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Che ¿vos te diste cuenta que sos una

mujer?
Fabiana Tron
Rebelión

El género es un concepto crucial para las ciencias sociales y es una aportación importantísima
del feminismo a la cultura. La noción de género, aunque no lo llamó de esa manera, aparece
esbozada por primera vez en 1949 por Simone de Beauvoir en "El Segundo Sexo". En su
célebre frase que aparece en el prólogo afirma:

"Una no nace mujer. Ningún destino biológico, psicológico o económico determina la figura que
presenta la hembra humana en la sociedad: es la civilización como un todo la que produce esa
criatura, intermedia entre hombre y eunuco, que se describe como femenina".

Creo, sin temor a equivocarme, que esta frase ha constituido el andamiaje sobre el cual se
construyó toda la teoría feminista.

Sin embargo, el género esbozado como tal aparece años después y lo utiliza por primera vez la
antropóloga feminista norteamericana Gayle Rubin, que lo define como:
"el conjunto de convenciones mediante las cuales una sociedad transforma la sexualidad
biológica en productos de la actividad humana y en la que se satisfacen esas necesidades
sexuales transformadas" Por tanto, a partir del hecho biológico de nuestra composición
cromosómica o anatómica se ha levantado una impresionante construcción cultural que desde
el principio de los tiempos ha distinguido lo masculino de lo femenino. Y lo más importante de
esto es que lo ha hecho siempre de una manera jerárquica. Todas las sociedades han
convertido la diferencia anatómica en desigualdad social y política. Rubin dice también que
"parte del aprendizaje de los seres humanos en cuanto a su sexualidad no es solo la
adscripción a un género u otro, sino también la canalización del deseo sexual exclusivamente
hacia miembros del género contrario".

Con lo cual la heterosexualidad aparece no como una de la múltiples formas de expresión de la


sexualidad sino como la única alternativa posible. Muchas teóricas feministas y sobre todo
feministas lesbianas han planteado el tema de la heteronormatividad como esencial para el
funcionamiento del patriarcado, han mantenido un debate de décadas acerca de cómo salirse
de ella. Debate que voy a pasar por alto y solo me quiero referir a la posición que me ha
servido para entender mi vida y para pensar y actuar mi activismo. Esta posición es la que ha
desarrollado Monique Wittig a lo largo de una extensa obra pero fundamentalmente en "La
Mente Hetero" y en "No se nace mujer" Wittig afirma que "Si el discurso de los modernos
sistemas teóricos ejerce poder sobre nosotras, es porque trabaja con conceptos que nos tocan
muy de cerca. Pese al surgimiento histórico del movimiento de lesbianas, del feminismo y del
de liberación gay, cuya actuación ya ha sacudido las categorías filosóficas y políticas de los
discursos de las ciencias sociales, esas categorías siguen siendo sin embargo utilizadas para
la ciencia contemporánea sin mayor análisis. Funcionan como conceptos primitivos dentro de
un conglomerado de disciplinas, teorías e ideas actuales que llamaré la mente hetero. Si bien
Sigo nomben los últimos años se ha aceptado que no existe nada a lo que se pueda llamar
'naturaleza', que todo es cultura, sigue habiendo dentro de esa cultura un núcleo de naturaleza
que resiste a todo examen, una relación excluida de lo social en el análisis, una relación cuya
característica es ser ineludible en la cultura así como en la naturaleza y que es la relación
heterosexual. A esto lo llamo relación social obligatoria entre "hombre" y "mujer" . La mente
hetero desarrolla una interpretación totalizadora de la historia, de la realidad social, de la
cultura, del lenguaje y de todos los fenómenos subjetivos al mismo tiempo. La consecuencia de
esta tendencia a la universalidad, para esta autora, es que "la mente hetero no puede concebir
una cultura, una sociedad donde la heterosexualidad no ordene no solo todas las relaciones
humanas sino también la misma producción de conceptos e inclusive los procesos que
escapan a la conciencia."

Culmina diciendo: "Los discursos de la heterosexualidad nos oprimen en el sentido que nos
impiden hablar a menos que hablemos en sus términos. Todo lo que los cuestiona es
inmediatamente descalificado como elemental. Esos discursos nos niegan toda la posibilidad
de crear nuestras propias categorías. 'Hombre' y 'mujer' son conceptos políticos de oposición y
la cópula que dialécticamente los une es, a la vez, la que los hace desaparecer. Para nosotras
y para nosotros, esto significa que ya no puede haber mujeres y hombres, y que como clases y
categorías de pensamiento o lenguajes tienen que desaparecer política, económica e
ideológicamente. Si nosotras como lesbianas y ustedes como homosexuales seguimos
hablándonos y pensándonos como mujeres y como hombres, estaremos preservando la
heterosexualidad. Los conceptos hetero se van socavando: ¿qué es una mujer? Pánico, alarma
general para una defensa activa. Francamente, es un problema que las lesbianas no tenemos
porque hemos hecho un cambio de perspectiva y sería incorrecto decir que las lesbianas nos
asociamos, hacemos el amor, o vivimos con mujeres, porque el término 'mujer' tiene sentido
solo en los sistemas de pensamiento y económicos heterosexuales. Las lesbianas no somos
mujeres (como no lo es tampoco ninguna mujer que no esté en relación de dependencia
personal con un hombre)".

Siguiendo a Wittig, yo no me considero una mujer, no puedo nombrarme mujer porque "mujer"
es parte de los discursos y prácticas sobre nuestros cuerpos, identidad de género y sexualidad
que nos limitan, nos oprimen y no son suficientes para describir la vasta y rica diversidad de la
experiencia de las lesbianas. Porque no podemos con "mujer" abarcar a todas las que
podemos comprender dentro de "lesbianas" desde las lipstick (carmín o lápiz de labios)
ultrafemeninas, a las stone butch (las más masculinas) pasando por las femme, las butch,
marimachas o machonas, las andróginas, las que están en algún punto entre los extremos o se
desplazan por muchas posibilidades, las que jamás se acostaron con un hombre, las que
tuvieron o tienen alguna relación amorosa y/o sexual con un hombre (hetero, bi, gay) y/o con
una persona transgénero o transexual (V/M, M/V, con o sin cirugía) travestis, drag queens, drag
kings o con una persona intersex, las sadomasoquistas, las que prefieren el sexo vainilla, las
que utilizan juguetes sexuales incluyendo dildos las leather, las tortas, las gays, las
homosexuales, las que tiene cromosomas XY (vM) con o sin reasignación, las que tienen roles
fijos, las que tienen roles simétricos, las que están en pareja con mujeres bisexuales o
heterosexuales, las que toman testosterona, las célibes. Hay lesbianas que prefieren seguir
identificándose como "mujeres que aman a mujeres", entendiendo por tales sólo a las que
nacieron con cromosomas XX, con ciertos genitales y que están dentro de una cierta expresión
de género, dejando fuera de lo que es ser lesbiana a mucha gente. Están en su derecho y lo
respeto, pero no es mi opción, no es suficiente para mí.

No me considero una mujer, pero uno de los mayores prejuicios acerca de las lesbianas y el
que sostiene la lesbofobia y está basado en el miedo a la confusión de género, es que
queremos ser hombres. Puede ser que algunas lesbianas quieran serlo, de hecho muchas
personas a las cuales se les ha asignado el género mujer al nacer, viven algún tiempo como
lesbianas antes de convertirse en transexuales de mujer a varón, pero la mayoría de nosotras
no queremos ser hombres Ahora bien, si no soy mujer, pero tampoco soy un hombre, ¿qué
soy? Yo me considero una persona transgenérica de mujer a lesbiana y es por eso que estoy
hablando hoy en este panel sobre transgeneridades. En algunos casos, transexuales y
transgénero saltan de un cajón a otro y refuerzan lo binario. Pero muchas personas
transgénero tenemos otra cosa para decir y siguiendo a Kate Bornstein lo que muchas y
muchos de nosotras y nosotros estamos diciendo es: "No soy un hombre, no soy una mujer,
soy otra cosa bajo el sol". En este sentido somos, como dice Bornstein, "una ola de personas
transgénero que llevamos la misma pancarta de "la biología no es destino" que han venido
llevando las feministas desde hace años".

BIBLIOGRAFIA

ß Anzaldúa, Gloria: La Frontera / Borderlands. Gloria Anzaldua, Consortium Book Sales and Distribution, 1999.

ß Bornstein, Kate: "Gender Outlaw: On men, women, an the rest of us", Routledge, New York, 1996.

ß Cangrano, María Cecilia - Dubois, Ludsay: "De mujer a género; teoría interpretación y práctica feminista en las
ciencias sociales", Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1993, 160pp.

ß Halberstam, Judith "Masculinidad sin hombres" Revista de Género en la Red. Annamarie Jagose entrevista a Judith
Halberstam sobre su último libro.

ß Nafaf, Zachary I. "Lesbians talk Transgender". Scarltet Press. 1996.

ß Rubin, Gayle. "Of Catamites and Kings: Reflections on Butch, Gender, and Boundaries." The Persistent Desire: A
Femme-Butch Reader. ed. Joan Nestle. Boston: Alyson, 1992. 466-482.

ß Rubin, Gayle: "The traffic in women. Notes on the political economy of sex", pág. 157-210 en Reitre, Rayna (ed):
"Toward an Antropology of women, N.Y, Monthly Review Press, 1975.

ß Wittig Monique: The Straight Mind and other Essays, Boston: Beacon, 1992.

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