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superalimentos para potenciar tu cerebro
Las vitaminas E, un grupo de vitaminas liposolubles que ayudan a
prevenir el estrés oxidativo del cuerpo entre otras cosas, y que
contienen alimentos como los cacahuetes, el brócoli, los tomates, los
espárragos, los kiwis o la calabaza, han resultado ser cruciales para la
salud neuronal, según las conclusiones del último estudio llevado a
cabo por la Universidad Estatal de Oregon (EE.UU.) y que recoge la
revista The Journal of Lipid Research.
“Hay pruebas cada vez más claras de que la vitamina E se asocia con
la protección del cerebro, y ahora estamos empezando a comprender
mejor algunos de los mecanismos subyacentes. Esta investigación
demostró que es necesaria la vitamina E para prevenir una dramática
pérdida de una molécula de importancia crítica en el cerebro y ayuda a
explicar por qué es necesaria la vitamina E para la salud del cerebro”,
sentencia Traber.
Bibliogrfia
http://www.muyinteresante.es/salud/articulo/la-deficiencia-de-vitamina-e-puede-danar-el-
cerebro-471429095610
Vitamina E
Contenido
Función
o α-Tocoferol
o γ-Tocoferol
Deficiencia
La IDR
Prevención de Enfermedades
o Enfermedades cardiovasculares
o Cataratas
o Función inmune
o Cáncer
Tratamiento de Enfermedades
o Enfermedades cardiovasculares
o Diabetes mellitus
o Demencia
o Cáncer
Fuentes
o Alimenticias
o Suplementos
Seguridad
o Toxicidad
o Interacción con drogas
Recomendación del LPI
Autores y Críticos
Referencias
English
Deficiencia
Se ha observado deficiencia de vitamina E en individuos con malnutrición
severa, defectos genéticos que afectan a la proteínatransportadora de α-
tocoferol, y en los síndromes de malabsorción de grasas. Por ejemplo, lo niños
con fibrosis quística o con enfermedad colestásica del hígado, que tienen
deteriorada la capacidad de absorber la grasa dietética y por lo tanto,
lasvitaminas liposolubles, podrían desarrollar una deficiencia de vitamina E
sintomática. La deficiencia severa de vitamina E resulta principalmente en
síntomas neurológicos, incluyendo balance y coordinación deteriorados
(ataxia), daño a los nervios sensitivos (neuropatía periférica), debilidad
muscular (miopatía), y daño a la retina del ojo (retinopatía pigmentaria). Por
esta razón, la gente que desarrolla neuropatía periférica, ataxia, o retinitis
pigmentosa debiera ser examinada por deficiencia de vitamina E (2). El sistema
nervioso en desarrollo parece ser especialmente vulnerable a la deficiencia de
vitamina E. Por ejemplo, lo niños con deficiencia severa de vitamina E al nacer,
desarrollan rápidamente síntomas neurológicos si no son tratados con vitamina
E. En contraste, los individuos que desarrollan malabsorción de vitamina E en
la adultez podrían no presentar síntomas neurológicos por 10-20 años. Se debe
desatacar que nunca se ha reportado deficiencia sintomática de vitamina E en
individuos sanos con consumo de dietas bajas en vitamina E (2, 12).
Hombres; Mujeres;
pa de la Vida Edad
mg/día (UI/día) mg/día (UI/día)
Prevención de Enfermedades
Enfermedades cardiovasculares
Los resultados de al menos cinco grandes estudios basados en la observación
sugieren que el consumo incrementado de vitamina E se asocia con un riesgo
disminuido de infarto al miocardio (ataque al corazón) o de muerte por
enfermedades cardiacas, tanto en hombres como en mujeres. Cada estudio era
un estudio prospectivo que midió el consumo de vitamina E en personas
presumiblemente sanas y que los siguió por un número de años, para
determinar cuantos de ellos eran diagnosticados con o morían como resultado
de una enfermedad cardiaca. En dos de los estudios, los individuos que
consumían más de 7 mg/día de α-tocoferol en los alimentos eran
aproximadamente sólo un 35% propensos a morir de una enfermedad cardiaca
que aquellos que consumían menos de 3-5 mg/día de α-tocoferol (15, 16).
Otros dos estudios de gran tamaño observaron un riesgo significativamente
reducido de enfermedad cardiaca sólo en hombres y mujeres que consumieron
a diario al menos 100 UI de RRR-α-tocoferol suplementario (67 mg de RRR-α-
tocoferol) (17, 18). Recientemente, varios estudios han observado que los
niveles de α-tocoferol en plasma o eritrocitos se asocian inversamente con la
presencia o con la severidad de aterosclerosis carotidea, detectada usando
ultrasonografía (19-22). Un estudio de intervención, aleatorizado y controlado
con placebo, en 39,876 mujeres participantes del Estudio de Salud de las
Mujeres encontró que la suplementación con 600 UI de RRR-α-tocoferol (400
mg de RRR-α-tocoferol) cada dos días por diez años, no tuvo efecto sobre la
incidencia de varios eventos cardiovasculares (infarto al miocardio y accidente
cerebrovascular), pero que la intervención con vitamina E disminuyó las
muertes relacionadas a lo cardiovascular en un 24% (23). El análisis de la
información del Estudio de Salud de las Mujeres mostró también que las
mujeres que recibían la intervención con vitamina E experimentaron un
reducción del riesgo de tromboembolismo venoso de un 21% (24). Sin
embargo, un ECA grande conducido en hombres sanos de mediana edad
(nombre del estudio: PHS II) observó que la suplementación con 400 UI de α-
tocoferol sintético cada dos días por ocho años, no tuvo efecto significativo
sobre el riesgo de eventos cardiovasculares mayores (25). En una revisión
reciente, se discuten los beneficios de la suplementación con vitamina E en la
prevención de enfermedades cardiovasculares (26). Estudios de intervención
en pacientes con enfermedad cardiaca o renal no han mostrado que
los suplementos de vitamina E sean efectivos en la prevención de ataques al
corazón o muerte (véase Tratamiento de Enfermedades).
Cataratas
Las cataratas parecen formarse por la oxidación de proteínas en la lente
(cristalino) del ojo; dicha oxidación podría prevenirse con antioxidantes como
el α-tocoferol. Numerosos estudios basados en la observación han examinado
la asociación entre el consumo de vitamina E y la incidencia y severidad de las
cataratas. Los resultados de estos estudios son contradictorios: algunos
reportan que una ingesta incrementada de vitamina E protege contra el
desarrollo de cataratas, mientras los demás no reportan ninguna
asociación (27). Un estudio de intervención controlado con placebo en 4,629
hombres y mujeres encontró que un suplemento antioxidante diario que
contenía 500 mg de vitamina C, 400 UI de vitamina E sintética (acetato de dl-α-
tocoferol; equivalente a 180 mg de RRR-α-tocoferol y 15 mg de β-caroteno,
no intervino en el desarrollo y progresión de cataratas asociadas a la edad por
un periodo de 7 años (28). De manera similar, en un estudio de intervención de
5 años, la suplementación antioxidante (500 mg de vitamina C, 400 UI [268 mg]
de RRR-α-tocoferol), y 15 mg de β-caroteno no afectó la progresión de
cataratas (29). Un estudio aleatorizado y controlado con placebo de 4 años,
reportó que los suplementos que contenían 500 UI/día de vitamina E natural
(335 mg de RRR-α-tocoferol) no redujeron la incidencia o la progresión de
cataratas en adultos mayores (30). Otro estudio de intervención encontró que
un suplemento diario de 50 mg de α-tocoferol sintético (equivalente a 25 mg
de RRR-α-tocoferol) no alteró la incidencia de cirugía de cataratas en hombres
fumadores (31). Aunque los resultados de algunos estudios basados en la
observación sugieren que la vitamina E podría proteger contra el desarrollo de
cataratas, los resultados de ensayos clínicos no respaldan un efecto
preventivo.
Función inmune
Se ha demostrado que el α-tocoferol mejora aspectos específicos de la
respuesta inmune que parecen declinar con el envejecimiento de las personas.
Por ejemplo, los adultos mayores que recibieron 200 mg/día de α-tocoferol
sintético (equivalentes a 100 mg de RRR-α-tocoferol o a 150 UI de RRR-α-
tocoferol) por varios meses, manifestaron una mayor formación
de anticuerpos en respuesta a la vacunas de hepatitis B y tétanos (32). Sin
embargo, se desconoce si tales mejoras en la respuesta inmune de adultos
mayores asociadas al α-tocoferol, se traducen de hecho, en una resistencia
incrementada a infecciones como la gripe (virus influenza) (33). Un ensayo
aleatorizado controlado con placebo, en adultos mayores residentes en un
asilo, reportó que la suplementación diaria con 200 UI de α-tocoferol
sintético (equivalentes a 90 mg de RRR-α-tocoferol) por un año, disminuyó
significativamente el riesgo de contraer infecciones del tracto respiratorio
superior, especialmente resfriado común, pero que no tuvo efecto sobre las
infecciones del tracto respiratorio inferior (pulmones) (34). Es necesaria más
investigación para determinar si la vitamina E suplementaria puede proteger a
los adultos mayores contra el resfriado común u otras infecciones.
Cáncer
Se piensa que muchos tipos de cáncer son el resultado de daño
oxidativo al ADN causado por radicales libres. La habilidad del α-tocoferol para
neutralizar los radicales libres lo ha hecho objeto de una serie de estudios de
prevención del cáncer. Sin embargo, numerosos estudios prospectivos de gran
tamaño han fallado en encontrar asociaciones significativas entre la ingesta de
α-tocoferol y la incidencia de cáncer de pulmón y de mama (4). Un estudio en
una cohorte de 77,126 hombres y mujeres reportó que el uso
de suplementos de vitamina E por un periodo de 10 años incrementó el riesgo
de cáncer de pulmón en fumadores activos (35). Hasta la fecha, la mayoría de
los ensayos clínicos ha encontrado que la suplementación con vitamina E no
tiene efecto sobre el riesgo de varios cánceres. Un estudio controlado con
placebo y aleatorizado (ECA) en 39,876 mujeres participantes en el Estudio de
Salud de las Mujeres encontró que la suplementación con 600 UI de RRR-α-
tocoferol (400 mg de RRR-α-tocorferol) cada dos días por 10 años no tenía
efecto sobre la incidencia general de cáncer o sobre las muertes relacionadas
con cáncer (23). Esta intervención con vitamina E tampoco afectó la incidencia
de cánceres de tejido específicos, incluyendo cánceres de mama, pulmón
y colon. Adicionalmente, un meta-análisis de 12 ECAs publicado recientemente
concluyó que la suplementación con vitamina E no se asociaba con la
incidencia general de cáncer, con la mortalidad por cáncer, o con la mortalidad
total (36).
Tratamiento de Enfermedades
Enfermedades cardiovasculares
Estudios basados en la observación sugieren que el α-tocoferol suplementario
podría tener un valor en el tratamiento deenfermedades cardiovasculares. Por
ejemplo, un estudio basado en la observación pequeño, en hombres que
anteriormente se sometieron a cirugía de bypass de arteria coronaria, encontró
que aquellos que tomaron diariamente al menos 100 UI de α-tocoferol
suplementario (67 mg de RRR-α-tocoferol), tuvieron una reducción en la
progresión de la aterosclerosis de arteria coronaria medida por angiografía,
comparados con aquellos que tomaron menos de 100 UI/día de α-
tocoferol (43). Un estudio de intervención aleatorizado y controlado
con placebo en Gran Bretaña (el estudio CHAOS) encontró que la
suplementación a pacientes de enfermedades cardiacas con 400 UI u 800 UI
de α-tocoferol sintético (equivalentes a 180 mg o 360 mg de RRR-α-tocoferol)
por un promedio de 18 meses, redujo dramáticamente en un 77% la ocurrencia
de ataques cardiacos no fatales. Sin embargo, la suplementación con α-
tocoferol no redujo significativamente el total de muertes por enfermedades
cardiacas (44). Los pacientes en diálisis renal crónica se encuentran en un
riesgo mucho mayor de morir de una enfermedad cardiovascular que la
población general, y hay evidencia de que se encuentran también bajo estrés
oxidativo aumentado. La suplementación en pacientes de diálisis renal con 800
UI de α-tocoferol natural (536 mg de RRR-α-tocoferol) por un periodo promedio
de 1.4 años, dio como resultado un riesgo significativamente reducido de
ataque al corazón en comparación a un placebo (45). En contraste, otros tres
estudios basados en la observación fallaron en encontrar reducciones
significativas del riesgo con la suplementación con α-tocoferol. Un estudio
(ATBC), que fue diseñado principalmente para examinar la prevención
del cáncer, encontró que 50 mg diarios de α-tocoferol sintético (equivalentes a
25 mg de RRR-α-tocoferol) resultaron en una disminución del 11% de los
ataques al corazón no fatales, en participantes que ya habían tenido ataques al
corazón previos; sin embargo, esta disminución no fue estadísticamente
significativa (46). De manera similar, otros dos estudio grandes en individuos
con evidencia de enfermedad cardiovascular (ataque previo al corazón,
accidente cerebrovascular, o evidencia de enfermedad vascular), encontró
que suplementos diarios de 400 UI de α-tocoferol natural (equivalentes a 268
mg de RRR-α-tocoferol) o 300 mg de α-tocoferol sintético (equivalentes a 150
mg de RRR-α-tocoferol), no variaron significativamente el riesgo de un posterior
ataque al corazón o de un accidente cerebrovascular (nombre de los estudios:
HOPE y GISSI, respectivamente) (47, 48). Un estudio en pacientes con
enfermedad vascular o con diabetes mellitus encontró que la suplementación
diaria con 400 UI de α-tocoferol natural por un promedio de 7 años no tuvo
efecto sobre eventos cardiovasculares mayores (infarto al miocardio y
accidente cerebrovascular) o muertes; como motivo de preocupación, este
estudio notó un riesgo de falla cardiaca ligeramente aumentado en individuos
que tomaban suplementos de vitamina E (49). Así, la mayoría de los ensayos
clínicosque utilizan vitamina E para el tratamiento de enfermedades cardiacas
no han encontrado efectos beneficiosos.
Diabetes mellitus
Se ha propuesto la suplementación con α-tocoferol en individuos con diabetes
mellitus ya que la diabetes mellitus parece incrementar el estrés oxidativo, y
debido a que las complicaciones cardiovasculares (ataque al corazón y
accidente cerebrovascular) están entre las causas principales de muerte en
diabéticos. Un estudio encontró que un marcador bioquímico de estrés
oxidativo (excreción urinaria de F2-isoprostanos) se encontraba elevado en
individuos diabéticos tipo 2, y que la suplementación con 600 mg de α-tocoferol
sintético (equivalentes a 300 mg de RRR-α-tocoferol) por 14 días redujo los
niveles de este biomarcador (50). Los estudios del efecto de la suplementación
con α-tocoferol sobre el nivel de glucosa sanguínea han sido contradictorios.
Algunos estudios han mostrado que la vitamina E suplementaria mejora la
acción de la insulina y la disposición de glucosa en individuos diabéticos tipo
2 (51) y en no diabéticos (52, 53), mientras que otros estudios han informado
de mejoras mínimas o ninguna mejora en el metabolismo de la glucosa en
diabéticos tipo 2 (54, 55). También se ha documentado stress oxidativo
incrementado en diabetes tipo 1 (dependiente de insulina) (51). Un estudio
reportó que suplementando a diabéticos tipo 1 sólo con 100 UI/día de α-
tocoferol sintético (equivalentes a 45 mg de RRR-α-tocoferol) por un mes,
mejoró significativamente los niveles de hemoglobina glicosilada y de
triglicéridos (56). Este estudio también hizo notar mejoras no significativas en
los niveles de glicemia luego de la suplementación con α-tocoferol (57). Aunque
hay razones para sospechar que la suplementación con α-tocoferol podría ser
beneficiosa en el tratamiento de la diabetes tipo 1 o tipo 2, aún hace falta
evidencia que provenga de ensayos clínicos bien controlados.
Cáncer
Las células cancerígenas proliferan rápidamente y se resisten a la muerte
por apoptosis (muerte celular programada). Los estudios de células en cultivo
señalan que el éster de vitamina E, succinato de α-tocoferilo, puede inhibir
la proliferación e inducir la apoptosis de una serie de líneas de
células cancerígenas (62, 63). La forma de éster, succinato de α-tocoferilo, y no
α-tocoferol, es la necesaria para inhibir efectivamente la proliferación e inducir
la muerte de las células cancerígenas (64). Aunque aún no están claros los
mecanismos para los efectos del succinato de α-tocoferilo sobre las células
cancerígenas, el hecho de que la forma de éster no tiene
actividad antioxidante, argumenta en contra de un mecanismo
antioxidante (65). Información escasa proveniente de modelos animales
de cáncer, indica que el succinato de α-tocoferilo administrado por inyección
podría inhibir el crecimiento tumoral (66-69), pero es necesaria mucha más
investigación para determinar si el succinato de α-tocoferilo será un adjunto
beneficioso a la terapia de cáncer en humanos. Por supuesto, para cualquier
beneficio sería necesaria su administración por inyección, ya que el succinato
de α-tocoferilo tomado oralmente es lisado en el intestino para formar α-
tocoferol (70). Actualmente no hay evidencia en humanos de que
tomar suplementos orales de succinato de α-tocoferilo entregue succinato de α-
tocoferilo a los tejidos.
Fuentes
Fuentes alimenticias
Las fuentes principales de α-tocoferol en la dieta Americana incluyen aceites
vegetales (aceites de oliva, girasol, y cártamo), nueces, granos enteros, y
vegetales de hoja verde. Las ocho formas de vitamina E (α-, β-, γ-, y δ-
tocoferoles y tocotrienoles) están presentes naturalmente en los alimentos pero
en cantidades variables. Para más información sobre el contenido de nutrientes
de los alimentos, revise la base de datos de composición de los alimentos de la
USDA.
Suplementos
α-Tocoferol
En los EE.UU. la ingesta promedio de α-tocoferol proveniente de los alimentos
(incluyendo fuentes enriquecidas y fortificadas) para individuos de mayores de
2 años es de 6.9 mg/día (14); Este nivel está muy por debajo de la IDR de 15
mg/día de RRR-α-tocoferol (4). Muchos científicos consideran que es difícil
para un individuo consumir más de 15 mg/día de α-tocoferol solamente desde
los alimentos sin incrementar la ingesta de grasas por sobre los niveles
recomendados. Todo el α-tocoferol en los alimentos está en la forma del
isómero RRR-α-tocoferol. Lo mismo no siempre es igual para los suplementos.
Los suplementos de vitamina E generalmente contienen de 100 UI a 1,000 UI
de α-tocoferol. Los suplementos hechos completamente de fuentes naturales
contienen solo RRR-α-tocoferol (también denominado d-α-tocoferol). El RRR-α-
tocoferol es el isómero preferido para uso en el cuerpo, haciéndolo la forma
más biodisponible de α-tocoferol. El α-tocoferol sintético, el que con frecuencia
se encuentra en alimentos fortificados y suplementos nutricionales, usualmente
se etiqueta como all-rac-α-tocoferol o dl-α-tocoferol, significando que los
ocho isómeros del α-tocoferol están presentes en la mezcla. Debido a que la
mitad de los isómeros del α-tocoferol presentes en el all-rac-α-tocoferol no son
utilizables por el cuerpo, el α-tocoferol sintético es menos biodisponible y sólo
la mitad de potente. Para calcular la cantidad de mg de α-tocoferol
biodisponible presente en un suplemento, utilice las siguientes fórmulas:
γ-Tocoferol
Bibliografía
http://lpi.oregonstate.edu/es/mic/vitaminas/vitamina-Eç
Suplementación con vitamina E para la prevención de la morbilidad y la mortalidad en
recién nacidos prematuros
Título:
Suplementación con vitamina E para la prevención de la morbilidad y la mortalidad en recién nacidos prematuros
Antecedentes
Se ha propuesto el tratamiento de recién nacidos de muy bajo peso al nacer (MBPN) con dosis farmacológicas de
vitamina E como agente antioxidante para prevenir o limitar la retinopatía del prematuro, la hemorragia intracraneal,
la anemia hemolítica y la enfermedad pulmonar crónica. Sin embargo, las dosis excesivas de vitamina E pueden
provocar efectos secundarios.
Objetivos
El objetivo de esta revisión sistemática fue evaluar los efectos de la suplementación con vitamina E sobre la
morbilidad y la mortalidad en los recién nacidos prematuros.
Estrategia de búsqueda
Se realizaron búsquedas en MEDLINE (octubre de 2002), EMBASE (marzo de 2002), el Registro Cochrane de
Estudios Clínicos Controlados (Cochrane Controlled Trials Register, CCTR) de la Biblioteca Cochrane (Cochrane
Library), 2003, Número 1 y en archivos personales de estudios clínicos que evaluaron la vitamina E en recién nacidos
prematuros.
Criterios de selección
Se seleccionaron los estudios clínicos que analizaron los resultados primarios (mortalidad o morbilidad a largo plazo
combinada) o los resultados secundarios (otra morbilidad) en recién nacidos con edad gestacional menor de 37
semanas o con peso al nacer inferior a 2500 gramos. La intervención fue la asignación a la suplementación
sistemática con vitamina E en el grupo de tratamiento versus placebo, ningún tratamiento o de otro tipo, dosis o vía
de administración de vitamina E.
Recolección y análisis de datos
Se utilizaron los métodos estándar de la Colaboración Cochrane y del Grupo Cochrane de Revisión de Neonatología
(Cochrane Neonatal Review Group).
Resultados principales
Veintiséis estudios clínicos aleatorizados cumplieron con los criterios de ingreso. Ningún estudio evaluó la
morbilidad a largo plazo combinada. La suplementación sistemática con vitamina E aumentó significativamente la
concentración de hemoglobina en una pequeña cantidad. La vitamina E redujo significativamente el riesgo de
hemorragia intraventricular/de la matriz germinal y aumentó el riesgo de sepsis; sin embargo, la heterogeneidad
limita la firmeza de estas dos últimas conclusiones. La vitamina E no afectó significativamente otra morbilidad o
mortalidad. En los recién nacidos de muy bajo peso al nacer, la suplementación con vitamina E aumentó
significativamente el riesgo de sepsis y redujo el riesgo de ceguera y retinopatía grave entre los pacientes
examinados. Los análisis de subgrupos demostraron (1) una asociación entre la suplementación intravenosa de dosis
altas de vitamina E y un aumento del riesgo de sepsis y hemorragia cerebral parenquimatosa, (2) una asociación entre
la suplementación con vitamina E por una vía de administración distinta a la intravenosa y una reducción del riesgo
de hemorragia intraventricular/de la matriz germinal y de hemorragia intraventricular grave, y (3) una asociación
entre los niveles de tocoferol sérico mayores a 3.5 mg/dl y un aumento del riesgo de sepsis y una reducción del riesgo
de retinopatía grave entre los pacientes examinados.
Conclusiones de los autores
La suplementación con vitamina E en recién nacidos prematuros redujo el riesgo de hemorragia intracraneal pero
aumentó el riesgo de sepsis. En los recién nacidos de muy bajo peso al nacer, la suplementación con vitamina E
aumentó el riesgo de sepsis y redujo el riesgo de ceguera y retinopatía grave entre aquéllos examinados. Las pruebas
no apoyan el uso sistemático de la suplementación con vitamina E por vía intravenosa en dosis altas, o dirigido a
niveles de tocoferol séricos mayores a 3.5 mg/dl.
Bibliografía
http://apps.who.int/rhl/newborn/reviews/cd003665/es/
DHA en el cerebro, sus
beneficios para toda la vida
Por Redacción Énfasis Alimentación
La población tiene una fuente tradicional de DHA, como son los pescados grasos o
azules, como atún jurel y salmón.
Nota relacionada
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
Los lípidos (grasas y aceites) son sustancias fundamentales para el ser humano,
principalmente porque i) corresponden a una fuente de energía relevante (9
kilocalorías por gramo), ii) tienen un rol estructural como constituyentes de las
membranas celulares (los fosfolípidos de las membranas), iii) como reguladores de
la expresión génica, y iv) como aporte de ácidos grasos claves para un óptimo
crecimiento, desarrollo y preservación de los tejidos que constituyen nuestro
organismo. En este contexto, un ácido graso que forma parte de los ácidos grasos
omega-3, como es el ácido docosahexaenoico (C22:6 n-3, DHA) tiene un
importante y significativo rol en variados procesos fisiológicos. Al respecto,
múltiples y sólidas investigaciones demuestran cómo el DHA participa activamente
en el crecimiento y desarrollo del sistema nervioso, siendo el cerebro y la retina
donde el DHA tiene una activa participación en los procesos de neurogénesis y
sinaptogénesis; demostrándose que un aporte adecuado de DHA favorece un
mejor desarrollo neurológico y visual en lactantes y niños.
Además, en los últimos años se ha logrado establecer que a partir de los 40-45
años ocurre una disminución significativa en los niveles de DHA en los tejidos, y en
especial en el tejido nervioso, lo que se asocia directamente a un aumento en el
riesgo de presentar deterioro cognitivo (pérdida de la capacidad de memoria y
aprendizaje) y de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, particularmente
enfermedad de Alzheimer.
Bibliografía
http://www.alimentacion.enfasis.com/articulos/73367-dha-el-cerebro-sus-beneficios-toda-la-
vida
Vitamina E
Hoja informativa para consumidores
Tabla de Contenido
Por otra parte, el organismo necesita vitamina E para estimular el sistema inmunitario a fin
de que éste pueda combatir las bacterias y los virus que lo invaden. Ayuda a dilatar los vasos
sanguíneos y evitar la formación de coágulos de sangre en su interior. Además, las células
emplean la vitamina E para interactuar entre sí y para cumplir numerosas funciones
importantes.
Los aceites vegetales, por ejemplo, los aceites de germen de trigo, girasol y cártamo,
se encuentran entre las fuentes más ricas de vitamina E. Los aceites de maíz y soja
también aportan vitamina E.
Los frutos secos (como maníes, avellanas y, en especial, almendras) y las semillas
(como las semillas de girasol) también se encuentran entre las mejores fuentes de
vitamina E.
Las hortalizas de hojas verdes, como la espinaca y el brócoli, contienen vitamina E.
Ciertos cereales para el desayuno, jugos de fruta, margarinas y productos para untar,
entre otros alimentos, son fortificados con vitamina E agregada. Lea la etiqueta del
producto para saber si un alimento contiene vitamina E.
Algunos suplementos de vitamina E aportan otras formas de esta vitamina, como gamma-
tocoferol, tocotrienoles y tocoferoles mixtos. Los científicos no han determinado aún si
alguna de estas formas es superior al alfatocoferol presente en los suplementos.
La deficiencia de vitamina E puede causar daños a los nervios y los músculos con pérdida de
sensibilidad en los brazos y las piernas, pérdida de control del movimiento corporal, debilidad
muscular y problemas de la visión. Otro signo de deficiencia es el debilitamiento del sistema
inmunitario.
Enfermedad cardíaca
Algunos estudios relacionan el mayor consumo de suplementos de vitamina E con un menor
riesgo de padecer enfermedad cardíaca. Sin embargo, los estudios más exhaustivos no han
demostrado ningún beneficio. A los participantes de estos estudios se les suministra vitamina
E o un placebo (una pastilla falsa, sin vitamina E u otros ingredientes activos) y desconocen
cuál están tomando. Al parecer, la vitamina E no ayuda a prevenir la enfermedad cardíaca, ni
reduce su gravedad, ni afecta el riesgo de muerte a causa de esta enfermedad. Los científicos
no han podido determinar aún si el consumo de concentraciones elevadas de vitamina E
podría proteger el corazón de las personas más jóvenes y sanas que no corren riesgo elevado
de sufrir enfermedad cardíaca.
Cáncer
La mayoría de los estudios indican que la vitamina E no ayuda a prevenir el cáncer e incluso
podría ser dañina en algunos casos. Por ejemplo, las concentraciones elevadas de vitamina E
no han reducido de forma sistemática el riesgo de cáncer de colon y seno en los estudios
realizados. Un estudio de gran escala halló que la ingesta de suplementos de vitamina E (400
UI/día) durante varios años aumentó el riesgo de cáncer de próstata en los hombres. Dos
investigaciones que estudiaron a hombres y mujeres de mediana edad durante 7 años o más
determinaron que dosis adicionales de vitamina E (de 300 a 400 UI por día, en promedio) no
los protegió contra ningún tipo de cáncer. Sin embargo, un estudio científico halló un vínculo
entre el uso de suplementos de vitamina E durante 10 o más años y un menor riesgo de
muerte a causa del cáncer de vejiga.
Trastornos oculares
La degeneración macular relacionada con la edad, o la pérdida de la visión frontal en las
personas de edad avanzada, y las cataratas, se encuentran entre las causas más comunes de
pérdida de la visión en los adultos mayores. Los resultados de los estudios de investigación
acerca de si la vitamina E puede contribuir en la prevención de estas afecciones son
contradictorios. Entre las personas con degeneración macular relacionada con la edad que
corren alto riesgo de que empeore a una fase avanzada, un suplemento que contiene
concentraciones elevadas de vitamina E, en combinación con otros antioxidantes, zinc y cobre
mostró efectos prometedores para retrasar la pérdida de la visión.
Función mental
Varios estudios científicos han investigado si los suplementos de vitamina E podrían ayudar a
los adultos mayores a mantenerse mentalmente lúcidos y activos, así como a prevenir o
retardar la disminución de las funciones mentales y la enfermedad de Alzheimer. Hasta el
momento, los estudios aportan escasas pruebas científicas de que el consumo de suplementos
de vitamina E pueda beneficiar a las personas sanas o quienes padecen problemas leves en la
función mental a mantener la salud del cerebro.
En forma de suplemento, sin embargo, las dosis elevadas de vitamina E podrían aumentar el
riesgo de sangrado (menor capacidad de coagulación tras un corte o una herida) y de
hemorragia grave en el cerebro (derrame cerebral hemorrágico). Debido a este riesgo, el
límite para los adultos es de 1,500 UI/día en suplementos de vitamina E natural y de 1,100
UI/día en su presentación sintética. Estos límites son más bajos para los niños. Incluso por
debajo de estos límites, hay estudios que indican que el consumo de vitamina E en
suplementos podría ser perjudicial. Por ejemplo, un ensayo en hombres que tomaron 400
IU/día de vitamina E durante varios años mostró un aumento en el riesgo de cáncer de
próstata.
¿Existen interacciones con la vitamina E que debo conocer?
Los suplementos dietéticos de vitamina E pueden interactuar o interferir con ciertos
medicamentos que toma. Por ejemplo:
Hable con el médico, farmacéutico y otros profesionales de la salud sobre los suplementos
dietéticos y medicamentos que toma. Ellos le indicarán si estos suplementos dietéticos
podrían interactuar o interferir con sus medicamentos recetados o no recetados. Además, le
explicarán si los medicamentos podrían interferir con la forma en que su cuerpo absorbe,
utiliza o descompone los nutrientes.
Bibliografía
https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminE-DatosEnEspanol/
Docosahexanoic acid (DHA)
in fetal
development and infant
nutrition
Alfonso Valenzuela B1 y M Susana Nieto2
Docosahexanoic acid (C22:6, DHA) is a highly unsaturated omega-3 fatty acid that
forms part of the central nervous and visual system structures. DHA is synthesized
from its precursor, alfa-linolenic acid, that is also a omega-3 fatty acid and can be
obtained from vegetable oils. Marine organisms, specially fish, are good nutritional
sources of DHA and eicosapentanoic acid (EPA), another omega-3 fatty acid that
has a role in vascular homeostasis. DHA increases membrane fluidity, improving
neurogenesis, synaptogenesis and the activity of retinal photoreceptors. The fetus,
specially during the last trimester of pregnancy, has high DHA requirements. It is
provided by the mother, since fetal DHA synthesis is negligible in this stage of
development. Breast feeding provides DHA to the child, but most replacement
artificial formulas do not provide this fatty acid. At the present moment, many
products for infant nutrition contain DHA (Rev Méd Chile 2001; 129: 1203-11).
(Key Words: Docosahexanoic Acids; Fatty Acids, Omega-3; Fetal Development)
El DHA posee una estructura molecular muy particular debido al alto número de
dobles enlaces que presenta. Su estructura espacial semeja un helicoide, similar al
de las proteínas o al del DNA (pero de una hebra solamente) y su punto de fusión
es muy bajo, inferior a -20°C, por lo cual, es un líquido bajo toda condición
biológica4. No se encuentra libre en la naturaleza, ya forma parte de los triglicéridos
y de los fosfolípidos, moléculas que constituyen las estructuras de depósito y las
membranas de las células, respectivamente. LaFigura 2 muestra la fórmula
estructural del DHA.
Figura 2. Fórmula estructural del ácido docosahexaenoico (DHA).
Se han identificado muchas funciones bioquímicas del DHA, entre las que destacan
sus efectos a nivel de la regulación génica16, en el control del sistema
inmunológico17, como un posible segundo mensajero18, todas ellas aún poco
conocidas desde el punto de vista molecular. Sin embargo, su efecto en la función
de las membranas celulares, a través de la regulación de la fluidez, es el mejor
caracterizado. La presencia de DHA en las membranas las fluidiza, esto es, facilita
el movimiento de otras moléculas a través de su superficie o en su interior
hidrofóbico19. Este efecto es particularmente importante en la formación y función
del sistema nervioso y visual de los mamíferos. En el cerebro el DHA participa en la
neurogénesis, en la migración de las neuronas desde zonas ventriculares a la
periferia, en la mielinización y en la sinaptogénesis20. En el órgano visual, facilita el
movimiento de la rodopsina en los fotorreceptores permitiendo la transformación
del estímulo visual en una señal eléctrica21.
El DHA en el desarrollo del sistema nervioso. El desarrollo del sistema nervioso y en
especial del cerebro, ocurre en el último tercio del período gestacional, esto es, en
el caso del humano durante los últimos tres meses del embarazo. Es aquí donde
comienza en forma activa la formación de las neuronas y donde el requerimiento de
DHA aumenta considerablemente. No está claro aún si el feto en este estado del
desarrollo es capaz de formar todo el DHA que requiere este proceso, por lo cual la
participación de la madre aparece como crucial en esta importante etapa del
desarrollo22. En efecto, la madre traspasa activamente al feto sus reservas de DHA,
acumuladas principalmente en el hígado y en el tejido adiposo. La movilización de
DHA desde la madre al feto a través de la placenta, implica que la concentración de
DHA en el cerebro (donde llega a constituir el 40% del contenido de ácidos grasos
poliinsaturados de cadena larga) es mayor que la concentración en el plasma fetal y
ésta, a su vez, mayor que la de la placenta y del plasma materno. Este proceso que
ha sido identificado como biomagnificación es una demostración de la activa
transferencia de DHA madrecplacentacfeto23. Cabe destacar que la barrera
hematoencefálica es impermeable a los ácidos grasos saturados, monoinsaturados
y al colesterol, los cuales deben ser formados por el cerebro. En cambio es
permeable a los ácidos grasos omega-6 y omega-3. La pregunta, aun sin una
respuesta definitiva, es si en la etapa gestacional el cerebro puede formar DHA a
partir del LNA que le transfiere la placenta, o si requiere de un DHA preformado
dada su incapacidad para desaturar y elongar al LNA. En las etapas tardías del
último trimestre gestacional los astrocitos adquieren la función de suplir con DHA a
las neuronas en formación24. LaFigura 4 muestra un modelo hipotético del
metabolismo de los ácidos grasos omega-6 y omega-3 en el cerebro.
Bibliografía
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872001001000015