un nuevo género literario: poema o novela. En Francia, era la
lengua común (roman) y además la lengua poética de un tipo especial de poesía
(romance).
Por otra parte, Romancear, ‘traducir al romance’: romancear” era el verbo para
traducir del hebreo, árabe o latín a alguna lengua hispánica, como el castellano.
El nombre antiguo de los romanos perduró, además de en Roma, en los
griegos, los rumanos, y en Asia Menor (se llama, en árabe y turco, Rum).
El nombre de Rumania y de los rumanos no es antiguo: fue creado en 1869 por
eruditos rumanos para dar a los cristianos de las diversas regiones y dialectos neolatinos
de Rumania un nombre común frente al invasor musulmán turco. En otras palabras,
Rumanía (griego) / Rumania (latino) fue creado en 1869 por los rumanos, xq tuvieron el
inmenso orgullo de considerarse romanos. El núcleo sobre el q se fue construyendo la
nación rumana: primero los invasores, los eslavos, dieron al territorio el nombre de
Balaquia; pero ellos no lo llamaron así, sino “tierra romana”. Y el primer héroe nacional
rumano es Trajano. En tiempos de Orosio, a un jefe godo se le ocurrió q el nombre
Rumania ya no servía y q a esa parte del ex imperio romano había q llamarla Gotia;
pero no perduró.
¿LATÍN HOMOGÉNEO?
NO es un latín homogéneo. Toda lengua que se expande sobre territorios
lingüísticamente diversos adquiere rasgos propios de las lenguas de tales terriotorios. Es
una constante universal que también se cumple en el caso de la historia de la lengua
latina. Quizá haya sido el latín arcaico homogéneo, pero el latín registrado de antiguo
está infiltrado de elementos no romanos: por ejemplo, influyó en él la lengua etrusca,
con una multiplicidad de vocablos etruscos, o vocablos griegos etrusquizados. Entre
estos, algunos términos fundamentales de nuestra tradición romana-cristiana son de
origen etrusco: “mundo”, “persona” (los griegos no usaban este término para la
Santísima Trinidad, nosotros sí! Esta palabra etrusca adquirió en Roma rasgos jurídicos,
y es probable q desde la esfera jurídica haya pasado a la esfera teológica de los primeros
cristianos).
Tbn podemos identificar rasgos griegos: el griego ha prestado directamente
numerosísimos términos a la lengua latina. Muchos de ellos parecen inimaginables: aer,
architectus, balneum, bibliotheca, bracchium, camera, corona, gubernare, historia,
machina, oleum, philosophia, poema, poena, poeta, etc. Por otro lado, tbn rasgos
célticos, rasgos germánicos, rasgos de otras lenguas.
LATÍN VULGAR
1.- La expresión latín vulgar se ha hecho convencional y habitual para designar la
lengua latina común de los romanos distinta de la literaria y de la cual proceden las
lenguas romances. No debe ser equívoca, en consecuencia, porque no refiere en
exclusividad el habla inculta de los romanos de la época imperial, sino también la culta
coloquial y la culta familiar; no implica incultura ni vulgaridad.
Al latín q hablaba todo el mundo en tiempos del Imperio y cuando el
occidental sucumbe, se denomina: latín común, latín coloquial o latín vulgar. Todos
refieren lo mismo. En el caso de la denominación de latín vulgar, “vulgar” no quiere
decir “vulgar” en el sentido vulgar de la palabra, no es un término peyorativo, sino q
significa “de todo el mundo”.
2.- Otras denominaciones propuestas por los lingüistas son, de un lado, latín popular,
latín familiar, latín cotidiano, las cuales están más de acuerdo con el punto de vista social
y sincrónico, y de otro lado romance común o protorromance, que refieren el origen
común de los romances en una lengua más o menos homogénea distinta de la literaria o
clásica. Suelen ser empleadas por quienes, aplicando el método comparativo extensiva y
no pocas veces abusivamente, reconstruyen tales romance común o protorromance.
Pertenecen en general a la escuela norteamericana. Frente a ella está la escuela
filológica europea. Ésta sólo considera oportuna la reconstrucción comparativa en el
caso de ausencia de formas latinas antiguas o vulgares genuinas, de las cuales procedan
los respectivos hechos léxicos y morfológicos románicos. Es decir, el método
comparativo sólo es recomendable en aquellos casos de gramática o de léxico para los
cuales no contamos con ninguna clase de testimonio latino.
3.- En una perspectiva lingüística amplia, para los romanistas la lengua latina no es más
que una transición entre el indoeuropeo y el romance, por lo cual los romances
particulares merecen ser considerados como dialectos medievales del latín, de la misma
manera que las lenguas modernas de los dominios indio e iranio son en verdad dialectos
medievales del antiguo indio o del antiguo persa, mientras que estas dos lenguas son, por
su parte, intermediarias entre el indoeuropeo común y tales dialectos medievales y
modernos.
4.- Una noción importante, sobre la cual vale la pena insistir, aunque se trate de una
verdad de perogrullo, es que la lengua latina, como toda lengua, no está fija ni es
homogénea, sino que es móvil y heterogénea. Un somero examen del léxico latino
empleado en el curso de la historia es suficiente para convencernos de estos extremos.
Compárense, por ejemplo, los siguientes términos: fr. foie, tête, parler y cast. hígado,
cabeza, hablar. De inmediato se advierte que los vocablos franceses proceden del lat.
FICATUM, TESTA, PAROLARE, respectivamente, mientras que los castellanos lo hacen del
lat. FICATUM, CAPITIA, FABULARI. Tres hechos notables observamos: 1.- que para referir
las mismas cosas el latín clásico y antiguo empleaba iecur, caput, loqui, términos no
conservados con estas formas en francés ni en castellano; 2.- que el francés y el
castellano no coinciden tampoco entre sí en las denominaciones de dos de las tres cosas
referidas, pues fr. foie y cast. hígado proceden del lat. FICATUM, pero fr. tête y parler lo
hacen del lat. TESTA y PAROLARE, y cast. cabeza y hablar lo hacen del lat. CAPITIA
(derivado de CAPUT) y FABULARI; 3.- que así como el latín de los términos franceses y
castellanos es diferente del antiguo y clásico, el latín de los términos franceses también
es en gran parte diferente del de los términos castellanos, lo cual implica que, desde la
perpectiva diacrónica o desde la diatópica o desde la diastrática, el latín vulgar de la
Gallia era distinto del de Hispania, y vice versa.
5.- La distinción de los diferentes latines de los hablantes romanos se conocía ya en la
antigüedad. Quintiliano distingue en el hablar latín la urbanitas de la rusticitas, y
Cicerón el plebeius sermo del vulgaris sermo. La división de estas dos clases del latín,
por otra parte, no siempre ni necesariamente corresponden a divisiones sociales (es
decir diastráticas).
Reconstrucción del latín vulgar por el método comparativo: Dos cuestiones distintas se
plantean cuando se trata de reconstrucción de la lengua latina coloquial mediante el
método comparativo. De un lado están los que pretender reconstruir toda la lengua
latina coloquial y denominan al resultado de su reconstrucción protorrománico, y de
otro lado están los que aplican el método comparativo sólo a la reconstrucción de
formas aisladas, de las cuales no subsisten testimonios vulgares ni cultos. Si bien es
cierto que por aplicación del método comparativo pueden reconstruirse formas latinas
no testimoniadas, ello es posible y cierto con respecto a las formas aisladas, pero sólo es
posible con severas limitaciones la reconstrucción del estado completo del latín hablado.
No son pocos los lingüistas que consideran que la reconstrucción, mediante el método
comparativo, del protorrománico (= latín vulgar) y de los protorromances es una
aventura intelectual a veces peligrosa, a veces injustificada, en general infructuosa. En
todo caso, condiciones necesarias para cualquiera de los dos criterios son las siguientes:
1.- el elemento protorrománico debe estar reflejado en todas las lenguas románicas o en
la mayoría. Por ejemplo: se reconstruye la forma protorrománica o latina vulgar
*acūtiāre desde la correspondencia del it. aguzzare : fr. aiguiser : cast. aguzar, etc. En
apoyo de esta reconstrucción se cuenta la presencia del derivado acutiator en los
glosarios. 2.- El elemento protorrománico puede estar representado por testimonios de
un grupo geográficamente unido. Por ejemplo: se reconstruye lat. vulg. *cominitiare
desde la correspondencia de it. cominciare : fr. commencer : prov. comesar : cat.
comensar. Por supuesto, los alcances del método comparativo son limitados por
diversos motivos: 1) porque no puede aplicarse al estudio de formas aisladas, las cuales
no son pocas en el dominio románico. 2) Porque la forma reconstruida no deja de ser
sólo una hipótesis, que así como puede llegar a justificarse por el hallazgo de un
testimonio que la confirme también puede quedar desvirtuada por el mismo hallazgo. 3)
Por otra parte, porque los préstamos modernos generalizados nada prueban con respecto
al latín originario. Así, por ejemplo, la correspondencia cierta del fr. ant. gart : fr. mod.
jardin : it. giardino : cat. jardín de ninguna manera nos remite a una forma latina vulgar
genuina, puesto que la relación verdadera de todos estos términos es: franco *gardo > fr.
ant. gart > fr. mod. jardin > it. giardino y cast. jardín. No hay, pues, forma latina vulgar
-ni culta- original. 4) Además, porque numerosos derivados romances con sufijos
comunes pudieron haberse formado con sufijos comunes romances (sufijos
panrománicos) sobre la misma base latina original. Se trata, pues, de desarrollos
románicos independientes. 5) Porque la analogía explica casos que sería erróneo atribuir
al latín común. 6) Ciertos fenómenos latinos populares no han perdurado en las lenguas
romances (como las formas del genit. sing. -aes, -ēs). En consecuencia, es erróneo
pretender reconstruir morfología latina común completa. A pesar de tantas dificultades,
no puede negarse la utilidad del método comparativo en el caso de determinar
correspondencias genuinas con elementos aparentemente marginales. Por ejemplo, lat.
arc. quoius -a -um (: lat. clás. cuius) reaparece en log. kuyu, cast. cuyo, port. cujo.
1) Rasgos FONÉTICOS
VOCALES:
De un sistema cuantitativo (oposición de cantidades) se pasa a otro cualitativo
(oposición de timbres): largas > cerradas; breves > abiertas.
Esto lo sabemos por las inscripciones, por la confusión de vocales (cuando se
confunde una a larga con una a breve no tenemos modo de saberlo, pero cuando se
sustituye una i breve por una e, sí).
El paso de un sistema cuantitativo a uno cualitativo no fue homogéneo en toda
la Romania, hubo distintos resultados del proceso común:
- en el norte de Italia, Francia, Bélgica y Península Ibérica: se pasó de las 10
vocales latinas a 7 vocales, en que e y o tienen 2 grados de apertura: sistema románico
occidental de transición. En el caso del castellano, la lengua siguió evolucionando y
terminó con 5 vocales.
- en otras áreas hay sistemas regionales: sistema siciliano (consiste en un
sistema de 5 vocales, distintas del occidental, en q no hay e ni o cerradas), sistema
sardo (propio de la lengua romance de Sardeña: son 5 vocales iguales a las castellanas
actuales), sistema romano u oriental (q consta de 6 vocales y q carece de diferencias
entre o abierta y o cerrada, pero sí tiene e abierta y e cerrada).
El sistema de ACENTUACIÓN en el latín vulgar es una acentuación intensiva:
se discute cómo era el latín anterior a esta fase intensiva, no lo sabemos; algunos dicen
q era musical (como el griego), otros lo desmienten. Si el acento en el latín antiguo era
intensivo, sólo se conservó esa clase de acento en el latín vulgar.
También por regiones se ve q hay lenguas q resisten ciertas posiciones del
acento, mientras q en otras provoca distorsiones:
- Italia: tendencia a conservar los términos esdrújulos según la terminología
latina
- Península Ibérica: transforma en graves todos los esdrújulos: trasladando el
acento o suprimiendo sílabas
- Francia: el acento intensivo es de tal poder q aniquila buena parte de la
fonética de los vocablos.
Descripción de la evolución de las vocales simples en latín vulgar:
-A a abierta y a cerrada se confunden en un solo timbre a. En la primera fase, la
a no tiene cambio esencial. Sólo hay alguna desviación del timbre a en francés antiguo,
cuando va seguido de r, en q puede sufrir un proceso diferente. Cuando a forma
diptongo con i semiconsonante, se presentan alternancias regionales: Ianuarius se
mantiene en algunos lugares (occidente de la Península Ibérica…), pero en otros, se
convierte en e (centro y oriente de la península Ibérica: ie>e).
- E y O LARGAS o CERRADAS en general se conservan. Pero en el bajo latín de
las Galias suelen sufrir un proceso de cierre a la vocal intermedia siguiente: e cierra en i
/ u. En los textos de español merovingio, el latín prendere está representado por
prindere, y el sustantivo sponsus por spunsus.
- I u U CERRADAS Tiene tendencia a la apertura: xj. Vices está testimoniado en
Pompeya por veces. Tbn en Pompeya, hay terminaciones en u q aparecen con o, pero no
sabemos si es evolución o conservación de arcaísmo.
- En posición pretónica inicial, la e tiende a i y la o a u: senatus > lat. vg sinatus,
decembris > diciembre, nepotis > nipote, securus > sicuro
- La i breve se alterna con la u breve en tiempos antiguos y esta alternancia se
manifiesta en distintos casos de las lenguas romances. Dobletes antiguos son: maxumus
y maximus; lacruma y lacrima. En las lenguas romances ocurre la eliminación de uno de
los elementos de los dobletes. En rumano: manukiu (eligió la variante con u). En
francés antiguo, elección de la variante con u : manuel (=manual). Dicen los lingüistas q
los dobletes u – i del latín arcaico se debían a la carencia de un signo q pudiese
representar el fonema genuino q pronunciaban como la u griega; luego lo simplificaron
xq la pronunciación se hizo difícil, pero lo representaron como u o como i según lo q
oían. No existe esta u griega en tiempos clásicos o republicanos; si un romano
pronunciaba “u” le criticaban la pronunciación griega. Sin embargo, hay problemas no
resueltos: un nombre romano Aquila aparece escrito por un griego como Ákula. Si un
griego escribe u es xq pronuncia así… Entonces, ¿cómo pronunciaban los latinos? Se
complica xq la ku representa un grupo romano qui. Sabemos q qui representa en latín un
vestigio de la labiovelar sorda indoeuropea. La pronunciación latina qui es el resultado
de una simplificación.
- Diptongos: en latín había cinco diptongos antiguos: ou, oi, ei, ai, au. En los siglos III,
II aC: ou > u larga: [ego] douco > duco
oi > u larga – o larga: oinus > unus
ei > i larga: deico > dico
ai > ae (q luego se asimila en e breve): Caiser > Caesar > Cesar
cailus > caelus > celus > cielo
El más resistente es AU: perdura en alguna de las lenguas romances hasta el día de hoy,
por ejemplo, en provenzal. En otras lenguas, evoluciona hasta una fase intermedia: ou, y
en otras se pierde:
Conservación: Aurum > rumano-rético-provenzal AUR
Intermedio: aurum > portugués OURU
Se pierde: aurum > castellano ORO
A veces el resultado O del diptongo AU aparece en tiempos clásicos y era
conservado, aunque en algunos casos se impuso en nombres prestigiosos, como los
emperadores. Los romanos pensaban q el paso de AU a O era un provincialismo
intolerable de gente q no sabía latín, de origen oscoumbro. Así, convivía la forma
Claudius con la forma provinciana Clodius.
En posición inicial, AU tbn solía perderse o perder un elemento: Augustus
aparece como en Pompeya como Agustus, y en España debió ocurrir lo mismo: Agosto.
Otro ejemplo: auscultare > español antiguo: escuchar (ascuitar (escuchar es forma
analógica).
- Síncopa vocálica: el fenómeno de síncopa no es nuevo en la lengua latina: ocurría ya
en el latín arcaico y muchas veces la ocurrencia de síncopa dio lugar a dobletes (dos
resultados de una sola etimología original): surrigo > rego (por pérdida de la u), surgo
(por pérdida de la i); repepuli > repello (por pérdida de la u), reppulli (por pérdida de la
e). En tiempos de Augusto, ya están documentados procesos como el paso de calidus >
caldos. En verdad, la síncopa siempre se consideró como un fenómeno popular y
familiar q existió en todas las épocas de la lengua latina.
Para q exista síncopa deben ocurrir determinadas condiciones fonéticas:
* En parte, era frecuente la síncopa latina cuando la vocal estaba cerrada por
diferentes consonantes (l, r, m, n): posino > pono (pérdida de la i delante de n); coronela
> corolla.
* La síncopa más frecuente se da en las vocales más cerradas: i, u, e.
* La síncopa puede no ocurrir su el acento se desplaza de lugar.
* Muchos términos proceden de síncopas antiguas q ya nadie advierte: valde <
ad validus, pero nadie echa de menos la i de valide, se incorporó a la lengua latina más
culta.
- Disolución del hiato: tendencia general de las lenguas romances
* Dos elementos < uno simple: cohors<cors; librarii<librari
* La disolución del hiato puede formar diptongos que luego evolucionan en las
lenguas romances. fi/li/a<fi/lia<hija; vi/ne/a<vi/nia<viña
* En caso de que el hiato se conserve, se realiza mediante la interposición de
elementos epentéticos no etimológicos: ru/i/na< it. rovina.
* El Apendix Probi marcaba como incorrecta la pronunciación del hiato, lo que
testimonia que era una tendencia difundida.
- Interposición de elementos no etimológicos (prótesis): Smirna < Ismurna
(Pompeya). Este proceso es general en castellano (en los términos que comienzan con
S- y R-.
- Lo inverso sucede en it.: aféresis de un elem. etimológico por ultraconservación:
Hispania<Spaña; historia<storia.
- Apócope (pérdida de sonido final): es raro. quo modo < Pomp. quomo < cast.
Como / rum. cum
CONSONANTES
La palatalización universal de los fonemas oclusivos sordos y sonoros cuando
están con vocales adelantadas (e, i); ocurre uniformemente en toda la Romania. En
algunas áreas es tan intensa q llega a producirse incluso delante de vocales tan
resistentes como la a, xj en francés.
Sonorización de las oclusivas sonoras intersonoras (vocal + consonate continua:
l, r) o intervocálicas: es característica de las regiones occidentales, es decir, de las q
tuvieron sustrato céltico. Es un fenómeno esporádico en otras áreas aisladas (sur de
Italia) y no existe fuera de estas áreas mencionadas.
Vocalización de consonantes agrupadas: no en general, no se da en italiano ni
rumano; sí en todas las lenguas occidentales: nocte >noche (ct>ch). En otras áreas, la
conversión y asimilación de la vocal a la consonante siguiente (italiano) o la
simplificación de la vocal. A veces esa vocal es sutituida por fonemas extraños: nocte >
rumano noopte.
Formación de grupos consonantes nuevos por síncopa vocálica: en general, con
resultados diferentes en las distintas lenguas.
2) Rasgos MORFO-SINTÁCTICOS
Artículo: no existe en latín, procede de un uso intensivo del demostrativo junto con
su núcleo sustantivo (los demostrativos latinos tienen dos resultados: artículo, cuando
funcionaba como adjetivo; pronombre personal cuando funcionaba como pronombre
demostrativo). El demostrativo por excelencia para producir artículos es ille (3º
persona). No quiere decir q no halla pronombres q vengan de otros demostrativos, por
ejemplo: ipse >ese, como clase especial de artículo en la Edad Media y en algunos
romances (ver glosas).
Conjunciones: hay una fuerte tendencia a ampliarlas. Para decir: mientras en latín
antiguo, culto se usaba dum; en latín vulgar se siente como pobre, carente de identidad,
y necesita un refuerzo: dum interim. Esta forma es tan general q se mantienen reflejos
de ella en las lenguas occidentales: demientre (castellano antiguo), demientras. Muchas
conjunciones tienen en elemento –que: cumque, desque (> desde). Sobre la base de la
sumatoria de elementos acoplados a un elemento básico más o menos cambiante, se
construye el sistema de conjunciones. Nuestro sistema de conjunciones es heredero del
latín vulgar y se caracteriza por la expansión de los elementos más simples hasta formar
elementos más grandes.
3) Rasgos LÉXICOS
Los rasgos léxicos en el latín vulgar se resumen a: cambio semántico,
pérdida de elementos, incremento de los elementos, más la adquisición de
elementos nuevos por contactos de lenguas.
Un proceso notable del latín vulgar es la sustitución de términos breves por
términos extensos, los cuales deben ser reacomodados para cumplir la función de los q
sustituyen:
IRE: es sustituido por el verbo vadere, sin justificación funcional para ello. Hasta los
tiempos clásicos, tenían sentidos diferentes: ire: indicaba le movimiento en abstracto,
vadere era pasar un vado, dirigirse de un punto a otro distante. Se explica desde el punto
de vista del hablante y según se dirija a otro o a sí mismo: voy, vas (de este lugar cerca
de mí al lugar distante de ti y de mí), va (alguien lejos de mí y de ti se mueve del lugar
distante). Sustituye al más abstracto ire, q sólo expresaba movimiento, y se impone
vadere con toda esta resemantización.
NECARE: en latín: ‘matar’. En latín vulgar, les parece poco para expresar algo tan
grave, y se agrega un prefijo: ennecare (‘matar’), q sólo perduró en rumano. Este verbo
q primero era un sustituto, se transformó semánticamente hasta hacerse irreconocible el
sentido original: ‘muerte por ahogamiento’, ‘muerte por sumersión en agua’, ‘hundirse’,
‘naufragar una nave’, ‘annegar’, ‘inundar’ (sin la idea de muerte).
ESSE: parecía ser demasiado breve para expresar la acción de existir, y comienza a
convivir con sedere: ‘estar sentado’. El otro esse (infinitivo de edo): ‘comer’ fue
sustituido por comedere (de ahí nuestro comer), compuesto de con + edo.
FERRE: llevar. Se elige uno más largo: portare. Una parte de la Romania (francés,
italiano) lo adopta, otra parte toma otro verbo: levare > llevar
FLERE: llorar. Se elige plorare, q significaba ‘llorar a un difunto’, termina significando
‘llorar’.
Los lingüistas están perplejos ante este sistema de sustitución y proponen
diferentes causas: factores sociales, étnicos, psíquicos, etc., pero ninguno termina de
convencer. En este sentido, hay q destacar q la nueva religión romana influyó en la
lengua de Roma. Por ejemplo, para los romanos el día más importante era el dies solis,
igual q en alemán e inglés (Sunday: ‘domingo’). Los cristianos lo sustituyen por dies
dominica, dies dominicus: ‘domingo’ (olvidando el sustantivo y con un cambio de
género de femenino a masculino).
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