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La “enfermedad traumática”
Huésped
susceptible
EL TRIÁNGULO DE
LA ENFERMEDAD
Accidente
Ambiente Agente
favorable provocador
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Entre ellas se incluyen el suicidio, las caídas accidentales, el ahogamiento, la sumersión y la sofocación, los accidentes de tráfico,
otros accidentes, los envenenamientos, complicaciones y agresiones.
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Esta pérdida se calcula con los Años Potenciales de Vida Perdidos (APVD), que calcula los años que una persona deja de vivir si
fallece a una edad que no es la habitual de defunción esperada para el colectivo al que pertenece.
Esto nos permite obviar la fatalidad asociada al accidente y hablar de la
enfermedad traumática, considerando como tal el conjunto de lesiones
ocasionadas por una transferencia de energía que supera la capacidad de
tolerancia del organismo. Una persona traumatizada sería toda aquella persona
que presentara este tipo de lesiones, y una traumatizada grave toda aquella
persona que las presentara y cuya repercusión respiratoria y/o circulatoria le
colocara en una situación de riesgo vital.
DISTRIBUCIÓN DE LA MORTALIDAD
En caso de fuego:
- Tener en cuenta que:
- Donde hay fuego puede haber explosiones.
- Tan peligroso es el fuego como el humo que
produce.
- Si el espacio es cerrado, es fácil la intoxicación.
- Debe apagarse lo más pronto posible.
- Sólo intentaremos apagarlo si es de pequeña entidad.
- Retirar de alrededor los materiales combustibles.
- Utilizar para su extinción el material adecuado.
- Si el fuego es de origen eléctrico o gaseoso, cortar el
flujo.
- El fuego requiere medios especiales de protección.
En caso de cercanía de cableado o instalaciones eléctricas:
- No acercarse si no hay seguridad de que el fluido
eléctrico esté cortado.
- No acercarse a cableado o instalaciones eléctricas
aunque estén indemnes.
- No utilizar materiales no aislados para retirar
conductores.
- Prever la caída de la víctima al cortar el fluido eléctrico.
- No salir del vehículo accidentado hasta que esté el fluido
eléctrico cortado
La evaluación
Una vez junto a la víctima el siguiente paso será hablarle. Si la víctima nos
responde significará que está consciente y que su vía aérea está abierta.
Aprovecharemos entonces para realizarle una serie de preguntas mientras
procedemos a inspeccionarla buscando lesiones y hemorragias:
- ¿Ha llegado a perder el conocimiento? Si la respuesta es afirmativa,
puede significar una lesión cráneo-cervical, pero una respuesta negativa
no la descartará.
- ¿Tiene dificultad para respirar? Si la respuesta es afirmativa, significará
un problema en la vía aérea o en la ventilación que nos deberá alertar,
pero una respuesta negativa tampoco lo descartará.
- ¿Dónde se ha golpeado? El lugar puede orientar hacia lesiones en la parte
golpeada que habrá que sospechar y descartar.
- ¿Tiene dolor en alguna parte? El dolor puede reflejar el lugar del
traumatismo y poder dirigir nuestras sospechas, aunque, a veces,
desgraciadamente, duele en lugar diferente al de la lesión.
- ¿Tiene sensibilidad o pude mover sus extremidades? Una respuesta
afirmativa nos indicará una posible lesión medular, pero una negativa no
la descartará.
B: Control de la ventilación:
Una vez abierta la vía aérea debe valorarse si respira, cómo respira, cuantas
veces respira y si lo que respira es suficiente. Para hacer esto posible debe
descubrirse el tórax y observar los movimientos torácicos, comprobando si hay
simetría en los movimientos, heridas en cuello y tórax, respiración abdominal,
etc.
3 La contraindicación de la hiperextensión cervical para la apertura de la vía aérea para nosotros será relativa, tal y
como hemos visto en el tema “Soporte Vital Básico”.
Si la víctima está en parada respiratoria o la desarrolla, deberá procederse al
inicio de las maniobras de resucitación.
Una vez asegurada la vía aérea con control cervical, y siendo posible la
ventilación, se procederá a controlar las posibles hemorragias y a evaluar la
circulación:
- Control de las posibles hemorragias externas. Cualquier pérdida de
sangre en el paciente traumatizado puede conducir al shock
hipovolémico al sumarse a pérdidas anteriores y a la hipotermia. La
compresión directa sobre el punto de sangrado suele ser habitualmente
eficaz para controlar casi todas las hemorragias; en el caso de las
extremidades, ayudará en la hemostasia la elevación de la extremidad
por encima del corazón y la compresión a distancia. Si la hemorragia es
incoercible o son varias las víctimas y debe realizarse triaje, estará
indicada la aplicación del torniquete.
- Evaluación de la situación hemodinámica. Obtendremos una adecuada
referencia de su estado mediante:
El nivel de conciencia. Su ausencia, un nivel bajo o un estado de
agitación, beligerancia o poca colaboración debe hacer
sospechar hipoxia cerebral por hemorragia.
El pulso. Valorar su frecuencia, ritmicidad, amplitud y
regularidad. Cuando hay hemorragias importantes, la
frecuencia aumenta y su amplitud disminuye.
La frecuencia respiratoria. Una frecuencia respiratoria elevada
puede ser de origen exclusivamente respiratorio o neurológico,
pero asociada a una frecuencia cardíaca elevada es sugerente
de hemorragia.
La perfusión periférica. Valorar el relleno capilar y el color,
temperatura y humedad de la piel. Un relleno capilar mayor de
dos segundos es indicativo de hemorragia; una piel fría, pálida y
sudorosa de shock.
El paciente se encuentra
A Alerta
El paciente responde a la
V Estimulación verbal
El paciente responde a la
D Estimulación dolorosa
El paciente
N No responde a ningún estímulo
Flexión
Flexión FlexiónAproximació
plantar Extensión n
RESPUESTA EXTENSORA = DESCEREBRACIÓN
NO
VIA AEREA
SI
SI
SI
ESTADO NEUROLÓGICO
Reanimación prolongada
REEVALUACIÓN PERMANENTE