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Historia panorámica de la

interpretación cristiana de Cantares

Lic. Nelson Morales


Profesor de idiomas
Seminario Teológico Centroamericano

En círculos cristianos las interpretaciones alegóricas de Cantares


claramente predominan hasta el siglo XVIII. El amado representa a
Cristo, y la amada es ora la Iglesia, ora el alma del creyente individual.
Se hallan sólo unos pocos destellos de interpretación literal del Cantar,
pero en el siglo mencionado este acercamiento comienza a aparecer con
más frecuencia, y florece aún más en los siglos siguientes. En el siglo XX
las variantes alegóricas incluyen la alegoría pura, acercamientos tipoló-
gicos, históricos y mariológicos, teorías cúlticas, y la interpretación del
libro como una secuencia de sueños. Entre los que interpretan el Cantar
literalmente, algunos lo toman como una colección de cantos, y otros,
como un drama, ora con dos personajes principales, ora con tres. Los
acercamientos recientes incluyen lecturas liberacionistas y feministas.

In Christian circles allegorical interpretations of Canticles clearly


dominate until the eighteenth century. The bridegroom represents Christ,
and the bride is at times the Church, at times the soul of the individual
believer. Only a few short-lived flashes of literal interpretation appear,
but in the eighteenth century this approach begins to appear with greater
frequency, and flourishes even more in the following centuries. In the
twentieth century allegorical variants include pure allegory; typological,
historical and Mariological approaches; cultic theories; and the interpre-
tation of the book as a collection of dreams. Among those who interpret
the Song literally, some take it as a collection of poems, and others, as a
drama, with either two or three main characters. Recent approaches
include liberation and feminist readings.

INTRODUCCIÓN

En un artículo anterior se presentó el desarrollo interpretati-


vo judío del libro del Cantar de los Cantares desde el primer
26 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

siglo de la era común hasta el día de hoy.1 El presente artículo


expondrá un esbozo histórico de la interpretación del libro en
círculos cristianos.
La historia de la interpretación cristiana al Cantar ha presen-
tado una variación similar a la judía, desde interpretaciones
básicamente alegóricas hasta predominantemente literales. El
“abanico” interpretativo quizás es mucho mayor entre los cris-
tianos. A continuación se presenta una visión panorámica de
los diversos acercamientos a través de las épocas. Las divisio-
nes históricas que se hacen aquí son arbitrarias y sólo persiguen
ordenar el material para una mejor comprensión.

ÉPOCA PRIMITIVA (30-500 D.C.)

Hipólito de Roma

Al igual que en la interpretación judía, los primeros años de


la interpretación cristiana del libro son oscuros. Algunos auto-
res han querido ver algunas alusiones al Cantar en el Nuevo
Testamento, pero la evidencia es muy subjetiva y no concluyen-
te.2 El primer escrito que sobrevive parcialmente sobre el Can-

1
Nelson Morales, “Historia panorámica de la interpretación judía de Can-
tares”, Kairós 26 (enero-junio 2000), págs. 41-58.
2
Roland E. Murphy, Murphy, The Song of Songs: A Commentary on the
Book of Canticles or The Song of Songs (Minneapolis: Fortress Press, 1990),
pág. 14, n. 59 cita a M. Cambe, “L’influence du Cantique des Cantiques sur le
Nouveau Testament”, Revue thomiste 62 (1962), págs. 5-26. Murphy piensa
que “el Nuevo Testamento no ayuda para un entendimiento del Cantar”,
“Patristic and Medieval Exegesis–Help or Hindrance?”, Catholic Biblical
Quarterly 43 (octubre 1981), pág. 507. Es cierto que los autores neotestamen-
tarios, especialmente Pablo y Juan, usan la figura de la esposa para referirse a
la Iglesia. Pablo en especial habla de Cristo y la Iglesia en una comparación
con el matrimonio en Efesios 5. Pero esto no es suficiente como para afirmar
que los hagiógrafos neotestamentarios entendían o usaban alegóricamente el
Cantar. En el Antiguo Testamento es conocida la asociación de Dios e Israel
como matrimonio, por ejemplo en Isaías y Oseas. Podría afirmarse que tam-
bién éstos basan sus figuras proféticas alusivas a la relación matrimonial entre
YHWH e Israel en el Cantar, sobre todo si se sostiene que éste fue escrito
cerca del siglo X a.C. y, por ende, los profetas podrían haber tenido acceso a
él. En ese caso cabe la posibilidad de que éstos también hicieran un uso
alegórico del Cantar. De todos modos no se puede ser concluyente al respecto.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 27

tar de los Cantares es la obra de Hipólito, obispo de Roma,


quien muriera como mártir en 235 d.C.3
El tono de la obra de Hipólito es “oratorio y hay varios pa-
sajes que dan la impresión de que el autor se está dirigiendo a
una asamblea”.4 Murphy comenta que el acercamiento de Hipó-
lito “es por vía de historia (de la salvación), y no hay referencia
a la relación entre Dios y el alma individual. De esta manera, el
Cantar es visto como una profecía de Salomón del fin del Anti-
guo Pacto, cómo Israel es reemplazado por la Iglesia”.5 Sin
embargo, Quasten señala que en Hipólito “el rey del Cantar es
Cristo, y su Esposa, la Iglesia. Pero, a veces, igual que Oríge-
nes, la esposa del Cantar representa al alma enamorada de
Dios”.6 Por otro lado, Murphy no cree que haya alegoría, sino
que “esta explicación alegórica fluye de su entendimiento bási-
co de la relación entre el AT y el NT”.7 En cambio para Pope la
alegoría de Hipólito proviene de su aversión a lo sensual.8

3
Johannes Quasten informa que “el texto completo se conserva sólo en
georgiano, pero existen fragmentos en griego, eslavo, armenio y siríaco”. La
versión georgiana sólo llega hasta Cnt. 3:7 y “se conserva en un manuscrito
del siglo X, pero data de una época mucho más antigua. Es una traducción
literal de una versión armenia, hecha directamente sobre el original griego”,
Patrología, tomo 1, trad. Ignacio Oñatibia (Madrid: Biblioteca de Autores
Cristianos, 1961), pág. 463.
4
Ibid.
5
Murphy, “Patristic and Medieval Exegesis”, pág. 507.
6
Quasten, Patrología, tomo 1, pág. 463. Estas discrepancias entre estu-
diosos presentan un problema para el presente trabajo, pues muchas de las
obras antiguas no están disponibles para esta investigación. Por lo mismo se
ve limitada la percepción del sentido concreto que tuvo en mente el autor en su
obra. A veces lo que se tiene sólo es el análisis de una sección de la obra o una
opinión repetida de generación en generación. En otros casos lo que se verá es
que la obra se ha perdido y sólo se tiene opiniones o citas de otros, como el
caso de Teodoro de Mopsuestia, cuyo comentario sólo se conoce “por el
ataque a éste [su comentario]”, Marvin Pope, Song of Songs: A New Transla-
tion with Introduction and Commentary (Anchor Bible 7C; Garden City,
Nueva York: Doubleday, 1977), pág. 119.
7
Murphy, “Patristic and Medieval Exegesis”, pág. 507.
8
Pope, Song of Songs, pág. 114. Murphy critica este acercamiento de Po-
pe por considerarlo limitado. Véase “Patristic and Medieval Exegesis”, págs.
507-08.
28 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

Siglo III: La obra de Orígenes como base de interpretación

Quizás el más influyente de los escritores de todos los tiem-


pos haya sido Orígenes.9 El gran erudito alejandrino escribió
numerosas obras. Entre estas se encuentra su comentario a
Cantar de los Cantares, desarrollado en diez volúmenes escritos
entre los años 240 y 245 d.C.10 Fue traducido al latín por Ru-
fino en el año 410; de esta traducción sólo se tiene los primeros
cuatro volúmenes que abarcan una introducción y comentario
desde 1:1 hasta 2:15.11
Según Orígenes, en las palabras del Cantar de los Cantares
“hay ese alimento, del cual el apóstol dice que el alimento
fuerte es para el perfecto; y que el alimento clama por los oyen-
tes que por la habilidad han ejercitado sus sentidos para discer-
nir el bien y el mal”. Más adelante concluye:

Por esta razón, por lo tanto, yo advierto y aconsejo a cualquiera


que no está libre de la vejación de la carne y la sangre y no ha cesa-
do de sentir pasión de su naturaleza corporal, refrene completamen-

9
Para un detalle de las obras de Orígenes véase Henri Crouzel, Origen,
trad. A. S. Worrall (Edimburgo: T. & T. Clark Ltd., 1989), págs. 37-49.
10
Se señala que los primeros cinco tomos parecen haber sido escritos en
Atenas y el resto de la obra se terminó en Palestina cuando Orígenes estuvo
residiendo en Cesarea. En ese período pudo haber tenido intercambio de
pensamientos con los eruditos judíos, aunque no hay evidencia clara de esto.
Véase Quasten Patrología, tomo 1, pág. 552; Murphy, The Song of Songs,
pág. 17, n. 67.
11
Quasten, Patrología, tomo 1, pág. 552, Pope, Song of Songs, pág. 114.
Murphy dice que se trata de tres tomos, The Song of Songs, pág. 16; “Patristic
and Medieval Exegesis”, pág. 508. Para un buen análisis de la hermenéutica
de Orígenes en sus obras sobre el Cantar, véase Murphy, The Song of Songs,
págs. 17-21; “Patristic and Medieval Exegesis”, págs. 508-11. Lo que Murphy
enfatiza en sus obras es que Orígenes mantuvo el deseo de hacer pertinente
para los oyentes de su época el Cantar, véase cita 78. También véase el
análisis que hace Joseph W. Trigg, Origen, the Bible and Philosophy in the
Third-Century Church (Londres: SCM Press, 1985), págs. 201-05. Anneliese
Meis W. hace un buen análisis comparativo entre el Comentario al Cantar de
los Cantares de Orígenes y De doctrina christiana de Agustín. Véase “Teolo-
gía patrística y pastoral según el Comentario al Cantar de los Cantares, de
Orígenes, y De doctrina christiana, de Agustín”, Teología y vida 36 (1995),
págs. 31-50.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 29

te de leer este pequeño libro y las cosas que serán dichas acerca de
él.12

De todos modos Orígenes persigue hacer pertinente la ense-


ñanza del libro a sus lectores. Por eso dice en su comentario a
2:13b-14:

Me parece que estas cosas no suministran provecho a los lecto-


res por el desarrollo de la historia; ni mantienen una narración con-
tinua como encontramos en otras historias de la Escritura. Es nece-
sario, por lo tanto, más bien atribuir a todas ellas un significado es-
piritual.13

Tanto en su comentario como en sus homilías el Cantar se


presenta como un epitalamio, que celebra la boda de un novio
(el Logos) y la novia (el alma o la iglesia).14 Para Orígenes hay
dos tipos de amor opuestos. Al comentar 1:4 dice:

Hay un amor de la carne que viene de Satanás, y hay también


otro amor, perteneciente al Espíritu, que ha sido originado en Dios;
y nadie puede ser poseído por los dos amores… Si te has despojado
de toda cosa corporal…entonces puedes adquirir el amor espiri-
tual.15

Otras obras de Orígenes que han pervivido en torno al Can-


tar son sus dos homilías que fueron traducidas por Jerónimo al
latín en el siglo IV. En la introducción a su traducción dirigida
a Dámaso I de Roma, Jerónimo le dice:

…con gran fidelidad más que elegancia he traducido estos dos tra-
tados que él compuso para bebés y amamantándolos en el lenguaje

12
R. P. Lawson, Origen: The Song of Songs. Commentary and Homilies
(Ancient Christian Writers 26; Westminster, Maryland: The Newman Press,
1957), págs. 22-23, citado por Pope, Song of Songs, págs. 116-17.
13
Lawson, Origen, pág. 247,citado por Murphy, Songs of Songs, págs.
18-19.
14
Trigg, Origen, pág. 202. Quasten dice que a lo largo de esta obra la es-
posa de Cristo es “el alma individual de cada cristiano”, Patrología, tomo I,
pág. 552. Véase también D. O. Rousseau, Origène, Homélies sur le Cantique
des Cantiques: Introduction, traduction et notes de Dom Oliver Rousseau
(París: Les Éditions Du Cerf, 1966), pág. 71.
15
Citado por Pope, Song of Songs, pág. 115.
30 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

diario, para darte una muestra de su pensamiento, tal que puedas re-
flexionar en cuán grandemente puede ser estimado su gran pensa-
miento, cuando incluso sus pequeños pueden ser recomendados por
sí mismos.16

En su primera homilía Orígenes presenta el Cantar de los


Cantares como el último peldaño de una escalera de cantos a
través del Antiguo Testamento.17 Luego de subir por esa escale-
ra dice Orígenes: “y luego de que tú las hayas pasado, tú
subirás más alto aún, a fin de que puedas, alma en adelante
radiante de belleza, cantar también con la Esposa el Cantar de
los Cantares”.18 Los personajes del Cantar son cuatro: el espo-
so, la esposa, las doncellas que acompañan a veces a la esposa
y un grupo de compañeros del esposo. Orígenes aplica estos
personajes de manera espiritual diciendo que:

Se reconoce en el esposo a Cristo, en la esposa sin tacha ni arru-


ga, la Iglesia de la cual está escrito ‘por hacerla aparecer delante de
él, esta Iglesia, gloriosa, sin tacha ni arruga, ni nada semejante, sino
santa e inmaculada’. Están también los que, si bien son fieles, no es-
tán aún preparados para que la palabra de la Escritura les pueda ha-
blar, de todos modos progresan por el camino de salud, se considera
entre ellos las almas de los creyentes, y los identifica con las donce-
llas del cortejo de la Esposa; mientras que los ángeles y aquellos
que han llegado a la estatura del varón perfecto, son los jóvenes con
el Esposo.19

Orígenes hace una aplicación al alma individual. Así como


el Esposo alaba cada parte de la Esposa, de la misma manera el

16
Ibid., págs. 114-15, citando a Lawson, Ancient Christian Writers, pág.
265.
17
El primer cántico hace alusión a la salida de Egipto y el cruce del mar
rojo (Ex. 15:1). El segundo cántico habla de la peregrinación por el desierto
(Nm. 21:17). El tercer canto es el de Moisés en las riberas del Jordán (Dt.
32:1). El siguiente es el de Débora (Jue. 5:2). Luego en el libro de Reyes se
encuentra el canto de David “cuando escapó de la mano de todos sus enemigos
y de la mano de Saúl” (2 Sa. 22:2). Enseguida se encuentra el canto de Isaías,
“Yo cantaré al Bien amado el cántico de mi viña” (Is. 5:1). Luego de haber
pasado por esos cánticos recién se llega al Cantar de los Cantares. Rousseau,
Origène, Homélies sur le Cantique, págs. 67-68.
18
Ibid., pág. 69.
19
Ibid.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 31

alma del creyente puede recibir elogio del esposo. Pero depen-
de de la obediencia del creyente a Cristo.20 De esta manera el
alejandrino va aplicando cada sección del Cantar a la vida de
santidad que se espera de la Iglesia y de cada creyente. Por
ejemplo, la negrura de la esposa representa el pecado. Sin em-
bargo, la esposa no quiere admitir su pecado, no quiere hacer
penitencia para purificar sus pecados. Entonces ella se jacta de
lo que es sin ver su mal. No es sino hasta que reconoce su pe-
cado y hace penitencia que es emblanquecida.21 Esta aplicación
no sólo la limita a la Iglesia en general sino al alma en particu-
lar, “el alma de la etíope”.22
Termina su homilía diciendo: “cuando él sea despertado, te
hará, para él, de oro, te hará de la plata; es a él que adornará tu
espíritu y tu entendimiento; y tú serás verdaderamente rica,
Esposa perfecta, en la mansión del Esposo, a quien pertenece la
gloria por los siglos de los siglos Amén”.23
Los conceptos de Orígenes chocan con la forma literaria de
Cantares. Él quiere ver lo práctico, útil para sus oyentes. Por
eso desecha el sentido literal. Piensa que existe un entendi-
miento más profundo, el alegórico. Su exégesis adolece de alta
subjetividad, pero será tremendamente impactante en los si-
guientes diecisiete siglos. Contrasta con el intento alegórico
histórico de Hipólito.
Para Orígenes, en Cantares se habla de Cristo y su relación
con la Iglesia y con cada creyente en particular. El Cantar des-
cribe la última etapa de perfeccionamiento, aquella que alcan-
zan los que han llegado a la estatura de la plenitud de Cristo. El
creyente es desafiado a dejar los placeres mundanos, “el amor
de Satanás”, para experimentar la felicidad eterna con el Espo-
so, “el amor del Espíritu”. También el Cantar es aplicado a la

20
Ibid., págs. 79-81.
21
Ibid., págs. 87-89.
22
Él usa un poco el ejemplo de Moisés que se casó, según él, con una
etíope negra. Su hermano Aarón murmuró, su hermana María murmuró, pero
Moisés no les hizo caso porque amaba a su etíope. Esto lo usa para señalar
que Israel está mal, tanto los líderes religiosos (Aarón) como las sinagogas
(María) y por eso la salvación ha llegado a los gentiles (la etíope). Ibid., págs.
89-91.
23
Ibid., pág. 103.
32 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

vida diaria de santidad que se espera tanto del creyente como


de la Iglesia misma.
Contemporáneo a Orígenes fue Metodio. Él escribió sobre
el Cantar de los Cantares, pero su obra se perdió. Se sabe que
fue adversario de Orígenes. Murió mártir en Cáldice de Eubea
en 311.24 Retecio de Autun también escribió un comentario a
Cantares a principios de este siglo. Sólo se conoce por la crítica
que le hace Jerónimo por “hallar cantidad de doctrinas absur-
das” y porque Bernardo de Poitiers lo usó en el siglo XI contra
Bernardo de Claraval.25 También en esta época escribe un
comentario al Cantar Victorino, obispo de Petabio. Jerónimo lo
critica por “mediocre de estilo por no ser tan versado en el latín
como en el griego”.26

Los Grandes Capadocios

Sin duda el siglo IV fue muy difícil para la doctrina trinita-


ria. Hombres como Atanasio y los llamados “Grandes Capado-
cios” brillaron en la defensa de la doctrina trinitaria, en especial
en lo tocante a la persona de Cristo.27 Atanasio, dice Pope,
“consideraba el Cantar de los Cantares como una canción de
júbilo de la iglesia por la encarnación del Hijo de Dios”.28 Es
una alegoría donde hay diálogos “entre el Hijo de Dios y la
raza humana; a veces entre Cristo y el hombre en general, y a
veces entre Él y su antiguo pueblo; a veces entre Él y la Iglesia
Gentil, a veces entre los Gentiles y Jerusalén; y a veces entre
los ángeles ministradores y los hombres”.29 Además en su His-
toria arianorum, escrita en el año 358, en la sección IV, ha-
blando acerca de la persecución en la que se han visto envuel-
tos los defensores del trinitarianismo, afirma que la persecución

24
Quasten, Patrología, tomo 1, págs. 422-29.
25
Ibid., pág. 685, citando a Jerónimo, Epis. 3:7, Epis. 5:2.
26
Ibid., pág. 684, citando a Jerónimo, De Vir. ill, 74.
27
Se puede ver, por ejemplo, Justo González, La era de los gigantes, vol.
2 de Y hasta lo último de la tierra: Una historia ilustrada del cristianismo
(Miami: Editorial Caribe, 1978), págs. 87-138.
28
Pope, Song of Songs, pág. 117.
29
Ibid., pág. 118.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 33

viene del Diablo. Dice que el Diablo rompe las puertas, y en


cambio

...nuestro Salvador es tan amable que enseña que “si algún hombre
desea venir en pos de mí”, y “cualquiera que quiera ser mi discípu-
lo”; y viniendo a cada uno Él no los fuerza, sino toca a la puerta y
dice “Ábreme, Mi hermana, Mi esposa”; y si ellos le abren, Él entra,
pero si ellos tardan y no quieren, Él se aparta de ellos. 30

Se ve aquí una alusión a Cantares 5:2 interpretado alegóri-


camente. El esposo es Cristo y “la hermana, la esposa” es todo
aquel creyente que mantiene firme la doctrina en contra aún del
emperador.31
Por su parte, de los tres Capadocios sólo Gregorio de Nisa
escribió un “comentario” al Cantar. Gregorio Nacianceno es-
cribió sus Oraciones teológicas alrededor de los años 379-
381.32 En su segunda oración hace una alusión a Cnt. 2:15
cuando dice que los que traen falsas enseñanzas son esas zorras
que destruyen las viñas.33 En su tercera oración hace mención
de Cnt. 5:16, comparando a Cristo con el amado: “Él es quien
cambió las aguas en vino, quien es el destructor del sabor
amargo, el cual es Dulce y todo deseado”.34 En su oración al
“Santo Bautismo” comenta la actitud que debe haber cuando
uno recibe el Espíritu Santo en el bautismo.

30
Atanasio, “Historia Arianorum”, Select Writings and Letters of Athana-
sius, Bishop of Alexandria, vol. 4 de A Select Library of the Nicene and Post-
Nicene Fathers of the Christian Church, ed. P. Schaff y Henry Wace (Grand
Rapids, Michigan: Wm. Eerdmans Pub. Co., 1975), pág. 281.
31
Más abajo en esta misma sección de su obra, critica al emperador por el
tipo de asesoramiento que está teniendo porque busca la muerte de sus enemi-
gos. Los enemigos aquí son Atanasio y los defensores de la doctrina trinitaria,
ibid.
32
Gregory Nazianzen, “Theological Orations”, S. Cyril of Jerusalem, S.
Gregory Nazianzen, vol. 7 de A Select Library of The Nicene and Post-Nicene
Fathers of the Christian Church (1974), pág. 280.
33
Dice “…o una zorra, que es una alma traicionera e infiel, cambiando su
forma de acuerdo a las circunstancias o necesidades, alimentándose con
cuerpos muertos o podridos, o con pequeñas viñas cuando las grandes les han
escapado”, ibid., pág. 289.
34
Ibid., pág. 309.
34 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

Seamos sanados también en el olfato, que no seamos afeminados, y


que seamos rociados con polvo en lugar de perfumes dulces, para
que podamos oler el Ungüento del amado que fue derramado por
nosotros, recibiéndolo espiritualmente, ya que fuimos formados y
transformados por él, que desde nosotros una dulce fragancia pueda
ser olido.35

Aquí se puede ver ecos de Cnt. 1:3. El Nacianceno hace


equivalente el ungüento del amado con el Espíritu Santo.
Por su parte, Gregorio de Nisa también escribió en contra
del arriano Eunomio en su carta a Pedro, obispo de Sebasteia.
Hablando acerca de la divinidad de Cristo dice que la Escritura
habla de él como el “‘brillo de gloria’, el ‘sabor de ungüento’,
el ‘pan de Dios’”.36 Parece que la frase en cursiva hace alusión
a Cnt. 1:3. Gregorio vuelve a hacer uso de esta cita más adelan-
te al defender la eterna generación de Cristo.37 También escribe
una carta dirigida a la Iglesia en Nicomedia. Ésta estaba sin
pastor. Él les insta a tener cuidado con la selección que deben
hacer. No deben fijarse en lo externo, sino en las características
dadas por Pablo.38 En su búsqueda, les dice:

...empleando la lámpara del Espíritu…ustedes pueden, tanto como


sea posible, buscar “un jardín cerrado, una fuente sellada”, para que,
por vuestra elección el jardín del encanto habiendo sido abierto y el
agua de la fuente habiendo sido inagotable, pueda haber una adqui-
sición común para la Iglesia Católica.39

Aquí es usado con un poco más de libertad Cnt. 4:12, pues


Gregorio lo aplica no a la Iglesia, ni al alma del creyente, sino
al futuro líder que aún no conocen. Además de estas obras, él

35
Ibid., pág. 374 (el énfasis es mío).
36
Gregory Nyssa, “Against Eunomius, Book II”, Select Writings and Let-
ters of Gregory Bishop of Nyssa, vol. 5 de A Select Library of The Nicene and
Post-Nicene Fathers of the Christian Church (1974), págs. 114-15 (el énfasis
es mío).
37
Ibid., pág. 206.
38
Ibid., págs. 535-38.
39
Ibid., pág. 537.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 35

escribió un “comentario” sobre Cnt. 1:1-6:9, aunque es más


bien una colección de homilías.40
Según Gregorio, sólo pueden leer el Cantar los que están
“liberados del hombre viejo”. Por eso dice: “¡Fuera de aquí! A
las tinieblas exteriores y lloren allí los que están llenos de pa-
sión y pensamientos obscenos”.41 Su propósito es “tratar de la
contemplación mística del Cantar de los Cantares. Lo escrito
aquí viene a ser adorno del alma previamente despojada de todo
lo material, preparación espiritual para la unión con Dios”.42
Por eso el Cantar es un “diálogo de amor entre Dios y el al-
ma”.43 El novio del Cantar es Cristo. Los compañeros del novio
son “los patriarcas, profetas y legisladores” y también “son
ángeles, custodios de los hombres”.44
La negrura de la sulamita la asocia con la caída en Edén.
Dios repone ese “oro” de la naturaleza humana por el ejercicio
del libre albedrío.45 Gregorio halla una alusión a la encarnación
de Cristo en la frase “puro verdor es nuestro lecho” (Cnt.
1:16b). Dice luego:

La esposa llama lecho, metafóricamente hablando, a la naturale-


za humana unida con la divina… Por esta sacramentalidad [la unión
esponsalicia de Cristo con su Iglesia] el alma llama lecho a la amis-
tad y unión con Dios. No habría sido posible si Cristo no se hubiese
encarnado.46

Interesante resulta su aplicación de Cnt. 1:17: “las vigas de


nuestra casa son de cedro, nuestros artesonados, de ciprés”. En

40
El trabajo consiste en quince homilías que exponen segmentos consecu-
tivos del Cantar. Véase Gregorio de Nisa, Comentario al Cantar de los Can-
tares, ed. Teodoro H. Martin-Lunas (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1993),
págs. 15-250.
41
Homilía 1, “En los umbrales”, es un comentario a Cant. 1 :1-4. Ibid.,
pág. 15.
42
Ibid., pág. 16.
43
Ibid., pág. 19.
44
Ibid., pág. 20.
45
Homilía 4, “El Verbo Encarnado”, ibid., págs. 63-65.
46
Ibid., pág. 67. La frase “puro verdor es nuestro lecho” corresponde a
hn6n6i9r5 unc2r4i5-éa5 “También nuestro lecho (o cama) [es o está] frondoso (o
verde, lleno de hojas)”. Los LXX tienen “junto
a nuestro lecho [hay] sombra”.
36 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

estos cedros del Líbano anidan aves, entre las cuales destaca la
cigüeña. Luego Gregorio dice:

Son estos cedros las virtudes que protegen la casa del tálamo
nupcial. En ellos, como aves, ponen las almas su nido; al [nido] de
la cigüeña llama casa la Escritura.
Dicen que estas aves odian el tener que aparearse, y que cuando
por necesidad natural han de crear, sienten tristeza y sufrimiento.
Por esto la Escritura metafóricamente las toma como señal de pure-
za.47

Para Gregorio de Nisa, el alma sigue un viaje de crecimien-


to ayudada por Cristo a través del amor, “el alma que de ascen-
sión en ascensión ha llegado a lo más alto…para que participe
de la vida eterna”.48 En general, Gregorio va asumiendo el
sentido de las palabras aun cuando éstas carezcan de ese matiz
que él quiere ver en el inicio de su “viaje”: “Nos permitimos
suponer el sentido de estas palabras por cuanto llevamos di-
cho”.49 Al finalizar su cuarta homilía reconoce: “si hubiere
algún otro comentario que se ajuste más a la verdad de lo que
buscamos, lo recibiré de buen grado”.50 Refleja así su intención
de alimentar a la grey con una palabra animadora más que un
comentario exegético.
Los Capadocios son altamente alegóricos en su hermenéuti-
ca de Cantares. Se diferencian levemente de las ideas de Oríge-
nes. Enfatizan cuestiones propias de la época en que están
viviendo. Aparecen conceptos como pecado original, libre
albedrío, encarnación de Cristo, unión de naturalezas en Cristo.
La dualidad platónica material/espiritual es quizás más marcada
en su exégesis que en la de Orígenes. Si bien se entiende el
interés por los debates cristológicos de su época, no parece
47
Ibid., pág. 68.
48
Está inserta esta frase en la explicación de Cnt. 2:5-6. Cristo es el ar-
quero que lanza la flecha con la mano derecha que hiere de amor al alma, y la
flecha es la misma alma que es abrazada por Cristo. “Con la diestra le da
largos años de vida. Con la izquierda riquezas y bienes eternos y la gloria de
Dios de la que no podrán participar los que busquen la gloria del mundo. Con
la mano izquierda dirige a la flecha al blanco”. Ibid., págs. 77-78.
49
Esta frase está inserta en el comentario a 5:9, Homilía 13, “¿Dónde está
el Señor? En la Iglesia, mi amor”, ibid., pág. 203.
50
Homilía 4, “El Verbo encarnado”, ibid., pág. 80.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 37

adecuada la exégesis alegórica que ellos aplican. Parece más


una imposición al texto que una verdadera exégesis. Este fe-
nómeno se irá repitiendo a través de los siglos, aún en interpre-
taciones literales.

Otros autores tempranos

Otros autores del siglo IV mencionados por Pope son Filón


de Carpasia, quien refleja muchas ideas de Orígenes, y Jeróni-
mo.51 Este último, como ya se ha mencionado, criticó a varios
autores por su trabajo sobre Cantares y alabó a Orígenes por
sus obras. Introdujo la interpretación alegórica en las iglesias de
Occidente.52 Para él, el Cantar era una obra para ser leída por
“estudiantes avanzados de las Sagradas Escrituras”.53 También
defendió la virginidad perpetua de María usando el Cantar. En
su libro Contra Joviniano cita “Mi hermana es un huerto cerra-
do, una fuente sellada” (Cnt. 4:12) y comenta: “por estar cerra-
do y sellado se asemeja a la Madre del Señor, que fue a la vez
madre y virgen. Por eso, ni antes ni después, fue puesto nadie
en el sepulcro nuevo del Señor. Y, sin embargo, esta virgen
perpetua es también madre de muchas vírgenes”.54

51
Pope, Song of Songs, pág. 118.
52
Ibid., pág. 119.
53
Le recomienda a Leta que su hija Paula primero debe leer los evange-
lios, luego Hechos y las epístolas. Luego debe leer “los profetas, el heptateu-
co, los libros de Reyes y Crónicas, los rollos de Esdras y Ester. Cuando ella ha
leído todos esos puede con seguridad leer el Cantar de los Cantares pero no
antes; porque si ella lo leyera al principio, podría errar en percibir que, aunque
están escritas en letras carnales, es una canción de matrimonio de una boda
espiritual. Y si no entendiera esto, ella sufriría daño”. Jerónimo, “Letter cvii”,
The Principal Works of St. Jerome, vol. 4 de A Select Library of the Nicene
and Post-Nicene Fathers of the Christian Church, Second Series, trad. Hon
W. H. Fremantle (Grand Rapids, Michigan: Wm. Eerdmans Pub. Co., 1954),
pág. 194. Daniel Ruiz Bueno piensa que estas recomendaciones de lectura
radican en la creencia por parte de Jerónimo que la niña experimentaría las
mismas contrariedades juveniles que él vivió como hombre. Véase Jerónimo,
“Carta 107. A Leta”, Cartas de San Jerónimo, Edición Bilingüe II: Introduc-
ción, Versión y Notas por Daniel Ruiz Bueno (Madrid: Biblioteca de Autores
Cristianos, 1962), pág. 229.
54
San Jerónimo, La perpetua virginidad de María: Introducción, traduc-
ción y notas por Guillermo Pons Pens, vol. 25 de Biblioteca de patrística
38 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

A fines del siglo IV escribió su comentario a Cantares Teo-


doro de Mopsuestia. Es interesante de destacar, porque fue el
primero, que se tiene conocimiento, en entender el libro de
manera literal, como una canción erótica. Pope comenta que
“Teodoro teorizó que los súbditos de Salomón criticaron su
matrimonio con una princesa egipcia y que el rey respondió en
protesta con una atrevida canción de su amor en este Cantar”.55
Lamentablemente fue condenado como padre del nestorianismo
en el Concilio de Constantinopla más de un siglo después de su
muerte. Su obra no sobrevivió.56 Durante el siglo V predominó
la interpretación alegórica, destacando Cirilo de Alejandría.57
La alegoría en diversas maneras fue la que predominó a tra-
vés de todo este período. Destaca el impacto de Orígenes en los
acercamientos al Cantar pues fue él quien desarrolló la idea con
mayor claridad sobre un epitalamio que describe a Cristo, el
esposo, y su relación con el creyente y la Iglesia, la esposa. A
los ojos del siglo veinte cuesta entender los mecanismos exegé-
ticos de estos hombres que definieron grandes doctrinas en los
concilios pero que en Cantares “quedan cortos”. Se ve una
repulsión a lo sexual como “filtro hermenéutico”. ¿Cuál es el
acercamiento adecuado? ¿Debe ser totalmente descartada la
exégesis alegórica? Hasta aquí parece que lo “normal” es el uso
alegórico de Cantares. El caso más impactante es la reacción en
contra de Teodoro de Mopsuestia y su entendimiento literal.
Esta reacción de la Iglesia contra él sentará precedentes para
los acercamientos a Cantares en los siguientes siglos.

ÉPOCA MEDIEVAL (500-1500 D.C.)

En el siglo VI sobresale la labor de Gregorio el Grande.


Murphy dice “su influencia fue mucho más grande que lo que

(Madrid: Editorial Ciudad Nueva, 1994), pág. 26, citando a Jerónimo, Contra
Joviniano 1:32.
55
Pope, Song of Songs, pág. 119.
56
Sólo se conoce por los ataques de otros, lo cual difícilmente puede ser
del todo objetivo. Murphy, The Song of Songs, pág. 22.
57
Dice Pope que éste identificaba el palanquín de Salomón con la cruz de
Cristo, la plata que lo soportaba eran las treinta piezas de plata pagadas a
Judas entre otras ideas. Véase Songs of Songs, pág. 121.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 39

su modesta obra podría sugerir”.58 Para Gregorio la alegoría era


una especie de máquina “que servía para elevar el alma”. Su
enfoque fue espiritualista pues estaba dirigido básicamente a
monjes. Por ejemplo al comentar “que me bese con los besos
de su boca”, compara cuando Moisés habló con Dios en el
monte diciendo, “hablar boca a boca es como si fuera besar, y
tocar la mente por entendimiento interno”.59
Los siglos VII y VIII fueron poco productivos para el Can-
tar de los Cantares.60 Más adelante, en el siglo IX resalta la
labor del Venerable Bede. Su comentario tiene un fuerte énfasis
en la interpretación alegórica eclesial. Dice Murphy: “él emplea
la alegoría en forma controlada para desarrollar el presumible
marco textual de la relación nupcial entre Cristo y su iglesia”.61
En cambio, en el siglo X, dice Pope, “hay poco o nada que
agregar a la historia de la exposición de Cantares”.62 Lo mismo
sucede en el siglo XI.
El siglo XII fue el siglo de las Cruzadas, de las predicacio-
nes de Pedro Lombardo, un siglo agitado. Increíblemente fue
prolífero en torno al libro de Cantares. En este siglo fueron
escritas alrededor de treinta obras sobre el Cantar. Bernardo de
Claraval resaltó de tal manera que ha sido llamado “el último
de los Padres de la Iglesia”. En sus últimos años de ministerio
escribió ochenta y seis sermones sobre el Cantar de los Canta-
res abarcando sólo los dos primeros capítulos. No se trata de un
tratado teológico sino más bien de reflexiones sobre temas y
frases de esos capítulos.63 En ellos se evocan las Cruzadas, a
Pedro Abelardo y a Pedro de Cluny.64 El Cantar recibe por

58
Murphy, “Patristic and Medieval Exegesis”, pág. 511.
59
Ibid., pág. 512, citando a Gregorio el Grande, Expositio in Canticum
Canticorum (CChr ser. Lat. 144; de. E. Verbraken, Turnhout: Brépols, 1963),
144.15. Para más detalles de la obra se puede consultar el excelente análisis
crítico de Vincenzo Recchia, L’esegesi di Gregorio Magno al Cantico dei
Cantici (Torino, Italia: Società Editricie Internazionale, 1967).
60
Pope, Song of Songs, pág. 121.
61
Murphy, The Song of Songs, pág. 24.
62
Pope, Song of Songs, pág. 122.
63
Murphy, Song of Songs, págs. 26-27. Estos sermones fueron elaborados
y dirigidos a una orden monástica por un espacio de dieciocho años (1135-
1153), Murphy, “Patristic and Medieval Exegesis”, pág. 513.
64
Murphy, “Patristic and Medieval Exegesis”, pág. 513.
40 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

parte de Bernardo un enfoque espiritual. Él dice: “no es tanto


mi deseo explicar palabras como influenciar corazones”.65
Al igual como lo hiciera Jerónimo, Bernardo dice en su
Sermón 1.1-4:

Los novatos, los inmaduros, aquellos que recientemente se han


convertido de la vida mundana, no cantan normalmente esta canción
ni la oyen cantada. Sólo la mente disciplinada por el estudio perse-
verante, sólo el hombre cuyos esfuerzos han dado a luz frutos bajo
la inspiración de Dios, el hombre cuyos años…lo hacen maduro pa-
ra el matrimonio—los años medidos no en el tiempo sino en méri-
tos—sólo él está realmente preparado para la unión nupcial con la
divina compañía…66

Para Bernardo el Cantar celebra a Cristo y su Iglesia, “el sa-


cramento de la unión sin fin con Dios”. Pero en él, también
“son expresados los deseos ascendentes del alma, su canción de
boda, un regocijo de espíritu expresados en un lenguaje figura-
tivo preñado con encantos”.67
Guillermo de Saint Thierry también plantea un enfoque es-
piritual al Cantar similar al de Bernardo de Claraval.68 Anselmo
de Laon escribió una obra con enfoque escolástico.69 Ruperto
de Deutz escribió una obra mariológica. Según Murphy, él
“desarrolló un acercamiento ya propuesto en los escritos de
Ambrosio y llegó a ser el primer erudito en aplicar a cabalidad
la exégesis mariana al Cantar”.70
Los siglos XIII a XV no proporcionan grandes novedades a
la historia de la interpretación del Cantar. Cabe mencionar, eso
sí, a Nicolás de Lira, quien influiría en el pensamiento de Lute-
ro.71 En el siglo XIV se convirtió del judaísmo al cristianismo.
Compuso luego un comentario con una interpretación que es

65
Murphy, The Song of Songs, pág. 26, citando a Sermón 16.1.
66
Ibid., pág. 27, n. 116, citando a Sermón 1.1-4.
67
Ibid., págs. 26-27, n. 115, citando a Sermón 1.6-8.
68
Ibid., pág. 25.
69
Murphy, “Patristic and Medieval Exegesis”, pág. 514.
70
Murphy, Song of Songs, pág. 25.
71
Pope comenta que había un estribillo que decía, Si Lyra non lyrasset,
Luther non saltasset, “si Lira no ha piado, Lutero no ha brincado”, Pope, Song
of Songs, pág. 125.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 41

una mezcla de misticismo e historia. Pope señala que “…toma


los primeros seis capítulos como un recuento de la historia de
Israel desde el Éxodo hasta el nacimiento de Cristo y los últi-
mos dos capítulos versan sobre la Iglesia cristiana y el progreso
y paz alcanzados en los días de Constantino”.72
Salvo el último autor mencionado, se puede ver que a través
de la Edad Media predominaron los diversos acercamientos
alegóricos como epitalamios expresando la relación entre Cris-
to y la Iglesia o el alma (y en el caso de María, un alma muy
especial). Nicolás de Lira, en cambio, por su trasfondo judío ve
la alegoría de manera histórica (cp. el estudio de la historia de
la interpretación judía).73 No se ve acercamientos literales.
Quizás la muerte de Teodoro de Mopsuestia sirvió para acallar
cualquier intento literal en una época en que la Iglesia tenía el
control de la interpretación y de casi toda esfera de la vida. En
la siguiente etapa de la historia la Iglesia pierde su hegemonía.
Nuevas luces abrirán las mentes de los exegetas sin el temor al
poder omnímodo que la Iglesia ejercía.

ÉPOCA MODERNA (1500-1900 D.C.)

Pensadores católicos españoles del siglo XVI

La época moderna inició con un cambio brusco de la visión


de mundo. Cristóbal Colón había descubierto América en 1492.
El humanismo había transformado la mentalidad de Europa.
Las corrientes revolucionarias al interior de la iglesia en los
siglos recién pasados habían preparado el camino para la Re-
forma. Sin duda todo este trasfondo influye grandemente en los
acercamientos bíblicos. Por ejemplo, fray Luis de León dice en
la introducción a su comentario que él ha basado su obra en
manuscritos hebreos del Cantar cotejados con todas las versio-

72
Ibid. Se puede ver en la obra de Pope una pequeña reseña de las obras
de los siglos XIII al XV, ibid., págs. 124-25.
73
Morales, “Historia panorámica de la interpretación judía de Cantares”,
Kairós 26 (enero-junio 2000), págs. 41-58.
42 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

nes latinas y griegas que tuvo a su alcance.74 Este es un reflejo


del humanismo en el desarrollo interpretativo del Cantar puesto
que, a diferencia de sus antecesores, busca conocer los idiomas
bíblicos y trata de entender la cultura hebrea en que fueron
escritos.
En España destacan los trabajos de Fr. Luis de León, Juan
de la Cruz, Juan y Teresa de Ávila. El primero fue un maestro
de las Escrituras; los otros, místicos. En su comentario al Can-
tar Fr. Luis de León (1527-1591) señala que:

Cosa cierta y sabida es que en estos Cantares, como en persona


de Salomón y de su Esposa la hija del rey de Egipto, debajo de amo-
rosos requiebros explica el Espíritu Santo la Encarnación de Cristo
y el entrañable amor que siempre tuvo a su Iglesia, con otros miste-
rios y secretos de gran peso. En este sentido espiritual no tengo que
tocar, que de él hay escritos grandes libros por personas santísimas y
muy doctas que, ricas del mismo Espíritu que habló en este libro,
entendieron gran parte de su secreto, y como lo entendieron lo pu-
sieron en sus escrituras…75

Luego en su desarrollo del libro plantea el sentido literal.


Para él los personajes son Salomón y su esposa que a veces
aparecen como el pastor y la pastora. Además están las compa-
ñeras de la esposa. Su traducción es impresionante. Él la desa-
rrolla en versos de “octava rima” manteniendo fidelidad al
Texto Masorético. Explica los versículos literalmente y en
algunos casos hace aplicaciones a la relación entre Dios y los
creyentes. Por ejemplo, después de comentar 3:4 dice:

…según el sentido espiritual…se entienden dos cosas: que en los


casos desesperados, y cuando todo el saber e industria humana se
confiesa por más rendida, está Dios más presto y más aparejado para
nuestro favor… juntamente con esto se ve la razón por qué muchos
buscan a Cristo muy luengamente por muchos días, y con grandes
trabajos no le hallan, hallándole otros con más brevedad…76

74
Fray Luis de León, Versión y exposición de El Cantar de los Cantares
de Salomón (Colección Universo; Buenos Aires: Editorial Sopena Argentina,
1943), págs. 8-9.
75
Ibid., págs. 6-7.
76
Ibid., págs. 50-51. Es un libro muy romántico y sutil. El autor maneja
bien ideas hebreas y paralelismos de su época, tornando la lectura muy amena
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 43

Fue precisamente este comentario a Cantares el que hizo


que Fr. Luis de León fuera procesado por la Inquisición.77
En cambio, los místicos españoles siguieron otra línea inter-
pretativa. Juan de Ávila (1500-1569) no escribió nada específi-
co sobre el Cantar pero lo usa en sus cartas. Lo entiende de
manera alegórica. Por ejemplo, al final de una carta dirigida a
una persona que tenía deseo de servir a Dios, le dice que éste le
recibirá su alma penitente pues:

Él la ha despertado y convidado; Él la recibirá y la enseñará. Él


es el maestro que el Padre nos envió; oiga sus palabras, piense en su
vida, mírese en Él puesto en cruz, como en un limpio espejo. Haga
su morada en los agujeros de la piedra, a los pies llagados de su
Señor, porque allí como paloma estará guardada de sus pecados y

y edificante. En un resumen al inicio de la obra plantea esbozos de la interpre-


tación espiritual que desarrolla de manera similar Juan de la Cruz. Fray Luis
de León comenta: “el alma recién convertida y herida del amor de Dios desea
con ansia unirse a Él, desengañada del amor de las criaturas; pero conociendo
su flaqueza, le pide que la lleve tras sí con los atractivos de su gracia. Confie-
sa con humildad los yerros pasados, y para no volver a ellos suplica a su
Esposo que la muestre el verdadero camino. Su Esposo la manda que siga las
huellas de los Santos y se gobierne por sus ejemplos: que se sujete al yugo de
la obediencia, mortificando sus sentidos, y abrazándose con las demás leyes de
la penitencia. Hácelo así la Esposa, confiada en la asistencia de su Esposo, y
él corresponde regalándola con nueva luz y más viva inspiración de amor, con
lo cual alegre ella desea con mayor ansia gozar tranquilamente de la vista de
su Esposo”. Ibid., pág. 11.
77
Desde la cárcel, el 18 de diciembre de 1573 escribe una carta. El primer
pedazo se ha perdido; el resto sigue en su parte introductoria: “…donde hay
alguna mayor dificultad y yo quisiera pasar con silencio por él [se refiere a la
Inquisición], porque no sé si hallaré palabras convenientes para declarar lo
que siento. Mas pues la fuerza e injuria de mis enemigos me compele a ello,
perdonarme han las orejas honestas y religiosas, si para mi debida y necesaria
defensa se levantare el velo con que San Jerónimo quiso encubrir la vergüen-
za, que a su parecer halló en este lugar [se refiere a Cantares]; y si hablare de
las cosas, que la naturaleza hizo para fin honesto, con palabras usadas; las
cuales, si el uso vicioso las entorpece, el juicio limpio y que trata de sólo el
conocimiento de la verdad las limpia. Porque a los limpios y buenos, que no
pervirtieron en nada el natural uso, todo lo natural es limpio, y sólo el vicio,
que es desorden de la naturaleza, les ofende”. De aquí en adelante defiende su
exégesis y critica sutilmente la traducción de Jerónimo en varios pasajes de la
Vulgata donde a su juicio han primado los prejuicios del Padre medieval.
Véase Félix García, Obras completas castellanas de fray Luis de León, vol. 1
(Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1957), págs. 211-18.
44 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

demonios y de todo otro mal. Sepa gemir allí, pues es paloma del
Señor; y con la sangre que allí hay y con recibir los sacramentos, en
los cuales está su virtud, será esa ánima lavada y emblanqueada más
que la nieve; y oirá algún día de la boca del Señor: Levántate palo-
ma mía.78

Aquí Juan de Ávila hace alusión a Cnt. 2:14 y 2:10. El alma


del creyente es vista como la amada, la paloma. Los pies de
Cristo son “los agujeros de la piedra”. En general Juan de Ávila
sigue la interpretación tradicional en que Cristo es el Amado y
el alma es la amada. No usa la figura de la amada para referirse
a la Iglesia.79
Por su parte Juan de la Cruz (1542-1591) compuso varios
libros y poesías. Entre éstos resalta para esta investigación su
Cántico espiritual. Comenta Lucinio Ruano, estudioso de las
obras del doctor de la Iglesia española, que la obra explica:

…la unión del alma con Dios a base del desarrollo de la gracia bau-
tismal, culminando aquí tanto en una relativa reintegración original
en cuanto el presente orden de la naturaleza y de la gracia hacen
[sic] posible, como en un auténtico pregustar de la unión perfecta en
la gloria.80

Juan de la Cruz señala:

El orden que llevan estas canciones es desde que un alma co-


mienza a servir a Dios hasta que llega a el último estado de perfec-
ción, que es el matrimonio espiritual; y así, en ellas se tocan los tres
estados o vías de exercicio espiritual por las cuales pasa el alma has-

78
Juan de Ávila, “Carta 69”, Obras completas del B. Mrto. Juan de Ávila:
Edición crítica, vol. 1, ed. Luis Sala Balust (Madrid: Editorial Católica,
1954), pág. 571 (el énfasis es mío). Otras citas se encuentran en sus Cartas
22, 40, 41, 43, 44, 59, 79,112, 229, entre otras. Los versículos más citados son
2:16 (en seis cartas) y 8:7 (en siete cartas). Para estas cartas y otras obras,
véase la recopilación de Luis Sala Balust.
79
Véanse las citas dadas por Luis Sala Balust en su índice, ibid., pág.
1098.
80
Crisógono de Jesús, Matías del Niño Jesús y Lucinio Ruano, Vida y
obras de San Juan de la Cruz (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos,
1973), pág. 700. Vale la pena señalar que las obras están escritas en español
del siglo XVI; por lo tanto la ortografía variará levemente.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 45

ta llegar al dicho estado, que son purgativa, iluminativa y uniti-


va…81

La obra Cántico espiritual consta de cuarenta canciones (o


estrofas), explicadas luego por el mismo Juan de la Cruz.82 En
su cántico usa repetidas veces citas o alusiones al Cantar. A
modo de ejemplo se menciona a continuación la “Canción 1” y
la “Declaración 5”.

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
Habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido

Esto mismo quiso decir la esposa en los Cantares divinos cuan-


do, deseando unirse con la divinidad del Verbo Esposo suyo, la pi-
dió al Padre, diciendo: Muéstrame dónde te apacientas y dónde te
recuestas al mediodía (1,6); porque en pedir le mostrase dónde se
apacentaba era pedir le mostrase la esencia del Verbo divino, su Hi-
jo, porque el Padre no se apacienta en otra cosa que en su único Hi-
jo, pues es la gloria del Padre… Este pasto, pues, de el Verbo Espo-
so, donde el Padre se apacienta en infinita gloria, y este pecho flori-
do, donde con infinito deleite de amor se recuesta escondido pro-

81
Luego añade Juan de la Cruz “El principio dellas trata de los principian-
tes, que es la vía purgativa. Las de más adelante tratan de los aprovechados,
donde se hace el desposorio espiritual; y ésta es la vía iluminativa. Después
déstas, las que se siguen tratan de la vía unitiva, que es la de los perfectos,
donde se hace el matrimonio espiritual; la cual vía unitiva y de perfectos se
sigue a la iluminativa, que es de los aprovechados. Y las últimas canciones
tratan del estado beatífico, que sólo ya el alma en aquel estado perfecto pre-
tende, “Cantico Espiritual”, Vida y obras de San Juan de la Cruz, pág. 706.
82
Según el análisis que hace David Lewis, las primeras diecinueve cancio-
nes las dice la esposa, con una pequeña respuesta de las criaturas en la quinta
estrofa y una del esposo en la XIII. De la estrofa XIX a XXIII habla el esposo.
A continuación habla la esposa desde la XXIV a XXXIII. El esposo le contes-
ta en las XXXIV y XXXV. Finalmente la esposa habla desde la XXXVI hasta
el final, la estrofa XL. Véase A Spiritual Canticle and the Bridegroom Christ
by St. John of the Cross, trad. David Lewis (Londres: Thomas Baker, 1919),
págs. 5-13. Una obra similar hizo en años recientes el literato español Luis
Nos Muro, aunque no comenta su poema. Esta obra es titulada “Cantar de los
Cantares” y consta de veintiséis estrofas. Es elegante y muy romántico. Véase
Luis Nos Muro, “Cantar de los Cantares”, Religión y cultura 41, (octubre-
diciembre 1995), págs. 899-912.
46 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

fundamente de todo ojo mortal y de toda criatura, pide aquí el alma


esposa cuando dice: ¿Adónde te escondiste?83

Aquí se ve una alusión al Cnt. 1:7. En este caso “el amado”


corresponde al “Padre” y Juan de la Cruz suple “te” en la frase,
pues el hebreo aquí no tiene objeto directo.84 Así en el resto del
libro trata las citas del Cantar alegóricamente, relacionando la
amada con el alma y el amado con Cristo. La ruta que sigue el
alma en su perfeccionamiento es explicada con frases del Can-
tar interpretadas alegóricamente.85
Teresa de Ávila (1515-1582), por su parte, escribió unas
meditaciones sobre algunos versículos de Cantares.86 En ellas
recurre repetidamente a la frase del versículo 1:1, “que me bese
con los besos de su boca”. Lo explica alegóricamente de varias
maneras. Relaciona el beso con el “Santísimo Sacramento”,
donde el alma del creyente se une con Dios. También lo rela-

83
“Cántico Espiritual”, Vida y obras de San Juan de la Cruz, págs. 707-
08. La cita entre paréntesis ha de corresponder a la Vulgata, que omite el v. 1.
Los LXX y el TM tienen 1:7
84
El TM dice ,y1r6h0X6B5 ìyB1r4T5 hk6ya2 hi3r4t1 hk6ya2 “¿dónde apacientas?,
¿dónde haces descansar en el mediodía?”. BDLA suple “rebaño” en la primera
pregunta y “lo” en la segunda. RV60 al parecer sigue a la LXX que tiene
,pues en la segunda pregunta traduce “¿dónde sesteas al
mediodía? RV95 suple en la primera “rebaño” pero en la segunda sigue a
RV60 y traduce “descansas”.
85
Por ejemplo, en la explicación de la frase “salí tras ti clamando, y eras
ido” dice: “Esto que aquí llama el alma salir para ir a buscar el Amado llama
la esposa en los Cantares levantar diciendo: Levantarme he y buscaré al que
ama mi alma, rodeando la ciudad por los arrabales y las plazas. Busquéle—
dice—y no le hallé, y llagáronme (3,2 y 5,7). Levantarse el alma esposa se
entiende allí, hablando espiritualmente, de lo bajo a lo alto, que es lo mismo
que aquí dice el alma salir, esto es, de su modo y amor bajo al alto amor de
Dios”, “Cántico espiritual”, Vida y obras de San Juan de la Cruz, pág. 712.
86
La obra en cuestión ha recibido varios nombres. Teresa misma no le pu-
so nombre. P. Gracián, quien editó la obra por primera vez en 1611 en Bruse-
las, la publicó con el título de “Conceptos del amor de Dios”. Efren de la
Madre de Dios y Otger Steggink lo titulan “Meditaciones sobre los Cantares”;
véase su Santa Teresa de Jesús, Obras completas (Madrid: Biblioteca de
Autores Cristianos, 1962), págs. 321-43. Luis Santullano sigue el título de
Gracián en Santa Teresa de Jesús, Obras completas (Madrid: Aguilar S. A. de
Ediciones, 1974), págs. 487-514.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 47

ciona con la paz y amistad que el Señor da al alma.87 Interesan-


te resulta para este estudio su reflexión en torno a Cnt. 2:3:

Dice: “asentéme en la sombra del que havía deseado”. ¡Válame


Dios, qué metida está el alma u abrasada en el mesmo sol! Dice que
se sentó a la sombra del que havía deseado. Aquí no le hace sino
manzano, y dice que “es su fruta dulce para mi garganta”.
¡Oh, almas que tenéis oración, gustad de todas estas palabras de
qué manera podemos considerar a nuestro Dios, qué diferencia de
manjares podemos hacer de El! Es maná, que sabe conforme a lo
que queremos que sepa.88

Termina su obra diciendo:

Y porque en el libro que os he dicho hallaréis cuándo ha un


alma desear salir a aprovechar a otros y el peligro que es salir an-
tes de tiempo, muy por menudo, no lo quiero decir aquí ni alar-
garme más en esto, pues mi intento fue, cuando lo comencé, daros
a entender cómo podéis regalaros cuando oyerdes algunas pala-
bras de los Cánticos y pensar—aunque son a entender vuestro es-
curas—los grandes misterios que hay en ellas; y alargarme más se-
ría atrevimiento.89

Pensadores protestantes del Siglo XVI

El siglo XVI también vivió la fractura de la Iglesia. La re-


forma “detonada” por Martín Lutero abrió paso a nuevas líneas
de pensamiento cristiano.90 Según Murphy, “Martín Lutero es

87
Steggink, “Meditaciones sobre los Cantares” 1:11-12, Obras completas
de Santa Teresa de Jesús, pág. 324-325. (La cita de capítulo y versículo de
esta nota y las dos siguientes corresponde a la división dada por Gracián).
88
La reflexión de este capítulo se basa en “Sentéme a la sombra del que
deseava y su fruto es dulce para mi garganta”, ibid. 5:2, pág. 336. La versión
publicada por Luis Santullano cambia la grafía de Teresa por ortografía
moderna.
89
Ibid. 7:11, pág. 342.
90
Las pautas histórico-político-económico-religiosas que marcaron estos
años dieron pie para que muchos más estudiosos se atrevieran a acercarse a la
Biblia para entenderla e interpretarla sin la tutela de la “Iglesia”. En ese
sentido Martín Lutero es “un hijo de su época”. Puede ver detalles del desarro-
llo del contexto que desembocó en la Reforma de Lutero como un detonante
en el excelente trabajo de David Suazo J., “Historia de la Reforma en Alema-
48 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

la única figura entre los reformadores protestantes tempranos


que ha dejado una exposición consecutiva del Cantar”.91 Lutero
critica los enfoques interpretativos que se le han dado al Cantar.
Sin embargo, dice Murphy, “la exposición consecutiva de Lute-
ro presta atención al desarrollo literal y estado del texto, pero su
explicación del contenido temático es consistentemente alegó-
rica”.92 Así también, al observar algunos escritos en que Lutero
hace uso de citas de Cantares, se ve variedad en el manejo que
hace del libro.93
En su prefacio a los libros de Salomón dice:

El tercer libro es un canto de alabanza. Salomón alaba a Dios


por la obediencia como don de Dios. Porque donde Dios mismo no
administra y gobierna, en ningún estado existe ni obediencia ni paz.
Pero donde hay obediencia o buen gobierno, allí reside Dios y besa
y acaricia a su querida novia con su palabra, esto es, con el beso de
su boca.94

Aquí se ve el uso alegórico de Cnt. 1:1. La novia al parecer


es cualquier estado que es obediente a Dios. El amado es Dios.
El beso aquí sería la suministración de la Palabra de Dios.

nia y sus implicaciones para América Latina” (tesis de licenciatura, Seminario


Teológico Centroamericano, Guatemala, 1984), págs. 25-78.
91
Murphy, The Song of Songs, pág. 33.
92
Ibid., pág. 34. Murphy presenta varios ejemplos del trabajo de Lutero.
Véase ibid., págs. 32-35, y las notas 143-153. El mismo Lutero critica a las
otras interpretaciones de ser “inmaduras y extrañas”. Por eso él quiere “llevar
al sentido más simple y al carácter real de este libro”; Murphy, ibid., págs. 33-
34, citando a “Lectures on the Song of Solomon”, Luther’s Works, vol. 15, ed.
Jaroslav Pelikan (San Luis: Concordia, 1972), pág. 191. También critica la
interpretación mariana. Él señala que “¡obviamente no puede haber en ninguna
parte alguna pizca de evidencia para establecer la increíble ignorancia y
ceguera de nuestros adversarios!”, Murphy, ibid., pág. 34, n. 148, citando a
Pelikan, “Lectures on the Song of Solomon”, pág. 225.
93
Al parecer esto no lo capta Marvin Pope en su gran investigación, pues
dice, “Lutero, incapaz de aceptar las fantasías alegóricas de los Padres, o
caminar en la admisión del sentido literal erótico, propone la teoría que la
Esposa del Cantar es el estado feliz y pacífico bajo el reinado de Salomón y
que el Cantar es un himno en el cual Salomón agradece a Dios por el divino
don de la obediencia”, Song of Songs, pág. 126.
94
Martín Lutero, “Prefacio a los libros de Salomón”, en Obras de Martín
Lutero, vol. 6, trad. Carlos Witthaus (Buenos Aires: Ediciones La Aurora,
1979), pág. 68.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 49

Por otro lado, cuando Lutero escribe y explica las conclu-


siones de Heidelberg en 1518, usa de otra manera el Cantar.95
Señala en su conclusión 27, “Podría afirmarse con razón que la
obra de Cristo es a la vez el sujeto que opera y el cumplimiento
de nuestra obra y que de esta manera, aquello que es operado
agrada a Dios por la gracia de la obra operada”. Luego explica:

Desde que Cristo mora en nosotros por la fe, nos impele a las
obras por aquella fe viviente en las suyas propias… Si su acción es-
tá en nosotros, ella vive por la fe y nos atrae vehementemente según
estas palabras ‘llévame en pos de ti; correremos hacia el olor de tus
ungüentos”, es decir, de tus obras (Cant. 1:3).96

La cita corresponde a Cnt. 1:4. Aquí Cristo es el amado, los


creyentes son la amada y el coro a la vez. Los ungüentos, como
lo señala Lutero, son ¡las obras de Cristo!
Algo similar ocurre en el escrito Las buenas obras, dirigido
a don Juan, duque de Sajonia. En su séptimo punto cita Cnt.
2:7, explicando lo débil y pequeña que resulta la fe de las
obras.

Aquí Dios está oculto, como dice la novia en el Cantar de los Canta-
res: “Helo aquí, está tras de la pared, y mira por nuestras ventanas”.
Esto quiere decir: Él está oculto bajo los sufrimientos que quieren
separarnos de él como una pared, y hasta como una muralla. Sin
embargo, él mira por mí, y no me abandona. Está ahí, y dispuesto a
ayudarme benignamente. A través de las ventanas de la fe oscura se
deja ver.97

No es necesario aclarar cómo Lutero usa este versículo. Se


puede ver en estos casos mencionados cómo, pese a que trata
de evitar los vicios de sus antecesores, sigue envuelto en la
alegorización basada en sus preconcepciones, para apoyar sus
tesis.

95
Martín Lutero, “Conclusiones de Heidelberg”, ibid., vol. 1 (1967), págs.
29-46.
96
Ibid., pág. 45. La diferencia de cita se debe a que la Vulgata omite el v.
1 (ver n. 83 para el mismo fenómeno).
97
Martín Lutero, “Las buenas obras”, ibid., vol. 2 (1974), pág. 29.
50 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

Otro reformador alemán, Thomas Müntzer (¿1489?-1525),


uno de los gestores del movimiento anabaptista, usó el Cantar
en sus escritos, aunque no escribió un comentario u homilía
sobre el mismo. Antes de separarse de la Iglesia, en un sermón
sobre Mateo 1 afirma que “el nacimiento de María se describe
en el Cantar de los Cantares 6”.98 Es probablemente una alu-
sión a Cnt. 6:9. Ya separado de la Iglesia alude a Cnt. 5:2,
refiriéndose a Cristo como el esposo y la iglesia como la ama-
da.99 En su escrito “Protesta o Proposición” (Protestation oder
Empietung) cita alegóricamente Cnt. 2:2; 4:15 y cap. 5, presen-
tando a los amados como Cristo y la Iglesia.100
Un pensamiento similar parece tener Calvino respecto a
Cantares, según se deriva de su exposición al Salmo 45. Él
dice: “El tema tratado aquí no es algún amor obsceno o no
casto, sino que, se considera aquí a Salomón como un tipo, la
santa y divina unión de Cristo y su Iglesia es descrita y mani-
festada”.101 La cita de Pope confirma esta idea. Él menciona
una crítica de Calvino a Sebastián Castellio de Génova que
dice: “Nuestra principal disputa respecto al Cantar de los Can-
tares. Él considera que es un poema lascivo y obsceno, en que
Salomón ha descrito sus relaciones amorosas desvergonzada-
mente”.102

Pensamiento católico americano: Sor Juana Inés de la Cruz

El siglo XVII vio florecer el pensamiento en el Nuevo

98
Thomas Müntzer, “Two Sermons from Zwickau”, The Collected Works
of Thomas Müntzer, ed. Peter Matheson (Ediimburgo: T. & T. Clark, 1988),
pág. 384.
99
Thomas Müntzer, “A Protestation concerning the Situation in Bohemia”
(versión larga en alemán), ibid., pág. 363; la versión en latín también alude a
la misma cita, pero la idea es un poco diferente, ibid., pág. 373.
100
Esta obra consta de veintidós proposiciones. Fue escrita en 1524 desde
Stolberg en las montañas Harz por Müntzer, “ahora pastor de Allstedt, acerca
de su enseñanza, comenzando con la verdadera fe cristiana y bautismo”, ibid.,
pág. 188.
101
John Calvin, “Commentary on Psalm 45”, en Joshua and Psalms, vol.
2 de Calvin’s Commentaries, trad. Henry Beveridge (Grand Rapids, Michi-
gan: Associated Publishers and Authors, s. f.), págs. 468-69.
102
Pope, The Song of Songs, pág. 127.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 51

Mundo. Sor Juana Inés de la Cruz resalta dentro de los escrito-


res mexicanos de la Nueva España. Según la opinión de Octa-
vio Paz, uno de sus villancicos más logrados (número 221) fue
una paráfrasis del Cantar de los Cantares.103 En él la amada es
la virgen María y Cristo es el amado.104 También en su obra El
divino Narciso hace eco de varios pasajes bíblicos, entre ellos
de Cantares. En este caso, sin embargo, en una de sus estrofas
se percibe cierta interpretación literal que hace del Cantar. En
ella hace una descripción “del amado” y dice:

los ojos de paloma que enamora


y en los raudales transparentes mora;
mirra olorosa de su aliento exhala;
las manos son al torno y están llenas
de jacintos, por gala,
o por indicio de sus graves penas:
que si el jacinto es Ay, entre sus brillos
ostenta tantos Ayes como anillos.105

Puritanismo inglés

En Inglaterra el puritanismo cobraba auge. Destacados per-


sonajes de la vida puritana trabajaron en universidades. Algu-
nos escribieron comentarios sobre Cantares, otros predicaron
sobre el libro y otros mencionaron citas de éste en sus escritos.
A grandes rasgos se percibe la interpretación alegórica tradi-
cional que cree ver en el libro la relación entre Cristo y la Igle-
sia en general y con el creyente en particular, aunque con cier-
tos matices.
Thomas Brooks (1608-1680) escribe en una predicación de
Romanos 8:32-34 titulada “El cielo en la tierra” que “el cono-
cimiento que acompaña la salvación es un conocimiento expe-
rimental”. Cita para apoyar esto Cnt. 1:2. Luego explica que la
esposa ha experimentado el amor de Cristo y que ella ansía
estar lo más cerca de Cristo y con una mayor comunión y rela-
103
Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz o trampas de la fe (Barcelona:
Editorial Seix Barral, 1988), pág. 429.
104
Ibid., págs. 429-30.
105
Ibid., pág. 466. Aquí hay ecos de Cnt. 1:13 y 2:14. Octavio Paz comen-
ta que es una “osada combinación de Ovidio y la Biblia”, ibid.
52 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

ción con Cristo por ese conocimiento experimental.106 Aquí


claramente Cristo es el amado y el creyente es la amada. Más
tarde en una predicación de Ef. 3:8 titulada “Las riquezas de
Cristo” cita Cnt. 2:3. Según Brooks aquí el manzano (j5uPT5) es
Cristo. Da tres razones para afirmar su entendimiento de la
alegoría: “él es sombra a las pobres almas…”; además es agra-
dable “por aquellos frutos de justicia y santidad que crecen en
él”, y por la diversidad pues “hay variedad de excelencias en
él”.107 También señala a Cristo como el amado en Cnt. 5:10,
como la única causa de admiración de personas o cosas.108
Richard Sibbes (1577-1635) se convirtió al evangelio en
1602. Llegó a ser un prominente predicador puritano.109 Se han
conservado veinte mensajes de Cantares titulados “Entrañas
abiertas” (Bowels Opened) que abarcan Cnt. 4:16-6:3 y otro
sobre Cnt. 1:2.110 El primer sermón trabaja Cnt. 4:16. Reconoce
que “otros libros de Salomón parecen más obvios y abiertos al
entendimiento común”.111 Luego plantea su premisa de que
“este libro contiene alegría mutua y la alabanza mutua entre
Cristo y su iglesia”.112 Afirma que en 4:16 el viento es el Espí-
ritu Santo y la Iglesia es el jardín. El Espíritu como viento norte
limpia los corazones de los creyentes y esparce las nubes de
corrupción y acechos de Satanás sobre el alma. La iglesia es un
jardín porque es un lugar común apropiado para un uso espe-
cial, no tiene nada natural sino implantado, y además tiene
variedad de flores.113 Algo similar hace en su segundo mensaje
al citar Cnt. 5:1. Afirma que somos hermanos de Cristo por su
sangre y su esposa por matrimonio, usando versículos tanto del

106
Alexander B. Grosart., ed., The Works of Thomas Brooks, vol. 2
(Edimburgo: The Banner of Truth Trust, 1980), pág. 436.
107
Ibid., vol. 3 (1980), págs. 195-96.
108
Ibid., pág. 197. Para más detalles acerca de la vida de Thomas Brooks
puede ver ibid., vol. 1 (1980), págs. xxi-xxxvii.
109
Para más detalles de la vida y obra de Sibbes, véase Alexander B. Gro-
sart, ed., The Works of Richard Sibbes, vol. 1 (Edimburgo: The Banner of
Truth Trust, 1979), págs. xix-cxxxi.
110
Los sermones están íntegramente publicados en ibid., págs. 5-210.
111
Ibid., vol. 2 (1982), pág. 5.
112
Ibid.
113
Ibid., págs. 8-11.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 53

Antiguo Testamento como del Nuevo para defender su inter-


pretación.114
Otro puritano de la misma línea de pensamiento fue David
Clarkson (1621-1686). En un mensaje de Ap. 3:20 titulado “La
gracia de Cristo, invitación a los Pecadores”, afirma, basado en
Cnt. 5:2-3, que los pecadores están descansando con sueño. El
pecado les hace tener muchas excusas para no abrirle la puerta
a Cristo, el amado.115
Un importante escritor inglés del siglo XVII sin duda fue
James Durham. El prefacio al comentario de Durham lo hace
John Owen. Este último comenta que “el tema de éste [de Can-
tares] es sublime, espiritual y místico; y la manera de manejarlo
es universalmente alegórica”. Más adelante señala que “La
persuasión más general de los hombres estudiosos es, que el
[libro] completo es una santa declaración de esa comunión
místicamente espiritual, que hay entre el gran Esposo y su Es-
posa, el Señor Cristo y su iglesia, y todas las almas creyentes
que permanecen junto a él”.116
Durham dice: “Mi comprensión es, que cuando habla de un
matrimonio, esposa, hermana, amado, hijas de Jerusalén, etc.,
esas expresiones no deben ser entendidas como tales, sino
como envolventes de cierta naturaleza espiritual bajo ellas”.117
A modo de ejemplo se plantea la exégesis que hace de Cnt. 4:5.
Él afirma que los pechos representan la habilidad de alimentar
que tienen los creyentes. Por lo tanto, lo que Cristo está alaban-
do es la capacidad de los creyentes para ayudar a otros. Ésta

114
Ibid., págs. 27-28.
115
James Nichol, ed. The Works of David Clarkson, vol. 2 (Edimburgo:
The Banner of Truth Trust, 1988), pág. 57.
116
John Owen, “To the Readers”, prefacio a James Durham, An Exposi-
tion of the Song of Solomon (Edimburgo, The Banner of Truth Trust, 1982),
págs. 19-22. Este prefacio está fechado 20 de mayo de 1669, ibid., pág. 22.
Owen en el capítulo XIII de su : Or, a Declaration of the
Glorious Mystery of the Person of Christ, presenta ideas similares. Su idea es
que las palabras del Cantar son una metáfora de cosas que deben ser entendi-
das espiritualmente. Véase William H. Goold, ed., The Works of John Owen,
vol. 1 (Edimburgo: The Banner of Truth Trust, 1987), págs. 157-58. Para la
vida y obra de Owen, véase ibid., págs. xxi-cxii.
117
Durham, Exposition of the Song of Solomon, pág. 28.
54 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

consta de dos aspectos (pues la mujer tiene dos pechos): ali-


mentar y edificar a los demás.118

Siglo XVIII: El “abanico” interpretativo comienza a abrir-


se

A fines del siglo XVII (en 1693) Bossuet propuso que Can-
tares tenía una división hebdómada que correspondía a la se-
mana de bodas hebrea. Será más tarde desarrollada esta idea en
el siglo XIX con los hallazgos y paralelos sirios.119
Al comenzar el siglo XVIII se publica la obra del reconoci-
do Matthew Poole. En su comentario al Cantar sigue los linea-
mientos tradicionales. Luego de plantear argumentos bíblicos
donde presenta a Dios como el esposo en el Antiguo Testamen-
to afirma:

En base a estas consideraciones, y muchas otras que podrían ser


sugeridas… es suficientemente manifiesto que el principal enfoque
y asunto de este libro es describir el amor mutuo, unión y comunión
que hay entre Cristo y su iglesia en las varias condiciones a las cua-
les es expuesta en este mundo, como en el estado de debilidad, y de-
serción, y persecución de pastores necios… A veces habla de la
iglesia en general, como una persona o un cuerpo; y a veces de los
miembros particulares de ella, o de varios creyentes…o que profe-
san serlo, y de sus varias disposiciones y condiciones.120

Pocos años después publica su comentario el célebre


Matthew Henry. En un argumento circular, compara el Cantar
con el Salmo 45 para afirmar que se trata de un epitalamio
donde “por las expresiones de amor entre el esposo y la esposa,
manifiestan e ilustran el mutuo afecto que se da entre Dios y un
distinguido remanente de la humanidad”, que para él es la igle-

118
Ibid., págs. 212-13.
119
Pope, Song of Songs, pág. 141.
120
Matthew Poole, Psalms to Malachi, vol. 2 de A Commentary on the
Holy Bible (Edimburgo: The Banner of Truth Trust, 1990), pág. 308. La
primera publicación de este libro se hizo en 1700.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 55

sia.121 Para ilustrar su exégesis, en Cnt. 1:5-6 las “hijas de Jeru-


salén” equivalen a los creyentes o iglesias débiles, bebés en
Cristo, y la amada serían los creyentes o iglesias maduras.122 La
negrura de la sulamita corresponde a “herejías, escándalos, y
ofensas que suceden en la iglesia…los mejores santos tienen
sus fallas”.123
En esta época comienzan a surgir ideas que luego se presen-
tarán como el enfoque literal del Cantar. Pope presenta al erudi-
to anglicano Robert Lowth, que aunque no afirma categórica-
mente esta idea, al menos abre la puerta para ella.124 Murphy
comenta que el trabajo de Lowth fue más bien una discusión
del género literario del Cantar, carácter estilístico, y temas
bucólicos, “todo a la luz de fuentes clásicas romanas y griegas”.
Él restablece la perspectiva “origeniana” de que el Cantar po-
dría ser entendido como un drama “menor”. “Aunque Lowth
presenta una incipiente crítica de la extravagancia alegórica y
profético-histórica, pese a ello, continúa afirmando que el Can-
tar tiene un significado parabólico como un retrato del amor
mutuo entre Cristo y la Iglesia”.125
Pope además menciona a Thomas Percy, obispo de Dromo-
re. Él decía que lo importante no es establecer las grandes ver-
dades tras las palabras del Cantar, sino que primero el expositor
debe entender el “sentido más bajo y más obvio”, el literal.
Luego añade que “mientras esto no sea hecho, es imposible
descubrir qué verdades están formuladas bajo éste [el sentido
literal]; sin éste todo es conjetura vaga y ociosa. Es crear un
edificio sin un fundamento”.126 Quizás ésta sea la idea clave
para evaluar los acercamientos alegóricos. Sin embargo, aún

121
Job to Song of Solomon, vol. 3 de Matthew Henry’s Commentary on
the Whole Bible (Nueva York: Fleming H. Revell, 1935), pág. 1053. Este
comentario fue publicado por primera vez en 1710.
122
Ibid., pág. 1057.
123
Ibid.
124
Lowth dedica dos capítulos de su De sacra poesi hebraeorum praelec-
tiones (1753) al Cantar de los Cantares. Las traducciones de G. Gregory en
1787 son tituladas “The Song of Solomon Not a Regular Drama” (Lect. 30) y
“Of the Subject and Style of Solomon’s Song” (Lect. 31), Murphy, The Song
of Songs, pág. 205.
125
Murphy, Song of Songs, pág. 38.
126
Pope, Song of Songs, pág. 130.
56 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

queda por definir qué patrones ayudarán a discriminar entre los


diversos acercamientos literales.
Thomas Harmer propuso en 1768 una teoría poco sustenta-
ble pero ingeniosa. Pope explica: “El Cantar celebra las nupcias
de Salomón con la hija de Faraón, pero agrega otra esposa al
cuadro”. La sulamita sería la esposa judía principal anterior a
esa boda. La idea de Harmer es que esto “asemeja la conducta
del Mesías para con las iglesias gentil y judía”.127
Por su parte el alemán Johann David Michaelis observa con
detención la forma literal del Cantar y llega a la conclusión de
que éste “describe la pasión casta de un amor conyugal y do-
méstico, la adhesión de dos personas que han sido estrecha-
mente unidas en el sagrado vínculo”.128
Grandes cambios se estaban viviendo en Europa y América.
La toma de la Bastilla en 1789 sin duda marca un hito en el
pensamiento así como la independencia de Estados Unidos en
1776. Estas variaciones se reflejan también en la teología. El
siglo XIX evidenciará con mayor notoriedad estos cambios,
específicamente en la interpretación de Cantares, entre otras
cosas por el impacto que causó el trabajo del filósofo y poeta
alemán J. G. Herder.129 Familiarizado con la poesía hebrea,
decía que “los alegorizadores” violan “el sentido común y las
reglas establecidas de análisis literario y lingüístico”.130 Para él,
el Cantar describe “el amor desde su primer germinación hasta
la plena madurez, sus frutos maduros y sus primeros brotes”.131

127
Ibid., pág. 131. Hay que considerar que no había distinciones eclesio-
lógicas al estilo dispensacional contemporáneo. Por eso se habla de la iglesia
judía que equivale al pueblo del Antiguo Pacto y la iglesia gentil equivalente
al pueblo del Nuevo Pacto. Se entienden así las palabras de Pope cuando dice:
“La iglesia judía persiste en rehusar el aceptar a los gentiles como coherede-
ros, pero no renuncian a su relación con el Mesías, el Mesías no los ha recha-
zado. Este estado fracturado continúa, aguardando la reconciliación prometida
en el Nuevo Testamento”, ibid. Ann Francis también defendió esta teoría en su
versión poética del Cantar publicada en 1781, ibid.
128
Ibid.
129
Murphy, The Song of Songs, págs. 38-39. Su obra lleva por título Lie-
der der Liebe: Die ältesten und schönsten aus dem Morgenlande y fue impre-
sa en Leipzig en 1778, ibid., pág. 205.
130
Pope, Song of Songs, pág. 132.
131
Ibid.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 57

Plantea además que el libro, aunque es una sola composición,


es una colección de “canciones separadas o canciones de amor
(amorets)”.132
Johann Friedrich Jacobi, en su comentario al Cantar en
1772, plantea que éste celebra la fidelidad de la sulamita. La
obra sería un drama que trataría las dificultades que vive la
humilde pastora ante las presiones de la realeza para que ella
abandone a su esposo y entre al harén de Salomón. Ella final-
mente triunfa y se mantiene fiel a su esposo, el pastor.133 Una
idea similar será desarrollada por Christian D. Ginsburg en el
siglo XIX.
En España se vivían grandes cambios también. Por la in-
fluencia del protestantismo en el resto de Europa la Inquisición
cambió sus políticas respecto a las lenguas romances. Cambió
la censura a las traducciones de la Biblia en idioma español y
fue encomendado a Felipe Scio de San Miguel elaborar una
traducción de la Vulgata en 1780. Esta traducción con notas y
comentarios de cada libro vio la luz en 1794. En ella Scio acla-
ra al inicio de su comentario al Cantar que éste “es todo místico
y explica el incomparable amor de Cristo a su Esposa la Iglesia,
y el de ésta a su Esposo Jesucristo”. El trabajo no es novedoso.
Explica de manera alegórica en una forma similar a como lo
hicieron los místicos del siglo anterior.134

Acercamientos alegóricos del siglo XIX

El siglo XIX, marcado por el racionalismo, abre un abanico


de acercamientos interpretativos al Cantar que se desplegará
más aún al llegar al siglo XX. Hubo defensores de la interpre-

132
Ibid.
133
Ibid., pág. 136; Murphy, The Song of Songs, pág. 38 y nn. 171-172.
Ambos Pope y Murphy citan la obra de J. F. Jacobi, Das durch eine leichte
und ungekünstelte Erklärung von sienen Vorwürfen gerettete Hohe Lied;
nebst einem Beweise, dass selbiges für die Zeiten Salomons und seiner
Nachfolger sehr lehrreich und heilsam, und eines heiligen Dichters würdig
gewesen (Celle, 1772).
134
Felipe Scio de San Miguel, Job-Eclesiástico, vol. 3 de La Biblia, Vul-
gata Latina: Traducida al español y anotada por Felipe Scio de San Miguel
(París: Librería de Rosa y Bouret, 1857), pág. 675.
58 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

tación alegórica, pero la interpretación literal siguió tomando


fuerza.
El pastor, poeta e himnógrafo escocés Roberto Murray
(1813-1843) en sus predicaciones refleja con claridad la inter-
pretación alegórica tradicional. Andrew Bonar ha recopilado
cinco de sus mensajes de Cantares. Los títulos hablan por sí
solos: “Cristo y los creyentes” (Cnt. 2:2-3), “La Iglesia como
jardín y fuente” (Cnt. 4:12), “La Iglesia que viene del desierto”
(Cnt. 8:5-7), “Contemplando la faz de Cristo” (Cnt. 3:4) y “La
voz del Amado” (Cnt. 2:8-17).135
Otro representante de esta línea tradicional cristiana es el
doctor A. R. Fausset, quien en su comentario publicado en
1866 trata de sostener a fuerza de versículos el acercamiento
alegórico en que Cristo es el amado y la iglesia, la amada.
Cuando explica la frase “que me bese con los besos de su bo-
ca”, señala:

Beso—el toque de paz del Príncipe de Paz (Lc. 15:20) ‘nuestra


Paz’ (Sal. 135:10; Col. 1:21). de su boca—marcando el más tierno
afecto… La verdad de la iglesia antes de la primera venida, espe-

135
Andrew A. Bonar, Memoir and Remains of Robert Murray M‘Cheyne
(Edimburgo: The Banner of Truth Trust, 1987), págs. viii-xix. El primer
mensaje plantea lo que Cristo piensa de los creyentes (la amada, que es lirio) y
de los inconversos (son espinos). Además presenta lo que el creyente debe ver
en Jesús y porqué debe estimarlo (ibid., págs. 350-56). El segundo mensaje
plantea que los creyentes somos esposa de Cristo por pacto y hermana por ser
nacida del mismo Padre Celestial. Expresa ideas más doctrinales que el men-
saje anterior. Dice que hay que ser esposa para poder ser hermana. También
los creyentes son un jardín cerrado por elección, por la obra del Espíritu y por
los brazos de Dios (ibid., págs. 378-82). En su siguiente mensaje habla de la
posición en Cristo de la Iglesia y de las almas creyentes (ibid., págs. 383-85).
El cuarto mensaje es un desafío a mantener a Cristo y no soltarlo porque él es
fuente de santidad y esperanza de gloria (ibid., págs. 454-56). El quinto ser-
món fue su sermón como candidato al pastorado de la Iglesia de Saint Peter.
En él plantea cómo se puede probar la profundidad del cristianismo de un
hombre (ibid., págs. 480-89). De manera interesante en su introducción reco-
noce implícitamente que en su época había varias maneras de entender el libro
y que la que él ha escogido es “la mejor”. “Están de acuerdo los mejores
intérpretes de este libro: (1) que consiste no en un cantar sino en muchos; (2)
que esos cantos tienen una forma dramática; y (3) que, así como las parábolas
de Cristo, ellos contienen un sentido espiritual, bajo el vestido y ornamento de
algunos elementos poéticos” (ibid., págs. 480-81).
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 59

rando “la esperanza de Israel”, “el deseado de todas las naciones”.


También el alma despierta en espera del beso de reconciliación; y
además, el beso que es la señal del contrato de matrimonio, y de
amistad, tal como el que Cristo concedió a sus amigos en su mayor
manifestación (Jn. 14:21).136

Además de esta manera tradicional de entender alegórica-


mente el Cantar, surgieron otras perspectivas. En la segunda
década del siglo XIX el erudito católico Johan Leonhard von
Hug propuso la idea de que el Cantar es más bien un conjunto
desordenado de treinta y ocho fragmentos de sueños. Éstos
tratan acerca del deseo de unificación de las tribus del norte con
el sur por parte del rey de Judá.137 G. P. Kaiser propuso una
idea más creativa siempre en esta misma línea de interpretación
alegórico-histórica en 1825. Él propone que “la novia es una
nueva colonia cerca del río Jordán y el novio como un triunvi-
rato Zorobabel-Esdras-Nehemías. El Cantar supuestamente
celebraba la restauración del estado judío”.138
Otra teoría interpretativa fue propuesta por el célebre dis-
pensacionalista inglés John Darby. En su resumen de Cantares
plantea varias ideas. Primero, habla del alma que espera la
aparición del Mesías y la revelación del amor del Mesías para
con su pueblo. La novia es Jerusalén que representa al rema-
nente fiel. En segundo lugar mira el Cantar como una especie
de profecía mesiánica, donde Israel será restaurado. Al final de
su resumen afirma: “Me parece que no son meramente imáge-
nes particulares o expresiones, sino que la estructura completa
de este, admito, poema misterioso y considerable señala a Is-
rael, al remanente de Jerusalén, como el centro de todo esto en

136
A.R. Fausset, The Song of Solomon, vol. 3 de A Commentary Critical,
Experimental and Practical on the Old and New Testaments (Chicago:
Moody Press, 1945), pág. 544. La primera edición de este libro fue publicada
en 1866.
137
Pope, Song of Songs, pág. 132. La idea de que el Cantar es un sueño
también fue mencionado en el trabajo de Salomón B. Freehof en 1948 (Mora-
les, “Interpretación judía de Cantares”, pág. 55). También se volverá a men-
cionar como variante interpretativa cristiana del siglo XX.
138
Ibid, citando a G. P. Kaiser, Das Hohelied, ein Collectiv-Gesang auf
Serubbabel, Esra, und Nehemia, als die wiederhersteller einer jüdischen
Verfassung in der Provinz Juda (Erlangen, 1825).
60 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

el día postrero…”.139 De todos modos insiste en su sinopsis al


Cantar de los Cantares que se debe considerar para esta dispen-
sación una aplicación moral del Cantar pues se refiere a esa
relación entre el Mesías y su pueblo terrenal.140
Sin duda había una controversia creciente entre las perspec-
tivas literales y alegóricas. Pope presenta el discurso del doctor
británico James Bennett, en el cual defiende el acercamiento
alegórico en contra de la postura literal del doctor J. Pye
Smith.141 En el discurso se puede percibir cómo los mismos
argumentos que presenta Bennett juegan en su contra. Por eso,
en total acuerdo con la opinión de Pope, se percibe que “su
argumento parece estar basado sobre un limitado conocimiento
acerca de la mujer, y ése presumiblemente de un estrecho seg-
mento de la sociedad victoriana”. Por ejemplo piensa que la
mujer no pediría “que me bese con los besos de su boca”. Esa
sería una actitud de una mujerzuela. Si fuese literal, debiera a
su juicio ser al revés. Ella debiera esperar que él le diera un
beso pero sin decirlo, ni mucho menos invitar a otras a amar-
lo.142

Acercamientos literales del siglo XIX

Dentro de las interpretaciones literales aparecen dos corrien-


tes que miran el Cantar como un drama. Estas interpretaciones
nacen probablemente debido a que, como se señalara anterior-
mente, manuscritos griegos antiguos de la tradición de la Sep-

139
John Darby, “Song of Songs”, The Collected Writings of J. N. Darby,
ed. Williams Kelly, vol. 30 (Holanda: H.L. Heijkoop, 1971), págs. 157-62. Se
aprecia su mirada dispensacionalista al acercarse al texto. En una sección
dice: “Cristo puede dar su aprobación a quienes él ama. El santo, judío o
celestial, disfruta su amor, puede describir sus excelencias con admiración…”,
ibid., pág. 161. Aquí “celestial” se refiere al santo de la iglesia y “judío” al
“terrenal”. Como dice más adelante: “Puede haber muchas naciones, y muchas
más o menos conectadas con Él, pero Su Amada es una; sólo Israel en la tierra
tiene este lugar”, ibid.
140
J. N. Darby, Ezra-Malachi, vol. 2 de Synopsis of the Books of the Bible
(Nueva York: Loizeaux Brothers, 1907), pág. 261.
141
Pope, Song of Songs, págs. 135-36, citando a Congregational Maga-
zine 21 (1838), págs. 148-49.
142
Ibid., pág. 135.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 61

tuaginta provenientes del cuarto y quinto siglo d.C. asignaba


versículos a personajes específicos.143 Dice Delitzsch que te-
nían señalizado algunos con  (la novia) y otros con
 (el novio). Indica además Delitzsch que incluso la
traducción etíope, siguiendo al parecer el Códice Sinaítico,
divide el libro en cinco actos.144
Por un lado, aparece la teoría de Jacobi del triángulo modi-
ficada y popularizada por F. W. K. Umbreit (1820), Heinrich
G. A. Ewald (1826), y más tarde mejorada por Ferdinand Hit-
zig (1855), Christian D. Ginsburg (1857), Otto Zöckler (1868)
y Charles Bruston (1891).145 La idea esencial es que la sulamita
es una pastora humilde que está enamorada de un pastor de su
aldea. Salomón en uno de sus paseos por su viña la ve y se
enamora de ella. La invita a su harén y le presenta toda clase de
atracciones con el fin de conquistar su amor. Sin embargo, no
logra su objetivo y desiste. Finalmente ella vuelve a la aldea
con su amado, y sus hermanos la recompensan por la fidelidad
que mostró por el pastor.146
La otra perspectiva dramática es la de una pareja. Aquí el
pastor y Salomón son el mismo personaje. Delitzsch divide el
libro en seis escenas y explica que el Cantar es un drama pasto-
ral, no exactamente un idilio.
“La Sulamita es una pastora y piensa que Salomón es tam-
bién un pastor, y Salomón condesciende en ocupar la esfera de

143
Athalya Brenner, Song of Songs (Sheffield: JSOT Press, 1989), pág.
70.
144
Franz Delitzsch, The Song of Songs and Ecclesiastes, vol. 6 de Com-
mentary on the Old Testament in Ten Volumes, trad. M. G. Easton (Grand
Rapids, Michigan: Wm. B. Eerdmans Pub. Co., 1973), pág. 9 (su primera
edición fue en 1875).
145
Véase más detalles en Murphy, The Song of Songs, pág. 38, n. 172.
Franz Delitzsch discrepa con Umbreit y Ewald sobre su acercamiento al
Cantar, The Song of Songs and Ecclesiastes, pág. 6. Véase más detalles en
Otto Zöckler, The Song of Solomon, vol. 5 de Commentary on the Holy Scrip-
tures, Critical, Doctrinal and Homiletical, ed. John Peter Lange, trad. Henry
Green (Grand Rapids: Zondervan Pub. Co., 1960), págs. 1-135.
146
Para más detalles puede leer el extracto de la obra de Christian D.
Ginsburg, The Song of Songs: Translated from the Original Hebrew with a
Commentary, Historical and Critical (Londres, 1857), págs. 4-6, presentado
por Pope, Song of Songs, pág. 137.
62 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

vida y de pensamiento de la pastora”.147 Esta línea de acerca-


miento será más desarrollada y con variantes en el siglo XX,
pero ya no como un drama sino como un diálogo. El problema
que presenta el acercamiento dramático es la falta de evidencias
que demuestren la existencia de este tipo de género lírico en el
Israel pre-griego. Hoy ha sido prácticamente descartado.148
Un acercamiento que recobra importancia es el planteado en
el siglo XVII por Bossuet. Fue revivido por Ernest Renan en
1860, quien “notó la similitud del Cantar con poesía siria mo-
derna de boda y la costumbre de los festivales de siete días
entre los árabes en Damietta, Egipto y en ciertas localidades en
Siria”.149 Pero fue, sin duda, el trabajo del erudito J. G. Wetzs-
tein publicado en 1873 el que más impacto causaría en círculos
eruditos en el siglo XX.150 Éste comenta y describe las costum-
bres sirias de boda del siglo XIX. En ellas durante siete días los
esposos son “entronizados” y coronados “rey” y “reina”. Poe-
mas que alaban la belleza de los novios se cantan en su honor.
Estos poemas descriptivos son llamados w5Xf.151 Pope presen-
ta uno de éstos compuesto en 1860. Las descripciones que se
hacen de los novios recuerdan pasajes de Cantares como 4:1-
15; 5:10-16; 7:1-9. Ella dice “descríbeme en verso desde la
cabeza a los pies”. Luego él comienza a describir lo que puede
ver y dice entre otras muchas cosas “tu cabeza es como una
copa de cristal, tus cabellos como negra noche, tus negros cabe-
llos como siete noches, como las que no hay en todo el año”.152
147
Delitzsch, The Song of Songs and Ecclesiastes, pág. 8.
148
Además surgen muchos problemas al tratar de definir escenarios, diá-
logos entre personajes, en fin, todo lo que una obra dramática tendría. Se
puede ver una crítica en Brenner, Song of Songs, pág. 71.
149
Pope, Song of Songs, pág. 141. De todos modos, según testifica la bi-
bliografía comentada de Otto Zöckler, hubo precursores como Percy y Wi-
lliams, quienes ya en la primera década del siglo XIX habían presentado su
división de Cantares en seis y siete días respectivamente. Para más detalles
puede consultar la obra de Zöckler, The Song of Solomon, págs. 40-44.
150
Brenner, Song of Songs, pág. 74.
151
Pope, Song of Songs, pág. 142.
152
Es asombroso poder ver grandes paralelos en estas descripciones no
tanto en contenido como en forma. Las descripciones de Cantares también
comienzan en la cabeza y van descendiendo salvo en 7:1-7 en que el orden es
inverso. Otra cosa notoria es lo relativo a las comparaciones. En ellas se puede
ver una cosmovisión y conceptos de belleza bien diferentes al mundo occiden-
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 63

Finalizando el siglo XIX, K. Budde publica dos artículos


(1894) y un comentario (1898) en los cuales “populariza la idea
de que el Cantar de los Cantares es una colección ordenada de
antiguas canciones de boda, cantadas durante la fiesta de bo-
das”.153 Sin duda uno de los principales problemas que apunta
en contra de esta teoría es la suposición de que lo cierto para
Siria del siglo XIX d.C. sea igual para Israel del siglo X a.C.
casi dos mil ochocientos años antes. Sin embargo, Brenner,
aunque tiene sus reservas respecto a esta hipótesis, señala que:

Fuentes judías verdaderamente demuestran que durante la era


del segundo templo la novia era alabada y señalada en una canción;
el novio era semejante a un rey, ambos participantes cargaban dia-
demas…y la novia era llevada en un palanquín.154

De todos modos, en el Cantar no se ve a la sulamita ser lla-


mada reina (salvo la alusión indirecta que podría derivarse de
6:8-9). Además, señala Brenner, “una lectura literal del Cantar
de los Cantares excluye el tema del matrimonio como un factor
principal en él”.155
Es difícil sintetizar las múltiples interpretaciones tanto lite-
rales como alegóricas que se observan a lo largo de este perío-
do. Lo que se puede palpar es que cada vez más las críticas
hacia el pensamiento alegórico hacen que éste pierda fuerza
dentro de los centros de erudición.
Por otra parte, las diferencias notorias entre interpretaciones
literales crean otra tensión. Si ha de entenderse literalmente el
Cantar, ¿cuál método hermenéutico ha de usarse? ¿Hasta qué
punto los estudios comparativos arrojan luz a la comprensión

tal. Por ejemplo, él compara su nariz con el dátil de Irak y con el filo de una
espada india, una nariz pronunciada que no sería considerada signo de belleza
en la cultura occidental. Para más detalles de esta preciosa obra compuesta
para la boda de la hija del jeque de Nawa , véase ibid., págs. 142-43.
153
Brenner, Song of Songs, pág. 74. Las obras citadas por Pope, Song of
Songs, pág. 143, son: “The Song of Solomon”, en The New World, tomo 3
(1894), págs. 56-77; “Was ist das Hohelied?”, Preussische Jahrbücher 78
(1894), págs. 92-117; y Das Hohelied erklärt (Karl Marti’s kürzer Hand-
kommentar zum Alten Testament 17, 1898).
154
Brenner, Song of Songs, pág. 74.
155
Ibid.
64 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

del Cantar? ¿Cuál es el género literario del Cantar? Todas estas


preguntas han recibido diversas respuestas; a eso se deben las
diversas interpretaciones registradas en esta época. Pero habrá
que esperar analizar lo acaecido a partir del 1900 para emitir un
juicio más amplio sobre el acercamiento hermenéutico “ade-
cuado” para entender Cantares.

ÉPOCA CONTEMPORÁNEA (1900- )

En el siglo veinte el “abanico” de interpretaciones se abrió


aún más. A continuación se presentarán las principales varian-
tes interpretativas, tanto alegóricas como literales, y sus más
destacados representantes.

Interpretaciones alegóricas

Alegoría pura. La interpretación alegórica en este siglo ha


perdido fuerza. Sin embargo, aún se encuentran defensores de
esta “tradición hermenéutica”. El erudito católico H. Lusseau
es categórico al respecto. Él afirma que “el sentido alegórico
nos parece exigido por su conexión vital con toda una corriente
bíblica que parece como desembocar en él [el Cantar]”, aunque
él lo limita a una relación entre Yahweh e Israel.156 Así también
afirma Peter Ellis: “la interpretación alegórica, aunque suscep-
tible de críticas, parece la mejor interpretación del Cantar”. Él
lo mira como una “parábola alegórica”.157

Acercamientos tipológicos. Otro acercamiento un poco di-


ferente del alegórico puro es el llamado tipológico. En él se
reconoce que existe un texto con cierto sentido literal pero con
el expreso fin de servir como tipo de Cristo. El famoso dispen-
sacionalista H. A. Ironside (1933) ve el libro desde cuatro pun-
tos de vista:
156
H. Lusseau, Introducción crítica al Antiguo Testamento, tomo 2 de In-
troducción a la Biblia, ed. Henri Cazelles (Barcelona: Editorial Herder,
1981), pág. 661.
157
Peter F. Ellis, Los hombres y el mensaje del Antiguo Testamento (Co-
lección Palabra Inspirada 10; Santander: Editorial Sal Terrae, 1970), págs.
414-17.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 65

Mirándolo literalmente, vemos la glorificación del amor de ma-


trimonio. Mirándolo desde la perspectiva dispensacional, vemos la
relación entre Jehová e Israel. “Desde la perspectiva de la reden-
ción”, encontramos la maravillosa relación entre Cristo y la Iglesia.
Y estudiándolo desde la perspectiva moral o espiritual, lo vemos
como el libro de comunión entre el alma individual y el bendito,
glorificado, resucitado Señor.158

En su análisis posterior, sin embargo, Ironside pierde poco a


poco la primera perspectiva a medida que avanza en su libro.
Ya al llegar al capítulo 4, donde el amado describe las bellezas
de la amada, se ve forzado a alegorizar. Por ejemplo en Cnt. 4:1
la frase “tú eres hermosa, amada mía…tus ojos son palo-
mas…”, según él “quiere decir no sólo que tenemos ojos de
belleza, sino ojos rápidos para discernir las cosas preciosas y
maravillosas que están ocultas para nosotros en Su Santa Pala-
bra”. En cuanto a la frase de 4:2, “tus dientes son como rebaño
de ovejas trasquiladas”, comenta que espiritualmente hablando
los dientes se refieren a la capacidad que tiene el creyente de
“masticar y digerir” el alimento espiritual.159
Otro escritor de esta línea es Wendell P. Loveless. Basta
poner atención en el título de su libro Christ and the Believer in
the Song of Songs (Cristo y el creyente en el Cantar de los
Cantares) publicado en 1945 para ver este acercamiento. Su
perspectiva del Cantar difiere un poco de la simple alegoría que
desconocía un sentido en las palabras literales.160 En su intro-
ducción comenta:
En un estudio apreciativo del Cantar, debemos verlo histórica-
mente, como un registro de las actuales experiencias maritales de
Salomón; típicamente, como una ilustración de la relación entre

158
H. A. Ironside, Addresses on the Song of Solomon (Nueva York:
Loizeaux Brothers, 1933), pág. 11.
159
Ibid., págs. 60-63. También Carlos Pinto capta este problema alegórico
de Ironside y dice: “Las buenas intenciones de los tipologistas se pierden en
medio de una ‘alegorización práctica’ en la cual el sentido literal es menos-
preciado y, frecuentemente olvidado por completo”, “El Cantar de los Canta-
res (primera parte)”, Kairós 7 (julio-diciembre 1990), pág. 20.
160
Pinto plantea que la diferencia entre el acercamiento alegórico simple y
el tipológico es que éste “afirma tanto la autenticidad histórica del amor
humano como el sentido más ‘profundo’ del amor divino”, ibid., pág. 18.
66 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

Jehová como marido con Israel, Su esposa, y la relación entre Cristo


y Su esposa, la Iglesia Verdadera; prácticamente, como conteniendo
preciosas exhortaciones, advertencias y consolaciones para el cre-
yente individual de esta edad de gracia.161

Reflejando la mentalidad tipológica dispensacionalista nor-


teamericana de mediados de siglo, plantea su mecánica de
acercamiento.162 Primero presenta la declaración bíblica, luego
busca las implicaciones tipológicas, a continuación presenta
versículos neotestamentarios que parecen apoyar sus ideas y
posteriormente hace aplicaciones prácticas en base a lo expues-
to. El problema con este acercamiento es que sigue siendo
alegórico. No toma en consideración el pasaje que analiza sino
salta a asociaciones vagas típicas de la hermenéutica alegórica.
Por ejemplo, al analizar Cnt. 1:9 dice: “la figura que usa el
Novio aquí de la Novia es muy llena de significado”. Luego da
una lista de características que, según él, tienen estos caballos:
“los caballos fueron comprados (1 Co. 6:20), fueron sacados de
Egipto (el mundo), eran la alegría de su dueño…fueron llama-
dos al servicio real (1 Pe. 2:9)”.163
Otro defensor más reciente de este acercamiento es Gleason
Archer (1964):

Se entiende que este enamoramiento tipifica la cálida relación


personal que Dios desea con su esposa espiritual, integrada por to-
dos los creyentes redimidos que le han entregado el corazón a Él.
Desde la perspectiva cristiana, esto indica el mutuo compromiso en-
tre Cristo y su Iglesia y la plenitud de la comunión que debe subsis-
tir entre ambos.164

161
Wendell P. Loveless, Christ and the Believer in the Song of Songs
(Chicago: Moody Press, 1945), pág. 14.
162
Puede verse gran parte de esta filosofía en el trabajo de L. S. Chafer,
Teología Sistemática (Milwaukee: Publicaciones Españolas, 1986), tomo I en
su sección “Soteriología”, cap. V, págs. 930-41, y tomo II, en sus secciones
“Eclesiología”, caps. V, VI, págs.82-146, y “Neumatología”, cap. III, págs.
881-89.
163
Loveless, Christ and the Believer, págs. 32-33.
164
Gleason Archer, Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testa-
mento, trad. A. Edwin Sipowicz y M. Francisco Liévano R. (Chicago: Moody
Bible Institute, 1974), pág. 538.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 67

Acercamientos históricos. Un tipo de alegoría que fuera


popular en ámbitos judíos y cristianos en los siglos anteriores
fue la histórica. Este acercamiento trata de ver eventos históri-
cos reflejados en las palabras del Cantar. R. Turnay y Miriam
Nicolay defienden esta postura en su comentario al Cantar
publicado por primera vez en 1968. Ellos ubican el Cantar en el
siglo V a.C. y desde ahí trazan una perspectiva retrospectiva y
otra mesiánica. Por ejemplo, dicen: “las primeras palabras del
libro, ‘llévame en pos de ti’ (1:4), nos trasladan, ya sea en
tiempos del Éxodo o del retorno del destierro, a este segundo
Éxodo. Los montes de B3T3r (2:17), es decir, de la alianza,
aluden a Gn. 15:10-17…” y así explican muchas frases.165
Señalan más adelante que “la interpretación profético-
mesiánica es la que permite explicar el texto recibido de la
manera más sencilla y más natural”.166 No obstante, la manera
de acercarse a eventos y adjudicarles textos al estilo midrásico
no parece tener bases objetivas y cae en los vicios que se le
señalan al método alegórico en general.

Acercamiento mariológico. Otro acercamiento alegórico,


en círculos católicos, ha sido el mariológico. Alfonso de Rivera
en 1951-1952 publicó dos artículos en los cuales afirmaba que
“lo que es cierto para la Iglesia es cierto en una manera muy
especial de ella [María]…”.167 Él dice en su primer artículo:

“Admitimos como verdadero, junto con el sentido eclesiológico,


el sentido mariano del Ct., con la probabilidad y fuerza que le da la
interpretación tradicional y moralmente unánime de la exégesis cris-
tiana, confirmada por el análisis interno y los criterios de analogía
exegética”.168

165
R. Turnay y M. Nicolay, El Cantar de los Cantares (Madrid: Ediciones
Fax, 1970), págs. 18-19.
166
Ibid., pág. 23 (las cursivas son mías).
167
Pope, Song of Songs, págs. 188-89.
168
Eric May, “María en el Antiguo Testamento”, Mariología, ed. J. B.
Carol, trad. María Ángeles G. Careaga. (Madrid: Biblioteca de Autores Cris-
tianos, 1964), pág. 72, n. 43, citando a Alfonso Rivera, “Sentido mariológico
del Cantar de los Cantares”, Ephemerides mariologicae 1 (1951), pág. 469.
68 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

Ya D. Buzi, en 1949, había dicho que el Cantar de los Can-


tares era “el cuarto Evangelio del Antiguo Testamento” por el
espacio que “da” a María.169
La lógica que se sigue es que dado que el Cantar habla de la
unión mística entre Cristo y la Iglesia, entonces también habla
de esa relación entre Él y el alma cristiana. Ahora bien, como
María en forma especial está más unida a Cristo que cualquier
otra alma por su rol salvífico, entonces la amada de Cantares es
María. Por eso concluía Eric May en 1955:

El Cantar de los Cantares, pues, se refiere, en su sentido más


amplio, a la relación especial que habría de existir entre el Verbo de
Dios y su esposa María, aun cuando los contemporáneos del autor
del libro quizás no penetraron en estas profundidades de significado
del Cantar de los Cantares.170

Sin embargo, no todo ha sido acuerdo al respecto, sobre to-


do en tiempos recientes. Cándido Pozo critica la idea de señalar
a la amada de Cantares como la Virgen María. Lo curioso es
que su argumento no es exegético, sino teológico. Él piensa que
dadas las imperfecciones y “problemas morales” en el Cantar
no se le puede asignar tales características a María, pues ella es
perfecta.171
De todos modos, cuesta ver cómo tratan de salvar las con-
tradicciones internas que se producen en esta interpretación,
pues por un lado Cristo es el amado y por otro, su madre es la
amada. En el Cantar, aun entendiéndolo alegóricamente a la
manera “tradicional”, no se ve cómo la relación en la pareja
pueda entenderse entre madre e hijo.
Secuencia de sueños. En ámbitos católicos del siglo XIX
surgió la tesis alegórica de que el Cantar era una secuencia de
sueños. Círculos judíos siguieron esta idea en el presente siglo.
También se encuentran exponentes de esta idea en círculos
cristianos no católicos en la actualidad. El siquiatra norteameri-

169
Ibid., pág. 73, n. 44, citando a D. Buzi, Le Cantique des Cantiques
(París, 1949), pág. 33.
170
Ibid., pág. 73.
171
Cándido Pozo, María en la Escritura y en la Fe de la Iglesia (Madrid:
Biblioteca de Autores Cristianos, 1985), págs. 36-39.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 69

cano Marx N. Pusin (1971) propuso la idea de que Cantares era


“un verdadero libro de sueños”.172 Recientemente David J. A.
Clines (1994) sigue esta idea. Para él Cantar de los Cantares es
“el sueño de un sueño”. En una forma enredada dice: “El autor
masculino está soñando un poema de amor, y el poema de amor
toma la forma del sueño de una mujer, de una mujer soñando
las palabras de su amante masculino”.173 En su acercamiento
interpretativo, en cambio, no está preocupado por lo que dice el
texto en sí, sino en cómo la lectura de éste afecta tanto al lector
inicial como al contemporáneo.174 Da la impresión de que su
acercamiento, si bien es una prolongación de la teoría de “los
sueños”, es más literal que alegórica, aunque deja espacio para
ésta.

Teorías cúlticas. En círculos liberales, durante este siglo


nace la inquietud de comparar la literatura hebrea con la de las
otras culturas del oriente antiguo, en especial a raíz de los des-
cubrimientos arqueológicos. Al analizar estos escritos se
postuló a inicios de siglo la teoría “cúltica”. Wilhelm Erbt en
1906 postuló que “el Cantar de los Cantares es una colección
de poemas pascuales de origen cananeo, que describen el amor
del dios-sol Tamuz, llamado Dod o Shelem, y la diosa-luna
Istar bajo el nombre de Salamit”.175

172
Pope, Song of Songs, págs. 133-134 cita gran parte de una carta del
doctor Pusin escrita el 19 de noviembre de 1971. Pope no está en total acuerdo
con las ideas de Pusin. En lo personal, creo que es bastante dudoso que un
autor de dos mil años atrás pensara freudianamente, al menos conscientemente
como para escribir un poema o colección de poemas. Pusin, en cambio, piensa
que la autora (cree que una mujer escribe Cantares) elabora su obra trabajando
conscientemente técnicas usadas por la mente en la formación de los sueños,
ibid., pág. 133.
173
David J. A. Clines, “Why Is There a Song of Songs and What Does It
Do to You if You Read It?”, Jian Dao 1 (1994), pág. 12.
174
Ibid., págs. 14-26.
175
Pope, Song of Songs, citando a Wilhelm Erbt, Die Hebräer: Kanaan
im Zeitalter der hebräischer Wanderung und hebräischer Staatengrundungen
(1906), págs. 196-202. Como se puede ver en Nelson Morales F., Una intro-
ducción al Cantar de los Cantares (tesis de maestría, Seminario Teológico
Centroamericano, Guatemala, 1998), págs. 10-34, existe semejanza entre
poemas, pero también hay claras diferencias tanto de forma como de perspec-
tiva o cosmovisión.
70 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

Esta idea fue algo criticada en sus inicios hasta que O. Neu-
schotz De Jassy en 1914 planteó que el Cantar de los Cantares
puede ser explicado por la conexión que tendría con un texto
litúrgico egipcio relacionado con el ritual de Osiris.176 A raíz
del estudio de textos acádicos (que fueron publicados poste-
riormente en 1923),177 T. J. Meek presenta su teoría en 1920 en
la cual postula que el Cantar de los Cantares se originó en la
liturgia babilónica del culto a Tamuz-Adonis y a Istar,

procesada y adaptada a la práctica popular israelita de adoración de


los dioses de fertilidad… Aquí tanto Salomón como la Sulamita re-
presentan las divinidades masculina y femenina; y el esquema re-
cuenta el ciclo de muerte y renacimiento del dios de la fertili-
dad…178

S. N. Kramer, quien al principio criticó la teoría de Meek,


afirmó ideas similares luego de que se encontrasen nuevos
textos sumerios. La idea es que Israel asimiló estos poemas “a
través de la mediación de los mitos y rituales babilónicos y
cananeos”.179 En 1956 el mismo Meek, aunque reconoce que su
perspectiva ha cambiado un poco desde la publicación de su
artículo, continúa apoyando esta teoría y argumenta que es

176
Brenner, Song of Songs, pág. 72. Pope comenta un poco más sobre al-
gunas figuras que usa de Jassy para relacionar los textos, Song of Songs, pág.
145.
177
La publicación fue hecha por E. Ebeling inicialmente en 1917 en la re-
vista Berliner Beitrage zur Keilschriftforschung y luego en 1923 bajo el título
de Keilschrifttexte aus Assur religiösen Inhalts.
178
Brenner, Song of Songs, pág. 72. Pope presenta una traducción de un
canto acádico publicado por Ebeling. Luego lo analiza y defiende en parte el
acercamiento de Meek (Song of Songs, págs. 146-53). Otros acercamientos
similares citados por Robert Gordis, The Song of Songs and Lamentations
(New York: KTAV Publishing House, 1974), págs. 4-5, nn. 16 y 19, son el
propuesto por W. Wittekindt, Das Hohe-Lied und seine Beziehung zum Istar-
kult (Hanover, 1925), para Cantares, y respecto a toda la poesía hebrea por S.
Mowinckel, Psalmenstudien, vol. 2 (1922), págs. 19ss.
179
Brenner, Song of Songs, pág. 73. Kramer publica dos artículos en los
que explica su posición: “Inanna and Šulgi: A Sumerian Fertility Song”, Iraq
31 (1969), págs. 20-22, y “The Sacred Marriage and Solomon’s Song of
Songs”, en The Sacred Marriage Rite: Aspects of Faith, Myth, and Ritual in
Ancient Sumer (Bloomington: Indiana University, 1969), págs. 85-106, cita-
dos por Pope, Song of Songs, pág. 270.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 71

“más aceptable que cualquier otra”.180 Pope (1977) parece


inclinarse a este acercamiento, si bien no lo declara abiertamen-
te. Al final de la sección “Love and Death” de su introducción
al Cantar de los Cantares, señala que ciertas características del
Cantar pueden ser entendidos a la luz de las fiestas funerarias
del Antiguo Cercano Oriente y termina diciendo:

La conexión del Cantar con las fiestas funerarias como expre-


sión de la más profunda y más constante rostro humano respecto a la
vida y el amor en el siempre presente rostro de la muerte agrega
nuevo conocimiento y apreciación de nuestros predecesores paga-
nos…181

Esta teoría tiene variadas inconvenientes, reconocidas aun


en círculos de erudición liberales. El Cantar habla del amor
humano, no del divino. Además, no hay bases suficientes, salvo
las semejanzas con los poemas aducidos, como para afirmar
antecedentes paganos para la literatura judía. También existe
mucha semejanza entre Cantares y poemas de amor seculares
egipcios.182 Michael Fox explica estas semejanzas de dos ma-
neras. En primer lugar, el tema del amor sexual es una expe-
riencia humana general; por lo tanto algunas “similitudes en la
formulación y motivo son inevitables”. Además, podría ser que
la poesía mesopotámica, ya sea oral o escrita, se tornara en
poesía romántica secular en tierras cananeas.183
Interpretaciones literales

En este siglo las interpretaciones literales han sido las que


han tomado más fuerza. Sin embargo, como el plural lo indica,
180
Theophile J. Meek, “The Song of Songs”, en vol. 5 de The Interpret-
er’s Bible, ed. Arthur Buttrick (Nueva York: Abingdon Press, 1956), pág. 95.
181
Pope, Song of Songs, págs. 228-29.
182
Morales, Introducción al Cantar de los Cantares, págs. 10-34.
183
John Walton, Ancient Israelite Literature in Its Cultural Context
(Grand Rapids, Michigan: Zondervan Pub. Ho., 1989), pág. 190, citando a
Michael Fox, The Song of Songs and the Ancient Egyptian Love Songs
(Sheffield: JSOT, 1986), pág. 242. Otras objeciones a este acercamiento
pueden ser vistas en Brenner, Song of Songs, pág. 73, Gordis, Song of Songs,
págs. 4-8. Murphy no es concluyente al respecto, pero admite la importancia
que tiene para el tema revisar tanto el material egipcio secular como las fuen-
tes religiosas, The Song of Songs, pág. 42.
72 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

conforman un “arco iris” de acercamientos. Algunos autores


han visto el Cantar como una colección de cantos mientras
otros lo han visto como una unidad literaria.

Colección de cantos. Entre los que ven el Cantar como una


colección de cantos amorosos hay algunos que lo miran sin un
diseño en particular, mientras otros los ven como unidos en
secuencia. Carlos Pinto ubica dentro de los que piensan que la
antología no tiene un diseño en particular a Morris Jastrow
(1921), H. H. Rowley (1952), Robert Gottwald (1962) y más
recientemente Curtis Edwards (1988).184 Robert Gordis (1954)
postulaba que el Cantar era una antología de veintinueve poe-
mas que cubre una amplia gama de emociones.185 El erudito
Robert H. Pfeiffer, por su parte, señalaba en 1956 que “es claro
por la variedad de temas y situaciones, por repeticiones y para-
lelos sin orden lógico, que el libro es una antología más que
una colección de cantos para un propósito específico o un solo
poema lírico o dramático”.186 Una idea similar es planteada por
los alemanes Otto Eissfeldt (1965) y Werner H. Schmidt
(1979).187 Athalya Brenner (1989) concluye que “es mejor ver

184
Carlos Pinto, “El Cantar de los Cantares (segunda parte)”, Kairós 8
(enero-junio 1991), págs. 40 y 50.
185
Gordis, Song of Songs, págs. 16-18, 45-78. Él afirma que para definir
las divisiones de los cantos hay que tomar en cuenta y observar atentamente
los cambios que se detectan en el tema, perspectiva, trasfondo o forma. De
todos modos reconoce que es subjetivo pues depende más de las habilidades y
conocimientos del intérprete que del texto mismo, ibid., pág. 18. R. Herder
(1968) postula una división de veinte poemas, J. C. Exum (1973) identifica
seis, M. Falk (1982) sugiere treinta y uno, y M. D. Goulder (1986) presenta
catorce (Brenner, Song of Songs, pág. 36). La tendencia actual parece ser a
dividir en menos unidades, entre cinco y siete. Véase más detalles en el ex-
celente artículo de David Dorsey, “Literary Structuring in the Song of Songs”,
Journal for the Study of the Old Testament 46 (1990), págs. 81-82.
186
Robert H. Pfeiffer, The Books of the Old Testament (Nueva York:
Harper and Row Pub. Inc., 1965), pág. 218.
187
Otto Eissfeldt, The Old Testament: An Introduction, trad. Peter R.
Ackroyd (Nueva York: Harper and Row Publishers, 1974), págs. 486-88.
Werner H. Schmidt opina que “la explicación ‘natural’ ve en este libro una
colección de canciones amorosas independientes. Su estructura, que no es
unitaria ni dramática, es un resultado tardío…se rige por criterios temáticos,
se debe generalmente a causas aleatorias, como por ejemplo la simple cone-
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 73

el Cantar de los Cantares como una antología de obras líricas


de amor, que han sido compiladas de acuerdo al tema y motivo
más que a un diseño”.188
En un punto intermedio está el alemán Ernst Sellin (1968),
quien dice que “es una colección de varios cantos de amor y
epitalamios originalmente independientes” pero que han recibi-
do el trabajo de un editor.189 En cambio, el erudito italiano J.
Alberto Soggin (1974) piensa que si bien se trata de una anto-
logía de cantos, éstos versan sobre “temas similares, si no el
mismo”.190 George Knight (1988) opina que “el libro es una
colección de unas veinticinco obras líricas, o fragmentos de
poemas”.191 Además dice con cierta ironía que:

El “sagrado editor”…no ha revuelto sus poemas como maníes


en una taza para presentárselos a su público sin ningún orden en
particular. Ha puesto sus poemas, por inspiración divina, en un or-
den tal que es capaz, paso a paso, de mostrar el verdadero sentido
del amor…192
Pablo A. Deiros (1995) lo plantea así: “es una colección de
poemas amorosos, de origen incierto, compuestos simplemente
como una expresión del amor humano más sublime”.193 En
plena armonía con esta idea se manifiesta José Grau.194
En general este segundo grupo, que ve un propósito unifi-
cador en el Cantar, plantea una exégesis literal, haciendo luego

xión de frases”, Introducción al Antiguo Testamento (Biblioteca de Estudios


Bíblicos 36; Salamanca: Ediciones Sígueme, 1983), págs. 382-83.
188
Brenner, Song of Songs, pág. 39.
189
Ernst Sellin y Georg Fohrer, Introduction to the Old Testament (Nash-
ville, Tennessee: Parthenon Press, 1968), págs. 302-03.
190
J. Alberto Soggin, Introduction to the Old Testament, trad. John
Bowden (Londres: SCM Press, 1980), págs. 400-01.
191
George Knight, Revelation of God: A Commentary on the Books of the
Song of Songs and Jonah (Grand Rapids, Michigan: Wm. B. Eerdmans Pub.
Co., 1988), pág. 3.
192
Ibid., pág. 9. Su idea es que el libro fue escrito bajo la dominación
griega como un repudio a la filosofía griega. Usa el vocabulario griego pero le
da un matiz del verdadero amor humano que persigue imitar el amor divino,
ibid., págs. 4-5.
193
Pablo H. Deiros, Cantar de los Cantares, (Comentario Bíblico Mundo
Hispano 9; (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 1995), pág. 332.
194
José Grau, El más inspirado cántico de amor: Cantar de los Cantares
(Barcelona: M. C. E. Horeb, 1991), págs. 35-42.
74 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

aplicaciones a la relación de la pareja según cree pertinente. El


orden, relación o secuencia entre las unidades literarias no
presenta consenso aunque se admite que, ya sea el redactor
final o el autor, sigue cierta lógica.195
Para algunos círculos liberacionistas este acercamiento tiene
un matiz un poco diferente. La teóloga brasileña Nancy Cardo-
so Pereira (1993) argumenta que el Cantar es una colección de
cantos de amor que se publican como una manera de rechazo al
sistema sacerdotal opresivo hacia la mujer, reflejado en el códi-
go sacerdotal “P”.

Es en esta extrañeza [haciendo alusión a las expresiones abier-


tamente insinuantes de Cnt. 7:12] que recibe la importancia del tex-
to de los Cantares que se reviste de mayor fuerza literaria y política
[sic]. Poemas de amor y seducción que afirman el cuerpo como
fuente de placer y espacio de creatividad son también volantes [o
panfletos] contra la política estrecha y opresora de los líderes sacer-
dotales.196
Algo similar se observa en el pensamiento de la erudita nor-
teamericana Renita J. Weems (1992), quien cree que esta co-
lección de cantos no sólo describe el amor entre un hombre y
una mujer. Señala que “ver el Cantar de los Canta-

195
Varios autores han propuesto una estructura quiástica. Véase, por
ejemplo, J. Cheryl Exum, “A Literary and Structural Analysis of the Song of
Songs”, Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft 85 (1973), págs.
47-79; William Shea, “The Chiastic Structure of the Song of Songs”,
Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft 92 (1980), págs. 379-96;
Edwin C. Webster, “Pattern in the Song of Songs”, Journal for the Study of
the Old Testament 22 (1982), págs. 73-93, todos citados por Dorsey, “Literary
Structuring”, págs. 81, 96.
196
Nancy Cardoso Pereira, “¡Ah!… Amor en delicias”, Revista de inter-
pretación bíblica latinoamericana 15 (1993), págs. 65-66. Un problema de la
propuesta de la teóloga brasileña es su desconocimiento consciente de los
párrafos que parecen ser epitalamios (3:6-5:1). Ella afirma: “Algunas lecturas
más modernistas se entregaron a los movimientos gozosos del texto aceptán-
dolo como poema de amor entre hombre y mujer… Pero trataron luego de
explicar que se trataba de poemas para el casamiento y para la familia y
procurando contener el texto en los límites de alguna institución”, ibid., pág.
63. Ideas semejantes a las de Cardoso son criticadas duramente por José Grau,
con razón, pues la misma Escritura, ya en el Antiguo Testamento, ya en el
Nuevo, enmarca los goces del sexo dentro, y exclusivamente dentro, del
matrimonio, El más inspirado cántico, págs. 67-71.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 75

res…simplemente como una colección de poemas de amor


celebrando la sexualidad humana es en el fondo errar en apre-
ciar su trascendencia excepcional social e ideológica”.197 Se
debe aceptar que en esto ella tiene razón. Por ejemplo, parece
plantearse una perspectiva de igualdad entre el hombre y la
mujer en el Cantar.

Teorías dramáticas. Otro acercamiento literal que ha co-


brado cierta fuerza en las últimas décadas es llamado didáctico-
moral,198 didáctico-literal,199 o teoría del diálogo conyugal.200
Una variante de este acercamiento es presentada por Joseph C.
Dillow (1977).201 La idea básica de este acercamiento es que se
trata de un solo poema que habla del amor entre un hombre y
una mujer, que enseñan el verdadero sentido del matrimonio
según Dios lo ha establecido.202

197
Renita J. Weems, “Song of Songs”, en The Women’s Bible Commen-
tary, ed. Carol A Newsom y Sharon H. Ringe (Louisville, Kentucky: West-
minster/John Knox Press, 1992), pág. 156.
198
R. K. Harrison, Introduction to the Old Testament (Grand Rapids,
Michigan: Wm. B. Eerdmans Pub. Co., 1969), págs. 1057-58.
199
J. Paul Tanner, “The Message of the Song of Songs”, Bibliotheca Sa-
cra 154 (abril-junio 1997), pág. 145. En un artículo previo el mismo Tanner
llamaba a este acercamiento “la afirmación del sexo ordenado por Dios eleva-
do a la exclusividad y fidelidad”, véase “The History of Interpretation of the
Song of Songs”, Bibliotheca Sacra 154 (enero-marzo 1997), págs. 44-45.
Ahora le hace algunas modificaciones, y lo llama “didáctico-literal”.
200
Pinto, “El Cantar de los Cantares (segunda parte)”, pág. 42.
201
Para él el Cantar es un idilio amoroso que no necesariamente sigue un
orden cronológico. Él presenta a la sulamita recordando los eventos pasados:
“El libro consiste en una serie de quince reflexiones de una mujer casada, la
reina de Salomón, mientras recuerda los eventos que la condujeron a su ma-
trimonio, la noche de bodas y sus primeros años juntos”. Joseph C. Dillow,
Cantar de los Cantares (Miami: Logoi, 1981), pág. 8.
202
Véase, por ejemplo, el análisis crítico que hace Barry Webb sobre el
trabajo de Marcia Falk en “The Song of Songs: A Love Poem and as Holy
Scripture”, The Reformed Theological Review 49/3 (septiembre-diciembre
1990), págs. 91-99. Él concluye luego de su análisis que “el Cantar, entonces,
es un solo poema acerca de la relación amorosa entre dos personas. Es tanto
realista como idealista”, ibid., pág. 96. Concluye en artículo diciendo: “El
Cantar de los Cantares, entonces, mira hacia atrás al regalo del amor en Edén
y por delante a la perfección del amor en el cielo cuando, como la esposa de
Cristo, la iglesia será unida con él por siempre (Ap. 19:6-8). En el matrimo-
nio, por la gracia de Dios, podemos experimentar nuevamente la bondad del
76 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

Hay divergencias en cuanto al número de personajes princi-


pales. Algunos han planteado un triángulo similar al de la in-
terpretación dramática de Jacobi. Pinto explica que esta teoría
presenta un “triángulo amoroso, en donde Salomón es el vértice
indeseable, separando los dos amantes y amenazando la reali-
zación de su puro amor”.203 Pablo R. Andiñach (1991) presenta
el Cantar como una crítica al “modelo salomónico de conducta
sexual, y a través de ella, de su estilo de vida: el mundo de la
riqueza y la frivolidad”.204 Salomón es presentado como el anti-
héroe, además de otros personajes que aparecen como “los
enemigos del amor de la pareja, aquellos personajes que ace-
chan e incomodan…a los amantes”.205
El otro acercamiento de esta línea interpretativa ve dos per-
sonajes principales, identificando a Salomón con el pastor.206
Generalmente en esta perspectiva se ve un desarrollo cronoló-

regalo una vez dado, y disfrutar una prueba de la perfección que está por
venir”, ibid., pág. 99.
203
Pinto, “El Cantar de los Cantares (segunda parte)”, pág. 44. A juicio de
quien esto escribe, los argumentos presentados por Pinto tanto a favor como
en contra de esta teoría son débiles y cuestionables. Por ejemplo, su argumento
“c” a favor está en contradicción directa con el argumento “c” en contra
respecto al rol de pastor. Primero dice que “es poco probable en el caso de
Salomón” que asuma ese rol. Luego afirma: “Desde el punto de vista literario
la descripción de Salomón como un pastor es perfectamente compatible con la
literatura pastoril contemporánea”. Algo similar se detecta en los argumentos
“d” en pro y contra, ibid., pág. 45. Aun más dudosos y cuestionables parecen
los cinco argumentos esgrimidos después, ibid., pág. 46, sobre todo el último
que dice: “La hipótesis es cronológicamente reciente, pues surgió sólo en el
siglo XIII en su versión alegórica…, y en el siglo XIX en su versión literal”.
Baste el panorama histórico presentado aquí para ver la superficialidad falaz
de este argumento.
204
Pablo R. Andiñach, “Crítica de Salomón en el Cantar de los Cantares”,
Revista bíblica 43 (1991), pág. 130.
205
Ibid. Se presentan argumentos interesantes y evidencia que parece apo-
yar este enfoque aunque pueden cuestionarse algunos acercamientos herme-
néuticos por estar impregnados de las preconcepciones del autor.
206
Pinto desea incluir a Dios en su cuadro y le llama “cono amoroso”,
donde Dios es la fuente del amor, “El Cantar de los Cantares (segunda parte)”,
págs. 44-46. Sin duda que Dios es la fuente de amor, pues él es amor. Sin
embargo, el nombre de Yahweh no aparece en el Cantar, ni hay tampoco otra
referencia explícita a Dios (salvo la alusión a la llama de Yah en 8:6). Por eso,
parece mejor acercarse al libro tal cual, sin agregar personajes por prejuicios
teológicos.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 77

gico describiendo “el noviazgo”, la noche de boda, los primeros


años de matrimonio y la consolidación o madurez matrimonial,
aunque los exponentes difieren en cuáles secciones correspon-
den a qué etapas.207
El problema, quizás más serio, que presentan estos acerca-
mientos es no considerar adecuadamente el género literario del
Cantar. Para ellos es igual a un drama. Sin embargo, Cantares
parece pertenecer más bien a los cantos amorosos o poemas de
amor. Por no considerar este factor terminan imponiendo su
“libreto” sobre la colección de cantos.

Acercamientos recientes. Otros acercamientos literales re-


cientes han ido tomando forma y presencia dentro de los círcu-
los teológicos. Brenner dedica un capítulo de su libro para
hablar acerca de las lecturas feministas del Cantar.208 Se plantea
incluso la “maternidad” literaria del Cantar.209
Otros se acercan al texto tal cual, ya no interesados en su
origen. Por ejemplo, Elsa Tamez propone una lectura lúdica de
Cantares.210 La idea es buscar un “diálogo” entre el texto y el
lector. Es un “saber leer no solamente con los ojos o la mente,
sino también con su cuerpo”. Para ella hay dos textos, uno

207
Véase, por ejemplo, a M. Daniel Carroll R. “Cantar de los Cantares
#1”, Apuntes de Antiguo Testamento IV, Seminario Teológico Centroameri-
cano, 1995, págs. 3-4; “Cantar de los Cantares #2”, Apuntes de Antiguo
Testamento IV, 1995, págs. 1-6; Dillow, Cantar de los Cantares, págs. 15-
250. Si bien Arnoldo Canclini no esboza así su librito, en la argumentación
interna de los capítulos se puede percibir este acercamiento, ¡Amada
mía…amado mío…!, págs. 17-110. Carlos Pinto explica su “cono amoroso”
en “Cantar de los Cantares (tercera parte)”, Kairós 9 (julio-diciembre, 1991),
págs. 52-56. Deiros pone en duda este tipo de acercamiento, pues según él, “el
libro presenta más bien episodios y no hay mucha evidencia de continuidad de
pensamiento entre ellos”, Cantar de los Cantares, pág. 332.
208
Brenner, Song of Songs, págs. 87-93.
209
Ibid., pág. 89; Weems, “Song of Songs”, pág. 157.
210
Hay tres funciones básicas en el lenguaje: conminativa, fáctica y expre-
siva. La función lúdica es una variante de la expresiva; es aquella que toma el
lenguaje como un juego. Es frecuente en poesía, en las canciones y en el
lenguaje infantil. “Lúdica”, Enciclopedia temática Lafer, Multimedia (1997).
78 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

legible (el escrito) y otro leíble (entre líneas). Ambos hay que
trabajarlos, “descifrarlos”.211
Una mirada un poco más extrema es la que plantea Emilia
Fernández Tejero. Luego de un interesante diálogo entre el
texto, sus propios pensamientos y citas románticas de otros
poetas concluye:

Hemos llegado al final. Tienes entre las manos el Cantar de los


cantares, la colección de poemas de amor más bella del mundo. En
esta versión, o en cualquier otra, es tuyo. Alegórica, platónica, mís-
tica, erótica, naturalista, cualquier lectura es válida… Ahora entran
en juego tu imaginación y tu sensibilidad. Léelo, relée-
lo…utilízalo.212

Para Ana María Rizzante, en cambio, Cantares presenta una


propuesta profética, el proyecto de la shulam-ita. Es un canto
de una mujer para otras mujeres, las hijas de Jerusalén. Es una
propuesta de paz en plena armonía entre hombre y mujer y la
naturaleza. “El Cantar de los Cantares, un cántico donde la
naturaleza, la gente, las personas que se aman, se integran, se
identifican, se corresponden, en una interacción que produce el
grito del amor y el silencio de la paz”.213
CONCLUSIÓN

Han pasado unas novecientas generaciones de lectores por


el libro de Cantares. ¿Cómo lo leyeron las primeras? Luego de
examinar la historia de la interpretación es difícil poder ser
concluyente al respecto. En el ámbito judío la interpretación
tradicional ha sido por muchos siglos la alegórica, lo mismo
que en el ambiente cristiano. Los espacios literales de interpre-
tación se han abierto relativamente hace poco tiempo. Aunque

211
Elsa Támez, “Para una lectura lúdica del Cantar de los Cantares”, Pa-
sos 39 (enero-febrero 1992), págs. 2-3. Ella reconoce la existencia de varios
poemas dentro del Cantar, pero no es lo que le interesa, ibid., pág. 5.
212
Emilia Fernández Tejero, El cantar más bello: Cantar de los Cantares
de Salomón (Madrid: Editorial Trotta, 1994), pág. 105.
213
Ana María Rizzante, “Yo seré para él como aquella que da la paz”,
Revista de interpretación bíblica latinoamericana 21 (1995), págs. 92-96.
Puede verse los interesantes argumentos reflexivos en torno a “nuevo lenguaje
de la profecía” a través del Cantar, ibid., págs. 96-101.
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 79

es cierto que hubo pequeños destellos de literalidad en algunos


momentos antes del siglo XIV, éstos se presentaron muy aisla-
damente.
La alegorización judía fue predominantemente histórica. És-
ta refleja el amor de Dios a su pueblo en un contexto histórico.
Es un Dios-en-la-historia. Refleja su amor prácticamente. Un
Dios que da esperanza a su pueblo en medio de la adversidad
presente. En cambio, la alegorización cristiana se caracteriza
por una relación más bien de amor idealista. Cristo manifiesta
su amor en lo interno. El creyente manifiesta su amor a Cristo
en su comportamiento en el mundo. Para el judío amor es sinó-
nimo de acciones concretas por parte de Dios pese a la desobe-
diencia de su pueblo. Para el cristiano en cambio, el amor es
sinónimo de santidad, de comunión, de paz por parte del hom-
bre mismo.
La alegoría cristiana abarca varias expresiones. Cristo ama y
ayuda a su Iglesia. También el alma pura del creyente puede ir
ascendiendo en su comunión con Dios a través de la alegoría
mística. Incluso en círculos católicos contemporáneos se ha
defendido el acercamiento mariano, con poca sustentabilidad
reconocida dentro de la Iglesia misma. Hay también manifesta-
ciones de alegoría histórica pero no puede señalarse como
característica de todo el cristianismo. Para Hipólito de Roma
Cantares representa un nexo entre Israel y la Iglesia. Para Tur-
nay y Nicolay es una base de esperanza que parte del obrar de
Dios en el pasado.
De todos modos la alegoría como método hermenéutico y,
en particular, aplicado al Cantar de los Cantares presenta serias
interrogantes. No hay bases objetivas sobre las cuales poder
definir si tal o cual interpretación es más acertada. No se puede
decir con Jerónimo, tal fulano enseña locuras y este otro es un
buen autor, cuando ambos han partido de la misma base exegé-
tica movediza y altamente subjetiva. Sin embargo, como plan-
tea Murphy, este tipo de interpretación ha sido la “tradicional”,
y esto debe hacer reflexionar a los que ven con ojos gramático-
histórico-literales y revisar su propia metodología.214 ¿Acaso la

214
Roland E. Murphy, “History of Exegesis as a Hermeneutical Tool: The
Song of Songs”, Biblical Theology Bulletin 16 (julio 1986), pág. 90.
80 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

exégesis literal agota todo el sentido del texto? ¿Usó o no Dios


a todos aquellos que han predicado y siguen predicando el
Cantar de manera alegórica? ¿Cómo obra el Espíritu Santo en
la homilética? Son muchas preguntas que no se intenta respon-
der aquí pero que dan qué pensar.
Otros acercamientos alegóricos son más cuestionables. El
desarrollo de la teoría del “sueño” parece más bien mirar el
libro con “lentes” modernos. Limita las formas literarias, que
por cierto son variadas, a un solo estilo. El planteamiento de los
paralelos mitológicos es más fuerte. Es cierto que hay similitu-
des entre Cantares y los poemas sumerios, por ejemplo. Sin
embargo, eso no implica que los israelitas adoptaran y luego
adaptaran esta literatura a su liturgia. Los poemas egipcios
seculares dan un fuerte golpe a esta teoría, por su gran similitud
con Cantares.
Los acercamientos literales son muchos. Cada uno tiene sus
puntos fuertes y débiles. El acercamiento dramático por ejem-
plo, ayudó en su momento a mirar el Cantar como una obra
literal con enseñanza moral. La trama de tres personajes, donde
Salomón es el “malo de la película”, resalta la fidelidad de la
mujer, las convicciones de la fe en la práctica adversa. El desa-
rrollo de dos personajes exalta la belleza y pureza del amor de
una pareja que se expresa mutua entrega. Tienen ambos el gran
inconveniente de imponer al texto diálogos, ambientes, escenas,
trama, que es difícil definir. Aparte de lo ya dicho, este arte
dramático no estuvo presente en el nacimiento de Cantares.
Los acercamientos antológicos ven una colección de cantos
sin un autor definido, al menos en su gran mayoría. No obstan-
te, se puede ver uniformidad en el estilo del libro. Aun cuando
fuera una colección de poemas, parecen ser dirigidos por la
mano de un autor, o al menos de un compilador poético muy
hábil. Pues se puede ver cierta lógica en el desarrollo de el o los
poemas a través del libro.
En el caso de los acercamientos didáctico-literales es meri-
torio rescatar la unidad del libro. Presentan lógicamente sus
ideas. Parece ser natural ver un desarrollo como en la vida real,
un noviazgo, una boda, una noche de bodas, y luego la madura-
ción del amor. Pero, ¿será esa la intención del autor, o más bien
Historia panorámica de la interpretación cristiana de Cantares 81

será una imposición del intérprete? Al ver el Cantar cuesta


hacer divisiones entre estas supuestas etapas en el libro.
Los acercamientos discutidos en los últimos párrafos de la
sección literal cristiana obligan a releer el texto. Es cierto que el
libro exalta el amor de una pareja. Pero además pone a la mujer
en una posición igual a la del varón. Ella es la protagonista
principal. Esto en sí habla de un cuadro que no encajaba en la
mentalidad medieval. La sexualidad madura y hermosa que
presenta el Cantar cuestiona las limitaciones impuestas al sexo
sólo como un vehículo de procreación que imperaban hasta
hace no muchos años en la iglesia cristiana en general. La ar-
monía descrita de la naturaleza en el Cantar no puede obviarse.
En ese sentido tiene razón Rizzante. Pero esto se obtiene en
una relectura del texto, no es el sentido predominante del mis-
mo. Fernández Tejero abre una puerta que no puede cerrarse
sin reflexionar. No se puede desconocer el hecho concreto de
cómo se acerca el lector al texto. Las presuposiciones y condi-
cionamientos culturales y sociales le harán mirar el libro con
“ojos diferentes” a otro lector. Sin embargo, el texto en sí no
cambia. De todos modos es necesario acercarse al texto con una
base hermenéutica consciente, teniendo en mente que su opción
no agota la riqueza del texto.
Por lo que se ha visto a través de los siglos de historia de la
interpretación de Cantares, la exégesis gramático-histórico-
literal no agota los temas del Cantar. Pese a ello, da una buena
base para delimitar las ideas que se puedan derivar de él, ya sea
como exégesis o aplicación. Por lo visto hasta aquí se puede
afirmar que el texto parece reflejar la mano de un solo autor. Lo
que no está claro es si éste ha hecho un solo poema o ha hilva-
nado una colección de poemas de su propia mano en algún
orden temático o literario. Quien esto escribe se inclina a pen-
sar que se trata de una colección de poemas.
En estos cantos predomina obviamente el tema del amor. Lo
que no queda claro es que ese amor se desarrolle cronológica-
mente. También se ha visto que no es necesario someter el
texto a este esquema para aprender de él lecciones muy impor-
tantes acerca de lo que Dios piensa sobre la relación de una
pareja. ¿Qué estructura tiene, entonces, el Cantar? ¿Desarrolla
82 KAIRÓS Nº 27 / Julio–- Diciembre, 2000

el autor su idea secuencialmente o usa otras herramientas litera-


rias? Sin duda, esto es tarea de una futura investigación.

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