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SANTO

TOMAS
DE AQUINO
YLA
FILOSOFIA
ACTUAL
Octavio N. Derisi

,.._
Este libro continúa la labor ini-
ciad:1 en "FILOSOFIA MODERNA
Y FILOSOFIA TOMISTA'' -2 t.,
Primer Premio Nacional de Filo-
sofía- y continuada por el autor,
a través de 40 años de una inin-
terrumpida carrera en la cátedra,
en numerosos libros y en centena-
res de trabajos monográficos, apa-
recidos en todo el mundo : una
profundización del pensamiento
del Aquinate, una encarnación ac-
tualizada del mismo y una proyec-
ción crítica de sus principios sobre
los autores y problemas actuales
de la Filosofía.
El Tomismo, con rigor crítico,
pone en evidencia el valor trascen-
dente de la inteligencia, cuyo al-
cance ontológico precisa y delimi-
ta. Con este instrumento indispen-
sable, Santo Tomás fundamenta y
elabora su Filosofía realista en los
diferentes sectores de la Antropo-
logía y Filosofía Natural, de la
Onto'ogía y Teodicea y de la Eti-
ca. Todos los grandes problemas
de la Filosofía, han sido desarro-
1 actos, con paso firme y crítico,
med:ante su Intelectualismo.
Derisi ha ordenado' los trabajos
de este libro en cuatro partes:
1) ACTUALIDAD DEL TOMIS-
MO, 2) EL INTELECTUALISMO
TOMISTA FRENTE A LAS DIS-
TINTAS POSICIONES DE LA FI-
LOSOFIA ACTUAL, 3) LA ME-
TAFISICA TOMISTA FRENTE A
LA FENOMENOLOGIA EXIS-
TENCIAL CONTEMPORANEA y
4) AXIOLOGIA Y MORAL EN EL
TOMISMO. Las grandes líneas del
sistema tomista son expuestas con
hondura y claridad por quien ha
consagrado su vida a la meditación
filosófica, a la luz ele los principios
del Angélico Doctor.
No se trata, sin embargo, de una
repetición de las tesis tomistas,
sino de una profundización remo-
zada de los problemas actuales de
la Filosofía en busca de una solu-
ción a la luz del Re:ilismo peren-
ne de Santo Tomás. Tomista en
su espíritu y en sus principios
SANTO
TOMAS
DE AQUINO
Y LA
FILOSOFIA
ACTUAL

Octavio N. Derisi
, ~ \ ~ '

rectores, este libro es una obra ac-


tual de Filosofía por su problemá-
tica y sus soluciones.
Esta confrontación crítica del
pensamiento del Santo Doctor con
los autores y corrientes ,contem-
poráneas de la Filosofía, logra ex-
plicitar toda la inagotable riqueza
de la doctrina tomista, como su
poder de asimilación y síntesis de
toda verdad, donde quiera que ella
esté. Tal la tarea realizad,il por
Derisi en esta obra.
Bajo este examen crítico, el pen-
samiento tomista logra también
una nueva proyección sobre sec-
tores de la Filosofía, no compren-
didos en la temática del Angélico
Doctor. Bastaría señalar los nota-
bles capítulos de este libro sobre
la cultura, los valores, la persona
y el realismo crítico, entre otros.
Pero aún los temas tratados por
Santo Tomás, en este libro logran
siempre una formulación nueva al
alcance de los hombres de nues-
tro tiempo.
Al proyectarse críticamente so-
bre las concepciones del EMPI-
RISMO, del IDEALISMO, del AG-
NOSTICISMO, del TRASCENDEN-
TALISMO DE KANT, de la FE-
N0MENOLOGIA [)E HUSSERL,
del EXISTENCIALISMO DE HEI-
DEGGER Y DE SARTRE, los es-
tudios contenidos en este libro, a
la vez del análisis realizado sobre
tales corrientes del pensamientn,
logran una brillante y renovaJa
exposición de la Doctrina de S¡m-
to Tomás e iluminan con discerni-
miento valorativo las grandes te-
sis de la Filosofía contemporáne· .
La literatura filosófica argentina
y universal se enriquece •c on esta
nueva obra del consagrado filóso-
fo que es Monseñor Derisi, miem-
bro de las Pontificias Academias
de S. Teología y de Santo Tomás
de Aquino y de la ·Religión Cató-
lica.
Este libro Ínicta,rla-vez-una
colección con el sello EDUCA (Edi-
torial de la Universidad Católi ca
Argentina).
SANTO
TOMAS .
DE AQUINO
Y LA
FILOSOFIA
ACTUAL

Octavio N. Derisi
~<'. ,¿~1

'__,(

Todos los derechos reservados


Hecho el depósito que marca la ley 11.723
IMPRESO EN ARGENTTNA

© Copyright by UNIVERSITAS S.R.L.


TUCUMÁN 1436 - BUENOS AIRES
A mis hermanos Dom ingo A. y José

A los amigos de todas las horas


y colaboradores en la
Universidad Católica Argentina

Mons. Dr. Guillermo P. Blanco


Dr. Tomás D. Casares
Dr. Francisco Valsecchi
Dr. Alberto Caturelli

~~- éfuldi~ [~~ ½


...lrlll>.,11~~) --
NOTA PRELIMINAR

Con motivo del vu Centenario de la muerte de Santo To1mh. he


redactado varios trabajos sobre distintos aspectos de su Filosol'ía,
considerada en sí misma y en relación con ];,s principales corrientes
y autores de la Filosofía contemporánea, pa1a el Congreso Inter-
nacional del Aquinate y para v:1rias revista~ y publicaciones de
Europa y América y de mi propio país, comagradas a conmemorar
este [amto acontecimiento.
Tales publicaciones, más otras anteriormente redactadas en la
misma orientación, me parecen ofrecer un conjunto bastante homo-
géneo y completo sobre los puntos esenciale5 y actuales de la Filo-
sofía del Santo Doctor, considerados en sí mi~mos -el Intelectua-
lismo , la Participación y la Analogía, entre otros- y en relacic'm
crítica con los principales problemas y autores: Kant, Hu sserl,
Heidegger y Sartre, entre otros, d e nuestra {poca.
Estos trabajos han siclo agrupados en cuatro secciones, fuera de h
Introducción: 1) Actunlidnd del Tomismo , 2) e l Int electua lismo
Tomista frente a las distinlns posiciones de la Filosofía nctHal. 3) la
M etnfisica Tomista frente o la Frnom(' nolo:t;ía )' al Exi1·te11rialis1110
ro11temporá11eo )' 4) la Axiohgía Ontológirn )' Antropológica en
el Tomismo.
Dacio que estas monografías han sido compuestas como tr;ibajos
independientes, algunas repeticiones so n inevitables; aunque el re-
torno al mismo tema nunca se realiz:1 sin un enriquecimiento del
mismo. Por esta razón, me ha parecido mejor no ~uprirnir algún
trahajo, aunque su contenido hubiera sido ~ratado ya en 0tro. R eal-
mente hay siempre aspectos nuevo~ qu e acrecientan el contenido
cloc tri na rio.
De más est~t decir que en mi intención, estos escritos no qui e-
r~n ser una mera repetición del pensamiento del .Angélico Doctor,
sino una profundización del mismo, de sus principios sobre todo ,
para reelaborar con ellos una sol ución a los problemas actuales de
la Iiloso(ía, muchos ni siquiera planteados por el propio Santo
Tomás.
Creo que tal meditación original de los problemas permanentes
y actuales. de la Filosofía, reali_zados a la Juz de los principios de la
Phzlosopl11a Perennis del Aqumate, es la m~jor manera -la única
verdadera y auténtica- de ser tomista, ele 5er fiel a su doctrina,
sin dejar de ser filósofo.

~. ~ \ '~ f \
10 NOTA PRELIMINAR

Que Maria, Madre de la Verdad encarnada, haga que la lectura


INTRODUCCióN .
de estos trabaj os, compuestos en busca de una más profunda de-
velación y esclarecimiento de la verdad -participación siempre de SANTO TOMÁS DE AQUINO EN EL
la Verdad divina- ayuden a los lectores a des-cubrirla, encontrarla VII CENTENARIO DE SU MUER TE
y amarla, como un destello que ilumina el camino pan hallarla
en su plenitud divina, meta beatificante de la vida humana y 1274 - 7 de marzo - 197-1
cristiana.
Razón ele la celebración

El 7 de marzo pasa do se ha cumplido el v11 Centenario ele la


muerte de Santo Tomás de Aquino, el Donar Comm1111is EclPSsi.ne,
cuy.a doctrina y ensefíanzas han sido recomendadas por el Magis-
terio de la Iglesia como normas seguras p ar., sus l nstitmos y Uni-
versidades (Con c. Vat. II. O jJlatam tot i11s, n e:> 16).
ÜCTAVIO N. DERISI
~ Filósofos y teólogos ele todo el rnuntlo h,rn con currido a Nápoles
Buenos Aires, en el VII centenario de la muerte de Santo Tomás y Roma para conmemorar tan magna fech.t con traba jos sobre los
de Aquino, 7 de marzo de 1974. temas principales de su vasta concepción en el Congreso Interna-
cional, desde el 17 al 24 de abril , con la participación d el S. Pontí-
fice y clel Presidente de Itali a. Una larga lista de las m{1s impor-
tantes personalidades del mundo de la Filosolía y ele la Teología
de la Iglesia ha participado ele este Congreso y ha contribuido
decidiLlamenLe a poner en e,·id en c. ia el "igor y la vigencia actual
de la doctrina de Santo Tomás.
Su am pli a y rica contribución a la organización científica del
pensamiento teológico y Jil osólico cri5tiano, la profundidad y riqueza
ele su pensam iento y, sobre todo, la verdad perenne qu e encierra,
lo hacían acreedor con creces a este extraord in ario h omena je. reali-
zado ele la manera más concorde con su propia obra: mecÍi~nte la
reflexión sobre su pensamiento y sobre sus proyecciones esclarece-
doras del pensamiento y la cultura de nu estro tiempo.
El Santo domini co había n ac id o en Nápol es y en él se había
reunido la herencia ele tres razas, de cada un a ele las cual es habí a
recibido la impronta. Hijo de los Condes d e Nápoles. había here-
dado por lín ea paterna, la lucidez m eridirJn ,ll y la ten acidad ger-
múnica el e los Hoh esta ufen , y por línea materna , la grancle1a ele alma
de los normandos.
Al morir, cuando aún no tenía cincuenta años, dejaba escrita una
vasta literatura teológica y filosó fica , eguivalente a unas cuatro
mil páginas en cuarto por afío, realind a consecutivamente durante
cuatro lustros.
La trascendencia de la obra ele Santo Tomás aparece con toda
evidencia en la vasta, ininterrumpida y múltiple literatura que, a
través de estos siete siglos, ha inspirado. En la luz el e sus prin cipi os,
12 INTRODCCCJÓN
INTRODUCCIÓN 13

firmes y claros, son innumerable~ los autores e in stituto~ que, a de-velar -siempre de la maner~ imperfec ta hum ana- el ser en todo
través de los años, han desarrollado su concepción y han ilumina :lo su ámbito hasta el ser ele Dios.
con ella los nuevos problemas y coyunturas históricas.

En la cima del ser: el A cto Puro ele Dios


La nctualidacl perenn e de Santo Tomás
Esta aprehens ión del ser en todo su {1mbito no la realiza la inte-
,\ cliferencia de otros sistem;;is filosóf icos y Leoló,~icos, rnya apari- ligencia por intuición inmediata, sino por una penetración, ca da
ción llenó de esplendor determinadas época~, pero que luego que- vez más hond a del mismo, a parti r ele la esenci a de las cosas mate-
daron perimidos o superados, e l ele Santo Tornás posee un a vigencia riales, captada por abstracción y separa ción de las notas materiales
siempre actual y renovada. Sería desconocer la hondura y la tra ~- incli vid u antes.
cendenci a del pensamiento del Aq uinaLe cr~r:r que él va le para su En posesión del ser inmediato ele las cosas y lu ego del ser ~le!
tiempo, pero que ha perdido vigencia para el nuestro. propio hombre, desde la existencia de esto, seres contingentes, por
¿De dónde le viene a la ~íntesis tomista eHe carúcter siempre un raciocinio riguroso metafísico, el Aquinate llega a la exi stencia
actual o perenne? del Ser necesario, al Ser que existe por sí 111ismo o que es el Acto
Sin eluda ele haber buscado con amor y respetado co n l'ideliclacl puro de existir.
la verdad en todas sus exigencias, especulativas y prácticas, tanto Esta Existencia pura e infinita es la cima ontológica, a la que
en el orden n atural ele la filosofía como en el sobrenatural ele la arriba la inteligencia como término definitivo y a la vez funda-
teología; y de haber de-velado y fundado con rigor el valor tran- mento primero ele tocio ser. En el orden ontológico el Ser infinito
subjetivo, trasce ndente de la imeli ge ncia, y en haberlo eleterminaclo es la Fuente de todo ser participado, tanto en su esencia como en
en su preciso alcance. su existenci.a. Las esencias son constituidas necesariamente como
participaciones posibles de la Esencia divin,1 por la Intelección de
Santo Tomá s no elige npriori los principios de su sistema . 1.e ,
Dios, quien sólo por amor hace partícipes .1 otros seres de su Infi-
eles-cubre y toma con objetividad ele la mi~ma realidad o Yerdad
nito Bien. Somos porque Dios nos piensa )' existimos porque D ios
trascendente. De aquí que su sistema que se organiza en la men tn
110s ama. Las esencias son como la Palabra dicha por Dios en las
como la aprehensión del ser y de sus exigencias, tiene en menta
cosas, que las constituye en lo que son, en s 1; integibilidad y en su
tocia la compleja realidad de las cosas y de la propia activi dad
belleza. La existencia es el testimonio permanente ele una voluntad
cognoscitiva y libre espiritual, y tocio el ser de] hom bre como unicl ad
divina que las crea y conserva con amor.
sustancial d e cuerpo y espíritu con una triple vici a fisioló(\ira , sen-
sitiva y espiritual. Esta sagacidad en la aprehensión objetiva d el El hombre no solamente es, tiene un deber ser, un camino que
ser en sus múltiples manifestaciones, aparece especialmente en la recorrer desde su ser, tal cual es dado en su origen, hasta el ser que
as ignación del objeto formal propio de h inteligencia humana. debe llegar a realizar con la consecución de su Fin último o Bien
espiritual pero unida a la materia. En este punto se atiene a los supremo. El recorrido de este camino entre este terminus a qua y
hechos de la experiencia, sostiene que todas las ideas d e la inte- este terminus acl quem, constituye la vía del perfeccionamiento hu -
ligen cia, sin excepción, provienen de los datos sensibl es , y si n mano o moral. La norma moral se constituye como la aprehensión
embargo no es em jJirista. Porque a la vez ;;firma con d ecisión que intelectiva ele las exigencias ontológicas del ser hum ano para la
la inteligencia tiene su propio objeto formal, el ser o esrnrin inma- consecución ele su plenitud con la consecución del Bi en infinito.
terial, inicialmente tomado de las cosas materiales, irreductible al Todo el ser, todo el deber ser, tocio el conocimiento y todo el
objeto ele los sentidos y tampoco es ra cionalista. Por esta misma perfeccionamiento ele los seres se constituye, en última instan cia ,
razón el hombre no es ni un puro animal ni un puro espíritu, com o una participación del Ser infinito de Dios.
.•
sino un compuesto sustancial ele ambos. "El hombre es el m ~ís per-
fecto de los animales y el m{ts imperfecto de los seres esp iri t uales.··
La síntesis armónica ele Filosofía y T eo logía
De este modo Santo Tomás funcla su Inte lectualismo reali sta,
nutri do de experiencia y de la inteligencia y fundado en el ser Desde los principios de la Revelación cristiana el Doctor Angélico
tra~cendente, y con él se hace dueño del ; nstrum en Lo seg~,ro para organiza su vasta empresa científica de la teología. Mediante la
INTRODUCCIÓN lS
í4 INTRODUCCIÓN

la concepción tomista se presenta siempre capaz de ser enriquecida


penetración y desarrollo del contenido ele aquellos princip10s, me- con nuevas incorporaciones, proyecciones y aplicaciones.
diante el contacto de los mismos entre sí y con las verdades del
orden natural y de la filosoifa, logra estructurar una síntesis armó- La actualidad del Tomismo reside, no tanto en los elementos
nica de todo el orden del ser, natural y sobrenatural, de la razón que lo constituyen, como en la verdad de los principios, nutrido~
y de la fe, de la filosofía y de la teología en un admirable sistema con la realidad trascendente y, como tales, siempre vigentes. Un
de sabiduría cristiana. Como dice León XIII en su Encíclica "AE- tomista que ha asimilado con profundidad estos principios, que
TERNI PATRIS": "Distinguiendo muy bien la razón de la fe y articulan con rigor todo el sistema, está capacitado para analizar
asociando ambas, sin embargo conservó amigablemente los derechos y encontrar en su luz la solución de nuevos problemas. Bastaría
de una y de otra, proveyó a su dignidad ele tal suerte, que la razón citar en este sentido la obra realizada por Jacques Maritain, Etienne
eleYada a la mayor altura en ala¡¡ ele Tomás, ya casi no puede Gilson, Cornelio Fabro y Santiago Ramírez, fieles discípulos de
levantarse a regiones más sublimes, ni la fe p11ede casi esperar de Santo Tomás, y a la vez profundos y originales filósofos y teólogos
la razón más y más poderosos auxilios que los que él hasta aquí en la búsqueda de solución ele los problemas más acuciantes de1
le ha conseguido"." mundo actual.
Esta fidelidad a la verdad y a sus principios, que animan al
Tomismo con una perenne actualidad, es la característica de la
El orden sistemático organizado desde la trascende11cia del ser filosofía y teología de Santo Tomás: fidelidad que, en definitiva,
es una fidelidad y un amor al mismo iDios, Fuente originaria e
imparticipada de toda verdad. En alguna parte escribió el Santo
La articulación armónica de los princ1 p10s y verdades de est,i Doctor: "Toda verdad proviene del Espíritu Santo": La verdad de
amplia y profunda síntesis tomista, no es algo impuesto desde los seres limitados asumían a sus ojos ele filósofo y de santo la
principios adoptados 4priori, sino, inversamente, el resultado ele la forma de un destello proveniente ele la Luz de la Verdad infinita
aprehensión objetiva del ser trascendente e irnnanente y de sus de Dios.
exigencias. El sistema no es un fin que se haya propuesto alcanzar
Santo Tomás, más bien es el resultado de la aprehensión cabal de Santo Tomás se santificó en esta búsqueda y amor ele la verdad,
la realidad trascendente, natural y sobrenatural: es la expresión que para él fue la búsqueda y amor de Dios, Verdad suprema. El
intencional, la presencia inmaterial de la realidad en la mente. camino de la búsqueda y del amor ele la Yercbd natural y sobre-
Las conexiones lógicas, tan orgánicamente trabadas del sistema natural se identificó en él con el camino de la búsqueda y amor
Tomista, no son sino la aprehensión del ser y de sus articulaciones de Dios. Su santidad es "la santidad de la inteligencia", de quien
ontológicas, del plano natural y del sobrenatural. se santificó en su obra ele filósofo y teólogo cristiano.
Esta fidelidad con que el sistema tomista se organiza como
;iprehensión de la realidad trascendente, es precisamente lo que
le confiere una vitalidad y actualidad sin desmayos. Nada hay
en la realidad que no encuentre su preciso lugar en el sistema del
Aquinate. Los nuevos aspectos de la realidad, los nuevos problemas
planteados por el cambio incesante de la historia y de la cultura
a la mente humana, son asimilables y encuentr;in solución en los
principios fundamentales del Tomismo, porque éstos son los prin-
cipios de la realidad aprehendidos por la inteligencia.
En tal sentido, el pensamiento del Angélico Doctor permanece
siempre abierto a nuevas contribuciones, porque no hay aspecto
alguno del ser, que es lo mismo que decir ele la verdad, que no
halle ubicación exacta en su síntesis.
.De ahí que el Tomismo no sea un sistema definitivamente aca-
bado; por la misma índole de constituirse expresión fiel de la
realidad trascendente, en la limitada manera de conocer humana,
PRIMERA PARTE

ACTUALIDAD DEL TOMISMO


CAPÍTULO I

PERENNIDAD DEL TOMISMO

l. Causas de la caducidad de los sistemas filosóficos. Si ana li-


zamos las diferentes concepciones de la Filosofía, elaboradas a través
de la Historia y que periódicamente se repiten bajo nuevos e nfo-
ques (cfr. C. vi), veremos que todas ellas se atienen a un a,pecto
de la realidad sin aprehender la realidad misma en tod as sus
dimensiones, complejidad y profundidad. Desde este aspecto limi-
tado y desvinculado de los restantes, pretenden expli car y dar ratón
de todo el ser; con lo cua l el sistema rern ltante es una elabora ción
limitada y desarticulada, y a la vez deformada, ele la verdad el e las
cosas. En ocasiones se intenta llegar a la visión del ser mi,mo,
pero con métodos indecuaclos, que impiden y deforman su aprehen-
sión cabal. Bastaría recordar, más qu e sistemas concretos, las graneles
líneas de los mismos. Y así nos encontramos, en primer lugar, con
el Empirismo, que se atiene a la experiencia sensible, sin tener en
cuenta el conocimiento espiritual intelectivo y que, por eso mismo,
mutil a la realidad en sus aspectos m ás valiosos, qu e son precisa-
mente los inmateriales, a los que deforma con una explicación
material. Esta posi ción se pl antea en Lógi ca en forma ele Nomi-
nalismo, en Gnoseología en forma ele A ctualisnw fenoménico y
subjetivo, en Metafísica en forma ele A gnosticismo de difere ntes
matices, y en Ética en forma de Hedonismo.
En el extremo contrario, si se ace ntúa el conocimiento espiritu al
intelectivo con desconocimiento del semitivo, se llega a la más
variada gama de Raciona lismos, de tipo realista o idealista, que en
Psicología se manifiesta como Innatismo o Intuicionismo, en Meta-
física como Monismo o Panteísmo, ya de tipo realista, ya de tipo
trascendental, en Gnoseología como Idealismo inman entista, y en
Ética como Autonomismo ele toda norma trascendente al hombre.
En otra posición, hay intentos de integración de las dos actitudes
antagónicas mencionadas, pero mal logrados, a causa de un desen-
foque, generalmente metodológico, de este difícil y delicado pro-
blema, y que se traduce o en un Criticism o fenom énico o en una
20 DERISI - SANTO T0M.(S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL PERENNIDAD DEL TOMISMO 21

Aprehensión mbjetiva de la trascendencia, ya de los objetos de la laciones de las exigencias ontológicas del ser del hombre para su
percepción sensible y de la inteligencia en la Fenomeno logía, ya propio enriquecimiento o perfeccionamiento en dirección a la po-
de la propia existencia y del mundo reiacionaclo con ella en la sesión de su Fin o Bien último trascendente divino, posesión que
Fenomenología existencial y Existencialismo. Éste a su vez asume actualiza y le confiere definitivamente la plenitud de su ser.
las más variadas formas dentro de un Irracionalismo fenom enológico Toda la fecundidad perenne del Tomismo reside en haber sabido
e inmanente de la trascendencia. observar y describir con precisión, a la vez que fundar con rigor
Todos estos sistemas -en sus rnúlti ples realizaciones ele escuelas la intencionalidad objetiva transubjetiva de la inteligencia humana
y autores- resultan siempre unilaterales y, como tales, limitantes y y en haber determinado el cauce exacto por el que se desarrolla
deformadores de la auténtica realidad y, aun en los caso5 en que su actividad aprehendente del ser. Santo Tomás ha cuidado ele
pretenden aprehender la realidad en toda su amplitud, en verdad distino-uir y determinar los objetos formales ele los distintos cono-
no la alcanzan, la disminuyen, cuando no la sustituyen por distintos cimie~tos, sensitivo e intelectivo, y de los distintos enfoques de
sucedáneos desarticulados del ser o verdad ontológica. Por eso, toda3 cada uno de los conocimientos de la inteligencia, para poder luego
ellas pasan con el tiempo, y más que a la Filosolía pertenecen a integrar tales objetos, sensiüvo e intelectivo, fenoménico y esencial,
la Historia de la Filosofía, carentes ele vigencia actual. "La realidad empírico-científico y filosófico, y llegar después, paso a p aso, siem-
se burla de los Filósofos", según la frase de Pascal. Desde una con· pre en la luz de la evidencia del ser objetivo, al des-rnbrimiento
sicleración objetiva crítica actual, todas ellas se presentan como de nuevas realidades o nuevos aspectos ele las mismas, y, en defi-
una visión -a veces, genial- unilateral , no concordante y hasta nitiva, a las del alma sustancial y espiritua l del hombre, romo
sustitutiva de la realidad. De ahí su carácter efímero y, en definitiva, fundamento último inmanente ele la vida específica intelectiva y
caduco; envejecen y mueren con sus autores. , olitiva, y del Ser divino, R azón y Causa suprema de todo ser.
2. Perenne actualidad del Tomismo. La diferencia del Tomismo IDe esta exacta ubicación de la inteligencia en el ser, rrue desde
con las otras concepciones, que tuvieron notoriedad en su tiempo la trascendencia la ilumina y nutre con su verdad, el Tomismo
pero que carecen de vigencia actual, proviene de que él ha centrado queda abierto a nuevas e incesantes conquistas del ser trascendente
con rigurosa exactitud el conocimiento humano -sensitivo e inte- en sus múltiples realizaciones y ele sus causas, para poder incorporar
lectivo- en su objeto propio, ele que ha insertado con precisión a su sistema ocultas facetas del ser. conquistadas por el esfuerzo
el acto intelectivo en el ser o verdad transubjetiva, fuente perenne cle-velante de la inteligencia, que avanza v profundiza en esa ca ntera
de la verdad lógica de la mente humana , y de que ha determinado inagotable de la realidad trascendente hajo la luz de la evidencia
además el modo cabal con que dicho conocimiento se pone en objetiva. De este modo el orden lógico y sistemático del 'Fomismo
contacto con ella y llega a su aprehemión, sin cleíormarlo. es una expresión viva o, mejor todavía, una verdadera asimilación
Centrada la inteligencia -no por intuición inm ediata, propia de vital y consciente del orden ontológico, indisoluble e inmaterial-
un ser totalmente espiritual, sino por abstracción co11cept11al, de mente unidos en la ide11 ti dad in tencio11al del acto intelectivo.
los datos sensibles, propia de un espíritu unido a la materia- contra Articulado en todas sus partes y en la integración de las mismas,
la falsa afirmación racionalista. en el ser /ra srnulente inmaterial
sobre el ser, el sistema del Aquinate expresa siempre y fielmente
de los entes materiales, con un objeto propio que es el ser inmateria l,
el ser, a la vez que queda permanentemente perfeccionable con
contra la falsa afirmación empirista, ella queda abierta a la apre-
hensión creciente de su objeto: el ser o la verdad trascendente nuevas e inagotables de-velaciones y aprehensiones del mismo. De
y no puede equivocarse mientras se atiene a la evidencia ele la aquí que no haya manifestación alguna del ser, des-cubierta por
misma. Desde este ser material, inmediatamente aprehendido a el hombre, que no encuentre su exacta ubicación en el sistema
través de los sentidos, por un raciocinio metarísico, articulado tomista, precisamente porque él no es ni quiere ser una construc-
rigurosamente en todos sus pasos sobre el mismo ser, la inteligencia ción apriori sino la resultante de un sometimiento fiel y constante,
llega a de-velar también la esencia y existencia del ser espiritual: sin claudicaciones ni desviaciones, al ser y a sus exigencias ontoló-
ele la propia alma y del Ser imparticipaclo, Fundamento y Causa gicas, incorporadas a él por su propia evidencia. De aquí que esta
primera ele todo ser. Desde el ser del hombre frente al Ser divino, aprehensión del ser -sostenida siempre y en todas sus partes y
su En supremo, la inteligencia de-veh el debrr-ser del ser humano, progresos en su evidencia ontológica- sea inmutable y perenne,
expre<;ado en las normas de la Ética. Estas no son sino l;;,s formu- como la verdad objetiva que expresa.

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DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL PERENNIDAD DEL TOMISMO 23
Í2

De· ah[ ·también. qu e el Tomismo sea a la vez ~iemp re perfercionn- tico sine fine , siempre bajo la luz de la inteligibilidad o verdad del
ble y acrecentable con nuevos aportes del ser, con nuevos ;ispectos ·ser trascendente. Elaborado por el ser trascendente y sus exigencias
descubiertos en el mi smo o con una más precisa y clara visión y -ontológicas, asimilados e incorporados intencionalmente a la inteli-
una mayor profundización progresiva ele las facetas ya conocidas. gencia, a la luz de la evidencia objetiva, el Tomismo es, por eso
mismo, el único sistema filosófico que hace posible una auténtica
3. El modo del conocer iinpuesto tam bién por el modo de ser, -originalidad en la verdad, una inagotable originalidad, como inago-
en Santo Tomás. Santo Tomús no ha creado, ha des-cubierto con table es el ser que nutre y se in corpora a la vida de la inteligencia.
objetividad el modo humano del conocimiento de la inteligen cia, Una inteligencia insertada en el ser o verdad transubjetiva e
ha puesto en evidencia cómo él respondf y se funcl::t constantemente inmutable, con un preciso e imperfecto modo humano ele aprehen-
en la man era humana de ser; y, c6mo este ser hum ano -unidad derla; y a la vez una apertura permanente al ser transubjetivo,
sustancial de alma espiritual y materia- también él es imperfecto: en sí mismo, inagotable e infinito, constituyen los dos fundamentos
comienza por la intuición sensi ble de los aspectos materiales con- -de la intencionalidad de la actividad intelectiva, que a su vez funda
cretos, y sólo por abstracción de tales da tos llega a penetrar, con la perennidad y vitalidad del Tomismo, del ser trascende nte apre-
el concepto, en el ser i11material. La esencia del ser material -fa hendido y poseído para siempre por la inteligencia en la luz de su
quidditas 1·ei materialis- es .el único objeto aprehendido con pro- propia evidencia, e inagotable en su inteligibilidad o verdad, que
piedad, y sólo abstractamente, despojado de sus notas inclividuantes. fund a nuevas de-velaciones y conquistas ontológicas por parte de la
Los demás seres únicamente son aprehensibles de un modo imper- inteligencia. Una inteligencia esencialmente hecha y abierta al ser
fecto, por analogía. Desde este objeto formal propio ele la inteli- trascendente, inagotable e infinito, por una parte, y, por otr:1, 1111 ser
gencia, determinado con precisión, el Doctor Angélico ilumina y infinito e in agotable, esencialmente constituido para ser entend ido,
y penetra en los repliegues del ser en todas sus realizaciones y ,es decir, esencia lmente inteligible y verdadero: he ahí los dos tér-
dimensiones, sin excluir el mismo Acto puro del Ser ele Dios, pre- minos que sustentan y dan vigor y vitalidad perenne al Tomismo
cisando a la vez el modo y alcance de esta aprehensión en los } lo constituyen un sistema esencialm e•1 te vivo )' actual.
diversos sectores y niveles ontológi cos.

4. Conclusión: el Int electualismo realista o el R ea lism o inte-


lectualista de Santo Tomás. La Filosofía ele Santo Tomás es un
Intelectualismo realista o un Realismo intelectualista, el cual por
el mismo modo con que se organiza sobre la evidencia del ser, es
perenne e inmutable como éste, es decir, como verdad conquistada
y asimilada: y a la vez es perfeccionable, segú n dijimos, por la
adquisición de nuevos aspectos y enriquecimiento de aspectos ya
conocidos del ser. El crecim ien to del Tomismo no es, pues, po,·
sustitución relativista de la verdad, por cambio de la verd ad -rela-
tivismo, que diluye toda verdad-, sino por adquisición de nuevas
verdades o por una mejor y más fundarla v isión ele la verdad ya
aprehendida.
Santo Tomás, al evitar la visión unilateral, de[ormante del objeto,
es decir, la visión que centra la inteligencia en tal o cua l as/Jecto
del ser, y al lograr una apertura e inserción total en el ser en cuanto
tal, no sólo ha establecido las bases ele una sólida Filosofía -ele la
Metafísica, sobre todo, suprema instancia ele la misma- sino que,
precisamente por ello la ha dejado abierta a una edificación ince-
s::m te. Ambos elementos la hacen, por una parte, perenne por la
inmutabilidad de la verdad aprehendida, y los principios que la
rigen y, por otra, capacitada a un crecimie nto y desarrollo sistemá-
\

CAPÍTULO II

EL SENTIDO DE LA VIGENCIA PERENNE


DEL TOMISMO
l. Concepción o sistematización subjetiva de la Filoso[ ía. La
concepción filosófica puede organizarse a la manera de una visión
o teoría, que su autor elabora para ubicar y dar explicación de los.
diferentes aspectos de la realidad en una visión coherente de la
misma. Se trata de una concepción fundamentalmente creada por
el sujeto para alcanzar una visión que organice y ponga orden y
unidad en el mundo; se trata de un ordenamiento subjetiv o im--
puesto a un conjunto ele hechos o fenómenos objetivos de una
realidad, inalcanzable en sí misma o en su trascendencia, y que se-
funda en una posición agnóstica.
Después de observar los hechos dados en la conciencia y fundán-
dose sin duda en ellos, se adopta un principio que pueda ordenarlos.
en una visión unitaria coherente, es decir, que pueda conferirles
unidad sistemálica. En esta hipótesis , el sist ema o coherencia de-
las proposiciones que constituyen la visión filosófica ele la realidad,.
aunque de algún modo tenga en cuenta y se funde en ésta, es un
elemento fundamentalmente subjetivo. Es el sujeto, el intelecto,
del filósofo, la fuente de unidad sistemática que articula los dife-
rentes aspectos o fenómenos ele la realidad. Los entes mundanos o,
mejor, sus manifestaciones múltiples y diversas, logran orden en la·
visión subjetiva del filósofo que las organiza en un todo sistemático.
El conjunto de manife~ciones objetiv:is son como atran.· sadas por·
un filamento subjetivo que les otorga armónica unidad, a la manera
de la cadena de un rosario que pone en fila el conjunto de sus.
cuentas.
Es innegable que muchos sistemas filosóficos se han organizado
y se organizan aún hoy a priori, como una manera de ver o inter-
pretar las cosas o, mejor, sus manifestaciones, y no como una de-
velación del ser y sus exigencias ante el entendimiento. Se trata
de verdaderas TVeltanschauungen o co.1 movisiones de elaboración.
subjetiva.
26 D[RISI- SANTO TO~1.~S UE AQU INO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL EL SENTlDO DE LA \ ' JGE NCI..\ PERENN E DEL TO:\lJS:\IO 27

Bastaría recordar los sistemas de los grandes idealistas trascen- par todas nos ponga en pmes1on plena y perfecta del ser en toda
dentales del siglo pasado, tales como Fichte, Schelling, Hegel y del su compleja e infinita realidad y en todas sus facetas, ni siquiera
presente, como Croce y Gentil~. Sin ne?ar los grandes ~escubrim_ie~- ele una de-velación exhaustiva de algunos ele sm aspectos, que torne
tos encerrados en tales concepoones, es rnnegable el caracter a pnori, inútil todo ulterior esfuerzo de profundización en el mismo. Tal
de índole subjetiva que los informa y sistematiza. visión exhaustiva del ser no ha existido nunca y es imposible al
En el origen de toda estas sistematizaciones subjetivas debemos hombre en su vida terrena, donde conoce por aspectos o concejJtos
colocar a Kant. Porque paradojalmente el criticismo kantiano no se de la realidad, inagotable en su inleligibilidad o verdad para el
funda en una actitud úgurosamente crítica, puesto que, al reducir humano entendimiento. Lo que se pretende aEirmar es otra cosa:
el objeto del conocimiento a un puro fenóm eno o aparecer, desti- el poder ele la inteligencia humana para de-velar y aprehender al
tituido de ser, en el planteo mismo del problema, Kant ha deformado ser trascendente, en su realidad propia, en sucesivas fa ceta~, si n
arbitrariamente, sin crítica, los datos mismos de la conciencia; los agotarlo jamás; el poder de clarificar y profundizar los aspectos
cuales, lejos de manifestarse como puros fenómenos subjetivos, ad- del ser ya conocidos en una m,ís precisa y más honda aprehensi9n
quieren el carácter de una actividad intencion al, en la unidad de y expresión conceptual y oral, en una palabra, dejar bien asentada
cuyo acto el objeto se hace presente al sujeto desde su realidad la posibilidad ele cornu11i.cación inmediata y evidente del intelecto
en sí o trascendente, y, por ende, como irreductible a él. El objeto, con el ser, de modo que aquél pueda ir penetrando m ,ís y más si'ne
dado como ser trascendente al acto intelectivo en el qne se de-vela, fine en amplitud y profundidad --e-\1 la realidad inagotable de éste.
ha sido mutilado en el criticismo kantiano de su realidad en sí y Esta filosofía, precisamente por su origen objetivo trascendente,
reducido a un mero aparecer o f enóme110 dado en la conciencia es esencialmente única en sí misma. Los filósofos, que se ubican
trascendental; y tal objetividad trascendente, inmediatamente dada en el camino ele acceso a ella, son muchos, pues ninguno de ellos
en la conciencia, ha sido sustituida y explicada por una cuidadosa llega a posesionarse plenamente de ella. ni siquiera de los mismos
y alambicada construcción subjetiva a priori. El objeto no es dado, sectores del ser y en la misma medida de amplitud y profundidad
sino construido por los modos o formas a priori de la inteligencia; de algunos de ellos. Frente a quienes se alinean en esta auténti{:a
así como los datos son transformados en fenómenos mediante las posición de acceso a la verdad del ser, tal filosofía se presenta
formas subjetivas a priori de la sensibilidad. como un icleal, por cuya posesión definitiva deben trabajar tocios
El sistema kantiano, con los idealistas que le siguen, es el pro- los verdaderos filósofos de todas las generaciones, sabiendo sin em-
totipo de Weltanschauung u organización filosófica sistemática sub- bargo de antemano que lleganín a posesionarse de ella sólo im-
jetiva, que, al decir de Maritain, 1 m,is que filosofía es una logosofía, perlectamen te.
pues no funda su concepción en la realidad, no se construye como Por otra parte es evidente que la aprehensión o presencia inme-
expresión de un ser trascendente descubierto, sino como elabora- diata del ser en la mente es imposible sin la mediación de la acti-
ción subjetiva. vidad de la inteligencia, incluso de la actividad a priori de la misma,
para adaptarlo y ubicarlo al modo y nivel propio de aprehensión
del intelecto humano en su condición encarnada, que, aun siendo
2. La Filosof la como de-velación del ser trascendente y de sus espiritual, no puede ponerse en contact0 con el ser sino a través de
exigencias ontológicas. Frente a esa Filosofía como Weltanschauung
los datos concretos ele los sentidos y, consiguientemente, comenzando
o construcción subjetiva a priori de la realidad, se ubica la verda-
por el ser material, su primum cognitum. :rvias esta actividad a priori
dera filosofía, que intenta de-velar el ser trascendente, aprehenderlo
que hace posible la aprehensión del ser cognoscente no debe afectar
en lo que realmente es y en lo que él exige para ser, a saber, en sus
en modo alguno al objeto mismo conocido, sino únicamente al modo
principios y causas ontológicas, que lo consti tuyen, y en las normas
subjetivo de captarlo, a fin de que éste no penetre y deforme el ser
morales y técnico-artísticas que guían la actividad humana para su
del objeto. La actividad mental es sólo una condición a priori para
actualización o perfeccionamiento ontológico. No se trata de una
posibilitar la de-velación o cognoscibiliclad en acto de la verdad obje-
elaboración subjetiva, sino de la aprehensión y presencia misma del
tiva del ser; pero ele ningún modo puede ser constitutiva del objeto
ser en la inteligencia, sin aditamentos ni deformaciones rnbjetivas.
o ser aprehendido.~ Una yez cumplida esta labor a jJriori, previa al
No se trata tampoco de una captación del ser total, que de una vez
2 Cfr. i\Ii trabajo, Los distintos sentidos del a priori e11 la filosofía contem-
1 J. MARITAI;s:, L e Paysan de la Corone, p. 147 y sgs. Desclée De Brower, Porán ea y e11 el To111ismo, en Sapie11tia, n. 86, Bu enos .-\i1es, ot LUbre -d icicmb1c de
7'1- ed., París, J 966. 1967, págs. 215 ) s;;s.
28 DERISI - SANTO TOJ,.-1.(S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL EL SENTIDO DE LA VIGENCIA PERENNE DEL TOMIS1WO 29

acto cognoscente, cuya m1sion se reduce a colocar al objeto en el para el perfeccionamiento ele las cosas a fin de hacerlas bellas o
nivel de visualización de la mente humana, el ser trascendente, en ·útiles, constituyen las normas artísticas )' técnicas, respectivamente.
lo que realmente es bajo algunos de sus aspectos, debe manifestarse Todas ellas expresión del deber ser o exigencias del ser.
y hacerse evidente o presente en su misma realidad tm.scendente Las normas p_a ra el perfeccionamiento de la actividad especula-
de un modo inmediato en el acto aprehendente del intelecto. tiva o contemplativa de la verdad de la inteligencia, constituyen las
normas científicas, filosóficas y teológicas, que ordenan a la inteli-
3. "La Filosofía como ciencia estricta". Sin las restricciones arbi. _gencia hacia la verdad en su respectivo sector. Cuando todas estas
trarias ele la "epojé", el método fenomenológico instaurado por normas llegan a penetrar y" ordenar de una manera perm a nente la
Husserl, coincide con el método de la evidencia objetiva ele Santo actividad práctico-artística-técnica de la voluntad y la especulativa
Tomás, y es el que nos conduce a una auténtica filosofía, como deve- .de la inteligencia, clan origen a las virtudes y l,ábitos, que, respectiva-
lación y aprehensión del ser o verdad trascendent e, a una "filoso[ irr: mente, enriquecen las dos grancld facultades del espíritu humano.
como ciencia estricta" (Husserl), en oposición a las filosofías como Estas normas para el perfeccion amiento de la actividad humana
Weltanschauung o construcción sistem ática subjetiva. .en sí misma o actuando sobre la realidad , son las normas de la cu[.
La diferencia esencial que separa la filosofía de Santo Tomás de tura o humanismo, que configuran la senda del perfeccionamiento
la de Husserl consiste en que el ser de-velado en la aprehensión humano en las cosas exteriores y en el propio hombre, para que
evidente no es un ser arbitrariamente disminuido por las "epojés", luego éste con su actividad libre realice o llegue a la comecución de
un ser sólo trascendente en la interioridad de la conciencia, sino un los bienes o valores respectivos, con lo cual esta actividad humana
ser dado en la. conciencia como realmente distinto ,, trascendente a Tesulta verdaderamente humanista u obra de cultura, un real per·
su acto. Esta limitación del objeto en Husserl, no sólo es arbitraria, feccion;.imiento o actualización ontológica del ser de las cosas y de
ni críticamente fundada, sino que además mutila y de!'orma el hecho su propio ser.
evidente del conocimiento, tal cual se mani[iesta inmediatamente en
la conciencia: el de que el ser inmediata y evidentemente aprehen- 4. La sistematización filosófica fundada en. el ser. La organiza·
dido en el acto del entendimiento se presenta en éste como trascen- ción sistemütica de una filosofía semejante, resulta no ya ele una
dente e irreductible a él. El ser objetivo hace su epifanía en la con• construcción a priori sino de una aprehe11sió11 inmediata de un orden
ciencia como trascendente al acto subjetivo que lo aprehende, como -ontológico del ser mismo. Esta filosofía expresa el ser en sus cliver-
siendo realmente en sí y como tal intencionalmente presente en el .sos aspectos y causas y en su proyección de realización o t xigencias
acto cognoscente. La objetividad intencional del ser en la conciencia ontológicas normativas, que emanan ele él y se formulan como exi-
se presenta como una penetración y presencia en ella de un ser real• _gencias ele bien o valor, es decir, como exigencias del ser para el
mente trascendente o presente en. sf, con existencia actual o posible. perfeccionamiento del ser ele las cosas y del hombre. Cuando esta
La segunda y fundamental difere ncia - íntimam ente vinculada ..aprehensión y profundización de las causas es objetiva, o sea cuando
a la anterior- que separa al Tomismo de la Fenomenología ele ella se atiene cuidadosamente a la evidencia o manilestación del
Husserl, finca en que una verdadera filosofía no puede detenerse en :ser mismo y de sus exigencias en busca de su fundamento intrínseco
una mera descripción del objeto aprehendido y sólo presente en la y extrínseco, sin dar lugar a la penetración de elementos subjr; ti,·os,
conciencia en cuanto aprehendido. En posesión inmediata y evi- el sistema refleja y es expresión cabai del orden objeti.vo: es la pre-
dente del ser auténticamente trascendente bajo algunos de sus aspee• .sencia misma en la mente de una realidad trasce11dc11te en sí misma
tos, la inteligencia está capacitada, y debe hacerlo, para des-cubrir organizada. El orden sistemático en la mente de una auténtica filo-
aquello que lo constituye y da razón o justificación de su ser: sus .sofia surge como expresión fiel de un orden ontológico objetivo.
principios y causas. Y en la luz de éstos debe buscar, des-cubrir las
exigencias que el ser trascendente impone al ser y actividad humana 5. Pl1i losop!tia peremús. Tal el se n tido de la Philosophia pe .
o, en otras palabras, debe empefiarse en descubrir y fo,mular las rennis, ele que hablaba Leibniz: la filosofía que no quiere crear o
normas que expresan tales exigencias y que seiíalan el camino del .arreglar nada de la realidad desde la subjetividad, sino aprehender
perfeccionamiento o acrecentamiento del ser y ele la actividad huma• el ser inmediatamente dacio a la conciencia, y desde él profundizar en
nas y, mediante ésta, de las cosas mundanas. La formulación de las 1os estratos ontológicos ocultos que lo determinan o dan razón de
normas para el perfeccionamiento de 12 propia actividad libre ele lo que él es, desde él mismo -sus razones o causas inJrinseras- o
la voluntad humana, constitu)en las 11or111as mornles. Las nor mas ,desde fuera de él -causas extrínsecas-.
DERíSI - SANTO TOM ,\S DE AQUlNO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL. EL SENTIDO DE LA .VIGENCIA PERENNE', DEL TOMlS.MO . 31
30

Esta filosofía es /Jerennis, porgue no es arbitraria crea non sub- inteligible, determinada . po:c un movimiento enteramente hi stórico
jetiva, sino aprehensión evidente del ser y sus conexiones y como irracional (Dilthey y SimmeJ) .
tal, no puede cambiar: lo objetivamente visto un a vez por la inte-
ligencia con evidencia, seguirá siendo así, es decir, verdad para siem- 7. Los esfuerzos en busca de la Philosophia pP-rennis. En la,
pre. Porque si pudiera acontecer m,is tarde gue esa rn isma aprehen- búsqueda de esa filosofía perenne, expresión cabal y ajustada del ser,
sión del ser, no hubiese sido captación fiel del mismo, tampoco, y de sus exigen~ias y ?e los principios gue lo justifican y_p,royectan
hubiese siclo aprehensión ele la verdad del ser. D e aquí que el as- hacia su perfecc10nam1ento, se han esforzado los grandes hlosofos de
pecto del ser aprehendido una vez como inmediatam enLe evidente no todas las épocas.
puede jamás dejar de serlo y constituye una verdad para siempre. Con su observación objetiva de la realidad, el descubrimiento
de la lógica y su raciocinio riguroso, Aristóteles colocó a la inteli-
6. Progreso :Y originalidacl en la Philosop!tia perennis. Claro gencia en la recta senda que conduce al descubrimiento ele la verdad·
que esta formulación filosófica sistemática de la realidad , si bien es del ser y a la consiguiente elaboración de la philosophia perennLf,
perenne o para siempre no significa que es estática o acabada; por- determinada y estructurada ~oda ella sobre el mismo ser. La justa
que, por una parte, el ser es en sí mismo inagotable e incluso infini to, ubicación de la inteligencia frente al ser, el rigor de 103 principios
pues incluye a Dios, y, por otra parte, b inteli gen cia humana puede ontológicos de-velados del mismo ser, han permitido que las mismas
enriquecerse con una visión, cada vez más amplia, que :1barca nue- imprecisiones, obscuridades y hasta desviaciones ele la filosofía aris-
vas facetas del ser y con una visión cada vez más profunda de un totélica puedan ser esclarecidas y rectificadas en la luz de sus pro-
aspecto ya conocido ele] mismo. pios principios.
La verdadera filosofía, que se funda y nutre excl usi vamen te clcl A Santo Tomás estaba reservada esa obra ele profuml i7arir'm el e
ser trascendente, debe desarrollarse continuamente, debe crecer y per- tales principios, puestos en evidencia por el Estagirita, a fin ele pre-
feccionarse en un doble sentido : cisar con ellos sus obscuridades e imprecisiones y rectificar sus des-
víos, a la vez que completar el pensamiento ll enando sus a.usencias y
Objetivamente, con el enriquecim.iento ele nuevm aspectos onto-
enriquecer el ámbito de la filosofía mediante la conducción ele tales
lógicos del ser, que nunca acaba ele entregarse o dc-1.,elarse en todos
verdades y principios a zonas insospechadas por el propio Aristótel es,
sus recónditos repliegues y con nuevas profundizaciones en los aspec-
sobre todo en el plano metafísico, a la vez que incorporar todo un
tos ya conocidos del mismo. mundo ele verdades desconocidas por el Filósofo griego, descubiertas
Subjetivamente porque el hombre es un ser temporal e histó- pero mal conceptualizaclas y formuladas por Platón y otro·; filósofos
rico, inmutable en su esencia, pero en cambio continuo en s11 exis- y acuñadas todas ellas dentro de una nueva sistematización, organi-
tencia concreta. De aquí que, si la aprehensión ele un:i. verdad o zada sobre la evidencia del ser y de sus principios ontológicos.
faceta del ser es intemporal y perenne en sí misma y, por eso mismo,
La observación de la realidad y el descubrimiento ele sus prin-
inmutable, sin embargo pucüe cambiar el moJo ele expr~sión ele la
cipios ontológicos con gue Santo Tomás elabora su filosofía. están
misma, de acuerdo al cambio existencial del hombre en su encarna-
tan exactamente ajustados a la inmediata ele-velación del ser y ele sus
ción histórica. exigencias, que su filosofía, incorporando todo cuanto ele verdad
No hay cambio en la verdad por sustitución, afirma Pío XII en habia en Aristóteles, Platón, San Agustín y otros filósofos anteriores
la encíclica Humani Generis. La afirmación contraria implica rela- a él, lejos ele resultar un sincretismo, por el rigor y objetividad de
tivismo o historicismo, que :i su vez es una forma ele escepticismo. sus procedimientos, resulta una síntesis orgánicamente trabada, como
Si una verdad únicamente lo es para su tiempo y deja de serlo en el expresión fiel de la realidad. Más aún, no sólo expresa con meticu-
tiempo siguiente, según decí:imos hace un momento, tampoco fue losidad la realidad en toda su complejidad, a veces paradoja], sino
verdad antes y se diluye enteramente como verdad. La verdad , romo que esta síntesis objetiva y orgánica permanece siempre abierta a un
pr.esencia inmed iata . y entreg1. evidente del ser trascendente a la con- continuo enriquecimiento por conquistas ele nuevos aspectos de esa
ciencia, es substituida, en el historicismo o r elativismo histórico, por realidad o por profundización de facetas ya de algún modo eles-cu-
una formulación emergente de la subjetividad o libertad puramente biertas pero capaces de ser puestas bajo nueva luz inteligible con el
· temporal, sin esencia permanente inteligible y, como tal, irracional. cambio introducido por el hombre en su propia perspectiva histórica
El juicio o afirmación adquu."re el carácter de una simple expresión junto con el mundo circundante.
32 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL EL SENTIDO DE LA VIGENCIA PERENNE DEL TOMISMO 33

El tomismo es, por eso, "una filosofía como ciencia estricta", una esfuerce en lograrlo. En su intente_> por dudar de todo, cobra concien-
filosofía perennemente verdadera, pero no acabada, en continuo ere· cia de que es imposible dudar de su existencia, como que ella está
cimiento o incorporación de nuevos aspectos o aspectos más profun- implicada en la misma duela: "Cogito, ergo sum", "Dudo, o pienso,
dizados de la verdad del ser, y también por una más profunda y luego existo". Sin la existencia hasta la duda pierde tocio sentido.
clarificadora visión de las verdades ya vistas. En el descubrimiento de esta verdad fundamental Descartes en-
De ahí la posibilidad y deber de originalidad de todo auténtico cuentra a la vez el criterio de toda verdad. En efecto, si no se puede
tomista. Su misión no es repetir fórmulas ni principios, sino repen- dudar sin existir, es porque la inteligencia lo ve "clara y distinta-
sarlos, re-creando el sistema paso por paso desde sus primeras mente". Luego el criterio para descubrir toda verdad consistirá en
aprehensiones evidentes hasta sus últimas conclusiones, realizadas la "claridad y distinción de las ideas". Con este criterio Descartes
siempre bajo la luz de la evidencia del ser con rigor y fidelidad a sus reconstruye el mundo de la realidad humana, mundana y divina, en
exigencias ontológicas, y más toclavia acrecentarlos con la introduc- un sistema que él creyó objetivamente fundado y de valor indubita-
ción de la problemática de nuevos aspectos del ser, gue trae la cul- ble para todo filósofo. .
tura de cada época en sus diversos sectores. Todos los problemas La misma intención orienta los pasos de Husserl en la determi-
aportados por las circunstancias históricas en gue se vive, deben ser nación precisa de una "Filosofía como ciencia estricta" y en sus "Me-
objeto de meditación, por parte ele todo auténtico tomista, para ditaciones cartesianas", mediante el método fenomenológico por él
esclarecerlos y darles verdadera solución en la luz de los principios descubierto y adoptado. Con este método Husserl quiere dejar de
perennes del ser. lado las certezas naturales, prescindir de ellas sin negarlas, para ate-
De hecho nadie podrá negar la originalidad de algunos grandes nerse a las certezas absolutas e indubitables a todo hombre, develadas
tomistas contemporáneos como Maritain, Gilson y Fabro, entre otros. por la intuición y la evidencia en el seno mismo de la conciencia.
Su pensamiento filosófico, verdaderamente creador y original, es a la Sea cual fuere el destino final de las certezas naturales, hay un núcleo
vez fielmente tomista, porque está organizado con los principios de verdades que con toda evidencia se presentan inmediatamente
del Aquinate y verificado con la verdad del' ser. en la conciencia de cada uno ante la intuición intelectual y de las
cuales nadie puede dudar. Ese núcleo de verdades, de cuyo descu-
8. Otros intentos en busca de la Philosophia perennis. El brimiento se ha ocupado Husserl con todo rigor, constituye "la filo-
intento del descubrimiento ele una filosofía rigurosa, fundada es- sofía como ciencia estricta", la única filosofía estrictamente tal. A
trictamente en la evidencia, en aquellas verdades que nadie puede ella opone el filósofo de Friburgo la Filosofía como Weltanschauung
negar o poner en duda, se ha repetido en otros filósofos a través o concepción del mundo, como modo opinable de ver las cosas.
ele la historia.
9. La Philosophia perennis, meta de todos los auténticos filóso-
Fue precisamente Leibniz quien acuñó la fórmula de "Philoso-
fos. Si dejamos de lado a los filósofos que más bien han elaborado
p!tia pere1111is", como conjunto de las grandes verdades ele la filoso-
construcciones a priori, como maneras subjetivas de ver o reconstruir
fí a, que de un modo u otro permanecen inmutables a través de los
la realidad -Kant y sobre todo los idealistas trascendentales que le
cambios de la historia ele la Filosofía.
siguen: Fichte, Schelling y Hegel, y modernamente Gentile y Croce-
Pern hay dos grandes filósofos, uno al comienzo de la Edad y otros, como los empiristas, que han sustituido el ser trascendente
Moderna y otro al comienzo ele la contemporánea -dependiente éste de las cosas por su mero aparecer o fenómeno en el sujeto, todos
de aquél- los cuales, dejando de lacio todos los sistemas anteriores. los auténticos filósofos han intentado llegar a una Philosophia pe.
se han empeñado por elaborar una filosofía estricta, basada en evi- rennis, a la aprehensión inmediata y evidente del ser de la realidad.
dencias absolutas, y de cuya verdad nadie pudiera dudar. Todos se han propuesto la conquista de las verdades absolutas e
Intentaron organizar el m'.1cleo de verdades evidentes, aceptable indubitables, obtener la formulación de un sistema capaz de ser
por todos los filósofos y por todos los hombres, cualesquiera sean sus aceptado con certeza por todos los hombres. Desde luego que no
posiciones en otras tesis opin ables. Ambos, Descartes v Husserl, par- siempre lo han conseguido. Pero lo importante en este trabájo es
ten de la evidencia del acto de la conciencia intelectiva. subrayar que la meta propuesta por toda auténtica filosofía y todo
Mediante la duela metódica universal Descartes pone entre pa- auténtico filósofo no es otra cosa que lograr la visión evidente de las
réntesis tocias las verdades, aun las más evidentes, en busca de la ver- verdades absolutas, para elaborar así una filosofía que no sea sino
dad fundamental y de la cual no se puede dudar, por más que se la develación y expresión estricta de la verdad .del ser trascendente,
DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACT UAL. EL SENTIDO DE LA VIGENCIA PERENNE DEL TOMISMO 35
34

sin introducción de elementos espúreos a la verdad misma, y que, por lógica o conceptual está en e11tera dependencia de una estructura
eso mismo, pueda y deba ser aceptada por todos los auténticos fi~ó- ontológica, como su expresión fiel y cabal.
sofos. Descartes y Husserl se lo han propuesto expresamente, segun De un modo especial los aportes del método cartesiano y, m{ts
acabamos de ver, buscando el núcleo de verdad objetiva iluminado- todavía, del método fenomenológico ele Husserl, logran en la concep-
por la evidencia y asequible por la intuición inmediata de la inteli- ción tomista toda su significación y desarrollo, precisamente porque
gencia. Si no han logrado alcanzar la visión evidente del ser trascen- en la ev idencia del ser en que se cimenta y nutre todo el sistema de
dente, ha sido por la limitación o vicio del método adoptado por Santo Tomás, son liberados de sus limitaciones y aún de su s desvia-
ambos. La verdad es que casi han llegado a ella, la han vislumbrado- ciones consiguientes a la limitación del objeto, introducida arbitra-
y han estado muy próximos a alcanzarla plenamente. Con la rectifi- riamente o sin crítica por el método de la duda univers:il o de Lt
cación de su método Descartes y Husserl hubiesen llegado a su elabo- fenomenología con las "epojés".
ración de una filosofía estricta, estructurada toda ella sobre el ser
Esta Philosopl,ia perennis 110 es un sistema acabado, según ya
inmediata y evidentemente manifestado a la intuición de la inteli-
gencia. advertimos, precisamente porque la verdad o manifestación inteligible
del ser es inagotable. L a verdad de esta Philosophia perennis reside
Porque, eso sí, como dice Maritain en su último libro? no hay
en su adecuación fiel con el ser, en estar insertada y alimentada en
verdadera filosofía si ella no alcanza a aprehender y expresar el ser
todos sus pasos intelectuales por él , y, por eso mismo, puede y debe
trasc_e ndente y sus exigencias ontológicas, en una palabra, si no está
estructurada como develación de la realidad objetiva. Todo otro crecer incesantemente con los nuevos aportes con qne el ser se va
sistema, total o parcialmente construido d esde la subjetivi dad, con manifestando y con la profundización de sus facetas ya descubiertas.
sensaciones y conceptos a priori y subjetivos, y sin tener en cuenta En una palabra, la Philosophia perennis, elaborada sobre el ser
de continuo y en todos sus aspectos el ser trascendente como único- trascendente, está, por eso mismo, en continuo crecimiento por au-
objeto que la determina, no es filosofía, sino una mera manera sub-- mento del acervo objetivo o de la verdad o inteligibilidad inagotable
jetiva de ver las cosas o logosofia que dice el ilustre tomista. del ser, que se va de-ve7ando sin cesar en el acto de la inteligencia,
francés. 3 cuando ésta permanece atenta y fiel a sus manifestaciones o de-vela-
ciones evidentes.
10. La Philosophi,a perennis lograda por Santo Tomás. La Otro segundo modo de crecimiento el.e la Philosophia perennis
Philosophia perennis no sólo existe como ideal, según di_jimos finca en la renovación constante o actualización de su modo de ex-
antes, sino que aun de hecho ha sido elaborada, al menos en sus presión, de acuerdo al cambio temporal histórico del propio hom-
líneas esenciales. Porque ya dijimos que las verdades ontológicas, una bre y de la proyección de su mirada sobre las cosas. Las verdades,
vez descubiertas, expresadas y articuladas con las otras verdades en esencialmente las mismas e inmutables, logran nuevo fulgor, ubica-
un sistema filosófico, de acuerdo a las imposiciones evidentes con que- das en una nueva perspectiva histórica o expresadas en una formu-
el ser trascendente y sus exigencias hacen irrupción en la inteligencia, lación actualizada de acuerdo a esa situación . El hombre es un ser
no pueden cambiar ya más. Tales verdades des-cubiertas -a veces histórico aún cuando aprehende y formula verdades eternas.
con deformaciones por no atenerse a la evidencia del objeto- por-
los grandes filósofos a través de la historia, han sido decantadas, puri- Todos los esfuerzos de la filosofía, p ara ser fecundos, h an de fun -
ficadas e incorporadas a un sistema orgánico, ajustado a la realidad, damentarse sobre esta Philosophia perermis o, si se prefiere, sobre
primeramente por Aristóteles y luego y sobre todo por Santo Tomás. una ubicación adecuada de la inteligencia , que le permita ver y
Ambos tomaron todo lo auténticamente evidente de ser que otros.. aprehender mejor el ser, y desde él poder de-velar nuevos aspectos
filósofos, a las veces parcial o deformadamente habían de-velado, y del mismo, profuncli7ar en los ya conocidos, conferirles la expresión
así consiguieron elaborar un sistema que se atiene a las exigencias.. justa y actualizada de acuerdo a la nueva perspectiva histórica y de
del ser trascendente. la propia filosofía.
Todo lo auténtico o verdadero, anteriormente des-cubierto en el De ahí que la actitud del Concilio Vaticano II, de apertura y
ser, encuentra en este sistema su lugar exacto, porque su estructura acogida del mundo contemporáneo, de ayuda a la cultura actual , de
aproximación a ella para lograr purificarla, salvaguardarla y funda-
3 J. MARITArN , Le Paysan de la Garone, loe. cit., especialmente pág. 159 y sgs_ mentarla en sus auténticos valores, no tenga n ada de contradictoria,
36 DERISI - SANTO TO.MÁS DE AQUINO Y LA · FILOSOFÍA ACT UAL

cuando orienla esa misma cultura y ese mundo actual a la filosofía


tomista, porque tiene conciencia de que en esos principios del Aqui-
nate -que no envejecen y que, como el ser que los alimenta y estruc-
tura, son perennes y siempre actuales-, está la solución de los proble-
mas del hombre de hoy y de todos los tiempos.

CAPÍTULO III

PARA UNA VIGENCIA ACTUAL DEL TOMISMO

l. En toda doctrina filosófica cabe dist inguir dos aspectos que


configuran su valor y vigencia: uno que le viene de su relación con
1
la verdad y otro de su situación histórica. ·

El primero está conslituido por su acuerdo o desacuerdo con la


venlad y, en tal sentido, su valor o no valor es permanente como
la verdad que posee o ele que está privado.
Hay una verdad absoluta ontológica que se identifica con el ser
de las rosas, de la cual proviene la verdad ele nuestra inteligencia en
cuanto se adecua con ella, al menos bajo algunas de sus facetas. Si
tal verdad no existiese, la Filosofía no tendría ningún sentido ni
"valdría media hora de pena"; ya que ella o se constituye como un
esfuerzo para conquistar la verdad, o deja de ser Filosofía.
Por lo demás, la inteligencia humana tiene que admitir la exis-
tencia de esa verdad y de su capacidad para aprehenderla, so pena
de no poder pensar ni formular juicio alguno, siquiera para negar
o dudar de ambas sin contradecirse, ya que toda negación o duda
de tal verdad y capacidad de la inteligencia para captarla se fun-
dan en ellas.
El progreso del conocimiento intelectivo de la Filosofía sólo pue-
de hacerse como nna creciente conquista -en extensión y profundi-
dad- de la verdad del ser de las cosas o, lo que es lo mismo, como un
creciente esclarecimiento, penetración y seguridad en la posesión
de la verdad, captada inicialmente de un modo confuso y superficial
y a veces sólo de un modo probable.
En lo que no cabe progreso es en la sustitución de una verdad por
otra, como pretende el relativismo, máxime en su formulación histo-
ricista, al afirmar que una verdad puede ser tal en una época y
dejar de serlo en otra. En efecto, si una verdad puede ser verdad sólo
38 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL 'PARA UNA VIGENCIA ACTUAL DEL TOMISMO 39

en un tiempo y no en otro, dejaría de_ ser verdad del todo y par~ -encarne en una expres1on no sólo verbal o de lenguaje gramatical
siempre. Porque aún las verdad~s co~tmgen~es o de hech?s transi- :sino aún conceptua1l, en modos o estilos de pensar, propios de cada
torios formulan una verdad que sigue siendo siempre tal. As1, aunque región o época. De otro modo se -c orre el riesgo, no infrecuente, de
el descubrimiento de América haya sucedido en un determinado -que una Filosofía verdadera esté destituida de vigencia, porque
momento histórico es siempre verdad que haya sucedido entonces. carece de interés y se expresa de un modo inasible para un pueblo
-en una determinada época.
2. Pero, por otra parte, la vida intelectiva, como toda la vida es- Si es cierto que una Filosofía no puede valer ni poseer vigencia o
piritual del hombre, está estrictamente unida y dependiente ele su vigor ni influencia actual en los hombres ele su tiempo si no encierra
vida sensitivo-material, impregnada de su carácter individual único, -y expresa en su formulación la verdad perenne del ser trascendente,
que le viene de su cuerpo. En tal sentido la vida intelectiva y la también es cierto que para ello debe presentarse en una expresión
aprehensión de la verdad perenne están implantadas en un aquí y -conceptual y verbal de su tiempo y debe aplicarse a resolver los
ahora, encarnadas en las circunstancias históricas y geogrMicas, en problemas eternos, pero tales como los experimenta un pueblo ~n
el mundo concreto de cada uno. -su encrucijada histórica y especialmente en aquellos aspectos nuevos
Frente a un racionalismo que cree aprehender una verdad descar- -o renovados que hic et nunc le afectan.
nada y desarticulada de la situación histórica, tiene razón el histori-
cismo al afirmar la estrecha dependencia que la verdad perenne
guarda respecto a las -c ircunstancias de lugar y tiempo del hombre
que la aprehende. Porgue es evidente que la verdad en Filosofía
-como la belleza en el arte- se presenta encarnada en una formu- 11
lación, en una temática propia de una determinada época y en tal
preciso lugar, que podríamos llamar su estilo, y, dentro de éste, con
la pecualiaridad única del autor que la expresa. Basta leer a Aristó- 5. Se ha dicho con razón que el Tomismo es la Filosofía del ser
teles, a Santo Tomás, a Kant o a Heidegger y Maritain, para darse y de la inteligencia: es un intelectualismo realista o un realismo
cuenta que todos estos autores, en busca de una verdad perenne, intelectualista.
están dependiendo de los problemas, formulación y de mil otras
circunstancias de su tiempo y lugar; y que, por otra parte, las notas Su fuerza le viene ele ajustarse a la vez a las exigencias ele la reali-
concretas con que se encarna la Filosofía del Medioevo y del Rena- <lad o ser trascendente y a las de la actividad cognoscitiva humana,
cimiento son manifestaciones de la cultura de su tiempo, como las hecha de sensación e intelección íntimamente compenetradas.
económicas, las políticas, las estéticas y las religiosas. La vigorosa articulación de la Filosofía ele Santo Tomús en tocias
sus partes y en su unidad total, sistemática y jerárquicamente ajus-
3. Pero .lo que conviene subrayar contra todo historicismo rela- tada a su vez con la Teología en la Sabiduría cristiana, como lo
tivista es precisamente la perennidad de la yerdacl a través de su est,ín la naturaleza y la graci.i, que ambas científicamente expresan,
encarnación histórica , transitoria como el tiempo, así como la peren - no es una construcción artificial a priori, que Yiene de la elección
nidad de la belleza y del bien a través de la efimeridacl ele sus encar- antojadiza ele ciertos principios o premisas, sino que, por el contrario,
naciones artísticas o cosLUmbres de cada época. Y, en tal sentido, la es el resultado de la observación y aprehensión cuidadosa de la reali-
verdad ele una Filosofía vale independientemente y por encima de dad trascendente en sus múltiples facetas jerárquicamente unidas,
su época: está determinada por su ajuste o conformidad con eJ ser o por una parle, y, por otra, de la fidelidad a las exigencias de la
verdad objetiva que posee o no. actividad cognoscitiva -hecha ele sensación e intelección- en sí
misma y en sus relaciones con aquélla y en sus implicaciones que
4. Sin embargo, para que esta aprehensión 111,ís o menos amplia encierra del ser inmanente o del propio hombre. Todo el sistema
y profunda de los diversos aspectos y planos ele la verdad objetiva de Santo Tomás, en cada uno de sus puntos y en su fuerte trabazón
o trascendente de un sistema filosófico posea actual comprehensión, lógica, no es sino la expresión intelectiva ajustada a los diversos
vigor e influencia, es decir, vigencia histórica, debe aplicarse ante aspectos del ser trascendente y a su articulación.
todo a la solución de los temas que interesan y acucian a los hombres De ahí brota la fuerza y perennidad del Tomismo. En este punto
de una determinada época y región; y es menester aclem{1s que se la Filosofía del Angélico Doctor, como lo ha subrayado Gilson en su
40 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL PARA UNA VIGENCIA ACTUAL DEL TOMISMO 41

magistral libro El Ser y la Esencia, señala el ápice de un esfuerzo inagotable en sí y en sus incesan~es proyecciones, que la misma reno-
filosófico realizado, tamizado y acumulado durante siglos desde la vación temática provoca. Todo auténtico tomista debe - llevar los
Antigüedad hasta el fin de la Edad Media y que, luego de su reali- principios perennes a nuevos campos de aplicaciones y lograr así
zación, c_omienza a perderse en los caminos múltiples del inmanen- nuevas conclusiones, nuevas soluciones para los nuevos problemas o
tismo antropocéntrico de la Filosofía Moderna. también para los problemas eternos planteados en una nueva faz,
El genio de Santo Tomás consiste en haber centrado la intelige n- de acuerdo a las circunstancias geográficas e históricas en que el
cia humana en su objeto propio, en haber colocado a éste ni más hombre se encuentra.
alto -el Ser de Dios, como quiere el racionalismo panteísta inma- En tal sentido, si bien es cierto que el Tomismo encarna una filo-•
nentista- ni más bajo -los puros fenómenos, como quiere el empi- sofía donde no es posible el progreso por sustitución o cambio de
rismo subjetivista- sino en su punto exacto -el se:c o esencia abs- sus principios -porque tal progreso implicaría un relativismo con-
traída de las cosas materiales- desde donde ha elaborado un sistema tradictorio- tiene sin embargo constantemente abiertas sus puertas
filosófico del mundo, del hombre y de Dios, ajustado siempre a las a la originalidad de sus representantes, tanto por la formulaciói;i.
exigencias del ser mismo aprehendido, para desde allí describir -por personal del re-pensamiento del sistema, como por su proyección a
reflexión crítica sobre sí- las líneas fundamentales de una gnoseo- la nueva temática ele su tiempo en busca de sus soluciones. Nadie
logía, que ofrece el alcance preciso del valor trascendente a la inte- negará con razón que, fieles a los principios de Santo Tomás, Ma-
ligencia humana. En otros términos, la Filosofía de Santo Tomás ritain, Gilson o Fabro -para no citar sino algunos- son filósofos
posee un valor perenne por encima de todo tiempo, porque es la muy de nuestro tiempo, que han re-construido el sistema como de
Filosofía connatural del hombre, del hombre de todos los tiempos, nuevo y lo han aplicado a los temas más acuciantes rle nuestra hora
del hombre de cualquier época que no la ha deformado con sus con los resultados más fecundos, el primero en lo referente al cono-
prejuicios y aberraciones. cim iento y la historia, el segundo en lo tocante al ser y el conocer, y
el tercero en cuanto a la participación y los problemas de la ex is-
6. Pero para que el Tomismo conserve y reconquiste su vigencia tencia. El mejor tomista no es, pues, el que más fielmente repite a
e influencia rectora sobre el pensamiento actual, es menester que, Santo Tomás, sino el que más hondamente lo repiensa y conduce
primeramente, sea repensado y re-creado desde sus principios hasta a nuevas e insospechadas consecuencias, antes no vistas, porque la
sus últimas aplicaciones y reencontrado en todo su valor por cada temática de ese tiempo no favorecía su extracción.
uno de los representantes. El peligro que continuamente acecha a
la vida del espíritu y sus valores, también a los sistemas filosóficos , 8. Finalmente y en un plano menos importante, para que el
es la rutina de sus fórmulas y raciocinios lógicos, fielmente repetidos Tomismo logre vigencia en el mundo actual, es menester que, sin
pero no aprehendidos en todo su prístino sentido y significación. Es claudicar de su contenido de verdad, ajuste su expresión a la inteli-
menester aventar las cenizas de las repeticiones rutinarias y alcanzar gencia y al climax del hombre contemporáneo.
la brasa de su verdad y funclamentaciones escondidas en toda su El Tomismo posee un gran vig-or que, para conservarlo en toda
fuerza en la llama del pensamiento vivo. Diríamos que cada tomista su fuerza y pureza, ha menester de un lenguaje muy técnico y muy
debería saber cómo redescubrir o recrear el Tomismo desde sus preciso. En tal sentido las fórmulas de Santo Tomás son un modelo.
fundamentos, para tomar así conciencia de su valor y alcance, como Sin renunciar a ese rigor ele expresión conceptual y verbal, el To-
si por vez primera en él hubiese sido dado a luz. De este modo reco- mismo debe buscar adaptarla de la mejor manera a la posibilidad
braría toda su fuerza y poder ele convicción. de captación del hombre actual; debe llevar a cabo una labor de
método, de pedagogía, para que su verdad sea escuchada, aprehen-
7. Pero al lado de esa tarea fundamental, sin la cual no ha,, dida en todo su valor y no rechazada a priori por los filósofos de su
Filosofía, y en continuación suya, al Tomismo contemporáneo le tiempo. Es una tarea muy delicada y difícil, pues se trata de trasvasar
toca la misión de desarrollar sus principios y conducirlos hasta los el vino siempre nuevo de su verdad, ele los odres viejos a los nuevos
problemas que preocupan al hombre y a la sociedad ele hoy, en de expresión conceptual y verbal, sin perder nada de la calidad
busca de una solución adecuada. Conviene no olvidar que, si el de aquél.
Tomismo es una Filosofía perenne por la verdad ontológica que la
nutre, es también una Filosofía siempre inacabada, en continua 9. En íntima relación con la condición anterior, para lograr ple-
elaboración, precisamente porque la ver~ad del ser trascendente es na vigencia, el Tomismo de nuestro tiempo debe realizar la tarea más
42 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL PARA UNA VIGENCIA ACTUAL DEL TOMISl\1O 43

ardua y penosa: la de torn ar la verdad contenida en las diferentes filósofo contemporáneos y rebosantes de. ca ridad o amor para con
concepciones filosóficas de nuestro tiempo, despojándola críticamente és tos, rapaces de ponerse en contado con ellos y llegar a un a auténtica
de sus deformaciones de conceptualización o de sistematización, pan comprensión ele su pensmiento y de sus preocupaciones e intencio-
asimilarla, ubicarla y conferirle todo su alcance dentro de la amplia nes, a través de una maraña de expresión verbal y conceptual tupida
estructura sistemática propia. En lo cual no ha ce sino seguir el ca- y difícil de atravesar hasta alcanzar su verdadero sentido, para luego
mino difícil y fecundo seguido por Santo Tomás en su labor titánica ha cerle comprensiva también su crítica, su obra de di scernimiento
de asimilación de todo lo auténticamente valioso del pensamiento ele lo verdadero y de lo falso ele ese pensamiento, para finalmente
anterior a él. Sabida es la obra única de discernimiento crítico que transmitirle su perenne mensaje de verdad en un lenguaje capaz de
él ha realizado sobre el pensamiento aristotélico, purificándolo y ser entendido y escuchado y dentro del cual pueda reencontrar él lo
otorgándole toda su significación en 1a luz de los propios principios más hondo y a uténtico de su propio pensamiento dentro de un siste-
verdaderos de Aristóteles. ma verdadero, en el cual su verdad logre toda su significación, como
A este respecto, lo primero que debe ha cer el tomista actual es la piedra qu e encontrara su ubicación en un edificio que la estuvie-
procurar comprender, con una gra n caridad intelectm11, lo medular se como aguardando para colocarla en su exacto lugar dentro de·
y auténtico de los filósofos actuales. Como la expresión verbal y s u arm<'>ni ca estructura.
mental de esta filosofía actual es casi siempre mu y diferente de la
suya, e incluso en algunos casos llega a ser enteramenLe personal,
el tomista debe iniciar su trabajo en una paciente tarea de herme-
néutica, de captación del pensamineto que el filósofo actual ha
pretendido realmente expresar, muchas veces con fórmulas inade-
cuadas. Precisamente en un trabajo publicado en mi revista he
hecho ver cómo las grandes concepciones filosóficas contienen, por
lo común, una verdad, que es punto m1clear de su Filosofía, y que
luego casi siempre han sido mal conceptualizadas (Sopientia N9 59).
Y una , ez en posesión de esa Filoso! ía tra svasada a términos precisos
-no como la ha expresado su autor sino como realmente 1a ha que-
rido expresar- el tomista debe discriminar sus valores, determinar
sus hallazgos de verdad, para darles su ubi cación precisa dentro de
su propio sistema tomista , donde lograrán sin duda toda su signifi-
cación, que no han logrado en aquél a causa de su falsificada formu-
lación y sistematización.
Y, finalmente, tarea del tomista es se íialar tambi én lm errores del
sistema estudiado desde su raíz.
1Debe hacer una crítica interna sei'íalando la falta ele cohere nci a,
cuando la ha y. Pero sería un error - hoy basta nte difundido- ceñirse
a ella. J\Iuchas veces, en los sistemas actuales, el errot no está tanto
en la falta de lógica interna, cuanto en la ado pción de principios
lalsos, o de principios verdaderos pero mal entendidos y formulados.
Una obra de discernimiento debe aplicarse también a tales principios
en una crítica externa, es decir, realizada desde los principios vercla-
deros contrapuestos a los falsos. Renunciar a e,a críti ca externa, sería
renunciar a la verdad total y dejar la crítica a medio camino.

10. Para tal obra de revitalización del Tomismo se necesitan


inteligencias capaces de una grande y firme comprensión del propio
sis tema y del alma y modos de pensar y expresarse del hombre y del
CAPÍTULO IV

FILOSOFfA Y TEOLOGíA EN EL T OMISM O

l. Desde que el hombre es hombre ha tenido una inclinación


innata por quitar a las cosas el velo que oculta lo que ellas en sí
mismas son, ha querido penetrar y dilucidar su más íntima esencia
o principios últimos constitutivos. Descubrir el ser, la razón de ser,
de la realidad externa y de la propia interna siempre .ha sido y
sigue siendo el más hondo y natural anhelo del espíritu. Más aún,
tal inclinación a descubrir y contemplar la entraña ontológica de
las cosas o, en términos técnicos, a la actividad especulativa o teó-
rética, señala el ápice del obrar humano. el acto por el que el espí-
ritu se acrecienta <:on la posesión de su bien específico, el ser como
verdad, y que, cuando llega a su término definitivo, logra su per-
fección suprema en la posesión plena ele la Verdad o Bien infinito.
Obligado a procurarse los medios de subsistencia, el hombre no
siempre puede ni ha podido -y meno5 en sus primeros y difíciles
pasos sobre la tierra- dedicarse a tan noble y específica tarea con-
templativa para descubrir y posesionarse inmaterialmente del ser
de las cosas. Más aún, al comienzo, esa tarea no logró independi-
zarse de otras actividades análogas, especialmente de la religiosa.
Recién hacia el siglo vn antes de Cristo se alcanza el ejercicio
puro de la contemplación con independencia de toda otra preocupa-
ción, la búsqueda del ser ele la realidad sin más intención que la ele
descubrirlo, de ver o contemplar lo que él realmente es. Así nació la
filosofía en Grecia -o, con más precisión, en su colonia ele Mileto-
con Tales y los primeros jónicos.
Desde entonces con más o menos dedicación y éxito los hombres
no han cesado en su intento de penetrar en los repliegues cada vez
más hondos del ser para arrebatarle su misterio y dilucidar, en lo
posible, hasta su última trama ontológica.
2. La Edad Media no podía ser una excepción en ese esfuerzo
teorético. Sólo el sectarismo ha podido obcecar a ciertos historia-
dores -también de la filosofía- hasta hacerles afirmar que durante
l
46 DERlSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA EN EL TOMISMO 47

tal época poco menos que se paralizó la actividad cultural, sin ex- intel igencia en Filosofía ve por si misma esa verdad, apoyada en la
cluir la filosófica, y que los sabios de entonces sólo se ocuparon de evidencia de ésta.
Teología. La verdad es como es, y no como tales historiadores quie- Partiendo de las verdades primeras o evidentes por sí mi smas, que
ren que sea, y, a medida que avanzan las investigaciones históricas, descubre en sus pr imeras miradas sobre el ser, la inteligencia des-
sobre todo con la publicación de los manuscritos de entonces, en arrolla luego sus conexiones ontológicas e ilumina con ella los da-
su mayor parte inéditos, se va descubriendo la múltiple y gamada tos empíricos, llevando así la evidencia de los primeros principios
riqueza espiritual de esta calumniada Edad. La atmósfera de puri- cada vez más lejos hasta descubrir con ellos nu~vas verdades. Tal
ficación y la intensidad de la vida espiritual de entonces no hacían precisamente la labor filosófica: hacer descender la luz o inteligi-
sino favorecer el florecimiento de la contemplación, de la Sabiduría bilidad de la verdad evidente desde los primeros principios hasta
desinteresada. otras verdades cada vez más complejas o, inversamente, esclarecer
Es cierto que la posesión segura por la fe de la Verdad revelada la verdad de un hecho o realidad concreta haciéndolo ascender
encauzó la actividad intelectiva hacia una penetración y desenvol- hasta la luz evidente de la verdad de los primeros principios. .
vimiento cada vez mayor de la misma en una obra teológica estric- En cambio, la Teología, partiendo de las Yerdades revela Llas
tamente tal, cuando no, por vía · de experiencia amorosa, hacia la -aceptadas por la inteligencia iluminada por la fe, que a su vez se
contemplación gozosa de [)íos por la Sabiduría de los santos. Más apoya en la autoridad, es decir, en la Ciencia y Veracidad de Dios-
aún, la posesión ele la Verdad divina por la fe y la Teología con- con la ayuda de la inteligencia y de las verdades por ella aprenhendi-
dujo a algunos maestros de entonces a un desprecio o, al menos, a das, también por vía filosófica, desarrolla aquel contenido dogmático
un abandono de la Filosofía como a una "vana curiositas". inmed:atamente dado por la Revelación para alcanzar nuevas
Pero tal actitud ni fue general ni podía subsistir, dada la incli- conclusiones en él sólo virtualmente contenidas a la vez que lo or-
nación natural de la inteligencia a la indagación de la verdad, dado ganiza científicamente en un cuerpo coherente y distemático. La
que la misma Teología no podía realizar plenamente su propia Teología es una ciencia: divina por los principios revelados de que
obra sin un gran desarrollo de la Filosofía y dado, sobre todo, que parte, y a la vez humana por el esfuerzo de la inteligencia con sus
la Iglesia no podía sino propiciar y defender la búsqueda de toda la verdades propias, también filosóficas , con que se realiza a partir de
verdad, que siempre es Dios o viene de Dios. aquellos principios. Sólo en esta obra teológica, la inteligencia es.
"ancilla Theologiae", pierde su autonomía propia y queda some-
tida e instrumentalizada a la Sabiduría de la fe. No así en la Fi-
3. Casi todos los grandes maestros de la Teología medieval cul- losofía, donde es autónoma.
tivaron a la vez la Filosofía, e intentaron distinguir claramente sus
dominios buscando señalar sus correspondientes límites. 4. Para Santo Tomás el planteo de las relaciones de ambas Sa-
Algunos creyeron que podían hacerlo apelando al ámbito diverso bidurías es claro. Así como hay un orden natural, un conjunto de.
ele verdades, que corresponde a una u otra Sabiduría. Pero bien seres creados por Dios: el mundo y el hombre, además del mismo
pronto se demostró que tal camino conducía a dificultades insalva- Dios que se manifiesta en ellos como una Causa creadora y primera ;
bles, ya que muchas verdades accesibles a la indagación filosófica y un orden sobrenatural, un conjunto de verdades y realidades supra-
ele la inteligencia estaban a la vez reveladas por Dios. Fue Santo naturales, un orden que es por participación real ele la Vicia misma
Tomás de Aquino quien con su doctrina de los objetos formales divina -por encima de toda naturaleza creada y creable y de sus.
dio solución definitiva a esta espinosa cuestión, distinguiendo con exigencias-: así también hay dos conocimientos y dos Sabidurías o
toda precisión y claridad los dominios ele las dos Sabidurías, de la ciencias por sus razones últimas de ambos dominios del ser: el de la
fe y de la Teología, por una parte, y ele la razón y de la Filosofía, Filosofía, que aprehende el ser natural y sus conexiones y exigencias
por otra. La verdad aprehendida por la fr y la Teología y la verdad por la evidencia de su verdad, y el de la Teología, que aprehende
aprehendida por sola la razón y la Filosofía, aun siendo en algunos el ser sobrenatural en sus conexiones internas y con el ser o verdad
casos la misma, llega a nosotros por diferentes cauces: por la auto- natural a partir de las verdades reveladas.
ridad de Dios, en un caso, y por la evidencia, en el otro. El objeto Y así como el orden natural y el sobrenatural, naturaleza y gra-
formal o motivo de asentimiento es, pues, quien diversifica ambas cia, lejos de oponerse, conviven en la realidad en unidad orgánica,
Sabidurías. La fe cree, acepta la verdad, apoyada en la visión que más aún, el segu ndo no sólo no destruye, sino que supone el pri-
Dios tiene de esa verdad y que Él comunica por la Revelación; la mero como su inferior necesario; del mismo modo sucede con las.
48 DERISI-SANTO TOMÁS DE · AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL FILOSOFÍA Y TEOLOGíA EN EL TOMISMO
49

dos Sabidurías que, respeclivamente, los aprehenden: sin confun- tuales de la Filosofía. Precisamente porque la Filosofía tomista
dirse y conservando su estructura propia, específicamente determi- busca ajustarse escrupulosan.,¡ente a la realidad objetiva, tocios los
nada por su objeto formal, ~e integran en una visión suprema de .aspectos de ésta, que se van descubriendo o cobrando vigencia a
toda la realidad, natural y sobrenatural, en Ja unidad vital de la trav,és de la historia, encuentran siempre en ella su preciso lugar
Teología y Filosofía, de la Sabiduría cristiana. <dentro de la unidad del sistema, como si éste los hubiese estado
ag~ardando de antemano. Porque la verdad es que Santo Tomás'
Lejos, pues, de reducir toda la Sabiduría a Teología o confundir ha comenzado por acatar el ser, sometiendo la inteligencia a la evi-,
los dominios ele Teología y Filosofía, Santo Tomás ha distinguido dencia y exigencia de su objeto. Nada de preferencias o modos de
cuidadosamente ambas Sabidurías, confiriéndole a cada una de ellas ver subjetivos; únicamente lo que el objeto desde su trascendencia
su dominio propio, determinado específicamente po1· su objeto for- ,ontológica entrega y exige. La síntesis admirable de la Filoso[ía to-
mal respectivo. mista no es el resultado de una concepción atrevida, de una crea-
ción grandiosa -a la manera de Hegel, por ejemplo-, de un afán
5. Y en cuanto a su obra estrictamente filosófica no sólo la ha •de originalidad -a la manera de los existencialistas-, sino el re:
realizado sin mezclarla con su obra teológica, sino que la ha llevado sult.ado de un meticuloso traba jo de análisis, en que cada pieza del
a cabo con un rigor y justeza tales, ele acuerdo siempre a las im- ·ser objetivo ha siclo cuidadosamente examinada en sí y en sus re-
posiciones de su objeto, el ser o verdad trascendente, que ha logrado ,l aciones con las demás, para luego poder ser articulada en su unidad
elaborar una síntesis -sobre todo en el plano de la Metafísica- ,orgánica, en la visión teórica de la Filosofía, casi sin esfuerzo y
tan orgánica y coherente como nunca se ha alcanzado en la his- connaturalmente, como elaborada que está también ella de acue1do
toria de la Filosofía. Este solo rasgo ele su Filosofía: la coherencia
siempre a las exigencias del ser.
en todos los puntos ele su amplia y compleja síntesis, es ya por sí
El Santo Doctor ha comenzado por precisar el objeto formal pro-
solo un argumento decisivo en favor de la verdad ele aquélla. Sólo
pio de la inteligencia humana, el punto preciso en que ella apre-
la verdad objetiva, o más precisamente aún, sólo la aprehensión
hende el ser trascendente y el modo de captarlo: el ser o esencia_
intelectiva del ser como realmente es en sí mismo y de sus exigencias
,de las cosas materiales abstraída de los datos de la intuición em·
ontológicas desenvueltas paso a paso a paso con todo rigor analítico,
pirica. Entre el sensismo y el conceptualismo empirista, que niega
puede conducir a una síntesis tan orgánicamente trabada como la
a la inteligencia un objeto propio, y el racionalismo, que se lo con·
Filosofía tomista. Ningún sistema como el tomismo ha cuidado ele
fiere con independencia causal del objeto de la sensación, Santo
ver y aprehender, primero, la realidad como es, y luego ele vigilar que
Tomás, ajustándose a un riguroso análisis de los hechos, ha tomado
su desenvolvimiento lógico o mental haya estado determinado y
lo que de verdad hay en esas posiciones extremas, sin su error uni-
exigido por el ser y sus exigencias ontológicas. Por eso, otros sis-
lateral, ha descubierto el objeto f orrnal propio de la inteligencia,
temas, por coherentes que sean en algunos puntos y lo parez-can en
irreductible al objeto de la sensación, pero a la vez captado por
su conjunto -verbi gracia, el sistema de Kant, que ha organizado
.abstracción de los datos de la intuición sensitiva: el ser o esencia,
su análisis crítico fundamental sobre una realidad falseada del co-
que no es sensible, sino inmaterial, pero que es el ser de las cosas
nocimiento, al prescindir del ser que é5te esencialmente implica-
acaban presentando una serie de p!.!ntos vulnerables y contradicto- materiales aprehendidas por los sen ti eles.
rios: son como un barco magnífico, pero que hace agua en uno y Y desde este punto crucial, en que el ser y el entender propio
casi siempre en varios puntos de su ens;.mblamiento. Porque el ser lrnmano, sustentado por la intuición de los sentidos, se identifican
en sí mismo no es contradictorio desde que es, por eso la inteli- inmaterialmente en la unidad intencional del acto intelectivo, Santo
gencia que lo de-vela en lo que es y en sus conexiones y exigencias Tom,is ha de-velado, por el lado objetivo, toda la gama del ser, desde
ontológicas -y tal pretende hacer la Filosofía tomista- tampoco -el ser material del mundo hasta el Ser o Acto puro de Dios, pasando
puede ser contradictoria desde que está determinada por la verdad por las zonas ontológicas intermedias, y, por el lado subjetivo, a
en todos sus puntos. través del modo humano o abstractivo de conocer -y, en general, de
Tal es el plan que se ha trazado Santo Tomás y que ha logrado su actividad- el ser último del hombre, como unidad substancial de
realizar, al menos en sus líneas fundamentales. Porque no se trata espíritu y materia. La Filosofía en sus diversas partes no es, pues,
tampoco de conferir infalibilidad al tomismo. Se trata ante todo de para Santo Tomás, sino la expresión, más todavía, la identidad in-
de-velar el espíritu que lo anima, que le confiere su perenne vita- tencional del acto intelectivo con el ser inmaterialmente aprehen-
lidad y capacidad de dar solución orgáuica a los problemas más ac- dido, con tocio lo que él implica por parte del objeto y del sujeto.
50 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

6. En Filosofía, Santo Tomás sólo se gobierna por la evidencia


de la verdad objetiva o trascendente. La Fe lo ha ayudado sin duda
en su faena filosófica, pero sólo por vía negativa y positiva indi-
recta: lo ha ayudado a evitar el error y a descubrir nuevas verda-
des; pero el error ha sido evitado y la verdad nueva descubierta por
vía rigurosamente intelectiva o filosófica. La influencia de la Ver-
dad revelada ha penetrado por la existencia del filósofo cristiano~
que era Santo Tomás, pero no ha tocado la esencia de su obra es•
tricta y rigurosamente intelectiva de su Filosofía, que se estructura CAPÍTULO V
por motivos exclusivamente de razón natural, es decir, de evidencia
objetiva. En una palabra, si existencialmente, en la unidad de la
conciencia del filósofo y del cristiano de Santo Tomás, la Verdad AGUSTINISMO Y TOMISMO
revelada ha ejercido un benéfico influjo en la elaboración de su
obra filosófica -ayudándolo a evitar el error y abriéndole nuevos
horizontes para escrutar facetas desconocidas de la verdad en el
mismo plano filosófico- tal Verdad sobrenatural no ha llegado a
penetrar ni tocar la esencia de su Filosofía: la Filosofía de Santo I
Tomás está elaborada desde sus principios hasta sus últimas con-
clusiones por la inteligencia -apoyada en la experiencia-, que ha
organizado a su vez como una visión o aprehensión del ser tal cual INTRODUCCióN
él se ha de-velado con toda evidencia ante los ojos de aquélla. De
aquí que ella se presente, defienda y a la vez arguya a los demás
sistemas en un plano rigurosamente filosófico, sin apelación nin- l. lnte1ito de este trabajo. - Muchas veces se han parangonado
guna al orden revelado; no porque no lo reconozca como verdadero los sistemas de estos dos grandes teólogos y filósofos -sin duda, las
y superior a sí, sino simplemente porque tiene conciencia de su dos cumbres máximas de la sabiduría cristiana-, tan acordes en su
propio objeto y órbita estrictamente racional. doctrina y tan dispares en la organización y formulación de la mis-
ma, tan semejantes en . su genio y tan distintos en el espíritu que
los anima.
No queremos repetir aquí el intento de realizar un análisis com-
parativo de ambos sistemas, para anotar sus coincidencias y sus di-
ferencias. Nuestro intento es más modesto y a la vez más preten-
cioso. Queremos bajar hasta la raíz misma de las dos concepciones,
desde donde brotan y toman su propio .y diferente curso las dos
síntesis, substancialmente concordes en su conjunto doctrinal o, si
se prefiere, llegar al espíritu que organiza, informa y da sentido a
todas y cada una de las partes, en sí mismas y dentro de su con-
junto, de los correspondientes sistemas, agustiniano y tomista. Y si
bien ambos comprenden Teología y Filosofía, en lo posible quere-
mos limitar nuestra inquisición al ámbito exclusivamente filosófico;
sabiendo, sin embargo, que, dada la unidad y cohesión del pensa-
miento de ambos autores y dado que la Teología no es sino la
organización científica de la Verdad divina revelada. realizada con
la ayuda de la verdad filosófica, descubierta por la razón, lo que
aquí digamos del espíritu de la Filosofía agustiniana y tomista vale
también proporcionalmente para la Teología.
52 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL AGUSTINISJ\{O Y TOMISMO 53

II las partes menos características y más 0ojas de su Filosofía, y en


la que menos se ha detenido, y casi siempre como de paso, para
pasar con premura a la vida del alma espiritual. Aun en el valor
o-noseológico de los sentidos tampoco insiste mucho, preocupado
EL ESPfRITU DE LA FILOSOF'1A AGUSTINIANA
~asi exclusivamente de salvar el valor d,~ la inteligencia y asegurar
con él la realidad del mundo. Su esp:ritu y sus preocupaciones,
2. Caracterización espiritualista de la Filosofía agustiniana. - En eminentemente metafísicas, lo han hecho descuidar un tanto -y a
el momento de su madurez filosófic:i, que coincide con el de su veces más de lo conveniente- esta parte tan compleja y tan im-
conversión, San Agustín supera a la vez el materialismo maniqueo portante de la Antropología, que es la vida inferior del hombre.
y, más tarde, el materialismo neo-académico, con el espiritua lismo, Es aquí donde mejor se aprecia el influjo neo-platónico, cuyos in-
al que llega gracias a la lectura de los "libros de los platónicos" convenientes más graves -como el del alma que conoce la materia,
-muy probablemente las Ennéadas de Plotino- y a su personal y creándola- ha sabido evitar y superar. El instrumento conceptual
genial esfuerzo, con la intuición del mundo inteligible de las ver- platónico es quien ha limitado y ha impedido a un espíritu tan
dades eternas y universales. analítico como el de San Agustín la comprensión auténtica de esta
Pese a que, contra lo que vulgarmente se afirma, la influencia importante zona de la actividad humana, decisiva en toda concep-
neo-platónica en la formación del pensamiento agustiniano no es ción antropológica.
ni exclusiva ni siquiera preponderante,1 sin embargo, es cierto que El buen sentido y la fe cristiana han liberado al Santo Doctor
San Agustín encuentra en el espiritualismo neo-platónico un ins- de mucl1os de estos inconvenientes, a que hubiese podido ser lle-
trumento conceptual adaptado a su propio intelecto metafísico, con vado por esta posición extremadamente espiritualista, con desme-
que organizar su concepción teológico-filosófica en un todo acorde dro de la vida material de los sentidos y disminución de su im-
a las exigencias de la verdad revelada y bajo la impronta de su portancia decisiva en la concepción misma del hombre.
genio personal. Esta orientación fundamental y preponderantemente espiritualista
El Obispo de Hipona no es platónico, ni neo-platónico; valga de tipo intuitivo-intelectualista es lo que podríamos llamar el espí-
la paradoja: es agustiniano. Pero sin duda que la índole misma de ritu de la filosofía agustiniana o, más brevemente, el agustinismo.
su inteligencia y su posición fund~unental frente a la verdad y al ¿En qué consiste y cuáles son los caracteres salientes de este es-
modo de encararla, en una palabra, lo que podríamos llamar su píritu? Es precisamente lo que queremos determinar en los párra-
esjJíritu, tiene una gran afinidad con el de Platón y Plotino, como fos siguientes.
la tienen también Descartes y Hegel, sin que estos autores puedan
ser llamados por eso estrictamente platónicos o neo-platóni cos. Como 3. La intuición intelectual y el mundo inteligible del alma: Dios,
todos estos filósofos, también San Agustín se alinea en la orienta- las verdades eternas y la propia alma. - Frente al conocimiento sen-
ción que podríamos llamar de un tipo eminente y extremadamente sible -que es también una imagen espiritual elaborada por el al-
espiritualista, en la cual el hombre y su actividad están reducidos ma, como respuesta a la modificación realizada en el cuerpo por
casi exclusivamente al espíritu y a la vida espiritual, con detrimento el excitante externo-, el alma intelectiva posee, por una parte, una
o disminución del cuerpo y de su correspondiente actividad y ele verdadera intuición o contacto inmediato del mundo inteligible de
las zonas intermedias -'Vegetativa y sensitiva- provenientes del com- las verdades eternas e inmutables, y a través de ella~ alcanza de un
puesto ele espíritu y materia. modo casi inmediato a la misma Verdad divina, Fuente infinita de
Esta posición fundamental del Santo Doctor lo ha conducido a la que participan y reciben aquéllas su propia y finita verdad; y
una consideración casi exclusiva de la vida espiritual del hombre, por otra, también una intuición directa de sí misma. El alma está
con desmedro de la vida inferior de los sentidos. Lo cierto es que en contacto intuitivo, pues, con la verdad inteligible trascendente,
la vida sensible, su influencia y sus relaciones, realmente tan fuer- y a la vez con la verdad inteligible inmanente de sí misma, parti-
tes y penetrantes con la vida espiritual, no están muy bien escla- cipaciones inmediatas ambas de la Verdad divina, la cual, por eso,
recidas en la obra agustiniana y, en todo caso, constituyen una de es casi inmediata e intuitivamente alcanzada, presente como está
tras la transparencia inteligible de aquellas dos irradiaciones onto-
1 Cfr. nuestro trabajo D eterminación de la influencia neo-platónica en la lógicas de las verdades eternas y del alma, íntimamente penetradas
formación del pensamiento de San Agustín, en la revi sta Saj>ientia, n9 34, Bue- en la conciencia. Este mundo espiritual de las verdades inteligibles
nos Aires, La l'lata, 1954.
54 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL .AGUSTINISMO Y TOMISMO 55

y de la propia alma es el connatural del alma que sabe despren- •d e una visión inteligible coincidente con el proceso mismo causal
derse del mundo de los sentidos, recogiéndose en la propia inte- ,de la participación que realiza lbs seres y, por ende, a la manera de
rioridad, donde, tras la transparencia de ese doble mundo inteli- una visión a priori y casi deductiva.
gible trascendente e inmanente, se encuentra a solas en presencia De aquí que San Agustín sea un espíritu eminentemente meta-
de Dios, el "Maestro interior". 2 Los sentidos, lejos de ayudar, son fís ico y que todo lo contemple sub specie Dei, desde la acción o
más bien un estorbo para esta vida espiritual, del que, por eso, es irradiación ontológica con que el Ser divino participa o comunica
preciso apartarse. -el ser a los demás seres. Tal carácter se revela hasta en el estilo,
El alma es intuición inmediata de su propia verdad y de las ver- tan suyo y vivo, en que su pensamiento se trasunta en un continuo
dades eternas del mundo inteligible, y, mediante ellas, de la Ver- ,diálogo con iDios, desde Quien y en Quien contempla al hombre
dad divina, en una palabra, de la verdad participada e impartici- y al mundo. San Agustín se ocupa de las cosas, sí, pero siempre en
pada: he ahí el mundo propio del alma, en donde ella encuentra -subordinación y en cuanto son por participación y bajo la acción
las fuentes de su propia vida. ,de Dios. Cuanto hay de ser en las creattiras: su esencia y existencia,
,-es por participación del Ser de Dios. Las cosas son verdaderas -esen-
4. El ordo cognoscendi coincidente con el ordo essendi: la par- cias inteligibles- porque Dios las ve o contempla de un modo ne-
ticipación ontológica de la Verdad. - Una vez ubicado en la verdad ,cesario en su propia Esencia, como términos participables o ca-
de Dios -presente e iluminando con su Luz divina la inteligibili- paces de recibir realidad fuera de Sí, y llegan a tener existencia, a
dad o verdad de los principios y del alma-, San Agustín desciende -ser verdaderamente en sí mismas por participación de la Verdad
desde Dios a las -creaturas por el camino de la participación. Puesto -divina, que con su Voluntad, libre o contingentemente, les confiere
que sólo Él es la Verdad, ningún otro ser puede ser -en su esencia existencia finita, de acuerdo a las exigencias de su propia esencia.
y existencia- sino como participación ele su Verdad divina. Hasta donde llega la existencia del ser, llega la intervención li-
Esta Verdad increada -que equivale al Acto o Existencia pura bre y divina, por la que aquélla es: no sólo en el comienzo o co-
de Santo Tomás- irrumpe y sale de sí para hacer libremente par- municación primera de la existencia, en la creación, sino en su
tícipes de su Luz ontológica -no por emanación imposible, sino _permanencia o conservación y en el aumento de la misma por la
por creación- a los demás seres, los cuales, por eso mismo, son tanto .moción de su actividad o causalidad segunda. El llegar a tener exis-
más perfectos cuanto mayor es su participación o influjo de la •tencia, el permanecer en ella y el aumentarla por su propia ac-
Verdad divina sobre ellos, y mayor, por ende, la dependencia de 'tuación son efecto de una participación -triple en su efecto: crea-
éstos respecto a Aquélla. .ción, conservación y moción-, pero una en su Causa divina primera.
El ordo cognoscendi en San Agustín coincide y recorre el mismo
camino del ordo essendi, del descenso ontológico desde la Fuente 5. La limitación de esta explicación filosófica de Za, participa-
divina imparticipada hasta los últimos seres participantes, es de- ,ción creada sub specie Dei. - Esta posición, extremadamente espi-
cir, hasta los más alejados de Ella, los seres puramente materiales, ritualista y eminentemente metafísica, hace que las cosas sean ex-
pasando por la serie de los seres intermedios. A través de la intui- plicadas desde su primera Causa divina trascendente, como efectos
ción inteligible, objetiva y subjetiva -ambas dentro de la propia ,de su donación creante, quasi a priori, más que por su causa in-
alma-, San Agustín se remonta hasta el Principio de todo ser, ver- manente a partir de la observación de sus manifestaciones empí-
dad y bondad, hasta Dios, para luego asistir al espectáculo de la ricas. La dilucidación filosófica de un ser en la filosofía agustiniana
organización de todo el universo en sus diferentes .formas, como no se logra generalmente como el resultado de un análisis meticu-
un egreso o des-censo de la Verdad divina. Es un proceso de cono- foso, como un ascenso de fenómeno a esencia o de efecto a causa,
cimiento a priori, causal, en que el Santo Doctor quiere aprehender ·sino más bien como un término al que se llega desde su causa, y,
no sólo la realidad como es y como ha sido hecha, sino descubrir en definitiva, desde su Causa primera. como un descenso o parti-
y como asistir a su mismo proceso. Si San Agustín es tan obser- cipación de la Verdad divina, que llega hasta él para iluminarlo
-0 esclarecerlo con su luz. Puesto que las cosas son por y en la me-
vador y analítico de las cosas y del alma, es sólo para remontarse
a sus causas, a fin de organizar desde allí su sistema a la manera ·dida de su participación del Ser, Verdad y Bondad divinas, el Santo
Obispo, aun en las observaciones detenidas de las cosas y en los
.agudos análisis sobre su propia vida interior, gusta y busca más
2 Cfr. SAN AcusriN, De Magistro. -subrayar la influencia de la participación que la explicación de
56 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAD.. AGUSTINISMO Y TOMISMO 5,

la realización o ser participado en sí mismo, es decir, en cuanto se premas, hasta Dios; y sólo al final intentar el descenso, que coo--
constituye en su propio ser. Sin duda que en este espíritu hay que templa en la luz de la causa la irradiación de sus efectos. Tal será
buscar la razón del por qué muchos puntos del pensamiento agus- el método metafísico y el espíritu de la filosofía tomista, a los que-
tiniano resulten difíciles y casi imposibleF de ser esclarecidos en su nos referimos en la última parte de este capítulo: comenzar a ana-
precisa constitución y alcance, por qué haya n quedado sin confr- lizar con sus causas intrínsecas el ser de las ·cosas materiales, inme- -
guración inteligible bien trazada: precisamente porque el mismo· diatamente dado en la intuición empírica, para recién, en último-
Santo no se ha detenido en ellos para considerarlos en su propio término, y como explicación causal última -de causa extrínseca-,.
ser y exacta medida ontológica, y sólo lo& ha considerado desde su llegar al Ser divino.
participación divina, desde su Causa primera. Así, para citar algu- Para entender esta limitación de lo que podríamos llamar la Fi-
nos, el alcance de la iluminación divina en la inteligencia, el modo losofía natural de San Agustín, no hay que olvidar tampoco que,.
cómo el alma se une al cuerpo para formar una substancia, el in- fuera de algunos diálogos -como el de Libero Arbitrio, Contra A ca-
flujo del cuerpo en el alma para la sensación: son todos éstos pro- demícos, De Beata Vita , etcétera-, escriros en su mayor parte poc~
blemas cuya solución agustiniana es difícil y casi imposible de pre, después de su conversión, al comienzo de su carrera intelectual cris- -
cisar desde un punto de vista de crítica textual, porque San Agustín· tiana, el Santo Doctor no se ha ocupado casi nunca expresa y ex-
se ha quedado casi siempre en la intuición metafísica de la parti- clusivamente de Filosofía. Lo cual no qu iere decir que no fuera él"'
cipación desde la Causa divina, descendiendo por sus diversas gra- filósofo ni haya dejado de hacer Filosofía y aun sistemática. Sólo
'daciones a priori, pero sin detenerse siempre a ajustarla a la reali'-- que tal tarea la ha realizado dentro de su empresa teológi ca y apo-
dad, de acuerdo a la observación empírica. No que San Agustín no- logética de Obispo y Doctor de la Iglesia, y de la que es preciso,..
haya analizado con penetración los hechos, sobre todo los concer- ahora desprenderla para conferirle orga nización propia y autóno- X
nientes a la vida interior del alma -lo ha hecho muchas veces y ma, tal como implíctamente la tenía en el pensamiento de su autor.
con su hondura característica-, sino que tales análisis no han sido Por temperamento e inteligencia, el Santo Obispo era ante todo-..
utilizados para alcanzar y organizar metódicamente desde ellos una filósofo, y filósofo de genio, para el que no había tema que no le -
sistematización inteligible y metafísica de la realidad, sino más bien, interesase y atrajese sobremanera y al que no quisiese analizar hasta·
buscando en ellos el cumplimiento de su solución metafísica a priort en sus causas más profundas. El filósofo asoma en el Santo Padre -
de la participación de y desde la Verdad divina. Ni se trata de un- a cada paso en sus obras, y se puede decir que está siempre pre•
simple descuido, de un dejar de lado la explicación filosófica in- ·sente por debajo de ellas, estructurándolas con sus principios y -
trínseca de los seres del mundo y del hombre. Es el mismo espíritu -aflorando en la superficie continuamente. Lo que hay es que sus ·
de esta filosofía, su actitud metodológica fundamental: situarse di-- preocupaciones teológicas y pastorales no le permitieron detenerse-
rectamente en el mundo metafísico, en una intuición inmediata def lo necesario en una investigación exhaustiva y en la organizacion-
mundo inteligible y de la propia alma, es lo que conduce a San Agus- acabada de sus resultados. De paso, aquí y allí, ha tocado -eso~
tín a este modo de estudiar los seres en la luz de la Verdad pri- sí, genialmente- los puntos más diversos de la Filosofía y los ha
mera. Para intentarlo de otro modo, en un estudio filosófico direct<> iluminado desde una concepción metafísica suprema, que desde la
de los seres creados en sí mismos hubiese sido menester otro espí- Fuente divina del Ser esboza una visión personal y orgánica de toda ·
ritu, el que procede inversamente al de San Agustín: que comienza la realidad, sin descender, sin embargo, a sus últimas y precisas de•-
por reconocer que los seres participados tienen un primero e in-- terminaciones, que serían menester para cerrarla en una organiza-
mediato sentido en sí mismos y por sus causas intrínsecas -material ción sistemática.
y formal- y que es lo primero que debe intentar descifrar el filó- De aquí también que los puntos filosóficos más frecuentemente
sofo; y cuya comprehensión conduce lógicamente a Dios, como a tratados y mejor desarrollados por el Obispo de Hipona hayan sido•,
su Causa o Fuente originaria. Es decir, en lugar del método y ac-. los referentes al alma y a Dios y a las relaciones entre ambos, sobre-
titud descendentes de la causa inteligible, más aún, de la suprema todo a la actividad moral-religiosa. En cambio, apenas si han sido-,
Causa, a los efectos sensibles, en que se ubica San Agustín, hubiese tratados los temas referentes a los sere~ materiales inferiores al
sido necesario el método y la actitud opuesta, que se instala en las hombre, sobre todo a su íntima esencia y naturaleza. El Santo se ·
. cosas inmediatamente dadas en la experiencia externa e interna• ha ocupado de ellos más bien dentro de su perspectiva metafísica...
para descifrar su esencia o causas intrínsecas, a fin de ascender lue- del descenso ontológico jerárquico de la participación desde Dios;
go, a través de ellas, hasta sus causas extrínsecas inmediatas y su- pero apenas si se ha ocupado -y cuando lo ha rh'echo, sóio lo hat
:-;~ DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL AGUSTINISMO Y TOMISMO 59

realizado de paso, bien que con perspicaz penetración- de su cons- manera de participación en diferente grado de esa Verdad o Ser
titución esencial y actividad propia. Si <le los seres espirituales -de imparticipados, como una irradiación luminosa, que desciende de
Dios y del alma, sobre todo-, más que de los seres materiales, se la Luz divina, que da realidad y sentido a las cosas y, sobre todo, al
ha ocupado el Santo Obispo -así como más de la actividad inte- ser y a la vida del hombre en la precisa medida de su participa-
lectiva que de la de los sentidos, según vimos antes (n. 2) -, ello ción de aquélla; y en cuya luz también -y dentro del esquema con-
es debido, sin duda, en primer lugar, a su posición eminentemente ceptual tomado del neoplatonismo- cobra sentido el retorno a Dios,
metafísica y espiritualista extrema, y también a su personal y vo- la obra ascética y místiica de reconquista de la propia perfección
~
cacional predilección por los temas de la interioridad psíquica, en humana -que es también, y sobre todo, sobrenatural divina-, como
sí y en sus relaciones con Dios, presente y revelándose al alma; pero una obra de penetración o comunicación de la luz de la Verdad y
también a la conexión mucho más íntima que tales temas guardan Bien divinos, que desde su trascendencia van transformando y lle-
con la Verdad revelada de la Teología. nando la propia inmanencia humana -de naturaleza y gracia- hasta
Para organizar en sistema todos estos atisbos filosóficos -siempre alcanzar su plenitud por la posesión plena de aquella Verdad y
penetrantes y a menudo geniales- esparcidos en su inmensa obra Bien, con el gaudium de Veritate, o felicidad imperecedera de la
teológico-pastoral, hubiese sido menester que al final de su vida vida eterna.
el Santo Doctor hubiese vuelto sobre ella -como en parte lo ha
hecho en sus Retractationes, y en forma más bien negativa o co-
rrectiva-, para reelaborarlos en sí y en su conjunto, para articu-
larlos entre sí, precisando algunos puntos, limando otros, difíciles
III
de conciliar con el resto, y dándoles forma definitiva y orgánica
en una visión sintética comprehenm~ de todos los aspectos de su
concepción.
En este sentido, tiene razón Gilson 3 cuando dice que San Agus- EL ESPíRITU DE LA FILOSOFÍA TOMISTA
tín no ha tenido el discípulo que, ahondando con fidelidad e inteli-
gencia en los principios y organizando en su luz los preciosos análi- 7. El Ordo cognoscendi y el modo de realizadón del conoci-
i.is esparcidos en la obra agustiniana, haya estructurado un sistema miento metafísico en Santo Tomás. - Santo Tomás, como San Agus-
filosófico preciso -no en general, porque así lo ha dejado el mismo tín, primordialmente es un teólogo, pero es también por vocación
San Agustín, sino ajustado en todos sus puntos hasta la explica- e inteligencia, ante todo, un metafísico, pero un metafísico de un
ción más determinada de la realidad concreta-. Sería necesario espíritu muy otro que el de San Agustín. Se trata no de un intui-
llevar el pensamiento agustiniano -tan rico y complejo-, sin de- tivo, que inmediatamente se remonta, sin tocarlo casi, por encima
formaciones unilaterales -a las que él mismo da pie por la vehe- del mundo material, para ubicarse en el plano enteramente inma-
mencia con que toca cada tema, sobre todo frente a la herejía o terial del ser, con el consiguiente peligro de descuidar las zonas
error contrario-, hasta sus aplicaciones últimas al ser real, preci- ónticas intermedias, e incluso de deformar su propio objeto por la
sando y suavizando sus aristas, cuando fuere necesario, para lograr manera de colocarse frente a él, sino de un _reflexírvo dialéctico, que
una visión filosófica sistemática, acabada y articulada en todas sus desde un análisis exacto de la realidad externa e interna inmedia-
partes y comprehensiva del ser total. tamente dada, va penetrando paso a paso, con método preciso y
ajustándose rigurosamente a las exigencias de la realidad objetiva,
6. Lo perman en te del agustini.smo. - Pero sea lo que fuere de desde lo empírico sensible a lo ontológico inteligible, y, una vez
la realización de esta ardua empresa y sean cuales fueren sus re- centrado en el ser, va descubriendo sus capas sucesivas inteligibles
sultados, lo que quedará siempre en pie de San Agustín es su com- hasta alcanzar el objeto propio de la Metafísica en la estructura
prehensiva y honda visión metafísica, sub specie Deitatis, que desde misma del ser en cuanto ser, por el que son todos los entes o seres
la Verdad imparticipada hace ver con tanta fuerza y clarividencia hasta sus últimas determinaciones diferenciales. Si Santo Tomás es
cómo se organiza el ser en su realización múltiple y diversa, a la eminentemente un metafísico y si es en Metafísica donde su inte-
ligencia desarrolla su máxima potencia comprehensiva con la fun-
' 3 L'Avenir de la métaphysique augustinienne, en " Revt1e de Philosophie", damentación definitiva de la realidad y de los principios que la
pp. 690 y sgs .• París, 1930. gobiernan, la verdad es, sin embargo, que el Santo Doctor no se
60 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL AGUSTINISMO Y TOMISMO 61

ubica directamente en ella, sino que la alcanza como la cima de De ahí la fuerza y cohesión ,de la Sabiduría tomista, cuyo pro-
una ascensión comenzada desde el llano de la observación analítica ceso de organización vamos a señalar per summa capita, a fin de
de los seres materiales. Se trata de un esfuerzo filosófico realizado poner más en evidencia su espíritu propio.
con todo rigor, el cual, desde los datos empíricos externos e inter- Este espíritu metafísico, ajustado a las exigencias de su objeto
nos, intuitivamente dados y meticulosamente analizados, asciende y al modo que se revela a nuestra inteligencia encarnada, se ma-
paso a paso hasta descubrir y alcanzar con toda firmeza el término nifiesta en el magnífico y completo anáiisis con que Santo Tomá~
ontológico inteligible supremo, la instancia definitiva de la Meta- penetra y descifra, como ninguno lo ha hecho, la esencia del co-
física. Para Santo Tomás, pues, la Metafísica, que en el ordo es- nocimiento humano, tal cual realmente es.
sendi nos pone frente a la realidad primera y a los principios su-
premos de todo ser concreto, en el orclo cognitionís es el término El orden con que nuestro conocimiento aprehende el ser es in-
o paso final de un proceso dialéctico, que, desde las manifestacio- verso a aquél con que el ser es o se co nstituye en sí mismo: co-
nes empíricas inmediatas de la realidad material circundante, se mienza por aprehender los seres creados, y de éstos par los infe-
remonta hasta sus raíces ontológicas supremas. En síntesis, la Meta- riores o materiales, y sólo a través de ellos puede llegar a descubrir
física no es la región en que inmediatamente se instala la inteli- su Fuente originaria creadora, la Existencia y Esencia de Dios: desde
gencia, es la cima que debe conquistar con largo y penoso esfuerzo el efecto va a la causa.
filosófico. La fuerza metafísica de Santo Tomás está en la profun- El ser material finito circundante y el ser humano poseen su es-
didad analítica y amplitud sintética, en el rigor de su raciocinio tructura ontológica propia, y, por ende, pueden y deben ser escu-
ajustado a las exigencias de su objeto, con el cual ha estructurado driñados en sus causas intrínsecas para ser de-velados en su esencia
y sentido, ocultos a la primera mir:1da de la inteligencia. '
su Filosofía primera sobre la sólida base de los resultados filosóficos
previos, a su vez cimentados en los elatos de la intuición empírica. Dentro ele estos seres finitos, el primer objeto conocido por el
hombre son los seres materiales circundantes y simultáneamente,
Una vez alcanzada esta cima inteligible de la Metafísica -y den- in actu exercito, es decir, implícitamente también el propio ser hu-
tro de ella, la cúspide del Ser divino, Causa imparticipada de todo mano. Y ello porque la inteligencia humana encarnada no puede
ser-, desde ella, y en busca de una coincidencia entre el ordo es- aprehender su objeto, el ser, sin previa intuióón sensitiva de la
sendi y el ordo cognoscendi, en un proceso de conocimiento a priori realidad concreta, ya que no es posible conocimiento sin presencia
o deductivo, la inteligencia retorna a íos seres participados para del objeto. No se podría disminuir la importancia ele los sentidos
esclarecerlos en su ser propio, pero no ya en la luz de sus prin- en la filosofía de Santo Tomás, ya que toda la vida de la inteli-
cipios intrínsecos, sino en la de la participación o ele sus causas gencia -y a través de ésta, toda la vida espiritual- se nutre ori-
extrínsecas supremas. ginariamente del objeto ele los mismos. Esta dependencia en que
Todo este modo con que Santo Tomás, en pos de Aristóteles. la inteligencia· se encuentra respecto a los sentidos para alcanzar a
panerse en contacto con su propio objeto, el ser, sigue pesando en
-organiza el conocimiento desde lo empírico a lo inteligible, desde la
los ulteriores pasos ele su actividad: no se puede pensar sin ima-
"Física" a la "Metafísica", pasando por los grados intermedios de gen, sin una constante presencia y referencia a los datos empíricos,
la inteligibilidad de las Ciencias y Filosofía Natural y de las Ma- de los que se nutre constantemente, bajo su aspecto objetivo, toda
temáticas y de su Filosofía, está fundado en el ser del hombre, el la actividad espiritual de la inteligencia.
cual no es ni Dios, ni siquiera espíritu puro, sino un alma espe-
Con penetración y justeza, Santo Tom{1s analiza este origen pri-
ritual unida substancialmente a la materia, y, por eso, carente de mero y humilde de nuestro conocimiento: la sensación exterior, de
intuición o aprehensión directa e inmediata del mundo espiritual la que deriva y ele la que se alirnentan inmediatamente los sen-
-como creía poseerla San Agustín-, y qEe no puede alcanzarlo sino tidos internos.
a través ele los datos de la única intuición humana, que es la de
Sólo a través de ellos y por abstracción, dejando de lado las no-
los sentidos, en la cual descubre el ser inmateria l en sus realiza-
tas individuales -provenientes de la materia-, la inteligencia des-
ciones inferiores, para luego escalar desde él los grados de sus reali- cubre su propio objeto, el ser, en las cosas materiales: directamente,
zaciones más puras, positivamente inmateriales, hasta alcanzar la la esencia e indirectamente -por reintegración del concepto en la
cima de su Causa primera imparticipada: el Acto o Existencia Pura realidad concreta, mediante el juicio- también la existencia. La in-
de Dios. teligencia humana, de acuerdo a su condición encarnada o de unión
62 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL AGUSTINISMO Y TOMISMO
63

substancial con la materia, no descubre el objeto propio de toda su existencia, la inteligencia huIJ1.ana descubre la finitud y contin-
intelio-encia, que es el ser, sino en los seres materia.les, en los seres gencia de tales seres- y, por las exigencias de estas notas, descubre
que s~n menos ser, en que el se,· o acto está sumergido y limitado la raíz que las determina: la distinción y composición real de
por el no-ser de la materia. El intelecto humano no logra, pues, el esencia y existencia-, y por tales caracteres llega, finalmente, a
primer contacto con el ser en los seres puramente inteligibles de conocer la existencia del Ser increado, la Causa necesaria eficiente
las verdades eternas y de la propia alma -como quería San Agus- primera y final última del ser finito, es decir, el Ser o Esencia que
tín-, ni mucho menos en un ser positiva y enteramente espiritual, es su Existencia, el Acto o Existencia pura.
como sería el Ser divino -como lo ha pretendido el Ontologismo-; A partir de sus conceptos propios, inicialmente tomados del ser
no lo alcanza sino en el ser inferior o menos ser de todos los seres: de las cosas materiales, la inteligencia elabora los conceptos con
en el ser material. La inteligencia carece de la intuición inteligible que poder significar y descubrir la misma esencia de Dios, de un
o metafísica que le atribuía San Agustín, y, por eso, únicamente modo análogo: por vía de afirmación de las perfecciones puras o
puede llegar al ser por la única intuición humana: la emf>írico- trascendentales, de negación de las imperfecciones y de eminencia
sensible. Y como quiera que el ser, en cuanto ser, es enteramente o elevación al grado de perfección pura e infinita de todas.
inmaterial, aun los seres materiales son ser, por lo que de inma-
terial o acto tienen; de modo que para llegar a aprehenderlos, la En la Filosofía tomista, pues, Dios que es el primum ontologi-
inteligencia necesita despojarlos o abstraerlos previamente de sus cum, la Fuente o Causa primera, de donde procede y es por partici-
notas materiales. De aquí que este primer contacto de la inteli- pación creadora, conservadora y actuante, todo ser, en la justa medi-
gencia con el ser no sea intuitivo. sino abstractivo, no sea del ser da de lo que es, por el contrario, es el últimum cognit11m, el último
real, sino del ser universal, abstracto de sus notas materiales indi- términó del conocimiento especúlativo humano, la meta final de su
viduantes, y, por eso mismo, no del ser existente concreto -puesto proceso iniciado en el conocimiento sensible; porque de Él no tene-
que lo existente es siempre individual-, sino de su esencia. A la mos conocimiento inmediato, sino sólo mediato, mediante la existen-
existencia concreta, la inteligencia sólo llega indirectamente, en el cia y esencia de los seres finitos y contingentes y de sus exigencias
juicio, reintegrando el concepto de la esencia en la realidad exis- ontológicas. Ante nuestra inteligencia ubicada frente a los seres fin i-
tente dada en la intuición empírica. tos materiales y frente al propio ser, Dios se revela como la suprema
En este conocimiento y en el modo de conocer los objetos exte- instancia ontológica, sin la cual no habría razón de ser de la esencia
riores, Santo Tomás va a descubrir y descifrar la íntima esencia y existencia de los seres finitos, intuitivamente dados a nuestro
del ser mismo del sujeto cognoscente. Prolijos análisis de los actos conocimiento sensible. La Metafísica, con su coronación teológica,
psíquicos lo conducen al descubrimiento del ser humano, en su no se logra sino en el tercero y supremo esfuerzo de abstracción de
complejidad de espíritu y materia y de su vida múltiple: espiritual toda materia del ser corpóreo, en el que inicia el conocimiento
y orgánica, tanto sensitiva como vegetativa, y a la vez en su uni- del ser material, realizado por la Filosofía natural y la Psicología.
dad substan<:ial, ya que, si bien compuesto de materia y espíritu, Conocido el ser del hombre y su Fin o Bien divino trascendente.
el hombre es, sin embargo, una substancia única, un ser existente en la luz de estos dos términos ontológicos, inmanente y trascenden-
completo, un unum per se.
te, la inteligencia des-cubre también el camino de perfeccionamiento
Todo el inmenso ámbito del ser finito material del mundo y del específicamente humano, las normas morales, que expresan el deber-
hombre es conquistado palmo o palmo por Santo Tomás, por una
ser del homo viator, del hombre en camino a su Fin; ajustada a las
penetración íntima, desde sus efectos accidentales sensibles hasta
sus causas intrínsecas inteligibles. mismas su actividad libre llega a dar cumplimiento a las exigencias
ontológicas de su esencia -a su vez determinadas por el Fin divino
Tales seres son descubiertos en su esencia y existencia desde la
manifestación de sus propios caracteres accidentales, inmediata- trascendente- el debe-ser de su ser se realiza, llega realmente a ser.
mente dados en la experiencia o intuición empírica, y no desde sus Más abajo todavía, frente a los bienes o fines materiales de las
causas extrínsecas, y menos desde la Causa primera. A Ésta, por el cosas, la inteligencia des-cubre las exigencias que los mismos im-
contrario, se llega a partir del ser de los seres finitos inmediatamente ponen al hacer humano para su consecución; exigencias que se
da<;Ios a nuestro conocimiento. En efecto, una vez aprehendida formulan en las reglas del Arte y de la Técnica, y que se cumplen o
-hasta cierto grado al menos- la esencia de los seres materiales llegan a ser mediante el ajuste de la actividad técnico-artística
y del hombre, y, desde ella, indirectamente, aprehendida también a las mismas.
'64 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL AGUSTINISMO Y TOMISMO 65

Todo el orden del perfeccionamiento específica.mente humano cidencia del ordo cognoscendi con el ordo essendi, aS1St1r, en ciert X
-y todo el ámbito de la Cultura y del Humanismo en sus diversas medida, al menos, al mismo proceso de la participación ontológica
_zonas, jerárquicamente subordinadas, de la Técnica, del Arte y de desde el Acto o Existencia primera hasta el ínfimo grado de la pura
_fa Moral, es así descubierto y establecido por Santo Tomás sobre Potencia o materia, pasando por las diversas zonas intermedias de
el ser, como sus exigencias ontológicas, y cobra todo su sentido y los seres compuestos de potencia y acto.
_fundamentación metafísica. Aristóteles se había detenido en el mundo físico y psíquico hasta
tal punto, que su misma Metafísica está llevada á cabo en función
8. Cohesión orgdnica del sistema tomista.. - Como se ve, Santo de aquél, y, aun tratándose de la Causa divina, pareciera referirse
·Tomás alcanza el plano filosófico del ser inteligente desde el plano a Ella más bien, en cuanto explicación y razón suprema de aquel
<empírico ele la observación externa e interna. Y una vez centrada mundo real psico-físico inmediatamente dado. El centro de inte-
la inteligencia en su objeto formal propio, el ser o esencia. inma- rés de la investigación aristotélica es el hombre y su mundo en la
terial de las cosas materiales- y desde ella, en unión con la expe- vida del tiempo, es el mundo real psico-físico, de modo que todo
1·iencia sensible, en el juicio, también en la existencia. de las mis- lo demás, sin descontar al mismo Dios, es estudiado como causa
mas-, por una sucesiva abstracción, que la coloca en los ámbitos necesaria para el esclarecimiento inteligible o científico de aquél.
de la Filosofía natural y Psicología y de la Filosofía de la cantidad, Sin embargo, y a la inversa de Platón, que se ubica y complacida-
_primero, llega finalmente a ubicarse en el objeto estricto de la mente se detiene en el mundo espiritual, trascendente al material y
Metafísica, el ser en cuanto ser, el ser enteramente inmateria l, con humano, esta Metafísica de Aristóteles, tan sometida y circunscripta
-Su Causa primera, con el Ser o Existencia pura de Dios; y luego a las exigencias del ser psico-físico, tiene la ventaja sobre aquélla
logra alcanzar el orden del saber práctico para organizar la acti- de ser fundada y organizada totalmente sobre el ser real -así sea
vidad libre humana, y, por ella, el hombre todo en lo que debe ser sobre el ser inicialmente tomado de las cosas materiales, purificado
en sí mismo -Moral- y en su actividad relacionada con el bien de toda materia por la abstracción, que lo hace enteramente inte-
<de las cosas exteriores -Técnica y Arte-. ligible y objeto de la Metafísica-, de constituirse como la aprehen-
De este modo, el sistema filosófico ele Santo Tomás se funda , 5e sión del ser y de sus conexiones e implicancias y, pür tanto, de ser
Qrganiza y se desarrolla como expresión y asimilación del ser y de una Metafísica de principios verdaderos, aunque éstos no hayan sido
:sus exigencias ontológicas. Toda su fuerte cohesión o, mejor, su desenvueltos después en todo su alcance ontológico del ser en cuanto
vigorosa unidad orgánica, le viene ele no ser más que la aprehensión ser y de toda la gama de sus realizaciones y hayan sido limitados,
meticulosa del ser y ele sus exigencias, impuest1s a la inteligencia y en su aplicación, casi exclusivamente al estrecho ámbito del ser
desarrolladas lógicamente · por ésta siguiendo las articulaciones de material y humano.
su objeto real. Nada de creación o im·ención a priori, nada de Precisamente ésta es la obra de Santo Tomás: haber descubierto
modos de ver o interpretan. Sólo visión comprehensiva y desenvol- en toda su fuerza el alcance ontológico de la Metafísica aristotélica.
vimiento lógico de las implicaciones ontológicas, excluido del sis- Porque, a la inversa de Aristóteles, que fue eminentemente un
tema todo lo que no ha sido visto ni exigido por el ser real --actual "físico", Santo Tomás fue ante todo un "metafísico". Y por eso,
o en potencia- en su esencia y existencia. Toda la articulación aun aplicados y restringidos a un mundo psico-físico, con su genio
sistemMica del Tomismo se funda y le viene a él de la armonía ha aprehendido los principios de Aristóteles y los ha desarrollado
interna, de la unidad trascendental, propia del ser. La sistemati- en todo su valor metafísico que en sí mismos poseían. Estos prin-
:zación lógica está determinada por la unidad ontológica. cipios de la Filosofía Primera del Estagirita, descubiertos y proyec-
tados sobre los seres materiales y sobre el hombre, necesitaban y
9. Los caracteres aristotélicos en la metafísica tomista. -Sólo aguardaban la inteligencia metafísica, que, desarticulándolos de
cuando el ser inmediatamente dado a nuestra inteligencia- a través aquel cuerpo de Filosofía natural en que yacían encarnados, aprehen-
de la experiencia interna y externa- ha conducido a la Existencia diéndolos centrados en su propio objeto, el ser inmaterial, los
pura ele Dios como a la instancia ontológica suprema, sin la cual desarrollase en todo su ámbito y fuerza ontológica, confiriéndoles
ningún ser tiene razón de ser en su esencia y existencia, en un ordo la capacidad para ser aplicados, por eso mismo, a cualquier ente y
,cog;noscendi o de ascenso a la Causa primera, que recorre inversa- para ofrecer una visión comprehensiva de la realidad total, actual
h1ente el ordo essencli, la misma inteligencia puede intentar una y posible. Tal inteligencia ha sido la de Santo Tomás. Recién en
visión sintética inversa, desde la primera Causa, intentar una coin- el Santo Doctor, puede decirse que la Metafísica aristotélica logra
66 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL.
67
AGUSTINISMO Y TOMISMO

centrarse con seguridad en su objeto formal propio y desarrollarse · errada aplicación aristotélica-, . este mismo carácter, eminentemente
desde él en todo su vigor ontológico; meta que el propio Aristó- metafísico, no alcanzado por Aristóteles, conduce al Tomismo -con-
teles no había alcanzado, ni siquiera vislumbrado. Ante las aparías. fortado con la verdad sobrenatural cristiana- hasta la visión del ser
que la realidad cambiante ofrece, el Filósofo griego descubre los. desde la Causa divina, hasta la doctrina <le la participación, casi
principios constitutivos que la explican: la materia y forma, como, enteramente desconocida por el Filósofo griego.
potencia y acto de la esencia del ser físico; y desde ella, llega al
Acto puro .como Causa primera. Santo Tomás -confortado con la, Y es por esta doctrina por donde la Filosofía tomista se encuen-
doctrina cristiana de la Creación y de la existencia de los ángeles- tra en comunicación y logra la asimilación de la doctrina platónica
ha tomado tales principios de potencia y acto y los ha desenvuelto. y neoplatónica;· más precisamente, del neoplatonismo cristiano ele
y aplicado en toda su proyección ontológica, incluso a los seres. San Agustín y del Pseudo-Dionisio.
inmateriales; y gracias a ellos, llega al concepto metafísico o esencial Si la doctrina del acto y la potencia eran capaces de explicar la
de Dios como Existencia pura, y al de la creatura -material y espi- realidad de todos los seres creados y aún de Dios en sí mismo, des-
ritual- como compuesto de esencia y existencia. Los principios de · arrollada en todas sus consecuencias conducía y exigía en el término
potencia y acto, aunque descubiertos por Aristóteles en el cambio. del ordo cognoscendi -vale decir, en el principio del ordo essendi-
físico y aplicados, como materia y forma, para esclarecer la esencia. la doctrina de la participación, la cual, intuída, pero mal concep-
de los seres materiales, eran, sin embargo, principios metafísicos. tuada por Platón y corregida por Plotino, iba a ser genialmente
Mérito de Santo Tomás es haberlos de-·t'elado en todo su sentido, reelaborada par el pensamiento cristiano de San Agustín.
y pureza metafísica, purificándolos de su escoria material, y haber- De aquí que si los moldes conceptuales en que está organizada y
los visto realizados en su unidad en la multiplicidad y diversidad fundamentada la Filosofía tomista son eminentemente aristotélicos,
real, y, con ello, haber descubierto la unidad analógica del concepto. con sus principios aplicados con todo rigor metafísico, y el sistema
de ser y de sus notas y principios trascendentales. se constituye como una síntesis vigoros:i y viva, perfectamente ar-
A la luz de tales principios metafísicos del Estagirita, elevados . ticulada, estructurada y alimentada en todas sus partes par el ser
hasta el fin, precisamente porque eran verdaderos -y lo eran por- y abierta, por eso, a todas sus nuevas manifestaciones de cualquier
que estaban tomados del ser real-, el !Doctor Angélico ha podido. orden: científicas, culturales, etcétera; su coronamiento sea plató-
llenar las lagunas de la Filosofía aristotédica, esclarecer secundum nico o, más precisamente, agustiniano, y reciba de él todo ese com-
rei veritatem sus pasajes obscuros y capaces, secundum historiam et· plemento supremo de la participación que se echaba de menos
litteram, de recibir una interpretación de acuerdo a la de Averroes. en la Filosofía del Estagirita -a causa de su carácter fisicista y
y de Siger de Bravante, como la teoría del entendimiento agente, la también de su antiplatonismo-; pero ele la participación bien en-
espiritualidad e inmortalidad del alma personal, etcétera; e incluso tendida del ser, volcada en los moldes más ajustados y rigurosos del
ha podido disipar en su luz los propios errores de Aristóteles -la, aritotelismo: de la causalidad eficiente, ejemplar y final de Dios,
materia increada, la eternidad necesaria del mundo, el desconoci- Quien comunica el acto ele la existencia a la potencia de la esencia
miento de éste por parte de Dios, etcétera-. En este sentido doc- - -creación- o lo mantiene en ella -conservación- o lo acrecienta
trinal -no histórico-, Santo Tomás es más aristotélico que el pro-
por su intervención moviendo y concurriendo con la causalidad
pio Aristóteles, pues ha sabido ver con más hondura y claridad·
que éste el valor ontológico de los principios de su Metafísica, con. creada -concurso y moción-. Toda existencia o acto tiene su origen
los cuales ha corregido, puntualizado y acabado metafísicamente el y fuente imparticipada en la Existencia o Acto puro e infinito; y
sistema del filósofo griego, de preocupaciones casi exclusivamente- hasta donde llega la existencia -en su origen, en su conservación
físicas. y en su acrecentamiento por la actividad creada-, llega la acción
inmediata de la Causa primera, de la Existencia divina, llega la
10. Coronamiento platónico-agustiniano de la Metafísica tomis- . partici,pación clel ser.
ta. - Si la Filosofía tomista está organizada sobre el esquema aristo- La doctrina aristotélica de la potencia y acto en todo su valor
télico de los principios de potencia y acto de ser real -con la con- metafísico sirve para esclarecer el ser en sí mismo y, tratándose
siguiente unidad analógica del concepto o noción de ser que la~ del ser creado, en su factum esse; en cambio, la doctrina de la
aprehende y expresa-, desplegados en toda su pureza ontológica- participación está en su origen y desarrollo, como el principio del
y aplicados en todo su alcance metafísico -a veces aun contra la, fieri o realización del mismo.
68 DJ:!HSI. - SANTO TOM,{ S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACT UAL AGUSTlNISMO Y TOMISMO 69

Su espíritu metafísico es lo que ha conducido a Santo Tom{1s a se libera de sus imprecisiones, ,llena sus yacios, se conceptualiza en
sobrepasar el m·islotelismo histórico y a encontrar, con su cmma- toda su fuerza y rigor aristotélicos, desarrolla toda su significación
tural remate, la 1'\fetaf ísica neoplatónica agvstiniana de la partici- metafísica y logTa así ubicarse en el preciso lugar que tenía reser-
puc ión; la cual, por eso mismo, lejos de -c onstituir una parte yuxta- vado dentro de la rica y viva síntesis tomista -tan preciso y justo,
puesta o sobreañadida mecánica o ::irtificialmente a su Filosofia, que ésta estaba reclamando de aquélla, y aquélla, a su vez, exigien-
está hasta tal punto orgánicamente a ella incorporada, que su do de ésta- como su connatural acabamiento y perfección.
misma síntesis ontológica, fundamentalmente aristotélica, se pre-
sen ta en el arelo essencli como la consecuencia y realización conna-
tural de aquélla. Recién a través de la cristianización agustiniana,
incorporada a la síntesis aristotélico-tomista, la intuición genial pla-
tónica de la participación -libre de sus propias exageraciones de-
formantes- encuentra su verdadera significación metafísica, su
exacto cumplimiento. La auténtica contribución platónica -puri-
ficada y reeelaborada en toda su fuerza por el genio de San Agus-
tín- y la contri tbución aristotélica -a su vez, libre de sus limitacio-
nes y desviaciones y llevada hasta el fin por Santo Tomás- pierden
su carácter antagóni{:O, se armonizan y complementan en la gran-
diosa y genial síntesis tomista.
En definitiva, el Tomismo se presenta como una síntesis meta-
física viYa, que toma de Aristóteles sus principios primeros en todo
su alcance metafísico -de que habían ca1ecido en el mismo Filósofo
griego-, de los cuales recibe su carácter de verdad y ele rigor por
la justeza con que concuerdan y corresponden a la realidad esencial
y existencial; a la vez que en su cima, trascendiendo el aristotelismo
histórico, pero fiel a su espíritu y conducido por sus propios prin-
cipios doctrinales, se incorpora vitalmente la Metafísica platónico-
agustiniana de la participación, desde la cual aquella Metafísica,
fundamentalmente aristotélica, recibe toda su fuerza y adquiere
toda su significación ontológica como realización jerárquica de la
Causalidad divina.
El rigor aristotélico, llevado hasta sus últimas consecuencias, y el
coronamiento divino de la participación platónico-agustiniana, afi-
nada dentro del espíritu de precisión y justeza que le es propio, se
conjugan en grandiosa unidad y viva síntesis en la Filosofía del
Angélico Doctor.
En este sentido se puede afirmar que el neoplatonismo cristiano
de San Agustín estaba aguardando la lúcida y comprenhensiva mente
del Aquinate para alcanzar toda su significación, y que Santo To-
más es el más auténtico, inteligente y fiel discípulo del Santo Obispo
de Hipona. La doctrina agustiniana de la participación, que sin
duda, el Doctor Africano vislumbró en todo su fecundo alcance
desde su intuición genial, sin acertar a formularla con todo rigor,
falto como estaba del preciso instrumento -conceptual aristotélico,
al ser trasvasada y tamizada por el genio crítico de Santo Tomás,
SEGUNDA PARTE

EL INTELECTUALISMO TOMISTA FRENTE


A LAS DISTINTAS POSICIONES DE LA
FILOSOF/A ACTUAL
CAPÍTULO VI

LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO

l. Los caracteres antagónicos y complementarios, sen.siúvos


e intelectivos, del conocimien lo h11rna110. Desde sus comienzos la
Filosofía ha tropezado con un espinoso problema, que siguP. siendo
siempre central en su investigación y que se replan tea constante-
mente a través del tiempo, ya en un plano metafísico, ya lógico,
psicológico o gnoseológico.
Helo aquí suscintamente plantea<lo: la realidad se nos mani-
fiesta, por una parte, como algo conc:reto, singular, existente y en
continuo cambio o mutación. Es la realidad del mundo, rica y múl-
tiple en la serie de individuos limitados, sujeta a un continuo
cambio o devenir. Tal se nos presenta en nuestro primer contacto
la realidad circundante. Es el momento de la intuición empírica o
sensitiva.
Pero inmediata y juntamente con esa intuición, aprehendemos
la realidad como algo que existe, como un conjunto ele notas y
caracteres que constituyen y diferencian a los seres entre sí y qnc
los esclarecen ante nuestra inteligencia en su íntimo ser o esencia.
Es el momento de la intelección conceptual.
El primer conocimiento se apodera intuitivamente de los seres
existentes en su rica complejidad de notas individuales; pero es un
conocimiento obscuro, que no traspasa la corteza de tales notas ni
penetra en la entraña ontológica de tales seres ni puede por ende
discernirlos en su misma estructura y sí sólo distinguirlos por sus
caracteres externos. En una palabra, es nna aprehensión, más aún,
una intuición de la realidad, pero no de lo que la realid:id es; una
aprehensión del ser existente concreto, pero no de su esencia cons-
titutiva.
El segundo conocimiento, en c,imbio, cala más hondo en la reali-
dad, aprehende lo que la cosa es, lo que la descifra en su íntimo ser
ante los ojos de nuestra inteligencia, su raíz ontológica, lo que la
constituye tal cosa y la diferencia, por ende, de toda otra que no
sea ella, la que la define, en una palabra, su esencia. Sin embargo,
74 ornrsr - SANTO TOMÁS DE AQUINO y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO 73

no penetra ni alcanza esa esencia o íntimo constitutivo de la reali- existencial y concreto el uno, sin darno, su íntimo ser, y esencial el
dad sino dejando de lado la rica multiplicidad de sus notas indi- otro, pero abstracto de su realidad existente. ~spectos que corres-
viduantes. Lo que la cosa es, la esencia, se nos manifiesta así como ponden a lo~ _dos m~mentos_ también complementarios del conoci-
permanente o inmutable por debajo de los múltiples cambios acci- miento, sensitivo e mtelect1vo, que los aprehenden; los cuales,
dentales o superficiales, que no llegan a tocarla en su íntima reali- integrándose en una unidad gnoseológica, reducen aquellos dos as-
dad; como universal o capaz de realizarse idéntica en múltiples in- pectos del ser en su unidad ontológica.
dividuos, como otros tantos seres partícipes de ella; y como inmu-
2. El planteo y solución históriq_o del prnblema en sus diversos ...
table, imposible de ser modificada en su íntima estructura sin que
deje de ser tal. Inmutabilidad, universalidad y necesidad: tales los aspectos filosóficos: n) metafísico, b) lógico, c) psicológico )' d)
caracteres de la esencia, del objeto de nuestro segundo tipo de cono- gnoseológico. Este modo especial de conocer propio del hombre
cimiento. Este es el conocimiento intelectivo de · la realidad, más -cuyas raíces l'dtimas residen en su propio ser, según diremos
pobre pero más profundo que el anterior, desprovisto de la riqueza (n. 6) -, compuesto de intuición sensible y concepto intelectivo
de las notas individuantes pero en posesión de fa entraña ontoló- superados en la unidad del juicio, ha dado origen a dos errores
gica de la esencia del ser. extremos, que, tomando ya uno ya otro aspecto de la realidad o del
Por una parte, pues, un conocimiento intmuvo, que nos entrega conocimiento que la aprehende, con exclusión del otro, se repiten
toda la riqueza de la realidad existente, tal cual concretamente es, una y otra vez, a través de la historia de la filosofía, ya en el plano
pero desde afuera, sin penetrar en su esencia, sin decirnos lo que lógico, gnoseológico, psicológico e incluso en el plano moral. Son
errores por unilateralidad, a los que invariablemente sigue un ter-
la cosa es. Por otra, un conocimiento q11e nos descubre el constitu-
tivo íntimo de la realidad concreta, su esencia, que nos devela cer momento de intento de superación e integración de ambos. No
-hasta cierto grado al menos- el mi5terío de su ser propio y que carece ele aleccionador interés recorrer sumariamente estos pasos
lo llama con su propio nombre óntico; pero no sin antes despojarlo de la historia practicados ya por unos ya por otros de los senderos
mencionados.
de sus notas individuales con las que realmente existe.
Y porque el conocimiento sensible no alcanza el ser o ese11cia a) En los albores de la filosofía griega, el antagonismo ele ambos
ele la realidad, por eso no llega a aprehenderla expresamente como aspectos es llevado al seno mismo de la realidad, se los plantea en
algo u objeto; ni tampoco llega, consi~uientemente, a descubrir la el plano de la Cosmología y, en definitva, de la Ontología y ele la
propia e íntima realidad del cognoscente en cuanto tal, a captarse Metafísica. Por una parte, los "Físicos", y sobre todo Heráclito, se
expresamente como sujeto, ya que tal aprehensión, por su con- quedan en el aspecto sensib1e o material del ser, en su realidad
cepto mismo, es correlativa y solidaria de aquella objetiva. Objeto- cambiante, sin penetrar en su esencia inmutable. Creen que toda
sujeto son simultáneamente aprehendidos en el acto cognoscitivo. ]a realidad se agota en ese aspecto, y Heráclito llegará a identifi-
bien de un modo concreto e implícito -in actu exercito, que de- carla con un puro devenir despojado de esencia, en que, consiguien-
..¡.._ temente, se identifican los contrarios. Con ello priva a la inteli-
cián los antiguos- en la intuición sensible, bien de un modo
explícito -in actu signato, según esa misma rn:)menclatura- como gencia de su propio objeto y 5e queda con una realidad o existencia
distintos y correlativos en el conocimiento de la inteligencia. desencializada, impensable, sólo asible por la experiencia; y lógi-
<.amente reduce al hombre a un ser puramente animal.
De aquí que el conocimiento sensitivo, sin el conocimiento inte-
lectivo, por sí solo no sea un conocimiento plenamente tal; porque, Por el otro extremo, Parménides acentúa vigorosamente el aspec-
si bien aprehende la realidad tal como existencialmente es, no la to esencial y permanente de la realidad, pero en su af;1n ele mante-
alcanza expresamente como realidad distinta del ser cognoscente, nerlo incontaminado declara ilusorio y niega su aspecto material
como esencia objetiva, puesta frente al propio ser subjetivo, sino e individual: desexistencializa la esencia, privándola de sus notas
sólo obscuramente tal; y a su vez el conocimiento intelectivo, des- diferenciales y cambiantes de su ser rnna-e to, niega su multiplici-
vinculado del sensitivo, resulta enteramente estéril y hasta impo- dad y diversidad, la univoca y la hace única e inmutable; a la par
sible, porque no tiene sentido sino como penetración hasta la que reduce lógicamente al hombre a un ser puramente espiritual.
esencia de la realidad existente aprehendida concretamente por Platón quiere superar esa dualidad ontológica, pero realmente
aquél. la escinde y separa en dos mundos irreductibles: el de la materia
· Sintetizando, pues, la realidad se nos devela bajo clos aspectos y el ele las ideas, el de la existencia y el de las esenci11s, al que corres-
aparentemente antagónicos, bien que realmente complementarios: ponden los dos conocimientos ele la opinión y de la ciencia.
76 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA flLOSOFÍA ACTUAL LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO 77

Recién Aristóteles resuelve la antinomia de los caracteres opues- aprehensión, dando valor real a aquél, como tomado de la realidad
tos de la realidad con su doctrina de la potencia y el acto_ La intuitivamente alcanzada por los sentidos, y negándoselo a éste, que
realidad es existencialmente o en sí misma individual y cambiante, sólo existe en la mente como resultado de una abstracción u opera-
tal como se nos da intuitivamente en nuestra experiencia; pero ción intelectiva, que retiene la esencia del ser individual existente
por debajo de esos cambios accidentales -actos añadidos a la dejando ele lado -sin negar- sus notas materiale3 concretas, que
potencia de la substancia- !a esencia permanece inmutable, siem- coinciden con las inclivicluantes 1 . Precisamente porque prescinde
pre la misma, tal como la captan los conceptos de nuestra inte- de todas las notas inclividuantes, esa esencia así abstraída se iden-
ligencia. Sólo en determinados casos el cambio alcanza a la subs- tifica y puede predicarse la misma de todos los individuos reales,
tancia misma, pero entonces la permanencia de la pura potencia o en cuanto a sus notas objetivas, bien que no en cuanto al modo
materia primera es quien condiciona el cambio de las formas o actos universal o abstracto con que existe en :a inteligencia. Esa esencia,
substanciales. El devenir o el cambio es real; pero precisamente lo despojada de sus notas indivicluantes concretas por la abstracción
es y es posible que exista y tiene sentido, gracias al ser permanente en el concepto, es devuelta e integrada a su realidad existencial por
que los sustenta, gracias a la dualidad ele principios potencial y el juicio que funde la esencia y la existencia en su unidad real !l_ •
actual que constituye al ser. Los dos conocimientos, sensitivo e intelectivo, conservan así
La materia y forma, como potencia y acto de la esencia del ser s u valor en su orden respectivo, como aprehensivo, de un aspecto
material, dan cuenta de su doble tipo de caracteres: concretos e • diverso de la misma realidad, a la vez que son uni iiLat!os eu el
individuales, los unos, esenciales, los otros; que corresponden, res- juicio, en el que, por eso, se aprehende verdaderamente la realidad
pectivamenle, al conocimiento sensitivo e intelectivo, intuitivo y o, lo que es lo mismo, la verdad del ser.
conceptual, que, estrechamente unidos y com plem entados entre c) En la Edad ivioderna la antinomia apuntada se plantea en
sí en el juicio, reconstruyen los aspectos de la realidnd en su intrín- Psicología, en el origen ele nuestros conceptos, al que sigue inme-
seca unidad, diatamente y casi simultáneamente un planteo en G11oseologia ,obre
b) En la Edad l\Iedia la antinomia es planteada en toda rn el valor del conocimiento.
fuerza en el tJlano de la Lógica. Por una parte, el em pirismo de Locke, Berkeley y principalmente
Por una parte los 110111inalistas, atendiendo al cadtcter indi"idual de I-Iume, asigna a la experiencia -externa de nuestros sentidos e
concreto de la realidad tal cual existe, sostienen que nuestros con- interna de nuestra conciencia- el origen ele todos nuestros conoci-
ceptos universales no poseen valor real alguno, más aún, ni siquiera mientos. El "nihil est in intellectu quocl prius non fuerit in sensu",
existen, son un "flatus vocis" tan sólo, que recubre bajo un nombre lo toma en un sentido material: nuestros conocimientos, aún los
vacío de concepto una experiencia rnúltiple. El único conocimiento atribuidos a la inteligencia, no son sino sensaciones o reproduccio-
valedero, que nos descubre la realidad como es, está constituido nes, combinaciones, etc., de las mismas, hasta tal punto que nada
por la intuición empírica externa e interna. La inteligencia, des- ,e encuentra en nuestras ideas que no haya siclo rigurosa y formal-
pojada de su objeto propio, está reducirla a un conocimiento pura- mente captado por nuestros sentidos.
mente empírico. El objeto propio de la inteligencia, como formalmente distinto
Por el otro lado, los realistas exagerados afirman el valor real del de los sentidos, es enteramente desconocido y, en consecuencia,
de los conceptos no sólo en cuanto a lo que significan -la esencia-, o se niega esta facultad cognoscitiva superior o se la reduce -y así
sino también en cuanto al modo mismo ele universalidad con que suele hacerse- a un orden no esencialmente diverso del orden del
lo expresan. Existen, por ende, las esencias universales como tales conocimiento sensible. Desde el plano psicológico o del origen de
a parte rei,. Desde entonces la individualidad real concreta, tal como las ideas o conceptos ele la inteligencia se pasa así al plano gnoseo-
se presenta a nuestra intuición sensible, no es la verdadera realidad lógico o de su valor: se niega todo valor objetivo a los conceptos
e incluso, en algunos representantes extremados de la escuela, es inteligibles de substancia, esencia, rel ación, cau,a, etc. Por otra
lisa y l!anamente negada. El único conocimiento valedero es, pues, parte, el conocimiento puramente empírico no puede alcanzar el
el conceptual o intelectivo. objeto y el sujeto formalmente tales, pue, no penetra en la esencia
El realismo o co11cej1tualismo moclcraclo, esbozado ya por Abe-
1 Porque el princ1p10 de individuación de los seres m ateriales es la "mate-
lardo y desarrollado plenamente por Santo Tonús, distingue en ria primera sellada por la cantidad". Ver más adelante n. 3.
el concepto su objeto aprehendido y el moclo universal de su :J Cfr. Sro. TOMÁS, In De 1ln i111a, lec. 8, 11. iOj y ;gtu,.; Q1 ae,t . Di,p., B..:..., X:
78 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUI:S:O Y L:\ FlLOSOFfA ACTU.\L LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO 79

o ser de los mismos, y se queda en su aspecto puramente fenomé- su tiempo -el esccpt1c_ismo y el dogmatismo en que, respectiva,
nico. Por eso, en gnoseología el empirismo lógicamente conduce al ente, se traducen y a que él hace referencia- en una nueva integra-
fenomenismo subjetivista de tipo actualista, de asociación de actos ción de la intuición sensible y del concepto. No otro es el alcance
o imágenes referidos a un orden exterior o interior. Hume encarna de la síntesis a priori: del fenómeno u objeto de la intuición empí-
el tipo de semejante actitud extrema del empirismo. rica y del concepto o forma de la inteligencia. Aquél constituye la
Por el otro lado, el espiritualismo exagerado o racionalismo no materia de nuestro conocimiento, y éste la forma -en un sentido
sólo asigna a la inteligencia un objeto formal irreductible al de los 1. \ enteramente otro que el aristotélico-tomista- que confiere univer-
sentidos y, en general, al de la experiencia, sino que sostiene además salidad y necesidad y, con esas notas, objetividad al fenómeno. L1
que la inteligencia no alcanza tal objeto por la vía empírica, sino unión de sensación e intelección no están ya apoyadas sobre dos
por otro camino enteramente espiritual: ya porque el alma trae aspectos de la realidad, sino únicamente i:obre el fenómeno o apa-
formal o virtualmente innatas las ideas al unirse con el cuerpo riencia de la misma, es decir, tal como aquélla se manifiesta en
-Platón y Descartes-, ya porque Dios las comunica a la inteligen- nuestra conciencia en la intuición sensible, a la que la inteligencia
t·, no hace sino dar carácter de objeto, al conferirle positivamente
cia por una especial "iluminación" -San Agustín y San Buena-
ventura-, ya porque aquélla llega a adquirirlas por una visión o desde su propio seno inmanente, univenalidad.
intuición ,de Dios, en cuya esencia contempla las esencias de fas cosas La síntesis a priori kantiana del juicio y del concepto no funde
-Ontologismo de Malebranche y Gioberti-, ya, en fin, porque el los conocimientos sensitivo e intelectivo sobre los aspectos material
alma o espíritu las forja desde su inmanencia trascendental e inmaterial o esencial de la realidad misma, sino sobre un aspecto
-Idealismo-. 11 fenoménico proveniente de ésta -bien que en rigor y pese a la
Tal tesis psicológica sobre el origen de nuestros conceptos incid e afirmación de Kant, el fenómeno es sólo apariencia de la misma,
lógicamente en el plano gnoseológico y se traduce en el racionalis- la realidad tal cual la experimentamos en nuestra conciencia y ya
mo; principalmente de tipo realista --como el de Descartes y Spi- subsumida por las formas a priori de espacio y tiempo de la sensi-
noza- y luego de tipo idealista -como el de Fichte, Schelling y bilidad- y de un concepto o forma pura de la conciencia trascen-
Hegel- y, en ambos casos y de un modo indefectible, de tipo pan- dental del sujeto, que confiere objetividad al fenómeno. El con-
teísta. Porque si, en efecto, nuestras ideas no están tomadas de la cepto no tiene objeto, no añade nada al contenido fenoménico, es
experiencia sensible exterior e interior o bien se le atribuye valor vacío y formal, proveniente exclusivamente de la conciencia del
real, y habrá que dárselo totalmente desde que no se lo puede limitar sujeto. Vale decir, que en nuestros conceptos no hay más contenido
desde la experiencia, y enton,ces seremos conducidos a la univocidad ¡
1
objetivo -material, que dice Kant en oposición a formal- que el
del ser sin posibilidad de explicar la multiplicidad y diversidad de la sensación.
dentro del mismo, que sólo conocemos por vía empírica, y henos El intento de la obra de Kant era inobjetable y justo: buscaba
~
ya en pleno panteísmo realista (Spinoza) ; o bien y más lógicamente, integrar nuevamente los dos conocimientos sensitivo e intelectivo
si nuestras ideas no están originariamente causadas por la realidad 'l escindidos por el empirismo y el racionalismo. Pero tan noble
exterior a través de la intuición sensible, serán una pura elabora- empresa fracasó por no haberse fundado en la realidad, en el doble
ción del espíritu y entonces la realidad del mundo y también de aspecto formal del ser material -en que inicialmente toman su
nuestro yo individual no serán sino creaciones inmanentes de una objeto sentidos e inteligencia- y en haber negado su objeto formal
realidad' trascendental y divina (el Yo de Fichte, el Absoluto de propio a la inteligencia y haber reducido, consiguientemente, su
Schelling, la Idea de Hegel, el Espíritu de Croce o el Acto puro de papel a una actividad de pura regulación vacía del contenido feno-
Gentile) ; y henos en franco panteísmo idealista o trascendental. ménico. Por eso, Kant no supera el empirismo. La Metafísica, cuyo
Con el desconocimiento del valor de la experiencia se suprime la objeto es el ser trascendente, es declarada, por eso, imposible.
realidad múltiple y diversa, que sólo por su intermedio puede llegar
a nuestra inteligencia.
Para superar esta antinomia y remediar el desgarramiento intro-
~- Lo que realmente ha conducido a Kant a esta unión en falso del
conocimiento sensible con el inteligible ha sido su desconocimiento
e ignorancia de la abstracción. Siendo la realidad dada en nuestra
ducido en el conocimiento -y por éste en la realidad misma- por intuición empírica, individual y contingente, argumenta Kant, no
tales posiciones unilaterales extremas, en un plano decididamente pueden tener su orgen en ella nuestros conceptos universales y
gnoseológico Kant se plantea el problema del valor del conoci- necesarios, los cuales, por ende, .han de provenir de la propia con-
miento humano e intenta superar el empirismo y racionalismo de I! ciencia del sujeto. Tales conceptos carecen, por consiguiente, de

1
.j
DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL U UNIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO 81
80

valor objetivo en el sentido auténtico y tradicional. Pero lo que se ,posición con el conocimiento intelectivo, en íntima unidad con éL
le ha escapado a Kant ha siclo el que, si bien los caracteres mencio- De ahí también la dificultad de analizarlo en su oura realidad.
nados de universalidad y necesidad de nuestros conceptos no pue- La realidad material concreta, alcanzada por la intu'ición sensible,
den provenir de la realidad material ·iudividual en cuanto tal, pue- -es inmediatamente traspasada por el acto de intelección -intus
den surgir y ele hecho surgen como resu ltado negativo de una flcgere- que penetra hasta lo que ella es y la esclarece desde aden-
aprehensión ele la esencia de la realidad, abstracción hecha de sus •tro, como un ser o esencia. La rica realidad existencial opacamente
notas materiales individuantes; y que, por ende, tales conceptos ;aprehendida por los sentidos es iluminada y cobra todo su sentido
poseen un objeto propio -la esencia- tomado inmediatamente ,desde la entraña íntima del ser, desde sus propias notas o constitu-
de la realidad misma existente e individual, formalmente distinto tivos esenciales que la hacen tal o cual ser.
e irreductible al objeto de los sentidos, los cuales no lo pueden Mas a esta esencia que nos devela el misterio íntimo del ser
captar, porque, por su misma materialidad, están incapacitados para -al menos en sus notas más genéricas- no llega la inteligencia sino
la abstracción de sus notas inclivicluantes vinculadas a la materia. ;a costa ele la riqueza de sus nota s inclividuantes. _
Es un hecho de nuestra conciencia que la inteligenc,a. no co-
3. Conocimien to sens1t1vo e intelectivo, sus caracteres, su fun- noce directamente sino las esencias universales, abstractas de sus
damento óntico y su proceso psicológico. La realidad en su unidad notas individuantes. Estas nos son dadas inmediatamente por
óntica existe enteramente individual, concreta y cambiante, a la sus notas empíricas. De ahí que de tales notas no aprehendemos
vez que está constituida por una esencia permanente que le con- su esencia: sabemos que son pero no lo que son.
fiere razón de su propio ser especifico dentro de la diversidad
El fundamento óntico de este hecho psicológico de la ;:ibstrac-
y multiplicidad de seres.
ción de las esencias lo encontramos en la composición esencia l de
También en su unidad el conocimiento humano encierra dos !os cuerpos, de potencia y acto, ele materia )' forma. La forma es
elementos: el sensitivo y el intelectivo. el acto de la esencia física o real. Toda~ las notas esenciak:s tienen,
De aquí que todos los sistemas, que ya desde un punto de vista por eso, su contitutivo o fuente en la forma. Las notas específicas
metafísico, lógico, psicológico o gnoseológico se atengan a un as- -que definen a un ser, lo que ese ser es, derivan, por eso, ele la
pecto de la realidad o del conocimiento y descuiden o nieguen el forma. En cambio, la materia primera es la pura potencia o inde-
otro, sean unilaterales y deformadores de la realidad y de.l cono- terminación real, que sólo es y existe por el acto de la forma. La
cimiento. materia, por su mismo concepto, de que nada puede ,,ñ:idir ni
\
La intui ción sensible aprehende concreta y globalmente la modificar, por ende, a las notas esenciales o específicas, y sólo puede
realidad individual, pero desde sus facetas estrictamente materiales ~er el sujeto que la recibe y coarta a éste o aquél ser, constituye
o fenoménicas: aprehende la realidad pero no formalmente como ~l principio ele individuación de los seres materiales.ª
realidad, o lo que es lo mismo, no aprehende lo inmaterial de la Si, por otra parte, tenemos presente que lo inteligible es el
realidad material, que es la esencia; aprehende la cosa pero no lo :acto, las notas o determinaciones esenciales, y que la pura poten-
que la cosa es. Y como quiera que el sujeto cognoscente aparece cia, por su misma noción, no ofrece nota objetiva alguna por donde
ante sí mismo en la conciencia, en el propio acto de conocimiento puede ser aprehendida en sí misma, es decir, que es directamente
de Ia realidad trascendente, en el conocimiento sensitivo, precisa- inasible por vía intelectiva, comprenderemos por qué la inteligen-
mente porque no llega a aprehender el ser o esencia del objeto, cia en su primer contacto con la realidad sólo aprehende !as notas
tampoco llega a aprehender su propio ser o esencia de suieto. En esenciales o especificas despojadas de sus notas individuantes con
esta primera instancia cognoscitiva, objeto y sujeto son aprehen- que existe: ella capta directamente las notas del acto esencial o de
didos en la unidad del acto por los extremos trascendente e inma- la forma y no la pura indeterminación de la materia.
nente de su tensión intencional, pero no son expresados formalmente
La materia con su no-ser o limitación coarta al acto de la
como tales, como ob-jectum o ser puesto delante o trascendente al
forma, obscurece la inteligibilidad de sus notas con la ininteligi-
ser del sujeto, ni como sub-jectum o ser inmanente o puesto debajo
bilidad de la potencia. De ahí que el ser material no sea, como
-distinto- del objeto. tal, inmediatamente inteligible: no es inteligible en acto sino en
El conocimiento sensitivo en el hombre -salvo raras txcepcio-
nes- no se da nunca como acabado e independiente sino en coro- 3 Cfr. STO. TOMÁS, fo Boet. De Tri11itate, 4, 2 ad 2; y S. Theol. III, 7.7, 2.
82 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO 83.

una forma· o acto sumergido en · 1a potencia de la materia. Se ve- par los sentidos, n~ mo~ifica la realidad u obje~o él; ~í mismo, pues
ahora por qué los sentidos no pueden aprehender la esencia o et no le agrega o quita nmguna nota a su esencia, umcamente pres:
ser de las cosas materiales; porque, siendo ellos mismos tributarios- cinde o deja de lado su indeterminación potencial, que lo obscurece
de la materia y dependientes intrínsecamente del órgano corpóreo, en su inteligibilidad a la vez que lo individualiza o coarta a este
sólo aprehenden los seres materiales como tales sin poder aprehen- sujeto.
der su forma o acto esencial, lo inmaterial del ser material sin b
materia a que concreta o substancialmente se halla unido. 4. Int egración de ambos conocimientos, sensitivo e intelectivo,
Y se ve también por qué la inteligencia para aprehender las en la unidad del juicio. Mas el proceso cognoscitivo, que pasa de
notas esenciales, necesite previamente prescindir o dejar de lado la intuición sensible de la realidad concreta al concepto de la esen-
sus notas individuantes; porque no podría asir el acto esencia! cia abstracta y universal, no se realiza como el paso de un cono-
o forma que constituye aquellas notas esenciales, sin dejar de lado cimiento a otro superior y separado del primero, sino como una
la materia, cuya potencia o indeterminación impide su inteligibi- profundización del primero por el segundo en una unidad superior
lidad en acto. Al abstraer la forma de la materia, el acto esencial que los integra.
de la potencia, la inteligencia confiere ipso facto aprehensibilidad
La aprehensión de la esencia del ser material por la inteligen-
o inteligibilidad en acto a su propio objeto, pero no sin dejar de
cia no se verifica fuera de los datos sensibles, fuera de la realidad
lado previamente sus notas individuantes.
concreta aprehendida por la experiencia. Si la inteligencia ha me-
Aquí también finca la raíz de por qué todo concepto sea di- nester prescindir de las notas materiales e individuantes, única-
rectamente y en sí mismo abstracto y universal o capaz de identi- mente es para poder sumergirse y llegar hasta la aprehensión de la
ficarse -y predicarse, por ende- en cuanto a su significación forma o acto esencial, de otro modo enteramente inmerso en la
o contenido con todos los individuos de la especie. El entendi-
oscuridad o ininteligibilidad de la pura indeterminación de la po-
miento humano no tiene un concepto directo de lo singular, no
llega a ser intuición de la realidad concreta, como lo es la sensa- tencia. Pero, además de que tal forma o esencia no es aprehendida
ción en su propio orden. directamente y en sí misma corno algo completo y existente por ~í,
como forma pura o espiritual sino tomada de la realidad concreta
De aquí también que la realidad material, única inmediata-
mente puesta al alcance de nuestra inteligencia encarnada o unida y existente de la que la forma es parte constitutiva, no es alcanzada
substancialmente al cuerRo -sólo a través de la cual, por ende, sino por abstracción de sus notas materiales individuantes para
puede alcanzar otro objet~ que no sea en sí mismo material- pre- poder ser contemplada en sí misma. Esta aprehensión de la forma
viamente a su asimilación inteligible, deba ser sometida a un pro- o esencia, abstractamente separada de la realidad concreta a que
ceso de abstracción por el que la inteligencia, separando y reteniendo pertenece, para nada serviría ni constituiría siquiera un conoci-
la forma sin la materia -y, consiguientemente, sus notas esenciales miento propiamente tal si no fuese integrada inmediatamente en
o específicas sin sus notas individuantes, constituidas respectiva- su propio ser, de donde fue abstraída sólo a los efectos de poder
mente por ella- la haga inteligible en acto; capaz de constituirse ser aprehendida. Porque una esencia es un modo determinado de
así en objeto inmediato y determinante del acto intelectivo. Tal existir, un conjunto de notas que configuran y recortan tal o cual
el proceso del "entendimiento activo o agente", que de las imá- modo determinado de existir. La esencia, por eso, dice relación
genes de la fantasía abstrae la forma sin sus notas materiales, y la esencial o de todo su ser a la existencia y ni se concibe siquiera si
convierte en inteligible en acto, en species intelligibilis, capaz de no es vinculada a ella en acto o en potencia, es decir, como real
actuar y ser asimilada como objeto por la inteligencia. 4 o posiblemente existente. Y así como la esencia no es inicialmente
Lo que conviene notar es que tal proceso de abstracción, a que alcanzada sino en la realidad existente, tampoco se la puede
es sometido el objeto material tal cual intuitivamente nos es dado aprehender verdaderamente sino en cuanto referida a una misma
realidad -real o posible- a la que con todo lo que ella es o esen-
4 Para un etudio minuciooo de este proceso de la abstracción, así como
cialmente dice relación. Una esencia abstracta, en sí misma con-
para una determinación más precisa de la intervención de la imaginación y del
entendimiento agente en la elaboración de la species intelligibilis o inteligibilidad siderada o en cuanto desvincubda de la realidad concreta de la
en acto del objeto, cfr. nuestra obra La Doctrina de la Inteligencia de Aristóteles que realmente forma parte, no posee valor cognoscitivo plenamente
a Santo Tomás, c. VI, Cursos de Cultura Católica, Buenos Aires, 1945. tal, pues tales esencias abstractas no son reales en sí mismas.
84 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO 85

Todo el proceso de captación de las esencias a través de la constitutivo, al "unir" ele nuevo y devoh-erla -ya inteligible y en-
abstracción de la realidad existente, se nos presenta, pues, como tendida en acto- al ser a que realmente pertenece. La ab~tracción
un paso intermedio tan sólo de un proceso total, como un aspecto 0 "separación" es sólo un paso intermedio, un distanciarse ele la
o elemento de una realidad integral del conocimiento humano. realidad existente, a fin de poderla captar mejor, desde su esencia,
Por eso, el proceso del conocimiento, que se inicia en la intui- mediante la "unión" de esa nota esencial (predicado) con su objeto
ción sensibl e, que sólo nos pone en contacto con la realidad sin real en el juicio.
penetrar en su ser estrictamente tal, y que se continúa y comple- El entendimiento no conoce, insiste Santo Tomás, sino "divi-
menta con la aprehensión ele la esencia universal , abstraída de st:s dendo el componendo". 6 Por eso, conviene repetirlo para fijar bien
notas individuantes con que realmente se identiEica, no se detiene su significación, la abstracción de la esencia, el concepto -la "di-
tampoco aquí, si no que se consuma en la reintegradón de esa forma visio"- no constituye propiamente el conocimiento intelectivo sino
o esencia abstracta en la realidad concreta, en la referencia o atri- que es un paso necesario tan sólo para su realización, para poder
bución ele esa nota esencial al ser existente de Llonde fue tomada. aprehender intencionalmente a aquélla y poder devolverla asi des-
De la realidad concreta alcanzada por los sentidos, bien que sin pués e identificarla en el juicio con el su jeto real, de donde fue
penetrar en su esencia, la inteligencia abstrae o separa esa esencia tomada.
para poder aprehenderla, pero rn, para detenerse en ella, sino para El juicio constituye el conocimiento estrictamente tal del hom-
volverla e i11ll'l,1'1·arla ele nuevo :i la realidad y aprehender así a ésta bre, en que se integran, como elementos suyos, el conocimiento
desde su esencia o ser constituti\"o más íntimo. sensitivo e intelectivo, conceptual o esencial y existencial. 1
En semejante atribución de esta ese ncia -así abstractamente Ya dijimos cómo el conocimiento sensitivo no es perfecto ni
alcanzada en el concepto de la inteligencia- a la realidad concr~ta acabado, pues si bien nos da lo existencial real y concreto de la
aprehendida por la intuición sensible, el conorirniento sensitivo cosa, no penetra en su íntima esencia. Tampoco lo es el conoci-
ri intelectivo logran su verdadero alcance como par tes o elementos miento puramente conceptual, pues sólo nos da la esencia abstraída
de un conocimiento to/al, cobran su significación exacta dentro de de su realidad existente, bien que entrañando una esencial relación
la unidad del conocimiento humano. a ella. Ahora bien, el ser real inmediatamente ~lado a nuestra in-
Tal síntesis de ambos aspectos ele la realidad y ele sus respec- teligencia no es ni pura esencia ni pura existencia, sino una esencia
tivos conocimientos se alcanza en el juicio o atribuc ión <: identifi• existente. -Por esa razón, el conocimiento humano propiamente tal
cación existencial de una l;_orrna o es('11cia (/Jredirado) con b realidad ha de integrar en la unidad ele su acto los dos aspectos, sensitivo
concreta exislentf', ini cial y directamente aprehendida por los sen- e intelectivo, de la aprehensión intencional de la realidad para así
tidos (sujeto). captar ambos aspectos objetivos, esencial y existencial, en la uniaad
Tal es la condición de la inteligencia hum:ma , que no puede del ser real. El conocimiento no se puede detener ni en uno ni en
captar su propio objeto formal -el ser o la esencia- sino en las otro aspecto, de la sensación o del concepto, de la existencia o de
cosas materiales." Y como quiera que en ellas la forma o esencia la esencia, sino que ha de fundirlos en la unidad del acto del juicio
no es intdigible en acto, ha menester abstraer o "~epara r" tal [or· para así alcanzar la realidad tal cual es, mediante la síntesis de sus
ma de su materia, que impide tal inteligibilidad. Por eso, el primer aspectos esencial y existencial, momentánea y transitoriamente se•
paso de la inteligencia para aprehender su objeto, dice Santo To- parados en la aprehensión cognoscitiva de los sentidos y de la inte-
más, es "separar" o "dividir". ligencia. La esencia abstraída de la realidad concreta intuida por
Pero, una vez en posesión de la esencia, la inteligencia retorna la sensación dice relación esencial a ella, según ya dijimos. Aten-
sobre sus ¡:iasos y la devuelve :i la realidad concreta ele donde fue diendo a esta relación incluida en la esencia abstractamente apre-
abstraída desde la representación sensible ele la fantasía . Por eso, hendida en el concepto, la inteligencia llega, mediante esa referencia
si para aprehender la esen cia de la realidad la inteligencia necesi ta -indirectamente, por ende- a la realidad individual. Tal el sen-
abstraerla o "separarla" de lo restante de la realidad concreta, ello tido de la aprehensión de lo singular "per convenionem ad phan-
e.s únicamente para poder aprehen tler mejor esa realidad momen- tasma", de que habla Santo Tomás. 8 No debe interpretarse esa
táneamente dejada de lacio en su integridad, desde su más íntimo
6 S. Theol., I, 14, 15 ad 3; I, 58, 4 y 5.
7 Cfr. E. GILSON, L'etre et l'essence, c. IX, p. 248 y sgtes., Vrin , París, 1948.
¡¡ Sro. TtmÁs, De A11i111a, 8, 15 y 16. 8 S. Theol., I, 84, 7; I, 86, l; De Ver~l., JO, 5.
.LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO 87
86 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y . LA FILOSOFÍA ACTUAL

expresión como si la inteligencia, mirando directamente la imagen el empmsmo, que niega la existencia de una activídad , inteJectiva
sensible, contemplara en ella lo singular; pues de ese modo poseería específicamente superior a la ele las imágenes sensibles. 'El juicio
un conocimiento directo y esencial del mismo, poseería una verda- -es la identificación en el orden real de la nota esencial del concept,o
dera intuición intelectiva de lo singular, cosa que está contra el (predicado) con la realidad concreta existente dada en la intuición
testimonio de nuestra conciencia. (Notemos de paso como confir- sensitiva, es la restitución e integración de la esencia (predicado)
mación de la objetividad de este análisis, que en la negación de en su existencia (sujeto). Por eso el juicio trasciende y se evade
tal intuición intelectual de lo singular están concordes Santo Tomás .del orden conceptual y de la pura esencia y funde e identifica en
y Kant). Por otra parte, también se opone a ese mismo testimonio -el orden de la existencia misma los dos aspectos constitutivos -ini-
la afirmación de que la inteligencia no alcance de algún modo lo cialmente separados en la intuición sensitiva y en el concepto
singular, desde que lo aprehende y significa en el sujeto de una intelectivo-, la esencia y la existencia del ser real. Recién en el
operación suya, que es el juicio; lo cual no podría hacerlo si sólo juicio se aprehende la realidad, la realidad real, si se nos permite
los sentidos lo percibiesen. El juicio se realiza como un acto en -el pleonasmo, el ser plenamente tal -bajo alguno de sus aspectos,
que la inteligencia, contemplando y comparando sujeto y predicado, •significado por el predicado- al ser reintegrados nuevamente a su
el ser real y una nota esencial encerrada en el concepto, atribuye unidad originaria ontológica sus dos aspectos inicialmente sepa-
o separa ésta de aquélla. La inteligencia aprehende, pues, lo sin- rados por el conocimiento sensitivo y conceptual.
gular; pero sólo indirectamente del modo dicho, a causa de la Así como bajo la dualidad de caracteres diversos y casi anta-
materia del ser concreto, que impide su inteligibilidad en acto, :gónicos: de singularidad concreta y de esencia específica inmutable,
según ya dijimos 9 • No puede aprehenderlo, por consiguiente, sino la realidad es existencialmente vna; también bajo la dualidad cog•
en su propio objeto formal, en la esencia, en cuanto ella conserva noscitiva de sensación y concepto -que comprenden a aquella dua-
una relación a su ser real originario, de donde fue tomada. Desde lidad de aspectos, como su aprehensión intencional- en el acto de
y en su objeto propio, directamente aprehendido, la inteligencia .conocimiento del juicio es unificada por la identificación del pre-
indirectamente, en la relación que aquél dice a la imagen sensible ,dicado con el sujeto, no en el plano conceptual o de la esencia
de donde fue abstraido, "per conversionem ad phantasma" alcanza -donde tal identificación sería falsa- sino de la existencia misma
el ser individual concreto. de la realidad aprehendida. La fusión e identidad de predicado
Ese ser singular en toda su riqueza existencial, intuitivamente -y sujeto, de concepto e intuición sensible, de esencia y existencia,
aprehendido por los sentidos e indirectamente por la inteligencia ,es alcanzada por la inteligencia en la unidad de la atribución
del modo expuesto, está significado en el siijeto del juicio. El sujeto -afirmativa o negativa- del uno al otro en el seno mismo del ser
es una aprehensión del ser real concreto y existente, que la inteli- real o existente.
gencia alcanza referida y unida, por ende, al conocimiento sensitivo. Conviene advertir, a manera de nota, que lo dicho respecto
La esencia abstracta, pero directa e inmediatamente aprehendida .a la unidad del conocimiento sensitivo e intelectivo de la realidad
por el concepto está significada por el predicado. material, vale también proporcionalmente para el conocimiento de
Eri la dualidad de sujeto y predic,ado, de ser existente y esencia, la realidad inmaterial y, consiguientemente, para todo conocimien-
está reflejada la dualidad de ambos conocimientos: sensitivo e in- to humano.
telectivo. Se ve la "divisio" inicial de ambos conocimientos, el A partir de su objeto formal propio -el ser o esencia de las
distanciamiento del ser existente aprehendido por los &entidos, que cosas materiales- la inteligencia elabora conceptos con qué signi- K
necesita hacer fa inteligencia para llegar a su objeto: la esencia. ficar, siquiera analógicamente, realidades enteramente inmateriales
Pero tal dualidad es sólo transitoria y se encuentra superada o espirituales, cuya existencia, por otra parte, alcanza a partir del
por la unidad integradora de ambos conocimientos en la "conjunc- hecho de la existencia de ciertas esencias que la exigen. Así de la
tio" o afirmación del juicio, en que se realiza estrictamente la existencia de los actos espirituales, intelectivos y libres, la inteli-
aprehensión intencional de la realidad como es: el conocimiento gencia demuestra la existencia de un principio substancial espiritual
de la verdad. En efecto, sujeto (ser real existente) y predicado de los mismos que es el alma. No de otro modo, del hecho de la
(esencia o nota esencial abstraída ele la realidad) no constituyen existencia de las esencias finitas y contingentes o de sí indiferentes
aún el juicio; ni siquiera su asociación, como pretende vanamente para existir, la inteligencia infiere la existencia de la Causa Prime-
o S. Theol., I, 86, l; In De Anima, IV, c. 4, lect. 9, n. 724 y sgtes.
ra, de [)ios, sin cuya Existencia no tendría razón de ser aquella otra.
88 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAI:.. LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO 89'-

Ahora bien, desde que a tales conceptos de seres espirituales. materialmente -como materia-, sino activa e inmaterialmente~
se ha llegado desde los conceptos de las esencias de la realidad como una forma a otra. Por otra parte, por su concepto mismo.
material -íntimamente unidos y dependientes de los sentidos, en de aprehensión intencional de una forma ajena a la propia del
razón de su objeto, según lo dejamos ya expuesto- también aque-. acto cognoscente, el conocimiento encierra, en mayor o menor-
Ilos siguen dependiendo de las imágenes sensibles; y el mismo juicio, grado, amplitud y riqueza ontológica, en otros términos, superación
de existencia de tales realidades espirituales se a poya y resuelve de la materia e inmaterialidad -hasta cierta medida al menos-
siempre -al igual que los conceptos- en el juicio de existencia, ya que la materia, como pura potencia, sólo Jice limitación y no.
de las realidades materiales y, consiguientemente, en la intuición ser del ser.
sensible, fuente originaria de la aprehensión de tales existencias. Sin embargo, pese a esta nota de inmaterialidad -que implica
y, con ellas, de toda existencia 10 • en el cognoscente un principio substancial también inmaterial e
Esta deducción filosófica está confirmada por la experiencia¡ irreductible a pura materia: el alma- el conocimiento sensitivo,.,
psíquica, que nos pone ante el hecho constante de que nada pode- no supera enteramente el orden material, hasta tal punto que-,
mos pensar, ni siquiera las realidades más espirituales, sin las imá- inmaterial como es, como todo conocimiento, es también a la vez
genes concomitantes de la fantasía. Desde luego que el pensamiento. material. Su objeto formal es el ser material concreto bajo algunas..
es una cosa y las imágenes otra; pero la simultaneidad constante de sus notas de color, sonido, sabor, etc., de acuerdo a cada sen-
de ambos conocimientos sólo admite una explicación adecuada en tido determinado, y nada aprehende fuera de este objeto sino el'll
la dependencia -no intrínseca o en cuanto al acto mismo, pues. su luz cognoscible. Si, pues, su objeto formal específicamente no
es espiritual, sino en cuanto a la consecución de su objeto- en que- trasciende el orden material, tampoco la sensación dejará de sei:·
la inteligencia se encuentra para alcanzar su objeto formal propio material. Por lo demás, su constante dependencia del órgano
-la quididad o esencia de las cosas corpóreas- e indirectamente- corporal es un hecho de experiencia demasiado evidente.
para todos sus ulteriores pasos y para la aprehensión, por ende, de La intelección, en cambio, no sólo implica inmaterialidad,,
las realidades espirituales, colocadas fuera del ámbito de aquel' como todo conocimiento, sino la inmaterialidad total, la espiritua-
objeto y a las cuales no puede llegar ni aprehender, por eso, sino lidad, precisamente porque su objeto formal , el ser o esencia abs-
analógicamente en la luz inteligible o verdad ontológica de su tracta o universalmente concebida, trasciende todo el orden mate-
objeto formal o, lo que es lo mismo, de los conceptos primeros. rial y sus caracteres de espacialidad y temporalidad; fuera de que,
de las esencias de los
\
seres materiales. a través de este objeto formal, puede llegar a significar realidades .
enter'.1mente espirituales.
5. Diferencia esencial e ilrreductibilidad del conocimiento sen- Si, pues, la sensación, pese a cierto grado de inmaterialidad·
sitivo e intelectivo. Semejante unidad cognoscitiva de sensación que como conocimiento esencialmente implica, depende causal o
e inteligencia no se logra sino como integración de dos conocimien- intrínsecamente de la materia, mientras que la intelección está
tos esencialmente diversos y, como tales, irreductibles. enteramente exenta de ella, es totalmente inmaterial o espiritual,
Es verdad que todo conocimiento, así sea en su ínfimo grado~ síguese que ambos conocimientos son en sí mi~mos específica o ,
como la sensación, por el mero hecho de ser tal, implica inma- esencialmente diversos y, como tales, ineductibles el uno al' otro,
terialidad. Como hemos demostrado en repetidas ocasiones la in- no obstante la unidad e integración de ambos con que se sinte--
materialidad constituye la esencia misma del conocimiento, ya que· tizan en el hombre.
éste es la aprehensión inmaterial del objeto n_ A diferencia ele la
materia, que recibe la forma como acto suyo determinante, el acto 6. El modo abstracto de co11ocimien to de la intelígencia y la ·
cognoscitivo aprehende la forma de la realidad conocida, no como un10n substancial de cue,·po y alma espiritual, explicación inme-
propia sino como ajena u objetiva, es decir, no la recibe pasiva o, diata y suprema., respectivamente, de la unidad del conocimiento .
humano. Ahora bien, ¿cómo estos conocimientos irreductibles pue- .
10Cfr. Sro. TOMÁS, S. Theol., 11-II, 54, 5 ad 3; y 11-II, 173, 3 .. den ser integrados en la unidad del conoci-:niento humano?
11Cfr. nuestra ohra , La doctri11a de la Jntelige11cia de Aristóteles rr Santo
Tomás, c. III, antes citada; y Metafísica del Conocim.ie11to, en la Tevista Sapientiah
Una respuesta inmediata la encontramos en el modo abstrac-
NQ 12, pág. 123 y sigtes., La Plata-Buenos Aires, 1949. tivo de conocimiento de la inteligenica humana, que no puede
'1-- y S. Theo/., I, 12, 12, y I , 84 , 7. Véase tambitn ARISTÓTEcE.s, Jf)'e/· Alma . I, 111, c. 4~ alcanzar su propio objeto formal -el ser o esenciar - irreductible:::
90 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA UNIDAD DEL CONOCIMIENTO HUMANO 91

al de la sensac10n, sino en la realidad existente concreta aprehen- completos, como potencia y acto: un cuerpo o materia y un alma
dida por los sentidos y que, por eso mismo, necesita después unirse espiritual como forma suya. En efecto, hemos dicho cómo la
íntimamente al conocimiento sensitivo para reintegrar la esencia vida sensitiva reúne en la unidad de un acto -la sensación- los
abstracta a la realidad concreta a que pertenece y de donde fue .caracteres antagónicos de inmaterialidad y materialidad (N9 5) ,
tomada sin sus notas individuales. que suponen, por ende, como causa suya un elemento corpóreo y
Pero si ahondamos aún más en el problema y nos pregunta- -otro inmaterial (alma) sustancialmente unidos en un solo prin-
mos por qué la inteligencia humana, espiritual como es, no puede cipio. Por otra parte, este mismo ser que siente en virtud de esta
ponerse en contacto directo e intuitivo con el ser o esencia de las unidad sustancial de cuerpo y alma, a la vez entiende y quiere,
realidades espirituales como ella, sino que ha menester tomarlo posee una vida espiritual esencialmente superior e intrínsecamente
inicialmente de las cosas corpóreas, dadas en la intuición empírica, independiente de la materia. Tal vida exige, por consiguiente, un
con la consiguiente necesidad de la abstracción de sus notas ma- principio también intrínsecamente independiente de la materia:
teriales individuantes que impiden su cognoscibilidad en acto, la espiritua l. Ahora bien, tal principio no puede ser otro que la mism~
suprema respuesta la encontraremos en la constitución misma del alma o principio inmaterial, que unida con el cuerpo siente y
ser del hombre. Este, si bien posee un principio de vida espiritual, que sola entiende. En efecto, si el principio de la vida espiritual
no es sin embargo un puro espíritu, sino un alma o forma espiritual no fuese el mismo que el ele la vida sensitiva -en este caso ope-
substancialmente unida a la materia como a su coprincipio subs- rando unido al cuerpo- sino un principio totalmente espiritual,
tancial a la que actualiza y perfecciona como acto suyo esencial. un puro espíritu, el hombre perdería la unidad de su ser y de su
El hombre no es ni bestia ni ángel. Si fuese lo primero, conocer: aquél se escindiría en la dualidad de un ángel y una
puro animal, sólo poseería conocimiento sensitivo de las cosas bestia accidentalmente unidos, y éste en dos intuiciones indepen-
materiales sin penetrar en su ser; si ángel o puro espíritu, sólo dientes, intelectiva y sensitiva. No se explicaría la íntima depen-
conocimiento intelectivo. Y como en la fuente de todo auténtico , dencia en que el conocimiento intelectivo se encuentra respecto
conocimiento hay una intuición inicial que nos pone en contacto al sensitivo en cuanto a su objeto. Entre ambos seres y vidas a lo
inmediato y nos da la aprehensión inmaterial de la realidad, en el más cabría un influjo y unión accidental.
primer caso conocería por intuición sensible las realidades mate- El conocimiento intelectivo depende del sensitivo en cuanto
riales concretas, sin penetrar en su esencia, y en el segundo por a su objeto, en cuanto que, si bien posee un objeto formal propio
intuición inteligible, de las formas o esencias de las realidades es- esencialmente irreductible al de los sentidos, no puede alcanzarlo
pirituales. originariamente ni ponerse en contacto con él sino a través de los
De aquí que, por un extremo, el empirismo, al reducir el datos ele la intuición sensible. Ello reclama una íntima unión del prin-
conocimiento humano a pura experiencia exterior e interior, lógi- cipio de la vida espiritual y de la vida sensitiva, la unión substan-
camente reduzca al hombre a un ser puramente animal. El principio cial del alma espiritual y del cuerpo.
substancial de su vida espiritual está suprimido precisamente por- No se trata de construcciones ni de concepciones o cosmovi-
que ha comenzado negando esta vida espiritual al negar que sus siones a priori. Los mismos hechos de nuestra vida consciente son
manifestaciones, la vida de la inteligencia, y con ella la de la los que nos llevan, por una parte, a la afirmación de la dualidad
voluntad libre, no se diferencian esencialmente de las de la vida irreductible del conocimiento intelectivo y sensitivo -y, en gene-
sensitivo-material. ral, de la vida espiritual y sensitiva- en cuanto a su íntima esencia,
Por el otro, el racionalismo pretende hacer del hombre un espiritual y orgánico-material, respectivamente; y por otra, a la
puro espíritu~ el hombre es esencialmente sólo el alma (Platón y unidad que los integra en un conocimiento cabal de la realidad.
Descartes) o el Espíritu absoluto divino, del que la conciencia Y son esos mismos hechos los que nos conducen, como a explica-
individual es una manifestación (idealismo trasce ndental). Y en ción intrínseca suprema, a la constitución ontológica del hombre
verdad, si la vida espiritual -comenzando por la intelectiva- se como una unidad substancial de cuerpo y alma espriritual.
desarrolla con independencia total de la vida de los sentidos, no Si esta constitución antropológica es el término final a que
se ve cómo y por qué el cuerpo deba pertenecer al hombre, ya nos conduce un razonamiento recto a par.ir de un análisis obje-
que aquél únicamente es neceseario para la vida sensitiva o animal. tivo de nuestra vida psíquica, es decir, el término de nuestra inda-
,-Mas lo cierto es que el hombre no es ni ángel ni bestia sino gación sobre nuestro conocimiento y ;ictividad psíquica, en general;
hombre: una unidad substancial compuesta de dos principios in- en el orden real u ontológico, e¡,ta constitución de cuerpo y alma
92 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

espiritual substancialmente unidos, constituye la raíz y fuente su-


prema de los r asgos esenciales apuntados en nuestra vida consciente
espiritual y orgánica, y, más concretamente, en nuestro conocimiento
espiritual y orgánico, de la inteligencia y de los sentidos, respec-
tivamente, esencialmente diversos e irreductibles en su ser intrín-
seco pero íntimamente superpuestos y dependientes, íntimamente in-
tegrados en la unidad del conocimiento humano, del conocimiento
que aprehende conscientemente la realidad objetiva y nos pone en
posesión cabal de la verdad. CAPÍTULO VH

LA UBICACióN DE LA INTELIGENCIA
EN SANTO TOMÁS

l. - El problema fundamental de la Filosofía: la determina-


ción del objeto formal especificante de la inteligencia. - El pro-
blema fundamental ele la Filosotía reside en el descubrimiento del
objeto formal ele la inteligencia : ele aquello que primeramente y
en cuanto tal aprehende desde el primer momento de su actuación
y que, por eso mismo, la especifica en su vida propia .
Es necesario que la inteli genci a cobre conciencia clara de su
objeto y ele su cabal alcance para que pueda desenvolver su vida
propia y la de la Filosofía - que es la cima refleja científica de esa
vida- por los caminos de la verdad, meta de tocia actividad
intelectiva.
Lo cierto es que los múltiples sistemas filosóficos, con sus
aciertos y desv iaciones, provienen de que la inteligencia se coloque
bien o mal, total o parcialmente, frente a su obj eto. En toda des-
viación inicial ele la Filosofí~ hay un desconocimiento total o parcial
X
del objeto formal de la inteJg,encia y, consiguientemente, de la vida
propia de és ta. Tal problema est;í ligado íntimamente al problema
del método, con que algunas filosofías inician su cometido. En
efecto, el método que se adopte para iniciar los primeros pasos de
la Filosofía impli ca siempre un a posición frente al objeto ele la
inteligencia, y el modo de acceso a él. De ahí que el problema del
método deba resolverse en íntima dependencia con el objeto de la
inteligencia y de la Filosofía, íntimamente unida como está con
aquélla, como su desa rrollo científico o sapienchl.
Una d1pida Ínirada a las principales corrientes filosófcas nos
ilustrará mejor al respecto.

2. - El objelo de la inteligencia en el Empirismo sensista. - El


empirismo sensista ele todos los tiempos y bajo 3us distintas formas
le ha negado a la inteligencia su objeto formal propio, su objeto
94 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FlLOSOFÍA ACTUAL LA UBICACIÓN DE LA INTELIGENCIA EN SANTO TOMÁS 95

especificante, exclusivamente suyo, que es el ser como tal. El empi- La inteligencia, pues, no trasciende las apariencias sensibles,
rismo ha observado bien que la actividad intelectiva depende cons- subjetivamente dadas en la conciencia, no posee un objeto propio
tantemente de los sentidos y que "nada hay en la inteligencia que· distinto del de la intuición sensible y, en tal sentido, no trasciende
no haya pasado por los sentidos" (Aristóteles y Sto. Tomás). el empirismo. El ser o "cosa en sí" -de cuya realidad y existencia
Pero el empirismo exagera esta verdad, la lleva hasta el extremo, Kant nunca ha dudado- queda más allá del alcance válido de la
de afirmar que el objeto de la inteligencia es el mismo que el de los inteligencia; y cuando ésta pretende alcanzarlo con alguna de sus
sentidos, de modo que la inteligencia no trasciende el objeto formal tres "ideas": Dios, yo y mundo, cae en una "ilusión trascendental",
propio y especificante de aquéllos: los fenómenos o apariencias desde que la inteligencia humana no puede actuar válidamente con
concretas de los entes materiales: esto co loreado, esto sonoro, etc. sus formas sin una materia f enómenico-sensible. La Metafísica -en
La inteligencia trabaja con esos objetos, los separa o une y combina: la cual Kant incluye la Filosofía antropológica y Cosmología- es
de diversas formas, pero nunca los supera, nunca llega a poseer un imposible. Unicamente conservan validez las ciencias empírico-
objeto propio específico, exclusivamente suyo. matemáticas, pues únicamente en ellas se salvan los juicios sintéticos
En definitiva, el conocimiento intelectivo no difiere sino en a priori, es decir, la materia fenoménica informada con la actividad
grado del sensible, no es esencialmente superior e irreductible a éL de la inteligencia.
Consiguientemente, el ser trascendente e inmanente permanece Ye• 4. - El objeto de la inteligencia en el Racionalismo. - Por el
lacio, inalcanzable para el intelecto humano, y la Metafísca, con la. · otro extremo, el racionalismo, desde Parménides y Platón hasta
Antropología Filosófica y la Cosmología, resultan imposibles. En Hegel, pasando por los superrealistas del Medioevo y por Descartes,
Verdad, el empirismo resulta una Filosofía contradictoria: una Malebranche, Leibniz y Spinoza de la Edad Moderna, ha centrado
Filosofía antifilosófica.
la inteligencia en el ser, pero en un ser enteramente espiritual y
Este empirismo aparece ya en Heráclito y otros griegos en el descarnado, con independencia o descuido de los datos sensibles.
plano cosmológico y metafisico; en el plano lógico en los nomina- La inteligencia, por un contacto inmediato e intuitivo, alcanza el
listas medioevales -no hay concepto o conocimiento trascendente- ser y, en algunos de estos autores -como en Malebranche, Espinosa
ª los datos sensibles, sino sólo palabras que "utilizan" estos datos- y Hegel- el Ser divino.
en el j1lano psicológico en el empirismo sensista clásico de J. Locke, El Racionalismo acierta en afirmar que el ser es el objeto pro•
G. Berkeley y sobre todo de D. Hume, en la Ed:ld Moderna; y en pio de la inteligencia; pero no en sostener que tal objeto ,~ alcan-
plano gnoseológico en ellos y en los positivistas del siglo x1x y en zado directa e inmediatamente sin intervención del conocimiento
algunos existencialistas actuales, agravado en éstos con el irracio-
nalismo.
sensitivo, y menos cuando defiende que el ser así aprehendido es
el Ser divino (Ontologismo), y más todavía cuando identifica el acto
·¡
intelectivo con ese Ser (Panteísmo).
3. - El objeto ele la Inteligencia en el Formalismo de Kant. - Si se tienen en cuenta en su integridad los datos de la concien-
Kant reconoce una actividad intelectiva, esencialmente superior cia, se ve enseguida la estrecha acción causal que ejercen los sen-
e irreductible a la de los sentidos. Éstos transforman los datos sen- tidos sobre la inteligencia en cuanto al objeto, de tal manera que
sibles en fenómenos, mediante las formas de espacio y tiempo. La si es verdad que la inteligencia tiene su objeto propio en el ser,
inteligencia no tiene un objeto propio, distinto del de los sentidos. también lo es que ella no lo encuentra sino en los datos de la in-
Para Kant, igual que para el empirismo, la inteligencia no trasciende tuición sensible, es decir, que el primer de-velado es el ser o esen-
los fenómenos, no conoce el ser trascendente o "la cosa en sí" . Pero, cia: de las cosas materiales. La inteligencia humana no es la de un
a diferencia del empirismo, confiere a la inteligencia una función espíritu puro o ángel ni mucho menos la de un Acto· puro, de Dios,
puramente formal de organización de los fenómenos en objetos. es la inteligencia de un espíritu encarnado, íntima y sustancial-
Los fenómenos individuales y subjetivos, mediante la actuación de mente unida a la materia; que es precisamente el aspecto de ver•
las formas o modos de la conciencia sobre ellos se convierten en dad olvidado por el racionalismo.
universales y necesarios; con lo cual son des-sub_ietivizados, es decir,
son convertidos en objetos. El objeto de la inteligencia en Kant 5. - El objeto de la inteligencia en el Intelectualismo tomista.
está constituido por los fenómenos unificados por una u otra forma Santo Tomás ha sabido observar con exactitud la conciencia en
o modo de pensar. toda su complejidad, y tiene en cuenta, por eso, tanto la interven-
LA UBICACIÓN DE LA INTELIGENCIA EN SANTO TOMAS 97
'96 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

·c1ón de los sentidos como la de la propia inteligencia en la apre- dencia de las notas materiales concretas, que lo ocultan o sumergen
11ensión del objeto propio de ésta: el ser o esencia inmaterial de en su potencia infrainteligible.
las cosas materiales. En efecto, la actividad intelectiva aparece esen- De este modo el Tomismo mantiene en toda su vigencia el
cial e inmediatamente ordenada a su objeto específico propio, el objeto propio y especificante de la inteligencia que es el ser inmate-
ser, en cuya luz o verdad únicamente es capaz de aprehender cual- rial, irreductible al objeto de la intuición sensible, en el cual está
,quier ente. Sólo en cuanto ser se de-velan o hacen presentes en la sin embargo material o veladamente dado -en potencia, en el len-
inteligencia los entes. El ser entra o se manifiesta en el seno de gua je de la Escuela-; a la vez que sostiene su dependencia causal de
la inteligencia de un modo inmediato o intuitivo: es lo jJrimero la actividad sensible, en cuanto el ser sólo es alcanzado por la inte-
•que conoce la inteligencia y, en cierto modo, lo único, porque el ligencia en los datos de los sentidos.
-conocimiento de cualquier otro objeto se logra como una explici- A la vez la Filosofía de Santo Tomás resguarda con cuidado el
tación o enriquecimiento del ser. Más aún, todo el desarrollo del carácter auténticamente trascendente con que ese ser se presenta
-conocimiento de la inteligencia no se realiza sino como una actua- ante la inteligencia: el ser es irreductible y distinto del acto intelec-
.lización del primer objeto: del ser. Sin el ser hasta de sentido tivo que lo aprehende, en el cual se hace presente como presente
-carece el conocimiento de cualquier objeto, puesto que sin el ser o acto de una realidad en sí.
nada es.
Sin embargo, este objeto primero y propio de la inteligencia 6. - El desarrollo del conocimiento intelectivo y ele la Filosofía
que es el ser inrnater_ial, el cual gnoseológicamente se presenta in- , desde este objeto formal del ser. Tal el objeto formal primero y
mediata e intuitivamente ante la inteligencia, determinando y especificante de la inteligencia humana: el ser o esencia de las cosas
especificando objetivamente su vida como entei·amente inmaterial materiales, inmediatamente aprehendido en su realidad trascen-
o espiritual, jJsicológicarnente o en cuan~o a la elaboración del acto dente, o sea, como dado en la inmanencia del acw intelectivo, pero
-que lo aprehende, no se presenta inmediatamente o por sí mismo, en cuanto ob-jectum o realmente distinto de él.
en su realidad inmaterial, a la inteligencia, sino por abstracción Una vez afincada en tal objeto, la inteligencia puede penetrar
<le su realización dentro de los sentidos. En los elatos de la intui- más y más en el ser trascendente, de-velar en él nuevos aspectos
c:ión sensible la inteligencia des-cubre el ser -el ser de la ma/eria, o ahondar más en alguno de los ya conocidos y, desde él, por un
por ende- pero el ser, que, aun en la materia, es en sí mismo in- proceso creciente de abstracción y siguiendo las exigencias ontoló-
material y no aprehensible, por eso, formal y conscientemente por gicas de los seres materiales existentes, inmediatamente dados a
los sentidos. Estos aprehenden el ser material, pero no conscien- través de la intuición de los sentidos, llegar a elaborar conceptos
temente como ser, sino bajo sus aspectos fenoménicos o apariencias con que poder significar, siquiera analógicamente, la esencia y a
materiales. La inteligencia, por abstracción o prescindencia de los aprehender la existencia de los seres enteramente inmateriales: de
<latos materiales concretos -en sí mismos infrainteligibles- de-vela la propia alma espiritual, primero, y del Acto puro de Dios, des-
el ser, lo hace aparecer o presente en su realidad o acto in111atl'rial pués, como Razón de ser o Causa primera de la existencia de
propio y lo aprehende así en su formalidad propia de ser. · aquellos seres primera e intuitivamente dados a la primera mirada
El Intelectualismo tomista observa con precisión los dos as- de la inteligencia.
pectos fundamentales del objeto ele la inteligencia: l) el que tal Unicamente colocando con precisión la inteligencia en este
objeto sea el ser, -y, como tal, inmaterial e irreclvctible a los datos objeto suyo especificante propio y trascendente, es püsible la de-
de los sentidos- inmediatamente o intuitivautente darl o a su mirada; velación de ulteriores facetas del mismo y el acceso a otros seres
desde el pu~to de vista gnoseológico o del conocimiento mismo; implicados causalmente en su esencia y existencia, en que precisa-
pero 2) sólo mediatamente dado, desde el punto de vista psicoló- mente consiste la 'tarea de la Filosofía.
gico, es decir, a través de los datos sensibles.
De ahí que si el objeto formal de tocia intel igencia -divina,
angélica y humana- sea el ser en su realidad inmaterial, el objeto
formal propio de la inteligencia humana -ele un espíritu sustan-
cialmente unido a la materia- sea el so· ele las cosas materiales,
alcanzado, eso sí, en su ac/o inmater,:al, por abstracción o prescin-
"""

CAPÍTULO VIII

EL ORDEN ESENCIAL Y LA INTELIGENCIA


EN SANTO TOMÁS

l. - Todas las cosas están dirigidas por su esencia o natura-


leza a su propio bien, como a su fin. Están organizadas de tal
manera que su actividad se ordena al bien del individuo y de la
especie, con cuya posesión se enriquecen en su propio ser. Toda la
actividad del mundo aparece como un esfuerzo en busca de un per-
feccionamiento o realización de cada uno de los entes y del con-
junto de todos ellos en el universo. El mundo material, regido por
el determinismo de las leyes físicas, químicas, biológicas e instin-
tivas, está ordenado a una meta o fin, como a su bien o realización
plena de su ser. Por la misma naturaleza de estas leyes, tal bien
se logra necesariamente, sin auto-elección de la actividad por parte
del ente que la realiza. Este orden aparece aún con más fuerza y
evidencia en los dominios de la vida. La actividad vital se realiza
en busca de un desarrollo o plenitud esencial, que está presente en
el ser desde sus primeros pasos en la existencia. La esencia del
árbol o del animal plenamente desarrollado está como presente,
es la meta o fin al que se dirige, desde la primera célula o simiente
que la origina. La actividad vital -y también la que no lo es-
está informada y dirigida hacia ese desarrollo pleno del ser -cuya
consecución en el tiempo se obtiene sólo más tarde, a veces después
de años- que como una idea interna, presente en él, lo dirige y
gobierna en busca de su propia realización.

2. - En el panteísmo de Hegel esta idea funciona como inter-


na y constitutiva del universo, más aún, el universo mismo, mate-
terial y espiritual, no es sino el desarrollo inmanente de esa idea
-por eso dialéctico- en busca de su plena actualización. La reali-
dad es una Idea, que se desenvuelve interna y dialécticamente en
busca de su plenitud o Acto puro y conciente. Se trata de un prin-
cipio espiritual, de una Idea que es por sí misma y que emprende
un camino inmanente y necesario de actualización fenoménica su-
100 JJE!USI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL EL ORDEN ESENCIAL Y LA INTELIGENCIA EN SANTO TOMÁS 101

cesiva en busca de su conciencia y perfección divina. El mundo La forma o acto esencial -eterna y necesaria- se realiza en sí misma
material, con todos sus entes determinados, y el hombre mismo y por la exisLencia contingentemente recibida, pero ella es anterior,
su marcha por la historia, son los jalones fenoménicos necesarios, eternamente anterior a la existencia: es como objeto necesario y
involucrados siempre en el último de ellos, en busca de un desen- eterno por y en la Inteligencia divina. Por eso, sin ser una idea
vo h·imiento total del Acto pur::i de 1Dios. Por eso, llegado el des- en sí misma, la esencia o la forma que la constituye como acto, está
envo lvimiento a esa cima, logra conciencia de sí como Idea, que constitu ida por la Idea o Inteligencia divina, como su Causa cons-
engloba en su inmanencia toda la realidad presente y pasada, para titutiva ejemplar, y está impregnada de inteligibilidad o verdad y,
ella siempre presente o actual. por eso mismo, es capaz de ser aprehendida y ser objeto de la
inteligencia, y es la que fundamenta y guía internamente el pro-
3. - Hegel ha vislumbrado la verdad, pero la ha conceptuali- ceso ele actividad ele un ser hacia la plenitud o realización de sí.
zado mal y, por eso, ha caído en el panteísmo, el cual, al identificar La esencia, en cuanto principio de actividad, se llama naturaleza.
lo finito con lo infinito, lo inmutable con lo cambiante, lo nece-
sario con lo contingente y lo espiritual con lo material, se destruye 4. - Toda la actividad del mundo y del propio hombre -quien
por una contradicción interna. Especialmente en la explicación de también tiene una esencia y forma espiritua l, yue es el alma-, desde
los hechos materiales, la teoría hegeliana no resiste la crít!ca, ya esta esencia cobra orden y sentido o inteligibilidad, precisamente
que el proceso de los seres materiales y vitales es ordenado pero porque esa esencia está constituida por el Pensamiento divino, don-
no consciente. El · orden o dirección de la actividad múltiple hacia de el Sujeto se identifica con el Objeto, el Pensar con el Ser. La
un bien o fin que aún no existe y a cuya existencia precisamente esencia o forma, que brota ele Dios, como medida capaz de existir
se ordena, no puede explicarse sin la influencia o causalidad ele fuera de El, como objeto de su Pensar necesario, es, por eso mism.o,
ese fin que, sin existir en sí mismo, debe existir de alguna otra la que imprime la inteligibilidad o verdad y el orden en las cosas
manera para poder actuar y ordenar aquella actividad. Esta exis- y en el hombre.
tencia ele un ser que no existe en si mismo no puede ser otra que
la lograda como objeto de la inteligencia. En efecto, el único ser 5. - La actividad que emana de la esencia o naturaleza de las
que puede dar existencia a otro en cuanto otro -ob-jectum- es cosas en busca de su actuación o realización de su existencia, en los
el ser .espiritual o inteligente, en la riqueza de cuyo acto hay capa- seres materiales y vivientes hasta el animal inclusive, capaz ele
cidad de acto o re{])lidad para otro ser que él realmente no es. conocer y apetecer los objetos concretos, está dirigida a su bien
Hegel vio claramente que la idea conduce y guía el proceso de como a su fin por leyes o modos de actuar necesarios del sujeto.
la actividad del mundo, sin exceptuar el ser material¡ pero se equi- Tales leyes físicas, químicas, biológicas e instinli vas, que dirigen
vocó al colocar la idea -por su misma esencfa, espiritual- en la al mundo a su bien, lo hacen cosmos o universo, es decir, ordenado.
inmanencia y constitución del ser material. La actividad material El hombre, en cambio, es un ser espiritual, inteligente, capaz de
ordenada o conducida hacia el fin, antes de que éste exista, en aprehender el ser trascendente como ser y, por eso, capaz también
busca de alcanzar su existencia, únicamente tiene sentido por la de conocer cualquier ser, como distinto del suyo, del cual por eso
idea, por la inteligencia que, desde fuera de esa materia incons- mismo tiene también concimienlo o .conciencia; y siempre bajo la
ciente e incapaz de pensar, la, ordena o conduce a su plenitud, como noción universalísima de ser es capaz de aprehender a ese ser
a su fin o bien, sin que la materia misma lo sepa o tenga conciencia como adecuado a su apetito, es decir, como bien y es también capaz
de ello. De aquí que el mundo esté ordenado por una Inteligencia, de apetecer cualquier bien determinado, siempre bajo la noción de
por la Inteligencia creadora divina. bien; y por esa razón también es libre, capaz de querer o no un
Para lle;ar las cosas a su fin, para ordenarlas, Dios imprime determinado objeto, en cuanto participa del bien pero no es el bien.
en las cosas o, mejor, constituye su esencia, su acto esencial o forma, El hombre está ordenado por su actividad espiritual, inteligente
que, sin ser enteramente inmaterial e independiente de la materia, y volitiva, al ser trascendente, como verdad y bien y, en última
es decir, sin ser espiritual, no es tampoco material. La forma o acto instancia o como a su último fin, al Ser trascendente de Dios, que
de la esencia es la cuasi-idea con que Dios actúa o da realidad a las es Verdad y Bondad infinitas, con cuya posesión logra su actuación
esencias, como participación necesaria y eterna de su Inteligencia; o perfección espiritual específica y su consiguiente felicidad.
la ,cual no puede pensar su propia e infinita Esencia, sin constituir A fin de orclenar la actividad del hombre a Dios, como a su
y ver los infinitos modos finitos de participabilidacl de la misma. Fin supremo y Bien trascende n te definiti\'o, cuya posesión le con-
102 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
lEL ORDEN ESENCIAL Y LA INTELIGENCIA EN SANTO TOMÁS 103

fiere la plenitud inmanente de su actividad y de su ser, Dios le


,orden moral y, en general, axiológico, de valor absoluto. En efecto,
ha dado al hombre una ley, conforme con su manera de ser y actuar
espirituales, una ley que se le comunica por la inteligencia, quien si no hay esencias ni inteligibilidad, los seres no son, y la ex-sis-
en su propio ser o naturaleza y en la de las cosas con relación a tencia -en y por la cual son los demás entes- si se niega el valor
ella de-vela el orden jerárquico de las mismas con respecto al hom- ,de la inteligencia no es inteligible, no tiene sentido ni razón ni
bre y del hombre con respecto a Dios, su Bien supremo, con el ,causa de ser: ex-siste, pero no es, o, en definitiva, es nada. Con el
consiguiente camino para llegar a su Fin divino -norma o ley irracionalismo el existencialismo priva de fundamento, de esencia,
moral natural-. Esta se le pre,enta con necesidacl moral u obliga- .al esse o ser, con lo cual reduce a éste a puro ex-sistir o nada. Hace
ción, la cual no quita su libertad psicológica o dominio sobre su 'también inaccesible el camino al Esse o Acto puro del Ser de Dios,
propia actividad, al contrario la supone y se apoya en ella. Por ·sólo alcanzable por la vía del razonamiento metafüico, que se funda
medio de la ley u orden moral natural, que Dios hace participar en la inteligibilidad del ser contingente y en su existencia y en la
al hombre de un modo consciente, éste es conducido a su Fin o ,exigencia de esta esencia contingentemente existente, de un Ser o
Bien supremo, de acuerdo a su naturaleza espiritual, inteligente .Esse necesario, también sólo aprehensible por la inteligencia. Impo•
y libre. A diferencia de los seres puramente materiales, el hombre, sibilita a la vez la moral y todo el orden de los bienes o valores,
por su espíritu, no es un mero ejecutor inconsciente de obrar 'porque sin esencia es imposible toda exigencia ontológica y su for-
necesario, sino un colaborador consciente y libre de Dios y artífice 1mulación en normas absolutas y trascendentes de la libertad y
de su propia perfección, que acepta y acata el orden divino de las
conducta humanas. Brevemente, la norma no es sino la expresión
cosas y de su propio ser y actividad, y con él su propio orden o
perfección inmanente humana, que paradojalmente sólo se alcanza ,de una exigencia esencial, que pierde todo sentido sin la esencia.
con la posesión del Ser trascendente de Dios. El orden impuesto El existencialismo ha querido substituir esta auténtica moral de
por Dios al hombre por la ley moral natural es el orden o perfec- tnormas absolutas -expresión intelectual de una exigencia o deber•
ción esencial del propio hombre: aceptando y cumpliendo la ley :ser esencial, que la libertad humana debe realizar o dar existencia-,
moral natural, la ley de Dios, sólo entonces, el hombre se realiza ·por una moral sin esencias ni normas ni valores, por una moral
plenamente a sí mismo. La palabra de la Escntura: servire Deo, -de la situación, donde la ex-sistencia o auto-elección de sí elige y
regnare est, Servir a Dios es reinar, encuentra también cumpli-
miento en el orden natural, como la filosofía lo aprehende y fun- crea consigo misma el valor y la elección moral. Sólo hay una
damenta. 1ibertad creadora de sí, abandonada a sí misma, y no se ve -por
.algo es una moral irracionalista- qué sentido pueda conservar to-
-davía la palabra moral, donde sólo es la actividad misma. Una
6. - De aquí que cuando 5e niega la realidad de las esencias
y el orden esencial proveniente <le las exigencias o deb er-ser de las pura ex-sistencia o actividad no tiene sentido moral, ni bueno
esencias, todo el orden axiológico: el orden moral, el derecho, el ni malo, simplemente existe, no cabe en ella nada que la pueda
arte y la técnica, se derrumba ·y, con él, también se diluye corre- valorar. La moral de la situación es moralmente un equívoco, es
lativamente el conocimiento de los mismos que es la inteligencia; lisa y llanamente un amoralismo absoluto. Lógicamente, privados
y también viceversa, cuando se niega el va lor de la inteligencia del orden moral natural, también el orden jurídico y social se de-
para aprehender su objeto propio que es el ser, se niega o se declara rrumban, carentes de fundamento. También las reglas del arte,
incognoscible el orden de la esencia, de sus exigencias axiológicas negado el orden esencial de la belleza, pierden sentido. Nada hay
y su inteligibilidad. intrínsecamente bueno o malo, mandado o prohibido, justo o in-
Por eso ef existencialismo anti-esencia.lista y el anti-intelectua- justo, hermoso o feo. Todo es lo mismo: libertad o ex-sistencia
lismo o irracionalismo se implican mutuamente. Al negar las esen- creadora de sí misma. No solamente el amoralismo actual, sino
cias o notas permanentes de un ser, el existencialismo lógicamente las llamadas expresiones de arte, sin formas ni contenido, sin orden
debe negar el valor de la inteligencia, ya que la priva de su objeto. interno alguno, en una palabra, sin esencia, han conducido a ex-
A su vez, el irracionalismo, al negar valor a la inteligencia, niega presiones que han perdido todo sentido de arte como expresión de
la realidad o cognoscibilidad de su objeto que es el ser y la esencia. auténtica belleza. Perdida la esencia y sus exigencias, se ha perdido
Esla negación anti-intelectualista existencialista conduce a la des- la inteligibilidad o verdad, el bien y 1:. belleza, la forma, la melo-
trucción de todo el orden metafísico y, consiguientemente, del día, la armonía, sólo queda el caos existencial, el ruido, el desorden,
104 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

manchones de colores y conjunto de trazos informes, sólo queda lo


. absurdo y la nada. Se ha perdido lo específicamente humano, lo
espiritual, la inteligencia y la inteligibilidad, la esencia y todo _el
orden esencial, que de ella emana, en todos los ámbitos de la cul-
tura. El hombre ha sido sustituido por el animal, y ha desapare-
cido de su horizonte el orden esencial e inteligible y con él la
cultura.

CAPÍTULO IX

UBICACióN DEL INTELECTUALISMO TOMISTA.


RACIONALISMO, EMPIRISMO
E INTELECTUALISMO

REFLEXIONES EN TORNO A LAS TRES POSICIONES


FUNDAMENTALES DE LA FILOSOF1A

l. - La inteligencia humana no es intuitiva: ni del mundo


espiritual, a la manera divina o ,ingélica, por una parte, ni tampoco
del mundo material, a la manera de la experiencia sensible: es la
inteligencia de un ser compuesto de materia y espíritu, cuya vida
propia se constituye sobre la vida vegeto-sensitiva.
No es intento de estas líneas exponer ni mucho menos funda-
mentar una antropología. Simplemente queremos esbozar las tres
posiciones fundamentales de la inteligencia y de la Filosofía: uni-
laterales y desconocedoras de la naturaleza íntima de nuestro en-
tender, las dos primeras; integradora de ambas y situante de la
inteligencia humana en su verdadero objeto y esencia propia,
la tercera; las cuales configuran esquemáticamente y se repiten ya
en el plano cosmológico-ontológico, en la antigüedad griega (ser
inmutable, devenir y acto y potencia), ya en el plano lógico en el
Medioevo (realismo exagerado, nominalismo y realismo modera.do),
ya en el plano psicológico ideogénico en la Edad Moderna (inna-
tismo, empirismo y conceptualismo realista) , ya en el plano gnoseo-
lógico o crítico en la Edad Contemporánea (inmanentismo idealista,
subjetivismo empirista y criticismo) que actualmente se repite
(~dealismo, neoempirismo, ya positivo, ya Yitalista y existencialista
irracionalista, y tomismo) y que en el orden moral se traduce en
actitudes consiguientes (autonomismo, empirismo y neoempirismo
irracionalista [existencialismo] amoral y heteronomismo ontológico
absoluto).
El desconocimiento de esta naturaleza y situación óntica sin-
gular de la humana inteligencia entre un intuicionismo espiritua-
1J6 OERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL RACIONALISMO, EMPIRISMO E INTELECTUALISMO 107

lista -a veces y lógicamente monista y panteísta- o empirista 3. - Por el otro extremo, el empirismo -tanto de tipo objeti·
-antiintelectualista y a las veces también antiobjetivista- es quien vista, cual es el de los siglos xvn y xv111 y el del positivismo del
conduce a estas soluciones extremas unilaterales con un séquito de siglo xrx, como el de tipo antiobjetivista o "fáctico", como es el
consecuencias, que se repiten inexorablemente en la historia de la del existencialismo actual- suprime la actividad de la inteligencia
Filosofía -en un plano u otro de los mencionados de la Filo- o, lo que es lo mismo, la diluye o reduce a mera experiencia sensi-
sofía, según la situación e interés histórico- y cuya falsedad pone tiva -nominalismo antiintelectualista o irracionalismo empírico-.
de manifiesto la falsedad de sus principios. Con la negación o desconocimiento de la inteligencia, se suprime
y desaparece su objeto: el ser y la esencia, y sólo quedan los carac-
2. - Por una parte, el espiritualismo exagerado, tiende a con- teres fenoménicos existenciales ele la actividad -actualismo f eno-
vertir a nuestra inteligencia en una facultad directamente intuitiva ménico-; los cuales, desprovistos del ser trascendente, no son sino
de la realidad ontológica -realismo exagerado de los conceptos-. como fe nómenos en la propia subjetividad -subjetivismo o inma-
La inteligencia tiene su objeto propio y directo con independencia nentismo em pírico-. Pero la actitud antiintelectua1ista despoja d_e
de la experiencia -racionalismo-. La realidad se revela, pues, por su ser o esencia a la misma realidad subjetiva, reducida de este
sí misma y si n intermediarios, a nuestra inteligencia -i,11L11icio- modo a mera ex-sistencia o éxodo de la nada, a pura practicidad
nismo-. La intervención de la experiencia en el origen de nues- ,o temporalidad - existencialismo- y, en definitiva, a nada -nihi-
tras ideas es negado o reducido a una pura condición o excitante: lismo-. Reducido a ex-sistencia como mera proyección temporal,
las ideas o son innatas o productos de sola el alma -innatismo sin esencia o realidad en sí, y sin ser o bien trascendente por encima
actual o virtual-. Y como quiera que todo lo referente a la exis- <le él -ateísmo- el hombre queda abandonado a sí mismo, más
tencia es siempre singular -ya que en la existencia no puede darse .aún, reducido a pura libertad, a pura autocreación fundante de sí
el uni versal, pues sería contradictorio: uno y múltiple a la vez- y de todo valor y conducta -amoralismo-.
y las diferencias individuales son percibidas por la experiencia, sí- Nomina lismo, antiintelectualismo o irracionalismo empírico,
guese que el desconocimiento de ésta conduce lógicamente al .actualismo fenoménico, sujetivismo o inmanentismo, existencialis-
desconocimiento de las diferencias de los seres - monismo panteís- mo, 11ihihsmo y amoralismo, son las posiciones que también necesa-
ta- y de la existencia -esencialismo-. riamente siguen al empirismo.
Por otra parte, perdido el contacto intuitivo con la realidad,
4. - Entre ambas posiciones el intelectualismo realista o rea-
dad o en verdad por la experiencia, síguese que el conocimiento,
lismo intelectualista centra la inteligencia en su verdadero objeto:
aun el del propio ser, no es sino una elaboración a priori y exclu-
siva del espíritu -idealismo o inmanentismo trascendental-. A las ,el ser o esencia de las cosas materiales alcanzado a través de - la
veces esta actitud excluyente de la experiencia sensitiva pretende intuición empírica de los sentidos, y con ello todo el ser y vida
aprehender la realidad o los valores por un camino de intuición humana; a la vez que desde este objeto logra descubrir el ser en
espiritual no intelectual -intuicionismo antiintelectualista o irra- todo su ámbito.
cionalista-. La intu ición ele los sen tidos pone al hombre en posesión del
ser material en su existencia individual y con creta; pero sin pene-
Negado todo ser trascendente a l propio espíritu y diluido el trar hasta su entraña ontológica, h asta el ser formalmente tal.
propio ser espiritual en una inmanencia trascendental, impersonal Capta el ser material concreto desde su exterioridad accidental :
y divina, quedan suprimidos los términos necesarios -ad quem y a como "es to coloreado", "esto sonoro", etc., sin llegar a de-velar el
quo- para la constitución de la norma moral heterónoma, y la "esto", tl "ser" ele lo "coloreado", "so noro", bajo el cual lo alcanza
obligación étiéa puede provenir y constituirse únicamente como como oculto. No llega a descubrir el ser, porque tampoco alcanza
dictado de la propia libertad -autonomismo moral-. a aprehender su objeto, ni, correlativamente, al propio sujeto como
Realismo exagerado, innatismo, monismo panteísta, esencialis- sujeto. La materialidad de su órgano y, consiguientemente, la de
mo, idealismo trascendental, intuicionismo irracionalista y autono- su objeto -el ser corpóreo- le impide penetrar hasta el ser en
mismo moral son los eslabones necesariamente vinculados consi- cuanto tal, que es siempre inmaterial y, como tal, inasequible a una
guientes al espiritualismo exagerado, que no tiene en cuenta o des- facultad corpórea. 1 \

cuida la real situación de la inteligencia humana en su dependencia De aquí que para lograr la aprehensión del ser sea necesaria
de la experiencia sensible. la intervención de un conocimiento enteramente inmaterial, espi-
108 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL RACIONALISi\,W, El\!PIRlS_\1Q E JNTELECTl'ALISMO 109

ritiwl, que llegue hasta esa entraña ontológica inmaterial ele las Toda la realitlad circundante y la propia es finita y contingente,
cosas materiales, dejando de lacio las notas materiales que impiden existente pero sin razón ele ser en sí misma. En la raíz de tal finitud
su visibilidad o cognoscibilidacl en acto. y contingencia, dando explicación de tales caracteres, se encuentra
la composición real de esencia y existencia, como composición,
Tal obra de abstracción de las notas materiales y de penetración
com ún a todo ser qu·e no es Dios, ·de potencia y acto: los seres _del
hasta el ser es tarea de la inteligtncia. El resultado de tal aprehen-
mundo y el ser del hombre son finitos y contingentes, porque son
sión ab~tractiva no es otro qu e el concepto.
~encías que no son sino que tienen existencia en la limitación de
Y como quiera que la individuación -y con ella la existencia- sus notas esenciales - finitud- y gratuitamente o pudiéndola no
en los seres materiales está vinculada a la materia -que multiplic;1, tener -contingencia-, --=doctrina del acto y la jJotencia-.
sin modificar, las notas específicas del acto esencial o de la forma-
la abstracción de tales notas en la aprehensió!l conceptual de la Ahora bien, este hecho de la existencia finita y contingente no
esencia trae aparejada la pérclicb de la visión intuitiva de la ri- tiene razón de ser sin la Existencia infinita y necesaria, sin la
queza ele notas ele lo indi vid ual existente concreto por parte de la Existencia del Ser o Esencia que existe a se, es decir, que es la
inteligencia ; la cual no llega al ser como tal sino empobreciéndolo misma Existencia o Acto Puro, por cuya participación e influjo
con la abstracción de sus notas materiales individuantes existencia- causal creador ha llegado a existir todo ser que no es Ella -teísmo
les. De ag uí que el concepto sea real en cuanto a la esencia trascenden te y creación-.
aprehendida, pero no en cuanto al modo mismo universal ele apre- Por otra parte, toda la vida del hombre -y por ella todo su
henderla -realismo moderndo, entre el nominalismo y el realismo ser- aparece jerárquicamente ordenada y encuentra razón de ser
exagerado-. en su vida específica; la cual, lejos de ser fin en sí misma, se cons-
Ni la intui ción sensible ni el concepto, aislados, perciben el ser tituye abierta hacia más allá de su inmanencia, teniendo su meta
formalmente tal individual y concreto; porgue aquélla capta la reali- y último fin en el ser trascendente -como verdad y bien- y, en
dad existente, pero sin descubrir el ser, y éste aprehende el ser abs- definitiva, en el Ser -Verdad y Bien- divino e infinito. El ser
tracto de la realidad indivitlual existente. finito del hombre aparece proyectado y centrado en Dios como en
su Bien trascendente final. Entre estos dos términos : del hombre tal
Para llegar a esa aprehensión reintegradora de la unidad ele la cual es y . del último Fin o . Bien divino que debe alcanzar para
realidad, es preciso devolver el ser del co ncepto a la realidad exis- la actualización o plenitud de su propio ser finito, SP establece el
tente de la intuición sensible, de donde fue tornada; operación que camino de perfeccionamiento específicamente humano, las_ exigen-
se realiza en el juicio . Reintegrando el concepto en la realidad exis- cias del Bien divino sobre la voluntad libre que la inteligencia
tente, en el juicio, la inteligencia aprehende a ésta como objeto, aprehende y formula en la norma moral, a la que la libertad debe
como ser trascendente a su propio ser inmanente o sujeto, y toma someterse para llevar a ser aquel deber-ser normativo -moral fun-
conciencia reflexivamente de esta dualidad real de sujeto y objeto dada en la esencia y en el último Jin trascencl,ente del hom b-re- .
trascendente, 'dada en la unidad de su propio acto intencional.
Estos dos términos : el homb re tal cual es en las diferentes
En posesión del ser trascendente material, ahonda h asta descubrir zonas de su actividad -y a través ele ella del ser- y la Verdad,
su esencia hecha ele materia o principio pasivo o indeterminado y Bien y Belleza, que en definitiva se identihcan en el Ser divino,
de forma o principio ac tivo determinante -!tilemorfismn-. señalan el término a quo y el término acl quem del perfecciona-
A la luz de su modo de conocer, por experiencia e intelección miento integral del hombre en sus diversos aspectos jerárquicamente
conceptual y judicativa, el hombre llega a descubrir su propio ser subordinados, culminando en su actividad espiritual práctica y
de sujeto, como un compuesto substancial también de materia y for- contemplativa, moral y religiosa -cultura y humanismo integral-.
ma, pero ele forma o alma espiritual; la cual junto con la m a teria Realismo modera.do, trascendencia ontológica, pluralismo e hi-
ejerce su vida vegetativa inconsciente y la vida sensitiva imperfec- lemorfismo cosmológico, hi lem orfismo espiritualista antropológico,
tamente consciente, y sola, en cuanto espiritual y con e ntera inde- teísmo y trascendencia divina, orden ontológico jerárquica., hetero-
pendencia directa y subjetiva de la materia -de la que únicamente nomi..smo moral absoluto y humanismo integral son otras tantas
depende de un modo indirecto en razón del objeto, que no puede consecuencias, lógicamente necesarias e.le la posición fundamental
alcanzar sin el ministerio de los sentidos- la vida perfectamente del intelectualismo, que integra en su seno la intuición empírica y
consciente intelectiva y volitiva libre -espiritualismo mocleraclo-. el concepto.
110 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUIKO Y L :\ FILOSOFÍA ACT UAL

5. - De este modo el intelectualismo realista, una vez en pose-


sión del ser trascendente del mundo, conquista desde él el propio
ser inmanente y el Ser trascendente de Dios, se posesiona de toda
la realidad y descubre su esencia, con propiedad la del mundo
corpóreo, y por analogía la de las cosas espirituales, sin excluir la
del mismo Dios; y ubica a todos y cada uno de los seres en su justa
situación ontológica, de acuerdo a su mayor o menor participación
del ser o acto y menor intervención en su ser del no-ser de la
potencia limitante; a la vez que traza las líneas normativas a que LA P ITULO X
ha de ajustarse la actividad libre -y bajo su imperio toda la activi-
dad del hombre en sus diversas zonas y los objetos exteriores en
cuanto a ésta sometidos- para lograr su perfeccionamiento ontoló- ACTUALIDAD DEL INTELECTUALISMO TOMISTA
gico en dirección y hasta alcanzar su plenitud. FRENTE AL INMANENTISMO
Dentro de esa realidad total el hombre es ubicado entre la IRRACIONALISTA CONTEMPORANEO
trascendencia del Ser divino, por arriba, y la del ser material y
viviente puramente vegetativo y sensitivo, por abajo. El hombre
1
no es Dios -como quiere el monismo panteísta, que inficciona gran
parte del pensamiento moderno- pero tampoco es nada -como
pretende el nihilismo existencialista actual-: es un ser finito y El lnmanentismo irracionalista contempordneo.
contingente, compuesto de existencia y esencia, la cual a su vez
está compuesta de materia y espíritu substancialmente unidos. Entre l. El Inmanentismo, nota característica de la Filosofía actual.
la nada y Dios el hombre alcanza, por encima de la materia, el Toda la Filosofía Moderna, por diversos y aun opuestos caminos, ha
ápice del espíritu y se sitúa como un ser finito y contingente que cerrado el acceso al ser trascenden te y ha terminado lógicamente en
necesariamente se constituye en su esencia y contingentemente llega la inmanencia.
a tener, se conserva y aumenta la existencia por participación de a. Ya el Racionalismo cartesiano dejó de lado la intuición sensi-
la Existencia divina, Causa eficiente primera; y llega a su perfec- ble y perdió de este modo el contacto inmediato con el ser real exis-
ción o plenitud humana por participación del Bien divino, Causa tente. Sus "ideas claras y distintas", si bien pretenden ser una imagen
final última. perfecta de la realidad, están enteramente desarticuladas de la mism a,
han dejado de ser un aspecto de la realidad trascendente presente
en la intelección. Sólo la Veracidad de Dios nos asegura de la confor.
midad de tales ideas con la realidad. 1
b. El Empirismo inglés de Locke, Berkeley y Hume, al privar a
la inteligencia de su objeto propio, el ser trascendente, se atuvo a
los datos puramente sensibles, quedando así encerrado en un actua-
!ismo fenoménico puramente subjetivo.2
c. El Criticismo kantiano intenta superar el sentido empirista
de Hume y su consiguiente escepticismo, integrando los datos de la
sensación en las formas de la inteligencia, en la sín tesis apriori. De

1 R . DESCARTES, Discurso del M étodo, 4<1 Parte, y M editaciones M etafísicas,


4<1 Meditación, traducción castellana de M . García Morente, Espasa-Calpe Argen -
tina, Bs. As., 1932.
2 D . H UME, Investigación sobre el Enten dimien to H umano, traducción c;;ste-
llana de A. Vázquez, SeGción 2" y 4<1, pág. 53 y sgs., y pág. 63 y sgs., Losada,
Bs. As., 1939.
112 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL ,;A.CTUA'l}[DA'D BEL INTELECTUALISMO TOMISTA 113

este modo cree él poder conferir oújeti,,idad y universalidad a los ·perfección o acrecentamiento humano. Sin ser trascendente y sin
fenómenos sensibles individuales, con los conceptos o formas apriori ,deber-ser, tampoco hay normas objetivas morales, que encaucen la
de la inteligencia, y salvar así el valor de las ciencias empíricas y libertad y la conducta humana, de ella dependiente, hacia su
matemáticas. y>erfección.
Pero tampoco en Kant la intelige ncia llega a tener un objeto pro- Tampoco hay valores trascendentes, cuya realización aumenta o
pio; únicamente confiere forma objetiva a los fenómenos, sin superar perfecciona el ser de las cosas o el ser del propio hombre, es decir, no
su alcance subjetivo. El ser trascendente, " la cosa en sí", es " 1111a idea 'hay lugar para el humanismo o la cultura, ese mundo creado por el
límite", señal a precisamente el punto no alcanzado por el entendi- 110mbre sobre el mundo de la naturaleza y de su propio ser.
miento. Kant no niega el ser trascendente -nunca siquiera ha dudado Mucho menos cabe la moral y la cultura en la inman encia 11ihilis-
de él-, pero lo declara inaccesible a la inteligencia, la cual queda 1ta del Existencialismo. Únicamente cabe la ex-sistencia, como libertad
encerrada en una inmanencia trascendental, es decir, puramente •o autoelección en cada instante, como intento de " ha cerse" sin nunca
constructiva del objeto, pero en modo alg·uno aprehensiva del mismo. !llegar a sea·. Lejos de dirigir y perl"eccionar la libertad, los valores
La Metafísica o, lo que es lo mismo, el acceso al ser tran su bjeti vo, morales -y los valores, en general- sólo valen por la determinación
no es posible a la inteligencia humana. 3 de la misma libertad o ex.sistencia, o sea, por la inmanencia que no
d. A partir de Kant, la sín tesis apriori se escin de en el Jdrnlismn es, es decir, por la inmanencia nihilista .
trasce11cle11tal , qu e se queda en la ldea o Espíritu, creador de los Por }o demás, la ex-sistencia es pura temporalidad e l,istoricidarl
fenómenos en su inmanencia, y el Posit iruismo, que, reeditando su bs - y, por ende, toda visión y valoración de la realidad está en íntima
tancialmente la posición del Empirismo, se a tiene a los datos de la dependencia de la situación histórica. De ahí "la moral dr· la si.t un-
intuición sensible, privados del ser trascendente, y qu eda también ción". Del fondo irracionalista de la h is to ria surgen los modos inte-
encerrado en la inmanencia fenoménica . Rectuales de ver la verdad y la moral. La Wcltonscl,a111111g, dice Dilthe Y,
e. El Existencialismo ha agravado la inmanencia con el antiinte- <est,í determinada y depende de la época y la situación histórica. L,-,
lectualismo o irracionalismo. Ha querido aprehender el ser del hom- .racional no depende de un ser o verdad trascendente, sino de un
bre por un medio no intelectual, en tal sentido irracionalista y, consi- .irracionalismo inman ente. ,;
guientemente, se ha quedado en un puro aparecer o patencia de los Toda la vida humana, con sus modos de ser, compre nder y obrar,
entes, incluso del propio, sin poder alcanzar el auténtico ser o pre- -iemerge y está sustentada por una raíz iJTacional y cambiante como
sencia en sí de aquéllos. -es la J,istorin .
Por eso, el ser es por la nada (Heideger), es un ser "que 110 es
lo que es y es lo que no es'' (Sartre). 3. La desaparición del ser, verdad y bien trascendente, aparejada
La inmanencia subjetiva del Racionali,m o y del Empiri,mo se c on el desconocimiento de la inteligencia y ele su valo r, conducen al
agrava en el Existencialismo con el irracionalis ,no nihilista, que desorden y al caos en todos los sectores de la vida humana. Si la inte-
intenta "llegar a ser", "hacerse", pero sin lograrlo nunca y, por eso, ligencia es fruto de una ex-sistencia o libertad y, en última instancia,
el hombre "es una pasión inútil" (Sartre) .5 <le su historicidad fundante , la verdad por ella descubierta no ex-
presa algo absoluto y trascendente, sino algo determinado irracio-
nalmente por la historicidad de cada momento.
2. Las consecuencias del Inmanentismo rnbjetivisla y nihilista.
En una Filosofía inm a nentista, privada de acceso a l ~er, no ca ben Si su actividad es determinada irracionalmente por la historia, la
tampoco las exigencias del ser, el deber-ser, que desde la tra~cenden- inteligencia mucho menos puede de-velar las exig·encias del ser, el
cia se impone al hombre para ser realizado en busca de su propia orden natural de las cosas y de] hombre, que éste debe acatar para
realizar su propia perfección.
3 M. KANT, Crilica de la Razón Pura, Analílica Trascendental, traclmción El orden natural y la ley moral, que lo expresa y lo impone al
castell ana de M. García Morente, T omo I , 6~ edición, Losada, Bs. As .. 1970. hombre para lograr él, mediante su realización, su propio bien espe-
4 M. HEIDEGGER, TVas ist Metaphysik, pág. 20 y sgs., 5;¡. edición, Kloster- no. Desde entonces: nada ha y ni bueno ni malo, todo es lo mismo.
mann, Frankfurt, 1944.
ú J. P. SARTRE, L'Etre et le néa,it, pág. 89 y sgs. y 121 }'. sgs., 19'1- ed 'ción, G "\V. DELTIIEY, Teoria de la Coucepciór• del Mundo , pág. 171 y sgs., Lraduc-
Gallim a rd, París. ción castellana del Fondo de CulLUra Eco11ómica, México, 1945.
114 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL ACTUALIDAD DEL INTELECTUALISMO TOMISTA 115

X. Consiguientemente, ·las pasiones y el hedonísmo más radical, con el Porque no es accidental qúe los regímenes, fundados en el inma-
erotismo más exasperado en su ápice, dominan al hombre, despro- nentismo irracionalista y materialista, sean totalitarios. Es el único
visto de ley moral objetiva. camino de orden que queda, cuando se ha perdido el orden interior
Los medios anticonceptivos y aun la anticoncepción, la libertad espiritual de la conciencia, fundado en el ser y deber-ser trascend en-
más absoluta en las relaciones sexuales, el robo, el secuestro, el some- tes, únicamente aprehensibles por la inteligencia .
timiento de los pobres y de los desvalidos, la vejación y la esclavitud
de la mujer, la privación arbitraria de los derechos de la persona,
la violencia física y moral y el mismo asesinato impune y porque sí, 11
son la conclusión lógica -si tiene cabida la lógica, en esta Posición-
cífico, es inaprensible, desaparece del horizonte y del alcance huma- VIGENCIA ACTUAL DEL INTELECTUALISMO TOMISTA
de esta libertad absoluta, desprovista de responsabilidad, de ley mo-
ral y de todo freno interior, que únicamente puede fundarse, con
solidez sobre el ser y deber-ser trascendentes o, en otros términos, 5. La significación del Intelectualismo tomista en la encrucija,
sobre el orden ontológico natural. da actual de la Filosofía y la Cultura. Frente a esta oscura y caótica
situación del mundo actual , que, con el ser, ha p erdido la verdad
objetiva que la guía y el bien trascen dente que determina el recto
4. El irracionalismo de la Filosofía y de la época actual. Por este
camino de su perfección, sólo un a Filosofía que devuelva a la inte-
proceso de inmanentismo o subjetivismo, agravado por el irraciona-
ligencia su auténtico valor con su inserción en el ser o verdad tran-
lismo existencialista, que lo priva del ser y deber-ser y valores o bie- subjetiva y, con ella, en el deber-ser del orden natural y de la consi-
nes trascendentes, si n verdad que lo ilumine y sin fin que lo guíe,
guiente norma moral, puede reubicar al hombre en su debido orden
el hombre actual se hunde en un mundo y vida sin sentido, se debate
ontológico y encauzarlo p or la senda de su auténtica perfección.
en un entenebrecido irracionalismo, abandonado exclusivamente a
su libertad irresponsable y sin normas y, en definitiva, a sus pasio- Tal la Filosofía de Santo Tomús. Su Int electualismo realista es
nes irracionales. capaz de realizar esta reconquista del hombre y de su vida espiritual
~
y del mundo por ella creado, qu e es la cultura.
Con un extraordinario desarrollo .científico y técnico, en Posesión
de enormes y crecientes recursos materiales, lejos de ayudarse con
ellos para su propio y espiritual perfeccionamiento, el hombre se 6. El sentido del Intelectualismo de Santo Tomás. El Aquinate
pierde y se deshace en su íntima perfección humana y, sin ley ni ha ubicado con precisión la inteligencia en su objeto formal trascen-
normas válidas en su conciencia, sólo ansía y busca saciar desenfre- dente propio, que la especifica. Cuidadosamente ha evitado los dos
nadamente sus apetitos de sensualidad y de orgullo y de poder, sobre escollos que la acechan, de uno y de otro flanco: el Racionalismo,
el desorden natural y humano. que atribuye al intelecto un poder aprehensivo intuitivo del ser, con
independencia de los sentidos; y el Empirismo, que absorbe en los
Es el mundo absurdo y sin sentido, que estamos viviendo, con el datos de los sentidos el ser, objeto de la inteligencia. Errores ambos,
hundimiento del orden que se funda en la verdad y en el consi- que, según hemos señalado an tes (n9 1), por diversos caminos, con-
guiente bien transubjetivos- individual, familiar, económico, polí- ducen al inmanentismo subjetivista.
tico y social.
Santo Tomás centra la vida intelectiva, en su condición de unión
Se ha perdido el orden moral, que desde la interioridad de la con el cuerpo, en su objeto formal propio, esencialmente superior
conciencia y lá libertad, organiza la perfección de la persona, de la al de los sen tidos -contra el Empirismo- bien que alcanzado sólo
familia y de la sociedad. a través de los datos de la intuición sensible -contra el Racionalis-
Desaparecido el orden interior, sustentado en el orden natural del mo-. Tal objeto no es otro que el ser o esencia inmaterial de los entes
ser y deber.ser de las cosas y del hombre, y frente al consiguiente materiales, aprehendida con abstracción o prescindencia de las notas
desorden pasional con todas sus consecuencias, sólo cabe el orden materiales concretas e individuales. 7 De ahí que la inteligen cia apre-
puramente exterior, impuesto por la fuerza y por quien la tiene, que henda la esencia de un modo abstracto, de tal manera que en sus
es el Estado, un régimen totalitario, sin más límites que su propia
fuerza. 7 S. THOMAS, fo De An ., III, Lect. 13, n. 791; S. Th ., J, 12, 12.
116 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
ACTUALIDAD DEL INTELECTUALISMO TOMISTA 117

notas esenciales puede identificarse con todos los individuos concre- jeto: en la inmanencia de su acto está presente un objeto trascend-ente
tos -est•ncia unh,ersal-. 8 e irreductible a él. Tal irreductibilidad y trascendencia del objeto
en el acto intelectivo del sujeto, puesta en ev idencia por Santo
6. El Intelectua lismo critico. Pese a este cadcter abstracto, el Tomás, ha sido reafirmada en todo su valor en la actualidad por
concepto no es una mera representación de la realidad, si n o la reali- uno de los filósofos más serios de nuestro siglo y que con mjs vigor
dad misma imnotf'rinlmente aprehendida o prc!_ente en la mente h a analizado la conciencia intelectiva. Nos referimos a Edmundo
-concepto objetivo-. Lo aprehendido por la intelige ncia es la con Husserl. Tanto para el Aquinate como para el Filósofo de Friburgo
misma bajo a lgu no de s11s aspectos y no el acto -crmrep!o .rn/;jc- el análisis del acto de entender pone en e,·iden cia la polaridad inten-
tivo- co n que la aprcl 1cn d c." cional de sujeto )' objeto con que aquél se realiza, y la irreductibili-
El Angélico Doctor ha sabi do aprehend er y describir con rigurosa dad y trascendencia del objeto respecto al acto del sujeto.' ~ D e este
precisión esta realidad si ngular y única que es el conocimiento inte- modo Santo Tomás pone en evidencia el valor y alcance ontológirn
lectivo, in as imil a ble a ninguna otra de orden rn:i.terial , precisarnent~ de la inteligencia en su inserción inmediata e inten ciona l en el se.r
porque es y se constituye por la imnat eria fidad perfecta o l'spi rit11ali- transubjetivo -dado, pero irreductible al acto aprehenclentc- s in
dad.' 11 En el acto concept11al e~ tán presentes a la ,·e1 el ~er d el rnjeto el cual ni siquiera &entido tenclrfa el acto de entender. 14
~1ue aprehen de y el ser del objeto aprehendido. El objeto es lo inme-
diatamente aprc li endi d o -crmce jJl o o/1jeli,•o-, co1110 distinto -objer- 7. Los pasos del Intelectualismo tomista en la de-ve lación del
ti1111, puesto delante d e é l- e irreductible y tra~cend entc al a '. to d ~ ser. El primer contacto de la inteligencia con el ser se realiza por una
entender -concepto s11/Jjeti-oo-. aprehensión inmediata del mismo. Pero esta aprehensión de la rea-
La .inteligencia no sólo de-vela y apreh ende el ser trascendente al lidad material es abstracta, es el concepto objetivo o presenc ia misma
propio acto con que lo aprehende, sino que, reflexionando sobre éste, inmaterial de un aspecto Je] ser o esencia de la rea lidad en el acto
toma conciencia de que "a su esencia pertenece el conformarse con de entender. 15
las cosas" 11 , el aprehender las cosas como s011 y d arles cabida in ma- El objeto aprehendido es sólo real en cuanto a una faceta esenLial
terial como objeto trascendente en su propio seno. captada, pero no en cuanto al modo -abstracto y univerwl, exclusi-
El valor de la inteligencia para aprehe nder y dar cabida inmate- vamente existente en la mente- con que lo aprehende, ni tam poco
rial en la inmanencia de su acto a la realidad transubj <:! ti,·a, 110 e-; en cuanto presencia real o fís ica del objeto pensado. L a objetividad
demostrable, por tratarse de una verdad evideme por sí mi sma; pero transubjetiva es tal únicamente en cuanto a la nota esrncial apre-
tampoco necesita clemo~trnción , ya que todo intento por 11 e½a rlo hendida.rn
o ponerlo en duda no puede realizarse sin , upon er este ,:ilor. N,1da Por otra parte, el concepto sólo hace presente la realidad bajo
puede pensarse ni formularse intelectivamente sino como ser trn11rnl1- algunas de sus notas, pero sin tomar posición frente a su ser, es decir,
jetivo y clistil~to del acto mismo que lo aprehencle. 1 ~ sin afirmar ni negar nada. 17
Una reflexión sobre el acto de entender -sin de mostración estric- Para llegar a tomar conciencia ele estar frente a la realidad tras-
tamente tal- pone en evidencia el a lcance transubj e ti\O d e \ll ub- cendente, la inteligencia necesita devolver a la realidad el aspecto
o concepto objetivo tomado ele ella misma por abstracción. Tal la
H S. T11 ., l , 8fi. l.
función del juicio. Recién en él la inteligencia reflexiona y ve que
u JO,\.i"\i'<ES a S-ro. Tno,\IA, C111rns theo l., P. T, 12, Dispuial. 15, a . 3; y J. MA-
RJ rA11' , lfrfle xions rnr l'Tnteligr11rr , 2'-' ed ición , p{1g. 12 y sgs .. :\"ouvcl'c Lib r:•i r 'c el aspecto de la r ea lida d aprehendida abstractamente en el concepto
Nationalc. París , l 926. se ielen ti fica con ella. toma conciencia de la identidad del concepto
10 S. THo,iAs, D e Veri lal e. JI, 2; ) O c rAVIO ;<,;. DFKFSI. / ,¡¿ J) oi-fri1111 rle la
hiteligencio de A-rist,ílele; 11 S1111to J'u111ás, c. 111 , Curs1.,s <le Culili1a Calóii1.,a,
13 Eo. H USSERL, Ideas para una Fenomenología Pura , c. II, pág. 81 y sgs.,
n~. As. , 1945, y T.11 Pe rso11 a , su Esencia, su Yicla y "' :\lundo . c. TI , Cnivcrsi<la<l Fondo de Cultura Económica, México, 1949; y S. TH0MAs, S. C. Ge11t. , IV, 11.
N. ele La Plata , 1950.
11 s . THOl\JAS, D e Veril. , T. lX . 9 y CAYnANO. ¡,, S. Tl,eol .. l. lo . 2. 14 S. TH. , I, 85, 2.
J:! J. i\íAKITAJ N, Lus Grados del Saúer, Jradu,c :ón ,aslcllana de .\. Frossar<l, 15 ÜCTAVJO N. DERisI, Doctrina de la Inteligencia de Aristóteles a Santo
2'•' Edición. c. lII , p:íg. 121 y sgs., Dcscléc ele Hrowcr, ns. ,\ s .. 1947 (reimpresión Tomas, c. IV, Cursos de Cultura Católica, Bs. As., 1945.
del Club de J.cctorcs, 1968) : E. C1Lso:-1 , n ealis111e Tft omisle el Critique cíe la lG J. GRFDT, Elemenla Philosuphia e, T. II , n. 686, 7~ edición, Herder, Fri-
Co1tnais.1a11rt'. \/1 in . l'ar is. lfl3!í . ) Tfr11 li.,i11r ,,tet linrliq11 ,·. Tcqui, París , y J. DE burgo de Brisgovia, 1937.
To:«QtTUFC , C1i1·q11c de In C11111rni.,st111rc, Hcaucl1cs11 c, 1' ,1rís, 1920.
17 S. THOMAS, fo Met. , VI, Lect. 4, n . 1233 y 1238.
118 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL ACTUALIDAD DEL INTELECTUALISMO TOMISTA 119

objetivo con el ser real. La rica unidad del ser real es aprehendida distintos aspectos ele la realidad dada a través de la intuición sensi-
únicamente mediante la multiplicidad de actos conceptuales, que ble, para luego restituirlos a la realidad concreta mediante la afir.
abstraen de la realidad diversos aspectos -por eso, dice Santo Tomás: mación o negación del juicio, en que toma conciencia de que ella
"dividendo"-, y de los sucesivos juicios, que van integrando aquellos realmente aprehende y está ante la realidad distinta de sí; y final.
aspectos en el mismo ser real -en la frase de Santo Tomás: "compo- mente, con el raciocinio penetrar más y más y llegar a descubrir las
nendo"-. Dividendo con los conceptos y componenda con los jui- notas esenciales constitutivas del ser de las cosas y de su propio ser
cios, el entendimiento penetra progresivamente en las esencias de las personal, y las causas o seres existentes que con su influjo determinan
cosas, sin agotar jamás su ser o inteligibilidad individual, porque y clan razón de su existencia.
carece de una intuición inmediata exhaustiva de •l a misma. 18 Más aún, desde el ser finito y contingente propio y del ser de los
La esencia una del ser dado se va de-velando paso a paso a través entes mundanos, mediante el raciocinio metafísico o de las causas,
de este proceso imperfecto de conocimiento -dividendo et compo- la inteligencia llega a des-cubrir el Ser que existe por sí o que es la
nenda- de un ser cognoscente enteramente inmaterial o espiritual, Existencia misma, el Ser necesario de Dios, como Causa primera ele
como es el ser inteligente, pero a la vez dependiente, en su actuación, toda esencia o existencia finita y como Causa final última de la mis-
de un conocimiento sensible material. ma, y sin la cual nada podría ser ni existir. 2
A partir de esta toma de conciencia de su aprehensión de la reali- Y a la luz del propio ser del hombre, hecho esencialmente para
dad, al menos bajo algunas de sus notas esenciales, en el juicio, la ese Ser divino, como su Bien y Fin último, con cuya posesión espi-
inteligencia descubre las causas intrínsecas que la constituyen o de- ritual el hombre alcanza su plenitud ontológica, la inteligencia des-
terminan desde dentro, y también las causas extrínsecas o seres, que cubre el deber-ser o exigencias ontológicas de su propia esencia y del
con su influjo la determinan desde fuera en su existencia real. Ser divino, que lo conduce, por eso mismo, hacia su propia perfección
Por lo demás este modo de avanzar en el conocimiento del ser, humana para disponerse y encaminarse hacia la posesión de ese Bien
por la de-velación sucesiva de sus causas intrínsecas y extrínsecas, humano, íntimamente dependiente de ese Bien trascendente. 22
mediante el raciocinio, es propio del ser espiritual inteligente mús
imperfecto, que es el hombre. Debe él suplir la falta de intuición 8. La significación de ordenamiento del Intelectualismo tomis-
intelectiva del ser y de sus exigencias, con la multiplicidad de los ta, articulado sobre el ser, frente al desorden caótico del inmanetismo
actos, de sus conceptos, juicios y raciocinios. 10 irraciona lista, vacío de ser. Frente al Inmanentismo subjetivista e
Pese a la imperfección de este modo de aprehender la realidad, el irracionalista -efecto de una falsa impostación de la actividad inte.
hombre llega a penetrar con seguridad paulatinamente en las entra. lectiva, desarticulada de su objeto, el ser- que conduce a un sin sen-
ñas del ser, a descubrir sus causas o razón de ser intrínsecas y extrín- tido absurdo y al caos de lo impensable, el Intelectualismo del
secas, porque en todo este proceso la actividad del intelecto está Angélico Doctor restablece el alcance transubjetivo del único ins.
articulada, paso a paso, y nutrida por el ser y sus exigencias. trumento capaz ele de-velar y posesionarse del propio ser y del ser
La multiplicidad de actos -que por abstracción conceptual y cam- del mundo y, desde ambos, llegar al Ser de Dios; y lograr así, con la
posición judicativa y raciocinio llega a de-velar el ser en su unidad-, luz o verdad de los mismos, iluminar el sentido de su propia vida,
suple la riqueza de la intuición intelectiva, de la que el hombre la finalidad trascendente de su existencia y el sendero de su perfec-
carece por no ser un espíritu puro, sino sólo una forma o alma espi- cionamiento humano o moral en el tiempo y en dirección a la vida
ritual incompleta, unida y dependiente de la materia, no en su eterna, y también el camino del acrecentamiento de las cosas en
actividad espe~ífica misma, que permanece espiritual, sino en razón función de su ser humano, en una palabra, el camino de la Cultura
del contacto con su objeto formal propio, que sólo lo alcanza a través o del Humani.smo.2B
de la intuición sensible. 20 Santo Tomás no opta simplemente y apriori por el Intelectualis-
De este modo Santo Tomás restablece el valor de la facultad y de
la actividad int~lectiva, indispensable para penetrar y captar los 21 S. TH., il, 2, 3; y S. C. Gent. I, 13.
22 S. TH., 1-11, 2, 8 y 1-11, 3, l; y ÜCTAVIO N. DERISI, Los Fundamentos Me-
tafísicos del Orden Moral, c. VII y Conclusión, 3'1- edición, Consejo Superior de
18 S. TH., 1, 14, 14 y 15 ad 3; y I, 58, 5. Investigaciones Científicas, Instituto "Luis Vives" de Fil06ofía, Madrid, 1969.
19 S. TH., 1, 58, 3 y 4; y 1, 50, 2. 23 OarAVIO N. DERISI, La Filosofía de la Cultura y de los Valores, c. l, II , IV,
20 S. THOMAS, In de An., III, 4, Lect., 9, n. 724 y sgs. V y VI, Emecé, Bs. As., 1962.
120 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAI:. ACTUALIDAD DEL INTELECTUALISMO TOMISTA 121;

roo o valor de la inteligencia para captar el ser o verdad transubjeti - Este modo humano -diferente del de otros seres espiritu::tles,.
va, sino que lo establece con rigor crítico -Realismo crítico-; 24 y pone · como el de Dios y el de los puros espíritus finitos- de aprehender·
así en manos del hombre contemporáneo, sumcrg 'do en la , tiniebbs y expresar el ser, el deber-ser y sus causas que lo determinan, no,
del Inmanentismo irracionalista y absurdo, el único medio capaz,, afecta para nada la objetividad de la verd.a.d aprehendida por la i'
de rescatarlo con y desde la luz de la verdad trasce ndente. conocimiento.
El Intelectualismo de Santo Tomás está f11ndaclo e insertado, Santo Tomás se ha preocupado de precisar el modo abstracto.
punto por punto y críti,c amente en el ser trascendente . Los pasos de- -no intuitivo- e imperfecto de aprehender las notas esenciales el e los
la inteligencia son los hitos del ser que la ilumina y determina. Sólo entes materiales, el modo también imperfecto de "composición y•
la evidencia o luz del ser transubjetivo es ·la que ha de determinar división" -juicio positivo y n egativo- de alcanzar la unidad onto.
la afirmación o negación de la inteligencia, si ella quiere alcanzar-- lógica del ser y tomar posición frente a él, y fin almente el modo
la verdad lógica. Las exigencias ontológicas son las causas que de- también imperfecto de llegar por raciocinio a las causas intrínsecas
terminan las conexiones lógicas del raciocinio metafísico. Cuando. y extrínsecas, hasta alcanzar la misma Causa primera del ser de l,\s.
el entendimiento pasa de una afirmación a otra, baj o la luz de la· realidades inmediatamente dadas, finitas y contingentes. También
evidencia ontológica, es porque el ser inmediatamente presente a la: ha precisado el modo análogo e imperfectísimo con que la mente•
inteligencia está conectado realmente al otro. El orden lógico del' humana puede significar el Ser primero o Acto Puro ele Dios.27
raciocinio se apoya y expresa el orden de las conexiones ontológicas. Todo este modo humano de aprehender el ser, el deber-ser y sus.
Todas las vinculaciones de la inteligencia están sosten id as en la$: causas que clan razón de él, hasta llegar a la Suprema Causa qu e da
articulaciones del ser. 2 5 razón de todo ser en su esencia y existencia 28 limita la perfección o.
manern de aprehenderlos, pero en modo alguno afecta a la verdad del
En el Intelectualismo de Santo Tomás nada es establecido sin-
objeto aprehendido. Aunque de acuerdo a su rnndición de facultad
razón de ser. Todo él aparece corno un sistema suste ntad o y deter-.
espiritual, pero de un alma unida sustancialmente al cuerpo, y depen-
minado desde y por el ser o verdad trascendente y sus exigencias
diente ella misma de él en cuanto al modo de alcanzar su objeto,
ontológicas. Constituye él la expresión exacta y cabal de la r ea lidad'
propio, su manera de actuar es imperfe(ta, eHe modo no afecta a la
transubjetiva, inmediata e inrnaterialmente presente en la mente o
verdad misma aprehendida del ser y deber-ser y de sus cau· as.
exigida por ésta. Ningún aspecto, de la esencia del ser, ni tampoc°'
la existencia del mismo, es llenado o suplido por una creación sub- Frente a cualquier racionalismo, tanto a la manera realista cl'e.:
jetiva. El Intelectualismo Tomista está iluminado en todas sus partes. Descartes como a la trascendental de Hegel, que pretende dar aJ
por la verdad del ser trascendente y de sus exigencias ontológicas,. hombre un conocimiento intuitivo angélico o divino, Santo Tomás,.
que es lo mismo. con un análisis rigurosamente crítico, ubica el valor de la inteligen-.
cia humana -su Intelectualismo realista.- dentro de los límites a que
este análisis lo conduce, en cuanto al modo de su realización.
9. El modo y limitación humana del Intelectualismo tomista:..
El Aquinate comienza por determinar el modo hum.a.no de este cono- Con rigor objetivo ha buscado y señalado el Santo Doctor las..
causas de estas imperfecciones de la inteligen cia humana. ele su.
cimiento espiritual dependiente del conocimiento sensitivo en cuan-
to al objeto y, en última instancia , un conocimiento de un ,er espi- manera de aprehender el ser y sus causas, -e n la manera d e ser del
ritual unido substancialmente a la materia. 26 hombre de acuerdo a su princ ipio universal: "a gere sequitur esse,, .'
el ser mismo del hombre y el ser consiguiente de su actividad inte.
Por eso, si bien todos los actos de la inteligencia, cu 2ndo elh se- lectiva es lo que determina su modo humano e imperfecto de en.~-
atiene a la evidencia de su objeto, están determinados y expresan er tender.
ser transubjetivo y sus conexiones y exigencias, sin embargo el estilo,
o modo con que el intelecto humano lo aprehende, expresa la esen- 10. . El origen de nuestras ideas, fundam ento de nt1esl1'0 modo.
_cia de su actividad y la natura leza de su ser humano. imperfecto de conocer. En el origen de nuestras ideas el Aquinate
ha se ñalado cómo se p a~ a del conocimiento ind :vidttat de. l.os dato~-
24 Cfr. la nota 12.
,25 S. T1-10MAS, De Jl eril. , XIV , I ; y III, Dist., 23, 2, a. 2, sol. 3 .. 27 S. TH., I, 13.
26 S. Tu., I , 50, 2. ~8 S. TH., I, 2, 3; y S. C. Gcnl. I , 13 .
122 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL ACTUALIDAD DEL INTELECTUALISMO TOMISTA 123

fenoménicos de los sentidos al conocimiento abstracto y universal de lidad del conocimiento de una inteligencia encarnada y dependiente
la esencia, del entendimiento. Para lograrlo señala la necesaria inter- del conocimiento sensitivo en cuanto a su obj eto, y de las causas
vención de una facultad espiritual, que lleve al acto la inteligilibi- ontológicas del ser del hombre, o brevemente, como un Realismo
lidad dada en potencia en los entes materiales, a causa de la materia crítico. 33
cuantificada.
Este proceso de inteligibilización del acto esencial o forma de las I l. El Realismo crítico de Santo Tomás. El Intelectualismo y el
cosas materiales es un proceso de inmaterialización o abstracción de Realismo del Doctor Angélico son correlativos y constituyen, en
las notas materiales individuantes, dejadas de lado, que permita la última instancia, una misma posición.
inteligibilidad en acto de la forma. Tal Ja intervención del " enten- En efecto, el Intelectualismo ele Santo Tomás señala el modo pro-
dimiento agente" 29 que conduce a la formación de la species impressa pio con que la inteligencia humana aprehende el ser o verdad de
o forma esencial, despojada de las notas materiales individuantes, las cosas y el modo cómo avanza y ahonda en ella y en las causas, que
que impiden su inteligibilidad en acto de Ja forma o acto esencial son su razón de ser.
de la realidad, que determina al entendimiento para formularla,
mediante la species expressa, en el concepto objetivo o presencia El ser es alcanzado a partir de los datos ele los sentidos, aprehen-
misma de la realidad trascendente de un modo inmaterial. 30 didos por conceptos abstractos, luego integrado a su ser real por el
juicio, y explicado desde sus fundamentos o causas intrínsecas y
Esta acción del entendimiento agente constituye un verdadero extrínsecas, por el raciocinio.
>( apriori, que brinda inteligibilidad en acto a la esencia o forma de
la realidad, con sólo abstraerla de sus notas materiales individuales Todo este proceso ele conocimiento intelectual, hemos dicho, está
articulado punto por punto en el ser trascendente; y, por eso, la
para hacerla así asimilable directamente como objeto del enten-
dimiento. inteligencia lo expresa siempre en algunos ele sus aspectos y exigencias
o deb er-Ser para perfeccionamiento del hombre y de las cosas con
Este q,lpriori no modifica en nada el objeto del conocimiento inte-
X relación a él, y en sus causas, que dan razón ele su esencia y existen-
lectivo, la forma o acto esencial de las cosas materiales. Unicamente
cia y de la orientación ele su actividad.
le confiere acto a su inteligibilidad propia, al abstraerlo de la po-
Este ser que ilumina y nutre con su verdad transubjetiva al en-
tencia de su materia que impedía su actual inteligilibilidad. Pero tendimiento y sin el cual la actividad intelectiva se diluye en el no-
esta inteligibilidad pertenece a la misma forma, no le es conferida sentido o absurdo, no penetra en ella por una intuición inmediata,
por el entendimiento agente. Lejos de modificar, éste es quien per- sino, de acuerdo al modo propio y limitado de su esencia humana,
mite que la inteligibilidad propia de la forma pase al acto y se cons- según ya lo hemos señalado al determinar el alcance del Intelectualis-
tituya en objeto determinante, por sí mismo, del entendimiento. 3 1 mo tomista, y que en nada afecta al realismo o aprehensión inmedia-
Se ve así con qué cuidado y precisión pone en evidencia el Angé- ta del ser transubjetivo.
lico Doctor que el modo humano de abstraer y conocer no modifica
en nada el objeto del entendimiento y sólo ayuda a actualizar su El Intelectualismo Tomista está fundado y es la expresión inten-
inteligibilidad objetiva. 32 cional del ser y de sus conexiones ontológicas y, por eso mismo,
es un Realismo crítico. 34
De este modo, el valor de la aprehensión del ser trascendente, de
sus exigencias ontológicas y de sus causas, en que se apoya como en De aquí que el Tomismo pueda llamarse indiferentemente Realis-
su razón de ser o justificación ontológica, aparece en Santo Tomás mo crítico intelectualista o Intelectualismo realista. Ambas denomi-
como la conclusión de ·un análisis rigurosamente objetivo de la rea- naciones quieren significar que el sistema de Santo Tomás no es
una organización intelectual elaborada ª!',
riori por la adopción de ><I
\29 ÜCTAVIO N. DERISI, La Doctrina de la Inteligencia de Aristóteles a Santo principios arbitrariamente elegidos, sino la expresión viva del ser
Tomás, c. V.II; S. THOMAS, In de An., III, Lect. 10, n. 728 y sgs; y S. TH., 1, 64, 6. transubjetivo, en sí mismo, en sus causas y en sus exigencias de rea-
30 S. TuoMAS, In de An., III, 4, Lect. 7, n. 675 y sgs., y S. TH., I , 14. 2;
I , 79, 2 y I, 85, 2; y De Verit. , 111, 1, ad. 2, y XVI, l ad. 13. Cfr. también Oc.,AvIO
N. DERISI, Op. cit., c. V. 33 I. SrMON, Introduction a L'Ontologie du Comiaitre, Desclée de Brouwer,
:n ÜCATAVIO N , DERISI, Los distintos sentidos del apriori en la Filosofía París, 1934; y P. RouSSELOT, L'lntellectualisme de Saint Thomas, Beauchesne,
contemporánea y en el Tomismo, revista Sapientia , t. XXII, pág. 66 y sgs., La París, 1929.
Plata, Bs. As., 1967. 34 J. MARITAIN, Los Grados del Saber, pág. 121 y sgs.; y Ref/e,;ions sur
32 s. TH., I, 86, 1. L'Intelligence, pág. 42 y sgs.
124 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL ACTUALIDAD DEL INTELECTUALISMO TOMISTA 125

lización, es decir, en sus valores o bienes o, todavía mejor, la p;·e- tido y finalidad trascendente de la ,,ida humana, de s11 jJerfeccio-
sencia del ser o valores trascendentes intencional o inmaterialmente namiento moral y cultural y de su destino tem jJornl )' eterno. Con
alcanzada en la inmanencia del acto. el ser o verdad reconquistada, este Jnt elect 11al:s1110 realista de-vela
el ser trascendente e inmanente, sus causas intrínsecas y extrínsecas
La inteligencia que está sustentada por el ser - Int electualismo
hasta llegar al Acto Puro de Existencia, Causa Primera y Fin últi111f/
realista- y el ser que está de-velado en sí mismo y en su razón de ser
ele todo ser. 37
por la inteligencia -Realismo intelectualista o crítico-.
En este Intelectualismo realista el mundo y el hombre son ilumi-
nados en su verdad y logran ~u caba l y definitivo se ntido e n la Ver-
12. Conclusión. Lo imponante es señalar que al realizar este dad o Existencia d el Ser divino, que los fund a y justifica , en última
estudio, rigurosamente crítico, sobre la inteligencia en toda la rn1- instancia ontológica, como su Causa eficiente primera y su Causa
plitud de sus problemas, y al poner así en e-✓ idencia su preciso valor final última. 38
y alcance transubjetivo, Santo Tomás salva y robustece la actividad,
que con la verdad trascendente -y en última instancia ontoló j ica,
Y una vez en posesión de este instrumento i1'dispen sable para
esclarecer el ser del mundo, del hombre y de Dios, que es la inteli-
divina- es guía y conductora segura de toda la vida espiritual y, a
gencia, e l filósofo puede emprender su tarea de penetración esclare-
través de ella, de la conducta humana y del propio mundo creado
cedora en ese ser en todas sus manifestaciones, en una tarea nunca
por el hombre que es la cultura.
acabada , pDrgue inagotable también e, su objeto, e l sn, la verdad
Porque, por otra parte, Santo Tomás da a la inteligenria )' a finita inmanente )' trascendente y el Ser infinito que los .rnstrn la
todo el orden teorético o contemplativo una supremaría sobre las y justifico.
demás actividades espirit11ales )' materiales del hombre. Tocia la Yicla
Tal la contribución decisiva del Inte lectua lismo o Realismo de
espiritual humana tiene su principio y su fund amento en la 1Jida
Santo Tomás a la Filosofía y a la cultura actua l: tln,o,1, ,, r/r', , 11 ·n :.'o
intelectiva 35 y, por otra parte, el Fin supremo del hombre, que es
su valor y 11:gencin To in teli.!!,enria, la acti11idad i11d is/Jc11.rnb!!' del
Dios, es alcanzado formalmente por la inteligencia. 36
hombre para, deshacrrse del Jnma11 entismo irro '"Íu11alista, qu e lo
De ahí la importancia decisiva que para la salvación y reconquis- de1 1ora ron el abs11rdo. y ¡}(/ra rero111e 11 :a r el ra111ino di'/ r'scl11rr-ri
ta ele la vida espiritual, moral, económica, social, política, jurídica, y miento y reconquista del ser -que es lo rnismo que de la verdad-
de toda la conducta humana que se realiza bajo estas actividades, en todas sus manifestariones e i'lls/ancias, hasta la Primera causa
tiene la salvación y la reconquista de la vida intelectiva, que ejerce divina, hasta Dios.
una primac1a y hegemonía y dirección sobre todas las demás.
Esta ubicación y justificación del valor ontológico trascendente
de la inteligencia es e,1 aporte decisivo y d e mayor trascendencia de
Santo Tomás para la Filosofía, la cult11m y la ·uida del hombre
contemporáneo.
Frente al Inrnanentismo irracionalista, gue, al desarticular al
hombre ele la trascendencia ontológica, pierde el sentido y hunde en el
absurdo las dem,ís actividades del hombre y su propia vida , la moral
y el orden jurídico con los valores y la cultura, el Int electualismo
tomista, al poner en evidencia el valor transubjetivo ele la inteli-
gencia y colocarla así al frente de toda la vida humana -nutrida
ella e iluminada con la verdad trascendente y d ivi na- d c1,nel-ue
al hombre el único instrumento válido capaz de 1·esta.blccer el sen·-
37 ÜCT.w10 N. D F.RJSt , El I11te/ectuali,mo del Tomismo fre11le al Irraciona-
3;; ÜCTAVIO N. DERISI, Primacía de la Inteligencia )' de la Conle111J1lació11 lismo nihili.,ta del Existencialis1110 ateo, revista Sn/Jienti" , l. XXl , p;"1g. ~ y sgs. ,
sobre la Voluntad y la Práctica, revista Ortodoxia, n . J, julio de 1942'. Bs. As. ; La Plata, ns. As. , 1966.
incluido en la obra Filosofía Moderna y Filosofía Tomista, l. II , cáp. JU. pág. 71 ~8 S. TH., I , 2, 3; y S. C. Cent .. I , 13; y R . CARRtGOU-LAí:RANC.E . lcxi,1 encia
y sgs., 2~ edic., Guadalupe-Cursos de Cultura Católica, Bs. As., 1945. de Dios, tradu cc ión castellana de J. S:111 Romás Villasante, c. 111 , p:"1g. 187 v sgs.,
3G S. Ttt., 1-II, 3, 4; y S. C. Cent., III , 63. Emccé, Bs ...\s., 1950.
CAPÍTULO XI

EL INTELECTUALISMO REALISTA DE SANTO


TOMAS, FUNDAMENTO DEL SER Y VIDA
DE LA PERSONA

I. El desconocimiento de la historia por parte del Racionalismo.


El Racionalismo se afincó en el mundo de las esencias inmutables,
a la manera platónica o cartesiana, o en la única realidad divina
totalmente inteligible, en la Idea, a la manera hegeliana. La realidad
sensible para estos filósofos o bien es menospreciada o no tenida en
cuenta del todo, subsumida enteramente por la realidad inmutable
de la Idea o del Espíritu, como instancias fenoménicas nece•arias
para su desarrollo Hegel y Croce.
Para Hegel -prototipo y cima del racionalismo trascendental- la
realidad es enteramente inteligible, más aún, se identifica con el
pensamiento, de modo que lo irracional no cabe en el mundo ni en
el hombre: "todo lo real es racional y todo lo racional es real" , sPr
y pensar son una misma cosa.
El devenir de los acontecimientos es un devenir racional, entera-
mente fenoménico pero a la vez inteligible, dialéctico; más aün, el
desarrollo lógico o dialéctico de la Idea es el desarrollo y evolución
de la misma realidad.
En esta concepción no hay lugar para la libertad, pues no se ajus-
ta ella a las exigencias lógicas y, consiguientemente, tampoco hay
lugar para la historia, fruto ele la intervención inteligente y libre del
hombre en el tiempo.
En efecto, podríamos decir que la historia se constituye por el
conjunto de actos de los hombres, realizados en el tiempo, y que
influyen en el curso ele los acontecimie nto ele los demás hombres y,
a través de éstos, del mundo, aún material, y que proceden de una
persona humana, es decir, que actúa con conciencia y libertad. El
hecho histórico puede y debe expl icarse y comprenderse desde una
o muchas personas conscientes y libres de donde procede, poniendo
en claro los motivos y fines que mueven a sus actores a proceder de
ese modo. Pero siempre hay en él algo o mucho que escapa a las
necesidades o conexiones lógicas, que es la situación circunstancial
128 DERISI - SANTO TOl\IÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
EL INTELECTUALISMO REALISTA Y LA PERSONA 129

•concreta, siempre distinta é n cada ato11tecimiento, y la libertad ,


2. Bajo e l signo del lrra.cionalismo historicisla y ex'istcncialista.
-1,obre todo, con que procede d e sus ca usas. L a actuación en la his-
Si exceptuamos la Fenomenología, la Filosofía actual, f.11 sus diver-
toria de un hombre, sobre todo cuando es una [ue1 te personalidad,
sas formas -Vitalismo, Neo-empirismo y Existencialismo- ,e coloca
<escapa a todos los esquemas lóg icos y aun sociológicos.
en una actitud enteramente opuesta a la del racionalismo: es 1111/i-
En tal sentido, el devenir histórico, contra la afirmación raciona- inte lectualista o irracionalista. La realidad y la vida humana --ele
lista, principalmente hegeliana, no es un proceso enteramente lógico, las que casi exclusinmente se ocupa y sólo en función ele las mis-
inteligible, y mu chq menos que se pueda deducir a priori y n ecesa- mas, de los demás seres- son dadas de una manera inmediata rn
r iame nte desde sus cc1usas o antecedentes, c1 la manera hegeli;inc1. nuestra conciencia, en su realidad indiYidual concreta, pero no por
~no que únicamente a partir del hecho consumado se puede inten- YÍa intelectiva. Escapa ella a todo concepto, que la esquematizaría
tar esclarecerlo e interpretarlo, aunque siempre habní en él aspec- y deformaría en su auténtica realidad. Tal es el ataque que desde
tos que escapan a la explicación racional, c1lgo no encerrable en el Bergson a Marcel , pasando por Kierkegaard, se hace al concepto
raciocinio y que elude la inteligibilidad pura, y que procede, en intelectual: que él , lejos de penetrar y aprehender la realidad, fe
<lefinitiva, de ese acto único que es la decisión de la libertad frente coloca frente a e lla y la esquematiza y que, consiguientemente, sirve
~ las circunstancias internas y externas. Estas pueden dar razón a para manejar las cosas y no para conocerlas.
veces de a lgún aspecto del c1cto ele decisión lib ·• : -las c;rcumtancias La realidad humana es totalmente histórica, cambiante, más aún,
<Jue rnotivan tal decisión- pero el acto de decisión no está medido es cambio, "duración pura" (Bergson) o "Temporalidad pura'' (H ei-
ni determinado siempre, y menos en su integridad, por tales cir- degger), "una nada siendo" (Ortega), un ser privado de toda esen-
cunstancias. cia inteligible permanente, un ser "que no es lo que es y es lo
El racionalismo, por eso, descuidó y a las veces hasta desconoció que no es", "porque no hay un Dios que lo piense .. , puta libertad
la realidad histórica, al quererla someter a un tratamiemo entera- que quiere autocrearse desde la nada (ateísmo existencialista de
mente racional o dialéctico, al quererla hacer caminar por una Sartre, no propiamente un ser -"esclerosis de la inteligencia"-
senda ele inteligibilidad pura, a la que ella evidentemente no se sino una viva y pura auto-elección o libertad de sí (Jaspers).
,ijusta. Con lo cual deformó y desnaturalizó esa realidad y la historia Para la Filosofía actual la realidad humana -la única de que se
misma. Lo que, en el fondo, no llegó a aprehender el racionalismo ocupa- es pura y enteramente histórica, pura actividad o libertad,
x' es el sentido único e irrepetible, no deducible apriori de premisas, puro hacerse sin ser, sin esencia o naturaleza humana. Porgue el
que es la decis ión d el acto l ibre, que escapa a 'todos los esquemas hombre no es, se hace, se auto-crea como pura trascendencia o éxodo
de la razón. y qu ~ es e l constitutivo esencial de la historia . de la nada. El hombre no es propiamente un ser cambiante, es cam-
El racionalismo no ha tenido en cuenta que la realidad indi\ ic!ual bio, temporalidad e historicidad pura. La substancia o esencia per-
de los hechos históricos elude, por doble razón, el proceso lc'igico o manente del hombre se ha evaporado, y el hombre no es sino pura
dialéctico de sus causas: la primera, porque tales h echos indi\·iclua- presencia o actividad o. mejor todavía, pura libertad.
les no son en sí mismos inteligibles ni deducibles por la razón en El Racionalismo absorbía el cam bio en el ser, o, mejor, en el Ser
su individualidad concreta, sino sólo aprehensibles por la ex perien- -desde las Ideas de Platón, pasando por las Trl eas claras y distintas
cia y explicables racionalmente en lo que hace a su esencia. -única de Descartes, h as ta el Ser ele Spinoza o la Id ea de H egel- , inmo-
capaz dt' ser expresada en conceptos, por naturaleza abstractos. Y la laba lo histórico en lo esencial, lo concreto individual es totalmente
otra, porque tales hechos proceden de una causa libre, cual es raóonal. En cambio, el Irra cionalismo actual en sus diversas formas:
el hombre. El hecho histórico, pues, escapa a un método totalmente vitalista , historicista y existencialista, diluye lo permanente en lo
lógico y necésario por las dos razones apuntadas: una, porque pro- cambiante, lo inteligible en lo irracional, lo esencial en lo histórico,
cede y está constituido por la materia primera -razón ele ser de el ser en el aparecer.
la individualización- y que, como tal. es pura potencia o indeter-
De aquí que el Irracionalismo no sólo señala el carácter histórico
minación, inasible directamente por el concepto intelectivo y sólo
de la realidad humana -con lo cual subraya una verdad olviclacla
expresable por vía intelecti\'a en el jui cio que un e el concepto con
por el Racionali smo- sino que d·luye tc do el ser permanente o
la realidad concreta, dacia en la experiencia sensible; y la otra, porque
esencial del hombre -objet 'J del concepto intelectivo- en el camb;o
p1:ocede a la vez ele su cad,cter espi1 itual y libre, de la cau~a huma-
puro, lo reduce a hist criridad pwa, inasible por la inteligencia y,
na <1ue Jo determina.
por eso, irracional.
130 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL. EL INTELECTUALISMO REALISTA Y LA PERSONA 131

El Irracionalismo actual, pues, no se queda en el carácter histó- 4. Deshumanización de la economía y de la técnica. Vacío y des-
rico del hombre, sino que diluye lo esencial permanente del mismo, vinculado del ser y del Ser divino y del deber-ser moral, el hombre
en puro cambio o historicidad, es historicista. Con lo cual se diluye sin sentido y absurdo, deshumanizado y encerrado en su inmanencia
el objeto de la inteligencia, el ser, y la verdad permanente pierde- finita y temporal y abandonado a su propia suerte, solo, se torna
todo sentido. y vuelca hacia el dominio del mundo fenoménico, hacia la acumu-
lación de bienes -economía- y de medios para producirlo -técni-
3. Consecuencias del Irracionalismo: la deshumanización del' cas- en busca de la satisfacción hedonista de sus necesidades.
hombre y del orden humano. En efecto, el ser-objeto y la inteligencia· En un hombre deshumanizado, deshecho en su ser y vida espiri-
cognoscente son correlativos. De ahí que la disolución de la esencia tual y, por eso mismo desarticulado ele su Fin y Bien supremo divino,
y, con ella, del ser real en sí del hombre -y también de las cosas- los bienes materiales, con la economía y la técnica que los propor-
lleva aparejada consigo la disolución del objeto de la inteligencia y,, ciona, pasan a ocupar el primer puesto y se convierten en el fin y
consiguientemente, de todo el orden inteligible y de la inteligencia razón suprema de la vida humana enteramente terrena y temporal. _
misma. La verdad como aprehensión intelectiva del ser trascendente, Encerrado en esta soledad vacía, el hombre actual, sólo aspira a
pierde todo sentido. Algunos filósofos llegan a reducirla a la utilidad:- salir de sí, a huir de su angustia interior, de su nada absurda, en
verdadero es lo que resulta o da éxito (pragmatismo y marxismo). busca del goce de los sentidos -el eroti..smo sin medida es su signo-
Con la desaparición del ser y el orden inteligible del hombre y, y de la economía y la técnica que le suministran los medios. En esta
las cosas desaparecen los valores absolutos con las normas morales y,. búsqueda desenfrenada de goces materiales y de los medios para
junto con éstas también las jurídicas económicas y sociales tras .. obtenerlos, rotos los vínculos y normas morales, surgen las pasiones,
cendentes las luchas y la violencia por la posesión de los mismos y de los ins-
En el plano del conocimiento, el mundo de los fenómenos -iden- trumentos de su producción.
tificados con los actos del sujeto -es reducido a su vez a puros fenó- Ante una contradicción irritante de una producción y acumula-
menos subjetivos-, esse est percipi (Berkeley}- objeto de las ciencias., ción extraordinaria de bienes, por una parte, y por o-tra, ele masas
manejado por un lenguaje matemático (neo-empirismo matemáti- inmensas de hombres desprovistos de lo indispensable para su sub-
co). En el plano de la actividad práctica, sólo queda una moral -real-- sistencia, sin normas morales y sociales realmente vigentes para poner
mente amoral, enteramente arbitraria-, en la que el valor depende pacíficamente orden y colocar los bienes al servicio de la comuni-
de la propia elección (moral existencialista de la situación). dad, surge naturalmente la lucha de clases, el odio, la violencia y la
El hombre queda así sin vinculación posible con el ser trascen- - subversión, las querellas y la inseguridad personal en la sociedad.
dente, menos todavía con el Ser divino y la vida inmortal (agnosti- Con la pérdida del ser se ha perdido el camino de la verdad y
cismo), vacío de ser y desarticulado de todo otro ser, sin ordenación• del bien, que dan sentido y orientación al hombre y a su vida y
moral, pura autoelección de sí en cada circunstancia, encerrado en- señalan el camino del perfeccion amiento humano y de la integración
su inmanencia fenoménica, finita y temporal, que es lo mismo que de la técnica y la economía con sus bienes en el servicio del hombre.
en su nada, sin sentido y absurdo, un ser que se de.vela en la angus- Los bienes materiales se han desarticulado de su natural destino y
tia, en la náusea o en el fracaso, un ser "que no es" o que es "la nada-- subordinación al hombre y se han convertido en bienes absolutos,
y para la nada" ( existencialismo ateo). cuya posesión es lo único que interesa y por lo que se lucha.
Desde esta perspectiva caótica y pesimista, nada tiene ya sentido . La consecuencia de esta pérdida del orden ontológico, racional
y menos la e,sistencia humana (Sartre y Camus). y moral, es el enfrentamiento irracional de hombres y naciones por
En cuanto al Marxismo instaura la dialéctica hegeliana en el seno , el odio, la violencia, la rebelión y la guerrilla.
de la materia. Todo el orden del espíritu: la verdad, el bien, la Ante este desorden y ausencia de valores espirituales, propios
filosofía, la religión, la moral, la economía , la política y la socio. de la vida humana, la economía y la técnica con sus bienes materiales
logía se reducen a meras "ideologías" o "superestructuras", despro- - ocupan su lugar y se convierten en las metas del esfuerzo de los
vistas de valor absoluto y determinadas irracional y exclusivamente individuos y naciones. Los santos, los sabios, y los héroes son susti-
por la única verdadera estructura, que es la materia (monismo ma- tuidos por los tecnócra tas -los "peritos", "expertos" y "directivos"
terialista), como simples medios útiles para su propio desarrollo-, de la economía y de la técnica en sus múltiples manifestaciones-
dialéctico, (materialismo histórico). como modelos ideales, como paradigmas, de la vocación humana.
132 DERISI - SANTO· TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL J:L J.NTELECTUALISMO REALJSTA Y LA PERSONA d3

En las instituciones políticas·, _jurídicas, económicas y técnicas y Lrascendencia del Ser divino , corno a su Bien o .Fin supremo. S,ílo
liasta en las educacionales y religiosas, la nueva clase de los "con-- en esta perspectiva iutelectuali.sta - que recorre el camino del ser y
sejeros'', "peritos" y "ex pertos" suplanta de hecho a los órganos del bien finito ha,ta el Ser y füen i11fi11ito- el hombre puede y debe
naturales de mando o autor:dad rni~ma , que dependen enteramen- reconquistar la significación exacta y el orden jerárquico de las cosas
te de aquéllos. y de los distintos sectores de su propia actividad y ser hu¡nanos,
encontrar la senda de su perfección individual y social, J;i ;11monía
5. La recu11quista del orden hwnrow jwr la reconquista del orden y la paz entre las per,o nas y lo, pueblos.
de la inteligencia. - Para salir del desorden y confusión en que est:t
sumido el hombre contempodneo en su vida individual y social y 6. El dile111n e11tre i11telectualis1110 e irrario11a/is1110: sahtarián o
de la desintegración del orden jerárquico de sus manifestaciones, destrucción de la persona. - En et dilema entre el i11telrct11alismo
que constituyen la r-ult·11rn. se impone desandar el camino: romper y el irracio11a[i.rnw en ,us di\'enas e11carnacio11es -,)l/o!is1110, liislV-
el encerramiento de una inmanencia humana vacía ele ser y pura- riósrno y existrn cia lismo, que lejos de oponer,e se implican entre-
mente temporal, y para ello deshacerse del irracionalismo absurdo sí-, se debate el problema entre la realidad misma del e~píritu y de
que lo causa, y reern prender el sendero difícil pero seguro ,de la in te- lo:, valores trascendentes, objetos de su vida: la verdad, la bondad
lige11cia, articulado en el ser, que con la verdad, el bien y los valores y la i,ellen1. y su negac.c'>n o dcstr11cció11 ; entre el reconocillliento
tni~cendentes, ordena la actividad y la vida humana hacia su ver- de la p erso na como ser linito espiritual, inleligente y libre, con sus
dad ero Hien y Fin divino, que confiere orientación y sentido a los obligaciones, e111a nadas de su Fin el ivi no, y los cunsigu ientcs derechos
diversos sectores de la actividad hacia su perfeccionamiento en su e~encialcs e irrenunc ables !'rente al Estado o cualquier otra institu-
dimensión eterna y temporal. ción humana, y una pura inmanencia vacía ele ser, desprovista ele
Desde la verdad trascendente y absoluta, reconquistada por la todo d estino tra ~ccnclen te, de obl igaciunes y ele derechos, entera-
de-velaciói;i. intencional de la inteligencia, que se funda. en su última mente sometida a la violencia irraciomil ele la fuerza, sobre todo a
instancia, en la Verdad , de Dios, se des-cubren también los valores la del Estado; desde que, con el desconocimiento de Dios y del ser
y bienes, los cuales orientan y dan sentido a la actividad humana y vida espiritual de la perso na, se destruye todo el orden natural:
en cada uno de sus sectores y en su unidad jerárquica y en sus múl- los dos términos a quo y ad quem del perfeccionamiento humano.
tiples realizaciones y proyecciones sobre el mundo, que constituyen La violencia y la dictadura totalitaria del Estado para organizar
el humanismo o la cultura. masi\'a y extrínsec;1111cnte a L1 sociedad es l:1 consecuencia l<'igica del
Unicamente mediante el restablecimiento del realismo intelertun- irracionahmo. que de,conocc o 11:cg; 1 el e,píritu del hombre con
lista -cuya encarnación rn::ís auténtica y vigorosa es el Tomismo- su inteligencia y su libertad -o lo que es lo mismo, que las admite
por la conquista de los jalones del ser trascendente participado en un se ntido enteramente distinto ele su auténtica real idad-. en
-identificados con los de la verdad y del bien encaminados al Ser una palabra , que destrnye la vida y el ser mismo de la person::i orde-
imparticipado, que también es Verdad y Bondad in.finitas-, por el nada esencialmente a J;¡ co nsecución de la tra sce ndenc ia de la verdad
cual es y tiene sentido todo ser finito , el hombre es capaz de des- y del bien.
cubrir el sendero de su enriquecimiento humano temporal -las El reconocimiento del ser y vida espiritual, inteligente y libre, ele
exigencias del ser, el deber ser o normas morales- y es capaz de la perwna, con los valores trascendentes de la verdad, del bien y de
encauzarse decididamente por él mediante su libertad, en busca de la belleza, que la dirigen y enriquecen desde la trascendencia, y que,
su plenitud y felicidad. en última instancia, son la Verdad, Bondad y Belleza de Dios, como
También desde el Bien divino y Fin supremo, con el deber-ser o su Fin supremo, co n las cons;guientes obligaciones y derechos, con
exigencias morales que El impone para su consecución -de-velado las cuales solamente es posible el orden jurídico y social por un
por la inteligencia a través del ser trascendente finito, inmediata- ordenamiento moral interior, único compatible con la vida cons-
mente dado-, el hombre es capaz de des-cubrir y realizar el orden ciente y libre y la dignidad de la p~rsona, est::ín esencialmente vin-
jurídico, económico y técnico, y también de ubicar en su exacto culadas al reconocimiento del va/01· y alcance trnscenrlenle de la
lugar a cada uno de los b ienes y valores y darles m cabal significa- inteligencia, brevemente, al restablecimiento del intelectualismo-
ción e integración dentro de un orden jerárquico humano, que cul- rca/ista; ya que sólo por el camino del ser trascendente, dado inten-
rnina con la vida del espíritu, por la cual él se abre y ordena a la cionalmente en la inteligencia, es posible la ftmd ament:ición del ser
134 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

y de la vida del espíritu propio de la persona. La destrucción de


este camino, coloca al hombre inexorablemente en la desorientación,
en la confusión y en el caos, y, consiguientemente, en la violencia y
la opresión totalitaria de los grupos de presión, sobre todo del
Estado.

7. Retorno al intelectualismo, pero no al racionalismo. -Advir-


tamos, sin embargo, que no se u·ata de un retorno al racionalismo CAPÍTULO XII
a-histórico, que cree en una realidad y moral enteramente raciona-
)( les y deducibles ~riori hasta sus últimas aplicaciones. Se trata, más
bien, de una búsqueda ardua de de-velación ele la verdad y del bien INTELIGENCIA, SER Y VIDA
con sus exigencias morales en sus principios, que no llegan nunca a
encerrar la realidad individual, porque ella escapa como tal a >los con- l. En Dios, Ser, Inteligencia y Vida se identifican en el Acto
ceptos y sólo es dable en la experiencia y juicios de existencia. En puro de su Existencia. La Inteligencia y la Verdad entendida y el
cuanto a las normas morales y principios de las ciencias prácticas, .Amor y la Bondad amada se identifican en el Ser o Acto puro e
no pueden ellas aplicarse a los casos concretos sino por vía de juicios infinito. No cabe, pues, dualidad de sujeto y objeto, ni tampoco
prudenciales. La experiencia sensible exterior e interior, es indis- ,dualidad de ser y entender, de bien y amar, de ser y de vida. La
pensable para el conocimiento humano, m{1s aún, es el punto ele Jntelección y el Amor en Acto puro implican la Bondad y la Ver-
partida del mismo, sin el cual la misma inteligencia no podría rea- -dad en Acto; y el Acto puro de Existir impl !ca el Acto puro de la
lizar su propia actividad. La vía racional por sí sola, según pretende- vida espiritual de la Intelección y del Amor.
el racionalismo, es imp ..acticable sin la contribución empírica de La Vida en Dios es totalmente en Acto puro y sustancial y, consi-
los sentidos: el entendimiento humano no puede actuar y, en todo, _guientemen te, espiritual. Toda la Vida de Dios es sólo Inteligenc;a
caso, permanecería en un plano enteram ente :_ibstracto sin la vinc11 - y Voluntad o Amor en Acto. No existe en El vida espiritual imper-
lación constante con la verdadera realidad , que es individual y fecta por composición de sujeto y objeto, ni de ser sustancial y acto
concreta y que, inicialmente, es dada por los sentidos. de entender o querer, ni mucho menos vida inconsciente o imperfec-
tamente consciente, inferior a la espiritual. Todas estas imperfec-
8. Conclusión: El doble esfuerzo para la reconquista clel orden ciones están excluidas de la Existencia pura y, como tal, infinita-
humano. - Se impone un doble esfuerzo: uno teorético, ele bú\queda mente perfecta y en Acto de Dios. De aquí que la misma Omnipo-
de la verdad y de sus irradiaciones que señalan el camino de ;icrc. tencia no sea distinta ele su misma Inteligencia y Voluntad en Acto.
centamiento humano y otro de decisión libre de todos los hombres Nada hay, pues, en el Ser o Existencia divina que no sea Vida,
de buena voluntad -principalmente ele los dirigentes en los distin. Acto simple e infinito de Vida espiritual: Acto puro de Entender
tos sectores de la sociedad- a fin de encauzar a los individuos y a las y Amar. 1
naciones por el camino de la verd:id y del bien, de-velado por l:i
2. Fuera de Dios, toda existencia es participada y limitada por
inteligencia e impuesto, desde ella, como norma mornl o ex igencias
una determinada esencia. Sólo hay esencias finita y contingente-
absolutas de bondad p:_ira l:i libertad y conducta humana, prove.
mente existentes. Tal limitación ontológica de la existencia vien e
nientes del ser y, en última instancia, del Ser de Dios, de la ordena-
aparejada con la imperfección o limitación de la vicia.
ción de su Ley divina, comunicada e impuesta a los hombres para
hacerlos partícipes ele su infinito Bien y felicidad más allá de la vid:i L En el grado superior de la escala de los seres participaclamente
terrena, pero sólo a través de su propio perfeccionamiento en 1:t existentes, nos encontramos con los seres espiritiiales: ese ncias o for-
vida del tiempo. 1 Aun a los seres finitos, que Dios conoce como distintos de su propio Ser
los aprehende en su propia Esencia -en cuyo infinito Acto están de una manera
eminente o sin su limitación propia todas las determinaciones esenciales y existen-
cias finitas-; de una manera necesaria o independiente de su Voluntad libre, a las
esencias posibles, de una manera contingente, en cuanto dependientes de su Inteli-
gencia y Voluntad, a las cosas existentes.
130 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FlLOSOF[A ACTUAL INTELIGENCIA, SER Y VIDA 137

mas enteramente inmateriales, bien que fin itas por la determinación riores. No sólo su ser no es su arto d ~ <=:ntender y qu erer, 111 este
previa de su s notas constitutivas y ro11ti.ngentemente existentes. se identifica con el objeto, sino qu e ,1demá s no puede ap rehe nder
Esta doble limitación de f i11itud y con ti11 gencia -4ue emanan y querer el ser sino comenzando por los ~eres materiale~ y jJor a/J.,·-
como desde su raíz <le la distin ción y compos ición real ele esrncin tracción ele la poten cia o m ateria -y de su s co nsigui entes not;1s indi-
y existencia- se traduce en una doble limitación en la vida de estos vidua ntes que tienen en ella su principio- que impid e la in telig i-
seres enteramente espiritu ales. La finitud de su ser implica 11 0 ser bilidad y bondad en acto de la forma d el se r obj etivo . D e aquí el
realmente los demás seres, y la necesidad d e aprehenderlos intenr io - modo imperfecto de su conocimie nto espirit ual: aprehens ión d el
n almente como realmente distintos de lo propia realidad wbjetiva , objeto. n o por intui ció n o coi ncidencia direc ta e inmedi a ta con el
es decir, como objetos distintos del sujeto. La plena identidad inma- ser concreto existe nte, sino por " división " o ahstrarrir'm, por con-
terial real cognoscitiva y volitiva del Acto puro ele Dios, se ha escin- ceptos universal es, y por reconstitución de la unid ad ontológ-ica,
dido en pluralidad rea l de suj eto y obje to, sólo superada por un a as í escindida por aquella abstracción, mediante la reintegración o
identidad meramentf' intencional del acto cognoscente, bajo el cual "compo~ición " del con cepto abstracto en la realidad concreta por el
irrumpe también el amor. juicio. ·
Además, el hecho de no ser su acto o existencia, es decir, de. no Mas tal modo de conocer de la inteligencia implica la unión 5us-
ser plenamente, trae consi6 o en estas formas puras subsiste ntes fini - tancial del alm a co n el cu erpo , y ésta la ex istenci a d e una Yi d a
tas, el que el ser - sustancia- no sea el acto mismo de su vida espi- co nsc iente inferior, no espiritual, en que no sólo se ha perdid o la
ritual. De aquí que todo ser finito , aun espiritual , opere con acto unid ad real de sujeto y objeto y d e se r y obrar - q11e exis1e en
siempre accidental, distinto y sobreañadido a su esencia o sustan- Dios- y aun la unidad intencion a l d e ambos forn11tl111n1/f' aprehe n-
cia existentes. Ser y v ida en acto en tales seres son realmente distin - didos - que ex iste en el conocimi ento y actividad e p ;r itual de los
tos. Si así no fuese, si ser y vida en acto realmente se identificasen, puros es píritus y del hombre- sino qu e el suj eto apreh end e in te n-
a fortiori en ellos ser o esencia se identificaría con existencia, im- cionalm ente el objeto, pero sin aprehend erl o ni a él ni a sí f or111o l-
plicad a en todo acto de obrar, y serían el Acto y Existencia pura e rn<'11te o como objeto y suje to, respect in1mente. porq11 e como co no-
infinita, serían Dios. cimiento y vida material no puede prescindir de la mater ia o potencia
Sin embargo, la exención de toda materia o pote ncia o, en otras en el objeto y suj eto y no alca nza a ver la forma o acto esencial , el
palabras, la espirituali,d ad total de tales formas subsisten tes, implica ser fo1m alme11te tal que es , iempre inmaterial .
también una proyecc ión activa, una actividad de estos seres, con las A su vez, esta vida sensit iva de co nci encia imperfecta, por su
dos limitaciones apuntadas -distinción real de sujeto-objeto y de dependencia orgán ica, su po ne una vicia más degradada aún , la vida
ser y acto de obrar -es totalm ente irnanente, con scien te y espiritual, enteramente inconsc iente \·egetativa, y ésta. a ~u vez. los seres ente-
es vida exclu siva de inteligencia y voluntad. La actividad se conswna ramente inorgánicos no vivientes, de los que toma y forma su propia
en la v ida y ésta e11 la vida espiritua l. susta nci a orgánica.
De este modo, primero la esencia que limita la existencia -ese n-
cia l y propia de todo ser creado- y Ju ego la materia qu e - en los
3. En el ser del hombre la materia introduce una nueva limita -
seres corpóreos- limita a la misma esencia en gradación creciente.
ción en su forma o acto ese ncial: no sólo 110 es y úni camente tiene
de acuerdo a su ma yor intervención , desde el hombre a los seres
finitamente su existencia, sino que ni siquiera es plena o totalmente
inorgá ni cos. va escindiendo el ser, el ententer y la v id a, en el si-
el acto de esencia. En efecto, la materia, como principio de indeter-
guiente orden, comenzando desde abajo: ser sin vicia , se r vivien-
minación o potencia pura, limita a la forma o acto d e la esencia,
te sin conciencia, ser viviente co n vida consc iente imperfecta, ser
que, sin perder ninguna de sus notas constitutivas, es coartado, sin
vivie nte con vid a espiritual, pero llevad a a ca bo siemp:e con activ: -
embargo, a un determinado individuo. A diferencia d e los ;íngeles,
d ad accidental distinta del ser y en una ide ntidad inten cional que
en quienes cada individuo agota la p er fección de la especie y, por cub re una dualidad rea l ele sujeto y o/Jjr' to. Se pi erd e así la unid ad
eso, no cabe multiplicidad meramente de individuos en cada especie,
límpida de Ser, Entender y T'ida, tal cual se da en el Acto p uro
en los seres materiales -sin excluir al hombre- la materia permite de Dios.
la multiplicidad de individuos parti cipantes ele un a mi sm a especie.
Esta nueva limitación del ser introduce tambi én una nueva limi- 4. Ahora bien , la inteli gencia humana -y la Filosofía corno cul-
t.:ción en el obrar o actividad del hombre, añadida a las dos ante- m inación de la actividad intelectiva en el plano natural- tiende a
',
] .),.) DERlSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
INTELIGENCIA, SER Y VIDA 139

esclarecer inteligiblemente en su acto plenamente consc:ente la ver- que realmente son en sí, por conceptos que no son propios ni ade-
dad de toda la realidad del ser y de la vida aun en sus grados cuados a la realidad conocida. Tal conocimiento es verdadero, en
inferiores. cuanto al objeto aprehendido, pero imperfecto en cuanto al modo
Pero desde que la materia es la potencia o no-ser limitante del de aprehenderlo.
acto o forma de la esencia, la inteligencia humana no puede pene.
trar en el seno del ser material -sin vida o con vida material- sin 5. De ahí la tendencia del hombre a buscar una salida no inte-
despojarlos de esa materia concreta, que impide su inteligibilidad lectiva hacia el ser, para llegar al corazón mismo de estas realida-
en acto y sin dejar, por eso mismo, sus notas individuantes. El ser des, que están por debajo o por arriba de la capacidad proporcio-
y la vida material concreta son, pues, inaprehensibles intuitivamente nada de su inteligencia encarnada y, por eso, conceptual. La histo-
en su realidad individual inefable. La sensaci_ón, sí, capta intuitiva- ria de la Filosofía registra repetidos intentos por lograr un contacto
mente esta realidad individual, pero desde sus cualidades acciden- intuitivo con lo absoluto divino y con la propia realidad inefable
tales, desde sus apariencias o fenómenos concretos, sin penetrar en de lo individual -a veces identificándolas- que escapa a la mirada
el misterio de su ser, de su esencia, sin ?enetrar en lo que esa reali- directa de la inteligencia. En otros tiempos prevaleció la tendencia
dad es. Recién la inteligencia penetra hasta esa esencia, pero dejando de la búsqueda de una intuición irracional de lo divino. En cambio
de lacio sus notas existenciales individuales. A la realidad indivi- las preferencias de la Filosofía actual se dirigen a una intuición
dual sólo llega indirectamente: infundiendo de nuevo y penetrando irracional de lo real concreto individual, de la propia vida y exis-
con el concepto inteligible, abstracto de su riqueza individual, en tencia singular, por una suerte de coincidencia o simpatía con ella.
el seno oscuro de la realidad material sensible, per re/ lexionem ad Pero la verdad es que en el plano de nuestra naturaleza no existe
fJhantasma, mediante el juicio. Pero lo individual en sí mismo, en tal aprehensión espiritual intuitiva de la realidad concreta propia
su ser propio y exclusivo no es directamente aprehendido ni apre- y menos divina. Fuera del conocimiento intelectivo, conceptual, el
hensible, escapa a la visión intelectiva. Es la condición del entender hombre carece de toda otra aprehensión espiritual de la realidad o
del espíritu humano, impuesta por su encarnación o unión sustan- ser como tal, en 1111 plano puramente natural.
cial con la materia, que sujetándola a los sentidos, la obliga a co- Mucho menos todavía es posible una intuición de la vida o rea-
menzar su obra de aprehensión cognoscitiva por el acto esencial del lidad existencial concreta formalmente tal, es decir, como ser o rea.
ser sumergido en la materia; lo cual a su vez, la obliga a aprehender lidad, desde la vida o realidad misma. Si se descarta la visión de la
este ser concreto por abstracción de sus notas materiales individuan. inteligencia, sólo resta la intuición empírica o material de nuestros
tes, en sí infra-inteligibles a causa de la indeterminación propia sentidos externos o internos, a cuya mirada se manifiesta, sí, la reali-
de la materia, para sólo después o indirectamente poder aprehen- dad concreta material, ajena y propia, pero sólo desde sus manifes-
derlo en su realidad concreta en el juicio. taciones accidentales o fenoménicas, y no en su íntima y esencial
La inteligencia humana encuentra su objeto formal propio -lo realidad, no como ser, no como objeto y sujeto propiamente tales.
que primera y directamente y como tal aprehende- en el ser o El ser en cuanto ser de la realidad propia y ajena queda entennnente
esencia de las cosas materiales; y todo lo que cae fuera de este foco oculto a sus miradas. La aprehensión de la riqueza de ]as notas
luminoso de verdad objetiva, en que incide primeramente su vista, individuantes no se ha conseguido sino a costa de lo más valioso
no puede aprehenderlo sino desde él, proyectando la luz de sus de la misma realidad, que es el ser de su esencia y existencia íntimas.
conceptos y de las exigencias ontológicas de la existencia dacia en Una filosofía de la propia vida y realidad concreta e individual,
ese objeto primero. De este modo, aprehende, por debajo de este desde esa misma vida y realidad, por identificación o coincidencia
objeto formal· propio, la realidad concreta indirectamente, reinte- intuitiva con ella, escapa a las posibilidades humanas, precisamente
grando la esencia abstracta en la intuición empírica en el juicio, y, porque nuestro ser concreto no es enteramente inmaterial o espiri-
por arriba, las realidades espirituales de la propia alma y del mismo tual y menos Acto puro. Sólo cuando el ser concreto es enteramente
Dios: llega a significarlos con conceptos análogos, forjados a partir •espiritual, carente de toda materia, la vida es totalmente lúcida y
<le aquellos conceptos propios de las cosas materiales, y captar su transparente a sí misma, plenamene consciente, objeto inteligible y
existencia, a partir de la existencia de sus efectos. Pero a semejan tes .sujeto inteligente en acto a la vez: se realiza como intuición intelec-
reapdades, inferiores y superiores a su objeto formal propio, la tiva y volición consiguiente a ella, sin zonas oscuras de vida y ser
inteligencia sólo llega sin penetrar inmediata y directamente en lo materiales inconscientes o de conciencia inferior. Y sólo cuando,
140 OERlSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FJLOSOFÍA ACTUAL TNTELlGENCIA, SER Y VlOA 141

adem;Ís de toda mater·a. el se r carect: de tnd:1 potencia o limitación , Para el hombre la aprehensión formal del propio ser y vida en
es decir, qu-e adem;\s de espiritual es la misma Exislencia o Perfec- toda su complejidad espiritual y material no es po~ible desde el ser
ción entonces Ser Entend er v Vida, no sólo so n del tocio con,cientes y vida mi&mos, sino desde el acto intelectivo, por las limita cion es
-co1~JO en los se;·es enter:in;ente e,pirit ual es finiws- sino qu e se ~eñaladas tanto de la misma inteligencia afJrehcndente como tlcl
identifica 11 plenam e nte. si11 distinción rea I ele ser y ani vidad, d e ser y vidn apre!,cndidos.
sujelO y objeto, en e l Acto puro y simple ele Ser o Existir.
De aquí que pretender para el hombre una illluicic'm o co in ci- G. Y porque el ser y la vida humanos en s11s 70na s infra-
d encia consciente d e su ser y vicia concreta, implicaría postu lar una espirituales, a causa de su limitación y materialidad, no son revela-
espiritualidad o inmaterialidad de todo su ~e r y obrar o -lo que bles a sí mismos, sino a la inteligencia exterior a ellos, es menester que
sería aí111 má s g1ave- una actualidad o perfeccic'm absoluta divina, ésta -y la Filosofía en cuanto encarna la cima de su actuación-
de la que el hombre realmente carece como ser l'inito y con tin - penetre en e ll o, desde la ese ncia inteligible e ilum ine estos Oécur<Js
gr' nte y 111aterial que es, pese a que lo mejor de su 5er, 5U alm ,i. e, y casi impenetrables senos de nuestro ser y actividad para organi~
e,piri tu al. nrlos y someterlos luego a las exigencias del ser y ,·ida espirituales,
Es la finitud y contingencia, la composición real de esencia y ex is- específicamente humanos. a que han de ~crvir por ,1 1 mi -rna
lencia y, aclem:ís, su 111ateria , los que limitan y penetran de s~.im - naturaleza.
bras inlra-inteligibles ele 110-.1r!r el ser d el hom bre y los que, por
Precisamente porque tales zonas de vida y ele ser humanos infe-
eso mismo, impiden la penetración intuiliva e n su ser y en su riores carecen e11 &í mismos d e aprehensión cognoscitiYa cabal de
vi da total.
sí, de lo que &O n y de lo que deben ser, de acuerd o a la unidad
Sin embargo, por su espíritu, por su alma e,p:r iu1al inteligente y jerárquicamente orgánica del ser y vicia total del hombre, es nece-
volitiva, y en la meclicla ele su espiritualiJad encarnada, por una sario que éste, desde su vida espiritual, con su inteligencia, los ,1pr-~-
parte. y, por oua, en la m edida del ser o inmaterialidad o acto d e henda en su ser, para descubrir desde él su deber ser o exigencias
su ser y vicia , aun de la s zonas no espirituales, el hombre puede esenciales, las normas para su recto desarrollo, de acuerdo a su ser
penetrar y aprehender, como s11jeto, conscientemente en su propio y ubicación dentro del ser total del hombre y de la realidad y con
ser y vicia, como ol1jeto. Y si lal p enetraci,ín y aprehemión no logra su voluntad libre los some ta a tales exigencias normativas para hacer-
llegar hasta las últ imas diferencias ind ividual es y esclarecer enter:1- los serv ir al bien del hombre. Se trata de penetrar con la verdad
mente su propio ser y vida en su realidad concreta, por una intui- y con el bien, que sólo ese espíritu es capaz ele aprehender cl escle el
ción perfecta -como tampoco el ser de Lis cosas exteriores, in l"erio- ser, estas regiones oscuras a tales valores 011 to lógicos, a ca usa ele
res a é l y el mismo Sn div ino. inf"nitamenle ~t1perior al obj eto su misma limitación material, para informarlas y acrecentarlas con
formal de su vida espirilual cognoscitiva- es por el no-ser o fi11it11d los mismos y hacerlas así partícipes de los va lores y ele la misma
de su propio ser -por su fi11it11d y contingencia y por la 111aterialirlad Yida del espíritu.
a que est;í sujeta en razc'in d e su objeto- que lirnila tanto su capa-
cidad subjetiva ele penetración intelectiva en el ser propio v aj eno, Tal la misión de la inteligencia y ele la voluntad y de la Filosotía
como la capacidad objetiva ele intelig ibilid ad para aquélla; y el -especulativa y práctica- como su expresión máxima -integrada
no-ser de las cosas materiales exteriores a él, que encuentra como en la Teología, en la actual Economía de Providencia cr istiana-:
objeto formal proporcionado a su modo de conocer y de ser. Por someter e incorporar el ser y vida inferiores del hombre a su vida
eso. ni la inteligencia human a es capaz de intuición perl"ccla del espiritual específicamente humana.
propio ser y vida ni é,tos -ni las cosas maleriales circund antes- ,on Lo que al hombre no le ha sido dado por naturaleza -como al
enteramente inteligibles en sí mi ~mos, a ca usa de su no-ser o imper- ,ínge l-debe conquistarlo por e l ejercicio d e su vicia e~piritua 1: con-
fección. Unicamente en Dios. no só lo su Ser y Vida son su mismo templa ti va y activa, esp eculati va y prúctico-rnoral, so metiendo a la5
Entender -realmente identificados en el Acto puro- sino que aun exigencias de su Yicla espiritual, de acuerdo al último Fin divino
todas la s ckm::ís cosas exi>tentes y posibles y el mismo ser y vida de ésta, a toda la vida y actividad inferior del hombre, en otros
humanos ~e e,clarccen plenamente. en cuan to que tal ser y v icia términos, realizar una obra ele pen etración e iluminación espiritual,
est,í n y se icle ntifi crn -no formal, s' no só lo eminentemente, es decir, d e es/Jirituali;:acirín de todo el ~e r y acti v:dacl humanos. En la me-
si n su ese ncial impcr[ecc'ón- con el Ser o Esencia ele Dios. dida de esa conq uist:i ·de su vida y ser no espirituales para su vida
142 DERISI - SANTO TOivlÁS DE AQüIKO Y LA f'IL0S0FÍ:\ ACTUAL

espiritual, el hombre se conquista y realiza como hombre, se huma-


niza y lleva a cabo su obra de auténtica cultura.
Lejos de que la inteligencia -y la Filosofía como la culminación
de su obra- paralice o deforme la vida, más bien es ella precisa-
mente quien confiere ·los más puros quilates de vida, elevando
a su propia vida espiritual a las regiones de la vida material inferior.
De aquí también que todas las corrientes irracionalistas del pen-
samiento y cultura contemporáneos, so color de una Filosofía colo- CAPITULO XIII
cada más en la vida y realidad humanas y, como tal, más humanista~
conduzcan en realidad a un desenfreno anárquico y dionisíaco de
la vida y actividad inferiores, desorbitadas de todas las exigencias EL INTELECTUALISMO Y EL TEíSMO TOMISTA
normativas e influencias de su vida espiritual, a una entera des- FRENTE AL IRRACIONALISMO Y AL ATEfSMO
humanización y aniquilación de aquello que hace al hombre pre-
cisamente hombre. I
Porque la verdad es que la vida alcanza su más aquilatada reali-
zación en el orden espiritual -y plenamente en el Acto puro- y INTELECTUALISMO Y TEfS:MO
que la vida más auténtica del hombre, en que la unidad de la
inmanencia subjetiva y la universalidad de la trascendencia objetiva
l. Hay una última relación de dependencia entre el Intelectua-
se conjugan más vigorosamente, es también la de su espíritu: la de
lismo y el Teísmo y, correlativamente entre el Jrracionalismo y el
su inteligencia y voluntad y no · la de su vida inferior participante Ateísmo. En el plano gnoseológico o del conocimiento, una posición
de la dispersión material, en que pretende sumergir al hombre el intelectualista conduce lógicamente a una posición teísta: a la apre-
vitalismo y existencialismo contemporáneos, so color de una filoso- hensión de Dios. Inversamente en el plano metafísico una posición
fía de lo individual concreto. La auténtica re-vitalización y huma- teísta fundamenta la inteligibilidad de los entes y la inteligencia del
nización del hombre no se realiza, pues, por un regreso y disolución
hombre y su esencial correspondencia. En el otro extremo, en el
de la vida espiritual en esta vida inferior material, como quieren
plano gnoseológico una posición antintelectualista o irracionalista
estas corrientes en pos de Nietzsche, sino exactamente al revés, por
conduce inexorablemente a una posición agnóstica y atea. Inversa-
una elevación de ésta a la vida del espíritu, mediante una penetra-
mente, en el plano metafísico una posición atea desemboca inexora-
ción e iluminación e información de la vida intelectiva y volitiva,
blemente en una posición irracionalista con la negación de la inte-
que la haga partícipe de sus objetos ontológicos trascendentes: la
ligibilidad del set o de las esencias -existencialismo- y del valor
verdad, el bien y la belleza -que en definitiva son Verdad, Bien y
de la inteligencia para aprehender el ser, y con ella a la filosofía del
Belleza infinita- en la unidad jerárquica del ser y vida humana absurdo.
ordenada desde su cima espiritual.
2. En efecto, el Intelectualismo se funda en el hecho de que
hay en el hombre un conocimiento que trasciende esencialmente el
conocimiento de los sentidos. A diferencia de éste, que se limita a la
aprehensión de aspectos concretos e individuales de las cosas, sin
llegar a de-velar su ser, aquél penetra y capta el ser o esencia de las
cosas, mientras que éste aprehende concretamente los entes desde
su facetas fenoménicas -"esto coloreado", "esto sonoro", etc.- aquél
aprehende lo que los entes son. Los sentidos están frente a las cosas
pero sin conciencia cabal de la dualidad del sujeto y del objeto; la
inteligencia se presenta como conocimiento distinto de los sentidos
en que capta el ser de los entes objetivos y trascendentes al sujeto, es
decir, como distinto del suyo o como objectum.
144 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL INTELECTUAL!l'SM."O Y TEfSMO TOMISTA 145

La inteligencia penetra en el ser o realidad de los entes distintos 4. Una vez alcanzada la cima ontológica, el Ser en sí de Dios, el
del sujeto, en su esencia o, lo que es lo mismo, descubre su int eligi- Intelectualismo descubre las exigencias del mismo, lo que El implica
bilidad o verdad, aquello que lo hace ser tal ente. D e aquí qu e la ¡por Ser o Existir por sí mismo y ve que su Esencia no es sino la Pura
inteligencia se desc ubre como conocimiento distinto de lo~ , entido, Existencia o Acto, el cual, por su mismo concepto, no puede tener
por el objeto formal propio o modo peculiar de entrar en contacto JJ.ímites, es Infinito, Omniperfecto, con todos los atributos divinos.
con el ser objetivo, distinto del objeto ele ellos, y que no es otro Lo importante es destacar que el Acto puro se presenta, por su misma
que la inteligibilidad o verdad de los entes, su capacidad de ser apre- noción, ·c omo el Acto infinito de Entender identificado con el Ser.
hendi<los como ser o esencia. Dios es el Ser infinitamente inteligible y entendido en Acto y a la
vez el Entender en Acto infinito, el Acto de entenderse a Sí mismo
Inteligencia y esencia o verclacl o también inteligibilidad de los
-"nóesis noéseos", tal como lo descubrió Aristóteles-.
entes son correlativos. No hay inteligencia sin esenci,a objetiva , y
Ea la cima u origen subsistente y eterno del Ser se ve que lnteli-
viceversa no habría esencia objetiva si no hubiera una inteligenria
:gencia e Inteligibilidad o Verdad están identificadas en el Acto o.
capaz ele conocerla. En términos técnicos, la inteligencia se wnsti-
.Perfeccirón infinita. En esa Fuente infinita del Ser encuentra su fun-
tuye como esencialmente relacionada con la esencia obj etiva; y v:ce-
damento meta[ísico el Intele ctualismo, su razón de ser el conoci-
versa también la esencia se constituye por su esencial referencia -y
miento intelectivo humano. Porque el Entender infinito o exhaus-
veremos enseguida, por esencial dependencia- a la Inteligencia, en
tivo de Dios, al comprender la infinita Verdad o Inteligibilidad de
este caso divina. En un orden absoluto -que comprende a Dios-
-su Esencia -identificada con su Existencia-, no puede dejar ele ver
no hay inteligencia sin esencia ni esencia sin inteligencia.
los infinitos modos o maneras finitas de participabilidad, las esencias
3. Pero hay más, una vez aprehendido el ser trascendente o dis- capaces de existir fuera ele Ella. El Pensamiento divino, que no
tinto ele la inteligencia -el ob-jectum- desde su esencia o verdad puede dejar ele pensar estos modos capaces de existir fuera de Él,
ontológica -que es lo mismo que su inteligibilidad-, la inteligencia, los constituye, por eso mismo, como objetos ele su Pensar, como
profundizando en él, descubre, que este ser no es por sí, un ser esencias o inteligibilidades o verdades capaces de ser pensadas o
necesario, sino contingente; y, por una exigencia ontológica o causal. :aprehencli~as por otras inteligencias. De este modo el Ser, que e11
a partir ele este hecho de la existencia o actualidad contingente de 'totalmente Inteligente e Inteligible en Acto en Dios, con sólo enten.
una determinada esencia la misma inteligencia es conducida, siem- derse -Modelo o Ejemplar infinito- constituye tocias las infinitas
pre afincada en las articulaciones del ser, de una manera necesaria, -capacidades finitas ele existir fuera de su Ser divino, como objetos
como una exigencia ontológica de aquella existencia contingente, •o esencias, como capacidadrs inteligibles o verdades. Las esencias
hasta 1111 Ser en sí, un Ser que existe necesariamente o por sí mismo, finitas, constituidas de este modo ab aeterno y necesariamente por
Fuente Imparticipacla y Razón de Ser ele todo lo que existe si n razón el Pensamiento divino, están impregnadas constitutivamente y hasta
de ser en sí mismo o contingentemente. La. intelige ncia no puede -son enteramente notas intelig~bles, inteligibilidad o verdad finita~
darse por satisfecha si no llega a este Ser que fundamenta y da razón En cambio, la existencia o realización en sí ele tales esencias recla-
o inteligibilidad a todos los seres contingentes y finitos, tanto en su man un Acto libre de la Voluntad divina, porque nada en Dios exige
esencia como en su existencia. La inteligencia, por una inclina ción esa realización o existencia; y a esa libertad de la creación o actuali-
natural o, si se prefiere, por aquella relación constitutiva ele su ..zación ele la esencia responde ontológicamente el carácter de contin-
ser propio, a su objeto, el ser trascendente, busca el esclarecimtento .gencia o no necesidad de esta existencia finita. Precisamente la natu-
o inteligibilidad del hecho de la existencia de las esencias finitas, :raleza humana, en busca de la razón o explicación inteligible de las
que no son sin.o que tienen o participan del ser o existencia y, por esencias necesaria y del hecho contingente o sin razón de ser en sí ~
ende, no existirían si no existiese la Ex istencia que es o existe por de la existencia de los entes mundanos, llega al Ser en sí de Dios;
sí misma o imparticipaclamente o, más brevemente, que es la misma el cual, como Inteligencia ve y constituye necesariamente las esencias,
Existencia. Por eso, tocio auténtico Intelectualismo conduce lógica- y como Voluntad y Amor quiere y confiere libremente existencia a
mente al Teísmo , es decir, desde el ser o esencia contingentemente las esencias que Él elige. De este modo las criaturas, el hombre
existente, inmediatamente aprehendida , la inteligencia es conducida especialmente por su ser espiritual y personal, son porque Dios los
necesariamente a un Ser distinto ele los seres del mundo, que es la piensa '.)' existen porque Dios los ama. Por eso, la esencia está pene-
misma Existencia, Razón de ser o Causa primera ele todo otro ser trada o constituida como verdad o inteligibilidad y la existencia·
ex:stente. como bondad.
DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA HLOSOFÍA ACTUAL. INTELECTUALISMO Y TEÍSMO TOMISTA 147
146

5. Dios da existencia a todos los seres mundanos, también y mente no es, para constituirse de este motlo en el lugar único, capaz
especialmente al ser o esencia del hombre, quien en su forma o acto de reintegrar la unidad originaria de Ser y Entender en Dios, de
de su esencia es espiritual o enteramente inmaterial y por eso inteli- Inteligencia y Verdad o Inteligibilidad, pero no ya por identidad real
gente. El alma humana, también es una esencia -la f arma o acto como en Dios, sino sólo intencional o inmaterial. Por eso, el hombre
de la esencia del hombre- constituida necesariamente por el Pen- par su inteligencia y, en general, por su espíritu es la imagen de Dios.
samiento divino y, por eso, inteligible o capaz de ser entendida; y-
a la vez por su inmaterialidad perfecta, por su espiritualidad, es II
capaz de entender o aprehender la inteligibilidad o esencias de las
cosas y también de la propia esencia -conciencia de sí-. IRR.ACIONALISMO Y ATEíSMO
En Dios la Inteligencia y la Esencia o Inteligibilidad o Verdad
son realmente idénticas en su Ser o Acto;: pero al salir de sí el ser, 6. Inversamente el frracionalismo en el plano gnoseológico con-_
por constitución necesaria las esencias - las cuales de sí sólo son como duce lógicamente al Ateísmo. En efecto, el Ir-racionalismo niega el
objeto en el Pensamiento divino, pero sin existir o ser en sí con acto valor de la inteligencia como facultad y activic.lad esencialmente
propio- y por participación o creación libre o contingente las exis- superior a la de los sentidos, capaz de trascenderlos en su objeto
tencias, la inteligibilidad finita de las esencias de los seres materiales fenoménico y llegar a la aprehensión del ser trascendente en cuanto
llevan la impronta de la Verdad o Inteligibilidad di<Vina, de la que tal. El irracionalismo es, por eso mismo, explícita o implícitamente
son por participación ejemplar necesaria; a la vez que la inteligencia antiespiri-tualista. En el Irracionalismo existencialista de Sartre hay
humana lleva a la vez la impronta de la Inteligencia o Pensamiento una concepción enteramente materialista del ser, de tal modo que
Divino; y por eso, aunque realmente separada la inteligibilidad de la conciencia y la libertad -constitutivos del ser para sí o del hom-
las esencias de la inteligencia humana, a causa de la finitud de am- bre- son el resulaclo de la inmaterialidad, pero no en el sentido de
bas, aquéllas y éstas están esencialmente relacionadas y ordenadas espiritualidad o ser esencialmente superior y libre de materia, sino
las unas a las otras: la inteligibilidad de las esencias está en potencia el de ruplitJra y nada que carcome el úni co ser real que es la materia.
o como esperando ser despertada o puesta en acto por el acto espiri- La inteligencia es un conocimiento que simplemente manipula los
tual de la inteligencia humana; a la vez que la inteligencia humana objetos sensibles -empirismo o sen sismo- .o es una actividad no
está como esperando en potencia la inteligibilidad o verdad de las estrictamente cognoscitiva, sino un puro instrumento que elabora
esencias para poder realizar su propio acto de entender. Sólo en el esquemas para manejar una realidad inasible cognoscitivamente, y
seno del acto de la inteligencia humana, la inteligibilidad de las cuya expresión máxima es la ciencia empírica -vitalismo y existen.
esencias log-ra llegar a ser en acto, a la vez que sólo en el acto de la cialismo-. En cualquier caso, el anti-intelectualismo irracionalista
inteligibilidad o verdad de las esencias la inteligencia humana logra invalida el alcance ontológico de la inteligencia, su capacidad de
alcanzar su acto: lntelligens in actu est intellectum in actu y vice- aprehensión del ser trascendente distinto del propio acto.
versa intellectum in actu est intelligens in actu, según célebre frase En esta posición tampoco es posible la aprehensión del propio
acuñada por Santo Tomás, que se traduce: El in teligente en acto es ser real inmanente del su jeto.
lo entendido en acto y viceversa lo entendido en acto es el inteligente El ser, el auténtico ser en sí, realmente distinto y trascendente al
en acto. acto mismo de su aprehensión, desaparece del horizonte del cono-
De este modo la unidad real de Entender y Ser o Jnteligibi'1idad cimiento humano en el Irracionalismo, y es substituido por un ser
en Dios, rota ep. las creaturas por la finitud, que separa realmente la que se reduce a su aparecer (Sartre) o a su patencia o presencia en
inteligibilidad o verdad de las esencias de las cosas materiales -sólo el ser siempre presente a sí mismo o Presencia aqui del hombre
en potencia en sí misma- de la inteligencia humana -sólo en po. (Heidegger) .
tencia en un principio- logra reencontrarse, identificarse de nuevo,
no ya realmente, pues se trata de seres distintos, sino intencional- 7. Una vez que, a causa de esta actitud antiintelectualista, el
mente en el acto espiritual de la inteliigencia. El acto espiritual, por hombre sólo alcanza un ser disminuido y reducido a presencia o
liberación de la limitación o potencia de la materia o, lo que es lo aparecer, queda aprisionado para siempre en su inmanencia feno.
mismo, por la riqueza de su ser o acto, es capaz de dar cabida o menológica, y el ser real, el ser en sí -trascendente e inmanente-
comunicar 1J.cto al ser o esencia de las cosas materiales que él real- queda más allá de todo alcance humano posible y vál:do. De ahí
DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL INTELECTUALISMO Y TEÍSJ\lO TOMISTA 149
148

que todos los antiintelectualismos lógicamente vacíen la realidad ele existente. De aquí que el Irracionalismo -empirista, vi talista y rxis-
las cosas y del hombre de aquello que es precisamente el objeto de tencialista- sea esencialmente ateo. Expresamente ha afirmado esta
la intel igencia, el ser en sí, el ~er auténtico, que es una esencia que vinculación Sartre. Incluso en muchos casos, como el ele este filósofo,
1
existe o tiene realidad en sí o que, al menos, puede tener a -ser real el Irracionalismo se presenta como una actitud deliberadamente
posi ble-. Con la desaparición de las esencias -correlato objetivo de asumida para poder fundamentar el Ateísmo. Con el Irracionalismo
inteligibilidad o verdad, del acto intelectivo- el hombre queda redu- Sartre lógicamente destruye y niega las esencias y con la desaparic=ón
ci do a pura ex-sistencia, a pura autocreación libre desde la nada, o, en de éstas el ser queda vaciado y se reduce a la nada, a un puro oparecer
términos sartreanos, a una nacla ele ser -tal la conciencia y la li- o, aún peor, al ser que no es. Con el Nihilismo ontológico Sartre
bertad constitutivas del ser del hombre- que quiere llegar a ser. pretende destruir toda exigencia de Dios. Dios no existe, dice Sartre,
Sin la esen cia, las cosas no son en sí mismas, se reducen a un puro pero aunque existiese debemos comportarnos como si no existiese,
aparecer o presencia en el se r del hombre, el cual, tampoco verda de- es decir, pretende elaborar una situación ontológica -nada de ser-
ramente es, carente como está ele esencia y únicam ente ex-sisle111e, donde "Dios está de más" y no tiene sentido ni acceso.
como autocreación constante desde la nada si n nunca ser.
En el irracionalismo desa parece todo aut én tico ser y sólo queda 9. Conviene no ilusionarse al respecto. Hay teístas e incluso
un puro ser o aparecer fenom eno lógico, que no sabemos si realmente católicos, que con una gran superficialidad, se expresan despectiva-
es -agnosticismo metafísico- y que, en todo caso, es por la nado o mente sobre las pruebas tradicionales de la existencia de Dios, las
rea lmente no es: "un ser que es lo que no es y no es lo qu e es" (Sartre) "Vías" intelectuales de Santo Tomás, como <le algo superado y que
-Nihilismo-. no responde al hombre actual, como si hubiera otn:i" camino de
.Por una lógica interna el lrracionalismo y el Existenciali~mo, acceso a Dios en el orden natural, sino éste de la inteligencia. No
que en él se funda, son nihilistas y a11timetafísicos. En ellos no hay hay otra senda para llegar a Dios, en el orden natural, que el que
recorre la inteligencia desde el ser cambiante y contingente -desde
Jugar para el ser. su esenc~a y existencia finitas- inmediatamente dado a través de
nuestra experiencia, hasta el Ser por Sí y necesario de Dios, como a
8. Ahora bien, con el ser el lrracionalismo pierde todo punto
la Suprema instancia ontológica o Fundamento supremo de la ra-
de apoyo para llegar al Ser necesario de Dios. En e(ecto, Dios 110 es zón de ser de las cosas. Podrá actualizarse .el estilo o modo de expo-
un Ser del cua l tengamos experiencia o que se nos dé presente por sición, pero la esencia del raciocinio metafísico reafoado por la i nte-
un contacto inmediato. Sólo los beres materiales están a l alcance ligencia, es perennemente valedero y constituye el único acceso vá-
intuitivo del hombre. A Dios únicamente podemos llegar, en un lido al Ser de Dios. Con su aguda penetración, característica suya,
orde n natural o filosó(ico, por un raciocinio metafísico a partir del lo acaba de realizar una vez más, en una exposición orgánicamente
ser, que realmente existe, pero que carece de razón de ser en sí o cefiida, el conocido filósofo italiano Michele F. Sciacca (Ln Nación,
que existe de un modo contingente y cuya existencia, por ende. sólo Suplemento Literario del domingo 2 de febrero de 1969). Por lo
puede explicarse por la intervención de la Existencia del Ser que es demás el Concilio Vaticano I ha definido la validez del raciocinio
por sí y tiene razón de existir por sí mismo y que, consigui ememente,
intelectivo para probar la existencia de Dios. Y su Santidad Pio XII,
existe necesaria o imparticipadamente. Este Ser es Dios. La inteli-
en su Encíclica "Humani Generis" ha condenado el Existencialismo
gencia es quien , en busca del fundamento o razón de ser, llega al " que invalida el raciocinio metafísico".
Ser por sí ( a se) o impartici pado, como exigencia necesaria del hecho
de la existencia contingente del ser mundano. Sin la int eligencia Lo que sucede es que las corrientes irracionalistas influyen tan
-que se apoya ·e n la inteligibilidod o verdad de los seres munJanos fuertemente en el pensamiento y literaturas contemporáneas que
inmediatamente dacios- no hay tampoco acceso al ser de las cosas tienden a penetrar e inficcionar a muchas inteligencias a través de
y mucho menos al Ser de Dios. O Jnt elecl ualis1110 con T c!s1110 o las múltiples manifestaciones de la cultura: teatro, novela y arte, en
Jrrncionalismo con Agnosticismo y Ateísmo. general, economía, derecho, etc., incluso en lo referente a la exis.
Sin el auténtico ser en el horiwnte del conocimiento hum,1110; tencia de Dios.
el hombre se priva de todo apoyo ontológico que le permita llegar, De aquí que hoy más que nunca, después del Irracionalismo vita-
en el orden natural , al Ser el e Dios. como suprema instancia ontoló- lista de Bergson y Ortega y existencialista de Heidegger y Sartre,
gica que da razón y fundamenta el hecho del ser contingentemente sea necesario esclarecer la verdadera vida de la inteligencia humana
150 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
• "INTELECTUALISMO Y TEÍS.MO TOMISTA
151

contra las deformaciones con que se la presenta para poderla atacar, siga el Nihilismo y el Irrncionalismo, el sin-Sentido o contradicción
y defender el valor y capacidad de la misma para aprehender al ser o el absurdo ele todo. Se hunde el ser y su inteligibilidad o verdad y
trascendente e inteligible de las cosas y de su raciocinio metafísico -se hunde el hombre con su inteligencia o comprensión del ser y con
o articulado en el ser y en sus exigencias ontológicas -defensa rela- su propio ser. A.sí como el Teísmo fundamenta el ser de las cosas en
tivamente fácil, porque todo ataque, negación o duela del mismo en sí, su esencia y ,su existencia, y la inteligencia humana que .Jo
se funda y tiene formulación y sentido por él- como el único ca- .aprehende y su reencuentro en el acto de entender, reconstruyendo
mino de salvación, para el hombre, del ser del mundo y de su propio la identidad real que el Ser y el Entender infinitos tienen en Dios,
ser y del Ser de Dios y que hace posible y da sentido a la cultura de una manera intencional en el hombre; inversamente el Ateísmo,
a la vida humana sobre la tierra. O Int electualismo teísta o hundi- al suprimir el Ser y el Entender de Dios, aniquila la fuente de todo
miento en l.a nada total. ser, de toda esencia o inteligibilidad, de toda existencia y de toda
inteligencia capaz de aprehenderlo. Se hunde la inteligibilidad y
10. Porque si inversamente, en una actitud metafísica se acepta la inteligenica y el ser de las cosas y del hombre. Nada es, nada es
o adopta el Ateísmo o, lo que es rea lmente Jo mismo, el Agnosticis. inteligible, todo es absurdo. Con el hundimiento del mundo inteli.
mo -imposibilidad de conocer a Dios y consiguiente no necesidad gible y de la inteligencia se hunde el mundo de la verdad, desaparece
de Dios para la explicación de la existencia del hombre y del mun- también todo el orden moral, jurídico y social. Sólo queda el caos, la
do- no solamente se pierde el fundamento de todo verdadero ser, anarquía, la violencia, el desorden y, en definitiva, la nada absoluta.
sino y por eso mismo, de toda inteligibilidad o verdad, de toda El orden natural de las cosas y de la vida humana y de la cultura
esencia y, conelativamente, de toda inteligencia. Sin el Ser de Dios --el mundo organizado por el hombre, de la ciencia, el arte y la téc.
nada es, si se p,:efiere, sólo es lo ininteligible o el absurdo. En efecto, nica- pierde inteligibilidad y consistencia, todo se hunde en el
si el Ser por sí de Dios no existiese, nada pued e ser ni existir: nin- absurdo y la nada.
guna esencia o modo de ser es posible o imposible porque nada es Ex fructibus cognoscetis eos. Por los frutos los conoceréis. La frase
inteligible "porque no hay Dios que lo piense" (Sartre). La com. del Salvador encuentra cabal cumplimiento también en la Filosofía.
patibilidad de las notas o posibilidad de la esencia no es sino su O Itele~ua lismo y Teísmo y, con elfos, el ser real del hombre y del
inteligibilidad, su capacidad de ser entendida como posible o capaz mundo, la vigencia de la cultura y la dignidad de la persona, el orden
de existir, que sólo tiene sentido por la Int eligencia infinita que la individual y social, o el A teísmo y el Irracionalismo con el hundi-
constituye. Sin Dios no hay fundamento de inteligibilidad objeiva, miento de todo en el absurdo y la nada.
ni, correlativamente, de la inteligencia. Si no hay inteligibilidad o No se puede hacer concesiones al lrracionalismo, poner en duda
esencia capaz de ser entendida, la inteligencia pierde todo sentido. o reparos al valor ontológico de la inteligencia, al Intelectualismo
Sin Dios, pues, las esencias o la inteligibilidad y la inteligencia no -o al Tomismo, que, en su esencia perenne, constituye su encar-
pueden ser y carecen de todo sentido. nación más vigorosamente fundada y mejor organizada- no sólo por
Y también la existencia en el sentido de acto o realización de la la contradicción interna que tal posición encierra, sino porque con.
esencia, pierde sentido. En efecto, Dios es la Existencia en Sí. Si no duce inexorablemente al Ateísmo y al Nihilismo con todas sus con-
hay tal Existencia imparticipada, ninguna otra existencia -contin. secuencias del hundimiento del ser, y con él de la verdad y de la
gente o participada, dependiente de otra-, puede llegar a ser, carece bondad y de todos los valores que dan sentido a la persona y a la
de quien le pueda dar esa realidad. Ni se puede afirmar que ella sea vida humana en el tiempo y en la eternidad.
por sí misma, ~in necesidad de otro, pues sería en tal caso la misma
Existencia y, por su mismo concepto, sería necesaria, sería Dios. Ni
se puede decir que sea gratuitamente, porque en tal caso sería siem-
pre por sí o no sería del todo: la nada no puede darse la existencia.
De aquí que asentado el Ateísmo -o el Agnosticismo, que equi-
vale a la no exigencia y necesidad de Dios para explicar el ser hu.
mano y mundano y a la consiguiente negación de la necesidad de
Dios- nada es, nada es esencia ni existencia, nada es inteligible o
con sentido, nada es inteligente. De ahí que admitido el Ateísmo se
' CAPÍTULO XIV

EL INTELECTUALISMO REALISTA DEL


TOMISMO, FRENTE AL IRRACIONALISMO
NIHILISTA DEL EXISTENCIALISMO ATEO

DISCERNIMIENTO CRíTICO DE LAS DOS ACTITUDES;


FU NDAMENTALES DEL EXISTENCIALISMO ATEO

l. Los dos fundam en tos del existencia lismo ateo. Los funda-
mentos, en que el existencialismo cimenta su ateísmo, pueden redu--
cirse a dos: a) gnoseo lógico-irracionalista, el primero, y b) onto[á:_
gico-nihilista, el segundo.
Frente a ellos, el Tomismo debe asumir, a su vez: a) una actitud ·
crítica, que le permita discernir la verdad y el error encerrados en
las mencionadas posiciones del exis tencialismo, y b) ofrecer una.
so lución positiva, como él sólo puede darla, al problema gnoseo ló-
gico y ontológico, como fundamento de las pruebas de la existencia,
de Dios. Es lo que vamos a intentar ofrecer aquí en ceñidai síntesis. .

2. El anticonceptualismo subjetivista del existenciafismo. El 1


existencialismo como el vitalismo precedente, con el que tiene pun- .
tos de contactos y de influencia, asume una actitud anti-intelectualis-
ta frente al conceptualismo subjetivista, que, desde Descartes a Kant
e idealistas posteriores, entiende el concepto como imagen subje-
tiva o esquema de la realidad. El concepto, así entend'ido; realmen._
te no puede brindar una aprehensión de la realidad eomo es, pues-
nos coloca frente a ella, sin de-velar ni p enetrar en su ser, en lo que
realmente es. En Kant tal ~onceptualismo se agrava a·ún más y defi •.
nitivamente corno una construcción a priori, enteramente subjeti- .
vista de los fenómenos, para acabar en un concepto totalmente sub- .
jetivo -única realidad absoluta- en cu ya inmane.n.cia1 tr.ascenclental;
154 DEIUSI ·- SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA l'ILOSOFÍA ACTUAL EL TOMISMO FRENTE AL EXISTENCIALISMO ATEO 155

elabora fenoménicamente el mundo y el yo, en el idealismo trascen- en el ser real, ele dol}pe fue originalmente tomado. Y por eso la
dental. actividad conceptual judicativa no tiene sentido, ni formulación
También la epistemología contempodnea -bajo la inspiración siquiera, sin el ser.
kantiana en muchos casos, como el de Meyerson- concibe el cono-
cimiento científico como un conceptualismo pragmático, elaborado 4. El Realismo del Intelectualismo Tomista. Puesto en eviden-
no para conocer sino para organizar y utilizar los fenómenos. óa el sentido intencional objetivo u ontológico del conocimiento
:De lo cual el vitalismo de Bergson principalmente y el existencia- humano, mediante un análisis inmediato del mismo en la conciencia,
lismo deducen que la actividad intelectiva, cuyo prototipo es la el Tomismo comienza( por fundamentar el alcance trascendente -en
ciencia empírico-matemática es un conceptualismo, que esquema- el auténtico y tradicional sentido de esta palabra- del mismo, con
tiza y organiza subjetivamente los fenómenos, sin aprehender el ser la refutación ab absurdo de cualquier posición que lo niegue o lo
o realidad misma. ponga en duela, para luego, con un prolijo análisis psicológico y gno-
Contra ese tipo de intelectualismo conceptualista subjetivista se seológico ele la intuición sensitiva, del concepto y del juicio y de su
yergue el existencialismo, y con razón, como antes lo habían hecho actuación conjunta, determinar el alcance preciso de la aprehensión
Berg,on y el vitalismo. Lo malo es que, al desconocer 1a verda- del ser y de los primeros principios, que formulan lógicamente la
dera naturaleza del concepto y de la aotividad intelectiva, opta necesidad ontológica o exigencia del ser.
por un acceso directo, "sin intermediarios conceptuales" -en ese
Con ello, el tomismo llega al ser trascendente, al ser de los entes
sentido, irracional-, por un contacto intuitiYo con la realidad inme- del mundo, y al ser inmanente del hombre, como realmente distinto
diatamente dada, que es la de la propia existencia. de aquél, y logra descubrir las diferentes esencias de los entes -ma-
3. El verdadero conceptualismo e intelectualismo, fundado en el teriales, vivientes, sensitivos- que culminan en el ser espiritual,
ser. La intención primera del existencialismo, de superar tal con- inteligente y libre, del hombre; y dentro de cada uno, descubre su
ceptualismo subjetivista, es noble y certera. El error de tal posición esencia permanente o substancial, sus propiedades y sus modificaciones
reside en que, al ignorar la verdadera naturaleza del concepto, in- accidentales.
tente un contacto inmediato o intuitivo, de carácter no-intelectivo o
irracional, con el ser, que el hombre de hecho no posee, porque en
11
él ser y entender no se identifican -como en Dios-, y que de hecho
conduce a un empirismo de tipo irracionalista. 1
Lo que hay que poner en evidencia frente a tal posi<:ión anti-in-
5. El Existencialismo frente al monismo racionalista. Frente al
telectualista, es que el concepto, como enseña Santo Tomás, no es racionalismo trascendental panteísta, el existencialismo subraya el
una simple imagen subjetiva, sino el objeto o aspecto del ser mümo, carácter de finitud y contingencia del ser de la exi..stencia -el hom-
presente en el acto de la inteligencia. bre- y, en general, del ser inmediatamente dado.
Por otra parte, el concepto -que hace presente en la mente el Algunos existencialistas -Sartre, principalmente- hacen dima-
ser real bajo algunas de sus facetas- no es el término, sino sólo el nar tales caracteres de la nada, en una concepción anti-metafísica
comienzo del acto intelectivo propiamente tal, que se consuma en nihilista, que funda el ser de modo que ésta, substituyendo al Esse
el juicio, cuando ese aspecto real, abstractamente presente en el con- o Acto puro, se constituye en fuente originaria y [undante clel ser.
cepto, es reintegrado en el ser real. Recién entonces entendemos o Lo que el existencialismo pretende es salvar la realidad finita,
aprehendemos r;l ser: lo que la realidad es. la libertad personal de cada unv de las garras de un racionalismo )(
Conviene subrayar, frente al existencialismo, que toda la activi- panteísta, que la diluye en un absoluto trascendental e impersonal;
dad intelectiva, desde el concepto al juicio, es intencional, es decir, y por escapar a tal inmolación de la persona, ataca toda actividad
es.tá fundada y estructurada sobre el ser trascendente, y ni siquiera intelectual e intenta lógicamente aniquilar su objeto, el ser, y viene
sentido tiene sin el ser: no es ella otra cosa que la aprehensión del ser a dar al nihilismo.
-en algunos de sus aspectos-, el cual es reintegrado, en el juicio, Lo que no ha visto el existencialismo es que, entre un Dios per-
sonal y verdadero y la nada caben los seres finitos y contingentes,
· 1 Cfr. mi obra. Tratado de Existencialismo y Tomismo, c. VI y VII, Emecé, personales y libres; así como entre el racionalismo panteísta y el irra.
Buenos Aires, 1956. cionalismo nihilista, está el intelectualismo tomista, que tiene en
156 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL EL TOMISMO FRENTE AL EXISTENCIALISMO ATEO 157

cuenta la situación y la naturaleza de la inteligencia humana, unida constittúda como superación del no.ser o limitación de la potencia
y dependiente del conocimiento material de los sentidos, capaz de de la materia, es decir, por la perfección del ser o del acto. Inversa-
de-velar y aprehender el ser finito )' contingente, inmediatamente mente a la de Sartre, la inmaterialidad del Tomismo, constitutiva
dado en los datos de la sensación, para llegar desde él y desde sus del espíritu y de su actividad propia, es perfección o concentración
exigencias ontológicas -mediante el principio de causalidad que las ontológica, que, por eso mismo, se funda en el Esse o Acto puro de
expresa- hasta el Esse o Acto puro imparticipado, que da razón de Dios como en su Causa primera; mientras que la inmaterialidad en
aquél. Sartre es ausencia o nada de ser, que se funda, en definitiva, en su
Y una vez defendido el alcance realista del intelectualismo -una nihilismo ateo. f
actividad fundada en el ser trascendente a través ele la intuición de De todos modos, aun en esta concepción doblemente errónea y
los sentidos- el nihilismo cae por su base, para conservar la verdad radicalmente opuesta al Tomismo, éste está en condiciones y debe
vislumbrada, y mal conceptualizada en él: la finiLud y contingencia discernir críticamente de sus en·ores las dos Yerd a(k.; vislumbradas
de este ser. Porque lo que de-vela y aprehende la inteligencia junto por el existencialismo ateo: l) que el ser del hombre, con su con-·
con los sentidos, no es sino el ser en su esencia y existencia, y nada cie11ci.tt y sn libertad no cabe en un monismo o jJa11/l:is1110 raciona-
puede aprehender sino bajo esa noción de ser, determinante y espe- lista de un i.'111ico Ser divino ; y 2) que el ser específico del hombre,
cificante de su propia actividad. La nada sólo es concebible y apre- que se manifiesta en su conciencia y libertad, se constituye por la
hensible como ausencia de ser, es decir, como cai·encia o p-rivauón. inrna.l erialiclad o ausencia total de materia.
De modo que lo primero es el ser, y sólo por él, porque el ser es y Pero a la vez, el Tomismo ha ele rectificar la concepción errónea
existe, puede ser y conocerse la nada, la finitud y la contingencia. en que tales verdades han sido deformadas: l ) que no sólo es
posible sino necesario Dios para dar razón a la aparición del ser
6. La inmaterialidad, const itutiva de la concie11 cia y de la li- finito y contingente, del ser a. la vez material e inmaterial o esjJiri-
bertad: diverso sentido en Sartre y en el Tomismo. lntimamente ligada t11al del h ombre; púo un Dios personal y realmente distinlo y tras-
con el nihilismo, está en Sartre la noción de inmaterialidad, constitu- cenn 1te al hombre ; y 2) que Ja i11111al erialidad total, constitutiva
tiva d ~ la conciencia y de la libertad, o sea, del hombre, vinculada del ~er específico del hombre, no se ro n ' tituye por a usenc ia ele ser,
con su materialismo ontológico. En efecto, la afirma ción de Sartre sino por superación del nO-sr'r o li111 itarión de la jJuf1•11ria rlr• la
de que la conciencia y la libertad o la ex-sistencia se constituyen por 1//(/teria, es decir, por jJH'.w:ncia y elevarirín on/olrígira del acto o s, r.
la inma.t erialidad o ausencia del ser material se basa no sólo en el Tal la inmaterialidad perfecta o csJJirit11alidarl del ser csjJCcifilO
nihilismo, en oposición a un monismo o jJanteísmo raciona.lista -i n- del hombre.
compatible con la libertad, ya que Dios es un ser absolutamente ne-
cesario, y que es libre únicamente frente a la creatura o ser distinto 7. El realismo g11 oseo lóg ico y ontológico del Tomismo, funda-
de El o posible o existente-, sino también en una concepción ma- mento de las pntebas de la ex istencia de Dios. El anti-in.t electua-
terialista del ser. En efecto, según Sartre, el ser material es un ser lismo gnoseu lógico y el nihilismo ontológico son los dos pilares en
sólido y "cebado", lleno y sin fisuras de nada, que no sabe que es y que el existencialismo actual funda su ateísmo; porque priva al
que, además, es el único ser, reducido, por otra parte, a su aparecer hombre, respectiva1ne11te, de l IÍnico i11stru1nento capaz de aprehcn.
en el "ser para sí" de la ex-sistencia o del hombre. Porque éste, que dcr el ser lmsce11de11 te y, con él, poder llegar al ser de Dios: el valor
no es sino conciencia y libertad, no se constituye tal sino por la fisura o alcance ontológico de la inteligencia; y aniquila, en segundo lu-
o ausencia del ser material, o sea, como un no-ser o nada del único gar, el punto de apoyo necesar io de ésta, que e, el ser trascendente
ser, que es la materia. finito y cu11ti11ge11t e, inmediatamente dado a ella.
Ahora bien, frente a tal inmaterialidad materialista, constitui.iva Sin embargo, esas dos actitudes que así expresadas, respectiva-
del ser del hombre en Sartre, el Tomismo: I) no sólo demuestra que mente, desconocen la verdadera naturaleza de la inteligencia, por
el ser del hombre es compatible con el Ser de Dios, sino también una parte y, por otra, suprimen el objeto primero de-\'elaclo ante
que sólo por este Ser imparticipado, divino, es posib:e y existe el ella, que es el ser fi11ito )' contingente de las cosas materiales, que
ser espiritual -enteramente inmaterial- finito y contingente del la especifica, han contri buido a desha,cer dos de los grane les pre-
hombre;, 2) sino también que tal inma terialidad perfecta o espiri- juicios de la filosofía moderna, opuestos al conocimiento ele Dios:
tualictad -negativa en su formulación - es realmente positiva y está el concejJtualismo suúje tiv ista y, por eso mismo, agnóstico, incapaz
158 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL.

ele aprehender el ser y menos el Ser de Dios; y el monismo o racio-


nalismo pan.teísta, que desconoce el ser trascendente, punto de apo-
yo ontológico de la inteligencia humana para llegar a Dios.
Reivindicada la cajJacidad ele la inteligencia, de aprehender el
ser trascendente y la realidad del ser finito y contingente de las
cosas materiales, como el objeto primero y especificante ele la in-
teligencia, ele modo que .Ja nada -la finitud y la contingencia-,.
sólo tiene sentido por el ser, el Tomismo actual, purificando críti- XV
camente de sus errores las verdades re-descubiertas o vislumbradas ( CAPÍTULO

por el existencialismo y que cobran toda su vigencia en la con-


ciencia del hombre actual: que la iaiteligencia debe superar el sub- LA RECONQUISTA DEL VALOR DE LA
jetivismo conceptualista -pero sin caer en el anti-intelectualismo·
irracionalista- con un intelectualismo realista, y el monismo jJan-•
INTELIGENCIA, FUNDAMENTO DE LA
teísta -pero sin caer en un nihilismo- con una ontologia fJluralista RESTAURACióN DEL ORDEN HUMANO
del ser finito y contingente, muestra que e] hombre, en posesión de tal Y DE LA CULTURA
inteligencia enraizada en el ser y en posesión de ese ser finito )'
contingente y de sus exigencias ontológicas, como su objeto pri- J. La apertura al ser .t rascendente e inmanente por la inteligencia
meramente de.velado y dado a ella, está en condiciones de ofrecer espiritual
una demostración de la existencia de Dios, fundada en la verdad'
perenne de sus principios, y encarnada en una formulación actual' Lo que distingue al hombre de los demás seres materiales y Jo
y viva, que responda a las inquietudes y preocupaciones del hombre, coloca fuera y por encima de todos ellos, es su espíritu. únicamente
y al clima espiritual de nuestro tiempo. él no sólo es, sino que tiene conciencia de ser, sabe que es, y ade.
más sabe que las cosas son y que son distintas de él. Bajo la visión
de su inteligencia el ser del mundo y el ser propio comienzan como
a ser de nuevo en este recinto privilegiado y lúcido del espíritu,
que es la inteligencia. Más de veinte siglos antes que Heidegger
dijera que el hombre es el "ser aquí", el ente singular, en que ·'el
ser se de-vela" o se hace presente, el "pastor" o "casa" del ser,
Aristóteles había afirmado, con más precisión aún, que el enten-
dimiento, exento de toda materia por su espiritualidad, es el "lugar
de las formas" o esencias, el único lugar en que el ser se puede quitar
el velo, con que se da en los demás entes, se puede manifestar o
hacer presente.
El entendimiento humano es capaz de aprehender inmaterial o
conscientemente el ser en su gama infinita, y de ser iluminado y
actualizado con su inteligibilidad o verdad. De este modo, el hom.
bre se constituye en persona o totalidad finita, dueño de sí mismo
por la conciencia y dueño a la vez del ser o verdad trascendente
del mundo y de Dios por el conocimiento inmaterial.

2. El autodominio de la activiidad libre por la voluntad espiritual.


Colocada así la persona en la cima inmaterial del espíritu, en
que el ser se de-vela y se hace presente en su verdad, ella se cons-
tituye a la vez y por la misma razón, en posesión de su actividad
160 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA RECONQUISTA DEL VALOR DE LA INTELIGENCIA 161

de amar y actuar sobre el ser, en cuanto éste es acto o bien con de lo.s hábitos buenos en la voluntad, para inclinarla de un modo
•que logra su propia perfección. Del mismo modo que la inteligen- permanente a encauzar sus actos libres por la senda ardua del de-
cia queda necesariamente especificada por su objeLo formal, que es ber-ser de la que son formulación intelectiva las normas rnomles,·
-el ser en cuanto verdad, también la voluntad resulta especificada de-veladas por el enteclimiento en la luz de la verdad del ser.
por ese mismo ser en cuanto bien. Y precisamente porque tocios los Todo el sendero del bien o perfección del hombre -y de las cosas.
entes finitos participan del ser -y de la verdad y bien con él iden- en función de éste- depende esencialmente, pues: 1) de una visión
tificados- la inteligencia es capaz d e conocerlos y la volunta,l es de la verdad del ser, ajustada a su manifestación o evidencia obje-
-capaz de amarlos o transformarlos. tiva - de las cosas del mundo, del propio ser y de Dios- y de sus
Pero mientras la inteligencia frente al ser, evidentemente presen- exigencias jerárquicamente dadas; y 2) de una inclinación perma-
tado en su verdad, no puede no verlo o dejar de aprehenderlo, la nente de la voluntad a acatar tales exigencias y emprender su rea-
voluntad frente a los entes o bienes finitos, puede quererlos, porque lización, que actualiza su propio ser o bien y el bien de la s cosas
participan del ser o bien, pero puede también 110 qv ererlos o pre- relacionadas con el bien humano, frente a las solicitaciones de otro¡_
ferir otro bien, porque ninguno de ellos es el bien, ninguno de bienes de inclinaciones o apetitos inferiores, que atentan e impiden
ellos realiza la plenitud de la bondad y, por ende, tampoco adecuan la realización de la inclinación espiritual a su bien propio, o sea,
su capacidad infinita ele bien: es libre. L a libertad o autodominio del hombre en cuanto hombre o persona, y que únicamente se
surge en la volu ntad a causa ele su objeto formal; el bien en si, r¡ue obtiene por la orientación firme de su conducta hasta aquellos
engendra en ella una capacidad activa de infinito bien, que ningún bienes, cuya posesión conduce a la conquista del Bien trascendente
bien finito puede llen ar. Unicamente el Bien infinito de Dios, in- e infinito ele Dios, en el cual el hombre logra su Fin trascendente
mediata y perfectamente aprehend ido en su realidad propia infi- supremo y, con él, la plenitud humana de su vida y de su ser y, con
nita, puede actualizar esa capacidad y, por eso, ante una aprehe nsión ella, su felicidad .
de esa naturaleLa -como es la visión de Dios en el cie lo- la yolun-
tad pierde su libertad: no puede d ejar d e amar y gozarse en ese .4. El desorden moral, individual y socia l, fundado en el desor-
Bien, que es, por eso mismo, su felicidad. Pero como al Bien infini- den intelectual. - La crisis actual de los valores humanos en toda su
to de Dios en la v ida temporal lo conocemos de un modo imperfecto compleja amplitud -y también de los valores cristianos, que se
o finito, también ante él la voluntad es libre y puede postponerlo fundan en aquéllos y los suponen- reside inmediatamente en la pér-
por un bien finito , en lo cual consiste precisame nte el pecado. dida de las virtudes mora-les, en el debilitamiento de la voluntad libre
L a libertad para querer los distintos bienes, es una prr{aciún para orientarse hacia el bien específicamente humano, hacia el bien
del ser espiritual de la persona . Pero la libertad del ser espiritual o moral, frente a la atracción de los bienes de las pasiones, acrecen.
jJersona finita, implica, junto co n esa perfección , el defecto ele poder tada fuertemente por los medios masivos de comunicación, bienes
claudicar d e su verdadero y auténtico bien, que la perfecciona como que se presentan como fin supremo o felicidad del hombre: los
a persona humana . E l poder pecar es un a deficiencia de la libertad. goces de la carne, la posesión de las riquezas, la exaltación propia
y el afán de dominio por la abundancia de medios económicos y
3. La visión de la verdad y la inclinación habitual de la volun. políticos. Este asedio de la libertad para apartarla de su auténtico
tad al bien, fundamento del perfeccionamien to l1 umano. - De ahí fin o bien humano ha existido siempre, porque el hombre lleva en
que para el perfeccionamiento humano y, lo que es m{1s todavía, sí mismo las pasiones que tienden a arrastrarlo a sus respectivos bienes
para que tal perfeccionamiento llegue a su término, hasta la pose- con detrimento del suyo propio. Lo que en este aspecto ha va- .
sión plena y definitiva del Fin su premo del hombre que es el Rien riado es la magnitud de la subyugante atracción que ejercen los
infinito de Dios - único que con su Verdad, Bondad y Belleza, pue- bienes sensibles y mundanos sobre la voluntad, mediante la per-
de realizar plenamente o actualizar la ac tividad espiritual específica fección técnica alcanzada por los medios de comunicación -el cine,
y, con ella el ser mi smo de la persona humana-, sea de una im- la radio, la T.V., la prensa ilustrada, etc.- que los presentan con
portancia decisiva: 1) la v isión int electiva del ser o verdad tal cual un esplendor y fuerza de tentación a veces superiores a la misma
es, si n error, a fin de poder de-velar desde él sus exigencias ontoló- realidad, como nunca habían logrado hasta ahora.
gicas, que trazan el camino del deber-ser, que el hombre d ebe reco- Sin embargo, lo que caracteriza a la situación crítica del hombre
rrer, realizar, para convertirlo en ser o bi en en acto y perfeccionar y de su vida actual individual y social, es que ella ha llegado mucho
y actualizar con él su propia vida y ser humanos; y 2) la creación más hondo, ha llegado a envenenar las fuentes mismas del perfeccio-
162 DERJSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FUOSOFÍA ACIUAL. LA RECONQUISTA DEL VALOR DE L\ INTELIGENCIA 163

namiento y cultura humana, la vida de la inteligencia, mediante su <le la civilización y de la cultura, acumulados durante siglos, se
desarticulación de su objeto, el ser trans-subjetivo. Sin la luz de la_ impone un esfuerzo denodado y heroico de parte de todos los hom-
verdad, la verdad o inteligibilidad del ser, la inteligencia queda: bres, que aspiran a vivir con dignidad su vida humana -y más toda-
sumida en la oscuridad de una inmanencia finita, estéril y con- vía, si se trata de su vida cristiana-, para reconquistar: 1) el va lor
tradictoria. de la inteligencia, a fin de alcanzar el ser o verdad trascendentes;
La inteligencia es e ncerrada así en un fenomenismo subjetivista.,. para luego en la luz de esa verdad, 2) determinar con firmeza la
relativista y agnóstico. Lo único a su alcance son los fenómenos de• trayectoria de la perfección humana, personal y social, y crear las
las cosas, tal como se presentan en su apariencia subjetiva de aquí" virtudes morales capaces de encauzar de un modo permanente y
y ahora, sin poder alcanzar ya más el ser trascendente en sí mismo- decidido por ese sendero la actividad libre y, bajo ella, toda la
-ni siquiera bajo alguno de sus aspectos- ni saber, por ende, qué• conducta y vida humanas.
son realmente las cosas, el hombre y Dios, ni si realmente existen. Pero nosotros sabemos por la Fe cristiana que el orden intelec-
Un relativismo agnóstico sumerge al hombre en un caos sin sentido.. tual y moral - individual y social-, no será reconquistado sino
Desarticulada la inteligencia del ser o verdad trascendente de las bajo la luz de la Verdad revelada y bajo la acción vivificante de la
cosas, clausa en su inmanencia subjetiva e histórica, la verdad abso- gracia divina, las cuales, al dar a conocer al hombre un nuevo mun-
luta -aun bajo alguna de sus facetas- resulta imposible. e infundir en él una nueva vida divina, infinitamente superior
Despojada ,la inteligencia de la verdad del ser, el hombre que- a la espiritual natural, al constituir al hombre en hijo de Dios, en
da privado de la luz que guíe su conducta. Con el ser desaparece, a Cristo, lo restituye a su auténtica vida humana, lo capacita a recon.
fortiori, el deber-ser o exigencia de bien. Sólo queda un m:undo- quistar su verdad y su vida de persona. Porque sólo bajo la Verdad
caótico de fenómenos y tendencias, sin posibilidad de ver su armo- revelada y la gracia de Cristo, el hombre es curado de sus heridas,
nización jerárquica, y mucho menos de poder realizarla, porque- causadas por el pecado original, en la inteligencia y en su voluntad
con la desaparición del set·, la inteligencia ha perdido la luz que la -oscurecida aquélla y debilitada ésta- y es capaz de rehacer su ver-
guíe y la volu ntad su objeto para poder actuar, que es el bien. dadera vida humana - personal y social- y restablecer y revitalizar
La actividad humana pierde así su sentido moral, de ordena- con ella la cultura o el humanismo.
miento en busca de su perfección o plenitud, porque ha desapare-.
cido en la inteligencia el fin o meta que la ilumina y confiere orien-
tación y sentido a dicha ordenación; y, consiguientemente, la volun-
tad queda imposibilitada para orientar su actividad libre a dicho fin~
Y como el orden social se establece como una exiiencia moral de
cada uno de los miembros que componen la comumdad, diluida la
norma y la actividad moral, también el orden social, establecido.
como exigencia u obligación desde el interior de las conciencias,
carece de fundamento y resulta imposible.
El extravío de la inteligencia, cuando esá privada de la luz inte-.
ligible del ser o verdad trascendente conduce inexorablemente al
desorden humano personal y comunitario: a la depravación sexual,
a las drogas, a la ambición de riqueza y de p0der, sin escrúpulos de·
medios, al sometimiento de los más débiles a los más fuertes, a la
violencia y a la subversión y al totalitarismo sin vallas morales, que
sojuzga enteramente a la persona humana como una cosa, priván-.
dola de sus derechos y envileciéndola con toda clase de atropellos.
5. Conclusión: La reconquista del valor de la inteligen cia para
reconstruir el orden httmano. - Frente a esta situación actual,
agnóstica y relativi.sta y, por eso, amoral, que tiende a agravarse
y profundizarse cada vez más en el mundo y a deteriorar los bienes
"

,
CAPÍTULO XVI

ESPfRITU Y MATERIA, SER Y VIDA PARADOJAL


DE LA PERSONA HUMANA

l. El 1n1111do y In Pida corporal. - Por su cuerpo el hombre es


una parte del uni,·erso, sometido a las leyes necesarias que rigen la
materia. Por encima de la pura materia, el hombre posee además
una vida fisiológica o vegetativa, inconsciente, que hace de su cuer-
po una unidad orgánica, en que las fuerzas físi co-químicas aparecen
ordenadas Y, dirigidas al bien del todo por un principio vital; el
cual, por e~o mismo, es esencialmente superior a la materia, bien
que a la vez esencialmente dependiente de ella. En efecto, la 'vida
(isiológirn es un ordenamiento de las fuerzas materiales físico-quí-
micas, inex plicable por ellas mismas, desde que aparecen subordi-
nadas a un fin superior, ordenadas por un principio intrínseco vital
como partes subordinadas al bien del todo. Por eso, 1111a unidad
org,ín ica en que tocias las partes se subordin;in al bien del todo,
implican un principio vital irreductible a la sola materia. Pero a
la vez este principio depende esencialmente de ella, ya que no
puede operar sino dirigiendo las fuerzas materiales a su fin wpe-
rior, en que ellas actt'1an como parte de un todo.

2. La vida co11scie11te de los se11tidos. - Más .irriba de esa vida


Cisiológica, aparece otro tipo de vida esencia~mente superior a ésta
y que no puede explicarse como un fruto de la misma: la vida
consciente de los sentido~.
En efecto, el conocimiento es la aprehensión del ser distinto del
propio y en cuanto distinto u objetivo, de una manera enteramente
diferente y hasta opuesta a la manera de recepción material, por
pura pasividad o yuxtaposició n. El conocimiento es la aprehensión
de otro en cuanto otro u objeto en el seno del acto sujetivo, de
una manera consciente o tomando conciencia del ser del otro y del
ser propio. La conciencia y el conocimiento suponen el sistema ner.
vioso y la vida vegetat iva, sin los cuales no pueden darse. Sin
166 DEIUSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL 'ESPÍRITU Y .MATERIA Y U PERSONA HUMANA
167
embargo, es algo esencialmente superior a esa vida inconsciente mente Bergson a propósito de la vida vegetativa y sensitiva, se alarga
del sistema nervioso. No se puede pasar por grados de lo incons- pero no se rompe".
ciente a lo consciente: la conciencia no se presenta como un per-
perfeccionamiento de la vida fisiológica, hay un hialtts enlre las 3 La vida espiritual del hombre: la inteligmcia - Pero por
dos. Querer explicar la conciencia por el sistema nervioso, advierte encima de la vida consciente animal de los sentidos y apetitos con
Bergson, equivaldría a querer explicar la comunicación del pensa- -objetos materiales concretos, aparece una vida total y esencialmente
miento y emociones de dos interloculores telefónicos, por los cables ·superior a las anteriores y que en su actividad se independiza de
y la corriente eléctrica, por9.ue sin ellos es imposible esta comuni- J, toda materia, y por eso, es intrínseca y totalmente inmate,·ial, o s_ea,
cación a distancia. La conciencia y el conocimiento es algo entera- -espiritual. Vinculado y dependiente del conocimiento orgánico de
mente nuevo y totalmente otro de la vida fisiológica, de tal manera los sentidos en razón del objeto, el conocimiento intelectivo llega
que no puede reducirse a ésta, aunque necesite de ella como de su a aprehender un objeto distinto del propio acto, un ser trascen-
instrumento, como en el caso de los dos que hablan por teléfono. dente como tal: como ser y como ser realmente distinto u objeto
.Esta vida comprende la aprehensión de los seres materiales con- -del propio acto, a la vez que aprehende su ser inmanente, como ser
cretos por la intuición de los sentidos externos y la reproducción o mjeto distinto del objeto. La primera mirada del entendimiento
y combinacionés de los mismos por los sentidos internos, a la vet aprehende el ser o esencia de las cosas materiales dadas en los sen-
que el apetito o tendencia hacia los diversos seres o bienes externos, tidos, pero lo aprehende inmaterialmente como ser o esencia abstrac-
también concretos, relacionados con la conservación del individuo ta, más allá de todo ser material individual, fuera del espacio y
y de la especie, que incluye ]os sentimienlos sensibles de lo agrada- tiempo en que existe y actúa toda materia. El Sf'r como tal o como
ble y desagradable, de atracción y repulsión, etc. La vida de los -esencia capaz de existir es inmaterial, incapaz de ser aprehendido
sentidos, si bien proviene e indica un principio superior de vida por lo.- sentidos materiales, e implica, por eso, una actividad ente-
consciente, irreductible a la materia y, por eso, se desenvuelve en ramente inmaterial en el acto intelectivo que lo aprehende. Pero
el nivel de la conciencia y conocimientos y del apetito con una hay más. En sucesivos pasos de abstracción y separación de la ma-
g~an riqueza de posibilidades y una amplia espontaneidad, sin teria, el entendimiento es capaz de elaborar concepto~ que aprehen-
embargo, tal vida se realiza y depende constante y causalmente de den objetos enteramente inmateriales, que no pueden existir con
los órganos y, como tal, está su jeta al determinismo causal, propio materia, y puede llegar incluso a demostrar la realidad de tales
de la materia. Procediendo, bajo la dirección de un conocimiento, seres existentes sin materia, como Dios o la propia alma espiritual.
de un principio inu·ínseco y espontáneo, la actividad apetitiva de El objeto de la inteligencia, alcanzado a través del objeto de los
la vida animal, con la cual este ser actúa sobre el mundo en razón sentidos y, como tal, dependiente del mismo, no se confunde ni se
de su conservación individual y específica, está su jeto a leyes nece- puede confundir con éste, lo trasciende esencialmente, y tiene un
sa1'ias: procede de un modo tal que no podría proceder de otro objeto formal específicamente propio, universal, abstracto e inma-
modo. Lo que 1,ucede es que esta nece~idad no es violenta o contra- terial, que supone, por lo mismo, una actividad y principio, una
ria a la naturaleza del ser, ni siquiera es rígida, como la de las leyes facultad, inmune enteramente de la maleria, espi1·itual capaz de
físicas o químicas, ni siquiera como las leyes biológicas; el lazo que aprehenderlo y darle exisLencia inma terial en la unidad intencio-
vincula necesariamenle el apetito con el bien excitante, a través del nal de su acto. El mundo objetivo de la inteligencia trasciede todo
conocimiento sensible, es muy amplio y permite una realización el mundo material de espacio y tiempo y está oculto como tal, a los
concreta muy variada, con muy diversos matices, de acuerdo a las sentidos: es el mundo del ser, de todo lo q11p es, de las esencias abs-
circunstancias diferentes, precisamenle por la riqueta del principio tractas de la materia concreta, de las relaciones -el mundo de lru
causal del que proviene. Piénsese en la diferencia que media entre Ciencias y Filosofía natural-, de los entes que pueden concebirse
la necesidad de la ley de la gravedad - la caída de una piedra- con sin materia sensible alguna -el mundo de las Matemáticas- y el
el vuelo de un pájaro en busca ele alimento y que va sorteando los mundo de los seres que, adem.ís de concebirse sin materia, existen o
diversos obstáculos en su camino y determinado a la vez por uno pueden existir sin materia -el mundo de la Metafísica-.
u otro bien excitante, todo lo cual hace cambiar el vuelo en dife- Ese mundo objetivo inmaterial e infinito en amplitud -el ser
rentes direcciones. Sin embargo, esta espontaneidad del pájaro, no en todas sus manifestaciones y posibilidades- únicamente se de-vela
llega a ser libertad. "La cadena del determinismo, dice hermosa- ante la inteligencia, precisamente porque su actividad no está
168 DERISl - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL ESPÍRITU Y MATERIA Y LA PERSONA HUMANA 169

intrínsecamente vincufada a ningún órgano, es tmteramente inma- cia, constituido tal por la espir~tualidad. En efecto, la amplitud
terial o espfritual. ;nfinita del .objeto de la inteligencia: el ser, fruto de su indepen-
dencia de la materia, de su espiritualidad, proyecta al impulso
4. La vida espiritual del . hombre: la libertad. - frente a e1,e a petitivo de la voluntad hacia el bien e11 sí o Jeliridad, objeto especi-
mundo infinito del ser, de-velado y aprehendido por la inteligencia, ficante y, como tal, necesario de la voluntad. Esta es la razón por
surge en el espíritu una segunda actividad: la que se dirige a rea- qué la voluntad 110 pueda apetecer nada sino bajo la noción de
lizar y posesionarse del ser. El ser, en cuanto objeto de este apetito bien. De ahí que frente a cualquier bien finito y aún frente al
espiritual o voluntad o, brevemente, en cuanto apetecible, es el # Bien infinito fi11ita o imperfectamente apreh endido, la voluntad
bien. El bien no es sino el ser en cuanto objeto del apetito o tenden- pueda quererlo, porque participa del bien, especifican te de su acto,
cia y amor espiritual. pero pueda .también no quererlo o querer otro bien, porque nin.
La voluntad está cletem1inada objetivamente o especificada por guno de ellos adecua o llega a ser el bien en sí, la felicidad, objeto
el mismo objeto -en toda su amplitud- que la inteligencia apre- cspecificante de su acto: la voluntad tiene en su amplitud activa
hende o conoce -el ser- y que en cuanto apetecible u objeto de la capacidad de poder querer u110 u otro bien o de 110 qur'1·nlo, es
voluntad constituye el bien . El bien es, pues, el objeto formal espe- decir, es libre. La libertad tiene, pues, su ra íz en el objeto infinito
cifican/e de la voluntad. Por eso, la voluntad está necesitada a actuar el bie_n o felicidad, que especifica la vida de la , 1oluntad, en am pli-
o querer ineluctablemente bajo la nocíón objetiva de bien; el bien tud objetiva, que se funda en el objeto in(inito de la inteligencia,
como bien, objeto propio de la voluntad, trasciende lo material y ~toda la vida del esp lrtu tiene un objeto infinito, el ser- que, por
es, en cuanto tal, inasible por los sentidos. Esta amplitud infinita eso, frente a los seres o bienes determinados, objetos de la voluntad
de su objeto, el bien, es el objeto necesario de la voluntad en cuan- los presenta en un juicio de indiferencia, sin necesitar a la volumad
to a su especificación. Como en el caso de la inteligencia, la volun- a ningún determinado acto u objeto. La voluntad es q uien debe
tad es capaz de tal objeto infinito, el bien, a causa de su exención decidir por uno u otro acto bajo la fonnación del juicio ele~ido.
intrínseca de toda materia, de su espiritualidad. En tal amplitud Ahora b ien, hemos dicho que si la inteligencia no está limitada a
objetiva, fundada en la espiritualidad, tiene su razón de ser la liber- n ingú n objeto determinado, sino que es capaz de conocerlos a todos
t ad. Sólo el espírit•n es libre. Los seres materiales, h asta los animales bajo la amplitud infinita del ser, es precisamente porqu e está exen-
inclusive, se rigen por leyes necesarias - físicas, qu ímicas, biológi- ta de toda dependencia intrínseca de la materia, o sea, porque es
cas e institivas- cada vez más amplias de acuerdo a la riqueza y espiritual. La raíz, pues, y causa constitutiva de la l ibertad es la
a la jerarquía ontológica de los seres inorg-.lnicos y vivientes, con espiritrialidad de su acto y del acto intelectivo que la dirige y la
vida inconsciente y con vida consciente, pero siempre dentro de un provoca.
.d eterminismo causal, desprovisto de au todeterminación consciente
.o lib ertad. 5. L a vida y el mundo de la persona. - Por su e~píritu -a tra-
Para constituirse ésta necesita de la inmaterialidad perfecta del vés de su actividad que a prehende o apetece el ser- el hombre 110
espíritu, porque no se constituye como una indiferencia pasiva -pro- sólo es, como son las demás cosas, sino que por la inteligencia sabe
pia de la materia- ca paz de recibir determinaciones, sino activa, que es y que las cosas son y es capaz d e de-velar lo qtte las cosas son,
'derivada de la propia riqueza de su ser, dueiia de su propia activi- se posesiona de sí y de las cosas por la conciencia y el conocimiento
dad y capaz de dirigirla a uno u otro o bjeto y aún de impedirla intelectivo; al par que por su voluntad libre es capaz de transfor-
totalmene. No se trata de una falta de determinación por pobreza, mar y posesionarse de su propia actividad libre para hacerla buena
sino de un tener en su poder múltiples determinaciones posibles y - o mala- como humana y, a través de ella, puede transformar y
:hasta opuestas, capacidad p ara determinar el propio acto hacia un posesionarse de la acti vidad sensible de su propio cuerpo p ara
objeto u otro o abstenerse del mismo. hacerla buena y también puede transformar las cosas exteriores para
Este dominio activo de la propia actividad no existe en ningún .c onvertirlas en útiles y bellas y hacerlas servir a su propio bien
ser material y es, ele por sí, un indicio de que es fruto de algo esen- humano. Además desde los seres finitos y contingentes, tambié n
cialmente superior a ella, es decir, de la espiritualidad. Pero que la del propio, puede llegar a conocer a Dios, como su Causa primera
.iibertad suponga y proceda del espíritu queda patente si se consi- necesaria y su Fin o Bien supremo y d e-velar desde Él sus exigen-
dera que tiene su raíz en el juicio de indiferencia de la inte lig-en- cias sobre el hombre en forma de normas u obligaciones morales.
170 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
ESPÍRil'U Y MATERIA Y LA PERSONA ltUMANA . 171
hombre, frente a esta dualidad de vida consciente animal y espiri. tos e -irreductibles, pero de una unidad sustanéial y personal, surge
tual, procedente de dos principios inmediatos esencialmente distin- la tentación y el peligro de considerar únicamente uno de esos prin.
por el otro. Se puede mostrar cómo esas dos tendencias, excluyentes cipios con exclusión del otro y de querer explicar y reducir el uno
o absorbentes la una de la otra, se han dado y repetido frecuente.
que actúan sobre su libertad y conducta para ordenarlas a ese Fin
mente a través de la historia de la Filosofía desde sus orígenes hasta
y hacerlas específicamente buenas.
nuestros días.
Todo este ámbito de la actividad técnica y artística, moral )1 cien
Desde Parménides a Platón, desde Descartes y Leibniz a Male- tífica, filosófica y religiosa, constituyen el mundo de la cultura o
branche y Spinoza, desde Fichte y Schelling hasta Hegel, desde humanismo, el mundo exclusivo de la persona, con sus derechos y
>
Croce y Gentile hasta Lavelle, Husserl y Max Scheler, por caminos d eberes que de esa situación dentro del ser del mundo y frente a l
y sistemas muy diversos, se advierte una concepción preponderan~ Ser de Dios se derivan; mundo en el cual y con el cual ella encuen-
temente espiritualista del hombre, en que su vida y su ser son con- tra el camino de su perfeccionamiento en dirección a su plenitud,
siderados y reducidos exclusiva o casi exclusivamente al espíritu más allá de la muerte, con la posesión del Bien infinito, el camino
con desmedro y hasta con la negación del psiquismo inferior y del para vivir y desarrollar armónicamente su vida proj1ia ele J1ersona.
cuerpo, al que en algunos casos se lo llega a presentar como un
principio enemigo del espíritu y del hombre, como acaece en Platón
y en el i\Ianiqueísmo. Por el otro extremo, desde Empédocles hasta 6. Depenclencia de la j1ersona respecto de la materia. - Coexis-
Demócrito, desde los Sofistas hasta los Académicos y Pirrónicos, ten, pues, en el hombre dos psiquismos: 1) Uno dependiente de
la materia y, como tal, limitado, en el conocimiento, a actos de
desde Locke y Berkeley hasta Hume, desde Wundt y Fechner a Com-
objetos concretos e individuales, y, en el apetito, sujeto al determi.
te, Taine y Spencer, el hombre es considerado sólo como un ani.
mal más perfeccionado, toda la vida espiritual quiere ser explicada nismo o necesidad de actuación, propia de la materia; y 2) otro
enteramente exen to de toda materia, es decir, espiritual. Entre ellos
por sus aspectos psicofísicos y, en la mayor parte de los casos, por
la sola actividad corporal. no rige una coexistencia paralela, sino una unidad jenírquicamente
organizada del ser y de la vida humana: la unidad de la persona y
La verdad es que es iácil caer en uno u otro extremo, dada la de su actividad. Porque, intrínsecamente independiente de la ma-
íntima 1elación, dependencia y unidad sustancial de ambos psiquis- teria, la actividad espiritual aparece, sin embargo, dependiente de
mos, según que uno se ubique en uno u otro para considerar al ésta, en razón del objeto, en cuanto que la inteligencia no aprehen.
hombre exclusivamente desde él. de su objeto propio y específico, el ser, sino a u·avés de los datos
materiales de los sentidos; y a su vez la voluntad es atraída por los
8 La concepción materialista de Marx. - Pero indudablemente bienes sensibles que caen dentro de la órbita de su objeto, el bien,
la tentación y el peligro actual es el Materialismo de supresión fuera de que no puede actuar sin el conocimiento previo de la inte-
del espíritu y aún de todo principio superior a la materia y la ligencia, a través del cual actúan los sentidos sobre ella. Tal depen-
absorción y explicación del hombre y de su vida espiritual por su dencia constante del psiquismo superior espiritual respecto a la
psiquismo inferior y éste a su vez por la sola materia. Tal es el materia en razón del objeto, u·ae aparejada consigo también la de-
caso de l\Iarx y de Freud. p endencia del órgano y el cuerpo, que intervienen causalmente en
El desarrollo de las Ciencias fisicoquímicas, biológicas y psicoló- la vida de los sentidos. La vida del espiri.tu encarnarlo. que t,S el
gicas, la observación de su constante dependencia de la materia, hombre, no es posible nunca sin la intervención de la vida sensible
ha conducido a numerosos investigadores a suponer que toda la vida y, consiguientemente, sin la intervención de los órganos corporales.
humana es fruto de la materia y de su evolución. Así cuando se Tal dependencia de la \'ida espiritual respecto de la vida mate-
descubre la relación entre ciertas funciones de la inteligencia y de- rial y el cuerpo, supone que el alma espiritual humana no es una
terminadas partes del cerebro, se afirma que éste o tal región d~l sustancia completa que se baste a sí misma, sino una sustancia in-
mismo es el órgano de la inteligencia, olvidando que por la ampli. <:ompleta, que necesita del cuerpo, de la unión sustancial con él,
tud y naturaleza de su objeto la inteligencia es espiritual y que tal para constituir al hombre y su vida.
relación de dependencia debe buscarse en la subordinación en que
la ii~teligencia se encuentra, en razón del objeto, respecto a la ima- 7 Las tensiones del espíritu y la materia a través de la historia
ginación; la cual sí, como sentido interno depende causalmente del de la filosofía. - Frente a esta rica complejidad de vida y ser del
~

172 DERJSI - SANTO TOMÁS DE AOUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL ESPÍR[TU Y MATERIA Y LA PERSON A H U MANA 173

una conformación cerebral más perfecta es causa ele una m;h rica órgano, en este caso del cerebro. La misma relación en que se en-
imaginación y memoria sensitiva, que condiciona. en razón de su cuentra la mayor o menor inteligencia con la más rica o menos
objeto, un enriquecimiento de la vida inteleCLiva. rica conformación cerebral, debe buscarse por ese mismo camino:
Cuando Marx afirma que el homhre consiste en una "necesidad lecho de Procusto, qu e mutila y deforma la realidad de acuerdo a
material de comer, beber y engendrar" y que, por ende, todo depen- una concepción previa asumida a priori.
de de la economía o, mejor, de la posesión de lo, medios de la
producción para lograr la posesión de los bienes que sacian tales 9. La co11cef1ción materialista de Freud. - Otro tanto sucede con
necesidades, sólo tiene en cuenta el aspecto material del hombre, y # el psicoanálisis de Freud. No se puede negar la enonne influencia
olvida y desconoce las neces idades del espíritu: de la verdad, de la que en la vida y conducta del hombre ejerce la libido, esta pasión
justicia, del bien. de Dios y de muchas otras cosas más. El error de tan vehemente. que surge en él de su vida y ser anímale,. El error
l\farx no est;í tanto en afirmar la importancia de lo económico para de Freud, como el de .\Iarx, reside en pretender explicarlo todo con
la vida humana, para la vida corporal y, desde ella, también para la libido, desconociendo yue en el hombre hay otras pasiones y, sobre
la espiritual en nianLo ésta depende de aquélla: sino en la 1111ila- todo, que ha y otro psiquismo y vida espiritual, que se mueve por
teralidacl y exclusivismo de su afirmación: en querer hacer depen. otros móvile~ específicos y propios, que no son "sublimación" o la
der t0da la vida humana, individual v social de lo económico v de libido enmascarada -sin negar que en algunos ca,os pueda dar~e
la posesión de los bienes ele la prod uc~ión y en querer hacer depen- tal fenómeno-, como son la \·erclad, la justicia, el amor desintere-
der de estos bienes las manifestaciones más puras del espíritu -romo sado de benevolencia o arnistad; y que hay una libertad, fruto del
la E\:rngeli1.;u i,'>n. las obra, ele caridad de los m 'sionerns, etc.- y espíritu, capaz de dominar la libido y entreg-arse a los bienes del
tollos los acontecirnienws histé>ricos. ai'111 los realilildos con absoluto espíritu. Si en muchos hombres parecen tener aplicaci6n las teorías
desinterés, generosidad y puro amor. La \·erdad que encierran las freudianas, es porque hay muchos hombres, en que la vida del espí-
afirmaciones ele .\far>., a c:w,a del aspecto n1a1eri:d qu e arompa1ia ritu, ele sm valores y de su libertad no se han desarrollado y educado
~iempre todas la~ manifestaciones de la vid:t del hombre, resultan o, en otros términos, se tra ta de hombres, que habitual y casi exclu-
distorsio nadas y terminan en una burda fal sedad. alejada de tocia sivamente, viven la vida animal de los sentidos. Pero ello no quiere
realiclaú, cuando ella.~ quieren negar lo e~piritu:tl y pretenden expli. decir que esos mismos hombres, educados y desarrollados en su \ ida
car las manifc\taciones del es píritu por la wla materia y los bienes y aspiraciones espirituales, no puedan dominar la libido y ordenarla
de la proclwción. Basta ría recordar d solo hecho de la vigorosa por los cauces de las normas morales del espíritu y care7can en abso-
supervi ve ncia de la religi6n en Rusia y otros países comunista~, des- luto <le una vida espiritual movida por bienes y valores superiores
pués de más de cincnenta años del régimen y perscn1Ción religiosa, a los de la sexualidad y la materia.
sin ning-¡'111 motivo económico válido, para comprender el a hsu rúo Por lo demás, como en Marx, las explicaciones de Freud para
de la afirmación de Marx. reducir todas las manifestaciones de la vicia humana a la sexualidad,
No se puede negar el enorme influjo que ejerce el factor econó- resultan, al final, dC\u n simplismo apriorista, que lejos de ser demos-
mico en el desarrollo históri co y en la vida social e individu,11 del tradas, suponen y se apoyan en la teoría que se quiere demostrar, la
hombre: más aún tal factor suele entremc1.clarsc y es tar prese1ue aún cual conu·aría el testimonio más evidente de nuestrn conciencia.
en acciones rcali1ada, con fines e~pirituales. T.o que es ,ihsoluta- ¿Quién es el hombre que alg una vez no ha obrado por motivos ente.
mente falso es que lo económico y. en general, lo material , sea lo ramente ajenos a la libido?
único que mueve la arwaci6n ele lo, hombres. y que la trama "eslrttc. Es muy fácil subrayar el aspecto económico, sexual, el ansia de
lurnl" material de la historia sea la que determina las ".rnpereílntc- poder y otros motivos materiales que puedan intervenir en la vida
turas" o "ideologlas" jurídicas, políticas, estética~ y religio-as. El humana individual y social. Más aún, ya hemos dicho que siempre
materialismo histórico de l\íarx, como su mnlerialismo din/éctirn, tiene que haber un aspecto m aterial en la actividad espiritual hu-
al querer explicarlo todo por la posesión de los medios de la pro. mana, desde que el hombre no es un ,ingel metido en un cuerpo,
du cción - de la naturaleza o del propietario de los mismo~- desco- sino un alma espiritual sustancialmente unida al cuerpo, en el cual
noce la Yerdadera realidad del hombre. de ,m moti ncio nes v de su toda su vida espiritual, en sí misma independiente de la materia,
histoi;-ia. y aca ba en explicaciones simplistas, violentas, que ieducen depende constantemente, en razón de su objeto, de la vida psíquica
la compleja realidad del hombre y de su hist()ria a un verdadero animal, y, por lo mismo, del cuerpo.
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·! :

174 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FII.OSOFÍA ACTUAL ESPÍRITU Y MATERIA Y LA PERSONA H U MAN A 175

10. Irreductibilidad y unidad de espíritu y materia. - Hace a Dios, perfeccionando su propio ser con esta relación cognoscit1va
muchos siglos que Santo Tomás dijo que "el hombre es el más perfecto y amorosa, es el único ser dotado de un alma espiritual y, como tal ,
de los animales y el más.imperfecto de los espíritus" y, que, par incorruptible e inmortal, capaz de sobrevivir para siempre más allá
eso, "su vida habitualmente se desarrolla sobre los objetos mate- de la muerte y que lo constituye y hace persona. El hombre es el
riales", y la vida del espíritu, como la Filosofía, la meditación y otras único ser con obligaciones y derechos inalienables que le vienen por
actividades espirituales, son siempre difíciles y resultado de un vigo- su Fin o Bien divino para el que está hecho, y de cuya relación con
roso esfuerzo para sobrepanerse a la atracción que los objetos mate- Él, emanan las exigencias normativas para su libertad y su conducta,
riales ejercen sobre el hombre a través del conocimiento más fuerte para su perfeccionamiento en orden a fa posesión de Dios, imper-
e intuitivo de los sentidos. En cambio, carente de intuición imelec- fecta en la vida presente y plena, en la eternidad.
tual para ponerse en contacto directo e inmediato con las realidades Tal la realidad paradojal del hombre, con pasiones y deseos terre-
espirituales, que sólo aprehende por analogía, a través de los objetos nos de un animal, que lo avbrgüenzan, y con ansias y aspiraciones
materiales, inmediata pero abstractamente conocidos, el hombre en espirituales y generosas de cielo, que lo ennoblecen.
toda su vida espiritual lleva la impronta de este origen primero y "El hombre, mitad ángel y mitad bestia", el hombre "una caña
pobre de su conocimiento de las realidades superiores a la materia, tan débil y quebradiza, según su cuerpo, dice Pascal, y a la vez tan
que por eso mismo se hace difícil y fruto de un constante esfuerzo noble y vigoroso por su espíritu, una caña que piensa, capaz de
de superación de lo material. abrazar al mundo con su pensamiento y de enfren tar con su liber-
Adelantándose a la Caracterología contemporánea, observa Santo tad las fuerzas más poderosas de la materia".
Tomás, cómo las diversas conformaciones del cuerpo influyen en la
capacidad y vida propia del espíritu. De un modo análogo también
l\Iax Scheler sostiene, con sus categorías de psique y neuma, que la
actividad espiritual o del neuma, siendo irreductible a la de la ma-
terial o de la psique, sin embargo no se da sino en ella, y siendo
la más elevada y noble en la jerarquía ontológica, es, sin embargo,
la más débil frente a las paderosas fuenas psíquicas y materiales.
Ningún tomista pondría jamás en duda la enorme influencia del
cuerpo y de lo material -lo económico, lo técnico, lo sexual- y del
conocimiento sensible en la vida espiritual del hombre y en su vida
social. ,.,lif ,.¡, ~ ,,
Pero ningún filósofo tampoco como Santo Tomás ha exaltado la
nobleza y afirmado con más vigor la irreductibilidad del espíritu y de
su vida frente a la materia y frente a la vida psíquica material. La
vida espiritual es la vida específica del hombre, la que lo constituye
persona y lo distingue y diferencia de todo el mundo material y lo
coloca en un grado inmensa y esencialmente superior a la materia.
Esta persona, una sola de ellas, afirma Santo Tomás, "vale más que
el universo material", porque es dueña de sí y del mundo par la
conciencia y el conocimiento intelectivo y por su libertad, con los
cuales es capaz de transformar su propia actividad y la de las cosas y
perfeccionar tanto su propio ser como el ser de las cosas mun- •'
danas. Es el único ser dueño de su propia actividad y capaz de de-
velar y posesionarse, intencionalmente, de un modo íntimo e inma-
terial, del ser propio y ajeno y del m ismo Ser de Dios; el único ser
capaz. de relacionarse con esos seres y con el propio y a la vez el
único capaz de relacionarse y poseer por su conocimiento y amor

1
/

>
CAPÍTULO XVll

LA PERSONA HUMANA, !MAGO DEI

l. Los seres puramente materiales están entre los seres, pero no


'llegan a aprehender el ser y tener conciencia <le él. Aun los anima.
Iles <00oocen las cosas por sus sentidos, pero no descubren su ser ni
Lampoco Stt propio ser. Los seres materiales, sin excluir a los anima.
Jes, no trascienden el mundo de la realidad fenoménica y viven
-encerrados en ella. Y al no descubrir el ser, tampoco conocen sus
J"elaciones y son incapaces de avanzar en sus conocimientos para
¡penetrar en el modo de ser de las cosas o fin de modificarlas en ~ú
modo de actuar, regulados como están por el Pensamiento creador
.a través de leyes necesarias físi cas, químicas, biológicas e instintivas.
El hombre, en cambio, por su espíritu de-vela y aprehende el ser
-de las rnsas y el ser propio y también el de Dios. Hasta su atlv~ni •
.:m iento a l mundo, las cosas eran rcalmeme, p ero no había en ellas
,conciencia de su ser. El ser que realmente eran estaba velado a sus
ojos. recién con la aparición del hombre, el ser ocullo ele las cosas
-es de.velado y aprehendido. Con su inteligencia el hombre sa be que
las cosas son y que con su modo de ser o esencia ellas existen o están
.allí presentes; a la ve1 el hombre adquiere conciencia de que
también él realmente es, está jnesente a sí mismo, como ser d isLinto
<le los demás seres, como sub-ject11m frente a los ob-jecta. La aprehen-
sión del ser de las cmas y del propio hombre confiere a éste su con-
ciencia de ser sujeto frente a los seres objetos. Esta presencia o ser
de cosas y de la propia realidad, que era realmente pero que estaba
ornlta en las cosas, que era sin que éstas lo supieran o tuvieran con-
ciencia de ello se mani[iesta en su luminosa realidad y cobra sentido
de tal en la inLeligencia. El hombre es el ser privilegiado, único en
el mundo material, en cuya conciencia se de-vela o hace prese11te el
ser o p,esencia de las cosas, s-u propio ser, en último término el Ser
mismo de Dios. Sólo en el hombre y por acción de su inteligencia el
ser se hace presente y se manifiesta como ser.
El Ser en su Acto infinito y divino es consciente o poseído por el
Acto de Entender, con el que se identifica.
178 OERISI - SANTO TOM.,{S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL.

Cuando Dios hizo partícipes de su Ser a otros seres, las cosas ma-
teriales comenzaron a ser sin saber que eran: El ser, de-velado en su
r
'
LA PbRSONA HUMANA, lMAGO DEI

de la inteligencia que los ,in anque de su oculLamiento y haga


patente o presente su verdad o su ser.
179

Causa primera, sin perder su realidad y su verdad o inteligibilidad,


q uedó oculto en ellas, al carecer - privados de espíritu- de inteligen. 2. ]mago D ei por su acto espiritual de inteligencia, que resta-
cia y conciencia. blece Ja unión originaria divi na de Ser y Entender, quebrantada por
Pero al hombre Dios le confirió no sólo el ser sino el ser en et la finitud material, la persona humana lo es además porque con su
grado superior de total inmaterialidad o espiritualidad; con la cual ., apetito espiritual o voluntad se encuentra y consigue - por conquista
Jo hizo inteligente, capaz de de-velar y posesionarse irunaterialmente- o realización- la pusesió11 del bien como tal. Porque también la
del ser trascendente de las cosas y de su propio ser inmanente. Voluntad o el Amor infinito, identificado con el B ien de la propia
El hombre es, pues, el ser único en el m undo material, donde el Esencia en Dios, se separan en los seres finitos, como b ienes que
ser de las cosas y del propio hombre y del mismo 1Dios se manifiesta son sin ser apetecidos por ellos mismos, y como voluntad finita que
como tal, se hace presente en su aprehensión. no los posee, para reencontrarse en el acto del querer espiritual,
El ser del mundo, oculto a sí mismo, sin saber que es, adquiere- que toma posesió n de los mismos. Los- seres finitos materiales con
conciencia de ser o de real presencia en la inteligencia, donde co- su ho ndad o afectividad apagada están como esperando el acto de
mienza como a existir de nuevo de-velado en su íntima realidad. voluntad que realmente los apetezca coruo bienes y les con fiera así
acto o realidad de bondad amada, reencuentro de bondad y a11helo
El ser y el entender, es decir, la verdad o inteligibilidad y la inte- en el acto de amor o posesión gozosa del bien.
ligencia, identificadas en el Acto puro e infinito de Dios, separados. También por la vía de la voluntad el hombre restablece el e n-
en los seres participados finitos: en el ser material qe las cosas y en cuentro de ser o bondad, hasta entonces aislada, con el acto de bús-
el ser espirit11al del hombre, respectivamente, vuelven a unirse e queda, primero, y, luego, de e11rne11tro y posesión gozosa en el acto
identificarse -no real, sino intencional o inmaterialmente- en e! de amor.
acto del conocimien to espiritual de la inteligencia humana: la inte- Por el acto del espíritu, pues -por el conocimiento y el apetito
ligibilidad oculta de los seres materiales y del propio hombre se y el amor- el hombre reconquista la unidad del ser con el entender
desoculta y penetra en el acto espiritual de la inteligencia como y el querer. Un entender y querer, de sí desposeído, por su finitud,
ob. jectum aprehendido en su ser. En el espiritu del hombre se re. del ser trascendente, y, por otro lado, un ser objetivo oculto, como
encuemra el ser con el entende1·. La dual idad real de ser y entender, ser inteligible y callado como ser amable, se reencuentran maravi-
impuesta por la finitud y la materia, es superada en el acto del cono- llosamente en el acto de aqué l, que los de-vela o ilumina en su ver.
cimiento espiri tual, en cuyo seno se reconquista la unidad e identi- dad y les confiere acento y llamado con su respuesta de amor; ser en
dad -de una manera intencional o inmaterial- de ambos, con que potencia -verdad y bondad- que logran acto de tales en el acto
inicial y realmente estuvieron en el Ser imparticipado e infini to aprehensivo y mnoroso del espíritu en el hombre.
de Dios.
De ahí que el hombre por su acto espiritttal de inteligencia se- 3. Finalmente el hombre es imago Dei y, como tal, persona,
constituya en el santuario del ser: únicamente en él el ser fraseen. porque con tinlÍa en el mundo -sólo é l- la obra creadora de Dios.
dente e inmanente logra su de-velación o manifestación , stt concirn- Hasta el hombre los seres actúan conducidos por un determinismo
cia de tal y, por eso mismo, sea también y se constituya e n persona- de leyes necesarias, impresas por Dios en su act ividad, de modo que
e imago Dei, ya que, a semejanza de Él, puede llegar a la posesión se perfeccionan y acrecientan el ser y el bien del mu ndo sin saberlo
conscie11 te del ser inmanente y del ser tmscendente, ta nto de los. ni proponérselo ni quererlo consciente y libremente, siempre del
entes del mundo como del Ser del mismo Dios. La persona humana mismo modo, sin salirse jam,\s del ámbito de las leyes que los guía n .
en el mundo es el único ser, do nde se de-vela y se toma posesión En cambio, con su libertad, el hom bre elige libremente el fin
consciente del ser, y, por eso, es imago Dei, imagen de Dios, en o bien y los medios para conseguirlo o realiza rlo, y así de una ma-
quien todo su infinito Ser est,í manifiesto ante su Inteligencia tam- nera con sciente, libre y responsable aumenta el ser o bien en las
bién infinita. Fuera del hombre, los seres ocultos a sí mismos están- cosas y en su propio ser por la cultura o luunani.nno. Sólo la person a
como. esperando ser de-velados o manifestados en su ser en el acLO humana es capaz de acrecentar el bien del mundo m{1s allá del ám-
del entender humano, como anhelando este reencuentro con la Ju~ b ito material, por propia elección, de proponérselo y realizarlo por
DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
180
"
mundo sacándolo de la nada con su creacwn. El hombre, sin crear
o sacar el ser o bien de la nada, lo produce o consigu~ desde otrQ
ser, como trans-formación del mismo para hacerlo úlil -lécnica..:.
propia iniciativa y decisión. Dios acrecienta el ~er o bien en el
o bello -arte- o para hacerlo bueno -moral- o para acrecentar su
ele.velación de ser o verdad -ciencia y filosofía. Técnica y Arte,
Moral y Ciencia y Filoso/in son los sectores de la actividad cultttrnl .,
o humanista, con que e l homb re - en pos de la acción creadora ele CAPÍTULO XVJJI
Dios- por propia iniciaLiva, consciente y libremente aumenta el ser
o bondad del mundo y del propio hombre para hacerlos contribuir
al perfeccionamiento de la propia persona humana y de las demás VERDAD Y LIBERTAD EN SANTO TOMAS
personas, para prepararlas así a la posesión definitiva y perfecta del
Ser, Verdad y Bondad infinitos de Dios. FUNDAi\IENTO ONTOLOGICO-ESPECULATJVO DEL
ORDEN ETlCO.PRACTICO
4. Cuando el hombre, más allá de su reencuentro con el se r
finito -verdad, bondad y belleza- y con el Ser infinito (initamentc I
conocido y amado, y de su obra de acrecentarnie11to del ser o bo11d11d
en las cosas y en el propio ser y vida espiritual intelectiva y volitiva,
RELACIONES DE LA ACTI\'IDAD TEORETlCA Y PRACT JCA
por la cultura, y mediante esta actividad de imago D ei, m;ís allá de
su vida de horno viator, logre la posesión plena del Ser, Verdad y
Bondad de Dios, llegue a la po~es1ón de su vida de !tomo l1eatus, Primera actividad del espíritu: la inteligen cia contemplativa del
con ella alcanz¡irá la plenitud de su ser y de . su vida personal, s1t ser o verdad ontológica.
J1lenit1ul de imago Dei: sin identifirnr,e con Dios, logrará unir~<' y l. Frente a la realidad propia y ajena el espíritu es capaz de
pose~ionarse• de su i11finitu Ser de la manera más íntima y penel ra11- asumir dos actitudes diferentes y hasta opuestas en el movimiento:
tc: la V~.rdad ·divina ,traspasará ~como la luz el cristal- y saciad de aprehensión del ser tal cual es, la una; la de modificación del
su entendimiento y con s11 Bondad ac1uad Lotalmente la capacid.1cl mismo, la otra. Por la primera el ser penetra y modifica al espíri tu;
de aruor de su voluntad, constiwida así en bienayenturanza. por la segunda éste penetra y modifica al ser.
Desde este acLo supremo y trascendente -más allá de la vida pre- ' En la primera el espíritu tiende a posesionarse inmaterialmente
sence- de la person¡¡ humana, que la configura en LOda su grande;:a del ser que no es, es decir, a aphenderlo como ob-jectum en el
y plcniLud de irnago D ei, cobran su cabal senLido aquellos primeros seno de su acto intencional, como ser trascendente dado en la propia
pasos, antes mencionados, de su acti\'idad intelectiva y ,·olitiva, inmanencia, sin modificarlo para nada en su existencia real. La
encaminados desde un principio a e,e Pin o Bien supremo de su acción del espíritu sólo intenta hacer p0sible la penetración en su
vida y de su ser espiritual de imago l)ci en el desLierro de hamo propia inmanencia de la realidad trascendente que aquélla no es,
11iator. de la única manera posible de dejarlo inmutado en su propio ser,
vale decir, no de una manera física o de incorporación material, sino
como término trascendente objetivo de una tensión intencional de
sujeto y objeto, en que se realiza toda la actividad consciente.
La actuación del espíritu en este plano de contem.plnció11 o inte-
lección -inttts-legere- del ser, sólo tiene como finalidad p0ner en
contacto la inteligibilidad o notas constitutivas del ser con el acto
intelectivo y aprehensivo. !De aquí que en el Ser infinito tal apre-
X
hensión se-de sin ninguna actividad distinta sobreañadida a su único
Acto puro, en quien la inteligibilidad del ser y la intelección del cog-
noscente son real y formalmente lo mismo.
"
183
182 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
• ·vERDAD Y LIBERTAD EN SANTO TO,\I.\S

Semejante acli-vidad contero plativa del espíritu, desinteresadamen- tituye la segunda actitud del espíritu frente al ~er y cuya raíl origi•
te ordenada a la posesión del ser tal cual es. constituye el conoci- .naria es la volunad.
miento de la yerdad. El ser trascendente, como término del acto .Segunda actividad del espíritu: la voluntad práctica o modificadora
contemplativo del espíritu o, en otros términos, en cuano inteligi. del ser real.
ble o capaz de ser captado por la inteligencia, se identi(ica y cons.
tituye, en esa misma medida, la verdad ontológica.
El acto aprehensivo, por el cual el espíritu se posesiona de esta
.. 2. Frente al ser, el espíritu finito no sólo es capaz de aprehen-
-0erlo o incorporarlo inmaterialmente a su acto intelectivo, sino
ver<la<l ontológica, que con su inteligibilitlad lo determina y actua- también de modificarlo para hacerlo servir al bien.
liza en su acto de entender, constituye la verdad lógica propia del Tal actividad práctica, por la que el hombre busca el bien ya
espíritu finito: la verdad ontológica des-rnbietta y aprehendida en -de su propia actividad y, por ésta, la de su propio ser -actividad
el acto de intelección. moral- ya de las cosas exteriores a él -actividad técnico-artística-
Toda la perfección de esta actiYidad contemplativa -que se reali- para hacerlas servir, en última instancia, a su propio bien. Para
za imperfectamente en el conocimiento de los sentidos y perfectamente lograr tal bien o perfección en sí y fuera de sí, la actividad práctica
o con conciencia expresa en la inteligencia- est:i en la aprehensión actúa y modifica la propia actividad y el ser de las cosas exteriores.
del ser como es, en el enriquecimiemo de espíritu mediante la po- Al revés de la actividad contemplativa, cuya raíz está en la inteli.
sesión del ser trascendente, tal cual es. Cualquier modificación intro. .gencia, la actividad práctica, que emerge de la voluntad libre, se
cluci<la en éste desnaturali,aría tal acto perfectivo del espíritu, y dirige no al ser sino al deber.ser, no a aprehender lo que ya es y
la contemplación del ser dejaría de ser conquista de la realidad -como es, sino a modificarlo para conferirle la perfección que aún
para trocarse en ilusión ele la misma. Cuando la inteligencia, en no es, a hacer llegar a ser lo que en él aún no es pero debe ser, a
lugar de ajustarse a la inteligibilidad del ser, tal cual éste se mani. acrecentarlo ontológicamente de acuerdo a las exigencias de su fin
fiesta -evidencia de la verdad ontológica- a lo que el ser le dice de o bien definitivo.
si mismo, se precipita temerariamente afirmando ver la verdad Semejante actividad práctica supone y se apoya en la actividad
o ser que realmente el ser no manifiesta y no es, cae en el error. Por -contemplativa: supane la aprehensión del ser -propio y ajeno-
eso, el error no existe nunca en el ser, que es esencialmente verda- tal cual es, y la de su fin, en cuya posesión alcanza su perfección
dero o verdad ontológica en la medida de su ser. A lo más puede o bien o un determinado bien. Pero ella no se detiene ni se consti.
decirse que ocasionalmente es erróneo en cuanto, por su semejama tuye por esta doble aprehensión, sino que en la luz de esta contem.
con ou·o ser, da pie a que la inteligencia los confunda y afirme del plación del ser del sujeto y del bien trascendente que le corresponde,
uno lo que en realidad es del otro. El error sólo puede existir en la descubre las exigencias ontológicas de éste sobre aquél, que formula
inteligencia, y no en el concepto simplemente aprehendente de la , como norma moral o regla técnico-artística de acción -actividad
verdad ontológica, sino en la inteligencia que atribuye o remueve ·especulativa-práctica de la inteligencia- para luego, bajo su impo.
-afirma o niega- del ser lo que a éste pertenece o no, respectiva- sición, llevar a cabo realmente el bien o perfección en el ser propio
mente. El error no puede estar, pues, en el concepto, sino única- -y ajeno, hacer llegar efectivamente a ser lo que la inteligencia prác-
mente en el juicio. tica o normaúva formula que debe ser .
Pero también sólo en el juicio cabe la verdad lógica estrictamente Conviene subrayar que en el orden del espíritu -y proporcional-
tal: la aprehensión consciente o formal del ser o verdad ontológica; mente en el de la actividad inferior sensible y material- la actua.
pues sólo el juicio atribuye y ve que tal nota, real o constitutiva, ción de la actividad práctica de la voluntad, de la libertad, no tiene
conviene o no a una determinada realidad concreta. sentido sino como dirigida hacia la conquista de un determinado
Lo que conviene subrayar aquí es que la actividad contemplativa bien o fin trascendente -ser en cuanto apetecible o capaz de actuar
no tiene otro fin que la conquista del ser, la pura posesión de la o perfeccionar la propia voluntad- presente y provocando y diri.
verdad ontológica. El término de tal actividad es la verdad y nada giendo tal actuación mediante la actividad contemplativa de la inLe.
más que la verdad. La verdad buscada no es un medio para un fin Jigencia. Vale decir, que una pura practicidad o factividad desvincu-
ulterior. En otros términos, la actividad espiritual de la inteligen. lada enteramente del orden especulativo o intelectivo no es posible
cia, que de sí es sólo aprehensiva o contemplativa del ser, no está ni siquiera tiene sentido: se diluye en lo inasible y en el absurdo.
sometida o mediatizada al orden práctico o de la acción, que cons- Tal afirmación equivaldría a sostener una prosecución de nada, un
'\

184 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAi!.. VERDAD Y LIBERTAD EN SANTO TOM.{ S 18S.

desplazamiento sin ninguna dirección, un desplazamiento sin des- bien en sí, su objeto formal, la voluntad puede abstenerse de que •.
plazamiento posible. En última instancia, la afirmación -contra- rerlo y aún rechazarlo y odiarlo en cuanto malo. Y como quiera·
dictoria, por lo demás, pues se hace mediante una actividad intelec- que el Bien divino, el único Bien que realiza en verdad el bien en.
tiva que pretende sumergir toda actividad intelectiva en un puro. sí y cuya posesión plena confiere la felicidad, no es aprehendido.
activismo irracional o a-racional- de practicismo total -como se ve,. por el hombre en su vida mortal. sino sólo por analogla a través de
envuelve y se reduce a la negación del principio de casualidad finaL los seres finitos y materiales, es decir, de un modo finito e imper-
Ahora bien, tal principio es tanto o más analítico que el m ismo de .. fecto, síguese que aun frente a Dios el hombre es libre para amarlo.
causalidad eficiente. En efecto, sin fin o bien no habría razón de se11 o no. Vale decir, que puesto que ningún bien concreto se presenta
de la dirección de la causalidad eficiente, a que se reduce en sí- inmediata y claramente realizando el bien en sí, frente a todo b ien.
misma la actividad práctica. determinado, sin excluir a Dios, el hombre es libre, aunque esté·
Y como el fin o bien no actúa sino en cuanto es conocido, es. obligado o deba amar a Dios y otros determinados bienes. (Nos..
decir, sino desde la inteligencia - pues su acción no es física o efi- estamos refiriendo a la libertad psicológica y no a la li bertad moral).
ciente y en muchos casos anterior a su existencia real- síguese que- La libertad, pues, se fundamenta y surge de la necesidad con qut!•
sin actuación de la inteligencia, no es posible actuación alguna. la voluntad está determinada frente a su objeto formal especificante ~
Esto que vale para la actividad irracional y aún puramente incons- el bien en sí o felicidad, que ningún bien finito concreto ni e_l
ciente de la materia, que implica, por eso, una inteligencia trascen._ mismo Bien infinito, por el modo finito con que se lo aprehende,.
dente ordenadora de la misma vale también e inmediatamente para, es capaz de adecuar o realizar.
la actividad práctica del propio espíritu humano, para la libertad~
incapaz de actuar si no es bajo la dirección de la inteligencia, que El fundamento de la libertad reside, pues, en el juicio de i11dife-
la penetra e informa hasta convertirla en un verdadero juicio prác- ,·encia con que la inteligencia aprehende los bienes concretos: como ,
tico: "quiere esto o aquello", etc. capaces de ser apetecidos en cuanto bienes, y como capaces de ser-
rechazados en cuanto realización finita o finitamente aprehendidos~
Y tal fundamento intelectivo inmediato de la libertad está deter.
Fundamento metafísico-intelectivo de la libertad como realización•
minado por la finitud de la realidad objetiva o por el modo finit,">-
de la actividad práctica.
de su aprehensión. P ero tal fundamento ontológico intelectivo no.
provocaría la reacción libre del querer, si éste no estuviese ya de a n.
3. Esto se verá aún mejor, si nos detenemos brevemente a ana-
temano especificado, como por su objeto formal. por el bien en sí, _
lizar la raíz o fundamento metafísico de la libertad.
que desborda infinitamente todos los objetos materiales o b :enes.
Frente al bien en sí o felicidad -el ser en sí, en cuanto apeteci-
concretos. Y así como la apetibilidad o bondad infinita del bien>
ble o capaz de perfeccionar al apetente- la voluntad o principio,
en sí, agota la capacidad apetente de la voluntad sin dejarle posibi.
espiritual de actividad práctica no es libre, a! menos con libertad'
lidad de querer ou·o objeto fuera de él. la bondad o apetibilidad'
de especificación. La voluntad puede apetecer y organizar la prose.
del bien concreto, finito en sí mismo o por el modo imperfecto de-
cución de cualquier bien, de éste o de aquél, pero no puede dejar
de apetecerlo bajo la noción de bien, de bien en sí. Más aún, el' ser aprehendido por la inteligencia -el caso del Bien divino en er
motivo que en todos sus objetos o bienes determinados ella puede horno v iator- no adecua la capacidad infinita del querer d e la vo...
libremente elegir, es siempre este bien o felicidad que descubre en, luntad, que lo rebasa infinitamente, y constituye por eso, el fun-.
todos ellos. La voluntad está así como entubada dentro de este damento intrínseco último de la libertad: la voluntad es libre, por-
objeto suyo formal especificante, sin poder transgredir los límites. que su poder de querer desborda infinitamente toda bondad o ape--
tibilidad de los bienes concr etos.
y medidas del mismo; y su misma elección libre frente a los deter-
minados bienes se efectúa siempre dentro de esta órbita n ecesaria- 1 Si se lo observa bien, el caso de la libertad o contingencia de la,_
del bien en sí; más aún, no tiene sentido sin este fin o bien necesario. actuación de nuestra yoJ untad no es más que una aplicación del
En efecto, porque el bien finito realiza en cierta medida la razón. principio analítico platónico-aristotélico. puesto en relieve en toda
de bien , la voluntad es capaz de apetecerlo; pero porque lo realiza su pureza y significación m etafísica por Santo Tomás. de que lo,
sólo· con limitación, cercenado por la ausencia del bien ulterior o, finito no se explica sin lo Infinito, la potencia sin el Acto puro, lo.
en otros términos, porque nunca alcanza a realizar plenamente el: contingen te y libre sin lo Necesario.
DERJSI - SANTO TOJ\.1ÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
VERDAD Y LIBERTAD EN SANTO TOJ\.IÁS 187
186
.aprehensi6n objetiva del ser sigue el amor y el apetito del mi~mo.
Dependencia de la actividacl práctico-libre respecto a la especulativa
A su vez el amor de un bien -o el odio de un mal- aplica a la in.
de la inteligencia. teligencia a la consideración ele su objeto con el consigu iente incre.
4. Pero lo que importa subrayar aquí es que toda la actividad mento de aquél.
Más aún, el acto práctico de la voluntad no se realiza sin la in-
práctica en su doble dirección de obrar y ele hacer, que tiene su
tervención y penetración en él del juicio intelectivo hecho eficaz por
origen en el modo ele ser de la voluntad -como prosecución del
la decisión de la voluntad, o una decisión volitiva que logra sen-
bien ausente y nunca como posesión del mismo- se constituye a la
tido, [orma realizante por el juicio intelectivo. En efecto, según lo
manera de actuación sobre el bien o ser en cuanto apetecible, y
dicho, la actividad intelectiva es de sí siempre necesaria como con-
que la presencia consciente del bien -del bien en sí o de los bienes
templación, pero de sí carece de eficacia o practicidad para modi-
determinados-para que actúen sobre la voluntad en su doble as-
ficar al ser. Por el contrario, la voluntad o apetito espiritual y libre
pecto necesario y libre, sólo es posible mediante la actividad de la
es esencialmente práctico o modificador del ser para convertirlo
inteligencia. La libertad o, con más precisión, la voluntad libre,
en bien o acto del propio ser; pero de sí incapaz de aprehenderlo
se actualiza siempre como prosecución de un bien o ser apetecible
para efectuar tal modificación. Es preciso la conjunción mutuamen-
ausente o goce de un bien poseído o presente, pero en ambos casos
te causante de la contemplaci<'>n aprehensiva del ser, de la inteli-
aprehendidos por la inteligencia. Tal prosecución se dirige a la
gencia, y de la acción práctica modifican te del mismo, de la volun-
existencialización de ese bien, como perfección o acto que colme
su apetito. Para ello tiende a posesionarse de ese bien ya existente tad, para que se dé el acto electivo o práctico-Libre, que es, por eso,
un juicio intelectivo Por su forma. que le confiere sentido y direc-
-bonum acquirendum- o a realizarlo si aún no existe -bonum
ción objetiva, y un acto volitivo por su materia, que le confiere
efficiendum-. En ambos casos la actividad pr-.ictico.libre no se lle-
contenido y eficacia pníctica hacia el fin.
va a cabo sin modificación del ser, previamente aprehendido como
Para que esta mutua compenetración de los actos intelectivo y
es en sí como verdad, y como bien o ser apetecible o actualizante
volitivo en el acto de elección libre se logre de una manera habitual
del apetito. ele acuerdo a las exigencia5 del ültimo fin del hombre, es decir, para
que resulte habitualmente buena por su conformidad con la norma
l n terpenetración jerárquica de la actividad especulativa y práctica
moral, se requiere también la acción conjunta y compenetrada de
y supremacía de aquélla sobre ésta. las virtudes morales de templanza, fortaleza y justicia , que perfec.
5. La actividad espiTitual se realiza, pues, en dos momentos cionen la voluntad inclinándola de un modo permanente al bien
opuestos complementarios, comparables a la inspiración y a la ex- específicamente humano con un dominio constante sobre las pasio.
piración, y que incluso se interpenetran en la compleja realidad es concupiscibles e irascibles, y de la virtud intelectual de la pru-
psíquica. Uno, por el cual el ser trascendente real -en acto o en dencia, que perfecciona la inteligencia para aplicar de un modo
posibilidad- peneu·a en el espíritu, lo actúa y modifica enrique- ' racional o humano, es decir, en la "justa medida" y de una manera
ciéndolo con su verdad - momento de la inteligencia contemplati- habitual aquella voluntad inclinada al bien por las virtudes mo.
va-; el otro, por el cual el espíritu actualizado y en posesión inma- rales.1
terial u objetiva del ser o verdad ontológica, toma posición y actúa Sin embargo, si analizamos con detención el modo de ser de am-
libremente sobre él, lo modifica e imprime en él su impronta espi- bas actividades del espíritu, veremos que la actividad práctica -la
ritual para someterlo a sí y reducirlo a bien suyo en acto - momen- moral, ante todo, con la técnico-artística a ella subordinada- están
to de la voluntad práctica, ordenadas, en definitiva, a la actividad contemplativa. como a su
En el momento especutivo o de la inteligencia es el ser quien meta o bien definitivo. En efecto, la actividad práctica se ordena
pene.Ira, se imprime y modifica al espíritu; en el momento práctico a la consecución de un bien no poseído, o goza con la presencia
es el espíritu quien se imprime y modifica al ser. del mismo una vez alcanzado. En el primer caso, se constituye como
EsLas dos actividades del espíritu se encuentran íntima y jerár- un medio para un fin que ella no alcanza por sí misma; en el se.
-quicamente unidas y compenetradas con la supremacía de la con-
templativa sobre la práctica. 1 Para mayor abundamiento del tema, ÜCTA\'IO N 100LÁs DERISI, Los Funda-
· Hay, en primer lugar, un mutuo influjo, pero que en su origen mentos l\letafisicos del Orden Moral c. XV, 3:¡. ed. Consejo Superior de Investiga-
ciones Cientlfkas, Instituto " Luis Vives" de Filosofía, Madrid, 1969.
primero arranca de la actividad especulativa. AJ conocimiento o
188 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y U FILOSOFÍA ACTUAL VERDAD Y LIBERTAD EN SANTO TOMÁS \ 189

gundo, como un efecto de dicha posesión del bien. La aprehensión con la técni co-artística a ésta subordinada, que se ordena toda ella
del ser se logra por vía intelectiva o contemplativa. El acto de inte- como a su fin definitivo, a Ja actividad contemplativa de la verdad,
lección es esencialmente aprehensivo del ser trascendente. A él, pues, de la inteligencia, se funda en un realismo intelectualista, que da
como a fin se ordena y subordina toda la actividad práctico-libre explicación de tal estrucLUl'a ele la vicia espiritual humana de, de el
de la voluntad, como medio para alcanzarlo; o, una vez altanzado ser trascendente que la d e termina, como verdad y bien y, en última
en él, el bien, de él, como de su causa, procede como efecto el goce ü1sta ncia, como Verdad y Uien divinos.
de la voluntad en e l bien poseído. Frente a esa concepción orgánica que confiere fundamento onto-
Y como quiera que toda la actividad práctico-libre moral o de lógico trascendente, absoluto y divino a la vida espiritual del hom-
pro~ecución del bien específicamen te humano -con la actividad bre en su doble attividad de comemplación intclectirn y de acción
técnico-artística o de prosecución de l bien en las cosas exteriores a pníctica libre y moral, el existenciali:.mo contempo1;íneo confunde
esta misma actividad libre del hombre, subordinada, en definitiva, e identifica estas dos actividades del espíritu o, m ejor. prete nde re-
a aquélla, es decir, al bien del hombre- aparece como un inmen, o du ci rlas a practicidad o facticidad, más aún, quiere reducir a ésta
esfuer7o por alcan,ar la meta definitirn de l Bien infinito, divino, el mi~mo ser de la existe ncia humana.
único Bien capaz de actualizar el apetito de felicidad de la ,·o- La raíz inmediata de tal confusión y reducción está precisamente
luntad mediante una aprehensión perfecta del mismo por vía d e en H I anti.intelectualismo o irracirmalis1110, <¡ue priva a la vicia del
-contemplación intelecti,·a, en cu ya posesión el e, píritu humano espíritu de su sostén ontológico ti ascendente y divino.
logra su total actualización o plenitud ontológica con la consi- En efecto, negado el rnlor de la inteligencia -o por lo menos
guiente pérdida o cese de su libertad; todo el orden práctico-moral dejada metodológicamente de lacio- desaparece su objeto, la esl'11ciri.
o de prosecución de este supremo bien aparece como un medio tran- El ser tra,cendente del mundo -y a fort wri el de Dio,- y el inma-
sitorio p ara lograr el fin de la contemplación o aprehensión bea ti- ne11te del hombre <1 uedan vaciado'i de \lis co1Hti tu ti, o~ e,e11cia les
ficame del Bien infinito. Una vez alcanzada la posesión definitiva inteligibles reducidos a realidades opaca, y si n <,entido, ininteligibles e
de este Bien por vía intelectiva, d e la actividad ,·olitiva sólo restará inai.ibles, por ende, por la inteligencia. y no son ya en sí sino
el goce amoroso del Ser o Bien po;eído: el gattdium de Veritate, sólo en el acto exis tencial dl'I homb1 e. en el que se da11 porque sí
que dice San Agustín ; pero habrá cesado toda apete ncia, toda bús- y absurdamente. El rnundo -y a fortiori Dios- no e~ una realidad
queda azarosa libre moral de ese bien: ya alcanzado para siempre, o e~encia exi,tente má, all;í de 11o~otroi.. ni noso tros un yo o esencia
el fin definitivo, cesará la libertad. humana exii.tentc. Sin la actividad intelectiva. t'111ic:1 cap:.iz de cap-
Se ve de este modo cómo el Fin o Bien trascendente supremo dttl tar el ser desde su c~encia o sub,tancia e n si. tra,cendente al propio
hombre con la consig uiente plenitud o actualización el su vida es- a<to aprtlrt-mi\'(J de 1:, inteligencia, ,<'ilo es el ser d el acto o acti vi-
piritual específica se alcanza en el ápice de la conte111plació11 y de dad - ex-fisle11cia o éxodo de,de la nada y para la nada, que tampo-
la vida de la inteligencia. Y a la luz de esa cima suprema de la vida co llega a ,e, nun1a algo e11 ~í- t n la que el hombre y el mundo
espiritual inmortal del hombre, como fin SU)'O su premo, se logra se dan , imult;íncamcnte. va1 iaclos de todo contenido o esenc:ia ab-
esclarecer en toda su significación y trascendencia eterna el ejercicio <,oluta. El mundo , el ,o ,ólo ,011 como fenóme nos pero no como
práctico-moral de nuestra libertad e n la vida del tiempo. Ie11,í111eno, objetive;, -,.' la manera como lo!> concil;e el cmpiri, 1110
d e Berkc:l('y o Hume o el positivi, mo de Comte o de Spc ncer: r·.ue
t•st fJcru'p1 - s,i no si mplemente como fenómenos absurdos, inasibles
II por da imelec.ti\'a e irrepre~entable'>.
11\IPOSIBILIDAD DE UNA ACTIVIDAD PURAl\IENTE Pe ro si todo el ser queda e ncerrado y reducido a pura ex-sisten-
PRACTICA cia, si toda la realidad no es si no un puro éxodo de la nada, vaciado
de toda esencia o realidad e n s í, un puro esfuerzo o pro-yecto para
Confusión y ,·educción de las dos actividades, espcwlativa y práctica emerger d e la nada sin llegar a rcalin1r o actualizar nada, y si tal
a pura praclicidad en el inmanentismo idealista y existencia/isla. ex-ristc11cia a ~u ve, '·fund a" el mundo y los valores, se ve e11tonces
cómo toda la anividacl humana o, m:ís preciso aún. todo el ~er del
6. Como se ve, este doble movimiento o prosecución del espíri- hombre y d el mundo. todos los valores y tocio el se r en general, no
tu, jerárquicameme organizado: de la actividad práctico-moral libre i.on i.ino en y por la ex-Sistc11cia huma11a, todo queda reducido a un
I

DERlSI - SANTO TO!\'J1{S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACl'UAL \lb'RDAD Y LIBERTAD EN SANTO TOMÁS
190 191

puro devenir, a un "quehacer" o actividad auto-creadora, a pura sin fin ni normas ni nada fuera de ella misma. Sólo una pura liber-
practicidad o facticidad. El ser del hombre -y en él que lo "fun- tad abandonada a sí misma. Por eso mismo los bienes y valores
<la", también el del mundo de los valores y el de toda realidad- queda y la moral quedan privados de todo valor absoluto y directivo de
reducido a una trama irracional, destituida ele toda esencia inte-
ligible, a una pura actividad autodeterminadora de sí, sólo a~ible
.. la libertad, ya que son productos y creaturas ele la propia libertad,
que a su arbitrio les confiere o priva de vigencia. Corno la inteli.
por el mismo acto que la constituye, por la intuición irracional gencia ha dejado de estar determinada por la verdad ontológica del
iclenLificada con la autocreación existencial. ser trascendente, del mismo modo la voluntad ha dejado de estar
En verdad, el existencialismo es el término de un proceso de gobernada por el bien y la norma absoluta, se ha vuelto indepen.
antropocentrismo iniciado por la FilosoCía y la cultura moderna~. diente de ella: inteligencia y voluntad, contemplación y acción se
En lugar de centrarse la vida espiritual en el ser trascendente, en confunden en una única actividad creadora o práctica, de la que
Dios, en definitiva, ~e la centra en sí misma haciendo depender dependen y en que son como términos de su creación los valores
toda la realidad de la propia inmanencia. El racionalismo de Des- y normas. El idealismo y su correlativo autonomismo moral, ambos
cartes y el empirismo de Hume, el criticismo de Kant con su "revo- hijos del antropocentrismo inmanentista y creadores del mundo y
lución copernicana" y el idealismo u·ascendental de Hegel señalan de las normas a la manera de objetos, en la propia subjetividad
los puntos culminantes de este sometimiento y absorción del ser trascendental, han sido llevados hasLa sus últimas consecuencias,
por la actividad del hombre, hasta desembocar en el existencialis- para acabar coniundidos e identificados en una practicidnd o liber-
mo actual, que agrava este subjetivismo trascendental con el irra- tad ciega y sin sentido, ininteligible y hasta absurda. La verdad
cionalismo, que acaba vaciando y aniquilando la misma inmanen- y el bjen, el mundo y la moral no tienen más valor que el de la
cia existencial. Diluyendo d ser trascendente en actividad inma- propia e individual arbitrariedad y de una pura libertad, anárc¡ui.
nente, el orden teórico o de la contemplación pierde todo sentido, ca y sin determinación alguna, abandonada exclusivamente a sí mis.
ya que todo es creación trascendental -racional o irracional- todo ma, a su entera, irracional y antojadiza auto-determinación.
es praxis. De aquí que los escritos de )os idealistas y existencialistas. Desde entonces no sólo desaparece la línea divisoria entre lo
constituyen más una creación anística que una obra de rigor Leo- teorético y lo práctico, sino que la verdad y el bien, la metafísica y la
rético, sin ajuste a las exigencias de la verdad trascendente. ética pierden todo auténtico sentido, sumergidas en la pura y ar-
bitraria practicidad o libertad. Verdad y nonna moral dependen
Consiguiente reducción de la verdad a In libertad e inma11e11tismo exclusivamente de la propia elección existencial. Cada uno se la
'Y amoralismo en el existencialismo. hace o deshace cómo y cuándo quiere. Tal la moral sin normas,
de pura creación arbitraria del existencialismo, que cada uno se
7. Una vez alcanzada esta posición de inmanencia absoluta elige en cada "situación". Un bien y una norma establecida por•
trascendental -de tipo racional, como la del idealismo, o de tipo que sí por la propia libertad. Tal verdad y tal bien sólo equívoca-
irracional como la del existencialismo- la verdad deja de ser el ser , mente pueden mantener ese nombre, ya que no conservan más va.
trascendente contemplado tal cual es en sí para convertirse en el lor que el que les confiere una elección irracional, una pura y
término inmanente de una creación libre o actividad subjetiva, la absurda practicidad o libertad.
teóresis queda identificada con la j1raxis, y el término creado con
la misma actividad creadora: la verdad se confunde con la libertad. Absurdo de una pura practicidad.
Desde entonces todo es libertad. En efecto, ya hemos dicho que
para el existencialismo todo el ser queda reducido a ex-sistencia 8. Mas la verdad es que el existencialismo no sólo arruina y
- inmanencia trascendental de tipo irracional- y esta ex-sistencia suprime la realidad trascendente, el orden especulativo o de la
a pura libertad o au tocreación libre. La verdad y el bien, el orden contemplación y con él de la moral de valor absoluto, sino que,
del ser y del deber-ser con la norma moral consiguiente dejan de consiguientemente y paradojalmente también el de la acción o acti-
ser término trascendente para convertirse en término inmanente de vidad puramente práctica. ¿Qu é es, en efecto, una pura practicidad
una actividad libre creadora, de una pura libertad. La verdad y &in un objeto que le dé sentido y dirección y consistencia ele tal, /\
el bien pierden todo valor absoluto y universal, para transformarse por una parte, y sin una esencia, sin un sujeto a quien pertenezca,
en factura arbitraria y sin sentido de la pura practicidad o libertad, por otra? Sin el término de llegada -el ser o bien trascendente-
DERISI - SANTO TOMÁS DE AQU INO Y LA FlLOSOFi-1. ACTUAL 193
192 \'EROAD Y LIBERTAD EN SANTO TOMÁS

-y si n el punto de partida -el su jeLo o esencia actuante- la acuv1- ,él los bienes o valores y normas absol utas, es decir, el mundo de la
·clad práctica se diluye en lo impensable, en el absurdo, que es lo Moral con el del Arte y de la Técnica, a él subordinado, sino que,
mismo que decir en la imposibilidad de ser, en la nada. Lo prácti- el ser del hombre reducido a ex-sistencia destituída de esencia, a
co no puede dai-se como pura practicidad, sino como actividad o pura practicidad o libertad auwcreadora, no puede subsistir y lógi-
acto de un ser o esencia pensante que lo causa y lo sustenta, y en camente se hunde en la nada. Paradojalmente la determinación d e
dirección a un bien o ser trascendente que lo encauza y constituye la actividad especulativa en favor de la práctica y la absorción de
como tal determinada actividad. No existe la pura practicidad -có. todo el ser inmanente del hombre a pura practicidad, lejos d e con-
mo tampoco existe la pura temporalidad e historicidad- sino ésta ducir a la exalLación de la praxis, por una lógica interna <.onduce
o aquélla precisa actividad práctica, que se constituye tal p or el a la destrucción de la-misma actividad práctica y al naufragio total
sujeto y el fin que la causan. ¿Qué sería un simple hacer de nadie de la libertad en la nada. Conclusión paradoja!, que se esclarece mu-
y que no tiene una meta, algo que hacer, (uera del hacer mismo? cho mejor en la luz de la doctrina antes expuesta (n. 5) : que toda
Tal actividad ha perdido todo sentido y se sumerge en lo ininteligi- la vida práctica, en su aspecto técnico artístico y en su aspecto mo-
ble del absurdo. ral, se constituye como medio para el hombre que aún no ha llegado
Como todo empirismo, el existencialismo no sólo no alcanza el pla- a la posesión de su Bien o Fin supremo infinito- para el horno
no estrictamente metaUsico de la realidad esencial en sí, trascendente 1,iator procul a 'Patria-; y que, por ende, sin la vida contemplativa
e inmanente -que como inmaterial que es, sólo es visible y aprehen- centrada en la verdad ontológica, por la que el hombre alca nza su
sible con los ojos espirit11ales de la inteligencia- hundiendo aquella Fin supremo y beatitud en la eternidad y comienza a perfeccionar-
esencia absoluta en lo puramente accidental-fenoméni co o relativo se en la vida del tiempo, tal vida práctica carece de sentido y se
del sujeto, sino que aún, agravándolo todo con el irracionalismo, destruye en su misma esencia de actividad práct.ica.
diluye y hunde toda objetividad o cognoscibilidad, aún p11ramente Por lo demás, esta afirmación de que la actividad pr{1ctica no
fenoménica, en la absurda practicidad o lacticidad de nadie y para puede constituirse ni fundamentarse sin el ser o esencia sustancial
nada. permanente, tanto trascendente -fin o bien- como inmanente -su-
P ero en rigor, lo que queda no es la pura actividad autocrea- jeto- y que éste no puede ser aprehendido sino por vía intelectiva
dora. la pura practicidad; desde q11e ella está vaciada ele toda esen- o de contemplación y que, consiguientememe, la actividad práctica
cia y destituída de todo término que la especifique y ponga en una presupone y se apoya sobre la especulativa, no es sino una aplica-
determi nada categoría de acción, resulta inasible, y queda diluícla ción del principio analítico fundamental de la Metafísica, de la
en la nada del absurdo. Y lo absurdo es lo que no sólo no e,, ~ino supremacía del acto sobre la potencia, del ser sobre el devenir, de
que además no puede ser: es la nada más radical. la substancia sobre el accidente, de lo perfecto sobre lo imperfecto,
De hecho ya Heiggeder pretende dar razón metodológica de este y que implica una supremacía de lo especulativo sobre lo práctico,
ser U1ctico de la e;,,:-Sis1<'11cir1 por la nada en el comicnLO, en el tér- de la contemplación sobre la acción, de la inteligencia ~obre la
mino y en el decurso ele la misma. Pero sobre todo es Sartre quien, ·voluntad, de la verdad sobre la libertad.
después ele reducir la existencia a pum lib ertad , pretende funda- Evocando un pasaje célebre en que San Agustín comenta el texto
mentar a ésta en la nadn. La cx-sistencia o libertad esd engcndr:ida evangélico referente a J\Iarta y María, podemos d ecir que "ahora",
por la nada que corroe al ser. La libertad es un ser que 110 rs, que en el tiempo, permanece la actividad práctica, la libertad, el obrar
quiere h acerse, es nada de ser o determinación. Si la libertad fuese moral con el hacer técnico-artístico del quehacer cotidiano; pero
un ser, ya poseería alguna determinación y dejaría de ser absoluta que en la vida definitiva de la eternidad, el espíritu alcanza su Bien
libertad. De aquí que ella sea ausencia de toda determinación o divino y con El la plenirud ontológica y su consiguiente beatitud
ser: nada. por la contemplación de la Verdad. La vida de acción de Marta
Naturalmente que si el ser del hombre es pura cx-sistencia des- es sólo el medio necesario, que en el tiempo nos dispone y nos con.
esencializada o libertad autocreadora y ésta no es más que nada, duce a nuestra vida definitiva de contemplación, de María, como
lógicamente no sólo la esencia sino todo el ser d e la existencia se a nuestro último F in.
derrumba y aniquila, y el existencialismo es, en definitiva, un nihi-
lismo; y el deber-ser, privado de todo sopor1c d e ser inmanente y de
todo ser o fin trascendente, se dilu ye también en la nada.
r
,

CAPÍTULO XIX

LA DOCTRINA DEL CONCEPTO EN KANT


Y EN SANTO TOMAS

INTRODUCClON

l. Actualidad del problema. - La cuestión del alcance preciso


y del valor objetivo y trans-subjetivo de los conceptos ha ocupado
una gran parte de la discusión filosófica de la Edad Media. En
torno a este problema y a su solución se desarrolló, en gran medida,
la- filosofía de esta época.
En ese momento las corrientes filosóficas se encaminaron en dos
direcciones opuestas: la de los nominalistas y la de los realistas.
Los primeros se atenían al hecho de que la realidad existente
era individual y contingente. Lo universal no existe. De lo cual
deducían que los llamados conceptos abstractos y universales no
c~rrespondían ni podían expresar la única realidad, que es la indi.
• vidual y, en última instancia, que los universales no eran sino un
"flatum vocis" , un mero sonido de la ,,oz.
Los segundos, se atenían al carácter abstracto y universal de los
conceptos, y para asegurar su objetividad, afirmaban que sólo exis.
tía una única naturaleza en todos los individuos, única no sólo abs-
tracta y mentalmente, sino única en la misma naturaleza real, única
en todos los individuos. Con lo cual se afirmaba la validez no sólo
de lo expresado en el concepto sino también de la misma manera
con que se lo expresa.
Ya antes de estos realistas de la Edad Media, en defensa del va- \'.
lor de la ciencia, Platón había defendido no sólo la validez objetiva
<le los conceptos, sino la existencia de realidades universales necesa-
rias -Ideas-, correspondientes a dichos conceptos o, en otros térmi-
nos, defendió la objetividad no sólo de los contenidos conceptuales
sino de la forma misma universal con que aquéllos son expresados
por la mente.
196 OERISl- SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FlLOSOFÍA ACT UAL .. El. CONCEPTO EN KANT Y EN SANTO TOMÁS 197

El problema se vuelve a plantear en los siglos xvu y XVIII, bie11 ter abslrar/o j' 1111iversal o aplicable a imlefini<los inferiores - indi-
que en un plano p~icológico. Se 1rata de la u,c,tión del origen de viduos o especies. según e l caso-. d e los conceptos.
n ucstras ideas. De ahí las do~ soluciones unilaterales, que se repiten, Je una m a-
Los empiáslas -Locke, Berkeley y Hume- se atienen al hecho nera 11 otra -en l<'>gica, psicología, gnoseología- a través ele la
Je la experiencia, de que "nada hay en el e11/e11 dimiento, que 110 historia, y a las que nos acabamos de referir: la que se atiene
haya posad u por los sen ti dos"; pero el los in terp1 e tan este adagio en a lo, sentid os y a s11~ dato,. negando LOdo \'a lor objetivo a l concep-
un ,entido literal, de tal manera que lo único l[Ue se puede conocer " 10. o la que, reduciéndo lo a un simple esquema que sin·c para
son los datos de los sentido, externos e internos, a los que el en. m aneja, la rea lidad. pero no p::ua conocerla o, por el otro extn mo,
tend miento no hace ,ino reproducir. ~epa rar. unir y combinar d e la que confiere un valor absoluto a lo., concepto,. ele tal manera
q11 l' le, corre~pu11cla un objeto tra \ce nclente 1:1111h:é11 u11iver-al y

.,)
dive rsas fo¡ mas. ·Se niega así el objeto propio del ente ndimiento:
el concepto no hace si n(! reproducir, de una manera o de otra, los ncce,ario.
d atos Je los se ntidos. El e11tendirniento únicamente conoce los fe. .\hora hie11. ,i rcn emm en c11e11t:i la Pxp-:rie-tt e l origen de
11óme110~. El empirismo reedita la tesis 11omi11ali~ta: 110 hay prn-
pi amen te un conocimiento conce ptua l. con un o bjew propio, di~-
tinto, del de los sentido~. Sólo ~on los frnórneno~: los conceptos son
m eras palabras.
1
los conceptm, e, e,·idente q ue en la ,oluc ión integra l Je este proble-
ma eleb::- imenenir la exper ien cia sensible, que nos one en contacto
con la realidad existente y a la \'e1. la actividad de la inteligencia,
que. con esos datos, elabora los concep to~ con que la pensamos a
A su vez, Descartes y los rncionnlistns posteriores -Lei bniz y di cha realidad. De aquí c¡ue los datos de los sen tidos deban inte.
Spin oza- se colocan en el extremo opuesto. Descartes no sólo atribu- g-rarse con la an i, idad de la inte ligencia p.1 ra lograr una ,olución
ye a la inteligencia su objeto, una esencia, irreductible al objeto ele los verdadera del valor y alcance preci~o del toncepto.
senLid os, si no que aJenuís a firma que los conceptos o ideas son di. Kan t y Santo Tom.ís lo han intentado. Lo~ dos han comprendido
rectamente infundidas por Dios en el alma, de una manera formal que tanto los datos d e los sen tidcs como la actividad de la ine li.
o virlual. Como en Platón. tampoco e n Descartes los datos sensibles gencia wn indi,pen,ables para lograr una verdadera solución del
intervienen causalmente en el conocimiento intelectual. La inteli. problema. P orq ue la realidad individual y concreta y a la vez múl.
gencia logra su propio objeto por sí misma. t iple, p or una pane y, por otra la unidad y universalidad del con.
Este racionalismo se agudiza aún más en el idealismo, del que cepto, que abarca t0da aquella multiplicidad de individuos, al me.
Hegel es el prototipo: en su inmanencia la Idea es ueadora tle toda nos. bajo algún aspecto, no pueden provenir ni sólo de la realidad
la realidad, de una m anera fenoménica. dada en la intuiciün se nsible, ni scílo del conce pto. ya que unidad
En nuestros días el neoempirismo lógico matemático reed ita en )' 11111/tijJlicidod ~e opon en y s011 con lrarios y n o p ueden darse a la
lógica el nominalismo. El único conocimiento válido es el de los vez en un mismo plano o nive l. E~ meneHer la intervención de los
fenómenos externos, de los hechos verificables por los sentidos de sentidos, que captan la multiplicidad individual, y a la vez la de
)'., varias personas. Los conceptos son puramente apriori, tautológicos la inteligencia, J e la que provienen la unidad y la con siguiente
y destituidos de todo valor objeti\'o. Sólo sirven para manejar los universalidad o identidad d el concepto con los múltiples -indefi.
datos de la experiencia. nidos- inferiores individuales o específicos.
En la misma posición , agravada por el irracionalismo, se ubican Santo To111,\s y Kant han visto y h a n afirma.lo la nece, idad ele la
los existencialistas de nuestros días. El existencialismo es un neo. colaboración de los do~ con ccirni entos. Pero no lo han hecho de la
empirismo a nti.intelectualista y, por eso mismo, anti.objetivista. misma manera, Kam ha elaborado un sistema muy coherente, pero
Con menos vigencia actual, en el extremo opuesto, el neokan- q11e se funda sobre un conocimie n to deformado y, en definitiva,
tismo y e l neohegelianismo, reeditan el racionalismo, con un aprio- encerrado apri c ri y sin crítica en una inmanencia tras_s:endental.
ri smo trascendental, creador de los objetos en la inmanencia. En ca mbio, Santo Tomás, [icl a los dato, del ~er del <.011oci mi c11-
t0, en un amílisis rigurosamente objetivo, seguido de un raciocinio
2. El p1·oblema del alcance y del valor del concepto. - La difi- aj,ustado a las exig-encias de la realidad J e! conocimiento, ha alean.
cultad sobre el valor del concepto proviene de una aparente oposi- zado a de-velar con precisión la Yerdadera na turaleza y alcance trans-
ción· entre los caracteres de la realidad existente, intuitivamnte dada subjetivo del concepto y determinar su verdadero valor y su preciw
en los sentidos, que es siempre individual y contingente, y el carác. )' limitado alcance.


Df!RISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL iEL CONCEPTO EN KANT Y EN SANTO TOMÁS 199
198

11 sólo püdrá tener sentido como una creación realizada desde el
·sujeto trascendental, que es precisamente lo que hace Kant. 3
Lo importante es señalar que la solución subjetivista trascenden-
EL CONCEPTO EN KANT tal de Kant está introducida subrepticiamene y sin críica desde el
falso planteo del problema crítico, que acepta como objeto del
3. El punto de partida del problema rrltico en Kant. - Los con- .análisis crítico un conocimiento puramente inmanente, que ha
tinuos intentos de la metafisica para hallar una solución a l pro. perdido el objeto trascendentt:, sin el cual pierde el sentido de
blema del ser, no h an resultado, ya que, observa Kant, cada filó- -conocimiento. Esto se puede esclarecer con un ejemplo sencillo: si
sofo pretende elaborar un sistema metafísico, negando la solución se prescinde del clavo real, y desde la pura pared, por excelente que
de los anteriores. Este fracaso de la metafísica en no encontrar solu- sea la pintura, se dibuja el clavo, éste no podrá ser nunca un clavo
ciones definitivas, como Jas logra la ciencia, ¿no nos estará indicando real, sino un clavo perfectamente pintado. O si en un cesto de man.
que tal vez la inteligencia humana no es capaz de realizarla? En .zanas, se sacan las manzanas fuera del mismo, por más que se pre.
tocio caso Kan t ha cambiado la orientación de la investigación y tenda alcanzar las manzanas desde el cesto, nunca se lograrán las
ha comenzado por plantearse un problema previo a la misma meta- manzanas reales y lo único que se podrá obtener es un dibujo per-
física: antes ele preguntarnos sobre el ser de las cosas, debemos fecto de las mismas.
preguntarnos sobre la posibilidad de la inteligencia para conocerlo. Los pasos de la .Estética y Lógica trascendentales de Kant están
Tal, el íin que se proPone Kant en la Crítica de la Razón Pura. En dirigidos con rigor lógico, pero a partir del análisis de un objeto
la mente de Kant esta obra era previa a la metaüsica, como una ,que no es el conocimiento como realmente es; y, por eso mismo, los
introducción a ella. Pero la conclusión negativa de la Crítica hizo caracteres del concepto, realmente provenientes del modo, con que
innecesaria -porque imposible, según Kant- la obra metafísica se aprehende el ser trascendente (cfr. III, n<:> 2, 3 y 4), en la Analí.
propiamente tal.1 tica kantiana deberán ser extractados del sujeto, como una creación
Kant comienza analizando el conocimiento como puro hecho de trascenden tal.t
conciencia, dado en la inmanencia. Lo desarticula del ser trascen.
dente. Con lo cual sin darse cuenta y s in crítica, Kant deCom1a el 4. Dato y Fenómeno en la Estética trascendental de Kant. - En
conocimiento y lo sustituye por un sucechíneo suyo, que no es el esta parte de la Crítica de la R azón Pura, el Filósofo de Koenigsberg
conocimiento. El objeto de la críti ca ha comenzado con una sus- quiere establecer las condiciones apriori que hacen Posible el cono- r-
titución de la realidad del concimiento por otra que no lo es. Con cimiento de los sentidos. 5 En el análisis de este objeto, sostiene Kant,
el fin de no presuponer dogmáticamente la solució n realista, el hay algo irreductible al sujeto, bien que dado en el sujeto, y que
FiJóM>fo ele Koenigsberg ha admitido <le antemano y subrepticiamen- es el dato. Este es el contenido de nuestra int11ición sensible: tal
te la solución subjetivista, al proponerse el análsis de un conoci. color, tal sonido, etc., eso que está presente, dado, en ella.6
miento desarticulado del objeto trascendente. 2 Pero estos datos de la sensibilidad exterior no pueden darse sino
En efecto, si puede darse un conocimiento desarticulado de su en el espacio. Este es algo previamente presupuesto para la aprehen-
objeto trascendente y si puede concentrarse el análisis sobre ese sión del dato. No hay color, sonido, etc. no hay dato sino en el x
conocimiento puramente inmanente, es evidente que el objeto tras. espacio.
cendente no podrá ser ya más reconquistado. Lo único que podrá El espacio es, por consiguiente, una condición flPriori, algo pura- J::
lograrse es que los caracteres del objeto ciado en el conocimiento mente subjeúvo, que desde la trascendentalidad hace Posible la
tengan que provenir de una construción apriori del propio sujeto, ca ptación de los datos. No es él un dato, sino algo que subjetiva-
ya que desde una pura inmanencia su bjétiva, nunca puede alean. mente se le presupone, porque sin él aquél no sería perceptible.T
za rse una auténtica trascendencia y, en tal caso, tal trascendencia Otro tanto sucede con los datos de la sensibilidad interior -y

1 M. KANT, Crítica de la Razón J>iira, 2 ts., 6~ Ed. castellana del 1cr. t. Tra• B I bid., t . J, págs. 148 y sgs.
<lucido de J osé Del Perozo, 3i cd. del II t. traducido por José Rovira Armengol. 4 Ibid., t. I, pág. 160.
Losada, Bs. As 1970, ver l'refacio del autor, págs. J J 8 y sgs., pág. 135 y pág.. 160 ~ Ibid., t. I, pgs. 175 y sgs.
del t . l . 6 /bid., l. I, pág. 172.
2 !bid., t. I. pág. 147 y WO y ~gs. 7 !bid., t. I, págs. 175 y sgs.
I
200 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL EL CONCEPTO EN KANT Y EN S,\NTO TOMÁS 201

también de la exterior, en cuanto los actos de ésta son percibidos Los fenómenos son individuales y concretos, no sep~1rarlos rom-
interiormente como tales-, los cuales no pueden ser captados sino cientemente del sujeto, según dijimos antes (cfr. 11, ne:> 4) . Ahora
4
en el tiempo. No se puede percibir un gozo o un dolor o el acto de bien, lo que permite que tales fenómenos se constituyan en algo
]a sensación de algo exterior, sino en el tiempo. Este, por ende, es la formalmente distinto del sujeto, en objetos, es precisamente su car ác-
condición apriori, prerequerida a toda aprehensión de un dato inte- ter de universalidad y necesidad. La universalidad conferida al fenó-
rior y, por la razón recién apuntada, también exterior. El tiempo meno lo libera de la subjetividad, que es siempre individ ual, y,
no es un dato que está allí presente en nuestra sensibilidad interior, por eso mismo, lo separa o coloca delan te del sujeto: lo convierte
sino algo sin lo cual no podría darse o percibirse el dato de esa en objeto. El fenómeno es la materia o contenido del concepto, y la
sensibilidad. El tiempo es, pues, tina condición gp,·iori, que desde forma está constituida por el concepto puro que le confiere univer-
el sujeto trascendental hace posible la percepción del dato.ª salidad y necesidad.u
El dato informado por estas condiciones rpriori de la sensibilidad Tal 1111i11ersalidad y n<'cesidad, que ele\'a e l fcnón1cno a objeto,
exterior -el espacio- y de la sensibilidad interior y, a través de ésta, no puede provenir del fenómeno mismo, individual y contingen te ~·,
también de la exterior -el tiempo-, constituyen, para Kant, el fenó- por ende, ha de proceder del sujeto trascendental. En o tros términos,
meno. Este no es algo dado, sino elaborado con el dato -materia- y es el sujeto quien con su forma de subsumir los fenómenos de una
las condiciones trascendentales -formas- de la sensibilidad. 9 manera universal y necesaria, los constituye o elabora en objetos. No
Estas formas trascendentales o apriori, que desde el su jeto conel i- se trata, eviden temente, de un sujeto psíquico y, menos, individual-
cionao y elab oran la materia del dato para transformarlo en fenó- mente tomado, quien libremente pudiese elaborar esta actividad,
meno, no son para Kant categorías o conceptos <¡Priori, porque no se u·ata d e una forma o modo con que la inteligencia ha de pensar
son universales: el espacio y el tiempo son únicos y no multiplica- siempre al fenómeno que, al pensarlo, lo transforma en universal
bles como los universales. Además el fenómeno es siempre individual y necesario y, por la misma razón , en objeto. T ales formas o modos
y contingente, no desprendido del sujeto, no es objeto, como acaece diversos con que la inteligencia ha de pensar los fenómenos, son las
con el conten ido de los conceptos. En lenguaje ka ntiano, a estas condiciones apriori, que posibilitan al entenclimeinto la elaboración ..-1'
formas le faltan, para ser conceptos, " la idealidad trascendental". 1 -> de los fenómenos individuales en objetos universales.
P ara Kant la inteligencia no tiene 1111 objeto propio Lra~cemlentc
5. El Objeto y el Concepto en la A nalít ica Trascendental de distin to del de los sentidos, de los fe nómenos empíricos. Bajo este
Kant. - Los fenómenos son individuales y contingentes, son apre- aspecto, Kant no supera el Empirismo. La función de la inteligencia
hendidos empíricamente, como algo no formal o expresamente dis- no está en aprehender un objeto distinto e irreductible al de los
tinto del sujeto, no son objetos. sentidos, como es el ser trascendente en Santo Tomá~; su misión no
R ecién cuando estos fenómenos son subsumidos como sujetos de es la de ver o aprehender un objeto distinto de ella, sino la de elabo-
un juicio bajo un predicado abstracto y universal, son conocidos rar, de una manera trascendental, el objeto, desde el fenómeno: de
como objetos, como algo distinto del sujeto.11 informar esta materia fenoménica, con el concepto jntro.15
Las diversas maneras con que los fe nómenos son subsumidos ba jo Las categorias o conceptos en Kant no son si no la unidad de la
un predicado o concepto universal, constituyen los doce tipos de conciencia intelectiva, la "apercepción" que él llama, la cual se
,; aplica de doce diversas maneras a los fenómenos para constituirlos
juicios o maneras, con que los fenómenos son elevados a la categoría
de objetos por la inteligencia.12 en objetos. Como la apercepción, también la manera como ella se
A esta misma conclusión llega Kant por el cam ino más directo aplica, que son los conceptos, no poseen contenido alguno, son
de la "deducción trascenden tal de los conceptos", que permite apre- conceptos puros, fm·malidad pura, q ue constituyen al fen omeno en
ciar más claramente el alcance 9priori d e las categorías kantia nas. 1 :i objeto de doce maneras distintas, que son las categorías, como sus-
tancia, causa, etc.10
s !bid., t. I , p ágs. 183 y sgs. Se llaman trascendentales o provenientes del su jeto trascendental
o l bid., t. I, págs. 172 y sgs.
10 I bid., t. J, págs. 179 y sgs.
11 !bid., t. J, págs. 201 y sgs. H lbid., t. J, págs. 238 y sgs. (ver 1.ambién el texto de la primera e<lició11) .
12 ·/ bid., t. I , págs. 216 y sgs. 15 lb id., t. I, págs. 238 y sgs.
1 3 ! bid., t. l , págs. 221 y 230 y sgs. 16 Tbid., t. I , págs. 261 y sgs.
..
202 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL EL CONCEPTO EN KANT Y EN SÁNTO TOMÁS 203
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porque son las condiciones a'.priori, que desde la unidad de la nos- y porque tienen un elemento formal, que sin añadir nada a
conciencia hacen posible la elevación del fenómeno a objeto. 11
Estas categorías funcionan de un modo homogéneo y necesario
.. aquel contenido, le da el carácter de universal y 11ecesario, que ele-
va el conocimiento a la categotia de ciencia.20
en todos los hombres y en este sentido, no son subjetivas y, menos Como Kant nunca ha dudado de las ciencias empíricas y mate-
todavía dependientes de la libertad de cada uno. Funcionan de una máticas, a causa de su suceso en su tiempo, y sí de la Metafísica, la
manera rigurosa y permanente. solución del problema metafísico para Kant se deba encarar de la si-
La aplicación de la apercepción o unidad de la conciencia, di! guiente manera: ¿es posible una Metafísica como ciencia? Pero
una manera o de ou·a, a los fenómenos, <lepe¡ide del "esquema" de la -como la ciencia es posible por la sín tesis 1Priori, por la conjunción +-
imaginación y en definitiva, de la forma ''priori de la sensibilidad del fenómeno sensible -ma/eria- y la categoría intelectual -for-
interna que la regula y que es el tiempo. Según estén organizados ma-, la pr~gunta anterior se transforma en esta otra: ¿es posible -1-
los fenómenos en el esquema por la forma del tiempo, la unidad de la síntesis ¡ priori de fenómeno sensible y de forma intelectiva en
la conciencia intelectiva se aplicará de una forma o categoría o de la Metafísica? 21 •

otra. Así los fenómenos percibidos simult;ineamente serán pensados A ·lo cual responderá Kant negativamente, porque la Metafísica
o elevados a objetos par la inteligencia mediante la categoría de carece de fenómeno sensible, y sólo opera con elementos formales
sustancia, y los fenómenos percibidos de una manera constantemente de la inteligencia sin contenido. La Metafísica o conocimiento del
sucesiva, serán elevados a objetos por la inteligencia, como ca11sa y ser trascendente, que es algo inmaterial y suprafenoménico, es impo-
ef ecto. 18 sible para la Crítica de la Razón Pura, ya que carece del elemento
Las doce categorías o conceptos trascendentales que condicionan material fenoménico, sin el cual las categorías están privadas de
la constitución de los diversos objetos, corresponden a los doce valor.22
tipos de juicios, ya que éstos no hacen sino desdoblar en sujeto y Por eso, los objetos, a que conduce el raciocinio metalísico, de la
predicado, la unidad del fenómeno y del concepto, que está en realidad del mundo, del yo y de D ios, son ideas trascendentales y,
aquél. 19 en definitiva, pura ilusión trascendental, wo indebido de las cate-
gorías jJll ms sin el necesario elemento material de los [enómenos.2 3
6. L a Síntesis lf'p,riori. - El concepto, según Kant, incluye una Tales ideas únicamente poseen una función de unificación de los
..t-
materia o contenido, que es el fenómeno, y una forma o categoría, fenómenos. El mundo el yo y Dios, bajo este aspecto metodológico,
que no es sino la unidad de la conciencia que eleva a aquél a objeto. están más allá de los fenómenos y, como tales, son inasibles por el
El elemento material o fenoménico confiere al con cepto el con- conocimiento humano, pero sirven como un soporte incognoscible,
como una X, que, desde m,is allá de los fenómenos, confiere a éstos
tenido del conocimiento. Gracias a él, la inteligencia conoce algo
mtevo. La categoría o forma pura del concepto, en cambio, no añade
• la unidad ele la conciencia.2 •
nada a aquel contenido fenoménico, pero le conliere objetividad, Frente a la símesis rjJ>riori del concepto y de los juicios en él fun- >,
mediante su información universal y necesaria. Sólo gracias a las dados, ni los juicios JJUramente sinléicos ni los puramente analíticos, .).;

categorías, los fenómenos son constit11ídos en objetos, separados de -que son siempre fpriori- poseen valor científico: los primeros, +
la subjetividad y puestos delante del sujeto. porque, si bien p oseen un elemento material de novedad cognosci-
Esta síntesis <jpriori, del elemento material o sintético, enriquece- tiva, carecen de los caracteres de universalidad y necesidad de las
dor, del conocimiento, que es el fenómeno, y del elemento formal ciencias; los segundos, porque, si bien son universales y necesarios.
o ap_riori que confiere universalidad y, con ella, objetividad a aquél, son tautológicos, puramente trascendentales, carentes de e lemento
es el fundamento, para Kant, de las ciencias empíricas y matemáti- material o Ienoménico.' 5
cas, vale decir, el único conocimiento humano válido y no ilusorio, ,¡
como es el de la l\ktafísica. En efecto, estas ciencias valen, parque 20 !bid., t. I , pág. 157.
:n !bid., t. ! , pág. 160 y sgs.
tienen una materia, que enriquece al conocimiento -los fenóme-
22 lbidv t. II, p:ig. 41 y sgs.
!?3 lbid., t. 11, p:,g. 57.
17 /bid., t. I , págs. 221 y sgs.
· 1s /bid., t. I, págs. 270 y sgs. y ~l 8 y sgs. 2 • lbill., t. ll, p:ig. 317 y sgs.
19 / bid., <t. I, págs. 2 16 y sgs. 2~ I bid., t. 1, p:1g. 154 y sgs.

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204 DERfSI - SANTO TOMÁS DE AQUJNO Y LA FILOSOF{A ACT UAi. EL CONCEPTO EN KANT y EN SANTO TOMÁS 205

7. Conclusión. - El ~istcma kantiano es un rrmrrpt11olismo n11- del conoom1cnto, tal cual él es y se pre\enta a nuestra conciencia,
pi1·ista. En cuanto al contenido del concepto, el fe116meno, Kant
no supera el empirismo. Lo único conocido por la inteligencia son
.. es decir, con un objeto trascendente, esencialmente implicado en
, u manera e.le ser intencional, hubiese enconLrado que el concep~o
los f e11ómc11os. p osee su objeto propio, el se1· o esencia inmaterial de las cosas mate.
Lo supera, ~i n embargo, por la ad misicín de la inter"ención de riales, dado, por eso mismo, en los datos sensitivos, pero irreductible
la inteligencia, qu e eleva el fenómeno a objeto, sin añad ir nada a al objeto ele los ,entidos, a los fenómenos; y que, si bien en cuanto
su materia o crmtenido. Por esta intervención de la inteligencia , a sus caracteres de universa lidad y necesidad, el concepto existe
puramente forma l. carente de objeto propio suprasensible, el sistema únicamente en la m ente, en cuanto a su contenido, stt objeto, es
de Kant constituye un co11rept11nlismo empírico o un formalismo real y trascendente a l concepto m ismo.
trnscr11de11tnl d e los fenómenos. Tal es la obra, que varios siglos a ntes c¡ue Kant ha bía realizado
Samo Torn;\s, con una gran üdelidad al objeto de su análisis, el
l ,o impo rtante para nue\tro tra bajo e~ subra yar q ue la 11ni·11/'nfl- concepto y la intelección con él alcanzada, mediante la abstracción~
lidnd )' necesidad del concepto puro de ]a inteligencia tienen su rea lizada por- la inteligenc;:ia, de su propio y específico objeto. Con
origen exdmi\'o en d s11jf'lo trnscf'1ule11 tal y no en el ser tran su bje- é,te fino análisis y r iguroso raciocinio Santo Tomás va a llegar a
tivo. Los co11l'c ptos para Kant son puros 111odos clr- pensar, del su jeto fundar un R ealismo moderndo o, si se prefiere, un Jr1 telect11alismo
trascendental , los fenómenos. cntego1íns o 11w11cras con que la inte- realista, sobre el valor de los conceptos. Este intelectualismo realista,
ligencia eleva a objeto el fe11ó111e110. En definitiva, el objeto es t111a en la elaboración de los conceptos tiene en cuenta a la vez los datos
ro11s/rutrió11 mf'rn111e11/e s11/1jrti1•n, elaúorndn a,, 1111n man era tras- de la intuición sensible, en que se originan las ideas, y la in terven.
cf'ndenta f y 1u·ce.wiria /Jor In inteligencia, so/ne el fenómeno . Por ción dJe la inteligencia para abstraer de ellos su objeto propio, el
eso conviene no llaman.e a error y pema r que el o bjeto pueda sig- ser trascendente, aprehendido, no por intuición. sino de una ma-
nificar :ilgo transubjeti,·o en Kant. Precisamente lo transubjetivo nera abstracta y universal.
en Kant es el "no1ím<·110", "la cnw e11 sí" . ente1amente inaprehen-
~il>le p<>r la inteligenria. Ello ,e11a la "l'I lí111ite" ele lo de,conorido:
lo que queda m,\s allá de l alca nce v;ílido de la inteligencia. 26 Una
,·e, m,h. lo ú ni co que es capaL la in te'. ig-e11ria de tonoc{'r ,on n1
les íenómenos y. po r eso, el único conocimien to críticamente fun-
dado es el de la ciencia empírica y m atemática. \
EL CONCEPTO EN SANTO TO~US
Kant nun ca ha negado Ja existencia de la realidad trascendente
la decla ra incog11o~cible. i11ap1ehe11si ble po,· la intelig-encia hu-
man a. :\f:í~ aún , por un conocimiento 110 críti<0 en la Crítica d,r la l. L a intuición sensiti11a en Santo Tomás. -El punto de par-
R..azó11 Prrícticn, Kant intentará rehabilitar el mundo de los "noú-
tida del conocimiento, afirma Santo Tomás, es la intuición de los
sentidos.~' Estos aprehenden inmediatamente la realidad material
menos" com o jJost11lndos de esta R azón Práctica.
existente desde sus manifestaciones fenoménicas. Al conocimiento
.En ronclus i<'>n: el roncrpt 11alis1no lw11ti11110 es l1f!,11CÍ..lico )' · como sensitivo se revela el ser material concreto existente transubjetivo,
tal, f'sr11ria/inente n11ti111f'/afisi10. bajo algunos de sus aspectos fenoménicos. No es la sensación o el
Com·ie11e ach·ertir, para terminar , que l'sla ron.-tn1ffió11 .111/Jj<'li,,,1 acto sensitivo lo que conoce el sentido, si no la cosa aprehendida por
a priori d el objeto, es un a consecuencia del plant, o mismo del pro- él.28 Este objeto no es la pura aparien cia, el puro fenómeno, subje-
blema critico, tal como se Jo pro pone Kant: un a11,í.lisis ele un cono- tivamente dado en la conciencia: no es el color o el sonido ni, en
cimi{!nLo, previamente y si n rrí1i ra. cle, art irula•lo del ser trascen- general, los accidentes aprehendidos y d ados en el sujeto, sino el
dente y, romo tal, desfigurado y deshecho en su real idad de conoci- ~
Jer material existente tra11s11bjetivo, captado, sí, bajo algunos ele sus
miento. Con ello Kant se ve o bligado a deri va r los caracteres de uni- fenómen os o notas accidentales: esto coloread o, esto sonoro, etc. El
versalidad y necesidad del concepto, ele la rnbjetividad trascendenta l. ser aprehendido po r los sentidos no lo es en su formalidad propia
Si el Filó~oro de Koenigsberg hubiese partido de un an~tli5is objeti,o
21 s. THoM As, s. Th ., r. 12. 12.
26 !bid., t. JI , pág. 9 ) sgs. 28 I n De A11., lll, lec. 1:l, n. 789; y S. Tlt., 1, 8.'í, 2.
206 DERISI - SANTO TOMÁS DI! AQUINO Y LA FJWSOFÍA ACTUAL EL CONCEPTO l!N KANT Y l!N S.U.TO TOMÁS 207

de ser, sino en cuanto dado wncretamente en tal fenómeno indi- Porque si bien es un conoc1m1ento intuitivo, aprehende el ser
vidual. Precisamente el que se perciba este color concreto, se debe
a.que se. trata de un ser coloreado, aunque el sentido perciba al ser
.. material sólo bajo algún aspecto u objeto formal. Así la vista per-
cibe el ser en cuanto coloreado, el oído en cuanto sonorn, etc. a
desde lo coloreado. En otros términos, el objeto de los sentidos son causa del órgano material -los ojos, los oídos, etc.- con que se rea-
los fenómenos concretos existentes, que incluyen el ser, si,i que lo liza. En primer lugar, porque la maferia que interviene en la facul-
perciban expresamente, visión reservada a la inteligencia, según ve• tad sensitiva impide la aprehensión del ser trascendente romo tal, pre-
remos enseguida. cisamente porque el ser en su formalidad propia de ser es inmaterial,
Este conocimiento es intuitivo, es decir, capta inmediatamente, formalmente inasible por los sentidos. De ahí que la sensación ex-
sin intermediarios ni imágenes, el ser exis_tente como es, bajo algún terna es intuitiva, Porque es una aprehensión inmediata del ser
aspecto fenoménico concreto. material, pero este ser es aprehendido sólo materialmente, desde los
En los sentidos externos no hay imágenes o "especies" expresas aspectos fenoménicos o rigurosamente materiales y, por eso, apre-
del objeto, es la realidad existente misma que es aprehendida inmate• hensible por este conocimiento material. Paradojalmente el ser es
rialmente -como objectum- es decir, de un modo intencional bajo aprehendido en esta intuición de los sentidos.kin ser visto, sin lograr
--\'"
algunos de sus aspecto's: de color, olor, etc. El ser concreto, sin una conciencia expresa de él o, en otros tétminos, el ser es apre-
de.velarse como ser, penetra y se manifiesta· en el conocimiento sen- hendido como oculto en los fenómenos concretos.
siúvo. El objeto de la intuición sensible no es una imagen del ser Lo que importa subrayar aquí es que los datos u objetos de la
real, sino el ser material aprehendido en su misma realidad existen- intuición sensitiva no son puramente inmanentes al acto. Son obje-
te bajo algunos de sus aspectos. tos dados, sí, en la inmanencia del acto, pero como trascendentes
El conocimiento de los sentidos es el más perfecto, en cuanto es a él y aprehendidos en su formalidad de objetos trascendentes y no
intuitivo: l) que capta inmaterial o cognoscitivamente el ser tras- en la del acto que la aprehende. En el acto del conocimiento de los
cendente sin intermediarios o imágenes, 2) como realmente es y sentidos lo aprehendido no es el acto o imagen -que no se da en
3) existe.29 los sentidos externos- sino el ser material _trascendente mismo.38
La limitación de este conocimiento proviene de su cnrácter ma- Por eso es intuición: el objeto dado es la realidad trascendente,
terial. Porque el conocimiento es esencialmente una aprehensión inmaterialmente presente en el acto cognoscente, por sí misma y
inmaterial del ser, una aprehensión distinta y enteramente diferente sin sucedáneos o vicarios de especies expresas o imágenes.
de la material, no por yuxtaposición o composición, como ésta, sino
una posesión de algo distinto o trascendente al propio acto que ·l o Santo Tomás no ha mutilado la realidad del conocimiento, como
posee -ob.jectum-, es decir es un acto capaz de dar existencia a Jo ha hecho Kant, suprimiendo el ser trascendente dado en él. No
otro ser distinto del propio en cuanto distinto u otro, es decir. ha materializado el conocimiento, en esa manera de ser suya única
objeto. La inmaterialidad o superación de la limitación, proveniente y distinta de todo ser material, precisamente porque es inmaterial;
de la materia o potencia, es la que confiere al acto su amplitud o no lo ha reducido a una imagen inmanente de una realidad tras.
riqueza, su "superexistencia", como dice Maritain, 30 para poder dar cendente, que desde entonces resulta inalcanzable y que condena al
existencia en su seno a otro ser, sin mezclarse o componerse con él, conocimiento, de antemano, a un inmanentismo total. No ha caído
sino en cuanto otro o distinto de él o en cuanto objeto. en la trampa del pseudo-problema del "puente" entre la inmanencia ...+-
Todo conocimiento se constituye tal por la inmaterialidad. 31 del acto dado y la trascendencia del objeto, colocado fuera y más
También el sensitivo. Pero, por no ser él enteramente inmaterial, allá de él; falso planteo, que una vez admitido, conduce, por una
es un conocimiento limitado e imperfecto.32 lógica interna, al subjetivismo, porque es imposible alcanzar ya por
el conocimiento ese ser trascendente que está más allá y fuera del
29 Cfr. J. GRF.IYT, Elemnita Philosophiae, 7~ cd., t. II , n. 686 y sgs., Herder,
conocimiento mismo. No hay conocimiento que pueda aprehender-
Friburgo de Brisgovia, 1937.
ao J. M ARITAtN, Reflexio11s sur l'Intellige11ce, 2~ cd .., p,ig. 42 y sgs., Nouvellc lo. La especie o imagen de los sentidos y del entendimiento "secun-
Li brairie Nationale, París, 1926. dariamente es lo que se entiende (o se percibe, en el caso de los
81 De Ver., 2, 2. sentidos). Pero lo que se entiende primeramente (o lo que se percibe
32 Cfr. ÜCTAVIO N. DERisr, La Doctrina de la Inteligencia de Aristóteles a
San.to Tomás, c. III, Cursos de Cultura Católica, Bs. As. 1945; y La Pesso11a, su
Esencia, su Vida y su Mundo, Instituto de Filosofía de la Facultad de Humani-
dades y Ciencias de la Educación de la Universidad N. de La Plata, c. II, 1950. 33 In De An., 111, lec. 13, n. 789; y S. Th., I, 85, 2.
DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
!EL CONCEPTO EN KANT Y EN SAÑTO TOMÁS 209
208

por los sentidos), es la cosa misma ele la cual la especie inteligible El conocimiento intelectivo de-vela este ser oculto, lo hace iuteli-
-gible en acto para poder aprehenderlo en su realidad propia. Esta
(o sensible) es la imagen". 34 .. ;aprehensión de un objeto inmaterial -por eso no aprehensible par
La clarividencia de Santo Tomás ha consistido en haber sabido un conocimiento que necesita del órgano material para actuar-
ver y analizar, sin defomrnr, esta realidnd única. que es el conoci- prueba precisamente la inmaterialidad total o espiritualidad de la
miento; única precisamente parque no es material, no es una cosa, .actividad intelectiva.
como las otras, no la _ha materializado, sino que ha respetado su
realidad como aprehensión inmaterial del objeto, no la ha con- Porque a este ser o esencia inmaterial la inteligencia no lo :ilran-
vertido en una imagen del mismo. Porque, precisamente por su in- .za directamente en los seres que existen sin materia, sino ~n los
maLerialidad, el conocimiento no sólo es un acto, sino un acto en -seres existentes materiales, rresentes a través de la intuición sensible.
cuya rica realidad, proveniente de su inmaterialidad o liberación de Porque es un hecho -que, en definiti va, depende del modo de ser
la limitación de la materia, hay cabida para otro ser, distinto del del hombre, compuesto sustancial de materia y espíritu- <¡ue la
acto, como otro o distinto de él, como ob-jectum. inteligencia humana no puede ponerse en contacto con su objeto
En segundo lugar, el Santo Doctor ha sabido des-cubrir el carác- propio, el ser, sino en los datos de los sentidos. La inteligencia, afi.t,_
ter intuitivo del conocimiento sensitivo, que no sólo aprehende un ma Santo Tomás, repitiendo una frase de Aristóteles, es "como una
tabla rasa, en la cual no hay nada escrito"/5 y sólo, a través de estos ,\;
objeto trascendente al acto, sino que lo aprehende sin intermedia.
rios, tal cual realmente es y exisLe en la realidad, bien que sin de- <latos, logra aprehender el ser y desarrollar su propia vida. "Nihil
velar el ser en su forma lidad de tal. -est in intellectt, qu.od non fuerit in sensu", "nada hay en el enten-
El conocimiento sensitivo, por otra parte, para un espíritu en- dimiento que no haya pasado por los sentidos".' 6
carnado como el hombre, es el único intuitivo. El hombre, com- Sin embargo, esta dependencia constante de los sentidos de la vida
puesto de alma espiritual y cuerpo, es el más perfecto de los animales antelectiva, no significa que la imeligencia no tenga otro objeto
y el más imperfecto de los seres espirituales. Toda su vida cognosci- m{1s que el de los sentidos, como preLencle el Empi1ismo, o que su
tiva o de aprehensión del ser trascendente comienza y se funda en este !función consista en informar con su acto a los datos sensibles para
conocimiento de los sentidos, pob,·e por ser material -incapaz de -constituirlos en objetos, como quiere el Kantismo. La verdad es que,
de-velar el ser inmaterial que aprehende en los seres materiales con- .a través de los datos de los sentidos, el entendimiento logra de-velar
cretos- pero más ,·ico y vigo,·oso, porque es intuitivo, aprehendente y aprehender su objeto formal propio, exclusivamente suyo, el ser
inmediatamente del ser material existente, tal cual él es, bajo alguno -o esencia inmaterial de las cosas materiales. Sólo más tarde, a través
de sus aspectos fenoménicos. <le este objeto formal, llegará a elaborar conceptos, con que signifi-
La intuición sensible deja abierto e insertado al hombre en el -car la realidad enteramente inmaterial e incluso, por un raciocinio
ser trascendente, así sea en el grado más pobre que es el material y metafísico, de efecto a causa, desde la existencia de los seres mate-
sin de-velarlo en su inmaterialidad propia ele ser. La apertura ini- riales o de los actos del propio espíritu, alcanzará o llegará a con0,..
cial y la aprehensión intuitiva e inmediata del ser trascendente (:er la existencia de seres carentes de toda materia o espirituales: el
como es, queda dada para siempre al hombre y a su conocimiento alma y Dios.
espiritual o intelectivo, en esta intuición sensitiva. Por ella, el ser Entre el Empirismo y el Kantismo -para quienes la inteligencia
trascendente, de un modo inmaterial, está presente por sí mismo sólo conoce los fenómenos de los sentjdos- y el Racionalismo -para
en el acto de conocimiento. quien tiene su objeto propio con independencia de los sentidos:
ya por innatismo (Platón y Descartes), ya por contacto directo con
2. El ser o esencia inmaterial de las cosas materiales: objeto for- él (ontologismo de Malebranche) o creación del mismo (panteísmo
mal propio de la inteligencia humana. - Ese ser material inmedia- de Spinoza o de Hegel), el I ntelectualismo de Santo Tomás, ajustado
tamente aprehendido como es por los sentidos, está en ellos oculto en un todo a los hechos de la vida psíquica sensitiva e intelectiva
como ser.
Inmaterial, y como tal, no sensible, no puede ser aprehendido 3:i fo De An., 11, lec. 13, n. 791 y sgs.; Q. D. an., 8.; S. Th., I. 12, 12 y I,
por un conocimiento que no supere lo orgánico material. 84, 7. y E. Cn.sc>N, Realisme Thomisle et Critique de la C1n1naiss1111re, Vrin,
París, 1935.
1
36 Iúid.
34 In De ,fo., III, lec. 13, n. 789.
....
210 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQU1NO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL EL CONCEPTO EN KANT Y EN SANTO TOMÁS 211

humana, afirma la dependencia de la inteligencia de los datos sensi- 4. El concepto en San/o Tomás. - Lo que importa es señalar
bles para alcanzar su objeto, a la vez que sostiene la irreductibilidad aquí que, mediante la abstracción, se logra el paso de los datos de
del objeto propio de la misma, el se1· o esencia inmaterial -lo que la intuición sensible a la obtención del objeto propio de la inteli.
constituye a los entes- de las cosas materiales. gencia, y que no se puede llegar a éste, sino despojám.lolo ele sus
De este modo los dos aspectos, unilateralmente captados por el notas materiales cuantitativas, que son precisamente los que lo indi.
empirismo y el racionalismo -la dependencia de los sentidos, del vidualizan, y que, por eso, esta determinación objetiva -species
primero, y el objeto propio e irreductible de la inteligencia, del impressa- y el concepto resultante -species expressa- son siempre
segundo- son integrados por el Intelectualismo tomista, sin las limi- abstractos, ya específicos, ya genéricos, capaces, Por ende de reali.
taciones de aquéllos, en una concepción que tiene en cuenta y se zarse o identificarse con todos los inferiores: individuos o especies,
ajusta a la observación y análisis de los hechos. respectivamente.
El concepto en Santo Tomás subjetivamente es un acto de la
3. La abstracción. - Lo que impide la aprehensión del ser o inteligencia, un medio -in qua- en el cual conoce o aprehende un
esencia inmaterial de las cosas materiales, es precisamente su materia. aspecto del ser o esencia de los entes materiales y, desde éstos, tam-
Para develar el ser en los entes materiales, es preciso dejar de bién de los entes espirituales. 89
Jado las notas materiales concretas, la materia cuantitativa -materia
signata qttantitate-, que constituye la individuación, las cuales obs- Pero objetivamente el concepto es el se1· o esencia misma de las
truyen la inteligibilidad o verdad -con él identificada- en acto cosas)nmaterialmente presente en el acto de e ntender. En el seno de -'\'"

del ser.37 su acto espiritual, el concepto, como acto de la inteligencia, da exis-


tencia a otro ser o esencia, distinta del propio acto y en cuanto distinta
Al prescindir, sin negar, en los entes materiales, de sus notas de él. Y esta esencia presente en el acto es precisamente el concepto
materiales concretas, la inteligencia deja de lado lo que precisa- objetivo. En otros términos, el concepto es esencialmente intencional,
mente impide la inteligibilidad del ser y logra poner a ésta en acto, indica ~iempre un objeto real -existeme o posible- distinto y tras-
en su luz o verdad propia y hacerla así aprehensible parn su acto cendente al acto mismo conceptual. i\Jediante esta presencia imnate-
intelectivo. rial del mismo ser trascendente en el seno del concepto, la inteligencia
Esta función con que la inteligencia prescinde de las notas mate- aprehende y significa este ser trascendente en cuanto tal. Cuando la
riales concretas, a fin ele poner en acto su inteligibilidad y aprehende.r inteligencia conoce, no conoce sus actos - que sólo so n conocidos, en
así al ser, constituye la abstracción. segunda instancia, mediante un largo :rná lisis y profundización
Siguiendo, precisando y aún corrigiendo a Aristóteles, Santo psicológica- sino el ser o esencia trasce11den/f', presente ella mism a
Tomás se ha ocupado minuciosamente del proceso de abstracción
del ser o esencia inmaterial de los entes materiales, desde los datos
,. en su acto mediante el concepto objetivo. El acto conceptual es,
pues, el medio en el cual -in r¡110- la inteligencia aprehende el
sensibles aprehendidos en la imagen -phantasma-. Mediante su ser mismo trascendente, presente intencional o inmaterialmente en
actividad espiritual, el "entendimiento agente" "ilumina" estos datos aquél.
de las imágenes sensibles, para actualizar la inteligibilidad del ser
Sin el ser trascendente, el conocimiento intelectivo pierde su
o esencia, potencialmente contenida en ellos. De este modo, se sentido y su esencia, y cualquier intento por prescindir de aquél,
constituye una imagen espiritual -species impressa- del objeto, del conduce inexorablemente a una deformación y a un consiguiente
ser o esencia inmaterial, la cual -mediwn qua- determina al enten. análisis de un conocimiento, que no es el verdadero conocimiento,
dimiento para formular el concepto o idea -species expressa, me- sino un sustituto suyo deformado y falseado.
dium in quo-, en la que aprehende el ser mismo trascendente
bajo alguno de sus aspectos.ªª
5. Limitación del alcance trascendente del concepto en Santo
No es intención de este trabajo señalar y fundamentar los pasos
Tomás. - Según Santo T omás, el concepto tiene su objeto propio
del prolijo proceso psicológico, con tanta precisión y rigor ana-
trascendente, irreductible al de los sentidos, y que, según ya expu-
lizado y probado por Santo Tomás.
simos, es el ser o notas esenciales, abstraídas de Ja realidad material.
si In De ,fo., JII, lec. 8, n. 705, 709 y 711.
38 In De An., IJJ , lec. JO, n. 728; y S. Th ., 1, 79, ~-5. 39 I,¡ De An., lJI, Ice. 13, n. 789; y S. Th., 1, 85, 2.

..
lllll'

212 DERISI - SANTO 'TO.MÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL


.. EL CONCEPTO EN KANT Y EN SANTO TOMÁS 213

. Por eso, lo r¡11r -id q11od- el concepto expres;i es siempre real, puede conocer directa y primeramente lo singular en las cosas ma-
algo tomado de la realidad, inicialmente de los .dalos de la intui- teriales. [ . .. ) Nuestro entendimiento no es directamente tonocedor
ción sensible. El concepto no es una mera manipulación o elabo- sino de las esencias universales. Puede conocer lo singular sólo indi-
ración dt los fenómenos, como afirma KanL, deformante del dato rectamente y por cierta reflexión [ ... ), volviéndose a las imágenes,
inmediato del concepto, que es el ser o esencia trascendente, dis- en las cuales entiende las especies inteligibles. [ .. . J. Por consi-
tima -del propio acto, aprehendicia en éste como trascendente a él. guiente, el entendimiento entiende directamente el universal por
Kant ha sustituido la intencionalidad objetiva trascenden1e del la especie inteligible; pero sólo indirectamente las cosas singulares,
acto con las formas tjpriori, consu·uctivas del objeto desde l-0s fenó. de las cuales son las imágenes".~º . \
menos, por una lógica interna de su poswra inicial en el planteo
mismo del problema crítico. En él ha deformado el conocimiento,
al mutilarlo del ser u·ascendcnte, que sin embargo está inmediata-
mellle dado en él, y sin el cual ni sentido con~erva. Separ;.ido el IV
t OJ1ceptu cid ser trascendeute, c¡ue lo constituía y daba sentido ele
tal, Kant ha tenido que buscar en la trascendentalidad subjetixa,
en los apriori de la inteligencia, la explicación ele la objetividad COINCIDENCIAS Y DJFERENCJAS DEL CONCEPTO EN
de los conceptos. KANT Y SANTO TOMAS
E n este sentido, el co11ocimie11Lo imelecti,·o, mediante el cc;11.
cepto, ahonda y penetra mucho m{1s <1ue el con~cimiento semiblc 6. El objeto del concep.to en Kant y Sa11to Tom ás. - a. Hemos
- y_ue se detie ne en la~ manifestaciones fenoménica, del ser-, pe11~- señalado que para Kant el objeto no es algo que el concepto to~e
Lrah"do liasta el Jer o esencia ele lo~ e ntes, hasLa aquello q11l' y poi de la realidad trascendente. El concepto es ciego, carece de objeto
lo q11e el ente es. que ver. Lo único que el concepto aprehende -la "materia'.' del
En cambio, a direrencia de la intuición de los ~ mido,, apre· mismo, que llama Kant- son los fen ómenos. Lo aprehend ido por el
h en~iva de los emes ma teriales como ellos r ealmente son y exi,ten, concepto no supera a lo aprehendido por la sensibilidad. Lo propio
el concepto aprehende el ser o esencia ele las cosas materiales, yendo del concepto en Kant es dar forma objetiva o elevar a objeto al fenó-
más hond.o que diéha intuición, pero a la vez de un modo más po- meno, mediante las categorías o formas 'Jfiriori, las cuales, al aplicar +-
bre, abstracto. Este ser o esencia abstracta o sin las notas individuan- la unidad de la conciencia a los fenómenos de doce maneras diver-
tes, precisamenle po r eso, puede atribuirse e identificarse con todos sas, les confieren universalidad y necesidad, las cuales los distancian
los i11(eriores ya específicos')'ª individuales, es decir, e:, un concepto o separan del sujeto individual y, por eso mismo, los despojan de
u11 ive rs(I l. su carácter subjetivo y los constituyen en objetos.
Este modo de ser ab.1/raclo )' 1111iver.rnl de lo~ concepw,, ton que En rigor en cuan to a la "materia" o contenido, el concepto d e
las esencia~ de lo\ entes son ap1ehe11di das ) cxpre,ada,, 110 <'.1 rl'al, Kant no supera al Empirismo. Es superio r a él, en cuanto hace
sino p11rame11/e 111e11tal. .intervenir una actividad espiritual intelectiva, esencialmente supe-
La objetividad o tram11hjetivid,1d trasce11de11Le del eomepw rior a la de la sensibilidad , que confiere a los fenómenos formalidad
-~iclll°pr"c e,encialmen te má, pro[u11diullle en la~ cosa, qu e Li intui- objetiva. y. sin añadir nada a su conlenido, transforma los fenóme-
ció n sensible, porque peneLra hasta su srr o C:1·e11cia- e\ sólo en c11a11to nos en objetos.
a las 11o tas ex presadas, pero no en cuanto al modo con qne PI ron- En síntesis, la actividad del concepto, en Kant, no es aprehen-
cepto las expresa y, consiguie ntemente, tampoco en cuanto a la pre- siva de un nuevo co ntenido objetivo, esencialmente distinto del de
sen cia actual o existen/e de la realitlad. El objeto o notas esenciales, los sentidos, sino pumme11te formal, la cual, al aplicarse al conte-
abstráctamente aprehendidas. son 1·ra/es, en cuan to existen o pueden nido fenoménico de la sensibilidad, lo organir:i y constitll)~ en
ex isti r; pero no Jo ~on precisamente en el semido ele que deban existir, objeto.
romo los datO!i de la intuició1) ~e mible. Sólo reintegrando el con- b. En cambio, en Santo Tomás el concepto no e, sólo una acti-
ceptó en la -~ntuición sensible. ele donde fuera inicialmente tomado vidad intelectiva espiritual , distinta de la sensitiva, sino que además
-per cm111ersio11e111 ad pl,antasma- la inteligencia puede recobrar
y conoter la exi, tc11cia de las to,a,. · " :--;uesLro entendimiento no rn S. T h., J, 86, 1; )' D e T'er., 10, 5.


214 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUlNO Y LA l ' ILOSOI'ÍA ACTUAL .EL CONCEPTO EN KANT Y EN SANTO TOMÁS 215

es aprehensiva de un contenido u objeto distinto del de los senti- .. fenómenos para colocarlos frente al sujeto, e!> deci1·, para constituir-
dos: el se1· o esencia inmate1·ial de las cosas materiales. los en objeto. Se u·ata de formas o categorías de univenalidad y
El concepto no construye un objeto desde los fenómenos, como necesidad, bajo las cuales la inteligencia de un modo püsitivo asu-
en Kant, sino que se constituye él mismo como aprehensión imnn- me y reviste a los fenómenos para convertirlos y constituirlos en
terial del ser trascendente de-velado en los datos de los sentidos, objeto. La universalidad y necesidad resultan en el objeto por im-
en los que estaba presente, pero ocultamente. Al ser des-cubierto posición ~priori de las categorías o formas de la unidad de la con.
ciencia o "apercepción". La forma de universalidad y necesidad del
+
por la abstracción de las notas individuantes materiales, este ser
se presenta inmediatamente y por sí mismo a la inteligencia y es -concepto es trascendental o ,/priori, sólo bajo ellas el fenómeno -t
aprehendido como un ser distinto del ser del acto subjetivo apre- puede constituirse en objeto. Tales formas o categorías ,friori sólo
\
hendente, es decir, como objeto. existen en la mente. La universalidad y necesidad y el concepto
Para llegar a su objeto, el ser inmaterial, la inteligencia necesita mismo que las impone a los fenómenos, proceden enteramente del
dejar las notas materiales cuantitativas que lo ocultan. Y como sujeto trascendental. Nada tiene que ver el ser o realidad tran-
tales notas son constitutivas de la individuación y la existencia es subjetiva con este concepto "priori y sus caracteres de universa-
k"
lidad y necesidad. Por un lado, el fenómeno de la sensibilidad, ela-
siempre individual, al prescindir de ellas para lograr la inteligibi-
lidad actual del ser u·ascendente inmaterial en los entes corpóreos, boración 4'Priori de los datos, irreductibles al sujeto pero sólo dados
-en él y en la inmanencia desvinculada de toda trascendencia; y, por 'e-
la inteligencia sólo puede aprehender el ser desde su esencia abs-
otro lado, el concepto bajo sus doce formas o categor{as, que apriori, x
tracta, con prescindencia de su existencia individual. Para llegar
desde la subjetividad trascendental, elabora y crea los objetos.
a lo hondo de su objeto, el ser o esencia inmaterial de las cosas
materiales -y desde éste a todo otro ser, incluso enteramente inma-
terial o espiritual- la inteligencia ha de perder la riqueza de las b. Como en Kant, en Santo Tomás la forma universal y necesa-
notas individuantes y de la existencia. De aquí que el concepto es ria del concepto únicamente existe en la mente. La universalidad
sólo objetivo, en cuanto al ser o esencia aprehendida -y aprehen. y necesidad del concepto no proceden de la realidad y son el fruto
dida únicamente en alguna de sus notas genéricas o específicas y -de la actividad intelectiva.
en manera alguna en la riqueza de su total especificidad- es decir, Pero la diferencia esencial con la concepción kantiana del con-
en cuanto a su contenido u objeto significado, pero en manera algu- cepto, es que en Santo Tomás esta forma de universalidad y nece-
na en cuanto a la forma o modo abstracto y universal, con que sidad con que en el concepto e.s asumido el contenido objetivo
lo aprehende, ni tampoco en cuanto a la aprehensión de la existen- proveniente de la realidad transubjetiva, no es el resultado de una
cia. de esta esencia, expresada en el concepto. Para alcanzar esta forma *riori positiva, de la unidad de la conciencia que se impone t
existencia es menester que la inteligencia vuelva a insertar el con- y transforma los fenómenos sensibles en objejtos, sino el resultado
cepto en los datos sensibles, de donde fue tomado y abstraído y negativo de la abstracción, de aprehender el ser o esencia inmaterial
donde se realizan con la existencia -per conversionem ad phantas- de los entes materiales, con prescindencia de sus notas materiales
ma-, mediante el juicio, que, por eso, es el acto con que la inteli. individuantes, con las que realmente se identifica y a las que está
gencia verdaderamente conoce la realidad individual existente. Sólo vinculada la existencia. La forma de universalidad y necesidad con
en la restitución del concepto o esencia conceptualmente expresa. 11ue el concepto expresa su objeto, el ser trascendente, no es algo
da, a la intuición sensible, de cuyos datos fue aquélla tomada, cap- positivo o construido por la mente, sino el efecto negativo de la
tamos la existencia individual.41 abstracción. Tales caracteres de universalidad y necesidad resultan
en la mente del mero hecho de haber prescindido ella -sin negar-
7. La forma conceptual en Kant y en Santo Tomás. - a. De lo las- de las notas materiales individuantes, en la aprehensión del
dicho se infiere que en Kant el concepto es forma pura del sujeto ser o esencia de las cosas. La forma abstracta y universal del con.
trascendental, una forma con que la inteligencia -de acuerdo a las cepto no es una construcción y elaboración Positiva de la mente,
exigencias del esquema de la fonna sensible ~riori del tiempo- no son categorías que actúan ,tpriori desde el sujeto trascendental, ..¡-
universaliza y, de este modo, des-mbjetiviza y des-individualiza a los condicionante de la objetividad de los fenómenos; es la mera con-
secuencia negativa, de la ,pobreza con que la inteligencia humana
H In De An., II, Ice. 12 n. '!,77 y sgs.; S. Th., I, 79, '!,; y ltl Perih., lec. 10, 9. ha de penetrar y aprehender su objeto trascendente, el ser o esencia

'
216 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUA~ EL CONCEPTO RN KANT Y EN SANTO TOMÁS 217
~

transubjetiva, dejando de lado las riquezas de las notas individuan,... por la materia. Le sobreviene, pues, la intención (forma) de uni-
tes y, con ellas, la misma existencia, que siempre es el acto reali- versalidad, según que es abstraída de la materia individual''.•2 •
zador de una esencia individual. "Porque alguna vez al universal así considerado se le atribuye
\
Esta forma abstracta y universal del concepto no es real ni co-. algo, que pertenece a la sola operación del entendimiento, como si
rresponde ni expresa la manera como el objeto realmente existe. se dice que hombre es predicable de muchos, o sea, como universal
La objetividad del concepto se limita a su contenido de alguna&. o como especie. Porque estas intenciones (segundas, o formas de-
notas esenciales, y no expresa la manera cómo ellas realmente existefü. universalidad) se dan en el _e ntendimiento, atribuyéndolas a la
naturaleza entendida, según que compara a las mismas con las,
Sin embargo, esta forma abstracta y universal, con que el con- cosas, que están fuera del alma".<3 K
cepto aprehende su objeto -el ser o esencia inmaterial trascendente-
no afecta en manera alguna a ·la objetividad de la aprehensión •. En su .libro "De ente et Essentia'' Santo Tomás afirma que las
Porque la identidad intencional está entre lo que expresa el con- notas de una esencia o naturaleza -no necesariamente todas- pue-
cepto -su contenido- y el aspecto esencial del ser real expresado. den considerarse en sí mismas. Por ejemplo animal racional u hom-
po-r- él, pero no con el modo con que el concepto lo expresa. Tam- bre. Y que esta esencia se puede realizar o existir de dos maneras.
poco en el juicio la mente atribuye la forma conceptual al objeto;.. distintas: en la realidad, identificada con los individuos; y en 1~
sino sólo su contenido o notas esenciales expresadas. Así con el• mente, de una forma abstrncta y universal. El concepto que apre-
concepto de hombre la mente expresa las notas esenciales de ani- hende esa esencia y el juicio que la atribuye a las cosas, establece
mal racional, y no el modo abstracto y universal con que las signi- la identidad de las notas esenciales, del hombre o animal racional,_
fica. Y cuando las atribuye a un sujeto individual y dice: Pedro, en el ejemplo, pero no del modo con que tal esencia existe en las
es hombre, está afirmando la identidad entre lo que expresa eJ: cosas y en la mente. Ese modo dóble de existir, en la mente y en
concepto: animal racional y el sujeto real Pedro, pero en modo. las cosas, no está en la identidad intencional del concepto y la rea-
alguno la forma abstracta universal de su concepto, que no es real. lidad, identidad que se limita a la esencia en sí misma, o en otros_
ni tampoco excluye las otras notas individuante y la existencia con- términos a las notas aprehendidas por el concepto, no a la manera•
que hombre o animal racional se realinn en Pedro. como éste las aprehende -o las afirma el juicio- ni tampoco a la..
manera c-0mo realmente existen.
He aquí como se expresa Santo Tomás: "El universal sólo es por· En síntesis, la objetividad y verdad del concepto y del juicio, se-
abstracción de la materia y de las condiciones materiales indivi- gún Santo Tomás, está sólo en la esencia o na.turaleza aprehendida.
duantes. Es manifiesto, pues, que la semejanza de la cosa perci-
y afirmada, y no en los modos o instrumentos lógicos -secundae in-
bida en el sentido representa la cosa, en cuanto es si ngular; pero
tentiones, praedicabilia- con que se los aprehende; ni tampoco en
recibida en el entendimiento representa la cosa según la razón de-
la manera como tales notas esenciales existen en las cosas. Porque .
naturaleza universal. De aquí procede que el sentido conoce las.
aquellos modos con que la esencia de la natu raleza es pensadn, y
cosas singulares, mientras que el entendimiento las universales, y aquellos modos con que esa misma naturaleza existe n o son consi-
sobre éstas versan las ciencias. Acerca de lo segundo hay c¡ue tener derados por el concepto ni atribuidos en el juicio, donde sólo está~
en cuenta que el universal puede considerarse doblemente. Puede de-
presentes por el sujeto, unido a la intuición sensible.H
cirse universal, de un primer modo, la misma naturaleza común, en ';J
cuanto subyace a la intención de universalidad [la naturaleza ex- 8. El <JIJriori en Kant y Santo Tomds. - De lo expuesto acerca X
presada, y la forma de universalidad con que se expresa]. De otra de la forma del concepto, se ve ya el sentido y el alcance del <jprio"Fi,
manera [esta naturaleza], puede decirse universal según ella mis- en Kant y Santo Tomás.<5 ""
ma [ . . . J. Esta naturaleza, a la que sobreviene la intención de uni- .><.
{priori o trascendental es Jo que, desde el sujeto -no en el sen -
versalidad, por ejemplo, la naturaleza de hombre, tiene una doble•
tido 'psíquico, sino gnoseológico-, condiciona o hace posible un,
existencia (esse) : una ciertamente material, en cuanto dicha natu-
raleza está en la materia natural, otra empero inmaterial, en 42 In De An., II, lec 12. n. 377; y S. Th., 1, 79, 3.
cuanto está en el entendimiento. En cuanto que tiene existencia. 43 In Perih., lec. 10, n. 9.
44 De En. et Es., c. III, al final.
en la. materia natural, a esta naturaleza no le puede sobrevenir la
45 Cfr., ÜCTAVJO N. DERISI, Los Distintos Seritidos del 1Priori en la Filosofia- ,)<
intención (forma) de universalidad, porque está: individualizadcll. Co11t emporá11ea y er, Tomismo, Revista Sn.piet1 Lon, 1967, pág. 245, La Plata, Bs. As...
218 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFIA ACTUAL ,_ EL CONCEPTO EN KA NT Y EN lt,U,!TO TOMÁS 219
"
conoam1ento, es decir, una aprehensión inmaterial o intencional ligibilidad en acto del objeto, o más brevemente, que coloca al ser
de un objeto. inmaterial -que realmente existe, oculto en los entes- en condi.
a. Pa.ra Kant los a/P:·iori del concepto y del juicio son las cate- ciones de ser aprehendido, que, sin deformarlo ni tocarlo en lo
g01·ías de la inteligencia, la "a.percepción" o unidad de la conciencia más mínimo, coloca en acto esa inteligibilidad del objeto -identi.
que se aplica de doce formas a los fenómenos, de acuerdo a las ficada con su ser inmaterial-, al conferirle una existencia inmate.
exigencias del esquema, o sea de la manera cómo los fenómenos son ria!, mediante la abstracción de las notas materiales cuantitativas,
organizados por la forma sensible del tiempo en la imaginación. con lo cual la hace visible o inteligible en acto y, por ende, asimi.
Jable por la inteligencia. La actividad a bsu·activa del entendim iento
Con esta forma o categoría la inteligencia elabora o eleva los agente, afirma Santo Tomás retomando una palabra de Aristóteles,
fenómenos a objetos. Los '</priori o formas ele la inteligencia en es como "una luz" que ilumina o hace visible o inteligible en acto,
Kant condicionan o hacen posible el concepto -y el juicio- o co.
al ser que está en la cosa y que, como ser, es inteligible, pero no
nocimiento del objeto en cuanto confieren al fenómeno universali.
en acto, sino obscurecido y oculto por la potencia de la materia
dad y necesidad y, de ese modo, lo separan del sujeto y lo consti-
individual. Este <¡'priori no añade, ni quita nada al objeto, al ser -t:
tuyen en objeto. inmaterial, solamente lo despoja, sin negarlas, de las notas que im-
Como se ve se trata ele un c(p1·iori o trascendental, no para des- piden la actualidad de inteligibilidnd o aprehensibilidad en acto
cubrir el objeto, no para colocar al sujeto en una situación que lo por la inteligencia.
capacite a de-velar un nuevo contenido de la realidad, suprasen. Como consecuencia o efecto de ese apriori, el modo o forma abs-
sible, sino para transfm·mar el fenómeno y convertirlo en objeto. ·f""
trncta y unive1·sal del concepto que aprehende y hace presente al
El de Kant, es, pues, un 9'pr-iori positivo, sin contenido o puramente objeto en la mente 110 es real sino puramente mental. Pero no es
formal, que condiciona o hace pasible el conocimiento del objeto, una forma apriori que la inteligencia impone a los fenómenos para .K
en cuanto lo elabora desde el fenómeno. construir el objeto, sino el simple resultado negativo de la ínter.
b. En Santo Tomás también hay a/Priori del conocimiento con- vención del .,priori, que en nada modifica la objetiv idad del ser o .1(
ceptual. notas esenciales expresadas en ese concepto universal, pues no se
El ser o esencia inmaterial existe sumergida en la materia indivi- atribuye ni predica del mismo.
dual, la cual, en esa forma de realización, no es directamente apre- Lo que tal 't1?riori hace, sí, es que la aprehensión con ceptual no -'I:
hensible por la inteligencia. sea intuitiva, es decir, que el modo de existir del objeto o ser tras.
Para pode1·la aprehender, la inteligencia necesita abstraer, sepa- cendente en el concepto y en la realidad sea distinto. Pero tal modo
rar ese ser o esencia inmaterial de las notas materiales cuantitati- distinto de existencia mental y real del ser aprehendido por el con.
vas, que impiden la inteligibilidad de aquélla. Tal abstracción la cepto, no entra en el contenido de la aprehensión conceptual misma
realiza la actividad espiritual del "entendimiento agente" o actuan- ni es atribuído a la realidad: es sólo la condición para qtte el ser
te sobre las imágenes sensibles, para "iluminarlas", es decir, para !legue a ser inteligible en acto; condición que e~ge el sacrificio de
tomar sus notas esenciales i~materiales, sin las notas opacas, inin- la no visión directa intelectual del ser existente individual.
teligibles, de la materia individual.j 6 Esta actividad del "entendi- En síntesis, el '!Priori de Santo Tomás sólo condiciona o pone _.I(
miento agente", es decir, esta actividad espiritual de la inteligencia en la luz actual la mteligibilidad y aprehensibilidad de un aspecto
-previa al entender mismo y a la elaboración del concepto-, que del ser o esencia trascendente, tal cual es él en la realidad en tal
prepara al objeto para hacerlo inteligible en acto, brevemente, que aspecto, pero que estaba oculto en ésta por las notas materiales
condiciona o actualiza su inteligibilidad, es el ~priori del conocí. que la impedían. El r¡'p,·iori de Santo Tomás sólo le quita al ser lo )<:
miento intelectual en Santo Tomás. que impide su inteligibilidad en acto, lo separa de las condiciones
Como se ve, este qpriori condiciona la inteligibilidad del objeto, materiales que son precisamente las que impiden esta inteligibili-
mediante la prescindencia de las notas materiales individuantes dad en acto; pero sin tocar en lo más mínimo el contenido objetivo
que fa impiden, pero no construye esta inteligibilidad, que el tomado de la realidad. En definitiva, el a},riori de Santo Tomás no .?<
objeto posee en potencia. Es un / priori que hace posible la inte- es constructivo, sino sólo de-velante del objeto.
Una vez realizada esta actuación del ápriori, la inteligencia apre- ,k
-tG In De An., lec. 10, n. 728 y sgs. y De Sp. Creat., 9, JO. hende el ser u·ascendente inmediatamente en su ser o verdad obje-
220 DERJSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFfA ACTUAL EL CONCEPTO EN K ANT Y DI SANTO TOMÁS 221
..
tiva, sin intermediarios g noseológicos. El apriori es sólo un inter- b. Santo Tomás, en cambio, e n una actitud de observación o b -
mediario psicológico, que no m odifica el objeto, sino que una vez jetiva, h a tomado como punto ele partida ele ~u a n;'al isi~, el conoci-
m ás, lo pene en condiciones de ser aprehendido inmediatamente y miento tal cual es, y ha penetrado con minuciosidad y ha buscado
en sí mismo, tal cual él ~ bajo algunos de sus a\pectos, por la in- con rigor la explicación causal del mismo, mediante un raciocinio
teligencia. sostenido y ajustado constan temente al ser del conocimien/o y a sus
Si bien, por las razones di chas de que el concepto no e~ estricta- exigencias ontológicas.
mente intuitivo, porque sólo aprehende el ser real bajo un aspecto Por eso, el resul tado fi nal en Sa nto Tomás, es u na expl icari<'>n
esencial y no en su realidad individu al y presente por la existencia, cabal del conocimiento en toda su amplitud y niveles, y del con-
sin embargo si atendemos a que gnoseológicamente en el concepto cepto en nuestro tema, tal cual él es y se manifiesta en su preciso
-"medium in r¡uo"- la inteligencia aprche11de un aspecto del ser alcance y en su modo peculiar de ser propio; explicación realizada
trascendente, podemos decir, con J\faritain, que tal aprehensión y fundamentada sin violencias y sin distorsiones de la r eal idad es-
inmedia ta del ser es una "intuición abstmrti11a" del mismo. 47• tudiada, sino de acuerdo en tocio su ámbito y en cada uno de sus
pasos con esta realidad siti-generis -precisamente porque es inma-
9. Conclusión: el origen de las dos co11cepcio11es 1111tagó11icas, terial y distinta de todas las del mundo corpóreo- que es el cono-
trasrendental y realista del conrepto en Kant y Sa11to T omó~. - Para cimiento y el concepto .
terminar digamos que el fundamento, que determina las dos posi-
ciones antagónicas fundamentales y las diferencias consiguien tes
señaladas en el concepto según Kant y Santo Tomás, finca en el
punto de jJartida del análisis, que señalamos al principio ele este
trabajo.
a. Kant parte de un conocimiento sensiti vo, tal como e~ dado
en la conciencia. prescindiendo, desde el principio, de toda trascen.
dencia. Esta posición -asumida sin crítica por le Filósofo de Koe-
n igsberg- im plica la mutilación y deformación del conocimien to
el cual, precisamente por ser una realidad constituída pcr la in-
materialidad o superación, en mayor o menor grado, de la materia,
implica siempre y originariamente una intencionalidad, un objeto
trascendente, dado en el acto inmanente, pero irred uctible a él,
como lo ha vuelto a poner en evidencia, en nuestro tiempo, E.
Husserl.
A partir de este conocimiento, deformado. sin objeto mi~ren-
dente, Kan t analiza un conocimiento como realmente no es, ence-
rrado en la pura inmanencia. Con lo cual se ve obligado a buscar
los caracteres propios del objeto de la inteligencia, su objetividad
universal y necesaria, en las condiciones o formas apriori del sujeto.
La clausura del ser trascendente en el conocimiento, ha conducido
inexorablemente a Kant a buscar los caracteres propios de su ob-
jeto en la trascendentalidad. Clausurado el conocimiento en la pura
inmanencia subjetiva, desvinculado totalmente del ser trascendente,
Ka nt no tenía otra salida para explicar las notas propias del con-
cepto y de su objeto, que la inmanencia a priori o trascendental.

47 J. :\f.~ RITAI'-, Distinguir Para Unir o Los Grados dr•I Saber, pág. 195 y sgs.,
espcdalmente '.!08. '.!~ ed. castellana, tratluctión de 1\. Frossard , Lcand10 de Sesma,
Club de L ectores, Bs..-\s. 1968. ·


..

..
CAPÍTULO XX

EL AMBITO DEL OBJETO DE LA FENOMENOLOGL-\


EN E. HUSSERL Y CR(TICA TOMISTA
AL MÉTODO FENOMENOLóGICO

I. EXPOSICION

l. Refutación de Husserl al Psirologismo: la irred11 ctibilidad d t•


la vida psíquica-superior de la i11Leligencia a •los datos sensibles. -
Cuando Husserl inicia sus I 11vestigaciones L ógicas se enfrenta con
el Psicologismo, que tiende a dominar todo el ámbito de la Filoso.
fía. El Psicologismo quería atenerse a los hechos -Poritivi.m10- de
la experiencia -Empirismo- y explicar las múltiples manifestacio.
nes de la conciencia del hombre por combinacion es de estos hechos,
especies de átomos, de la vida psíquica. T oda la vida de la con.
ciencia en sus aspectos gnoseológico, metafísico, lógico y ético y,
desde luego, psíquico, eran explicados exclmivamente por los he.
chos psíquicos. La Filosofía se reducía, pues, a la Psicolog ía, a un
""t·
Pan-psicologismo.1
' El Psicologismo partía del falso supuesto de que los hechos psí-
quicos eran exclusivamente de condición sensible-material y pres-
cindía, por ende, cuando no negaba expresamente, la existencia de
los hechos psíquicos espirituales de la inteligencia y de la libertad,
como irreductibles a los primeros. En todo caso, cuando admitía
su existencia, se esforzaba por explicarlos como resultado de una
combinación -asociación, división , etc.- de los hechos sensibles.
Con un análisis penetra nte y objetivo de este complejo mundo
k
de la conciencia, Husserl pone en evidencia que la negación de la
vida psíquica espiritual, como esencialmente superior a la sensitiva,
y la substitución de la misma por construcciones de actos empíri.

1 Cf. E. H USSERL, lflvestigaciones Lógica.s, t. I , p. 67 y ss., especialmen te


p. 80 y ss. y 92 y ss., trad. de Manuel G. Morente y J O!ié Caos, Revista d e
Occidente, Madrid, 1929, Cf. también Ideas para una Fenomenologia pura, p. 46
y ss., trad. de José Ga~, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1949.

'I
224 DERTSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y U FILOSOFiA ACTU AL EL ÁMBITO DEL OBJETO DE Lo\ FENO!IBNOLOCÜ 225

co-materiales. lejos de ser hechos obsen a bles, son hip6tesis y teorías turas conceptuales, aprehendidas por la inteligencia. Si bien, obser-
.tdoptadas a-priori, sin pruebas, y además falsas, porque mutilan y va Husserl, este conocimiento superior no puede darse sin aquel
deforman la verdadera realidad de estos hechos superiores, tales inferior, es sin embargo irreductible a él, tan intuitivo y primero
como ellos se presentan en la conciencia, al sustituirlos arbitraria. como él, superpuesto pero no extractado de él.6 , (Observemos, de J..-
mente por actos inferiores. que si bien se relacionan y son supueS- paso, que en este punto Husserl exagera la independencia del cono.
tos por aquéllo\ son e5encialmente distintos y diferentes de los cimiento intelectivo y confiere al mismo un carácter intuitivo y
mismos.z Al rescatar esta realidad de la vida psíquica superior de directo de su objeto, en una especie d e neoplatonismo. El conoci-
la inteligencia -a la que casi exclusivamente se han dirigido sus miento intelectivo es irreductible y esencialmente superior al sen-
reflexiones filo~ófica5- y afirmar, consiguientemente, la irreductibi- sitivo, pero no independiente de él, en cuanto al objeto, ya que
lidad de la Lógica y la Gnoseología respecto a la Psicología, Husserl no puede p onerse en contacto con su propio objeto sino a través
afoma con n1zón que él es el Yerdadero positivista, el que se atiene de los sentidos y por abstracción de sus datos: la inteligencia apre-
a los hechos de la vida psíquica superior, sin deformarla ni substi- hende su objeto propio, esto es, la esen cia inmaLerial y universal,
tuirla con falsas teorías a.priori.ª pero comien,a por aprehenderla por ab!,tl'a<.<.ión de Jo¡, <lato~ sen-
sitivos.)
2. R econquista de la ,·ealidad de In i11teliie111ia frente al Xnn- El gran mérito de la analítica husserliana consiste en haber re-
tismo. - :\flís aún, la Filosofía debe a Husserl la reconquista de la descubierto la eitructura y esencia intencional del conocimiento, en
realidad de la inteligencia en lo que ella realmente es, tal como toda su gama, vale decir, que el acto de conocer -el intelectivo
se manifiesta en la conciencia. no sólo frente al Psicologismo em. primordialmente- aparece en la con ciencia como un acto en que
pirista, que la suprime y substituye por otra realidad, sino también se hace presente un objeto que lo trasciende.
fren te al Conuptualismo hantiano, el cual tampoco supera al em- En el acto de conocimiento el sujeto y el objeto se m a nifiestan
pirismo en cuan to al objeto del conocimiento intelectivo y deforma como términos opuestos pero inmediatamente dacios, irreductibles
la Yerdadera na turale,a de éste, al q uerer hacer proven ir el carácter el uno al otro. En su unidad, el acto cognoscitivo implica una esen.
objetiuo y 1111ivPrsal c/(' sus ro11/e11idos no del objeto mismo, sino de
una cu11slrncrió11 (Priori de las f ormas del entendimiento, que actúan
cial dualidad de mjeto.objeto, de tal manera que tal acto subjetivo
- noesis o cogitatio- ni sentido tendría sin una realidad dada en ,,
sobre los fenómenos y los convierten en objetos, f orrnas qpriori pro- él, pero como distinta y trascendente a él o, más brevemente, como
ven ien tes. en de(initiva, de un sujeto trascendental, La objetividad ob-jectum -algo que está delante y distinto del acto- noema o
no es algo inmediatamente dado en el acto del emendimicn10 co- cogitatum. 1
11]0 trascendente e irreductible al mismo, ~i no una comtntlcit'>11 \uya Este reencuentro con el carácter intencional, esencial o consti-
/Jriori o trascendental.~ tutivo del conocimiento, coloca a Husserl -quien lo recibe, supe-
rándolo en rigor y precisión, del ex d ominico Brentano- en la
3. Redesr11úrimiP11lo del rnráder i11te11 rional del ro1wri111ie11- tradición tomista; la cual, muchos siglos antes que él, había puesto
to. -En un es(uer10 realmente ex traordinario -máxime si se atien - en evidencia y analizado profunda y ampliamente esta nota propia
de al ambien te en que comiema a actuar- H usserl logia reconquistar y exclusiva del conocimiento - y de la actividad de la conciencia,
la realidad del conocimiento, de.velando, mediante un a nál isis mi. en general, también volitiva, y aún de la intuición sensible- y
nucioso y objeti vo,s u esencia singular, desconocida y deformada tanto que se funda metafísicamente en la inmaterialidad, que en el acto
por el empirismo como por el kantismo. intelectivo es total o espiritualidad.1 >.:.
Este análisis de Husserl abarca diferentes sectores irreductibles: a) F1ente al Empirismo, que intenta explicar el conocimiento
el de la realidad existente, de.velada por la percepción y los senti-
6 Cf. E. H uSSDU., I deas Relativas a 11,ia Fenam enologla Pura y w1a Filo-
dos, y el de la realidad eidético o ele la~ esencia~ y el ele las r·.,truc- sofía Fenomeno16gica, trad. de José Gaos, p. 17 y ss. Fondo de Cultura Eco-
nómica, México-Buenos A ires, 1949.
2 lllvestigr1ci1>11c.< T,ógirM, p. 8~ y s,. CI. E. l lt's.,ERI.., 1.a Fi/os11fia romo ti Cf. {bid, p. 2 10 y SS.
Cie11cia Estricta, p. 13 y s., especialme nte p. 29 y ss. y p. 43 y s .. trad. de Eisa 7 Cf. T OMÁS, De 11eritate, 2, 2; ARISTÓTELES, De A ,iirna, II, 8, 431 b 21;
Tabernig, Ed. No\'a, Buenos .-\ircs, 1%~. , ·er también J. MARITAIN, Reflexions sur l' fott:lligence, p. 27 y ss. Nouvelle Li-
3,Cf. Jm,estigario,its I.Ó,Cficas, p. 92 , ,,. <ld t . l. brairie NaLionale, París, 1926, y O. N. DERJsI, La Doctrina de la foteli_~encia
4 Cf. ~l. KA NT, Crítica de la /V,zán · P111·,,, trad. dt· 1\!a nucl García Morcnte, el.e A ristóteles a Santo Tomás, c. lll, Cursos de Cultura Católica, Buenos Aires,
t. 1, p. 262 y ss. LllH"CIÍa Gene,al de \'ictoriano Sm\rez, ~\tad rid , 19'..!B. 1945, y La Persona, c. JI, Universidad Nacional de La Plata, 1950.
DERlSl - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA l'lLOSOriA /,CTl.JAL. EL MIBITO DEL OBJETO DE LA FENOMENOLOGÍA 227
226
..
por combinación de actos puramente subjetivos y sensible-materia- e) El en-or común, pues, al Empirismo y al Kanti.mw reside en
les, por representaciones encerradas en una pura inmanencia, sin quitarle al objeto su carácter de realidad primera inmediatamente
pcsibilitlad alguna de franquearla para alcanzar el ser trascendente, dada, es decir, de no ser verdaderamente un ob-jectum trascendente
Husserl pone en claro que el conocimiento se constituye en forma y distinto del sujeto, sino un producto de la actividad subjetiva
de dualidad irreductible de sujeto y objeto, y que implica. por enJe, - sensible-material o espiritual-trascendental, según uno u otro sis-
esencialmente algo distinto del prop~o acto subjetivo, bien que dad<> tema- y, por eso mismo, enteramente inmanente: ttn fenómeno o
en él, un objeto trascendente - 11oe111a o cogitatu ,11- de-velado c11 apariencia objetiva elaborada por el sujeto psíquico individual o
la inmanencia del acto subjetivo.8 El empirismo, pues, ha descono- trascendental, de un ser o realidad trascendente, que en sí misma
ci<lo la realidad del conocimiento y la ha substituido por otra, crea-. permanece más allá del alcance del sujeto, oculta a su mirada y
dora del objeto dentro de la propia inmanencia. Contra esta de- enteramente desconocida. Gnoseológicamente hablando, ambos sis-
formación Husserl afirma, con vigor, que ni el objeto crea al sujeto- temas -y subrayo la palabra sistema como creación a-priori en opo-
ni el sujeto al objeto, sino que ambos se dan inmediata y simultá- sición al resultante de la de-velación de la realidad del conoci-
11earnente en el acto cognoscitivo.º. Vale decir, que los actos psíqui- miento- son agnósticos: el fenómeno objetivo es una pura aparien-
cos cognoscitÍ\'OS no se agotan en su .wújetividad, ni su acti\'iclad cia de objetividad conferida al fenómeno subjetivo o inmanente,
puede explicarse por combinaciones de los mismos, sino que se tras la cual o m,ís allá ele la cual queda enteramente velado o inac-
dan como una estructura esencialmente intencional, en que el acto cesible y tal vez hasta inexistente, un ser trascendente o realidad
no sólo implica la inmanencia del sujeto, sino a la vez la trascenden- en sí. La conciencia queda inexorablemente encerrada en la in-
cia del objeto, y que sin este objeto trascendente e in-ductible a manencia y todo intento de hipostasiar o conferir realidad trascen-
la actividad del sujeto el acto cognoscitivo es inexplicable y carece- dente a los objetos es una ilusión trascendental. Tales las " Ideas"
ele sen tido. 1 0 de la Dialéctica trascendenta1l de Kant: la del mundo, del yo y de
b) También el Kantismo deforma el hecho del conocimiento, Dios.
rnando sostiene que el objeto no está dado, sino creado o elaborad<> Frente a ese constructivismo objetivo a-priori kantiano, Husserl
desde los fenómenos, como materia. por la intervención de las for- subraya vigorosamente la irreductibilidad inmediata y primera del
mas a-priori de la inteligencia trascendental. El objeto depende y objeto, como correlato intencional del sujeto. En el acto de la
está elaborado a-priori por el sujeto o conciencia trascendental. Los. inteligencia, la realidad conocida está inmediatamente dada como
fenómenos subjetivos -datos sensibles elaborados por las rormas de trascendente u ob-jectt1m y tan inmediata o primeramente dada co-
espacio y tiempo de la sensibilidad- son subsumidos por la unidad mo el sujeto, sin dependencia en cuanto a su realidad del sujeto,
de la conciencia, que a-priori actúa sobre ellos y los informa de el cual sólo condiciona su aparición o trascendencia, sin consti-
doce maneras, formas o conceptos, los cuales los despojan de la sub- tuirlo. De aquí qu e el objeto no sea un fenómeno o apariencia sub-
jetividad individual y los transforman en objetos necesarios y ttni- jetiva de una realidad trascendente desconocida -como pretende
versales. El objeto no es una realidad primera, dada simultánea y el Kantismo y el Empirismo- sino la manifestación o presencia del
primeramente como el sujeto, sino elaborado y dependiente, como mismo ser o realidad trascendente en el acto cognoscente. Tal carác-
tal, enteramente del suieto.11 ter trascendente afecta a todos los objetos de la actividad intelec-
La diferencia del Kantismo con el Empirismo radica e!"l que tiva -y, en general, a todos los actos de la conciencia, incluso de la
aquél admite una actividad intelectiva, 1111 concepto o forma lra srf'•J- voluntad y de los sentimientos- 12 y, por eso, tanto a los objeto~ mun-
<fr11tnl, un modo de actuar necesario y a-priori de la inteligencia, qne danos, a las esencias o eíclos o noemas como a la misma actividad
trasciende el orden sensible material, y que no depende del sujeto intelectiva -nóesis-, cuando en un acto reflexivo ésta es tomada
individual, sino trascendental. Pero coincide con él al quitar el como objeto -las secttndae intentiones de los Escolásticos- par la ><
carácter inmediato y primero al objeto, tal como se manifiesta en Lógica. Siempre que actúa la inteligencia, sea para contemplar la
la conciencia. realidad del mundo, sea para contemplar la de la propia actividad,
ambas realidades se manifiestan como objetos trascendentes e irre-
8 Ideas ... , p. 210.
9 / bid., p. 8 1 y ss.; p. 210 } ss. y 235 y i.s.
10 ]bid, !). 198 y SS. 12 Cf. E. Hl!SS.ERL, Ideas Relativ¡,s a una Fenomenologla Pura y una Filo•
11 Crítica de la Razón l'ura, t. 1, p. 199 y ss. y p. 212 y ss. sofia Fe110111e11ológica, p. 67 y ss. 231, 244, 'l:77, 280, 350 y ss. y 365 y ss.
1
228 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
229
,, • E L ÁMBITO DEL OBJETO DE L \ FENOM ENOLOGÍA

ducLibles a la propia acLividad del acto inteligente que las apre- tado aún más el ámbito del objeto de la Fenomenología, ha querido
hende.13 atenerse al objeto o realidad manifestada en la inteligencia, pero
4. El M élodo Fe11011unológiro. Precis;uneme el 111 rJtodo f e110- sólo en cuanto manifestada en ella. Ha intentado colocarse así en
menológico, preconizado e instaurado por Husserl , consiste en un '·ir una posición anterior a toda tesis crítico-metafísica rea lista o idea-
a las cosas", en dejar que la realidad objetiva -trascendente o inma- lista; posición que, por eso mismo, afirma, debe ser compartida
nente-, se manifieste inmediatamente a la mirada de la inteligencia, como evidente por todos los filósofos, cualesquiera sean sus concep-
,in intermediarios que puedan añadir, quitar o modificar -suposi- ciones ulteriores de negación o afirmación del ser trascendente, real-
ciones, argumentaciones, conclusiones, etc.-, dicha realidad inme- mente distinto del acto intencional de la persona. Husserl pretende
diatamente manifestada. No se trata, pues, de una mera apariencia o ajustarse a lo estrictamente de-velado en la conciencia del acto cog-
fenómeno de una realidad oculta tras dicha apariencia a la manera 110scitivo y en cua11to de-velado en ella. "El ser que para nosotros
empirista o kantiana (Cfr. n. 3) , sino de la manifestación o presen. es el primero, es en sí el segundo, es, decir, es lo que es sólo en "re-
c:ia de la realidad mis111a a la inteligencia. El método fenomenolc"1- ferencia" al primero . . . [ ... ]. La realidad en sentido estricto tanto
gico pretende atenerse rigurosamente a esta manifestación y nada de la cosa tomada en su singularidad como la del mundo enLero,
más que a esta 11umifestación de la realidad trascendente o inmanen- carece esencialmente (en nuestro riguroso sentido) de independen-
te -eidética o lógica- en la conciencia, tal como se de-vela en ella cia. No es en sí algo absoluto que se -vincule secundariameme a a lgo
por sí misma y con toda evidencia. La inteligencia agudiza su mira. distinto, sino que en sentido absoluto no es, literalmenle, nada, no
da para penetrar más y más hondo en el objeto inmediatamente tiene, literalmente, una "esencia absoluta" tiene la esencia de algo
dado, lo desenvuelve sin salirse de él y lo describe en todo su ámbito que por principio es sólo intencional sólo para la conciencia, algo
y repliegues, sin entrar en el análisis metafísico de esta realidad y representable que aparece por o para una conciencia [ ... J. Resulta
sin indagar, por eso mismo, por raciocinio, sus constitutivos y causas claro que, de hecho, frente a la aclitud teórica natural, cuyo correlato
que lo fundamentan, es decir, aprehende sus manifestaciones in- es el mundo, ha de ser posible una nueva actitud, para la que, a
mediatas sin ir más allá de las mismas. A las veces, advierte Husserl, pesar de desconectar este universo n atural psicofísico queda algo:
el núcleo objetivo inmediatamente dado se aclara y se agranda y las el campo entero de la conciencia absoluta. En lugar, pues, de v ivir
zonas, a primera vista no manifiestas, se esclarecen má3 y más ante ingenuamente en la experiencia y de investigar teóricamente aquello
la mirada atenta de la inteligencia. Lo que cae más allá del objeto de que se tiene experiencia, la naturaleza trascendente, llevemos a
de este método fenomenológico es lo no inmediatamente dado, lo cabo la "reducción fenomenológica". En otras palabras: en lugar
que se supone o se sospecha más allá del mismo, lo que la inteligen- de llevar a ca!Jo de un modo ingenuo los actos inherentes a la con-
cia reclama como su fundamentación o su causa y cuya actividad in- ciencia constituyente de la naturalen, con sus tesis trascendentes, y
telectiva constituye la Metafísica u. Advirtamos que si el método dejarnos determinar por tesis trascendentes siempre nuevas por las
fenomenológico se hubiera atenido a esta aprehensión de la realidad motivaciones impUcitas en esos datos, ponemos todas estas tesis "fuera
interior y exterior, tal como se presenta en la conciencia intelectiva, de juego", no las hacemos con los clem:ís, dirigimos la mirada de
no sería sino el método practicado por los grandes filósofos de todos nuestra aprehensión e indagación teórica a la conciencia pura en sn
los tiempos, especialmente por Santo Tomás, como paso inicial de absoluto ser propio. Así, pues, esto es lo que queda como "el residuo
la Filosofía, que comienza observando la realidad que va a estudiar fmomenológico" buscado, lo que queda a pesar de que hemos "des-
después. Sobre tal observación y descripción frnomenológica de los conectado" el mundo entero con todas sus cosas, seres vivos, hom-
hechos reales inmediatamente dados se añade luego un segundo paso, bres, comprendidos nosotros mismos. No hemos perdido propia-
el de la Metafisica, como esclarecimiento y fundamentación suprema mente nada, sino ganado el íntegro ser absoluto, que, bien enten-
de esa misma realidad y de toda la realidad que ella implica. dido, alberga en sí todas las trascendencias del mundo, las "consti.
tuye" en sí [ ... J. En la actitud natural llevamos a cabo pura 'Y
5. El ámbilo del objeto del método fe nomenoló~ico de l·ltts~e ,l.
simplemente todos los actos mediante los cuales está para nosotros
Pero Husserl, en busca de un mayor rigor metodológico, ha limi.
el mundo. Vivimos ingenuamente en el percibir y experimentar, en
13 X, ZUlllRI, Cinco Lecciones de Filosofía, p. 227 y ss., Sociedad de Estu- estos actos téticos en que se nos aparecen unidades de cosas, no sólo
dios· y Publicaciones, Madrid, 1963. aparecen, sino que se dan con el carácter ele lo "ahí delante", de lo
H I deas . .. , p. 64 y ss., } principa lmente p. 143 y ss. "real". Cultivando la ciencia natural, llevamos a cabo actos de pensa-
230 UWlS L- SA:-.!TO TO\IÁS DE AQUINO Y L.\ FILOSOFÍA ACTl \1. "EL "-'1BITO DEL OBJETO DE U FE'NOMENOLOGÍA 231
,.,
miento, ordenados según la lógica de la experiencia, en que las 6. En pos del " Mét odo" y " M cdilacio11es Carlcsianas··. En bus-
realidades, tomadas así como se dan, son determinadas por el pensa- ca de una " Filosofía como cienci a estricta", en sus Co11/rrcnci,t1s pro-
miento, y en que sobre la base de tales trascendencias directamente nunciadas en la Sorbona con el sugestivo titulo de ",M editaciones
experimentadas y dete,minadas se comtru)ell nuc\'a'>. En la actirnd Cartesianas", Husserl quiere colocarse en la misma posición que la
fenomenológica sofr<:11a111os, co n universalidad de prim ipio, la <lel " D iscurso del M étodo" y las " A1editaciones" de Descartes en
ejecución de todas estas tesis cogitativas, es d ecir, "colocamos entre busca el<: una fun d ame ntación radical de la Filosofía en la conciencia.
parén tesis" las llevadas a cabo; " no hacemos estas tesis con los de. Como el filósofo francés, el fil ósofo alemán, quiere elaborar su
más" a los fines ele las nuevas indagaciones; en lugar de vivir en método sobre " el cogito", colocar a la inteligencia en lo inmediata
ellas, de llevmlas a cabo, ejecu tamos actos de reflexión dirigidos a y evidentemente dado en la conciencia. Sin embargo, quiere practi-
ellas, y aprehende mos estos actos como el ser ab.wluto que son . Ah ora -carlo con más rig01· que el propio Descartes; porque és te, p or una
vivimos íntegramente en estos actos de segundo grado, en que se da parte, h a ido d emasiado lejos e11 sus exigencias, al po ner en duda
el campo infinito de las vivencias absolutas: el campo f1111damenlal -e l valor de la inteligen cia: d ebía haberse aj ustado a lo inmediata.
de la f eno111 e11ología" rn_ mente m anifes tado e n la c.o n ciencia !>in ningu na duda pre, ia, que,
H emo<, citado am plia mente este pa~aje d e la~ Ideos de Hus~c, l. practicad a como é l lo hace, invalida de antemano y sin crítica ante.
porque compe ndia en él co n precisión su pensamiento. D e este m odo rior toda la actividad de la intel igen cia, con la cual tan sólo es po-
Husserl quiere elaborar una " Filosofía como ciencia f'St1 icla" , deter. 5ible realizar la tarea filosófica. Pero, p or otra parte, D escartes 110
minar un ámbito que todos los filósofos y todos los hombres se vean ha sido lo s11ficie11te111e11/e rip,uru.w en <,u m étodo, al extraer del
obligados a admitir como e,·idente, anterior y previamente a cual. "cogito" la exútencia 1eal del yo, que no estaba formalme nte dada
q u ier posición filosófica ulterior, donde el filósofo ya n o se atiene en eJ acto de conciencia. Debió de tenene en la existencia implicada
sólo a este ámbito intui tivamente dado ) sólo e n cuanto inmediata. en el mi~mo sólo en cuanto dada en la concien cia. Con ello Desear.
m ente dado e n s11 concie ncia, \ ino que ,·a m~1s allá, traspasa sus tes h a ido más allá de Jo estrictamente dado en el "cogito", ha trans.
límites, en busca del ser y realidad última qu e lo sustenta y da razón .gredido Jo~ límit~ d e la wnciencia d el "cogito", y ha pasado al ser
de é l, en busca d e una 1ecomtructi<.'m \btem,ítica de la realidad o rea l con tocias sm comecuencias m etafí5icas 17 •
ser trascende nte a la conciencia, e n una actil11d melafisica 10• D e ahí ,-\ la luL ele es ta posición crítica de H mse rl 11 ente ;, 1 ,\J1;/n,/0 d ·
que e l fin c1ue se asigna Husserl sea, por una parte, más ambicioso y Descarlt's -en pos d e l cual, sin embargo, quiere ubicar al rnyo [eno.
distinto de toda la labor filmólica rea l izada basta él: llegar a e ir- menológico- ~e comprende m ejor e l alcan ce y los limites, dentro
cumcribir lo rig11rosame11/e dado en la concien cia de cuya evidencia d e los cuales ~e ubica el objeto alcanzado por e l mét0do d e la Feno.
o manifestació n ning un a inteligencia pueda dudar o negarle su menologia. Este m é todo, según dijimos en el párrafo ~ 9 5. "e
asemimiento, determinar con pretisión el ;'11nbito y el alcance del a tien e a l objeto dado en la con cie ncia, ú11icamen/e en cuanto dado
objeto dado le nornen ológica meme e n el ;ímbito d e la conciencia de o de.velado en la con cien cia, o sea, " desconectado del mundo natu.
una man era evidente, y ei-.cluir de é l cu alquier determinación no ra /" o real trascende nte a la con ciencia. Se trate del objeto co ncreto
incluida en e l mismo .. Precisa mc me para lograr este núcleo c~encia l ) existente raptado en la p ercepci<ín , o de la esen cia o eidos a prehen-
del ámb ito d e la Fen omenología, Husse rl es a la vez más modesto y dido por la inteligencia o del pemamiento mismo tomado como
limitado que otro\ filósolos, pue~ no 1rata ele alcamar con é l la de. o bjeto de otro acto inte lectivo - los obj etos lóg icos-, siempre tal
velación del ser real, ni mucho menoi> sm i'.iltimos constitutivos y objeto se presema como trascendente, o distinto d el acto que lo apre-
causas que lo justi(irnn y dan ratón del mismo, sino que únicamente hende y en que se manifiesta, pero trascendente sólo dentro de los
quiere aprehender e l alca nce preciso de la realidad que inmediata y llmites d e la conciencia. En este punto y en lo que ha ce a la inteli.
eficientemente se manifiesta como término objetivo a la intuición
o mirada d e la i11lelige11cia , pero sólo como objelo manifestado
ge ncia, Husserl distingue con cuidado el acto y stt significación, la
11oesis y el noema, el "cogito y el cogitnl um". En una palabra, el obj e. -
~
en ella. to es siempre el término trascendente d e una inte11ci6n o significa •
ción objetiva del acto. Sin embargo, Husserl precisa que tal tras.
1~ Ideas p. 115- 1 l(i. cendencia u objetividad del ano, que ,e manifiesta inmediata y
Z UBIIU, C i11ro L errio11er dr Filoso/in, p. 221 } "· y 233 ) ,,. V(·asc
,t u X.
ta mbién L. I.ANor.Ri:111:, El Ca111i11u de la Fnwmerwlugía, trad. de Mario Pre- 11 Meditaciu11 e; Cart,•siam1.1, trad. t'c Josc Cao,, p . ~, > ,s., Co'1·gio de
sas, p . 70 y ,s. } p . 115 } s.,., StHlamc rica11~ , Buenos Aires, 1968. México, .\léxit0, 1!l-12.
/ EL ,\MBITO DEL OBJETO DE LA FENOMENOLOGÍA 233
DERISI - SA..~TO TOMÁS DE AQU INO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
232 .. lil

evidentemente como término intencional del conoc1m1ento, debe con el objeto -no este o aquel objeto-. Esta unidad intencional del
limitarse al ámbito de la conciencia en que se manifiesta, es decir, yo-objeto es lo siempre presente en la conciencia y condicionante
no es objetiva o trascendente sino en el ámbito de la conciencia. a-priori o trascendental de todo sujeto-objeto determinado, y sin lo
El método fenomenológico, para ser riguroso y ajustarse a lo inme- cual todo otro acto pierde sentido; es lo necesario y constitutivamen-
diata y eminentemente dado a la visión de la inteligencia, según te dado con toda evidencia en cualquier acto ele la conciencia -i11le-
Husserl, no puede negar ni afirmar que esa realidad sea trascendente lectivo-volitivo-. No se trata ya del sujeto manifestado en un acto
en el sentido tradicional de realidad o ser en sí -esencial o existen. determinado frente a un determinado objeto, sino del puro sujeto o
cial- más allá del pensamiento o del acto cognoscitivo que lo apre- yo trascendental que implica indisolublemene la intencionalidad del
hende. El mundo captado y descripto por la Fenomeriología no di- objeto, pero no de UPl determinado objeto, que está presente en
fiere del mundo de una Filosofía 1·ealista o de un hombre de sentido toda intencionalidad concreta, y sin la cual ninguna de éstas podría
común; pero entre el fenomenólogo y el realista hay una diferencia darse, pues están condicionadas pür aquélla. Tal sería, según Hus-
radical: que el primero, a diferencia del segundo, si bien acepta ese serl, la estructura última, irreductible y .trascendental de la con-
mundo como trascendente y distinto del acto que lo aprehende, ciencia: pum intencionalidad de sujeto-objeto 20 .
limita tal trascendencia intencional al ámbito de la conciencia
"desconectada" del mundo realmente trascendente o real en sí 8. Supremacía del yo trascendental sobre el objeto. A pesar ele
mismo" 18 • no estar constituido por el sujeto, el objeto en su aparición o mani-
festación está condicionado trascendentalmente por el .mjrto. Este
7. Las "Epojé" <lel M étodo Fenomenológico. Para atenerse a lo sujeto -del que se ha prescindido de su realidad mediante la "epojé
estricta y evidentemente dado en la conciencia, el método fenome- trascendental"- es, por eso, un sujeto en cuanto se manifiesta en la
nológico de Husserl comienza con la "epojé" o suspensión del juicio conciencia como puro sujeto, como el término que condiciona o hau
de afirmación o negación sobre el ser real trascendente o inmanente posible la aparición de la manifestación del objeto en el ténni11()
para confinarlo a su pura manifestación en la conciencia. El ser real intencional de su acto.
es reducido o disminuido a su pura manifestación en la conciencia, Es verdad que, a diferencia de Kant, para quien las forma~
a-priori de la inteligencia condicionan y elaboran o comtn1~•r11 el
"desarticulado" del mundo natural. Husserl sostiene que el objeto
objeto, el a priori o yo trascendental de Husserl no lo construye si 110
es irreductible al sujeto, que el objeto significado o el noema es
que tínicnmente condiciona stt aparición como término trascenden te
más que el acto o noesis, pero ese plus irreductible al sujeto, sólo
al sujeto, este apriori es necesario sólo para que el objeto tenga el ~
J' dente y el ser rea l del :)'O y se queda con con u na dualidad intencional
de la conciencia. Husserl pone entre paréntesis el ser real trascen.
sujeto en quien pueda manifestarse como tal, ya que la manifesta-
ción del objeto no tiene Jugar ni sentido sin el sujeto.21 •
dente y el ser real del yo y se queda con una dualidad intencional ..1(-
eel sujeto-objeto dada en la conciencia 19• Sin embargo, en sus últimos escritos sobre todo, Husserl adviene
En su afán de rigor, de llegar a lo irreductiblemente dado, a lo que en esta dualidad irreductible del sujeto-objeto, como término
que condiciona a-priori todo acto de conocimiento -o consciente, de la intencionalidad de la conciencia pura o trascendental, el sujeto
en general, incluyendo las voliciones, sentimientos, etc.- a la con- se presenta en posesión de una supremacía sobre el objeto; porque el
ciencia trascendental, Husserl pone entre paréntesis aún los objetos su jeto está siempre dado en la conciencia, permanece siempre el mismo
y actos subjetivos determinados de la conciencia: tales objetos y tales presente en todos los actos conscientes, sean conocimientos, volicione\
actos que se suceden y manifiestan en ella, para quedarse con el sentimientos, etc., es algo absoluto. En cambio, el objeto no siempre
"residuo fenomenológico" , con lo que siempre e irreductiblemente es el mismo, cambia continuamen te y su manifestación, penetración
está presente y condiciona a.priori cualquier acto de conocimiento o y presencia en la conciencia no sólo depende siempre de la presencia
consciente en general; lleva a cabo la epojé trascendental. Con ella del sujeto, sino que sólo se presenta por un "escorzo" o mani[esta-
cree descubrir la estructura última y esencial de la conciencia, la ción suya y no por sí mismo. Cualquier objeto depende en su ma-
conciencia trascendental o el yo trascendental intencionalmente dado nifestación del sujeto o yo trascendental; pero, en cambio, el sujeto

1~ Ideas ... , p. 68 y ss. Cf. A. DE " 'AE.HLF.Ns, Hussert et la pensü moderne,


20 Ideas ... , p. 6f y ss.
21 ÜCTAVIO N. DERJSI, Los distintos sentidos dt:l /priori en la Filosofia con- X.
p. 115 y ss: • L idée d Intentionalité", M. Nijhoff, The Haguc, 1959.
19 Ibid., p. 73 y ss.; y p. 131 y ss.
t e111por,í1;ea y c11 el T omismo, C. XXI d e este libro.
-
234 IH:JHSI - SANTO TOMÁS DE AO UI NO Y L.-\ FILOSOFÍA ACTL'.\L
.. .. CL ÁJ\ I BJTO DEL OBJETO DE LA rENO\!El\OLOGL\ 233

no aparece dependiendo de ningún objeto, sino que se manifiesta a dos direcciones antitéticas y hasta contradictorias. Porque, por una
sí mismo en la manifestación de un objeto como ser absoluto, y no parle -principalmente en las primeras publicaciones, cerno las In-
como condicionado por él. En una palabra, el rnnocimiento y la vestigacio11es Lógicas- la Fenomenología se presenta como un mo.
conciencia no pueden darse sin la presencia del ~u jeto -el mismo vimiento de reconquista del carácter intencional del conocimiento
y único a tra vés de )os múltiples actos- como un absoluto; el cual, -y, en general, de toda la vida psíquica en sus diversas direcciones:
además, si bien se manifiesta siempre frente a un objeto, no aparece cognoscitiva, apetitiva, emotiva, etc.- y, con él, como un paso deci.
depenclienLe de él y menos de un objeto determinado ) puetle con!>Li- sivo ele retorno al realismo con la afirmación del objeto uascendente,
.:i,
tuirse como objeto de su propio acto, mientras que el objeto nunca de la significación o sentido -el noéma o cogitatmn- distinto e irre-
puede llacerse presente, hacer su aparición en la conciencia, sin el ductible a I aoo ~ll bjetivo ,igni I ic1lit<: -11111•.~,s o I ogito- eu ,·i 4orma k-
!>Ujeto trascendental que lo condiciona, ni por sí mismo sino por oposición al subjetivismo empírico.psicologista y trascendental kan-
una manifestación o aspec to suyo 22• Como dice Zubiri: "La con- tiano 2 ('-/De hecho, la instauración del movimiento fenomenológico, ....

ciencia en reducción se basta a sí misma; es el único ente que no tanto en el plano especulativo por Husserl, como en el axiológico
necesita de ningún otro para ser. Es, pues, el única ser absoluto" 23• por Max Scheler, fue considerado, en sus comienlOs, como un retor.
"El ego es Mtbjetividad trascendental y a la vez se presenta como no a la Escolástica y al T omismo. P or ese camino retornaron al
consti tución uascendemal de la objetividad·' ~-1• reafomo Lambberg y Edith Stcin, quien acabó en el Tomismo y
.\hora podemo~ ver mejor en qué ronsi\Le el {1111bito de lo dado buscó puntos de enlace entre la Fenomenología de Husserl -de
y de~cri pto por el método fenomenológico ele Husserl. Aparente. quien había sido ayudante- y la i\Ietafísica de Santo Tomás 27 •
mente el mundo dado en el método fenomenológico no difiere del Pero por otra parte, sobre todo en los últimos e~critos de Husserl,
mundo natural del hombre de sentido común o del filósofo realista. la Fenomenología se presen ta - acaso contra las in tenciones mismas
El fenomenólogo y el realista están de acuerdo frente a los mismos de su autor- como un retroceso al idealismo, con la diferencia con
objetos y an te el mismo sujeto y ante la descripción de ambos. Real. éste, tic que para la Fenomenología el acto del conocimiento se
mente el mundo del fenomenólogo es otro que el mundo del realista: manifiesta desde un comienzo como pplaridad intencional, de mjeto
es un mundo disminnido, "desconectado" del ser natural, des.reali. '.)' objeto, mientras que para el icleali~mo tradicional y de Kant , el
zado, deso11tologizado, un mundo de sujeto y objeto manLenidos objeto es 1111 jJrodutlo del sujeto. Con el correr del tiempo Husserl
como términos intencionales de una manifestación en la conciencia fue dando una pteeminencia creciente al sujeto, al yo trnsrende11.
)' ú11irnme11te r·n cuanto 111a11iff'stadus e11 ella, o. e11 otros ténnino,, tal "8 y, al final, llegó a referirse a la "trascendentalidad tranmbjeti.
en que la manifestación objetiva está condicionada y depende ente. va", a una especie de sujeto trasce11dental englobante de los yo tras-
ramente de la subjetiva y no de una realidad en sí, trascendente al cendentales individuales, en una actitud marcadamente idealista.
,u jeto o conciencia. Se trata. pues, de un mundo constiLuido por el Este acento de su premacía del sujeto lo sostiene expresamente
su.jeto y el objeto sin ser, sin u·ascendencia ni inmanencia estricta- Husserl en el parágrafo 4·1 ele !>U ~ ideas con el sugc~rivo título "El
mente ontológica, más allá del acto consciente mi, mo o 1úve11cia, y ser mera111e11le fe11011u11olúgic o de lo /r11su,11d1•11/r• )' r'l sr•r abso-
en todo caso con una trascendencia e inmanencia en que el ser queda luto de lo i1111u111en1e'·. Dice allí Hu,serl: '\ostcnemus. pue,, qu e
reducido a su aparecer intencional subjetivo.objetivo "5• 1nie11tras a la esencia del darse por medio de apariencias es inhe.
rente el que en ninguna ~e ve la cosa como una apariencia "ab so.
!uta" de ella, en lugar de exhibirlas por un lado sólo, es inherente
a la e~encia del da1 se inmanente, el darse en él justo nlgo nbsoluto
II. CRITICA
-que no puede exhibir\e, ni matizarse ni escorzarse. en forma alguna,
por lados. Es también evidente que los contenidos mismos de la
1O. / m posibilidad df' la trascende11cia ob j,·I i.1a sin la t ra.1-
sensación que matizan o escorzan y emran como ingredientes en
Cf'nrfr>ncin rf'al. En la Fenomenolo6 ía ele Husserl hay romo ta vivencia de la percepción de la cosa, funcionan a buen seguro
-como matices o escorzo romo algo distinto d e ellos, pero no serán
~2 ldt'flS .. . , p. !)!l y S.5.
2:1 Ci11co Leccio11es. . . . p.
231.
i~ !bid., p. 246. En el mismo ~c11tido afiima Levinas: "La inlcncionalidad 26 I,mestigacinnes l .ógirns, l. l '). 1). 122 y ss. , v p. 218 \' ss.
e, el acto de dar sentido'· (apud l)E \VAJ-.11LLN,. o. c., p. 117). 27 Eum1 STFJ:-..
2~ l de{(S, p.
E>1d/irlu·1 1111d l•:wig,,., Sei11, l lcrder, Frtiburg, 1!150.
7·J )' ,s., y so':rc todo p . !)9 ) s.s. Cf. NV 8 Jcl prcsU1tc c1pi1ulo.
~;; X. ZrnlRI, Ci11co Leccio11es de Filosofío, p. 2-16 ~ ss.
236 DERISI - SANTO TOJ\fÁS DE AQUINO Y LA F ILOSOFÍA ACTUAL
.. .. EL ÁMBITO DEL OBJETO DE LA FEKOMENOLOGf.\ 237

ellos mismos a su vez por medio ele matices o escorzos".20 Se Ye clara- tencia, porque o se trata de una verdadera trascendencia de un ser
mente que para Husserl la vivencia subje.tiva o de la conciencia es real distinto del acto -dado, sí, en el acto en cuanw realmente
absoluta, mientras que la realidad conocida, como objeto no es distinto de él u objectum o nÓema- o no llega a constituirse como
algo absoluto, sino que se presenta a través de sus apariencias en ser real, y entonces tal trascendencia se diluye en la inmanencia
la conciencia, pero queda intocada en cuanto realidad en sí. subjetiva como un término objetivo del propio y único acto o
vivencia subjetiva. Un objectmn, un algo distinto del sujeto -aun-
Es verdad que con su ~nétddo Hmserl no quiere ser subjeti\'ista que dado en él- sin ser en sí, más a]]á de la vivencia, se desvanece
ni idealista, es d ecir, que no quiere afirmar ni tampoco negar el en la contradicción: algo irreductible al sujeto, pero que no es en
ser real trascendente, sino que únicamente quiere prescindir de sí mismo, algo que no es en sí y que sin embargo no se identifica
ese ser Lransubjetivo y del ser real subjetivo, de lo que queda más. con la única realidad del sujeto.30• La posición lenomenológica, tal
allá o más acá de la vivencia intencional de la conciencia. que cual la adopta Husserl, significaba, en definitiva, una recaída en
únicamente pretende quedarse en el mundo de la pura manifesta- el subjetivismo: es una Filosofía sin ser y, en tal sentido una "ideo-
ción de los objeLOs y del sujeto en la vivencia de la conciencia y sofía", reincidente en Descartes y Kant, como afirma Maritain. 31
retener esa realidad objetiva trascendente sólo en cuanto dada en No vale insistir en que el método fenomenológico no niega ese
la conciencia, "desconectada del ser natural" o ser en sí. La inten- mundo del ser real trascendente sino que simplemente suspende el
ción de Husserl es permanecer en un mundo de pura manifestación juicio de realidad del mismo, lo "pone entre paréntesis", porque
del objeto en In conciencia, en un mundo más reducido y anterior precisamente lo que queremos poner en claro aquí es que esa posi-
al mundo del ser, propio de la Metafísica, mundo que, según él, ción es insostenible: que no se puede prescindir del ser real y rete-
constituiría el dmbito del c011ocimiento frl osófico como cie11cia es- ner a la vez la irreductibilidad del objeto trascendente, manifestado
tricta, ámbito evidente para cualquier inteligencia y anterior a cual- en la conciencia sólo en cuanto manifestado en ella, que no puede
quier sistema metafísico, en que cesaría esa ciencia y esa evidencia haber una trascendencia de algo irreductible a la vivencia de la
y sólo habría "concepciones del mundo". conciencia, que no sea un ser o realidad en sí. En efecto, el objeto
Pero la \'erdad es que esta posición, en que Husserl cree haber conocido se manifiesta en la conciencia como tal, como objectum
logndo un ámbito de seguridad de evidencia, es inestable e insos- o noema distinto e irreductible al sujeto, aparece en la conciencia
tenible y desde luego nada evidente. Porque querer retener, por como realmente trascendente al acto cognoscitivo del sujeto. No se
una parte, J) la intencionalidad del sujeto-objeto del conocimiento puede separar la u-ascendencia del objeto, en el acto de conoci-
y de la vida consciente en general con la irreductibilidad del objeto miento, de la trascendencia real del ser en sí, porque ésta está esen-
trascendente a la vivencia del sujeto y, por otra, 2) querer reducir cialmente identificada con aquélla y la objetividad del acto del
esta intencionalidad objetiva a una mera instancia de trascendencia conocimiento implica una trascendencia real que se manifiesta,
vivencia] o meramente dada en la conciencia o, en otros términm, a como tal, en la conciencia. De aquí que lejos de alcanzar, con más
una manifestación subjetiva-objcti\·a, encerrada en el ámbito ele la rigor y precisión, el objeto de la conciencia., la "epojé' de Husserl
conciencia, es algo imposible de comprender, porque, anali1ada con encierra una verdadera deformación y desnaturalización del mismo
rigor, realmente resulta contradictoria. Un noema u objeto distinto conocimiento: ya que la trascendencia objetiva de la conciencia es
e irreductible a la noesis o acto subjetivo del conocimiento, no la expresión intencional de una trascendencia real presente y dando
puede comprenderse siquiera sin ser o realidad distinta del acto, sentido a la trascendencia intencional del acto. La "epojé" de Hus-
4ue le de consi~tencia de tal. En otras palabras, o la trascendencia serl mutila la trascendencia objetiva tal cual es dada en la vivencia
es verdaderamente tal: la de un ser -esencia capaz de existir o de la conciencia, que no puede ser puramente dada en la conciencia,
esencia existente- realmente distinta del sujeto, o no hay trascen- porque en ella es dada como trascendente a la conciencia misma
dencia del todo, sino una inmanencia estructurada intencionalmente y como siendo realmente en sí y, como tal, manifestada a la con-
y en que, por ende, el objeto necesariamente depende y está cons- ciencia. Por eso, el objeto de la Fenomenología -el mundo, el yo,
tituido por la vivencia subjetiva. Lo que es incomprensible e im-
pensable es una trascendencia puramente fenomenológica, como 30 J. J\íARITATN, Los grados riel Saber, ,trad. de A. Frossard, 2<1 e<l. caste-
mera ma nifestación objetiva sin objeto real, que le conl iera consis- llana, p. 167 a 177, Club de Lectores, Buenos Aires, 1968.
31 J. MAJUTA IN, El campesino de la Garo11a, traducdón de Esther de Cáce1·cs,
29 Ideas . . . , p. 101.
p. 150 y ss., Descléc, Bilbao, 1967.
238 UCRISI - SANTO TOMÁS ílE AO U LNO Y L.\

d isminuido, desontologizado o "desconectado" del mu ndo natural


rLLOSOl'Í.\ ACTUAL
.. - L:L ÁJ\IBI fO DEL OBJETO DE LA FENOMENOLOGÍA
239

sa del método fenomenológico adoptado. En sus últimos escritos


o ser real- es un objeto sin sentido v contradictorio. Y si s!: lo puede el Filósofo de Friburgo afirma con vigor la trascendencia del ser
significar de alguna manera, como lo hace Husserl, es porque subrep- o de-velación de los entes en el Dasein: tal srr no se confunde con
ticiamente se nutre de un ser real trascendente, que luego se pre- el ser del Dasein. Sin embargo, este ser de los entes &ólo es tmscen-
tende dejar entre paréntesis o neutro: el sentido es alimentado por de11te en cuanto dado en el Dasein. Este es el tJPriori o trascendental -'<-
un ser real, del cual sin embargo se quiere prescindir luego. El exsistencial, que condiciona la manifestación o ser de los entes. Sin
mundo de la Fenomenología es una realidad prescindente del ser, ,¡
Dasein no es posible esta de-velación o ser de los entes; y un ser o
que sin embargo únicamente tiene sentido de tal por el ser impli- presencia en sí de los entes, más allá del Dasein, carece de sentido
cado en él. La inteligencia no puede actuar siquiera -y Husserl ha para el hombre. Así como Husserl, en la intencionalidad cognosci-
sido precisamente quien lo ha puesto en e\'idencia de nue\'o, retoman- tiva, no niega ni afirma el ser real del objeto, tampoco Heidegger
do una tesis de Santo Tomás- sin un objeto distinto del sujeto, y este niega ni afirma el ser o presencia en sí de los entes, en la intencio-
objeto no tiene sentido como distinto del sujeto si no es, si es nada. 11alidad ex-sistencial del Dasein. El ser, real en sí mismo, está entre
"La operación (de la epojé de Husserl] comportaba una contradic- paréntesis, más allá del alcance del Dasei11, que sólo lo aprehende
ción intrínseca, que el principio idealista le impidió ver". 32 en su propia de-velación o ser, aunque como ser distinto y trascen-
Advirtamos de paso que la trascendencia no implica necesaria- dente al suyo, en una intencionalidad ex..sistencial puramente in-
mente un ser actualmente existente: implica o bien un ser que manente. También en Heidegger el Dasein es absoluto, corno el
existe ahora o bien una esencia posible capaz de existir, aunque sujeto en Husserl, porque, si bien es el a-priori o trascendental que,
no exista, e incluso una esencia absu·acta -el número matemático- sin constituir -como en Kant- condiciona en su inmanencia ex-
que como tal no puede existir, pero que es objetiva realmente en sistencial, como distinto del propio ser, el ser o presencia de los
lo que expresa -no en el modo abstracto de expresarse-, que es entes -el objeto de H usserl-, y el mismo no se manifiesta sin este
reali7able en la realidad concreta como individual. Por lo demás, ser de los entes y, en tal sentido, la mundanidad es nota ex-sistencial
toda esencia es tal y se concibe por su esencial o constitutiva rela- del Dasein, sin embargo, esta de-velación o presencia siempre ac-
ción a la existencia, como un modo finito de participar de ella.33 tuante del Dasein no se manifiesta dependiente del ser de los entes,
La intencionalidad y trascendencia del objeto está sustentada y es, sino con el ser de los entes. En todo caso el ser de los entes queda
por eso, en definitiva, por la trascenden cia del ser real existente. y, "desconectado" del ser en sí real, más allá del Dasein, reducido así
en suprema instancia, del Ser o Existencia en sí, sin la cual ningún a su puro aparecer trascendente en la inmanencia ex..sistencial. El
ser contingente puede existir y ninguna esencia puede consti- paralelo entre Husserl } Heidegger, en este punto, e~ perfetco; lo
tuirse tal. tual confirma a donde conduce el método le110111e11ológico: el
Si, por un momento, admitiéramos la posibilidad de esca "epojé" ~ objeto sin ser trascendente y real reducido a objeto en la conciencia,
o puesta entre paréntesis del ser real -trascendente e inmanente-, de Husserl, correspande en la intencionalidad ex..sistencial de Hei-
únicamente quedaría la nada, la pura manifestación intencional del degger, al ser de los entes, sin ser real, sólo trascendente al ser del
sujeto-objeto, desprovista y desconectada del ser, el puro acto· de Dasein en la inmanencia del mismo. 35
aparecer si11 ser, un subjetivismo fenomenológico y, en última ins- Pero si se quiere mantener el hecho del conocimiento y, en ge-
tancia, 11ihiliita. D e hecho, aplicando este método fenomenológico neral de lo~ acto!. conscientes -no ~olamente cognosciLivos sino tam-
a la existencia, Sartre afirma que el ser manifestado en el ser de la bién volitivos, emocionales, etc.- en su intencionalidad objetiva,
existencia humana se agota en su aparecer, y que a su vez la exis- cal como se de-vela en la conciencia de una manera evidente e in-
tencia humana o "ser para sí" es "un ser que no es lo que es, y es mediata, es menester no coanarlo ni deformarlo, sino aceptarlo en
lo que no es",3' una nada que quiere ser. La Fenomenología apli- lo que él es: un acto intencional que implica una tr11s1endm< ia
cada al orden existencial ha conducido a Sartre al nihilismo. real, sin la cual toda intencionalidad y trascendencia se diluye en
El mismo Heiddegger cae en este subjetivismo ex-sistencial, a cau- pura inmanencia subjetiva.
35 cr. Ü CTA \10 N, DE.RISI, El U/limo J-JeidPgger, c. l , núm. l O y s,., p. 22
32 J. MARITAIN, El rampeiino de In Carona, p. 151. ) ss., Eudeba, 2;i ed ., Buenos Aires, 1968. Ver también B. Rroux, La notio11 de
33 S. ToMÁS, S. Teológica, 1, 15, 2 y De l'eritale, 2, 3. vérité chez H eidegger et chez Saint Thomas d'Aqufo, p. 66 y ss., p. 215 y ss. Mon-
34 J. P. SARTRE, El ser 'l' la nada, p. 91 y ;s .. 1,ad. de J. \ "alma r, LoLada, triel-Parfs, P.U.F., 1963; y R. ECHAl•RJ, El ur en H eidegger y la Meta física T.o -
Buenos Aires, 1966. misln, p. 148-50, Eudeba, Buenos Aires, 1970.
"I"

240 DERTSl - SANTO TOM,\S DE AQUI1'O Y Li\ FILOSOFÍA ACTUAL

Santo Tomás h abía an alizado m agistralmente este car{1cter inten-


cional del conocimiento y de la conciencia, poniendo en evidencia
que la inteligencia no puede irrumpir en su acto, no puede pensar
sin el ser trascendente, y la voluntad no puede querer sin el ser o
bien trascen dente; que el ser -o bien, que con él se identifica- es
el objeto formal, especifican te de toda vida espiritual, no solamente
de la del hombre sino aun, analógicamente, de la del mismo Dios. 86
Sin duda esta vigorosa concepción tomista, asentada en la más rigu- CAPÍTU LO XXI
rosa observación d el acto consciente - intelecúvo y volitivo- y,
en tal sentido, fenomenológica, puede y debe enriquecerse con los
numerosos y profundos análisis de Husserl, de Max Scheler y, en LOS DISTINTOS SENTIDOS DEL JyPRIORI EN LA
general, de la Fenomenología; pero también es verdad que el mé-
todo fenomenológico para ser ?"igurosamente fenomenológico debe
FILOSOFfA CONTEMPORÁNEA Y EN LA
atenerse a lo que se manifiesta realmente en la conciencia, y no DE SANTO TOMAS
debe mutilar ni deformar esa manifestación, sino observarla y reci-
birla tal como realmente se presenta; y entonces la Fenomenología l. Noción de rfpriori. - En su significació n más genérica, r1prio- ,..
logra todo su valor y alcance como un paso inicial de la Filosofía, ,·i significa lo que está antes, lo que antecede o se presupone a algo.
como introducción necesaria a ella, ri ca en análisis y descripciones En la Filosofía contemporánea el co ncepto del ttpriori se ha ido
del acto intencional de la conciencia intelecúva, volitiva, etc.; la restringiendo cada vez más a un sentido gnoseológico o referente al
cual esencialmente implica el ser real trascenden.t e e inmanente, valor del conocimiento, en el que hoy predominante y casi exclusi-
sin el cual carece de sentido; y que, por eso mismo, conduce nece- vamente se lo emplea desde Kant, y a.xioMgico, tal como desde
sariamente a la Metafísica, como a la fundamentación indispensable Brentano y sobre todo uesde Max Scheler se lo ha extendido. En
y explicación inteligible necesaria de aquella observación fenome- el sentido gnoseológico y de una manera más amplia, q,priori es ~
nológica primera, y sin la cual no hay Filosofía. Una descripción lo que se presupone y es indispensable para la aparición o realiza-
puramente fenomenológica es una introducción a la Filosof.ía, pero ción de un determinado conocimiento o, más precisamente aún,
no es estricta.mente Filosofía. para la aparición de determinados objetos en el conocimiento hu-
Eu síntesis, la Fenomenología no puede prescindir del ser, si quie- mano. Lo a¡priori es lo que hace o condiciona que un p reciso objeto .>,_
re atenerse fielmente a los datos inmediatos del conocimiento y de pueda constituirse tal en el conocimiento.
las vivencias de la conciencia; y, por esa misma razón, por la pre- Este a-priori puede ser su bjetivo)' objr tiv o. El a,priori sub jrtiv o
sencia del ser que tal observación encierra, la Fenomenología remite es el que se presupone y actüa desde el sujeto cognoscente, como la
necesariamente a la Metafísica, como a la instancia suprema inteli- condición necesaria para la consciwción o ele-velación del objeto
g ible en busca de la fundam entación q ue de' explicació n y razón e n el acto cognoscitivo. T al ap riori es siempre un modo peculiar ele 'r
de ser a la realidad observada y a las realidades en ella implicadas. ser y de actuar de la actividad cognoscente, ~ensitiva e intelerti,·a, q ue
se m anifiesta y se la puede de term ina r en un acto ele conocimiento,
pero que, de modo causal o condicionan te, se lo presupo ne a éste.
Dicho a¡priori actúa - al menos virtualmente- antes del acto cog- 1
noscen(e- desde el su jeto y es precisamente quien h ace posible, según
las concepciones filosóficas que enseguida expondremos, la realiza-
ción del acto mismo de conocimiento, como constitutivo, manifes-
tativo o aprehensivo del objeto. En este sentido la noción de r¡prim·i l.::
coincide con la de trascendental: lo que desde el sujeto condiciona
la constitución o aparición del objeto.
Pero (l¡/Jriori signi fica ta mbién y originari am ente un conocim iento
36 S. T O MÁS, S. T eológica, l. 79, 7; C. G. II, 83; In. Met IV, loe. 6, ni> 646. de esencias universales y necesarias, inmediata e intuitivamente da.
242 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL.

das, con independencia ~ t~·ascendencia de los objetos_ e~nplr~co! y


.. r LOS OTST!NTOS SENTIDOS DEL APRJORI

sensibilidad, de la inteligencia y de la razón, no de un modo psico-


243

condicionando los conoc1m1entos de éstos. Es el aprwn ob¡etmo. lógico, sino trascendental: es decir, determinar cuáles son los modos
Tales esencias se identifican con los entes individuales existentes, propios de esas actividades, que se presuponen en tales conocimien-
trascendiéndolos por su significación. Son el término inmediato tos y que desde el sujeto trascendental - no empírico o individual,
intencional ele la actividad de la inteligencia y de la actividad prác- sino del sujeto humano o modo propio y necesario del obrar del
tico-volitiva como esencias y como bienes o va lores, respectivamente. hombre como tal- condicionan todo conocimiento. En otras pala.
El apriori, pues, puede entencler~e ya en el primer sentido: bras, Kant pretende determinar cuáles ,on las condiriones trascen-
lo que desde el sujeto condiciona la constitución o, par lo menos, dentales o los a,,priori, de que la actividad del sujeto humano o del
-\:'
la rle-11elación del objeto; ya en el seg1.111do: obiPtos 1111iwrsales hombre como tal -no del hombre empírico- está munida, y que
y 11eresa1ios inmediata e intuitivamente dados, trascendentes y ante- hacen posible la constitución del objeto de dichas actividades: los
riores ;:i) conocimiento intelectivo de los objetos conn-etos, en lo~ fe11órne11os , los concrptos u obj<'tos propia111('11te tales, 1' lns id<'a.1. _.,
c¡ue aquéllos se realizan por identidad, y fundantes de la actividad Lo trascende11tal es siempre tjpriori; y o/Priori, según Kant, "son
prártica tanto moral como técnico-artística. Más aún, en algunas aquellos conocimientos absolutamente independientes de toda expe- "
posiciones, como en la de Kant, el a¡Priori en el primer sentido es riencia. A estos conocimientos se oponen los conocimientos empí-
necesario para la constitución del conocimiento de objetos univer- ricos o aquéllos que no son posibles sino n posll'riori, es decir, por
sales y necesarios. En cambio, en las de otros, como en las de Hus- la ei...periencia. Pero emre los conocimientos aJJriori, ~011 llamados )..
serl y Scheler, el 11¡p1·iori en el primer sentido condiciona la mani. jJil?"OS aquéllos a los cuales no les est~í mezclado absol11tamcnte nada
_,,
f estación de tales objetos; los cuales están presentes en sí mismos empírico". 1 "Troscendenlal es aq uel conocimiento por el cual cono-
y en forma abstracta en la conciencia (Tomismo) o presentes úni. cemos qué y cómo ciertas represemaciones (intuiciones y conceptos)
camente en la conciencia intencional intelectiva (Fenomenología y son aplicadas o posibles simplemente qpriori. Trascendental quiere ./

Axiología y. por ende. ellos mismos constil'uyen un conorimiento decir posibilidad o uso tf17riori del conocimiento".2
r/priori de objetos universales )' nerrsarios, en r uanto tra~cienden Kant toma el aj1riori en un sentido rnbjrtivo o de s11j1·to /J(IS-
lo~ dato~ empíricos y condicionan el mismo conocimiento intelectivo dental. Lo apriori .,e opone a lo provenieme de lo empírico y tam- ,,X

de los entes concretos. bién a lo proveniente del ser trascendente. Tal el dato en la acti.
Según la Axiología contempor.ínea, el rLpriori puede ser .rn/Jje- vidad sensitiva, y los fenómenos -ya elaborados l}ipriori por las for- ><
tivo, es decir, lo que desde el sujeto o actividad subjetiva condi- mas de la sensibilidad: espacio y tiempo- en la actividad intelectiva.
ciona la aparición o aun causa la constitución misma de los valores En cambio, nada hay irreductible al sujeto en la actividad metafí-
o esencias, que no existen, pero que valen y suscitan en el sujeto sica perteneciente a la Razón o Dialéctica Trascendental, donde todo
Jmmano un sentimiento de aprobación o preferencia; y también es (/¡'Priori o construcción de la subjetividad trascendental. X
objetivo o trascendente al sujeto: las esencias valiosas, inmediata-
mente de-veladas ante la sensibilidad espiritual, como absolutamen-
Los upriori de la sensibilidad son las formas de Pspacio y úem.po -t
formas intuitivas, que transforman el dato en fenómeno. Tales qprio. ...\:
te vál idas. Con la Axiología el ']Priori quiere extenderse también a
ri son formas o modos de actuar del sujeto trascendental en su acti-
la actividad espiritual no intelectiva y, más concretamente, a la
vidad sensitiva, sin las cuales no es posible aprehender dato alguno:
actividad ele la sensibilidad espiritual (</priori subjetivo), la cual,
en toda aprehensión del dato de los sentidos exteriores se presupone
equipada con él, es capaz de aprehender de un modo no racional
tales esencias valiosas; y también a las esencias valiosns mismas (°fPrio. y actúa como condición la forma de espacio, y en la de los sentidos
interiores se presupone y actúa como condicionante de la intuición,
,·i objetivo), en cuanto dadas en dicha sensibilidad y enteramente
trascendentes a los bienes u objetos valiosos. a más de la de espacio, también la forma de tiempo. Sin estas formas
_.¡-
/priori es imposible la intuición sensitiva. Tales formas, o modos,
Vamos a determinar ahora el sentido y el alca11ce así como e l penetran en el dato y lo transforman y elevan a fenómeno; Jo cual
ámbito del ,/priori, en las posiciones principales ele la Filosofía con- equivale decir que tales qpriori son constitutivos de los fenómenos )\
temporánea. o apariencias individuales y contingentes, correlativas al sujeto
2. El apriori en Kant. - Conocida es la intención ele Kant en 1 Crítica dr la Ra:ó11 J>urn, lntrod., ~cgun<la edición , al comienzo y />assim .
su Crítirn de la Razó n Pura: analizar la acti,·idad constitutiva de b 2 /bid., Segunda parte. L ógirn T rasce11de11tal, Jntrod11cció11.
4

244 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y L.\ FILOSOFÍA ACTUAL
245
• LOS DISTINTOS SENTIDOS DEL APRIORI

sens1t1vo. Espacio y tiempo no son formas del entendimiento, no


el fenómeno de la sensibilidad, en la síntesis {}'j)riori. El objeto es el _¡..
son conceptos, dice Kant, porque tales formas penetran en el con.
resultado del elemento / ormal q!priori -el concepto puro- con el
tenido mismo de la intuición, no son formas puras, y además no son
contenido a fJosteriori o material del fenómeno. 5 . El ser en sí tras- A
universales como el concepto: el espacio y el tiempo son únicos y
no pueden multiplicarse en una serie de individuos. "Llamo cendente, que Kant no niega, queda más allá del alcance de la acti.
viciad intelectiva, como una "idea-límite".
materia, en el fenómeno, a lo que corresponde a la sensación; pero
aquello que hace que lo diverso del fenómeno esté coordinado en Este carácter subjetivo constructivo del <JfJriori !w11tia110 aparee¡: t
la intuición según ciertas relaciones, lo llamo forma del fenóme- enToda su fue rza en las "J deas" de la Razón Pura o de la Dialéctica k

no [ ... ]. La materia de todo fenómeno nos es dada a posteriori, es Trascendental. Desprovistas de toda materia o contenido fenoméni.
>- necesario que su forma se encuentre apriori en el espíritu [ ... ], que co, la actividad de la Razón Pura conduce a estas "ideas", como a
el1a pueda considerarse independientemente de toda sensación" .3 incondicionados enteramente a.priori, cuya única significación es la
También los a¡priori de la in teligencia son formas o modos del de unificar los objetos elaborados por la inteligencia. Mundo, Yo y
)(
sujeto trascendental, con que el fenómeno individual y subjeti\'O Dios 110 son realidades, simplemente expresan los incondicionados
es necesaria y universalmente pensado y, por eso mismo, separado trascendentales e/priori, cuya función es la de unificar, respectiva. +
;¡/
del sujeto individual, es decir, es constituido en objeto. Estos <Jf;riori men te, los objetos ex ternos, internos y de la totalidad. "El concepto
son modos puramente formales o conceptos puros y vacíos de la inte- racional trascendental no es otra cosa que el concepto de la tolalirlnrl,
ligencia o "apercepción pura". '·Los conceptos puros se aplican de las condiciones para un condicionado dado". Y como el total de
apriori a los fenómenos de la intuición".4 A diferencia de las formas las condiciones es "incondicionado", este "concepto racional" o "idea"
)(
de la sensibilidad, que se presuponen como formas intuitivas, es es "incondicionado".º. Tomadas estas "ideas" como objetos o seres
-r en sí, son una construcción enteramente apriori y constituyen una
decir que penetran en el dato para hacer u na cosa con él en el fenó-
meno, estas formas vacías de la inteligencia sólo confieren necesidad verdadera "ilusión trascendental". En otros términos, tales ideas son
y uni11ersfRidad al fenómeno, si n penetrar en su contenido, into- fruto total del apriori subjetivo, pura construcción de la subjetivi-
cado en sí mismo, des...s11bjeti11ándo/n y convirtiéndolo en objeto. dad o conciencia trascendental. "La Dialéctica es una lógica de la
No es pura condición necesaria para que el objew aparezca o se apariencia. [ ... J. Se trata de una "ilusión natural" e inevitable que
manifieste ante la mirada de la inteligencia, pura condición de parte descansa sobre principios subjetivos a los que ella confiere el carác-
del sujeto para poderse de-velar tal cual realmente es en sí mismo, ter de objetivos". 7 Para que el 9priori kantiano logre valor cientí- ~
_..
es mucho más: es una/orma o modo de a ctuar de la inteligencia, que fico -no filosófico o de aprehensión del ser- debe informar al dato
constituye y transforma al f enóme110 en objeto. Esta forma no añade -en la sensibilidad- y a los fenómenos -en la inteligencia-. Aban-
nada al "contenido" o "materia" empírica de los fenómenos, no al. donado a sí mismo carece de valor. En Kant el {priori nunca peTte- .\
canza un objeto propio o trn~cendente a los datos sensibles: el sr·r o nece al objeto, no es un elemento del ser trascendente, ni tampoco
esencia de los entes materiales, sino que simplemente elabora aque- un elemento del sujeto necesario únicamente para aprehender ese
llos fenómenos para darles en la conciencia forma de universalidad ser que ya es en sí; es sólo un elemento subjetivo, necesario para
y necesidad y, con ellas, quitarles su carácter subjetivo, proveniente elaborar el fenómeno con el dato, en la sensibilidad, y el objeto con
de sus notas de individualidad y comingencia, confiriéndoles ipso el fenómeno, en la inteligencia, en una síntesis ~iori, de las formas .,>-

facto la nota de objetividad. puras con el contenido material empírico. De aquí que, en cuanto
De ahi c¡ue el objeto kantiano ~e explique con independen-:ia de al contenido o materia, el conocimiento, en Kant, no supere al em-
la "cosa en si" o ser u·asccnclente, como una creación ele la "aper- pirismo. Lo supera únicamente en las formas conceptuales o modos
>< cepción" o "conciencia trascendental". En una palabra, el afoori apriori con que ese contenido es elaborado. Lo que, en definitiva,
A
lwntiano no es una simple condición necesaria para la manifesta- buscaba Kant desde un comienzo, era fundar el conocimiento cien-
ción del objeto trascendente ante la conciencia, si no una forma, que tífico de los fenómenos y declarar inválido el conocimiento metafi-
elabora y constituye al objeto como tal dentro de la conciencia con sico o de la realidad en sí.8
.1,-:

:l Critica rle lt, Razii11 Pura, E.stélira Tn•rce11rle11tnl, Primera y Segunda


6 Jbid., Analitica de los Conceptos, Segunda Sección, lll.
6 Critica de la Razón Pura, ]bid., Libro Primero, Sección Segunda.
parte. •
7 Critica de la Razón Pura, Dialéctica Trascendental, Jntroducción.
4 Critica de la Ra:á11 Pwa, A11alitira de los Concef!los, Tercera se~dó,1.
8 Para todo lo referente al </priori kantiano cfr. J. MARI:CHA L, El J>Unto >-


~

244 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL


.,,. LOS DISTINTOS SENTIDOS DEL Al'RIORI 245
sensitivo. Espacio y tiempo no son formas del entendimiento, no
son conceptos, dice Kant, porque tales formas penetran en el con- el fenómeno de la sensibilidad, en la síntesis r;priori. El objeto es el -le-
tenido mismo de la intuición, no son formas puras, y además no son resultado d el elemento formal q!priori -el concepto p uro- con el <
universales como el concepto: el espacio y el tiempo son únicos y contenido a posteriori o material del fenómeno. 5 • El ser en sí tras- >
no pueden multiplicarse en una serie de individuos. "Llamo cendente, que Kant no niega, queda más allá del alcance de la acti-
materia, en el fenómeno, a lo que corresponde a la sensación; pero vidad intelectiva, como una "idea-límite".
aquello que hace que lo diverso del fenómeno esté coordinado en Este carácter subjetivo constru cti vo del opriori lwntirmo .tparec.:! -t:
la intuición según ciertas relaciones, lo llamo forma del fenóme- enTcoda su fuerza en las "/ deas" de la Razón P ura o de la D ialéctica -le
n o [ ... J. La materia de todo fenómeno nos es dada a posteriori, es T rascendental. D esproyistas de toda materia o contenido fenoméni-
)\ necesario que su forma se encuentre apriori en el espíritu [ . .. ], que co, la acti vidad ele la Razón Pura conduce a estas "ideas", como a
ella pueda considerarse independientemente de toda sensación". 3 • incondicionados en terame nte a'priori, cuya única significación es la
También los a,priori de la inteligencia son f armas o modos del d e unifi car los objetos elaborados por la inteligencia. M 1111rlo, Yo y
)(
sujeto trascenJen tal, con qu e el fe nómeno imlividu.-il y subjetivo D ios 110 son realidades, simplemente expresan los inco11dicio11ados
trascendentales q'priori, cuya función es la d e unificar, respectiva-
,, es necesaria y universalmente pensado y, por eso mismo, separado
del sujeto individual, es decir, es constituido en objeto. Estos ?'fariori men te, los objetos externos, internos y de la totalidad. "El concepto
son modos puramente f ormales o conceptos puros y vacíos de la inte- racional u·ascenclental no es otra cosa que el concepto de la lolnlidnd
ligencia o "apercepción pura". "Los conceptos puros se aplican de las condiciones p ara un condicionado ciado". Y como el total ele
<1priori a los fenómenos <le la intuición".4 A diferencia de las formas las condiciones es "incondicionado", este "concepto racional" o "idea"
J( de la sensibilidad, que se presuponen como formas intuitivas, es es "inconclicionado". 6 T omadas estas "ideas" como objetos o seres
d ecir que penetran en el dato para hacer una cosa con él en el f enó- en sí, son una construcción enteramente apriori y constituyen una
meno, estas formas vacías de la inteligencia sólo confieren necesidad verdadera "ilttsión trascendental". En otros términos, tales ideas son
y w1iversal/idad al fenómeno, sin penetrar en su contenido, into- fruto total del apriori subjetivo, pura construcción de la subjetivi-
cado en sí mismo, des..s11bjeti11ándolo y convirtiéndolo en objeto. dad o conciencia trascendental. " La Dialéctica es una lógica de la
No es pura condición n ecesaria para que el objew ap aTezca o se apariencia. [ ... ]. Se trata de una "ilusión natural" e inevitable que
manifieste ante la mirada de la inteligencia, pura condición de parte descansa sobr e principios subjetivos a los que ella confiere el carác-
del sujeto para p oderse de-velar tal cual realmente es en sí mismo, ter ele objetivos". 7 Para que el 9.priori kantiano logre valor cientí- .-1-·

fico - no filosófico o de aprehensión del ser- debe infonnar al dato ~-


es mucho más: es una f arma o modo de actuar de la inteligencia, que
constituye y transforma al fenómeno en objeto. Esta forma no afiad e -en la sensibilidad- y a los fenómenos -en la inteligencia-. Aban-
nada al "contenido" o " materia" empírica d e los fenómenos, no al- donado a sí mismo carece de valor. En Kant el qpriori nunca peTte- k
ca n ✓a un objeto propio o trascen<lem e a los elatos 5ensibles: el ser o nece al objeto. no es un elemento del ser trascendente, ni tampoco
esencia de los entes materia les, sino que simplemente elabora aque- un elemento d el sujeto necesario únicamente para aprehender ese
llos fenómenos p ara darles en la conciencia forma de universalidad ser que ya es en sí; es sólo un elemento subjetivo, necesario para
y n ecesidad y, con ellas, quitarles su ca rácter subjetivo, proveniente elaborar el fenómeno con el dato, en la sensibilidad , y el objeto con
de sus notas ele indi vidualidad y contingencia, confiriéndoles ipso el fenómeno, en la inteligencia, en una síntesis afpriori, de las formas .,;--
facto la nota de objetividad. puras con el contenido material empírico. De 'aquí que, en cuanto
De ahí que el objeto kantiano se explique con inde pendcn..:ia de al contenido o materia, el conocimiento, en Kant, no supere al em-
la " cosa en si" o ser trascendente, como una creación de la "aper- p¡rismo. L o supera únicamente en las formas conceptuales o modos
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cepción" o "conciencia trascendental". En una palabra, el ajf,-iori qpriori co n que ese contenido es elaborado. Lo que, en definitiva,
/.
kantiano no es una simple condición necesaria para la manifesta- buscaba Kant desde un comienzo, era fundar el conocimiento cien-
ción del ob jeto trascendente an te la conciencia, sino una forma, que tífico de los fenómenos y declarar inválido el conocimiento metafí-
elabora y constituye al objeta como tal dentro de la conciencia con sico o de la realidad en sí.8
l(

3 Critica de la 1/11zn11 l'ura, F,;trlira Trr•sce11rle11/a/, Primera y Segunda 5 Jbid., AnaUtica de /os Conceptos, Segunda Sección, III.
parte. • 6 Crítica de la Razó,l Pura, l bid., Libro Primero, Sección Segunda.
7 Critica de la Razón Pum, Dialectica T rascendental, Introduc<.ión.
4 Critica de la R a!Ó11 Pura, A11alilica de los Conce¡1tos, T ercera sca;ó.i.
8 Para todo lo refereme al r/pri<ni J..amiano cfr. J. MARECI-HL, El f,unto >


...
246 OERlSC - SANTO TOMÁS DE AQUTNO Y f..A F ILOSOFÍA ACTUAL
.. LOS DISTINTOS SENTIDOS DEL APRIORI 247

3. El qlpriori <'11 el po~itivismo lógico. - También el Posit;-vism~ como un puro análisis lógico, o, más precisamente, gramatical, len.
guaje matemático o qpriori, que eJ hombre se elabora para organi. _.....
Lógico, nacido del Círculo de Viena, no supera el empirismo en
cuanto al contenido d el conocimiento. Sólo valen los datos de la zar o formular el conocimiento científico o, dicho de otro modo,
experiencia sensible, los dal os verificables, es decir, no los datos de para organizar y utilizar más adecuadamente los datos, que perma-
la experiencia interior, patenLes sólo ante la conciencia individual, necen individuales y contingentes, y que no logran, como en Kant,
sino los datos de los sentidos externos, capaces ele ser percibidos por ele, ar~e a objetos uni,ersale~ necesarios, precisamente porgue el
J;..
varios sujetos a la vez. Sin embargo, a di[erencia del anterior del q,prioú los ha dejado intocados en ~u real idad pura y exclusivamente
siglo x1x, este Po~ilivismo no se detiene en los meros datos, busca empírica. El conocimiento, pues, se agota en el objeto de las cien.
una form:ulación gramatical pura, y, en definitiva, matemática, de cias empíricas: los datos verificables. La Filosofía es sólo lógica o
los mismos, que de un modo q,priori los expt ese y los organice. Este 1 gramática, reducida a un puro instrumento de expresión o lenguaje
a.priori lógico o, más bien verbal o gramatical, formulado matemá- riguroso ele las ciencias. La Filosofía no tiene un objeto propio, no
ticamente -reincidencia nominalista- es una fo rmulación de los estudia aspecto alguno de la realidad. L a aprehensión de la realidad
datOs, extrínseca a los mismos, sin más valor gnoseológico que la n o se extiende m,\s allá del puro aparecer concreto de los hechos
utilidad o conveniencia para expresarlos y manejarlos. En otros yerificables, objeto de la ciencia empírica. La misión de la Filosofía
términos, el r(priori y los datos no se conjugan en síntesis ¡priori, o de la Lógica es la de elaborar un lenguaje puramente aJiriori para -\:
si no que ambos elementos permanecen separados: aquél en su rea. expresar con precisión y rigor aquel obieto de las ciencias empíricas,
lidad puramente formal y éstos en su realidad puramente f enoméni. p ero carente de toda significación objetiva.
rn concreta y verificable. La sín Le5is kantiana queda escindida en Tal a,priori no conserva siquiera aquel sentido de co11str11cciri11
el Positivismo Lógico. fenoménica y objetiva de las formas kantianas, pues, sin modificar
l(
Corno eJ apriori kantiano, pues, tampoco el de Jos empiristas lógi- ni tocar los datos verificables de la intuición sensible, se queda en
cos tiene valor real objetivo, sino el de una construcción subjetiva; una formulación matemática de la expresión verbal de los mismos.
pero a diferencia de aquél, se trata de una construcción que no se La Filosofía del Positivismo lógico ~e reduce a una Filosofía del
introduce ni modifica Jos datos, sino que se constituye como una lenguaje, como construcción puramente r.;priori para expresión del -t
;,
simple formulación qfJriori de los mismos, que se mantiene pura y objeto de las ciencias, aislada de la realidad.
fuera de los fenómenos concretos -único objeto válido e intocado
del conocimiento- sin elaborarlos ni transformarlos, y cuyo alcance
:,,
es, pues, utilital'io y en modo alguno cognoscitivo.º. 4. El apriori en la Frnom enología rlc E. H uss<'rl. - Con Husserl
En el Positivismo lógico, pues, Jo único que tiene ,alor gnoseo- el sentido del </priori recobra su primitivo sentido gnoseológico, an- ~

X
lógico son los datos verificables ele la experiencia sensible. El apriori, terior a Kant, de un conocimiento necesario, bien que trascendente
más que un modo de conoce1, se constituye como un puro modo de al sujeto. Con su método fenomenológ ico Husserl redescubre la
expresión. Por un lado los datos empíricos de la ciencia y por otro intencionalidad de la actividad cognoscitiva, es decir, la irreducti-
X la lógica, que elabora un lenguaje {//priori o formal de expresión y bilidad del objeto al sujeto. El objeto es trascendente al su¡eto y
manejo adecuado de los mismos, pero sin introducirse en ellos. Pre- dado, como tal, en la conciencia. Esta no constituye o elabora el
cisamen te la Filosofía no es sino esta Lógica o, mejor, Sintaxis ex. objeto, sino que éste sólo se manifiesta en el acto de la conciencia,
presiva de los datos. Pero el único ambito del conocimiento huma- pero como irreductible al mismo. Es verdad que Husserl "reduce"
no está demarcado por los datos de la experiencia de los sentidos el ser o realidad trascendente a "objeto", como puro objeto o corre-
exteriores o, en otros términos, por el obj eto ele las ciencias empíricas. lato irreductible del sujeto; pero dentro del alcance fenomenológico
Como en Kant y más que en Kant, el único conocimiento válido o de "realidad reducida" en su trascendencia a los límites de la
es el de Jas ciencias empíricas. Más allá de ellas, se ubica la Filosofía conciencia, tiene su propia estructura o esencia, irreductible a la
actividad subjetiva. Este objeto o correlato es la realidad concreta
.,
e individual en la intuición sensili11a o percepción, y es el e{dos o
de jwrlida de la l\Ietafísica. G1cdos, :\ladr:d, J9j9. pág. H3 )' sig11ic11tcs. T1aJ. esencia en la inlttici6n intelectual. El objeto del conocimiento no
de F. Font y S. Heredia.
9 Cfr. l. L. ROCIIEN>Kl, f _a Filo~oft'o Actual, 2" ed., págs. 7-t y sigt., Fondo
·se reduce al dato empírico -contra el empirismo y el positivismo
de Cultura Económica, México, 1951. lógico- ni siquiera al fenómeno elaborado por categorías intelec-


...

248 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LOS DISTINTOS SENTIDOS DEL APRIORI 249

., tivas -contra el conceptualismo kantiano-: es el correlato del sujeto,. tura, dentro del acto intencional de la conciencia- pueda de.velarse
trascendente e irreductible a él. o manifestarse como objeto, y sólo en tal sentido -como presente y
La Fenomenología redescubre y afirma con vigor el ser o esencia correlato del sujeto-, constituirse en objeto.
como objeto propio de la inteligencia, irreductible a la actividad "Todas las unidades reales en sentido e)tricto son unidades de
intelectiva misma. Más todavía, esta intuición eidética del intelecto sentido. Las unidades de sentido presuponen ( ... porque podemos
depende y no puede darse sin la previa intuición empírica de la demostrarlo con un proceder intuitivo completamente indubitable)
)i percepción, en que tal esencia existe individualizada y concreta.10•• una conciencia que de" sentido, que por su par te sea absoluta y 11 0 k
Sin embargo, tal objeto o esencia, irreductible al sujeto, únicamente- exista por obra de un dar sentido". 14, Lo cual quiere decir que no
se de-vela o adquiere calidad de objeto en la actividad del sujeto O· se da objeto trascendente -realidad existente, esencia, categoría-
de la conciencia. La conciencia no constituye o elabora, a la manera sin conciencia, pero puede darse ésta sin un determinado objeto.
kantiana, al objeto - tan inmediatamente dado en la intuición Tal el sentido del «priori fenomenológico: la conciencia es el de. .....
intelectiva como el su jeto-, pero la verdad es que sin conciencia no. velante indispensable del objeto trascendente, sin ella es impensable
hay objeto, no hay de-velación o "sentido" 11 de la esencia. Tal sujeto la presencia del objeto, bien que éste se de-vela como trascendente
siempre y por sí mismo está presente ante sí en la conciencia. En e irreductible a la conciencia. 1 5 "La unidad de la conciencia es reque-
cambio, el objeto no está presente a sí mismo, sólo es objeto en y- rida puramente por lo propio de las cogitationes, y requerida tan ne-
.>(
por la conciencia. 12 • cesariamente que las cogitationes no pueden existir sin esta unidad".14 ;,,
Advirtamos de paso que el objeto o ser en sí no es negado por la El apriori subjetivo de la Fenomenología de Husserl no es, pues,
Fenomenología, pero, de acuerdo a la " reducción fe11ome11olóe;ira",. constructivo o causal del objeto, es simple condición necesm·ia para
tampoco puede ser afiimado. Está más allá del alcance del método, su manifestación o constitución de objeto: "nada de idealismo subjeti-
ha sido "puesto entre paréntesis" por la epojé. Sin embargo este· vo".17 El ser o realidad no devendría, no llegaría a ser objeto sin el
método limita y deforma la realidad observada. El valioso redescu- 9-priori trascendental de la conciencia, en quien se de-vela o manifiesta
brimiento de la Fenomenología: la trascendencia e irreductibilidad como tal. El sujeto o conciencia trascencle11tal es una aper tura o pro-
intencional del objeto o esencia frente al sujeto, se diluye al ser yección de luz necesaria -y en tal sentido, ff'frriori- para que la
aquél desarticulado de su ser o esencia que existe o puede existir en ""' t
esencia u objeto trascendente pueda aparecer ante ella como tal. El
sí misma, más allá del sujeto. ¿Qué es un puro objeto trascendente- '!Priori en Husserl no es puramente formal, no elabora al objeto, es
e irreductible al sujeto, que no es en sí mismo y que no tiene reali- sólo condición necesaria para su. aparición. Y por otra parte, ante
-'e' '
)I
dad actual o posible? ¿Qué es sino nada? 13 • Esta necesidad previa este <yPriori subjetivo trascendental se de-velan los apriori materiales,
de la conciencia, esta proyección o apertura de la acLividad del las esencias y valores, que sin ser reales ni existir en sí mismos -esen.
sujeto para que aparezca o se manifieste el objeto es el apriori mb-- cias y valores "irreales" o "ideales"-, se manifiestan como absolutos
" jetivo o trascendental del conocimiento en la Fenomenología de-
Husserl. No se trata de algo puramente formal previo de la con cien.
y necesarios en la intu ición intelectiva o emotiva. De ahí el carácter
de "qlpriori material" que a estas esencias y valores les asignan, res-
cia para constituir el objeto -a la manera de Kant- ni mucho menos pectivamente, la Fenomenología de Husserl y la Axiología de Scheler.
de una construcción enteramente subjetiva para organizar un len-
guaje o expresión del objeto -a la manera del Positivismo lógico-, • 5. El qpriori en la Axiología de M. Scheler. - El método feno- .,.
se trata de la necesidad previa de una actividad subjetiva consciente, menológico que Husserl aplicó en el plano del conocimiento sensi-
de una conciencia o ser presente a sí, para que el objeto --que se tivo e in telectivo, Scheler lo llevó al plano axiológico, es decir, de
manifiesta como siendo por sí mismo, con su propia esencia o estruc- los valores, que se manifiestan, según él, en la emoción y sentimien.
tos espirituales. Para Scheler el rjpriori no es sólo cognoscitivo o de- -"
10 E. H USSERL, Ideas Relatruas a una Fenome110/ogía Pura, Iutrorl., cap . I ,
Fondo de C. Económica, México, 1949.
velador de objetos, es también emotivo y de-velador de esencias aló-
11 lbi., Sección Segunda, c. 111. gicas, que antes de todo pensamiento, en la intuición emocional del
12 !bid., c. III, par. 55.
13 Cfr. J. MARITAlN, Los Grados riel Saber, Disgresión sobre la Fe11ome11olngl~ 14 E . H USSF.RL, Ideas ... , Sección Segunda, cap. UI, par. 55, pág. 129.
y sobre las "Meditaciones Cartesianas", p . 167 y ss., trad . de A. FROSS.~RD, 2\1 ed., 15 /bid., c. III, par. 55. Ver también par. 59.
Club de Lectores, Buenos Aires, 1968. Cfr. Le paysan de la Carn,me, Descléc~ 16 /bid., par. 34. Ver también par. 36.
París, 7~, 1966, c. V, p. 159 y ss. 17 /bid., par. 55.
-
250 DERIS( - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFL\ ACTUAL
.. LOS DISTINTOS SENTIDOS DEL APRIORI 251

espíritu, se manifiestan como absoluta y trascendentemente valiosas. dado A)riori d escansa en general sobre experien cia, del mismo mo. -'<.

Según Scheler, los valores no son, simplemente valen, se presentan do que lo que nos es dado por la experiencia en el sen tid o de la
con una constitulión valiosa transcendente al sujeto, pero a la vez observación y de la inducción [ . .. ]. Se trata de dos modos de expc.
){
fuera de toda r ealidad: son "irreales" . "Designamos como <¡Priori rimentar: el experimentar puro e in mediato y el experimentar in.
todas aquellas unidades significativas ideales y las proposicion es condi cion ad o [ ... ] mediato".2 º. "'
que, prescindiendo de toda clase de posición d e los sujetos que las Y finalmente y en tercer lugar, Scheler amplía el domin io del
piensan y de su real configuración natural, y prescindiendo de toda apriori lledndoJo del pla no espiriwal intelectivo al d e los 5enti- +
í ndole de posición de un objeto sobre los cuales sean aplicables, miento\ e~pirituale~: no sólo en Jo~ r1priori de la concien cia imelcc- ;..:
llegan a ser dadas por sí mismas y mediante el contenido de una ti \'a se de-vela n los obj etos o esencias, sino que también en la con.
intuición inmediata. [ ... ]. Una intuición ele tal índole es in tuición ciencia emocional o sensible del espíritu se dan y manifiestan a¡priori J<
de esencias [ ... ], intuición fenomenológica o experiencia fenomc. o intuitivamente los valores o eseucias 11aliosas. Los valores, trascen .
)< nológica".18 dentes e irred uctibles al sujeto, valen tfPrio ri o uni11ersalmente; pero
)( Nada mejor para comprender el alcance y la amplitud d el rPrio1 i no se de-1 1e!tm r,¡priori, no 1,alen trascendentemente sino en y por la X
X en Scheler que su crítica al ~riori kan tiano. En primer lugar, -en conciencia intencional sen timental; y se manifiestan como valiendo
'A'
este punto con Husserl- el qlpriori no es una forma subjetiva o cons. por sí mismos inmediata y absolutamente y con independencia del
X 1 ,,
trnctiva del objeto; el apriori es la condición subjetiva para que wt sujeto o del a,,priori trascendental emocio111il, en que se de.velan, y
objeto o valor se de-vele como tal, e independiente o trascendente de la realidad existente empírica en que se realizan. El af,riori mbje.
al sujeto, en quien y gracias a quien se de.vela. En segundo lugar tivo emocional es necesario, indispensable, para la de-velación de los
X y por la misma razón, los ápriori no son p1rramente formales o valores o apriori materiales. Sin él, no hay aparición d e va lores, y, en
vacíos, son también materiales, es d eci r, objetos y valores con con. tal \entido, los \'alores no log-ran \'aler. Sin él no ~ mani [esta r;a } ni
tenido, est1'ucturas propias trascendentes al sujeto, bien que de.ve. siquiera se podría ver qué son los valores. Estos sólo se manifiesta n
ladas únicamene en el sujeto, en la persona. Lo que quiere decir p or y en el /priori subjetivo. Pero un a vez manifestados los valo rea
),'. Scheler es que los apriori no son puras formas constitutivas del en e~e a¡/Jriori emocional que condiciona su apar ición, ellos se re11elan
objeto, sino los objetos o valores mismos universales y trascendentes, como trascendentes e irreductibles al sujeto, como siendo e/priori v a.
dados en la actividad del sujeto, intelectiva o emotiva. En este punto liosos absoluta y eternamente es decir, como ajriori materiales o <le ,'(
')( Scheler, como Husserl, traslada el a'priori de la pura forma al con. esencias. i\Iás aún, por es ta dependencia de la aparición de los valores
tenido, del sujeto a l objeto y valor de-velado, para poner en claro respecto al sujeto, en que se manifiestan, el que se manifiesten o no
que éstos son inmediata e intuitivamente de.velados y se manifiestan los va lores, el que tengan o no vigencia en una d eterminada época
a la vez como absolu tos y necesarios y como un iversales en si mis. o lugar, depende del sujeto, de su situación histórica y de sus senti.
mos, independientes o trascendentes al sujeto, en su esencia o estruc. mientos de preferencia. Pero los valores son lrnsce11den tes )' absolu-
t ura p ropia, que n o so n tales por una construcción subjetiva ,a la tos, permanecen inmutables en sí y en su jerarquía. Unicamente el
manera de las formas kantianas, sino por una simple de-velación en sujeto es quien cambia y prefiere y da vigencia a unos sobre otros.u
o;. la intencionalidad emotiva. nre,·cmente, que en e l 7jJriori subjetivo Scheler es irracionalista, concede a la sensibilidad espiritual un a
trascendental de la conciencia cognoscitiva -Fenomenolog(a de Hus. capacidad aprehensiva inmediata del valor. P ero en cuanto al carác-
serl- y de la conciencia emocional espiritual -Axiolo~ia de Sche. ter d el apriori, permanece esencialmen te en la posició n de Husserl: ,X

)'.
ler- hacen su aparición intuitivame11 le las esencias o a,.priori dadas, el r/priori subjetivo trascendental no crea ni elabora su objeto, e n
las cuales, sin ser reales en sí, trascienden a los objetos existentes de este caso el valor, sino que es la condición subjetiva necesaria para
la experienc,ia -aunque se realicen en ellos- y son valiosas, según su sola manifestación. El atJriori emocional subjetivo logra mani.
se trate de eidos o valores -absoluta y necesariamente-, es decir, son /estar el valor en su consistencia qpriori material, universal y tras.
dpriori materiales o esen ciales. " Las esencias y sus conexiones son cendente a la realidad empírica. Sólo en esta sensibilidad emocional
dadas antes de toda experiencia [ ... ], <(priori: las proposiciones que o <fPriori subjetivo el valor cobra su propio ser trascendente al suje-
>' ,e n ellas encuentran su cumplimiento son verdaderas a,Priori".19 "Lo
f.

J8 M. 5cHF..LER, Elica, l . l, pág. 83. Revista de Ü LcidenLe, Madrid, 1941. 20 !bid., pág. 87.
H1 :'\f. SCHDLER, Etica, L 1 , pág. 185. 21 1\1. S• IEI.Ell, Etica, l. !, ¡-ág. 123.
-1·

LOS DISTINTOS SENTIDOS DEL APRIORI 253


252 DERISI - SANTO TO!\lÁS DE AQUII\O Y LA rlLOSOFÍA ACTC.\l. ...
... to a la vez que su c01·ácter de apriori material o de esenria abso- inteligencia lo des-cubre f ormalmcnle como ser o esencia, dejando
luta y trnscendentemente válida.22 de lado los datos concretos en que se encuentra, es decir, abstrayen-
<lo la esencia, lo que la cosa es, de su realiLación individuaP7• Ante \
la mirada de la inteligencia, el ser o esencia de las cosas materiales
X
6. El tfpriori en la Filosofía de Santo Tomás. - Santo Tomás ha aparece de un modo abstracto, que Juego, comparado con los dis-
determinado con precisión y de acuerdo a las exigencias de la obser- tintos indi\-iduos, aparece también 11ni1Versal. La inteligencia no
vación del conocimiento humano el objeto propio de los sentidos y • aprehende el ser de este hombre, por ejemplo, sino el ser del hom-
s.: el de la inteligencia. 23 Los datos fenoménicos concretos -"esto colo- bre, abstractamente concebido, que lu ego -en el juicio- devuelve
reado", "esto sonoro" •. .-son el objeto formal de los sentidos, y el e iden tifica por la predicación con la realidad concreta de este hom-
ser o esencia de las cosas materiales constituyen el objeto formal de bre.28 El ser individual escapa siempre a la aprehensión directa de
la inteligencia, es decir, lo primeramente y como tal aprehendido la inteligencia. No J,ay concepto del ser o esencia i11div idual.29 Siem-
;y por ella en las cosas. 2 t La inteligencia humana -como toda inteli- pre lo es de un objeto o e~encia abstracta. Es un hecho de la
gencia- tiene como objeto formal el ser, no puede aprehender nin- conciencia.
gún ente o realidad concreta actual o posible sino bajo la noción H e aqui un fundamemo ontológico. Para que el ser de Ja reali-
de ser.25 Pero la inteligencia humana no lle~a a ponerse en contacto dad conneta de los sentidos se de-vele '.)' sea aprehendido por el inte-
con el ser, su objeto formal propio, sino en las cosas materiales intui- lecto, es menester que su inteligibilidad o verdad ontológica esté en
tivamente dadas por los sentidos. 26 El primer y fundamental con- acto.30 Ahora bien, las notas constitutivas inteligibles de una esencia
tacto de la inteligencia con su objeto no se realiza sino a través de provienen de su forma o arto esencial. Lo que impide la inteligibi-
los datos objetivos de la intuición sensible. Esta dependencia se esta- lidad de la forma es la materia, que, como pura potencia o no..ser
blece una vez por todas, es permanente. El entendimiento humano rtal lo sumerge en su indeterminación esencial. En otros términos,
tiene su objeto formal propio esencialmente diverso e irreductible la forma es Ja determinación o i11teligibrlidad del ser; la materia es
al de los sentidos: el ser o esencia inmaterial de las cosas materia. la indeterminación, proveniente de su no.ser o potencia, que por su
les; pero no puede aprehenderla, ni analizarla ni relacionarla -aun misma noción es en sí misma infrainteligible. Sólo Lo determi11ado
en sus tramos más alejados de la materia- sin la colaboración cons. en acto o inmaterial es aprehensibJe por el intelecto. En los seres
tante de los sentidos, precisamente porque los datos de la intuición materiales, su lorma es inmaterial; y como la forma es el acto cons-
sensible son la fuente originaria de donde la inteligencia abstrae su titutivo del ser, se puede decir que los seres materiales son en acto
propio y exclusivo objeto. por lo que tienen de inmaterial. El ser como tal es siempre inma-
X •- Y es aquí donde aparece la necesi<lacl del apriori intelectivo sub- te1·ial. La materia entra en el ser por el no-ser o potencia como su
jetivo para de-velar el ser -su objeto formal propio- a través de coartación.31
los datos concretos de los sentidos. En efecto, el ser está dado pero
Para que el ser material pueda ~er aprehendido tiene que ser in-
oculto a la mirada de éstos. Los sentidos des-cubren los aspectos fe- teligible o apreltensible en neto; y para que así sea, su forma o acto
noménicos materiales de los entes corpóreos: el color, el so11ido y de esencial tiene que estar seJ1arado o abstraido de sus notas indivi-
una manera concreta e individual: "este color verde", "este deter- <luantes concretas, provenientes de su potencia o materia, que lo
minado sonido", etc. Claro que "este determinado color verde" es impiden. Vale decir, que el ser o acto esencial de las cosas materia-
tal, precisamente por ser el color de un determinado ser. Pero este les en 1a realidad concreta está oscurecido y sumergido en la ininte-
ser no está patente a los sentidos mismos: está dado a ellos oculta.
ligibilidad de la materia puramente potencial, indeterminada y,
mente. Tras las apariencias materiales del color, del olor, etc., los como tal inasible directamente por el entendimiento. Para des-cu-
sentidos lo aprehenden no formal sino materialmente. Recién la brirlo y hacerlo aprehensible en aco a su mirada espi_ritual, la inte-

22 lbiá., pág. 89.


!!7 S. To~1Ás, fo De A11,, 11, 5 kct. 12, n. 373.
23 Cfr. 0CTAVIO N. DER1s1, La Doctrina de la Inteligencia de Aristóteles a
Santo Tomás, c. IV, n. 5 y sgs. Cursos de Cultura Católica, Buenos Aires, 1945. :?8 S. To~üs, S. Th eol., I, 86, 1.
24 S. T müs, S. Th., I , 12, 12. 2llCfr. Or.rwrn Nmoc.Ás D • Rl~J , ibid .. Cap, IV y VJ.
~5 S. TOMÁS, S. C. Cent., II, 83; y Theol., 1, 79, 7. ao S. To~1Ás. fo De An ,, JII , lea. 10 n. 728 v sgs.: Cfr. S. Theol.. 1, 79.
3-', V 5-J ~
2~ S, TOMÁS, In D e An .. III , 4 leaio 8, n. 705, 700 ,, 711; Cfr. también
• ~1 S.~, ..~ T o~1Ás, /u D e A nima, ITI, lcuio 10, nQ 728 y sgs.
ib~m, III. lcctio 13, n. 79L

..
1
254 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA F I LOSOFÍA ACTUAL. LOS DISTINTOS SENTI DOS Df:L Al'RJORl 2:;s

ligencia n ecesita someterlo a un proceso de abst racción, de prescin- neto, lograda pm· el a'priori abstractivo, es real, es la ese11cia misma M
dencia de las no ta~ materiales, que por su esencia potencial la coar- del ser trascendente, que en nada ha sido modificada ni tocada en
tan en su inteligibilidad y la determinan a un indi viduo d e aquí y ~¡ misma por tal abstracción. El apriori tomista, pues, sólo actúa .J,

ahont.32 Tal actfridad abstracti'\':i de la inteligencia 5e realirn /Jrmt en el modo intelectual de concebir l a esencia, pero en modo algu-
lograr llruar al arto la i11leligibilid11d de su objeto, para "il11111 i11ar- no en las n o tas constitu tivas de la misma. Su acción de a/priori X
lo", segi'.m el decir de Aristóteles, lo q ue se alcanza sólo a costa de ~e Teduce a hacer pasar al act o inteligiblle una esencia inteligible
dejar de lado las notas toncreras de b realidad m aterial q11e lo im-
piden con stt i ndeterrninaci<'> n po tencial: es el 11rJ1riori rnú¡eti110 del
• cu pol1•11cia, por medio de la abstrarció11 , que la deja inUlc:ta en s us
propias notas objetivas. 30 ......
JI
ro11oci111ie11to intelectivo en Aristótele~ y Samo Tomás.=u 7. El apriori objetivo o material en Santo Tomás. - Corno re-
Tal q.priori no crea ni elabora el objeto mismo de la inte li uen. sultado del apriori mbjetivo de la actividad a bstractiva del enten-
cía, simplemente lo hace aparecer ante su mirada, al des-cubrir climiento agente, q ue condiciona la actualización inteligible del
o poner en acto .m propia e intrínseca inteligibilidad objetiva o tras- objeto ele la inteligencia, las esencias objetivas, éstas se presentan
cend ente -q ue se identifica con su ser o acto esencial: con su for- a nte el entendimiento como universa/es, necesarins y trascendentes
rnri- al despojarlo d e la potencia material que se Jo impedía. El al sujeto, a la vez que trascendentes a la realidacl existente concreta.
k
r/priori 110 rrea ni modifica rl objeto en su5 notas constit11ti l'a~ o El cvpriori subjetivo de la actividad abstractiva d el enetndimien to ),:

esen ciales -en lo r¡ue es objeto apreh endido-, es el simple modD' activo l ogra dar presencia inteligible a la realidad objetiva en el
de poner en arlo su se1· o inteligihi /idnd o , con mi\s prerisic'm to- seno del acto inmanente de la inteligencia como su término inten.
d avía, un modo de liberar su propio neto de ser de la potencia mn- cional, trascendente e irrerluclible r.tl mismo, pero como pum esen-
terinl en que está sumergido.a• _ cia despojada de los caracteres con cretos e individuales de la real i-
d ad existente, m as a la yez realizada o identificada ron todos
Este modo ry-priori de obrar está constituido por el ue11te11di111in1-
los indi11iduos existentes.
to agente", o sea, por aquella capacidad de la in tel igencia en acto,
Vale decir, que el apriori q11e desde el s11jr10 h ace pohible, p or
para "iluminar" o de-11Plar, es decir, para hacer inteligil,/e en neto
la abstracción, la inteligibilidad o aprehensibilidad de las esen-
stt objeto: el ser o esencia de la realidad material, mediante un
cias objetivas. de-vela y constituye a estas esencias como otros tan.
proceso de abstracción de la.s notas materiale~ concretas, que la im-
tos gpriori objetivos necesarios y universa1lmente válidos, identifi- )(
pedían, o, lo q ue es lo mi \lllO, por un proceso de i11111ateri(llizació11
rnbles con i11 def inidos sujetos reales. En otros términos, el <yPriori
d e la esencia.~~
subjetivo cond icion a la de-velación del a;.1 riori objetivo o mate-
L a arti11idad /J1riori del e11/r'11<iimie11tu agc111l' no comti lll \e 11i ria l, que sin aquél no podría llegar a ser n i de-velarse, pues romo
modifica su objeto, sólo actúa para poner en acto su ser o inteligi- tal realmente no existe. Lo únicamente existente es la r ealidad
bilidad propia trascende11te, mediante el d espojo o prescindencia con creta, individu al y con tingen te. Los caracer es de universalidad
de sus notas potenciales. El objeto que re~ta de esta abstracción: )' necesidad, q ue clan val idez objetiva o 111aterial opriori a las e~en- \;'"
la esencia o forma desmnterialiurdn o en acto, co mo objeto aprehen- rias, prm·ienen d el r¡J1rirn·i mb jetivo. Es éste quien, a l d espojar a ,.V
sible y aprehendido es real, es tá en el seno de los e ntes trascenden- la esencia objetiva d e ms nntas materiales, que la sumergen en Jo
tes, identificado co n ellos; sólo el modo abstracto y universal con ind ividual y contingente infrainteligibk, no sólo le confiere acto
r¡ue es aprehendido y h a sido actualizada su inteligibilidad, no es inteligible a su realidad objetha, sino además los caracteres de ttni-
real, sino puramente mental. El modo a.priori de abstracci<Ín def versafidad '.Y necesidad -sólo existentes, p or eso, en la mente o con-
X:
entendimiento agente, a saber, su actividad o función abstractiva, cepto y no en la realidad- con los que logra v alidez )' objeti11idnd
sólo se ejercita en la mente, en el modo concept·ual de expresar et ,~priori en todos los individuos existe11t<·s en que se realiza por irle11- •.f,
objeto y, como tal, no es real. En cambio, la esencia inteiligible en lificació11. L a realidad de la esencia aprisionada en el ser existen-
te material, liberada p or el a/priori subjetivo del entendimiento ..\:
3t SA1-·10 To~tÁS, fo D e A11ima, lll, lcctio 8 , u \l 705, 709 y 7 11; )' k(tio agente, de los caracteres materiales infrain teligibles, logra la inte-
13, n 9 7!ll.
ligibilidad objetiva y trascendente en el acto conceptual que la
!33 SA1'TO To~1Ás, I n DF Anima, lll , Jecúo 10. nQ 728; S. Th., l , 79, 3.
:14 !bid.
3G S. TOMÁS, S. T /1., 1, 79, 3. Cfr. 1arnhién De SJJirit. Cr,,at., 9, 10 y S. C. 3G S. To~1Ás, Tn Met., V!T, lntio 13, n 9 1570 y sgs.; 111 Met., 1, lcctio 10.
Ct'nl ., TI, 76, 78. n \> 158.
256 DCRJS[ - SANTO TOMÁS DE AQUI NO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

aprehende, a la vez que, por ese mismo apriori abstractivo, se pre.


senta como válida apriori en su objetividad esencial para realizar.
r LOS DISTINTOS SENTIDOS DEL APRIORI 257

reduciéndola a los datos de la experiencia, con la supresión del ser


real trascendente, objeto formal o especificante del conocimiento
se por identificación en todos los individuos reales. 37 intelectivo. Lo único que el hombre conoce son los datos o fenó-
menos empíricos, destituidos de todo ser o esencia, y reducidos,
8. Irnposibilidacl del apriori objetivo en el lwntisn:w o en el po- por ende, a meras apariencias subjetivas. La intervención apriori
sitivismo ·lógico. - Si profundizamos aún más en nuestro análisis, de la inteligencia es, para el Neoempirisn:io lógico, un puro len-
veremos que la validez del apriori objetivo o material -tanto de guaje, que desde fuera expresa y maneja la realidad empírica. Para
la Fenomenología con una trascendencia "reducida" a la concien. Kant, en cambio, es una forma apriori de la inteligencia, un con-
.s cia, como en el Tomismo con una trascendencia real o transubje. cepto puro o vacío que transforma a los fenómenos en objeto, que
tiva- provienen del alcance que se otorga al apriori subjetivo, que se une a ellos para constituir una síntesis apriori. Expresión lin-
no elabora o crea la objetividad de las esencias, sino que simple- güística o forma pura, respectivamente en el Empirismo lógico y
mente las des.cubre -por intuición o abstracción, en una u otra en el Kantismo, el apriori intelectivo no de-vela ni aprehende el
posición, respectivamente- como objetos trascendentes a la acti vi-
objeto formal propio de la inteligencia: el ser o esencia de las co-
dad cle-velante. En cambio, en el Kantismo el apúori es entera-
sas materiales. En otros términos, la función del apriori, en ambos
mente subjetivo-trascendental, p orque no hay un objelo /Yropio
casos, es puramente formal, y no alcanza al objeto mismo, precisa-
de-velado por la inteligencia. La objetividad universal y necesaria
mente porque éste ha sido reducido a los datos concretos indivi-
es totalmente una construcción del apriori subjetivo, quien transfor-
duales de la intuición empírica. El apriori está obligado a asu•
ma el fenómeno individual y con ti ngente en objeto universal y nece-
mir esta función instrumental en el Neopositivismo lógico, o cons-
sario por el mero hecho de info rmarlo con las formas p uras de la
tructiva, en el Kantismo, del objeto, precisamene porque ,e ha
inteligencia -apriori conceptual o co11repto apriori.
comenzado por suprimir y negar el objeto mismo de la inteligen.
Mucho menos puede darse el apriori material o validez ne- cia: el ser o esencia de los entes materiales. Suprimido este objeto,
cesaria y universal de los objetos en el Positivismo lógico. En efec. ha sido preciso colocar y hacer provenir del conocimiento intelec-
to, el único conocimiento válido para él es el de los fenómenos tivo lo que provenía de este objeto real trascendente, es decir, ha-
cono-etos y verificables, propio de la ciencia, y no hay esencias cerlo provenir de una forma subjetiva trascendental, la cual o bien
universales y necesarias. El Positivismo niega la existencia misma r'
transforma y eleva los fenómenos empíricos a un grado superior
de un objeto válido apriori. El apriori es enteramente subjetivo de objetividad, o bien simplemente los maneja de una manera má,
y no sólo no des-cubre -a la manera fe nomenológica y tomista- adecuada.
una esencia objetiva universal y necesaria, sino que ni siquiera -a
> Entre el Empirismo antiguo y el a ctual y el Kantismo, la dife-
la manera kantiana-, la elabora o construye con los fenómenos.
Simplemente construye un lenguaje adecuado enteramente subje. rencia consiste en que aquél se quedaba simplemente en los datos
t ivo para manejar los fenóm enos. o fenómenos empíricos subjetivos, que dejaba inalcanzado el ser
trascendente -actitud que implicaba la supresión de todo cono.
9. La deformación del apriori kanliano y del Positivismo lógi- cimiento universal y, por ende, de todo apriori-, mientras que
co. - Sin duda que la actividad intelectiva, en lo que hace a los estos últimos, sin tampoco alcanzar el ser trascendente, tratan de
conceptos y a los juicios universales, es apriori, o sea, anterior y explicar, par las formas o modos apriori de actuar de la inteligen-
condicionante de todo conocimiento intelectivo de la realidad in. cia o del lenguaje, los caracteres de universalidad y necesidad de
dividua!. Tanto la afirmación del Neoempirismo lógico como la nuestro conocimiento in telectivo, que, en la gnoseología realista,
del Kan tismo están en lo cierto cuando afirman el carácter apriori provienen del modo intelectivo apriori de aprehender el ser tras.
de los conceptos o juicios u11iversalcs (puros nombres para el Po- cendent~.
sitivismo) . En síntesis, que el apriori f mmal kantiano o el gramatical lógi-
Pero el error fundamental de ambas posiciones re~idc en haber co.matemático están constituidos por un modo o forma subjetiva
limitado arbitrariamente la amplitud objetiva del conocimiento trascendental, vacía de todo con tenido real, proveniente de una su-
presión arbitraria del objeto formal trascendente propio de la in-
-37 S. TOMÁS, 111 M el., Vll, lectio 13, n9 1570 y sgs.; Cfr. /11 M et., J , lt:clio teligencia, tal como lo experimentamos en nuestra conciencia: el
10, nQ 138. ser trascendente abstractamente alcanzado. Según observa Husserl,
258 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQU INO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL.
r
l
LOS IHSTINTOS SENTLDOS OEL APRJORI 259

el empmsmo positivista y el Kantismo en este punto atentan con- la evidencia de la intuición fenomenológica, de acuerdo al método
tra los hechos mismos de nuestra conciencia, porque es un hecho. adoptado. El obfeto y el valo-r, irreductibles al sujeto, se agotan en
tan evidente el objeto o dalo de 1111estrn existencia sensitiva, como lo su objetividad o valencia en la conciencia, en cuanto pura aparición
es el objeto propio'.)' dado de la inteligencia: las esen cias universa- objetiva o valiosa, dejando entre paréntesis la realidad en sí -actual
les de ·los entes, esencias que estas posiciones filosóficas, por pre- o ¡:>0sible- d e los mismos. De aquí que la Fenomenología agote su
juicios arbitrarios sistemáticos, suprimen y suplen por teorías, que análisis en esta presencia intencional objetiva o valorativa dentro de
lógicamente deforman la realidad de los hechos. Suprimido el ser la conciencia y no pueda llevar su a81riori material II ob jeti110 más ...-\
abstracto y universalmente conocido, y sin el cual nada podemos allá de es/e alcance "reducido" de la trascendencia. Así, por ejem.
conocer -ya que cualquier concepto se diluye sin el ser-, el Empi- plo, Husserl distingue con precisión el conocimiento sensitivo del
rismo y el Kantismo pretenden mantener tales modos de entender conocimiento intelectivo: incluso llega a ver que éste no es posible sin
o hablar universal y necesario, que precisame11te engendran e n la in- aquél; pero, al prescindir del ser en sí material individual, que,
teligencia y en el lenguaje la aprehensión de tal objeto trascendente,. desde sn trascendencia ontológica, nutre a los dos conocimientos
si11 el ser y sin la aprehensión del mismo que los engendra. Breve- en s11 faz inicial, no puede establecer las relaciones precisas de de-
mente, quieren conservar los efectos -caracteres de universalidad y· pendencia del segundo respecto al primero y, consiguientemente,
11ecesidad de los conceptos o del lengua je- sin las causas: el ser tras. tampoco el alcance del apriori intelectivo para de-velar su propio
:>(' cende11te mismo aprehendido gracia~ a la actividad (!.priori del enten- objeto, la esf'nciu inmatf'rial, en los sere~ materi:1les concretos.
dimiento agente. El qlpriori proveniente de la aprehe11sióu del ser Y concluye lógicamente haciendo del objeto de esta aprehensión. las
l(, objeto de la inteligencia ha sido sustituido por un a;priori entera. esen cia~. algo primero e inmediatamente d ado como tal, o ~ea,
mente formal o ·lingüístico, exclusivamente proveniente del sujeto. objeto de una verdadera intuición; con lo cual reincide en una
nueva especie de platonismo o mundo de esenrias en si "ideales"
JO. Relaciones entre el r/priori de la Fenomenología y del To- o "irreales", que inmediatamente se presentan por sí mismas a la
mismo. - Las relaciones del apriori fenomenológico y del tomista· conciencia.
son las mismas que median entre el realismo fenorne11olríl!,iCO o "rr- De e~te mo:lo. con la pre~cindencia clel ser en sl reo/ c011rreto,
ducido" a la pura conciencia, y el realismo tomista, que la trascien- de donde parte nuestro conocimiento \en si ti, o e i ntclect i\'o, el a/>rin-
de hasta alcanwr el ser en si en .w realidad trascendenlf'. ri de la actividad i11telecti1•a se agota en la simple intervención
La Fenomenología, por un riguroso análisis de 1a conciencia, re- pnra r¡ue el objeto p1i,eda de-11elarse o presentarse como tal vinte
descubre la intencionalidad de la activ idad cognoscitiva -de sujeto· ella: pero en m odo alg:uno para arttwr .,ohrr f'l objrto real r·n s,' r,,
y objeto- y, en general, de toda actividad espiritual, también de la fin de des-materializarlo, o lo que es lo mismo, actualizarlo en su
axiológica, como nota constitutiva o esencial de la conciencia. El inteligibilidad ontológica y prepararlo así para poderse de-velar o
objeto no es el resultado de una elaboración subjetiva, sino algo re. presentar ante la int f'/igencia. La Fenomenología aprehende el he-
velado en el sujeto, pero como irreductib'le y trascendente a él. El' cho del nrpriori subjetivo, la necesidad de la actividad del conoci- ,'e

apriori trascendental asume en la Fenomenología la significación de miento intelectivo para que el objeto pueda hacerse presente o
)(.
la necesidad de la intervención del sujeto, de su actividad de-velante patente, pero del modo de actuar la conciencia para que se realice
-cognoscitiva o axiológica- para que el objeto o el valor puedan, la trN de-velación. nada dice ni puede decir, porque del objeto sólo
de-velarse o aparecer ante él como objeto, como esencias o valores sabe de su pura aparición objetiva en el acto consciente y nada de
)( apriori o de validez universal y necesaria. Pero la Fenomenología, lo que realmente es en si y cómo es en sí más allá del sujeto o acto
sin negar el ser trascendente, en el sentido estricto u ontológico, de cognoscente.
ser en sí o trans.subjetivo, lo pone entre paréntesis (epojé) , para El T omiHno, en cambio, en pos del Aristotelismo, al lleuar la
retener su condición de objeto o valo r trascendente ) distinto del su- lrascendencia dr,f objeto conocido hafla el srr o realidad, que es
jeto, en cuanto irreductible a é~te, pe1 o úniwmr·11te en cua nto dado o o puede ser en sí misma, y que en el momento originario de los
,presente como tal en la conciencia o, en otros términos, como puro primeros conceptos y juicios, es la rea'lidad existente material con-
c01-relato del sujeto en el acto de la conciencia. El obfeto o valor, creta e indi11idual, inmedia tamente dada a los sentidos, va mucho
como ser que es o puede ser en si mismo, independientemente del más hondo: se pla ntea el cómo desde ese ser concreto individual y
acto cognoscitivo o apreciativo que lo descubre, queda más allá de contingente, dado en sí mismo, en la trascendencia ontológica, pero
.~
260 DERISI - SANTO TOMÁS DE · AQUINO Y· LA F I LOSOFL\ ACTUAL
LOS D!STl~TOS SEtsTI DOS DEL Al'RlOR{
261

l(.
oculto en su formalidad de ser, como tal, ante la inteligencia, hta
des-cubre en su acto intencional el ser o esencia tal cual ella es en
si, desprovista de las notas individuantes materiales. El flPriori debe
i notas individuantes, proven ientes de la pura potencia o intleLer-
minación de la materia cuantitativa -y como tales infra-inteligi-
bles-, logra que el acto esencial o forma del ser o real idad concreta
actuar en forma de abstracción, de prescindencia de todas aquellas
n otas que impiden la inteligibilidad en acto del objeto propio de alcance el acto o pureza de su inteligibilidad propia, capaz de ilu-
la inteligencia - la esencia del ser material- en los datos o realidad minar o determinar objeti vamen te al acto inteligente. Semejante
intuitivamente dada a los sentidos, para hacerla inteligible o apre- acto esencial o forma, así liberado de la oscuridad o infra-inteligibi-
lidad de su potencia material, mediante la abstracción operada por
hensible, a la mirada de la misma. No es una simple actividad sub-
jetiva apriori para de-velar ttn puro objeto en la conciencia, &ino la actividad previa o apriori del entendimiento agente, y puesto,
,'( -t':
un apriori de una actividad precisamente necesaria p ara poder ade- por eso mismo, en acto de ser o inteligibilidad -de aprehensibilidad
X actual por parte del entendimiento- es lo que Santo Tomás llama
cuar el objeto real trascendente a la mirada o aprehensión de la inte-
ligencia: ~nori, que sin modificar en nada el contenido esenci"l la species impressa: el mismo objeto o esencia de la realidad mate-
del objeto, al colocarlo en un nivel de inmaterialización o inteligi- rial concreta. puesta en acto in/eligible -en un acto enteramente in-
bilidad en acto, en 11n acto l'nleramente inmaterial o espiritual, lo material o espiritual- y colocada así al alcance de la actividad o acto
ponga en el nivel y alcance de la aprehensión espiritual de la inte- aprehendente del entendimiento, sin ser tocada o modificada en lo
ligencia. más mínimo en su s notas constitutivas y, por eso, gnoseológica u
objetivamente alcanzada de u n modo inmediato en su realidad
El ~priori de la Fenomenología no puede trascender la ro ncirn-
X material trascenden te. El q,priori de la actividad abstrayente o "ilu-
ria, la aparición o jJrese11cia de l objeto como puro correlato inte11cio- \;
minativa" -según dice Aristótele~, apuntando a la materia que o bs-
11al de la actividad aprehenden/e subjetiva. y, por ende, no puede ir
curece el acto inteligible de la forma as_ de la inteligibil idad del ob-
m{1s allá de él, para analizar cómo desde su realidad c11 sí inrlividttal
jeto, propia del entendimiento agente, es 1m medio que afecta al
y con tingente ha podido pasar a ser objeto o esencia en si, y cómo, por modo abstracto -sin notas individuan tes- de existencia del objeto,
no tener notas indivi<luantes, se identifica con todos y cada uno de
pero no al objeto o esencia misma, aprehendida como tal o en sus
los individuos, sin agotarse en ninguno de ello~. La Fenomenolo-
notas inteligibles de tm modo inmediato. El tfpriori es un simple t
gía sólo observa, constata ese hecho de concien cia, este paso de la
medio para actualizar la inteligibilidad del objeto, mediante la ab s-
realidad individual a la esencia universal, y ·la identificación de ésta
tracción de aquellas notas que la impiden, objeto que es puesto así
con los individu os, pero no puede des-cubrir la causa, porque para
inmediatamen te en contacto con el entendimieno, sin sufrir en lo
ello debería trascender su propio m étodo fenomenológico y su ob-
más mínimo en el contenido de sus notas constitutivas o esenciales.
jeto "reducido", como puro ob-jectttm de la conciencia, y llegar al
Gracias a la actividad abstrayente qlpriori del entendimiento agente, ~
objeto o realidad en si y pasar de la descripción fenomenológica a
la misma esencia, que existe de 1111 modo material, i ndividualizada
la fundamentación ontológica.
en las cosas, comienza a existir de un modo abstracto e inmaterial
Partiendo de la realidad en .sí. in<li,·idual y material, i11t11iti1•a- en el i ntelecto. Esos dos modos diferentes de existencia - real indi-
mente presente en los sentidos, el Tomismo va más lejos que la Fe- vidual en la cosa, y conceptual abstracto en la mente-, de una mis-
nomenología: no sólo obserua los hechos de la conciencia, sino que 111a esencia objetiva permiten la atribución judicativa del conceplo
además explica el m odo cómo tal realidad -en sí misma ininteligi- abstracto a la r ealidad individual. Gracias a este qpriori tra.scen. ><
ble o inasible por la inteligencia- pasa a ser inteligilfle o aprehen- dental o subjetivo, co11dicionante de la inteligibilidad en acto de
sible en acto por la actividad a priori abstractiva del entendimiento, las esencias inmateriales de los entes materiales, tales esencias u
en su s notas constitu tivas, con las cuales realmente existe o puede constituyen e11 absoluta )' u11iversalmenle válidas, es decir, romo
existir en la real idad trascendente. Brevemente, pasa de la observa- q,priori objetivos o materiales, trascendentes y a la vez identificables
ción fenomenológica a su explicación o fundamentación causal. rn cada u110 de los individuos reales de la especie.
'J( T al modo no es sino la acti,·idad intelectiva, el r¡{Jriori subjetivo, La cloctrina tomista ha sal-vado así la realid ad de nuestro conoci-
que propiamente no entiende, sino que prepara o hace inteligible en miento, la ha observado con meticulosidad y la ha explicado con ri-
acto el ser o esencia de la cosa en sí, para que de este modo pueda gor metafísico. No se ha detenido en la realidad "reducida" de la
ser 4prehendida como objeto del acto espiritual del entendimiento.
Tal actividad abstractiva del en tendimiento agente, al dejar las
38 AJ(ISTÓT ELES, Tratado del A/111a, 111, 5; y S. T O MÁS, ibid.
,...

262 DER LSI - SANTO TOM1\S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL ,


Fenomenología, que a l final diluye la misma intencionalidad obje.
tiva rede~cubierta -un puro objelO o \'alor, cfüti11to del sujeto. pcr-i
no real en sí, es impensable 1• contradictorio-, sino que la ha respe.
tado como trascendente o realmfnte disti11ta del rnjelo. Y co n tra.
poniendo esta realidad individual co11cre/a de los entes materia•les,
intuitivamente dada a los se11tidos, con los objetos o esencias inme.
diatamente aprehendidos de 1ma manera abstr11cta y necesaria por
los conceptos de la inteligencia, que sin embar~o se identifican en su s
notas constitutivas con la realidad <le aquellos e ntes individuales,
busca la razón gnoseológica, llegando al descubrimienLO de la abs-
J, tracción o apriori subjetivu como explicación de la identidad de
ambos objetos -i11divid11ale~ concretos y ttniversales abstractos- en
las no/as esenciales 11 objeli,,as, que se realitan de dos maneras:
uno en la existencia real y otro en la existencia conceptual. La exis.
/encía <'S di111'r,1a, pero la ese11ri11 11 objelo e.1 la 1111s11rn en amba!>, TERCERA J>ARTE
y, por eso, se pueden ide11tificar e,i el juicio, /Jrecimmente porque
en él se abstrae de la existencia o modo de ,·ealización.
J,,·I MET AFJSJCA TOMJST rl. FRENTE A LA
>( 11. Conclusión. - En síntesi~, el <jpriori es p11ra111e11/1' /rnsan• FENOMENOLOGI .·1 EXISTENCIAL
dental o subjetivo, o cu11;,tructi,,o del Qbjeto e11 fa conciencia, en CONTEh11'0RANEA
Kant; es mero i11stnimento subjetivo de los datos e,npiricos, en el
Posilivis1110 l()gico ; es purame nte d<'•11el11dor. ,in modilicarlo en su
realidad trascendente, de 1111 objelo i11ed11rt1ble al rnjfto, pero sólo
tr,iscc,ulcnte en la l onrie11ci11 , 1·11 fo Fe110111r11ologia: } e~ 11e-11elndor
en la conciencia de 1111 objeto enternme11 te trascendente o real en sí,
en el Tomismo. Además. co n las diferencias objetivas apuntadas,
tanto en la Fenomnwlogía como en el T omismo, precisamente Por-
que el c(privri trasce11de11tal o subjetivo no construye, como en Kant,
>(
el objeto co11 m necesidad y u11i11ersalidad, sino que sólo condiciona
su de.velación en la c011cie11.cia como t rnscendente a ella, tal a.priori
)( subjetivu condiciona el a/priori material u objetivo, va le decir, las
X
esencias necesarias y universales, que desde su trascendencia sobre
los indi11iduos se realizan e identifican en cada -uno de ellos; en nna
trascendencia "reducida" de 1/a conciencia, en la Fenomenología, o
en una trascendencia au téntica y real, en el Tomismo.
1

CAPÍTULO XXII

EXPERIENCIA Y METAFfSICA

l. Necesidad de la experiencia. - La intuición constituye el


punto de partida necesario de toda auténtica Filosofía y, por ende,
de toda Metafísica. En efecto, por su misma noción, es el único
tipo de conocimiento que aprehende de un modo directo e inme-
diato la realidad concreta, cuya esencia y cau sas supremas intenta
descubrir la Filosofía. Sólo con la seguridad de la posesión inme-
diata de la realidad, la Filosofía puede emprender su obra especí-
f ica de penetración y esclarecimiento de la esen cia y de sus cama, .
J;sta aprehensión intuitiva de la realidad existente en sí, sin inter-
mediario alguno, es, pues, la garantía necesaria para todo ulterior
desarrollo gnoseológico realista y la base consiguiente para toda
ulterior investigación metafísica sobre el ser.
Ahora bien, el hombre no posee otra intuición más que la de
la experiencia sensitiva exterior e interior.1 Los intermediarios ,
entre la realidad y los sentidos no van más allá del plano físico o
fisiológico y desaparecen totalmente en el psicológico. Nada de es-
pecies o imágenes sucedáneas del objeto. La sensación, psicológica-
mente considerada, consiste en la pura y directa aprehensión in-
tencional o consciente de la realidad exterior del mundo circun-
dante y de la propia interior, tal como ella existe en sí misma.
U na reflexión sobre tal conocimiento empírico nos revela la
existencia de un sujeto aprehendente y de una realidad trascendente

1 Se podría decir que la intuició11 o experiencia se extiende hasta la con •


ciencia concomitante a todo acto de inteligencia, por el que ésta , aprehendiendo
el objeto, se aprehende a sí misma y a l s ujeto consciente inmediata, bien que
indirectamente. La conciencia reíleja o expresa, que toma al pTopio acto v
sujeto como objeto, no parece constituir propiamente una intuición. En todo
caso, de concederse el carácter intuitivo a esta aprehensión espiritual, ella úni-
camente revelaría la existencia de la propia actividad y del sujeto y de un
modo confuso, pero no s u naturaleza íntima o esencia, a la que se llega por
un proceso abstractivo y discursivo, que constituye precisamente la psicología
racional o filosófica.
-
266 DERIST - SANTO TO!\IÁS DE AQUINO Y LA F ILOSOFÍA ACTUAL [XPERIENC IA Y M ET,\FÍSICA 267

a él (de un ob-jntum) y por é l direua o inmediatamen te apre- res: perciben "esto coloreado'', "esto sonoro". etc., y como algo uno,
h endido. ~i n log1ar disti ng u ir entre "esto" ) ··sonoro'', entre la ese n cia o subs-
El hecho d e qu e no aprehe nda formalmente el ser o esrnrir, en tantia ) sus dete1m in acione, accidentales. En rigor, f ormal111e11tc los
cunmo t:1 1, ) wmig11iente111e11te. como algo disti n to del propio acto, sen tido, no perciben n i Ja substa ncia ni siquiera los accidentes; sino
e~ decir. como o/J ¡f' /11 (cl'r. n . 2). no quiere decir que 1::t intuirión una unidad wncrcta de ambos desde !!>U aspecco accide n tal -no el
de lo'> ,cnticlm cxterio1e, e in teriores no aprehenda en Yerdad el srr color, sino "e\to rojo'', e tc., que incluye la su bswn cia.
y que ~11 arto rogno,citi1 0 110 termine en la realidad misma exi,tente En una palabra, la exper iencia sensible aprehende en un so lo
y que no impl iq ue el ~er del rnjeto cognoscente...\ pre hen clc, .,¡, Ja acto la realidad existe11Le concreta circund ame y la propia: el ser o
realicla.l objcti1·a de,de Sth determi n aciones accidcmales <Oncretas esen ci:1 de las cosas m ,ueri:des ju nto y desde sus modificaciones acci-
o fenon1énica,. pero tal nprehemión no ,e detiene en los puro5 fenó- dc-ntak., -por e,o r·.1 llt'CCsaria- pero !>in cli,ting ui1 la!> ni aprehenclerb<;
meno, o apariencia, de la 1eaJiclad e n no,otros, de.,Lituid:is ele la r eali- tom o ser o esemia s11b,ta11<ial o acciden tal -por e){) es i11s11fiti<'nle.
dad 111 1\ma 11a,ccndente i111 i,re racla en ella'>.
V porque el ser real no se d e1·ela a la experiencia e n su entra ña
Si1, esta ¡>Cnetraci<'>n inllliti1a d e los ,elllidos en la realidad ex i,-
ontoló¡cita, en w esen cia , tampoco es capwda por ella com o objet o
tenLe de] mundo v del prop;o >º· no habría a<te,o pmible para el
y .rnjt'/o fonnal 111e11 le tales. La realidad como objrto sólo es c;iptable
ho111brc a la realidad tra,cencleme, )ª que la imcligenC'ia l111ma na
cuando se la aprehen de como distinta de la propia -de la del .111jcto
qu e no aprehe nde el ~er , i110 por ab~tracción a parti r de la ex pe-
que, por e,o, ,e dC\cla correlativamente con la tle aquél-; pero ··¡]
r ie ncia exterior e interior, \egt'i n cl irem o~ e n ~eguida, carecería de todo
d istanciamienLO o disLinciún formal de la realidad exterior e interior,
co n ta el<, i nmed ia Lo <011 la rea Iidad ~• e¡ uetlar ía e ncen ada en su
de o/Jj1 to y sujeto, re,pecti, ameme, sólo es aprehensib le cuando la
inma nencia.
realidad e, pe netrada y descifrada como ser , desde su e.1e1icia .
Por e,o, el ideali,mo tra,ce nclemal eMaba ,a decidido en el
p lanteo mi, mo del problema c1 ít iro, cuando Kant· ,e proponía como Por e,a mi,111;i n 11ú 11, n o 1's poúblc 1111a i\lf'tafísica empírica:
punto de partida ele ,u anüli,i-, un conocimie nto ele un objeto tal la experienlifl a/1ffl1e11rif' pero 110 ve el .1er.
cual e,t,í e n nue,tra concien cia, e n oposirión a ta l r u,il e<; en '> Í en Pro lundi1ando m etalísicamente en este modo con que la realidad
la realidad. O e n otro\ térmi no,, el ideali,mo e,taba po,tulado por material concre ta -externa e im erna- se cntre~a a la experi e n cia
Kant en la defonn:1< iém de la intuicic'm empí1 ica. ciue , ólo aprehende con HI ;,er o e,e11cia e .11 rmdida, y en la <eg1ll'1'11 de la experie ncia para
f'e nómenm o ap:1rie11cia, tal corno ,e da n en el ,ujero y no la cosa d esl ubri1 lo en H I mi, ma presencia con qu e se le ol reC'e, c11< ontraríamos
ni i,ma concreta de,d e sus dete1 mi naciones lenomén ic,s. En vano la la ca u,,1 de csle ocu ltarn ie n Lo del objeto dado -y correlatil'nmente
in tel i~enci;i podní va buscar e l -,eren e l dalo emp írico del que pre- tambi é n del ,ujeto a él opuesto- e n la materia , que co n su potencia
,·iamen1e <,e lo h;i de,pojado: ~ ,m ul teri~rcs pa,o, no podrá n ex pli- impide a Ja ,·e1 la 111.1ib ifi,dad e11 acto ele] ~er y la 11isirí11 <'11 ocio de l
carse )ª por una penetración cada ,el m ü, prolunda en la r iqueza mi,mo por parte d el ~ujeto . 1 • X

ó nt ica del objeto tra,cende11te, ~i no al rel'és por un a elaboración de


las propia s cate2,orías o lormas del suje to cognoscen1e. a la manera 3. .\ 'ucsidad de la i11t elige11cia. - Si, por un a parle, el único
kantiana : y desde e nLo nces toda .\fetalbica e, imposible. m edio d e captaciún inmediata del ser real existenLe es Ja imuición
empírica interior y exte1 ior : p ero .,¡ por 01r::i , ella no puede descu-
2. l ns11/irir11ria d r la cxpf'rif'11 ria . - .Vrr·t·.wria como es, Ja ex- brir el ,er o ese n cia del objeLO aprehen tlido ni del propio sujeto, a
p erienc ia no es, 5in embargo, .111ficif'11/r para establecer el conoci- causa de , u m aterialidad y la de la realidad apreh endida, no queda
miemo me ta lísico o conocimiento del ser tra,ten de m e ap1ehen d ido otro camino pa1 a peneLrar y de.,cu brir el ser -que for 11wlme11le es
como tal. siempre i11111aterial e im pen:CjJLibJe. por ew, por lo, ~cn t idos- s ino
L:t experiencia ;iprehende el ser ex isLen tc con< re to de la, cmas el de 1111a anividad emeramente inmate r ial y e5piritual, que despoje
q 11e no~ rodean ~ el propio ,cr in1erior del <t1jero rogno-. , cllle; pero a la re:didad concre ta, aprehendida por Ja experiencia, de sus notas
lo aprehende ci1'.i·a111c11 t c, ,i n de,cubrirlo lOlllo tal. El ,c1 cst:'i inmcdia- mate1ialcs, de su pote ncia, y de este modo la constituya ipso facto
tame ncc dado . oprr·lie11dido en su ano, pero no 11islo por él: p1esente intelig ible o aprchensible e n acto eH cuanto 5cr.
el ser en Ja imuiciún empir ica, no se le m a n ifiesta a é'> t;i lormalmente
como .se1. E n erecto, los semidos a prehenden la re alidad existe nte de l Cf1. mi, ohi·a~ / .11 rlnr'lri1111 ele /11 Ílll elige11ci1i ele Aú,tótelt-s a S1mlo
un modo concre to y de,de !>11s determi naciones accidentales extei-io- T o1111h, e JU; y l .11 l'P1W11a, s11 ese11ri11, .rn r>ic/11 y ,111 111111Jdo, c. Jl.
-
268 DERISI - SANTO TOl\1.(S DE AQUINO Y LA rILOSOFÍA ACTUAL EXPERIENCIA Y J\IETAFÍSICA 269
"
Esta actividad es precisamenle la de la imeligencia humana. La Ahora bien, como lo existente biempre es indi, ic.lual -lo uni-
exigencia, a priori, de una facultatl espiritual para aprehender el ser, Yersal formalmente tan sólo puede existir en la inteligencia- sígue~e
est,í confirmada a posteriori por el hecho de su presencia en nosotros: que el concepto con que la inteligencia aprehende la esencia, direc-
tenemos conciencia de poseer, a más de la intuición empírica externa tamente prescinde también de la existencia. La inteligencia humana
e interna, otro conocimiento superior que penetra y aprehende el no puede llegar a la captación del ser real sino desde su esencia
ser o esencia de la realidad empírica y ciegamente intuida. ab~Lraícla de sus notas individuantes existenciales.
Un arnHisis cuidadoso acerca ele! modo cómo con nuestra activi- La penetración -la intus-lectio- y el des-cubrimiento del ser
dad intelectiva aprehendemos el ser, nos descubrirá que es por la de la realidad existente concr,e ta, dada en la experiencia, no es logra-
abstracción. Dejando de lado las notas materiales -eso significa do por la imeligencia sino desde 1'a esencia y a costa de la pérdida
abstracción- de la realidad concreta, inmediatamente presente en el de las notas indiwiduantes exislenciales, mediante el empobrecimien-
hombre por la experiencia, la inteligencia ipso facto hace inteligible to de la misma. Es preciso dejarlas de lado para que la esencia se
en acto el ser, descubre y descifra e[ ser de esa realidad: no se de tie- desmaterialice y de este modo se haga visible en -acto a los ojos de
ne ya en la sola aprehensión de la 1 ealiclad, como la experiencia, sino la inteligencia inmaterial o espiritual.
que penetra hasta lo que la realidad es, hasta aquello por lo q11r Sin embargo, conviene notar que la esencia no tiene sentido
la realidad es lo que realmente es, hasta su esencia: tal realidad y no sino por una referencia a la existencia, re[erencia que no es un acci-
otra, al menos por sus notas más ge néricas. dente sobreañadido a la esencia, sino identificada con ella misma:
La aprehemión del ser o esen cia de la realidad exterior e inte- referencia o relación esencial o trascendental, que dicen los escolás-
rior lleva aparejada comigo la aprehensión del objeto o !>er distimo ticos. Aun abstraída del ejercicio actual de la existencia, la esencia
del propio como tal y, correl:ativameme, la de la realidad propia ni siquiera se concibe sino en cuanto es capaz de ser actuada por
como distinta del objeto, torno sujelo. Con lo cual queda planteado ella, puesto que, en definitiva, eHa misma es un determinado modo
el problema meta[ísico e n su faz ontológica: qué es el ser, y en su capaz de existir.
faz gnobeológira o crítica: rndl es el valor de nuestro co11ocimimto En este sentido, la existencia señala el punto culminante del
del ser. objeto de la Metafísica; pues, si es verdad que ésta versa directa-
El problema metafísico se plantea y resuelve, pues, en el plano mente sobre la esencia o estructura íntima de1 ser, también es verdad
no de la experiencia sino de la inteligencia y ele la inteligencia que el ser no es realmente -en acto o en potencia- sino por la
abstracti va. existencia. La esencia no se concibe sino por referencia necesaria a
]a existencia, como determinada participación de ésta, y no llega
4. Esencial referencia de la inteligencia a la experiencia. - El a ser real sino por la actuación de la existencia. No hay, pues, Meta-
trabajo de la inteligencia consiste en ir enriqueciendo y cerrando física de la sola esencia, sino del ser, vale decir, de la esencia existen-
cada ve1 más el concepto del ser o esencia de la realidad desde las te en acto o en potencia, bien que directamente captada por la inte-
notas más genéricas con que inicialmente lo aprehende -ser, subs1a11- ligencia desde su esencia.
cia, materia, etc.-, hasta las notas más propias o específicas de la Si bien es verdad que '1a Metafísica, como estudio del ser en
misma -viviente, sensitivo, raciorlal, etc. cuanto ser, únicamente puede constituirse mediante la actividad
En cuanto a las notas individuantes de esta determinada realidad ~ntelec1iva, sin embargo conviene no olvidar que no puede estable-
existente la inteligencia no las aprehende directamen te. Más aún, cerse con la sola inteligencia con prescindencia de la experiencia:
como ella no es intuitiva, ya que no puede llegar a su objeto, el no sólo porque en su origen los conceptos dependen de la experien-
ser o esencia de la realidad, sino a través de la experienoia, y como, cia, sino porque el objeto mismo de la experiencia y de la l\Ietafí-
por otra parte, la realidad aprehendida por la experiencia sensible sica, el ser o esencia, no se puede mantener sino por una constante
sólo puede ser material, como el sujeto que la aprehende, y puesto presencia de la existencia, como térm,ino necesario de su esencial
que la materia es precisamente la potencia o 110 ser real que limita relación a él y, comiguientemente, sin una permanente connotación
e individualiza a la esencia e impide su inteligibilidad en acto, sfgue- a la experiencia, en la cual tan sólo es originariamente dada la
se que para apreh ender el ser en acto, la inteligencüa debe abstraer existencia .
la esencia de sus notas materiales o potenciales, lo que equivale a Pero así como la inteligencia para descubrir el ser necesita pres-
apreh~nderlas despojadas de sus notas individuantes, es decir, de una cindir de sus notas individuantes existentes dadas en la experiencia
manera universal. (abstracción) y aprehenderlo, por ende, desde su esencia, así también


..
1

270 DERJST - SANTO TOMÁS DE AOUlNO Y 1- ~ FlLOSOrÍA ACTUAL l EXPERIENCIA Y METAFÍSl CA 271

para aprehender todo el alcance real de ésta, como modo de exisllr 1 cia, ,ólo se nos da directamente en la experiencia, o desde ella, en
que es, necesita 'reintegrarla en el ser existente de donde [ue tomada, cuanto exigida por la existencia de los seres empíricos.
mediante el juicio. Por eso y en rigor, el hombre recién conoce en
dl juicio, porque recién en él descubre lo que la realidad es, escla- 5. Co11clusión: imposibilidad de u11a Metafísica empírica. -
reciéndola en su ser concreto desde su e\encia con\titutiva, reinte- La 1\letafbica, pues, es un conocimiento espiritual, pertenece esen-
grada a ella. Y por eso también tocio juicio se resuelve inmediata o cial111ente a la intel€gencia abstracti\'a, bien que reclame el con- __..
mediatamente en un juicio de existencia, en un juicio <le sujeto curso co nstante, pero sólo i11directo, de la experiencia, como apoyo
real y concreto. necesario de toda la actividad intelecti\'a humana y más, si cabe,
El juicio, al reintegrar la esencia -actual o posible- en la en raLón ele la existencia ooplicada en su objeto.
existencia, reintegra, por e~o mismo, inmediata o mediatame nt{' la Una Metafísica empírica no es posible para un csj1írit11 cnrnnia-
inteligencia en la experiencia. do, que no posee ou·o acceso intuitivo al ser real imis que el material
El conocimiento humano reclama, pues, el concurso de la inte- de los setnidos. Porque si el objeto de la i\fetafisica es el ser en
ligencia y la experiencia; y aun el conocimiento metafísico, cuyo cuanto ser, el ser inmaterial -"no sólo los seres que nunca pueden
objeto es el ser en cuanto ser o el ser n<>gatiua o positi11n111enlt> in- existir en la materia, como Dim y las substancias intelectuales, sino
material, si bien formalmente se establece en el plano de la inteli- también los seres que pueden existir sin materia, como el ente
gencia, reclama continuamente el concurso de la experiencia. no wmún'" (S. Thorn. 1'roe111. In ,\Let. Arist.) - tal objeto formalmente
sólo por su mo<lo humano de conocer sino también en ra1ón de su no puede ser aprehendido por una intuición empírica material,
objeto, que se apoya constante, bien que indirectamente, en la in- como es la de los sentidos. El acceso a él está reservado al espíritu.
wición empírica. Pero si este espíri tu está un.ido a la materia y en depedencia <le la
1Desde 1,u objeto, el ser en cuanto ser, o ~er inmaterial, la Meta- intuición sensible material en el ejercicio de su vida especíl"ica, en
física ;ibarca todo el ámbito dfJl ser, incluso de los seres positiva- cuanto a ,u objeto, síguese que no podrá encontrar inmediata y direc-
mente inmateriales o espirituales, como Dios. Pero la existencia de tamente el ser sino en las cosas maleriales y que para aprehenderlo
los sere~ pur;imente espiritua les, como la de Dios, no dada directa- y captarlo desde su esencia inmaterial, necesilará de la abslracción.
mente a nuestra experiencia, sólo se nos hace accesible por la existen- Por Jo demás, la experiencia confirma con mil hechos esta dependen-
' ia de los seres materiales, direcla e i nmedialamenle aprehendida cia constante de la vida espiritual respecto a la material de los sen-
en nuestra experiencia, existencia que no tiene razón de ser sin la tidos. Al1ora bien, semejante dependencia causal sólo puede refe-
Existencia a se o divina. Y es así como por la inteligencia llegarnos rirse :i la consecución del objeto de la inteligencia y en modo-
a demo,trar la existencia de Dios: no existirían 1los seres fini tos y alguno al acto mismo de la intelección, cuyo objeto formal, con sus
contingentes, cuya existencia intuitivamente es aprehendida por caracteres ele universalidad, inmaterialidad e intemporalidad, tras-
nuestra experiencia y, a través de ella, develada por nuestra inteli- ciende enteramente el mundo corpóreo y pone en evidencia la índole
gencia, , i no existiese el Ser cuya Esencia es su misma Existencia: espiritual de aquélla, es decir, ~u entera independencia intrínseca de
la pura e infinita Existencia. la maleria.
-t. Por esta misma razón, no pedemos conocer por Metafísic,i y, Una Metafísica intuitiva -tal como la ha intentado Bergson,
en general, por razón filosófica la existencia de los puros espíritus por ejemplo-, está descartada ele las posibilidades del espíritu
ünitos - los ángeles, de cuya existencia nos asegura la Revelación humano, obligado a alcanzar su objeto inmaterial en las rosas ma-
aistiana-, porque no son necesarios para explicar la existencia ele teriaile~ por su inteligencia; la cual, por otra parte, en el ejercicio
los seres inmediatamente dados en nuestra experiencia. de su vida propia, depende esencialmente, en razón ele su objeto,
Nuestra aprehensión de !la existencia llega hasta donde llega de la intuición se nsible. Y como en el orden puramente natural la
nuestra intuición empírica o las exigencias esenciales -como tales ap1ehemión del ser lonnalmente tal es imposible por otra vía que
aprehendidas por nuestra inteligencia- de esa existencia dada en no sea la cognoscitiva, conclúyese que la l\ letafísica, si bien necesita
nuestra experiencia. apoyane constante e indirectamente en la experiencia, sólo se realiza
El conocimiento intelectivo del ser o esencia inmaterial, en y es posible por vía abstractiva en el plano puramente espiritual
que formalmente se ubica la Metafísica, tanto de los seres m ateriales de la inteligencia y, por eso mismo, desde la esencia. Loo intentos de
como espirituales, exige siempre, pues, bien que indirectamente, la una intuición espiritual de tipo alógico o irracional, a la manera
experiencia, porque la existencia, sin la cual no tiene sentido la esen- d e Bergson, están desprovistos de todo fundamento sólido. Denun-
272 DERISI - SANTO TOl\IÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFfa ACTUAL

c.:ian, eso sí, la insatisfacción rnn que eJ conocimiento metaUsico ton-


ceptual de la inteligencia deja al espíritu y el anhelo de éste por
lograr una aprehemión e:.piritual intuiti\'a saciante de la realidatl.
Por la misma razón, no alcanzan su objeto los intentos del
existencialismo por lograr una aprehensión inmediata e intuitiYa
de la ..::xistencia. El hombre carece de una intuición espiritual del ser
concreto, cual sería necesaria para tal empresa. Las ontologías existen-
tenciales tienen dos posibilidades: o se quedan de jure en un plano CAPÍTULO XXIII
realmente empírico, y entonces se quedan e n la única experiencia que
posee el hombre: la materia sensible, } Lal experiencia no es espiritual
ni llega a develar el misterio ontológico y ver el ser formalmente tal y EL SIGNIFICADO Y EL ALCANCE DEL "ESSE"
se queda entonces en los fenómenos o manifestaciones empíricas, que
confunden y toman en lugar del ser existente mismo -cosa que
EN SANTO TOMAS
parece hacer el existencialismo al quedarse en las "notas exi6ten-
ciailes", sin esencias, no sin echar mano a la vez y subrepticiamente I
de la inteligencia para expresarlas, sin la cual no habría objeto ni
problema ni solución filosófica-; o bien pretenden apropiarse -como
RFFLEXIO:-IES CRÍTICAS (•)
quiere v. gr., G. Marce]- de una intuición espiritual de tipo irra-
cional o no intelectivo, que el hombre realmente no tiene. Porque
estas llamadas intuiciones o son las aprehensiones más inmediatas l. El obscu,·ecimiento del ser. - En sus m,ís recientes escritos
de nuestras propias afecciones espirituales -que son, sin embargo, Heidegger ha formulado una severa crítica a toda la Metafísica
de tipo intelectivo- o son pretendidas intuiciones superiores a la occidental, que va desde Sócrates a Hegel. pa~anclo por la Esco-
inteligencia, y de ellas realmente no tenemos conciencia. lástica 1\Iedioeval y la Filosofía Moderna: la de haber sustituido la
En cuanto a la llamada experiencia o aprehensión preintelectiva experiencia ele! ser ele los primeros griegos -a cuyo estudio, por eso,
de Dios en nuestra propia existencia finita, abiera, comunicada y se ha aplicado particularmente Heideger en estos últimos años-
realizada con otras -tal como lo quieren Blondel, Zubiri y Marce]-, por una representación intelectual clel mismo. El descubrimiento
si bien es verdad que nuestra existencia concreta posee tales carac- originario del ser como "patencia" del ente ha quedado así encu-
teres, debemos añadir que ellos no son revelados inmediatamente bierta rras los velos de un formalismo conceptual. Esta i\fetafísica
en y por fa existencia misma, sino en la ex,_istencia por nuestra visión se ha detenido en el análisis intelectual de los entes o del ser en
intelectiva. c uanto ser, cuestión que ha girado en torno a '1a esencia y existencia.
El ser ha perdido su presencia originaria, convertido en un objeto
del pensamiento. Y no interesa, para H eidegger, que tal objeto sea
<:onsiderado como 1rasce11de11/e -rr-·ali.11110- o i111111111e111e -idealismo-
al pensamiento mismo. Toda esta :Metafísica hace depender el ser
del conocer y, lógicamente, tiene que terminar en la disol ución
del ser en el pensar, en la absorción del ser por el conoce,·, como
trascendentaliclad o creación formal a priori del mismo, vale decir,
en el idealismo trascendental. Hegel representa el término lógico
de esta posición inicialmente tomada por Sócrates.

• Estas reflexiones críticas han sido motivadas por los trabajos del R. P.
C. Fabro, en Revue Thomiste Abril-Junio y Julio-Septiembre de 1956 } Julio-
Sepúembre de 1958. El apanado I de este trabajo expone substancialmente el
pensamiento de Fabro; mientras que el Jl , bajo nuestra responsabilidad, quier~
proyectar en toda su significación el concepto tomista del ser en la misma d i-
rección que juzgamos expresa el genuino sentir de Santo Tomás .

.
274 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFfA ACTUAL.
. EL "ESSE" EN SANTO TOMÁS 275

Frente a tal posición, trágica para la cultura occidental, que- nonon onginaria del t'.1·se de Santo Tomás, en los comentadore~ y
autores sincerameme tomistas, ha sobrevet1ülo por la influencia del
durante dos mil años ha escamoteado el auténtico probkma onto•
lógico o del ser, substituyéndolo por una Melafísica conceptual o planteo y del clima introducido por los propios adversarios del
tomismo, principalmente por Enrique de Gante, ya en tiempo d e
fo,·malista, Heidegger sostiene que el ser, en su prístina e intocada
realidad, es presencia o pa!encia desde y sobre la nada del ente: er Santo Tomás, y más tarde por Suárez, bajo los cuales, aquéllos, aun
.ll'r o estar alll y el mismo ser del hombre como e,-,:-sistencia no es queriéndose oponer a los enemigos del tomismo, s11stitt1yen las
sino presencia ante sí de sí. Este se,· como presencia es lo primero, ~
nocio11t>s tomistas por las de sus propios enem igos.
y la misma inteligencia y el mismo ser del hombre no son sino en El gran eq uívoco que da origen a esu des\iación radical del
función de ese ser o ¡1resencia, en la cual se hacen presentes o logran <'sse de Santo Tomás, según Fabro - incitado por la crft.ica ele Hei-
su ser los demás entes o "estantes". Por eso, el hombre no es sino, degger, segú n él lo reconoce- e~ la ro11rept11aliza1ió11 del ~er como
la "casa" a el " guardián" o también "pastor" del ser, el "en donde'' compuesto de ese11cia '.)' existencia, a la manera de ser en pote11cia y
el ente revela su presencia o ser; el cual, si bien no se identifica con se,· en acto, concepción, que no ~upera el suarecianismo, o sea, la
el ser o presencia del hombre -en quien el ser se manifiesta o es identificación de e¡,encia y exisLencia en el ser creado, concepción
fn·esentc a sí mismo- sin embargo, no es o no se constituye como presente au n en los tomistas que delienclen la disLinción real entre
ser o presencia sino en el ser o conciencia del hombre, el úni co e11 te en ambas, y de los que se ocupa nomina lmeme Fabro en la l?.f'1111e
quien el ser se manifiesta o es jJresenlf'. El ser del hombre es, pues, Thomiste, especialmente en la de Julio-Septiembre de 1958. La exis-
esencial apertura al ser o patencia de los demás entes o "estantes", tencia es concebida en e5tos autores a la manera del n.cto o fonna
en expresión de Heidegger. Tal es lo que quiere decir el Filósofo d e de la esencia, que hace pa,ar el ,er en pou11ria -ese11cia- a I ser
Fribur~o cuando afirma que la verdad consiste en la de-velación en acto -existencia-, y no como acto de ella misma. Vale decir,
de lo óntico -ente o estante- en ontológico -ser-, en el des-cubri- que en ei>La falsa imerpretacicin del sf'T de Samo Tomás, el dato
miento de la patencia del ente en el ser o patencia del hombre. primero del esse ha sido aborbido y substiwído par una noción con-
que es conciencia -el ente que es siempre patencia o apertura ceptual del mismo o, en términos de Gilson en " l.'et r<' et /'essenre",
;1cogeclorn del ser o patencia del propio ente y del ser de los demás ha sido esencia/izado; el e:;.1e ha siclo convenido en una mera exis-
entes. tencia o acto de la esencia. (Fabro insiste con razón en que Santo
Tomás habla siempre de essentia et esse y no de es.sentía et e:,is-
2. El origen de este obscurecimiento: la concepción esencialista t<·ntia. como constiwti,·os del ser creado).
del ser. - Sin hacerse totalmente solidario con el pensamiento y la
n-ítica de Heidegger, Fabro sustancialmente admite y está concorde 3. El ;ientido del .1er o C;j;jC en Santo Tomás frente al ser o
con él en que, con la sola excepción de Santo Tomás, la Metafísica patcncia de Heidegger. - ¿Qué es, pues, el ser en Santo Tomás? ¿En
occidental, en mayor o menor grado, ha caído en un esencialismo qué consisLe esLa posición, única en la historia del pensamiento
que obscurece el sentido del ser. Lo que no ha visto Heidegger es occidemal, que escapa a este esencia lismo o r<' d11rrió11 del dato
que Santo Tomás está fuera de esa corriente esencialista y coloca primigenio y original del ser a una m era estructura de ser en potencia
el ser o existir -el esse- en otra perspectiva completamente distinta -es<•t1ci(I- y de s1'r e11 acto -existencia-, o, en otros términos. a
a la que ligera y erróneamente le atribuye aquél al englobarlo con una co11ce¡xió11 formalista del ser?
los demás filósofos de Occidente. Más aún, -es la tesis que profun-
damente demuestra Fabro en sus recientes trabajos- Santo Tomás F.l ser es aprehendido de una manera concreta en la captación
es el único que salva el ser o esse de su absorción esencialista, -a la de las COi,a,. No es una fonnalidad o aspecto captado puramente
que viene a dar paradojalmente el propio Heidegger, según veremos par la tlltefigencia abstractir,a, ni una realidad aprehendida por una
al final (n. 8) - gracias a la doctrina de la participación, introducida int11icion intelertiva y. menos aún. r'mplrica, sino, como dice Fabro,
por un:i aprehensión res(1l11ti11a. Antes de penetrar en la estructura
de hecho por la Revelación judeo-cristiana de la Creación.
esencial del sf'r. en sus constiLutivoi. de esencia y existencia, apre-
Lo que ha sucedido, según Fabro, es que la noción metafísica
hendemos originariamente el ser como un hecho, como algo que
del ser ele Santo Tomás ha sido desvirtuada, u obscurecida al menos,
eslá afli, como una presencia de lo prescme concreto. Lo que hace
por no pocos de sus grandes comentadores, y desconocida por las
que algo, un e11te, sea , en su presencia: .m estar allí. Este se,· o f1resen-
demás corrrientes filosóficas modernas e incluso escolásticas, espe-
cia de ios entes o cosas concretas no es dado al hombre ni por la sola
cialmente por la s11arecia11a. M:\s aún, el obscurecimiento de la
276 DERISI - SANTO TOl\IÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
.. EL "ESSE" EN SANTO TOMÁS 277
experiencia sensible ni por el solo concepto intelectivo, sino por el
juicio, que integra ambos conoc;imienLos, y de una manera resolutiva: participe de sí como Causa suya rreadorn. El essc o presrnria del ser
pasando de un actó a otro, que se implican, hasta el acto de existir fi nito no es puramen te el acto de la esencia, que surge desde ella
o del esse, q ue es "el acto por el cual son lodos los actos" (Santo como su crecimiento, no es puramente un srr en potencia que llega
Tomás). el acto que da ser o presencia, concreta a las notas deter- a ser en acto, sino que es ante todo la presencia participada o recibida
minadas de cada t'nte: nada es en el ente, ninguna tle sus notas por la esencia mediante la Causalidad eficiente creadora del Esse o
constitutivas, su esencia, sino por el ser o presencia. Prf'sencia in/inita e imparticipada. En el ser nea do o finito la
E~ta " jJresenci.n del presente", que dice 1'abro o, en otros té r- esencia no su esse o arlo de e:-dstir, dice una y otra vez Santo T omás,
minos, esta presencia del ente o de ailgo, es lo primero que captamos, porque ~i no sería Esse y, por eso mismo, serla Dios: el Ser. en quien
la Essf'ntia est suum. Esse. La creatnra, pues, 110 es puramente la
al menos de un modo global e implícito -in aclu exercilo- que luego
aprehemlernos -in actu sig11alo- por el modo resolutivo, a que existencia en acto -concepto suareciano, retomado inconscientemente
red ucimos los demás actos a este acto supremo del esse, qu e da por no pocos tomistas, que defie nden la distinción real de esencia
ser o jJresencia en sí a l ente. Sólo más tarde, a nalíticamente, la y existencia- sino que tiene por participarión causal, desde Dios, su
inteligen cia llegará a penetrar e n la estructura o constitutiyos de esse o acto de existir. La existencia viene de fuera de la esencia,
esencia )' exi,slencia del ser. desde el Esse Divinum, que se la comunica intrínsecamente por
causalidad eficie11te desde la nada. No es, pues, un mero crecimie n to
de la esencia, que pasa de la potencia a! acto de existir, pues la
4. El fundamento del ser: la participarió11. -Ahora bien, esta esencia antes de recibir el acto del esse no es real en sí m isma, sólo
noción primera o, mejor, este dato primero del ser o presencia del llega a serlo bajo el acto mismo de existir; antes, únicamente es real
ente, es anterior a su conceptualización y fundamentación J'netalísica en potencia, pero sin ningún acto intrínseco propio -en sí misma
y se nos da com o un !techo: el ser o jJresenria o el estar alli de la, es nada- sino sólo en acto extrínseco a ella misma: es en el .\ cto
cosas, ']lle se revela ante el ser del hombre, que es un ser patente n de la Divina I nteligencia que, aprehendiendo su Divina E~en cia
t1rese11t1; a sí mismo -consciente- y abierto o acogedor no sólo de -que es su Arto puro de Existir- constituye ejem plarmentc las
~í si no también de la j1rese11ria o sn· de los demás emes. esencias posibles.
H ei{legger fundamem a e l ser n j)(!tencia en la nada: el enl<' La participación del Esse Divino, participación continge nte y
llega a ser o estar jJatente en el srr o patencia de la existencia, en el libre, romo q ue depende de la Libertad divina, es la que impide
Dasei 11, propio del horn bre, en el ser que es co11cie11cia o nfier/urn que el ser o esse tomista pueda ser deducido a priori por la inteli-
para el propio ser o pa.tencia y también para el ser y patencia de lo5 gencia desde la esencia, como su acto, sino que sea un hecho
demás enLes, por la nada: ex 11ihilo fil e11s. La Jn·esenlia o ser de contingente, una presencia que aprehendemos en sí misma, a través
la ex-sistencia -el ser del hombre-, en la cual fogran s u presencia de la experiencia inmediata por el juicio de la inteligencia; y que
o patencia. es decir, su ser, los demás entes, es por la nada y para no se lo pueda reducir a un puro concepto, a un objeto, que siem pre
la nada, es un "ser para la 11111erte", temporalidad pura y finita , que expresa una noción o aspecto de la esencia de las cosas; sino que
~olo tiene sentido por la nada aprehend ida por la angustia. deba ser explicado por la particijJadón u origen desde el Esse o A cto
También en San to Tomás el ser o, mejor, el esse o acto de cli\'ino de exi~tir. Vale decir, 4.ue, si bien la noción tomista del PSse o
exisLir, la fJresrncia del ente con(TCto, es un hecho conti ngente, vale ser está estructurada en los moldes conceptuales aristotélicos de la
decir, que surge inmediatamente desde la nada de si -la Creación potencia y del acto, sin embargo, su verdaclero contenido no es ya
es fnodnctio rei ex nihilo sui et suújecli, producción desde la nada pura ni principallmente aristotélico sino originaria y eminentemente
total de si - pero no de,de la nada total o absoluta causal, sino po1· plató11ico: es la noción del esse participado del Esse en sí, impar-
el comrario, desde la uada de sí, por la acción del Arlo o Esse ticipado, que Santo Tomás ha recibido, cristianizado, ele San Agus-
divino, pura e in finita Presencia, como su C1111sa efirie11tc total. tín, y r¡ue ha pocliclo lograr todo su relieve ontológico, todo su alcance
Llegarnos así al fondo del problema. El e.is,, del ser o·eado metafísico, gracias a la noción cristiana de Creación, por la cual
no es meramente el acto de la esencia, en 4.ue se ha quedado la la aparición del ser no es sólo por participación de causalidad
l\Jetafísica esenrialisla; el esse e~ el acto o perfección q ue se comunica ejemplar de las Ideas divinas, sino también por participación de
causal.mente en la creación, el ser o presencia del ente finiLo desde cawalidad eficiente de ila Voluntad divina -que es idéntica con el
su nada, pero como participado uel Esse i11fi11ito, qu ien lo hace Esse -que lo hace partícipe de su Acto de ser, de su Esse, a partir
de la nada del ser partici paclo.
,_
1:L "ESSE" EN SANTO TO_\l.\S 279
278 DERISC-SA"ITO TOMÁS DF. AQU INO Y LA FlLOSOFÍ\ AC1UAL

II .a partir del Esse es necesaria )' causal, pero no por Casualidaq eü-
dente. sino únicamente por Causalidad ejemplar o formal extrínseca:
las esencias son tan necesarias como la misma Existencia e Inteligen-
Entendemos que las agudas observaciones del Padre Fabro cia divina, ya que Esta, por el hecho de su Ser necesario, constituye
en el ~entido de que el esse de Santo Tom;ís sólo se puede coro-- a las esencias firútas como modos capaces de participar de sí, de re-
prender por la doctrina de la participación causal eficiente, nn cibir existemia fuera de Ella, pero que no existen o son realmente
deben limitarse a este origen ca11s,1l cre,1dor sino que deben l~evarse siuo en la Mente di\'ina como objetos suyos.
hasta el final y tomane en todo el ámbito de la existencia. y com- En síntesis, por donde se la mire, la esencia del ente no es ni se
prchenrlen además a la misma esenrin. qu e no es ni se constituye constituye ni tiene realidad sino por la Existencia, por el Esse divi-
~ino por la Existencia o E fse rlivi11111n. 1mm: a) no se constituye como esencia sino por la Causalidad necesa-
La participación, bajo las di vena~ l'ormas de causal idat!, esuí eu ria ejemplar divina, que le <la existencia extrínseca en su propia ExiJ-
la ra.íz del ser en toda su comprehensi6n: tanto ele su esencia como tencia, como objeto de su Inteligencia; b) ni es real en sí misma o
de su r'.ue o fxisti,r ; una y otro se corn,tituyen como participación inn·ínsecamente, sino por la presencia o esse finito, que la actualiza,
del Es,e impartiripaclo. que la hacer ser realmente potenda; esse que a su vel no es sino por
participación causal eficiente del Esse i11finito. Las esencias, por eso,
5. Conslit11ció11 de la Pst'11cia por parlicipación ejemplar neu•- no son ni en potencia ni en acto sino por la existencia o el esse -en
soria de la divina Esencia. - La esencia no es sino un modo finito o esto insiste con razón Fabro-, contra las desviaciones de muchos to-
cletenninado de existir, un modo o notas ele recibir o partici par mistas antiguos y modernos, quienes, aceptando inconscientemente el
de la existencia; modo de existir que no llega a ser real en sí mismo planteo y noción suarecianas del ser, conciben la esencia sin existen-
~ino por el esse, por participación causal elicie11te t!el Esse diviuo, cia como una existencia en potencia. Las esencia, llegan a tener, a
en el cual sólo era en un Acto extrínseco, por ende, antes de recibir el participar contingentemente, la existencia, 5in que nunca lo sean en
esse como su propio acto. La esencia es distinta de la existencia en el sí mismas, ni en potencia ni en acto. Una esencia, aun la exi5tente en
ser real ; pero, sin embargo, no se concibe siquiera la esencia sino acto, n1111ca es sino que sólo tiene contingentemente existencia.
por relación trascendental o esencial a la existencia. Si, por absurdo,
no hubiese Existencia o Esse puro e imparticipado, tampoco habría 6. Co11stitució1i del esse finito por participación del Esse divino.
esencia: más aún, la esencia serla inconcebible en sí mis¡na, no po-
dría llegar a ser por el essc creado, que le da realidad aun como pura - El 'J5Se, por eso, es participado por la esencia finita del Erse infini-
potencia dentro del ente. Las esencias, pues, suponen la existencia y, to, quien de un modo libre o contingente, por Causalidad ejfmplar
en definitiva, la Ex istencia en sí, imparticipada y, por eso mismo, ·y eficiente -y final- a la vez, lo hace partícipe de sí.
infinita -sin la cual tampoco ninguna existencia sería- de la que son
modos finitos posibles de participar. Por el mero hecho de que la l) L1 esencia, pues, nunca puede llegar a ser existente, como
Exi1>tc11cia pura es, simultáneamente y ab aeterno son los infinitos un paso de la potencia al acto, desde ella y por ella. La existencia es
modos finitos de participabilidacl de la exi,tencia. Por eso, la Exis- -acto de la esencia, pero su acto porque le da realidad, pero no porque
tencia, que, por su concepto mismo, e, también Inteligencia infinita venga de eila o ella llegue a ser existencia: la esencia es sólo causa
de sí, al contemplar MI propia Esencia o Existencia, 1,imultánea y n~- potencial o receptiva; la existencia sólo puede venir de otra existen-
cesariamente ve en sí misma lo~ ü1Ei11ito~ modos linitm posibles o cia y, en definitiva, de la Existencia imparticipacla o en sí, que la cau-
capaces ele exist_ir fuera de ella, ve y comtiwye en sí, como objetos sa o produce eficiente y libremente en la esencia.
su>os, las infinita, esencia1, po,ibles. Lil Existencia o es imparticipada o proviene o está causada por
Las esencia~, por euc.le, son causadas por el Esse o Acto puro otra e'<istencia; pero es siempre en si u originariamente div ina: o es
-idemificado con la Inteligencia- como Causa ejemplar, que las Dios o está inmediatamente producida por el Esse o Ser divino, co-
constituye necesariamente como los modos posibles de recibir o par- mo su participación o efecto. Precisameme porque la esencia contin-
1 iripa.r de sí. La Exi,tencia o Intel ig-e ncia es Ejemplaridad infinita genteme:nte existente nunca e5 sino que a lo más llega a tener exis-
de existir, implica y constituye todos los infinitos modos finitos de tencia -ele otra manera existiría necesaria y eternamente, sería Dios--
l<,. partiripabi lidad existencial ,vale decir, ,los modos posibles de existir: ha de recibirla de Quien es la Existencia. La esencia antes de existir,
todas las esencias. Esta participación constitutiva de la esencia finita -en sí misma no es o es nada. La nada no puede dar la existencia, que
~

280 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL


., EL "ESSE" EN SANTO TO:\iÁS 281

no es ni en acto ni en potencia, ni tiene de sí en acto. Por eso, en d vez desde la nada de si, ya que la esencia que tiene su existencia
origen primero de la existencia de fos entes finitos y contingentes. permanente -por creación y consen,ación- no es ni tiene tampoco
está siempre y necesariamente la Exi.stencia haciéndolos partícipes de la nueva existenc,ia, que llega luego a tener. Por ejemplo, cuando,
su Acto de existir, de su Esse, por Causalidad eficiente y libre, ha• llegamos a entender, querer o ver, etc., cuando llegamos a actuar mo-
ciendo partícipes de su Existencia a las esencias que El elige libre- dificando las cosas, es indudable que somos causa eficiente de ese
mente para dársela. Sin Existencia en sl, imparticiipada, nada podría nuevo ente existente, de una nueva existencia de una esencia. Pero
existir, ninguna esencia podría llegar a tener la existencia, que no es. también es verdad que en nuestra acción existente se ha causado y
ni tiene por sí; fuera de que la misma esencia, según lo que acabamos está presente una nueva existencia, que antes nosotros ni éramos ni
de exponer en el párrafo anterior, no sería aun como pura esencia,. teníamos en acto o en presencia, y que, por consiguiente, no puede
ya que se constituye por ejemplaridad o participabilidad de la in- provenir única ni principalmenLe de nosotros, de nuestra capacidad
finita Existencia. o potencia activa de actuar. Una exislencia en acto, una presencia o
De aquí que el hecho contingente de la existencia de los entes. actuación de la esencia, sólo puede aparecer y salir de su nada desde
finitos implique necesariamente la Creación, la participaci6n o dona- la Existencia en sí, imparticipada y, por eso mismo, sin límites y ca-
ción gratuita -no por emanación, ya que es absurda en el Acto Puro- paz, por ende, de dar de sí y hacer partícipes y sine fine de su Exis-
y simple de la Existencia, sino por Causalidad ejemplar y eficiente tencia a otros entes o esencias, no por emanación, incompatible con,
y también final- de la existencia de parte de la Existencia, y la re- su Simplicidad, ni por información, incompatible con su Pureza
cepción gratuita de la misma por parte de •l a esencia, que comienza. de Acto, sino por Causalidad eficiente infinita u Omnipotencia.
a ser realmente sólo por ella. Cada vez que una esencia existente ao-ecienta con su actividad
el acervo de su existencia o la de otros entes, esa actividad necesita
2) Mas una vez recibida la existencia, la esencia tampoco puede- ser puesta en acto o llevada a la existencia por la acción causal pre-
conservarla o mantenerla en ella por sí misma; porque de sí la esen- via -no en el plano del tiempo sino en el de la causalidad- del Ser o
cia nunca es ni llega a tener existencia, y sólo Quien es por sí e im- Esencia, que no tiene sino que es la Existencia, vale decir, de la Exis-
partici¡:,adamente la Existencia, con su Acto infinito de existir puede tencia misma, pura e imparticipada: de Dios Por eso, las causas o las..
alimentar, mantener, -realizar continuamente en ,}os seres corrupti- esencias existentes no pueden causar o dar existencia a sí o a otros..
bles temporales y finitos, en general- la existencia en la esencia, una seres sino en cuanto están previa e inmediatamente movidas o eleva-
vez que ha actuado o dado realidad o presencia primera a la esencia. das a su acto causal o comunicante de la existencia por la Acción·
Es esencial a la esencia del ser creado, a su creaturidad, el no ser la- causaU eficiente de la Causa Primera o de la Existencia -Premoción-~
t·xistencia: y, por eso, el carácter de co11tingencia o no ser ni reclamar La creatura o esencia creada nunca es la existencia ni, por ende,.
necesariamente la existencia no sólo le es nota propia o esencial al nunca puede: a) llegar a tenerla -Creación-, b) ni conservarla
comienzo de su existencia, sino siempre, y por eso siemp1e reclamct -Conservación-, c) ni acrecentarla -Premoción- por sí misma, sino-
la acción por Causalidad eficiente de la Existencia para conservar o- por participación o recepción mediante la Causa eficiente primera.
mantener su existencia sobre la nada de sí -que ella es de por sí- Toda existencia o presencia -todo esse- de la esencia, o es la
como realidad o presencia de sí o de tal en te o esencia. La participa- Existencia, el mismo íDios, o es participación inmediata de la misma:
ción o Causalidad eficiente -y también ejemplar y final- de la Exis- ya de Ella sola -Creación y Consernación- ya de Ella actuando
tencia sobre la existencia de la esencia, que no es sino que tiene--exis-- o elevando al acto o existencia a la acción causal del ser creado o
cencia, es esencial y, como ta'l permanente. Tal intervención causal causa segunda -Premoción-. Nada de la existencia puede pro-
eficiente permanente de la Existencia en la existencia finita y con-- venir de sola la creatum, sino siempre e inmediatamente de la Exis-
tingente es lo que se llama Conservación. tencia Divina, ya sola, ya actuando, en el plano de la existencia de la
acción, a la creatura en su causalidad.
3) Por '1a misma razón de no ser sino de tener recibida contin- Por eso decíamos antes que la existencia es siempre divina: o se
gentemente o participada la existencia, y no sólo en su primer acte identifica con la misma Existencia de Dios o proviene inmediatamen•
-Creación- de existir, sino siempre -Conservación- la esencia exis- te de Ella como participación suya.
tente tampoco puede acrecentar la existencia por sí sola : no puede· Por otra parte, como la Existencia en sí, imparticipada, por su
actuarse o llegar a tener nuevos actos o perfecciones existentes por concepto mismo, es infi~tamente perfecta, no necesita de la partici-
sí misma, pues tal nueva existencia de cada una de éstas saldría otra. pación de la existencia finita y, por eso, sólo causa a ésta libre o con-
282 DERlSI - SANTD TOMÁS DE AQUINO Y LA FlLOSOFlA ACTUAL
.. EL "ESSC" EN SAl>:TO TO.111,\S 283

tingenlemenle por un Acto de su infinita Bondad, que misericordio- cia: por participación o Causalidad ejemplar i11mediata 11ecesaria, la
samente le comunica o hace partícipe de su propia Existencia o Per- esencia, y por causalidad efióenle -y final- inmediata y libre o con-
fección . tingente, la existencia; ésta a su vez da realidad imrímeca a la poten-
cia de la esencia. (Aun en la participación del ser por causalidad
7. Preeminencia absoluta del Esse o Existencia. - Si, pues, tan- eficiente creada, la existencia es causada inmediaLa y primeramente
to la e~e ncia como la existencia del ser creado son por participación por la ExisLencia en sí) .
de la Existencia, síguese que en el principio y origen de todo ser par- La ExiHencia en sí, infinita de Dios comunica el ~cr - la esen-
ticipado -y no sólo del esse, a que expresamente se refiere Fabro- cia y la existencia- a tocios los emes, y no sólo en su origen primero
está la Existencia pura e imparticipada: el Esse divinum; y síguese sino continuam<'11te y de un modo inmediato. Si por absurdo la Exis-
tambi.:n dentro del seno del ser la supremacía absoluta de la exis- tencia -Dios- pudiese dejar ele existir y ele actuar, en ese mismo mo-
tencia sobre la esencia y del ac/o sobre la potencia. En efecto, he- mento penlerían su poder de ac/tloción todas las causas se~11ndas o
mos visto cómo la esencia 110 se con.tituye sino por la causa ejemplar, creadas, imposibilitadas por sí mismas de llegar a producir un nue-
por la participabilidad de la Existencia, ) 110 es en sf sino extrínsc- co a< to o ani<'>n, una nueva existencia, que no son ni tienen; dejarían
camentt en el Acto de ésta, que lo causa necesaria y ejemplarmente
-fundamentalmente en la Existencia y fonnalmente en la Inteligen-
de ser todas fas existencias, separadas del Ano de Existencia, por el
que han llegado al a<to de existir, y por el que son como ;1limen- ""
cia di\ inas, identificadas entre sí. tadas, rnnservadas ele continuo en ese acto de existir; y se dif11iría11
E st;, esencia tampoco puede llegar a ser real en sí misma sino todas las esencias -nada ~e, ía po~ible ni imposible-, privadas las
por la rnmunicación <le la existencia, que particijJfula o causalmr·nte esencias de su Causa ejemplar necesaria consti lllLiva. Sin fa exis-
proviene de la Exi,stencia. tencia en ~¡ el mundo del ~er no sólo dejaría de ser o existir real-
La esencia, pues, en sí misma y con independencia de la exi\ten- meme, ~ino que ~u misma posibi!idacl -la esenria- de llegar a
cia no tiene consistencia ni es realmente: aun para constituirse co- existir se diluiría, se perdería en la nada absoluta.
mo pura esencia y para llegar a ser realmente necesita de la Existen-
cia. Una pura esencia sin la existencia no es una existencia en poten- Todo el ;'1mbito del ser es, por eso, por la Existencia y por su
cia sino una potencia de lllegar a ser realmente, un modo capaz de inmediato y continuo influjo o participación. Si este influjo o parti-
llegar a tener exisLencia. - cipación cesase por un solo instante, el ser finiLO, las esencias y exis-
Tampoco el essP o existencia del ser creado tiene sentido n i rea- tencias, dejarían de ~er. Como el sol que ilumina y conlorta al mun-
lidad por sí mismo: sólo es por participación eficiente del Esse o Exis- do, así, y con una Causalidad ejemplar, eficiente y final infinitamen-
tencia imparticipacla, que siempre actúa inmediatamente para pro- te má, prolunda, la Existencia coníiere continuamente el ser a todos
ducirla y comunicarla: ya sola -en la Creación y Co11servación de la los seres li11itos: su esencia y su ex1ste11cia, que además aumenta con-
misma--, ya moviendo o elevando al plano de la existencia la activi- tinuamente con su Ca11salidall primera actuando en el plano de la
dad causal eficienle de la a·eatura, la cual sólo actúa y da exisLencia existencia a las causas segundas.
a un nuevo ser, en cuanto está bajo la acción eficiente de la Existen- Dr ahí la s11prernacía absoluta de la Existencia. Ella está en el
'< cia -Premoción-. Únicamente en cuanto actúa en el plano de la ápice del Acto o ele la Realidad o Pre\encwi en sí; y tocios los grados
e~encia de la acción y del efecto, realizantio tal acción y ser, la del ser, todas las infinitas esencias finitas. jerárquicamente escalona-
creatura obra por sí, precisamente porque en ese plano actúa como das según su mayor o menor participabilidacl de la Existencia y ca-
esencia, en el cual ella es, cuando tiene existencia. Pero aún esa eseu- pacidad comigui ente ele poder recibir o ser actuada por la existen-
cia que ella es y en donde, por eso, actúa nomine proprio, hemos visto cia, todas las existencias dando realidad o presencia a las esencias
que es por participación necesaria d e la Existe11cia y por la actuación para constituir los diversos entes, no lo hacen por sí mismas sino en
de su propia existe1lcia, que a su vez no es sino por participación de cuanlo están comunicadas y reciben de continuo el inllujo causal o
la Existencia en sí o imparticipada. participante ele la Existencia absoluta imparticipada.
En el principio y en la raíz de todo ser y en toda la estructura
y ámbilo del mismo est{t, pue:,, siempre la Existencia, la Existencia 8. Necesidad de la pa,•ticipación para fa fimdamentacián del ser
en sí, imparticipada y, como tal, pura e infinita: Dios. Tocio otro ser, del ente. - Sólo cuando se llega a esta fundamentación suprema del
creado y finito, en sus constiLUtivos reales de esencia y de existencia, ser por la parti ci pación de la Existencia, el ser -con sus constituti-
110 es r,i no por participación o Causalidad inmediata de esa Existen- vos de esencia ) existencia- logra su consistencia en sí, y la realidad
]'

EL "ESSE" E;-.; S.\NTO TO.\! \S


284 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y L4. FILOSOFÍA ACTUAL . 2S5

o presencia del ente queda bien cimentada en sí misma u ontológica- cia de los entes y también el ser de la exi~tencia -el hombre- quien
mente, y ante la inteligencia o gnoseo lógicamente. es el único ser, en donde se manifies ta el ser o presencia de los entes.
E11 efecto, el ser y su existencia no son ni se constituyen simple- Desvinculado de la Existencia en si, tamo el ser ele los entes como el
mente romo una mera presencia en el hombre, que no seda. sino un ur ele l:i existencia o del hombre, son por y desde la nada: ex nihilo
en donde de esta pura epifanía; la existencia es presencia en n11estra jit ens. Ahora bien ¿qué realidad o presencia en sí puede tener un ser
conciencia, porque primero -y así se manifiesta a nuestra conciencia que sale y es por y desde la nada? Está bien observar que el ser apare-
tanto el ser o prese11cia de las cosas como el ser de la propia existen- <:e desde un no-ser o nada que antes era .. Pero la explicación meta-
cia- es presencia o realidad del ente en sí mismo, quien a su vez lo física 110 puede detenerse allí. La nada nada puede dar. no puede ser
es por participación o Causalidad permanente de la Exis tencia o Prf'- -causa o determinante de la aparición del ser, de su patencia. que es
sencia misma. Desde ésta, desde la Exi~tencia pura e imparticipada, irreclurtible y sobrepuja a la nada. Si, pues, el ser o presrncia surge
que es, por lo mismo, Perfección o Acto puro e infinito, Presencia <lesde la na da, reclama -lo hemo< vi~to- en su origen continuame nte
o realidad en sí, identificada con la Conciencia de sí, capaz de hacer h acción causa l de la Existe,uia o Pl'f'sencia en sí. Si el filósofo se
participante de su Existencia o Presencia a infinitos seres, se explica detien~ en lo observación de la presencia del ente desde su n ada, como \
la presencia o realidad del ente en sí mismo, así como su inteligibili- lo hace Heidegger, e~ta presencia no es presencia en sí, no tiene con-
dad o capacidad de hacerse presencia en. la conciencia o inteligencia sistencia real. ¿D e dónde le podría venir? ¿Cuál sería su fundamen-
del hombre, y también la existencia o presencia real y consciente '> tación?. Y por eso, sólo es en la conciencia o en el ser que está pre-
-t
presente a sí mismo de éste, capaz a su vez de aprehender o dar pre- -sente a 5Í mismo - el hombre, como pura conciencia-. Pero también
sencia en sí o consciente a la p,·esencia real de los demás entes. Des-' -el ser del hombre o esta pura conciencia receptiva del ser de las cosas,
ele la Existencia en sí imparticipada -Presencia real y Presencia de es desde la nada, y entonces ¿qu é realidad o presencia en sí puede
sí ante sí o Conciencia infinita identificadas- se fu ndamenta como · -tener? El ser o presencia de los en tes 110 es sino en la presencia del ser
participación suya y se dilucida inteligiblemente la existencia o e l pl'Csente a si o conscientr; pero a su vez tampoco este ser o conciencia
e.~se como presencia en sí ele los entes y del hombre y como presencia <le! hombre es en sí, sino un mero correlato puramente fe nomenoló-
de sí para sí o conciencia humana. gico ele aquel otro ser o fJresruria, un puro "en donde'' fenomenoló-
.giro - una Jmra apariencia- de una presencia también puramente
Tal la fundamentación real del ser -en su esencia y existencia-
f enomenológica - también una pura apariencia- deslituítlos de re.i-
y su justificación metafísica en la Filosofía de Santo Tomás; que es-
lídad o presencia en sí. La presencia de los entes -el mundo- en el
capa, por eso mismo, a toda explicación puramente esencialista o
.,er o presencia de la existencia -el hombre- y este mismo ser o pre-
formalista. Partiendo no a priori, sino a posteriori, del hecho contin-
sencia carecen de consistencia, son un puro a/Jarecer o jJalencia sobre
gente del ser o existencia o presencia contingente del ente finito, me-
la nada. desde la 11adl1 y para la uada clefinitiva. En la nada, desde la
diante un método resolutivo de experiencia e inteligencia, buscando
nada y para la nada, el ser o jJalenria de los entes -el mundo- y el
la fundamentación última, llega a la Existencia en sí e imparticipada,
como a la Fuente o Causa eficiente y ejemplar primera de toda esen- ser o patencia de la existencia - el hombre-, en el cual es aquél, no
es si no una pura presencia fenomenológica, destiluida de jJresencia
cia y existencia o presencia, sin la cual éstas no podrían ser ni se,·
entendidas. en sí, de consistencia, un puro aparecer. La nada es lo absoluto, y el
~er o presencia ú ni camente es por ella, de~de ella, en ella y para ella.
En cambio, Heidegger, quien ha enju iciado a toda la filosofía
de Occidente, desde Sócrates a Hegel, de haber dilufdo el ser del ente En las antípodas ele la metafísica tomista, en 1a cual el ser logra
en un puro formalismo conceptual, y que e,·iclentemente quiere rei- ~u prew11lia del eme y de~dc ella hace su aparición o llega a ser pre-
vindicar para sí el mérito de haber ele-velado el ser del ente como sencia en el ser o conciencia del hombre, desde la Ex istencia o Presen-
patencia o presencia en el ser del hombre - el Dasein-, que es el ser cia en sí, imparticipada, desde el Acto o Perlección pura, -todo lo
com_o apertura, como el en donde se manifiesta el ser o patencia de opuesto a la nada- que vence a la n ada, arrancándolo de ella por la
los entes -conciencia- no escapa a su propia crítica, pues acaba dilu- participación o comunicación causal -ejemplar, eficiente y final-
yendo este ser o patencia en una pura presencia, la cual, por no ser de su propia Existencia o Presencia; en la ontología de Heidegger, el
real o presencia del ente en sí mismo, se reduce a pura pate11cia feno- ente no es ni llega a ser o presencia fenomenológica, sino en el ser 1
menológica, a puro aparecer, como admitirá y dirá Sartre. presente a sí o ex-sistencia, como el en donde correlativo fenomenoló-
En efecto, este ser o presencia d el ente no Yiene de la Existencia g,:co, y el ser o jJresencia de ambos no llega a ser 5ino desde la nada,
o Presen cia en sí, sino de la nada: la n ada que funda el ser o presen- par la nada y para la nada.


1

1
286 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y l..A FlLOSOíÍA ACTU.\ L .,¡

En el pri11cipio y en su devenir el ser o la preswcia <le! ente y


<le la existencia - del mundo y del hombre- 110 es si110 por la nada,
afirma Heidegger; y ese ser o presencia car ece de toda consistencia en
sí o real: es /otal y defi11iti111ame11te nada. La 11ada es lo absol1110, ,.
el sr>r un puro aparecer relativo.
En el principio, en su perma11enci.a y en su devenir, el se1· o pre-
sencia de los entes y <lel l,0111bre, afirma Santo Tomás y lo demuestra
de una manera resolutiva, en sí y luego e n el ser o presencia d e la CAPÍTULO XXIV
conciencia humana no es sino desde, por y para la Existe11lia en sí,
imparticipada )' divina, q ue domina a la nada y sobre ella le comuni-
ca o hace participante de la presencia o realidad en sí mismo y capaz, REFLEXIONES ACERCA DEL SENTIDO DEL "ESSE"
por eso, de hacerse presente e n la conciencia o inteligencia del h om- EN SANTO TOMAS FRENTE A LA CONCEPCION
bre, cuyo ser también, primero presente en si mismo, se hate presente RESPECTIVA EN ARISTOTELES, EN LA
a sí por y en su co11cic11cia. La Existencia es lo absolulo y la nada 110
es ni, se concibe sino como la negación o lim itaci611 del srr o pr<'sen- ESCOLASTICA Y EN HEIDEGGER
cill de los entes y de la existe11cia J111111a1w .
J. - Las reflexiones ele He idegger por de-velar al ser en su a11tén-
' 1ica e intocada r ealidad y sus críticas a la ontología occidental, que,
a su juicio, lo habrían encubierto y perdido en la maraña de un con-
ceptualismo escncialista, motivan este nuevo estudio de Fabro. 1 en
que, con renovado esfuerzo y penetración en la nocic>n del esse en
~amo Tomá,, busca señalar su preciso sen li<lo y ,u fecundo alcance,
en defensa de la posición del Angélico Doctor conu·a las pretemiones
del filósofo de Friburgo. En su nueva comribución, Fabro pone de
manifiesto cómo la concepción tomisla del esJe escapa airo~amente a
los ataques de H eidegger, quien inversa y paradojalmente cae en las
g,,rra, de su propia crítica, al no poder eludir las con,ecuencias de
Ht nominalis1110 e111pirista, q ue d iluye la rea lidad del ser en un puro
~ a parer<·r o t1ate11ria, despejada de todo comen ido real.
El nue,·o akgato de Fabro, en que confronta el senlido del l'J.1c
en Santo Tomás lrenle al de Arislóteles y olras concepciones escolíhti-
cas y fre n te a la del propio H eidegger, viene a con firmar la crítica a la
posición fi losófica ele Heidegger, ), o, general, de lodo el existencia-
lismo, que hemos venido formulando desde hace años, especialmente
e n nue\tra obra Trntado de Existencialismo y de Tomismo y poste-
, iormeme en otro, lr;ibajos, publicados especialmente en la revista
S11pie11tia.
Al retomar el pemamienlo de Fabro en busca del esclarecimiento
del ess<' en Santo Tomás freme a Aristóteles y Heidegger, nos per-
mitimos hacerlo con una gran libertad y amplitud, como una re-
flexión propia con motivo de esle trabajo del ilustre colega y amigo,

1 DFLL'L~SEJU-: 01 ARISTÓTEt,.E Ar.LO "Ess.e" DI TOMMASO, por Cornclio Fa-


brc, en M i/a11ges offerts a Élienne Ci/son, pág. 227-247, Toron10, PonLifica l
JnstiLUtc of Mediae,al Stu<lies, y París, Vrin, 1959.
'
288 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFL\ ACTUAL EL "ESSE" EN SANTO TOMÁS, EN ARISTÓTELES ... 289

que es la mejor manera de dar testimonio de la fecundidad de su III. -Tampoco Aristótele~ había llegado a una comprehensión
pensamiento en tema de tanta trascendencia para la metafísica. adecuada del srr, precisamente porque, al desconocer la. creación, le
faltaba la noción de la Causa primera como pura Pres<'náa o Esse
en sí, por participación del cual son todos los seres o presenciaL Para
II. - Heidegger reprocha a la filosofía occidental haber diluido Aristóteles el ser o existencia es sólo el arlo de la esencia; y Dios es el
el ser en el ente, en un concepto abstracto, que ha escamoteado y Acto Puro, no para explicar el hecho de la existencia o acto de los
ocultado la verdadera realidad de aquél. demás seres - que son increados, independientes del Ser o Acto di-
Para el filósofo alemán el problema del ser y de la verdad son Jo vino- sino úni camente el hecho de su movimiento o tránsito de la
mismo: la verdad no es sino la de-velación del ente: lo óntico -el potencia del acto.
ente- que se descubre en d se,· de la ex-siste11cia -en el ser del hom- Muchos autores escolásticos, principalmente suaresianos, no to- ),-
bre- y se torna ontológico -ser-. La verdad o manifestación del ente mistas e incluso algunos tomistas, que aún atacando al suaresia nismo
es el ser. Este, pues, no es sino la manifestación o patencia del ente, han aceptado su planteo, realmente han ocultado u oscurecido al
la '·presnicia de l presente" en el ser del hombre -Dasein-, único ser menos la auténtica realidad del ser en una noción o concepto del
presente a sí mismo y único ser en que los entes pueden hacerse pre- ente: el ser es un compuesto -real o de razón, ~eg ún el tomismo o
sentes o manifestar o de-velar su ser. Por otra parte, mientras los de- el suaresianismo, respectivamente- compuesto de esencia y de exis-
más entes son, solamente el hombre ex-siste, más aún, es ex-sistencia,, -"
tencia, como potencia y acto, respectivamente. La existencia es el acto
en el sentido de éxodo de la nada hacia el futuro clauso con la mue1:- con que la esencia llega a ser. La existencia pasa así de la potencia al
te, es decir, como pura temporalidad finita. acto. El esse o presencia del ser, en su sentido fuerte y directamente
El ser o presencia de los entes no se identifica con el ser del hom- inconceptualizable, ha desaparecido.
bre o la ex-sistencia, pero no se de-vela como ser sino en este ser de la
ex-sistencia o temporalidad fimita, que es el ser del hombre: sólo es IV. - Unicamcnte Santo Tomás ha llegado a aprehender el esse ~

en el ser y por el ser del hombre, ser, que, por eso, Heidegger llama en su pureza originaria, gracias a la noción de creación y la consi-
"la Casa" o "el Pastor" del ser; no hav verdad o de-velación del ser guiente, mucho más amplia, de participación, de la que aquélla es
si no en este ser privilegiado, que está ' presente a sí, el Dasein o ser una especie.
del hombre. El esse es lo que da realidad o presencia a la esencia, pero pre-
Ningún ser, es, pues, fuera del ser del hombre, es decir, fuera de
sencia en si, anterior y fundante de la presencia en el intelecto hu-
la ex-sistencia o temporalidad pura. Por eso, Dios, como Ser puro o
mano. El esse no surge meramente de la potencia -de la esencia, en
en sí mismo, no tiene sentido para Heidegger, ya que el ser sólo puede
este caso- cual acto suyo, como si antes hubiese estado en ella en po-
ser en el ser del hombre y no en sí mismo. Un ser que no se mani- tencia. El esse es siempre acto o perfección y de sí no incluye potencia
fiesta ni es en el ser del hombre, sería un ser enteramente desconoci-
o imperfección alguna. Si se da limitado o imperfecto, no es por sí
do y fuera del alcance de aquél. mismo, sino por otro principio, el de la potencia que lo coarta.
Tal conclusión es lógica, supuesta las premi~as neoemp,iiistas e
De aquí que el esse sea siempre o bien el Esse Puro y divino, in-
irracionalistas de Heidegger. Precisamente el error e.le Heidegger es-
fi nito, o proceda siem pre ele El como de su Causa eficiente, fi nal )
tú en esas premisas, que asientan un método que implica un retorn()
t:jemplar; porque sólo El es el Esse o Exi,tir. Fuer:i de este Esse,
al empirismo de tiJJo irracioruvlista -o lo que es lo mismo, en frase de
nadie ni nada es el esse, sino que partiópa o recibe de él: llega a
Fabro, un retorno al nominalismo- qu e reduce el ser a una pura
tener t'XÍstencia.
presencia del ente en la ex-sistencia o ser del hombre: el ser no es pre-
~e ncia del ente en sí mismo y, como consecuencia de lt cual, presencia En otros términos el esse no asciende ele la esencia como un sim-
t:n el ser del hombre, sino sólo presencia en éste, una pura presencia ple acto o crecimiento de la misma, sino que desciende desde el mis-
o patencia f enoméniw, destruida o, al m enos, desvinculada de toda mo y único Esse divino, desde luego no por por emanación absurda,
realidad en sí misma. Paradojalmente Heidegger recae en el error, dada l.l simplicidad y pureza de su Acto, sino por creación -partici-
que él ha criticado a la filosofía occidental, de ocultar el ser en sus pación del primer esse- conservación -participación del esse segun-
representaciones conceptuales o, lo que es lo mismo, en reducir el ser do o pt:rmanencia en el esse- y por conctl!'SO y premoción -parlici-
a pura j1resencia, que no es en sí sino sólo como aparecer fenoménico pación de nuevos actos del esse o existir.
en el ser de la ex-sistenci.i. El esse no es una esencia, capaz de ser encerrada <lirectamenle e n
290 DERISI - SANTO TOMÁS DE AOUINO Y LA l'JLOSOFÍA ACTL.\L

rectamente de la Presencia en sí o divina- que penetra en la con--


ciencia del ser espiritual.

V. - Esta presencia o realidad del ente -de las diferentes esen-


cias- es por participación de la pura Presencia o puro Esse en si -en
quien la Esencia se identifica con el Esse o L'<istir o Estar Presente-
sin limitación alguna- y, como tal es aceptada por la intuición sen•
sible penetrada por la inteligencia -única facultad ante la cual puede--
CAPÍTllLO XXV
de-velarse el ser, como inmaterial que es -es decir, en el juicio, en el
cual la esencia -atributo- es devuelta e identificada con el esse o -
existencia -sujeto-. LA EXISTENCIA EN EL TOMISMO Y EN EL
EXISTENCIALISMO
VI. -De este modo, pues, la crítica de Heidegger no sólo no al-
canza a la concepción del esse de Santo Tomás, sino que, por el con--
trario, paradojalmente es Santo Tomás, contra el propio Heidegger, SENTIDO, UBICACION Y APREHENSION DE LA EXISTENCIA
el único que ha alcanzado a aprehender en toda su genujna realidad' ' EN LA METAFISICA TOMISTA Y EN LA FENOMENOLOGIA
y en todo su preciso akance el esse desde el Esse divino, del que EXISTENCIALISTA
siempre causado, desciende por participación todo esse finito .
Santo Tomás ha sabido tomar de San Agustín y del Pseudoareo- 1
pagita, depurada de sus excesos platónicos, la verdadera noción de·
participación y, con ella, la del esse en toda su significación, sin redu- l. -- El primum cog11it111n de la inteligencia es el ser, y nada
cirla a conceptos, sin esencializarla y empobrecerla -como lo ha he-. conoce ella sino bajo esa noción de ser. Inteligencia y ser son co-
cho Aristóteles y gran parte de la Escolástica- y sin reducirla tampo- rrelativos y no se puede negar o suprimir uno sin negar y suprimir
co a una pura presencia empírica, fenoménica, destituida de consis- el otro. Y precisamente porque el ser es la noción primera, en la qui!
tencia -sin esencia- como lo ha hecho el propio Heidegger, en pos. toda otra se sostiene y esclarece, no puede \er definida y ni siquiera
del empirismo y del irracionalismo. explicada por otra. Otro tanto o más todavía o curre con las no-
Frente al racionalismo esencialista, como frente al empirismo• ciones constitutivas del ser: la esencia y la existencia y cuyo con-
existencialista, que desnaturalizan el ser, el primero, suprimiendo cepto es indispensable alcanzar para aprehender el ser.
o deformando la existencia o el esse, y el segundo, la esencia, úni-. P ese a no ser definibles, hemos de tratar de cobrar conciencia
ca.mente el intelectualismo tomista -que integra la esencia y la y penetrar en el contenido de estas nociones primeras y evidentes,
existencia, al integrar la inteligencia y la experiencia sensible, taf que todos poseemos desde el alborear de nuestra vida consciente.
cual funcionan en el hombre- ha podido llegar a la verdadera apre- El ser se presenta como lo que existe o puede existir: l) algo;
hensión del esse en su genuina realidad, desde el ser de las esencias.. 2) que existe o es capaz de existir, o en otras palabras, un ente o
materiaies, inmediatamente dadas, hasta el Se,· o Esse puro de Dios.. esencia, que tiene o puede tener existencia.
-por el cual es toda esencia, por participación necesaria, y existen- La esencia es el elemento más asequible del ser, es lo que define,
cia o esse finito, por participación libre- y contemplar desde esta constituye y da estructura a la existencia, es el modo determinado
cima del Esse impa,·ticipado el esse finito, que desde El proviene de existir, lo inmediatamente inteligi ble, por donde la inteligencia
por participación -c,·eación, consen;ación y concurso y premoción- aprehende el ser y llega a la misma existencia. Por su noción
como de su Causa primera, siempre como esse o realidad o presencia: misma es sujeto y, por ende, principio de recepción y de limitación
de una esencia que es en sí misma, y que porque es en sí misma de la existencia.
-desde Dios, el Esse en Sí, que la constituye- puede manifestarse- La existencia, en cambio, es el principio de realización del ser.
º estar presente como ser en el ser espiritual -y como tal inteli- Existencia equivale a perfección, a principio determinante, a acto
gente- del hombre. de la esencia. Una esencia es intrínseca o verdaderamente en sí
misma, independientemente de mi pensaminto, por la existencia.
292 OERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL L.\ EX ISTENCIA LN LL TO.\llSJ\fO Y E~ CL í.XlSTENCIALJSl\lO 293

La existencia no es algo -un ser- sobreañadido a la esen cia, es esencia un iversal, abstracta de sus notas intlividuanles existencia-
menos y es m.1.s que eso: es un principio constitutivo del ser, el les. Y de aquí también q ue para captar la existencia individual
término o acabamiento on tológico de la esencia. Porque, aunque sea preciso reintegrar, por \'Ía intelectual, esa esencia en la realidad
por su concepto de sujeto receptivo de la existencia, la esencia es individual concreta, aprehemlida en la intuición sensible. Tal hace
realmente distinta de ar¡uélla, ~i n embargo, sin la existencia, en sí la in teligencia en el juicio. Sólo en esa operación reintegradora,
misma la esencia es nada, y por aquélla llega a ser aun lo que de devolviendo e identificando la esencia inteligible con la real idad
si misma tiene, sus notas comtilutivas; en una palabra, por aquélla existencial -ele donde fue abstractamente tomada- la inteligencia
llega ,1. ser real. La existencia no es una su perposición, es la madu- aprehende la existenria, el at/o realiwnll' de la esencia. ll uminado
ración ontológica, la meta final a que desde sí apunta toJa esencia, desde s11 esencia el ser exi~tencial concreto, dado en la sensación
como modo determinado de rxislir que es. - liberando al acto esenci,d de la forma de su no- ser o potencia
L l existencia es, pues, el acto perfeccionante, el acto realizante infra-inteligible de la materia- y devolviendo en el j uicio la esencia
de la esencia. No le añade ninguna nota inteligible ni mod ifica ya entendida en acto a aquel ser exi~tencial, la intelig-encia apre-
la noció n de la esencia; la coloca fuera de sus ca usas, le confiere hende )a existencia formalm ente tal, como acto de la esencia.
realidad o consistencia en sí, en todas sus notas constitutivas. Aunque ciada en la intuición \emible, la existencia de la esen-
cia no e,, pues, formalmen te o como tal aprehendida por ella, ~ino
2. - Y así como la esencia es el constitutivo inteligible de un por la inteligencia y de un modo in direcw: por reflexión o refe-
ser, directamente inasible por la experiencia sensible, tam bién la re ncia del concepto objeti\O de la esencia a la realidad indi\'idual
existencia, como acto q ue le confiere rea lidad a aquélla es pum- concreta, en el juicio.
mente inteligible y, como tal, form almente inaprehensi ble por los Todo el ser, pues - la esl'ncia y la ,,xistrncia- como Lal, per-
sentidos. manece oculto a la experiencia, ) !>Ólo se revela en su lut propia,
en su i·erdad, a la inteligencia, ún ica capa,, por eso mismo, de e la-
3. - La aprehensión y estudio del ser en cua11lo ser, la Meta- borar w cswdio cientil'irn desde sm causas. e~ decir, ele hacer J\l[ c-
física, por ende, es posible sólo desde la i11telige11cia, única capaz tafísica.
de penetrar hasta el ser formalmen te tal.
En rigor, la inteligencia -y la i\letafísica, por ende- aprehende 4. - Al llegar hasta el ser formalmente tal, trascendente e in-
directamente la esencia, o con más precisión, el ser desde la esencia, ma nente, la inteligencia distingue emre el ser permanente o sus-
pero la esencia, como modo determinado que es ele existir, no tiene tancial -con su esencia y existencia- y el ser o seres accidentales
sentido siquiera y es inaprehensible sin referenci?. esencial a la transeúntes -compuestos también ele esencia y existencia- que no
existencia. son sino modificación o actualización ele la substancia o ser en sí.
La aprehensión fo rmal de la existencia se realiza en el juicio. Por esta misma penetración en ·e l ser e11 cuanto ser, la inteli-
L a existencia sólo es aprehensible inmediatamente en u na intui- gencia ca pta la realidad distinta del propio acto cognoscente en
ción y, en el caso concreto del hombre, en la única intuición que cuanto d isLinta o forma lmente como objeto, a la vez que, correla-
posee: la empírico-sensible. Ahora bien, esta intuición no aprehende tivamente, por eso mismo, ca pta la propia rea lidad como sujeto.
la existencia formalmente, pues como material que es, no puede De este modo, en lo que a la existencia hace, la inteligencia distingue
penetrar en el ser en cuanto ser. Es menester la intervención del \' apre hende la existencia su bstancia·) y accidental, tanto del ser
conocimiento enteramente inmaterial o espiritual de la inteligencia trascendente u objetivo, como del ser inmanente o subjetivo, for-
para calar hasta lo inmaterial ele la rea lidad material, que es el sPr malmente tal.
en cuanto ser. P ero la inteligencia no aprehe nde el ser sino por Finalmente, la penetración hasta el ser circunda me y propio,
abstracción o dejando de lado las notas materiales, que son las notas conduce a la inteligencia al descu brimien to de todo el ámbito del
individuantes, las notas del ser existente concreto, porque para ser y a la consiguiente organitación del saber metafísico que lo
aprehender el acto esencial de la forma, previamente necesita ha- capta. Además, desde e] ser circundante del mundo y del propio
cerla inteligible en acto, despojándolo de la potencia o indetermi- ser ensancha infinitamente el objeto de la M etafísica, porque en
nación de la materia cuantitativa, que se lo impide y que es el los caracteres ele fin itud y contingencia y, desde éstos, en la com-
principio de individuación. De aquí que tocio concepto sea de la posición real de esencia y existencia - de donde brota n como desde
294 DERISI - SANTO TOM.(S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL lLA EXlSTENCIA EN EL TO.\IISl\1O Y EN EL EXISTENCIALISMO 295

su raíz- descubre y alcanza la existencia del Ser o Esencia que es ,en nuestra inmanencia, sin poder ser ubicados como trascendentes
la pura e infinita Existencia -Dios-, Causa ejemplar suprema y .al acto mismo que los capta, precisamente porque, al no poder ser
necesaria de toda esencia y Causa libre eficiente primera y final referidos al ser, no pueden ser aprehendidos como objeto y sujeto,
última de toda existencia. De este modo, la inteligencia descubre no pueden ser arrancados de la propia inmanencia subjetiva.
todo el ámbito de la exislencia, comenzando de ella como acto Obsérvese que la supresión de la dualidad suj eto-objeto en la dua-
substancial y accidental finito hasta alcanzar la Existencia o Acto lidad del devenir existencial, lejos de ser una superación del inte-
puro, como fuente originaria de todo ser, de toda esencia y exis- lectualismo objetivista, como pretende el Existencialismo, constituye
tencia. En el principio y en el término y en todo el decurso de la una verdadera r egresión a la obscuridad de lo infra-inteligible e
existencia finita está la Existencia pura y substancial, dando ra,ón infra-intelecti\'o, a esa zona empírica donde desaparece la conciencia
de ella: de su aparición o creación, de su conservación y aumento ·de suje to y objeto, porque <leja de verse el ser. Se hunde y desapa-
y de la consecución de su plenitud final. 1 ece el ser - esencia y existencia- de las cosas del mundo y de

El intelectualismo o defensa del valor de la inteligencia, que ,nosotros mismos; y sólo resta una pura actividad fenoménica, des-
lleva a la aprehensión del ser finito y contingente y a la legitima- liruida de ser, en gue yo > mundo se fu n den y diluyen en una pura
ción de la Metafísica, conduce definitivamente a la su premacía del " trascendencia" o "devenir existencial", despojado d e toda esencia,
Acto puro sobre la potencia, ele la Existencia infinita sobre la nada. ·inseparable ele la propia actividad inmanente. El "esse est percipi",
-el fenomenismo subj etivista del empirismo, se repite agravado por
el irracionalismo antiintelecLUalista y an tiobj eti vista en el neo-
•empirismo existencialista.
II No h ay que Jlarnane a enga1'ío, juzga ndo que las " notas exis-
•tenc:iale~" del existencialismo son la existencia substancial vaciada
<le su esencia. No. Lo que realmente queda es Ja existencia de los
l. •- El Existencialismo -y en general, las llamadas filosofías ~1cc:id ente, o aui\'idad psíqui ca concreta, sin penetrar en el ser: en
de la existencia- n iega a la inteligencia su Yalor aprehensivo del Ja esencia y exis tencia substancial estrictamente tal, que está dada
ser, con lo cual se priva al hombre del único medio de acceso a él. -en aquella actividad o datos concretos, pero enteramente oculta e
Cegada la inteligencia, ipso facto desaparece el ser del horizonte 111a,ible, desde que ~e ha a pagado la única luz capa¿ de ilumi narla
del conocimiento humano: primero y directamente la <'sencia y -y aprehenderla: la inteligencia. Pero hay más. Aun tal exi~tencia
luego la existencia como acto que confiere realidad en sí a aqué- de la actividad accidental consciente no es aprehendida formalmente
lla; y, consiguientemenle, se hace imposible la Metafísica estricta- como existencia, sino como actos o fenómenos, en los que ella es
mente tal. -concreta o materialmente dada, pues para aprehenderla en su es-
- Como, por otra parte, el hombre carece de intuición espiritual, tricta for malidad existencial ,ería preciso la inten·ención ele la
descartada la imeligencia, sólo resta la i11tuición emjJíricn., que intelige11cia, qu e penetrara hasta el ser de tales ac10s o " notas ex is-
aprehende las notas o cualidades materiales concretas, pero no el tenciale~" de la actividad psíquica. Quiere decir q ue aun el ser
ser o subslancia -esencia y existencia- formalm e11te tal, oculta y --esencia y existencia- de la misma realidad accidental consciente
materialmente ciada y aprehendida en aquellos fenómenos concre- .sólo es aprehendida desde su aspecto fe noméni co sensible.
tos: "esto coloreado", "esto extenso", etc. En los elatos sensible">
concr etos formal o expresamente aprehendidos, los se n tidos capta n 2. - Con la in validación de la inteligencia y la consigiuente
-sin ver, como oculta o materialmente- la substan cia o ser, en su desaparición del ser, el homb re se priva, respectivamente, del ins-
1 ealicla<l entra1lable, sólo r e, e la ble a la inteligenci:,. trumento necesario )' del punto de apoyo indispensable para alcanzar
Por eso mismo, la experiencia sensible tampoco puede captar la p ura y substancial Existencia trascendente, como RalÓn o Causa
el objeto y el sujeto formalmente, pues sólo como ser se constituyen su p rema, ejemplar, eficiente y final d e la esencia finita y contin-
tales y son realmente distintos y correlaÜ\'OS. gcntemen te existente. Desti1uicla ele esencia, la existencia del hom-
De aquí que, despojada la inteligencia de su valor, sólo resta bre queda reducida a un puro devenir o temporalidad, autocreación
la a prehensión ele los fenómenos o notas concretas del mundo y finita desde la nada y pa1a la nada. constituida por la nada y, en
del ~·o, pero sin peneu·ar hasta el se,- o substancia que las causa defini tiva, sin razón ele ser y 11ada ella misma. Sin el ser o esencia
y sustenta. Tales datos sensibles, externos e internos, son dados inmanente y si n la Esencia identüicad a con la Existencia trascen-
296 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

deme. como su Razón suprema ele ser, la existencia finita, como


pura existencia, resulta inconcebible y absurda y se autoclestruye
) diluye en la nada absoluta.

III

CAPÍT1 1LO XXVI


En síntesis, así como el reconocimiento de 1) el valor de la inte-
iigencia lleva consigo 2) la aprelie11úó11 del ser en cuanto tal -del
!>er sub!>tancial en su esencia y exi!>tencia y del ser de la actividad APROXIMACIONES Y DIFERENCIAS ENTRE LA
accidental en su esencia y existencia- como distinto del acto inte-
lectual y, consiguientemente, 3) la legitimidad de la Metafísica y FENOMENOLOGfA EXISTENCIAL DE HEIDEGGER
J) la su premacía del acto o Existencia /ntrn sobre la potencia y la Y LA ONTOLOGfA DE SANTO TOMAS
nada; así también l ) la negarión del valor de la inteligencia lógi-
camente conduce a 2) la desnparicirin de la Yista del hombre del 1. - FEKOMENOLOGJA EXlSTENCIAL DE ;\J, HEJDEGGER.
ser /ra5ce11dente e inmanente y 3) a la imposibilidad de mw autén-
tica Metafísi-ca y a la reducción de ésta a ttna pura Fenomenología
Desde un comienw es el ser el tema que preocupa a Heideg,~er:
ele la actividad o notas existenciales - no formalmente en cuanto
es el problema que plantea desde las primrns p;Ígina5 de Sein 11nd
existencia en el sentido chísico de la palabra- dacias en la expe-
Zeit. Mas el ser sólo tiene sentido en la preg1111ta, en el ente único
riencia, )' en las qu e se diluye tocia la realidad, actividad o de,enir,
capaL de preguntar sobre é l, que e5 el hombre, a quien por eso
c¡ue de~, ituido de ser, queda reducido a la nada y 4) a la comi-
Heidegp;er llama y redu ce Jenomenológicamente al Dasein o "ser
guientc imposibilidad de trascender esta existencia como puro de-
aquí". De ahí que en Sei11 1111d Zeit Heidegger haya reLrotraído el
veni r constituido por la nada, a la negación o impotr11cia rlr alcanzar
problema del ser al problema previo ele este ente especial, en quien
la Existr ncia o Acto puro r i11fi11ito de Dios, y a la supremacía
definitiva de la potrncia sobre el Acto, de la nada sobre la únicamente e~ posible la de-, elación del ser o presencia del ente:
el Dafein, el hombre; y el problema de la Ontología haya sido
Existencia.
postergado por el problema previo de la Ontología f1111clame11tal o
Po( una parte: intc/igenria, Metafísica , srr y rxistenria como
del Da,ieiJJ. En esta obra Heidegger ha analiL.ado fenomenológica-
acto o perfección de la esencia, con la supremacía de la existencia
menLe los caracteres de este Dasein, que no es sino apertura o salida
-<le la Existencia dh·ina, en última instancia- sobre la nada, en
al encuentro del ser. Tal salida se nos manifiesta como un trascen-
una pa!abra, la salvación del ser del homb,·e y de su actividad espe-
der desde la nada, como un estar en el mundo, 1111 q11e-hacer y
cífica en su integración en el Ser trascendente y divino.
proyecto y, en deliniti,·a, como una tempornlidad finita. La nada
Por otra irracionalismo, ontología puramente fenomenológica y es la que constituye y da e l sentido al ser del Dtw·i11 -tal rnmo lo
existencia como puro devenir, constituido por la nada, con la nega- subraya principalmente en su trabajo: Qué es M etafísica- como un
ción o imposibilidad de alcanzar a Dios y supremacía de la nada egreso y suspensión sobre ella, como anonadado o siendo tal ex-
sobre la existencia, en una palabra, el hundimiento del se,· del sistencia en Cinitud o temporalidad, y no otras. El no ser otras
h ombre, desarticulado de todo ser y, con él, de tocia la realidad ex-sistencias conslituye cada existencia. La angustia de-vela el ser
en la nada. del Dasein o ex-sistencia desde ~u raíz de la nada que la constituye
y desde la nada que la cierra como un ser para la muerte.
Sin desprenderse del Dasein -en el cual tan sólo se de-vela o
manifiesta el ser del ente- en sus últimos escritos Heidegger ha
puesto más énfasis en el ser de-velado, en su de-velación o potencia
en el Dasei11 en quien se de-vela; ha buscado aprehenderlo en su
evidente y a la vez escurridiza realidad.
298 Drntsr - SANTO TO::\!ÁS DE AQUINO y LA FILOSOFÍA .\CI UAL L.\ FCNO.\IENOLOGÍ,\ UL l l[lDí.GGl:R \' L \ 0!\TOl..oGÍ\ UL S.\1' 10 TOM,\S 299

El ser es quie n de-\'ela o hace fJa/e111e al enle, quien lo des- ti\"O o pu mo de partida de la aparici<Ín del ser, en los últimos
oculta o arranca de la n ad a. Ta] des-owltación no se realiLa sino escrito, de Heidegger, es más bien la "casa"', el "pastor'" y "custo-
en el N'r des-ocultan/<' que es el Dasein. Pero al de-velar al ente, dio'' clt! ser o, brevemen te, como el ser o presencia necesaria para
e l ser se su merge y oculta en el propio r·nle de-uelndo. Tal la para- que el eme &e de-vele o logre su propia presencia o ser.
<:lojal realidad del ser: la de hacer patente al ente para ocultane En esta polaridad indisoluble de ex-sistencia y ser para Ja man i-
inmediatamente como ser. Su función de-veladora del e nte lo agota festación del ser del ente en el ser del Dnsei11 juntamente con el
y diluye en su propia realidad, como si el ser cumpliera su misión prop io s<'r del Da~ein - q ue se manifiesta a &í mismo como acogida
d e-vela nte con la propia inmolación , con la inmolación de su fH1• <:le! ser del ente- no es el ser del Dasein, es decir, la cx-sistencia
tencia o de-velación. quien da ,cmido y romistcncia al ser del ente, sino vicevena es el
En su análisis etimológico sobre la verdad, H eidegger critica .:;er del ente quien da semido y constituye al Dasein, como el sitio
la noció n de la misma como conform itas mentís rnm re. Tal noción necesario para de-velar su propio ser. Brevemente, no es el ser p or
es consecuen cia de la sustitución de 1:1 realidad del ser por su con- <'! l)flsr•i11, ~ino el Oascin por el ser. P or eso, en los últimos escri-
cepto o idea; sustitu ción que constitu ye el grave t1~strueque de la to,. el lJa.1ei11 es tracluciclo, no ya por e l Ser ar¡11í, &ino por el Aqui
Metafísica de Occidente. segü n Heidegger. Esta :\Jetalísica ha del Sf'r.
~n bstituído el ser por el en /<'. el ru:il, e n d efiniti,a, es un concepto. H eidegger culpa a la inteligen cia de h aber sub,ti tuiclo la reali-
Es meneHer resca tar el primitivo sentido <le la verdad, que n o es dad primera e intocada d el ser por un su cedáneo: el objeto, el cual
sino la de-velnrión del ente o, en otros términos, el Sf'r o preJencia no e5 5ino u na pro)ección del sujeto, segi'm su parecer, una creación
que confiere realidad al eme. Sin embargo, tal des-ocultación no en la inmane ncia su bjeti\'a. En cambio, la de-velación o pa tencia
pued e veriGcarse sin el pensar o función des-ocultan/e del Dasein. tlel se,· en el Dasein, se , eri(ica, ,egú n H eidegger, en un contacto
No otro es el sentido del Fundamento del e nte en H eidegger: el inmediato anterior a wda elaboración intermedia ele con ceptos, en
ser qu e des-oculta o confiere paiencia al ente. una intu ición del ser que vislum braron los presocráticos, y que luego
El ser, pues, no es sino la palencia o presencia qu e los <li\'ersos dc-•de Sócrates h,i-ta nuestros días ha sido obscurecida y substituída
entes logran en ese e nte singular y úni co, que no es sino el encuen- por la Filosofía de O ccidente, mediante la acti vidad intelectiva.
tro o des-cubridor d el e me; el Dase111 o ser del hombre. El ser no De un modo o de otro lo& filú~ofo\ <le O tridente han escindido el
puede ~er de-velado sino en e] Dnsein; así romo el DnsPin no tiene ser y el e11/c y se ha n quedado con éste sin aquél. Todas estas con -
semid o n i es, sino p or el sr'r que e n él se manifiesta o quita el cepcion es de la metafoira occidental defor111a11, alejan o suprimer )'

velo, e11 otros términos, en él muestra su verdad, que pa\a de ente al ser.
<t ser, de óntiw a 011tol6gicv. En sus primeros escritos Heidegger Fre nte a las distintas co11cepcio11es clcl ser ele esta metafísica,
habla puesto el acento demasiado en el Dasein o Ex-sist<:ncia , en la Heidegger sostiene que el ser no '>e maniliesta sino en el ente, pre-
cual los entes logran de-velar ~u ser. Sólo en esta ex-si~tencia son t i~amente porque e~ su devdació11 o prese11:'Ía: y q ue esta presrncia,
o logran patenria el mundo y los entes mundanos. Por eso la ex- en la que el ser consiste, n o ,e alca111a sino e n el ente e,pecial y único
sistencia es espacialidad y temporalidad. En estos escritos Heidegger que es d Dasein; el cual, a su \'e1, no es tal o Ser-aq11í, si no por cons-
insistía mús de lo conveniente en qu e la espacialidad y 111wula11idad t ituirse como el sitio o el e11-do11de hace ~u epifauía el Jer, en un
no eran algo trascendente al Dasein, sino sólo notas existenciales encuem10 inmediaLO, anterior a toda elaboración con ceptual o
d el mismo; lo cual parecía config urar un mbjetivismo de tipo constructi va del objeto. El ser no es sino e11 el ente, al que des-
irraciona lis/ a. L"l r ealidad parecía q uec.lar rln usa en esta pura pre- ornlla ocultá11dose paradojalmente en él; y des-orultándosl' sólo
sencia o temporalidad finita, destituida d e e~en cia y determinada e n el DaJein, en CU)O des-c11bri111ie1Jto el Dasein des-cubre a la ve1.
e n última instancia por la nad a, según la frase de H eidegger: Ex s u propio ser, como acogedor o ca.1a del ser. Tal la íntima e indi-
nihilo fil cns. Sin desha cerse enteramente de tal posición, en sus soluble vi11culación heideggeriana del en/e )' ser, por una parte, y
poste1 iores meditaciones, H eidegger acentúa más la presencia o ser de ser y Dasein, por otra.
del ente como dada en el Dasein, pero a la vet, Lrascc11diendn o, al Ahora b ien, este ser con que el ente se hace presente en el
menos, no identificada con él. El Dasein, sería tan sólo el ente D a)ei n, como distinto de esLe ente ¡1rese11cia11te o de-velante, ¿e ..
indispensable para la de-velación del ente, el sitio necesario para el realmente trascendente al Dasein? ¿Es la realidad o presencia en sí
logro, del propio ser o presencia del ente, la palabra que menciona de un e nte, que ya es en sí mismo ames ele de-Yelarse e n y por e l
y des-cu bre al ser ele su ocultamiento en el ente; más que con stitu- D a.1ein?; o, por el co11trari o, ¿ef> un a /)llrn prcsenria, que renomeno-
300 DERISI - SANTO TO).lÁS DE AOUJ NO Y LA FILOSO FÍA ACTUAL LA FENOMENOLOCÍ\ DE IIEfDEGGER Y LA O:-ITOLOCÍA DT: SANTO TO!\IÁS 301

lúgicarncnte ~e de-,·ela sólo en el Da,ei n corno cli,tinta <le él, pero 1 iana. Esla probndincil>n y fundament:ición mct;ÜÍ\ica no s:.:
que se agoL:1 en esa pum pn·s,,nr ia en el Dasei11, sin referencia al - puede lograr por vía irracional o ex-sistencial, como quiere H eideg-
guna de aquella prese11ria en sl? JuLgamos que Heidegger ha llegac'o ger al interpretar el pensar como dar rnbicla a la patencia o str
al limne que le pe1mitía ,u propio mélodo fenomenológico: de~- del ente.
cubrir t:l ser como manifestación o presrncü, de los emes en ef se,· Est,1 afirmación del filósofo alemán se apro"ima y evoca eviden-
del rntf 5ing ular del ])asrin, y como distinta de este S1'1". Para temente la de Aristóteles de que "e{ entendimiento es lugar di' las
afirmar la prrst'nr·ia )' r<•alidod en sl del ente, del se1· en sí mismo, formas", el lugar donde se hacen presentes o ,1e de-ue/an las esencia\.
el (iló,ofo de Friburgo hubiese ncce,i Lado t1m pi iar su método f<•110- Afinnación que, a su ,·e1, mediante un ajustado análisis gnoseoló-
111e11oldgiro con un método y posici<in metafísicat, y poder lle?;ar gico-metalísico Santo Tomás ha concJucido hasta su término y a la
así al fundamento ontol<'>gico que da explicacir'm cumplida a aquella cual ha conleri<lo todo su profundo sentido y fundamentación
apreh~,i~ión puramente fenomenológica de l ser <omo pura /1rele11cia metafi~ica. Este poder dar cabida a todos los ,eres trascendentes en
distinta pero no trascendente al ser del Das<'in. la inmanencia de su acLo, le ha sic.lo dacio al ser esJJiritual, comí>
remedio a su finitud, ya que la identidad intenciona l con el ser
trascendente, con todo el ser, es una manera de adueñarse de él.
Heidegger ha insistido, en sus últimos es• -iLos, en la paradoja!
JJ . - FENOJ\ JENOLOGJr-\ EXISTE:\'CIAL Y l\ l ETAF ISJC:A realid:id del ser: eles-oculta y da presencia al ente, por una parte, y
TOMISTA al des-ocultar a éste se oculta a sí mismo. La meLaHsica de Occi-
denle, critica Heidegger, ha perdido esta vi,·a realidad del ser por-
que la ha susti tuido por su concepto. Esta crítica heideggeriana es
Si ponemos en contacto estos dos puntos lundamentales de la acertad:i para gran parte ele la filosofía occidental, que ha reducido
Filosofía existencial de Heidegger con la Filo•o[ía <le Santo Tom,b, el ser a la esencia, para usar la frase de Gilson. Pero, en cualquier
veremo, qu e aq11Pl cles-rnbrP fenome11ológica1111·11te lo que ésle rlPs- caso, tal critica no alcanza a Santo Tomüs, quien ha de-velado en
n,brr· )1 fundamenta mclafísicamen/r•: el wr como pura patencia el seno del ente los dos elementos constitutivos: el potencial de la
en el Dru,ein es conducicJo hasta el ser e11 sl mismo, como funda- <·sencia, constitutivo de tal sl'r o ente, y el aclllal del esse, que da acto
mento ) explicación de aquella manifestación fenomenolc\~ica. o realidad a la esencia o ente. Este esse o ser no añade ninguna
Santo Tomás sostiene y fundamenta q ue el obir•/o formr1l /Jri- nota esencial al ente, sino que simplemente hace que la esencia
mario -lo que primero y como tal aprehend•~ la inteligencia humana sea o esté presente o tenga realidad en sí misma. El esse o acto
y que, por eso mismo, la especifica en su acto- es el e11s o quidditas del entt no es en sí mismo inteligible o aprehensible por concepto;
1·ei nrnt<'rialis abstracte apre!ten.w. Esta esencia no es inleligible o su realidad consiste en dar presencia o acto a la esencia. Al juicio
capaL de ser aprehendida por la inteligencia, 5i110 mediante un arto de la inteligencia est,\ reservada la aprehensión del ser o esse al
absu·activo de ésta. Este acto, prescindiendo o dejando de lado las reintegrar la esencia a la realidad existente de donde fue abstraída.
notas materiales, que sumergen en su potencia a la forma o acto Recién en este acto judicativo la inteligencia advierte la presencia
de la esencia, convierte a la misma en inteligible o de-r,efable o o ser de la esencia, cuando afirma que tal est'11cia es, sin añadir
aprehensible. En ese preciso momento la inteligencia la aprehende nota alguna a la comprehensión esencial. Se ve cómo la observa-
o da existencia o p1·ese/l( ia en su propio acto, presente a ~l mismo, ción fenomenológica de Heidegger encuemra una fundamentación
a la ,,sencio del ser trascendente. En el acto de emender se iden- metafísica en Santo Tomüs.
tifican intencionalmente -como sujeto y objeto- el ser del acto de Hemos visto cómo Heitlegger vincula constan.temente la de-vela-
entender, con el se1· del objeto entendido, en sí mismos realmente ción o ser del ente al Dasein o ser del hombre: el Dasein es el ente
distinlos y en cuanto realmente distinlos. El ente objetiYo, pues, ~ingubr en quien el eme sf' de-vela o hace presente como sl'r. Sin
sólo se de-vela e n su ser o acto en el ser o acto del entender. Tal el hombre o ser presente a sí mismo no hay de-\'elación o presencia
de-velación del ser del ente objetivo e n el ser del acto de entender, del ente. Tampoco hay ser-aquí o rnte jJresente a :.í mi.smo sin
se reali1a en la inmanencia de éste, pero como trnsrendente o real- de-velación del ser del ente. Fenomenológicamente la observación
menle dislinto del mismo. de H eidegger es correcta: en el mundo de los entes no hay de-vela-
Tal la f1111damentaci,;11 me/aflsicn, que el lntelectualismo To- ción del ser sino en el ente que estú siemp1·e presente a sí mismo,
mista ofrece a la aprehensión fenomenológica existencial heidegge- es decir, que es consciente de sí y r;ipaz cJes--ocultar el ser de los


302 DERISI-SANTO TOMÁS DE AQUI NO Y LA FlLOSOFÍA ACT UAL

demás entes. Ontológicamente la razón de tal situación del ser del


f LA FENOMENOLOGÍA DE HEIDEGGER Y l..A 0:S.TOLOGÍA DJ.: Si\l--TO TO.\IÁS

sólo captable, por eso mismo, por el conocimiento espiritual de la


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hombre finca en la espiritualidad de su ser, capaz de de-velar y inteligencia, por las notas existenciales, que las más de las veces
aprehender el ser trascendente ele las cosas y el ser inmanente ele sí son notas empírico-sensibles; vale decir, que, al suprimir el conoci-
mismo en el acto de la inteligencia. En efecto, la riqueza ontológica miento intelectivo y su objeto, se ha quedado con los datos de la
de la espiritualidad permite al acto de la inteligencia dar presencia intuición de los sentidos.
en su inmanencia al ser o presencia trascendente del ente; y se su pera Más aún, estas dos limitaciones, que a la vez deforman el ser,
así la pura p,·esencia clel ente en el ser del hombre de Hei- objeto de la metafísica, están íntimamente subordinadas la primera
degger, sin posible apertura a la trascendencia, por su método feno- a la segunda. Porque si el análisis fenomenológico heideggeriano
menológico. Posición ésta que le im pide a Heidegger rom per la trama del ser se detiene en él como pura presencia del ente en el ser o
de Ja temporalidad e historicidad y alcanzar el Ser trascendente preseucia del Dasein, no es sólo por una limitación metodológica
absoluto. de la fenomenología, sino y sobre todo por la imposi bilidad misma
Esta identidad intencional en el acto de entender de los actos en que se encuentra un "pensar", reducido a intuición no intelec-
realmente distintos de] sujeto y del objeto, su pone en su origen y tiva o conceptual -que de hecho no puede ser sino sensitiva- para
fundamento primero, el Ser imparticipado, causa a la vez del neto colocarse en un plano estrictamente ontológiro, y aprisionado, por
de inteligibilidad o verdad de los entes y del acto o verdad de la las condiciones materiales de la intuición sensitiva, en la visión
inteligencia, es decir, se apoya, en defirutiva en una identidad de puramente fenoménica o de un puro aparecer del ser, sin llegar a
Ser y Entender. Es la verdad vislumbrada por Heidegger cuando la aprehensión del mismo en su formalidad propia inmaterial, sólo
d ice que el ente se de-vela como ser en el Dasein. Sólo que esta cle-velable a la inteligencia.
descripción fenomenológica necesita ser metafísicamente fundada Paradojalmente la o·ítica dirigida por Heidegger contra la
en su razón de ser. Vale decir que si la presencia del ente implica metafísica de Occidente se vuelve contra él; ya que sus reflexiones
inmediatamente un Dasein o ser presente a sí mismo -por la con- filosóficas han dejado intocado el ser del ente en su realidad tras-
ciencia o inteligencia- en el cua1l logra de-velane, tal de-velación cendente propia, y lo han mutilado y sustituido por un puro apare-
o encuentro, en la identidacl intencional del acto inteligente, de la cer o presencia en el ser o presencia del Dasein, a su , ez destituído
presencia o verdad del ente con la presencia o verdad de la inteli- <lel ser inmanente en sí.
gencia del hombre, en sí mismas realm ente distintas, implica, en Reintegradas al ser trascendente las de-velaciones del ser del
última instancia o en su Causa primera una identidad ren l y formal ente en el ser del Dasein y la ele éste en el ser inmanente; y todo
de todo ser o presencia o verdad con toda inteligencia o de-velación ello mediante la intervención del conocimiento intelectivo, el cual,
de la misma, que funda aquella identidad intencional de los seres p1ecisamente por su inmaterialidad total o espiritualidad es capaz de
o presencia finita con la inteligencia también f i11ita, realmente de-velar y aprehender en su acto o ser inmanente el acto o ser tras-
distinta. cendente o presencia en sí clel ente. los des-cubrimientos de los
Si tenemos en cuenta esta fundamentación metafísica desde la peneu·antes análisis fenomenológico-existenciales de H eidegger, no
esencia en sí del ser, verc-mos que las notas descubiertas por Hei- sólo logran conservar su intrínseco valor y desarrollar mucho más
degger se agotan en su pura presencia o manifestación, es decir, ampliamente su alcance en el plano del aparecer (enomenológico,
substituyen el ser auténtico o en sí por su puro aparecer. sino que también y sobre todo logran integrarse ontológicamente
Vale decir que es el método fenomenológico lo que ha impedido en el auténtico ser o presencia en sí de la esencia o substancia tras-
a Heidegger alcanzar el auténtico ser y lo ha confinado en su puro cendente inmanente -superando el puro aparecer fenoménico sensi-
aparecer o patencia en el Dasein, confinado a su vez a pura patencia tivo, en que el ser permanece oculto o velado-, y a través de su
o apan.cer de-velante, sin poder alcanzarlo en su auténtica presencia respectiva actividad consiguen encontrarse e identificarse intencio-
o realidad en sí trascendente. De este modo Heidegger cae bajo nal o inmaterialmente en el acto de la inteligencia, en su dualidad
su propia crítica: haber sustituido el ser por una patencia o apa- ,·eal de ser en sí trascendente y de ser en sí inmanente.
r~cer despojado del mismo. Esta limitación del método fenomeno-
lógico que ha conducido a Heidegger a esta limitación deformante
de la auténtica realidad del ser, está agravada con su método anti-
intelectualista o irracionalista, que lo ha llevado a sustituir la ver-
dadera realidad del ser, que es formalmente siempre inmaterial y
CAPÍTULO XXVII

MÉTODO, SENTIDO Y ALCANCE DE LA


INVESTIGACióN METAFfSICA EN M. HEIDEGGER
Y EN SANTO TOMÁS
I
l. La posición d e H eidegger en sus últimos escritos no modificn
sustancialmente s11 posición i11idal.
El sentido del ser (Sei n) de lo existente concreto (des Seien-
den) ha sido, desde Sei-n tmd Zeit hasta sm últimos escritos, e] tema
de las im•estigacione5 de Heidegger. Si bien la finalidad de tal
o investigación, desde el primer momento y más en la actual idad, se
dirige a l tema central de la l\Ietafísica: q11é es el ser, la verdad es
que H eidegger no ha trascendido la propedéutica a esta Ontología
general, que es la 011/ología Fundam ental, limitándose hasta ahora
a l análisis fenomenológico del ser (Sein) de la existencia humana
concreta ele aquí y ahora (Dasein) y del ser de los demás entes
e n relación con él y en cuanto son o se hacen prcse111es o, en otros
términos, en cuanto de-velan su ser en ella.
Lo que ha hecho en sus últimos escritos es poner más en
relieve su primera intención metafísica y el carácter propedéutico
<le su análisis fenomelógico existencial, y ~obre todo las relaciones
emre el ser (Sein) y la existencia concreta (D<uein) . Sólo por el
.ser de la existencia humana tiene sentido la preg uma del ser y se
realiza la presencia del mismo. Advirtamos de paso que si la verdad
no es sino el des-cubrimeinto del ser, la presencia o de-velación d el
ser del en te o cosa, llegamos a la concl11sió n de que ser, verdad y
presencia en Heidegger expresan lo mismo. Ahora bien, este se,·
-verdad o presencia- no se mani[iesta sino en la exiHeacia (Da-
sein) . La existencia, en efecto, dice H eidegger en sus últimos escri-
tos, es la "casa" donde habita el se1·, el "pastor" o "custodio" que
g uarda el se1·. Vale decir, que al ser (Sein) no lo podemos encon-
trar sino en la propia existencia de cada uno; el ser sólo se nos
de-vela como ex-sistencia o trascendencia fi ni ta, ·vale d ecir, no se
nos r e\'ela en una purem o ntológica sino relativizado en fi nitud,
L,\ INVESTIGACIÓN :METAFÍSICA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TOMÁS 307
306 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL.

en temporalidad -y espacialidad- e historicidad del Dasrin. En Pero éste es precisamente el problema que suscita la pos1non
otros té-rminos, sólo en el ser de la ex-sistencia concreta del Dasein actual de Heidegger: ¿podemos llegar a aprehender el ser en sí
-en nuestra conciencia- el ente alcanza presencia, se manifiesta fuera de la exi5tencia? ¿Podremos algún día llegar a ~aber o 1 sospe·
o de-vela como ser; y es en este ser de la existencia donde se revela char siquiera de la realidad o ele la posibilidad del ser e n sí absoluto
también el ser de los dem;'ts entes; los cuales pueden manifestarse- o de otros seres trascendentes, es decir, colocados más allá del ámbito
como presentes, es decir, de-velar su ser en la presencia -concien- de nuestra existencia, como se,· en el 1111111do '.)' ser con 11osotrosr 1Vfás
cia- que, sin identificarse, sólo es en el ser ex-sistencinl, que lo precisamente, partiendo del planteo y método fe nomenológico anti•
funda y relativiza con su propio ser existencial. En lo cual se ve- Fundamental, ¿se pueden evadir en verdad lo\ límites de esta ex-sisten-
que Heidegger no ha modificado substancialmente la posición tencia humana, tal como lo practica Heidegger en la Ontología
inicial de su Ontología Fundamental de Sein 1.111d Z<'it. l;undamental, ¿se pueden evadir en verdad los limites de e~La ex-sisten-
Sin embargo -es lo que subraya Heidegger en la actualidad- ria finita para alcanzar el ámbito ilimitado del ser en sí, absoluto,
esta co11dición humana de encuentro del ser únicamente en la exis- de un ser fuera y no relativizado por aquella ex-sistencia o tempora-
tencia, no importa una adecuación o identificación entre el ser y la J idad finita? ¿Se puede realmente ubicarse en el plano de una Onto•
ex-sistencia. El srr no se da o de-vela, no se pres<'nla sino en la ex- logía general a partir de la Ontología Fundamental?
sístencia; pero esta de-velación, esta presencio o ser no se identifica Sean cuales fueren los reales propósitos y esperanzas del propio
con el ser de la ex-sistencia, vale clecir, con el ser de la conciencia. Heidegger, lo que realmente interesa a la Filosofía es saber si, lógi-
En esto Heidegger precisa y tal vez modifica en algo la Ontología camente con su posición inicial, puede él evadir la inmanencia exis-
Fundamental de Sein tmd Zeít. tencial finita, en b cual hasta ahora ha permanecitlo;• más aún, si
Con ·lo cual se ve que el Filósofo de Friburgo no quiere cerrar desde el planteo y solución ele su Ontología Fundamental, desde la ex-
la puerta a la trascendencia ontológica absoluta, y apunta a una- sistencia irracionalmente re\'elá nclose a sí misma corno pura tempo-
posible aprehensión del ser en sí, del que la existencia sería una ralidad finita, abandonada a sí, en que se revela o se hace presente
determinada participación o reali7ación tan sólo o, en otros térmi- el ser del propio ente y de los de1mi~ entes del mundo, si es po~ible
nos, a un a posible 011tologia g<'nera l de la que la Ontologln Fundo- llegar y aun conservar ~entido el ser en sí absoluto y la po~ibilidad
mf'nlal únicamente sería un capítulo inicial, pero no exclusivo. de su 1calidad y de su revelación fuera de aquella existencia, y más
Sin embargo, la verdad es que Heidegger se cuida de afirmar todavía. si tiene sentido la misma referencia a una posibilidad del
tal posibilidad y más aún la realidad del ser fuera de lo existJen te ser realizado o realizable fuera de la existencia concreta, sin que e~te
y <le la consign iente Ontología General. Se limita simplemente a la ser y posibilirlacl de acceso y revelación no estén afectados y compro-
afirmación de que el ser, aunque no se nos manifiesta sino en el metidos desde su raíz por esta inmanencia y relativización finita y
existente finito concreto -en este ser para la muerte que es el Da- temporal, en que se fundan y son. Desde el análisis fenomenológico
sein- sin embargo no se agota necesariamente en él. Con más preci- ex-sistencial, en que se sitúa Heidegger, creemos que no sólo es impo-
sión y brevedad: el se,· no se nos revela, no se hace presente sino en si ble el acceso a un ser en sí, trascendente y más all{1 de la propia
el ser de la existencia concreta y como existencia concreta -cuyo existencia, con realidad independiente de ésta, sino que aun el
análisi5 pertenece a la Ontología Fundamental- pero no coincide mismo planteo de tal hipóLesis es imposible y ha~ta informulable,
necesariamente con él. impregnado como está por el ser de la misma ex-sistencia, en que
se apoya y se funda.
2. El método empírico-existencial antí-intelectunlista de Heidegger
Ahora bien, en sus últimos escritos Heidegger se ha limitado a
inmoclificado hasta ahora.
precisar o poner en relieve algunos puntos de su Ontología Funda-
Heidegger sé esfuerza por no dejarse encerrar en la Ontología
mental; y, contra lo que algunos prematuramente creyeron o espe-
Fundamental, por dejar la posibilidad de abrirse a una auténtica
raron, en lo substancial no ha mocli[icaclo su posición primera, como
trascendencia y, por eso, no quiere ser llamado ateo. Su posición
pareciera querer ser la del que, en un esfuerzo ininterrumpido, sim-
plemente aún no ha llegado a la meta, sin excluir la posibilidad
' él misnio lo acaba de afirmar. 1 Por Jo cual, nosotros seguimos pen•

1 ~l. HrJDF.cca:R, Ei11fii/1rr1.11g i11 die l\letc1physih, Nieme}Cr, Tul>ingc-n,


de alcanzarla; y en modo alguno la del que desespera de poder 1953. Reproducción del Curso hecho en 1935 con algunos caml>i05. Véase tam·
Jlegar. más adelante, encerrado en la propia inmanencia existencial. bién el ~rticulo de D E " TAFJ.II ENS sobre este libro, e n Jlevue Phi/0s0J1/1ique de
y mucho menos la del que, negándola, la suprime. Lo111•ai11, Febrero 1954, pág. 110 y sgs.
~ \.

LA INVESTIGACIÓN METAFÍSICA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TOJ\ÚS 309


308 DERISI - SA.l'-ITO TO.MÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

sando y sosteniendo que Heidegger no puede evadir lógicamente la física y que la pretendida nueva fundamentación existencial de la
inmanencia existencial, engTi1la<lo como está con las cadenas de su misma es impracticable.
m étodo fenomenológico existencial, ernpírico-irracionaljsta; que el En efecto, Heidegger comienza por adoptar un método feno-
ser no puede de-velarse o presentarse fuera del ser de la ex-sistencia, menológico antiintelectualista. El ser de la existencia debe ser captado
de la conciencia propia y, como tal, fuera de su relativización tempo- en una suerte de intuición anterior a la intervención de la inteligen-
ral finita. Si con el mencionado método no puede alcanzar el autén- cia, que escamotea y oculta el ser originario de la existencia en el
tico ser de la ex-sistencia humana cona·eta (n. 5) , mucho menos objeto, deformando y escondiendo la realidad primera del ser ele la
podrá desde él alcanzar el ser trascendente, el ser en sí y absol uto, existencia en la dualidad de sujeto y objeto y creando así el consi-
del que aquél es sólo participación finita y contingente. Ú nicamente g11iente pseudoproblema de la aprehensión del ser trascendente, con
modificado su punto de partida, sus praesupposita deformantes e im- las posiciones antagónicas consiguientes del realismo e idealismo,
pedientes a pri<Yri de toda Metafísica y aún de la misma Ontología ambas sin salida por estar fundadas en este problema inexistente,
Fundamental en su más hondo semido, podría evadir la inmanencia ficticiamente creado por la inteligencia.
existencial fenoménica o del aparecer o ve,·dad existencial y alcanzar Precisamente porque Heidegger cree, como todos los existencia-
el plano rigurosamente metafísico del ser en el pleno significado de listas, que la inteligencia no penetra en el ser, sino que se coloca
su noción. Conclusión que esperamos se entenderá mejor, una vez frente a él y lo desnaturaliza en su realidad originaria, sin de-velarlo,
que hayamos expuesto el sentido de la investigación ontológica de por eso intenta 11egar a éste por una coincidencia intuitiva. Se trata
H eidegger y la hayamos rontrapue.sto a la de Santo Tom;ís. de una aprehensión inmediata de lo singular existente conrreto: de
Cuando Heidegger se plantea el problema metafísico del ser, m i existencia de aquí y ahora.
Semejante intuición irracionalisLa, previa a la interve nción inte-
aííade que es menester comenzar por analizar el ser ele este ente lectiva, consiste en la misma realidad singular existencial develándose
existente -Dasein- en el mal únicamente se nos revela el ser y tiene a sí misma. La existencia no se capta desde un acto fuera de e11a,
sentido la misma pregunta sobre el ser. Es decir, puesto que ~óJo como acaece en el conocimiento intelectirn propio de las ciencias,
la exisrencia humana concreta es capaz de preguntar sobre él y, por que no5 colocan siempre frente a un objeto; su captación es ella misma
eso mi~mo, sólo en e1la se nos manifiesta el ser, toda investigación
una nota existencial, un modo ele existir o de ser la misma existen-
sobre el ser - O ntología- deberá comenzar por el amílisis existencial cia. Para comprender mejor tal afirmación, recuérdese qne una vez
de este ser de la existencia, en quien es el ser para nosotros, es decir, suprimida la intervención intelectiva, queda suprimida correlativa-
deberá comenzar con la Ontología F1111damental o del Sl'r de la mente también la esencia como objeto suyo propio; y desde entonces
ex-siste11cia concreta humana - Dasein- como previa a aquella Onto- el hombre concreto estudiado no es una esencia permanente, una
logía general. su bstancia que ha alcanzado el acto de existir; su existencia no es
Y bien, ¿cu{1l es el sentido ele esta investigación heideggeriana? algo en sí mismo fuera del acto o acfr\'idad o nota existen cial en que
¿Qué es este ser del "ser ahí" o ex-sistencia del que H eidegger pre- hic et nunc se re\'ela y es como un haber sido y una posibilidad de
tende quitar el velo? Tomadas superlictalmente, las afirmacione, de ex-sistir, vale decir, como acto o proyección actual hacia el mundo
Heidegger podrían inducirnos a creer que nos hallamos ante una y el futuro desde la nada o, en otros términos, como pura tempora-
verdadera inquisición rnetaCísica, en la que se trata de descubrir el liclad finita. Y bien, esta revelación intuitiva ele su modo de ser es
ser o esencia constin1ti\'a e inteligible de la realidad existe me con- también una nota o modo de realizarse la existencia no distinta
neta humana. de ella misma.
Nada más ajeno, sin embargo, a la intención ele Heidegger. Si La existencia, pues, que se da porque sí, sin razón de ser -ya
nos apl;camos con más cuidado a penetrar en el sentido de esta inves- que con la inteligencia no se la puede descubrir, puesto que no
tigación de la Ont ología F111ulame11tal y del método adoptado para pertenece a un orden esencial o inteligible- es algo bruto o existen-
realizarla, 11egarernos a la conclusión ele que !>ll autor no alcanza a te conueto, que se encuentra ahí y ahora sola y abandonada y sin
traspasar el plano estrictamenLe empírico de lo inmediatamente dado ninguna vinculación con otro ser posible, con otro ser que la justifi-
;11 primer contacto con la realidad existente con creta, para ubicarse que; es lo óntico que 11ama Heidegger. Pero cuando esa existencia
en el plano rigurosamente ontológico de la :'vlern ÍÍ5ira; )' que, en se realiza como de-velación de sí ante sí, cuando se efectúa como
todo caso y cualesquiera sean sus reales intencione,, en el plano en des-ct1brimiento de sí, de su ser o modo de ser en la mencionada
que coloca su indagación es imposible la organización de la Meta- intuición, lo óntico se trueca en ontológico. Tal el sentido de la


310 DERlSl - SAKTO TOMÁS DE AQLJNO Y LA rILOSOFÍ,\ ACTl.JAL U INVESTIGACIÓN METAFÍSICA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TOMÁS 311

verdad 2 en Heidegger: la existencia se quita el \'elo con que óntica- concepwal o judicativo del propio entend imiento, no es directa y
mente se cubre habitualmente y llega a ser ontológica, a dr-velr,rs<' -expresa, sino indirecta e implícita, y que para luego explicitarla es
ante sí, el ente de-vela su ser oculto, se hace presente. La verdad, pues, menester objetivarla o aprehenderla como objeto de un nuevo acto
en la filosofía existencial de Heidegger no es sino este paso de lo conceptual.
óntico a lo ontológico, este descubrimiemo del ser de la existencia Es verdad también que el deseo, el temor y otros sentimientos
por el método fenomenológico existencial, intuitivo ) pre\'io a la análogo~, y sobre todo el amor y el odio, ª) udan a ver de un modo
inteligencia e indistinto de la misma existenc:ia. inmediato las cualidades o defectos, necesidades, etc., en la persona
No pretende este trabajo segnir a H eidegger en la in\'estigación .amada u odiada, pero si los anali1amos más detenidamente, encontra-
del ser de la existencia reali,acla por este camino; sino simplemente Temos que tales sentimientos, en sí mismos son ciegos y no nos descu-
detem1inar el alcance del mismo, los resultados con él obtenidos y bren nada; pero que nos aplican con fuerza e impelen y agu1an la
sus consecuencias filosóficas. Por lo dem:ls, de tales análisis e inve,- inteligencia a aprehenderlos.
tigaciones precisas nos hemos ocupado en nuestro libro: Trntaclo df' Mucho menos se ve la posibilidad de una intuición del propio
Existencialismo y Tomismo.~ Baste decir para nuestro intento que ~rr revelándose a !>Í mismo por su mismo acto de ser existencial,
dos son los momentos principales de esta im estigación: uno fe110- indistinto de sí. El hombre nunca aprehende nada sino por un acto
me11ológico, puramente descriptiYo ele las notas en que se revela distinto de la realidad aprehendida. Es un hecho de conciencia que
la existencia, tale~ como "es1m--r11-el mundo", "cuidado", "proyecto", -se podría fundamentar metafísicamente en el modo ele ser del propio
etcétera; y otro, en que, sin abandonar el método fenomenológico, hombre: en no ser él una substancia espiritual completa y menos uh
se p1ocurn penetrar en la trama íntima de e,te ser de la existencia, Acto puro. Tal intuición, en efecto, de un ser develándose a sí mismo
c¡ue se des-cubre o se hace presente en la angustia como "ser-para-la en y por su propio acto de ser es sólo posible en un ser enteramente
muerte'' y, más hondo aún, como pura temporalidad e historicidall. determinado como objeto y sujeto, es decir, totalmente espiritual,
')I
libre de toda indeterminación de potencia esencial o materia; y una
3. Ausencia de intuiciól! espiritual, que de arcrso inme<linto y di?-ec- tal intuición por su propio acto de ser o existir, sin distinción de
to al ser, contra la pretensión del método existencial de H eidegger. sujeto y objeto, sólo es posible en la actuación infinita del ser, sin
potencia o determinación alguna, en el Acto Puro de Dios.5 Pero
Ahora bien, en el orden espiritual natural el hombre no posee
el hombre no sólo no es su Acto de existir y, consiguientemente,
otro medio de aprehensión consciente del ser ajeno o propio que
existe finita y contingentemente, por lo cual, como todo ser creado,
el de la inteligencia. Y ésta, según diremos luego, no es intuitiva
necesita actuarse o perfeccionarse con una actividad distinta de su
sino abstractiva, no directamente aprehensiva de lo singular sino
acto substancial 6 ; sino que ni siquiera es plenamente su acto esencial,
de lo uni,er~al (n. ll). La afirmación de una intuición espiritual de
sumergida como está su forma en la potencia de la materia. Por no
tipo racional o irracional ha sido propugnada frecuentemente en
ser su acto de existencia -como todo ser que no es Dios- es una
Filosofía ) de diverso,; modos; pero la ,·erdad es que nunca ha podi-
do ser probada o puesta en e\'iclencia, y meno,; aún la de Lipo irra- esencia que tiene finita y contingentemente existencia y a fortiori
no es un acto de aprehenderse sino que ha de llegar a realizar tal
cional, que no podría serlo sino inmediatamente por sí misma, y la
verdad es que no tenemos conciencia ele ella. •cosa con una actividad distinta de su acto de ~er su bsta ncial 7 ; y por
no ser puro acto esencial, pura forma -corno las substancias entera-
Hay conocimientos o aprehensiones inmediatas, como la del srr mente espirituales finitas: los ángeles- no está en acto de aprehender-
y primeros principios; pero son aprehemiones intelectivas y no rigu- -se directa e inmediatamente a sí mismo, sino que ha de a ctuafüarse
rosamente intuitivas, reali1atlas con un acto realmente distinto del
primero como cognoscente del ser de las cosas materiales exteriores,
objeto aprehendido y su puesta la abstracción ele lo5 primeros concep-
inmediatamente dado a su conocimiento de compuesto substancial
tos. Es verdad que en todo acto de conocimiento intelectivo, éste es
·de alma y de cuerpo, a su intuición sensible, 8 por donde comien za
aprehendido por sí mismo, sin nuevo acto, junto con el propio suje-
por conocer las cosas materiales o exteriores por sus sentidos.
to; 4 pero fuera de que tal aprehensión no ~e da sino en un acto
¡;S. THmtAS, S. Theol., I , 54, 2.
M. 1-ú:lDEGGH\, De L'F'.Sse11ce ele la r'erit,', traduttion el introduc.tion de
!l 6 s. s.
T IIOMAS, Thcol., l, 54, 1.
A. De :waelhens y ,v. Biemel, Nauwclae1ts, LoU\·ain, 1948. 7 Tbid.
B Emecé, Buenos Aires, 1955. 8 ÜCTAVIO NIOOL.\S OERISI, La Doctrina de la lutelige11cia de Aristóteles
4 s. THOMAS, De Veril., 10, 8. -a Santo Tomás, C. lV, Cursos de Cultura Católica, Buenos Aires, 1945.

~
312 DERISI - SANTO TOMÁS DB AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL. LA INVESTIGACIÓN METAFfSICA EN HEIDEGGER Y J:N SANTO TOMÁS 313

Pero aun dejando toda esta fundamentación metaüsica, es un tes meta/ísico y moral- que se plantea en un plano enteramente
h echo de experiencia la ausencia de esta autorevelación ontológica inmaterial u ontológico, queda oculto a sus ojos, totalmente insos-
de lo óntico existencial, indistinta del propio acto de existir, preten- pechado, más allá de sus posibilidades materiales fenoménico-concre-
dida por el método fenomenológico existencial de H eidegger. tas. Tal el caso de la vida consciente de lo~ animales o de la sensible
del mismo hombre, si bien en éste es más difícil aprehenderla desvin-
4. Incapacidad de la intuición empírica para penetrar hasta el ser,. culada de la vida intelectiva, es decir, del conocimiento espiritual.
oculto a stt visión.
5. La posición neo-empirista de Heidegger, causa de la pérdida de
La intuición que de hecho posee el hombre es la empírico-sen- la visión del auténtico ser y, con ella, de la dualidad real de la
sible de lo exterior del mundo e interior de la propia realidad. Se existencia propia y del mundo, de la pérdida del ser real trascen-
trata de una verdadera intuición, pues los sen tidos nos entregan dente del mundo e inmanente del sujeto.
inmediatamente la realidad existencial concreta de las cosas y la. Ahora bien, si nos atenemos al a nálisis de la Ontofogia Funda-
nuestra. mental, Heidegger no parece superar el plano de la intuición empíri-
Pero se trata a la ·vez de una intuición que no aprehende sino ca. En efecto la intuición fenomenológica heideggeriana no alca01a
el ser concreto material: "esto coloreado", "esto sonoro", "esta exis- a descubrir el ser o esencia del mundo y de la propia existencia.
tencia concreta mia", sin aprehender formalmente el ser como tal. Por esa razón, por una parte, el mundo pierde consistencia onto-
En tal intuición es aprehendido el ser de las cosas, pero sólo mate- lógica, reducido a fenómeno o ser que no es sino por el ser del exis-
rialmente como velado u oculto, no formal o expresamente como tente que lo percibe o, mejor, reducido a mero término o soporte
ser. La razón metafísica de ello, la señala Santo Tomás en el impe- inmanente de la praxis o quehacer ex-sistencial. De aquí que el
>< dimento qeu la materia ofrece a tal comprehensión, de la cual el mundo, tal cual se revela en esta intuición empírica infra-intelectiva,
sujeto cognoscente no puede abstraer a causa de su propia materia- no pueda concebirse siquiera como algo en sí, realmente distinto
lidad. Si el ser es como tal inmaterial, no podrá ser encontrado por de la existencia, ni ésta pueda darse en el mundo. Existencia y mun-
una intuición material, que incide y aprehende, en cuanto tal, et do son los dos términos de una única realidad existencial dada en
ser material concreto, en el que el ser formalmente está inmerso y intencionalidad o trascendencia o, lo que es lo mismo, dada como
oculto en el no-ser de la materia y que, consiguientemente, en lo mundanidad o espacialiad. Heidegger opina que esta intuición nos.
que él el> como ser, es aprehensible en potencia y no en acto. da la realidad existencial en su unidad originaria, superando la duali-
Precisamente por esta imperfección de la intuición sensible de dad de objeto -mundo- y sujeto -existencia-, que posteriormente
no poder des-cubrir el ser formalmente -la esencia y aún la misma introduce la inteligencia escindiendo aquella realidad unitaria pri-
existencia como tales, que en sí mismas son inmateriales, aunque mera. Pero la verdad es que, lejos de tratarse de una unidad, que
estén materialmente realizadas- es ella incapaz de captar el objete> supera la dualidad introducida por la inteligencia, se trata inversa-
y sujeto en su formalidad propia y en su dualidad real. La intuición mente de una intuición imperfecta que no alcanza a ser o de-velar
empírica de los sentidos exteriores capta, sí, la realidad objetiva y una dualidad existente, precisamente porque ella no logra ubicarse
simultáneamente la realidad subjetiva concretas, como términos de en un plano ontológico o del ser formalmente tal, oculto a sus ojos
una tensión intencional; pero, al no penetrar hasta el ser esencial materiales, y que sólo los ojos espirituales del intelecto son capaces.
de ambos, no puede aprehender las notas concretas descubiertas de de descubrir. Sucede con la intuición sensible -en que parece que-
sus cualidades accidentales en el ser objetivo como distinto del ser darse Heidegger- como con una visión en la obscuridad: la multi-
subjetiYo; ni aprehender, por ende, formal o expresamente la duali- plicidad objetiva desaparece y se amalgama en una aparente unidad'
dad de objeto y mjeto. Aprehendiendo ambas realidades concreta- confusa, que luego una visión más penetrante, realizada en plena
mente, la intuición sensible no aprehende formalmente la dualidad luz, llega a deshacer descubriendo uno por uno los objetos múltiples
ontológica, porque no llega al ser, velado a sus ojos materiales; ni, desaparecidos en su individualidad en las tinieblas. El intento de
consiguientemente, plantear se puede siquiera el problema del cono- Heidegger, y en general del irracionalismo vitalista, de superar el
cimiento: de si la realidad objetiva es realmente distinta o trascen- planteo gnoseológico de sujeto y objeto, en que se debaten realismo-
dente a la realidad subjetiva, ya que tampoco a ésta llega a captar e idealismo, llevándolo a una realidad integradora de ambos, no es
formalmente tal. Como el ser mismo, que es objeto del conocimiento- sino el fruto de la imperfección de la intuición empírica, determina-
intelectivo, también este problema gnoseológico -con los consiguien- da por el origen material que impide llegar al ser, que, como ta~

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314 DER1SI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL L\ INVESTIGACIÓN METAFÍSICA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TO~IÁS 315
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es inmaterial. Cuando desaparece el no-ser o limitación de la materia y sólo indirectamente capta el ser individual concreto, según expo n-
en el conocimiento espiritual de la inteligencia, ésta logra llegar dremos en la Segunda Parte de este trabajo. Para lograr una
hasta la realidad del mundo y, correlativamente, del sujeto cognos- intuición ele lo existente concreto sería menester un ser entera-
cente, como a dos realidades distintas, precisamente porque han mente inmaterial o espiritual en acto de aprehender -sujeto- y ele
sido de-veladas en su ser, por el que se consti)en realmente distintas. .ser aprehendido -objeto-; y para que además se lograse por una
Que Heidegger no supere la posición empirista, se deduce del intuición identificada con el propio ser aprehendido seda menester
hecho que suprime la esencia o substan cia permanente humana -o un Acto Puro, en quien inteligilidad e inteligencia, ser y pensar,
la desconoce totalmente- y la substitu ye por su actual idad o "notas fuesen idénticos. Pero en un sujeto que es también material, como
existenciales", como puro devenir o quehacer, pura praxis, en que el hombre, no cabe otra intuición para aprehenderlo inmediatamente
aquélla se maniüesta. que no sea ella también material. Y no tenemos más intuición
Lo inmediatamente dado en la intuición empírica interior es la n1ateriai que la empírico-sensible. Por eso, decimos que ya el intento
,1ctividad concreta, que implica, sí, en su unidad, la presencia del mi~mo de la aprehensión inmediata del ser existente concreto,
sujeto o substancia que la causa o sustenta, pero que ella no alcanza pretendido por Heidegger, lleva o, por mejor decir, implica lógica
a des-cubrir formalmente. A la inteligencia está reservado el pene- y necesa riamente una posición empirista de tipo sensista.
u·ar en el acto existente concreto para distinguir entre la actividad
accidental transitoria y el sujeto permanente, que la causa y sus- 6. Diferencia entre la imperferción de la exp eriencia y la fa lsedad
tenta y que es perfeccionado por ella. contradictoria del empirismo, en general, y en especial, del neo-
Lo dicho antes de la experiencia sensible exterior, que no empirismo exislencialista.
alcanla a de-velar la dualidad rea] de s ujeto y objeto porque no
penetra hasta el ser y no llega a distingui r entre el ser ,·eal subjetivo Ahora bien, conviene ::ich·ertir, si n embargo, que la intuición
y sus modificaciones accidentales, y el ser real objetivo con sus corres- empírica se deLiene en lo lenoménico-concreto sin penetrar en la
pondientes accidentes, quedándose en una unidad fenoménica de esencia constitutiva del ser -y en su correlativa y verdadera exis-
sujeto-objeto, destituida de ser, se aplica ahora al orden interno: la tencia- ni en su consiguiente dualidad de mundo u objetos munda-
aprehensión de la dualidad real de substan cia y actos accidentales nales y de yo o sujeto cognoscente, y de substancia y accidente.
está reservada al conocimiemo espiritual ele la inteligencia, qu e, Sólo en la lu7 del ser real - actual o posible- se puede descubrir la
penetrando hasta la esencia del acto con creto o nota existencial, auténtica realidad trascendente e inmanente y la íntima estru ctura
descubre y distingue el sujeto permanente ele su actividad transiLoria del sujeto y objeto, compuestos ele existencia y esencia y de subs-
accidental con que aquél se perfecciona o actualiza. tan cia y accidentes. La intuición empírica 5Ímplernentc no llega a
La reducción del ser del hombre a sus "notas existenciales" des-cubrir ni a ver el mundo metafísico o deJ ser como tal. Pero
-"estar en el mundo", "quehacer", "cuidado", "proyecto", "decisión", tampoco lo niega ni p odría negarlo, pue, para ello necesitaría ap re-
"ser para la muerte", "temjJoraliclad" e " historicidacl finita" - en una henderlo y de alguna m::inera ubi carse en el plano inmaterial intele•
palabra, a pura actividad desde, por y para la nada, destituida ele gible del ser y dejaría ele ser ip.rn facto aprehensión empírica p ara
-'>ujeto real o de esencia y de causa eficiente y final -también reve- com·ertirse en espiritual, intelectual.
lables sólo a la inteligencia- es ou·o indicio muy sugerente ele que Eu cambio, el empiri,51110 es una po5ición filosófica y, como tal,
Heidegger no trasciende el plano de la intuición empírica ni llega de la inteligencia, que se aferra a no admitir más que los datos o
al ele la metafísica. fenómenos manife~tados por la experiencia. negando un objeto
Pero ya el objeto mismo ele la investigación de Heidegger, el propio de la in teligenci::i. Con lo cual ya no se detiene sim-
.ser existente concreto y el modo de alcanzarlo: por una autodeve- plemente en los datos empíricos, como la experiencia, sin afirmar y
lación o intuición inmedi3.ta indistinta del acto mismo de existir n egar el ser, objeto de la inteligencia y de la Metafísica, que la
concreto material, no es directa e inmediatamente revelable más trasciende; sino que con la inteligencia niega precisamente la exis-
que a la intuición sensible, que no lo alcanla como ser, por esas mis- tencia clel ser, <lel mundo inmaterial ontológico, pretendiendo ence-
mas condiciones materiale, tanto suyas como del objeto. La única rrar todo el ser en su aparecer fenoménico.
aprehensión del ser lormalmente tal es espiritual, ele la inteligencia. Mas si la experiencia es un conocimiento imperfecto, por dete-
Pero la inteligencia humana no es capaz de tal aprehensión intuitiva nerse en los fenómenos concretos sin llegar al plano estrictamente
de lo singu lar concreto: aprehende el ser por abstracción conceptual metafísico del ser, el empirismo, en cambio, es una posición filosófica
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falsa, que con la misma inteligencia niega el objeto de ]a inteligen- sino sólo en el mismo ex-sislir como auto-elección o creación libre,
cia: el mundo de las esencias reales, trascendentes o más alhí de los como pura actividad o devenir, que se agota en su propio a/Jarecer.
fenómenos empíricos, lo .:ual implica no sólo una extralimitación fa decir, que la filosofía de H eidegger ) del existencialismo -1.
de los elatos empíricos que no pueden afirmar pero tampoco negar ,diferencia del empirismo clásico- no abomina de la i\Ietafísica
la realidad esencial sino una evidente co11trndiccíó11: la de negar to- sino del tipo intelectualista de la Metafísica y pretende llegar al
rio objeto trascendente a la experiencia, negación que no puede hacer- ser y hacer una Metafísica empírica o intuitiva, en la que el ser
se. sin apoyarse y sin afirmar ese ser trascendente negado, que, com0 se agota en su presencia (Heidegger) o en su aparecer (Sartre). Bajo
objeto trascendente da consistencia y sentido a la negación; o, lo este aspecto Heidegger y el existenciali~mo son tributarios m{1s que
que es equivalente, la de negar el \'alor propio de la inteligencia del empirismo sensista, del vitalismo, cuyo represemante máximo
con la misma inteligencia. y más inteligente - pese a su antiintelectualismo- ha siclo Henri
nergsor..9
7. Imposibilidad de la aprehensión del ser auténtico y de su tras- P1ecisando aún más esta compleja posición, podríamos decir que
cendencia y de ln ubicación en un plano estrictamente meta/ísico, en , irtu<l del objeto y método de su investigación, quedándose de
en Heidegger, determinada por su posición metodológirn neo- de hecho en los datos de la intuición empírica y negando todo el
empirista irraciona lista. orden esencial del ser en sí que los trasciende, sólo re\'elable a la
Ahora bien, Heidegger reincide en esta actitud empirista, in1eligencia, como lo hemo~ visto a través de sus propios ,málisi,.
cuando no se atiene puramente a la intuición empírica de "estar en sin superar esos datos -hasta aquí con el empirismo clásico- Hei-
el mundo" y demás "notas existenciales", sino que, en actitud inte- degger y el existencialismo pretenden ele-velar el ser oculto en ello~
lectual, se coloca más allá de la pura experiencia -con sola la cual, por una intuición indistinta del propio ser de la existencia y cons-
por lo demás, no habría Eilosofía, que es obra esenc.ialmente de la truir así una M etafísica u Ontología e.\Í.1tc11cial f'mpírica irrruio11a-
inteligencia- y quiere reducir a ella el se,· del mundo y de la lista -una 011/ología f1111da111ental- e n que lo óntico o se1· co11cre/o
existencia concreta, negando toda esencia -objetiva y subjetiva- existencial se con\'Íerte en ontológico por su deswbrimie11to de sí
trascendente a ellos. Vale decir, que Heidegger no sólo se detiene en a11te sí en la concieulia po,- 1111 acto no distinto ele la misma ex-
los datos de la experienci<L sin llegar al plano de la esencia consti- .-.istencia conu·eta. por un ano no de comemplación, sino de facti-
tutiva -en lo cual no habría error, bien que sería imposible todo ciaad o libertad; siguiendo en esLo la~ huellas del ,·iLalismo, espe-
juicio y filosofía- sino que en actitud emp irista quiere encontrar cialmente de Bergson, bien que con una dirección marcadamente ma-
en esos mismos datos y sin salir de su plano rigurosamente empírico te1 ialista en pos de Nietzsche.
el ser de la existencia humana y, en él, el ser del mundo. Ahora bien, ya hemos notado que la a[innación de tal intuici6n
La diferencia entre el neo-empirismo de Heidegger y el empi- no sólo está contradidia por nuestra experiencia, sino rechazada
rismo clásico -y en pos de las huellas de éste, el positivismo del por lo'> principios de la Metafísica. Fuera de que tal posición
siglo pasado- está en que éstos simplemente negaban o jU1gaban encierra la confusión del orden de la ,·ealiwción del ser como debe1·-
inaccesibles el mundo del ser en sí, de las esencias reales - en acto o ser o rleber llegar a se,· - acti, idad pníctico-libre- con el de HI apre-
en potencia- y, con ello, declaraban imposible la ::\Ietafísica -agnos- h ensión- actividad co111e,11plati11a del ,1<'r rnmo el en .1í-.
ticismo-; mientras que la filosofía de la existencia de Heidegger y, Y si no existe tal intuición espiritual del ser, de~de que excluye
en general, el existencialismo están conformes con él en no admitir además la inteligencia, Heidegger se queda de hecho en el e111 pi,·is-
este mundo de esencias y ser en sí -revelable sólo por vía intelectiva- mo, y el ser por él buscado y afi1maclo en su 0111 ología Fu11dame11tal
y la consiguiente Metafísica u Ontología tradicional, de tipo inte- 110 supera el orden puramente fenoménico, no llega al ser real, al
lectivo y de esencias objetivas, y en reducir el ser y verdad a su ser formalmente tal, ni, por ende, logra ubicarse en una posición
aparecer o presencia en la conciencia; pero se diferencian de ellos, estrictamente metafísica. Clarameme lo afirma Sartre, apurando las
en querer encontrar el ser del mundo y de la existencia en este plano consecuencias de este empirismo radical que también está en Hei-
de la intuición empírica, en la propia conciencia. El ser de la exis- degger, cuando n iega que haya u n fenómeno o apariencia de un ser,
tencia -en la que es o se hace presente el ser del mundo y en la que, en sí oculto y más allá de ella, sino que no hay m,ís ser que el ser
añade ahora, es el se,· o presencia porque es el se1· de la propia
existencia y del mundo- dirá Heidegger y, en pos de él los exis- 9 Cf. N1~110 D E A1'QUIN, El Bergso11is1110, mw¡.ogía d e la experie11cia, "'5 o l
tencialistas, no está ni por encima ni por debajo, ni antes ni después, y Luna", NQ 6, p. 13 y sgs., nuenos Aires, 1u-41.
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318 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA INVESTIGACIÓN METAFÍSICA EN HEIDEGGER Y 'EN SANTO TOMÁS 319

de w fe11ó111eno: el ser consiste y se agota en su aparecer, la realidatf en su rea lidad absoluta, en sí, trascendente e inmanente, que impide
es puramente fenom énica . Otra vez el retorno al esse est percipi del llegar a la esencia o substancia y que se detiene en el (/parecn leno-
ménico; el cual, destituido ele aquel verdadero ser esencial o subs-
empirismo clásico.
Los últimos escritos de Heidegger, lejos de modifica r, confirman tancial -en el cual logra sustentación y sentido at'.111 el ser acciden-
esta posición rn ya, empirista desde su comiemo. El ser y la verdad se- tal- está privado de toda consistencia o realidad en sí y no puede
identifican con la presencia en el ser de la existencia, en la con ciencia ~er sino en el ser o prese11cia del que lo capta --0tra vez: esse l'st
del Dasein. Los entes del mundo y el ente de la propia existencia jJercipi-; Jer inmanente a su yez también cles-esf'nf'ializado y que no
o Dasein no llegan a ser sino en cuanto se hacen presentes. en cuanto es sino por la nada y, en clefiniliva, él mismo 11ada.
penetran en la jnesencia del Dasein. La diferencia de lm entes clef De aquí que en esta posición empirista, el ser alcanzado no sea
mundo y de la propia existencia en favor ele ésta, del Dasein., est;'1 el ser auténtico, el ser de la Metafísica: aquello que da realidad al
en que la p1·esencia o ser de la conciencia, por el que son o Ile!!;an hombre y a las cosas, constirnyéndolos en sí mismos y en Jo que vercla-
a ser lm demás entes, se realiza siempre en el Dasein, aunque no deramente son. El ser está redu cido a su presencia o aJJarcccr -apa-
se identifiquen o coincidan con él: mientras que los entes del mundo riencia o fenómeno- en la existencia concreta, cuyo ser a su vez
carecen de tal privilegio y no llegan a srr sino en cuanto pene tran no es si no pura temporalidad o devenir cles-esencializado -"a11011a-
en el ser o presencia. que sólo se da en el ser o conciencia de la ex is- dado"- finito. El ser no es sino en esta relat iv ización total que, en
tencia o Dasein .10 definitiva, es nada. Es la nada, por eso, quien fonda y da sentido al
Vale decir. que el ser de los emes -wnto del mundo como de ser ele la ex-sistencia, en qui en a su vez se funda y sostiene todo
la propia ex-sistencia- no se da sino en la prese11ria o patencia, e11 otro sN, que no es sino por él. Ex 11i/,ilo fit ens, dice Heidegger.
su penetrar o aparecer de la ex-sistencia, en cuanto ésta es el único Esta pmición empirista de tipo irracionafota es lo que impide
ente en que esa presencia o develación del ser es posible, o sea, el alcantar el ser auténtico -no sólo la esencia sino también la exis-
único ente conscienl<' . La develación d el ser de la propia exisLencia tencia genu ina, constitutivas de la realidad- que trasciende el orden
se da siempre; no así la ele los otros entes cuyo arribo a dicha deve- de los fenómenos inme<liatamente ciados en la experiencia; y lo
lación ontológfra es un punto que permanece inexplicado en H ei- sustitu ye por un aparecer o presencia fenoménica . T odo el an,íli~i~
degger.ll existencial y la búsqueda de su fundamento no trasciende en Hei-
Con lo cual se eslá afirmando la re;ilidacl o urde los entes sób degger el plano rigurosamente empírico. Y una \''CZ que la realidad
en cuanto est{t11 en la conciencia existencial y se lo5 est;í minimizando exterior e interior, de mundo y ele yo, ha sido priyada de ser, sólo
a su estar presente, a su aparecer. Es '\ 'erdad que Heidegger no niega queda un puro aparecrr clestituído de toda trascendencia -y t;im-
un ser real, en sí, trascendente y müs allá de su a/Ja1-pcrr: pero tam- bién de toda inmanencia- posible, se retorna al solip,ismo idealista,
poco lo a[irma ni parece interesarle siquiera. M ás aún, es un pro- pero no por absorción de la realidad trascendente en un Ser Absol11to
blema 9ue rebasa las posibilidades mismas de su método de análisis y divino, sino inversamente por disolución dr: /oda rea lidad e11 la
fenomenológico existencial y que, por eso, ni siquiera sentido puede 11ado: por nihilismo.
conservar y mucho menos recibir sol ución, que 110 ~ea la de la inma- Semejante tesis empirista se agrava aún más en H eidegger y e n
nencia existencial. Si lo~ entes no se de,-elan ~ino por el ser, y el ser el existencialismo, en general , por ~u irrncionalismn, que pervierte
o presencia no es , ino en el ser de la ex-sistencia, de cuyo ser o pre- y trastrueca también el orden puramente fenoménico objetivo en
sencia participan y por el cual son los demás entes, no se ,e qué un desorden ele fenómenos caóticos y sin sentido, puramente fáctico
sentido pueda tener la búsqueda de un posible ser trascendente, que o creador. El esse ya ni siquiera es el percipi, una aprehensión
~ólo podría ser y estar fundado en el ser de la ex-sistencia.. Todo puramente subjetiva del fenómeno objetivo, pero que se impone
ser queda comprometido y aprisionado y fundado en el ser de la al sujeto, si no que el esse est fieri, un puro autocrearse desde la
propia ex-sistencia, que a su vez y en definitiva, no es sino tempora- nada, por la nada y para la nada, destituído de todo auténtico ser:
lidad e historicidad.
ex nihilo fit ens.
Por debajo de todo ese planteo y solución está, determinándolo Y llegamos así a la substitución de la verdad por la libertad,
el empirismo antiintelectualista, que impide la aprehensión del ser romo pura y total autoelección del ser ele la existencia. El se,· de la
existencia no es algo que es en sí y c¡ue aprehendemos como verdad;
• 10 A. Di; " ',\ELIIE'-S, Clte111im et lmfJasses de /'011/0/ogie H eideggeriem1e, es un llegar o, mejor, un querer llegar a ser, una pura autolibertad
pág. 39 y sgs., ~auwelaerls, Lo1n ain, 1953.
11 !bid.
creador;i ele sí misma. Y así se llega a la confusión del orden ele la
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DERTSl - SANTO TO~lÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA INVESTIGACIÓN METAFÍSICA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TOMÁS 321
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contemfJlación del ser dado, cual es en sí, con el de la practica o en vano forcejea por encontrarlo y sólo logra sustituirlo con sus
acción modificadora del mismo: a la sustitución 'f absorción de la apariencias.
Tal falta de '\"isión del ser, está determinada por el empirismo,
verdad por la liber/ad.
en que se ubica Heidegger y el existencialismo; el cual, en última
En última instancia, lo que en Santo Tomás es el Ser o Acto
instancia, no trasciende la intuición empírica y su objeto y es inca•
Puro, por cuya participación parcial eficiente, final y ejemplar
paz de captar un objeto en sí mismo inmaterial, romo es el ser.
Jo; demás seres son en su esencia y llegan a tener existencia, es la Desde esta misma ra íz empirista del existencialismo de Heidegger
nada para Heidegger y el existencialisnrn. se comprende por qué las mismas notas exislenciales de temporali-
De aquí que, pese a sus pretensiones ontológicas, Heidegger no dad e historicidad, en que se de-vela el ser de la existencia concreta
alcance el ser estrictamente tal ni logre ubicarse en un plano rigu• humana, no sean sino en su aparecer actual el pasado y el futuro con
rosamente metafísico, y que el objeto de sus investigaciones resulte la misma muerte - que clausura y da finitud al ser de la existencia-
un híbrido: un objeto fenoménico de la intuición empírica tratado X.
constituit ivos del ser de la existencia; no son sino en su aparecer
como si fuese el ser de la Metafísica, y reducido además a practicidad actual en la conciencia. El ser de la existencia no es sin pasado ni
o fa cticidad pura. Con lo cual sus investigaciones resultan también futuro, pero pasado y futuro con la misma muerte no son sino por y
.1( una Pse11do-011tología, una Pseudo-meta/ísira, una inquisición acerca en la presencia del presente.
del ser, del ser de la existencia humana realizada en un plano empí• De esta raíz del neo-empirismo irracionalista surgen también
co matt-rial, donde tal srr - en sí sitmpre inmaterial- no se mani- las demás notas del existencialismo heideggiano: a) un larvado ~
fiesta ni puede manifestar,e y, consiguientemente, es sustituido por materialismo -que en Sartre arroja la máscara-, que no supera las
su p,resencia o aparecer fenomén ico , vaciado de su auténtica reati• notas existenciales o aparecer dado en la intuición, de facto empírico•
dad, un apr,,-ecer, en una palabra, tratado como si fuese un verda- sensible, según lo ya expuesto; b) un psicologismo -así llamó Husserl
dero ser. a la filosofía de Heidegger- que reduce o funda todo el ser en el
La inquisición heideggeriana, en última instancia, constituJ e ser de Dasein, y a éste a su vez lo reduce a devenir existencial o
una investigación de intención inicial metafísica por descifrar el temporalidad e historicidad; y c) un agnosticismo metafísico, que
sentido del ser, comenzando por el ser ele la existencia humana; pero hace imposible la aprehensión de todo ser inmanente y trascendente
a la vez un esfuerzo metafísico frustrado, a causa de no haberse al puro aparecer.
colocado en un terreno enteramente inmaterial -único en que se
de-vela y manifiesta el ser, comenzando por el ser de los entes ma- 8. - Conclusión: consecuencias nihilistas en el plano metafísico y
teriales, dado, bien que de una manera oculta, en la intuición em• moral del neoempfrismo irracionalista antimetafísico de Hei-
pírica- por no haberse colocado a su vez en el único camino capaz
de alcanzarlo y que no es o tro que el de la aprehensión toLalmente degger.
inmaterial o espiritual del conocimiemo conceptual y judicativo del Este neo-empi,·ismo irracio11alista va a desembocar aún más lejos,
entendimiento. si cabe: al nihilismo, al ateísmo, al inhumanismo y al amoralismo
Por eso, tras la apariencia ele una semejanza entre el objeto de más radical. En efecto, un ser des-esencia/izado, que no llega a ser y
la investigación metafísica en el Tomismo y en el Existencialismo, se queda en su puro apa,·ecer o presencia, en rigor, es un ser abst1,rdo,
hay una radical diferencia: el intelectualismo tomista busca el ser o que se deshace en la nada. Consecuencia que Heidegger y Sartre admi•
esencia inteligible, inmaterial, de las realidades concretas, fenomé- ten en el sentido de que e l Jer de la existencia, como pura ex-sistencia
nicamente aprehendidas en la experiencia; en cambio, la inquisición o facticidad o temporalidad des-esencializada, no es sino desde, por
de H eidegger, aunque dirigida también a descubr ir el ser de la 'f para la nada. La afirmación de la supremacía de la nada sobre
realidad existente, si n embargo, por las razones del m étodo irracio- el ser constituye el núcleo de esta pseudo-ontología - tal como puede
nalista apuntadas, semejante búsqueda del ser no puede trascender verse en Was ist M etaphysik- que se devora a sí misma por la
el plano de la empiria material, donde el ser en verdad permanece <:ontradicción.
formalmente oculto, y es sustituíclo por un pseudo-ser: la "presencia" Y si con una intuición empírico-irracional no se puede llegar
(Heidegger) o "el ser del fen ómeno" (Sartre), vacío de esencia hasta el auténtico ser, constitutivo del ser existente, hasta su esencia
y ele au téntico ser real, y la Ontología o Metafísica es sustituída inteligible, y sólo se aprende su sucedáneo, este ser absurdo o apa-
por una tJseudo-011/ología, que, clestituícla ele su verdadero objeto, recer de la ex-sistencia, desde el cual es imposible alcanzar el ser


322 DERISI - SANTO TÓMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL. LA INVESTIGACIÓN METAFÍSICA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TOMÁS 323

real -en acto o en potencia, inmanente o trascendente- se ve que a Lales fenómenos los conyierte en un aparece,· fáctiro, sin sentido
mucho menos se lo puede trascender para alcanzar su causa: st~ y absurdo, y que culmina en un inmanentismo absoluto puramente
Causa eficiente primera y su Cansa final última, sobre todo; y que existencial y contradictorio.
esta inquisición híbrida de intuición empírica, tratada como intui-
ción metafísica, no puede salir de la inmanencia existencial, y que-
es imfY.)sible en tal ülosofía referirse siquiera a un Ser en sí, aun
como posible, que u·ascendiera y del que, como Fuente y Causa, n
originaria, participara el ser de la existencia concreta. Una visión•
del ser del hombre dentro de una visión del ser total, 1ina integra-
9. - T'alor ontológico de la i,nteligenria.
ción de la Ontologfa fundamental en la Ontologfa general o Meta-
física, lógicamente está excluída de la investigación de la filosofía Todo el esfuerzo filosófico de Santo Tomás se dirige a penetrar
existencial de Heidegger, cualesquiera sean sus reales intenciones. y develar el ser de las cosas y del hombre y, por él, alcanzar el Ser
en sus últimos escritos, en los que podría aparecer un conato por- de Dios.
romper los vínculos del ser existencial concreto para alcanzar et Ya dijimos que aparentemente H eidegger dice lo mismo. Sin
ser en sí, del que aquél sería sólo una participación o realización,. embargo, hay una diferencia racücal en el camino en que se coloca
cuando afirma que, si bien el ser o presencia no se realiza sino en la investigación de uno y del otro y, consiguientemente, en el tér-
el ser o presencia de la existencia -conciencia- no se identifica sim mino a que aquélla realm<.nte conduce.
embargo con él. En Santo Tomás la inteligencia no está dejada de lado y, si
Igualmente, perdido el auténtico se1· trascendente e inmanente,. bien está determinada a obrar de acuerdo a la limitación de su propio
sin esencia humana y sin Fin o Bien trasce11dente a ella, se pierdell' ser y a las condiciones materiales de su ejercicio, está salvag11ardada
los dos puntos ontológicos necesarios, de partida y de llegada, def en todos sus derechos y en todo su alcance ontológico y empleada
perfeccionamiento humano y, consiguientemente, se hace imposible de acuerdo a las exigencias de su propia esencia, como el único
una auténtica Moral individual y social, y p_ierde todo sentido eI mecüo legítimo para alcanzar el plano inmaterial, en que se des-
verdadero humanismo y cultura, como obra de desarrollo específi- cubre y aprehende el ser.
camen te espiritual del hombre; se sigue el amorafümo más racücal El valor de la inteligencia no puede ser demostrado sin una
y el hundimiento de todo lo humano en el caos de la vida inferior flagrante petición de principio: sin suponer ese valor, ya que éste
instinti va y material sin control del espíritu. Y es por aquí, por sería demostrado por la misma inteligencia. Pero a la vez el valor
donde el existencialismo tiene sus conexiones con el materialismo, de la inteligencia, aííade Sto. Tomás (12), no puede ser negado ni
marxista y con el materialismo freudiano.
puesto en duda ni, por eso mismo, necesita demostración; )ª que
En síntesis, que la intención metafísica primera de Heidegger todo intento de negarlo o ponerlo en eluda se apoyaría en dicho
es malograda por su posición metodológica anti-intelectualista, que, , alor. En efecto, la inteligencia ni siquiera puede formular una
desde el comienzo de su obra, le priva del único camino de acceso a negación y una duela sin sostenerla. en el ser trascendente, como en
su verdadero objeto, el ser inmaterial, el cual, en cuanto tal, es. su término objetivo, y en el principio de contradicción, que le da
inteligible o aprehensible por la inteligencia, y por su intento, intrín- sentido de negación o de duda. Sin este ser y este principio ningún
secamente vinculado a su método anLi-intelectualista, de alcanzar juicio ele la inteligencia conserva sentido siquiera, y la actividad
de un modo directo e inmediato la realidad concreta, la existencia mental misma se hace imposible y se diluye en lo impensable. Siem-
propia, por una intuición, que, precisamente por quedarse en Jo. pre que formulamos un juicio: que afirmamos o negamos o dudamos,
individual -que lo es tal por su materia (Cfr. P. II de este u·abajo) - afirmamos o negamos o dudamos de algo ele un ob-iectum o ser tras-
no putde trascender los fenómenos empíricos y dejar de ser ell.t cendente o distinto al propio acto; estamos dando un sentido de
también material o sensitiva, con la consiguiente imposibilidad de identidad -juicio afirmativo- o de negación de identiad -juicio
acceso al ser, oculto en su inmaterialidad esencial a esta visión ma- negativo- o de no Yer si hay identidad o no identidad -juicio dudo-
terial, y con el lógico trastrueque y deformación de la realidad y so-, con lo cual estamos afirmando el principio de contradicción
del objeto de la Metafísica, que toma como objeto suyo, como ser, y el valor objetivo trascendente de la propia inteligencia. Si cuando
lo que es únicamente su presencia o aparecer fenoménico dado en
la experiencia; trastrueque, agravado por el irracionalismo, que aun 12 In MetaPhysicam, L. IV, n. 343.
.....

324 DCRlSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FJLOSOFh\ ACTUAL L\ l NVESTlGACIÓN METAFÍSICA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TOMÁS 325

dudo cte algo, pudiese dudar en Yerdacl del princi pio de contradic- bre, nuestra inteligencia ni siquiera lleg-a a conocer ninguna esencia
ció n o del valor de la inteligencia, ipso facto !>e derrumbaría mi duda, por su diferencia última específica. Esta <le[iciencia <le aprehens ió n
pues desde este momento dudar y no dudar sería lo mi5mo, co~a intelectiva ele la esencia por su inteligibilidad específica hace nece-
que tampoco y ni siquiera puedo formular sin aquel p1incipio. Como sario al hombre el conocimiento sensible para aprehender por sus
un cuerpo organizado al que se se le qu ita la columna vertebral manife~taciones exteriores materiales tal esencia, y más toda,·ía para
se desh<1ce como tal, así también se derrumba y se dil uye en el cao~ apreheuder su individnali<lad concreta.
el pensamiento sin principio ele contradicción y sin un ser trascen- La organ ización de estudio de estos caracteres sensibles como
d ente en que se funda. maniíestación fenomé nica de la realidad esencial, da origen a las
ciencias inductivas o empíricas, que vienen así a suplir, con su s
Por lo demás, la inteligencia no puede negar o poner en duela
s u capacidad de aprehender el ser trascendente, sin referirse a él conocimientos ge neralizados de los elatos empíricos, la visión ele la
esencia inteligible, ye]acla a la aprehensión directa de la inteligencia.
y aprehenderlo, consiguientemente, de algun a manera, siquiera sea
para negarlo ; con lo cual su esfuerzo, por negarlo o ponerlo en fata doble limitación de la inteligencia en la aprehe nsión del
duda, resulta imposible, porque con/rndictorio. ser individ ual: la de no aprehender la e\encia existente individual y
la de no aprehender _siquiera la especíl'ica, que es un hecho de con-
De este modo Santo Tomás deja asegurado el único in&trumento ciencia, encuentra un a fundamentación m etaUsica en la doctrina
con que po<ler llega r a apre hender el ser y realizar la Metafísica, '! aristotél ico-tomista de la materia. En efecto, la materia, e l principio
que no es otro que el de la inteligencia. En efecto, ya hemos visto por el cual las cosas materiales son tales, es un principio de limita-
antes (N9 5) que, fuera de la inteligencia, el hombre no posee otro ción, una potencia o no-ser del se1·; "no es la esencia, ni la cualidad,
medio de llegar y aprehender el ser formalmente tal. ni la cantidad ni cosa alguna con la cual se determ ina el ente". <lice
Aristóteles (13); es un puro no-ser o no-arto real en el seno clel ser.
10. - L as limitaciones del conocimiento intelectivo humano, de la Por eso, la materia no añade ninguna determinació n o nota especí-
esencia abstrncta y genérica de las cosas mnleriales, imp1testns fica a la esencia; simplemente recibe y coarta la forma y las notas
por las condiciones materiales de s11 existencin espiritual en específi cas, que ésta implica y trae consigo como acto esencial. La
unión substancial con la materia. forma, ) el principio detern1inante de la especie por ella dado, puede
Frente a la realidad concreta, exterior e interior, inwitivamente rnultiplic:ar~e una y otra veL sin ser modificado en sus n o tas consti-
dada en la experien<cia sensible desde su aspecto accidental o feno- tutivas, gracias a la materia que la individualiza (1 4) .
ménico, la inteligencia penetra hasta la esencia, de-velando así el se,- Ahora bien, la m;iteria no puede ser direnamente aprehensible
constitu tivo de la realidad. Los sentidos perciben la realidad o el por la inteligencia, por carecer de determica n ión o acto. Sólo lo es
ser existente concreto; la inteligencia, en cambio, cala y llega hasta indirectamente, como limitación o no-ser de la forma. De ahí que la
lo que la realidad es, hasta de-velar aquello por lo que la realidad inteligencia humana en los seres materiales directamente sólo apre-
es lo que es, tal realidad: el ser desde su esencia. henda la Jorma, el principio determinante de la e~en cia con sus
Inversamente, mientras los ~ntidos per ciben la realidad en su notas constitutivas, abstracta de las notas materiales. Y como la
riqueza individual existente, la inteligen cia no logra penetrar y de- materi:t es principio de individ uación, y únicamente lo individual
velar su esencia sino a costa de sus notas individuales existenciales. puede existir como tal (rn), síguese que la in teligencia directamente
Es un hecho de conciencia que nuestra inteligencia no aprehende sólo aprehende la esencia uniYersal o abstracta de las notas indivi-
las esencias sino abstracta y universalmente. La esencia individual, duales y ele la existencia concreta.
lo que la realidad es en su ser individual concreto, escapa a su apre- Por o tra parte, la intelig·cncia humana no es intel igencia de una
hensión directa y queda siempre velado en su miste1io ontológico substancia espiritual completa, sino de un a lma espiri tu al unida
intransferible. substancialmente a la ma teria, con la cual constituye el compues to
Más aún, de la esencia especíCica de la cosa la inteligencia humano, principio del conocimiento sensible. Esta unión substan-
empieza por aprehender sus notas más universales, y únicamente en
nuevos actos, cada vez más penetrantes, va descendiendo y descu- rn Mf'l., VII , 3, 1029 a 20.
H ARISTÓrE,I.ES, Met., \', 6. 1016 b 32; y SAN1'0 To,rÁs, In L . c., lcct. fl,
briendo sucesivamente las diferencias genéricas más próximas a la N O 876; In JJ oi!t. de T ri11., 4, 2 ad 4; S. Th., 111, 77, 2.
realidad individual, sia alcanzar nunca la última diferencia, exclu- 1G El universo! a part.e ,-ei es co111 radicwrio, pues SCIÍ:l uno ~ llllllliple
siva de ésta. Más todavía, si exceptuamos la esencia del propio hom- a la l"CZ en el mismo o rden de la realidad cxislenlc.

-
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326 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA. FILOSOFÍA ACTUAL LA INVESTIGACIÓN i\!ETAlºÍSICA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TOMÁS 327

cial del alma espiritual con la materia hace que aquélla no logre directa o intuitivamente, por vía no intelectiva, el ser de la exis-
ponerse en contacto con su objeto formal, el ser en sí, por intuición tencia propia, lo ha llevado a suprimir la realidad esencial -objeto
de Jas realidades entera o puramente inmateriales, espirituales, sino formal directo de la inteligencia- y a tratar como objeto .de esta
sólo mediante la intuición sensible y, por ende, comenzando por los .intuición los objetos que realmente sólo lo son de la intuición sensi-
seres materiales, únicos inmediatamente dados, a esta intuición. Esta ble -los objetos tales cuales se aprehenden, suprimida la inteligen-
condición material del hombre es lo que impone a su inteligencia de cia- y a tomar como ser, como realidad constitutiva de esta realidad
un alma o substancia espiritual incompleta unida al cuerpo, esta existente con creta, y objeto de la Metafísica, lo que realmente es
carga de sometimiento al ser material para alcanzar y des-wbrir en manifestación y devenir fenoménico de ese ser y objeto de los senti-
él su objeto formal propio: el ser. Pero, como el ser material, así dos y de las ciencias- empíricas. Con este trastrueque de objetos no
inmediatamente alcanzado a u·avés de la experiencia sensible, en -sólo ha reducido la realidad existente concreta, privándola de su
su realidad existente concreta no es inteligible en acto a causa lle verdadera esencia -objeto de la inteligen cia- sino que la ha defor-
su principio material -directamente inasible en sí mismo por la mado posili vamente, al buscar el ser en esa realidad así disminuida y
inteligencia, por eso- que sumerge en su potencia al acto esencial deshecha ontológicamente; y lo más g rave es que lo realiza contra-
o forma, la inteligencia no puede captar directamente este ser sin- <lictoriamente con la misma inteligencia, convirtiendo y tratando
gular y sólo Jo aprehende después de absu·aer su forma o acto inteli- .como ser o esencia lo que realmente no lo es, sino sólo su efecto y
gible de su materia, es decir, como esencia abstrae/a o universal. manifestación accidental empírica. En una palabra, ha instalado la
Metafísica en un plano donde es imposible alcanzar y descubrir su
11. Esta limitación hace imposible una visión del ser en el pla110 -objeto: el ser o esencia constitutiva, que por su mismo con cepto de
individual concreto y, consiguientemente, una melafísica intui- .acto perfeccionante es enteramente inmaterial aun en las cosas ma-
tiva de lo existn1cial. que sólo es posible en 1111 plano entera- teriales, y sólo de-velaúle al conocimiento espiritual de la inteligen-
mente inmaterial, por abstracción de la materia de los datos cia; y ha Lomado como se,· lo que sólo es su manifestación fenom é-
empíricos. nica, su aparecer.
Por eso, la pretensión de Heidegger de aprehender in tuitiva- En cambio, S. Tonuís, reconociendo y so metiéndose fielmente
.a la condición humana de la inteligencia, ha sabido llegar hasta ese
mente 1o singular concreto como ser o acto, es imposible; porque
plano ontológico por el cam ino arduo y penoso -y hasta humillan•
si es aprehensión deJ ser, es aprehensión del acto o de lo inmaterilll
te- de la abstracción de las notas materiales, a partir de los datos
del ser material )' sólo es aprehensible, como tal, por el conocimiento
de la intuición ~ensible, hasta descubrü: así el acto esencial o forma
conceptual espiritual; y si es intuitivo del ser material concreto, no
-constitutiva del ser, su esencia, siquiera desde sus notas más gené-
puede ser aprehensión del ser formalmente tal, ya que el ser y todo
Jo que de ser hay en la realidad, como tal es inmaterial. No se puede ricas o universales, para luego penetrar y captar también inteligi-
blemente la realidad individual del se1· existente concreto, bien que
hacer, pues, Filoso[ía inmediata o intuitiva de lo singular (10) .
De aquí que lo singular cono·eto material -como es también el sólo de un modo indirecto, desde aquella esenria integrada en éste,
hombre- no pueda ser aprehendido como ser, sino sólo indirecta- en el juicio.
mente, dice S. Tomás ajustándose a un análisis de gran penetración
psicológica: por integración ele la esencia abstracta, captada en el 12. -El ser, e11terame11/e inmaterial, objeto dP la Afotnfísicn, es
concepto, en su realidad existente co11creta en el juicio. Recién cuan• aprehe11sible excl11si11amr11te por la 11ía espiritual del conoci-
do la inteligencia den1elve las notas esenciales inteligibles a la miento de la intelige11cia.
reaüdacl existente concreta, de donde fueron tomadas por abstracción, Santo Tomás no se queda, pues, en el plano empírico ele lo in-
y siempre desde esta esencia, la inteligencia ilumina y apreliende de dividual concreto, como Heidegger, ell el cual no es posible alcanzar
este modo inteligible, bien que indirectamente, como de soslayo, el el ser formalmente tal ni realizar, consiguientemente, una investi-
mundo de la realidad individual concreta (17 ) . gación metafísica; sino que en el mismo ser real, concretamente dado
El intento ontológico imposible de Heidegger de aprehender pero oculto a la experiencia, penetra, mediante la abstracción de
las notas materiales, hasta el plano más profundo, inmaterial, del
rn CL Oc:rAno N1coLÁs DrR•~•, Tratado de F:xistencia/is mo )' To111 i~1110,
c. X. n 5, Emecé, Buenos Aires, 193G.
ser como tal, para descubrir la esencia constillltiva del mismo y
X desde ella alcamar intelig iblemente, bien que de un modo indi-
17 S. Titeo/., I, 84, 7.

..
._,

328 OERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA INVESTIGACIÓN J\lETAFÍSICA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TOMÁS 329
'
recto y por relorno a la intuición empírica, la misma existen cia Santo Tomás, porque si el ser no alcanza su plena inleligibilidad
concreta. sino en cuanto logra despojarse de todo lo que no es o, en otros
CenLrada la inteligencia en su objeto formal propio, la esencia términos, ele su materia y en cuanto alcanza así su enlera inmate-
de las rosas materiales, desde ella la inteligencia no sólo se apodera rialidad o acto; y si, por otra parte, la existen cia está esencialmente
de la existencia real de las mismas en el juicio, del modo expuesto, vinculada a lo individual, desde que el universal -11m1m in multis-
sino que por un nuevo esfuerzo de abstracción, llega a despojar al a parte rei es contradictorio; y si, Iinalmenle, la individuación
ser de toda materia -sensible e inteligible o cuanlitativa- a redu- dentro de la misma especie -tal como vemos acontece en los seres
cirlo al ser e11 cuan/o ser, y logra de este modo ubicarse en un plano corpóreos- no se realiza sino por la coartación de la forma o acto
estrictamente metafísico. En efecto, lo que da sentido e inteligi- esencial por la materia: síguese lógicamente que el ser inmediata-
bilidad a una realidad en su ser o, más precisamente aún, en su mente dado a la inteligencia -)' a fortiori dado en la Metafísica,
esencia, son sus notas constilutivas que provienen de su acto esencial que se logra por nuevos procesos de abstracción a partir de aquél-
o forma. Lo que impide la inteligibilidad de ésta es lo que en ella es la esencia universal o abstracta de su existencia individual con-
no es, que proviene de la materia, la cual no incluye nota alguna creLa; al menos en lo que el ser explícitamente dice, porque por
determinante y es pura indeterminación, limitación: pura potencia, su noción misma implícitamente incluye todos lo, caracteres, aun
y que. por eso, en cuanto tal, no es directamente inteligible ni los más indh·iduales y concretos. El objeto de la Met;ifí5ica no
aprehensible por la inteligencia. es, directa e inicialmenle el ser como participio o en su acto de
De aquí también que la inteligencia encarnada del hombre para existir, no es la existencia sino el ser como nombre o romo esencia.
ponerse en contacto con el objeto de la Metarísica, el ser en ettanto PP.ro esto no quiere decir que el ser aprehendido en la Meta-
'j-. esr, a partir del ser material -el ser inmediatamente dado a través física no incluya y se dirija, como a su término delinitivo y mela
ele su intuición sensitiva- haya de someterlo a un proceso de in- suprema, a la existencia. En efecto, la esencia no es sino aquello
materialización total del mismo - que es lo mismo que de ab5trac- por lo que un existente -en acto o en potencia- es lo q11e es, es
ción d e la materia individual, sensible e inteligible- para lograr esto o aquello. En una palabra, la esencia no es sino un cletenni-
así y, por eso mismo, su total inteligibilidad o aprehensibilidad nado modo ele existir. P ero ser o existir -en acto o en potencia-
por la inteligencia. romo c~Lo o aquello, el ser un modo determinado ele existir, no tiene
sentido sin la existencia. Esta y, en última instanci;,, la pura y real
El ser, pues, es inteligible en la exacta medida en que es, y lo Existe11 cia -Dios-, fundamenta y constituye las esencias como olro5
es en b medida de su inmaterialidad o liberación del no-ser de la tantos modos finitos necesarios de participabilidacl ad ex/ra. P or
materia, o de su acto: ens et vet·wn convert11ntur. Por eso, el el mero hecho de ser o existir, la E xistencia a se fu nclamenta n e-
objeto de la Metafísica, el ser en cuanto ser, es enteramente inteli- cesariamenle todos los infinitos modos finitos de ser o existir, las
gible, porque es enteramente inmaterial -al menos por abstracción- infinitas esencias finitas. E inversamente, sin la real e infinita
y, por ende y correlativamenle, sólo aprehensible por vía intelec- Existencia ele Dios las esencias perderían todo sentido, dejarían de
tiva. La MetaHsica es, pues, una empresa que únicamente puede ser, y nada habría ni posible ni imposible. De aquí que el hecho
llevarse a cabo en un plano enteramente inteljgible y por vía de mismo de la posibilidad, inmutabilidad y necesidad de las esencias
inteligencia, porque su objeto, -el ser en cuanto ser- únicamente implique e incluso constituya un argumento para llegar hasta la
puede revelarse por abstracción o liberación de todo no-ser o ma- Esencia que es la pura Existencia, a la Existencias de Dios.
teria, por y en la inmaterialidad total, porque sólo en ella logra el De ahí que si el objeto formal de la Ontología es el ser como
ser su total de-velación o inteligibilidad. En síntesis, que si el objeto nombre, es decir, directamente aprehendido desde la esencia, tal
de la Metafísica es enteramente inmaterial, también el sujeto que objeto implica a la vez la existencia y, en última instancia, se
lo aprehende no puede ser sino el espíritu enteramente inmaterial, dirija como a su meta definitiva y se sostenga en la pura e infinita
en función aprehensiva, es decir, la inteligencia.
Existencia.
Pero hay más. La existencia real de los seres exisLentes es
13. - El orden esencial del ser se constituye como participación ne- también objeto que a la Metafísica toca esclarecer en sí y en sus
cesaria del Ser o Existencia divina, integrándose de este modo causas. Para explicar el hecho de la existencia de las esencias, que,
la Ontología en una Teodicea. siendo de sí contingentes o indiferentes para existir, sin embargo
Sin embargo, conviene precisar este objeto de la Metafísica en existen y en la medida finita de su s notas constitutivas, es preciso

~
LA I N\ ESTIGACIÓN J\l[TAriSlCi\ E'-. JIEIDEGGF.R y rx SANTO TO~lÁS 331
330 DERJSt - SANTO TOM,\S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

que exista una Esencia que sea su Exislt11cia, una pura Existencia, ser del mundo y del hombre es un ser jJarticiJJado, un ser t1ue no
por participación causal de la cual -en el orden de la causalidad es, sino que contingente y finitamente -en la medida de su 'esen-
eficiente, iinal y ejemplar- hayan alranzaclo el acto de existir cia- tiene o participa ele la Existencia. Y aun dentro de su esencia,
aquellas esencias. el hombre no es puro acto o forma, pura su bstan cia espiritual, sino
forma o alma espiritual 1mida .rnbstancialme11te a la mate1·ia. El
ser del hombre -y también el del mundo- queda así encuadrado
14. - También el hecho de la existencia finita se explica como pa,·-
ticipación ele la Existencia de D ios. con cuyo conocimiento se dentro del ser to/al, alcanza esclarecimiento en sí mismo y en sus
causas trascendentes a él, dentro de una visión integradora y uni-
logra una visión integradora de la Metafísica.
taria del ser total. La Ontología fundammtal y la Antropología
Y porque en verdad una ve¿ alca11Lado el concepto de ser quedan así integradas en una auténtic,'1 l\frlafísira: en una Onto-
-esencia o modo capaz de existir- a partir del ser real material logía, que culmina y enrucntra su última instancia y razón en una
dado en la intuición sensible, apoyándose, no ya en la esencia de Trulogía 11at11ral o Teodicea.
este ser material, sino en su existencia finita y contingente y en
la del propio sujeto cognoscente, después de desci frar la esencia 15. -Ambito lotal y parles de la Melafísiw: Ontología Grneral,
de estos seres - de los seres puramente mate1!ialcs, vivientes y sensi- Ontologia del ser finito. T eodicea y Gnoseología.
tivos del 1111111do, y material.,viviente-sensitiYo y espiritual-intelectivo-
volitivo del hombre, en la filosofía natural y p~icología- desarro- De este modo, a partir del primer objeto de nuestra inteligencia:
llando las exigencias ontológicas implicadas en el hecho contin- el ser de las cosas materiales intuitivamente dadas en nuestra expe-
gente ele tal existencia rea[ - que rebasa todas las notas y propie- riencia sensible en su existencia concreta junto con nuestro propio
dades de la esencia-, la Metalísica llegará a probar la Existencia ser exisLente de sujeto cognoscente, el Tomismo no sólo alcanza el
del Ser cuya Esencia es E xistencia, la Existenáa a se y divina y a objeto de la ?lletafísica en la imeligibili<lad ele la inmaterialidad
aprehenderla en la luz inteligible de s11 objeto lonnal: el ser e 11 man- total, lograda por un Lriple y sucesi\'O esfuerzo ele absu·acción ele
to ser. En efecto, en posesión intencional o inmaterial del ser -esen- la m a teria - individual, sensible universal e inteligible-, sino que,
cia )' existencia- de las cosas del mundo y del propio hombre, la una n!z en su posesión, mediante un raciocinio, que pane del !techo
inteligencia descubre la finitud '.)' co11ti11ge11cia de esos seres, prove- de la existencia de aquellos seres materiales, inmediatamente dados
nientes de la distinción 1·eal de su esencia y existencia: las cosas en la intuición sensible, y de nuestro propio ser, ciado en la con-
del mundo y el propio hombre 110 son sino c¡ue licnen existencia, ciencia, en la cima de su tensión llega a la E xis/e11cia misma de
y la tienen no necesaria sino conlinge11teme11te, es decir, sin nin- Dios, como a la Causa primera ele donde procede todo ser: de donde
g una exigencia de su esentia, indiferente para tenerla o no; y procede por participación necesaria el orden ese11cir1l, constituyén-
fi11itame11te, es decir, en la medida de la determinación ele las notas dose así el mundo inmutable de las esencias -objeto propio de la
esenci::iles: la existencia es acto realizan/e ele una determinada -ele Melafüica-, y por participación c,·eadora libre '.)' conti11gente el
ésta o aquélla- esencia. -orden existencial, comienza a ser el mundo cambiante de las exis-
Ahora bien, el hecho de la existencia de tales seres, no puede tencias finitas '.)' co11/i11genles; y adonde todo ser finito se dirige y
explicarse por sola la esencia de las cosas del mundo o del propio debe retornar como a su Causa final última o Bien Supremo. La
hombre. que de sí es indiferente ni exige tal existencia, sino que O1110/ogía o Filosofía del ser en cuanto ser se ex tiende y comple-
la tienen gratuita o conlinge11teme11te recibida de otro ser trascen- mcma a~í con las demás parte~ de la Metafísica : ron la T eodicea,
dente, que les comunica la existencia que él ya tiene en acto y, en con el esLudio de la Causa diYina: el Ser o Existencia pura, y con
definitiva -puesLo que un recurso a otro ser existente hasta el el de sus realizaciones creadas en la Ontología del ser finito; para
infinito o sine fine, sin llegar nunca al primero, existente por sí, terminar en la reflexión crítica o valorativa de este conocimiento
llevaría la negación del hecho mismo de la existencia de los seres del ser de la l\!etafísica, es decir, en la Gnoseología o Crítica fun-
del mundo y del propio ser del hombre, dado en nuestra expe- damen/al. Con la Ontologia general, T eodicea, Ontología del ser
riencia- al ser que tenga ele sí o por propia esencia la existencia, finilo y Gnoseología se cnstitu ye esta única Ciencia suprema, esta -f

que existe a se, es decir, que sea la misma E xistencia: a Dios. Tal Sabiduría que es la Metafis~rn.
Ser cs. por su concepto mismo, infinito, omniperfecto y personal. P.trtiendo de la experiencia sensible, externa e interna -único
Se logra así una visión metafísica del ser, dentro de la cual el con tacto inmediato con la realidad existente y fueme originaria por
332 DERISI - SANTO TOM.<\S DE AQUINO Y LA f "J LOSOFÍ,\ ACTUAL
.. LA INVESTIGACIÓN l\l ETAFÍSJCA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TOMÁS 333

donde, ~in ser aprehendido en su formalidad propia, entra oculto- queda encerrada, por eso mismo, en una inmanencia ex istencial
y como en silencio el ser en el hombre- y refiriéndose y apoyándose vacía de toda esencia y, en definitiva, diluida en la 111tcla, sin posi-
constantemente en ella, por un proceso de inmaterialirnción abs- bilidad de acceso al sr·r y, consigu ientemente, al m1111rlo, al )'O y a
tractiv<l de la materia, la inteligencia se posesiona de su objeto, el Dios y, por ende, sin posibilidad alguna de acceso al auténtico deber
ser fmmalmente tal y, ya en un plano en__teramente inteligible, ser moral, cultural y humanistico.
realiza su obra estrictamente metafísica: descifrando primeramente.
L:t investigación tomista, por el contrario, cenu·ada en el objeto
el con tenido real de e~ta noción inteligible suprema con sus pro-
formal propio ele la inteligencia, la esencia constitutiva del ser d e
piedades trascendentales -Ontologia ge11ernl- y de la exi~tencia
las cosas materiales, logra alcanzar, desde este ser mate1·ial, el objeto
que la realiza en su multiplicidad y divenid,1d esencial y en lo~
propio de la Ontología -el ser en c11a11/o ser- y abrirse al ser
principios y causas que dan rll7Ón de ella -Ontología del ser finito-
inmanente del propio hombre y trasce11de11te del mundo y de Dios,
para alcanzar, en definitiva, la suprema Causa eficiente primera y para conquistar todo el ,imbito del ser de la Metafísica, y desde
final última, la Existencia a s<', razón ontológica suprema -n<'ce-
éste también el del deber-ser de la Moral, del Arte y de la Técnica,
snria )' libre, respectivamente- ele tod;i Psencia y exist<'11cin - Teo- e integrar ele este modo el ser finito y contingente del hornbre -en
dicea-, y terminar con la reflexión crítica sobre esta Sabiduría 11/f'- su esencia y existencia- dentro de una visión comprensiva de todo
tafísica que la discrimine y la justifique en su justo valor ontológico el ser: logra, en una palabra, una Ontología fundamental dentro
-CnosPologín-.
de una Ontología general, integrada a su vez en una Ontología del
ser finito y en una Teodicea y desdoblada reflexivamente en ima
16. - F1111dam e11 tación metafísica d<' la actir,i<lad moral. Gnoseologla, en síntesis, dentro de una Metafísica como Sabiduría
Y una ve¿ que la inteligencia, desde la esencia ele las cosa<; integradora de todo el ser y fundante, de una manera ontológica
materiales, inmediatamente dadas a su ·visir'm, ha conq uistado todo absoluta, del orden moral-rnlt11ral-h11ma11ístico del deber-ser. 1 s
el ámbito del ser -esPncia y existencia- del mundo, del hombre y
de Dios, es decir, todo el á mbito ele la M etaflsita, desde la esencia del
hombre y de,cle ~u dinamismo espiritual y desde su correlatiYo Fin o
Bien trascendente divino y de sus exigencias ontológicas sobre la III
activid,,d de aquél, descubre también y coníigura el camino y for-
mula las normas ele perfeccionamiento humano de la A1oral indi,·i- 18. - P,·incipios de solución del problema del objeto, del método
dual y social -familiar y política-, del Arle y de la T frnira, en y del sentido y alcance de la Metafísica.
llna palabra. ele la C11lt11rn y del T-Jumrmismo.
Visión filosófica o natural total del ser y del debr,r ser -teo- Si quisiéramos sintetizar desde su raíz los princ1p1os de solu-
rética y práctica-, que luego es clivinamen.te acabada por una icón del problema planteado del objeto y del método de la Meta• X
integrat ión en una visión teológica o sobrenatural del ser y debPr física -a propósito del sentido de la misma en Heidegger y Santo
ser del hombre, no ya como hombre sino como hijo de D ios, redi- Tomás- llegaríamos a las siguientes conclusiones:
mido por Cristo e incorporado a El por la participación de la Vida
de Dios, que es la gracia.
1) Desde que la materia es el principio de la indeterminación
17. - Contraposición de la investigación metnflsica del neo-empi- y limitación del ser, su no ser, el objeto de la Metafísica, el ser e1l
cuanto ser, no puede ser sino enteramente inmaterial y, por consi-
rismo existencialista, destructivo y nihilista de Heiclegga, y
guiente, inaprehensible en cuanto tal por vía empírico-sensible.
del intelectualismo realista, constrnctivo y ontológico de Santo
Tomás.
2) Tampoco puede ser captado por una intuición espiritual,
A causa de su posición metodológica de querer aprehender el de la que el hombre carece, de acuerdo a su ser, que no es puro
ser existente cona·eto por una intuición irracional, la investigación espíritu, sino compuesto de forma espiritual y materia.
heideggeriana no alcanza el verdadero objeto de la Metafísica - por
no lograr su visibilidad inteligible, la inmaterialidad total que sólo
18 Cfr. ÜCTAvto N. DERISI, El Ul timo H eidegger, 2~ ed., Eudcba, Bucncs
la abstracción intelectiva de toda materia puede proporcionar- Aires, 1968.

l
-
334 DERIST - SANTO TOMÁS DE AOUlNO Y LA FILOSOrÍA ACTUAL

3) La inteligencia es quien tiene como ol>jeto formal el ser


7 LA INVESTIGACIÓN METAFÍSICA EN HEIDEGGER Y EN SANTO TOMÁS

sólo de un modo imperfecto por analogía, por negación de la im-


perfección y por eminencia de la perfección de las nociones o con-
335

como tal, que es inmaterial; y, por consiguiente, ella misma, como


su objeto formal, debe ser totalmente inmaterial o espiritual. Por <eptos inicialmente tomados de los seres materiales.
eso, si el h echo de tener como objeto formal propio el ser inmaterial
prueba la espiritualidad de la inteligencia, en el orden real o meta- 6) Mas semejante condición carnal de la inteligencia humana
físico es la inmaterialidad total del intelecto quien hace posible la es precisamente la que le impone a ella la obra estrictamente meta-
aprehensión del ser en su formalidad propia. flsica para llegar a aprehender su objeto propio, el ser en sí
inmaterial: el tener que hacerlo, no por intuición de los seres espi-
Pero de acuerdo a su ser de inteligencia y alma espiritual inte- rituales o enteramente inmateriales -como acaece en la Inteligencia
lectiva, pero unida substancialmente a la materia, este objeto ente- divina y angélica- sino por abstracción de la m ateria de los seres
ramente inmaterial, que es el ser, no Jo encuentra ella directa e materiales.
inmediatamente par intuición de los seres espirituales, si110 a tra-
vés de la intuición sensible -única intuición que pasee el hombre 7) De aquí el dilema que ha estructurado las dos partes pri-
para ponerse en contacto con lo real concreto existente- y, consi- meras de este trabajo:
guientemen te, en los seres materiales. a) o se pretende la apreheusión intuitiva del ser del hombre
-y, en general, del se,· material- y en tal caso no es posible llegar
4) P ero como la materia o prinop10 material ele estos seres a l ser formalmente tal: I) de parte del objeto, porque la materia
corpóreos es el principio de limitación del ser, que sumerge su acto lo sumerge en su no-ser potencial, impidiendo su cognoscibilidacl
inteligible en los senos obscuros infrainteligibles de su 110-ser po- en acto de ser en cuanto ser; y 2) de parte del sujeto, porque fal
tencial, para llegar a aprehender el ser en acto de estos seres m a te- intuición pertenece también a un compuesto substancial de espíritu
)( r iales, la itneligencia necesita hacerlos previamente inteligibles en y materia y no a un espíritu puro, como sería necesario para la
neto, y para ello ha de abstraer o liberar rn forma o acto esencial aprehensión directa del ser totalmente inmaterial; y, p or ambas
de sus notas materiales. Esto hace que el ser primo et per se apre- causas, objetiva y subjetiva, queda cerrado el acceso al plano ente-
hendido por la inteligencia humana sea el ser inmaterial de las cosas ramente inmaterial o inteligible de la Meta{ísica;
m ateriales: la forma o acto esen cial abstracto de sus notas materiales b) o se acepta el acceso al ser formalmente tal por la única
individuantes existenciales, la esencia abstracta o 11niversal. Sólo vía de aprehensión espiritual del hombre, que es la inteligencia
empobreciendo y despojando a la realidad material concreta de encarnada; pero tal aprehensión sólo se puede lograr por el camino
sus notas materiales individuantes, el ser material, la forma de los de la abstracción intelectiva de las notas materiales individuantes
seres materiales, se hace inteligible en acto, se de-vela o des-cubre .. de los seres materiales, intuitivamente dados en la sensación interior
en su realidad íntima de ser ante la inteligencia. y exterior.

5) Una vez en posesión de ese ser o ese11ria inmaterial ele las 8) Como esfuerzo de conquista del ser en sí en todo su ámbito
rosas materiales, por prescindencia o abstracción formal de toda de esencia y existencia, a partir de los seres ontológicamente más
materia sensible e inteligible o cuantitativa, desde él la inteligencia pobres y en el grado ínfimo de ser, que son los seres m ateriales,
alcann el objeto de la Metafísica: el ser en cuanto ser, el ser in- por el penoso camino de la abstracción de la materia, la M etafísica
material, con el cual puede significar todo ser, aun el de los seres es el camino peculiar de indagación del ser, que impone al hombre
enteramente espirituales y al m ismo A cto o Existencia pura de Dios, su condición d e espíritu encarnado, de inteligencia de un alm a es-
y comprender así todo el ámbito de la Metafísica. piritual, unida y sometida a las exigencias de la materia -y no
X Y una Yez munido de este concepto con el cual poder aprehender a la manera angelista de intuición del propio ser espiritual- no in-
los seres espirituales, a partir del modo inmaterial de nuestro co- trínsecamente o en la esencia de su acto enteramente independiente
nocimiento y apetencia libre, la inteligencia llega a descubrir el de la materia. pero sí en razón de su objeto, sólo dado y asible en
principio primero o substancial de la propia alma espiritual; y la intuición de los sentidos materiales.
desde la existencia de los seres circundantes del mundo y del propio Todos los intentos de Metafísica intuitiva: a) sea a la manera-
ser subjetivo llega con toda seguridad hasta la aprehensión de la panteísta de intuición del A cto puro, ya en forma realista -Spinoza-,.
F.:xistencia a Je o de Dios, rnya Esencia también de-vela, b ien que ya en forma idealista trascendental -Fichte, Schelling, Hegel, Cro-
336 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUI:-10 Y L<\ FILOSOFÍA ACTUAL

ce-; b) sea a la manera angelisla de i11111iriún del prop:o ser espi-


ritual, )'a en un mundo de ideas espirituales trascendentes -Platón-,
ya en el seno de la propia alma o pensamientos -Descartes-; c)
sea a la manera empirista-sensista y positiv ista - Locke, Berkeley,
Hume y Comte-; d) sea a la manera empirista-vitalista -Bergson-
o empirista-irracionalista del existencialismo -Heidegger y Sartre-:
están destinadas irremisiblemente al fracaso, fundadas como se h a-
llan en un desconocimiento rl,e la vida espiritual propia del hombre CAPÍTUW XXVIII
y de su connatural modo de acceso y aprehensión del ser, que no
es sino el de la inteligencia a partir de los datos de la intuición
empírica y por abstracción de su elemento estrictamente ontológico DOS CONCEPCIONES ANTAGóNI CAS DEL SER:
o inmaterial de sus notas de no-ser de la materia. SARTRE Y SANTO TOMÁS: LA INMATERIALIDAD
NIHILISTA Y LA INMATERIALIDAD REALISTA

LA INMATERlALJDAlD NIHILISTA DE SARTRE

l. - El ser en sí, punto de partida de la Onlología fenome11ológict1


de Sartre.
No hay ninguna duda que para Sartre el ser se identifica con
la ma~cria, con el cuerpo. Fuera de él no hay nada. Su sistema
es materialista.
Este ser en si o el cuerpo es en verdad el punto de partida de
la fenomenología de Sartre. Los demás seres sólo son por destruc-
ción o aniquilación de este ser material.1
El ser en sí ante el ser para si -el hombre- se confunde con
su aparecer. No podría ser de otro modo, desde que es imper-
meable, carente de subjetividad y razón de ser, absurdo e incomu-
nicado. Está ahí porque sí, totalmente exterior, macizo, puro
aparecer.2 .
Sartre no menciona nunca otro ser, fuente y origen de los de-
más, fuera de este ser en sí o material? del cual se derivan los
demás.

2. - El ser para si: el ser caj1az de preguntar sobre el ser.


El ser para sí o el hombre es el único capaz de preguntar por
el ser, el único ser en que tiene sentido la pregunta sobre el ser. 4

l J. P. SARTRE, L'ctre et le nl-ant, 19 ed. Galimard. París, págs. 30 y sgs.


2 ibid, pág. 33.
3 ibid, pág. 307 y sgs.
~ i/Jid, p,\g. 38 y sgs.
-
338 DERlSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL. hL SER EN SARTRE Y EN SANTO TOJ\IÁS 339

El poder preguntar sobre el ser encierra la posfoilidad de- Así la nada es ese agujero del ser, esa caída del e11 sí hacia el sí
responder afirmativa o negatiYamente, encierra en su seno la ne- mismo por la que se constituye el parn sí".13
nación.t Sartre amplía y profundiza aún mf1s esta tesis. El ser jmra sí
La negación o la n<ida está en la constitución de este ser capaz se manifiesta como un ser que es concienria y libertad. Ahora bien,
<le preguntar, que es el ser para sí. El ser en s{ no incluye negaciólb ambas notas existenciales se constituyen por la i11111aterialiclad o
o fisura en su ser macizo material.6 Porque en la concepción ma- aniquilación del ser en si o material. Por eso el se1· para si o el
terialista de Sartre, la negación no puede establecerse sino como hombre no es, existe, como conciencia y libenad, 14 en oposición al
destrucción o aniquilación del ser en sí o material. 7 se1· en sí, que es pero no existe.
El ser para sl es capaz de preguntar sobre el ser, gracias a la a) La conciencia nunca es ella misma. Es una parte del ser
introducción de la negación o nada en el ser en sí. "El ser para para sí frente a otra que ella no es. Es la nada que fisura al ser, la
~í, en efecto, no es oLra cosa que la pura aniquilación del ser en sí; que perrnile la dualidad propia de la conciencia y la constituye.
es como un agujero del ser en el seno del ser".8 "Todo ocun~· "El ser para sí es el ser en sí perdiéndose como en sí para fundarse
como si en el ser en si, en un proyecto para fundarse a sí mismo, como conciencia".15 "El ser para ~¡ es consciente de su facticidad:
se diera la modificación del ser para sí.º tiene el sentimienlo de su entera gracuidad, se aprehende como
esta ndo allí para nada, como estamlo de sobra".16
3. - La nada no es sin el ser. Si la conciencia llegase a ser, a coincidir o iden tificarse plena-
Por otra parte, la nada no puede ser por sí misma. No hay mente consigo misma, dejaría de ser conciencia, para convertirse
nada absoluta: porque tal nada no sería. en ser en sí o material. Porque lo propio de la concie nci a es pre-
Para que la nada sea realmente, tiene que estar en el ser, como cisamenLe que no sea ella misma, y sea la dualidad del sujeto y
una aniquilación del mismo. "La nada no puede aniquilarse sino- del objeto, que sólo puede dane por la nada que divide al ser. 17
sobre un fondo de ser: si puede darse la nada no es ni an tes ni Por eso el hombre es una "pasión inútil", una uada en busca de
después del ser, ni, en general, fuera del ser; sino que se halla en entera coincidencia consigo misma, ele llegar a ser un ser en si, con
el ~eno mismo del ser, en su corazón, como un gusano".1 º Sólo por lo cual dejaría de ser consciente y de ser hombre. Sólo por la 11ada,
y en el sf'r rn sí, a nidándose en el ~er en sí, puede darse la nada. 11 por no ser, existe la conciencia o, como dice Sartre: "En tanto no
No es, pues, el ser por la nada, como quiere Heidegger -ex puede coincidir consigo misma". 18
nihilo f it ens- sino, la nada por el ser. La nada es la corrupción b) La libertad. Otro Lanto acaece con la libertad, segunda
o la aniquilación del ser. "El hombre es el ser por el que la nada nota existencial, constitutiva del hombre. Porque "no es que el
viene al mtt11do".12 hombre exisla primero para ser libre luego, sino que no hay dife-
rencia entre el ser del hombre y su &er l ibre". 1 !J El hombre ex-iste
4. - Constitución del ser para sí como conciencia y libertad. continuadamente desde la 11ada. El hombre no es, ex-iste, busca
llegar a ser lo que no es. "La libertad es el ser humano poniendo
El ser para sí es precisamente el ser que puede preguntar sobre fuera ele juego a su pasado al segregar su propia nada . . . En la
el ser. En la posibilidad de la pregunta se introduce la negación libertad, el ser humano es su propio pasado (como también su
y la nada en el ser, ·ya que en la no coincidencia consigo mismo tiene porvenir propio) bajo la forma de aniquilarión". 2º Esla no coinci-
sentido la pregunta, que se formula así por la fis ura o nada intro- dencia del no ser o nada que es con el ser que no es, coostiluye
ducida en el ser. "El ser para sí es el ser que se determina él mismo precisamente la exisLencia o libertad. Y como quiera que la exis-
para existir, en tanto que no puede coincidir consigo mismo ... tencia es su verdad, el hombre "está condenado a ser libre . . . o no
5 ibid, pág. 58 y sgs.
13 1bid, ¡,ág. 12 l.
6 ibid, pág. 33.
H I bid,
p:.lg. 121.
7 ibid, pág. 711.
15 Ibid,pág. 124.
s ibid, pág. 711. 16 I bid,
p{1g. 126.
9 ihid, pág. 71.5•
l7 lbid,pf1g. 115.
10 ibid, p:lg. .57.
1s / bid, pág. 121.
.u ibid, pág. 7 1l. 10 !bid, pág. 61.
12 ibid, pág. 60.
20 lbid, pág. 65.
340 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFfa ACTU.\J _;4 l
'f' EL SER EN SARmE Y EN SANTO TOMÁS

somos libres para dejar de .ser libres". 2 1 La libertad o txistencia recer sin razón de ser,27 es para S<1rtre el fundamento de todo otro
humana es un esfuerzo desde el no ser o nada en busca de ser. ser o, más precisamente de la nada que da origen al hombre como
En otros términos la libertad consiste en un existir sin ser, en un ex-istencia que 110 es.28 No hay otro ser por encima o por debajo
evadirse de la nada radical en busca del ser que no es. Esta no del ser material. El hombre se constituye por la nada que destruye
coincidencia o identidad con su ser, esta nada o no ser es lo que o anonada el ser en si, como un no-ser que qt1iere ser como un
permite y constituye la libertad como pura existencia o éxodo ansia o " pasión inútil", que no podría realizarse o llegar a ser, sin
hacia la trascendencia de su nada, para hallar el ser que no es. autodestruirse, ya que el ser desalojaría la nada y, con ella, las notas
"La libertad es precisamente la nada que está en el corazón del existenciales de conciencia y libertad constitutivas del hombre.
hombre, y que obliga a la libertad humana a hacerse en vez de ser".~2
6. - El amor en la concepción inmaterialista niJtilista de Sartre.
5. - La inmaterialidad nihilista constitutiva del hombre.
La explicación sobre el amor en Sartre se ubica en esta misma
ne ahí que la "mala fe" 2:1 sea constitutiva del ser para sí del perpectiva no de superación sino de aniquilación de la materia,
hombre, porque él es ex-istencia o conciencia y libertad, como un de inmaterialidad nihilista y confirma esta tesis.
"se,· qtte no es lo que es y qt¿e es lo que no es", un ser sin identidad El no ser del hombre quiere recuperar su ser sometiendo la
consigo mismo, aniquilado radicalmente por la nada. Pero esta libertad del otro. "Mi proyecto de recuperar mi ser no puede reali-
nada que él es, es la que constituye sus notas existenciales de con- zarse más que si me apodero ele esa libertad y la reduzco a una
ciencia y li~rtad. Este no ser es lo <¡ue constitu ye la u·ama de su libertad sometida a mi libertad." 20 " Es, pues, cierto que el amor
ex-istencia; tanto que si el ser para sí lograse llegar a ser, en lugar quiere cautivar la conciencia. . . pero el que quiere ser amado no
de hacerse, perdería su conciencia y su libertad, su condición hu- desea el avasallamiento del ser amado ... El amante no desea poseer
mana. Toda la actividad humana es una búsqueda de querer al amado como se posee una cosa ... , quiere poseer una libertad
hacerse, de querer llegar a ser, que se funda precisamem e en su como libertad ... quiere ser amado con una libertad y reclama que
no ser o nada. esa libertad en cuanto libertad deje de ser libre." 30 Lo que el hom-
El hombre es, pues, "mala fe". "La e\tructura esencial de la bre busca en el amor es " no sentirse de sobra", que "su existencia
~inc.-eridad no difiere de la mala fe, puesto que el hombre sincero sea aceptada y querida. . . por una libertad absoluta a la que, al
se constituye como lo que e.<; fHira 1w serlo'•.~• En delinitiva el ser mismo tiempo condicina, y que nosotros mismos queremos junta-
},
para sí "es el ser que 110 es lo que es 1, que rs lo que no es", un. mente con nuestra propia libertad. Ese es el fondo de la alegría
ser que no llega a identificarse consigo mismo. que nunca es él del amor cuando existe: sentirnos justificados de existir", de no ser
mismo, sino que busca hacerse desde la nada.~~. nada, de no estar de sobra. 31
Se ve, pues, que el 110-ser ononada11te del ser en sí o ser ma- Pero "el amor es conflicto".32 Porque "si el otro me ama, me
terial, que constituye al ser para sí, es una inmaterialidad m ale- decepciona radjcalmente por su mismo amor. Yo exigía de él que
1·ialista, una aniquilación del único ser que verdaderamente es: el fundara mi ser como un objeto privilegiado, manteniéndose él
ser en sí o el ser material, y, por eso mismo, una inmaterialidad como pura subjetividad ante mí: pero desde el momento qu e me
po'r pobreza y destrncción, por aniquilación. ama, me experimenta como sujeto, y se abisma en su objetividad
"La n;íusea" que de-vela esta "mala fe•· del ser singular, que ante mi subjetividad ( ... ). El problema permanece sin solución;
"no es lo que es, y es lo que 110 es", y otros epítetos no precisa- los amantes permanecen cada uno para sí mismo, en una subjeti-
mente halagadores que SarLre le dedica al hombre, confirma su vidad total; nada viene a relevarlo de su deber de hacerse existir
ro11ce f1ció11 materialista, 11ihilisla y pesimista del ser humano. 2G cada uno para sí; nada viene a suprimir las contingencias ni a
El ser en sí o rnaterial, bien que es todo externo o fmro n.pa- salvarlos de su facticiclad".33
21 /bid, p,íg. 37
21 /bid, p;lg. 51 ,i . 28 /bid, ipág. 60.
2~ !bid, p.íg. 5Hi. 29 /bid, pág. 433.
:!j !bid, p:\g. 8(1.
30 /bid., pág. 343. El subrayado es nuestro.
24 /bid, ,pág. 82.
31 /bid, pág. 439.
2:¡ Jbid, pág. 58. 32 /bid, pág. 433.
~G lbid, págs. 58 y sgs.
33 /bid, pág. 444.
----,:

342 DERIS[-SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL "EL SER EN SARTRE Y EN SANTO TOM1\S 343.

En definitiva, el amor es imposible y ronfliclo porque ambos -de perderse en esa objetividad, de renunciar enteramente a su
amantes quieren liberarse de su nada radical y constituirse en objeto .ipseidad, a fin de no ser m{1s que un instrumento en manos del
o ser para la libertad o subjetividad del otro. Y como ambos, al jefe".37
amarse, pretenden lo mismo: liberarse de su nada constituyéndose La misma concepción de la relación humana del amor, es la
en objeto para el otro, el amor se convierte en algo imposibl'e, ya ,que se establece y constituye la sociedad. Para que la sociedad
que los dos no pueden ser objetos y sujetos a la vet. En el amor permanezca, se requiere que los súbditos u oprimidos entreguen su
el hombre busca huir de su nada, redimirse de su no ser, al ser libertad o, lo que es lo mismo, se entreguen al jefe, convertido en
constituido por la libertad del otro como objeto o ser. Pero el objeto de la misma. En cuanto los oprimidos tomen conciencia de
amor del otro, vuelve a reducirlo a subjetividad o libertad, vuelve su situación y quieran recobrar su libertad, la paz social es impo-
a colocarlo en su nada radical. ·sible, ya que la libertad del jefe, y la libertad de los súbditos no
Por eso, el hombre pasa del amor al odio "como una pelota". pueden realizarse sino en contradicción, ya que ambas buscan ser
"El ser para sí abandona su pretensión de realitar una unión con -objeto de la otra. Desde ese momento la sociedad se establece como
el otro; renuncia a utilizar al otro como instrumento para recu- conflicto, como lucha de los oprimidos por reconquistar su libertad.
perar su ser en sí (convertirse en objeto). Quiere simplemente recu- Lo que interesa subrayar en este trabajo es que otra vez esta-
perar su libertad sin límites efectivos: es decir, desembarazarse de mos ante el hombre o libertad que no es en busca de realizarse
su inasible ser-objeto para-el-otro y abolir su dimensión de aliena- ·o llegar a ser lo que no es.
ción: ello equivale a proyectar la realización de un mundo en que
el otro no existe".~4 Por el odio el hombre de.iste de querer llegar
8. - Conclusión: el nihiliJmo materialista en toda la concepción de
a ser objeto o ser en sí frente al ou·o, a liberarse de su nada; y
Sartre.
rechaza al otro para reconquistar ele nuevo esta propia nada, como
libertad sin límites. En todas sus actitudes o notas ex-islenciales, en que consiste,
Como se ve el amor en Sartre es realmente un egoísmo dis- -el hombre nunca es, es una nada de ser: tales la conciencia, la
frazado, un amor materialista, que busca someter la libertad del libertad, el amor, el odio y la sociedad. Se manifiesta e.orno una
otro para llegar él a ser. búsqueda inalcanzable, por un esfuerzo inútil por hacerse, por
El verdadero amor es querer al otro por su perfección o bon- llegar a ser, el ser que no es. El hombre es, por eso, una "pasión
dad, quererle bien -bene-velle o benevolencia-, aún a costa del i nútil", abandonado a sí mismo y sin sentido.
propio bien y de la propia vida.35 He aquí cómo se expresa el mismo Sartre: "Toda la realidad
EsLe amor es fruto de la inmaterialidad por riqueza o concen- humana es una pasión, en cuanto proyecta perderse a sí misma
tración del ser, es fruto del espíritu; 36 y por eso está enteramente para fundar el ser y para constituir al mismo tiempo el en-sí que
excluido e ignorado en la concepción materialista de Sartre. •escape a la contingencia, siendo su propio fundamento: Ens causa
.sui que las religiones llaman Dios. Por lo tanto, la pasión del
7. - La concepción de la sociedad en el materialismo niJiilista de hombre es inversa a la de Cristo, puesto que el hombre se pierde
Sartre. •en cuanto hombre para que Dios nazca. Pero la idea de Dios es
-contradictoria, y nos perdemos en vano a nosotros mismos: el
Esta nada en busca de] ser que no es -el hombre- da origen hombre es una pasión minúscula".38 Y en la autobiografía ha anali-
a la sociedad. E l vínculo constitutivo de la sociedad es el de oprimi- zado su situación personal de cuando escribió J,a Xáusea y El Ser
dos y opresores, aquéllos que buscan liberarse de ésLos. Otra vez, el y la Nada : "A los treinta años realicé una hazaña: de escribir en
ser qu<:! no es en busca de realizarse plenamente, de querer ser libre, La Naúsea -muy sinceramente, créaseme- la existencia injustifi-
de queter ser el ser que no se es. "La multitud ha sido constituida •cada, amarga, de mis congéneres, y poner a salvo la mía ... más
como multitud por la mirada del jefe o del orador; su unidad es 'tarde expuse alegremente que el hombre es imposible; imposible yo
una unidad objeto que cada uno de sus miembros lee en la mirada mismo, no difería de los demás sino por el solo mandato de mani-
del tercero que la domina; y cada uno hace entonces el proyecto festar esa imposibilidad que, de pronto se transfiguraba convir-
34 Tbid, ,pág. 481.
3;¡- S.
THOMAS, S. Theot., I, 60, 3 y ll-11, 21, 1. 37 /bid., pág. 494.
36 Tbid, I, 'lJ, 3. as /bid, pág. 708.
344 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
~
EL SER EN SARTRE Y EN SANTO TOMÁS 345:

tiéndose en mi posibilidad más íntima, el objeto de mi misión, el Bajo esta conceptualización aristotélica, el Angélico reasume
trampolín de mi gloria. Era prisionero de esas evidencias, pero no también la rica doctrina platónico-agustiniana de la participación-
las veía; veía el mundo a través de ellas ... ". Sartre dice haberse y la conduce hasta el nivel primero fundamental del ser.40
curado de esa "larga, amarga y dulce locura", en la que se engañaba Por una parte, el Ser imparticipado de Dios, la Existencia o,
y procuraba convencerse de que su vida tenía sentido: la de hacer Acto Puro -sin potencia- y por eso mismo infinito, necesario y
ver a )os otros que su vida carecía de sentido. Por eso termina su único. 41 Por otra, el ser participado o creado, realmente compuesto
obra: Les Mots, diciendo que, aunque es "un viajero sin boleto"~ de esencia y existencia y, por eso finito, contingente y múltiple. • :?-
sin razón de ser como los demás, seguirá escribiendo, aunque eso no.
sirva para nada. "La cultura no salva nada ni a nadie, no justifica. La imparticipabilidad o Esencia metafísica de Dios est;í consti-
Pero es un proyecto del hombre, se proyecta en ella, se reconoce en tuida por el Esse subsistens o Acto puro <le Existir,4 3 y la participa-
ella; solamente es espejo crítico que le ofrece su imagen." 39 Tal es bilidad o esencia metafísica del se,· participado, por su composición-
la triste situación de la vida humana en Sartre: "una pasión inútil",. real de esencia y existencia, como potencia y acto, respectivamente.H
abandonada a si misma, sin norte ni destino, sin sentido, abando- El acto es el principio de perfección del ser; y la potencia es el
nada a sí misma, a su radical nada. principio de limitación e imperfección de aquél. Por eso, todo ser-
participado tiene que estar compuesto de potencia y acto, al menos.
Esta concepción materialista, que funda la subjetividad y la en la constitución misma de ser participado, es decir, de esencia y
existencia en la nada del ser en sí -el ser material, que es el único, existencia; 45 ya que sin esta composición, sería la Existencia o Acto.
ser en Sartre- ha distorsionado toda su concepción del hombre. Puro, que, por su concepto mismo, es el Ser imparticipado.•6
Al destruir su ser ha destruido y hecho imposible toda su actividad
específica espiritual: la conciencia, la libertad, el amor, la genero-
sidad, la moral y la religión y ha hecho imposible la verdadera JO. - La perfección ontológica constituida por la imnateria.lidad o,
trascendencia o trans-subjetividad del ser, del valor y del mism<> eminencia del acto.
Ser de Dios. Desde el Acto puro del Ser imparticipado, los grados de la:
El hombre queda enteramente abandonado a su nada radical,. participación ontológica se constituyen en razón del enriquecimien-
encerrado en la soledad absoluta y en el vacío de su no ser, sin to o supremacía del acto sobre la potencia o, inversamente, en
trascendencia de nada ni de nadie, sin apoyo, vida y "pasión inútil,.. razón ele la disminución y menor vigencia de la potencia. El grado
y sin sentido, en la azarosa e incesante búsqueda de un ser inal- ontológico de un ser participado está dado por la riqueza de su,
canzable, sin posibilidad y sin esperanza de éxodo de su nada. acto de existir, tanto más perfecto, cuanto más perfecto o menos
constitutiva. limitado por la potencia es el acto de la esencia, y dentro de la
propia esencia cuanto más perfecto es el acto de la forma, cuanto,
más independiente y eminente es de la potencia de la materia,
primera.H
lI
Los grados de la perfección de la forma se constituyen, pues,
en la medida de su eminencia e independencia de la materia, o ,.
más brevemente, de su inmaterialidad-4 8 Cuando esta independencia
LA INMATERIALIDAD REALISTA DE SANTO TOMAS· es total de modo que la forma, tanto en su obrar como en su existir,.

9. - El acto y la potencia, constitu I ivos del ser. 40 CORNELIO FABRO, La Nozione Metafi.sica di Partecipaziane secando S.
Tommaso D'Aquino, 2'-' ed., pág. 139 y sgs. Societá EdiLrice Internazionale~
Santo Tomás reasume la doctrina aristotélica del acto y la, Torino, 1950. ,
41 S. THOMAS, De Ente et Essentia, c. V.
potencia y la profundiza hasta ubicarla en la constitución no sólo 42 /bid y Contra Gentes, II, 52.
de la esencia del ser material -la materia y la forma-, como lo 43 s. TuoMAS, s. Theol, I, 13, 11 y 1, 4, 2.
había hecho el Estagirita, sino del mismo ser participado- la esen- « In Boet, De Hebd., Lect. 2.
cia y existencia. 45 De Ente et Essentia, c. V.
46 S. Contra Gentes, ll, 52 y de Ente et Essentia, e V.
-i1 Com. Theol., c. V. y De Subs. Sep. c. Vlll.
39 Les Mots, pág. 200-21 l. 48 S. Theol, 1-11, I 7, 8, ad l.
~
346 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAi. EL SER EN SARTRE Y EN SANTO TOMÁS 347
:1

no depende intrínsecamente de la materia, es enterarnente inmaterial La potencia actúa dentro del ser siempre como el principio de
o espiritual.49 limitación, como el no ser real del ser.r.6
La inmaterialidad perfecta o espiritualidad implica la libe- La esencia respecto a la existencia o la sustancia respecto al
ración de toda limitación potencial en el acto o forma de la esencia.roo accidente representan el elemento potencial o Jimitante, aungue
Si esa forma espiritual tampoco está unida sustancialmente a la ellas mismas estén constituidas también por acto. Así la forma, aun
materia, ni depende de ella ni siquiera indirectamente en razón 1a espiritual, enteramente libre de la materia, es acto esencial, pero
de su objeto, constituye por sí ~ola una sustancia completa espiritual, tal acto no ejerce su función actuante sino por el acto de existir; el
un acto irrecepto, un acto puro esencial o predicamental, que en su cual, por eso, como dice Santo Tomás, con gran profundidad: "es el
unidad individual realiza la plenitud de la especie, la infinitud acto de tocios los actos", es decir, que cualquier otro acto, que no sea
especílica. Tal el caso de los ángeles. 51 la existencia, es a la vez esencialmente potencia respecto a la exis-
Sin embargo, en todo ser participado, sin excluir esta forma tencia, porque sólo por el acto de existir -el acto por antonomasia,
o acto esencial puro sin materia -el ángel-, todavía resta una el acto qne siempre y esencialmente es acto y bajo ningún aspecto
potencia que limita su ser: la de este acto esencial o esencia, que potencia- puede ejercer su acto propio esenci<il o de tal ser. Breve-
limita el acto de su ser o existencia a tal ser.52 mente, sólo por el acto de ser o existir puede ser acto el acto esencial
Vale decir, que con el ser enteramente inmaterial o espiritual de tal determinado ser."1
sólo se alcanza la cúspide de un acto esencial, pero aún no la del
acto o existencia pura.ña Para llegar a esta cima suprema del Ser 12. - La Pura Potencia de la Mat eria.
es preciso alcanzar el Acto puro de existir, sin potencia alguna:
al Ser, cuya Esencia se identifica con su Existencia, y que existe Pero hay una potencia que no incluye ningún acto, gue es
por sí mismo y necesariamente y es único e infinito.54 exclusivamente potencia, pura potencia, y es la materia primera.
Ella e~ el sujeto, desprovisto de todo acto, de cualquier acto lorrual
o forma, constitutiva de un ser corpóreo, sea él inorgánico, orgánico,
11. - El sentido de la limitación del acto por la potencia. animal o animal racional.5 8
La potencia no es el ser, sino un principio constitutivo del Tan exclusivamente potencia es la materia primera, que no
mismo, precisamente el que limita o finiquita bajo alguno de sus puede existir sino en composición con una forma o acto esencial. 50
aspectos al acto de ser, interviene como sujeto que recibe y coarta A su conocimiento llega la inteligencia por la limitación indi-
de alguna manera al ser: vidual de un acto esencial específico, como es la forma. En efecto,
1) O bien es la esencia que coarta la existencia a actuación tal determinación individual, que coarta las notas específicas, prove-
y realización de esta esencia -composición de todo ser participado, nientes de una forma, sin modificarlas con nota algu na, como es
aún del espiritual-, la individuación, únicamente puede provenir de un sujeto receptor
2) O bien la materia primera que limita la forma específica puramente potencial, que incluso para poder ejercer su limitación
a este individuo -limitación dentro de la esencia propia del ser individuante necesita del acto formal de la cantidad que la haga
material-, ésta o aquélla y del acto de la propia forma existente, que le confiera
3) O bien es la sustancia, que limita a un accidente que recibe realidad actual.
a este individuo -limitación propia de todo ser participado-.r,3 La materia primera es la limitación pura, el no-ser del ser, la
pura potencia, que sólo es por el acto, al que precisamente limita
49 fo de Anima, II Lec. 7, n. 677 a 679. i nclividualmen te. 110
50 S. C. Gent., II, 66.
51 De sp. Creat. VIII y De Ente et Ess., c. V y VI.
52 S. C. Cent, II, 52; De Ente et Ess., c. V y Vl y S. Theolog. I, 3, 7 ad l. 13. -El concepto de inmaterialidad significativo del enriquecimiento
53 S. C. Gent, ibid. del acto o del ser.
54 S. Theol, I.
5~ De Ente et Ess., V y VI y de De Sp. Creat. Vlll y, fo Lib. Phys, I.
lect. 13 n. 1, 4 y 9 y S. C. Gent. IV, 14. 56 C. Cent. I, 43; y De Ente et Ess., V y VI.
Considerado este mismo punto desde la perspectiva del acto, serla: 1) la 57 S. Theol, I, 75, 5 ad l.
existencia que actúa y confiere realidad en sí a la esencia; o, 2) la forma que 58 In Met., YII, Lec. 2, n. 1285 y sgs.
confiere las notas esenciales específicas a la materia; o, 3) el accidente que 59 lbid.
enriquecr. a la sustancia, bajo algún nuevo aspecto, sin modificarla en su esencia. 60 S. Theol, I, 48, 3 y l, 50, 5.
EL SER EN S.\RTRE Y EN SANTO TOJ\l,\S 3 .1)
348 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUll':O Y LA l'ILOSOFL\ ACTU,\L

de su independencia o señorío sobre la materia, es decir, tle su


Si, pues, la materia es el no-ser o limitación pura del acto formal inmaterialidad.
de una esencia, éste será tanto más perfecto, más acto, cuanLo mayor
Pese a la inmaterialidad creciente y determinante del perfec-
sea el grado de inmaterialidad o liberación de la materia.
cionamiento ontológico, que les permite acoger en la inmanencia
La materia primera es el principio de limitación del acto esen-
del acto otro ser distinto del propio y en nian/o distinto, todos
cial. Por consiguiente, la negación o carencia de materia será la nega-
estos seres no poseen actividad alguna -por esencialmente superior
ción o liberación de la limitación del ser. En latín dos negaciones
a la pura potencia material, que ella sea-, que no dependa /nmfnén
afirman y, por eso, non nihil, 110 nada, significa algo. La no-nada
de la materia. La vida cognoscitiva de los se ntidos, encierra siempre
de la materia significa carencia o supresión del 110-ser, superación
el carácter material o de dependencia de la materia. Se trata de actos
o eliminación de la potencia limitante, de la limitación del ser, o,
de vida, y de vida cognoscitiva, esencialmente irreductibles a la pura
en términos positivos, acrecentamiento del acto del ser.
actividad material, con cierto grado de inmaterialidad. pero ::i l:t vt'z
La inmaterialidad, pues, si bien es una palabra y un concepto
negativo en cttanto al modo de signifícar, sin embargo, expresa algo materiales, en cuanto son el fruto y efecto de la unidad sustancial
<le forma inmaterial y ele materia.in
positivo: la perfección alcanzada por el acto, mediante la superación
de la limitación de la materia. Este grado de perfección ontológica
está indicado precisamente por el grado de inmaterialidad o elimi- 15. - Ln imnaterialidad constit11tiva del co11ocimie11to.
nación de materia o potencia (cfr. n. 12) . Todo conocimiento es una aprehensión inmaterial del objeto.
La concepción tomista de la inmate,·ialidad es enteramente En efecto, el ser corpóreo, como tal, está limitado a él mismo y no
opuesta a la de Sartre: una inmaterialidad enriqttecedora del ser, en puede poseer otro ser o forma en la forma o acto esencial propio.
oposición a una i11materialidad aniq11ilante del ser. En estos seres la forma está enteramente sumergida y aprisionada
por la materia.
14. - Los grados de perfeccionamiento clel acto, determinados por los Estos seres pueden recibir otros seres en el suyo propio y formar
grados ele la inmaterialidad. con elkJS un tercero, un compur.sto de ambos, sustancial o accidental
El grado inferior de la escala ontológica es el de los seres inor- segú n los ca~os. Tal, la recepción y unión material de un cuerpo
gánicos. En ellos la forma está enteramente sometida y como atrapa- con otro, y de una forma sustancial o accidental con su respectiva
da por la materia primera. Por eso, de la unión de ambas resulta materi:1 primera o segu nda.
un compuesto rígido, que se da de una sola y constante manera de En oposición a esta recepción y unión material de dos seres, el
ser, y que fácilmente se destruye y pierde su ser por el cambio de al- conocimiento se constituye por los cara cteres enteramente contrarios.
gunas de tales notas o propiedades del mismo. Conocer, en efecto, es aprehender )' hacerse otro ser en cuanto otro
El i.egundo grado ascendente lo ocupan las plantas, seres vivien- o distinto del propio, 61 es decir, sin mezclarse ni formar un compues-
tes sin conocimiento. En ellas la forma alcanza cierta eminencia y to con él, como sucede en el acto de recepción material.
señorío sobre la materia: se trata de una forma que actúa sobre
una materia muchas veces más amplia y que permanece la misma Además en el mismo y único acto cognoscitivo coexisten el ser
a través de los cambios propios de su actividad vital y frente a las sujeto que aprehende y el ser objeto aprehendido, en cuanto ob-jecJmn
o "puesto delante", es decir, distinto del ser del sujeto. Esta dualidad
fuerzas exteriores que tienden a deteriorarla y destruirla.
Mayor eminencia o dominio sobre la materia alcanza la forma omológica de dos formas existentes en un mismo y único acto, como
de aquellos seres materiales, que, además de vida fisiológica, están ser del sujeto y del objeto -intencionalidad-, también es contraria
dotados también de vida consciente, que les permite aprehender al modo rígido del ser corpóreo, que no puede poseer sino su propia
forma.
inmaterial o cognoscitivamente las cosas materiales concretas circun-
dantes y el propio ser. En estos seres la forma no sólo constituye un El hecho de que un acto no sólo posea su existeucia propia,
sino también existencia para brindarla a otro ser en cuan to ou·o, de
individuo de una determinada especie animal, con el dominio de
partes diversas de materia, sino que en el acto de su actividad cognos- modo que en la inmanencia de este único acto existe también otro
citiva llega a posesionarse del acto de otros seres distintos del propio ser, que no es realmente dicho acto, implica en éste una r iqueza
de ser o existencia. El acto de conocimiento da existencia en su
y en cuanto distintos.
La perfección creciente de estos seres animales está constituida
por el enriquecimiento del acto formal, logrado a su vez en la medida (¡] s. THOM AS, De T'l'rit, 2, 2.
350 DCRIS! - SANTO TO,\1ÁS DE AQUINO Y LA FlLOSOFÍA ACTUAL
·7 EL SER EN SARTRE Y EN SANTO TO.\iÁS ·

acto de la forma, correlativo con la liberación de la materia o la


35 1

seno a olro acto o ser en cuanto otro, el cual comienza a ex1~t1r


con una existencia distinta <le la propia, la del acto cognoscente. inmaterialidad.M
Si, pues, el conocimiento se logra como una aprehensión de otro
ser, que posee caracteres opuestos a la aprehensión material, la 17. -La inmate,·ialidad, determinante del g;rado de conocimiento
conclusión lógica es que se constituye por la inmaterialidad o libera- del sujeto y de la cognoscibilidad del objeto.
ción de la materia. El conocimiento es una aprehe11sió11 inmaterial del objeto o
1) Esta liberación de la materia es la que permile superar la Jer distinto del propio. La inmaterialidad es el constitutivo del co-
receprión mate1·ial, ,que da origen a un compuesto (sustancial o acci- nocimiento y, por eso, el nivel de inmaterialidad sefiala el nivel
dental) de los dos seres, y llegar a una aprehensión enteramente el.el conocimiento .
opuesta: la del objeto como objeto o ser distinto del propio acto Ahora bien, en el conocimiento el ser del objeto comien,a a
cognoscente del sujeto. 2) Esta misma exenrión de la materia o existir con la existencia del acto de conocimiento. Para participar
inmaterialidad es la que de tal manera acrerienta o perfecciona de ese grado de ser del conocimiento, el ser del objeto debe ser del
el ser rlel conocimiento, que le permite dar cabida al ser trnsren- mismo nivel ontológico que el de aquél, o adaptar~e a él en el
dente o distinto del propio, en cuanto distinto, en la existencia o, modo de ser aprehendido. Porque, identificado i11te11cio11al o mate-
mejor. en la ".mpt'rexistencin" de ~u acto inmancnle. 62 rialmente con el ser del acto cognoscente del sujeto, el srr del objeto
Por lo demás, un acto de conocimiento es una aprehensión de ha de estar constituído en el ni,·el ontológico d e ;iguél y adaptarse
otro ser, entera y esencialmente di51 inta de rnalqu ier recepción o a él. De otro modo, no sería posible la identidad intencional del
contacto o unión de un ser material con otro, es decir, e~ entera ser del sujeto y del ser del objeto en el mismo )' único aClo de
y esenrialmente ím1wterinl.6.'I .conocimiento.
De aquí que en el conocimiento sensitivo -aprehensión inma-
terial, enteramente dependiente de la materia-, también el objeto,
16. - Ln rognoscibilidacl objeti11a, constituida también pnr la i11111a- presente en el arto de la se nsación, debe ser material concreto.
terialidad. En cambio, en el conocimiento espiritual ele la inteligencia de
un alma unida a la materia, el objeto formal propio es la q11idditas
Los sentidos caplan el ser material desde sus formas o actos rei materialis, o sea, el ser, en sí enteramente inmaterial, Lomado
accidrntales ronrretos. La inteligencia, en cambio, comienza ca ptan- ele los datos materiales de los sentidos, a través de la abstracción,
do ese mismo ser material desde su forma o neto esenrinl inmaterial, que dt:ja las notas materiales indivicluantes cono·etas.
tanto de la sustancia como de los accidentes formalrne11te tales. Un ser enteramente espiritual, sin materia, tendría como objeto
Ahora bien, la formn sustancial o accidental ele los seres mate- propio de su inteligencia, el ser positivamente inmaterial, existente
riales es el acto que delermina o confiere sus notas constitutiYa~ sin materia, inmediata e intuitivamente aprehendido.
específicas a un ser, y se distingue realmente de la potenria o matr-
ria. L fl forma, por su misma noción de arto determinante de un 18. -El conocimiento de sí en los seres espirituales.
ser, que confiere a éste sus notas accidentales y esenciales, es el
elemento cognoscible o aprehensible por el conocimiento. P or ser enteramente inmaterial, el alma humana y su inteligen-
En cambio, la materia, también por su conrepto mismo de pura cia están en acto de entender -conocimiento- y en acto de ser enten-
potencia o indeterminación receptiva, no es directamente cognoscible. dido -objeto conocido-, es decir, en condiciones de conocerse a sí
D e aquí que en la medida en que el acto de la forma prime mismo o ser consciente de sí.
sobre la materia y la domine, mayor será su perfección y su consi- La conciencia no es una parte del ser, que se coloca frente a la
guiente cognoscibilidad. De modo que, al igual que el conocimiento, otra que no es, como dice Sartre en una concepción enteramente
también la cognoscibilidad, se acrecienta con el enriquecimiento del materialista de la misma y además deformante del hecho mismo
del acto consciente. Por el contrano, es la presencia de todo el ser

62 Es la célebre definición de Ju an de Santo Tom:ís. 6 • Cfr. O. N. DERISI, La Doctrina de la Tllteligencia de Aristóteles a Santo
·ca J. MARITAtN, Reflexio11s sur l.'lntelligence, págs. 4!) y sg. Nonv. Lil>rairie Tomás, r. llr, Cursos de Cultura Católica, Buenos Aires, HH5; y La Persona,
'Nal., París, 1!l2G. c. II, U11iversidad Nacional de La Plata, 1950.
~

352 UJ:RlSJ - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL EL SER EN SARTRE Y EN SANTO TOM.(s 353

-subjetivo ante sí mismo: es la identidad intencional del ser inma- porque el ser específico de una cosa es distinto del ser específico
nente, que como sujeto se aprehende a sí mismo como objeto. de otra, por eso en cualquier cosa creada tanto falta de la perfección
El ser espiritual finito está libre de toda materia, en su ser y pura a cada perfección habida en cada cosa, cuanto más perfecta-
.actividad intelectiva, pero no libre de toda potencia: su esencia espi• mente se encuentra en otras especies; de tal modo que la perfección
ritual no se identifica con su _existencia, pues de ser así sería Dios, de cualquier cosa en sí considerada sea imperfecta, como p arte de
el Acto puro de existir.65 Esto implica que toda su actividad debe toda la perfección del universo, la cual resulta de las p erfecciones
realizarse con actos distintos del acto de su esencia -de su forma de cada una de las cosas, reunidas entre sí. Por lo cual para que
o alma-, pues de identificarse este acto con aquéllos, la esencia existiese algún remedio para esta imperfección, se da otro medio
con la existencia, sería el Acto puro de existir, sería Dios. La expe• de perfección en las cosas creadas, según que la perfección, que es
X riencia confirma esta verdad a priori. Por eso, el ser espiritual finito propia de una cosa, se ene11entra en otra cosa; y ésta es la perfección
está dispuesto al acto de conciencia de sí -está en acto primero- pero del cognoscente en cuanto cognoscente, porque alguna cosa es cono-
necesita realizar esta identidad consciente consigo misma, mediante cida por el cognoscente en cuanto la cosa conocida se encuentra
un acto distinto de su acto esencial o forma. Por la misma razón, de algún modo en el cognoscente; y por eso en el libro III De Anima
todo conocimiento del ser trascendente ha de realizarse por un acto [8,431, lect. 13 del Comen/. de S. Tomás] , se dice que el alma es en
~tccidental, distinto del acto esencial o de la fonna. oG cierta manera todas las cosas, porque es capaz de conocerlas todas.
Pero cuando el ser no solamente está exento de toda materia Y según este modo es posible que en una cosa exista la perfección
-acto esencial o forma espiritual- sino también de toda potencia de todo el universo. Por lo cual, ésta es la perfección suprema, que
- Existencia pura-, ese Acto es el A cto infinito de Ser y Entender puede alcanzar el alma, según los filósofos, el que en ella sea des-
identificados. Entre el Ser y Entender en Dios no hay distinción cripto todo el orden del universo y de sus causas; en lo cual también
real ni ~iquiera conceptual, propiamente dicha; y esta identidad de pusieron el último fin del hombre, que según nosotros estará en la
Ser y Entender no es puramente intencional, sino real. Dios, afirma visión de Dios [ ... ]. Pero la perfección de una cosa no puede existir
Aristóteles, es 116esis noéseos: la [11telccción de la propia intelección. en otra según el determinado existir que tenía en aquella cosa; y por
Y como en el Acto puro e infinito de Ser está incluido todo ser o eso para que sea capaz de existir en otra cosa, es necesario conside-
perfección de una manera formal - las perfecciones puras o esencial- rarla sin aquellas cosas que son capaces de determinarla .. Y porque
mente f1erfectas- o eminente, es decir, sin ~u esencial imperfección las formas y las perfecciones de las cosas son determinadas por la
- las perfecciones esencialme11te imperfe ctas o mixtas-, síguese que materia, de ahí el que una cosa sea cognoscible en cuanto se separa
el mismo y único Acto de Entender divino, realmente identificado de la materia; de donde es necesario que también aquello, en quien
con su Ser, entiende exhaustivamente todos los seres o verdades reales se recibe la perfección de tal cosa, sea inmaterial, porque si fuese
material, la perfección recibida estaría en él según algún existir
y posibles.
Con la exención de toda materia y de toda potenria, la Exi,- determinado; y así no estaría en él en cuanto es cognoscible, a saber,
tencia pura de Dios se coloca en el ápice de la Perfección o A cto en cuanto la perfección existente de uno es capaz de existir en otro.
pmo e infinito de Ser, identificado con el Acto pw-o de Entender. Y por eso erraron los antiguos filósofos, que defendieron que lo
Dios es consciente de Sí, infinita comprehensión de Sí, por su mismo semejante es conocido por lo semejante, queriendo que, en cuanto
conoce ·todas las cosas, el alma esté constituída naturalmente por
acto de Ser.
En la misma medida del perfeccionamiento del Acto de Ser, todas las cosas: para que la tierra conociese a la tierre, el agua al 5-c
alcanzado por la liberación gradual de la potencia - de la materia agua, y así de las demás cosas. Porque pensaron que la perfección
respecto de la esencia, y de la esencia respecto a la existencia- se de la cosa conocida tiene en el cognoscente un existir determinado,
constituyen los grados jerárquicamente ordenados del conocimiento. en cuanto tiene un existir determinado en la propia naturaleza.
Admirable y claramente pone en evidencia el Aquinate cómo se Pero la forma de la cosa conocida no es recibida de este modo en
constituyen los diversos grados del conocimiento por los grados el cognoscente; por lo que el Comentarista [de Aristóteles, es decir,
ascendentes de la inmaterialidad: "Una 1:osa se encuentra perfecta Averroes] dice en el Libro III de Anima, que no es el mismo el modo
de doble manera. tDe un primer modo según la propia especie. Pero de recepción por el que las formas son recibidas en el entendimjento
posible y en la materia primera, porque es preciso que en el enten-
dimiento cognoscente una cosa sea recibida inmaterialmente; y por
·o~ Dt: Ente et Ess., c. V y Vl.
6G S. Tlieol, I, 79, l.
eso vemos que según el orden de inmaterialidad en las cosas se da
354 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA F!LOSOFfA ACTUAL. EL SER EN SARTRE Y EN SANTO TOMÁS 355

en ellas la naturaleza del conocimiento [et ideo videmus quod secun- la inmaterialidad perfecta o espiritualidad 70 De aquí que la libertad
dum ordinem inmaterialitatis in rebus, secimdum boc in eis natura- se constituya también por la espiritualidad; es el fruto de la libera-
cognitionis invenitur]: porque las plantas y las otras cosas inferiores. ción total de la materia.
a ellas nada inmaterial pueden recibir, y por eso están privadas de La experiencia confirma esta verdad: sólo el hombre tiene
todo conocimiento, como es manifiesto por el libro III De Anima· este auto-dominio de su actividad volitiva y, desde ella, de su con-
(12,424 a 17); en cambio el sentido recibe las especies [o formas] sin ducta exterior, es decir, es libre y, por eso mismo, sólo él es ca-
materia. pero en condiciones materiales; el entendimiento, empero,. paz de actividad responsable y moral, jurídica, política, social y
las recibe depuradas aún de estas condiciones materiales. De un- religiosa, entre todos los seres del mundo desprovistos de espiri-
modo semejante es también el orden en las cosas cognoscibles: porque• tualidad.
las cosas materiales, como dice el Comentarista, no son inteligibles.
sino porque nosotros las hacemos inteligibles; porque son inteligi- El Acto puro de Dios -exento de toda materia y de toda poten-
bles sólo en potencia; pero llegan a ser inteligibles en acto por la cia- identificado con su Acto necesario de Amor y Bondad amada
luz del entendimiento agente, así como los colores llegan a ser visi- frente a las esencias o bienes posibles finitos, es el A cto Puro de
bles por la luz del sol; pero las cosas inmateriales son inteligibles. Libertad, es absolutamente libre para conferirles o no existencia.
por sí mismas; de donde el que sean más conocidas según su natura- También en Dios la Libertad est{t constituida por el A cto puro,
leza, aunque menos conocidas para nosotros. Por consiguiente, como- 4 exento de toda limitación material y de toda potencia.
quiera que Dios está en el extremo de la separación [o independienteY 11 La riqueza infinita del Ser divino funda necesariamente todas
de la materia, ya que está enteramente libre de toda potencialidad, . las esencias posibles, a las que su Inteligencia constitttye formalmen-
síguese que El es el máximo cognoscitivo y máximo cognoscible, de· te al contemplarlas, en el Acto de su Ser, como infinitos modos finitos
donde a su naturaleza, en cuanto que tiene realmente el existir- de imitabilidad o participabilidad del mismo.
en esa misma razón le compete la razón de cognoscibilidad. Y porque Esa misma riqueza del Ser divino -constituida por su Acto
según esto, también Dios es en cuanto que por naturaleza es para, puro, exento de toda limitación potencial- es quien la constituye
sí, también conoce en cuanto que su naturaleza es máximamente en Libertad soberana para conferir o no existencia a unas u otras
cognoscitiva, por lo cual Avicena en el libro VIII de su Metafísica esencias. Porque por la infinitud de su Perfección o Acto, Dios
dice que El mismo es Entender y Aprehensor de sí mismo, porque su nada necesita fuera de Sí para su Felicidad; y sólo por amor a su
Esencia, despojada de toda materia, es la cosa que es El mismo". 67. propia Perfección, puede libremente hacerla participar a otros seres
por Creación, Conservación, Premoción y Concurso.
19. - La libertad, también constituida por la inmaterialidad perfect~ En síntesis, la pureza del Acto de Ser divino, exento de toda
o espiritualidad. limitación potencial, implica el Acto puro y necesario de Intelec-
La libertad es el dominio que la voluntad posee sobre su propio,
" ción y de Amor de Sí mismo y a la vez el Acto de Libertad frente
acto: el poder hacer o no hacer otro acto, cuando están puestos a los seres participados o creaturas.
todos los prerequisitos para obrar. 68
Ahora bien, la autoelecdón del acto de la yo]untad -y de la•
conducta exterior dependiente del mismo- en que consiste la liber- CONCLUSION
tad, se funda en el "juicio de indiferencia" de la inteligencia. Frente·
a los diferentes bienes finitos o finitamente presentados, la voluntad-
puede quererlos, porque la inteligencia los presenta como partici- 20. - Sartre y Santo Tomás, dos concepciones antagónicas del ser.
pantes del Bien, pero puede también no quererlos, porque no son,
Los grados sucesivos de exención de la materia o de inmateria-
el Bien.º9 lidad hasta alcanzar el acto esencial enteramente espiritual -exención
La aprehensión del ser o bien en sí, sin límites, funda el juicio
de toda materia-, y más arriba aún, de la esencia que limita a la
de indiferencia frente a los diversos bienes finitos, se constituye por- existencia -constituyen los jalones de la constitución de la vida
67 De Jlerit., q. 2 a. 2, Cfr. S. Theol, I, q. 14, a. I y Cont. Gent. I 44~ consciente, de la identidad intencional de} sujeto y objeto, la apre•
GS S. Theol, I, 21, I ad 3; y S. C. Ge11t, I , 72 y 88.
69 s. Theol, r-n, 73, 6. 70 De Veril., 10, 8.
356 OERISl - S1\ NTO TUl\l ÁS DE AQ UI NO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
t:L S f.R EN SARTRE Y EN SAN TO TO~l { s 357

hensión d el ser trascenden te y del propio ser inmanente en el acto Luego intervienen también la materia primera y la materia
enteramente inmaterial o espiritual de la inteligencia h umana, pero segunda -substancia- como potencias limitantes del acto de la
distinto del acto esencial o del alma, y de la consiguiente libertad forma dentro de la esencia,
en su voluntad; y de la identidad real de Ser y En tender y Amar
Con la limitación del acto, el entender y el ser entendido -real-
y la Libertad absoluta fren te a sus creaturas, del Acto puro de Dios.
mente identificados en Dios- se escinden y esta identidad real es
El conocimiento y la vida consciente, y más todavía, la vida sustituida por una identidad sólo intencional.
de la inteligencia y de la libertad humanas, q ue se constituyen como .. A medida que el acto desciende en jerarquía por la mayor
.rn enriquecimiento del ser, no se pueden lograr por el ser material intervención de la potencia y concretamente, d e la materia, el
-que es el ser más imperfecto y limitado y, por eso, opaco e inasible conocim iento y cognoscibilidad también descienden. Del conocimien-
a sí mismo- y mucho menos, como simple ruptura o destrucción to del ser formalmente tal del conocimiento intelectivo se baja al
del mi.;mo, como absurda y gratuitamente afirma Sartre; quien, por conocimiento sensitivo del ser material concreto bajo sus aspectos
otra parte, comienza por deformar el hecho mismo de la conciencia fenoménicos.
y de Ja libertad, y sustituirlos por antojadizas elaboraciones, des-- Más abajo en los seres vegetales e inorgánicos, con la creciente
articuladas enteramente de la realidad de las mismas. intervención de la potencia d e la materia y decrecimiento del acto,
El conocimiento y el apetito, sobre todo en sus grados superio- el conocimiento desaparece y sólo resta el ser corpóreo inconsciente,
res espirituales, sólo se logran por el enriquecimiento del ser o del que es, pero que no sabe qué es, y cuyo ser sólo puede ser de-velado
acto -del acto esencial del espíritu en el hombre, o del Acto Puro por el ser espiritual, en que el acto se ha liberado de toda materia.
de Existir, en Dios- para otros seres realmente distintos del propio. En la cumbre ontológica de Sartre: el ser puramente material,
-inteligencia fisita- o para el propio e infinito Acto de Ser, identi- puro aparecer, absurdo y sin razón de ser y que mucho menos puede
ficado realmente con el Acto de Entender y eminentemente identi- darla para el ser superior inteligente y libre del hombre.
ficado con todo otro ser -Inteligencia Infinita de :Dios-. En la cumbre ontológica de Santo T omás: El Acto Puro o Exis-
En última instancia, Sartre y Santo Tomás encarnan dos con- tencia subsistente. Identidad real de Ser y E nte nder infinitos, fun-
cepciones antagónicas del ser. damen to y fuente de todo entender y conocer y de toda inteligibili-
Para Sartre no hay más ser que el ser en si o materia, que a la dad y cognoscibiliclacl en la precisa medida de su acto y superació n
vez es absurdo, totalmente exterior y reducido a su aparecer. <le la potencia <le la materia.
Desde este único ser, cumbre del ser, el ser para sí -el hombre-
se constituye como nada de ser, como inmaterialidad aniquilante del
ser. La conciencia y la libertad lejos de constituirse por el espíritu
o ser liberado de la limitación material, se logran por la destrucción -4
del único ser, el ser material.
En cambio, para Santo Tomás, la cumbre y fundamento de todo
ser, el Ser imparticipado, que es por sí mismo y del cual participan
y dependen enteramente en su ser todos los demás seres, es el Acto
puro o lo que es lo mismo, la Perfección o Existencia, que existe
por sí misma. Este ser, por su concepto mismo, es necesario, infini,to
y único.
En esa cumbre del Acto puro o infinito, el Ser y el Ent ender
son realmente idénticos. El Ser de Dios es Intelección de sí; como
también es Amor de sí.
La participación del ser implica necesariamente la limitación .,
- y posible multiplicación- del ser, es decir, la introducción de
la potencia.
Sólo por la poten cia el acto puede ser limitado y p uede existir
fuer~ de Dios. Esta potencia, esencial y constitutiva de todo ser
partidparlo, es la esencia realmente distinta de la existencia.

..
..
CAPÍTULO XXJX

PARTICIPACION, ACTO Y POTENCIA Y ANALOGIA


EN SANTO TOMAS

Introducción
Los valiosos estudios y serias aportaciones sobre la participación
y la analogía, realizados estos últimos años -principalmente por el
P. Cornelio Fabro 1 y por el P. Santiago Ramírez O. P.2- han con-
tribuido al esclarecimiento, en amplitud y profundidad, de la con-
-cepción tomista del ser y de su expresión lógica y a ver mejor la
-coherencia entre ambos sectores.
Ha~ta no hace mucho tiempo, esta concepción se detenía casi
exclusivamente en la doctrina del acto y la potencia, como consti-
tutivos del ser determinantes de su gradación y multiplicación onto-
lógica, sin atender lo suficiente a la participación del ser, desde la
Causa primera o Acto puro del Ser. El estudio se dirigía más al
Jactum esse que al fieri del ser
Sin embargo -como lo ha demostrado claramente el P. Fabro
• en sus obras- en Santo Tomás hay toda una concepción de la
participación del ser, que llega a él desde Platón, a través de San
Agustín, purificada de sus desviaciones y esclarecida en su propia
esencia, a la vez que trasvasada, en gran parte, en conceptos y expre-
siones aristotélicas.
Por otro camino, el de la aprehensión y expresión lógica del
ser -gracias a los amplios y profundos estudios sobre el tema del
P. Santiago Ramirez O. P.-, se ha puesto en evidencia que en Santo

1 COR,'iF.LIO FAnRo, La Nozione J\fetaflsica di Partecif;azione Secondo S.

11
T ommoso d'Aqui110, Societá Editrice lnternazionale, Torino, 1950; y Partuipri-
:ione e Causalitá secando S Tommaso d'Aqt1i110, Societá Eclitricc Internazio•
nale, Torino, 1960. Esta obra h a siclo simult;\neamente editada en frruw:-s por
el Institut Superieur de l' hilosophie de Louvain , Bélgica. Cfr. también L. B.
Ceige.r, Participation, segunda cd., Vrin, París. 19.>3.
2 JAOOBUS M. RAMíR.F.Z 0. l' ., De A na logia, t. ll ele las Obras Com/J/etas,
-i vol., Instituto "Luis Vil•es" de Filosofía del Consejo Superior de fllvesugacio-
nes Cientííicas, Madrid, 1970.

-
360 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL PARTICIPACIÓN, ACTO Y POTENCIA Y ANALOGJA EN SANTO TOMÁS 361

Tomás, además de la analogía de proporcionalidad, hay también la tenece la imperfección y que, por eso mismo, no pueden deshacerse
>..
analogía de atribución intrínseca, hasta entonces sostenida por el de la misma, sin la destrucción de su propia esencia. Tales las
P. Francisco Suárez S. J. y negada por Cayetano y su Escuela nociones o géneros expresados en los diez predicamentos o categorías.
posterior.3 Así la noción de cuerpo es esencialmente imperfecta, pues la pura
Ahora bien, ambos re-descubrimientos -ontológico, el uno, y potencia de la materia entra en su constitución esencial. Del mismo
lógico, d otro- se corresponden armoniosa y admirablemente, como modo cualquiera de los nueve accidentes, tales como la cantidad o
si cada uno de ellos hubiera estado esperando al otro para inte- la cualidad, son esencialmente imperfectos, pues sólo son modifica-
grarse en él. ciones ele otro ser, que los sustenta.
Este es el tema y contribución que nos proponemos precisa- En última instancia, Platón no llegó a ver la distinción de
mente alcanzar en este trabajo: profundizar en los puntos funda- esencia y existencia y, consiguientemente, no pudo discernir entre
mentales de los tres temas de la participación, acto y potencia y las perfecciones puras o trascendentales, identificadas con el ser y
analogía, centrales en la metafísica de Santo Tomás, en busca de su esencialmente inmunes de imperfección, y las perfecciones de las
fundamentación y consiguiente articulación sistemática. esencia~ predicamentales, constitutivamente imperfectas por su mis-
ma noción.
Estos dos tipos de perfecciones están identificadas en los seres
I finitos: la misma perfección predicamental de una esencia es a la
vez por participación del ser y demás perfecciones trascendentales y,
en definitiva, por participación de la Existencia en sí, como lo
LA PARTICIPACION veremos en seguida en Santo Tomás. Pero, conceptualizada en sus
notas esenciales, es esencialmente imperfecta.
Esta confusión entre los dos tipos de perfecicones condujo a )(
l. E l deswbrimiento de Platón y sus desviaciones.
Platón a una confusión gravemente errónea: porque es verdad que
Platón puso en evidencia el principio de participación ontoló- la existen cia de una perfección pura en grado finito implica nece-
gica: lo finito es por participación ele lo infinito, y lo imperfecto sariamente la existencia de la misma fonnalmente en grado infinito,
por participación de lo perfecto, las cosas verdaderas lo son por par- de la que participa; como el ser, verdad y bondad e n grado linito
ticipación ele la verdad y, en general, los entes individuales son por no pueden existir sin el Ser, Verdad y ·B ondad en grado infinito,
participación de las esencias universales.4 del que son participación. Por lo demás, las perfecciones puras o
Lo que escapó a la mirada de Platón fue la distinción esencial trascendentales se identifican 5 y, en grado infinito, son el Acto o
entre perfecciones trascendentales y predicamentales. Las primeras, Existencia pura de Dios.
identificadas con el ser, en su concepto no encierran imperfección. En cambio la existencia finita de una perfección esencialmente
Tales la verdad, la bondad, la belleza y la unidad, y también la imperfecta o predicamental, por ejemplo de un cuerpo, no puede
inteligencia, la voluntad, el amor, la justicia y la misericordia, que ser por participación de esa misma períección, formalmente tal, en
se reducen a las primeras. Del mismo modo, las perfecciones signi- estado puro e infinito, de un cuerpo en sí, porque tal perfección,
ficadas por remoción de imperfección, como inmaterial, inmenso, por su misma esencia constitutivamente imperfecta, no puede ser
inmutable y eterno, se encuadran también en aquelJas perfecciones perfecta, no puede ser infinita y, por ende, no puede existir en
puras. Estas son llamadas trascendentales, porque no se dejan ence- sí y por sí, porque al existir por sí misma o en fuerza ele su propia
rrar en conceptos unívocos predicamentales. Aunque en su noción esencia, se identificaría y sería la Existencia y, por ende, dejaría
esencial no incluyen imperfección, sin embargo pueden existir limi- de incluir cualquier imperfección, y dejaría de ser, por consiguiente,
tadas e imperfectas.
En cambio, las perfecciones predicamentales expresan nociones .. tal esencia, en nuestro ejemplo, dejaría de ser cuerpo. Tales per-
fecciones finitas son por participación, pero no de esa misma per-
esencialmente imperfectas, realidades a cuyo concepto mismo per- fección imperfecta, formalmente tal, en grado i11finito -lo que es
contradictorio, como acabamos de señalar-, sino de la Perfección
8 SANTIAGO RAMIREZ, O. P., En Torno a un Famoso T t:xto de Santo T<> •
más, en la Revista Sapientia, nQ 29, pág. 168 y sgs., La Plata, 1953.
i PLATÓN, Sofista, 248 E. y passim, p ej. en el Fedón, Timeo y Tt:etelo. 5 S. THOMAS, Poi., 9, 7 ad 3 y Ver., 21 , l.


362 DERISI - S AN TO TOMÁS DE AQ UI N O Y LA FJLOSOFfA ACTUAL PARTICIPACIÓN, ACTO Y POTCNCTA Y ANALOGÍA EN S.\NTO TO.\r ÍS 363

pura o Existencia e n sí, que, en su infiniLa Perfeuión, la contiene Sin embargo, Aristóteles no se Ita ocupado expresamente de la
de un modo eminente, es decir, sin su esencial imperfecció n. participación en sí misma; 5i n eluda por oposición a la concepción
Y puesto que tales perfecciones imperfectas no pueden existir de la participació n platónica, princialmente a sus ideas o esencias
formalmente tales en estado imparticipado, la participación de las ejemplares, separada~ de la real idad con creta, que el Estagir ita com-
mismas de la perfección imperfecta, concebida en estado puro -por batió con vigor.
ejemplo, el hombre o el cuerpo en sí- no es, pues, una participación En cambio, la doctrina de las cuatro causas, las i~1trínsecas
real, sino puramente lógica. Es la participación de los individuos de • -poteu cia y acto- y las extrínsecas -eficiente y final-, sin olvidar
la esencia específica, o de éstas de las esencias genéricas. Así Juan la ejemplar y la formal extrínseca, preparaba el instrum en to, con
o Antonio participan de la esencia de hombre, pero no con una que el genio de Santo Tom,ís habría de arribar al des-cubrimiento
participación real, sino lógica, pues la esencia pura de hombre o y fu ndamentación de la , crdadera esencia de la participación del ser.
el hombre en sí no existe ni puede existir -es contradictorio, pues Sin embargo, el no haber llegado a conocer la creación, le
la existencia e n sí implicaría la omniperfección y destruiría la esencia impidió a A1 istó teles descubrir claramente la distinción de esencia
ele hombre-; únicamente existe en la mente, y de sus notas cons- y existencia en el 5er finito. A ris tóteles se queda en la p articipación
titutivas se concibe que los hombres concretos participan. Se trata causal ele los seres determinados materiales, en los elementos cons-
de la participación lógica de los conceptos 111iiver.rn les, ele cuya tilmivos de la esencia corpórea, en la materia primera y forma sus-
esencia participan los seres indiYiduales. tancial y en la materia segunda o sustancia y forma accidental. Desde
Así pues, por esta cont~ión de la esencia y existencia y, a la causa final, pa~ando por la eficiente, Aristóteles exp lica el cambio
causa de ella, de las perfec10n ~s imperfectas o de la esencia y las y participación de tal s<'r o esencia de las cosas materiales.
X Pero la panici pación del ser en cuanto tal queda velada a los
puras o del ser, Platón incurrió en un doble error fundamental, con
vtros que de ellos se siguen: 1) llevar al estado de existencia pura ojo~ del Estagirita. precisamente porque -pri vado de la noció n
las perfecciones esencialmente imperfectas, y así junto a la Verdad ele creación- no a lca1116 a ver su composición constitutiva de ser
y Ser en sí colocar el cuerpo en sí, el calor en sí o e l hombre en sí. participado, su composición de esencia y existencia.
Como por otra parte, las perfecciones predicamentales, por sus
notas constitutivas finitas, se excluyen, Platón no pudo identificar- 3. El punto de J>nrtida de la participación de Santo Tomás: la
las en el estado puro y, por eso, en lugar de llega r al Ser imparti- disti11ció11 y composición r eales de esencia y existe11cia.
cipado o Acto puro de existir, llegaba a un sinnúmero de esen cias
en sí, rl istintas entre ellas. 2) El segu ndo error de Plató n consistía Con el descubrimiento de la di~tinción real de esencia y exis-
e n confundir la participación real con la participación lógica; con tencia en el ser finito, Santo Tom{1s establece tal distinción como
lo cual daba vigencia y existencia ontológica a las esencias abstractas la esencia metafbica de la creatura o ser participado -como la crea-
universales, que realmente sólo existen en la mente. Error que a su turidad o parlicipabilidad- y, corn,iguientememe, como las notas on.
tol6gicamente p rimeras y consLiLULi,·as del ser pr:1ticipado, que f>O n ;,,
vez lo con duda a conclusiones contradictorias, por ejemplo, las
esencias distintas en sí del caballo y del hombre, ele alg una manera la razón de ser de las dem{1s notas, de ellas derivadas.•
tenían que identiíicarse, en la realidad doncle el l.is son, c.on la esen- Lo que esencialmente disti ngue al Ser imparticipado del ser
cia de animal en sí que sin embargo era otra y distinta de las partici paclo, es que aquél es Esse per se subsiste ns, y éste es la esencia
mismas. r¡ue 110 es la existencia, que puede tenerla o no, e~ decir, que exis te
co11ti 11gen temen te.
Con gran precisión y claridad el Aquinate coloca la esencia
2. La rontrib11ció11 de Aristóteles a la jJartici¡,ación. metafísica del Ser imparticipaclo en el Esse pe,- se s11bsiste11s. Es su
En la M etafísica de Aristóteles hay una referencia a la partici- nota constitutiva primera, que funda y da razón ele tocias las demás
pación, cuando afirma que la verdad es la cau5a de las cosas perfecciones divinas: su inünitucl, inmuta bilidad, eternidad, etc.8
verdaderas y que los principios han de ser los más verdaderos, por-

que no tienen causa de ser, sino que ellos son las causas del ser de 7 Cfr. NoRe•Rn•s DEL PRADO O . P., D e Veritale F11111fome11ta/i Phi/osopliiae
Christianae, ConsociaLio S. Pauli, Friburgi H eh ction nn. 1!ll l .
las otras cosas.0 8 J. CREJJT, 7~ ed., 2 ts., 11\l i09 y b¡rl., Ht.llDrR 1-'R111111c;1 193i. ''Toda sus-
tancia q11e es dcspui'.·s de la sustancia ahsol11tamcnte simple (&u), particip:i
6 ARISTÓTELES, MllOjJh., a, 1, 993, y u, l!I. de la e xistencia"'. S. 'l 110.\IA~, In J>hys, \'Jll, I.cc. 21, ne 13. ·· Es ele la ra,611

..1,
364 DCRISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FJ LOSOFfA ACTUAL PARTICIPACLÓN, ACTO Y POTENCIA Y ANALOGÍA EN SANTO TOMÁS 365

Correlativamente se ubica, según el Aquinate, la esencia metafísica Con la reconquista de la existencia como acto, realmeme di~tinto
del ser participado: la esencia que no es el esse, la distinción real de la rsencia, el Angélico Doctor aprehende con fidelidad la realidad
de esencia y existencia, constitutiva del ser participado y razón de del ser participado y ubica con rigurosa precisión en la composición
ser de las demás notas propias: finitud, imperfección y conti_ngencia. real de esencia y existencia la esencia del ser participado, en busca
1- Dios es el Esse, la a·eatura es una esencia que no es el 1!sse. Ahí de una solución que de' razón cumplida de la participación onto
aJ(í finca la raíz última, que distingue y separa esencialmente el Ser lógica del ser mismo participado en cuanto tal -y no sólo de las
imparticipado del ser participado, Dios de la creatura. Precisamente .~ esencias o modos de ser propios del ser participado- y en los modos
por no ser el Esse, no es ser im participado, y para llegar a ser, de expresarlo lógicamente.
necesita participarlo.9
1De aquí que la esencia del ser participado, la capacidad de 4. La Participación de la Esencia.
participar o recibir el ser -la participabilildad- reside en que la
esenci:i. o modo limitado ca paz de existir no sea la existencia y en La esencia sólo es real por la existencia, a la que a su vez recibe
que para llegar a tenerla, necesite recibirla del Ser imparticipado. 111 y limita como potencia.
De este modo Santo Tomás, al ubicar con precisión la esencia Sin embargo, antes de existir la esencia, que no es real en sí
metaCísica constitutiva del ser participado, la participabilidad o misma, es una realidad mi-generis, una precisa posibilidad de existir,
a-eaturidad en la distinción real de esencia y existencia, ha superado i, que es más que la nada y que, actualizada por la existencia, es un
el planteo esencialista de las ideas platónicas, el de la materia y modo de ser real, distinto de la propia existencia.ª
forma de Aristóteles y el esencialismo, que penetra e impreg na a Esta realidad metafísica, esta objetividad real trascendente y
toda la Filosofía moderna y contempod.nea - Racionalismo, Empi- absoluta de las esencias, su precisa capacidad de existir, es algo que
rismo, Kantismo, Ideali, mo trascendental, Positivismo y aun el no depende de nuestra inteligencia, sino por el contrario, que se
mismo Existencialismo-, como lo ha demostrado con vigor Gilson impone a ella como transubjetiva. Las esencias no son porque las
en su magní(ica obra "El Ser y la Esencia" 11 • La crítica de Heidegger pensamos, sino qu.e las pensamos porque son, porque se presentan
a la Filosofía de Occidente, desde Sócrates a nuestros días, de que como objetivamente capaces de existir. Tampoco puede depender
ha escamoteado el ser para sustituirlo por esencias y conceptos, la esencia de la existencia finita y contingente de los seres, porque
desarticulados de la presencia viva de aquél, akama a 1oda esta la objetividad real de las esencias se presenta como anterior e inde-
filosofía, sin excluir al propio Heidegger. 1~ U nicamente Santo Torn,\s pendiente de aquéllas. Lleguen a existfr o no, las esencias son.
escapa a la misma, al señalar con vigor cómo la existencia es un Si atendemos bien a lo que una esencia es, vemos que ella es
acto realmente distinto de la esencia y no una nota constitutiva y se concibe como un modo de existir, como una capacidad deter-
co11ceptuali1able como las ele é:.ta: es reali7ación o presencia en ~) minada de participación de la Existencia, de Dios.
sí de la esencia, sólo aprehensible en el juicio e inexpresable en Sin la Existencia en sí, imparticipada, las esencias no serían,
conceptos. 13 perderían su comprehensión objetiva que las constituye y nada sería
del ser ca usado (panitipado), que sea de algún modo compuesto, pnrque por
posible ni imposible, precisamente porque ellas se constituyen, son,
lo meno~ su existencia (cssc) es distinto de su ese11cia (quid est)" (Id. S. Th. por una relación trascendental o esencial a la existencia. Ahora bien,
1, 3, 7 :.d 1) . Cfr. De Ente el Ess, c. 5 y S. C. C., II, 52. si la Existencia no existiese por sí misma, sería absurda, porque no
!J "Este nombre El Que Es ... es el nombre más propio de Dim ... POl'- podría llegar a existir y nada existiría. Pero las esencias son obje-
que no significa forma alguna, sino la misma existencia (.fase). l'or consiguiente, tivas, capaces de existir, implican esencialmente la Existencia como
como quiera que la Existencia de Dios es su Esencia, y esto no ronvicn ~ a nin-
gún otro, se sigue q1,1e entre tocios los otros nombres, éste es el que con más término necesario de su relación constitutiva. Luego la Existencia
propiedad significa a Dios". S. Th., l, 13, 11 y I, 4, 2. 1 en sí es, por lo menos, posible. Pero no puede ser puramente posible
10 S. Th., J, 3, 4.
11 E. Gu..~N, El Ser y la Esencia, pág. 45 y sgs., especialmente 113, tra-
ducción castellana de Leandro de Sesma, Desclée de Brower, Bs. As., 1951.
12 Oc:TA\' IO N. DElllS!, El Ultimo H eidegger, 2;,. ed., pág. 88 y sgs., Eude-
.. 5Ín existir, pues una Existencia en sí puramente posible no podría
llegar a existir, pues ya no sería la Existencia sino una esencia o
potencia que llega al acto de existir, es decir, sería absurda y dejaría
ba, n~. As., 196&; XXVI y XXVII de este mismo libro. de ser posible. Luego la Existencia en sí existe necesariamente. Las
,;..
13 J:. C1UON, Id., pág. 298 y sgs. y 0. N. lh:.R1s1, Id., pág. 64 y sgs. Cfr.
J. Maritain., Bre:ve tratado acara dt' la. Existencia )' de lo Exislt':11/e, pág. 2:;
esencias @
posibles suponen y se constituyen, por consiguiente, por X
y sgs., ti aducción de Leandro ele Sesma, Dcscbée De Brower, Buenos Aires,
1949. H S. THOMAS, De Ente et Ess, c. VI.


1
366 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA Fll.OSOFÍA ACTUAL PARTICIPACIÓN, ACTO Y POTENCIA Y ANALOGÍA EN SANTO TOMÁS 367

paruc1pac10n de tal Existencia, y la relación a ésta es trascendental En efecto, la existencia es el acto que confiere realidad o ser
o esencial, o en otros términos, es constitutiva de la esencia. en sí a las esencias y, como tal, no puede ser realizado sino por el
Por esta razón, el hecho de la objeti11idad absoluta e inmutable Acto de existir o Existencia pura. Toda existencia de una esencia
de las esencias es una prueba contundente de la existencia de la implica la causalidad eficiente de la Existencia. Porque nada puede
Existencia en sí o de Dios: desde que sin Esta, la esencia o posibilidad comenzar a existir o existir contingentemente sin la causalidad
-e imposibilidad- perdería todo sentido. eficiente inmediata del Acto de existir o Existencia, que actúa sola
Santo Tomás ahonda aún más en el modo como la Existencia
en sí o Dios funda y constitu,,e las esencias posibles: sin las cuales
tampoco podría realizar la participación de las existencias.
El fundamento de estas esencias o capacidades finitas de existir
¡ o concurrentemente con la causa segunda.18 De otra suerte algo
comenzaría a existir por sí mismo, desde la nada y sin razón de
ser, lo cual es contradictorio, porque debería no existir para poder
llegar a existir, y existir para poder darse la existencia. Y toda causa
es la Esencia divina, identificada con su Existencia. segunda está esencialmente en potencia para actuar, porque si su
Esta Esencia, como Acto puro de existir, es el Modelo de infinita acto esencial -su forma- se idenficase con su acto de obrar, como
Perfección que, como tal, funda los in[initos modos finitos capaces éste implica la existencia, el acto de la esencia se identificaría con
de existir, las infinitas participabilidades o posibilidades de parti- el de la existencia, y sería la Existencia imparticipada y divina. 19
cipación: las esencias. De aquí que todo ser participado requiera la intervención eficiente
A su , ,ez la Inteligencia divina, al comprehender exhaustiva- e inmediata de la Existencia, que la mueva a su acción de causar, a
mente esta Perfección infinita de la Esencia divina, no puede dejar su causalidad y a su efecto. 2º
de ver los infinitos modos finitos capaces de participar -las parti- Pero en Dios la causalidad eficiente es sólo por imperio de su
cipabilidades- de la misma, o sea, no puede dejar de constituirlas Voluntad -que impl ica Inteligencia, con ella identificada-, ya que
como objeto de su propia intelección. 16 Y como la Intelección de la toda otra actividad eficiente instrumental o dependiente de la
propia Esencia en Dios es un Acto necesario, identificado con su Voluntad, no cabe en el Acto o Perfección pura, pues implicaría
Ser, también este Acto necesariamente ve -y, viéndolas, las consti- imperfección. Por eso en Dios no caben actividades ejecutivas,
tuye- las esencias posibles.10 dependientes de la Voluntad e Inteligencia. La Causalidad divina
De aquí que las esencias sean necesarias y eternas e innwtables, es siempre y esencialmente un acto de Inteligencia y Voluntad, un
como el Acto necesario de la Existencia de Dios -que, como Esencia, acto de Imperio, cuando se trata de la Acción divina para producir
la existencia creada.
las funda, y, como Intelección, las constituye- del que participan.
Esta participación es, pues, por causalidad ejemplar necesaria por La Existencia, de la que participa y por la que llega a ser en
acto la existencia de las esencias está, pues, identificada con la Vo-
la Inteligencia divina, que las ve y las constituye necesariamente
como objetos participables del Ejemplar de su divina Esencia. Y ,, luntad o Amor de !Dios.21
esta partici pabilidad, necesariamente constituída y expresada por la
Inteligencia divina al contemplar su Esencia, constituye el sr-:r propio 6. El Modo de Participación de la Existencia.
-meta.físico- de la esencia. Esta relación a la Esencia e Inteligencia Por otra parte, la Voluntad de Dios está en Acto de Amor de
divinas es constitutiva de la misma esencia, pues ésta se cons- su Esencia o Bondad infinita, con la que se identifica. Por eso,
tituye romo relación trascendental o esencial a la Esen cia e Inteli- nada puede Dios amar, fuera de su esencia, sino con este i'.mico
gencia imparticipadas. e infinito Acto de Amor de su propia Esencia o Perfección.
5. Participación de la Existencia. 1 8 '"Dios es la misma Existencia subsistente por sí misma... Pero el Ser
subsistente no puede ser sino uno . . . Por consiguiente, todos los otros entes
También la existencia, que realiza las esencias finitas, es tal distintos de Él no son su existir, sino que participan del Existir. Es necesario
por participación de la Existencia imparticipada divina; pero, a pues, que todos los entes distintos de Dios... sean causados por este único
diferencia de las esencias, las existencias dependen de la Voluntad primer Ser, que existe perfectísimamente". (S. Teol., 1, 44, l., cfr. S. C. G.,
II,15), ' "Dios es la causa de todos los efectos y acciones" (S. C. G. 111, 71 al
o Amor divino, que las causa eficiente y libremente. 17 fin). cfr. AucuSTO C. CÁRDENAS, Breve Tratado sobre la Analogía, pág. 137 y
sgs., Club de Lectores, Bs. As., 1970.
19 S. Th., I, 54, 1 y 3.
15 S. Th ., I, 15, 2 y Ver., 3, 2.
20 S. Th., I, 44, 1 y S.C.G., II, 15 y III, 66.
ul S. Th., I, 14, 4 y 27, 2.
21 S. Th., I, 25, 1 ad 4 y I, 25, 3.
n S. Th., I, 19, 3 y Ver., 23, 4.

1
f'ARTICIPAClÓN, ACTO Y POTENCIA Y ANALOGÍA EN SANTO TOMÁS 369
368 DERISI - S,\NTO TOMÁS DE AQLL'-O Y L\ FILOSOFÍA ACTLAL

Existencia divina. Sólo por la accion inmediata del Acto imparti-


En posesion de su Esencia, Dio~ es el Acto perfecto de Amor
de su Bondad infiniLa, es el A cto mismo de Felicidad. 22 cipado de existir, son necesariamente las esencias y existen contin-
De aquí que nada fuera de su Esencia, sea necesario a Dios para gentemente los seres existentes.
la posesión perfecta del Bien infinito, o sea para su Felicidad. Refiriendo al hombre esta verdad fundamental de la parua-
Todo otro bien o existencia que no sea su Bondad, por consi- pación o comunicación del ser desde !Dios, podemos afirmar: somos
'o(. guiente, Dios sólo Jo puede querer o causar libremente: no para porque Dios nos piensa y existimos porque Dios libre y generosa-
adquirir algo -ya que está en posesión perfecta del Bien infinito- mente nos ama.28
sino para dar o hacer participes de su infinita Bondad a otros
seres.23
La participación de la existencia de las esencias finitas se 11
realiza, pues, por la causalula<l eficiente y libre de la Voluntad o
Amor de Dios, que la realila, o bien Ella sola, en la primera comuni-
cación de la existencia, desde la nada total - creación 24- o en la POTENCIA Y ACTO
continuación de la misma -conservación 25- o bien como Fuente o
Acto de toda existencia con las causas segundas, que necesitan de ?. Participación in fieri y participación in fa cto esse.
su moción y concurso para poder pasar al acto de causar y producir
la existencia de su efecto.2G La participación es la causalidad o acción del Ser impartici-

,
fata independencia de la Voluntad divina respecto a todo bien pado, que comunica el ser al ser que de sí no es y que, por e~o. sólo
o existencia finita, esta entera libertad con que causa o comunica puede llegar a ser como participado .
eficientemente su acto de existir, es decir, el que la Voluntad divina La participación nos conduce a la epifanía del ser participado
pueda comunicar la existencia a las esencias, confiere a todo acto desde su nada, nos hace ver cómo desde el Ser impanicipado se
de existir participado su carácter de esencial contingencia. comunica el ser a los otros seres: nos pone de manifiesto la manera
La existencia participada nunca es necesaria, sino esencialmente cómo tal comunicación del ser implica en el ser participado o
contingente y, como tal, siempre puede ser o dejar de ser, porque recipiente del ser la distinción real de esencia y exiHencia, pues
siempre e inmediatamente depende del Acto libre de la Volun- ,cle identificarse entre sl ambas, serían la Existencia y, por eso mismo,
tad de Dios.21 el Ser imparticipado. Colocado así el constitutivo esencial de la
Por eso, si las esencias son siempre y necesariamente porque Dios participación - la participabilidad o capacidad de ser participado-
no puede dejar de pensarlas, en cambio llegan a existir y existen sólo -en esta composición real de esencia y existencia -como potencia y
contingentemente, porque Dios libremente las quiere. .acto, respecti vamente- la participación se desarrolla y manifiesta
Todo ser finito en su esencia y existencia es totalmente y siem- como el fieri o comunicación de la Exi,tencia imparticipacla a la
pre -en toda su duración- por participación de la Existencia im- esencia o modo finito de existir, por causa lidad ejem/Jlar necesaria,
participada, por la causalidad inmediata y continua de su Acto de y como fieri o comunicación con tingente de la existencia a la esencia
existir, como Pensamiento en cuanto a la esencia o modo capaz finita, por causalidad eficiente y libre de la ExisLencia.
de existir, y como Voluntad en cuanto a la existencia o acto reali- Tal participación no es objeto de una aprehemió n inmediata
zante de la esencia: con la diierencia de que el Pensamiento divino por parte de nuestra imeligencia. El hombre no asiste, no está
constituye necesariamente las esencias, mientras que la Voluntad presente a esta comunicación o fieri de la esencia y existencia desde
libremente confiere a las mismas la existencia. la Fuente originaria de la Existencia imparticipatla. Constituye el
De este modo Santo Tomás da razón de todo el ser finito, en término al que se llega por un raciocinio a partir ele la partici-
su esencia y existencia, por la participación causal inmediata de la pación ya realizada -in facto esse-, que es la gradación de la
perfección ontológica y el cambio con que los seres se manifiestan
22 S.C.G., l, 74. a nuestra inteligencia, a través de nuestra experiencia.
23 S. Th., I, 19, 3 y D is., 45, 2.
24 S. Th., 1, 4-1, 1, I , 45, 2 y I , 45, 3.
25 S. Th., l, 104, l y ad 4 y Com . Theol.,, 15.
2S Cfr. O. N. DER1s1, /llela fisica y Poe:.ia, Suplemento Literario del diario
26 Ver., 21, 6 y S.C.G., 111, 70 y 66, cfr. S. Th., I, 105, 5 ad 2.
"La Nación", 24 de junio de 1973, Buenos Aires.
21 S Th ., 1, !CH, l.


1
370 DÉRISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL.
PARTICIPACJÓN, ACTO Y POTENCIA Y A:-.AT.OGÍ¡\ f N SANTO TOMÁS 371
8. La gradación diversa y múltiple y el cambio de los seres implican•
los principios constittttivos del ser: el acto y la potencia. tinción y composición real de potencia y acto en el seno del ser es la
que posibilita y constituye al ser participado.a.i
¿Cómo puede suceder que el ser, que de alguna manera se- Más aún, esta raíz constitutiva o esencia metafísica del ser par-
manifiesta siempre el mismo, se realice de múltiples y diversos. ticipado, hace posibles la finitud y la contingencia. El ser partici-
modos y pueda cambiar o llegar a ser otro?
Este arduo problema fue precisamente el que dio origen a la
Filosofía en Grecia. "Admirados" los primeros filósofos de esta ma-
nifestación del ser, buscaron el "principio'' del mismo, que diera ra-
l pado es finito, porque la existencia con fiere realidad actual a la
esencia, que es por sí misma finita: un modo finito y necesario capaz
de exhtir y es con tingente, porque la esencia nunca es ni exige la
existencia, la recibe y la posee con la posibilidad constante de no
zón o explicación de su realización diversa, múltiple y cambiante tenerla.
dentro de su mismidad.29
La composición 1·eal de ese11cia y existencia es la esencia meta-
Después de las tentativas de los "Físicos", de Pitágoras y de- fisica rlel ser participado; y la finitud y contingencia, son fas pro-
Platón, es Aristóteles quien descubre la necesidad de los dos prin- piedades esenciales, que emanan de aquella esencia.
cipios para explicar la multiplicidad y cambio del ser: el acto y
la potencia.30
10. La diversidad, multiplicidad y rambio de los serl's participados,
Sin embargo, Aristóteles no llegó a de-velar la necesidad del
determinados por el acto y 1n pot f'ncin.
cambio metafísico, de la creación, en el comienzo del mundo. Sos-
tiene la eternidad y el carácter increado de la materia.
La esencia, al intervenir como potencia limitante del acto, hace
Sin duda por esta razón y por no haber conocido las sustancias. posible la multiplicidad del ser. Un Acto puro de existir, sin esen-
enteramente espirituales -los ángeles de la Revelación cristiana- cia realmente distinta que lo limite, no puede ser sino único e in-
Aristóteles no llegó a descubrir la composición de acto y potencia multiplicable. La limitación del ser posibilita su multiplicación.
en el seno del ser finito: la existencia y la esencia, como constitutivos-
Otro tanto sucede con la diversidad de los seres. Las diferentes
del ser participado. Se limita a descubrir y señalar esta composición
notas de la esencia -determinadas por las formas diversas- permiten
en la esencia del ser material: la potencia de la materia primera y
la existencia ele seres específica y aún genéricamente diversos.34
el acto de la forma sustancial,31 y la materia segttnda y la forma
-¡... accidental -sustancias) y accidente-, también como potencia y acto, El cambio metafísico -creación y rmiquilarión- se funda en
,,_
respectivamente.32 5 esta composición <le esencia y existencia, la composición de potencia
y acto más profunda, que afecta al ser mismo como participado.
9. La composición de potencia y acto en el seno mismo del ser, la
., Los otros cambios ya no dentro del se1·, sino de la esencia: cam-
bios sustanciales y accidentales, se fundan en la composiáón de mote-
esencia y la e:1:istencia.
ria primera y forma wstancial y ele materia segunda y forma acci-
A Santo Tomás estaba reservado establecer la distinción y com- dental, respectivamente, como potencia y acto dentro de la esencia.
posición real de potencia y acto, como constitutivos del ser partici- También en esta composiciém de materia y forma sustancial se
pado: la distinción y composición real de esencia y existencia (cfr. funda la multiplicidad de los individuos dentro de la misma especie.
n9 3). Es la materia primera, receptor puramente potencia] de la forma, sin
La esencia, como potencia realmente distinta del acto de la ninguna nota determinante, y hecha "ésta o aquélla" por la canti-
existencia, constituída por participación necesaria de la Esencia o dad,3ó la que permite la multiplicidad numérica de la forma, pre-
Existencia divina, hace posible la participación o recepción del ser cisamente porque, desprovista de toda nota propia, la materia sólo
o existencia desde el Acto puro e impar.ticipado de Existir. Tal dis-
33 In Boet De Hed., Lec. 2, y Ver., 27, 1 acl 8.
29 AJusrónu:s, Metaph., Lib. I y II. :H Cfr. CHARLES BoYUt, C11rs1LS Phi(Qsophic11s, 11 millares, t . 1, pág. 325
so AIUSTÓTEU$, MetaPh., 1, l<H5 b y 3. cfr. Com. S. Thom., len. 5 y sgs. Desdés de Ilroweer, París, 1937.
n. 1825 }' sgs. y Poi., I, l. 3ú In Boet. De ,Trin., lV, 2 ad 4 y S. Th., JIJ, 72, 2, Cfr. UMIIF.RTO Dr.:c1.'
31, Phys, l, 7, 190 b. 17. lNNOCENTI O . l'., /1 Principio D'Individ1uizione Nella ~cuota Tomi1tic,1, prin-
32 Metaph., 17, 1028 a 18 y S. Th., I, 45, 4. cipalmente pág. 9 y sgs. y 130 y sgs., E<litrice Depa Dniversit:\ 1.ateranensr,
Roma, 1971.
372 DERISI - S.\NTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL ,. PARTJCIPACIÓN, ACTO y POTENCIA Y ANALOGÍA EN SANTO TOMÁS 373

es capaz de limitar a un determinado sujeto o indi·viduo las notas inmaterialidad o espiritua lidad -propia del alma o forma sustan-
especificas provenientes del acto esencial. cial del hombre-.
Luego del hombre, con su forma espiritual, siguen en descen so
los seres materiales con formas inmateriales o sobresalientes sobre
11. La composición de potencia y acto, realizadora de la partici- la materia, pero sin dejar de depender a la vez de ella. En primer
pación. lugar están los animales, dotados de vida sensitiva, y luego los ve-
La Existencia imparticipada, sola o actuando junto con las cau- ~ getales, dotados de vida vege~~tiva. En el último término descen-
... sas segundas, es la Causa extrínsecamente participante -ejemplar fi-
dente están los seres totalmen\!' materiales o inorgánicos, en que el
acto de la forma está enteramente sumergido y depen diente de la
nal y eficiente- de todo ser participado en sus constitutivos de esencia
materia.
y existencia. El efecto de esta acción o fieri participante está reali-
De~de el A cto puro de Existir imparticipado de Dios hasta la
zado por las ~usas intrínsecas de potencia y acto, en sus tres formas:
ya como esencia y existencia - composición metafísica- ya como
potencia pura o materia primera -el no-ser limitante del se1·- los
seres participados se constituyen, en su mayor o menor perfección,
materia primera y forma sustan cial -composición física de la esen-
cia- yJ. iinalmente como materia segunda o sustancia y forma acri- en la escala ontológica, en la precisa medida de la hegemonía del
acto sobre la potencia, y se ubican , por esa misma razón, en mayor
dental -composición física accidental-.
o menor grado de participación del Acto puro de ser.8 6
El mundo inmediatamente dado está constituido en su diversidad
Así podríamos trazar las líneas fundamentales de este cuadro
y multiplicidad de entes finitos, por el acto y la potencia en sus
de la gradación descendente del ser, desde el Acto puro de existir
diferentes realizaciones. '
hasta la potencia pura de la materia. En la cima está el Ser impar-
El grado mayor de participación o perfección de un ser esd ticipado, el único que es el Acto puro de existir, sin potencia al-
constituido por una mayor intervención d el acto sobre la potencia guna, en quien la Esencia se identifica con el Acto de la Existencia.
y, correlativamente, por una menor inten·en ción de ésta sobre aquél. Con una esencial diferencia, que no permite nada unívocamente
Así, fuera del Ser imparticipado que es -sólo El- el Acto puro de común con Ef,a1 y que implica la caída inconmensurable desde el
Existir o la Existencia, todos los demás seres son compuestos de
Ser imparticipado al ser participado, <lesde lo Infinito a lo finito,
acto y potencia. Unos sólo compuestos de existencia y acto esencial
desde lo Necesario a lo contingente, sigue la inmensa gama de seres
o forma pura sin materia -los ,í ngeles-. Son actos puros esenciales
participados, que se constituyen, por esa misma razón y según vimos
o predicamentales. Estas formas u espíritus puros per[ectísirnos tie- (nQ 3) , como esencias que no son sino que sólo tienen existencia.
nen toda la perfección esencial específica sin límites -son infinitos De esta constitución del ser participado brotan como sus propiedades
en su esencia, i11fi1útos predicamentales o en cuanto tales seres, no
en cuanto ser- sin determinaciones individuales distintas ele las
., esenciales, la contingencia y la finitud y la consiguiente composi-
ción de sustancia y accidente.
esenciales, son individuos por las mismas notas específicas. Así el
Arcángel Gabriel tiene la perfección infinita predicamental, es la De estos seres, algunos poseen una esencia, que es puro acto
Gabrielidad: es indi viduo por sus mismas notas específicas, )', por sin ulterior limitación. Son las formas o espíritus puros -los á nge-
eso, agota ·la infinitud predic:amen tal de la e~pecie o esencia. les de la Revelación judeo-cristiana- los actos esencia les ireceptos.
Más abajo están los seres compuestos de potencia y acto dentro
Los seres materiales, en cambio, están limitados au n en su acto de la esencia: los seres materiales, cuya forma o acto esencial está
esencial o forma . Esta es limitada, dentro de la esencia o especie, recibido y coartado por la potencia de la materia, que lo multiplica
a un detenninaclo individuo. Por eso dentro de la especie -cuyas
en indefinidos individuos de la especie ..
notas proceden de la forma- caben indefinidos indi\'icluos. Es
decir, que en los seres materiales no sólo la esencia limita, como Ya dijimos más arriba, que dentro de estos seres materiales, la
perfección de los mismos está determinada por la eminencia de la
potencia el acto de existencia, sino que aún den tro de la esencia,
la potencia de la materia limita al acto de la forma.
• forma sobre la materia, es decir, por la inmaterialidad.
Dentro de los seres materiales, la gradación ontológica creciente 86 Cfr. A. VALENSIN, A . Trauers la M etaphyssique, pág. 168-169, P arís,
está señalada por la mayor perfección o independencia del acto Beauchesne, 19'25.
esencial, de la fo.rma, sobre la potencia de la materia en otros 37 Cfr. O. N, DER1s1, La Trascendencia del Ser Divino, en la Revist a Sa-
términos, por el grádo de inmaterialidad, hasta llegar a la total pientia, n9 2, pág. 25 y sgs., La Plata, 1946.


374 DERISL - SANTO TONlÁS DE AQUINO Y LA fILOSCTÍA ACTUAL ., PARTICIPACIÓN, ACTO Y POTENCIA Y ANALOGÍA EN SANTO TOMÁS 375

En el escaño último estaría la materia primera, la pura poten- -participación in facto esse-, Cayetano y la Escuela Tomista han
cia; la cual, por su misma noción, no puede existir sola, pues para sostenido, con razón, la analogía de proporcionalidad intrínseca,
ello necesitaría el acto de la existencia y dejaría de ser pura como expresión lógica adecuada de la misma.to En efecto, la diversa
potencia.88 _gradación ontológica de los seres encuentra adecuada formulación
Entre el Acto puro de Ser o Existencia imparticipada y la pura en esta analogía, que expresa la razón de esencia y existencia, pre-
potencia de la materia, la participación de aquella Existencia des- -sente y común a todos los entes, bien que realiLada de diferente
ciende y penetra en mayor o menor grado en los seres participados manera.41
-constituidos tales por su composición real de esencia y existencia- En cambio, la analogía de atribución intrínseca -defendida por
en la medida de una mayor realizaci~n del acto esencial o forma
Francisco Suárez y negada por Cayetano y su Escuela- para la
y de l:l eminencia del mismo sobre la materia: desde el acto puro
.aprehensión del ser, expresa al Ser irnparticipado que existe por sí
esencial de la forma espiritual, pasando por la forma espiritual
mismo como analogado principal, y a los seres participados, como
u n ida sustancialmente a la materia, del hombre, hasta los seres cuya ,
.analogndos secundarios, que sólo se comprenden por referencia a
forma está enteramente sumergida en la materia, con los seres in-
Aquél, ~in cuya acción causal no podrían ser en su esencia necesaria
termedios CU)"a forma emerge en mayor o menor grado sobre la
ni tampoco en su existencia contingente. Esta unidad del concepto
materia. .análogo de atribución intrínseca abarca a todos los seres, pero no
De este modo se ve cómo la diversa composición ele acto y po-
del mismo modo: al Ser imparticipado y necesario, como analogado
tencia -esencia y existencia y la consiguiente de sustancia y acci-
principal que existe y que no necesita de otro para justificar su
dente, propia de todo ser participado, y luego la de forma sustancial
Existencia, y a los seres participados, como analogados secundarios,
y materia primera en los -variados grados de inmaterialidad de que sólo pueden ser comprendidos en su razón de ser -en su esencia
aquélla- realizan la participación, son el efecto de la acción causal y en su existencia-, por referencia a Aquel Ser primero impar-
participante del Ser imparticipado. ticipado.t:i
La amplitud ontológica, lograda con la reincorporación al
III pensamiento de Santo Tomás, de la participación a la doctrina del
.acto y la potencia, lógicamente ha conducido a la extensión e in-
tegración de las dos analogías que las expresan, respectivamente,
ANALOGIA
la de atribución intrínseca: expresión de la participación o fieri
del ser participado y la de proporcionalidad intrínseca, expresión
12. - La Analogía, expresión lógica del ser de la gradación ontológica realizada po,· el acto y la potencia, es
Sabido es que el ser en todo su ámbito no puede ser expresado ,, decir, de la participación in facto esse.43
por un concepto unívoco, )'a que de ser así lógicamente se identi-
ficarían todas sus diferencias -desde que ellos también son ser- y 13. -Acto y potencia y analogía de proporcionalidad.
conduciría a un monismo metafísico contradictorio. La historia
de la Filosofía corrobora esta afirmación. Los seres inmediatamente dados a la inteligencia, a través de
Mas lo que nos interesa en este trabajo es comprobar cómo la experiencia sensible, son los seres materiales finitos y contin-
el re-descubrimiento y re-incorporación de la participación en la _gentes: los seres participados.
Metafísica de Santo Tomás, ha conducido a una profundización y En un primer momento la inteligencia los aprehende en su
re-esclarecimiento de la naturaleza y alcance de los conceptos aná- ser, pero sin conocer todavía su esencial relación de dependencia
logos que la expresan.B9 con el Ser imparticipado. Más a ún, la mente humana puede poseer
Frente a una concepción eminentemente aristotélica de la On-
tología, desarrollada restrictivamente por la doctrina del acto y la • 40 THOMAS DE Vio Cardjnalis Catetanus, De Nominum Analogi'I, c. III,
potencia, conducida por Santo Tomás al seno mismo del ser parti- Angelicum, Roma, 1934, Cfr. Aucusro C. CÁRDENAS, Opus Cit.
41 CAIETANUS, Op. Cit,, c. VI.
cipado con la distinción y composición real de la esencia )' existencia 42 Cfr. FRANCrscus SuÁR.EZ, Disf>utationes Metaphysices, ed. Bilingüe de
la Biblioteca Hispánica de Filosofía, t. I, pág. 360 y sgs., Credos, Madri-i, 1960.
:,<..
~1 ' 68. S. TlroMAS,fo Metaph., Vll, Lec. 2, n9 12&; y n9 1292. Cfr. también el trabajo del J'. RA-"1:tREZ, cit. en la nota. 3.
ae Cfr. SANTIAGO lU.MiR.F.z O. P., El u-abajo citado en la nota n9 3. 43 Cfr. SANTIAGO RAMiRu, lbid .


PARTICIPACIÓN, ACTO Y POTENCIA Y ANALOGÍA EN SANTO TOMÁS 3T/'
DERJSI - SANTO TOM,(S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL ~
376
tro de la Metafüsica del Angélico Doctor. Pero esta incorporación
también el conocimiento del Ser de Dios, sin atender expresamente- exige su expresión lógica precisa y adecuada, que no es otra que
ª esta relación causal frente a los entes mundanos. la de la analogía de atribución intrinseca; la cual, por el otro
Tal aprehensión primera e inmediata de los seres en sí mis- extremo, también estaba en Santo Tomás. De aquí que el re-des-
mos, sin atender a su carácter de participados o lmparticipado y cubrimiento de la participación -del fi eri causal del ser- ha traído,
a la consiguiente relación de dependencia de aquéllos frente a Este. aparejado también el re-descubrimiento y re-valoración de la ana-
encuentra su expresión connatural en el concepto análogo de pro-- logía de atribución intrínseca, como expresión del ser en su fieri
porcionalidad intrínseca del ser: cada ser es con siderado en sí mismo, o dependencia participante o causal del Ser imparticipado, com-
sin relación a otro, como una esencia que existe, pero de un modo- prehendido en esta noción del ser como analogado principal, sin
sólo relativa o proporcionalmente idéntico. En esta formulación el cual no tienen razón de ser ni de ser comprendidos los seres.
análoga del ser, cada ente está expresado en su ser propio, sin re-,, participados.4 5
lación a otro, y por ende, sin atender a la gradación de los analo- De aquí que así como en un primer momento, la inteligencia sólo
gados: el principal y los secundarios. En esta analogía el concepto considera a los seres en si mismos, más o menos perfectos, según l<i
del ser es el mismo, porque expresa siempre una esencia que existe, mayor o menor intervención del acto y la potencia que lo consti-
pero lo expresa sólo imperfectamente: una esencia que existe a- tuyen, y únicamente en una segunda instancia, más profunda,
puede existir de múltiples maneras diferentes. penetra en su relación de participación o dependencia del Ser im-
La analogía de proporcionalidad intrínseca es, pues, suficiente- participado; así también la analogía de proporcionalidad intrín-
para expresar los seres en su escala ontológica, constituida por la seca, que en el plano lógico expresa los seres múltiples y diversos·
intervención del acto y la potencia en diversos grados, sin tener tales como inmediatamente le son dados, ha de ampliarse e inte-
en cuenta su relación de dependencia de un ser respecto a otro. grarse con la analogía de atribución intrínseca, cuando la mente
De aquí que mientras la Metafísica tomista se mantuvo en la profundiza y considera los seres participados en cuanto tales o
consideración de la doctrina de la potencia y del acto para explicar dependientes de la acción causal del Ser imparticipado, sin la cuat
el ser en su diversidad y multiplicidad, se atuvo a esta analogía de aquéllos no tendrían razón de ser.
proporcionalidad intrínseca, que la expresa adecuadamente; y re-
chazó la analogía de atribu~ón intrínseca, que no respondía a esta 15. - Conclusión: los dos aspectos del ser y ms dos expresiones
perspectiva del ser.0 analógicas respectivas.
El re-descubrimiento y re-valoración de la analogía de atribu-
14. - Participación y analogía de atribución intrínseca.
ción intrínseca en la concepción tomista, que ha venido a enri-
El enriquecimiento de la Ontología del Aquinate por una pro-- quecer e integrarse en la analogía de proporcionalidad intrínseca,
f undización de la misma con la 11oción de participación, que fun- expresa más adecuadamente la mente del Angélico Doctor,46 y es.
damenta y da razón causal de la diversidad y multiplicidad de los consecuencia, en el plano lógico, de un esfuerzo de profundización
seres, constituidas por el acto y la potencia, ha hecho necesaria la en el plano ontológico del pensamiento del Aquinate, y ha condu-
reincorporación de la analogía de atribución intrínseca y de su cido al re-descubrimiento en él de la participación o comunicación
integración con la analogía de proporcionalidad intrínseca, para dar del ser desde el Ser imparticipado a los seres participados, y al
expresión cumplida al ser en todo su ámbito y significación: en su
fieri -participación- y en su factum esse -realización de la misma 45 Cfr. JAcx>Bus RAMIREZ, O. P. De Analogi"a, 4 vol. "Instituto Luis V ives.
por la potencia y el acto-. de Filosofía", Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1970.
De origen platónico, incorporada a Santo Tomás a través de Esta obra es sin duda lo mejor y más exhaustivo, que, histórica y doctrina-
San Agustín, pero velada durante mucho tiempo tras la conceptua-
lización y terminología aristotélica, recién ahora la participación
.. r iamente, se ha escrito sobre la Analogía.
46 Cfr. B ERNARD MONTACNES O. P ., La Doctrine de l'Analogie ,ü l'E/ r¡,:.
D'Apres Saint Thomas d'Aquin, Publications Universitaire~, Louvain, 1965. F.l
logra ubicación cabal y en toda su extraordinaria significación den- autor h~ce ver cómo Santo Tomás ha empleado una analogfa en una época de-
su vida, y otra en otro periodo de la misma. Esta circunstancia ha dado pie
a que se invocase la autoridad de Santo Tomás en favor ya de la una y de la,
4~ Cfr. P. G. M. M ANSER, O. P., La Esencia del Tomismo, Traducción de otra de las analogías. Pero la verdad es que las dos son de Santo T om:is y.
Valentln J. Yebra, "Instituto Luis Vives" de Filosofía, Consejo Superior de l n,- están en sus obras.
vestigaciones Científicas, Madrid, 1947.

..
378 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
..
consiguiente enriquecimiento ele su docu·ina ontológica del ser,
considerado en sí mismo y en su constitución de potencia y acto.-11
Sintetizando, pues, lo dicho, la profundización y ensancha-
... miento del ámbito de la l\Ietafísica tomista, desde la consideración
del Ser y de los seres en sí mismos, constituídos en diversa y múl-
tiple medida, por el acto y la potencia, con la consideración del
descenso y comunicación causal del ser desde la Existencia necesaria •
e impa.rtici pada hasta las esencias finita y contingentemente exis- CAPÍTULO XXX
tentes de los seres participados, ha traído aparejados la profundiza-
ción y el ensanchamiento e integración de su expresión lógica,
desde la analogía de proporcionalidad intrínseca hasta la analogíá EL ESSE Y EL INTELLIGERE DIVINO, FUNDAMEN-
de atribución intrínseca, que constituyen, respectivamente, la for- TO UNIVERSAL E INMEDIATO DE TODO SER Y
mulación conceptual de ambos aspectos del ser; de su factum esse
participado y de stt fieri participante.48
DE TODA VERDAD Y ENTENDER PARTICIPADOS
Es interesante señalar aquí, al término de esta meditación, que EN SANTO TOMÁS
los esfuerzos de ilustres pensadores tomistas, realizados, ya en un
plano ontológico de la participación -principalmente por el P.
Cornelio Fabro-, ya en el plano lógico de la analogía- principal- I
mente por el P. Santiago Ramírez O. P.- han convergido en la
de-develación y profundización del pensamiento integral de Santo El Esse y el Intelligere divino, fundamento inmediato de todo ser
Tomás de Aquino en sus dimensiones correlativas del ser y del participado, e11 San lo Tomás.
pensar que lo expresa. 49
l. La filosofía de Santo Tomás, fundada en el ser.
!Desde sus primeros principios hasta sus últimas conclusiones,
la Filosofía de Santo Tomás está fundada y articulada, en todos sus
pasos, sobre el ser.1
Comienza por la aprehensión sensible intuitiva de los elatos fe-
noménicos concretos de la realidad; asciende desde éstos hasta el
.. ser o esencia de los seres materiales, mediante el conocimiento inte-
lectivo, conceptual y judicativo; para luego, desde ellos, llegar al
conocimiento de los seres espirituales. De este modo, Santo Tomás
en su Filosofía sigue el orden natural del conocimiento sensitivo
e intelectivo: desde las cosas finitas materiales, inmediatamente da-
das a la intuición sensitiva, mediante la actuación de la inteligencia
pasa al conocimiento del ser o esencia inmaterial de los mismos,
para acanzar luego, a partir de este ser material la esencia y exis-
tencia de los seres espirituales: del alma humana, en primer lugar,
para llegar finalmente a la Existencia en sí, al Esse per se subsistens,
fundamento último -Causa primera eficiente y Causa final supre-
... ma- de todo ser.
1 Cfr. OcrAVIO N. DF.R1!!1, Actualidadi del Inte/ectu.a/ismo Tomista fre11/e al
i7 Cfr. CoRNELI0 FABRO, op. cit., pág. 65 y sgs. J,imanentismo Irracionalista ContemPordneo, monografía presentada al Congreso
48 Id., op. cit., pág. 338 y ~- Internacional Tomista celebrado en Roma-Nápoles del 17 al 24 de abril de
49. Cfr. JAOOsus RAMlREZ O. P., 0/1. cit. vol. IV, pág. 1711, n9 i61 y sgs., 1974, incluida en este libro, II P., C. X .
especialmente pág. 1726 y sgs., nQ 780-782.

..
380 DERlSI-SANTO TOJ\-1.ÁS DE AQUINO Y LA FILlJSOFÍA ACTUAL .. EL ESSE Y EL INTELLIGERE DIVINO EN SANTO T0:\1.ÁS 381

El Esse per se subsistens es la cima alcanzada a través de un inca-usada; y tampoco puede ser limitada por la potencia de la
riguroso y arduo raciocinio metafísico, como término de una bús• esencia, porque la Existencia en ~í cr. el Acto puro de Existir, y su
queda del fundamento y razón de ser suprema de cuanto es o pue- Esencia es precisameme el Existir o la ExisLc11cia, sin esencia disLinta
de ella misma.9
de ser.2 Si el Esse es, por su esencia, Omniper(ección o Perfección infi-
Pero una vez alcanzada esa cima, a que conduce el raciocinio
metafísico, en su última instancia ontológica, el Esse aparece como nita, es también y, por eso mismo, Simplicidad.1 º Este Acto puro
el Ser imparticipado, que es y se justifica en su ser por si mismo,8 e imparticipado de Existir no puede tener partes o división interna
y que a su vez es Causa primera y uecesaria de todo ente que lle- alguna -ni físicas, dentro de la esencia, ni metafísicas, de esencia
y existencia, dentro del ser- porque las partes implican potencia
ga a ser.•
o limitación respecto al todo, y si las partes son finitas también
Todos los seres, en su variada gama ontológica, aparecen así
lo será la suma de las mismas. 11
inmediatamente procedentes, sustentados y acrecentados en su ser
-esencia y existencia- por el Acto puro e infinito del Esse subsistens. El Es~e es también i1111zutable, ya que toda mulabilidad se funda
"Nada hay en los entes que no proceda de Dios, que es la Causa en la potencia distinta del acto, que está completamente en el Acto
universal de todo ser (Esse) . Por eso es necesario decir que Dios puro;12 y es también eterno, porque la Eternidad es la inmutabi•
produce todas las cosas desde la nada" .i. lidad de la Duración: imposibilidad de comenzar o dejar de ser
e imposibilidad de cambiar: un ser que es y dura todo a la vez sin
que tenga cambio o sucesión, provenientes de la potencia.18
2. El Esse subsistens y sus notas esenciales. Toda:i las perfecciones infinitas identificadas en la simplicidad
Todos los argumentos para probar la existencia de Dios, parten y a la vez sin cambios ni sucesión, están en el Esse per se subsistens.
de la existencia de seres que no tienen razón de ser en si mismos
e implican un Ser -una Causa, una Perfección, un Fin, un Bien- 3. El Esse identificado con el Intelligere en el A cto puro subsistente.
que existe por sí mismo, o sea, que es la misma Existencia, y que
da razón de la existencia de aquellos seres que no la tienen en E l conocimi.:nto y la cognoscibilidad se constituyen por la
sí mismos.6 perfección del acto y la exennón ele la polencia, la e.le la materia
Este Acto puro de Existir, necesario para explicar cualquier dentro de la esencia, y luego la de la esencia dentro del ser.14
otro ente en su esencia y existencia, es la Existencia en si, que, De aquí que el Acto puro de Ser se identifique y sea el mismo
por su concepto -puro Acto de Existir- se justifica o tiene razón Acto puro de Entender, y sea también el Acto puro de Cognoscibi•
de ser en si misma y que, por eso mismo, es imparticipado y ne• Iidad o Verdad conocida; y a la vez y, por eso mismo, sea también
cesario.7 el Acto puro de Amor y de Bondad amada.15
• El Acto puro del Esse per se subsistens es, pues, y se identifica
La Existencia en sí implica la Omniperfección o Infinitud. 8
En efecto, la Existencia no dice sino acto o perfección, y sólo po-
o Jbid., y S. Th., I , 3, 4.
dría ser limitada por algo extrínseco a ella misma: o bien por la
10 I Di.si., 2, 3; S. Th., 1, l :l, 3-5.
causa eficiente, o bien por la potencia -en este caso la esencia-,
ll Aún de suponer un número inlinito <le partes -n úmero, que realme nte
que la recibe. Pero la Existencia en sí no tiene ni puede tener es absurdo, porque a cualquier número se le puede añadir la unidad- tal infi-
causa, porque, por su mismo concepto, existe por sí misma y es nito sería w lo J1redicame11tnl, es decir. según la canlidad , pero no absoluto y
trascendental, según e l ser como tal. De hecho cabría, en esta hipótesis de un
número infinito de partes, un infinito cuantitativo mayor que e l otro, por <'jem -
2 S. Th., I , 4~. l.
plo, el de un inCinito que consta de infinitas partes mayores que las del otro.
3 S. T h., I, 13, 11 y I, 3,4.
4 S. Th., I , 2, 3. 12 S. Th., I , 9, 1; 111 Boet. de Trin., 5, 4 a<l 2.
6 S. Th., I, 44, 2. 13 S. Th., I , 10, 1 y 2; C. G., I, 15.
6 S. Th., I, 2, l.
7 Ib id, Cfr. OcrAvIO N. DE.R1s1, Participació,1, Acto y Potencia y A na logía
" 14 Cfr. OcrAVIO N. DE.R1s1, I .a Persona, c. 11. Univers:dad Nacional de La
Plata, Instituto de Filosofía, La Plata, 1950; y La Doctrina d~ la Int eligencia de
en Santo T orruis, t.rabajo publicado en la. Rivista Neoscola.stica di Filosofla de Aristóteles a Santo Tomás, c. 111, Cursos de C ultu ra Católica, Buenos Aires, 194:í,
la Universitá Cattolica de Milano, número extraordinario de homenaje a Santo
Tomás en e l séptimo centenario le su muerte, Mildno, 1974, incluido en P.Stc 15 Com. in Met., Loct. 8, n Q 2.'>39 y Lec. 11, no 2601 y 2608 y sgs.; y S. T/1.,
J, 14, 4 y 1, 14, 2, ad. 3, y 1, 14, 3 y CLARF..SCI( f1¡,; LA\ºSON, Dios)' la Filosofía ,
libro," III P., C. XXIX.
8 Pot., 1, 2; S. Th., I, 3, 7. Universidad <le Antioquía, Colombia, 19-15. .>


EL ESSE Y EL INTELLIGl!RE DIVINO EN SANTO TOMÁS 383
382 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFfA ACTUAL

con el Ser o Perfección infinita y con el Entender y Verdad infiniLa ción a la Existencia, es decir, son una determinada relación a la
y con Ja Voluntad y Amor y Bondad infinita. 1 G Existencia, sin la cual las esencias perderían su ser y su inteligibilidad
o verdad. Brevemente, la determinada relación a la Existencia es cons-
titutiva de la esencia, es su modo propio de ser.
1. Dependencia absoluta del Esse per se subsistens, de todo ser~ Si por absurdo no existiese la Existencia, 11ada sería posible -ni
v erdad y entender pm·ticipatios.
imposible, por la misma razón-, la capacidad de Existir perdería
De ahí que nada pueda ser, en su esencia y existencia, ni man- ola toda realidad y todo sentido. Porque si la Existencia en sí no existiese,
tenerse y acrecentarse en el ser, que nada pueda ser v~rdad o bondad ipso facto sería imposible y absurda, no podría permanecer pum-
o entender o querer fuera de Dios, que no esté primero en El, que- mente fJosible, porque una Existencia en sí, que no existiese, ipso
no se identifique con El de una manera eminente, es decir, sin su facto no ,;ería posible, pues no podría llegar a Exist ir ya que este
e'>encial imperfección. "Dios influye en el esse, fJossf' y agere -en paso de la posibilidad al Existir implicaría tránsito de la potencia
el ser, en la potencia de obrar y en la acción misma- y en todo al acto, composición real de la potencia o esencia y del acto o exis-
lo que de perfección hay en el agente".17 "Todo el ser ele cual- tencia y, por consiguiente, no podría llegar a ser la Pura existencia.
quier ente y de cualquier parte del mismo, procede inmediatamente- Al constituirse por su esencial relación a la Existencia, la esen-
de Dios". 18 cia implica esta existencia en sí, al menos como posible o no absurda,
Se sigue también que nada puede ser ni subsistir ni acrecentarse- porque de otro modo perdería toda su inteligibilidad o sentido de
en la existencia, ni tampoco ser en su esencia, nada puede ser ver- esencia. Pero una Existencia en sí que no es absurda, acabamos de
dadero o inteligible y nada puede entender, nada puede ser bueno señalarlo, debe exi,;tir por sí misma y necesariamente. En síntesis, la
o amable y nada puede querer. fuera de Dios, sino bajo la inme- Existencia en sí o existe necesariamente o es ab~urda, no puede ser
diata acción y dependencia del Esse per se subsistens, de quien puramente posible.
proceden.1 9 Las esencias están consLituidas, pues, por referencia esencial a la
existencia en sí. 20 Este es, pues, el fundam ento in mediato, que las
5. Esf'11 cial dep<'ndencia de la esencia ,·esjJecto al Esse P<'r se sustenu en su ser y su 5entido de tales.
s11bsiste11s. Ahondando aún más en busca del modo con que la E>.istencia
sustenta y constituye las esencias, vemos que el 111tellige re divino
Las esencias son el conjunto de notas que pueden existir, modos - identificado con el Esse- comprehende necesariamente la Verdad
o capacidades finitas de existir. No implican ni dependen de su exis- infinita, identificada con su Esencia o Esse y, por ende, no puede
tencia para constituirse tales: son antes e independientemente de su dejar de ver las infinitas participabilidades finitas, los infinito~
existencia; mits at'tn, son siempre, aunque nunc:a llegasen a existir. modos finitos que e~a infinita Perfección o Modelo implica y f1111 d ,,.
Tampoco dependen de nuestro entendimiento, al contrario, nues- Las esencias, pues, dependen en !>U ser propio -que no es real
tro entendimie nto depende objetivamente de ellas, porque las ('Sen- en sí o en acto, sino sólo capacidad determinada de existir, ser meta-
cias no son porque las pensamos, sino que las pensamos porque ellas físico- de la Existencia en sí, que, como tal o Modelo o Causa ejem-
son, porque poseen objetividad evidente que se impone a nuestro plar de infinita Perfección, las funda, y de la Existencia como Inte-
entendimiento. lección o Entender, que, contemplando necesariamente la infinita
Las esencias, en cambio, dependen e implican esencialmente la Perfección de su Esse o Esencia, ve y constituye formalmente los infi-
Existencia en sí, el Esse a se. En efecto, son una capacidad o partici- nitos modos finitos de participar de Ella fuera de Ella; ve y cons-
pabilidad determinada de exi~tir y, por ende, implican esencial rela- tituye las finitas esencias finitas.21
Todas las esencias o posibilidades de ser son, pues, necesarias
16Cfr. nota H. y eternas como el Acto puro de Entender divino, que las constituye.
1111 Di, t., 37, 2. De este Acto de Existir y Entender están en inmediata y esencial
1~I Düt., 37, 1, l.
19 Cfr. la nota 17 y 18. "Dios es el mismo eXl\llr - es-e-, ;,ubsi, 1,·m c- - y, por eso, también necesaria- dependencia. Verdaderamente las
por si. Y el cxislir su bis tente no puede ser sino uno ( ... ) . Síguesc, por consi- esencias son, porque Dios las piensa, porque externa y necesaria-
guiente, que 10<1as !.ts demás cosas dist.inta5 de Dios 110 son ,u existir -cssr-
sino que participan del existir. Es necesario, pues, que todas las cosa.~ --<li~1 inla'l-
de Dios- sean causadas por un único primer ente, que cxis1e pcrfectisimame111e··,
20 S. Th., J, 15, 2; Jler., ~. 2.
21 /bid.
(S. Th, I, 44, J)
384 DERTS{ - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL CL ESSE Y EL I NTELLIGERE DIVINO EN SANTO TOl\.IÁS 385

mente las está pensando con el acto con que piensa exhaustivamente o comunicar la existencia, que no es sino que sólo tiene, directa
su Esse o Existencia, que se identifica con su Esencia. y únicamente por sí a otro ser. Para pasar ele la potencia al acto
con que causa la existencia de algo, todo ser participado que no es
6. La esencial dependencia de la existencia respecto al Esse per se el Acto de existir, necesita de la invervención de) Ser que está en
subsistens. el Acto puro de Existir, o sea, que es la infinita Existencia. "Dios
influye en el Esse, posse y agere -ser, potencia activa y acción- y
Ningún ser participado es su existencia. De lo contrario, de todo lo que de perfección - ser- hay en el agente".26
identificarse su esencia con la existencia, sería la Existencia y, por
Por eso, todo existente que sale de la nada absoluta -creación-
ende, la Existencia necesaria e infinita. º es mantenido en la existencia -conservación- o llega a tener un
Más aún, esta distinción y composición real <le esencia y exis- nuevo acto de existir -actividad y efecto- requiere la intervención
tencia es la esencia constitutiva del ser participado o creado, y por causal directa e inmediata de la Existencia divina, porque es la
eso mismo, es la nota que distingue esencialmente al ser participado única, que, con su Acto infinito, subsistente por si mismo, puede
del Ser imparticipado, quien a su vez es la Existencia subsistente.22 comunicar la existencia y, por ende, dar razón de ella en todo otro
De esa distinción real de esencia y existencia brotan las propie- ser o actividad que no es el existir.2 7
dades esenciales del ser participado: su finitud y contingencia: par-
que la existencia es limitada por la esencia - finitud-. porque, al Ahora bien, la Existencia en sí es esencialmente simple, pues
no identificarse con ella ni incluir exigencia alguna para tenerla, la según dijimos antes, la composición implica partes que están en
posee contingentemente, es decir, pudiéndola no tener. potencia para el todo, y, por ende, son finitas, y el todo de estas
Pero si la esencia finita no es la Existencia, cuando existe su partes finitas resulta necesariamente finito. Pero si esta Existencia
existencia, depende inmediata y libremente del único Ser que es es simple, no puede causar la existencia participada por emanación
la Exi.,Lencia subsistente o imparticipada y t:stá, por ende, en pose- de alguna de sus partes, pues no las tiene. Y como Acto puro que
5ión de la infinita y total ExisLencia. "Es necesario a lirmar que todo es, tampoco puede producirla por información, que implica la limi-
lo que de alguna manera es, es por Dios. Porque si algo se encuentra tación en El por la potencia receptora. El único modo que el Acto
en alguna cosa por participación, es necesario que esté causado en puro de existir pueda causar la existencia es por la vía de causa
ella por Aquél a quien eso conviene esencialmente ... Pero Dios es la eficiente.28
misma Existencia -Esse- subsistente por sí misma. Por otra pane
la Existencia subsistente no puede ser sino única ... de lo cual se 7. Identidad de Entender y Verdad, de Amor y Bondad y de Ser o
sigue, por consiguiente, que todas las cosas distintas de Dios .. . son Acto puro en Dios.
causada~ por un ún ico primer Ser, qne existe perfectbimamente".23
La Exi~tencia en sí, por su concepto mismo, necesaria e infinita, n ,7 Por otra parte, hemos visto que el Acto puro de Existir es simple
y se identifica con el Acto puro de Entender y también el Acto de
puede ser sino una. 24 De lo contrario, no st ría la Exi~tencia en sí.
querer o Amor con la Bondad o Perfección amada.
Sólo por la esencia distinta ele la existencia, por la patencia que
limita al aClo, la existencia p uede ser finita. En la Existencia subsistente y simple no cabe actividad incons-
Por consiguie nte, esta última Existencia o Essc per se su bsistens ciente alguna, puramente ejecutiva, distinta del Entender y Amar.
es la fuente originaria o causa universal última de toda otra exis- En Dios la causalidad eficiente es totalmente consciente, d e la Volun-
tencia, o lo que es lo mismo de toda existencia participada. "Todo tad penetrada e identificada con la de la Inteligencia. Dios crea,
el ser de cualquier ente y de cualquier parte suya, procede inmedia- conserva y concurre con la actividad del ser creado con un Acto puro
tamente de Dios".25 de Amor, del único Acto infinito de Amor, cuyo objeto, con El iden-
Ningún ser existente participado puede comunicar o causar por tificado, es la Bondad infinita de su Esencia. IDe aquí que Dios cause
s í solo la existencia ele otro ser; él es SIi esf'nria, pero no su existencia, eficiente e inmediatamente la existencia en los seres participados
sólo la tiene contingentemente. Por consiguiente, él no puede causar con el único Acto de voluntad o Amor con que se ama a sí mismo.

22 Poi., I, 2; De Ent. et Es., c. V.; y C. C., II, 52 y S. Th ., I , 3, 7. 20 II Dist., 37, 2.


23 s. Th., I, 44, l. 21 !bid.
2-1 Cfr. not. ant.
25 J. Dist ., Z'i, 1, l. 28 S. Th., I, 44, 2; y II Dist. 37, 2.
386 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL CL CSSE Y EL lNTELLlCERE DlVDIO E.'l SANTO TOJ\lÁS 387

De aquí también que Dios no pueda querer nada sino por amor a., causal inmediata de !Dios: por su divina Mirada, las esencias, y por
,u Bondad.29 su divino Amor, las existencias.
Sin embargo, miemras su Bondad es amada necesariamente por Esta hermosa frase: somos -la esencia- porque Dios necesaria-
el Acto puro de Amor, identificado con Ella, la existencia de los: mente nos piensa, y existimos porque Dios libre y generosamente
seres participados es causada libremente por este Acto de amor 110s ama, expresa la venlatl metafísica [11ndamemal, la razc'in de ,er
infinito. Libremente, precisamente porque con la posesión de la, suprema ) a la vez inmediata de LOda esencia y existencia, la r;i1ún
Bondad infinita -idenlificacla con su Ano de Amor- Dios posee Lodo de todo ser participado.
bien, la Felicidad, y no necesita de ningún otro ser existente, para
su Bien o Felicidad. Por eso, Dios causa la existencia ele otros ~eres 9. La ve,·dad des/ igurada por el panteísmo.
-por creación, conservación, concurso 'V premoción- no necesaria-
mente, sino libremente, y no para adquirir algo -es el Acto o Bien, Cuando el panteísmo identiCica a los seres participados con el
infinito- sino para dar o comunicar de su Ser o Bondad infinita Ser imparticipaclo comete un errror muy burdo: identifica las notas
- por participación causal- a otros seres.30 contrarias y contradiclorias, que separan a los seres mundanos del
Ser di"ino, tales, como lo finito rnn lo infiniLO. lo mudable con lo
La libertad con que Dios causa eficiente e inmediatamente la
inmutable, lo compuesto con lo simple, lo múltiple con lo único, lo
existencia de todos los otros seres, implica en el efecto, o sea, en el temporal con lo eterno, etc.
ser participado, su caráCLer de co11tingencia, el que pnecla existir o no.
El origen de este error radica, en última instancia, en la 1111ivo-
cación del ser, en no haber comprendido que el Ser de Dios ~ el
8. Conclusión: todo el ser -esencia y existencia- depende total e·
ser del mundo no tienn nada unÍ\'Ocamenle común, pue~ va f'll e!
inmedita.mente de la existencia subsistente. ser mismo -en que Dios y el mundo de alguna manera convienen-,
Toda existencia o es la Existencia subsistente o depende inme- Dios es dislinto del ser participado, o sea, que el modo de ser de
diatamente de la misma como Voluntad o Amor infinito de Dios, Dios es distinto y diverso del modo de ser de la creatura. Por esta
que eficiente y libremente ama y, amando, comunica la existencia. razón, si bien es verdad que Dios es el Ser infinito y, como tal, se
Si Dios cesase un instante de Amar a sus criaturas, dejarían ellas de · identifica. con todo ser o perfección, tal identidad se realiza en la
existir, no por destrucción -que es un cambio de un modo de ser cima del Acto puro, o sea, del Ser esencialmente perfecto - y, por
o de tal ser, de una esencia a otra- sino por aniquilación, totalmente · eso mismo, distinto y más allá del ser esencialmente imperfecto del
dejarían de ser o existir. mundo- y que, por esa razón, es verdad que el Ser de Dios se
Por esto también, la exisLenci:1 lleva siempre la impronta de identifica con el ser del mundo, pero no formalmente -no con la
Dios. En ella está presente la acción amorosa de Dios, podríamos esencial imperfección del ser creado-, como dice equivocadamente
decir, el perfume de las manos de Dios: porque esa existencia o es el monismo panteísta, sino sólo eminentemente, es decir, con todo
la misma Existencia divina, o una comunicación directa e inmediata, el ser o perfección que él encierra, pero en manera alguna con su
de la misma en el ser participado. "El existir -esse- de cualquier esencial imperfección, lo que equivale a decir, sin sus perfecciones
cosa y de cualquier parte de la mi~ma es inmediatamente de Dios".31 predicamentales o de tales se,·es que son precisamente las que fun-
"Dios es el principio que da (inmediatamente) la existencia -esse-... damentan su posibilidad de existir como tales y fuera de Dios.
y por consiguiente que crea todas las cosas que se añaden a la~ !Dicho de otro modo: si por absurdo a los seres mundanos o
existencia".ª 2 creados se los pudiese liberar de sus imperfecciones -de sus per-
fecciones esencialmente imperfectas o predicamentales o esenciales,
Como también la esencia de los seres participados es por la )
que los constituyen tales seres, ipso facto quedarian reducidos
acción inmediata de la Causalidad ejemplar necesaria de la divina. e identificados con el único Ser de Dios. Es decir, que lo que hace
Esencia e Inteligencia -identificadas- síguese que todo el ser parti•-
posible la existencia de estos seres creados o participados, fuera
cipado está enteramente fundado y sostenido en su ser por la acción.
de Dios, es precisamente su esencia predicamental, esencialmente
finita e imperfecta, por el modo como IDios necesariamente la
29 S. Th ., 1, 19, l. constituye, y distinta de la existencia, las cuales si bien esLán fun-
so S. Th ., I, 19, 3; 1 Dist . I, 45, 2.
a1 J Dist., 37, 1. dadas y co11stit11idas por la Existencia e Inteligencia di vinas,
32 Jbid., 37, 2. respectÍ\'amente, como panicipabilidades de su Existencia, pero
....
388 DERISI - SAl{TO TOMÁS DE AQUINO Y Ll FILOSOFÍA ACTUAL
EL CSSE Y EL INTELLIGERE D1VlNO l'N SANTO TOM.~S 389
capaces e.le existir sólo f11 era de Ella, no pueden idrntificarse f or-
malmente con la misma. Volvemos, de otro modo, a lo dicho antes: En efecto, según lo acabamos de seífalar, todo 3er creado
que lo que permite la esencia y existencia del ser participado -el está en total dependencia causal de la divina Existencia, porque
ser que no es Dios, sino por Dios y fuera de Dios- es la distinción Dios es la Causa inmediata y absoluta de toda esencia y existencia,
y composición real de esencia y existencia. en su comienzo, permanencia y acrecentamiento por la propia ac-
tividad creada.
De todos modos, lo que queda en pie, es que sólo Dios es la
Inteligencia o Acto o Perfección en sí e infinita y que todo otro En el Acto de Intelección infinita, con que comprehende
ser o :icto fuera de é l -en su esencia y exislencia-, únicamente e, exhaustivamente su Es:e subsistente infinito, Dios aprehende y
porque Dios lo posee -en El identificado con su Esencia- de un constituye necesariamente todas las esencias: no puede dejar de
modo eminente, y porque depende inmediatamente de El, de esta verlas, pues importaría ello no conocer infinitamente su propia
Existencia en sí, como I nteligencia -las esencias, de un modo nece- Esencia. Las conoce, pues, del modo más perfecto: en su Esencia,
sario- y Amor - las existencias, de un modo libre )' contingente.ª- que, como Modelo de Perfección infinita las fundamenta, y en su
Inteligencia que las ve y constituye como objetos necesarios o par-
10. El dominio absoluto del Esse per se subsistens sobre todos los ticipabilidades objetivas capaces de r ecibir existencia.
seres creados. En cuanto a los seres participados existentes, Dios los conoce
en sus Decretos del Acto de su Divina Voluntad, -penetrada e
Si tocias las esencias y existencias participadas dependen total o identificada con el Acto de su Inteligencia-, que libremente causan
inm ediatamente de la Existencia cli,·ina y están sustentadas en su ser toda existencia.
y acrecentadas en su actividad por la Causalidad inmediata divina, Y se trata del conocimie nto más perfecto, pues es causal y de
bajo la formalidad del ser, resulta evidente que D ios posee un do- la Primera Cawa. Dios ve de la manera más exhaustiva y perfecta
minio absoluto y total sobre las mismas. toda esencia en su divina Esencia, y toda existencia en las Deci-
Tanto en su esencia como en su existencia y también en su siones o Decretos de su libre Voluntad o Amor, que eficientemente
actividad, todo ser participado y creado está en una total y con- causa todo cuanto existe.
tinua dependencia de Dios. Nada es ni existe, nada comienza a Sin salir de sí, sin ninguna determinación objetiva -que haría
existir, nada persiste en la existencia, nada llega a causar una acti- a su conocimiento dependiente y finito-, el acto de Intelección
vidad y ser, sin la Causalidad inmediata de la Existencia subsis- divina, desde sus divinos Decretos, comprehende todo ser partici-
tente -Creación, Conservación, Concurso y Premoción- 3 i. Sólo Ella pado, en su comienzo, en su perduración y en su acrecentamiento
es capaz de dar razón del ser participado, por Causalidad ejemplar de existencia, con un conocimiento perfecto, porque es un conoci-
necesaria, en su esencia , y por Causalidad eficiente libre en su miento desde su Causa Primera e inmediata, así como su coner
existencia, porque sólo Ella obra sub ratione esse. Por consiguiente, cimiento de las esencias en la Causa ejemplar de su Esencia, que
todo ser participado llega a ser, continúa en el ser y lo acrecienta necesariamente las funda, y de su Inteligencia, que en Aquella
al ser con su actividad causal propia de tal ser, -en su esencia, necesariamente las ve y constituye, como realidades objetivas ca-
existencia y actividad-- bajo el influjo causal inmediato y perma- paces de existir, es también un conocimiento perfecto, desde su
nente de la Existencia en sí, bajo la razón de ser. Causa primera e inmediata.

11. El conocimiento perfecto del Esse per se subsistens, de todo


ser participado.
II
El Esse y_el Intelligere, ya lo hemos dicho, en Dios son idén-
ticos. El acto de Intelección divina aprehende exhaustivamente,
por identidad real y formal, el acto del Esse; y, en última instan- El Esse subsistente, fundamento de todo entender
cia, necesariamente aprehende, en esa Intelección infinita, de la y verdad participados
manera más perfecta todo ser creado en todas sus manifestaciones
ontológicas. 12. El Esse fundamento ele toda cognoscibilidad o verdad y de todo
. 33 S. Th ., l, 15, 2; I , 19, 3 y I, 20. 2. conocimiento del ser participado.
84 lI Dist., 37, 2 y I Dist., 37, 1, l.
Sólo en el Acto puro se identifican el Esse y el lntelligere.
390 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL 'EL ESSE Y rr. INTr.LLTGERE DIVINO CN SANTO TOMÁS 391

Sólo en el Esse infinito está infinitamente comprendida la Verdad También la cognoscibilidad o verdad en estos seres entera-
infinita y la Intelección, con ella identificada en el único e infinho :mente materiales queda velada a sí misma. Tal verdad oculta sólo
Acto puro. puede ser de-velada por un ser, que, por su inmaterialidad y en
De aquí que todo ser participado, que sólo es en la medida la medida de la misma, es cognoscente y capaz de inmaterializm
de su dependencia de la Causalidad divina y en cuanto de un modo Ja forma de la materia, liberarla de su materialidad concreta por
eminente está identificade con el Esse subsistente, en la misma la abstracción.
medida o perfección de su ser sea verdadero o cognoscible y a la No es intención de este trabajo desarrollar semejante tema
ve, cog11osce11te_:tj Si hay seres que no conocen es por lo que 'fundamental del Tomismo, de la inmaterialidad como constitutiva
no son, porque su ser está sumergido y limitado por la materia. -del conocimiento y de la verdad o cognoscibilidad o verdad de las
La participación o comunicación causal del ser desde el Esse cosas, ni tampoco profundizar en el proceso de inmaterializació11
se realiza por el acto y la potencia.36 La composición de acto y -o abstracción, que realiza el entendimiento agente, proceso que con
potencia, constitutiva y, por ende, común a toda a·eatura, es la tanto rigor ha expuesto y fundamentado el Aquinate. Por lo de-
de esencia y existencia. Dentro de estos seres compuestos de esen- más, de ambos temas nos hemos ocupado en otros u·abajos.37
cia y existencia, cada ser es tanto más cognoscible y cognoscenll', Lo que queremos evidenciar aquí es que, en la medida de su
cuanto más perfecto es su ser, es decir, cuanto mayor es la purern participación del Ser o Esse divino, un ser participa de su cognos-
del acto de la esencia o forma, o sea, cuanto mayor es su i11depen- cibilidad o verdad y de su conocimiento, e~ decir, que lleva la
de11cia de la potencia de la maleria, que la limita o en otros tér- impronta de la Causa trascendente imparticipada, en la cual el
minos, cuanto mayor es su inmaterialidad. Cuando el acto de la Esse y el Intelligere 38 son idénticos en el mismo y único Acto puro
forma es enteramente inmaterial o espiritual, ese acto es cognosci- e infinito. Porque en este Acto infinito el Esse es toda la Verdad
bl1' )' rognoscen te a 1a vez. 0/o es todavía el F.~se suhsi\tem, .\r10 y todo el Entende1· o, con más precisión aún, es toda la Verdad
puro ele cognoscibil idad o Verdad i<lentifindo con el Acto puro en acto ele ser entendida y tocio el Entender e n ano de a prehe1~der
<le Entender. pero sí un acto e'¼! nrial lim itado. en e l que la verdad la Verdad. Y como tocio otro ser es por participación de ese Ser,
-Objetiva y el acto mbjetivo cognoscente se identifican intencional que se identifica ,on El no formal pero ~¡ e111i11<'11/c111e11te, todo
o inroaterialmente -sin llegar a la identidad real del Acto puro-, ser participado, en la jmta medida de su acto de ser, es cognos-
en un ano accidental y transitorio. ;11iadido al ano permaneme de cible y cognosce11te a la "e,, es verdad e11/endidn ) e~ apreltemió1t
la forma. de la verdad.
En ese grndo ele inmaterialidad perfecta o espiritunlidrul, la Más aún, la correspondencia de la cognoscibilidad o verdad
inteligencia es capa1 de entender todo el ser, sin excluir el mismo del ser del objeto y del ser cognoscente del sujeto -inteligibilidad
de Dios, bien que, por su finitud, sólo pueda hacerlo intencional- e intelección subjetiva en el ser participado, que funda el encuen-
mente y, en muchos casos, sólo con conceptos análogos. tro o identidad intencional de ambos en el acto de conocimiento-,
Cuando la perfección del acto esencial o forma es, en alguna es una ,·elación trascenden/al o esencial -e~ decir, co11stit11tiva e
medida inmaterial, pero con dependencia permanente de la ma- identificada, como tal, con el propio Sf'r, y en la medida precisa
teria. la mgno~cihilidarl y el conocimiento son impertenos: l:t de su acto de ser, de su independe ncia del acto esencial frente a
aprehensión sensitiva ele Jo singu lar concreto desde sus a\pectm la materia-, en última instancia fundada en la Identidad real del
fenoménico~. sin penetración formal en el ser trascendente e in- Esse con el lntelli[!ere -y que implica la identidad de todo ser
manente. con todo entender- en el Acto puro de Dios, es decir, en eJ Acto
Pero cuando el acto esencial es totalmente dependiente de la infinito de Ser identificado realmente con el Acto infinito de
materia, no es posible conocimiento alguno, precisamente porque Entender.39
el conocimiento es una aprehensión inmaterial del objeto. Por el mayor o menor g-rado de intervención de la potencia,
qué limita el acto de ser de los entes participados, la cognoscibi-
3~ Cfr. ÜCIAVIO N. DFRbl , Los lil>ros de la nota 14 } el trabajo no.< (.011·
cepciones Antagónicas d.el Ser: Sartre v Sa11to Tomás, /11 /1111111teri11/idatf 11i//i/ist11
, , la /11maUrialidad Reolhta, en la Publicación de la Academia Po111ifici,1 de 37 Cfr. ÜCTAVIO N. DERISI, Los libro~ de la nota 14 y el trabajo citado en
Samo Tom~~ de A<]uino } de la Rcligi6n Cat6lic-J. t. 111, con 11101i,o th-1 , ·11 la nota 116 y Los distintos sentidos del apriori en la Filosofía Contemf1oránea y el -'<:.
ce111enario de la muerte de Santo To111í1~. Roma . 1974 . Tomismo, en la Revis1a Sapientia, p{1g. 2¼ y sgis .• La Pla1a, 1\s. A s., 1967.
' 110 Cfr. Ü GfAVIO N, Dt.JUSI . Pm·tici/1aciá11, Acto )' Pole11cia y Atwlogia rn as S. Th., I, 14, 2.
Santo To,uás rle Aq11i110, según la 1101a 7. MO S. Th., 1, 11, 3; ) C. C., f , 97 y 11, ll.
:..-

392 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL EL ESSE Y EL INTELLIGERE DIVINO EN SANTO TOMÁS 393

lidad y el conocimiento también se limitan y disminuyen y además tuído para ser entendido o pronunciado como 11erdad por el en-
se separan realmente entre sí, entre los seres capaces de ser cono- tender; y todo entender finito está esencialmente hecho para la
cidos v los seres capaces de conocer. Pero todo ser, porque su ser verdad, para reencontrarse con ella, no ya en la Identidad real con
está e{1 Dios, se identifica con su Infinita perfección de un modo que se encuentra en el Esse infinito -en razón de su esencial fini-
eminente sin su formalidad finita, que es precisamente la que lo tud-, pero sí con identidad inmaterial o intencional, que rehace
distingue realmente de El; todo ser, en la justa medida de su forma imperfectamente de este modo, sin suprimir la dualidad real, la
o acto esencial de ser es cognoscible y cognoscente -cognoscente, identidad originaria real del Esse e Intelligere.
cuando alcanza el grado indispensable de su inmaterialidad de ser Más aún, por esta participación del Esse e Intelligere di,,inos
o acto-; y cognoscente o conocimiento y cognoscible o verdad están identificados, todo ser participado -en su esencia y existencia-
esencialmente relacionados el uno al otro para rehacer, siquiera no sólo es inteligi ble o verdadero, sino que se refiere al Ser o
intencional o in.materialmente, la identidad real originaria con que Verdad imparticipada, como a su Causa necesaria, por la que es
están en el Esse o Intelligere divino.40 y es inteligible o verdad o verdadero, ordenado a la inteligencia;
La verdad objetiva y el cognoscente subjetivo están esencial- y todo entender participado no sólo está esencialmente ordenado
mente hechos el uno para el otro, el ser cognoscente con un anhelo a la aprehensión del ser o verdad de los entes participados, sino
esencial está necesariamente hecho para la verdad y orientado que, a través de ella, es conducido, por una relación necesaria y
a su búsqueda, al encuentro intencional con ella en su acto cog- esencial, a la Verdad divina que la fundamenta y al Entender di-
noscente, precisamente porque en su origen imparticipado Verdad vino, por participación del cual sólo se constituye en entendimiento
y Conocimiento, Esse e Intelligere son un mismo Acto puro. E~a o capacidad de aprehender la verdad.42
Verdad y Entender -eminentemente fos contiene, los funda y causa Del Acto puro del Esse e Jntelligcrc descienden realmente
en su realidad de esencia y existencia- se identifican en el único e -escindido por la finitud esencial- el ser y el entender partici-
infinito Acto. pados, pero esencialmente relacionados el uno al otro por la iden-
tidad real con que en Dios se realinn: a la ye:, al Acto puro del
13. El fundamento divino de la verdad y el conocimiento Esse e Intelligere retornan, cuando el uno se identi[ica intencional-
participados. mente con el otro en el acto cognoscente, en busca de aquella
unidad originaria y real del Ser con e] Entender que sustenta y
El Esse .mbsistens infinito, identificado con el Intelligere infi- da razón de ambos -<le! ser o verdad y del entender- y de su re-
nito, por una parte incluye todo ser: el ser y las perfecciones puras lación esencial del uno al otro. En esta identidad intencional o
trnscendentales, que no en cierran imperfección en su concepto o for- inmaterial del sujeto y del objeto-finito, está presente siempre el
malidad propia, bien que están en él en grado infinito y suma ser y, en última instancia, el Ser identificado con el Entender,
simplicidad, y los entes y perfecciones predicamentales, esencial- dando razón con su identidad real de todo Ser y de todo Entender,
mente imperfectas, de un modo eminente, es decir, su perfección de esta identidad intencional de un ser y de un entender realmente
sin su esencial imperfección. distintos. Sin el Esse y el Intelligere infinitos identificados real-
Por eso todo ser que es fuera de Dios -compuesto de esencia mente, que eminentemente identifican todo ser con todo entender,
y existencia- y en la precisa amplitud de su ser o perfección, lleva no tendría ni siquiera sentido ni justificación real la identidad
la impronta de la inteligibilidad y de la inteligencia, de la verdad intencional de un ser y de un entender finitos, realmente distintos.
y del entender.41 Y la inteligibilidad o verdad y la inteligencia Por lo demás y en síntesis, esta tesis que funda el ser y el
están esencialmente relacionadas la una a la otra, como objeto y entender participados y su esencial relación del uno al otro en la
sujeto, precisamente porque en su Causa primera divina son idén- identidad real del Esse e Intelligere infinitos de Dios, es una afir-
ticos: son inteligibles e inteligentes a la vez en el Acto puro del mación que se sigue de la verdad fundamental de la participación,
Esse identificado con el Intelligere. Al salir de Dios -Verdad e antes formulada. Porque si, por una parte, todo ser, en la medida
Intelección Identificadas- por la participación causal, todo ~<'r, cabal de su acto de ser es por participación del Acto puro del Ser,
por el mero hecho de ser, es verdadero, está esencialmente consti- en el que el Esse está identi [icado con el Intelligere; y, por otra
40 Cfr. ÜCTAVIO N. DEIUSI, Los libros citados en la nota 7; y Ver., 2, !?; y
3. Th., I, 14, l. 42 Clir. L. MARECHAL, Ascenso y Descenso del Alma por la Belleza, Sol y
H lbid. Luna, ns. As., 1939.
394 DERTSI - S ANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

pane, en 1a misma medida de su ser es verdadero y cognoscente, sí.


guese con todo rigor apodíctico que la verdad y el conocimiento
del ser finitos son tales en la misma medida precisa de su partici-
pación del Acto puro del Esse e Jntelligere; que también su esen-
cial relación del uno al otro como verdad y entender para su re-
encuentro intencional o inmaterial en el acto del conocimiento,
está l undada en el Acto puro del Esse infinito - que incluye tocio
ser- identificado con el Intelligere infinito -que incluye todo en-
tender-. En esta identidad real del Esse e Intelligere infinitos,
con quien de una manera eminente se identifica todo ser y enten-
der, está, en última instancia, el fundamento, razón de ser y causa
de la esencial relación del ser o verdad con el entender participados
finitos; y su encuentro e identidad intencional en el acto del co-
nocimiento participado se funda y encuentra su razón suprema de
ser en la identidad real, con que todo ser y todo entender consti-
tuyen de una manera eminente una unidad real en el Esse e lnte-
lligere Infinitos real y formalmente idénticos.

CUARTA PARTE

AXTOLO GIA Y MORAL EN EL TOMISMO

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7'
1 !

CAPÍTULO XXXI

EL OBJETO FORMAL DE LA VOLUNTAD Y EL


ORIGEN DEL PROBLEMA MORAL

l. I dcntidad real )' distinción de razón de las nociones de ser, bien


y fin.

I. Ser, bien y fin son tres nociones realmente idénticas, bien


que medie entre ellas una distinción de pura razón, que las coloca
en un orden de complejidad creciente, en el plano racional en que
se distinguen. La primera y más simple es la noción de ser: lo
que existe o puede existir. El ser se establece, pues, como algo que
tiene o puede tener en cierta medida el acto, la perfección o la exiS-
tencia. El bien, en cambio, es la misma noción de existencia, pero
en cuanto en acto o perfecta, apetecible, por eso mismo, por otro
que busca en él la plenitud o acto de su propio ser. Y este ser, que
en cuanto acto es bien, es, a la vez y por eso mismo, fin, en cuanto
es término del movimiento de apetencia de parte de otro ser, por
él provocado. El ser en acto se llama bien, en cuanto perfecto o
apetecible, y fin en cuanto es el principio (orden de la intención
o de la causalidad final) y el término ( orden de la ejecución o
causalidad eficiente) del movimiento apetente. La noción de ser
señala la perfección o actualidad intrínseca de algo, la de bien su
perfección o plenitud, que lo hace apetecible por otro, y la de
fin la apetibilidad misma, causa y t érmino de la actividad de otro:
ser en cuya posesión busca otro la propia perfección o acto.

2. Como la Intelección divina se identifica con su objeto, el Ser


divino, así también el Amor divino con su objeto, la Banda~
~ amada, en el acto Puro de Dios.
2. Dios es el Acto o Existencia pura, sin potencia o imperfec-
ción alguna. Y como el acto es la medida de la inteligencia y de
l Cfr. ÜCTA.VIO N. DERISI, La doctrina tk la Inteligencia de Aristóteles a
Santo Tomds, C. Ill, N9 18·9, Cursos de Cultura Católi<:!3, Buenos Aires, 1945.

l ill!
398 DERlSl - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

\
-7
, LA VOLUNTAD Y EL PROBLEMA MORAL 399

la inteligibilidad de un ser,1 siendo Dios el Acto puro es el Acto potencia y con ella la composmon de ser y no ser, la finitud y la
mismo de entender, Intelección pura, y el Acto mismo de inteligi- contingencia. La composición común a todo ser que no sea Dios,
bilidad o Acto de ser entendido: Dios es la Intelección de la propia sin excluir a los más perfectos, espíritus puros, es la de existencia
Intelección (vóri-0,; uor¡3uoi;) . En el único Acto puro de la Exis- y esencia.
tencia divina, el acto de entender y de ser entendido, intelección Ninguna creatura es su existencia, solamente la tiene, y Ja
e inteligibilidad, no sólo son realmente lo mismo, sino que se tiene recibida gratuitamente de quien es la Existencia misma, de
identifican hasta en el concepto que las expresa: son real y for- Dios. La exitsencia no entra en la definición esencial de ningún
malmente idénticos.2 ser que no sea Dios, precisamente porque sólo Dios, por defini-
Por idéntica razón, porque el ser o acto es el constitutivo de ción, es el Ser necesario, que no puede no existir, porque sólo
la voluntad de un ser -constituida en la misma medida de la inte- Dios es su Existencia: nada más -¡y nada menos)- que su Exis-
ligencia que la determina- y de la bondad o apetibilidad del tencia. Para la creatura la existencia es algo accidental, sobreve-
mismo, en el Acto puro de Dios Voluntad y Bondad están en pleno nido a su esencia. De ahí la absoluta dependencia causal del ser
acto y se identifican: Dios es por esencia Acto mismo de voluntad, contingente frente a Dios. Sólo por vía causal puede existir el ser
Volición o Amor, y es a la vez, también por esencia, Acto mismo contingente y sólo quien es la Existencia puede, en su prema ins-
de apetibilidad o Bondad en acto de ser amado. Acto de amor tancia, dar razón de Ja existencia de una esencia que no es sino
y Bondad amada en Dios son realmente lo mismo: el Acto puro que tiene accidentalmente la existencia. La creatura, pudiendo
de su Existencia. Dios se ama como se conoce. Y así como el acto no existir (contingencia), existe en el grado limitado de su esencia
y objeto de la Inteligencia divina son una misma cosa, no de otro (finitud).
modo el objeto (el Bien) y el acto de la Voluntad (el Amor) se Y al no ser su acto de existir o simplemente su acto, la crea-
identifican. Tal la necesid:>.d metafísica con que Dios se ama a sí tura no es tampoco su acto de obrar. El obrar está vinculado a la
mismo: no puede dejar de amarse, como no puede dejar de existir, existencia, que la creatura no es. A la verdad, si un ser obrase
en cuyo Acto, Volición (acto de amar) y Bondad (acto de apeti- por el mismo acto de su esencia, el acto de obrar le sería esencia1
bilidad o de poder ser amado) se identifican. A la intuición -estaría en acto permanente de obrar-; y además de ser el acto de
perfectísima de la divina Inteligencia con su objeto, el Ser divino obrar, sería a Iortiori el acto mismo de existir, en aquél implicado,
con el que se identifica, corresponde una Voluntad divina amoro- y entonces sería el Acto mismo o Existencia pura de Dios. T al
samente unida con su objeto, el Ser divino amado, con el que en substancia el raciocinio que desarrolla Santo Tomás en la
también se identifica. Summa!1
El Bien Infinito, estrictamente hablando. no mue11e a la Vo- De aquí que toda rreatura para obrar necesite producir cons-
luntad divina: ambos están identi[icados en un único y puro Acto. tantemente actos accidentales añadidos a su ser substancial. El
que lo es la yez de Amor y de Bondad amada. Por eso, la Bondacl obrar es una actuación de la substancia, algo que accidentalmente
divi na sólo es fin de su propio Arto de amor analógicamente, sin la determina.
movimiento alguno de parte de Este hacia Ella y con exclusión, . Semejante situación del obrar, esencial a toda creatura, coloca
por ende, de toda causalicfad estrictamente tal de Esta sobre Aquél. a ésta en la necesidad del tránsito de la potencia al acto y reclama,
La Bondad del Ser divino no mueve ni causa el Amor de Dios: consiguientemente, en ella una causa eficiente inmediata, que le
sólo es su objeto o término analógicamente, con El realmente sea proporcionada, la potencia o facultad - accidente añadido a la
identificado. substancia, al alma en el caso de la inteligencia y voluntad, ya
que es en potencia lo que su acto, el obrar, es en acto- y una
3. Con la composición de potencia y acto -por lo ,aenos la de esen- causa final que lo determine y de dirección y sentido y, mediante
cia )' exitsencia- f'nlra f'r1 el ser creado la contingencia la fi- el acto, especifique a la misma potencia.
nitud y con éstas la neresidad de las potenrias, como principios
de operación. 1 4. Objeto formal, bien o fin especifican/e de la potencia. Objeto
Pero con el ser creado comienza la composición de acto y formal primario :>1 secundario.
2 De un modo absoluto basta cierto grado solamente. pues mediatne sus po-
Es-te fin, que desde la trascendencia determina y especifica
)(
tencias -que no se constituyen sino como esencialmente relativas a su objeto,
según veremos- se ordenan a su objeto como a su fin o bien. 3 S. Theol., I, M, l.
~

400 DERISI - SANTO TOi\IÁS DE AOUIKO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL U VOLUNTAD Y EL PROBLEMA MORAL 401

' No quiere decir ello que la potencia sólo puede aprehender su


el acto u obrar de la potencia, no es otro que el objeto formal.
Lo que deLermina y constituye a un ser en su especie es su forma. ,objeto formal, sino únicamente que nada puede alcanzar sino bajo
Los seres absolutos no tienen otra especificación más que ésta. ,el aspecto o cariz de su objeto formal. El objeto formal es el lugar
Pero sólo Dios es totalmente absoluto e incausadamente constituido de la realidad, si se nos permite hablar así, por donde la potencia
por su propio Acto o Existencia. Todas las creaturas dicen relación -se pone en contacto y comienza su diálogo con ella. Así el color y
esencial a Dios como a su Causa en cuanto a su existir: no se ia luz, ejemplifica repetidamente Santo Tomás, son el objeto formal
puede concebir siquiera la existencia de algo contingente sin una <le la potencia visiva. ¿Quiere decir ello que la vista no puede
relación esencial o Lrascendental de dependencia causal respecto a percibir sino luz y color? Evidentemente no. La vista percibe otros
la Existencia. Pero fuera ele esta relación esencial a Dios en cuanto objetos materiales: la mesa, el papel, etc., en que escribo; pero sólo
a su exisLencia, las creaturas, en cuanLo a su esencia, pueden cons- los puede aprehender bajo el aspecto de luz y color, bajo su objeto
tituirse ya de un modo absoluto por su sola forma intrínseca, ya formal. La potencia se abre y actúa sobre la realidad, conversa con
de un modo relativo a una forma u objeto extrínseco, con la cual •ella, pero no lo hace sino por la puerta o ventana de su objeto
solamente son y se entienden en su ser esencialmente relativo.4 No formal. Nada puede llegar a ella sino entrando por este objeto.
se comprende un artefacto cualquiera en su propio y específico El objeto formal puede ser aún propio o primario y secundario.
ser sin su esencial referencia al fin para el que se lo destina. Y d el El primero es el aspecto, que como tal e inmediata y primariamente
mismo modo no se comprende en su íntima esencia un ser natural (Per se primo) alcanza la facultad. Así la luz y el color en el caso
sin la comprensión del Iin para el que está hecho, que da razón propuesto de la vista. El segundo es también alcanzado en sí mismo,
de su ser específico. Tal es la situación de las potencias o facul- o como tal, pero no inmediatamente, sino mediante y como a través
tades. No se constituyen ni se entienden en su íntima esencia si no del objeto formal propio (per se secundo) . Asi la extensión c.;
por esta esencial referencia a su acto, y por el acto a su objeto.5 alcanzada como tal o [ormalmente por la vista y el tacto, pero sólo
Este objeto, que como forma extrínseca especifica a la poten- a través del color y la resistencia, respectivamente.
cia, no es la realidad misma total, sino sólo un aspecto suyo, No debe confundirse, sin embargo, el objeto formal secundario
precisamente aquél, bajo el cual la potencia alcanza .Ja realidad: el •con el objeto material; el primero es aprehendido en su propia esen-
objeto formal. cia, como es -en su forma o formalmente- aunque mediante e l
Este objeto formal que especifica la actividad de la potencia objeto formal propio; en cambio, el segundo no es captado en su
perfeccionándola en su ser intrínseco al conducirla hasta su acto propio ser o forma. La extensión, en el caso propuesto, es visible
propio, por su concepto mismo, actúa sobre ella como acto o bien. formal, bien que secundariamente, a través del color; en cambio
Porque bien no es sino eso: el acto o perfección de un ser. la su bstancia corpórea es sólo materialmente visible, la Yista no llega
También por su concepto mismo de especificante ele la causa :a su formalidad. propia .
e[iciente, todo objeto formal propio es a la vez fin de la potenria. Es
él quien encauza en su preciso sentido a la actividad de la causa di- 5. El ser, objeto formal de la i11teligenria, y el birn.
ciente de la potencia. El objeto formal es principio de la potencia objeto formal de la voluntad
pasivamente considerada, lo que la especifica: el fin es principio de la
potencia activamente considerada, quien la mueve como a causa Toda potencia est{t especificada y \e dirige a ~u objeto formal
eficiente 6 ; aunque sean realmente idénticos entre sí. como a su bien o fin, según dijimo~, pues en tal objeto encuelllra
El objeto formal determina la órbita dentro de la cual nece- :su acLo. Posee una inclinació n o apetito natural hacia él como a su
sariamente se mueve la potencia. En efecto, semejante objeto es .J i.n o bien propio. 7
quien constituye a la potencia en una determinada especie. Si ésta Todas las potencias maLeriales, sin excluir las viLalcs Yegetativas
pudiese salirse de esa órbita, aquél habría dejado de ser ipso facto -y aun sensitivas, están ordenadas a un objeto cona-eto como a su
objeto formal, su forma o esencia extrínseca. bien específico.

7 Llámase apetito 11atural a la inclinación de un ser hacia su bien en virtud


4 S. ToMÁs, In De Anima , II, 4, le<:. 6, N'I 304 y siguientes; Cfr. lec. 5,
N9 381 y siguientes y lec. 13, N 9 387; S. 11Jaeol., I , 77, 3; y I-11, 18, 2. de su propia forma; anterior, por ende, a tocio conocimiento o aprehensión de
5 J. DE SANTO TOMÁS, Cur. Philos., IV, q. 2, a. 3 (ed. Reiser, III, 74, a
otra forma. A/Jetito elícito o cognosciti,•o, en cambio, es la tendencia hacia un
bien en virtud de otra forma que la propia, posterior y consiguiente, por ende,
12-27).
6 S. ToMÁs, S. Theol., I , 77, 3. ¡¡I conocimiento que la a prehende.
...
402 DERlSI - SANTO TOMÁS DE AOUlNO Y LA FlLOSOFÍA ACTUAL LA VOLUNTAD Y EL PROBLEMA MORAL 403

Pero en un plano espiritual, las potencias alcanzan la amplitud de la Voluntad divina no es otro que el Bien o Ser di vino, con el
objetiva del ser. La inteligencia tiene como objeto formal el ser que real y formalmente se identifica.
o esencia de las cosas. No es un conocimiento cualquiera de las cosas En Dios el objeto cuasi-formal propio de su Intelección o
sino de lo que (esencia) las cosai; son. Y la voluntad, que no es sino Volición coincide con el Bien supremo o último Fin objetivo, es
el apetito espiritual consiguiente al conocimiento inteligible, tiene decir, con el objeto primario concreto, con la Verdad y Bien infini-
como objeto o bien propio el milimo objeto de la inteligencia en tos, de los que participan y por los que son verdaderos y buenos
cuanto apetecible o bien. La amplitud infinita del objeto de la inte- los seres creados. En Dios el objeto cuasi-fo1ma l propio prim21.rio
ligencia determina la amplitud consiguiente del de la voluntad, con (Bien formal) de su Voluntad es fonnalmente idéntico con su objeto
la única diferencia de la modalidad específica de tender a su objeto, concreto primario (Bien material u objetivo) : el primer y neresario
propia de cada facultad, que hace que la noción del ser, objeto de Amor Je Dios es Amor d e su propio Ser, s upremo Bien y t'iltimo
la aprehensión de la inteligencia, se convierta en bien o acto perfec- Fin, identificado con el Acto mismo de Amor.
tivo de la potencia apetitiva intelectiva que es la voluntad. En razón de este objeto formal propio de su Tn tel igencia y
En esta amplitud de su objeto - que radica en la universalidad Voluntad, Dios se comprende y ama necesariamente, y nada entiende
del objeto de la inteligencia, la cual a su vez tiene sus raíces o su y ama Dios fuera d e Si sino en la Verdad y por la lfondad d e ~u
constitutivo formal en la inmaterialidad perfecta de su espirituali- propio Ser, respectivamente.
dad 8 - finca la diferencia esencial y el lugar de preeminencia de la En efecto, los demás seres no wn objeto formal propio de la
voluntad por encima de toda otra potencia, pues mientras éstas Inteligencia y Voluntad divina: de otra suerte el Acto divino de
tienen su objeto formal como su fin o bien propio, únicamente ella Amor, tiue es su propio Acto rnbsistente, dependería causalmente
tiene como objeto formal o bien propio el bien mismo, el bien de las creaturas, necesitaría de tales objetos creados para ponerse
en sí o 1a razón misma del bien. en con1acto con su objeto cuasi-formal propio, identificado con la
Intelección y Volición divina. Las creatmas únicamente son objetos
6. El objeto cuasi-formal propio de la Inteligencia serwularios a/ranwdos - libremente en el caso de la Volición- por
y Voluntad divina el Objeto formal propio primario de ambas.
Todo apetito espiritual o voluntad, increada y creada, com- 7. Relnáo11es entre el objeto formol)' d objf'to formal propio d e
prende en la órbita de su actividad el ser (objeto material), que la Inteligencia dir1i11a, angélira )' /111111a11a , de aruerdo r, su
alcanza como bien (objeto formal), precisamente porque el objeto modo de Sl'r.
formal de toda inteligencia -divina y humana- es el ser.
Pero en el caso de las crea111ras espirituales, las cosas ,;uce-
Pero as4 como este objeto formal de toda inteligencia -el ser- den de otro modo, de acuerdo a la mnurale-ta de su espiritualidad.
es alca11Lado primariamente (primo et per se) por cada tipo de Cada inteligencia y voluntad tiene como objeto formal propio
inteligencia en aquel preciso grado de la escala ontológica y de primario un ser proporcionado a s11 propio ser. Y no podría ser
aquella manera que corresponde a su propio ser (objeto formal de otro modo. El grado de inteligencia, y el consiguiente de volun-
propio), otro tanto ocurre con el de la voluntad. tad, estít determinado por el grado de inmaterialidad o, mejor aún,
El cuasi-objeto formal propio 9 primario o principal de la Ime- de acto o eminencia sobre la potencia de un ser. 1 0 Siendo, por otra
ligencia divina es el ser que le es inmediatamente dado, vale decir, parte, la intelección una identidad intencional del cognoscente y lo
el Ser divino con el que se encuentra real y formalmente identi- conocido, y existiendo el objeto como objeto en la misma existencia
ficado. No de otra suerte, el objeto cuasi-formal propio primario del acto cognoscente, 11 se ve cómo el objeto formal propio primario,
que primo et per se alcanza la inteligencia, tenga que poseer el
8 OcrAVIIO N. DF.JUSl, Los fundamtmtos metafísicos del orden moral, C. I V, mismo nivel ontológico que el ser del cognoscente.
NO 9 y sgs.; Instituto "'Luis Vfaes" de Filosofía del Consejo Superior de Investi- Ahora bien, desde que la creatura es un ser compuesto de
gaciones CienLííicas, 3~ edición, Madrid, I 969; y La doctri11a de la Inteligencia esemia y existencia, un ser que ha llegado a tener existencia y,
de Aristóteles a Santo Tomás, C. III, Cursos de Cultura Católica, Bs. As., 1945.
como tal, esencialmente finito, síguese que ninguna creamra es o
o Digo "cuasi-formal propio", porque est.a noción de objeto formal en Dios
sólo tiene un sentido analógico: en rigor, cuando hablamos de objeto formal 10 Cfr. OcrAvlO N. DF:R1s1, La Dortri11a de la lntelige11cia de Aristóteles
en Djos, no lo entendemos como causa extrínseca especificante y causa final a Santo Tomás, C . 111, N9 13 y sigts.
del Acto divino sino como razón formal. l l ]bid.
.....
404 DERISI - SANTO TOM.\S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
LA VOLUNTAD Y EL PROBLEMA MORAL 405

puede ser su último Fin o Bien supremo, al que está, si n embargo,


también esencialmente dirigida. Al no ser el Bien, sólo puede tenerlo riales, pero universal y abstraída de las notas materiales. De este
modo, el ser, que es objeto formal de toda inteligencia -y comi-
y buscarlo fuera de sí. Por lo demás, existiendo las cosas por el Acto
creador de la Voluntad divina -Acto que es esencialmente Amor guientemente de toda voluntad, como bien-, es alcanzado primo et
per se o como objeto formal propio por la Inteligencia divina en el
de su propia Bondad-, síguese que nada puede Dios crear si no es
por Amor de su Bondad divina o, en otros términos, sin asignar a propio Ser de Dios, por la inteligen cia del puro espíritu o del alma
sus creaturas como último fin el Bien infinito de su Ser, manifesta- humana separada del cuerpo en el propio ser espiritual finito, y por
ción y glorificación de su Perfección. la inteligencia humana unida a la materia en el ser de las cosas
corpóreas, despojado de sus notas materiales o individuantes, de
De aquí slguese también, que, al contrario ele lo que ocurre en
Dios, en ninguna creatura coincide ni puede ocinciclir el objeto acuerdo siempre a la naturaleza propia o grado ontoló«Jico del ser
inteligente.
formal propio o primario con el objeto material primario o último
Fin concreto de la inteligencia o voluntad. Así los puros espíritus, Mas, trascendiendo su objeto formal propio, la quidditas rei
materialis, la inteligencia humana busca el ser o verdad en sí, infi-
los ángeles, y las almas humanas separadas de sus cuerpos tienen
como objeto formal propio de su inteligencia su propio ser espiri- nita, como objeto formal último o fin supremo ele su actividad. Lo
tual intuitiva e individualmente alca nzado. Sólo a través ele este que mueve, en última instancia, a nuestra inteligencia no es éste
o aquél ser o verdad -y mucho menos el ser material de su objeto
objeto formal propio de su ser individual pueden aprehender v
formal propio-, sino la Yerdad en sí, que, trascendiendo la verdad
amar el Bien supremo y último Fin, objeto concreto y material
de cada ser concreto, hace verdaderos a todos los seres finitos. Una
primario de su vida intelectiva y volitiva, que es Dios.
cosa es dónde y en qué objeto determinado toma su primer contacto
En un grado inferior de inmaterialidad, el alma humana unida
con el ser, lo que, por ende, conoce con más propiedad -objeto
al cuerpo tiene corno objeto formal propio de su inteligencia el
formal propio o primario- y otra cuál sea su objeto simplemente
ser proporcionado a su propia naturaleLa de forma espiritual unida
formal, adecuado, que especifica y determina la capacidad de nuestra
substancialmente a la materia: el ser o esencia inmatf'rial de los
potencia intelectiva. Por eso, si el ser o esencia material es el objeto
seres materiales. En la luz o inteligibilidad del cu;il, sin embargo,
formal propio o primario, proporcionado a los ojos de nuestro enten-
y en un proceso de abstracción creciente alca111a el ser en t0da ~u
dimiento, el ser simplemente tal es el objeto formal adeC1.1ado, que
amplitud, sin excluir el Ser mismo de Dios.
determina la amplitud y medida del mismo.
Nuestra inteligencia espiritual, de un alma unida a la materia,
no se pone en contacto con su objeto formal, el ser, sino a travé, Este ser -objeto formal, no sólo ele la inteligencia humana sino
<le los sentidos. Su primer contacto con el ~er (per se primo) no le de toda inteligencia- es alcanzado intuitivamente en el propio Ser
es dado sino en el ser o esencia material. La esencia inmaterial no, infinito por Dios (objeto cuasi-formal propio de Dios), en el ser
es dada materialmente en los objetos sensibles. Para aprehenderla finito espiritual por el ángel y el alma humana separada (objeto
y con\'ivir con ella espiritualmente en la inmaterialidad del propio formal propio del ser creado espiritual) y en el ser finito material
acto, Ja inteligencia ha menester wmar la forma (acto) del objeto, por el alma espiritual humana unida al cuerpo (objeto formal
despojándolo de sus notas materiales (potencia), que impiden Slt propio del ser espiritual encarnado) . Por eso, mientras Dios alcanza
inteligibilidad en acL0.1 ~ Y como quiera que la materia es e l prin- intuitivamente la amplitud de su objeto cuasi-formal en el mismo
cipio de i ndividuaci6n de los seres ma terialcs, según dem uestr:i. objeto cuasi-formal propio, el ángel y el alma separada sólo puede
Santo Tornás,13 resulta que ningu na forma material puede ser alcanzarla por abstracción de la finitud, y el alma unida al cuerpo
objeto de la inteligencia, inmaterial o inteligible en acto, si no es por abstracción de las notas materiales -notas individuantes del
abstracta de sus notas individuantes: universal. 1D e aquí que el obj1'/o ser material y, por ende, universalizantes, en este segundo caso-
f orrnal propio -el primer e inmediato punto de contacto objeti,·o- de su respectivo objeto formal propio. Y es así como llegamos a la
de la inteligencia humana sea la esencia o formn de las cosas matr- purificación de toda limitación -pero no sin perder la individuación
concreta- del concepto de ser: el ser en cuanto ser.
Ahora bien, semejante objeto formal, así abstraído de toda ma-
12 No podemos detenernos aquí a exponer cómo se realiza este proceso de
abst racción . Cfr. para ello 1ui dtada obra, La D octri11a de la llltelige11ci'I de terialidad, el ser en cuanto ser, rebasa infinitamente la significación
Aristóteles a Santo Tomás, C. IV, N\1 3 y sigts. del ser inicial del objeto formal propio de nuestra inteligencia, abar-
l3 In Met., V. 6, 1016 b 32, lec. 8, Nll 8i6. fo Boet., De Trin .. ·J, 2 ad 4; ca toda realidad y sólo puede ser plenamente realizado por la Verdad
De Spir. Creat. , 8; De E11te et b.<., :i, 6 y S. Theol., l!J, ii, '.!. del Ser divino y, por ende, nuestra inteligencia sólo puede ser perfec.
~

406 DERTSl - SANTO TO,\IÁS DE AQUlNO Y LA FI LOSOFÍ.\ ACTllAl LA VOLUNTAD Y EL PROBLEMA MORAL 407

lamente actualizada por la aprehensión de ese Ser o Verdad y no por 8. La dualidad de aspectos del úftimo fin - formal)' objetivo- de la
cualquier aprehensión, corno la de la presente vida a partir de los voluntad humana, determi11ada j)or el modo humano de aprr-
seres materiales, sino perfecta. El grado ínfimo ele espiritualidad de henderfo de nuestra inteligencia
nuestra alma -forma o acto esencial de la materia- le impone, pues, Semejante modo doble de aprehender :;u objeto formal propio
a nuestra inteligencia este objeto formal propio ele la quidditas rei -el ser abstracto de las cosas materiales- y, por su intermedio, el
materia/is abstracta a 11otis individunntibus, que trae consigo este objeto primario o último Fin de su actividad y ser específico, que la
modo abstracto de llegar al objclo concreto primario o fin ú!Limo condición de nuestra alma espiritual unida a la materia impone a la
de la actividad específica espiritual de su inteligencia y voluntad, qu e inteligencia, se reproduce proporcionalmente en nuestra voluntad.
es Dios. A diferencia ele la sustancia puramente espiri lllal, el ángel, Ya dijimos que Lodos los seres inteligentes tienen como últiwo
quien a través de la intuición de su propio ser, llega a la aprehensión Fin objetivo de su voluntad el Bien divino, del mismo modo que tie-
analógica, pero no abstracta sino concreta, ele su último Fin o Bien nen como fin objetivo de su inteligencia el Ser o Verdad divina. Al-
supremo que es Dios, la inteligencia humana, a partir de su objeto canzada la espiritualidad o inmaterialidad perfecta, la inteligencia
formal propio, el ser o esencia abstracta de las cosas materiales, llega alcanza, por eso mismo, la universalidad de su juicio, la amplitud
a conocer la Verdad en sí infinita -y del mismo modo, los concepto, infinita de su objeto, el ser, y, por ella, la voluntad logra la amplitud
trascendentales de las demás perfecciones puras, coincidentes con el infinita de su objeto, el bien; y desde entonces todo ser espiritual o
ser, como las de bondad, unidad, belleza, etc.- bajo cuya noción ab~- inteligente tiene como último fin objetivo o concreto a Dios, el Ser,
tracta tan sólo - de tercer gT;ido Je abstracción formal o, mejo,·, ele Verdad, Bondad infinita.
la separatio- llega a significar analógicamente a Dios. Pero, a diferencia de :Dios, en quien, según vimos, entre el objeto
A diferencia ele! conocimiento de los seres puramente e~piritua- cuasi-formal de su Voluntad y el Bien divino hay identidad perfec-
les, esta abstracción inicial de que la inteligencia encarnada del hom- ta, lo mismo que con su Acto volitivo, en la creatura se rompe esta
bre necesita echar mano para alcanzar su objeto formal propio, impo- unidad real no sólo de sujeto-objeto, sino aun dentro del objeto mis-
ne una dualidad de conocimiento -como la de su ser: alma y cuer- mo. En la voluntad angélica hay ya distinción entre su objeto formal
po- para alcanzar las realidades concretas y existentes, dualidad que y su bien primario o fin último objetivo. Este ~igue siendo, como en
se manifiesta en el juicio de existencia: la idea o concepto abstracto Dios, el Bien divino, pero no intuitiva y necesariamente amado -nos
no se pone en contacto con la realidad existencial sino a través de la referimos a un orden puramente natural, exigido por la esencia an-
única y humilde intuición primaria que posee el hombre en su vida gélica, y en modo alguno al orden sobrenatural de la presente econo-
terrena: la de los sentidos. Y aun en el caso de su objeto primario mía divina-, sino analógica, bien que concretamente, alcanzado a
concreto, de su último Fin, que es la suprema Realidad divina, 5e través del bien concreto espiritual finito de su propio ser, objeto o
impone esta dualidad de conocimiento a nuestra inteligencia: por bien formal de su voluntad. Semejante dualidad entre el objeto o bien
una parte llegamos a la afirmación de la existencia ele Dios por cone- formal y el bien concreto supremo o primario basta para fundar un
xión causal, a parllr de la exi~tencia de las cosas maLeriaJe~. dadas posible desvío de la voluntad respecto a su verdadero último Fin ob-
en la intuición sensible, y de otros seres finitos, ante todo del propio jetivo, al poder colocarlo fuera de Dios, es decir, el pecado.
ser; pero no lo podemos significar sino en nuestros conceptos abstrac- La voluntad humana -siempre sobre los pasos de su inteligen-
tos, que a partir del ser o esencia abstracta material, hemos elaborado cia- como Dios y el ángel, halla su objeto primario o último Fin de
con nuevas y sucesivas abstracciones formales y negacioMes de imper- su actividad en el Bien infinito de Dios, pero no puede tender y
fecciones hasta expresar analógicamente el ser en cuanto ser, bondad adherirse a él sino a través de la mencionada dualidad cognoscitiva
y demás perfecciones puras sin su materialidad y los atributos pro- de su inteligencia en su condición carnal: tiende y se adhiere a él
pios de la infinitlld, inmensidad, ele., divinas. IDe este modo, el obje- formalmente bajo la noción del bien en sí, abstractamente conside-
to primario o último Fin de nuestra actividad intelectual, que es Dios, rado o, como dice Santo Tomás, bajo la noción de beatÍitudo in com-
es conocido como existente por nuestra inteligencia a partir de nues- muni; aunque por la índole propia de su actividad específica, que se
tras intuiciones sensibles prin1eras, pero es :ilcanzado en su Esencia inserta en el acto o existencia de su objeto, busque su bien en sí en
sólo analógicamente por nuestros conceptos abstractos elaborados a un objeto individual determinado. En otros términos, el modo abs-
partir de nuestro ya abstracto objeto formal propio 14 tracto impuesto a nuestra inteligencia en la aprehensión de su objeto
H- Cfr. ÜCl'AVIO N. DERISJ, La Trasce11de11c/,a del Ser Divino, en SaPie11tia, formal propio, y, «a fortiori» en la de su objeto primario o término
N9 1, pág. 25, La Plata, Bs. A~., 1946. final de su actividad -alcanzado con conceptos abstractos mediante
~ .!"".

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la separatio, a partir de aquel formal propio ) 'ª abstracto ccn, la noción del bien en sí que la ilumina, mueve y especifica fom1a!-
abstracción total o de todas las notas materiales o individuales- im• mente como tal, primo et per se. Pero bien en sí y bien concreto,.
ponen a nuestra Yoluntad esta dualidad en su tendencia y adhesióTb aprehendido bajo aquella noción de bien en sí, son apetecidos por
a su último Fin u objeto primario de su actividad: de buscar en un- la voluntad en un solo último fin. La dualidad no afecta al último,
bien concreto su felicidad o bien en sí, abstractamente aprehendido, fin en sí mismo sino al modo humano con que la voluntad imper-
o, más preciso todavía, de no poder querer nada -sea como último, fectamente lo alcanza: la voluntad no l1ega a la beatitud objetiv::i,
Fin o supremo Bien o como medio para su consecución- sino bajo sino bajo la moción de la beatitud formal brillando en ésta, como•
la noción formal o abstracta de bien en sí o felicidad. Pero entién._ en el objeto concreto en que se la coloca. 1\fas la primera beatitud,
dase bien: la voluntad no busca su último Fin u objeto primari(), razón u objeto formal que mueve y especifica la voluntad, es la que
abstractamente, no se detiene como la inteligencia en la aprehensió111 prima y la que mueve a la volu ntad a buscarla en un determinado-
como contemplación de la verdad en sí, sino que Jo busca como sir. objeto.
perfección, como la plenitud de su acto o existencia y, como tal, en· Bajo la moción especificante del último fin o beatitud fonn3)•
el o,·den real individual. Sólo que no puede dirigirse a él sino bajo, colocado en uno u otro objeto -así unidas, beatitud formal y ma-
esta luz de bondad en sí o felicidad, tal como la aprehende e irradia terial, en un único fin o bien total primario- la volu ntad tenderá
como objeto formal suyo, la inteligencia humana. Y con m ás razóm a otros bienes como medios necesarios o convenientes para la con-
que la voluntad angélica, la humana, al no coincidir en un solo y secución de aquél. La razón de querer tales bienes está en el bit'H·
mismo objeto, como en Dios, el objeto formal y el material u· objetivo primario o último fin concreto y constituyen, por ende, et
objetivo primario, puede desviarse colocando aquél -que arna nece- objeto secundario de la voluntad. La bondad o apetecibilidad obje-
sariamente- en otro bien concreto que no sea el verdadero e infi- tiva comienza en el bien formal o felicidad y en el bien concreto
nito Bien,15 puede pecar. supremo en que se la busca y de éste llega a los med ios necesarios.
En síntesis, el último Fin del hombre u objeto primario de su· para su consecución.
voluntad es doble o, mejor, se presenta a ella bajo un doble aspecto:
uno estrictamente formal, que especifica a la voluntad y hacia ef 9. Apetito ,1atural del bien en sí o felicidad, y apetito elícito o,
cual tiende siempre ésta, y bajo cuya noción solamente puede cognoscitivo del bien concreto en que se coloca la felicidad.
apetecer cualquier objeto, y es el bien en sí o bonum in commtmi, la-
beatitud formal o abstractamente considerada; y el otro es el bi.en De la felicidad o bien en sí, prescindiendo del bien concreto.
material u objetivo, en que la volu ntad busca la obtención o reali- que lo realice, la voluntad humana tiene ape tito natural y como tal
zación de aquel bien en sí o beatitudo formalis. Estas dos beatitude,,. necesario; no así del bien concreto donde la busca.
formal y material u objetiva, no son apetecibles en rigor como dos: La razón de ello finca de nuevo en su objeto formal. En efecto,
últimos fines sino como dos aspectos de un único último fin. La· el objeto formal es lo que determina y especifica a una facultad como,
realidad objetiva del último fin no le puede ser entregada a la· su forma extrínseca. Ahora bien, el bien en sí o felicidad es el-
inteligencia intuitivamente -está fuera de su objeto formal propio- objeto formal primario de la voluntad, lo que la determina y especifica
sino abstractamente con abstracción total y formal -en el término, como tal, así como el ser lo es de la inteligencia. Se ve claro entonce3.
de la sepamtio o inmaterialidad total- y la voluntad que la busca que toda la actividad volitiva no pueda desenvolverse sino dentro de-
e n el orden real u objetivo no puede tender a ella, del mismo modo, la órbita del bien. La voluntad podrá querer con apetito elfcito -o.
sino desde la razón formal de bien en sí, desde donde la irradia er consiguiente al conocimiento- este o aquel bien, el bien honesto.
entendimiento. La voluntad tiende esencialmente a un ser real,. o el bien deleitable o el bien útil, pero no puede dejar de dirigirse-
a
objetivo, como último fin -el bien como acto o perfección es real-, al bien, porque es precisamente la razón formal que la mueve y
constituye tal. Detrás de cada objeto querido con apetito elícito <>-
pero no puede hacerlo -por la razón apuntada de que la luz inte-
lectual que la dirige y encauza es del ser o bien abstracto- sino desde- cognosci tivo y dando razón de su bondad o apetibilidad está el bien
en sí, del que aquél participa, objete participante de la voluntad y:
15 También para toda esta doctrina del objeto formal de la inteligencia y por el que ésta obra con apetito natural, como cuaJquien facultad.
de la voluntad, como ha podido verse, vale aquel principio metafísico de Santo-. frente a su objeto formal.
Tomás: cuanto más imperfecto es un ser, necesita echar mano de más acciones.
para hacer lo que con una o con menos hace un ser más períccto (S. Theo/.,. Y así como cualquier facultad no puede aprehender ninguna:
I, 72, 2). realidad -objeto material- sino oajo el aspecto o formalidad, -objeto,
DERlSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA VOLUNTAD Y EL PROBLa[A MORAL 411
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formal- que la especifica y constituye tal, así tampoco ningún espiritual y, por ende, es_pecífico ele la naturaleza hum ana, la
determinado objeto -objeto material- puede ser apetecido po-r la voluntad frenLe a su objeto, el bien, se re laciona como potencia nl
voluntad sino bajo la noción de bien en sí -objeto formal- que la acto. Y como quiera que el acto es Jo real por excelencia, lo existen-
determina y especifica desde la inteligencia. Esta la ilumina con la te, es tamb ién lo esencialmente individual. 10 De aq u í que la voluntad
luz del ser abstractamen te considerado -su propio objeto formal- tienda siempre a un bien individual, a un b ien existente, sea que ya
el cual, en cuanto acto, perfecciona y determina a la potencia de la exista y sólo quiera conseguir (fin~r obtinendus), sea puramente
voluntad y es para e lla el b ien en la medida de su ser, el bonum in posible y qu e precisamente con su in tervención quiera hacer existente
communi. Y del mismo modo que nada puede entender la inteli- (linis efficiendus); pero en ambos casos e] Lérmino de su apetencia
gencia sino en la razón del ser en general, así también n ada pnede es el mismo: el logro del bien existente.
querer la voluntad si no bajo la razón formal del bien. Y este bien concreto o es querido como último lin, como suprema
instancia de la vol untad, o como medio para alca n1.arlo mediata o in-
mediatame nte. Pero el apetito volitivo implica siempre un supremo
JO. Necesidad de cspecif icación y libertad de ejercicio de la volun/arl
bien o último fin concreto -o material en opo~ición a forma l y no ,1.
frente al bien en sí.
espiritual- por el cual se mueve para alcamar sn felicidad -fi n úl ti-
El objeto form al o especificante de la voluntad y el último mo formal-. Sin un último fin o bien objetivo, los fines o bienes in-
fin del hombre, en su aspecto formal bajo el cual la voluntad !o termedios, según vimos, no tienen sentido de tales, perderían su bon-
alcanza necesariamente, es lo mismo: el bien en si, abstractamente dad o ape tibilidad, y la voluntad carecería de objeto y no podría
considerado, el bonum o beatitudo in communi. Decir que !a obrar. La apetibilidad o bondad del objeto parte -el or do inten-
voluntad está especificada por el bien en sí es lo mismo que afirmar: tionis o ele la causa final- siempre tlel último [in o bien supremo,
la voluntad está especificada por su último fin abstractamente por cuya bondad son apetecibles los Cines intermedios, el cual es por
con siderado. Y como quiera que la (acuitad frente a su objeto formal, eso el punto de partida objetivo de donde se inicia la moción de la
como forma específica determinante y extrínsecamente constitutiva voluntad. Esta, en el ardo exautionis o de la causalidad eficiente,
suya que es, obra natural y necesari amente, la vol untad frente a su recorre el orden inverso, comienza por los medios inmediatos, luego
último fin abstractam ente considerado, la beatitudo formalis, carece los mediatos, para alcanzar definitivamente el último fin. Y este úl-
de libertad o poder activo ele rehusarlo. timo fin, no puede ser m ás que uno o abarcado como uno por la vo-
Esta necesidad en que se encuentra la voluntad frente al b ien luntad. En efecto, el último fin es la plenitud de perfección de un
en sí o último fin formal o abstractamente considerado, es lo que ser, y como tal es una unidad o aprehendido como unidad. 17 Ade -
se llama la necesidad de especificación, común a toda facultad frente más, siendo el bien o fin en sí el objeto formal de la vol untad y no
a su objeto formal especificante. Frente a él, la voluntad únicamente pudiendo una misma poten cia estar especificada por dos objetos for-
podría abstenerse del acto, dejar de actuar -libertad de ejercicio-. males -absurdo que implicaría su ubicación en dos especies diver-
Pero aun esta suspensión de actuación fren te al bien en sí, sólo es sas- el í11Limo fi n concreto -esté consti t11íclo por uno o muchos
posible a la voluntad dentro de la ~rbita de su objeto fonnal, vale individuos- ha de ser abarcado e n una sola intención formal asocia-
decir, contemplada y apetecida como un bien. Si la voluntad se tiva o realizadora del bien en sí o beati tud.
encontrase frente al Bien infinito claramente aprehendido como tal, Esta conclusión, de que la voluntad ha de tener y detenerse en
perdería hasta esta libertad de ejercicio frente al bien: no sólo no un bien concreto -uno o muchos pero comprendidos en una sola
podría apetecer más que el bien, sino que no podría no querer lú e razón de bien total- como último fin u objeto material primario
et nunc ese Bien infinito, pueslo que para ello tendría que tener otro suyo, unida a la anLerior de que la voluntad tien e como último fin
bien que poder querer, cosa imposible frente al Todo como Bien o u objeto formal p,-ímario el bien en sí o felicidad, de tal modo que
Bien infinico claramente aprehendido. nada puede querer sino bajo esta forma lidad de bien, nos conduce
a la conclusión de que la voluntad no puede ordenarse a su último
11. L a voluntad se ordena siempre a s11 último fin formal en im fin simplemente tal u objeto primario sino bajo los dos aspectos men-
último fin objetivo. cionados, f ormal y material: buscando su felicidad (ultimus f inis qui,
Pero la voluntad humana, según dijimos, bien que especificada 16 Lo universal no pue<le existir y ser real como tal. Lo universa l existente
por el bonum in communi, tiende siempre a un bien como actual equivaldrla a algo que serla uno y muchos a la vez, lo cual es contradictorio.
o real y, como tal esencialmente individual. En cuanto al apetito 17 SANTO T oMÁs, S. Th eol., 1-11, 1, 5.
-
LA VOLUNTAD Y EL PROBLEMA MORAL 413
412 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQ U INO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
t

objeto formal de la voluntad), en un bien o fin último concreto (u.l- objetivo supremo - que realmente es sólo Dios- y el goce o pena
timtlS finis quo), o, lo que es lo mismo, tendiendo siempre al bien en subj etiva que su posesión o pérdjda proporciona, es importantísima
si o felicidad, objeto suyo formal especificante, realizado en un bien para asignar al hombre su verdadero fin, que consLituye el funda-
o fin último concreto. Bien o fin último concreto y bien en sí o abs- mento de todo el orden moral. La falta de comprehensión de la
tractamente considerado (felicidad) son abarcados como un solo fin distin ción de estos dos aspectos del último fin, o sea, tlel bien obje-
o bien total en el término objetivo determinante ele un mismo y úni- tivo y del bien deleitable, en el último fin, ha podjdo conducir a la
co acto de la voluntad: la razón formal de bien brillando y atrayen- calificación de moral hedonista y militaria a la moral wmista y au n
do a la voluntad en un bien concreto. Y ambos bienes, en sí o formal a la moral cristia na. El üiLimo [in del hombre, ~egú n es1a moral
e individual y concreto, están presentes, como instancia suprema, en cristiana y tomista, no es el goce de la felicidad sino el Bien infinito,
el término final -como último fin- de todo querer: el primero por- cuya posesi6n engendra la felic:idacl.
que es el objeto especificante de toda actividad volitiva, y el segundo, Ahora bien, es claro que el bien útil, por su concepto mismo,
porque sin él, todo otro bien intermedio pierde su razón misma de no es el úllimo fin o supremo bien objetivo de la voluntad.
fin o bien y, consiguientemente, su fuerza de mover la voluntad. Tampoco lo es en sí mismo el bien deleiLable. El goce o quie-
La voluntad no puede ir a su último fin -el bien supremo con- tud de la potencia en su acto, y en nuestro ca~o de la vol un tad en
creto e individual- por un camino simple, que implicaría una intui- la posesión del bien, es algo co11sig11iente al bien objetivo mismo
ción de dicho bien, de que la inteligencia carece. Voluntad de una que la ca usa y a su posesión.
inteligencia que no conoce lo concreto sino por «composición» y «di- · - El último fin sólo puede encontrase en un bien objetivo que rea-
visión» del juicio, de unión o separación de lo abstracto y lo concre- liza la plenitud del bien, o más precisamente, en la posesión del birn
to, que no ve un objeto determinado sino en la noción universalí- ,na/erial o concreto que se adecue con e l bien en sí o felicidad, obje-
sima de ser, tampoco ella puede dirigirse a su objeto primario, el to formal de la Yoluntad.
bien supremo o último fin, con un acto apetitivo simple, sino también
doble: uno del bien concreto supremo y otro del bien en sí formal o
abstractamente aprehendido brillando y haciendo partícipe de su 13. l .n d11alid111l formal )' material del ,íltirno fin, f1111dame11to in-
bondad y apetibilidad a aquel bien objetivo. m ediato de la libertad
Pero es el ca~o que, determinada en cuanto al úllimo fin
12. Bien útil, deleitable y fin último formalmente considerado, es decir, en cuamo al bien o leliciclad en
Para alcanzar el bien concreto o material,16 la volunta<l sí, como objeto formal suyo, la voluntad no lo está en cuanto al úl-
echa mano de otros bienes, como medios o bienes intermedios, cuya Limo fin material o bien en s1 qu e realiza esa felicidad.
apetibilidad deriva del fin y que sólo son buenos, en cuanto tales, en La razón de esta indeterminación está en la desproporción emre
cuanto conducen al fin. Tal la noción de bien útil. el mencionado objeto fonnal de 1a ,·oluntad -el bien en sí y, como
El goce que causa la posesión del bien objetivo o material es tal, infinito- y todos los bienes materiales o concreLos tal como le
distinto de éste y constituye el bien deleitable. Este bien puede apete- son dacios a nuestra voluntad por la vía del conocimiento intelectivo
cerse simultáneamente con el bien objetivo e incluso como fin supre- terreno. Mientras aquel objeto lormal, p recisamente por s u abstrac-
mo. En este caso, el último fin objetivo dejaría de ser tal y se con- ción de toda determinación, abarca tocio bien y es, por ende, infini-
vertiría en bien úLil, ocupando su lugar el bien deleitable mismo. ta, Lados los objelos concretos al alcance de nuestra volumacl son
El bien deleitable, apetecido como fin último, es lo que reduce al bienes esencialmente fi nitos -bienes creados- o el Bien infinito, pe-
bien objetivo a medio y lo hace apetecible sólo con amor de concu- ro aprehendido de un modo finito y analógico a través de los seres
piscencia, que dice Santo Tomás. En cambio, el amor al fin objetivo finitos materiales: Dios tal cual es conocido en la presenLe vida. N o
en sí mismo, por su perfección intrínseca, es el amor de benevolen- hay, pues, ningún objeto o bien objetivo, que adecue y realice la
cia, en el lenguaje del mismo Santo Doctor. Tal distinción entre bien plenitud infinita del bien o felicidad en sí, objeto formal de la vo-
luntad. Todos ellos quedan por debajo -infinitamente- del bien
18 Matttrial no se toma aquí y en otros lugares como equivalente a corpó- en sí, objeto y fin último fonnal de la voluntad. ,De aquí que el ape-
rtto, .opuesto a espiritual, sino oomo individual y concreto, opuesto a formal y tito de ésta, especificado y necesariamente determinado por este bien
abstracto. De hecho C'l último fin materia) del hombre es el Ser mismo espiri- en sí, contenga una ::ipeLencia superior a cada uno y a todos los bie-
tual de Dios.
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nes objeti\'OS finitos y desborde siempre, por ende, la apetibilidad ( j sidad ele las esencias dentro del ser y la mulliplicidacl de iu<lividuos
bondad finita de cualquier bien concreto. dentro de la misma esencia.
Tal la raíz de la libertad de la voluntad humana. Nece,itad:i. Ahora bien, como la vol untad no puede ponerse en contacto
en cuanto a su último fin u objeto formal, según vimos, la voluntad con su objeto sino a través y bajo la dirección del juicio de la inte-
humana no lo está en rnanto al último fin inaterial; determinada en ligencia que lo informa y da sentido, síguese que la voluntad apetece
cuanto a la felicid,ld, no lo está en cuanto ,ti objeto concreto en que -según vimos- el objeto como la inteligencia lo conoce: el ser en sí,
la coloque. Puede qu<'rer y poner su último fin en cualqu ier objeto 4ue para ella es el bien como objeto formal , y los \e res o biene~ con-
f"onn-elo, porque, desde que es un ser y un bien, participa y entr:t cretos en cuanto participan de tal objeto.
dentro ele la noción de bi<'n y, por ende, dentro del objeto formal La diferencia de esencia de ambas facultades o modo de captilr
especifica11te de la voluntad humana. Pero puede 110 q11erPr ese mi5- su objeto motiva y causa la libertad en la voluntad, que no existe
mo bien co11creto, porque, al no reafoar y agotar él plenamente la como tal en la inteligencia misma. En efecto, la inteligencia apre-
noción de bien, su m isma finitud o 110 -ser el bien en sí funda tam- hende el objeto como es - al menos bajo alguno de sus aspectos- sin
bién la abstenció n de la voluntad frente a él y la posibilidad de modificar la realidad conocida: no es un ir al objeto si no un ir éste
querer otros bienes. incluso contrarios a él, que participando del a ella, no un actuar sobre e l objeto, sino un penetrar éste en ella.
bien e n sí, también puedan ~er objetos de ~u apetencia. Tal es su objeto formal: el ser simplemente aprehendido y engen-
drando en ella la verdad, ·la posesión intencional o como ob-jeclltm
14. Ln universa lidad riel juicio de ln i11Lelig<'11ria )', en última instnn- (=puesto frente a) del ser. Por eso, frente a su objeto, en la in-
cia, la espirit11nlidnd, rnícrs rle la liberlarl teligencia sólo cabe la visión. Como los ojos frente al objeto colo-
reado, también la inteligencia frente al ser no puede dejar ver. La
La raíz de la libertad -y ron ella del problema moral, 5c~t'm inteligibilidad o verdad objetiva penetra nec,isarinm('11/e en la ime-
veremos en seguida- reside en la inteligencia humana, en su objeto ligencia, frente a ella no puede ésta dejar de contemplarla. Frente a
formal propio o modo peculiar de ponerse en contacto con el objeto la verdad evidente la inteligencia como inteligencia no puede decir
formal común a toda inteligencia, que es el ser. Unida al cuerpo, no. Tal actitud ni siquiera tiene sentido, pues la intelección no ~s
nuestra alma espiritual no puede conocer fJrimo et per se al ser 0 acción sino simple captación del objeto, y ante su luz inteligible o
esencia sino en las cosas materiales, en los seres más imperfecto,. verdad -su objeto formal- queda prendida en su contemplación. En
cuyo acto est;í más limitado y sumergido en el 110 • S<'r de la poten- una palabra, puestos frente a frente, objeto (ser) e inteligencia, la
cia. Para conocer el ser en toda su amplitud necesita despojar d iniciativa es del objeto, y la inteligencia frente a s11 influjo deter-
ser material de su 110 -ser o notas materiales que lo coartan al se1· minante se comporta pasivamente. 10
corpóreo. Pero entonce~ el objeto resullante, el ser e11 ruanto ser, no En cambio, puesto frente a frente el objeto (el bien) con tocio

es un ser infinito individual por plenitud o pureza del Acto, no es su poder de atracción sobre la \"oluntad y, aun supuesta la determi-
Dios, no es el Ser objeto de la Inteligencia divina, sino una noción nación especificante de aquél sobre ésta, la iniciativa pertenece a
abstractísima y pobrísima del ser, que comprende bajo sí toda reali- la voluntad; supuesta la determinación objetiva ele la bondad o ape-
dad, porque no considera expresamente a ningún ser concreto. tibilidad del objeto sobre eJia, la actividad volitiva actúa y obra so-
Semejante noción es la que está en el fondo de toda rea- bre aquél. Y si la voluntad queda especificada -y como tal necesi-
l itlad, constituyéndola en lo que de realidad o acto tiene, hastil tada- por el bien formalmente considerado, como la inteligencia
en sus últimas y más precisas notas, y est{1 también -precisa- por el ser, a diferencia de ésta que allí cierra la órbita ele su activi-
mente porque el ser es el objeto formal de la inteligencia- en dad específica, no queda totalmente determinada por cada objeto
el fondo de •todo concepto. Por el ser y en la noción de ser son y concreto, precisamente porque no siendo ella captación pasiva ni pu-
son inteligibles todas las cosas. Despojar <le ser a las cosas y al con-
cepto es destruirlos, más, reducirlos a la nada. Pero a la vez ningún ~; 10 Desde luego que la actividad intelectiva no es pasiva en un sentido abso-
objeto determinado agota la realidad e inteligibilidad o verdad infi- luto, corno la materia. Su captación pasiva del objeto en el sentido expuesto no
nita del ser. Ni siquiera la misma noción ele Dios, tal como lo cont>- se realiza sino en un acto, y como tal esencialmente aCLivo, de la propia inteli-
gencia. La actividad intelectiva, vital corno es, es esencialmente activa. Lo que
ce la humana inteligencia, a causa del modo finito con que la apre- queremos decir, pues, es que frente a su objeto no es acción ni modificación,
hende. Precisamente por eso, por el 110 - ser que coarta al ser en ellas sino recepción del mismo como es, pero recepción en su propio acto vital y psí-
y en los conceptos humanos que las aprehenden, es posible la diver- quico (en este sentido activo) .
416 DEl!!Sl - SANTO TOi\lÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
LA VOLUNTAD Y EL PROBLEMA MORAL 417

ra recepción activa del mismo, sino actividad y modificació11 del ob- vida espiritual humana por la inteligencia y voluntad a la trascen-
jeto, tal como ello lo quiere, como debe - ser, sobrepasa con su ape- dencia del Ser infinito, como objeto o acto plenificante de aquellas
tencia del bien en sí cada uno de los bienes concretos singulares potencias y por ellas -las específicas del hombre- de todo el ser
infinitamente inferiores a éste, y puede actuar o no sobre cada uno humano,21 resulta evidente que sólo Dios es el objeto capaz de
<:le ellos. otorgar al hombre la plenitud de su ser, que sólo El es el Bien
De este modo la inteligencia, que por naturaleza únicamente infinito que realiza exhaustivamente el objeto formal propio o últi-
contempla sin modificar su objeto, el ser, y no es libre en su propic1 mo fin abstractamente considerado de la voluntad, en una palabra,
actividad - bien que lo sea bajo la acción de la voluntad, que, diri- que sólo Dios es el Bien que concretamente se identifica con la
g ida a su vez por su propio juicio intelectivo, la aplica o no a su felicidad objetiva, cuya posesión causa, por eso mismo, la quietud
objeto-, es, sin embargo, la causa de la libertad de la voluntad por plena de la voluntad, su felicidad subjetiva.
la manera de ver abstractamente su objeto, e l ser, en cuya luz con-
templa indirectamente - per reflexioncm acl phanlasma- el ser indi- Pero a IDios lo conocemos imperfectamente, con conceptos to-
mados inicialmente de las cosas finitas y materiales y luego elabora-
vidual concreto, que así lo presenta a la voluntad. La universalidad
dos por abstracción y negación de sus imperfecciones para poclerlo5,
<lel objeto de la inteligencia confiere y determina la am plitucl inlinila
hacer significar la infinita Perfección. Semejante conocimiento, si
del objeto de la yo]umad, el bien en sí, frente al cual la inteligencia
bien no aprehende a Dios en su realidad o esencia propia, lo significa.
juzga que ca<la bien en particular es w1 bien, pero no el bien, amable,
pero no necesariamente. Tal el juicio de indiferencia, raíz inmediata empero, con verdad, de un modo finito, a infinita distancia de lo
que realmente Dios es en sí. De ahí que tal conocimiento del Bien
de la libertad. infinito, no atraiga necesariamente a la voluntad, haciendo imposible
Y como quiera que la inmaterialidad perfecta o espiritual es el
el amor de otro bien, porque no se presenta adecuadamente como
constitutivo formal de la inteligencia y de la universalidad de su realizando con plenitud el bien en sí, el objeto formal de la voluntad.
objeto, raíz inmediata del juicio de indiferencia frente a cada bien Si nuestro conocimiento de Dios captase su objeto en su realidad
concreto, raíz y causa a su YeL de la libertad, el constitutivo intrín- propia, a Dios en su esencia íntima e infinita, en lugar de hacerlo
seco último de la libertad, como el de la imeligencia, no es otro en la luz inteligible finita de sus efectos crea.dos, como es nuestro
que la espiritualidad.~º conocimiento actual, la voluntad perdería su libertad: necesitada
en cuanto al bien en sí, lo estaría ipso facto también en cuanto al
) 5. Necesilada en cuanto al bien en sí o 1ílli1110 fin forma l, la vo /1m- bien concreto claramente aprehendido como realizando plenamente
ta<l es libre frente a Dios, SI/. últi1110 fin concreto . La imperfec- aquel bien. Y en verdad, según dijimos más arriba, frente al Bien
ción del ser finito, causa de esta liberiad de pecaclo. infinito claramente aprehendido, la voluntad carecería de la duali-
dad o multiplicidad objetiva necesaria para el juego de su libertad
D e esta dependencia íntima en que ,e encuentra la \'oluPtacl intrínseca, carecería de otro bien que poder querer, pues en el Bien
frente a su objeto, nace en ella, según \'imos, este modo propio com- infinito estaría todo bien, también la bondad de ese bien finito
puesto de ordenarse y aprehender su ú!Limo [in, por el camino infinitamente realizada y sin su imperfección propia. Se perdería, en
abstracto y concreto unidos: busca su 1) objeto formal primario 0 una palabra, la multiplicidad de los objetos finitos en que el acto
J in último; 2) en un bien concreto: su fel icidad o bien específico volitivo puede terminar bajo la luz del juicio de indiferencia, causa
en un objeto determinado. Y de e~ta dualidad de su ordenación a inmediata de su libertad; tener el mismo, como se ve, respecto a Dios
i.u último fi n total, nace la posibilidad de :,eparación entre el bien es una imperfección, fruto de nuestro modo imperfecto de cono-
en :,í y el verdadero bien concreto que lo realiza; pue,to que, necc- cerlo. La libertad frente a los bienes finitos es una perfección hija
:,itada en cuantó a su ültimo bien supremo formalmente considerado, de nuestro conocimiento cabal de ellos; pero en una voluntad, que
la voluntad no Jo está frente al bien w ncreto único, que tic !techo busca el bien infinito como último fin suyo, la libertad frente al
lo realiza, y que no es otro que el mismo Dios. Bien infinito concreto que plenamente lo realiza, es fruto de su
Subordinados los bienes exteriores Jinitos al hombre y, dentro ele ignorancia, de la imperfección del conocimiento intelectual que la
éste, los corporales a los espirituales, y abierta y ordenada toda la dirige, fruto a su vez de su esencial limitación o finitud. La libertad
de pecado, como tal -que tal es la libertad frente a Dios, el Bien
.20 Cír. O crAvto N. D F.RISI , La Doctrina de la Inteligencia de A ristóteles a
Santo Tomtís, C. 111, N9 15 y sig1s., y C. IX , ,-.;9 10. U S, To11w, S. Theol., 1-II, l, 6; y I-11, t. 2.
LA VOLUNTAD Y EL PROBLEJ\U MORAL 419
418 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA F il.OSOFÍA ACTUAL.

infinito- es fruto de la esencial limitación e imperfección de la su divina gloria: para manifestar y hacer partícipes de su divina
creatura, y que por eso no cabe y es absurda en Dios. Dios no puede: Perfección o Bondad a otros seres.
pecar, porque no puede dejar de amarse en ningún acto de su divina Por lo demás, identificada la Bondad o Perfección divina con
Voluntad, es metafísicamente imposible: el amor y su objeto son, su Amor en el Acto mismo de la divina Esencia, nada puede querer
idénticos en el Acto puro de su Ser. Dios fuera de sí si no es con el Acto mismo de su Amor necesario a
su Bondad, sin amar y tener necesariamente su último Fin en esta
Precisamente porque carece de ese conocimiento perfecto de-
Dios, porque no tiene la visión, o al menos la aprehensión, de Dios.
en su Ser propio, porque no tiene concepto propio de Dios, la inte-
• divina Bondad, identificada con su Amor.
Ya dijimos que de esa Bondad participan todas las creaturas
objetiva o materialmente, manifestando con su ser y perfecciones la
ligencia puede ver y la voluntad tras ella puede querer el bien,
Perfección de quien las hizo. Algunas, las espirituales e inte-
en sí, su felicidad, en un bien fuera del verdadero Bien. Esa es la
ligentes, participan formalmente de Ella, por el conocimiento y el
tragedia de la espiritualidad y consiguiente voluntad del ser finito:
amor: a través de la verdad y bondad ~te las creaturas escuchan
poder descarriarse y perder con el Bien infinito de Dios, con su Bien.
el mensaje de la Verdad y de la Bondad divi nas, participando así
o felicidad objetiva, su propio bien o felicidad formal, dislocarse,.
del Bien divino por el conocimiento y el amor.
despeñándose tras un bien finito, hacia la infelicidad eterna.
Este es el fin o bien último que Dios ha querido para sus crea-
De hecho algunos ponen y buscan su felicidad en bienes que no. turas racionales en su creación (finis openmlis) y que ha impreso
son el Bien de Dios: unos en las riquezas, otros en los placeres, otros. en ellas, en su naturaleza, en su inclinación natural hacia su último
en los honores, etc.,22 o en todos esos bienes creados juntos.23 fin u objeto formal propio de su apetito específico racional ({in is
operis).
16. El prnblema moral derivado del doble aspecto, formal y material, Y, en efecto, acabamos de ver cómo la inclinación específica
de la ordenación final del hombre, que implica en éste una, conduce natural y necesariamente al hombre a su último fin, al
libertad psicológica y una necesidad moral frente a ella. bien en sí o felicidad, que material y objetivamente sólo Dios
Semejante situación de la ,·oluntad humana: de necesidatl puede plenamente cumplir. El apetito natural del hombre hacia la
frente a su último fin formalmente considerado y de libertad frente lelici<la<l se expre~a de este modo y lo conduce hacia la glorificación
al mismo material u objetivamente contemplado, engendra el pro- de Dios, ya que tal apetito sólo puede lograr su objeto en la
blema moral, problema específico del se,· finito o creado, que no. posesión de Dios por la contemplación de la inteligencia y por el
es su fin o bien, que debe alcanzar, sin embargo, para lograr su ple-- goce consiguiente de la voluntad, conocimiento y amor que consti•
nitud ontológica, y q11e a la vez es espiritual y libre, capaz de tuyen precisamente la glorificación de Dios.
ordenar o no su propia actividad al conocimiento y consecución de.· De este modo la inclinación natural o apetito específico del
su verdadero último fin objetivo que es Dios, debiéndolo, sin em- • hombre hacia el bien en sí o felicidad apunta a la vez a la cumbre
bargo, hacer. de su perfección y al término <le la ordenación divina de su ser
humano, a la plenitud del ser humano y al fin de la disposición de
Hemos ya insistido en que el hombre está natural y necesaria-
la divina y eficaz Inteligencia, es decir, de la Ley eterna.
mente ordenado al bien en sí, como a su propio bien, como a la.-
plenitud o acto de su ser específico. El bien objetivo que realiza tal Tal la raíz del problema moral en su doble aspecto teorético y
bien en sí i.eñala, pues, el término <le los afanes y la plenitud del práctico. Porque el último fin del hombre es lo que, por una parte,
actual iza o perfecciona plenamente su ser; y, a la vez, esta plenitud
ser humano.
ontológica -que sólo se puede alcanzar por el conocimiento y el
Por otra parte, toda inclinación natural hacia un objeto deter- amor del Bien infinito de Dios- es objeto de la ordenación eficaz
minado expresa la ordenación en él impresa por su divino Autor <le la Ley eterna de la divina Inteligencia, síguese que, frente al
hacia su fin y, como tal, por El querida. Dios, como Ser inteligente, 1 último fin objetivo o bien concreto que la realice, el hombre no puede
ha de obrar por un Fin, impreso en la obra de sus manos, en el f quedar indiferente, que su libertad está obligada o atada con ese fin,
modo o naturaleza de obrar de sus creaturas. Ahora bien y según es decir, que si bien es libre psicológicamente hablando para propo•
dejamos visto también, Dios no puede obrar por otro fin que el de- nerse un último fin objetivo distinto del verdadero, no lo es
moralmente en cuanto tal elección es de un bien que no sea el Bien.
22 S. ToMÁs, S. Th eo/., J.JI, 2, 1-7. Tal actitud implicaría la privación del bie n específicamente humano,
23 /bid., I ·Il, 2, 8.
~

420 DF.RTSl - S,\'.\TO TO~I.ÍS DE ,\Ql, T!\10 Y LA HI.OSOF!A Acn;.\L


LA VOLUNTAD Y EL PROBLEMA MORAL 421
r
del Bien infinito, o sea, de todo Bien, y con ello el mal absoluto
previamente una obra de discernimiento intelectual sobre cuál
y total, la oposición al Bien inlinito personal, que implica a la vez
sea el verdadero bien objetivo o concreto supremo, que realice el
oposición a la Voluntad divina. La elección moral, libre en cuanto
bien en si o felicidad, la suprema perfección del hombre, y cuáles
la voluntad tiene la indiferencia activa o domin io del acto, no lo
los medios necesarios para alcanzarlo, síguese que el problema moral
es moralmente en cuanto en un término está el bien total específico
resultante de tal situación del hombre frente a su último fin
del hombre y en el otro la ruina y mal total del mismo, en un
-necesitado en cuanto a él formalmente, pero no material u obje-
término todo bien, el Bien infinito -con su consiguiente Voluntad,
tivamente considerado- es doble: uno teorético-práctico, problema
pues el Bien infinito es personal y divino- y en otro todo mal.
eminentemente de inteligencia, de indagación sobre el verdadero
Tal libertad psicológica, lejos de oponerse, es condición de est;i
necesidad moral, específica del ser raciona l y libre, úni co que puede último tin objetivo y de la norma que éste impone para encaunr
su-s actos libres hacia su consecución, y otro esu·ictamente práctico
ser necesitado por la vía de la inteligencia, o mejor, por la vía de
de elección ele la voluntad libre y de toda la actividad humana a
los fines a través de la inteligencia. P or eso, el pecado no es sólo la
ella sometida para abrazarse con él y someterse a sus exigencias
oposición al Bien infinito, el mal total, ~i no también el mal espe-
consiguientes formuladas con su norma moral.
cífico del hombre, reali zado consriente y Jibremnte. Por eso es
El primer problema es eminentemente de inteligencia o teoré-
también una sinrazón. Semejante libertad psicológica, así necesitada
tico y constituye la Etica o Moral y las discipli nas de ella depen-
por el camino objetivo del fin y de la ley, es lo que se traduce, con
dientes. Digo eminente y no exclusivamente teorético, porque la
la frase: "La voluntad puede, pero no debe" obrar lo opuesto al
visión intelectiva del fin y de los medios, la inteligencia sólo puede
bien específico del hombre.
alcanzarla bajo el influjo de la inclinación natural de la voluntad
Como puede colegirse por lo expuesto, contra la acusación de hacia su objeto fo1mal o último fin formalmente considerado. Sólo
Kant contra la "moral ele los fines", al menos en lo que a la moral
supuesta esta inclinación y leyendo en ella su fin, la inteligencia
del último Fin divino hace, la obligación o vínculo moral, que ata puede descubrir cuál sea el verdadero bien objetivo que lo realiza,
la voluntad al último Fin o supremo bien objetivo y a sus exigencias la obligatoriedad libre de nuestra voluntad y de las demás facultades
normativas consiguientes, no es condicional, sino absoluto, no un de ésta dependientes, para su consecución. La inteligencia determina
"si quieres lograr tu felicidad, debes . .. ", sino un simple y absoluto: nuestro último Fin objetivo, la obligatoriedad o necesidad moral de
"debes tender a tu último Fin o supremo Bien empleando tocios lm ordenar hacia él toda nuestra actividad libre, y, finalmente y a la
medios necesarios y evitando todo lo que se opone a él". Y este luz ele las exigencias ele aq ue] Fin, determina también la rwnna 1.
carácter absoluto del vínculo u obligación moral es lo que hace que que han de ajustarse nuestros actos libres o dependientes• de nuestra
la acción sea intrínsecamente buena o mala, según ella se ordene libertad -es decir, nuestros actos humanos 24 - para ordenarse a
o no a este supremo Bien y se someta a sus exigencias normativas. él. Problema eminentemente pero no exclusivamente especulativo,
La bondad -o maldad- moral no es algo optativo, colocada a ~

porque según decíamos, la inteligencia no puede determinar el


nuestra entera decisión, como si se tratase ele una perfección, que último Fin objetivo del hombre -y con él la obligatoriedad de la
está dejada a nuestra discreción y voluntad el procurárnosla o no;
consiguiente norma moral- sino penetrando en la naturaleza o
y consiguientemente no es algo extrínseco al acto libre volitivo
movimiento esencial de la voluntad hacia su objeto o último fin
mismo, que lo deja intacto y amoral en su propia esencia. Semejante formal.
ordenación al último Fin, constitutiva del bien moral -o del mal,
Esta visión de la inteligencia, lograda bajo el influjo de la incli-
en el caso inverso- no es algo añadido al acto volitivo, sino idéntico nación de la voluntad, es un conocimiento por connaturalidad. El
con él, una relación trascendental o esencial embebida en el pro-
juicio intelectivo sobre cuál sea el fin último del hombre, formal
pio acto.
y concreto, se funda siempre en la inclinación de la voluntad. Si
la inteligencia atiende sólo a la i nclinación natural ele la voluntad
17. Bifurcación del problema moral: 1) teorético-prdctico y 2) ~ hacia su objeto formal, el bien en sí, formulará inmediatamente el
estrictamente práctico o de la voluntad, y compenetraciión de
ambos en el juicio práctico o elección libre 24 A cto humano es el que procede del hombre como hombre, o específica-
mente considerado: es el acto de la volunLad libre. Lo6 demás actos lo son del
Ahora bien, como quiera que -tal decisión de la voluntad en hombre y no proceden de él como Lal sino en cuanto ser material, vivien1c, sen-
pos del verdadero bien y de los medios para a lcanzarlo, supone sitivo, etc., pero pueden h1w1anizarse dcsck que caen bajo C'l imperio de lus
actos humanos.

-
~
._

ILA VOLUNTAD Y EL PROBLEMA MORAL 423


422 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FTLOSOFfA ACTUAL

-a la voluntad, queda siempre en un plano especulativo e ineficaz


juicio de esle bien en sí o [eliciclad y en su luz encontrará luego
para determinar por sí sola a la voluntad: entre la atracción que la
cuál sea el bien objetivo que lo realice. Pero si a la inclinación
natural y necesaria hacia el bien en sí se añade en la voluntad otra bondad objetiva ejerce sobre la voluntad y el acto de ésta hay un
inclinación - un h:tbito, una pasión- hacia un bien concreto en el .hiatus que la libertad debe colmar.26 A la vez, la voluntad, por su ín-
que coloca su t'iltimo fin o feli cidad, mientras no se remueva dole esencial de apetito, de inclinación ciega, no puede por sí sola dar
esa inclinación añadida a la natural, cosa que está en poder de la forma a su decisión o elección, que es un juicio práctico. Inteligen-
volunL:id libre hacerlo, suscitando otras disposiciones contraria'> -cia y voluntad, actividad especulativa y práctica, han de colaborar
dirigiendo la inteligencia hacia otros bienes que las provoquen, -e interpenetrarse íntimamente en un instante indivisible, como causa
ésta, que juzga del bien de acuerdo a la inclinación ele la volunLad, formal y material, respectivamente, de un mismo acto, en el juicio
por connat11rnlidad afectiva, no podrá menos de dictaminar como práctico o eficaz o, lo que es lo mismo, en el acto de la elección libre,
fin último connatural de la voluntad el bien concreto correspon- causado por la voluntad en cuanto ella confiere eücacia o practici-
diente a esa disposición: hábito, pasión, etc. Es ésta precisamente <lacl al juicio de la inteligencia, '/ por ésta en cuanto determina a su
la razón de la necesidad de la virtud para que la inteligencia, vez y encauza formal y necesariamente este acto electivo y libre de la
leyendo en esas inclinaciones el verdadero [in objetivo, connatu- voluntad, bajo el influjo de este mismo acto ele la voluntad por ella
ralmente formule práctica y eficazmente el juicio que dirige y actúa -estructurado.
a la voluntad en la elección libre buena. Este conocimiento por
connaturalidacl es uno de los capítulos más substanciosos de la gno-
seología tomista, llave de oro para la inteligencia ele todo lo con-
cerniente al conocimiento moral '/ místico y, en general, para el
conocimiento práctico. Las modernas investigaciones de la axiología
emotiva de Scheler y de ou-os autores no hacen sino vislumbrar y
damental capítulo ele la filosofía - y teología- tomista. 2 ;¡
No nos podemos detener aquí a desarrollar este amplio y fun-
damental capítudo de la fi loso[ía -y teología- tomista. 2 "
El segunc~o problema es eminentemente práctico, de decisión de
la voluntad por este camino o norma traLada por la inteligencia.
Pero tampoco es problema exclusivamente práctico o de voluntad,
desde que ésta es facultad ciega y no se abre camino ni se inclina
hacia ~u objeto sino conducida por la inteligencia. Esta es quien
por el camino del ser la determina objetivamente <lemro de su
movimiento u órbita especí(ica del bien y quien la mueve constan-
tcmenLe, sin quitarle su libertad, con el conocimiento de los objetos
concretos participantes de Ja noción de bien. Más aún, la inteligenria,
según vimos, con su juicio de indiferencia frente a cada u110 de esto~
bienes objetivos finiLos o finitameute aprehendidos es <p1ien causa
la libenad de la voluntad. Y finalmenLe, la decisión en sí, el acto
electivo mismo de la voluntad es a la vez un acto de la inteligencia.
j\foteriol y eficientemente causado por la voluntad, el acto libre
está causado forn10lm e11te 'I es a la vez, por eso, un juicio práctico
de la intel igencia, tal como Jo Lraduce el lenguaje: "quiero esto o
aquello". El juicio de la inteligencia, por más que mueva ele
acuerdo a la bondad o apetibilidad del bien que aprehende y presenta
26 O c-r,,v10 N. D..:.1us1, La Doctri11a de la i111elige11cia de A,i; tótt:les a Srmto
:?r. Cfr. Ü CTAl' IO N. DER1s1, I.n< f1111dame11tos 111elafisicos del o rde11 1110ml,
T omás, c. VIIL N9 7 .
c. XV.


f

CAPÍTULO XXXII

ESTRUCTURA ESENCIAL Y FUNDAMEN~ACióN


ONTOLóGICA Y ANTROPOLóGICA DE LOS
VALORES EN EL TOMISMO

ESTRUCTURA ESENCIAL DEL VALOR

1. Origen de los valores. - EJ problema del perfeccionamiento


humano se ubica entre el hombre tal cual es natural y originaria-
mente dado y el hombre cual debe 11egar a ser plenamente por la
consecución del supremo e infinito Bien, para el que está esencial-
mente hecho en razón de su vida y ser espirituales específicos.
Este supremo y definitivo Bien o Fin del hombre impone a
éste la adopción de los medios y la realización de los bienes finitos
intermedios, necesarios para su perfeccionamiento en los d iferentes
• aspectos de su ser y en su unidad jerárquica, con cuya realización
el hombre se dispone y aproxima a la consecución del mismo Bien
y, con El, de su propia plenitud humana .
Estos bienes finitos intermedios a los que el hombre debe dar
existencia o realizar mediante su actividad espiritual y libre para
lograr su propio perfeccionamiento, como preparación a la conse-
cución de su Bien o Fin definitivo, que actualice plenamente su
actividad y su ser: son precisamente los valores.

2. Qué es el valor. - Los valores son modos capaces de existir


o, en otros términos, esencias reales. Pero a diferencia de las esencias
reales absolutas, que se conciben por sus propias notas sin referen-
cia necesaria a otro ser finito, los valores se constituyen en sí mismos
o como esencias valiosas por una esencial referencia de conveniencia
al sujeto humano, bajo algunos de sus aspectos -material o espi-
ritual-, que ellos son capaces de perfeccionar o actualizar mediante

..
4::6 OEIHSI - SA~TO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL 427
• LOS VALORES EN EL TOMISMO

su exi,tencia realizada por la decisión ele la libertad ba¡o la direc- para no realizarlos, precisamente por el rar:'icter obligatorio o de
ción de la inteligencia. Así la justicia es una esencia valiosa que se jmposición absoluta moral con que ellos se preseman a la inteli-
constituye en sí misma tal por relación al hombre, a quien perfeccio- gencia. El deber-ser u obligación con que tales esencias valiosas
na con su realización. Como tocia esencia, el valor se coustituye morale~ se presentan es una exigencia ele existencia impuesta a la
como modo o capacidad ele existir, pero, a diferencia de las abso- libertad finita, pues su existencia se presenta como necesaria para
lutas, como modo capaz de existir para perfeccionar a otro ser y el perfeccionamiento humano o, en otros términos, para ordenarse
mediante la actividad espiritual de la inteligencia y ele la voluntad, ~
a. la posesión del supremo Fin o Bien divino trascendente, con la
que lo aprehende y lleva a realidad en su formalidad propia. -cual logn su plenitud inmanente y su consiguiente felicidad. La
negación de la libertad a las exigencias de deber-ser con que tales
3. De-velación y realización formal del valor. - Los seres infe- esencia5 se presenta 1t importa no ya abstenerse solamente de un
riores al hombre, así como no de-velan ni pueden realizar el ser perfeccionamiento cualquiera -<¡ue hace al hombre como artista,
formalmente tal, tampoco pueden de-velar ni dar existencia a las técnico o científico- sino privarse de un pert:eccionamiento que hace
esencias valiosas como tales, aunque sí las puedan aprehender -en al hombre en cuanto homb1e, de un perfeccionamiento esencial-
el caso de los animales- y realizar, pero sin de-velarlas ni realizarlas mente humano, que, por eso mismo, constituye rnalo al hombre en
como tales o en su íormalidad propia ele 11nlor. .\ lo m:1s pueden -cuanto hombre: el mal moral.
aprehenderlas y realizarlas concreta o materialmente, pero sin pene- •
trar en su ámbito o n tológico ni por el conocimiento ni por la 5. Realidad del Valor. - El que el valor sea una mera esencia
intención. no exi!>tente y que exija o solicite -seg1'rn sea moral o no- su rea 1
En tal sentido, en su aprehensión consciente y en su realización existensia a la voluma<l humana a través del juicio estimativo <le
libre el mundo de los valores formalmente tal pertenece exclusiva- la inteligencia -que lo de-vela en su estructura esencial- no quiere
mente al ámbito espiritual del hombre, como el mundo de la cultu- decir que el valor no sea real. El valor no existe, pero es real, real
ra que se estructura sobre tal aprehensión estimativa de la inteli- como esencia o modo ca paz de existir, corno e,e ncia posible y, adem.ís,
gencia y sobre su realización práctica de la voluntad libre. -rom,r,úente o impositiva n 1111a 11olimiad libre.
El mundo ele los rnJores en su esencia propia nunca es material Es claro que una esencia puramente posible no es real en acto,
-como nunca lo es el ser en cuanto tal- aunque muchas veces esté 110 tiene rea lidad en sí misma todavía ; pero es real, porq ue es más
realizado en Ja materia, como también lo est,í el ser; y por eso <¡ue la nada o el absurdo, ya que, a diferencia de éstos, puede existir,
tampoco es aprehensible por el conocimiento material de los senti- es capaz de llegar a la existencia. Esta capacidad de existir en un
dos, está velado a sus ojos, y sólo se de-vela a la mirada de la inteli- determinado gTado o modo, esta manera finita apta para la existen-
gencia y sólo se realiza en su esencia propia por la voluntad libre, ,., cia es precisamente la realidad constitutiva de la esencia .
en una palabra, hace su epifanía ante la act ividad espiritual del E11 otros ténninos, el ser real puede serlo de dos maneras: actual
hombre. e potencialmente, según que su esencia exista efectivamente o sólo
tenga la existencia en jJosibilidad.
1. Conveniencia de los valores y exigencia del valor mornl. - En el caso del valor, tal esencia es modo ca paz de existir por
Alguno~ valores se constituyen corno exigencias, que mediante la 1a intervención de la actividad espirilllal humana de la inteligencia,
visión estimativa de la inteligencia, solkitan la intervención de la que la aprehende cstimati vameme e n su formalidad propia como
actividad libre realizadora del hombre, si él quiere perfeccionarse conveniente a algún aspecto o apetito -espiritual u orgá nico- del
con ella a trans-formar objetos que lo ayuden a pedeccionarse, si n hombre o de las cosas en relación con él, y de la voluntad libre,
exigírselo o imponérselo propiamente tal con necesidad u obliga- que con su intervención le con[iere realidad o existencia actual: lo
ción moral estricta. conviene en bien.
En cambio, otros valores, los morales, no sólo solicitan el concur- La realidad de las esencias, en general, y del valor, en particular,
so de la ·voluntad que les confiere existencia, sino que ex igen de ella se impone inmediatamente, puesto que tales esencias no son tales
su realización: se presentan con un deber-ser a Ja libertad psíquica porque las pensemos, si no que las pensamos porque son tales: su
del hombre, con una exigencia o necesidad moral ele su realización. estructura o esencia se impone como objeto trascendente a la inten-
Frent~ a tales valores la voluntad, porque es libre, puede darles cional id,icl de nuestro acto intelectivo.
existencia o no, pero 110 debe, es decir, carece de libertad moral Para comprender mejor la realicl:td sui-gencris del valor, como

...
428 DJ:RISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LOS VALORES EN EL TOMISl\10 429

en general de las esencias posibles que no existen, conviene recordar se lo entiende sino por referencia a su objeto, como la esencia del
que el ser real puede d arse en dos estados: actual y potencial. El martillo consiste y se comprende por una relación e.,encial al arto
ser real actual es la esencia que existe en acto o es en sí nea!. El ser de golpear. Ta] relación no es algo sobreañadido al objeto, no es el
potencial es la esencia posible que aún no existe o que no es real predicamento o accidente de relación que perfecciona, añadiéndose
en acto en si misma, pero es capaz de existir. a la sustancia. Se u·ata de una relación constitutiva y, como tal,
Tales esencias posibles o en potencia -a las cuales pertenece identificada con la misma esencia. La relación entra y es nota d e
el valor- no poseen realidad física intrínseca o en acto: en sí mismas la esencia. Toda la esencia es relativa y se constituye y se entiende
no son realmente ahora, en este momenw presente. Pero wn real- en cuanto relacionada con algo distinto de ella, tal la nota de
mente en un Acto extrínseco a ellas, en el Acto puro de la Existen- relatividad propia del valor. La esencia valiosa es real en sí misma
cia divina, que las constituye como objeto. con una realidad en potencia, pero constiLuida enteramente, como
Sin ser realmente en sí mismas o intrínsecamen te en acto, sin una esencia que, realizada o llevada al acto d e existir, es un bien
embargo, con este modo de ser en potencia o capaz de existir, son o acto capaz de perfeccion ar a otro ser. El , alor no es ni se com-
más que la nada o el absurdo; pues, a diferencia de éstos, que no prende por sólo sus notas constitutivas, de un moclo absoluto, sino
existen ni pueden existir, las esencias posibles -entre las que están por sus notas constitutivas que por sí mismas lo refieren a otro
los valores- no existen pero son capaces de existir, son posibilidades ser como acto o perfección del mismo y, más concretamente, como
determinadas o fi nitas de exi~tir. En tre la nada que no existe y
además carece de esencia o modo determinado capaz de existir, y • acto o perfección del hombre o de las cosas con referencia a éste.
La relación a otro ser al que perfecciona o actualiza es nota consti-
el ser txistente q ue es una esencia en acto intrínseco, se sitúa la tutiva v, como tal, identificada con la esencia valiosa.
realidad de las e;,enrias -y del valor, por ende-, que no llegan a ser C~nviene insistir en que, si bien el valor se constituye con refe-
en acto, como el ser ex is-ten te, pero que son más que la nada y el rencia a cualquier ser finito, aun material e inconsciente, al que
absurdo, pues pueden llegar a existir, son modos capaces de ser o es capaz de perfeccionar con su realización, sin embargo su de-vela-
llegar a tener existencia. ción y su realización formal, es decir, como valor, están reservadas
En todo caso, la esencia es real siempre por una relación esencial a la actividad estrictamente espiritual de la persona humana, ú nica
-const itutiva o no cfüereme de la misma esencia- a la Existencia capaz de penetrar en el plano estrictamente ontológico o del ser
o Inteligencia infinita, que la constituye, y a una existencia finita, y de las esencias, en que se instala el bien en acto o en potencia,
por la cual se concibe como cap al ele existir. Está smtentada en su que es el valor. Por eso, aún los valores que se realizan en los seres
realidad trascendente entre la Existen cia e Inteligencia impartici- infraespirituales son aprehendidos en su esencia únicamente por la
pada q ue la constituye, y la existencia, por referencia esencial a la intelig<>ncia del hombre, así como únicamente por su voluntad libre
cual es constituida en sí por aquella Existencia. son capaces de ser realizados en cuanto tales, aún en el caso en que
~
el hombre los realice fuera de él, tal como acaece en la actividad
7. Estructura relativa de la esencia valiosa. -A diferencia de técnica o artística. Los demás seres no conocen los valores y sólo
las otras esencias, que son absol utamente corno un modo capaz o los realizan material e inconscientemente y de un modo necesario:
posible de existir, las esencias valiosas son también modos posibles la especificiidad de la esencia valiosa y su realización formal escapan
de existir, pero a la vez modos de existir que no se constituyen sino a toda otra vista y a toda otra actividad realizadora que no sea la
por relación a una realidad finita, a la que son capaces de perfec- del espíritu.
cionar; y no se de-velan en su formalidad propia de valor sino al
conocimiento espiritual de la inteligencia.
Porque hay esencias que son de un modo absoluto o en sí mismas, II
como la esencia de hombre. Pero hay otras que no se constituyen
sino por relación a otro ser. Así cualquier potencia no es ni se FUNDAMENTO Y CAUSA DE LA ESENCIA
comprende sino por referencia al acto, como la ca pacidad de ver DE LOS VALORES
no se constituye ni se comprende sino por referencia al color y a la
luz, como su objeto. El ser creado y finito no se constituye ni se 8. Fundamento y causa divina de los valores. - Ahora bien,
compr~hende sino por una referencia esencial de dependencia al toda la esencia o modo posible de existir se funda en la Esencia
Ser increado. Otro tanto sucede con un instrumento, que no es n i o Existencia y se constituye formalmente como objeto de la Inte-

..
111'
r

430 DERlSI - SA1'TO rm.1,,s DE AQUI NO Y LA FILOSOFÍA ACTUAi. LOS VALORES EN EL TOMISMO 43}

ligencia de Dios. En efecto, por el mero hecho de ser la Esencia fundados en la Divina Existencia y constituidos formalrnente por la
l:I di\'ina Inteligencia.
de Diob -que real y formaLnente es lo mismo que su Existencia
o Perfección infinita- quedan fund ados necesariamente en Ella Ahora bien, h emos dicho que los \'alores son esencias relativas
infinitos modos finitos posibles o capaces de panicipar de su infinita a otro ser, son modos determinados capaces de existir como perfec-
Perfección. Por el mero hecho de ser la infinita Per[eccicín en AcLo, ción de otro ser. Por consiguiente, como esencias, están constituidas
11
hay in[initos modos finitos capaces de participar o recibir de ella.
También por el mero hecho de ser infinita o perfectisima la ,. eterna y necesariamente por la Inteligencia divina, la cual las ve
en su divina Existencia en forma de modos finitos posibles ele
Inteligencia divina conoce necesaria y exhaustivamente su divina existir, pero de existir como actos capaces de perfeccionar a otro
Esenci1 o Existencia y en Ella ve formalmente los infinitos modos ser y, por eso mismo, a otro ser finito. De aquí que los valores
finitos capaces de existir fuera de Ella, que en Ella misma se fundan sean en sí mismos eternos y necesarios. como eterna y necesaria
necesariamente, o sea, que la divina Inteligencia constituye y da es la divina Existencia e Inteligencia que los funda y constituye,
realidad objetiva metafísica, también necesariamente, a las infinitas bien que siempre y esencialmente como relativos o como acto capaz
esencias finitas. de perfeccionar otro ser.
La5 esen cias, pues, son constituidas por la divina Inteligencia,
de un modo necesario y eterno, por vía de causalidad ejemplar. La
Inteligtncia infinita, que es Acto puro o Intelección en Acto, no 'I' 9. Valor, bien y persona. - El valor es una esencia que no
puede no contemplar y comprehender perfectamente su divina Esen- existe, pero que puede existir; más aun es una esencia que desde
cia -con la que se identifica- y, en Ella, todos los infinitos modos o su realidad trascendente -no física o en acto en sí misma, sino me-
medidas determinadas de parúcipabilidad de la misma fuera de tafísica o e n potencia- obliga o por lo menos invita -según se tra te
Ella y que ésta necesariamente fu.nda por ser la infinita perfección. de valor moral o de otra naturaleza-, a la persona humana, en
L a Inteligencia divina no puede dejar de constituir las esencias quien se des-cubre, a su realización. El no existe, pero incita al
espíritu a que le de existencia. Si se trata de una esencia valiosa mo- 1
posibleb, como objetos necesarios de su · contemplación, los cuales
son, por eso, tan necesarios y eternos como la misma Exi~tencia e ral, es decir, de una esencia cuya realización es n ecesaria para el pe r-
Inteligencia divinas. feccionamiento del hombre en cuanto hombre, o en ou·os té1minos,
Tales esencias sólo podrán existir por la intervención de la si su realización es necesaria para que el hombre se disponga a la 1

Divina Voluntad, que libremente las elegirá para conferirles la consecución de su Fin o Bien trascendente divino, para lograr con
existencia, por vía de causalidad eficiente; precisamente porque tal ella su plenitud ontológica inmanente, el valor impone obligatoria- i
1: mente o con necesidad moral su realización al espíritu, sobre el que
!t existencia no es necesaria a la di vina Perfección o Bien infinito:
la divina Voluntad encuentra su objeto pleno y beatificante en este incide con su exigencia. No se trata de una exigencia condicional:
,, "si quieres perfeccionarte, debes realizar tal valor". En tal caso,
divino Bien o Perfección y no necesita de la existencia de las esencias
finitas para lograr la posesión del infinito Bien y Felicidad con las a través de su aprehensión por la inteligencia, el valor llamará e
que se identifica. En esta dependencia de la Libertad o Voluntad impondrá a la voluntad su realización de una manera absoluta:
diYina como de su Causa eficiente primera, se [uncia la contingencia "debes obrar de acuerdo a las exigencias del valor, debes dar existen-
de la existencia de los seres [initos, así como también su tempora- cia a este valor de justicia, etc.". Si se trata, en cambio, de otros
lidad, del mismo modo que en la dependencia de la Intelección valores que no implican a la vez un valor y exigencias morales,
divina, como su Causa ejemplar necesaria primera, se funda la nece- sino de esencias cuya realización perfecciona al hombre en algunos
sidad y eternidad de las esencias. de sus aspectos o simplemente a las cosas exteriores con subordina-
Sin la Existencia e Inteligencia divinas no serían las esencias ción al bien del propio hombre, tales esencias incitan y convidan
reales, las esencias posibles o modos capaces de existir. Por eso, a la voluntad ·libre a su realización para lograr con ella un bien,.
aunque errónea, es lógica la afirmación de Sartre, cuando dice: no .... ya en el mismo hombre, ya en las cosas exteriores con el fin de que
hay esencia del hombre, porque no hay Inteligen cia divina que la éstas coadyuven más adecuadamente al bien de aquél.
piense. En la hipótesis absurda de que Dios no existiese, de que no En cambio, el bien es un ser existente o contemplado como
existiese la Existencia en sí, en el "ateísmo coherente" a que él existente en el futuro, conveniente o capaz de colmar una apetencia
quier.e llegar, realmente Sartre es lógico al sostener la disolución de otro ser. El bien, como el ser, siempre es acto o existencia: o
de las esencias, desde que ellas sólo son y tienen sentido como objetos, Existencia o Perfección pura e infinita, en el caso del Ser impartí-

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1
!LOS VALORES EN EL TOMISMO 433
432 DERTSI - S,\NTO TOl\lÁS DE AQUI NO Y LA FILOSOFÍ,\ ACTUAL

.así una existencia abstracta y ttniversal, existencia que sólo es en la


cipado divino, o existencia de una esencia, en el caso de un ser
mente y no real o en las cosas; pero que en cuanto a sus notas
participado y finito.
objetivas se identifican y se realizan en los seres o individuos concre-
El bie11, considerado como esencia posible o capaz de existir,
tos. Porque en estas esencias, concebidas por la inteligencia de un
es valor. Y el valor ,·eali.zado o llevado a la existencia es bien. Los
modo abstracto o sin sus notas individuantes, debemos distinguir
valores ~on antes de existir - esencias reales posibles- y los bienes
-entre las notas mismas constitutivas de la esencia y el modo abstracto
son estos valores existentes o, por lo menos, contemplados como
existentes, si se los considera así aún antes de que realmente existan. ,con que existen en el entendimiento: aquéllas son reales, tomadas
-como están de la realidad, y son capaces de existir en cuanto identi-
El valor pasa a ser bien, por la causa eficiente que le confiere
existencia. ficadas con sus notas individuantes de la realidad concreta; no a sí
¡:¡ -éste, que únicamente existe en el concepto o acto de la misma,
El plano en que el valor es aprehendido y realizado formalmente
como tal, es el del espíritu. Y en esle plano de aprehensión y apre- .como xesultado exclusivo del proceso de abstracción, con que la
jnteligencia aprehende las notas constitutivas de la misma.
ciación y de realización consciente y libre, el valor sólo se de-vela
o manifiesta como tal produciendo un juicio de aprecio, un juicio La esencia valiosa, abstractamente concebida y capaz de ser
estimativo, en la inteligencia, y sólo puede ser realizado y conver- Tealizada indefinidamente en nuevos individuos, no es, pues, real y,
tirse en bien por la actividad ele la voluntad libre. En otros términos, .como tal, tampoco puede llegar a existir. Lo que es real y capaz
que sólo en el espíritu humano o, si se prefiere más concretamente, de existir es la esencia en sí misma considerada, es decir, en sus
en la persona humana, el valor hace su epifanía o manifestación notas constitutivas u objetivas .
de tal, provocando un juicio estimativo; y sólo también por la perso- De aquí que la p articipación de mies esencias por pane de
na humana puede llegar a existir o ser realizado como bien. El los actos humanos que las realizan como valores, no sea real, sino
valor o esencia valiosa posible se convierte en bien o en valor existen- puramente lógica. En efecto, las esencias valiosas concebidas en un
te, gracias a la intervención del espíritu -inteligencia y libertad- -estado puro no existen sino en la mente humana y, como tales,
de la persona humana. Unicamente por la persona humana los no pueden engendrar una participación real. Concebimos un acto
:H valore5, trascendentes o en sí mismos valiosos, logran vigencia de juHo, porque él parti cipa o realiza la jusLicia, un acto estético porque
tales y únicamente por ella también pueden alcanzar existencia y participa o realiza la belleza, etc. Pero esta justicia y belleza, reales
ser convertidos en bien. e n sus notas ontológicas y en su realización por los mencionados actos,
.sólo existen en nuestros conceptos en cuanto al ·modo abstracto y
10. Valor concreto y esencia abstracta valiosa. - El valor que .realidad en si con que se los piensa.
el hombre realiza es una esencia posible individual y concreta: es Claro que cuando se trata no de perfecciones predicamentales
un acto justo, un acto vital o estético, en una palabra, un acto <> esencialmente imperfectas -las esen cias universales- sino de per-
que da existencia a una determinada esencia justa, vital o hermosa, fecciones puras o trascendentales que en su noción o esencia no encie-
concreia. nan imperfección -avnque existan o puedan existir imperfecta-
Sin embargo, el valor se presenta al hombre como una esencia mente- tales perfecciones existen e11 eslado puro en sí identificadas
valiosa en sí, universal, de la cual participa y recibe valor el acto ,con la infinita Perfección o Existencia divina .
humano que se somete a sus exigencias y lo realiza; bien que en
Mas, las esencias valiosas, como esencias finitas o predicamen-
verdad tal valor permanece como una esencia en sí, nunca plena- tales, son esencias concebidas abstractameme: reales en sus notas
mente realizada ni realizable y trascendente, por ende, a cualquier ,contitutivas, pero puramente mentales en cuanto a la manera cómo
acción realizadora del mismo. Así, por ejemplo, la justicia, la vita- las concibe y da existencia el intelecto.
lidad o la belleza, aparecen ante la inteligencia como esencias valio-
sas en sí, sin límites ni imperfección alguna e inagotables, por cuya En todo caso, la Realidad que constituye y da ser metafísico
participación son justos, vitales y estéticos los actos que las realizan al valor, es decir, que lo constituye como una esencia real capaz de
o confieren existencia, convirtiéndolas en bien. existir, pero que aún no existe, es la Existencia o Inteligencia divina,
En verdad, como todas las esencia:<, t.ambién los valores son de la cual participa o recibe su ser por causalidad ejemplar necesaria,
aprehendidos por el entendimiento humano, que comienza a conocer según dijimos antes (n. 8). La esencia valiosa es real, porque es la
a trav~s de los datos sensitivos, de una manera abstracta o prescin- Inteligencia infinita, que contemplando su infinita Existencia o
diendo de sus notas individuantes concretas. Tales esencias logran Perfección, la ve necesariamente como participable en infinitos modos


434 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LOS VALORES EN EL TOMISMO 435

o medidas finitas fuera de ella misma;• y entre esos modos, se ubican todas las causas segundas - por esencia, por no ser la existencia,
los valores, según lo expuesto anteriormente. están siempre inicialmente en potencia para actuar: " ninguna causa
segunda es inmediatamente operativa", dice Santo Tom,1s- están
1l. La realización del valor. - Si prescindimos de este modo en potencia, necesitan ser movidas o ser puestas en acto de s11
abstracto de aprehensión del valor por la mente y de la consiguiente causalidad por la Causa primera que es el Acto puro e infinito
con cepción lógica o mental o no real de su participación por los de Existir y, por ende, de toda Perfección, también de la de Causar.
actos que lo realizan, y atendemos a la realidad misma del valor, De una manera .más profunda aún, ningu na o·iatura es su
a las notas constitutivas de su esencia, veremos que ésta se realiza existencia: es necesariamente su esencia -por la manera ele causa-
por una paTticipación real de la Existencia o Perfección divina. lidad ejemplar necesaria como es constituida por la Inteligencia
En efecto y según ya dijimos, como toda esencia, también el tüvina, según lo expuesto en el número anterior- y en cambio sólo
valor e$ constituido por la divina Inteligen cia; la cual, al contemplar tiene existencia. Recibe contingentemente la existencia y, en
i.u d ivi na Existencia, ve necesariamente los infinitos modos finitos definiti va, tal rnotlo contingen /e de ex istir -constituido por la d is-
capaces de p articipar de esa Existencia o Perfección fuera de Ella, tinción real ele esencia y existencia- se funda en la L ibertad con
es decir. constituye, por vía de causalidad ejemplar necesaria, las que es participada por vía de causalidad eficiente por la Voluntad
esencias posibles. Sólo que, a diferencia de las esencias absolutas, divina. Por esta razón, ningu na creatura puede por sí sola causar y
al valor lo constituye como esencia relativa, es decir, por referencia aumentar la existen cia en el mundo o en sí misma. La existencia o
a otro ser al que es capaz de perfeccionu como acto o perfección es la Existencia divina o supone la intervención causa l inmediata y
convirtiéndose en su bien. El valor es una capacidad determinada libre - por eso es contingen fe- de esta Exi~tencia, o bien actuando
o finita de actualizar a otro ser: es un bien posible. sola, o bien moviendo a su acto camal a la causa segunda.
Ahora bien, esta esencia valiosa es tal porque es capaz de ser De aquí que el valor n o pueda llegar a existir o ser realizado,
realizada o participar de la existencia. El valor necesita de una sino por participación o por recepción de una acto de existencia
causa eficiente que le confiera existencia y Jo transforme en bien. contingente, que le confiere la voluntad libre h umana por vía de
Necesita de un ser, que con un influjo causal eficiente lo haga partí- causalidad eficiente segunda, la cual a su vez no puede actuar sino
cipe de la existencia. bajo la moción y concun.o de la misma Voluntad o Existencia
Si nos atenernos a la aprehensión y realización formal de la d ivina.
esencia valiosa, la participación o recepción de la existencia por Por esta misma raLón, el valor no es constituido como esencia
parte del valor únicamente puede realizarse por la existencia del -es decir como valor- sino por participación necesaria - por vía de
ser espiritual, el cual lo de-vela en un juicio de estimación y le confie- causalida<l ejemplar necesaria- de la divina Existencia e lntelig-en-
re realidad en acto con el propio acto o existencia de su libertad. cia; y no llega a realizarse o tener acto de existencia y convertirse
El valor llega a existir como tal por participación del acto de existir así en bien, sino por participación contingente - por vía de causa•
de la voluntad libre que Jo realiza en sí o en las cosas, según se trate lidad eficiente libre- de la vol untad humana y, en ú ltima instancia
del valor moral o del obrar o de valores estéticos, téc11icos, etc., del de la m isma Existencia o Voluntad divina, de la q ue aquélla depende
hacer, incidiendo en las cosas. en su actuación.
Por ou·a parte, ninguna causa segunda o creada puede actu ar D e aquí que el valor se constituya como esencia valiosa y se
sin el concurso y premoción divina, porque ninguna causa creada realice como bie11, por participación real de la divina Ex._istencia, la
está en acto de su causalidad o acción de causar, sino que necesita Cual como Causa ejemplar necesaria la constituye en su esencia y
pasar de la potencia al acto o, en otros términos, necesita hacer y como Causa eficiente libre primera le da existencia -en colabora-
)legar a tener su propia causalidad o acto de causar. Ahora bien, ción con la actividad espiritual de la creatura- como acto o per-
aun tratándose de seres activos, ninguna causa puede pasar del poder fección de otro ser, y en su formal idad expresamen te valiosa por
al acto mismo de causar, a su causalidad, por sí solo, pues el acto referencia al hombre y a tal hombre concreto, al que perfecciona
siempre supera en ser o perfección a la potencia: hay más ser o en su actividad espiritual libre propia o en otros sectores de su
perfección en la causalidad en acto que en su potencia o en su capa- actividad y de su ser espiritual y material y también de las cosas
cidad de tenerlo. Para dar este paso y colmar el desnivel ontológico en cuanto depe ndien tes de su actuación espiritual libre o estricta-
que va de la potencia al acto, toda causa segunda necesita ser movida mente humana.
y ayudada por otra causa que ya esté en acto y, en definitiva, como El valor es, pues, una esencia no existen te -constituida nece-

+
436 DERISt - SANTO TO.MÁS l>E AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LOS VALORES EN EL TOMISMO 437

sariamente por la divina Existencia o Inteligencia- a la que el Constituido en su esencia por la Existencia divina, realizado
hombre debe dar o es conveniente que de existencia -según se trate de por la existencia o acto libre del hombre bajo la moción de la
un valor moral o no- para acrece ntar el ser o bien en su propio ser divina Existencia, el valor es además para la divina Existencia. Su
o en el de las cosas a él subordinadas, bajo la moción y concurso de realización constituye un bien finito y temporal sustentado en su
la misma Existencia o Voluntad divina; y con esta actuafoación de origen. en sí mismo y en su término por la divina Existencia, y que
su ser disponerse y aproximarse al total perfeccionamiento de su dispone y aproxima al horno viator en su camino hacia el Bien
actividad y ser espirituales; meta que se logra más allá de la vida infinito trascendente, en que el horno beatus logra la plenitud de su
terrena, en la vida inmortal y definitiva, no ya por la realización bien inmanente.
de los valores o bienes finitos -que son para el perfeccionamiento
transitorio del tiempo- sino por la posesión de la Existencia o
Bien infinito mismo; por partitipación del cual y con r eferencia al
III
perfeccionamiento finito del hombre en el tiempo son constituidos
y realizados o convertidos en bienes tocios los valores. De este modo
el valo1 se presenta sustentado en su comienzo y en su término por
la divina Existencia y por referencia a la actividad espiritual de la MULTIPLICIDAD Y JERARQUIA DE LOS VALORES
creatura httmana; en la cual hace su epifanía o se de-vela en su
esencia trasce ndente y por la que a su vez es realizado o recihe 12. Diferentes especies de valores. - Hemos dicho que los
existencia, pero siempre por participación o causalidad de la divina valores se constituyen con relación a una potencia o posibidad de
Existencia, para cuya posesión plena como Bien definiti vo del hom- ser, que ellos son capaces de actualizar con su reali zación o existen-
bre dispone y aproxima. El valor no es el bien, pero llega a serlo cia. Por consiguiente, h abrá tantos valores cuantas potencias o
por la actividad libre del hombre que le confiere existencia; al llegar capacidades de ser o existir hay en las cosas, y el orden jerárquico
a existir se convierte en bien, pero únicamente en el bien finito de los mismos ser.:'i el de la gTadación ontológica de las potencias o
y temporal que perfecciona al hombre de una manera finita y por capacidades de ser, que ellos llenan con su reafoación.
participación y como preparación para una plenitud de perfección Si nos limitamos al hombre, en quien los valores se de-velan y
que el hombre alcanza por la posesión beati[icante del Bien infinito son realizados en su formalidad propia, gracias a la actividad espiri-
y eterno. más allá de la actuación de los valores. tual y humana de la inteligencia y voluntad libre, podemos enu-
El valor, pues, en su esencia y existencia no sólo es partm- merar en orden jerárquico ascendente las siguientes potencias capaces
pación necesaria y contingente, respectiYamente, de la divina Exis- de ser actualizadas por los valores respectivos: 1) las vitales o vege-
tativas, 2) las de la sensibilidad, cognoscitivas y afectivas y 3) las
tencia e Inteligencia y de la divina Voluntad, sino que a la vez
cobra sentido e n el ser espiritual del hombre, como una posibilidad
... espirituales de la inteligencia y de la voluntad. Y dentro de éstas:
de acrecentamiento o perfección del propio ser y actividad y del las del hacer técnico y b) artístico, c) las del obrar moral, tanto
ser y actividad de las cosas en relación con él, y en tal sentido, el individual como social, d) del contemplar o especulativa y e) la
valor adquiere su último y definitivo sentido como una esencia propia de la actividad religiosa en que culminan las anteriores.
relativa o capaz de perfeccionar a otro ser, cuya realización dispone Los valores correspondientes a estas capacidades o potencias
y acerca a l hombre a su supremo bien o perfección y, por eso humanas, que se perfecionan con su realización, serían 1) los de la
mismo, como un jalón en el camino hacia el infinito Bien o Per- salud y vigor, 2) los objetos del conocimiento sensible y los
fección, que se identifica con la divina Existencia. Si el valor en hedónicos y 3) los de la verdad y el bien, en general, y en particular:
su esencia y existencia es por la divina Existencia, como Causa a) los económicos y técnicos o valores que remiten y sirven como
ejemplar n ecesaria y eficiente libre primera, respectivamente, es medios a la realización de otros valores superiores que valen por s{
también por la divina Existencia o Perfección como causa final
última, ya que se presenta como una esencia cuya r ealización es
. mismos, b) los de la belleza, c) los del bien honesto o humano, d )
los de la verdad y f) los sagrados o relacionados con la di vinidad,
un acto perfectivo del propio hombre o de las cosas en subordinación que sintetizan en suprema y divina instancia los dos anteriores y
con él, y tal perfeccionamiento o acrecentamiento ontológico del constituyen la cima de los valores, apuntando ya al Bien infinito,
homb.re es una aproximación de éste hacia su último Fin, que no por participación del cual son los valores y a cuya posesión preparan
es sino la Existencia o Perfección divina. inmediatamente más allá de los valores mismos.

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I
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438 DERlSl -SANTO TOMÁS DE AQULNO Y LA FILOSOrÍ:\ ACTL,AI. LOS VALORES EN EL TOMISMO 439

l 3. Jerarquía de valores. - Como las potencias que ellos actua- en su unidad orgánica con creta, en que por circunstancias especiales
lizan o perfeccionan con su realización, los valores se <lan también -como las apuntadas- pueden acumularse diversos valores que
jerárquicamente subordinados: los hedónicos a los vitales, los vitales determinan, al menos aparentemente, un cambio de ese orden. Deci-
a los sensitivos, y éstos a su vez a los espirituales de belleza, verdad mos "aparentemente", pues según advertimos antes, si bien se observa
y bien, los cuales a su turno se subordinan a los valores religiosos de no hay propiamente cambio de jerarquía, sino cambio de la situa-
reconocimiento, acatamiento, adoración y amor de Dios, por lo~ ción concreta del hombre y de los diversos aspectos de su actividad,
cuales el hombre se prepara ya inmediatamente a la consecución de con lo cual entran en juego nuevos valores superiores, los cuales
su Bien supremo -Verdad, Bien y Belleza infinitas, identificadas tienen como objeto otros valores inferiores. Así en el ejemplo
con la Persona divina- como actualización plena y beatificante de expue,to no es que el valor vital esté sobre el intelectual, sino que
su ser, más aIJ;í de la perfección de los valores. Los valores espiritua- el valor moral ha tomado como objeto el valor vital por la situación
les a su vez revisten un orden jerárquico: así la belleza se subordina concreta del hombre, que ha colocado el valor vital en la zona de
a la bondad o bien moral -valores de templanza, fonaleza, justicia obligación moral.
y prudencia con las demás virtudes a éstas subordinadas- y éste al
de la verdad, por donde el hombre logra su perfección definitva. 15. Valor y objeto formal de la potencia. - Como enseña Santo
Aunque en un orden concreto inmediato, muchas veces la bondad Tomás, cada potencia o facultad de acción está especificada por su
moral prima sobre el valor de la verdad, sobre todo de ciertas cbjeto formal, es decir, por aquello que "como tal primeramente
verdade5 científicas particulares. Y en todo caso los valores religiosos captan" -per se primo- por lo primero que bajo su mirada o
dominan sobre todos los valores del espíritu, porque por ellos el su acción, y por lo cual capta lo demás u objeto material. Así el
hombre se pone en contacto inmediato y se dispone a la consecución color es el objeto formal de la vista y el sonido del oído; no porque
de su Fin o Bien supremo. la vista o el oído sólo capten, respectivamente, el color y el sonido,
sino porque sólo a través de la captación primera y formal de este
14 . Jerarquía absoluta y jerarquía 1·elativa de los valores. - objeto o aspecto de la realidad corpórea, aprehenden los objetos
Debemos distinguir en los valores dos jerarquías: una absoluta, que materiales. Son los aspectos de la realidad por donde ellos la captan.
se establece desde la esencia valiosa abstractamente considerada con Otro tanto ocurre con la inteligencia y con la voluntad, cuyos
relación al hombre considerado también en sus notas esenciales con objetos formales son el ser o verdad y el bien, respectivamente.
abstracción de sus notas individuantes; y otra relativa que se esta- Este objeto formal actúa sobre la potencia como causa formal
blece por relación al hombre individual en su realidad y situación o acto extrínseco, de modo que por él es especificada o constituida
concreta, distinta en cada uno de acuerdo a sus circunstancias indi- tal facultad o potencia.
viduales cambiantes. Por eso, si bien los valores vitales en un orden Entre la potencia y el objeto formal hay una relación esencial,
absoluto están subordinados a los estéticos y a los intelectuales, en constitutiva y no distinta de la potencia misma: relación del ser
una situació n extrema en que ellos sean necesarios para la subsis- mismo o trascendental como la llamaban los antiguos, para distin-
tencia misma de la persona, priman sobre aquéllos, en razón ele guirla de la predicamental que es un accidente distinto y sobre-
que en tal caso están sostenidos y exigidos por los valores morales añadido a la substancia. Todo el ser potencial está constituido por
o religiosos, superiores a aquellos intelectuales y estéticos. Así para esta relación o referencia a su objeto formal, que la especifica o
salvar su vida o su integridad o salud o la de los que tiene a su constituye desde fuera o extrínsecamente. Así la vista no es sino
cargo, el hombre podrá y hasta deberá postergar momentáneamente una potencia o capacidad de ver el color. Sin el color como objeto
el cultivo de su inteligencia y aún ciertos deberes religiosos, porque especificante la vista no tiene sentido, su esencia no se constituye
entonces los valores vitales se constituyen en objetos de la imposición sino por esta relación y como esta relación misma al color: no es
obligatoria de los valores morales y religiosos. En verdad el cambio algo distinta de esta relación que la constituye. En tal sentido
de lugar de la jerarquía de los valores es solamente aparente; no es el ser de las potencias es todo relativo, es una relación esencial a su
el valor vital quien prima por sí mismo so bre el intelectual, sino el objeto formal. Esta relación puede ser sustan cia -verbigracia la de
moral que ha subsumido el \'alor vital como objeto. la materia primera a la forma sustancial- o accidente -verbigracia
En todo caso el orden jerárquico de los valores corresponde el de las facultades a su acto y a su objeto-.
siemr.re al orden jerárquico de los valores humanos que ellos per- Por otra parte, los objetos formales intervienen como acto o
feccionan con su realización, considerados tanto en sí mismos como bien, que perfeccionan o acaban ontológicamente a las potencias.

...
440 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL. LOS VALORES EN EL TOMISMO 44?
r
Porque "bien es Jo que todos apetecen", dice frecuentemente Santo, a su acto intrínseco, a su actividad o causalidad bajo su especificación,
Tomás repitiendo a Aristóteles. El bien es lo apetecible, el ser que formal extrínseca, logra su propio acto como su bien y da realizacióo
confiere el acto o perfección a una patencia. o acto al objeto formal, que sólo estaba en potencia o en capa.cidacl
En este sentido, el objeto formal no es sólo la causa formal" de actuar. Intelligens in actu et intellectus in actu sunt idem, dice
extrínseca especificante, sino también y a la vez el bien y causa finar frecuentemente Santo Tomás: "el acto de entender y el objeto.
inmediata de la potencia. entendido en acto se identififican". El objeto formal especifica y
[)e aquí que todos los objetos formales sean el acto y fin que- causa objetivamente el acto de la potencia, y a su vez la potencia
perfecciona o confiere el bien a la potencia. Este apetito de bien que confiere acto o existencia al objeto que en cuan to conocido, querido,
hay en toda potencia, anteriormente a todo conocimiento, es el etc., sólo estaba en potencia.
apetito riaturnl, identificado con el ser mismo de la potencia. Por eso El valor es un bien o fin efficiendus -en potencia o por hacer-
decíamos que la potencia es la relación misma esencial o apetito del' que especifica y pone en acción a la poLencia como causa final, y a
objeto formal. Aun la potencia cognoscitiva, como la de los sentidos su vez la potencia con su acto de causa eficiente da realidad al valor,
o de la misma inteligencia, se constituye por su relación esencial o, lo convierte en bien, en fin o término de la causa eficiente. Es decir-·
apetito natural de su objeto, que no supone un conocimiento previo: que el Yalor, como el objeto formal, es causa formal extrínseca y
antes de conocer los sentidos y la inteligencia están natural y esen- final de la potencia activa; y ésta a su vez es causa eficiente que da
cialmente inclinados a conocer, a de-velar su objeto formal propio realidad en su propio acto o en el ser de las cosas a su objeto,
y, a través de éste, todo el ámbito de su objeto material o realidad formal o valor.
capaz de ser aprehendida bajo la formalidad de aquél. En este sentido, los objetos formales son valores o esencias.
Unicamente el "apetito elicito" supone y es consiguiente al valiosas -bienes o fines por hacer- que llegan a ser o existir o
conocimiento del objeto. Tal el apetito material sensible o el espi.__ pasan al acto o bien por la actividad o acto de la potencia activa.
ritual volitivo frente a determinados bienes, sobre los que no se pro- Así el color que en cuanto objeto confiere la especificación del acto
yectan ~ino bajo la dirección del conocimiento respectivo. Aunque y mueve a la potencia, no llega a estar en acto o existir como objeto
frente a su objeto formal o espedficante también ellos actúan y son sino por el acto o actividad de ésta. La actividad de las diferentes.
apetitos naturales. patencias confiere, pues, existencia actual y convierte en bie nes
Por otra parte, Santo Tomás relaciona íntimamente y hace a los objetos formales que solo eran valores o bienes en potencia.
depender de la causa final la causa formal o acto esencial. Cada· La escala de los valores no es, en definitiva, sino la escala de·
esencia o acto formal es tal por su causa final es tal porque es para, los diferentes objetos formales y fines, que se establecen en relación,
tal fin. Por eso, por la naturaleza específica de un ser podemos al orden jerárquico de las potencias, a las que causan como fines
conocer su fin;, y desde el fin de un ser podemos deducir a priori su- especificantes. Este orden está establecido de acuerdo a la perfección
naturaleza o forma específica. o acto de su ser o, en términos negativos, de acuerdo a su inmate-
Los objetos formales, al actuar como acto o bien, y por eso rialidad o liberación del no-ser o indeterminación de la materia. Cuan-
mismo, como causa final, dan ra.zón del acto fonnal o estructura to menos material o menos no-ser o cuanto más acto o perfección
íntima de las potencias o facultades, que no son tales sino por- posee el ser de la facultad, más elevado o noble es su rango y tam-
tener tales objetos como especificantes extrínsecos y a la vez como- bién su objeto formal o valor, que se convierte en bien al se•·
fin o causa final. aprehendido y realizado en el acto de la potencia.
Ahora bien, todo acrecentamiento o bien del ser no se realiza, Jerarquía ésta ontológica en el caso del hombre, que no mira
sino por la causalidad o acto de causar de los seres materiales y aisladamente los diferentes planos de su actividad y de su ser, sino
espirituales, es decir, por su actividad; la cual no pasa a su acto su unidad orgánica y que, por eso, de acuerdo al bien del ser total,
o perfección intrínseca sino bajo la especificación o acto extrínseco, pueden en ciertas circunstancias cambiar aparentemente de orden,,
especificante del objeto formal, el cual a la vez la mueve como su en cuanto un objeto formal o valor inferior -verbigracia el vital-
bien o fin. según dijimos antes, por la necesidad para la subsistencia del hom-
Este objeto formal de las potencias se identifica con la esencia, bre mismo, puede a su vez convertirse en objeto de una actividad
valiosa o el valor, que confiere el acto o bien a la potencia, al pasar moral (n. 14).
ésta al acto y captar el objeto como su bien. El objeto formal espe- Esta jerarquía de objetos formales, según lo dicho, recién
cifica como acto extrínseco a la potencia, la cual a su vez, al pasa:n cuando cae bajo la aprehensión y realización de la actividad espi-
/

442 DERlS l - SANTO TOi\lÁS DE AQUl NO Y LA FILOSOFÍA ACTIIAL LOS VALORES EN EL TOMISMO 443

ritual de la inteligencia y voluntad, o sea bajo la acdón de la perso- .malas )as acciones tanto del no cumplimiento u omisión de la justicia,
na humana, cobra su formal sentido <le valor. Los objetos formales como la de realización o comisión de la injusticia; así como el valor
que provocan el acto o bien de los seres materiales e n sí mismos son ele la justicia puede realizarse por comisión del acto justo o por
también esencias Y,tliosas -bona o fin es efficienda- pero ni son omisión del acto injusto.
percibic 1os ni actúan formalmente como tales. Aun los valor~
materiales del propio hombre, recién en la luz aprehensiva del I 7. Los valores morales. - Es indudable que los valores mora-
intelecto y bajo la libertad de la voluntad, que con dominio los les ocupan un lugar de preeminencia sobre los otros valores, porque
realiza mediante las facultades inferiores e incluso con instrumentos , a diferencia de éstos, son los valores cuya realización hace bueno
materiales, cobran su formal sentido de valor. al hombre en cuanto hornbre, y, por la diferente manera como se
El valor aparece así como el bien en potencia de una facultad estructuran. En efecto, los otros valores son esencias objetivas rela-
activa de un ser, la cual, al pasar al acto, gracias a su especificación tivas a un ser al que perfeccionan. En cambio, el valor moral se
y moción extrínseca y de causa final, le confiere con este acto exis- instaura con respecto a la actividad de la voluntad libre, es decir,
tencia o realidad y Jo convierte de este modo en bien. con respecto a aquella actividad que es la única de la que el hombre
Toda la profunda doctrina tomista de los objetos formales es es estrictamente due1io y señor, y cuya realizaci{m, por eso, confiere
capaz de traducir y de dar cumplida explicación intelect11alista y al hombre el bien estrictamente humano, que hace buena a la acti-
realista del ser sui-generi1S que es el valor dentro de una metafísica vidad y al hombre mismo en su integridad; pero a su vez su esencia
ele las causas, que lo estructura por la causalidad ejemplar divina valiosa no tiene un corHenido en sí independientemente de los otros
como esencia trascendente, bien que no existente todavía, pero capaz valores, sino que se constituye en su objetividad como el orden
de llegar a existir -para convertirse en bien- a través de la causa jerárquico de los mismos con respecto a los diferentes aspectos del
eficiente de las potencias activas del ser espiritual finito, o sea de la hombre, a los que directa o indirectamente perfeccionan en su debida
persona humana y todo ello siempre bajo la moción del Acto o Existen- unidad jerárquica, cuando son realizados. El hombre es una unidad
cia de Dios. Y todas las contribuciones y atisbos de la Axiología con- substancial compuesta y encierra múltiples aspectos subordinados de
temporánea -principalmen te de la Fenomenología de N. Hartmann .<;u actividad y ele su ser, tanto en su esencia absoluta, como en su
y sobre todo de M. Scheler- son liberados de su irracionalismo, que existencia individual y situación concreta. Para el perfeccionamiento
los diluye en lo impensable e irreal, e incorporados a una vigorosa integral de su actividad y ser, que culmina en su actividad y ser
síntesis metafísica en la que logran descubrirnos su última estructura específicos espirituales, el hombre debe desarrollar todos los aspectos
esencial y fundamentación causal, desde la cual consiguen proyectar de su vida en sí y en su unidad oi-gánica; y para ello necesita realizar
su inmensa significación en los distintos sectores de la filosofía, los diversos valores conelativos a esa actividad, bien que en la
como en la Estética, la Gnoseología, etc., y sobre todo en la Etica. jerarquía correspondiente sin suprimir ninguno de ellos ni trastocar
;i
su orden. El valor moral no es, pues, un nuevo valor que se afiade
16. Valor y desvalor. - Por otra parte así como el bien tiene a los otros como uno más de la serie: es sim plemente el orden y
siempre como correlativo opuesto el mal, a la manera de privación unidad j erárquica de los mismos, cuya adopción y realización exige
suya,1 también el valor se presenta con su correlativo opuesto: el el ser y actividad humanas en sus múltiples estratos y en su unidad
desvalor, la negación o, mejor la púvación de la esencia valiosa. j erárquica para su perfeccionamiento estricta e integralmente huma-
Conviene recordar que la negación del valor es un desvalor sólo no. La elección y realización de tales valores hedónicos, vitales,
cuando constituye una privación de aquél, es decir, una negación estéticos, intelectivos, religiosos, etc., en esta unidad orgánica que
de un valor que debía ser; así como su realización es un mal cuando hacen buena a la actividad libre del hombre que les confiere exis-
es privación de bien, es decir, ausencia de un bien que debía ser. tencia y, por ella, hacen bueno al hombre en cuanto hombre, es la
Como el valor, el desvalor puede constituirse doblemente: por actividad moral estrictamente tal; y el orden jerárquico y unitario
una ausencia del valor debido o por una acción o acto contrario a él. ., de los valores, constituido por referencia a las diversas zonas de la
En un plano moral, por ejemplo, el desva,lor estaría constituido por actividad y del ser del hombi-e en su compleja unidad orgánica, a
aquellos objetos que hacen malas a las acciones tanto por omisión 1 las que perfeccionan o hacen buena con su elección y realización, es
del valor o por comisión de algo opuesto al valor. Así, vg. serían estrictamente el valor moral.
De aquí que el valor moral no sea, en definitiva, sino la relación
l Cfr. S. Theol., I, 48, 3. jerárquica y subordinada de los otros valores al Bien supremo del

...
1: 444 DERISl - SANTO TOl\lÁS DE AQUINO Y LA FJ LOSO FÍA ACTUAL LOS VALORES EN EL TO:\HS'.\IO 44.'i
i11 '
hombre, o en otros términos, la relación esencial de su bordinación alguno5 aspectos materiales o espirituales del hombre, es decir, como
-o de no subordinación, en el caso contrario- de los demás valores esencias objetirias, los valores morales perreccionan la acti vidad
a la regla de conducta moral. Regla, que no es sino la ex presión de libre del hombre, a saber, la acti\'idad que está en poder del hom-
las exigencias que el Fin o Bien supremos del hombre imponen a bre, y en ta l sentido la estrictamen te humana, cuya real iLación, por
éste para su consecución. Y como quiera que la naturaleza humana eso, hace bueno al hombre en cuan/o hombre. Los valores morales
está realizada por el Divino Autor para ese Fin o Bien, de modo son )' son reali1ados como bienes de la jJtrsona, en cuanto por su
i~ que solamente en dirección a El se perfeccione y con su posesión libre elección ésta adopta los demús ya]ores objetivos en el orden
1
se actualice plenamente en su propia actualidad y ser humanos, el jerárquico exigido poi su propia nawralen1 integrada en su per-
valor moral consiste en que los demás valores sean elegidos y reali- fección e~pecífica.
zados -como bienes- de acuerdo a las exigencias del bien de la
naturaleza humana, en sus diversos aspectos y en su unidad je-
rárquica. l\f. - VALOR, ESPlRJTU Y PERSONA
L-i elección y realización de un valor cualquiera actüa el valor
moral o es moralmente buena, cuando tal valor constituye al bien 18. - J111elign1eia y valor. - Todo el orden del ser -en su
no sólo de un aspecto independiente, sino, a través de éste, de la esencia y existencia- en su formalidad propia pertenece al orden
actividad y ser de todo el hombre en su unidad jerárquica. Y si inteligible. Constituidas por la cli\'ina Inteligencia, las esencias lle-
bien hay valores, cuya adopción es indiferente del bien específico va n la impronta de su Causa Ejemplar y son, por eso, modos inte-
ll del hombre en sí, en la intención y circunstancias concretas de tal ligible,; capaces ele existir. De aquí que ímicamente la inteligencia
elección, siempre se relacionan con tal Bien o Fin del hombre. sea capaz de de-velarlos y a prehenderlos. En los demás seres mate-
1) Si el valor moral consiste, pues, en la adopción del orden de los riales --inorgánicos u orgánicos- la aprehensión del ser es entera-
valores, cuya jerarquía se constituye por relación al orden de los mente material e incomLic1ue. Los seres materiales dotados ele sen ti-
aspectos humanos por perfeccionar en su unidad orgánica, que dos, p iecisarnente por el principio inmaterial que los informa, son
culmina en su perfección o bien específico espiritual; y si este bien capaces de ca ptar inmateri almente lo~ seres o e5enrias exi5tentes,
propio del hombre se establece por las disposiciones que lo pre- p eTo es sólo en su realidad concreta material y desde sus aspectos
paran en el tiempo a la posesión inmortal del Bien divino e infi- fenomé11iros, sin penetrar en su r ealidad ontológica y menos aún
nito, que actualiza plenamente su actividad y su ser con la Verdad, en su [ormalidad esencial. L a esencia es cap tada por ellos material

I:~_ Bondad y Belleza infinitas; la norma moral que discierne el valor


y bien específico del hombre, consistirá en que la elección y reali-
zación de una acción libre -que es siempre la elección y realización
o rn ncretarne nte pero no en Ht ronn alidad propia o en ta nto 1al.
R ecién con el espíritu, el ser o verdad de la esencia -aun de los
objetos materiales- hace su epifanía, muestra su estru ctura obje-
de un valor determinado- se ajuste o no a las exigencias que el tiva u ontológica ante la inteligencia humana, tal cual fue consti-
Bien divino impone al hombre para que se disponga a su conse- tuido por la infinita In teligencia. La esencia -como la existencia-
I· cución, o lo que es lo mismo, se ajuste o no al bien específico de finita es partid pación ontológica de la divina 1 nteligen cia, que re-
la naturaleza humana, que únicamente se logra en dirección y dis- fleja y transmite su mensaje inteligib le a otra inteligen cia: es lan-
posición a aquel Bien Infinito. zada por una I nteligencia causante p ara una inteligencia causada.
Por consiguiente, el valor moral se constituye por una relación Tambi én el valor es una esencia constituida por la divi na Inte-
esencial de conformidad o ajuste a esta norma moral de los demás ligencia y, por eso mismo, inteligible y capaz de ser de-velada por
11 valores, es decir, en cua nto los demás valores y bienes contribuyen la inteligencia humana como 1m m odo de ser trascendente, capaz
1!
al bien o perfeccionamiento específico del hombre; y la acción se de lleg:u a existir como bien por la acción de la libertad de la
constituye moralmente buena o mala, es decir, realiza o no el valor persona finita .
moral, en cuanto el valor apetecido conserva o no esta relación de
conformidad o subordinación con la norma moral o, lo que es lo
.. D e aquí que una axiología o doctrina de los valores, como
esencia inteligible y trasce ndente al hombre -)' c11 tal sr·ntido abso-
1 mismo, con las exigencias del Bien infinito, como Bien cuya pose- lutas-, aunque se constitu ya n corno relati vas o perfectivas de otro
ción realiza el bien específico de] hombre. ser sólo será posible en una (iloso(ia realista e intelectualista. Sin
,A diferencia de los demás valores, que se constituyen como inteligencia la esencia perma nece oculta, incapaz tle de-velarse en
1 esencias capaces de perfeccionar o hacer buenas las cosas y también su realidad o verdad constitutiva.

l. •

...
446 DCRlSI - SAr,,;lO TOMAS DE AQI.JlKO Y L \ FlLOSOíÍA ACTUAL LOS VALORES EN EL TOMISMO 447

Pot eso, cuando se niega o <le~conoce el , alor del conotim iemo su inmaterialidad o riqueza de acto, es cognoscente. Pero cuando el
i11 te lecLi, o para aprehender e l ser de las cosas y ~ólo se admi te un ser no sólo es perfectamente inmaterial o espiritual --como son los
conocimiento puramente semitivo -sensismo o empirismo- o una seres puramente espirituales finitos, en los cuales, sin embargo, la
aprehensión de la realidad de tipo irracional que únicamellle capta distinción real de esencia y existencia implica una potencia que
lo existente concreto -intnirionismo emocio11al o existmrial- la limita el acto de existir- sino que es el Acto o Perfección pura,
a prehensión de la esencia valiosa, como de cualquier otra esencia que excluye no sólo toda materia sino aun toda po tenci a -también
resulta imposible y, at'm de afirmarse conu·adictoriamente tal apre- la de la esencia- este Ser está en Acto de conocimiento de sí: es
hensión, los v,i lores no pueden mantenerse en su estructura tra5- Sujeto y Objeto inmaterial y realmente idemificados, el Ser o Exis-
cencleme y son diluidos en su 1ealidad propia y reducidos, en tencia es Inteligencia. La Esencia o Existencia divina es inteligible
defini ti\'a, a 1111 fenomeni~mo subjeti,·o - axiolngía .rnbjetá,istn-. o mejo1, entendida en acto por sí misma y su Intel igencia es Inte-
Tal el aserto del existencialismo, que, consecuente con su em pirismo lección en Acto de si, lo cual implica sn identidad inmaterial y
irrarimwlisla y atend iéndo~ a )05 fenómenos o ''notas existenciale\··, real de Ser y Entender.~
hace de los va lores una " nota existencia l" más, que no supera a la Fundadas y constituidas formalmenle, respecti,·amen te, por la
existencia misma. El valor es un a elección ex istencial, está embe- Existencia e Inteligencia divina, participación inteligible y entendida
bido y determinado por ésta : no es el valor quien determ ina la. de las misma, las esencias -y los ·\'alores por ende-, son inteligibles
existencia si no la exisLenria guíen deLermi 11a e l yalor. Por lo dem,h e inteligentes -siempre por referencia esencial constituti\'a a su
en nn ex istencialismo ateo los va lores pierden LOdo sentido 1•sencial acto o existencia- en la exacta medida de su modo de ser: cuanto
o inteligible, dejan de ser modos rapaces de existir, porque "no hay más inmateriales o perfectas, más inteligi bles e inteligente~. Si se
inteligencia d ivina que los piense" ) comtitu ya (Sartre). Sin el Se1- trata de esencias y valores materiales, son inteligibles en potencia,
o Jntcligenr ia divina e irnparticipada ninguna esencia ni ,alor tie- capaces de ser entendidos por otra inteligencia que esté en acto
nen semido: \<'>lo e~ la nada ~ el c.105 impemado. Tal la posici<'>n inmaterial total o espiriwal, pero no por sí mismos: no son inte-
d~ Snrtre. ligentes por la misma materia que impide su inteligibilidad en ano.
Por eso, la Inteligibilidad y la Inteligencia -Objeto y Sujeto-
19. - La trascendencia inteligibll' de los valores. - H em05 esta- que en Dios son realmente idénticos, fuera de Dio5 -con la finitud
blecid,, que los valores son esencias reales, aunque no físicas o y la materialidad- se separan realmente: el ser o inteligibilidad
existentes, sino puramente metafísicas o potenciales y, en cuanto objetiva de los seres materiales, sumergida en la potencia del 110 ser
tales, 1rasce11de11tes al hombre, es decir, que poseen realidad o es- de la materia, que no es realmente inteligible, y la inteligencia
1ructura esencial independientememe del hombre: los valores no subjetiva finita de los seres enteramente inmateriales o espirituales,
son elaboraciones de la mente o del sentimiento humano, no son que no se identifica realmente con el ser inteligible de las co~as.
porque el hombre los piense o pueda pensar o senti r, si no \'iceversa, materiales ni tampoco con el ser inteligente e inteligible a la ve1.
el hombre puede y Liene que pensarlos, porque son como esencias de los demás seres espirituales; pero se re-encuentran en el acto de
o modos ca paces de existir que se imponen como evidentes a la entender o intelección, que con su acto enteramente inmaterial~
inteligencia. mediante la abstracción de la materia o no-ser individual concreto,
También acabamos de recordar el Fundamento y Causa ejem- hace pa~ar al acto de inteligibilidad al objeto o acto esen cial de la
plar divina que da formalidad a las esencias y al valor, el cual, por materia -la forma- para aprehenderlo en su propio acto de e11te11-
eso mismo, es necesario y eterno como la divina ExiHencia y Esencia der, identificándose inmaterialmente, bien que no real sino sólo
que lo causan, aunque no existiera hombre alguno para de-velarlo intencionalmente, es decir, aprehendiéndolo en su acto pero como
y realiLarlo. ob-jectmn o ser realmente distinto del propio acto.
T al realidad o consistencia de los valores, que no existen pero Lo que queremos subrayar aquí es que, por su origen divino
son, es una esencia eternamente inteligible. toda esencia es inteligible y que lo es en la medida de su ser o
E11 Dios, Esencia o Existencia e Inteligencia son una misma acto, porque la inteligibilidad no es una nota sobreafiadicla, sino
realidad. Sólo en Dios Ser y Pensar son idénticos, precisamente e l mismo ser o acto de la esencia. Ser y verdad ontológica o inte-
porque el Ser de Dios es Existencia o Acto Puro sin m ateria ni 2 Gfr. ÜCTAVIO N . DERISI, La Doctrina de la l 11teligencia de Aristóte/rs a
potencia alguna pasiva. Ahora bien, el conocimiento es identidad Santo Tomás, c. III, Cursos de Cultura Católica, Buenos Aires, 1943; y La Per-
inmaterial con el objeto. Todo ser inmaterial, en la medida ele sona, c. ll , Universidad Nacional de La Plata, 19:i0.
448 DCRlSJ - SANTO TOM,{S DE AQU I NO Y LA FILOSOFÍA ACTliAL LOS VALORES EN EL TOl\lISUO 449

ligibilidad son idénticas. Toda esencia por ser esencia y en la 2) Tal error de Scheler se agrava aún m ,ís, ruando confiere a
medid~. o modo constitutivo de la misma es inteligible o verdadera, la emoción o sentimiento espiritual, al amor sobre todo, una fa.
es decir, capaz de ser aprehendida p or la inteligencia. cultad des-cubridora o aprehensiva inmediata de las esencias -valio-
sas, que la vida emotiva y yolitiva realmente no posee. Sin duda
20. - Lo ve1·dadero y lo falso en la axiología fenomenológica Max Sd1eler y la Axiología fenomenológica han querido significar
contemporánea. - La Axiología contemporánea - nos referimos es- otra verdad, difícil de aprehender por su misma complejidad, pero
pecialmente a la de N. H artmann y más todavía a la de M . Scheler- que de hed10 otra vez han conceptualizado mal y la han expresado
tiene el mérito indiscutible de haber puesto en evidencia y con e1Tóneamente. En efecto, hemos visto, que el valor se constituye
gran vigor el carácter trascendente de los valores: los valores son como esencialmente referente a un apetito o potencia activa, a la
esencias absolutas que valen eterna e independientemente del hom- que colma o perfecciona con su acto o bien (n. 1). Pero el que
bre, que las aprehende, por más que sólo en él se de-velen y por el valor se constituya con esa referencia al sentimiento o apetito
él puedan ser realizados. que perfecciona, más aún, que esta referencia sea constitutiva de
En cambio, esta Axiología fenomenológica no ha sabido apre- su esencia, no significa que sea el mismo sentimiento o apetito quien
hender la justa realidad de los valores, cuando de ellos afirma que lo de-vele, como categóricamente afirman Scheler y su escuela. Y es
"valen, pero 110 son", o tan1bién "son esencias alógicas" o esencias aquí donde la Axiologfa fenomenológica no precisa bien y se desvía
valiosas pero impensables, de un tipo enteramente otro que el de en su afirmación. Es siempre la inteligencia quien ve o des-cubre
las esencias inteligibles del ser. Con lo cual quiere darse vigencia el valor como esencia por relación al sentimiento o apetito, pero
a los valores con independencia del ser, y a la Axiología con inde- no el apetito mismo. Claro que cuanto más fuerte es el sentimiento,
pendencia de la Metafísica. · el amor sobre tocio, con más ,,jgor se man ifiesta la esencia valiosa;
Esta Axiología fenomenológica y de tipo espiritualista no ha y tal fuerza emotiva que suscita la aparición del valor ha confun-
sabido distinguir: 1) entre esencia en acto o existente y esencia exis-
tente sólo en potencia. M. Scheler ha visto con claridad que estas
esencias valiosas estún dadas como trascendentes, frente e independien-
• dido a Max Schler y a otros autores también, y les ha hecho aceptar
que sea el sentimiento o apetito m ismo quien lo aprehende, cuando
en verdad sólo la inteligencia - b ajo J,1 moción de ese sentimiento,
temente del hombre; y a la vez que realmente no son en sí mismas, principalmente del amor, e impregnada totalmente por él, y en
es decir, que no existen. Pero no ha sabido captar esta realidad un acto que Santo Tomás llama, por eso, "aprehensión intelectiva
sui-generis en su exacta medida, y lo expresa equivocadamente con por connaturalidad afectiva"- de-vela y aprehende estimativamente
su lórm ula: "valen, pero no son". Scheler, en nuestra opinión, ha la esencia valiosa .
vislumbrado la verdad -la distinción ele esencia existente y no Estos dos e1Tores fundamentales de la Axiología fenomenoló-
existente en acto- pero no h a sabido formularla o d arle la exacta gica de Scheler y que, a nuestro juicio, están engendrados por no
expresión conceptual,3 y ha caido, por eso mismo, en un error que haber acertado él a conceptualizar y expresar con precisión una
lógicamente destruye su propio hallazgo. Porque si los valores valen gran verdad vigorosa e intuitivamente des-cubierta por su poderosa
tmsct:ndentemente al hombre, pero no son, como quiera que sin inteligencia: la realidad trascendente de las esencias valiosas frente
ser nada es, tales valores son nada en sí mismos, y si no son en sí al espíritu, están íntimamente ligados entre sí: l ) la negación del
mismos de alguna m a nera, ¿qué sentido puede conservar aún la ser o realidad de las esencias valiosas conduce lógicamente a Max
valencia trascendente? ¿Qué es realmente un valer que no es? Schler a negarles inteligibilidad, ya que ser e inteligibilidad se
Por lo demás, a afirmar este carácter de "irrea lidad" del valor identifican; y 2) para poder conservar su validez trascendente se
contribuye también el que la esencia valiosa es aprehendida como ve obligado a conferirles otro tipo de esen cia, una esencialidad
"abstracta", como esencia en sí, intocada e inagotable, como impar- alógica, directamente aprehensiva por vía irracional o emocional,
ticipada que es, y de la que participan los seres concretos. Pero ya bien que espiritual. Por lo demás, para esta segunda afirmación
vimos que la manera abstracta y puramente mental de aprehender ha sido seducido por la enorme influencia que en la de-velación
el valor, no m odifica en nada la realidad de sus notas esenciales de los valores ejercen sin duda los sentimientos o apetitos, sobre
constitutivas. todo el amor, con relación a los cuales precisamente se constituyen
los valores, aunque realmente no sean tales sentimientos sino la inte-
!I OcrAVI0 N. DERISI, Filosofía Modema y Fi losofía Tomista, t. 2, c. VIU, ligencia quien los de-vela.
n . 35 y sgs., ~ cd ., Guadalupe y Cursos de Cultura Católica, Buenos Aires, 1945. Es oportuno observar que a la corriente axiológica de la feno-


450 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FlLOSOFÍA ACTUAL LOS VALORES EN EL TOMlSMO 451

menología de ?\L Scheler le ocurre lo que en un plano gnoseológico- ten cionalidad al d iluirse su propio objeto; también la imencion a-
ocurre a la Fenomenología de Husserl. Ambos han subrayado el lidad axiológica ele Scheler o se funcla en la esencia -va liosa real e
carácter i1itencio11a l de la vida espiritual, contra el apriorismo for- inteligible, o pierde todo sentido <le tal con el h undimiento de ésta.
malista y constructivista kantiano del objeto; Husserl en el plano . P ar a salvar la trascendencia u objetividad absoluta de las
in telectivo o gnoseológico, y Scheler en e) plano axialógico. Pero esencias -también de las valioms- es menester cimentarlas en el
am bos han mutilado el sentido realista de la intencionalidad de la ser y, m ás precisamente aún, en la existencia y, en <le(initiva, en
vida intelectiva y volitiva-emocional, respectivamente. Husserl, por- la Existencia divina .
exageración del método fenomenológico en el dominio intelectico, Sin existencia o acto que confiera real idad en sí a las cosas,
se detiene en un puro objeto o esencia -eidos- sin ser o existencia. independientemente ele que las pensemos o queramos a los sintamos
Ha visto que la esencia es, independientemente de que exista o no, de alguna manera, la esencia, como modo o capacidad detenni-
y ha querido quedarse en ella como en el objeto necesario conela- nada o finita ele existir, pierde todo sentido y se diluye en la nada.
tivo del sujeto, implicado en la intencionalidad del acto de enten- Para salvar la trascendencia de los objetos o esencias ele la inteli-
der. Lo que se ha escapado al análisis fenomenológico de Husserr gencia y de las esencias va liosas, reveladas en el término de la
es que si tal esencia es independientemente de la existencia en acto, intencio11alidad ele la actividad espiritual intelectiva y volitiva, es
no lo es independientemente de toda existencia -en acto o en po- menester cond ucir y cimentar tal intencionalidad en la Existen cia
tencia-, porque la esencia esencial o constitutivamente dice y es. divina, sin la cual toda otra existencia -esen cialmente contingen te
toda ella una relación a la existencia, es un modo capaz de existir, y dependien te de aquélla- no puede ser; y si n la existtmria los
de manera que au nque sea realmente distinta y pueda ser sin su- objetm y esencias -también las valio~as-, carecen de sentido y se
existencia en acto, sin embargo no es ni se concibe siquiera sin, diluyen en lo impensable y en la nada del absur do.
relación, más aún se constituye y es ella misma una relación a la L a trascendencia absoluta, pues, ele las esencias y del valor con
existencia. Es, pues, imposible concebir el objeto o esencia con tanto vigor redescubierta por la íenomenología y a.xiologia de Husserl
prescindencia o epojé de toda existencia. La epoj é sólo puede- v Scheler, respectivamente, o es fundamentada en un autén tico R ea-
ejercerse en cuanto a la existencia en acto. lismo ele Existencia o P erfección en sí e Infinita, o no pueden
El objeto o esencia sin existencia de Husserl se traduce en mantenerse trascendentes como puros ol,jetos y valores.
Scheler -por los mismos prejuicios metodológicos, agrarndos por et Pero para fundamentar el Realismo es menester restaurar el
irracionalismo- en una esencia que vale trasce ndenlemente al hom- Intelectualismo, el valor de la inteligencia como aprehensiva del
bre, pero que no es. El valor, como esencia capaz de perfeccionar ser trascendente. Porque sólo la inteligencia por su propia natu-
el a petito de un ser, es una esencia capaz de existir o capaz de con- raleza es capaz de tal de-velación del ser o de la esencia y existencia
vertirse en bien: es un ser o bien en potencia. En tal senti do, valor en su formalidad propia, como realidades e n sí -en potencia o
y bien son lo mismo. Pero si se prescinde de la existencia posible~ acto, respectivamente- pero distintas e independientes del propio acto
del bien que puede llegar a ser, el valor se dilttye en la nacla, su- intelecLivo. En primer lugar, porque un análisis de nuestro acto
propia esencia valiosa deja de ser valor desde que pierde el ser para de pensar, tal como lo redescubriera el propio Husserl implica un
convertirse -como la esencia de Husserl- en pura nada. ¿Qué- objeto distinto y tra~cenclente a] propio acto de pensar; y porque
puede ser un valor que no es ni en acto ni en potencia, sino la, esta trascendencia objetiva evidente o se sustenta en la evidencia del
pura nada? ¿Y quién puede decir que la nada ·vale? Ni se diga ser actual o posible, o se pierde o d iluye del todo, que es lo que no
que la nada o negación del desvalor es un valor, porque en tal caso- vio Husserl. En segundo lugar, porque todo intento de negar o
se trata de una negación del no ser, y tal negación sólo es nega tiva poner en eluda este valor aprehensi,·o del ser - esencia y existencia-
en su forma y sig nifica un acto o perfección positiva. Así el im- ele la inteligencia, supone el ser -esencia y existencia- como objeto
pedir la injusticia es un valor positivo. que su stenta y da consistencia y sentido al acto de entender; ta l

21 . - Unicamente el Realismo intelectualista puede fundamentar,


~· como en repetidas ocasiones y ampliamente hemos expuesto este
punto fundamental ele la gnoseología tornista.4
la Axiología. 1 De este tema me he ocupado en numerosos artículos y en las siguientes
obras: Los fundamentos Metafísicos del Orden Moral, 311 edición , lnstiluw Luis
c;:omo la intencionalidad de Husserl o llega a la esencia reat Vives del C. S. de Jnves1igaciones Científicas, Maddd, 1969; Filosofía. Moderna
-existente en acto o en potencia- o se diluye aun como pura in- y Filosofía Tomista, 2" edición (agotada), Guadalupe, Bs. As., 1945; La Doct1·ina


.....

452 PERIS! - SANTO TO.\1.\S Dr. AQl.'INO Y L,\ HLOSOíÍA ACTLI.L


LOS VALORES EN EL TOl\USMO 453

Y en tercer lugar, porque el hombre no posee otro camino que


La Fenomenología gnoseológica y axiológica ele Husserl y de
el de la inteligencia -de los conceptos, del juicio y del raciocinio-
para de-velar el ser trascendente en su esencia y existencia. Toda Scheler, respectivamente, cleben ser condu cidas e insertadas en el R ea-
la acli\'idad emotivo - volitiva ~u pone y se apoya en la de-velación lismo e Intelectualismo, si se quiere mantener sin deformaciones la
intelectiva del ser, al que apetece como bien -obti11e11dum o effi- r ealid:Hl de la vida del espíritu, tal como Jo han redescubierto estos
ciendum- o frente al cual experimenla di,·ersos sentimientos. El autores en un análisis objetivo de la vida intelectiva y emotivo-
espíritu no tiene otra apertura al ser más que la de la inteligencia volitiva, contra el psicologis1no positivista e.le su tiempo. Si la in-
\
conceptual, que por esencia es a prehensión de éJ; y todas las demás tencional idad imelecli\'a y \'Oli Li va, p uesta en evidencia nuevam e n-
actividades del espíritu no se comunican ni actúan sobre el ser sino te por la fenomenología, no es conducida hasLa el Realismo, que no
a través de la dimensión intelectual. puede sustentarse sino desde el intelectualismo, pierde ella su au-
\De a quí que la trascendencia ele las esenóas y yalores, tal como téntico sentido y es reabsorbida por un fenomen ismo nihilista,
la ha redescubierto y afirmado con vigor la fenomenología de contra el cual precisamente se irguieron Husserl y Scheler en su
Husserl y de Scheler, o se resuelve en un R ralismo ) en un comi- momento, como absurdo y contrad ictorio.
guiente I ntelectualismo, que lo fundamenta, o se diluye en un feno- Si queremos salvaguardar, pues, los hechos -y las exigencias de
menismo subjetivista y, en definitiva, nihilista, pues el mismo sujeto la vida del espíri1u, sin mutilaciones ni deformaciones y sin con-
quedaría reducido a un puro aparecer sin ser . o-adicciones, con sus objetos y esencias - también con las esencias
De hecho la Filosofía exisLencial contemporánea confirma - por valiosas- absolutas y trascendentes al sujeto, es menester funda-
la negativa-, nuestro discurso. Al negar el valor de la inteligencia mentarlos con decisión en un R ealismo e Intelectualismo cuya for-
para aprehender el ser y el valor y querer llegar a ellos por una mulación, al menos en sus principios fundamentales ha ~ido
intuición existencial, por una suerte de coinciden cia inmediata por esboLada con rigor y precisió n por el genio ele Santo Tomás.
el propio ser, bloqueada la apertura única de acceso a él, que es
la de la inteligencia, de hecho n o alcanza el ser y se queda en su 22. - L ibertad y T'alor. - Si el valor ~(>lo es y ~e m an iliesta en
afiarecer, en las llamadas "n otas existenciales", puramente fenomé- Sll esencia propia en la luz espirilual de la inteli'gencia, también
nicas y pierde el sentido de la auléntica tra~cenden cia. El ser del sólo es realizable como tal por la actividad espiritual de 1a voluntad
mundo no es sino por el ser de la existencia, y ésta no es la realidad libre. La actividad material desde la física h asla la biológica e
en sí o substancial, sino un continuo hacerse sin nunca JJegar a ser, instintiva puede realizar u obtener en or<len creciente bienes con-
uua nada que quiere ser, una au tocreación r epetida desde la nada, cretos, dando así existencia al valor. Pero así como no lo aprehen de
por la nada y para la nada. Como el ser, tampoco los valores son -al menos, en su formalidad o esencia propia- tampoco le confiere
trascendentes al sujeto, al ser de la existencia o auto-elección en realidad en cuamo tal, o sea, conociéndolo o proponiéndose real i-
que ésta consiste, sino que son por la existencia: al elegirse como zarlo como valor. Recién con la ap arición de la actividacl espiritual
"nota existencial", la existencia elige y da vigencia al valor. No ' o enteramente inmaterial de la inteligencia y de la volumad libre,
es el valor quien determina a la existencia, sino, por el contrario, el valor es, respectivamen te, de-velado en su esencia y realizado o
es la existencia quien determi na, elige y da vigencia al valor. Desde convenido en bien de un modo consciem e y con auLOdominio sobre
entonces éste pierde toda trascendencia y se convierte en algo ente- la propia actividad .
ramente subjetivo y arbitrario, dependiente de la existencia o La realización de las esencias valiosas finitas aparece ante el
libertad. juicio práctico de la inteligencia -así llamado, en cuanto actúa
subordinado al apetito de la voluntad, solicitada a su vez por los
La negación del Intelectualismo conduce, en efecto, al irracio-
demás apetitos inferiores- como un bien por realizar u obtener,
nalismo en sus- diversas formas y concretamente a l existencialismo
pero no como el B ien, cuya existencia de cumplida satisfacción al
actual y, con él, a la negación de o imposibilidad de alcanzar la
auténtica trascendencia del ser y, con ella, de las esencias y valores apetito n atural y necesario de bien que especi[ica y domina nece-
..1 sariamente a la voluntad, cuando es propuesto en toda su fuerza
y, en definitiva, a la negación o imposibilidad del Realismo, nega-
ción q ue desemboca en el nihilismo. de Bien. Por eso, frente a los valores, el juicio práctico eficaz
-<lue se identifica con la decisión de la -voluntad informada y diri-
gida por el juicio de la inteligencia- puede optar por su realización
de la lllteligencia de A,istóteles a Santo Tomás, Cursos de Cu ltura Católica, Bs. o no e incluso por la realización de su contrario., el desvalor, q ue
As., 1945.
encarna cierto bien inferior contra eJ bien específico humano.

...
454 DF.RISI - SANTO TOM,(S DE AQUINO Y LA FILOSOFfA ACTUAL U>S VALORES EN EL TOMISMO 455

De aquí que la elección ~ decisión de la voluntad por un valo_r todo, de su vida espedfjca humana. ¡Qué diferencia entre un hom•
sea siempre fruto de un acto libre. Incluso el valor moral, y su real,. bre, sumergido en la vida animal y egoísta de los sentidos e instintos,
zación que se presenta como obligatoria y 11eCf'saria al bien propio con un sabio consagrado al descubrimiento de la verdad y, más
o específico de] hombre, lejos ele quitar, supone la libertad psíquica: todavía, con un santo consagrado a mortificar los apetitos inferiores
la voluntad libre debe -está n ecesitada moralmente- realizarlo, -y a perfeccionar su espíritu y a derramar el bien y darse a sí mismo
aunque libremente pueda - con poder psíquico o absolutamente- .a los demás!
no realizarlo. Los valores, como esencias trascendentes, son en sí mismos por
De aquí también que la conversión ele un valor en bien, for• la visión necesaria de la divina Inteligencia, que los constituye .
malmente sea siempre efecto de un juicio práctico "indiferente" En su esencia misma son, pues, independientes de la persona humana .
o que no implica necesidad psíquica absoltua, de parte de la inte• .Sin embargo, los valores sólo se manifiestan y sólo pueden ser reali•
ligencia, y de una elección o decisión libre de parte de la voluntad, zados en su formalidad propia por la actividad de la inteligencia y
juicio y decisión que se unen, como forma y materia, en el acto <le la voluntad libre, es decir, por la persona. Sin el hombre o
imperativo o "imperio", que dice Santo Tom,ís. persona humana los valores -como el ser y esencia de las cosas-
Unicamente en el ámbito del espíritu, de la luz de la intelige ncia .serían. pero quedarían velados y no realizados en su formalidad
y de la libertad de la voluntad, los valores hacen su epifanía en su propia. Sólo en la actiuidad espirit11al de la persona, el valor se maní•
esencia propia y ejercen su poder de atracción - o de obligación o fiesta y ejerce su fuerza para obtener su realización. Y a su vez,
necesidad, en el caso de los valores morales- para su realización. :gracias a los valores, la persona puede acrecentar el ser de las cosas
y su propio ser.
23. - Persona y v alor. - AJ1ora bien, precisamente por la arti• Valor y espiritu. o lo que es lo mismo, valor y persona, em',n
viciad espiritual de la inteligencia y de la voluntad libre, el hombre fotimamente vinculados. Los -valores brotan y son constituídos por
es persona. Gracias a esa actividad el hombre no sólo es sino que el Espíritu div ino o Persona infinita : y una vez constituidos sólo
sabe q11e es y tiene dominio ele s11 noividad, vale decir, que además llegan a de.velarse y a ser realizados por la actividad del espiritu
de ser es doblemente dueño de su actividad y de su ser. El se,· -o persona finita, bajo la moción de la Persona divina. En su prin•
lrasce11dente de las cosas se de.vela, en su rselllia y existencia, ante cipio y en su ser, pues, los valores sólo son , sólo se manifiestan y
el conocimiento intelectivo y es transformado por la nrtiv idad libre, sólo son realiwdos por el espíritu o actividad de la Persona infinita
que acrecienta el ser al convertir los valores en 111teuos bienes, al <> de la persona finita, elevada al acto de su actividad por el Acto
dar existericia a la esencia valiosa. puro de la Persona infinita.
De este modo la persona no sólo está freme a las cosas, sino Sin espíritu o persona las esencias o valores no serla11 ni po--
que Jas domina y las acrecienta con esta doble actividad del espí• ,;
drían ser de.vela.dos ni realizados.
ritu, por la cual el ser llega y penetra en la inmanencia espiritual La diferencia de la Persona infinita y ele la linita írente a l
y a su vez el espíritu penetra en las cosas y las impregna ele sus valor finca en que la primera lo causa o constituye ejemplar y ne•
objetos. E ste conocimiento y ·voluntad libre, que de.vela rl ser y cesariamente, en cuanto a esencia valiosa y, como Causa eficiente
lo realiza como bien, no tiene límites en el ;',mbito del espíritu. El libre en su existencia de bie11: mientras que la segunda es causada
ser y actividad materiales ele su existencia condicionan y limitan el por él, en cuanto la detennjna objetivamente en su actividad inte•
ejercicio de esta actividad espiritual y del conocimiento )' dominio lectiva o estimativa, y como bien por realizarse en su actividad
sobre las rosas materiales. Pero la mi~ma actividad espiritual tiene voliLiva, que libremente se decide a darle existencia en sí y en
dominio de sí, d e su actividad y de su ser, por la couciencia y la las cosas.
libertad: no sólo es, sino que sabe que es y puede autodeterminarse De aquí que sin actividad espiritual o personal no hay ni son
en un sentido u otro y elegir su propio destino. A diferen cia de de•\'elados ni real izables los valores; y a su vez sin los valores la
los otros seres, encerrados en la órbita de un quehacer nece'>ario, persona humana no podTía trausformar ni acrecentar el bien del
gobernado por leyes físicas, biológicas e instintivas, por su actividad "' mundo ni de su propio ser personal.
espiritual intelectiva y libre, el hombre - permanente en su esencia-
es capaz de transformarse y enriquecerse sine fine y, en tal sentido, 24. Persona :)' valor moral. - Pero entre la persona linita y el
de " [uu:erse" o elaborarse con la realización de los valores que /Jrr• valor moral hay una relación más íntima que con los demás valores.
fecrionan o hacen b11e110s los di[erentes aspectos de su vida y, sobre En efecto, éstos se presentan como objetos realizables por la persona

4
456' DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LOS VALORES EN EL TOMISMO 457

para lograr el bien de las cosa o de algunos de los aspectos del mismo de los sentidos y del propio cuerpo y aun de los objetos exteriores.
ser humano. Tal actividad espiritual reali zadora de valores en las cosas y en el
En cambio, el valor moral no se presenta como un contenido hombre constituye la cultura.
objetivó realizable, sino como el bien capaz de ser realizado en la La cultura no es sino el ser naturalmente dado del hombre y de
propia actividad y ser personal, como 1·esultante de realizar la acti- las cosas, transformado y acrecentado por la actividad ele] espíritu
vidad espiritual los demás valores de acuerdo a las exigencias de humano, que produce en ellos nuevo ser o bien, mediante la realiza-
los múltiples aspectos de la vida de la persona en su unidad jerárqui- ción de los valores. Las esencias valiosas logran manifestarse y llamar
ca. Mediante la aceptación y realización de los valores de acuerdo con su exigencia o conveniencia de realización -según sean morales
a la norma de perfeccionamiento específicamente humano o, lo que o no- a la persona humana, la cual, al conferirles la existencia -o
es equivalente, de acuerdo a Já jerarquía de los valores mismos, la
impedir o destruir la existencia del desvalor- realiza el bien -o
actividad de la persona realiza el valor moral, el valor que inhiere impide el mal- acrecienta humanamente el bien en su propio ser
exclusivamente en la actividad y ser estrictamente espirituales y y en el de las cosas: realiza cultura.
personales y cuya realización hace buena a la persona en cuanto
tal. Mientras la realización de los demás valores hacen buenas a las La cultura se extiende entre la persona finita y el Bien infinito
cosas o buenos al hombre en cuanto técnico, artista, científico, etc.: que debe alcanzar, como realización humana consciente y libre de
un btten artesano, un buen pintor, un buen biólogo, etc.; por la valores, es decir, de biene~ -que es lo mismo que ser- en su propia
misma indole de su estructura, capaz de ser captado y realizado única- actividad intelectiva y voliúva libre y en las cosas en relación ron el
mente por la actividad espiritual, intelectiva y libre de la persona~ bien. del hombre, como otros tantos grados de perfección para alcan-
en la captación y realización de los demás valores en su orden jerár- zar la suprema perfección o plenitud humana con la consecución
quico de acuerdo a las exigencias del perfeccionamiento específico definitiva del Bien infinito. 5
de la misma persona, el valor moral hace buena a la actividad y
ser del hombre en cuanto hombre: un hombre bueno. 26. La Cultura o reali:wción de los valores como ParticipMirín
De aquí que sin valores no es posible la realización del bien de la divina Existencia. - Por otra parte, sólo Dios es la Existencia.
o perfeccionamiento de las cosas y del hombre mismo; sin el valor Todos los seres finitos existentes no son sino que tienen contingente o
moral no es posible el bien ni e] perfeccionamiento de la persona, gratuitamente la existencia, y la tienen, en última instancia, por
el bien espiritual de la persona, privado de este orden jerárquico, participación de la Existencia.
y subordinación humana y, sin privarse de su carácter valioso en su ~ Toda existencia en su ser primero, en su p ermanencia o en su
propia y reducida órbita específica, dejan de serlo en un sentido acrecentamiento por la causalidad eficiente creada, es por participa-
pleno, porque han dejado de ser valores para el hombre. Así la ,, ción de la divina Existencia.
realización perfecta de un valor técnico o artístico, que atenta contra - - También la realización de los valores por la actividad espiritual
el bien espiritual de la persona, privado de este orden jerárquico, y libre humana es por participación de la divina Existencia, según
sin dejar de ser valor en su propia órbita, pierde el sentido pleno vimos antes (n. 19).
de valor humano.
~ Los valores, pues, que son esencias reales relativas por participa-
ción necesaria de la divina Existencia e Inteligencia, son realizados
como bienes o elevados a la existencia por la causalidad eficiente de
V la persona finita, bajo la moción y concurso de la Existencia infinita,
de la que participa y por la cual es capaz ella misma de causar la
VALOR Y CULTURA existencia.
En tal sentido, la obra de la cultura o de perfeccionamiento o
25. La Cultura. - La actividad espiritual, intelectiva y volitiva,
., acrecentamiento ontológico, realizado por el hombre en su propio ser
que realiza los valores -verbigracia, de la justicia o hermosura- o y en el de las cosas subordinadas a él, por la realización de valores,
impide los desvalores -verbigracia, de la injusticia o la fealdad-
conduce a la existencia de nuevos bienes, al perfeccionamiento o 5 Para un conoc1m1ento más amplio y profundüado de la esencia <le la
cultura, nos remitimos a nuestra obra: Filoso/fa de la Cultura y de los Valores,
acrecentamiento de la propia actividad intelectiva y volitiva y de la Emecé, Bs. As. 1963.

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458 DERTSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LOS VALORES EN EL TOi\lISMO 459

sólo ti . ::ne úlúmo y definitivo sentido por participación de la única e tual. La conformidad o disconformidad con el apetito -como acto
infinita Existencia en sí e imparticipada. La cultura acrecienta el con la potencia- es pre-supuesta y raptada por la inteligencia. Vamos
ser del hombre y del mundo y continúa la obra creadora de la Inte- a determinar ahora los pasos con que se realiza dicha aprehensión .
ligencia y Voluntad divinas, por la inteligencia y libertad humanas, El valor puede ser considerado en sus metas constitutivas, de una
las cuales, realizando o dando existencia a los valores, los convierten manera abstracta, vg. la justicia, o de una manera concreta e indivi-
en bienes y acrecientan así e l bien en el mundo y en el propio ser dual: un hecho o acto justo. En ambos casos se comtituye como un a
humano. esencia relativa, como una esencia cuya realización confiere bien o
acto a otro ser. Limitándose a la aprehensión formal del valor, que
27. Supremo instancia del valor. - En úlLima instancia, los va- sólo se de-vela a nte el espíritu e n el hombre, tal aprehemión se lleva
lores, son esencias rea les capaces de perfeccionar a otros seres finitos a cabo por rel ación con el propio hombre o con las cosas, a las qu e
y especialmente al hombre y a las cosas en relación con él, necesaria- perfecciona, consicleraclos también ya en sus puras notas esenciales,
mente constituidas por el Espíritu ele Dios, por su Existencia e Inte- ya en su esencia individual y concretamente situada.
ligencia infinitas, y que de-velan y ejercen su llamado - la ex igencia Ahora bien, la captación primera y abstracta del valor o en su
o conveniencia- en el espíritu finito de la persona humana para su esencia pura, se realiza como la de. toda esencia, por una aprehensión
real ización en el propio hombre o en el mundo circundante. a fin de o concepto. ~ólo que en e l caso del va lor tal apre hensión abarca
acrecentar así, por obra del hombre, por obra d e ru ftm·a, el bien en tam bién al sujeto, por relación al cual se constilll )e y cle-\'ela la
el hombre v en las cosas con él relacionadas. esencia como rnlor. i\Iuchas veces por no d ecir siempre, tal rela-
Lo~ vaÍores y su realización o cultura, que los convierte en bienes, ción es inrluída en la esencia val io~a, es explicada en un juicio que
mediante la actividad espiritual de la persona, perfeccionan al hom- expres:i y consecuentemente refiere la esencia valiosa a l sujeLo al
bre, Jo acrecientan ontológicamente e11 su vida del tiempo y lo apro- que perfecciona.
ximan y preparan a su actuación definitiva - más allá de los valores E11 cambio, la aprehensión de un valor con sus realizaciones de
y de los bienes culturales mismos y más allá también ele la vida del perfección a un sujeto también individual, se lleva a cabo siempre
tiempo- mediante la consecución plena del Bien infinito. por 1111 juicio ele ,·a lor: la e~enria del valor o el valor en su nota
Entre el hombre como es dado en su origen natural y este horno constitutiva es reintegrado e n la realidad existente o concreta m e-
beatus, llegado a plenitud o aCLualiLarión total de su actividad y de diante una comparación de aquél con éste y de un subsiguiente juicio
su ser por la posesió11 del Bien i nlinito, se ubican las esencias fi nitas que a firma - o niega según los casos- la iden tidad ele la esenc ia
v aliosas, que se de-velan e incitan a la vida espirilllal del horno v iator valiosa con el objeto de un determinado acto. T al objeto es justo.
para su realización, y se ubica Lambién la respuesta de éste llevándo- La realización ele tal acción con tal objeto es justa, es decir, parti cipa
las a la existencia o, lo que es lo mismo, convirtiéndolas en bienes, ,. del valor abstracto o uni versal de justicia.
mediante su actividad cultural. L as esencias valiosas pertenecen, pues,
a la vida espiritual histórica del hombre, y su realiLación cultural 29. El juicio de va lor. - Precisamente el valor en su realidad
constituye los grados de acrecentamiento humano en el tiempo, en concreta e~ siempre apre hendido como una aplicaci<'>n o partici pación
si y en el mundo que lo rodea, la realización de la histor ia humana de una esencia valiosa por parte de un objeto determinado con res-
y a la vez la realización de la más íntima historia de C.-'lda persona, pecto a un a acción también individual y concreta que lo aprehende o
e n busca de su perfeccionamiento pleno y eterno, más allá de los da existencia .
valores y de la cultura misma, m ás allá de la historia - que sólo son T al afirmación -o negación- de la participación del \'alor o
bienes intermedios y fin itos- por la posesión del Bie n infini to, que esencia valiosa y de 511 nota constitutiva, por un objeto concretamen-
fundamenta y constitu ye tales valores y hace posible su realización te relacionado con una determi nada acción, es el juicio de valor o,
con su di,,ina Existencia. mejor, de valoraciones.
,. El j uicio común afirma la identidad real o en el ser de las notas
constitutivas de una esen cia -el p redicado, vg. hombre- ron un
VI. APREHENSJON DEL VALOR sujeto individual concreto, dado e n su origen primero o juirios dP
existencia en un concepto embebido en la intuición sensible -el
2$. Ap,re!te11sión de la esencia 11alio.w e11 abstra cto)' en concreto. sujeto concreto v. Juan-: Juan es hombre, es decir, las notas ese n-
Hemos d icho que el valor sólo es aprehensible por vía intelec- c-iales de hombre o anima l ra cional, aprehendidas en el concepto d e

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460 DERISI - SANTO TO.MÁS DE AOUl ~O Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LOS \'ALORES E~ EL TO\lIS:'.\10 461

un modo abst.racto o sin sus notas inviduales concretas, dado en la ,·ación moral- ya la actividad del hombre en algunos de sus aspectos
intuición sensitiva, " per c.:onversionem ad pha ntasma", por un retorno - valoración científica, vital o hedónica-, ya la actividad o hacer del
a la imagen de donde lueron sacad a5, so n devueltas al ser inclividu;i l h ombre perfeccionando o haciendo buenas las cosas- valoración téc-
por la inteligencia, vistas en é l, en el ser r ealmente idénticas: las nota<; 11ica o estética.
de hombre identiücaclas con Juan. L o q ue se presupone siempre a esta ·valoración j ud icativa es la
El hombre no conoce propiamente sino en el juicio, cuando convenien cia entre el objeto, valioso por la participación de la esen-
co nsciente de la identidad o unidad ontológica entre el p,·edicado cia val10sa, y el ser al que la realización de tal objeto perfecciona.
abstracto y el sujeto real existente concreto -los juicios primeros o de- Tal valoración de conveniencia -o de no conveniencia, en el caso
existencia, a los que se reducen todos los juicios- y que la ,·e como a d el desvalor- se establece en tre el objeto valioso -valiosos por parti-
un objeto, !rente al que se \'e a sí mismo conscientemente como- cipación de la esencia valiosa- y un apetito o jJotencia de otro ser,
sujeto. al q ue la realización o existencia de aquel objeto confiere acto o per-
Sin el juicio, sólo queda por un lado la intuición sensible, que fección, es decir, bien. Esta conve niencia -o no convenien cia- del
aprehende el ser real exi5tente concreto desde sus manifestacion e~ objeto valioso y el apeti to al que es capaz de perfeccionar es previa a
sensibles o fenoméni cas, si n pemrar ni de-velar su eseuria y existencia, la de-vr.lación del valor form almente tal, que realiza el juicio val o-
es d ecir, su ser propiamente tal y. por otra una de-velación y aprehen- rativo o de valoración de la inteligencia.
sión de! ser desde su esencia, sin sus notas concretas y existemes.
Recién en el juicio el ser individual concreto existente es iluminado 30. El juicio de valoración f's 1111 j11irio esJ>eculativo-Jmíctico. -
en su ser, formalmente tal, y aprehendido desde la esencia d evuelta P recisamente por es ta referencia al suj ett> o a s11 actividad y a la que
e integrada en su ser existente. Reci én en el juióo inteligeme se cobra inmediatamente perfecciona con su realización -de la libertad o del
conciencia d el objeto en cuanto objeto o ser tra~ce ndente del propio h ombre como hombre, o d e algu nos aspectos d e su vida, o d e su acti-
ser inmanente del sujeto, es decir, recién se logra el aclo del conoci- vidad que incide y perfecciona las cosas exteriores, según se trate de
miento propiamente tal: fieri oliud in q11an/t1111 aliud. valores morales, humanos: científicos, vitales y hedónicos, y técnicos
En los primeros juicios tal sujeto 1·cal, con el qu e se identi fica y artísticos- el juicio de valoración es un juicio especulativo y prác-
la esencia d el predicado, es siempre exi~tente; pero luego en otros tico a la vez: especulativo, porque contempla y afirma la esencia
juicios puede ser rea l sólo en potencia: un ~ujeto capa z de exis tir. valiosa tanto en sí misma como en su realización objetiva concreta
El juicio de valor o de valoració n es tarn bién la aprehensión y -existente o por efectuar- ; y práctico a la vez, porque tal juicio de
afirmación <le la identidad en el ser de una esencia con un sujeto real valoración en su forma tanto abstracta -vg. la belleza es estimable
en potencia o capaz de existir por la actividad lnm1ana; pero con- y dig na de ser realizada - como concreta- vg. este objeto es bello y,
este aditamento: que tal identidad se realiza como un acto o ser ._¡
o cmo tal, estima ble y digno de ser realizado-, se presenta como nor-
perfeccionante de otro ser, es decir con un sujeto real concreto, por m a ti va o regulativa de una actividad h uma na, que, realizada b ajo
relación al cual se constituye precisamente como ser valioso. Así, vg., su dirección resulta buena, en cuanto da existencia al valor y lo con-
sólo por un juicio d e va loración aprehendemos como bello un deter- vierte en bien en el hombre o en las cosas. En efecto, el juicio de
minado objeto, como un sujeto que participa o es ca paz de participar Yaloración es tal con respecto al su je to, al cual el valor perfecciona .
de la belleza (esencia o predicado), y llega así a ser de-velado y valo- Este sujeto o es el hombre mismo: los di versos aspectos materia-
rado como objeto bello. El juicio no sólo a prehe nde el valor de- les y espirituales de su ser, o su mi~mo obrar humano en cuanto tal,
I• su voluntad libre, dirigida por la inteligencia práctica, y entonces se
belleza en sí, sino que lo identifica -en sus notas esenciales- con un
objeto al que aquélla le hate bello. Otro tanto ~ucede con la a pre- trata de juicios de valoración sobre esencias u o bjetos valiosos vitales,
hensión de un objeto justo: por un juicio valoramos que tal objeto hedónicos y cienúficos, en el primer caso, o de esencias u objetos
o modo de actuar participa de la j usticia por referencia, eso sí, a valiosos morales y religiosos, en el segundo, que por su índole son
la actividad que resulta justa al realizar tal objeto o modo de actuar siempre personales y no de objetos. Pero pueden ser también los obje-
justo. Como se ve la valoración se realiza siempre por un juicio qu~ tos materiales, alcanzados por la actividad humana, que los perfec-
identifica las notas de las esencias valiosas con un objeto real -capaz ciona por la realización de los valores estéticos y técn.icos. En ambos
de ser realizado o ser llevado al ser existente- y cuya realización se casos, el juicio de valoración se presenta como regulador de la acti-
presenta, como un acto ya capaz de co n vertir en buena la activi- vidad humana para realizar una esencia valiosa y convertirla en bien
dad del hombre como hombre, o sea, su obrar que la realiza -va.lo- en el hombre o en las cosas. Decir que el objeto de tal acción es
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462 DEJUSI - SANTO TO.MÁS DE AQUINO Y LA FJ LOSOFÍA ACTUAL LOS VALORES EN EL TOMISMO 463

justo, equivale a decir que la acción ordenada a la consecución de por el hombre- el juicio de valoración expresa siempre ~u e~tima, y
tal objeto, regulada por el juicio de valoración, resulta también justa. en el caso del valor moral, también su aprobación.
Si el objeto participa además de un valor mora], el juicio de valora-
ción no sólo será normativo para la realización del valor, sino también 31. El juicio práctico - práctico o prnde11cial de l valor.
impositivo de su realización: se presentará con la exigencia del debe,· Ar.abamos de ver que el juicio o valoració n de un objeto valioso
u obligación o necesidad moral de su realización. y de la actividad que lo reafü.a, es un juicio especulativo-práctico
Ahora bien, esta valoración del juicio puede versar a su vez o normativo de la conducta humana.
sobre un objeto valioso -partícipe de la esencia valiosa- ya Sin embargo, para que la voluntad libre humana acate tal norma
existente en la naturaleza o realizado por el hombre: vg. una montaña estimativa y aun impositiva, se requiere que este juicio especulativo
hermosa o una estatua hermosa. El juicio de valoración estima el práctico se aplique al acto concreto de la voluntad libre, el cual a su
valor -la belleza, en este caso- por la acción divina o humana, según vez con su fuerza lo hace eficaz o realizador del valor.
los casos. Este paso del juicio especulativo al juicio práctico-práctico o
Pero puede presentarse también como un objeto capaz de parti- regulador de un acto concreto de la actividad, no se realiza como
cipar de la esencia valiosa en el hombre o en las cosas por la actividad una conclusión de un raciocinio especulativo, sino por aplicación
humana. En tal caso el juicio de valoración se presenta como estima- de la virtud intelectual de la prudencia, que de una manera perma-
ción o si n exigencia de realización del objeto valioso -según sea nente adquiere la inteligencia para aplicar las exigencias del prin-
moral o no-, pero siempre como norma reguladora de la actividad cipio normativo de un modo racional o en la justa medida, sin
humana para realizarlo o darle existencia, de bien, con su inter- exceso ni defecto, de acuerdo a la situación concreta en que el acto
yención. debe realizarse.
La valoración o estima de la esencia valiosa - juicio abstracto- Pero para que la prudencia pueda realizar esta aplicación
º del objeto partícipe de la esencia valiosa -Juicio concreto- a la acción concreta de las exigencias del valor, expresadas en el
implica la practicidad del juicio: el ser norma de la actividad juicio universal, es menester además que la volu ntad posea la
práctica o realizadora del bien del hombre, con o sin imposición la virtud moral correspodiente -vg. de la justicia- la cual la incline
de realización del objeto valioso, según se trate de objetos valiosos habitualmente a cumplir con sus imposiciones. Sobre tal "voluntad
por participación de valores morales o de otra especie. buena" o justa, es decir, inclinada habitualmente a practicar el
El juicio de valoración de las esencias valiosas y de los objetos bien, o la justicia en el ejemplo mencionado, la virtud intelectual
valiosos concretos por participación de éstas, por su misma índole de la prudencia aplica en la exacta medida las exigencias d e la
práctica y por estar la actividad especificada por tales objetos, implica virtud de la justicia a la acción concreta frente a la compleja situa-
a la Yez valoración o estima de la actividad que los ha realizado o ,, ción en que debe ésta realizarse, de un modo o medida racional.
o es capaz de realizarlos; )' aprobación o deber, cuando el objeto vale decir que la voluntad inclinada permanentemente por la virt11d
realizado o por realizar. respectivamente, es valioso por su valor moral a practicar la justicia, es aplicada en cada caso si ngular en la
moral. En síntesis, la nloración concreta se formula por un juicio debida medida, por la prudencia, para que no peque por exceso
especulatvo-práctico, que l ) aprehende un objeto determinado para ni por defecto, si no que se sitúe en el "medio" que llama Aristóteles,
ser realizado por una actividad humana; 2) como partícipe de una entre dos extremos defectuosos.
esencia valiosa, y 3) capaz de perfeccionar o hacer bueno a las cosas
o al hombre mismo como tal o en algunos de sus aspectos, con su
32. El juicio práctico - práctico del hacer art ístico y técnico por la
realización o existencia efectuada por el hombre; y que, por eso
virt11d del arte.
mismo, es un juicio especulativo, en cuanto descubre y afirma el va-
lor y el objeto valioso, y práctico a la vez, en cuanto dirige la acti- !De un modo análogo, la virtud técnica o artística, que radica
vidad humana para su realización; práctico moral, en cuanto no en el espíritu y las demás facultades operativas y habilidades ma-
sólo ordena sino que exige a la actividad libre del hombre su nuales del uso de los instrumentos, capacita habitualmente para
realización, si se trata de un valor moral, y prtíctico-cientifico, hedó- realizar obras ele arte u objetos útiles, está alimentada y regu•
11ico y térnico, en cuanto es capaz de ordenar la actividad humana lada por la exigencia de los valores de belleza o de utilidad, expre-
para ¡;u realización como un bien o perfección, sin imponerla como sados en el juicio de valoración respectiva. Estas virtudes o habili-
un d eber o necesidad moral. Frente al objeto valio~o -por Dios o dades manuales del arte y de la técnica son aplicadas en cada
464 DERlSl - S.\NTO TO~IÁS DE AQU INO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

acc1on en la debida medida para su realización cabal y obtener así


el valor, mediante la virtud intelectual del arte, que constituye "el
recto orden del hac<'r", en frase de Santo Tomás, así como la pru-
dencia es "el recto orden del obrar", según el mismo Doctor. Esta
virtud intelectual presupone ya el enriquecimiento de la inteligencia
práctica y de la voluntad y también de las facultades sensitivas,
motoras, a ellas subordinadas, a su vez enriquecidas por las virtudes
técnicas y artísticas, y su misión es ajustarlas y aplicarlas en la CAPÍTULO XXXIII
debida medida para que la acción logre concretamente el valor de
la belle1a o de la utilidad: realizar la obra concretamente bella
o útil. LA ESENCIA DEL VALOR

La oonf,o¡¡ión reiname en la Filosofía actual acerca del tema de los valores,


<JUe les da por un lado caracteres objetivos, mientras por ouo los reduce a 1a
esfera de .las esencias ideales, h ace el tema especialmente difícil para la in,•e9
tigaci6n filosófica. Los \lalorcs no son, se dice, sino que simplemente vale,,.
Este punto de vista que tiene su origen en el formalismo apriorista de Kant
')' que se desarrolla después con la doctrin,1 de Ja ime11cionalida<l en Husserl.
.alcanza su puuto cumbre eu las axiolog·ias de Scheler ) H allnu11111.
Sin embargo, la teoría de los valores coura uuc,a lut cu la dourina wmi,ta
«Je la pa1 Licipación, donde <Lquéllos cobran todo su sentido uutológico. Se cks·
.cubre así que los valores tienen existencia real en cua nto panicipan del S111t10
Bien, pero también se e.xplica de esta for ma su car.\cter ideal c<>mo 1110<.lo
.abstract.0 y unive1sal de aprehe11dcr su esencia por el hombre. Los 1alore, apa-
1eccn así u bicados, como intermediarios e ntre Dios } el homure, como lo, hi tos
,que el hombre recorre en su itinerario hac:a Dios. Se c"plim t:1111hi(·11 <le esta
Jorma la cultura como realirnción de ,·alorcs en el mundo de lo social. li.s, pues,
fácil apreciar una vez más la fecundidad de la doctrina de la partitipación, como
-eje de la mctafí>ica tomista.

l. Kant pretendió explicar el conocimiento como una construc-


ción de objetos mediante la síntesis <le las formas ' a priori de la "
inteligencia y el contenido de los fenómenos. Quedaba así descartado
el valor del conocimiento intcleclivo como aprehensión del ser
trascendente y de sus constitutivos esenciales, en cuanto objeto
.suyo propio, e invalidada, por efü mismo, la l\leLalísirn.
Con lo cual se destruía a la vez el fundamento ontológico del
bien y de la actividad práctica humana, especialmente de la moral.
Para Kant el conocimiento ético se organiza también como una
síntesis a priori del contenido empírico -la máxima- y del elemento
puramente fo1mal de la intelige ncia -la ley- que lo universaliza.
La ética kantiana se estructura, pues, como un puro formalismo a
priori, como un autonomismo moral subjetivo, que brota de la
razón práctica, sin ningún fundamento de la realidad trascendente.
El deber no es un deber ser o exigencia o norma ontológica, que
466 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA ESENCIA DCL VALOR 467

desde el ser trascendente se impone a la conciencia, sino un a priori el ser trascendente y absoluto, o pjerden todo sentido intencional y
puramente formal de ésta, que confiere obligatoriedad a un conte- trascendente dentro de la misma conciencia.
nido concreto de una máxima de conducta.

2. Contra el formalismo kantiano -en definitiva subjetivo- 3. Los tomistas han respondido siempre que el valor es un bien
la Fenomenología contemporánea redescubre el carácter intencionaf o ser apetecible.
de la conciencia con la polaridad simultánea de sujeto y objeto en Sin embargo, a muchos espíritus -incluso a filósofos católicos-
el plano del conocimiento especulativo o de aprehensión de las sigue seduciendo la distinción de ser )' valor. Pareciera que el valor
esencias, y de la libertad y del valor en el plano de la aprehensión en sí mismo no tuviera vigencia en el plano de la realidad ontológica,
estimativa o, en términos tradicionales, del conocimiento práctico sino que fuera una pura esencia ideal, destituída de existencia, e
o director de la actividad estrictamente práctica del obrar moral incluso de contenido pensable -alógica-, y que llega a a existir sólo
y del hacer técnico-artístico. al ser realizado por la persona en el ser real,, para constituir el birn
Pero la Fenomenología no lleva hasta el fin su gran redescubri- propiamente tal~ pero que en sí mismo y permaneciendo, eso sí,
miento de la intencionalidad: en el plano especulativo, escindiendo trascendente al sujeto, continúa incomaminado del ser en que ~e
el objeto del ser, se detiene en el puro objeto o esencia con pres- realiza. En efecto, ¿qué realidad puede significar el placer, la
cindencia o "epojé'' del ser -la eidética de Husserl- y en el plano justicia, la nobleza, la belleza y la santidad? Existen acciones pla-
del conocimiento práctico, escindiendo el valor del bien, se detiene centeras, justas, nobles, bellas y santas, es decir, las realizaciones
en el puro valor con prescindencia del bi,en real -la axiología de concretas de tales valores en el ser o sea, los bienes, pero en sí mismos
Scheler y Hartroann. los valores no parecen poseer carácter real, constituir un ser real.
Los valores son esencias trascendentes absolutas, alógicas y, Lo5 valores, sin embargo, son reales e identiricados con el ser.
como tales, aprehendidas no por vía intelectiva sino irracional, en La solución tomista sigue siendo verdadera hoy como antes. Pero el
la intencionalidad de los sentimientos espirituales, es decir, de la valor ~ólo cobra todo sentido ontológico en la doctrina de la parti-
persona. Los valores no son, simplemente valen; están destituidos cipación, columna vertebral de la meta física tomista.
de consistencia ontológica, pero trascienden la pura subjetjvidad y El problema del perfeccio11amie11to práctico del hombre -que
son independientes del sentimiento que los aprehende y se imponen com prende el de su hacer técnico-artístico y sobre todo el de su
al sujeto de un modo universal y absoluto y, en tal sentido, son obrar moral y, desde éste, aun el mismo perfeccionamiento teórico
trascendentes a la persona. Precisamente porque no son, sino que ele la inteligencia por la fi loso! ía y las ciencias- implica dos ténninos
únicamente valen, no cobran consistencia ni valen sino en las entre los que se establece: uno del hombre como es, unidad sustancial
categorías emotivas del espíritu o de la persona. Sólo en la persona de cuerpo y alma con vida vegetativa, sensitiva y espiritual inteli-
los valores valen y manifiestan su consistencia trascendente a la gente y volitiva, jer.irquicamente subordinadas entre sí; y otro del
misma. hombre como debe llegar a ser por la actuación de esa actividad,
Así como el objeto trascendente, destituido, al menos metodo- que culmina en la espiri mal con la consecución de la verdad y del
lógicamente por vía de "epojé", del ser, iba a terminar absorbido bien -en definitiYa del ser- trascendente, en busca de la Verdad y
por la conciencia interpersonal de Husserl -retorno al idealismo Bien infinitos -del Ser de Dios-, que son su Fin o Bien último.
trascendental, contra el que se había erigido en sus comienzos- así Ese reconido ha de realizarlo el hombre libremente, a saber, some-
también el valor desarticulado del bien -que es lo mismo que el tiendo su acti vidad libre a las exigencias del Fin supremo para su
ser en cuanto apetecible- iba a perder su consitsencia ontológica consecución, y que la inteligencia expresa en las normas en el caso
propia para terminar absorbido por el sujeto y reducido a producto de la moral, o a las exigencias impuestas por el bien por conseguir
de la libertad. en su propio cuerpo y en los demás seres materiales circundantes
Las últimas direcciones del pensamiento actual, dominadas por - la utilidad y la belleza- por la actividad técnico-artística, en la
el irracionalismo, especialmente en la forma existencialista, que es que la libertad echa mano del propio ser material y otros instru-
una vuelta al empirismo por vía anti-intelectual, hacen depender mentos materiales. A un el perfeccionamiento especulativo de la
el valor de la propia libertad -retorno a Kant, que tampoco inteligencia por la posesión de la verdad o ser trascendente, que
superaba el empirismo-. Con lo cual se confirma históricamente la constituye la ciencia y la filosofía, no se real iza sino bajo el impulso
demostración teórica de que los objetos o valores o se identifican con de la voluntad libre, vale decir, de la actividad pr:íctico-moral.
468 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQU INO Y LA FILOSOFÍA ACT UAL LA ESENClA DEL VALOR 469

El perfeccionamJ-ento ya del hombre en su propia actividad El valor es un bien que puede existir o no, pero en todo caso
espiritual -mediante la actividad especulativa o de la inteligencia es un bien para ser realizado y, como tal, tiene que ser capaz de ser
y de la práctico-moral o de la voluntad- ya del ser de su cuerpo y realizado -u obtenido-; y en el caso del valor moral debe ser
vida interior y de los objetos exteriores mediante la actividad espi- realizado, precisamente mediante la actividad del espíritu. A veces
ritual técnica y artística de la persona, se realiza por una participa- el bien o valor se encuentra ya realizado por la persona propia o
ción real del bien o ser en cuanto apetecible. Todo perfeccionamiento por otra distinta de la que Jo aprehende; pero en todo caso, en su
real -del hombre o de las cosas- supone la existencia de Dios, del formalidad propia, el valor ha sido antes un bien aprehendido y,
Ser o Bien infinito e irnparticipado, de cuya perfección o bondad como tal, capaz de ser conseguido o realizado por la persona o el
recibe o participa. El hombre -y lo mismo cualquier ser finito- ser espiritual finito.
tiene existencia o perfección, pero 110 es la existencia o perfección. Los valores, pues, son biene~ o seres apetecibles finitos trascen-
No puede llegar a tenerla, conservarla o aumentarla sino por par- dentes, intermedios entre el Bien infinito -por participación causal
ticipación -y por ende, por intervención- directa e inmediata ele eficiente, ejemplar y final inmediata del cual son constituidos como
la Existencia infinita. Sólo Dios es la Existencia o nien ) , por eso tales -y la persona o ser espiritual finito, quien los de-vela conscien-
mismo, en grado infinito. 11k aquí que cae.la vez que el hombre -el temente o en su formalidad propia- como ser o perfección actuali-
ser finito, en ge neral- con su actividad acrecienta el bien -<1ue za nte de alguno de los aspectos de su propio ser- y a.sí los elige y
es lo mismo que la perfección o existencia- en sí o en las cosas, no realiza libremente para perfeccionar o acrecentar su propio bien per-
lo pueda hacer sillo recibiéndolo o pm·ticipá11dolo inmediata y sonal- a veces mediante el perfeccionamiento o actualización de
directamente del Bien infinito ele Dios. su ser o actividad inferior y de los objetos materiales circundantes,
perfeccionamiento su bordinado a su bien específico- a fin de dispo-
4. La dj[erencia que media entre la aprehensión y realización nerse a alcanzar su Bien infinito, su último y cleli nitivo Bien tras-
de estos bienes de los seres finitos materiales y del ser espiritual o cendente, con cuya po,esión logre su propia e inmanente actuali-
persona.! del hombre, es que éste no sólo es capaz de aprehender zación o perfección .
y realizar el bien, como aquéllos, ~ino de aprehenderlo forma lmente Lo.; vaJores son los bienes finitos, intermedios entre la Persona
como bien, como ser apetecible trascendente, y de proponérselo y infinita -<¡ue los constituye en su esencia, siempre en relación de
realiLarlo libremente en cuanto bien. El bien ~ólo se de-vela rnmo apetebilidad o bondad con la persona finita- y ésta, que los descubre
tal ante la i11telige11cia y sólo es realiza ble formalmente como bien y realiza -con el concurso de la Causa Primera- en su existencia
por la libertad o, en otros términos, sólo se manifiesta y se realiw concreta para aproximarse y prepararse a alcanzar así aquel infinito
en cuanto tal por el espíriln y, en tal sentido, sólo el hombre es y definiti-\'o Bien suyo, en cuanto la perfeccionan bajo uno u otro
capaz ele. ver o apreciar el bien y de r eali.z.arlo como bien, de apro- aspecto disponiéndola y preparándola de ese modo a su supremo y
piarse de él por la conciencia. y la libertad. Los demás seres o no definiti\'o perfeccionamiento.
aprehenden el bien o a Jo tmís lo aprehenden concretamente sin
descubrirlo en su formalidad de tal, y lo realiLan siempre necesa- 5. Pero si los bienes intermedios o ,,aJores llegan de hecho a
ri amente, es decir, con un determinismo impreso en su actividad ser realmente tales por la actividad espiritual humana como parti-
-leyes físicas, quím ica~, biológfras e imtintiYas- y no son capaces cipación del Bien infinito, a cuya consecución sirven con su realiza-
ele descubrirlo ni elegirlo libremente en cuanto tal. Porque sólo el ción -directa o indirectamente, según sean valores morales o de
hombre es ca paz de conocer el sr'r com o ~r ) su rrlarirín de ron\'e- otro carácter, ,·erbigracia científicos, artísticos y técnicos- la verdad
niencia -o disconveniencia- con al~uno\ ele lo~ aspeno~ de ~u ser, es que ellos a la vez se presentan al hombre como esencias universales,
en que consiste ·e l bien o 1111/or. En efecto, el bie n o rnlor no e, sino llenando plenamente tal esencia valiosa, por ejemplo, la justicia, la
el ser con la relacián d e cotH"cniencia con otro ser, al c1ue actualita utilidad, por participación de las cuales llega a ser justa o útil
o perfecciona; ser aprehendido y reali,ado comcienLementc, a ,a-
ber, por la actividad espiriLUal de la inteligencia ) de la \·olumad.
.. una acción humana o también el cumplimiento material ele un
contrato o instrumento, respectivamente, cumplido o elaborado
En tal sentido, únicamente el hombre es capa¿ ele valorar o. en por aquélla. Vale decir, que el valor, que como bien particular por
otros términos, ele descubrir y ele elr>gir libremente el bien como hacerse se presenta y llega a ser realmente por la libertad humana
tal. J;:ste bien develado y elegido ro11scie11tr y librementr -va le decir, como un bien participado del Bien infinito, cuyo cumplimiento o
pre5ente a la actividad espiritual -es formalmente el bien o valor. realización es destinado a conducir directa o indirectamente a la

...
~

470 PERISI-SANTO TO.\lÁS DE AOlJlNO Y L\ J 11.0SOJ Í.\ ACTl'.~L LA ESENCIA DEL VALOR 471

persona humana a la consecuc10n de dicho Bien, como esencia ,curso-. Todas las demás perfecciones puras o trascendentales se
valiosa se presenta como un bien en sí e imparticipado. En síntesis, identifican con el ser. Así la unidad, la bondad, la verdad y la
los valores, que realmente son bie11es finitos por participación y en belleza y también la inteligencia y la voluntad o amor, que se iden-
cuanto conducen a la posesión del Bien infinito, como esencias tifican en su grado supremo, respectivamente, con el Ser.
valiosas se presentan cumpliendo plena y univl'rsalmcnte tal valor, El bien, pues, o es el Bien imparticipado y, como tal, infinito
como bienes imparticpados, ideales, por participación de los cuales y divino; o es el bien limitado )' finito, en su esencia y existencia,
llega a ser buena nuestra actividad humana que los encarna o les ·Por participación o causalidad -eficiente, ejemplar y final- divina,
confiere realidad. / -ya de sólo ella -creación, conservación y premoción- ya de ella
En todo caso, tal esencia uni\ersal valiosa, no es objeto de un actuando con la creatura -concurso-.
conocimiento puramente especulativo -como por ejemplo la esencia En este orden real el valor es un bien finito, por estar realizado
de hombre- sino de un conocimiento práctico, de una esencia orde- Por la persona finita -un acto justo, generoso, una acción estética-
nada a dirigir la acción humana al bien, ya del propio acto libre, •que se constituye como tal por participación de la Causalidad pri-
ya, a través de éste, de la actividad corporal propia y ajena, como mera del Bien divino; pero a la vez por actuación de la causa libre
por ejemplo la justicia y la utilidad. -de la persona finita -del hombre, en nuestro caso- que, creado
'Y conservado en su ser y facultades y elevado al acto o existencia
6. Pero, en cualquier caso, ¿cómo el valor puede ser bien real ·misma de su causalidad- que de sí está siempre en potencia- por
participado, y a la vez esencia ideal imparticipada? la causalidad del Bien irnpa.rticipado, da realidad o existencia a ese
Creemos que de la confusión de estos dos aspectos del valor, bien. L a realidad del valor es, pues, la de un bie-n finito bajo alguno
provienen los errores de la filosofía contemporánea y también la .de ms aspectos, una perfección o bien del hombre o de las cosas
imprecisión con que a las veces se presenta la solución realista del -exteriores por relación a este bien al que sirven, realizada por la
Tomismo. causalidad espiritual de la inteligencia y de la libertad de la persona
La clave de la solución está en la doctrina tomista de la parti- humana, con el concurso previo y -concunente de la Causalidad del
cipación, cuya fecundidad se revela cada día más a propósito de los Bien infinito y como participación suya y que directa e inmediata-
problemas más graves y profundos de la filosofía. 1 .mente es bien o perfección del hombre -ser que le conviene o
actualiza alguno de los aspectos de su naturaleza- en cuanto su
Según ya lo hemos expuestos en otro trabajo,2 hay dos partici- realización prepara y conduce a éste a la posesión del Bien infinito,
paciones: 1) una real, que es la del ser y, por eso mismo, de la
-como acto plenamente perfeccionante suyo.
esencia y existencia o p,·esencia, de las perfecciones puras o "simple-
En el orden real el valor se constituye, por consiguiente, como
mente simples" -que en su concepto no encieran imperfección- o
una esencia que no puede existir sino 1) por participación causal
trascendentales, en el sentido escolástico del término y cuya unidad
-extrJnseca del Bien imparticipado -eficiente, final y ejemplar-
lógica es, por eso, imperfecta, analógica, pues este ser se realiza de
vale decir, no intrínseca o por emanación, incompatible con la sim-
las más diferentes maneras. Se trata de una participación real, vale
plicidad y perfección del Acto puro; 2) y a la vez por la acción de la
decir, que se da en la realidad trascendente, con independencia de
persona o ser espiritual finito, único ser que por la inteligencia
nuesu·o pensamiento y que, en definitiva, es única: la participación
puede aprehenderlo como tal y único que por su libertad puede
de ser: de la esencia -pa,·ticipación necesaria, como dependiente que
adueñarse de él en cuanto bien, para elegir y decidir su existencia
es de la Esencia e Inteligencia divinas, que son necesarias -y de la
en su propio ser -ciencia y moral- en los seres materiales exteriores
existencia -participación contingente, como dependiente que es
de la Voluntad liibre divina. Dios es la Existencia imparticipada. a su actividad espiritual -técnica y arte-.
Conviene insistir en que el bien o el valor- y, por ende, también
por cuya participación necesaria reciben o son, como distintas de
su aprehensión- se constituye- aun en su esencia en la Esencia e
Dios, todas las esencias; y por cuya participación contingente, depen-
diente de la Voluntad de !Dios, participan o reciben existencia de ., Inteligencia divina- siempre por referencia al sujeto concreto,
como perfección o acto suyo. Y en tal sentido hay bienes o valores
la Existencia Divina- por creación, conservación y premoción y con-
que convienen al hombre en cuanto hombre y son, por ende, esen-
,ciales y permanentes; pero hay valores que sólo convienen al hombre
1 Cfr. C. FABRO, La nozione metafisica di partecipazione, seco11do S. Tommaso
D'AqJ.lino, 2~ ediz., Societa EdiLrice Intemazionalc, Torino, 1950. en su situación concreta y, como tales, convienen a un artista, a un
2 Las dos participaciones: lógica y real, publicado en la revista Sapientia. .sabio o a un técnico, y no a otro. Lo cual no quiere decir tampoco


472 DERISI -SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FlLOSOFfA ACTUAl:. LA ESENCIA DEL VALOR 4B

que los valores sean puramente relativos, sino que su reali<Ula prescindencia de su existencia concreta contingente- por participa~
absoluta se constitttye por relación al sujeto personal o concreto. ción dt: la cual son las esencias individuales existentes o posibles.
Los bienes finitos o valores son realmente esencias concretas,
7. - 2) En segundo lugar, ha y una participación lógirn, que se las cuales, como tales, también pueden ser abstraídas de su realiza-
constituye en el plano de las esencias, y, como tal, es de las perfec- ción individual y contingeme y concebidas como valores abstractos,
ciones imperfectas o "mixtas", es decir, de las perfecciones que en en sí y, en esta forma se presentan realiza.ndo en toda su pureza
su propia naturaleza o noción incluyen imperfección o, en otros la esencia del valor. Así de los actos justos reales -existentes ~
ténninos, de las perfecciones predicamemales, las cuales se expresitn posibles- abstraemos ]a noción o esencia de justicia. Y los actos
por conceptos uní\'ocos. humanos para ser justos deben ajustarse a la esencia de justicia.
Se trata de una perfección esencialmente imperfecta, concrbida- Tal esencia no existe realmente sino en los actos justos; pero en
por la mente con abstracción de sus notas individuantes o, ele otro sí misma, como esencia abstraida de lo real, es también ella real,
modo, de un modo ttniversal y en toda su purela esencial. Así sus notas constitutivas son reales; bien que 110 sea real el modo tmi-
concebida, con prescindencia de sus realizaciones concretas y con- versal y abstracto con que se la concibe y que, por eso, no se predica
tingentes, la esencia aparece como la esencia en sí, imp01·ticipadn.· de los actos u otros objetos concretos.
Los valores así concebidos son, pues, reales en lo que ellos ex-
-verbigracia: el hombre, por panicipación del cual a su vez son
presan, en las notas constitutivas de la esencia valiosa, bien que no lo
las esencias concretas- Yerbigracia Juan es hombre por participa-
ción de la esencia del hombre. sean en el modo abstracto o universal, puramente mental, con que-
son expresadas por el intelecto.
Se trata de una participación lógica, \'ale decir, de un modo Los actos humanos y sus objetos deben ajustarse a las exigencias.
de concebir o pensar las cosas, y no ele una participación real, aunque· del valor y deben realizar la esencia real de éste; y no su modo
tal modo de pensar las cosas se funde en la realidad, que ofrece
abstracto, que no es real.
asidero a él. En efecto, la esencia en sí, por ejemplo de hombre,..
no existe: en la realidad sólo existen hombres individuales y con- Pero la participación en sí misma de los acto~ respecto al valor
tingentes: José, María, etc. Pero tocios y cada uno ele esos individuos uni\'ersal no es real; la participació11 real es la ele! bien roncre/o,
son homb,·e, animal racional, bien que identificado éste con la indi- en su esencia y existencia, ,·espccto al Bien divino, ajustándose a
viduación en cada caso. La inteligencia espiriLUal es capaz e.le poder las exigencias de] Cual la acción humana resulta buena. El bien,
captar las notas esenciales -hombre o animal racional- sin las concreto o valor se constituye tal, en cuanto es un ser o acto que
notas individuantes con las que se encuentra identificada en cada- participa del Bien infinito y por eso mismo, conviene o perfecciom~
hombre concreto; con lo cual la esencia de hombre resulta abstracta· a1 hombre en orden a la actualización plena de su ser por la con-
y universal en el modo de ser aprehendida por el concepto, bien secución exhausti\'a de aquel Bien o Acto puro.
que su contenido o notas esenciales -hombre o animal racional-
sea real y esté identificado con cada uno de los individuos. Esta 8. -A la luz de lo expuesto se comprende qué son los valores;-
identificación del individuo con el concepto, en cuanto a la esencia· bienes finitos o esencias valiosas por hacer, intermedias entre et
aprehendida y no en cuanto al modo abstracto )' universal de- Bien divino y la libertad humana; la cual debe realizarlas o encar-
aprehenderla, sin que la esencia en sí se agote en ninguno de ellos, narlas en sí o en las cosas -siempre por participación de aquel
hace que los individuos se conciban -cum fundamento in re- comer Bien- para disponerse al logro de éste. Bienes intermedios que-
esencias que son tales por participación de la esencia en sí, impar- son real y concretamente, los valores pueden ser aprehendidos tam-
ticipada ; que Juan, por ej., se conciba como hombre por participa- bién de un modo abstracto por la itneligencia, en cuyo caso lai.
ción de la esencia en sí de hombre; la cual es real en su contenido, realidad sólo está en las notas esenciales y no en el mode abstmcto,
pero no en su existencia, pues sólo existe en el concepto ele la y universal e imparticipado, con que son concebidos y, por ende,
mente. " su participación es únicamente lógica y no real.
Todas las esencias finitas concretas, que realmente son por par- Pcr no atender a este doble modo como puede ser aprehendido
ticipación de la Existencia e I nteligencia divinas~ pueden ser apre.... el valor o bien finito en su realidad de bien participado para ser
hendidas abstractamente por el intelecto como esencias en sí, realizado por la persona humana, ya como esencia valiosa o buen~
imparticipadas -por el moc.lo abstracto de ser aprehendidas, con, abstractamente, que como tal no es real, ya como bien real por

..
474 DERISI - SAN:TO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LA ESENCIA DEL VALOR 475

participación del Bien infinito, se han originado no pocas confu- como l>) su realización f!s esencialmente obra del espíritu. Ya dij i-
siones en la Axiología contemporánea. mos que sólo el espíritu, por su inteligencia, puede de-velar el ser
Así se afirma, por una parte, el carácter absoluto y trascendente -como ser y, por tanto, el bien como bien, el valor aun de las cosas
de los valores y, por otra, se les niega realidad, se los reduce a materiales. Y sólo el espíritu es capaz también, por su voluntad,
entes ideales. La verdad es que los valores son absolutos y trascen- ele realizarlo como tal y libremente. En otros términos, sólo el
dentes al hombre, poseen realidad en sí como bienes reales que espír itu es duefío del ser o del bien o valor, para apoderarse for-
son -existentes o posibles-; aunque el modo abstracto con que se malmente de él por su aprehensión y por su actividad libre, aunque
los concibe y su ser imparticipado, no sean reales. se trate de bienes o valores materiales. El bien o valor oculta su
Cuando N. Hartmann afirma que si Dios existiese, estarían formalidad de tal, que es inmaterial como el ser, con el que se
de más los valores, como si éstos sustituyesen a Aquél, confunde identifica, para toda actividad material. Por eso los seres materiales
evidentemente las esencias valiosas o bienes finitos participados, buscan y realizai su bien, pero no como bien. tampoco proponién-
que realmente son los valores, con los valares abstractos a los que doselo libremente como tal. O en otros términos, la materia no
hipostasía y confiere realidad como tales, de un modo análogo al es dueña del bien o valor por la conciencia y la libertad.
que empleaba Platón con las Ideas. Si los valores abstractos son Lo cua l no quiere decir que el espíritu constituya el valor y
concebidos como realidades absolutas e imparticipadas en sí, y, como que éste no sea sino por aquél y en aquél. El espiritu no crea, sino
tales, independientes de Dios, es claro que los valores vienen a que desrnbre el valor en la realidad, como objeto trascendente a
sustituir a Dios en el plano práctico tanto moral como técnico ar- él, y corno a tal lo realiza. Lo que aquí queremos subrayar es sólo
tístico. Pero la verdad es que los valores no existen de ese modo, el carácter formalmente inmaterial del valor, como lo es el de la
sino sólo en el primer sentido, como bienes participados, que lejos bondad, unidad, verdad, es decir, de las propiedades trascendentales
de sustituir a Dios, son precisamente por participación del Bien o identificadas con el ser, también inmatt>rial en sí mismo, que hace
de Dios, impuestos por Este al hombre como bienes intermedios que sólo se manifieste y pueda ser aprehendido por el conocimiento
que lo disponen y aproximan a El. espiritual y realizado por el apetito también espiri,tual de la volun-
También cuando se afirma que los valores son esencias alógicas, tad libre.
captadas por los sentimientos espirituales -tal como lo hacen Scheler En su condición de horno viator, hecho para ser perfecto con la
y Hartmann- es verdad que todo bien, aún siendo absoluto y perfección del Bien infinito, que aún no ha alcanzado, el hombre
trascendente al hombre, no se constituye tal sino por referencia al necesita de los valores; necesita des-cubrir y realizar estos bienes
apetito y, en el caso del bien específico humano, por respecto finitos propios de su ser o de los seres corpóreos en cuanto sirven
al apetito espiritual, que es la voluntad libre del hombre a la que al suyo propio.
perfecciona -"bien es lo apetecible" (Santo Tomás)-; pero el que Tal actividad espiritual que de-vefo y realiza los valores, que
se constituya por respecto al apetito, no quiere decir que se apre- intelecttw.lmente capta el valor -espiritual o material según los casos-
henda por el apetito o los sentimientos mismos, los cuales no son y libremente lo realiza - libertad que no se opone a la obligación
capaces de captar nada. Es la inteligencia quien aprehende el valor, o necesidad moral con que a las veces se impone, que, por el con-
es decir, aprecia un ser como bueno por respecto al apetito que trario, la supone- es lo que constituye la activi,dad cultural pro-
debe perfeccionar;i ya sea sensible, ya sea espiritual, ya sea esencial piamente tal, y sus efectos son los entes culturales.
o propio del hombre, ya accidental o de un determinado hombre La cultura, pues, es el efecto de la actividad espiritual del
concreto. De este modo la inteligencia estima como valioso un ali- hombre que no ha alcanzado su Fin o Bien último trascendente
mento por respecto a las necesidades fisiológicas de la conservación ni la consiguiente perfección inmanente o actualización plena de
o desarrollo de1 cuerpo, así como estima valiosa la virtud para la su ser, y que para obtenerla o disponerse a ella, de acuerdo a las
voluntad libre. Del mismo modo un artista valorará un libro por exigencias de aquel Bien, va logrando o realizando consciente o
su encuadernación o impresión, que un sabio o un literato estima
por sus ideas o por su belleza literaria. Pero es siempre la inteli-
.. libremente los bienes linitos - los valores- en las diferentes zonas
ele su actividad y de su ser de un modo jerárquico -vegetativo,
gencia quien, por respecto, eso sí, al apetito, aprehende el valor. sensitivo, espiritual, y, en éste, intelectual, rnoral y religioso- y en
los objetos exteriores -los entes úLiles ele la técnica y los entes bellos
,9. - Estos bienes o valores pueden ser materiales -el bien de del arte- para así disponerse mejor a la obtención de su bien es-
un apetito sensible, por ejemplo--, pero a) tanto su aprehensión pecífico humano.

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476 OERlSI-SANTO TOMÁS DE AQUJl'-0 Y LA l'ILOSOFÍA ACTUAL

CtLltura y valor, por ende, son correlativos. Los valores no se


l

develan ni se realizan sino por la actividad espiritual cultural de la
persona humana, y a su vez esta actividad wltural no puede reali-
zarse ni perfeccionarse - tanto en la inteligencia como en la voluntad
libre- sino por los valores como sus objetos. Sin valor no hay acti-
vidad cultural, y sin actividad cultural no se de-velan ni realizan
los valores.
Como estos bienes que la especifican, también la actividad cul-
tural pertenece al horno viator, al hombre en camino o en su vida CAPÍfULO XXXIV
del tiempo; actividad que perfecciona la naturaleza del hombre y
de las cosas exteriores en función del hombre, mediante la realiza-
ción de los bienes finitos o valores impregnándolos así de su espíritu ESPfRITU Y --: uLTURA
o humanizándolos, a la vez que dispone a la persona humana a
alcanzar su meta o perfección plena inmanente por la consecución l
del Bien infinito trascendente.
Entre el hombre con su mundo circundante como es inicial- j LOS CARACTERES DEL ESPIRITU
mente dado por Dios. y el hombre plenamente accuafoado por la
posesión definitiva del Bien divino, se colocan los valores, los bienes
l. - La de-ve/arió11 y posesión del ser por la inteligencia.
finitos intermedios y la artivid(/d cultural que los capta y realiza,
la cual, especificada por aquéllos, como ellos se diversifica de un El hombre, que por los sentidos s<>lo percibe los datos indivi-
modo jerárquico: en actividad cultural técnica-artística, moral, cien- duales leuoménicos - "esto coloreado", "esto sonoro", etc.-, por
tífica y religiosa con sus múltiples subdivisiones. su inteligencia de-Yela y aprehende el ser u-ascendente o trans-
Los valores aparecen así en su definitiva realidad como exigen- subjeti, o. En este arto se hare presente una ret1lidnd distinta del
cias d e bien, como bienes finitos por realizar o en potencia, cuya sujeto y en ruamo distinta de él: com o oú-jectum. En otros tér-
realización impone inmediata o mediatamente la Persona divina a minos, el acto intelectivo se manifiesta como intencional, en una
la persona humana, es decir, al ser inteligente y libre y a la vez dualidad lúcida o conscien te del s11jeto y objeto, irreductibles el uno
finito, para su propio perfeccionamiento -científico, moral y reli- al otro, a1111gue rnncl icionacla la aparición del segundo al primero.
gioso- y para el del propio cuerpo y vida inferior y de las cosas Por el acto intelectivo, en que el ser del objeto se hace presente
materiales exteriores a la propia actividad espiritual, al servicio en el ser del sujeto, el hombre se :idueña del ser de las cosas y
del hombre en una palabra, para su cultura, a fin de disponerlo simultáneamente del propio ser.
y acercarlo de este modo a su plena perfección por la posesión del E!.ta aprehensión o pre5encia comciente del ser trascendente e
Bien infinito, que aún no ha alcanzado. Tales valores realmente inmanen te, constitu ye el primer rasgo o manile,Lación de l espírit11 :
constituyen esencias valiosas o bienes realizables o en potencia por de una acti vi dad esencit1lmeme superior e irreductible a la materia
participación del Bien infinito; no pueden llegar a ser u obtener en todo sus grados y m anifestaciones. Por ella el hombre Lrasriende
de hecho su existencia sino por la actividad espiritual de la persona enteramente el mundo de los fenómenos y alcanza la transparencia
finita o humana, única capaz de descubrirlos y aprehenderlos en de la vndacl o manifes tación del ser -y con ella, la de la dualidad
su realidad formal trascendente con su inteligencia y conferirles consciente de subjeto y objeto-, que lo coloca por encima de todo
realidad actual con su libertad, única capaz de actividad cultural, el universo corpóreo: únicamente él es dueño del ser, ya que no
como causa segunda o dependiente en su propia causalidad de la sólo es sino que snbe que es y sabe qu e las cosas son.
Causa Primera del Bien o Persona divina. ..,,
2. - L a poJesión del ser jJor la libertad.

Eu la gama de los seres materiales, desde los inorgánicos y los


vivientes inconscientes hasta los animales que conocen y apetecen
las cosas que asimilan pero sin de-velar ni alcanza r el ser, "la cadena
ESPÍRITU Y CULTURA
478 DERJSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL 479

tlel determinismo se alarga, pero no se rompe", dice magistralmeme cional del ser trascendente y del ser inmanente, mediante el cono-
Bergson. Ninguno ele ellos es dueño de su actividad. cimiento y la libertad. Por la aprehensión intelectiva y por la l i-
E11 cambio, bajo la visión del ser, de la inteligencia, la volun- bertad se adueña del ser y actividad propios y del ser y actividad de
tad se proyecta necesariamente sobre él como bien o apetecible, en las cosas. Esta lúcida y activa posesión de su actividad y de su ser
el sentido de que nada puede ella apetecer sino bajo esa noción ele inmanente y del ser y actividad trascendente de las cosas, lo cons-
hien, que no es sino el ser en acto o pe[ección. En esa amplitud tituyen al hombre en persona.
infinit:l de este objeto que necesariamente la especifica, radica la De aquí que si el ser de los entes materiales es un "vestigio"
raíz ele la libertad ele la ,·oluntacl. frente a cualquier ser o bien o manifestación del Ser de Dios, el ser espiritual del hombre es la
finilo la voluntad es capaz de apetecerlo en cuanto participa del imagen de Dios (]mago-Dei), porque participa de la Inteligencia
bien, en cuanto es ttn bien, pero puede no quererlo o querer otro y Libertad divinas, por esta actividad intelectiva y libre, con la que
bien, incluso opuesto a él, porque no es el bien, no agota la infinitud es capaz de conocer y amar al mismo Ser de Dios y también de
del bien. continuar y ampliar la obra de Dios con la cu[ti,,..a.
L'l libertad surge de este juicio práctico de indiferencia y con- Unicamente por el espíritu -inteligencia y libertad- del
siste en la posibilidad activa o dominio sobre la propia acti\"ida<l hombre, el ser puede ser de-velado ,, aC'l"ecentado, puede llegar a ser
cultura.
para querer o no un bien o pará querer otro bien, hasta opuesto a él.
La libertad no es indiferencia pasiva -capacidad de recibir
una u otra determinación- como la que posee la materia, sino todo
lo contrario: una indiferencia activa, capaz de autodeterminación: JI
no una indeterminación por pobreza, una capacidad indeterminada
o potencial. sino por riqueza o acto, que inclu ye la capacidad ele
autodetenninarse por uno u otro acto, especificado a su vez por LA CULTURA
uno u otro objeto.
A diferencia y en oposición al ser material, determinado en 4. - El alcance de la creación cultural.
toda su actividad de un modo necesario y capaz sólo de ser deter-
m inado pasiva o potencialmente, el hombre, únicamente él, preci- El hombre se encuentra en su circunstancia geográfica e his-
samente por su esphitu, es capaz de un apetito, la voluntad, de tórica, sin que se haya autoelegido en su ser ni tampoco haya
autodeterminación. La voluntad no sólo posee su actividad, sino elegido ni causado el ser de las cosas, en que se encuentra. El ser
que la posee en múltiples posibilidades de realización, tanto sobre propio y el de las cosas naturales son anteriores al dominio de la
intelecdón y de la libertad.
las cosas como sobre su propio ser.
De este señorío sobre la propia actividad brota la capacidad Sin embargo, a diferencia de los seres materiales sumergidos
de modificar y enriquecer la acción y el ser de las cosas. Sin romper en la inconciencia o en la penumbra de los conocimientos feno-
el determinismo de las leyes naturales que la rigen, por su libertad ménicos de los sentidos y sujetos a la vez al determinismo necesario
el hombre es capaz de introducir en ellas modificaciones, que cana- de las leyes naturales -físicas, químicas, biológicas e instintivas-,
lizan su actuación hacia la consecución de nuevos bienes, inalcan- sólo el hombre, por su espíritu, logra aprehender y modificar libre-
zables en el ámbito de su acción natural. También sobre la propia mente la actividad y el ser de las cosas y del yo y crear un mundo
actividad espiritual de su inteligencia y de su libertad es capaz de nuevo: la ctlltura.
imprimir modificaciones estables o hábitos, que la enriquecen con Esta es el enriquecimiento del ser de las cosas y del propio
la capacidad de ordenarse de una manera estable a su respectivo ser humano mediante la actuación del espíritu; porque únicamente
bien. el espíritu, por su actividad inteligente y libre, es capaz de des-
cubrir y forjar y luego infundir en el ser de las cosas y en el propio
ser nuevas formas de ser que Jo perfeccionan y enriquecen más aIJá
3. - El hombre, ]mago Dei. del ser naturalmente dado.
Por la actividad intelectiva y volitiva, esencialmente distinLa Esta nueva realidad creada por el espíritu -a través de las
y aán opuesta e ineductible a la de la materia y, en tal sentido manos o de los instrumentos, cuando se trata de modificación de
espiritual, el hombre se aduer1a de un modo inmaterial o inten- los seres_ materiales- mediante la transformación conscientemente

..
'480 OERISf - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL
ESPÍRITU Y CULTURA 481

elaborada y libremenLe infundida e n los entes del mundo y en ~l En síntesis, la cultura es la realidad creada por un espíritu,
:propio del hombre, consti tuye la rn l/11rn. que por ser finito y creado, es incapaz de crear algo desde la nada
absoluta; pero, sin embargo, por ser espíritu, es capaz de dar origen
.5. - La cultura, expresión encarnada del espíritu. a un nuevo mundo estructurado sobre los entes n aturales, mediante
su transformación o cambios introducidos en ellos, para alcanzar
La obra organizada por la cultura trasunta y remite siempre nuevos bienes que no ofrecían por sí solos los seres naturales.
al espíritu que la engendra, porque en la factura cultural - material o La cultura engendra un enriquecimiento del ser en las cosas
espiritual en su realización- se expresa siempre la intención y el y en el propio hombre, por la introducción de nuevas formas -a
fin que el espíritu se ha propuesto en esa realización y, por eso, hay través de las manos o de los instrumentos, cuando se trata de seres
e n ella algo esencialmente superior al ser naturalmente dado en materiales, sin excluir el propio cuerpo y vida material humana-
que se instaura. Así en las formas con que ha sido labrada una realizada por el espíritu del hombre, por su inteligencia y su libertad.
piedra para cortar y en la manera con que han sido transformados Por eso también, únicamente otro ser espiritual, otro hombre,
y combinados un conjunto de elementos naturales para constituir es capaz de de-velar y comprehender un ser cultural con su inteli-
una máquina, se expresa y está como encarnada la intención y el gencia y emplearlo para los fines con que ha sido elaborado, con
fin que el espíritu se ha propuesto en su creación, y que trasciende su decisión libre.
esencialmente a las modificaciones o formas materiales introducidas E.se plus que el espíritu introduce en lo~ seres materiales o en
p ara lograrlos. el propio ser humano para enriquecerlos y que constituye la cult ura
Por eso también, el único capaz de de-velar y comprender la o el humanismo, es logrado por la introducción de nuevas formas
cultura en su sentido y alcance propio, en aquello en que esencial- -accidentales o substanciales, según los casos- en los seres natu-
mente ~upera a los entes naturales con que está elaborada y que ralmente dados con que se obtienen los fines o bienes que el espíritu
precisamente los eleva al nivel de cultura, es el espíritu. Unicamente se ha propuesto alca nzar en ellos, pero más allá de su s capacidades
un ser i11telige11te e~ capaz de captar cabalmente aquello que en los puramente naturales.
:.~res naturales ha impreso y expresado y ha querido lograr otro La cultura se presenta, p ues, como una continuación de la
espíritu i11telige11te, porque el significado e intención impresa en acción creadora de Dios. Con su espíritu el hombre ha recibido de
los entes naturales es de ín dole espiritttal y está por encima del ser Dios la capacidad de añadir algo, de enriquecer o perfeccionar lo
na tural en que se encarna. que Dios ha hecho en él y en el mundo.
Este mundo interior del espíritu creador, encarnado en la ex-
presión cultural, permanece enteramente oculto para cuahj uier otro 6. -Los bienes propios de la cult ura
ser que no sea espiritual, otro que el hombre, el ,ínico, quien a tra-
E.l espíritu está esencialmente orientado por su inteligencia a
Yés de las fonuas impresas por el otro ser espiri tual, otro hombre,
la verdad, por su voluntad al bien. El bien apetecido puede existir
en los seres naturales, es capal de des-cif"rar y compreh ender su
o no: se trate ya de un bien existente por obtener, ya de un bien
mensaje, s¡¿ significación y su fi1111lidad . no existente por hacer - bonum obtine11 d11m o bomtm effiriendum,
La cultura se constituye así en el ve hículo con que, a través según la expresiva frase de Santo Tomás-.
de los seres naturales intencionalmente rnotlificados por eJ hombre Cuando la voluntad, dirigida por la inteligencia, libremente
creador de la cultura, los seres espirituales, las personas, son cap aces quiere dar existencia a un bien que no existe, en las cosas o en el
de comunicarse y ayudarse. propio ser, realiza cultura.
El hombre es, pues, el destinatario ele la cultura, no sólo en La acción creadora del bien en las cosas o en el propio ser ma-
cuanto es el único capaz de comprehenclerla con su inteligencia, terial del hombre, que realiza la intervención libre ele la voluntad,
sino tam bién en cuanto es e] único capaz ele aprovecharla con su a través de los órganos o instrumentos materiales, constituye la
libertad. El hombre no sólo puede llegar a comprehender cómo cultura del hacer técnico y artístico, según que el bien buscado sea
está h echa y para qué sirve una máquina, sino que es también lo útil -medio para obtener u n bien- a lo bello.
capaz de emplearla libremente para obtener los fines para los que
En cambio, la acción que intenta obtener el bien en el propio
está. hecha, o sea los fines p ara los que la elaboró su inventor y su
ser de la acción libre, mediante la creación de los hábitos buenos
fa bricatne. o virtudes, con los que la voluntad quede enderezada permanente-

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482 DERJSI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFfA ACT UAL CSPÍRlTU Y CULTURA 483

mente hacia la consecución del bien del hombre, es decir, al bien se subordinen al bien de la belleza y del quehacer arústico, porque
honesto o h11ma110, constituye la cultura del obrar moral. el medio debe subordinarse al fin .
Finalmente, la búsqueda de instaurar en la inteligencia una En segundo lugar el bien y la actividad de ambos -<le! hacrr
facilidad permanente, un hábito, de razonar rectamente, es decir> técnico y artístico- han de subordinarse al bien y a la actividad
de acuerdo a las exigencias de la verdad objetiva, constituye la moral. del obrar humano, porque todos los bienes materiales y la
cultura del contemplar o de la inteligencia, con la cual ésta puede actividad que los engendra han de servir a la actividad espiritual
ordenarse habitualmente a la búsqueda de la verdad, evitando los específica del hombre, por la que éste se perfecciona. Finalmente
peligros de los sofismas y de los consiguientes errores. dentro de los bienes y actividades espirituales, el bien y la actividacl
El bien de las cosas, el bien útil o bello, el bien de la voluntad> moral o de perfeccionamiento humano como tal, ha de subordi-
el bien honesto o moral, y el bien de la inteligencia, el bien de la narse al bien de la verdad de la inteligencia que la capta, porque,
verdad, logrados por el hace,·, el obrar y el contemplar, enriquecidos a travó de la contemplación intelectiva y desinteresada de la ver-
por los hábitos o facilidades impresas en ellos, que de un modo dad, en la inmanencia de este acto aprehendente, se alcanza la pose-
permanente los disponen -y en el caso de las virtudes, también in- sión intencional del ser trascendente y, en última instancia, del
clinan- al logro eficaz de tales bienes, constituyen el tesoro de la Ser trascendente divino, con el que se actualiza y se logra la pleniwd
cultura en los diferentes sectores de la actividad humana y también del ser humano y se alcanza su consiguiente felicidad.
en los seres de las cosas en cuanto dependen de aquélla y son trans-
formados por ella para el bien del hombre. 9. - Sentido temporal e histórico de la cultura.
La belleza, la bondad y la verdad son las metas o valores su -
7. - La cultura en su sentido más riguroso. premos del espíritu, en cuya búsqueda inteligeme y libre crea él
La cultura propiamente tal reside más en el enriquecimiento la cultura o humanismo: como una consecución o realización limi-
de los hábitos de la técnica y de} arce, de las virtudes morales e- tada, temporal e hi~tórica de los mismos, en su vida terrena, en
inlclectuales, con que el espíritu, a través de la inteligencia y ele la busca y camino de una consecución plena de la B elleza, Bondad
voluntad, se enriquece y adquiere la inclinación permanente para y Verdad inünitas, más afüt del tiempo y de la historia. En efecto,
obrar o hacer bien su propia actividad o las cosas, respectivamente- la meta suprema del espíritu humano no es ésta o aquéJla belleza,
-enriquecido este hacer a su vez por los hábitos manuales en e} bondarl o verdad, sino la Belleza, Bondad y Verdad; y en virtud
buen uso de los instrumentos, cuando se trata de la actividad cul- de esta búsqueda incoercible y quemante de estas meta.<, infinitas
tural sobre la materia- que en los bienes mismos logrados por la ~ue se identifican con el Ser infinito de Dios- el hombre no se
actuación del espíritu. Esta actuación en las cosas o en el propio agota jamí1s en la realización de lo útil y de lo bello, -propio de
ser humano del espíritu, en busca de un bien, engendra los bienes. la técnica, la economía y el arte- y no se contenta nunca con el
de la cultura. Pero en suprema instancia, más que en estos bienes> bien humano alcanzado -en la moral- y no se detiene tampoco
la cultura reside en el espíritu mismo enriquecido con los hábito.r- en la conquista de la verdad, obtenida -en las ciencias y la filo--
o capacidades adquiridas por la propia acción del espíritu, y que- sofía, y también en la teología, en un orden cristiano-.
le confieren el dominio y la facilidad permanente para obtener con La cultura se ubica en el tiempo histórico, tiene como sujeto
perfección los bienes de la cu.ltura. Precisamente la posesión de activo y creador al /zomo viator, al hombre temporal e histórico,
tales hábitos enriquecedores del espíritu para elaborar la cultura- en busca incesante del bien titil, de la técnica y de la economía,
en las cosas y en el propio ser humano, hacen del que los posee un, del bien de la belleza del art e, del bi-rn humano u honesto de la
hombre culto, es decir, un artesano, un artista, un santo u hombre moral y del bien de la verdad en las ciencias)' la filosofía.
honesto y bueno, un sabio y un científico. Sin embargo, sólo con la Verdad, Bondad y Belleza infinitas,
.¡ como metas supremas y ultraLemporales del espíritu inmortal del
8. - Organización jerárquica de la cultura y de sus bienes. hombre, cobra sentido la búsqueda y realización finita incesante
e insaciada de tales bienes en el tiempo y la historia, en una pala-
Para que los bienes de la cultura sean verdaderamente tales. bra, cobra sentido la cultura o el humanismo. Esta se ubica, pues,
y, más todavía, para que lo sea la misma actividad cultural que entre un hombre, tal cual es naturalmente dado en el tiempo -ler-
los engendra, es menester que el bien de la técnica y su actividad rni11us a quo- y un hombre, tal como debe llegar a ser en su reali-

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484 DERISI - SANTO TO:\fÁS DE AQUINO Y LA FJLOSOf-lA AC'TUAI.
ESl'ÍRLTU Y CULTURA 485

zación plena, más allá de la vida del tiempo -terminus ad quem-.


La cultura logra su más hondo sentido como un recorrido tem- realizaciones. Las vidas de los grandes arli~tas, de lVIiguel Angel por
poral e histórico del espíritu finito y encarnado en el tiempo en ejemplo, son aleccionadoras a este respecto. Esta es la raíz desbordante
búsqueda azarosa del Espíritu infinito, más allá del tiempo y de de donde surgen los cambios en las encamaciones de esos bienes
la misma cultura. Esta, pues, no es sino el perfeccionamiento sin en las distinstas épocas y en las distintas personas: la raíz que
tregua ni descanso, del propio ser humano, y de las cosas externas engendra los cambios de formas y estilos en el arte, las nuevas
con relación y subordinación a él, realizado en el tiempo y la his- manifestaciones de la virtud frente a nuevas circunstancias, las
toria poi el espíritu finito en el tiempo, en búsqueda de una meta nuevas conquistas y reali1.aciones Lle las ciencias, las técnicas y la
o Bien infinito, que desde más allá del tiempo y de la historia lo economía, ele acuerdo al desarrollo y posibilidades nuevas de cada
mueve y determina. La cultura es, por eso, una participación de época, y las nuevas formulaciones y problemáticas de la filosofía
el Bien infinito, finita e históricamente realizada en el tiempo. Por freme a un mundo de mutación.
ese Bien logran categoría de bien todos los bienes o valores de la Los mismos valores, inmutables en su esencia, como la Belleza,
cultura, que constituyen, por eso mismo, una aproximación y una la Bondad y la Verdad, de las qu e participan, se realizan en
preparación para su consecución definitiva más a llá de la cultura nuevas y cambiantes formas o e11car11ario11es. de acuerdo a las nue-
misma. En esta perspectiva de un Bien o Valor infinito, como vas situaciones y oportunidades traídas por el cambio. Esta trans-
Meta o Fin, que desde más allá del tiempo y la historia mueve al formación incesante ele las fonnas existenciales o concretas de la
espíritu linito del hombre a su búsqueda incesante y sin término, cultura, es inagotable, precisamente porque las realizaciones cul-
la cultura alcanza su cabal significación, como el camino recorrido turales son finitas, incapaces de agotar el nien o Valor infinito,
en el tiempo y la historia por el homo viator para acercarse m,ís y del que participan y que desde la trascendencia ultratemporal, las
más a aquel Bien. mueve y determina.
Lo importante en este punto, no es tanto señalar esta posibi-
bilidad de cambio de formas, que son evidentes por la misma
10. Esencia y existencia de la wlturn. experiencia histórica y a priori por la razón apuntada de su finitud ;
como la permanencia o inmutabilidad de los bienes o valores e1en-
Por eso también, las realizaciones históricas finitas de la cul-
ciales, que deben reconocerse siempre -lo verdadero, lo bueno
tura no agotan n unca la capacidad del espíritu para nuevas e u honesto y lo hermoso- en las realizaciones concretas, para que
incesantes creaciones, precisamente porque ninguna ele ellas agota sean reahnente obras de cultura. Porque, como ya advertía Aristó-
o realiLa plenamente el Bien o Valor in[inito, que, desde más allá teles a la tesis de Heráclito, para que un ser cambie o llegue a
del tiempo y la cultura lo mueve, y por cuya posesión, consciente ser otro, algo de él debe permanecer, porque sin esta permanencia
o inconscientemente el hombre actúa en las realizaciones culturales. no hay cambio. Y en los entes culturales lo que permanece es
De aqtú que el espíritu vuelve una y otra vez -a través de la precisamente el bien o valor de verdad, bondad y belleza que
pequeña historia personal o ele la grande historia de los hombres- encarnan .
ª intenetar nuevas formas de realización de los bienes de la cultura, De este modo podríamos concluir que ha y una cultura esencial,
tanto en la técnica, la economía y el arte, como en la moral, las una e1·eacwn hw11a11a de bienes o va lores permanentes en las cosas
ciencias y la filosofía. Ningún auténtico artista, santo o sabio se ha y en el propio hombre, pero que tal creación cultura] esencial se
detenido en el camino de la realización de sus bienes o valores realiza en múltiples e inagotables formas, en incesrwtes encarnacio-
respectivos; al conu·ario, después de logrado un bien determinado nes o culturas personales e históricas.
-una obra arthtica, un nuevo grado de perfección moral, una nueva
conclusión científica o filosóGca- surge m,ís exarcebado el anhelo
del Bien infinito, -bajo alguna ele sus facetas de Verdad, Bondad,
Belleza- -que lo lleva a insistir una y otra Yez, y con intensiclatl.
y elevación creciente, en la real ización de nucvo5 bienes. Ningún ..
hombre de cultura -artesano, artista, sabio o santo- se encuentra
satisfecho con el bien logrado; y cuanto más ha avanzado en el
camino de conquista de su bien o valor respectivo, más y más
exacei-bado surge en él el ansia de lograr nuevas y más perfectas

-
CAPÍTULO XXXV

PERSONA Y CULTURA

l. El espíritu , nota específicnme11tP co11stit11ti11a de In persona.


- A diferencia de los seres materiales, por su espíritu el hombre
no sólo es en medio de otros seres, sino que es inteligente -lee
den tro o de-vela el ser- sabe que él, el mundo y Dios son y es capaz
.además de descubrir lo que estos seres son: su esencia; y es tambié11
.libre, es decir, posee dominio sobre su propia actividad , es capaz de
modificar con ella su ser y el ser de las cosas d e acuerdo a los fines
que él mismo se propone. En otros términos, úni camente el hombre,
por su espíritu, posee un doble se11orío sobre su actividad y su
ser y sobre otros seres: el de d.e-velar y aprehender el ser inmane1ne
y trascendente de un a manera consciente en su acto intelectivo, y
el de moclificar al mismo para lograr nuevos bienes no dados por
la naturaleza, mediante su actividad libre.
Este doble dominio de su actividad y de su ser, por la concien-
cia y la libertad, que tiene su raíz en el espiritu, confiere al hombre
su carácter de persona. El hombre es persona, porque, además de
.. existir como substancia completa, en sí o separada de todo otro
-nota genérica- tiene conciencia de su ser y dominio sobre su
propia actividad por la lib ertad -11ota específica-. J,n conciencia
o aprehensión consciente de su ser como tal se logra median te la
aprehensión del ser circundante; y la liber/ad se ejerce no sólo sobre
5u propia actividad volitiva, .1ino, mediante ésta, sobre otros
sectores de actividad y sobre su mismo ser, y a la vez sobre la
actividad del ser de los entes mundanos.
Su apertura cognosciti\'a y volitiva hacia el ser -trascendente
e inmanente- conduce a la persona hasta el Ser de Dios, como a
.,, suprema instancia ontológica y como a su Bien supremo y último
Fin; desde el cual cobra sentido y vigor la norma y obligación
moral -como exigencias o deber-ser- que encauza la actividad
libre y, mediante ella, toda la actividad del ser mismo del hombre,
hacia Dios. Por su actividad i11telige11te )' libre la persona descubre
:SU ordenación esencial a la Verdad y Bondad de Dios, y encuentra

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488 D.ERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO y LA FILOsorfA ACTUAL
PERSONA Y CULTURA 489

en este destino divino de su ser, el fundamento de sus obligaciones


y derechos, que ninguna autoridad humana tiene poder de con- sobre sí misma y sobre las cosas sin realizar culturn; y no puede
culcar. En última instancia, el hombre es persona, es decir, un sei· realizar cultura sin la actuación de su acti11idad espiritual. No hay
espiritual y, por eso, inteligente y lib1·e, porque está hecho para Dios. persona sin cultura, ni cultura sin persona.

2. El mundo de la Cultura. - El ser y vida espiritual hace 3. Los sectores de la cultura: I) técnica y arte. - La primera
capaz a la persona de perfeccionar o acrecentar el ser o bien de incidencia de la actividad espiritual de la persona se realiza sobre
las cosas y el suyo propio. La acción conjunta de su inteligencia y los objetos materiales, a los que transforma para hacerlos útiles o
voluntad dan origen a tm nuevo mundo, el cual es, por eso, el bellos o ambas cosas a la vez. La actividad personal que modifica
propio de la persona y que es el de la cultura o humanismo. los seres materiales para lograr en ellos e) bien de la utilidad, es la
La cultura no surge ele la nada, como el mundo que Dios crea: cultura técnica; la que los transfonna para obtener el bien de la
supone el ser y actividad del hombre y de las cosas, que, bajo la belleza, es la cultura artística. Ambas son fruto y expresión del
acción espiritual inteligente y libre de la persona, es transformado espíritu, aunque el bien logrado resida en los objetos materiales.
y convertido en un mundo nue110, en que el ser o bien es acrecen- Con esta actividad el espíritu acrecienta el ser o bondad de los
tado para bien de la persona misma. La cultura es la continuación seres materiales, logra en ellos bienes que por su ser y actividad
de la creación de iDios, por el hombre, que por su espíritu, es natural no poseían o no lo poseían en tal grado. El mundo acre-
imagen del Creador. cienta su ser con el ser de la utilidad y la belleza, bajo la acción
A diferencia de los demás seres que actúan de acuerdo a leyes espiritual y cultural de la persona, que continúa así la acción
necesarias, que los conducen al bien o perfección propia, y al creadora de Dios.
servicio del hombre a que Dios los dirige, sin salirse nunca de La norma para juzgar la bondad de tal acti\'idad técnica y
esta órbita ordenada pero sujeta al determinismo causal, el hombre, arústica se funda en la utilidad o en la bellezn que se logra por
por su inteligencia es capaz de des-cubrir el ser o bien de las cosas ella. La actividad técnica y artística es buena o mala, ele acuerdo
y del propio ser y las relaciones de medio a fin que las vinculan; a que esté ordenada o no a su fin y en la medida en que lo está.
y por su voluntad libre es capaz de elegir y poner en acción los La actividad técnica y artística se regula por esta norma, y en sí
medios para obtener nuevos fines que se propone y transformar misma no es buena o mala por su conformidad con la norma moral
con ellos su propio ser o el ser de las cosas en vistas a conseguir o del bien humano. Esto quiere decir que la aCLividad técnica y
su propio bien. artística es autónoma, tiene su propia regla.
Tal actividad, que nace del espíritu y cambia los seres para Autónoma en su órbita y fin propio, no es sin embargo inde-
perfeccionarlos, que acrecienta el b ien de la naturaleza, incluyendo pendiente del orden moral o humano, pues tocia elJa con su fin
la naturaleza del propio hombre, es la cultura o humanismo. Ella está ordenada al bien del hombre y, consiguientemente, no será
no sólo tiene su causa eficiente sino también su causa final en e[ auténticamente cultura, si no se ajusta a la norma moral. Los bienes
espíritu. El espíritu la produce y el espíritu es el destinatario final. de la técnica y del arte son realizados por la persona para su
Y como la persona es tal por el espíritu, la persona es el principio propio bien.
y el fin de la cultura.
La cultura es, pues, el mundo que la persona crea para su 4. Los sectores de la cultura: 2) la moral. - El segundo sector
propio bien personal, es el mundo que elabora con las demás de la cultura nace del espíritu e incide en el propio espíritu, en
personas a fin de poder desarroJlar más adecuadamente los distintos la actividad libre, para transformarla y acrecentar su ser o bien,
aspectos materiales y espirituales de su actividad y de su ser de un ajustándola a las exigencias o deber ser de la norma moral, que
modo jerárquicamente orgánico, de acuerdo a su Fin divino. La las expresa como exigencias del último Fin divino para su con-
cultura es el mundo que la persona -sólo ella- crea para nutrir secución.
y perfecionar su ser personal en orden a la consecución de su Bien ... Esta segunda acción cultural perfecciona o acrecienta el ser
o Fin definiti vo. De aquí que ese mundo de la cultura sea ignorado o el bien del propio hombre. A diferencia de la actividad técnico-
o desconocido por los demás seres, que no lo pueden elaborar, ni artística, que transforma al hombre en un buen artesano o en
conocer ni usufructuar. un buen artista -pintor, escultor, etc.- bueno como artesano o
La persona no puede actuar con su inteligencia y su libertad como artisa, la actividad moral transforma al hombre en un hombre
bueno, bueno como hombre. Comprende el perfeccionamiento hu-

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~90 DERISI -SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL P ERSON A Y CULTURA 491

mano en todo su ámbito individual y social y, dentro de éste, el por caminos descarriados, y de~conocido~. cuando no despreciados,
familic1r, político y jurídico. por un:. gra n parte de los hombres. Los grados desinteresados de la
El perfeccionamiento humano o moral se logra más que con cultur:i, que hacen a la perfección ele la persona misma en su ser
actos esporádicos, con la creación de los hábitos o virtudes con que espiritual, tales como el cultivo de la verdad, del bien y de la
de una manera permanente la voluntad libre queda capacitada e belleza y el ejercicio de la actividad religiosa, que en la cima
inclinada a obrar el bien y liberada así en gran manera de su del espíritu unifica todos aquelos grados en la adhesi6n amorosa
capacidad e inclinación para hacer el mal. Esta bondad creada al Bien ini[inito de Dios, se h an extinguido casi tota lmente en
en el hombre por la cultura moral es esencialmente superior a la una gran masa de los hombres.
anterior, como lo espiritual es superior a lo material, como el De ahí la paradoja ele un mundo inmensamente desarrollado
hombre lo es al mundo. en los grados materiales de la wltura -la economía y la técnica y
las cie11cias a su servicio-, pero que ha perdido el sen tido y el
5. Los sectores de la cultura: 3) el orden teorético. - Final- camino de la a11/é11lico c11l/11ra o h1111u111i.lrno ; y por eso mismo,
mente la cultura puede incidir en la fac ultad intelectiva para su paradojalmente ha engendrado un a economía, una técnica y una
perfeccionamiento. La inteligencia, esencialmente hecha para de- ciencia, que, desarticuladas del orden moral y humano, vienen a
velar el ser o verdad de las cosas en toda su infinita amplitud, resultar al final realmente inhumanas; una ubun da ncia y acumu-
puede desviarse fácilmente por los cam inos del error. La acción de I lación de bienes rnateriale~, y a la vez una multitud creciente de
la cultura en este sector consiste ante todo en enriquecer el ser de hombres que carecen de los medio~ indispensab le para una vida
la inteligencia con los hábitos de la sabiduría y de Ja ciencia, con digna de la persona humana.
los cuales aquélla queda capacitada para actuar con seguridad en l\1isión de la Filosofía y de la Teología cristiana es señalar con
el raciocinio o pasos que conducen a la verdad, sin desviarse por vigor el orden jenírq uico ele la cultura, con sus sectores superiores
las sendas del error. del culti vo desinteresado de los bienes del espíritu, para la res-
tuaración de una verdadera cultura de la persona huma na en sí
6. El orden jerárquico de la cultura. - El enriquecimiento ele misma y en ~tt Yida social. Porque sólo media nte esta or~ani,ación
la acti vidad humana, que transforma y ao·ecienta el ser de las jed1rquica podrá el h om bre encontra r el ambiente para su perfec-
cosas, el ser de la voluntad libre y el ser de la inteligencia y, me- cionamiento integral, auténticamente humano. En una palabra, se
di anLe éstas, el ser mismo del hombre, para que sea realmente trata ele que la cultura sea un 11erdadero humanismo o perfeccio-
cultura. o perfección humana tiene que desarrollarse de una manera namiento del hombre, dentro del cual la economía y la técn ica
jerárquicamente organizada, de modo que el bien del primer sector con todos los bienes materiales por e llas obtenidas estén realmente
esté al servicio del segundo, y éste a ~u vez al servicio del tercero, al servi cio de la comunidad de las personas.
sector por el cual el hombre se abre a la trascendencia y logra Porq ue la cultura es el m und o que la persona crea para acre-
posesionarse de la verdad y, en definitiva, de la Verdad de Dios, cenLar o perfeccionar su _propia actividad y su propio ser o bien
Bien y Fin supremo del hombre. - o el ser o bien de las cosas en función del propio bien humano-
De, de que un sector de la cultura se desarrolla con indepen- de una manera integTal, que logra su cima en el perfeccionamiento
dencia de los ou·os y, consiguientemellle, se desarticula del bien de su -Yicla espiritual ele persona humana. Sólo entonces la cultura
total del hombre, deja de ~er perfeccio namiento humano y, por es verdaderamente cultura o /111111a11is1110: desan·ollo /1 11ma110 del
eso mismo, deja de ser cultura. lto111bre. Con ella ) gracias a ella la persona acrecienta ~u ,·ida y s u
Tal la situación de la cultura en el mundo actual. El fin que ser, se perfecciona como persona y, mediante tal perreccionamiento,
se propone gran parte de los hombres es el bienestar m a terial, todo se ordena a su su premo Bien trascendente y di\'ino, y se prepara
su esfuerzo se concentra en la técnica y en la economía y en la así en la vida terrena para el logro de la actualización perfecta de
ciencia en cuanto se subordina a éstas. Se trabaja para vivir con sn actividad y de su ser, para el logro de su plen itud personal, en
mayor comodidad y gozar ele los sentidos. El desarrollo de los la posesió n definitiva ele ese Bien, en la \'ida inmortal.
gTados superiores del espíritu: el arte y sobre todo la moral, la
investigación y contemplación de la verdad en sus grados desinte- 7. Carácter temporal y significación etrrna de la c11 lt11m. - La
resadqs de la ciencia y principalmente de la Filosofía y de la Teo- cultura es, pues, tem poral y, como tal, efímera: se ubica en la vida
logía, son apenas cultivados por pequerios grupos y en muchos casos del tiempo entre el hombre naturalmente dado en el comienzo

,.,., _,,~ -
492 DERISI - SANTO TOllilÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

de su existencia y el hombre como debe llegar a ser en la eternidad


con la posesión del Bien infinito. La cultura cesa con la muerte
para dar lugar a la vida definitiva e inmortal de la persona: ésa
es su fragilidad. Pero a la vez la cultura prepara al hombre , para
la consecución de su meta definiLiva divina más allá de la vida
presente: ésa es su nobleza.
T ransitoria como la vida terrena, la cultura -cuando ella es
verdadera cultura o desarrollo integral del hombre- dispone y
conduce a ésle a la plenitud definitiva de su vida y de su ser, donde CAPÍTULO XXXVI
cesa et desarrollo humano con el de la cultura misma.

8. La cultura o humanismo sólo realiwble como cultura o LOS FUNDAMENTOS METAFíSICOS


humanismo cristiano. - La cultura, como desarrollo jerárquico de DEL ORDEN MORAL
los diferentes aspectos de la vicia humana en su unidad orgánica,
mediante la realización de los valores de la persona humana, sólo I
puede lograrse como humanismo cristiano. Porque así como el
hombre está colocado en una imposibilidad moral para conocer por INTRODUCCION
sus propias luces naturales las verdades fundamentales necesarias
para la organización ordenada de su vida -Dios, la ley natural,
1. El carácter inmanentista y amoral de la Filoso/ ía Contemporánea.
la vida inmortal, etc.- sin ayuda de la Revelación cristiana, tam-
bién lo está para adecuar por su propio esfuerzo su conducta y su La Filosofía Moderna se ubica bajo el signo de la inmanencia.
vida con las exigencias de esas verdades, sin la ayuda de la Gracia Por un lado, el Racionalismo o exaltación de la inteligencia
de Dios, que ilumina su inteligencia y C'Onforta su volu11tad. El con desmedro de la experiencia, está representado por Descartes,
orden natural y la cultura , el humanismo que lo instaura, es quien con el cogito, como fundamento de toda su filosofía, encarna
imposible de de-velar por la inteligencia y realizar con la voluntad el nuevo espíritu de la Edad Moderna. La Filosofía Medieval cen-
libre, sin la ayuda sobrenatural de la gracia que ilumina a la traba la inteligencia en el ser trascendente y, en definitiva, en
inteligencia y conforta a la voluntad. En tal sentido, la cultura o el Ser de Dios y con él nutría la vida del espíritu. Frente a ella,
humanismo, el desarrollo de la persona humana, individual y social- Descartes fundamenta su Filosofía en el pensamiento personal: en
mente, en su vida y ser interior y en las cosas exteriores en relación él cimenta el ser propio, el Ser de Dios y el ser del mundo. Con-
con ella, culminando en su perfección espiritual, aunque humano forme a la duda metódica universal, adoptada al comienzo de su
y de orden 11al11ral en su esencia, ünicamente puede lograrse en su Filosofía, Desca rtes no hubiese podido alcanzar el ser trascendente
existencia concreta media11te la acción sob,·enatural de la gracia y menos aún el de Dios: debía haber quedado encerrado en la
de Dios, que normalmente se confiere en el Cristianismo, en la inmanencia de su propio pensamiento o duda. Los filósofos poste-
Iglesia o, brevemente, sólo puede lograrse como humanismo riores, Spinoza sobre todo, se encargarán de llevar las premisas
cristiano. racionalistas de Descartes hasta el Monismo Panteísta, que destruye
y hace imposible toda trascendencia al diluir el ser creado en el Ser
de !Dios y el Ser de Este en una Sustancia impersonal.
Por el otro extremo, el Empirismo o exaltación de la experien-
cia sensitiva con desmedro y hasta con la - negación del objeto y
valor propios de la inteligencia, como conocimiento esencialmente
• superior al de los sentidos, centrados en el ser trascendente, está
representado por Hume, quien encarna el espíritu de la Edad
Moderna en esta dirección. Negada la inteligencia y su objeto, el
seT, sólo restan las aprehensiones fenoménicas sensibles, despojadas
de ser. Unicamente queda un conjunto de apariencias objetivas
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representadas en una apariencia subjetiva. El ser trascendente 2. El camino de la reconquista del orden moral.
del mundo, del yo y de Dios desaparecen del objeto del conocimien-
to: sólo resta una inmanencia puramente fenoménica, vacía de ser De aquí que para restaurar un orden ético, desde el interior
y, en defintiva nihilista. de la conciencia, por la obligación de acatarlo y someter la libertad
Kant intenta integrar nuevamen te los datos de la sensibilidad a sus exigencias ontológicas y restaurar desde él el orden humano
con el concepto en la síntesis a priori; pero, al despojar al concepto en sus distintos sectores -económico, social, familiar, político, etc.-,
de su objeto, el ser trascendente - que queda más allá del alcance sea indispensable restaurar el alcance trascendente del objeto de la
válido de aquél- lo reduce a una forma pura o trascendental, cuya inteligencia en la aprehensión del ser en sí. Sólo sobre este funda-
función es objetivar los fenómenos sensibles. Una vez más el mento ontológico es posible cimentar el bien o valor transubjetivo,
conocimiento queda clauso en una inmanencia, en que la objeti- que a su vez sostenga el carácter obligatorio de la norma moral,
vidad es puramente fenoménica sin alcanzar la trascendencia real. desde la trascendencia, y con dicho carácter también cimente el
Después de Kant se escinde la síntesis a priori en una doble derecho, la política, la economía y todo el orden humano y social
dirección: la del conceptualismo trascendental y la del positivismo en el mundo.
sensible, vacío de conceptos, y reaparecen así el idealismo y el Tal es el intento de este trabajo: poner en evidencia cómo la
empirismo, que reinciden en la inmanencia ahora trascendental, y moral y el orden humano se sostienen firmemente en el ser trascen-
en la innwnencia fenoménica, respectivamente. Todo ser, trascen- dente, es decir, se sustentan sobre fundamentos ontológicos o
dente e inmanente, está suprimido. metafísicos.
En esta Filoso/ía inmanentista, la moral objetiva, que se im-
pone de un modo absoluto a la conciencia personal desde la tras-
cendencia, pierde su fundamento. Unicamente resta una moral, o II
bien autónoma o bien utilitarista -en la posición idealista o posi-
tivista, respectivamente-, pero que, en ambas posiciones, emerge FUNDAMENTOS GNOSEOLOGICOS Y ONTOLOGICOS
de la inmanencia subjetiva y que, por eso mismo, no es superior al DEL ORDEN MORAL
propio hombre ni puede generar una norma estrictamente obli-
gatoria. 3. El alcance ontológico o transubjetivo del conocimie11 to
La Fenomenología reconquista la intencionalida<l eidética y intelectual.
axiológica: los objetos de la inteligencia y los valores de la volun-
tad, entre ellos el valor moral, valor subjetivo de la persona, A diferencia de los seres materiales, hasta el animal inclusive,
que surge en la voluntad de su acatamiento al orden jerárquico el hombre por su conocimiento espiritual no sólo es, sino que tam-
de los valores, dados en la intencionalidad afectiva del espíritu. bién sabe que es y que es realmente distinto del ser de las cosas, ser
Estos objetos y valores, distintos del acto que los aprehende, no del que también sabe que es.
superan, sin embargo, la inmanencia subjetiva, ya que se trata de La aprehensión intelectiva del ser trascendente, realmente
una esencia dada como objeto o valor en la conciencia, como tér- distinto del propio, es una verdad evidente por sí misma, que, si
mino intencional del acto intelectivo o valorativo y, en cuanto bien no se puede demostrar -puesto que habría que suponer
tal, distinta del sujeto, pero sólo distinta dentro de la inmanencia el mismo alcance de la inteligencia, que se quiere fundar-, no
de su acto, y sin trascendencia propiamente tal o transubjetividad. necesita sin embargo, de demostración, ya que todo intento de
Más hondo aún es el carácter inmanentista de la moral negarlo o ponerlo en duda, lo supone. En efecto, la inteligencia
en el Existencialismo. Porque éste se desentiende enteramente no puede realizar su acto sino como intencional, un acto de apre-
del orden moral transubjetiva y universalmente válido y, con él, hensión de un ser como distinto del propio -ob-jectum-. Todo
de todo orden jurídico, económico, político y social. En esta imna- agnosticismo, sea en la forma de escepticismo o de relativismo e
nencia total -agravada por su carácter irracionalista, en el Existen- historicismo, sea en forma de empirismo fenoménico o de idealismo
cialismo ateo- sólo cabe el caos y el desorden, y la única ordenación trascendental, es contradictorio y se deshace en su propio planteo,
posible es puramente exterior, impuesta por la fuerza o violencia, puesto que no se puede ni siquiera formular o expresar con
que .implica y conduce ciega e inexorablemente a un régimen tota- sentido sin la aprehensión del ser trascendente o distinto del acto,
litario enteramente amoral. cuyo conocimiento o aprehensión pretende negar.
'LOS f'UNDAl\1ENTOS METAFÍSICOS DEL ORDEN MORAL 497
496 DERISI - SAN:TO TOM.{ S DTI AQUTNO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL

4. La gloria o manifestación de su Pe,-¡ección: fin de Dios en la Un análisis de la vida humana nos manifiesta que la vida fisio-
creación. "lógica es para la vida sensitiva o animal y está subordinada a ella,
y ésta a su vez lo está y sirve a la vida espiritual, específica del
Somos n ecesariamente porque Dios nos piensa y existimos ñombre, por la cual éste se constituye en persona. A su vez la vida
contingentemente porque Dios nos am.a. -espiritual de la inteligencia y de la voluntad se manifiesta como
Sabido es que el Pensamiento divino, al comprehender su .abierta y hecha para la trascendencia del ser, su objeto necesario,
propia Esen cia infinita, no puede no ver y constituir de un modo -como verdad, bondad y belleza y, en suprema instancia, como la
necesario las esencias de las cosas, como otros tantos infinitos modos Verdad, Bondad y Belleza infinitas. En otros términos, esto quiere
finitos de participación de aquélla. ,decir que el hombre no puede perfeccionarse o realizarse plenamente
En cambio, Dios no necesita de fo existencia de las esencias -como hombre sin la posesión de la Verdad por el conocimiento )'
finitas, ya que en el Acto pw·o de su infinita Existencia posee y -de la Bondad p or m amor, lo cual implica la glorificación formal
es la infinita Perfección. Pero puede crear o elegir libremente de Dios: conocer la Verdad y amar la Bondad de Dios. Adviértase
las esencias a las que quiere hacer partícipes ele su infinita Exis- ya cómo el Fin o Bien de II)ios se identifica con el fin o bien del
tencia. hombre, consecuencia previsible si se considera que Dios crea una
Este acLo creador, por el cual !Dios confiere libremente la exis• -determinada 11at11rnleza para lograr un detenninado fin o grado de
tenc_ia a determinadas esencias, es, pues, un acto libre de amor. -su gloria.
Porque Dios, como Ser inteligente, más aún, totalmente inteligente El Fin o Bien de Dio~, el qne El tiene que proponerse necesa-
e identificado con la Inteligencia, ha de proponerse un Fin en su riamente al crear al hombre, y el fin o bien al que el hombre está
Rito creador. Ese fin no puede ser la creatura misma, pues en ese ordenado por su naturaleza como a su plenitud humana, coinciden,
caso la Infinita Perfección de Dios dependería de la creatura; sino pues son realmente el mismo: Dios alcan7.a su Fin o Bien, la ma-
fa misma Perfección divina, de la que quiere hacer partícipes a otros nifestación de su infinita Perfección por el conocimiento y el amor
seres. Dios quiere que su Perfección o Bondad se manifiesten -ma- Jibre del hombre, con el mismo conocimiento y amor con que éste
nifestación que se llama gloria- en las creaturas, ya objetivamente, 1ogra su propia perfección humana con la posesión de su [in o bien,
por el ser material participado de Aquélla, ya formalmente por el para el que está esencialmente hecho, y que no es otro que la
ser especial recibido, el espiritual, capaz, de conoce,· y manifestar :infinita Verdad y Bondad.
conscientemente y amar libremente al Ser o Perfección de Dios. Otro tanto sucede con la gloria ma terial como Fin o Ríen de
Según sea el grado de gloria o manifestación de su Ser o Per• Dios, y el Ein o bien de las creaturas corpóreas, hasta el animal
fección que Dios se proponga manifestar en la creación, será la inclusive, carentes de conciencia refleja y de libertad. La manifes-
naturaleza o esencia elegida, para conferirle existencia por la 1:ación de la Perfección divina se obtiene por el perfeccionamiento
creación. del ser y actividad de la n aturaleza de estos entes creados; los cuales
.a su vel, al perfeccionarse participan y reflejan e l Ser o Perfección
La naturaleza o esencia de un ser expresa, pues, el Fin de Dios
en su creación. De aquí que por la naturaleza de un ser el hombre ,de Dios. Coeli enarrant gloriam Dei.
pueda conocer el fin al cual está destinado. El grado de perfec-
cionamiento al que una naturaleza está ordenada y el tipo de gloria 6. Ln ley eterna ele D ios, participada mediante la ley natural por
que Dios se propone en su creación, coinciden. los seres materiales y mediant.e la ley moral por el !tornbre
D ios ordena a sus c.Teaturas a su Fin mediante su natllraleza
5. La gloria formal, fin de Dios en la creación del hombre y las inclinaciones que brolan necesariamente de ésta. T al orde-
En todos los seres inferiores al hombre, el Fin de Dios es la nación por la que el Ser divino, inteligente y libre, ordena las cosas
gloria material o participación y manifestación objetiva -no cons- a su Fin es la Ley eterna, porque lo que Dios establece _o hace en
ciente ni libre- de su Perfección, en uno u otro grado. el tiempo Jo decide en su ú nico Acto e terno. Dios es libre para
crear, pero supuesta su decisión de hacerlo, no es libre para la
En cambio, en la creación del ser espiritual, inteligente y libre,
elección del Fin o Bien que como Ser inteligente debe proponerse.
el Fin de Dios no puede ser otro que su gloria formal, la que esa
En efecto, Dios no puede tener otro fin q ue su mismo Ser y no para
creatµra le brinda por el conocimiento y el amor de su infinita
Perfección. adquirir algo para él -cosa absurda, porque su Acto de Ser es
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LOS fUNDAMENTOS METAFÍSICOS DEL ORDEN MORAL 499

infinito- sino para hacerlo paitícipe y manifestativo de su infinita 7. A través del orden natural el hombre c011oce la L ey eterna, que
Perfección. lo ordena moral o humanamente.
Esta ley, existente ab aeterno en la Mente divina, se ejerce y
manifiesta en el tiempo elegido por Dios para la creación o acre- El hombre descubre la Ley eterna de Dios por su inteligencia.
centamiento de la creatura, mediante la Ley natural, por las leyes Por su misma naturaleza material e i1Tacional las cosas corpóreas
físicas, químicas, biológicas e instintivas, que, de un modo más aparecen sometidas y ordenadas al bien del hombre. También la
estrecho o más amplio, pero siempre sujeto al dete,·minismo nece- vida inconsciente o fisiológica se manifiesta naturalmente sL1bordi-
sario, regulan la actividad de los seres materiales para su desarrollo nada y dirigida a formaI y mantener los órganos y la vida de los
individllal y específico, coincidente con la manifestación de la Bon- sentidos. Esta vida, a su vez y por su misma naturaleza, se mani-
dad divina. fiesta como puesta al servicio de la vida espiritual de la inteligencia,
También el hombre es ordenado a la consecución de este Fin que obtiene su objeto, el ser, a través de los dato, de los sentidos
o Bien divino por la Ley eterna, pero de acuerdo a su naturaleza y puede desarrollar su actividad específica, sostenida constantemente
espiritual, inteligente y libre. Por su misma Perfección, Dios está por la vida sensitiva, mientras que la \"Oluntad, informada por el
necesitado a dirigir al hombre a la manifestación formal de su Per- conocimiento intelectivo, logra proyectarse hacia su propio objeto,
fección divina, por el conocimiento y voluntad libre de aquél. que es el bien, atraída y sostenida -y a veces contrariada- en gran
Por otra parte, la misma Ley u ordenación eficaz de Dios para parte por las tendencias sensitivas. Finalmente, por su vida espi-
conducir al hombre al logro de su Fin o Bien, la gloria formal o ritual específica, el hombre está naturalmente ordenado al ser tras-
manifestación espiritual de su Bondad infinita -que coincide con cendente -verdad, bondad y belleza, identificadas con él- y, en
el bien o perfección del hombre por la consecución de su propio última instancia, al Ser divino -identificado con la Verdad, Bondad
fin- ha de estar de acuerdo con la naturaleza consciente y libre de y Belleza infinitas- como a su Bien supremo y último Fin.
éste, precisamente porque el Fin divino se manifiesta y realiza me- Esta ordenación jerárquica de los seres materiales y de las dis-
diante esa naturaleza. tintas zonas de su propio ser humano, y de los bienes correspon-
dientes a cada una de ellas, es de-velada por el hombre mediante
Ahora bien, la única necesidad, compatible con un ser espiri- su inteligencia, a tra\"és de la naturaleza de los seres y de su propio
tual, inteligente y libre, es la necesidad moral, la que proviene de ser natural, de tal modo que descubre que aquellos bienes de las
una ley, promulgada a través de la inteligencia e impuesta desde cosas y de su vida inferior son realmente buenos para él, en cuanto
ella a la libertad. hombre, en la misma medida en que se subordinan, lo ordenan y lo
La Ley eterna, que se refleja y ejecuta en los seres materiales preparan para la consecución de su último Fin trascendente y divino,
por la ley natural necesaria, de acuerdo al determinismo causal que con la consiguiente obtención también de su perfeccionamiento o
rige la materia, se participa y se manifiesta en el hombre por una plenitud de su ser y actividad humana. Del mismo modo la inte-
ley natural moral, aprehendida por la inteligencia, y que obliga ligencia ve también que aquellos bienes inferiores son malos, en
a su voluntad libre a todos los actos que dependen de ella, con una cuanto no se subordinan y se oponen a la consernción del Fin o
necesidad moral, no con un tiene que ser, que se ejecuta inexora- Bien divinos.
blemente y sin intervención libre de quien lo realiza, sino con un En el orden de las cosas en relación con su propio ser y en su
debe ser, impuesto a la libertad; la cual, sin dejar de ser tal, más propia naturaleza humana, el intelecto descubre lo que es bueno
aún por ser tal, está espiritualmente necesitada u obligada a acatar, y lo que es malo, lo que debe ser y lo que no debe ser y formula,
so pena de destruir el Bien de Dios y el propio bien en sí misma, de este modo, las normas de conducta para ordenar su voluntad libre
y de contrariar y oponerse a la Voluntad divina. y, a través de ésta, toda la vida y ser humanos en dirección a su
Por la misma Perfección divina, Dios no puede dejar de man- Fin o Bien trascendente, con su con siguiente perfeccionamiento in-
dar e imponer al hombre, a través de su inteligencia, este Fin o manente.
Bien que se propone. De aquí que si Dios es libre para crear, no La norma moral objetiva se constituye par este orden natural,
lo es paia imponer y comunicar al hombre su Voluntad absoluta jerárquicamente estructurado, culminante en la naturaleza humana
en forma de mandato o de ley con necesidad moral. y dentro del orden jerárquico también de ésta, en su naturaleza
espiritual, y que expresa el Fin que Dios se propone: un objeto será
bueno o malo, en cllanto que querido por la voluntad libre contribu-

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ye o no a la perfección integral del hombre o, lo que es lo mismo, Por esta razón, el hecho de la obligación ele acatar la ley moral,
a la manifestación formal de la Perfección divina o a prepararlo por el vínculo absolutamente obligatorio con que se presenta en
a su consecüción. En posesión de esta 11orma objetiva, fundada en la conciencia, supone y deswbre la Existencia de Dios, ya que El
la ordenación de las cosas en relación con su naturaleza y en el es la única Causa capaz de producir este efecto, ele imponer en la
orden jerárquico de los diferentes sectores ele su propia naturaleza interioridad ele la con ciencia este víncu lo trascendente e incondi-
humana, la inteligencia es capaz de juzgar, en la l11Z de su se,· o cional, como es la obligación moral.
verdad, sobre la bond-0d o maldad moral -la bondad o maldad que
afectan al hombre en cuando hombre, en cuanto ser espiritual o 9. La i1111111tabilidad de los preceptos de la Ley 1111t11i-al )' el cambio
persona, inteligente y libre- de las distintas acciones, reafüaclas bajo de .111 aplicación a diferentes si111acio11es humanas e históricas.
el dominio de la actividad libre de la voluntad.
Esta ley moral, impuesta por !Dios al hombre, se presenta con
8. Los objetos especifican el acto bueno o malo de la voluntad, r11
toda evidencia en los preceptos fundamentales, inmediatamente
cuanto esencialmente relacionados con fo norma. derivados del primero ele todos ellos: "obm el bien y evita el mal".
Por eso, tales preceptos son comunes a todos los hombres y respecto
Los objetos del querer libre especifican y constituyen la bondad a ellos es muy difícil el error común y aceptado por una comunidad.
o maldad de los actos, en cuanto están esencialmente referidos a la En cambio, en los preceptos derivados por un raciocinio largo y
norma moral, en cuanto se conforman o no con esta norma, que laborio~o. desde los primeros, es posible y a veces fácil tal error,
expresa el orden jerárquico de los seres u objetos y el orden de máxime si se tiene presente la situación de la naturaleza caída y
los diferentes sectores de la naturaleza humana. herida por el pecado original: oscurecida en su inteligencia y debi-
Estos objetos especificantes del acto moral, no lo son tamo en litada tn su voluntad.
cuanto bienes en sí mismos, sino en cuanto son conocidos y queridos Sin embargo, en un clima cristiano, mediante un buen razona-
en sus diferentes aspectos y circunstancias. De modo que un objeto miento, es fácil corregir tales errores desde los primeros principios
en sí mismo moralmente bueno -es decir, que querido engendra del orden nat11r,1l y mediante un desarrollo riguroso de sus con-
un acto bueno- puede convertirse en malo o engendrador de un secuencias.
acto malo, por la intención mala u otras circunstancias, que lo Problema distinto es el ele la incidencia del cambio de las cir-
apartan o disconforman con la norma moral. En cambio, un objew cunstancias históricas, étnicas, sociales y hasta individuales, sobre
moralmente malo, por buenas -que sean las intenciones y las cir- tales preceptos. Los preceptos de la Ley natural, inmutables en sí
cunstancias y fines concretos que se propongan, nunca pueden ser mismos, pueden cambiar en su aplicación, no por ellos mismos, sino
objetivamente bueno. por los cambios de las situaciones sobre las que se pro)'ectan. La
,,j
Este orden objetivo respecto a la naturaleza humana y Fin moral, como dice su nombre, tiene mucho de costumb1·es. Así es
u·ascendente divino, estas exigencias ontológicas o deber-ser que !>e evidente el precepto natural del pudor y es evidente también la
imponen al hombre, a través de su aprehensión intelectiva y que existencia de determinados actos, que siempre son contrarios a él,
ésta formula en forma ele normas morales, se manifiesta a la vez en cualquier situación. Sin embargo, hay un margen de nriación
en la inteligencia como un imperativo, como obligatoria. Vale en la aplicación de este principio moral, debido al cambio de las
decir, que, a través del orden natural, Dios expresa su Ley eterna, costumbres, pues sabido es que ab assuetis non fit passio.
su Voluntad absoluta ele cumplimiento, y el hombre, al de-velar Podríamos decir que así como la esencia del hombre es la misma
oque[ ortlen. de-vela a la vez el h11fJerio divino. De atp1i que esta a través de sus diferentes realizaciones individuales, sociales, raciales,
norma moral no se manifiesta en la conciencia ele un modo condi- histórico - geográficas, etc., también la Ley moral, promulgada por
cional --como acaece con m1a regla de gramática o de juego, que Dios en eJ hombre a través del orden natural aprehendido por la
se debe aceptar si se quiere escribir bien o ganar- sino como abso- inteligencia, es esencialmente la misma a través de sus aplicaciones
luta, como imponiéndose sin condiciones de~de la trascendencia o "' a situaciones diversas en que esa esencia se realiza.
transubjetividad. El hombre debe acatarla, so pena de cometer su
10. F1mdam e11to y carácter ontológico de la L e)' mornl.
mal absoluto, aquel mal que lo hace malo en r11a11 to hombre,
y a la, vez oponerse y desobedecer a la Voluntad de su divino Autor, De acuerdo a la índolB y finalidad de este trabajo, debemos
del que es enteramente dependiente. subrayar que el bien moral u honesto, el bien del hombre como

~
502 DERISI - SANTO TO'\l1{S DE AQUINO Y LA FILOSOFÍA ACTUAL LOS FUNDAMENTOS METAFÍSICOS DEL ORDEN MORAL 503

hombre y que lo perfecciona en cuanto tal, es un acrecentamiento de éste. En efecto, con su Ley divina, Dios le manda al hombre su
del ser de la persona humana. perfección y su feliciuad, que oriente su vida al conocimien to de
Todas las tendencias vegetativas, sensitivas y espirituales del la verdad y al amor de la Bondad infinita, cuya posesión constituyen
hombre se ordenan a la consecución de un ser o bien, pero para la plenitud y la felicidad humanas. Las prohibiciones revisten el
que también resulte moral o bien del hombre como tal, tiene que carácter de alejamiento del hombre de su verdadero mal, de aquello
estar insertado en un orden jerárquico de bienes en relación con que priva a su naturaleza de su genuino bien.
el bien integral de la persona, que culmina en su bien especifico. La L ey moral, fundamento ele toda ley y derecho humanos po-
Así para que el alimentarse sea moralmente bueno, es necesario que sitivos, al imponer los preceptos fundamentales de perfección hu-
no impida sino que sirva al bien espiritual del hombre. Lo mismo mana, confiere, correlativamente, al hombre sus derechos naturales,
sucede con el acto sexual; para que sea bueno tiene que servir al los derechos que suelen llamarse -precisamente por ser anteriores
bien de la persona y de la especie, hacia el que está esencialmente e independientes del derecho positivo- inalienables de la persona
ordenado: debe promover al hombre y a la mujer material y espi- humana. Porque el que tiene una obligación, tiene que tener el
ritualmente y ordenar su amor a la procreación y educación de los poder de cumplirla; y ese poder o facultad es lo que constituye -y
hijos; bien que exige la unión estable del hombre y la mujer, es se llama el derecho. En el caso de la L ey natural, el derecho que
decir, el estado del matrimonio monogámico. corresponde a la obligación constituye el Derecho natural.
Los bienes, pues, de las te ndencias inferiores humanas no son Esta Ley moral y este Derecho natural, del que el hombre está
buenos ni malos moralmente en sí mismos, sino respecto al bien -en posesión por su naturaleza humana, antes de toda ley y derechos
integral y jerarquizado del hombre, al que se subordinan -y sirven positivos, es el fundamento indispensable de los mismos.
o no. La satisfacción de una de esas tendencias es buena, cuando Porque si no hay una ley moral natural, anterior a la ley ins-
contribuye al bien ele la persona, y es m ala en cuanto se opone a tituida por los hombres, que obliga a obedecer a la autoridad
dicho bien. legítima y a sus mandatos para constituir la sociedad, no es posible
la constitución del orden social, y toda organinción y autoridad
11 . El bie7l moral: el bien integral del hombre. que de hecho se impongan a los hombres, carecen de fundamento
En esta perspectiva se ve claramente que la norma y la Ley moral y, por eso mismo y paradojalmente, de toda limitación y,
moral le imponen al hombre el bien o desarrollo armónico de StL por la misma razón, conducen inexorablemente al totalitarismo
ser, su acrecentamiento ontológico integral. Así como el bien de un bajo cualquiera de sus formas, así como, en el orden lógico, "de
árbol o el de un animal es su normal desenvolvimiento, logrado lo falso se sigue cualquiera cosa", en el orden humano, de la falta
necesariamente por leyes na turales, así el bien del hombre es su de fundamento natural de la moral, que es la ley divina partici-
desenvolvimiento armónico, logrado por su actividad espiritual .. pada a los hombres, se sigue no solamente cualquier desorden, sino
también la imposición arbitraria de los más fuertes, que constituyen
consciente y libre de acuerdo a las exigencias ele la ley moral.
-el totalitarismo.
El bien moral es la realización del deber-ser, el acrecentamiento
La Ley y el Derecho natural conducen al hombre a la aceptación
del ser o bien del hombre, realizado de un modo humano de acuerdo
<le la sociedad, de su autoridad y de sus leyes, confieren legitimidad
a su espiritualidad específica, conscien te y libre. -y vigencia obligatoria a todo este orden social desde la concien cia,
La norma y la Ley moral son el camino que Dios le traza a l que aprehende dioha Ley y dicho !Derecho desde el orden objetivo
hombre para su perfeccionamiento, no arbitrariamente, sino de -y los promulga; pero a la yez tal Ley y tal Derecho limitan y contro-
acuerdo a su naturaleza. Es la proyección de lo que ella debe re- lan el ámbito de la autoridad y de los derechos de la sociedad frente
alizar para actualizar sus virtudes, para perfeccionarse ele acuerdo .a las personas. La sociedad es constituida precisamente por una
a lo que real e integralmente es. Y Dios no sólo se lo indica y se inclinación natural del h ombre no para perder sus derechos na-
lo manda por la Ley moral natural, sino que se lo impone como su turales, anteriores a aquélla, sino, todo lo contrario, para defenderlos
propio perfeccionamiento humano. -y ampliarlos con la constitución del bien común, fin de la sociedad.
En este horizonte ontológico la Ley moral aparece como el medio Las únicas limitaciones de la libertad y de los derechos individuales
de que Dios se vale para conducir al hombre a su auténtico bien o familiares son los necesarios para la constitución de la sociedad
humario, que coincide con el bien de Dios, con el bien que El se -con su bien común, y, por eso, no deben tocar esos derechos ante-
propone al crear al hombre: stL gloria por el conocimiento y el amor riores a su constitución, para defender y ampliar los cuales preci-

..
LOS FUNDAMENTOS METAFÍSICOS DEL ORDEN MORAL 505
504 DERISI - SANTO TOMÁS DE AQUINO Y LA FILOSOFiA ACTUAL.

samente se constituye la sociedad. La persona somete su libertad Lo grave es que, bajo muchos aspectos, este lrracionalismo
a la sociedad y a la autoridad únicamente en la medida indispensable está penetrando en muchos estratos de las instituciones humanas y
para asegurar sus propios derechos y la constitución de las condi- de la misma Iglesia y amenaza inficcionar la misma Teología. En
ciones necesarias para estahlecer la justicia, la paz y el desarrollo, un profundo trabajo sobre la posición filosófica fundamental de
material y espiritual de su ser y de su vida individual y social, es K. Rahner, el Padre Fabro pone en claro que la tesis del teólogo
decir, el bien común. alemán, en fa que él funda su propia Teología, no salva la tras-
Si se niega la Ley moral y el Derecho natural consiguiente, \'i-
, cendencia. En otros teólogos, como Scheelebeck, hay textos muy
gente antes de la ley y derechos positivos, más aún fundamento, difíciles de ser salvados de un relativismo historicista aún en lo
y savia de esta ley y derechos, se denumba todo el orden racional atinente a la verdad dogmáLica; y la renovación moral, propuesta
humano, individual y social: el hombre queda libre de toda ley, por este teólogo holandés, junto al aspecto positivo de animación
pero a la vez esclavo de sus pasiones, de la violencia, incluso orga- - de la misma con el espíritu evangélico, debilita la validez de las.
nizada en forma de grupos y por el mismo Estado, desde que ésLe, normas objetivas, sin las cuales sin embargo es imposible construir
cuando se niega o desconoce la base moral que Jo fundamenta y Jo, una moral, y un derecho y un orden humano. Ahora bien, sin
limita a sus propios fines, carece de autoridad para mandar, pero este derecho natural se derrumba la sociedad, la paz y la convi-
a la vez carece de limitación en todas sus imposiciones arbitrarias. vencia, sustituidas por la violencia y el caos. Toda moral natural
y totalitarias. y sobrenatural, no pueden mantenerse sin estas normas objetivas,
esenciales del orden natural, porque sin ellas están privadas de fun-
damentación racional y humana
12. La negación de la Ley y del Derecho naturales co11d11ce a la des-
tntcción del hombre y de todo ord.en y al caos. En todo caso, si los grandes teólogos son capaces de sostenerse
de algún modo en la verdad, aún colocados al borde del error,.
L En el fundamento de esta negación de la Ley y Derecho cuando sus tesis son asumidas por quienes carecen de una forma-
naturales, que constituyen el orden humano natural, desde el cual' ción sólida al respecto, el error es formulado casi siempre con todo
únicamente se puede fundar racionalmente la ley, el derecho y el' desenfado. En lo que hace a nuestro tema, se niega o se pone en
orden positivo humano, está el Agnosticismo, que, bajo una u otra duda el valor de la ley y el derecho naturales, se confunde su ca-
forma, niega el valor de la inteligencia para des-cubrir y aprehender- rácter universal, que exige la ley positiva para llegar a las apli-
el ser trascendente y, en definitiva, el Ser de Dios, y desde él eC- caciones inmediatas de la conducta, con su existencia; en otros casos
deber-ser y el orden moral natural. Las formas actualmente vigentes se confunde el carácter derivado de algunos preceptos de Je-y na-
del Agnosticismo antirrealista y ateo, son el Neo-positivismo lógico, tural -el derecho de propiedad por ejemplo- con el derecho posi-
que se atiene únicamente a los hechos verificables por los sentidos. ~
tivo mismo. El que la ley y el derecho naturales necesiten ser
y expresables en lenguaje matemático; la Fenomenología, que, si determinados por el derecho positivo, no quiere decir que carezcan
bien defiende la trascendencia de los objetos y valores, sólo la man- de valor y de vigencia. Así, por ejemplo la ley natural afirma que
tiene en cuanto dada en la conciencia del sujeto, poniendo entre hay que estar a la palabra empeñada en un contrato, pero no dice
paréntesis el ser o realidad en sí y el bien o valor identificado con· cuáles son las condiciones concretas para que el contrato sea.
aquél; y finalmente, el Existe11cialismo, que se atiene al ser como válido, cosa que toma a la ley positiva, exigida, por eso mismo,
presencia o potencia del ente, pero también sólo en cuanto dada en por la misma ley natural. Pero esta indeterminación concreta no.
el ente abierto al ser o Dasein, que es el hombre. El ser de los.. niega la validez del principio de derecho natural, que es precisa-
entes es sólo trascendente en cuanto dado en el Dasein u hombre. mente quien da fuerza obligatoria a las leyes positivas, que lo de-
En todas estas corrientes actuales de la Filosofía y de la Cul- terminan.
tura, el ser trascendente y, correlati\'amente, el v alor de la inteli-
gencia para aprehenderlo, están suprimidos. El hombre queda blo- , Lo grave de este Irracionalismo agnóstico, que penetra y e1-.
queado, clausurado en su inmanencia finita, abandonada a sí misma,. asimilado por muchos hombres y, aún por católicos y sacerdotes,
sin sentido y absurda y, en definitiva, nada, "un ser que 110 es lo, a través del ambiente y los medios de comunicación -revistas, dia-
que es y es lo que no es", (Sartre). 2. El irracionalismo, común a rios, radios, T .V., etc.-, es que puede llevar a errores muy graves,
todas estas direcciones de la Filosofía y pensamiento actuales, está, que destruyen el fundamento natural del dogma y de la moral.
en la l>ase de este Agnosticismo Í1111wne11tistn y ateo. Ahora bien, esta negación de la ley del orden natural, que
506 DERIS! - SANTO TOMÁS DE AQUINO y; LA FILOSOFÍA ACTUAL

ha sido formulada en repetidas ocasiones en estos últimos tiempos,


conduce a la caída de tocio orden legal y social humanos, impuesto
desde la interioridad de la conciencia, para ser sustituido por un
orden puramente exterior, impuesto por la fuerza, sin límites mo- INDICE
rales y que, por una lógica interna, puede conducir tanto al tota-
litarismo más absoluto, como al desorden y al caos, a la subversión,
a la violencia y a la anarquía. ., Nota l'reliminar ....................... . .......................... • • • • •. 9
INTRODUCCióN, Santo Tomis de Aquino en el Vll Centenario de su
Este lrracionalismo que adquiere en la actualidad su forma muerte 11
más vigente en el R elativiiSmo historicista, está dando sus frutos
PRIMERA PARTE. ACTUALJDAD DEL TOMISMO ................... . 17
envenenados en su aplicación a la historia de los dogmas y al al-
cance absoluto de las verdades de nuestra fe. Así tras el llamado Capítulo I. - Perennidad del Tomismo ................................. . 19
Capítulo JI. - El sentido <le la vigencia perenne del Tollli,mo ............. . 9•
"Pluralismo teológico" se oculta muchas veces el error relativista de -º
que todas las Confesiones cristianas y aún todas las religiones, en lo Capítulo III. - J'ara una vi¡,rencia actual del Tomismo ................. . 37
que hace a su verdad, están en pie de igualdad, como si la Iglesia Ca- Capíwlo IV. - Filosofía y Teología en el Tomismo ...... .. ............. . 4'i
tólica no fuera la única en que se da la Religión verdadera, deposita- Capítulo V. - Agustinismo y Tomismo .............................. . 51
ria infalible de la Verdad de Cristo y ele su Evangelio. Se quiere de- SEGUNDA PARTE. EL INTE.LECTUALISMO TOMISTA FRENTE A
cir o insinuar que cada una de ellas tiene un aspecto de verdad, Jo LAS DISTINTAS POSICIONES DE LA FILOSOFIA ACTUAL ..... . 71
cual puede ser verdad, pero que ninguna tiene la verdad plena- Capítulo VI. - La unidad del conocimiento humano ................... . 73
mente, lo cual es falso. A este respecto se ridiculiza también la Capítulo VII. - La ubicació11 de la inteligencia en Santo Tomás ......... . 93
tesis que sostiene el valor absoluto de la inteligencia frente a la Capítulo VlU. - El orden esencial y la intel igencia en Santo Tom.\s ..... . 99
verdad evidente o evidentemente demostrada, y se afirma que nadie Capitulo IX. - Ubicación del Intelectualismo Tomista. Racionalismo, Em-
es poseedor de la verdad, como si no se pudiera llegar a tener pirismo e Intelectualismo ......... . . . ............................ . . . 105
verdad absoluta, siquiera bajo alguna de sus facetas. Se afirma Capítulo X. - Actualidad del Intelectualismo Tomista frente al Inmanen-
también que el acceso a la verdad vale para su momento o situa- Lismo irrac.io11alista contemporáneo ................................. . 111
ción histórica. Así se ha dicho que .Ja definición dogmática de la Capítulo XI. - El Intelecwalismo realista de Santo Tomás, fundamento
del ser y vida de la persona ........................ . ........... . . . 127
infalibilidad del Sumo Pontífice tuvo sentido y valor en el con-
Capítulo XII. - Inteligencia, ser y vida ................... . ............ . 135
texto histórico del Concilio Vaticano I, pero no ahora, que dicho Capítulo XIII. - El Intelectualismo y el Teísmo Tomista frente al Irracio-
contexto histórico ha cambiado, con lo cual se niega lisa y llana-
mente la verdad definida por el Concilio. El Papa no sería infa-
lible en este momento histórico. Contra este grave error relativista
.. nalismo y al Ateísmo ...................................... ........ . 143
Capítulo XIV. - El Intelectualismo realista del Tomismo, frente a l Irracio-
nalismo nihilista del Existencialismo Ateo ....................... ... . 153
Pío XII ya habría advertido en la Humani Generis, que el progreso Capítulo XV. - La reconquista del valor de la inteligencia, fundamento de
en la verdad no puede ser por sustitución, como afirman estos teó- la restauración del orden humano y de la cultura . ................. . 159
logos y filósofos neo-relativistas, sino por progresiva penetración en Capítulo XVI. - Espíritu y materia ser y vida paradojal de la persona hu-
amplitud y profundidad en la verdad ya adquirida inmutable- mana ...................................... •···•···················· 165
Capítulo X\/JI. - La persona humana, !mago Dei .... . .............. . li7
mente
Capítulo XVIII. - Verdad y libertad en Santo Tomás ................ . . . 181
Unicamente defendiendo esta capacidad de la inteligencia para Capítulo XIX- - La doctrina del concepto en Kant y en Santo Tomás ..... . 195
conocer el ser o verdad trascendentes con certeza y de un modo in- Capítulo XX. - El ámbiro del objeto de la fenomenología en E. Husserl
mutable y, por otra, sosteniendo los fundamentos ontológicos de y Crítica Tomista al método fenomenológico ........ ... ........... . 223
la moral, que se formulan por la inteligencia en la Ley moral natu-
ral, es posible sustentar una auténtica moral y, con ella, un funda- ., Capitulo XXI. - Los distintos sentidos del apriori en la filosofía contempo-
ránea y en la de Santo Tomás ............. .... .. .... . ........ . . . 241
mento sólido del orden individual y social, digno de la persona. TERCERA PARTE. L-\ METAFISICA TOl\fIST.-\ FRENTE A LA FENO-
MENOLOGIA EXISTENCIAL CONTE!\IPOR-\NEA . . . . . . . . . . . . . . . . . 263
Capítulo XXII. - Lxpet iencia y metafísica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265
Capítulo XXIII. - El significado y el alca11ce del "esse" en Santo Tomás . . 273

.
]
Capítulo X)UV. - Reflexiones acerca del seotido del "esse" e n Santo Tomás OBRAS DEL .\ UTOR
frente a la concepción respectiva en Aristóteles, en la Escolás1ica y e n
H eidegger ...................... • • ............ . .. .. • • . • • • . . . . . . . . . . . . 287
Capítulo XXV. - La existencia en el Tomismo y en el Ex.istcncialismo . . . 291
Capitulo XXVI. - Aproximaciones y diferencias entre la fenomenología exis-
tencial de Heidegger y la ontología de Santo Tomás . . . . . . . . . . . . . . . . . ~97
Capítulo XXVII. - Método, sentido y alcance de la investigació n metafí-
sica e n M. H eidegger y en Santo Tomás . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303
Capítulo XXVIII. - Dos concepcio nes antagónicas del ser: Sartre y Santo
Tomás. La inmaterialidad n ihilista y la i11ma1erialidad rcalisr.a . . . . . . . . 337
Capítulo XXIX. - Participación, acto y potencia y analogía en San lo TomftS 359
Capítulo XXX. - El Esse y el Jntelligere divino, funda mento universal e
inmedia to de todo ser y de toda verdad y entender participados e n LA CONSTITUCION ESENCIAL D EL S.-\NTO SACRIFICIO DE LA MISA,
Santo Tomás . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 379 Guadalupe, B ueno3 Aires, 1930.
ESBOZO DE UNA El'ISTEi\lOLOGIA T0~11STA, Cursos ele Cultura Ca tólica,
CUARTA PARTE. AXIOLOGIA Y MORAL EN EL TO~!IS~ro . . . . . . . . . . 395 B uenos Aires. l!Hú.
Capítulo XXXI. - El objeto formal de la voluntad y el origen del proble- F..STRUCTURA N OETlCA DE LL\. SOCTOLOGlA, segunda edición notable-
ma moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 397 me111e ampliada con un nuevo tra bajo sobre la ESTRUCTURA NOE-
Capitulo XXXII. - Estructura esencial y fundamentación ontológica y antro- TICA D E LA CIEN<::IA EMl'IRICA. Traducida al italiano la prime ra
•pológica de los valores en el Tomismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 425 edición y prólogo ele A. Fanfan i, Profesor de la U niversidad de Roma,
Facultad de Derecho, ) Presidente del Senado de I talia, publicada por la
Capítulo XXXIII. - La esencia del valor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 465
misma U niver~.idad del Sa.cro Cuore. Milfo, 1939.
Capítulo XXXIV. - Espíritu y Cultura ..... ... ................ . ........ : 477
FILOSOFL<\ MODERNA Y FILOSOFJA TOMJSTA, segunda edición en dos
Capítulo XXXV. - Persona y Cultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 487 tomos, G uachtlupe. CuNos de C11Jw1a Católic-J, Bueno,; Aires, J!M5. Primer
Capítulo XXXVI. - Los fundamentos metafísicos del orden moral . . . . . . . . . . 493 Premio Nnrianal de Filosofía de la R eJníblico Argentino.
LOS F UN DAMENTOS J\lETAFISl C:OS DEL ORDEN MORAi., l11sti1 uro ele Fi-
Jo~oí/a de la Farnltad de l'ilosofía y Letras de la Un h en,idad Nat io naJ de
Bue nos Aires, 19 H. Premio "Carlos ·o c1avio Bu11ge" de la Facu ltad de Filo-
sofla y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires y Premio de la
Prouinrin de 1J ue110s Aires. T ercera edición a cargo del Instituto '"Luis Vives··
de Filosofía del Comcjo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid,
1900•
LA FORMACION DE LA PERSON.a\LlDAD, Aclsnm , Buenos Aires, 1941 , se-
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LA PALABRA, en preparación.
....
NATURALEZA Y VIDA DE LA UNIVERSIDAD, segunda parte en preparación .
,,:·,
TRADUCClONES
LA FILOSOFIA DE LA CULTURA DE SANTO TOMAS DE AQUINO, por
Martín Grabmann, Buenos Aires, 1943. Traducción directa del alemán. Se terminó de imprimir la cantidad de
Segunda edición con un prólogo del n·aductor, Poblet, l!H.8. 3.000 ejemplares el dia 11 de Marzo de
LA VIDA ESPIRITUAL DE SANTO TOMAS DE AQUINO, por Martín Grab- 1975 en los Talleres Gráficos Carollo
mann. Traducción directa del alemán, con un trabajo introductorio del S. C. A. • Oíaz Vélez 3461 • 8s. As.
traductor, Guadalupe, Buenos Aires, 1947.
EL SENTIDO COMUN, por Regfoaldo Garrigou-Lagrange. Traducción directa
del francés y Prólogo, Dedebec, Desclée de Brouwer, Buenos Aires, 1944.
SITUACION DE LA POESIA, por Raissa y Jacques Maritain. Traducción di-
recta del francés en colaboración con Guillermo Blanco, Dedebec, Desclée
de Brouwer, 1946.

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