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Sociedad

Venezolana de Salud
Red Defendamos la Epidemiología Nacional

10 de octubre de 2018

Tuberculosis y VIH-SIDA en cárceles venezolanas,
evidencian las condiciones inhumanas a que son sometidas las
personas privadas de libertad

En junio del 2011 elaboramos el documento, La crisis carcelaria en Venezuela.
Violación de los derechos a la vida, la seguridad y la salud,(1) motivados por la tragedia
carcelaria que se desarrollaba en ese momento; ésta había sido advertida con suficiente
anticipación por las ONG de derechos humanos y los medios de comunicación en
documentos y testimonios muy bien fundamentados.

El Diario El Nacional, de Caracas el 11 de febrero de 2011, tituló: ¨Hacinamiento en las
cárceles aumentó a 151 %¨. Por su parte, la Agencia EFE, el 29 de mayo destacó la noticia
así: Es una bomba, ¨las prisiones venezolanas fuera de control¨. (2)

De nada valieron estas serias advertencias para impedir la tragedia carcelaria, si bien
pusieron una vez más en evidencia, las condiciones inhumanas existentes en las cárceles
venezolanas, que no garantizan ni la salud ni la vida de las personas privadas de libertad y
que en vez de mejorar, en estos 7 últimos años han empeorado. Con dolor presenciamos
hoy, la absurda muerte de muchas personas privadas de libertad, entre ellas, presos
políticos, como el Concejal Fernando Albán, cuya salud y vida debían ser debidamente
protegidas por el Estado.

El sistema penitenciario (SP) de nuestro país, debería respetar la presunción de inocencia y
el estado de libertad como sus premisas principales, dejando atrás las penas dictadas por
los jueces y el verdadero proceso judicial que debe llevarse a cabo con cada delito.

1
El artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela estipula: “El
estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o
interna con respecto a sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos penitenciarios
contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación, funcionarán
bajo la dirección de penitenciaristas profesionales con credenciales académicas
universitarias y se regirán por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos
estadales o municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de privatización (…) El
estado creará las instituciones indispensables para la asistencia postpenitenciaria que
posibilite la reinserción social del exinterno o exinterna y propiciará la creación de un ente
penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente técnico.”

El Estado tiene la responsabilidad directa de garantizar la seguridad, la vida y la salud de las
personas privadas de libertad mediante su SP. Obligación que no ha cumplido hasta la fecha.

A raíz del conflicto penitenciario en las cárceles Rodeo I y Rodeo II en el Estado Miranda en
2011, el Gobierno Nacional creó el Ministerio del Poder Popular para el Servicio
Penitenciario, según Gaceta Oficial Nº 39.721, con fecha 26 de julio de 2011, vía decreto N°
8.266. Expertos en la materia, luego del análisis relacionado con el escenario, revelan que
fue irrelevante la creación del supra mencionado Ministerio, ya que lejos de haber
constituido una solución al problema carcelario del país, se ha agravado considerablemente
por incumplimiento de su deber integral de conducir a las necesidades la concepción de
competencias proactivas dentro de los ejes transversales que atraviesa el Sistema
Penitenciario. Como resultado del fracaso del desarrollo, formulación, ejecución de políticas
y estrategias concebidas en el ejercicio de los derechos fundamentales de los procesados y
penados, la rehabilitación de los centros de reclusión y el desarrollo de programas
socioeducativos.(3)
Lejos estábamos de imaginar la magnitud del sufrimiento de las personas privadas de
libertad (PPL) en nuestro país y la re emergencia de la tuberculosis desde 2015, como
problema de salud pública nacional, es particular en ¨poblaciones clave¨ como las PPL, e
igualmente el aumento de la incidencia y mortalidad por VIH-SIDA. (3)

Pretendemos en esta breve nota, comparar información referida a la salud de las PPL, que
recogimos en nuestro estudio de 2011 (1), y algunos datos oficiales hasta ahora no
revelados correspondientes al año 2017,(4) y de otras fuentes no oficiales. (5)

En el Informe sobre la situación del VIH-SIDA y los derechos humanos de los privados de
libertad en Venezuela, elaborado por ACCSI, en el año 2000, (5) se identificó:

La principal causa que ameritó intervenciones de salud se relacionó con las heridas de armas
blancas, así como de armas de fuego (ver Tabla 1). Frente a un total de 679 casos de diarreas
registrados en 9 meses del año 2000 (principal patología registrada por la División de
Medicina Integral del MIJ), se presentaron 734 casos de heridos por ambas causas en tan
solo seis meses. Las tres causas más comunes de patologías fueron las más frecuentemente
asociadas con el SIDA (diarreas, TBC y neumonía). La elevada tasa de tuberculosis evidenció

2
asimismo la persistencia de condiciones de hacinamiento, desnutrición y falta de higiene
ambiental (5,6)

En todo caso, diversas circunstancias apuntan a una elevada tasa de sub-registro,


reconocida por la propia División. Aunado a las fallas reconocidas en los métodos de
levantamiento de información, otros dos factores evidencian que estas cifras arrojan una
imagen no acorde con respecto a la realidad epidemiológica en las prisiones del país: las
condiciones de la prestación de servicios de salud y la práctica generalizada entre los presos
de tratarse las patologías más comunes ellos mismos.

Tabla 1

Diez primeras causas de patología en personas privadas de libertad. 1º de enero a 1º de


septiembre de 2002. Venezuela.


e Informe ACCSI, 2000. (5)


Nos limitaremos en esta nota a describir el comportamiento de los casos de tuberculosis y
VIH SIDA en los últimos 20 años, en Centros Penitenciarios (CP) de algunos países del
Continente y Venezuela.



3
Tuberculosis
Según el Dr. Ailton Alves, del Programa Regional de TB, OPS. (7) en el 9% de los CP
estudiados hasta 2008 se mencionan casos de TB-MDR y en casi la tercera parte de los
centros estudiados se tuvo desabastecimiento de medicamentos antituberculosos.

La incidencia de TB bacilífera en los CP estudiados fue 31 veces mayor que la tasa notificada
para las Américas en el año de 2006, con variaciones importantes en cada país desde 7 veces
en Colombia hasta 67 veces en Paraguay.(7)

Solo a menos de la mitad de los pacientes con TB en estos CP se les realizó prueba para VIH
y se encontró un 20% de co-infección TB/VIH. La prevalencia de la co-infección TB/VIH es
de 53 casos por cada 100.000 reclusos, 53 veces mayor que la prevalencia de la co-infección
en la población general de las Américas. (7)

La mortalidad por TB reportada en los CP estudiados fue de 15 fallecidos por cada 100.000
reclusos (3 veces superior a la mortalidad por TB de las Américas).(7)
La Figura 1 muestra la incidencia de tuberculosis en PPL en Venezuela, entre 1997 y 2002.
(8)

Figura 1


Fuente: (España M. Tuberculosis en prisiones. Venezuela, MSDS, 2004) (8)

4
En Venezuela, durante el año 2004, los casos nuevos de TB notificados en reclusos, fueron
41; Treinta y seis casos confirmados por laboratorio; co-infección TB/VIH/SIDA, 1 caso; 1
recaída BAAR (+). La cohorte 2004 dio el 74% de curación, 17% de abandonos y 9% sin
información. (9).

A partir del año 2011, se produjo un ascenso marcado en el número de casos de tuberculosis
entre reclusos (Figura 2) de 47 casos en 2010 a 1.598 en 2017,(4) un aumento de 3.300%.
La tasa de incidencia anual ascendió a 3.551,1 por 100.000 habitantes, 109,5 veces mayor
que la tasa de incidencia nacional de 32,4 por 100.000 habitantes. (4) En 2017, alrededor
del 25% de todos los casos de TB se encuentran en tres grupos vulnerables: privados de
libertad (15.7%) y pueblos indígenas (6.8%) y personas que viven con VIH (4,8%) (4)


Figura 2




Los CP en Venezuela muestran la segunda tasa de incidencia más alta de tuberculosis, al
comparar con otros 14 países seleccionados de la Región, solo superada por El Salvador y
mayor que la Haití. (10) También el Riesgo Relativo más elevado de tuberculosis en PPL
comparada con la población general del país (R.R. 128,6). (Figura 3). Calculado por nosotros.


No disponemos de información detallada sobre estos casos, (edad, sexo, tipo de
tuberculosis, co-infección TB-VIH-SIDA, resistencia a medicamentos, cumplimiento del
tratamiento y número de fallecidos).

5








Figura 3


Fuentes Ref: (4 y 10 )

Los factores de riesgo en las cárceles venezolanas para la transmisión de TB son similares a
otros países con: hacinamiento; insalubridad; dieta inadecuada; atención médica precaria;
comercialización de pruebas diagnósticas de esputo y tratamiento; traslados sin
notificación previa; áreas inaccesibles dentro del CP y desconocimiento del estado de salud
de contactos (pareja). Algunos CP no examinan el total de los contactos; no todas las PPL
son evaluadas al ingreso y al egreso; falta de motivación del personal de salud de algunas
prisiones; desconocimiento de las PPL sobre la prevención, las síntomas, el diagnóstico y el
tratamiento de la tuberculosis; cambios frecuentes del nivel gerencial (Directores) y
dificultades para obtener recursos para ejecutar plan de acción. (8,10) (tabla 2).





6








Tabla 2
Problemas y dificultades de los programas de control de tuberculosis en cárceles
venezolanas


Fuente: (España M. Tuberculosis en prisiones. Venezuela, MSDS, 2004) (8)

Estos problemas y fallas se han agravado en los últimos 14 años, lo que explica el aumento
exponencial de los casos de tuberculosis en PPL en nuestro país.


VIH-SIDA en las Personas Privadas de Libertad (PPL) (5)
La ausencia general de una política
sistemática de control sanitario a cualquier nivel, inclusive en materia de ITS y VIH/ SIDA,
hace imposible determinar el número de presos que viven con VIH/ SIDA en Venezuela. La
División de Medicina Integral del anterior Ministerio del Interior y Justicia, reveló que los
hallazgos de casos son por lo general ocasionales, y ocurren o bien en el transcurso de

7
operativos de despistaje esporádicos, o cuando se ordenan pruebas a homosexuales,
enfermos, heridos por hechos de violencia o por decisión del juez a petición del preso.

Para 1995, un total de 31 presos habrían dado positivo en las pruebas realizadas hasta la
fecha; mientras que durante el período de 1993 a 1999 se registraron y notificaron un total
de 40 casos de personas con VIH/ SIDA en las prisiones del país (11). En cuanto al año 2000,
en los primeros nueve meses del año se reportaron 22 casos nuevos, siendo el VIH/ SIDA la
sexta patología de mayor incidencia en los registros llevados a cabo en el año (ver Tabla 3).
Esta cifra representó una incidencia aproximada del 0,15 sobre el total de la población
privada de libertad (calculado a un total de 15.000 presos).

El análisis de estos datos apunta a la identificación y registro de 9 casos para un periodo de


4 años (1996-99), frente a un total de 22 casos en los nueve meses siguientes (cifra que a
su vez representó más del 50% de casos registrados en los siete años anteriores). Si bien del
considerable aumento de casos registrados en el último período no pueden extraerse
conclusiones definitivas, estos datos pudieron indicar una mejora relativa en los métodos
de registro en ese momento. El total de casos de VIH/ SIDA registrados oficialmente desde
el inicio de las actividades de control se elevó a 62.

Todos los casos reportados hasta el año 1999 eran de sexo masculino. Entre la población
femenina se notificaron por primera vez, de manera oficial, dos casos en el transcurso de
los tres primeros trimestres del año 2000. (5)

Tabla 3
Casos de SIDA en prisiones


Fuente Informe ACSSI, 2000. (5)

Carecemos de datos epidemiológicos oficiales, disponibles, sobre PPL afectados por VIH-
SIDA, correspondientes al período entre 2001 y 2018, lo que no deja de ser sorprendente
y refleja la opacidad de la información del SC en Venezuela.
No obstante, estamos conscientes que las respuestas dadas por las autoridades
penitenciarias a los casos de VIH/SIDA son ineficaces y no adecuadas a las recomendaciones
internacionales al respecto. En términos generales, se procede a su aislamiento y/o traslado
a otra prisión, sin que se implementen mecanismos adecuados de seguimiento y
tratamiento de los casos – lo cuál da como resultado que la mayoría de los seropositivos se
extravíen a lo interno del sistema penitenciario. Así, la interrelación entre la falta de

8
políticas para el seguimiento y la desidia – sea o no intencionada – contribuyen a la
disipación irresponsable de la problemática asociada, y dificultan y postergan la
implementación de políticas acordes con la misma. En algunos casos, el recluso VIH+ es
aislado, por cuanto se considera que la prevención resulta muy complicada en el ámbito de
las prisiones. Inclusive se plantea la posibilidad de crear áreas especiales en los penales,
para recluir a los seropositivos y garantizar su tratamiento. (5)

El equipo de la Escuela de Bioanálisis de la Facultad de Medicina de la Universidad Central
de Venezuela (UCV) aplicó un Programa de Extensión hacia las Cárceles, que trabajó los
últimos años en la realización de las pruebas de despistaje. (12) Durante los meses de
diciembre de 1999 y enero del 2000, se realizó en el Centro Penitenciario Duaca (estado
Lara) un operativo con reactivos proporcionados por el MIJ y el MSDS, el cuál permitió la
realización entre otras de 400 pruebas de anticuerpos contra el VIH. Del total de las
muestras, 6 personas resultaron VIH+. La División de Medicina Integral aseguró que las
pruebas no son obligatorias y que se realizan con una hematología completa que incluye
despistaje de diversas enfermedades, entre otras de hepatitis. Por lo que se refiere a la
confidencialidad de los datos, solo el médico y el Juez manejan la información ante la
eventualidad de un caso positivo. Cuando un interno resulta positivo, se le hace una prueba
confirmatoria de Western Blot y de contaje linfocitario de CD4 y CD3, y se inicia un proceso
de orientación al interno, a la vez que se le aísla.

En las labores de seguimiento a estos operativos, los miembros del programa de la UCV
constataron el desconocimiento de las autoridades penitenciarias con respecto a la
ubicación de los reclusos que resultan seropositivos. La Lic. Ángela Posada, que está a cargo
del programa de la UCV, comenta que los reclusos que resultan VIH+ son usualmente
trasladados a otros penales. Cuando en ulteriores visitas intentan hacerle seguimiento a los
casos, la respuesta habitual de los directores de los penales es que “fueron trasladados a
otros penales y es muy difícil su ubicación”(12). Asimismo, en ocasiones han constatado el
aislamiento y encierro de reclusos “por tener una sospecha previa de VIH/SIDA” (12) – sin
la previsión de las condiciones mínimas acordes a las necesidades de la condición de
seropositividad. Adicionalmente, se pudo constatar la existencia de individuos con
enfermedades en estado terminal, encadenados a sus camas en zonas de hospitalización.
Por otro lado, uno de los reclusos entrevistados en el transcurso de esta investigación, que
era seropositivo antes de ingresar en la prisión de Los Teques (estado Miranda), aseguró
que a su ingreso un miembro de la dirección del penal borró de su ficha el diagnóstico de
SIDA y en su lugar escribió leucemia.

Acceso a tratamientos
Las autoridades de la División de Medicina Integral del MIJ manifestaron no suministrar los
tratamientos antirretrovirales (ARV) por no contar con recursos para ello, responsabilizando
de tal obligación al MSDS. Sin embargo, la Ley de Régimen Penitenciario establece la
responsabilidad del MIJ en el suministro de insumos y medicamentos a la población
penitenciaria. Por otra parte, dadas las condiciones reinantes en los penales en cuanto a
violencia y salubridad, las posibilidades de que un penado pueda cumplir con un régimen

9
de terapia antirretroviral son muy remotas. La suma de los factores políticos e intra-
carcelarios hacen prácticamente nulas las posibilidades de que los reclusos seropositivos
puedan tener acceso a tratamientos como parte de las políticas públicas penitenciarias en
el ámbito del VIH/ SIDA. Sin embargo, se conoce de casos aislados de personas que han
podido continuar con la terapia ARV con ayuda desde afuera. Uno de los estudios de caso
presentados muestra la experiencia de un recluso que, para garantizar su tratamiento, no
sólo debió costeárselo, sino que se vio obligado a incorporarse a una dinámica de
corrupción para garantizar la continuidad de la medicación. (6)

El informe del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), del año 2015, sobre la
“Situación de privados de libertad en Venezuela”, (13) con motivo de la revisión del cuarto
informe de la República Bolivariana de Venezuela ante el Comité de Derechos Humanos de
la ONU, señala que “debido a la falta de asistencia médica: en las cárceles venezolanas no
existe atención médica durante las veinticuatro horas, tal como ha informado el Estado
venezolano. Tanto los privados de libertad como sus familiares le han informado a OVP que
la gran mayoría de los penales no cuenta ni con equipos ni con el personal necesario para
garantizar el derecho a la salud, lo que se refleja, por ejemplo, en el fallecimiento de
personas con VIH-Sida y Tuberculosis, quienes, contrario a lo señalado por el Estado, no
reciben asistencia ni tratamiento”. El informe Señala además que durante el año 2014
fallecieron once internos con VIH- Sida, en diferentes centros penitenciarios de Venezuela.

Los cuidados médicos se le han negado, incluso, a las embarazadas infectadas con el VIH
privadas de libertad, poniendo en riesgo la vida de la gestante que presentan patologías
graves durante el embarazo como la hipertensión arterial ( pre eclampsia y eclampsia),
adicionalmente se les niega el acceso al tratamiento antirretroviral que impiden la
transmisión del VIH materno infantil (Comunicación personal de Ana Carvajal).


Prevención
No se ejecutan programas públicos efectivos de prevención para el VIH y otras ITS (ni
tampoco para otras enfermedades) lo que se encuentra en consonancia con la práctica
ausencia de programas de prevención a nivel de las políticas nacionales. La complejidad de
asumir una política preventiva integral a lo interno de las prisiones en materia de VIH e ITS,
se refleja en el hecho de que los condones de látex son utilizado por los reclusos para
impulsar los percutores de las armas de fabricación artesanal. Por ello, la División de
Medicina del MIJ, considera que un programa de prevención debe estar enmarcado en un
programa más amplio para la prevención de la violencia. Aún así, las metas planteadas en
el último periodo incluían la distribución selectiva de condones – lo cuál implica una revisión
de los supuestos establecidos. Junto al tema de la violencia, otro aspecto que afecta las
posibilidades de éxito de los programas de prevención es la prostitución interna ejercida
por hombres para hombres, y la que ocurre desde afuera de mujeres para hombres. En este
escenario, la División de Medicina del MIJ consideró que la prevención podría darse
inicialmente a través de la realización de testeos masivos y el aislamiento de los
seropositivos, aspectos que caracterizan las políticas implementadas hasta la fecha. (5)

10

Visitas íntimas
Las visitas de carácter ordinario son llevadas a cabo de acuerdo a las capacidades de cada
prisión. Una Ventana a la Libertad detecta una práctica generalizada, que consiste en
realizar la visita dentro de los pabellones o de las celdas – incluidas las visitas de niños.
Asimismo, y a pesar de las reiteradas denuncias que generan por causa de los abusos
asociados, se mantiene un sistema de requisas a familiares y visitantes previo a su ingreso
a la prisión, por el que tienen que pasar sobre todo las mujeres.

En cuanto a las visitas íntimas, mientras que los hombres pueden llegar a gozar de una
libertad sexual exenta de controles – que incluye algunas prácticas de prostitución y/o favor
sexual entre presos y visitas femeninas –, las mujeres encuentran serias dificultades para
disfrutar de este derecho fundamental. En términos generales, la visita íntima de hombres
no suele incluir pruebas de anticuerpos contra el VIH; tan solo se hace un control para evitar
tráfico de armas y drogas. En muchos casos no existen las instalaciones adecuadas para su
realización. Con frecuencia las visitas tienen lugar en los propios pabellones, lo que puede
significar que varios reclusos estén manteniendo relaciones sexuales al mismo tiempo en el
mismo espacio físico, “con una división rudimentaria hecha por una sabanita”. (14)

En cuanto a las mujeres, una resolución de 1993, acabó con la discriminación de género
normativa, al establecerla como derecho de las mujeres reclusas. Aún así, la resolución
establece una serie de requisitos para autorizar a una reclusa al beneficio: a. que el visitante
sea el esposo o compañero reconocido por ley; b. la presencia de expediente de conducta
excelente; c. el sometimiento a pruebas médicas y psíquicas previas; y d. el compromiso de
la reclusa a tomar anticonceptivos (15) – requisitos que los hombres no están en la
obligación de cumplir.

En la práctica, sólo las reclusas que cumplen condena en el INOF pueden disfrutar de la
visita íntima con suficientes garantías y continuidad, debido a la falta de facilidades y del
procedimiento asociado en el conjunto de anexos femeninos de las prisiones del país. La
directora del INOF, Petra Arriojas, informó que, una vez que la reclusa solicita por escrito la
recámara, se da inicio a un procedimiento (16). Una vez consignados los documentos donde
consta que su pareja es concubino o esposo y las pruebas de salud – incluida la de VIH –, la
trabajadora social remite el expediente al jefe del servicio médico, quien se encarga de
verificar su certeza y acepta o no la solicitud. En caso de ser aprobada, se oficia desde la
dirección del centro a los efectivos de la GN para que permitan la entrada de la pareja
beneficiada cada catorce días, con un control de ingresos y egresos. Las pruebas del VIH –
que se costean las interesadas – deben repetirse cada seis meses. Las pastillas
anticonceptivas deben ser prescritas por los médicos del retén y ser llevadas por su pareja.
“Si una reclusa queda en estado se le suspende la recámara” (16), explica la directora del
INOF, pudiendo incluso ser trasladada a otro penal. Uno de los testimonios recogidos
durante la elaboración de este informe apunta así mismo a la “suspensión” del beneficio de
recámara en caso de dar positivo en las pruebas de VIH.

11
En opinión de una de las promotoras de la puesta en marcha de la visitas conyugales,
Mercedes Pulido de Briceño, ex Ministra de la Familia, “No se puede seguir viendo al sexo
como un objeto de castigo premio, es un derecho del que deben gozar todas las mujeres,
independientemente del delito cometido” (...) “Las mujeres se topan con miles de obstáculos
y son sancionadas cuando quedan en estado, mientras que los hombres pueden recibir a
cualquier mujer, como en una especie de catarsis sexual”. Para esta experta, la solución al
problema está en la implementación de planes de visitas más abiertos, donde se dé mayor
contacto con el entorno del recluso y así se sienta parte de la sociedad que en la actualidad
la excluye (16).

En la actualidad, no se cumple la Ley para la promoción y protección del Derecho a la
Igualdad de las Personas con VIH o SIDA y sus Familiares, promulgada en diciembre de
2014, que establece la protección del derecho a la igualdad de todas las personas con VIH
y SIDA, “a los fines de asegurar que disfruten y ejerzan todos sus derechos, garantías,
deberes y responsabilidades, sin discriminación alguna, entre ellas, las derivadas de su
condición de salud.” (17)

El artículo 4 de la Ley Establece que las personas privadas de libertad, son una de las
¨poblaciones clave¨ por su riesgo a contraer el VIH, y por tanto sujetos preferentes en las
políticas de prevención y tratamiento que desarrolle el Estado, al igual que las personas
sexo-diversas, las embarazadas, las personas con discapacidad, las trabajadores y
trabajadoras sexuales y las personas que consumen drogas.

La preocupación por la continua violación de los derechos a la alimentación y a la salud de
las personas que viven con VIH-SIDA ha sido, recogida y destacada por la CIDH y su Relatoría
Especial sobre Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales. (18)

La privación de la libertad no debería ocasionar la pérdida de derechos o la dignidad, los
Estados tienen la obligación de proteger los derechos a la vida y la salud de todos los
privados de libertad. Enmarcados en este reconocimiento, la lectura que se ha realizado de
lo derechos humanos de las personas privadas de libertad con asuntos relacionados por la
condición de personas que viven con VIH establecen que (19):
i. Puede constituir tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes negar a los
reclusos la posibilidad de recibir información, educación y medios de prevención
(preservativos y material de inyección inocuo) con respecto al VIH, la prueba
voluntaria y el asesoramiento, la confidencialidad y la atención médica en materia
de VIH, así como la posibilidad de someterse voluntariamente a tratamientos
experimentales.
ii. Los reclusos deben ser protegidos frente a la violación y otras formas de
victimización sexual en la cárcel, que pueda ocasionar, entre otras cosas, la
transmisión del VIH.
iii. No hay ninguna razón de salud pública o de seguridad que justifique la
obligatoriedad para los presos de la prueba del VIH.

12
iv. No hay ninguna razón de salud pública o de seguridad que justifique la denegación
a los presos infectados por el VIH o con Sida de la posibilidad de realizar todas las
actividades del resto de los presos. Lo único que justificaría la segregación de los
presos con el VIH/ Sida del resto sería la preservación de su propia salud.
v. Se recomienda que los presos en fase terminal de una enfermedad, en particular
de Sida, sean excarcelados anticipadamente y reciban adecuado tratamiento fuera
de la cárcel. vi. Todas las formas de violencia contra la mujer aumentan la
vulnerabilidad de mujeres y niños al VIH. Esa violencia, que constituye un trato
cruel, inhumano y degradante, comprende, entre otras acciones, la violencia sexual,
la violación y otras formas de coerción sexual. Frente a ello los Estados tienen la
obligación de proteger a las mujeres y los niños frente a la violencia sexual, en todas
las esferas.
vi. Se debe poner especial atención al abuso sexual de las mujeres y los adolescentes
dentro de los centros de reclusión.


Las personas privadas de libertad deben tener acceso a los servicios de salud disponibles en
el país, sin discriminación por su condición jurídica (Principios básicos, Principio. 9); y el
personal de salud a su cargo, especialmente los médicos, tienen el deber de brindarles
protección a su salud física y mental, y tratar sus enfermedades, al mismo nivel de calidad
que se brinda a las personas que no están presas o detenidas (Principios de ética médica,
Principio 1). Estas garantías expresan el derecho de trato humano y digno de las personas
privadas de libertad en el terreno del derecho a la salud. Los instrumentos de derechos
humanos también han establecido obligaciones específicas frente a la responsabilidad que
tiene el personal a cargo de personas privadas de libertad, pues de ellos depende la debida
protección del derecho a la salud, así como garantizarles un acceso oportuno a los servicios
de atención médica. Esta obligación se recoge en el Código de conducta para los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley; donde se establece que los funcionarios
“tomarán medidas inmediatas para proporcionar atención médica cuando se precise”
(artículo 6). La salud es un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio
de los demás derechos humanos; y como derecho inclusivo, más allá de la atención de salud
oportuna y apropiada, incluye factores determinantes de la salud, todos necesarios para
garantizar el trato humano y digno de las personas presas, como: el acceso al agua potable
y a condiciones sanitarias adecuadas, el suministro adecuado de alimentos, una nutrición
adecuada, condiciones sanas de trabajo y el medioambiente y el acceso a la educación e
información sobre cuestiones relacionadas con la salud, incluida la salud sexual y
reproductiva. Otros derechos conexos son: a la vida, a la no discriminación, a la igualdad y
a no ser sometido a torturas o tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes, a la vida
privada y al acceso a la información.

La audiencia pública del 169· Período de Sesiones de la CIDH celebrada el 4 de octubre de
2018, en Boulder, Colorado, USA, tomó nota del informe presentado por 5 ONG
Venezolanas ¨Situación de las personas privadas de libertad en el contexto de la crisis
política en Venezuela (de oficio)¨, donde se relata que en el primer semestre de 2018,

13
fallecieron 163 personas y 58 fueron heridas, solo en los centros de detención preventiva
o calabozos policiales que monitorea la ONG Una Ventana por la Libertad, que son 93 CP
en 12 estados del país, y dan cuenta aproximada de lo grave de la situación que se vive en
estos centros. De los fallecidos, 34 fueron por tuberculosis y 5 por desnutrición. (20) En
2017, el Observatorio Venezolano de Prisiones reportó 28 muertes por tuberculosis entre
reclusos. (21)

El Plan Maestro para el fortalecimiento de la respuesta al VIH, la tuberculosis y la malaria
(4), recientemente diseñado, contempla 5 líneas de acción:

A. Mejorar la búsqueda y el diagnóstico de la TB 


B. Prevención, tratamiento y atención centrada en la persona 


C. Información y vigilancia de la TB a nivel nacional 


D. Gestión del PNT (Programa Nacional de Tuberculosis)

E. Fortalecimiento del sistema de salud 


El mencionado Plan Maestro, debe hacer mayor énfasis en las ¨poblaciones clave¨ entre
ellas, las PPL que son extremadamente vulnerables y están desprotegidas. Los resultados
están por verse.

José Félix Oletta L.
Ana C. Carvajal



Referencias
1. Oletta López J.F. y Carvajal A.C. La crisis carcelaria en Venezuela.
Violación de los derechos a la vida, la seguridad y la salud. Alerta Epidemiológica N·
193. Número Especial. Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas.
Comisión de Epidemiología. 25 de junio de 2011. www.rscmv.com
2. Diario El Nacional, de Caracas el 11 de febrero de 2011, tituló: ¨Hacinamiento en
las cárceles aumentó a 151 %. www.el-nacional.com
3. Crespo et al., Una mirada retrospectiva al sistema penitenciario venezolano.
UNIVERSIDAD, CIENCIA y TECNOLOGÍA Vol. 22, Nº 88 Septiembre 2018 (pp. 21-32)
Disponible en:
http://www.uct.unexpo.edu.ve/index.php/uct/article/viewFile/869/715

14
4. MPPS-OPS-ONUSIDA. Plan Maestro para el fortalecimiento de la respuesta al VIH,
la tuberculosis y la malaria en la República Bolivariana de Venezuela desde una
perspectiva de salud pública. Junio de 2018.

Disponible en:
https://www.paho.org/disasters/index.php?option=com_docman&view=downloa
d&slug=plan-maestro-para-el-fortalecimiento-de-la-respuesta-al-vih-la-
tuberculosis-y-la-malaria-en-la-republica-bolivariana-de-venezuela-desde-una-
perspectiva-de-salud-publica&Itemid=1179&lang=es

5. ACCSI. Acción Ciudadana contra el SIDA. Informe sobre la situación del VIH/SIDA y los
derechos humanos de los privados de libertad en Venezuela, 2000.
6. MINISTERIO DE JUSTICIA. DIRECCIÓN GENERAL SECTORIAL DE DEFENSA SOCIAL.
DIRECCIÓN DE CUSTODIA Y REHABILITACIÓN DEL RECLUSO. DIVISIÓN DE MEDICINA
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http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/49510/OPSCDE18036_spa
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19. Derechos de las personas privadas de libertad. Marco teórico – metodológico básico
Serie Aportes, Nº 10 Edición y distribución: Provea ISSN: 1315-2047 Investigación y
redacción: Vicmar Morillo Diseño de la investigación: Vicmar Morillo y Antonio J.
González Plessmann Producción gráfica: Encré Diseños, C.A. Programa Venezolano
de Educación –- Acción en Derechos Humanos (Provea). 10 de diciembre de 2010.
Disponible en: http://www.derechos.org.ve/pw/wp-
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20. Situación de las personas privadas de libertad en el contexto de la crisis política en
Venezuela (de oficio)¨ Una ventana por la Libertad. Audiencia pública del 169·
Período de Sesiones de la CIDH celebrada el 4 de octubre de 2018, en Boulder,
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http://unaventanaalalibertad.org/nota-de-prensa-uval/una-ventana-a-la-libertad-
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