Professional Documents
Culture Documents
Nuestros abuelos de la antigua Anáhuac desarrollaron, a lo largo de cerca de 35,000 años, una civiliz a-
ción muy vigorosa , caracterizada primordialmente por una conciencia cósmica plena . Este alto
nivel de civilización pervive dentro de cada una de nuestras lenguas autóctonas; lo cual es comprobable
haciendo los respectivos estudios semánticos y filológicos. Nuestra civilización propia acuñó muchos con-
ceptos que sirvieron de base para un vivir cotidiano en creciente armonía con lo que nos rodea, no única-
mente con lo que los europeos llaman naturaleza sino con todo lo que rodea al planeta Tierra: el Universo
entero. (Tipo Garamond 12 puntos)
Como todos los antiguos pueblos del Planeta, los anahuacas evolucionaron hacia una vida cada vez más plena
para cada uno de sus miembros. Este proceso de civilización fue configurando culturas autónomas, cada una cen-
trada en la lengua hablada por su gente, aunque todas evolucionando hacia una mayor plenitud individual. Esta
evolución natural fue abruptamente interrumpida por la invasión española encabezada por Hernán Cortés. Los
españoles no estaban capacitados para comprender una civilización tan avanzada como la que encontraron en la
antigua Anáhuac y trataron desesperadamente de acabar con ella.
Esta actitud propia de un pue blo bárbaro tiene explicación. Al estudiar la historia de los españoles, se encuen-
tra que los habitantes iniciales del territorio actualmente llamado España fueron los celtas en el norte y los íberos
en el sur. De ambos grupos no queda más recuerdo que algunas cuantas palabras atribuibles a las lenguas que
hablaron. Esta pérdida de la identidad original se explica por las sucesivas invasiones que, a lo largo de 2,500
años, sufrieron los habitantes de la península ibérica. Fue ron s ome tidos sucesivamente por los fenicios, por
los griegos, por los cartagineses, por los romanos, por los visigodos y por los árabes: 2,500 años e n total.
El 1 de enero de 1492 de la cuenta europea llamada juliana, al ganar la batalla de Granada, los ya españoles ter-
minaron 2,500 años de servidumbre, de influencias ajenas. En ese momento comenzaron ellos el mismo proceso
civilizatorio de identidad que en nuestro territorio había sido iniciado 34,500 años antes. Cuando llegaron a la an-
tigua Anáhuac, los españoles eran apenas un pueblo en gestación: s in ide ntidad propia. Por esto, al imponer-
se el gobierno colonial con la llamada Nueva España, implantaron esa no ide ntidad a los pueblos anahuacas.
Aunque el gobierno español directo duró únicamente de 1521 a 1821, es indudable que nue s tro pre s e nte
vivir en lo que se llama Estados Unidos Mexicanos es prácticamente el mismo vivir de los novohispanos de hace
unos doscientos o trescientos años. La mayoría de los "mexicanos" os te nta a diario una absoluta "no identi-
dad": busca parecerse a los estadounidenses, a los españoles, a los franceses, a los japoneses, en fin, bus ca
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
s ie mpre una ide ntidad aje na. Afortunadamente, un número creciente de mexicanos está buscando identifi-
carse con lo propio: en particular los jóvenes y niños.
Después de cerca de 500 años de iniciada la invasión española, resulta muy difícil encontrar nuestra verdadera
identidad ancestral; ya que ha sido s is te máticame nte de s truida por los invas ore s , especialmente por
los religiosos católicos apostólicos romanos. Lo más dañino fue que a nuestros abuelos anahuacas s e le s im-
pus o un nombre e urope o, perteneciente originalmente a un famoso católico apostólico romano, de los que
llaman santos. Los nombres anahuacas fueron paulatinamente hechos a un lado, con esto se nos fue haciendo
perder nuestra identidad nacional, para hacernos vivir una identidad extraña, ajena, artificial, incompre ns ible .
Hasta el presente, el vivir de los mexicanos s igue girando alrededor del calendario del "papa" Gregorio XIII,
en donde cada día se festejan innumerables "santos" y "santas" de la religión católica apostólica romana: que dan
"no identidad" a los mexicanos. El calendario de los antiguos anahuacas es desconocido por la casi totalidad de
los mexicanos, el tiempo de México es el tiempo de los españoles, es decir, vivimos como si nuestro territorio
nacional estuviese ubicado en la península ibérica. Vivimos una s ituación ambigua, no comprendemos la
identidad española, pero no conocemos nuestra identidad propia.
No obstante esta indiscutible realidad nacional, en la actualidad, algunos mexicanos ya hemos logrado tener un
nombre anahuaca y unos cuantos ya, incluso, lo re gis tramos e n nue s tra acta de nacimie nto. Aunque
existe aún mucho trabajo por realizar, algunos investigadores de nuestro pasado propio han encontrado ya, en
códices y en la tradición oral, información s uficie nte como para que cada uno de nosotros pueda re cupe rar
s u nombre autóctono. Con esta posibilidad se abre otra: la re cupe ración de nue s tra ide ntidad
cós mica.
Para que se dé la recuperación de nuestra identidad nacional es necesario acudir prime ro a nuestra herencia
ancestral. De acuerdo a lo que nos dejaron dicho nuestros abuelos anahuacas, por donde quiera que vamos, por
el camino que recorremos a lo largo de nuestra vida, dejamos un hilito de luz, un tlahuilmecatl 'mecate lumi-
noso', que se va entrelazando con los que dejan los demás. Es así como se va entrelazando nuestra vida en
común, de la misma manera en que se va formando un tejido con mecates. Entre más fuerte es cada mecate, más
fuerte resulta el tejido formado, más luz ge ne ramos e ntre todos .
Como desconocemos el largo de nuestro tlahuilmecatl 'mecate luminoso', no sabemos cuando habremos de
morir. Quien desperdicia su tlahuilmecatl, porque nunca descubre la misión cósmica que desea cumplir, al morir,
en vez de hacer fiesta por haber llevado a feliz término su misión en la vida, sus familiares llorarán porque no supo
apreciar el don de la vida, porque no supo vivir plenamente. Esto hace ver que no es bueno desperdiciar ni si-
quiera una vuelta de nuestro tlahuilmecatl. Nuestra responsabilidad es generar tanta luz como sea posible para
que nuestro propio mecate sea lo máximo de luminos o.
En este contexto, se puede decir que desde la invasión española hemos dejado de entretejer nuestros mecates
luminosos. El tejido de luz que los antiguos anahuacas iban elaborando con el esfuerzo diario de todos fue
abandonado. Al trabajar día con día en aprovechar su tlahuilmecatl 'mecate luminoso', los abuelos encontra-
ban una razón de ser, una razón para su diario esfuerzo, una explicación a su diario vivir, en resumen, nuestros
abuelos anahuacas podía vivir ple name nte cada día de s u vida . Esta existencia plena les fue arrancada
con la invasión española.
En el presente momento del devenir nacional, en donde nos sentimos cada vez más aplastados por un vivir cada
día más indigno, lo que constatamos en nuestro diario vivir es la aus e ncia de una razón de s e r. La mayoría
del tiempo nos sentimos vacíos, desubicados, manipulados, apáticos, desanimados, humillados, impotentes, en fin,
no e ncontramos e l rumbo: es como si careciéramos de una brújula que nos indique el camino a seguir. En
estas condiciones, cada día dejamos de aprovechar una nueva vuelta de nuestro mecate luminoso. Es tamos
de s pe rdiciando nue s tra vida.
Para cambiar esta desalentadora forma de vivir, lo primero que hace falta es ubicarnos e n la cos mope r-
ce pción anahuaca. Aquí resulta imprescindible que nos compenetremos con nuestro pensamiento propio,
descubrir cada quien la civilización anahuaca. Aquí hay trabajo para muchos. No podemos esperar. Las interpre-
taciones de los religiosos invasores sobre nuestro pensar propio, y las de todos los investigadores que se apoyan
teóricamente en ellos, resultan cada día más grotescas y erróneas, especialmente para quienes nos hemos acerca-
do a la lengua nahua original.
Infortunadamente, en el presente existen muy pocos investigadores del nahuatlahtolli 'hablar armonioso' em-
pleado por los tlamatinimeh 'tlamatinis' de los calmecac de la antigua Anáhuac. Por esto, cuando escuchamos
nombres nahuas acuden a nuestra mente las interpretaciones de los "frailes". Así, al oír Tezcatlipoca entendemos
"dios invisible", al escuchar Huitzilopochtli entendemos "dios de la guerra", al escuhar Quetzalcoatl entendemos
"dios del viento", al oír Tlaloc de inmediato pensamos "dios de la lluvia", en fin, cuando oímos Xipeh Totec en-
tendemos "nuestro señor desollado".
Los "frailes" pe rvirtie ron e l s e ntido original de los nombres originales. Los libros que hablan de nuestro
pasado pre hispánico están llenos de sus mentiras. Estas falsedades fueron inventadas por los religiosos invasores
pero, en el presente, son mantenidas y difundidas por los investigadores que hablan lenguas europeas: por quienes
siguen pensando en nuestra patria ancestral como algo que les pertenece a ellos. Son quie ne s llaman M e s o-
amé rica a la antigua Anáhuac los que mantienen en el presente las mentiras de los invasores españoles.
Para empezar por un camino correcto, lo primero que se requiere es de s cubrir la mane ra de pe ns ar
nahua. Una vez ubicados en este referente, resulta fácil ubicar adecuadamente cada nombre nahua. Como hay
muchos investigadores en todo el mundo que viven las mentiras frailescas, resulta una tarea titánica rescatar la
verdad de nuestro pensar ancestral. Afortunadamente, contamos con e l habla nahua, que es la lengua en la
que mejor se registró el pensar original de nuestros ancestros. Los "frailes" escribieron en esta lengua todo lo que
investigaron sobre los anahuacas: con la firme convicción de que así "acabarían mejor" con nuestra civilización.
Al familiarizarnos con la lógica del hablar nahua, poco a poco iremos desentrañando nuestro verdadero pasado.
Para iniciar esta difícil tarea nacional, puede decirse que existe dentro del pensar nahua un impulso vigoroso hacia
el conocimiento de los ciclos del universo, el cual puede ser explicado con el principio «ic yuh quimatih in
tlacah in xoxouhqui xicaltzintli icuepcayo yä yuh huelitizqueh m iyäquilizqueh inxiuh-
pohualiz» 'así como conozcan los seres humanos los retornos de la jícara azul, ya así podrán aumentar su
cuenta de los años'.
Este afán se manifiesta en quienes hablan nahua, con tanta fuerza que pareciera ser el ce ntro e s e ncial del
nahuatlahtolli. Esta manera de ser de los nahuahablantes responde a la cosmopercepción nahua. Cada uno de
nosotros es Ometeotzintli 'dos pupilas', de ome 'dos' y teotl 'pupila', por tenerlas físicamente y por ser todos
la jícara azul que tiene una "pupila radiante" durante el día y una "pupila luminosa" durante la noche. Quienes
Referen tes p a ra su d etermin a ció n hoja 3 de 53
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
hablan nahua se sienten identificados con todo lo que existe, de aquí que la ide ntidad de un nahuahablante sea
unive rs al en el sentido estricto de la palabra.
Al ser todos los humanos idénticos, todos compartimos la responsabilidad de mantener la armonía manifiesta
en los exactos ciclos de la xoxouhqui xicaltzintli 'jícara azul', in ilhuicatl 'el cielo'. Esta identidad entre los
humanos está en dos e ntornos : el humano y el universal. En el ámbito humano s omos iguale s , considerando
que todos tenemos dos pupilas, en el ámbito universal todos s omos lo mis mo, considerando que todos somos
el universo.
Esta manera de comprender la realidad infinita hace evidente que ninguno de nos otros e s tá s olo. Todos
somos compañeros de todos, todos somos compañeros de todo lo que existe y todo lo que existe en el cosmos,
el Omeyocan, es compañero nuestro, möchi t ilhuicapohtzin 'todo es nuestro compañero celeste'. No úni-
camente somos compañeros todos los seres humanos, sino que somos compañeros todos los seres vivos, todo lo
que, como nosotros mismos, está constituido de átomos y de energía.
Para empezar a conocer integralmente a nuestros compañeros cósmicos, para comprender su esencia, es preciso
tener presente que Ometeotl es todo lo que e xis te y Omeyocan es todo lo que no e xis te . La existencia
está caracterizada por ambas entidades: que integran la re alidad e s e ncial, la realidad última. Una no puede
comprenderse sin la otra. Para que esté la una debe, necesariamente, estar la otra. Son absolutamente indivisibles,
inseparables. De esta dualidad básica se deriva todo: que tambié n e s dual.
En efecto, ambos elementos de la existencia son, a su vez, duales. En el caso de Ometeotl, la dualidad corres-
pondiente es Omecihuatl 'dualidad paridora' y Ometecuhtli 'dualidad protectora'. En el caso de Omeyo-
can la dualidad está integrada por cacticacayotl 'espacio libre' y por el cahuitl 'tiempo', es decir, por el
"espacio" y el "tiempo" en su concepción esencial. Esto hace evidente que la realidad se manifiesta en esencia
como una doble dualidad: e xis te ncia-ine xis te ncia.
Para comprender, aunque de manera parcial, que Omeyocan implica lo que no e xis te , hay que acercarse al
pensamiento chino, cuando afirma que lo que nos permite tomar té en una taza es, en realidad, lo que no e s la
taza: precisamente e l hue co rodeado por lo que s í es la taza. El gran hueco que aparece sobre nosotros es lo
que nuestros abuelos llamaron xoxouhqui xicaltzintli 'jícara azul', también conocida como ilhuicatl 'cielo'. Por
otro lado, no existe ni en el pensamiento europeo ni en el pensamiento asiático un equivalente al concepto nahua
de ine xis te ncia de l tie mpo.
En efecto, la palabra cahuitl significa literalmente 'dejamiento', del verbo cahua 'dejar', por lo cual tiene implí-
cito un significado dual: 'abandonamiento' y 'heredamiento'. Al reflexionar un poco sobre el tiempo, es claro este
nombre dual. El tiempo siempre nos abandona y siempre nos he re da. Este hecho nos refiere a la no e xis -
te ncia de l tie mpo. Al tiempo lo conocemos por lo que hereda, por los cambios que percibimos en lo que
existe. De esta manera la e xis te ncia pe rmite compre nde r la no e xis te ncia.
Antes de continuar, es necesario hacer algunas precisiones semánticas nahuas. En primer lugar es necesario preci-
sar la palabra ilhuicatl 'cielo'. Los "frailes" le cambiaron e l s ignificado original para darle el significado
que le dan los católicos apostólicos romanos, es decir, usaron la palabra nahua con el significado español. Esta
estrategia de los "frailes" fue usada continuamente para someter a los antiguos anahuacas.
Esto explica porqué en la actualidad los nahuahablantes de muchas comunidades expresan en lengua nahua, a la
que ellos llaman "mexicano", todos los conceptos de la religión católica apostólica romana. Resulta muy triste
constatar que en esas comunidades se perdió el sentido cósmico del nahuatlahtolli 'hablar armonioso' para darle
el sentido católico apostólico romano del "mexicano". Quienes hablan este dialecto nahua son anahuacas s o-
me tidos por los invas ore s ; son, en realidad, "indios de Nueva España".
Para contribuir a nuestra liberación, es preciso deslindar metódicamente los significados. Es bien cierto que se
requiere comprender el significado de las palabras españolas desde la perspectiva del pensar europeo; pero, para
comprender plenamente el significado de las palabras nahuas, es preciso ubicarse en el referente de la cosmoper-
cepción anahuaca. Cambiar el marco de referencia no nos lleva a ninguna parte, e s e nre darnos de mane ra
inútil.
Considerando que todos los mexicanos tienen muy clara idea de la carga semántica de la palabra "cielo", no re-
sulta necesario esclarecerlo. En cuanto a la palabra nahua ilhuicatl, se debe decir se deriva del verbo ilhuia; que
se emplea normalmente como 'decirle algo a alguien' pero también en el sentido de 'volverse': molhuia ehecatl
'viento que se vuelve' es traducido por Rémi Siméon como "viento recio, impetuoso, que es extremadamente fuer-
te", esto hace pensar en un tornado o en un ciclón, que son vientos que "dan vueltas".
En este segundo sentido, la palabra ilhuia parece ser un derivado más de iloa 'regresar' y de sus derivados: iloti
'volver', 'regresar'; ilochtia 'hacer volver'. El significado de estos vocablos hace más lógico pensar que de aquí
surge la palabra ilhuia, que tendría una acepción de 'retornar a un lugar', 'regresar a un lugar', 'volver a un lu-
gar'. Aquí conviene recordar el caso de los substantivos verbales de acción re alizada, que indican el resultado
de la acción expresada por el verbo: miqui, miccatl 'muerte' nomicca 'mi muerte; celia 'estar fresco', celihcatl
'frescura', mocelihca 'tu frescura', cuepa 'regresar', cuepcatl 'regreso', tocuepca 'nuestro regreso', etc..
En el caso de ilhuia, el substantivo verbal correspondiente sería justamente ilhuicatl con un significado de 're-
torno a un lugar', 'regreso a un lugar', 'vuelta a un lugar'. Esta acepción es avalada por la actitud nahua de inte r-
pre tar la e s e ncia de las cos as para nombrarlas , a diferencia de los europeos, quienes definen las co-
sas por su apariencia. La palabra cahuitl 'tiempo' mencionada arriba es un claro ejemplo del genio de la lengua
nahua.
Para comprender el significado nahua de ilhuicatl, es necesario tener presente la adivinanza nahua que recogió
Bernardino de Sahagún y que aparece en la parte final del libro sexto del Códice Florentino: ¿Zazan tleh in
xoxouqui xicaltzintli, momochitl ontemi? 'qué es eso que es una jícara azul llena de collares de palomitas de
maíz', Aca quittaz tozazaniltzin, tlaca nen cah ilhuicatl 'cualquiera puede ver que nuestra adivinanza no en va-
no es el cielo'. Aquí se ve que ilhuicatl es percibido en el pensar nahua como una gran jícara azul, es decir, como
un obje to re dondo y hue co.
Al observar el cielo diurno, es fácil pensar que es la mitad de una jícara y que el cielo nocturno es la otra mitad.
Aquí se puede pensar que nuestros abuelos anahuacas tenían una idea clara de la redondez de la atmósfera, con
lo cual se puede pensar que tenían clara idea de la redondez de la Tierra. Al considerar el cambio de cielo diurno
a cielo nocturno, y vuelta a cielo diurno, se puede pensar que ilhuicatl tiene el significado de 'retornador' o, si se
toma en cuenta la adivinanza mencionada, 'la jícara azul que regresa'.
Explorando esta imagen, se puede ver que la jícara es siempre azul, lo que regresa son las "pupilas": la diurna y las
nocturnas. Lo que retorna cada mañana es el Sol, lo que retorna cada noche son las estrellas y los planetas. La
Luna tiene retornos nocturnos que se traslapan con el día. Algo similar ocurre con Tlahuizcalpantecuhtli 'protec-
tor de la alborada', conocido en México como 'lucero de la mañana', que en cierta época se manifiesta como
Xolotl 'acompañante', llamado en español 'lucero de la tarde'. El uno es el pohtli 'compañero', 'igual', 'camara-
da', 'semejante' del otro.
Lo mismo ocurre entre los seres humanos y la jícara celeste: tipohtzintli 'somos semejantes', 'somos compa-
ñeros', 'somos camaradas', 'somos iguales'. Eso mismo podemos decir de los cuerpos que continuamente retor-
nan en la jícara azul. Todos son nuestros semejantes, por esto mismo podemos llamarlos tilhuicapohtzitzi n-
huan 'nuestros semejantes de retorno' o, si se quiere, 'nuestros compañeros celestes', pero entendiendo este
"celeste" con su carga semántica nahua.
Nuestros compañeros celestes, tilhuicapohtzitzinhuan, son entidades que tienen e xis te ncia e s pacial. En
cuanto a entidades que tienen e xis te ncia te mporáne a, es preciso hablar de cauhpohtzitzintin 'compañeros
temporáneos'. Entre las entidades que tie ne n e xis te ncia e s pacial se encuentran: Tlaloc, Tezcatlipoca,
Quetzalcohuatl, Xipeh Totec, etc., entre las que tie ne n e xis te ncia te mporáne a se cuentan los diferentes
retornos observables en la xoxouhqui xicaltzintli: in xihuitl 'el año', in metztli 'el mes', in ilhuitl 'el día', in
pohualli 'el númeral', in tonalpohualli 'la trecena'. En nuestro momento de nacer existen tanto acompañantes
celestes cuanto temporáneos.
Según las enseñanzas de nuestros abuelos anahuacas, en la vida se nos presentan varios caminos a seguir, varias
opciones para cumplir nuestra misión cósmica. Ser parte de la jícara azul nos hace responsables de la buena mar-
cha de todo lo que existe, de be mos trabajar para mante ne r y acre ce ntar e l nive l de armonía .
No se trata de un destino implacable e inmutable, podemos aceptar o no nuestra responsabilidad cósmica, pode-
mos también cumplirla de diferentes maneras, siguiendo diferentes caminos.
Una vez que ya elegimos nuestro camino, es preciso tener presente aquello de que «si vas a meterte a
hacer algo, hazlo bien, si no, mejor no te metas» . El camino que elijamos debe ser recorrido de ma-
nera excelente. Es necesario que el mecate de luz que vayamos dejando a nuestro paso sea lo más luminos o
pos ible . Cabe aquí decir que cada uno de nosotros tiene posibilidades de iluminar continuamente su camino pa-
ra que quienes vengan detrás de nosotros puedan avanzar con mayor facilidad.
Para este fin, vale recordar un texto que sus informantes anahuacas proporcionaron a Bernardino de Sahagún,
dicho texto se inicia así In tlamatini: tlahuilli, ocotl, tomahuac ocotl ahpocyoh 'el tlamatini: es
luz, es ocote, es grueso ocote no humeante' . En la antigua Anáhuac, los tlamatinimes eran los de pos ita-
rios de l s abe r acumulado a lo largo de cerca de 35,000 años de investigación sobre nuestra realidad. Eran
ellos quienes enseñaban en los calmecac, antes de ser asesinados y perseguidos por los invasores españoles.
Al esclarecer este texto, resulta obvio que la misión de un tlamatini era iluminar a los jóve ne s , para que ca-
da uno descubriera su propio camino, para que cada quien asumiera su propia identidad, para que cada quien
monohmahhuiaya 'ejerciera su propio libre albedrío', 'obrara espontáneamente guiado únicamente por su
propia voluntad'. De esta manera, el tlamatini iba tejiendo su tlahuilmecatl con sus alumnos, generando un teji-
do muy resistente de "mecates de luz".
La luz con que el tlamatini iluminaba a sus alumnos e ra prove nie nte de s u propio ocote . Al reflexionar un
poco sobre esto, es evidente que el ocote tiene una resina combustible, lo cual e s s inónimo de e ne rgía, to-
nalli en lengua nahua. Aunque el texto no lo dice, al ser un grueso ocote que no humea, el ocote del tlamatini de-
be estar encendido para generar luz. De hecho, al iluminar a sus alumnos, el maestro los ayudaba a e nce n-
de r s u propio ocote , para que a su vez se convirtieran en tlamatinis, para que estuviesen en posibilidad de
llevar a cabo su responsabilidad, para cumplir su misión cósmica.
Nuestra misión cósmica es, en esencia, una re s pons abilidad pe rs onal que cumplir, para la cual tiene de-
ntro de sí mismo la energía necesaria para asumirla holgadamente, a esta energía se le llama tonalli 'energía na-
tal'. Esta responsabilidad cósmica es inherente a nuestro vivir y se manifiesta desde el momento mismo de nuestro
nacimiento, justo al recibir ic centetl tihiyo 'nuestro primer aliento'. Las características cósmicas del momento de
nuestro nacimiento contienen información tanto de nuestra responsabilidad cuanto de la e s trate gia ade cuada
para cumplirla puntualmente: utilizando nuestra tonalli.
La tonalli que recibimos al momento de nacer es múltiple, proviene de otras entidades con quienes compartimos
nuestra realidad ometeoica. Estos compañe ros te mporáne os que aparecen en el momento de nacer, son
quienes nos fortalecen a lo largo de nuestra vida, cíclicamente están con nosotros y nos dan su fuerza particular.
Son precisamente nuestros compañeros temporáneos quienes nos dan la fortaleza necesaria para llevar a feliz
término la misión cósmica que se nos asigna al momento de nacer.
Junto con nuestra tonalli recibimos también nuestra nahualli, que es una energía oscura como la noche y sutil
como el viento, es decir yohualli ehecatl. Nuestra tonalli es visible, nuestra nahualli invisible, la primera es ex-
terna, la segunda interna, la primera es aparie ncia, la segunda es e s e ncia. Al parecer, la primera es la que
aportan tocauhpohtzitzinhuan 'nuestros compañeros temporáneos' y la segunda es la que aportan sus co-
rrespondientes ilhuicapohtzitzintin 'compañeros cósmicos'.
Los aliados te mporáne os más fue rte s que tenemos son los del día de nuestro nacimiento: el nume ral y
el día que integran una dualidad: totonaltzin 'nuestra sagrada energía natal'. En orden sucesivo se encuentran los
de nuestra trecena, los del mes, los del año, los del tlalpilli y los del xiuhmolpilli en que nacimos. La influencia
más fuerte la recibimos precisamente de quienes están presentes únicamente en el momento en que recibimos
tihiyo 'nuestro aliento', lo que nos da la condición de humanos. Los que están presentes más tiempo influyen a
muchos más, por lo que su influencia no es tan perceptible: no genera tanta identidad.
Todos somos aliados, nadie se encuentra apartado del resto del universo. Todo lo que vemos, lo que llamamos
tloqueh nahuaqueh 'materia', y todo lo que no vemos, lo que llamamos tonalli 'energía', tiene su propio il-
huicapohtzintli 'compañero cósmico'. Esta concepción de nuestra existencia es absoluta, nada queda fuera. Este
es el referente en el cual se vive el nahuatlahtolli 'hablar armonioso'. Cada uno de nosotros es todo lo que exis-
te, cada uno de nosotros es responsable de lo mismo de lo cual es responsable cada uno de los demás seres
humanos que integramos in xoxouhqui xicaltzintli 'la jícara azul'.
Ninguno de nosotros tiene mayor responsabilidad que otro, ninguno tiene menos. Esto hace que, al hablar nahua-
tlahtolli, todos asumamos una identidad común, todos somos lo mismo, todos s omos idé nticos . La ide n-
tidad de un nahuahablante es cósmica, absoluta. Esta ide ntidad abs oluta nos hace, a todos, merecedores
de todos los derechos, pero también re s pons able s de ofrecer esos derechos. Al ser todos tloqueh nahua-
queh 'materia' y tonalli 'energía', está en cada uno de nosotros toda la materia y toda la energía que existe, es
decir, cada uno de nosotros dispone para cumplir su misión de todo lo que existe.
Una vez conocida la tonalli de un niño o niña se le daba su nombre, quitocamacaya, para lo cual se le bañaba,
caltiaya. En este momento se le ponía en contacto con todo aquello que nos rodea: árboles, piedras, viento,
agua, fuego. Con esto se buscaba que las fuerzas de la naturaleza re conocie ran al niño como parte s uya .
Con un carrizo, el tonalpouhqui le mojaba con agua el pecho, las manos, la frente y el labio, mientras le decía:
«recibe el agua vital que se llama Chalchiuhtlicue, Chalchiuhtonac, padre y madre, déjala que penetre hasta tu
corazón».
El nombre dado al niño estaba en relación con las energías presentes en el momento de nacer, es decir, de sus
compañeros temporáneos y de sus compañeros cósmicos: e ra como una s ínte s is de s u mis ión cós mi-
ca. Fue en el nombre que le dieron a nuestro abuelo Cuauhtemoc 'águila que bajó' como se le confió al nace r
la difícil tarea de hace rs e re s pons able de l corre cto ocultamie nto de l Quinto Sol de Anáhuac . Al
heredarnos su esperanzador Ultimo Mensaje, también llamado Consigna de Anáhuac, sabemos que cumplió
grandiosamente su misión cósmica.
Si a alguien le ha tocado una responsabilidad difícil en extremo fue a nuestro joven abuelo. Cualquiera que investi-
gue la vida de Cuauhtémoc descubrirá cuanto se apegó al cumplimiento de su responsabilidad. Su famosa frase
«acaso estoy en un lecho de rosas» mientras le quemaban los pies por orden de Hernán Cortés habla
elocuentemente de su entrega ilimitada a la misión cósmica que se le asignó al nacer. Desde la perspectiva euro-
pea, podría decirse que su tonalli no era buena. Desde la perspectiva anahuaca, es preciso decir que las dificul-
tades que enfrentó e ran parte de l re to cós mico de buscar la armonía en su entorno.
Al darse cuenta de que era imposible el triunfo de los tenochcas ante la invasión española, nuestro tecenyacanani
'guía de personas' no se sintió derrotado. En una sesión de tlahtocan planteó la realidad: era necesario rendirse
ante Hernán Cortés. Esto lo plasmó al inicio de su mensaje: «Totonaltzin yä omotl atihtzinoh, tot o-
naltzin yä omixpoliuhtzinoh, ihuan centlayohuayan otechcahuilih» 'nuestra sagrada energía
natal ya se escondió, nuestro venerado sol ya tuvo a bien destruir su rostro, y en un lugar completamente obscuro
nos ha dejado'. Ante esta muestra de lucidez no queda otra cosa que el asombro.
A Cuauthtemoctzintli le correspondió tener que aceptar el ocultamiento de nuestro Quinto Sol, que había brilla-
do durante trece xiuhmolpilli, 676 años en total. Al mismo tiempo que enfrentaba esta dura realidad, nuestro
abuelo les dejó a nuestros abuelos anahuacas una nueva esperanza: «Mach ticmatih occepa mohualhu i-
liz, ma occeppa moquizaltiz ihuan yancuican techtlahu ililiquiuh» 'ciertamente sabemos que
otra vez volverá, que otra vez saldrá y que nuevamente vendrá a alumbrarnos'.
Han transcurrido ya los nueve xiuhmolpilli, 468 años, que tenía que estar oculto nuestro Sol, con nuestra sagra-
da energía vital. Es por esto que cada día es posible observar más y más signos de la cercanía del amanecer de
nuestro Sexto Sol. Ante el pasmoso e je mplo de fe e n s í mis mo que nos dio Cuauhtémoc, se puede com-
prender mejor el significado de totonaltzin 'nuestra sagrada energía natal'. Quienes reciben al nacer signos lla-
mados "no buenos" por el tonalpouhqui, o "malos" por Bernardino de Sahagún, están recibiendo una responsa-
bilidad mayor que quienes reciben al nacer una tonalli "buena": s u re to cós mico e s mayor.
Hay que tener presente que en el pensar anahuaca en general, y en el pensar nahua en particular, no e xis te el
maniqueísmo europeo que todo lo divide entre "bueno" y "malo". Después de casi 500 años de invasión española,
los mexicanos del presente e s tamos muy contaminados de manique ís mo. Es importante tener presente
esto al recibir información sobre nuestra energía natal. No se puede afirmar que el invierno sea "malo" o que la
primavera sea "buena", s on s imple s ciclos de la naturale za que debemos aprovechar de manera diferen-
te. En realidad, hallándole el modo, todos los ciclos son buenos.
Como quedó dicho, la tonalli de cada uno de nosotros queda determinada en el momento de nuestro nacimiento,
y es una conjugación de las diferentes cuentas cíclicas, de tocauhpohtzitzinhuan 'nuestros compañeros temporá-
neos' de: xihuitl 'año', metztli 'mes', pohualiztli 'numeral', ilhuitl 'día', tonalli 'energía natal', tonalpohualli 'tre-
cena'. La conjugación de las diferentes cuentas en el momento de nuestro nacimiento hace a cada uno pos e e dor
de una ide ntidad única y e xclus iva, que nuestro corazón sea el depositario de tal identidad. Pueden en-
contrarse similitudes con otros seres humanos, pero nue s tra ide ntidad de nacimie nto nos hace irrepeti-
bles.
Al recibir tihiyo 'nuestro aliento' recibimos nuestra identidad cósmica, pero también nuestra responsabilidad como
parte que somos de la jícara celeste. Para cumplirla recibimos totonaltzin 'nuestra sagrada energía luminosa' y
tonahualtzin 'nuestra sagrada energía obscura', ambas son importantes para asumir tanto nuestra identidad cuan-
to nuestra responsabilidad. Como consecuencia natural, nos convertimos en ge ne radore s de armonía a
nue s tro de rre dor: iluminando a los demás.
Contribuir momento a momento a generar armonía sólo se puede lograr conociendo muy bien a nuestros compa-
ñeros cósmicos de nacimiento y teniendo muy alto nive l de compromis o con nuestra misión cósmica. Este
nivel de compromiso está en relación directa con nuestro nivel de conciencia. Cuando logramos alcanzar el nive l
cós mico de concie ncia, nuestro compromiso está al mismo nivel. Sólo comprometidos cósmicamente pode-
mos enfrentar exitosamente los retos que cada nuevo día nos trae.
Un diálogo continuo con nuestro corazón, día a día, noche a noche, nos permite evaluar los avances realizados y
detectar la mejor manera de superar los obstáculos que surgen en nue s tra bús que da de armonía para
todos . En los momentos de duda, en los momentos de dificultad, es cuando se vuelve imprescindible acudir a
nuestros compañeros cósmicos, para que nos den la fuerza que necesitamos para vencer el obstáculo que se nos
opone. Es dialogando frecuentemente con nuestro corazón como podemos comprobar que nuestro tlahuilmecatl
sigue entretejiéndose armoniosamente con los demás.
Este armonioso entretejer nuestro tlahuilmecatl con los de los demás es un acto de nuestra voluntad propia, es el
ejercicio pleno de nuestro libre albedrío, lo que en lengua nahua se dice titonohmahhuiah 'obramos espontá-
neamente por nuestra propia voluntad'. Al ser siempre nosotros mismos, cada día vamos siendo más fuertes. Esta
fortaleza no es otra cosa que la consecuencia natural de una creciente conciencia de nuestra identidad cósmica,
de nuestra identidad anahuaca, que nos da la fuerza de quienes a lo largo de 35,000 años de tradición propia lo-
graron forjar una ide ntidad total con todo lo que e xis te .
Según dejaron dicho los abuelos, para lograr buen éxito en nuestra vida, es preciso honrar nuestra tonalli 'e-
nergía natal'. Se requiere, en consecuencia, que cada uno respete la dignidad de su energía natal hasta hacerla
sagrada. Por esto es que, hablando propiamente, debemos hablar de totonaltzin 'nuestra sagrada energía na-
tal'. Esto requiere de un conocimiento pleno de totonaltzin, el conocimiento nos lleva al respeto total, lo cual nos
conduce a un sentimiento de honra para nosotros mismos. La dignificación de nuestros compañeros temporáneos
se convierte así en una dignificación de nue s tra pe rs ona .
Nuestra presente tarea parece simple. Es preciso que cada uno de nosotros inicie su propio camino hacia la digni-
ficación de su propia persona. Es preciso que cada uno de nosotros reconozca en sí mismo todas las virtudes y
los valores morales que poseemos, para que nos sintamos merecedores de respeto. Si re s pe tamos nue s tra
propia dignidad, los demás empezarán a hacerlo. Esto es la consecuencia natural de "honrar nuestro signo
natal", de honrar nue s tra ide ntidad propia .
En la antigua Anáhuac, se decía que quié n pue de lograr e s to es aquel que es activo, el que es cuidadoso de
lo que hace, el que se levanta temprano, el que es entregado a lo que hace, el que se hace merecedor danzando,
el que ayuna, el que hace penitencia, el que barre, el que sacude, el que recoge basura, el que se corrige, el que
no se dispersa, el que no es descuidado, el que se apresura, el que trabaja para su sustento, el que reflexiona, el
que considera las cosas, el que observa cómo mejorar las cosas, cómo lograr pronto las cosas, qué les dará a sus
hijos, cómo remediar la enfermedad o la pobreza cuando llegan.
Quienes así se esfuerzan, paulatinamente van convirtiéndose en personas que cada día honran la vida, que
cada día honran lo aje no, que cada día honran la ve rdad y que cada día honran lo dé bil. Esto, con el
apoyo que nos da nuestra nahualli, es decir, que nos dan nue s tros compañe ros cós micos principale s :
Tezcatlipoca nos hace darnos cuenta cuando no cumplimos con nuestra responsabilidad ética, Quetzalcohuatl
nos da la sabiduría cósmica para corregir correcta y oportunamente nuestra falla, Huitzilopochtli nos da la volun-
tad logradora para hacerlo y Xipeh Totec nos da la energía vital necesaria para reasumir plenamente nuestra res-
ponsabilidad.
Este trabajo cotidiano, día con día, es necesario para completar nuestra misión cósmica. Recibir el honor de una
fiesta el día de nuestra muerte es la confirmación final de haber tenido éxito del reto que recibimos al nacer:
cuando s e nos as ignó la re s pons abilidad de armonizar nue s tro e ntorno . Para que exista tan
hermosa culminación de nuestra vida, el éxito y el triunfo habrán tenido que ser continuos. Día con día tuvimos
que haber actuado cabal y oportunamente para lograr armonía en nuestro derredor.
Cuando hemos aprovechado nuestra tonalli y he mos re alizado nue s tra mis ión cós mica propia , nos
merecemos unas exequias de cuatro días cuando muramos y cada vez que se cumpla cada uno de los primeros
cuatro aniversarios de nuestra muerte, en el mes de tititl. Serán exequias en donde se festejará nuestro recuerdo
con comida abundante y mucha compañía, con cantos y danza, con flores, con copal. Estas exequias son siempre
merecidas, s on e l re s ultado natural de habe r honrado nue s tro s igno natal todos los días de
nue s tra vida..
De aquí que el conocimiento de nuestra identidad cósmica sea muy importante para quienes creemos en la forta-
leza de nuestras raíces ancestrales. El estudio sistemático de todos nuestros compañeros temporáneos y cósmicos
es imprescindible para tomar ple na concie ncia de nue s tra mis ión pe rs onal, de nuestra responsabili-
dad de armonizar nuestro derredor. Sólo así podremos mantenernos llenos de esperanza, aprovechando todo
aquello que es abiertamente favorable y descubriendo lo favorable de aquello que aparentemente sea contrario a
nuestra tarea cósmica.
Quienes vayamos alcanzando un mayor grado de conciencia cósmica, generalmente quienes contamos con mayor
edad, somos responsables directos de ayudar a los más jóvenes a esclarecer su propia misión y de apoyarlos en
los momentos en que surgen aparentes obstáculos a su misión. Las personas mayores tenemos la gran responsa-
bilidad de ayudar a los más jóvenes a mantenerse esperanzados, siempre cumpliendo con su responsabilidad co-
tidiana, a fin de que en el mediano y largo plazo puedan cosechar los frutos de su trabajo esforzado, es decir, pa-
ra que me re zcan su plenitud.
Esta tarea es continua, es un esfuerzo colectivo creciente. Quienes logren mayor conciencia irán recibiendo los
beneficios de la ayuda que brindan, en forma de nuevos aliados, de nuevos compañeros cósmicos que facilitan
cada vez más nuestro propio trabajo. Esta acción de ayuda a los más jóvenes genera cadenas de armonía que
garantizan una mayor plenitud para las generaciones venideras, una mayor armonía para los futuros anahuacas.
Todo logrado con ayuda de la herencia de nuestros abuelos, el precioso tesoro del conocimie nto cós mico
de nuestro momento de nacer.
Al tener presente las características cósmicas inherentes a nuestro nacimiento, estaremos en posibilidad de to-
mar concie ncia de nuestra responsabilidad personal en el amanecer del Sexto Sol que nos dejó anunciado
nuestro abuelo Cuauhtémoc. En el corazón de cada uno de nosotros, quie ne s nos as umimos como
anahuacas pos t his pánicos , se encuentra toda la información que necesitamos para dirigir nuestros esfuer-
zos personales hacia un vivir nacional cada vez más armonioso y vigoroso para todos.
Los anahuacas post hispánicos nos reconocemos como le gítimos he re de ros de los anahuacas pre hispáni-
cos, herederos únicos del Ultimo Mensaje de nuestro abuelo Cuauhtémoc. Nue s tra ide ntidad e s de fini-
tivame nte anahuaca. Al mismo tiempo reconocemos que nuestra tarea es trabajar para que Totlazoh-
tlalnantzin Anahuac quitzontiliz hueyica inehtotiliz 'nuestra sagrada madre tierra Anáhuac cumpla
grandiosamente su promesa', es decir, cada uno de nosotros as ume para s í la promesa de Anáhuac que nos
dejó dicha nuestro tecenyacanani 'guía total de personas' Cuauhtémoc.
Como consecuencia natural de titonohmahhuiah 'actuar por nuestro propio libre albedrío', poco a poco, cada
uno de nosotros irá considerándose el sostén de la patria y siéndolo efectivamente, es decir, cada uno podrá decir
ninonanmati 'soy defensor de los demás' y ninotahmati 'me siento el sostén de la patria y lo soy efectivamente'.
Cuando todos los adultos del territorio nacional podamos afirmar lo anterior, nuestra patria será fuerte, habremos
convertido a nuestro país en lo que todos soñamos: Anahuac.
Pohualtetl 'numeral'
El verbo nahua pohua significa simultáneamente 'contar' y 'leer', por ello, la palabra tonalpouhqui, nombre de
quien informaba a los antiguos anahuacas intonaltzin 'su sagrada energía natal', puede ser entendida tanto como
'lector de energía natal' cuanto como 'contador de energía natal'. La forma llamada compulsiva de este verbo,
pohualtia, se entiende como: 'dar a alguien la parte que le corresponde', 'asignar a una persona algo que le to-
ca', 'dedicar a cualquiera una cosa', 'consagrar algo a alguien'.
La palabra española "numeral" significa 'propio del un número'. En lengua nahua, el sufijo -tetl 'piedra', 'huevo', se
usa para contar, originalmente era únicamente para objetos redondos, pero posteriormente se amplió su uso. Es
en este contexto que se pueden hacer equivaler "numeral" y "pohualtetl", palabra nahua que podría traducirse
como 'lo que enumera', 'lo que cuenta', 'lo que permite contar', 'lo que permite calcular'. Esto es para lo que se
utilizan los numerales.
Cabe aquí recordar que nuestros abuelos anahuacas desarrollaron un pensamiento matemático único. Como
muestra, vale la pena considerar que la Piedra del Quinto Sol, llamada comúnmente Calendario Azteca,
contiene información astronómica representada matemáticamente. Esta piedra, cuando fue imaginada y esculpida
por nahuahablantes, no tenía paralelo en el planeta Tierra en cuanto a conocimiento matemático y astronómico.
Ningún país de la Tierra cuenta con un monumento de esta categoría.
Al asesinar y perseguir a los depositarios de este conocimiento anahuaca, los tlamatinimeh, los españoles nos
hicieron retroceder miles de años; ya que en este momento no existen en México personas capaces de le e r e n
le ngua nahua lo escrito en esa piedra. Como simple dialecto del idioma latín, el español no está es posibilidad
de permitirnos descubrir toda la sabiduría plasmada en la Piedra del Quinto Sol.
Casi lo mismo puede decirse del significado de los 13 numerales que se utilizan para marcar tanto las fechas de
nuestra xiuhpohualli 'cuenta del año' cuanto de nuestra tonalpohualli 'cuenta de energía natal'. Los esfuerzos
para conocer el significado del numeral del signo del nuestro nacimiento aún están lejos de ofrecer resultados
convincentes. Lo que parece ser cierto es que el numeral de nuestra tonalli nos acompaña a lo largo de nuestra
vida y que siempre se manifiesta en las cosas que hacemos.
En los trecenarios aparece cada día un tonaltecuhtli 'protector del día' o 'protector de la energía' como compa-
ñero, por lo que existe correspondencia entre el pohualtetl 'numeral' y el protector: el primero es Xiuhtecuhtli
'protector del año', el segundo Tlaltecuhtli 'protector de la tierra', la tercera es Chalchiuhtlicue 'su falda de es-
meralda', el cuarto es Tonatiuh 'va calentado', el Sol, la quinta es Tlazolteotl 'difunto de inmundicias', el sexto es
Mictlantecuhtli 'protector de entre los muertos', el séptimo es Cinteotl 'pupila del maíz', el octavo es Tlaloc
'pulque de la tierra', el noveno es Quetzalcohuatl 'gemelo precioso', el décimo es Tezcatlipoca 'su humear del
espejo', el undécimo es Chalmecateuctli 'señor de Chalma', otro nombre de Mictlantecuhtli 'protector de entre
los muertos', el duodécimo es Tlahuizcalpantecuhtli 'protector de la aurora' y el decimotercero Citlallinicue 'su
falda de estrellas'.
Según Sahagún, el numeral "uno" es indiferente, lo mismo que el "dos", es decir pueden ser "fastos" o "nefastos".
En la antigua Anáhuac, según el mismo Sahagún, eran "fastos" los numerales 3, 7, 10, 11, 12 y 13 y "nefastos" los
4, 5, 6, 8 y 9. Esta energía debe ser conjugada con la del ilhuitl correspondiente. Cabe decir que a Tlahuizcal-
Referen tes p a ra su d etermin a ció n hoja 14 de 53
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
pantecuhtli 'protector de la alborada', uno de los nombres para referirse a Quetzalcohuatl, le era dedicado uno
de los últimos cuatro días de cada trecena: el décimo, el undécimo, el duodécimo o el treceno. De estos cuatro
numerales dice Bernardino de Sahagún que son benéficos para quien el alguno de ellos nace, por lo que se puede
afirmar que Quetzalcohuatl resulta benéfico.
Ome 'dos'
Este nombre es muy parecido a omeh 'poseedor de hueso', que se deriva de omitl, 'hueso'. Esta similitud hace
pensar que nuestros abuelos quisieron hacer evidente la importancia del número dos, relacionándola con la
estructura ósea que sostiene a todos los seres vertebrados y da a los hombres forma, consistencia y fuerza.
Simbólicamente ome representa a la esencia dual que forma todo lo existente, llamada Omeyotl, en la que
se unen los dos elementos duales, femenino y masculino, conformando a Ometeotl, que es el principio ge-
nerador dual, principio de principios, que está en la esencia de Todo y que es simultáneamente Ometecuh-
tli 'dos protector' y Omecihuatl 'dos paridor'. Ome es la simetría dual que existe en todo el universo, como
las alas de mariposa y como el hombre mismo, puesto, que sus extremidades y sus principales órganos
forman simetría dual en nuestro cuerpo. Ome aparece en las palabras compuestas como on, como ontla-
pal 'en los dos lados' ontia 'hacerse dos'. Esta partícula, on, tiene el significado de 'lejos' de quien habla:
oncan 'allá lejos', onpa 'hacia allá', 'por allá lejos'. Al contar el ome se usa el dedo anular de la mano iz-
quierda.
Yei 'tres'
Según el profesor Arturo Meza, el nombre yei se originaría, etimológicamente, del nombre nahua de la sangre:
eztli o yeztli. En nuestro líquido vital se conjugan simbólicamente el agua con nuestro calor interno:
atl·tlachinolli. Esto simboliza la enegía vital de los humanos y de los animales de sangre caliente. Según
Sahagún, el número tres, en cuanto a Tonalpohualli, siempre resulta afortunado cuando corresponde a la
tonalli. Para contar el yei se utiliza el dedo medio de la mano izquierda.
C h i c o a c e ' s e is '
La palabra nahua chicoace es la síncopa de chicohuan ce 'cuarto y uno'. Es el inicio de un segundo ciclo de
cinco, es como un nuevo principio. Este número se cuenta también con el dedo meñique de la mano iz-
quierda, en una segunda ronda de cinco. Según Sahagún, el chicoace aporta una energía natal no buena a
quienes les toca al nacer.
C h i c o m e ' s ie t e '
La palabra nahua chicome es la síncopa de chicohuan ome 'cuarto y dos'. Es el segundo de una nueva ronda
de cinco, por lo tanto también se cuenta con el dedo anular. Según Sahagún, el número siete, como signo
de nacimiento, siempre resulta afortunado. En los nehtotiliztli iyahual 'círculos de danza cósmica anahua-
ca', siempre se abre el cosmos con chicome atecocolli neneuhqueh itzahtziliz 'siete toques dobles de ca-
racol': el primero al tlapcopa, el segundo al cihuatlanpa, el tercero al huitztlanpa, el cuarto al mictlanpa,
el quinto al omeyocan y los dos últimos a totlalnantzin.
C h i co n a h u i ' nueve'
El nombre chiconahui es resultante de la síncopa de chicohuan nahui 'cuarto y cuatro'. Por ser el cuarto de
la segunda ronda también se cuenta con el dedo índice. El chiconahui está relacionado con el Mictlan 'en-
tre muertos', ya que para llegar a él el teotl 'difunto' debía atravesar el Chiconauhapan 'en el agua nueve',
nombre del río que conduce hasta el Chiconauhmictlan 'entre nueve muertos', lugar donde "se acababan y
fenecían los muertos", según registra Laurette Séjourné. Esto hace relacionar al nueve con la noción de rup-
tura, de estallido y de efervescencia relacionada con la fuerza regeneradora. Según Sahagún, la novena ca-
sa era de tonalli no buena. Según Laurette Séjourné, el número nueve es número de maduración.
Ma h t l a c t l i ' d ie z'
La palabra mahtlactli está formada de maitl 'mano' y de tlactli 'la mitad del cuerpo de la cintura hacia arri-
ba', por lo tanto engloba a las dos manos, es decir, a diez mahpilli 'hijo de la mano' o 'colgante de la ma-
no', nombre nahua de cada dedo de las manos. También se cuenta con el dedo pulgar, en la segunda ronda
de cinco. Según Sahagún, las casas con numeral mahtlactli son de buena tonalli.
Ma h t l a c t l i h u a n o m e ' d ie z y d o s '
El número doce también se cuenta con el dedo anular de la mano izquierda, en la tercera ronda de cinco.
Según afirma el profesor Arturo Meza, "diez y dos" representa lo que va adquiriendo hermosura interna de
esencia y de espíritu. Es la translucidez y claridad que, como el agua, los hombres deben manifestar en sus
pensamientos y en sus acciones. Todas las casas con numeral mahtlactlihuan ome, según Sahagún, son
buenas para quienes en ella nacen.
Ma h t l a c t l i h u a n y e i ' d ie z y t r e s '
Considerando que el pensar nahua todo es dual, el tre ce es la cuenta humana por excelencia, de la misma
manera que el ve inte es la cuenta cósmica. Es por la interacción de ambas cuentas como se conoce el
paso del tiempo. Podría decirse que el trece corresponde a Tezcatlipoca y que el veinte corresponde a
Quetzalcohuatl, como ejes ambos de todo que manifiesta existencia. Según el profesor Arturo Meza, el
trece forma un conjunto de principios de conocimiento interno, de integración, introspección, centralidad y
transparencia. El ciclo de la gestación humana es de trece veces veinte días y una vez trece días. Trece ve-
ces veinte representa el total de posibilidades que tenemos los humanos como opción de vida, los posibles
caminos a seguir para realizarnos como seres humanos, para alcanzar s imultáne ame nte nue s tra
ple nitud humana y unive rs al. Quienes investigan los retornos de los astros celestes dan cuenta de
que el número trece se encuentra como múltiplo de sus respectivos ciclos.
Ilhuitl 'día'
Cada uno de los veinte ilhuitl 'día' de cada metztli 'mes' simboliza a un cauhpohtzintli compañero temporáneo,
el cual a su vez posee un ilhuicapohtzintli 'compañero celeste'. Cada ilhuitl, al momento correspondiente al año,
moquiza 'sale' un cauhpohtzintli diferente que vuelve a salir al siguiente mes. El retorno de un cauhpohtzintli es
cada veinte días, excepto durante los nemontemi, cuando el retorno se retrasa cinco días y un cuarto de día.
Cada ilhuitl 'día' corresponde a uno de los cuatro rumbos cósmicos y por esto recibe su influencia. La influencia
del tlapcopa 'hacia la luz' es de luminosidad, lo cual hace que los nacidos en ese día irradien confianza hacia los
demás, por lo que suelen tener muchos amigos. La influencia del mictlanpa 'hacia entre los muertos' hace que las
personas sean reflexivas, que busquen ayudar a los demás a mejorar sus actitudes éticas por medio de consejos.
La principal influencia ejercida por el cihuatlanpa 'hacia entre las mujeres' es de manifestación acentuada de
nuestra parte femenina, tanto en mujeres cuanto en hombres. La influencia que manifiestan quienes son influidos
por el huitztlanpa 'hacia entre las espinas' es de ser personas estudiosas que buscan el conocimiento, es decir,
buscan el dolor aplicado a la fuerza de voluntad por aprender.
Resulta interesante conocer lo que dice Diego Durán, quien llegó a Nueva España en el año europeo 1542, a la
edad de cinco o seis años. Sus libros resumen sus vivencias infantiles en el Texcoco ya colonizado y también su
posición adulta: como "fraile". Mucho de lo anotado en sus libros fue producto de consultas con tonalpouhqueh
que aún sobrevivían, perseguidos por los religiosos invasores, seguramente viendo con tristeza como los anahua-
cas colonizados, ya llamados "indios de Nueva España", sufrían las consecuencias de no honrar a los cauhpoht-
zitzintin ni a los ilhuicapohtzitzintin de su tonalli.
Lo que observó Diego Durán, en consecuencia, fue el re s ultado en los "indios" de no hacer merecimiento de su
tonalli, ni de su nahualli, por tener que cumplir con las obligaciones para la "fe cristiana" que los religiosos inva-
sores le s impus ie ron de mane ra implacable . Por esto Durán habla de signos "buenos" y signos "malos",
siendo más estos últimos. Los comentarios de Diego Durán que se incluyen al final del texto para cada ilhuitl se
deben leer con esta advertencia.
Como comentario importante, es preciso tener en cuenta que la mayoría de los mexicanos aún son como los
anahuacas bajo el régimen colonial de Nueva España: son una bola de "indios" e mbrute cidos por la religión
católica. Los "frailes" convirtieron a nuestros abuelos anahuacas en "indios" para s ome te rlos , apartándolos de
su misión cósmica personal, a nos otros nos corre s ponde libe rarnos asumiendo cada quien la responsa-
bilidad que recibió el día de su nacimiento: para recuperar nuestra identidad anahuaca.
La tarea de cada uno de nosotros, en consecuencia, e s pe rs onal e intrans fe rible . Cada quien tiene la tarea
de identificarse con sus propios ilhuicapohtzitzintin y con sus propios cauhpohtzitzintin y de ellos sacar la fuer-
za necesaria para lograr cumplir holgadamente su misión sobre la tierra y hacerse merecedor de una fiesta el día
de su muerte. Todos te ne mos que hace rnos me re ce dore s de s e r llamados anahuacas pos t-
his pánicos .
C i p a c t l i ' s a ur io ' , ' c a imá n' , ' e s p a d a r t e ' , ' t ib ur ó n' , ' p e j e e s p a d a ' ,
' c a b e za d e s ie r p e ' , ' a nima l mít ic o ' , ' c o c o d r ilo ' , ' la ga r t o ' , ' p e j e
la ga r t o ' , t l a p c o p a
La tlahcuilolli 'imagen' que simboliza in ic centetl ilhuitl in metztli 'el primer día del mes' es de un animal
erizado visto de perfil, al cual le falta la mandíbula inferior, con ojo almendrado, con media pupila en la par-
te superior, o con ojo redondo y pupila redonda al centro, con los colmillos representados por el símbolo
tecpatl 'pedernal'. Cipactli tiene una importancia simbólica muy grande en el pensamiento nahua. Aunque
no se ha esclarecido bien su significado, se le relaciona con lo primigenio, con lo antiguo. Se le representa
muy frecuentemente como las raíces del árbol roto unido simbólicamente a Tamoanchan, según Rémi Sim-
éon, nombre sincopado de tictemoa onchan 'buscamos nuestro hogar lejano'. Según Laurette Séjourné,
cipactli simboliza la raíz del árbol del conocimiento, de un árbol en ruptura con el determinismo natural, es
la imagen de la materia humana, materia impulsada por el deseo de transmitir a la naturaleza la conciencia
cósmica que la identifica. Los ilhuicapohtzitzintin de este día son Tonacatecuhtli 'protector de
nuestra abundancia' y Tonacacihuatl 'mujer de nuestra abundancia', a quienes se les representa en la lámi-
na 9 del Códice Borgia dentro del lecho nupcial, separados por un chicahuaztli 'palo de lluvia'. Los naci-
dos en día cipactli poseen una tonalli que los hace ser personas emprendedoras y de principios firmes,
conscientes de su responsabilidad cósmica, son seres que tienen claramente definida su integración omete-
oica y por esto sus principios tienen su raíz en la búsqueda de la armonía cósmica en todo lo que hace,
siempre buscando abundancia para todos; son enemigos de la ociosidad, siempre buscan estar haciendo
algo, dan muestra de mucho ánimo y fuerza, llegan a ser buenos negociantes, comerciantes y mercaderes,
no les gusta el desperdicio, son muy ahorradores.
plido del viento. Simboliza tihiyo 'nuestro aliento', el primer alimento vital que recibimos los humanos al na-
cer y del cual no podemos prescindir mientras vivimos. En la naturaleza es el soplo que porta las semillas
para esparcirlas sobre nuestra madre tierra, es el impulsor que hace a las nubes llegar a los campos sem-
brados para que allí descarguen su agua, por esto es el gemelo de la lluvia, lo que explica su nombre Quet-
zalcohuatl 'gemelo precioso'. Se le llama "sembrador" debido a que esparce las semillas de las plantas
anuales para permitir su germinación al caer el agua al año siguiente. Ehecatl representa el pensamiento.
Pero el pensamiento representado por ehecatl, según Laurette Séjourné, no se refiere a la capacidad men-
tal en general, sino al pensamiento como agente creador de una noción movilizadora como producto de una
confianza ilimitada en uno mismo y en todo lo existente, como una armonización total entre lo que somos in-
teriormente y lo externo: nuestros semejantes y el resto de la tloqueh nahuaqueh 'materia' y la tonalli 'e-
nergía'. Representa, en síntesis, la s abiduría, que es la armonización de sentir profundamente lo que so-
mos y lo que no somos. El ilhuicapohtzintli del día ehecatl es, obviamente, Quetzalcohuatl , quien es
considerado como el creador de los seres humanos: penetró al Mictlan para obtener los huesos y los pul-
verizó antes de vitalizarlos con sangre que se sacó de su pene, con el sacrificio llamado motepulizo 'auto-
sangrado del pene'. Es el símbolo del trabajo esforzado como forma de merecimiento. Por esto mismo los
seres humanos somos mahcehualtin 'merecidos'. A los nacidos en un día ehecatl se les atribuye un carác-
ter muy vital, que los hace impulsar a otros para que mejoren éticamente su vivir y así fructifiquen, a veces
suelen ser muy impetuosos, tienen facilidad de expresión y armonía en el canto. Suelen ser muy andariegos
y poco dados al reposo. También se les atribuye un carácter cambiante, que puede centrarse al ser dirigido
hacia la creatividad, ya que ehecatl también representa la inspiración del espíritu, que se manifiesta en ideas
que, al ser materializadas, se transforman en diferentes acciones concretas. Según Diego Durán, ehecatl
era tenido como un signo "malo" y les pronosticaban que serían mudables, inconstantes, negligentes, pere-
zosos, enemigos de trabajar, amigos de fiestas y de comer siempre de prestado.
procuran tener medios de vida suficientes, para no pasar privaciones. Esto los lleva a disfrutar de una vida
sedentaria producto merecido de su esfuerzo.
C u e t z p a l l i ' la ga r t ij a ' , h u i t z t l a n p a
La representación gráfica de in ic nauhtetl ilhuitl in metztli 'el cuarto día del mes' en los tonalamatl 'papel
de energía natal' es como una lagartija bicolor simplificada, con ojo redondo o almendrado, con pupila al
centro o sin pupila, la mitad delantera de color azul obscuro, como el cielo nocturno, y la mitad trasera roja,
como el cielo amaneciendo o atardeciendo. Según Eduardo Seler, simboliza el surgir de la obscuridad, los
albores de la vida. La cuetzpalli está relacionada con la fecundidad de la tierra y con la sexualidad de los
seres humanos, en particular con el órgano sexual masculino. En las láminas 17 y 53 del Códice Borgia
aparece cuetzpalin unida al pene de Huitzilopochtli y de Xochipilli, respectivamente. Según Eduardo Se-
ler, la bicromía y el símbolo del día y de la noche son rasgos distintivos de los ilhuicapohtzitzintin, él les
llama "númenes", del pulque, que representa la fuerza procreadora de la naturaleza, el morir y renacer de la
vegetación. Tiene relación con el concepto maya de serpiente, símbolo intestinal de la digestión y excreción.
El ilhuicapohtzintli de este ilhuitl 'día' es Huehuecoyotl 'coyote viejo', señor del juego y los placeres
sexuales, que es representado por un coyote danzante, con un chicahuaztli 'palo de lluvia', que simboliza el
placer que se obtiene por medio de la sexualidad, significa la energía ondulante que recibimos de la natura-
leza y que interiormente, de manera no consciente, metamorfoseamos en impulso sexual. Quienes nacen en
un día cuetzpalli suelen llegar a tener muchos hijos, como consecuencia de su "potencia creadora", tienden
a prevalecer sobre sus hermanos y a vivir dichosos sucesos, llegando a disfrutar de abundancia. Según Die-
go Durán, en la antigua Anáhuac, cuetzpalli era tenido por "buen" signo natal, que tendrían riqueza y que
nunca les faltaría de comer, tal como no le falta comida a la sosegada lagartija nunca le falta que comer,
pues le llegan a la boca moscas o insectos varios. Así, pronosticaban al que en este signo nacía la prosperi-
dad sin mucho trabajo.
C o h u a t l ' s e r p ie nt e ' , t l a p c o p a
In ic macuiltetl ilhuitl in metztli 'el quinto día del mes' aparece en los amoxtli 'libro' como una serpiente
vista de perfil, de color verde y rojo, con ojo almendrado o redondo, con pupila al centro o sin pupila, con
dos dientes incisivos y con lengua bífida, a veces, con adornos variados de plumas, joyas o cascabeles,
según simbolice algo terrestre, acuático, aéreo o cósmico. Es la manifestación de energía que emana de to-
dos los elementos y de los seres que conforman a la naturaleza, así como de la energía preciosa de la vida;
de la energía vital surgida de las dos fuerzas gemelas que, al interactuar armoniosamente, generan todo lo
existente. Cuando aparece dibujada de gran tamaño, simboliza la tierra. Los ilhuicapohtzitzintin del día
cohuatl son Chalchiuhtlicue y Chalchiuhtonac que representan la esencia femenina y masculina
del agua en tanto que son parte de Ometeotl. Son el agua que está sobre la tierra en forma de lagos, ríos,
torrentes, arroyos, charcos, manantiales, estanques, esteros, etc.. Simbólicamente, conjugan tanto la tran-
quilidad de un lago cuanto la impetuosidad de un torrente y la persistencia de una gota que, manando sin
parar, llega a perforar una roca. De los que nacen en un día de signo cohuatl se dice que son personas
desprendidas, que nada les gusta atesorar, les gusta cambiar frecuentemente su aspecto personal o el de su
morada. Tienen la facilidad de comunicarse con quienes vibran en su misma frecuencia. Son muy sensibles
en su piel para percibir los cambios atmosféricos. Según Diego Durán, cohuatl era un signo tenido por
"malo", los que en él nacían decían que habían de ser hombres pobres, desnudos, sin abrigo y mendigos
desarrapados, sin casa propia, vivirían siempre de prestado y atenidos a otros, como la culebra, que anda
desnuda, sin casa propia, al Sol y al aire, metiéndose hoy en un agujero y mañana en otro.
Ma z a t l ' ve na d o ' , c ih u a t la n p a
In ic chicontetl ilhuitl in metztli 'el séptimo día del mes' se suele representar con la figura de una cabeza
de venado, alargada, vista de perfil, con una o dos orejas cortas y bifurcadas, con cuerno o sin él, con ojo
redondo y pupila al centro, de color gris o sepia grisáceo. Es un animal de hermoso porte, cuerpo ágil y es-
belto, de naturaleza inquieta y muy perceptivo, de oído muy fino, siempre alerta a los sonidos que trae el ai-
re, vive en los montes, libremente, en relación constante con la naturaleza, se activa con la energía del Sol y
es muy sensible a los cambios de humedad generados por la lluvia. Mazatl es un animal solar. Está, en con-
secuencia, relacionado con el Sol, con el calor y con el fuego, como ocurre con el huitzitzilin 'colibrí' y la
papalotl 'mariposa'. En los tonalamatl 'papel de energía natal' aparece Tlaloc 'pulque de la tierra' como
el ilhuicapohtzintli del día mazatl. Representa la lluvia y todo lo relacionado con este fenómeno meteo-
rológico: aguaceros, truenos, relámpagos, rayos, tempestades, nieve, granizo, llovizna, chipichipi, etc.. Se
ubica en las partes altas de los cerros, donde se acude para agradecer los beneficios de la lluvia, que es la
que con su acción genera todos nuestros alimentos terrestres. Estas ceremonias eran de netlaxtlahuiliztli
'pagamiento de deuda', 'devolución de lo que se debe' y se celebraban principalmente en el mes de Atla-
cahualo, al inicio del año. Quienes nacen en un día mazatl son muy inquietos y siempre atentos a su entor-
no, tienen buen oído y son sensibles a los cambios climáticos: calor, viento, humedad; les gustan los espa-
cios abiertos, les atrae el campo; son desprendidos de la familia; suelen ser de cuerpo ágil y esbelto y su
aspecto es armonioso, les gusta mucho la naturaleza, les atrae ir de excursión, disfrutan de la lluvia cayendo
sobre su piel. Según registra Diego Durán, los que nacían con signo mazatl eran hombres de monte, incli-
nados a cosas de monte y de caza, leñadores, huidores, andadores, enemigos de su ambiente natural, ami-
gos de ir a tierras extrañas y habitar en ellas.
días, que es la duración de una lunación completa. Su figura parece estar estampada en la cara de la luna y
es visible en luna llena. Por su gran capacidad de procreación es símbolo de placer, no sólo sexual, sino de
todo lo que es agradable, como el beber meoctli 'pulque'. El ilhuicapohtzintli correspondiente a día toch-
tli es Mayahuel 'esencia del maguey', a quien se la refiere como la madre de los centzontotochtin 'cuatro-
cientos conejos', hijos del maguey. El consumo de meoctli 'vino de maguey' estaba limitado, en la antigua
Anáhuac, a quienes ya tenían más de 60 años; aunque, en ciertas ceremonias, era consumido por todos ya
que tiene la cualidad de despertar la conciencia de quienes participan en la ceremonia. De los nacidos en
símbolo tochtli se dice que son muy fecundos en cuanto a procreación, con hijos o con obras de la imagi-
nación: libros, música, pintura, etc. Son también personas muy dadas a gozar de las cosas placenteras de la
vida, debiendo tener cuidado de no llegar a excesos que les hagan descuidar su responsabilidad cósmica de
armonizar su entorno. Según afirma Diego Durán, los nacidos en día tochtli recibían una influencia muy si-
milar a la que reciben los nacidos en día mazatl.
A t l ' agua' , t la p co p a
La imagen con que aparece representado in ic chiconauhtetl ilhuitl in metztli 'el noveno día del mes' es
de agua en movimiento, surgiendo de una canal o vasija vista de perfil, que presenta en la parte baja cinco
protuberancias duales, hendidas entre sí, por el centro, también aparece representada con la triple voluta
que simboliza la piedra y la sangre que sale del corazón. El agua se representa en forma de cinco o siete
olas, o una sola en dibujos pequeños, cada ola puede estar coronada por discos o caracoles de color blan-
co, o por caracoles dorados en forma de cuitlatl 'excremento', simbolizando el teocuitlatl 'excremento de
pupila [solar]', nombre nahua del 'oro'. El color del agua es azul turquesa, líquido precioso, y el canal de
color ocre, como la tierra de donde brota un manantial. En el Códice Borgia, la imagen de atl recuerda la
cabeza de un pájaro visto de perfil, la vasija parece el pico abierto y las siete olas parecen ser el copete del
pájaro, esta semejanza se acentúa por el ojo redondo, con ceja superior o sin ella, que aparece dentro del
agua. Después de nuestra madre tierra y del fuego, sigue el agua como elemento más honrado por los anti-
guos anahuacas, en todas sus formas: nubes, lluvia, granizo, manantiales, ríos, lagos, mar, etc.. En el pensar
nahua se reconoce al agua como el elemento primordial para la vida; manifestando plena conciencia del
hecho de todos los seres vivos ser mayoritariamente agua, por lo cual se la considera sagrada: atzintli. Pa-
ra los seres humanos, el agua es el líquido vital del cual requerimos alimentarnos con dos litros diarios, en
promedio, para saciar nuestra sed. Con la atzintli que ingerimos, permitimos que este sagrado alimento la-
ve todo nuestro cuerpo y así limpiarlo de todas las impurezas generadas por el catabolismo llevado a cabo
en cada una de nuestras células. El atzintli es el elemento de la fertilidad de la tierra que al actuar en forma
dual con el calor que procede del Sol, el fuego precioso, producen la vida en todas sus formas: el atl-
tlachinolli. El ilhuicapohtzintli de este día es Xiuhtecuhtli 'protector de la hierba' 'señor del fuego':
señor del calor del cielo. Cuando alguien adquiere nuevas responsabilidades, es Xiuhtecuhtli quien lo
acompaña para ser un verdadero impulsor de quienes están a su alrededor. Los nacidos en un día atl están
dotados de fuerza y paciencia, ya que pueden ser como el torrente impetuoso o como la gota persistente
que horada una roca, pueden adaptarse fácilmente a diferentes circunstancias de la vida, tal como se mol-
dea el agua al recipiente que la contiene. Según afirma Diego Durán, atzintli era signo "malo", los hombres
que en él nacían eran flemáticos, de poca vida, siempre vivían enfermos, pocos llegaban a viejos, de enfer-
medades largas y prolijas, nunca los acertaban a curar; eran hombres regañados, mal contentadizos, anda-
ban siempre enojados, "rostrituertos". Durán habla de lo que eran ya nuestros abuelos anahuacas: una bola
de "indios tristes", no de anahuacas que honraban cotidianamente su signo.
La imagen de in ic mahtlactetl ilhuitl in metztli 'el décimo día del mes' es la cabeza de un perro vista de
perfil, con ojo almendrado, con pupila central o media pupila en la parte superior central, con una o dos
orejas, cortas y erguidas, ce color blanco con manchas negras, siempre con una mancha rodeando el ojo;
mancha que constituye el rasgo distintivo de esta imagen. Cuando aparece de cuerpo entero, suele apare-
cer la figura de un yollohtli 'corazón' dibujada sobre la piel, el la zona donde, dentro, estaría el corazón. En
la antigua Anáhuac, el itzcuintli era el compañero de juego de los niños, por su carácter juguetón y gracio-
so, además de ser el guardián de las casas y famoso por su lealtad y fidelidad a su dueño. Aunque andarie-
go por naturaleza, siempre retorna al hogar, ya que es leal y fiel compañero de quienes lo alimentan y cobi-
jan. Cuando moría un anahuaca prehispánico, era enterrado junto con su perro, que lo acompañaría en su
viaje al Mictlan '[lugar] entre los muertos' y es el portador de la chispa vital en el lugar de los muertos, por
esto se le sacrifica para acompañar a su dueño. El perro recibió la chispa vital del relámpago y por esto
aparece representado en algunos amoxtli 'libro' cayendo del cielo con una antorcha iluminada abriendo la
tierra con ella: la entrada a la vida, la puerta a la vida y a la muerte. Los ilhuicapohtzitzintin del día itz-
cuintli son Mictlantecuhtli 'protector entre muertos' y Mictlancihuatl 'paridora entre muertos',
quienes representan la transfiguración orgánica de lo que los europeos llaman naturaleza y que no es otra
cosa que nuestra madre tierra, totlalnantzin. Este proceso regenerador es lo que permite que de lo muerto
que se deposita en la tierra surjan nuevas formas de vida. De la misma manera que ocurre con un grano de
maíz depositado en nuestra madre tierra, que muere al recibir la lluvia para transformarse en una planta de
maíz. Esto mismo ocurre con quienes nos abandonan: siguen vivos en nosotros, especialmente quiene vivie-
ron una vida llena de realizaciones a favor de los demás, por cuyo esfuerzo vienen a convertirse en parte de
nuestra memoria colectiva. Los nacidos en un día itzcuintli reciben una influencia de amistas, de generosi-
dad, de lealtad, de fidelidad, del gusto por conocer otros lugares, pero siempre retornando al lugar donde
están los suyos; asimismo, tienen tendencia a ser regeneradores, reformadores, siempre tomando referencia
de la obra de quienes nos precedieron, de nuestros difuntos. Suelen ser valerosos, francos, pródigos, gene-
rosos, amigos de que les pidan favores y de hacerlos, amigos de tener que dar, hombres de mucha familia,
abundosos en todo lo necesario, que pueden llegar a subir a grandes dignidades. Según afirma Diego
Durán, "este signo tenían por dichoso y felice [sic] y así a los que nacían en él les pronosticaban dicha y fe-
licidad"; esto como consecuenca de que se dedicaban a la cría y engorda de perros, los cuales siempre
abundaban.
O z o m a h t l i ' mo no ' , c i h u a t l a n p a
En los códices, in ic mahtlactetl ihuan ce ilhuitl in metztli 'el undécimo día del mes' aparece represen-
tado como una cabeza de mono vista de perfil, con nariz chata, a veces con mandíbula prominente, con ojo
redondo o almendrado, con pupila entera o media pupila en la parte superior, con dos dientes, a veces con
cara sonriente, con cinco o seis mechones de pelo, echados hacia el frente, con oreja caída, pequeña y
alargada en punta, la cual se suele identificar con un oyohualli 'cascabel', 'sonaja', que es ovalado y termi-
nado en punta. Por la gracia y agilidad de movimientos que tiene el ozomahtli, 'mono araña', desde épocas
inmemoriales se le asocia con la diversión y la alegría. El ilhuicapohtzintli 'compañero celeste' de ozomah-
tli es Xochipilli -Centeotl 'hijo de flor-pupila del maíz', como unidad generadora de la vida vegetal:
nuestro sustento vital. La tradición oral anahuaca, transmitida de oca a oído, habla metafóricamente del na-
cimiento Xochipilli-Centeotl como producto de la Flor Preciosa, Xochiquetzalli, y del Protector Niño,
Piltzintecuhtli, quienes simbolizan a los generadores de la naturaleza que se conjunta en el vientre de nues-
tra madre tierra, en donde reciben energía de los demás elementos generadores de vida. Metafóricamente,
Piltzintecuhtli es la energía de la luz del Sol y Xochiquetzalli es el poder de la fecundidad y de la belleza
de la naturaleza. En consecuencia, Xochipilli-Centeotl representa el de la acción de la energía solar en la
Referen tes p a ra su d etermin a ció n hoja 24 de 53
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
naturaleza y, por ello, es quien va creando, en cada planta, los componentes necesarios para el sustento, la
salud y la recreación de los seres. Al igual que Macuilxöchitl, Xochipilli provee a los hombres de belleza
y, por ello, son fuente de inspiración para el canto, la poesía y la danza. Los nacidos en un día ozomahtli
tienden a ser personas muy alegres, divertidas y muy ocurrentes, aunque pueden llegar a ser un poco super-
fluas. Suelen manifestar una gran sensualidad. Generalmente llegan a tener muchos amigos. Las mujeres
suelen ser regocijadas, graciosa, risueñas, fáciles de persuadir de cualquier cosa.
Ma l i n a l l i ' t r e nza ' , ' za c a t e t o r c id o ' , ' hie r b a t o r c id a ' , ' hie r b a d e l
c a r b o ne r o ' , ' ma t o r r a l' , ' p a j a t o r c id a ' , h u i t z t l a n p a
La imagen que representa in ic mahtlactetl ihuan ome ilhuitl in metztli 'el duodécimo día del mes' es
un haz de hierba verde, con hojas alargadas, saliendo de una mandíbula de calavera, generalmente vista de
perfil, aunque a veces está vista de frente, siempre aparece con un ojo redondo con pupila central, en el
Códice Borbónico aparece con tres flores amarillas como cempohualxöchitl 'cempasuchil', también pue-
den aparecer representadas muchas flores menudas alrededor de varios tallos. Esta es una representación
de la planta conocida como malinalzacatl 'zacate torcido' o malinalxihuitl 'hierba torcida', que produce
la malinalxöchitl 'flor torcida', que suele ser conocida como 'hierba del carbonero' por los objetos hechos
de ella: soga para amarrar carbón, soga utilizada en los ayunos, escobas, o también como 'cola de zorra',
por sus flores en forma de penacho. SE considera símbolo de la caducidad y de la renovación, se asemeja
a miquiztli por el concepto de cambio y regeneración de la vida. Mientras que miquiztli es el cambio y la
renovación por medio del reposo, malinalli es lo que cambia y se renueva cíclicamente, como la hierba
anual que se seca y desaparece integrándose a la tierra, para volver a aparecer llenando de verdor el nuevo
ciclo. El ilhuicapohtzintli 'compañero celeste' del signo malinalli es Pahtecatl 'hombre remedio', pareja
de Mayahuel, quien da la salud, el que cura por medio de plantas que devuelven la salud: pahtli 'remedio'.
En la tradición oral anahuaca se dice que, además de ser quien conoce las plantas para dar salud, descu-
brió una raíz que sirve para fermentar el necuhatl 'aguamiel', jugo agridulce del maguey, para generar el
meoctli 'vino de maguey', nombre nahua del pulque. Al igual que malinalli, es símbolo de renovación,
trascendencia, y elevación del espíritu en un cuerpo sano, para obtener el dominio del conocimiento interno
y, de esta manera, lograr un mejor en la tarea cósmica que se nos asigna al nacer. Los nacidos en un día
malinalli son muy afectuosos, por inclinación natural tienen el interés por conocer y estudiar las plantas
medicinales que sirven para sanar y, en general, les interesa todo aquello que sirve para renovar, para revi-
talizar a los humanos; además, les gusta renovarse continuamente a ellos mismos, por medio de la autoeva-
luación de su conducta, de la autocrítica constructiva.
propio Tezcatl ipoca perciba todo lo que ocurre en nuestro corazón y pueda renovarse continuamente,
ofreciéndose espontáneamente para actuar, es decir, para manifestarse como moyocoyani 'quien se ofrece
para hacer'. Se dice que Tezcatl ipoca puede ver todo lo que sucede, aún teniendo los ojos vendados.
Como le decía el zorro al principito de Antoine de Saint-Exupéry: «Sólo se ve con el corazón. Lo
esencial es invisible para los ojos» . En breve, se puede decir que Tezcatl ipoca es una manifesta-
ción omnipresente de la gran conciencia cósmica de naturaleza dual que en lengua nahua se llama Omete-
otl. Cada ser humano debe activar por sí mismo esta conciencia cósmica, dialogando con su propio co-
razón, esa conciencia ética que permite conocer, comprender y ejecutar certera y oportunamente la propia
misión dentro del cosmos, la que se nos asignó al nacer. Quienes nacen en un día acatl son mixpetzoani
'que le brilla el ojo', es decir, poseen una inteligencia muy despierta, siempre están ávidos de conocer y
analizar a fondo todo lo que les interesa; todo lo observan y analizan sin pasión, siempre tienen presentes
sus objetivos, suelen ser personas centradas y poco emocionales, muy francos en su trato, irradian confian-
za, aunque tienden a ser poco afectuosos.
menospreciadora de las demás; tendrá poco reposo, galana de corazón, hará burla de todos; tendrá altos
pensamientos.
C o z c a c u a u h t l i ' á guila d e c o lla r ' , ' b uit r e ' , ' a ur a ' , ' b uha r r o ' ,
huitztlanpa
La imagen usada para representar in ic caxtöltetl ihuan ce ilhuitl in metztli 'el decimosexto día del mes'
es una cabeza de ave de rapiña vista de perfil, con pico largo de color blanco, con lengua roja, con ojo re-
dondo con pupila al centro, o con ojo almendrado con media pupila en la parte superior, con un pendiente
en la oreja, ovalado y terminado en punta, blanco, representando un oyohualli 'cascabel', 'sonaja', se re-
presenta la piel calva de la cabeza con una zona roja sobre el ojo. La calvicie hace de cozcacuauhtli el
símbolo de la vejez, lo cual lo identifica con Huehueteotl 'pupila vieja'. El ilhuicapohtzintli del día cozca-
cuauhtli es Itzpapalotl 'mariposa de obsidiana', esencia femenina que representa la energía que emana
de la tierra y que afecta sólo a la parte femenina de los seres humanos, para despertar en la mente posibili-
dades de entrar al nivel cósmico de conciencia. Itzpapalotl se manifiesta principalmente en la noche. Desde
la puesta del Sol hasta la media noche, cuando las estrellas de la gran jícara azul ya hicieron la mitad de su
recorrido, se va acrecentando su influencia y se va diluyendo a medida que se acerca la salida del Sol. Ca-
da día, al ocultarse el Sol, se propicia la toma de conciencia, ya que la mente se abre a otras percepciones
que favorecen nuestra autoevaluación, a manera de mariposas cósmicas que aletearan en nuestros pensa-
mientos. Quienes nacen en día cozcacuauhtli suelen ser altos de cuerpo, llegan a tener vida larga, son sa-
nos y recios, resistentes a las enfermedades, suelen ser discretos y de gran autoridad moral, saben aprove-
char al máximo las oportunidades que se les presentan y son muy hábiles para encontrar utilidad práctica a
ideas, objetos, instrumentos y a toda clase de materiales que otros ya hubieran desechado. Diego Durán
dice del día cozcacuauhtli pronostica a los que en él nacen una larga vida, sanos, recios, sin enfermedad,
Referen tes p a ra su d etermin a ció n hoja 27 de 53
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
altos de cuerpo, doblados, membrudos, calvos, discretos, hombres de gran consejo y autoridad; sabios,
graves, quietos, prudentes, retóricos y amigos es inclinados a enseñar, amigos de dar buenos consejos y de
ayudar a superar los errores, amigos de juntar discípulos a quienes enseñar.
T e c p a t l ' p e d e r na l' , m i c t l a n p a
La representación más simple de in ic caxtöltetl ihuan yei ilhuitl in metztli 'el decimoctavo día del mes'
es de una figura lanceolada, con extremos alargados, terminando ambos en punta redondeada o bien uno
en punta y el otro achatado. La mitad superior de color rojo, que recuerda el color de la sangre, y el resto
de color blanco. En otras representaciones más elaboradas, además de la forma básica anterior, se obser-
van de dos a siete dientes, con un ojo en la región central, el cual posee una pupila al centro y una ceja so-
bre la parte superior; este ojo es similar al que aparece en la imagen de miquiztli 'muerte'. En la antigua
Referen tes p a ra su d etermin a ció n hoja 28 de 53
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
Anáhuac, tecpatl era considerado como símbolo de Xiuhtecuhtli Tletl 'fuego protector de la hierba' o
'fuego protector del año', por ser el más antiguo procedimiento de sacar chispas, haciendo chocar dos pe-
dernales. Tecpatl es el personaje importante de una hermosa fábula sobre el origen de los seres humanos,
en la cual Xolotl visita el Mictlan para pedir un hueso, o cenizas, de muerto, las cuales pusieron los hijos
de Tecpatl en una vasija ancha y les rociaron sangre de su cuerpo para que de allí, a los cuatro días, nacie-
ra un niño primero y una niña después. Aquí se representa a tecpatl como originador de las ciencias y las
artes, las cuales son engendradoras de los seres humanos viviendo nueva vida, al contacto del poderoso
elemento que es el fuego. Por esto, tecpatl representa las ideas que brotan como chispas, iluminando nues-
tra mente. El tecpatl de extremado filo, el hecho de itztli 'obsidiana', simboliza el estudio metódico surgido
de la curiosidad innata de los humanos que, como cuchillo filoso, nos permite hacer incisiones en lo que in-
vestigamos, cortando capa tras capa hasta llegar a su esencia, a su estructura interna. Las ideas representa-
das por tecpatl son las que permiten esclarecer, aclarar lo que estudiamos; todo lo que nos lleva un cono-
cimiento profundo y verdadero. Asimismo, tecpatl se relaciona con ehecatl, ya que en los amoxtli 'libro'
se representan los grandes vientos con la imagen de tecpatl, para significar que el aire corta como navaja,
por esto mismo representa xopantla 'primavera', la época de los grandes vientos. El ilhuicapohtzintli del
día tecpatl es el Chalchiuhtotolin 'guajolote de jade', que representa a quienes ya maduraron, a quie-
nes ya trascendieron su propia vanidad, a quienes ya superaron su egoísmo infantil y ya alcanzaron el nivel
cósmico de conciencia; una madurez tal, que inspira para confiarles cargos de gran responsabilidad para el
bienestar y la armonía de la sociedad. Los que nacen en un día tecpatl tienden a ser fríos, reflexivos, exa-
minadores, observadores, metódicos y agudos en sus juicios, los cual los llega a convertir en grandes inves-
tigadores, ya que siempre dan muestra de curiosidad por conocer las cosas desde sus más recónditos orí-
genes. En una palabra, son lo que en nahua se llama mixpetzoani 'que le brilla el ojo', palabra que Rémi
Siméon traduce como 'curioso', 'analizador', 'explorador'. Según Diego Durán, los antiguos anahuacas ten-
ían a tecpatl como el más mal signo de todos ya que, así como el pedernal es duro y recio, así causaba es-
terilidad en los hombres y en las mujeres que nacían en él, por lo que nunca tendrían hijos; motivo éste de
gran tristeza. Los nativos de un día tecpatl eran en todo dichosos, excepto en ser fecundos y tener hijos.
llamaron Xöchipilli 'hijo de flor' y Piltzintecuhtli 'protector hijo', que con sus pinceles dan color a la natu-
raleza. Quienes nacen en un día quiyahuitl suelen ser inquietos y en extremo imaginativos, reciben una in-
fluencia que les da carácter muy cambiante, pasando de lo apacible a lo furibundo de manera momentánea;
cuando se lo proponen, suelen ser muy tenaces. Diego Duran afirma que los antiguos anahuacas decían que
a todos los que nacían en día quiyahuitl, tanto hombres cuanto mujeres, los tonalpouhqueh les daban y
prometían una muy mala ventura y era que habían de ser ciegos, cojos, mancos, bubosos, leprosos, gafos
[que tienen encorvados los dedos], sarnosos, legañosos, lunáticos, locos, con todos los males y enferme-
dades a éstas.
Tonalpohualli 'trecenario'
Cabe tener presente que totonaltzin 'nuestra sagrada energía natal' está determinada por la conjunción de un
pohualtetl 'numeral' y de un ilhuitl 'día', en consecuencia, la fecha nahua representa la tonalli 'energía', ya que
e s una dualidad inte grada por dos e le me ntos c omple me ntarios . Quien nace en una fecha específi-
ca recibe la tonalli correspondiente, con todas las consecuencias de ello. Los trece numerales, unidos a su co-
rrespondiente día, forman así un conjunto con características propias.
Según las diferentes referencias, quienes establecieron el tonalpohualli fueron una mujer llamada Oxomoco y un
hombre llamado Cipactonal. Los tonalpouhqueh 'lectores de energía natal' de la antigua Anáhuac los pintaban
en sus tonalamatl 'libro de energía natal' y les tenían en gran honor. Ellos fueron quienes primeramente propusie-
ron, quienes esclarecieron inicialmente la tonalli 'energía natal' correspondiente a cada día, a cada numeral y a su
conjugación.
La primera tonalli 'energía natal', la marcada con el numeral ce 'uno', tiene una marcada influencia sobre las de-
más y, por así decirlo, las domina, comunicándole a las restantes doce las características inherentes a ella. Una
cuenta completa de energías natales, ce tonalpohualli, es lo que los "frailes" españoles llamaron "trecena", nom-
bre español que, hasta el presente, continúa vigente en México. Las trecenas son nombradas de acuerdo a su
primer día: ce cipactli 'uno saurio', ce ocelotl 'uno ocelote', ce mazatl 'uno venado', etc..
Lo primero que se requiere tener presente es que cada trecena está marcada por un rumbo. En el Códice Borgia
se puede visualizar el agrupamiento de las veinte trecenas según el rumbo: las cinco de las páginas uno y dos tie-
nen la influencia del tlapcopa 'oriente', las cinco de las páginas tres y cuatro tienen la influencia del mictlanpa
'norte', las cinco de las páginas cinco y seis tienen la influencia del cihuatlanpa 'poniente' y las cinco de las pági-
nas siete y ocho tienen la influencia del huitztlanpa 'sur'. La influencia de cada rumbo es similar a la anotada para
cada ilhuitl 'día'.
Igual que resulta importante conocer la opinión de Diego Durán referente a cada ilhuitl 'día' del metztli 'mes',
también es muy importante conocer el testimonio de Bernardino de Sahagún en lo referente a las trecenas, ya que
llegó a Nueva España en el año europeo 1524, después de consumada la invasión. Sus investigaciones las inició
en 1546 y las concluyó aproximadamente en 1567, de veinticinco a cuarenta y cinco años de s pué s de la rendi-
ción de Tenochtitlan-mexihco.
Esto hace evidente que nuestros abuelos ya no le s e ra pe rmitido honrar a s u s igno , ni hacer penitencia,
por lo cual ya no lograban hace rs e me re ce dore s de s u tonalli , por lo cual caían sobre ellos todo tipo
de desgracias. Al impedírseles hacerse merecedores de su tonalli, y de su nahualli, nuestros abuelos padecían
ya esta falta de trabajo y de esfuerzo recibiendo toda las calamidades de quienes no trabajan día con día en lograr
una armonía creciente en su entorno.
Además de dominarse a sí mismo por el diálogo cotidiano, para obtener excelentes resultados de la propia energ-
ía natal, es preciso huellamacehua 'bien merecer', acercar a sí mismo in atl cecec, in tzitzicaztli 'el agua fría, la
ortiga', escuchar la palabra de los ancianos, la palabra de las ancianas, en fin, trabajar cada día en armonía con
los propios ilhuicapohtzitzintin 'compañeros celestes' y honrar en su día a nuestros cauhpohtzitzintin 'compa-
ñeros temporáneos'.
Un aspecto importante que hay que tener presente es que, según afirman los cronistas españoles, cuando el día en
que nacía un niño no era propicio, se esperaba hasta un día mejor para bañarlo y darle su nombre. Las casas pre-
feridas eran las de nume ral tre s y las de nume ral s ie te . Esto hace ver que la influencia de nuestro momen-
to de nacer no es algo inflexible y definitivo. Sí eran tomadas en cuenta las energías para las actividades que se
desarrollaban.
Aquí conviene hacer una reflexión. Quien desea sembrar maíz, no lo hace ya entrada la época de lluvias, sino que
lo hace al inicio de éstas. Quien desea esquiar no viaja a Cancun durante el invierno, sino que viaja a Suiza. De la
misma manera en que quien desea cosechar debe esperar a que los frutos o llas mazorcas esten maduros. Esto
debe tenerse presente al leer totonaltzin 'nuestra sagrada energía natal'. Debemos saber lo que deseamos hacer y
esperar el momento propicio para ello, cuando in tonalli 'la energía cósmica' sea la propicia para nuestra empre-
sa: buscando la influencia de nuestros compañeros celestes y temporáneos.
Se dice que en la antigua Anáhuac los pochtecah 'mercaderes' buscaban iniciar sus viajes en algún día cohuatl
'serpiente', con lo cual se aseguraban de la buena fortuna de su viaje de negocios. El concurso de un año tochtli
'conejo' con un día tochtli se tenía por el más feliz de todos. El estudio de la tonalli 'energía cósmica' se tomaba
en cuenta para acciones tales como el matrimonio, buscando lograr la felicidad de la pareja. Aquí se tomaban en
cuenta las tonalli de cada conyuge y la correspondiente al día de la boda.
Se consideraban todos los elementos de la tonalli: numeral, día, trecena, mes, año, tlalpilli. En la antigua Aná-
huac se dice que existía una infinidad de tonalpouhqueh 'lectores de energía cósmica', con lo cual todos se ase-
guraban iniciar sus acciones en el momento propicio, a fin de garantizar el mejor éxito posible. A fin de encauzar
nuestro diario vivir por el lado de la buena fortuna, es preciso volverse un experto lector de nuestra sagrada
energía cósmica.
ía cósmica, la luz, la claridad, el autosacrificio. Quienes nacen en cualesquiera de los 13 días de este signo,
dice Sahagún que ha de ser desdichado; que habría de ser hecho cautivo en la guerra, vicioso y muy dado
a las mujeres, que habría de venderse como esclavo. También se dice que aunque haya nacido en estas
condiciones adversas, se puede remediar siendo muy diligente y haciendo penitencia. También se remedia
la mala fortuna siendo obediente y sensato y no tomando en consideración los castigos o injurias recibidas.
Algo similar se decía de las mujeres, que sería mal afortunada, que sería adúltera, mal casada. La cuarta
casa, nahui ollin 'cuatro movimiento', se decía que era signo del Sol y era muy celebrado; en este día to-
dos hacían penitencia sangrándose las orejas. Quienes nacían en ella podían tener buena o mala fortuna; los
hombres serían valientes y haría cautivos o moriría en la guerra. La séptima casa, chicome xöchitl 'siete
flor', decían que es indiferente: bien afortunada y mal afortunada. La honraban los tlahcuiloqueh 'escriba-
nos' y las cihuatlamachchiuhqueh 'hilanderas'. Quienes nacen en esta casa, según se decía, será muy hábil
en todas las artes mecánicas, siempre y cuando fuese diligente y esforzado. La novena casa, chiconahui
ehecatl 'nueve viento', es mal afortunada, porque su vida será como el viento, que se lleva todo; aquí se
tiene a Quetzalcohuatl por partida triple: el día del numeral nueve, el nombre del día y el compañero de la
trecena.
xöchitl, se hacían grandes celebraciones; se adornaban las casas con varales de flores y se danzaba y can-
taba.
pacto con el "diablo"'], hechiceros ['personas a quienes se creía en relación con el "diablo" para someter a
alguien a influencias "maléficas" con prácticas "supersticiosas"], enbaidores['embaucadores']"; la palabra
nahua usada por Sahagún para significar "nigromántico" o "bruxo" es tlacatecolotl 'tecolote humano'. La
tercera casa, yei cipactli 'tres saurio', era de buena energía natal. La cuarta casa, nahui ehecatl 'cuatro
viento', se dice que es indiferente, o a bien o a mal. Sahagún afirma que en esta fecha los "nigrománticos"
hacían sus "maleficios" y "encantamientos", también dice que los acxotecah, "mercaderes ricos", honraban
este signo ofrendando con copal todas sus pertenencias preciosas, colocadas al sol sobre una manta, en las
noches había convivio. En esta casa evitaban pleitos y tropiezos, por temor a lastimarse. Quienes nacen en
esta cuarta casa serán prósperos, venturosos y animosos si recibían su nombre en la casa séptima, chicome
cohuatl 'siete serpiente', que es signo de todos los mantenimientos y bien afortunado, por tener como
compañero celeste a Chicomecoatl 'siete serpiente', personificación de la tierra que se prepara para flore-
cer y fructificar, por lo que representa nuestros mantenimientos, in tonacayotl, in tlaölli, motquitica cua-
loni 'productos de la tierra, el grano de maíz, completamente comible'. La quinta casa, macuilli calli 'cinco
casa', y la sexta, chicoace cuetzpalli 'seis lagartija', se consideran mal afortunadas por tener como compa-
ñeros celestes a Macuilxöchitl 'cinco flor' y a Mictlantecuhtli 'protector de entre los muertos'; quienes en
ella nacen se dice que seran mal afortunados, revoltosos, alborotadores, peleoneros. Las casas octava,
chicoyei miquiztli 'ocho muerte', y novena, chiconahui mazatl 'nueve venado', se dice que son de mala
fortuna y que tenían inclinación a vicios. A quienes nacen en cualquiera de las dos se les hace la siembra de
su nombre en la décima casa, mahtlactli tochtli 'diez conejo', porque todas las décimas casas tienen algún
bien y ésta es muy bien afortunada y dichosa y los que nacían en ella, tanto hombres cuanto mujeres, serán
prósperos y ricos. Las cuatro últimas casas de este signo se dice que son afortunadas y dichosas. La undé-
cima, matlactlihuan ce atl 'once agua', está en esta categoría, lo mismo la duodécima, matlactlihuan
ome itzcuintli 'doce perro', y la última, matlactlihuan yei ozomahtli 'trece mono'. La razón de esta bue-
na fortuna es porque son presididas, respectivamente, por cuatro compañeros celestes prósperos: Tlahuiz-
calpantecuhtli 'protector de la alborada', Citlallicue 'su falda de estrella', Tonatiuh 'va calentando', el
Sol, y Tonacatecuhtli 'protector de nuestro alimento'. De estas cuatro casas se dice que son bien afor-
tuandas y dichosas. Según Sahagún, los que nacen en algunas de estas casas "serían muy prósperos y hon-
rados y acatados de todos, y ricos y liberales ['desprendidos', 'aficionados a dar'], y valientes y hábiles, y
entendidos y poderosos para persuadir y provocar a lágrimas", lo mismo cuenta para las mujeres. Si alguno
de los que nacen en este signo es mal afortunado es porque no tiene devoción a su signo ni hace penitencia
a honra de él.
dos y enemistadores. A los nacidos en estas casas se les recomienda sembrar su nombre en la séptima ca-
sa, chicome tecpatl 'siete pedernal', porque todas las casas con numeral siete son buenas, porque están
bajo la protección de Chicomecohuatl 'siete serpiente'. Quienes nacen en la octava casa, chicoyei qui-
yahuitl 'ocho lluvia', y en la novena, chiconahui xöchitl 'nueve flor', se dice que serán ladrones, adúlteros,
etc. La décima casa, mahtlactli cipactli 'diez saurio', es bien afortunada, los que en ella nacen serán
prósperos y alegres, tanto hombres cuanto mujeres. Tan fuerte es la bondad de las casas con numeral diez
que la comunica a las tres restantes: matlactlihuan ce ehecatl 'once viento', matlactlihuan ome calli 'on-
ce casa' matlactlihuan yei cuetzpalli 'trece lagartija'.
10 C e t e c p a t l ' u n o p e d e r n a l ' , m i c t l a n p a
El mahtlactetl machiyotl 'décimo signo' es de buena energía natal. Los ilhuicapohtzitzintin 'compa-
ñeros celestes' de este trecenario son Tonatiuh 'va calentando', el Sol, y Mictlantecuhtli 'protector de en-
tre los muertos', y simboliza el trabajo nocturno del Sol, desde que se oculta en la tierra al ponerse hasta
que emerge al día siguiente. Al inicio de la trecena, en la antigua Anáhuac, se ofrendaba a Huitzilopochtli
'zurdo colibrizado' y a Camaxtli, nombre que los tlaxcaltecas dieron a Tlatlauhqui Tezcatl ipoca 'su
humear rojo del espejo'. Durante todo este día, se tendían al Sol, sobre mantas, muchas mantas ricas; se
decía que era para ofrendarlas al Sol, también llamado Huitzilopochtli. También se ofrendaban flores de
muchas clases. Todas las casas de este signo son prósperas.
11 C e o z o m a h t l i ' u n o m o n o ' , c i h u a t l a n p a
La energía natal del matlactetl ihuan ce machiyotl 'undécimo signo' es muy afortunada. El ilhuica-
pohtzintli 'compañero celeste' de este trecenario es Pantecatl 'de pantlan', originario de Pantlan 'entre
banderas', representante del meoctli 'vino de maguey'. De los que nacen en este signo se dice que serán
amigables, amables, regocijados, placenteros, amigos de todos, inclinados a la música y a las artes manua-
les, como la pintura. Cuando salía este trecenario se decía en la antigua Anáhuac que aparecían sobre la
tierra las difuntas femeninas y amenazaban con enfermar a los niños, en especial a los hermosos. La segun-
da casa, ome malinalli 'dos hierba torcida' se dice que es mal afortunada; los hijos de quienes aquí nacen
morirán pronto, ninguno se logrará. La tercera casa, yei acat 'tres carrizo', es buena, la cuarta, nahui oce-
lotl 'cuatro ocelote', mala, la quinta, macuilli cuauhtli 'cinco águila', mala, la sexta, chicoace cozcacuau-
htli 'seis águila de collar', mala, la séptima, chicome ollin 'siete movimiento', buena, la octava, chicoyei
tecpatl 'ocho pedernal', mala, la novena, chiconahui quiyahuitl 'nueve lluvia', mala, la décima, matlactli
xöchitl 'diez flor', buena, la undécima, matlactlihuan ce cipactli 'once saurio', buena, la duodécima, ma-
tlactlihuan ome ehecatl 'doce viento', buena, lo mismo que la última, matlactlihuan yei calli 'trece casa'.
12 C e c u e t z p a l l i ' u n o l a g a r t i j a ' , h u i t z t l a n p a
El mahtlactetl ihuan ome machiyotl 'duodécimo signo' es portador de energía natal favorable,
quienes nacen en él son fuertes, tienen un cuerpo fuerte y sano, y son muy esforzados en lo que hacen,
serán muy trabajadores y con facilidad se allegarán riqueza. Las caídas no les afectan, al igual que ocurre
con las lagartijas cuando caen de lo alto. Se dedican a más de una cosa, pero siempre con muchas posibili-
dades de allegarse riqueza. El ilhuicapohtzintli 'compañero celeste' de este trecenario es Itztlacoliuhqui
'que deja caer cosas de obsidiana', también llamado Iztaccoliuhqui 'caído blanco', signo de castigo, ya que
tepan colihui ihuei tetl, ihuei cuahuitl 'sobre alguien cae la gran piedra, el gran palo' significa en español:
"castiga duramente". En esta trecena, en la antigua Anáhuac, se dice que castigaban a los adúlteros ape-
dreándolos. La calidad de cada casa es de acuerdo a su numeral, tal como se anota para el signo undéci-
mo: ce ozomahtli 'uno mono'.
13 C e o l l i n ' u n o m o v i m i e n t o ' , t l a p c o p a
De este matlactlihuan yei machiyotl 'treceavo signo' se dice que aquellos que en él nacen intla
tlamahcehua, ihuan intla huel izcalitilo, quil cualli ipan mochihua 'si hacen merecimiento, si son bien
criados, se dice que bien les ocurrirá', auh in ahmo tlamahcehua, quil netoliniliztli inpan mochihua 'pe-
ro si no hacen merecimiento, se dice que miseria sobre ellos se hará'. Los compañeros celestes de este tre-
cenario son Ixcuinan, uno de los nombres de Tlazolteotl 'difunta de inmundicia', y Tezcatl ipoca 'su
humear del espejo'. La tonalli 'energía natal' de las casas es de acuerdo a su numeral, tal como quedó es-
crito para el undécimo trecenario ce ozomahtli 'uno mono'.
14 C e i t z c u i n t l i ' u n o p e r r o ' , m i c t l a n p a
El mahtlactetl ihuan nahui machiyotl 'catorceavo signo' es bien afortunado. Los compañeros ce-
lestes de esta trecena son Xipeh Totec 'dueño de prepucio nuestro protector', nombre de tlatlauhqui Tez-
catl ipoca 'su humear rojo del espejo', y de Quetzalcohuatl 'gemelo precioso'. En la antigua Anáhuac, en
este día quitonaltiaya in tletl, in itoca Xiuhtecuhtli 'se ofrendaba al fuego, el su nombre protector del
año'. En este día se le ofrendaba con papel, esmeraldas, comidas variadas. Cerca de la mañana se quema-
ban las ofrendas, simbolizando que se alimentaba al fuego. Se ofrendaba con meoctli a los cuatro rumbos
de donde estaba el fuego. Todos en la antigua Anáhuac ofrendaban al fuego en este día. Los pobres
echando copalli 'copal' al fuego, los muy pobres echando yauhtli 'pericón'. Los gobernantes anahuacas
esperaban este día para ser electos y así cumplir exitosamente con su cargo. La energía natal de cada casa
es como quedó escrito para el undécimo trecenario: ce ozomahtli 'uno mono'.
15 C e c a l l i ' u n o c a s a , c i h u a t l a n p a
El caxtoltetl machiyotl 'quinceavo signo' se dice no bueno. La compañera celeste de esta trecena es
Itzpapalotl 'mariposa de obsidiana', que es de muy mal agüero. En este signo se manifestaban en la antigua
Anáhuac las cihuateteoh 'difuntas femeninas' lo cual sembraba el terror. Se dice que serán poco afortuna-
dos y corren el riesgo de morir de mala manera; serán ladrones, lujuriosos, tahures, desperdiciadores. Las
mujeres compartían esta mala fortuna, se dice que serán flojas y chismosas. Para contrarrestar los efectos
negativos de este signo, se recomienda que la siembra del nombre tenga lugar en un día con numeral tres,
yei cohuatl 'tres serpiente'. o siete, chicome atl 'siete agua': ambas casas son bien afortunadas. La energía
natal de cada casa es como quedó escrito para el undécimo trecenario: ce ozomahtli 'uno mono'.
16 C e c o z c a c u a u h t l i ' u n o a g u i l a d e c o l l a r ' , h u i t z t l a n p a
Este caxtoltetl ihuan ce machiyotl 'decimoséptimo signo' es de buena fortuna. Los compañeros
celestes de este trecenario son Xolotl 'compañero' y Tlalchitonatiuh 'en el suelo va calentando', simboli-
zando el Sol cuando se acerca a la tierra para irse al lugar de entre los muertos. Los que nacen en este sig-
no son afortunados, son prósperos y vivirán alegres una larga vida. La energía natal de cada casa es como
quedó escrito para el undécimo trecenario: ce ozomahtli 'uno mono'.
17 C e a t l ' u n o a g u a ' , t l a p c o p a
El caxtoltetl ihuan ome machiyotl 'decimoséptimo signo' es de ahmo cualli tonalli 'no buena energía na-
tal', chictlapantli, chictlapantica, ixquich cualli, ixquich ahmo cualli '"campechano", "campechaneado",
todo bueno, todo no bueno'. El ilhuicapohtzintli 'compañero celeste' de este trecenario es Tezcatl ipoca
'su humear del espejo', en su advocación de Chalchiuhtotolin 'totol precioso'. En la antigua Anáhuac, en
este trecenario se le celebraba su fiesta a Chalchiuhtlicue 'su falda de esmeralda'. Quienes nacían aquí,
tenían fortuna y la perdían. La energía natal de cada casa es como quedó escrito para el undécimo trecena-
rio: ce ozomahtli 'uno mono'.
18 C e e h e c a t l ' u n o v i e n t o ' , m i c t l a n p a
Del caxtoltetl ihuan yei machiyotl 'signo dieciocho', dice Sahagún que es mal afortunada porque
en él reina Quetzalcohuatl, que es el regente de los vientos y de los torbellinos. El compañero celeste de
este trecenario es Chantico. Quienes nacen en él, se dice que serán temacpalihtotiqueh 'decidores con
Referen tes p a ra su d etermin a ció n hoja 38 de 53
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
las manos', pudiéndose transformar en diversos animales, es decir serían "encantadores". Según Sahagún
usaban sus "encantamientos" para robar. También se dice que quienes nacen en esta trecena tendrán me-
dios de vida suficientes. La energía natal de cada casa es como quedó escrito para el undécimo trecenario:
ce ozomahtli 'uno mono'.
19 C e c u a u h t l i ' u n o á g u i l a ' , c i h u a t l a n p a
El caxtoltetl ihuan nahui machiyotl 'decimonono signo' se dice que no es buena su energía natal.
Los compañeros celestes de este trecenario son Xöchiquetzalli 'preciosidad florida' y Tezcatl ipoca 'su
humear del espejo'. En la antigua Anáhuac, afirma Sahagún, se decía que los hombres que nacen en este
signo serán valientes, esforzados, atrevidos, desvergonzados, descomedidos, fanfarrones, presuntuosos. De
las mujeres se decía que serán también atrevidas, desvergonzadas, deshonestas, deslenguadas. En esta tre-
cena aparecían sobre la tierra las tepitoton cihuateteoh 'pequeños difuntos femeninos', provocando en-
fermedades en los niños. La energía natal de cada casa es como quedó escrito para el undécimo trecenario:
ce ozomahtli 'uno mono'.
20 C e t o c h t l i ' u n o c o n e j o ' , h u i t z t l a n p a
Inic cempohualtetl machiyotl 'el vigésimo signo' aporta buena energía natal. Los ilhuicapohtizit-
zintin 'compañeros celestes' de esta trecena son Itztapapaltotec 'mariposa de obsidiana nuestro protector'
y Xiuhtecuhtli 'protector del año', representante del fuego. Según afirma Sahagún, los que nacen en este
signo serán granjeros, trabajadores, ricos, ahorradores y abundantes en todos los mantenimientos; que mi-
ran las cosas de adelante, por lo cual atesoran para sus hijos. Si son agricultores, son muy diligentes para
arar la tierra y sembrar todo tipo de semillas, por lo que recolectan abundantes cosechas. Aprovechan no
únicamente el producto sino también los redrojos. La energía natal de cada casa es como quedó escrito
para el undécimo trecenario: ce ozomahtli 'uno mono'.
Metztli 'mes'
Los metztli de nuestro xiuhpohualli 'calendario' surgen del impulso armonizante que manifiestan los nahuaha-
blantes en todo lo que hacen. Cada uno de los periodos de 20 días fue llamado metztli 'mes', palabra que tam-
bién significa 'luna', seguramente por estar relacionado con el retorno de las fases de este cuerpo celeste; o,
quizás, por representar la parte nocturna de la cuenta del tiempo, así como el año rerpesenta la parte solar, la
parte diurna. Cada 365.25 días vuelve nuestro compañero temporáneo metztli 'mes, con las características parti-
culares siguientes:
lli 'cocol', especie de tortilla "retuerta", según Sahagún "unas tortillas como empanadillas", elaborado con
maíz no cocido que ha estado colgado en racimos, ocholli, dentro de las casas. A este pan también se le
llama huilocpalli. El último día del mes se celebraba una fiesta llamada ayacaxpixolo 'se siembra maraca',
cuando se hacía una ofrenda de flores, como primicia de las primeras que nacen en el año, en esta fiesta se
comían tamales llamados tzatzapaltamalli, elaborados de huauhtli.
se barrían y lavaban los temazcalli. También se limpiaban las acequias y los ríos; asimismo las grandes cal-
zadas que llegaban a Tenochtitlan-mexihco. En la ceremonia de depuración se comía tierra de un dedo
con el que previamente había tocado el suelo, como una confirmación de la limpieza interior lograda. Tam-
bién en este mes, según aparece en el Códice Borbónico, tenía lugar una ceremonia llamada motepulizo,
'se sangra el pene', cuyo significado no es claro, quizás debido a lo obsceno que resulta para los cristianos,
por lo cual los "frailes" no habrían querido describirlo.
Este de cimocuarto mes era considerado en la antigua Anáhuac como la fiesta de los cazadores; durante el
mes se honraba a Mixocatl, Tlamatzincatl, Izquitecatl y, en Huexotzinco, a Camaxtli , nombre
dado por ellos a Huitzilopochtli. La figura que representa este mes es un atado de dos plumas de aguila
con varias plumas pequeñas adheridas a la base. El primer día del mes se organizaba una gran cacería, para
la cual todos se preparaban ayunando, comían tortillas y agua una vez al día, fabricando flechas, abstenién-
dose de meoctli 'pulque' y de sexo. El día de la cacería, todos se vestían ropas nuevas y se ceñían la cabe-
za con una banda de cuero colorada y en la coronilla un manojo de plumas de águila. Antes de salir de sus
casas se hacía una ofrenda al fuego. Mientras caminaban juntos hacía el lugar de la cacería se saludaban a
los arroyos, a las hierbas, a los matorrales, a los árboles, a las culebras y, al final, se hacía una invocación
genral a todas las cosas del monte, ofreciéndole hacer fuego para asar allí toda la caza. Al llegar, todos ro-
deaban la falda del cerro que había sido evitado por todos durante cuatro meses, ochenta días, a fin de que
la caza no huyera. Entonces, subían corriendo con grandes gritos, muy cerca uno del otro, para evitar que
huyera la caza. En la cima del cerro se reunían todos los animales, que eran muertos con las flechas o cap-
turados con las manos. Posteriormente se reunían en la falda del cerro en un lugar que cubrían con zacate,
llamado zacapan 'encima del zacate', allí se encendía fuego con pedernal y se hacían hogueras para asar
los animales capturados. La comida se hacía con gran devoción y alegría, acompañando la carne con tzoa-
lli 'alegrías'.
las heridas largos cordeles delgados. En el día de la cermonia en sí, se comían en cada casa tamales de ma-
sa con legumbre, después de haber hecho la ofrenda correspondiente.
Izcalli 'crecimiento'
Este de cimooctavo mes es el último del año. La imagen que usaban los tlaxcaltecas para representar el mes
era un hombre sosteniendo a un niño por la cabeza, también se representa por una cabeza de cuadrúpedo
sobre una especie de altar. El regente de este mes es Xiuhtecuhtli 'señor del año'. El día décimo, todos
los jóvenes salían a cazar animales y aves. Durante este mes se hacía en la antigua Anáhuac una ceremonia
en la cual tomaban a cada niño o niña con ambas manos puestas en sus sienes y los levantaban en alto, con
la intención de que crecieran, asimismo se les estiraban el cuello, las orejas, la nariz, las manos, los pies,
etc.. El día 16 se apagaba el fuego en todas las casas y se hacía fuego nuevo enfrente de la figura de
Xiuhtecuhtli, con lo cazado por los jóvenes se hacía un holocausto, también se comía parte de la caza,
acompañandola con tamales de huauhtli. También se hacía una ceremonia a Tlaloc a fin de pedirle agua
para las siembras que se hacían ya desde este mes, principalmente en las laderas de montes y cerros.
Xihuitl 'año'
La duración de un xihuitl 'año' está definida por el retorno de la Tonateotl 'pupila radiante', nombre nahua del
Sol, al mismo punto de salida en el horizonte o sobre el cenit. Los puntos de retorno más notables son: el solsticio
de invierno, el equinoccio de primavera, el solsticio de verano, el equinoccio de otoño. Considerando su posición
en la xoxouhqui xicaltzintli 'jícara azul', además de los cuatro puntos de retorno mencionados, se vuelven im-
portantes los pasos de la Tonateotl por el cenit, cuando el sol se come totalmente su sombra. En todos estos ca-
sos se esta tomando como concepto de «año» 'el tiempo transcurrido para que retorne el Sol a un punto de re-
ferencia en la xoxouhqui xicaltzintli'.
De muy antiguo, los anahuacas consideraron vital el conocimiento de los "retornos de la jícara celeste", como ba-
se para la propia plenitud alimentaria y emotiva. Esto hizo necesario el establecimiento de observatorios para con-
tar con precisión los retornos de todas las "pupilas" de la jícara azul: el Sol, la Luna, los planetas, las estrellas. El
más conocido de estos observatorios es el de Xochicalco, allí existe una cueva que se ilumina plenamente el día
en que ocurre el solsticio de verano.
Con estos observatorios, nuestros abuelos encontraron que un año tiene una duración de 365 días y un cuarto de
día, es decir, 365.25 días, que fue llamado xiuhpohualli 'año' por nuestros abuelos nahuas. Con este referente se
desarrolló una cauhpohualli 'cuenta del tiempo', equivalente a lo que los europeos llaman calendario. Este lapso
se dividió en dieciocho metztli 'mes' de veinte ilhuitl 'día' y en un periodo de 5.25 días llamado nemontemi.
Como referente humano se usó nuestro tiempo de gestación, totemamalizcahuitl, es decir el otztilizcahuitl
'tiempo de embarazo', 273 días.
Nuestros abuelos armonizaron ambas cuentas, el xiuhpohualli y otztilizcahuitl, descomponiendo ambas cifras
en 360 días + 5.25 días y 260 días + 13 días, a este periodo de 260 días se le llamó tonalpohualli 'cuenta de
energías natales'. Así, resulta que 360 días es igual a 18 veces 20 días y que 260 días es igual a 13 veces 20 días
o 20 veces 13 días. Al multiplicar 360 días por 13 se obtiene un total de 4680, cifra que también se obtiene mul-
tiplicando 18 por 260 días. Esto es un tlalpilli 'amarre' y equivale a 13 xihuitl 'año'. Cuatro tlalpilli forman un
xiuhmolpilli 'atado de años', que son 52 años en total.
En un año ce tochtli 'uno conejo' de nuestra cuenta propia, correspondiente al año europeo 1454, a instancias de
Moctecuhzoma Ilhuicamina, se llevó a cabo una reforma de nuestro cauhpohualli 'calendario'. Para mantener
la cuenta del tiempo acorde con los re tornos de l s ol, en especial los solsticios y los equinoccios, se
acordó que cada diez tlalpilli 'amarre de 13 años', un total de 130 años, se dejara de contar un día entero. Con-
tando de diez en diez tlalpilli, se hicieron los ajustes en un año ce tecpatl, correspondiente al año 1636 europeo,
el primero, en un año ce tochtli, correspondiente al europeo 1766, el segundo ajuste, en un año ce tecpatl, co-
rrespondiente al año europeo 1896, el tercero. El cuarto descuento de un día se deberá hacer en el año ce tochtli
que corresponderá al año europeo 2026.
En la astronomía europea actual, la duración de un «año s olar» se considera como 'el tiempo que transcurre
para que el planeta Tierra complete una revolución alrededor del sol'. Para contabilizar este tiempo se utilizan di-
ferentes referentes, lo cual genera otras tantas duraciones. Cuando se toma como referencia la alineación entre el
Sol, la Tierra y cualquier estrella de la xoxouhqui xicaltzintli, se tiene lo que se llama un «año s ide ral», que
tiene una duración igual a 365 días, 6 horas, 9 minutos y 9 segundos, es decir, 365.25636 días.
En cambio, cuando se toma como referente e l e quinoccio de primave ra, considerando que este punto re-
trocede mientras dura la revolución del planeta, se tiene un «año trópico», que es más corto que el sideral, ya
que tiene una duración de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos, que equivale a 365.2422. El año trópico
tiene una duración 20 minutos 23 segundos me nor que el año sideral. Esta diferencia no es otra cosa que la
consecuencia del referente usado en cada caso. Esto hace ver que el referente utilizado es determinante para la
medición correspondiente.
Al ocurrir la invasión española, los españoles trajeron su propia cuenta de los años, que es prácticamente la mis-
ma que utilizan actualmente. El calendario europeo actual data de hace poco más de 2000 años. El casi primer
emperador romano Julio César llamó a un astrónomo de Alejandría llamado Sosígenes para corregir las anomal-
ías existentes en el calendario romano; quien sugirió que cada cuatro años se intercalara un día extra después del
"sexto día antes de las calendas de marzo", al cual se llamó bis sextus ante calendas martius, estableciendo así
lo que se conoce como "calendario juliano".
El «año juliano» tiene una duración prome dio de 365 días y 6 horas, tres años de 365 días y un año de
366, o sea, 365.25 días. Tanto este año cuanto el año sideral resultan de mayor duración que el año trópico. El
año juliano resulta 11 minutos y 14 segundos mayor que el año trópico, es decir, 671 segundos mayor. Consi-
derando que esto se convierte en un adelanto anual, al hacer cuentas, resulta que al transcurrir 129 años, el ade-
lanto será de 86,559 segundos, esto es, un día comple to más 159 segundos. Al ser similar nuestro
xiuhpohualli y el año promedio de los europeos, resulta obvia esta cifra, ya que nuestros abuelos acordaron una
modificación cada 130 años, como quedó dicho más arriba.
Por otro lado, cuando se implantó el calendario juliano, los romanos contaban los años transcurridos desde la
fundación de Roma. Al imponerse definitivamente en Roma, hace unos 1,400 años, los cristianos empezaron a
contar los años transcurridos desde el nacimiento de Jesús de Nazareth, que se calculó haber ocurrido en el año
753 de la fundación de Roma, cuando en realidad ocurrió en el año romano 749. Durante unos mil años, se con-
taba el inicio de los años cristianos en "pascua", que es una fecha judía correspondiente al calendario lunar sume-
rio. En el año europeo 1564, el rey Carlos IX de Francia ordenó, por un edicto, que el año civil comenzaría el
1 de enero; marcando una diferencia con el calendario religioso de los cristianos.
En el año 1582 de la cuenta europea, el calendario juliano había acumulado un adelanto de 10 días con respecto
al equinoccio de primavera, por lo que el "papa" Gregorio XIII hizo eliminar diez días, haciendo saltar el calenda-
rio del 4 de octubre de 1582 al 15 de octubre de ese año. Además, ordenó que no fuesen bisiestos los años cen-
tenarios que no sean divisibles por 400: 1700, 1800 y 1900. En promedio, el «año gre goriano» de los eu-
ropeos tiene una duración de 365 días, 5 horas, 49 minutos, y 12 segundos, es decir, 365.2425 días, resultado
de promediar trescientos tres «años civile s » de 365 días y 97 «años bis ie s tos » de 366. Esto es 26 se-
gundos más que el año trópico.
Considerano que cada año de nuestro cauhpohualli es de 365.25, que equivale al año juliano europeo, el ciclo
de 130 años resulta ser 129 años de 365.25 y un año de 364.25, se tiene que nuestro año promedio es de
365.2423077, lo cual resulta más cercano al año trópico que cualquiera de los europeos: resulta sólo 0.0001077
de día mayor, es decir, 9 segundos 305 milésimas de segundo 28 cienmilésimas de sugundo mayor. Para que se
Referen tes p a ra su d etermin a ció n hoja 50 de 53
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
tenga que hacer el descuento de un día entero en nuestro cauhpohualli, deberán pasar 9,285 años, tiempo en el
cual los europeos que siguen el calendario gregoriano habrán hecho dos descuentos, uno cada 3,323 años.
En referencia a la influencia de nuestros compañeros temporáneos, nuestros abuelos anahuacas encontraron que
no todos los años son iguales en lo concerniente a los hechos que ocurren y caracterizaron cuatro tipos de año:
calli 'casa', tochtli 'conejo', acatl 'carrizo' y tecpatl 'pedernal'. Para tener una idea de la influencia ejercida por
estos cauhpohtzitzintin, que se percibe en el devenir histórico de nuestra patria, cabe tener presente que fueron
años tochtli 'conejo' los siguientes años europeos: 1810, 1854, 1910, 1938 y 1994. En estos años ocurrieron
acontecimientos de gran trascendencia nacional que no es necesario mencionar.
La influencia de toxiuhpohtzin 'nuestro compañero de año' en nuestra energía natal es la misma que manifiesta
tocemilhuiuhpohtzin 'nuestro compañero de día' del mismo nombre, aunque más diluida: 365.25 menor.
Además de esta influencia, recibimos la influencia del rumbo respectivo y sus respectivos ilhuicapohtzin. Aunque
existe muchas implicaciones de los años, a continuación se enumeran las principales características que deben ser
tomadas en cuenta en relación con totonaltzin 'nuestra sagrada energía natal':
Calli 'casa'
Los años calli genéricamente simbolizan la tierra en tanto que es habitación del hombre. Los años calli simbo-
lizan el Tletonatiuh 'sol de Fuego' porque en la casa está el fogón y en él se conserva el fuego, por esto
también se le considera la casa del Sol. En la región central de nuestro país, representa la primavera, por-
que es esta estación son los grandes calores. Se relaciona con el Cihuatlanpa 'hacia entre las mujeres', el
poniente en el momento del ocaso, con el color rojo del atardecer y con Xipeh Totec 'dueño de prepucio,
nuestro protector', símbolo de nuestra e ne rgía vital.
Tochtli 'conejo'
El tochtli simboliza el conejo que come la yerba verde del verano; por esto mismo, los años tochtli son una
representación de la fecundidad de la tierra, debido a la costumbre es este animal de anidar en cuevas que
cava en la tierra, y ser uno de los seres regidos por la luna. Como es el conejo, los años regidos por este
signo suelen ser imprevisibles. Se relaciona con el Huitztlanpa 'hacia entre las espinas' 'sur', con el color
azul turquesa y con Huitzilopochtli 'zurdo colibrizado', símbolo de nuestra voluntad logradora.
Acatl 'carrizo'
El acatl se relaciona con el agua, porque ésta es necesaria para la agricultura. Acatl se relaciona con los dos
ilhuicapohtzitzintin formadores de la naturaleza llamados Ce Acatl Quetzalcohuatl y Ome Acatl Tezca-
tlipoca; que son como la bionergía de todo aquello que conforma a los seres vivos, tanto como energía
orgánica cuanto como de espírito o esencia. Está relacionado con el Tlapcopa 'hacia el lugar de la luz' 'o-
riente', con el color amarillo y con Quetzalcohuatl 'gemelo precioso', símbolo de nuestra s abiduría
cós mica. Los años acatl se caracterizan por la inteligencia analítica, por la búsqueda de lo trascendente.
cie ncia é tica. En la tradición tolteca, cada uno de los cinco soles que han brillado sobre Anáhuac em-
pezó en un año ce tecpatl, tal como será el que empieza el 11 de marzo del año 2000 europeo.
Para los mexihtin 'mexis' era muy importante la cuenta del tiempo. Cada inicio del año hacían una ceremonia de
xiuhmolpiliztli 'atadura de año', en la cual ataban un acatl 'carrizo' a un atado previo. Se hacían cuatro atados de
trece años. Cada uno de los cuales se llama tlalpilli 'atado'. El primero de los cuatro es el correspondiente al año
ce tochtli 'uno conejo', el segundo ce acatl 'uno carrizo', el tercero ce tecpatl 'uno pedernal' y el cuarto ce calli
'uno casa'.
El segundo año del tlalpilli ce tochtli, año ome acatl 'dos carrizo', se hacía la ceremonia de encendido del fuego
nuevo, en el mes de panquetzaliztli 'levantamiento de banderas'. Según Chimalpahin, esta ceremonia se realizó
por primera vez en el año ome acatl correspondiente al año europeo 1091. El último encendido del fuego nuevo
antes de la invasión española se llevó a cabo en el año ome acatl correspondiente al 1507 europeo. El siguiente
será el correspondiente al año europeo 2027, el cual será el encendido número 19.
Según los textos de los informantes de Sahagún, "Ce tochtli motenehua huitztlanpa xiuhtonalli, xiuhtla-
pohualli" 'uno conejo se nombra a la energía anual, la cuenta de años, del sur'. Agrega "mahtlacxihuitl ihuan
yei tlahuica, tlaotlatoctia, tlatqui tlamama in möchipa cecexiuhtica" 'trece años transporta, encamina, lleva,
carga siempre cada año'; "auh yehhuatl, huellayacatia, tlayacana, quipehualtia ipeuhca möchia, quitzintia
in izquitetl xiuhtonalli, in acatl, in tecpatl, in calli." 'y él adelanta, conduce, inicia su principio de todos, em-
pieza cada una de las energías anuales: la carrizo, la pedernal, la casa'.
La energía de los tlalpilli 'atado' acatl 'carrizo' es la tlapcopa tonalli 'energía del oriente', es decir, la tlahuilco-
pa xiuhtonalli 'energía anual de hacia la luz', la de los tlalpilli tecpatl 'atado pedernal' motenehua mictlanpa
tonalli 'se dice energía de hacia entre los muertos', porque, según decían los ancianos in ihcuac micoa, onpa
itztihuih, onpa tlamelahua, onpa tlatotocah mimicqueh..." 'cuando se muere, hacia allá buscan, hacia allá van
derecho, hacia allá corren los muertos'.
La energía de los tlalpilli calli 'atado casa' motenehua cihuatlanpa tonalli, ipanpa, yuh quitohuaya, cihua-
tlanpa: quilmach, ca möchi cihua, in onpa onoqueh, aoc aqueh toquich" 'se nombra energía de hacia entre
mujeres, porque, así se decía, de hacia entre mujeres: se dice que todo mujer, lo que allá yace, no hay algún
hombre'. Estas energías espaciales, influidas por los cuatro rumbos cós micos , son una muestra más de la
dualidad indisoluble formada por el espacio y en el tiempo.
En el pensar europeo hace muy poco tiempo que se descubrió esta dualidad esencial. Carl Jung, el famoso sabio
suizo, es quien plantea esta realidad reconocida de antiguo por nuestros abuelos anahuacas. El plantea que en la
realidad infinita, integrada por la dualidad espacio tiemp, ocurren dos tipos de fenómenos: los de la causalidad y
los de la sincronicidad. Los primeros son los fenómenos causa-efecto que estudia la ciencia europea, los segun-
dos son los que se caracterizan por "coincidencias signficativas" que, según Jung, con los medios científicos euro-
peos disponibles "resulta imposible explicar".
En el pensar anahuaca esto no es dificil: todo lo que existe es dual. El tiempo y el espacio, como quedó dicho
arriba, son la inexistencia en la cual nos manifestamos todo lo que es Ometeotzintli. En consecuencia, resulta
Referen tes p a ra su d etermin a ció n hoja 52 de 53
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
lógico pensar que los tlalpilli tengan la influencia que les corresponde de cada rumbo. Sabemos muy bien que
todo tiene influencia de todo, que todo lo que existe influye a todo lo demás. Además de esta influencia trecenal,
cada año en sí recibe la influencia de un ilhuicapohtzintli 'compañero celeste'.
En efecto, cada uno de los 52 años de un xiuhmolpilli 'atado de años' tiene su acompañante celeste. En las pági-
nas XXI y XXII del Códice Borbónico aparecen los acompañantes de cada uno de los 52 años de un xiuhmol-
pilli 'atado de años'. Esto hace que, además de la aportación del año en sí, se tenga que considerar la aportación
del acompañante cósmico para tener una comprensión clara de lo que puede acontecer cada año: todo ocurre de
manera dual y así debe interpretarse. El nombre del año nos refiere a la tonalli 'energía natal diurna' el acompa-
ñante celeste nos refiere a la nahualli 'energía natal nocturna'.
Estos compañeros cósmicos son alguno de los nueve Ilhuicapohtzitzintin 'compañeros celestes' llamados noc-
turnos : Xiuhtecuhtli 'protector del año', símbolo del fuego celeste generador de energía, considerado bueno;
Itztli 'obsidiana', símbolo de la agudeza mental, considerado no bueno; Piltzitzinteotl 'difunto niño', símbolo de la
luz del Sol, considerado bueno; Centeotl 'esencia del maíz', símbolo del generador de nuesto sustento, conside-
rado indiferente; Mictlanteotl 'difunto de entre los muertos', símbolo de regeneración, de reforma, considerado
no bueno; Chalchiuhticue 'su falda de esmeralda', símbolo de la adaptabilidad, considerado indiferente; Tlazol-
teotl 'esencia de basura', símbolo del principio regenerador de la tierra, no considerado bueno; Tepeyollotl 'co-
razón de montaña', símbolo del conocimiento interno propio, considerado bueno; Tlaloc 'pulque de la tierra',
símbolo del perfeccionamiento espiritual, de la conciencia cósmica absoluta, considerado bueno.
De acuerdo a Francisco del Paso y Troncoso, los acompañantes de los años son los mismos que los acompañan-
tes de los respectivos días. El ordenamiento de los años es de acuerdo al xiuhmolpilli observado por los mexih-
tin:
ce tochtli Mictlanteotl ce acatl Tepeyollotl
ome acatl Piltzinteotl ome tecpatl Mictlanteotl
yei tecpatl Tlaloc yei calli Piltzinteotl
nahui calli Tlazolteotl nahui tochtli Tlaloc
macuilli tochtli Centeotl macuilli acatl Chalchiuhtlicue
chicoace acatl Xiuhtecuhtli chicoace tecpatl Centeotl
chicome tecpatl Tepeyollotl chicome calli Xiuhtecuhtli
chicoyei calli Mictlanteotl chicoyei tochtli Tepeyollotl
chiconahui tochtli Piltzinteotl chiconahui acatl Mictlanteotl
mahtlactli acatl Tlaloc mahtlactli tecpatl Itztli
mahtlactlihuan ce tecpatl Chalchiuhticue mahtlactlihuan ce calli Tlaloc
mahtlactlihuan ome calli Centeotl mahtlactlihuan ome tochtli Chalchiuhtlicue
mahtlactlihuan yei tochtli Xiuhtecuhtli mahtlactlihuan yei acatl Centeotl
Tlahtolquizaliztli 'epílogo'
En la antigua Anáhuac, el nombre recibido por un niño era su identidad cósmica. Con relativa frecuencia el nom-
bre era dual: estaba formado por un número y por un nombre. El núme ro correspondía al pohualli 'numeral'
del día de su nacimiento y el nombre al del ilhuitl 'día' en había nacido. Con este nombre, el niño tenía presente
su tonaltzintli 'sagrada energía natal' a lo largo de toda su vida. De esta forma se tenían nombres tales como:
Nahui Xöchitl 'cuatro flor', Macuilli Cohuatl o Macuilcohuatl 'cinco serpiente' o 'cinco gemelo', Ome Calli
'dos casa', etc..
De esta forma estaba en posibilidad de rendir diario tributo tanto a sus cauhpohtzitzintin 'compañeros temporá-
neos' cuanto a sus ilhuicapohtzitzintin 'compañeros celestes'; para, con este diario honramiento, recibir toda la
energía de su tonaltzintli y emplearla, también día con día, en armonizar su ámbito. Con este diario vivir armo-
nioso, aquellos de nuestros abuelos que asumían su responsabilidad cósmica, podían coronar su vida con unas
exequias llenas de júbilo.
Al ocurrir la invasión española, cuando los "frailes" les impusieron a los antiguos anahuacas nombres de "santos" o
de "santas", ignorando sus nombres anahuacas, a nuestros abuelos se les impidió honrar diariamente su tonaltzin-
tli, llevándolos, con esta imposición extraña a nuestra civilización, a un diario vivir lleno de infortunio. Con este
hecho, el nombre "cristiano" impuesto resultó, en la vida real, mucho más adve rs o que cualquiera de los sig-
nos de nuestro calendario propio.
Los nombres europeos, e xtraños por comple to a nue s tra civilización propia , han sido impuestos en
la tierra de Anáhuac desde el martes 13 de agosto de 1521, de la cuenta europea que llaman juliana, acarreando
cualquier cantidad de calamidades sobre nosotros. Estos ya cerca de 500 años de sufrimiento han resultado más
sangruientos que la penitencia anahuaca antigua de sangrarse el cuerpo para merecer. En consecuencia, este
tiempo de dominio español debe ser entendido por nosotros, anahuacas posthispánicos, como un largo y do-
loros o acto de pe nite ncia cole ctiva para me re ce r todos e l vivir armoni os ame nte e n nue s -
tro Se xto Sol.
Los anahuacas posthispánicos enfrentamos, con demasiada frecuencia, una opinión adve rs a a nue s tro
e ntus ias mo por el inminente surgimiento de nuestro sexto Sol. Las críticas que recibimos se apoyan, principal-
mente, en un fatalismo muy generalizado entre los mexicanos. Existe una "creencia" muy arraigada entre nosotros:
el idioma español y la religión católica apostólica romana son ya parte inmutable de México. Quienes piensar en
un resurgir autóctono, según ellos, son gente ilusa, poco realista.
La gran mayoría de los mexicanos se sienten irremediablemente sometidos. No pueden aceptar ser autónomos,
independientes. Ven posiblidad de ser engullidos por los estadounidenses, pero les parece absolutamente imposi-
Referen tes p a ra su d etermin a ció n hoja 54 de 53
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
ble lograr nuestra autodeterminación. Se niegan toda posibilidad de influir en la determinación de nuestro futuro, le
atribuyen la situación nacional, y la suya propia, a una causa única y sobrenatural que, sin conocerla para nada,
afirman que e s tá más allá de los humanos .
Son mexicanos dominados por un fatalismo muy parecido al expresado en el hinmo nacional: "... Que en el cielo
tu eterno destino, por el dedo de Dios se escribió". Quienes así piensan, pretenden que todos los acontecimientos
están irrevocablemente determinados, que los seres humanos no estamos en posibilidad de cambiar nada, que
somos simples juguetes del destino, que los me xicanos de be mos re s ignarnos a nue s tro de s tino
fatal. De nada vale esforzarse por el cambio: todo seguirá igual.
Ante esta opinión, los anahuacas posthispánicos nos sentimos impotentes. La fatalidad expresada en esta manera
de pensar no concuerda con el pensar nahua que empezamos a conocer. Los seres humanos no somos un juguete
del destino. Al ser todos Ometeotzintli 'dos pupilas', somos al mismo tiempo nosotros y la jícara celeste. Esta
realidad nos hace corre s pons able s de todo lo que ocurre e n e l unive rs o . Cada uno de nosotros
recibe, al momento de nacer, una de te rminada energía natal, es bien cierto, pero también es indiscutible que
cada quie n tie ne que me re ce r disfrutar de sus beneficios.
Vemos con profunda tristeza que esos mexicanos fatalistas, deterministas en extremo, viven de manera oprimida,
e nvidiando a los de más . La envidia es, quizás, el mayor vicio de los mexicanos. Al sentirse impotentes, ob-
servan con avidez a quienes tienen más que ellos, con deseos de adueñarse de lo ajeno: no de cosas materiales
únicamente. Los mexicanos derrotistas e nvidian tambié n las cualidade s aje nas : esfuerzo, trabajo, lo-
gros, conocimientos, habilidades, reconocimiento, fama, etc..
Esto hace que ellos vean con envidia no sólo a otros mexicanos, sino también a otros pueblos: a los estadouni-
denses, japoneses, franceses, alemanes, etc.. Piensan que si nos invadiera otro país estaríamos mejor. Ni por
as omo se les ocurre pensar que los actuales mexicanos tenemos una herencia ancestral que nos permitiría ser un
país altamente civilizado y reconocido entre los más avanzados. Quienes vemos cerca esta posibilidad somos
censurados acremente por nuestra esperanza en el último mensaje de nuestro abuelo Cuauhtémoc. Aunque no
compartimos e l fatalis mo aún no vemos con claridad lo que hay que hacer.
Después de leer la información de este documento, es obvio que, al estar ya viviendo la alborada de nuestro nue-
vo Sol, el que nos anunció Cuauhtemoctzintli, e s mome nto de re s catar nue s tra ide ntidad, de rescatar
totonaltzin 'nuestra sagrada energía natal'. Cada uno de nosotros que asuma su nombre natal anahuaca es un pa-
so firme hacia el resurgir de totlazohtlalnantzin Anahuac 'nuestra sagrada madre tierra Anáhuac'. Esta es una
decisión personal, intransferible, nadie puede imponer el nombre anahuaca a nadie, excepto los padres a sus hijos
recién nacidos.
Lo único que podermos hacer los anahuacas posthispánicos es, a s olicitud de l inte re s ado, informarle a ca-
da quien las características de su tonaltzintli 'sagrada energía natal'. Aun tomando en cuenta todas las carencias y
falsedades que pudiera tener, para e s te fin fue elaborado este documento. Quienes deseen utilizarlo para con-
tribuir a que cada vez más mexicanos recuperen su identidad anahuaca, pueden disponer de él. Quienes deseen
fotocopiarlo para difundir nuestra civilización pueden hacerlo.
La tare a e s muy grande , necesitamos ser muchos los anahuacas posthispánicos que trabajemos entregada-
mente para que todos recuperemos nuestra identidad cósmica. Considerando que actualmente somos cerca 91
Referen tes p a ra su d etermin a ció n hoja 55 de 53
Tonalpohualli Tlacatzin Stivalet
millones los mexicanos que tenemos registrado legal y jurídicamente un nombre "cristiano", debemos ser un míni-
mo de 60 millones los que recuperemos nuestro nombre autóctono para que s e e mpie ce a notar nuestro
nuevo Sol: el que marcará el resurgir de Anáhuac.
El día en que todos los actuale s me xicanos , como consecuencia del ejercicio de su libre albedrio, hayan
decidido adoptar su identidad anahuaca, precisamente ese día, y no ante s , podremos asegurar que complimos
con la tarea que nos dejó encargada nuestro abuelo Cuauhtémoc, nuestro único héroe a la altura del arte, como lo
llamó Ramón López Velarde en su Suave Patria. Es ta e s la re s pons abilidad que te ne mos e n e l pre -
s e nte quie ne s nos as umimos ya como anahuacas pos this pánicos .
B IB L IO G R A F IA
CARRILLO FARRERAS, Víctor Manuel
1984 Estructura económica de la sociedad mexica, según las fuentes documentales. Universidad
Nacional Autónoma de México. México.
DURÁN, Diego
1967 Historia de las indias de Nueva España e islas de la tierra firme. Tomo I. Editorial Porrúa. México.
LEÓN-PORTILLA , Miguel
1983 La filosofía náhuatl, estudiada en sus fuentes. Universidad Nacional Autónoma de México. México.
ROBELO, Cecilio
1980 Diccionario de mitología náhuatl. Dos tomos. Editorial Innovación. México.
SAHAGÚN, Bernardino de
1989 Historia general de las cosas de Nueva España, !, primera versión integra del texto castellano del
manuscrito conocido como Códice Florentino. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,
Alianza Editorial Mexicana. México.
SÉJOURNÉ, Laurette
1983 El pensamiento náhuatl cifrado por los calendarios. Siglo Veintiuno, Nuestra América. México.
SELER, Eduardo
1988 Comentarios al Códice Borgia. Dos tomos. Fondo de Cultura Económica. México