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ATU RA LEZA

IDEA BOOKS, S.A.


Título de la colección
ATLAS TEM ÁTICOS

Texto e ilustración
© 1996 IDEA BOOKS, S.A.

Redacción / J. Obiols Quinto, Licenciado en


Ciencias Biológicas

Ilustraciones / J. Obiols Quinto

Diseño de la cubierta / Huís Liado Teixidó

Printed in Spain by
Emegé, Industria Gráfica, Barcelona

ED ICIÓ N 1997
Consideremos dos momentos culminantes de la Historia de la
Humanidad, aquel en que el Hombre empieza a manifestarse por
primera vez a través de una cultura y aquel en que, también por
vez primera, puso su pie en la Luna. El primero lo es porque
significa el comienzo de su propia evolución cultural; el segundo
porque representa la culminación de una dilatada fase dentro de
esa evolución.
Entre ambos momentos el Hombre se ha planteado múltiples
interrogantes: la Naturaleza, su mundo circundante, ha dado
origen a muchas de ellos, a los que en un principio no alcanzaba
a responder. Más tarde, en cuanto adquiere conciencia de su
propio afán de saber, surgen primero la Filosofía y en seguida las
Ciencias Físico-Naturales. Ciertamente que los primeros pasos en
el conocimiento del mundo y de sus elementos integrantes los
dio mucho más para satisfacer unas necesidades vitales primarias
que por afán de pura especulación. Esto último es un fenómeno
muy posterior, casi reciente, que viene determ inado p o r la
posibilidad de que algunos individuos de la sociedad dejen de
ser elem en to s d irecta m en te p ro d u c tiv o s para d e c lin a r su
actividad hacia campos que en principio no lo eran.
A sí surge la figura del científico, que empieza a adquirir gran
esplendor a partir del siglo XVI, y lo goza al máximo en el
momento actual en casi todos los países del mundo. Y puede
decirse que la Ciencia, a través de la Técnica, ha entrado en
nuestras vidas al compás de su evolución. Un hombre criado y
educado en nuestro ámbito cultural difícilmente se aclimataría al
sistema de vida de tan sólo cien años atrás, mucho menos al de
la Edad Media.
Pero la linea conducente al logro del conocimiento científico no
siempre ha sido, ni mucho menos, continua y ascendente. Sólo la
perseverancia, el tesón y el profundo espíritu crítico de algunos
hombres, que, junto a su talento, les ha llevado a valorar los
hechos y las experiencias en su justa medida, han hecho posible
e l e sta b le c im ie n to de m uchas verd a d es c ie n tífic a s
trascendentales frente a la Ignorancia y la superstición generales
de hace unos siglos y, en ocasiones, al orgullo de aquellos otros
incapaces de reconocer sus propios errores. A tales hombres los
llamamos geniales, y les reconocemos por sus propios nombres.
Pero no sólo de genios está hecha la Hum anidad; m iles de
hombres y de mujeres anónimos, en laboratorios y centros de
todo el mundo, han secundado y ampliado enormemente su
labor. Y muchos más, de una profesión cualquiera y desde un
punto cualquiera, hacen posible con su trabajo la vida en la
sociedad humana. A quienes, de entre estos últimos, sientan
curiosidad por la Naturaleza, va dirigido este libro.

J . O b io l s
Los animales uertebrados

LOS MAMÍFEROS o el puerco espín, cuyos pelos, convertidos


en afiladas espinas, son una eficaz defensa
El Reino Animal, formado por más de un mi­ cuando se presenta algún enemigo. Los pelos
llón de representantes distintos, está dividido del «bigote» de los carnívoros y otros mamí­
en dos grandes grupos: Vertebrados e Inverte­ feros (denominados vibrisas), tienen misión
brados. Vertebrados son todos aquellos ani­ táctil y están especialmente desarrollados en
males que están provistos de un esqueleto in­ aquellos que cazan o salen de sus madrigue­
terior, casi siempre de hueso duro, del que ras preferentemente de noche, pues entonces
forma parte la columna vertebral y que, en el tacto suple la misión que durante el día
conjunto, actúa a modo de armazón para ejerce la vista.
sostener, proteger y dar consistencia a su El sudores otro de los mecanismos que, jun­
cuerpo. Este gran grupo se divide, a su vez, to con el pelo, mantienen el cuerpo a 37° C.
en cinco grupos más pequeños: Mamíferos, Así, cuando en verano la temperatura am­
Aves, Reptiles, Anfibios y Peces. biente es elevada, la del cuerpo podría subir
Los Invertebrados, por el contrario, están des­ muy por encima de lo normal, con el consi­
provistos de esqueleto interior de hueso, y guiente peligro (incluso de muerte); en tales
entre ellos se cuentan los animales más di­ circunstancias, el sudor repartido por toda la
versos: caracoles, gusanos, estrellas de mar, superficie corporal se va evaporando lenta­
Insectos, medusas, esponjas, etc. mente, con lo que poco a poco va absorbien­
Características generales de los Mamíferos. do el calor excesivo, impidiendo el aumento
— Se conocen alrededor de unos cinco mil de la temperatura.
mamíferos distintos, distribuidos entre todos El desarrollo embrionario y fetal de los hijos
los ambientes y zonas geográficos, y su as­ en el útero tiene una duración que varía en
pecto varía tanto de unos a otros como am­ cada especie animal. Así, algunos de sus valo­
plia es su repartición. De ello resulta que, res, expresados en días, son: rata, 21; perro,
aparentemente, nada tienen que ver un oso 60; topo, 28-40; hombre, 280; jirafa, 430; ele­
con un ratón, un caballo con un murciélago, fante, 690. Se inicia a partir de un óvulo fe­
o un león con un delfín, para no dar más cundado por un espermatozoide, que a conti­
ejemplos. Pero no es así: todos estos anima­ nuación empieza a dividirse y a aumentar de
les pertenecen al grupo d é lo s mamíferos tamaño, como en la inmensa mayoría de los
porque todos presentan unas características animales. En los mamíferos hay la particulari­
comunes: dad de que dentro del útero se forma un órga­
1) piel más o menos provista de pelo y con no especial, denominado placenta, cuya fun­
glándulas productoras de sudor (glándulas ción es facilitar la aportación de alimentos y
sudoríparas); oxígeno, necesarios para el crecimiento del
2) cuerpo a temperatura constante de unos feto, desde la sangre de la madre hasta la del
37 grados; hijo, pero sin que en ningún momento ambas
3) los hijos, antes del nacimiento, se desarro­ se mezclen. Por el cordón umbilical la sangre
llan dentro del cuerpo de la madre, en un ór­ del feto pasa a la placenta, donde toma lo ne­
gano especial denominado útero, y salen ya cesario, y sigue el camino inverso. Además,
formados (se dice que son vivíparos); está protegido por un sistema de membranas
4) las hembras presentan siempre glándulas llenas de un líquido que actúa a modo de
mamarias. amortiguador. Llegado el término del desarro­
La presencia de pelo y de glándulas produc­ llo, los músculos uterinos se contraen fuerte­
toras de sudor es uno de los caracteres más mente (15 kgm en la mujer), y el feto es ex­
distintivos de los mamíferos y está íntima­ pulsado al exterior. A partir de este momento
mente ligado con el hecho de que la tempe­ se nutrirá a base de la leche producida en las
ratura del cuerpo permanezca, constante, a glándulas mamarias de la hembra, cuyo nú­
37°C, pues en aquellos que viven en lugares mero y situación (pectorales o ventrales) varí­
fríos el pelo actúa como aislante, impidiendo an según el animal. Como excepción, el orni­
una pérdida de calor excesiva, que resultaría torrinco es el único mamífero que pone hue­
fatal para el organismo; en los ambientes cá­ vos, de los que nacen los pequeños, una vez
lidos también actúa a modo de aislante, pero incubados. Los canguros no ponen huevos,
en este caso impidiendo un calentamiento pero carecen de placenta, con lo que las crías
excesivo del cuerpo por efecto del calor ex­ (que miden de 14 a 20 milímetros al nacer)
terno. En otros casos, el pelo puede tener deben continuar su desarrollo en la bolsa
funciones distintas, como ocurre en el erizo marsupial provista de mamás.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
6
Los
mamíferos

Pulmones
Corazón
Epidermis

Glándula

Estómago pie. 2.- C orte d e la piel de un m am ífero.

Hígado

Intestino
grueso

Intestino delgado

Vejiga urinaria

Fig. 1.- Anatom ía del co n e jo . Fig. 3.- C o ra zó n d e un m am ífero.

Fig. 4.- Esqueleto de un m am ífero (perro).

LOS ANIM ALES VERTEBRAD O S


7~ ............
Los animales uertebrados

Diversidad, modos de vida y adaptaciones. advierten de cualquier peligro, y, por otro, en


— Puede decirse que prácticamente todos que se reúnen en grandes grupos o manadas.
los ambientes han sido dominados por los di­ Sus largas patas les permiten una rápida hui­
versos tipos de mamíferos. El que un animal da en caso de peligro, y su resistencia a la fa­
haya sido capaz de dominar un ambiente de­ tiga es proverbial: en el terreno despejado en
terminado implica un hecho, el de que a lo que viven, la carrera es el mejor sistema de
largo de su historia sobre la Tierra ha tenido defensa. Este método defensivo es general en
que modificarse, ha debido cambiar hasta ser los herbívoros, dada la falta de armas de ata­
capaz de sobrevivir en él; cuando lo ha lo­ que (incluso en los que tienen cuernos; antí­
grado se dice que está adaptado a dicho am­ lope, bisonte, etc.).
biente. Los mamíferos aparecieron en nuestro Por el contrario, la tónica de los carnívoros es
planeta hace unos 130 millones de años y el ataque, y su adaptación a la caza se refleja
eran todos ellos muy parecidos; pero, poco a en numerosos aspectos. Sus sentidos son de
poco, se fueron diversificando según el am­ extraordinaria finura, incluso la vista, aun
biente que ocuparon y el modo de vida que cuando haya muy poca luz para la localiza­
adoptaron. Las aves, los reptiles y los demás ción de la presa. La potente musculatura de
animales, todos ellos anteriores a los mamífe­ sus patas, provistas de aceradas garras en los
ros, han sufrido procesos más o menos im­ felinos (león, leopardo, gato, etc.), les garanti­
portantes de adaptación. Veamos algunos za el éxito en el ataque a los herbívoros de
ejemplos de los modos de vida de los mamí­ que se alimentan. Algunos son velocísimos,
feros actuales. como el leopardo, capaz de hacer presa en
Los monos son un buen ejemplo de adapta­ los antílopes tras corta, pero rápida carrera. El
ción a la vida en los árboles. Tal es el caso guepardo, de aspecto y costumbres parecidos,
del chimpancé. Sus movimientos son un pro­ en dos segundos alcanza los 70 km/h, y pue­
digio de agilidad y elasticidad musculares, al de llegar a los 120. La dentadura de los carní­
que se añade la circunstancia de que tanto voros muestra también su adaptación: los col­
sus manos como sus pies son prensiles, es millos son auténticos punzones que clavan al
decir, le sirven para agarrarse. En el ambiente atacar, y las muelas cortan como tijeras.
del bosque, las familias que forma, integradas Los mamíferos tienen también su representa­
por un macho, una hembra y los hijos, no só­ ción en la vida marina: son los cetáceos (ba­
lo encuentran la protección necesaria huyen­ llenas y delfines). El hecho de vivir en un am­
do precipitadamente entre el ramaje en caso biente tan distinto de la tierra firme explica
de peligro, sino también el alimento necesa­ que por su apariencia externa estén, a prime­
rio, frutas y semillas. Es además, probable­ ra vista, más cerca de los peces que del resto
mente con el delfín, el animal más inteligen­ de los mamíferos. Sus patas de delante, con­
te. Los gorilas viven en la parte más intrinca­ vertidas en falsas aletas (carecen de las poste­
da de las selvas africanas, pues progresiva­ riores); su cola, que termina en una aleta, co­
mente han procurado buscar los lugares más mo la de los peces (pero horizontal y sin es­
alejados de la presencia del hombre. Su fuer­ queleto interno), y su cuerpo más o menos
za colosal y su gran tamaño (casi dos metros) fusiforme demuestran una clara adaptación a
le permiten al gorila construir nidos en los ár­ la natación. Carecen de pelo, pero respiran
boles, a base de ramas y troncos más o me­ por pulmones, como todos los mamíferos.
nos gruesos, para refugio de las hembras y El murciélago es el único mamífero verdade­
crías. Su enorme potencia física es la base de ramente volador. En las patas de delante tie­
su existencia en un medio tremendamente ne cuatro dedos, muy largos, entre los que se
hostil, pero ello es a su vez la causa de que extiende una fina membrana: esto es lo que
tengan que desplazarse continuamente en constituye sus alas (el pulgar es corto y no
busca de alimento. llega a él la membrana). El murciélago oreju­
Herbívoros son los mamíferos que en general do (o común) hace vida nocturna, por lo que
se alimentan de hierbas y brotes tiernos de es casi ciego; para cazar los insectos de que
plantas. Las cebras, los caballos y los antílo­ se nutre emite, mientras vuela, ultrasonidos
pes, las jirafas, los toros, los ciervos y otros (no audibles para nosotros), que son refleja­
son herbívoros. Los más abundantes son los dos por cualquier objeto y vuelven a sus oí­
antílopes, pobladores de las grandes sabanas dos; así obtiene una noción clara de la situa­
africanas. Su defensa se basa, por un lado, en ción y distancia de los obstáculos y de los in­
sus poderosos sentidos, principalmente el oí­ sectos que persigue hasta alcanzarlos, evitan­
do y el olfato, y algo menos la vista, que les do cualquier choque.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


Los
mamíferos f i/ 2

Fig. 5 .- C a m ello . Fig. 6 .- C ab ras m onteses.

LOS ANIM ALES VERTEBRAD O S


9
Los animales uertebrados

LAS AVES nes, etc.); mientras el ave se desplaza por el


aire, sus alas permanecen extendidas sin ba­
Características generales de las aves. — Se tir, deslizándose suavemente o a gran veloci­
sabe que existen unas diez mil aves distintas dad. El halcón en picados, alcanza más de
repartidas por todo el planeta. Su aspecto, 300 km/h; el vencejo, 160; el águila, 190.
como sucede entre los mamíferos, varía se­ Muchas aves practican las dos clases de vue­
gún el ambiente en que viven y el tipo de vi­ lo.
da que les es propio. Entre las aves y los ma­ El pico está siempre en relación con el modo
míferos no hay ningún parentesco directo, de vida y alimentación del animal. Las rapa­
pero ambos grupos descienden de los reptiles ces lo tienen robusto y ganchudo, mientras la
ancestrales. A pesar de la amplia variación cigüeña lo tiene recto y largo, a modo de
dentro del grupo, hay unas características co­ pinzas. Las aves no mastican el alimento; es­
munes a todos sus representantes: tán provistas de un estómago muy musculo­
1) piel provista de plumas y sin glándulas su­ so, la molleja, en donde lo trituran.
doríparas; Los huevos de las aves tienen la cáscara cali­
2) cuerpo a temperatura constante de unos za, revestida interiormente por una membra­
40°C; na que deja un espacio o cámara de aire. El
3) extremidades anteriores convertidas en polluelo empieza a formarse a partir de un
alas; punto de la yema llamado disco germinativo.
4) pico córneo que recubre las mandíbulas, A lo largo de la incubación va desarrollándo­
carentes de dientes; se gracias a las reservas de la misma yema y
5) reproducción por medio de huevos, que de la clara. Terminado este período (que dura
son incubados en el exterior del cuerpo de 21 días en el pollo, 13 a 17 en las tórtolas y
la hembra. palomas y 42 en el avestruz), se produce la
Las plumas hacen en las aves las veces del eclosión: el polluelo rompe la cáscara y sale
pelo en los mamíferos; tienen, pues, en parte, al exterior.
una función de aislante térmico. Las hay de Las migraciones sólo han sido estudiadas a
varias clases, y las de mayor tamaño, que fa­ fondo desde hace unas décadas. Son muchas
cilitan el vuelo, son las remeras y timoneras las aves que, periódicamente, se desplazan,
de las alas y la cola, respectivamente. En am­ realizando viajes más o menos prolongados
bas se distingue una parte central, o eje, cuyo para cambiar de residencia al llegar determi­
extremo inferior, el cañón o cálamo, es corto nadas épocas del año, es decir, migran. Son
y se hunde en la piel; el raquis es la parte ex­ bien conocidas las migraciones de las golon­
terna, de cuyos lados salen unos filamentos, drinas, las cigüeñas, los cisnes y los patos
las barbas, que a su vez se ramifican en bar- salvajes. Otras aves, por el contrario, no rea­
bicelas, y éstas se engarzan con las de las lizan migraciones: tal es el caso del carbone­
barbas adyacentes. Las coberteras recubren ro mayor y del gavilán. Su estudio es comple­
todo el cuerpo, protegiéndolo y haciéndolo jísimo, y se sabe que intervienen varios facto­
impermeable a la lluvia gracias a una capa res determinantes: reproducción, variación
de grasa que las aves extienden con el pico. estacional de las horas de luz y, principal­
El plumón, muy pequeño, desempeña un pa­ mente, la necesidad de hallar alimento en in­
pel principal en el aislamiento térmico. vierno, entre otros.
Las alas corresponden a las extremidades de Tanto las aves como los mamíferos, gracias a
delante de los demás vertebrados (nuestros que la temperatura de su cuerpo es constan­
brazos); se diferencian de éstas principalmen­ te, se han hecho independientes del ambien­
te en que sus dedos y muñecas están muy re­ te; por lo que se refiere a la temperatura ex­
ducidos (tres dedos muy cortos). Su función terna, lo mismo pueden vivir en los lugares
es ejecutar el vuelo, para lo cual se requiere más fríos que en los más cálidos; bien cono­
una gran superficie de sustentación; las plu­ cidos son los ejemplos de los pingüinos pola­
mas remeras insertas en ellas se la proporcio­ res y los avestruces de las zonas desérticas.
nan; así, pues, la gran superficie de las alas Esto confirma que las migraciones de las aves
se debe a estas plumas. Hay dos clases im­ no se deben a las bajas temperaturas en sí
portantes de vuelo: el aleteo y el planeo. El mismas, sino, en gran parte, a la falta de ali­
aleteo lo practican la inmensa mayoría de las mento durante el período invernal. Algunos
aves, y durante su ejecución el animal mueve mamíferos de alta montaña (oso, tejón, mar­
las alas con mayor o menor rapidez. El pla­ mota) resuelven el mismo problema pasando
neo lo practican, principalmente, las rapaces por un estado de amodorramiento o aletarga-
(halcones, águilas, buitres, milanos, gavila­ miento.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
' T0
Las
aues n/3

Raquis

Pulmones

Barbas

Hígado

Estómago glandular

Cálamo

Fig. 2.- D etalles de una


p lum a.

Fig. 1.- A natom ía de la p alom a.

Fig. 3.- Esqueleto del pico carp intero . Fig. 4.- C o razó n d e un ave.

LOS ANIM ALES VER TEBRA D O S


11
Los anímales uertebrados

Las aves son animales muy inteligentes, y al­ incluso, para cazar a otras aves más peque­
gunas de ellas establecen grupos sociales ñas.
muy notables y viven en territorios definidos, Entre las aves acuáticas más apreciadas por
como ocurre en los pingüinos. El estableci­ los cazadores se encuentran las palmípedas.
miento de un sistema o vida social y de unos El pato salvaje vive y anida cerca del agua,
límites territoriales, defendidos con mayor o en los lugares pantanosos. Sus patas son cor­
menor ahinco frente a cualquier congénere tas, con los tres dedos de delante unidos por
intruso, es también frecuente entre los mamí­ una extensa membrana, y el cuarto, libre; es­
feros (elefantes, ciervos, focas, etc.). La exten­ te dispositivo facilita grandemente la nata­
sión de aquéllos depende de la capacidad fí­ ción, pues es toda la "palma" la que actúa
sica de los animales: los carnívoros (león, vi- como remo al dirigirse hacia atrás. Esta es
són y otros) necesitan gran extensión de te­ una diferencia importante respecto a las ci­
rreno para la caza, mientras los herbívoros güeñas, pues su membrana es mucho más
(ardillas, conejos, etc.) delimitan espacios pe­ pequeña y no le sirve para nadar, sino para
queños. El establecimiento de una vida social hundirse en el barro. Su alimento también es
más o menos compleja es, en ambos grupos, distinto y, en general, consiste en plantas, so­
signo inequívoco del alto nivel que han al­ bre todo algas microscópicas, que retienen
canzado en su evolución. unas finas crestas de su pico plano. Sus plu­
Los grandes grupos de las Aves. — Probable­ mas engrasadas impiden que su cuerpo se
mente son muy pocas las aves que faltan por moje. El ánsar, otra palmípeda, es el antece­
descubrir; quizá sólo aquellas que viven soli­ sor del ganso doméstico.
tarias y en los lugares recónditos permanecen Las águilas y los halcones, buitres, milanos y
ignoradas por los zoólogos. otras, reciben en conjunto el nombre de aves
El grupo de las corredoras es uno de los más rapaces. En general son aves bravias que se
conocidos, puesto que en él se incluyen los dedican a la caza de otros animales (excepto
avestruces. La falta de un desarrollo adecua­ el buitre). El águila utiliza su pico y sus ga­
do de los músculos motrices de las alas, así rras, de impresionante robustez, para dar ca­
como de las plumas remeras, les impide eje­ za lo mismo a una liebre que a un pequeño
cutar el vuelo, con lo que su medio de loco­ cordero y transportarlos hasta los roquedales
moción y huida es la carrera: sus patas de más inhóspitos en que macho y hembra han
gran longitud y extraordinaria robustez les construido el nido. El halcón, con su extraor­
permiten desplazar sus 160 kilos de peso a dinaria vista, es capaz de divisar una paloma
60 km/h. Viven en grupos en los desiertos de u otra ave a gran distancia y lanzarse sobre
Arabia y de África. Los grupos constan de un ella en fulm inante picado, incluso a 350
macho y varias hembras; cada una de éstas km/h; en el momento de alcanzarla se oye un
pone entre 12 y 15 huevos de kilo y medio. seco chasquido. Parecidas a estas aves, pero
En la llanura, su excelente vista les permite de otro grupo, son las rapaces nocturnas (le­
divisar el peligro a gran distancia. chuzas, búhos y mochuelos): con los dos
Las cigüeñas forman, con los ibis, las garzas, ojos de delante, en la cara (no a los lados),
el marabú y otras, uno de los grupos más po­ para facilitar la visión nocturna, un oído finí­
pulares. Las cigüeñas abandonan a fines de simo y su blando plumaje, que evita cual­
agosto la península Ibérica (y el resto de Eu­ qu ier ruido inoportuno, están muy bien
ropa) para dirigirse a África a través del estre­ adaptadas para cazar de noche a los roedo­
cho de Gibraltar. y regresan, pasado el invier­ res.
no, en el mes de marzo siguiente. Sus largas Pero el conjunto más extenso lo forman los
patas les permiten desplazarse por los lugares pájaros, casi la mitad de las aves conocidas.
con aguas poco profundas sin mojarse el Dentro de él hay una diversidad de formas,
cuerpo, en busca de ranas, culebras y lagar­ tamaños, colores y modos de vida realmente
tos, a los que alcanzan fácilmente con su lar­ poco común. Comprende desde el cuervo
go pico. Nidifican en los lugares altos de los grande y negro, que se alimenta preferente­
poblados o en los árboles. El marabú, de pico mente de animales muertos, hasta el simpáti­
mucho más robusto, se alimenta, igual que co piquituerto, que se nutre de piñones gra­
los buitres, de restos de animales muertos. cias a su pico retorcido, pasando por la go­
Las garzas muestran una extraordinaria habi­ londrina, cuyo alimento consiste en insectos.
lidad para pescar en aguas poco profundas e, El ruiseñor regresa de África en primavera.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
12
Las
aues

Fig. 1.- D iversos picos d e aves.

Fig. 2.- Pavo real,

Fig. 3.- Á gu ila real. Fig. 4 .- P ico verde.

LOS ANIM ALES VER TEBRA D O S


13
Los animales uertebrados

LOS REPTILES eclosión. Sin embargo, los huevos de las bo­


as y víboras se desarrollan dentro del cuerpo
Ya a simple vista los Reptiles no ofrecen posi­ de la hembra, por lo que las crías nacen de
bilidad de confusión con ningún otro grupo; ella completamente formadas.
su aspecto es característico y bien distinto. Se En general, su régimen alimenticio es carní­
conocen alrededor de 5.000 especies, cuyos voro y consiste en insectos, aves o mamífe­
caracteres distintivos son: ros, según los grupos. La vista es, frecuente­
1) piel cubierta de escamas y sin glándulas; mente, buena en los reptiles. La del camale­
2) cuerpo a temperatura variable; ón es excelente, y es capaz de dirigir sus dos
3) se reproducen por medio de huevos, que ojos por separado hacia direcciones opues­
las hembras casi nunca incuban; tas. La lengua, en los lagartos y serpientes,
4) la posición de las patas (cuando existen) además de tener función táctil y gustativa,
indica un desplazamiento reptante. actúa como interm ediaria para el olfato:
Las escamas se forman en la capa más super­ cuando el animal la lanza al exterior de la
ficial de la piel y constituyen un recubrimien­ boca, las partículas olfativas del suelo o del
to continuo de protección. Según su posición aire quedan retenidas en ella; al retraerla de
en el cuerpo reciben nombres diferentes y nuevo, esas partículas pasan a unos órganos
presentan formas distintas; para darse cuenta especiales del paladar, en donde perciben los
de ello basta mirar la cabeza, el vientre, la olores. Esta adaptación facilita en gran mane­
espalda y la cola de una simple lagartija. Su ra la caza de las posibles presas. Las serpien­
función es, por un lado, la protección contra tes de cascabel poseen, además, órganos es­
los roces y erosiones que podría sufrir la piel, peciales (termorreceptores) muy sensibles,
y, por otro, evitar la muerte del animal por capaces de detectar el calor, aunque débil, a
deshidratación a consecuencia de una expo­ cierta distancia. Así pueden descubrir, de no­
sición prolongada al sol en verano, costum­ che, los roedores de que se nutren.
bre, ésta, habitual en los reptiles. Los reptiles se clasifican en cuatro grandes
La muda no es más que un cambio de la par­ grupos. Los Lagartos o Saurios presentan el
te escamosa de la piel a consecuencia, prin­ cuerpo alargado, con dos pares de patas pro­
cipalmente, del crecimiento. En las serpien­ vistas de cinco dedos, y la cola es larga. A
tes se desprende entera y de una sola vez, este grupo pertenecen las lagartijas, el lagarto
mientras que en los lagartos va saltando a ti­ común, los varanos, las iguanas, los camale­
ras, y en los restantes se produce una desca­ ones, etc.
mación continua. Las Serpientes u Ofidios comprenden unas
La falta de pelos o plumas impide que la 2.500 formas distintas, de las que sólo unas
temperatura d el cuerpo de los reptiles se 270 son venenosas. Desprovistas de patas, sus
mantenga constante; es decir, las escamas no mandíbulas se abren fácilmente para dar paso
actúan como material aislante. Por el contra­ al cuerpo de las presas. La víbora es la única
rio, su temperatura varía con la del ambiente; especie venenosa de la península Ibérica.
a veces, cuando se exponen al sol, puede al­ Los Cocodrilos forman un reducido grupo in­
canzar los 45°C, e incluso más, sin producir­ tegrado por el gavial del sur de Asia, los co­
se la muerte. En los países no muy cálidos, al codrilos, propiamente dichos, de África, Asia
descender la temperatura a finales de otoño, y América, y los aligátores y caimanes, estos
su cuerpo se enfría, se reducen la respiración últimos exclusivos de América.
y la circulación, y dejan de comer; es decir, Las Tortugas o Quelonios, con el cuerpo cu­
entran en el letargo invernal, que dura hasta bierto por un gran caparazón, en el que se
la primavera siguiente; pasan este tiempo es­ distingue una parte ventral plana (el peto) y
condidos en alguna grieta. Por ello se dice una parte dorsal convexa (el espaldar), varían
que son animales de sangre fría. extraordinariamente de tamaño, desde los 20
Este comportamiento explica el hecho de que centímetros de longitud que miden la mayo­
las hembras no incuben los huevos, puesto ría hasta los 500 kilos de peso que puede al­
que su cuerpo está prácticamente a la misma canzar un galápago. Su longevidad es real­
temperatura que el ambiente. Abandonan los mente portentosa: pueden alcanzar incluso
huevos en lugares soleados o los entierran en los 200 años. En general se alimentan de ve­
el suelo, donde permanecen hasta hacer getales.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
14
Los
re p tile s

Fig. 3.- C o ra zó n de un co co drilo.

Fig. 4 .- Totuga acu ática o


galápago. Fig. 5.- Serpiente cobra.

Fig. 6.- C o co d rilo .

LOS ANIM ALES VERTEBRAD O S


15
Los anímales uertebrados

LOS ANFIBIOS nerlo en su superficie, al ser alcanzado, gra­


cias a su pegajosa saliva. Si el insecto pasa a
Hasta el momento hemos visto los mamífe­ una cierta distancia, son sus largas y muscu­
ros, aves y reptiles, los tres grupos de Verte­ losas patas posteriores las que le proporcio­
brados esencialmente terrestres, aunque ten­ nan la fuerza necesaria para saltar hasta la al­
gan algunas formas acuáticas. La vida de los tura conveniente. Pero las patas posteriores
Anfibios, en cambio, representa el paso inter­ no sólo las utiliza para el salto: la membrana
medio entre el medio acuoso y el terrestre. que se extiende entre sus dedos le hace posi­
Esa es la razón de que en los representantes ble la natación, tan necesaria para su vida
de este grupo se presenten características y acuática. Las de delante, mucho más cortas,
particularidades que no aparecen en los de sólo le sirven de apoyo fuera del agua.
aquéllos. Las ranas, sapos y salamandras se Pero lo que más distingue a los anfibios de
cuentan entre sus miembros más representa­ los restantes vertebrados es su reproducción.
tivos, cuyas características comunes son: Cada verano, la hembra de la rana pone en
1) piel desnuda, desprovista de pelos, plumas el agua alrededor de 5.000 huevos, distribui­
o escamas; dos en masas de unos 200, que son fecunda­
2) cuerpo a temperatura variable; dos por el macho, fuera de la hembra, sin
3) reproducción por huevos, de los que na­ verdadera cópula, en el momento de la pues­
cen larvas acuáticas más o menos semejantes ta, por irrigación con su esperma (fecunda­
a renacuajos y que sufren un proceso de ción externa). De cada huevo, de unos cuatro
transformación denominado metamorfosis; milímetros, nace una larva de forma comple­
4) cuando son adultos respiran por pulmones tamente distinta de la del adulto, sin patas y
(como los mamíferos, aves y reptiles), pero provista de cola: es el renacuajo. A los diez
también por la piel. días respira por medio de unos finos órganos
Tomando siempre como ejemplo la rana, se externos de aspecto plumoso, las branquias
observa que su piel carece de toda protec­ externas, y se alimenta de algas. Luego, las
ción; es suave, fina y lisa, pero también muy branquias internas sustituyen a las anteriores,
escurridiza, a causa de la gran cantidad de al tiempo que su régimen deviene carnívoro.
moco producido por sus propias glándulas. Poco a poco el renacuajo va creciendo; a los
Tanto es así que esta delgada cubierta permi­ dos meses aparecen las patas de atrás, luego
te el paso del oxígeno a través de ella hasta las de delante; desaparecen las branquias, se
la sangre para luego ser distribuido por todo forman los pulmones y la cola se reduce pro­
el cuerpo; en otras palabras: los anfibios res­ gresivamente hasta su total desaparición. El
piran también por la piel (respiración cutá­ proceso que implica tales cambios recibe el
nea). nombre de metamorfosis, y su duración es de
Lógicamente, la carencia de elementos ais­ unos tres meses y medio, al cabo de los cua­
lantes indica que la temperatura de su cuerpo les el renacuajo se ha convertido en una for­
varía con la del ambiente, como en los repti­ ma juvenil que hasta dos años después no se­
les. Las ranas, que durante el verano hacen rá sexualmente madura, o sea, capaz de re­
vida activa en las charcas donde moran, al producirse.
llegar el otoño entran en letargo y se entie- Los anfibios que, como la rana, carecen de
rran en el cieno del fondo de la charca, para cola cuando son adultos, se denominan anu-
permanecer así durante toda la estación des­ ros. Entre ellos hay la rana de San Antonio,
favorable y reaparecer de nuevo en primave­ provista de ventosas en los dedos que le per­
ra. Como durante este tiempo no desarrollan miten adherirse a las plantas acuáticas, y los
ninguna actividad, precisan poco oxígeno sapos, de piel algo más gruesa que la de la
para seguir respirando y les resulta más que rana y, por tanto, capaces de vivir en lugares
suficiente el que toman del agua a través de menos húmedos. Los que, por el contrario,
la piel por respiración cutánea. conservan la cola a lo largo de toda su vida,
En la rana, todo su aspecto, desde la forma como los tritones (de vida permanentemente
de su cabeza hasta la de sus patas, refleja su acuática) y las salamandras, se conocen bajo
modo de vida y sus varias adaptaciones. Con el nombre de urodelos; algunos de ellos con­
sus ojos saltones escudriña el espacio, obser­ servan las branquias durante toda su vida, y
vando la posible aproximación de algún In­ otros sólo respiran por la piel. La mayor sala­
secto; cuando esto ocurre, muestra su habili­ mandra es la japonesa, de casi dos metros de
dad disparando su lengua hacia él para rete­ longitud.

ATLAS DE Ij \ N ATU RALEZA


Los
an fib io s

Pulmones

Estómago

Oviducto

Intestino

Fig. 2 .- Esqueleto del sapo.


Fig. 1 .- A natom ía de la rana.

Fig. 3 .- C orte de la piel de una salam an d ra.

Fig. 6 .- R ana de San Antonio.


Fig. 7.- Tritón veteado.

LO S A N IM A LES VERTEBRADOS
Los anímales uertebrados

LOS PECES de tener un efecto propulsor, facilitan los gi­


ros, mantienen el cuerpo en equilibrio e in­
Siendo así que el mar ocupa la mayor parte tervienen en el frenado. Las aletas se agrupan
de la superficie terrestre, no debe sorprender­ en pares, las dos pectorales y las dos ventra­
nos que los Peces formen el grupo de la má­ les, que corresponden a nuestros brazos y
xima diversidad alcanzada en los Vertebra­ piernas, respectivamente, e impares, que in­
dos. La amplia diversidad de ambientes exis­ cluyen la anal, la dorsal y la caudal. La vejiga
tente en el seno de las aguas ha redundado natatoria es una bolsa interior llena de gas,
en una extensísima gama de formas y modos cuya función es impedir el progresivo hundi­
de vida, que se manifiesta en la variada esca­ miento del cuerpo en el seno del agua.
la de configuraciones anatómicas de los pe­ La alimentación varía mucho de unos peces
ces, la cual abarca desde los planos del fon­ a otros. Buena parte de ellos son carnívoros
do hasta los voladores de grandes aletas; des­ (caballa, atún, escualos, etc.), alimentándose
de el rápido y voraz tiburón hasta el simple de otros peces que, como la sardina, el aren­
caballito de mar. Y, todo ello, sin olvidar los que y otros, se nutren a su vez de animales
de agua dulce. Pero, a pesar de la variedad, microscópicos.
presentan unos caracteres comunes: La reproducción de los peces se efectúa en si­
1) tienen el cuerpo recubierto de escamas, tios de determinadas condiciones, distintas
distintas de las de los reptiles; para cada especie; por ejemplo, la caballa ne­
2) cuerpo a temperatura variable; son anima­ cesita el agua a 12°C. Por regla general, la fe­
les de sangre fría; cundación de los huevos es externa, y tiene
3) respiran por branquias durante toda su v i­ lugar en el agua: macho y hembra se colocan
da; de lado para expulsar sus productos sexuales
4) se mueven por aletas; sin previa cópula. El número de huevos es ca­
5) se reproducen por medio de huevos. si siempre muy elevado: frecuentemente osci­
Las escamas se hallan imbricadas y no se for­ la entre los 20 y los 50.000 por hembra, y lle­
man en la parte superficial de la piel (como ga a 10 millones en el bacalao y a 300 en el
en los reptiles), sino en la profunda; por esa pez luna. Luego nacen las diminutas larvas,
razón no pueden efectuar mudas. Mientras frecuentemente provistas de un saco ventral
crecen, sus escamas aumentan también de cargado de alimentos, y que se convertirán en
tamaño: vistas con el microscopio, se pueden peces adultos al crecer y cambiar de forma.
distinguir las líneas de crecimiento. Aunque Las 23.000 especies de peces conocidas se
algunos peces carecen de ellas, en general agrupan de la forma que se indica seguida­
constituyen una eficaz protección, con su ca­ mente.
pa mucosa, contra los animales parásitos y Los Cidóstomos, cuya historia se remonta a
los choques. más de 500 millones de años, comprenden
A diferencia de las ranas y los sapos, los pe­ las lampreas, que se fijan por la boca en el
ces presentan branquias a lo largo de toda su cuerpo de otros peces y se nutren de su san­
vida. Están protegidas por dos placas óseas, gre y sus tejidos, y las mixinas, que penetran
una a cada lado de la cabeza; al ser levanta­ en sus víctimas por el oído y paulatinamente
das se observan claramente las lam inillas las van devorando por dentro. En total suman
branquiales de que están formadas. Al pasar unas 42 especies.
por esas laminillas, el agua que entra por la Los Peces Cartilaginosos o Elasmobranquios
boca cede el oxígeno que contiene y vuelve se caracterizan porque su esqueleto no está
a salir por el espacio o hendidura que dejan formado por hueso, sino por cartílago más o
las dos placas óseas. Así, la sangre de las menos duro. Comprenden los escualos, entre
branquias se enriquece en oxígeno, que lue­ otros, casi todos ellos carnívoros. La tintorera
go es distribuido por todo el cuerpo. incluso ataca al hombre. La lija se alimenta
El perfil fusiforme del cuerpo de los peces es de moluscos y cangrejos. Las rayas y torpe­
lo que en mayor grado facilita su desliza­ dos son de fondo.
miento dentro del agua. Todo el cuerpo y Los Peces Óseos son el grupo más numeroso:
principalmente la cola, dotado de potentes éste comprende unas 20.000 especies. Los
músculos, ejecuta movimientos laterales, más conocidos son el esturión, el arenque, la
proporcionando así la fuerza de propulsión anguila, el mero, el bacalao, el lenguado, la
necesaria para el avance. Las aletas, además anchoa, el atún, el bonito, etc.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


18
Los
p e ce s R/7

Vejiga
natatoria

Hígado

Fig. 2 .- A natom ía de la carpa.

Fig. 1 A natom ía del


Fig. 3 .- Esqueleto de la perca.

Escamas

Fig. 5 .- C orte de la piel d e un pez con


form ación de las escam as.

Fig. 4 .- A parato branquial d e un p ez.

Fig. 7.- Raya.

LOS ANIM ALES VERTEBRAD O S


19
Los anímales inuertebrados

LOS EQUINODERMOS do sus propios músculos se contraen, los pies


se acortan. De este modo, lentamente, avan­
Si bien las estrellas y los erizos de mar son zan. En el erizo, los pies se disponen según
sus representantes más comunes en las zonas cinco bandas meridianas que van desde la
costeras, también las holoturias, las ofiuras y cara anal, situada encima, a la bucal, situada
los lirios de mar, aunque bastante menos co­ debajo, y separadas por otras cinco carentes
nocidos, se cuentan entre los Equinodermos. de ellos.
Tanto por su forma y estructura como por su Se dice que las estrellas de mar tienen sime­
modo de desplazarse, hábitos alimenticios y tría radiada porque sus brazos salen del cen­
otras particularidades, éste es un grupo de In­ tro del cuerpo como los radios de una rueda.
dudable interés. Sus especies integrantes, El número de brazos es normalmente de cin­
6.000, todas ellas marinas, salvo rarísimas co, aunque la estrella sol puede tener 15 y la
excepciones, viven en el fondo, sobre el que girasol hasta 25. En todos los restantes equi­
se desplazan lentamente, o bien permanecen nodermos se presenta el mismo tipo de sime­
fijos, a veces a gran profundidad, como los li­ tría, si bien en los erizos, por carecer de bra­
rios de mar. Igual que los restantes grupos zo­ zos, es preciso fijarse en la disposición de las
ológicos que veremos a partir de ahora, se in­ cinco bandas ambulacrales para reconocerla.
cluyen dentro de los Invertebrados, puesto La boca de la estrella de mar carece de dien­
que carecen de un verdadero esqueleto óseo tes. Su alimento consiste principalmente en
interno. Los caracteres distintivos de los equi­ moluscos y cangrejos. Para abrir una ostra,
nodermos son: por ejemplo, se apoya con sus brazos en las
1) presentan un esqueleto calcáreo externo; valvas, haciendo el máximo de fuerza hasta
2) el cuerpo muestra simetría radiada; que logra separarlas; entonces es cuando, por
3) se desplazan por un sistema especial de la boca, situada en la cara inferior, saca len­
tubos denominado aparato ambulacral; tamente su estómago hasta ponerlo en con­
4) se reproducen por medio de huevos, de tacto con el cuerpo de la víctima: los jugos
los que nacen larvas nadadoras que des­ digestivos que produce se encargan de disol­
pués se transforman en animales adultos. verlo hasta formar una masa líquida que pasa
Observando de cerca el cuerpo de un erizo, a su intestino. Terminada la operación recoge
inmediatamente se distingue un sistema de de nuevo el estómago. Por el contrario, los
placas soldadas, fijas e inmóviles, que consti­ erizos poseen un aparato masticador provisto
tuyen su esqueleto externo. Por el contrario, de afilados dientes dispuestos en círculo, y se
las piezas que forman el de la estrella, situa­ nutren de restos vegetales, pero también de
das debajo de la fina piel, no ofrecen esa ri­ animales. Los pepinillos y los lirios de mar se
gidez; se articulan entre sí para permitir los alimentan de pequeños animales, a los que
necesarios movimientos de los brazos. Las atrapan con sus brazos.
afiladas espinas de los erizos son una eficaz Es importante señalar que todos los equino­
defensa contra cualquier enemigo. dermos muestran un gran poder de regenera­
Pero lo que realmente es exclusivo de los ción; es decir, son capaces de formar de nue­
equinodermos, sin término de comparación vo aquellas partes del cuerpo perdidas acci­
con el de otros animales, es su sistema de lo­ dentalmente. Si se le amputan uno o dos bra­
com oción. Los brazos de la estrella, vistos zos a una estrella, le vuelven a crecer; un so­
por debajo, muestran un sinnúmero de finos lo brazo con una pequeña parte del centro
tubitos, semitransparentes, móviles y termina­ del cuerpo es capaz de regenerar una estrella
dos en una ventosa, cada uno de los cuales entera. Incluso se sabe de algunas especies
es un pie ambulacral o ambulacro. Dentro que son capaces de romperse ellas mismas
del cuerpo, el animal tiene un conjunto de en dos mitades, que se convierten en sendas
cinco canales que recorren cada uno de los estrellas en un plazo de un mes.
cinco brazos. Todo este sistema funciona por Normalmente, las hembras de las estrellas y
medio del agua de mar que entra por una erizos de mar expulsan los huevos en el agua,
placa perforada de la cara superior, pasa por donde tiene lugar la fecundación. De los hue­
los cinco canales y llega hasta los pies; cuan­ vos surgen diminutas larvas, con unos finos
do la presión aumenta, éstos se ponen rígidos pelitos para nadar. Un complicado proceso
y se fijan en el fondo por las ventosas. Cuan­ de metamorfosis las convierte en adultas.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


20
Los
e q u in o d erm o s

Nefridió

Fig. 2.- C orte esquem ático del e rizo d e mar.

Aparato
bucal

Fig. 1 .- A natom ía del erizo


de mar.

Fig. 3 .- Extrem o su p erio r del erizo Fig. 4 .- Extrem o inferio r o bucal


de

Fig. 5.- Estrella d e mar. | íg. 6.- H o loturia o coho m b ro de mar.

LOS ANIM ALES IN VERTEBRA D O S


21
Los animales inuertebrados

LOS INSECTOS Son realmente muy notables algunos de los


sentidos de los insectos, especialmente el del
Sin ningún género de dudas, los Insectos son olfato. Las dos antenas, a veces muy largas,
los animales más abundantes del planeta y que se yerguen en lo alto de la cabeza, se
los que de un modo más completo han con­ evidencian como eficacísimos instrumentos
quistad o la tie rra firm e . Sus e sp e cie s, al ser capaces de percibir olores ocasional­
700.000, se extienden por toda la superficie mente a varios kilómetros de distancia, al
terrestre excepto el mar abierto, desde las tiempo que ejercen una función táctil. Los
cumbres más inhóspitas hasta las aguas de ojos, observados con una lente potente, ofre­
las lagunas salobres; desde la corteza de un cen la particularidad de tener su superficie
árbol y el interior de un fruto, hasta la piel de dividida en un sinnúmero de hexágonos mi­
un mamífero. Las más diversas formas de vi­ croscópicos, correspondientes a sendos ojos
da han sido adoptadas por tan vasta serie de sen cillo s, cada uno de los cuales capta y
especies. Mientras las abejas se nutren del transmite al cerebro solamente la imagen de
polen y del néctar de las flores, los termes lo una parte del espacio circundante; su núme­
hacen de la madera de un viejo tronco. Algu­ ro puede ser incluso superior a los 25.000 en
nas polillas hallan su sustento en la lana de cada ojo compuesto.
los vestidos, al tiempo que la hembra del La forma de la boca varía ampliamente de
mosquito común lo encuentra en la sangre unos a otros, según el régimen alimenticio.
de los mamíferos, y la langosta en las hojas y En la langosta, las piezas de la boca tienen
partes tiernas de las plantas, sin dejar de lado formas adecuadas a su función masticadora
los que hacen presa de los restos de animales de tallos y hojas; por contra, las de las mari­
muertos. posas han adquirido la disposición de doble
Por todo ello, hoy más que nunca, el hombre tubo arrollado en espiral adaptado a chupar
se ve forzado a estudiar sus relaciones con el néctar de las flores, mientras que en los
los insectos, tratando de favorecer aquellos mosquitos el doble tubo no se arrolla y está
que por alguna razón le son beneficiosos, y provisto de dos estiletes aptos para perforar la
controlando al máximo los que resultan ser piel de los vegetales o de los mamíferos y
perjudiciales. aves.
A pesar de la aparente anarquía dominante, Aunque la mayoría de los insectos son vola­
existe en los insectos una gran unidad paten­ dores y presentan dos pares de alas, las mos­
te en sus caracteres comunes: cas y mosquitos muestran un sólo par, y los
1) tienen el cuerpo recubierto por un arma­ hay que, corno los piojos, las chinches o el
zón de una sustancia, más o menos dura, de­ pececillo plateado, carecen totalmente de
nominada quitina; ellas. En los escarabajos y langostas, el pri­
2) presentan tres pares de patas con diversas mer par es duro y sirve de protección al se­
articulaciones; en la cabeza muestran siem­ gundo, fino y membranoso, que es el que re­
pre un par de antenas; almente ejerce la función del vuelo. Las abe­
3) casi siempre presentan dos pares de alas, jas, mariposas y libélulas, entre otros, tienen
en ocasiones uno sólo, y algunos carecen to­ los dos pares membranosos, y en ellos se
talmente de ellas: pueden distinguir claramente sus nervaduras.
4) la reproducción es por medio de huevos; La época de la reproducción varía de unos
las larvas que nacen se convierten en adultos insectos a otros, pero cuando llega, las hem­
a través de un proceso de metamorfosis. bras se encargan, después de la cópula, de
La existencia de una capa rígida protectora es dejar la puesta en lugar adecuado: una hoja,
de suma importancia en estos invertebrados, una piedra, un fruto o el cuerpo de otro ani­
toda vez que no sólo evita la evaporación del mal, según el tipo de vida a que esté adapta­
agua corporal, que tendría efectos fulminan­ do. De los huevos de las mariposas, abejas,
tes en los de las zonas cálidas, sino que tam­ moscas, cigarras y otros nacen larvas que,
bién palia los efectos de los choques, y, más después de un cierto crecimiento y varias
aún, sirve de apoyo a los músculos cuando mudas, se convierten en crisálidas o ninfas
se contraen, sustituyendo los huesos de los inmóviles. En este estado se forman las alas,
vertebrados. La misma quitina es la que con­ antenas, patas, etc., saliendo los insectos
fiere consistencia a las patas, lo que a su vez adultos. Esta es la llamada m etam orfosis
exige la existencia en cada una de ellas de complicada. En la sencilla, el cambio de lar­
un determinado número de articulaciones va a adulto es progresivo, sin crisálida; tal su­
que hagan posible la locomoción. cede en la langosta.

ATLAS DE LA^NATU RALEZA


Los
in s e c to s

Fig. 3 .- M etam orfosis de la m ariposa de la co l.

Fig. 4 .- D iversos insectos.

LOS ANIM ALES IN VERTEBRA D O S


23
Los animales inuertebrados

LAS ARAÑAS jo el agua su nido de seda en forma de cam­


Y LOS CIEMPIÉS pana invertida y lo llena con aire, que toma
de la superficie. El fino vello de su abdomen
retiene una diminuta burbuja de aire, que
Si bien la mayoría de estos animales son de transporta así bajo el agua hasta el nido, el
tamaño apreciable, algunos son microscópi­ cual llena en sucesivos viajes.
cos, y, por tanto, no visibles a simple vista, Los Escorpiones, también del grupo de las
tal como acontece con algunos ácaros. A di­ arañas, cazan de noche los insectos por me­
ferencia de los insectos, los 30.000 represen­ dio de sus grandes pinzas, por las que son fá­
tantes del grupo presentan la particularidad cilmente reconocibles. Si la víctima ofrece
de tener cuatro pares de patas, también arti­ resistencia, no la atacan con sus quelíceros,
culadas, en lugar de tres; además, la cabeza sino con la acerada uña del extremo de la
y el tórax están fusionados, por lo que las cola, que está en comunicación con la única
arañas no pueden "girar la cabeza" como glándula venenosa que poseen. Un rápido
aquéllos. Es muy frecuente que las Arañas, pero vigoroso movimiento les es suficiente
todas ellas cazadoras, fabriquen telas de seda para hincarla en el cuerpo de su enemigo.
de forma regular para dar alcance a los insec­ Sólo la picadura del escorpión africano pue­
tos, aunque las que son errantes no se sirven de reputarse de realmente peligrosa para el
de tales artificios: los capturan al acecho y hombre. En los lugares secos es fácil encon­
emplean la seda para envolver la puesta. trar sus nidos excavados bajo las piedras.
En la parte anterior del cuerpo, próximas a la Los Ácaros, en cambio, presentan modos de
abertura de la boca, destacan dos largas y afi­ vida muy distintos, pues mientras unos viven
ladas uñas o quelíceros, que contienen en su sobre las plantas o en el agua, otros son pará­
interior las glándulas productoras del veneno sitos de ios afúmales; el arador de la sarna y
que, en el momento de la picadura, pasa por las garrapatas son ejemplos de estos últimos.
un canalículo al cuerpo de la víctima, parali­ A los Ciempiés pertenecen, entre otros, ani­
zándola. Muy pocas veces llega a ser de con­ males tan conocidos como la escolopendra y
secuencias fatales para el hombre la picadura el ciempiés común o cardador. Su nombre,
de una araña, y parece ser que una de las aunque exageradamente, hace alusión a su
más peligrosas es la de la viuda negra ameri­ elevado número de patas. Tienen el cuerpo
cana, con un 5 por 100 de mortalidad. dividido en bastantes segmentos, en cada
Una vez paralizada la presa, rasga su piel por uno de los cuales la escolopendra presenta
un punto, gracias a un par de pequeños un par de patas, y el ciempiés o cardador,
apéndices, y, aplicando su boca a la herida, dos. Este último, fácil de encontrar en los jar­
le inyecta el jugo digestivo capaz de disolver dines, es de hábitos herbívoros y, por ello,
todo el contenido interior. Finalizada la ope­ inofensivo, bien al contrario de la escolopen­
ración, no tiene más que chupar la masa lí­ dra, bastante temible si se la molesta cuando
quida, en que éste ha quedado convertido, se encuentra debajo de una piedra en espera
hasta dejar vacía su piel quitinosa. de la noche para ir en busca de cualquier in­
Con una lupa se puede observar que en el secto o araña, a los que caza con su primer
extremo posterior del abdomen o vientre de par de patas convertidas en uñas venenosas.
la araña destacan unos finos bultitos en nú­ Algunas especies africanas superan los 30
mero variable; son las glándulas productoras centímetros de longitud y son muy peligrosas
de los hilos de seda con que fabrica la tela, para el hombre. El litobio, que, como los an­
dándole una forma regular típica para cada teriores, también se encuentra en la penínsu­
especie, a veces tan resistente que las de al­ la Ibérica, es de tamaño menor que la esco­
gunas mígales tropicales son capaces de rete­ lopendra, pero de picadura muy dolorosa. La
ner incluso pequeños pájaros, según parece. escutígera, típica de las casas de campo, se
Elay arañas de costumbres diurnas y las hay caracteriza por la gran longitud de sus patas;
de hábitos nocturnos. La gran terafosa de su mordedura es inofensiva para el hombre.
América, de hasta nueve centímetros, que A diferencia de los A rácnido s, todos los
corretea de noche por los árboles en busca Ciempiés presentan un par de antenas en la
de posibles presas, tiene dos de sus ocho ojos cabeza, y las escolopendras tienen ojos com­
adaptados a la visión en la oscuridad. La ar- puestos, como los insectos, mientras los del
gironeta, de hábitos acuáticos, construye ba­ cardador son sencillos, como los de la araña.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


24
La s a ra ñ a s
y los cie n p ié s

Tubo Corazón
digestivo

Hepatopáncreas

Aparato
excretor

Q uelícero Ovario

Glándulas de
la seda

Fig. 1.- Anatom ía de la araña.

F¡g. 2.- A ra ñ a vista por


deb ajo .
Fig. 3 .- G lá n d u la Fig. 4.- Escorpión.

venenosa d e la
araña.

Fig. 6.- Escolopendra.

LOS ANIM ALES jN VER TEBRA D O S


Los animales inuertebrados

LOS CRUSTÁCEOS cepción a la norma general que exige una


complicada metamorfosis a las larvas recién
Si los insectos han ocupado totalmente la tie­ nacidas.
rra firme, los Crustáceos han hecho algo pa­ Los percebes, pertenecientes a otro grupo de
recido en el medio acuoso. Si bien la mayor crustáceos, el de los llamados Cirrópodos,
parte se hallan integrados en la fauna marina, tienen un complicado ciclo de vida: las lar­
también son abundantes en el agua dulce, vas, en las primeras fases de su metamorfosis,
pero sólo unos pocos han logrado sobrevivir son de reducido tamaño y nadan libremente
en el medio terrestre. Las especies existentes, en el agua marina; luego, cuando se fijan en
300.000, ampliamente distribuidas en hábi­ las rocas del litoral, desarrollan el largo pe­
tats muy distintos, difieren extraordinaria­ dúnculo carnoso en cuyo extremo se halla la
mente por su tamaño y aspecto; basta com­ cabezuela protegida por una concha con dos
parar los grandes cangrejos y langostas de valvas que, al abrirse, permiten la expansión
duro caparazón con los microscópicos crus­ de los apéndices articulados o cirros a propó-
táceos del plancton marino o de agua dulce ■ ) sito para formar remolinos en el agua y cap­
para comprobarlo. No faltan las formas de vi­ turar así las partículas alimenticias. Por su as­
da parásita sobre los peces, mientras en tierra pecto, son los crustáceos que más divergen
sólo habitan, prácticamente, las cochinillas del tipo general, tanto que, antiguamente, se
de humedad. les confundía con moluscos.
De todo este contingente, los más conocidos Los ostrácodos tienen el aspecto de un pe­
son los del grupo de los cangrejos: langosta, queño mejillón, pues su cuerpo, carente de
bogavante, gamba, quisquilla, etc., cuya ca­ pedúnculo, está protegido por una concha de
beza y tórax están ampliamente unidos, de dos valvas más o menos duras, aunque su ta­
modo parecido a como lo están en las ara­ maño, que a veces es microscópico, no supe­
ñas, mientras el abdomen o vientre (la parte ra nunca los dos milímetros.
comestible) presenta varios segmentos, con Entre los Branquiópodos destacan las llama­
un par de pequeñas patas cada uno, y termi­ das pulgas de agua, de longitud inferior a un
na en una cola en forma de abanico. La ex­ milímetro. Abundantísimas en las aguas es­
trema dureza que a veces adquiere el capara­ tancadas, son fáciles de reconocer al micros­
zón se debe a que la quitina está impregnada copio por su forma, y su cuerpo semitranspa­
de sales calcáreas de gran consistencia, lo rente permite observar directamente algunos
que obliga al animal a efectuar mudas para detalles de su organización interna. Pero lo
crecer. más curioso de todo es su sistema de repro­
En la parte de la cabeza, además de las pie­ ducción: durante el verano, frecuentemente,
zas masticadoras, se encuentran dos pares de sólo es posible encontrar hembras que se van
antenas, y los dos ojos, compuestos como los sucediendo generación tras generación por
de los insectos, están en el extremo de un pe­ huevos de desarrollo rápido que no precisan
dúnculo. De los cinco pares de patas, situa­ ser fecundados por los machos. Al llegar el
dos más hacia atrás, los tres primeros termi­ otoño nace una generación de machos que
nan en sendas pinzas, pero sólo el anterior fecundan a esas mismas hembras. Los huevos
adquiere a veces un tamaño descomunal: de­ fecundados que éstas ponen no se desarro­
sempeña la importante función prensil del llan inmediatamente, como los otros; perma­
alimento. El conjunto de los ejemplos citados necen sin desarrollar todo el invierno hasta
forma el grupo de los Decápodos, llamados que, llegado el verano siguiente, dan origen a
así, precisamente, por tener diez patas en la una nueva generación de hembras, y el ciclo
parte anterior. se repite. El desarrollo de huevos que sin ser
Típico de los ríos de la mitad norte de la pe­ previamente fecundados dan origen a indivi­
nínsula Ibérica es el cangrejo de río, carnívo­ duos completamente normales es muy fre­
ro como todos los de su grupo. En invierno se cuente entre los invertebrados, y se conoce
aletarga, lo que no es obstáculo para que la con el nombre de partenogénesis. Así se re­
hembra lleve los huevos de la puesta (100- producen, entre los insectos, las abejas, cu­
200) pegados a las patas del abdomen hasta yos machos o zánganos proceden de huevos
la primavera, época en que hacen eclosión. no fecundados, en contraposición a las obre­
Y los pequeños cangrejos que nacen se con­ ras y la reina, que proceden de huevos fecun­
vertirán directamente en adultos: son una ex­ dados normalmente.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


“ ■ * ^ 6
Los
c ru s tá c e o s

Estómago

Músculos
extensores del
abdomen

Músculos
Vejiga urinaria
flexores del
abdomen

Hepatopáncreas

Fig. 1.- A natom ía del cangrejo de río.

Fig. 2.- Partes del cuerpo del cang rejo de río.

Fig. 5 .- U n Branquiópodo.
%
Fig. 3.- O strácodo. Fig. 4 .- Copépodo.
\^
/, 1

Fig. 6 .- D ecápodo (cangrejo de m ar). fig . 7.- U n Cirrópodo


(percebe).

LO S A N IM A LE S INVERTEBRADOS
Los animales inuertebrados

LOS MOLUSCOS vos), unidas mediante una especie de bisagra,


mientras en la sepia y el calamar es interna (la
Los cuatro grupos que acabamos de ver, In­ llamada "pluma"), no visible por fuera, y el
sectos, Arañas, Ciempiés y Crustáceos, tienen pulpo carece totalmente de ella. En unos y
dos importantes características en común: otros, sin embargo, se forma a causa de la ac­
por un lado presentan siempre un determina­ tividad secretora de la parte de la piel situada
do número de patas articuladas, y, por otro, inmediatamente debajo (el manto).
su cuerpo, siempre dividido en un cierto nú­ La parte más musculosa de estos animales
mero de segmentos, está cubierto por una ca­ corresponde al pie, que en el caracol común
pa más o menos dura de quitinas. Este es el es la parte plana sobre la que se apoya al
motivo de que se englobe a los cuatro en uno desplazarse mediante suaves ondulaciones
solo, denominado de los Artrópodos. que, dirigiéndose de atrás hacia delante, son
Al estudiar los Moluscos, nos damos cuenta bien visibles si se coloca un ejemplar sobre
de que éstos son animales completamente un cristal. Contrariamente, en los Bivalvos el
distintos de aquéllos: los dos caracteres fun­ pie adquiere la forma de un lóbulo saliente
damentales de que hemos hablado ya no se que el animal generalmente utiliza para ex­
presentan. Antes bien, son animales de cuer­ cavar en la arena de los fondos en que vive.
po blando y desnudo, pero casi siempre pro­ Pero es en los calamares, la sepia y el pulpo
tegido por una concha, y carentes de patas donde presenta una conformación totalmente
articuladas. Son fundamentalmente marinos, opuesta: sus tentáculos o brazos correspon­
de modo que unos viven pegados a las rocas den a los bordes de sus pies, desmesurada­
y otros enterrados en la arena o nadando li­ mente alargados. El nombre de Cefalópodos
bremente en el agua. Bastantes se han adap­ (literalmente "cabeza de pies") con el que se
tado a vivir en las aguas salobres de las de­ les conoce hace alusión a esta particularidad
sembocaduras de los ríos e incluso en el y al hecho de que el pie se ha trasladado a la
agua dulce. Pero sólo unos pocos han logra­ región de la cabeza. Además, sus ojos, de
do vencer las grandes dificultades del medio gran parecido con los nuestros, y su sistema
terrestre: son los caracoles comunes, a los nervioso, de gran perfección, hacen de ellos
que hay que considerar como verdaderas ex­ no sólo los moluscos mas evolucionados, si­
cepciones en un grupo de animales acuáti­ no también los invertebrados más inteligen­
cos, y, por antonomasia, marinos. tes, a los que incluso, a veces, se puede
A pesar de las grandes diferencias que pue­ adiestrar (pulpo).
dan existir entre un calamar y un mejillón, o La alimentación de los caracoles de tierra es
entre una ostra y un caracol común, no hay de tipo herbívoro; se nutren a base de hojas
duda de que tienen unos caracteres comu­ y partes verdes de las plantas, que trituran
nes: con su lengua (la rádula), especialmente pro­
1) su cuerpo es blando y la piel desnuda, sin vista de finos dentículos. Las almejas, los
ninguna protección; mejillones, etc., se alimentan a base de orga­
2) casi siempre están provistos de una con­ nismos microscópicos. Los Cefalópodos, en
cha protectora formada por un repliegue cambio, son capaces de capturar presas mu­
de la piel; cho más grandes, tal como peces y cangre­
3) considerados como grupo, son animales jos, gracias a sus brazos provistos de vento­
fundamentalmente marinos. sas. La respiración en casi todos los molus­
Es, sin duda, muy interesante el estudio de la cos es por medio de branquias, frecuente­
concha de los moluscos, puesto que varía se­ mente en forma de finas laminillas, excepto
gún las distintas especies y grupos. En el ca­ en el caracol terrestre y algunos pocos más,
racol de tierra se la puede ver claramente que se sirven del espacio que queda entre la
arrollada en espiral, y, además de alojar toda piel (manto) y la concha, utilizándolo a mo­
la masa de las visceras y órganos, constituye do de pulmón único. También los caracoles
una eficaz protección para el animal cuando terrestres son prácticamente los únicos de re­
éste se repliega totalmente en su interior, so­ producción hermafrodita, es decir, con órga­
bre todo durante las sequías estivales, con lo nos reproductores masculinos y femeninos
que evita la evaporación del agua a que está en un mismo individuo; en los demás casos,
constantemente expuesta su desnuda piel. Es cada individuo es masculino o femenino. El
notorio que en los mejillones, ostras, almejas, tamaño de los moluscos varía desde un milí­
etc., la concha está dividida en dos partes o metro en algunos valvos hasta 17 metros en
valvas (por esa razón se les denomina Bival­ la sepia gigante.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
28
Los
m o lu sco s

Valvas

Fig. 2.- Anatom ía del ca ra co l.

Branquias

Fig. 1.- A natom ía de la a lm eja de río.

Branquias

Tubo digestivo

Fig. 4 .- C o nch a del caraco l


(partida).

Glándula
sexual
Fig. 5 .- C o nch a de la sepia. sepia.
Fig. 3 .- C o n ch a de la
a lm e ja .

Fig. 7.- Pech in as.

Fig. 8 .- C a ra c o l. Fig. 9 .- C efalópodos.

LOS ANIM ALES IN VERTEBRA D O S


29
Los anímales ínuertebrados

LOS GUSANOS mente dilatable, puede almacenar una canti­


dad de sangre equivalente al triple del propio
Es realmente difícil agrupar animales tan dis­ peso del gusano. Las sanguijuelas comunes
tintos como la lombriz de tierra, la tenia o la habitan en los parajes pantanosos, pero las
triquina, por ejemplo, porque en común sólo terrestres, de países tropicales, acechan a sus
tienen el cuerpo, que es alargado y blando, presas escondidas entre las hierbas.
sin ningún tipo de esqueleto externo protec­ Completamente distintos son los llamados gu­
tor. Por los restantes caracteres, los diversos sanos planos, de cuerpo aplanado, tal como
tipos de gusanos ofrecen entre sí enormes di­ indica su nombre; muy raramente tienen con­
ferencias: el tamaño, la anatomía externa o torno cilindrico; son todos parásitos, excepto
interna y los modos de vida presentan una las planadas, y frecuentemente su ciclo de vi­
gama tan extensa que apenas resulta imagi­ da es muy complicado. La duela del hígado
nable tal disparidad. Y en esto estriba preci­ se desarrolla en los conductos biliares del hí­
samente la causa de que hoy en día se haya gado de la oveja (y ocasionalmente de otros
dividido el gran grupo de los Gusanos en una animales, e incluso en el del hombre), provo­
serie de subgrupos según unos caracteres di­ cando su destrucción y la muerte del animal;
ferenciales. Casi todos son marinos, aunque en Argentina, por ejemplo, murieron así mi­
algunos grupos son totalmente parásitos y sus llón y medio de cabezas de ganado en 1882.
representantes medran en la superficie o el Uno de los más conocidos gusanos parásitos
interior de otros animales; únicamente unas del hombre es la tenia o solitaria común o
pocas especies son de tierra o de agua dulce. del cerdo. Su cabeza, de tamaño casi micros­
De entre todos los gusanos, el más conocido cópico, presenta cuatro ventosas y una coro­
es la lombriz de tierra, cuyo cuerpo alargado, na de ganchos mediante los que se fija en el
y de contorno más o menos cilindrico, está intestino del hombre. La misma cabeza va
dividido en un gran número de anillos o seg­ produciendo un gran número de segmentos
mentos transversales; de ahí el nombre de (1000 o más), uno detrás de otro, por lo que
Anélidos que se da a todos los gusanos de el gusano adquiere el aspecto de una cinta
parecidas características, puesto que en latín de anchura creciente hacia el extremo poste­
annellus significa anillo. Aunque carentes de rior y de unos siete metros de longitud. Los
ojos, sus células, sensibles a la luz, repartidas segmentos ya maduros, repletos de huevos, se
por toda la piel, les permiten orientarse y desprenden y salen al exterior con las heces.
huir de toda fuente luminosa en busca de las Este parásito se desarrolla en el intestino del
capas más o menos profundas del suelo. In­ hombre si éste ha comido carne de cerdo mal
gieren tierra continuamente y se nutren de cocida e infectada por larvas enquistadas (de
los diminutos restos vegetales que ésta con­ 5 a 10 mm). A su vez, el cerdo se infecta al
tiene. Se sabe que las lombrices de un cam­ comer restos de verduras que contienen hue­
po pueden efectuar un trasiego anual de unas vos de tenia procedentes, por ejemplo, de las
40 toneladas de tierra por hectárea, y su efec­ heces empleadas como abono. La solitaria
to beneficioso para el suelo es doble: por un bovina, que también ataca al hombre, se con­
lado, las galerías que excavan permiten una trae si se ingiere carne de vaca infectada; al­
mayor oxigenación, y, por otro, transportan a canza de 10 a 12 metros de longitud. Tanto la
las capas más superficiales determinados mi­ solitaria porcina como la bovina carecen de
nerales que la lluvia ha arrastrado hasta zo­ intestino, debido a que se nutren de los ali­
nas profundas. Aunque las lombrices comu­ mentos ya digeridos por el huésped que las
nes en España no suelen pasar de los 25 cm, aloja. También la tenia del pez puede atacar
en Australia las hay que sobrepasan los 4 m al hombre que come pescado crudo infecta­
de longitud. do; alcanza una longitud de hasta 20 metros.
La sanguijuela, tan utilizada en la práctica de La triquina es otro gusano parásito del hom­
sangrías por prescripción médica durante los bre. Vive enquistada en la carne del cerdo.
siglos pasados, presenta dos ventosas, una al­ Estos quistes encierran a un macho o una
rededor de la boca y otra alrededor del ano, hembra cada uno; al ser liberados por la di­
para sujetarse a sus victimas al tiempo que gestión se reproducen, dando origen cada
con sus pequeñas mandíbulas les perfora la hembra a unos 1.500 nuevos gusanos que,
piel para la succión de sangre, el único ali­ atravesando la pared del intestino, alcanzan
mento que toman, y evita que la herida se el torrente sanguíneo hasta los músculos,
cierre mediante un líquido anticoagulante donde se vuelven a enquistar, produciendo la
que produce. El estómago, extraordinaria­ llamada triquinosis.

ATLAS DE LA^NATURALEZA
Los
g u san o s

Fig. 1.- Tenia o solitaria.

Órganos
íagocitarios

Tubo
digestivo

Clitelo
Fig. 2 .- A natom ía de Fig. 3.-
la lom briz C ab eza
intestinal. de la
solitaria.
Fig. 4 .- A natom ía d e la lo m b riz de
tierra.

Fig. 5 .- Lo m b rices de tierra.

Fig. 6 .- D ive rsas especies de san g uijuelas.

LOS ANIM ALES ^INVERTEBRADOS


Los animales ¡nuertebrados

LAS MEDUSAS Y LOS PÓLIPOS En el extremo superior está situada la boca, y,


rodeándola, a poca distancia, los tentáculos
No es raro que los bañistas encuentren en las (de cinco a diez). En su interior no aloja nin­
playas el cuerpo gelatinoso, medio desecado, guna viscera ni órgano especial; únicamente
de una medusa arrastrada por las olas hasta hay una gran cavidad que actúa a modo de
la arena. Las medusas nadan o flotan en el estómago, donde se efectúa la digestión de
agua; los corales, en cambio, viven en el fon­ los alimentos, y que se comunica con el ex­
do, formando masas coloniales de aspectos terior por su única abertura, la boca, que al
muy diversos, que en ocasiones alcanzan di­ mismo tiempo es el ano, puesto que por ella
mensiones colosales. Ambos ejemplos perte­ salen las partículas no digeridas.
necen a un grupo de invertebrados denomi­ Uno de los aspectos más curiosos de este
nado de los Celenterados, mucho más abun­ animal lo constituye la captura de los peque­
dantes de lo que a primera vista parece; en ños organismos de que se nutre, para la que
total se conocen unas 9.000 especies habi­ se sirve de un tipo de células especiales lla­
tantes del mar, preferentemente en las zonas madas urticantes, muy abundantes sobre to­
tropicales, pero también existen unas pocas do en los tentáculos. Cuando una pulga de
que viven en las aguas dulces. agua o cualquier otro animalito parecido ro­
En muchos de estos animales es típica la for­ za uno de los tentáculos, se disparan gran
mación de colonias, es decir, de agregados número de esas células, y del interior de ca­
de individuos o pólipos, unas veces unidos da una de ellas sale un filamento que, a mo­
todos ellos por un tallo que se ramifica en do de dardo, se clava en el cuerpo de la víc­
mayor o menor grado, otras formando masas tima al tiempo que le inyecta una pequeña
compactas adheridas a un sustrato cualquie­ cantidad de líquido tóxico paralizante. En es­
ra, como sucede en las madréporas, que for­ tas condiciones, no tiene más que rodearla
man arrecifes cuyas colonias constan de mu­ con la boca y engullirla. La reproducción se
chos millones de individuos. Puede ocurrir efectúa por medio de yemas laterales; si éstas
que dentro de una misma colonia haya póli­ se desprenden se convierten en hidras inde­
pos de función nutricia, encargados de cap­ pendientes; de lo contrario se forma una co­
tar alimento para todos los individuos que la lonia; además produce huevos.
forman, y pólipos reproductores, en cuyo in­ Las medusas ofrecen un aspecto completa­
terior se forman yemas (en un proceso de ge­ mente distinto. Cuando nadan, la parte supe­
mación) que, al alcanzar un tamaño determi­ rior del cuerpo presenta la forma de una se-
nado, se desprenden, convirtiéndose en indi­ miesfera: es la umbrela, en cuyo interior se
viduos libres nadadores o medusas. A su vez, halla el estómago. De esta especie de sombri­
estas medusas se reproducen por medio de lla cuelga hacia abajo un tubo, en cuyo extre­
diminutos huevos, que dan origen a nuevas mo se encuentra la boca, también rodeada de
colonias de pólipos. Así, pues, a lo largo de cuatro tentáculos o brazos bastante largos. Es­
la vida de algunos celenterados hay una fase ta es la disposición más frecuente, pero no la
colonial de pólipos fijos y una fase libre o de única, en las grandes medusas, como alguna
medusa. cianea de dos metros de diámetro y brazos de
Pero no siempre sucede así: en la hidra de veinte. Básicamente, una medusa tiene la
agua dulce sólo se presenta la fase de pólipo, misma estructura que un pólipo.
formando o no colonias; en las llamadas me­ Las actinias o anémonas pertenecen al grupo
dusas verdaderas no se encuentra más que la de los corales, pero carecen de esqueleto y
de medusa (jamás se forman colonias de póli­ su cuerpo es blando. Los tentáculos son muy
pos); y los corales siempre se presentan en co­ numerosos, y, en ocasiones, de gran longitud,
lonias, generalmente con un esqueleto calizo y entre ellos es fácil ver incluso peces atrapa­
de gran dureza, cuyos pólipos son todos igua­ dos bajo la acción de sus células urticantes.
les, de función nutricia y reproductora a la vez. El estómago lo tienen dividido en cámaras
Uno de los ejemplos más ilustrativos para el por unos tabiques.
estudio de estos animales es el de la hidra de Los arrecifes son obra de las madréporas pro­
agua dulce, pues su organización es de una vistas de esqueleto. Crecen en las aguas de
sencillez extrema. De cuerpo alargado, sin los mares tropicales, sobre fondos que han
superar los 10 milímetros, se la encuentra fi­ sufrido un progresivo hundimiento. La Gran
ja, por un disco de la parte inferior, en las Barrera Australiana tiene una longitud de
plantas de los estanques con agua corriente. 2.000 kilómetros.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


32
Las m e d u sa s
y los pólipos

Cavidad
gastrovascular

Brazo
bucal Glándula

Fig. 1 M edusas. Fig. 2 .- C orte esquem ático de una m edusa.

Tentáculo

Testículo
Tentáculos

Tabiques Hidra
radiales hija

Fig. 3.- Estructura de una Fig. 4 .- A ctin ia o aném ona de mar.


a ctin ia .

Fig. 6 .- Esquem a de una


c o lo n ia d e co ral.

Cavidad
gastrovascular

Polipero

Fig. 7.- C orte esquem ático de Fig. 8.- M adréporas de varias especies.
un p ólip o de co ral.

LOS ANIM ALES IN VERTEBRA D O S


33
Los anim ales inuertebrados

LAS ESPONJAS Y LOS ANIMALES mados por un material blando, la espongina,


MICROSCÓPICOS como es el caso de la esponja de baño. La
esponja se reproduce por medio de óvulos y
Al primer golpe de vista, dado que su aspec­ espermatozoides que engendran las corres­
to en nada recuerda las formas habituales del pondientes larvas; éstas salen de la cavidad
Reino Animal, la imagen de una esponja difí­ central por el ósculo y, después de pasado
cilmente nos puede sugerir la idea de que cierto tiempo, se fijan en el fondo hasta con­
pertenece a él. Tanto es así que durante mu­ vertirse en adultos. Asexualmente un indivi­
chos siglos fueron tomadas por plantas y con­ duo puede dar origen a una colonia.
sideradas como tales. Pero un estudio deta­ El último peldaño en la escala animal está re­
llado y continuado vino a demostrar todo lo presentado por los Protozoos, cuya organiza­
contrario: las 3.000 especies conocidas son ción es completamente opuesta a la de los
animales esencialmente constituidos por dis­ Metazoos. Generalmente constan de una sola
tintos tipos de células, cada uno de los cua­ célula, y en tal caso se les denomina unicelu­
les desempeña una función determinada. lares, pero algunos constan de varias; cada
Fundamentalmente, este es el carácter co­ célula realiza todas y cada una de las funcio­
mún a todos los animales que hemos visto nes propias de la vida animal: no hay una di­
hasta el momento y que permite agruparlos visión del trabajo de modo claro, como ocu­
bajo el nombre de Metazoos (del griego meta rría en los Metazoos. Así, la célula de cual­
= más allá, zoon = animal), incluyendo así a quier Protozoo tiene que desarrollar toda la
las mismas Esponjas. gama de funciones de nutrición, sensoriales y
Hay que destacar, sin embargo, que la orga­ reproductoras, máxime si es unicelular.
nización de las esponjas es bastante más sen­ Básicamente, la célula de estos organismos
cilla que la de los restantes Metazoos, por­ tiene la misma estructura que las demás cé­
que si bien sus células se disponen en teji­ lulas y, en esencia, es una acumulación de
dos, éstos no constituyen órganos. Son ani­ materia viviente (protoplasma) rodeada por
males de fondo y viven fijos en las rocas; su una membrana y en cuyo seno se encuentra
tamaño y forma varían ampliamente de unas un núcleo constituido por materiales espe­
especies a otras, y aun dentro de cada una de ciales. Esta definición, esquema sumamente
ellas, pero en general su cuerpo, frecuente­ simplificado de lo que es una célula, es apli­
mente de aspecto gelatinoso, presenta una cable no sólo a las de los restantes animales,
gran cavidad central rodeada por la propia sinó también a las de los vegetales. Por esa
pared del animal y que comunica con el ex­ razón se considera que la célula es la unidad
terior a través de un gran orificio llamado ós­ estructural y funcional de animales y vegeta­
culo. En los casos más sencillos, el agua de les.
mar pasa con sus partículas alimenticias a Pero, dentro de la simplicidad propia de los
través de unos diminutos poros de la superfi­ Protozoos, hay una gran diversidad de deta­
cie externa del cuerpo, en comunicación con lles en su estructura celular, sistemas de loco­
unos finísimos canales, y llega así hasta la moción, modos de vida en relación con el
cavidad central, en donde tales partículas son medio ambiente y tipos de nutrición. Así, por
captadas por un tipo especial de células, lla­ ejemplo, la ameba, propia de los estanques
madas de collar, distribuidas por la superficie de agua dulce y limpia, se caracteriza por te­
interna, las mismas que, agitando su largo fi­ ner la superficie celular sumamente blanda,
lamento (flagelo), han originado la corriente lo que le permite cambiar constantemente de
de agua. Finalmente el agua filtrada sale al forma mediante una serie de prolongaciones
exterior por el ósculo; así es como el animal más o menos digitiformes que emite y que le
establece una corriente continua de agua que permiten avanzar lentamente por la superfi­
en las grandes colonias puede ser de hasta cie y capturar al mismo tiempo las partículas
1.500 litros por día. Cuando la complejidad alim enticias de que se nutre, simplemente
es mayor, las células de collar se distribuyen envolviéndolas con su propio cuerpo. Los lla­
en cámaras. mados flagelados se caracterizan por mover­
Es interesante tener presente que lo que habi­ se gracias a un largo filamento (fagelo), y en­
tualmente conocemos de la esponja no es tre ellos se encuentran formas autótrofas, es
más que su esqueleto: la parte muerta que decir, capaces de realizar la fotosíntesis (véa­
queda después de la desaparición de todos se la lámina C/3), que rfepresentan el punto
los elementos celulares vivos. Los elementos de entronque entre el reino animal y el vege­
integrantes del esqueleto toman formas geo­ tal, pero tampoco faltan las formas parásitas.
métricas, y químicamente suelen ser calcáre­ Los ciliados, como el paramecio, se mueven
os o silíceos, aunque en ocasiones están for­ mediante finas pestañas (cilios).

ATLAS DE LA^NATURALEZA
Las e s p o n ja s
y los a n im a le s m icro scó p ico s

Espícuias

atrial

Fig. 1.- Esquem a de una esponja. Fig. 2.- Los tres tipos d e esp on jas: a scon , sycon y le uco n.

Fig. 3 .- Tres especies d e esp onjas.

Fig. 4 .- U n
flagelado.

Fig. 5.- Un
infusorio.

Fig. 6 .- U n rad io lario .

Fig. 7.- V arias esp ecies de Fig. 8.- Vo rticella


Rizópodos. (infusorio).

LOS ANIM ALES IN VERTEBRA D O S


35
Las plantas. Sus órganos

EL TALLO feriores, que oscilan entre 0,1 y 1 metro/hora.


Pero el tallo no es un órgano estático; se da en
En el Reino Vegetal, lo mismo que en el Ani­ él un doble tipo de crecimiento: en longitud y
mal, existen varios niveles de complejidad de en grosor. El crecimiento en longitud se debe a
organización, de tal manera que en él se en­ la yema del ápice, en cuyo extremo se halla un
cuentran también formas microscópicas unice­ pequeño grupo de células que dan origen a
lulares o de reducido número de células; otras, nuevos tejidos; de la zona inferior inmediata
mucho mayores, como numerosísimas algas y surgen las nuevas hojas, y todo el conjunto está
hongos pluricelulares, de organización bastante protegido por hojas escamosas. En primavera,
sencilla y, finalmente, los heléchos y las plantas éstas caen y se produce el crecimiento por alar­
con flores (fanerógamas), únicas dotadas de un gamiento, mientras las yemas laterales de los
alto grado de complejidad al presentar raíz, ta­ nudos dan origen a nuevas ramas. El crecimien­
llo, y hojas verdaderos. to en grosor se hace necesario en aquellas plan­
El tallo, en estas plantas, representa el órgano tas que viven más de un año; al aumentar el
intermedio entre las hojas, con función asimila­ número de hojas en primavera ha de aumentar
dora y nutritiva, y la raíz, con función a la vez también el de elementos conductores. Así, el
absorbente y de fijación. Por esa razón es órga­ cámbium es el anillo de crecimiento situado
no conductor, a través de sus tubos y vasos, de entre el conjunto de vasos leñosos o leño y el
sustancias nutricias, al mismo tiempo que lo es de los tubos cribosos (floema o líber), que du­
de sostén, y gracias a su consistencia la planta rante la primavera, el verano y parte del otoño
se mantiene en posición adecuada. En conse­ produce una nueva capa de leño o anillo anual
cuencia, el hecho de que en el tallo predomi­ de crecimiento, hacia el centro del tallo, y ha­
nen estos dos tipos de elementos o tejidos, los cia fuera, nuevas capas de tubos cribosos. Así,
de conducción o conductores y los de sostén, pues, el leño, interno, y el floema, externo, per­
muy resistentes, no tiene nada de sorprendente. manecen siempre separados por el cámbium. El
Hay dos clases de tejidos conductores: los va­ crecimiento se interrumpe cada invierno, y en
sos leñosos y los tubos cribosos. Los primeros la sección del tronco de muchos árboles el nú­
están formados por células muertas, más o me­ mero de anillos corresponde al de años de
nos alargadas, cuyos tabiques de separación se edad. Externamente, el tallo joven, todavía ver­
han disuelto, constituyendo así vasos de gran de, está protegido por una finísima piel que
longitud interrumpidos únicamente a intervalos pronto se desprende para ser sustituida por un
de unos 10 centímetros, y en algunas plantas tejido protector muerto que, lentamente, se
hasta de varios metros. Dado que a lo largo de agrieta y desprende junto con las capas más
ellos circula el agua con sales disueltas proce­ viejas de floema: es la corteza.
dentes de la raíz, en sentido ascendente hacia Los tallos pueden presentar múltiples aspectos y
las hojas, no es de extrañar que en sus paredes adaptaciones a funciones especiales; también
aparezcan abundantes refuerzos espirales o cir­ puede no haberlos. En las chumberas, el tallo,
culares de lignina que evitan su obstrucción. provisto de hojas transformadas en espinas, es
Por el contrario, los tubos cribosos están consti­ aplanado y desempeña el mismo papel asimila­
tuidos por largas series de células vivas alarga­ dor de las hojas, a la vez que, como en otros
das, pero separadas por tabiques con abundan­ cactos, almacena agua en cantidad durante los
tes perforaciones en forma de criba, a través de breves períodos de lluvia: es el llamado dado-
los cuales circula la llamada savia elaborada dio. Los rizomas son tallos subterráneos alarga­
procedente de las hojas, o sea el líquido conte­ dos, distinguibles de las raíces por tener hojas
niendo abundantes compuestos nutritivos ela­ escamosas y yemas. Buenos ejemplos son los
borados por la propia planta, el cual se dirige de la caña y el lirio; los rizomas, además de ser­
principalmente a aquellas partes que, por en­ vir a la planta de órgano de crecimiento por ra­
contrarse en pleno crecimiento y desarrollo mificación, son reservorios de sustancias nutri­
(ápice, flores, frutos, etc.), más los precisan. cias. Los tubérculos se caracterizan por su for­
La velocidad de circulación del agua en sentido ma ensanchada; los de la patata, ubicados bajo
ascendente (savia bruta), desde la raíz hasta las tierra, son a un tiempo órganos de reserva y de
hojas, varía notablemente de unas plantas a reproducción gracias a las yemas ("ojos") de
otras, según su transpiración, y aunque normal­ que están provistos. El bulbo, como la cebolla,
mente es de 1 metro/hora, como en el pino, no es un tallo corto y plano; de su parte inferior sa­
son raros los de 50 m/h en plantas de tipo her­ len raíces, y de la superior, hojas cargadas de
báceo. La savia elaborada circula en sentido as­ reservas y una yema, todo ello protegido por es­
cendente y descendente a velocidades muy in­ camas.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
36
El tallo
y la ye m a

Yema
terminal

Yema
axilar

Cotiledones

Fig. 1.- Esquem a de una Fig. 2.- R am ificació n Fig. 3 .- R am ificació n


p lanta. Sus órganos. sim p ód ica. m o no p ód ica.

Médula

Cámbium

Fig. 5.-
Yema.
Fig. 6 .- Corte Fig. 7 .- T allo vo ­
yem a. luble.

Fig. 4 .- C o rte de un ta llo , visto con


el m icro scop io .
Fig. 8.- Tallo
transform ado
en za rcillo s .

Fig. 1 0 .- Tallo Fig. 1 1 .- R izo m a. Fig. 12.- Tub érculo. Fig. 13.- Bulbo.
transform ado en
hojas (clad o d io ).

LAS PLANTAS. SUS Ó RG A N O S


37
Las plantas. Sus órganos

LA RAÍZ importancia que la raíz disponga de suficien­


te oxígeno, acumulado en los poros del sue­
En la planta, la raíz desempeña, en términos lo, imprescindible para la respiración de sus
generales, una doble función: la de elemento células; en caso contrario, éstas mueren, y
de anclaje en el terreno y, sobre todo, la de ello pone término a la actividad vital de toda
órgano activamente absorbente. Por su extre­ la planta. Esta es la causa de que muchas
mo inferior crece continuamente, lo que se plantas mueran al quedar embarrado el terre­
traduce en un lento avance hacia el interior no por exceso de riego o por inundaciones:
del suelo. Este extremo posee una especie de el agua ha desalojado al aire fuera de los po­
casquete protector, la pilorriza, que evita las ros que antes ocupaba.
posibles roturas y desgarros de la zona de También en la raíz existen, como es lógico,
crecim iento, situada algo más arriba, por elementos conductores de leño y floema. En
efecto del roce con el terreno; en consecuen­ la raíz joven, los vasos leñosos y los tubos
cia, la cofia está sometida a un continuo des­ cribosos forman cordones alternos, de modo
gaste y sus células han de renovarse progresi­ que entre dos cordones de xilema queda uno
vamente. de floema. Luego, al crecer en grosor, tam­
Pero la absorción del agua y de los compo­ bién se establece un cámbium, o sea un ani­
nentes nutritivos del suelo no se efectúa ni llo interno generador de células capaz de
por la cofia ni tan siquiera por toda la raíz; producir más leño hacia el centro y más tu­
sólo la parte situada cerca del extremo, en un bos cribosos hacia fuera, lo mismo que en el
corto intervalo de unos pocos centímetros, tallo. En aquellas zonas de la superficie cu­
desempeña tal función. Las células de esta yos pelos radicales ya han desaparecido se
zona, dotadas de finísima membrana, se pro­ desarrolla un tejido protector de células ge­
longan en forma de dedo, que, saliendo de la neralmente muertas, cuyas membranas se im­
cara externa, se introduce entre las partículas pregnan de suberina, la misma sustancia que
de suelo; tales prolongaciones son los llama­ integra las células muertas componentes del
dos pelos radicales (de 0,1 a varios milíme­ corcho (súber) en la corteza de numerosos
tros de longitud); el conjunto ofrece el aspec­ árboles.
to de una fina pilosidad, por lo que esta por­ Por su forma y características, se pueden re­
ción de la raíz recibe el nombre de zona pilí- conocer diversos tipos de raíces. Así, se habla
fera. Gracias a estos pelos, que son sustitui­ de la axonomorfa para describir la que pre­
dos continuamente por otros a medida que senta un eje principal largo con una serie de
desaparecen, la raíz ofrece una superficie re­ ramificaciones laterales poco abundantes, en
al de absorción unas diez veces superior a la contraposición a la ramificada, cuyo eje prin­
que tendría sin ellos. cipal, de escasa longitud, se divide en su ex­
De hecho, en la zona de la raíz se verifica un tremo en una serie de elementos semejantes
continuo trasiego de elementos nutritivos pa­ que, a su vez, se subdividen en otros de me­
ra la planta: el agua con las sales minerales nos diámetro. La napiforme, propia de la za­
disueltas que, al ascender por el xilema (va­ nahoria, el rábano y la remolacha azucarera,
sos leñosos), constituirá la savia bruta. El entre otros ejemplos, no es más que una raíz
agua penetra en la raíz hasta alcanzar una axonomorfa con el eje principal muy engrosa­
cierta presión interior, y ello explica, en par­ do, por haberse convertido en un órgano acu­
te, su posterior desplazamiento a lo largo del mulador de reservas para la propia planta.
tallo. Contrariamente a lo que cabría supo­ También se habla de raíces adventicias para
ner, la planta no dispone de toda el agua que designar las que se forman a partir de un pun­
se encuentra en el suelo; una buena parte to cualquiera de la planta, el tallo o las hojas.
queda siempre retenida en él y es por tanto Dentro de este grupo las hay de varios tipos.
inútil para el vegetal: en un suelo arcilloso, La fasciculada se caracteriza porque de la ba­
por ejemplo, puede haber un 35 por 100 de se del tallo salen varias raíces formando un
agua, pero la raíz sólo puede tomar un 20 manojo, como en el caso de la cebolla y de
por 100; el 15 por 100 restante permanece muchas gramíneas. Las tuberiformes, por el
en el terreno, y sin un nuevo aporte por riego contrario, aparecen con gruesos ensancha­
o lluvia, la planta en cuestión morirá. Entre mientos, muy típicos en la dalia. La hiedra
los elementos imprescindibles para el creci­ presenta raíces adherentes para sujetarse a los
miento y perfecto desarrollo del organismo muros y cortezas. Columnares son las que se
vegetal son de destacar el nitrógeno, el fósfo­ extienden desde las ramas al suelo, soportan­
ro, el potasio, el calcio, el magnesio y otros do el peso como verdaderas columnas en la
en menores cantidades. Es también de capital higuera del caucho o la de Bengala.

ATLAS DE LA^NATURALEZA
La r a íz
y su s m o d ifica cio n e s

Corteza Leño

Leño
Corteza

Cámbiur

Cámbium

¥ Fig. 2.-
F*g- 3 .- Estructura
Estructura A , corte d e i a raíz
se cu nd aria de
prim aria B, capa p ilífera.
la ra íz. \
la ra íz.

Barbadilla
Fibrosa Ramificada

Fasciculada

Axonomórfa

Napiformes Tuberosas

Tuberiformes
Adventicias en la
base del tallo

Adventicias en el Adventicias a lo Columnar Neumatóíoros Haustorios


ápice del tallo largo del tallo

Fig. 4 .- C lases y m o d ificacio n es d e la ra íz.

LAS PLANTAS .^SUS ÓRGANOS


Las plantas. Sus órganos

LA HOJA tera; contrariamente, cuando ofrece entrantes


diminutos e iguales, aserrada, y si éstos son
Con el de las hojas pasamos al estudio de los algo mayores, dentada. Los entrantes pueden
órganos de más trascendencia fisiológica pa­ llegar a ser muy grandes, hasta tal punto que
ra aquellas plantas que las tienen, puesto la hoja quede dividida en una serie de ele­
que, como veremos, es generalmente en su mentos separados, pero ¡guales, dando la im­
seno donde se verifican las reacciones quími­ presión de que cada uno de ellos es una "ho­
cas que hacen posible la vida de las plantas ja": en tal caso se dice que la hoja es com­
verdes que nos rodean, las mismas de aque­ puesta, y cada uno de sus elementos inte­
llas plantas que, aun siendo verdes, por su ta­ grantes recibe el nombre de folíolo. Es tam­
maño o estructura carecen de tales órganos. bién habitual dar a las hojas, según la forma
Este conjunto de reacciones químicas consti­ del limbo, nombres más o menos en conso­
tuye el proceso denominado fotosíntesis. nancia con aquellas figuras u objetos a los
Las hojas se forman a partir de unos diminu­ que se asemejan. Así, se habla de hojas aova­
tos bultitos laterales de la yema del tallo, y al das, ovales, cordiformes (en forma de cora­
desarrollarse adquieren el tamaño definitivo. zón), lanceoladas (en forma de punta de lan­
Los puntos sobre los que se insertan apare­ za), aciculadas (en forma de aguja, como las
cen frecuentemente algo engrosados, por lo del pino), etc.
que se les llama nudos. En una misma rama, Como ya se ha indicado anteriormente, en el
entre dos nudos consecutivos hay un espacio seno de la hoja se efectúan las transformacio­
o entrenudo. nes químicas que en conjunto integran la fo­
A pesar de la gran multiplicidad de formas y tosíntesis o función clorofílica. De manera
tamaños que presentan las hojas de las dis­ breve y resumida, puede decirse que es el
tintas especies de plantas, en general se pue­ proceso gracias al cual las plantas verdes son
den reconocer en ellas unas mismas partes: capaces de producir sus propios alimentos
la porción laminar ensanchada a la que debe orgánicos partiendo exclusivamente de dos
su superficie la hoja es el limbo; el pecíolo, compuestos minerales (inorgánicos): el agua
por el contrario, es el pedúnculo estrecho y del suelo y el anhídrido carbónico del aire.
delgado que sostiene el limbo y lo une al ta­ En las células de la hoja estos dos compues­
llo, y la base, que a veces forma la vaina tos se unen y el resultado es la producción
cuando abraza en mayor o menor grado al de azúcares a la vez que se desprende oxíge­
tallo. Cuando carece de pecíolo, se dice que no como residuo. Pero este proceso, la foto­
la hoja es sésil. síntesis en sí, de extrema complejidad, preci­
En aquellas hojas cuyo limbo es más o menos sa de algo indispensable para que se realice:
delgado es fácil descubrir, sobre todo en la la energía en forma de luz. El color verde de
cara inferior, una serie de haces conductores las plantas es debido a que las células próxi­
que recorren su superficie siguiendo determi­ mas a la superficie, especialmente las de las
nadas direcciones, que varían de unas a otras hojas, están provistas de un pigmento verde,
especies de plantas, pero se mantienen muy la clorofila, cuya función exclusiva es captar
constantes en cada una de ellas: son los ner­ la luz durante el día, haciendo así posible la
vios de la hoja. En términos generales, las dis­ fotosíntesis; de noche, precisamente por falta
tintas disposiciones de los nervios en las hojas de luz, ésta no se lleva a cabo.
pueden reducirse a tres tipos principales: En consecuencia, gracias a la fotosíntesis las
cuando hay un nervio central, principal, del plantas verdes (con clorofila) no dependen de
que salen ramificaciones laterales a diversa otros seres vivos para nutrirse; bien al contra­
altura, se dice que la nervadura es pinnada, y rio, todos los animales, directa o indirecta­
la hoja, pinnatinervia; si, por el contrario, ya mente, dependen siempre de los vegetales.
de la misma base del nervio principal parten Los hongos carecen de clorofila, no pueden
las ramificaciones en direcciones divergentes, llevar a cabo la fotosíntesis, y, por tanto, han
la nervadura es palmeada, y la hoja palmati- de nutrirse parásitamente a costa de otros or­
nervia; cuando los distintos nervios están dis­ ganismos, o han de vivir saprofitamente so­
puestos paralelamente, tenemos la nervadura bre materiales orgánicos diversos: las setas se
paralela propia de las hojas de la caña, del desarrollan en los bosques sobre el mantillo
maíz del trigo, etc., llamadas paralelinervias. de hojas en descomposición. Casi el 90 por
Tampoco hay uniformidad en lo que se refie­ 100 de la materia orgánica producida en to­
re a las características del borde de la hoja. Si do el planeta por fotosíntesis se debe a las al­
el contorno es liso, se dice que la hoja es en­ gas microscópicas del mar.

ATLAS DE LA^NATURALEZA
La h o ja
y s u$ fo rm a s 0/3

y i\ ^
Asimétrica
m m Emarginada
W
0vad¡,
^
Lanceolada

"O
óval y i
Oblonga

< •
Acicular Acinaciíorm e
Fig. 2 .- C la se s d e h o ja s según el borde.
F ig . 1.- Esquem a de
una hoja.

4 - A
Pinnatipartiq.j
* 4 '>
Tripinnatisecta
Pinnatifida
Bipinnatisecta

Fig. 3 .- C la se s de hojas según el lim bo .

Paripinnada
3 j*
$5 W
Trilobada

lmparipini1l>tla Aristatla

*4
Vr'*
Paralelinervia Capilar
Lirada Bicompuesta
Fig. 4 .- C la se s d e nervadura.
Fig. 5.- H o ja s com puestas.

Z a r c illo s form ados Vain a y lígula


p o r e l raquis foliar Filodios A scid io s
origen foliar
Fig. 6 .- M o d ificacio n es de las hojas.

LAS PLANTAS. SUS O R G A N O S


41
Las plantas. Sus órganos

LA FLOR flor, el cá liz; por el contrario, los segundos


forman en conjunto la corola, envoltura in­
El conjunto de los vegetales vivientes puede terna, también de hojas transformadas, con
dividirse en dos grupos, según su forma de cuyos tonos, preferentemente rojizos, azula­
reproducirse. El primero está integrado por dos o amarillentos, la flor atrae fácilmente a
todas aquellas plantas que, con sistemas muy los insectos.
diversos de reproducción, carecen siempre En la parte central quedan, por tanto, los es­
de flores: es el de las plantas criptógamas; en tambres y carpelos, los órganos masculinos y
el segundo se reúnen todas las que se repro­ femeninos, respectivamente, como ya se ha
ducen por medio de unas agrupaciones de indicado. En general, el estambre presenta
órganos especiales destinados a este fin, típi­ dos partes claramente distintas, el filamento,
cas para cada especie: las flores. Por tal moti­ cuyo extremo inferior se inserta en la flor a
vo, a todas las plantas que tienen flores se las modo de finísimo tallito, y la antera, de for­
denomina fanerógamas. ma ovoide, situada en el extremo libre. Mien­
Del mismo modo que la raíz tiene como fun­ tras el papel del filamento se reduce al de un
ción, por un lado, el anclaje en el suelo, y, simple soporte, el de la antera es trascenden­
por otro, la absorción de diversas sustancias tal, puesto que el polen, imprescindible para
de éste, el tallo proporciona al vegetal un so­ la ulterior fecundación de la flor y desarrollo
porte aéreo y la conducción de tales elemen­ del fruto, se forma precisamente en los cua­
tos nutritivos, y la hoja produce el alimento tro sacos (por esa razón denominados políni­
orgánico necesario, la flor tiene como fun­ cos) en que se divide su espacio interior. Du­
ción concreta y específica facilitar la perpe­ rante la época de floración es fácil compro­
tuación de la especie a través del tiempo y bar la existencia del polen en los estambres;
del espacio, evitando que se extinga. basta rozar las anteras con los dedos para
De hecho, las características de las flores va­ que éstos queden finamente tiznados de un
rían enormemente de una especie a otra, polvillo generalmente amarillo.
aunque se mantienen constantes dentro de Son múltiples las variaciones que la flor pue­
cada una de ellas. Por esta razón no se puede de presentar en cada caso concreto, tanto
dar una descripción "tipo" aplicable en todos por el tamaño, forma y número de sus distin­
los casos, pues existe una gama amplísima tos elementos como por la desaparición o
de grados de complejidad. Esencialmente, lo ausencia de otros. Así puede ocurrir que en
más importante, en cualquier caso, son los una flor falte el cáliz, y diremos que es asé­
órganos reproductores que la flor encierra: pala; si carece de corola, apétala; si de am­
los estambres, masculinos, y los carpelos, fe­ bos, desnuda o aclamídea (sin clámide = tú­
meninos. Una flor podrá ser grande o peque­ nica). En cuanto al conjunto de los estam­
ña, vistosa o no, pero en ningún caso podrán bres, o androceo, puede suceder que su nú­
faltar en ella los órganos reproductores; si los mero coincida con el de los pétalos, cuando
tiene de los dos tipos, masculinos y femeni­ éstos existen; que sea el doble, y aun el triple
nos a la vez, se dice que es hermafrodita; si o más. Es frecuente, además, que los diversos
de un solo tipo, unisexual (de un solo sexo) estambres estén total o parcialmente unidos
masculina o femenina, según el caso. Una unos con otros, formando a modo de uno,
flor como la descrita, sin más elementos, re­ dos o varios manojos.
presentaría el grado de mínima complejidad, Es de destacar el hecho de que, salvo raras
del que son buenos ejemplos la del pino y la excepciones, las flores, paralelam ente al
del abeto, a las que, por carecer de otros ele­ mundo animal, también presentan simetría.
mentos envolventes, se denomina desnudas; Unas veces, como en la rosa silvestre y otras
de ahí su falta de vistosidad. Pero, normal­ muchas, las piezas de sus envolturas, lo mis­
mente, las flores presentan colores vivos que mo que sus estambres, ofrecen una simetría
las hacen resaltar de su entorno, destacando de tipo radiado, del mismo tipo que la que
claramente, y que se deben a otros órganos presenta externamente la estrella de mar, con
que rodean a los reproductores, los sépalos y un eje central. Otras, como en el guisante o
pétalos, en general. Los primeros son hojas las orquídeas, no depende de un eje, sino de
transformadas, casi siempre de color verde, un plano que divide la flor en dos mitades
que constituyen la envoltura externa de la exactamente iguales.

ATLAS DE LA^NATURALEZA
La flo r

Partes de una flor.

Aclavelada

’í
I
Gibosa Tubulosa Infundibuliforme
Acampanada

Fig. 2 C o ro las.

Fig. 3 .- Estam bre.

Fig. 5 .- Form as de
estam bres.

LAS PLANTASU5US ÓRGANOS


Las plantas. Sus órganos

LA FLOR. libre un diminuto poro, el micrópilo.


LAS INFLORESCENCIAS Recibe la denominación de inflorescencias el
conjunto de ramificaciones rematadas por
La parte femenina de la flor, el gineceo, está flores. En consecuencia, su estudio no es más
formada precisamente por el conjunto de los que un caso particular del de la ramificación
carpelos, cuyo número varía considerable­ del vástago. Puede ocurrir que en la inflores­
mente según la especie vegetal de que se tra­ cencia se advierta la existencia de un eje
te. En líneas generales, el carpelo consta casi principal de desarrollo y crecimiento predo­
siempre de tres partes: la inferior, en forma minante sobre los laterales; cuando así ocu­
de recipiente más o menos abombado, en rre se dice que es de tipo racemoso (inflores­
cuyo interior se encuentran los óvulos: es el cencia racemosa). Si, por el contrario, al lle­
ovario; la superior o estigma, abierta al exte­ gar a cierto estadio, se detiene o disminuye el
rior, es idónea para la retención del polen fe­ crecimiento del eje principal y el desarrollo
cundante gracias a la finísima capa de mucí- prosigue gracias a una o varias ramificacio­
lago pegajoso que la recubre, y generalmente nes laterales, se dice que es del tipo cimoso
se presenta además una porción alargada, (inflorescencia cimosa). Sin embargo, en am­
como el cuello de una botella, intermedia bos casos caben múltiples particularidades
entre ambas, cuya misión es nutrir los granos en el desarrollo de los elementos laterales, lo
de polen destinados a fecundar los óvulos que determina el aspecto y características de
del ovario: es el estilo. los distintos tipos de inflorescencias, algunos
Cuando el gineceo consta de varios carpelos, de cuyos ejemplos se describen a continua­
puede ocurrir que éstos permanezcan libres y ción.
cada uno de ellos constituya un pistilo, o que Entre las racemosas son de destacar: el raci­
se junten formando un pistilo único (y, por mo, la espiga, el espádice, el corim bo, la
tanto, compuesto por cada uno de los carpe­ umbela y el capítulo, todas ellas muy fre­
los concrescentes), circunstancia que se ma­ cuentes en la naturaleza. El racimo se carac­
nifiesta en el interior del ovario por la apari­ teriza por presentar el eje principal típico,
ción de tabiques más o menos desarrollados del que parten los pedúnculos laterales, re­
en las zonas de unión de los distintos carpe­ matados por sendas flores; si tales pedúncu­
los. Hay que añadir, empero, que tal concres- los se reducen y las flores llegan a Insertarse
cencia puede ser total si interesa a todo el directamente en el tallo principal, entonces
pistilo, o parcial, si afecta sólo a los ovarios y tenemos la espiga, como la de la verbena co­
estilos, quedando libres los estigmas, y en mún; la "espiga" del trigo es compuesta (for­
ocasiones únicamente el ovario, en cuyo ca­ mada de espigas simples). El espádice se di­
so quedan libres estilos y estigmas. ferencia de la anterior en que el eje central es
Sea como fuere, en el interior del ovario carnoso y grueso. En el corimbo, las ramifica­
siempre se encuentran unos a modo de dimi­ ciones son de distinta longitud: las más largas
nutos granitos de alrededor de un milímetro son las de la parte inferior; por el contrario,
de diámetro, en número variable, sujetos a la las de la umbela son todas ¡guales y surgen
pared del carpelo o pistilo por finos pedún­ de un solo punto del eje principal, y en el ca­
culos. Cada uno de tales corpúsculos es un pítulo se han reducido hasta insertarse direc­
primordio o rudimento seminal, y su corres­ tamente las flores en el extremo ensanchado
pondiente pedúnculo, un funículo. En conse­ del eje.
cuencia, debe tenerse en cuenta que los bul- Entre las inflorescencias cimosas más impor­
titos que se observan, a menudo con el sim­ tantes señalaremos: el pleocasio, el dicasio,
ple auxilio de una lupa, en el interior del el drepanio y el ripidio. En el pleocasio, el
ovario de una flor, no son más que los pri­ crecimiento continúa por varias ramas latera­
mordios seminales, y no los óvulos, como se les insertas cerca del extremo superior del eje
podría pensar: éstos son microscópicos y se principal; si son sólo dos las ramas laterales
forman en el interior de aquéllos gracias a un que prosiguen el crecimiento, se trata de un
complicado proceso de divisiones nucleares dicasio, y si es una sola, que a su vez produ­
que dan como resultado la formación de ver­ ce brotes sucesivos, se la denomina monoca-
daderas células germinales u óvulos (ovocé- sio. El drepanio y el ripidio o flabelo, ambas
lulas), una en cada primordio, resguardada con los sucesivos brotes en un mismo plano,
por otros tejidos y por uno o dos tegumentos pero alternando a cada lado en el primer ca­
especiales que rodean al conjunto desde la so, y a un mismo lado en el segundo, son
base, o calaza, hasta el ápice, pero dejando ejemplos de monocasios.

I ATLAS DE LA N ATU RALEZA


44
La s in flo re s c e n c ia s

Rudimentos
seminales

Fig. 2.- Form ación del ovario


por una hoja carp elar.

Fig. 1.- El pistilo. Fig. 3.- Vario s tipos de g¡ neceo .

compuesta

Fig. 4 .- D iversos tipos de in flo rescencias.

LAS PLANTAS. SUS Ó R G A N O S


45
Las plantas. Sus órganos

LA SEMILLA Y EL FRUTO microscópico), bien introduciéndose por la


base o atravesando los tegumentos protecto­
Sólo en muy pocos casos, incluso cuando la res. La célula vegetativa degenera y termina
flor es hermafrodita, el polen pasa de los es­ por desaparecer, mientras una de las células
tambres al estigma de la misma flor para su espermáticas, que han quedado reducidas a
fecundación y para la ulterior formación del sus núcleos, se une a la ovocélula y la otra a
fruto; en general, llegado el momento propi­ otra célula aneja. Por consiguiente, en el pri­
cio, la polinización se efectúa entre flores mordio seminal se efectúan dos fecundacio­
distintas, de manera que el polen efectúa un nes: es el fenómeno llamado de la doble fe­
desplazamiento más o menos importante, cundación; la primera de ellas (en que se une
principalmente por dos sistemas: gracias al un núcleo espermático al núcleo de la ovo-
viento en aquellas plantas — el pino, el ave­ célula) dará como resultado la formación del
llano, el abedul, el olmo, etc.—, en las que embrión de la nueva planta; la segunda (en
la flor es poco vistosa y pasa desapercibida, que se une el otro núcleo espermático al nú­
o, en caso contrario, mediante pequeños ani­ cleo de la otra célula) dará origen a la forma­
males, sobre todo insectos y aves que, en ción de un tejido alimenticio de reserva. En
busca de alimento, se sienten especialmente la superficie del primordio se desarrolla una
atraídos por el color u olor del néctar floral, a cubierta protectora, al tiempo que el embrión
cuyas patas y alas, o a todo su cuerpo, se pe­ y el tejido reservante se hacen más conspi­
gan los granos de polen, ligeramente agluti­ cuos, hasta quedar así definitivamente forma­
nados, que quedan luego sobre el estigma de da la sem illa. Tal sería el proceso en una
otra flor adonde aquéllos acuden a continua­ planta como el guisante, la judía, etc.
ción. Cuando se efectúa la fecundación, la flor
Es evidente que las cantidades de polen pro­ cambia de aspecto: pierde, generalmente, los
ducidas por las plantas cuya polinización de­ pétalos, y el ovario aumenta sus proporcio­
pende del viento son verdaderamente ingen­ nes hasta convertirse en el fruto, que, por ser
tes, puesto que la mayor parte de los granos portador de las semillas, contribuirá a la per­
se pierden en su viaje por el aire y no llegan petuación de la especie mediante su propia
a su destino. Esto explica las llamadas "llu­ dispersión por el viento, por los animales que
vias de azufre" de los pinares, a consecuen­ lo tomen como alimento o a cuyo cuerpo se
cia de la liberación masiva de polen. Contra­ adhiera, o por las corrientes de agua que lo
riamente, aquellas en las que la polinización arrastren, según las características y dispositi­
la llevan a cabo los insectos (y a veces las vos del fruto de que se trate.
aves), lo producen en cantidades muy infe­ Se pueden reunir los distintos tipos de frutos
riores, puesto que las pérdidas son en com­ en dos grandes grupos: simples, los que pro­
paración mucho menores. ceden de un único ovario, y compuestos, los
El grano de polen, de tamaño microscópico, que proceden de varios carpelos distintos de
presenta una cubierta externa, dura y resis­ una misma flor. Además, pueden ser secos o
tente, que envuelve y protege su contenido carnosos, y, a su vez, entre los simples se ha­
interior: una célula vegetativa y otra generati­ bla de frutos dehiscentes, para designar a los
va. Cuando ya se ha producido la poliniza­ que se abren dando salida a las semillas, en
ción, el grano de polen, que se encuentra por contraposición a los indehiscentes, que per­
tanto en el estigma, emite a través de uno de manecen sin abrirse. Entre los secos y dehis­
los poros (generalmente tres) de su membra­ centes cabe destacar las legumbres, propias
na una prolongación digitiforme a modo de de las leguminosas; las llamadas cápsulas es­
tubo, por esta razón denominada tubo políni­ tán formadas por dos o más carpelos unidos.
co, en el que se encuentran la célula vegeta­ Entre los secos e indehiscentes el más impor­
tiva y dos células espermáticas resultantes de tante es la núcula o nuez, típica de la encina,
la división en dos de la primitiva célula gene­ el abedul, el castaño, etc. Pero los frutos más
rativa; en conjunto contiene, pues, tres célu­ conocidos son los carnosos: la drupa sólo lo
las cuyos destinos veremos a continuación. es por su parte externa, la Interna constituye
Lentamente, a una velocidad de uno o dos el "hueso" (melocotón, cereza, etc.); los lla­
milímetros por hora, el tubo polínico avanza mados pom os, pera y manzana, tienen el
descendiendo por el estilo hasta el ovario, "corazón" coriáceo; las bayas son totalmente
donde alcanza el primordio seminal, en cuyo carnosas, y así tenemos la naranja, el limón,
interior penetra, bien por el mlcrópilo (poro la sandía, el melón, etc.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
46
La se m illa
y el fru to 23

Tubo
polínico

¡rano de
Rudimento
Fig. 2 Form ación del tubo seminal
Embrión p o lín ico .

Fig . 3 .- Fecund ación.

Cotiledones
Fig. 5 .- D isp ersió n de
Fig. 4.- Partes d e una se m illa.
la se m illa.

Legumbres
Cápsulas
Balausta Aquenio
Fig. 6 .- Frutos secos. y nuez

Baya
Baya
bicarpelar
pluricarpelar

Baya
tricarpelar

.. ■

Conocarpo Pol ¡drupa

Fig. 7.- Frutos carnosos.

LAS PLANTAS. SUS Ó R G A N O S


47
Las plantas. Sus clases

LAS PLANTAS CON FRUTO que permanece en el interior de la semilla; de


ahí el nombre de monocotiledóneas con que se
Si dentro del Reino Animal el extremo superior designa al grupo. Además, en los individuos
de las grandes líneas evolutivas está representa­ adultos existe una serie de detalles que permi­
do por la de los Vertebrados, en el Reino Vegetal ten distinguirlos fácilmente; así, por ejemplo,
lo está por la de las plantas con flores (Faneróga­ los nervios de las hojas tienden a disponerse
mas). Y no deja de ser menos sorprendente y paralelamente unos a otros (hojas paraleliner-
cierto que, también paralelamente, los vegetales vias);eI tallo, salvo rarísimas excepciones, man­
de un país o región se agrupan de una manera tiene su grosor constante a lo largo de toda su
más o menos constante para constituir las llama­ vida, lo mismo si se trata de una planta anual
das comunidades vegetales, cada una de las que de una de gran longevidad, como la pal­
cuales está integrada por diversas especies entre mera, cuyos elementos conductores no aumen­
las que se establecen complejísimas relaciones, tan (y, por tanto, tampoco el diámetro del tron­
únicamente cognoscibles mediante detenido es­ co, sensiblemente constante) al permanecer
tudio. Entre las más comunes y conocidas desta­ constante el número de hojas. Los elementos
can el pinar, el hayedo, el encinar, etc. florales se disponen generalmente en grupos de
Las Fanerógamas o plantas con flores se pueden tres: dos envolturas externas de tres piezas, dos
dividir en dos grandes grupos: en el primero se grupos de tres estambres y tres carpelos.
reúnen todas las fanerógamas cuyas flores pro­ De características antagónicas a las anteriores
ducen semillas encerradas en el interior de un es el grupo de las angiospermas dicotiledóneas,
fruto: es el de las Angiospermas; en el segundo, al ser totalmente opuestos los rasgos que las de­
todas las demás, es decir, aquellas cuyas flores finen y hacen reconocibles. El embrión de la
producen también semillas, pero que no están semilla casi siempre presenta dos hojitas o coti­
contenidas en el interior del fruto: es el de las ledones (raramente uno solo o más de dos) que
Gimnospermas (gimnos = desnudo: sperma = emergen del suelo al producirse la germina­
semilla). Las Angiospermas, pues, son plantas ción, contribuyendo al desarrollo de la nueva
con semillas y frutos (aggelon = vaso, recipien­ planta bien con sus reservas, bien con su activi­
te; sperma = semilla); las Cinospermas presen­ dad fotosintética. Las hojas, generalmente pe-
tan semillas, pero jamás frutos. cioladas, presentan nervadura reticulada. En el
Se conocen alrededor de unas 170.000 espe­ tallo existe un cámbium que permite el aumen­
cies de angiospermas, la inmensa mayoría de to de los elementos conductores (haces Iibero-
las cuales son terrestres; las hay de agua dulce, leñosos) y el consiguiente crecimiento en gro­
y unas pocas son marinas e incluso, algunas, sor, a medida que el vegetal se desarrolla y con
parásitas de otras plantas. Representan, con ello sus necesidades son cada vez mayores. En
mucho, no sólo el grupo más evolucionado del cuanto a las flores, sus piezas se disponen en
reino vegetal, sino también el que mayores be­ grupos de cuatro o de cinco (cinco sépalos, cin­
neficios directos proporciona al hombre, puesto co pétalos, dos grupos de cinco estambres y
que en él se encuentran prácticamente todas las cinco carpelos; lo mismo para las de cuatro),
plantas de cultivo forrajeras y buena parte de pero evidentemente son frecuentísimas las mo­
las de adorno. Pero, ya de entrada, si establece­ dificaciones y reducciones del número de sus
mos comparaciones entre distintas angiosper­ elementos.
mas, nos encontraremos con un hecho trascen­ Vista esta panorámica general, daremos una
dental: aparte la presencia del fruto, común a brevísima ojeada a las familias más importantes
todas ellas, muestran la existencia de dos tipos de monocotiledóneas y dicotiledóneas. Entre
estructurales básicamente distintos, que vere­ las primeras destacaremos las gramíneas, con
mos a continuación. numerosas especies, algunas de gran importan­
A primera vista nada parece tener en común cia económica, como el arroz, el trigo, la ave­
una palmera o un cocotero con el trigo, la caña na, la cebada, la caña de azúcar, el maíz, etc.
de azúcar, la cebolla, la azucena, el nardo, etc., De la familia de las palmáceas destacaremos la
y, sin embargo, todas responden a un mismo palmera datilífera y el cocotero; los plátanos y
plan estructural. Recordemos por un momento bananas pertenecen a las musáceas. Entre las
que dentro de la semilla se encuentra siempre segundas citaremos solamente las fagáceas, con
el embrión, es decir, el esbozo "en miniatura" las hayas, las encinas y los robles: las cruciferas,
que dará la nueva planta cuando se desarrolle: reconocibles por sus cuatro sépalos y pétalos
se trata de destacar aquí que en todos estos en cruz, y más de 3.000 especies (coles, rába­
ejemplos citados el embrión de la nueva planta nos, etc.), y las rosáceas, con el almendro, el
presenta siempre una única hoja o cotiledón, peral, el manzano, etcétera.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
Las plantas
con fr uto Pl

Fig. 1 Trigo. Fig. 2.- Lirio cárd en o.

Fig. 3.- Rosal. Fig. 4 .- Estram onio.

LAS PLANTAS^SUS CLASES


Las plantas. Sus clases

LAS PLANTAS CON SEMILLA difusión. Dentro de la familia de los pinos


DESNUDA (pináceas), destacaremos los abetos, que se
pueden reunir en dos grandes grupos, el del
De todos son bien conocidos los grandes abeto rojo, con una especie, Picea abies,
bosques de pinos y abetos, tanto del Antiguo propia del centro y del norte de Europa, y
como del Nuevo Mundo, pero constituye un otra, Picea abovata, que llega hasta Siberia,
hecho realmente sorprendente el que en un resistiendo incluso los 50 grados bajo cero, y
pasado geológico remoto las gimnospermas que no se encuentra en España, ni siquiera
ofrecieran una riqueza de formas infinita­ en los Pirineos. La distribución del grupo de
mente superior a la actual, de tal manera los Abies, en el que se encuentra el abeto
que, desde su aparición en la Tierra, hace blanco, es la inversa: abarca la zona medite­
más de 300 millones de años, evolucionaron rránea desde Grecia hasta el Pirineo pasando
en muy diversos sentidos y diferentes direc­ por los Alpes y Apeninos; en Andalucía y
ciones, que hoy sólo podemos conocer gra­ Marruecos se encuentra una especie común
cias a las fósiles que encontramos por azar, de abeto (Abies pinsapo).
pero que nos muestran cómo en el transcurso La distribución del alerce (Larix) abarca la
del tiempo se ha producido ese progresivo zona de Europa central, sin llegar al norte, y
empobrecimiento. Baste decir, por ejemplo, por el sur tampoco alcanza los Pirineos. Es
que uno de los grupos fósiles, el de las llama­ árbol de hoja caduca, y sus hojas se encuen­
das Cordaitinas, estaba representado por ár­ tran agrupadas en número variable, pero su­
boles de más de 20 metros de altura que for­ perior a cinco, en el extremo de unas ramitas
maban inmensos bosques, y, sin embargo, se cortas de donde surgen. La misma disposi­
extinguieron hace ya unos 200 millones de ción adoptan las hojas del cedro, pero su
años. permanencia en el árbol durante todo el año
Dejando de lado unas pocas especies, el gran constituye un carácter distintivo respecto a la
núcleo actual de las gimnospermas lo inte­ especie anterior. Se extiende desde el Atlas,
gran las Coniferas. Son plantas de porte arbó­ en el norte de África, hasta el Himalaya, en
reo, o cuando menos arbustivo, hojas peque­ Asia.
ñas, alargadas o en forma de escama. Las flo­ Cuando se hace referencia al pino, debe te­
res son siempre unisexuadas (de un solo se­ nerse en cuenta que no se designa con tal
xo); las femeninas casi siempre se disponen nombre una especie en concreto, sino cerca
alrededor de un eje central y constituyen en de un centenar de ellas que, agrupadas en un
conjunto una inflorescencia con aspecto de solo género, Pinus, se encuentran repartidas
cono (de ahí la denominación de coniferas, tanto por el Antiguo como por el Nuevo
del latín conus = piña, y fere = llevar). Las pi­ Mundo. Una de las más comunes, pues se
nas de los pinos son buenos ejemplos de esta extiende por los lugares montañosos, desde
disposición; si se desgaja una de ellas se pue­ Escandinavia a Sierra Nevada, es la represen­
de observar fácilmente que están formadas tada por el pino silvestre o pino royo (Pinus
por gran número de escamas que se han en­ silvestris), cuyas hojas no sobrepasan los seis
durecido y constituyen un apretado conjunto, centímetros de longitud. Típicamente medite­
y en cuyas respectivas caras internas se desa­ rráneo es el pino piñonero (Pinus pinea), fácil
rrollan dos semillas o piñones provistos de un de reconocer por la forma de su copa, debi­
ala cada uno, lo que facilita su dispersión al da a la curvatura de sus ramas inferiores ha­
llegar a la madurez y separarse las escamas. cia arriba en busca de la luz.
Externamente, en la superficie de la piña se Los cipreses, aunque dentro de las coniferas,
observan numerosas series de prominencias, como los pinos, constituyen una familia apar­
los escudetes, dispuestas helicoidalmente; ca­ te, la de las cupresáceas. El ciprés común en
da escudete corresponde a una escama. las tierras españolas se encuentra como árbol
Las gimnospermas, además de ser vegetales de cultivo y probablemente sea originario del
de gran porte, presentan siempre crecimiento Mediterráneo oriental; su aspecto — sus pe­
secundario en grosor, y las coniferas, salvo queños conos leñosos y sus hojas escuami-
excepciones, se ramifican monopódicamen- formes— le hacen inconfundible. Los ene­
te, es decir, tienen un eje principal del cual bros y las sabinas presentan semillas carno­
salen las ramas. Es notable que entre la poli­ sas en lugar de conos leñosos: los órganos fe­
nización y la fecundación transcurra un largo meninos quedan rodeados por tres hojas que
período de tiempo, que en el caso del pino crecen y se hacen concrescentes y carnosas;
silvestre llega a ser de un año. las hojas de los primeros son aciculares, afi­
A continuación damos una breve reseña de ladas; las de las segundas son generalmente
los ejemplos más importantes, a tenor de su escamosas.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


50
Las plantas
con semilla desnuda

Fig. 1.- R am a d e p ino con flores m ascu lin a s y fem eninas.


Escam a de p in a. G ra n o de polen.

Fig. 5.- Cip reses. Fig. 6.- Pinos.

LAS PLA N TA S. SUS CLASES


Las plantas. Sus clases

LOS HELECHOS órganos reproductores sexuales masculinos


Y LOS MUSGOS (anteridios), y luego los femeninos (arquego-
nios). Los primeros, con el aspecto de dimi­
Desde hace cerca de 350 millones de años la nutas prominencias, producen espermatozoi­
superficie de nuestro planeta ha estado po­ des provistos de flagelos; los segundos tienen
blada por heléchos. Este dato, por sí solo, nos una forma que recuerda la de una botella, y
da idea, como en el caso de las gimnosper- en su vientre se encuentra una ovocélula; el
mas, de la antigüedad de estos vegetales, cuello, curvado, se llena de una sustancia ca­
científicam ente denominados Pteridófitos paz de atraer a los espermatozoides que, na­
(aunque con un sentido algo más amplio que dando por la fina capa líquida, podrán llegar
el término helécho), y de la importancia que al vientre.
tiene, para alcanzar un conocimiento cada Cuando un espermatozoide se une a una
vez más completo y profundo del grupo, el ovocélula, se produce su fecundación, y la
estudio o investigación de los fósiles que lle­ consecuencia es el desarrollo del embrión de
gan hasta nosotros. la nueva planta (al tiempo que el protalo
Aunque en general son vegetales de pequeño muere), igual a la de la primera fase del ci­
tamaño, como los que viven en los bosques clo, y, por tanto, capaz de producir esporas.
españoles, los hay arborescentes en los paí­ Las dos fases del ciclo son, pues, en resu­
ses tropicales. En conjunto se conocen alre­ men: el esporófito, grande y productor de es­
dedor de unas 15.000 especies repartidas por poras, y el gametófito, muy pequeño y pro­
todo el mundo. Como ya se ha indicado en ductor de células sexuales masculinas y fe­
otro lugar, su organización anatómica es meninas. Ambos se suceden el uno al otro
compleja: presenta raíz, tallo y hojas verda­ indefinidamente.
deros, de estructura muy parecida a la de las En los musgos, contrariamente a lo que suce­
fanerógamas, y, por ende, con idénticas fun­ de en los heléchos, nunca encontramos raíz,
ciones. Pero lo realmente curioso es su repro­ tallo y hojas verdaderos; su estructura es mu­
ducción mediante el sistema llamado alter­ cho más sencilla, y carecen prácticamente de
nancia de generaciones. En el ciclo vital de vasos conductores. La mayoría de ellos viven
todo helécho cabe distinguir dos fases. En la en los lugares húmedos, desde los países tro­
primera de ellas, el vegetal presenta la forma picales hasta la tundra ártica, pero los hay su­
y las características bajo las cuales nos resul­ mamente resistentes a la sequedad. La falta
ta familiar: sus hojas anchas, saliendo de un de haces conductores es la causa de su redu­
rizoma subterráneo (no visible exteriormen- cida altura, generalmente de unos milíme­
te), y casi siempre pinnadas, les otorgan un tros, aunque en ocasiones alcanzan el medio
aspecto inconfundible. metro. Como en los heléchos, su reproduc­
En la cara inferior de determinadas hojas se ción es alternante, con un esporófito y un ga­
pueden observar unas diminutas prominen­ metófito. La espora también da origen al ga­
cias, frecuentemente de color marrón en la metófito diferenciado en falsos "tallitos" y
madurez, denominadas soros. Estos órganos, "hojitas" (carecen de la estructura de los ver­
abiertos y vistos al microscopio, revelan que daderos), en el extremo de cuyas ramitas se
están formados por agrupaciones de orgánu- disponen los órganos sexuales, anteridios y
los más sencillos, los llamados esporangios, arquegonios.
en cuyo interior se forman multitud de espo­ La fecundación de la ovocélula del arquego-
ras microscópicas (provistas cada una de una nio conduce a la formación y desarrollo de
cubierta resistente) de características bien un embrión, que se convierte luego en el es­
distintas a las de la planta madre de donde porófito, alargado, cuyo pie se inserta en el
proceden. arquegonio del gametófito; la porción fila­
Así se inicia la segunda fase del ciclo: cuan­ mentosa o seta está rematada por la cápsula
do una espora transportada por el viento cae productora de esporas, cubierta por una co­
en terreno húmedo, germina, y de ella se ori­ fia, resto de la parte superior de la pared del
gina una plántula de unos pocos milímetros arquegonio, que permanece unida a ella al
(como máximo 2 centímetros) en forma de iniciarse el crecimiento. El esporófito vive,
corazón, adherida al suelo y provista de clo­ por tanto, sobre el gametófito y se nutre de él
rofila. Es el protalo, de aspecto laminar, en parasitariamente, sin llegar a constituir una
cuya cara inferior se desarrollan, primero, los fase independiente, como en los heléchos.

ATLAS DE LA_NATURALEZA
Los h e lé ch o s
y los m usgos

Soros en el
envés de las hojas Corle ele un soro

Fig. 1 Helécho.
Fig. 2.- R ep rod ucció n de
los heléchos.

Fig. 3 .- M usgos.

Fig. 4.- C o rle transversal Formación del esporangio


de un c a u lid io .
Fig. 5 .- R ep rod u cció n de los musgos.

LAS PLANTAS. SUS CLASES


53
Las plantas. Sus clases

LOS HONGOS Y LAS SETAS femenina que se fusionan en un momento


dado), o asexual, mediante esporas capaces
Hasta el momento, todas las plantas que he­ de engendrar por sí solas a un nuevo indivi­
mos visto estaban provistas de clorofila, el duo cada una. Veamos ahora cómo es el ci­
pigmento que hace posible la síntesis del al­ clo reproductor de un grupo común.
midón o sustancias análogas a partir del agua Las tan conocidas setas del campo, que per­
y del anhídrido carbónico, y, lo que es más tenecen a uno de los grupos más importantes
importante todavía, su organización era muy de hongos (científicamente conocidos por
compleja, sobre todo la de las fanerógamas y basidiomicetos), desarrollan en el suelo un
los heléchos, provistos de diversos tipos de micelio o conjunto de filamentos que puede
tejidos, cada uno con una función determi­ tardar años en formar el aparato productor de
nada (recordemos la organización de la raíz, esporas: es lo que corrientemente conocemos
del tallo y de la hoja). A partir de este mo­ con el nombre de seta; por tanto, en un lugar
mento no encontraremos ya un tan alto grado determinado puede no haber setas, aunque sí
de complejidad; es decir, todos los vegetales hongos en forma de simple micelio, difícil­
que veremos a continuación son mucho más mente observables en el campo.
simples, y la inmensa mayoría no presentan Si nos detenemos en la cara inferior del som-
verdaderos tejidos, por lo que reciben la de­ brerito de una seta, distinguiremos una serie
nominación de talófitos, en contraposición a de laminillas radiales; en ellas se forman las
los anteriores, los cormófitas (heléchos y fa­ esporas reproductoras de la seta, capaces de
nerógamas); los musgos en cierto modo ocu­ ser dispersadas por el viento hasta caer en
pan una posición intermedia. tierra. Si el lugar es adecuado, en el momen­
Los Hongos constituyen un pequeño mundo to oportuno realizan su germinación, con lo
dentro del reino vegetal. En líneas generales, que cada espora de las que subsisten origina
se puede decir que están organizados a base en el suelo un micelio constituido por hileras
de una serie de finísimos filamentos micros­ de células con un solo núcleo. Pero lo real­
cópicos que se ramifican en mayor o menor mente sorprendente es que no todas las espo­
grado, representando hileras de células pro­ ras son ¡guales, como cabría imaginar, y, en
vistas de un núcleo cada una y separadas o consecuencia, tampoco los micelios forma­
no por tabiques. Nunca presentan pigmentos dos: las hay masculinas y femeninas. Cuando
fotosintéticos, por lo que sus reservas de azú­ un micelio, masculino o femenino, se extien­
cares nunca son sintetizadas utilizando la luz de por el suelo pueden ocurrir dos cosas: que
como fuente directa de energía, sino todo lo crezca de modo teóricamente indefinido o
contrario: han de nutrirse o bien de la mate­ que en el curso de su desarrollo se encuentre
ria orgánica muerta, como las setas de los con otro micelio del sexo opuesto. Sólo en
bosques, y entonces diremos que son saprofi­ este caso se produce un micelio fértil: dos
tos, o bien de la materia orgánica que se en­ células, una masculina y otra femenina, se
cuentra en otros seres vivos, causándoles un juntan y dan como resultado una célula con
perjuicio, y diremos entonces que son parási­ dos núcleos (uno "paterno" y otro "mater­
tos; si, por el contrario, se asocian a ellos pa­ no"); al dividirse, engendra un nuevo micelio
ra la obtención de un mutuo beneficio, ten­ ("hijo"), cuyas células tienen dos núcleos; al
dremos los simbiontes, como los que forman entrecruzarse sus filamentos aparece la seta,
parte de los liqúenes. En cuanto al tamaño, que destaca de la superficie del terreno, y en
las especies conocidas, 50.000, oscilan enor­ cuyo sombrento se formarán nuevas esporas.
memente, desde las que pasan inadvertidas a Lo mismo podría decirse de los hongos que
nuestra mirada, como acontece con los mo­ crecen en las cortezas de los árboles. Bien
hos del papel, en cuyas manchas no pode­ distintas de todos estos hongos, por su forma
mos distinguir los individuos por ser micros­ y características, son las royas, de las que se
cópicos, hasta los que viven en los troncos conocen unas 5.000 especies, muy temidas
de los árboles y en el suelo y alcanzan en porque parasitan múltiples plantas de cultivo,
ocasiones incluso un metro de diámetro. entre ellas el trigo, la judía y otras, causando
La reproducción es muy diversa de unos gru­ enormes daños. El cornezuelo del centeno,
pos de hongos a otros, pero se puede afirmar sin parentesco con las royas, parasita el cen­
de un modo general que se reproducen por teno, en cuyas espigas desarrolla sus filamen­
uno de los dos sistemas básicos: sexual, me­ tos hasta formar unos cuerpos negruzcos, los
diante gametos (una célula masculina y otra "cornezuelos".

ATLAS DE LA_NATURALEZA
Los hongos
y la s s e t a s

Fig. 3.- Levadura de la


Fig. 2 .- P en icilio .
cerveza .

Fig. 1.- M oho del pan.

Fig. 6.-
Fig- 4.- O íd io M o rch eí la.

Fig- 8 - Trufa.

Fig. 9 - C lava ria s (com estibles).


Fig. 10- Cantarelos (com estibles).

F ,S - 1 1 - C h am piñones (com estibles).

F'g . 1 2 - A m anitas (venenosas).


Las plantas. Sus clases

LAS ALGAS corresponde a la de tales órganos. En lo rela­


tivo a la reproducción, en líneas generales
Siguiendo el camino descendente por el Rei­ podemos decir que presentan alternancia de
no Vegetal desde las formas más complejas generaciones a lo largo de su ciclo biológico,
hasta las más sencillas, nos encontramos, al con un gametófito y un esporofita, tal como
llegar a este punto, con las algas. Desde un hemos visto en los heléchos y los musgos.
punto de vista estrictamente científico, el tér­ Sin embargo, pueden ocurrir tres cosas: que
mino "algas" ha perdido gran parte de su va­ ambas generaciones, gametófito y esporofita,
lor (aunque se sigue utilizando), pues su sean ¡guales; que el esporofita tenga mayor
acepción es tan amplia que engloba organis­ desarrollo que el gametófito; e incluso que el
mos de muy diversas características y organi­ gametófito se reduzca tanto que llegue a de­
zación y que, en consecuencia, tienen muy saparecer.
poco en común. Prácticamente podemos de­ Entre las del primer grupo encontramos la lla­
cir que son sólo tres los rasgos que permiten mada dictiota, cuyo talo está ramificado; por
agrupar a esta serie de vegetales: la presencia el contrario, las laminarias, de amplia difu­
de clorofila, lo que permite que sean fotosin- sión, pertenecen al segundo, algunas de cu­
téticos; la sencillez de su organización, como yas especies alcanzan dimensiones extraordi­
corresponde a organismos talófitos; y su ca­ narias si nos referimos al esporófito, porque
rácter acuático, marinos o de agua dulce. en lo que al gametófito concierne es siempre
Por los restantes caracteres, las casi 18.000 de reducido tamaño, y en ocasiones micros­
especies conocidas ofrecen una gama de va­ cópico. Finalmente, en el fuco y el sargazo el
riación poco menos que infinita. Así su tama­ mismo esporófito produce en el extremo de
ño oscila desde dimensiones microscópicas sus ramas los órganos reproductores masculi­
hasta los 70 u 80 metros de longitud (son los nos y femeninos, en forma de pequeñas cavi­
organismos de mayor tamaño conocidos); en dades, en cuyo seno se forman los espermato­
cuanto al color, va desde el verde puro al ro­ zoides y las ovocélulas. Al llegar a la madu­
jo, por un lado, y al azul con tonalidades rez, ambos tipos de células quedan en liber­
violáceas, por otro, como consecuencia de tad y se copulan para dar un zigoto que, al
una extensa gama de pigmentos (más de desarrollarse, se convertirá en un nuevo espo­
quince) de distintas coloraciones que pueden rófito. Por tanto, es preciso hacer resaltar que
acompañar a la clorofila, enmascarando su en este último grupo la generación del game­
color verde y dando distintas tonalidades, se­ tófito ha desaparecido totalmente.
gún las diversas proporciones de los pigmen­ Las algas rojas, científicamente denominadas
tos y los que son predominantes. rodófitos (del griego rodón = color rosado),
Sin embargo, y a pesar de lo que podría pa­ aunque en general presentan coloraciones
recer, se las distribuye en tres grupos princi­ rojizas, hay casos en que se presentan en to­
pales, según los pigmentos predominantes y nos azulados o violáceos. Parece ser que se
otros rasgos: algas pardas, rojas y verdes. En desarrollan, aunque no de una manera abso­
cuanto al hábitat, siempre acuático, unas vi­ luta, a mayor profundidad que las algas par­
ven en el fondo, sujetas o no a él; otras, libre­ das, entre los 10 y 30 metros, pudiendo lle­
mente en el seno de las aguas marinas o dul­ gar hasta los 200, sin sobrepasarlos. Son casi
ces. Empezaremos por describir las que, en todas marinas, y sólo unas pocas son unice­
principio, presentan únicamente formas de lulares; la mayoría están bien diferenciadas
tamaño apreciable, no unicelulares: las algas en falsos órganos. Como es lógico, realizan
pardas y las algas rojas. la función clorofílica (fotosíntesis), y los pig­
Las algas pardas, así denominadas por ser es­ mentos acompañantes de la clorofila sirven
te, en general, su color (científicamente lla­ para captar más eficazmente la luz a una
madas Feófitos, del griego phaiós = color profundidad en que, por ser mayor, esto es
pardo), son prácticamente todas marinas. Vi­ más difícil; sin embargo, no sintetizan el tipo
ven fijas sobre los materiales del fondo en la de almidón corriente que conocemos (tipo
línea costera, a poca profundidad. Su grado patata), sino un tipo especial, denominado
de complejidad no es, ni mucho menos, uni­ almidón de florídeas. Su ciclo reproductor es,
forme, pues se encuentran formas constitui­ a veces, más complicado que el de las algas
das por simples haces de filamentos y otras pardas, por comprender tres generaciones.
que dan la impresión de tener "raíz", "tallo" Destacan las algas coralíneas, cuyas incrusta­
y "hojas", cuya estructura, sin embargo, no ciones de cal les dan aspecto de corales.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


56
Las
a lg a s

A L G A S PA RD A S

D ictiota.

Fig. 2.- Lam in arias.

A L G A S R O JA S

4 .- D eleseria. Fig. 5.- Lom entaria.

A LG A S V ERD ES

Fig. 8 .- C au ierp a . Fig. 9.- H alim ed a. Fig. 10.- C ara.

LAS PLANTAS. SUS CLASES


57
Las plantas. Sus clases

Las a/gas verdes presentan siempre este color y con ella la de todo el mar, se encuentra pre­
(por esa razón, científicamente se las conoce cisam ente en el componente vegetal del
por el nombre de clorófitos, del griego cloros plancton (fitoplancton), al ser éste en definiti­
= color verde). Contrariamente a las algas va el único capaz de realizar la fotosíntesis.
que hemos visto hasta el momento, com­ La dependencia del plancton vegetal con res­
prenden gran número de formas que son mi­ pecto a la luz explica que su abundancia sea
croscópicas o simplemente filam entosas, máxima hasta una profundidad de unos 50
aunque también las hay de talo bien diferen­ metros. Así, concretamente, de las llamadas
ciado en falsas "raíces", tallos y "hojas". La diatomeas, típicas por presentar una cubierta
mayoría, de exiguas dim ensiones, son de silícea formada por dos valvas, hay cerca de
agua dulce, y prácticamente sólo las de gran medio millón en un solo litro de agua. Otros
tamaño viven en el mar. Entre éstas citaremos de sus componentes importantes son deter­
las llamadas caulerpas, que alcanzan alrede­ minados flagelados provistos siempre de uno
dor de un metro, y que se reproducen a base o dos flagelos.
de esporas flageladas. Las acetabularias viven Las bacterias son organismos completamente
adheridas a las rocas, y por su aspecto re­ distintos de los que hemos visto hasta el mo­
cuerdan someramente a los hongos; la lechu­ mento. Aparte su reducidísimo tamaño, que
ga de mar recibe este nombre por su pareci­ generalmente oscila entre una y veinte milé­
do con tan conocida planta alimenticia. simas de milímetro, su simplicidad es extre­
ma: son células que carecen de muchos de
LAS PLANTAS DIMINUTAS. los elementos estructurales típicos de los res­
LAS BACTERIAS Y LOS VIRUS tantes seres vivientes. Es realmente portento­
sa su facilidad para reproducirse por biparti­
Es punto obligado en todo libro de Biología ción cuando las condiciones del medio don­
dedicar un capítulo especial a los organismos de se encuentran son las apropiadas: hume­
microscópicos. En parte, esta tarea se ha de­ dad, temperatura, componentes nutritivos,
sarrollado ya al estudiar la Zoología, en el ca­ etc., que varían para cada especie en particu­
pítulo dedicado a los animales microscópi­ lar. En ocasiones, hay especies capaces de
cos. Aquí vamos a pasar breve revista a los formar esporas si las condiciones son muy fa­
restantes seres vivos no visibles a simple vista: vorables. La inmensa mayoría son heterótro-
las algas microscópicas, las bacterias y los vi­ fas (aunque unas pocas son autótrofas) y se
rus. No se crea por ello que existe algún vín­ las puede encontrar en los lugares más insos­
culo de "parentesco" entre ellos; las tres cate­ pechados: desde los fondos marinos, pasan­
gorías citadas no podrán agruparse jamás pa­ do por el suelo, el aire, el agua, hasta el tubo
ra constituir una categoría superior, puesto digestivo del hombre y de numerosos anima­
que el único carácter que tienen en común es les. No debe por ello imaginarse que estamos
su reducido tamaño, sin más afinidad entre sí. sometidos a un constante peligro: son muy
Incluso entre las algas microscópicas falta la pocas las especies patógenas capaces de ata­
unidad de conjunto que cabría esperar, pues car al organismo humano.
corresponden, de hecho, a cinco o seis gru­ Los virus, cuyas dimensiones se miden en mi­
pos distintos, entre los cuales se cuentan los llonésimas de milímetro, ni tan siquiera son
de las ya citadas algas rojas y verdes. simples células, sino que son agregados de
Las formas algoides microscópicas son de es­ moléculas dispuestos de modo variable. En
pecial importancia por ser los constituyentes cierto modo se encuentran en la zona límite
sustanciales del plancton marino, es decir, el entre los seres vivos y la simple materia orgá­
conjunto de organismos cuyos desplazamien­ nica inanimada; lo único que les diferencia
tos están fundamentalmente a merced de las de ésta es su capacidad de reproducirse. Pero
corrientes. No olvidemos que esta enorme es tal su simplicidad que, para llevar a cabo
masa orgánica viviente está integrada también esta función, precisan siempre encontrarse en
por animales cuyo tamaño oscila entre el de el seno de otras células, lo que explica su
una medusa y el de un protozoo microscópi­ condición de parásitos obligados de anima­
co: es el llamado plancton animal (zooplanc- les, plantas e incluso bacterias (bacteriófa­
ton). Sin embargo, la base de toda esta fauna gos).

ATLAS DE LA N ATURALEZA
58
L a s p la n ta s d im in u tas.
Las b a c t e r ia s y los u irus

Fig. 2 .- Espirogirá. Fig. 3.-

Fig. 4 .- M ixo m ieetes. Fig. 5 .- Flageladas.

BA C TE R IA S

Fig. 6.- V ib rio nes. Fig. 7.- Estreptococos. Fig. 8 .- Sarcin as.

V IR U S

Fig. 9 .- Bacteriófagos. Fig. 10.- D e la v iru e la . Fig. 11.- D el «m osaico» del tabaco.

LAS PLANTAS^SUS CLASES


Los minerales y las rocas

LOS MINERALES LAPÍDEOS cas (formación de polos eléctricos por calen­


tamiento o presión, conductividad, etc.), tér­
En los capítulos precedentes hemos intentado micas (dilatación, conductividad del calor,
dar una idea de conjunto de los seres vivos. A etc.) y, sobre todo, las ópticas en relación a
partir de aquí iniciamos el estudio de todo su comportamiento frente a la luz. En este
cuanto hace referencia a la corteza terrestre: sentido es de capital importancia en la actua­
los materiales que la componen (minerales y lidad el estudio de las propiedades ópticas de
rocas) y los procesos y fenómenos que en ella los minerales en relación a la luz polarizada
se producen (vulcanismo, erosión, etc.), lo que (luz que, por definición, en lugar de vibrar en
en conjunto constituye la rama de las Ciencias infinitos planos, lo hace en uno solo). En el
Naturales, conocida con el nombre de Geolo­ aspecto químico no sólo se tiene en cuenta
gía. Así, pues, es totalmente lógico que, antes la composición, sino también las propieda­
de intentar penetrar en los fenómenos, a veces des que de ella se derivan.
complejísimos, de la corteza terrestre, comen­ Así, pues, un mineral cualquiera, como pue­
cemos por dar una idea, aunque muy somera, den ser la sal común o la pirita, queda definido
de sus materiales constituyentes: los minerales por presentar una estructura determinada para
y las rocas. Y no olvidemos que, si bien la Tie­ cada especie, una composición y propiedades
rra es un planeta con un radio medio de casi químicas y un determinado comportamiento
6.400 kilómetros, la corteza representa tan só­ óptico, mecánico, eléctrico, etc. En la actuali­
lo la zona externa, que se extiende desde la dad, los minerales se agrupan según su compo­
misma superficie hasta unos 30 a 45 kilóme­ sición química en una serie de clases: elemen­
tros de profundidad. tos, sulfuras, sales haloideas, óxidos, oxisales,
En términos geológicos, se dice que un mine­ fosfatos, arseniatos y silicatos. Sin embargo,
ral es una sustancia natural que se encuentra nosotros, por razones de espacio, los agrupare­
en la Tierra, con una disposición regular de mos de distinta manera en: minerales lapídeos,
sus átomos, lo que determina una estructura que comprenden distintos tipos de composi­
interna, y cuyos caracteres físicos y químicos ción; metálicos, que frecuentemente constitu­
varían entre límites muy estrechos. Veamos yen menas importantes de los metales; y los de
ahora lo que esa definición significa. Cuando las rocas o silicatos, los más abundantes y prin­
intentamos adentrarnos en la naturaleza ínti­ cipales constituyentes de las rocas. Iniciamos
ma de los minerales, chocamos con los mayo­ su descripción por los lapídeos.
res problemas: un hombre puede fácilmente Hay algunos elementos químicos que se en­
imaginar que existen partículas de una milési­ cuentran en la naturaleza en estado puro, sin
ma de milímetro, o incluso más pequeñas, estar combinados con otros: tal es el caso del
pero lo que le resulta francamente difícil es carbono y el azufre, entre los no metales.
concebir que las haya de tan sólo unas pocas Cuando el carbono cristaliza en estado puro
diezmillonésimas de milímetro, y, sin embar­ puede hacerlo de dos formas distintas: el dia­
go, tal es el tamaño de los átomos (y iones), mante y el grafito. En el primer caso tenemos
las partículas integrantes de los minerales. un mineral de extremada dureza, cristalizado
Añadamos además, según la definición, que en formas que derivan del cubo; en el segundo
estas partículas elementales en el mineral no es sumamente blando y forma láminas hexago­
se encuentran distribuidas de cualquier mo­ nales. El diamante tiene aplicaciones en joyería
do, al azar, sino dispuestas ordenadamente e industriales; el grafito se emplea desde la fa­
unas respecto a otras y a distancias regulares. bricación de lápices hasta la de pilas atómicas.
Por presentar esta ordenación, se dice que el La sal gema, químicamente cloruro sódico,
mineral tiene estructura cristalina, hecho que forma característicos cubos, generalmente in­
frecuentemente se traduce en la adopción de coloros, reconocibles incluso en la llamada sal
formas geométricas de tamaño apreciable, de cocina. Los yacimientos más importantes
denominadas cristales. El estudio de los cris­ de Europa son los de Cardona (Barcelona) y
tales y la materia cristalina constituye una Stassfurt (Alemania). El carbonato cálcico se
ciencia especial, la Cristalografía, cuyas ver­ presenta bajo dos formas: calcita y aragonito.
tientes abarcan tres aspectos principales: geo­ Ambos minerales presentan la propiedad co­
métrico, físico y químico. El geométrico se nocida con el nombre de birret'ringencia o do­
ocupa principalmente de las características ble refracción, consistente en que cuando un
de simetría (ejes, planos, etc.); el físico, de rayo luminoso pasa a través de sus cristales, es
una serie de propiedades mecánicas (dureza, descompuesto en dos; en consecuencia, un
resistencia a la fractura, etc.), electromagnéti­ objeto visto a través de ellos se ve doble.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
60
Los m in e ra le s
lap íd eo s

Fig. 2 .- Birrefringencia Fig. 3 .- A ragónito.


del espato c a lizo .

Fig. 1 -
C ristal de
c a lcita .

Fig. 4 .- Baritin a . Fig. 5.- Fluorita sobre


cristal de cu a rz o .

jr

Fig. 6.- C ristal d e yeso. F'g- 7.- Yeso en flech a. Fig. 8.- C u bo d e sal gema.

LOS MINERALES Y LAS ROCAS


61
Los minerales y las rocas

LOS MINERALES METÁLICOS de plomo), el oligisto y la limonita (óxidos de


hierro), el cinabrio (sulfuro de mercurio) son
En líneas generales hay tres grandes factores menas de los respectivos metales, porque de
que influyen de manera trascendental en la ellos se obtienen mediante los oportunos pro­
economía de un país: el nivel educacional de cesos industriales; la galena, además, puede
sus habitantes, su producción agrícola y ga­ ser mena de la plata, si la contiene en sufi­
nadera y sus reservas minerales. Dejando de ciente proporción. Sin embargo, la pirita (sul­
lado los dos primeros, cuyo estudio no nos furo de hierro) no es mena del hierro directa­
compete, se comprende fácilmente que bue­ mente utilizable por la sencilla razón de que
na parte de los esfuerzos tecnológicos de las el metal que se obtuviese presentaría una pe­
grandes potencias vayan dirigidos hacia una queña proporción de azufre inseparable, lo
mejora de la explotación de su riqueza natu­ que confiere al hierro un carácter quebradizo
ral minera y a una disminución del costo de no deseado; se emplea para la obtención in­
la energía requerida para tal explotación, dustrial del ácido sulfúrico.
pues, evidentemente existe un paralelismo Veamos ahora, de manera muy resumida, un
entre el desarrollo industrial y la demanda de ejemplo concreto de la obtención de un me­
materias primas naturales que, en último tér­ tal: el hierro. El proceso se desarrolla en los
mino, han de extraerse de la naturaleza. Ello llamados altos hornos, que tienen el aspecto
ha traído como consecuencia que en los últi­ de dos troncos de cono unidos por su parte
mos cincuenta años la explotación mineral más ancha, de unos 20 metros el superior y
del planeta haya sido muy superior a la de el inferior de unos 5 metros de longitud; a la
todo el resto de la historia de la Humanidad. línea de unión de ambos corresponde la zo­
Los elementos químicos más abundantes en la na de mayor diámetro, el vientre, de unos 9
corteza terrestre, teniendo en cuenta su por­ metros. En la parte superior se encuentra una
centaje en peso, son: oxígeno, 46,5 por 100; abertura, provista de un sistema de cierre, pa­
silicio, 27,6 por 100; aluminio, 8 por 100; hie­ ra la entrada de materiales; muy por debajo
rro, 5 por 100; calcio, 3,6 por 100; sodio, 2,8 del vientre hay unos tubos (toberas) para la
por 100; potasio, 2,6 por 100; magnesio, 2,1 entrada de aire a presión, y ya en la parte in­
por 100, y los restantes elementos, más de no­ ferior hay la boca de salida del metal, que
venta, suman en conjunto tan sólo el 1,8 por queda recogido en el crisol.
100. Estos porcentajes nos dan la composición La mena (hematites, oligisto, magnetita), pre­
media de las rocas de la corteza. Si tenemos viamente calcinada, junto con un fundente y
en cuenta que un yacimiento metalífero no es con carbón de cok, se introduce por la aber­
más que una zona especialmente enriquecida tura superior para que descienda lentamente
en uno o varios elementos de la roca, pronto por efecto de la gravedad, que actúa presio­
nos percataremos de que habrá requerido nando. En la parte inferior, el carbón en igni­
unas condiciones excepcionales de formación ción se combina con el oxígeno del aire a
que no suelen darse con mucha frecuencia; presión y se convierte primero en anhídrido
así, por ejemplo, si la riqueza de un yacimien­ carbónico ( C 0 2) y luego en monóxido de
to de aluminio es del 32 por 100, esto indica carbono (CO), y éste es el que transforma los
que es cuatro veces más rico en este metal óxidos de hierro en hierro metálico sólido en
que el promedio de la corteza. Sólo cuando la la zona superior (a 400-700°C). La fusión se
proporción es adecuada, un yacimiento recibe produce en el vientre, a unos 1,300°C, y lue­
el nombre de tal y puede ser explotado con fi­ go el metal se acumula en el crisol.
nes industriales. Sin embargo, algunos metales pueden pre­
Téngase en cuenta, además, que cuando se sentarse en estado puro en mayor o menor
dice que un mineral contiene un determinado proporción y abundancia, formando cristales
porcentaje de un metal no hay que pensar o no; tal es el caso del platino, la plata, el
que éste se encuentra en estado libre suscep­ oro, el cobre y el mercurio. El primero de
tible de ser extraído por un proceso de sepa­ ellos, antaño considerado sin valor, tiene una
ración, como podría ser la simple fusión; todo densidad de 21 g/cm3, y debe su nombre a
lo contrario, lo normal es que el metal esté su parecido con la plata. Esta, mucho menos
químicamente combinado con otros elemen­ densa (10 u 11), generalmente se presenta en
tos integrantes del mineral, por lo que hay masas filamentosas; en España se la encuen­
que recurrir a métodos, a veces sumamente tra en Hiendelaencina (Guadalajara). El oro
complejos. Sólo cuando un mineral puede ser puede representarse en forma de cubos, pero
utilizado para la obtención industrial de uno lo más frecuente son las masas musgosas o
o varios metales determinados se dice que es los granos (pepitas) de los placeres (Alaska,
mena para estos metales. La galena (sulfuro California, E.U.A.).

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


62
Los m in e ra le s
m e tá lico s
Los minerales y las rocas

LOS MINERALES DE LAS ROCAS descripción de los minerales más importantes


del grupo. El cuarzo, anhídrido silícico puro,
Los minerales a los que nos hemos referido se presenta frecuentemente en cristales que
en el capítulo anterior tienen todos un mismo semejan prismas hexagonales rematados por
denominador común: sus aplicaciones indus­ una pirámide. Es el más conocido y de él se
triales, con la consiguiente trascendencia encuentran numerosas variedades; una de
económica. El común denominador de los ellas, el cristal de roca, es transparente, inco­
que ahora describiremos es que representan, loro y susceptible de ser tallado y pulimenta­
con mucho, los principales constituyentes de do; por sus especiales características es de
las rocas de la corteza terrestre: tales son los gran utilidad en la fabricación de aparatos
silicatos. Como se ha indicado, los dos ele­ ópticos especiales y en la de "lámparas de
mentos principales de la corteza son el oxí­ cuarzo" transparentes a los rayos ultraviole­
geno y el silicio, lo que da como resultado tas. Por el contrario, la amatista es típica por
que un 58 por 100 de sus rocas corresponda su coloración violeta, y no faltan tampoco las
a la combinación de ambos elementos (SiO , variedades de cuarzo azul y rosado y la lla­
= anhídrido silícico, y silicatos). Destacare­ mada lechosa por su opacidad y blancura
mos, además, que el interés de estos materia­ mientras la ahumada es más o menos negruz­
les no deriva de un modo directo de su posi­ ca. Las ágatas, calcedonias y jaspes, algunas
ble importancia económica, raramente digna de bellas coloraciones, son muy apreciadas
de ser tenida en cuenta, sino de su trascen­ en joyería; el ópalo, al no ser cristalino, for­
dencia geológica y mineralogística. ma masas irregularmente dispuestas.
Como acabamos de apuntar, químicamente, Ya dentro de los silicatos propiamente di­
los silicatos son combinaciones de silicio, chos, el grupo más importante es el de los
oxígeno y distintos metales (sodio, potasio, feldespatos, pues es de entre todos el más
magnesio, etc.), a veces con una fórmula tan abudante. Una de las rocas más conocidas es
sumamente compleja que es prácticamente el granito, compuesto a base de cuarzo, fel­
imposible de determinar con toda seguridad. despato (ortosa) y mica. La ortosa es un sili­
Por ello, en su clasificación no sólo se atien­ cato alumínico potásico cuyos cristales pre­
de a la composición, aparte los distintos ca­ sentan desde una completa transparencia a
racteres mineralógicos, sino también a la dis­ una opacidad absoluta, con tonalidades
tribución de los átomos en el espacio, lo que blancas o rosadas. Las micas constituyen otro
en conjunto permite distribuir los silicatos en de los grupos más difundidos en la naturale­
una serie ordenada de grupos y subgrupos. za, con abundantes iones de aluminio, pota­
Tales minerales son los componentes básicos sio, magnesio y hierro. La mica blanca, más
de las rocas eruptivas, formados a partir de o menos transparente, se presenta frecuente­
una primitiva masa fundida que, por progresi­ mente en masas hojosas exfoliables; por el
vo enfriamiento, ha pasado al estado sólido, contrario, la mica negra es de coloración os­
cristalizando así los distintos minerales. En cura; en las playas se la observa en forma de
otros casos se han formado en el seno de una diminutas laminitas negras entre los granos
roca ya existente y bien constituida por efecto de arena, como resultado de la disgregación
de grandes presiones y temperatura elevada de la roca original.
que han acabado por formar minerales nue­ El amianto es uno de los pocos silicatos de
vos a partir de los ya existentes; este fenóme­ amplia aplicación industrial por ser muy re­
no es el llamado metamorfismo. En cambio, sistente a la acción de los agentes corrosivos,
en las rocas en contacto con la atmósfera la y se le emplea además como aislante térmico
acción de los distintos agentes meteorizantes y eléctrico por ser mal conductor del calor y
determina una serie de profundos cambios en la electricidad. Se presenta en masas de as­
los silicatos existentes, transformándolos en pecto fibroso y flexibles. Junto con la horn-
otros de estructura más sencilla, conducentes blenda, comúnmente de coloración verdosa,
a la formación del suelo a lo largo de un constituye el grupo de los anfíboles. Los gra­
complicado proceso que se verá más adelan­ nates tienen una composición química muy
te. En este sentido sí cabe atribuir directamen­ variable, pero siempre presentan diversos
te una importancia destacada a los silicatos, metales, por lo que también el color oscila
puesto que la agricultura está en íntima rela­ ampliamente (verde, amarillo y rojo). De las
ción con las características del suelo. diez variedades conocidas, la almandina y el
A continuación vamos a dar una brevísima piropo, rojas, se emplean en joyería.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
64
Los minerales de
las rocas

Fig. 2 .- M icro clin a .

Fig. 1 .- C u arzo . Fig. 3.- M ica potásica.

A ugita.

Fig. 5 .- D ió p sid a sobre


cu a rz o .

Fig. 7 .- G ran ate, variedad Fig. 8.- O liv in o . Fig. 9 .- Turm alina.
a lm an d ina.

LOS MINERALES Y LAS ROCAS


65
Los minerales y las rocas

LAS ROCAS DE PROFUNDIDAD Y origen metamórfico.


LAS DE FILÓN Sin embargo, cuando nos referimos a las ro­
cas ígneas, formadas a partir de una primitiva
Ya tenemos una visión más o menos concreta masa en fusión, cabe distinguir dos posibili­
de lo que son y lo que representan los mine­ dades: que su enfriamiento se haya efectuado
rales. Vamos a tratar ahora de lograr otro tan­ lentamente, a gran profundidad lejos del con­
to sobre las rocas. Una simple excursión por tacto del aire, y rodeada por unos materiales
el monte es suficiente para darnos cuenta de circundantes que han actuado a modo de ais­
un hecho: si bien algunos minerales pode­ lantes térmicos y han impedido una rápida
mos encontrarlos en pequeñas masas, aisla­ pérdida de calor, y en tal caso reciben el ape­
dos, la realidad es frecuentemente muy dis­ lativo de plutónicas, o que, por el contrario,
tinta cuando nos topamos con una roca y la el enfriamiento haya tenido lugar rápidamen­
examinamos con cierto detalle. Todo el mun­ te en superficie, en contacto con el aire, que
do tiene una ¡dea más o menos vaga de lo ha actuado a modo de refrigerante, provo­
que es una roca, pero casi siempre esta ¡dea cando una rápida pérdida de calor a conse­
va vinculada, falsamente, a la noción de ta­ cuencia de las corrientes de convección ori­
maño "grande" exigida por la mentalidad po­ ginadas por el propio contacto con la masa
pular. En términos geológicos, lo que nos da "ardiente", y entonces diremos que son vol­
el concepto de roca no es el tamaño en sí, cánicas, como es el caso de la lava solidifica­
que efectivamente puede ser grande, ni mu­ da después de una erupción.
cho menos la forma: es su composición; se La distinción entre ambos tipos de rocas for­
trata de un agregado natural de minerales. madas a lo largo de procesos esencialmente
Así, el granito, al que ya hemos aludido, está distintos por sus características, en modo al­
siempre básicamente integrado por cuarzo, guno hay que considerarla como un simple
feldespato y mica; y lo que define a cada es­ rigorismo científico. Refiriéndonos ahora al
pecie petrográfica (término que equivale al caso de las plutónicas, la lentitud del enfria­
de especie vegetal o animal, pero aplicado al miento trae como consecuencia que los dis­
estudio de las rocas, la Petrografía) es una tintos componentes del magma original dis­
cierta constancia en los minerales que la pongan del tiempo suficiente para cristalizar
componen y la proporción en que en ella se por separado, dando como resultado los dis­
encuentran. tintos minerales integrantes de la roca defini­
Ciertamente lo que distingue unas rocas de tiva, frecuentemente en granos de tamaño
otras es su composición, de donde derivan apreciable; fenómeno éste que no se produce
muchas de sus propiedades, pero para una cuando, por el contrario, el enfriamiento es
clasificación básica hay que recurrir a su ori­ muy rápido, como se verá más adelante. Por
gen, es decir, a la manera como se han for­ otro lado, es evidente que, en buena parte, la
mado, lo que a su vez nos da idea de las composición de la roca que se forme, aun
condiciones que debieron de imperar en un siendo plutónica, dependerá de la del mag­
determinado lugar para que se formara un ma original; así, cuando éste contiene sílice
determinado tipo de roca. Basándonos, pues, en cantidad, al enfriar lentamente se forma
en su origen, las rocas se pueden clasificar cuarzo y feldespato en abundancia, como en
en tres grandes grupos: las que se formaron a el caso del granito.
partir de grandes masas de roca fundida a De hecho, si pensamos que tanto las rocas
elevada temperatura y presión (magma origi­ plutónicas como las volcánicas tienen su
nal) y solidificaron por simple enfriamiento, punto de partida en una misma masa mag-
en un proceso más o menos largo, dando co­ mática, y que lo que las hace distintas son las
mo resultado las rocas que llamamos de ori­ circunstancias que acompañan al proceso de
gen ígneo; las que se formaron por deposi­ enfriamiento, no nos extrañará que, en oca­
ción de materiales preexistentes, frecuente­ siones, pueda haber una continuidad entre la
mente en fragmentos de mayor o menor ta­ masa solidificada en el interior y la que, a
maño, que luego alcanzaron cierto grado de través de una salida, lo ha hecho en el exte­
compacidad: son las de origen sedimentario; rior (lavas), y que ha rellenado las grietas que
y, finalmente, las que se formaron a partir de ha encontrado en su camino hacia la superfi­
otras rocas, o en el seno de ellas, al sufrir los cie, constituyendo los llamados diques. Tal es
efectos de enormes presiones y elevadas tem­ el origen de las rocas filonianas. Entre las ro­
peraturas, en ocasiones como consecuencia cas plutónicas, además del granito, citaremos
de determinados movimientos que se han las sienitas, sin cuarzo. Los gabros pueden
producido o por simple contacto con masas ofrecer cristales de muy distinto tamaño se­
magmáticas en estado de fusión: son las de gún las zonas donde hayan solidificado.

ATLAS DE LA N ATU RA LEZA


Las ro c a s de p ro fund id ad
y la s ro c a s de filón

LOS M INERALES Y LAS ROCAS


67
Los minerales y las rocas

LAS ROCAS SEDIMENTARIAS geológicos, y también para que establezca


unas relaciones cronológicas entre unos es­
Digamos, para empezar, que las rocas de este tratos y otros. La Paleontología, el estudio de
grupo constituyen alrededor de un 15 por los seres que vivieron en un pasado más o
100 de la corteza terrestre. Ya hemos dado menos remoto, constituye una ciencia auxi­
una definición de lo que son las rocas sedi­ liar de la Geología (y fundamental para la
mentarias, pero para que tenga verdadero ri­ misma Biología) de gran valor.
gor cie n tífic o no sólo debe com prender Consecuencia de lo que antes hemos dicho
aquellas rocas que se formaron por acumula­ es que, si imaginamos una gran zona de sedi­
ción y posterior compactación de detritus de mentación, como puede ser, por ejemplo, un
otras rocas, sino que debe incluir, además, fondo marino, los materiales se dispondrán al
las que han tenido su origen en seres vivos o depositarse, paralelamente a su superficie, de
por precipitación de determinadas sustancias modo que, si aquél es horizontal, lo harán
químicas a partir de disoluciones, lo mismo horizontalmente; y de tal modo que lógica­
en las aguas marinas que en las dulces. mente el estrato más antiguo será el inferior,
El término sedimentación, íntimamente liga­ e inversamente, el más reciente, el superior
do a la génesis de estas rocas, puede enten­ de toda la serie. Pero téngase en cuenta que
derse como el depósito de los materiales que tal disposición sólo se mantiene de manera
han sufrido un previo transporte y que se pro­ rigurosa en aquellas zonas en que no han
duce por efecto de la gravedad, al cesar la ocurrido alteraciones posteriores a la sedi­
fuerza que los arrastraba, o como el depósito mentación: los plegamientos, por ejemplo,
de ciertos productos por causas físicas o quí­ no sólo hacen perder la original horizontali­
micas que se encontraban ya en la misma zo­ dad de los estratos, sino también pueden al­
na antes de tener lugar la precipitación; no terar su primitivo orden, inviniéndolo en al­
hay, pues, en este caso un previo transporte. gunas zonas, de modo que el estrato más an­
Pero la importancia del primer proceso es, tiguo queda en posición superior respecto al
con mucho, muy superior a la del segundo, más moderno.
pues se calcula que incluso actualmente los Como se deduce de lo apuntado al principio
ríos vierten al mar, cada año, unos 20.000 de este apartado, al clasificar las rocas sedi­
millones de toneladas de distintos materiales. mentarias hay que hacerlo en tres grandes
Hay un aspecto fundamental a destacar en las grupos: detríticas, orgánicas y químicas. Las
rocas sedimentarias: la llamada estratificación, primeras, también denominadas clásticas (del
en que las rocas se presentan formando capas griego clao = romper), representan el conjun­
(estratos) de materiales que pueden variar mu­ to de las rocas integradas por materiales de­
cho unas de otras en espesor, desde unos centí­ tríticos, fragmentados en mayor o menor gra­
metros hasta centenares de metros. El que un do, y cementados; si los fragmentos son gran­
determinado estrato sea de mayor o menor es­ des y redondeados por el arrastre previo a la
pesor dependerá, por tanto, de dos factores sedimentación tenemos los conglomerados;
principales: de la intensidad de la sedimenta­ en las brechas los fragmentos son angulosos,
ción en el momento en que se produjo y de su no hubo casi transporte. Las areniscas están
duración. En general, cada estrato significa un constituidas por lo que antaño fue simple
cambio en la sedimentación, bien de los mate­ arena suelta, luego cementada por la presión
riales en sí mismos, bien de las condiciones en o por determinadas sustancias; las pizarras lo
que tuvo lugar (aumento o disminución de co­ están por la arcilla, el material más fino, que
rrientes, variación del oleaje, etc.). se depositó en el seno de mares sumamente
Tampoco es de extrañar que, frecuentemente, profundos.
en el seno de tales rocas aparezcan huellas o Entre las de origen quím ico citaremos los
los cuerpos de animales y restos vegetales grandes depósitos salinos, producidos por la
más o menos parcialmente conservados y en­ evaporación del agua en grandes cuencas
durecidos, fosilizados, testigos indelebles del marinas. Las calizas son las más importantes
período en que se produjo la sedimentación, entre las orgánicas, las calizas coralígenas,
así como de las condiciones reinantes en tal debidas a los corales, formaron los atolones;
momento. Así, los restos de conchas y esque­ las de foraminíferos son el resultado de la
letos o la simple impresión dejada por el agregación de ingentes cantidades de esque­
cuerpo blando de un animal, pueden llegar a letos de tales protozoos. Las diatomeas, de
constituir objetos de gran valor para que el caparazón silíceo, han dado origen al llama­
geólogo caracterice determinados períodos do trípoli.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


68
Las ro c a s
s e d im e n ta ria s

Fig. 1 .- Form ación de rocas sed im entarias.

Fig. 3.- A re n isca .

Fig. 4.- Lum aquela. Fig. 5.- C a liz a con foram

LOS M INERALES Y LAS ROCAS


69
Los minerales y las rocas

LAS ROCAS METAMÓRFICAS y similares desprendidos por la violenta salida


Y LAS VOLCÁNICAS de los gases en las erupciones, de modo que
luego pueden solidificarse juntas constituyen­
No es un hecho demasiado esporádico que, do las tobas volcánicas.
en ocasiones, los periódicos de todo el mun­ Fenómenos tales como la sedimentación o la
do den a conocer la noticia de que en algún formación de grandes coladas de materiales
punto del globo un volcán ha entrado en volcánicos, plenamente observables en la ac­
erupción. Para los habitantes de la zona en tualidad, han sido, y siguen siendo, objeto de
cuestión no deja de ser un hecho natural, profundos estudios que han conducido a la
aunque aterrador, y es fácilmente observable elaboración de la teoría de las causas actua­
el modo como la lava ardiente se desliza sua­ les sobre el origen de las rocas. Es decir, que
vemente por la ladera en cuya cima se en­ los distintos tipos de rocas que conocemos se
cuentra la abertura de salida, el cráter. Repe­ formaron en el pasado según los mismos pro­
tidos acontecimientos de este tipo les ha de­ cesos mediante los cuales se siguen forman­
mostrado que la primitiva masa fundida se do en la actualidad; por tanto, establecidas
enfría y acaba por convertirse en una masa las características de los procesos geológicos
dura, de color gris oscuro o negro, con una en el presente, podremos hacer deducciones
cierta tendencia a formar bloques o colum­ acerca de determinados detalles, condiciones
nas prismáticas. Tal es el origen del basalto, de formación, etc., de las rocas constituidas
la roca volcánica más importante y que en hace más de mil millones de años.
determinadas zonas llega a cubrir extensio­ Pero donde la aplicación de este principio se
nes enormes, como la del Decán, en la India, hace realmente difícil es en el campo de las
de unos 500.000 kilómetros cuadrados. rocas metamórficas, por definición aquellas
Pero cuando se trata de identificar un manto de en que acabaron transformándose ciertas ro­
este tipo, formado en un pasado geológico re­ cas ígneas o sedimentarias ya consolidadas,
moto, podría inducir a error el hecho de que sometidas a la acción química de disolucio­
frecuentemente se encuentra en el seno de ma­ nes, y sobre todo, a enormes presiones y ele-
teriales sedimentarios que lo recubren. En efec­ vadísimas temperaturas. Como es obvio, na­
to, tal disposición indujo a creer a los antiguos da se sabe de las características de tales pro­
geólogos que el basalto era una roca sedimen­ cesos por observación directa de la naturale­
taria más, hasta que se tuvo en consideración za en la actualidad. Tales procesos se efec­
dos hechos fundamentales que demuestran su tuaron en el pasado, y presumiblemente tam­
primitiva naturaleza ígnea: en la base sobre la bién se efectúan en el presente a profundida­
que se asienta, el terreno aparece como que­ des de varias decenas de kilómetros, mientras
mado y endurecido por efecto del elevadísimo que los sondeos más profundos llegan a unos
calor desprendido, está como recocido en la pocos miles de metros.
zona de contacto, y además se encuentran res­ Sin embargo, hoy se dispone de aparatos capa­
tos de materiales más o menos esponjosos, co­ ces de producir presiones equivalentes a las de
mo es el caso de la piedra pómez o pumita. unos cuarenta kilómetros de estratos rocosos.
Las rocas de este grupo no presentan grandes El empleo de tales artificios, junto a la acción
cristales, como es frecuente en las plutónicas; del vapor de agua y de diversas soluciones re­
ya se ha indicado que el rápido enfriamiento calentados sobre materiales pétreos, en el labo­
impide o dificulta su formación; en las riolitas, ratorio, abre nuevas perspectivas para llegar a
rocas de composición equivalente a la del gra­ conocer las condiciones en que los diversos
nito, los cristales grandes son escasos, y faltan minerales constituyentes de las rocas permane­
casi completamente, y a veces del todo, en los cen estables y el punto a partir del que dejan
llamados vidrios volcánicos, entre los que se de serlo para convertirse en otros distintos.
encuentran la obsidiana, negra y compacta, y Ciertos minerales se mantienen estables sólo
la ya citada pumita, grisácea y esponjosa, de dentro de límites muy estrechos; otros, por el
las zonas superiores de los mantos. El hecho contrario, tienen márgenes muy amplios.
de que esta última sea propia de las zonas de De hecho, el metamorfismo de una roca pue­
cobertura de los mantos lávicos es consecuen­ de llegar a ser tan profundo que resulte im­
cia de que en ellas la presión debida a la pro­ posible reconocer su estructura original. En­
pia masa líquida es inferior y los gases que an­ tre las rocas más importantes destacaremos
tes estaban disueltos dejan de estarlo y forman los neis, muy abundantes; las anfibolitas, for­
gran cantidad de burbujas que quedan aprisio­ madas a partir del basalto y el gabro, y las p i­
nadas durante la rápida solidificación. Las lla­ zarras metamórficas, originadas a partir de
madas cenizas volcánicas son grandes masas pizarras sedimentarias, en las que se encuen­
de diminutos fragmentos ardientes de pumita tran fósiles con frecuencia.

.ATLAS DE LA^NATURALEZA
Las ro c a s m e ta m ó rfic a s
y la s u o lcá n ic a s

•f*- v■
«$*'
+ + + +1
•4* «4
Fig. 1.- M etam orfism o regional.

2.-
arra
llosa.

3 .- A nfibo lita.

Fig. 4 .- M igm atita.

R O C A S V O L C Á N IC A S

Fig. 5.- Basalto. Fig. 6 .- O fita .

Fig. 7.- R io lita. Fig. 8.- O b sid ia n a .

LOS M INERALES Y LAS ROCAS


71
Los minerales y las rocas

LA HULLA Y EL PETRÓLEO de recubrimiento debidos a la invasión de las


aguas. Es obvio decir que cada estrato carbo­
Al describir las rocas sedimentarias hicimos noso representa un período de prosperidad
hincapié en el origen orgánico de algunas de del bosque, y que en un yacimiento puede
ellas, omitiendo la descripción de las dos haber decenas de ellos.
más importantes desde el punto de vista eco­ De hecho, el proceso de formación es básica­
nómico, los carbones, y entre ellos la hulla, y mente el mismo para la turba, el lignito, la hu­
el petróleo. No debemos olvidar que el desa­ lla, y la antracita, pero lo que los hace distin­
rrollo industrial de los siglos XVIII y XIX fue tos es el grado de transformación química que
posible, en buena parte, gracias al empleo han sufrido a lo largo del tiempo y que evolu­
del carbón como fuente de energía en múlti­ ciona paralelamente a aquél. Por esa razón, la
ples procesos, en los medios de transporte y turba actual procede del estrato de menor cali­
también en la metalurgia. Pero a partir de dad, presentando claros vestigios macroscópi­
1900 surge una nueva y poderosa fuente pri­ cos (apreciables a simple vista) de su origen
maria de energía, el petróleo, que paulatina­ vegetal; el de la antracita, el más antiguo, ni
mente va supliendo a los antiguos combusti­ siquiera al microscopio presenta restos de es­
bles, desde un 5 por 100 inicial frente al 90 tructuras vegetales: es el más evolucionado.
por 100 de carbón hasta alrededor de un 50 Normalmente, lo mismo en tierra que en el
por 100 (más un 20 por 100 de gas natural) mar, la descomposición de gran parte de la
frente a un 25 por 100 de carbón en 1960, materia orgánica acarrea su transformación
en lo que a los Estados Unidos se refiere, en anhídrido carbónico y agua, si se produce
aunque en algunos países el carbón aún si­ en un medio con abundante oxígeno. Sin em­
gue siendo más importante que el petróleo. bargo, ya hemos visto que el resultado no es
Los distintos carbones naturales conocidos se el mismo si el proceso se verifica en un me­
agrupan en cuatro clases: turba, lignito, hulla y dio sin oxígeno, como es el caso de los car­
antracita. Con respecto a sus posibles aplicacio­ bones. En el mar, los millones de organismos
nes, la calidad de un carbón se mide por su con­ que integran el plancton sufren la correspon­
tenido en carbono combinado, que es, respecti­ diente acción bacteriana al morir, y en buena
vamente, para cada clase, el 10, el 35, el 80 y el parte se convierten en C 0 2 y H20; pero cuan­
95 por 100, al tiempo que decrecen el contenido do se trata de grandes zonas en parte cerra­
en agua y materias volátiles; así pues, como es das, con las aguas estancadas y, por tanto,
lógico, la serie queda ordenada de menor a ma­ con poca circulación, el oxígeno escasea y
yor calidad. La turba se forma actualmente en llega a faltar a una cierta profundidad, lo que
zonas pantanosas, las turberas, donde crecen impide el normal desarrollo de las bacterias
gran cantidad de musgos (principalmente esfag­ putrefactoras y provoca la acumulación, en el
nos), de tal manera que mientras lo que se en­ fondo, de grandes cantidades de materia or­
cuentran en la base de la masa musgosa van mu­ gánica, que dan origen a un barro oscuro co­
riendo, los de la parte superior siguen creciendo. nocido con el nombre de sapropel.
En consecuencia, se produce una acumulación Esta materia orgánica experimenta la acción
de restos orgánicos, que no quedan sometidos a de las bacterias anaerobias (que crecen sin
la descomposición bacteriana al contacto con el oxígeno), y parece que en el pasado su efec­
aire, sino por falta de él, lo que provoca un cierto to ha debido de ser, al menos en parte, la for­
enriquecimiento en carbono respecto a su com­ mación de la masa líquida de color negro o
posición original y hace posible su utilización pardo conocida con el nombre de petróleo
como combustible, aunque de muy escasa cali­ crudo, integrada por una mezcla de hidrocar­
dad. buros. Parecido origen debe de haber tenido
Los demás carbones hay que considerarlos el gas natural, de amplia aplicación en la in­
como el resultado de la evolución de primiti­ dustria. Incluso, en la actualidad, en los fon­
vas masas de turba y restos vegetales que vi­ dos de los pantanos la materia orgánica es
vían en zonas boscosas situadas en las bajas transformada en gas metano ("gas de los pan­
regiones costeras de los antiguos mares, se­ tanos") por un grupo de varias especies de
pultadas por las propias aguas marinas, lo bacterias que lo forman como producto final
que ocasionó la deposición de los consi­ de su metabolismo (a veces junto al C 0 2). En
guientes sedimentos. Consecuentemente, en la naturaleza, el petróleo no se encuentra en
los yacimientos de carbón lo más frecuente el lugar donde se ha originado, las rocas ma­
es una alternancia de estratos no marinos, en dres, sino en las llamadas rocas depósito,
los que se encuentra el carbón, y en cuya ba­ muy porosas, a donde ha emigrado desde
se incluso se pueden descubrir los restos co­ aquéllas. Las bolsas, de estratos plegados, es­
rrespondientes a las raíces, y estratos marinos tán protegidas por capas impermeables.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


72
La hulla
y el p e tró le o

Fig. 1.- U n bosque d e la Era Prim aria (reco n strucción ).

Fig. 3.- A ntracita.

Fig. 2.- Form ación de la h ulla.

Fig. 4 .- Lignito.

Fig. 5 .- Yacim iento de petróleo. Fig. 6.- Form ación del p etróleo. 1, agua a iread a; 2 , agua pobre en o xígeno;
3, sapropel.

LOS M INERALES Y LAS ROCAS


73
¡ M La Tierra. Dislocaciones
de la corteza

LOS PLIEGUES Y LAS FALLAS dos zonas laterales, los flancos, dispuestos obli­
cuamente según direcciones divergentes, es de­
Es un hecho fácilmente deducible que los gran­ cir que, a medida que se hunden en el terreno,
des espesores de sedimentos que antaño se de­ tienden a separarse. Por el contrario, en un sincli­
positaron en las grandes cuencas marinas, de nal los flancos muestran direcciones convergen­
hasta 13.000 metros de espesor, debieron de ha­ tes que, al penetrar en el terreno, determinan una
cerlo en posición horizontal, o bien, tan sólo en concavidad. Los monoclinales muestran una dis­
algunos puntos, con inclinaciones muy ligeras. posición de los estratos que en cierto modo re­
Tales zonas de sedimentación son los llamados cuerda el aspecto de un escalón: son inflexiones
geoslnclinales, a los que no hay que considerar en la original disposición horizontal. Los flancos
como simples fosas marinas de enorme profun­ de un anticlinal y un sinclinal se encuentran en
didad rellenadas por los derrubios aportados por una línea imaginaria que corresponde a la de
los ríos, sino más bien como fondos marinos de máxima curvatura: es el eje del pliegue, o char­
escasa profundidad que han ido sufriendo un nela.
progresivo hundimiento más o menos al compás Digamos que los pliegues pueden ofrecer múlti­
de la sedimentación. Sea como fuere, lo cierto ples variaciones tanto por su tamaño como por
es que en determinados períodos geológicos su sus características de simetría y también por las
levantamiento o plegamiento dio origen a los del eje. Como es lógico, el tamaño puede osci­
grandes sistemas montañosos del pasado y del lar entre unos centímetros y varios kilómetros. Si
presente (orogénesis). los flancos de un pliegue presentan parecidas
En todos sentidos, sería un craso error conside­ Inclinaciones, éste es simétrico; pero frecuente­
rar la corteza terrestre como algo estático; hay mente las presentan distintas y se dice que es in­
que verla como un conjunto lentamente dinámi­ clinado, tumbado o incluso acostado si llegan a
co, con grandes zonas en las que se manifiestan adoptar una posición horizontal. En ocasiones,
de una manera muy conspicua fenómenos tales el eje de un pliegue puede venir representado
como el vulcanísmo, los terremotos y los plega- por una línea recta de muchos kilómetros, pero
mientos, debidos a enormes fuerzas que actúan frecuentemente se muestra irregular, presentan­
sobre las masas rocosas modificando su primiti­ do zonas de elevación y zonas de depresión. La
va posición. La Tectónica, precisamente, es la longitud del eje de un pliegue puede no ser mu­
parte de la Geología que trata de las deforma­ cho mayor que su anchura y, visto en planta, el
ciones sufridas por las masas rocosas en rela­ conjunto presenta un contorno elíptico; en tal
ción con las fuerzas que las causaron. caso se dice que es un domo, si se trata de un
Pero los efectos dependen de los materiales so­ anticlinal, o una cubeta, si de un sinclinal.
metidos a tales fuerzas, porque según sea su natu­ Pero los materiales de la corteza no sólo son
raleza varían las propiedades mecánicas que ri­ susceptibles de plegarse; también lo son de rom­
gen su comportamiento; la dureza, la elasticidad perse: las fallas son fracturas que afectan zonas
y la resistencia límite (punto a partir del cual se de mayor o menor longitud, habiéndose produ­
produce la ruptura) son factores determinantes de cido un desplazamiento de las rocas de un lado
que se comben formando pliegues o bien se frac­ de la línea de fractura con respecto a las del otro
turen formando fallas; sin embargo, no debemos a lo largo de una superficie de deslizamiento lla­
olvidar que la Intensidad y la dirección de las mada plano de falla. Sobre el terreno, a veces se
fuerzas que actúan son esenciales, pues de ellas hace realmente muy difícil averiguar cuál es la
dependen los esfuerzos reales a que se encuen­ parte o partes que se han desplazado realmente
tran sometidas las rocas. Piénsese que a 20 kiló­ de su posición original, y por esa razón frecuen­
metros de profundidad, la simple presión vertical temente se habla de desplazamientos relativos,
debida al peso es superior a 5.000 atmósferas. en los que sólo se tienen en cuenta la posición
Los pliegues son curvaturas de ios estratos que de los estratos de un lado de la falla con respec­
frecuentemente pueden verse en el terreno, a ve­ to a los del otro; se da el nombre de salto a la di­
ces completamente conservados, a veces parcial­ ferencia de nivel entre ambos. Es evidente que
mente destruidos, después de su formación, por por su naturaleza las fallas serán muy abundan­
la acción de los agentes erosionantes. En líneas tes en los lugares sometidos a grandes deforma­
generales se pueden agrupar en tres tipos princi­ ciones, pero no por ello se debe creer que siem­
pales: anticlinal, sinclinal y monoclinal. Se aplica pre son enormes, de varios kilómetros de salto;
el nombre de anticlinal a aquellos pliegues que frecuentemente sólo es de unos metros y aun a
muestran el aspecto de un arco, y presentan sus veces de unos centímetros (microfalias).

ATLAS DE LA^NATURALEZA
Los p lie g u e s
y la s f a lla s

Fig. 1.- Fase d e com presión y orogénesis.

Fig. 2.- A n ticlin a l y sin clin a l sim étricos. Fig. 3.-

Fig. 4 .- Pliegue a n ticlin al Fig. 5.- Pliegue fa lla.

Labio
hundido

Fig. 6 .- Falla vertica l. Fig. 7.- Falla in clin a d a . Fig. 8.- Falla inversa.

Fig. 9.- Fases en la form ación de losas y m esetas tectó nicas.

LA TIERRA. D ISLO CACIO N ES DE LA CO RTEZA


75
La Tierra. Dislocaciones de la corteza

LOS TERREMOTOS transmitirse hasta una cierta distancia en to­


das direcciones. El epicentro es el punto de
No es una mera coincidencia el hecho de la superficie del terreno situado exactamente
que, a escala mundial, coincidan en su distri­ sobre el hipocentro, y parece ser que este úl­
bución los sismos o terremotos de origen timo coincide generalmente con la existencia
profundo y las zonas de vulcanism o más de grandes fallas cuyo desplazamiento sería,
acusado; en realidad son fenómenos propios en último término, la causa de la conmoción.
de las llamadas zonas móviles de la corteza, La distribución de los terremotos se explica
sometidas a movimientos verticales de gran por este hecho.
envergadura conducentes a la formación de Sin embargo, el estudio de los terremotos ba­
grandes cadenas montañosas (por esa razón sado exclusivamente en los datos obtenidos
denominados orogénicos), y que, por tanto, en el terreno y los informes de quienes los
se presentan intensamente plegadas, como se han presenciado sería incompleto. Hoy se
ha indicado anteriormente. Estas zonas se dispone de aparatos, los sismógrafos, capaces
distribuyen a lo largo de dos franjas o cintu­ de registrar las vibraciones con gran fideli­
rones, el Alpino-himalayo y el Circumpacífi- dad. La parte más importante de estos apara­
co; el primero corresponde a la región medi­ tos es una gran masa convenientemente sus­
terránea y del sur de Asia; el segundo a toda pendida y que no debe seguir precisamente
la región de la costa oriental asiática y a la los movimientos que afectan al terreno, sino
occidental americana de Norte a Sur. Por el permanecer fija en su posición durante el sis­
contrario, las zonas estables, con relativa­ mo. En el llamado péndulo horizontal, un ra­
mente escasos plegam ientos, com o, por yo de luz se refleja en el espejo de que va
ejemplo, la gran llanura central asiática, no provista la masa pendular y deja su registro
presentan actividad importante de ninguno fotográfico sobre el papel fotosensible de un
de estos tipos. cilindro que gira lentamente.
Hay noticia de numerosos y violentos terre­ Al producirse el más leve temblor, la masa
motos que, a lo largo de la Historia, causaron pendular y su espejo permanecen "fijos" en
enormes destrozos y cuantiosísimo número su sitio, con lo que el rayo se refleja sobre un
de víctimas. Entre ellos son dignos de ser ci­ punto distinto del cilindro y el registro deja
tados los sig u ie n te s: C h in a , siglo XVI de ser una línea recta, haciéndose sinuosa.
(800.000 muertos); Calcuta, 1737 (300.000); Donde quedan plasmadas las características
M esin a, 1908 (7 6 .0 0 0 ), A n a to lia . 1939 del sismo es el sismograma. De hecho, para
(50.000); Agadir, 1960 (10.000); Perú, 1970 obtener un registro perfecto es conveniente la
(55.000). Pero sería erróneo creer que la ma­ utilización de un sistema triple de sismógra­
yoría de tales movimientos de algunas zonas fos orientados según tres direcciones del es­
de la corteza causan siempre daños aprecia- pacio: Norte-Sur, Este-Oeste y vertical.
bles; de los datos obtenidos por los observa­ Del estudio de los sismogramas se ha llegado
torios de todo el mundo se sabe que se pro­ a la conclusión de que en el hipocentro se
ducen alrededor de unos 30.000 seísmos por originan dos tipos principales de ondas: las
año en su mayoría no percibidos por la po­ que se propagan por el interior de la Tierra, y
blación de las localidades afectadas. Es decir las que, por el contrario, lo hacen por su su­
que los efectos varían enormemente de unos perficie; las del primero, a su vez, se subdivi-
casos a otros, y de acuerdo con ellos se da den en longitudinales (ondas P), cuando la di­
una evaluación de la magnitud del terremoto rección de vibración es la misma que la de
siguiendo una escala de intensidades: la de propagación, y transversales (ondas S), cuan­
Rossi-Forel está dividida en diez grados, do aquélla es perpendicular a ésta. A las on­
mientras la de Wood-Neuman (modificación das superficiales se las denomina ondas L. De
de la de Mercalli) lo está en doce. Pero las hecho la trayectoria que siguen las ondas P y
distintas divisiones de ambas cubren toda la S, en su recorrido desde el foco, no es una
gama de efectos, que va desde el ligerísimo recta sino un ligero arco, y cuando llegan a la
temblor percibido tan sólo por algunas perso­ superficie se reflejan en ella para describir un
nas hasta la aparición de grandes grietas en nuevo arco. Las ondas directas (no reflejadas)
el suelo y la destrucción de todos los edifi­ pueden llegar desde el foco hasta cualquier
cios, puentes, etc., del lugar. punto de la superficie del globo, excepto a la
De hecho, un terremoto hay que considerarlo llamada zona de sombra, lo que hizo pensar
como una gran sacudida de un punto de la en la existencia de un núcleo a partir de los
corteza situado a mayor o menor profundi­ 2.900 kilómetros de profundidad, capaz de
dad, el llamado foco sísmico o hipocentro, desviar intensamente, por su elevada densi­
que origina vibraciones u ondas capaces de dad, las ondas que lo atraviesan.

m HHHH ATLAS DE LA N ATU RALEZA


Los
te rre m o to s F/2

Ondas
Cable metálico

Cilindro
registrador Soporte

Hipocentro

Fig. 1.- Elem entos de un sism o. Fig. 2 .- Esquema de un sism ógrafo.

Fig. 3 .- Sism ogram as.

Fig. 4 .- Propagación y reflexió n de las


ondas sísm ica s.

Núcleo

Fig. 5.- D istrib u ció n geográfica de las zo nas sísm ica s. Fig. 6.- Sucesivas posicio n es de la propaga­
ció n de una onda sísm ica.

LA TIERRA. D ISLO CACIO N ES DE LA C O RTEZA


La Tierra. Dislocaciones de la corteza

LOS VOLCANES lidificada y materiales de la chimenea. Las


masas de lava fundida, en su trayectoria por
Uno de los hechos que nos da ¡dea de la im­ el aire, adquieren a menudo perfil fusiforme
portancia real del vulcanismo como fenóme­ por efecto de la rotación, mientras se solidifi­
no geológico es que tanto las islas Canarias can rápidamente para constituir las llamadas
como las Azores, entre otras, tuvieron su ori­ bombas volcánicas; los restantes materiales
gen en erupciones submarinas. Tampoco de­ sólidos, reducidos a partículas, quedan depo­
ja de ser notable que en el año 79 las ciuda­ sitados alrededor del cráter y constituyen el
des de Pompeya y Herculano fueran sepulta­ llamado cono de cenizas, de pendientes bas­
das por una erupción del Vesubio. Y, más tante empinadas (Vesubio, Etna, etc.).
aún, en México, el volcán que hoy se conoce De todo lo dicho hasta aquí se deduce que
con el nombre de Paricutin empezó a formar­ los distintos materiales emitidos durante las
se un día del mes de febrero de 1943, en un erupciones pueden ser sólidos, líquidos o ga­
terreno de cultivo, con la aparición de una seosos. A los primeros, ya descritos, corres­
simple grieta por la que se desprendían vapo­ ponden las bombas, cenizas y escorias y el
res calientes. En unos meses el terreno se ele­ polvo volcánicos. Los segundos, las lavas, se
vó unos 160 metros; se produjeron erupcio­ desparraman por las laderas del cono, a velo­
nes de lava y en tres años alcanzó unos 450 cidades variables, que dependen de su flui­
metros de altura. dez y temperatura, y también de la pendiente
Esencialmente, un volcán no es más que una del terreno; así, mientras la del Vesubio avan­
grieta o conducto natural a través del cual za tan sólo a unos 8 kilómetros por hora, la
una masa magmática en estado de fusión lle­ del Mauna-Loa (Hawai), mucho más fluida,
ga al exterior. Las características de tal con­ alcanza los 28. La temperatura oscila entre
ducto o chimenea y de los demás elementos los 800 y los 12.000°C. Los materiales sóli­
que veremos pueden variar enormemente. dos y líquidos (que, por enfriamiento, pasan
Cuando la abertura exterior es lineal, con as­ a ser sólidos) son los que en distintas erup­
pecto de una grieta más o menos alargada, se ciones se van depositando y constituyen de
habla de volcanes de fisura, y en general sus este modo el cono, que por consiguiente pre­
erupciones suelen ser de lava poco viscosa, senta una estructura en capas.
como la que ha dado origen al basalto, que En cuanto a los gases, las llamadas fumarolas
cubre grandes extensiones; la ya citada del contienen normalmente gran cantidad de va­
Decán es una de las más conocidas. Pero los por de agua, anhídrido carbónico, ácido
de tipo central, de abertura o cráter más o clorhídrico, anhídrido sulfuroso, metano e hi­
menos circular, nos resultan mucho más fa­ drógeno a temperaturas que oscilan entre
miliares por los llamados conos volcánicos, 100 y 500°C. Las llamadas mofetas son des­
producidos por la acumulación de los mate­ prendimientos de gas carbónico a temperatu­
riales expulsados. ra ambiente. Como consecuencia de su com­
El aspecto del cono puede ser muy diverso, se­ posición, no es de extrañar que tales gases
gún sea su origen y el tipo de actividad del depositen alrededor del cráter óxidos, sulfu­
volcán. Así, en los llamados volcanes en escu­ ras y sales de diversos metales, por efecto del
do las erupciones de lava son de escasa visco­ rápido enfriamiento a su salida.
sidad, y por ello pueden desplazarse en una En ocasiones, como en la erupción del Mont
amplia zona de escasa pendiente, como los de Pelé, de 1902, poco antes de formar su agu­
Hawai; si, por el contrario, es viscosa, la lava ja, gran cantidad de diminutos fragmentos de
tiende a acumularse con una reducida zona lava en forma de espuma incandescente son
de bastante altura y elevada pendiente, e in­ lanzados al aire violentamente para descen­
cluso puede llegar a constituir un tapón en la der de nuevo y deslizarse por las laderas a
propia chimenea, que se eleve por efecto de la 100 kilómetros por hora: son las llamadas
presión de los gases y forme una aguja, como nubes ardientes; la de la citada erupción cau­
la que surgió del Mont Pelé, en la isla Martini­ só la muerte de los casi 30.000 habitantes de
ca, en 1902, de unos 400 metros de altura. En la ciudad de San Pedro. La explosión del vol­
este y otros casos, como veremos, la actividad cán de Krakatoa, en 1883, destruyó las dos
volcánica puede presentar carácter más o me­ terceras partes de la isla; su superficie de
nos explosivo, siempre a causa de la presión 33,5 kilómetros cuadrados pasó a ser de 10,
que alcanzan los gases desprendidos del seno volaron por los aires 15 kilómetros cúbicos
de una lava más o menos viscosa. de materiales y en el mar se produjo una ola
Cuando la salida de los gases es violenta, por de 30 metros que arrasó 40 poblaciones cos­
la poca fluidez del magma, son proyectados teras; la explosión se oyó desde Australia, a
al aire masas de lava fluida, restos de lava so­ 5.000 km de distancia.

ATLAS DE LA^NATURALEZA
Los
u o lca n e s

G ano volcánico

Cono adventicio

Fig. 1.- C orte esquem ático de un vo lcá n .

Fig. 2 .* C ráter del Teide (C an arias).


T IP O S D E V O L C A N E S

Fig. 5.- H aw a ia n o .
Fig. 4.- Islán d ico .

Fig. 6 .- V u lca n ia n o . F'8- 7 *' Pe'ean o -

LA TIERRA. D ISLO CACIO N ES DE LA C O RTEZA


79
La Tierra. Erosión y relieue

LA FORMACIÓN DEL SUELO Sin embargo, probablemente la acción más


importante es la del agua cuando, en los altos
Cuando se habla del suelo y se pretende dar una picos, se convierte en hielo por la acción del
definición de lo que es, pueden seguirse dos cri­ frío; tal congelación implica una tendencia es­
terios distintos: uno tiene en cuenta, fundamen­ pontánea a aumentar de volumen; el hielo ac­
talmente, su carácter geológico; el otro atiende túa como una cuña en las grietas de las rocas y
principalmente a su aspecto biológico. Rara los provoca su ruptura. No olvidemos, además, la
geólogos, el suelo es la capa superficial de mate­ eficacia de otros factores, como son los cho­
rial meteorizado por la acción de diversos agen­ ques entre bloques que se desprenden, y, de
tes físicos, químicos y biológicos y que contiene modo muy especial, la acción mecánica, tam­
una cierta porción de materia orgánica. Para los bién a modo de cuña, que ejercen las potentes
biólogos, es la capa superficial transformada en raíces de algunos vegetales sobre las rocas,
la que tienen su asiento muy diversos tipos de se­ fragmentándolas.
res vivos. Sin embargo, sea cual fuere el criterio Cuando la roca madre ha alcanzado un cierto
adoptado, hay un hecho cierto, y es que el suelo grado de denudación, la superficie total delimi­
es el resultado de la destrucción o meteorizadón tante de los fragmentos ha aumentado conside­
de una roca original, la roca madre, bajo la ac­ rablemente, y entonces es cuando entra en jue­
ción de los agentes físicos químicos y biológicos go la descomposición química originada por el
en un determinado clima. De aquí se deduce la agua y el anhídrido carbónico de la atmósfera
importancia que tendrán ambos factores — la que aquélla lleva en disolución. Ambos com­
composición de la roca madre y las condiciones puestos atacan a los feldespatos, los minerales
climáticas en que tenga lugar su proceso destruc­ integrantes de las rocas por antonomasia, provo­
tivo— en el resultado final. cando su descomposición en diversas sales, óxi­
Fhrece ser, empero, que el factor climático es de dos, y, lo que es más importante, en arcilla, cuya
mayor importancia en la determinación de las aparición es lo que caracteriza la conversión de
características del suelo en formación que la la roca madre en suelo, pues sus partículas, al
composición de la roca madre. Así, dentro de tener tamaño coloidal (inferior al microscópico),
un cierto margen, distintas rocas madres pueden son ya capaces de retener los iones necesarios
dar un mismo tipo de suelo si su formación tie­ para el desarrollo de la vida vegetal. Primero se
ne lugar en climas parecidos; y viceversa, una establecen liqúenes y musgos, y con su aporta­
misma roca dará suelos diferentes si los climas ción de materia orgánica, al tiempo que aumen­
también lo son. Pero no se debe exagerar en es­ ta el espesor de la primitiva capa, el suelo se ha­
te sentido, pues el papel de la roca madre, quié­ ce capaz de soportar vegetales cada vez de ma­
rase o no, es fundamental en la formación del yor porte.
suelo. Contrariamente a lo que cabría imaginar, un
En realidad, en esta destrucción de la roca ma­ suelo no es una simple masa uniforme desde la
dre intervienen dos tipos de procesos funda­ superficie del terreno hasta la roca madre de la
mentalmente distintos: la desintegración mecá­ base. En un corte vertical se puede observar
nica y la descomposición química. En el tiem­ que consta de una serie de capas u horizontes,
po, lo primero es la destrucción mecánica, y, cuyo conjunto es lo que se llama perfil. Básica­
posteriormente, su transformación química, por mente, los horizontes son tres, denominados A,
la sencilla razón de que ésta alcanza niveles B y C, siendo el A el más superficial y el C el
cuantitativamente significativos sólo cuando la más profundo; pero los dos primeros, A y B, a
superficie sobre la que actúa es grande, lo que su vez pueden no ser uniformes y presentarse
implica una previa denudación mecánica de la zonados en horizontes de mayor o menor es­
roca. Entre los factores más destacables que ac­ pesor. El A representa la zona mas elevada del
túan mecánicamente se encuentra el calor, y, suelo, pues el agua de la lluvia disuelve gran
como es lógico, su eficacia es mayor en los cli­ parte de las sales que contiene y las arrastra
mas cálidos y secos, de manera especial en hasta el horizonte B, en donde quedan deposi­
aquellas rocas que presentan minerales de dis­ tadas. El C representa la propia roca madre que
tinta coloración, claros y oscuros; los rayos sola­ esta sufriendo el proceso de desintegración, en
res provocan un calentamiento diferencial, los contacto con el B.
segundos adquieren una temperatura muy supe­ En un suelo poco evolucionado sólo se presen­
rior a la de los primeros y ello determina la rup­ tan dos horizontes, el A y el C, como los Cher-
tura de los bloques. Los cambios súbitos de tem­ nozen de extensas zonas esteparias. Las tierras
peratura pueden tener efectos similares a los an­ pardas, más evolucionadas, típicos suelos de ro­
teriores. bledal, presentan ya los tres horizontes típicos.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


80
La fo rm ació n
del su elo

Elem entos del granito en granos sueltos, resu l­ Fig. 3.- D ep o sición natural de la a rcilla .
tado de la desintegración física .

I
G ran os de cu a rz o y de feldespato.

Fig. 5.- (a) Suelo de redsina parda,


(b) Suelo ferro húm ico asturiano.

LA TIERRA. EROSION Y RELIEVE


81
La Tierra. Erosión y relieue

EL RELIEVE GLACIAR ferior, hasta alcanzar un punto donde la fu­


sión y la evaporación son superiores a la pro­
Hemos visto en el capítulo anterior cómo las pia aportación de hielo. La lengua glaciar, la
rocas en contacto con los elementos atmosfé­ parte que discurre por el valle, progresa sin
ricos no permanecían estables, sino que, por embargo a escasa velocidad; en los glaciares
el contrario, sufrían un proceso más o menos del Himalaya se produce un avance de unos
lento de meteorlzaclón, por procesos físicos 8.000 metros por año, en los alpinos frecuen­
primero y químicos después. Lo importante, temente no llega a 150 metros en el mismo
y nos Interesa destacarlo aquí, es que, en su período de tiempo, aunque en los de Groen­
mayor parte, los materiales resultantes de ta­ landia es de unos 50 metros diarios. Clavan­
les procesos no permanecen en los sitios do una hilera de estacas perpendicular a la
donde se han formado; se encuentran someti­ dirección de avance se puede comprobar fá­
dos a la acción del movimiento de los ele­ cilmente que la velocidad no es uniforme en
mentos naturales, el hielo, el agua y el vien­ toda la línea superficial; el roce lateral con
to: es la erosión, que tanto contribuye al mo­ las paredes del valle es causa de que sea in­
delado del paisaje. Luego, después de ser ferior la de los lados a la del centro, y, conse­
arrancados y transportados a una cierta dis­ cuentemente, con el tiempo la citada hilera
tancia, se depositan en forma de sedimentos, aparece combada en la dirección del descen­
materia prima para la constitución de nuevas so.
masas rocosas que a su vez podrán elevarse y En este paulatino fluir, el hielo glaciar se
formar cadenas montañosas, haciendo posi­ comporta de manera especial, se amolda a
ble la iniciación de un nuevo ciclo: meteori- las sinuosidades del curso que sigue, está do­
zación, erosión, transporte y sedimentación tado de plasticidad a consecuencia de la pre­
se suceden, aunque lenta, indefinidamente. sión que soporta. De hecho, tal comporta­
A continuación veremos cómo actúa el hielo miento fluido sólo se manifiesta a partir de
en movimiento, es decir, cuando se desplaza los 50 ó 60 metros de profundidad; en la zo­
en un glaciar. na superior, el hielo es susceptible de frag­
A partir de cierta altitud, la nieve que precipi­ mentarse y, por tal razón, en la superficie
ta en los altos montes no desaparece cuando aparecen grandes grietas debidas a la relati­
llega el período estival; permanece y, por tan­ vamente escasa presión que actúa sobre ella,
to, tiende a acumularse. Esta altitud varía con lo que a su vez impide que sea plástica y que
la latitud del lugar; así, mientras en los polos se adapte a los movimientos de la zona infe­
coincide con el nivel del mar, en los Alpes rior (plástica) sobre la que descansa y por la
alcanza los 2.900 metros sobre el nivel del que es pasivamente arrastrada. Hay varias
mar, y en España los 3.300; en consecuencia, clases de grietas: las longitudinales se dispo­
sólo a partir de tales alturas es posible el esta­ nen paralelamente a la dirección del avance
blecimiento de glaciares, de los que existen y se forman a consecuencia de los estrecha­
varios tipos. El más conocido es el llamado mientos del valle; las laterales tienen por
glaciar de valle, muy típico de los Alpes, pe­ causa la distinta velocidad entre el centro y
ro que alcanza mayor desarrollo en el Hima- los lados y se disponen oblicuamente a tal
laya y en Alaska. Tiene su origen en el deno­ dirección. En la zona de separación entre la
minado circo glaciar, la zona de alimenta­ neviza acumulada en las laderas del circo y
ción donde se acumula la nieve de las lade­ el hielo se produce una gran grieta denomi­
ras, muy abruptas, que la rodean. La nieve nada rimaya, cuyas paredes están constitui­
así almacenada forma grandes espesores, y, das, la posterior, por la roca viva, y la ante­
por efecto de la propia compresión, pronto rior, por el hielo glaciar junto a fragmentos
deja de comportarse como tal; se convierte rocosos de la pared posterior, desprendidos a
en una masa más o menos compacta (de causa de las heladas nocturnas.
densidad 0,55), a la vez que expulsa parte Pero un glaciar es un río de hielo capaz de
del aire de entre sus cristales: es la llamada transportar los materiales detríticos que caen
neviza. procedentes de la meteorización de las rocas
A profundidades superiores a los 30 metros, ubicadas en las laderas y otros puntos, cuya
el aire es totalmente expulsado, la masa ad­ acumulación constituye las morrenas; las la­
quiere gran compacidad (densidad 0,8 0,9) y terales se forman a cada lado de la lengua.
se convierte en hielo glaciar. Esta enorme Gran parte de los fragmentos se originan en
masa sólida no puede permanecer Indefini­ la rimaya, y junto con otros se ponen en con­
damente estática, a pesar de su estado físico; tacto con la superficie del cauce, contribu­
su propio peso la obliga a descender lenta­ yendo muy eficazmente a la acción erosiva
mente por el valle hacia regiones de nivel in­ del hielo.

ATLAS DE LA N ATURALEZA
82
El re lie u e
g la c ia r

la ciar d el M onte Rosa (S u iza). Fig. 3.- Perfil lo ng itud inal y zonas
d ife re nciales de un glaciar.

Fig. 4 .- Perfil transversal de la co n flu e n cia de dos glaciares.

Cantos morrénicos

Arcilla glaciar

Fig. 5 .- M orrena term inal de un g la cia r en

r ig . b .- v a lle g la cia r con sus contluentes o v a lle s suspendidos. Fig. 7.- Esquem a de la transform ación de
un relieve flu v ia l en un relie ve glaciar.

LA TIERRA. EROSION Y RELIEVE


83
La Tierra. Erosión y relieue

EL RELIEVE FLUVIAL los continuos choques son causa de repetidas


rupturas, que los reducen a fragmentos cada
Sin duda alguna, la acción erosiva de los gla­ vez más pequeños, de otra, las angulosidades
ciares, con sus valles modelados en forma de de sus cantos van desapareciendo progresiva­
"U ", es, por sus características, la más espec­ mente, hasta convertirse en gravas, gravillas y
tacular cuando se observan sus efectos sobre arena; y, entre tanto, se desarrolla su acción
el terreno, y, sin embargo, puede decirse que erosiva sobre el cauce por la continua abra­
en la actualidad prácticamente carece de im­ sión que ejercen sobre las paredes y, princi­
portancia; su confinamiento a nivel de las palmente, sobre el fondo. En consecuencia,
nieves perpetuas determina que tan sólo una ía sección transversal del cauce aparece en
décima parte de la superficie de los conti­ forma de "V" debido a que tal acción es más
nentes sufra los efectos de la erosión glaciar. intensa en el sentido vertical que en el hori­
Por esta razón, desde el punto de vista cuan­ zontal, pues los derrubios, por efecto de la
titativo, es mucho más importante el trabajo gravedad y de los choques, se mueven mu­
erosivo de las corrientes fluviales. cho más en aquella dirección que en ésta,
Para comprender el problema en toda su di­ máxime cuando la corriente es muy rápida.
mensión, empecemos por decir que en un Los remolinos y las cascadas, debido a las
curso de agua la velocidad a que se mueven desigualdades del fondo y a los fragmentos
sus partículas depende de la inclinación del grandes y pequeños, lo ahondan hasta formar
terreno por el que se deslice; la velocidad de­ las llamadas marmitas de gigante.
bería aumentar progresivamente desde su ori­ En todo río cabe distinguir tres partes o tra­
gen hasta su término (desembocadura en el mos a lo largo de su curso: el de montaña o
mar o un lago), y, sin embargo, no ocurre así. superior, el de valle o medio, y el de llanura
Para una pendiente determinada del terreno el o inferior. Los fenómenos de erosión, trans­
agua adquiere una cierta velocidad no sobre- porte y depósito no se reparten de manera
pasable en que la fuerza de rozamiento en su uniforme en los tres: cada uno ofrece unas
propio seno y contra el cauce compensan la características que lo definen plenamente.
fuerza de deslizamiento. En un punto dado, la Mientras en el tramo superior hay un claro
energía de una corriente dependerá de su predominio de la erosión, a causa de las
profundidad, puesto que cuanto mayor es és­ fuertes pendientes que proporcionan gran ve­
ta, también lo es la velocidad al ser menor el locidad al agua, en el medio la erosión es
rozamiento en su zona media. marcadamente inferior, y es mucho más efec­
Evidentemente, son muy abundantes los ma­ tiva en esta zona de pendientes más suaves la
teriales que van a parar al curso de un río co­ labor de transporte; en el inferior, donde la
mo consecuencia de los efectos de la meteo- pendiente es muy escasa, predomina la sedi­
rización de las rocas y del arrastre de las mentación, depositándose la arena fina, la
aguas de las lluvias. Una pequeña parte se arcilla y el limo en la desembocadura.
disuelve, pero constituye tan sólo el 0,05 por Por consiguiente, el curso de un río ha de
100 de la masa líquida; otra parte queda en sufrir importantes modificaciones a lo largo
suspensión junto con los materiales arranca­ del tiempo si en su seno se producen, por un
dos del propio lecho y experimenta movi­ lado, la erosión, y, por otro, el depósito. Esto
mientos de ascenso y descenso alternativos se refleja claramente en su perfil longitudi­
durante los cuales son desplazados curso nal, que no es más que un gráfico en el que
abajo: son partículas de pequeño tamaño, y se representan verticalmente (en ordenadas)
finalmente la carga de fondo está integrada las cotas de distintos puntos del curso, y ho­
por el conjunto de materiales más gruesos y rizontalmente, las distancias que los separan
mucho más difíciles de mover, por lo que el de la desembocadura. Tal perfil no permane­
tamaño máximo de los que podrán ser arras­ ce estable con el tiempo, se modifica cons­
trados por el fondo dependerá de la energía tantemente y tiende a alcanzar el llamado
de la corriente en cada punto y en definitiva perfil de equilibrio, es decir, aquel que está
de su profundidad y pendiente. Ello explica más en consonancia con sus características
que en las grandes crecidas los ríos sean ca­ de caudal y materiales transportados, entre
paces de transportar cargas enormes de mate­ otras, lo que el río sólo puede lograr erosio­
riales. nando unas zonas y depositando aluviones
Ciertamente, a lo largo de este transporte los en otras.
fragmentos van sufriendo importantes altera­ El límite inferior del cauce es el nivel del
ciones. Mientras, de una parte, los efectos de mar, llamado nivel de base.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


84
El re lie u e
flu u ial

Cuenca de

Fig. 2 D iversos perfiles longitudinales del lecho de un río a


m edida q ue avanza la erosión flu v ia l. El perfil m ás oscuro es el
llam ado de eq u ilib rio .

F¡g. 1.- Fig. 3 Secció n en V d e un v a lle flu v ia l.

Fig. 4 .- Erosión sucesiva de las márgenes de un río.

Fig. 5 .- Form ación d e una llanura a lu v ia l por las


d ivagaciones del curso de un río.

6 .- Form ación de terrazas a causa d e los Fig. 7 C u an d o un río d esem boca en un m ar de m areas
cam b io s del n ivel de base. flojas, los m ateriales q ue arrastra forman un delta.

LA TIERRA. EROSIÓN Y RELIEVE


85
La Tierra. Erosión y relieue

EL RELIEVE SUBTERRÁNEO cia de dos capas Impermeables, una superior


Y EL DESÉRTICO y otra inferior, que protejan el manto, y, por
otro, por el afloramiento que tenga el propio
Cuando llueve, gran parte del agua caída des­ manto en la superficie del terreno, lugar por
ciende por las laderas de los montes a gran donde efectúa la captación de aguas. Un ma­
velocidad, formando barrancadas, cuyos cau­ nantial o fuente puede surgir en un punto del
dales, después de reunirse, llegan a constituir terreno en donde quede cortada la línea de
los ríos en los países con cierto grado de pre­ unión entre una capa permeable portadora
cipitaciones anuales. Pero no toda el agua si­ de agua y otra Impermeable.
gue este camino; los suelos y las capas subya­ Es importante la acción química que llevan a
centes no siempre son tan compactos como cabo las aguas subterráneas en el lugar don­
para impedir de un modo absoluto el paso del de se encuentran y por donde discurren. De
agua a través de ellos; muy al contrario, unos una manera general actúan disolviendo di­
y otras presentan aberturas de diminuto tama­ versos Iones; pero, concretamente en los te­
ño, grietas y huecos, en los que fácilmente rrenos calizos, cuando llevan abundante an-
puede penetrar todo el acopio acuoso que no hídrlco carbónico (procedente de la atmósfe­
se desliza por la superficie. Así, aquella parte ra) en disolución, corroen eficazmente el car­
que penetra en profundidad lo hace hasta al­ bonato cálcico, conviniéndolo en bicarbona­
canzar una capa rocosa cuyo grado de com­ to, mucho más soluble. De este modo, aun­
pacidad impide ya su paso, y entonces tiende que muy lentamente, se pueden formar en la
a acumularse alcanzando un cierto nivel a roca viva grandes cavidades, verdaderas ca­
partir de la base. Una capa embebida en agua vernas, en cuyo Interior el continuo goteo
recibe la denominación de freática, y el nivel desde el techo conduce a la formación de es-
superior establecido es el llamado nivel hi­ talactitas, por precipitación de carbonato, fe­
drostático, que puede hallarse a muy poca nómeno que se repite en el suelo y origina
distancia de la superficie del terreno o a va­ las estalagmitas.
rios centenares de metros. Hemos visto como se desarrollaba la erosión
En general, el nivel hidrostático no representa en los países con un clim a de pluvlosidad
una superficie plana por debajo de la del te­ normal. Pero no podemos dejar de decir que
rreno; los accidentes de éste quedan refleja­ alrededor de una quinta parte de la superficie
dos en él: donde hay una elevación aparece de los continentes está representada por zo­
más alto, y donde una depresión aparece nas de escasa piuviosidad, con reducidísima
más bajo, aunque con la profundidad se o nula vegetación: son las estepas y los de­
muestra suavizado. La diferencia entre poro­ siertos. Aquí, precisamente por la escasez del
sidad y permeabilidad está en relación con líquido elemento, la meteorlzación de las ro­
las características de una capa freática. Se da cas es lentísima, pero, en cambio, la acción
el nombre de porosidad al tanto por ciento erosiva de las lluvias, que, aunque muy poco
en volumen que ocupan los poros de una ro­ frecuentes, no dejan de ser torrenciales, es
ca o capa; evidentemente, cuanto mayor sea proverbial, pues arrastran consigo no sólo los
su valor también lo será el volumen de agua materiales finos, sino también algunos frag­
que puede retener. Pero a menudo sucede mentos de piedras. Pero el transporte que ex­
que en dos terrenos que tengan la misma po­ perimentan a continuación no es muy pro­
rosidad el agua no circula por los conductl- longado: la falta de un caudal suficiente Im­
Ilos de ambos con la misma facilidad, y así plica que las pérdidas por evaporación en los
se dice que tienen permeabilidades distintas; cursos que se establecen de manera momen­
cuando el diámetro de los poros es capilar, el tánea sean tan elevadas como para que su
agua tiende a inmovilizarse. duración sea verdaderamente efímera en el
Un manto acuífero es aquel en que el diáme­ espacio y en el tiempo, y no puedan llegar al
tro de los poros es lo suficientemente grande mar.
para permitir la libre circulación del agua, lo Los aluviones arrastrados quedan depositados
que depende de la roca constituyente; las ca­ al pie de los montes de donde han sido
lizas, gravas, areniscas y arenas son Idóneas arrancados; a una cierta distancia, ya en el
en este sentido. Cuando se perfora en un valle, el agua tiende a acum ularse donde
punto del terreno situado por debajo del ni­ exista una depresión, formando lagunas que
vel hidrostático, el agua brota espontánea­ al evaporarse dejan un residuo seco de sales
mente por efecto de la diferencia entre am­ y arcilla. Cuando en el suelo desértico la are­
bos niveles: tal es un pozo artesiano. na es arrastrada por el viento (erosión eólica)
La existencia de dichos pozos artesianos vie­ queda tan sólo una capa de guijarros angulo­
ne condicionada, por un lado, por la existen­ sos: es el pavimento desértico.

ATLAS DE LA N ATU RA LEZA


El re lie u e s u b te rrá n e o
y el d e sé rtic o

Manantial

Fig. 1.- Esquem a de la form ación de


m anantiales.

Fig. 2.- Esquem a de la m ecán ica de un pozo artesiano.

Fig. 3 .- Proceso de la form ación de sim as y


cavernas por el agua subterránea.

Dirección del viento

Fig. 4 .- Estalactitas y estalagm itas en la «C averna del Fig. 5 .- Form ación y avance de una duna.
Agua» (G ranada).

Fig. 6 .- D esierto de arena. Fig. 7.- Desierto de piedra.

LA TIERRA. EROSIÓN Y RELIEVE


87
La Tierra. Erosión y relieue

EL RELIEVE COSTERO distribución de los detritos junto a las costas,


sobre todo en aquellos lugares donde son
Algo más del 70 por 100 de la superficie del bastante rápidas.
planeta está cubierto por las aguas marinas, y Pero el mayor agente erosionante que actúa
tan sólo el 30 por 100 restante corresponde a sobre las costas es, sin duda, el oleaje. Las
los continentes. Por ello no debe sorprender­ olas aparecen en la superficie del mar por
nos que, si en tierra firme los movimientos de efecto de la fricción del viento cuando su ve­
las aguas contribuyen de manera tan decisiva locidad es de unos 5 km/hora, aunque en ge­
a modelar el paisaje, en el mar ocurra algo neral es preciso que sea superior, de unos 20
parecido, y más aún si se tiene en cuenta que km/hora. Realizan la denudación del litoral
las masas de agua susceptibles de desplazar­ fundamentalmente por dos procedimientos
se por diversas causas son realmente enor­ distintos. El primero de ellos radica en la pre­
mes, aunque los efectos sobre las costas y los sión hidráulica que ejercen sobre las rocas de
fondos donde actúan no son los mismos. Bá­ los acantilados, cuyos valores oscilan según
sicamente, en el mar se desarrollan tres tipos la intensidad del oleaje, pudiendo llegar a ser
de movimientos: las corrientes, las mareas y de muchas toneladas por metro cuadrado
el oleaje, completamente distintos por las cuando éste es muy acusado; de la misma
causas a que se deben. manera obra el aire que permanece aprisio­
Las corrientes marinas de profundidad deben nado entre las grietas bajo la compresión del
su origen a diferencias de temperatura y sali­ agua. Estas presiones tienen como conse­
nidad entre los distintos puntos del globo; ta­ cuencia el desgajamiento de algunas rocas y
les son las que se establecen entre el Atlánti­ el arranque sucesivo de fragmentos más o
co y el Mediterráneo a consecuencia de la menos grandes, ocasionalmente de varias to­
fuerte evaporación que tiene lugar en este úl­ neladas de peso, de los puntos batidos.
timo. En la zona superficial del mar, los vien­ El segundo, mucho más eficaz aún, consiste
tos que siguen una dirección constante son en la acción que ejercen los propios fragmen­
capaces de producir importantísimos despla­ tos previamente arrancados por el oleaje al
zamientos de agua, en cuya dirección influ­ ser lanzados violentamente contra el litoral,
yen de manera decisiva las masas continenta­ hasta tal el punto que el lento socavamiento
les contra las que chocan: son las corrientes así logrado en la base de grandes rocas deter­
superficiales. La corriente del Golfo, de casi mina su propio derrumbe, con lo que nuevos
100 km de anchura por medio de profundi­ detritos quedarán a su merced para ser utiliza­
dad, avanza a unos 7 km hora, lo que da un dos seguidamente como metralla. De este
caudal de unos 80 millones de metros cúbi­ modo, el mar avanza lentamente hacia el lito­
cos por segundo mientras el del río Nilo es, ral en una zona denominada plataforma cos­
en promedio anual, de unos cuatro mil. tera, y los materiales arrancados, primero del
Las mareas se explican en gran parte como tamaño de grandes cascotes y luego reduci­
consecuencia de las atracciones gravitatorias dos al de gravillas y arenas, se depositan a lo
del Sol y, principalmente, de la Luna, lo sufi­ largo y a lo ancho de la terraza costera, conti­
cientemente altas como para provocar una nuación de la plataforma.
acusada deformación en la superficie del mar. Las playas, formadas en la zona de fluctua­
La Luna determina que cada veinticuatro ho­ ción de las mareas por depósito de materia­
ras el agua se eleve durante el flujo hasta un les más o menos pequeños, cuando son de
nivel máximo (pleamar), alternando con un cantos grandes o graves, originados a partir
período de descenso o reflujo hasta un nivel de rocas duras, ofrecen en general mayor
mínimo (bajamar). Teóricamente, la diferencia pendiente que las de materiales finos, como
entre ambos no debería sobrepasar los 0,8 las arenas. También se presentan en la costa
metros pero lo cierto es que, por ejemplo, en casos de topografías especiales, concreta­
Fundy (Canadá) llega a ser superior a los 20. mente la de las rías, producidas por un lento
Tales ascensos y descensos deben su impor­ hundimiento, de tal manera que los valles
tancia a que provocan notables corrientes, in­ fluviales de la costa montañosa lindante con
cluso superiores a los 20 km/hora. el mar han quedado parcialmente sumergi­
Sin embargo, el poder erosivo de ambos tipos dos y ocupados por las aguas marinas. Los
de movimientos es en gran parte dudoso, fiordos o fjords deben su típico relieve a que
aunque para las corrientes parece ser efectivo se trata de antiguos valles glaciares también
cuando, por la relativamente escasa profun­ parcialmente sumergidos y que se prolon­
didad de las aguas, rozan con el fondo; en gan en el mar a lo largo de decenas de kiló­
cambio, las corrientes originadas por las ma­ metros con centenares de metros de profun­
reas parecen tener cierta importancia en la didad.

ATLAS DE LA N ATU RALEZA


El re lie u e
c o ste ro

Altamar Altamar

Bajamar Bajamar

Fig. 1.- D os tases su cesivas en un a can tilad o costero.

Fase de sedimentación

Fig. 2.- Costa m adura (o ccid ente africano) y costa Fig. 3.- Esquem a de la evo lució n
ju ven il (noroeste de N oruega). de un perfil costero.

Fig. 4 .- Costa de perfil rectilíneo. Fig. 5.- Costa de perfil a ccid e ntad o . Lloret de
C a stelld eíe ls. Barcelon a (España). M ar. G iro n a (España).

LA TIERRA. EROSIÓN Y RELIEVE


89
53354

CUADRO
DE MATERIAS
E ÍNDICE
LOS ANIMALES VERTEBRADOS Las plantas con semilla desnuda......................D/2
Los Mamíferos. Características generales Los heléchos y los musgos.................................. D/3
de los Mamíferos..................................................... A/1 Los hongos y las setas............................................D/4
Diversidad, modos de vida y adaptaciones A/2 Las algas........................................................................D/5
Las Aves. Características generales de las Las plantas diminutas. Las bacterias y
Aves................................................................................. A/3 los virus.........................................................................D/6
Los grandes grupos de las Aves........................ A/4
Los Reptiles................................................................ A/5
LA TIERRA. LOS MINERALES
Los Anfibios................................................................ A/6
Y LAS ROCAS
Los Peces...................................................................... A/7
Los minerales lapídeos...........................................E/l
LOS ANIMALES INVERTEBRADOS
Los minerales metálicos........................................E/2
Los minerales de las rocas....................................E/3
Los Equinodermos.................................................... B/1
Las rocas de profundidady las de filón E/4
Los Insectos.................................................................B/2
Las Arañas y los Ciempiés....................................B/3 Las rocas sedimentarias......................................... E/5
Los Crustáceos........................................................... B/4 Las rocas metamórficas y las volcánicas.....E/6
Los Moluscos..............................................................B/5 La hulla y el petróleo.............................................. E/7
Los Gusanos............................................................... B/6
Las medusas y los pólipos....................................B/7 LA TIERRA. DISLOCACION ES
Las Esponjas y los animales DE LA CORTEZA
microscópicos.............................................................B/8 Los pliegues y las fallas......................................... F/1
Los terremotos.............................................................F/2
LAS PLANTAS. SUS ÓRG AN O S Los volcanes.................................................................F/3
El tallo ............................................................................C/1
La ra íz ............................................................................C/2
La h o ja.......................................................................... C/3 LA TIERRA. LA EROSIÓN
La flo r.............................................................................C/4 Y EL RELIEVE
La flor. Las inflorescencias.................................. C/5 La formación del suelo.........................................G/l
La semilla y el fruto................................................C/6 El relieve glaciar.......................................................G/2
El relieve fluvial........................................................ G/3
LAS PLANTAS. SUS CLASES El relieve subterráneo y el desértico G/4
Las plantas con fruto............................................. D/1 El relieve costero..................................................... G/5
SERIE A SERIE D

D/1.— Las plantas. Sus clases.


A/1 .— Los animales vertebrados. D/2.— » »
A/2.— » » D/3.—
A/3.— » » D/4.— » »
A/4.— » » D/5.— » »
A/5.— » » D/6.— » »
A/6.— » »
A/7.— » » SERIE E

SERIE B E/1.— La Tierra. Los minerales y las rocas.


E/2.— » »
B/1.— Los animales invertebrados E/3.— » » »
B/2.— » » E/4.— » » »
B/3.— » » E/5.— » » »
B/4.— » » E/6.— » » »
B/5.— » E/7.— » » »
B/6.— » »
B/7.— » » SERIE F
B/8.— » »
F/1.— La Tierra. Dislocaciones de la corteza.
SERIE C F/2—

SERIE G
C /1.— Las plantas. Sus órganos.
C/2.— » » G/1.— La Tierra. La erosión y el relieve.
C/3.— G/2.— » » »
C/4.— » » G/3.— » » »
C/5. » ;> G/4.— » » »
C/6.— » j, G/5.—
A T L A S
T E M Á T I C O S
R E L A C I Ó N D E T Í T U L O S

Atlas de Matemáticas (Análisis + Ejercicios)


Atlas de Matemáticas (Álgebra + Geometría)
Atlas de Física
Atlas de Química
Atlas de Prácticas de Física y Química

Atlas de Geología
Atlas de Mineralogía
Atlas de la Naturaleza
Atlas de los Fósiles
Atlas de la Arqueología

Atlas de Zoología (Invertebrados)


Atlas de Zoología (Vertebrados)
Atlas de Parasitología
Atlas de Biología
Atlas de Botánica

Atlas del Átomo


Atlas de la Astronomía
Atlas de la Meteorología
Atlas de la Microscopía
Atlas de la Informática

Atlas de Anatomía Animal


Atlas de Anatomía Humana
Atlas del Cuerpo Humano
Atlas del Hombre
Atlas de la Cirugía

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