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La deficiencia de vitamina E

puede dañar el cerebro


Sarah Romero

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superalimentos para potenciar tu cerebro
Las vitaminas E, un grupo de vitaminas liposolubles que ayudan a
prevenir el estrés oxidativo del cuerpo entre otras cosas, y que
contienen alimentos como los cacahuetes, el brócoli, los tomates, los
espárragos, los kiwis o la calabaza, han resultado ser cruciales para la
salud neuronal, según las conclusiones del último estudio llevado a
cabo por la Universidad Estatal de Oregon (EE.UU.) y que recoge la
revista The Journal of Lipid Research.

El experimento se llevó a cabo con especímenes de pez cebra que


fueron alimentados con una dieta deficiente en vitamina E durante
toda su vida. El empleo de peces cebra en los laboratorios ya es
común debido a que es transparente los primeros días de desarrollo
embrionario y permite visualizar la formación de las células en tiempo
real. Además su similitud genética con el ser humano es del 70%.
Los resultados del estudio revelaron que esa falta de vitamina E causó
daños en el cerebro, por la interrupción del suministro de nutrientes
que son cruciales para la salud neuronal. Así, los peces cebra con
deficiencias en esta vitamina tenían los niveles de DHA-PC
(componente de la membrana celular de las neuronas) un 30% más
bajos que los peces que fueron alimentados con una dieta equilibrada
y con alimentos ricos en vitamina E. En los seres humanos, la
deficiencia de DHA-PC ha sido asociada a un mayor riesgo de
desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

“No se puede construir una casa sin los materiales necesarios. En


cierto sentido, si la vitamina E es inadecuada, estamos recortando en
más de la mitad de la cantidad de materiales con los que podemos
construir y mantener el cerebro”, explica Maret Traber, líder del
estudio.

Además, los peces también mostraron unos niveles anormalmente


bajos (un 60% menos) de lysoPLs (lisofosfolípidounos), compuestos
necesarios para obtener DHA en el cerebro. El ácido
docosahexaenoico o DHA es clave en el desarrollo cerebral, la
memoria y el aprendizaje. No en vano es uno de los nutrientes más
importantes obtenidos a partir de ácidos grasos omega-3.

“Hay pruebas cada vez más claras de que la vitamina E se asocia con
la protección del cerebro, y ahora estamos empezando a comprender
mejor algunos de los mecanismos subyacentes. Esta investigación
demostró que es necesaria la vitamina E para prevenir una dramática
pérdida de una molécula de importancia crítica en el cerebro y ayuda a
explicar por qué es necesaria la vitamina E para la salud del cerebro”,
sentencia Traber.

Bibliogrfia
http://www.muyinteresante.es/salud/articulo/la-deficiencia-de-vitamina-e-puede-danar-el-
cerebro-471429095610
Vitamina E
Contenido

 Función
o α-Tocoferol
o γ-Tocoferol
 Deficiencia
 La IDR
 Prevención de Enfermedades
o Enfermedades cardiovasculares
o Cataratas
o Función inmune
o Cáncer
 Tratamiento de Enfermedades
o Enfermedades cardiovasculares
o Diabetes mellitus
o Demencia
o Cáncer
 Fuentes
o Alimenticias
o Suplementos
 Seguridad
o Toxicidad
o Interacción con drogas
 Recomendación del LPI
 Autores y Críticos
 Referencias
English

El término vitamina E describe a una familia de ocho antioxidantes: cuatro


tocoferoles (α-, β-, γ-, y δ-) y cuatro tocotrienoles (α-, β-, γ-, y δ-). El α-tocoferol
es la única forma de vitamina E mantenida activamente en el cuerpo humano;
por lo tanto, es la forma de vitamina E que se encuentra en las cantidades más
grandes en sangre y tejidos (1). Debido a que el α-tocoferol es la forma de
vitamina E que parece tener la mayor importancia nutricional, será el tema
principal de la siguiente discusión. Ésta es también la única forma que cumple
con la Ingesta Diaria Recomendada (IDR) para vitamina E.
Función
α-Tocoferol
La función principal del α-tocoferol en seres humanos parece ser la de
unantioxidante. Los radicales libres se forman principalmente en el cuerpo
durante el metabolismo normal y también luego de la exposición a factores
ambientales, como el humo del cigarrillo o contaminantes. La grasas, que son
una parte integral de todas las membranas celulares, son vulnerables a la
destrucción por oxidación a través de radicales libres. La vitamina
liposoluble, α-tocoferol, es excepcionalmente apropiada para interceptar
radicales libres y así prevenir un reacción en cadena de destrucción lipídica.
Además de mantener la integridad de las membranas celulares en todo el
cuerpo, el α-tocoferol también protege de la oxidación a las grasas en
laslipoproteínas de baja densidad (LDLs). Las lipoproteínas son partículas
compuestas de lípidos y proteínas que transportan grasas a través del torrente
sanguíneo. Las LDLs transportan específicamente colesterol desde el hígado a
los tejidos del cuerpo. Las LDLs oxidadas han sido involucradas en el
desarrollo de enfermedades cardiovasculares (véase Prevención de
Enfermedades). Cuando una molécula de α-tocoferol neutraliza un radical libre,
se altera de tal forma que su capacidad antioxidante se pierde. Sin embargo,
otros antioxidantes, como la vitamina C, son capaces de regenerar la
capacidad antioxidante del α-tocoferol (2, 3).

Se han identificado numerosas otras funciones del α-tocoferol, las que


probablemente no están relacionadas con su capacidad antioxidante. Por
ejemplo, se sabe que el α-tocoferol inhibe la actividad de la proteína kinasa C,
una molécula de señalización celular importante. Al parecer el α-tocoferol
también afecta la expresión y actividad de moléculas y enzimas en células
inmunes e inflamatorias. Adicionalmente, se ha demostrado que el α-tocoferol
inhibe la agregación de plaquetas y aumenta lavasodilatación (4, 5).

La forma isomérica del α-tocoferol encontrada en los alimentos es el RRR-α-


tocoferol (denominado también como "natural" od-α-tocoferol). El α-tocoferol
sintético, que se etiqueta como all-rac o dl-α-tocoferol, tiene sólo la mitad de la
actividad biológica del RRR-α-tocoferol (véase Suplementos). A menudo los
alimentos fortificados con vitamina E contienen α-tocoferol sintético, y las
cantidades se entregan como un porcentaje del valor diario de 30 UI. En este
artículo, las cantidades de α-tocoferol se expresan tanto en unidades
internacionales (UI) como en miligramos (mg).
γ-Tocoferol
Actualmente la función del γ-tocoferol en humanos no es clara. Aunque la
forma más común de vitamina E en la dieta Americana es el γ-tocoferol
(véase Fuentes alimenticias), los niveles sanguíneos de γ-tocoferol son
generalmente 10 veces más bajos que los de α-tocoferol. Este fenómeno se
debe aparentemente a dos mecanismos. (1) El α-tocoferol se retiene
preferencialmente en el cuerpo por la acción de la proteína transportadora
de α-tocoferol (a-TTP) en el hígado, la que incorpora preferencialmente α-
tocoferol en las lipoproteínas que circulan en la sangre (1) y en última instancia
entrega α-tocoferol a diferentes tejidos en el cuerpo (6). (2) Las otras formas de
vitamina E aparte del α-tocoferol se metabolizanactivamente (6). Debido a que
el γ-tocoferol inicialmente se absorbe de la misma forma que el α-
tocoferol, pequeñas cantidades de γ-tocoferol se pueden detectar en sangre y
tejidos. Los productos de la degradación de los tocoferoles, conocidos
como metabolitos, pueden ser detectados en la orina. Se secretan más
metabolitos de γ-tocoferol en la orina que metabolitos de α-tocoferol, sugiriendo
que es necesario menos γ-tocoferol para su utilización en el cuerpo (7). La
escasa información en animales y en tubos de ensayo señala que el γ-tocoferol
o sus metabolitos, podrían jugar un papel en la protección del cuerpo del daño
inducido por radicales libres (8, 9), pero estos efectos no han sido demostrados
convincentemente en humanos. En un estudio prospectivo, niveles
incrementados de γ-tocoferol plasmático se asociaron con un riesgo
significativamente reducido de desarrollar cáncer prostático. En este estudio,
los niveles incrementados de α-tocoferol plasmático y de selenio en las uñas de
los dedos de los pies, eran protectores contra el desarrollo de cáncer
prostático sólo cuando los niveles de γ-tocoferol también eran altos (10). Estos
hallazgos limitados, junto al hecho de que la suplementación con α-tocoferol
disminuye los niveles de γ-tocoferol en la sangre, han llevado a algunos
científicos a pedir investigación adicional sobre los efectos del γ-tocoferol
dietético y suplementario sobre la salud (11).

Deficiencia
Se ha observado deficiencia de vitamina E en individuos con malnutrición
severa, defectos genéticos que afectan a la proteínatransportadora de α-
tocoferol, y en los síndromes de malabsorción de grasas. Por ejemplo, lo niños
con fibrosis quística o con enfermedad colestásica del hígado, que tienen
deteriorada la capacidad de absorber la grasa dietética y por lo tanto,
lasvitaminas liposolubles, podrían desarrollar una deficiencia de vitamina E
sintomática. La deficiencia severa de vitamina E resulta principalmente en
síntomas neurológicos, incluyendo balance y coordinación deteriorados
(ataxia), daño a los nervios sensitivos (neuropatía periférica), debilidad
muscular (miopatía), y daño a la retina del ojo (retinopatía pigmentaria). Por
esta razón, la gente que desarrolla neuropatía periférica, ataxia, o retinitis
pigmentosa debiera ser examinada por deficiencia de vitamina E (2). El sistema
nervioso en desarrollo parece ser especialmente vulnerable a la deficiencia de
vitamina E. Por ejemplo, lo niños con deficiencia severa de vitamina E al nacer,
desarrollan rápidamente síntomas neurológicos si no son tratados con vitamina
E. En contraste, los individuos que desarrollan malabsorción de vitamina E en
la adultez podrían no presentar síntomas neurológicos por 10-20 años. Se debe
desatacar que nunca se ha reportado deficiencia sintomática de vitamina E en
individuos sanos con consumo de dietas bajas en vitamina E (2, 12).

Aunque la deficiencia de vitamina E verdadera es rara, las ingestas marginales


de vitamina E en los EE.UU. son relativamente comunes. Entre 1988 y 1994, la
Encuensta Nacional de Salud y Examen Nutricional (ENSEN III) examinó la
ingesta recomendada y los niveles sanguíneos de α-tocoferol en 16,295
adultos (sobre 18 años). Se encontró que el veintisiete por ciento de los
participantes blancos, 41% de los Afro Americanos, 28% de los Mexicano
Americanos, y 32% de los otros participantes tenían niveles sanguíneos de α-
tocoferol menores a 20 micromoles/litro. Se eligió este valor de corte debido a
que bajo este nivel la literatura señala un riesgo incrementado
de enfermedades cardiovasculares (13). Información más reciente de la
ENSEN 2003-2006 indica que la ingesta recomendada promedio de α-
tocoferol alimenticio (incluidas fuentes enriquecidas y fortificadas) entre los
Americanos mayores de 2 años, es de 6.9 mg/día (14). Esta ingesta está muy
por debajo de la actual recomendación de 15 mg/día (véase IDR). De hecho, a
este nivel de ingesta recomendada, más del 90% de los Americanos no cumple
con las recomendaciones dietéticas diarias para vitamina E (14).

La Ingesta Diaria Recomendada (IDR)


Anteriormente la IDR para vitamina E era de 8 mg/día para mujeres y 10
mg/día para hombres. En el 2000 la IDR fue modificada por la Junta de
Nutrición y Alimentos del Instituto de Medicina (4). Esta nueva recomendación
se basó en gran parte en los resultados de estudios realizados en la década de
1950 en hombres alimentados con dietas deficientes en vitamina E. En un
análisis de tubos de ensayo, se añadió peróxido de hidrógeno a muestras de
sangre y se utilizó la degradación de eritrocitos, conocida como hemólisis, para
indicar la deficiencia de vitamina E. Ya que también se ha reportado hemólisis
en niños con deficiencia severa de vitamina E, se consideró a este análisis
como una prueba clínicamente relevante del estado de vitamina E. Esto
significa, de manera importante, que la última IDR para vitamina E continúa
estando basada en la prevención de síntomas de deficiencia, en vez de la
promoción de salud y la prevención de enfermedades crónicas.

Ingesta Diaria Recomendada (IDR) para α-Tocoferol

Hombres; Mujeres;
pa de la Vida Edad
mg/día (UI/día) mg/día (UI/día)

antes (IA) 0-6 meses 4 mg (6 UI) 4 mg (6 UI)

antes (IA) 7-12 meses 5 mg (7.5 UI) 5 mg (7.5 UI)

os 1-3 años 6 mg (9 UI) 6 mg (9 UI)

os 4-8 años 7 mg (10.5 UI) 7 mg (10.5 UI)

os 9-13 años 11 mg (16.5 UI) 11 mg (16.5 UI)

olescentes 14-18 años 15 mg (22.5 UI) 15 mg (22.5 UI)

ultos 19 años y más 15 mg (22.5 UI) 15 mg (22.5 UI)

barazo Todas las edades - 15 mg (22.5 UI)

íodo de lactancia Todas las edades - 19 mg (28.5 UI)

Prevención de Enfermedades
Enfermedades cardiovasculares
Los resultados de al menos cinco grandes estudios basados en la observación
sugieren que el consumo incrementado de vitamina E se asocia con un riesgo
disminuido de infarto al miocardio (ataque al corazón) o de muerte por
enfermedades cardiacas, tanto en hombres como en mujeres. Cada estudio era
un estudio prospectivo que midió el consumo de vitamina E en personas
presumiblemente sanas y que los siguió por un número de años, para
determinar cuantos de ellos eran diagnosticados con o morían como resultado
de una enfermedad cardiaca. En dos de los estudios, los individuos que
consumían más de 7 mg/día de α-tocoferol en los alimentos eran
aproximadamente sólo un 35% propensos a morir de una enfermedad cardiaca
que aquellos que consumían menos de 3-5 mg/día de α-tocoferol (15, 16).
Otros dos estudios de gran tamaño observaron un riesgo significativamente
reducido de enfermedad cardiaca sólo en hombres y mujeres que consumieron
a diario al menos 100 UI de RRR-α-tocoferol suplementario (67 mg de RRR-α-
tocoferol) (17, 18). Recientemente, varios estudios han observado que los
niveles de α-tocoferol en plasma o eritrocitos se asocian inversamente con la
presencia o con la severidad de aterosclerosis carotidea, detectada usando
ultrasonografía (19-22). Un estudio de intervención, aleatorizado y controlado
con placebo, en 39,876 mujeres participantes del Estudio de Salud de las
Mujeres encontró que la suplementación con 600 UI de RRR-α-tocoferol (400
mg de RRR-α-tocoferol) cada dos días por diez años, no tuvo efecto sobre la
incidencia de varios eventos cardiovasculares (infarto al miocardio y accidente
cerebrovascular), pero que la intervención con vitamina E disminuyó las
muertes relacionadas a lo cardiovascular en un 24% (23). El análisis de la
información del Estudio de Salud de las Mujeres mostró también que las
mujeres que recibían la intervención con vitamina E experimentaron un
reducción del riesgo de tromboembolismo venoso de un 21% (24). Sin
embargo, un ECA grande conducido en hombres sanos de mediana edad
(nombre del estudio: PHS II) observó que la suplementación con 400 UI de α-
tocoferol sintético cada dos días por ocho años, no tuvo efecto significativo
sobre el riesgo de eventos cardiovasculares mayores (25). En una revisión
reciente, se discuten los beneficios de la suplementación con vitamina E en la
prevención de enfermedades cardiovasculares (26). Estudios de intervención
en pacientes con enfermedad cardiaca o renal no han mostrado que
los suplementos de vitamina E sean efectivos en la prevención de ataques al
corazón o muerte (véase Tratamiento de Enfermedades).

Cataratas
Las cataratas parecen formarse por la oxidación de proteínas en la lente
(cristalino) del ojo; dicha oxidación podría prevenirse con antioxidantes como
el α-tocoferol. Numerosos estudios basados en la observación han examinado
la asociación entre el consumo de vitamina E y la incidencia y severidad de las
cataratas. Los resultados de estos estudios son contradictorios: algunos
reportan que una ingesta incrementada de vitamina E protege contra el
desarrollo de cataratas, mientras los demás no reportan ninguna
asociación (27). Un estudio de intervención controlado con placebo en 4,629
hombres y mujeres encontró que un suplemento antioxidante diario que
contenía 500 mg de vitamina C, 400 UI de vitamina E sintética (acetato de dl-α-
tocoferol; equivalente a 180 mg de RRR-α-tocoferol y 15 mg de β-caroteno,
no intervino en el desarrollo y progresión de cataratas asociadas a la edad por
un periodo de 7 años (28). De manera similar, en un estudio de intervención de
5 años, la suplementación antioxidante (500 mg de vitamina C, 400 UI [268 mg]
de RRR-α-tocoferol), y 15 mg de β-caroteno no afectó la progresión de
cataratas (29). Un estudio aleatorizado y controlado con placebo de 4 años,
reportó que los suplementos que contenían 500 UI/día de vitamina E natural
(335 mg de RRR-α-tocoferol) no redujeron la incidencia o la progresión de
cataratas en adultos mayores (30). Otro estudio de intervención encontró que
un suplemento diario de 50 mg de α-tocoferol sintético (equivalente a 25 mg
de RRR-α-tocoferol) no alteró la incidencia de cirugía de cataratas en hombres
fumadores (31). Aunque los resultados de algunos estudios basados en la
observación sugieren que la vitamina E podría proteger contra el desarrollo de
cataratas, los resultados de ensayos clínicos no respaldan un efecto
preventivo.

Función inmune
Se ha demostrado que el α-tocoferol mejora aspectos específicos de la
respuesta inmune que parecen declinar con el envejecimiento de las personas.
Por ejemplo, los adultos mayores que recibieron 200 mg/día de α-tocoferol
sintético (equivalentes a 100 mg de RRR-α-tocoferol o a 150 UI de RRR-α-
tocoferol) por varios meses, manifestaron una mayor formación
de anticuerpos en respuesta a la vacunas de hepatitis B y tétanos (32). Sin
embargo, se desconoce si tales mejoras en la respuesta inmune de adultos
mayores asociadas al α-tocoferol, se traducen de hecho, en una resistencia
incrementada a infecciones como la gripe (virus influenza) (33). Un ensayo
aleatorizado controlado con placebo, en adultos mayores residentes en un
asilo, reportó que la suplementación diaria con 200 UI de α-tocoferol
sintético (equivalentes a 90 mg de RRR-α-tocoferol) por un año, disminuyó
significativamente el riesgo de contraer infecciones del tracto respiratorio
superior, especialmente resfriado común, pero que no tuvo efecto sobre las
infecciones del tracto respiratorio inferior (pulmones) (34). Es necesaria más
investigación para determinar si la vitamina E suplementaria puede proteger a
los adultos mayores contra el resfriado común u otras infecciones.

Cáncer
Se piensa que muchos tipos de cáncer son el resultado de daño
oxidativo al ADN causado por radicales libres. La habilidad del α-tocoferol para
neutralizar los radicales libres lo ha hecho objeto de una serie de estudios de
prevención del cáncer. Sin embargo, numerosos estudios prospectivos de gran
tamaño han fallado en encontrar asociaciones significativas entre la ingesta de
α-tocoferol y la incidencia de cáncer de pulmón y de mama (4). Un estudio en
una cohorte de 77,126 hombres y mujeres reportó que el uso
de suplementos de vitamina E por un periodo de 10 años incrementó el riesgo
de cáncer de pulmón en fumadores activos (35). Hasta la fecha, la mayoría de
los ensayos clínicos ha encontrado que la suplementación con vitamina E no
tiene efecto sobre el riesgo de varios cánceres. Un estudio controlado con
placebo y aleatorizado (ECA) en 39,876 mujeres participantes en el Estudio de
Salud de las Mujeres encontró que la suplementación con 600 UI de RRR-α-
tocoferol (400 mg de RRR-α-tocorferol) cada dos días por 10 años no tenía
efecto sobre la incidencia general de cáncer o sobre las muertes relacionadas
con cáncer (23). Esta intervención con vitamina E tampoco afectó la incidencia
de cánceres de tejido específicos, incluyendo cánceres de mama, pulmón
y colon. Adicionalmente, un meta-análisis de 12 ECAs publicado recientemente
concluyó que la suplementación con vitamina E no se asociaba con la
incidencia general de cáncer, con la mortalidad por cáncer, o con la mortalidad
total (36).

El efecto de la suplementación con vitamina E sobre el cáncer de próstata ha


recibido particular atención en ECAs. Un estudio de intervención controlado con
placebo diseñado para investigar el efecto de la suplementación con α-tocoferol
sobre el desarrollo de cáncer pulmonar (Nombre del estudio: ATBC), notó una
reducción del 34% en la incidencia de cáncer de próstata en fumadores que
recibieron diariamente suplementos de 50 mg de α-tocoferol sintético
(equivalentes a 25 mg de RRR-α-tocoferol) (37). Un meta-análisis que combinó
los resultados de este estudio con otros tres ECAs asoció el uso de
suplementos de vitamina E con un riesgo un 15% más bajo de cáncer de
próstata (35). Sin embargo, dos estudios de intervención aleatorizados y
controlados con placebo subsecuentes no encontraron ningún beneficio o daño
potencial respecto al riesgo de cáncer de próstata en hombres sanos que
consumieron suplementos de vitamina E. El Estudio de Salud de los Médicos
(PHS II) siguió a 14,641 hombres sanos, de 50 años y mayores, que recibieron
400 UI de vitamina E sintética (equivalentes a 180 mg de RRR-α-tocoferol)
cada dos días por ocho años (38). En estos hombres de mediana edad y
mayores, la suplementación con vitamina E no tuvo efecto sobre el riesgo de
cáncer de próstata o sobre el riesgo total de cáncer. Recientemente se detuvo
un estudio de intervención aleatorizado y controlado con placebo de gran
tamaño que utilizó suplementación con α-tocoferol y selenio (nombre del
estudio: SELECT), sólo o en combinación, en 35,533 hombres sanos de 50
años o más, debido a que no había evidencia de un beneficio en la prevención
del cáncer de próstata (39, 40). Después de un promedio de 5.5 años de
seguimiento en el SELECT, los participantes que tomaban sólo vitamina E (400
UI/día de all-rac-α-tocoferol) tenían un riesgo más alto de cáncer de próstata,
pero el incremento no era estadísticamente significativo (41). Un análisis
posterior (mediana de seguimiento de 7 años) luego de que el estudio se
detuviera encontró que los hombres que habían tomado el suplementode
vitamina E tenían un riesgo estadísticamente significativo de cáncer de
próstata, un 17% más alto comparado con el de los hombres que tomaron un
placebo (42).

Tratamiento de Enfermedades
Enfermedades cardiovasculares
Estudios basados en la observación sugieren que el α-tocoferol suplementario
podría tener un valor en el tratamiento deenfermedades cardiovasculares. Por
ejemplo, un estudio basado en la observación pequeño, en hombres que
anteriormente se sometieron a cirugía de bypass de arteria coronaria, encontró
que aquellos que tomaron diariamente al menos 100 UI de α-tocoferol
suplementario (67 mg de RRR-α-tocoferol), tuvieron una reducción en la
progresión de la aterosclerosis de arteria coronaria medida por angiografía,
comparados con aquellos que tomaron menos de 100 UI/día de α-
tocoferol (43). Un estudio de intervención aleatorizado y controlado
con placebo en Gran Bretaña (el estudio CHAOS) encontró que la
suplementación a pacientes de enfermedades cardiacas con 400 UI u 800 UI
de α-tocoferol sintético (equivalentes a 180 mg o 360 mg de RRR-α-tocoferol)
por un promedio de 18 meses, redujo dramáticamente en un 77% la ocurrencia
de ataques cardiacos no fatales. Sin embargo, la suplementación con α-
tocoferol no redujo significativamente el total de muertes por enfermedades
cardiacas (44). Los pacientes en diálisis renal crónica se encuentran en un
riesgo mucho mayor de morir de una enfermedad cardiovascular que la
población general, y hay evidencia de que se encuentran también bajo estrés
oxidativo aumentado. La suplementación en pacientes de diálisis renal con 800
UI de α-tocoferol natural (536 mg de RRR-α-tocoferol) por un periodo promedio
de 1.4 años, dio como resultado un riesgo significativamente reducido de
ataque al corazón en comparación a un placebo (45). En contraste, otros tres
estudios basados en la observación fallaron en encontrar reducciones
significativas del riesgo con la suplementación con α-tocoferol. Un estudio
(ATBC), que fue diseñado principalmente para examinar la prevención
del cáncer, encontró que 50 mg diarios de α-tocoferol sintético (equivalentes a
25 mg de RRR-α-tocoferol) resultaron en una disminución del 11% de los
ataques al corazón no fatales, en participantes que ya habían tenido ataques al
corazón previos; sin embargo, esta disminución no fue estadísticamente
significativa (46). De manera similar, otros dos estudio grandes en individuos
con evidencia de enfermedad cardiovascular (ataque previo al corazón,
accidente cerebrovascular, o evidencia de enfermedad vascular), encontró
que suplementos diarios de 400 UI de α-tocoferol natural (equivalentes a 268
mg de RRR-α-tocoferol) o 300 mg de α-tocoferol sintético (equivalentes a 150
mg de RRR-α-tocoferol), no variaron significativamente el riesgo de un posterior
ataque al corazón o de un accidente cerebrovascular (nombre de los estudios:
HOPE y GISSI, respectivamente) (47, 48). Un estudio en pacientes con
enfermedad vascular o con diabetes mellitus encontró que la suplementación
diaria con 400 UI de α-tocoferol natural por un promedio de 7 años no tuvo
efecto sobre eventos cardiovasculares mayores (infarto al miocardio y
accidente cerebrovascular) o muertes; como motivo de preocupación, este
estudio notó un riesgo de falla cardiaca ligeramente aumentado en individuos
que tomaban suplementos de vitamina E (49). Así, la mayoría de los ensayos
clínicosque utilizan vitamina E para el tratamiento de enfermedades cardiacas
no han encontrado efectos beneficiosos.

En un esfuerzo por dar a conocer el diseño de un estudio clínico, un estudio de


dosis-respuesta de α-tocoferol se llevó a cabo en una muestra de individuos en
riesgo elevado de eventos cardiovasculares (50). Treinta y cinco hombres y
mujeres (edad promedio, 42 años) con hipercolesterolemia y F2-
isoprostanos plasmáticos elevados (i.e., stress oxidativo sistémico aumentado)
recibieron un placebo o una dosis de α-tocoferol de origen natural (RRR-α-
tocoferol) de 100, 200, 400, 800, 1,600, o 3,200 UI/día por 16 semanas.
Reducciones significativas en los F2-isoprostanos plasmáticos sólo ocurrieron a
los 1,600 y 3,200 UI/día después de 16 semanas de administración.
Notablemente, la dosis mínima de vitamina E necesaria para disminuir el stress
oxidativo sistémico en este subconjunto de individuos de riego alto (1,600
UI/día) está por encima del nivel máximo de ingesta tolerable (NM) de vitamina
E (1,500 UI/día; véase Seguridad).

Diabetes mellitus
Se ha propuesto la suplementación con α-tocoferol en individuos con diabetes
mellitus ya que la diabetes mellitus parece incrementar el estrés oxidativo, y
debido a que las complicaciones cardiovasculares (ataque al corazón y
accidente cerebrovascular) están entre las causas principales de muerte en
diabéticos. Un estudio encontró que un marcador bioquímico de estrés
oxidativo (excreción urinaria de F2-isoprostanos) se encontraba elevado en
individuos diabéticos tipo 2, y que la suplementación con 600 mg de α-tocoferol
sintético (equivalentes a 300 mg de RRR-α-tocoferol) por 14 días redujo los
niveles de este biomarcador (50). Los estudios del efecto de la suplementación
con α-tocoferol sobre el nivel de glucosa sanguínea han sido contradictorios.
Algunos estudios han mostrado que la vitamina E suplementaria mejora la
acción de la insulina y la disposición de glucosa en individuos diabéticos tipo
2 (51) y en no diabéticos (52, 53), mientras que otros estudios han informado
de mejoras mínimas o ninguna mejora en el metabolismo de la glucosa en
diabéticos tipo 2 (54, 55). También se ha documentado stress oxidativo
incrementado en diabetes tipo 1 (dependiente de insulina) (51). Un estudio
reportó que suplementando a diabéticos tipo 1 sólo con 100 UI/día de α-
tocoferol sintético (equivalentes a 45 mg de RRR-α-tocoferol) por un mes,
mejoró significativamente los niveles de hemoglobina glicosilada y de
triglicéridos (56). Este estudio también hizo notar mejoras no significativas en
los niveles de glicemia luego de la suplementación con α-tocoferol (57). Aunque
hay razones para sospechar que la suplementación con α-tocoferol podría ser
beneficiosa en el tratamiento de la diabetes tipo 1 o tipo 2, aún hace falta
evidencia que provenga de ensayos clínicos bien controlados.

Demencia (función cognitiva deteriorada)


El cerebro es particularmente vulnerable al estrés oxidativo, por lo que se
piensa que juega un papel en la patología de lasenfermedades
neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer (56). Adicionalmente,
algunos estudios han documentado bajos niveles de vitamina E en el fluido
cerebroespinal de pacientes con enfermedad de Alzheimer (58). Un estudio de
intervención controlado con placebo de gran tamaño, en individuos con
deterioro neurológico moderado encontró que la suplementación diaria con
2,000 UI de α-tocoferol sintético por dos años (equivalentes a 900 mg/día
de RRR-α-tocoferol) retrasó significativamente la progresión de la demencia del
Alzheimer (59). En contraste, un ensayo controlado conplacebo en pacientes
con deterioro cognitivo leve reportó que la misma dosis de vitamina E por un
periodo de tres años, no retrasó la progresión de la enfermedad de
Alzheimer (60). Después de la enfermedad de Alzheimer, la demencia
vascular(demencia como resultado de accidentes cerebrovasculares) es el tipo
más común de demencia en los EE.UU. Un estudio de casos y controles que
examinó los factores de riesgo para demencia vascular en hombres
Japoneses-Americanos de la tercera edad, encontró que la ingesta de vitamina
E y vitamina C se asociaban con un riesgo significativamente reducido de
demencia vascular y otros tipos de demencia, pero no con la demencia del
Alzheimer (61). Entre aquellos sin demencia, el uso desuplementos de vitamina
E se asoció con mejores puntajes en pruebas cognitivas. Aunque estos
hallazgos son prometedores, son necesarios más estudios para determinar el
papel de la suplementación con α-tocoferol en el tratamiento de la enfermedad
de Alzheimer y otros tipos de demencia.

Cáncer
Las células cancerígenas proliferan rápidamente y se resisten a la muerte
por apoptosis (muerte celular programada). Los estudios de células en cultivo
señalan que el éster de vitamina E, succinato de α-tocoferilo, puede inhibir
la proliferación e inducir la apoptosis de una serie de líneas de
células cancerígenas (62, 63). La forma de éster, succinato de α-tocoferilo, y no
α-tocoferol, es la necesaria para inhibir efectivamente la proliferación e inducir
la muerte de las células cancerígenas (64). Aunque aún no están claros los
mecanismos para los efectos del succinato de α-tocoferilo sobre las células
cancerígenas, el hecho de que la forma de éster no tiene
actividad antioxidante, argumenta en contra de un mecanismo
antioxidante (65). Información escasa proveniente de modelos animales
de cáncer, indica que el succinato de α-tocoferilo administrado por inyección
podría inhibir el crecimiento tumoral (66-69), pero es necesaria mucha más
investigación para determinar si el succinato de α-tocoferilo será un adjunto
beneficioso a la terapia de cáncer en humanos. Por supuesto, para cualquier
beneficio sería necesaria su administración por inyección, ya que el succinato
de α-tocoferilo tomado oralmente es lisado en el intestino para formar α-
tocoferol (70). Actualmente no hay evidencia en humanos de que
tomar suplementos orales de succinato de α-tocoferilo entregue succinato de α-
tocoferilo a los tejidos.

Fuentes
Fuentes alimenticias
Las fuentes principales de α-tocoferol en la dieta Americana incluyen aceites
vegetales (aceites de oliva, girasol, y cártamo), nueces, granos enteros, y
vegetales de hoja verde. Las ocho formas de vitamina E (α-, β-, γ-, y δ-
tocoferoles y tocotrienoles) están presentes naturalmente en los alimentos pero
en cantidades variables. Para más información sobre el contenido de nutrientes
de los alimentos, revise la base de datos de composición de los alimentos de la
USDA.

Alimento Porción α-Tocoferol (mg)

Aceite de oliva 1 cucharada 1.9

Aceite de soya 1 cucharada 1.1

Aceite de maíz 1 cucharada 1.9

Aceite de canola 1 cucharada 2.4


Aceite de cártamo 1 cucharada 4.6

Aceite de girasol 1 cucharada 5.6

Almendras 1 onza 7.4

Avellanas 1 onza 4.3

Maní 1 onza 2.4

Espinaca ½ taza, cruda 0.3

Zanahorias ½ taza, cruda y picada 0.4

Palta (California) 1 fruta 2.7

Suplementos
α-Tocoferol
En los EE.UU. la ingesta promedio de α-tocoferol proveniente de los alimentos
(incluyendo fuentes enriquecidas y fortificadas) para individuos de mayores de
2 años es de 6.9 mg/día (14); Este nivel está muy por debajo de la IDR de 15
mg/día de RRR-α-tocoferol (4). Muchos científicos consideran que es difícil
para un individuo consumir más de 15 mg/día de α-tocoferol solamente desde
los alimentos sin incrementar la ingesta de grasas por sobre los niveles
recomendados. Todo el α-tocoferol en los alimentos está en la forma del
isómero RRR-α-tocoferol. Lo mismo no siempre es igual para los suplementos.
Los suplementos de vitamina E generalmente contienen de 100 UI a 1,000 UI
de α-tocoferol. Los suplementos hechos completamente de fuentes naturales
contienen solo RRR-α-tocoferol (también denominado d-α-tocoferol). El RRR-α-
tocoferol es el isómero preferido para uso en el cuerpo, haciéndolo la forma
más biodisponible de α-tocoferol. El α-tocoferol sintético, el que con frecuencia
se encuentra en alimentos fortificados y suplementos nutricionales, usualmente
se etiqueta como all-rac-α-tocoferol o dl-α-tocoferol, significando que los
ocho isómeros del α-tocoferol están presentes en la mezcla. Debido a que la
mitad de los isómeros del α-tocoferol presentes en el all-rac-α-tocoferol no son
utilizables por el cuerpo, el α-tocoferol sintético es menos biodisponible y sólo
la mitad de potente. Para calcular la cantidad de mg de α-tocoferol
biodisponible presente en un suplemento, utilice las siguientes fórmulas:

 RRR-α-tocoferol (natural o d-α-tocoferol):


UI x 0.67 = mg RRR-α-tocoferol.
Ejemplo: 100 UI = 67 mg/li>
 all-rac-α-tocoferol (sintético o dl-α-tocoferol):
UI x 0.45 = mg RRR-α-tocoferol.
Ejemplo: 100 UI = 45 mg

Succinato de α-tocoferilo y acetato de α-tocoferilo (ésteres α-tocoferilos)

Los suplementos de α-tocoferol se encuentran disponibles en la forma


de ésteres: succinato de α-tocoferilo y acetato de α-tocoferilo. Los ésteres del
tocoferol son más resistentes a la oxidación durante el almacenamiento que los
tocoferoles no esterificados. Cuando se toman oralmente, el grupo funcional
succinato o acetato se remueve del α-tocoferol en el intestino.
Labiodisponibilidad del α-tocoferol a partir de succinato de α-tocoferilo y de
acetato de α-tocoferilo, es equivalente a la del α-tocoferol libre. Debido a que
las unidades internacionales (UI) para los ésteres de α-tocoferol se ajustan por
peso molecular, los factores de conversión para determinar la cantidad de α-
tocoferol biodisponible aportado por el succinato de α-tocoferilo y por el acetato
de α-tocoferilo, no son diferentes a los utilizados para el α-tocoferol
(véase fórmulas.) (4). El éster succinato de α-tocoferilo, y no el α-tocoferol, es
el necesario para inhibir efectivamente el crecimiento e inducir la muerte en
células cancerígenas crecidas en cultivo (véase Tratamiento de Enfermedades:
Cáncer). Sin embargo, actualmente no hay evidencia en humanos de que
tomar suplementos orales de succinato de α-tocoferilo entregue succinato de α-
tocoferilo a los tejidos.

Fosfatos de α-tocoferilo (Ester-E®)


Actualmente no hay evidencia publicada de que los suplementos que contienen
fosfatos de α-tocoferilo sean más eficientemente absorbidos o que tengan una
mayor biodisponibilidad en humanos que los suplementos que contienen α-
tocoferol.

γ-Tocoferol

Los suplementos de γ-tocoferol y los suplementos de tocoferol mezclados


también están disponibles comercialmente (71). Las cantidades de α- y γ-
tocoferol varían en los suplementos de tocoferol mezclados, por lo que es
importante leer la etiqueta para determinar la cantidad de cada tocoferol
presente en los suplementos.
Seguridad
Toxicidad
Se han registrado pocos efectos secundarios en adultos que toman
diariamente suplementos de menos de 2,000 mg de α-tocoferol (RRR- o all-rac-
α-tocoferol). Sin embargo, la mayoría de los estudios de toxicidad o de efectos
secundarios de la suplementación con α-tocoferol han durado desde sólo unas
pocas semanas hasta unos cuantos meses, y los efectos secundarios que
ocurrieron como resultado de la suplementación a largo plazo con α-tocoferol
no han sido estudiados adecuadamente. La posibilidad más preocupante es la
probabilidad de coagulación sanguínea elevada, la que podría aumentar la
probabilidad de hemorragia en algunos individuos. La Junta de Nutrición y
Alimentos del Instituto de Medicina estableció un nivel máximo de ingesta
tolerable (NM) para los suplementos de α-tocoferol basado en la prevención de
hemorragias (véase la tabla siguiente). La Junta consideró que 1,000 mg/día de
α-tocoferol en cualquier forma (equivalentes a 1,500 UI/día de RRR-α-tocoferol
o a 1,100 UI/día de all-rac-α-tocoferol) sería la dosis más alta con poca
probabilidad de resultar en una hemorragia en casi todos los adultos (4).
Aunque solamente ciertos isómeros del α-tocoferol se retienen en la
circulación, todas las formas son absorbidas y metabolizadas en el hígado. El
raciocinio de que cualquier forma de α-tocoferol (natural o sintética) puede ser
absorbida y que por lo tanto podría ser potencialmente dañina es el
fundamento para un NM que hace referencia a todas las formas de α-tocoferol.

Algunos médicos recomiendan descontinuar la suplementación de vitamina E


en dosis altas un mes antes de una cirugía electiva, para disminuir el riesgo de
hemorragia. Los infantes prematuros parecen ser especialmente vulnerables a
los efectos adversos de la suplementación con α-tocoferol, la que debiera
usarse solamente bajo supervisión controlada de un pediatra(71). Se ha
encontrado que la suplementación con 400 UI/día de vitamina E acelera la
progresión de retinitis pigmentosa no asociada con deficiencia de vitamina
E (72).

Suplementación con vitamina E y mortalidad general

Un meta-análisis que combinó los resultados de 19 ensayos clínicos de


suplementación con vitamina E para varias enfermedades, incluyendo
enfermedad cardiaca, falla renal terminal, y enfermedad de Alzheimer, reportó
que los adultos que tomaron suplementos de 400 UI/día o más eran un 6% más
propensos a morir por cualquier causa que aquellos que no tomaron
suplementos de vitamina E (73). Sin embargo, un análisis posterior más
detallado del riesgo según dosis de vitamina E, y ajustado para otros
suplementos de vitaminas y minerales, reveló que riesgo de muerte
incrementado era estadísticamente significativo sólo a dosis de 2,000 UI/día,
las que son más altas que el NM para adultos. Adicionalmente, otros tres meta-
análisis que combinaron los resultados de ensayos controlados aleatorizados,
diseñados para evaluar la eficacia de la suplementación con vitamina E en la
prevención o tratamiento de enfermedades cardiovasculares, no encontraron
evidencia de que la suplementación con vitamina E de hasta 800 UI/día,
incrementara o disminuyera significativamente la mortalidad por enfermedades
cardiovasculares o la mortalidad general (74-76). Además, un meta-análisis
más reciente de 57 ensayos controlados aleatorizados encontró que la
suplementación con vitamina E, en dosis de hasta 5,500 UI/día, no tenía efecto
sobre la mortalidad general (77). Más aún, un meta-análisis de 68 ensayos
aleatorizados encontró que la vitamina E suplementaria, por sí sola o en
combinación con otros suplementos antioxidantes, no alteró significativamente
el riesgo de mortalidad general (78). A la fecha, no hay evidencia convincente
de que la suplementación con vitamina E hasta 800 UI/día, incremente el riesgo
de muerte por enfermedades cardiovasculares u otras causas.

Nivel Máximo de Ingesta Tolerable (NM) para α-Tocoferol

upo Etario mg/day (UI/day d-alpha-tocopherol)

antes 0-12 meses Imposible de Determinar*

os 1-3 años 200 mg (300 UI)

os 4-8 años 300 mg (450 UI)

os 9-13 años 600 mg (900 UI)

olescentes 14-18 años 800 mg (1,200 UI)

ultos 19 años y más 1,000 mg (1,500 UI)

fuente de la ingesta debieran ser solamente de alimentos o fórmula.

Interacción con drogas


El uso de suplementos de vitamina E podría incrementar el riesgo de sangrado
en individuos que toman drogasanticoagulantes, como warfarina (Cumadina);
drogas antiplaquetarias, como clopidrogel (Plavix) y dipiridamol (Persantine); y
drogas anti-inflamatorias no esteroidales (AINEs), incluyendo aspirina,
ibuprofeno, y otros. También, los individuos en terapia anticoagulante
(adelgazantes de sangre) o los individuos deficientes en vitamina K no
deberían tomar suplementos de α-tocoferol sin supervisión médica cercana,
debido al riesgo aumentado de hemorragia (4). Una serie de medicamentos
podría disminuir la absorción de vitamina E, incluyendo colestiramina,
colestipol, isoniazida, aceite mineral, orlistat, sucralfato, y el sustituto graso,
olestra. Las drogas anticonvulsivantes, como fenobarbital, fenitoína, o
carbamazepina, podrían disminuir los niveles plasmáticos de vitamina E (4, 71).

Antioxidantes e inhibidores de la HMG-CoA reductasa (estatinas)

Un ensayo controlado y aleatorizado de 3 años en 160 pacientes con


enfermedad coronaria cardiaca (ECC) documentada y bajos niveles de HDL,
encontró que una combinación de simvastatina (Zocor) y niacina incrementó los
niveles de HDL2, inhibió la progresión de estenosis de arteria
coronaria (estrechamiento), y disminuyó la frecuencia de
eventos cardiovasculares, como infarto al miocardio y accidente
cerebrovascular (79). Sorprendentemente, cuando se tomó una combinación
de antioxidantes(1,000 mg de vitamina C, 800 UI de α-tocoferol, 100 μg de
selenio, y 25 mg de β-caroteno diariamente) junto a la combinación de
simvastatina-niacina, los efectos protectores disminuyeron. Sin embargo, en
un ensayo controlado y aleatorizado mucho más grande de simvastatina y una
combinación antioxidante (600 mg de vitamina E, 250 mg de vitamina C, y 20
mg de β-caroteno diariamente) en más de 20,000 hombres y mujeres con
enfermedad de arteria coronaria o diabetes, la combinación antioxidante no
afecto adversamente los efectos cardioprotectores de la terapia de simvastatina
por un periodo de 5 años (80). Estos hallazgos contradictorios señalan que es
necesaria más investigación sobre las potenciales interacciones entre la
suplementación antioxidante y los agentes hipocolesterolemiantes como son
los inhibidores de la HMG-CoA reductasa (estatinas).

Recomendación del Instituto Linus Pauling


Ingesta Diaria Recomendada (IDR) de vitamina E para hombres y mueres
adultos es de 15 mg (22.5 UI) por día. Cabe destacar, que más del 90% de los
individuos mayores de 2 años de edad en los EE.UU. no alcanza el
requerimiento diario de vitamina E sólo desde fuentes alimenticias, a pesar de
que hay evidencia no concluyente de que la vitamina E suplementaria en dosis
altas reduce el riesgo de enfermedades crónicas. Por lo tanto, el Instituto Linus
Pauling recomienda que los adultos generalmente sanos (con edades de 19
años de edad y mayores) tomen un suplemento multivitamina/mineral diario, el
que usualmente contiene 30 UI de vitamina E sintética, o 90% de la IDR. No
hay evidencia concluyente de que la suplementación con dosis altas de
vitamina E disminuya el riesgo de enfermedades crónicas, y unos pocos
estudios han reportado efectos dañinos en algunas subpoblaciones.

Adultos mayores (>50 años)


La recomendación del Instituto Linus Pauling de tomar
un suplemento multivitamina/mineral (MVM) que contenga vitamina E, también
es apropiada para adultos mayores generalmente sanos. Los MVMs contienen
típicamente 30 UI de vitamina E sintética, o 90% de la IDR.

Bibliografía

http://lpi.oregonstate.edu/es/mic/vitaminas/vitamina-Eç
Suplementación con vitamina E para la prevención de la morbilidad y la mortalidad en
recién nacidos prematuros

Revisión Cochrane por Brion LP, Bell EF, Raghuveer TS



RESUMEN

Título:
Suplementación con vitamina E para la prevención de la morbilidad y la mortalidad en recién nacidos prematuros
Antecedentes
Se ha propuesto el tratamiento de recién nacidos de muy bajo peso al nacer (MBPN) con dosis farmacológicas de
vitamina E como agente antioxidante para prevenir o limitar la retinopatía del prematuro, la hemorragia intracraneal,
la anemia hemolítica y la enfermedad pulmonar crónica. Sin embargo, las dosis excesivas de vitamina E pueden
provocar efectos secundarios.
Objetivos
El objetivo de esta revisión sistemática fue evaluar los efectos de la suplementación con vitamina E sobre la
morbilidad y la mortalidad en los recién nacidos prematuros.
Estrategia de búsqueda
Se realizaron búsquedas en MEDLINE (octubre de 2002), EMBASE (marzo de 2002), el Registro Cochrane de
Estudios Clínicos Controlados (Cochrane Controlled Trials Register, CCTR) de la Biblioteca Cochrane (Cochrane
Library), 2003, Número 1 y en archivos personales de estudios clínicos que evaluaron la vitamina E en recién nacidos
prematuros.
Criterios de selección
Se seleccionaron los estudios clínicos que analizaron los resultados primarios (mortalidad o morbilidad a largo plazo
combinada) o los resultados secundarios (otra morbilidad) en recién nacidos con edad gestacional menor de 37
semanas o con peso al nacer inferior a 2500 gramos. La intervención fue la asignación a la suplementación
sistemática con vitamina E en el grupo de tratamiento versus placebo, ningún tratamiento o de otro tipo, dosis o vía
de administración de vitamina E.
Recolección y análisis de datos
Se utilizaron los métodos estándar de la Colaboración Cochrane y del Grupo Cochrane de Revisión de Neonatología
(Cochrane Neonatal Review Group).
Resultados principales
Veintiséis estudios clínicos aleatorizados cumplieron con los criterios de ingreso. Ningún estudio evaluó la
morbilidad a largo plazo combinada. La suplementación sistemática con vitamina E aumentó significativamente la
concentración de hemoglobina en una pequeña cantidad. La vitamina E redujo significativamente el riesgo de
hemorragia intraventricular/de la matriz germinal y aumentó el riesgo de sepsis; sin embargo, la heterogeneidad
limita la firmeza de estas dos últimas conclusiones. La vitamina E no afectó significativamente otra morbilidad o
mortalidad. En los recién nacidos de muy bajo peso al nacer, la suplementación con vitamina E aumentó
significativamente el riesgo de sepsis y redujo el riesgo de ceguera y retinopatía grave entre los pacientes
examinados. Los análisis de subgrupos demostraron (1) una asociación entre la suplementación intravenosa de dosis
altas de vitamina E y un aumento del riesgo de sepsis y hemorragia cerebral parenquimatosa, (2) una asociación entre
la suplementación con vitamina E por una vía de administración distinta a la intravenosa y una reducción del riesgo
de hemorragia intraventricular/de la matriz germinal y de hemorragia intraventricular grave, y (3) una asociación
entre los niveles de tocoferol sérico mayores a 3.5 mg/dl y un aumento del riesgo de sepsis y una reducción del riesgo
de retinopatía grave entre los pacientes examinados.
Conclusiones de los autores
La suplementación con vitamina E en recién nacidos prematuros redujo el riesgo de hemorragia intracraneal pero
aumentó el riesgo de sepsis. En los recién nacidos de muy bajo peso al nacer, la suplementación con vitamina E
aumentó el riesgo de sepsis y redujo el riesgo de ceguera y retinopatía grave entre aquéllos examinados. Las pruebas
no apoyan el uso sistemático de la suplementación con vitamina E por vía intravenosa en dosis altas, o dirigido a
niveles de tocoferol séricos mayores a 3.5 mg/dl.
Bibliografía

http://apps.who.int/rhl/newborn/reviews/cd003665/es/
DHA en el cerebro, sus
beneficios para toda la vida
Por Redacción Énfasis Alimentación

Este es un adelanto de la presentación que ofrecerá Rodrigo Valenzuela sobre


Alimentos funcionales y los desarrollos con DHA, en la 6º edición del FTSA.

La población tiene una fuente tradicional de DHA, como son los pescados grasos o
azules, como atún jurel y salmón.

Nota relacionada
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?

Lanza el FTSA sus Conferencias Gratuitas

¿Ideología vs. Ciencia?

Los lípidos (grasas y aceites) son sustancias fundamentales para el ser humano,
principalmente porque i) corresponden a una fuente de energía relevante (9
kilocalorías por gramo), ii) tienen un rol estructural como constituyentes de las
membranas celulares (los fosfolípidos de las membranas), iii) como reguladores de
la expresión génica, y iv) como aporte de ácidos grasos claves para un óptimo
crecimiento, desarrollo y preservación de los tejidos que constituyen nuestro
organismo. En este contexto, un ácido graso que forma parte de los ácidos grasos
omega-3, como es el ácido docosahexaenoico (C22:6 n-3, DHA) tiene un
importante y significativo rol en variados procesos fisiológicos. Al respecto,
múltiples y sólidas investigaciones demuestran cómo el DHA participa activamente
en el crecimiento y desarrollo del sistema nervioso, siendo el cerebro y la retina
donde el DHA tiene una activa participación en los procesos de neurogénesis y
sinaptogénesis; demostrándose que un aporte adecuado de DHA favorece un
mejor desarrollo neurológico y visual en lactantes y niños.
Además, en los últimos años se ha logrado establecer que a partir de los 40-45
años ocurre una disminución significativa en los niveles de DHA en los tejidos, y en
especial en el tejido nervioso, lo que se asocia directamente a un aumento en el
riesgo de presentar deterioro cognitivo (pérdida de la capacidad de memoria y
aprendizaje) y de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, particularmente
enfermedad de Alzheimer.

El DHA es un ácido graso que se almacena principalmente en los fosfolípidos de


las membranas celulares, y en particular de las membranas neuronales. Esta
capacidad de almacenamiento en las membranas neuronales es una propiedad
muy destacable, porque el DHA al ser un ácido graso altamente insaturado
(presenta seis dobles enlaces o insaturaciones carbono-carbono), tiene un muy
bajo punto de fusión, y le otorga una altísima fluidez a las membranas celulares.
Esta fluidez que es clave para la conducción del impulso nervioso en las neuronas
y células de la retina. Además, el DHA regula en forma importante el metabolismo
celular, y en especial a nivel neuronal, asegurando de esta forma que las células
del sistema nervioso tengan un aporte constante de ATP (una molécula altamente
energética, que participa en la mayoría de los procesos celulares). Todas las
propiedades descriptas anteriormente, demuestran cómo el DHA es un nutriente
clave, desde el inicio de la fecundación hasta los primeros años de vida. Y es
quizás por este motivo que los espermatozoides almacenan tanto DHA, o como la
mujer traspasa activamente DHA a su hijo a través de la placenta o la leche
materna.

El DHA durante todo el embarazo y los primeros años de vida participa


activamente en la constitución y desarrollo del sistema nervioso. Y en los últimos
años se ha logrado demostrar que el DHA tiene una participación fundamental en
la conservación del tejido nervioso, especialmente durante el envejecimiento, por
ejemplo cuando una mujer se acerca a la menopausia, presenta una disminución
significativa en los niveles de DHA en su sangre , junto con una menor irrigación
cerebral, situación que refleja una pérdida en la capacidad de conservación del
tejido nervioso, pero cuando la mujer presenta una alta ingesta de DHA, este
proceso propio del envejecimiento no se observa.

El DHA, además de almacenarse en los fosfolípidos de las membranas celulares,


también puede ser metabolizado (transformarse) en una molécula llamada
“Neuroportectina-D1”, esta molécula, corresponde a un derivado del DHA que
presenta importantes propiedades neuro-protectoras durante el envejecimiento
cerebral. La neuroprotectina-D1, vía inducción de la expresión de genes
protectores de las células, y en especial en neuronas y células de la retina, permite
prevenir tanto la muerte neuronal, como la pérdida de funciones neuronales.
Efectos protectores claves para evitar la pérdida de las capacidades cognitivas
(memoria y aprendizaje) y la agudeza visual.

A nivel metabólico el ser humano tiene la capacidad de sintetizar DHA a partir de


su precursor, como es el ácido alfa linolénico (C18:3 n-3, ALA), pero esta
capacidad de conversión de ALA a DHA es inferior al 1%, e incluso menor en
personas que presentan enfermedades crónicas no transmisibles, como es el caso
de la enfermedad por hígado graso no alcohólico. Además, en estados fisiológicos
específicos para el ser humano, y en especial durante del embarazo, lactancia
materna, infancia, y la tercera edad, el requerimiento de DHA aumenta. Estas
situaciones establecen claramente la necesidad de consumir DHA ya formado.

Considerando todos estos antecedentes, y la importancia nutricional y fisiológica


del DHA para el ser humano, las autoridades en alimentación y salud, como es el
caso de FAO (Food and Agriculture Organization) han establecido
recomendaciones de ingesta diaria de DHA, ingesta que debe ser como mínimo
de 200 mg/día. En este contexto, la población tiene una fuente tradicional de DHA,
como son los pescados grasos o azules, como atún jurel y salmón.
Lamentablemente el consumo de estos alimentos en la población es muy bajo,
situación que genera una bajísima ingesta de DHA. Frente a esta situación la
población tiene dos formas de alcanzar las recomendaciones de ingesta de DHA,
la primera es mediante el consumo de suplementos nutricionales que contienen
DHA, y la segunda alternativa es mediante la ingesta de alimentos a los cuales se
les ha adicionado DHA. Es así que la industria alimentaria ha comenzado a
formular, desarrollar y poner a disposición de los consumidores alimentos con
DHA. Destacan los productos lácteos (leches y yogurt), aceites, jugos, etc. Y es el
desarrollo de alimentos adicionados o fortificados la principal forma de lograr
asegurar que la población pueda lograr cubrir las recomendaciones de ingesta de
DHA.

Para asistir a la Conferencia Gratuita "DHA y salud neurológica, sus beneficios


para toda la vida", a cargo de Rodrigo Valenzuela Báez -Consultor Regional en el
tema de lípidos nutricionales para la empresa DSM-, pre acredítese sin cargo
hasta el 13 de octubre dando click aquí. El evento es exclusivo para profesionales
de la industria alimentaria.

Bibliografía

http://www.alimentacion.enfasis.com/articulos/73367-dha-el-cerebro-sus-beneficios-toda-la-
vida
Vitamina E
Hoja informativa para consumidores

¿Qué es la vitamina E? ¿Para qué sirve?


La vitamina E es un nutriente liposoluble presente en muchos alimentos. En el cuerpo, actúa
como antioxidante, al ayudar a proteger las células contra los daños causados por los
radicales libres. Los radicales libres son compuestos que se forman cuando el cuerpo
convierte los alimentos que consumimos en energía. Las personas también están expuestas a
los radicales libres presentes en el ambiente por el humo del cigarrillo, la contaminación del
aire y la radiación solar ultravioleta.

Tabla de Contenido

 ¿Qué es la vitamina E? ¿Para qué sirve?


 ¿Cuánta vitamina E necesito?
 ¿Qué alimentos son fuente de vitamina E?
 ¿Qué tipos de suplementos dietéticos de vitamina E existen?
 ¿Consumo suficiente vitamina E?
 ¿Qué ocurre si no consumo suficiente vitamina E?
 ¿Cuáles son algunos de los efectos de la vitamina E en la salud?
 ¿Puede la vitamina E ser perjudicial?
 ¿Existen interacciones con la vitamina E que debo conocer?
 La vitamina E y la alimentación saludable
 ¿Dónde puedo consultar más información sobre nutrición y suplementos
dietéticos?
 Exención de responsabilidad

Por otra parte, el organismo necesita vitamina E para estimular el sistema inmunitario a fin
de que éste pueda combatir las bacterias y los virus que lo invaden. Ayuda a dilatar los vasos
sanguíneos y evitar la formación de coágulos de sangre en su interior. Además, las células
emplean la vitamina E para interactuar entre sí y para cumplir numerosas funciones
importantes.

¿Cuánta vitamina E necesito?


La cantidad de vitamina E que necesita por día depende de su edad. Las cantidades promedio
diarias de vitamina E, expresadas en miligramos (mg) y en unidades internacionales (UI), que
se recomiendan para las personas de diferentes edades son las siguientes. Las etiquetas
indican la cantidad de vitamina E que contienen los alimentos y suplementos dietéticos en UI.

Etapa de la vida Cantidad recomendada

Bebés hasta los 6 meses de edad 4 mg (6 UI)

Bebés de 7 a 12 meses de edad 5 mg (7.5 UI)

Niños de 1 a 3 años de edad 6 mg (9 UI)


Etapa de la vida Cantidad recomendada

Niños de 4 a 8 años de edad 7 mg (10.4 UI)

Niños de 9 a 13 años de edad 11 mg (16.4 UI)

Adolescentes de 14 a 18 años de edad 15 mg (22.4 UI)

Adultos 15 mg (22.4 UI)

Mujeres y adolescentes embarazadas 15 mg (22.4 UI)

Mujeres y adolescentes en período de lactancia 19 mg (28.4 UI)

¿Qué alimentos son fuente de vitamina E?


La vitamina E se encuentra naturalmente presente en los alimentos y en ciertos alimentos
fortificados con vitamina E agregada. Para obtener las cantidades recomendadas de vitamina
E, hay que consumir alimentos variados, como los siguientes:

 Los aceites vegetales, por ejemplo, los aceites de germen de trigo, girasol y cártamo,
se encuentran entre las fuentes más ricas de vitamina E. Los aceites de maíz y soja
también aportan vitamina E.
 Los frutos secos (como maníes, avellanas y, en especial, almendras) y las semillas
(como las semillas de girasol) también se encuentran entre las mejores fuentes de
vitamina E.
 Las hortalizas de hojas verdes, como la espinaca y el brócoli, contienen vitamina E.
 Ciertos cereales para el desayuno, jugos de fruta, margarinas y productos para untar,
entre otros alimentos, son fortificados con vitamina E agregada. Lea la etiqueta del
producto para saber si un alimento contiene vitamina E.

¿Qué tipos de suplementos dietéticos de vitamina E existen?


Los suplementos de vitamina E se presentan en diferentes cantidades y formas. Al elegir un
suplemento de vitamina E, hay que tener en cuenta dos factores fundamentales:

1. La cantidad de vitamina E: La mayoría de los suplementos minerales multivitamínicos


diarios aportan alrededor de 30 UI de vitamina E, en tanto que los suplementos de
vitamina E sola contienen en general de 100 a 1,000 UI por pastilla. Las
concentraciones que contienen los suplementos de vitamina E sola suelen ser mucho
más elevadas que las cantidades recomendadas. Algunas personas ingieren dosis
elevadas porque suponen o esperan que así se mantendrán sanas o reducirán el riesgo
de padecer ciertas enfermedades.
2. La forma de vitamina E: Aunque la vitamina E parezca una sola sustancia, es en
realidad el nombre de ocho compuestos relacionados presentes en los alimentos,
entre ellos, el alfatocoferol. Cada forma tiene una potencia, o nivel de actividad,
diferente en el organismo.

La vitamina E de fuentes naturales (alimenticias) figura en las etiquetas de los alimentos y


suplementos como "d-alfa-tocoferol". La vitamina E sintética (de laboratorio) figura en las
etiquetas como "dl-alfa-tocoferol". La vitamina de fuentes naturales es más potente. Por
ejemplo: 100 UI de vitamina E natural equivale a alrededor de 150 UI de su presentación
sintética.

Algunos suplementos de vitamina E aportan otras formas de esta vitamina, como gamma-
tocoferol, tocotrienoles y tocoferoles mixtos. Los científicos no han determinado aún si
alguna de estas formas es superior al alfatocoferol presente en los suplementos.

¿Consumo suficiente vitamina E?


En los Estados Unidos, la dieta de la mayoría de las personas aporta cantidades de vitamina E
inferiores a las recomendadas. Sin embargo, las personas sanas rara vez muestran signos
claros de deficiencia de vitamina E (ver la pregunta siguiente para obtener información
acerca de los signos de deficiencia de vitamina E).

¿Qué ocurre si no consumo suficiente vitamina E?


La deficiencia de vitamina E es muy poco común en las personas sanas. Casi siempre está
relacionada con ciertas enfermedades que causan una mala absorción o digestión de las
grasas. Algunos ejemplos incluyen la enfermedad de Crohn, la fibrosis quística y ciertas
enfermedades genéticas poco frecuentes como la "abetalipoproteinemia" y la ataxia con
deficiencia de vitamina E . El sistema digestivo necesita algo de grasa para absorber la
vitamina E.

La deficiencia de vitamina E puede causar daños a los nervios y los músculos con pérdida de
sensibilidad en los brazos y las piernas, pérdida de control del movimiento corporal, debilidad
muscular y problemas de la visión. Otro signo de deficiencia es el debilitamiento del sistema
inmunitario.

¿Cuáles son algunos de los efectos de la vitamina E en la salud?


Los científicos estudian la vitamina E para determinar cómo afecta a la salud. A continuación,
se ofrecen algunos ejemplos de los resultados de estas investigaciones:

Enfermedad cardíaca
Algunos estudios relacionan el mayor consumo de suplementos de vitamina E con un menor
riesgo de padecer enfermedad cardíaca. Sin embargo, los estudios más exhaustivos no han
demostrado ningún beneficio. A los participantes de estos estudios se les suministra vitamina
E o un placebo (una pastilla falsa, sin vitamina E u otros ingredientes activos) y desconocen
cuál están tomando. Al parecer, la vitamina E no ayuda a prevenir la enfermedad cardíaca, ni
reduce su gravedad, ni afecta el riesgo de muerte a causa de esta enfermedad. Los científicos
no han podido determinar aún si el consumo de concentraciones elevadas de vitamina E
podría proteger el corazón de las personas más jóvenes y sanas que no corren riesgo elevado
de sufrir enfermedad cardíaca.

Cáncer
La mayoría de los estudios indican que la vitamina E no ayuda a prevenir el cáncer e incluso
podría ser dañina en algunos casos. Por ejemplo, las concentraciones elevadas de vitamina E
no han reducido de forma sistemática el riesgo de cáncer de colon y seno en los estudios
realizados. Un estudio de gran escala halló que la ingesta de suplementos de vitamina E (400
UI/día) durante varios años aumentó el riesgo de cáncer de próstata en los hombres. Dos
investigaciones que estudiaron a hombres y mujeres de mediana edad durante 7 años o más
determinaron que dosis adicionales de vitamina E (de 300 a 400 UI por día, en promedio) no
los protegió contra ningún tipo de cáncer. Sin embargo, un estudio científico halló un vínculo
entre el uso de suplementos de vitamina E durante 10 o más años y un menor riesgo de
muerte a causa del cáncer de vejiga.

Los suplementos dietéticos de vitamina E y otros antioxidantes podrían interactuar con la


quimioterapia y la radioterapia. Las personas que reciben tratamiento contra el cáncer deben
consultar con su médico u oncólogo antes de tomar suplementos de vitamina E u otros
suplementos de antioxidantes, en especial en concentraciones elevadas.

Trastornos oculares
La degeneración macular relacionada con la edad, o la pérdida de la visión frontal en las
personas de edad avanzada, y las cataratas, se encuentran entre las causas más comunes de
pérdida de la visión en los adultos mayores. Los resultados de los estudios de investigación
acerca de si la vitamina E puede contribuir en la prevención de estas afecciones son
contradictorios. Entre las personas con degeneración macular relacionada con la edad que
corren alto riesgo de que empeore a una fase avanzada, un suplemento que contiene
concentraciones elevadas de vitamina E, en combinación con otros antioxidantes, zinc y cobre
mostró efectos prometedores para retrasar la pérdida de la visión.

Función mental
Varios estudios científicos han investigado si los suplementos de vitamina E podrían ayudar a
los adultos mayores a mantenerse mentalmente lúcidos y activos, así como a prevenir o
retardar la disminución de las funciones mentales y la enfermedad de Alzheimer. Hasta el
momento, los estudios aportan escasas pruebas científicas de que el consumo de suplementos
de vitamina E pueda beneficiar a las personas sanas o quienes padecen problemas leves en la
función mental a mantener la salud del cerebro.

¿Puede la vitamina E ser perjudicial?


Consumir la vitamina E presente en los alimentos no es peligroso ni perjudicial.

En forma de suplemento, sin embargo, las dosis elevadas de vitamina E podrían aumentar el
riesgo de sangrado (menor capacidad de coagulación tras un corte o una herida) y de
hemorragia grave en el cerebro (derrame cerebral hemorrágico). Debido a este riesgo, el
límite para los adultos es de 1,500 UI/día en suplementos de vitamina E natural y de 1,100
UI/día en su presentación sintética. Estos límites son más bajos para los niños. Incluso por
debajo de estos límites, hay estudios que indican que el consumo de vitamina E en
suplementos podría ser perjudicial. Por ejemplo, un ensayo en hombres que tomaron 400
IU/día de vitamina E durante varios años mostró un aumento en el riesgo de cáncer de
próstata.
¿Existen interacciones con la vitamina E que debo conocer?
Los suplementos dietéticos de vitamina E pueden interactuar o interferir con ciertos
medicamentos que toma. Por ejemplo:

 La vitamina E podría aumentar el riesgo de sangrado en personas que toman


medicamentos anticoagulantes o antiplaquetarios, como la warfarina (Coumadin®).
 En un estudio científico, la vitamina E combinada con otros antioxidantes (como la
vitamina C, el selenio y el betacaroteno) redujo los efectos de protección cardíaca de
dos medicamentos ingeridos en forma combinada (una estatina y una niacina) para
controlar los niveles de colesterol.
 El consumo de suplementos de antioxidantes durante la quimioterapia o radioterapia
contra el cáncer podría afectar la eficacia de estos tratamientos.

Hable con el médico, farmacéutico y otros profesionales de la salud sobre los suplementos
dietéticos y medicamentos que toma. Ellos le indicarán si estos suplementos dietéticos
podrían interactuar o interferir con sus medicamentos recetados o no recetados. Además, le
explicarán si los medicamentos podrían interferir con la forma en que su cuerpo absorbe,
utiliza o descompone los nutrientes.

La vitamina E y la alimentación saludable


Según las Guías alimentarias para los estadounidenses (Dietary Guidelines for Americans) del
gobierno federal, las personas deben obtener la mayoría de los nutrientes de los alimentos.
Los alimentos contienen vitaminas, minerales, fibras dietéticas y otras sustancias beneficiosas
para la salud. En algunos casos, consumir alimentos fortificados y suplementos dietéticos
podría aportar nutrientes que, de lo contrario, no se consumirían en las cantidades mínimas
recomendadas. Si desea obtener más información acerca de las formas de mantener una dieta
saludable, consulte Dietary Guidelines for Americans y el sistema de orientación sobre
alimentos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, MiPlato.

Bibliografía

https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminE-DatosEnEspanol/
Docosahexanoic acid (DHA)
in fetal
development and infant
nutrition
Alfonso Valenzuela B1 y M Susana Nieto2

Correspondencia a: Alfonso Valenzuela B. Casilla 138-11, Santiago, Chile. Fax: 56-2-2214030.


E-mail: avalenzu@uec.inta.uchile.cl

Docosahexanoic acid (C22:6, DHA) is a highly unsaturated omega-3 fatty acid that
forms part of the central nervous and visual system structures. DHA is synthesized
from its precursor, alfa-linolenic acid, that is also a omega-3 fatty acid and can be
obtained from vegetable oils. Marine organisms, specially fish, are good nutritional
sources of DHA and eicosapentanoic acid (EPA), another omega-3 fatty acid that
has a role in vascular homeostasis. DHA increases membrane fluidity, improving
neurogenesis, synaptogenesis and the activity of retinal photoreceptors. The fetus,
specially during the last trimester of pregnancy, has high DHA requirements. It is
provided by the mother, since fetal DHA synthesis is negligible in this stage of
development. Breast feeding provides DHA to the child, but most replacement
artificial formulas do not provide this fatty acid. At the present moment, many
products for infant nutrition contain DHA (Rev Méd Chile 2001; 129: 1203-11).
(Key Words: Docosahexanoic Acids; Fatty Acids, Omega-3; Fetal Development)

Recibido el 7 de marzo, 2001. Aceptado en versión corregida el 28 de junio, 2001.


Laboratorio de Lípidos y Antioxidantes, Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos,
Universidad de Chile.
1
Bioquímico
2 Químico

El ácido docosahexaenoico (C22:6, DHA), es un ácido graso altamente insaturado


(posee 6 dobles enlaces) y que pertenece a la serie o familia de ácidos grasos
poliinsaturados omega-3 de cadena muy larga (superiores a 18 carbonos). Las
funciones biológicas y los requerimientos nutricionales de este ácido graso han
llamado poderosamente la atención en los últimos 10 ó 15 años, debido al
particular rol que tiene el DHA en el desarrollo y función del sistema nervioso y en
el órgano visual en el feto y el recién nacido, y el impacto que tiene en la nutrición
de la madre el consumo de este ácido graso, particularmente durante la gestación y
la lactancia. El propósito de esta revisión es mostrar los aspectos más
fundamentales de la función bioquímica del DHA, de su importancia nutricional y la
proyección biomédica que tiene la suplementación con este ácido graso en la
alimentación materno-infantil. Además, se incluyen algunas hipótesis sobre las
rutas metabólicas que lo involucran.

CARACTERÍSTICAS ESTRUCTURALES DEL DHA

El DHA (cis-4,7,10,13,16,19 docosahexaenoico), es el ácido graso más


poliinsaturado (con mayor número de dobles enlaces) que es posible encontrar en
cantidades apreciables en los tejidos de los mamíferos 1. El DHA es un ácido graso
omega-3, al igual que el ácido eicosapentaenoico (C20:5, EPA) y el ácido alfa-
linolénico (C18:3, LNA), porque su primer doble enlace se ubica en el carbono 3,
contando desde el extremo más alejado del grupo funcional ácido (grupo carboxilo),
que caracteriza a todos los ácidos grasos. Existen otras familias de ácidos grasos;
la omega-6, en la cual el primer doble enlace se ubica en el carbono 6. El ácido
linoleico (C18:2, LA), el ácido araquidónico (C20:4, AA) y el ácido
docosapentaenoico (C22:5, DPA), son los ácidos grasos más importantes de esta
familia. Finalmente, la familia de los omega-9, denominada así debido a la
ubicación del primer doble enlace en el carbono 9, tiene como representante más
importante al ácido oleico (C18:1, OL). Los ácidos grasos omega-3 y omega-6 son
considerados esenciales debido a que los mamíferos no pueden incorporar dobles
enlaces en las posiciones 3 y 6 por lo cual estos ácidos grasos, o sus precursores
más importantes, el LA en el caso de los omega-6 y el LNA para los omega-3,
deben estar presentes en nuestra dieta2. No ocurre lo mismo con los ácidos grasos
omega-9. Estos sí pueden ser sintetizados a partir de ácidos grasos de menor
complejidad estructural producidos por el propio organismo, por lo cual no son
esenciales2. El OL, aunque se le atribuyen muchas propiedades derivadas de su
consumo habitual -es un componente importante de la llamada dieta
mediterránea3- no es un ácido graso esencial. La Figura 1 muestra en forma
esquemática la distribución de las familias de ácidos grasos omega-3, omega-6 y
omega-9.

Figura 1. Distribución de las familias de ácidos grasos omega-3, omega-6 y omega-9.

El DHA posee una estructura molecular muy particular debido al alto número de
dobles enlaces que presenta. Su estructura espacial semeja un helicoide, similar al
de las proteínas o al del DNA (pero de una hebra solamente) y su punto de fusión
es muy bajo, inferior a -20°C, por lo cual, es un líquido bajo toda condición
biológica4. No se encuentra libre en la naturaleza, ya forma parte de los triglicéridos
y de los fosfolípidos, moléculas que constituyen las estructuras de depósito y las
membranas de las células, respectivamente. LaFigura 2 muestra la fórmula
estructural del DHA.
Figura 2. Fórmula estructural del ácido docosahexaenoico (DHA).

ORIGEN NUTRICIONAL Y UBICACION CELULAR DEL DHA

El DHA no está presente en las fuentes nutricionales de ácidos grasos de origen


terrestre, aunque sí lo está su precursor más importante, el LNA, quien se
encuentra en relativa cantidad en los aceites vegetales extraídos de ciertas
semillas, como es el caso de la soja, la canola o raps modificado, o la linaza5. La
fuente más importante de DHA son los organismos vegetales y animales de origen
marino. Los componentes del fitoplancton, especialmente aquellos fotosintéticos, lo
sintetizan con mucha eficiencia. Los peces y los animales marinos en general
(mamíferos, moluscos, bivalvos, etc) lo incorporan a sus estructuras celulares como
parte de la cadena alimentaria, aunque no se descarta que éstos tengan la
capacidad de biosintetizarlo a partir de precursores más simples6. Desde el punto
de vista de la alimentación humana, los peces, especialmente aquellos de
constitución más grasa (jurel, atún, anchoa, sardina, salmón, etc, en nuestro
hemisferio) constituyen la principal fuente nutricional de DHA 6.

El DHA proveniente de la dieta o de la síntesis endógena, se encuentra


prácticamente en todos los tejidos, lo cual es indicativo de su importancia. Sin
embargo, es particularmente abundante en tejido cerebral, en los conos y
bastoncitos de la retina y en las gónadas, especialmente en los espermios, tejidos
en los que puede constituir el 40%-60% de los ácidos grasos poliinsaturados7.
También se le puede identificar en el plasma sanguíneo y en la membrana de los
eritrocitos, que se consideran como buenos marcadores del estado nutricional
general del DHA y también del AA, y de cuya relación se comentará más adelante 8.

SÍNTESIS ENDÓGENA DE DHA

El hombre y los mamíferos en general, con la excepción de los felinos, tienen la


capacidad de sintetizar DHA a partir del precursor LNA 9. Esto ocurre gracias a un
sistema constituido por enzimas elongasas y desaturasas, que aumentan el tamaño
de la cadena de carbonos y que introducen nuevos dobles enlaces,
respectivamente, a los ácidos grasos precursores. Estos procesos ocurren en el
retículo endoplasmático celular10. De esta forma, el LNA tras sucesivas
desaturaciones y elongaciones se transforma en EPA y posteriormente en DHA. Sin
embargo, recientemente se ha observado que el sistema de síntesis no es un
proceso directo ya que el EPA se transforma primero en un ácido graso de 24
carbones y 6 dobles enlaces (C24:6, omega-3). Este ácido graso es transferido
desde el retículo endoplasmático a los peroxisomas donde sufre un proceso
denominado retroconversión11. De esta forma el C24:6 es beta-oxidado
parcialmente a DHA, el que queda disponible para su utilización metabólica, por
ejemplo, para incorporarse a los fosfolípidos que forman las membranas celulares.
Se ha propuesto que el DHA podría sufrir una nueva beta-oxidación para
convertirse en EPA11. Este proceso sería muy bien regulado y posiblemente
constituiría la fuente endógena de EPA para sus funciones reguladoras.
La síntesis de DHA, y en general de los ácidos grasos omega-3, es un proceso
interdependiente de la síntesis de los ácidos grasos omega-6. En efecto, ambos
precursores, el LA y el LNA compiten por las mismas enzimas (∆5- y ∆6-
desaturasas) en el proceso de transformación a sus respectivos derivados de mayor
tamaño de cadena e insaturación12. Sin embargo, estas enzimas tienen mucho más
afinidad por los ácidos grasos omega-3 que por los de la familia omega-6, por lo
cual se requieren cantidades mucho mayores de estos últimos ácidos grasos para
mantener una velocidad de síntesis adecuada a los requerimientos del organismo13.
De esta forma, un aporte dietario mayoritariamente constituido por ácidos grasos
omega-6, como ocurre a partir del consumo de aceites vegetales tales como
maravilla y maíz, puede inhibir significativamente la formación endógena de ácidos
grasos omega-3, en especial de EPA y DHA, cuya consecuencia es motivo de
estudio actualmente debido a que la dieta occidental aporta principalmente ácidos
grasos omega-6 y muy poco omega-314. Esto se agrava más aún, cuando el
consumo de pescado (la mejor fuente nutricional de DHA preformado) es baja,
como ocurre en Chile y en otros países del continente americano y europeo 15.
La Figura 3 resume las principales etapas metabólicas de la biosíntesis de ácidos
grasos omega-3 y omega-6, y donde es posible observar el efecto de competencia
entre los respectivos precursores.
Figura 3. Etapas metabólicas de la biosíntesis de ácidos grasos omega-6 y omega-3 a partir de
sus precursores.

LA FUNCIÓN DEL DHA EN LOS TEJIDOS

Se han identificado muchas funciones bioquímicas del DHA, entre las que destacan
sus efectos a nivel de la regulación génica16, en el control del sistema
inmunológico17, como un posible segundo mensajero18, todas ellas aún poco
conocidas desde el punto de vista molecular. Sin embargo, su efecto en la función
de las membranas celulares, a través de la regulación de la fluidez, es el mejor
caracterizado. La presencia de DHA en las membranas las fluidiza, esto es, facilita
el movimiento de otras moléculas a través de su superficie o en su interior
hidrofóbico19. Este efecto es particularmente importante en la formación y función
del sistema nervioso y visual de los mamíferos. En el cerebro el DHA participa en la
neurogénesis, en la migración de las neuronas desde zonas ventriculares a la
periferia, en la mielinización y en la sinaptogénesis20. En el órgano visual, facilita el
movimiento de la rodopsina en los fotorreceptores permitiendo la transformación
del estímulo visual en una señal eléctrica21.
El DHA en el desarrollo del sistema nervioso. El desarrollo del sistema nervioso y en
especial del cerebro, ocurre en el último tercio del período gestacional, esto es, en
el caso del humano durante los últimos tres meses del embarazo. Es aquí donde
comienza en forma activa la formación de las neuronas y donde el requerimiento de
DHA aumenta considerablemente. No está claro aún si el feto en este estado del
desarrollo es capaz de formar todo el DHA que requiere este proceso, por lo cual la
participación de la madre aparece como crucial en esta importante etapa del
desarrollo22. En efecto, la madre traspasa activamente al feto sus reservas de DHA,
acumuladas principalmente en el hígado y en el tejido adiposo. La movilización de
DHA desde la madre al feto a través de la placenta, implica que la concentración de
DHA en el cerebro (donde llega a constituir el 40% del contenido de ácidos grasos
poliinsaturados de cadena larga) es mayor que la concentración en el plasma fetal y
ésta, a su vez, mayor que la de la placenta y del plasma materno. Este proceso que
ha sido identificado como biomagnificación es una demostración de la activa
transferencia de DHA madrecplacentacfeto23. Cabe destacar que la barrera
hematoencefálica es impermeable a los ácidos grasos saturados, monoinsaturados
y al colesterol, los cuales deben ser formados por el cerebro. En cambio es
permeable a los ácidos grasos omega-6 y omega-3. La pregunta, aun sin una
respuesta definitiva, es si en la etapa gestacional el cerebro puede formar DHA a
partir del LNA que le transfiere la placenta, o si requiere de un DHA preformado
dada su incapacidad para desaturar y elongar al LNA. En las etapas tardías del
último trimestre gestacional los astrocitos adquieren la función de suplir con DHA a
las neuronas en formación24. LaFigura 4 muestra un modelo hipotético del
metabolismo de los ácidos grasos omega-6 y omega-3 en el cerebro.

Figura 4. Metabolismo de ácidos grasos omega-6 y omega-3 en el cerebro.


El DHA en la función visual. El tejido visual es una estructura derivada del sistema
nervioso y que al igual que el cerebro tiene una extraordinaria capacidad para
captar DHA desde el plasma, aunque tampoco está claro si también tiene la
capacidad para formar DHA a partir de precursores de menor tamaño. En la retina
el DHA forma parte de los fotorreceptores de los conos y bastoncitos 25. Estas
estructuras de la membrana, asociadas a la rodopsina, participan en la conversión
del estímulo luminoso en un estímulo eléctrico (depolarización de membranas) y en
los procesos de transducción de señales que acompañan a este fenómeno. No hay
evidencias que la retina pueda sintetizar DHA a partir de sus precursores. Sin
embargo, este ácido graso es continuamente reutilizado en el tejido ya que el
recambio de los conos y de los bastoncitos es muy activo26. Estas células
desprenden continuamente segmentos de la membrana (10% de su estructura
diariamente) de la parte de ésta sensible a la luz (los segmentos externos de los
fotorreceptores), que son continuamente fagocitados por las células del epitelio
pigmentado de la retina, produciéndose así una activa reutilización de los productos
de la fagocitocis, entre ellos del DHA27. La Figura 5 muestra como ocurriría el
reciclaje y la incorporación del DHA en la retina.

Figura 5. Incorporación y reciclaje de DHA en la retina.

REQUERIMIENTOS METABOLICOS DEL DHA

El cerebro y la retina de los adultos mantienen una cantidad relativamente


constante de DHA en su composición lipídica, lo cual indica que estos órganos son a
su vez relativamente independientes de las variaciones del aporte dietario de DHA.
En el caso del cerebro, éste podría mantener un aporte constante de DHA a partir
de su propia capacidad de síntesis. La retina se proveería de DHA a partir del
aporte hepático, aunque como ya se comentó, este ácido graso estaría sometido a
un activo recambio por reciclaje dentro del órgano visual, por lo cual los
requerimientos de DHA plasmático serían más bien modestos. Sin embargo, en la
etapa de gestación intrauterina y en el período post-natal, abarcando incluso los
primeros dos o tres años de vida, el requerimiento de DHA por parte del cerebro y
de la retina parece ser crítico y fundamental para la función posterior de ambos
tejidos.

Durante el último tercio del período de gestación los requerimientos de DHA


aumentan considerablemente. El feto tiene capacidad para formar DHA en el
hígado, el que es exportado hacia el incipiente tejido cerebral. Sin embargo,
aparentemente los requerimientos de DHA exceden a la capacidad de síntesis ya
que la placenta capta DHA a razón de 60-70 mg/día desde el plasma materno para
transferirlo al plasma fetal28. Esta captación no es exclusiva para los ácidos grasos
omega-3, ya que se estima que la captación de ácidos grasos omega-6 fluctúa en
500-600 mg/día28. La captación de ácidos grasos omega-3 (principalmente DHA)
por parte del cerebro y del cerebelo es mucho más activa durante la vida uterina
que después del nacimiento. No ocurre lo mismo con los ácidos grasos omega-6, e
incluso omega-9, cuya incorporación continúa en forma muy activa aun después del
nacimiento28. La Tabla 1 muestra este efecto. El proceso de biomagnificación del
DHA, ya comentado, y que implica una ávida captación y concentración de DHA por
parte del feto, significa para la madre una reducción considerable de sus reservas
de DHA, por lo cual ella debe suplementar su dieta con este ácido graso o con sus
precursores29. Esta situación se hace más crítica cuando se trata de embarazos
muy seguidos o de alumbramientos múltiples. Durante el período post-natal el DHA
que requiere el recién nacido es aportado por la leche materna, la que contiene una
pequeña pero significativa cantidad de DHA (0,2-0,4% de la grasa láctea) y con
una alta biodisponibilidad, pero que varía con las condiciones de alimentación de la
madre. Esta situación pone en tela de discusión el uso de fórmulas que reemplazan
a la leche materna y que no están suplementadas con DHA (y también con AA,
como se discutirá más adelante). Se ha sugerido que las madres embarazadas y en
lactación deberían recibir una suplementación de DHA de al menos 300 mg/día 30.
En este sentido, algunos países europeos y la mayoría de los países asiáticos
mantienen una ventaja en lo que se refiere al aporte perinatal de DHA, ya que
desde hace algunos años cuentan con fórmulas que aportan diferentes cantidades
de DHA y de AA al recién nacido. En Latinoamérica ya comienzan a estar
disponibles estos productos.

El significado del aporte de DHA durante el período de gestación y después del


nacimiento es considerado importante por algunos especialistas, quienes plantean
que la deficiencia en el aporte de este ácido graso durante el período más crítico
puede resultar en diferencias significativas en el desarrollo intelectual del
individuo28. Sin embargo, este aspecto, que puede resultar trascendental para el
individuo y para el ambiente social donde se desenvuelve, no es plenamente
aceptado por otros investigadores, quienes argumentan que varias generaciones
han sido alimentadas con sustitutos de la leche materna carentes de ácidos grasos
omega-3 de cadena muy larga (específicamente DHA) sin que sean apreciables las
diferencias en la inteligencia y el desarrollo mental de éstos, al compararse con sus
congéneres que sí recibieron lactancia materna prolongada 31. Lo que sí ha sido
demostrado es que en los recién nacidos, especialmente en los prematuros, la
ausencia de lactancia materna afecta su capacidad cognitiva y de concentración 32.
También se ha observado en niños mayores déficit de atención. Estas alteraciones
conductuales aparentes, al parecer no se observan en individuos en la misma
condición pero que recibieron fórmulas suplementadas con DHA y AA. En el caso del
sistema visual, existen evidencias experimentales que demuestran que el déficit
nutricional de DHA disminuye la agudeza visual y probablemente la percepción de
los colores33. No existen evidencias que asocien la capacidad visual de un individuo
con sus capacidades cognitivas y de concentración, aunque ambas se asocian a
deficiencias de DHA durante el período perinatal. De cualquier forma,
independientemente del efecto positivo que puedan tener las fórmulas
suplementadas con DHA y AA, existe consenso sobre el carácter irremplazable que
tiene la lactancia materna. La Tabla 2 resume los principales aspectos relacionados
con la importancia bioquímica y nutricional del DHA.

COMO SUPLEMENTAR LA NUTRICION INFANTIL


DE LA MADRE CON DHA

Se han realizado numerosos esfuerzos para incorporar ácidos grasos de cadena


larga de la serie omega-3 a productos para consumo infantil y para embarazadas y
nodrizas. Inicialmente los aceites marinos parecieron constituir una buena
alternativa, ya que naturalmente presentan altas concentraciones de ácidos grasos
omega-3, en el rango de 18-30% de EPA + DHA34. Debidamente desodorizados y
estabilizados a la oxidación mediante la adición de antioxidantes, fueron
incorporados experimentalmente a diferentes productos como tales o en la forma
de concentrados31. Sin embargo, la evaluación de sus efectos no fue del todo
positiva, ya que la presencia de EPA en las mezclas produce una disminución
significativa del contenido tisular de AA y retraso en la velocidad de crecimiento 31.
Además, se ha observado que fórmulas infantiles desarrolladas en forma
experimental y adicionadas con aceite de pescado aumentan la incidencia de
enteritis necrótica en niños de pretérmino35. Debido a estas consideraciones, las
fórmulas infantiles que actualmente están disponibles y que son adicionadas de
ácidos grasos omega-3 contienen sólo DHA, y en una relación equilibrada con el
contenido de AA30.

El EPA compite con el AA en numerosas funciones bioquímicas y no es


recomendable que se produzca un desequilibrio en la acción de este último ácido
graso debido a la presencia del EPA. Hay que recordar que el EPA parece ser solo
un intermediario en la cadena metabólica que lleva a la síntesis de DHA 11. Por este
motivo, los esfuerzos se han encaminado a la búsqueda de fuentes que aporten
solo DHA o este ácido graso y AA. Actualmente existen varias alternativas
tecnológicas de diferente costo y eficiencia para lograr aportes de DHA libre de EPA.
Es posible preparar concentrados de DHA en la forma de triglicéridos o como ácido
graso libre a partir de micro algas modificadas genéticamente y que recientemente
han obtenido la categoría GRAS (generally recognized as safe) por el FDA (USA)36.
También, es posible disponer tanto de DHA como de AA en la forma de fosfolípidos
a partir de yema de huevo con alto contenido de estos ácidos grasos obtenida a
partir de huevos provenientes de gallinas que por manipulación de la dieta
incrementan el contenido de ácidos grasos de cadena larga omega-3 y omega-6 en
sus huevos37. Mediante procedimientos biotecnológicos que aprovechan la
especificidad de lipasas de origen animal y/o vegetal, es posible preparar
monoglicéridos que contienen DHA o AA, los cuales pueden ser fácilmente
adicionados a diferentes productos con excelentes resultados de digestibilidad y
valor biológico38. En algunos países europeos y asiáticos es posible encontrar una
gran variedad de productos adicionados con DHA, tales como leches, yogurt,
masas, quesos, margarinas, mayonesas, chocolates, etc 39. Es probable que en el
futuro, dado el impacto nutricional de estos productos y la demanda que se ha
creado, aparezcan nuevas fuentes no convencionales de DHA o de otros ácidos
grasos omega-3 de cadena muy larga. En este sentido, la ciencia, la tecnología y la
imaginación pueden tener alcances ilimitados. Finalmente, no está demás recordar
que el mejor aporte nutricional de ácidos grasos omega-3 y omega-6 proviene en
forma natural de una alimentación rica en vegetales y productos del mar, pero que
lamentablemente cada vez consumimos menos.

Bibliografía

http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872001001000015

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