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TESIS DE LA CONVERSIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES

Esta controversial tesis ha surgido a partir de distintos razonamientos que se expondrán a


continuación, por lo tanto, antes de abordar este tema es pertinente realizar ciertas
precisiones, primero que todo daremos una definición, para la cual citaremos al tratadista
Bernardo Trujillo Calle quien refiere que –La conversión es aquel fenómeno jurídico
gracias al cual un acto, un negocio, un documento sustancial o formalmente nulo en su
especie, o tipo, resulta válido como acto, negocio, o forma, de especie o tipo distinto.

Teniendo en cuenta la anterior definición entramos en la conversión en materia de la Letra


de cambio, por la cual, de manera general, se afirma que la falta de la firma del girador,
siempre y cuando se halle la del girado aceptante y al tomador o beneficiario, permite
hacer referencia a la existencia de un título valor llamado Pagaré.

Son varios los argumentos que se han formado alrededor de este tema, principalmente se
dan en razón a:

 La no necesidad de rotulación
 La conversión de los contratos en materia comercial y analogía civil
 El contexto histórico del tema

EN RAZÓN A LA NO NECESIDAD DE ROTULACIÓN:

En un análisis a la regulación de los títulos valores se observa en ciertos títulos un


requisito extra, este es, la indicación del título, o dicho de otra manera, la rotulación del
documento, dentro de estos encontramos el Bono de Prenda (art 759 C.Co), la Carta de
Porte o Conocimiento de Embarque (art 768 C.Co), las Facturas (Art 766 C.Co Modificado
tácitamente por la Ley 1231 de 2008) y los Bonos (Artículo 6.4.1.1.4 Decreto 2555 de
2010)(Tomado de Notas Universitarias – Marcos Román Guio Fonseca – Oct 2012)

Por mandato legal este requisito no opera de igual manera para los otros títulos, entre los
que encontramos a la Letra de Cambio y al Pagaré, por lo tanto pueden circular títulos
que no aunque no indiquen el tipo de título son plenamente válidos, distinto es que se ha
hecho costumbre el rotularlos y por lo mismo no es común en el tráfico mercantil la
circulación de títulos sin rotular; el tratadista Bernardo Trujillo Calle al referirse a este tema,
ha sostenido como posición que “las instituciones jurídicas valen por lo que son, antes
que por el nombre con que se les denomine”; (TOMADO DE Cfr. Monografías Jurídicas,
No. 78. Las Falacias de Algunas Falacias. Págs. 36 y s.s., Temis, 1992.)

Por lo tanto, si en la práctica se hace exigible un título valor no rotulado y se acude a la


jurisdicción, será pertinente la pericia de los juristas, esto con el fin de que se determine,
siguiendo el principio de la literalidad del título, su rotulación, es decir, si las partes
brindan su aquiescencia para adherirse a un título valor no rotulado, creyendo que firman
una Letra de Cambio, al momento de revisarse el contenido del título, ciertamente se
hallará que la falta de un Girador generará en el título la configuración de un Pagaré.

POR LA REGULACIÓN EN MATERIA DE CONTRATOS

En materia de contratos existe el principio del derecho privado conocido como –El
contrato es ley para las partes (PACTA SUM SERVANDA – DIGESTO - ULPIANO), por
lo tanto el legislador en su finalidad de brindar seguridad jurídica, procura hallar el fin
perseguido por los contratantes, es decir, va más allá de las formalidades y estipulaciones,
para dar con la intención de la realización de la convención. Tan imperiosa es la ley que al
encontrar un negocio jurídico como lo es el contrato en el que el la razón verdadera sea
distinta a lo plasmado en el acuerdo, permite la ley, que ese negocio jurídico se
transforme para que surta los efectos buscados por las partes.

En el Código de Comercio

Nuestro código del comercio en el capítulo de la Ineficacia, nulidad, anulación e


inoponibilidad, trae a colación la conversión de la nulidad en contrato diferente, dice así el
Artículo 904 del C. de Co.: El contrato nulo podrá producir los efectos de un contrato
diferente, del cual contenga los requisitos esenciales y formales, si considerando el fin
perseguido por las partes, deba suponerse que éstas, de haber conocido la nulidad,
habrían querido celebrar el otro contrato.

En el Código Civil

En el código civil hallamos los elementos característicos de los contratos en su artículo


1501, estos son los requisitos esenciales, naturales y accidentales - Se distinguen en
cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de su naturaleza, y las
puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales, o
no produce efecto alguno, o degeneran en otro contrato diferente; son de la naturaleza de
un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad
de una cláusula especial; y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial ni
naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales.

Ciertamente las anteriores normas regulan los negocios jurídicos llamados contratos,
pese a que los títulos valores los encontramos dentro del libro tercero del código de
comercio, referente a los bienes mercantiles, indudablemente afirmamos que los títulos
valores surgen de un negocio causal, el cual es el contrato (Compraventa, prestación de
servicios, mutuo, transporte, entre otros), en razón a eso, ha sido precavido el legislador
en regular de una manera completa, tanto en materia civil como mercantil, sus elementos,
y ordena en los artículos anteriormente mencionados que a falta de un requisito esencial
en un contrato, este podrá generar válidamente otro, así en materia civil el típico caso de
una compraventa en la que surtida la tradición no se exige el precio, siendo en el fondo
una donación, y en materia mercantil, solamente en ciertas hipótesis cuando se contraría
una norma imperativa. Como ejemplo de una conversión de este estilo podemos citar: la
cláusula compromisoria que remite al reglamento de la Cámara de Comercio Internacional
para la actuación del tribunal para un asunto que no es de derecho internacional, podrá
valer como cláusula compromisoria pero con los efectos, para su trámite y actuación del
tribunal señalados por las leyes colombianas; la constitución de derecho real de prenda
nulo, puede convertirse en derecho de retención en favor del acreedor prendario que ha
recibido la entrega de la cosa; (PAG 223 – CONTRATOS MERCANTILES TOMO I
DÉCIMA EDICIÓN 2003 – JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR) letra de cambio que
se convierte en pagaré cuando le faltan algunas de las formalidades legales.(IBID –
ARRUBLA PAUCAR CITANDO A MONROY CABRA ).

Siguiendo con la conversión en la nulidad del contrato con respecto a nuestro título valor
Letra de cambio, nace la obligación de determinar la vinculación de la Letra con el
negocio causal, pues en principio nos encontramos con un título abstracto, pero como
quiera que frente a la literalidad se presentan varias excepciones, entre ella que el título
no haya sido llamado a circular, cercenarle sus efectos tendría como consecuencia la
generación de inseguridad jurídica. Por otra parte si el título circula y por lo tanto se hace
abstracto, su ineficacia al no cumplirse la firma del creador se ve supeditada a que se
demuestre quien ostente la calidad de creador pues como refiere el Tribunal de Superior
de Bogotá (OBCIT TATI SENTENCIA 11 MAY 2011 ARIEL SALAZAR RAMÍREZ) en
todos los casos en que la letra de cambio aparezca sin la firma del acreedor –como
creador– debe suponerse que el girado hizo las veces de girador al obligarse simplemente
como aceptante. Así por ejemplo encontramos las posiciones de los juzgados civiles
municipales noveno y doceavo de Ibagué, que como se ha mencionado anteriormente,
toman como postura que la simple firma de un deudor será suficiente para librar
mandamiento de pago, o admitir con el fin de facultar al demandado de presentar
excepciones. (ENTREVISTA JUZGADOS CIVILES MUNICIPALES DEL PALACIO DE
JUSTICIA DE IBAGUÉ)

Los detractores de la conversión de la Letra en Pagaré se basan entre sus argumentos en


la separación absoluta del título valor con el negocio genitivo esto por encontrarse los
títulos valores en el libro de los bienes mercantiles y dentro del mismo capítulo referirse a
que la ineficacia del título no afecta al negocio causal (ARTÍCULO 620 CÓDIGO DE
COMERCIO), por esto aseguran que sobre los títulos no hay manera de aplicar el título de
las obligaciones y contratos mercantiles. No así opinan otros tratadistas como el profesor
Trujillo Calle de quien observamos, por quien aseguramos que aunque el título valor se
encuentre dentro del libro de los bienes mercantiles, al nacer de un contrato para cumplir
una obligación dineraria, se inmiscuye en las cláusulas contractuales en las que el deudor
se compromete a pagar una suma de dinero, y por lo tanto al ser parte esencial del
contrato, es aplicable la legislación mercantil, procurando la hermenéutica mercantil que
dispone el artículo primero de nuestro código de comercio (ART. 1º.- Los comerciantes y
los asuntos mercantiles se regirán por las disposiciones de la ley comercial, y los
casos no regulados expresamente en ella serán decididos por analogía de sus
normas).

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA CONVERSIÓN DEL TÍTULO

Este es otro argumento que trae el libro del profesor TRUJILLO CALLE, las regulaciones
anteriores a nuestro decreto 410 de 1971, permitían la unificación de la Letra y el Pagaré,
encontramos así los códigos de comercio anteriores, como el Código de Comercio
Terrestre de Panamá 1887, la Ley 46 de 1923 conocida con el nombre de “Ley de
Instrumentos Negociables”, las leyes Ginebrinas de 1930 y el Proyecto INTAL (recibe este
nombre porque se elaboró a solicitud del Instituto para la Integración de América Latina
INTAL, organismo dependiente de Banco Interamericano de Desarrollo BID) celebrado en
buenos aires en 1966.

La ley 46 de 1923 Ley de Instrumentos Negociables nace durante el Gobierno de Pedro


Nel Ospina como producto de la Misión Kemmerer, la cual consistió en una serie de
propuestas de remodelación de los sistemas monetarios, bancarios y fiscales que se
desarrollaron en Latinoamérica entre 1919 y 1931, estos trabajos fueron liderados por
Edwin Walter Kemmerer, economista estadounidense contratado como asesor financiero
y económico por los gobiernos de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y
Perú, con el fin de consolidar la estabilidad monetaria (EUGENIA GOZZI Y RICARDO
TAPPATÁ - LA MISIÓN KEMMERER, PRIMERA INICIATIVA DE REFORMA
FINANCIERA PROFUNDA EN AMERICA LATINA, EN LINEA -
http://www.fitproper.com/documentos/propios/Mision_Kemmerer.pdf -. ). En materia de
títulos valores, entró a regir conjuntamente con el Código de Comercio de 1887,
introduciendo la concepción anglosajona de los títulos valores; un punto particular trae a
colación esta ley del año 23, es el artículo 20, pues en su ordinal 5to menciona –Cuando
el instrumento es tan ambiguo que no se sabe si tiene el carácter de letra de cambio o de
pagaré, el tenedor puede considerarlo a su arbitrio como letra de cambio o como pagaré.
Acontece que como sabemos la Letra de cambio es una orden incondicional, dirigida a un
tercero para que pague al beneficiario una suma determinada de dinero; el Pagaré es una
promesa incondicional de pagar al beneficiario una suma; cuando el girador y girado son
la misma persona, queda esa persona, el girado, dándose a sí mismo la orden, y una
orden incondicional dirigida a uno mismo, equivale a una promesa incondicional, ya que si
el girado, que es el mismo girador no acepta, es responsable el ordenador, es decir, él
mismo. Igual cosa sucede cuando el girado es una persona supuesta o que no existe, o
que no tiene capacidad para contratar, de acuerdo con el artículo 132 de la ley (OSCAR
VILLA ZEA – MANUAL DE INSTRUMENTOS NEGOCIABLES, EN LINEA -
http://www.udea.edu.co/portal/page/portal/bibliotecaSedesDependencias/unidadesAcademicas/
FacultadDerechoCienciasPoliticas/PublicacionesMedios/EstudiosDerecho/SegundaEpoca/Tab/Vol
%20XXVIII%20Rev%2076%20parte%201.pdf -).
Otro argumento presente surge al momento de entrar en vigencia la mencionada Ley de
Instrumentos Negociables, pues como bien ya mencionamos, al entrar a regir
conjuntamente con el código de comercio de la época, solamente de este se vieron
derogadas las normas que le fueran contrarias, fue tema de discusión en su tiempo la
consideración del Código de Comercio, del cual en su artículo 767 mencionaba que: “la
letra de cambio en que faltare alguna de las formalidades legales, será considerada como
simple pagaré, firmado por el librador a favor del tomador”. Dicho así, ciertamente se
deduce en nuestra concepción, que el artículo 767 no incurrió en derogación por no estar
en contra de las disposiciones de la Ley de Instrumentos Negociables, por lo tanto estuvo
directamente vigente hasta el decreto 410 de 1971.

Otra prueba que afirma ello es la doctrina de la Honorable Corte Suprema de Justicia
consignada en la sentencia de 15 de Diciembre de 1955 LXXXI, 766: “Para que un pagaré
sea instrumento negociable debe reunir los siguientes requisitos: a) que se trate de
promesa incondicional de pagar; b) que conste por escrito; c) que sea hecho por una
persona a otra; d) que sea firmado por la persona que hace la promesa; e) que el objeto
de la promesa de pagar sea una suma cierta de dinero; f) que el pago se haga a la
presentación o a un término fijo; g) que la promesa de pago sea a la orden o al portador”.
De manera que si analizamos los requisitos de la letra de cambio concluimos que el
documento citado será nulo como letra de cambio pero satisface las exigencias del
pagaré y como tal subsiste.

Por otra parte absolver del pago una obligación tan evidente a quien se comprometió de
manera incondicional y a la orden sería desconocer por completo el sentido teleológico de
la justicia y el derecho y equivaldría ni más ni menos a un típico enriquecimiento sin causa
(GUSTAVO DUQUE R. – FALTA DE GIRADOR EN LA LETRA DE CAMBIO – EN LINEA
http://bdigital.eafit.edu.co/ARTICULO/HRU0940040010196804/01005.pdf). Además no
debemos olvidar el principio de la seguridad jurídica, pues la conversión tiene como
principio la equidad, y el cercenarle los efectos a una letra convertida en pagaré
totalmente válida sería deja al deudor frente al tomador o beneficiario en una posición
dominante, pues se ampararía en un formalismo legal para incumplir su obligación de
pago.

Las otras normas que en la historia han regulado la materia aún se ven reflejadas en
nuestro código de comercio, de vital importancia es la hermenéutica jurídica que se ha de
realizar sobre estos artículos que mal puede tomarse en el sentido incorrecto, uno de
estos eventos los trata el maestro Trujillo Calle al hacer referencia sobre el artículo 676
del C. de Co., el cual establece que - La letra de cambio puede girarse a la orden o a
cargo del mismo girador; pues como ya lo hemos mencionado, el trasfondo del artículo
permite que el girado pueda ser al mismo tiempo el girador, y que con su firma de
aceptante, pueda obligarse de manera indirecta en calidad de librador, del mismo modo,
se halla sustento cuando nos referimos al artículo 78 de la Ley Uniforme Ginebrina sobre
Letra de Cambio y Pagaré, transcrito por nuestro legislador en el artículo 710 del C. de
Co.: -El suscriptor del pagaré se equipara al aceptante de una letra de cambio», pues si el
otorgante se compara al girado aceptante, nos permite inferir una entrada a la teoría de la
conversión, en vista del tenor literal, equiparar es sinónimo de igualar (DICCIONARIO DE
SINÓNIMOS Y ANTÓNIMOS – ESPASA CALPE 2005, EN LINEA
http://www.wordreference.com/sinonimos/equiparar) esto quiere decir, que como el
otorgante del pagaré, no solamente es el obligado cambiario directo sino que al mismo
tiempo es el creador del título, asimismo en el girado aceptante concurre la doble calidad,
incluso si la literalidad del título no establece una persona distinta como girador.

Ciertamente el legislador ha querido mantener la unidad de la Letra de cambio y el Pagaré,


pues como se observa de su articulado, el cual se compone únicamente de tres artículos
– del 709 al 711- al analizarse de manera inversa, es claro, que se propende por la
conversión, recordemos que existe la remisión normativa (Art. 711 C. Co.) por la cual se
aplican al pagaré las normas que regulan la letra de cambio, salvo aquello regulado de
manera especial, que lo son los artículos 709 y 710 ídem, pero como ya se abarcó
anteriormente, el artículo 710, da las mismas calidades al otorgante del pagaré y al girado
aceptante de la letra de cambio, y por lo tanto, afirmamos que el 709 tiene como fin el
estipular el contenido que ha de quedar en la Letra cuando de la literalidad no se observa
la firma del girador.

Otra tesis que ha tomado valor en nuestro ordenamiento jurídico es la conversión formal
en otro documento ejecutivo, sin embargo el Concejo de Estado ha precisado la siguiente
distinción:

Es importante precisar que no puede confundirse la noción de título ejecutivo con la de


título valor, pues se trata de documentos que conceptualmente se encuentran regidos por
principios y características jurídicas que los diferencian e individualizan. En efecto, los
títulos valores son bienes mercantiles que al tenor del artículo 619 del Código de
Comercio constituyen documentos necesarios para legitimar el ejercicio del derecho literal
y autónomo que en ellos se incorpora. Estos principios de autonomía y literalidad propios
del título valor hacen que sea un documento formal y especial, toda vez que la fusión
inescindible entre derecho y documento legitima al tenedor, conforme con la ley de
circulación del título valor, a exigirlo en el tráfico jurídico y a perseguir su cobro por vía
ejecutiva mediante la denominada acción cambiaria (artículo 780 y ss. del Código de
Comercio), con independencia de la relación o negocio jurídico causal que le dio origen,
imprimiendo seguridad y certeza al derecho que de manera incondicional en él se
incorpora (artículos 619, 625, 626, 627 y 647 in fine). Además, la regla general de la
negociabilidad o circulación del título valor según sea al portador, a la orden o
nominativo -entrega, o endoso y entrega, o endoso, entrega e inscripción en libro
correspondiente- (artículos 648, 651 y 668 ibídem) y la presunción de autenticidad de su
contenido y firmas, permiten individualizarlo de otro tipo de documentos (artículo 793
ejusdem) y constatar que se rige por un régimen normativo especial que no se aplica a los
demás títulos ejecutivos. Por su parte, como ya se indicó, el título ejecutivo es aquél que
reúne los requisitos del artículo 488 del Código de Procedimiento Civil, para su cobro por
vía de ejecución, esto es, un documento proveniente del deudor o de su causante en
donde conste una obligación clara, expresa y exigible, en el que no se requiere la
concurrencia de las características antes enunciadas de un título valor, tales como su
legitimación o la autonomía; además, puede contener o no obligaciones puras o simples o
sujetas a condición y tiene formas diversas de negociación como la cesión (artículo 1959
y ss. del Código Civil). En conclusión, como puede advertirse si bien un título valor es un
título ejecutivo, porque proviene de un deudor y contiene una obligación clara, expresa y
exigible, no todo título ejecutivo es un título valor. (CONSEJO DE ESTADO, SALA DE LO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, SECCION TERCERA - Consejera ponente: RUTH
STELLA CORREA PALACIO -Bogotá, D.C., veinticuatro (24) de enero de dos mil
siete - Radicación número: 25000-23-26-000-2004-00833-01(28755))

Agregar sentencia de Eli

En efecto, toda obligación cambiara deriva su eficacia de una firma puesta en el título
valor, la signatura, pues, es lo que caracteriza a estos instrumentos. Puestas de este
modo las cosas y visto que los documentos allegados además reúnen las exigencias de
orden sustancial, se impone revocar el auto recurrido para en su lugar librar la orden de
pago solicitado (Art 497 y498 C.P.C) (AUTO 24 DE OCTUBRE DE 2008 – RAD.
11001310301720080032501, M.P. GERMAN VALENZUELA VALBUENA)

No es más necesario ahondar en el tema, queda más que claro que los títulos valores al
ser documentos especiales son a la vez títulos ejecutivos, y como quiera que no se
cumplan , en cualquier evento, algún requisito general o especial, se pierde la calidad de
título valor, pero como documento privado, sigue conteniendo una obligación clara,
expresa y exigible.

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