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ARTICULO Nro.

428: FALSEDAD IDEOLÓGICA

1. TIPO PENAL

"El que inserta o hace insertar, en instrumento público, declaraciones falsas concernientes a hechos que
debatí probarse con el documento, con el objeto de emplearlo como si la declaración fuera conforme a la
verdad, será reprimido, si de su uso puede resultar algún perjuicio, con pena privativa de libertad no
menor de tres ni mayor de seis años y con ciento ochenta a trescientos sesenticinco días-multa.

El que hace uso del documento como si el contenido fiera exacto, siempre que de su uso pueda resultar
algún perjuicio, será reprimido, en su caso, con las mismas penas".

2. TIPICIDAD OBJETIVA

2.1 Bien jurídico protegido

El bien jurídico protegido es la funcionalidad del documento en el tráfico jurídico.

La funcionalidad del trafico fiduciario importa una plataforma fundamental para el desarrollo socio-
económico de la colectividad, en el sentido, de que la circulación y l traslación de toda clase de
documentos, permite la dinámica con que se mueve las relaciones socio. Jurídicas entre individuos y, para
ello, resulta imprescindible, que dicha circulación documental inspire suficiente confiabilidad en el
colectivo,

Dicho lo anterior, en el trafico documental circulan una serie de documentos (públicos, privados,
mercantiles, etc., donde cada uno de ellos expresa una concreta situación jurídica, lo más importante se
orientan a la acreditación de un determinado estado de cosas. Si bien la autenticidad del documento es una
propiedad esencial en su interna caracterización, su función probatoria es relevante, en orden a desplegar
los efectos que se esperan de aquel.

2.2 El Sujeto activo

El sujeto activo de Falsedad ideológica puede ser cualquier persona, sin embargo, vemos una particular
situación del agente, quien ha de deponer una declaración en un documento público, prestando una
determinada manifestación de voluntad. A su vez, se advierte la presencia, de un funcionario y/o servidor
público, quien es quien inserta la declaración en el documento público.
Conforme lo anotado, tenemos un tipo penal «mixto», pues puede ser cometido tanto por funcionarios
públicos y por particulares; si es que el intraneus, es un intruso, un individuo que de forma ilegítima está
usurpando una función pública, no se dará el tipo penal en cuestión, sino el contemplado en el artículo
361° del CP ¿Y, que pasaría con el particular, que obra con dolo? Al estar desprovisto el documento de la
autenticidad que le otorga el funcionario público, no puede perpetrar esta modalidad de falsedad
documental, mas dicho soporte documental puede servidor para la comisión de otros delitos
(patrimoniales).

Puede también darse una Instigación, cuando el hombre de atrás, esto es, el particular convence al
funcionario a que inserte en el documento público declaraciones falsas, es decir, el intraneus, sabe
perfectamente que se trata de información falsa y, para ello, el particular, le ofrece una prebenda, una
dádiva u otra ventaja, configurándose un concurso real de delitos con el tipo penal de Cohecho.

Una Co-autoría, no puede rechazarse, cuando son dos los particulares que han de sentar la información en
el documento público, siempre que actúen con do-dominio funcional del hecho y compartiendo el hecho
como unidad; así también, cuando son dos los funcionarios públicos encargados de insertar la declaración
en el documento público.

2.3 El Sujeto pasivo

En principio, es la sociedad, al tratarse de un bien jurídico supra individual, más la redacción normativa
muestra a un sujeto particular, que puede verse directamente afectado, cuando el agente emplea el
documento en el tráfico jurídico.

2.4 Modalidad típica

El objeto material define una singular caracterización, de que el documento debe ser «público», es decir,
aquel expedido y/o autenticado por un funcionario público en el ejercicio de sus funciones; donde la
misma ley le otorga dicha naturaleza.

Es documento público el otorgado por funcionario público en el ejercicio de sus atribuciones, y a la


escritura pública y demás documentos otorgados ante o por notario público, según la ley de la materia;
mientras que se considera documento privado a todo aquel que no tiene las características del documento
público. La legalización o certificación de un documento privado no lo convierte en público. Conforme lo
anotado, podría decirse, que todo documento, que no posee las características y propiedades de
documento público, será un documento privado, pero parece que el asunto no es tan pacífico, como es de
verse de las posturas doctrinales y de los pronunciamientos jurisdiccionales sobre la materia.
Se señala en la doctrina nacional, es esencial la que recae sobre hechos o circunstancias que el documento
está destinado a probar; no lo es, y por tanto no configura este delito, la que versa sobre circunstancias de
las que el documento no está destinado a dar.

En el caso de una partida de nacimiento, alterar la fecha de nacimiento, vaya que si puede desplegar
efectos probatorios, tanto por cuestiones pensionarías, llegar al límite de edad, de aún no cesar en el
cargo, etc.; empero tengamos un poco de cuidado, en tanto la alteración de la fecha de nacimiento, haya
sido motivada por cuestiones de vanidad, siempre que se advierta, que el agente no tenía la intención de
usar el documento en el tráfico jurídico y, así lograr una ventaja indebida Así, también, en la partida de
nacimiento, donde se hace constar un padre que no se corresponde la verdad, pretendiendo la madre del
niño, hacerlo aparecer como hijo, en una sucesión intestada, estando el causante próximo a fallecer.

2.4.1 Falsedad ideológica impropia

De forma similar a lo previsto en la cobertura normativa del artículo 427° del CP, el legislador ha
estructurado otra variante de "Falsedad Ideológica", en este caso «impropia», cuando a la letra se dice lo
siguiente: "El que hace uso del documento como si el contenido fuera exacto, siempre que de su uso
pueda resultar algún perjuicio, será reprimido, en su caso, con las mismas penas".

Vemos, que esta fórmula normativa se asienta sobre finalidades estrictamente de política criminal, de
extender el ámbito de punición a conductas que significan en empleo material del documento público, es
decir, el agente lo que hace insertar el objeto documental en el tráfico jurídico, haciéndole valer como un
contenido verdadero, en las relaciones sociales y jurídicas con el resto de participantes en el tráfico, dando
oportunidad a que el documento despliegue efectos probatorios, lo que a su vez, importa revestirlo de po-
tencialidad lesividad, incidiendo en el posibilidad de que el comportamiento pueda ser alcanzado por una
pena.

El delito de falsedad, en sus múltiples formas comisivas activas, requiere lógicamente un uso y
explotación del mismo.

El uso del documento falso es la figura criminal adhesiva y de la estructura negativa, que requiere como
condición personal excluyente la de no haber tomado parte el usuario en la falsificación principal.

A diferencia de la Falsedad Material, en esta hipótesis del injusto de falsedad documental (ideológica),
acá no tenemos a un autor anónimo, que se esconde bajo la clandestinidad que le otorga la ficción social
de su elaboración, pues al tratarse de un documento auténtico, puede advertirse quien es que ha hecho
insertar la información falsa. Por consiguiente, en la modalidad de Falsedad ideológica impropia, pueden
darse dos circunstancias a saber: primero, que sea el mismo autor ideológico, quien inserte el documento
en el tráfico jurídico, siendo que del tenor normativo, se señala que debe hacer consignar dicha falsedad
con el objeto de emplearlo, por lo que de ser así, la incriminación se sujeta a la primera modalidad del
injusto; y, segundo, que sea una persona distinta a la del creador ideológico, incidiendo en este caso en la
tipificación objetiva de esta clase de falsedad.

Atendiendo a lo descrito, puede decirse lo siguiente: que en la Falsedad ideológica propia, se identifica
una conducta mutilada en dos actos, primero en hacer insertar información falsa en un documento
público, incidiendo en la posibilidad de que dicho documento pueda ser empleado en el tráfico jurídico,
con la particularidad, que no tiene porque verificarse el empleo real y concreto del objeto documental,
bastando dicha inferencia de evidencias e indicios, que así lo hagan suponer. Hasta dicho momento, ya se
habrá completando los elementos constitutivos del tipo penal, en cuanto a su perfección delictiva
(consumación). Segundo, el agente ideológico, debe insertar el documento en el tráfico jurídico, en el
sentido de que debe emplearlo en concretas relaciones socio-jurídico, en cuanto a sus efectos
probatorios; donde este último dato a saber, es lo que define la necesidad y el merecimiento de pena, en
otras palabras dicho el revestimiento material del injusto típico, considerando que los objetos de
protección son la perpetuidad, garantía y eficacia probatoria, que desde una perspectiva axiológica, nos
determina a reconocer a ello como una condición objetiva de punibilidad.

En lo concerniente a la modalidad de "Falsedad ideológica impropia", acá si bien hay una conexión con la
modalidad típica de falsedad propia, en el escenario de la imputación delictiva, sólo interesa verificar que
el agente haga uso del documento en el tráfico jurídico, haciéndolo pasar como si su contenido fuese
verídico, es decir, en cuanto a su consumación, esta se define por su empleo en el tráfico jurídico, donde
la posibilidad de causar un perjuicio, comportaría una circunstancia que se sitúa fuera del injusto y de la
culpabilidad, sin embargo, resulta un poco difícil sostener esta tesis, pues ya con el ingreso del documento
al tráfico jurídico, se esta evidenciando su potencialidad lesiva, indicando una figura de peligro concreto.
De ello se deduce que la presente figura se refiere a los casos en que la acción del sujeto consiste única y
exclusivamente en el uso doloso, con prescindencia de la vinculación subjetiva entre el autor de la
falsedad y el autor del uso. Claro está, que en términos de imputación objetiva, debe verse el soporte
documental, como idóneo u apto, para poder provocar un perjuicio en el derecho subjetivo de un tercero,
aunque ello debe ser relativizado, en la medida que estamos frente a un documento auténtico, pues se
encuentra certificado por un funcionario público. Si ello también es objeto de falsificación, la tipificación
penal se desplaza a los alcances normativos del artículo 427° del CP.
Dicho lo anterior, debemos conceptuar que ambas modalidades de Falsedad ideológica, son tipificaciones
penales independientes, tanto en su composición típica como en su perfección delictiva.

3. TIPICIDAD SUBJETIVA

La acriminación de las modalidades de Falsedad Ideológica, se encuentran condicionada al dolo del autor,
conciencia y voluntad de realizacióntípica; el agente ha de dirige su conducta a hacer insertar o insertar
información en un documento público, a pesar de saber de su contenido inveraz.

El aspecto cognitivo del dolo ha de abarcar todos los elementos constitutivos del tipo penal, entre éstos,
de que la información que está haciendo insertar es inveraz, es decir, falsa; si es que por error, hace
consignar un dato falso, podría admitirse un error de tipo. Podría darse el ejemplo, de aquel hombre de
atrás, que con engaños le simula una determinada circunstancia al agente, haciéndolo ver como titular de
un bien que aún no lo es; aspecto que incidiría en la aparición de una Autoría Mediata, en tanto el hombre
de adelante obra con ceguera sobre los hechos. De todos modos, debe tenerse mucho cuidado con dicha
alternativa, siendo que todo ciudadano -libre y responsable-, ha de conocer perfectamente cuáles son sus
derechos y que le reconoce el orden legal. Cualquier dato que nos haga ver que el agente saber que la
información que está haciendo insertar es falsa, da lugar a una Instigación y, no a una Autoría Mediata.

Así también, ha de saber que está insertando información falsa en un documento público, podría darse un
equívoco en este sentido, de dudar sobre dicha condición, dando lugar a un error de tipo; aunque la
participación directa del funcionario público en la autenticidad del documento, hace empresa difícil su
procedencia. Un error de prohibición, en cuanto al desconocimiento de la antijuridicidad de la conducta,
sólo podría caber en personas, que por su escasa cultura y educación no tengan contacto con el orden
jurídico.

No está comprendido en el dolo del autor, la circunstancia de usar el documento público en el tráfico
jurídico. Aparte del dolo, se exige la concurrencia de un elemento subjetivo de naturaleza trascendente, la
finalidad ulterior de emplear el documento en el tráfico jurídico, con fines probatorios. No está integrada
en aquel la posibilidad de causar un perjuicio al tratarse de una condición objetiva de punibilidad. En la
modalidad de Falsedad ideológica impropia, el dolo debe de abarcar dos elementos a saber: -primero, que
se trata de un documento público que consigna información falsa (subjetivamente inveraz) y, segundo, de
emplearlo en el tráfico jurídico. Si quien lo usa (representante de una persona jurídica o de una persona
natural), no sabe que el objeto documental contiene datos falsos, actuaría sin dolo, por ende, está exento
de responsabilidad penal, donde la persona que se lo entrega (representada), sería un autor mediato, que
ha de responder conforme la primera modalidad del injusto de Falsedad ideológica.La duda acerca de la
autenticidad de un documento no equivale a la ciencia: el que presenta un testamento sin estar seguro de
que la firma del testador y hasta dudando de que efectivamente lo sea, no parece pueda ser puesto al
mismo nivel de aquel que falsificó la firma.

4. TENTATIVA

No hay inconveniente en admitir la tentativa, Se admite la tentativa en el caso de la posesión del


documento, siempre y cuando concurran los demás elementos del tipo.

5. CONSUMACIÓN

En cuanto a la Falsedad ideológica propia -nos referimos-, la perfección delictiva se alcanza cuando el
agente logra hacer insertar la información falsa en el documento público, es decir, la manifestación de
voluntad debe quedar plasmada en el objeto documental por parte del funcionario público y, en la
modalidad típica que involucra a este último, cuando aquel inserta los datos al objeto documental.

Es en este alud, donde debe repararse que si el intraneus al advertir -por cualquier razón-, que la
información es evidentemente falsa y se niega a insertarla al documento, estaremos frente a un delito de
no realización típica, es decir, la atribución de responsabilidad penal para ambos intervinientes, se
identifica con la consignación de la declaración en el documento.

Siendo así, en esta modalidad del injusto, no resulta necesario acreditar, para dar por afirmada su
consumación, de que el autor delictivo inserte el documento al tráfico jurídico, esto quiere decir, que su
empleo -con finalidades probatorias-, importa una circunstancia a saber, que esta fuera de la materialidad
típica, un agregado que a nuestro entender, implica la necesidad y el merecimiento de pena, como una
condición objetiva de punibilidad. Lo que sí debe verificarse es que el propósito del agente, que hace
insertar en el documento público información falsa, era la de ingresarlo en el tráfico jurídico y darle
empleo probatorio, únicamente en el caso del particular, pues en la hipótesis delictiva del funcionario
público, no tiene porque verificarse dicha finalidad ulterior.

Dicho lo anterior, al consistir en una figura de consumación instantánea, no resulta admisible la presencia
de un delito tentado.

En lo que corresponde a la «Falsedad ideológica impropia», su perfección delictiva se alcanza cuando el


agente logra insertar el documento público al tráfico jurídico, es decir, se requiere la exteriorización de
una conducta, que importe su real utilización, por lo que debe sustraerse del ámbito de protección de la
norma, aquel comportamiento de aquel que sólo exhibe el documento, ufanándose de contar con el acervo
documental.

Para determinar cuándo ha existido uso, debe tenerse presente la relación entre el documento y su destino
probatorio. De esto se deduce que quedará excluido como acto de uso el empleo impropio del documento,
por ejemplo, u exhibición privada a un tercero con puro fin de vanagloria.

A lo dicho, cabe añadir, que dicho documento debe tener la suficiente idoneidad y/o aptitud de poder
provocar un perjuicio al derecho subjetivo de un tercero, lo que en esta variante de falsedad documental,
es más que evidente, el tratarse de un documento público, que ya de por si lleva intrínsecamente una
inspiración de confiabilidad del público hacia su veracidad. Entonces, no resulta indispensable que se
logre producir un perjuicio al derecho subjetivo de un tercero, para afirmar su consumación.

El sólo hecho de que al agente se le encuentre portando el documento público, subjetivamente inveraz, no
es dato suficiente, para comprobar su tipicidad objetiva, constituye un acto anterior impune y no un delito
tentado. Bajo esta hipótesis delictiva, no se requiere acreditar la concurrencia de un elemento subjetivo
de naturaleza trascendente, pues el dolo abarca ya el sentido conductivo de emplear el documento
público. Acá podemos advertir, que ya el empleo del documento en el tráfico jurídico, esta develando una
idoneidad de poder causar un perjuicio, determinado su afirmación como una figura de peligro concreto y
no como condición objetiva de punibilidad.

6. AGRAVANTES

Se establece en función de la calidad del sujeto activo, es decir, si es funcionario, servidor público o
Notario y actúa con abuso de sus funciones (art. 432 CP).

7. PENALIDAD

Se, reprime la falsedad ideológica o el uso de dicho documento con pena privativa de libertad no menor
de tres ni mayor de seis años y con ciento ochenta a trescientos sesenticinco días-multa.

En el caso de concurrir la agravante, además, al sujeto activo se le impondrá pena de inhabilitación de uno
a tres años (art. 36, 1° y 2° CP)

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