You are on page 1of 720

CONTENIDO

IN T R O D U C C IÓ N 1

1 M O D E L O S E C O N Ó M IC O S 3
M odelos teóricos 4
Contrastación de los modelos económicos 4
Características generales de los modelos económicos 6
Desarrollo de la Teoría Económica sobre el Valor 8
Ultimos desarrollos 17
Resumen 18

2 L A S M A T E M Á T IC A S D E LA O P T IM IZ A C IÓ N 21
Maximización de una función con una variable 22
Funciones con varias variables 27
Maximización de funciones con varias variables 30
Funciones implícitas , 33
El Teorem a de la Envolvente 35
M aximización con restricciones 39
El Teorema de la Envolvente en los problemas de maximización con restricciones
Maximización sin cálculos 47
Condiciones de segundo orden 48
Resumen 54
Problemas 55
Ampliaciones Condiciones de segundo orden y álgebra matricial 59
x C o n te n id o

/I"

E L E C C IÓ N Y D E M A N D A 6 3
r3 P R E F E R E N C IA S Y U T IL ID A D 65
Axiomas de la elección racional 66
Utilidad 66
Intercambios y sustitución 69
Una derivación alternativa 77
Ejemplos de funciones de utilidad 80
Sustitutivos perfectos 81
Resumen 85
Problemas 86
Ampliaciones Preferencias especiales 90

» 4 M A X IM IZ A C 1 Ó N D E L A U T IL ID A D Y E LE C C IÓ N 93
U na encuesta inicial 94
El caso de dos bienes: un análisis gráfico 95
El caso con n bienes 99
Función de utilidad indirecta 105
Minimización del gasto 107
Resumen 110
Problemas 110
Ampliaciones Funciones de utilidad y participaciones presupuestarias 114

y5 E F E C T O S R E N T A Y S U S T IT U C IÓ N 117
Funciones de demanda 118
Variaciones de la renta 119
Variaciones del precio de un bien 122
La curva de demanda del individuo 126
Curvas de demanda compensadas 129
Un análisis matemático de las respuestas ante variaciones de precios 133
Preferencias reveladas y el efecto sustitución 137
El excedente del consumidor 140
Resumen 144
Problemas 145
Ampliaciones El lema de Shephard, la identidad de Roy y los índices de precios 148

6 R E L A C IO N E S D E D E M A N D A EN T R E B IE N E S 153
El caso de dos bienes 154
Sustitutivos y complementarios 156
Sustitutivos y complementarios netos 158
Bienes compuestos 159
Atributos de los bienes de producción casera y precios implícitos 163
Resumen 166
Problemas 167
Ampliaciones Utilidad separable y agregación de bienes 171

®ITES-foroninfó
C o n te n id o xl

7 D E M A N D A D E M E R C A D O Y E L A S T IC ID A D 173
Curvas de demanda del mercado 174
Elasticidad 177
Relaciones entre elasticidades 181
Tipos de curvas de demanda 184
Funciones con elasticidad constante 187
Resumen 188
Problemas 189
Ampliaciones Agregación y estimación 193

E L E C C IÓ N E N C O N D IC IO N E S D E IN C E R T ID U M B R E 197
8 U T ILID A D E S P E R A D A Y A V E R S IÓ N A L R IE SG O 19 9
Probabilidad y valor esperado 200
Juegos justos y la hipótesis de la utilidad esperada 201
El teorem a von Neumann-M orgenstem 203
Aversión al riesgo 205
Cálculo de la aversión al riesgo 208
El planteamiento de la preferencia de situaciones y elección en condiciones de inceitidumbre 212
Resumen 218
Problemas 218
Ampliaciones Teoría de la cartera y fijación de precios del riesgo 222

9 LA E C O N O M ÍA D E LA IN F O R M A C IÓ N 227
Propiedades de la información 228
El valor de la información 228
Información y seguros 231
Riesgo moral 231
Selección adversa 235
Resumen 241
Problemas 241
Ampliaciones La economía de la búsqueda 245
10 T E O R ÍA D E J U E G O S Y EQ U ILIB R IO E S T R A T É G IC O 249
Conceptos básicos 250
Equilibrio de Nash en los juegos 251
Un ejemplo de juego en el dormitorio 252
Existencia del equilibrio de Nash 254
E l dilema del prisionero 257
Juegos repetidos 262
Juegos con información incompleta 265
Resumen 265
Problemas 266

©íTES-ftjron**»
jd i C o n te n id o

P R O D U C C IÓ N Y O F E R T A 269
y 11 F U N C IO N E S DE P R O D U C C IÓ N 271
Productividad marginal 272
Mapas de isocuantas y la relación de sustitución técnica 275
Rendimientos a escala 279
La elasticidad de sustitución 282
Algunas funciones de producción frecuentes 284
Progreso técnico 288
Resumen 293
Problemas 294
Ampliaciones Funciones de producción con muchos factores productivos 298
12 CO STES 301
Definición de costes 302
Elecciones de factores que minimizan los costes 304
Funciones de costes 310
Desplazamientos de las curvas de costes 315
Diferencias entre corto y largo plazo 321
Resumen 328
Problemas 330
Ampliaciones Sustitución de factores 334

y 13 M A X IM IZ A C IÓ N DEL B EN EFIC IO Y O F E R T A 337


La naturaleza y el comportamiento de las empresas 338
Maximización del beneficio 338
Ingreso marginal 341
Oferta a corto plazo de una empresa precio aceptante 346
Maximización del beneficio y demanda de factores 349
Excedente del productor a corto plazo 353
Maximización de los ingresos 355
Directivos y el problema del agente-principal 358
Resumen 362
Problemas 363
Ampliaciones La función de beneficios 367

®fTE$-ft}f9mn/b
C o n te n id o t íü

C O M P E T E N C IA P E R F E C T A 369

14 EL M O D E L O D E EQ U ILIBRIO P A R C IA L C O M P E T IT IV O 371
Plazo de la respuesta de la oferta 372
L a fijación de precios en el muy corto plazo 372
Determinación del precio a corto plazo 373
Desplazamientos de las curvas de oferta y demanda: un análisis gráfico 379
M odelo matemático de la oferta y demanda 383
Análisis a largo plazo 386
Equilibrio a largo plazo: el caso de costes constantes 387
Form a de la curva de oferta a largo plazo 390
Elasticidad de la oferta a largo plazo 393
Análisis de estática comparativa del equilibrio a largo plazo 394
Excedente del productor a largo plazo 398
Resumen 401
Problemas 402

15 A N Á L IS IS C O M P E T IT IV O A P L IC A D O 407
Eficiencia económica y análisis del bienestar 408
Controles de precios y carestías 411
Análisis de la incidencia de los impuestos 413
Restricciones comerciales 417
Resumen 422
Problemas 422

— *>16 EQ U ILIBRIO G E N E R A L C O M P E T IT IV O 427


Sistema de precios perfectamente competitivos 428
U n sencillo modelo gráfico del equilibrio general 429
Análisis de estática comparativa 439
Modelización del equilibrio general 441
Existencia de precios en el equilibrio general 442
El dinero en los modelos de equilibrio general 451
Resumen 455
Problemas 456
Ampliaciones Modelos de equilibrio general calculable 460

17 L A EF IC IE N C IA DE LA C O M P E T E N C IA P E R FE C T A 463
La hipótesis de la mano invisible de Smith 464
Eficiencia en el sentido de Pareto 464
Eficiencia en la producción 464
Eficiencia en la combinación productiva 471
Precios competitivos y eficiencia 474
Alejamiento de los supuestos de competencia 477
Ajustes de mercado e información 479

©ÍTESA» o t *>
x iv C o n te n id o

Fijación de precios de desequilibrio y expectativas 483


Información y equilibrios ineficientes 487
Distribución 489
Resumen 494
Problemas 495

M O D E L O S D E C O M P E T E N C IA IM P E R F E C T A 501
18 M O D E L O S D E M O N O P O L IO 503
Barreras a la entrada 504
Maximización de beneficios y elección del nivel de producción 505
Monopolio y asignación de recursos 510
Monopolio y calidad del producto 513
Discriminación de precios 516
Discriminación mediante tablas de precios 521
Regulación de los monopolios 523
Visión dinámica del monopolio 527
Resumen 527
Problemas 528
Ampliaciones Tarifas óptimas 532

•719 M O D E L O S T R A D IC IO N A L E S DE C O M P E T E N C IA IM P E R F E C T A 535
Fijación de precios en un oligopolio homogéneo 536
Diferenciación del producto 545
Entrada 549
Resumen 556
Problemas 556

^20 M O D E L O S D E F IJA C IÓ N DE P R EC IO S SE G Ú N LA T E O R ÍA DE J U E G O S 561


Fijación de precios en juegos estáticos 562
Entrada, salida y estrategia 565
Entrada e información incompleta 569
Juegos con información incompleta 571
Resum en 576
Problemas 577
Ampliaciones Sustitutivos y complementarios estratégicos 581
C o n te n id o zr

F IJ A C IÓ N D E P R E C IO S E N L O S
M ER C A D O S DE FACTO RES 583
21 D E M A N D A D E F A C T O R E S P O R P A R T E DE L A S E M P R E S A S 585
Maximización de beneficios y demanda derivada 586
Estática comparativa en la demanda de factores 589
Análisis matemático 593
Sensibilidad de la demanda de factores a las variaciones de los precios de los factores 596
Análisis de la productividad marginal y de los determinantes de la proporción de factores 599
Monopsonio en el mercado de factores 601
Monopolio en la oferta de factores 603
Resumen 605
Problemas 605
Ampliaciones La elasticidad de la demanda de trabajo 611

22 O F E R T A DE T R A B A J O 615
Asignación del tiempo 616
U n análisis matemático de la oferta de trabajo 619
Curva de oferta de trabajo del mercado 623
Otras aplicaciones del modelo de asignación del tiempo 624
Sindicatos 625
Diferencias salariales 629
Resumen 630
Problemas 631

23 C A P IT A L 635
Capital y tasa de rendimiento 636
Determinación de la tasa de rendimiento 637
La demanda de capital de la empresa 644
Planteamiento del valor actual descontado de las decisiones de inversión 646
Asignación óptima de los recursos a lo largo del tiempo 651
Resumen 656
Problemas 656
Apéndice Las matemáticas del tipo de interés compuesto 661

® tT Eíforonm fi>
acvi C o n te n id o

L ÍM IT E S D E L M E R C A D O 667
-*,••24 E X T E R N A L ID A D E S Y B IE N E S P Ú B L IC O S 669
Definición de las externalidades 670
Externalidades e ineficiencia en la asignación 672
Soluciones al problema de las externalidades 676
Características de los bienes públicos 679
Bienes públicos y asignación de recursos 681
Fijación de precios de Lindahl para los bienes públicos 686
Resumen 688
Problemas 688
Ampliaciones Reducción de la contaminación 693

- p 25 E C O N O M ÍA P O LÍT IC A 695
Criterios para alcanzar el bienestar social 696
Funciones de bienestar social 698
El teorema de la imposibilidad de Arrow 701
Votación directa y asignación de recursos 702
Un sencillo modelo político 705
Gobierno representativo 708
Comportamiento de búsqueda de rentas 710
Resumen 712
Problemas 712
Ampliaciones Sistemas de votación 717

RESPU ESTA S BREVES A LA S PREGUNTAS 719


S O L U C IO N E S A LO S P R O B L E M A S IM P A R E S 729
G L O S A R IO D E L O S T É R M IN O S M Á S U T IL IZ A D O S 739
ÍN D IC E D E A U T O R E S 747
ÍN D IC E A N A L ÍT IC O 751
[ P A R T E

INTRODUCCIÓN

1 M O D E L O S E C O N Ó M IC O S

2 L A S M A T E M Á T IC A S D E L A O P T IM IZ A C IÓ N

Esta parte se compone de dos capítulos que ofrecen la base para el estudio de la teoría
microeconómica. El Capitulo 1 describe el planteamiento general utilizado en economía,
prestándose una especial atención a la forma en que los economistas diseñan y contrastan
sencillos modelos sobre la actividad económica. También se analizan algunas de las cues­
tiones filosóficas implícitas en la construcción de los modelos económicos, junto con un
análisis de cómo se puede diferenciar a los "buenos" modelos de los "malos”.
El Capítulo 2 tiene una orientación matemática. Describe varios métodos que pueden
utilizarse para resolver problemas de maximización (y minimización). Puesto que muchos
modelos económicos parten del supuesto de que los agentes económicos (individuos,
empresas, agencias gubernamentales, etc.), están intentando alcanzar el máximo valor de
algo, dados sus recursos limitados, estos problemas constituyen una cuestión importante
en este libro. Las técnicas matemáticas introducidas en el Capítulo 2 se utilizarán conti­
nuamente en los capítulos posteriores para sacar conclusiones sobre el comportamiento
económico.

Umfwsrsítfa'í Católica de Colombia


ú ..2 ,U O T £ C A
MODELOS ECONÓMICOS

Este libro ilustra cómo utilizan los economistas los modelos para explicar la fijación de los
precios de los bienes y servicios. Su objetivo consiste en ofrecer a los estudiantes una fuer­
te base para su trabajo posterior, tanto en el campo teórico como en el campo de la eco­
nomía aplicada. Este primer capítulo tiene una naturaleza fundamentalmente filosófica. Se
fija en el papel de la modelización en tas ciencias y revisa parte de la historia de la eco­
nomía.
4 Pane I In tro d u cció n

M o d e lo s teóricos
Cualquier economía moderna es muy compleja. Hay miles de empresas produciendo millones de produc­
tos distintos. Hay millones de individuos que trabajan en todo tipo de ocupaciones y que toman decisiones
sobre cuáles de estos bienes van a com prar. Por ejemplo, fijémonos en el caso de los cacahuetes. Se deben
cosechar en el momento adecuado y se deben enviar a los procesadores que los convierten en mantequilla
de cacahuete, aceite de cacahuete, caramelo de cacahuete y otras muchas delicias fabricadas con cacahue­
te. Estos procesadores, a su vez, deben asegurarse de que sus productos llegan a miles de tiendas en las
cantidades adecuadas para satisfacer la demanda.

Puesto que sería imposible describir con detalle el funcionamiento de los mercados de cacahuetes, los
economistas han decidido utilizar la abstracción de las complejidades del mundo real y desarrollar mode­
los relativamente sencillos que reflejan las cuestiones “esenciales” . A l igual que un mapa de carreteras
resulta útil aunque no muestre todas las casas, o incluso todas las briznas de hierba, los modelos económi­
cos de, por ejemplo, el mercado de los cacahuetes también son muy útiles incluso si no reflejan al detalle
el funcionamiento de la economía de los cacahuetes. E n este libro estudiaremos los modelos económicos
más utilizados. Veremos que, aunque hacen abstracciones heroicas de las verdaderas complejidades del
mundo real, no obstante reflejan muchas características esenciales que son comunes para todas las activi­
dades económicas.

La utilización de modelos es generalizada, tanto en las ciencias físicas como en las sociales. En física,
el concepto de vacío “perfecto” , o de gas “ideal” , es una abstracción que permite a los científicos estudiar
fenómenos del mundo real en condiciones muy sencillas. En química, la idea de un átomo o de una molé­
cula es, de hecho, un modelo muy simplificado de la estructura de la m ateria. Los arquitectos utilizan
maquetas para planificar los edificios. Los técnicos de reparación de televisores utilizan dibujos de las cone­
xiones de cable para localizar los problemas. De la misma m anera, los economistas han desarrollado sus
modelos para comprender mejor las cuestiones económicas. Estos modelos reflejan la forma en que los
individuos toman decisiones, el comportamiento de las empresas y la forma en que estos grupos se relacio­
nan entre sí en los mercados.

C o n tra sta c ió n de lo s m o d e lo s e c o n ó m ic o s
P or supuesto, no todos los modelos resultan “buenos” . Por ejemplo, el modelo de desplazamiento de los
planetas en torno a la tierra, ideado por Ptolomeo, fue finalmente rechazado porque era incapaz de expli­
car con precisión el desplazamiento de los planetas alrededor del sol. U n objetivo importante de toda inves­
tigación científica consiste en diferenciar entre “buenos” y “malos” modelos. Se utilizan dos métodos
generales para contrastar los modelos económicos: (1) un planteamiento directo, que intenta establecer la
validez de los supuestos básicos de los que parte un modelo; y (2) un planteamiento indirecto, que intenta
confirmar la validez demostrando que un modelo simplificado predice correctamente los acontecimientos
del mundo real. Para ilustrar las diferencias básicas de los dos planteamientos, vamos a analizar brevemen­
te un modelo que utilizaremos mucho en capítulos posteriores de este libro: el modelo de una empresa que
intenta maximizar sus beneficios.

El m odelo de m axim ización de beneficios

El modelo de una empresa que intenta maximizar sus beneficios constituye, evidentemente, una simplifica­
ción de la realidad. Ignora las motivaciones personales de los directivos de la em presa, y no tiene en cuen-

©ITESAiraninfo
Capítulo } M o d e lo s e c o n ó m ic o s 5

ta ios conflictos personales que surgen entre ellos. Supone que los beneficios son el único objetivo relevan­
te de la empresa; otros objetivos posibles, como la obtención de poder o prestigio, son considerados i¡re­
levantes. El modelo también supone que una empresa dispone de suficiente información sobre sus costes y
sobre la naturaleza del mercado en el que vende sus productos para descubrir cuáles son, realmente, sus
opciones para m aximizar sus beneficios. Por supuesto, la mayoría de las empresas del mundo real no dis­
pone de esta información. Aun así, estas deficiencias del modelo no tienen por qué ser graves. Ningún
modelo puede describir la realidad con exactitud. La cuestión realmente importante consiste en saber si este
modelo sencillo puede considerarse un buen modelo.

C o ntrastac ió n de lo s su p u e sto s
Una prueba del modelo de la empresa maximizadora de beneficios analiza su supuesto básico: ¿las em pre­
sas intentan realmente m aximizar sus beneficios? Algunos economistas han analizado esta cuestión envian­
do cuestionarios a los ejecutivos para pedirles que especifiquen cuáles son sus objetivos. Los resultados de
estos estudios son muy variados. Los empresarios suelen mencionar otros objetivos distintos a los de los
beneficios, o afirman que sólo hacen “ lo m ejor que pueden” dada su limitada información. Por otra parte,
la mayoría de los entrevistados también menciona un fuerte “interés” por los beneficios, y expresa su opi­
nión de que la maximización de los beneficios es un objetivo adecuado. La contrastación del modelo de
maximización de beneficios, mediante la contrastación de sus supuestos, ha ofrecido, por tanto, resultados
no concluyentes.

C o ntrastac ió n de la s predicciones
Algunos economistas, sobre todo Milton Friedman, niegan que se pueda contrastar un modelo analizando
la “realidad” de sus supuestos1. Afirm an que todos los modelos teóricos se basan en supuestos “irrealis­
tas” ; la propia naturaleza de la teorización exige que hagamos ciertas abstracciones. Estos economistas con­
cluyen que la única m anera de determinar la validez de un modelo consiste en ver si es capaz de explicar
y predecir los acontecimientos del mundo real. La contrastación última de un modelo económico se consi­
gue cuando se confronta con los datos de la propia economía.

Friedm an proporciona una ilustración importante de este principio. Se plantea qué tipo de teoría se tiene
que utilizar para explicar los golpes de jugadores profesionales de billar. Afirma que las leyes físicas sobre
la velocidad, el momento y los ángulos de la física teórica clásica serían u n modelo adecuado. Los jugado­
res profesionales de billar juegan como si aplicaran estas leyes. Pero, si preguntamos a estos jugadores si
comprenden los principios físicos subyacentes al billar, la mayoría contestaría, sin duda, que no. No obs­
tante, afirma Friedm an, las leyes físicas ofrecen predicciones muy precisas y, por tanto, deben ser acepta­
das como modelos teóricos adecuados de cómo juegan al billar los profesionales.
La contrastación del modelo de maximización de beneficios, por tanto, debería realizarse prediciendo
el comportamiento de las empresas del mundo real, suponiendo que estas empresas se comportan como si
estuvieran maximizando sus beneficios. Si estas predicciones se ajustan razonablemente bien a la realidad,
podremos aceptar la hipótesis de maximización de beneficios. El hecho de que las empresas respondan a
los cuestionarios negando ningún intento preciso de maximizar sus beneficios es tan poco dañino a la vali­

1 V éase M . F rie d m a n , E ssa y sin P ositive Econom ics (Chicago: U niversity o f Chicago Press, 1953), cap. 1. Para una visión alternativa que
d estaca la im portancia de u tilizar supuestos “realistas” , véase H .A . Simón, “ Rational D ecisión M aking in Business O rganizations” .
A m erican E conom ic R eview 69, n ° 4 (septiem bre de 1979): 493-513.

©(TES-ftjraniifr
6 P a rte! In tro d u cció n

dez de las hipótesis básicas como lo es que los jugadores profesionales de billar nieguen conocer las leyes
de la física. Por el contrario, la contrastación última de su teoría es la capacidad de predecir los aconteci­
mientos del mundo real.

Im portancia del análisis em pírico

El principal punto de atención de este libro es la construcción de modelos teóricos. Pero el fin último de
estos modelos es aprender algo sobre el mundo real. Aunque la inclusión de un importante coqjunto de
ejemplos aplicados alargaría innecesariamente un libro ya de por sí voluminoso2, las Ampliaciones inclui­
das al final de muchos capítulos pretenden ofrecer una transición entre la teoría presentada en el texto y la
forma en que se aplica, de hecho, dicha teoría.

C a ra cte rísticas ge n erales de lo s m o d e lo s e c o n ó m ic o s

Por supuesto, el núm ero de modelos económicos utilizados en la actualidad es muy elevado. Los supues­
tos específicos utilizados, y el grado de detalle ofrecido, varían en gran medida en función del problema
que se quiere analizar. El tipo de modelos empleados para explicar el nivel general de actividad económi­
ca en Estados Unidos, por ejemplo, debe ser considerablemente más agregado y complejo que el tipo uti­
lizado para interpretar la fijación de los precios de las fresas de Arizona. Sin embargo, a pesar de esta varie­
dad, prácticamente todos los modelos económicos incorporan tres elementos comunes: (1) el supuesto de
ceteris paribus (todo lo demás sigue igual); (2) el supuesto de que los agentes económicos que tom an deci­
siones intentan optimizar algo; y (3) una clara diferenciación entre cuestiones “positivas” y “normativas” .
Puesto que nos encontraremos con estos tres elementos a lo largo de todo este manual, puede resultar útil,
de partida, describir brevemente la filosofía subyacente a cada uno de ellos.

El su p u e sto de c e te r is p a r ib u s

Como es el caso en la mayoría de las ciencias, los modelos utilizados en economía intentan describir rela­
ciones relativamente sencillas. Un modelo del mercado de trigo, por ejemplo, puede intentar explicar el
precio del trigo a partir de un núm ero reducido de variables cuantificables, com o el salario de los trabaja­
dores agrícolas, la pluviosidad y la renta de los consumidores. Esta parsimonia en la especificación del
modelo permite estudiar la fijación del precio del trigo en un marco simplificado en el que es posible ver
cómo actúan las fuerzas específicas. Aunque cualquier investigador reconocerá que hay muchas fuerzas
“externas” (enfermedades del trigo, cambios del precio de los fertilizantes o de los tractores, cambios de
las actitudes de los consumidores al com prar pan) que afectan al precio del trigo, estas otras fuerzas se man­
tienen constantes en la construcción del modelo. Es importante reconocer que los economistas no están
suponiendo que los demás factores no afectan al precio del trigo, sino más bien que suponen que estas otras
variables no cambian durante el periodo de estudio. D e esta manera, se puede estudiar únicamente el efec­
to de unas pocas fuerzas en un contexto simplificado. Estos supuestos ceteris paribus (todo lo demás per­
manece constante) se utilizan en todos los modelos económicos.

La utilización del supuesto ceteris paribus plantea algunas dificultades para la contrastación empírica
de los modelos económicos a p artir de datos del mundo real. En otras ciencias, estos problemas no son tan

- P ara un texto de nivel interm edio que incluye un am plio conjunto de aplicaciones del m undo real, véase W . N ic k o ls o n , M icroeconom ics
Theory a nd lis A p p ü cm ion. 8* edición (Forth W orth: T he DÍryden P ress, 2000).
Capitulo 1 M o d e lo s e c o n ó m ic o s 7

graves dada su capacidad de realizar experimentos controlados. Por ejemplo, un físico que quiere contras­
tar un modelo de la fuerza de gravedad no lo haría tirando objetos desde lo alto del Empire State Building,
Los experimentos que se contrastaran así estarían sujetos a demasiadas fuerzas exógenas (corrientes de aire,
partículas en el aire, cambios de la temperatura, etc.) que no perm itirían una contrastación precisa de la
teoría, Por el contrario, el físico realizaría experimentos en un laboratorio, utilizando un vacío parcial en
el que la mayoría de las demás fuerzas podrían ser controladas o suprimidas. Así, la teoría se podría con­
trastar en un contexto simple, sin necesidad de tener en cuenta todas las demás fuerzas que afectan a la
caída de cuerpos en el mundo real.

Con unas pocas excepciones notables, los economistas no han podido realizar experimentos controla­
dos para contrastar sus modelos. Por el contrario, los economistas se han visto forzados a utilizar diversos
m étodos estadísticos para controlar las demás fuerzas cuando contrastan sus teorías. Aunque estos métodos
estadísticos son, en principio, tan válidos como los métodos de experimentos controlados utilizados por
otros científicos, en la práctica plantean una serie de cuestiones espinosas. Por ello, las limitaciones y el
significado exacto del supuesto ceteris paribus en economía han sido objeto de una m ayor controversia que
en otras ciencias experimentales.

S u p u e s t o s de optim ización

Muchos modelos económicos parten del supuesto de que los agentes económicos analizados intentan alcan­
zar algún objetivo de forma racional. Analizamos brevemente este supuesto cuando estudiamos anterior­
mente el concepto de la empresa maximizadora de beneficios. Otros ejemplos que encontraremos en este
manual incluyen a los consumidores que maximizan su propio bienestar (utilidad), las empresas que mini­
mizan costes y los legisladores que intentan maximizar el bienestar público. Aunque, como demostraremos,
todos estos supuestos son controvertidos de alguna m anera, todos han logrado una aceptación generalizada
como un buen punto de partida para desarrollar modelos económicos. Parece que hay dos razones para esta
aceptación. La prim era razón, los supuestos de optimización son muy útiles para obtener modelos precisos
y resolubles. U na razón importante es que estos modelos pueden aplicar diversas técnicas matemáticas ade­
cuadas para los problemas de optimización. Muchas de estas técnicas, junto con su lógica subyacente, serán
analizadas en el Capítulo 2. Una segunda razón de la popularidad de los modelos de optimización hace refe­
rencia a su aparente validez empírica. Como demuestran algunas de nuestras Ampliaciones, estos modelos
parecen ser bastante buenos para explicar la realidad. En definitiva, los modelos de optimización han logra­
do ocupar un lugar prominente en la moderna teoría económica.

Diferenciación entre p o sitivism o y norm atívísm o

Una característica final de la m ayoría de los modelos económicos es su intento por diferenciar cuidadosa­
mente entre cuestiones “positivas” y “norm ativas” . Hasta ahora nos hemos ocupado fundamentalmente de
las teorías económicas positivas. Estas teorías “científicas” tom an el mundo real como un objeto de estu­
dio e intentan explicar los fenómenos económicos observados. La economía positiva intenta determinar
cómo se asignan, de hecho, los recursos en una economía. Una aplicación algo distinta de la teoría econó­
m ica es su aplicación normativa, que adopta una postura definida sobre lo que habría que hacer. En el aná­
lisis normativo, los economistas tienen mucho que decir sobre cómo se deberían asignar los recursos. Por
ejemplo, un economista que realiza un análisis positivo puede analizar cómo y por qué la industria sanita­
ria estadounidense utiliza las cantidades de capital, trabajo y tierra que se aplican actualmente a la provi­
sión de servicios médicos. El economista también puede decidir medir los costes y beneficios de asignar

© tT E S-P o rtx m h
8 P anel In tro d u cció n

aún más recursos a la atención sanitaria, Pero, cuando los economistas afirman que se deberían asignar más
recursos a la sanidad, han pasado implícitamente al análisis normativo.

Algunos economistas consideran que el único análisis económico adecuado es el análisis positivo.
Partiendo de una analogía con las ciencias físicas, afirman que los economistas “científicos" deberían ocu­
parse únicamente de la descripción (y posiblemente la predicción) de los acontecimientos del mundo real.
Ef asumir posturas morales, y el defender intereses particulares, son cuestiones consideradas fuera de la
competencia de un economista que se comporta como un economista. Sin embargo, otros economistas con­
sideran que la aplicación estricta de la diferenciación entre positivismo y normativismo en las cuestiones
económicas no es una distinción correcta. Consideran que el estudio de la economía implica, necesariamen­
te, las opiniones propias de los investigadores sobre ética, moral y justicia. Según estos economistas, la
búsqueda de una “objetividad” científica en estas circunstancias es inútil. A pesar de esta ambigüedad, este
manual adopta, fundamentalmente, una perspectiva positivista, dejando las cuestiones normativas al lector.

D esarrollo de la Teoría E co n ó m ica so b re el V alor


Aunque la actividad económica ha sido una cuestión esencial en todas las sociedades, no es sorprendente
que estas actividades no fueran estudiadas con detalle hasta hace relativamente poco. En la mayor parte de
los casos, los fenómenos económicos fueron considerados como una característica básica del comporta­
miento humano que no era suficientemente interesante como para m erecer una atención especial. Por
supuesto, es cierto que los individuos siempre han estudiado las actividades económicas con la perspectiva
de lograr algún tipo de ganancia personal. Los comerciantes romanos no estaban, sin duda, por encima de
la necesidad de obtener beneficios con sus transacciones. Pero el análisis de la naturaleza esencial de estas
actividades no se empezó a realizar con detalle hasta el siglo X V m 3. Puesto que este manual trata de la
teoría económica tal y como la conocemos en la actualidad, y no trata sobre la historia del pensamiento
económico, nuestro análisis de la evolución de la teoría económica será breve. Sólo analizaremos una parte
del estudio económico en su contexto histórico: la teoría del valor.

El pensam iento e co n ó m ico inicial

No es sorprendente que la teoría del valor se ocupe de los determinantes del “valor” de un bien. El estu­
dio de este tema es una parte central de la moderna teoría microeconómica, y está estrechamente relacio­
nado con el tema de la asignación de recursos escasos para fines alternativos. El lugar lógico para empe­
zar es la definición del término valor. Por desgracia, el significado de este término no ha sido siempre el
mismo a lo largo del desarrollo de este tema. Hoy en día consideramos el “valor” como un sinónimo del
“precio” de un bien4. Los prim eros filósofos-economistas, sin em bargo, diferenciaban entre el precio de
mercado de un bien y su valor. El término “valor” se utilizaba entonces como un sinónimo, en cierto sen­
tido, de “importancia” , “esencialidad” o (a veces), “bondad” . Puesto que “precio” y “valor” eran concep­
tos distintos, podían diferir, y la mayoría de los primeros análisis económicos se centraban en estas diver­
gencias. Por ejemplo, Santo Tomás de Aquino creía que el valor estaba fijado por Dios. Puesto que los
precios eran fijados por los humanos, era posible que el precio de un bien difiriera de su valor. U na per­

3 Para una descripción detallada d e los prim eros análisis económ icos, véase e l trabajo clásico d e J.A . S c h u w p e te r. Hisiory q f Economic
A nafysis (N ueva York: O xford Univereity Press. 1954), p a n e II, caps. I. 2 y 3.
4 Esto no es totalm ente cierto cuando existen “externalidades” y hay que diferenciar entre valor privado y valor social (véase el Capítulo
24).

6if£S-todÉi/b
Capüulo i M o d e lo s e c o n ó m ic o s

sona acusada de cobrar u n precio superior al valor del bien era culpable de cobrar un precio "injusto” .
Cualquier prestamista que exigiera un pago por el uso del dinero estaba cobrando un precio injusto y podía
ser, y frecuentemente era, juzgado por los responsables eclesiásticos.

El nacim iento de la econom ía m oderna

E n la última parte del siglo XVIII, los filósofos empezaron a adoptar un planteamiento más "científico” de
las cuestiones económicas. La publicación de La Riqueza de las Naciones de Adam Smith (1723-1790) en
el año 1776 se considera, por lo general, como el inicio de la economía moderna. E n su amplio y exhaus­
tivo trabajo, Smith creó la base del pensamiento sobre las fuerzas económicas de forma ordenada y siste­
mática. Aun así, Smith y sus sucesores inmediatos, como David Ricardo (1772-1823), siguieron diferen­
ciando entre valor y precio. Para Smith, por ejemplo, el valor de un bien significaba su “valor de uso",
mientras que su precio representaba su “valor de cambio” . La distinción entre estos dos conceptos queda­
ba ilustrada por la famosa paradoja del agua y los diamantes. El agua, que evidentemente tiene un gran
valor de uso, tiene un escaso valor de. cambio (un precio muy bajo); los diamantes tienen un escaso uso
práctico, pero u n gran valor de cambio. La paradoja que intentaban resolver los primeros economistas parte
de la observación de que algunos artículos muy “útiles” tienen precios muy bajos, mientras que otros
artículos “no esenciales” tienen precios muy elevados.'

La teoría del trabajo del valor de cam bio

Ni Smith ni Ricardo resolvieron nunca de forma satisfactoria la paradoja del agua y los diamantes. El con­
cepto del valor de uso fue debatido por los filósofos, mientras que los economistas prestaron atención a la
explicación de los determinantes del valor de cambio (es decir, a la explicación de los precios relativos).
Una posible explicación obvia es que el valor de cambio de los bienes viene determinado por lo que cues­
ta producirlos: Los costes de producción están determ inados, fundamentalmente, por los costes del traba­
jo , al menos así era en tiempos de Smith y Ricardo y, por tanto, la teoría del valor trabajo constituía un
paso evidente. Por ejemplo, parafraseando un ejemplo de Smith, si la caza de un ciervo requiere dos veces
el número de horas de trabajo que la captura de un castor, se debería intercambiar un ciervo por dos cas­
tores. En otras palabras, el precio del ciervo debería ser el doble que el del castor. Análogamente, los dia­
mantes son relativamente caros porque su producción exige una importante cantidad de trabajo.

Para los estudiantes con un somero conocimiento de lo que ahora denominamos la ley de la oferta y la
demanda, la explicación de Smith y Ricardo puede parecer un poco rara. ¿No se daban cuenta de los efec­
tos de la demanda sobre e! precio? La respuesta a esta pregunta es tanto “sí” como “n o ” . Sí que observa­
ron periodos de rápido crecimiento y reducción de los precios, y atribuyeron estas variaciones a cambios
de la demanda. Sin embargo, consideraban que estas variaciones eran cuestiones anormales que sólo gene­
raban una divergencia transitoria entre el precio de mercado y el valor trabajo. Puesto que no habían resuel­
to realmente la paradoja del valor de uso. no querían asignar a la demanda más que u n papel efímero en la
determinación del valor de cambio. Por el contrario, los valores de cambio a largo plazo eran determ ina­
dos únicamente por los costes laborales de la producción.

La revolución m arginalista

Entre 1850 y 1880, los economistas empezaron a tom ar conciencia cada vez m ás de que, para construir una
alternativa adecuada a la teoría del valor trabajo, tenían que resolver la paradoja del valor de uso. Durante
la década de 1870 varios economistas propusieron que no es la utilidad total de un bien la que determina

® IT E S P a r m i n f o
ÍO Pane l In tro d u cció n

su valor de cambio, sino más bien la utilidad de la última unidad consumida. Por ejemplo, e! agua es muy
útil, es esencial para la vida. Pero, puesto que hay relativamente mucha agua, el consumo de un vaso m ás
(iceteris paribus) tiene un valor relativamente reducido para la gente. Estos “marginalistas" v o tv iro n a
definir el concepto del valor de uso a partir de la idea de utilidad general a un valor en función de la utili­
dad marginal o adicional: la utilidad de una unidad adicional de un bien. El concepto de fipmanria de la
unidad adicional de producción fue contrapuesto al análisis de Smith y Ricardo de los costes de producción
para obtener una imagen completa de la determinación del precio5.

La sín te sis m arshaliana de la oferta y la dem anda

La definición más clara de estos principios marginales fue presentada por el economista ingi¿c Alfred
Marshai! (1842-1924) en sus Principies ofE conom ics, publicados en 1890. Marshall demostraba que la
oferta y la demanda actuaban simultáneamente para determinar el precio. Como señalaba M arshall, al igual
que no se puede especificar cuál de los dos filos de una tijera corta, tampoco se puede decir que sea la ofer­
ta, o la demanda, la que determina p o r sí sola el precio. Este análisis queda ilustrado en la famosa cruz
marshaliana que se m uestra en la Figura 1.1. En el gráfico, la cantidad adquirida de un bien en un perio­
do se muestra en el eje horizontal, y el precio aparece sobre el eje vertical. La curva D D representa la can­
tidad demandada del bien en cada periodo, a cada precio posible. La curva tiene pendiente negativa para
reflejar el principio marginalista de que, a medida que aumenta la cantidad, la gente querrá pagar cada vez
menos por la última unidad adquirida. Es el valor de esta última unidad el que fija el precio de todas las

F IG U R A 1.1 La curva marshaliana de oferta y demanda

M a rs h a ll te o r iz a b a a firm a n d o q u e la o f e rta y la d e m a n d a s e r e la c io n a n e n tr e s í p a r a d e te r m in a r e l p r e c io d e e q u ilib rio (P*)


y l a c a n tid a d d e e q u ilib rio (Q * ) q u e s e in te r c a m b ia rá e n el m e r c a d o . C o n c lu ía q u e n o e s p o s ib le a f ir m a r q u e s e a la o f e rta , o
la d e m a n d a , la q u e d e te r m in a p o r s í s o la e! p r e c io y q u e , p o r ta m o , n o s e p u e d e a f ir m a r q u e s e a n só lo lo s c o s te s , o la u tili­
d a d q u e o b tie n e n lo s c o m p r a d o re s , lo s q u e d e te r m in a n e l v a lo r d e c a m b io .

Pre cio

5 R icardo había proporcionado anteriorm ente un prim er paso im portante p ara el análisis m arginal en su análisis de la rem a. R icardo teori­
zab a que, a m edida que aum enta la producción d e m aíz se iría utilizando tierras de m enor calidad y esto haría que aum entara el precio del
maíz. E n su argum ento. R icardo reconocía implícita m ente que es el coste m arginal (el coste de producir una unidad adicional) e l coste
relevante para la fijación de precios. O bserve que R icardo había m antenido constantes, de form a im plícita, los dem ás factores d e produc­
ció n cuando analizaba la productividad decreciente de la tierra; es decir, aplicó una versión del supuesto ceteris paribus.
Capitulo 1 M o d e lo s e c o n ó m ic o s 11

unidades adquiridas. La curva S S m uestra cómo aumentan los costes de producción (marginales) a medida
que se produce más. Esto refleja el creciente coste de producción de una unidad más a medida que aumen­
ta Ja producción total. En otras palabras, la pendiente positiva de la curva SS refleja costes marginales cre­
cientes, al igual que la pendiente negativa de la curva D D refleja un valor marginal decreciente. Las dos
curvas se cortan en P*, Q*. Se trata de un punto de equilibrio: tanto los compradores como los vendedo­
res están contentos con la cantidad intercambiada y el precio al que se intercambia. Si una de las curvas se
desplaza, el punto de equilibrio se desplazará hasta otro punto. Así, ei precio y la cantidad se determinan
simultáneamente por ia relación entre oferta y demanda.

Paradoja resuelta

El modelo de Marshall gira en tom o a la paradoja del agua y los diamantes. Los precios reflejan tanto la
evaluación marginal que otorgan los demandantes a los bienes como los costes marginales de producir los
bienes. De esta m anera, no hay ninguna paradoja. El agua tiene un precio reducido porque tiene tanto un
valor marginal reducido como u n coste marginal de producción reducido. Por otra parte, los diamantas tie­
nen un precio elevado porque tienen u n valor marginal elevado (porque la gente está dispuesta a pagar bas­
tante por otro diamante más) y un elevado coste marginal de producción. Este modelo básico de oferta y
demanda subyace a gran p an e de los análisis realizados en este manual. Como punto de partida, vamos a
analizar una representación matemática muy sencilla de las ideas de Marshall. Posteriormente, nos aden­
traremos con más detalle en las cuestiones fundamentales del comportamiento económico que subyace a las
curvas de Marshall.

E J E M P L O 1.1
Equilibrio entre oferta y dem anda__________________________________________________________________

Aunque las representaciones gráficas son adecuadas para algunos fines, los economistas suelen utilizar representacio­
nes algebraicas de sus modelos, tanto para clarificar sus argumentos como para hacerlos más precisos. Como un pri­
mer ejemplo muy elemental, suponga que queremos analizar el mercado de los cacahuetes y que, partiendo del análi­
sis estadístico de datos históricos, concluimos que la cantidad de cacahuetes demandada cada semana (Q, medida en
fanegas) depende del precio de los cacahuetes (P, medido en dólares por fanega) siguiendo la ecuación

cantidad demandada = QD = 1000-100 P. (1.1)

Puesto que la ecuación para QD incluye una única variable independiente, P, estamos manteniendo constantes, de
forma implícita, todos los demás factores que puedan afectar a la demanda de cacahuetes6. La Ecuación 1.1 indica
que, si todas las demás cosas no cambian, a un precio de 5$ por fanega, la gente demandará 500 fanegas de cacahue­
tes, mientras que, a un precio de 4$ por fanega, la gente demandará 600 fanegas. El coeficiente negativo de P en la
Ecuación 1.1 refleja el principio marginalista de que un precio menor hará que la gente compre más cacahuetes.
Para completar este sencillo modelo de la fijación de precios, suponga que la cantidad ofertada de cacahuetes tam­
bién depende del precio:

cantidad ofertada =QS = -125 + 125/’. (1.2)

Aquí, el coeficiente positivo del precio también refleja el principio marginal de que un mayor precio provocará un
incremento de la oferta, fundamentalmente porque permite a la empresa asumir mayores costes marginales de produc­
ción sin incurrir en pérdidas en las unidades adicionales producidas.

6 L os cam bios e n las “dem ás cosas” se pueden m odelizar cam biando el térm ino constante de la E cuación 1.1.

©ITESAirenñfc
12 Parte 1 In tro d u cción

Determinación del precio de equilibrio


Las Ecuaciones 1.1 y 1.2 reflejan, por tanto, nuestro modelo de la determinación del precio en el mercado de los caca­
huetes. Se puede encontrar el precio de equilibrio haciendo que la cantidad demandada sea igual a la cantidad oferta­
da;

Q o= Q s (1-3)
o
1 000 - 1 0 0 P = -1 2 5 +125 P (1.4)
o
225/» = 1125 (1.5)
por lo que.
^ = 5 . (1.6,

A un precio de 5$ por fanega, este mercado está en equilibrio; a este precio, lagente querrá comprar 500 fanegas,
que es exactamentela cantidad que querrán ofertar los productores de cacahuetes. Esteequilibrio se muestra gráfica­
mente mediante la intersección de D y S en la Figura 1.2.

L o s desplazam ientos de la dem anda generan un nuevo equilibrio

Suponiendo que el modelo descrito por las Ecuaciones 1.1 y 1.2 refleje correctamente el mercado de los cacahuetes,
la única forma de explicar una nueva combinación de precio y cantidad de equilibrio es suponiendo que se ha despla­
zado, o bien la curva de oferta, o bien la curva de demanda. Si no se produjera un desplazamiento de este tipo, el
modelo seguiría “prediciendo” un precio P = 5$ y una cantidad Q = 500.
Una forma de incorporar un desplazamiento en nuestro sencillo modelo consiste en suponer que la demanda de
cacahuetes aumenta hasta

Q'd = 1 4 5 0 - 100 P. (1.7)

Como muestra la Figura 1.2, esta nueva curva de demanda (denominada D 'D ') representa un desplazamiento
hacia fuera enparalelo a la demanda inicial; se demandan, paracadaprecio, 450 fanegasde cacahuetesmás que con
la demandainicial. En este caso, el modelo de Marshall predice que tanto elprecio como la cantidad de equilibrio
aumentarán, como refleja la Figura 1.2. Podemos calcular una solución algebraica explícita, como antes, igualando la
cantidad demandada a la cantidad ofertada:
Q'd = 1 450 - 1 0 0 P = Qs = -1 2 5 +125 P (1.8)
o
225 P = 1575 (1.9)

P*= 7 (1.10)

y
<2'd = Q s = 1 50. (1.11)

Esta nueva solución ilustra la analogía de Marshall con las tijeras: la nueva combinación de precio y cantidad de
equilibrio viene determinada por las fuerzas tanto de ¡a oferta como de la demanda. Aunque la demanda ha aumenta­
do en 450 fanegas para cualquier precio, el incremento del precio provocado por este desplazamiento provoca un movi­
miento hacia arriba a lo largo de la nueva curva de demanda y reduce, por tanto, la cantidad demandada por debajo
de la que se habría obtenido con el precio anterior de 5$. Sólo cuando se utiliza la información de la curva de oferta
es posible calcular el nuevo precio de equilibrio y el efecto final sobre la cantidad producida de cacahuetes (que sólo
aumenta en 250 fanegas hasta un total de 750 fanegas).

©ÍTES-ftironinfo
Capítulo l M o d e lo s e c o n ó m ic o s 13

F IG U R A 1 .2 Cam bio del equilibrio entre oferta y demanda

E l e q u ilib rio in ic ia l e n tr e o f e r ta y d e m a n d a q u e d a r e fle ja d o p o r. ia in te rs e c c ió n d e D y S ( P * = 5 , Q * = 5 0 0 ) . C u a n d o la


d e m a n d a s e d e s p la z a h a s ta Q D- = 1 4 5 0 - 1 0 0 P (q u e s e m u e s tr a c o m o la c u r v a £ > ') , e l e q u ilib rio s e d e s p la z a h a s ta P * = 7 .
2 * = 750.

P re c io (Si

500 750 1 000 1 450 C a n t id a d p o r p e rio d o


(en fa n e g a s)

P R EG U N T A : Si el precio de los cacahuetes siguiera siendo igual a 5$ (por ejemplo, porque el gobierno
impusiera ese precio), ¿cuántas fanegas se demandarían? ¿Cuántas se ofertarían? ¿Qué cree usted que pasa­
ría en esta situación?

M o d e lo s de equilibrio general

Aunque el modelo marshaliano es una herram ienta extremadamente útil y versátil, se trata de un modelo
de equilibrio parcial, que sólo se fija en un mercado de cada vez. En algunos casos, esta reducción de la
perspectiva ofrece respuestas valiosas y una sencillez analítica. Para otras cuestiones más amplias, una pers­
pectiva tan reducida puede evitar descubrir importantes relaciones entre los mercados. Para responder a
estas cuestiones más generales debemos disponer de un modelo del conjunto de la economía que refleje ade­
cuadamente las relaciones entre diversos m ercados y agentes económicos. El economista francés León
Walras (1831-1910), que partía de una larga tradición continental en este tipo de análisis, sentó las bases
de las modernas investigaciones de estas cuestiones genéricas. Su método de representación de la econo­
mía mediante un gran núm ero de ecuaciones simultáneas constituye la base de la comprensión de las rela­

© ITES-Pam m nfb
14 P a rteI In tro d u cció n

ciones implícitas en el análisis del equilibrio general. W alras se dio cuenta de que no se puede hablar de
u n único mercado aislado; lo que se necesita es un modelo que permita que los efectos de los cambios en
un mercado se puedan ver en otros mercados.

Por ejemplo, suponga que aumentara el precio de los cacahuetes. El análisis marshaliano intentaría
comprender la razón de este incremento fijándose en las condiciones de la oferta y la demanda en el m er­
cado de cacahuetes. El análisis del equilibrio general no sólo se fijaría en ese mercado, sino también en las
repercusiones dei aumento del precio de los cacahuetes en otros mercados. El incremento del precio de los
cacahuetes provocaría aumentos de costes para los fabricantes de mantequilla de cacahuetes, lo que. a su
vez, afectaría a la curva de oferta de mantequilla de cacahuetes. Análogamente, el creciente precio de los
cacahuetes podría implicar un aumento del precio de la tierra para los agricultores que cultivan cacahue­
tes, lo que afectaría a las curvas de demanda de todos los productos que adquieren. Las curvas de deman­
da de automóviles, muebles y viajes al extranjero se desplazarían hacia fuera, y eso podría generar rentas
adicionales para los proveedores de estos productos. P or tanto, los efectos del incremento inicial de la
demanda de cacahuetes terminarían propagándose por toda la economía. El análisis del equilibrio general
intenta desarrollar modelos que nos permiten analizar estos efectos en un contexto simplificado. Hay varios
modelos de este tipo descritos en la Parte V de este manual.

La frontera de posibilidades de producción

A quí introducimos brevemente los modelos de equilibrio general utilizando otro gráfico que debería recor­
dar de sus cursos de introducción a la economía: la frontera de posibilidades de producción. Este gráfico
muestra las diversas cantidades de bienes que puede producir una economía utilizando sus recursos dispo­
nibles durante determinado periodo (por ejemplo, una semana). Puesto que la frontera de posibilidades de
producción muestra dos bienes, en vez de uno sólo como en el modelo de M arshall, se utiliza como punto
básico en los modelos de equilibrio general.

La Figura 1.3 m uestra la frontera de posibilidades de producción de dos bienes, alimentos y vestidos.
El gráfico refleja la oferta de estos bienes mostrando las combinaciones que se podrían producir con los
recursos de esta economía. Por ejemplo, se pueden producir 10 kilos de alimentos o tres unidades de ves­
tidos, o cuatro kilos de alimentos y 12 unidades de vestidos. Hay otras muchas combinaciones posibles de
alimentos y vestidos que también se podrían producir. La frontera de posibilidades de producción las mues­
tra todas. Las combinaciones de alimentos y vestidos fuera de la frontera no se pueden producir porque no
hay suficientes recursos disponibles. La frontera de posibilidades de producción nos recuerda el hecho eco­
nómico básico de que los recursos son escasos: no hay suficientes recursos disponibles para producir todo
lo que podemos querer de cada bien.

Esta escasez significa que debemos elegir cuánto queremos producir de cada bien. La Figura 1.3 deja
claro que cada elección tiene sus costes. Por ejemplo, si esta economía produce 10 kilos de alimentos y 3
unidades de vestidos e n el punto A , la producción de una unidad más de vestidos “costaría” 'A kilo de ali­
mentos: el incremento de la producción de vestidos en una unidad implica que la producción de alimentos
tendría que disminuir en Vi kilo. Los economistas dirían que el coste de oportunidad de una unidad de ves­
tidos en el punto A es Vi kilo de alimentos. Por otra parte, si la economía produce iniciafmente 4 kilos de
alimentos y 12 unidades de vestidos en el punto B, costaría 2 kilos de alimentos la producción de una uni­
dad más de vestidos. El coste de oportunidad de una unidad más de vestidos en el punto B ha aumentado
hasta dos kilos de alimentos. Puesto que se están produciendo más unidades de vestidos en el punto B que
en el punto A , tanto las ideas de Ricardo como las de Marshall sobre los crecientes costes adicionales sugie-

© ITES-Paroninfo
Capitulo ¡ M o d e lo s e c o n ó m ic o s 15

F IG U R A 1.3 La frontera de posibilidades de producción

L a fro n te r a d e p o s ib ilid a d e s d e p r o d u c c ió n m u e s tr a la s d is tin ta s c o m b in a c io n e s d e d o s b ie n e s q u e s e p u e d e n p r o d u c ir a p a r ­


t i r d e u n a d e te r m in a d a c a n tid a d d e r e c u r s o s e s c a s o s . T a m b ié n m u e s tr a el c o s te d e o p o r tu n id a d d e p r o d u c ir m á s d e u n b ie n
c o m o la c a n tid a d d e l o tr o b ie n q u e n o se p u e d e p r o d u c ir. E l c o s te d e o p o r tu n id a d d e d o s d is tin to s n iv e le s d e p r o d u c c ió n de
v e s tid o s se p u e d e v e r c o m p a r a n d o io s p u n to s A y B .

C a n tid a d
d e a lim e n to s
por sem ana

3 4 12 13 C a n tid a d
d e v e s t id o s
por se m a n a

ren que el coste de oportunidad de una unidad adicional de vestidos será mayor en el punto B que en el
punto A Este efecto es precisamente lo que muestra la Figura 3.3.

La frontera de posibilidades de producción ofrece dos resultados del equilibrio general que no son evi­
dentes en el modelo de oferta y demanda de Marshall de un único mercado. El prim er resultado es que la
producción de más unidades de un bien implica producir menos unidades de otros bienes porque los recur­
sos son escasos. Los economistas suelen (tal vez incluso demasiadas veces) utilizar la expresión “no hay
nada parecido a una comida gratis” para explicar que toda accióD económica tiene costes de oportunidad.
El segundo resultado que m uestra la frontera de posibilidades de producción es que estos costes de oportu­
nidad dependen de cuánto se produzca de cada bien. La frontera es como una curva de oferta de dos
bienes: muestra el coste de oportunidad de producir más de un bien como la reducción de la cantidad
producida del segundo bien. L a frontera de posibilidades de producción es, por tanto, una herramienta par­
ticularmente útil para estudiar varios m ercados al mismo tiempo. Antes de dejar de lado este concepto, por
ahora, vamos a analizar u n sencillo ejemplo algebraico que nos proporciona la prim era oportunidad de uti­
lizar el cálculo.

©ÍTES-Poranm fa
16 Parte I In tro d u cció n

E J E M P L O 1 .2

U n a frontera de posibilidades de producción

Suponga que la frontera de posibilidades de producción de dos bienes (X e Y) viene dada por
2X2 + y 2 = 225. ( 1. 12)
Un gráfico de esta frontera de posibilidades de producción tendría la forma de un cuarto de una elipse y se
parecería a la frontera que se muestra en la Figura 1.3. Algunos puntos de la frontera incluyen (X - sjl 12,5 = 10,6,
( y « 0 ) . ( X = 10, y = 5), ( X = 5, Y = VI75 = 13,2) y < X = 0, y = 1 5 ). Hay infinitos puntos más que satisfacen

la Ecuación i . 12. Para encontrar la pendiente de la frontera en cualquier punto, podemos resolver la ecuación para Y,

y = V 225 - 2XJ (1.13)


y después diferenciar para obtener

~ ~ = (225 - 2X2) 'i/2 • (-4X)


aX 2
(1.14)
-4X - I X
1Y ~ Y

De aquí que, para X = 10, Y = 5, la pendiente sea -2(I0)/5 = -4 , y el coste de oportunidad de producir una
unidad más de X sea una reducción de 4 unidades de la producción de Y. Para X = 5, y = VÍ75, el coste de oportu­
nidad de X es -2(5)/%/Í75 = -0,76: cuando se produce menos de X. hay un menor coste de oportunidad en términos
del número de unidades de Y que hay que sacrificar para poder producir una unidad más de X. En muchas partes de
este manual calcularemos así las pendientes, utilizando la técnica de diferenciales para reflejar las elecciones que hay
que realizar en la mayoría de los problemas económicos.

P R EG U N T A : Utilice su calculadora y la Ecuación 1.13 para dem ostrar que la pendiente de esta función
es, en efecto, aproximadamente igual a 4 en el punto (X ■ 10, Y = 5 ). Es decir, calcule cuánto Y se puede
producir si X = 9,99 o si X =10,01. ¿Por qué sólo puede calcular un valor aproximado con su calcula­
dora de la pendiente en el punto (X = 10, Y = 5 )?

Econ om ía del bienestar


Además de su aplicación para analizar cuestiones positivas sobre el funcionamiento de la economía, las
herramientas del análisis del equilibrio general también se pueden aplicar para estudiar cuestiones norma­
tivas sobre la necesidad social de diversas soluciones económicas. Aunque estas cuestiones eran objeto de
una gran atención por parte de los grandes economistas de los siglos XVIII y XIX (Smith, Ricardo, Marx,
M arshall, etc.), tal vez los avances más significativos en su estudio fueron realizados por el economista bri­
tánico Francis Y. Edgeworth (1848-1926) y por el economista italiano W ilfredo Pareto (1848-1923) en los
primeros años del siglo XX. Estos economistas ayudaron a proporcionar una definición precisa del concep­
to de “eficiencia económica” y a dem ostrar las condiciones bajo las que los mercados serán capaces de
alcanzar ese objetivo. Al clarificar la relación entre la asignación de recursos y la fijación de precios de los
recursos, ofrecieron algún respaldo a la idea, enunciada por primera vez por Adam Smith, de que los mer­
cados que funcionan de forma adecuada tienen una “mano invisible” que ayuda a asignar los recursos de
manera eficiente. Las Partes V y VIII de este libro se centrará en algunas de estas cuestiones sobre el bie­
nestar.

® IT £ S P a r a r ím f b
Capítulo 1 M o d e lo s e c o n ó m ic o s 17

Ú ltim os D esarrollos
La actividad investigadora en economía se amplió rápidamente en los años posteriores a la Segunda Guerra
Mundial. Uno de los principales objetivos de este manual consiste en resumir gran parte de esta investiga­
ción. Al ilustrar cómo han intentado desarrollar los economistas sus modelos para explicar los aspectos cre­
cientemente complejos del comportamiento económico, espero que el lector esté en mejor situación para
reconocer tanto el poder de las herramientas que se han creado como algunas de las cuestiones que toda­
vía no se han resuelto. Tres de los desarrollos teóricos específicos que constituyen la base de gran parte de
este libro son: (1) la clarificación de los supuestos de comportamiento básico de los individuos y del com­
portamiento de las empresas: (2) la creación de nuevas herramientas para estudiar los mercados; y (3) la
incorporación de la incertidumbre y de la información imperfecta para estudiar la economía.

La b a se de lo s m od elos e co n ó m ico s

Uno de los principales desarrollos en la posguerra de la teoría microeconómica ha sido la clarificación y


formalización de los supuestos básicos sobre los individuos y las empresas. U n punto importante en este
desarrollo fue la publicación, en 1947, de los Fundamentos del Análisis Económico de Paul Samuelson,
donde el autor (el prim er estadounidense que recibió el Premio Nóbel en Economía) planteó una serie de
modelos del comportamiento de optimización7. Samuelson demostró la importancia de basar los modelos
de comportamiento en postulados matemáticos bien especificados, de forma que se pudieran aplicar las dis­
tintas técnicas de optimización de las matemáticas. El poder de este planteamiento hizo patente que las
matemáticas habían pasado a form ar parte íntegra de la moderna economía. E n el Capítulo 2 de este libro
revisaremos algunas de las técnicas matemáticas más utilizadas.

N u e v a s herram ientas para estudiar los m e rca d o s

Una segunda característica que se ha incorporado en este manual es la presentación de una serie de nuevas
herramientas para explicar el equilibrio en el mercado. Estas herramientas incluyen técnicas para describir
la fijación de precios en un único mercado, así como modelos cada vez más sofisticados sobre la fijación
de precios en monopolio o los modelos que utilizan relaciones estratégicas entre empresas y que parten de
la teoría de juegos. También incluyen herramientas de equilibrio general para analizar las relaciones entre
muchos mercados simultáneamente. Como veremos, todas estas nuevas técnicas ayudan a proporcionar una
descripción más completa y realista del funcionamiento de los mercados.

La e co no m ía de la incertidum bre y la inform ación

Un adelanto teórico fundamental durante el periodo de la posguerra fue la incorporación de la incertidum­


bre y la información imperfecta en los modelos económicos. Algunos de los supuestos básicos utilizados
para analizar el comportamiento en situaciones de incertidumbre fueron desarrollados inicialmente en la
década de 1940 en relación con la teoría de juegos. Los desarrollos posteriores demostraron que se podían
utilizar estas ideas para explicar por qué los individuos tienden a ser adversos al riesgo, y cómo pueden
recopilar información para reducir la incertidumbre que tienen. En este manual, los problemas de ineerti-
dumbre e información entran a menudo en el análisis.

7 P a u l A. S a m u e lso n . Foundations o f E conom ic A nafysis (Cam bridge, M A: H arvard U nivershy Press, 1947).

© IT E S F o m fñ tfb
18 Parte 1 In tro d u cció n

P C s y análisis empírico

Es necesario mencionar una últim a cuestión relativa al desarrollo posbélico de la microeconomía: la cre­
ciente utilización de PCs para analizar datos económicos. A medida que las tecnologías informáticas han
permitido manejar mayores cantidades de información y realizar complejas manipulaciones matemáticas, la
capacidad de los economistas para contrastar sus teorías ha mejorado drásticamente. Mientras que las gene­
raciones anteriores tenían que contentarse con cuadros o análisis gráficos rudimentarios de los datos del
mundo real, los economistas de hoy en día disponen de una amplia variedad de técnicas sofisticadas y de
datos informáticos con los que desarrollar contrastaciones adecuadas de sus modelos. El análisis de estas
técnicas y de algunas de sus limitaciones quedaría fuera del alcance y del fin de este manual. Sin embar­
go, las Ampliaciones al final de la mayoría de los capítulos pretenden ayudarle a empezar a leer sobre algu­
nas de estas aplicaciones.

R e su m e n

Este capítulo ha proporcionado parte de la base del planteamiento de los economistas cuando analizan la
asignación de recursos. Gran parte del material analizado aquí debe resultarle familiar: y así es como debe
ser. En muchos aspectos, el estudio de la economía representa la adquisición de herramientas cada vez más
sofisticadas para resolver los mismos problemas básicos. El objetivo de este manual (y, en efecto, de los
manuales de economía de nivel superior) consiste en ofrecerle más herramientas de este tipo. Como punto
de partida, este capítulo le ha recordado los siguientes puntos:

• La economía es el estudio de cómo se asignan recursos escasos entre usos alternativos. Los econo­
mistas intentan desarrollar modelos sencillos para ayudarles a comprender ese proceso. Muchos de
estos modelos tienen una base matemática porque la utilización de las matemáticas ofrece u n medio
rápido para describir los modelos y analizar sus consecuencias.

• El modelo económico más utilizado es el modelo de oferta y demanda desarrollado totalmente por
prim era vez por Alffed Marshall a finales del siglo XIX. Este modelo muestra cómo se pueden uti­
lizar los precios observados para representar un equilibrio entre los costes de producción en que
incurren las empresas y el deseo de los demandantes de pagar esos costes.

• El modelo de equilibrio de Marshall sólo es “parcial” : es decir, sólo se fija en un mercado de cada
vez. Para fijarse en muchos mercados a la vez es necesario desarrollar un conjunto ampliado de
herramientas de equilibrio general.

• La contrastación de la validez de un modelo económico es, tal vez, la tarea más difícil que deben
afrontar los economistas. E n ocasiones, la validez del modelo se puede contrastar planteándose si
parte de supuestos “razonables” . Sin embargo, lo más frecuente es que se evalúen ios modelos en
función de si explican los acontecimientos económicos del mundo real.

Lectu ras re co m e nd ad as
Sobre metodología

Boland, Lawrence E. “A Critique of Friedman's Critics”. Journal o f Economic Literature (June 1979): 503-522.
Goodsummary of critlcisms o f positive approaches to economicsand ofthe role ofempirical verification ofassumptions.

©ITES-Paraninfo
LAS MATEMÁTICAS DE
LA OPTIMIZACIÓN

Muchos modelos económicos parten del supuesto de que un agente está intentando alcan­
zar el valor óptimo de alguna función. En el caso de los consumidores, esa función mide
la utilidad que obtienen con sus compras; para las empresas, mide sus beneficios. Pero, en
ambos casos, las cuestiones matemáticas fommles de la solución son las mismas. En este
capítulo analizaremos las matemáticas que se utilizan para resolver todo este tipo de pro­
blemas. Para los que están familiarizados con el cálculo multivariable, este capítulo servi­
rá de revisión. Para los que sólo están familiarizados con algunos conceptos del cálculo
básico, este capítulo debería ofrecerles una base suficiente para empezar a analizar el
cálculo aplicado a la construcción dé modelos microeconómicos. En general, el capítulo
pretende ofrecer una referencia que puede ser útil, ya que estos conceptos matemáticos
aparecerán a lo largo del manual.
22 P anel In tro d u cció n

M a x im iza c ió n de una fu n ció n co n una variable

Vamos a empezar con un ejemplo sencillo. Suponga que el director de una empresa quiera m axim izar1 los
beneficios obtenidos con la venta de un determinado bien. Suponga también que los beneficios ( t í ) recibi­
dos sólo dependen de la cantidad (q) vendida del bien. Matemáticamente,
n = f(q ). (2.1)

La Figura 2.1 muestra una posible relación entre n y q. Evidentemente, para lograr el máximo benefi­
cio, el director debe producir q*, que ofrece unos beneficios iguales a n*. Si se dispusiese de u n gráfico
como el de la Figura 2.1, este problem a tendría una solución fácil utilizando una regla.

Sin embargo, suponga, como de hecho es más probable, que el director no tenga una descripción tan
precisa del mercado. El director intentará variar q para ver dónde obtiene el máximo beneficio. Por ejem­
plo, partiendo de q {, ios beneficios de las ventas serían n,. A continuación, el director intentaría produ­
cir q2, y vería que los beneficios aumentarían hasta k2. El sentido com ún indica que los beneficios han
aumentado debido al incremento de q, lo que se puede expresar formalmente de la siguiente manera
Tt-, — 7Í, „ Aít
—----- > 0 o — >0, (2.2)
q2 - q ¡ Aq

donde el símbolo A se utiliza para indicar “la variación de” n o q . Siempre que — sea positivo, los bene-
Aq
ficios aumentarán y el director seguirá elevando la producción. Sin embargo, para incrementos de la pro­

ducción a la derecha de q*, — será negativo, y el director se dará cuenta de que cometerá un error si
Aq
sigue elevando q.

F IG U R A 2.1 Relación hipotética entre cantidad producida y beneficios

Si un director quiere producir el nivel de producción que maximiza los beneficios, tendría que producir q*. Observe que en
5*, dz/dq = 0.

E n este capítulo analizarem os, p o r lo general, problem as de m axim ización. P ara el estudio de los problem as d e m inim ización se aplica
exactam ente e! m ism o planteam iento.

© ÍT E S -P a ra n in fo
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ció n 23

D erivad as

Como probablemente sepa, el límite de — para variaciones muy pequeñas de q se llama derivada de la
Aq
d 7T df
función n = f ( q ) , y se escribe como — o — o f'{ q ) . M ás formalmente, la derivada de una función
dq dq
s = / ( ? ) , en el punto qx se define como

í = í = ím & l M l ! . (2.3)
dq dq *-*o h

Observe que el valor de este cociente depende, evidentemente, del punto que se elija.

V alo r de la derivada en un punto

Es necesario mencionar una convención sobre notaciones: algunas veces es pertinente mostrar explícita­
mente el punto en que hay que calcular el valor de la derivada. Por ejemplo, el valor de la derivada en el
punto q = qY se puede escribir

dn
(2.4)
dq
f-?i

En otros momentos interesa el valor de — para todos los valores posibles de q, y no se menciona
dq
explícitamente ningún punto en concreto para el cálculo de la derivada.

En el ejemplo de la Figura 2.1,

dn
>0,
dq
9=9i
mientras que
dn
<0.
dq
9”9s

¿Cuál es el valor de — en <?*? Debería ser igual a cero, puesto que el valor es positivo para valores
Aq
de q inferiores a q* y negativo para valores superiores a q*. La derivada es la pendiente de la curva en

cuestión; esta pendiente es positiva a la izquierda de q* y negativa a la derecha de q*. En el punto q*, la
pendiente de f ( q ) es 0.

C o nd ic ió n de primer orden para el m áxim o

Este resultado es bastante general. Para que una función de una variable alcance su valor máximo en un
punto, la derivada en ese punto (si existe) debe ser 0. De aquí que, si un directivo pudiera estim ar la fun-

© m S-P a m n in {i>
24 P anel In tro d u cción

ción f ( q ) con datos del mundo real, teóricamente sería posible encontrar el punto en el que ^ = 0. üti
dq
este punto óptimo (por ejemplo, q*), se cumpliría que

£ = 0. (2.5)
dí?

C o n d ic io n e s de se g u n d o orden
Sin embargo, un directivo no experimentado podría llamarse a engaño si aplicara de forma ingenua sólo
esta regla. Por ejemplo, suponga que la función de beneficios tiene la forma de las de la Figura 2 .2a o 2.2b.

Si la función de beneficios es la que se muestra en la Figura 2.2a, el directivo, al producir donde =0


dq
elegiría el punto q*. Este punto, de hecho, constituye un mínimo, y no un máximo, de los beneficios.
Análogamente, si la función de beneficios es la que se muestra en la Figura 2.2b, el directivo elegiría el
punto q£, que, aunque ofrece un beneficio superior al de cualquier nivel de producción inferior a q*, es,
sin duda, inferior a cualquier producción superior a q£. Estas situaciones indican que el hecho matemáti­

co de que — = 0 es una condición necesaria para alcanzar un máximo, pero no es una condición suficien-
dq
te. Para garantizar que el punto elegido es, en efecto, un punto máximo, se debe imponer una segunda con­
dición.
Intuitivamente, esta condición es evidente: el beneficio disponible produciendo, o bien un poco más o
bien un poco menos que <?*, debe ser m enor que el que se obtiene con q*. Si esta condición no se cumple,
. ... dn
el directivo podrá buscar un nivel de producción mejor que q*. M atemáticamente, esto significa que —
d 7t
debe ser m ayor que 0 cuando q < q* y debe ser menor que 0 cuando q > q * . Por tanto, en q*, — debe
dn d(*
estar disminuyendo. Otra forma de decir lo mismo es que la derivada de — debe ser negativa en q*.

S e g u n d a s derivadas

L a derivada de una derivada se llama segunda derivada y se escribe

d 2n d 2f .
■ jT 0 T T 0 / <*)■
dq dq

La condición adicional para que q* represente un máximo (local) es, por tanto,

d 2n
= /"(<?) < 0, (2 .6 )
d q 2 9=9’ q=q'

donde ia notación recuerda, de nuevo, que esta segunda derivada debe calcularse para el punto q*.

' dn
De aquí que, aunque la Ecuación 2.5 — =0 es una condición necesaria para alcanzar el máximo,
{d q

esa ecuación debe combinarse con la Ecuación 2.6 ' ^ < 0 para garantizar que el punto es un máximo
dq2

©ITES-Paroninfo
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ció n 25

F IG U R A 2 .2 D o s funciones de beneficio que ofrecen resultados engañosos si se aplica únicamente la


regla de la primera derivada

En (a) la aplicación de la regla de la primera derivada haría que se seleccionara la cantidad q*. Este punto es, de heeho, un
pmm de beneficios mínimos. Análogamente, en (b), el nivel de producción q£, recomendado por la regla de la primera
faivada, ofrece unos beneficios inferiores a todos los de los niveles de producción superiores a q¡. Esto demuestra gráfi-
ámente que el cálculo del punto en el que la derivada es igual a 0 es una condición necesaria, pero no suficiente, para que
usa fondón alcance su valor máximo.

(a) (b)

local de la función. Las Ecuaciones 2.5 y 2.6 juntas son, por tanto, condiciones suficientes para alcanzar
este máximo. Por supuesto, es posible que, mediante una serie de pruebas y errores, el directivo sea capaz
de alcanzar q* utilizando información del mercado en vez de un razonamiento matemático (recuerde la ana­
logía sobre el jugador de billar de Friedman). E n este manual nos interesa menos cómo se encuentra el
punto que sus propiedades y cómo varía ese punto cuando varían las condiciones. El análisis matemático
será de gran utilidad para responder a estas preguntas.

R e g la s para calcular derivadas

A continuación se ofrecen algunas reglas para calcular derivadas. Las utilizaremos en muchas partes de este
manual.

1. Si b es constante, entonces

^ = 0.
dx

2. Si a y b son constantes, y b es distinto de cero, entonces

i
dx
^ d ln x _ 1
dx x U K tw sfdad Católica de C olom bii
donde ln significa logaritmo con base e ( 2,71828). i 3 i l b * _ Í u 'í '¡ s C A

©ITES-Paromn/b
26 P anel In tro d u cció n

i da , , , .
4. ------ = a m a para cualquier constante a.
dx

Un caso particular de esta regla es = e x.


dx

Suponga ahora que f ( x ) y g ( x ) son dos funciones d e;t, y que f \ x ) y g ' ( x ) existen. Entonces

5. ¿ [/W + S W ] +
dx

6. d íf{X] ' 8 (X)J = m g ' ( x) + f \ x ) g(x).


dx

/(* )
g(x) f ' ( x ) . g (x) - / ( x ) g ' ( x )
1.
dx [g W J 2

siempre que g (x ) sea distinto de 0.

Finalmente, si y = f ( x ) y x = g ( z ) , y si tanto f ' ( x ) como g ' (z) existen, entonces

dy _ d y dx _ d f dg
dz dx dz dx dz

Este resultado se denomina regla de la cadena. Ofrece una forma cómoda para analizar cómo una
variable (z) afecta a otra variable (y) mediante su influencia sobre alguna variable intermedia (x).

E J E M P L O 2.1

M axim ización de beneficios________________________________________________________________________

Suponga que la relación entre beneficios (7t) y cantidad producida (q) viene dada por
jr = 1 000q - 5 q 2. (2.7)

Un gráfico de esta función se parecería a la parábola mostrada en la Figura 2.1. El valor de q que maximiza los
beneficios se puede calcular aplicando la Regla 2 para el cálculo de derivadas:

— = 1000-10< z = 0 (2 .8 )
dq
por lo que
q* = 100. (2.9)

En q = 100, la Ecuación 2.7 muestra que los beneficios son iguales a 50 000, el mayor valor posible. Si, por
ejemplo, la empresa decidiera producir q = 50, los beneficios serían iguales a 37 500. En q = 200, los beneficios
serían iguales a cero.
El que q = 100eselmáximo "global” se puede demostrar mostrandoquela segunda derivada de lafunción de
beneficios es 10 (véasela Ecuación 2.8). De aquí que la tasa de crecimiento de los beneficios siempre disminuya; hasta
q = 100 esta tasa de crecimiento sigue siendo positiva, pero por encima de este nivel pasa a ser negativa. En este
ejemplo, q —100 es el único valor máximo local de la función 7t. Sin embargo, con funciones más complejas, puede
haber varios máximos.

© IT E S -P a ra n in fo
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza c ió n 27

PREGUNTA: Suponga que la producción de la empresa, q, dependiera únicamente del factor trabajo, L ,
siguiendo la fórmula q = 2 ¿Cuál sería el nivel de factor trabajo que maximizaría los beneficios? ¿Ea
acorde con la solución anterior? [Pista: puede resolver este problema directamente mediante sustitución o
aplicando la regla de la cadena].

F u n cio n e s co n varias variables

Los problemas económicos no suelen implicar funciones de una única variable. La mayoría de los objetivos
que interesan a los agentes económicos dependen de varias variables, y es necesario elegir entre estas varia­
bles. Por ejemplo, la utilidad que obtiene un individuo de sus actividades como consumidor depende de la
cantidad que consuma de cada bien. En el caso de la función de producción de una empresa, las cantidades
producidas dependerán de las cantidades de trabajo, capital y tierra que utilice para producir. En estas cir­
cunstancias, esta dependencia de una variable (y) de una serie de variables (x,, x2, .... x n ) se escribe

y = f ( x í , x 2, . . . , x „ ) . (2.10)

D e riva d a s parciales

Nos interesa calcular el punto en el que y alcanza su valor máximo y las elecciones que tenemos que hacer
para alcanzar ese punto. De nuevo, resultaría más fácil mostrar al agente variando el nivel de las variables
bajo su control (las equis) para poder calcular el máximo. Por desgracia, con una función de producción
de varias variables, la idea de la derivada no está bien definida. Al igual que la pendiente de ascensión a
una montaña depende de la dirección que se lleve, la pendiente (o la derivada) de una función depende de
la dirección que se elija. Normalmente, las únicas pendientes direccionales de interés son las que se obtie­
nen aumentando una de las equis, mientras que todas las demás variables permanecen constantes (en la ana­
logía de la montaña se podrían medir las pendientes únicamente en dirección norte-sur o este-oeste). Estas
pendientes direccionales se denominan derivadas parciales. La derivada parcial de y respecto a x2 (es
decir, en la dirección de x , ), se escribe

ty & *
~ér
ÚXj 0 COfj 0 A 0 /i-

Se supone que cuando se calcula esta derivada se mantiene constante el valor de todas las demás equis.
De nuevo, hay que destacar que el valor numérico de esta pendiente depende del valor que tome x, y del
valor (predeterminado) de x 2, x n.

Una definición algo m ás formal de la derivada parcial es

H.
ñr,

donde la notación indica que x2 x„ se mantienen constantes en los valores predeterminados X j,..., x„
de forma que se pueda estudiar únicamente el efecto del cambio de x,. Las derivadas parciales respecto a
las demás variables (x2, .. ., x „ ) se calcularían de forma análoga.

©ITES-Poroninfo
28 Parte / In tro d u c c ió n

D e riva d a s parciales y el su p u e sto c e te r is p a r /b u s

En el Capítulo 1 describimos la forma en que los economistas utilizan el supuesto ceteris paribus en sus
modelos para mantener constantes diversas influencias extem as, de fom ia que se pueda analizar la relación
precisa que se está estudiando en un contexto simplificado. Las derivadas parciales son, precisamente, el
método matemático de representar este planteamiento; es decir, muestran cómo afectan las variaciones de
una sola variable cuando todas las demás influencias se mantienen constantes, que es exactamente lo que
necesitan los economistas para sus modelos. Por ejemplo, la curva de demanda de Marshall muestra la rela­
ción entre el precio (P) y la cantidad (Q) demandada cuando se mantienen constantes lodos los demás fac-

tores. Utilizando derivadas parciales, podríamos representar la pendiente de esta curva mediante — para

indicar los supuestos ceterisparibus que se están aplicando. La ley fundamental de la demanda (que el pre­
cio y la cantidad se mueven en direcciones opuestas cuando no cambian los demás factores) está reflejan­

do, por tanto, la afirmación matemática < 0 ” . De nuevo, la utilización de una derivada parcial nos
6P
recuerda los supuestos ceteris paribus que se aplican en la ley de la demanda.

C álculo de las d erivad as parciales

Es fácil calcular derivadas parciales. El cálculo es el mismo que para una derivada normal considerando
x 2, . . . , x „ como constantes (lo que, en efecto, son en una derivada parcial). Considere los siguientes ejem­
plos:

1. Si y = f { x l , x 2) * a x \ + b x ? 2+ c x \ ,

entonces

f r /í=ta,+2“2'
y
Observe que — es, por lo general, una función tanto de x, como de x 2 y que. por tanto, su valor
ar,
dependerá de los valores asignados a estas variables. También depende de los parám etros a, b y c,
que no varían cuando cambian x¡ y x 2 ■

2. Si y = f ( x „ x 2) = e ac^ .

entonces

<L = f
dxl

^ - = f 2 = beax'*bx\
dx2

©/TES-ftwmmfb
Capítulo 2 La s m a te m á tic a s de la o p tim iza ció n 29

3. Si y = / { * ,, x 2) = a ln x x+ b ln x¿,

entonces

$ L = f =—
dxx 1 x¡

# _ f _ b
n ~ J2 ~
ox2 x2

rtf
O bserve que el tratam iento de x 2 como constante en la derivada de hace que el térm ino
dxx
b ln x 2 desaparezca al calcular la derivada porque no cambia cuando varía x x. En este caso, a dife­
rencia de nuestros ejemplos anteriores, la magnitud del efecto de x x sobre y es independiente del
valor de x 2. E n otros casos, el efecto de x x sobre y dependerá del nivel de x 2.

D erivad as parciales de se g u n d o orden

La derivada parcial de una derivada parcial es directamente análoga a la derivada segunda de una función
de una variable y se denomina derivada parcial de segundo orden. Se puede escribir como

o, m ás sencillamente, como

a 2/
( 2 . 12 )
dXjdx¡

Para los ejemplos anteriores

07
- = /n =2a
5xxdx i
fn = b

fi\ = ^

f u = 2c.

/n =

f i = abe****
fu = abe***1
^2gax¡+bx^
fz¿ =

©JTES-Paramnfb
30 Parte I In tro d u cció n

3. f n - 4

f n —0
/ 2, = o

J 22 ~ 2
*2

Teorem a de Y o u n g

Estos ejemplos ilustran el resultado matemático según el cual, por lo general, el orden en que se calculan
las derivadas parciales para calcular derivadas parciales de segundo orden no im pona. Es decir,

(2.13)

para cualquier par de variables x¡,Xj. Este resultado se conoce a veces como el “teorema de Young” . Para
una explicación intuitiva del teorema, podemos recuperar la analogía de la ascensión a una montaña. En
este ejemplo, el teorem a afirma que el ascenso de un escalador depende de las direcciones y las distancias
recorridas, pero no del orden en que se producen. Es decir, la ganancia de altitud es independiente del
camino que se siga siempre que el escalador vaya de un conjunto de coordenadas del mapa a otro. El esca­
lador, por ejemplo, puede avanzar una milla hacia el norte y después recorrer una milla hacia el este, o
seguir el orden inverso, recorriendo prim ero una m illa hacia el este y después una milla hacia el norte. En
cualquier caso, la ascensión será la misma, puesto que, en ambos casos, el escalador se desplaza de un
punto concreto a otro. En capítulos posteriores utilizaremos bastante este resultado porque ofrece una forma
muy fácil de m ostrar las predicciones que realizan los modelos económicos sobre el comportamiento2.

M a x im iza c ió n de fu n c io n e s co n varias variables

Utilizando derivadas parciales, podemos analizar ahora la maximización de funciones con varias variables.
Para comprender los conceptos matemáticos utilizados para la resolución de este problema, resulta útil uti­
lizar una analogía con el caso de una única variable. E n este caso de una única variable, podemos descri­
bir a un agente que varía x en una cuantía muy pequeña, dx, y observa la variación de y (denominada dy).
Esta variación viene dada por la expresión

dy = f ' ( x ) dx. (2.14)

La identidad de la Ecuación 2.14 refleja el hecho de que la variación de y es igual a la variación de x


por la pendiente de la (unción. Esta fórmula es equivalente a la fórm ula de la pendiente en un punto utili­
zada para las ecuaciones lineales en álgebra. Al igual que antes, la condición necesaria para alcanzar el
máximo es que dy = O para pequeñas variaciones de x en torno al punto óptimo. De lo contrario, y aumen­
taría con un cambio adecuado de x . Pero, puesto que dx no es necesariamente igual a O en la Ecuación 2.14,

- El teorem a de Y oung im plica que la matriz de derivadas parciales d e segundo orden de una función es una matriz sim étrica. Esta simetría
ofrece una serie d e ideas económ icas. P ara una breve introducción a los conceptos m atriciales utilizados en economía véase la Am pliación
a este capítulo.

© IT EZParaninfo
Capitulo 2 L a s m a te m á tic a s d e la o p tim iza ció n 31

dy = 0 debe implicar que, en el punto deseado, f ‘(x) = 0 • Ésta es otra forma de obtener la condición de
prim er orden de un máximo que ya hemos derivado.

Utilizando esta analogía, vamos a fijam os en las decisiones que toma un agente económico que elige
los niveles de varias variables. Suponga que este agente quiere encontrar un conjunto de x que maximicen
el valor de y = f ( x l , x 2, . . . , x „ ) . El agente puede intentar maxímizar sólo una de las equis, digamos que
x t , al tiempo que mantiene constantes todas las demás. La variación de y (es decir, dy), que se derivaría
de una variación de x¡ viene dada por

dy = T ~ dx\ = f i dxv
°*¡

Esta expresión afirma que la variación de y es igual a la variación de x, por la pendiente calculada en
la dirección de Jq. Utilizando una vez m ás la analogía de la montaña, esta expresión diría que la ganancia
en altitud de un alpinista que se dirige hacia el norte viene dada por la distancia recorrida hacia el norte
por la pendiente de la montaña medida en dirección norte.

Derivada total

Si se varían todas las equis en una pequeña cuantía, el efecto total sobre y será la suma de todos los efec­
tos, tai y como se han mostrado antes. Por tanto, la variación total de y se define como

J Q f A
dy =— dx, + -%¿ - <Ét2
A A
+ - - + - :!— dx. =
7 dxx dx2 2 dx„ (2.15)
m f ldxl + f i dx2 +

Esta expresión se denomina derivada total d e / y es directamente análoga a la expresión del caso de una
única variable de la Ecuación 2.14. La ecuación es razonable desde un punto de vista intuitivo:la varia­
ción total de y es la suma de las variaciones provocadas por la variación de cada una de las equis3.

C ond ic ió n de primer orden para un m áxim o

Una condición necesaria para un máximo (o un mínimo) de una función f { x x, x 2, .. ., x n) es que dy = 0


para cualquier combinación de pequeñas variaciones de las equis. La única forma de que se cumpla esta
condición es que, en el punto analizado,

/ 1 - / 2 = - = /« = o - <2 -16)

3 L a derivada total d e la E cuación 2.15 tam bién se puede utilizar para dem ostrar la regla de 18 cadena aplicada a fiinciones con varias varia­
bles. Suponga que y = ( r „ z2) y que x , = g í z ) y x ¡ = A (z). Si todas estas funciones son diferenciables, es posible calcular los efectos
de una variación de z sobre y . L a derivada total de y es
d y = f td x , * f 1dx¡.

Dividiendo esta ecuación p o r d z se ubtiene

dz i¡z dz dz dz
D e aquí que el cálculo del efecto de z sobre y requiera calcular cóm o afecta z a los dos determ inantes de y (es decir, a -*¡ y a x ¡ ). Si y
depende de m ás d e dos variables, la analogía se sigue cum pliendo. Este resultado nos recuerda que hay que tener m ucho cuidado para
incluir todos los efectos posibles cuando se calculan derivadas d e funciones con varias variables.

© /T E £ A > n rin $
32 Pane I In tro d u cció n

E! punto en el que se cumple la Ecuación 2.16 se denomina punió crítico. La Ecuación 2.16 muestra
las condiciones necesarias para obtener un máximo local. Para verlo de forma intuitiva, observe que si una
de las derivadas parciales (por ejemplo, f , es m ayor (o menor) que 0. se podría incrementar y aumentan­
do {o disminuyendo) x¡. Un agente económico podría encontrar este punto máximo encontrando un punto
donde y no reacciona a movimientos muy pequeños de cualquiera de las equis. Este resultado es extrem a­
damente importante para el análisis económico. Afirma que cualquier actividad (es decir, las equis) podría
llevarse al punto en que su contribución “m arg in a r al objetivo (es decir, y) es 0. Si se detuviera antes de
ese punto, no se lograría m aximizar y.

C o n d ic io n e s de se g u n d o orden

Sin embargo, de nuevo, las condiciones expresadas en la Ecuación 2.16 no son suficientes para garantizar
el máximo. Esto se puede reflejar retomando nuestra desgastada analogía: todas las cumbres de las colinas
son (más o menos) planas, pero no todos los lugares planos constituyen la cumbre de una colina. Se nece­
sita una condición de segundo orden, análoga a la de la Ecuación 2.6, para garantizar que el punto calcu­
lado aplicando la Ecuación 2.16 es un máximo local. Intuitivamente, para un máximo local, y debería estar
disminuyendo para cualquier pequeña variación de las equis que se aleje del punto crítico. Como en el caso
de una única variable, esto implica necesariamente fijarse en las derivadas parciales de segundo orden de
la función/. Estas parciales de segundo orden deben cum plir determinadas restricciones (análogas a la res­
tricción derivada en el caso de una única variable) para que el punto crítico calculado con la Ecuación 2.16
sea un máximo local. Más adelante, en este mismo capítulo, analizaremos estas restricciones.

E J E M P L O 2.2

Cálcu lo del m áxim o_______________________________________________________________________________

Suponga que y es una función de x, y x2 dada por

y = -(x, - 1)2 - (x2 - 2)2 +10 (2.17)


o
y = -x,2 + 2x, - x \ + 4x 2 + 5.

Por ejemplo, y podría representar lasalud de un individuo (medida en una escaladel 0 al 10), y x, y x2 serían
las dosis diarias de dosmedicamentos quemejoran la salud. Queremos calcularlos valores de x, y x 2quehacen que
y tenga el mayor valor posible. Partiendo de las derivadas parciales de y respecto a x, y x2, y aplicando las condi­
ciones necesarias indicadas en la Ecuación 2.16, obtenemos

= -2x, + 2 = 0
ñr,

- ^ - = - 2 x ,+ 4 = 0 (2.18)
8xi
o

La función se encuentra, por tanto, en el punto crítico cuando x, = L = 2. En este punto, y = 10, que es el
mejor estado de salud posible. Si experimenta un poco debería encontrar pruebas convincentes de que éste es el mayor
valor que puede alcanzar y. Por ejemplo, si x, = x, = 0, entonces y = 5, o si x, = x 2 = L, entonces y = 9. Los valo-

© /T E S -P flrfln ín fo
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s d e la o p tim iza ció n 33

res de x, y x, mayores que 1 y 2 respectivamente reducen y debido a los términos cuadráticos negativos de la
Ecuación 2.17, que se hacen mayores. Por consiguiente, el punto calculado aplicando las condiciones necesarias es,
i e hecho, un máximo local (y global)4.

P R EG U N T A ; Suponga que y toma u n valor fijo (por ejemplo, 5). ¿Cómo serían las relaciones implícitas
entre X] y x 2 ? ¿Qué pasaría si y = 7 ? ¿O si y = 10? (Estos gráficos son líneas envolventes de la función
y se analizarán con más detalle en el Capítulo 3. Véase también el Problema 2.7).

F u n c io n e s im plícitas

Aunque las ecuaciones matemáticas se suelen escribir a menudo con una variable “dependiente” (y) en fun­
ción de una o m ás variables independientes (x), no es ésta la única forma de escribir esta relación. Como
ejemplo trivial, la ecuación
y = mx + b (2.19)

también se puede escribir como


y-m x-b= 0 (2.20)

o, de forma incluso más general, como

f(x,y,m ,b) = 0 (2.21)

donde esta notación ñincional indica una relación entre x e y que también depende de la pendiente (m) y
del punto de corte con el eje (b), que son parám etros de la función, y que no varían. Las funciones escri­
tas con la forma dada en las Ecuaciones 2.20 y 2.21 se denominan, a veces, Junciones implícitas porque
las relaciones entre las variables y los parám etros están presentes de forma implícita en la ecuación, en vez
de calcularse de forma explícita mediante, por ejemplo, y como función de x y de los parámetros m y b.

A menudo, resulta fácil pasar de funciones implícitas a funciones explícitas. P or ejemplo, la función
implícita

x + 2 y -4 = 0 (2.22)

puede “resolverse” fácilmente para x como


x = -2 y + 4 (2.23)

o para y como

y = Y +2- (2-24)

D e riva d a s de las fu n cio n e s im plícitas

A menudo, para fines de análisis económico, las ecuaciones como las 2.23 y 2.24 son más cómodas para

trabajar porque el efecto de x sobre y (o viceversa) aparece claramente; es mucho más fácil calcular — a
dx

4 De m anera m ás form al, el punió x, = I. x ^ = 2 es un m áxim o global porque la función descrita en la E cuación 2 .1 7 e s cóncava (véase
nuestro análisis posterior en este capítulo).

® /TE W > O R M m /ó
34 Pane l In tro d u cció n

partir de la Ecuación 2.24 que a partir de la Ecuación 2.22, por ejemplo. Sin embargo, en muchos casos
resulta útil calcular las derivadas directamente de las funciones implícitas sin resolver la función para una
de las variables. Por ejemplo, la función implícita f ( x , y) = 0 tiene una derivada total de 0 = f Kdx + f fdy
por lo que

(2.25)
& fy
dy
De aquí que la derivada — puede calcularse como el cociente de las derivadas parciales de la función
dx
implícita, con signo negativo, siempre que f v distinto de cero.

E J E M P L O 2.3

Una frontera de posibilidades de producción - otra vez

En el Ejemplo 1.2 analizamos una frontera de posibilidades de producción para dos bienes con la forma
2x 2 + y 2 =225 (2.26)
o, escrita en la forma implícita
f ( x , y) = 2xz + y 2 - 2 2 5 = 0. (2.27)

De aquí que,

f>=iy
y, por la Ecuación 2.25, el coste de oportunidad entT e x e y es
dy -fx -4,r -2x
(2.28)
dx fy 2y y '

que es, precisamente, el resultado obtenido anteriormente, con bastante menos trabajo.

P R E G U N T A : ¿Por qué depende aquí el intercambio de x por y sólo del cociente de x respecto a y, pero no
del “tamaño de la economía” , tal y como queda reflejado por la constante 225?

Teorem a de la función implícita

Puede que no siempre sea posible resolver las funciones implícitas con la forma g (x , y) = 0 para funcio­
nes explícitas únicas de la forma y = f { x ) . Los matemáticos han analizado las condiciones que se deben
cumplir para que una determinada función implícita se pueda resolver de forma explícita cuando una varia­
ble es una función de otras variables y de diversos parámetros. Aunque no vamos a analizar esas condicio­
nes aquí, implican requisitos sobre las diversas derivadas parciales de la función, que son suficientes para
garantizar que existe, en efecto, una relación única entre la variable dependiente y las variables indepen­
dientes5. En muchas aplicaciones matemáticas, estas condiciones de las derivadas son precisamente las que
se necesitan para garantizar que se cumplen las condiciones de segundo orden para un máximo (o un míni-

5 Para un análisis detallado del teorem a de la función implícita en diversos contextos, véase C a r l P. S m o n y L a w re n c e B lum en,
M athematics f n r E cononúsis (Nueva York: W .W . N orton, 1994), cap. 15.

©ITES-Poramnfo
Capíiulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ció n 35

mo). De aquí que, en estos casos, afirmemos que se cumple el teorema de la función implícita y que, por
tanto, es posible resolver de manera explícita intercambios como los reflejados en la Ecuación 2.25.

El Teorem a de la Envolvente
Una de las principales aplicaciones del teorem a de la función implícita, que será utilizado en muchas par­
tes de este manual, se denomina el teorema de la envolvente; hace referencia a cómo varía el valor óptimo
de una determinada función cuando cambia un parámetro de la función. Puesto que muchos de los proble­
mas económicos que analizaremos tratan de los efectos del cambio de un parám etro (por ejemplo, los efec­
tos que tiene el cambio del precio de mercado de un bien sobre las compras de un individuo), haremos este
tipo de cálculos con frecuencia. El teorema de la envolvente suele ofrecer un buen atajo.

U n ejemplo e specífico
Tal vez la form a más sencilla de comprender el teorema de la envolvente sea mediante un ejemplo. Suponga
que y es una función de una única variable (x) y de un parámetro (a) dada por

y = - x 2 +ax. (2.29)

Para distintos valores del parámetro a, esta función representa una familia de parábolas invertidas. Si
se asigna un determinado valor a a , la Ecuación 2.29 es una función de x, y se puede calcular el valor de
x que maximiza y. Por ejemplo, si a = 1, x* = ^ y, para estos valores de x y a, y = i (su valor máximo).
Análogamente, si a = 2, x* = 1 e y* = 1. De aquí que un incremento en una unidad del valor del parám e­
tro a eleve el valor máximo de y en 3/4. En la Tabla 2.1 se utilizan los valores enteros de a entre O y ó
para calcular los valores óptimos de x y los valores asociados del objetivo, y. Observe que, a medida que
aumenta a, el valor máximo de y también aumenta. Esto queda también reflejado en la Figura 2.3, que
muestra que la relación entre a e y* es cuadrática. Ahora queremos calcular cómo varía y* a medida que
varía el parámetro a.

U n arduo planteam iento directo


El teorema de la envolvente afirma que hay dos formas equivalentes para realizar este cálculo. Primero,
podemos calcular la pendiente de la función directamente en la Figura 2.3. Para ello, debemos resolver la
Ecuación 2.29 para el valor óptimo de x para cualquier valor de a:

— = - 2 x + <3 = 0;
dx
de aquí que,

Sustituyendo este valor de x* en la Ecuación 2.29 se obtiene


y * = -(x * )2 + a (x * ) =
/ \2 / \
( —a + a ( — a i=
U ; l2 j
a2 <2 : a2
---- 1----- = ----
4 2 4

®ITES-Paroninfb
36 P anel In tro d u cció n

Valores óptimos de y y x para valores alternativos de a en y = - x 2 + ax

c í :lv & < 3 P ü f e a

0 0 0

1
2 4

2 1 1

3 £
3 2 4

4 2 4
J 25
5 2 4

6 3 9

FIG U RA 2.3 Ilustración del teorema de la envolvente

El teorema de la envolvente afirma que la pendiente de la relación enere y * (el valor máximo de y) y el parámetro a se puede
calcular mediante la pendiente de la relación auxiliar que se calcula sustituyendo los valores óptimos respectivos de x eD la
dy
función objetivo y calculando----
da

©ITES-foroninfo
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s d e la o p tim iza ció n 37

y esto es precisamente la relación mostrada en la Figura 2.3. De la ecuación anterior, resulta fácil ver que
dy* 2a a . ^
h a = ^ ’ r x' <2 -30>
dy*
y , por ejemplo, para a = 2, x* = 1, y = 1. Es decir, para a = 2, un incremento de a en una unidad
da
también incrementa y* en una unidad. La Tabla 2 verifica este hecho (recordando que en el caso de las
derivadas sólo estamos tratando de pequeños cambios y no de cambios discretos como refleja la tabla),

El atajo de la envolvente

Ha sido un poco complicado alcanzar esta conclusión. Hemos tenido que calcular el valor óptimo de x para
cada valor de a y después sustituir este valor por x* en la ecuación de y. En casos más generales, este pro­
ceso puede ser muy arduo puesto que exige maximizar la función objetivo repetidas veces. El teorema de

la envolvente, al ofrecer un planteamiento alternativo, afirma que se puede c a l c u l a r p a r a pequeñas va-


da
Qy
naciones de a manteniendo x constante en su valor óptimo y calculando sencillamente — directam ente a
partir de la función objetivo.

Si se procede de esta m anera, se obtiene


dy
. =* (2.31)
da
y , para x = * * ,

£ - 4 ! )
Éste es precisamente el resultado obtenido anteriormente. La razón por la que los dos planteamientos
ofrecen los mismos resultados queda reflejada en la Figura 2.3. Las tangentes mostradas en el gráfico mués-
Qy
tran valores de y para un x * fljo . Las pendientes de las tangentes son iguales a — • Evidentemente, en y*
esta pendiente muestra el valor que buscamos.

Este resultado es bastante general, y lo utilizaremos en diversos momentos a lo largo de este manual
para simplificar nuestros resultados. Para resumir, el teorema de la envolvente afirma que la variación del
valor óptimo de una función respecto a un parámetro de esa función puede calcularse diferenciando parcial­
mente la función objetivo al tiempo que se mantiene x (o varias x) constante en su valor óptimo. Es decir,

^ - =^{x= x*(a)}, (2.33)


da da
dy
donde la notación nos recuerda que — debe calcularse en el valor de x que es óptimo para el valor deter-
da
minado del parám etro a que se está analizando.

El c a so de m u c h a s variables

Se cumple un teorema de la envolvente análogo para el caso en el que y es una función de varias variables.
Suponga que y depende de un conjunto de x (xu . . . ,x „) y de un determinado parámetro a.

© IT E W a w n in /b
38 Parte I In tro d u cció n

y = f( x ,,...,x „ ,a ) . (2 .3 4 )

El cálculo de un valor óptimo de y consiste en resolver n ecuaciones de prim er orden con la forma

J^ =0 (i = l n), (2.35)
ox ¡

y una solución a este proceso permitiría obtener valores óptimos para estas x (x*, x £ ,..., x*) que depen­
derían implícitamente del parámetro a. Suponiendo que se cumplen las condiciones de segundo orden, el
teorema de la función implícita se aplicaría en este caso y garantizaría que podríamos resolver explícita­
mente cada x* como una función del parámetro a:

X* = x U a )
(2.36)

x* = x*(a).

Sustituyendo estas funciones en nuestra función objetivo inicial (Ecuación 2.34) se obtiene una expre­
sión en la que el valor óptimo de y (digamos, y*) depende de un parámetro a tanto directa como indirec­
tamente a través del efecto de a sobre las x*.
y* = f [ x * ( a ) , x * ( a ) , ..., x * (a ), a]

Diferenciando totalmente esta expresión respecto a a se obtiene

cty*_df dxt + _ + %_ dxJ L +d f


057)
da dx, da 8x2 da dx. da ca

Pero, debido a las condiciones de prim er orden de la Ecuación 2.35, todos estos términos, excepto el
último, son iguales a O si las x toman sus valores óptimos. De aquí que obtengamos de nuevo el resultado
de la envolvente:
dy* _ df
(2.38)
da da'
donde se debe calcular esta derivada para los valores óptimos de las x.

E J E M P L O 2.4
El teorem a de la envolvente: revisión del e stado de salud

Antes, en el Ejemplo 2.2, analizamos los valores máximos de ¡a función del estado de salud
y = - ( x , - l ) 2 - ( x 2 - 2 ) J + 10 (2.39)

y descubrimos que
xf= 1
(2.40)
x? = 2

v * = 10.

®ITíÍ-Pann¡nfo
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s d e la o p tim iza ció n 39

Suponga ahora que utilizamos el parámetro arbitrario a en vez de la constante 10 en la Ecuación 2.39. Aquí, a
puede representar un indicador de la mejor salud posible de una persona, pero este valor variará, evidentemente, en
función de cada persona. Por tanto,
y = /(* ,, x 2, a) = —(jc, —l)2 - ( x 2 - 2 ) 3 + a. (2,41)

En este caso, los valores óptimos de x1 y x 2 no dependen de a (siempre son x f =1, x¡ = 2), por lo que, para
esos valores óptimos, obtenemos
y* = a (2.42)

i r 1- <2'43»
La gente que tenga una “buena salud por naturaleza” tendrá siempre mayores valores para y * , siempre que elijan
xx y x2 de forma óptima. Pero esto es precisamente lo que indica el teorema de la envolvente, debido a

=l (2.44)
da da
de la Ecuación 2.41. El incremento del parámetro a sencillamente eleva el valor óptimo de y* en una cuantía idénti­
ca (de nuevo, suponiendo que se elijan correctamente las dosis de x, y x2).

P R EG U N T A : Suponga que, por el contrario, nos fijamos en la dosis óptima de x, en la Ecuación 2.39,
es decir, suponga que utilizam os un parám etro general igual a, por ejem plo, b , en vez de igual a 1.
dy*
Explique, en palabras y en términos matemáticos, por qué —— sería necesariamente igual a cero en este
db
caso.

M a xim iza ció n co n restricciones

Hasta ahora nos hemos centrado en calcular el valor máximo de una función sin restringir las elecciones
sobre las x disponibles. Sin embargo, en la mayoría de los problemas económicos, no son factibles todos
los valores de las x. En muchas situaciones, por ejemplo, se exige que todas las x sean positivas. Este requi­
sito se cumpliría para el problem a de un directivo que elige el nivel de producción que maximiza los bene­
ficios: no tendría sentido un nivel de producción negativo. E n otros casos, el valor de las x puede estar res­
tringido por cuestiones económicas. Por ejemplo, cuando se eligen los artículos que se van a consumir, el
individuo no puede elegir cualquier cantidad que desee. Por el contrario, sus elecciones están restringidas
por su poder adquisitivo disponible; es decir, por su restricción presupuestaria. Estas restricciones pueden
reducir el valor máximo de la función que queremos maximizar. Puesto que no podemos elegir libremen­
te entre todas las x, y puede ser m enor de lo que podría ser. Se dice que las restricciones “no son vincu­
lantes” si podemos obtener el mismo nivel de y imponiendo, o no, la restricción.

El m étodo del m ultiplicador lagrangiano

Un método para resolver los problemas de maximización con restricciones es el método del multiplicador
lagrangiano, que utiliza un inteligente truco matemático que también tiene una interpretación económica
dril. La racionalidad de este método es bastante sencilla, aunque aquí no intentaremos hacer una presenta­

© IT £ S -P a ra n ¡n fo
40 P anel In tro d u cció n

ción rigurosa6. En un apartado anterior se han analizado las condiciones necesarias para obtener un máxi­
mo local. Demostramos que en el punto óptimo, todas las derivadas parciales d e /d e b e n ser iguales a 0.
Por tanto, hay n ecuaciones ( / = 0 , i = 1,. ..,« ) = para n incógnitas (las x). Por lo general, estas ecuacio­
nes se pueden resolver para los valores óptimos de las x . Sin embargo, cuando existen restricciones sobre
las x , existe al menos una ecuación adicional (la restricción) sin que haya variables adicionales. Por tamo,
el sistema de ecuaciones está sobredeterminado. La técnica lagrangiana introduce una variable adicional (el
multiplicador lagrangiano), que no sólo ayuda a resolver el problema en cuestión (puesto que ahora hay
n +1 ecuaciones y n + 1 incógnitas), sino que también tiene una interpretación útil en diversas circunstan­
cias económicas.

El problem a form al

Más concretamente, suponga que queremos calcular los valores de x í , x 2, . . . , x „ que maximizan

y = / ( * ! , * ........*„), (2.45)

sujeta a una restricción que sólo permite utilizar determinados valores de las x. Una forma general de escri­
bir esa restricción es

g ( J i,* 2 .......- 0 = 0. <2 -46>


donde la función7 g representa la relación que debe cumplirse en las x.

C o n d ic io n e s de prim er orden

El método del multiplicador lagrangiano parte de la formulación de la expresión

a = / ( * ¡, x 2, . . . , 0 + ^ ( * 1,x 2, . . . , 0 , (2.47)

donde X es una variable adicional denominada multiplicador lagrangiano. Posteriormente interpretaremos


esta nueva variable. Sin embargo, primero hay que observar que, cuando se cumple la restricción, a y /
tienen el mismo valor Iporque g(x¡, x 2, ..., x n) = 0]. Por tanto, si restringimos nuestra atención únicamen­
te a los valores de las x que cumplen la restricción, el cálculo del valor máximo restringido d e / es equiva­
lente al cálculo del valor crítico de c£. Vamos a proceder a este cálculo, considerando que X es también un
variable (además de las x). A partir de la Ecuación 2.47 obtenemos las condiciones para alcanzar un punto
crítico como

5g
= /+X gi = O
3x,
(2.48)
|M = / 2+ ^ 2 = O
dx-,

6 Para una presentación detallada, véase A .K . D ix it, Oprimizaiion in Econom ic Theory, 2" edición (O xford: O xford U niversity P ress, 1990),
cap. 2.
7 Com o se señaló anteriorm ente, cualquier función d e x ¡, x , xa puede escribirse de esta forma implícita. P o r ejem plo, la restricción
x, + jc, = 10 puede escribirse com o 10 - x ¡ — x 2 = 0. E n capítulos posteriores utilizarem os habitualm ente este procedim iento para tratar
las restricciones. Norm alm ente, las restricciones que analizarem os serán lineales.

© IT E S -P a ro m n fo
Capitulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ció n 41

= /„ + ^ „ = o
dx„
(2,48)
aa
= ^ ( x | í j:2, . . . , j : n) = 0.
a

Las Ecuaciones 2.48 son pues las condiciones para obtener un punto crítico de la función «£■ Observe
que hay ti + 1 ecuaciones (una para cada x y otra m ás para X) y n +1 incógnitas. Las ecuaciones se pue­
den resolver, por lo general, para x , , x 2, . . . , x n, y para X. Esta solución tendrá dos propiedades: (1) las x
cumplirán la restricción porque la última ecuación en 2.48 impone esta condición; y (2) entre todos aque­
llos valores de las x que satisfacen la condición, aquellos que también satisfagan las Ecuaciones 2.48 harán
que (y por tanto f sea lo más grande posible (suponiendo que se cumplen las condiciones de segundo
orden). Por tanto, el método del multiplicador lagrangiano ofrece una forma de encontrar una solución al
problema de maximización con restricciones planteado al principio8.

La solución a las Ecuaciones 2.48 diferirá, normalmente, del caso sin restricciones (véanse las
Ecuaciones 2.16). En vez de proseguir hasta el punto en que la contribución marginal de cada x es 0, las
Ecuaciones 2.48 nos obligan a “param os antes” debido a las restricciones. Sólo en el caso de que la res­
tricción sea ineficaz (en cuyo caso, como demostraremos m ás adelante, X sería cero), obtendremos la
misma solución para las ecuaciones restringidas y sin restringir, ya que serían las mismas. Estas condicio­
nes marginales tienen una interpretación económica en muchas situaciones distintas.

Interpretación del m ultiplicador lagrangiano

Hasta ahora hemos utilizado el multiplicador lagrangiano (A.) únicamente como un “truco” matemático para
alcanzar la solución que queríamos. De hecho, esta variable también tiene una importante interpretación
económica, que será central en nuestro análisis en muchos puntos de este manual. Para desarrollar esta
interpretación, hay que volver a escribir las prim eras n ecuaciones de 2.48 de la siguiente manera

J i - = - h - = ... = J a ~ = X. (2.49)
—Si ~ 8l ~8n

E n otras palabras, en el punto máximo, el cociente de f . respecto a g¡ es el mismo para cada x ;. Pero
los numeradores de las Ecuaciones 2.49 son simplemente las contribuciones marginales de cada x a la fun­
ción / . M uestran el beneficio marginal que tendrá una unidad más de x¡ en la función que estamos inten­
tando maximizar (es decir, f) .

Probablemente sea mejor dejar la interpretación completa de los denominadores en las Ecuaciones 2.49
hasta que encontremos estos cocientes en una situación práctica económica. Entonces podremos ver que
suelen tener la interpretación de un “coste marginal". Es decir, reflejan la carga añadida en la restricción
al utilizar un poco más de x(. Como ejemplo sencillo, suponga que la restricción exige que el gasto total
en x, y x 2 (por ejemplo) sea de una determinada cuantía en dólares, F. Por tanto, la restricción sería

8 E n térm inos estrictos, se trata d e condiciones necesarias para un m áximo local interior. E n algunos problem as económ icos, es necesario
m odificar estas condiciones (de form a bastante obvia) para tener e n cuenta la posibilidad d e que algunas de las x estéo en la frontera d e la
regióD de las x factibles. P o r ejem plo, si se requiere que todas las x sean positivas, es posible que las condiciones d e las E cuaciones 2.48
no se cum plan d e m anera estricta, porque estas condiciones pueden exigir x negativas. N o analizarem os con detalle cóm o se m odifican
estas condiciones p ara tener e n cuenta estos problem as, aunque se sugerirán estas m odificaciones a io largo del texto.

© iT E S -P o ro m n fb
42 Pane / In tro d u cció n

P\x \ + P ix i ~ F (donde p¡ es el coste p o r unidad de x t). Utilizando nuestra terminología actual, esta res­
tricción se podría escribir de forma implícita como

8 ( x l , x 2) = F - p ¡x { - p 2x 2 = 0 . (2.50)

En esta situación, tendríamos

S i = P¡ (2 5 1 )

y la derivada -g¡ refleja, en efecto, el coste marginal por unidad de utilizar x,. Prácticamente todos los
problemas de optimización que encontraremos en los próximos capítulos tienen una interpretación pareci­
da de las derivadas de las restricciones.

El m ultiplicador lagrangiano co m o cociente coste-beneficio

Ahora podemos dar a las Ecuaciones 2.49 una interpretación intuitiva. Indican que, para los valores ópti­
mos de las x , el cociente del beneficio marginal de incrementar x¡ frente al coste marginal de incrementar
x¡ debería ser el mismo para cada x. Para ver que se trata de una condición evidente para alcanzar un máxi­
mo. suponga que no fuera cierto:suponga que el “cociente coste-beneficio” fuera mayor para x x que para
x 2. En este caso, debería utilizarse un poco más de x, para alcanzar un máximo. Esto se puede de
utilizando más x ,, pero renunciando a suficiente x 2 para mantener g (la restricción) constante. Por tanto,
el coste marginal del x, adicional utilizado sería igual al coste ahorrado por utilizar menos x2. Pero, pues­
to que el cociente coste-beneficio (la cantidad del beneficio por unidad de coste) es mayor para x, que para
x2, los beneficios adicionales de utilizar más x, superarían la pérdida de beneficios derivada de utilizar
menos de x2. La utilización de más x¡, y por tanto de menos x2,haría que y aumentara porque x¡ ofre­
ce "más por su dinero” . Sólo si los cocientes de los beneficios y costes marginales son iguales para todas
las x , habrá un máximo loca!, uno en el que ningún pequeño cambio de las x puede hacer que la firación
objetivo aumente. Las aplicaciones prácticas de este principio básico se desarrollan en muchos puntos de
este manual. El resultado es fundamental para la teoría microeconómica del comportamiento optimizador.

El multiplicador lagrangiano (X) también se puede interpretar a la luz de este análisis. X es el cociente
común coste-beneficio de todas las x. Es decir,
beneficio marginal de x¡ .. . . .
X = ----------------- ;— —-------- U-02)
coste marginal de x i

para cada x¡. Si se relajara ligeramente la restricción, no im portaría cuál de las x cambiara (de hecho, se
podrían variar todas las x) puesto que, en el margen, cada una ofrece el mismo cociente de beneficios res­
pecto a los costes. El multiplicador lagrangiano ofrece pues un indicador de cómo afectaría esta relajación
general de la restricción al valor de y. En esencia, X asigna un “precio som bra” a la restricción. Un X ele­
vado indica que y podría aumentar sustancialmente relajando la restricción, porque cada x tiene un eleva­
do cociente coste-beneficio. U n valor reducido de X, por otra parte, indica que no se puede ganar mucho
relajando la restricción. Si la restricción no es en absoluto vinculante, X tendrá un valor 0, indicando así
que la restricción no limita el valor de y. En este caso, el cálculo del valor máximo de y sujeto a la restric­
ción sería idéntico al cálculo de un máximo sin restricciones. El precio sombra de la restricción es cero.
Esta interpretación de X también se puede m ostrar utilizando el teorema de la envolvente tal y como se des­
cribirá más adelante en este capítulo9,

9 El análisis en el texto hace referencia a problem as que sólo tienen una restricción. P or lo general, se pueden tener m restricciones (m < n)
introduciendo sim plem ente m variables nuevas (m ultiplicadores lagrangianos) y procediendo de fonna análoga al análisis anterior.

© ÍT E S -P o ro n in fó
Capitulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ció n 43

Dualidad

E l análisis anterior indica que hay una clara relación entre el problema de maximizar una función sujeta a
restricciones y el problem a de asignar valores a las restricciones. Esto refleja lo que se conoce como el
principio matemático de la “dualidad” : cualquier problem a de maximización con restricciones tiene asocia­
do un problema dual de minimización con restricciones que se centra en las restricciones del problema
original (primal). Por ejemplo, avanzando un poco en nuestra historia, los economistas suponen que los
individuos maximizan su utilidad, sujeta a una restricción presupuestaria. Éste es el problema primal del
consumidor, El problema dual para el consumidor consiste en minimizar el gasto necesario para alcanzar
determinado nivel de utilidad. O bien, el problem a primal de una empresa puede consistir en minimizar el
coste total de los factores utilizados para producir determinada cantidad, mientras que el problema dual con­
sistirá en maximizar la producción dado un determinado coste de los factores utilizados. En los próximos
capítulos se desarrollarán muchos ejemplos análogos. Cada uno ejemplifica que hay dos formas de abordar
cualquier problema de optimización con restricciones. A veces, el planteamiento frontal, analizando el pro­
blema prim al, puede aportar grandes perspectivas. E n otras ocasiones, el planteamiento de la “trastienda",
consistente en analizar el problema dual, puede ser más ilustrativo. Independientemente del planteamiento
adoptado, los resultados serán, por lo general, aunque no siempre, idénticos, por lo que la elección depen­
derá fundamentalmente de la comodidad del planteamiento.

E J E M P L O 2.5

M axim ización con restricciones: la salud una vez m ás

Vamos a volver una vez más a nuestro problema (tal vez tedioso) de la maximización de la salud. Al igual que antes,
el objetivo del individuo consiste en maximizar
y - -x¡ + 2x, - x \ + 4 x 2 + 5,

pero ahora vamos a suponer que las elecciones de x, y x¡ están restringidas por el hecho de que el individuo sólo
tolera una dosis de medicamentos al día. Es decir.
x, + x-, = 1 (2.53)

1-X] —x2 =0 .

Observe que el punto óptimo inicial (x, = 1, x2 = 2 ) ya no es factible dada la restricción sobre las posibles dosis:
es necesario encontrar otros valores. Para ello, primero escribimos la expresión lagrangiana:
! = -X]2 + 2x, -X j + 4x2 + 5 + ?. (1 - x, - x2). (2.54)

Diferenciando respecto a x„ x2 y X obtenemos las siguientes condiciones necesarias para obtener un máximo
con restricciones:
d a
*——2Xj + 2 —X —0
dx¡
sa = -2x2 + 4 - X = 0 (2.55)
dx2

^ = l - x , - x 2 =0.

Las Ecuaciones 2.55 deben resolverse ahora para obtener los valores óptimos de x,, x2 y X. Utilizando la prime­
ra y segunda ecuación obtenemos

©ITES-Paraninfo
44 Parte I In tro d u cció n

-2x¡ + 2 = k = —2 x 2 + 4
o

*,=*2-1. ( 2 .5 6 )

La sustitución de este valor en en la restricción 2.53 nos ofrece la solución:


=1
x,=0. (2'57)

En palabras, si esta persona sólo tolera una dosis de medicamentos, debe optar por tomar únicamente el segundo
medicamento. Al utilizar cualquiera de las dos primeras ecuaciones, resulta fácil encontrar la solución al obtener

X = 2. (2.58)
Esta es, pues, la solución al problemade maximización con restricciones. Si x, = 0, x2 = 1, y tomael valor 8.
La restricción delos valores de x, y x¡para que su suma sea igual a 1 hareducido elmáximo valor del estado de
salud, y, de 10 a 8.

P R EG U N T A : Suponga que este individuo tolerase dos dosis al día. ¿Esperaría que y aumentara? ¿Tendría
algún efecto sobre y el incremento de la tolerancia más allá de tres dosis al día?

E J E M P L O 2.6
V a lla s óptim as y m axim ización con restricciones____________________________________________________

Suponga que un agricultor tiene una valla de determinada longitud, P, y quiere cercar el área rectangular más grande
posible. ¿Qué área debería cercar el agricultor? Se trata claramente de un problema de maximización con restriccio­
nes. Pararesolverlo, sea x la longitud de un lado del rectángulo e y la longitud delotro lado.El problema consiste
pues enelegir x e y deforma que semaximice el área del campo (dado porA = x ■y),sujeto a la restricción de que
el perímetro es fijo e igual a P = 2x + 2y.
Escribiendo la expresión lagrangiana como en la Ecuación 2.47 obtenemos
cg = x - y + k (P - 2x - 2.y), (2.59)
donde k es la incógnita del muldplicador lagrangiano. Las condiciones de primer orden para el máximo son

^ = y-2X=0
dx
—^ = x - 2 k = 0 (2.60)
dy

— = P - 2 x - 2 y = 0.
dk
Las tres ecuaciones en 2.60 deben resolverse simultáneamente para x, y y k . Las dos primeras ecuaciones dicen que
V X
= — - k, por lo que x debe ser igual a y (el campo debe ser un cuadrado). También implican que se debe elegir x
¿ £
e y de forma que el cociente de los beneficios marginales respecto a los costes marginales sea el mismo para ambas
variables. El beneficio (en términos del área cercada) de una unidad más de x viene dado por y (el área aumenta en
1 •y), y el coste marginal (en términos del perímetro) es 2 (el perímetro disponible se reduce en 2 por cada unidad
que aumenta la longitud del lado x). Las condiciones de máximo afirman que este cociente debe ser igual para cada
una de las variables.
Puesto que hemos demostrado que x = y, podemos utilizar la restricción para demostrar que

© /T E S -P cro n i'n fo
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ción 45

x= y=4 , (2.(51)
4
y, puesto que y = 2X,

X=4 • (2.62)

I n t e r p r e t a c ió n d e l M u l t ip l ic a d o r L a g r a n g ia n o . Si el agricultor estuviera interesado en saber cuánto campo


jnede cercar añadiendo una yarda más de valla, el multiplicador lagrangiano sugiere que podría calcularlo dividiendo
d perímetro actual por 8. Algunas cifras específicas pueden clarificar esta cuestión. Suponga que el campo üene actual­
mente un perímetro de 400 yardas. Si el agricultor ha hecho una planificación “óptima”, el campo será un cuadrado
de 100 yardas || = de lado. El área cercada tendrá 10 000 yardas cuadradas. Suponga ahora que el perímetro (es
decir, la valla disponible) aumentara en una yarda. La Ecuación 2.62 "predeciría” pues que el área total aumentaría
en aproximadamente 50 yardas cuadradas ( = — | • Que. en efecto, es así se puede demostrar de la siguiente manera:
^ ** ' 401
puesto que el perímetro es igual ahora a 401 yardas, cada lado del cuadrado tendrá — yardas. El área total del campo

es. por tanto, igual a , lo que, según la calculadora del autor de este texto, es igual a 10 050,06 yardas cua­
dradas. Por tanto, la “predicción" que hace el multiplicador lagrangiano de que se producirá un incremento de 50 yar­
das cuadradas es notablemente buena.Como en todos los problemas de maximización con restricciones, el multiplica­
dor lagrangiano ofreceaquí información útil sobre el valor implícito de la restricción.

El problema dual de este problema de maximización con restricciones es que, para una determinada área
D u a l id a d .
de un campo rectangular, un agricultor quiere minimizar el tamaño de la valla necesario para cercar el campo.
Matemáticamente, el problema consiste en minimizar
P = 2x + 2y, (2.63)
sajeto a la restricción
A = x- y . ( 2 .6 4 )

Escribiendo la expresión lagrangiana


g D = 2x + 2y + XD( A - x - y ) (2.65)

(donde D indica el hecho de que se trata del problema dual) se obtienen las siguientes condiciones de primer orden
para el mínimo:

- = 2 - X D-y = 0
dx
dc£°
=2-X°-x =0 (2.66)
dy
d gyD
'— = A - x - y = 0.
8XL

Resolviendo estas ecuaciones como antes, se obtiene el resultado


x =y=4Á. (2-67)

De nuevo, el campo debe ser un cuadrado si se quiere minimizar la longitud de la valla. El valor del multiplica­
dor lagrangiano en este problema es
%D = 2 = 2 = 2 (26g)
y x f a

©tTES-Paraninfo
46 Pane l In tro d u cció n

Al igual que antes, este multiplicador lagrangiano indica la relación entre el objetivo (minimizar la longitud de la
valla) y la restricción (la necesidad de cercar el campo). Si el campo tuviera 10 000 yardas cuadradas, como vimos
antes, sería necesaria una valla de 400 yardas de longitud. El incremento del campo en una yarda cuadrada exigiría apro­
ximadamente 0,02 yardas más de valla -J= = j' El lector puede utilizar su calculadora para comprobar que.
en efecto, es así: una valla de 100,005 yardas en cada lado cercaría exactamente 10 001 yardas cuadradas. Aquí, como
en la mayoría de los problemas duales, el valor del lagrangiano en el dual es sencillamente la inversa del valor del
lagrangiano en el problema primal. Ambos ofrecen la misma información, aunque de forma ligeramente distinta.

PREGUNTA: Una restricción implícita aquí es que el campo del agricultor es rectangular. Si no se impusie­
ra esta restricción, ¿qué forma de! campo permitiría cercar una área máxima? ¿Cómo puede demostrarlo?

El T e o re m a de la E nvolve nte en lo s problem as de m axim ización


co n restricciones

El teorema de la envolvente, que analizamos anteriormente con relación a los problemas de maximización
sin restricciones, también tiene importantes aplicaciones en los problemas de maximización con restriccio­
nes. Aquí vamos a ofrecer únicamente una breve presentación del teorema. Más adelante se ofrecerá una
serie de ejemplos de sus aplicaciones.

Suponga que queremos maximizar ei valor de

y = f ( x l . . . x n;a), (2.69)

sujeto a la restricción
gC*! . . . x n; a) = 0, (2.70)

donde hemos mostrado explícitamente la dependencia de las funciones / y g de un parám etro a. Como
hemos demostrado, una forma de solucionar este problema consiste en escribir la expresión lagrangiana

« = /(*, . . . x n; a ) + ),g (x ¡ ... x n\ a ) (2.71)

y resolver las condiciones de prim er orden (véanse las Ecuaciones 2.48) para los valores óptimos x* ■■■x*.
Alternativamente, se puede demostrar que

= ...x*-a). (2.72)
da oa

Es decir, la variación del valor máximo de y resultante cuando varía el parámetro a (y se vuelven a cal­
cular los.nuevos yalores óptimos de las x) se puede calcular diferenciando parcialmente la expresión lagran­
giana (Ecuación 2.71) y calculando la derivada parcial resultante en el punto óptim o10. Por tanto, la expre­
sión lagrangiana desempeña el mismo papel al aplicar el teorem a de la envolvente al problema restringido
que el que desempeña la propia función objetivo en los problemas sin restringir (véase la Ecuación 2.38).

10 P ara un análisis m ás exhaustivo, véase E v o en e SiLBERBERG,'77if Siructure o f Economice, 2* edición (Nueva Y ork: M cG raw -H ill. 1990).

®/TES-Poran/rrfa
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s d e la o p tim iza ció n 47

Como un ejercicio sencillo, el lector puede intentar dem ostrar que este resultado se cumple en el problema
de cercamiento de un campo rectangular descrito en el Ejemplo 2 .6 " .

M a xim iza ció n sin cálcu los

No todos los problemas económicos de maximización se pueden resolver utilizando los métodos de cálcu­
lo descritos anteriormente. Por ejemplo, el directivo de una empresa puede desconocer cuál es exactamen­
te su función de beneficios, y sólo dispone de aproximaciones con líneas rectas. Esta situación queda refle­
jada en la Figura 2.4a. Aquí, q* es claramente la cantidad que ofrece los máximos beneficios, pero este

punto no se puede encontrar utilizando métodos de cálculo porque — no existe12 en q*. Es necesario algún
dq
otro método para localizar de forma sistemática un pumo como q*.

E n la Figura 2.4b se muestra u n segundo ejemplo del fallo de los métodos de cálculo tradicional. Aquí,
el directivo sólo puede producir unidades discretas de q (no tiene sentido producir 4,3 automóviles). En
ííít
este caso, de nuevo, — no está definido para q*: el cálculo no nos ofrece un método sistemático para
encontrar q*. ^

FIGURA 2.4 Algunas funciones de producción para las que las técnicas de cálculo de maximización
no resultan adecuadas

En (a), los métodos de cálculo no podrán encontrar el nivel de producción (q*) que ofrece el máximo beneficio porque la
derivada no está definida en ese punto. Análogamente, en (b) el directivo sólo puede optar por valores discretos de q. En
este caso, no se pueden efectuar las pequeñas modificaciones necesarias para aplicar el método de cálculo. Para poder encon­
trar cualquiera de estos máximos, es necesario utilizar distintos tipos de técnicas de “programación”.

jt*

.......
C a n tid a d

<a> (b)

11 Para e l problem a prim al, el perím etro P es el parám etro de principal interés aquí: al calcular los valores óptim os d e x e y y sustituirlos
¿¿4 P
en la expresión del área (/!) del cam po, resulta fácil dem ostrar que — = — • L a diferenciación de la expresión lagrangiana (Ecuación
dP 8

2 .5 9 ) ofrece la expresión — = X, y , e n los valores óptim os d e x e V, — = — = ), = — • El teorem a de la envolvente, en este caso,


' v ÜP ’ v dP dP 8
ofrece pues una prueba m ás de que el m ultiplicador lagrangiano puede utilizarse para asignar un valor im piícito a la restricción.

12 P ara v e r p o r qué, observe que la pendiente de f ( q ) cam bia m uy abruptam ente e n q*.

© ITES-Paraninfo
48 P anel In tro d u cció n

Se han desarrollado técnicas matemáticas de “program ación” específicas para tratar los problemas refle­
jados en la Figura 2.4. El ejemplo que se muestra en la figura 2.4a es un caso extremadamente sencillo que
se puede resolver mediante métodos de “programación lineal” ; el caso reflejado en la figura 2,4b se puede
resolver mediante métodos de “programación integral” 13.

Estas técnicas ofrecen herramientas poderosas para resolver problemas de maximización con restriccio­
nes y han demostrado ser extremadamente útiles para analizar situaciones difíciles del mundo real. Sin
embargo, en este manual nos ocuparemos fundamentalmente de los métodos de cálculo para resolver pro­
blemas de maximización con restricciones. Esta elección se ha tomado, tanto por cuestiones de sencillez,
como porque los métodos de cálculo y las técnicas de programación tienen muchos parecidos. La mayoría
de los aspectos interesantes, desde el punto de vista económico, de las técnicas de program ación quedan
reflejados en los métodos de cálculo.

C o n d ic io n e s de se g u n d o orden
Hasta ahora, nuestro análisis de la optimización se ha centrado fundamentalmente en las condiciones nece­
sarias (de prim er orden) para encontrar el máximo. Ésta será, en efecto, la práctica que aplicaremos en
gran parte de este manual porque, como veremos, la mayoría de los problemas económicos utilizan funcio­
nes para las que se cumplen las condiciones de segundo orden para alcanzar un máximo. E n este apartado
analizaremos brevemente la relación entre las condiciones de segundo orden para alcanzar un máximo y las
condiciones de curvatura que tienen que tener esas funciones para garantizar que se cumplen aquéllas. La
racionalidad económica de estas condiciones se analizará a lo largo del texto.

F u n cio n e s co n una variable

Primero vamos a analizar el caso en que nuestro objetivo, y , es una función de una única variable, x . Es
decir,

y =/(*)• (2.73)
Una condición necesaria para que esta función alcance su valor máximo en algún punto es que

= / '( * ) = 0 (2.74)
dx
en ese punto. Para garantizar que ese punto es, en efecto, el máximo, y tiene que disminuir cuando nos ale­
jam os de él. Ya sabemos (de la Ecuación 2.74) que, para pequeñas variaciones de x , el valor de y no cam­
bia: lo que tenemos que comprobar es si y está aumentando antes de alcanzar esa “meseta” y disminuye
después. Ya hemos derivado una expresión de la variación de y (dy), que viene dada p o r la derivada total

dy = f ' ( x ) d x . (2.75)
Lo que necesitamos ahora es que dy disminuya para pequeños incrementos dei valor de x. La derivada
de la Ecuación 2.75 viene dada por

d (dy) = d 2y = d [ f W (&i • dx = f " ( x ) d x - d x = f " ( x ) dx2. (2.76)


dx

13 P ara u n sencillo análisis de estos m étodos, véase M ic h a e l D. I n t r i u g a t o r , “M athem atical Program m ing w ith Applications to
E conom ies". en K..J. A r ro w y M .D . I n t r i l i g a t o r , eds., H andbook p f M athem atical E conom ics, vol. I (Ámsterdam : N orth Holland
1981).

® !TES-Paran¡r¡fo
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ción 49

Pero

d 2y < 0
implica que

f'\x )d x 2 <0 (2.77)

y , puesto que d x 2 debe ser posiüvo (porque cualquier cosa al cuadrado es positiva), tenemos

/" (* )< 0 (2.78)


como exige la condición de segundo orden. En palabras, esta condición exige que la fu n c ió n /te n g a una
forma cóncava en el punto crítico (compare las Figuras 2.1 y 2.2), A lo largo de este apartado se encon­
trarán condiciones de curvatura análogas.

EJEMPLO 2.7
D e nuevo la m axim ización de beneficios

En el Ejemplo 2.1 analizamos el problema de encontrar el máximo de la función


jc = 1 00Qq-5q2. (2.79)
La condición de primer orden para alcanzar un máximo exige que

— = 1 0 0 0 -10? = 0 (2.80)
dq

q* = 100. (2.81)

La derivada segunda de la función viene dada por

^ = -10<0, (2.82)

y se cumple por tanto la Ecuación 2.78. El punto q* = 100 cumple la condición suficiente de un máximo local.

P R EG U N T A : Aquí, la derivada segunda no sólo es negativa en el punto óptimo, sino que siempre es nega­
tiva. ¿Qué implicación tiene este hecho para el punto óptimo? ¿Cómo debe interpretarse el hecho de que la
derivada segunda sea una constante?

F u n c io n e s co n d o s variables

Como segundo caso vamos a analizar y como una función con dos variables independientes:
y = f { x l , x 2 ). (2.83)

Una condición necesaria para que esta función alcance su valor máximo es que las derivadas parciales,
a n to respecto a x x como a x 2, sean iguales a cero. Es decir,

1 (2.84)

T
CX2- = A - ° -

©Uí.S-farar\:nfo
50 Parte I Intro d ucción

Un punto que cumpla estas condiciones será un punto “plano” de la función (un punto donde dy = 0) y,
por tanto, será un candidato para el máximo. Para garantizar que ese punto es un máximo local, y debe dis­
m inuir para movimientos en cualquier dirección que se aleje del punto crítico: en términos gráficos, sólo
hay una forma de irse de la cima de una montaña, y consiste en bajar.

Un argum ento intuitivo

Antes de describir las propiedades matemáticas de ese punto, puede ser útil adoptar un planteamiento intui­
tivo. Si analizamos sólo los movimientos en la dirección de x,. la condición necesaria es clara: la pendien­
te en la dirección de jq (es decir, la derivada parcial f ) debe estar disminuyendo en el punto crítico. Esto
es sencillamente una aplicación de nuestro análisis del caso de una variable, y muestra que, para que se
tenga un máximo, la derivada parcial segunda en la dirección de x¡ debe ser negativa. Se puede utilizar
un argumento idéntico para ios movimientos en la dirección de x 2. Por tanto, hemos demostrado que las
dos derivadas parciales segundas ( / u y f n ) deben ser negativas para que se tenga un máximo local.
Utilizando nuestra analogía de la montaña, si se presta atención únicamente a los movimientos norte-sur o
este-oeste, la pendiente de la montaña debe estar disminuyendo cuando cruzamos la cumbre: la pendiente
debe pasar de positiva a negativa.

La complejidad que surge en el caso de dos variables implica movimientos a través del punto óptimo que
no son únicamente en la dirección de ¿r, o de x 2 (por ejemplo, movimientos del noreste al sudoeste). En
estos casos, las derivadas parciales de segundo orden no ofrecen información completa sobre cómo cambia
la pendiente cerca del punto crítico. También se deben imponer condiciones en las derivadas parciales cru­
zadas ( f ¡2 = f 2i) para garantizar que dy está disminuyendo para los movimientos a través del punto crítico
en cualquier dirección. Como veremos, estas condiciones implican que se exige que las derivadas parciales
de segundo orden sean suficientemente grandes como para contrarrestar cualquier posible derivada parcial
cruzada “perversa” que pueda existir. Intuitivamente, si la montaña tiene suficiente pendiente en las direc­
ciones norte-sur y este-oeste, se puede compensar que la pendiente no sea excesiva en otras direcciones.

U n análisis form al

Ahora vamos a reflejar estas cuestiones formalmente. Lo que queremos encontrar son las condiciones que
debemos imponer sobre las derivadas parciales segundas de la fu n c ió n /p a ra garantizar que tfiy es negati­
va para movimientos en cualquier dirección a partir del punto crítico. Recuerde prim ero que la derivada
total de la función viene dada por
dy = f Jdxl + f 1 dx1. (2.85)

La derivada de esa función viene dada por


d 1y = ( /,¡ dx¡ + f n dx1)d x ¡ + (/„ dx¡ + f 22dx2) dx2 (2 .8 6 )

° d 2y = f u d x ¡ + f 2 dx1 dx] + f 2]dx] dx2 + f 22dx¡. (2.87)

Puesto que, por el teorem a de Young, f 12 = f 2l, podemos ordenar los términos para obtener

d 2y = f u dx f + 2 f 2 dxl dx2 + f u d x (2.88)

Para que la Ecuación 2.88 sea negativa sin ninguna ambigüedad ante cualquier variación de las x (es
decir, para cualquier posible ¿ q y dx2) es evidentemente necesario que f u y f 22 sean negativas. Si, por
ejemplo, dx2 = 0 , entonces

® IT E S -P a rarú n fo
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ció n 51

d 2y = f u d t f (2.89)

y d 2y < 0 implica que


/,<0. (2.90)

Se puede hacer el mismo análisis para f n haciendo que dx] ~ 0. Si ni dxl ni dx2 es O, entonces tene­
mos que analizar la parcial cruzada, f 2, para decidir si ¿ 2y es negativa sin ambigüedades. Se puede uti­
lizar un álgebra relativamente sencilla para demostrar que la condición requerida es14
/n/22-/»> 0. (2.91)

F u n cio n e s c ó n c a v a s

Intuitivamente, lo que exige la Ecuación 2.91 es que las derivadas parciales segundas ( f u y f 12) sean sufi­
cientemente grandes como para compensar cualquier efecto perverso posible de las derivadas parciales cru­
zadas ( f 2 = f 2l). Las funciones que cumplen esta condición se denominan funciones cóncavas. En tres
dimensiones, estas funciones parecen tazas puestas al revés. Esta imagen deja claro que un punto plano en
este üpo de función es, en efecto, un auténtico máximo porque la función tiene siempre pendiente negati­
va a partir de ese punto. Por lo general, las funciones cóncavas tienen la propiedad de que siempre están
por debajo de cualquier plano tangente a ellas: el plano definido por el valor máximo de la función es, sim-
píemente, un caso especial de esta propiedad.

E J E M P L O 2.8

C on dicio nes de se gu n d o orden: la salud por última vez

En el Ejemplo 2.2 analizamos la función de la salud


y = / ( * , , x 2) = - x f + 2 x , - x \ + 4 x 2 + 5. (2.92)
Las condiciones de primer orden para el máximo son
f = -2x, + 2 = 0
(2.93)
f2 = -2 x2 +4 = 0

x*=l
(2.94)

Las derivadas parciales de segundo orden de la ecuación 2.92 son

M L a dem ostración p a n e de sum ar y restar el térm ino — a la E cuación 2 .8 8 y sacar factor com ún. Pero este planteam iento sólo se
íi
p aed e aplicar en este caso concreto. U n planteam iento m ás fácil de generalizar, que utiliza el álgebra m atricial, parte d e que la Ecuación
2-88 e s una “ form a cuadrática" en d r, y dx2, y que las Ecuaciones 2.90 y 2.91 son lo m ism o que exigir que la m atriz hesiana

'fu fa
A 1 fl 2.
e s é “definida negativa” . E n particular, la Ecuación 2.91 exige que el determ inante de esta hesiana sea positivo . P ara un análisis de esta
c a m ió n , véanse las Am pliaciones a este capitulo.
i i r f w ñ l d a d C a tó lic a d e C o lo m b ia
©fTES-Paraninfo
B IB L IO T E C A
52 P ane l In tro d u c c ió n

fu = ~ 2
f n = ~ 2 ( 2 .9 5 )
/u=0-
Estas derivadas cumplen claramente las Ecuaciones 2.90 y 2.91, por lo que se cumplen ambas condiciones necesarias
y suficientes para obtener un máximo local13.

PREGUNTA: Describa la forma cóncava de la función de salud e indique por qué sólo tiene un único valor
máximo global.

M a xim iza ció n c o n restricciones

Como caso final, analice el problem a de elegir x¡ y x 2 para maximizar


y = f ( x i , x 2), (2.96)

sujeto a la restricción lineal


c - b}x¡ - b2x 2 = 0 (2.97)

(donde los parám etros c, b{ y b2 son parámetros constantes en el problema). Este problema es de un tipo
que se encontrará con frecuencia en este manual y constituye un caso concreto de los problemas de maxi­
mización con restricciones que hemos analizado anteriormente. Antes, demostramos que las condiciones de
prim er orden para el máximo se pueden derivar escribiendo la expresión lagrangiana
'£ = f ( x :, x 1) + X ( c - b [x y ~ b 2x 2). (2.98)

Las derivadas parciales respecto a x ¡ , x 2 y X ofrecen las siguientes expresiones


f t -Xbt = 0
O (2.99)
c - b ,Xj - b 2x 2 =0.

Estas ecuaciones se pueden resolver, por lo general, para encontrar los valores óptimos de x ¡ , x 2 y X.
Para garantizar que elpunto calculado así es un máximo local, debemos analizar de nuevo los movimien­
tos de alejamiento de los puntos críticos utilizando las derivadas totales “segundas” que ya se han presen­
tado en la Ecuación 2.88:

d 2y = f u dX\ + 2/¡2 dx¡ dx2 + d x \. (2.100)


Ahora, sin embargo, no son permisibles todos los pequeños cambios posibles de las x. Sólo aquellos
valores de jq y x 2 que sigan cumpliendo la restricción pueden considerarse alternativas válidas al punto
crítico. Para analizar estos cambios, debemos calcular la derivada total de la restricción (Ecuación 2.97):
- b { d x , - b 2 dx2 = 0 (2 .101)

1S O bserve que las Ecuaciones 2.95 cum plen las condiciones suficientes, no sólo e n el punto critico, sino tam bién para todas las posibles
opciones d e y x ,. Es decir, la función es cóncava. E n ejem plos más com plejos no tiene por qué se r e l caso: las condiciones de segun­
do orden sólo tienen que ser satisfechas e n el punto critico para que exista u n m áxim o local.

© íT £ S -f tjr a n tn f ó
Capiculo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ción 53

(ÍX2 = - — dx¡. ( 2 . 102 )

Esta ecuación demuestra los cambios relativos permisibles de x r y x 2 al analizar los movimientos
desde el punto crítico. Para seguir avanzando en la resolución de este problem a, tenemos que utilizar las
condiciones de prim er orden. Las dos primeras implican que

(2.103)
/2 b2 '

y. combinando este resultado con la Ecuación 2.102, se obtiene

dx2 = - - ^ - dx,. (2.104)


2 Í2
Ahora podemos sustituir esta expresión en dx2 en la Ecuación 2.100 para mostrar las condiciones que
deben cumplirse para que (P-y sea negativa:
■\2
d l y = f n dx} + 2 f n dx1 -£-dx,
.. f t l h
(2.105)
= fi i - Vn 7 - + fn 7 T •
h h
Combinando términos y sacando factor común obtenemos
/ir2
d 2y = { f n f t - V n f f 2 + f n f ? ) ^ k (2.106)
J2

Por tanto, para que (fiy < 0, debe cumplirse que

/n/22 - 2/12/1/2 +/22/12 <0. (2.107)

Fu n c io n e s c u a si c ó n c a v a s

A saque la Ecuación 2.107 parece poco más que una masa compleja y desordenada de símbolos matemáti­
cos. se trata, de hecho, de una condición bastante importante. Refleja un conjunto de funciones conocidas
m m n funciones cuasi cóncavas. Estas funciones tienen la propiedad de que el conjunto de todos los puñ­
o s para el que esa función toma un valor m ayor que cualquier constante predeterminada es un conjunto
Boevexo (es decir, dos puntos cualesquiera del conjunto se pueden unir por una línea que está totalmente
f a m del conjunto). Muchos modelos económicos se caracterizan por este tipo de funciones y, como vere-
—ra con más detalle en el Capítulo 3, en estos casos la condición de cuasi concavidad tiene una interpre-
Bción económica relativamente sencilla. Los Problemas 2.9 y 2.10 analizan dos funciones cuasi cóncavas
B B tretas que encontraremos con frecuencia en este m anual16.

• D e ¡n e v o , las condiciones matem áticas d e cuasi concavidad se expresan m ejor utilizando el álgebra m atricial. P ara u n resum en conciso,
n i a < la A m pliación a este capítulo.

®ITES-Paronm fo
54 Pane I In tro d u c c ió n

1 E J E M P L O 2.9
C on d icio nes de se gu n d o orden para el problem a de la s vallas

Para demostrar las condiciones de segundo orden en el caso con restricciones, vamos a analizar el problema de las
vallas del Ejemplo 2.6. En términos formales, ese problema exige que maximicemos
A = f { x , y) = xy (2.108)
sujeto a la restricción
P -2x-2y= 0. (2.109)
Escribiendo la expresión lagrangiana
<£ = xy + \ { P - 2x - ly). (2.110)
se obtienen las siguientes condiciones necesarias para el máximo:

tu
II
i

o
^ - =x-2k =0 (2.111)
dy

— = P - 2 x - 2 y = 0.
ex. *
Resolviendo estas ecuaciones para calcular los valores óptimos de x, y y X obtenemos

x* = y* = — (2.112)
* 4

x .L .
8

C on d icio nes de se gu n d o orden. Para analizar las condiciones de segundo orden calculamos
/.= /,« y
fl ~ fy ~ X
(2.113)
f l = fxy = l
f n = f „ ~ 0.
Haciendo las sustituciones pertinentes en la Ecuación 2.107. tenemos
0 - ^ - 2 - l - y - x + 0 , y J = - 2 xy. (2.114)

Puesto que x e y son ambas positivas en este problema, se cumplen las condiciones de segundo orden para un máxi­
mo con restricciones.

P R E G U N T A : ¿Qué forma tiene la función f { x , y ) l ¿Tiene un máximo global? Para un valor fijo d e / ,
¿cuál es la forma de las líneas envolventes de la función?

R e su m e n
A pesar de la formidable apariencia de algunas partes de este capítulo, este libro no es un manual de mate­
máticas. Por el contrario, nuestra intención aquí era recopilar diversas herramientas que serán utilizadas

©fTES-ftronjn/i»
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s d e la o p tim iza ció n 55

para desarrollar modelos económicos en el resto del texto. El material de este capitulo será pues útil como
■ a referencia.

Una forma de resumir las herram ientas matemáticas introducidas en este capítulo consiste en destacar
d t H e v o las lecciones económicas que reflejan estas herramientas:

• La utilización de las matemáticas ofrece una forma cómoda y rápida para que los economistas de­
sarrollen sus modelos. Se pueden estudiar las implicaciones económicas de diversos supuestos cu un
m arco simplificado mediante la utilización de estas herramientas matemáticas.
• El concepto matemático de las derivadas de una función se utiliza mucho en los modelos económicos
porque los economistas suelen estar interesados en los efectos de los cambios marginales de una
variable sobre otra variable. Las derivadas parciales son de especial utilidad para este fin porque están
definidas para reflejar estos cambios cuando todos los demás factores se mantienen constantes. Así,
las derivadas parciales incorporan el supuesto ceteris paribus que se encuentra en la mayoría de los
modelos económicos.
• Las matemáticas de la optimización son una herramienta importante para el desarrollo de modelos
que suponen que los agentes económicos intentan alcanzar un objetivo de forma racional. En el caso
sin restricciones, las condiciones de prim er orden afirman que cualquier actividad que contribuye a
alcanzar el objetivo del agente debe ampliarse hasta el punto en que la contribución marginal de una
nueva ampliación de la actividad sea 0. En términos matemáticos, la condición de prim er orden para
alcanzar un óptimo exige que todas las derivadas parciales sean iguales a 0.
• La mayoría de los problemas económicos de optimización incluyen restricciones de las elecciones que
pueden tom ar los agentes. En este caso, las condiciones de prim er orden de un máximo sugieren que
cada actividad debe operar en el nivel en que la relación entre el beneficio marginal de la actividad,
respecto al coste marginal de la m ism a, sea e) mismo para todas las actividades utilizadas. Este
cociente común del beneficio y coste marginal también es igual al multiplicador lagrangiano, que se
suele introducir para ayudar a resolver los problemas de optimización con restricciones. El multipli­
cador lagrangiano también se puede interpretar como el valor implícito (o precio sombra) de la res­
tricción.
• El teorema de la función implícita es un instrumento matemático útil para reflejar la dependencia de
las elecciones derivadas de un problema de optimización respecto a los parámetros de ese problema
(por ejemplo, los precios de mercado). El teorem a de la envolvente es útil para analizar cómo
varían estas elecciones óptimas cuando cambian los parámetros (precios) del problema.
• Las condiciones marginales de prim er orden desarrolladas en este capítulo son sólo condiciones nece­
sarias para obtener un máximo o un mínimo. Para garantizar que se alcanza un auténtico máximo o
mínimo es necesario com probar las condiciones de segundo orden que describen la curvatura de la
función que se está optimizando. Estas condiciones de curvatura tendrán implicaciones económicas
útiles.

Problem as

2.1
Para cada una de las siguientes junciones con una sola variable, determine todos los máximos y mínimos locales e
indique los pumos de inflexión (donde / " = oy

© IT E S -P o ro n in fó
56 Parte ¡ In tro d u cción

a) f ( x ) = 4x3 -1 2 x
h) f ( x ) = d x - x 2
O /( x ) = jt 3

2.2
Si coramos cuatro cuadrados iguales de las esquinas de una cartulina cuadrada de 12 centímetros de lado, podemos
doblar los cuatro salientes resultantes para tener una bandeja. ¿Cuál debe ser el tamaño de los cuadrados 'de las esqui­
nas para maximizar e! volumen de la bandeja?

2 .3
La altura de una pelota t segundos después de que se tire hacia arriba en línea recta es - ^ g t 2 +40? (donde g es la
aceleración de la gravedad).
a) Si g = 32 (como ocurre en la Tierra), ¿cuándo alcanza la pelota su altura máxima? ¿Cuál es esa altura?
b) Si g - 5,5 (como en la luna), ¿cuándo alcanza la pelota su máxima altura y cuál es esa altura? ¿Puede explicar
las razones de la diferencia entre esta respuesta y la anterior?
c) Desarrolle una expresión genérica para la variación de la altura máxima por unidad de cambio de g. Explique por
qué depende implícitamente este valor del propio valor de g.

2 .4
Los impuestos en Oz se calculan según la fórmula
7 = 0 ,O I/2,
donde T representa los impuestos, en miles de dólares, e 1 representa la renta en miles de dólares. A partir de esta fór­
mula, responda a las siguientes preguntas:
a) ¿Cuántos impuestos pagan los individuos con rentas de 10 000$,30 000$y 50 000$?¿Cuáles sonlosdpos
sitivos medios para estos niveles de renta? ¿Para qué nivel de renta esigual la carga fiscal a larentatotal?
b) Haga un gráfico de los impuestos en Oz. Utilice su gráfico para estimar los tipos marginales de los niveles de renta
especificados en el apartado (a). Muestre también los tipos medios de estos niveles de renta en su gráfico.
c) Los tipos marginales en Oz se pueden estimar con más precisión calculando los impuestos adeudados si las perso­
nas con las rentas del apartado (a) obtienen un dólar adicional. Haga este cálculo para los tres niveles de renta.
Compare sus resultados calculando la función del tipo marginal utilizando los métodos de cálculo.

2 .5
Suponga que u = (x, y) = 4 *2 + 3y \

s ~ , , dU dU
a) Calcule — , -----
dx dy
b) Calcule el valor de estas derivadas parciales para x = 1, y - 2.
c) Escriba la expresión de la derivada total de U.
dy
d) Calcule — para dU = 0, es decir, ¿cuál es el intercambio implícito entre x e y cuando se mantiene U constan­
te? *
e) Demuestre que t/= 1 6 cuando x = l, y - 2 .
f) ¿En qué proporción tienen que cambiar x e y para mantener constante U en 16 para movimientos que se alejen de
x = l, y = 2 ?

© ITE S -P o raninfo
Capitulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ción 57

g) En general, ¿cuál es la forma de la línea envolvente de esta función cuando U = 16? ¿Cuál es la pendienre de esa
recta?

2.6
Suponga que /(jc. y) = xy. Calcule el valor máximo de / s i x e y están restringidas a sumar 1. Resuelva este proble­
ma de dos formas: por sustitución y utilizando el método del multiplicador langrangiaito.

2 .7

Suponga que ios ingresos totales de una empresa dependen de la cantidad producida (?) según la función
ÍT = 7 0 ?- ? 2.

Los costes totales también dependen de ?:


CT = ? 2 +30? +100

a) ¿Qué nivel de producción debe producir la empresa para maximizar los beneficios (¡T -C T )1 ¿A cuánto ascen­
derán los beneficios?
b) Demuestre que se cumplen las condiciones de segundo orden para el máximo en el nivel de producción obtenido
en el apartado anterior.
c) ¿Cumple esta solución la ley de que el “ingreso marginal es igual al coste marginal”? Explique su respuesta.

2.8
Demuestre que si /( * ,, x2) es una función cóncava, también es una función cuasi cóncava. Para ello, compare la
Ecuación 2.107 (que define la cuasi concavidad) con la Ecuación 2.88 (que define la concavidad). ¿Puede dar una
tazón intuitiva de este resultado? ¿Es cierta la inversa de esta afirmación? ¿Son las funciones cuasi cóncavas necesa­
riamente cóncavas?

2 .9
L’na de las funciones más importantes que encontraremos a lo largo de este libro es la función Cobb-Douglas:
^ = (jt, )a (jr2 )p

donde a y p son constantes positivas e inferiores a uno.


ai Demuestre que esta función es cuasi cóncava utilizando un método de “fuerza bruta” aplicando la Ecuación 2.107.
b) Demuestre que la función Cobb-Douglas es cuasi cóncava demostrando que cualquier línea envolvente de la forma
y = c (donde c es cualquier constante positiva) es convexa y, por tanto, que el conjunto de puntos para el que
y > c es un conjunto convexo.
e) Demuestre que si a + p > 1, la función Cobb-Douglas no es cóncava (demostrando así que no todas las funciones
cuasi cóncavas son cóncavas). (Nota: La función Cobb-Douglas se analizará con más detalle en las Ampliaciones
a este capítulo).

2.10
Oua función que encontraremos a menudo en este libro es la “función potencial”
y = *‘

donde 0 S 5 S 1 (a veces también analizaremos esta función para los casos en que 5 puede ser también negativo, en
cayo caso utilizaremos la forma y = __ para garantizar que todas las derivadas tienen el signo correcto).

© IT E S fa ra n in fo
58 P ane f In tro d u cció n

a) Demuestre que esta función es cóncava (y por tanto, también, por el resultado del Problema 2.8, cuasi cóncava).
Observe que 5 = 1 es un caso especial y que la función es “estrictamente” cóncava sólo para 8 < 1.
b) Demuestre que la forma multivariante de la función potencial
y = / (x ,,x 2) = (xJ)5 + (x2)í

también es cóncava (y cuasi cóncava). Explique por qué, en este caso, el hecho de que / 12 = f 2¡ = 0 hace que la
determinación de la concavidad sea especialmente sencilla.
c) Una forma de incorporar efectos de “escala" en la función descrita en el apartado anterior consiste en utilizar la
transformación monótona
g(x 1,x 2) = >'r =[(x1)<, + (x2)sr

donde y es una constante positiva. ¿Mantiene esta transformación la concavidad de la fundón? ¿Es g cuasi cónca­
va?

Lecturas re com e n d ad as
Berck, Peter y Knut Sydsaeter. Economías' Mmhemaiical Manual. 2nd ed. Berlin: Springer-Verlag, 1993.
An indispensable tool for mathematical review. Contains 32 chapters covering mosi of the mathematical tools that eco-
nomists use. Discussions are very brief, so ihis is not the place to encounter new concepts for the flrst time.
Dixit, A.K. Optimization in Economic Theory. 2nd ed. New York: Oxford University Press, 1990.
A complete and modern treatment of optimization techniques. Uses relatively advanced analytical methods.
Intriligator, Michael D. Mathematical Optimization and Economic Theory. Englewood Cliffs. NJ: Prentice-Hall, 1971.
Comprehensive treatment of maximization techniques. including severa! "programming" methods applicable when cal-
culus methods are not appropriate.
Mas-Colell, Andreu, Michael D. Whinston y Jerry R. Green. Microeconomic Theory. New York: Oxford University Press.
1995.
Encyclopedic treatment of mathematical microecononúcs. Extensive mathematical appendices cover relatively high- leveI
topics in analysis.
Samuelson. Paul A. Foundations of Economic Analysis. Cambridge, MA: Harvard University Press. 1947. Mathematical
Appendix A.
A basic. reference. Mathematical Appendix A provides an advanced treatment ofnecessary and sufpcient conditions for
a máximum.
Silberberg, Eugene. The Siructure ofEconomics: A Mathematical Analysis. 2nd ed. New York: McGraw-Hill, 1990.
A mathematical microeconomics text that stresses the observable predictions of economic theory. The text makes exten­
sive use of the envelope theorem.
Simón, Cari P. y Lawrence Blume. Mathematics for Economists. New York: W.W. Norton. 1994.
A very usefid text covering most areas of mathematics relevant to economists. Treatment is at a relatively high level. Two
topics discussed better here than elsewhere are differential equations and basic point-set topology.
Taylor, Angus E. y W. Robert Mann. Advanced Calculas. 3rd ed. New York; John Wiley, 1983, pp. 183-195.
A comprehensive calculus text with a good discussion ofthe iMgrangian technique.
Thomas, George B. y Ross L. Finney. Calculus and Analytic Geometry. 8th ed. Reaúing, MA: Addison-Wesley, 1992.
Basic calculus text with exceden: coverage of differentiation techniques.

© ITES-Paraninfa
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ción 50

A M P L IA C IO N E S

C o n d ic io n e s d e s e g u n d o o r d e n y á lg e b r a m a t r i d a l

Las condiciones de segundo orden descritas en el Capítulo y columnas de A, donde p = 1, n. Si A es 2x2, enton­
2 se pueden escribir de forma muy compacta utilizando el ces el primer menor principal es a,, y el segundo es
álgebra matricial. En esta ampliación analizaremos breve- »ll«22 “ «21^ 2-
neme este tipo de notación. Volveremos a ella en algunas
Una matriz cuadrada n xn , A, es definida positiva si
otras partes de las ampliaciones y problemas de capítulos
todos sus menores principales son positivos. La matriz
posteriores.
es definida negativa si los menores principales alternan
de signo partiendo de un signo menos1.
Revisión del álgebra matricial
?, Una matriz de especial utilidad es la matriz hesiana.
Las extensiones presentadas aquí suponen que se está fami­
formada por todas las derivadas de segundo orden de
liarizado con e¡ álgebra matricial. Un breve recordatorio de
una función. Si / es uiia función continua y derivsible
sos principios puede incluir:
dos veces de n variables, la hesiana viene dada por
1. Una matriz n x k . A, es una serie rectangular de térmi­
nos con la forma
fl fn ■" fin
fii fü " ' fia
all «12 <ht H(/) =
“21 <*22 <ht
A = [a»] = Jni f l2 fna
;. Utilizando estas notaciones podemos volver a examinar
8« anl
ahora las condiciones de segundo orden definidas en el
Aquí, / = 1,»; j = L k. Las matrices se pueden sumar, Capítulo 2.
restar o multiplicar, siempre que sus dimensiones sean
acordes. A2.1 Funciones cóncavas y convexas
2. Si n = k. A es una matriz cuadrada, lina matriz cuadra­ Una función cóncava es una (unción que siempre está por
da es simétrica si a^=a¡¡. La mcarizidetttidad, i„ , es-; ; debajo de cualquier tangente a la misma. Alternativamente,
una matriz cuadrada n + n donde a¡¡ - 1 si i - j y una función convexa siempre está por encima de cualquier
= O si « * / tangente. La concavidad o convexidad de cualquier función
3. El determinante de una matriz cuadrada (que se escri­ viene determinada por su(s) segtmda(s) derivada(s). Para
be |A|) es un escalar (es decir, un único término) que una función de una única variable, f(x ) . el requisito es
se calcula multiplicando todos los términos en la matriz. claro. Utilizando la aproximación de Taylor a cualquier
Si A es 2x2, punto (x0),
| A| - a , (a 22 - th A i- i
f ( x 0 + dx) = /(*„) + f'( x 0) clx + f" (x 0) +
Ejemplo: Si A = + los términos de orden superior.

Suponiendo que los términos de orden superior sean igua­


| A | = 2 —15 = -13.
les a cero, tenemos
La inversa de una matriz cuadradá nxn. a . es otra! /(Xa + dx) < f( x o) +■/'(xo) dx
matriz n xn . a -1, tal que
si f" (x 0) < 0 y
A • A' 1 = lu.
f ( x 0 + dx)iL /(* „) + f'( x 0) dx
No todas las matrices cuadradas tienen una inversa.
Una condición suficiente y necesaria para la existencia
de A-1 es que | Aj #0 . 1 Si algunos de ios determinantes de esta definición pueden ser
. iguales a cero, se dice que la matriz es semidefmida positiva o
3. Los menores principales de una matriz cuadrada n x n, semidefitúda negativa. Para mantener la sencillez de nuestro aná­
A, son la serie de determinantes de las primeras p filas lisis. aquí no vamos a utilizar esta terminología.

® IT E Í- é a r o n m lo
60 P ane l In tro d u cció n

si f" (x 0) 5 0. Puesto que las expresiones a la derecha de


/ „ = a ( f l - l ) x “- y
estas desigualdades son, de hecho, la ecuación de la tangen­
te a la función en xn, es evidente que la fijación es (local- : . 4 = é ( f t - i ) t y - 5.
mente) cóncava si f ”(xg) s o y ílocalmerae) convexa si Por tanto, la hesiana de esta función es
/"Qr0) 2 0 .
'a ( a - l ) jra_y a b ^-y -'
La ampliacióa de esta idea a muchas dimensiones es H =
a t e '- y - ' b (b -l) x y - ¡
ardua en cuanto a su notación funcional, pero relativamen­
te sencilla cuando se utiliza ei álgebra matricial. l a conca­ El primer mentir principal tle esta hesiana es
vidad exige que la matriz hesiana sea definida negativa,
H, = a ( a - l ) V <0,
mientras que la convexidad exige que esta matriz sea defi­
nida positiva. Como en el caso de una sola variable, estas por lo que la función será cóncava siempre que
condiciones equivalen a exigir que la función se aleje siem­ H2 = a {a - 1) (b) (b - 1) x 1 - a 2b V u ^ J =
pre de cualquier tangente independientemente de la direc­
= a b ( l - a - b ) x 2‘ V*”* * 0.
ción que se emprenda2.
Si f( x j,x 2) es una función de dos , la matriz . Esta función se cumple claramente si a + b<. 1. Es
hesiana viene dada por decir, en terminología de la función de producción, la fun­
ción debe mostrar rendimientos decrecientes a escala para
H 7u fu ser cóncava. Geométricamente, la función debe caer a
fu fa medida que se aumentan simultáneamente los dos factores.
Esta matriz es definida negativa si y ( v
A 2 .2 Maximización
/.i<0 y fu fa - / 21/u > O.
Como vimos en ei Capítulo 2, las condiciones de primer
que es precisamente la condición descrita en e! Capitulo 2 orden para un máximo sin restricciones de una función con
en la Ecuación 2.91. Las generalizaciones a funciones de muchas variables exigen encontrar un punto eD el que las
tres o más variables siguen el mismo patrón matricial. derivadas parciales sean iguales a cero. Si la función es cón­
cava, estará por debajo del plano tangente en este punto y,
Ejemplo 1 : 5 : por tanto, el punto será un auténtico máximo3. Puesto que
Para la función de la salud del Capitulo 2 íEcuación 2.17), la función de salud es cóncava, por ejemplo, las condiciones
la matriz hesiana viene dada por de primer orden para el máximo también son suficientes.
-2 0'
H = A 2 .3 M áxim o s con restricciones
0 -2 ’ y'yV ' -
Cuando las x en un problema de maximización o de míni-
y el primer y segundo menores principales son Jttkación están sujetas a restricciones, hay que tener en
H, = -2 < O cuenta estas restricciones al expresar las condiciones de
Hj = ( - 2 ) ( - 2 ) - 0 = 4 > 0. segundo orden. De nuevo, el álgebra matricial ofrece una
forma compacta (aunque no muy intuitiva) para mostrar
Por tanto, la función es cóncava. estas condiciones. La notación implica la adición de filas y
■columnas a la matriz hesiana para el problema sin restrin­
Ejemplo 2 gir, y después comprobar las propiedades de esta matriz
La función Cobb-Douglas x ay>, donde a, ¿>e (0,1) se uti­ aumentada.
liza para mostrar funciones de utilidad y funciones de pro­ Concretamente, queremos maximizar
ducción en muchas partes de este libro. Las derivadas de /(x, ...x„)
primer y segundo orden de la función son -...-.y y
: sujeto a ia restricción4

3 Este punto será un máximo “local” si la función sólo es cóncava


en una región, o “global” si la función «cóncava ai todas partes.
4 Aquí sólo nos fijaremos en el caso de una sola restricción. La
generalización a muchas restricciones es directa conceptualmen-
2 U na prueba utilizando la versión m ultivanabie d e teagroxim ación le, pero compleja en cuanto a notación, Para una definición pre­
de Taylor aparece en Sim ón y Blum e (1944), cap .-2 L cisa, véase Berck y Sydsaeter (1993), pág. 68.

© IT E S -P a ra n in fb
Capítulo 2 L a s m a te m á tic a s de la o p tim iza ció n 61

.„que<los menores principales de Hfc tienen el patrón


4 ---X Í =•*>-'
' jh*« . - - r
Vimos en el.Capítüló'2’£(iieláS( , t • ’ ' -

S u n m á x im o c o n r e s t r ic c i o n e s .
orden para un máximo ádoptanlaforraa
(Ejem plo
,<{</.. - ,t.í
drmrie \ es el multiplicador la de la vafla óptima (Ejemplo 2.6). la hesia-
Las condiciones de segando orden para un,,
de la besiana aumeatada(‘

8i
h 6=
• (V ... -

Para el máximo;" (¿BIS*' rdehé irperií&jÉjtífi, tfc tKievo, los menores principales tienen el
es decir, los menores: principas. <te H¡, d e ^ :s§íg®;:ití¡; ‘p i t i ó n exigidopara un máximo.
parón etcéteraypardendO;de(Mgí^d0 »e¿»^*::
” * ^ V *

Las condiciones de seguddti‘ó fd ^ ’paratiír »fitói^;e*t-, "¿2 :4 Cuasieoncavidad


gen que ( - 1) H 6 sea defmida posítíva; e&d e c ü , - ^ : ^ ^ - Si Ja restricción g es lineal, las condiciones de segundo
tas menores principales * H,, ¡fcweptvM roráen.aaalizadas en la Ampliación 2.3 pueden relacionarse
■egativos. 'e^lpsivamente « a ia forma de la función a optimizar, /.
l&estÉj caso, la restricción se escribirá como
^empfo
V „=o
El lagrangiano dei proW éítíá;r^ia^^;^jsdíiÍÉ:^etó ^ & i
15) es 0 l|s: CÓfldickHKS * primer orden del máximo son
C£- - x f + 2x¡ - ;; J : r t ' i-i*...» .

t _i hesiana bordeada At este.pro ; condiciones, evidente que la


rborfea*. H¡,; y la matriz .

H *- /¿
/f /n . /12
/z Ja) -/»
B segando menor, principal:8qirf

t d tacero es
h ,-
lia» r;los.mismos menores principales excepto para la cons-
:(p« 5itiva) de proporcionalidad7. Las condiciones para
ifuíannife/snjeffl a urarestriccióa lineal se cumplirán
que Hr tenga las mismas convenciones de signo
' 0 -1 . :4 Í| ÍÍSuefl^ás.decit, <-l)H ‘ :debe ser definida negativa. Una
-1 -•2¡ :k ÍM iiió i^ -Íp a fá lá ^ e H’ sigílente patrón, se denomina
II
K
<*•*

-1 Q |ig<fMífemva.:Uoíno veremos. tierie la propiedad de que el


:/;pEHqünto de finios ¿ p á ra lo s que f{x )> c (donde c es
'¡cualquier constante) es convexo. Para este tipo de función,
f e cotiriigiones Mcesarias para el máximo también son sufi-

5 O bK xve que H s se puede considerCT c o iM :a n s ffla»j# M.^8Bá


t— ^ asociada a la e x p r e s í ^ l % g r a n g ^ '* l a :E c ^ i4 fÉ ;2 .4 ó ,;:
tse ñ aian d o q u e, a l m ultiplicar una fila (o
es una función de » + l ( ; ; ( isíS á S Ijf
u n a m atriz p o r u t a constante, el determ inante
+Observe q ue el prim er B r e n ó r i p t íí s c ^ ; * " ■' nusm a: constante.

© /T E S -P a ra n in fo
62 Parte I In tro d u cció n

Ejemplo "Ejemplo
Para el problema de las vallas f,{x,y) ^ 'xy y W es En térraifléyiíÉSs generales, s i / e s una función de sólo 2
por variables, la cuasi concavidad exige que

H' =

Por lo que que es precisamente la condición definida en la Ecuación


2.107. Por tanto, tetamos una forma relativamente sencilla
Hj = 2 ry > 0 para determinar Ja cuasi concavidad.

y la función es cuasicóncava8.
Referencias
8 Puesto que f(x, y)*xy es una forma de función Cobb-Otmglas Beick, P. y K, . E connm ists’ M m hem aiical M anual. 2nd
que no es cóncava, esto demuestra quena todas las fuaciones ed. Berlín: -Verlag, 1993.
cuasi cóncavas son cóncavas. Observe que una función monótona, Simón, C.P.yfc, . M athem aila for-E conom im . N e w York:
de/(como/113) sería, sin embargo, cóDeaVa. W.W. Norton,

® IT £ S -P a r o n m fo
P A R T E
n
ELECCIÓN Y DEMANDA

3 P R E F E R E N C IA S Y U T ILID A D

4 M A X IM IZ A C IÓ N DE LA U T ILID A D Y ELEC C IÓ N

5 E F E C T O S R E N T A Y S U S T IT U C IÓ N

6 R E L A C IO N E S DE D E M A N D A EN T R E B IEN ES

7 D E M A N D A D E M E R C A D O Y E L A S T IC ID A D

En la Pane 11 analizaremos la leona económica de la elección. Un objetivo de este aná­


lisis consiste en desarrollar el concepto de demanda de mercado de manera formal, de
forma que se pueda utilizar este concepto en secciones posteriores del texto. Un objetivo
más general de esta pane del libro consiste en ilustrar la teoría que utilizan los economis­
tas para explicar cómo realizan sus elecciones los individuos en una amplia variedad de
contextos.
La Pane II pane de una descripción de la forma en que los economistas modelizan las
preferencias individuales, a las que se suelen referir con el término formal de utilidad. El
Capitulo 3 muestra cómo se conceptualiza la utilidad de forma matemática. Esto permite
desarrollar "curvas de indiferencia ", que muestran los diversos intercambios que los indi­
viduos están dispuestos a realizar de forma voluntaria.
El concepto de utilidad se utiliza a continuación en el Capítulo 4 para ilustrar la teo­
ría de la elección. La hipótesis fundamental del capítulo es que los individuos, con rentas
limitadas, realizarán sus elecciones económicas de tal manera que alcancen la máxima
utilidad posible. El Capitulo 4 utiliza tanto el análisis matemático como un análisis intui­
tivo para reflejar las perspectivas que ofrece esta hipótesis sobre el comportamiento eco­
nómico.
PREFERENCIAS Y UTILIDAD

En este capítulo nos fijamos en la forma en que los economistas describen las preferencias
de los individuos. Partimos de un análisis bastante abstracto de la "relación de preferen­
cias", pero rápidamente pasamos a la principal herramienta de los economistas para
estudiar las elecciones individuales: la función de utilidad. Nos fijamos en algunas carac­
terísticas generales de esta función y en unos pocos ejemplos sencillos defunciones de uti­
lidad en concreto, que encontraremos a lo largo de este manual.
66 P ane // E le c ció n y d e m a n d a

A x io m a s de la elección racional
Una forma de iniciar ei análisis de las elecciones de los individuos consiste en afirmar un conjunto básico
de postulados, o axiomas, que describen el comportamiento “racional” . Aunque se ban propuesto distintos
conjuntos de axiomas de este tipo, todos tienen parecidos en tanto en cuanto parten del concepto de “p re­
ferencia": cuando un individuo afirma que “A es preferido a B” , se supone que afirma que, teniendo en
cuenta todo, considera que está mejor en la situación A que en la situación B. Se supone que esta relación
de preferencia tiene tres propiedades básicas:

I. Completas. Si A y B son dos situaciones cualesquiera, el individuo siempre puede especificar


exactamente una de las tres posibilidades siguientes:
1. “ A es preferida a B",
2. “B es preferida a A ” , o
3. “A y B son igual de atractivas” .
Se supone que los individuos no quedan paralizados por la indecisión: comprenden totalmen­
te y siempre pueden decidir sobre la deseabilidad de dos alternativas cualesquiera. El supuesto
también excluye la posibilidad de que el individuo pueda afirmar que A es preferida a B y que B
es preferida a A.
II. Transitivas. Si un individuo afirma que “A es preferida a B” y que “B es preferida a C ” , enton­
ces tam bién deberá afirmar que “A es preferida a C".
Este supuesto afirma que las elecciones de un individuo son consistentesr Este supuesto se
puede contrastar empíricamente. Por lo general, los estudios concluyen que las elecciones de una
persona son, en efecto, transitivas, pero que las conclusiones deben modificarse cuando el indivi­
duo no comprende totalmente las consecuencias de sus elecciones. Puesto que, en la mayor parte
de los casos, asumiremos que se realizan elecciones con información completa (aunque analizare­
mos la incertidumbre en la Parte III y en otras secciones), la propiedad transitiva parece un
supuesto adecuado sobre las preferencias.
III. Continuidad. Si un individuo afirma que “A es preferida a B” , las situaciones suficientemente
“cercanas” a A también deben preferirse a B.
Este supuesto relativamente técnico es necesario si queremos analizar las respuestas de los
individuos a cambios relativamente pequeños de la renta y los precios. El objetivo del supuesto
consiste en excluir determinados tipos de preferencias discontinuas con forma de sierra que plan­
tean problemas para el desarrollo matemático de la teoría de la elección. El supuesto de continui­
dad no parece correr el riesgo de descartar algunos tipos de comportamiento económico especial­
mente importantes en el mundo real.

Utilidad
Dados los supuestos de preferencias completas, transitivas y continuas, es posible dem ostrar de manera for­
mal que la gente es capaz de clasificar en orden de preferencia todas las situaciones posibles, de la menos
deseable a la más deseable1. Siguiendo la terminología introducida en el siglo XIX por el teórico político

1 Estas propiedades, y su relación con la representación d e las preferencias m ediante una función de utilidad, se analizan en detalle en
ANDREK M a s - C o le ll, M t C l l A f . i . D. WHtNSTON y JERRY R. G r r r n . M icroeconom ic Theory (Nueva Y ork: Oxford Unrversity Press. 1995).

© /f E S - P o r o n ln f t
Capitulo 3 P re fe re n cia s y utilidad 07

Jeremy Bentham, los economistas denominan a esta clasificación utilidad2. También citaremos a Bentham
al afirmar que las situaciones m ás deseables aportan más utilidad que las menos deseables. Es decir, si una
persona prefiere la situación A a la situación B , diremos que la utilidad asignada a la opción A. que escri­
birem os como U ( A ) , es mayor que la utilidad asignada a B. U(B).

M e d ic io n e s de la utilidad no e xclu ye n te s

Podemos incluso asignar cifras a estas clasificaciones de la utilidad. Pero estas cifras no serán excluyentes.
Cualquier conjunto de números que asignemos de forma arbitraria y reflejen de forma precisa el orden de
preferencias inicial implicará el mismo conjunto de elecciones. No hay ninguna diferencia entre decir que
U ( A ) ^ 5 y U ( B ) = 4 o d e c irq u e U (A) = 1 000 000 y U (B) = 0 ,5 . En ambos casos, los números impli­
can que se pretiere A a B. En términos técnicos, nuestro concepto de utilidad se define únicamente como
una transformación que mantiene el orden (“monótona”)3. Cualquier conjunto de números que refleje con
precisión el orden de preferencias de una persona será válido. Por tanto, no tiene sentido preguntar: "¿en
cuánto más se prefiere A a B?” , puesto que esta pregunta no tiene una única respuesta. Las encuestas que
piden a la gente que clasifique su “felicidad” en una escala del 1 al 10 podrían utilizar igualmente una esca­
la del 7 a I 000 000. Todo lo que se puede esperar es que la persona que afirma que un día está en el “ 6 "
de la escala y al siguiente afirma estar en el “7 ” está, en efecto, más contenta el segundo día. Por tanto, las
clasificaciones de la utilidad son como la clasificación ordinal de los restaurantes o de las películas que uti­
lizan una, dos, tres o cuatro estrellas. Simplemente reflejan la deseabilidad relativa de conjuntos de bienes.

Esta falta de exclusividad en la asignación de números a la utilidad también refleja por qué es imposi­
ble comparar las utilidades de dos personas. Si una persona afirma que un filete le aporta una utilidad de
“5 ” y otra afirma que el mismo filete la aporta una utilidad de "100” , no podemos decir cuál de los dos
individuos valora más el filete porque podrían estar utilizando escalas muy distintas. Análogamente, no
tenemos ninguna manera de medir si el paso de la situación A a la situación B ofrece más utilidad a una
persona que a otra. No obstante, como veremos, los economistas pueden decir bastantes cosas sobre la cla­
sificación de la utilidad analizando las elecciones que realiza la gente de forma voluntaria.

El su p u e sto c e te r is p a r ib u s

Puesto que la utilidad hace referencia a la satisfacción general, es evidente que este indicador se ve afec­
tado por diversos factores. La utilidad de una persona no sólo depende de su consumo de cantidades
físicas, sino también de actitudes psicológicas, de las presiones de su grupo de compañeros, de sus expe­
riencias personales y del entorno cultural en general. Aunque los economistas tienen un interés general por
analizar estas influencias, suele ser necesario centrar la atención. Por tanto, una práctica común consiste
en dedicar nuestra atención exclusivamente a las elecciones entre opciones cuantificables (por ejemplo, las
cantidades relativas de alimentos y cobijo adquiridas, el número de horas trabajadas a la semana, o los votos
entre fórmulas impositivas concretas), m ientras que se mantienen constantes todos los demás factores que
afectan al comportamiento. Este supuesto ceteris paribus (todo lo demás permanece constante) se invoca

2 J. B e n th a m . Introductlon tn th e Principies o f M oráis a n d Legislarían (Londres: H afncr. 1848).


3 Podem os expresar esta idea m atem áticam ente afirm ando que cualquier clasificación numérica de la uiilidad ([/) puede transform arse en
otro conjunto de núm eros m ediante la función F siem pre que F ( U ) m antenga el orden. Esta condición se garantiza si F' t U) > 0. Por
ejem plo, la transform ación F(U) - U2 m antiene el orden a l igual que la transform ación F ( U ) = In U. E n algunas parles d e este libro, y
en los problem as, considerarem os conveniente realizar esta transform ación para facilitar el análisis de determ inado orden d e utilidades.

© IT É S -P a /a n in /b
68 Parte 1/ Elección y d e m a n d a

en todos los análisis económicos de las elecciones de maximización de la utilidad, de forma que el análisis
de las elecciones es más fácil en un contexto simplificado.

Utilidad derivada del c o n su m o de bienes

Como un ejemplo importante del supuesto ceteris paribus, considérese el problema de un individuo que
está eligiendo, en un determinado momento, entre el consumo de n bienes Xj,X2. .... X rrSupondremos
que laclasificación que hace el individuo de estos bienes se puede representar utilizando una función de
utilidad con la forma

utilidad = U { X i , X 2, .... otras cosas), (3,1)

donde las X hacen referencia a las cantidades de los bienes que se pueden elegir y la notación “otras cosas”
se utiliza para recordar que hay muchos aspectos del bienestar individual que se están manteniendo cons­
tantes en el análisis.

A menudo, resulta m ás fácil escribir la Ecuación 3.1 como


utilidad = U ( X l , X 2, . . . , X n) (3.2)

o , si sólo se están analizando dos bienes,


utilidad = U ( X , Y), (3.2’)

donde es evidente que todo lo demás permanece constante (es decir, fuera del marco de análisis) excepto
los bienes expresados explícitamente en la función de utilidad. Resultaría muy tedioso recordar en cada
paso qué es lo que se está manteniendo constante en el análisis, pero hay que recordar siempre que hay
algún tipo de supuesto ceteris paribus.

A rg u m e n to s de la s fu n cio n e s de utilidad

La notación de la función de utilidad se utiliza para indicar cómo clasifica un individuo los argumentos de
la función en cuestión. En el caso más frecuente, la función de utilidad (Ecuación 3.2) se utilizará para
representar cómo clasifica el individuo ciertos conjuntos de bienes disponibles en un momento dado. En
algunos casos utilizaremos otros argumentos para la función de utilidad, por lo que lo mejor es dejar cla­
ras algunas convenciones de notación desde el principio. Por ejemplo, puede resultar útil hablar de la uti­
lidad que recibe un individuo de su riqueza real (W). Por tanto, utilizaremos la notación
utilidad = U (WO. (3.3)
A no ser que el individuo sea una persona muy avariciosa, la riqueza, por sí misma, no aporta ningu­
na utilidad directa. Por el contrario, sólo cuando se gasta la riqueza en el consumo de bienes se obtiene
alguna utilidad. Por esta razón, se supondrá que la Ecuación 3.3 quiere decir que la utilidad derivada de la
riqueza proviene, de hecho, de gastar esa riqueza de tal manera que se obtenga la máxima utilidad posible.

En capítulos posteriores se utilizarán otros dos argumentos en las funciones de utilidad. En el Capítulo
2 2 nos ocuparemos de la elección entre trabajo y ocio y, por tanto, consideraremos el ocio en la función
de utilidad. Se utilizará una función con la forma

utilidad = U (C, H ) (3.4)

Aquí, C representa el consumo y H representa las horas que no se trabaja (es decir, el ocio) durante
determinado periodo de tiempo.

© IT íS-Paraninfo
Copiado 3 P re fe re n cia s y utilidad 69

En el Capítulo 23 estaremos interesados en las decisiones de consumo del individuo en distintos perio­
dos de tiempo. En esie capítulo utilizaremos una función de utilidad con la forma
utilidad = í / ( C „ C 2), (3 .5 )

donde C, es el consumo en este periodo y C 2 es el consumo del siguiente periodo. Por tanto, al cambiar
los argumentos de la función de utilidad, seremos capaces de centram os en aspectos concretos de las elec­
ciones de un individuo en contextos simplificados.

En resumen, pues, iniciaremos nuestro análisis del comportamiento del individuo con la siguiente defi­
nición:

D e f in ic ió n j

U tilidad Se supone que las preferencias de los individuos están representadas por una función de uti­
lidad con la forma

V ( X Í, X 2 X„), 0 .6 )

donde X ]1X 2, . . . , X „ son las cantidades de cada uno de los n bienes que se pueden consum ir en un
periodo. Esta función es única sólo en tanto en cuanto constituye una transformación que refleja un
orden,

Bienes e co n ó m ico s

En esta representación se considera que las X son “bienes": es decir, independientemente de las cantidades
económicas que representen, suponemos que se prefiere más de cualquier X, en concreto, durante determi­
nado periodo, que menos. Suponemos que esto se cumple para todos los bienes, ya sea un bien de consumo
simple, como un perrito caliente, o un agregado complejo, como la riqueza o el ocio. Hemos representado
esta convención para una función de utilidad de dos bienes en la Figura 3.1. En este gráfico, todos los con­
juntos de bienes en el área sombreada son preferidos al par de bienes X*, Y*, porque cualquier par de bie­
nes en el área sombreada ofrece más de, al menos, uno de los bienes. Por nuestra definición de “bienes",
los pares de bienes del área sombreada se clasifican por encima de X *, Y*. Análogamente, los pares de bien­
es en el área denominada “peor” son claramente inferiores a X*. Y*, puesto que incluyen menos de, al
menos, uno de los bienes y no más del otro. Los pares de bienes en las dos áreas marcadas con un signo de
interrogación resultan difíciles de comparar con el par X*, y*, porque incluyen más de uno de los bienes pero
menos del otro. Como veremos, los movimientos en estas áreas implican intercambios entre los dos bienes.

In te rcam b ios y su stitu ción


La m ayor parte de la actividad económica implica intercambios voluntarios entre individuos. Cuando, por
ejemplo, una persona com pra una barra de pan. está renunciando voluntariamente a algo (dinero) a cam­
bio de otra cosa (pan) que tiene más valor. Para analizar este tipo de transacción voluntaria, tenemos que
desarrollar un m arco formal para reflejar los intercambios en el marco de la función de utilidad.

C u rv a s de indiferencia y relación m arginal de su stitu ción

Para analizar estos intercambios voluntarios, resulta más fácil desarrollar la ¡dea de una curva de indife­
rencia. En la Figura 3.2, la curva í/¡ representa todas las combinaciones alternativas de X e Y para las que

© IT E S J to r o n m /ó
70 P ane ¡I E le c ció n y d e m a n d a

FIG U RA 3.1 S e prefiere m ás de un bien a menos

El área sombreada representa las combinaciones de X e Y que se prefieren, sin ambigüedades, a la combinación X*, y*.
Ceieris paríbus, los individuos prefieren más de cualquier bien que menos. Las combinaciones marcadas con implican
cambios ambiguos del bienestar, porque incluyen más de un bien pero menos del otro.

un individuo obtiene el mismo bienestar (recuerde de nuevo que todos los demás argumentos de la función
de utilidad se están manteniendo constantes). El individuo está igual de contento consumiendo, por ejem­
plo, o bien la combinación de bienes X ,, o bien la combinación X 2, Y2. Esta curva que representa todos
los pares de consumo que el individuo elasiñea de igual manera se denomina curva de indiferencia'.

C urva d e in d iferen cia Una curva de indiferencia (o, con muchas dimensiones, una superficie de
indiferencia) muestra un conjunto de pares de consumo entre los que el individuo se muestra indiferen­
te. Es decir, estos pares ofrecen, todos, el mismo nivel de utilidad._______________________________

La pendiente de la curva de indiferencia en la Figura 3.2 es negativa, lo que demuestra que, si se obliga
al individuo a renunciar a cierta cantidad de Y, se le debe compensar con una cantidad adicional de X para
que siga siendo indiferente entre los dos pares de bienes. La curva también está dibujada de forma que su
pendiente aumenta a medida que aumenta X (es decir, la pendiente empieza siendo infinitamente negativa
y aumenta hacia 0). Se trata de una representación gráfica del supuesto de que los individuos estarán cada
vez menos dispuestos a renunciar a Y para obtener más de X . En términos matemáticos, la pendiente dis­
minuye a medida que aumenta X. Por tanto, alcanzamos la siguiente definición:

D e f in ic ió n

R elación m arg in al d e s u s titu c ió n La disminución de la pendiente de una curva de indiferencia


( t / ,) en algún punto se denomina relación marginal de sustitución (RMS) en ese punto. Es decir,

©ITES-Poromn/ó
Capítulo 3 P re fe re n cia s y utilidad 71

F IG U R A 3 .2 Une única curva de indiferencia

La curva Ul représenla aquellas combinaciones de bienes. X e Y, que aportan la misma utilidad al individuo. La pendiente
de esta curva representa la relación a la que el individuo está dispuesto a intercambiar X por Y al tiempo que mantiene el
mismo bienestar. Esta pendiente (o. más precisamente, el signo negativo de esta pendiente) se denomina relación marginal
de sustitución. En el gráfico se ha dibujado la curva de indiferencia partiendo del supuesto de que la relación marginal de
sustitución es decreciente.

C a n tid a d
de Y

RM S = (3.7)
dX c/=t/,

donde la notación indica que la pendiente se debe calcular a lo largo de la curva de indiferencia U¡.

La pendiente de (/, y la RM S nos dicen, p o r tanto, algo sobre los intercambios que estará dispuesta a
realizar esta persona de forma voluntaria. En un punto como X,, y¡, la persona tiene bastante de Y, y está
dispuesta a intercambiar una cantidad significativa para conseguir una unidad más de X. La curva de indi­
ferencia en y, tiene, por tanto, mucha pendiente. Ésta sería una situación en la que la persona tiene,
por ejemplo, muchas hamburguesas (10 y pocos refrescos (X) para acompañarlas. Esta persona cedería gus­
tosamente unas pocas hamburguesas (por ejemplo, 5) para saciar su sed con un refresco más.

Por otra parte, en X2,Y 2, la curva de indiferencia es más plana. Aquí, la persona tiene unos cuantos
refrescos y está dispuesta a renunciar a menos hamburguesas (por ejemplo, 1 ) por conseguir otro refresco
más. Por tanto, la RM S disminuye entre X ,, Y¡ y X2,Y 2. El cambio de la pendiente a lo largo de U{ mues­
tra que el par de bienes en concreto afecta a los intercambios que esta persona querrá hacer.

M a p a de c u rv a s de indiferencia
En la Figura 3 .2 sólo se ha dibujado una curva de indiferencia. Sin embargo, el cuadrante X, Y está den­
samente poblado con estas curvas, y cada una corresponde a un nivel de utilidad distinto. Puesto que todo

© fT E S F O ro n in /ó
72 Parte II Elección y d e m a n d a

par de bienes puede ser clasificado y ofrece determinado nivel de utilidad, cada punto de la Figura 3.2 tiene
que tener una curva de indiferencia que pasa por él. Las curvas de indiferencia son como las curvas de alti­
tud de un mapa, en tanto en cuanto representan líneas que ofrecen la misma “altitud” de utilidad. En la
Figura 3.3 se muestran varias curvas de indiferencia para indicar que hay infinitas curvas en un plano. El
nivel de utilidad representado por estas curvas aumenta a medida que nos desplazamos en dirección nores­
te: la utilidad de la curva U l es m enor que la utilidad de u 2, que es inferior a la de U 3. Esto se debe al
supuesto realizado en la Figura 3.1: se prefiere más de un bien a menos. Como se analizó anteriormente,
no hay una forma excluyeme de asignar números a estos niveles de utilidad. Todo lo que nos muestran las
curvas es que las combinaciones de bienes en í /3 son preferidas a las de í/ 2 que, a su vez, son preferidas
a las de Ul .

FIG U RA 3.3 Hay infinitas curvas de indiferencia en ei plano X - Y

Hay una curva de indiferencia que pasa por cada punto del piano X-Y. Cada una de estas curvas muestra combinaciones de
X e Y que otorgan al individuo determinado nivel de satisfacción. Los movimientos en dirección noreste representan movi­
mientos a niveles de satisfacción superiores.

C u rv a s de indiferencia y transitividad

Como ejercicio para analizar la relación entre preferencias consistentes y la representación de las preferen­
cias mediante funciones de utilidad, considérese la siguiente pregunta: ¿Pueden cortarse dos curvas de indi­
ferencia cualesquiera de un individuo? E n la Figura 3.4 se ilustra este caso. Queremos saber si incumplen
nuestros axiomas básicos sobre la racionalidad. Utilizando nuestra analogía con el mapa, parece que hay
algo extraño en el punto E. En ese punto, la “altitud” es igual a dos números distintos, U¡ y U2. Pero nin­
gún punto puede estar al mismo tiempo a 100 metros y a 200 metros por encima del nivel del mar.

Para proceder formalmente, vamos a analizar los pares de bienes representados por los puntos A , B , C
y D. Por el supuesto de insaciabilidad, "A es preferido a B ' \ y “ C es preferido a D ”. Pero el individuo
tiene la misma satisfacción tanto con B como con C (puesto que están sobre la misma curva de indiferen-

© IT E Í- P a r a n m f o
Capítulo 3 P re fe re n cia s y utilidad 73

cía), por lo que el axioma de transitividad implica que A debe preferirse a D. Pero esto no puede ser cier­
to porque A y B están sobre la misma curva de indiferencia y , por definición, son pares de bienes igual­
mente deseables. Por tanto, el axioma de la transitividad demuestra que las curvas de indiferencia no pue­
den corlarse. Por tanto, siempre dibujaremos los mapas de curvas de indiferencia como aparecen en la
Figura 3.3.

FIGURA 3.4 El corte de d os curvas de indiferencia implica que las preferencias no son consistentes

Las combinaciones A y D están sobre la misma curva de indiferencia y. por tanto, son igual de deseables. Pero el axioma de
la transitividad se puede utilizar para demostrar que A es preferido a D. Por tanto, el que dos curvas de indiferencia se cor­
ten no es consistente con las preferencias racionales.

C o n v e x id a d de las c u rv a s de indiferencia

Una forma alternativa de afirm ar el principio de la relación marginal de sustitución decreciente utiliza el
concepto matemático de conjunto convexo. Se dice que un conjunto de puntos es convexo si se pueden unir
dos puntos cualesquiera del conjunto con una linea recta contenida totalmente en el conjunto. El supuesto
de una RM S decreciente es equivalente al supuesto de que todas las combinaciones X e Y que son preferi­
das o indiferentes a una determinada combinación X *. F*. constituyen un conjunto convexo4. En la Figura
3.5a se muestra esta posibilidad, donde todas las combinaciones preferidas o indiferentes a X*, Y* están en
el área sombreada. Cualesquiera de estas combinaciones, por ejemplo, X ,.F, y X 2 ,F 2, pueden unirse con
una línea recta que también está contenida en el área sombreada. En la Figura 3.5b no se cumple esta con­
dición. Una recta que una X,, Yl y X2, Y2 quedaría fuera del área sombreada. Por tanto, la curva de indi­

4 Esta definición e s lo m ism o que suponer que la función de utilidad e s cuasi cóncava. Estas funciones fueron analizadas en e l C apitulo 2 y
volverem os a analizarlas e n el próxim o apartado. A lgunas veces se utiliza el térm ino cuasi concavidad estricta para excluir la posibilidad
de que las curvas de indiferencia tengan segm entos lineales. P or lo general, supondrem os que existe una cuasi concavidad estricta, pero
e n algunas p an e s ilustrarem os las com plejidades planteadas por segm entos lineales en las curvas de indiferencia.

© IT E S f a r a n i n f o
74 Pane II E le c ció n y d em a n d a

ferencia que pasa por X*, y* en la figura 3.5b no cumple el supuesto de la RM S decreciente, porque el
conjunto de puntos preferidos o indiferentes a X*. Y* no es convexo.

FIG U RA 3.5 El concepto de convexidad como definición alternativa de la R M S decreciente

En (a) la curva de indiferencia es convexa (cualquier recta que una dos puntos por encima de U¡ también está por encima
de L/,). En (b) no se cumple, y la curva mostrada no tiene en todas partes una RMS decreciente.

Cantidad Cantidad
de Y de Y

u'

ff
i
r *
i i
i r
i \ m ¿ L y,
i i
i
X, X* Cantidad X* Cantidad
de X deX
(a) (b)

C o n v e x id a d y equilibrio en el c o n su m o

Al utilizar el concepto de convexidad, podemos dem ostrar que los individuos prefieren cierto equilibrio en
su consumo. Suponga que un individuo es indiferente entre la combinación X x, Y¡ y la combinación X 2,Y 2.
( x 1 + x 2> ( y , + y 2)
Si ia curva de indiferencia es estrictamente convexa, la combinación será preferida a
2 2
cualquiera de las combinaciones iniciales5. Intuitivamente, se prefieren pares de bienes “bien equilibrados”
que aquellos pares que tienen mucha más cantidad de uno de los bienes. Esto queda reflejado en la Figura
3.6. Puesto que se supone que la curva de indiferencia es convexa, todos los puntos de la línea recta que
unen (X,, 7,) y (X2,y 2) son preferidos a estos puntos iniciales. Por tanto, esto será cierto para el punto

(X, + X2) ^ (7, + Y2) ^ eslá en me(1j0 ¿g esta recta £ n efec(0> cualquier combinación proporcionada de

dos pares de bienes indiferentes será preferida a los pares iniciales, porque representará una combinación
m ás equilibrada. A sí pues, la convexidad estricta equivale al supuesto de una RM S decreciente. Ambos
supuestos excluyen la posibilidad de que la curva de indiferencia sea recta en cualquier segmento.

5 E n el caso e n que la curva d e indiferencia tenga un segm ento lineal, el individuo será indiferente ante las tres com binaciones.

© IT E S fa ra rin fo
Capítulo 3 P re fe re n cia s y utilidad 75

Los pares de bienes equilibrados son preferidos a los pares extremos

Si las curvas de indiferencia son convexas (si cumplen el supuesto de una RMS decreciente), la linea recta que une dos pun­
tos cualesquiera que sean indiferentes emre sí incluirá puntos preferidos a cualquiera de los pares iniciales. Intuitivamente,
se prefieren pares equilibrados que pares desequilibrados.

E J E M P L O 3.1
Utilidad y la R M S

Suponga que la clasificación que hace una persona de las hamburguesas (?) y los refrescos (X) se puede representar
mediante la función de utilidad__________________________ _
utilidad = >JX ■Y. (3.8)
Una curva de indiferencia para esta función se obtiene identificando aquel conjunto de combinaciones de X e Y
para el que la utilidad tiene el mismo valor. Suponga que fijamos arbitrariamente la utilidad en el valor 10.. Entonces,
la ecuación de esta curva de indiferencia es
utilidad = 10 = -ÍX~Y. (3.9)
Puesto que, si elevamos esta función al cuadrado, se sigue manteniendo el mismo orden, también se puede repre­
sentar esta curva de indiferencia como
100 = X - f , (3.10)
que es más fácil dibujar. En la Figura 3.7 representamos esta curva de indiferencia: es una hipérbola rectangular con
la que estamos familiarizados. Una forma de calcular ia RMS consiste en resolver la Ecuación 3.10 despejando Y:
ioq
Y= (3.11)
X ’
y utilizando después la definición (Ecuación 3.7):

RMS = (a lo largo de U¡) = (3.12)


dX X~

<infversldad Católica de Colombia


® ITE S -P orarím fo
B IB L IO T E C A
76 Pane II E le c ció n y d em a n d a

Esta derivada demuestra que, para un punto como el A sobre la curva de indiferencia, con muchas hamburgwaH
(por ejemplo, X = 5, Y = 20), la pendiente es muy grande, por lo que ia RMS es elevada:

RM Se „(5 ,2 0 ) = ^ =^ = 4. (3 . 1^

FIG U RA 3.7 Curva de indiferencia para una función de utilidad ■ -Jx-Y

Esta curva de indiferencia representa la función 10 = U = -JX Y. En el punto A (5, 20), la RMS es 4, lo que implica que”
esta persona está dispuesta a intercambiar 4Y por una unidad adicional de X. Sin embargo, en el punto B (20, 5), la RMS a
0,25, lo que implica que se ha reducido en gran medida la disponibilidad a cambiar Fpor X.

Cantidad
de Y

Aquí, la persona está dispuesta a renunciar a 4 hamburguesas para conseguir un refresco más. Por otra parte, en
B, donde hay relativamente pocas hamburguesas (aquí X = 20, Y = 5), la pendiente es plana y la RMS es pequeña:

RMS en (20, 5) = ^ 2 = — = 0,25. (3.14)


X2 400
Ahora, el individuo sólo estará dispuesto a renunciar a la cuarta parte de una hamburguesa para conseguir un
refresco más. Observe que la convexidad de la curva de indiferencia í/, está reflejada en este ejemplo numérico. El
punto C es el punto intermedio entre los puntos A y B; en C, esta persona tiene 12,5 hamburguesas y 12,5 refrescos.
Aquí, su utilidad viene dada por
utilidad = J X Y = yj(12,5)2 = 12,5, (3.15)
que es claramente superior a la utilidad a lo largo de U, (que se suponía igual a 10).

P R EG U N T A : De la derivada realizada aquí parece que la RM S depende sólo de lacantidad consumida de


X. ¿Por qué no es realmente así? ¿Cómo se tiene en cuenta implícitamente la cantidad de Y en las
Ecuaciones 3.13 y 3.14? (véase también el Ejemplo 3.2).

® ITE S -P o ram n fo
Capítulo 3 P re fe re ncia s y utilidad 77

U na derivación alternativa
Se puede hacer una derivación algo más matemática del concepto de la RM S a partir de la propia función
de utilidad. Esta derivación resulta útil para ofrecer una visión más intuitiva sobre lo que significa este con­
cepto y para reflejar cómo se puede calcular la R M S en ejemplos concretos.

Utilidad m arginal

Suponga que un individuo clasifica los bienes mediante una función de utilidad de la forma

utilidad = U ( X l , X2 X„), (3.16)


donde XlP X2, • X„ son las cantidades de cada uno de los n bienes consumidos. La utilidad marginal del
bien X, viene dada por la función

utilidad marginal de X, = UMgx = ■ (3.17)

La utilidad marginal de X, es la utilidad adicional obtenida de una pequeña cantidad más de Xj, mien­
tras que todas las cantidades de los demás bienes permanecen constantes. Evidentemente, el valor de la uti­
lidad marginal depende del punto en el que se calcule la derivada parcial: depende de qué cantidad de
X |. X 2, X„ estéconsumiendo actualmente el individuo. También depende de la escala en concreto que
se esté utilizando para medir la utilidad. Por tanto, el concepto no es invariable respecto a cómo se mide
la utilidad.

Podemos escribir la derivada total de U como

d U = — dX¡ + — dX2 + ... + — áX„ =


dX, 1 dX2 2 dXa (3.18)
= UMgx¡dX l +UMgXidX i + - + ÜMgX'd X n.
La Ecuación 3.18 afirma que la utilidad adicional que se puede obtener de un poco más de
X,. X t , ..., X n es simplemente la suma de la utilidad adicional aportada por cada uno de estos incremen­
tos. De nuevo, este valor depende de cómo se mida la utilidad.

D erivación de la R M S

Vamos a analizar ahora el cambio del nivel de sólo dos bienes, X e Y, de forma que el individuo se man­
tenga indiferente (es decir, dU = 0). Por la Ecuación 3.18

d ü = 0 = — d X + — d Y = UMgx dX + UMgydY. (3.19)


dX dY 5X 5Y
Observe que todos los demás bienes se mantienen constantes, por lo que d ü sólo se ve afectada por la
variación de las cantidades de Los dos bienes en cuestión. Éste es el mismo planteamiento utilizado en el
desarrollo de las curvas de indiferencia en el apartado anterior.

Volviendo a ordenar los términos obtenemos


dU
_dY_
UMgx - dX (3.20)
dX l/=constante UMgy 8U
8Y

®ITES-Paraninfo
78 Pane ¡I E le c ció n y d e m a n d a

donde la notación nos recuerda que Y y X están restringidas a cambiar de tal manera que se mantenga cons­
tante el nivel de utilidad6. Pero la Ecuación 3.20 es simplemente la definición de la R M S dada en la
Ecuación 3.7. Por tanto, el resultado de este apartado es que la relación marginal de sustitución (de X por
Y) es igual al cociente de la utilidad marginal de X respecto a la utilidad marginal de Y. Esta conclusión
tiene sentido desde un punto de vista intuitivo. Suponga que la utilidad marginal de un refresco adicional
fuera de 4 útiles, y que la de una hamburguesa adicional fuera de 2 útiles. Entonces, la RM S (de refrescos
por hamburguesas) debería ser 4 Út‘|?s = 2. El individuo puede cambiar dos hamburguesas por un refres-
2 útiles
co adicional y mantener el mismo bienestar: la pérdida de hamburguesas reduce la utilidad eo 4 útiles,
mientras que Ja ganancia de un refresco eleva la utilidad en 4 útiles. Observe también que las unidades de
utilidad medida (que hemos denominado, a falta de un nombre mejor, útiles) disminuyen cuando se cal­
cula la RMS. Este resultado es bastante general: la R M S es independiente de cómo se mida la utilidad, inclu­
so si la propia utilidad marginal no lo es7.

Utilidad m arginal decreciente y la R M S

E n el Capítulo 1 describimos cómo utilizó Marshall el supuesto de utilidad marginal decreciente para resol­
ver la paradoja del agua y los diamantes. Marshall afirmaba que era la valoración marginal que el indivi­
duo otorga al bien la que determ ina su valor: es la cantidad que un individuo está dispuesto a pagar por un
vaso de agua más la que determ ina el precio del agua. Puesto que se puede considerar que este valor m ar­
ginal disminuye a medida que aumenta la cantidad de agua consumida, Marshall demostró por qué el agua
tiene un valor de cambio reducido. De forma intuitiva, parece evidente que el supuesto de utilidad margi­
nal decreciente de un bien está relacionado con el supuesto de una RM S decreciente; ambos conceptos pare­
cen referirse a la misma idea de sentido común según la cual un individuo empieza a estar relativamente
saciado a medida que consume más de un mismo bien. Por desgracia, ambos conceptos son bastante dis­
tintos (véase el Problema 3.7). Técnicamente, el supuesto de una R M S decreciente es equivalente a exigir
que la función de utilidad sea cuasi cóncava. Esta exigencia está relacionada de forma bastante compleja
con el supuesto de que cada bien tiene una utilidad marginal decreciente (es decir, que f ¡ es negativa para
cada bien)8. Pero esto era de esperar porque el concepto de utilidad marginal decreciente no es indepen­
diente de cómo se mida la propia utilidad, mientras que la convexidad de las curvas de indiferencia sí es
independiente de cómo se mida.

6 At mantener constante la utilidad se crea una relación implícita entre X e Y. La Ecuación 3.20 muestra cómo se puede diferenciar esta reía-
dY
ción implícita Más formalmente, si U(X. Y)-U, =0 es la función implícita para la curva de indiferencia U¡, entonces — = - ~ f - Este
dX
método de diferenciación se denomina, a veces, regla de lafu n ció n impltciia (véase el análisis en el Capitulo 2).
7 Más formalmente, sea /*'(£/) una transformación arbitraria que mantiene el orden de utilidad de U (es decir, F\U) > 0). Entonces, para
la función de utilidad transformada
8F F(U)3V_ SU
RMS =& = &
3F F\U) 3U e u '
SY dY BY
que es la RMS de la función original U: el hecho de que los términos F'(U) se anulen entre si demuestra que la RMS es independiente de
cómo se mida la utilidad.
8 Hemos demostrado que si la utilidad viene dada por U = /(X, 7), entonces

fr fi &

©ITES-Paraninfo
Capítulo 3 P re fe re n cia s y utilidad 79

E J E M P L O 3 .2

U tilid a d m a r g in a l y la R M S

En el Ejemplo 3.1 supusimos que la utilidad aportada por las hamburguesas (10 y los refrescos (X) estaba dada por
utilidad = U{X, Y) = -JX-Y = X°'5Ya05. (3.21)

Por tanto, la utilidad marginal de un refresco adicional es

utilidad marginal = UMgx = 0,5X~0,5YC1,5. (3.22)

Observe que la utilidad marginal disminuye a medida que incrementa X y que, como suele ser el caso, la utilidad
marginal del bien X también depende de la cantidad consumida de Y. En este caso particular, la utilidad marginal de
)os refrescos adicionales (X) sube a medida que aumenta el número de hamburguesas (Y), pero no tiene por qué ser
siempre así.
La utilidad marginal de las hamburguesas se calcula de forma análoga:

UMgy
«r = —
dY = O,5X0,5Y-0,5. (3.23)

Ahora podemos utilizar la Ecuación 3.20 para calcular la RMS:


dY _ UMgx 0 . 5 X - 0,5Y0,5 _ Y
RMS = (3.24)
dX =consume UMgy 0,5Y°'5Y"°'5 X

El supuesto de una RMS decreciente significa que < O.pero

f dY) ( f dY
dRMS J1\?n h i ' d x ) h l / zl + In ' dX
dX ¡l
Utilizando el hecho de que — = , tenemos
A áX

-A Ai -Az|
dRMS ^
dx /2
Combinando términos y recordando que f 2 =flt obtenemos

dRMS _ f2
fí ’
o, multiplicando el numerador y el denominador por / 2,
dRMS f j f , - 2 f J 2f 2+ f 2f n
dX ¡I
Si suponemos que / 2 > 0 (la utilidad marginal es positiva), entonces la RMS disminuirá siempre que
A ^ l - 2/ 1A/iz+A 2A2 < 0.
Observe que la utilidad marginal decreciente (¡n <0 y /., < 0) no garantiza esta desigualdad. También hay que fijarse en el término
f¡2■ Es decir, es necesario saber cómo afectan las disminuciones de Y a la utilidad marginal de X. Por lo general, no es posible predecir
el signo de este término.
La condición exigida para que la RMS sea decreciente es precisamente la analizada en el Capítulo 2 para garantizar que la función/es
estrictamente cuasi cóncava. La condición muestra que las condiciones necesarias para obtener un máximo de/sujeto a una restricción
lineal también son condiciones suficientes. Utilizaremos este resultado en el Capítulo 4 y en otras partes del libro.

©ITES-Paraninfo
80 Parte 11 Elección y d e m a n d a

Al igual que antes, en el punto X = 5, Y = 20, la Ecuación 3.24 muestra que la RMS es 4,0, mientras que en d
punto X = 20, Y = 5 es 0,25.
Observe aquí que una transformación monótona de esta función de utilidad no afecta a la RMS. Suponga, por ejem­
plo, que utilizamos el logaritmo neperiano de la utilidad:

In ([/) = ln(X°'5y°'3) = 0,5(lnX) + 0 ,5 (ln r). (3.25J

Por tanto,
UMgx = ^

05 (3‘26)

y, como antes,

RMS=— = (3.27)
UMgy X V '
A menudo, una transformación adecuada puede facilitar mucho la resolución de problemas con funciones de utilidad.

P R EG U N T A : ¿En qué unidades se mide la RMS? Explique por qué la Ecuación 3.24 es consistenie en tanto
en cuanto cada dato se mide como hamburguesas perdidas por refresco adicional consumido.

Ejem plos de fu n c io n e s de utilidad

La clasificación que realizan los individuos de los pares de bienes, y las funciones de utilidad implícitas en
esas clasificaciones, no son observables. Todo lo que podemos saber sobre las preferencias de la gente tiene
que provenir del comportamiento que observamos cuando reaccionan ante variaciones de sus ingresos, de
los precios y de otros factores. No obstante, resulta útil analizar algunas de las formas particulares que pue­
den adoptar las funciones de utilidad, porque ese análisis puede ofrecer algunas ideas importantes sobre el
comportamiento observado y (aún más importante) porque la comprensión de las propiedades de estas fun­
ciones puede resultar útil para resolver problemas. Aquí vamos a analizar cuatro ejemplos específicos de
funciones de utilidad para dos bienes. Los mapas de las curvas de indiferencia de estas funciones se mues­
tran en los cuatro paneles de la Figura 3.8. Como debería verse claramente en el gráfico, se abarcan unas
cuantas formas posibles. Es posible una variedad aún m ayor cuando se pasa a funciones de tres o más bie­
nes, y algunas de estas posibilidades se mencionarán en capítulos posteriores.

Utilidad C o b b -D o u g la s

La Figura 3.8a muestra la forma más conocida de una curva de indiferencia. Una función de utilidad que
se utiliza frecuentemente y que genera este tipo de curvas tiene la forma
utilidad = U ( X , Y) = X aY &, (3.28)

donde a y (3 son constantes positivas.

En los Ejemplos 3.1 y 3.2 estudiamos un caso particular de esta función en que a = p = 0,5. El caso
más general presentado en la Ecuación 3.28 se conoce como función de utilidad Cobb-Douglas que es el
nombre de los dos investigadores que utilizaron esta función para su estudio detallado de las relaciones de

©ITES-Parúninfo
Capitulo 3 P re fe re n cia s y utilidad 81

F IG U R A 3 .8 Ejemplos de funciones de utilidad

Los cuatro mapas de curvas de indiferencia representan grados de sustituibilidad alternativos de X por Y. Las funciones Cobb-
Douglas y ESC (dibujadas aquí para una sustituibilidad relativamente reducida) están entre el extremo de la sustitución per­
fecta (panel b) y la no sustitución (panel c).

C a n tid a d C a n tid a d
de Y de Y

U2
U,
Uo

C a n t id a d d e X
(a) C o b b - D o u g la s (b) S u s t it u t ív o s p e rfe c to s

C a n t id a d C a n t id a d
de Y de Y

Uz

U|

Un
U,
U0

C a n t id a d d e X C a n t id a d d e X
(c) C o m p le m e n ta rio s p e rfe c to s Id) E S C

producción en la economía estadounidense (véase el Capítulo 11). Por lo general, el tamaño relativo de a
y p indica la importancia relativa de dos bienes para este individuo. Puesto que la utilidad es única para
una transformación monótona, suele ser conveniente norm alizar estos parámetros de forma que ex + (3 = 1.

S u stitu tiv o s p e rfe ctos ^ -


Las curvas de indiferencia lineales de la Figura 3.8b están generadas p o r una función de utilidad con la
forma
utilidad = U ( X , Y ) = o X + p r , (3-29)
donde, de nuevo, a y son constantes positivas. El que las curvas de indiferencia de esta función sean
líneas rectas debería ser evidente: toda curva en concreto se puede calcular haciendo que V (X, Y ) sea igual

©ITES-ftjrcnin/b
82 P ane II E le c ció n y d em a n d a

a una constante que, dada la forma lineal de la función, especifica claramente una línea recta. La naturale­
za lineal de estas curvas de indiferencia da lugar al cérmino sustitutivos perfectos para describir la relacióa
implícita entre X e Y. Puesto que la R M S es constante (e igual a a /P ) a lo largo de toda la curva de indife­
rencia, nuestros conceptos anteriores de una RM S decreciente no se pueden aplicar a este caso. Una p e rs o
na con estas preferencias estaría dispuesta a renunciar a la misma cantidad de Y para conseguir una unidad
más de X independientemente de cuánto esté consumiendo de X . Una situación como ésta puede dcscribv
la relación entre distintas marcas de un mismo producto. Por ejemplo, mucha gente (incluyendo al autor
de este libro) es indiferente en cuanto al lugar donde compra gasolina. Un litro de gasolina es un litro de
gasolina, por mucho que se esfuercen los departamentos de publicidad de Exxon y Shell para convencer­
nos de lo contrario. Así pues, siempre estaremos dispuestos a renunciar a 10 litros de gasolina de Exxon a
cambio de 10 litros de gasolina de Shell porque no nos importa qué m arca de gasolina utilizamos o dónde
hemos llenado el depósito la última vez. En efecto, como veremos en el próximo capítulo, una consecuen­
cia de este tipo de relaciones es que siempre compraremos la gasolina de la marca m ás barata. Puesto que
no experimentamos una R M S decreciente de gasolina Exxon por gasolina Shell, no tenemos ninguna razón
para intentar equilibrar el consumo de cada tipo de gasolina que utilizamos.

C om p le m en tario s perfectos

La situación exactamente opuesta al caso de los sustitutivos perfectos queda ilustrada por las curvas de indi­
ferencia con forma de L de la Figura 3.8c. Estas preferencias se aplicarían a los bienes que “van juntos” :
café y nata, mantequilla y mermelada y un zapato derecho con uno igual para el pie izquierdo son los ejem­
plos más conocidos. Las curvas de indiferencia que se m uestran en la Figura 3.8c implican que estos pares
de bienes siempre se van a utilizar en una relación proporcional fija representada por los vértices de estas
curvas. Una persona que prefiera cien gramos de nata por cada 8 tazas de café querrá 200 gramos de nata
para 16 tazas de café. Más café sin nata no tendría valor para esta persona, al igual que no tendría valor
tener más nata si no se tiene más café. Sólo cuando se eligen juntos los dos bienes se puede aumentar la
utilidad.

Estos conceptos se pueden formalizar analizando la forma matemática de la función de utilidad que
genera estas curvas de indiferencia con forma de L:

utilidad = U ( X , Y ) « m íir(aX , p F ). (3.30)

Aquí, a y p son parám etros positivos, y el operador “m ín” significa que la utilidad viene dada por el
m enor de los dos términos entre paréntesis. En el ejemplo del café y la nata, si dejamos que las tazas de
café sean representadas por X y 100 gramos de nata por Y, la utilidad vendría dada por

utilidad = V { X , Y) = mín (X, 8F ). (3.31)

Ahora 8 tazas de café y 100 gramos de nata ofrecen 8 unidades de utilidad. Pero 16 tazas de café y 100
gramos de nata siguen ofreciendo sólo 8 unidades de utilidad, porque mín (16, 8 ) = 8 . El café adicional sin
nata no tiene valor, como se muestra en el tramo horizontal de las curvas de indiferencia al alejarnos del
vértice: la utilidad no aumenta cuando sólo aumenta X (con Y constante). Sólo cuando se duplican tanto el
café como la nata (a 16 y 2 respectivamente) aumentará la utilidad a 16.

En términos generales, no habrá un exceso de ninguno de los dos bienes de la Ecuación 3.30 sólo si

a X = p Y. (3 .3 2 )

© IT E S fa ra rím fo
Capítulo 3 P re fe re n cia s y utilidad 83

Por tanto,

—= (3.33)
X p V '

que muestra la relación fija proporcional que debe producirse entre dos bienes si las elecciones se encuen­
tran sobre los vértices de las curvas de indiferencia.

Utilidad co n E S C _ )^ ó

Las tres funciones de utilidad específicas que se han m ostrado hasta ahora son casos especiales de tina fun­
ción más general con elasticidad de sustitución constante (ESC), que adopta la forma
y8 176
utilidad = U ( X , Y ) = — + — (3.34)
5 S

cuando 5 * 0, y

utilidad = V {X, E) = ln X + ln Y (3.35)

cuando 5 = 0. Es evidente que el caso de los sustitutivos perfectos (Ecuación 3.29) corresponde a 5 = 1
en la Ecuación 3.34 y que el caso de la función Cobb-Douglas 9 corresponde a 8 = 0 en la Ecuación 3.35.
Menos evidente es el caso de las proporciones fijas (Ecuación 3.30) que corresponde a 8 = -«> en ia
Ecuación 3.34, pero este resultado también se puede dem ostrar utilizando un argumento de límites.

La utilización del término “elasticidad de sustitución” para esta función deriva del concepto de que las
posibilidades mostradas en la Figura 3.8 corresponden a distintos valores del parámetro de sustitución, a,

que para esta función viene dado por tr = ^ ^ • Para los sustitutivos perfectos, ct = co, y en el caso de

fcre proporciones fijas a = 0 10. Puesto que la función de ESC nos permite analizar todos estos casos, y
otros muchos intermedios, resultará bastante útil para reflejar la posibilidad de sustituir entre dos variables
en diversas relaciones económicas.

La forma específica de la función de ESC ilustrada en el panel d de la Figura 3.8 es para el caso en
que 8 = - l : es decir,

utilidad = - X -1 - y -1 = (3.36)
X y

En esta situación, a = — — = —, y, como demuestra el gráfico, estas curvas de indiferencia con una gran
1 -8 2
pendiente parecen estar entre las curvas de funciones Cobb-Douglas y las de funciones con proporciones
fijas. Los signos negativos de la Ecuación 3.36 pueden parecer extraños,pero la utilidad marginal, tanto
de X como de Y, son positivas y decrecientes, como era de esperar. Esto explica por qué 8 debe aparecer
en los denominadores de la Ecuación 3.34. E n el caso particular de la Ecuación 3.36, la utilidad aumenta

* La función de ESC podría generalizarse fácilmente para permitir distintas ponderaciones en los dos bienes. Puesto que la principal aplica-
dón de la función consiste en analizar cuestiones de sustitución, normalmente no querremos realizar esta generalización. En algunas de
t e aplicaciones de la (unción ESC, también omitiremos los denominadores de ia función porque constituyen únicamente un factor escalar
atando 5 es positivo. Sin embargo, para valores negativos de 8, el denominador es necesario para garantizar que la utilidad marginal es
positiva.
* El concepto de elasticidad de sustitución se analizará con más detalle en el Capitulo 11.

© IT íS-Paraninfo
84 Pane ¡I E le c ció n y d em a n d a

de -ao (cuando X = Y = 0) hacia 0 a medida que X e Y aumentan. Puede que le parezca una escala de i
Iidad extraña, pero es perfectamente aceptable.

E J E M P L O 3 .3

Preferencias hom otéticas

Todas las funciones de utilidad descritas en la Figura 3.8 son “homotéticas” , es decir, la relación marginal de
tución de estas funciones depende únicamente del cociente de las cantidades de los dos bienes, y no de las c a n u d a s
totales de bienes. Estehecho es evidente en el caso de lossusticutivos perfectos (cuando la RMS es la misma en »•«*■»
los puntos) y enel casode los complementarios perfectos (cuando la RMS es infinita para — > —,indefinida cumÉ»
Y o . y a ^ P
— = — y cero cuando — < —). Para la función Cobb-Douglas, la RMS se puede obtener calculando las utilidades
X p X p
marginales

f r = aX “",¡"
(3.37)
UMgY = ^ L = VXaY*-'
OI
y después haciendo el cociente de estos dos términos,

,3 .3 *
VMgy pX“Tl'-‘ pU J
Y
que, claramente, depende únicamente del cociente — • La demostración de que esta función de ESC también es homo-
A

tética se deja como ejercicio (véase el Problema 3.10).


La importancia de las funciones homotéticas es que, en esta situación, una curva de indiferencia es igual que otra.
y
Las pendientes de las curvas sólo dependen del cociente —, y no de lo lejos que esté del origen. Las curvas de indi-
X
ferencia para utilidades superiores son simplemente copias de las que tienen una utilidad menor. Por tanto, podemos
analizar el comportamiento de un individuo que tiene preferencias homotéticas fijándonos únicamente en una curva de
indiferencia, o en unas pocas curvas cercanas, sin temor a que nuestros resultados cambien drásticamente para distin­
tos niveles de utilidad.

P R E G U N T A : ¿Cómo se pueden definir las funciones homotéticas geométricamente? ¿Cómo será la curva
q u e jx n ^ to d o s J o ^ n m to s ^ c o n u n ^ d e te m ú n a d a ^ A f^ n ^ e n n a im le ^ ^ ^

EJEMPLO 3 .4
Preferencias no h om otéticas

Aunque todos los mapas de curvas de indiferencia de la Figura 3.8 muestran preferencias homotéticas. no tiene por
qué ser siempre así. Considérese la función de utilidad

utilidad = U (X, Y) = X + lnT. (3.39)

Ahora, el bien Y tiene una utilidad marginal decreciente:

SY e y y

®IT£S-Poraninfb
Capítulo 3 P re fe re n cia s y utilidad 85

pero la utilidad marginal de X es constante:

UMgx = — = 1.
dX
Por tanto,

R M S= m x . = Y'
UMg,Y
La RMS disminuye a medida que se reduce la cantidad elegida de Y, pero es independiente de la cantidad consu­
mida de X. Puesto que X tiene una utilidad marginal constante, el deseo de una persona de renunciar a una unidad de
Y para conseguir una unidad más de X depende únicamente de cuánto Y tenga. Al contrario que en el caso homotéti-
co, la duplicación tanto de X como de Y duplica la RMS en vez de dejarla inalterada.

P R EG U N T A : ¿Qué form a tiene el mapa de curvas de indiferencia para la función de utilidad de la Ecuación
3.39? ¿Puede pensar en alguna situación que se pueda describir con esta función?

G eneralizaciones a m á s de d o s bienes

Todas estas funciones de utilidad específicas se pueden generalizar fácilmente al caso de muchos bienes.
Por ejemplo, una función Cobb-Douglas para muchos bienes se puede escribir como

utilidad = U ( X ¡ t X 2 X n) = X f l X l 1 ... X *",

o la función de ESC con muchos bienes se puede escribir como

utilidad = U ( X Í, X 2, . . . , X n) = — + — + --■ + — ■
8 5 5
También se pueden analizar los conceptos de superficies de indiferencia y de relaciones marginales de
sustitución para estas funciones, partiendo de las definiciones que ya tenemos. Algunos de los problemas de
este capítulo, y de otros posteriores, piden a los alumnos que utilicen estas funciones con muchos bienes.

R e su m e n

En este capítulo hemos descrito la form a en que los economistas formalizan las preferencias de los indivi­
duos sobre los bienes que eligen. Hemos sacado varias conclusiones sobre estas preferencias que desempe­
ñarán un papel central en nuestro análisis de la teoría de la elección en los siguientes capítulos:

• Si los individuos obedecen a determinados postulados básicos de comportamiento sobre sus prefe­
rencias, serán capaces de clasificar todos los conjuntos de bienes, y esa clasificación se puede repre­
sentar en una función de utilidad. Al hacer elecciones, los individuos se comportarán como si estu­
vieran maximizando esta función.

• Las funciones de utilidad de dos bienes se pueden representar mediante un mapa de curvas de indi­
ferencia. Cada curva de indiferencia de este mapa m uestra todas las combinaciones de bienes que
aportan determinado nivel de utilidad.

• La pendiente negativa de una curva de indiferencia está definida por la relación marginal de susti­
tución (RMS). Esta relación muestra la tasa a la que un individuo está dispuesto a renunciar a deter­
minada cantidad de u n bien (Y) si se le compensa con una unidad más del otro bien (X).

5
® I T E -Paraninfb
86 P ane II E le c c ió n y d e m a n d a

• El supuesto de que la RMS disminuye a medida que se sustituye el consumo de X por Y es consis­
tente con el concepto de que los individuos prefieren equilibrar sus elecciones de consumo. Si la
RMS siempre decrece, los individuos tendrán curvas de indiferencia estrictamente convexas. Es
decir, sus funciones de utilidad serán estrictamente cuasi cóncavas.
• Unas pocas formas funcionales sencillas pueden reflejar importantes diferencias de las preferencias
individuales entre dos (o más) bienes. Aquí hemos analizado la función Cobb-Douglas, la función
lineal (sustitutivos perfectos), la función de proporciones fijas (complementarios perfectos) y la fun­
ción de ESC (que incluye las otras tres funciones como casos concretos).

Problem as
3 .1
Alfredo “el pasota” obtiene utilidad de tres bienes: música (M), vino (W) y queso (C). Su función de utilidad tiene una
sencilla forma lineal
i
utilidad = U(M, W, C) = M + 2W + 3C.

a) Suponiendo que el consumo de música de Alfredo sea constante e igual a 10, determine las ecuaciones de las cur­
vas de indiferencia de IV y C para U = 40 y U ~ 70. Dibuje estas curvas.
b) Demuestre que la RMS de vino y queso de Alfredo es constante para todos los valores de IV y C en las curvas de
indiferencia calculadas en el apartado anterior.
c) Suponga que el consumo de música de Alfredo aumenta a 20. ¿Cómo cambiarían sus respuestas a los apartados
anteriores? Explique sus resultados de forma intuitiva.

3 .2
Suponga que la función de utilidad de dos bienes, X e Y, tiene una forma Cobb-Douglas
utilidad' = t/(X , Y) = -J)T y .

a) Dibuje la curva de indiferencia U = 10 asociada a esta función de utilidad.


b) Si X = 5, ¿a qué debe ser igual Y en la curva de indiferencia U = 10? ¿Cuál es la RMS en este punto?
c) Determine una expresión general de la RMS para esta función de utilidad. Demuestre que se puede interpretar como
el cociente de las utilidades marginales de X e Y.
d) Considere la transformación logarítmica de esta función de utilidad:
U' = log V

donde log es la función logarítmica con base 10. Demuestre que, para esta transformación, la curva de indiferen­
cia U' = 1 tiene las mismas propiedades que la curva U = 10 calculada en los dos primeros apartados de esta pre­
gunta. ¿Cuál es la expresión general de la RMS de esta función de utilidad transformada?

3 .3
Diana siempre come perritos calientes en un bollo con 100 gramos de mostaza. Cada perrito caliente que come así le
ofrece 15 unidades de utilidad, pero cualquier otra combinación de salchichas, bollos y mostaza no tiene ningún valor
para Diana.

a) Explique la naturaleza de la función de utilidad de Diana e indique la forma de su mapa de curvas de indiferencia.

©irES-Poronlnfó
C apítulos P re fe re n cia s y utilidad 87

h) Suponga que las salchichas cuestan un dólar, los bollos 0,40 y la mostaza0,10 euros cada 100 gramos. De­
muestre que la utilidad de Diana se puede representar como la cantidad total dedinero quegasta en estos tres
artículos.
c) ¿Cómo variará su respuesta al apartado anterior si el precio de las salchichas aumenta hasta 1,5 euros?

3 .4
Para cada una de las expresiones, especifique el supuesto formal que se está aplicando sobre la función de utilidad de!
individuo:
a) Es tan buena (la margarina), como la mantequilla más cara.
b) La mantequilla de cacahuete y la mermelada combinan como anillo al dedo.
c) La vida sabe bien con Coca-Cola.
d) Las palomitas de maíz crean adicción: cuantas más comes más quieres.
e) Los mosquitos te estropean un buen día en !a playa.
f) Un día sin vino es un día sin tino.
g) El amor es cosa de dos.

3 .5
Dibuje la curva de indiferencia típica de las siguientes funciones de utilidad y determine si son curvas de indiferencia
convexas (es decir, si cumplen el supuesto de una RMS decreciente):
a) U = 3X + Y.
b) Ü =
C) U = y¡X2 + Y 2.
d) u = sJx 2 - y 2.

e) t / = x V3y 1/3.
f) U = log X + log Y.

3 .6
En la nota a pie de página 8 de este capitulo se ha demostrado que para que la función de utilidad de dos bienes tenga
una RMS estrictamente decreciente (es decir, que sea estrictamente cuasi cóncava), debe cumplirse la siguiente condi­
ción:
f i f n - 2 / 1/ 2/12 + f \ f n < 0-

Utilice esta condición para comprobar la convexidad de las curvas de indiferencia de cada una de las funciones de uti­
lidad del Problema 3.5. Describa cualquier atajo que descubra en el proceso.

3 .7
Analice las siguientes funciones de utilidad:

a) U(X, Y) = XY.
t» U(X, Y) = X i Y 1.
c) í/(X ,y ) = lnX + lny.
Demuestre que cada una de estas fimciones tiene una RMS decreciente, pero que tienen, respectivamente, una utilidad
marginal constante, creciente y decreciente. ¿Qué conclusiones extrae?

© tTE S -P a roninfó
88 P ane ¡I E le c ció n y d e m a n d a

3 .8
El Ejemplo 3.3 demuestra que la RMS de la función Cobb-Douglas
U(X, Y) = X aY ¡!

viene dada por

p lx j
a) ¿Depende este resultado de si a + |i = 17 ¿Tiene esta suma alguna relevancia para la teoría de la elección?
b) Para las combinaciones de bienes en que Y = X, ¿cómo depende la RMS de los valores de a y p? Desarrolle una
explicación intuitiva de por qué, si a > p, la RMS > 1. Uustre su argumentación con un gráfico.
c) Suponga que un individuo obtiene utilidad únicamente de las cantidades de X e Y que sean superiores a los nive­
les mínimos de subsistencia, dados por X0, P0. En este caso,
U(X. Y) = ( X - X ar ( 7 - y 0)p.
¿Es homotética esta función? (Para un mayor análisis, véanse las ampliaciones al Capítulo 4).

3 .9
Dos bienes tienen utilidades marginales independientes si
d2u fu
0.
8YdX 5XSY
Demuestre que si suponemos que cada bien tiene una utilidad marginal decreciente, cualquier función de utilidad con
utilidades marginales independientes tendrá una RMS decreciente. Ofrezca un ejemplo para demostrar que lo contra­
rio no es cierto.

3 .1 0
a) Demuestre que la función de ESC
. Yb
a — + B—
5 6
y
es homotética. ¿Cómo depende la RMS del cociente —?

b) Demuestre que sus resultados del apartado anterior son coherentes con el Ejemplo 3.3 para el caso en que 5 = 1
(sustitutivos perfectos) y 5 = 0 (Cobb-Douglas).
c) Demuestre que la RMS es estrictamente decrecientes para todos los valores de 8 < 1 .
d) Demuestre que si X = Y, la RMS de esta función depende únicamente del valor relativo de a y (3.
Y P
e) Calcule la RMS de esta función cuando — = 0,9 e — = 1,1 para los casos en que 5 = 0,5 y 5 = -1 . ¿Qué con-
X X
cluye sobre la magnitud del cambio de la RMS en el entorno de X = y ? ¿Cómo lo interpretaría geométricamente?

Lectu ra s re co m e n d ad as
Jehle, Geoffrey A. y Philip J. Reny. Advanced Microeconomic Theory. Reading, MA: Addison-Wesley, 1998.
Chapier 3 has a good proof ofthe exisience of utility functions when basic axioms of rationality hold.
Kreps, David M. A Course in Microeconomic Theory. Princeton, NJ: Princeton University Press, 1990.
Chapier 1 covers preference iheory in some detai!. Good discussion of quasi-concavity.

©ITES-Paraninfo
90 Pane II E le c ció n y d em a n d a

A M P L IA C IO N E S

Preferencias especiales

E! concepto de la función de utilidad es un concepto bastan­ PCs


te general que se puede adaptar a un gran número de casos
especiales. El descubrimiento de ingeniosas formas funcio­ "■ Ésíe es el planteamiento que aplican los economistas que
nales que reflejan los aspectos esenciales de algún proble­ analizan la demanda en las industrias que cambian rápida­
ma específico puede ofrecer muchas ideas que no serían mente. como la industria de PCs. En este caso, es evidente
evidentes con un planteamiento más literal. Aquí nos vamos que no sería correcto centrarse tínicamente en la cantidad de
a centrar en tres aspectos de las preferencias que los econo­ PCs adquiridos cada año, puesto que las nuevas máquinas
mistas han intentado reflejar con formas funcionales espe­ san mucho mejores que las antiguas (y, por tanto, es de
ciales: (1) la calidad; (2) los hábitos y las adicciones; y (3) suponer que ofrecen más utilidad). Por ejemplo, Bcrndt,
preferencias sobre terceros. Grilíches y Rappaport (1995) consideran que la calidad de
PCs ha estado aumentando un 30 por ciento anual a lo largo
de un periodo de tiempo relativamente largo debido, funda­
A3.1 Calidad mentalmente, a la mejora de los atributos como son los pro­
cesadores más rápidos y los discos duros de gran capaci­
Puesto que muchos bíeues de consumo tienen calidades dad. Una persona que gaste, por ejemplo, 2 000$ en un PC
muy distintas, los economistas están interesados en incluir está adquiriendo mucha más utilidad que la de un consumi­
estas diferencias en los modelos de elección. Un plantea­ dor análogo hace 5 años.
miento consiste simplemente en considerar que los bienes
con distinta calidad son bienes totalmente distintos aunque
constituyen sustitutivos relativamente cercanos. Pero este A 3 .2 Hábitos y adicciones
planteamiento no es factible debido al inmenso número de Puesto que el consumo se produce a lo largo del tiempo, es
bienes afectados. Un planteamiento alternativo se centra en
posible que las decisiones realizadas en un periodo afecten
la calidad como un elemento de la elección, En este caso,
a la utilidad de periodos posteriores. Los hábitos se crean
se podría reflejar la utilidad como
cuando los individuos descubren que disfrutan utilizando un
Utilidad = U {q, Q) (/) bien en un periodo, y esto eleva su consumo en periodos
posteriores. Un caso extremo es el de la adicción (a las dro­
donde q es la cantidad consumida y Q es la calidad de ese gas, el tabaco o las películas de los hermanos Marx), en el
consumo. Aunque este planteamiento permitéanalizar en que el consumo anterior eleva significativamente la utilidad
cierta medida las elecciones entre calidad y cantidad, plan­ del consumo actual. Una forma de plasmar estas ideas
tea problemas cuando la cantidad consumida de un bien matemáticamente consiste en suponer que la utilidad del
(por ejemplo, el vino) incluye diversas calidades. La cali­ periodo t depende del consumo en el periodo / y del total de
dad se puede definir en este caso como una media (véase todo el consumo anterior de un bien que crea hábitos (por
Theil, 1982), pero ese planteamiento puede no resultar ade­ ejemplo, el bien Xy
cuado cuando la calidad de los nuevos bienes cambia rápi­
damente (como en el caso de PCs, por ejemplo). Un plan­ Utilidad =U,(X1,y„ S,) («O
teamiento más general (sugerido iniciahnente por v,
Lancaster, 1971) se centra en un conjunto bien definido de donde S, =
atributos de bienes, y supone que esos atributos ofrecen uti­ i.i
lidad. Si un bien q ofrece dos de estos atributos a, y Oj, Sin embargo, en las aplicaciones empíricas no suelen
la utilidad puede escribirse como existir datos de todos los niveles de consunto anteriores.
Por tanto, es frecuente modelizar los datos utilizando úni­
Utilidad = U[q, a¡(q), OjCq)} (n)
camente los datos del consumo actual (Xt) y el consumo
y las mejoras de la utilidad pueden surgir, o bien porque el del periodo anterior Una forma común de proceder
individuo elige una mayor cantidad del bien, o bien porque consiste en suponer que la utilidad viene dada por
una determinada cantidad ofrece un mayor nivel de atribu­
Utilidad = U,(*,*,*;). “ (i'v)
tos valiosos.

©ITES-Poranmfb
Capitulo 3 P re fe re n cia s y utilidad 91

donde X? es una función simple de X, y X,_, a l c o m o ; lermedio de estas dos preferencias alternativas. Gary
Becker ha sido el pionero en el estudio de estas posibilida­
X? = X, - X, _t oX* = ^ - gstasfuncionesimplicanque,
X,_¡ des y ha analizado varias, incluyendo la teoría general de
ceteris paribus, cuanto mayor sea XM más X, se elegirá las relaciones sociales (1976) y la importancia del altruismo
en el periodo actual. en la teoría de la familia (1981).

M odelización de lo s hábitos B iolo gía evolucionista y genética

Estos planteamientos páxa modelizar los hábitos han sido . Los biólogos han sugerido una forma particular para la fun­
apiicados a una amplia variedad de temas. Sügler y Becker ción de utilidad de la Ecuación iv, derivada de la teoría de
1 1977) utilizan estos modelos para explicar por qué las per- la genética. En este caso
senas desarrollan el “gustcCdeasistir a la ópera o jugar al
gnlf. Becker, Grossman y Mutphy (4994) adaptan los Utilidad - U,(X„ Y,) + £ r / / , (w)
i
Modelos para estudiar el hábito.de fumar y otros corapóra-
h b h o s de adicción. Demuestran que la reducción del con- donde r-j mide la cercanía de una relación genética entre la
s m d o de tabaco en una etapa temprana dé la vida tiene persona i y la persona j. Para los padres y los hijos, por
importantes efectos en el consumo final de tabaco debido a ejemplo, r¡ —(4,5, mientras que para los primos
h dinámica de las funciones de utilidad de los individuos. rj = 0,125. Bergstrom (1996) describe unas pocas conclu­
La creación de hábitos también se ha utilizado en macroe- siones sobre el comportamiento evolucionista que han
ftmrwnifl para explicar por qué la política monetaria afecta extraído los biólogos de esta forma funcional particular.
a fas decisiones de consumo con desfases largos y variables
(Fuhrer. 2000). Referencias
Becker, Gary S. The Economic Approach lo Human Behavior.
A3.3 Preferencias sobre terceros Chicago: The Universrty of Chicago Press, 1976.
— . A Treatise on the Family. Cambridge. MA: Harvard
Los individuos se preocupan, a todas luces, por él bienes- University Press, 1981.
tm de otros individuos. Dos fenómenos como las aportacio- Becker, Gay S., Michael Grossman y Kevin M. Murphy. “An
g-v caritativas o los regalos a los sinos no pueden comprén­ Empítícai Analysis of Cigarette Addíction”. American
Economic Review (June 1994); 396-418,
d ase sin reconocer las relaciones entre la gente. Estás
Bergstrom. Theodore C. “Economics in a Family Way”. Journal
wefiaencias se pueden incluir en la función de utilidad de of Ecpnomk Litemure (December 1996): 1903-1934.
■ persona i de la siguiente manera, por ejemplo: Beradt, Erst R., Zvi Griliches y Neal 1. Rappaport. “Econometric
Utilidad = Í/KX;,Y¡,U¡), (v) , Estímales of Price Indexes for Personal Computers in the
1990s”. Journal af Economesrks (Tuly 1995): 243-268.
i i i i f U/ es ¡a utilidad de otra persona. Fuitrer, Jeffrey C. “Habit Fonnaiion in Consumption and Its
Implicatíons for Monetary-Policy Models”. American
cXJ Economic Review (June 2000): 367-390.
Si — L > 0, esta persona tendrá un comportamiento
Laucaste!, Kelvin J. Consumer Dernand: A New Approach. New
dtJi ¿ y. York: Columbia University Press, 1971.
jfcrnista, mientras que si —-4- < 0 la persona demostrara el
5Uj Stigler, George 1. y Gary S. Becker. “De Gustibus Non Est
^riévolo comportamientoasociado a la envidia. El caso ha- Disputandum". American Economic Review (Marcb 1977):
76-90.
feMcal es que = 0 que, sencillamente, és un punto ia- Theil, Herni. “Qualilies, Príces, and Budget Enquiries". Review of
eUj Economic Snidies (April 1952): 129-147.

© ITES-Paroninfo
MAXIMIZACIÓN DE LA UTILIDAD
Y ELECCIÓN

En este capítulo analizaremos el modelo básico de la elección que utilizan los economistas
para explicar el comportamiento de los individuos. Este modelo supone que los individuos,
restringidos por unas remas limitadas, se comportarán como si utilizaran su poder adqui­
sitivo de tal manera que obtienen la mayor utilidad posible. Es decir, se supone que los
individuos se comportan como si maximizaran la utilidad sujeta a una restricción presu­
puestaria. Aunque las aplicaciones concretas de este modelo son muy variadas, como
demostraremos, todas parten del mismo modelo matemático fundamental, y todas llegan a
la misma conclusión general: para maximizar su utilidad, los individuos eligen combina­
ciones de bienes para las que la relación de intercambio entre dos bienes cualesquiera (la
RMS) es igual al cociente de los precios de mercado de los bienes. Los precios de merca­
do ofrecen información sobre los costes de oportunidad en que incurren los individuos, y
esta información desempeña un papel importante que afecta a las elecciones que toman.
94 Pane II E le c ció n y d e m a n d a

M a xim iza ció n de la utilidad y cá lcu lo s inm ediatos

Antes de iniciar el estudio formal de la teoría de la elección, puede resultar adecuado analizar dos críticas
que los legos en economía suelen tener sobre el planteamiento que vamos a adoptar. La primera es la acu­
sación de que ninguna persona real puede hacer el tipo de “cálculos inmediatos” que exige la maximiza-
ción de la utilidad. Según esta crítica, cuando estamos en u n pasillo de un supermercado, la gente escoge
productos sin seguir ningún patrón ni tener conciencia de sus acciones. Sin embargo, esta crítica no con­
vence a los economistas. Dudan de que ninguna persona se comporte al azar (al fin y al cabo, todo el mundo
está limitado por algún tipo de restricción presupuestaria), por lo que consideran que es un error argüir que
no se hacen cálculos inmediatos. Recuerde, de nuevo, el caso del jugador de billar de Friedman. Este juga­
dor no puede hacer los cálculos inmediatos necesarios para planificar un golpe aplicando las leyes de la físi­
ca. pero esas leyes siguen sirviendo para predecir el comportamiento del jugador. De la misma manera,
como veremos, el modelo de maximización de la utilidad predice muchos aspectos del comportamiento,
incluso si nadie va al supermercado con una calculadora programada con su función de utilidad. Para ser
precisos, los economistas suponen que la gente se comporta como si hiciera esos cálculos, por lo que la crí­
tica que afirma que es imposible realizarlos es irrelevante.

A ltru ism o y e g o ísm o

Una segunda crítica sobre nuestro modelo de elección es que parece ser extremadamente egoísta: nadie,
según esta crítica, tiene unos objetivos tan centrados en sí mismo. Aunque los economistas están probable­
m ente más dispuestos a aceptar el interés personal como una motivación, más que otros pensadores más
utópicos (Adam Smith observó: “No estamos dispuestos a sospechar que alguna persona pueda tener defi­
ciencias de egoísmo” 1), esta queja también es errónea. No hay nada en el modelo de maximización de la
utilidad que impida que los individuos obtengan satisfacción con la filantropía o "haciendo el bien” .
También se puede suponer que estas actividades aportan utilidad. En efecto, los economistas han utilizado
el modelo de maximización de la utilidad para estudiar estas cuestiones, como la donación de tiempo y dine­
ro a actividades caritativas, los legados a los niños, o incluso la donación de sangre. No es necesario plan­
tearse si estas actividades son “egoístas” o “altruistas” , puesto que los economistas dudan de que la gente
fuera a realizar estas actividades si estuvieran en contra de sus intereses, concebidos en términos generales.

U na e n cu e sta inicial
Los resultados generales de nuestro análisis de la maximización de la utilidad pueden expresarse sucinta­
mente:

P r in c ip io d e O p t im iz a c ió n

M axim ización de la utilidad Para m aximizar la utilidad, dada una cantidad de renta fija disponible
para gastar, un individuo comprará las cantidades de bienes que agoten su renta total y para las que la
relación de intercambio psíquica entre dos bienes cualesquiera (la RMS) sea igual a la tasa a la que se
pueden intercambiar esos bienes entre sí en el mercado.

' Adam Smith. The Theory of Moral SenUmenis (1759: reimpresión. New Rochelte. NY: Arlington House, 1969), pág. 446.

®fTESforarímfo
Capitulo 4 M a x im iz a c ió n de la utilidad y e le cció n 95

El hecho de que se exija que se gaste toda la renta para maximizar la utilidad es un supuesto evidente.
Puesto que los bienes adicionales aportan más utilidad (no hay saciedad) y puesto que no hay ninguna otra
aplicación para la renta, el dejar renta sin gastar im pediría maximizar la utilidad. El tirar el dinero no es
una actividad que maximice la utilidad.

La condición que especifica la igualdad de las relaciones de intercambio exige una explicación algo más
detallada. Puesto que la tasa a la que se cambia u n bien por otro en el mercado viene dada por el cociente
de sus precios, este resultado se puede volver a expresar diciendo que el individuo hará que su RMS (de X
por Y) sea igual al cociente del precio de X respecto al precio de Y (PX/ PY). Esta igualación de la relación
de intercambio personal con la relación de intercambio fijada en el m ercado es un resultado común para
todos los problemas de maximización de la utilidad individual (y de otros muchos tipos de problemas de
maximización). Se repetirá una y otra vez a lo largo de este libro.

U na ilustración num érica

Para ver el razonamiento intuitivo subyacente a este resultado, suponga que no sea cierto que el individuo
iguale su RMS al cociente de los precios de los bienes. Concretamente, suponga que la RMS del individuo
es igual a 1, que está dispuesto a cambiar una unidad de X por una unidad de Y para quedarse igual de bien.
Suponga también que el precio de X es de 2 dólares por unidad y el de Y es de un dólar por unidad. Es fácil
demostrar, en este caso, que se puede m ejorar la situación del individuo. Basta con renunciar a una unidad
de X e intercambiarla en el mercado por 2 unidades de Y. Una única unidad adicional de Y bastaba para que
el individuo estuviera igual de contento que antes del intercambio: la segunda unidad de Y es una adición
neta al bienestar. Por tanto, el gasto del individuo no puede haber estado asignado de forma óptima. Se
puede utilizar un método de razonamiento análogo siempre que la RMS y el cociente de los precios Px j P Y
diverjan. La condición para alcanzar la máxima utilidad debe ser la igualdad de estas dos magnitudes.

El c a so de d o s bienes: un análisis gráfico

Este análisis parece bastante razonable, pero apenas se puede considerar una demostración. Por el contra­
rio, debemos dem ostrar este resultado con rigor y, al mismo tiempo, ilustrar otros atributos importantes
del proceso de maximización. Primero vamos a analizar un análisis gráfico. Después adoptaremos un plan­
teamiento más matemático.

Restricción presupuestaria

Suponga que un individuo tiene / dólares para asignarlos entre el bien X y el bien Y. Si Px es el precio del
bien X y PY es el precio del bien Y, el individuo estará restringido por

Px X + PyY < I . (4.1)

Es decir, no se puede gastar más de I en los dos bienes en cuestión. Esta restricción presupuestaria está
representada gráficamente en la Figura 4.1. El individuo sólo se puede perm itir las combinaciones de X e
Y en el triángulo sombreado del gráfico. Si se gasta todo I eo el bien X, comprará I/P x unidades de X.
Análogamente, si gasta todo en Y, comprará I/P Y unidades de Y. Se puede ver fácilmente que la pendien­
te de la restricción es - Px /P r .

©ITES-Paraninfb
96 Parte II E le c ció n y d e m a n d a

FIG U RA 4.1 La restricción presupuestaria individual para dos bienes

Aquellas combinaciones de X t Y que se puede permitir el individuo vienen reflejadas por el triángulo sombreado. Si, como
solemos suponer, el individuo prefiere tener más que menos de todos los bienes, el limite externo de este triángulo es la res­
tricción relevante donde se gastan todos los fondos disponibles, o bien en X o bien en Y. La pendiente de esta restricción
recta viene dada por - Px ¡Py .

C o n d ic io n e s de primer orden para un m áxim o

Esta restricción presupuestaria puede incluirse en el mapa de curvas de indiferencia para mostrar el proce­
so de maximización de la utilidad. La Figura 4.2 ilustra este procedimiento. El individuo sería irracional
si eligiera un punto como el A: puede obtener un nivel de utilidad superior con gastar un poco más de la
parte de la renta que no gasta. El supuesto de que nunca se sacia implica que la persona debe gastar toda
la renta para obtener la máxima utilidad de la misma. Análogamente, si reasigna el consumo, el individuo
puede estar mejor que en el punto B. El punto D no se puede tener en cuenta porque la renta no es sufi­
ciente para adquirir D . Es evidente que la posición en que la utilidad es máxima se encuentra en el punto
C, donde se elige la combinación X*. Y*. Éste es el único punto sobre la curva de indiferencia U2 que se
puede adquirir con I dólares; no se puede adquirir ningún nivel de utilidad mayor. C es el punto de tan­
gencia entre la restricción presupuestaria y la curva de indiferencia. Por ello, en el punto C,
_p
la pendiente de la recta presupuestaria = — — ~ pendiente de la curva de indiferencia =
Py
(4.2)
_dY_
d X i/ - constante

= RM S (de X por Y ). (4.3)


Py <ÍX V= c o a su m e

®ITES-Porarímfb
Capítulo 4 M a x im iz a c ió n d e la utilidad y e le cció n 97

F IG U R A 4 .2 Una demostración gráfica de la maximización de la utilidad

El punco C representa el mayor nivel de utilidad que puede alcanzar el individuo, dada la restricción presupuestaria. La com­
binación X*. y* es, por tanto, la forma racional de asignar el poder adquisitivo del individuo. Sólo se cumplirán las dos con­
diciones para esta combinación de bienes: se gastarán todos los fondos disponibles: y la relación de intercambio psíquica del
individuo (la RMS) será igual a la tasa a la que se pueden intercambiar los dos bienes en el mercado (PX/PY).

C a n tid a d
de Y

Nuestro resultado intuitivo queda así demostrado: para alcanzar la máxima utilidad es necesario gastar
toda la renta y que la RM S sea igual al cociente de los precios de los bienes. Es evidente, mirando el grá­
fico, que si no se cumplen estas condiciones, el individuo puede mejorar reasignando su gasto.

C o n d ic io n e s de se g u n d o orden para el m áxim o

La regla de la tangente es sólo una condición necesaria para el máximo. Para ver que no es una condición
suficiente, analice el mapa de curvas de indiferencia mostrado en la Figura 4.3. Aquí, el punto de tangen­
cia ( O es inferior a un punto de no tangencia (B ). De hecho, el verdadero máximo es otro punto de tan­
gencia (A). El hecho de que la condición de tangencia ofrezca un máximo ambiguo puede atribuirse a la
forma de las curvas de indiferencia de la Figura 4.3. Si las curvas de indiferencia tienen la forma de las
curvas de la Figura 4.2, no surgirá este problema. Pero ya hemos demostrado que las curvas de indiferen­
cia con forma "norm al” se deben al supuesto de una RMS decreciente. Por tanto, si se supone que la RMS
es decreciente, la condición de tangencia es una condición necesaria y suficiente para obtener el máximo2.
Sin este supuesto habrá que tener cuidado cuando se aplica la regla de la tangente.

2 En térm inos m atem áticos, dado que el supuesto d e una RM S decreciente equivale a suponer la cuasi concavidad, las condiciones necesa­
rias p ara obtener un m áxim o sujeto a una restricción lineal tam bién son suficientes, com o se dem ostró e n e l Capítulo 2.

®ITESfaraninfb
98 Pane II E le c ció n y d e m a n d a

F IG U R A 4.3 Ejemplo de un mapa de curvas de indiferencia para el que la condición de tangencia no


garantiza un máximo

Si las curvas de indiferencia no cumplen el supuesto de una RMS decreciente, no iodos los puntos de tangencia (punios en
los que la RMS = Py/Pr) pueden ser realmente puntos de utilidad máxima. En este ejemplo, el pumo de tangencia Ces infe­
rior a otros muchos puntos que también se pueden comprar con los fondos disponibles. Para que las condiciones necesarias
para obtener un máximo (es decir, las condiciones de tangencia) también sean suficientes, se suele suponer que la RMS es
decreciente; es decir, que la función de utilidad es estrictamente cuasi cóncava.

S o lu c io n e s de esquina

El problema de maximización de la utilidad representado en la Figura 4.2 proporcionaba un máximo “ inte­


rio r” en el que se consumían cantidades positivas de ambos bienes. En algunas situaciones, las preferen­
cias de los individuos pueden ser de tal manera que alcanzan la utilidad máxima eligiendo consum ir una
cantidad nula de uno de ios bienes. Si a una persona no le gustan las hamburguesas, no hay ninguna razón
para asignar fondos a su consumo. Esta posibilidad queda reflejada en la Figura 4.4. En este gráfico, la
utilidad se maximiza en el punto E, en que X = X * e Y = 0. Cualquier punto sobre la restricción presu­
puestaria en que se consuman cantidades positivas de Y ofrece una utilidad menor a la del punto E . Observe
que en £ la restricción presupuestaria no es precisamente tangente a la curva de indiferencia U2. Por el
contrario, en el punto óptimo, la restricción presupuestaria es más plana que ¡J2, lo que indica que la tasa
a la que se puede intercambiar X por Y en el mercado es menor que la relación de intercambio psíquica del
individuo (la RMS). A los precios existentes en el mercado el individuo esté más que dispuesto a renunciar
a Y para obtener más X . Sin em bargo, puesto que en este problema es imposible consumir cantidades nega­
tivas de Y, el límite físico de este proceso es el eje de abscisas, a lo largo del cual las compras de Y son
nulas. Por tanto, como deja patente este análisis, es necesario enmendar las condiciones de prim er orden
para obtener la utilidad máxima de forma que se permitan las soluciones de esquina del tipo mostrado en
la Figura 4.4. En nuestro análisis del caso general con n bienes demostraremos cómo se puede hacer.

© ÍT £ S -ftif< jn m (b
Capitulo 4 M a x im iz a c ió n de la utilidad y ele cción 99

F IG U R A 4 . 4 Solución de esquina para la maximización de la utilidad

C o n la s p r e fe re n c ia s re p re s e n ta d a s p o r e s te c o n ju n to d e c u r v a s d e in d ife re n c ia , !a m a x im iz a c ió n d e la u tilid a d s e p r o d u c e e n
e l p u n to E , d o n d e s e c o n s u m e u n a c a n tid a d n u la d e l b i e n Y. L a s c o n d ic io n e s d e p r i m e r o r d e n p a r a o b te n e r u n m á x im o d eb e n
m o d ific a rs e d e a lg u n a m a n e r a p a r a p e r m itir e s ta p o s ib ilid a d .

El c a so c o n n bienes

Los resultados obtenidos gráficamente para el caso de dos bienes pueden aplicarse directamente ai caso de
n bienes. De nuevo, se puede dem ostrar que para obtener una solución interna de utilidad máxima, la RM S
entre dos bienes cualesquiera debe ser igual al cociente de los precios de estos bienes. Sin embargo, para
estudiar este caso más general, es m ejor utilizar las matemáticas.

C o n d ic io n e s de primer orden

C on n bienes, el objetivo del individuo consiste en maxiiruzar la utilidad de estos n bienes;

utilidad = U ( X 1, X 1, . . . , X „ ) , (4-4)

sujeta a la restricción presupuestaria3:

I = PlXl +P2X 2 + - + P,¡X ri (4.5)

I - P lX l - P 2X2 - - - P „ X n =Q. (4.6)

^ D e nuevo, la restricción presupuestaria se ha escrito aquí com o una igualdad porque, dado el supuesto de que nunca se alcanza la sacie­
dad, es evidente que el individuo gastará toda su renta disponible.

® ITE S -P ararím fb
100 Parte II E le c ció n y d em a n d a

Aplicando las técnicas desarrolladas en el Capítulo 2 para maximizar una función sujeta a una restric­
ción, escribimos la expresión del lagrangiano

^ = U(Xl , X 2 X n) + U I - P ^ - P 2X 2 P„X„). (4.7)

Haciendo que las derivadas parciales de $£ (respecto a X l, X 2, . . . , X „ y X) sean iguales a cero se obtie­
nen n + 1 ecuaciones que representan las condiciones necesarias para alcanzar un máximo interno:

dX¡ dXl

— = — -XP2 =0
dX2 dX2 2

i (4-8)
da dU
--XP =0
SX„ dXn

^ = I - P lX l - P 3X 2 ~ — PHX, ,= 0.

Estas n + 1 ecuaciones pueden resolverse normalmente para calcular las X ,, X 2, . . . , X n óptimas y X


(véase el Ejemplo 4.1 para convencerse de que es posible esta solución).

Las Ecuaciones 4.8 son necesarias, pero no suficientes, para alcanzar u n máximo. Las condiciones de
segundo orden que garantizan el máximo son relativamente complejas y deben escribirse en términos matri-
ciales (véase el Apéndice al Capítulo 2). Sin embargo, el supuesto de cuasi concavidad estricta (una RMS
decreciente para el caso de dos bienes) es suficiente para garantizar que cualquier punto que cumpla las
Ecuaciones 4.8 es, de hecho, un auténtico máximo.

Im plicaciones de las co n d icion e s de primer orden

Las condiciones de prim er orden representadas por las Ecuaciones 4.8 pueden volverse a escribir de diver­
sas formas interesantes. Por ejemplo, para dos bienes cualesquiera, X, y X¡, tenemos

dU/dX, P
eujdXj ~T¡' (4'9)
Pero en el Capítulo 3 demostramos que el cociente de las utilidades marginales de dos bienes es igual
a la relación marginal de sustitución entre ambos. Por tanto, las condiciones para una asignación óptima de
la renta pasan a ser

RMS( X, por X j ) = -^-- (4.10)

Este es exactamente el resultado obtenido anteriormente en este capítulo; para m aximizar la utilidad, el
individuo debe igualar su relación de intercambio psíquica a la relación de intercambio del mercado.

Interpretación del m ultiplicador lagrangiano

Otro resultado que se puede obtener de la resolución de las Ecuaciones 4.8 para X es:

©ITES-Paraninfo
Capítulo 4 M a x im iz a c ió n de la utilidad y e le cció n 101

SU ldX, dU/ dX2 8U/8X,, (4n)


Pi Pi

x = UMgí¡ _ U M g Xi _ _ U M g X]

3 Pi P„
Esta ecuación afirma que, en el punto de maximización de la utilidad, cada bien adquirido debe ofre­
cer la misma utilidad marginal por dólar gastado en ese bien. Por tanto, cada bien debe tener el mismo
cociente de beneficio (marginal) respecto al coste (marginal). Si no se cumpliera esta condición, un bien
podría ofrecer un “m ayor disfrute marginal por dólar” que otro bien, y los fondos no estarían asignados
de forma óptima.

Aunque se advierte al lector otra vez que no debe hablar con mucha confianza sobre la utilidad margi­
nal, lo que dice la Ecuación 4.11 es que un dólar adicional debería ofrecer la misma “utilidad adicional”
independientemente de en qué bien se gaste. El valor común de esta utilidad adicional viene dado por el
multiplicador lagrangiano de la restricción presupuestaria del consumidor (es decir, por X). Por tanto, se
puede considerar X como la utilidad marginal de un dólar adicional de gasto en consumo (la utilidad m ar­
ginal de la “renta”).

Una últim a manera de escribir las condiciones necesarias para obtener un máximo es

s * 30W 4 (4-12)
para cada bien i que se compra. Esta ecuación afirma que, para cada bien que compra el individuo, el pre­
cio de ese bien representa su evaluación de la utilidad de la última unidad consumida. El precio represen­
ta, evidentemente, cuánto está dispuesto a pagar el individuo por esa últim a unidad. En el Capítulo 5 (y en
otras partes) utilizaremos este resultado cuando analicemos ei valor de un bien para un consumidor, y el
“excedente del consumidor" recibido por algunos compradores cuando son capaces de com prar un bien por
menos que la cantidad máxima que estarían dispuestos a pagar.

So lu c io n e s de esquina

Las condiciones de prim er orden de las Ecuaciones 4.8 se cumplen exactamente sólo cuando tenemos máxi­
mos internos en los que se consume una cantidad positiva de cada bien. Cuando surgen soluciones de esqui­
na (como las mostradas en la Figura 4.4), las condiciones deben modificarse ligeramente4. En este caso,
las Ecuaciones 4.8 pasan a ser

^ = - - X P i < O (i = 1... ít), (4.13)


SX¡ dX,

y , si

^ = — - X ¿ > < O, (4.14)


dx, 8X,

* Form alm ente, esias condiciones se conocen com o condiciones “ K uhn-Tucker” e n la program ación no lineal. P ara una explicación más
detallada, véase A .K . D ix it, Optimization in E conom ic Theory, 2 a ed. (Nueva York: O xford U niversity P ress, 1990).

Onfversfdad Católica de Colombia ^ ^


B IB L IO T E C A
102 P ane II E le c c ió n y d e m a n d a

entonces
X ,=0. (4.15)

Para interpretar estas condiciones, podemos volver a escribir la Ecuación 4.14 como

dX¡ UMgx¡ (4.16)
‘ >~ T ~ \
Por tanto, las condiciones para el óptimo son las mismas que antes, excepto que cualquier bien cuyo
precio (P¡) sea m ayor que su valor marginal para el consumidor (UMgXi ¡X) no será adquirido (Xl = 0).
Así pues, los resultados matemáticos confirman la idea, de sentido común, de que los individuos no com­
prarán aquellos bienes que consideran que no valen su precio. Aunque las soluciones de esquina no cons­
tituyen uno de los puntos esenciales delanálisis de este libro, el lector debería recordar laposibilidad de
que surjan este tipo de soluciones y la interpretación económica que se da de las condiciones de optimali-
dad en estos casos.

E J E M P L O 4.1
Funciones de demanda Cobb-Douglas_____________________________________________________________
Como demostramos en el Capítulo 3, la función de utilidad Cobb-Douglas viene dada por la expresión
U{X, Y) = X aYe>, (4.17)

donde, por conveniencia5, suponemos que a + (3 = l. Ahora podemos resolver la ecuación para calcular los valores
de X e Y que maximizan la utilidad para cualesquiera precios (Px . Py) y renta (7). Escribiendo la expresión lagran-
giana
g_ = XuYv +X ( I - P xX - P rY ) (4.18)

se obtienen las condiciones de primer orden

^ - = aX a-lY!¡- X P x =0
dX

— = p x 0y|M - \P Y = o (4.19)
sy r

^ - = I - P xX - P y Y = 0.
a * Y
Efectuando el cociente de los dos primeros términos se obtiene
nY_PL (4.20)
PX Py

PrY = ^ - P xX = — PxX. (4.21)


a a
donde se obtiene la ecuación final porque a + f) = 1. La sustitución de la condición de primer orden en la Ecuación
4.21 en la restricción presupuesiaria ofrece

5 O bserve que los expooenies de la función d e utilidad Cobb-D ouglas pueden norm alizarse siem pre para sum en uno porque es una
transform ación monótona.

© n£ S-P aranm fo
Capítulo 4 M a x im iz a c ió n de la utilidad y ele cción 103

/ = PxX + PyY = Px X + — Px X = PxX í l + — 1 = - PxX; (4-22)


a \ a J a
y resolviendo para X se obtiene
.* cü
X*=— ; (4.23)
P*
Un conjunto de operaciones análogas permite obtener

r*=H . (4.24)
Py
Estos resultados demuestran que un individuo cuya función de utilidad venga dada por la Ecuación 4.17 siempre
elegirá asignar un porcentaje a de su renta para la adquisición del bien X (es decir. PxX ¡¡ = a ) y un porcentaje p
para comprar el bien Y (PyY ¡1 = p). Aunque esta característica de la función Cobb-Douglas suele hacer muy fácil la
resolución de problemas sencillos, también sugiere que la función está limitada a la hora de explicar el comportamien­
to del consumo real. Puesto que la proporción de renta dedicada a determinados bienes suele cambiar significativa­
mente en respuesta a variaciones de las condiciones económicas, una forma funcional más general puede ofrecer pers­
pectivas que no ofrece la función Cobb-Douglas. Ilustramos unas pocas posibilidades en el Ejemplo 4.2.

Ejemplo numérico, ^in embargo, primero nos vamos a fijar en un ejemplo numérico para el caso de una función
Cobb-Douglas. Suponga que X se vende por 0,25$ y que Y se vende por 1,0$, y que la renta total asciende a 2$.
Sucintamente pues, suponga que Px = 0,25, Pf = 1, / = 2. Suponga también que a = p = 0,5, de forma que el indi­
viduo reparte su renta a partes iguales entre estos dos bienes. Ahora, las ecuaciones de demanda 4.23 y 4.24 impli­
can
X* =aI /Px =0,5!/Px = 0,5(2)/0.25 = 4
(4.25)
Y* = p!¡Pr = 0,51/Py = 0,5(2)/l = 1

y, para estos valores óptimos,


utilidad = X°*Y°'S = (4)a í(l)0J = 2. (4.26)

Observe también que podemos calcular el valor del multiplicador lagrangiano asociado a esta asignación de la renta
utilizando la Ecuación 4.19:

\ = a X a-lYt'/Px = 0,5(4)-°'5(l)0-5/0.25 = 1. (4.27)

Este valor implica que pequeDas variaciones de la renta provocan cambios aproximadamente iguales de la utilidad.
Por ejemplo, si la renta aumentara hasta / = 2 . 1 (manteniéndose constantes Px y Pr ). las Ecuaciones 4.23 y 4.24 pre­
dicen que X * = 4,2, Y* = 1,05, y el nuevo nivel de utilidad sería
utilidad = (4,2)U'5(I,05)U'5 = 2,10, (4.28)

lo que era predecible debido al hecho de que X = 1.

P R EG U N T A : ¿Afectará un cambio de PY a la cantidad demandada de X en la Ecuación 4.23? Explique su


respuesta matemáticamente. Desarrolle también una explicación intuitiva a partir del concepto de que la
proporción de la renta dedicada al bien Y es una constante dada por el parám etro p de la función de
utilidad.

® iT E S -P a m r n n fo
104 Pane I I E le c ció n y d em a n d a

E J E M P L O 4 .2

Dem anda con E S C

Para ilustrar los casos en los que las proporciones presupuestarias responden a las circunstancias económicas, vamos
a tomar dos ejemplos concretos de la función de ESC. Primero, suponga que S = 0,5 en la función de ESC. Entonces,
la utilidad viene dada por

U(.X,Y) = X <¡-5 + Y q->. (4.29)


Escribiendo la expresión lagrangiana
Sf = X v's + Y0'5 + \ { l - P xX - PyY) (4.30)

se obtienen las siguientes condiciones de primer orden para el máximo:


8$£/dX = 0,5X ^ - k P x = 0
dm/dY = 0,5Y -°'5 - X P r = 0 (4.31)
d-ü/8X = I - P xX - P rY = 0.
La división de las dos primeras muestra que
(.Y l X f s = Px /Py. (4.32)

Al sustituir esta expresión en la restricción presupuestaria, y utilizando ciertas manipulaciones algebraicas, resul­
ta bastante fácil derivar las funciones de demanda asociadas a esta función de utilidad:
X* =¡/Px [l + (Px /Pr )] (4.33)

Y* = !/Pr [\ + (Py/Px ) l (4.34)

R esp u e sta a los precios. Observe en estas funciones de demanda que la proporción de la renta que se gasta, por
ejemplo, en^1 bien X, es decir, PxX / I = 1/[1 + (A*¡P, )]. no es constante, sino que depende dei cociente de los pre­
cios Px ¡Py . Cuanto mayor sea el precio relativo de X, menor será la proporción de la renta que se gasta en ese bien.
En otras palabras, la demanda de X responde tanto a su propio precio que un incremento del precio reduce el gasto
total en X. El que la demanda de X sea muy sensible a su precio también se puede ilustrar comparando el exponente
de Px en la función de demanda dada por la Ecuación 4.33 (-2) con la de la Ecuación 4.23 (-1). En el Capítulo 7
analizaremos esta observación con más detalle cuando veamos detenidamente el concepto de la elasticidad.

Una función de E S C con m en os sustituibilidad. Alternativamente, podemos fijamos en una función de deman­
da con menos sustituibilidad6 que la Cobb-Douglas. Si 5 = -1. la función de utilidad viene dada por
U ( X , Y ) = - X - ' - Y ’', (4.35)

y resulta fácil demostrar que las condiciones de primer orden para ei máximo exigen que
Y/X = (Px / P y f \ (4.36)

De nuevo, la sustitución de esta condición en la restricción presupuestaria, junto con ciertas operaciones algebrai­
cas. permite obtener las funciones de demanda

6 U na form a de m edir la susütuibilidad es m ediante la elasticidad d e sustitución, que para la función con E SC viene dada p o r o = 1 / 0 - 8 ) .
Aquí 5 = 0 ,5 im plica que a = 2; 8 = 0 (la Cobb-Douglas) im plica que o = 1; y 8 = - l implica que cr = 0 ,5 . Véase tam bién el análi­
sis d e las funciones con ESC con relación a la teoría de la producción en el Capitulo I I .

©ITES-Poroninfo
Capítulo 4 Maximización de la utilidad y elección 105

X* = I/Px [1 + (/y //Jx)°'S]


(4.37)
y* = ///»y (i+ (p x/p ,)0-3].

El hecho de que estas funciones de demanda son menos sensibles al precio se puede ver de dos formas. Primero,
ahora la proporción de la renta que se gasta en el bienX, PxX I = l/[l + (fy/Px )0'5], responde positivamente a incre­
mentos de Px . A medida que aumenta el precio de X, este individuo reduce sólo modestamente el consumo del bien
X, por lo que el gasto total en ese bien aumenta. El hecho de que las funciones de demanda de las Ecuaciones 4.37
son menos sensibles al precio que la Cobb-Douglas también queda ilustrado por los exponentes relativamente peque­
ños del propio precio de cada bien (-0,5) en las Ecuaciones 4.37. Por lo general, pues, la función con ESC nos per­
mite ilustrar una amplia variedad de relaciones posibles entre los dos bienes7.

P R EG U N T A : ¿Afectan las variaciones de la renta a las proporciones de gasto en cualquiera de las funcio­
nes con ESC analizadas aquí? ¿Cómo se relaciona el comportamiento de las proporciones de gasto con la
naturaleza homotética de esta función?

Fu nción de utilidad indirecta


Los Ejemplos 4.1 y 4.2 ilustran el principio de que, a menudo, es posible manipular las condiciones de pri­
m er orden de un problem a de maximización de la utilidad con restricciones para calcular los valores ópti­
m os de X j , X 2, . . . , X n. Estos valores óptimos, por lo general, dependerán de los precios de todos los
bienes y de la renta del individuo. Es decir,

/ X ? = X 2(P„P2, . . . , P B, I )
(4 .38)

X ?«X „tf,P 2 />./).

En capítulos posteriores analizaremos con más detalle este conjunto de funciones de demanda, que
muestran la dependencia de la cantidad de cada X : demandada de , P2, . . . , Pn y d e l . Aquí utilizamos los
valores óptimos de las X de la Ecuación 4.28 para sustituirlas en la función de utilidad inicial para obtener

utilidad máxima = U ( X * , X * , ..., X *) =

X*(Pi ,P 1,...,P(1, /).... (4 -39 )

Pn, I ) ] =

= V ( P l t P2, . . . . P H, I ) .

En palabras, dado el deseo del individuo de maximizar su utilidad, dada una restricción presupuestaria,
d nivel de utilidad óptimo alcanzable dependerá indirectamente de los precios de los bienes que se com-

' relaciones de la función con E SC se analizarán con m ás detalle en el Problem a 4 .9 y en la A m pliación A4.3.

©ÍTESAirenm/b
106 Pane II E le c ció n y d e m a n d a

pran y de la renta del individuo. Esta dependencia queda reflejada en la función de utilidad indirecta V. Si
cualquiera de los precios o la renta cambiaran, el nivel de utilidad que se puede alcanzar también se vería
afectado. Algunas veces, tanto en la teoría del consumidor como en otros muchos contextos, es posible uti­
lizar este planteamiento indirecto para analizar cómo afectan los cambios de las circunstancias económicas
a distintos tipos de resultados, como la utilidad o (más adelante en este libro) los costes de la empresa.

E J E M P L O 4.3

Utilidad indirecta en la función C ob b D o u g la s

En la ilustración numérica del Ejemplo 4.1 concluimos (Ecuaciones 4.25)


l
X*=-
(4.40)
y* =-
2Py

Sustituyendo éstas en la función de utilidad se obtiene


utilidad máxima = U(X*. F*) = (X *)05(y *’)05 =
(4.41)

2 Px j 2Pyj

(4.42)
2

Con / = 2, Px = 0,25 y PY = 1, la Ecuación 4,42 muestra que la utilidad máxima se puede calcular indirecta­
mente coirto /

utilidad máxima =• = 2, (4.43)


2(0,25)° 5(1)05
que es el mismo valor que hemos obtenido a partir de la función de utilidad directa. En términos más generales, obser­
ve en la Ecuación 4.42 que un incremento de la renta eleva (indirectamente) la utilidad, mientras que un incremento
de cualquiera de los precios hace que la utilidad disminuya. Al definir la utilidad como una función de “factores exter­
nos”, como los precios y la renta, es posible estudiar explícitamente ios efectos de estas fuerzas sobre el bienestar.

Principio de las gran d e s cantidades. El concepto de la utilidad indirecta es muy útil para estudiar el impacto de
los impuestos sobre la utilidad de un individuo. Por ejemplo, se puede ilustrar directamente el principio de “grandes
cantidades” según el cual los impuestos generales sobre la renca reducen la utilidad en menor medida que el impues­
to sobre un único bien que permite al gobierno recaudar la misma cantidad. En este caso concreto, suponga que el_
gobierno adoptara un impuesto sobre la renta de 0,5$. La Ecuación 4.43 muestra que esto reduciría la utilidad indi­
recta del individuo de 2 a 1,5$. Un impuesto sobre el bien X de 0,25$ permitiría obtener ios mismos ingresos impo­
sitivos, porque la Ecuación 4.25 muestra que, cuando Px aumenta de 0,25$ a 0,5$, las compras de X disminuyen a
2. Por tanto, la recaudación impositiva es de 0,5$. Con este impuesto sobre las ventas, la utilidad indirecta del indi­
viduo es ahora
/ 2
utilidad máxima = —= 1 41 (4.44)
2Px'3Py'5 2(0,50)°'s(l)0'5 ' ’
que es menor que la utilidad con el impuesto sobre la renta. La razón es que un impuesto sobre las ventas afecta a las
elecciones de los individuos de dos formas, al reducir el poder adquisitivo y al alterar los precios relativos. El impues­
to sobre la renta sólo tiene el primer efecto y, por tanto, es menos pernicioso. En los Problemas 4.7 y 4.8 se analiza­
rán otras cuestiones relacionadas con el principio de las grandes cantidades.

©ITES-Paraninfo
Capítulo 4 M a x im iz a c ió n de la utilidad y ele cción 107

PREGUNTA: La función de utilidad indirecta en la Ecuación 4.42 muestra que la duplicación de la renta
y de todos los precios no afecta a la utilidad. Explique por qué se trata de una propiedad general de todas
las funciones de utilidad indirectas.

M inim ización del g a sto


En el Capítulo 2 señalábamos que muchos problemas de maximización con restricciones tienen u n proble­
ma “dual” asociado de minimización con restricciones. Para el caso de la maximización de la utilidad, el
problema dual asociado de minimización trata de asignar la renta de tal forma que se alcance un determi­
nado nivel de utilidad con el gasto mínimo. Este problema es, evidentemente, análogo al problema prim a­
rio de maximización de la utilidad, pero los objetivos y las restricciones se revierten. La Figura 4 .5 ilus­
tra este problem a dual de minimización del gasto. En este problem a, el individuo debe alcanzar el nivel de
utilidad (J2, que ahora constituye la restricción del problema. En el gráfico se muestran tres cantidades
posibles de gasto (£ ,, E 1 y E3) como tres rectas de “restricción presupuestaria” . El nivel de gasto
es, evidentemente, demasiado bajo para alcanzar t / 2, y P°r tanto no puede resolver el problema dual, Con
el nivel de gasto dado p o r e 3> el individuo puede alcanzar U2 (en cualquiera de los puntos B o C ) , pero
éste no es el nivel de gasto mínimo buscado. Por el contrario, E 2 ofrece claramente el gasto total suficien­
te para alcanzar U2 (en el punto A) y es, de hecho, la solución al problema dual. Al comparar las Figuras
4 .2 y 4.5, es evidente que tanto el planteamiento inicial de maximización de la utilidad como el plantea­
miento dual de minimización del gasto ofrecen la misma solución (X*, F*j: son simplemente formas alter­
nativas de ver el mismo proceso. A menudo, el planteamiento de la minimización del gasto es, no obstan­
te. más útil, porque los gastos son directamente observables, mientras que la utilidad no lo es.

U na form ulación m atem ática

Más formalmente, el problema dual de minimización del gasto consiste en elegir X,, X 2 X„ para mini­
mizar
gasto total = E = PlX l + P2X 2 + - + PnX n, (4.45)

sujeto a la restricción
^ utilidad = t / 2 = £/ (X ,, X 2 X„). (4.46)

La cantidad óptima de X,, X2, . ... X„ elegida en este problema dependerá de los precios de los diver­
sos bienes (P p P j, ,..,/>„) y del nivel de utilidad requerido U2. Si cualquiera de los precios cambiara, o si
el individuo tuviera un “objetivo” de utilidad distinto, la combinación óptima de bienes sería otra distinta.
Esta dependencia se puede resum ir en una función del gasto.

3
F unción del g a s to La función del gasto del individuo muestra el gasto mínimo necesario para alcan­
zar un determinado nivel de utilidad para un determinado conjunto de precios. Es decir,
gasto mínimo = E ( P l , P 2, . . . , P„, U). (4.47)

Esta definición m uestra que la función de gasto y la función de utilidad indirecta son funciones inver­
sas (compare las Ecuaciones 4.39 y 4.47). Ambas funciones dependen de los precios de mercado, pero

® l T ES-P aran in fó
108 P a n e l! E le c ció n y d em a n d a

F IG U R A 4.5 El problema dual de minimización del gasto del individuo

El dual del problema de maximización de la utilidad del individuo consiste en alcanzar un determinado nivel de utilidad (í/2)
con el gasto mínimo. Un nivel de gasto de E, no permite alcanzar U¡, mientras que £ 3 ofrece más poder adquisitivo que
el estrictamente necesario. Cou el gasto £ 2 el individuo puede alcanzar U1 consumiendo X* e Y*.

Cantidad
de Y

incluyen distintas restricciones (renta o utilidad). En el próximo capítulo veremos que esta relación
resulta muy útil al permitirnos analizar la teoría de cómo reaccionan los individuos ante variaciones de
los precios, ______

E J E M P L O 4.4

La función de gasto Cobb-Douglas_____________ _____________ ____________ ________________________


Volviendo de nuevo a la función de utilidad Cobb-Douglas, el problema dual del individuo consiste en minimizar
E = PxX + PyY (4.48)

sujeto a
utilidad = í7 = X0'5Y0-5. (4.49)
donde U es el objetivo de utilidad.
El lagrangiano de este problema es
a = PxX + PyY + X(Ü - X°-5Y°-S), (4.501
y las condiciones de primer orden para alcanzar el mínimo son

©ITES-Paraninfo
Capítulo 4 M a x im iz a c ió n d e la utilidad y ele cció n 109

^ = Px -Q ,5 \X -0■
5Y0■, = 0
cX

^ = P).-0 ,5 L X o-5y o's = 0 (4.51)


8Y

— = ü - x °-5y °-5 = o .
d\
Estas condiciones pueden, de nuevo, resolverse pasando los términos con X a la derecha y dividiendo:
p, _ 0,5xx 0 5y -°-5 _ xx
Px ~ 0,5XX“°'5F oj " 7

PxX = PrY, (4.53)

que es precisamente la misma condición de primer orden que teníamos antes (véase la Ecuación 4.21 con a = p = 0,5).
Sin embargo, ahora queremos resolver la ecuación del gasto como una función de Px , Pr y C*, es decir, queremos eli­
minar X e Y de laEcuación 4.48.Esto nosdará el tipo de función del gastoque definimos anteriormente en esta sec­
ción. Aunque el álgebra no esdifícil,es importante recordar este objetivoporque resultafácil estar contundido sobre
si se ha encontrado una solución. Sustituyendo la Ecuación 4.53 en la función de gasto se obtiene
E = PxX* + PyY* = 1PXX* (4.54)
por lo que

X*=— (4.55)
2 P*
y. análogamente,

Y *= -- (4.56)
2Py
Pero el objetivo de utilidad exige que

por lo que
OJ/ r-
cj= í - L T 7 _ L r = ^ _ (4.58)
2 Px ) [ 2 í J IP yP ™

Por tanto, tenemos la función


E = 2Ü P ^ ¡ (4.59)

™ n el gasto mínimo necesario para alcanzar U. Si, al igual que antes, U = 2, Px = 0,25 y Py = L, tenemos que
d gasto buscado es
E = 2(2) (0,25)°'s(l)0’5 = 2. (4.60)
Observe que éste era el valor inicial de la renta con el que iniciamos el problema. Sabemos que este nivel de renta
es. en efecto, justo el suficiente para alcanzar un nivel de utilidad de 2. Por supuesto, como muestra la función de
de la Ecuación 4.59, un objetivo de utilidad mayor exigiría mayores gastos. Análogamente, un incremento de
Pt o de PY también exigiría un mayor gasto para alcanzar determinado objetivo de utilidad. Sin este gasto adicionad
habría que reducir el objetivo de utilidad: el individuo estaría en peor situación. Visto de otra manera, la función de
gaq» muestra la cantidad de poder adquisitivo adicional que necesitaría esta persona para compensar un aumento del
precio del bien. En capítulos posteriores utilizaremos esta propiedad de la función.

® IT E S F < in n in f i)
110 Parte II E le c ció n y d em a n d a

P R E G U N T A : Una duplicación de Px y Pr en la Ecuación 4.59 duplicaría exactamente el gasto necesario


para alcanzar U. Técnicamente, esta función es “homogénea de grado uno" en los precios de los dos bie­
nes (véase la nota a pie de página 1 del Capítulo 3). ¿Tienen esta propiedad todas las funciones de gasto?

R e su m e n

En este capítulo hemos analizado el modelo económico básico de la maximización de la utilidad sujeta a
una restricción presupuestaria. Aunque hemos planteado este problema de diversas m aneras, todos estos
planteamientos llevan al mismo resultado básico:

• Para alcanzar un máximo con restricciones, un individuo debe gastar toda su renta disponible y debe
elegir una combinación de bienes de tal forma que la RM S entre dos bienes cualesquiera sea igual al
cociente de los precios de mercado de dichos bienes. Esta tangencia básica hará que el individuo igua­
le los cocientes de la utilidad marginal respecto al precio de mercado para cada uno de los bienes que
consume. Éste es un resultado común en la mayoría de los problemas de optimización con restriccio­
nes.

• Sin embargo, las condiciones de tangencia son únicamente condiciones de primer orden para alcanzar
un máximo con restricciones. Para garantizar que estas condiciones también son suficientes, el mapa
de curvas de indiferencia del individuo debe tener una RM S decreciente. En términos formales, la fun­
ción de utilidad debe ser estrictamente cuasi cóncava.

• Las condiciones de tangencia deben ser modificadas para permitir la existencia de soluciones de esqui­
na, en las que el nivel de consumo óptimo de algunos bienes es nulo. En este caso, el cociente de la
utilidad marginal y el precio de este tipo de bienes estará por debajo del cociente del beneficio mar-
ginal-coste marginal de los bienes que se adquieren.

• Una consecuencia del supuesto de la maximización de la utilidad con restricciones es que las eleccio­
nes óptimas del individuo dependerán implícitamente de los parámetros de su restricción presupues­
taria. Es decir, las elecciones observadas serán funciones implícitas de todos los precios y la renta.
Por tanto, la utilidad también puede ser una función indirecta de estos parámetros.

• El dual del problema de maximización de la utilidad con restricciones consiste en minimizar el gasto
necesario para alcanzar determinado objetivo de utilidad. Aunque este planteamiento dual ofrece la
misma solución óptima que el problema primal de maximización con restricciones, también ofrece
nuevas perspectivas de la teoría de la elección. Concretamente, este planteamiento genera funciones
de gasto en las que el gasto necesario para alcanzar determinado objetivo de utilidad depende de los
precios de mercado de los bienes.

P roblem as
4.1
Cada día Pablo, que tiene siete años, almuerza en el colegio. Sólo le gustan los Twinkies (T) y el Zumo de Naranja
(5), que le aportan una utilidad de

utilidad = U (T, S) = J?S.

® ITSS-Paianm fa
Capítulo 4 M a x im iz a c ió n de la utilidad y ele cción 111

a) Si los Twinkies cuestan 0,1$ cada uno y el zumo 0,25$ por taza, ¿cómo debe gastar Pablo el dólar que le da su
madre para poder maximizar su utilidad?
b) Si el colegio intenta desanimar el consumo de Twinkies elevando el precio hasta 0,4$, ¿cuánto tendrá que aumen­
tar la madre de Pablo su dinero para que mantenga el mismo nivel de utilidad que obtenía en el apartado anterior?
¿Cuántos Twinkies y tazas de zumo puede comprar ahora (suponiendo que es posible adquirir fracciones de ambos
bienes)?

4.2
a) Un joven amante de los vinos tiene 300$ para comprar vino. Hay dos que le gustan en particular: un caro Bordeaux
francés de 1987 ( ) que cuesta 20$ por botella, y un vino californiano más barato de 1993 ( Wc ) que cuesta 4$.
¿Cuántas botellas de cada tipo debe comprar si su utilidad viene dada por la siguiente función?
U(WF,Wc ) = W¿,1W¿'i .

b) Cuando acude a la bodega, el joven enólogo descubre que el precio del Bordeaux francés de 1987 ha caído hasla
10$ la botella debido a la caída del valor del franco francés. Si el precio del vino californiano permanece estable
en 4$ por botella, ¿cuántas botellas de cada vino debe comprar nuestro amigo para maximizar su utilidad en estas
nuevas condiciones?

4.3
a) Una noche de viernes, J.P. disfruta del consumo de cigarros (C) y de brandy (£) siguiendo la función

Ü(C, B) = 20C - C 2 + 18B - 3B2.

¿Cuántos cigarros y vasos de brandy debe consumir durante la noche? (A J.P. no le importa cuánto le cuesten).
b) Sin embargo, J.P. ha acudido recientemente al médico que le ha aconsejado que limite la suma de brandy y puros
consumidos a 5. ¿Cuántos vasos de brandy y cuántos puros puede consumir ahora?

4.4
a) El Sr. B. disfruta de los bienes X e Y según la función de utilidad
u ( x , y ) = V x77 y r .

Maximice la utilidad del Sr. B. si Px = 3$ y Pr = 4$, y si tiene 50$ para gastar.


Pista: ¿Puede ser más fácil maximizar U1 que U. ¿Por qué no cambiarán los resultados?
b) Dibuje la curva de indiferencia del Sr. B. y su punto de tangencia con su restricción presupuestaria. ¿Qué dice el
gráfico sobre el comportamiento del Sr. B.? ¿Ha encontrado usted un auténtico máximo?

4.5
El Sr. A obtiene utilidad de los Martinis (M) en función de la cantidad que bebe:
U(M)=M
El Sr. A es, sin embargo, algo especial respecto a los Martinis: sólo disfruta si se sirven con una proporción exacta
de dos partes de ginebra (G) y una de vermú (V). Por tanto, podemos volver a escribir la función de utilidad del Sr.
A como

U(M) = £/(G, V) = mínj^y, vj-

a) Dibuje la curva de indiferencia del Sr. A. en función de G y V para diversos niveles de utilidad. Muestre que,
independientemente de los precios de los dos ingredientes, el Sr. A nunca cambiará la forma en que se sirve el
Martini.

©ITES-Paraninfb
112 Parte 11 E le c ció n y d e m a n d a

b) Calcule las funciones de demanda de G y V.


c) Utilizando los resultados del apartado anterior, ¿cuál es la función de utilidad indirecta del Sr. A?
d) Calcule la función de gasto del Sr. A; para cada nivel de utilidad, muestre el gasto como una función de Pc y Pv .
Pista: puesto que este problema implica una función de utilidad de proporciones fijas, no puede resolverla utili­
zando el cálculo.

4 .6
a) Suponga que un adicto a la comida rápida obtiene utilidad de tres bienes: refrescos (X), hamburguesas (f) y hela­
dos (Z) siguiendo la función de utilidad Cobb-Douglas.

U(X, Y, Z) = Xo 5y0,5{l + Z)0'5.

Suponga también que los precios de estos bienes vienen dados por Px = 0,25, Py = 1 y Pz = 2 y que la renta de
este consumidor viene dada por 7 = 2 .
b) Demuestre que para Z = 0, los resultados de la maximización de la utilidad ofrecen las mismas elecciones ópti­
mas que en el Ejemplo 4.1. Demuestre también que cualquier elección que implique que Z > 0 (incluso para una
fracción de Z) reduce la utilidad respecto al óptimo anterior.
c) ¿Cómo explica el hecho de que Z = 0 sea un óptimo? (Pista: piense en el cocienteUMgt /P.).
d) ¿A cuánto tiene que ascender la renta del individuo para que adquiera Z?

4 .7
En el Ejemplo 4.3 hemos utilizado una función de utilidad indirecta específica para mostrar el principio de las gran­
des cantidades según el cual el impuesto sobre la renta reduce menos la utilidad que un impuesto sobre las ventas que
aporta los mismos ingresos fiscales. Aquí, se le pide que:
a) Demuestre este resultado gráficamente para el caso de dos bienes mostrando las restricciones presupuestarias que
deben prevalecer con cada impuesto. (Pista: dibuje primero el caso del impuesto sobre las ventas. Después demues­
tre que la restricción presupuestaria para un impuesto sobre la renta que recaude los mismos ingresos debe pasar
por el punto elegido con el impuesto sobre las ventas, pero ofrece mejores opciones al individuo.)
b) Demuestre que si un individuo consume los dos bienes en proporciones fijas, el principio de las grandes cantida­
des no se cumple porque ambos impuestos reducen la utilidad en la misma cuantía.
c) Analice si el principio de las grandes cantidades se cumple también para el caso de muchosbienes.

4 .8
El principio de las grandes cantidades analizado en el Ejemplo 4.3 se puede aplicar también a las transferencias, pero
en este caso puede ser más fácil la utilización de funciones de gasto.
a) Utilice la función del gasto de la Ecuación 4.59 en el Ejemplo 4.4. ¿Cuánto costaría al gobierno (en términos de
gastos adicionales para esta persona) elevar la utilidad de 2,0 a 2,5 sin cambiar los precios? Si el gobierno quisie­
ra permitir a los individuos alcanzar el mismo objetivo de utilidad subsidiando el coste de las hamburguesas, ¿a
cuánto'debe ascender este subsidio? ¿Cuánto costará el subsidio al gobierno?
b) Explique intuitivamente y con un gráfico por qué la transferencia de rentas del apartado anterior es una forma de
menor coste de elevar la utilidad que el subsidio a las hamburguesas.
c) ¿El menor coste de las transferencias es un resultado general que también vale en el caso de muchos bienes?

4 .9
La función de utilidad con ESC general viene dada por

©ÍTES-Paraninfo
Capítulo 4 M a x im iz a c ió n de la utilidad y ele cción 113

y5 yS
r / ( x , Y ) = 4 - + -L_.
6 O
a) Muestre que las condiciones de primer orden para una utilidad máxima con restricción con esta función exige que
los individuos elijan los bienes en la proporción

X ( P x^
Y [¡

b) Muestre que el resultado del apartado anterior implica que los individuos asignarán sus fondos a partes iguales
entre X e Y para el caso Cobb-Douglas (6 = 0) como hemos demostrado antes en varios problemas.
c) ¿Cómo depende el cociente Px X/PrY del valor de 8? Explique sus resultados de forma intuitiva. (Para más deta­
lles sobre esta función, véase la Ampliación A4.3).

4.10
Suponga que los individuos necesitan determinada cantidad de alimentos (X) para sobrevivir. Sea esta cantidad igual
a Xa. Una vez adquirida la cantidad Xa, los individuos obtienen utilidad de los alimentos y de otros bienes (Y) siguien­
do la fórmula

U(X, Y) = ( X - X 0)aY*
donde a + P = l.

a) Muestre que si / > PxX0 el individuo maximizará su utilidad gastando a(7 - PxX 0) + PxX0 en el bien X y
0 ( i - P xX0) en el bien Y.
b) ¿Cómo varían los cocientes PxX / ¡ y PyY / I a medida que aumenta la renta en este problema? (véase también la
Ampliación A4.2).

Lectu ra s re co m e n d a d a s
Barten, A,P. y Volker Bfihm. “Consumer Theory." En K.J. Arrow y M.D. Intriligator, eds.. Handbook of Mathematical
Economías. Vol. II. Amsterdam: North-Holland, 1982.
Sections 10 and 77 have compact summaries o f many of the concepts covered in this chapter.
Deaion, A. y J. Muelbauer. Economics and ConsumerBehavior. Cambridge: Cambridge University Press, 1980.
Seclion 2.5 provides a nice geometric treatment ofduality concepts.
Dixit, A.K. Optimization in Economic Theory. Oxford: Oxford University Press, 1990.
Chapter 2 provides several Lagrangian analyses focusing on the Cobb-Douglas utilityfunction.
Hicks, J.R. Valué and Capital. Oxford: Clarendon Press, 1946.
Chapter II and the Mathematical Appendix provide some early suggestions oftheimportance ofthe expenditurefunction.
Mas-Colell, A., M.D. Whinston y J.R. Green. Microeconomic Theory. Oxford: Oxford University Press, 1995.
Chapter 3 contains a thorough anatysis ofutility and expenditure fiinctions.
Samuelson, Paul A. Foundations of Economic Anatysis. Cambridge: Harvard University Press, 1947.
Chapter V and Appendix A provide a succinct analysis ofthe first-order conditions for a utility máximum. The appendix
provides good coverage o f second-order conditions.
SSberberg, E. The Struciure o f Economics: A Mathematical Analysis. 2nd ed. New York: McGraw-Hill, 1990.
A useful. though fairty difficult, treatment ofduality in consumer theory.
Tbeil, H. Theory and Measurement pf Consumer Demand. Amsterdam: North-Holland, 1975.
Good summary ofbasic theory o f demand together with implications for empirical estimation.
Varían, H.R. Microeconomic Analysis. 3rd ed. New York: W. W. Norton, 1992.
Sections 7.3-7.4 summarize the relationships between utility fimetions and expenditure functions.

© ÍT E S -P a r v n m fo
114 Parle II E le c ció n y d em a n d a

A M P L IA C IO N E S

Funciones de utilidad y participaciones presupuestarias

Puesto que se dispone de datos reales sobre fe laridad en el estudio de la producción (véase el Capítulo
nes presupuestarias a partir dejos estudias sobre los patro­ 1ll, limita ai capacidad para estudiar el consumo. Las pro­
nes de consumo de los individúes, sé pueden utilizar para porciones presupuestarias en el consumo no parecen ser
arrojar alguna luz sobre las preferencias .subyacentes. Aquí constantes cuando cambian las circunstancias económicas.
nos vamos a fijar en tres fanciones de utilidad específicas y
a demostrar que se han utilizado para estudiar las propor­ A lim entos
ciones presupuestarias A ío largo de mies»© análisis, sólo
tendremos en cuenta el caso dé dos bienes (X e Y), aunque Desde los estudios pioneros de Erast Engel a mediados de!
la mayoría de los resultados se pueden generalizar al caso siglo XIX, los economistas han estado interesados en la
de muchos bienes. Siguiendo nuestra notación habitual, la proporción de la renta que dedican los consumidores a com­
proporción de la rema dedicada al bien X (PxX¿¡) se prar alimentos. Hay literalmente miles de estudios que han
escribirá como sx y sT = 1 - s x. • confirmado que esto proporción se ve afectada, en efecto,
por las circunstancias. No sólo los datos sobre proporción
Antes de empezar, es necesario’ destacar Ja: relación de gasto en alimentos cumplen la Ley de Engel
entre proporciones presupuestarias y prefereiKtas homotéti- (dijf/a/ <€), sino que también ilustran otros muchos
cas. En ei Capítulo 3 demostramos que para ¡as funciones aspectos del ..comportamiento del consumo. Por ejemplo,
de utilidad homotéticas, la RMS óepeafe únicamente del Hayashi (1995) muestra que la proporción de renta dedica­
cociente Y!X, y no de los niveles absolutos de los bienes. da a los alimentos preferidos por los más mayores es signi­
Puesto que la maximización de la utilidad exige que la ficativamente mayor en las familias japonesas en que exis­
RMS = Px jPy para la funciones homotéticas, el cociente ten dos generaciones que en las familias en ¡as que hay una
de precios determinará el cociente YM- Por tonto, tos pro­ sola generación. El altruismo parece ser una característica
pias proporciones presupuestarias estarán- determinarlas significativa de las familias en Japón.
exclusivamente por los precios relativOs. Si los preció! rela­
tivos no cambian, las proporciones presupuestarias®) cam­ Los economistas especializados en desarrollo a veces
biarán, incluso cuando varíe la renta. Nuestros ejemplqsde distinguen entre la proporción de la rento dedicada a los ali­
funciones homotéticas (Cobb-Douglás y ESC} ilustran este mentos y la proporción de la renta dedicada a los nutrien­
resultado, mientras que el sistemaiineal de gasto muestra tes. En principio, la proporción de la renta dedicada a los
por qué las funciones que no son homotéticas puedenser nutrientes puede cumplir, o no, !a Ley de Engel para la
preferibles en algunas circunstancias,, gente más pobre de los países desarrollados. Si los indivi­
duos eligen cada vez más alimentos ricos en nutrientes
cuando su renta aumenta, en el margen la proporción de
A4.1 Utilidad Cobb-Douglas
nutrientes seria superior a la proporción de los alimentos en
Sí la función de utilidad tiene una forma Cobb-Douglas la renta total. Por Otra parte, si los individuos optan por ali­
mentos con escasos nutrientes cuando aumenta su renta, la
•' (I),
ablación sería la inversa. Behrman (1989) presenta pruebas
entonces el Ejemplo 4.2 demostró qúe de de que la demanda de un individuo de una creciente varie­
demanda son d ad <te alimentos a medida que aumenta la renta puede
X= interferir con la capacidad dé la mejora económica general
m de aumentar la toma de nutrientes para ios segmentos más
y=Pi : la población.
Por tanto,
sx =PXX¡1 = a ; A4.2 Sistema lineal del gasto
<m)
s, = Pyy / / = [5 i bina generalización déla función Cobb-Douglas, que incor­
y las proporciones presupuestarias' son cqnStontoS para todos pora la idea de que el individuo debe comprar ciertas can­
los precios relativos posibles. Aunque ésta característica de tidades mínimas de cada bien (X0, y¿), es la función de uti­
la función Cobb-Douglas es una délas razónesele su popu­ lidad.

® tTEÍ-Paraninfo
Capítulo 4 M a x im iz a c ió n de la utilidad y ele cció n 115

A4-.3 Utilidad con ESC


flv>
En el Capítulo 3 introdujimos la función de utilidad con
para valores de E £ Eq e y de nuevo con ESC
a +b = 1 .
U( X, Y) = — + í - (vüt)
Se pueden derivar funciones de demanda de esta fun­ 0 0
ción de utilidad de manera análoga al caso Cobb-Douglas
para S < 1, 6 * 0. La principal aplicación de esta función
introduciendo el concepto de renta supernumeraria (/*}, que
consiste en mostrar las distintas posibilidades de sustitución
representa la cantidad de poder adquisitivo remanente tras
(tal y como quedan reflejadas por el parámetro 8). Las pro­
comprar la combinación mínima
porciones presupuestarias Implícitas en esta funciÓD de uti­
r ‘i-p^-p^. (v> lidad ofrecen una serie de ideas. La manipulación de las
condiciones de primer orden para maximizar la utilidad enn
Utilizando esta notación, las funciones de demanda son restricciones, con una función con ESC, permite obtener las
pues ecuaciones de proporciones
X = {PxX D+al*j¡Plc Sí = l/[I + (Pr /PA)s J
, (vi) <«>
y -<(p, y ^ v ' ) I py .
Sy-l/ll+iPxfPy)*]

donde * = 8/ (S - l ) .
En este caso, pues, el individuo gasta una proporción
constante de la renta supernumeraria en cada bien una vez La naturaleza homotética de la función con ESC queda
adquirida la combinación mínima. La manipulación de la reflejada por el hecho de que testas expresiones de las pro­
Ecuación vi ofrece las ecuaciones de proporciones: porciones dependen únicamente del cociente de precios
Px ¡Py . El comportamiento de las proporciones en respues­
ta a las variaciones de ios precios relativos depende del
sr =V + (aPrY0 -pPxX1j) / I < valor del parámetro K. Para el caso Cobb-Douglas, 5 = 0,
por lo que Af = O y s¡¡ = sr = como hemos visto en
que muestran que este sistema de demanda no es homotéíi- varios ejemplos. Cuando 5 > 0, las posibilidades de susti­
co. El análisis de la Ecuación vii muestra el resultado, nada tución son mayores y K < 0. En este caso, la Ecuación ix
sorprendente, de que la proporción presupuestaría en un muestra que sx y Px/Py se mueven en direcciones opues­
bien está relacionada de forma positiva con la cantidad tas. Si Px/Py aumenta, el individuo sustituye KporX hasta
mínima necesaria del otro bien. Puesto que « te concepto de el punto que sx cae. Alternativamente, si 8 < 0, las posi­
compras necesarias parece concordar bien con la observa­ bilidades de sustitución son limitadas, K >0 y sx y
ción del mundo real, esffi sistema lineal del gasto (SLG). Px jPy se mueven en la misma dirección. En este caso, un
desarrollado inicialmente por Stone (1954), es muy utiliza­ incremento de Px/Py sólo provoca una sustitución peque­
do en los estudios empíricos. ña de Y por X, y sx aumenta de hecho debido al precio
relativamente mayor de X.
Compras tradicionales
Libre comercio norteamericano
Una de las aplicaciones más interesantes del SLG consiste
en analizar cómo cambia su concepto de compras necesa­ Las fundones de demanda con ESC se suelen utilizar en
rias a medida que varían las circunstancias. Por ejemplo, modelos informáticos de equilibrio general a gran escala
Oczkowski y Philip (1994) estudian cómo el acceso a los (véase el Capítulo 16) que los economistas utilizan para
modernos bienes de consumo puede afectar a la proporción evaluar el efecto de grandes cambios económicos. Puesto
de la renta que los individuos de las economías en transi­ que el modelo de ESC resalta que las proporciones respon­
ción dedican a los artículos locales tradicionales. den a variaciones de los precios relativos, resulta particu­
Demuestran que los habitantes de los pueblos de Papúa larmente adecuado para fijarse en innovaciones como las
Nueva Guinea reducen estas proporciones significativamen­ variaciones de la política impositiva o las restricciones al
te a medida que los bienes extranjeros están más disponi­ comercio internacional, donde es bastante probable que
bles. Por tanto, las mejoras, como mejores carreteras para varíen los precios relativos. Una importante área reciente
trasladar los bienes, ofrecen una de las principales ratas por de esta mvesügación ha sido el efecto del Acuerdo de Libre
las que se minan las prácticas culturales tradicionales. Comercio de Norteamérica para Canadá, México y Estados

© IT E S -P o r o n m fo
116 P a n e l! E le c ció n y d e m a n d a

Unidos. Por lo general, estos


los países implicados R . í“l s V ariety the S p ie e o f L ife? Im plications for
do, pero que ; In ta k e " . R e v ie w o f E conom ics a n d Statisiics
res porque " ¡r 1989): 666-672.
precios relativos, Consunter Theory. Londen: The M aem illan Press,
serie de modelos de:equil|bfü5;calaimt>lé<
F m n io ,“ f e ;A e J^aftése Extended Fam ily Altruistically
tas han utilizado para realizar Linked? Á TestBasedott Engel Curves." Journal o f Poütical
m sE m -6 7 4 .......
Kehoe, Puaick J.-y TaiKrthy J. Kehoe. Modeling North American
: Economic lmegration. London: KiowerAcademie Puhlishers,

y N'.E. Philip. “Household Expenditure Patterns


Consunto: Goods in a Ttansiüonal Economy”.
Devefopment (June 1994). 165-183.
1 La investigación subte e l Acuerdo' de. Linear Expenditure Systems and Dentand Analysis’’.
Norteamérica se analizará con más detalle ra la s ' ‘ ~ " 1954): 511-527.
Capítulo 16. " ;i —

© ITES-Paraninfo
EFECTOS RENTA Y SUSTITUCIÓN

En este capitulo utilizaremos el modelo de maximización de la utilidad para estudiar cómo


se ve afectada la cantidad de un bien que elige un individuo cuando cambia el precio de
dicho bien. Este análisis nos permitirá construir la curva de demanda del individuo para
ese bien. En el proceso veremos una serie de ideas sobre la naturaleza de esta respuesta a
los precios y sobre el tipo de supuestos ceteris paribus que subyacen a la mayoría de los
análisis de la demanda.
118 Pane II E le c c ió n y d e m a n d a

F u n c io n e s de dem anda
Como señalamos en el Capítulo 4, en principio será posible resolver las condiciones necesarias para maxi-
m izar la utilidad para los niveles óptimos X¡, X2, ..., X„ (y X, el multiplicador lagrangiano) como funcio­
nes de todos los precios y de ia renta. Matemáticamente, se puede expresar como n funciones de demanda
con la forma

’ P” ’ / ) (5.1)

X * = d „ < P 1, P 2, - , . P n, / )

donde ahora utilizamos la notación funcional d para la “demanda” del individuo. Una vez conocidas las
funciones d i, d 2, . .., d„ y los valores de Pl ,P2 Pn e / (y si suponemos que las preferencias no cam­
bian), podemos “predecir” cuánto va a comprar el individuo de cada bien. En secciones posteriores nos
interesará lo que ocurre con la cantidad óptima de. por ejemplo, X, cuando varía Pv También analizare­
mos lo que ocurre con X, cuando cambia la renta o (en el Capítulo 6 ) cuando cambia el precio de otro
bien. Estas cuestiones implican el estudio de las derivadas de las funciones de demanda; nos interesa com­
parar las elecciones que maximizan la utilidad en distintas circunstancias, y las funciones de demanda ofre­
cen un atajo para registrar los resultados de este análisis de estática comparativa.

H om ogeneidad

Aquí se puede dem ostrar fácilmente un “teorem a” de estática comparativa. Si se duplicaran todos los pre­
cios y la renta (en efecto, si los multiplicáramos todos por cualquier constante positiva), las cantidades
demandadas óptimas permanecerían constantes. La duplicación de todos los precios y la renta sólo altera
las unidades en que contamos, y no la cantidad “real” demandada de los bienes. Este resultado se puede
ver de distintas maneras, aunque tal vez la más fácil sea el planteamiento gráfico. Volviendo a las Figuras
4.1 y 4 .2 , es evidente que si duplicamos Px , PY e / no cambiaremos el trazado de la restricción presu­
puestaria. Por tanto, X *, Y* seguirán en la combinación elegida anteriormente. Px X + Py Y = I es la misma
restricción que 2 Px X + 2 PyY = 21. De una forma un poco más técnica, podemos escribir este resultado
diciendo que para cualquier bien X¡
X j = < ( / } , P2........... P„, I ) = d [(tPi ,tP2, . . . t tPH, ti) (5.2)

para cualquier l > 0. Las funciones que obedecen la propiedad ilustrada en la Ecuación 5.2 se conocen
como funciones homogéneas de grado cero1.Por tanto, hemos demostrado que las funciones de demanda
individuales son homogéneas de grado cero en todos los precios y la renta. La variación de todos los pre­
cios y la renta en las mismas proporciones no afectará a las cantidades físicas demandadas de los bienes.
Este resultado demuestra que las demandas de los individuos no se verán afectadas por una inflación “pura”
en la que todos los precios y la renta aumentan proporcionalmente. Seguiremos demandando la misma com-

1 E n general, una runción f { X „ X 2, . . . , X „ ) es hom ogénea de grado k si f { t X , . t X 2 = para cualquier » > 0 .


L os casos m ás frecuentes de funciones hom ogéneas son * = 0 y k = í . S i / e s hom ogénea de grado cero, la duplicación de todos sus argu­
m entos deja a / inalterada eD valor. Si / es hom ogénea de grado 1. la duplicación de todos sus argum entos duplicará el v alor de / .
T ratarem os funciones hom ogéneas de grado 1 en la parte IV.

®IT£S-Paranlnfo
Capírulo 5 E fe c to s renta y su st itu c ió n 119

binación de bienes. P or supuesto, si la inflación no es pura (es decir, si algunos precios aumentan más rápi­
damente que otros) no se cumplirá este caso.

E J E M P L O 5 .1

Homogeneidad
La homogeneidad de la demanda es un resultado directo del supuesto de maximización de la utilidad. Las funciones
de demanda derivadas de la maximización de la utilidad serán homogéneas y, análogamente, las funciones de deman­
da que no son homogéneas no pueden reflejar la maximización de la utilidad (a no ser que los precios aparezcan en la
propia función de utilidad, como puede ser el caso de los bienes que se demandan por esnobismo). Si, por ejemplo,
la utilidad de los alimentos (X) y la vivienda (10 para un individuo viene dada por
utilidad = U(X, Y ) ^ X ^ Y a- \ (5.3)

la derivación de las funciones de demanda resulta fácil (siguiendo el procedimiento aplicado en el Ejemplo 4.1)

(5.4)
y 0,7/
Py
Estas funciones muestran, evidentemente, homogeneidad: una duplicación de todos los precios y la renta no alte­
raría X* e Y*.
Si las preferencias de los individuos para X e Y fueran reflejadas, por el contrario, por la función con ESC:
í / ( X , n = X 05 + r 0S, (5.5)

danostramos en el Ejemplo 4.2 que las funciones de demanda vienen dadas por:

x*=r 1 ^ 7
1+ PX/Py I PX
x VJ X (5.6)
Y’ = í -
[ l + P,\ / P x ) Py
Al igual que antes, estas dos funciones de demanda son homogéneas de grado cero: una duplicación de Px , PY
e l no afectaría a X* e y*.

PREG U N TA : ¿Garantizan las funciones de demanda obtenidas en este ejemplo que el gasto total en X e Y
agotará la renta del individuo para cualquier combinación de Px , Py e /? ¿Puede demostrar que es así?

V a ria c io n e s de la renta
A medida que aumenta el poder adquisitivo de un individuo, es natural esperar que la cantidad adquirida
de cada bien también aumentará. Esta situación se representa en la Figura 5.1. A medida que aumenta el
gsxm de /, a I 2 y a / 3, la cantidad demandada de X aumenta de X, a X2 y a X 3. Además, la cantidad
de Y aumenta de Y, a Y2 a Y}. Observe que las rectas presupuestarias / , , ¡2 e / 3 son todas paralelas, lo
que refleja el hecho de que sólo cambia la renta, y no los precios relativos de X e Y. Puesto que el cocien-
* Px /P Y se mantiene constante, las condiciones de maximización de la utilidad sólo requieren que la RM S

®ITíS-Pamnrnfo
120 Parte ¡I E le c ció n y d em a n d a

se mantenga constante a medida que el individuo pasa a niveles superiores de satisfacción. Por tanto, la
RM S es la misma en el punto (X¡, K3) que en (X¡, Y{).

Efecto de un incremento de la renta en las cantidades elegidas de X e Y

A medida que aumenta la renta de a l 2 y a 1¡, las elecciones óptimas (que maximizan la utilidad) de X e Y se represen­
tan con puntos de tangencia superiores. O bserve que la restricción presupuestaria se desplaza en paralelo porque su pendien­
te (dada por - P X/P Y) no cambia.

Bienes norm ale s e inferiores

En la Figura 5.1, tanto .X como Yaumentan a medida que aumenta la renta: tanto d X /d l como 8 Y /d I son
positivas. Puede que ésta sea considerada una situación habitual, por lo que los bienes que tienen esta pro­
piedad se denominan bienes normales para el intervalo analizado de variación de la renta.

Sin embargo, para algunos bienes, la cantidad elegida puede disminuir a medida que la renta aumenta
en algunos intervalos. Algunos ejemplos de estos bienes pueden ser el güisqui barato, las patatas y la ropa
de segunda mano. U n bien Z para el que d Z /d l sea negativa se denomina un bien inferior. Este fenóme­
no se representa en la Figura 5.2. En este gráfico, el bien Z es inferior porque, para los incrementos de la
renta en el intervalo mostrado, se elige, de hecho, menos cantidad de Z. Observe que las curvas de indife­
rencia no tienen que tener una forma “extraña” para que el bien sea inferior; las curvas correspondientes
a los bienes Y y Z en la Figura 5.2 siguen cumpliendo el supuesto de una R M S decreciente. El bien Z es
inferior debido a la forma de relacionarse con los demás bienes disponibles (aquí, el bien Y), y no debido
a una peculiaridad única del bien. Por tanto, tenemos que establecer las siguientes definiciones:

® ITES-Poraninfo
Capítulo S E fe c to s renta y su stitu c ió n 121

[D E F IN IC IÓ N _ í' ' ~~ I

Bienes inferiores y normales Un bien X¡, para el que d X J d l < 0 en algún intervalo de variación
de la renta es un bien inferior en ese intervalo. Si d X j d l > 0 para algún intervalo de variación de la
renta, el bien es normal o “no inferior” en ese intervalo.

F IG U R A 5.2 Un mapa de curvas de indiferencia que refleja la inferioridad

En este g ráñ co , el bien Z e s inferior porque la cantidad adquirida disminuye, d e hecho, a medida que aumenta la renta. Y es
un bien norm al (com o debe ser si sólo hay dos bienes disponibles), y las com pras de Y aumentan a m edida que aumenta el
gasto total.

C a n t id a d
de Y

Ley de Engel

Desde el siglo XVIII, la relación entre renta y consumo de artículos específicos ha sido ampliamente estu­
diada por los economistas. Lo más frecuente es que se recopilen datos sobre el gasto de una muestra de
familias y después se clasifiquen por niveles de renta (o “clase social”) para ver si existen regularidades
importantes. Probablemente la muestra de datos a la que se hace más referencias es la utilizada por el eco­
nomista prusiano Ernst Engel en sus estudios pioneros. En la Tabla 5.1 se muestra un conjunto abreviado
de estos datos, que refleja las asignaciones presupuestarias medias de una muestra de 153 familias belgas
en 1857.

A partir de estos datos, Engel derivó la que tal vez sea la prim era generalización em pírica sobre el com­
portamiento del consumidor: la proporción del gasto total dedicada a los alimentos disminuye a medida que
«■menta la renta. En otras palabras, los alimentos son un bien de prim era necesidad cuyo consumo aúmen-
la más lentamente que ¡afrenta. Esta hipótesis ha pasado a conocerse como la “Ley de Éngel” y ha sido
contrastada por cientos de estudios. Se cumple no sólo en una determinada área geográfica, sino también

©/TES^Oronm/b
122 Parte 11 E le c ció n y d em a n d a

Porcentaje del gasto total en diversos artículos de las familias belgas en 1857

R e n ta an u a l ' \ v". ' *... <


225S-300S ' 450$-fi0fl$ TALADOS,
Alimentos 62,0% 55,0% 50,0%
Vestidos 16,0% 18.0% 18,0%
Vivienda, luz y calefacción 17,0% 17,0% 17,0%
Servicios (educación, asistencia jurídica, sanidad) 4,0% 7,5% 11,5%
O cio y divertimento 1,0% 2,5% 3.5%
Total 100.0% 100,0% 100,0%
F uente: A daptado de A. M a r sh a ll , P rincipies o f Econom ics, 8“ edición (Londres: Macmillan, 1920), p ág. 97.

en todos los países y continentes: las comparaciones entre países demuestran que, de media, los individuos
en los países menos desarrollados gastan un porcentaje mayor de su renta en alimentos que los individuos
en economías industriales. El porcentaje de renta gastado en alimentos también tiende a disminuir a lo largo
del tiempo a medida que aumenta la renta. Por ejemplo, en la América decimonónica, los individuos gas­
taban cerca del 50 por ciento de su renta en alimentos. Hoy en día, esa cifra ha caído por debajo del 20
por ciento. En efecto, la ley de Engel parece una conclusión empírica tan consistente que algunos econo­
mistas han sugerido que la proporción de renta gastada en alimentos podría constituir un útil indicador de
pobreza. Las familias que gasten, por ejemplo, más del 35 por ciento de su renta en alimentos deben con­
siderarse “pobres” , mientras que no lo serían las que gastan menos de ese porcentaje.

V a ria c io n e s del precio de un bien


E l efecto de la variación de un precio sobre la cantidad demandada de un bien es más difícil de analizar
que el efecto de una variación de la renta. Geométricamente, esto se debe a que la variación de un precio
no sólo implica cambiar los puntos de corte con los ejes de la restricción presupuestaria, sino también su
pendiente. Por consiguiente, el paso a la nueva elección maximizadora de la utilidad implica no sólo un
movimiento a otra curva de indiferencia, sino también una alteración de la RMS. Por tanto, cuando cam­
bia un precio, entran en juego dos efectos analíticamente distintos. Uno de estos efectos es el efecto susti­
tución: incluso si el individuo se quedara sobre la misma curva de indiferencia, el patrón de consumo se
asignaría de forma que se igualara la RM S ai nuevo cociente de precios. Un segundo efecto, el efecto renta,
surge porque una variación del precio afecta necesariamente a la renta “real” del individuo: un individuo
no puede quedarse sobre la curva de indiferencia inicial, sino que debe desplazarse a una nueva. Vamos a
empezar a analizar estos efectos gráficamente. Después mostraremos el análisis matemático.

A n á lisis gráfico de una dism inución del precio


Los efectos renta y sustitución se representan en la Figura 5.3. Este individuo maximiza inicialmente su
utilidad (sujeto a su gasto total, /) consumiendo la combinación X*, Y*. La restricción presupuestaria ini­
cial es / = PyX + P yY . Suponga ahora que el precio de X disminuye hasta P¿. La nueva restricción pre­
supuestaria viene dada por la ecuación I = P%X + PrY en la Figura 5.3. Es evidente que la nueva posición
de la utilidad máxima es X**, Y**, donde la nueva recta presupuestaria es tangente a la curva de indife­
rencia U2. El movimiento a este nuevo punto puede considerarse como compuesto de dos efectos. Primero,

© ITES -Paranm fo
Capítulo 5 E fe c to s renta y su stitu c ió n 123

el cambio de la pendiente de la restricción presupuestaria habría provocado un movimiento al punto B,


incluso si se confinaran las elecciones a las de la curva de indiferencia inicial Ux. La linca de puntos de la
Figura 5.3 tiene la misma pendiente que la nueva restricción presupuestaria ( / = P yX + PVY ). pero está di»
bujada tangente a í/, porque estamos manteniendo conceptualmente constante la renta “real” (es decir, la
utilidad). Un precio relativamente m enor de X provoca un movimiento de X*, Y* &B si no permitimos que
este individuo mejore gracias a la reducción del precio. Este movimiento es una demostración gráfica del
efecto sustitución. El siguiente paso de B al punto óptimo X**, Y** es analíticamente idéntico al tipo de
cambio mostrado anteriormente para variaciones de la renta. Puesto que el precio de X ha disminuido, esta
persona tiene una m ayor renta “real” y puede permitirse un nivel de utilidad (U2) m ayor que el que podía
alcanzar previamente. Si X es un bien normal, se elegirá más cantidad de X debido a este incremento del
poder adquisitivo. Esta observación explica el origen de la expresión efecto rerua para este movimiento.
Por tanto, en general, el resultado de una reducción del precio es que se demanda más de X.

FIGURA 5.3 Demostración de los efectos renta y sustitución de una caída del precio de X

Cuando el precio de X cae de Pj¿a P¿, la elección que maximiza la utilidad se desplaza de X*. K* a X**. P *. F.sie movi­
miento puede desagregarse en dos efectos analíticamente distintos: primero, el efecto sustitución, que implica un movimien­
to a lo largo de la curva de indiferencia inicial hasta ei punto B. donde la RMS es igual al nuevo cociente de precios: y segun­
do, el efecto renta, que implica un movimiento a un mayor nivel de utilidad, porque la renta real ha aumentado. En el
gráfico, ambos efectos renta y sustitución provocan que se compre más de X cuando diminuye su precio. Observe que
el punto l/P, es el mismo que antes de la variación del precio. Esto se debe a que Pr no ha cambiado. El punto l/Py apa­
rece por tanto en la antigua y en la nueva restricción presupuestaria.
124 P ane II Elección y d e m a n d a

Es importante darse cuenta de que esta persona no llega a pasar de la elección de X *, P a f i y después
a X**, Y*-*. Nunca podemos observar el punto B\ sólo se reflejan dos posiciones óptimas en el comporta­
miento observado. Sin embargo, el concepto de los efectos renta y sustitución es analíticamente valioso por­
que muestra que las variaciones de precios afectan a la cantidad demandada de X de dos formas concep­
tualmente distintas. En la teoría de la demanda veremos cómo esta desagregación de los efectos ofrece
importantes ideas.

A n á lisis gráfico de un increm ento del precio

Si el precio del bien X aumenta, se puede aplicar un análisis análogo. En la Figura 5.4 se ha desplazado
hacia dentro la recta presupuestaria debido a un incremento del precio de X de a P \. El movimiento
del punto inicial de maximización de la utilidad (X*, Y*) al nuevo punto (X**, F**) puede descomponerse
en dos efectos. Primero, incluso si esta persona se quedara sobre la curva de indiferencia inicial (U2),
seguiría existiendo un incentivo para sustituir Y por X y moverse a lo largo de U-, hasta el punto B. Sin
embargo, debido a que el poder adquisitivo se ha reducido por el incremento del precio de X, la persona
debe moverse a un nivel de utilidad inferior. Este movimiento se denomina de nuevo efecto renta. Observe
en la Figura 5.4 que tanto el efecto renta como el efecto sustitución operan en el mismo sentido y hacen
que disminuya la cantidad demandada de X en respuesta al incremento de su precio.

E fe c to s de las variaciones de los precios de los b ienes inferiores

Hasta ahora hemos demostrado que los efectos renta y sustitución tienden a reforzarse mutuamente. Para
una disminución del precio, ambos hacen que se demande más del bien, mientras que para un incremento
del precio, ambos hacen que se demande menos. Aunque este análisis es exacto en el caso de bienes nor­
males (no inferiores), la posibilidad de que existan bienes inferiores complica la historia. En este caso, los
efectos renta y sustitución operan en sentido inverso, y el resultado combinado de una variación del precio
está indeterminado. Por ejemplo, una disminución del precio siempre hará que u n individuo tienda a con­
sumir más de un bien debido al efecto sustitución. Pero, si el bien es inferior, el incremento del poder
adquisitivo provocado por la disminución del precio puede hacer que se compre menos del bien. Por tanto,
el resultado está indeterminado: el efecto sustitución tiende a aumentar la cantidad adquirida del bien infe­
rior, mientras que el efecto renta (negativo) tiende a reducir esta cantidad. A diferencia de la situación de
los bienes normales, no es posible aquí predecir exactamente cómo va a afectar la variación del precio a la
cantidad elegida.

La paradoja de Giffen

Si el efecto renta de la variación de un precio es suficientemente fuerte, la variación del precio y la varia­
ción resultante de la cantidad demandada podrían, de hecho, moverse en el mismo sentido. La leyenda afir­
ma que fue el economista inglés Robert Giffen el que observó esta paradoja en la Irlanda decimonónica,
cuando el precio de las patatas aumentó, y la gente consumió más patatas. Este peculiar resultado puede
explicarse fijándonos en la magnitud del efecto renta de una variación del precio de tas patatas. Las pata­
tas no sólo eran un bien inferior, sino que también representaban una importante proporción de la renta de
los irlandeses. Un incremento del precio de las patatas reducía por tanto la renta real de forma sustancial.
Los irlandeses se vieron forzados a reducir su consumo de otros alimentos de lujo para poder com prar más
patatas. Incluso si esta sucesión de acontecimientos es históricamente poco posible, la posibilidad de un
incremento de la cantidad demandada ante un incremento del precio de un bien ha pasado a conocerse como

®ITES-Paraninfo
Capitulo 5 E fe c to s renta y su stitu c ió n 125

F IG U R A 5 .4 Demostración de los efectos renta y sustitución de un incremento dei precio de X

C u a n d o e l p r e c io d e X a u m e n ta , la re s tr ic c ió n p r e s u p u e s ta r ia s e d e s p la z a h a c ia d e n tr o . E l m o v im ie n to d e l p u n to in ic ia l d e
m a x im iz a c ió n d e la u tilid a d (X *, y * ) a l n u e v o p u n to (X * * , Y * * ) p u e d e a n a liz a r s e c o m o d o s e f e c to s d is tin to s . E l e f e c to s u s ­
titu c ió n s e d e s c rib ir la c o m o u n m o v im ie n to a l p u n t o B s o b r e la c u r v a d e in d ife re n c ia in ic ia l ( l / 2)- S in e m b a r g o , e l in c r e ­
m e n to d e l p r e c io p r o v o c a r ía u n a p é r d id a d e l p o d e r a d q u is itiv a y u n m o v im ie n to a u n a c u r v a d e in d ife re n c ia i n f e r io r . É s te e s
e l e f e c to r e n ta . E n e l g r á fic o , ta n to e l e f e c to r e n ta c o m o e l e f e c to s u s titu c ió n h a c e n q u e d is m in u y a la c a n tid a d d e m a n d a d a d e
X d e b id o a l in c re m e n to d e su p r e c io . D e n u e v o , e l p u n to 1 /P Y n o s e v e a f e c ta d o p o r la v a r ia c ió n d e l p r e c io d e X .

C a n tid a d
de Y

E fe c to E fe cto
re n ta s u st itu c ió n

R e d u c c ió n total
en X

la paradoja de Giffen2. Más adelante veremos un análisis matemático de cómo se puede producir la para­
doja de Giffen.

* Un im portante problem a de esta explicación e s que ignora la observación de M arshall de que hay que tener en cuenta tanto los factores de
oferta com o los de dem anda cuando se analizan la s variaciones de precios. Si los precios de las patatas aum entan p o r una enferm edad de
las patatas e n Irlanda, la oferta tendría que haber dism inuido, por lo que, ¿cóm o es posible que se consum ieran m ás patatas? Además,
puesto que m uchos irlandeses cultivaban patatas, e! increm ento del precio de las patatas debería haber elevado su renta real. P ara un aná­
lisis detallado d e ésta y o tras cuestiones fascinantes sobre el am or a la patata, véase G .P . D w y e r y C .M . L indsf.y, “R o b e n G iffen y las
P«aia<¡ irla n d e sa s'. A m erican E conom ic R eview {marzo de 1984): 188-192.

'i*ivarefdad Católica de Colombia


©iTES-ftjraninjb
B IB L IO T E C A
126 Parte II Elección y d e m a n d a

U n resum en

Por tanto, nuestro análisis gráfico nos lleva a las siguientes conclusiones:

Efectos renta y sustitución La hipótesis de maximización de beneficios sugiere que, para los
bienes normales, una disminución del precio de un bien lleva a un incremento de la cantidad adquirida
porque ( 1 ) el efecto sustitución hace que se compre más a medida que los individuos se mueven a lo
largo de una curva de indiferencia; y (2 ) el efecto renta hace que se compre más debido a que la dis­
minución del precio aumenta el poder adquisitivo, permitiendo así el paso a una curva de indiferencia
superior. Cuando el precio de un bien normal aumenta, un razonamiento análogo predice una disminu­
ción de la cantidad adquirida. Para los bienes inferiores, los efectos renta y sustitución operan en sen­
tido opuesto, y no se pueden hacer predicciones definitivas.

La curva de d e m and a del individuo


Hasta ahora hemos demostrado que la demanda de un bien (por ejemplo, X f de un individuo depende de
sus preferencias y de todos los precios y su renta:
X * = d l (P1,P 2, .. ., P n, I ) . (5.7)

Con frecuencia, resulta útil dibujar X ¡ sencillamente como una función de su propio precio ( / ¡ ), mien­
tras que se supone que todos los demás precios y la renta se mantienen constantes. Para ver cómo se
dibuja este gráfico, suponemos que sólo hay dos bienes ( l e 1) y que la función de demanda del bien X
viene dada por
X * = d x (Px ,P Y, I ) . (5.8)

La Figura 5.5a muestra las elecciones de X e Y que maximizan la utilidad a medida que se presentan a
este individuo precios cada vez más bajos del bien X (mientras que se mantienen constantes PY e I). Se
supone que las cantidades elegidas de X aumentan de X ' a X " a X '" a medida que el precio del bien dis­
minuye de Px a Px' a Px". Este supuesto es acorde con nuestra conclusión general, excepto en el caso
poco habitual de la paradoja de Giffen, de que SX/dPx es negativa.

En la Figura 5.5b la información sobre las elecciones del bien X que maximizan la utilidad se transfie­
ren a una curva de demanda, con Px en el eje vertical y compartiendo el mismo eje horizontal que el de
la figura superior. La pendiente negativa de la curva refleja de nuevo el supuesto de que dX/dPx es nega­
tiva. Por tanto, podemos definir ia curva de demanda individual de la siguiente manera:

Curva de demanda individual Una curva de demanda individual m uestra la relación entre el pre­
cio de un bien y la cantidad de ese bien adquirida por un individuo, suponiendo que codos los demás
determinantes de la demanda permanecen constantes.

La curva de demanda representada en la Figura 5.5 se mantiene en la misma posición sólo en tanto en
cuanto todos los demás determinantes de la demanda permanezcan constantes. Si cambia uno de estos otros
factores, la curva se podrá desplazar a una nueva posición, como describiremos a continuación.

®ITES-Paraninfb
Capítulo 5 E fe c to s renta y su stitu c ió n 127

Desplazamientos de la curva de demanda


Hay tres factores que se han mantenido constantes al derivar esta curva de demanda: ( ! ) la renta; (2) los
precios de los demás bienes (por ejemplo, /»,); y (3) las preferencias del individuo. Si cualquiera de estos
factores cambiara, toda la curva de demanda podría desplazarse a una nueva posición. Por ejemplo, si /
aumenta, la curva de demanda se desplazará hacia fuera (siempre que d X /d l > 0; es decir, que el bien sea
“normal” en este intervalo de renta). Se demandaría más de X a cada precio. Si otro precio, por ejemplo,
Py, cambiara, la curva se desplazaría hacia dentro o hacia fuera, dependiendo precisamente de la relación
entre X e Y. En el próxim o capítulo analizaremos esta relación con más detalle. Finalmente. la curva se
desplazará si las preferencias del individuo hacia el bien X cambian. Por ejemplo, una repentina campaña
publicitaria agresiva de M cDonald’s podría desplazar hacia fuera la demanda de hamburguesas.

Como hace patente este análisis, uno debe recordar que la curva de demanda es únicamente una repre­
sentación en dos dimensiones de una verdadera función de demanda (Ecuaciones 5,7 o 5,8) y que sólo es
estable si todas las demás cosas permanecen, de hecho, constantes. Es importante recordar claramente la
diferencia entre un movimiento a lo largo de una determinada curva de demanda, provocado por una varia­
ción de P^, y un desplazamiento de toda la curva provocado por una variación de la renta, de uno de los
demás precios, o de las preferencias. Tradicionalmente, la expresión un incremento de ¡a demanda se reser­
va para un desplazamiento hacia fuera de la curva de demanda, mientras que la expresión un incremento
de la cantidad demandada hace referencia a un movimiento a lo largo de una curva determinada provoca­
do por una variación de Px .

E J E M P L O 5.2

Funciones de dem and a y c u rvas de dem anda

Para poder dibujar una curva de demanda a partir de una función de demanda determinada, tenemos que asumir que
las preferencias que lian creado la función permanecen estables y que conocemos los valores de la rema y de los demás
precios relevantes. En el primer caso estudiado en el Ejemplo 5.1. concluimos que
0,3/
X = (5-9)

0,7/
y =

Si las preferencias no cambian, y la renta de este individuo asciende a 100$, estas funciones pasan a ser

(5.10)
y -™

Px X = 30
PyY a 70,
que deja claro que las curvas de demanda de estos dos bienes son hipérbolas rectangulares. Un incremento de la renta
desplazaría hada fuera a las dos curvas de demanda. Observe también que. en este caso, la curva de demanda de X
no se ve desplazada por cambios de PY y viceversa.

©ITES-Pararmfó
128 Parte II Elección y d em a n d a

Construcción de ia curva de demanda de un individuo

En (a) las elecciones de X e Y que maximizan la utilidad del individuo se muestran para tres precios distintos de X ( P'x ,
y P¡!‘). En (b) esta relación entre Px y X se utiliza para construir la curva de demanda de X. La curva de demanda está
dibujada partiendo del supuesto de que Pr, /, y las preferencias permanecen constantes cuando varia Px .

m m

©ÍTES-Poromnfb
Capitulo 5 E fe c to s renta y su stitu c ió n 129

Para el segundo caso analizado en el Ejemplo 5.1, el análisis es más complejo. Por ejemplo, para el bien X sabe­
mos que

X =| l- ----- 1 (5.11)
1 + Px /Pr ) Px

por lo que, para dibujar esta curva en el plano Px - X debemos conocer tanto I como PY. Si, de nuevo, suponemos
que / = 100, y que Py ~ \, la Ecuación 5.11 pasa a ser

X — ™ -, (5-12)

que, cuando se dibuja, también constituirá una relación hiperbólica general entre el precio y la cantidad consumida.
En este caso, la curva será relativamente más plana porque los efectos sustitución son mayores que en el caso de una
función Cobb-Douglas. A partir de la Ecuación 5.11 sabemos que

8X ( 1 1 1 «
* - üiw iv k >0 <5I3)

8X
> 0,
dPY (Px +Pr y

por lo que un incremento de / o Py desplazaría la curva de demanda del bien X hacia fuera.

PR EG U N T A : ¿Cómo cambiarían las funciones de demanda en las Ecuaciones 5.10 si esta persona gastara
b mitad de su renta en cada bien? Demuestre que estas funciones de demanda predicen el mismo consumo
de X en el punto Px = 1, PY = 1, I = 100 que en la Ecuación 5.11. Utilice un ejemplo numérico para
dem ostrar que la función de demanda con ESC es más sensible a un incremento de Px que la función de
demanda Cobb-Douglas.

C urvas d e d e m a n d a c o m p e n s a d a s
En la Figura 5.5 el nivel de utilidad varía a lo largo de la curva de demanda. A medida que cae Px este
W iv id u o está cada vez mejor, como demuestra el incremento de utilidad de Ux a U2 y a U3. La razón es
que la curva de demanda está dibujada a partir del supuesto de que la renta nominal y los demás precios se
mantienen constantes; por tanto, una disminución de Px hace que esta persona esté mejor al aumentar su
poder adquisitivo real. Aunque ésta es la forma más común de imponer el supuesto ceteris paribus para
desarrollar una curva de demanda, no es la única m anera. Un planteamiento alternativo consiste en mante-
aer constante la renta (o la utilidad) real mientras se analizan las reacciones a las variaciones de Px . En la
Figura 5.6 se m uestra cómo se hace. En este gráfico mantenemos constante la utilidad (en U2), mientras
que reducimos Px sucesivas veces. A medida que disminuye Px , se reduce en consonancia la renta nomi-
aal del individuo, de forma que se evita que aumente la utilidad. En otras palabras, los efectos de la varia­
ción del precio sobre el poder adquisitivo se “compensan" para obligar a que el individuo permanezca en
t ' , . Las reacciones a la variación de! precio incluyen únicamente efectos sustitución. Si, por el contrarío,
atu v iéram o s analizando los efectos de un incremento de Px , la compensación de la renta sería positiva:
fab ría que elevar la renta de este individuo para permitirle permanecer sobre la curva de indiferencia U2
en respuesta al incremento del precio. Podemos resumir estos resultados de la siguiente manera:

©ITES-Pomnmfb
130 P ane II E le c ció n y d em a n d a

Curva de demanda com pensada Una curva de demanda compensada (o hicksiana) muestra la
relación entre el precio de un bien y la cantidad adquirida partiendo del supuesto de que los demás pre­
cios y la utilidad se mantienen constantes. Por tanto, la curva m uestra únicamente los efectos sustitu­
ción. Matemáticamente, la curva es una representación bidimensionai de una. función de demanda com­
pensada.
X■* = hx (Px>PY,U ). (5.14)

FIG U R A 5.6 Construcción de una curva de demanda com pensada

La curva hx muestra la cantidad demandada de X cuando cambia P¡¡, manteniendo constantes PY y la utilidad. Es decir,
se “compensa" la renta del individuo para mantener constante la utilidad. Por tanto, hx refleja únicamente los efectos sus­
titución de las variaciones de precios.

©ITES-Paraninfo
Capitulo 5 E fe c to s renta y s u stitu c ió n 131

Relaciones entre c u rv a s de d em anda c o m p e n sa d a s y no c o m p e n sa d a s

Esta relación entre los dos conceptos de una curva de demanda se representa en la Figura 5.7. En P¡¡' se
cortan las dos curvas, porque a ese precio el individuo tiene la renta suficiente para alcanzar el nivel de uti­
lidad U2 (compare las Figuras 5.5 y 5.6). Por tanto, X " es la cantidad demandada con los dos conceptos
de demanda. Sin embargo, para los precios inferiores a Px el individuo padece una compensación negati­
va de la renta en la curva hx para impedir un aumento de la utilidad derivado de un precio menor. Por
tanto, suponiendo que X es un bien norm al, se demanda menos X a Px" a lo largo de hx que a lo largo
de la curva sin compensar d x . Alternativamente, para un precio superior a Px (como Px ), la compensa­
ción de la renta es positiva, porque el individuo necesita cierta ayuda para permanecer sobre U2 . Por tanto,
suponiendo de nuevo que X es un bien norm al, en P ’x se demanda más de X a lo largo de hx que a lo largo
de dx . Por tanto, por lo general, para un bien normal, la curva de demanda compensada es, en cierta medi­
da, menos sensible a las variaciones de precios que la curva sin compensar, porque esta última refleja tanto
el efecto renta como el efecto sustitución de las variaciones de precios, mientras que la curva compensada
sólo refleja los efectos sustitución.

La elección de utilizar una curva de demanda compensada o una sin compensar en el análisis económi­
co es, fundamentalmente, una cuestión de conveniencia. En la mayoría de los trabajos empíricos se utili­
zan curvas sin compensar porque los datos sobre precios y rentas nominales, necesarios para estimarlas,
suelen estar disponibles con bastante facilidad. En las Ampliaciones al Capítulo 7 describiremos algunas de
estas estimaciones y demostraremos cómo se pueden utilizar para cuestiones prácticas de política económi­
ca. Sin embargo, para algunas cuestiones teóricas, el concepto más adecuado es el de las curvas de deman­
da compensadas, dado que su capacidad de mantener constante la utilidad ofrece ciertas ventajas. Nuestro
análisis del “excedente del consum idor” en el último apartado de este capítulo ofrece un ejemplo de estas
ventajas.

E J E M P L O 5.3
Funciones de dem anda com p e n sa d as

En elEjemplo 3.1supusimos que la función de utilidad de las hamburguesas (y) y de los refrescos (X) venía dada por
utilidad = Í/(X , K) = X°-5y 0-5, (5.15)

y en elEjemplo 4.1 demostramos que podemos calcular la función de demanda marshalliana de estafunción de utili­
dad como

Px 2Px (5.16)
y = P / = _/_
Pr 2 Pr
Además, en el Ejemplo 4.3 calculamos la función de utilidad indirecta combinando las Ecuaciones 5.15 y 5.16 como

utilidad = VU , Px . Pv) = oLor (5-l7)


¿rx ry

Para obtener las funciones de demanda compensadas de X e Y, simplemente resolvemos la Ecuación 5.17 para
obtener / y después sustituimos esta expresión de V en las Ecuaciones 5.16. Esto nos permite intercambiar renta y uti­
lidad de forma que podamos mantener constante esta última, como se necesita en el concepto de demanda compensa­
da. Estas sustituciones permiten obtener

©íTESAmrtnfb
132 Parte II E le c ció n y d em a n d a

F IG U R A 5.7 Comparación de las curvas de demanda com pensadas y sin compensar

Las curvas de demanda compensada (hx) y sin compensar (dx ) se cortan en el punto Px porque X" es la cantidad deman­
dada con ambas curvas. Para los precios superiores a p ”t la renta del individuo aumenta con la curva de demanda compen­
sada, por lo que se demanda más de X que con la curva sin compensar. Para precios inferiores a Px\ la renta se reduce en
la curva compensada, por lo que se demanda menos X que con la curva sin compensar. La curva dx es más plana porque
incorpora tanto el efecto renta como el efecto sustitución, mientras que la curva hx sólo refleja los efectos sustitución.

VPy
X = n U .S

(5.18)
y p 0 .5

Y
1
~ -n 0 . 5

Éstas son las funciones de demanda compensadas de X e Y. Observe que ahora la demanda depende de la utilidad
(V) en vez de depender de la renta. Si se mantiene constante la utilidad, es evidente que los incrementos de Px redu­
cen la demanda de X, y esto refleja ahora únicamente el efecto sustitución (véase también el Ejemplo 5.4).
Aunque Py no se encuentra en la función de demanda sin compensar del bien X, si aparece en la función com­
pensada: los incrementos de PY desplazan hacia fuera a la curva de demanda compensada de X. Los dos conceptos de
demanda eran iguales en nuestro punto inicial Px = 0,25, PY = 1. 1 = 2, y V - 2 : las Ecuaciones 5.16 predicen
X = 4, Y = 1 en este punto, al igual que las Ecuaciones 5.18. Sin embargo, para Px > 0,25, o Px < 0,25, las deman­
das difieren en función de cada concepto. Si, por ejemplo, Px = 1, las funciones sin compensar (Ecuaciones 5.16) pre­
dicen que X = 1, Y = 1, mientras que las funciones compensadas (Ecuaciones 5.18), predicen X = 2, Y = 2 . La
reducción de X debida a un incremento de su precio es menor con la función de demanda compensada que con la fun­
ción sin compensar porque el primer concepto no incluye el efecto negativo sobre el poder adquisitivo producido por
el incremento del precio.
Este ejemplo deja claros los distintos supuestos ceteris paribus incluidos en los dos conceptos de demanda. Para
la demanda sin compensar, se mantienen constantes los gastos en 1 = 2, por ¡o que el incremento de Px de 0,25 a 1
provoca una disminución de la utilidad; en este caso, la utilidad disminuye de 2 a 1. En el caso de la demanda com­

©ÍÍES-Paronínfo
Capítulo 5 E fe c to s renta y su stitu c ió n 133

pensada, la utilidad se mantiene constante en V ~ 2. Para mantener constante la utilidad, los gastos deben aumentar
basta E = 1(2)+ 1(2) = 4 para compensar los efectos del incremento de precios (véase la Ecuación 5.17),

P R EG U N T A : ¿Son homogéneas de grado cero las funciones de demanda compensadas de las Ecuaciones
5.18 en Px y Pr si se mantiene constante la utilidad? ¿Esperaría que fuera verdad para todas las funcio­
nes de demanda compensadas?

Un análisis m a te m á tic o d e ias r e s p u e s ta s a n te variacion es d e precios


Hasta este punto hemos utilizado fundamentalmente herramientas gráficas para describir cómo reaccionan
los individuos ante variaciones de los precios. U n planteamiento más matemático ofrece nuevas perspecti­
vas. Nuestro principal objetivo consiste en analizar la derivada parcial dX/8Px ; es decir, cómo afecta una
variación del precio de un bien, ceteris paribus, a sus compras. Más adelante analizaremos la cuestión de
cómo afectan las variaciones del precio de un bien a las compras de otro bien.

Planteam iento directo

Nuestro objetivo consiste en utilizar el modelo de maximización de la utilidad para aprender algo sobre
cómo cambia la demanda del bien X cuando cambia Px ; es decir, queremos calcular ddx /dPx . El plan­
teamiento directo de este problema utiliza las condiciones de prim er orden de la maximización de la
utilidad (Ecuaciones 4.8). La derivación de estas n +1 ecuaciones ofrece un nuevo sistema de n +1 ecua­
ciones, que se puede resolver para la derivada que buscamos3. Por desgracia, el cálculo de esta solución
es muy laborioso y los pasos necesarios ofrecen muy poco en cuanto a perspectivas económicas. Por tanto,
adoptaremos un planteamiento indirecto que parte del concepto de dualidad. AI final, ambos planteamien­
tos arrojan la misma conclusión, pero el planteamiento indirecto es mucho más rico en cuanto a cuestiones
económicas.

Planteam iento indirecto

Para iniciar nuestro planteamiento indirecto 4 supondremos que sólo hay dos bienes ( K e F ) y nos centrare­
mos en la función de demanda compensada, hx (Px , PY,U ) introducida en la Ecuación 5.14. Ahora quere­
mos reflejar la relación entre esta función de demanda y la función de demanda original d x (Px , Py , !)■ En
el Capítulo 4 introdujimos el concepto de función de gasto, que registra el gasto mínimo (£) necesario para
lograr determinado nivel de utilidad. Si denominamos a esta función

gasto mínimo = E (P X, PY, V ) , (5.19)

entonces, por definición,

hx (Px ,P y ,U ) = d x [Px ,P y ,E ( P x<Py , U )]. (5.20)

3 V éase, por ejem plo, P a u l A. S a m u e lso n , Foundations o f E conom ic A nalysis (C am bridge, M A : H arvard U niversity Press, 1947), págs.
101-103.
* L a siguiente dem ostración se ha adaptado de P h il l ip J . C ook, *A ‘O ne L ine’ P ro o f o f the Slutsky E quation", Am erican Econom ic Revieh 1
62 (m arzo d e 1972): 139.

©ITES-Poronin/ó
134 P ane !I E le c ció n y d e m a n d a

Esta conclusión ya ha sido introducida respecto a la Figura 5.7, que mostraba que la cantidad deman­
dada es idéntica para las funciones de demanda compensada y sin compensar cuando la rema es exactamen­
te la necesaria para alcanzar el nivel de utilidad exigido. La Ecuación 5.20 se obtiene insertando el nivel
de gasto en la función de demanda dx . Ahora podemos proseguir diferenciando parcialmente la Ecuación
5.20 respecto a Px y viendo que Px aparece en la función de demanda ordinaria en dos lugares. Por tanto,

5 h ^ = 8dx_ + ddx_ 8 E _
8PX dPx dE 8PX '

y, reordenando los términos,


ddx _ 8hx 8dx 8E
(5.22)
8PX 8PX 8E 8PX

El efecto su stitu ción

Por tanto, la derivada que buscamos tiene dos términos. La interpretación del prim er término es clara: es
la pendiente de la curva de demanda compensada. Pero esa pendiente representa un movimiento a lo largo
de una única curva de indiferencia: es, de hecho, lo que antes hemos denominado “efecto sustitución” . El
prim er término a la derecha de la Ecuación 5.22 es una representación matemática de dicho efecto.

El efecto renta

El segundo término de la Ecuación 5.22 refleja la forma en que los cambios de Px afectan a la demanda
de X mediante los cambios de los niveles necesarios de gasto (es decir, variaciones del poder adquisitivo).
Este término refleja pues el efecto renta. El signo negativo de la Ecuación 5.22 muestra la dirección del
efecto. Por ejemplo, un incremento de Px eleva el nivel de gasto que hubiera sido necesario para mante­
ner constante la utilidad (matemáticamente, 8E/8PX > 0). Pero, puesto que la renta nominal se mantiene,
de hecho, constante en la demanda marshalltana, estos gastos adicionales no están disponibles. Por tanto.
X (e L) deben reducirse para satisfacer esta deficiencia. El grado de reducción de X viene dado por
8dx / 8 E . Por otra parte, si Px disminuye, el nivel de gasto necesario para alcanzar determinada utilidad
también disminuye. La disminución de X que acompañaría normalmente a esa disminución del gasto es pre­
cisamente la cantidad que se debe volver a sumar mediante el efecto renta. Observe que, en este caso, el
efecto renta aumenta la cantidad de X.

La e cu ación de S lu tsk y

Las relaciones incluidas en la Ecuación 5.22 fueron descubiertas por primera vez por el economista ruso
Eugen Slutsky a finales del siglo XIX. Es necesario un pequeño cambio de notación para expresar el resul­
tado de la forma que lo hizo Slutsky. Prim ero, escribimos el efecto sustitución como

. . . 8hx 8X
efecto sustitución = — - (5.23)
8PX 8PX U = constante

para indicar el movimiento a lo largo de una única curva de indiferencia. Para el efecto renta tenemos
8dx 6E 8X 8E
efecto renta = ----- , (5.24)
8E 8PX 81 8PX

© IT E S -P a ro rin fo
Capítulo S E fe c to s renta y su stitu c ió n 135

porque las variaciones de la renta o los gastos son iguales en la función d x .

Resulta relativamente fácil dem ostrar que


dE
= X. (5.25)
dPx

Intuitivamente, un incremento de 1$ de Px eleva los gastos necesarios en X dólares, porque debe pagar­
se 1$ adicional por cada unidad adquirida de X. Una demostración forma! de esta afirmación parte del teo­
rem a de la envolvencia (véase el Capítulo 2) que aparece en una nota a pie de página5.

Al combinar las Ecuaciones 5.23-5.25 podemos alcanzar el siguiente:

P r in c ip io d e O p t im iz a c ió n

E cu ació n d e S lu tsk y La hipótesis de maximización de beneficios muestra que los efectos renta y
sustitución derivados de una variación del precio pueden ser representados como

- efecto sustitución + efecto renta, (5 26)


8PX

ddx _ cX
dPx 6PX U = c o n s ta n te

La ecuación de Slutsky permite un tratamiento más definitivo de la dirección y la magnitud de los


efectos renta y sustitución del que era posible con un m ero análisis gráfico. Primero, el efecto sustitución
(óX/5Px | ü _ consrar|te) siempre es negativo en tanto en cuanto la RM S sea decreciente. Una disminución (in­

cremento) de Px reduce (eleva) Px ¡Py , y la maximización de la utilidad exige que la RM S caiga (aumen­
te) también. Pero esto sólo se puede producir a lo largo de una curva de indiferencia si X aumenta (o, en
el caso de un incremento de Px , disminuye). Por tanto, en lo que respecta al efecto sustitución, el precio
y la cantidad siempre se mueven en sentido opuesto. Análogamente, la pendiente de la curva de demanda
compensada debe tener un signo negativo6. Demostraremos este resultado en una form a algo distinta en el
resto de este apartado.

5 R ecuerde que el problem a dual del individuo consiste en m inim izar E = Px X + PrY . sujeto a V = V ( X , Y ). El lagrangiano de este pro­
blem a es
- pxx + ptY + \ [ ü - v ( x , m
y e l teorem a d e la envolvencia aplicado a los problem as de m inim ización con restricciones afirm a que, en el punto óptim o.

8PX 8PX
É ste e s el resultado e n la E cuación 5.25. El resultado, y otros parecidos que encontrarem os e n la teoría de los costes d e la em presa, se
denom ina a veces el tem a d e Shepharú. Su im portancia e n e l trabajo em pírico e s que la fu n ció n d e dem anda del bien X se puede derivar
dilectam ente de la función de gasto m ediante una sencilla derivada parcial. L as funciones d e dem anda generadas así dependerán d e £/,
p o r lo que deben ser interpretadas com o fnneiones d e dem anda com pensadas. E n el Ejem plo 4 .4 vim os que la función d e gasto era
£ = 2 VPxJPf>.
L a derivada parcial de esta expresión respecto a Px perm ite obtener la función d e dem anda compensada d e las Ecuaciones 5.18. Para
u n análisis m ás detallado, véanse las A m pliaciones a este capítulo.
6 E s posible que el efecto sustitución sea igual a cero si las curvas de indiferencia tienen form a de L (lo que im plica que X e Y se utilizan
e n proporciones fijas). E n los problem as de este capítulo se ofrecen algunos ejemplos.

©ITES-Parartinfo
136 Pane ¡I E le c ció n y d em a n d a

El signo del efecto renta (- X d X /d l) depende del signo de QX/8I. Si X es un bien normal, d X /d l es
positivo y todo el efecto renta, como el efecto sustitución, es negativo. Así pues, para los bienes norma­
les, el precio y la cantidad siempre se mueven en sentido opuesto. Por ejemplo, una disminución de Px
eleva la renta real, y puesto que X es un bien normal, aumentan las compras de X. Análogamente, un incre­
mento de Px reduce la renta real, y las compras de X disminuyen. Por tanto, por lo general, tal y como
describíamos antes utilizando el análisis gráfico, los efectos renta y sustitución operan en el mismo senti­
do arrojando una curva de demanda con pendiente negativa. E n el caso de un bien inferior, d X /d l < 0, y
los dos términos de la Ecuación 5.27 tendrán signos distintos. Al menos teóricamente es posible que en este
caso el segundo término domine al primero, lo que genera la paradoja de Giffen (ddx /dPx > 0).

EJEMPLO 5.4
Una desagregación de Slutsky
Las funciones de demanda sin compensar y compensada del Ejemplo 5.3 eran

X = dx (Px .P r, I ) = — (5.28)

yp0.5
X = hx {Px ,P r ,V ) = - £ r . (5.29)

respectivamente. El efecto de una variación de Px para la función sin compensar se calcula diferenciando la Ecuación
5.28:
dX 8dx -I
(5.30)
8PX " SPX ~ 2P-

Éste es el lado izquierdo de la ecuación de Slutsky (5.27). Para obtener el lado de la derecha, calculamos la pendien­
te de la función de demanda compensada:
dX| _ dhx -0,5V7V°'}
~ ~~ p¡.5 (5.31)
1 1/ = comíante dPX r X

A continuación utilizamos las funciones de utilidad indirectas (Ecuación 5.17) para eliminar V:
8X -/
(5.32)
8PV ¿ / ■ c o n s u m e 4 P2
X

La segunda parte de la desagregación de Slutsky viene dada por

(5.33)
di 2 Py 4 P¿

Combinando las Ecuaciones 5.32 y 5.33 obtenemos


8X ex _ v ^ = z L _ J _ = ___ (5.34)
8PX " 8PX U - constante
81 4P lx 4 Pl
A
2Py '

que es acorde al resultado calculado directamente a partir de la función de demanda sin compensar de la Ecuación
5.30.
Nuestro ejemplo numérico anterior también refleja la desagregación de Slutsky. Cuando el precio del bien X
aumenta de Px = 0,25 a Px = 1, la demanda sin compensar disminuye de X = 4 a X = 1. De esta disminución, la
reducción d e X = 4 a X = 2 representa el efecto sustitución (un movimiento a lo largo de la curva de demanda com-

© ITES-Paraninfo
Capítulo 5 E fe c to s renta y su st itu c ió n 137

pensada), mientras que la disminución de X = 2 a X = l refleja el efecto renta. Para este ejemplo, por tanto, ambos
efectos tienen la misma magnitud en términos proporcionales.

P R EG U N T A : ¿Cómo ayuda a explicar el hecho de que los efectos rema y sustitución tengan la misma m ag­
nitud en este ejemplo el que la proporción de la renta gastada en X e Y sea independiente de los precios de
estos bienes?

Preferencias revelad as y el efecto su stitu ción

La principal predicción, sin ambigüedades, que puede derivarse del modelo de maximización de la utilidad
es que la pendiente de la curva de demanda compensada (es decir, el efecto sustitución de una variación de
un precio) es negativa. La demostración de esta afirmación parte del supuesto de una R M S decreciente y
de la observación de que, con una RM S decreciente, las condiciones necesarias para m aximizar la utilidad
también son condiciones suficientes. Para algunos economistas, la dependencia de esta hipótesis sobre una
función de utilidad inobservable representa unos cimientos débiles sobre los que basar una teoría de la
demanda. U n planteamiento alternativo, que permite alcanzar el mismo resultado, fue propuesto por
primera vez por Paul Samuelson a finales de la década de 19407. Este planteamiento, que Samuelson deno­
minó como teoría de las preferencias reveladas, define un principio de racionalidad en función del
comportamiento observado, y después utiliza este principio para aproximar la función de utilidad de un
individuo. E n este sentido, una persona que siga el principio de racionalidad de Samuelson se comporta
como si estuviera maximizando una función de utilidad y demuestra un efecto sustitución negativo. Puesto
que el planteamiento de Samuelson ofrece importantes perspectivas adicionales a nuestro modelo de la elec­
ción del consumidor, lo vamos a analizar brevemente a continuación.

Planteam iento gráfico

El principio de racionalidad en la teoría de las preferencias reveladas es el siguiente: considérense dos pares
de bienes, A y B . Si, para algunos precios y niveles de renta, el individuo puede adquirir tanto A como B,
pero elige A , decimos que se ha “ revelado la preferencia” de A frente a B. El principio de racionalidad
afirma que, cou cualquier otra combinación de renta y precios, B nunca podrá revelarse como un par de
bienes preferido a A . Si, de hecho, se elige B para otra combinación de precios y renta, debe ser porque
el individuo ya no puede perm itirse com prar A. El principio se representa en la Figura 5.8. Suponga que,
cuando la restricción presupuestaria viene dada por / ,, se elige el punto A incluso si también se podría
haber comprado B. A se ha revelado preferido a B. Si para alguna otra restricción presupuestaria se elige,
de hecho. B , debe ser en un caso como el representado por I 2, donde no se puede alcanzar A . Si se elige
B con una restricción presupuestaria dada por ¡3, se incumpliría el principio de racionalidad, porque con
/ 3 tanto A como B son asequibles. Con la restricción presupuestaria / 3 es probable que se elija otro punto
distinto n A y B, como por ejemplo, C. Observe que este principio parte de las reacciones observables ante
distintas restricciones presupuestarias para catalogar los bienes, en vez de suponer la existencia de la pro­
pia función de utilidad.

1 P aul A. S a m u elson , Foundalions o f Econom ic A natysis (C am bridge. M A : H arvard U niversity Press, 1947).

® /7 £ S - P o r a n ín f b
138 Pane II E le c ció n y d e m a n d a

FIG U RA 5.8 Demostración del principio de racionalidad en la teoría de las preferencias reveladas

C on la renta /, el individuo puede perm itirse tanto el punto A como el B . Si elige A , A se ha revelado preferido a B.
Sería irracional que B se revelase preferido a A para alguna otra combinación de precios y renta.

N egatividad del efecto sustitu ción

Utilizando el principio de racionalidad, podemos mostrar ahora por qué debe ser negativo (o cero) el efec­
to sustitución. Suponga que un individuo es indiferente entre dos pares de bienes, C (compuesto por X c e
Yc), y D (compuesto por X 0 e Y0). Sean Px ,Py los precios a los que se elige el par de bienes C, y
Px , Py los precios a los que se elige el par D.

Puesto que el individuo es indiferente entre C y D , debe darse el caso de que, cuando se eligió C, D
costaba, al menos, tanto como C:
p£xc +PycYc <P £ X D + PfYD. (5.35)

Se cumple una afirmación análoga cuando se elige D:

Pxd X d + P°YD < P°XC + Pr% . (5.36)

Volviendo a escribir las Ecuaciones 5.35 y 5.36 se obtiene

P£(Xc - X D) + Pf(Yc - Y D) < 0 (5.37)

Px°(XD - X c) + PyD(YD - Yc) < 0. (5.38)

Sumando estas dos últimas obtenemos

( P f - P ? ) { X c - X B) + (Pyc - P f ){Y c - Y d )< 0. (5.39)

® IT E S -P a ro n in fo
Capitulo 5 E fe c to s renta y s u stitu c ió n 139

Suponga ahora que sólo cambia el precio de X ; suponga que p f = P ° . Entonces

(P¿ - P x° ) ( X c - X D)< 0. (5.40)

Pero la Ecuación 5.40 afirm a sencillamente que el precio y la cantidad se mueven en sentido opuesto
cuando se mantiene constante la utilidad (recuerde, los pares C y D son igual de atractivos). Ésta es preci­
samente una afirmación sobre la naturaleza no positiva del efecto sustitución:
dX
<0. (5-41)
dPx U= cocsiacK

Hemos alcanzado el resultado mediante un planteamiento que no exige ni la existencia de una función
de utilidad ni el supuesto de que la R M S sea decreciente.

Generalización m atem ática

La generalización de la idea de las preferencias reveladas a n bienes es directa. Si a los precios p '] se elige
el conjunto de bienes x “ en vez del conjunto xj, y el conjunto X- también es asequible, entonces

¿ ifx fk X y x !; (5.42)
i =1 i =1

es decir, el conjunto 0 se ha “revelado preferido” ^l^o n ju n to 1. Por consiguiente, a los precios prevale­
cientes cuando se adquiere el conjunto 1 (por ejemplo,’ debe darse el caso de que X? es más caro:

(5.43)
t- 1 <= i

Aunque esta definición inicial de las preferencias reveladas se centra en la relación entre los dos con­
juntos de bienes, la versión utilizada con más frecuencia del principio básico exige u n grado de transitivi-
dad de las preferencias entre un número de conjuntos arbitrariamente grande. Esto se resume en el siguien-
te axioma “fuerte” :

MfmCt ,**“ • •% r «r f* -- +.'r


D e f i n i c i ó n <:

Axiom a fuerte de las preferencias reveladas El axioma fuerte de las preferencias reveladas afir­
ma que, si el conjunto de bienes 0 se revela preferido al conjunto 1 , y si el conjunto 1 se revela prefe­
rido al conjunto 2, y si el conjunto 2 se revela preferido al conjunto 3, ..., y si el conjunto K - 1 se
revela preferido al conjunto K, entonces, el conjunto K no puede revelarse preferido al conjunto 0
(donde K es cualquier núm ero arbitrario de conjuntos de bienes).

La mayoría de las demás propiedades que hemos desarrollado utilizando el concepto de utilidad pueden
demostrarse utilizando este axioma de las preferencias reveladas. Por ejemplo, resulta fácil dem ostrar que
b s funciones de demanda son homogéneas de grado cero en todos los precios y la renta. Por tanto, es evi-
A»nrp que el axioma de las preferencias reveladas y la existencia de funciones de utilidad “que se compor­
tan correctamente" son, de alguna m anera, condiciones equivalentes. El que de hecho es así fue demostra­
d o por prim era vez por H.S. Houthakker en 1950. Houthakker demostró que siempre puede derivarse un
conjunto de curvas de indiferencia para u n individuo que cumple el axioma fuerte de las preferencias reve­
ladas8. Por tanto, este axioma ofrece una base bastante general y creíble para la teoría de la utilidad a par-

í H . 5 . H o u t h a k k e r , “Revealed Preference and the U tility Function", E conóm ica 1 7 ( m a y o d e 1 9 5 0 ): 1 5 9 -1 7 4 .

© /T £ S -P o r a n ín /b
140 P ane II E le c ció n y d e m a n d a

tir de sencillas comparaciones entre restricciones presupuestarias alternativas. Este planteamiento es


ampliamente utilizado en la construcción de índices de precios y para diversos otros fmes prácticos.

El excedente del co n su m id o r
U n problema importante en economía aplicada consiste en desarrollar una medida monetaria de las ganan­
cias o pérdidas que experimentan los individuos debido a las variaciones de precios. Por ejemplo, como
demostraremos en la Parte VI, si hay un número relativamente reducido de vendedores de un bien, pueden
ser capaces de elevar el precio de mercado de un bien para obtener mayores beneficios. Para asignar un
coste monetario a esta distorsión, necesitamos alguna manera de evaluar la pérdida de bienestar que expe­
rimentan los consumidores debido a un incremento de precios. Análogamente, algunos inventos hacen que
caiga drásticamente el precio de los productos (por ejemplo, la invención del chip electrónico) y, en este
caso, es posible que queramos evaluar cuánto ganan los consumidores. Para poder hacer estos cálculos, los
economistas han desarrollado el concepto de excedente del consumidor, que permite estimar las ganancias
o pérdidas de bienestar a partir de la curva de demanda de mercado de un producto. E n este apartado vere­
mos cómo se hacen estos cálculos; después utilizaremos el concepto del excedente del consumidor en diver­
sas paites de este manual.

B ienestar del co n su m id o r y fu n cio n e s de ga sto

En el Capítulo 4 desarrollamos el concepto de la función de gasto (E) como la forma de registrar el gasto
mínimo necesario para obtener el nivel de utilidad deseado dados los precios de diversos bienes. Escribimos
esta función como
gasto = E (P X,P Y, U0), (5.44)

donde U0 es el nivel de utilidad “objetivo” que buscamos. Una forma de calcular el coste en bienestar de
un incremento de precios (por ejemplo, de a p ^ ) consistiría en comparar los gastos necesarios para
obtener U0 en estas dos situaciones;
gastos con P% = E0 = E ( P ° , Pr ,U 0) (5.45)

gastos con Px = E l = E { P ]X, PY, Uc ), (5.46)

por lo que la pérdida de bienestar vendría medida por el incremento de los gastos necesario para alcanzar
Uu. Así pues
variación del bienestar = E0 - E¡. (5.47)

Puesto que E í > E0,esta variación sería negativa, indicando que el incremento del precio empeora la
situación de lapersona. Por otra parte, si Px disminuyera, £ 0 sería superior a y elindividuo experi­
m entaría una ganancia de bienestar. El conocimiento de la función del gasto es, por tanto, suficiente para
hacer el tipo de cálculos que necesitamos.

U n planteam iento gráfico

Podemos avanzar aún más en este problem a utilizando el resultado del teorema de la envolvencia (véase la
nota a pie de página 5 de este capítulo) y la derivada de la función del gasto respecto a Px que permite
obtener la función de demanda compensada hx :

®!TES-Paran¡nfa
Capítulo 5 E fe c to s renta y su st itu c ió n 141

dE (P x ,P y ,U 0)
~ h x {Px ,P y ,U 0). (5.48)
dpx

En otras palabras, la variación de los gastos necesarios debido a un cambio de Px viene dada por la
cantidad demandada de X. Para evaluar este cambio de los gastos a lo largo de una “gran” variación de los
precios (de p'x a /»}), debemos integrar la Ecuación 5.48:

(5.49)

La integral de la Ecuación 5.49 tiene una representación gráfica: es el área a la izquierda de la curva
de demanda compensada (hx ) entre p " y p *, Éste es nuestro cálculo de la pérdida de bienestar. Se repre­
senta mediante el área sombreada entre p¡¡ y p¿ en la Figura 5.9. Para una disminución del precio por
debajo de px> la ganancia de bienestar vendría mostrada por un área similar por debajo de p “.

Excedente del co n su m id o r

Para comprender el origen de la expresión excedente del consumidor para describir los cambios de bienes­
tar que hemos estado analizando, considérese la siguiente pregunta: ¿cuánto habría que pagar a la persona
caya curva de demanda se representa en la Figura 5 .9 para que voluntariamente renuncie al derecho a con-
a n n ir Xq al precio p " ? U n precio como px sería suficientemente alto como para que esta persona deci­
da reducir sus compras de X a cero. Por tanto, por nuestro análisis anterior sabemos que se necesitarían
■ o s gastos adicionales dados por el área PXAPX para compensar a este individuo por renunciar al bien X.
Análogamente, una persona que vea el precio Px decidirá consumir Xn y gastará un total de px ■x 0 en
d bien X. Al incurrir en estos gastos, recibe un bienestar adicional (o “excedente”) representado por el
área PXAPX respecto a la situación en que no dispone en absoluto de X. En nuestro análisis del monopo-
Sd y de otros mercados imperfectos veremos que estos mercados suelen provocar una pérdida del exceden-
le del consumidor o, en algunos casos, una transferencia del excedente del consumidor de los consumido­
res a otros agentes del mercado.

V aria cion e s del bienestar y la cu rva de d em anda m arshalliana


Hasta ahora, nuestro análisis gráñeo del excedente del consumidor ha utilizado la curva de demanda com­
pensada hx . Puesto que la ubicación de esta curva depende del nivel objetivo de utilidad que se ha supues-
b , hay cierta ambigüedad en cuanto a qué curva hay que utilizar. Por ejemplo, respecto a la Figura 5.9
describíamos los gastos adicionales necesarios para alcanzar U0 cuando el bien X cuesta p^ en vez de pjj,
Pero, en la mayoría de las aplicaciones, este incremento del precio provocará tanto un efecto renta como
■ i efecto sustitución, y una pérdida de utilidad para este individuo (de, por ejemplo, U0 a í/,). Es decir,
la reacción en el mercado ante u n incremento de Px serta un movimiento del punto X 0>Px sobre la curva
de demanda marshalliana (d x ) en la Figura 5.10 al punto x ,, Px sobre dicha curva. E n este nuevo punto,
d individuo recibirá la utilidad U{ y, para este nivel de utilidad, la curva de demanda sin compensar viene
representada por hx (U}) en vez de por la curva original hx (U0). La ambigüedad, por tanto, viene dada
por saber si la pérdida de bienestar se describe mejor con el área PXBAPX (como en la Figura 5.9) o por
d área PXCDPX asociada a esta nueva curva hx (Ut). Puesto que la nueva área representa la reducción del
gasto que se puede hacer para mantener la utilidad (/, cuando el precio de X disminuye de p* a no
e s á claro si nuestro cálculo inicial, o este cálculo alternativo, captura de forma más adecuada la variación
ád bienestar que queremos describir. Todo depende de si suponemos que U0 o Ul es la utilidad objetivo
adecuada.

© /7 E S - f ti n jn ¡ n f r
142 Parte II E le c c ió n y d e m a n d a

F IG U R A 5.9 La pérdida de bienestar de una variación del precio

El área sombreada a la izquierda de la curva de demanda compensada hx muestra la cantidad que habría que dar a este indi­
viduo para mantenerle igual de bien con el precio p ‘ que con />®. Un consumidor que compre al precio />° obtiene
un excedente del consumidor de P¿AP¡ porque éste es el incremento del gasto que habría que proporcionarle para que la
persona esté dispuesta a renunciar totalmente a X.

Afortunadamente, disponemos de un cálculo de compromiso. El tamaño del área a la izquierda de la


curva de demanda marshalliana entre y />[ (dada por P fC APx ) está claramente entre el tamaño de las
pérdidas de bienestar definidas por hx (U0) y hx (Ul ). Puesto que'es más probable que se disponga de la
información de la curva marshalliana con datos del mundo real, parece, en efecto, un muy buen com pro­
miso9. Por supuesto, si las variaciones que estamos analizando de los precios son bastante pequeñas, habría
una diferencia muy pequeña entre estos tres cálculos, por lo que es frecuente, en muchos análisis econó­
micos de las ganancias o pérdidas de bienestar, que no se precise exactamente qué tipo de curva de deman­
da se está utilizando en el análisis.

E J E M P L O 5.5
Pérdida del excedente del con sum ido r para un increm ento de precios________________________________

Estas ideas se pueden ilustrar con nuestro desgastado ejemplo. Del Ejemplo 5.2 sabemos que la función de demanda
compensada de X viene dada por
ypO.S
(5.50)
s£r
rx

9 Para un análisis m ás detallado, véase R .D . WtLUG, “C ousum cr's Surplus without A pology", A m erican E conom ic Revie*' (septiem bre de
1976): 589-597.

© IT E S P o m n i n f o
Capítulo 5 E fe c to s renta y s u st itu c ió n 143

F IG U R A 5 . 1 0 Efectos sobre el bienestar de los cam bios de precios y la curva de demanda


marshalliana

¿y es la curva de demanda marshalliana habitual (con renta nomina! constante) para el bien X. hx (UB) y hx (U,) deno­
tan las curvas de demanda compensadas asociadas con los niveles de utilidad obtenidos cuando prevalecen, respectivamen­
te, p¡¡ y El área restante de dx entre p¡¡ y p¡, está limitada por áreas análogas a la izquierda de hx(Ua) y hx W,).
Por tanto, para pequeñas variaciones del precio, el área a la izquierda de dx es un buen cálculo de la pérdida del bienestar.

por lo que, por la Ecuación 5.49, la pérdida de bienestar de un incremento del precio de Px = 0,25 a = l viene
dada por
f‘ V P °'5dPy
variación del bienestar - r pM
Jo,25
* (5.51)
_ 2 V / p 0 , 5 p 0 . 5 | ^ =1
¿ V r r 'x l Px = 0.2 5 ’

Si suponemos que V = 2 es el nivel de utilidad inicial, esta pérdida (puesto que Pr = 1) viene dada por
pérdida = 4(1)0,5- 4 ( 0 , 25)0,5 = 2 , (5.52)

que es exactamente lo queconcluimos en el Ejemplo 5.3: cuando Px aumenta a 1, los gastosdeben aumentar de 2 a
4 para impedirque estapersona empeore. Si se considera que el nivel de utilidadexperimentado tras el incremento
del precio es el objetivo de utilidad más adecuado para medir la pérdida de bienestar, entonces V = 1 (véase el Ejemplo
5.3) y la pérdida vendría dada por
pérdida = 2 a )0-3 - 2(0,25)°J = 1. (5.53)

Si la pérdida fuera calculada utilizando la función de demanda sin compensar (marshalliana)

X = dx (.Px ,P y, I ) = J - , (5.54)
¿‘ x

©¡TESfararmfo
144 Parte II E le c ció n y d em a n d a

el cálculo sería:
f‘ i
pérdida = I dPr =
Jo.u 2 Pv *
(5-55)

= / lTí%_ _ 0 - ( - l,3 9 ) = 1,39,


0 .1 S

que representa, en efecto, una solución de compromiso entre las dos cifras calculadas utilizando las funciones com­
pensadas.

P R E G U N T A : E n este problema no se puede calcular el excedente del consumidor total porque las curvas
de demanda son asintóticas al eje del precio, y las integrales necesarias no convergen. ¿Importa?

R e su m e n
En este capítulo hemos utilizado el modelo de maximización de beneficios para estudiar cómo responde la
cantidad de un bien que elige un individuo a las variaciones de la renta o a las variaciones del precio de
ese bien. El resultado final de este análisis es la derivación de la conocida curva de demanda con pendien­
te negativa. Al alcanzar este resultado, sin embargo, hemos extraído una amplia variedad de perspectivas
sobre la teoría económica general de la elección:

• Los cambios proporcionales de todos los precios y la renta no desplazan la restricción presupuestaria
del individuo y, por tanto, no alteran las cantidades de los bienes elegidos. En términos formales, las
funciones de demanda son homogéneas de grado cero en todos los precios y la renta.

• Cuando cambia el poder adquisitivo (es decir, cuando aumenta la renta permaneciendo constantes los
precios), las restricciones presupuestarias se desplazan y los individuos elegirán nuevas combinacio­
nes de bienes. Para los bienes normales, un incremento del poder adquisitivo hace que se elija más.
En el caso de bienes inferiores, sin embargo, un incremento del poder adquisitivo hace que se com­
pre menos. Por tanto, el signo de d X j d l podría ser positivo o negativo, aunque d X ,/d ¡ > 0 es el
caso más frecuente.

• Una disminución del precio de un bien provoca efectos renta y sustitución que, para un bien normal,
hacen que se com pre m ás del bien. Sin embargo, para los bienes inferiores, los efectos renta y susti­
tución operan en sentido opuesto y no se puede hacer una clara predicción.

• Análogamente, un incremento del precio induce ambos efectos renta y sustitución que, en el caso del
bien normal, hacen que se demande menos. Para los bienes inferiores el resultado neto vuelve a ser
ambiguo.

• La curva de demanda m arshalliana resume la cantidad total demandada de un bien para cada posible
precio. Los cambios del precio indican tanto un efecto renta como un efecto sustitución, que provo­
can movimientos a lo largo de la curva. Para un bien normal, S X jd P , < 0 a lo largo de esta curva.
Si cambia la renta, los precios de los demás bienes, o las preferencias, la curva podrá desplazarse a
una nueva ubicación.

• Las curvas de demanda compensadas ilustran movimientos a lo largo de una determinada curva de
indiferencia para distintos precios. Se construyen manteniendo constante la utilidad y muestran única-

® ÍT E S -P a K m in fa
Capitulo 5 E fe c to s renta y su st itu c ió n 145

mente los efectos sustitución provocados por una variación del precio. Por tanto, su pendiente es nega­
tiva (o nula) sin ambigüedad.

• Los efectos renta y sustitución se pueden analizar con precisión utilizando la ecuación de Slutsky.
Estos efectos también se pueden analizar utilizando el planteamiento de las preferencias reveladas de
la teoría de la elección, mitigando así la necesidad de suponer la existencia de funciones de utilidad.

• Las variaciones del bienestar que acompañan a los cambios de precios pueden m edirse, a veces,
mediante la variación del área bajo las curvas de demanda. Estos cambios del excedente del consumi­
dor son útiles para evaluar los efectos netos de la asignación de recursos de fenómenos económicos
como los monopolios o los impuestos.

Problem as
5.1
Ed “el sediento” sólo bebe agua mineral, pero puede comprarla en dos envases distintos: botellas de 0,75 litros y bote­
llas de 2 litros. Puesto que el agua es, en sí, la misma, considera estos dos “bienes” como sustitutivos perfectos.
a) Suponiendo que la utilidad de Ed sólo depende de la cantidad consumida de agua, y que los envases noofrecen
ninguna utilidad de por sí, muestre esta función de utilidad en términos de cantidades de botellas de 0,75 litros (X)
y de botellas de 2 litros (f).
b) Muestre la función de demanda de Ed de X en función de Px , Pr , e I.
e) Dibuje la curva de demanda deX, manteniendo constantes ¡ y PY.
di ¿Cómo desplazan ios cambios de I y Py a la curva de demanda de X?
e) ¿Qué forma tendría la curva de demanda compensada de X en esta situación?

5.2
David N. recibe 3$ por semana para gastar como quiera. Puesto que sólo le gustan los bocadillos de mantequilla de
cacahuete y mermelada, se gasta toda su renta en mantequilla de cacahuete (a 0,05$ la onza) y mermelada (a 0,1$ la
osza). El pan lo recibe gratis de un simpático vecino. David tiene un gran apetito y hace sus bocadillos con exacta­
mente una onza de mermelada y dos onzas de mantequilla. Es de ideas fijas y nunca cambia estas proporciones.
ai ¿Cuánta mantequilla y mermelada comprará David con sus 3$ semanales?
b> Suponga que el precio de la mermelada aumenta a 0,15$ la onza. ¿Cuánto comprará de cada bien?
el ¿En cuánto habría que aumentar la paga de David para compensar el incremento del precio de la mermelada en el
apartado anterior?
di Dibuje sus resultados de los apartados anteriores.
e* ¿En qué sentido implica este problema un único bien: bocadillos de mantequilla y mermelada? Dibuje la curva de
demanda de este único bien.
f) Analice los resultados de este problema en términos de los efectos renta y sustitución implicados en la demanda de
mermelada.

5.3
Ssponga que, por ley, se exige que una persona consuma una cantidad fija del bien X, por ejemplo, X0. Suponiendo
q k el bien X es un bien normal, explique cómo reduce esta ley la utilidad tanto de la gente con rentas elevadas como
de la gente con rentas bajas.

©/TESAwonin/b
146 P ane II E le c ció n y d em a n d a

5 .4
Demuestre que. si sólo hay dos bienes (X e Y) entre los que elegir, los dos no puedeo ser inferiores al mismo tiempo.
Si X es inferior, ¿cómo afectan las variaciones de la renta a la demanda de Y1

5 .5
Como se ha definido en e! Capítulo 3, un mapa de indiferencia es homoiético si una línea recta que parta del punto de
origen corta a todas las curvas de indiferencia en puntos que tienen la misma pendiente: la RMS depende del cocien­
te YÍX.
a) Demuestre que, en este caso, dX/dl es constante.
b) Demuestre que si se pueden representar los gustos de un individuo mediante un mapa de indiferencia homotético,
el precio y la cantidad deben moverse en direcciones opuestas; es decir, demuestre que no se puede producir la
paradoja de Giffen.

5 .6
Suponga que la utilidad que obtiene un individuo de X e Y viene representada por la función con ESC (para 6 = —1):

utilidad = U (X, Y) = - - •
X Y
a) Utilice el método del multiplicador lagrangiano para calcular las funciones de demanda sin compensar de X e Y
para esta función.
b) Demuestre que las funciones de demanda calculadas en el apartado anterior son homogéneas de grado cero en Px ,
Py t i .
c) ¿Cómo desplazan a la curva de demanda del bien X los cambios de / o Py!

5 .7
Como en el Ejemplo 5.1, suponga que la utilidad viene dada por

utilidad = (J (X. Y) = X ^Y "-1.

a) Utilice las funciones de demanda sin compensar del Ejemplo 5.1 para calcular la función de utilidad indirecta y la
función de gasto de este caso.
b) Utilice la función de gasto calculada en el apartado anterior junto con el lema de Shephard (nota a pie de página
5) para calcular la función de demanda compensada para el bien X.
c) Utilice los resultados del apartado anterior, junto con la función de demanda sin compensar del bien X. para demos­
trar que se cumple la ecuación de Slutsky en este caso.

5 .8
Suponga que la función de utilidad de los bienes X e Y viene dada por

utilidad = U (X, F) = XY + Y.

a) Calcule las funciones de demanda sin compensar (marshallianas) de X e Y y describa cómo se desplazan las cur­
vas de demanda de X e Y al cambiar I o el precio del otro bien.
b) Calcule la función de gasto de X e Y.
c) Utilice la fimción de gasto calculada en el apartado anterior para calcular las funciones de demanda compensadas
de X e Y. Describa cómo se desplazan las curvas de demanda compensada de X e Y debido a variaciones de la renta
o del precio del otro bien.

© IT£& Paran¡nfo
Capítulo 5 E fe c to s renta y s u stitu c ió n 147

5.9
A lo largo de un periodo de tres años, un individuo muestra el siguiente comportamiento de consumo:

Px Pr X y
Año 1 3 3 1 4
Año 1 4 2 6 6
Año 3 5 1 7 3

¿Es coherente este comportamiento con el axioma fuerte de las preferencias reveladas?

5.10
Suponga que la función de utilidad de un individuo para tres bienes, X„ X2 y X2 es “separable”; es decir, suponga
que
U(,Xlt X 2, X3) = £/,(AT,) + U2(X2) + U3(X3)
y U¡ > O U"< O para / = 1,2 o 3.
Demuestre que
a> Ninguno de los bienes puede ser inferior,
bi dXJdP¡ debe ser < 0.
En las Ampliaciones del Capitulo 6 analizaremos con más detalle este caso de utilidad separable.

Lectu ras re co m e n d ad as
Cook. P.J. “A 'One Line’ Proof of che Slutsky Equation." American Economic Review 62 (March 1972): 139.
Clever use ofduality to derive the Slutsky equation; uses the same method as in Chapter 5 but with rather complex nota-
ñon.
Rsber. F.M, y K. Shell. The Economic Theory ofPrice Indices. New York: Academic Press, 1972.
Complete, technical discussion ofthe economic properties o f various pnce irtdexes; describes "idear indexes based on
utiliry-maximizing models in detail.
Ite-Colel], Andreu, Michael D. Whinstony Jerry R. Green. Microeconomic Theory. New York: Oxford University Press,
1995.
Outpier 3 covers much ofthe material in this chapter at a somewhat higher level. Secñon I on measuremeiu ofthe wel-
fare effects ofprice changes is espedally recommended.
Smmeison. Paul A. Foundalions o f Economic Analysis. Cambridge. MA: Harvard University Press, 1947. Chap. V.
Provides a complete analysis o f substittuion and income effects. Aiso develops the reveaied preference notion.
SBierberg, E. The Structure ofEconomics: A Mathematical Analysis. 2nd ed. New York: McGraw-Hill, 1990.
Good discussion o f expenditure functions and the use ofindirect utiiity functions.
Sfacsky, E.E. "On the Theory of the Budget of the Consumer,” reprinted in American Economic Review, Readings in Price
Theory. Homewood, IL: Richard D. Irwin, 1952, pp. 27-56.
Original derivation of formal statement o f income and substitution effects.
Varán, H. Microeconomic Analysis. 3rd ed. New York: W.W. Norton, 1992.
Formal development o f preference notions. Extensive use o f expenditure functions and their relationship to the Slutsky
equation. Aiso contains a nice proof of Roy's identity.

® IT lS -P a r o r m fó
148 Pane II Elección y demanda

AMPLIACIONES

El lema de Shephard, la identidad de Roy y los índices de precios

En los Capítulos 4 y 5 hemos visto que hay diversas formas conceptuales implicados en el cálculo de los índices de pre­
de analizar el problema de la elección del individuo, y dife­ cios, Por ejemplo, el Indice de Precios ai Consumo (IPC)
rentes formas de derivar las relaciones de demanda. El estadounidense se calcula midiendo todos ios meses el pre­
objetivo de esta ampliación consiste en resumir estas diver­ cio de una determinada cesta de bienes en el mercado. El
sas relaciones para ilustrar cómo se relacionan entre sí. índice resultante se suele utilizar con frecuencia para hacer
También demostramos cómo arrojan luz estas relaciones a ajustes en los contratos, como los de las prestaciones de la
las interpretaciones de los índices de precios. Seguridad Social o las prestaciones por jubilación, en fun­
ción de la inflación. Pero la Ecuación i deja claro que los
La Figura 5.11 ofrece una visión general. En la parte
individuos cambiarán generalmente los bienes que adquie­
superior se muestran dos planteamientos sobre el problema
ren cuando cambian los precios, incluso si se mantiene
de las decisiones del individuo; la maximización de la utili­
constante la utilidad (V). Dicho de otra manera, el cálculo
dad y la minimización del gasto. Cada uno de estos plan­
dé los precios de mercado de una cesta de bienes fija exa­
teamientos da lugar a una solución en la que el objetivo
gera ei gastó mínimo necesario para alcanzar determinado
final obtenido depende implícitamente de los parámetros del
nivel de utilidad. Esta exageración se refleja en la Figura
problema: la utilidad indirecta máxima y los gastos míni­
5.12. Para alcanzar í/0, inicialmente se necesita un gasto
mos dependen de los precios de todos los bienes y de la res­
de £0 . adquiriéndose X0. T0. Si el cociente de precios
tricción del problema (renta o utilidad respectivamente). En
Px/Pt disminuye, U„ se puede comprar ahora con un
principio, cada planteamiento también permite resolver las
gaste £, alterando la combinación de bienes a X,, Y,. El
funciones de demanda: la maximización de la utilidad (que
cálculo del nivel de gaste necesario para adquirir la combi­
mantiene constante la renta nominal) genera funciones de
nación de bienes (X„, K0) exagera el nivel de gasto necesa­
demanda marshaitianas, y la minimización del gaste (que
rio para alcanzar U„. La magnitud de este “sesgo de susti­
mantiene constante la utilidad) genera funciones de deman­
tución" ha sido muy estudiada por los economistas. Por
da compensadas. Sin embargo, este cálculo suele ser muy
ejemplo, Aizcorbe y Jackman (1993) concluyen que estos
laborioso, y puede hacerse más fácilmente a partir de fun­
sesgos exageran el nivel de inflación reflejado por ei IPC
ciones indirectas de la utilidad y el gasto.
en aproximadamente 0,2 por ciento al año.

A5.1 El lema de Shephard


A 5.2 La identidad de Roy
Tal y como hemos descrito en la nota a pie de página 5 de
este capítulo, la aplicación del teorema de la envolvencia al Las funciones de demanda marshaitianas se pueden derivar
problema de minimización del gasto ofrece de la función de utilidad indirecta, pero en este caso el
cálculo es algo más complejo. Recuerde que el lagrangiano
SE
- = X = hx (V,Px ,PY) asociado a esta maximización de la utilidad individual es
8PX
(i)
se ! = U(X, T) + X(7 -P xX - PtY), (ü)
= Y=< ;.P ^P y)
DPy
Aplicando el teorema de la envolvencia a esta expre-
Es decir, se pueden calcular las funciones de demanda óE se. obtiene
compensadas directamente a partir de la función del gasto
mediante derivadas parciales. Este resuitado se denomina a SU* 8 g
veces el lema de Shephard, ya que fue este economista el 8PX " 8PX
(ü¡)
que lo descubrió en el contexto de la demanda de factores
por parte de las empresas (Shephard, 1953).

Fu n cio n e s de g e sto y su stitu ció n e n e l IP C 8U*


= X.
81
La relación entre las funciones de gasto y las curvas «te
demanda compensadas ilustra algunos de los problemas Por tamo.

©ITES-Poroninfo
Capítulo S E fe c to s renta y s u stitu c ió n 148

-dU* -dV* donde la primera ecuación se deriva de la definición de uii-


gp ~gp~ lidad indirecta. V, y la tercera es sencillamente un recorda-
— ^ - = — S— = X = dx(Px , PY, /), (iv) torio de que X óptimo depende de los parámetros Px. Pr
8U ' dV* e l- Este resultado se conoce como la identidad de Roy. que
di di es el economista que lo desenhrió (Roy, 1942).

FIGURA 6.11 Relaciones entre conceptos de demanda

P rim a l D ual

A 5 .3 Ejemplo Cobb-Douglas 0,5/


Estos resultados se pueden demostrar fácilmente con nues­ y d V jd P s 2 P ]fP ^ 0,5/
1 (v)
tra ya muy utilizada función de utilidad Cobb-Douglas. dV*/d¡
2 P2sf f ' s

que es exactamente el resultado obtenido en el Ejemplo 4 .1.


En el Ejemplo 4.3 calculamos la función de utilidad
indirecta para este caso como Para derivar las funciones de demanda compensadas,
utilizamos la función de gasto derivada por primera vez en
V(Px ,Pr , l ) = el Ejemplo 4.4.
2 /**/**
E(Py, Py, V) = I V P ^ P ^
La identidad de Roy afirma que se puede calcular la
función de demanda marshalliana como y aplicamos el lema de Shephard:

©ITESfaraimfo
150 Pane H E le c ció n y d e m a n d a

F IG U R A 5 . 1 2 S e s g o de s u stitu c ió n e n el IP C

Inicialmente, los gastos vienen dados por Ea y este individuo adquiere X0, Y0. Si P^/Py cae, el nivel de utilidad (/0 se
puede alcanzar de forma más barata consumiendo Xlt Y¡ y gastando £ (. Las compras de X0, Yn a los nuevos precios costa­
rían más que E¡. Por tanto, el mantener constante la combinación de consumo genera un sesgo positivo en los cálculos de
índices de precios como el IPC.

Cantidad
de Y

ar ypOí cómo tener en cuenta los patrones de gasto reales de los


V ^ , P y. V ) - — (vi) consumidores cuando se construyen índices de precios. No
sólo se puede utilizar la teoría de la demanda para arrojar
que también es precisamente la función que calculamos en luz sobre la cuestión del sesgo de sustitución (véase A5.1),
el Ejemplo 5.3. Observe que, incluso en este sencillo caso, sino que también ofrece perspectivas sobre cuestiones difí­
la demanda compensada de X depende de los precios de ciles, por ejemplo, cómo incroducir nuevos bienes en estos
ambos bienes. índices, y cómo hay que calcular las variaciones de la cali­
dad. También se pueden utilizar nociones más complejas
sobre la demanda para valorar ia importancia del crecimien­
De nuevo el IPC
to de supermercados con descuentos (como Sam’s Club o
Por supuesto, los cálculos utilizando ia identidad de Roy o Costco) y cómo influyen estos menores precios en la utili­
el lema de Shephard no siempre serán así de sencillos. Peto dad total. La cuestión de cómo hay que hacer todos estos
estas técnicas suelen ofrecer el camino más directo para ajustes en el IPC ha suscitado una considerable controver­
resolver problemas en la teoría de la demanda. Algunos de sia política, especialmente debido a ios sesgos en el IPC
los problemas más difíciles surgen en la investigación sobre actual, de más de un uno por cierno según algunos analis­

® IT E S -P a ra n ¡n fo
Capítulo 5 E fe c to s renta y su st itu c ió n 151

tas. Moulten (1996) ofrece una gofa de la relación entre Kreps. D . M . A Course ¡n M icroeconomic Theory. Princeton, NJ:
estas estimaciones y las teorías de demanda subyacentes uti­ Princeton U m ve rsity Press, 1990. Sectioa 2.3.

lizadas para realizarlas. M o u h o n , Brem R . “B ias in tbe C o nsum cr Price Index; W b ai I s tbe
E v id e n c e '. Joum at o f Econom ía P erspectiva (Fall 1996):
139-177.
Referencias R oy, R . D e l'u tilité . contribution á la ú tío ñ e des chnix París:
A se a rte . A s a M . y Patridt C . Jactaran. “T b e Com m odity Herm ano, 1942.
Substituirán Effect in C P I Data, 1 9 S 2 -9 1 ” . M otuhiy la b o r Sbephard. R . W . Cost and Production Funaians. Princeton. NJ;
Revlew (Dcccm bcr 1993); 23-33. Princeton U niversity Press. 1933.
Deatun. A . y l . Muellbauer. Econanúcs and C onsum ir Behavior.
Cam bridge: C am bridge U niversity Press, 1980. C b a p 2.

OnfnrsMad Católica de Coiombi*


B IB L IO T E C A

©/rES-Poronrrdé
C A P Í T U L O

RELACIONES DE DEMANDA
ENTRE BIENES

En el Capítulo 5 hemos analizado cómo afectan las variaciones del precio de un bien (por
ejemplo, el bien X) a ¡a cantidad de dicho bien. A lo largo del análisis hemos mantenido
constantes los precios de todos los demás bienes. Sin embargo, debería estar claro que la
variación de cualquiera de estos otros precios también podría afectar a la cantidad deman­
dada de X. Por ejemplo, si X representa la cantidad de kilómetros que recorre un conduc­
tor, se puede esperar que esta cantidad disminuya cuando el precio de la gasolina aumen­
ta o que aumente cuando aumentan los precios de los billetes de avión y de-autobús. En
este capítulo utilizaremos el modelo de maximización de ¡a utilidad para estudiar estas rela­
ciones.
154 Pane II E le c c ió n y d e m a n d a

El c a s o de d o s bienes
L a Figura 6.1 presenta dos ejemplos de cómo se puede ver afectada la cantidad demandada de X cuando
cambia el precio del bien F. En los dos paneles del gráfico, PY ha disminuido, desplazando pues la restric­
ción presupuestaria hacia fuera, de I n a . En ambos casos también ha aumentado la cantidad elegida del
bien Y, de F0 a Fp debido a la reducción de PY, y tal y como se esperaría si Y fuera un bien normal. Sin
embargo, para el bien X los resultados en cada panel difieren. En (a) las curvas de indiferencia tienen una
forma casi de L, lo que implica un efecto sustitución bastante pequeño. Una disminución de Py no induce
un movimiento muy importante a lo largo de Uü a medida que se sustituye Y por X . Es decir, X cae bas­
tante poco debido al efecto sustitución. Sin embargo, el efecto renta refleja el m ayor poder adquisitivo dis­
ponible ahora, y esto hace que la cantidad total de X aumente. Por tanto, dX/dPY es negativa (X y PY se
mueven en sentido opuesto).

En la Figura 6.1b se revierte esta situación: dX/8Pr es positiva. Las curvas de indiferencia relativa­
mente planas de la Figura 6.1b hacen que se produzca un gran efecto sustitución debido a la disminución
.de Py . La cantidad de X disminuye drásticamente a medida que se sustituye X por Y a lo largo de t / 0.
Como en la Figura 6 . la , el m ayor poder adquisitivo de la reducción de PY hace que se compre más de X,
pero ahora domina el efecto sustitución y la cantidad de X disminuye hasta X ,. En este caso pues, X y py
se mueven en la misma dirección.

U n tratam iento m atem ático

La ambigüedad del efecto de las variaciones de Pr puede reflejarse m ejor con una ecuación del tipo de
Slutsky. Al utilizar procedimientos análogos a los del Capítulo 5, resulta fácil dem ostrar que

d X _ ddK _ dX ex
-Y ( 6 . 1)
dPv SPV dPv U s c o n su m e
di '

donde el prim er término a la derecha, como antes, representa el efecto sustitución, y el segundo término
es el efecto renta. Observe que, en el efecto renta, la derivada d X /c l aparece multiplicada ahora por la
cantidad adquirida de Y porque esta cantidad refleja la magnitud del efecto de los cambios de PY sobre el
poder adquisitivo.

Para el caso de dos bienes, los términos a la derecha de la Ecuación 6.1 tienen distintos signos.
Suponiendo que las curvas de indiferencia sean convexas, el efecto sustitución SX¡dPY\Um es positi­
vo. Si nos limitamos a los movimientos a lo largo de una curva de indiferencia, los incrementos de PY
aumentarán X y las reducciones de PY reducirán la cantidad elegida de X . Pero, suponiendo que X sea un
bien normal, el efecto renta ( - Y S X /d l) es claramente negativo. Por tanto, el efecto combinado en la
Ecuación 6 .1 es ambiguo; dX/dPy podría ser positiva o negativa. Incluso en el caso de dos bienes, las rela­
ciones de demanda entre X y PY son bastante complejas.

E J E M P L O 6.1
O tra d esagregación de S lu tsk y para los e fe cto s cru zados de precios

En el E jem plo 5 .4 analizam os la d esag reg ació n de Slutsky p ara el efecto d e u n a v ariació n del p rec io d e X . A h o ra nos
vam os a fijar en el efecto cru zad o d e precios d e u n cam b io d e l p re cio d e Y sobre las com pras d e X . R ecuerde que las
{unciones de dem anda sin co m p en sar y com pensada d e X vienen dadas p o r

©/TES-Pcramnfó
Capitulo 6 R e la c io n e s de d e m a n d a entre b ie n e s 155

^ r> ^~~2p~ ( 6 .2 )

F IG U R A 6.1 Direcciones opuestas de los efectos cruzados de precios

En ambos paneles ha disminuido el precio de Y. En (a) los efectos sustitución son pequeños, por lo que la cantidad consu­
mida de X aumenta con F. Puesto que dX/dPY <0, X e F son complementarios brutos. En <b) los efectos sustitución son tan
importantes que la cantidad elegida de X disminuye. Puesto que 8X/dPY > 0, X e F se denominarían sustitutivos brutos.

C a n t id a d d e Y C a n t id a d d e Y

'U,

X, X 0 C a n tid a d
de X de X

la| C o m p le m e n ta rio s b ru to s (b) S u s t it u t iv o s b ru to s

0.5
VP,
hx (Px ,P r ,V ) = 2UL
t>0,5
(6.3)
‘ X

respectivamente. Como hemos señalado en varias ocasiones, el hecho de que con la función sin compensar
ddx
= 0 (6.4)
dPv

demuestra que las variaciones de los precios de Y no tienen efectos sobre las compras de X. Para ver por qué, pode-
mos calcular el efecto sustitución en la función de demanda compensada como
dX 0,5V
(6.5)
dPv U ■ constame
dPT P ^ P f5

Pero antes hemos concluido que la utilidad indirecta viene dada por
I
V= (6 . 6)
IP ^ P y '5 '

por lo que el efecto sustitución para este caso es


dX 0,25/
(6.7)
dPy W r

©ITES-Paroninfb
156 Parte II Elección y d em a n d a

Utilizando la función de demanda marshalliana para Y (F = I/2Py), podemos calcular el efecto renta en este pro­
blema (véase la Ecuación 6.1) como
1 V 1
( 6 . 8)
di 1 P ,)\2 P X PXPy
Comparando las Ecuaciones 6.7 y 6 . 8, es evidente que los efectos renta y sustitución se cancelan mutuamente. Las
variaciones de los precios de Y no tienen efecto sobre las compras de X debido a esta cancelación de los efectos, y no
porque los dos bienes no estén relacionados entre sí.
Como ejemplo numérico, suponga que los precios de Y aumentan drásticamente de 1 a 4. La función de demanda
compensada muestra que las compras de X deberían aumentar de 4 a 8 (= 2 • 2/0,5) si queremos mantener constante
la utilidad indirecta en V = 2. Es decir, el individuo debe sustituir el bien más caro Y por muchas unidades de X.
Pero, con una renta nominal constante e igual a 2, la utilidad Indirecta no puede permanecer en V = 2; la utilidad debe
disminuir debido al incremento de los precios de Y hasta V = [2/(2 - 0,5 •2)] = 1. Con este nivel de utilidad reducido,
la función de demanda compensada predice que las compras de X permanecerán en 4 (= 1 •2/0,5) en vez de aumen­
tar al reflejar ünicamence el efecto sustitución. Por tanto, los dos efectos se pueden compensar totalmente. Con otras
formas funcionales, cualquiera de los efectos podría dominar, y ddx /dPr podría tener cualquiera de los signos.

P R EG U N T A : ¿Por qué sería incorrecto afirmar que si ddx /8Py = 0 , X e Y no tendrían posibilidades de
sustitución, es decir, deben consumirse en proporciones fijas? ¿Hay algún caso en que se pueda alcanzar
esta conclusión?

S u stitu tiv o s y com plem entarios


Para el caso de muchos bienes, se trata simplemente de generalizar el análisis de Slutsky (como se repre­
senta con las Ecuaciones 5.27 y 6.1) como
8X¡ _ dd¡ _ dx, „ dX,
C6.W
dPj dPj dPj
U= c o n s ia m e

para cualquier i y j (incluyendo i = ./). Esto nos dice que e1 cambio del precio de cualquier bien (aquí el
bien j) induce efectos renta y sustitución que pueden alterar las cantidades demandadas de todos los bie­
nes. La Ecuación 6.9 se puede utilizar para analizar el concepto de sustitutivos y complementarios.
Intuitivamente, estos conceptos son bastante sencillos. Dos bienes son sustitutivos si uno de ellos puede,
debido al cambio de las condiciones, ser sustituido por el otro. Por ejemplo, el té y el café, las ham bur­
guesas y los perritos calientes, y la mantequilla y la margarina. Por otra parte, los complementarios sí “van
juntos” , como el café y la nata, el pescado y las patatas fritas, o el coñac y los puros. E n cierto sentido,
los “sustitutivos” se pueden sustituir entre sí en la función de utilidad, mientras que los “complementarios”
se complementan mutuamente.

Hay dos formas distintas de definir con precisión estos conceptos intuitivos. Una se centra en los efec­
tos “brutos” de las variaciones de precios, incluyendo tanto el efecto renta como el efecto sustitución, mien­
tras que la otra sólo se fija en los efectos sustitución. Puesto que se utilizan ambas definiciones, analizare­
mos con detalle cada una de ellas.

Su stitu tiv o s y com plem entarios brutos


Las relaciones de sustitutivos y complementarios se pueden definir haciendo referencia a reacciones de pre­
cios como:

© ITES-Poraninfo
Capitulo 6 R e la c io n e s de d e m a n d a entre b ie n e s 157

D s t n ic ió n

Sustitutivos y com plem entarios brutos Dos bienes, X¡ y X¡ son sustirutivos brutos si

^ -> ° (6 . 10 )

y complementarios brutos si
6Xt
5Pj < ° ' ( 6 J 1 )

Es decir, dos bienes son sustitutivos brutos si un incremento del precio de un bien hace que se compre
más del otro bien. Son complementarios brutos si un incremento del precio de un bien hace que se compre
menos del otro bien. Por ejemplo, si aumenta el precio del café, se puede esperar que aumente la deman­
da de té (son sustitutivos), m ientras que la demanda de nata puede disminuir (el café y la nata son comple­
mentarios). La Ecuación 6.9 deja claro que se trata de una definición “bruta” en tanto en cuanto incluye
tanto el efecto renta como el efecto sustitución que surgen de una variación del precio. Puesto que estos
efectos se combinan de hecho en cualquier observación que hagamos del mundo real, puede ser razonable
faablar siempre únicamente de sustitutivos “brutos” y complementarios “brutos” .

A sim etría de las definiciones brutas

Sin embargo, hay varios aspectos no deseables de las definiciones brutas de los sustitutivos y los comple­
mentarios. La más importante es que las definiciones no son simétricas. Es posible, en función de estas
definiciones, que X x sea un sustitutivo de X2 al mismo tiempo que x2 es un complementario de x v La
presencia del efecto renta puede provocar resultados paradójicos. Vamos a analizar un ejemplo concreto.

E J E M P L O 6.2
Asim etría de lo s e fecto s cru zados de precios_______________________________________________________

S^jooga que la función de utilidad de dos bienes (X e í1) viene dada por

U { X, Y ) = \ n X + Y. (6.12)

ai escribir el lagrangiano obtenemos


S£ = ln X + Y + k ( I - P xX - P r¥) (6.13)

^ e nos permite obtener las siguientes condiciones de primer orden:

É g =± - X P xm 0
dX X

^dY- = l - X P rY =0 \(6.14)>

^ I - P xX - P yY = 0.

Si pasamos los términos con X a la derecha y dividimos la primera ecuación por la segunda obtenemos

® IT E S -P o m n in fo
158 Parte 11 E le c ció n y d e m a n d a

— =% - (6.15)
X Py

PxX = Py. (6.16)

La sustitución en la restricción presupuestaria permite ahora resolver la función de demanda marshalliana para Y:
1 =• PxX + PrY = PY + PrY. (6.17)
Por tanto.
P yY = ! - P r . (6.18)

Estaecuación muestra que un incremento de py debe reducir el gasto en el bien Y (es decir, PrY). Por tanto,
puesto que Px e / nocambian, elgasto en X debe aumentar. Asi pues,

I r 1 <6 i 9 >

y llamaríamos a Z e F sustitutivos brutos. Por otra parte, la Ecuación 6.18 muestra que el gasto en Y es independien­
te de Px . Por tanto,
8Y
— 0 ( 6 . 20 )

y, visto así, se diría que X e Y son independientes: no son ni sustitutivos brutos ni complementarios brutos. El partir
de las respuestas brutas del mercado para definir la relación entre X e Y provocaría, por tanto, ambigüedades.

P R EG U N T A : En el Ejemplo 3.4 demostramos que la función de utilidad de la forma dada por la Ecuación
6 .12 no es homotética: la RM S no depende únicamente del cociente de X e Y. ¿Puede surgir la asimetría en
el caso homotético?

S u stitu tiv o s y com p le m e ntarios netos


Debido a las posibles asimetrías de la definición de sustitutivos y complementarios brutos, a veces se uti­
liza una definición alternativa que se centra únicamente en los efectos sustitución:

Sustitutivos y com plem entarios netos1 Se dice que X, y X¡ son sustitutivos netos si

BX;
>o (6 .21 )
U « constante

y complementarios netos si

dX<
<o ( 6 . 22 )
ePj
U - constarte

1 A lgunas veces se denom inan sustitutivos y com plem entarios ‘'hicksianos", p o r el econom ista británico John H icks, que hizo estas defini­
ciones.

®/7"ES-Paron¡nfo
Capitulo 6 R e la c io n e s de d e m a n d a e ntre b ie n e s 159

Estas definiciones, por tanto, sólo se fijan en los términos de sustitución para determinar si dos bienes
son sustitutivos o complementarios. Esta definición resulta atractiva desde el punto de vista intuitivo (por­
que sólo se fija en la forma de la curva de indiferencia) y desde el punto de vista teórico (porque no es ambi­
gua). Una vez que X, y X j son definidos como sustitutivos, siguen siendo sustitutivos, independientemen­
te de en qué dirección se aplique la definición. De hecho, las definiciones son perfectamente simétricas:

3X, ax;
(6.23)
dPJ U=cútiiume dP U * co n su m e

El efecto sustitución de una variación de P{ sobre el bien X¡ es idéntico al efecto sustitución de una
variación de P¡ sobre X,. Esta simetría es importante, tanto en los trabajos teóricos como en los trabajos
empíricos2.

La diferencia entre las dos definiciones de sustitutivos y complementarios se demuestra fácilmente en


la Figura 6.1a. En este gráfico, X e Y son complementarios brutos, pero sustitutivos netos. La derivada
dX/dPy resulta negativa (X e Y son complementarios brutos) porque el efecto sustitución (positivo) está
más que compensado p o r el efecto renta (negativo): una disminución del precio de Y hace que la renta real
aumente mucho y, por tanto, aumentan las compras de X. Sin embargo, como deja claro el gráfico, si sólo
hay dos bienes entre los que elegir, deben ser sustitutivos netos, aunque puedan ser tanto sustitutivos bru­
tos como complementarios brutos. Puesto que hemos supuesto que hay una RM S decreciente, el efecto sus­
titución del propio precio debe ser negativo y, por tanto, el efecto sustitución cruzado debe ser positivo.
En efecto, se puede dem ostrar que sólo puede haber unas “pocas” relaciones complementarias en el senti­
do neto3. La relación dominante entre bienes es la de sustitución neta.

La simetría de los efectos netos de sustitución cruzada (Ecuación 6.23) y la negatividad del efecto de
sustitución propia (analizado en el Capítulo 5), son los principales resultados de la teoría de la elección indi­
vidual. Estos resultados pueden, en principio, contrastarse utilizando datos del mundo real. Sin embargo,
puesto que la mayoría de los datos del mercado implican el comportamiento de muchos demandantes, y
puesto que la suma de las demandas de distintos individuos presenta algunos problemas metodológicos com­
plejos (véase el Capítulo 7), hay pocas pruebas convincentes de las proposiciones. Al contrario, los resul­
tados se utilizan fundamentalmente en el trabajo teórico y en la especificación de funciones de demanda
hipotéticas que cumplen estas propiedades.

B ienes c o m p u e sto s
Nuestro análisis en el apartado anterior ha demostrado que las relaciones de demanda entre bienes son bas­
tante complejas. En el caso más general, un individuo que consume n bienes tendrá funciones de demanda

2 Esla sim etría se dem uestra fácilm ente utilizando el lem a d e Shephard (véase la nota a pie de página 5 del Capítulo 5). Puesto que
X , = dE/dP, ,
cX, SE1
8P; ‘ BPjSP,'

pero

SE- SÉ! ex.


dPjdP, SP,8P¡ SP,

parque, por el T eorem a d e Y oung (véase el Capítulo 2). e l orden de las derivadas parciales e s irrelevante.
3 Véanse J.R . H ic k s , Valué and Capital (Oxford: O xford U niversity P ress, 1939), pág. 312 y e! Problem a 6 .8 .

© /T E S ^ o r o r á > /b
160 P a rte ll E le c ció n y d e m a n d a

que reflejan n (n + 1)/2 efectos sustitución distintos4. Cuando n es muy grande (como sin duda es el caso
para todos los bienes que consumen, de hecho, los individuos), este caso general puede ser inmanejable. A
menudo resulta mucho más cómodo agrupar los bienes en grandes agregados como alimentos, vestidos,
vivienda, etcétera. En el nivel más agregado, podemos querer analizar un determinado bien (por ejemplo,
la gasolina, que podemos denominar X) y. su relación con “todos los demás bienes” , que podríamos llamar
Y. Éste es el procedimiento que hemos estado aplicando en muchos de nuestros gráficos bidimensionales,
y seguiremos haciéndolo en otras muchas partes de este libro. En este apartado mostraremos las condicio­
nes bajo las que se puede aceptar este procedimiento. En la ampliación a este capítulo, analizaremos cues­
tiones más generales relacionadas con la agregación de bienes en grandes grupos.

El teorem a del bien c o m p u e sto

Suponga que los consumidores eligen entre « bienes, pero que sólo estamos interesados concretamente en
uno de ellos, por ejemplo, X,. Por lo general, la demanda de X, dependerá de los precios individuales de
los demás « - 1 bienes. Pero si todos estos precios se mueven en el mismo sentido, puede tener sentido
juntarlos en un único “bien compuesto” , Y. Formalmente, sean p " ...pjf los precios iniciales de estos bie­
nes, y supongamos que estos precios sólo pueden variar juntos. Puede que todos se dupliquen, o que todos
disminuyan un 50 por ciento, pero los precios relativos de X 2, X„ no cambiarán. Ahora definimos el
bien compuesto Y como el gasto total en X2, ..., X„ utilizando los precios iniciales p2° ... pn° : :

Y = P ? X 2 + P ° X J + - ~ + P ° X r, (6.24)

La restricción presupuestaria inicial de esta persona viene dada por

/ = /JX, + P °X 2 +■■■ + P®Xn = /JX, + y . (6.25)

Por el supuesto que hemos realizado, todos los precios P2, . . . , P n se mueven al unísono. Suponga que
todos estos precios cambian por un factor t {t > 0). Ahora, la restricción presupuestaria es

/ = />X, + tP?Y2 + •• + fPn°X„ = PlX l + tY . (6.26)

Por tanto, el factor de proporcionalidad t desempeña el mismo papel en la restricción presupuestaria de


esta persona que el papel que desempeñaba el precio de Y (Py ) en nuestro anterior análisis de dos bienes.
Las variaciones de Pl o de t inducen algunos tipos de efectos sustitución que hemos estado analizando. En
tanto en cuanto P2 , Pn se muevan juntos, podemos confinar pues nuestro análisis de la demanda a las
elecciones entre com prar X, o comprar “todo lo dem ás”5. Los gráficos simplificados que muestran estos
dos bienes en sus ejes pueden, por tanto, defenderse rigurosamente siempre que se cumplan las condicio­
nes de este "teorema del bien compuesto” (que todos los demás precios se muevan juntos). Sin embargo,
observe que el teorem a no realiza ninguna predicción sobre cómo se realizan las elecciones respecto a

4 P ara ver p o r qué, observe que todos los efectos sustitución, s¡¡ pueden representarse en una m atriz w n , Sin em bargo, la sim etría d e los
efectos (s,j =s¿j} implica que sólo los térm inos de la diagonal principal y p o r debajo de ésta pueden ser distintos entre sí. E sto es igua! a
la m itad de los térm inos de la m atriz ( j n 2) m ás la m itad restante de los térm inos sobre la diagonal principal de la m atriz ( f «).

5 El concepto d e “bien com puesto" fue introducido por J.R . H icks en Valué and Capital, 2 a ed. (Oxford: Oxford U niversity Press, 1946),
págs. 312-313. L a dem ostración del teorem a depende del concepto de que, para alcanzar la m áxim a utilidad, el cociente de las utilidades
m arginales de X ¡ X , debe perm anecer constante cuando todos los precios de estos bienes se m ueven juntos. P or tanto, el problema
de n bienes puede reducirse a un problem a bidim ensionai igualando el cociente de la utilidad m arginal de X respecto ay al “ cociente de
precios" P J i.

® fT E S -ftiro ra n fó
Capitulo 6 R e la c io n e s de d e m a n d a entre b ie n e s 161

X ¡ , X „ : no tiene por qué hacerse al unísono. El teorema sólo se centra en el gasto total en X 2 X„,
y no en cómo se asigna este gasto entre los distintos artículos (aunque se supone que esta asignación se hace
de forma que se maximice la utilidad).

G eneralizaciones y lim itaciones

El teorema del bien compuesto se aplica a cualquier grupo de bienes cuyos precios relativos se muevan jun­
tos. Es posible tener más de uno de estos bienes si hay varias agrupaciones que cumplen el teorema (es
decir, los gastos en “alimentos” , “vestidos” , etcétera). Por tanto, hemos realizado la siguiente:

OEFIWtCIÓN ~ •"'I

Bien com puesto Un bien compuesto es un grupo de bienes cuyos precios se mueven juntos. Estos
bienes pueden ser considerados como un único “bien” en tanto en cuanto el individuo se comporta como
si estuviera eligiendo entre otros bienes y el gasto total en todo el grupo compuesto.

Esta definición, y el teorem a relacionado con ella, tienen resultados m uy poderosos. Ayudan a simpli­
ficar muchos problemas que, de lo contrario, no serían resolubles. Aun así, hay que ser bastante cuidado­
so cuando se aplica el teorema al mundo real porque sus condiciones son muy estrictas. Es muy difícil
encontrar un conjunto de bienes cuyos precios se muevan juntos. Cualquier alejamiento de la estricta pro­
porcionalidad puede incumplir el teorema del bien compuesto si los efectos de sustitución cruzada son
■aportantes.

EJEMPLO 6 .3
C ostes del hogar com o bien com puesto
Suponga que un individuo obtiene utilidad de tres bienes: alimentos (A), vivienda (?) medida en cientos de metros cua­
drados, y actividades caseras medidas por el consumo de electricidad (Z).
Si la utilidad del individuo viene dada por la función de tres bienes con ESC:

utilidad = U(X, Y, Z) - —-— -— (6. 27)


X Y Z
se puede utilizar la técnica del lagrangiano para calcular las funciones de demanda de estos bienes como
¡
X =

Y = — ■ , 1 ---- ¡ - = (6.28)
Pr + 4 ^ P x+ yJPYPz

Z=■

Si imcialmente / = 100, Px = 1, Py = 4, y P7 = 1, las funciones de demanda predicen

X* = 25

y* =12,5 (6.29)

Z* =25.

©/7£«üron¡n/ii
162 Pane II E le c ció n y d em a n d a

Por tanto, se gasta 25 en alimentos y un total de 75 en necesidades relacionadas con la casa. Si suponemos que el
precio de la vivienda (Pr ) y el precio de las actividades caseras (Pz ) siempre se mueven juntos, podemos utilizar sus
precios iniciales para definir el “bien compuesto" bogar (H):

H = AY + 1Z. (6.30)
Aquí también hemos hecho (de forma arbitraria) que el precio inicial del hogar (PH) sea igual a uno. La cantidad
inicial de hogar es simplemente el total de dólares gastados en H:
77 = 4(12,5) +1(25) = 75. (6.31)

Además, puesto que PY y P¿ siempre se mueven juntos, PH estará relacionado siempre con estos precios median­
te la fórmula
/>„ = P Z =0,257^. (6.32)

Utilizando esta información, podemos volver a calcular la función de demanda como una función de 7, Px y P,¡:
I
X =
Px + -J ^ x ^h +
(6.33)

PX +3\¡PX^H

Al igual que antes, inicialmente 7 = 100, px = l , y P H = 1, por lo que X* = 25. El gasto en hogar se puede cal­
cular más fácilmente a partir de la restricción presupuestaria, siendo 77* = 75, porque aquí el gaseo en hogar repre­
senta “codo lo demás” que no sea comida.

Un increm ento del co ste del hogar. Si los precios de Y y Z aumentaran proporcionalmente hasta Py =16,
P2 = 4 (permaneciendo Px = 1), P„ también aumentaría hasta PH = 4. La Ecuación 6.33 predice ahora que la
demanda de X disminuiría hasta
x * = _100 = 100
1+3V4 7

y que las compras relacionadas con el hogar vendrían dadas por

= (6-35)

o, puesto que P„ = 4,
H* - 150/7. (6-36)

Observe que éste esprecisamente elnivel de compras relacionadas con elhogar predicho por lasfunciones de
demanda originalesde los tres bienesen las Ecuaciones 6.28. Con 7 = 100, Px =1, Py - 16, y Pz = 4, estas ecua­
ciones se pueden resolver como
X* = 100/7

y* = 100/28 (6.37)

Z* =100/14,

por lo que la cuantía total consumida del bien compuesto “hogar” (según la Ecuación 6.30) viene dada por

77* = 4 y* +1Z* = 150/7. (6 3 8 >

©ITES-Poranmfb
Capítulo 6 R e la c io n e s de d e m a n d a entre b ie n e s 163

Por tanto, hemos obtenido las mismas respuestas a las variaciones de precios independientemente de que hayamos
analizado las demandas de los tres bienes, X, Y y Z o nos hayamos fijado únicamente en las elecciones entre X y el
bien compuesto H.

P R E G U N T A : ¿Cómo sabemos que la función de demanda de X en la Ecuación 6.33 sigue garantizando que
se maximiza la utilidad? ¿Por qué no cambia el problema lagrangiano de maximización con restricciones
al realizar las sustituciones representadas por la Ecuación 6.32?

A trib u to s de los bienes de p rodu cción casera y p re cios im plícitos


Hasta ahora, en este capítulo, nos hemos centrado en lo que pueden averiguar los economistas sobre las
relaciones entre bienes observando el cambio del consumo de estos bienes por parte de los individuos como
reacción a variaciones de los precios de mercado. De alguna m anera, este análisis evita la cuestión central
relativa a p o r qué se consumen juntos el café y la nata, o p o r qué puede una persona sustituir en su dieta
el pescado y el pollo. Para comprender mejor estas cuestiones, los economistas han empezado a analizar
las actividades dentro de las familias de los individuos. Es decir, han intentado crear un modelo de los tipos
de actividades que no se desarrollan en el mercado, como la atención a los hijos por parte de los padres,
la preparación de las comidas, o las actividades de bricolaje, para com prender cómo crean estas activida­
des demandas de bienes en el mercado6. E n este apartado repasaremos brevemente algunos de estos mode­
los. Nuestro principal objetivo consiste en ilustrar algunas de las consecuencias de este p lanteamiento para
la moría tradicional de la elección que hemos estado analizando.

El m odelo de p roducción casera

El punto de partida de la mayoría de los modelos de producción casera es el supuesto de que los individuos
no reciben utilidad directamente de los bienes que adquieren en el mercado (como hemos estado suponien­
do hasta ahora). Por el contrario, sólo cuando se combinan los bienes del mercado con el tiempo aportado
por los individuos se producen bienes que ofrecen utilidad. Por tanto, según este planteamiento, la ternera
cruda o las patatas crudas no aportan ninguna utilidad hasta que se cocinan para producir un estofado.
Análogamente, las compras en el mercado de tem erá y patatas sólo se pueden com prender analizando las
preferencias del individuo por el estofado y analizando la tecnología subyacente para producir.

En términos formales suponga, al igual que antes, que hay tres bienes que una persona puede adquirir
en el mercado: X, Y y Z. La compra de estos bienes no aporta utilidad directa, pero pueden ser combina­
dos por el individuo para producir cualquiera de los dos bienes caseros: a¡ o Oj. La tecnología de esta pro­
ducción casera se puede representar mediante las funciones de producción f y f 2 (véase el Capítulo 11
para un análisis más completo del concepto de la Junción de producción). Por tanto,

« , - / ( * , Y, Z )
(6.39)
oj = / 2( x , y , Z)

y
utilidad = U (a¡, a^). (6.40)

6 P ara un análisis más exhaustivo d e las cuesiiones que surgen de este planteam iento, véase G .S. B e c k e r. A Treatise on th e Family
(C am bridge. M A: H arvard U niversity P ress, 1981).

© ÍT £ S -P o ro n /n fb
164 P ane II E le c ció n y d e m a n d a

El objetivo del individuo consiste en elegir X, Y, Z de forma que maximice su utilidad sujeto a las res­
tricciones de producción (Ecuaciones 6.39) y a la restricción presupuestaria financiera7:

Px X + PyY + Pz Z = I. (6.41)

Aunque no vamos a analizar en detalle los resultados que se pueden obtener con este modelo general,
vamos a destacar dos ideas que se pueden extraer. Prim era, el modelo puede ayudar a clarificar la natura­
leza de las relaciones de mercado entre bienes. Puesto que las funciones de producción en las Ecuaciones
6.39 son, en principio, mensurables utilizando datos detallados sobre actividades caseras, se puede consi­
derar a las familias como empresas que “fabrican múltiples productos” y analizarlas utilizando muchas de
las técnicas que aplican los economistas en el análisis de la producción.

Una segunda idea proporcionada por el planteamiento de la producción casera es el concepto de pre­
cios “implícitos” o precios “som bra” asociado con los bienes producidos en casa: y a2. Puesto que el
consumo de más a,, por ejemplo, requiere utilizar más "ingredientes" X, Y y Z, esta actividad tiene, evi­
dentemente, un coste de oportunidad en términos de la cantidad del bien casero que se puede producir.
Por ejemplo, para producir más pan, el individuo tiene que detraer harina, leche y huevos de la produc­
ción de pasteles, pero puede que también tenga que alterar las cantidades relativas adquiridas de estos bie­
nes al estar limitado por la restricción presupuestaria total dada por la Ecuación 6.41. Por tanto, el pan ten­
drá un precio implícito en términos del número de pasteles al que hay que renunciar para poder consumir
una barra más de pan. Este precio implícito reflejará no sólo los precios de mercado de los ingredientes del
pan, sino también la tecnología de producción casera disponible y , en los modelos más complejos, la can­
tidad de tiempo relativo necesario para producir los dos bienes. Sin embargo, como punto de partida, el
concepto de precios implícitos se puede ilustrar mejor con un modelo muy sencillo.

El m odelo de lo s atributos lineales

Una forma particularmente sencilla del modelo de producción casera fue desarrollada por prim era vez por
K.J. Lancaster para analizar los “atributos” subyacentes de los bienes8. En este modelo son los atributos
de los bienes los que aportan utilidad a los individuos, y cada bien específico tiene un conjunto fijo de atri­
butos. Si, por ejemplo, nos centramos únicamente en las calorías (a ,) y en las vitaminas (c 2) que ofre­
cen los distintos alimentos, el modelo de Lancaster supone que la utilidad es una función de estos atribu­
tos y que los individuos compran diversos alimentos con el único objetivo de obtener las calorías y vitami­
nas que aportan. En términos matemáticos, el modelo supone que las ecuaciones de “producción” (6.39)
tendrán la sencilla forma
a. - a l X + d ,Y + a l Z
(6.42)
flj = a x X + a$Y + a \Z ,

donde a Xl representa el núm ero de calorías por unidad de alimento X , a nl representa el número de vitami-
ñas por unidad de alimento X, etcétera. En esta forma del modelo, pues, no hay ninguna “producción”
casera. Por el contrario, el problema consiste en elegir qué dieta ofrece la combinación óptima de calorías
y vitaminas dado el presupuesto disponible para comida.

7 A m enudo, la teoría d e ia producción casera tam bién se centra en la asignación que hace el individuo del tiem po para producir a, y a¡
O p ara trabajar e n el m ercado. En el C apítulo 2 2 nos Gjaretnos e n unos pocos m odelos sencillos de este tipo.
8 V éase K .J. L a ncaster, “A N ew A pproach to C onsum er T heory” , Journal o f PoUtical E conom y 74 (abril de 1966): 132-157.

®ITí$-Paran¡nfb
Capítulo 6 R e la c io n e s de d e m a n d a entre b ie n e s 186

Representación de las restricciones presu pu estarias

Para iniciar nuestro análisis de ia teoría de la elección con el modelo de atributos, prim ero representamos
la restricción presupuestaria. En la Figura 6.2, la recta OX muestra las diversas combinaciones de o, y Oj
disponibles para cantidades cada vez mayores de X . Debido al supuesto de tecnología de producción li­
neal en el modelo de atributos (Ecuaciones 6.42), estas combinaciones de a, y ^ se encuentran en una
línea recta, aunque en los modelos m ás complejos de producción casera no tiene por qué ser el caso.
Análogamente, las rectas de OY y OZ muestran las cantidades de los atributos c¡ y a2 proporcionadas por
diversas cantidades que se pueden adquirir de los bienes Y y Z.

Si esta persona gasta toda su renta en el bien X , la restricción presupuestaria (Ecuación 6.41) permite
comprar

X*»— , (6.43)
Px

por lo que obtenemos

*x

y
d*= < $X*= & - (6.44)
px

Este punto se muestra como el punto X* en la recta OX de la Figura 6.2. Análogamente, los puntos Y*
y Z* representan combinaciones de a, y o, que se obtendrían si se gastara toda la renta en el bien Y o el
bien Z respectivamente.

Las combinaciones de a¡ y <% que se pueden producir adquiriendo tanto X como Y, respectivamente
(con un presupuesto fijo), vienen representadas por la recta que une X* e Y* en la Figura 6.29.
Análogamente, la recta X*Z* representa las combinaciones de o, y o2 disponibles a partir de X y Z, y la
recta y*Z* muestra las combinaciones disponibles al combinar Y y Z. Todas las combinaciones posibles a
partir de la combinación de los tres bienes que se venden en el mercado vienen representadas por el área
triangular sombreada X*Y*Z*.

S o lu c io n e s de esquina

Hay un hecho evidente a partir de la Figura 6.2: el individuo que maximiza su utilidad nunca consumirá
cantidades positivas de los tres bienes al mismo tiempo. Sólo el perímetro noreste del triángulo X*Y*Z*
representa las cantidades máximas disponibles de a , y a 2 para esta persona, dada su renta y tos precios
de los bienes que se venden en el mercado. Los individuos con una preferencia por tendrán curvas de

9 M atem áticam ente, suponga que se gasta una p arte a del presupuesto en X y <1 - o ) en Y, entonces

a, =cujjfX*+(l-a) o'fY‘
<2j = a a \X * + ( l -

La recta X*Y* se dibuja perm itiendo que a varíe entre 0 y 1. Las rectas X*Z“ e Y*2* se dibujan de m anera análoga, al igual que el trián­
gulo X *Y*Z “.

© IT E S -P a ra n m fr
166 P ane U E le c c ió n y d e m a n d a

F IG U R A 6.2 Maximización de ta utilidad en el modelo de los atributos

Los puntos A1*, y* y Z* m uestran ias cantidades de atributos a, y a¡ que se pueden adquirir com prando únicam ente X, Y o
Z respectivamente. El área som breada m uestra todas las combinaciones que se pueden com prar con combinaciones mixtas.
Algunos individuos pueden m axim izar su utilidad en E, y otros en E'.

indiferencia parecidas a í / 0 y maximizarán su utilidad eligiendo un punto como el E. La combinación de


A, y % especificada en ese punto sólo se puede obtener consumiendo los bienes Y y Z. Análogamente,
una persona cuyas preferencias estén representadas por la curva de indiferencia U'0 elegirá el punto E ‘ y
consumirá únicamente los bienes X e Y. El modelo de atributos predice, por tanto, que las soluciones de
esquina en las que el individuo consume una cantidad nula de algún bien serán relativamente frecuentes,
especialmente en los casos en que los individuos asignan valor a m enos atributos (en este caso, dos) que el
núm ero de bienes que se venden en el mercado (tres). Si la renta, los precios, o las preferencias cambian,
los patrones de consumo también pueden cambiar súbitamente. Los bienes que se consumían anteriormen­
te pueden dejar de com prarse y los bienes anteriormente despreciados pueden experimentar un importante
incremento de consumo. Este resultado proviene directamente de los supuestos lineales de las Ecuaciones
6.42. En modelos de producción casera con supuestos de m ayor sustituibilidad, es menos probable que se
produzcan estas reacciones discontinuas.

R e su m e n
E n este capítulo hemos utilizado el modelo de elección de maximización de utilidad para analizar las rela­
ciones entre los bienes de consumo. Aunque estas relaciones pueden ser complejas, el análisis presentado
aquí ofrece una serie de maneras de catalogar estas relaciones y de simplificarlas:

• Cuando sólo hay dos bienes, los efectos renta y sustitución de la variación del precio de un bien (por
ejemplo, Py ), sobre la demanda de otro bien (X) suelen operar en sentido opuesto. El signo de

© /T E S -P a ro n lfifó
Capítulo 6 R e la c io n e s d e d e m a n d a entre b ie n e s 167

dX/dPy es, por tanto, ambiguo: su efecto sustitución es positivo mientras que su efecto renta es nega­
tivo.

• En los casos en que hay más de dos bienes, las relaciones de demanda se pueden especificar de dos
maneras: Dos bienes (X,- y X ¡) son “sustitutivos brutos” si dXijdP¡ > 0 y “complementarios bru­
tos” si dX¡/dP¡ < 0. Por desgracia, puesto que estos efectos incluyen los efectos renta, no tienen por
qué ser simétricos. Es decir, 8Xl¡3P1 no tiene por qué ser igual a dXj ¡dPi .

• Si nos centramos únicamente en los efectos sustitución de las variaciones de precios podemos obtener
una definición simétrica. Dos bienes son “sustitutivos netos” si dX,¡dPj Ü > 0 y “complementarios
netos" s i d X j d P ^ U < 0. Puesto que d X j d P ^ U = d Xj / d P ,\ O , no hay ninguna ambigüedad en estas
definiciones.

• Si un grupo de bienes tiene precios que siempre se mueven al unísono, los gastos en estos bienes se
pueden analizar como un “bien compuesto” cuyo “precio” viene dado por la magnitud del cambio
proporcional de los precios de los bienes que forman el compuesto.

• Una forma alternativa de desarrollar la teoría de la elección entre bienes que se venden en el merca­
do consiste en centrarse en la forma en que se utilizan estos bienes en la producción casera para pro­
porcionar atributos que aportan utilidad. Este planteamiento puede ofrecer nuevas ideas sobre las rela­
ciones entre bienes.

Problem as
6.1
Heidi obtiene utilidad de dos bienes, leche de cabra (M) y strudel (S), según la función de utilidad
U(M. S) = M S.
a) Demuestre que los incrementos del precio de la leche no afectarán a la cantidad de strudel que compra Heidi, es
decir, demuestre que dS/dPM = 0.
b) Demuestre que dM/8Ps = 0.
c) Utilice la ecuación de Slutsky y la simetría de los efectos de sustitución netos para demostrar que los efectos renta
de los apartados anteriores son idénticos.
d) Demuestre el apartado anterior de forma explícita utilizando las funciones de demanda marshallianas de M y S.

6.2
Blas “El Duro” sólo compra güisqui barato y rosquillas para alimentarse. Para Blas, el güisqui barato es un bien infe­
rior que posee la paradoja de Giffen, aunque el güisqui y las rosquillas son sustitutivos hicksianos en el sentido habitual.
Desarrolle una explicación intuitiva que sugiera por qué un incremento del precio de las rosquillas hace que disminuya
el número de rosquillas que se compran. Es decir, que los bienes tienen que ser también complementarios brutos.

6 .3
Donald, un estudiante universitario frugal, sólo consume café (O y tostadas con mantequilla (BT). Compra ambos
artículos en la cafetería de la universidad y siempre utiliza dos tarros de mantequilla por cada tostada. Donald gasta
exactamente la mitad de su reducido presupuesto en café, y la otra en tostadas con mantequilla.
a) En este problema, las tostadas con mantequilla pueden considerarse como un bien compuesto. ¿Cuál es su precio
en función de los precios de la mantequilla (Pa) y del pan (PT)1

©ITESAm>mn|b
168 P ane II E le c ció n y d em a n d a

b) Explique por qué SC/dPgT= 0.


c) ¿Es cierto también en este caso que dC/dPB y 8C/dPr son iguales a cero?

6.4
La Sra. Sarah Traveler no posee un coche y sólo se traslada en autobús, tren o avión. Su función de utilidad viene
dada por
utilidad = B -T P,

y cada variable representa los kilómetros recorridos con cada medio de transporte respectivamente. Suponga que el
cociente del precio de los viajes en tren respecto a los del autobús (PT/PB) nunca cambia.
a) ¿Cómo se podría definir un bien compuesto del transporte por tierra?
b) Defina el problema de optimización de Sarah como uno consistente en elegir entre transporte por tierra (77) y por
aire (A).
c) ¿Cuáles son las funciones de demanda de Sarah de TT y A?
d) Una vez que Sarah ha decidido cuánto va a gastar en 7T, ¿cómo asignará ese gasto entre B y 7?

6.5
Suponga que un individuo consume tres bienes. X,, X2 y X3, y que X2 y X¡ son bienes parecidos (por ejemplo,
comidas en restaurantes baratos y caros), siendo P2 = KP} donde K < 1 es decir, los precios de los bienes tienen una
relación constante entre sí.
a) Demuestre que X2 y X3 pueden considerarse como un bien compuesto.
b) Suponga que X2 y X3 están sujetos a un coste de transacción de t por unidad (para ver algunos ejemplos, consul­
te el Problema 6 .6). ¿Cómo afectará este coste de transacción al precio de X2 respecto a X3 ? ¿Cómo variará este
efecto con el valor de í?
c) ¿Puede predecir cómo un incremento compensador de la renta en r puede afectar a los gastos sobre el bien com­
puesto X2, X3 ? ¿Se cumple estrictamente el teorema del bien compuesto en este caso?
d) ¿Cómo afectaría un incremento compensador de la renta en t a cómo se distribuye el gasto total en el bien com­
puesto entre X2 y X3? (Para un análisis más exhaustivo de las complejidades de este problema, véase T.E,
Borcherding y E. Silberberg, “Shipping the Good Apples Out: The Alchian-Allen Theorem Reconsidered” ,
Journal ofPolitical Economy (febrero de 1978: 131-138).

6.6
Utilice los resultados del Problema 6.5 para explicar las siguientes observaciones:
a) Es difícil encontrar apartamentos de calidad en Washington o buenas naranjas frescas en Florida.
b) Es más probable que la gente que gasta mucho en servicios de canguro vaya a restaurantes caros que la gente que
no gasta tanto en estos servicios.
c) Los individuos que valoran mucho su tiempo tienen más probabilidad de viajar en ei Concorde que los que valo­
ran menos su tiempo.
d) Es más probable que la gente intente encontrar gangas comprando artículos caros que artículos baratos. (Nota: Las
observaciones (b) y (d) constituyen tal vez los dos únicos misterios de asesinato en los que un economista puede
resolver el crimen. Véase Marshall Jevons, Murder at the Margin y The Fatal Equilibrium).

6.7
Por lo general, los efectos cruzados de precios no compensados no son iguales. Es decir.

©/TES-Poron/n/b
Capitulo 6 R e la c io n e s d e d e m a n d a entre b ie n e s 169

dP¡ dP;

Utilice ia ecuación de Slutsky generalizada para demostrar que estos efectos son iguales si el individuo gasta una pro­
porción constante de su renta en cada bien, independientemente de los precios relativos. (Se trata de una generaliza­
ción del Problema 6.1).

6.8
La “segunda ley" de la demanda de Hicks afirma que la relación predominanteentre bienes es la desustituibilidad
neta (véase la nota a pie de página 3 del Capítulo 6). Para demostrarlo:
a) Demuestre que las funciones de demanda compensadas
X, V)

son homogéneas de grado cero en f j,..., Pn para determinado nivel de V.


b) Utilice el teorema de Euler de las funciones homogéneas (para ver este teorema,véase la nota a pie de página 5
del Capitulo 7) para demostrar que

= 0 (para todo i = 1, n).


dp} u =

c) Utilice la “primera ley de la demanda"


5X,
que
8P V s cómame

para concluir que

£ 0,
J * I U s con it ante

es decir, que la sustitución neta debe prevalecer de media.

6 .9
Se dice que una función de utilidad es separable si se puede expresar como
Í/(X , Y) = V ¿X) + U3(Y).

donde U) > 0, U\'< 0, y Uu U2 no tienen por qué ser la misma función.


a) ¿Qué supone la separabilidad sobre la derivada parcial cruzada UXY ? Ofrezca un análisis intuitivo de lo que sig­
nifica este concepto y en qué situaciones se puede producir.
b) Demuestre que si la utilidad es separable, ninguno de los bienes puede ser inferior.
e) ¿Le permite concluir definitivamente el supuesto de separabilidad que X e Y son sustitutivos o complementarios
brutos? Explique su respuesta.
d) Utilice la función de utilidad Cobb-Douglas para demostrar que la separabilidad no es invariable en transformacio­
nes monótonas.

6 .1 0
El Ejemplo 6.3 muestra las funciones de demanda implícitas en la función de utilidad con ESC para tres bienes

©ÍTES-Poraninfb
170 Parte II E le c ció n y d em a n d a

U(X, Y, Z ) = ~ — —■
X Y Z
a) Utilice la función de demanda de X en la Ecuación 6.28 para determinar si X e Y o X y Z son sustitutivos o com­
plementarios brutos.
b) ¿Cómo determinaría si X e Y, o X y Z, son sustitutivos o complementarios netos?

Lectu ra s re com e n d ad as
Borcherding, T.E. y E. Silberberg, “Shipping the Good Apples Out—The AJchian-Allen Theorem Reconsidered,” Journal
of Polüical Economy (February 1978): 131-138.
Good discussion of the relationships among three goods in demand theory. See also Problems 6.5 and 6.6.
Hicks, J.R. Valué and Capital. 2nd ed. Oxford: Oxford University Press. 1946. Chaps. 1—
III and related appendices.
Proof ofthe composite commodity theorem. Also has one ofthefirst treatments ofnet substitutes and complemerus.
Rosen, S. “Hedonic Pnces and Implicit Markets.” Journal ofPolitical Economy (January/February 1974): 34-55.
Nice graphical and mathemalical treatment ofthe attribute approach to consumer theory and ofthe concept o f “markets ”
for attributes.
Samuelson, P.A. “Complementarity—An Essay on the 40th Anniversary of the Hicks-AHen Revolution in Demand Theory.”
Journal ofEconomic Literature (December 1977): 1255-1289.
Reviews a number of defnitions of complementarity and shows the connections among them. Contains an intuifive, gra­
phical discussion and a detailed mathematical appendix.
Silberberg, E. The Structure c f Economics: A Mathematical Analysis. 2nd ed. New York: McGraw-Hill, 1990.
Good discussion of expenditure functions and the use ofindirect utility functions to ¡Ilústrate the composite commodity
theorem and other results.

©ITES-Poraninfo
Capítulo 6 R e la c io n e s d e d e m a n d a e n tre b ie n e s 171

A M P L IA C IO N E S

U t ilid a d s e p a ra b le y a g r e g a c ió n de b ie n e s

En el Capítulo 6 hemos visto que la teoría general de la uti­ tación funcional supone que los cambios del consumo de un
lidad refleja bastante poco las relaciones de demanda.eníre bien de un grupo (alimentos) no afectan a la utilidad margi­
bienes. Aparte del hedió de que ios efectos de sustitución nal de los bienes en otro grupo (vestidos).
cruzada neta son simétricos, es posible casi cualquier tipo
de relación. En esta ampliación analizamos un determinado Un individuo cuya función de utilidad esté caracteriza­
tipo de función de utilidad para el que es postble hacer algu­ da por este tipo de separabilidad realizará un ‘presupuesto
nas afirmaciones más definitivas. Estas funciones de utili­ en dos etapas", fe decir, asignará su renta total entre los
dad se denominan “separables" en el sentido de que las grupos de bienes y después intentará raaximizar U¡
decisiones de consuma sobre un bien o un conjunto dé bie­ (f --1, k) dado el gasto, dedicado al grupo de ese bien. La
nes no afectan a la utilidad recibida de otro bien o cos$m- demostración es análoga a la del teorema del bien compues­
to de bienes (algo que se definirá con más precisión más to. En efecto, un resultado del supuesto de separabilidad es
adelante). Si este supuesto se cumple, se pueden obtener que permite considerar el gasto en artículos agrupados
varios resultados útiles. También analizaremos parte de la como un único bien en las aplicaciones empíricas. Con una
evidencia empírica sobre la forma en que se pueden catalo­ nueva definición atfecuada de los términos, las ideas en las
gar los bienes. Ecuaciones (i) y (ii) también pueden aplicarse a cuestiones
tales como la maximización de la utilidad de una familia de
k miembros, o a la asignación íntertemporal de la renta en
A6.1 Separabilidad simple
k periodos de tiempo a i el futuro.
Suponga que un individuo sólo consume tres bienes,
X,. Xj, X3, y que su función de utilidad es separabledela Separabilidad y estudios empíricos
siguiente manera:
Los individuos consumen millones de bienes distintos. Es
U (X^Xj.Xj) =t/,(X,) + £/j(X2) + C/j(X3), •' (i) esencial realizar cierta agregación. Por desgracia, ninguno
donde de los dos planteamientos teóricos disponibles de la agrega­
ción es totalmente satisfactorio. El teorema del bien
> 0 U"< 0 para i = 1,2.3. (ii) compuesto descrito en el Capítulo 6 exige que los precios
relativos de le® bienes en un mismo grupo permanezcan
Resulta fácil demostrar que dX2/dP¡ y ÜX3/dP¡ deben
constantes a Jo largo del tiempo, un supuesto que ha sido
Koer el mismo signo; X-, y X, deben ser o bien sustimti-
rechazado durante muchos periodos históricos distintos.
vos brutos de X, o bien complementarios brutos de Xt.
Por otra parte, el tipo de-separabilidad y el presupuesto en
Puesto que UMgrfP es igual para todos los bienes, un •
dos etapas mostrados en la función de utilidad de la
incremento de P¡ debe hacer que X2 y X, se muevan en
Ecuación (ii) también requieren supuestos muy fuertes
d mismo sentido. Este resultado se cumple por lo general
sobre cómo afectan las variaciones de los precios de un bien
s la utilidad es una función separable de n bienes, porque
en un grupo al gasto en los bieoes en cualquier otro grupo.
se cumple un argumento idéntico para los demás n - 1
Estos supuestos parecen ser rechazados por los datos (véase
bienes.
Diewert y Wales. 1995).

A 6 .2 Separabilidad en conjuntos y presupuestos en Los economistas han intentado elaborar métodos más
dos etapas sofisticados e híbridos para la agregación de los bienes. Por
ejemplo, Lewhel (1996) demuestra que se puede generali­
Una definición más general de la separabilidad afirma. ír zar el teorema del bien compuesto a los casos en que los
V (Xj, X2, ..., X„) - precios relativos dentro de un mismo grupo tienen una gran
fui)
= UlUl(Xgl),U1(X¡1)...... variabilidad. Utiliza esta generalización para agregar los
gastos del consumidor estadounidense en seis grandes gru­
donde el conjunto de bienes X,, X2....... X„ está dividido en pos (alimentos, vestidos, mantenimiento de la vivienda,
k grupos mutuamente excluyentes, ....... * * (por ejem­ asistencia sanitaria, transporte y ocio). Utilizando estos
plo. alimentos, vestidos, vivienda, etcétera). Esto represen­ agregados, concluye que este procedimiento es mucho más

©ITES-Paramnfit
172 Parte II E le c ció n y d em a n d a

p r e c is o q u e e l su p ‘'Á g g reg atjq n w ith o u t S eparability: A


r ía s d e gaseo. 'C offiposite G om m odity T heorem ". American
¡E eonam ic R e v í e w ü w t 1996): 5 24-543.
¡ker» T .M , A p p ro ach es lo th e P robiem o f
Referencias A g g re g a tío n G aer lá d w fd n a ls". Jo u rn a l o f E conom ic
p a r a m é (D ecem ber 1993): 1827-1845.
D eaton, A . y J . M ueilbauer.
C am bridge: C am bridge UoiversKy P ress:
D iew ert, W . E rw ia y t e r r e a d ' J . W ales.
F om is and Tests o f I.......
EconometriCs {June 1993): 2 5 # r S 0 ¿

©ITES-Poruninfb
C A P Í T U L O

DEMANDA DE MERCADO
Y ELASTICIDAD

En el Capítulo 5 vimos cómo se construye la curva de demanda individual de un bien ana-


tizando las variaciones de las elecciones que maximizan la utilidad del bien en respuesta a
las variaciones de su precio. En este capítulo nos ocuparemos de "sumar" estas curvas de
demanda individuales para construir la curva de demanda del mercado, un concepto que
desempeña un papel esencial en toda la teoría microeconómica. Se dedica una especial
atención a¡ análisis del posible desplazamiento de la posición de la curva de demanda del
mercado ante variaciones de las condiciones. También nos ocuparemos de definir diversas
medidas de la "elasticidad", porque estas medidas se utilizan mucho en los trabajos
empíricos.
174 Pane // E le c c ió n y d e m a n d a

C u rv a s de d e m and a del m ercado


Para facilitar la exposición, suponga que sólo hay dos bienes (X e F) y sólo dos personas (denominadas 1
y 2) en una economía. La función de demanda de la prim era persona para el bien X viene dada por

X } = d lx (Px , Pr , I i) (7.1)

y la demanda de la segunda persona del bien X viene dada por

X 2 = d l ( P x , P r , I 2). (7.2)

Hay que destacar dos aspectos de estas funciones de demanda. Primero, se supone que los dos indivi­
duos pagan los mismos precios (Px y Pr ). También se supone que cada uno es precio aceptante, por lo
que debe aceptar los precios que prevalecen en el mercado. Segundo, la demanda de cada persona depen­
de de su propia renta, porque cada persona está limitada por una restricción presupuestaria que determina
cuánto puede com prar con la renta /, o I2 respectivamente.

La cantidad total de X es simplemente la suma de las cantidades demandadas por los dos individuos.
Obviamente, esta demanda de mercado dependerá de los parám etros Px , PY, 7¡ e I 2. Matemáticamente,

X total = X, + X 2 =d'x (Px , P r , I l) + d 2x (Px , P y , i 2) (7.3)

o
X total = DX(PX, Py, /j, / j ) ,

donde la función Dx representa la función de demanda del mercado del bien X. Observe que, en este caso,
la demanda de mercado depende de los precios del bien X y del bien Y, y de la renta de cada persona. Para
construir la curva de demanda de mercado, Px puede variar mientras se mantienen constantes PY, 7, e
/ 2. Si suponemos que la demanda de cada individuo del bien X tiene pendiente negativa,la curva de deman­
da de m ercado también tendrá pendiente negativa. Es decir, una caída de Px hará que la cantidad deman­
dada de X en el mercado aumente porque cada persona demandará más.

U na representación gráfica

La Figura 7.1 m uestra cómo se obtiene la curva de demanda de mercado de X. Para cada precio, el punto
de la curva de demanda de mercado se obtiene sumando las cantidades demandadas por cada individuo. Por
ejemplo, al precio Px el individuo 1 demanda X * y el individuo 2 demanda X*. La cantidad total deman­
dada en el mercado a P* es, por tanto, la suma de estas dos cantidades: X * = X * = X* . Por tanto, el pun­
to X*, P* es un punto sobre la curva de demanda de mercado Dx . Los demás puntos de la curva se
derivan de manera análoga. La curva de demanda de mercado es la “suma horizontal” de cada curva
de demanda individual1.

D e sp la za m ie n to s de la curva de d em anda del m ercado

La curva de demanda del mercado resume, por tanto, las relaciones ceterisparibus entre X y Px . Es impor­
tante recordar que la curva es, en realidad, una representación bidimensional de una función con muchas

1 Aunque esta representación sirve para las curvas d e dem anda Sin com pensar (es decir, se m antiene constante la renta nom inal), se puede
utilizar el m ism o procedim iento para derivar curvas d e dem anda del m ercado com pensadas a p artir de las curvas de dem anda individua­
les com pensadas (utilidad constante),

© fT E W o r o n i n /b
Capítulo 7 D e m a n d a d e m e rc a d o y e lasticidad 175

F IG U R A 7.1 Construcción de una curva de demanda de mercado a partir de curvas de demanda


individuales

La curva de demanda es ia “suma horizontal" de cada curva de demanda individual. A cada precio, la cantidad demandada
en el mercado es la suma de las cantidades que demanda cada individuo. Por ejemplo, al precio P* la demanda en el mer­
cado es X* + X* = X’ .

variables. Las variaciones de Px provocan movimientos a lo largo de esta curva. Pero las variaciones de
cualquier otro determinante de la demanda de X hacen que la curva se desplace a una nueva posición. Por
ejemplo, un incremento general de la renta haría que la curva de demanda se desplazara hacia fuera (supo­
niendo que X sea un bien normal) porque cada individuo elegiría com prar más de X a cualquier precio.
Análogamente, un incremento de Pr desplazaría la curva de demanda de X hacia fuera si los individuos
consideran que X e Y son sustitutivos, pero desplazaría hacia dentro a la curva de demanda de X si se con­
siderara que ambos bienes son complementarios. Para tener en cuenta todos estos posibles desplazamien­
tos es necesario, a veces, volver a analizar las funciones de demanda individuales que crean la relación del
mercado, especialmente cuando se analizan situaciones en las que la distribución de la renta cambia, por
k) que aumentan algunas rentas al tiempo que otras disminuyen. Para evitar confusiones, los economistas
suelen reservar el término variación de la cam idad demandada para hacer referencia a un movimiento a lo
largo de una curva de demanda fija en respuesta a una variación de Px . Por el contrario, cualquier despla­
zamiento de la posición de la curva de demanda se conoce como un “cambio de la dem anda” .

E J E M P L O 7.1
D esplazam ien to s de la dem anda de m ercado

Estos conceptos se pueden representar con un sencillo conjunto de funciones de demanda lineales. Suponga que la
demanda de naranjas (X, medidas en docenas al año) dei individuo 1 viene dada por^
X , = 1 0 -2 P * 4-0,1/j + 0.5/V , (7.4)

donde
Px - precio de las naranjas (dólares por docena)
/, = renta del individuo (en miles de dólares)
PY = precio del zumo de uvas (un sustiturivo bruto de las naranjas, en dólares por docena).

- Esta form a lineal se utiliza para ilustrar algunas cuestiones relativas a la agregación. Resulta difícil, sin em bargo, defender esta form a teó­
rica. P o r ejem plo, no es hom ogénea de grado cero para todos los precios y la renta.
Umv«raidad Católica de üoiomoi»
B IB L IO T E C A ems*»**
176 Pane 11 Elección y d e m a n d a

La demanda de naranjas del individuo 2 viene dada por

X¡ = \1 -P x +0,05/2 + 0,5Fr . (7.5)

Por tanco, la función de demanda del mercado es

D x (Px , P y J ), ¡ 1) = Xi +X2 = 2 7 - 3 ^ + 0,17, +0,05/j + Pr . (7.6)

Aquí, el coeficiente del precio de las naranjas representa ta suma de los coeficientes de dos individuos, al igual
que el coeficiente del precio de zumo de uva. Esto refleja nuestro supuesto de que los mercados de naranjas y de zumo
de uva están caracterizados por la ley de un precio único. Sin embargo, puesto que los individuos tienen distintos coe­
ficientes para la renta, la función de demanda depende de la distribución de la renta entre ambos.

Para dibujar la Ecuación 7.6 como una curva de demanda del mercado, tenemos que suponer cuáles son los valo­
res de /,. /j y Pr (porque la curva de demanda sólo refleja una relación bidimensional entre X y Px ). Si /, = 40,
/ 2 = 20, y Pr = 4, la curva de demanda del mercado viene dada por

X = 21 - 37* + 4 + 1 + 4 = 3 6 - 3PX , (7.7)

que es una simplecurva de demanda lineal. Si el precio del zumo de uva aumentara hasta Pr = 6,la curva se despla­
zaría hacia fuera, suponiendo que las rentas permanecen constantes, hasta

X = 21 - i P x + 4 + 1 + 6 = 3 8 - 3P*. (7.8)

mientras que un impuesto sobre la renta que detrajese 10 (mil dólares) del individuo 1 y los transfiriese al individuo
2 desplazaría hacia dentro a la curva de demanda hasta

X = 21 - i P x + 3 + 1,5 + 4 = 35,5-3/** (7.9)

porque elindividuo 1tiene un efecto marginal mayor de las variaciones de la renta sobre las compras de las naranjas.
Todos estos cambios desplazan paralelamente la curva de demanda porque, en el caso lineal, ninguno de estos cam­
bios afecta al coeficiente del individuo de Px , En todos los casos, un incremento de Px de 0,1 (10 centavos) haría
que X cayera en 0,3 (una docena al año).

P R EG U N T A : Para este caso lineal, ¿cuándo sería posible expresar la demanda del mercado como una fun­
ción lineal de la renta total (/, + / 2) ? Alternativamente, suponga que los individuos tienen distintos coefi­
cientes de PY. ¿Cambiaría el análisis de forma significativa?

Generalizaciones

Aunque nuestro análisis sólo afecta a dos bienes y dos individuos, se puede generalizar con facilidad.
Suponga que hay n bienes (llamados X¡, i = 1, n) con precios i = 1, n. Suponga también que hay m
individuos en la sociedad. Entonces, la dem anda del 7 -ésim o individuo para el bien
i-ésimo dependerá de todos los precios y de Jj, la renta de esta persona. Podemos escribirlo como

Xf l = d 9(Pl , . . . . P . J J). (7.10)

donde i = 1, n, y j = 1 , m.

Utilizando estas funciones de demanda individuales, se obtienen conceptos de la demanda de mercado


de las siguientes definiciones.

©/TES-Paranin/b
Capítulo 7 D e m a n d a d e m e rc a d o y e la sticid a d 177

P B W C IÓ N

D e m a n d a d e m e rc a d o La función de demanda de mercado de u n determinado bien (X¡) es la suma


de la demanda de ese bien por parte de cada individuo:

X( = ¿ X * = A ( ^ - , (7.11)
>• l

L a curva de demanda de mercado para el bien X¡ está derivada a partir de la función de demanda
variando P¡ al tiempo que se mantienen constantes todos los demás determinantes de X¡. Suponiendo
que la curva de demanda de cada individuo tiene pendiente negativa, esta curva de demanda de merca­
do también tendrá pendiente negativa.

Por supuesto, esta definición es sencillamente una generalización de nuestro análisis anterior, pero
■ crece la pena repetir tres características. Primera, la representación funcional de la Ecuación 7.11 deja
claro que la demanda de X¡ no depende sólo de P¡, sino también de los precios de todos los demás
llen es. U n cambio de uno de estos otros precios desplazará, por tanto, la curva de demanda a una nueva
posición. Segunda, la notación funcional indica que la demanda de X¡ depende de toda la distribución de
b renta de los individuos. Aunque en muchos análisis económicos es habitual hacer referencia al efecto de
los cambios del poder adquisitivo agregado total sobre la demanda de un bien, este planteamiento puede
constituir una simplificación que provoca errores, puesto que el efecto real de este cambio sobre la deman­
da total dependerá de cómo se distribuyen exactamente las variaciones de renta entre los individuos,
finalm ente, aunque han sido ensombrecidos en cierta medida por la notación que hemos estado utilizando,
también es necesario mencionar el papel de los cambios de las preferencias. Hemos construido las funcio-
aes de demanda de los individuos a partir del supuesto de que las preferencias (tal y como se representan
■ ediante los mapas de curvas de indiferencia) permanecen fijas. Si las preferencias cambiaran, también
cambiarían las funciones de demanda individuales y de mercado. Por tanto, las curvas de demanda del mer­
cado pueden ser evidentemente desplazadas por los cambios de las preferencias. Sin embargo, en muchos
n á lis is económicos se supone que estos cambios se producen tan despacio que se pueden mantener cons­
o m és implícitamente sin que se esté haciendo una mala representación de la situación.

U n c o m e n ta rio s o b r e la n o ta c ió n

A menudo, en este manual, nos fijaremos únicamente en un mercado. Para poder simplificar la notación,
e n estos casos utilizaremos la letra Q para referim os a la cantidad demandada de un determinado bien en
este mercado y P para hacer referencia a su precio. Como siempre, cuando dibujamos una curva de deman­
da en el plano Q - P , estamos aplicando el supuesto ceteris paribus. Si cualquiera de los factores mencio-
aados en el apartado anterior (otros precios, las rentas de los individuos, o las preferencias) cambiara, la
curva de demanda Q - P se desplazaría, por lo que debemos recordar esta posibilidad. Sin embargo, cuan­
do pasemos a analizar las relaciones entre dos o m ás bienes, volveremos a la notación que hemos estado
■diizando hasta ahora (es decir, llamaremos a los bienes X e Y, o X, ).

Elasticidad
Los economistas suelen querer resumir la forma en que los cambios en una variable, por ejemplo A , afec­
tan a alguna otra variable, por ejemplo B. P or ejemplo, un economista puede estar interesado en calcular

© IT E S f o r o n ln f a
178 Parte II Elección y d e m a n d a

cómo afecta el cambio del precio de u n bien a la cantidad demandada, o cómo afecta un cambio de la renta
al gasto total. U n problem a que surge cuando se intenta calcular este indicador es que, con frecuencia, A
y B no se miden en las mismas unidades. La cantidad de filetes comprados se m ide en kilos y gramos al
año, mientras que el precio de los filetes se mide en dólares. Podemos, pues, decir que u n aumento de 10
centavos del precio de los filetes provoca una disminución de las compras de filetes en 2 kilos al año.
Análogamente, podríamos hablar de una caída del precio de las naranjas de 10 centavos por docena, que
provocaría un incremento de la compra de naranjas de 0,3 docenas al año (como era el caso en el Ejemplo
7.1). Sin embargo, ahora no tendríamos ninguna forma fácil de responder a la pregunta de si los filetes son
más sensibles a las variaciones de precios que las naranjas. El problem a se produce porque los bienes se
miden en unidades distintas. La solución que han desarrollado los economistas es el concepto de elastici­
dad, que introducimos en este apartado.

U na definición general
Suponga que una determinada variable B depende de otra variable A y que esta dependencia viene dada por
la expresión

B = f(A...), (7.12)

donde los puntos suspensivos de la ecuación indican que B puede depender también de otras variables.
Definimos la elasticidad de B respecto de A (que llamamos eB<A) como

cambio porcentual de B AB / B 8B A . ..
eB A = -------------------- = — ----------- (7.13)
cambio porcentual de A AA jA dA B
Esta expresión muestra cómo reacciona la variable B, ceteris paribus, a un cambio de un 1 por ciento
de la variable A . Aunque la derivada parcial dB/dA también m uestra cómo cambia B cuando A cambia, no
es tan útil como la elasticidad porque se mide en unidades de B por unidad de cambio de A. En la elastici­
dad. la multiplicación de esta derivada parcial por A IB hace que las unidades “desaparezcan” , y la expre­
sión restante está totalmente expresada como una proporción. En nuestro ejemplo de las naranjas y los file­
tes, podemos saber que un cambio de u n uno por ciento del precio de los filetes provoca un cambio de un
2 por ciento de la cantidad adquirida, mientras que un cambio de u n uno por ciento del precio de las naran­
jas provoca un cambio de un uno por ciento de la cantidad de naranjas adquirida. Por tanto, podemos con­
cluir que las compras de los filetes son más sensibles a los cambios de precios. El hecho de que los filetes
y las naranjas no estén medidos en las mismas unidades ya no constituye un problema porque sólo estamos
ocupándonos de cambios porcentuales relativos.

Elasticidad precio de la dem anda


Aunque veremos muchas aplicaciones distintas del concepto de elasticidad en este manual, probablemente la
más importante sea la de la elasticidad precio de la demanda. Las variaciones del precio de un bien ( P ) pro­
vocarán cambios de la cantidad adquirida (Q) y la elasticidad precio de la demanda pretende medir esta res­
puesta. Al aplicar la Ecuación 7.13, la elasticidad precio de la demanda se definiría de la siguiente manera:

Elasticidad precio de la dem anda (eQP)

cambio porcentual de Q _ dQ P ^
e Q .P
cambio porcentual de P dP Q

©ITES-Paran'mfo
Capitulo 7 D e m a n d a de m e rc a d o y e lasticidad 179

Esta elasticidad, pues, m uestra cómo cambia Q (en términos porcentuales) en respuesta a un cambio
porcentual de P. Puesto que d Q / d P suele ser negativa (es decir, P y Q se mueven en sentido opuesto,
excepto en el caso de la paradoja de Giffen), eQJ> suele ser negativa3. Por ejemplo, un valor de eQP igual
a 1 significa que un incremento de u n uno por ciento del precio provoca una disminución de un uno por
ciento de la cantidad adquirida, mientras que un valor de eQP igual a 2 m ostraría el hecho de que un incre­
mento de un uno por ciento del precio hace que la cantidad disminuya un 2 p o r ciento.

A menudo se hace una distinción entre los valores de eQ P en función de que sea m ayor, igual o menor
qoe l . Concretamente, la terminología utilizada es la que se muestra en la Tabla 7.1. Para una curva clás­
ic a . un incremento del precio provoca una reducción más que proporcional de la cantidad. Para una curva
de elasticidad unitaria, el incremento del precio y la reducción de la cantidad tienen la misma magnitud pro­
porcional. Para una curva inelástica, el precio aumenta más que proporcionalmente que la caída de la can-
ádad. Si una curva es elástica, el precio afectará “m ucho” a la cantidad; si una curva es inelástica, el pre­
cio oo tendrá tanto efecto sobre la cantidad demandada. Una forma de clasificar los bienes es mediante sus
cfasticidades precio de la demanda. Por ejemplo, la cantidad demandada de servicios médicos es, sin duda,
■ b y inelástica. La curva de demanda de mercado será, en este caso, muy vertical, indicando que la canti-
é k i demandada no es sensible a las variaciones de precio. Por otra parte, es probable que ios cambios de
p e c io s tengan un gran efecto sobre la cantidad de caramelos que se com pran (la demanda es elástica).
Aquí. la curva de demanda del m ercado sería relativamente plana. Si el precio del m ercado cambiara, aun­
a s e fuera muy poco, la cantidad demandada cambiaría significativamente.

-A 8 L A 7.1 Terminología de una curva de demanda para valores significativos de eQ t

Valer de P en un punto i Terminología déla curra


en dicho punto

eQ.r<-1 Elástica
eQ.P = - 1 Elasticidad unitaria
eQ.p > - l Inelástica

B c stic id a d precio y g a sto total

B gasto total en cualquier bien es el producto del precio del bien (P) p o r la cantidad elegida (Q). Utilizando
d concepto de elasticidad precio de la demanda es posible analizar cómo varía el gasto totalcuando cam­
b a d precio de un bien. Puesto que Q es una función de P, la derivada de PQ respecto de P es

^ ) = 6 +p . ^ . (7.15)
dP dP
Dividiendo ambos lados por Q, obtenemos
d PQ/ dP , 8Q P ,
— —— = 1 + — ■— = 1 + e() P (7,16)
Q 8P Q QP

‘ veces se define la elasticidad de ia dem anda com o el valor absoluto de la definición en la Ecuación 7.14. P o r tanto, con esta defi-
alternativa, la elasticidad nunca es negativa; las curvas se clasifican com o elásticas, d e elasticidad unitaria, o inelásiicas, dependien-
S i ifc si ¡etf r | es m ayor, igual o m enor que 1. Se reconoce este cam bio d e definición cuando se analiza el trabajo em pírico, porque no
a ; « n aplicación coherente e n la literatura económ ica.

© fT E W B ra n in fb
180 P ane 11 E le c ció n y d e m a n d a

Puesto que Q es positivo, el signo de SP Q /dP dependerá de si eQP es m ayor o menor que 1. Si
egj, > -1 , la demanda será inelástica y la derivada positiva: el precio y los gastos totales se mueven en el
mismo sentido. Por ejemplo,' un incremento del precio elevaría el gasto total, porque P aumentaría propor­
cionalmente m ás que la disminución de Q. Esta situación ha sido observada en la demanda de productos
agrícolas. Puesto que la demanda de alimentos es inelástica en precios, un incremento de su precio, tal vez
debido a una mala meteorología, incrementa, de hecho, el gasto total en alimentos.

Por otra parte, si eQP < -1 , el precio y los gastos totales se moverán en sentido opuesto. Por ejemplo,
un incremento del precio reducirá el gasto total, porque la cantidad adquirida disminuirá proporcionalmen-
te más que el incremento del precio. La Tabla 7.2 (que se obtiene a partir de la Ecuación 7.16) resume
estas reacciones del gasto total ante una variación del precio. Estos resultados serán útiles para nuestro aná­
lisis del comportamiento de las empresas.

T A B L A 7.2 Reacciones del ga sto total ante variaciones del precio

Reacción de PQ
Demanda Incremento Reducción
del precio del precio
Elástica Disminuye Aumenta
Elasticidad unitaria No cambia No cambia
Inelástica Aumenta Disminuye

Elasticidad renta de la dem anda

Otro tipo de elasticidad que se suele ver en economía es la elasticidad renta de la demanda (eQ I). Este
concepto m uestra la relación entre variaciones de la renta y cambios de la cantidad, y es otra aplicación de
la definición general dada por la Ecuación 7.13.

[D efinición
Elasticidad renta de la demanda (e0 J )

cambio porcentual de la cantidad 8Q i


€q f — (7.17)
cambio porcentual de la renta 61 Q

Para un bien normal. eQ¡ es positiva porque 6Q¡ 6I es positiva. Por otra parte, para un bien inferior
eQ, es negativa.

Entre los bienes normales hay mucho interés por saber si eQI es m ayor o m enor que 1. Los bienes
para los que eQ, > 1 pueden llamarse bienes de lujo en tanto en cuanto las compras de estos bienes aumen­
tan más rápidamente que los incrementos de la renta. Por ejemplo, si la elasticidad renta de la demanda de
automóviles es 2,0, un incremento de la renta del 10 por ciento provocará un incremento del 20 por cien­
to de las compras de automóviles. Por otra parte, un bien como los alimentos tiene probablemente una elas­
ticidad renta inferior a 1. Si la elasticidad renta de la demanda de alimentos fuera de 0 ,5 , un incremento

©ITES-Paronmfo
Capítulo 7 D e m a n d a d e m e rc a d o y e la sticid a d 181

del 10 por ciento de la renta provocaría únicamente un incremento del 5 por ciento de las compras de ali­
mentos4.

El último concepto de elasticidad que introducimos en este capítulo mide la reacción de la cantidad
adquirida (Q) ante variaciones del precio de otro bien ( P ’). Definimos la elasticidad precio cruzada de la
demanda de la siguiente manera:

I D e f in ic ió IT
' J - - - I

Elasticidad precio cruzada de la dem anda (eQr )


= eg r
Q.P dp t Q
(7.18)

Si Q y el otro bien son sustitutivos brutos, dQ /dP ' será positiva, así como eQP-. Cuando los bienes
son complementarios brutos, dQ¡ 8P ' y eQJ> serán negativas.

R e lacio n e s entre elasticidades


Hemos desarrollado los conceptos de la elasticidad según cómo se aplican a la demanda del mercado de un
producto porque podemos obtener así indicadores cómodos y mensurables de la sensibilidad de la cantidad
demandada ante variaciones de diversos factores. Al considerar que la demanda del mercado se compone
de las demandas de muchos individuos “típicos” , es posible derivar algunas relaciones importantes entre
estas elasticidades. Para este fin, suponga que hay únicamente dos bienes (X e Y) entre los que tiene que
elegir el individuo típico para maximizar su utilidad y que, como antes, la restricción presupuestaria viene
dada por5

Px X + Pr Y = ¡. (7.19)

Las funciones de demanda de X e Y del individuo típico vienen dadas por

X = d x (Px ,P f , l )
(7.20)
Y = d y (Px ,P r , I ) ,

y estas funciones de demanda son homogéneas de grado cero en todos los precios y la renta. Ahora vamos
a derivar algunas relaciones entre elasticidades de la demanda para este individuo típico que se puede con-
s d e ra r que se cumplen en la función de demanda del mercado en su conjunto.

S u m a de las elasticidades renta de to d o s los bienes

Diferenciando la restricción presupuestaria (Ecuación 7.19) respecto a I obtenemos

4 A n a de nuestro análisis anterior, estas definiciones de la elasticidad renta pueden generalizarse para incluir también lo s posibles cam-
h m de la distribución de la renta. Sin embargo, en la práctica, no se suele tener en cuenta esta distinción.
5 f n (a mayoría de los resultados que se exponen aquí, la generalización a n bienes es directa. S in embargo, el análisis de la demanda del
t t o d o que refleja el comportamiento de un individuo típico plantea muchas com plicaciones, algunas de las cuales serán analizadas en
h a Am pliaciones a este capítulo.

©ITES-Porormfó
182 Pane l i E le c ció n y d e m a n d a

Px — + PY ~ = 1 (7.21)
* SI Y 81
o, multiplicando cada elemento por (una forma compleja de) 1,

? L ^ . M . L +? L ^ . K . L =x (7 22)
1 di X 1 di Y
Ahora Px • X / I es simplemente la proporción de renta gastada en X , y PY ■Y ¡ l es una expresión aná­
loga para el bien Y. Utilizando sx para representar la proporción de renta gastada en X , sy para la propor­
ción de renta gastada en Y, y la definición de la elasticidad renta de la demanda (Ecuación 7.17), tenemos

sx ex j + sYeYI = 1 . (7.23)

La suma ponderada de las elasticidades renta de la demanda para todos los bienes debe ser la unidad;
es decir, cuando la renta aumenta un 10 por ciento, la restricción presupuestaria exige que el conjunto de
las compras aumente un 10 por ciento. La Ecuación 7.23 se conoce a veces como la ley de Engel "gene­
ralizada” . Muestra que para “todo” bien (o conjunto de bienes) que tenga una elasticidad renta de la deman­
da inferior a 1, deben existir bienes que tengan elasticidades renta superiores a 1. De hecho, si sólo hay
dos bienes, la Ecuación 7,23 implica que el conocimiento de la elasticidad renta de un bien, o de la pro­
porción de la renta dedicada a ese bien, permite calcular la elasticidad renta de la demanda del otro bien.

La e cu ación de S lu t sk y con elasticidades

E n el Capítulo 5 obtuvimos la ecuación de Slutsky para m ostrar cómo reacciona la demanda de un bien
(por ejemplo, X) por parte de un individuo a variaciones de su precio. Esta ecuación se expresó como

SX SX v dX
- X - - (7.24,
5PX SPX U * constante

Al multiplicar la Ecuación 7.24 por Px / X obtenemos

ex p¡l _ sx_ % SX I
- P x -X - — - - - (7.25)
sp x ' x ~ spx ’x U = constante 5/ X

Multiplicando el num erador y el denominador del último término de esta expresión por /, obtenemos
8X P}L_ d X _ P'g Px - X SX I
(7.26)
SPX ' X ~ 8PX ‘ X U = constante 7 SI X

Ahora introducimos una definición de la “elasticidad de sustitución” ,

, dX' P
€y p — (7.27)
XA dPx V = constante

que muestra cómo reacciona la demanda compensada de X a variaciones proporcionalmente compensadas


del precio. E n otras palabras, ésta es la elasticidad precio de la demanda para un movimiento a lo largo de
la curva de demanda compensada. Combinando esta definición con las desarrolladas en este capítulo, la
Ecuación 7.26 pasa a ser

ex,p„ = ex,px ~ sx ex ,r (7.28)

© IT E S -f tir a n m f t
Capitulo 7 D e m a n d a de m e rca d o y e lasticidad 183

Esta ecuación incorpora, p o r tanto, la relación de Slutsky en forma de elasticidad. M uestra cómo se
puede desagregar la elasticidad precio de la demanda entre los elementos de sustitución y de renta y que el
tamaño relativo del elemento renta depende de la proporción del gasto total dedicada al bien en cuestión (es
decir, de í x ). Observe, concretamente, que para un bien cuya proporción del gasto (sx ) es pequeña, las
elasticidades precio sin compensar y compensada son aproximadamente iguales. Esto ofrece un razonamien­
to adicional para estimar los excedentes del consumidor mediante las curvas de demanda marshallianas.

H om ogeneidad

Como ejemplo final para derivar las relaciones entre elasticidades, utilizaremos el hecho de que las funcio­
nes de demanda son homogéneas de grado cero en todos los precios y la renta. Centrándonos en la deman­
da del bien X , por ejemplo, el Teorema de Euler de las funciones homogéneas demuestra que6

(7.29)
OPx X SPy Y 81

Dividiendo esta expresión por X obtenemos


8X Px 8X PY
(7.30)
8Pr X 8PV X 81 X

o . utilizando nuestras definiciones,

- X .P . -«X* +É?x.¡ = 0. (7.31)

El hecho de que las elasticidades de demanda de X respecto a todos los precios y la renta sumen 0 es
una forma alternativa de afirmar la propiedad de homogeneidad de las funciones de demanda. Un cambio
porcentual idéntico de todos los precios y la renta dejará inalterada la cantidad demandada de X.

EJEMPLO 7.2
B a stic id a d e s C o b b -D o u gla s

En d Ejemplo 4.2 demostramos que un individuo cuya función de utilidad tiene la forma Cobb-Douglas
U (X, y ) = x ° y p (7.32)

estira funciones de demanda de X e Y de la forma


al
X=
(7.33)
Y -* .

Es muy fácil calcular las elasticidades a partir de estas fórmulas. Por ejemplo.

* H teorem a de E u ler afirm a que, si una fu n ció n /( X ¡ . X , , .... X „ ) es hom ogénea de g rad o m [es decir, si
fU X ¡,t X 1,...,l X „ ) = t '" f { X „ X ¡ ........ X„) para cualquier / > 0 ] , entonces / , -X , + f ¡ X ¡ +••• + / , - X n = m f(X „ X 2, .... X„). A quí apü-
o ro s el teorem a p ara el caso en que m = 0. E n el Capítulo 2 2 utilizarem os e l teorem a cuando m = 1 para dem ostrar que los precios de
fes tactores fijados por la com petencia harán que el coste total d e los factores sea igual al valor total de la producción. L a dem ostración
teorema de E uler es directa: se trata de diferenciar la ecuación definiendo la hom ogeneidad respecto a r. y después fijar t = 1.

© /T £ S -f tjr a m n /ó
184 P ane 11 Elección y d e m a n d a

ex PL _ _ o0/¿ fx___a±
Px _ 1___
8Px X ~ P rx2f X ~ Px 7 a /1 ' (7.34)
U *J
Cálculos análogos demuestran que
eXJ = 1,
= 0.

= -I, (7.35)
= 1,

eVS, = 0.
Por tanto, estas funciones de demanda tienen valores de la elasticidad bastante elementales. Puesto que
PxX
Sv = - * — = a
(7.36)
PyY
I
la constancia de las proporciones de la renta ofrece otra forma de demostrar la elasticidad precio unitaria de la deman­
da de estas funciones. La homogeneidad se cumple para todos estos valores de la elasticidad
+ «xjv + ex j = -1 + 0 +1 = 0. (7.37)
Tal vez la versión de la elasticidad de la ecuación de Slutsky sea más evocadora, ya que muestra

e x.p, - ex.p, ~ 5x e x

- 1 - 4 . . -a (l),

= - ( l - a ) = -p. (7.38)

En otras palabras, la elasticidad precio de la demanda de una curva de demanda compensada generada por una
función Cobb-Douglas es igual a (menos) la proporción del gasto en el otro bien. Tal vez esta conclusión que va con­
tra lo que pensaríamos intuitivamente es, de hecho, un caso especial del resultado más general

«u = - 0 ( 7 . 3 9 )
donde a es la elasticidad de sustitución descrita por primera vez en el Capítulo 3. La Ecuación 7.38 constituye un caso
especial de la Ecuación 7.39 que aplica la función Cobb-Douglas para la cual o = 1. Aunque no vamos a demostrar
aquí el resultado más general, si analizamos esta útil conclusión con más detalle en los Problemas 7.9 y 7.10.

P R EG U N T A : Para el caso Cobb-Douglas en el que a = J3 = 0,5, ¿cuál es la elasticidad precio de la deman­


da compensada de cada bien? ¿Cómo cambiaría su respuesta para el caso en que a = 0,3, p = 0 ,7 ?
Explique las diferencias entre ambos casos.

Tipos d e c u rv as d e d em a n d a
Los economistas han.utilizado una amplia variedad de funciones matemáticas concretas para representar las
funciones de demanda y las respectivas curvas de demanda. E n este apartado analizaremos únicamente dos

® IT £ S -P a ro n ln fb
Capitulo 7 D e m a n d a d e m e rca d o y e lasticidad 185

de estas formas funcionales: las funciones lineales y las funciones con elasticidad constante. A lo largo de
este libro se verán otras formas en diversos problemas.

D em an da lineal

Probablemente la forma más sencilla de mostrar la relación entre la cantidad demandada {Q), el precio del
bien (P), la renta (/) y el precio de los demás bienes (P ‘) consista en utilizar una función lineal de la forma7
Q = a + bP + c I + dP', (7.40)

donde a, b, c y d son diversos parámetros de la demanda y

• d Q fd P = b < 0 (suponiendo que no se produce la paradoja de Giffen);


• d Q jd l = c £ 0 (suponiendo que elbien es normal); y
• d Q /d P ' = d = 0 (en función de si P ' es el precio de un sustitutivo bruto o de un complementario
bruto).

Como vimos en el Ejemplo 7.1, si / y P' se mantienen constantes en 7 y P ’ respectivamente, la fun­


ción de demanda de la Ecuación 7.40 se puede expresar como
Q = a' + bP, (7.41)

donde a' = a + e l + dP'. La forma lineal de la Ecuación 7.41 deja claro que la curva de demanda deriva­
da de esta función de demanda es una línea recta. Las variaciones de / o P' desplazarían estas curvas a
dknntas posiciones al cambiar el punto de corte, a', con el eje de Q8-

D em an da lineal y elasticidad

Aunque es fácil dibujar la forma sencilla de una curva de dematida lineal, no suele ser adecuada para las
^tocaciones económicas. A lo largo de una curva de demanda lineal dQ /dP es constante. Esto significa
qoe se supone que una variación del precio de 1 a 2 dólares (una duplicación del precio) tiene el mismo
efecto sobre la cantidad demandada que una variación de 20 a 21 dólares (un incremento del 5 por ciento).
En muchas aplicaciones es insostenible este supuesto parecido de la respuesta a cambios proporcionales
■ i distintos del precio.

Una forma alternativa de afirmar esta objeción consiste en observar que la elasticidad precio de la
im a n iia no es constante a lo largo de una curva de demanda lineal. Si la demanda viene dada por la
Ecuación 7.41, la aplicación de la definición de la elasticidad precio de la demanda ofrecerá la siguiente
o p re s ió n

(7-42)

Pero el valor de esta elasticidad varía, claramente, a lo largo de la curva de demanda Q = a' + bP\ a
a e d id a que P aumenta, Q disminuye y eQ P es una cifra más negativa (recuerde que b < 0). En otras pala-

de nuevo que esta ecuación no es homogénea de grado cero en todos los precios y la renta. Para que lo fuera, sería necesario que
i s Q ; y que P, I y P‘ se midieran respecto a un Indice general de precios (por ejemplo, el IPC).
•O h sc n e que aquf, utilizando la convención económica habitual, la variable dependiente Q se muestra gráficamente sobre el eje horizoo-
O . Por tanto, a' representa el punto de corte con dicho eje.

© !T £ S -P arcm m /&
186 Pane I I E le c ció n y d e m a n d a

bras, la demanda es más elástica para precios superiores. La Figura 7.2 refleja este hecho. Cuando el pre­
cio, P, está a medio camino entre 0 y el punto de corte de la curva con el eje vertical (donde P = - a '/b ),
e^p tiene un valor de - l 9. Por encima de este punto intermedio, la dem anda es elástica (e 0 P < - l ) y,
para u n precio inferior a este punto, la demanda es inelástica (e 0 P > -1 ). Por tanto, eQP puede tener cual­
quier valor no positivo, dependiendo del punto de la curva en el que se calcule.

F IG U R A 7.2 La elasticidad de la demanda varía a lo largo de una curva de demanda recta

Una curva de demanda recta puede ser inadecuada para el trabajo empírico porque implica que la reacción a cam bios p ro ­
porcionales del precio será bastante distinta en función de si los precios son altos o bajos.

E J E M P L O 7.3

Elasticidad precio y el c a s o de la dem anda lineal

E n el E jem plo 7.1 calculam os una h ipotética c u rv a d e d em an d a del m ercad o lineal p ara las n aranjas co n la form a
(ah o ra utilizam os la n o tació n Q , P )

Q = 36 - 3P. (7 .4 3 )

P o r definición, la elasticidad p re c io d e la dem anda viene d ada p o r

3 Í £ |._ 3 (7 .4 4 )
8P Q Q 3 6 -3 P

q ue depende, evidentem ente, d e l v a lo r d e P . P uesto que Q = 0 sí P = 12. sabem os q u e la dem anda tiene u n a elasti­
cidad unitaria cuando P = 6 , y la E cuación 7 .4 4 lo co n firm a. P a ra P > 6 , la d em an d a es elástica. S i, p o r ejem plo,
P = 8, Q = 12 y P Q = 9 6 . C on P = 7, Q = 15 y P - g = 105. U n a dism inución del p re c io elev a el gasto total:
u na indicación cia ra d e que la d em an d a es elástica e n este intervalo.

9 D em ostración: si P = - a ’/2 b (es decir, si está a medio cam ino entre 0 y - a ’/b ) , entonces Q = a ‘ + b ( - a '/2 b ) = a!¡2. P or tanto,
e g , = b P /Q = b ( - a '/ 2 b ) + ( a / 2 ) = - 1 .

© IT E S -P a ra n in fo
Capítulo 7 D e m a n d a d e m e rc a d o y e la sticid a d 187

Sin embargo, para P < 6, la demanda es inelástica. Si P = 5, 0 = 21 y P Q - 105, mientras que para P = 4,
0 = 24 y P -Q = 96. Ahora una disminución del precio ha reducido e! gasto total: la demanda es inelástica.
Puesto que la elasticidad varia a lo largo de la curva de demanda lineal (y también a lo largo de otros muchos tipos
de curvas de demanda), hay que tener cuidado y especificar en qué punto se está calculando la elasticidad. Por ejem­
plo. para P = 8. la Ecuación 7.44 nos dice que eQJ, = -3(8/12) = -2 (la demanda es elástica), mientras que para
P = 5 , eQ f ~ -3(5/21) = -5 /7 (la demanda es inelástica). En los trabajos empíricos en los que se utilizan series de
pares observados de P y 0 . una práctica común consiste en calcular la elasticidad al precio medio que prevalece sobre
d período de muestra.

P R E G U N T A : ¿Para qué valor de P es máximo el gasto total? ¿Cuál es la relación general entre el precio
que genera el máximo gasto y la elasticidad precio de la demanda?

F u n c io n e s c o n elasticidad co nstante
Si se quiere suponer que las elasticidades son constantes para un intervalo de variación del precio, es nece­
sario utilizar una función de demanda exponencial:

Q = a P bI cP 'd , (7-45)

ahora a > ü, b < 0, c > 0, ¿ > o. Para determinados valores de las variables que provocan despla-
a m ie m o s de las curvas (por ejemplo, / y p ) r podríamos escribir
Q = a 'P \ (7.46)

doode a ' = a l cP "‘ . Una forma alternativa de expresar la Ecuación 7.46 es

In Q = ln a' + b ln P, (7.47)

muestra que la ecuación es lineal al tom ar logaritmos neperianos (simbolizados por “ln ”) de Q y P.

Aplicando en este caso la definición de elasticidad precio obtenemos


8Q P ba'P1'-' P L
eñP = - = - — ---------— = b. (7.48)
QP 8P Q o'P b

Por tanto. la elasticidad precio de ia demanda es constante (e igual a b) para esta curva de demanda.
Observe que la elasticidad se puede obtener directamente de la fórmula matemática de la curva: viene dada
por el exponente de P y no hace falta calcularla. Este resultado es bastante general como demuestra el
a g ü e n te ejemplo.

EJEMPLO 7 .4
B w tic id a d e s , exponentes y logaritm os

Las curvas de demanda exponenciales (como la mostrada en la Ecuación 7.45), no sólo tienen elasticidades precio cons-
■ ■ es de la demanda, sino también tienen elasticidades renta y elasticidades precio cruzadas constantes. En este caso
«w - c (7.49)

eQ.r = (7.50)

©ffESAlroranfb
188 Parte I I E le c ció n y d e m a n d a

Por tanto, se pueden leer directamente las elasticidades en los exponentes de la función sin tener que hacer nin­
gún cálculo matemático.
Si
Q = ÍOOP-’W , (7.51)

sabemos por tanto de forma inmediata que eQP = -1 ,5, eQJ = 0,5 y eQ = 1. Para P * 1, / = 100 y F = 4, por
ejemplo, esta función predice que 0 = 4 000. Si P aumentara un 1 por ciento (hasta 1.01), la Ecuación 7.51 nos diría
que 0 caería a 4 000(1,OI)-1*3 = 3 940, una disminución del 1,5 por ciento, justo comopredice elexponente de la
elasticidadprecio. Análogamente, un incremento de un 1 por ciento de la renta hasta 101(manteniéndose constante
p = 1 y P' = 4 ) aumentaría la demanda hasta 400 (IOI)'13 = 4 020, un incremento del 0,5 por ciento, justo como
sugiere el exponente de la renta.

Aunque la forma general de la función de demanda con elasticidad constante en la Ecuación 7.45 no es lineal, tam­
bién se puede simplificar tomando logaritmos neperianos:
la (0 ) = In(a) + b ln(P) + c ln</) + d In(P’) (7.52)
o, por ejemplo en la Ecuación 7.51,
ln (0 ) = 4,61-1,5 In(P) + 0,5 ln (/) + ln (P ’). (7 .53 )

El hecho de que esta ecuación es lineal con logaritmos de las variables Q, P, I y P' hace que sea especialmente
útil para las aplicaciones econométricas, algunas de las cuales se analizarán en las Ampliaciones a este capítulo.

P R E G U N T A : ¿Es homogénea de grado cero la función de demanda de la Ecuación 7.51 para P , P' e 7?
¿Cómo puede saberlo utilizando los exponentes que muestran la elasticidad?

R e sum e r/

En este capítulo hemos utilizado la teoría de la demanda individual para derivar la función de demanda del
mercado y las correspondientes curvas de demanda del mercado. La curva de demanda del mercado mues­
tra la relación, ceteris paribus, entre el precio de un bien y la cantidad demandada total por todos los com­
pradores potenciales. Este concepto, que constituye una herramienta fundamental para prácticamente todos
los análisis económicos, se utilizará repetidas veces en capítulos posteriores. Por tanto, m erece la pena
repetir aquí algunas conclusiones sobre la curva de demanda del mercado.

• La curva de demanda del mercado tiene pendiente negativa debido al supuesto de que la mayoría de
los individuos comprarán m ás cuando disminuya el precio de un bien. Es decir, se supone que la
mayoría de los individuos considera que la mayoría de los bienes son normales o , si se trata de un
bien inferior, se supone que no se produce la paradoja de Giffen.

• Para la habitual curva de demanda m arshalliana del mercado, el nivel de utilidad del demandante indi­
vidual varía a lo largo de la curva. Puesto que se mantiene constante la renta nominal, unos precios
inferiores elevarán la utilidad y unos precios superiores reducirán la utilidad.

• También es posible construir curvas de demanda del mercado con rentas compensadas sumando hori­
zontalmente las curvas de demanda compensadas de cada individuo. Aunque utilizaremos estas cur­
vas en algunas partes de este manual, la m ayor parte de las veces desarrollaremos nuestro análisis u ti­
lizando la curva marshalliana, m ás conocida.

©ITES-Paraninfa
Capitulo 7 D e m a n d a de m e rca d o y e lasticidad 189

• Los efectos de los movimientos a lo largo de determinada curva de demanda vienen dados por la elas­
ticidad precio de la demanda eQP. La elasticidad precio de la demanda muestra el cambio porcentual
de la cantidad provocado por un incremento del precio del 1 por ciento, cuando se mantienen cons­
tantes todos los demás factores que afectan a la demanda.

• Las variaciones del gasto total en un bien, provocadas p o r un cambio del precio, se pueden predecir
utilizando la elasticidad precio de la demanda. Si la demanda es inelástica (0 > eQP > -1 ), el precio
y el gasto total se moverán en el mismo sentido. Si la demanda es elástica (eQ P < -1 ), el precio y el
gasto total se moverán en sentido opuesto.

• Si cambian los demás factores que afectan a la función de demanda (otros precios, la renta, o las pre­
ferencias), la curva de demanda del mercado se desplazará a una nueva posición. Los efectos de las
variaciones de estos otros factores sobre la cantidad demandada (a determinado precio) se pueden
m edir utilizando la elasticidad renta de la demanda (eQ / ) o la elasticidad precio cruzada de la deman­
da (eo r ).

• Existen varias relaciones entre las diversas elasticidades de la demanda. Por ejemplo, la ecuación de
Slutsky m uestra la relación entre las elasticidades precios compensadas y sin compensar. La homoge­
neidad queda reflejada por el hecho de que la suma de las elasticidades de la demanda de todos los
argumentos de una función de demanda es igual a cero.

Problem as

7 .1
un mercado del bien X en el que hay cuatro individuos: el Sr. Paupérrimo (P), la Sta. Arruinada (A), el Sr.
ifafin (M) y la Sra. Rica (R). Los cuatro tienen la misma función de demanda de X: es una función de la renta I, Px
j del precio de un sustitutivo importante Y de X:

ni ¿Cuál es la función de demanda del mercado de X? Si Px = PY = 1, IP = l B - 16, ¡A - 25 e IP = 100, ¿cuál es


la función de demanda total del mercado de X? ¿Cuál es el valor de eXJ,r, eX Pr, ex l ?
to Si se duplica Px , ¿cuál será la nueva cantidad demandada de X? Si el Sr. Paupérrimo perdiera su puesto de tra­
bajo y su renta disminuyera un 50 por ciento, ¿cuál sería el efecto sobre la demanda de mercado de X? ¿Qué pasa­
ría si la renta de la Sra. Rica cayera un 50 por ciento? Si el gobierno impusiera un impuesto del 100 por cien sobre
Y, ¿cómo se vería afectada la demanda de XI
c) Si l f ~ 1B = ¡A = IR = 25, ¿cuál sería la demanda total de X? ¿Qué diferencias hay respecto a su respuesta en el
primer apartado? Vuelva a contestar al segundo apartado con estos nuevos niveles de renta y Px = Pr = 1.
O Si la Sra. Rica considerara que Z es un complementario necesario de X, su función de demanda de X podría expre­
sarse con la función

X = -^~
2 PXPZ

¿Cuál es la nueva función de demanda del mercado para X? Si Px = Pr =* Pz = 1, y los niveles de renta son los del
primer apartado, ¿cuál es el valor de ?*./>,> ex.pr' ex.i-ex.et - ¿Cuál es el nuevo nivel de demanda de X si el pre­
cio de Z aumenta hasta 2? Observe que la única demanda de X que se reduce es la de la Sra. Rica.

© IT E S -f o r a m n f b
190 P ane ¡I E le c ció n y d em a n d a

7 .2
Suponga que hay n individuos, cada uno con una curva de demanda lineal de Q con la forma
Q¡ = a¡ + b:P-£ c j + d,P' í = l, n,

donde los parámetros a¡, b¡, c¡ y d¡ son distintos para cada individuo. Demuestre que, en cualquier punto, la elas­
ticidad precio de la curva de demanda del mercado es independiente de P' y de la distribución de la renta. ¿Seguiría
siendo así si la demanda de Q de cada individuo fuera lineal en vez de en logaritmos? Explique su respuesta.

7 .3
Tom, Dick y Harry constituyen todo el mercado de arenques. La curva de demanda de Tom viene dada por
Q¡ = 1 0 0 - 2 /’
para P < 50. Para P > 50, Qx - 0. La curva de demanda de Dick viene dada por
Q2 = 160 - 4P

para P < 40. Para P > 40, Q2 = 0. La curva de demanda de Harry viene dada por
Q} = 1 5 0 -5 P
para P < 30. Para P > 30, Q3 = 0. Utilizando esta información, responda a las siguientes preguntas:
a) ¿Cuántos arenques demanda cada persona para P = 50? ¿P - 35? ¿,P = 25? ¿P - 10? ¿P = 0?
b) ¿Cuál es la demanda total del mercado para cada uno de los precios del apartado anterior?
c) Dibuje la curva de demanda de cada individuo.
d) Utilice las curvas de demanda individuales y los resultados del apartado (b) para derivar la curva de demanda del
mercado.

7 .4
Suponga que el jamón y el queso son complementarios puros: siempre se va a utilizar una relación de una loncha de
jamón por una de queso para hacer un sándwich. Suponga también que los sándwiches de jamón y queso son el único
bien que puede comprar el consumidor y que el pan es gratuito. Demuestre que si el precio de una loncha de jamón
es igual al precio de una loncha de queso,
a) La elasticidad precio de la demanda de jamón es -•£; y
b) La elasticidad precio cruzada de una variación del precio del queso sobre el consumo de jamón también es - l •
c) ¿Cómo cambiarán sus respuestas a los dos apartados anteriores si la loncha de jamón cuesta dos veces elprecio de
la loncha de queso. (Pista: utiiic-e la ecuación de Slutsky: ¿cuál es la elasticidad de sustitución aquí?)

®ITES-Paroninfo
Capítulo 7 D e m a n d a de m e rca d o y e lasticidad 191

7 .5

P recio

C a n tid a d p o r p e rio d o

Para esta demanda lineal, demuestre que la elasticidad precio de la demanda en cualquier punto (por ejemplo, el punto
£> viene dada por menos el cociente de la distancia X respecto a la distancia Y en el gráfico. ¿Cómo puede aplicar este
icsultado a una curva de demanda no lineal?

7 .6
U i bien de lujo se define como un bien para el que la elasticidad renta de la demanda es mayor que 1. Demuestre que
p n una economía de dos bienes, ambos bienes no pueden ser bienes de lujo. (Pista: ¿Qué ocurre si ambos bienes son
t ñ e s de lujo y la renta aumenta un 10 por ciento?)

7 .7
La “elasticidad del gasto” para un bien se define como el cambio proporcional del gasto total en el bien en respuesta
■ on cambio de un 1 por cierno de la renta. Es decir,
dPxX i
crx x.i
81 PxX
e que eFz.x , = ex ¡ . Demuestre también que epI x.pr = 1+ ex . p , - Estos dos resultados resultan útiles para el
empírico en aquellos casos en que no se dispone de indicadores de cantidad, porque las elasticidades renta y
pueden derivarse de las elasticidades gasto.

que para un mundo con dos bienes,


s x e x , p x + s r e Y.px ~ ~ sx-
elasticidad precio de la demanda de X es conocida, ¿qué sabemos de la elasticidad precio cruzada de 17 (Pista:
tomando la derivada total de la restricción presupuestaria y fijando d i = 0 = dPY).

i■feNl
3 Ejemplo 7.2 demostramos que, con dos bienes, la elasticidad precio de la demanda de una curva de demanda
■ ■ ■ casad a viene dada por

©ITESfararétf»
192 Pane II E le c ció n y d e m a n d a

*xp , = - < ! - % ) o,
donde sx es la proporción de renta que se gasta en el bien X y o es la elasticidad de sustitución. Utilice este resulta­
do, junto con la interpretación de la elasticidad de la ecuación de Slutsky para demostrar que:
a) Si o = l (el caso Cobb-Douglas),
e x .p x + e Y .p , =~2.
b) Si o > 1 implica que eX F¡¡+eY P¡ < - 2 y si cr < 1 implica exp¡ + er > -2 . Estos resultados pueden generali­
zarse fácilmente al caso de más de dos bienes.

7 .1 0
Una definición formal de lo que hemos estado denominando elasticidad de sustitución es

o = d l n Y¡X = f dlnflA/SV 1
° d (ln RMS) _ ¿ ln Y /X )

a) Interprete esta fórmula como una elasticidad: ¿qué variables están cambiando y cómo reflejan estos cambios (en
términos proporcionales) la curvatura de las curvas de indiferencia? (Véase también el análisis en el Capítulo 11
de la elasticidad de sustitución en el contexto de una función de producción).
b) Aplique la definición de o ofrecida anteriormente a la función de utilidad con ESC
y j y 5

U (X ,Y ) = — + L _.
o o

Demuestre que a = ^ ^ que este valor es constame para todos los valores de X e Y, justificando así el nombre
de la función de ESC.

Lecturas re com e n d ad as
Barten, A.P. “The Systems of Demand Function Approach: A Review.” Econometrica (January 1977): 23-51.
A good survey o f ¡he statistical questions in volved in trying to estímale a complete set of demand functions for consumen
expenditures. Stresses theoretical restrictions that musí hold across the equations.
Deaton, A.J. “Demand Analysis.” En Z. Crilicbesy M. D. Iotriligator, eds. HandbookofEconometrics. Amsterdam: North-
Holland, 1984.
Good survey ofihe techmcal econometric issues that arise in demand analysis. Limited references to the empirical literatu-
re.
Goldberger, Arthur S. Functional Form and Utility: A Review o f Consumer Demand Theory. Boulder, CO: Westview Press,
1981.
Complete summary ofelasticity relationships implied by utility maximization.
Houthakker, H.S. y L.D. Taylor. Consumer Demand in the United States. 2nd ed. Cambridge, MA: Harvard University
Press, 1970.
Complete analysis ofall the categories of expenditures in the GNP consumption series: has several empirical anomalies but
generalty plausible elasticity estimases for most ítems.
Theil, H. Theory and Measurement q f Consumer Demand, Vol. 1. Amsterdam: North-Holland, 1975. Chaps. 5 and 6.
Complete development ofthe ‘linear expenditure’ system q f demand equations; includes substantial theoretical background
material.
Wold, H. y I. Jureen. Demand Analysis. New York: John Wiley & Sons, 1953.
Classic work on the empirical analysis of demand. Outdated but provides insights on many important issues o f empirical spe-
cification.

©nESforaninfo
Capítulo 7 D e m a n d a de m e rc a d o y e lasticidad 193

A M P L IA C IO N E S

Agregación y estimación

En los Capítulos 4 a 6 hemos demostrado qm d Supuesto


: Xi = ai{P) + b(P )y¡ i = 1,rt, (i)
de maximización de la utilidad implica varias propiedades
de las funciones de demanda individuales; donde P es el vector de todos los preciosdel mercado,
q,(P) es un conjunto de efectosde los preciosespecíficos
« Las funciones son continuas; • . ; del individuo, y b(P) es una función de la propensión mar­
• Las funciones son homogéneas de gradoceroeíi ginal a consumir que es la misma para todos los individuos
todos los precios y la renta; (aunque el valor de este parámetro puede depender de los
precios dé mercado). En este caso, las funciones de deman­
• Los efectos de sustitución con rentas compensadas
da del mercado dependerán de P y de la renta total.
son negativos, y - ' - -_
• Los efectos de sustitución de precios cruzados son ? = £)-,■ (Ü)
simétricos. ui
.. Este demuestra que la demanda del mercado refleja el
En esta ampliación analizaremos: hasta qué punte. espe­
comportamiento de un único consumidor “típico". Gorman
ramos que se cumplan estas propiedades en las fimriones
(1959) demuestra que ésta es la forma más general de la
agregadas de demanda de mercadoy qué restricciones, sí.
fundón de demanda que puede representar a este consumi­
bay que poner alguna, deben ¡mponerse a esas fiH!CÍOI«S(
dor típico.
Además, veremos otras cu estió n que surgen cuando se
«riman estas funciones agregadas yalgunosde losresúlta-
dos de estas estimaciones. A7.3 Restricciones cruzadas
Suponga que un individuo típico compra k artículos y que
A7.1 Continuidad los gastos en cada uno vienen dados por

La continuidad de las fundones de demanda intfividúáles^


= ; = (>ú)
implica claramente la continuidad dé las funciones efe
demanda del mercado. Pero hay siaia^iKS en las quélas
S? el gasto en estos artículos agota la renta total, es decir,
faldones de demanda deí mercado pueden ser continuas,
«entras que las funciones ..individuales, no lo . son. ' Í PA = Y , (¡y )
Coesidérese el caso en el que losbienes (como u ñ a t e ó ,
-,d> deben comprarse en grandes unidades discretas. Aquí , : sumando pana todos los bienes obtenemos que
í¡ demanda del individuo puede ser discontinua, pero las
*
Amandas agregadas de macha gente pueden ser(casi) con- 2 > * = o (para todo r) (v)
; ./=!

y.que
A7.2 Homogeneidad y agregación de la ren ta :
E bj = 1 (vi)
raesto que la función de demand de cada individuo es ;= i
homogénea de grado cero para todos tos precios y la renta, para cada persona. Esto implica que los investigadores no
í ü fbnciones de demanda deimereadptambíén son homo- • arelen ser capaces de estimar j funciones de gasto para k
pasas de grado cero para todos los precios y rentas inifiyi-. bienes de forma independíente. Por el contrario, hay que
Aates. Sin embargo, las fondones de demanda Sel merca- tener en cuenta las relaciones entre las funciones de gasto
río no tienen por qué ser necesariamente, homogéneas de de tos distintos bienes.
j^ d o cero para todos los precios y la renté totoL ~ :'
A7.4 Práctica económica
Para ver cuándo es posible qiíe la Comanda dependa de
ib renta total, suponga qué la demanda del individuo í para El grado en que estas cuestiones teóricas se reflejan en las
rri bien X viene dada por - . - J:. ; prácticas de los económenas varía mucho. Desde el plan­

© /T £ S -P o ro n ¡n /b
194 P ane II E le c ció n y d e m a n d a

teamiento menos sofisticado, se puede estimar directamen­ R e s u lt a d o s e c o n o m é tric o s


te una ecuación análoga a la (iii) utilizando mínimos cua­
La Tabla 7.3 mnesíra una serie de estimaciones economé­
drados ordinarios (MCOs), prestando poca atención a ,cómo
tricas de las principales elasticidades precio y renta obteni­
se incumplen los supuestos. Se podrían calcular directa­
das a partir de diversas fuentes. Las fuentes originales de
mente varias elasticidades a partir de esta ecuacíóii atmqtie,
estas estimaciones deben ser consultadas para determinar
debido a la forma lineal utilizada, estas elasticidades no
hasta qué punto han prestado atención los autores a las res­
serían constantes para variaciones de P, o Y. Una formula­
tricciones teóricas destacadas anteriormente. Por lo gene­
ción de elasticidad constante en la Ecuación iii seria
ral, estas estimaciones se ajustan bastante bien a las que nos
l n ( ^ - ) = ¿ f l tfln(Pi) + ^ t a r j = l,k, indica nuestra intuición: por ejemplo, los viajes trasatlánti­
1=1 cos en avión son más elásticos a ios precios que la deman­
y aquí las elasticidades precio y renta vendrían dadas direc­ da de atención sanitaria. Tal vez resulte un poco sorpren­
tamente por dente la elevada elasticidad precio y la elevada elasticidad
renta de la vivienda en propiedad, porque la “vivienda” se
suele considerar en los análisis cotidianos como un bien de
primera necesidad. La muy elevada elasticidad renta de la
e* ,* ~ a9
demanda de automóviles probablemente refleja cuestiones
e*,*mbP cualitativas y cuantitativas de la demanda. Pero sí sugiere
por qué la industria del automóvil es tan sensible al ciclo
respectivamente (véase también el Problema 7.7). Sin económico.
embargo, observe que aquí no se presta ninguna atención
especial a los sesgos introducidos al utilizar la renta agre­
Referencias
gada o al no tener en cuenta posibles restricciones cruzadas
como las de las Ecuaciones v y vi. También hay implícitas G orm an, W .M . “S ep arab le U tility and A g g reg atio n ".
Econotneirica (Novem ber 1959): 469-481.
más restricciones por la homogeneidad de cada una, de las
■> t Shafer, W . y H . Sonnenschein. “ M arket D em and and Excess
funciones de demanda + b} = - 1 1, aunque esta res- D em and F unctions” , E n K .J. A rrow y M .D . Intriligator, eds.
H andbaok o f M athem aiicai Economías, Vol. O. Am sterdam :
fricción también suele ser descartada en el desarrollo de N orth-H olland, 1982, p p. 671-693.

estimaciones econométricas sencillas. S loker. T .M . “ E rapirical A pproacbes to tiie P roblem o f


A ggregation o v e r In d iv id u á is '. Jo u rn a l o f E conom ic
Los estudios más sofisticados de las ecuaciones agrega­ U ie r a iu re iD eeem ber 1993): 1827-1874.

das de la demanda intentan resolver estos problemas consi­ T heil, H . Principies o f Econom etrics. N ew Y ork: John W iley &
Sons, 1971, p p . 326-346.
derando explícitamente los efectos potenciales de la
— . Theory and M easurem em o f C onsum er D em and, V ol. I .
distribución de ¡a renta y estimando todo el sistema de ecua­ A m sterdam ; N ortb-H olland, 1975. C haps, 5 and 6 .
ciones de demanda. Theil (1971, 1975) ofrece una buena
introducción a algunos de los procedimientos utilizados.

© IT E S -P e ra n m /ó
Capitulo 7 D e m a n d a de m e rc a d o y e lasticidad 195

T A B L A 7 .3 Principales elasticidades renta y precio de la demanda

E la stic id a d precio ¡ E la stic id a d re n ta


Alimentos -0 ,2 1 + 0 ,2 8
Atención sanitaria -0 ,1 8 + 0 ,2 2
Vivienda
A lquiler -0 ,1 8 + 1 ,0 0
E n propiedad -1 ,2 0 + 1 ,2 0
Electricidad -1 ,1 4 + 0,61
Automóviles -1 ,2 0 + 3 ,0 0
Gasolina -0 ,5 5 + 1,60
Cerveza -0 ,2 6 + 0 ,3 8
Vino -0 ,8 8 + 0 ,9 7
Marihuana -1 ,5 0 + 0 ,0 0
Cigarrillos -0 ,3 5 + 0 ,5 0
Abortos -0 ,8 1 + 0 ,7 9
Viajes trasatlánticos en avión -1 ,3 0 + 1,40
Importaciones -0 ,5 8 + 2 ,7 3
Dinero -0 ,4 0 + 1,00
Fuentes: Food: H . W old and L . Jureen. D em and Anaiysis (New York: John W iley & Sons,
1953): 203. M edical Services: m eóme elastieity from R. A ndersen and L. Benham, "Factors
Affecting the Relationship betw een Fam ily Incom e and M edical C are Consum ption"; in
Em pirical Studies in H ealth Econom ics, H erbert K larm an, ed . (Baltim ore: Johns H opkins Press,
1970). P n c e elastieity from W . G . M anning e t al. 'H ea lth Insurance and tbe D em and for
M edical C are: E vidence from a Random ized E xperim eut". A m erican Econom ic Review (June
1987): 251-277. Housing: incom e elasticities from F . d e Leeuw . "T he Demand fo r Housing",
Review for Econom ics and Statistics (February 1971); p n c e elasticities from H . S. H outhakker
and L . D. T aylor. C onsum er D em and in the U nited States (Cam bridge, M A: H arvard U niversity
Press, 1970): 166-67, E lectricity: R. F. H alvorsen, "Residential Dem and for Electricity", unpu-
blished Ph D. dissertation, H arvard University, D ecem ber 1972. A utoraobiles: G regory C.
Chow , D em and for Autom obiles in the U nited States (Am sterdam : N onh H olland, 1957).
Gasoline: C . Dahl ’Gasoline D em and S urvey". Energy Journal 7(1986): 67-82. Beer and wine:
J . A. Johnson, E. H. O ksanen, M . R. V eall, D. F ritz, "Short-Run and Long-Run Elasticities for
Candían Consum ption o f A lcobolic Beverages*. Review o f Econom ics and Statistics (February
1992): 64-74. M arijuana: T . C . M isket and F. V akil, "Som e Estiraates o f Pricc and Expenditure
E lasticities am ong U C L A Students", Review o f Econom ics and Statistics (N ovem ber 1972): 474-
7 5 . C igarenes: F. C halem aker, "Rational A ddictive B ehavior and Cigarecte Sm oking", Journal
o f Political Econom y (Augusí 1991): 722-42. A bonions: M . H. M edoff, "An Econom ic
A naiysis o f the Dem and for A b onions", Econom ic Inquiry (April 1988): 253-59. Transatlantic
air travel: J. M . Cigliano, "Price and Incom e Elasticities fo r A irline T ravel", Business
Econom ics (Septem ber 1980): 17-21. Im ports: M. D . Chinn, "Beware o f Econometricians
Bearing Estim ates", Journal o f Policy Anaiysis and M anagem ent (Fall 1991): 546-67. Money:
"Long-Run Incom e and Im erest Elasticities o f M oney D em and in the U nited States", Review o f
Econom ics and Statistics (N ovem ber 1991): 665-74. P rice elastieity refers to im erest tale elasti-
city.

®ITES-Parantnfc
P A R T E

ELECCIÓN EN CONDICIONES
DE INCERTIDUMBRE

8 U T IL ID A D E S P E R A D A Y A V E R S IÓ N A L R IE SG O

9 L A E C O N O M ÍA D E LA IN F O R M A C IÓ N

10 T E O R ÍA D E J U E G O S Y EQ U ILIBRIO E S T R A T É G IC O

Los tres capítulos de la Pane III se ocupan del comportamiento individual en condiciones
de incenidumbre. En los capítulos anteriores, nuestro modelo de elección no implicaba
esta incertidumbre: cuando un individuo había determinado su nivel de consumo, no había
incenidumbre respecto a ¡a utilidad que recibiría. Aquí vamos a ver cómo se pueden gene­
ralizar estos primeros modelos para tener en cuenta situaciones en las que ¡a utilidad reci­
bida con una determinada acción es, en cierta medida, impredecible. En el Capítulo 8
empezamos con un análisis de la "aversión al r i e s g o E l objetivo del capitulo consiste en
mostrar por qué los individuos suelen evitar los riesgos inherentes a la incertidumbre y
están dispuestos a pagar algo para reducirlos. Este análisis lleva al estudio de ios
mercados de los productos que reducen el riesgo, como los seguros y los fondos de inver­
sión.
El Capítulo 9 prosigue el análisis del comportamiento en condiciones de incertidum­
bre analizando el tema de la información. Veremos que la toma de decisiones en situacio­
nes de incertidumbre se caracteriza por la información imperfecta. Por tanto, tendremos
que analizar cómo obtienen y utilizan los individuos ¡a nueva información. El capítulo ilus­
tra unas pocas cuestiones difíciles que surgen cuando se intentan modelizar estas situacio­
nes.
Finalmente, el Capitulo 10 se ocupa de la incertidumbre que surge de ¡as relaciones
estratégicas entre las personas. Ofrece una introducción básica de las herramientas que
se han desarrollado en la moderna teoría de juegos para resolver estas situaciones. Es
Uitámrsfdad Católica de C olom bu
B IB L IO T E C A
UTILIDAD ESPERADA Y AVERSIÓN
AL RIESGO

En este capítulo nos centraremos en algunos de los elementos básicos que caracterizan la
motivación de ¡os individuos cuando toman decisiones en situaciones de incertidumbre.
Veremos que se puede generalizar el concepto de utilidad para aplicarlo a aquellos casos
en que los resultados están sujetos a cierto grado de azar. Después utilizamos este concep­
to ampliado de la utilidad para analizar el fenómeno de la *aversión al r i e s g o E s decir,
veremos por qué los individuos suelen intentar evitar las situaciones de incertidumbre y
están dispuestos a pagar algo para reducirla.
200 Parte ¡11 E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertidum bre

Probabilidad y valor esperado

El estudio del comportamiento individual con incertidumbre y el estudio matemático de la probabilidad y


la estadística tienen un origen histórico común en su intento de comprender (y probablemente de intentar
ganar) los juegos de azar. El estudio de los sencillos juegos de tirar una moneda al aire, por ejemplo, ha
sido excepcionalmente útil en matemáticas y en la clarificación de determinadas características del compor­
tamiento humano que muestran los juegos. Hay dos conceptos estadísticos que partieron de estos juegos, y
que serán bastante útiles en el resto de este capítulo, que son la probabilidad y el valor esperado.

La probabilidad de que se produzca un acontecimiento repetido1, en términos generales, es la frecuen­


cia relativa con la que se producirá. Por ejemplo, cuando se dice que la probabilidad de sacar cara cuando
se tira una moneda sin trucar al aire es 1/2 queremos decir que esperamos que, si se tira la moneda al aire
muchas veces, saldrá cara aproximadamente la mitad de las veces. Análogamente, la probabilidad de sacar
un dos al tirar un dado es de un sexto. Aproximadamente una de cada seis tiradas aparecerá un 2.

Suponga que una lotería ofrece n premios distintos (algunos pueden ser O o incluso negativos),
X {, X 2 , . . . , X n, y que las probabilidades de ganar estos premios son rc,, k 2, .... Si suponemos que un
jugador puede obtener un premio, y sólo uno, debe cumplirse que

( 8 . 1)
i =I

La Ecuación 8.1 simplemente afirma que nuestra lista indica todos los posibles resultados de la lotería,
y que uno tiene que producirse. Para obtener una estimación del resultado medio de esta lotería, definimos
el valor esperado de la siguiente manera:

V alor e s p e ra d o Para una lotería (X) con unos premios X 1 , X 2 , . . . , X n y probabilidades de ganar
Ttj, n 2, . . . , n „ , el valor esperado de la lotería es2

valor esperado = E ( X ) = + n 2X 2 + — + n nX n =
(8 .2)
= ¿ *

' Para los acontecim ientos repetidos, la probabilidad es u n concepto definido de form a objetiva. L os individuos tam bién pueden asignar pro­
babilidades subjetivas a acontecim ientos no repetitivos. L a m ayor p arte de las veces no diferenciarem os entre estos dos tipos d e estim acio­
nes de la probabilidad.
2 Si la situación analizada tiene resultados continuos (por ejem plo, un cálculo muy exacto de la variación del precio de una acción), necesi­
tamos m odificar u n poco esta definición. Si la probabilidad d e que el resultado de un acontecim iento aleatorio (X) esté en un intervalo muy
pequeño (dx) viene d ad a p o r f ( x ) dx, entonces se podrá m odificar la Ecuación 8.1 de la siguiente m anera

| f ( x ) d x = 1.

E n este caso, el valor esperado de X viene dado por

E(X)= £xfU)<k.
En muchas situaciones (por ejem plo, cuando X tiene una distribución norm al), la m anipulación de estos valores esperados puede ser
m ucho más sencilla que en el caso discreto que se m uestra en la E cuación 8 .2 . Véanse las Am pliaciones a este capitulo para ver algunos
ejemplos.

© irE S -P o ro n /n fi)
Capítulo 8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rs ió n al rie sg o 201

El valor esperado de la lotería es una suma ponderada de los prem ios, donde las ponderaciones son las
respectivas probabilidades. Es sencillamente la magnitud del premio que ganará, de media, el jugador. Por
ejemplo, suponga que Jones y Smith están de acuerdo en tirar una moneda al aire una vez. Si sale cara.
Jones pagará a Smith un dólar; si sale cruz, Smith pagará a Jones un dólar. Desde el punto de vista de
Smith, hay dos premios en este juego: para una cara, X , = +1$; para una cruz, X 2 = -1 $ , donde el signo
negativo indica que Smith debe pagar. Desde el punto de vista de Jones, el juego es exactamente el mismo,
sólo que los signos de los resultados son los contrarios. Así pues, el valor esperado de este juego es

^ X I + i x 2 = i ( l $ ) + i ( - l $ ) = 0. (8.3)

E l juego tiene un valor esperado igual a cero. Si se jugara este juego un número de veces elevado, sería
improbable que ninguno de los dos jugadores gane mucho.

Suponga ahora que se cambian los premios del juego de forma que (de nuevo, desde el punto de vista
de Smith) X, = 10$, X 2 = -1 $ . Smith ganará 10 dólares si sale cara, pero sólo perderá 1 dólar si sale cruz.
El valor esperado de este juego es

- X l + - X 2 = - (10$) + ~ (-1 $ ) = 5 $ - 0 ,5 0 $ = 4,50$. (8.4)


2 2 2 2

Si se juega muchas veces a este juego, es seguro que Smith terminará siendo el gran ganador. De hecho,
es posible que Smith esté dispuesto a pagar algo a Jones por el privilegio de jugar. Los juegos como los de
la Ecuación 8.3 tienen un valor esperado igual a 0, y los de la Ecuación 8.4, cuyo coste es su valor espé­
ra lo (aquí, precisamente 4,5$) por el derecho a jugar se denominan, actuarialmente, juegos justos. Una
observación frecuente es que, en muchas ocasiones, la gente se niega a participar en juegos actuarialmen-
ie justos. Este hecho es esencial para comprender los avances de la teoría de la incertidumbre y se utiliza
en el siguiente apartado.

J u e g o s ju sto s y la h ip ó te sis de la utilidad esperada

La gente no suele estar dispuesta a jugar a juegos justos3. Es posible que acepte tirar una moneda al aire
p o stan d o pequeñas cantidades de dinero, pero si se me ofrece la oportunidad de jugarm e 1 000 dólares en
una sola tirada, sin duda me negaré. Análogamente, la gente paga a veces una pequeña cantidad de dinero
en u n juego actuarialmente injusto como una lotería estatal, pero evitarán pagar mucho para jugar a juegos
arriesgados pero justos.

La paradoja de S . P etersburgo

U n ejemplo convincente es la “paradoja de S. Petersburgo” , que fue analizada rigurosamente por primera
vez por el matemático Daniel Bernoulli en el siglo XVIII4. E n la paradoja de S. Petersburgo se propone el

3 Se supone que los juegos que se analizan aquí no aportan ninguna otra utilidad que no sea el prem io que ofrecen; por tanto, la observa­
ción d e que m uchos individuos juegan con apuestas “injustas” n o es necesariam ente una refutación d e esta afirm ación. P or el contrario,
se puede suponer razonablem ente que estos individuos obtienen cierta utilidad d e ¡as circunstancias asociadas con el desarrollo del juego.
P o r tanto, es posible diferenciar la faceta d e consum o del juego de la faceta relativa al riesgo puro.
* E l artículo original de B em oulli ha sido reim preso com o D. B e r n o u l l i. “Exposition o f a N ew Theory on the M easurem ent o f R lsk” ,
Economeirica 22 (enero de 1954: 23-36).

© IT E S -P flrn m n fp
202 Pane III Elección en c o n d ic io n e s d e incertidum bre

siguiente juego: se tira una moneda hasta que salga una cara. Si la cara aparece por prim era vez en la ené­
sima tirada, el jugador recibirá 2"$. Este juego tiene un núm ero infinito de resultados (se puede estar tiran­
do una moneda al aire desde hoy hasta el día del juicio final sin que nunca salga una cara, aunque la pro­
babilidad de que esto ocurra es muy pequeña), pero los prim eros resultados pueden escribirse fácilmente.
Si X¡ representa el premio obtenido cuando aparece la prim era cara en la tirada t-ésima, entonces
X t = 2 $ ,X , = 4 $ ,X 3 = 8 $ Z , = 2 “$. (8.5)

La probabilidad de sacar cara por prim era vez en la í-ésima tirada es (y)'; es la probabilidad de obte­
ner (i - 1 ) cruces y después una cara. Por tanto, las probabilidades de los premios de la Ecuación 8.5 son

ti, = —, n , = —, 7t, 7t„ = — • (8.6)


1 2 2 4 3 8 2"
El valor esperado del juego de la paradoja de S. Petersburgo es infinito:
* * ¿_L

valor esperado = n¡X¡ ~ ^ 2 2‘ =


í=i í=i (8.7)
= l + l + l+ -" + l+ " -= C O .
Sin embargo, una rápida reflexión convencerá a cualquiera de que no hay ningún jugador dispuesto a
pagar mucho (y desde luego mucho menos que infinito) para jugar a este juego. Si se cobrara 1 000 millo­
nes de dólares por jugar a este juego, es seguro que nadie aceptaría jugar, a pesar de que 1 000 millones
de dólares sigue siendo considerablemente menos que el valor esperado del juego. Ésta es, pues, la para­
doja: el juego de Bemoulli no vale, en cierto sentido, su valor esperado (infinito) en dólares.

Utilidad esperada

L a solución de Bemoulli a esta paradoja consistía en afirm ar que a los individuos no les importa directa­
mente los premios en dólares de un juego; por el contrario, reaccionan a la utilidad que les ofrecen esos
dólares. Si suponemos que la utilidad marginal de la renta disminuye a medida que aumenta la renta, el
juego de S. Petersburgo podrá converger a un valor finito de la utilidad esperada que los jugadores esta­
rán dispuestos a pagar por tener derecho a jugar. Bem oulli denominó este valor de la utilidad esperada
como el valor moral del juego porque representa cuánto vale e! juego para el individuo. Puesto que la uti­
lidad puede aumentar más despacio que el valor en dólares de los premios, es posible que el valor moral
de un juego esté por debajo de su valor monetario esperado.

EJEMPLO 8.1
La solución de Bernoutli a ia paradoja
Suponga, como hizo Bemoulli, que la utilidad de cada premio en la paradoja de S. Petersburgo viene dada por
U(Xi) = ln(X,). (8.8)
Esta función de la utilidad en logaritmos neperianos muestra una utilidad marginal decreciente (es decir, U‘ > 0,
pero U" < 0), y el valor de la utilidad esperada de este juego converge a un número finito:

utilidad esperada - ^ k,U (X)¡ =


i=i
(8.9)

t=i 1

© IT E S - P o r a n i n f b
Capítulo 8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rsió n al rie sg o 203

Algunas operaciones con esta expresión permiten obtener5 el resultado de que el valor de la utilidad esperada de
es 1,39. Un individuo con este tipo de función de utilidad puede, por tanto, estar dispuesto a invertir recur-
w qoe de otra manera ofrecerían hasta 1,39 unidades de utilidad (una determinada riqueza de aproximadamente 4$
esta utilidad) para adquirir el derecho a jugar a este juego. El supuesto de que los muy importantes premios que
la paradoja de S. Petersburgo tienen una utilidad marginal decreciente permitió a Bernoulli ofrecer una solu-
« B 2 la paradoja.

P R E G U N T A : ¿"Resuelve” realmente la solución de Bernoulli la paradoja? ¿Cómo volvería a definir los


p K sb o s de este juego de form a que el juego tenga un valor infinito de la utilidad esperada utilizando la
t a c ó n de utilidad logarítmica?

B teorem a v o n N e u m a n n -M o rg e n ste rn
E i so libro The Theory o f Games and Economic Behavior, John von Neumann y Oscar M orgenstem de-
mhiiII mui modelos matemáticos para analizar el comportamiento económico de los individuos en condi-
B w s de incertidumbre6. Para comprender estas relaciones, era necesario analizar prim ero la motivación
tas participantes en estos “juegos” . Puesto que la hipótesis de que los individuos tom an decisiones en
lita c io n e s de incertidumbre en función de la utilidad esperada parecía, intuitivamente, razonable, los auto-
j b decidieron dem ostrar que esta hipótesis se podía derivar de axiomas m ás básicos sobre el comporta-
“ racional” . Los axiomas representan un intento de los autores por generalizar las bases de la teo-
: <k la elección individual para abarcar situaciones de incertidumbre. Aunque la mayoría de estos axio-
e parecen evidentemente razonables a prim era vista, se han planteado muchas preguntas importantes
• a i validez. Sin embargo, aquí no analizaremos estas cuestiones7.

0 índice de utilidad v o n N e u m a n n -M o rg e n ste rn

t a a empezar, suponga que hay n posibles premios que puede ganar un individuo participando en una lote-
Denominemos a estos premios X i , X 7 , . . . , X „ y supongamos que han sido ordenados por orden de pre-
ta e n c ia creciente. Por tanto, X, es el premio menos preferido por el individuo, y X n el más preferido,
t a o o asignemos números de utilidad arbitrariamente a estos dos premios extremos. Por ejemplo, puede
KSBltar conveniente definir

U(X,) = O
1 ( 8 . 10)
t/CX„) = l,

p e o cualquier otro par de números sería igualmente válido8. Utilizando estos dos valores de la utilidad, el
M jetivo del teorema von Neumann-Morgenstern consiste en demostrar que existe una forma racional de

ión: la utilidad espetada = ] £ • 1¡2' In 2 = In 2 i / 2 '. Pero se puede dem ostrar que el v alor de esta serie infinita final es
l'
T I Por tanto, la utilidad esperada = 2 ln 2 = 1,39.
y O. M o r g e n s t e r n , The Theory o f Gomes a n d E conom ic B ehavior (Princeton, NJ: Princeton U niversity Press, 1944),
X 't o n N e u m a n n

Loe an can as de racionalidad en situaciones de incertidum bre se analizarán e n la Am pliación.


T P r ¡ un análisis de algunas de las cuestiones planteadas e n el debate sobre los axiom as de von N eum ann-M orgenstern, véase M ark J.
“C hotee under U ncertainty: P roblem s Solved and U nsolved’ , Journal q f E conom ic P erspeaives (verano d e 1987: 121-154),
IX fe a a a m e tn e , u n índice d e utilidad von N eum ann-M orgenstern es único sólo respecto a la elección de la escala y al origen, es decir, sólo
una “transform ación lineal” . Este requisito e s m ás estricto que el requisito de que una función d e utilidad sea única h asta una trans­
itan m onótona.

© /T E S -f tjr a n ¡n /b
204 Parte III E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertidum bre

asignar números de utilidad concretos a los demás premios disponibles. Suponga que elegimos cualquier
otro premio, por ejemplo, X,. Analicemos el siguiente experimento. Pida al individuo que diga cuál es la
probabilidad, por ejemplo, n¡, ante la que se mostraría indiferente entre X¡ con certeza y u n juego que
ofrezca los premios X„ con probabilidad y X, con probabilidad (1 - jt(). Parece razonable (aunque éste
es uno de los supuestos problemáticos del planteamiento de von Neumann-M orgenstem) que esta probabi­
lidad existirá: un individuo siempre será indiferente entre una apuesta y algo seguro, siempre que se le
ofrezca una probabilidad suficientemente elevada de ganar el mejor premio posible. También parece pro­
bable que n¡ será m ayor cuanto más deseable sea X,; cuanto mejor sea X ,, m ayor tendrá que ser la posi­
bilidad de ganar X n para que el individuo esté dispuesto a jugar. La probabilidad re, representa, por tanto,
lo deseable que es el premio x¡. De hecho, la técnica de von Neumann-M orgenstem consiste en definir la
utilidad de X, como la utilidad esperada del juego que el individuo considera igual de deseable que X¡\

U ( X i ) = n , - U ( X a) + ( l - ti,-) • V (X ,). (8.11)

Debido a nuestra elección de la escala en la Ecuación 8.10 tenemos

V ( X ¡ ) = ic, -1 + (1 - ir,-) - O = n, . (8.12)

Al elegir de forma razonable los números de utilidad que hay que asignar al mejor y al peor premio,
hemos sido capaces de demostrar que el número de utilidad asociado a cualquier otro premio es, sencilla­
mente, la probabilidad de ganar el m ejor premio del juego que el individuo considera equivalente al pre­
mio en cuestión. Esta elección de los números de utilidad es arbitraria. Cualquier otro par de números
hubiera valido para construir esta escala de utilidad, pero nuestra elección inicial (Ecuación 8.10) es parti­
cularmente cómoda.

M a xim iza ció n de la utilidad esperada

En línea con la elección de la escala y el origen representada en la Ecuación 8.10, suponga que la proba­
bilidad ti, ha sido asignada para representar la utilidad de cualquier premio X¡. Observe, concretamente,
que 7t| = 0 , n„ = 1, y que todos los demás valores de la utilidad están en este intervalo. Utilizando estos
números de la utilidad, podemos demostrar que un individuo “racional” elegirá entre distintas apuestas en
función de sus “utilidades” esperadas (es decir, en función del valor esperado de estos números índices de
utilidad de von Neumann-Morgenstern).

Como ejemplo, analice dos apuestas. Una apuesta ofrece X2 con una probabilidad q , y X3 con una
probabilidad (1 - q). La otra apuesta ofrece X5 con una probabilidad i y X6 con uoa probabilidad (1 - /)•
Queremos dem ostrar que el individuo elegirá la apuesta 1 si, y sólo si, la utilidad esperada de la apuesta 1
es superior a la de la apuesta 2. Para estas apuestas

utilidad esperada (1) = q ■U (X2) -t- (1 - q ) U (X3)


(8.13)
utilidad esperada (2) = t ■U (X5) + (1 - /) • U (X6).

Sustituyendo los números índices de la utilidad (es decir, 7t2 es la “utilidad” de X2, etcétera), obtenemos

utilidad esperada (1) = q ■n 2 + (1 - q) ■rc3 ^


utilidad esperada (2) = t ■ + (1 - 1 ) ■n 6.

Queremos dem ostrar que el individuo preferirá el juego 1 al juego 2 si, y sólo si.

©rtES-Paraninfo
Capitulo 8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rsió n al rie sg o 205

q ■1% + (1 - q) • n 3 > t • jij + (1 - 1 ) ■n6. (8.15)

Para demostrarlo, recuerde las definiciones del índice de utilidad. El individuo es indiferente entre X 2
y una apuesta que promete X, con una probabilidad ( l - r c 2) y con una probabilidad n 2. Podemos uti­
lizar este hecho para sustituir apuestas que sólo incluyan X¡ y X„ para todas las utilidades en la Ecuación
8.14 (aunque el individuo es indiferente ante éstas, el supuesto de que se puede realizar esta sustitución es
i d o de los axiomas de von Neuraann-M orgenstera m ás problemáticos). Tras unas complejas operaciones
Jg eb raicas, podemos concluir que la apuesta 1 es equivalente a la apuesta que prom ete X„ con la proba­
bilidad q n 2 + (1 - q) jt3 y que la apuesta 2 es equivalente a la apuesta que promete X n con una probabili­
dad tn¡ + (1 - t ) n e. Presumiblemente, el individuo preferirá la apuesta con m ayor probabilidad de ganar
d mejor premio. Por tanto, elegirá la apuesta 1 si y sólo si

<7te2 + (1 —q) 7r3 > ík¡ + (1 - i) ?c6. (8.16)

Pero esto es precisamente lo que queríamos dem ostrar en la Ecuación 8.15. Por tanto, hemos demos-
n d o que un individuo elegirá la apuesta que ofrezca el m ayor nivel de utilidad esperada (von Neumann-
M orgenstern). Ahora utilizaremos mucho este resultado, que se puede resumir de la siguiente manera:

P n m c ip io o e O p t im iz a c ió n

M axim ización d e la utilidad e s p e ra d a Si los individuos cumplen los axiomas de von Neumann-
M orgenstem sobre el comportamiento en situaciones de incertidumbre, actuarán como si eligieran la
opción que maximiza el valor esperado de su índice de utilidad von Neumann-Morgenstem.

A v e rsió n al riesgo

D o s loterías pueden tener el mismo valor monetario esperado pero pueden diferir en cuanto a su riesgo.
Ifcr ejemplo, el tirar una moneda al aire por un dólar o el tirar una moneda al aire por
1 0 0 0 dólares son ambos juegos justos, y ambos tienen el mismo valor esperado (0). Sin embargo, el segun­
d a juego es, en cierto sentido, más “arriesgado” que el prim ero, y habrá menos gente dispuesta a partici-
j m en un juego donde el premio consiste en ganar o perder 1 000 dólares. El objetivo de este apartado con-
k en analizar el significado del término “arriesgado” y en explicar la generalizada aversión al riesgo.

I D término riesgo hace referencia a la variabilidad de los resultados de determinada actividad incierta9.
■ b variabilidad es reducida, la actividad puede ser casi algo seguro. Con una definición tan laxa de la
k b b ü i d a d . es posible dem ostrar por qué los individuos, cuando se enfrentan a ima elección entre dos jue-
k con el mismo valor esperado, normalmente elegirán aquel cuya variabilidad del resultado sea menor,
k ^ n v a m e n te . la razón es que solemos suponer que la utilidad marginal de los dólares adicionales del pre-
en dinero (es decir, la riqueza) disminuye a medida que el premio es cada vez mayor. El tirar una
h n e d a al aire por 1 000 dólares prom ete una ganancia relativamente útil de la utilidad si uno gana, pero
k gran pérdida de utilidad si se pierde. Una apuesta de sólo un dólar “no tiene consecuencias” , y la
k n o c i a de utilidad derivada de ganar compensa aproximadamente la disminución de la utilidad derivada
B K t a pérdida10.

l i n d o , el concepto estadístico de “varianza” se utiliza com o aproxim ación del riesgo. Aunque no analizarem os este concepto estadis-
este capítulo, se definirá e n las Ampliaciones al m ism o y se utilizará en algunos problem as.
■ t f c t definición alternativa y m ás general de la aversión a l riesgo e s que £ ( t/( tV ) ] < t/[ £ '( W ) |. siendo IV la riqueza, para cualquier rique-
■ sigue una distribución aleatoria. L a utilidad m arginal decreciente garantiza que se cum ple esta condición.

®nHS#Orarítnfi)
206 Pane ¡II E le c ció n e n c o n d ic io n e s d e incertid um b re

A v e rs ió n al riesgo y a p u e sta s ju sta s

Este argumento se refleja gráficamente en la Figura 8.1. Aquí, W* representa la riqueza actual de un indi­
viduo, y U (IV) es un índice de utilidad von Neumann-M orgenstem que refleja la utilidad que aportan aJ
individuo distintos niveles de riqueza. U (W ) se ha dibujado como una función cóncava de W para refle­
ja r el supuesto de la utilidad m arginal decreciente. Se supone que la obtención de un dólar adicional apor­
ta menos disfrute a medida que aumenta la riqueza total. Suponga ahora que se ofrece a esta persona la
posibilidad de participar en dos juegos justos: una probabilidad del 50% de ganar o perder hS o una pro­
babilidad del 50% de ganar o perder 2hS. La utilidad de la riqueza actual es U( W * ) . La utilidad espera­
da si participa en el juego 1 viene dada por Í/*(1V*):

U h( W* ) = ^ U (IV* + h) + ^ U (W* - h), (8.17)

y la utilidad esperada del juego 2 viene dada por U lh (W*):

U 2h( W * ) = - U (W* + 2h) + - U (W* - 2 h). (8.18)


2 2
Del gráfico se ve claramente que, geométricamente11:
U ( W * ) > U h( W * ) > Í / 2*(W *). (8.19)

FIG U RA 8.1 Utilidad de la riqueza de d os apuestas justas con distinta variabilidad

Si la función de utilidad de la riqueza es cóncava (es decir, si tiene una utilidad marginal decreciente de la riqueza), esta per­
sona rechazará los juegos justos. Utta apuesta al 50% de ganar o perder A dólares, por ejemplo, ofrece menos utilidad
[£/"(W')] que el renunciar a la apuesta. La razón es que ganar h dólares significa menos para este individuo que perder h
dólares.

11 Para ver por qué las utilidades esperadas de la apuesta Ay de la apuesta 2h son las que se muestran, observe que estas utilidades espera­
das son. sencillamente, la media de las utilidades de un resultado favorable y un resultado desfavorable. Puesto que W* está a medio
camino entre W* */t y w* -h. U* también está a medio camino entre U(W* +h) y U(W* -h).

®IT£íParanm f6
Capítulo 8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rsió n al rie sg o 207

Por tanto, esta persona preferirá su riqueza actual a esa riqueza combinada con un juego justo, y pre­
ferirá un juego con apuestas pequeñas que un juego con apuestas elevadas. La razón es que el ganar una
apuesta justa aporta menos disfrute que el daño que genera la pérdida de la apuesta. Aunque los premios
ion iguales en cuanto a su valor esperado, en cuanto a su utilidad la pérdida es más grave.

A v e rsió n al rie sgo y se g u ro s

D e hecho, esta persona puede estar dispuesta a pagar cierta cantidad para evitar participar en cualquier tipo
de juego. Observe que u n determinado nivel de riqueza de IV ofrece la misma utilidad que la participa­
ción en el juego 1. El individuo estará dispuesto a pagar cualquier cantidad hasta IV* - W para evitar par­
ticipar en el juego. Esto explica, sin duda, por qué la gente com pra contratos de seguros. Están renuncian­
do a una pequeña cantidad cierta (la prima) para evitar el resultado arriesgado contra el que se están ase­
gurando. La prim a que paga una persona por asegurar un accidente de automóvil, por ejemplo, ofrece una
póliza que acepta reparar el automóvil en caso de accidente. La utilización general de estos seguros pare­
ce implicar que la aversión al riesgo es muy frecuente. Por tanto, introducimos la siguiente definición:

DEFINICIÓN _........ " '


Aversión al riesgo Un individuo que siempre rechaza las apuestas justas será considerado como
adverso a l riesgo. Si los individuos tienen una utilidad marginal decreciente de la riqueza, serán adver­
sos al riesgo. Por tanto, estarán dispuestos a pagar algo para evitar participar en juegos seguros.

E J E M P L O 8.2

Disponibilidad a pagar un seguro_________________________________________________________________


ftr a ilustrar larelación entrela aversión alriesgo y los seguros, analice el caso deunapersona cuya riqueza actual
asciende a 100000 dólares y queafronta la posibilidad del 25 por ciento de perder suautomóvil de
30 000 dólares por un robo durante el próximo ano. Suponga también que el índice de utilidad von Neumann-
Morgenstem de esta persona es logarítmico; es decir, U(W) = ln(lV).
Si esta persona afronta el próximo año sin un seguro, su utilidad esperada será

utilidad esperada = 0,75V (100 000) + 0,2SU (80 000) =


= 0,75 ln 100 000 + 0,25 ln 80 000 = (8.20)
= 11,45714.
En esta situación, una prima de seguros justa sería 5 000$ (25 por ciento de 20 000$, suponiendo que la compa-
ü a de seguros sólo afronta los costes del bien asegurado y que los costes administrativos son 0). Por tanto, si esta
persona asegura totalmente su automóvil, su riqueza será de 95 000$ independientemente de que su automóvil sea sus-
n i d o o no. En este caso, pues,

utilidad esperada = U (95 000) =


= ln (95 000) = (8.21)
= 11,46163.
Esta persona está evidentemente mejor cuando contrata un seguro justo. En efecto, podemos calcular la cantidad
■áxima que puede pagarse por esta protección del seguro (x) estableciendo

© /T E S -f tjr a n fn /ó
208 Parte /// E le c ció n e n c o n d ic io n e s d e incertid um b re

utilidad esperada = U <100 000 - x) =


= ln (100 000 - x) = (8.22)
= 11,45714.
Resolviendo esta ecuación para x obtenemos
100 000 - x = 43714. (8.23)

Por tanto, la prima máxima es


* = 5 426. (8.24)
Esta persona estaría dispuesta a pagar hasta 426$ de costes administrativos a una compañía de seguros (además de
la prima de 5 000$ para cubrir e! valor esperado de la pérdida). Incluso cuando se pagan estos costes, esta persona
está igual de bien que si se la obliga a vivir sin un seguro.

P R EG U N T A : Suponga que la utilidad hubiera sido lineal respecto a la riqueza. ¿Estaría esta persona dis­
puesta a pagar algo más que la cuantía actuarialmente justa del seguro? ¿Qué ocurre en el caso en que la
utilidad es una función convexa de la riqueza?

C álcu lo de la ave rsión al riesgo


E n el análisis de las elecciones económicas en situaciones de riesgo, suele ser conveniente disponer de una
medida cuantitativa de la aversión al riesgo de la gente. La medida más utilizada de la aversión al riesgo
fue desarrollada inicialmente por J.W . Pratt en la década de 196012. La medida de la aversión al riesgo,
r ( W ), se define como

r(W ) = ~ — -(-W ) - (8.25)


U' {W)

Puesto que la característica que define a los individuos con aversión al riesgo es la utilidad marginal
decreciente de la riqueza [ t/" ( W ) < 0 ] , el indicador de Pratt es positivo en estos casos. Resulta fácil
dem ostrar que este indicador no varía con transformaciones lineales de la función de utilidad y , por tanto,
no se ve afectado por qué orden von Nuemann-M orgenstem se utilice.

A v e rsió n al riesgo y prim as de se g u ro s

Tal vez la característica más útil del indicador de la aversión al riesgo de Pratt sea que se puede demostrar
que es proporcional a la cantidad que un individuo pagará por asegurarse ante una apuesta justa. Suponga
que las ganancias de una apuesta justa vienen dadas por la variable aleatoria h (esta variable puede ser posi­
tiva o negativa). Puesto que la apuesta es justa, E ( h ) = 0 (donde £ significa “ valor esperado”). Sea p la
cuantía de la prim a del seguro que haría que el individuo fuera exactamente indiferente entre aceptar la
apuesta justa h y pagar p con certeza para evitar el juego:

E [U ( W + *)] = U ( W - p), (8.26)

12 J.W. Pratt, "Risk Aversión in ibe Smatl and in (he Large”, Econometrica (eoero/abril de 1964: 122-136).

©tTES-Paromnfo
C apüulo8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rsió n al rie sg o 209

doode W es la riqueza actual del individuo. Ahora ampliamos ambos lados de la Ecuación 8.26 utilizando
jeries de Taylor13. Puesto que p es una cantidad fija, basta una sencilla aproximación lineal del lado dere-
d » de la ecuación:

U (W - p ) = U (IV) - p U ' ( W ) + términos de orden superior. (8.27)

Para el lado izquierdo necesitamos una aproximación cuadrática para permitir la variabilidad en el
jK g o , h:
h2
E [ U ( W + h)] = E U ( W ) + h U ' ( W ) + — U " ( W )
2 (8.28)
+ términos de orden superior] =

= U ( W ) + E ( h ) U ' (IV) + ^ - 1 u " (W ) +


2 (8.29)
+ términos de orden superior.

Ahora, recordando que E (h ) = O, y dejando de lado los términos de orden superior, y utilizando la
coasiante k para representar E(h2)/2, podemos igualar las Ecuaciones 8.27 y 8.29 como

U (IV) - p U ' ( W ) ~ U (W) + k U " (W) (8.30)

W W (8 .3 .)
y U'(W)

Es decir, la cantidad que está dispuesto a pagar un individuo adverso al riesgo para evitar una apuesta
p s n es aproximadamente proporcional al indicador de Pratt de aversión al riesgo14. Puesto que se pueden
«Éservar las prim as pagadas por u n seguro en el mundo real, se suelen utilizar para estimar los coeficien-
« 5 de aversión al riesgo de los individuos o para comparar estos coeficientes entre grupos de individuos,
f t e tanto, es posible utilizar la información proveniente del mercado para aprender bastante sobre las acti-
■ d es ante situaciones arriesgadas.

A v e rsió n al riesgo y riqueza

C ea cuestión importante consiste en saber si la aversión al riesgo aumenta o disminuye para niveles de
riqueza. Intuitivamente, uno puede pensar que la disponibilidad a pagar para evitar determinada
I n g e s ta segura disminuirá a medida que aumenta la riqueza, porque la utilidad marginal decreciente hará
las pérdidas potenciales sean menos graves para los individuos con una gran riqueza. Sin embargo, esta
| l p uesta intuitiva no tiene por qué ser correcta, porque la utilidad marginal decreciente también hace que
tas ganancias del juego sean menos atractivas. Por tanto, el resultado neto es indeterminado, dependiendo
,fc la forma exacta de la función de utilidad. En efecto, si la utilidad es cuadrática respecto a la riqueza,
U ( W ) = a + b W + c W 2,

-»Lm series d e T aylor ofrecen una form a de aproxim ar cualquier función diferenciable e n lom o a determ inado punto. Si f ( x ) tiene derí­
v a t e d e todos los órdenes, se podrá dem ostrar que
f(x + h) = f(x ) + h f ‘{ x ) + h 2/ 2 f '( x ) + térm inos de orden superior.

1 1 te n m ia algebraica de la pendiente en un punto es un sencillo ejem plo de las seríes de Taylor.


* E a e s e caso, el facto r de proporcionalidad tam bién es proporcional a la varianza d e h.

© ITES-Paraninfo
210 Parte III E le c c ió n en c o n d ic io n e s d e incertid um b re

donde b > O, c < O, el indicador de Pratt de la aversión al riesgo es

r( V ) . _ í í ™ . ^ £ _ . (8.33)
U'(W) b + 2cW y ’

lo que, en contra de nuestro resultado intuitivo, aumenta cuando incrementa la riqueza.

Por otra parte, si la utilidad es logarítmica respecto a la riqueza,

(/(W ) = ln(WO (W > 0 ), (8.34)

tenemos

U"(W) 1
riW )- i m = w - <8 -35>

que, en efecto, disminuye cuando aumenta la riqueza.

La función de utilidad exponencial

U ( W ) = -e ~ AW = - t x p ( - A W ) (8.36)

(donde A es una constante positiva) muestra una aversión al riesgo absoluta constante para todos los inter­
valos de riqueza, porque ahora

U " { W ) _ A*e~AW
^(W ) = - ^ r ^ Z = ^ ^ r = A (8.37)
U ' ( W ) ~ Ae

Esta característica de la función de utilidad exponencial puede utilizarse para ofrecer algunas estima­
ciones numéricas de la disponibilidad a pagar para evitar los juegos, como muestra el siguiente ejemplo.

E J E M P L O 8.3
A versión al riesgo constante

Suponga que un individuo cuya riqueza inicial es W0 y cuya utilidad viene dada por la función de la Ecuación 8.36
tiene una probabilidad del 50% de ganar o perder 1 000$. ¿Cuánto estará dispuesto a pagar (F) para evitar el riesgo?
Para calcular esta cantidad, hacemos que la utilidad de W0 - F sea igual a la utilidad esperada del juego:
-e x p M (W 0 --F)] = -0,5exp[--4{W0 + 1000)]-0,5exp[--4{lV()-1000)). (8.38)

Puesto que el factor -exp(--4W0) está en todos los términos de la Ecuación 8.38, se puede suprimir dividiendo
toda la expresión por este factor, demostrando asi que (para la función de utilidad exponencial) la disponibilidad a
pagar para evitar la incertidumbre es independiente de la riqueza inicial. Los términos restantes
exp(AF) = 0,5 exp(—1000-4) + 0,5 exp(l 000-4) (8.39)
pueden utilizarse ahora para calcular F en función de distintos valores de A. Si A = 0,0001, F = 49.9:unapersona
con este grado de aversión al riesgo pagaría aproximadamente 50S para evitar una apuestajusta de
I 000$. Alternativamente, si A = 0,0003, esta persona más adversa al riesgo pagaría F = 147,8 para evitar el juego.
Puesto que la intuición sugiere que estos valores son razonables, se suelen utilizar valores del parámetro A de aver­
sión al riesgo en estos intervalos para realizar análisis empíricos.

PREGUNTA: Los cálculos en este ejemplo sugieren que la disponibilidad a pagar para evitar u n juego justo
es directamente proporcional a la magnitud de la apuesta y al parám etro A de aversión al riesgo. ¿Por qué
tiene estas propiedades esta función de utilidad en concreto?

® /T E S A i r o n m |b
C apítulos Utilidad e sp e ra d a y a v e rsió n al rie s g o 211

A v e rsió n al riesgo relativa

Parece improbable que la disponibilidad a pagar para evitar un determinado juego sea independiente del
nivel de riqueza del individuo. Un supuesto más atractivo puede ser que la disponibilidad a pagar es inver­
samente proporcional a la riqueza, y que la expresión

r r ( W ) = Wr ( W ) = - W U ^ (8.40)
V ' } U'(W)

puede ser aproximadamente constante. Siguiendo la terminología propuesta por P ratt15, la función rr(W )
definida en la Ecuación 8.40 se ha denominado aversión relativa al riesgo. La función de utilidad

U (W ) * (para R < 1, * 0) (8.41)


R
y
U (W) = In W (para R = 0)

■ uestran una aversión absoluta al riesgo decreciente:

U"(W) ( R - l ) W *~2 _ (/? -!)


“ (8-42)
u'íy/) ' " w
pero una aversión relativa al riesgo constante:

r r ( W ) = W r(W ) = - ( « - 1 ) = 1 - r t . (8.43)

La evidencia empírica suele ser consistente con valores de R del intervalo - 3 a -1 . Por tanto, parece
que los individuos son algo más adversos al riesgo que lo que implica la función de utilidad logarítmica,
am q u e en muchas aplicaciones esta función ofrece una aproximación razonable. Es necesario destacar que
b función de utilidad con aversión relativa al riesgo constante de la Ecuación 8.41 tiene la misma forma
que la función de utilidad general con ESC que describimos por prim era vez en el Capítulo 3 (véase la
Ecuación 3.34). Esto ofrece una intuición geométrica sobre la naturaleza de la aversión al riesgo que ana-
Kzaremos más adelante en este capítulo. La función también se ha utilizado para analizar la “prima de ries­
g o" de algunas inversiones arriesgadas. Analizaremos brevemente esta aplicación en el Problema 8.8(d).

i JEM PLO 8 4
Aversión relativa al riesgo constante
Un individuo cuyo comportamiento esté caracterizado por una función de utilidad con aversión relativa al riesgo cons-
a u e tendrá en cuenta las ganancias o pérdidas proporcionales de la renta. Por tanto, podemos preguntamos a qué pane
éc la riqueza inicial (F) estará dispuesta a renunciar esa persona para evitar un juego justo de. por ejemplo, el 10 por
cáeoio de su riqueza inicial. Primero suponemos que R = 0, por lo que la función de utilidad logarítmica resulta ade-
csada. Si hacemos que la utilidad de la riqueza cierta restante de este individuo sea igual a la utilidad esperada del
jaego del 10 por ciento obtenemos
l n [ ( l- F ) WD] = 0,5 ln(l,UV0) + 0,5 ln(0,9W0). (8.44)
Puesto que todos los términos incluyen ln W0, podemos eliminar este término de la expresión:

*5 fiA iT , “Risk A versión”

© IT E S ^ o r o n in /ó
212 Parte IU E le c ció n en c o n d ic io n e s d e ince rtid um b re

I n ( l - F ) = 0,5llii(l,l) + ln (0,9)] = ln(0,99)°-5 (8.45


por lo que
(1 -F )= (0 ,9 9 )0'5 =0,995

y
F = 0,005. (8.46)
Por tanto, esta persona sacrificará hasta la mitad de un uno por ciento de su riqueza para evitar jugarse el 10 por
ciento de la misma. Para el caso de R = -2 se utiliza un cálculo análogo para obtener
F = 0,015. (8.47)
Aquí, esta persona más adversa al riesgo estaría dispuesta a renunciar hasta el 1,5 por ciento de su riqueza iniciad
para evitar jugarse el 10 por ciento de la misma.

P R EG U N T A : Con la función de aversión relativa al riesgo constante, ¿cómo depende la disponibilidad a


pagar de esta persona para evitar determinada apuesta segura (por ejemplo, de 1000) de su riqueza inicial?

El planteam iento de la preferencia de situ a cio n e s y elección


en co n d ic io n e s de incertidum bre

Aunque nuestro análisis hasta ahora en este capítulo nos ha ofrecido varias ideas sobre distintas cuestiones,
parece bastante distinto al planteamiento que hemos adoptado en otros capítulos. Parece que hemos perdi­
do el modelo básico de maximización de la utilidad sujeta a una restricción presupuestaria. Para poder
seguir avanzando en nuestro análisis del comportamiento en situaciones de incertidumbre, debemos por
tanto desarrollar algunas técnicas nuevas que nos perm itirán devolver el análisis de este comportamiento al
marco teórico estándar de la elección.

Situ a c io n e s del m undo y bienes co n tin gen te s

Partimos del supuesto de que los resultados de cualquier acontecimiento aleatorio pueden clasificarse en
función de una serie de situaciones del mundo. No podemos predecir con exactitud qué es lo que va a ocu­
rrir, por ejemplo, mañana, pero podemos suponer que es posible clasificar todas las cosas posibles que pue­
den ocurrir en función de u n núm ero fijo de situaciones bien definidas. Por ejemplo, podemos hacer la muy
burda aproximación de decir que el mundo sólo puede estar mañana en dos situaciones: pueden correr “bue­
nos tiem pos”o “malos tiempos” . Se podrían definir posibilidades más exactas de las situaciones en el
mundo (incluso millones de situaciones posibles), pero se puede desarrollar lo fundamental del análisis uti­
lizando sólo dos situaciones.

Una idea conceptual que se puede desarrollar junto con el concepto de las situaciones del mundo es la
de los bienes contingentes. Se trata de bienes que se obtienen sólo si se produce determinada situación en
el mundo. “ 1$ e n buenos tiempos” es un ejemplo de bien contingente que promete al individuo 1$ en bue­
nos tiempos pero nada si mañana hay una situación de malos tiempos. Incluso es posible, exprimiendo nues­
tra capacidad intuitiva en cierta medida, concebir que se puede com prar este bien: es posible que mañana
sea capaz de comprarle a alguien la promesa de 1$ si mañana hay una situación de buenos tiempos. Puesto
que mañana puede haber una situación de malos tiempos, este bien se venderá, probablemente, por menos
de 1$. Si también hubiera alguien dispuesto a venderme el bien contingente “ 1$ en malos tiempos” , podría

©ITES-Paronlnfb
Capitulo 8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rs ió n al rie sg o 213

garantizarme tener un dólar mañana comprando los dos bienes contingentes. “ 1$ en buenos tiempos” y “ 1$
en malos tiem pos” .

A n á lisis de la utilidad

El análisis de las elecciones que maximizan la utilidad entre bienes contingentes se realiza formalmente de
una forma muy parecida a cómo hemos analizado anteriormente las elecciones. La principal diferencia es
que, una vez producido el acontecimiento, el individuo sólo habrá obtenido un bien contingente (dependien­
do de que corran buenos o malos tiempos). Sin embargo, antes de que se resuelva la incertidumbre, el indi­
viduo tiene que elegir entre dos bienes contingentes, y probablemente compre un poco de ambos porque no
sabrá cuál de las situaciones se va a producir. Vamos a expresar estos dos bienes contingentes como JVX
(riqueza en buenos tiempos) y Wb (riqueza en malos tiempos). Suponiendo que esta utilidad es indepen­
diente de cuál de las dos situaciones se produzca16, y que este individuo cree que la probabilidad de que
haya buenos tiempos es n , la utilidad esperada asociada a estos dos bienes contingentes es
V{Wl , W é ) = itU(Wl ) + ( l - n ) U ( W t ). (8.48)

Esta es la cantidad que el individuo quiere maximizar dada su riqueza inicial W.

P recios de lo s b ienes contingentes

Suponiendo que esta persona puede com prar un dólar de riqueza en buenos tiempos por Pg y un dólar de
riqueza en malos tiempos por Pb, su restricción presupuestaria es

w = PgWg + PhWb. (8.49)

La relación de precios PK¡Pb muestra cómo puede esta persona intercambiar dólares de riqueza en bue­
nos tiempos por dólares de riqueza en malos tiempos. Si, por ejemplo, P = 0 ,8 0 y Ph = 0,20, el sacrifi­
cio de 1$ de riqueza en buenos tiempos permitiría que esta persona comprara bienes contingentes que ofre­
cen 4$ de riqueza si ios tiempos son malos. El que este intercambio mejore la utilidad dependerá, por
supuesto, de las circunstancias concretas de la situación. Pero el poder considerar los problemas con incer­
tidumbre como situaciones en las que se intercambian distintos bienes contingentes es una idea clave ofre­
cida por el modelo de las preferencias de las situaciones.

M e rc a d o s ju sto s para lo s bienes contingentes


Si los mercados de las posibles riquezas contingentes están bien desarrollados y hay un acuerdo general
sobre la probabilidad de que se den buenos tiempos ( ) , los precios de estas posibles riquezas serán actua-
t i

rialmente justos, es decir, serán iguales a las probabilidades subyacentes:

Pt = n
(8.50)
P » = (l-n ).

Por tanto, la relación de precios Ps /P¡, reflejará sencillamente la posibilidad de que se den buenos tiem­
pos:

1(i Este supuesto es insostenible en situaciones en que la utilidad de la riqueza depende de la situación en el m undo. P or ejem plo, la utilidad
ofrecida por un determ inado nivel de riqueza puede se r distinta e n función d e que un individuo esté “ enferm o" o “ sano” . Sin em bargo,
aquí no contem plarem os estas com plejidades. Para la m ayor parte de nuestro análisis, supondrem os que la utilidad e s cóncava respecto a
la riqueza: ( / '( W ) > 0 . tT ( J V ) < 0 .

©íTESAiranin/b
214 Parte IH E le c ció n en c o n d ic io n e s d e incertidum bre

( 8 .5 1 )
1-71

En nuestro ejemplo anterior, si ^ = 7 1 = 0,8, y Pb = (1 - ti) = 0,2, entonces rc /(l-7 t) = 4. E n este


caso, la probabilidad de que haya buenos tiempos se expresaría como “4 a l ” . Los mercados justos de los
bienes contingentes (como los mercados de seguros) también reflejarían estas probabilidades. Una analogía
es la de las “probabilidades” de cada caballo en una carrera de caballos. Estas probabilidades son “justas”
cuando reflejan la probabilidad real de que gane cada caballo.

A v e rsió n al riesgo

Ahora estamos en situación de dem ostrar cómo se manifiesta la aversión al riesgo en el modelo de prefe­
rencias de las situaciones. Concretamente, podemos dem ostrar que, si los mercados de bienes contingentes
son justos, el individuo que maxim iza la utilidad optará por una situación en la que Wg = Wb', es decir, ele­
girá de tal manera que la riqueza que tendrá será la misma independientemente de cuál sea la situación en
el mundo.
Como en los capítulos anteriores, la maximización de la utilidad (Ecuación 8.48) sujeta a una restric­
ción presupuestaria (Ecuación 8.49) exige que este individuo haga que la RM S de We por Wb sea igual al
cociente de los precios de estos “bienes” :

RMSmSV¡swL= (8.52)
8 V/dWb (1 -JI)E T T O P6

A la vista del supuesto de que los mercados de los bienes contingentes son justos (Ecuación 8.51), la
condición de prim er orden se reduce a

U ’(Wh)

o '7
Wg = W 6. (8.53)

Por tanto, este individuo, ante mercados justos para las posibles riquezas contingentes, será adverso al
riesgo, eligiendo garantizar que obtiene el mismo nivel de riqueza independientemente de las circunstancias.

U n análisis gráfico
La Figura 8.2 ilustra la aversión al riesgo con un gráfico. La restricción presupuestaria de este individuo
(/) se muestra como una tangente a la curva de indiferencia Uí donde Wt, = Wh, un punto sobre la “recta
de certidumbre” en la que la riqueza (W*) es independiente de qué situación haya en el mundo. E n W* la
pendiente de la curva de indiferencia [tt/(1 - tí)] es precisamente igual a la relación de precios Pg¡Pb-

Si el mercado de las posibles riquezas contingentes no es justo, la maximización de la utilidad puede


no simarse sobre la recta de certidumbre. Suponga, por ejemplo, que n / ( l - n ) = 4 pero que Ps /P b = 2
porque el garantizar la riqueza en malos tiempos es bastante caro. En este caso, la restricción presupues­
taria sería como la recta / ' en la Figura 8.2, y la maximización de la utilidad se produciría por debajo de

17 O bserve que este paso exige que la utilidad sea independiente de la situación y que U ' ( W ) > 0.

© ÍT E S -P o ro n in ft
Capítulo 8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rsió n al rie sg o 215

la recta de certidum bre18. En este caso, este individuo apostará un poco al optar por Wg > W b, porque Wb
es relativamente caro. El Ejemplo 8.5 muestra la utilidad de este planteamiento para calcular algunas de
las alternativas que podrían estar disponibles.

FIG U RA 8.2 Aversiones al riesgo en el modelo de preferencias de las situaciones

L a línea i representa la restricción presupuestaria del individuo para las posibles riquezas contingentes: W = P W
Si el m ercado de los bienes contingentes es actuarialmente justo [Ps ¡Pb = tt/(I —jt)], la m axim ización de la utilidad se pro
duce sobre la recta de certidum bre, donde Wg = W„ = IV*. Si los precios no son actuarialmente justos, la restricción presu
puestaria podrá parecerse más a y la maxim ización de la utilidad se producirá en un punto donde Wg > We .

W.

.ir . - i

E J E M P L O 8.5

S e g u ro s en el m odelo de preferencias de las situaciones

P odem os ilu strar el planteam iento de las preferen cias d e las situaciones recuperando e l caso d e los seg u ro s de auto­
m óviles del E jem plo 8 .2 com o u n p ro b lem a en el que h ay dos bienes co ntingentes, la “ riqueza sin ro b o ” (We ) y la
“ riqueza con ro b o ” (Wfc). Si, al igual q u e an tes, suponem os u n a utilid ad lo g arítm ica y que la p ro b ab ilid ad d e u n robo
(es d ecir, l — n ) es 0 ,2 5 , tenem os

utilid ad esp erad a = 0 ,7 5 U (W g) + 0 ,2 5 U (W b) =


(8 .5 4 )
= 0 ,7 5 ln W + 0 ,2 5 in Wb.

S i e l individuo no em prende n inguna acció n , la utilid ad vendrá d eterm inada p o r la riq u eza inicial, Wg = 100 000,
W ? = 80 000, p o r lo que,

® Puesto que la RMS sobre la recta de certidumbre siempre es n/(l - n), las tangentes con una pendiente inferior a ésta deben estar por
A tejo de la recta de certidumbre.

®ITEÍ-Paraamfo
216 P ane III E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertidum bre

utilidad esperada = 0,75 In 100 000 + 0,25 in 80 000 =


(8.55)
= 11,45714.
Para analizar los intercambios a partir de estas posibilidades iniciales, escribimos la restricción presupuestaria ea
función de los precios de los bienes contingentes, Pt y Pb:

Psw ; + PbW* = P*WS + W - (8-56)

Suponiendo que estos precios son iguales a las probabilidades de las dos situaciones (Pg = 0,75, P„ = 0,25), se
puede escribir esta restricción como
0,75(100 000) + 0,25(80 000) = 95 000 = 0.75W, + 0,25W6; (8.57)

es decir, el valor esperado de la riqueza es 95 000$ y esta persona puede asignar esta cantidad entre Wg y W„. Ahora,
la maximización de la utilidad respecto a esta restricción presupuestaria ofrece = 95 000. Por tanto, el indi­
viduo se moverá sobre la recta de certidumbre y recibirá una utilidad esperada de
utilidad esperada = In 95 000 = 11,46163, (8.58)
una clara mejora respecto a la alternativa de no hacer nada. Para lograr esta mejora, esta persona debe ser capaz de
transferir 5 000$ de riqueza en buenos tiempos (sin robo) a 15 000$ de riqueza adicional en caso de malos tiempos
(robo). Un contrato de seguros justo permitirá este intercambio, porque costaría 5 000$ pero devolvería 20 000$ en
caso de robo (y nada si no se produce el robo). Observe aquí que la riqueza cambia promesas por seguros
{dWIIjdWg = 15 UÜU/-5 000 = -3 ) exactamente igual que, con signo negativo, la relación de probabilidades
- n / ( l - n ) = -0,75/0,25 = -3.

U n a póliza con una cláusula de franquicia. En esta situación puede haber otros contratos de seguros que mejo­
ran la utilidad, aunque no todos ofrecerán elecciones sobre la recta de certidumbre. Por ejemplo, una póliza que cues­
ta 5 200$ y devolviera 20 000$ en caso de robo permitiría que esta persona alcanzara la recta de certidumbre con
Wg = = 94 800, y
utilidad esperada = In 94 800 = 11,45953, (8.59)

que también es superior a la utilidad que se puede obtener con la distribución de riquezainicial. Una póliza que cos­
tara 4 900$yque exigiera que el individuo asuma los primeros 1 000 dólares de pérdida de un robo generaría

W = 100 000 - 4 900 = 95 100


(8.60)
W„ = 80 000 - 4 900 + 19 000 = 94 100
y
utilidad esperada =0,75 In 95 100 + 0,25 In 94 100 =
(8.61)
= 11,46004.
Aunque esta póliza no permite que el individuo alcance la recta de certidumbre, mejora la utilidad. El seguro no
tiene que ser total para ofrecer una mayor utilidad.

P R EG U N T A : ¿Cuál es la cantidad máxima que estará dispuesto a pagar un individuo por una póliza de
seguro en la que tenga que asum ir los prim eros 1 000$ de pérdidas?

A v e rsió n al riesgo y prima de riesgo

El modelo de preferencias de las situaciones ilustrado en la Figura 8.2 también es especialmente útil para
analizar las relaciones entre aversión al riesgo y disponibilidad a pagar de los individuos por el riesgo.
Considere el caso de dos personas que parten, ambas, de una determinada riqueza, W*. Cada persona inten­
ta maximizar una función de utilidad esperada de la forma

© ÍT £ S A > r o n /n f b
C apítulos Utilidad e sp e ra d a y a v e rsió n ai rie sgo 217

W* W*
V ( W r Wb) = + (8.62)
a R
Aquí, la función de utilidad muestra una aversión relativa al riesgo constante (véase el Ejemplo 8.4).
Observe también que la función se parece mucbo a la función de utilidad con ESC que analizamos en el
Capítulo 3 y en otras panes del libro. Por tanto, el parámetro R determina aquí tanto el grado de la aver­
sión al riesgo como el grado de curvatura de las curvas de indiferencia implícitas en la función. Un indi­
viduo con una gran aversión al riesgo tendrá un gran valor negativo de R y tendrá curvas de indiferencia
muy curvas, como la curva U: que se muestra en la Figura 8.3. Un individuo con una m ayor tolerancia al
riesgo tendrá un m ayor valor de R y curvas de indiferencia más planas (como í / 2)19-

Suponga ahora que estos individuos afrontan la perspectiva de perder h dólares de riqueza en malos
tiempos. Este riesgo sería aceptable para el individuo 2 si la riqueza en buenos tiempos aumentara de IV*
a W2. Para el individuo 1 con una gran aversión al riesgo, sin embargo, la riqueza tendría que aumentar
hasta W¡ para que el riesgo fuera aceptable. La diferencia entre W, y W2 indica, por tanto, el efecto de la
aversión al riesgo sobre la disponibilidad a asumir riesgos. Algunos de tos problemas de este capítulo uti-

F IG U R A 8.3 Aversión al riesgo y primas de riesgo

La curva de indiferencia U, representa las preferencias de una persona con una gran aversión al riesgo, mientras que la per­
sona representada por la curva U 2 está más dispuesta a asumir riesgos. Cuando tiene que asumir el riesgo de perder h en
malos tiempos, la persona 2 exigirá una compensación de W, - W * en buenos tiempos, mientras que la persona 1 exigirá
una cantidad superior dada por W, - W*.

19 La tangencia de U, y U, en IV* está garantizada, porque la RM S a lo largo de la recta de certidumbre viene dada por s/(l - tt) inde­
pendientemente del valor de R.

©fTES-ftirerun/b
218 Pane ¡ ü Elección en c o n d ic io n e s de incertidum bre

lizan esta herramienta gráfica para m ostrar la relación entre las preferencias (tal y com o quedan r e f l e j i ^ ^
por la función de utilidad de la Ecuación 8.62), y el comportamiento en situaciones arriesgadas.

R e su m e n

En este capítulo hemos aportado material introductorio que nos permitirá estudiar el com portam ieao 4 ^
individuo en situaciones de incertidumbre. Los resultados básicos que hemos visto son:

• En situaciones de incertidumbre, a los individuos les preocupa la utilidad esperada de diversos re a riJ
tados. Si cumplen los axiomas von Neumann-M orgenstem, elegirán de tal forma que se m a x ira io e w
utilidad esperada.

• Si suponemos que los individuos tienen una utilidad marginal decreciente de la riqueza, también * a -
drán aversión al riesgo. Es decir, se negarán a hacer apuestas actuarialmente justas.

V Los individuos con aversión al riesgo también quieren asegurarse totalmente contra los aco n te cim ie ^
Nos inciertos si las prim as de seguros son actuarialmente justas. Pueden estar dispuestos a pagar pri­
mas actuarialmente injustas para evitar asum ir riesgos.

• Las decisiones en condiciones de incertidumbre se pueden analizar en un marco teórico de elección»’


utilizando un planteamiento de preferencias de las situaciones entre bienes contingentes. En e s *
modelo, si las preferencias de un individuo son independientes de la situación, y si los precios soa
actuarialmente justos, los individuos preferirán asignaciones a lo largo de su “recta de certidumbre*
que garantiza el mismo nivel de riqueza independientemente de cuál sea la situación que se produzca.

P roblem as
8.1
George va a hacer una apuesta de 100 000$ a favor de que ios Bulls van a ganar el campeonato de la NBA. Si George
tiene una función de utilidad de la renta logarítmica, y si su riqueza actual es de 1 000 000$, ¿cuál debe ser la proba­
bilidad mínima que asigna George a que ganen los Bulls?

8.2
Demuestre que si la función de utilidad de la riqueza de un individuo es convexa (en vez de cóncava, como se mues­
tra en la Figura 8.1), preferirá juegos justos a la certeza de la renta, y que incluso puede estar dispuesto a aceptar jue­
gos relativamente injustos. ¿Cree usted que este tipo de comportamiento amante del riesgo es frecuente? ¿Qué facto­
res tienden a limitar que se produzca?

8 .3
Un individuo compra una docena de huevos y tiene que llevarlos a casa. Aunque el ir a casa es gratis, hay un 50 por
cierno de posibilidades de que todos los huevos, llevados de una sola vez, se rompan durante el camino. El individuo
analiza dos estrategias posibles:
Estrategia 1: Llevar los 12 huevos de una sola vez.
Estrategia 2: Llevar media docena en dos viajes.
a) Haga una lista con todos los resultados posibles de cada estrategia y de las probabilidades de estos resultados.
Demuestre que, de media, quedarán 6 huevos sin romper con cada una de las dos estrategias.

® IT E S -P a r e n in f6
Capitulo 8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rs ió n al rie sg o 219

t t Dibuje un gráfico para demostrar la utilidad alcanzable con cada estrategia. ¿Qué estrategia sería preferible?
0 ¿Podría aumentar todavía más la utilidad si se dan más de dos viajes? ¿Cómo se vería afectada esta posibilidad si
tay que pagar por cada viaje?

8.4
Aponga que hay una probabilidad del 50 por ciento de que un individuo con aversión al riesgo y una riqueza actual
4e 20 000$ se ponga enfermo y padezca una pérdida de 10 000$.

4 Calcule el coste de un seguro actuariaimente justo en esta situación y utilice un gráfico de la utilidad de la rique­
za (como el que se muestra en la Figura 8.1) para demostrar que el individuo prefiere un seguro justo frente a esta
pérdida de aceptar no estar asegurado.
I I Suponga que hay disponibles dos tipos de pólizas de seguro:
(1) Una póliza justa que cubre toda la pérdida.
(2) Una póliza justa que sólo cubre la mitad de cualquier pérdida.
Caknle el coste del segundo tipo de póliza y demuestre que el individuo la considerará, por lo general, inferior al
primer tipo.

La Sra. Fogg está planificando un viaje alrededor del mundo en el que piensa gastar 10 000$. La utilidad de este viaje
a woa función de cuánto gaste, de hecho, en el mismo (Y), dada por
t/(y )= in y .

* Si hay una probabilidad del 25 por ciento de que la Sra. Fogg pierda 1 000$ en efectivo durante el viaje, ¿cuál es
h utilidad esperada del viaje?
M Suponga que la Sra. Fogg puede comprar un seguro contra la pérdida de 1 000$ (por ejemplo, comprando cheques
de viaje) a una prima “actuariaimente justa” de 250$. Demuestre que su utilidad esperada.es mayor si compra este
seguro que si asume el riesgo de perder 1 000$ sin seguro.
O ¿Cuál es la cantidad máxima que estará dispuesta a pagar la Sra. Fogg para asegurar sus 1 000$?

8.6
Al decidir aparcar en una zona prohibida, un individuo sabe que la probabilidad de ser multado es p y que la multa
^ ñ e a d e a /. Suponga que todos los individuos tienen aversión al riesgo (es decir, U"{W) < 0, donde IVes la rique-
a d d individuo).
U N será más eficaz para evitar el aparcamiento en zona prohibida, un incremento proporcional de la probabilidad de
m ; aullado o un incremento proporcional de la multa impuesta?
f2
f i a s : utilice la aproximación de Taylor U ( W - / ) = U ( W ) ~ f U ' (W) + ^ - U"(W)].

8 -7
p b agricultor considera que hay una probabilidad del 50 por ciento de que la próxima temporada sea excepcionalmen-
e Ijxiosa. Su función de utilidad esperada tiene la forma
i
utilidad esperada = —In Ym + —ln V*,

e i* representan la renta del agricultor en la situación de “lluvia normal” y “muy lluvioso” respectiva*

Suponga que el agricultor debe elegir entre dos cultivos que ofrecen las siguientes perspectivas de ingresos:
U Su

®IT£S-Paranmfo
220 Parte ¡II E le c ció n en c o n d ic io n e s d e ¡ncertidum bre

Trigo 28 000$ 10 000$


Maíz 19 000$ 15 000$

b) Suponga que el agricultor puede plantar la mitad de su campo con cada cultivo. ¿Optará por esta opción? Explique
su resultado.
c) ¿Qué combinación de trigo y maíz ofrece la mayor utilidad esperada a este agricultor?
d) Un seguro del cultivo del trigo, disponible para los agricultores que sólo cultivan trigo, que cuesta
4 000$ y ofrece pagar 8 000$ si hay una temporada demasiado lluviosa, ¿conseguirá que el agricultor cambie de
cultivo?

8.8
Para la función de utilidad con aversión relativa al riesgo constante (Ecuación 8.62) hemos demostrado que el grado
de aversión al riesgo viene dado por la expresión (1 - R). En el Capítulo 3 demostramos que la elasticidad de susti­
tución para la misma función viene dada por 1/ ( 1 - R ) . Por tanto, cada indicador es el recíproco del otro. A partir de
este resultado, analice las siguientes cuestiones:
a) ¿Por qué está relacionada la aversión al riesgo con la disponibilidad de un individuo a sustituir riqueza entre dis­
tintas situaciones del mundo? ¿Qué fenómeno reflejan estos dos conceptos?
b) ¿Cómo interpretaría los casos extremos R = l y ? ? = -c o e n lo s marcos de aversión al riesgo y de sustitución?
c) Un incremento del precio de la riqueza posible en malos tiempos (Ph) inducirá efectos renta y sustitución en las
demandas de y Wb. Si el individuo tiene un presupuesto fijo para repartir entre estos dos bienes, ¿cómo se
verán afectadas las elecciones entre ambos? ¿Por qué es posible que Wg aumente o disminuya en función del grado
de aversión al riesgo que muestra el individuo?
d) Suponga que los datos empíricos sugieren que un individuo exija un rendimiento medio del 0,5 por ciento si se le
tienta a invertir en una inversión con el 50 por ciento de posibilidades de ganar o perder un 5 por ciento. Es decir,
esta persona obtiene la misma utilidad de W0 como de una apuesta igual entre 1,055 W0 y 0,955 % .
(i) ¿Qué valor de R es coherente con este comportamiento?
(ii) ¿Qué rendimiento medio exigirá esta persona para aceptar la posibilidad del 50% de ganar o perder un 10 por
ciento?
Nota: esta parte requiere la resolución de ecuaciones no lineales, por lo que bastarán soluciones aproximadas. La
comparación del intercambio entre riesgo y rendimiento ilustra lo que se denomina “la paradoja de la prima de
capital” , en tanto en cuanto las inversiones arriesgadas parecen ofrecer mucho más de lo que es coherente con el
grado de aversión al riesgo que sugieren los demás datos. Véase N.R. Kocherlkota, ‘‘The Equity Premium: It’s
Still a Puzzle” , Journal o f EconomicLiterature (marzo de 1996: 42-71),

8 .9
La inversión en activos arriesgados se puede analizar dentro del marco de las preferencias de las situaciones suponien­
do que W* dólares invertidos en un activo con un rendimiento seguro, r, ofrecerán 1V*(1 + r) en ambas situaciones,
mientras que una inversión en un activo arriesgado ofrecerá W'*(l + rí ) en buenos tiempos y W*(l + rb) en malos
tiempos, donde rg > r > rb.
a) Dibuje los resultados de las dos inversiones.
b) Demuestre que una “cartera mixta” que incluya tanto activos arriesgados como activos libres de riesgo puede
representarse en su gráfico. ¿Cómo reflejaría la parte de la riqueza invertida en el activo arriesgado?
c) Demuestre que las actitudes de los individuos hacia el riesgo determinarán la combinación de activos arriesgados
y ciertos que poseerán. ¿En qué caso no se tendrán activos arriesgados?

©ITES-Pararimfa
Capitulo 8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rsió n al rie sg o 221

é t Si la utilidad de un individuo tiene la forma de aversión relativa al riesgo constante (Ecuación 8.62), explique por
<J«*é esta persona no cambiará la parte de activos arriesgados que tiene a medida que aumenta su riqueza20.

8.10
J^xmga que los rendimientos de los activos del Problema 8.9 están sujetos a impuestos.
i Demuestre, con las condiciones del Problema 8.9, por qué un impuesto proporcional sobre la rema no afectará a
la parte de la riqueza asigtiada a los activos arriesgados.
I ) Suponga que sólo se somete al impuesto proporcional sobre la renta los rendimientos de los activos seguros. ¿Cómo
afectaría esto a la parte de la riqueza dedicada a activos arriesgados? ¿Qué inversores se verían más afectados por
este impuesto?
c) ¿Cómo respondería al apartado anterior si los rendimientos de todos los activos estuvieran sujetos al impuesto?
(Nota: este problema le pide que calcule la asignación de la riqueza antes de impuestos que permitirá maximizar
la utilidad después de impuestos).

Lecturas re co m e n d ad as
Ii¡ ni A. A. “The Meaning of Utility Measurement.” American Economic Review 42 (1953): 26-50.
Concise, readable discussion ofthe meaning and implications o f the von Neumann-Morgenstern axioms.
l o o v , K.J. “The Role of Secundes in the Optimal Allocation of Risk Bearing." Review o f Economic Studies 31 (1963):
91-96.
baroduces the state-preference concept and inierprets secundes as ciaims on contingent commodities.
____ . “Uncertainty and the Welfare Economics of Medical Care." American Economic Review 53 (1963): 941-973.
Exceilent discussion of the welfare implications of insurance. Has a ciear, concise, mathematical appendix. Shouid be
read in conjunction with Pauly's anicle on moral hozará (see Chapter 10).
h o o u lii. D. “Exposition of a New Theory on the Measurement of Risk.” Econometrica 22 (1954): 23-36.
Reprint ofthe classic anaiysis ofthe St. Petersburg paradox.
Vtiedman. M. y L.J. Savage. “The Utility Anaiysis of Choice.” Journal ofPolitical Economy 56 (1948): 279-304.
Anafyzes why individuáis may both gamble and buy insurance. Very readable.
fcnng. Chi-fu y R.H. Litzenberger. Foundations for Financial Anaiysis. Amsterdam: North-Holland, 1988.
Preseras a good discussion o f measures o f “stochastic dominance ” and their relationship ¡o risk aversión.
ÜKiima. M J. ‘Choice under Uncertainty: Problems Solved and Unsolved." Journal o f Economic Perspectives (Summer
' 1987): 121-154.
Thorough and readable survey ofthe expected utility-maximization kypothesis. Nice discussion ofthe normative implica­
tions ofvarious theories.
^fcs-Colel!, Andreu, Michaei D. Wbinston y Jerry R. Green. Microeconomic Theory. New York: Oxford University Press,
1995, Chapter 6.
Provides a good summary o f the foundations o f expected utility theory. Also examines the "state independance’ assump-
lion in detail and shows thal some notions of risk aversión carry over into cases of State dependence.
T a c. J.W. “Risk Aversión in the Small and in the Large.’ Econometrica 32 (1964): 122-136.
Theoretical development of risk-aversion measures. Fairly technical treatment but readable.
BHfeschiid, M. y J.E. Stiglitz. “Increasing Risk: 1. A Definition." Journal of Economic Theory 2 (1970):225-243.
Deveiops an economic definition qfwhat it means for one gamble to be “riskier" ¡han another. A seque! article in the
Journal o f Economic Theory provides economic illustrations.

problem a, y el siguiente, h an sido tom ados de J.E . Stic l it z , “T he E ffects o f Incom e, W ealth and Capital Gains Taxaiion in Risk
takmg". The Quarterly Journal of Economics (m ayo de 1969: 263-283).

©ITESAcrumn/ó
222 Parte 111 Elección en c o n d ic io n e s d e incertidum bre

A M P L IA C IO N E S

Teoría de la cartera y fijación de precios del riesgo

En e! Capítulo 8 hemos visto que losirtdividuos: pagarán


£ ( ^ “ M x) 2 / ( * ) * • <i v >

ció dependerá de sus actitudes frente alriesgo. Isto sagie-


re que las relaciones entre muchos individuos eréatís un ■- -La raíz cuadrada de. esta varianza {que se escribe )
mercado del “riesgo" en el que se puede redncirlameerti- se conoce como ía deviación estándar de X.
dumbre pagando un “precio". El problema, pues, consiste Para una; distribución normal en la Ecuación ii es rela­
en ingeniar una forma de cuantificar el riesgo que sea válí- tivamente Sencillo demostrar que p j= 0 , =<r; = 1 .
da para analizar la fijaeióndesuprecio. Tal vezel modelo Esta función puede generalizarse observando que si
mejor desarrollado de este proceso se puede enconcrar en el
esmdio de la fijación de aetivosde capital, donde les eco- ■X-Vr (v)
a,'
nomistas han analizado exhaustivamente lareiación entre el
rendimiento esperado de tm activo f los riesgos asociados a tiene la ftmción de distribución de la Ecuación ii, se dice
ese rendimiento. Aquí resumiremos brevemente: algunas que ¡a variable X tiene una distribución normal de media
ideas principales de este vasto téma. Primero, es necesario pr y de deviación estándar o ,. La distribución de X está,
revisar unos pocos preliminares estadísticos. ¡ pues, totalmente determinada por los dos parámetros n* y
cr,.
Fundamentos estadísticos Si X¡ y X, son dos variables aleatorias, la covarianza
Se dice que una variable X es una variable aleatoria- si. entre ambas se define como
asume distintos valores con probabilidades específicas. La oé =£.(3t¡;^p,)(A:J - p J.) =
“función de densidad probabilístita’’ de X (que se escribe (vi)
como f ( x ) ) indica la probabilidad de que X asuma valores {x¿- p ,) (*, - p , ) T<x„ X j ) dx,dxr
en un intervalo reducido dx. Cualquier función es válida .y-e e v -c o

como función de densidad probabílística siempre que S i X¡ y Xj tienden a aum entar y a dism inuir juntas,
a¡i se fá un valor positivo. Si estas variables tienden a
/(•*') 2:0 ‘
m overse en sentido opuesto, la <J9 será negativa.

Si Z representa una media ponderada de dos variables


0) aleatorias, X¡ y X¡,
Z =a.x¡+Q.-a) x¡ (vii)
Los estadísticos han utilizado una amplia variedad de
funciones para explicar las observaciones empírieas. Tal donde 0 < a < 1, entonces, la aplicación de las distintas
vez la más útil es la función Normal (d Gausiana). " ‘ • i .«tefiniciones perm ite dem ostrar que
... : pz = aji, +(1 - « ) (i ¡ (viii)
■J2 n ' ' . rr : 1;
,y .

o| - a - a ? + (1 - a ) 2 a] + 2 a ( l - a ) a¡¡. (ix)
que tiene la conocida forma de campana, sfcntto sitnétrica
en tomo al punto cero. Ésta función en concretqhadeseni-;
; Para un mayor desarrollo de estos conceptos véase
peñado un papel principal en el desarroHode la.teoría cteia Freünd (1992) óH oel (1984) o. cualquier otro texto de
fijación de precios del riesgo y en otras muchas parcelas de introdaeción a la estadística. Aquí utilizamos estos concep­
la estadística. tos suponiendo qué los rendimientos de los activos financie­
Para cualquier variable aleatoria, X, la atedia (o tí ros \X¡)
•p.íf tienen una distribución normal- La media de
valor esperado) se define como X,(tq) indica él rendimiento esperado del activo i, mien­
tras que, como yeremos, la desviación estándar de X¡(c¡)
Px = E(jc)= £ x f ( x ) d x , íiii) es ua punta de partida para analizar el riesgo asociado con
ese activo. Es la variabilidad del rendimiento que los inver-
y la varianza de X se define como ■intentan evitar.

© IT E S -P o ra n m fo
Capítulo 8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rsió n al rie sgo 223

■ Carteras eficientes

La frontera EE representa combinaciones óptimas de activos arriesgados que minimizan la desviación estándar de la cartera,
a, para cada rendimiento esperado p. Un activo libre de riesgos con un rendimiento ofrece a los inversores la oportuni­
dad de tener carteras mixtas a lo largo de PP que combinan este activo libre de riesgos con la cartera del mercado Ai.

A8.1 Diversificación de la certera minimice la desviación estándar de la cartera


para cada rendimiento esperado potencial. Una solución a
La Ecuación ix ofréce la racionaíidád de la diversificarán’
este problema de optimización ofrece una frontera eficiente
de carteras. Incluso si dos agriVos tienenldérifica. dtstritiB- corto la representada por JE . en la Figura 8.4. Las carteras
ción de los rendimientos; .-la combina-,
por debajo.de esta frontera son inferiores a las
ción de ambos en una cartera puetfcofrecerma combina-'
lá frontera, porque ofrecen menores rendi-
ción más favorable de riesgo y rendimiento. B nel caso eá eSperados para c^q u ier grado de riesgo. Sharpe
que los rendimientos de Ids activos lis matemáticas necesarias para calcular la
(a,¡ - 0), por ejemplo, una. ponderación

pz = 0, 5^ + 0 , 5112= » ® ^
Portaos d e inversión
o | = 0.25c7 + 0,25a7 =Qs5a^“
a z = 0.707o, =0,-7070^ El concepto de eficiencia defó!«rtera ha sido muy aplica­
do ¿estudio de tos fondos de inversión. Por lo general, los
que ofrece el mismo rendimi^tó queeltener es fondos de inversión constituyen una buena respuesta a las
los activos individualmente con un. menor ir riesgo. necesidades de dívetsífibación de ios pequeños inversores.
activos tienen una covarsanza negativa: n . ' ........ ; estos foñdos aúnan los fondos de muchos indi­
cía de ambos ofrecería inclusa mayores"'- viduos, sorí capaces de l a t a r economías de escala en los
ción del riesgo. costes defrangaedón. y: gestión. Esto permite que los pro-
.píetarios t&í fondo compartan las fortunas de una variedad
A 8 .2 Carteras eficientes de iccfcttfes mucho mayor que las que podrían disfrutar si
Con muchos activos, el problemadeasigriacíiSa en la cafre- su cuenta. Pero los gestores de los
ra consiste en elegir las ponderaciones de inversión tienen sus propios incentivos, por lo

© IT E S - P a r a n in f b
224 Parle 777 E le c ció n en c o n d ic io n e s d e incertid um b re

que las carteras no siempre son representaciones perfectas do y en establecer las condiciones que deben cumplirse para
de las actitudes de sus clientes hacia el nesgo. Scharfsten y que los inversores puedan obtener rendimientos por encima
Siein (1990) desarrollan un modelo que demuestra por qué de los niveles de rendimiento sin riesgo.
los gestores de fondos de inversión tienen incentivos para
'‘seguir a la manada” cuando deciden qué inversiones van a A 8 .4 Elecciones individuales
realizar. Otros estudios, como el análisis clásico de Jensen
(1968), consideran que los gestores de fondos de inversión La Figura 8.5 ilustra las elecciones de cartera de varios
no suelen ser capaces de obtener rendimientos adicionales inversores que tienen las opciones ofrecidas por la recta
suficientemente importantes como para compensar los gas­ PP. Los individuos con una baja tolerancia ai riesgo (!)
tos que cobran a ios inversores. En los últimos años, esto optarán por carteras con una fuerte ponderación del activo
ha hecho que muchos inversores en fondos de inversión libre de riesgos. Los inversores dispuestos a asumir un
hayan optado por fondos de “índices’* que simplemente reducido grado de riesgo (17) optarán por cañeras cercanas
reflejan la media del mercado (como se representa, por a la cartera del mercado. Los inversores amantes del riesgo
ejemplo, por el índice Standard & Poor’s 500). Estos fon­ (777) pueden optar por carteras apalancadas. Observe que
dos tienen gastos muy reducidos y, por tanto, permiten a todos los inversores lisien el mismo “precio” del riesgo
los inversores lograr la diversificación a un coste mínimo. (Fw ~ ú /) quedando determinados sus rendimientos espe­
tados por cuánto riesgo relativo (oF/ o M) están dispuestos
a asumir. Observe también que el riesgo asociado con la
A 8 .3 Separación de carteras
cartera de un inversor depende únicamente de la parte de la
Si existe un activo libre de riesgos con un rendimiento espe­ cartera invertida en la cartera del mercado (a) puesto que
rado \if y = 0, las carteras óptimas se compondrán de <4 = a 2c ^ + ( l - o ) 2 0. Por tanto, <jP/<ju =a, por lo
combinaciones de este activo con otros arriesgados. Todas que ia elección de la cartera por parte del inversor es equi­
estas carteras se encontrarán a k) largo de la línea PP en la valente a su elección del riesgo.
Figura 8.4 porque esta recta muestra el rendimiento máxi­
mo alcanzable para cada valor de o dé las diversas asigna-, A 8 .5 El Modelo de Fijación de Precios de los
ciones de la cartera. Estas asignaciones sólo incluirán un A ctivos de Capital (C A P M )
conjunto específico de activos arriesgados, el conjunto
representado por el punto M. En el equilibrio, ésta seré la Aunque el análisis de A8.4 muestra cómo se puede fijar el
“cartera del mercado”, que incluirá todos los activos de precio de una cartera que combina activos libres de riesgo
capital en proporción a sus cotización» en el mercado. Esta con la cartera del mercado, no describe el intercambio entre
cartera del mercado ofrecerá un rendimiento esperado de riesgo y rendimiento de un único activo. Puesto que, supo­
y una desviación estándar de dicho rendimiento de niendo que las transacciones son gratuitas, un inversor
o M. La ecuación de la recta PP que representa cualquier : siempre puede evitar el riesgo no relacionado con el con­
cartera mixta viene dada por la ecuación, lineal junto del mercado decidiendo diversificar con una “cartera
del tuertado", este riesgo “no sistemático” no garantizará
pF ^ p f + — ^ -op- (xiii) un rendimiento superior. Sin embargo, un activo obtendrá
un rendimiento superior en la medida en que contribuya al
riesgo del conjunto del mercado. Un activo que no ofrezca
Esta expresión muestra que la recta del mercado PP este rendimiento superior no estará incluido en la cartera
permite que los inversores individuales '‘compren” rendi­ tíeí mercado, por lo que no se tendrá en absoluto. Ésta es
mientos superiores a su rendimiento libre de riesgos : ía Mea central del modelo de fijación de precios de los acti­
(iaM- p ; ) asumiendo proporcionalmeate más riesgo vos de capital (Capital Asset Pricing Modei, CAPM).
(oP/ o M). Para elecciones sobre la recta PP a la izquierda
del punto del mercado, M. o P/o M<L, y p/ < p F < p 1#. Para analizar estos resultados formalmente, considére­
Los puntos de mayor riesgo a la derecha de Ai, que se pue­ se una cartera que combina una pequeña cantidad (a) de un
den obtener pidiendo prestado para lograr una cartera apa­ activo con un rendimiento aleatorio X con la cartera del
lancada. tendrán rsP/a M > 1 y prometerán un rendimiento mercado (que tiene un rendimiento aleatorio Ai). El rendi­
esperado superior al ofrecido por la cartera del mercado miento de esta cartera (Z) vendrá dado por
(pF > fiM). Tobin (1958) fue uno de Jes primeros econo­
. .. .. Z - aX + (1 - a) Ai. (xiv)
mistas que reconoció el pape! que desempeñan los activos
libres de riesgo en la identificación de la cartera de merca­ H rendimiento esperado es

©ITES-flaromnfó
Capítulo 8 Utilidad e sp e ra d a y a v e rsió n al rie sg o 225

F IG U R A 8 .5 C o m p o rta m ie n to del in v e rso r y a v e rsió n al rie sgo

Dadas las opciones del mercado, PP, los inversores pueden elegir la cantidad de riesgo que quieren asumir. Los inversores
con una gran aversión al riesgo (U,) mantendrán, sobre todo, activos libres de riesgo, mientras que los amantes del riesgo
(Um) optarán por carteras con apalancamiento.

|i2 = a p x. + ( l - a ) p M (xv) o, volviendo a ordenar los términos.

con vananza (X X )

<4 = a 2c£ + ( l- a ') í <4


(*vi) De nuevo, el riesgo se retribuye con p« ~ P /. pero
+ 2 a ( l - a ) a XjJ(.
abora se mide el riesgo mediante aXMj o \ , ; esta relación
Pero nuestro análisis anterior demuestra que delacovarianza a to e el rendimiento X y el rendimiento del
mercado respecto a la varianza del rendimiento del merca­
P z -p ^ ^ -p (xvii) do se conoce como el Coeficiente beta del activo. Los coe­
ficientes beta estimados para los activos financieros se
Igualando la Ecuación xv a la xvii y diferenciando res­ publican en la prensa especializada.
pecto a a obtenemos _;
Estudios sobre si CAPM
ÉEz _ Mr - 1W = ■2- (xviü)
da a* 0a Esta versión del modelo de fijación de precios de los acti­
vos de capital tiene importantes consecuencias sobre los
caiculando a partir de la Ecuación xvi y tomando lími­ determinantes de la tasa de rendimiento esperada de cual­
tes cuando a tiende a cero obtenemos . quier activo. Debido a su simplicidad, el modelo ha sido
objeto de numerosas pruebas empíricas. Por lo general,
(x k ) estas contrascaciones concluyen que el cálculo que hace el
modelo del riesgo sistemático (beta) está, en efecto, corre-
Uiifcrstfád Cafoffca de Colombia
B I B L I O T E C A « IE S * ™ * * ,
226 Parte III Elección en c o n d ic io n e s de incertidum bre

lacionado con los j F am a, B .F . y. I . M acB eth. “R isk, R etura, and E quilibrium ” .


Journal q f P olhical E conom y 8 (1975): 607-636.
cálculos más sen cilIo S d efriesg o (por ejem plo, la desvia-.,
: F reund, J . E . M alhem utical Suaistics. 5th ed. E nglew ood Cliffe,
ción estándar de los rendiíníentos pasades) no lQ está. T a):
: . .N R .Prem íee-H al], ¡992.
vez la contrastaéiÓH empírica ir á s infhiyeaté qué llegó a
f fo d ,P a u i< 5 . ¡ntroductiort to M a th e n u sica l Slatistics. 5th ed. New
esta conclusión fue lá d é Fam a y. MacBeth ífW?3), Pero é l . : : : Y ork: I o t a W iley and S o r» , 1984.
modelo CAPM explica sólo u n a pequeña p a rte de la s d i f e ­ Jeosen, M , “T h e P erform ance o f M utual Fuods in the Period
rencias de rendimiento d e diversos activos. Y , en contra Sel : 1 9 4 5 -1 9 6 4 ." la u m a i. ú f Pínance (M ay 1968): 386-416.
CAPM , una serie de autores:han descubierto que h ay otros* - U tttn e r, J . “T h e V atuation o f R isk A ssets and the Selection o f
R isky ínvestm ents in S tock Portfolios and Capital Budgets” .
muchos factores económicos tp e afectan significativamente
. R eview a f Econom ías and. Staíistics (F ebtuary 1965): 13-37.
a los rendimientos esperados. E n efecto, una dé las más
Sehsrfsíein, D .S . y 1. S fein. H e rd B ehavior and Investm ent".
prom inentes puestas e n d u d a del CA PM proviene d e uno d e .i...! Americcm Econom ic R eview (Jane 1990): 465-489.
sus fundadores: véase Fama y F rench {1992>. S a i p e , W .F .'P ortfolio Tbeory a n d C apital M arkets. New York:
M cG raw -H ílt, 1979.
r Toaffi, j . “E iquidity P re feren te a s Behavior Tow ards Risk".
Referencias : R e v ie w o fE c o n o m ic Studies (February 1958); 65-86.
Fama, E.F. y K.R. French. “TheCróss Sectiútt Of ExpeCted Stock
Returns". Journal ofF irm ce 47 (1992): 4 2 7 ^ 5 $ .

®ITEÍ-Poranmfo
C A P Í T U LO

LA ECONOMÍA DE LA INFORMACIÓN

La información es un recurso económico valioso. La gente que sabe dónde comprar bienes
de calidad a bajo precio aprovecha mejor su presupuesto que la gente que no tiene este
conocimiento; los agricultores que puedan acceder a mejores previsiones meteorológicas
podrán evitar cometer costosos errores; y la normativa medioambiental del gobierno puede
ser más eficiente si parte de un buen conocimiento científico. Aunque estas observaciones
sobre ei valor de la información han sido aceptadas desde hace mucho tiempo, la modeli-
zación formal económica de la adquisición de información y sus consecuencias para la
asignación de recursos es bastante reciente*. A pesar de este inicio tardío, el estudio de la
economía de la información ha sido uno de los principales campos de las últimas investi­
gaciones. En este capítulo se revisan brevemente algunas cuestiones esenciales planteadas
por esta investigación. Volverenws a estas observaciones en varias partes de este libro.

1 La m odelizaeión form al d e la inform ación se dala, e n ocasiones, del pionero articulo de G .J. S tiw .e r . ‘'T h e
E conom ics o f I n f o r m a t i o n Journal o f Political E conom y (junio d e 1961: 213-225).
228 Pane lll E le c ció n e n c o n d ic io n e s de incertid um b re

Propiedades de la inform ación


Una dificultad que tienen los economistas que quieren estudiar la economía de la información es que no es
fácil definir la “información” en sí. A diferencia de los bienes económicos que hemos estudiado hasta
ahora, la “cantidad” de información obtenible con varias acciones no está bien definida, y la información
obtenida no es homogénea entre los usuarios. Las formas de información económicamente útiles son, sen­
cillamente, demasiado variadas para permitir el tipo de caracterizaciones de precios y cantidades que hemos
estado utilizando para los bienes de consumo básico. Por el contrario, los economistas que quieren estudiar
la información deben hacer esfuerzos para especificar qué tipo de entorno informativo hay en un determi­
nado problema de información (lo que a veces se conoce como conjunto de información) y cómo puede
alterarse ese entorno debido a las acciones de los individuos. Como es de esperar, este planteamiento ha
dado lugar a multitud de modelos de situaciones concretas con pocos puntos comunes entre ellos.
Una segunda complejidad del estudio de la información hace referencia a algunas propiedades técnicas
de la propia información. La m ayor parte de la información es duradera y conserva su valor tras haber sido
utilizada. A diferencia de un perrito caliente, que sólo se consume una vez, el conocimiento de una venta
especial puede ser utilizado, no sólo por la persona que lo descubre, sino también por cualquier amigo con
el que se comparta esa información. Es posible, pues, que los amigos se beneficien de esta información a
pesar de no haber tenido que gastar nada para obtenerla. En efecto, en esta situación concreta, la informa­
ción tiene las características de un bien público puro (véase el Capítulo 24). Es decir, la información es, a
la vez, no rival en el consumo, en tanto en cuanto otras personas pueden utilizarla a un coste nulo, y no
exclusiva, en tanto en cuanto ningún individuo puede evitar que otros utilicen la información. El ejemplo
clásico de estas propiedades es un nuevo descubrimiento científico. Cuando algunos seres primitivos inven­
taron la rueda, otros pudieron utilizarla sin reducir e! valor del descubrimiento, y cualquiera que viera la
rueda podía copiarla de form a gratuita.
Estas propiedades técnicas de la información implican que los mecanismos del mercado pueden, a
menudo, operar de m anera imperfecta para asignar los recursos a la provisión de información y a su adqui­
sición. Los modelos habituales de oferta y demanda pueden ser, por tanto, relativamente limitados para
comprender estas actividades. Por lo menos, hay que desarrollar modelos que reflejen adecuadamente las
propiedades que se supone que tienen los entornos informativos. A lo largo del resto de este libro descri­
biremos algunas situaciones en las que son necesarios estos modelos. Sin embargo, aquí prestaremos rela­
tivamente poca atención al equilibrio entre oferta y demanda y nos centraremos fundamentalmente en las
cuestiones de información que surgen en la teoría de la elección individual.

El valor de la inform ación


El desarrollo de modelos sobre la adquisición de información utiliza muchos de los conceptos que introdu­
jim os en nuestro análisis de la incertidumbre en el capítulo anterior. E n muchos sentidos, la falta de infor­
mación representa un problema de incertidumbre para el que toma la decisión. Si no hay información
perfecta, es posible que la persona que tiene que tomar una decisión no sepa exactamente cuáles son las
consecuencias de una determinada acción. Una m ejor información puede reducir esta incertidumbre y, por
tanto, permitirá tomar mejores decisiones que ofrecen mayores niveles de utilidad.

La inform ación y las posibilidades subjetivas

Esta relación entre incertidumbre y adquisición de información se puede ilustrar utilizando el planteamien­
to de las preferencias de las situaciones que introdujimos en el capítulo anterior. E n ese capítulo supusimos

®ITES-Paranmfo
Capitulo 9 La e co n o m ía de la in fo rm a c ió n 229

^oe un individuo tiene opiniones subjetivas sobre las probabilidades de que se produzcan dos situaciones
e s el mundo, “buenos tiempos” y “malos tiem pos” . En este modelo, la información es valiosa porque per-
n ñ e que el individuo revise sus estimaciones de estas probabilidades y se beneficie de esta revisión. Por
«jemplo, la inform ación de que mañana será, seguro, un día de “buenos tiempos” hará que el individuo
icvise sus probabilidades para que = 1, n b = 0, y para que cambie sus compras en consecuencia.
O rando la información recibida es menos definitiva, las probabilidades cambiarán ligeramente, pero inclu­
so una revisión m uy pequeña puede resultar muy valiosa. Si pregunta a sus amigos qué experiencia tienen
tas distintas m arcas de lectores de DVD, es posible que no quiera que sus opiniones determinen su pro­
pia decisión. Los precios de los lectores, y otro tipo de información (por ejemplo, leyendo revistas espe­
cializadas), también influirán en su opinión. No obstante, en última instancia terminará procesando todos
d o s factores para tom ar una decisión que refleja su valoración de las probabilidades de que se produzcan
A n o ta s “situaciones en el m undo” (en este caso, la calidad obtenida al com prar determinada marca).

U n m odelo formal

P ara ilustrar cómo se puede integrar la búsqueda de información en un modelo de elección individual,
s a ñ o s a que la inform ación se puede calcular en función del número de “mensajes” (m)“com prados” ,
.^ p o o g a tam bién que el que toma la decisión ajusta sus probabilidades subjetivas en función de estos men­
a j e s Por tanto, ng y n b serán una función de m. El objetivo de! individuo consiste ahora en mayimi7ar

utilidad esperada = n sl l (W¿ ) + jtbU (WÉ) (9.1)

« je ta a

I = P sWg + PbWb +P,„m, (9.2)

donde Pm es el coste por unidad de los mensajes de información (es decir, el coste del tiempo de un mecá-
■ c o . de una llamada telefónica para recopilar información sobre precios, etcétera). Observe que los mensa­
je s no ofrecen, en sí, ninguna utilidad en este modelo. Su utilidad sólo surge de su capacidad de alterar las
Escisiones de esta persona sobre cómo distribuir Wg y Escribiendo el lagrangiano de este problema,

££ = k 8U (IV,) + 7zbU( Wb) + X ( I - PSWS - PbWb- Pmm ) (9.3)


e obtienen las siguientes condiciones de prim er orden para un máximo sujeto a restricciones:

^ - = n eV ( W g) - X P g = 0

5S£ = nbV ' ( W b) - \ P b = 0


dW„
(9.4)
^ = x U \ W s ) ^ + n bU' (Wb) ^ + U( Ws ) ^
dm * * dril dm * dm

+ U (Wb) ^ - X P s ^ - X P b^ - ) J ’n¡= 0
dm dm dm

b”
48kr = / - p- w - - p>w b* - p - m = °-

Las dos prim eras ecuaciones simplemente vuelven a definir el resultado óptimo obtenido anteriormen-
. En el máximo, la relación (subjetiva) de las utilidades marginales esperadas debe ser igual a la relación

©ITES-Paraninfb
230 Pane III Elección en c o n d ic io n e s de incertid um b re

de precios Pg/ P b■ La tercera ecuación compleja representa la elección que maximiza la utilidad de la can­
tidad de información que hay que comprar. En este modelo, todo el valor de estos mensajes proviene de su
capacidad de alterar las probabilidades (subjetivas) de los buenos y los malos tiempos. Si el receptor de la
información no altera estas probabilidades, las dos prim eras condiciones de primer orden dejarán inaltera­
das las asignaciones de riqueza, y la información no tendrá ningún valor. Cuando la nueva información sí
altera las probabilidades, el individuo debe evaluar cuánta utilidad adicional puede obtener para decidir
cuánto tiene que invertir en la propia información. Los intercambios implícitos en este proceso quedan refle­
jados en la tercera ecuación de este proceso de maximización. Sin embargo, a menudo los principios de la
adquisición óptima de información quedan mejor reflejados con unas pocas posibilidades discretas más que
con este tipo de modelo de elección continua. En el siguiente ejemplo se ofrece una sencilla ilustración.

E J E M P L O 9.1
El valor de la inform ación sobre precios____________________________________________________________

En nuestros ejemplos anteriores sobre las hamburguesas (Y) y los refrescos (X), hemos estado suponiendo que el con­
sumidor conoce los precios de cada uno de estos artículos con absoluta certeza. Podemos ilustrar ahora el valor eco­
nómico dela información suponiendo que el precio de 1$ de las hamburguesas es una media de dosvendedores de
hamburguesas, uno de los cualescobra 0,75$ y el otro 1,25$. El consumidor preferirá, evidentemente, comprar en la
tienda más barata (suponiendo que las hamburguesas vendidas son idénticas en ambas), pero no sabe cuál de las dos
tiendas es la que ofrece la hamburguesa al menor precio. El consumidor podría elegir aleatoriamente, o podría inver­
tir en una llamada telefónica para averiguar el precio. ¿Cuánto estará dispuesto a pagar por esta información?
Para resolver este problema, utilizamos la función de utilidad indirecta que (en el Ejemplo 4.4) calculamos como
V = 0,5/7>
¿ °'5/ ’17a'5, (9.5)

donde, al igual que antes, 1 representa la renta (que aquí suponemos que asciende a 2$), Px es igual a 0,25, y Pr
puede ser, o bien 0,75$, o bien 1,25$. Si el consumidor elige de forma aleatoria dónde va a ir (por ejemplo, tirando
una moneda al aire), la utilidad esperada será
utilidad esperada = 0,5V(Py = 0,75) + 0,5V(PY =1,25) +
+ 0,5 (2,309) + 0,5 (1,789) = 2,049.
Si el consumidor supiera cuál de las tiendas ofrece el precio más barato, compraría ahí, y su utilidad sería
utilidad esperada = V(PY = 0,75) = 2,309. (9.7)
Por tanto, la información sobre el precio de las hamburguesas aumenta la utilidad, tanto porque altera la probabi­
lidad de los acontecimientos (la compra en la tienda barata es ahora cierta) como porque permite al consumidor tomar
una decisión que maximiza la utilidad aprovechando el precio más bajo. Un consumidor con una renta de 1,77$
(= 2,00$‘2,049/2,309) que supiera cuál de las tiendas es más barata tendría la misma utilidad esperada que un con­
sumidor con 2,0$ que tuviera que elegir aleatoriamente entre las dos tiendas. Este consumidor estará, por tanto,
dispuesto a pagar hasta 0,23$ por la información. Es evidente que merece la pena pagar el precio de la llamada tele­
fónica local para obtener la información (aunque tal vez no merezca lá pena hacer la llamada desde una cabina telefó­
nica). En las Ampliaciones a este capítulo analizaremos con más detalle la cuestión relativa a la búsqueda del precio
más bajo.

P R EG U N T A : ¿Por qué la utilidad esperada de un consumidor desinformado (aquí V = 2,049) es mayor


que la utilidad esperada de un consumidor que puede comprar Y al precio medio (1$) con certeza
{V = 2 ,0 0 )? ¿Viola este hecho el supuesto de la aversión al riesgo?

® IT E S -P a r o n in fo
Capítulo 9 La e c o n o m ía de la in fo rm a c ió n 231

Asimetría de la información
U na consecuencia obvia del análisis de la adquisición de información es que el nivel de información que
com pra el individuo dependerá del precio por unidad de los mensajes de información. A diferencia del pre­
cio de mercado de la mayoría de los bienes (que se supone que es el mismo para todo el mundo), hay
muchas razones para pensar que los costes de la información pueden ser significativamente distintos para
fas distintos individuos. Algunos individuos pueden tener habilidades específicas relevantes para la adqui­
sición de información (por ejemplo, pueden tener una formación de mecánicos), mientras que otros no
poseen estas habilidades. Algunos individuos pueden tener otro tipo de experiencias que ofrecen informa­
ción valiosa, mientras que otros no tienen dicha experiencia. Por ejemplo, el vendedor de un producto sabrá
aonnalm ente m ás sobre sus limitaciones que un comprador, porque el vendedor conoce con precisión cómo
se ha fabricado el bien y cuáles son los posibles problemas que pueden surgir. Análogamente, los compra­
dores repetitivos a gran escala pueden tener m ayor acceso a la información que un individuo que compra
ese bien por prim era vez. Por último, algunos individuos pueden haber invertido en algunos tipos de ser­
vicios de información (por ejemplo, teniendo una conexión electrónica con un Agente de Cambio y Bolsa
o estando suscritos a revistas de información al consumidor) que hacen que el coste marginal de obtener
«form ación adicional sea m enor que el de otra persona que no ha realizado dicha inversión.

Todos estos factores sugieren que el nivel de información puede diferir en función de los participantes
e n las transacciones de mercado. Por supuesto, en muchas ocasiones los costes de información serán redu­
cidos y estas diferencias serán insignificantes. Por ejemplo, la mayoría de la gente puede evaluar con bas­
a n te facilidad la calidad de las verduras frescas de un simple vistazo. Pero, cuando los costes de la infor-
mación son elevados y varían en función de las personas, esperaremos que consideren ventajoso adquirir
£ stin tas cantidades de información.

Inform ación y se g u ro s
B mercado de los seguros se caracteriza por una serie de asimetrías informativas. La mayoría surge de las
g e r e n c ia s entre compradores y vendedores de seguros y de la información que tienen sobre el aconteci­
miento incierto contra el que se están asegurando. Puesto que los compradores de un seguro asumen direc-
«snente estas incertidumbres, suelen estar en una mejor posición para conocer la auténtica probabilidad de
que se produzcan, y con frecuencia son capaces de influir sobre esa probabilidad. El propietario de un auto­
móvil que reside en una zona urbana, por ejemplo, sabe si está aparcando en una zona donde es probable
4 ue se robe el coche y puede, posiblemente asumiendo ciertos costes, decidir aparcar en u n lugar más segu-
s d . Las compañías aseguradoras de automóviles, por otra parte, consideran que es prohibitivamente caro
áescubrir cómo aparca cada asegurado, y deben elevar las tarifas básicas en función de un supuesto com­
portamiento medio. Puesto que este tipo de situación no es exclusivo de los mercados de seguros, pero
caracteriza un gran núm ero de transacciones que implican asimetrías de información, lo vamos a analizar
con cierto detalle. Los conceptos de “riesgo moral” y de “selección adversa” que vamos a describir son,
a l vez, los descubrimientos m ás importantes de la moderna teoría de la información.

R ie sg o moral
l a s individuos pueden emprender diversas acciones que pueden afectar a la probabilidad de que se produz­
ca un acontecimiento. Los propietarios de viviendas que corren el riesgo de tener pérdidas por un incen­

© IT E S - P a r a n ir r f o
232 Parle ¡11 E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertidum bre

dio, por ejemplo, pueden instalar sistemas anti-incendios o poner extintores de fuego en diversos lugares
de la vivienda. Análogamente, la gente puede instalar sistemas de alarma antirrobo en los automóviles o
mantener una buena forma física para reducir el riesgo de caer enfermos. En estas actividades, los indivi­
duos que maximizan su utilidad intentarán reducir los riesgos hasta el punto en que las ganancias margina­
les de mayores precauciones sean iguales a los costes marginales de estas precauciones.

Sin em bargo, cuando existe una cobertura de un seguro, este cálculo puede cam biar. Si una persona
está totalmente asegurada frente a las pérdidas, tendrá un m enor incentivo para tomar costosas precaucio­
nes y podrá, por tanto, aumentar ia probabilidad de que se produzca una pérdida. Por ejemplo, en el caso
del seguro de un automóvil, una persona que tenga una póliza que cubre el riesgo de robo puede aparcar
en zonas menos seguras o no instalar un sistema antirrobo. Este comportamiento ante una cobertura de
seguros se denomina “riesgo moral” .

R iesgo moral E l efecto de una cobertura de un seguro sobre las decisiones del individuo que hace
que las actividades que realiza puedan alterar la probabilidad de incurrir en pérdidas.

La utilización del término “m oral” para describir esta respuesta es, tal vez, desafortunada. No hay nada
especialmente “inmoral” en el comportamiento descrito: los individuos están, sencillamente, reaccionando
ante sus incentivos. En algunas aplicaciones, esta reacción puede, incluso, ser deseable2. Pero, puesto que
los proveedores de seguros pueden considerar que es muy costoso medir y evaluar estas reacciones, el ries­
go moral puede tener importantes consecuencias para la asignación de recursos. Para analizar estas conse­
cuencias, necesitamos un sencillo modelo de maximización de la utilidad.

Un m odelo m atem ático

Suponga que un individuo con aversión al riesgo tiene la posibilidad de incurrir en una pérdida (¿) que
reducirá su riqueza inicial (ÍV0). La probabilidad de la pérdida viene dada por re, y esta probabilidad se
puede reducir en la cantidad (A) que gasta un individuo en medidas preventivas. Si suponemos que el resul­
tado es independiente de la situación, podremos hacer que U (W) represente la utilidad del individuo en la
situación 1 (sin pérdida) y en la situación 2 (con pérdida). Si no hay una cobertura de u n seguro, la rique­
za en ambas situaciones vendrá dada por

W, = W 0 - A
(9.8)
W1 = W f)- A —L>

y e! individuo elige A para maximizar

utilidad esperada = E - (1 - n) t/(W ]) + u U ( W 2). (9.9)

Recordando que rc es una función de A, la condición de prim er orden para un máximo es, p o r tanto,

2 Por ejem plo, es posible que la gente con un seguro m édico decida som eterse a tratam iento porque el seguro reduce sus gastos personales
en atención sanitaria.

© ÍT E S -P o ra ru n fo
Capitulo 9 La e c o n o m ía d e la in fo rm a c ió n 233

¥ - = - u ( W \ ) ^ - a - n ) u ' ( w i) +
dA dA {9-10)

+ U (W2 ) ^ - n U ' ( W , ) = 0
ÓA
o
7rt/, (W2) + ( l - n ) t / '( W I) = [ i / ( W ,) - í / ( W 1) ] | ^ - (9.11)
oA
Este resultado tiene una interpretación evidente que afirma que el individuo debe realizar actividades
preventivas hasta el punto en el que el coste de la utilidad marginal esperada (de una m enor riqueza) de
gastar un dólar más en estas actividades (el lado izquierdo de la Ecuación 9.11) es igual a la reducción
(dn/dA es negativa) del valor esperado de la pérdida de utilidad que podría producirse en la situación de
malos tiempos.

C om portam iento c o n un se g u ro y se gu im ien to perfecto

Con la cobertura de un seguro, la historia es más complicada. Ahora el individuo puede com prar la cober­
tura de un seguro que le devuelve X si incurre en una pérdida, y la prim a de esta cobertura viene dada por
P (que dependerá, evidentemente, de X). La riqueza en las dos situaciones posibles viene dada ahora por

W. = W0 - A - P
(9.12)
W2 = W0 - A - P - L + X,

y el individuo elige A y X para maximizar su utilidad esperada. Si la compañía de seguros pudiera hacer
un seguimiento de las actividades preventivas y pudiera, por tanto, conocer la probabilidad de la pérdida,
podría cobrar una prim a del seguro justa de

P = nX. (9.13)
Con esta póliza

= W0 - A - nX,
(9.14)
W2 = W(l - A - L + (1 - ti ) X.

Suponiendo la independencia de las situaciones, esta persona puede maximizar la utilidad esperada eli­
giendo X de tal forma que W¡ = W2 que, al igual que en nuestros modelos anteriores, exige una cobertura
total (es decir, X = L). Con una cobertura total, la condición de prim er orden para una elección de A que
■axim ice la utilidad es

dE dn' dit
- r “ “ - 0 - n) C /'(W ) 1 + L -P- - Í /( W ,) — -
6A
(9.15)

• , utilizando el hecho de que W¡ ■ W2,

l=- l £ - (9.16)
ÓA

©fTE«tow*tfc
234 Parte III Elección en c o n d ic io n e s de incertidum bre

Esta condición es directamente análoga a la obtenida anteriormente para el caso no asegurado aunque
ahora, con la disponibilidad de un seguro total, se puede expresar con más sencillez. En la elección que
maximiza la utilidad, el coste marginal de una unidad adicional de prevención (que aquí es justo 1) debe­
ría ser igual a la reducción marginal de la pérdida esperada ofrecida por un gasto adicional. Por tanto, coa
un seguro total y una prima actuarialmente justa, posible gracias a un seguimiento perfecto, se sigue»
haciendo compras preventivas a niveles óptimos.

El problem a de la inform ación y el se gu im ien to im perfecto

Nuestro análisis, hasta ahora, ha partido del supuesto insostenible de que los proveedores de seguros cono­
cen la probabilidad de que cada individuo incurra en una pérdida y que, por tanto, pueden cobrar primas
actuarialmente justas a cada persona. Cuando los individuos pueden emprender medidas de precaución, este
supuesto parece muy dudoso. Parecería exigir que el proveedor de seguros haga un seguimiento constante
de las actividades de cada persona para determinar cuál es su probabilidad de incurrir en pérdidas. Esto exi­
giría que el proveedor cobre una prim a distinta a cada comprador para reflejar sus actividades de preven­
ción de riesgos. La obtención de esta información resulta prohibitivamente cara en la mayoría de los casos,
por lo que los aseguradores tienen que adoptar métodos con menos información para fijar las primas.

En el caso más sencillo, el asegurador fijará una prim a en función de la probabilidad media de pérdi­
da experimentada por algún grupo de personas, sin que se perm itan variaciones en función de las activida­
des de prevención de riesgos de cada individuo en concreto3. Sin embargo, con esta póliza, cada individuo
tiene un incentivo para reducir sus actividades de prevención porque implican costes y, cuando se dispone
de un seguro total, no ofrecen beneficios en cuanto a utilidad. Este resultado se puede dem ostrar directa­
mente a partir del caso de u n seguro total. Si X = L en la Ecuación 9.12, Wl = W2 independientemente de
la prim a que se cobre o de las precauciones que se tomei). Puesto que las primas no dependen, no obstan­
te, de A, es evidente que la utilidad se maximiza cuando A = 0. Incluso cuando las primas dependen par­
cialmente de A , el máximo de utilidad obtenido estará caracterizado por un gasto demasiado reducido en
precaución y, tal vez, por un seguro excesivo. Por tanto, el efecto de distorsión del riesgo moral sobre Ja
asignación de recursos surge, sobre todo, de la asimetría de la información entre los individuos y los pro­
veedores de seguros con relación a su capacidad de hacer un seguimiento de las medidas de precaución que
se toman4.

E J E M P L O 9.2

R ie sg o m oral y seguim iento________________________________________________________________________

En varios ejemplos del Capítulo 8 analizamos la decisión de un individuo de asegurarse frente a un riesgo de un auto­
móvil que vale 20 000$. Aquí vamos a analizar su decisión de instalar, o no. un sistema antirrobo que vale 1 950$ y
promete reducir la probabilidad de robo de 0,25 a 0,15. En función del valor esperado, la instalación merece la pena
porque la ganancia esperada de 2 000$ (0,10 • 20 000) es mayor que el coste del sistema. La utilidad esperada de ins­
talar el sistema

3 O tra posibilidad es que el asegurador sea capaz de catalogar a los individuos e n función d e diversas categorías d e riesgo (por ejem plo,
“fum adores" frente a “ no fum adores", “ habitantes de zonas u rb a n a s' frente a “habitantes de zonas rurales’ , etcétera). En el próxim o apar­
tado analizarem os algunas de las cuestiones que surgen en los m ercados caracterizados por estas cláusulas d e riesgo.
4 Si los proveedores d e seguros pueden hacer un seguim iento parcial del gasto en m edidas d e precaución (tai vez m ediante la observación
de las com pras d e seguros d e los individuos), el análisis se h ará m ás com plejo, aunque la posibilidad de que h aya una asignación inefi­
ciente de los seguros sigue existiendo si este seguimiento es incom pleto. Para un análisis, véase S. S h a v e l l, "O n M oral H azard and
Insurance". Quarteríy Journal cfE co n o m ics (noviem bre d e 1979: 541-562).

©ÍTES^croninfó
Capítulo 9 La e c o n o m ía d e la in fo rm a c ió n 235

utilidad esperada = 0.85 ln(100 000 -1 950) +


+ 0,15 In (100 000 - 20 0 0 0 -1 950) = (9.17)
= 11.4590

también es superior a ia utilidad esperada sin el sistema (11,4571; véase la Ecuación 8.55), por lo que el individuo sin
asegurar tomará esta medida de prevención.

Seguros y riesgo moral. Sin embargo, cuando se dispone de un seguro, puede que no sea así. Concretamente,
suponga que el individuo puede comprar una cobertura total por 5 200$: esta prima representa 5 000$ de la pérdida
esperada y 200$ de costes administrativos. Suponga también que la compañía aseguradora no hace ningún esfuerzo
por verificar ia instalación de sistemas antirrobo. En este caso, la utilidad esperada de la póliza de seguros (11,4595;
véase la Ecuación 8.59) es superior a la utilidad esperada del sistema, por lo que el individuo optará por comprar el
seguro, pero no el sistema antirrobo.

Seguimiento de los sistem as antirrobo. Si los proveedores de seguros pueden hacer un seguimiento de la insta­
lación de sistemas antirrobo, el cálculo volverá a cambiar. En este caso, la prima del seguro para una persona con un
sistema antirrobo sería de 3 210$: 3 000 de la pérdida esperada (0.15 • 20 000). 200$ de costes administrativos, y 10$
de costes de seguimiento. Si un individuo adquiere esta póliza (y un sistema antirrobo), su riqueza será de 94 840$
(= 100 000 - 3 210 -1 950) con certeza porque, si se produce un robo, el seguro cubrirá totalmente la pérdida. La
Btilidad esperada viene dada ahora por
utilidad esperada = ln(94 840) = 11,4600. (9.18)

ípie es mayor que la utilidad alcanzable con la compra de un sistema antirrobo sin seguro o la que se consigue con la
compra de una póliza que no hace un seguimiento. Por tanto, el que la disponibilidad de un seguro evite todo el gasto
en medidas preventivas depende, fundamentalmente, de los costes de hacer un seguimiento de este gasto.

P R EG U N T A : Suponga que el seguimiento de los sistemas antirrobo cuesta 100$ por póliza y debe ser paga­
do independientemente de que el individuo instale el sistema o no. ¿Qué decisión tom ará ahora?

Se le cció n a d ve rsa

Una segunda forma en que las asimetrías de la información pueden afectar a las transacciones del merca­
do se produce cuando los distintos individuos tienen distintas probabilidades de experim entar un aconteci­
miento no deseado. Si (como en el caso del riesgo moral) los individuos conocen m ejor las probabilidades
que los proveedores de seguros, los mercados de seguros podrán no funcionar correctamente porque los
proveedores no sean capaces de fijar primas en función de las medidas más precisas de la pérdida espera­
da. El equilibrio resultante puede ser indeseable para muchos participantes en el mercado.

U na representación gráfica

La Figura 9.1 muestra la situación de dos individuos, cada uno de los cuales parte de una riqueza inicial
Wn y afronta la posibilidad de una pérdida L. El pumo E representa la posición inicial de estos individuos:
reciben Wa en la situación 1 (sin pérdida) y W0 - L en la situación 2 (pérdida). Suponga que ios indivi­
duos tienen distintas probabilidades de perder: el individuo con mayor riesgo tiene una probabilidad de pér­
dida de Kfí, mientras que el individuo con menor riesgo tiene una probabilidad de n L (que es m enor que
x H), Con un seguro justo e independencia de la situación (como vimos en el Capítulo 8), ambos indivi-

© ÍT E S fa ra n in fb
236 P ane l l l E le c ció n en c o n d ic io n e s d e incertid um b re

dúos preferirán moverse sobre la recta de certidumbre. Las rectas EF y E G están dibujadas con pendien­
tes - ( l - 7 t ¿ ) / n ¿ y -( 1 - Ttw)/7tw respectivamente, y muestran las oportunidades que ofrece el mercado
a cada persona para intercambiar W¡ por W2 comprando un seguro justo5. El individuo de m enor riesgo
maximiza pues su utilidad en el punto F. mientras que el individuo de m ayor riesgo elige el punto G.

FIGURA 9.1 Equilibrio con distintos riesgos

Con información perfecta, los individuos con menor riesgo se mueven a lo largo de la recta de seguros del mercado EF, eli­
giendo el punto F. Los individuos con mayor riesgo se mueven a lo largo de EG, eligiendo G. Con información imperfecta,
ambos tipos de individuos elegirán F, que no es viable.

W,

Si los proveedores de seguros tienen información imperfecta sobre qué individuos están en cada una de
las categorías, la solución de la Figura 9.1 será, no obstante, inestable. Por supuesto, la dificultad es que
el punto F ofrece más riqueza en ambas situaciones que el punto G y, por tanto, será preferido por los indi­
viduos con m ayor riesgo. Tendrán un incentivo para comprar el seguro ofrecido a los individuos de menor
riesgo y , si no hay información sobre las categorías de riesgo, la compañía aseguradora no tendrá ninguna
base para declinar la oferta de ofrecerles la cobertura del seguro. Sin embargo, con un grupo mixto de
clientes, el asegurador tendrá una probabilidad media m ayor de pérdida que n L y, de media, perderá dine­
ro con cada póliza que venda. El punto F no es un equilibrio viable para un grupo mixto de clientes.

5 E stas pendientes se pueden derivar de la Ecuación 9.14 que m uestra que un increm ento de 1$ del seguro (X) reduce Wx e n n y eleva
en (1 —re). P o r ejem plo, si n = 0 ,l, 1$ de seguro cuesta 0 ,1 $ y reduce l*¡ e n esa cantidad. El d ólar del seguro eleva en 0 ,9 $ por­
que reem bolsa el d ó lar perdido p ero todavía hay que pagar la prim a d e 0 ,1 $ . Las pendientes d e la F igura 9.1 tam b iín se conocen como
cocientes d e probabilidades.

®iTES-Patanin(b
Capítulo 9 La e c o n o m ía de la in fo rm a c ió n 237

A g ru p a c ió n

Una solución concebible sería que el asegurador ofrezca una póliza cuya prim a esté basada en la probabi­
lidad media de pérdida, ñ = (nH + n L ) / 2 . Esta posibilidad agrupada viene indicada por la recta E H en la
Figura 9.2. Aunque ambos tipos de individuos no tienen por qué optar por una cobertura total en el punto
H (puesto que E H ya no refleja con precisión las verdaderas probabilidades que cada persona sabe que
tiene), puede fijarse una póliza tal como M que ofrece una cobertura parcial. Pero M no puede ser un equi­
librio final, porque en M existen más oportunidades de intercambio para los individuos de bajo riesgo. Esto
se puede dem ostrar de lá siguiente manera: en M las curvas de indiferencia de los individuos de bajo ries­
go (í/¿ ) son más pronunciadas que las de los individuos con riesgo elevado (UH) 6. Por tanto, existen póli-

FIG U RA 9.2 Imposibilidad de que se produzca un equilibrio agrupado

Una póliza de seguros agrupada ofrece oportunidades reflejadas en EH. Un punto como M no puede ser un equilibrio, por­
que existen opciones de seguros (A) que son rentables para los aseguradores y para los individuos de bajo riesgo pero no
pera los individuos de riesgo elevado.

6 Puesto que la utilidad esperada viene dada p o r ( l - n ) t / ( V ^ ) + nC/(iV3), la R M S viene dada por
-dW, (l-^t/'ttV ,)
dW , ( k ) U ( W 2)

Suponiendo que am bos individuas tengan la m ism a función d e utilidad, y observando que cada uno tiene la m ism a riqueza e n M , la R M S
sólo será distinta porque las probabilidades subyacentes de una pérdida son distintas. Puesto que

{l-reí.)/ni > (l-jt//)/nH,


la curva d e indiferencia del individuo con m enor riesgo será m ás pronunciada. Esta dem ostración se deriva del análisis presentado e n M .
R o th s c h ild y J. SilGLtTZ, “ E quilibrium in Com petitive Insurance M arkets: An Essay o n the Economics o f Im perfect Inform ation",
Q uarterly Journal q f Econom ics (noviem bre de 1976: 629-650).

©ITES-ftirorwi/b
238 P ane III Elección en c o n d ic io n e s de incertidum bre

zas de seguros (por ejemplo, N) que no son atractivas para los individuos de m ayor riesgo pero sí lo son
para los individuos de m enor riesgo y son rentables para los aseguradores (porque están por debajo de EF).

Suponiendo que no hay barreras que impiden la venta de un seguro con un precio justo, se ofrecerán
pólizas como (N) que atraerán a individuos de bajo riesgo. El punto Ai, por tanto, ya no es el equilibrio
porque la probabilidad de pérdida agrupada estará por encima de re. Por tanto, en esta situación, el equi­
librio agrupado M no es viable.

Se p a ració n de los equilibrios

Si este mercado con información asimétrica no tiene un equilibrio viable, deberá estar separado de alguna
manera, es decir, los individuos con alto riesgo deben tener un incentivo para com prar un tipo de póliza
de seguros y los individuos de bajo riesgo otro tipo de póliza. Esta solución se representa en la Figura 9.3.
Aquí, los aseguradores ofrecen la póliza G, y los individuos de alto riesgo responden optando por un segu­
ro total. Si definimos UH como la curva de indiferencia de los individuos de alto riesgo que pasa por G,
cualquier póliza de las personas de bajo riesgo que esté por encima de UH no será viable porque los ase­
guradores no pueden impedir que los individuos de alto riesgo la contraten. En esta situación, la mejor póli­
za que pueden obtener los individuos de bajo riesgo es una como la del punto J. Esta póliza está ligera­
mente por debajo de UH, pero es económicamente viable (porque está sobre EF) y prom ete más utilidad a
los individuos de bajo riesgo que el no disponer de un seguro. Las pólizas G y J representan, por tanto, un
equilibro separado en este caso.

Este equilibrio es claramente inferior al equilibrio con información completa ilustrado en la Figura 9.1.
Si los aseguradores pudieran determinar los verdaderos riesgos asociados con la venta de pólizas a cada
individuo en concreto, los individuos de menor riesgo estarían en mejor situación, y los de riesgo elevado
en una situación peor. Aunque las asimetrías de la información evitarán que se alcance este “m ejor” equi­
librio. hay diversas posibilidades distintas (como la normativa gubernamental o los subsidios cruzados entre
pólizas de alto y bajo riesgo ofrecidos por los propios aseguradores) que pueden ofrecer mejoras a ambos
tipos de individuos respecto al equilibrio representado en la Figura 9.3.

Se ñ a le s del m ercado

Un camino hacia estas mejoras implica los posibles intentos de los individuos de bajo riesgo de inform ar a
los aseguradores de su verdadera situación. Hemos visto que estos individuos podrían claramente benefi­
ciarse si comparten lo que saben con los aseguradores. La principal dificultad es que las “señales” que
intentan enviar a los aseguradores sean creíbles, porque los individuos de alto riesgo también se beneficia­
rían si pudieran convencer a los aseguradores que ellos también son individuos de bajo riesgo.

La posibilidad de que las señales sean imprecisas hace que el estudio de este tema sea especialmente
interesante. Si los aseguradores pudieran simplemente preguntar a cada cliente en qué caregoría de riesgo
se encuentra, y si las respuestas fueran precisas, la asimetría de la inform ación descrita en el apartado ante­
rior no tendría consecuencias. Por tanto, los economistas han estado más interesados en la posibilidad de
que los aseguradores sean capaces de inferir probabilidades precisas observando el comportamiento de sus
clientes en el mercado. El marco adecuado puede otorgar a cada individuo el incentivo para desvelar cuál
es su situación real, y los aseguradores serán pues capaces de aprovechar estas señales del mercado. Una
ilustración obvia es la que ofrece la situación que se m uestra en la Figura 9.3. En este equilibrio, los indi-

© ITES-Param rfo
Capitulo 9 La e c o n o m ía de la in fo rm a c ió n 239

Un equilibrio separado

Coa in f o rm a c ió n im p e r fe c ta , G y J r e p re s e n ta n u n p o s ib le e q u ilib rio se p a ra d o . A q u í, lo s in d iv id u o s d e m a y o r r ie s g o o p ta n


p o r u n a c o b e r tu ra to ta l ( G ) , y lo s in d iv id u o s c o n m e n o r r ie s g o r e c ib e n u n a c o b e r tu ra p a r c ia l (J ) q u e le s r e s u lta a tra c tiv a ,
p e r o q u e n o lo e s p a r a lo s in d iv id u o s d e a lto r ie s g o .

viduos de alto riesgo compran las pólizas del tipo G y obtienen una cobertura total, mientras que los indi­
viduos de bajo riesgo compran las pólizas de tipo J y reciben únicamente una cobertura parcial. Por tanto,
la separación del equilibrio identifica la categoría de riesgo de un individuo. Posiblemente, los asegurado­
res podrían utilizar esta información para ofrecer mejores pólizas a los individuos de bajo riesgo (al menos
hasta que los individuos de alto riesgo descubran lo que está pasando).

De form a m ás general, las señales del mercado se pueden extraer de una serie de fuentes, siempre que
e l comportamiento económico que observan los aseguradores refleje correctamente las categorías de ries­
go. Una condición necesaria para que esto ocurra es que los costes en que incurren los individuos al
emprender una acción que ofrece una señal estén relacionados con la probabilidad de padecer una pérdida.
Si los costes son los mismos, independientemente de la clase de riesgo, los individuos tendrían los mismos
ñ fp n fivns para “enviar” señales, perdiéndose así el valor informativo de las señales. Por ejemplo, es fre­
cuente que las compañías aseguradoras cobren mayores prim as del seguro de automóviles a los automóvi­
les deportivos que a los turismos con u n precio análogo. Una posible explicación es que las compras de
automóviles de los individuos indican sus hábitos de conducción: tal vez los propietarios de automóviles
deportivos siempre conduzcan como si estuvieran en una pista de carreras. Sin embargo, el equilibrio sepa­
rado a partir de la información sobre la com pra de automóviles sólo será sostenible si tos individuos de alto
l i e g o tienen aversión a conducir turismos corrientes. De lo contrario, pueden cambiar la com pra del auto­
móvil para obtener un seguro m ás barato. Formalmente, las selecciones del tipo de automóvil sólo son una
buena señal si es suficientemente caro (tal vez en términos psicológicos) que los individuos de alto riesgo

©ITES-ftjronm/b
240 P ane III E le c ció n e n c o n d ic io n e s de incertidum bre

adopten el comportamiento de mercado de los individuos de bajo riesgo. En el siguiente ejemplo se anali­
zan algunas de estas posibilidades.

E J E M P L O 9 .3

Selección adversa en lo s se gu ro s

Nuestro análisis de la instalación de sistemas antirrobo en el Ejemplo 9.2 también se puede enmarcar como un pro­
blema de selección adversa. Si los aseguradores saben qué propietarios han instalado estos sistemas, podrían fijar los
precios de las pólizas en consonancia. Los propietarios con ios sistemas antirrobo tendrán una probabilidad de pérdi­
da de 0,25 y pagarán una prima de 5 000$ por la cobertura del seguro (por simplicidad, aquí suponemos que no hay
costes administrativos por contratar el seguro). En este caso, el propietario contratará un seguro completo y recibirá
una utilidad esperada de

utilidad esperada = ín(I00 000 - 5 000) =


(9.19)
= In (95 000) = 11,4016.
Puesto que queremos centramos en ias distintas probabilidades de pérdida y no en el coste de los sistemas antirro­
bo, supongamos que otro grupo de propietarios ha instalado estos sistemas en algún momento anterior. El coste del
sistema, por tanto, es un coste hundido que no afectará a la decisión actual. Los propietarios de estos sistemas tienen
una probabilidad de pérdida de 0,15 y pagarán una prima actuariaimente justa de 3 000$. Con un seguro completo, la
utilidad esperada será
utilidad esperada = In (97 000) = 11,4825. (9-2°)
Si los aseguradores no pueden discernir si un propietario ha instalado el sistema o no, ambos tipos de propietarios
contratarán pólizas de bajo riesgo. Suponiendo que la mitad de todos los automóviles tiene estos sistemas, el asegura­
dor tendrá una tasa de pérdidas del 0,20 y perderá, de media, 1 000$ por póliza con una prima de 3 000$. Una prima
agrupada de 4 000$ sería, evidentemente, atractiva para los propietarios de riesgo elevado, pero los propietarios de
bajo riesgo rechazarán comprar la póliza porque estarían mejor sin el seguro:

ln (96 000) < 0,85 In (100 000) + 0,15 ln (80 000)


(9.21)
11,4721 <11,4795.
El equilibrio agrupado no es, por tanto, viable, porque los individuos de bajo riesgo se negarían a participar en el
mismo.

Separació n del equilibrio. Aquí es posible separar el equilibrio con una situación en la que los individuos de alto
riesgo optan por un seguro completo (a una prima de 5 000$) y los individuos de bajo riesgo no contratan un seguro,
pero esto ofrece oportunidades para que los aseguradores ofrezcan pólizas parciales que sean atractivas para los pro­
pietarios de riesgoreducido. Para descubrir las mejores pólizas, deben encontrar unapóliza justa para los comprado­
res de bajo riesgo que no sea atractiva para los de riesgo elevado. Puesto que la prima de esta póliza sería 0 ,15X (donde
X es la cantidad de la pérdida cubierta), necesitamos resolver la siguiente desigualdad:
0,75 ln (100 000 - 0,15X) + 0,25 ln (80 000 + 0,85X) < ln (95 000), (9.22)

que tiene una solución aproximada de


X < 3 000. (9.23)
Por tanto, la póliza de bajo riesgo sólo puede cubrir ia pérdida de 3 000$ de un propietario de bajo riesgo para
que no sea demasiado atractiva para los propietarios de alto riesgo. La utilidad esperada de un propietario de bajo ries­
go que contrate esta póliza (que cuesta 450$ = 0,15 •3 000) es
0,85 ln(99 550) + 0,15 1n(82 550) = 11,4803. (9.24)

©iTES-Pamninfo
Capitulo 9 La e c o n o m ía d e ia in fo rm a c ió n 241

Aunque esta cifra es superior a la utilidad esperada de un individuo de bajo riesgo que se niega a comprar el segu­
ro (Ecuación 9.21), es mucho menor que la que puede conseguir un individuo en un equilibrio con información com­
pleta. Los individuos con bajo riesgo invierten, por tanto, en señalizar para poder mejorar su situación respecto a la
que tendrían en este equilibrio separado. Ahora se le pide que analice esta señalización.

PREGUNTA: Si sólo los propietarios de bajo riesgo pudieran comprar un certificado que asegurara la ins­
talación de un sistema antirrobo, ¿cuánto pagarían por el certificado? ¿Cuánto tendrían que costar los cer­
tificados falsificados para impedir que los propietarios de alto riesgo los utilicen?

R e su m e n

En este capítulo hemos revisado algunas de las cuestiones que surgen cuando se modelizan los mercados
en los que la información es imperfecta. Aquí hay cuestiones que se han planteado sobre todo desde el punto
é t vista del agente individual que toma las decisiones. Las cuestiones que surgen al estudiar las consecuen­
cias de la información imperfecta respecto al comportamiento de las empresas o al funcionamiento del con-
j m n del mercado se analizarán en capítulos posteriores. Varias conclusiones de este capítulo también tie­
nen relevancia para estos análisis posteriores.

• La información es valiosa porque perm ite que los individuos eleven la utilidad esperada de sus deci­
siones. Por tanto, pueden estar dispuestos a pagar algo para obtener información adicional.

• La información tiene una serie de propiedades especiales (como distintos costes de adquisición y algu­
nas características de un bien público) que sugieren que hay inefíciencias asociadas con la informa­
ción imperfecta y la información asimétrica.

• La existencia de información asimétrica puede afectar a diversos resultados del mercado, muchos de
los cuales quedan ilustrados en el marco de la teoría de los seguros. En este caso, los aseguradores
pueden disponer de menos información sobre los riesgos potenciales que los asegurados.

• Si los aseguradores son incapaces de hacer un seguimiento preciso del comportamiento de los indivi­
duos asegurados, puede surgir el riesgo moral: que el estar asegurado afecte a la voluntad de los indi­
viduos para incurrir en gastos de prevención. Estos efectos sobre el comportamiento pueden surgir en
cualquier situación contractual en la que los costes del seguimiento son elevados.

• Las asimetrías de la información también pueden provocar la selección adversa en los mercados de
seguros. El equilibrio resultante (si existe) puede ser, a menudo, ineficiente porque la gente de menor
riesgo estará peor que en el caso de información completa. En algunos casos, las señales del merca­
do pueden reducir estas inefíciencias.

Problem as

s .i
■ ceh iv o de tómales de un agricultor se está secando, y tiene que decidir si lo riega o no. Si riega los tomates, o si
la cosecha ofrecerá 1 000$ de beneficios; pero si los tomates no reciben agua, sólo se conseguirán 500$. El
ÉTOEa de riego del agricultor cuesta 100$. El agricultor quiere maximizar los beneficios esperados de la venta de

h - -
© ITES-Paroninfo
242 Pane III Elección en c o n d ic io n e s de incertidum bre

a) Si el agricultor cree que hay un 50% de posibilidades de que llueva, ¿debe regar?
b) ¿Cuál es la cantidad máxima que pagará el agricultor para obtener información de un meteorólogo itinerante que
puede predecir si lloverá o no con un 100% de acierto?
c) ¿Cómo cambiaría su respuesta al apartado anterior si el porcentaje de aciertos es únicamente el 75%?

9 .2
En el Problema 8.5, la Sra. Fogg estaba bastante dispuesta a asegurarse contra el 25% de probabilidad de perder
1 000$ en efectivo durante su viaje alrededor del mundo. Suponga que la gente que compra este seguro tiende a
preocuparse menos por su dinero y que su probabilidad de perder 1 000$ aumenta hasta el 30 por ciento. ¿Cuál es la
prima actuarialmente justa del seguro en esta situación? ¿Comprará la Sra. Fogg el seguro ahora? (Nota: este proble­
ma y el Problema 9.3 ilustran el problema del riesgo moral).

9 .3
El Problema 8.4 analizaba una póliza de seguros médicos con franquicia, y demostraba que el individuo con aversión
al riesgo preferiría una cobertura total. Suponga, sin embargo, que la gente que compra seguros con franquicias se
preocupa más por su salud, por lo que la pérdida incurrida cuando están enfermos se reduce de 10 000 a 7 000$.
Ahora, ¿cuál sería el precio actuarialmente justo de una póliza con franquicia? ¿Es posible que algunos individuos pue­
dan preferir la póliza con franquicia a una póliza total? ¿Qué determinaría el que un individuo tenga esas preferencias?
(Un planteamiento gráfico de este problema debería ser suficiente).

9 .4
La gente con ojos azules tiene más probabilidades de perder su caro reloj que la gente con ojos marrones.
Concretamente, existe un 80 por ciento de probabilidad de que un individuo con ojos azules pierda un reloj de 1 000$
durante un año, mientras que la persona de ojos marrones sólo tiene una probabilidad del 20 por ciento. La población
se reparte a partes iguales entre personas de ojos azules y de ojos marrones.
a) Si una compañía aseguradora supone que la gente con ojos azules y con ojos marrones tiene la misma probabili­
dad de comprar un seguro contra la pérdida de su reloj, ¿cuál sería la prima actuarialmente justa del seguro?
b) Si la gente de ojos azules y ojos marrones tienen funciones de utilidad de la riqueza logarítmicas y riquezas de
10 000$, ¿contratarán seguros a la prima calculada en el apartado anterior?
c) Dados sus resultados en el apartado anterior, ¿estarían bien calculadas las primas de los seguros? ¿Cuál tendría
que ser la prima? ¿Cuál seria la utilidad para cada tipo de persona?
d) Suponga que una compañía aseguradora cobrara distintas primas a las personas de ojos azules y de ojos marrones.
¿Cómo maximizarían su utilidad estos individuos en comparación con los dos apartados anteriores? (Este proble­
ma es un ejemplo de selección adversa de los seguros).

9 .5
Suponga que hay dos tipos de trabajadores, los trabajadores muy capacitados y los trabajadores poco capacitados. Los
salarios de los trabajadores dependen de su capacidad: los muy capacitados ganan 50 000$ al año, los poco capacita­
dos ganan 30 000$. Las empresas no pueden medir las capacidades de los trabajadores, pero pueden observar si un
trabajador ha terminado sus estudios secundarios. La utilidad de los trabajadores depende de la diferencia de sus sala­
rios y de los costes en que incurren para terminar sus estudios.
a) Si el coste de terminar los estudios es el mismo para ambos tipos de trabajadores, ¿puede haber un equilibrio sepa­
rado en esta situación en la que los trabajadores muy capacitados consiguen los trabajos bien remunerados y los
poco capacitados obtienen los trabajos menos remunerados?
b) ¿Cuál es la cantidad máxima que pagará un trabajador muy capacitado para terminar sus estudios? ¿Por qué tiene
que costar la culminación de los estudios más que esta cantidad para una persona poco capacitada si la culmina­
ción de los estudios permite a los empresarios identificar a los trabajadores muy capacitados?

®¡TES-Paran¡nfo
Capítulo 9 La e c o n o m ía de la in fo rm a c ió n 243

9 .6
Suponga que Molly Jock quiere comprar una televisión de alta definición para ver la competición olímpica de lucha
greco-romana. Sus ingresos actuales ascienden a 20 000$ y sabe dónde puede comprar la televisión que quiere por
2 000$. Ha oído el rumor de que puede comprar el mismo televisor en Crazy Eddie (que está a punto de quebrar) por
1 700$, pero no está segura de si el rumor es cierto. Suponga que la utilidad de esta persona viene dada por
u tilid ad = ín ( F ) ,

donde Y es su renta después de comprar el televisor.


a) ¿Cuál es la utilidad de Molly si compra el televisor en la tienda que conoce?
b) ¿Cuál es la utilidad de Molly si es cierto que Crazy Eddie ofrece un precio inferior?
c) Suponga que Molly cree que hay un 50 por ciento de posibilidades de que Crazy Eddie ofrezca el televisor al menor
precio, pero que la costará 100$ desplazarse hasta la tienda para saberlo a ciencia cierta (la tienda está muy lejos
y tiene el teléfono desconectado). ¿Vale la pena que invierta el dinero en asegurarse?

9 .7
Suponga que un individuo sabe que los precios de un determinado televisor en color tienen una distribución uniforme
entre 300 y 400 dólares. El individuo decide averiguar los precios por teléfono.
a) Calcule el precio mínimo esperado que pagará el individuo si llama a n tiendas.
b) Demuestre que el precio esperado pagado disminuye con n, pero a una tasa decreciente.
c) Suponga que las llamadas telefónicas cuestan 2 dólares en tiempo y esfuerzo. ¿Cuántas llamadas debe hacer para
maximizar sus ganancias derivadas de la búsqueda?7.

9 .8
Suponga que el individuo del Problema 9.7 adopta una “estrategia de precios de reserva”, es decir, comprará en la
primera tienda que venda por debajo de este precio de reserva máximo. En las circunstancias del Problema 9.7, ¿qué
precio debería fijarse para maximizar la ganancia de la búsqueda?

9 .9
Utilice un gráfico análogo al de la Figura 9.3 para describir cómo el grado de aversión al riesgo de los individuos de
alto riesgo afectará a la existencia de un equilibrio separado viable. ¿Estarán mejor o peor los individuos de bajo ries­
go si ios individuos de alto riesgo tienen una gran aversión al riesgo? Explique su respuesta intuitivamente.

9 .1 0
Ee algunos casos, los individuos pueden estar preocupados por la fecha en la que se resuelve la incertidumbre que
afrontan. Suponga, por ejemplo, que un individuo sabe que su consumo será de 10 unidades hoy (C,)pero que el con­
sumo de mañana (C2) puede ser 10 o 2,5, dependiendo de si una moneda sale cara o cruz. Supongatambiénque la
función de utilidad de este individuo tiene la sencilla forma Cobb-Douglas,

i/ ( c „ c 2) = V c a .
a) Si a un individuo sólo le importa el valor esperado de la utilidad, ¿importará que se tire la moneda justo antes dei
día 1 o justo antes del día 2? Explique su respuesta.
b) De manera más general, suponga que la utilidad esperada de un individuo depende del momento en que se tira la
moneda. Concretamente, suponga que

7 Los Problem as 9 .7 y 9 .8 parten del m aterial d e las A m pliaciones al Capiculo 9.

© /T E S -P o ra n in fó
244 Parte III Elección en c o n d ic io n e s d e incertidum bre

utilidad esperada = E, \(E1 {{/(C„ C2)})°],

donde £, representa las expectativas a principios del día 1, las expectativas al inicio del día 2, y un paráme­
tro que indica las preferencias sobre el momento. Demuestre que si a = 1, el individuo será indiferente respecto
al momento en que se tira la moneda al aire.
c) Demuestre que si a = 2, el individuo preferirá que la incertidumbre se resuelva lo antes posible, es decir, que se
tire la moneda al aire al inicio del día 1.
d) Demuestre que si a = 0,5, el individuo prefiere que se resuelva la incertidumbre lo más tarde posible (tirando la
moneda al aire al inicio del día 2).
e) Explique sus resultados de forma intuitiva e indique su relevancia respecto a la teoría de la información. [Afora;
este problema es una ilustración del comportamiento de “búsqueda de resolución" y de “aversión a la resolución".
Véase D.M. Kreps y E.L. Porteus, “Temporal Resolution of Uncertainty and Dynamic Choíce Theory",
Econometrica (enero de 1978: 185-200)J.

L ectu ra s re co m e n d ad as
Deaton, A. y J. Muellbauer. Economics and Consumer Behavior. Cambridge: Cambridge University Press, 1980.
Chapter 10 discusses consumer behavior under uncertainty and includes good discussions of intertemporal decisión
making and search theory.
Diamond, P. y M. Rothsehild. Uncertainty in Economics: Readings and Exercises, revised ed. San Diego, CA: Academic
Press, 1989.
Contains reprints qf many of the anieles menlioned in this chapter. Also includes brief summaries of related literature
and a variety ofproblems and exercises.
Ehrlich, I. y G.S. Becker. “Markei Insurance, Self-Insurance and Self-Procection.” Journal o f Political Economy
(July/August 1972): 623-658.
Focuses on the relationship between market insurance and self-insurance (a subslitute) or self-protection (a complement).
Uses a state-preference approach similar to the one in Chapter 8.
Pauly, M. “The Economics of Moral Hazard; Comment." American Economic Review (June 1968): 531-537.
A comment on Arrow's article on medical insurance (see Chapter 8), which uses a simple graphic argument to show how
reactions to the reduced out-of-pocket costs q f medical carefrom being insured may make complete coverage non-Pareto
optimal.
Philips, L, The Economics of Imperfect Information. Cambridge: Cambridge University Press, 1988.
Covers many of the topics in this chapter. Particularly nice discussions ofauctions andsignaling equilibria.
Rothsehild, M. “Searching for the Lowest Price When the Distribution of Prices Is Unknown.” Journal o f Political Economy
(July/August 1974): 689-711.
Mathematically difficult paper thas examines models where consumers learn about ¡he distribution of prices as they
search. Finds that, in many instances, adoption of a "reservation price" (that is, a price that represents the máximum
price a searcher will accept) constítutes an optimal search rule.
Rothsehild, M. y J. Stiglilz. “Equilibrium in Competitive Insurance Markets: An Essay on the Economics of Imperfect
Information.” Quanerly Journal of Economics (November 1976): 629-650.
Preseras a nice graphic treatment of the self-selection problem. Contains ingenióos illustrations of various possibilities
for separating equilibrio.
Stigler, G. “The Economics of Information.” Journal of Political Economy (June 1961): 213-225.
Classic examination ofthe role of search in obtainlng price information.
Stiglitz, J. “Information and Economic Analysis: A Perspective.” Economic Journal, Supplement to Volume 95 (1985):
21-41.
Offers a broad overview o f the ways in which considerations q f imperfect information may ajfect tradiíional economic
analysis.

©ITEÍ-Paraninfa
Capitulo 9 La e co n o m ía de la in fo rm a c ió n 245

A M P L IA C IO N E S

La economía de la búsqueda

El Ejemplo 9.1 ilustra cómo es valiosa la información sobre


los precios desconocidos para los individuos- Una forma en [!-*■<*, )r7(A >>- (ü)
que se puede recopilar esta información es mediante una Es decir, esta probabilidad viene dada por la probabili­
búsqueda sistemática. El llamar a unas cuantas tiendas dad de que P > Pa para n - 1 tiendas por la probabilidad
cuando se va a comprar un artículo que cuesta mucho dine­ de que una tienda ofrezca Pn. Tomando el valor esperado
ro tiene, evidentemente, sentido, aunque a veces parece que ::¡ de todos estos precios se obtiene el precio mínimo espera­
se lleva demasiado lejos. La comprobación de todas las do que pagará ei buscador tras visitar n tiendas:
tiendas del país, o la adopción de programas de búsqueda
elaborados para comprar pasta de dientes no parece una P ^ -\ y-P m ^ f(p )p d p ^ (üi)
solución óptima. En esta ampliación vamos a analizar algu­
nos modelos sobre estas observaciones de sentido común. Puesto que (1 -F ) es menor que uno, este precio
mínimo disminuye a medida que aumenta la muestra de
Fundamentos estadísticos tiendas visitadas. También resulta fácil demostrar que la
Como antes, necesitamos revisar la estadística para de­ ganancia esperada de afiadir una tienda más a la muestra (es
sarrollar un modelo sobre el comportamiento de búsqueda. decir. P*;"1-/* £ ,) también disminuye a medida que
Si X es una variable aleatoria con una función de densidad aumenta n\.
probabilística f ( x ) (véanse las ampliaciones al Capítulo 8
para un análisis de las variables aleatorias), la “función de A9.2 Costes de la búsqueda
distribución acumulada”, F(z) se define como
Si la recopilación de información cuesta dinero, no se reco­
pilará toda la información posible. Por el contrario, un bus-
f (2 > - r /(*>«&. ©
r cador maximizador de la utilidad elegirá n de tal forma que
la reducción esperada del precio de la enésima búsqueda sea
Es decir, F{z) muestra la probabilidad de que X sea exactamente igual al coste de la búsqueda, c. Puesto que la
menor o igual a Z para cualquier valor dado de Z. La fun­ búsqueda tiene rendimientos decrecientes, los incrementos
ción de distribución acumulada ofrece una forma alternati­ .; de c reducirán el valor maximizador de la utilidad de n.
va de describir la distribución de una variable aleatoria. Análogamente, ios individuos que tienen mayores costes de
Observe que la función de distribución acumulada y la fun­ búsqueda pagarán mayores precios esperados. Estos resul-
ción de densidad probabilística estás muy relacionadas tados fueron observados por primera vez por Stigler (1960)
entre sí puesto que F' e¡ -f. •
en su famoso estudio sobre el precio de los vehículos de
Para nuestro análisis de la búsqueda, suponemos que ocasión.
un individuo está intentando comprar un bien al menor pre­
D is p e r s ió n «fe t o s p r e c io s
cio posible, pero que sólo conoce la distribución dé los pre­
cios (p. que sólo puede ser no negativo) que se ofrecen en La existencia de elevados costes de búsqueda implica que
diversas tiendas. Es decir, conoce f { p ) y F(p). pero no los mercados no tienen por qué cumplir la “ley de un único
qué tienda ofrece cada precio. precio". Si no hubiera estos costes, los individuos siempre
- 1Puesto (pie
A9.1 El beneficio marginal decreciente de fe bús­
queda t*P = \y-F{p)]< ¡p,

Suponga que un individuo decide hacer una muestra (por, : ¡ l a Ecuación iii se puede escribir como
teléfono o acudiendo directamente) de n tiendas, comparar
P L = [ jl- F ( P )] ° ¿ P = £ ( l - F ( p ) r ‘U -F (P )ld p =
sus precios, y comprar en la más barata. La probabilidad de
que una determinada tienda ofrezca determinado precio ;
(por ejemplo, pn) y que este precio sea inferior al offeci- = « ! - J V w - 'F O O # .
do por las n -1 tiendas restantes viene dada por Por tanto, disminuye con n.

© ITES-Parcninfa
246 Parte l l l E le c c ió n en c o n d ic io n e s d e incertid um b re

podrían encontrar el menor precio,'lo que garantizaría que /•/>*


en el equilibrio puede haber precios únicos. Sin embargó; ”• c= (/>*-p) f { p )d p (iv)
Jo
los costes de búsqueda tienden a separar los mercados,
incluso para los bienes homogéneos. Por ejemplo, Gaynor Ahora, un incremento de c hará que esta persona opte
y Polachek (1994) han concluido que la información incom­ por un mayor precio de reserva y que visite unas pocas tien­
pleta sobre los precios de los médicos hace que los pacien­ das más2. En esta estrategia secuencial, al igual que en la
tes paguen, de media, un 30 por ciento más de lo que estrategia del tamaño fijo de la muestra, los incrementos de
pagarían con información completa sobre los precios, Los “ los oestes de búsqueda reducen la cantidad de búsqueda.
costes adicionales de la información imperfecta eran mayo­
res para los servicios importantes pero adquiridos con poca Salarios de reserva
frecuencia, como las visitas de seguimiento en los hospita­
les. Por otra parte, los servicios que se utilizan repetida­ Este planteamiento de la teoría de la búsqueda se ha aplica­
mente tienen muchos menores costes derivados de la do sobre todo al problema de los trabajadores en paro que
información incompleta sobre los precios. buscan un puesto de trabajo. En esta aplicación, la estrate­
gia óptima consiste en elegir el salario mínimo aceptable
Hay diversas formas de reducir las dispersiones de pre­ que se debe ofrecer para aceptar un puesto de trabajo. La
cios y los costes de información. Muchos estados exigen literantra teórica y empírica sobre la relación entre salarios
que se anuncien los precios de los productos como la gaso­ de reserva y precios de búsqueda de un puesto de trabajo es
lina o los medicamentos con receta, ofreciendo así «na vía muy amplia (véase, por ejemplo, Kiefer y Neumann,
de bajo coste para efectuar comparaciones. El anuncio de 1989). Tal vez la conclusión más importante de estos estu­
los precios en los medios de comunicación es otra vía de dios es que ios salarios de reserva tienden a disminuir a lo
bajo coste para informar a los consumidores. La Comisión • largo del tiempo a medida que el periodo desempleado se
Federal del Comercio Estadounidense ha obligado a alarga. También parece haber evidencia de que unas pres­
muchos profesionales, como los abogados o los agentes taciones por desempleo generosas elevan los salarios de
inmobiliarios, a retirar la prohibición de anunciar tos pre­ reserva. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los sala­
cios. La Comisión afirma que el principal efecto de estas rios de reserva no se miden directamente, sino que se infie­
prohibiciones de la publicidad es la mayor dispersión de ios ren a partir del comportamiento de los trabajadores.
precios y la posibilidad de que algunos proveedores obten­ Algunos economistas (por ejemplo, Cox y Oaxaca, 1992)
gan rentabilidades superiores a las competitivas. han intentado medir los salarios (o precios) de reserva
Finalmente, los consumidores pueden reducir la dispersión directamente mediante experimentos controlados. Aunque
de los precios comprando información sobre precios. Con la creación de estos experimentos plantea una serie de pro­
este fin se han desarrollado durante los últimos aBes servi­ blemas conceptuales, la evidencia obtenida de los mismos
cios para la compra de automóvil» y para el alquiler de parece respaldar en términos generales las conclusiones
apartamentos. implícitas del comportamiento de búsqueda observado en
los mercados laborales.
A 9 .3 Estrategia del precio de reserva
A 9 .4 Distribución de precios
La elección de una estrategia de búsqueda de precios a prio-
ri puede no ser óptima. Si uno encontrara un precio La estrategia de búsqueda óptima también dependerá de las
sorprendentemente bajo en, por ejemplo, la quinta tienda características de la distribución de los precios. Cuanto
visitada, tendría poco sentido visitar las restantes n -5 . mayor sea , mayor será la intensidad de la búsqueda,
tiendas. Una estrategia de búsqueda secuencial que puede - ceteris paribus. Es más probable que los individuos bus­
ser óptima en diversas circunstancias consiste en qnejef quen para comprar bienes caros que bienes baratos.
individuo elija un precio de reserva (pfi) y acepte el pri­ Análogamente, cuanto mayor sea la dispersión de los pre-
mer precio que encuentre igual o menor que /V El precio
de reserva debe elegirse de tal manera que la ganancia espe­ 2 La integración por partes demuestra que
rada de una búsqueda más una vez localizado Pn sea igual
al coste de la búsqueda, c. Es decir, queremos saber, el c= i _ P) dP = P*F(-Pr'>~ £ V (P )4 P =
valor esperado de p „ - p para valores de p s pg. Si fija­ PPk
mos este valor igual a c, obtendremos la solución de un pR = £ Fípidp,
óptimo. que deja claro que pg y c están relacionados de forma positiva.

© tT E S A a ro n in fe
Capítulo 9 La e c o n o m ía de la in fo rm a c ió n 247

dos. más óptima será la búsqueda. Evidentemente, s r "Seferencías


a r = 0 (como implica la “ley de ' C o S . I .C . y .B .L . O axaea. “ D irect T ests o f the R eservation W age
P ro p e R y U íto n tw u 'e /o u m n ífN o v e m b e r 1992): 1423-1432.
ra¡v. resultados dependen del coñodmieritodel indlyiám G aynor, M . y S .W .. Polactíek. “ M easuring Infonnation in the
■otee la distribución dé los precios, ames de iniciar la bús- M arker. A n AppKcatiOü tí> Physieian S ervices” . Southern
■■ ■.E conom ic Journal (A pril 1994): 815-831.
^ d a . aunque RotbschM t.1974) demostró.que se puéden
K ie fe t.N .M . y G .R . N euraann. Seareh M odels a n d A pplied L abor
é e w r resultados cualítativamenm idéoáebs cuando:: los ¿eonomes. C am bridge; C am bridge U niversity P ress, 1989.
ÜMviduos no tienen información ^ priori sobre los ptectoS RdthscW ld, M , *Séarching fo r the L ow est P rice W hen the
Aben inferir la distribución a partir de la infonnaciÓD Dsstributkii! of P n c e s I s U nknow n". Journal of Political
| ccspilada durantesu búsqneda. r Jfr&Hómy (faly -A u g u st 1974): 689-711.
S tígler, G .J . “TSk E conom ics o f Inform ation” . Journal of Political
• E c í w m y (June 1961): 213-225.

©IT£S-P<jronin(b
C A PÍTU L O

TEORÍA DE JUEGOS Y
EQUILIBRIO ESTRATÉGICO

La incertidumbre también afecta a la loma de decisiones de los individuos en las situacio­


nes en que tienen que tratar con otras personas. Cuando la utilidad que obtiene un indivi­
duo depende de las acciones de otras personas, debe hacer algunas conjeturas sobre
cuáles serán esas acciones. Estas conjeturas, por su propia naturaleza, implican incerti-
dumbre. Pero, al analizar las opciones que tienen todos los individuos en determinada
situación, es posible avanzar en el análisis del comportamiento maximizador de la utilidad.
Las herramientas formales para este avance provienen de la "teoría de juegos". Como su
propio nombre indica, el tema de la teoría de juegos abarca el estudio de situaciones estra­
tégicas en los juegos, desde los más triviales (tres en raya, blackjack) a los más complejos
(defensa antimisiles). En este capítulo ofrecemos una introducción a este tema y algunas
ilustraciones al tipo de equilibrio estratégico que puede alcanzarse en juegos relativamen­
te sencillos. Estas herramientas serán útiles en diversas partes de este libro, especialmen­
te en el Capítulo 20, que utiliza la teoría de juegos para analizar las relaciones estratégi­
cas entre empresas en una industria.
250 P a n e lU E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertidum bre

C o n c e p to s b ásico s
Los modelos de la teoría de juegos intentan describir situaciones estratégicas complejas en un marco muy
simplificado y estilizado. De forma análoga a los demás modelos de este libro, los modelos de la teoría de
juegos abstraen la mayoría de los detalles personales e institucionales de un problema para poder represen­
tar la situación de una forma que se pueda analizar matemáticamente. Esta capacidad de llegar al “cora­
zón” del problem a es la m ayor fortaleza de este tipo de modeiizaciones.

Cualquier situación en la que los individuos deban hacer elecciones estratégicas donde el resultado final
dependa de lo que cada persona elija se puede considerar como un juego. Todos los juegos tienen tres ele­
mentos básicos: (1) jugadores; (2) estrategias y (3) rendimientos. Los juegos pueden ser cooperativos, en
los que los jugadores pueden alcanzar acuerdos vinculantes, o no cooperativos, en los que no es posible
alcanzar dichos acuerdos. Aquí nos ocuparemos fundamentalmente de los juegos no cooperativos. Los ele­
mentos básicos que se explican a continuación aparecen en estos juegos.

J u g a d o re s

Cada agente decisor en un juego se denomina jugador. Estos jugadores pueden ser individuos (como en una
partida de póquer), empresas (como en los mercados oligopolistas) o países enteros (como en los conflic­
tos militares). Todos los jugadores se caracterizan por tener la capacidad de elegir entre un conjunto de
acciones posibles que pueden em prender1. Normalmente, el número de jugadores es fijo durante una “juga­
da” , y los juegos se suelen caracterizar por el núm ero de jugadores (es decir, juegos de dos jugadores, de
tres jugadores, o de n jugadores). En este capítulo estudiaremos fundamentalmente juegos de dos jugado­
res, que llamaremos jugadores A y B. Uno de los supuestos importantes que se suele hacer en la teoría de
juegos (como en la m ayor parte de la economía) es que la identidad concreta de los jugadores es irrelevan­
te. No hay “chicos buenos” o “chicos m alos” en un juego, y no se supone que los jugadores tengan nin­
guna habilidad o ninguna deficiencia en especial. Simplemente, se supone que cada jugador elige el tipo de
acción que le ofrece el resultado más favorable, después de haber tenido en cuenta las acciones de su opo­
nente.

Estrategias

Cada tipo de acción disponible para u n jugador durante un juego se denomina estrategia. En función del
juego que se esté analizando, una estrategia puede ser una acción muy simple (sacar otra carta en una par­
tida de blackjack) o muy compleja (construir otra batería de defensa antimisiles láser), pero se supone que
cada estrategia será una acción concreta y bien definida2. Normalmente, el número de estrategias disponi­
bles para cada jugador será pequeño; muchas facetas de la teoría de juegos se pueden ilustrar para situa­
ciones en las que cada jugador sólo tiene dos estrategias posibles. En los juegos no cooperativos, los juga-

1 A lgunas veces se considera que uno d e los jugadores e n u n juego es la “naturaleza". Para este jugador, las acciones no son “ elegidas",
sino que ocurren con determ inadas probabilidades. P or ejem plo, el tiem po que haga puede influir sobre el resultado de un juego, pero no
es “ elegido” p o r la naturaleza. P or el contrario, el tiempo que haga e n concreto depende de determ inadas probabilidades. Los juegos con­
tra la naturaleza se pueden analizar utilizando los m odelos desarrollados en el Capítulo 9.
2 E n los juegos que im plican una secuencia de acciones (por ejem plo, la m ayoría de los juegos de m esa, com o e l ajedrez) la especificación
de las estrategias puede im plicar varios puntos de decisión (cada m ovim iento en la partida de ajedrez). Suponiendo un conocim iento p e r­
fecto de cóm o se juega, estos patrones com plejos se suelen poder expresar com o elecciones entre un gran núm ero de conjuntos de estra­
tegias puras, pero un núm ero de conjuntos finito, cada uno de los cuales especifica todas las acciones hasta que se finaliza el juego. V íase
nuestro análisis d e form as “extensivas” y “ norm ales" en D .M . K rep s, Carne Theory a n d E conom ic M odeling. O xford U niversity Press
(1990), Capítulo 3.

®ITES-Paraninfo
Capítulo 10 T e o ría d e ju e g o s y equilibrio e stra té g ic o 251

dores no pueden alcanzar acuerdos vinculantes entre sí para determ inar qué estrategias van a seguir: cada
jugador está en una situación de incenidum bre respecto a lo que hará el otro.

Rendim ientos

Los resultados finales que obtienen los jugadores tras finalizar un juego se denominan “rendimientos” . Los
rendimientos se suelen medir en función de los niveles de utilidad obtenidos por los jugadores, aunque tam­
bién se suelen utilizar con frecuencia rendimientos monetarios (por ejemplo, los beneficios que obtienen las
empresas). Por lo general, se supone que los jugadores pueden ordenar los rendimientos de un juego de
forma ordinal, del más preferido al menos preferido, y buscar el rendimiento m ejor clasificado que puedan
alcanzar. Los rendimientos incorporan todas las características asociadas a los resultados de un juego; estas
características incluyen rendimientos monetarios y sentimientos implícitos de los jugadores sobre los ren­
dimientos, com o el hecho de que se sientan avergonzados o consigan m ejorar su autoestima. Los jugado­
res prefieren los rendimientos que ofrecen m ás utilidad a los que ofrecen menos.

N otación

Normalmente, no es necesario escribir formalmente un juego, suele bastar una descripción literaria de la
sauación. Pero, para definir los resultados de forma compacta, se pueden clarificar las cosas utilizando
d e rta notación. Siguiendo la notación establecida, describiremos un juego G entre dos jugadores (A y B)
como:

G[SÁ, S B, U A{ a , b ) , U B(a, b)], (10.1)

doode SÁ y SB representan el conjunto de estrategias disponibles para los jugadores A y B respectivamen-


E . y UA y UB representan la utilidad obtenida por los jugadores cuando A y B eligen estrategias concre­
a s ( a<z SA, b t z S B).

Equilibrio d e N ash en los ju e g o s


En la teoría económica de los mercados, el concepto de equilibrio se desarrolla para indicar una situación
en la que tanto proveedores como demandantes están satisfechos con el resultado ofrecido por el mercado.
Dado el precio y la cantidad de equilibrio, ningún participante del mercado tiene un incentivo para cam­
biar su comportamiento. Por tanto, la cuestión consiste en saber si hay conceptos de equilibrio análogos en
los modelos de la teoría de juegos. ¿Existen elecciones estratégicas que, una vez lomadas, no ofrecen ron­
d í n incentivo a los jugadores para volver a cambiar su comportamiento? ¿Ofrecen pues estos equilibrios
a p licacio n es creíbles sobre el resultado de los juegos?

Aunque hay varias formas de formalizar los conceptos de equilibrio en la teoría de juegos, el plantea­
m iento m ás frecuente fue propuesto inicialmente por Cournot (véase el Capítulo 19) en el siglo XIX, y
generalizado a principios de la década de 1950 por J. Nash3. Siguiendo el procedimiento de Nash, un par
é e estrategias, por ejemplo (a*, b*), se definirá como un equilibrio si a* representa la mejor estrategia de
A cuando B aplica b*, y b* representa la mejor estrategia de B cuando A aplica a*. Formalmente, un par
é e estrategias constituye un equilibrio de Nash si

J laW < N a s h , “ Equilibrium Points in n-Person G am es", Proc.eedings o f ¡he N ational A cadem y o f Sciences 3 6 ( 1 9 5 0 : 4 8 - 4 9 ) .

Onfvcrstóad Católica de Colombia


©ITES-Paraninfa
a ¡K > U v jf£ C A
252 Parte III E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertidum bre

UÁ(a*, b* ) > UÁ( a \ b*) para todo a' c SA (10.2)

y
UB( a * , b * ) > U B(a*. b') para todo b ' c S B.

Incluso si uno de los jugadores revela la estrategia (de equilibrio) que va a aplicar, el otro no se puede
beneficiar por saberlo. Para las estrategias que no constituyen un equilibrio, no será el caso. Como vere­
mos. si uno de los jugadores sabe cuál va a ser la estrategia del otro, a menudo puede beneficiarse y ele­
gir otra estrategia. Esta estrategia puede, a su vez, reducir el rendimiento recibido p o r el jugador que ha
revelado su estrategia, creando un incentivo para que haga algo distinto.

No todos los juegos tienen un par de estrategias de equilibrio de Nash. Y, en algunos casos, un juego
puede tener múltiples equilibrios, algunos de los cuales son más posibles que otros. Algunos equilibrios de
Nash pueden no ser especialmente deseables para los jugadores de un juego. Y, en algunos casos, es posi­
ble que haya otros conceptos de equilibrio que sean más razonables que los propuestos p o r Nash. Aun así,
ahora tenemos una definición de partida del equilibrio que podemos utilizar para empezar a analizar la teo­
ría de juegos:

Estrategias de equilibrio de N a sh U n par de estrategias (a*, b*) representa una solución de equi­
librio para un juego de dos jugadores si a* es una estrategia óptima (en el sentido de la Ecuación 10.2)
para A frente a b*, y b* es una estrategia óptima para B frente a a*4.

U n ejemplo de juego en el dorm itorio


Como forma de ilustrar el planteamiento teórico de los juegos para modelizar las estrategias, vamos a ana­
lizar un sencillo ejemplo en el que dos estudiantes (A y B) deben decidir a qué volumen pueden poner la
música en su dormitorio. Cada uno puede elegir poner la música alta (¿) o baja (5). Queremos analizar las
posibles elecciones de equilibrio en esta situación. Hay que destacar desde el principio que este juego no
es especialmente realista, sólo tiene fines pedagógicos.

El ju e go en s u form a exte n siva

La Figura 10.1 ilustra los detalles concretos del juego del dormitorio. En este “árbol” del juego, la acción
transcurre de izquierda a derecha, y cada “nodo” representa un punto de decisión para la persona indica­
da en el mismo. El prim er movimiento en este juego lo hace A : puede decidir el nivel de decibelios, L o
S. Puesto que las decisiones de B se producen a la derecha de A , el árbol nos indica que B toma la deci­
sión después de que la haya tomado A . En esa etapa, hay dos posibles versiones del juego dependiendo de
si B conoce o no la elección que ha tomado A . Prim ero vamos a analizar el caso en que B no dispone de
esta información, El óvalo alargado que rodea los dos nodos de decisión de B indica que ambos nodos com­
parten la misma (falta de) información. B puede elegir L o S sin saber lo que ha hecho A . Posteriormente
analizaremos el caso en que B sí dispone de esta información.

4 Aunque esta definición esiá hecha para el caso de juegos con dos jugadores, la generalización para n personas es directa, pero compleja
en cuanto a su notación.

©fTESAwnnfnfó
Capitulo 10 Te oría de ju e g o s v equilibrio e stra té g ic o 253

F IG U R A 10.1 El juego del dormitorio en su forma extensiva

Efl este juego, A elige un volum en alto (L) o bajo (5), y después B tom a una elección análoga. El óvalo que rodea los nodos
de B indica que en ambos nodos se comparte la mism a (falta de) información: B no sabe cuál es la estrategia que ha elegido
A. Los rendimientos (con los d e A prim ero) se m uestran a la derecha.

Los números al final de cada rama del árbol indican los rendimientos, que aquí se miden en función de
b utilidad de los dos compañeros de habitación. Cada par de rendimientos muestra primero la utilidad de
A . Por ejemplo, los rendimientos en la Figura 10.1 indican que si A elige S y B elige L , la utilidad de A será
óe 6 y ia utilidad de B será de 4. Los demás pares de rendimientos se interpretan de la misma manera.

5 juego en su form a norm al

Aunque el árbol del juego en la Figura 10.1 ofrece una representación gráfica útil de la estructura comple­
ta del juego, algunas veces es más conveniente describir los juegos de forma tabular (que a veces se denó-
Biina normal o estratégica). La Tabla 10.1 ofrece una presentación de este tipo para el juego del dormito­
rio. En la tabla, las estrategias de A (S o L ) se muestran a la izquierda, y las estrategias de B se muestran
en la parte superior. Los rendimientos (de nuevo, los de A son los primeros) corresponden a las diversas
elecciones estratégicas que se muestran en el cuerpo de la tabla. La Figura 10.1 y la Tabla 10.1 muestran
atad am en te la misma información sobre este juego, aunque suele ser más conveniente trabajar con la forma
■ormal.

" A B L A 10.1 El juego del dormitorio en su forma normal

Estrategias de B
L S
7,5 5,4
’rEstrategias.dé-íl j ^
6.4 6,3

©ITES-Paraninfo
254 Parte ¡11 E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertidum bre

Estrate gias dom in an te s y equilibrios de N a sh

La Tabla 10.1 deja claro que la estrategia de u n volumen alto es una estrategia dominante para la persona
B. Independientemente de cuál sea la estrategia que elija A , la estrategia L ofrece una mayor utilidad a B
que la estrategia S. Por supuesto, puesto que la estructura del juego es conocida por ambos jugadores, A
se dará cuenta de que B tiene una estrategia dominante. Por tanto, A optará p o r la estrategia que le aporte
más dada la elección que hará B de L . Como se puede ver a partir de la Tabla 10.1, A elegirá pues un volu­
men alto (L). Por tanto, las consideraciones sobre la dominancia de una estrategia sugieren que se alcan­
zará la elección de estrategias A: L , B: L , y que los rendimientos, en términos de utilidad, serán de 7 (para
A ) y 5 (para B).

La elección de estrategias A:L, B:L, también cumple el criterio de Nash para alcanzar un equilibrio. Si
A sabe que B optará por L, su mejor elección es L. Análogamente, si B sabe que A optará por L , su mejor
elección también es L (en efecto, puesto que L es una estrategia dominante para B, siempre será su m ejor
elección independientemente de lo que haga A). Por tanto, la elección/1:L, B:L cumple la simetría que exige
el criterio de Nash.

Para ver por qué los demás pares de estrategias de la Tabla 10.1 no cumplen el criterio de Nash, vamos
a analizarlos uno a uno. Si los jugadores deciden A:S, B:L, esta opción ofrece a A la posibilidad de mejo­
rar su posición: si A sabe que B optará por L , puede obtener una m ayor utilidad eligiendo L. La elección
A:S, B.L no es, por tanto, un equilibrio de Nash. Ninguno de los dos resultados en los que B elige 5 cum­
ple el criterio de Nash. Como ya hemos señalado, independientemente de lo que haga A, B siempre puede
m ejorar eligiendo L e n vez de S. Puesto que L domina estrictamente frente a S para B, ningún resultado en
el que B opte por S puede ser un equilibrio de Nash.

E xistencia del equilibrio de N a sh

Aunque el juego del dormitorio representado en la Figura 10.1 incluye un único equilibrio de Nash, este
resultado no es una propiedad general de todos los juegos de dos personas. El Ejemplo 10.1 ilustra un sen­
cillo juego (Piedra, Papel y Tijera) en el que no existe u n equilibrio de Nash, y otro juego (la Batalla de
los Sexos) que incluye dos equilibrios de Nash. Estos ejemplos dejan claro, p o r tanto, que el planteamien­
to de Nash puede no identificar siempre una solución de equilibrio único en un juego entre dos personas.
P or el contrario, hay que analizar los detalles de cada situación en el juego para ver si existe un equilibrio
de Nash creíble.

EJEMPLO 10.1
Ejem plos de equilibrios de N ash ____________________________________________________________________

L a T abla 10.2 m uestra d o s ju e g o s conocidos q u e reflejan las d istintas posib ilid ad es d e que existan eq u ilibrios d e N ash.
L a parte (a) de la tabla d escribe el ju e g o d e niños d e P ied ra, P apel y T ijera. Los ren d im ien to s ce ro a lo larg o d e la
diagonal indican que si los ju g ad o re s ado p tan la m ism a estrate g ia, nadie gana. E n los dem ás casos, los rendim ientos
indican un p ago de un dólaT del p e rd ed o r al g an ad o r siguiendo la je rarq u ía h abitual (la p ie d ra ro m p e las tijeras, las
tijeras co rtan e l papel y e l papel cubre la p ied ra). C o m o sabe to d o el que h a ju g ad o a este ju e g o , no h ay n ingún equi­
librio. C ualquier p a r d e estrateg ias es inestable p o rq u e ofrece al m enos a u n o d e los ju g a d o res u n incentivo p a ra adop­
ta r o tra estrategia. P o r ejem p lo , (A: tije ra s, B: tijeras) o frece u n incentivo para A o p a ra B p a ra eleg ir p ied ra.
A nálogam ente {A\ papel, B : p ied ra) anim a, evidentem ente, a B p a ra que e lija tijeras. E l com portam iento cíclico irre ­
g u lar que caracteriza este ju eg o in d ica claram en te la ausencia d e u n eq uilibrio d e N ash.

®ITES-Paramnfb
Capítulo 10 Te oría d e ju e g o s y equilibrio e stra té g ic o 255

Dos sencillos juegos

(a) Piedra, papel y tijera: no existe un equilibrio de Nash

Estrategias de B
Piedra Tyera 9*p*
... . - .... .... Piedra 0 ,0 1,-1 -1, 1
tpgias <ip¿4 Tijera -L 1 0, 0 1, -1
Papel 1,-1 -1, 1 0 ,0

(b) La Batalla de los Sexos

Estrategias de B
Montaña Playa .
Montaña 2, 1 0, 0
Estrategias de &
Playa 0, 0 1.2

La Batalla de los S e x o s. En el juego de la Batalla de los Sexos, un marido (¿4) y su esposa (B) están planifican­
do sus vacaciones. A prefiere ir a la montaña; B prefiere ir a la playa. Ambos jugadores prefieren pasar las vacacio­
nes juntos que por separado. Los rendimientos de la parte (b) de la Tabla 10.2 reflejan estas preferencias. Aquí, las
vacaciones juntos constituyen equilibrios de Nash. Con (A: Montaña, B: Montaña) ninguno de los jugadores puede
sacar ventaja de saber la estrategia del otro. Lo mismo se puede decir de (A: playa, B : playa). Por tanto, en este juego
hay dos equilibrios de Nash.

P R E G U N T A : ¿Hay alguna de las estrategias en cualquiera de estos juegos que sea dominante? ¿Por qué
las vacaciones por separado no constituyen equilibrios de Nash en la Batalla de los Sexos?______________

Sin embargo, hay determinados juegos de dos personas en que debe existir un equilibrio de Nash.
Intuitivamente, los juegos en los que los participantes tienen un elevado número de estrategias ofrecerán
normalmente suficiente flexibilidad para garantizar que debe existir, al menos, uno de ios equilibrios de
Nash. Estos juegos surgen en dos contextos. Prim ero, los juegos en los que las estrategias elegidas por A
y B son niveles alternativos de una única variable continua incluyen un número “ infinito"•de estrategias
potenciales: estos juegos tienen seguro un equilibrio de Nash. El tipo más importante de estos juegos son
los juegos en los que los jugadores son dos empresas que deben elegir el precio que van a cobrar por el
mismo producto. Algunos de los juegos de este tipo, junto con las ilustraciones de ios tipos de equilibrios
de Nash que presentan, se analizarán en el Capítulo 20.

O tra forma de que los juegos puedan incluir un número suficientemente “alto" de estrategias consiste
en permitir que los jugadores apliquen estrategias “ mixtas” . En estos juegos, es posible que haya relativa­
mente pocas estrategias “puras” como las que hemos estado analizando: tal vez sólo haya dos. Pero se per­
m ite que cada jugador aplique estas estrategias puras con determinadas probabilidades preestablecidas. En
el juego del dorm itorio, por ejemplo, A puede tirar una moneda al aire para saber si va a poner la música
alta o baja; es decir, aplicará cada una de las estrategias con una probabilidad de lá . Si cada jugador puede

®ITES-Paroninfo
256 Pane O I E le c ció n e n c o n d ic io n e s d e incertidum bre

decidir jugar las estrategias puras disponibles con cualquier probabilidad que elija, el juego se convertirá
en uno con un número infinito de estrategias (mixtas) y, de nuevo, está garantizada la existencia de un equi­
librio de Nash. El Ejemplo 2 muestra cómo la posibilidad de tener estrategias mixtas puede añadir equili­
brios de Nash en el juego de la Batalla de los Sexos que ya hemos analizado.

E J E M P L O 10.2

La batalla de lo s se x o s con e strategias m ixtas

Para ver cómo la introducción de estrategias mixtas puede añadir equilibrios de Nash a un determinado juego, vamos
a volver al juego de la batalla de los sexos del Ejemplo 10.1. Suponga que la mujer Re cansa de las constantes discu­
siones sobre las vacaciones y decide que lo va a echar a “suertes”. Concretamente, suponga que A decide elegir su
estrategia de la montaña con una probabilidad de r e ir a la playa con una probabilidad de 1 - r. Análogamente, supon­
ga que B elige su estrategia de la montaña con una probabilidad ,r y la playa con una probabilidad 1- í. Dadas estas
probabilidades, los resultados de este juego se producirán con las siguientes probabilidades; montaña-montaña, rc;
montaña-playa, r ( l - j ) ; playa-montaña, 0 - r) (j); yplaya-playa ( l - r ) ( l - s ) . La utilidad esperada de A viene dada
por

E(Ua) = ry(2) + r ( l - j ) (0) + ( l - r ) (s) (0) + ( l- r > ( 1 -s ) ü ) =


(10.3)
= l - r - s + 3rr = 1 -5 + r ( 3 s - l) .

Evidentemente, la elección óptima de A de r depende de la probabilidad, s, de B, Si s < la utilidad se maxi-


miza eligiendo r = U . S Í J > } $ .A debería optar por r = 1. Y cuando s = , la utilidad esperada de A es inde­
pendientemente del valor que se elija para r. La Figura 10.2 representa las elecciones óptimas de r por parte de A
dados estos distintos valores de s.
Para la mujer, B, la utilidad esperada viene dada por

E(U„) ~ rs(1) + r(l - s) (0) + (1 - s) (r) (0) + (1 - r) (1 - s) (2) =


(10.4)
= 2 - 2r - 2 j + 3 « = 2 - 2 r + j (3r - 2).
Ahora, cuando r < %. la utilidad esperada de 5 se maximiza eligiendo i = 0 . Cuando r > %, la utilidad se
eligiendo s = 1. Y cuando r = la utilidad esperada de B es independientemente del valor que elija de s.
Estas elecciones óptimas también se representan en la Figura 10.2.
1
Los equilibrios de Nash se muestran en la Figura 10.2 mediante Las intersecciones de las curvas de respuestas ópti­
mas de A y B. Es decir, las intersecciones cumplen las condiciones resumidas en las Ecuaciones 10.2. Observe que
hay tres intersecciones. Dos ya las hemos visto antes: r = 0, j = 0 y r = l, s = l representan las estrategias de vaca­
ciones juntos analizadas en el Ejemplo 10.1. Pero r = %, s = y es un nuevo pquiiibrio de Nash que no era posible
antes de la introducción de estrategias mixtas. Por lo general, la Figura 10.2 ofrece una pista de por qué los juegos
con multitud de estrategias deben tener equilibrios de Nash: las funciones continuas de respuestas óptimas se cortarán
en alguna parte, y esos puntos de corte constituirán equilibrios de Nash.

PREGUNTA: ¿Es particularmente deseable para los jugadores el equilibrio de estrategia mixta reflejado en
este problema? Si los cónyuges pudieran cooperar para tom ar una decisión, ¿optarían por esta solución de
estrategia mixta?

Por desgracia, la demostración de la existencia de un equilibrio de Nash en juegos con dos personas
con multitud de estrategias es difícil y exige varios supuestos teóricos. Por tanto, aquí no vamos a intentar
realizar esta demostración. Por el contrario, en la m ayor parte de nuestro análisis de juegos con dos per-

©fTES-ftvonihfb
Capitulo 20 T e oría d e ju e g o s y equilibrio e stra té g ic o 257

F IG U R A 1 0 . 2 Equilibrios de N ash con estrategias m ixtas en el juego de la batalla de los sexos

Con estrategias mixtas, A juega “montaña*’ con una probabilidad r, y B juega montaña con una probabilidad El gráfico
muestra la elección óptima de cada jugador dada la elección del otro jugador. Este juego tiene tres equilibrios de Nash (que
se reflejan en £): (1) r = 0, s = 0 ; ( 2 ) r = l, í = 1; y (3) r = y¡, ,s = y¡.

sonas se resolverá explícitamente cualquier equilibrio de Nash que pueda existir. Los lectores interesados
pueden analizar las sofisticadas demostraciones matemáticas de la existencia del equilibrio p o r su propia
cuenta5.

El dilem a del prisionero


Los equilibrios de Nash surgen debido a las incertidumbres estratégicas inherentes a una situación, No hay
nada que garantice que estos equilibrios sean especialmente deseables desde el punto de vista de los juga­
dores. Probablemente el ejemplo más famoso de un juego entre dos personas con un resultado de equili­
brio de Nash indeseable es el juego del dilema del prisionero, analizado por prim era vez por A.W . Tucker
en la década de 1940. El título surge de la siguiente situación. Dos personas son arrestadas por com eter un

5 V éase, por ejem plo, D . F ld e n b e r g y J. T ir ó le , Gome Theory (Cam bridge, MA: M IT Press, 1992), apañado 1.3.

®ITBÍPammnfo
258 Parte M E le c ció n en c o n d ic io n e s de ince rtid um b re

crim en. El fiscal tiene pocas pruebas del caso y está deseando obtener una confesión. Separa a los dos sos­
pechosos y le dice a cada uno, “Si tú confiesas pero tu com pañero no, te puedo prom eter una sentencia
reducida (seis meses), mientras que a tu compañero le caerán 10 años. Si ambos confesáis, cada uno reci­
birá una sentencia de tres años” . Cada uno de los sospechosos también sabe que, si ninguno de los dos con­
fiesa, la falta de pruebas hará que se les juzgue por un crim en m enor, y recibirán una semencia de dos
años. La matriz de rendimientos de la forma normal de esta situación se representa en la Tabla 10.3. La
estrategia de “confesar” es dominante para A y B. Por tanto, estas estrategias consliluyen uu equilibrio de
Nash y la treta del fiscal parece tener éxito. Sin embargo, observe que un cumplimiento esiriclo de un
acuerdo de ambos prisioneros consistente en no confesar reducirá la condena de cárcel de tres a dos años.
Esta solución “racional” no es estable, y cada prisionero tiene un incentivo para traicionar a su compañe­
ro. Éste es pues el dilema: los resultados que parecen óptimos no son estables cuando se someten a los cri­
terios de Nash. El Ejemplo 10.3 muestra otro juego, esta vez con un toque medioambiental, en el que el
equilibrio de Nash no es especialmente deseable desde el punto de vista de los jugadores.

T A B L A 10.3 El dilema del prisionero

B
Confesar No confesar
Confesar A : 3 años A: 6 meses
B: 3 años B: 10 años
A A: 2 años
No confesar A: 10 años
B: 6 meses B: 2 años

E J E M P L O 10.3
La tragedia de los com u n e s________________________________________________________________________
La expresión “tragedia de los comunes" se utiliza para hacer referencia a problemas medioambientales provocados por
el uso excesivo que se produce cuando los recursos escasos son considerados de “propiedad comunal’’^. Se puede de­
sarrollar una ilustración desde la perspectiva de la teoría de juegos de esta cuestión suponiendo que dos granjeros (A y
B) están decidiendo cuántas cabezas Me ganado van a pastar en los pastos de acceso libre del pueblo, El problema es
que el pasto comunal es bastante pequeño y puede agotarse rápidamente si hay demasiado ganado alimentándose en él.
Para dotar a este problema de cierta estructura matemática, sea YA. YB el número de cabezas de ganado que pas­
tan en las tierras comunales, y suponga que el valor del pasto por cabeza de ganado en las tierras comunales (en tér­
minos, por ejemplo de más leche) viene dado por
V{YÁ,YB) = 2 W - ( Y ií + Yf l (10.5)

Observe que esta función implica que una cabeza adicional reduce V < 0) y que este efecto marginal aumen­
ta con más ganado {VB < 0).
Para calcular el equilibrio de Nash de las estrategias de pasto, resolvemos el problema de maximización del valor
del granjero A

MbxYaV = Max [200r, - YA{Y4 + Ke )2j (10 6)

6 Esta expresión fue popularizada por O. Harüin en “The Tragedy of tlic Common", Science 162: 1243-1248 (1068).

®¡TES-Paraninfa
Capítulo 10 T e o ría de ju e g o s y equilibrio e stra té g ic o 259

La condición de primer orden de un máximo es


200 - 27? - 27,7, - 7? - 27,7, - Y¡ = 200 - 37? - 47,7, - Y * -
= 0.

Análogamente, la estrategia óptima de B resuelve la ecuación:


200 - 37? - 47fl7, - 7? = 0. (10,8)

Para un equilibrio de Nash, los valores de 7 , e Yg deben resolver tanto la Ecuación 10.7 como la 10.8. Utilizando
la condición simétrica Yt = 7fi, estas ecuaciones se pueden resolver como
200 = 87? = 87, (10.9)
o
(10. 10)

Por tanto, cada granjero llevará 5 cabezas de ganado a los pastos comunes y obtendrá 500 [= 5 • (200 - 102)] a
cambio. Dada esta elección, ninguno de los granjeros tiene incentivos para cambiar su comportamiento.
Que el equilibrio de Nash no es el mejor uso que se puede dar a los pastizales de la comunidad se puede demos­
trar observando que 71 = 7fl = 4 ofrece unos ingresos totales mayores [544 = 4(200 - 64)1 a cada granjero7, Pero
7, = Y3 = 4 no es un equilibrio estable. Si, por ejemplo, A anuncia que va a llevar 7, = 4, el granjero B puede resol­
ver la Ecuación 10.8 como
37, + 167fi -1 8 4 = 0, (10.11)

que tiene una solución igual a 5,6 cabezas de ganado. Redondeando esta cifra a 6, se demuestra que el valor de A sería
ahora de 400, mientras que el de B sería 600. Como en el juego del dilema del prisionero, la solución YA = YB - 4
ofrece a cada uno de los granjeros un incentivo para que hagan trampas.

P R EG U N T A : Si se jugara a este juego repetidas veces (por ejemplo, todos los días), ¿esperaría que el equi­
librio de Nash persistiera?

C oope ració n y repetición

Los juegos como el del dilema del prisionero o el de la tragedia de los comunes sugieren que la coopera­
ción entre los jugadores puede ofrecer resultados preferidos, por ambos jugadores, al resultado de Nash.
Sin embargo, el modelo de cooperación en los juegos que hemos estado analizando es complejo, porque la
lógica del concepto de equilibrio de Nash sugiere que cualquier otra solución será inestable. Por supuesto,
podríamos fijarnos en instituciones existentes más allá de un determinado juego (por ejemplo, las leyes
sobre contratos) para analizar cómo se pueden fomentar resultados cooperativos, pero este planteamiento
nos apartaría del objetivo de este capítulo8. Al contrario, aquí nos fijamos eD la forma en que se pueden
fomentar determinados tipos de comportamiento cooperativo en los juegos que se repiten. Puesto que la
repetición puede hacer que los jugadores se den cuenta directamente de las inefíciencias de un equilibrio
de Nash en un solo periodo, parece posible que la repetición del juego pueda fomentar la cooperación. En
el dilema del prisionero, por ejemplo, parece dudoso que la .treta del fiscal pueda tener éxito si se repite,
sobre todo si los dos sospechosos son siempre los mismos. Sin duda, incluso el criminal más embrutecido

7 D e hech o , el v alo r iota! de los pastizales de la com unidad 17(200 - T2)] se m axim iza cuando 7 = V é6 = 8,1, aunque e s posible que el
conseguir llevar 0,1 cabezas de ganado al pasiizal requiera m ás habilidad de la que disponen los dos granjeros.
8 Pero vea, no obstante, el análisis sobre la propiedad y los contratos en el Capítulo 24.

©ITES-Pacaninfo
260 Parte 1U E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertidum bre

terminará dándose cuenta de la treta. Análogamente, parece improbable que los granjeros del Ejemplo 10.3
pudieran seguir sobreexplotando el pastizal común todos los días sin intentar, alguna vez. algo distinto.
Para analizar este tipo de posibilidades, tenemos que desarrollar algunas formas de describir los juegos que
se repiten a lo largo del tiempo.

U n juego del dorm itorio en d o s periodos


Para ilustrar los equilibrios de Nash en juegos dinámicos (en varios periodos), volvemos a una versión
reformada del juego del dormitorio presentado al principio de este capítulo. Presentamos este nuevo juego
en su forma extensiva para comprender mejor los aspectos temporales. La Figura 10.3 repite nuestro juego
anterior, pero ahora suponemos que A determina primero el nivel del volumen y que B puede oír cuál es
antes de poner música. E n términos gráficos, el óvalo en torno a los nodos de B se ha suprimido en la
Figura 10.3 para indicar esta información adicional. En efecto, este juego se ha convertido ahora en un
juego de dos periodos. Con este cambio, las elecciones estratégicas de B deben expresarse de forma que se
tenga en cuenta la información disponible al inicio del periodo. Aunque B hará su elección al inicio del
juego, tenemos que definir un conjunto exhaustivo de estrategias para todas las posibles acciones que pueda
emprender B.

FIG U R A 10.3 El juego del dormitorio en forma secuencia!

E n e s ta f o rm a d e l ju e g o d e l d o r m ito r io , B c o n o c e la e le c c ió n d e A . L a s e s tra te g ia s d e B d e b e n e x p r e s a rs e te n ie n d o e n c u e n ­
ta e s ta in fo rm a c ió n (v é a se la T a b la 1 0 .4 ).

En la Tabla 10.4 hemos indicado este conjunto ampliado de estrategias. En todos los casos, hay cuatro
estrategias que cubren todas ias posibles contingencias informativas. Cada estrategia se expresa como un
par de acciones que indican lo que hará B en función de esta información. La estrategia (L, L) indica que
B elige L Ú A elige L (su prim era estrategia) y L también si A elige S (su segunda estrategia).
Análogamente, la estrategia (S, L) indica que B elige 5 si A elige L, y B elige L si A elige S. Aunque esta
tabla da menos información adicional que la anterior forma normal del juego del dormitorio (Tabla 10.1),

©ITES-Paroninfo
Capítulo ¡O T e oría d e ju e g o s y equilibrio e stra té g ic o 331

la consideración explícita de elecciones de estrategias contingentes nos permite analizar los conceptos de
equilibrio para este juego en dos periodos.

T A B L A 10.4 Estrategias contingentes en el juego del dormitorio

Estrategias de B
LtL L,S S,L S,S
L 7,5 7,5 5 ,4 5,4
Estrategias de A
S 6,4 6.3 6, 4 e. 3

De alguna forma algo sorprendente, hay tres equilibrios de Nash en este juego (1) A:L,
B \(L, L)\ (2) A:L, B:(L, S); y (3) /1:S, B:(S, L). Cada estrategia cumple el criterio de ser óptima para cada
jugador, dada la estrategia del otro. Los pares (2) y (3) son, sin embargo, imposibles. Cada uno de estos
pares incluye una amenaza no creíble por parte del jugador B. De hecho, esta persona no emprendería esta
acción si tuviera la posibilidad de hacerlo. Por ejemplo, considérese el par A:L, B:(L, S). En este equili­
brio de Nash, B prom ete que pondrá la música a un volumen reducido, S, si A también la pone a u n volu­
men reducido, S. Un vistazo a la Figura 10.3 demuestra que esta amenaza no es creíble. Si B se encuen­
tra en la situación en que A ha elegido S , obtendría una utilidad de 3 si elige S, pero de 4 si elige L. La
amenaza implícita en la estrategia (L, S) no es, por tanto, creíble. Incluso si la estrategia (L, S) de B es un
elemento de un equilibrio de Nash, la persona A debería ser capaz de inferir la no credibilidad de la ame­
naza implícita en esta estrategia.

Al eliminar las estrategias que implican amenazas no creíbles, A puede concluir que B nunca optará por
<L, S) o (5, L). De esta manera, el juego del dormitorio se reduce a la matriz de rendimientos que se mues­
tra en la Tabla 10.1; como analizamos anteriormente, en este caso la estrategia L , L (consistente en poner
siempre la música alta), es una estrategia dominante para B. A puede darse cuenta de esto y optar por la
estrategia L. El equilibrio de Nash A. L, B:(L, L) es, por tanto, el único de los tres que aparecen en la Tabla
10.4 que no implica amenazas no creíbles. Este equilibrio se conoce como un subjuego perfecto, que defi­
nimos formalmente de la siguiente manera:

D e f in ic ió n

Equilibrio d e u n su b ju e g o p e rfe c to Un equilibrio de Nash en el que las elecciones estratégicas de


cada jugador no implican amenazas no creíbles. Es decir, ninguna estrategia de este equilibrio exige
que un jugador realice una acción que no actúe en sus propios intereses en el momento en que debe
tomar su elección.

Para comprender esta terminología, hay que señalar que un “subjuego” es, simplemente, la parte de un
juego m ayor que parte de un nodo de decisión e incluye todas las acciones futuras a partir de ese nodo.
Para que un equilibrio de Nash pueda ser considerado un subjuego perfecto, también debe ser un equili­
brio de Nash en cada subjuego de un juego m ayor. Un equilibrio de Nash que no cumpla este criterio inclui­
rá. al menos, una estrategia que incluye una amenaza de hacer una elección que el jugador, de hecho, trunca
«ornará (según el criterio de Nash) cuando el juego llegue a ese punto. Por tanto, el aspecto clave de esta
1perfección del subjuego es que este equilibrio no puede incluir una amenaya qo creíble.

©ITES-Paraninfo
262 P ane III E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertidum bre

Por ejemplo, en la Figura 10.3, el equilibrio de Nash A:L, B:(L, L) es un subjuego perfecto porque
cuando el juego llega a cualquiera de los nodos de decisión de B , la elección B.L es óptima. Sin embargo,
el equilibrio de Nash A:L, B:(L, S) no es un equilibrio de un subjuego perfecto. B no elegirá S en el sub­
juego que surge de su nodo de decisión cuando A ha optado por su segunda estrategia S. Es decir, B'.S no
es un equilibrio de Nash en el subjuego que parte de este punto. Por tanto, lo que parece un equilibrio en
este juego ampliado por el criterio de Nash no cumple el criterio para la perfección del subjuego.

Dado este concepto refinado del equilibrio en los juegos con múltiples personas, ahora podemos pasar
a analizar cómo se puede fomentar la cooperación en los juegos que se repiten.

J u e g o s repetidos
Muchas situaciones económicas se pueden modelizar como juegos que se repiten. Las compras regulares
de un consumidor en una determinada tienda, la competencia cotidiana entre empresas para conseguir con­
sumidores, o los intentos de los trabajadores para evitar a los supervisores tienen todos elementos de rela­
ciones estratégicas que se repiten. En este apartado estudiamos algunas propiedades formales de estas situa­
ciones.

Como en el ejemplo del juego del dormitorio, un aspecto importante de un juego repetido son los con­
juntos de estrategias ampliadas de que disponen los jugadores. Los jugadores no sólo pueden elegir estra­
tegias específicas en cada etapa del juego, sino que también pueden especificar estrategias que indican cómo
se incorporarán los resultados de las etapas anteriores del juego a las jugadas futuras. Esto, a su vez, abre
u n camino para considerar las amenazas creíbles y la perfección de los subjuegos.

Una de las distinciones más importantes entre los juegos repetidos es el número de repeticiones incor­
poradas en un juego. En los juegos con un número fijo y finito de repeticiones, no hay mucho margen para
desarrollar estrategias innovadoras. Por otra parte, los juegos que se repiten indefinidamente, o lo que es
lo mismo, los juegos repetidos en los que los jugadores no pueden identificar un punto final preciso, ofre­
cen una gama de opciones mucho más amplia.

U n ejemplo de un ju e go finito del dilem a del prisionero

Considérese, por ejemplo, el juego que se muestra en la Tabla 10.5. Aquí, A tiene dos estrategias (U, D)
como B (L , R). Evidentemente, si el juego sólo se juega una vez, el equilibrio de Nash A:U, B.L puede ser
el resultado esperado. Cualquier otra elección estratégica es inestable, lo que da a, al menos, uno de los
jugadores, un incentivo para cambiar su comportamiento. Sin embargo, observe que los rendimientos del
equilibrio de Nash (1, 1) son inferiores a los disponibles para la elección estratégica inestable A : D , B.R.
que prom ete unos rendimientos de (2, 2).

T A B L A 10.5 El juego del dilema del prisionero Jugado varias veces

Estrategias de B
L

V L 1 3 ,0
Estrategias de A
D 0,3 2 ,2

©ITES-Paraninfa
C apitulólo T e oría d e ju e g o s y equilibrio e stra té g ic o 263

Suponga ahora que este juego se repite durante un número de periodos finito T. Cualquier estrategia
ampliada en la que el jugador A afirme que sólo optará por D en el periodo final del juego (por ejemplo,
como resultado de las jugadas anteriores) no será creíble. Cuando el periodo n ie g u e , la lógica del equili­
brio de Nash imperará y A terminará eligiendo la estrategia U o correrá ei riesgo de ver cómo su rendi­
miento en el periodo T pasa a ser nulo. Análogamente, cualquier conjunto ampliado de estrategias del juga­
dor B que prometa optar por R en el periodo final incluirá una amenaza no creíble.

Por tanto, cualquier equilibrio de un subjuego perfecto de este juego sólo puede incluir las estrategias
que prometan optar por las estrategias del equilibrio de Nash A\U\ B:L en la última ronda. Pern la lógica
que se aplica en el periodo T también se aplica en el periodo T - 1. Cualquier amenaza de A o B de apli­
car cualquier otra estrategia que no sea una estrategia de equilibro de Nash en el periodo t - 1 no es
creíble. La perfección del subjuego exige que las estrategias A:U, B:L también se apliquen en el periodo
T - 1 . Continuando con esta demostración de “inducción hacia atrás" se demuestra que el único equilibrio
de un subjuego perfecto en este juego finito consiste en exigir que el equilibrio de N ash se produzca en
cada periodo. Las ganancias potenciales de A:D, B:R permanecerán inalcanzables durante todo el juego.

U n juego co n infinitas repeticiones

Sin embargo, esta misma lógica no funciona si los jugadores en este juego creen que se va a repetir inde­
finidamente. En este caso, cada jugador puede anunciar una “estrategia desencadenante” (trígger strategy)
prometiendo optar por su estrategia cooperativa óptima (A:D o B:R) siempre que el otro jugador haga lo
mismo. Sin embargo, cuando un jugador se desvía de este patrón de comportamiento, el juego vuelve al
equilibrio de Nash de un único periodo.

El que la estrategia desencadenante gemela represente un equilibrio de un subjuego perfecto depende


de que la amenaza (promesa) de jugar de forma cooperativa sea creíble. Para analizar esta cuestión tene­
mos que fijarnos en el subjuego existente a partir de cualquier periodo concreto, por ejemplo, el K.
Suponiendo que A anuncie que seguirá aplicando la estrategia desencadenante jugando cooperativamente en
el periodo K, ¿cuál es la respuesta óptima de fí? Si sigue jugando cooperativamente, se puede esperar que
los rendimientos iguales a 2 se prolonguen indefinidamente. Si decide hacer “tram pas” (optando por R en
el periodo K), el rendimiento en el periodo K será 3 pero después disminuirá a 1 en todos los periodos futu­
ros porque se ha roto la cooperación y el equilibrio de Nash se vuelve a imponer. Suponiendo que B des­
cuenta el futuro con un factor de descuento 5, el valor actual9 de la cooperación continuada es

2 + 82 + 822 + - = — , (10.12)
1-8
mientras que el rendimiento que se obtiene por hacer trampas es

3 + 81 + 821 + ••• = 3 + — • (10.13)


1-8
La cooperación continua será creíble, por tanto, si

2/(1 - 8 ) > 3 + 8/(1 - 5 ), (10.14)

que se producirá para

* El tactor 8 e s análogo al térm ino 1/(1 + r) que se utiliza e n la fórm ula del valor actual. V éase la A m pliación al Capitulo 23 para m ás deta­
lles. A menudo, es m ás fácil realizar com paraciones con tactores de descuento que con tipos d e interés.

©ÍTES-Poronmjb
364 Parte III E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertidum bre

5 >y2. (10.15)

En otras palabras, B considerará que la cooperación continua es deseable siempre que no descuente dema­
siado las ganancias futuras de esta cooperación. El Ejemplo 10.4 demuestra que incluso los granjeros pue­
den cooperar en algunas situaciones.

EJEMPLO 10.4
Revisión de la tragedia de los com unes___________________________________________________________
L a sobrccxplolación de los pastos com unes del E jem plo 10.3 puede no p erd u ra r en un ju eg o repetido indefinidam en­
te . P a ra sim plificar, suponga que cada g ran jero tiene d o s estrateg ias disponibles: llevar 4 o 5 cabezas d e g an ad o a los
pastos com unales. Los rendim ientos d e este ju eg o se p u ed en calcular a p a rtir de la E cuación 1 0 .5 y se reflejan e n la
T ab la 10.6. A quí, el eq uilibrio d e N ash (4 :5 , B :5) es in fe rio r a l resu ltad o d e la co o p eració n (4 :4 , B :4 ), p e ro esta últi­
m a elección es inestable cuando el ju e g o se repite u n nú m ero de veces finito.

Sin em bargo, con u n nú m ero d e repeticiones infinito, am bos ju g a d o res co n sid erarán atractivo ad o p tar estrategias
cooperativas, siem pre que

544/(1 - 8 ) > 595 + 500/(1 - 6 ) , (10.16)

q ue se cum ple cuando

5 > 5 5 1/595 = 0 ,9 3 . (10.17)

S iem pre q ue los g ran jero s tengan suficiente v isió n d e futuro (es d ecir, ten g a n u n 5 suficientem ente elevado) la coo­
p eración es u n equilibrio d e u n su b ju eg o p erfecto en este ju eg o repetido indefinidam ente.

PREGUNTA: ¿Cómo interpreta los tipos de descuento (S) necesarios para que haya cooperación aquí?
¿Parece probable que se cumplan las condiciones necesarias para que haya cooperación?

T A B L A 10.6 Rendimientos de un juego repetido de uso de pastos comunales

; : Estrategias de B .
4 ': ' V 5 . .

4 544, 544 4 7 6 , 595


;5 595, 476 5 00. 500

T e o re m a s folclóricos

Estos ejemplos numéricos sugieren que la cooperación puede representar un equilibrio de un subjuego per­
fecto en juegos en los que ambos jugadores pueden ganar, sin duda, con la cooperación. Es decir, las pér­
didas potenciales, como las que se producen en el dilema del prisionero, pueden no producirse si los jue­
gos se repiten. La definición formal de estos resultados generales se conoce, a veces, como los teoremas
folclóricos, porque los economistas creían en estos resultados antes de que, de hecho, fueran demostrados.
Aunque hay muchas versiones de estos teoremas, tal vez la más conocida sea la desarrollada por J. Friedman
en 197110. Demostró que cualquier juego repetido indefinidamente en el que existan rendimientos que son

10 J. F r ie d m a n . “ A N on-Cooperative Equilibrium for Supergam es", Review o f E conom ic Studies (m arzo de 1971: 1-12).

©ITES-Pararímfó
Capítulo 10 T e o ría de ju e g o s y equilibrio e stra té g ic o 265

preferidos por ambos jugadores a los rendimientos alcanzables en un equilibrio de Nash tendrán un equili­
brio de un subjuego perfecto que ofrece estos rendimientos siempre que los jugadores sean “suficientemen­
te pacientes” . Estos jugadores pacientes (es decir, con un 8 suficientemente alto) siempre considerarán atrac­
tivo mantener la estrategia desencadenante que ofrece rendimientos en el futuro. La perspectiva de la
repetición indefinida consigue compensar los resultados no óptimos que ofrece la lógica de Nash en los
juegos que sólo se repiten unas pocas veces. Por tanto, los resultados cooperativos son más creíbles.

J u e g o s c o n in form ación incom pleta

[.os juegos que hemos analizado en este capítulo son juegos con información completa. Es decir, toda la
estructura del juego es conocida por ambos jugadores. Es posible relajar estos supuestos restrictivos sobre
la información de diversas maneras. Incluso en los juegos de una única etapa, es posible que surja bastan­
te incertidumbre cuando los jugadores no conocen los rendimientos que obtendrán los demás.
Evidentemente, el jugador A no puede hacer conjeturas razonables sobre lo que hará B si no sabe con cer­
teza cuáles son los rendimientos de B. Pueden surgir otras cuestiones relacionadas con la información
imperfecta en juegos de múltiples etapas cuando las estrategias de las etapas anteriores sólo se pueden
observar parcialmente. P or ejemplo, en el dilema del prisionero repetido, la lógica de las estrategias de­
sencadenantes quedaría minada si el jugador A no pudiera detectar con precisión si el jugador B ha hecho
tram pa en los periodos anteriores. El análisis de estas posibilidades relacionadas con la información nos lle­
varía demasiado lejos aquí. Sin embargo, en el Capítulo 20 veremos cómo desempeña un papel importan­
te la información imperfecta para determ inar los resultados de relaciones parecidas a los juegos en los m er­
cados en los que hay relativamente pocas empresas.

R e su m e n

Este capítulo ha ofrecido una breve introducción a ias herramientas de la teoría de juegos, con especial
atención a la forma en que los conceptos de equilibrio estratégico pueden ayudar a explicar los resultados
en situaciones de incertidumbre. Las principales conclusiones del capítulo son:

• Todos los juegos se caracterizan por tener estructuras similares compuestas por los jugadores, las
estrategias disponibles y los rendimientos que obtienen los jugadores al jugar.

• El concepto del equilibrio de Nash ofrece una solución atractiva a un juego en el que la elección de
la estrategia por parte de cada jugador es óptima dadas las elecciones de los demás jugadores. Sin
embargo, no todos los juegos tienen un equilibrio de Nash único.

• Los juegos no cooperativos con dos jugadores y conjuntos de estrategias continuas suelen tener equi­
librios de Nash. Los juegos con sólo un conjunto finito de estrategias también tendrán equilibrios de
Nash con estrategias mixtas en las que las estrategias puras se eligen con probabilidades ciertas.

• Los juegos repetidos y de múltiples etapas pueden tener muchos equilibrios de Nash, algunos de los
cuales no son creíbles porque implican amenazas no creíbles. Los equilibrios de Nash que no impli­
can estas amenazas se llaman equilibrios de subjuegos perfectos.

• Los resultados que son, sin duda, superiores a un equilibrio de Nash pueden ser alcanzables en jue­
gos repetidos indefinidamente mediante la aplicación de estrategias desencadenantes. La existencia de

®ITES-Pararinfo
288 Pwne O I Elección en c o n d ic io n e s d e incertid um b re

o e s resultados cooperativos exigirá, por lo general, que los jugadores no descuenten demasiado los
rendimientos futuros.

Problem as
10.1
Los jugadores A y B participan en un juego de monedas. Cada uno muestra la cara o la cruz de una moneda. Si las
dos monedas salen cara, o si las dos salen cruz, B paga a A un dólar. Si las dos monedas muestran lados distintos, A
paga a B un dólar.
a) Determine la matriz de rendimientos de este juego, y demuestre que no incluye un equilibrio de Nash.
b) ¿Cómo elegirán los jugadores su estrategia en este caso?

10.2
Smith y Jones están jugando un juego de números. Cada uno elige 1, 2 o 3. Si los números que eligen son ¡guales.
Jones paga a Smith 3 dólares. Si son distintos, Smith paga a Jones un dólar.
a) Describa la matriz de rendimientos de este juego y demuestre que no tiene ningún par de estrategias que constitu­
ya un equilibrio de Nash.
b) Demuestre que con estrategias mixtas este juego sí tiene un equilibrio de Nash si cada jugador juega cada número
con una probabilidad de J/3. ¿Cuál es el valor de este juego?

10.3
Fudenberg y Tiróle (1992) desarrollan un juego de caza del ciervo a partir de una observación de Rousseau. Los dos
jugadores pueden cooperar para cazar un ciervo o pueden intentar cazar una liebre por su cuenta. La matriz de rendi­
mientos de este juego viene dada por

Jugador 8
Ciervo Liebre
Ciervo 2,2 0, 1
p c Liebre 1,0 1. 1

a) Describa el equilibrio de Nash en este juego.


b) Suponga que B cree que A utilizará una estrategia mixta cuando decide cómo va a cazar. ¿Cómo dependerá la elec­
ción óptima de B de la probabilidad de que A decida cazar un ciervo?
c) Suponga que este juego se amplía a n jugadores (el juego en el que pensaba Rousseau) y que los n jugadores deben
cooperar para que se pueda cazar al ciervo. Suponiendo que los rendimientos de un jugador en concreto, por ejem­
plo el B, sigan siendo los mismos, y que codos los demás n —1 jugadores optarán por estrategias mixtas, ¿cómo
dependerá la estrategia óptima de B de las probabilidades con las que cada uno de los demás jugadores decide cazar
a un ciervo? Explique por qué la cooperación parece menos probable en este juego ampliado.

10.4
Los jugadores A y B han encontrado 100 dólares en la acera y están discutiendo cómo deben repartirlos. Otro vian­
dante sugiere el siguiente juego: “Cada uno de ustedes dice el número de dólares que se quiere llevar (dA, d B). Si
dA +d g i 100, cada uno se queda con la cifra que ha dicho y yo me llevo lo que quede. Si dÁ + dB > 100, yo me
quedo los 100 dólares” . ¿Hay un único equilibrio de Nash en este juego de estrategias continuas?

©/TES-ftiraninfb
Capítulo 10 T e o ría d e ju e g o s y equilibrio e stra té g ic o 267

10.5
El equilibro de Nash de estrategias mixtas para el juego de la batalla de los sexos descrito en el Ejemplo 10.4 puede
depender de los valores numéricos de los rendimientos. Para generalizar esta solución, suponga que la matriz de ren­
dimientos de este juego viene dada por

Estrategias de B
Montaña Haya
*'>
Montaña K, 1 0 ,0
Estrategias de A
Playa 0 ,0 1, K

donde K > 1. Demuestre que este equilibrio de Nash con estrategias mixtas para este juego depende del valor de K.

10.6
Considere el siguiente juego dinámico. El jugador B anuncia. “Tengo una bomba atada a mi cuerpo. Si usted [A) no
me da un dólar, la detonaré, matándonos a ambos'’. Ilustre este juego en forma extensiva y evalúes! la estrategia anun­
ciada de B cumple el criterio de un subjuego perfecto.

1 0 .7
En A Treaiise on the Family (Cambridge: Harvard University Press, 1981), G. Becker propone su famoso teorema del
Niíio Mimado como un juego entre un niño (potencialmente mimado). A, y su padre, B. A mueve primero y elige una
acción, r, que afecta a su propia renta YA(r), (YA > 0) y a la renta de su padre YB(r), (Y¡ < 0). En la segunda fase
del juego, el padre deja un legado monetario de L a su hijo. Al niño sólo le importa su propia utilidad, UA(YA + L),
pero el padre maximiza UB(YB - L) + XUA, donde >. > 0 refleja el altruismo del padre hacia su hijo.
Demuestre que el hijo optará por el valor de r que maximiza YA + Yg aunque no tenga ninguna intención altruista.
[Pista: primero tiene que calcular el legado óptimo del padre, y después la estrategia óptima del hijo, dado el poste­
rior comportamiento del padre).

10.8
El juego de “gallina” se juega entre dos varones adolescentes que aceleran hacia el otro en automóvil en un camino
estrecho. El primero que se aparta es considerado un gallina, mientras que el otro obtiene el reconocimiento del grupo
de amigos. Por supuesto, ninguno de los dos salta y ambos se matan en el choque. Los rendimientos del juego se mues­
tran en la siguiente tabla.

Estrategias de 2?
Gallina No gallina
Gallina 2 ,2 1, 3
Estrategias de A
No gallina 3,1 0 ,0

a) ¿Tiene un equilibrio de Nash este juego?


b) ¿Es creíble la amenaza de cualquier de los dos de que no va a ser un gallina?
c) ¿Sería deseable que un jugador adquiriera el firme compromiso de no apartarse (por ejemplo, quitando el volan­
te)?

1 0 .9
Considere el siguiente juego en el que los jugadores A y B tienen 3 estrategias puras:

© íT E S A jf o n in f b
268 Parte III E le c ció n en c o n d ic io n e s de incertid um b re

' Estrategias de 5
L M R
V 5,5 2, 6 0 ,7
Estrategias de A M 6, 2 3, 3 0 ,0
. : D 7. 0 0, 0 1,1

a) Suponga que el juego sólo se realiza una vez, ¿cuáles son los equilibrios de Nash con estrategias puras?
b) Suponga que este juego se realiza dos veces, ¿cuáles son los equilibrios de subjuegos perfectos con estrategias
puras?
c) Si se repitiera este juego más veces, ¿en qué condiciones sería sostenible la estrategia repetida A:U, B\L1 ¿Cómo
depende su respuesta de las respuestas a los dos aparcados anteriores?

10.10
Considere la siguiente subasta con pujas selladas para una rareza. El jugador A valora la rareza que se subasta en 600$,
mientras que el jugador B la valora en 500S, y estas valoraciones son conocidas por cada jugador que enviará una puja
cerrada. El que ofrezca una puja mayor se llevará la rareza. Si se envían pujas iguales, el subastador tirará una mone­
da al aire para determinar quién se la lleva. Cada jugador tiene que decidir ahora cuánto va a ofrecer.
a) ¿Cómo clasificaría las estrategias en este juego? ¿Hay alguna estrategia dominante?
b) ¿Tiene un equilibrio de Nash este juego? ¿Es único?
c) ¿Cómo cambiaría este juego si cada jugador no sabe cuál es la valoración del otro?

Lectu ras re com e nd ad as


Fudenberg, D. y J. Tiróle. Gante Theory. Cambridge, MA: MIT Press, 1991.
A complete text. Provides sketches ofthe proofs of several existence theorems for Nash equilibria. Aiso offers extensive
coverage o f recení topics involving gomes wiih incomplete Information.
Gibbons, R. Gome Theory for Applied Economisis. Princeton, NJ: Princeton University Press, 1992.
A good introduction to many topics in gome theory together witíi a large set offitlfy worked appiications. Gibbons does
a fine job of recasting many standard economic models in game-theoretic terms.
Kreps, D.M. Game Theory and Economic Modeling. Oxford: Clarendon Press, 1990.
An expanded versión ofa series oflectures. Henee, ií lacks the completeness o fa text. But this is afine bookfor gening
afeelfor the purposes o f game theory in its economic context.
Luce, R.D. y H. Raiffa. Gomes and Decisions. New York: John Wiley & Sons, 1957.
A ctassic text on game theory. Does not cover many later topics, especially those on repeated games. But the book does
provide a number of useful links between game theory and statistical decisión theory.
Von Neumann, J. y O. Morganstem. Theory of Games and Economic Behavior. Princeton, NJ: Princeton University Press,
1944.
The pioneering work in game theory. Some of the mathematics here is very difficult and has been superseded by more
recení advances. But the book's developmem ofthe basic principies o f the subject—especially expected utility maximiza-
tion—remains one ofthe best sources available.

® /T E S -ftirflro n /b
9 A RTE
IV
PRODUCCIÓN Y OFERTA

11 F U N C IO N E S D E P R O D U C C IÓ N

12 C O STES

13 M A X IM IZ A C IÓ N DE B E N E F IC IO S Y O F E R T A

En esta parte analizaremos la producción y oferta de bienes económicos. Las instituciones


que coordinan la transformación de factores productivos en productos se denominan
empresas. Pueden ser grandes instituciones (como General Motors, IBM, o el Departa­
mento de Defensa estadounidense) o pequeñas (como las tiendas "Mom & Pop" o traba­
jadores autónomos). Aunque pueden tener distintos objetivos (IBMpuede intentar maximi-
zar los beneficios, mientras que un kibbutz israelí puede querer que sus miembros estén en
la mejor situación posible), todas las empresas deben tomar determinadas elecciones bási­
cas en el proceso de producción. El objetivo de la Parte IV consiste en desarrollar algu­
nos métodos para analizar estas elecciones.
En el Capítulo 11 analizamos la forma de modelizar la relación física entre factores
productivos y productos. Introducimos el concepto de la función de producción, una abs­
tracción útil de las complejidades de los procesos de producción del mundo real. Se des­
tacan dos características mensurables de la función de producción: sus rendimientos a
escala (es decir, cómo aumenta la producción cuando aumentan todos los factores produc­
tivos) y su elasticidad de sustitución (es decir, con qué facilidad se puede sustituir un fac­
tor productivo por otro manteniendo el mismo nivel de producción). También describimos
brevemente cómo se reflejan las mejoras técnicas en las funciones de producción.
El concepto de la función de producción se utiliza posteriormente en el Capítulo 12
para analizar ¡os costes de producción. Se supone que todas las empresas intentan produ­
cir al menor coste posible, un supuesto que permite desarrollar funciones de costes de la
empresa. El Capítulo 12 también se centra en cómo pueden diferir los costes a corto y
largo plazo.
C A P Í T U L O J £

FUNCIONES DE PRODUCCIÓN

La principal actividad de cualquier empresa consiste en convertir los factores productivos


en productos. Puesto que los economistas están interesados en ¡as elecciones que hace la
empresa para alcanzar este objetivo, pero quieren evitar el análisis de las muchas comple­
jidades de ingeniería implicadas en el proceso, han decidido construir un modelo de pro­
ducción abstracto. En este modelo, la relación entre factores de producción y productos
queda formalizada por una función de producción de la forma
q = f ( K , L, Af,...), (11-1)
donde q representa la producción de la empresa de un determinado bien durante un perio­
do1, K representa la maquinaria (es decir, el capital) utilizada durante el periodo, L repre­
senta las horas de trabajo, M representa las materias primas utilizadas2, y la notación indi­
ca la posibilidad de que otras variables afecten al proceso de producción. Se supone que
la Ecuación 11.1 ofrece, para cualquier conjunto concebible de factores de producción, la
solución de los ingenieros al problema de cómo combinar de la mejor forma posible esos
factores productivos para fabricar el producto.

1 A quí utilizamos la m inúscula q para representar la producción d e una em presa. Reservam os la mayúscula
Q p ara representar la produccióa total e n un m ercado. P or lo general, suponem os que una em presa sólo
fabrica un producto. L as cuestiones derivadas de las em presas co n m últiples producios se analizan e n unos
p ocos problem as y notas al p ie d e página.
2 A lgunas veces no se tienen en cuenta las m aterias prim as y la producción, q, se m ide en función del “ valor
añadido” .
272 Parle IV P ro d u c c ió n y oferta

Productividad m arginal
En este apartado estudiaremos la variación de la producción lograda mediante un cambio de uno de los fac­
tores productivos. Para e! análisis (y, de hecho, para la mayoría de los objetivos de este libro) resultará
más conveniente utilizar una función de producción simplificada definida de la siguiente manera:

F unción d e p ro d u c c ió n La fu n d ó n de producción de la em presa, para un determinado bien, q,

q= f(K ,L), (11.2)

muestra la cantidad máxima del bien que se puede producir utilizando combinaciones alternativas de
capital (K) y trabajo (L).

Por supuesto, la m ayor parte de nuestro análisis será válido para cualesquiera dos factores de produc­
ción que queramos analizar. Los térm inos capital y trabajo se utilizan sólo por conveniencia.
Análogamente, sería fácil generalizar nuestro análisis a los casos que incluyen más de dos factores produc­
tivos; en algunas ocasiones, así lo haremos. Sin embargo, la m ayor parte de las veces el limitar nuestro
análisis a dos factores productivos será bastante útil porque podemos representar estos factores en gráficos
bidimensionalcs.

P ro d u c to fís ic o m a rg in a l
Para analizar las variaciones de un único factor productivo, definimos el producto físico marginal de la
siguiente manera:

P ro d u cto físico m arginal El producto físico marginal de un factor productivo es el producto adi­
ciona] que se puede obtener empleando una unidad más de ese factor productivo mientras se mantienen
constantes todos los demás factores productivos. Matemáticamente,

producto físico marginal del capital = PMgK = — = f K

producto físico marginal del trabajo = PMgL = — = f L.


dL

Observe que las definiciones matemáticas del producto marginal utilizan derivadas parciales, y por canto
reflejan adecuadamente el hecho de que la utilización de los demás factores productivos se mantiene cons­
tante mientras se varía el uso del factor productivo que nos interesa. Por ejemplo, cousidérese el caso de
un agricultor que contrata a un témporero más para recoger la cosecha, pero mantiene constantes todos los
demás factores productivos. La producción adicional de este temporero es el producto físico marginal de
ese agricultor, medido en cantidades físicas, como fanegas de trigo, kilos de naranjas o número de lechu­
gas. Por ejemplo, podemos observar que 50 temporeros en una finca son capaces de producir 100 fanegas
de trigo al año, mientras que 51 temporeros, con la misma tierra y los mismos equipos, pueden producir
102 fanegas. El producto físico marginal del trabajador núm ero 51 es, pues, de 2 fanegas al año.

©ITES-Paraninfo
Capítulo 11 F u n c io n e s de p ro d u c c ió n 273

Productividad marginal decreciente


Podemos esperar que el producto físico marginal de un factor productivo dependa de cuánto factor se uti­
lice. Por ejemplo, no se puede añadir trabajo indefinidamente a un campo (mientras se mantiene constan­
te la cantidad de equipos, fertilizantes, etcétera) sin que finalmente la productividad se deteriore.
Matemáticamente, el supuesto de una productividad física marginal decreciente es un supuesto sobre las
derivadas parciales de segundo orden de la función de producción:

a* (u 4)
dPMgL d2q
SL 3L2 LL
El supuesto de la productividad marginal decreciente fue propuesto inicialmente por el economista dei
siglo XIX Thomas M althus, que estaba preocupado porque los rápidos incrementos de la población deriva­
ran en una m enor productividad del trabajo. Sus sombrías predicciones sobre el futuro de la humanidad
hicieron que se tildara a la economía de '“ciencia lúgubre” . Pero las matemáticas de la función de produc­
ción sugieren que es posible que este pesimismo no esté justificado. Las variaciones de la productividad
marginal del trabajo a lo largo del tiempo no sólo dependen de cómo crece el factor trabajo, sino también
de las variaciones de los demás factores productivos como el capital. Es decir, también tenemos que ana­
lizar S P M g i / d K = f LK. E n la mayoría de los casos, f LK > 0, por lo que no se puede dar por sentado que
la productividad del trabajo disminuye cuando tanto L como K aumentan. E n efecto, parece que la produc­
tividad del trabajo ha crecido significativamente desde los tiempos de Malthus, fundamentalmente porque
los importantes aumentos del factor capital han compensado el efecto de la productividad m arginal decre­
ciente.

Productividad física m edia

Una acepción frecuente de la expresión productividad del trabajo suele hacer referencia a la productividad
media. Cuando se dice que determinada industria ha experimentado incrementos de productividad, se quie­
re decir que la producción por unidad de trabajo ha aumentado. Aunque el concepto de productividad media
no es tan importante en los análisis teóricos de la economía como lo es la productividad marginal, recibe
una gran atención en los análisis empíricos. Puesto que resulta fácil cuantificar la productividad media (por
ejemplo, como tantas fanegas de trigo p o r hora de trabajo) se suele utilizar como un indicador de eficien­
cia. Definimos el producto medio del trabajo (PML) como
producto _ q _ f(K , L)
PM l = (11.5)
factor trabajo L L

Observe que PML también depende del nivel de capital empleado. Esta observación resultará bastante
importante cuando analicemos el cálculo del progreso técnico al final de este capítulo.

E JE M PL O 1 1 . 1
U n a función de producción c o n d o s factores productivos

S uponga que la función de pro d u cció n d e m atam oscas d u ran te d eterm inado p erio d o se puede re p rese n ta r com o

q = f ( K , L) = 600K2L2 - K 2Ú. (11.6)

© I T E S - P o r o r á /ó
274 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

P ara en co n trar ¡as relaciones d e p roductividad m ed ia y m arg in al del trabajo (L) p a ra esta función, debem os supo­
n e r un determ inado valo r del o tro facto r, el cap ital (K ). Suponga que K = 10. E n este caso, la fu n ció n de producción
viene dada p o r

9 = 6 0 000¿2 - 1 000 Í ? . ( l l . 7>

Producto marginal. L a función d e p roductividad m arg in al viene d ad a p o r

P M gt = ^ . = 120 0 0 0L - 3 000L 2, (11.8)


8L
q ue dism inuye a m edida que au m enta L hasta q u e, finalm ente, es n egativa. E sto im plica que q alcanza u n v a lo r m áxi­
m o. Si igualam os PM g¡ a c e r o ,

120 0 0 0 1 - 3 OGOL2 = 0 (1 1 .9 )
obtenem os

40Z, = Ü (11.10)
o
¿ = 40 (11.11)
com o el punto en el que q alcan za su valo r m áxim o. U na utilización del facto r trabajo p o r encim a d e 4 0 unidades p o r
p erio d o reduce, de h ech o , la p ro d u cció n total. P o r ejem p lo , cuando L = 40, la E cuación 11.7 m u estra que q = 32
m illones de m atam oscas, m ientras que cuando L = 50, la p ro d u cció n d e m atam oscas sólo asciende a 25 m illones.

Producto medio. P ara ca lc u lar la p roductividad m ed ia del trab ajo en la p ro d u cció n d e m atam oscas, dividim os q
p o r L , al tiem po qu e m antenem os K = 10:

P M l = — = 60 Q 00¿ - 1 000L 2. (11.12)


h
D e n u evo, se trata d e u n a p aráb o la inv ertid a q u e alcanza su m áxim o v alo r cuando

dPM ,
= 60 0 0 0 - 2 0 0 0 1 = 0, (11.13)
6L

lo q ue se p ro d u ce cuando L = 30. P ara este v alo r del facto r trabajo, la E cuación 11.12 m u estra que P M L = 900 000,
y la E cuación 11 .8 m uestra que la P M L tam b ién es 9 0 0 000. C uando P M L está e n el m áxim o, las productividades
m edias y m arginales del trabajo se igualan3 .

O bserve la relació n en tre la p ro d u cció n total y la pro d u ctiv id ad m edia que destaca este ejem plo. A unque la p ro ­
ducción total de m atam oscas es m ay o r c o n 4 0 trabajadores (32 m illones) que co n 3 0 (27 m illones), la p ro d u cció n .p o r
trab ajad o r es m ay o r en el segundo caso. C on 4 0 trab ajad o res, cada trab ajad o r p ro d u ce 800 0 0 0 m atam oscas p o r p e rio ­
d o, m ientras q u e con 30 trabajadores cad a trab ajad o r p ro d u ce 900 0 0 0 . P uesto q u e el facto r capital (las p ren sas d e los
m atam oscas) se m antiene constante, en este ejem plo la p roductividad m arg in al d ecrecien te d e l trab ajo term ina dando
lu g ar a un nivel d e prod u cció n p o r trab ajad o r d ecreciente.

PREGUNTA: ¿Cómo afectaría un incremento de K de 10 a 11 a las funciones de PMgL y de PML ?


Explique su respuesta de forma intuitiva.

3 Este resultado es bastante general. Puesto que


dP M L L ■PM gL —q
3L ¡}
en u n m áxim o L ■PMgL = q , o P M gL = P M , .

©fTES-Paroninfo
Capítulo 11 F u n c io n e s de p ro d u c c ió n 275

M a p a s de iso c u a n ta s y la relación de su stitu c ión técnica


Para reflejar la posible sustitución de un factor productivo por otro en una función de producción, utiliza­
mos su mapa de isocuantas. De nuevo, utilizamos una función de producción de la forma q = f ( K , L),
sabiendo que el “capital" y el “trabajo” son, sencillamente, ejemplos convenientes de cualesquiera dos fac­
tores productivos que pudieran interesamos. Una isocuanta (de ¿so, que significa “igual”) muestra las com­
binaciones de K y L con las que se pueden obtener una determinada cantidad de producto, Por ejemplo,
todas aquellas combinaciones de K y L que están en la curva denominada “ q = 10 ” en la Figura 11.1 son
capaces de producir diez unidades de producto por periodo. Esta isocuanta refleja pues el hecho de que hay
muchas formas alternativas de producir diez unidades de producto. Una de estas formas sería la represen­
tada por el punto A: utilizaríamos LA y KÁ para producir diez unidades de producto. Alternativamente,
podríamos preferir utilizar relativaménte menos capital y más trabajo, y elegiríamos por tanto un punto
como el B. Por tanto, podemos definir una isocuanta de la siguiente manera:

Is o c u a n ta Una isocuanta muestra las combinaciones de K y L que puede producir determinado nivel
de producto (por ejemplo, qQ). Matemáticamente, una isocuanta muestra el conjunto de K y L que cum­
ple
f ( K , L ) = q0. (11.14)

Hay muchas isocuantas en el piano K - L. Cada isocuanta representa un nivel de producción distinto.
Las isocuantas muestran sucesivos niveles de producción, cada vez mayores a medida que nos movemos
en dirección noreste. Es de suponer que si se utiliza más de cada uno de los factores productivos se con­
seguirá que aumente la producción. En la Figura 11.1 se muestran otras dos isocuantas (para q = 20 y
q = 30). Habrá observado el parecido entre un mapa de isocuantas y el mapa de curvas de indiferencia de
un individuo que se analizó en las Partes II y III. En efecto, son conceptos parecidos, porque ambos repre­
sentan mapas de “envolvencia” de una determinada función. Sin embargo, en el caso de las isocuantas la
denominación de cada curva es mensurable, una producción de diez unidades por periodo tiene u n signifi­
cado cuantificable. Los economistas están, por tanto, más interesados en el estudio de la forma de las fun­
ciones de producción que en el análisis de la forma exacta de las funciones de utilidad.

La relación m arginal de su stitu ción técnica

La pendiente de una isocuanta m uestra cómo se puede cambiar un factor productivo por otro manteniendo
constante el nivel de producción. El análisis de la pendiente ofrece información sobre la posibilidad técni­
ca de sustituir trabajo por capital. Una definición formal es la siguiente:

Relación marginal de sustitución técnica La relación marginal de sustitución técnica (RST)


m uestra la tasa a la que se puede sustituir capital por trabajo manteniendo constante la producción a lo
largo de una isocuanta. En términos matemáticos,
-dK
R S T { L por K ) = (11.15)
dL ?=«0

t t f e r a í if e d C é l i c a d s Co;0l<j¡JÍS
©ITES-Paroninfo
276 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

F IG U R A 11.1 Un m apa de ¡socuantas

Las isocuamas muestran combinaciones alternativas de factores productivos que se pueden utilizar para fabricar un determi­
nado nivel de producción. La pendiente de estas curvas muestra a la tasa a ia que se puede sustituir L por K manteniendo
constante la producción. Esta pendiente con signo negativo es conocida como la relación (marginal) de sustitución técnica
(RST). En el gráfico, la RST es positiva y decreciente para mayores usos del trabajo.

En esta definición, la notación pretende recordar que hay que mantener constante la producción a medi­
da que se sustituye L por K. El valor concreto de esta relación de intercambio dependerá, no sólo del nivel
de producción, sino también de las cantidades de capital y trabajo que se están utilizando.Su valor depen­
de del punto sobre el mapa de isocuantas en el que se está calculando la pendiente.

R S T y p ro d uctivid ad es m arginales

Para analizar la forma de las isocuantas de la función de producción, es útil dem ostrar el siguiente resulta­
do: la R S T (de L por K) es igual al cociente de la productividad física marginal del trabajo (PMgL) res­
pecto a la productividad física marginal del capital (PMgK). La demostración de esta afirmación se reali­
za haciendo que la diferencial total de la función de producción:

dq = ~ - d L + — • d K = PMg, ■dL + PMgK - dK, (11.16)


cL 8K

que muestra cómo afectan a la producción cambios pequeños de L y K. A lo largo de esta isocuanta, dq = 0
(la producción es constante), por lo que

PMgL ■dL = - P M g K ■dK. (11.17)

Esta expresión afirma que, a lo largo de una isocuanta, el incremento de la producción derivado de un
pequeño aumento. de L queda compensado exactamente por ia disminución de la producción derivada de
una reducción adecuada de K. Reorganizando los términos obtenemos,

® )T £ S -P a ro n in fo
Capítulo J l F u n c io n e s d e p ro d u c c ió n 277

dK_
= R S T ( L por (11.18)
' dL q * «o r m &K

Por tanto, la R S T viene dada por el cociente de las productividades marginales de los factores productivos.

Podemos utilizar el resultado de la Ecuación 11.18 para ver que las isocuantas que observamos deben
tener una pendiente negativa. Puesto que tanto la PMgL como la PMgK serán no negativas (ninguna
empresa decidirá utilizar un factor productivo que cuesta dinero y reduce la producción), la R S T también
será positiva (o tal vez cero). Puesto que la pendiente de una isocuanta es la R ST con signo negativo, cual­
quier empresa que observemos no operará en la parte de pendiente positiva de una isocuanta. Aunque es
matemáticamente posible pensar en una función de producción cuyas isocuantas tienen pendientes positivas
en algunos puntos, no tendría sentido económico que una empresa operara utilizando esas combinaciones
de factores.

R a z o n e s de u n a R S T decreciente

Las isocuantas de la Figura 11.1 están dibujadas no sólo con una pendiente negativa (como tiene que ser),
sino tam bién como curvas convexas. A lo largo de cualquiera de estas curvas, la R S T está disminuyendo.
Para cocientes elevados de K respecto a L , la R S T es un gran número positivo, lo que indica que se puede
renunciar a una gran cantidad de capital si se dispone de una unidad más de trabajo. Por otra parte, cuan­
do ya se está utilizando mucho trabajo, la R S T es reducida, lo que significa que sólo se puede cambiar una
pequeña cantidad de capital por una unidad más de trabajo si se quiere mantener constante el nivel de pro­
ducción. Este supuesto parece tener cierta relación con el supuesto de una productividad marginal decre­
ciente. Una rápida interpretación de la Ecuación 11.18 podría llevar a la conclusión de que un incremento
de L acompañado de una disminución de K daría lugar a un incremento de la PMgK, una reducción de la
PMgL y, por tanto, a una reducción de la RST. El problem a de esta rápida “demostración” es que la pro­
ductividad marginal de un factor productivo depende del nivel de ambos factores: los cambios de L afec­
tan a la PMgK y viceversa. Por lo general, no es posible derivar una R S T decreciente a partir del supues­
to, únicamente, de que la productividad marginal es decreciente.

Para ver por qué matemáticamente, suponga que q = f ( K , L) y que f K y f Lson positivas (es decir,
las productividades marginales son positivas). Suponga también que < 0 y f LL< 0 (que las producti­
vidades marginales están disminuyendo). Para dem ostrar que las isocuantas son convexas, tenemos que
dem ostrar que d ( R S T ) / d L < 0. Puesto que R S T = f L¡ fK, tenemos

dRST d ( f L/ f K) (U 1 9 )
dL dL
Puesto que f L y f K son funciones tanto de K como de L, tenemos que tener cuidado al derivar esta
expresión:
dRST _ [ fK ( f u + f a ■dK/ dL) - f L{ f KL + f KK • dK/dL)]
dL ( f Kf

Utilizando el hecho de que d K / d L = - f L/ f K a lo largo de una isocuanta, y el teorema de Young


(.f a . - f u L )• uñem os
dRST _ {fKfu_ ~T.fKf Lf KL + h J kk ) (1 1 2 1 )
dL ( f K)

® ITES-Paroninfo
278 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

Puesto que hemos supuesto que f K > 0, el denominador de esta función es positivo. Por tanto, todo el
cociente será negativo si el numerador es negativo. Puesto que se supone que tanto f u como f KK son
negativas, el numerador será definitivamente negativo si f KI es positiva. Si podemos suponer que es así,
habremos demostrado que dRS T /d L < 0 (que las isocuantas son convexas)4.

Im portancia de lo s efectos de fa productividad cruzada

Intuitivamente, parece razonable que la derivada parcial cruzada = f LK debería ser positiva. Parece
posible que si los trabajadores tuvieran más capital, tendrían productividades marginales superiores. Pero,
aunque es probable que sea así en el caso más frecuente, no tiene por qué ser necesariamente el caso.
Algunas funciones de producción pueden tener / ^ < 0 al menos para un intervalo de valores de los fac­
tores de producción. Cuando suponemos que la R S T es decreciente (como haremos durante la m ayor parte
de nuestro análisis), estamos por tanto haciendo un supuesto más fuerte que la simple productividad mar­
ginal decreciente de cada factor: concretamente, estamos suponiendo que las productividades marginales
disminuyen “suficientemente deprisa” como para compensar cualquier posible efecto negativo de las pro­
ductividades cruzadas.

E J E M P L O 11.2

U n a R S T decreciente______________________________________________________________________________

E n e l E jem plo 11.1. la fun ció n de p ro d u cció n d e los m atam oscas venía d ad a p o r

q = f ( K , L ) = 6 0 0 K 2L2 - K 3L \ (11.22)

L as funciones d e productividad m arg in al generales d e esta fu n ció n de p ro d u cció n son

P M gL = f L = = 1 2 0 0 K 2L - 3 K 2I )
eL (11.23)

P M g K = f K - J - j- = 1 200Á Z 2 - 3 K 2Ú .

O bserve qu e cad a una d e estas p roductividades d epende d e los valores de los d o s facto res prod u ctiv o s. Sacando
facto r com ún se dem uestra que estas p roductividades m arginales se rá n positivas p a ra valores d e K y L p a ra los que
AZ. < 4 0 0 .

P uesto que
f u = 1 2 0 0 K ’ - 6K }L

y
f KK = 1 2 0 0 L - 6 K L \ (11.24)

es eviden te que esta función tiene productividades m arginales decrecientes p a ra valores suficientem ente g ran d es d e K
y L . E n efecto, sivolvem os a sacar facto r co m ú n e n cada ex p resió n , e s fácil d em o strar que fu_, f KK < 0 si K L > 200.
Incluso en el intervalo 200 < K L < 4 0 0 , donde las relacio n es de la pro d u ctiv id ad m arginal d e esta fu n ció n se co m p o r­
tan "n o rm alm en te” , esta fu n ció n d e p ro d u cció n n o tiene p o r q u é te n er necesariam en te una RST d ecreciente. L a d ife­
renciación cruzada de cualq u iera de las funciones d e pro d u ctiv id ad m arg in al (E cuación 11.23) ofrece

/ „ . = / , * = 2 4 0 0 K L - 9 K '- I } , (1 1.25)

q ue sólo es positiva p ara K L < 266.

4 Com o señalam os en el Capitulo 2. las funciones para las que el num erador en la Ecuación 11.21 son negativas se denom inan funciones
(estrictam ente) cuasi cóncavas. »

©ITES-Poroninfo
Capítulo 11 F u n c io n e s de p ro d u c c ió n 279

El numerador de la Ecuación 11.21 será, por tanto, definitivamente negativo en el intervalo 200 < KL< pero
para fábricas de matamoscas de mayor escala el caso no está tan claro, porque f KL es negativa. Cuando / n es nega­
tiva. los incrementos del factor trabajo reducen la productividad marginal del capital. Por tanto, el argumento intuiti­
vo de que el supuesto de productividades marginales decrecientes ofrece una predicción sin ambigüedad sobre lo que
ocurrirá con la RST (= f , J f K) cuando L aumenta y K disminuye es incorrecto. Todo depende de los efectos relativos
sobre las productividades marginales de las productividades marginales decrecientes (que tienden a reducir f, y a
aumentar f k ) y de los efectos opuestos sobre las productividades marginales cruzadas (que tienden a aumentar f L y
a reducir f K). Aun así. para este caso de los matamoscas, es cierto que la RST está decreciendo en el intervalo de K
y L, donde las productividades marginales son positivas. Para valores superiores de K y L, las productividades mar­
ginales decrecientes de la función son suficientes para compensar la influencia de un valor negativo de sohre la
convexidad de las isocuantas.

PR EG U N T A : Para los casos en que K = L, ¿qué se puede afirm ar sobre las productividades marginales
de esta función de producción? ¿Cómo simplificaría esto el numerador de la Ecuación 11.21? ¿Cómo le
permite esto evaluar más fácilmente esta expresión para algunos valores superiores de K y L?

R e n dim ien tos a escala


Ahora vamos a caracterizar las funciones de producción. La primera cuestión importante que nos podemos
plantear al respecto es cómo reacciona la producción a incrementos de todos los factores al mismo tiempo.
Por ejemplo, suponga que se duplican todos los factores: ¿se duplicará la producción o no hay una relación
tan sencilla? Esta pregunta hace referencia a los rendimientos a escala de la función de producción que ha
interesado a los economistas desde que Adam Smith analizó con detenimiento la producción de chinchetas.
Smith identificó dos fuerzas que actuaban cuando se realizaba el experimento conceptual de duplicar todos
ios factores productivos. Prim ero, la duplicación de la escala permite una mayor división del trabajo y una
especialización de las funciones. Por tanto, se puede suponer que la eficiencia puede aumentar: la produc­
ción puede aumentar más del doble. Segundo, la duplicación de los factores productivos también implica
cierta pérdida de eficiencia porque la supervisión directiva puede ser más difícil dada la mayor escala de la
empresa. El saber cuál de las dos tendencias tiene un m ayor efecto es una importante cuestión empírica.

La presentación de una definición técnica de estos conceptos es equívocamente sencilla:

D e f in ic ió n -'A'r:. _____ _____________ __________ _____________

R en d im ie n to s a e s c a la Si la función de producción viene dada por q = f ( K , L ) y todos los facto­


res productivos se multiplican por la misma constante positiva, m (donde m > 1), podemos catalogar
los rendimientos a escala de la función de producción de la siguiente manera

Efecto sobre la prodncción Rendimientos a «cala


I. f(mK,mL)=n\f(K,L) =mq Constantes
II. f{mK,mL)<mf(K,L)=mq Decrecientes
III. f{mK,mL)>mf(KyL)-=mq Crecientes

De forma intuitiva, si un incremento proporcional de los factores productivos hace que la produc­
ción aumente en la misma proporción, la función de producción tendrá rendimientos constantes a esca-

®ITESfaraninfo
280 Parle I V P ro d u c c ió n y oferta

ta5. Si la producción aumenta menos que proporcionalmente, la función tendrá rendimientos decrecientes
a escala. Y si la producción aumenta más que proporcionalmente, hay rendimientos crecientes a escala. Es
teóricamente posible que una función tenga rendimientos constantes a escala para algunos niveles de utili­
zación de los factores productivos y rendimientos crecientes para otros niveles. Sin embargo, los econo­
mistas suelen hacer referencia al grado de los rendimientos a escala de una función de producción con el
concepto implícito de que sólo se está teniendo en cuenta un intervalo relativamente reducido de variación
de la utilización de los tactores productivos y del nivel respectivo de la producción.

R endim ientos c o n sta n te s a escala y la R S T

Las funciones de producción con rendimientos constantes a escala ocupan un importante lugar en la teoría
económica. Esto se debe, fundamentalmente, a que hay razones económicas para esperar que una función
de producción de una industria tenga rendimientos constantes. Si toda la producción de una industria liene
lugar en fábricas de tamaño “eficiente” , la duplicación de todos los factores productivos se podría lograr,
razonablemente, duplicando el número de estas fábricas. Pero es de suponer que esto duplicaría la produc­
ción, porque ahora hay exactamente el doble de fábricas. Por tanto, la industria se comportaría como si
tuviera una función de producción con rendimientos constantes a escala. Siempre que la duplicación de los
factores productivos se realice duplicando el número de fábricas de tamaño óptimo se producirá esta situa­
ción.

Las funciones de producción con rendimientos constantes a escala tienen la propiedad teórica útil de
que la R S T entre dos factores, por ejemplo K y L, depende únicamente del cociente de K respecto a L , y
no de la escala de producción. Esto se puede dem ostrar con un argumento intuitivo. Suponga que tenemos
una función de producción con rendimientos constantes a escala tal que cuando K = 10 y L = 10, q = 20.
Suponga también que, en este punto, la R S T de L por K es igual a 2. Por tanto, 8 unidades de A" y 12 uni­
dades de L también permitirán obtener q = 20. Ahora, considere la posibilidad de duplicar todos los fac­
tores productivos. Lo que queremos dem ostrar es que la R ST con la nueva combinación de factores
productivos (K = 20, L = 20) también es igual a 2. Sabemos, por nuestro supuesto de rendimientos cons­
tantes a escala, que la combinación de factores {K = 20, L = 20) producirá 40 unidades de producto, y tam­
bién se producirá esta cantidad con una combinación de factores (K = 16, L = 22). Por tanto, la R S T (en
K = 20. L * 2 0 ) viene dada por —(—4 )/2 = 2. Éste es el resultado que queríamos demostrar: la R S T no
depende de la escala de producción, sino únicamente del cociente de K y ZA

Geométricamente, todas las isocuantas con una función de producción con rendimientos constantes a
escala son “reproducciones radiales” de la isocuanta unitaria. A lo largo de cualquier recta que parta del
origen (una recta sobre la que KIL es constante), la pendiente de las isocuantas es la misma. La Figura 11.2
representa este caso gráficamente, y también m uestra que las isocuantas están separadas por la misma dis­
tancia a medida que aumenta ta producción; por tanto, muestran una relación proporcional constante entre
los aumentos de todos los factores y los incrementos de la producción7.

5 M atem áticam ente, se dice que estas funciones con rendim ientos constantes a escala son “hom ogéneas de grado 1“ O, a veces, “hom ogé­
neas linealm ente” . El concepto genera] de las funciones hom ogéneas fue analizado brevem ente en el Capítulo 5 (véase concretam ente la
nota a pie d e página 1).
6 Para una dem ostración form al, véase el Problem a 11.10.
7 C om o vim os e n la Parte □ . las funciones para las que todas las curvas son expansiones radiales se denom inan h o m m ttiea s. C ualquier trans­
form ación m onótona d e una ñinción hom ogénea será hom otética (véase e l Problem a 11.10). P o r tanto, incluso las funciones que no tie­
nen rendim ientos constantes a escala pueden tener m apas d e isocuantas hom otélicas. H ay dos casos im portantes que son la función Cobb-
D ougtas y la ñinción con ESC que se analizarán m ás adelante e n este m ism o capitulo.

® IT E S -P c ro n ¡n fo
Capitulo 11 F u n c io n e s de p ro d u c c ió n 281

F IG U R A 1 1 .2 M ap a de isocuantas para una función de producción con rendimientos constantes


a escala

Para una función de producción con rendimientos constantes a escala, ia RST depende únicamente del cociente de K respec­
to a L, y no de ia escala de producción. Por canto, cada isocuanta será una reproducción radial de la isocuanta unitaria. A lo
largo de cualquier recta que parta del origen (una recta con KIL constante), la RST será la misma en todas las isocuantas.

K por p e rio d o

El c a so co n n factores

La definición de rendimientos a escala se puede generalizar fácilmente a una función de producción con n
factores productivos. Si esa función de producción viene dada por

q = n X l , X 2, . . . , X n), (11-26)

y se multiplican todos los factores productivos por una constante positiva, m, tendremos

f ( m X l, m X 2, . . . , m X n) = mkf ( X 1, X 2, . . . , X r!) = m t q (11.27)

para alguna constante k. Si k = 1, la función de producción tiene rendimientos constantes a escala. Los ren­
dimientos decrecientes y crecientes a escala se corresponden con los casos en que k < 1 y k > 1 respecti­
vamente.

La parte crucial de esta definición matemática es el requisito de que todos los factores productivos
aumenten en la misma proporción, m. En muchos procesos de producción del mundo real esta condición
puede tener poco sentido económico. Por ejemplo, una empresa puede tener un único “je fe ” y no habría
que multiplicar ese número incluso si se duplican todos los demás factores. O la producción de una explo­
tación agrícola puede depender de la fertilidad de la tierra. Es posible que no se pueda duplicar el número
de hectáreas cultivadas al tiempo que se mantiene la fertilidad, porque es posible que las nuevas tierras cul­
tivadas no sean tan buenas como las que ya se están explotando. Por tanto, algunos factores tendrán que
ser fijos (o, al menos, imperfectamente variables) en la mayoría de los casos prácticos. En este caso, pare­
ce probable que habrá cierta productividad decreciente (debido al incremento del empleo de los factores

©IT£S-Paron¡nfb
282 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

variables), aunque no se puede decir que se trate de “rendimientos decrecientes a escala” debido a la exis­
tencia de factores que no se mantienen fijos.

La elasticidad de sustitución
Otra característica importante de la función de producción es la “facilidad” con la que se puede sustituir
un factor por otro. Se trata, fundamentalmente, de una cuestión relativa a la form a de una única isocuan-
ta, y no de una cuestión relativa al conjunto del mapa de isocuantas. A lo largo de una isocuanta, la rela­
ción de sustitución técnica disminuirá a medida que la ratio capital-trabajo se reduzca (es decir, a medida
que KIL disminuye); ahora queremos definir algunos parámetros que miden este grado de respuesta. Si la
R S T no cambia en absoluto cuando KIL varía, podemos decir que es fácil sustituir los factores, porque el
cociente de las productividades marginales de los dos factores no varía cuando se cambia la combinación
de factores. Alternativamente, si la R ST cambia rápidamente para pequeñas variaciones de KIL, diremos
que es difícil sustituir los factores, porque pequeñas variaciones de la combinación de factores tendrán
importantes efectos sobre las productividades relativas de los factores. Un indicador sin escala de este grado
de respuesta es la elasticidad de sustitución, un concepto que vimos brevemente en la Parte II. Ahora pode­
mos ofrecer una definición formal:

E lasticid ad d e s u s titu c ió n Para la función de producción q = f ( K , L), la elasticidad de sustitución


(a) mide la variación proporcional de KIL respecto a la variación proporcional de la R ST a lo largo de
una isocuanta. Es decir,

A porcentual ( K / L ) dK/L R ST _ 3 In K ¡L
A porcentual R S T dRST K /L d In R ST

Puesto que, a lo largo de una isocuanta, KIL y la R ST se mueven en el mismo sentido, el valor de ct
siempre es positivo. Gráficamente, este concepto aparece representado en la Figura 11.3 como un movi­
miento del punto A al punto B de la isocuanta. En este movimiento, tanto la R S T como el cociente KIL cam­
biarán; estamos interesados en la magnitud relativa de estos cambios. Si a tiene un valor elevado, la RST
no cambiará mucho respecto a K /L , y la isocuanta será relativamente plana. Por otra parte, un valor redu­
cido de a implica una isocuanta con una gran pendiente; la R ST cambiará en una cuantía significativa a
medida que varía KIL. Por lo general, es posible que la elasticidad de sustitución varíe a medida que uno
se mueve a lo largo de una isocuanta y a medida que cambia la escala de producción. Si también se supo­
ne que hay rendimientos constantes a escala, entonces, puesto que todas las isocuantas son meras copias de
las demás, será la misma a lo largo de todas las isocuantas. Muchas investigaciones de las funciones de
producción en el mundo real se han centrado en este tipo de isocuantas con rendimientos constantes a esca­
la y elasticidad de sustitución constante8. Algunas de las funciones m ás importantes se analizan con más
detalle más adelante en este mismo capítulo.

® L a elasticidad d e sustitución se puede expresar directam ente en térm inos d e la función de producción y sus derivadas, en el caso de ren­
dim ientos constantes a escala, como
m /d L )-(d q /d K )
q - i& q /d L d K )
Pero esta fórm ula es bastante com pleja. P or tanto, suele ser más fácil aplicar la definición logarítm ica de la E cuación 11.28. P ara un breve
resum en, véase P. B e rc k y K. S y d s a e t e r , E conam ist's M athem atical M anual (Berlín: Springer-V erlag, 1991), Capítulo 4.

©ITES-Paraninfo
Capitulo 11 F u n c io n e s de p ro d u c c ió n 983

F IG U R A 1 1 .3 Descripción gráfica de la elasticidad de sustitución

AI m overnos del punto A al punto B sobre la isocuanta ? = ?o. tanto la ratio capital-trabajo (K/L) com o la R S T cambiarán.
La elasticidad de sustitución (a ) se define com o e l cociente de estos cambios proporcionales. M ide la curvatura de la iso­
cuanta.

El c a so de n fa cto re s p rod uctivos

La generalización de la elasticidad de sustitución al caso de muchos factores productivos plantea varias


complicaciones. U n posible planteamiento consiste en adoptar una definición análoga a la de la Ecuación
11.28; es decir, definir la elasticidad de sustitución entre dos factores como el cambio proporcional del
cociente de los dos factores respecto al cambio proporcional de la R ST entre ambos al tiempo que se man­
tiene constante la producción. Para que esta definición esté completa, también será necesario exigir que
todos los demás factores, que no sean los dos factores en cuestión, se m antengan constantes. Sin embargo,
este último requisito (que no es relevante cuando sólo hay dos factores de producción) restringe el valor de
esta posible definición. En los procesos productivos del mundo real es probable que cualquier variación del
ratio de los dos factores también se vea acompañado de variaciones del grado de utilización de los demás
factores. Algunos de estos otros factores pueden ser complementarios de los que se están analizando, mien­
tras que otros pueden ser sustitutivos, por lo que el mantenerlos constantes genera una restricción bastan­
te artificial. P o r ello, suele utilizarse una definición alternativa de la elasticidad de sustitución que permite
esta complementariedad y esta sustitución en el caso de n factores. Describiremos brevemente este concep­
to alternativo en el próxim o capítulo y lo utilizaremos más cuando analicemos las demandas de factores en
el Capítulo 21.

© ITES-Paraninfb
284 Pane IV P ro d u c c ió n y oferta

A lg u n a s fu n c io n e s de p rodu cción fre cue nte s

En este apartado veremos cuatro sencillas funciones de producción, cada una de ellas caracterizada por una
elasticidad de sustitución diferente. Estas funciones sólo se analizan para el caso de dos factores producti­
vos, pero la generalización a muchos factores resulta fácil (véanse las ampliaciones a este capítulo). De
nuevo, estas funciones se parecen mucho a las funciones de utilidad descritas en el Capítulo 3.

Caso 1: Funciones lineales (o = co)

Suponga que una función de producción viene dada por la fórmula

q = f (K , L ) = aK + bL. (11.29)

Resulta fácil demostrar que esta función de producción tiene rendimientos constantes a escala. Para
cualquier m > 0,

f ( m K , mL) = a m K + bmL = m { a K + bL) = m f ( K , L). (11.30)

Todas las isocuantas de esta función de producción son líneas rectas paralelas con una pendiente igual
a -b ¡ a . Este mapa de isocuantas aparece en ei panel (a) de ia Figura 11.4. Puesto que a lo largo de cual­
quier isocuanta con forma de línea recta la R ST es constante, el denominador en la definición de o
(Ecuación 11.28) es igual a 0 y, por tanto, a es infinito. Aunque esta función de producción lineal es un
ejemplo útil, es difícil encontrarlo en la práctica porque hay pocos procesos de producción que se caracte­
ricen por tener una posibilidad de sustitución tan fácil. En efecto, en este caso, el capital y el trabajo pue­
den considerarse como sustitutivos perfectos el uno del otro. Una industria caracterizada por esta función
de producción sólo podría utilizar capital o trabajo, dependiendo de los precios de estos factores. Resulta
difícil imaginar un proceso de producción de este tipo: cualquier máquina necesita que haya alguien que
apriete tos botones, y cualquier trabajador requiere al menos ciertos equipos de capital, por modestos que
sean.

C aso 2: P roporciones fijas (o = 0)

La función de producción caracterizada por a = 0 es u n caso importante de la fu n d ó n de produedón de


propordones fija s. El capital y el trabajo siempre se deben utilizar en una proporción fija. Las isocuantas
de esta función de producción tienen forma de “L ” y se muestran en el panel (b) de la Figura 11.4. Una
empresa caracterizada por esta función de producción siempre operará a lo largo de la recta que parte del
origen y que tiene una ratio KIL constante. El situarse sobre cualquier otro punto que no sea el vértice de
las isocuantas sería ineficiente, porque se podría lograr la misma producción con menos factores movién­
dose a lo largo de la isocuanta hacia el vértice. Puesto que KIL es constante, resulta fácil ver a partir de la
definición de la elasticidad de sustitución que o debe ser igual a 0.

La fórm ula matemática para la función de producción de proporciones fijas es

q = oán(aK,bL) a, b > 0, (11.31)

donde el operador “m in” significa que q viene dado por el m enor de los dos valores entre paréntesis. Por
ejemplo, suponga que aK < bL\ entonces, q = aK, y diremos que el capital es la restricción efectiva en
este proceso de producción. El empleo de más trabajo no permitiría elevar la producción y , por tanto, el
producto marginal del trabajo es cero; en este caso, es inútil añadir más trabajo. Análogamente, si
a K > bL, el trabajo es la restricción efectiva de la producción y es inútil añadir trabajo. Cuando a K = bL,

© ITíS-Paroninfo
Capítulo 11 F u n c io n e s de p ro d u c c ió n 885

F IG U R A 1 1 .4 M ap as de isocuantas para funciones de producción con distintos valores de a

E n e s to s g r á fic o s s e re fle ja n tre s p o s ib le s v a lo r e s d e la e la s tic id a d d e su s titu c ió n . E n (a ), e l c a p ita l y e l tr a b a jo s o n s u s titu ti­


v o s p e r fe c to s . E n e s te c a s o , la R S T n o c a m b ia r á c u a n d o v a r íe la r a tio c a p ita l-tra b a jo . E n (b ), e l c a s o tic la s p r o p o rc io n e s
f ija s , n o h a y s u s titu c ió n p o s ib le . L a r a tio c a p ita l-tra b a jo e s f ija e ig u al a b ! a . U n c a s o d e s u s titu c ió n lim ita d a a p a r e c e e n (c).

ambos factores se utilizan plenamente. Cuando esto ocurre, K j L - b / a , y la producción tiene lugar en un
vértice del mapa de isocuantas. Si ambos factores son caros, este punto es el único en el que se minimizan
los costes. La unión de todos estos vértices es una línea recta que parte del origen y cuya pendiente viene
dada por bla.
La función de producción de proporciones fijas tiene una amplia gama de aplicaciones9. Muchas máqui­
nas, por ejemplo, exigen que haya determinado número de personas controlándolas, pero cualquier exceso

9 C o a la fórm ula de la Ecuación 11.31, la función de producción d e proporciones fijas m uestra rendim ientos constantes a escala porque
f ( m K , m L ) = m in (am K , bm L) = m m infaiT , bL ) = m f ( K , L)
p ara cualquier m > 0. E s fácil incorporar rendim ientos crecientes o decrecientes e n la función utilizando una transform ación no lineal de
esta fórm ula, com o [ f ( K . L ) f donde y puede ser m ayor o m enor que uno.

©ITES-Paraninfo
286 Parte J V P ro d u c c ió n y oferta

de mano de obra serla inútil. Considere la posibilidad de combinar capital (una segadora) y trabajo para
segar un campo. Siempre hará falta que una persona controle la segadora, y cualquier factor, sin el otro,
sería incapaz de producir en absoluto. Es posible que haya muchas máquinas de este tipo y que se requie­
ra una combinación fija de trabajadores por máquina10.

C aso 3: C obb-D ouglas (o - 1 )

La función de producción para la que a = 1, denominada función de producción Cobb-Douglas11, ofrece


un caso intermedio entre los dos casos extremos analizados anteriormente. Las isocuantas del caso Cobb-
Douglas tienen una form a convexa “n o rm a r y se m uestran en el panel (c) de la Figura 11.4. La fórmula
matemática de la (unción de producción Cobb-Douglas viene dada por

q = f ( K , L ) = A K aLb, (11.32)

donde A, a y b son constantes positivas.

La función Cobb-Douglas puede tener cualquier tipo de rendimientos a escala, dependiendo de los valo­
res de a y b. Suponga que se multiplican todos los factores productivos por una constante m. En este caso,

f ( m K , mL) = A ( mK)a (mL)b = A m 0 VhK aÚ =

= m at* f ( K , L ) .

A sí pues, si a + b = 1, la función Cobb-Douglas tiene rendimientos constantes a escala, porque la pro­


ducción también aumenta en un factor igual a m. Si a + b > 1, la función tiene rendimientos crecientes a
escala, mientras que a + b < 1 se corresponde con el caso de rendimientos decrecientes a escala. Resulta
fácil dem ostrar que la elasticidad de sustitución es igual a 1 en el caso de la función de producción Cobb-
Douglas12. Este hecho ha provocado que los investigadores utilicen la versión de rendimientos constantes
a escala de esta función para ofrecer una descripción genérica de las relaciones de producción agregada en
muchos países (véase el Capítulo 21).

La función Cobb-Douglas también resulta útil en muchas aplicaciones prácticas porque es una función
lineal cuando se aplican logaritmos:

ln q = ln A + a ln K + b ln L. (11.34)

10 El ejem plo de la segadora indica, no obstante, otra posibilidad. E s d e suponer que hay cierro m argen en la elección de! tam año de la sega­
dora que se ve a com prar. P or tanto, antes de realizar la com pra, la ratio capital-trabajo para segar cam pos puede considerarse variable:
se puede eleg ir cualquier m aquinaria, desde unas tijeras hasta una segadora industrial. Sin em bargo, una vez realizada la com pra, la ratio
capital-trabajo es lija.
11 En honor a C .W . Cobb y P .H . D ouglas. V éase P .H . D o u o u s , The Theory o fW a g e s (Nueva York; M acm illan C o., 1934), págs. 132-
135.
12 Para la función Cobb-Douglas.

RST, h , ^ l =^ .
fK aAK L a L

A sí pues:

8 ln K / L ,
o * -------— =1.
ein/WT

® /T E S -P o ro n m fo
Capítulo ! ¡ F u n c io n e s de p ro d u c c ió n 287

La constante a es pues la elasticidad de la producción respecto al factor capital, y b es la elasticidad de


la producción respecto al factor trabajo13. Estas constantes se pueden estimar, a veces, a partir de datos
reales, y estas estimaciones se pueden utilizar para calcular los rendimientos a escala (analizando la suma
a + b ) y con otros fines prácticos.

Caso 4: F unción de producción con ESC

Una fórmula que incluye los tres casos anteriores y que también permite que a tenga otro valor distinto es
el de la función de producción con Elasticidad de Sustitución Constante (ESC), introducida por prim era vez
por Arrow et al, en 1961!4. Esta función viene dada por

q = f ( K , L ) = [Kp + I ? f p (11.35)

para p < i, p * 0, y e > 0. Esta función se parece mucho a la función de utilidad con ESC analizada en el
Capítulo 3, aunque ahora hemos añadido el exponente e/p para permitir la introducción explícita de los ren­
dimientos a escala de los factores. Para el caso en que s > l , la función tiene rendimientos crecientes a
escala, mientras que para e < 1 la función tiene rendimientos decrecientes.

La aplicación directa de la definición de a a esta función15 perrriite obtener el importante resultado de


que
o« — • (11.36)
1 -p

P o r tanto, los casos lineales, de proporciones fijas y Cobb-Douglas se corresponden con p = 1, p = -eo,
y p = 0 respectivamente. La demostración de este resultado para el caso de proporciones fijas y el caso
Cobb-Douglas exige utilizar límites.
A menudo se utiliza la función con ESC con una ponderación distributiva, P (0 £ p < 1), para indicar
la importancia relativa de los factores:

q = f ( K , L ) = [pff" + (1 - p) E f p. d i -37)

Con rendimientos constantes a escala y p = 0, esta función converge al caso Cobb-Douglas

q = f ( K , L ) = K ^ J } -\ (11.38)

que, tal y como se analizará en el Capítulo 21, sugiere una estrecha relación entre el parámetro p y las pro­
porciones de Ia'renta que se obtienen gracias al capital y al trabajo.

13 L a dem ostración se deriva d e las utilizadas en el Capítulo 7. Si se define, p o r ejem plo, la elasticidad de la producción respecto a l capi­
tal com o
_ dq K _ d ln q
^ ~ 8K ' q ~ 8 ln K ’

se deriva, de la Ecuación 11.34, que e ^ K = <2. Análogam ente, e^ , = b.


14 K J . A r ro w , H .B . C h e n e r y , B .S . M inim s y R .M . S o lo w , 'C ap ital-L ab o r Subsiitution and Econom ic E fficiency", R eview o f E c o n o m ía
a n d Staiisrics (agosto de 1961): 225-250.

15 Puesto que la R S T = f , t f - = — 2 - 1 - í ^ — = ( — 1 = ( — ) , la definición dem uestra que 0 1 " K ' L = _ j _ . O b s e rv e q u e la


Jl , J k s/pql K , pK'"' {Kl U J BtoRST 1 -p
presencia de p en el efecto de escala, g /p , supone que f L. Jg son positivas incluso cuando p < ü.

©iTES-Poraninfo
288 Parte I V P ro d u c c ió n y oferta

E J E M P L O 1 1 .3

U n a fu n c ió n d e p r o d u c c ió n C o b b - D o u g la s

La función de producción Cobb-Douglas ofrece un ejemplo particularmente sencillo para ilustrar los conceptos de ren­
dimientos a escala y elasticidad de sustitución. También nos ofrece la oportunidad de recuperar nuestras hamburgue­
sas (q), que se producen siguiendo la función de producción

4 = 10K V1L'12. (11.39)


Puesto que los exponentes de esta función suman 1. tiene rendimientos constantes a escala; con K - 10. L = 10.
q = 100 hamburguesas por hora, mientras que con K - 20, L - 20, la producción es de 200 hamburguesas por hora.
El mapa de isocuantas de la producción de hamburguesas se puede derivar haciendo que la producción sea igual a dis-
tinios valores. Por ejemplo, la isocuanta de 50 hamburguesas viene dada por

q = 50 = ÍOK^L'12 (11.40)

KL = 25. (11.41)
Análogamente, se pueden producir 100 hamburguesas utilizando combinaciones de K y L que cumplan
KL = 100. (11.42)
Las isocuantas en esta función Cobb-Douglas son, por tanto, hipérbolas rectangulares, como se muestra en la
Figura 11.5. Como en el caso de todas las funciones de producción con rendimientos a escala constantes, estas iso­
cuantas son simplemente copias de una única isocuanta.
La RST en la producción de hamburguesas se puede calcular con facilidad:

^f'/2Kl/2 K
RST{L por K) = f K/ f K = ^ 5 ^ = J (11.43)

Este resultado ilustra tres hechos sobre la curvatura de las isocuantas de las hamburguesas. Primero, la RST dis­
minuye claramente a medida que aumenta L y disminuye K. Segundo, la RST depende únicamente del cociente de K
respecto a L, y no del nivel absoluto de estos factores. En este caso, una duplicación de K y L no altera la RST.
Finalmente, la Ecuación 11.43 deja claro que la elasticidad de sustitución es igual a 1 en este caso: la RST cambia en
la misma proporción que la ratio KIL (en efecto, son iguales) para movimientos a lo largo de la isocuanta. En capítu­
los posteriores volveremos a nuestro análisis de la producción de hamburguesas cuando analicemos la naturaleza del
equilibrio entre oferta y demanda en este mercado.

P R EG U N T A : ¿Cómo cambiaría este mapa de isocuantas si la función de producción tuviera rendimientos


crecientes a escala (q = IQK2,3I?/3) o rendimientos decrecientes a escala (q = 10A(I/2Z.I/3)?

Progre so técnico
Los métodos de producción mejoran a lo largo del tiempo, por lo que es importante ser capaz de reflejar
estas mejoras en el concepto de la función de producción. Una forma sencilla para mostrar este progreso
es el de la Figura 11.6. Inicialmente, la isocuanta q0 muestra las combinaciones de capital y trabajo que
se pueden utilizar para obtener un nivel de producción igual a q0. Tras el desarrollo de mejores técnicas
de producción, esta isocuanta se desplaza a q r0. Ahora se puede obtener el mismo nivel de producción con
menor cantidad de factores. Una forma de medir esta m ejora es observando que con una cantidad de capi­
tal de, por ejemplo, K {, antes hacían falta L , unidades de trabajo para obtener qQ, mientras que ahora

©ITES-Paroninfo
Capitula 11 F u n c io n e s de p ro d u c c ió n 280

F IG U R A 1 1 .5 Representación gráfica de las isocuantas q = 50 y 9 = 100 para la función de


producción q - 10Klt2Lu2

Estas isocuantas se obtienen directamente de las Ecuaciones 11.41 y 11.42. Muestran combinaciones de K y L que pueden
producir 50 y 100 hamburguesas por hora respectivamente. Las isocuantas muestran claramente una RST decreciente.

sólo hacen falta Ly Pero hay que tener cuidado cuando se hace este tipo de cálculos. Un incremento del
factor capital hasta también hubiera permitido una reducción del factor trabajo hasta L, a lo largo de
la isocuanta inicial q0. En este caso, la producción por trabajador también aumentaría, aunque no se hubie­
ra producido un auténtico progreso técnico. La utilización del concepto de la función de producción puede
ayudar a diferenciar entre estos dos conceptos y, por tanto, permite que los economistas realicen estima­
ciones precisas de la tasa de cambio tecnológico.

M e d ic ió n del p rogre so técnico

La prim era observación que hay que hacer respecto al progreso técnico es que, a lo largo del tiempo, la
tasa de crecimiento de la producción ha sido superior a la tasa de crecimiento que se puede atribuir al cre­
cimiento de los factores productivos definidos de forma convencional. Suponga que partimos de una fun­
ción de producción

q = A (¡)f(K ,L) (11.44)

para un determinado bien (o tal vez para m ostrar la producción del conjunto de la sociedad). El término
A (r) de la función representa todos los factores que influyen en la determinación de q que no sean K (horas
máquina) y L (horas de trabajo). Los cambios de A a lo largo del tiempo representan el progreso técnico.

©ITES-Pamnlnfo
290 Pane I V P ro d u c c ió n y oferta

F IG U R A 11.6 Progreso técnico

El progreso técnico desplaza la isocuanta q0 hacia el origen. La nueva isocuanta q'0 muestra que se puede obtener ahora un
determinado nivel de producción con menos factores productivos. Por ejemplo, con Xj unidades de capital, ahora sólo hacen
falta L, unidades de trabajo para producir q¡¡, mientras que antes del adelanto tecnológico hacían falta L¿ unidades de tra­
bajo.

Por lanto, A aparece como un factor que depende del tiempo. Es de suponer que d A /d t > 0; cualquier
nivel dado de factor trabajo y capital será cada vez más productivo a lo largo del tiempo.

Si diferenciamos la Ecuación 11.44 respecto al tiempo obtenemos

di dt 1 dt
(11.45)
dA q q dK_ dL_
~dt A + f ( K , L ) ^ 8 K ' dt SL dt J

Dividiendo por q obtenemos


d q jd t dA/dt df/dK dK df/dL dL
■+ (11.46)
f(K ,L ) di f ( K , L) dt

dq /dt _ dA/dt ^ d f K dK/ dt _ctf_ 1


d K f { K , L) K dL f ( K , L ) L

©ITESPannmfb
Capitulo ¡1 F u n c io n e s d e p ro d u c c ió n 291

Ahora, para cualquier variable x , ( d x / d í ) / x es la tasa de crecimiento proporcional de x por unidad de


tiempo. Lo llamaremos G*16. Así pues, la Ecuación 11.46 se puede escribir como tasas de crecimiento de
la siguiente manera

gi = g a + — ----- — -Gk + — ------— - G, , (1147)


0 A 8 K f ( K , L ) * d i f ( K , L) L {íiA /)

pero

^ ■— = elasticidad de la producción respecto al factor capital =


cK / ( a , L) oK <]

= e**

— ----- —— = — — = elasticidad de la producción respecto al factor trabajo =


dL f ( K , L ) dL q

= e<,.L-

M e d ic ió n del crecim iento

P or tanto, nuestra ecuación del crecimiento resulta finalmente ser

G, = G a + eqKGK + e qLGL. (11.48)

Esto demuestra que la tasa de crecimiento de la producción se puede desagregar en la suma de dos com­
ponentes: el crecimiento atribuible a las variaciones de los factores productivos ( K y L) y otro crecimien­
to “ residual” (es decir, variaciones de A) que representan el progreso técnico.

La Ecuación 11.48 ofrece una forma de estimar la importancia relativa del progreso técnico (GA) cuan­
do se calcula el crecimiento de la producción. Por ejemplo, en un pionero estudio de toda la economía esta­
dounidense entre los años 1909 y 1949, R .M . Solow estimó los siguientes valores de la ecuación17:

Gq = 2 ,75 por ciento al año

Gl = 1,00 por ciento al año


G k = 1,75 por ciento al año

eq.L = 0-65

e q.K = 0 . 3 5 .

P or tanto,

16 H ay d os características útiles d e esta definición: ( I ) C , , = G , + G ,: e s decir, la tasa d e crecim iento del producto d e dos variables es la
sum a d e la lasa d e crecim iento d e cada una de ellas; y (2) G ,l f = G ¡ - G , .
17 R .M . Soix>w, “T echnical P rogress and the A ggregate Production F unction", R evicw q f Econom ics a n d Statistics 39 (agosto d e 1957):
312-320.

®tTESforarimfb
292 P ane ¡V P ro d u c c ió n y oferta

G A = G < ¡~ e<¡.LG L ~ e q.KG K =>

= 2 , 7 5 - 0 ,6 5 (1 ,0 0 )-0 ,3 5 (1,75) =
(11.49)
= 2,75 - 0,65 - 0,60 =
= 1,50.
La conclusión que Solow alcanzó, por tanto, fue que la tecnología avanzó a una tasa del 1,5 por ciento
anual entre 1909 y 1949. Más de medio punto porcentual del crecimiento de la producción real podía atri­
buirse al cambio Tecnológico y no al crecimiento de las cantidades físicas de los factores de producción. La
evidencia m ás reciente tiende a confirmar las conclusiones de Solow sobre la importancia relativa del cambio
tecnológico. Sin embargo, sigue habiendo bastante incertidumbre sobre las causas exactas de este cambio.

E J E M P L O 11.4
Progreso técnico en la función Cobb-Douglas
Puesto que los restaurantes de comida rápida siempre están innovando, es posible que no queramos suponer que la
función de producción del Ejemplo 11.3 representa la función que se utilizará todo el tiempo. Por el contrario, la pro­
ducción de hamburguesas puede cambiar a lo largo del tiempo siguiendo la función
q = \Oe00!,KV2L / l. (11.50)

Para / = 0 , esta función es la misma que vimos anteriormente, pero posteriormente la producción de hamburgue­
sas experimenta mejoras técnicas. Concretamente, una determinada combinación de factores permitirá producir un 5
por ciento más de hamburguesas en cada periodo a medida que pasa el tiempo. Si tomamos logaritmos en la Ecuación
11.50 obtenemos

ln q = ln 10 + 0 ,05f + ^ ln K + -i ln (11.51)

y diferenciando respecto a t obtenemos la ecuación de crecimiento


dq/d, 0Q5 | 1 dKjdl | 1 dL/dt
q 2 K 2 L

Gq = 0,05 + ± G K + ^ G L. (11.52)

Con K y L constantes (GK = GL = 0) Gs = 0,05; es decir, la producción crece un 5 por ciento por periodo. En
f = 10, por ejemplo,

q = 10e°'5/f 1/2Z,1'2 =
(11.53)
= 16,5
y la isocuanta q = 100 viene dada por
100/16,5 = K'/2L112

KL = 36,7, (11.54)

que está mucho más cerca del origen que ia isocuanta q = 100 calculada en el Ejemplo 11.3. Alternativamente, en
f = 10, una combinación de factores de K = 10,L = 10 permitirá obtener una producción de 165 hamburguesas por
periodo en vez de las 100 obtenidas anteriormente. Cuando no hay cambio tecnológico, los productores de hambur-

© f T íS J ’arorw rJb
Capítulo ¡1 F u n c io n e s d e p ro d u c c ió n 293

guesas ten d rían q ue u tilizar cantidades tísicas adicionales d e factores (com o K - L = 16,5, o K ■=2 1 ,2 , L - 10} p a ra
o btener este nivel de producción.

P R EG U N T A : E n t = 10 , ¿cuál es la producción de hamburguesas por trabajador cuando K = 10? ¿Qué


cantidad de K será necesaria para obtener el mismo nivel de producción por trabajador si no hay cambio
tecnológico?

R e su m e n

En este capítulo hemos ilustrado la forma en que los economistas conceptualizan el proceso de producción
de convertir los factores productivos en productos. La herramienta fundamental es la función de produc­
ción que, en su forma más sencilla, supone que la producción p o r periodo (q) es una simple función de los
factores capital y trabajo durante ese periodo, q = f ( K , L). Utilizando esta fórmula como punto de parti­
da, desarrollamos varios resultados básicos sobre la teoría de la producción:

• Si todos los factores menos uno se mantienen constantes, se puede derivar una relación entre ese único
factor variable y la producción. A partir de esta relación, se puede derivar la productividad física m ar­
ginal (PMg) del factor como el cambio de la producción debido a un incremento de una unidad de ese
factor. Se supone que la productividad física marginal de un factor disminuye a medida que aumenta
la utilización del mismo.

• Se puede representar toda la función de producción mediante su mapa de isocuantas. La pendiente


(con signo negativo) de una isocuanta se conoce como la relación marginal de sustitución técnica
(.RST) porque muestra cómo se puede sustituir un factor p o r otro manteniendo constante la produc­
ción. La R S T es el cociente de las productividades físicas marginales de los dos factores.

• Se suele suponer que las isocuantas son convexas: cumplen el supuesto de una R S T decreciente. Este
supuesto no se puede derivar exclusivamente del supuesto de productividades físicas marginales decre­
cientes. También hay que tener en cuenta el efecto de las variaciones de un factor sobre la producti­
vidad marginal de los demás factores.

• Los rendimientos a escala de una función de producción muestran cómo reacciona la producción ante
incrementos proporcionales de todos los factores. Si la producción aumenta proporcionalmente a la
variación del uso de los factores existen rendimientos constantes a escala. Si la producción aumenta
más que proporcionalmente que el incremento de los factores hay rendimientos crecientes a escala,
mientras que si el incremento de la producción es menos que proporcional hay rendimientos decre­
cientes a escala.

• La elasticidad de sustitución (a ) ofrece una medida de la facilidad con la que se puede sustituir un fac­
tor por otro en la producción. U n <r elevado implica que las isocuantas son casi líneas rectas, mien­
tras que un a reducido implica que las isocuantas tienen form a de “L ” .

• El progreso técnico desplaza toda la función de producción y su mapa de isocuantas correspondiente.


Las mejoras técnicas pueden surgir de la utilización de mejores factores, más productivos, o de mejo­
res métodos de organización económica.

©jrES-Param'nfo
294 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

Problem as
n .1
La recolecta a mano de almejas en la Bahía de Subset sólo requiere factor trabajo. El número total de almejas reco­
lectadas por hora (q) viene dado por
? = 100 V I.

donde L es el factor trabajo por hora.


a) Dibuje en un gráfico la relación entre q y L.
b) ¿Cuál es la productividad media del trabajo en la Bahía de Subset? Dibuje esta relación y demuestre que la PML
disminuye cuando aumenta la utilización del factor trabajo.
c) Demuestre que la productividad marginal del trabajo en la Bahía de Subset viene dada por
fi«g¿ = 5 o / v r .
Dibuje esta relación y demuestre que PMgL < PML para todos los valores de L. Explique por qué es asi.

11.2
Suponga que la función de producción de unos determinados aparatos viene dada por

q = K L- Q ,8 K 2 -Q,2L2,
donde q representa la cantidad anual de artefactos producidos, K representa la cantidad anual del factor capital y L
representa la cantidad anual del factor trabajo.
a) Suponga que K = 10; dibuje un gráfico con la productividad media y total del trabajo. ¿A qué nivel de trabajo
alcanza el máximo esta productividad media? ¿Cuántos artefactos se producen en ese punto?
b) Suponiendo de nuevo que K = 10, dibuje la curva de la PMgL. ¿Para qué nivel de utilización del factor trabajo
la PMgL = 0?
c) Suponga que se aumentara la utilización del factor capital hasta K = 20. ¿Cómo cambian sus respuestas a los dos
apartados anteriores?
d) ¿Tiene esta función de producción rendimientos a escala constantes, crecientes o decrecientes?

11.3
Power Goal Lawn Company utiliza dos tipos de segadoras para segar el campo. Las segadoras más pequeñas tienen
una cuchilla de 24 pulgadas y se utilizan en campos con muchos árboles y obstáculos. Las segadoras más grandes tie­
nen cuchillas dos veces más grandes que las pequeñas y se utilizan en campos abiertos donde no es tan difícil manio­
brar. Las dos funciones de producción que tiene Power Goat son:

: Producción por hora Factor Capital


Factor Trabajo
(metros cuadrados) (n° de segadoras de 24”)
Segadoras grandes 8 000 2 1
Segadoras pequeñas 5 000 1 1

a) Dibuje la isocuanta de q = 40 000 metros cuadrados para la primera función de producción. ¿Cuánto K y L se uti­
lizará si se combinan estos factores sin desperdiciarlos?
b) Responda al apartado anterior para la segunda función.
c) ¿Cuánto K y L se utilizará sin desperdicio si se siega la mitad del campo de 40 000 metros cuadrados con el méto­
do de la primera función de producción y ¡a otra mitad con el método de la segunda? ¿Cuánto K y L serán nece­

© tT E S A jr o n m f b
Capítulo 11 F u n c io n e s d e p ro d u c c ió n 285

sarios si se siegan las tres cuartas partes del campo con el primer método y la otra cuarta parte con el segundo?
¿Qué implica el que se utilicen fracciones de K y L?
d) A partir de sus observaciones en el apartado anterior, dibuje la isocuanta q = 40 000 para las funciones de pro-
ducción combinadas.

- " '1
1 .4 '
£.«-producción de taburetes de bar (q) viene dada por una función de producción con la fórmula
q = K v l -l}>1 ^ 4 T T .

a) ¿Cuál es la productividad media del trabajo y del capital en la producción de taburetes (P M L dependerá de K y la
PMk dependerá de L)?
b) Dibuje la curva de la PML para K = 100.
e) Para esta función en concreto, demuestre que PMgt - \ P M L y que la PMgK - \ P M K. Utilizando esta informa­
ción, dibuje la curva de la PMg, en el gráfico del apartado anterior (de nuevo, con K = 100). ¿Qué tiene de extra­
ño esta curva?
d) Dibuje la isocuanta q = 10 para esta función de producción.
e) Utilizando los resultados del apartado (c), ¿cuál es la RST de la isocuanta q = 10 en los puntos: K = L = 10;
L = 25, K = 4; y K = 4, L - 25? ¿Tiene esta función una RST decreciente?

1 1 .5
Suponga que
q = LaK t’ 0 < a < 1, 0 < p < 1, a + p = l.

a) Demuestre que eo L = a , e K = p.
b) Demuestre que PMgL > 0, PMgK > 0; d2q/dLz < 0, 82q/ dK2 < 0.
c) Demuestre que la RST sólo depende de KIL pero no de la escala de producción, y que la RST (de L por K) dismi­
nuye a medida que aumenta L!K.

11.6
Demuestre que, para la (unción de producción con ESC y rendimientos constantes a escaia
q = [Kf’ -HL°]Vr

a) PMgK = \ £ J yP M gi= {l

b) (?,ST = ^—j Utilice esto para demostrar que o = 1/(1 - p).

c) Calcule las elasticidades de producción de K y L . Demuestre que su suma es igual a 1.

d) Demuestre que
Q_JdqY
L VdL)

Por tanto, demuestre que

©ÍTES-Paroninfo
296 Pane IV P ro d u c c ió n y oferta

Nota: La última igualdad resulta útil para los trabajos empíricos, porque ea algunos casos podemos aproximar dq/dL
utilizando el salario competitivo. Por tanto, o se puede estimar a partir de una regresión de \n(q/L) sobre In w.

11.7
Considere la función de producción
q ~ pD+ Pi -Sk i . + pjAf + (3¡L,

donde
0£p,Sl c = 0 ... 3
a) Si esta función tiene rendimientos constantes a escala, ¿qué restricciones hay que poner sobre los parámetros
Pc-.M
b) Demuestre que, en el caso de rendimientos constantes a escala, esta función tiene productividades marginales
decrecientes y que las funciones de la productividad marginal son homogéneas de grado cero.
c) Calcule o en este caso. ¿Es constante?

11.8
Demuestre que el teorema de Euler (véase la nota a pie de página 5 del Capítulo 7) implica que, para una función de
producción con rendimientos constantes a escala [q = f ( K , L)],
q = f K -K + f L -L.
Utilice este resultado para demostrar que, para una función de producción como ésta, si PMgL > PML, la PMgK
debe ser negativa. ¿Qué implica esto sobre la cantidad que se debe producir? ¿Es posible que una empresa produzca
en un punto en el que la PML sea creciente?

11.9
Como en el Problema 11.8, utilice de nuevo el teorema de Euler para demostrar que, para una función de producción
con rendimientos constantes a escala con sólo dos factores (K y L), / t t debe ser positiva. Interprete este resultado.

11.10
A veces se denomina a las funciones de producción con rendimientos constantes a escala funciones homogéneas de
grado I. Por lo general, como demostramos en la nota a pie de página 1 del Capítulo 5. una función de producción
se denomina homogénea de grado k si
f ( l K , iL) = tkf ( K . L).

a) Demuestre que si una función de producción es homogénea de grado k, sus productividades marginales son homo­
géneas de grado k - 1 .
b) Utilice el resultado del apartado anterior para demostrar que las productividades margínales de una función de pro­
ducción con rendimientos constantes a escala sólo depende del cociente K/L.
c) Utilice el resultado del apartado anterior para demostrar que la RST de una función de producción con rendimien­
tos constantes a escala depende únicamente del cociente K!L.
d) En general, demuestre que la RST de cualquier función homogénea es independiente de la cantidad producida: todas
las isocuantas son copias radiales de la isocuanta unitaria. Por tanto, esta función es homotética.
e) Demuestre que los resultados del apartado anterior son válidos para cualquier transformación monótona de una fun­
ción homogénea. Es decir, demuestre que cualquier transformación de este tipo de una función homogénea es
homotética.

©ITES-Pararúnfo
298 P ane IV P ro d u c c ió n y oferta

A M P L IA C IO N E S

F u n c io n e s d e p r o d u c c ió n c o n m u c h o s fa c to re s p r o d u c t iv o s

La mayoría de las funciones de producción mostradas en el A = ea . (¡v)


Capítulo 11 se pueden generalizar con facilidad a casos con .
muchos factores productivos. Aquí lo demostramos páralos Dividiendo ambos lados de la Ecuación iii por L se obtiene
casos Cobb-Douglas y ESC y después analizamos dos.fóeLí:
y - e aka, (v)
mas bastante flexibles que pueden adoptar estas fundones
de producción. En todos estos ejemplos, las fls son paráme­ donde
tros no negativos y ios n factores se representan mediante y = YjL, k = KjL.
X , .. . XM.
Solow demuestra que tas economías evolucionarán
hacia un valor de equilibrio de k (la relación capital-traba­
A11.1 Cobb-Douglas ¿T :
jo). Por tanto, las diferencias de tasas de crecimiento entre
La función de producción Cobb-Douglas con muchos facto- países sólo se deben a diferencias del factor de cambio tec­
res viene dada por nológico a.
Hay dos aspectos de la Ecuación v que llevan a incluir
í-IW - <0 más factores en el modelo de Solow. Primero, la ecuación,
I=1
tai y como está definida, es incapaz de explicar las impor­
a) Resulta fácil demostrar que e s a función tiene rendi­ tantes diferencias de la producción per capita (y) que se
mientos constantes a escala si observan en el mundo. Suponiendo que a = 0,3, por ejem­
plo (una ciffa coherente con muchos análisis empíricos)
¿ P í = l- <ü) sería necesario que las diferencias de la relación KiL entre
/■i países fueran de basta 4 000 000 a 1 para explicar las dife­
b) En la función Cobb-Douglas con rendimientos constan­ rencias de 100 a 1 de renta per capita observadas: una can­
tes a escala p,es la elasticidad deq respecto alfactor tidad que, evidentemente, no es razonable. Al introducir
X,. Puesto que 0 £ p¡ < 1, cadafactor tieneuna pro» - más factores, como el capital humano, es más fácil explicar
ductividad marginal decreciente. estas diferencias.

c) Se puede incorporar a esta función cualquier grado de Una segunda desventaja de la sencilla formulación
rendimientos crecientes a escala dependiendo de Cobb-Douglas del modelo de Solow es que no ofrece nin­
guna explicación del parámetro del cambio tecnológico, a:
su valor viene determinado "exógenamente”. Al añadir más
s=í> - :
i factores resulta más fácil entender cómo puede reaccionar
el parámetro a ante incentivos económicos. Esta inclusión
constituye una idea clave de ia reciente literatura sobre la
A 1 1 .2 El modelo de crecimiento de Solow teoría del crecimiento “endógeno” (para un resumen, véase
La función de producción Cobb-Douglas con muchos faca- Romer, 1996).
res productivos es una característica esencial de muchos
modelos sobre el crecimiento económico. Por ejemplo,; eí.; A11.3 ESC
modelo pionero de Solow (195© del crecimiento de^íglfe:
brio se puede derivar de la fonná más fácil utilizando upá La función de producción con muchos factores con elastici­
función de producción Cobb-Douglas con rendimienteís' dad de sustitución coastante viene dada por
coactantes a escala de dos factores productivos
p ^ 1- <vi>
Y = AlC'ti-*, (i©
a) Al sustituir mX¡ para cada nivel de producción, resul­
donde A es el factor que refleja eL cambio tecnológico que ta fácil demostrar que esta función tiene rendimientos
se puede representar como un crecimiento exponencial con constantes a escala para e. Para s > 1, la función tiene
la forma rendimientos crecientes a escala.

®íTES-ftironinft>
Capitulo 11 F u n c io n e s de p ro d u c c ió n 299

b) La función de producción tiene productividades margi­ c)1 Puesto que cada, factor aparece tanto de forma lineal
nales decrecientes para cada faetor porque p g;l.:: como dentro de una raíz, la función tiene productiyída-
. des marginales decrecientes para todos tos factores.
c) Como en el caso de dos factores, la elasticidad de sus­
titución viene dada por ' d) La restricción = se utiliza para garantizar la
•• : simetría de las derivadas parciales de segundo orden.

A11.5 Transíog
y esta elasticidad es válida para la sustitución entre cua­
lesquiera dos factores. ln ? = P o + ¿ P ,-ln X ( +
i —I
Comprobación de la función Cobb-Douglas para el
caso de la Unión Soviética + 0 , 5 ¿ ¿ p . . l n X f lnX,.,
r -Iy- 1

Una forma en que la función demúltiples focrores coft ESC .


se utiliza es para detetininar si el parámetro de sustitución
estimado (p) es coherente con el valor implícito en la fun­ a) Observe que la fondón Cobb-Douglas es un caso espe­
ción Cobb-Douglas (p = 0, a = I). Por ejemplo, en un aná­ cial de esta función donde (íu = |i,y = 0 para todo i, j.
lisis de las cinco industrias más importantes de ia antigua
b) Como en el caso Cobb-Douglas, esta función puede
Unión Soviética, E. Bairam (1991) concluye que la función
tener cualquier tipo de rendimientos a escaia. Si
Cobb-Douglas ofrece una explicación relativamente buena .
de las variaciones de la producción para la mayará de tos .
principales factores manufactureros. Sóto.para el procesa- .
miento de alimentos parece tener un vaior inferior de o del
que parece adecuado.
í > s =o
Los dos ejemplos siguientes ilustran funciones de pro­ t- 1
ducción con formas flexibles que pueden aproximar cual­
quier función general de n factores. En las ampliaciones at para todo i, esta función tiene rendimientos constantes
Capítulo 12 analizaremos funciones de costes análogas a a escala. La demostración exige tener cierto cuidado
algunas de estas funciones,: que se utilizan todavía más que con las sumas de dables signos.
las propias funciones de producción. : c) De nuevo, la condición P&=P;¡ es necesaria para
garantizar la igualdad de las derivadas parciales cruza­
A11.4 Generalización de Leontief das.

Inmigración
í -U-t Puesto que la función de producción transíog incorpora un
gran número de posibilidades de sustitución entre varios
donde factores, se ha utilizado ampliamente para analizar la forma
> La función analizada en el Problema i f .7 es un senci­ en que los trabajadores recién incorporados pueden sustituir
llo caso particular detesta función para el caso en qué a los trabajadores existentes. Resulta particularmente inte­
n = 2. Para n = 3, la función tendría términos lineales resante la forma, en que el nivel de habilidades de los inmi­
ée tres factores junto con tres términos de raíces repre­ grantes puede provocar distintas reacciones en la demanda
sentando todos los productos cruzados de los factores. de trabajadores cualificados y no cualificados en la econo­
mía nacional. Los estudios realizados en Estados Unidos y
- La función tiene rendimientos constantes á escala, 1o en otros muchos países {Canadá, Alemania, Francia, etcé­
que se puede demostrar utilizando mX¡. Los rendi­ tera) sugieren que la magnitud global de estos efectos es
mientos crecientes a escala se pueden incorporar-a la modesta, especialmente dados flujos de inmigración reduci­
función utilizando la transformación: dos. Pero hay ciertas pruebas de que ¡os trabajadores inmi­
grantes no cualificados pueden servir de sustitutivos para
'ií':íí»#, e » l . . ..
los trabajadores nacionales no cualificados y que sirven de

©ITES-Pomninfo
300 P ane IV P ro d u c c ió n y oferta

com p 1. “Functíonal F o n n s fo r F io fit and Transform ation


d o s . P o r ta n to , Y .-'fJókrndt' o f ’ E conom ic T h eo ry (June 1973):

s a r la te n d e n c ia h a c ia d ife ie n c iá fe a
En. etls, P roduction E conom ics; A D ual
P a r a u n re s u m e n , v é a s e B o tja s (1 9 9 4 ).
'and A pplications. Am sterdam ; N orth-
C hap. I . l , “C ost Revenue and
Referencias ■ O ia p . I I . í , "A Survey o f Functional
tu g ie CqOnM nk Analysie o f Production".
Bairam , E rk in . “ Elasticíty o f Substitution, Teeímieal P ro g re ss a M
M acró eco n o n ü a . N ew Y ork: M uGraw-
R etum s to Seale in ¿ra n c h e s ofS ovres 1
P ro d u ctio n P u n c h e n .. A pp ro jq K ", Journal: : o f
Econom ics (Jaisuary-M atch 1991): 9 i -9 6 , ’: “ A C dfttfíbution to t o T heory o f Econom ic
Q uarledy Journal o f Econom ics (1956); 65-94.
B orjas, G .i. “ T ñe Econom ics o f lm niigratton” .. Jo u rn a l o f
E conom ic ¡Jtercuure. (December 1994): 1667-3 717.
Christenson. L .R .. D .W . Jo ig e n s o a y L .J . t a v , "T ranscendental
Logaritñm ic Production F ro B rto s’ . ftevlew o f E c o n o m ía a n d
Siaitstics (February 1 9 7 3 j;2 8 -4 5 :: ::r.

©ITES-Poroninfo
C A P Í T U L O

COSTES

En este capítulo analizamos los costes en los que incurre una empresa para realizar sus
actividades productivas. En el Capítulo 13 podremos utilizar esta información, y la infor­
mación sobre ingresos, para ver cómo elige la empresa la cantidad que va a producir. Aquí
sólo nos ocuparemos de las cuestiones relativas a los costes asociados con la contratación
de los factores productivos que la empresa decide emplear.

O s íf e f t L h l C a b líc a da CoIorúLia
302 Pane I V P ro d u c c ió n y oferta

D efinición de c o ste s

Ames de poder analizar la teoría de los costes, debemos aclarar algunas complejidades relativas a la correc­
ta definición de “costes” . Concretamente, tenemos que diferenciar entre (1) coste contable y (2) coste eco­
nómico. La perspectiva contable de los costes enfatiza los gastos desembolsados, los costes históricos, la
depreciación y otros asientos contables. La definición de coste que realiza el economista (que, de forma
evidente, parte del concepto fundamental de coste de oportunidad) es que el coste de cualquier factor pro­
ductivo viene dado por la magnitud del pago necesario para mantener el actual empleo del recurso.
Alternativamente, el coste económico de utilizar un factor es la remuneración del factor en su siguiente
m ejor uso. Una forma de diferenciar entre estos dos planteamientos consiste en analizar cómo se definen
los costes de diversos factores (trabajo, capital o servicios empresariales) en cada sistema.

C o s te s laborales

Los economistas y los contables consideran de forma muy análoga los costes laborales. Para los contables,
los gastos derivados del trabajo son costes corrientes y, por tanto, costes de producción. Para los econo­
mistas, el trabajo es un coste explícito. Los servicios laborales (horas de trabajo) se contratan a determina­
do salario por hora (w) y se suele suponer que esto es también lo que los servicios laborales ganarían en
su mejor empleo alternativo.

C o s te s de! capital

E n el caso de los servicios de capital (horas-máquina), los dos conceptos de coste difieren en gran medi­
da. Al calcular los costes del capital, los contables utilizan el precio histórico de la máquina en cuestión y
aplican una regla de depreciación más o menos arbitraria para determinar qué parte del precio inicial de la
máquina deben asignar a los costes corrientes. Los economistas consideran que el precio histórico de una
máquina es un “coste hundido” , y por tanto irrelevante para tom ar decisiones sobre la producción. Por el
contrario, consideran que el coste implícito de la máquina es lo que otra persona estaría dispuesta a pagar
por utilizarla. Así, el coste de una hora de una máquina es el valor del alquiler de esa máquina en su mejor
uso alternativo. Al seguir utilizando la propia máquina, la empresa está renunciando implícitamente a lo
que otra persona estaría dispuesta a pagar por utilizarla. Este valor del alquiler de una hora máquina se
denotará como v1.

C o s t e s de lo s se rvicio s em presariales

El propietario de una empresa es la persona que tiene derecho a percibir cualquier ingreso o pérdida resi­
dual que queda tras el pago de todos los costes de los factores productivos. Para un contable, se trataría de
los beneficios (que pueden ser positivos o negativos). Sin embargo, los economistas se plantean el que los
propietarios (o empresarios) también tienen que asumir costes de oportunidad al trabajar para una determi­
nada empresa o al dedicar parte de sus fondos a sus operaciones. Si es así, habría que considerar que estos
servicios son un factor productivo por lo que habría que asignarles cierto coste. Por ejemplo, suponga que
un program ador informático altamente cualificado pone en marcha una empresa de software con la idea de

l A lgunas veces se utilizará el sím bolo r para representar el alquiler del capital. Puesto que esta variable se confunde a veces con e l con­
cepto relacionado pero independiente del tipo de interés dei m ercado, aquí.se ha elegido un sím bolo alternativo. L a relación exacta entre
v y e l tipo de interés se analizará en el Capítulo 23. " '

©íTES-ftjraninftj
Capitulo 12 C o ste s 303

quedarse con cualquier beneficio (contable) que pueda obtener. Es evidente que el tiempo del programador
es un factor productivo de la empresa, por lo que hay que tener en cuenta su coste. Tal vez, el salario que
el program ador obtendría si trabajara para otra empresa podría servir a este fin. Así pues, parte de los bene­
ficios contables de la empresa serían considerados por los economistas como costes empresariales. Los
beneficios económicos serían inferiores a los beneficios contables y podrían ser negativos si los costes de
oportunidad del program ador fueran superiores a los beneficios contables obtenidos por la empresa.

C o s te s e c o n ó m ic o s

En este libro utilizaremos, como no podía ser de otra manera, la definición de costes de los economistas;

C oste económ ico El coste económico de cualquier factor productivo es el pago necesario para man­
tener el actual empleo de ese factor. Análogamente, el coste económico de un factor es la remunera­
ción que el factor obtendría en su mejor empleo alternativo.

La utilización de esta definición no implica que los conceptos contables sean irrelevantes en el compor­
tamiento económico. En efecto, los procedimientos contables son importantes en el proceso de toma de deci­
siones de cualquier directivo porque pueden afectar en gran medida al tipo impositivo que se aplicará a los
beneficios. Los datos contables son fáciles de obtener, mientras que, a menudo, los datos económicos deben
ser generados de forma independiente. Sin embargo, las definiciones utilizadas por los economistas tienen
características deseables ya que se pueden aplicar de forma general a todas las empresas y ya que constitu­
yen un sistema conceptualmente coherente. Por tanto, se adecúan mejor al análisis teórico general.

D o s su p u e sto s sim plificadores

Como punto de partida, haremos dos simplificaciones relativas a los factores productivos que utiliza la
empresa. Primero, supondremos que sólo hay dos factores productivos: trabajo homogéneo (L, medido en
horas de trabajo) y capital homogéneo (K, medido en horas máquina). Los costes empresariales están inclui­
dos en el coste del capital. Es decir, suponemos que el principal coste de oportunidad del propietario de la
empresa viene dado por el capital que aporta el propietario.

Segundo, suponemos que los factores se contratan en mercados perfectamente competitivos. Las em pre­
sas pueden comprar (o vender) todos los servicios de trabajo o capital que quieran a los precios existentes
(w y v). En términos gráficos, la curva de oferta de estos recursos es una línea horizontal al nivel de pre­
cios existentes de los factores. Tanto w como v se consideran “parám etros” en las decisiones de la empre­
sa: la empresa no puede hacer nada para influir sobre estos precios. En capítulos posteriores (sobre todo
en el Capítulo 21) relajaremos estas condiciones pero, de momento, el supuesto de competencia perfecta es
conveniente y útil.

Beneficios e c o n ó m ic o s y m inim ización de c o ste s

Los costes totales de la empresa durante un periodo vienen, p o r tanto, dados por

costes totales = C T - w L + vK, (12.1)


donde, como antes, L y K representan la utilización de los factores durante el periodo. Suponiendo que la
empresa sólo produce un producto, sus ingresos totales vienen dados por el precio de su producto (P) mul-

© ÍT E S -P n ra n i'n fo
304 Parte ¡V P ro d u c c ió n y oferta

aplicado por su producto total [q = f ( K , L), donde f ( K , L) es la función de producción de la empresa].


Los beneficios económicos (rc) son pues la diferencia entre los ingresos totales y los costes económicos
totales:

r:„
D e f in ic ió n f t í ú i u '. - -
...... :•

Beneficios económ icos Los beneficios económicos ( ti ) son la diferencia entre los ingresos totales
de la empresa y sus costes totales:

n = ingreso total - coste total = P q-w L-vK =


(12.2)
= Pf(K, L ) - w L - v K

La Ecuación 12.2 demuestra que los beneficios económicos obtenidos por una empresa son una función
de la cantidad de capital y trabajo empleados. Si, como supondremos en muchas partes de este libro, la
empresa intenta maximizar sus beneficios, podremos estudiar su comportamiento analizando cómo elige K
y L para maximizar la Ecuación 12.2. A su vez, esto nos llevará a una teoría de la “demanda derivada" de
los factores trabajo y capital: una cuestión que analizaremos de forma explícita en el Capítulo 21.

Aquí, sin embargo, queremos desarrollar una teoría de los costes que es, de alguna m anera, más gene­
ral y que se puede aplicar a empresas que no maximizan sus beneficios. Por tanto, iniciamos el análisis de
los costes afinando, de momento, el análisis de la elección de la cantidad que se va a producir. Es decir,
suponemos que, por alguna razón, la empresa ha decidido producir un determinado nivel de producción
(por ejemplo, qn). Los ingresos de la empresa son pues fijos e iguales a Pq0. Ahora, queremos analizar
cómo puede la empresa decidir cómo producir qa ai coste mínimo.

E lecciones de factore s que m inim izan ios c o ste s


Matemáticamente, se trata de un problema de minimización con restricciones. Pero, antes de proceder a
una resolución rigurosa, puede ser útil describir el resultado que se va a obtener con una argumentación
intuitiva. Para minimizar el coste de producir un determinado nivel de producción, la empresa debe elegir
el punto sobre la isocuanta qu en el que la relación de sustitución técnica de L por K es igual al cociente
wlv: debe igualar la tasa a la que puede sustituir K por L en el proceso productivo a la tasa a la que estos
dos factores se intercambian en el mercado. Suponga que no fuera así. En concreto, suponga que la em pre­
sa estuviera produciendo el nivel qü utilizando K = 10, L = 10, y suponga que, en este punto, la R S T es
igual a 2. Suponga también que w = 1$, v = 1$ y que, por tanto, w/v = 1 (que no es igual a 2). Con esta
combinación de factores, el coste de producir qQes de 20$. Resulta fácil dem ostrar que no es el coste míni­
mo. qQ también se puede obtener utilizando K = 8 y ¿ = 11; podemos renunciar a dos unidades de K y
mantener la producción constante en q0 añadiendo una unidad m ás de L. Pero, para esta combinación de
factores, el coste de producir q0 es de 19 dólares y, por tanto, la combinación inicial de factores no era
óptima. Una demostración parecida a ésta puede utilizarse siempre que la R S T y el cociente de los costes
de los factores no sean iguales.

A n á lisis m atem ático

Matemáticamente, intentamos minimizar los costes totales dado q = f ( K , L ) = q0. Definiendo la expresión
iagrangiana

©fTES-Paroninfo
Capitulo 12 C o ste s 305

g = w L + vK + \ [ q 0 - f ( K , L ) ] , (12.3)

las condiciones de prim er orden de un mínimo con restricciones son

dL 8L

— = v -X -^ = 0 (12.4)
dK dK ' '

^ = ?0- /( A r ,i) = o
dK

o, dividiendo las dos prim eras ecuaciones,


w d f/d L
= R S T (de L por K ). • (12.5)
~v ~ d f/d K

Esta ecuación afirma que la em presa que minimiza los costes debe igualar la R S T de los dos factores
con el cociente de sus precios2.

A n á lis is gráfico

E l resultado se muestra gráficamente en la Figura 12.1. Dada la isocuanta g0, queremos encontrar el punto
d é la isocuanta en el que el coste es mínimo. D e la Ecuación 12.1, todas las líneas que representan el mismo
coste son rectas paralelas con una pendiente igual a - w / v . En la Figura 12.1 se muestran tres líneas iso-
coste: CT\ < CT2 < CTy El gráfico deja claro que el coste total mínimo de producir q0 viene dado por la
recta CTt , donde la curva del coste total es tangente a la isocuanta. La combinación de factores que m ini­
miza los costes es L*, K*. Esta combinación será un auténtico mínimo si la isocuanta es convexa (si la R ST
disminuye para reducciones de K/L). El análisis gráfico y matemático llevan a la misma conclusión:

[P m w c ip io d e G w m z A C i ó Ñ

Minim ización del coste Para poder minimizar el coste de cualquier nivel dado de producción (q: ),
la empresa debe producir en el punto sobre la isocuanta q0 para ei que la R S T (de L p o r K ) es igual al
cociente de los precios de los factores (w/v).

Problem a dual: m axim ización de la p roducción

t 'a resultado idéntico al que acabamos de derivar se puede obtener analizando la formulación dual del pro-
hfcirta primal de la empresa consistente en minimizar los costes: para un coste total dado de los factores
^ u f c r n 'r r r (por ejemplo, CT¡), se maximiza el nivel de producción. Matemáticamente, la expresión
de este problema es

2 d a c i ó n 12.4 también demuestra que


1 c f/S L _ d f/d K
X w v
^ n f i n que la productividad m arginal por dólar gastado debe ser la m ism a para todos los factores utilizados. E n Otras palabras, el
de)beneficio m arginal (es decir, el incremento de ia producción) respecto al coste m arginal debe ser el m ism o para todos lo s fac-
d i n d o s . S i u n factor n o satisface esta condición coste-beneficio, no será utilizado. E l multiplicador lagrangiano, X, representa aquí
^ ^ B a a n g i n a l : es decir, el coste adicional necesario para producir una unidad más.

®tTES-Par/jninfa
306 P ane JV P ro d u c c ió n y oferta

F IG U R A 12.1 Minimización de costes dado q = q0

Se supone que la empresa elige la cantidad de K y L de forma que minimiza sus costes totales. La condición de esta míní-
nüzación es que la tasa a la que se puede sustituir técnicamente K por L (manteniendo q = qn) debe ser igual a la tasa a la
que se pueden intercambiar estos factores en el mercado. En otras palabras, la RST (de L por K) debe hacerse igual al cocien­
te de los precios de los factores w/v. Esta tangencia aparece representada en el gráfico; los costes se minimizan en CT¡, eli­
giendo la cantidad de factores K” y ¿*.

K p o r p e r io d o

cpD = f ( K , L ) + \ D(CTi - w L - v K ) , (12.6)

y resulta fácil dem ostrar que las condiciones de prim er orden de este problem a son idénticas a las que ya
se han derivado en la Ecuación 12.4. En la Figura 12.2 se ofrece una demostración gráfica. En este gráfi­
co, la producción máxima alcanzable con el coste total CT{ es q0, que se obtiene cuando se utiliza la com­
binación de factores L*, K*. Todas las demás combinaciones de factores que se encuentran sobre están
por debajo de la isocuanta qa y, por tanto, permiten obtener una producción inferior a la de esta combi­
nación óptima. P o r tanto, la solución obtenida en la Figura 12.2 es idéntica a la de la Figura 12.1. En la
m ayor parte de nuestro análisis posterior utilizaremos el planteamiento primal de la minimización del coste
pero, a veces, utilizaremos la formulación dual del problema para ver las consecuencias económicas de la
minimización del coste.

D em an da derivada de los fa ctore s p rod uctivos

La Figura 12.2 muestra la analogía formal entre el problem a de minimización de costes de la empresa y el
problema de la maximización de la utilidad del individuo. En ambos casos, consideramos que los precios
son parám etros fijos y derivamos las condiciones de tangencia. En el Capítulo 5 nos planteábamos la cues­
tión de estática comparativa relativa a cómo cambia la elección de bienes que maximizan la utilidad cuan­
do cambian los precios. El análisis de este cambio permite construir la conocida curva de demanda de pen­
diente negativa. Una cuestión interesante consiste en saber si aquí podemos desarrollar de forma análoga
la demanda de un factor por parte de la empresa. ¿Podemos cambiar el precio de algunos factores produc-

© ír E S - P a r o n in /b
Capitulo 12 C o ste s 307

F IG U R A 1 2 . 2 Problema dual de la maximización de la producción

El planteamiento dual de la minimización de costes consiste en que la empresa maximice ¡a producción para un determina­
do nivel de gasto en costes totales (CT,). Según este planteamiento, la empresa elige la combinación de factores £*, K* para
la que la RST es iguai al cociente de los precios de los factores, wlv.

tivos (alterar la pendiente de las curvas CT) y después analizar los efectos de esta variación del precio sobre
la cantidad demandada del factor? E n este punto, la analogía con el proceso de maximización de la utili­
dad del individuo puede llam ar a engaño. Para analizar lo que ocurre con K * cuando, p o r ejemplo, v cam­
bia. tam bién tenemos que saber lo que ocurre con el nivel de producción elegido por la empresa. La deman­
da de K es una demanda derivada, que depende de la demanda del producto de la empresa. No podemos
responder a preguntas sobre K* sin fijarnos en las relaciones entre oferta y demanda en el mercado de bie­
nes. Aunque la analogía con la teoría del comportamiento del individuo es útil para resaltar parecidos bási­
cos. no se trata de una analogía exacta: la derivación de la demanda de un factor por parte de la empresa
implica cuestiones adicionales relativas al nivel de producción deseado por la empresa que no aparecen en
el problema del consumidor. Estas cuestiones se analizarán en el Capítulo 21.

La se n d a de e xp an sió n de la em presa

Una empresa puede realizar un análisis como el anterior para cada nivel de producción: para cada q debe
encontrar la elección de factores que m inimizará el coste de producir q. Si los costes de los factores (w y
v) permanecen constantes para cualquier cantidad que pueda demandar la empresa, podremos identificar
con facilidad el conjunto de elecciones que minimizan los costes. Este procedimiento se representa en la.
Figura 12,3. La recta OE recoge los puntos de tangencia que minimizan los costes para niveles de produc­
ción cada vez mayores. Por ejemplo, el coste mínimo del nivel de producción q¡ viene dado por C7J, uti­
lizándose las cantidades K) y L¡. Los demás puntos de tangencia del gráfico se pueden interpretar de forma
análoga. El conjunto de estos puntos de tangencia se denomina senda de expansión de la empresa, porque
muestra cómo aumenta la utilización de factores a medida que se expande o amplía la producción al tiem­
po que se mantienen constantes los precios de los factores.

®1TEÍ-Porar¡info
308 Pane IV P ro d u c c ió n y oferta

F IG U R A 12.3 La senda de expansión de la empresa

La senda d e e x p a n s ió n d e la e m p r e sa es e l co n ju n to d e p u n t o s d e ta n g e n c ia q u e m in im iz a n lo s co ste s. S u p o n ie n d o q u e lo s
precios de lo s fa c to re s s e m a n tie n e n constantes. la se n d a d e e x p a n s ió n m u e stra c ó m o aum e nta la u t iliz a c ió n d e fa c to re s a
m e d id a q u e au m e n ta la p ro d u c c ió n .

Como se m uestra en la Figura 12.3, la senda de expansión no tiene por qué ser una línea recta. La uti­
lización de algunos factores productivos puede aumentar más deprisa que la de otros a medida que aumen­
ta la producción. Cuáles serán los factores que aumenten más deprisa dependerá de la forma de las isocuan­
tas de producción. Puesto que la minimización de costes exige que la R S T siempre sea igual al cociente wlv
y . puesto que se supone que este cociente es constante, la forma de la senda de expansión estará determi­
nada por el punto en el que se dé el valor de la R S T sobre isocuantas sucesivamente superiores. Si la fun­
ción de producción tiene rendimientos constantes a escala (o de forma más general, es homotética), la senda
de expansión será una línea recta, porque la R S T depende únicamente del cociente de K sobre L.

Parecería razonable suponer que la senda de expansión tendrá una pendiente positiva; es decir, niveles
de producción sucesivamente superiores exigirán utilizar m ás de ambos factores. Sin embargo, no siempre
tiene que ser así, como demuestra la Figura 12.4. El incremento de la producción más allá de q2 hace que,
de hecho, la cantidad de trabajo utilizado disminuya. En este intervalo, diremos que el trabajo es un factor
inferior. Por tanto, la posibilidad de que existan factores inferiores es una posibilidad teórica que puede
ocurrir, incluso cuando las isocuantas tienen su habitual forma convexa.

Gran parte del análisis teórico se ha centrado en el análisis de la inferioridad de un factor. El que sea
probable que se produzca la inferioridad en las funciones de producción del mundo real es una cuestión
em pírica difícil de responder. Parece improbable que magnitudes tan genéricas como el “capital” y el “tra­
bajo" puedan ser inferiores, pero una clasificación más precisa de los factores productivos podría sacar a
la luz la inferioridad. Por ejemplo, la utilización de palas puede disminuir a medida que la producción de
cimientos en la construcción (y la utilización de máquinas excavadoras) aumente. En este libro no nos ocu­
paremos en especial de las cuestiones analíticas que plantea esta posibilidad, aunque se mencionarán las^
complejidades que plantean los factores inferiores en algunos epígrafes.

©¡TES-Poraninfo
Capítulo 12 C o ste s 309

F IG U R A 1 2 . 4 Inferioridad de un factor

C on este conjunto de isocuantas, el trabajo es u n factor inferior, porque se elige m enos L cuando la producción aumenta por
encim a de q-¡.

E JE M P L O 1 2 .1
M inim ización de c o sta s para una función de producción C o b b -D o u gla s_______________________________

S aponga que la producció n h o ra ria d e ham b u rg u esas e n e ! P araíso d e la H am b u rg u esaíq ) d epende del nú m ero de p arri-
f e s (K ) y del núm ero de trabajadores (L ) co n tratad o s cad a h o ra, siguiendo u o a fiincióo d e p ro d u cció n C obb-D ouglas

? =10*W . (12.7)
Si se p u ed en alquilar las p arrillas p o r v p o r h o ra, y se p u ed e co n tratar a los trabajadores p o r w p o r h o ra, e l coste
m i de la producción d e ham b u rg u esas viene d ad o p o r

C T = vK + w L . (12.8)
Suponga qu e este em porio d e las ham burguesas quisiera p ro d u c ir, p o r ejem plo, 4 0 ham burguesas p o r h o ra. E n
: caso, la ex p resió n lag ran g ian a del p ro b le m a d e m in im ización d e costes d e la em p resa seria

gf = v K + w L + 7 .( 4 0 - 1 0 K [/2L>12). ( 12. 9)

L as condiciones de p rim e r o rd e n p a ra el m ínim o son

da
= v - X 5 ( L / K ) V1 = 0
8K

^ - = w -k 5 ( K /L )^ 2 =0 ( 12 . 10)
dL

^ = 4Q -10K 'I2I}/2 = 0.
dk

© /T E S -P o ra n in fó
310 P ane / V P ro d u c c ió n y oferta

L a tercera sim plem ente afirm a que la p ro d u cció n d eb e realizarse so b re la isocuanta q = 4 0 . D ividiendo la segun­
d a ecuación p o r la p rim era obtenem os

w K
— = — = RST. (1 2 .1 1 )
v L

S i, p o r ejem plo, w y v fu era n cada u n o 4 dólares p o r h o ra, la E cu ació n 12.11 indica q u e la em p resa debería u ti­
lizar la m ism a cantidad de cap ital y trabajo. E n este caso, K = 4, L = 4 sería su ficiente p ara p ro d u c ir 4 0 Hamburgue­
sas. E l coste total d e 40 ham burguesas sería d e 3 2 d ó lares. C ualq u ier o tra com binación d e facto res que tam bién puede
p ro d u cir 40 ham burguesas tien e u n coste total su p erio r. P o r ejem p lo , K = 8 , L = 2 tam b ién perm ite alcanzar u n a p ro ­
d u cció n d e 40 ham burguesas p ero , en este caso, e l co ste tota! asciende a 4 0 d ólares.

L a m inim ización del co ste tam b ién se puede v e r analizando ¡as p roductividades m arginales. C uando K = L = 4,
la P M gL = P M gK = 5 ham burguesas p o r hora. U n d ó la r adiciona! g astad o , o b ie n e n trabajo o b ie n en p arrilla s, p e r­
m itiría obteneT 1,25 ham burguesas adicionales (0,25 unidades d e fac to r p o r u n a pro d u ctiv id ad m arg in al iguai a 5).
A lternativam ente, una ham burguesa adicional cu esta 0 .8 0 d ólares (= 1/1,25) p o rq u e se puede p ro d u cir contratan d o , o
b ien 1/5 de hora de trabajo o 1/5 de h o ra de p arrilla.

La senda de expansión. O bserve q u e, en este p ro b lem a, la función d e p ro d u cció n tiene rendim ientos constantes
a escala, de fo rm a q ue la senda d e expansión e s u n a línea recta. L a E cuación 12.11 m u estra la ecu ació n d e esta recta.
Si w =■ v. la em presa tam b ién e leg irá K = L para m inim izar lo s costes. P o r supuesto, s i w * v, ¡as com binaciones
d e factores en ias q ue K = L n o m inim izarían los costes aunque la senda d e ex p an sió n se g u iría siendo lineal. SI, p o r
ejem plo, las p arrillas se alquilan a 12 dólares p o r h o ra y los salarios son iguales a 4 d ó lares la h o ra, la E cuación 12.11
indicará que la senda de ex p an sió n vendría dada p o r aquellas com binaciones d e p arrillas y trabajadores p ara las que
K / L = 1 / 3 . La em presa p ro d u ciría ham b u rg u esas u lilizando relativam ente m ás d e i facto r m ás barato (trabajo) y m enos
del facto r m ás caro (capital).

P R E G U N T A : S i v = 12, w = 4 , ¿ q u é d e b e c u m p lir s e e n la c o m b in a c ió n d e fa c to re s q u e m in im iz a n lo s c o s ­
te s re s p e c to a la P M g K y a la P M g L ? ¿ E s é s te e l c a s o c u a n d o q = 4 0 ?

F u n c io n e s de c o ste s
A h o r a e s ta m o s e n d is p o s ic ió n d e a n a liz a r la e s tr u c tu r a g lo b a l d e c o s te s d e la e m p r e s a . P a r a e llo , s e r á c o n ­
te n i e n t e u tiliz a r s o lu c io n e s e x tr a íd a s d e la s e n d a d e e x p a n s ió n p a r a d e r iv a r la f u n c ió n d e l c o s te to ta l.

Función del coste total L a fu n c i ó n d e l c o s te to ta l m u e s tr a q u e , p a r a c u a lq u ie r c o n ju n to d e c o s te d e


lo s fa c to re s y p a r a c u a lq u ie r n iv e l d e p r o d u c c ió n , e l c o s te to ta l m ín im o in c u r r id o p o r la e m p r e s a e s

C T = C T (v , w ,q ) . (1 2 .1 2 )

L a F ig u r a 1 2 .3 d e ja c la r o q u e lo s c o s te s to ta le s a u m e n ta n a m e d id a q u e la p r o d u c c ió n , q , a u m e n ta .
E m p e z a r e m o s a n a liz a n d o e s t a r e la c ió n e n tr e e l c o s te to ta l y la p r o d u c c i ó n a l tie m p o q u e m a n te n e m o s c o n s ­
ta n te s lo s p r e c io s d e lo s fa c to r e s . A c o n tin u a c ió n , a n a liz a re m o s c ó m o d e s p la z a u n a v a r ia c ió n d e l p r e c io d e
u n f a c to r p r o d u c tiv o a la s e n d a d e e x p a n s ió n y a su s re s p e c tiv a s fu n c io n e s d e c o s te s .

®¡TES-Parar¡info
Capitulo ¡2 C o ste s 311

Funciones de costes medios y marginales


Aunque la función del coste total ofrece información completa sobre la relación entre producción y costes,
a menudo resulta conveniente analizar los costes por unidad de producto, porque este planteamiento está
más estrechamente relacionado con el análisis de la demanda, que se centra en el precio por unidad de un
bien. En economía se utilizan con m ucha frecuencia dos estimaciones distintas del coste unitario: (1) el
coste m edio, que es el coste por unidad de producto; y (2) el coste marginal, que es el coste de una unidad
adicional de producto. La relación entre estos dos conceptos y la función del coste total se describe en las
siguientes definiciones:

......
Funciones de coste medio y marginal La función del coste medio (CAÍ) se obtiene calculando los
costes totales por unidad de producto:

coste medio = CAÍ (v, w, q) = ^ W’ ^ - (12,13)


9
La función del coste marginal (CMg) se obtiene calculando la variación del coste total derivada de una
variación del nivel de producción:

coste marginal = CMg (v, w, q) = ^ . (12.14)


dq

Observe que, en estas definiciones, el coste medio y el coste marginal dependen ambos del nivel de
producción que se está fabricando y de los precios de los factores productivos. A lo largo de este libro,
áfcujaremos en muchas ocasiones relaciones sencillas de dos dimensiones entre los costes y la producción.
C om o dejan claro las Ecuaciones 12.12, 12.13 y 12.14, todos estos gráficos se dibujan partiendo del
s^m esto de que los precios de los factores productivos permanecen constantes y de que la tecnología no
e* n b ia. Si cambian los precios de los factores, o si mejora la tecnología, las curvas de costes se desplaza­
r á i a nuevas posiciones. Más adelante, en este mismo capítulo, analizaremos la probable dirección y mag-
■wwl de estos desplazamientos,
y
A n á lisis gráfico de los c o ste s totales
Las Figuras 12.5a y 12.6a ilustran dos formas posibles de la relación entre el coste total y el nivel de pro-
^ - r i f i n de la empresa. E n la Figura 12.5a, el coste total es sencillamente proporcional al nivel de produc­
í a » Esta situación se producirá si la función de producción subyacente tiene rendimientos constantes a
En este caso, suponga que se necesitan K r unidades de factor capital y L, unidades de factor tra-
h p o para obtener una unidad de producto. En este caso,

C T (q = l ) = vKl + w Li . (12.15)

Para producir m unidades de producto, hacen falta pues m K { unidades de capital y mL, unidades de
^ A a jo debido al supuesto de rendimientos constantes a escala3. Por tanto,

• i a « B * t n a c i ó n de factores mL, y mK¡ minim iza el coste de producir m unidades de producto porque el cociem e de los factores sigue
K^lLy y la R S T de una función de producción con rendim ientos constantes a escala depende únicam ente de este cociente.

© IT E S -P a ra n ln fo
312 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

C T (q = m ) = vmKl + wmL^ = m (v K i + wLy) =


( 1 2 .1 6 )
= m - C T ( q = 1),

estableciéndose así la proporcionalidad entre producción y costes.

FIG U R A 12.5 Curvas de coste marginal, medio y total para el caso de rendimientos constantes
a escala
E n (a), los costes totales son proporcionales al nivel de producción. Los costes medio y m arginal, tal y como se m uestran
en (b), son iguales y constantes para todos los niveles d e producción.

La situación en la Figura 12.6a es, de alguna forma, más compleja. En este gráfico se supone que, ini­
cialmente, la curva del C T es cóncava; aunque inicialmente los costes aumentan rápidamente para incre­
mentos de la producción, la tasa de crecimiento se reduce a medida que la producción aumenta al interva­
lo medio de producción. Sin embargo, más allá de este intervalo medio, la curva del C T se hace convexa,
y los costes empiezan a aumentar progresivamente más deprisa. Una posible razón de esta forma de la curva

®ITES-Paranin(ó
Capítulo 12 C o ste s 313

del coste total es que hay algún otro factor de producción (por ejemplo, los servicios del empresario) que
está fijo a medida que aumenta la utilización de trabajo y capital. En este caso, el tram o inicialmentc cón­
cavo de la curva del C T se puede explicar p o r el uso cada vez más óptimo de los servicios del empresario:
el em presario necesita un determinado nivel de producción para aprovechar plenampnrp sus habilidades.
Más allá de este punto de inflexión, sin em bargo, el em presario tiene exceso de trabajo al intentar coordi­
nar la producción, por lo que empiezan a operar los rendimientos decrecientes. Por tanto, los costes tota­
les aumentan rápidamente.

Se han ofrecido varias explicaciones alternativas a la curva del coste total de tipo cúbico de la Figura
12.6. pero no las analizaremos aquí. En últim a instancia, la forma de la curva del CT es una cuestión empí­
rica que sólo se puede determ inar analizando datos del mundo real.

F IG U R A 1 2 . 6 Curvas de coste marginal, medio y total para el caso de una curva de coste total cúbica

Si la curva del coste total tiene la form a cúbica que se m uestra en (a), las curvas del coste medio y marginal tendrán forma
de " U ” . En (b). la curva del coste marginal corta a la curva del coste m edio en su punto mínimo para u n nivel de produc­
ción q*.

C o ste
total

P r o d u c c ió n p o r
pe rio d o
(a)

C o a t e s m e d io
y m a rg in a l

p e rio d o
ib)

® ITES-Paron*ib
814 Pane IV P ro d u c c ió n y oferte

A n á lisis gráfico de los c o ste s m ed ios y m arginales

La información de las curvas del coste total se puede utilizar para construir las curvas de costes medios y
marginales que se muestran en las Figuras 12.5b y 12.6b. Para el caso de rendimientos constantes a esca­
la (Figura 12.5), es bastante sencillo. Puesto que los costes totales son proporcionales al nivel de produc­
ción. los costes marginales y medios son constantes e iguales entre sí para todos los niveles de producción'1,
Estos costes se muestran en la Figura 12.5b con la recta horizontal CM = CMg.

Para el caso de la curva de coste total con forma cúbica (Figura 12.6) el cálculo de las curvas de coste
medio y marginal exige cierta intuición geométrica. Como deja claro la definición de la Ecuación 12.14,
el coste marginal es sencillamente la pendiente de la curva CT. Por tanto, dada la supuesta forma de la
curva, la curva del CMg tiene forma de “U ” , cayendo el CMg en la parte cóncava de la curva C T y aumen­
tando más allá de este punto de inflexión. Sin embargo, puesto que la pendiente siempre es positiva, el CMg
siempre es m ayor que cero. Los costes medios (CM) son inicialmente iguales al coste marginal para la “pri­
m era” unidad de producto5. Sin embargo, a medida que aumenta la producción, el coste medio supera al
coste marginal, porque el coste medio refleja tanto el coste marginal de la última unidad producida como
el mayor coste marginal de las unidades producidas anteriormente. Siempre que el coste medio sea mayor
que el coste marginal, los costes medios deben estar disminuyendo. Puesto que los menores costes de las
unidades nuevas que se están produciendo son inferiores al coste m edio, siguen haciendo que el coste medio
disminuya. Sin embargo, los costes marginales aumentan, hasta que al final (en q*) son iguales al coste
medio. M ás allá de este punto, el coste marginal es superior al coste medio, y los costes medios aumenta­
rán porque se ven impulsados al alza por los cada vez mayores costes marginales. Por tanto, hemos demos­
trado que la curva del coste medio también tiene una forma de “U ” y que alcanza un punto mínimo en q*,
donde se cortan las curvas de coste medio y coste marginal6. Los estudios empíricos de las funciones de
costes tienen especial interés en este punto en el que se encuentra el coste medio mínimo. Refleja la “esca­
la mínima eficiente” (EME) para el proceso de producción que se está analizando en concreto. Este punto
también es importante desde el punto de vista teórico debido al papel que desempeña en la determinación
del precio perfectamente competitivo a largo plazo (véase el Capítulo 14).

4 M atem áticam ente, p u m o que CT - a q (donde o es el eos le de una unidad d e producción).

C A Í= — =o= — = CMg.
<1
5 T écnicam ente, el CM - CM g en q = 0. E sio se puede dem ostrar m edíam e la regla de L 'H opital. que afirm a que si f ( a ) = g(a) = 0,

( g <*)

En esie caso. C T = 0 en q - 0, p o r lo que

Jim CAÍ= lím — = lim dCTVdg _ ^


ff ,0 q * -»0 1 g-»0

o
CAÍ = CMg e n q = 0,
que era lo que queríam os dem ostrar.
6 M atem áticam ente, podem os calcular el coste medio m ínim o haciendo que su derivada sea igual a 0:
, CT dCT
SC M _ Cq q' dq ' q -C M g -C T _ Q
dq cq q- q1
o
q-C M g-C T = 0 o CMg = CT/q = CM.

© IT E S -P a ra n in fo
Capítulo 12 C o ste s 315

D e sp la za m ie n to s de las c u rv a s de c o ste s
Las curvas de costes representadas en las Figuras 12.5 y 12.6 m uestran las relaciones entre los costes y las
cantidades producidas partiendo del supuesto de que todos los demás factores se mantienen constantes.
Concretamente, la construcción de estas curvas parte del supuesto de que los precios de los factores y el
nivel de la tecnología no cambian7. Si estos factores sí cambian, las curvas de costes se desplazarán. En
este apartado analizaremos la form a de cuantificaT la magnitud de estos desplazamientos.

H om ogeneidad
Un primer resultado obvio que podemos dem ostrar es que la función del coste total es homogénea de grado
udo para los precios de los factores productivos. Es decir, si se aumenta el precio de todos los factores en
la misma proporción, t, el coste total de producir cualquier cantidad de producto también se verá multipli­
cado por í. La razón de este resultado es que un incremento simultáneo de este tipo de los precios de los
factores no altera la relación de precios de tos factores. La elección de factores que minimiza el coste no
se ve afectada por este tipo de incrementos, por io que la senda de expansión de la empresa permanece inal­
terada. Si, antes del incremento del precio de los factores, la empresa utilizaba la combinación £.,, Ky para
producir <?,, los costes totales hubieran sido

CT¡ = vK} + wLy. (12.17)

Si tanto v como w aumentan en la m ism a proporción, t, la empresa seguirá utilizando I , , para pro­
ducir q¡t pero ahora los costes totales (C7) serán

CT{ = tvK x + tw L l = t(v K 1 + w Li) = tCTl, (12.18)

que es lo que queríamos demostrar.


Puesto que la función del coste total es homogénea de grado uno para todos los precios de los factores,
t e funciones del coste medio y coste m arginal, derivadas de la función del coste total, también serán homo-
mmpz*. de grado uno para estas variaciones de precios. Si, como en la Ecuación 12.18,representamos el
coste tras lavariación del precio de los factores con prim as y suponemos que todoslos precios de los fac­
tores aumentan en t, obtendremos

C T ' = lC T,
CT' CT (12.19)
C M ' = — —= t —— = tCM,
<1 g

CMg' = ^ - = t — = tCMg. (12.20)


dq dq

■*1 ^ fas em presas que fabrican múltiples productos, hay que tener e n cuenta una com plejidad adicional. Para estas em presas es posible
T p . fes costes asociados a la producción d e un producto (por ejem plo. <?,) tam bién se vean afectados por la cantidad que se fabrica de
M f a e é n o (q2). En este caso, se dice que la em presa experim enta "econom ías d e alcance” , por lo que la fun d ó n del coste total ten­
í a t e t e m a C T (q ,, q2, w. v). P o r tanto, tam bién debe m antenerse constante la producción de q2 cuando se calculan ¡as curvas de cos-
a k t - Se supone que u n increm ento de la producción de q-¡ debe desplazar hacia abajo a las curvas de costes de q¡- A unque en este
■> nos vam os a ocupar de em presas que fabrican m últiples productos, e n ei P roblem a 12.2 se analizará brevem ente el concepto
t e f f ^ m i í a s de alcance.

©ITES-Paraninfo
316 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

Una consecuencia de estos resultados es que, en una situación “puram ente” inflacionista (una en la que
todos los precios aumentan en la misma proporción), los costes de los factores de las empresas aumenta­
rán en la misma proporción, por lo que las empresas no tendrán ningún incentivo para cambiar sus elec­
ciones de factores productivos (o, como veremos, cambiar su elección de producción).

V ariación del precio de un factor productivo

Si sólo cambia el precio de un factor productivo, la historia es m ás complicada. Puesto que esta variación
del precio altera las relaciones de precios de los factores, la elección de factores que minimiza los costes
de la empresa se verá afectada, por lo que habrá que derivar una nueva senda de expansión. Aquí analiza­
remos tres cuestiones relativas a este tipo de cambio: (1) la dirección cualitativa del efecto sobre los cos­
tes totales, medios y marginales; (2) el grado de sustitución entre factores que introduce este tipo de cam­
bios; y (3) el efecto cuantitativo sobre los costes totales, medios y marginales.

D ir e c c ió n del E fecto

Un incremento del precio de un factor productivo debe aumentar el coste total para cualquier nivel de pro­
ducción (o, al menos, dejar inalterado el CT). Si las sustituciones de factores provocadas por el aumento
del coste de uno de los factores hacen que, de hecho, el coste total disminuya, entonces la empresa no
habría estado minimizando los costes anteriormente, puesto que la nueva combinación de factores elegidos
habría sido todavía más barata antes del incremento del precio. Por tanto, una consecuencia del supuesto
de minimización de costes es que un incremento del coste de un factor productivo aumenta el coste total8.
Se puede utilizar un argumento análogo en el caso de los costes medios. Puesto que un incremento del pre­
cio de un factor hace que aumente el coste total, los costes medios para cualquier nivel de producción (que
vienen dados sencillamente por C fiq ) también deben aumentar. De nuevo, el supuesto de minimización de
costes proporciona un resultado sin ambigüedades.

En cuanto a los costes marginales, la situación se complica p o r la posibilidad de que los factores pro­
ductivos analizados sean inferiores. En este caso (que sin duda es infrecuente), un aumento del precio del
factor inferior hará que las empresas utilicen relativamente menos de dicho factor y, sorprendentemente,
esto reducirá los costes marginales. El motivo exacto de este resultado perverso no nos va a detener aquí,
aunque el lector persistente puede aoalizar esta cuestión por su propia cuenta. Cuando el factor que se está

1 E sio se puede dem ostrar form alm ente con el teorem a de la envolvente. Recuerde que el problem a de la em presa consiste e n m inim izar
C T = vK + wL, sujeto a f ( K , L ) = <?,. L a expresión lagrangiana de este problem a es

<£ = vK + wL + Xfo 0- f ( K . L)].


A hora bien, el teorem a de la envolvente afirm a que, e n e l nivel de gasto m ínimo,

^ = ■ ^ = *> 0,
3v 5v

y
o.
dw dw
Estos resultados dem uestran que u n increm ento de los precios d e los factores elevará el coste total, y tam bién introduce d e nuevo e l lema
de Shephard (véase la nota a pie de página S del Capítulo 5), que en este caso afirm a que la función de dem anda de los factores se puede
derivar d e la función del coste total m ediante una derivada parcial. Puesto que e n esta derivada se m antiene constante la producción, estas
funciones de dem anda de ios factores tam bién son funciones d e dem anda d e producción constante. A nalizarem os estas funciones con deta­
lle e n el Capítulo 21. Las am pliaciones a este capitulo tam bién utilizan este resultado para analizar la sustitución de factores.

©ITES-Paranmfo
Capitulo 12 C o ste s 317

analizando no es inferior, resulta sencillo dem ostrar que un aumento de su precio también provocará un
incremento del coste marginal9.

S u s t it u c ió n de F actores

Tal y como se ha señalado anteriormente, un cambio del precio de un factor hará que la empresa que mini­
miza sus costes cambie sus elecciones de factores. Una forma de calcular este cambio consiste en analizar
cómo varía el cociente de utilización de factores (K /L ) en respuesta a un cambio de w /v al tiempo que se
mantiene constante q. Es decir, queremos analizar la derivada

( 1 2 .2 1 )

a lo largo de una isocuanta.

Si lo expresamos en términos proporcionales como


, _ d K /L w/v d in K /L . „
d w /v K /L S in w¡v

obtenemos una definición alternativa y más intuitiva de ia elasticidad de sustitución10. E n el caso de dos
factores, s debe ser no negativo; un incremento de w/v se verá compensado por un incremento de KIL (o,
en el caso de las proporciones fijas, m ás limitado, K/L se mantendrá constante). Grandes valores de s indi­
can que las empresas cambian las proporciones de los factores de forma significativa ante variaciones de
los precios de los factores, mientras que valores reducidos indican que los cambios de los precios de los
factores tienen un efecto relativamente pequeño.

E l a s t ic id a d de S u s t it u c ió n P a r c ia l

Cuando sólo hay dos factores productivos, la elasticidad de sustitución definida en la Ecuación 12.22 es
idéntica a la que se definió en el Capítulo 11 (véase la Ecuación 11.28). Esto se puede demostrar fácilmen­
te recordando que una empresa que minimiza los costes igualará su R ST (de L por K) al cociente del pre­
cio de los factores w/v. La gran ventaja de la definición de la Ecuación 12.22 es que se puede generalizar
n á s fácilmente al caso de muchos factores que la definición del capítulo anterior. Concretamente, tenemos
h siguiente definición:

* D e s u e v o , se p u e d e u tiliz a r e l te o re m a d e la e n v o lv e n te . U tiliz a n d o la e x p re sió n la g ra n g ia n a d e la nota a p ie d e p á g in a 8 ( o la E cu ació n


1 2 J ) . o b te n e m o s e i im p o rtan te re su lta d o d e q u e

dq dq

r — y e n todos lo s p ro b le m a s d e o p tim iz a c ió n c o n re s tric c io n e s , el m u ltip lica d o r la g ra n g ia n o m u e stra e l c am b io d e la fun ció n objetivo


C T ) re sp ec to a la re stric c ió n ( q ) . P a ra c u a lq u ie r fa c to r p ro d u c tiv o (p o r e je m p lo , e l c ap ital).

dC M g _ d 3a _ = dK

dv ffvd q dqdv d q '

^ e s p o s itiv o o n e g a tiv o , e n fu n c ió n d e si K e s u n fa c to r n o rm a l o In ferio r (v éan se las F ig u ras 1 2 .3 y 1 2 .4 ). P a ra u n a n álisis m ás d e ta -


■ r i o . v é ase C .E . F e r g u s o n , T h e N e o c t a s s i c a l T h e o n o f P r o d u c t i o n a n d D i s t r i b u t i o n (C a m b rid g e : C am b rid g e U n iv e rs ity P re s s, 1969),
p fc s 1 3 6 -1 » .
• E s t a d e fin ic ió n se su ele a trib u ir a R .G .D . A l e e n , q u e la d e s a rro lló e n u n a fo rm a a lte rn a tiv a e n su M a ih e m a t ic a i A n a ly s i s f o r E c o n o m is t s
0 h e v a Y o rk : S t. M a rtin -* P r e s s . 1938), p á g s. 5 0 4 -5 0 9 .

© fT E S -f tjf o n in /b
318 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

[ D e f in ic ió n ‘
i - - - -— - *■%
, --i—-t
E lasticid ad d e s u s titu c ió n parcial (ry) La elasticidad de sustitución parcial entre dos factores (X f
y X j ) con precios w¡ y vvy., viene dada por

d X ,jX } w jw , _ a i n U . / V
" d w j /w , X ,/X j a i n ( w ,/ w . ) ’

donde la producción y los precios de los demás factores se mantienen constantes.

El término p a rd a l se utiliza en esta definición para diferenciar el concepto del de la definición de ta


función de producción, De hecho, j (J es un concepto más flexible porque permite que la empresa varíe la
utilización de otros factores distintos a X¡ y X¡ cuando cambia el precio de los factores, mientras que en
la definición del Capítulo 11 se mantenía constante la utilización de otros factores. Suponga que aumentan
los precios de la energía, y queremos saber cómo afecta esta variación a la relación entre el factor energía
y el factor capital manteniendo constante la producción. Aunque esperaríamos que ia utilización de la ener­
gía disminuyera, es posible que la empresa sustituya un tercer factor, por ejemplo el trabajo, por la ener­
gía y el capital, por lo que el factor capital también disminuiría. Por tanto, en función de las magnitudes
concretas de estos cambios, es posible que la ratio energía-capital aumente de hecho. En este caso, diría­
mos que la energía y el capital son complementarios, debido a la forma en que su utilización conjunta está
relacionada con el factor trabajo. Aunque aquí no vamos a analizar las consecuencias de estas posibilida­
des para la teoría de la producción y de los costes, las ampliaciones a este capítulo muestran cómo se puede
calcular s¡¡ si se conoce la función de costes. El concepto también es bastante útil para estudiar la deman­
da derivada de factores, tal y como demostraremos en el Capítulo 21.
/
E s t im a c ió n c u a n t it a t iv a d e l o s d e s p l a z a m ie n t o s d e la s c u r v a s d e c o s t e s

Ya hemos dem ostrado que los incrementos del precio de un factor elevarán el coste total, el coste medio,
y el coste marginal (excepto en el caso de un factor inferior). Ahora estamos en disposición de evaluar la
magnitud de estos incrementos. Prim ero, y lo más evidente, es que el incremento de los costes se verá afec­
tado por la importancia relativa del factor en el proceso de producción. Si un factor constituye una parte
importante del coste total, un incremento de su precio elevará los costes de forma significativa. U n incre­
mento del salario elevaría mucho el coste de los constructores de viviendas porque el trabajo es uno de los
factores principales en la construcción. Por otra parte, el aumento del precio de un factor relativamente
menos importante tendrá un efecto menor sobre los costes. El incremento del precio de los clavos no ele­
vará demasiado el coste de construcción de viviendas.

Un determinante menos evidente de la magnitud del incremento de los costes es la posibilidad de sus­
tituir factores. Si las empresas pueden sustituir con facilidad un factor por otro cuyo precio ha aumentado,
puede que el incremento de los costes sea muy reducido. El incremento del precio del cobre a finales de la
década de 1960, por ejemplo, tuvo poco impacto sobre los costes de las empresas suministradoras de elec­
tricidad porque descubrieron que podían sustituir con facilidad los cables de cobre por cables de aluminio.
Alternativamente, si es difícil o imposible que la empresa sustituya el factor que se ha encarecido, los cos­
tes subirán rápidamente. El coste de las joyas fabricadas con oro, junto con el precio del oro, aumentaron
rápidamente a principios de la década de 1970 porque, sencillamente, no se podía sustituir la m ateria prima.

Es posible formular matemáticamente con precisión la magnitud cuantitativa de todos estos efectos uti­
lizando la elasticidad de sustitución parcial. Sin embargo, para ello tendríamos que utilizar todavía más sím-

©ITES-Paraninfo
Capítulo 12 C o ste s 319

bolos11. Para nuestro objetivo basta con el análisis intuitivo anterior. Este análisis debe recordarnos que las
variaciones del precio de un factor tendrán el efecto de desplazar las curvas de costes de la empresa, y la
magnitud de este desplazamiento dependerá de la importancia relativa del factor y de las posibilidades de
sustitución disponibles.

P ro gre so técnico

Las mejoras tecnológicas también desplazan a las curvas de costes. Puesto que estas mejoras permiten que
se fabrique determinado nivel de producción con menores factores, parece evidente que el coste total dis­
minuirá. En el caso de rendimientos constantes a escala, resulta fácil de demostrar. En este caso, los cos­
tes en el momento cero vienen dados por

CTa = CT0(q, v, w) = C0(v, w) q, (12.24)

donde C0(v, w) es el coste inicial de producir una unidad de producto. Si la función de producción es la
que viene dada en la Ecuación 11.44 [es decir, q = A {t) f { K , L)], entonces el coste unitario en cualquier
momento í vendrá dado por

C,(v, w) = C0(v, w )/A ([ ), (12.25)

y el coste total vendrá dado por

CT, (q, V, tv) = C, (v, w ) q = CT0/ A ( r ) . (12.26)

Por tanto, el coste total disminuye a lo largo del tiempo al mismo ritmo al que se produce el cambio
tecnológico. Los costes medios y marginales también disminuyen a la tasa A ([). Observe que, en este caso,
el progreso técnico es “neutro” en tanto en cuanto no afecta a las elecciones de factores de las empresas.
' Estas elecciones sólo dependen de los precios de los factores w y v, y no de la escala productiva de la
empresa o de la cantidad de cambio tecnológico que se ha producido. En aquellos casos en los que el pro­
greso técnico adopta una forma más compleja, o en los casos de rendimientos a escala crecientes o decre­
cientes, el análisis es más complejo, y aquí no lo vamos a realizar. Sin embargo, incluso en estos casos
más complejos, el cambio tecnológico hará, normalmente, que disminuyan todos los costes.

EJEMPLO 12.2
Una función de co ste Cobb-Douglas
Volviendo a nuestro ejemplo de las hamburguesas, recuerde que la minimización de costes exige que
w K
(12.27)
v L
El cálculo de la función del coste tota!, implícita en esta condición, exige que utilicemos la Ecuación 12.27, junto
con la función de producción, para expresar el coste total como una función de q, v y w. En algunas ocasiones, esto
puede requerir bastante álgebra pero, en este caso, se trata de-una manipulación relativamente sencilla. Dada la fun­
ción de producción de hamburguesas,
q = 10Kl/2í)12, (12.28)

dividiendo por K obtenemos

11 P ara una definición exhaustiva, véase F e rg u so n , Neoclassical Theory o f Production a n d D htribution, págs. 154-160.

© JT E S -P a ro n m fo
320 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

-i = lo f-V , (12.29)
K U J
y utilizando el requisito de minimización de costes se obtiene
( \w
M i ) ' <UJ0)
Por tanto.

= V V2 (12.31)

por lo que

vK = — wV2v V2. (12.32)


10 ' '

Una serie de sustituciones análogas permite obtener

wL = ^ w V (12.33)

y, puesto que
CT = vK + wL, (12.34)

obtenemos
CT = O .lqw ^v'11. (12.35)

Ésta es la función del coste total para esta función Cobb-Douglas. Para determinados precios de los factores, la
función implica que hay una sencilla relación entre producción y coste total. Por ejemplo, si w = v = 4$,
CT = 0,8?. (12.36)
A) igual que antes, cuesta 12 dólares producir 40 hamburguesas si se minimizan los costes. El coste total para
cualquier otro nivel de producción también se puede calcular rápidamente a partir de la Ecuación 12.36.

C o s t e s por unidad. Debido a la existencia de rendimientos constantes a escala en la función de producción, los
costes medios y marginales son constantes (e iguales) para todos los posibles niveles de producción:

CM m — = 0,8 (12-37)
f
CMg= — = 0,8. (12.38)

El coste medio y marginal de producir una hamburguesa siempre es de 0,8$.

C a m b io s de los precios de lo s factores. Si cambia el precio de un factor, la empresa utilizará K y L en distin­


tas proporciones, y esta otra senda de expansión se vería reflejada por un desplazamiento de la función de costes.
Cuando v = 9$ y w = 4$, por ejemplo,
CT - 0,2qwvlvvl - 1,2?. (12-39)
Por tamo, el coste medio y marginal de cada hamburguesa ha aumentado hasta 1,2$. Al conocer la función del
coste total, no es necesario volver a calcular las elecciones de factores que minimizan los costes, se hace de forma
“automática” porque la función del coste total se ha derivado a partir del supuesto de minimización de costes. Cuando
cambian los precios de ios factores, la nueva relación entre el CT y ? se puede encontrar sustituyendo los nuevos pre­
cios de los factores en la función de costes.

©rTESJtoraninfb
Capítulo 12 Costes 321

Progreso técnico. Si, como en el Ejemplo 11.4, suponemos que la producción de hamburguesas experimenta un
progreso técnico que se puede representar mediante

q = A (t) f{ K , L) = en'OÍ'f( K . L), (12.40)


entonces, los costes totales en cualquier momento vienen dados por

CT, = CTJA (0 = e ^ m‘CrQ= e-°J '[0,2 9wwvw ]. (12.41)


Tras diez años de progresos culinarios, los costes vienen dados por

CT10 = 0,607CT0 = 0 ,1 2 1 ?w ‘/ 2v v2. (12.42)

Con w = v = 4,
CTÍ0 = 0,48g, (12.43)

por lo que los costes totales, medios y marginales han disminuido un 40 por ciento desu nivel anterior de 0,8. Incluso
si los costesdel capitalhubieran aumentado hasta v = 95 en el año 10, los costestotales vendrían dados por
C7¡0 = 0,73^, (12.44)

por lo que los costes habrían disminuido aproximadamente un 10 por ciento a pesar del incremento del coste del capi­
tal.

P R EG U N T A : ¿Cuál es la elasticidad del coste de las hamburguesas respecto a variaciones de w o v? ¿Por


qué son estas elasticidades inferiores a l ? ¿Se ven afectadas por el progreso técnico?

D iferencias e n tre co rto y largo plazo


E s habitual en economía diferenciar entre el “cono plazo” y el “largo plazo” . Aunque no se puede dar una
definición temporal muy precisa de estos términos, el objetivo general de esta distinción consiste en dife­
renciar entre un periodo corto en el que los agentes económicos sólo tienen una flexibilidad limitada en sus
acciones, y un periodo más largo que ofrece m ayor libertad. U n área de estudio en el que esta distinción
es bastante importante es la teoría de la empresa y de sus costes, porque los economistas están interesados
en analizar las reacciones de la oferta durante distintos intervalos potenciales de tiempo. En el resto de este
capítulo analizaremos las consecuencias de estos distintos periodos de respuesta.

Para ilustrar esta distinción, suponemos que se mantiene constante el factor capital a un nivel K l% y que
(a corto plazo) la empresa sólo puede variar libremente su factor trabajo12. Implícitamente, estamos supo­
niendo que las variaciones del nivel de capital son infinitamente caras a corto plazo. A consecuencia de este
supuesto, podremos escribir la función de producción a corto plazo como

? = (12.45)

donde la notación muestra explícitamente que no se puede cambiar el factor capital. Por supuesto, se puede
cambiar el nivel de producción si la empresa varía su utilización de trabajo.

12 P or supuesco, este planteam iento sólo se hace a título ilustrativo. E n m uchas situaciones reales, el factor trabajo puede se r m enos flexi­
ble a corto plazo que e) factor capital.

@FTES-Paranlnfo
322 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

C o s te total a corto plazo

El coste total de la empresa se sigue definiendo como


C T = vK + wL (12.46)

para nuestro análisis a corto plazo, pero ahora el factor capital está fijado en el nivel K { . Para reflejar este
hecho, escribiremos
CTcp = vK] + w L (12.47)

donde cp indica que estamos analizando los costes a corto plazo con un nivel de factor capital fijo. A lo
largo de nuestro análisis, utilizaremos este método para indicar los costes a corto plazo, mientras que los
costes a largo plazo se representarán mediante las siglas CT, CM y CMg. Normalmente, no mostraremos
de forma explícita el nivel de factor capital, pero se sobreentiende que este factor está fijo.

C o s t e s fijos y variables

Los dos tipos de costes de los factores de la Ecuación 12.47 reciben nombres especiales. El término vAj
se conoce como costes fijo s (a corto plazo); puesto que K l es una constante, estos costes no variarán a
corto plazo. El término wL se conoce como costes variables (a corto plazo): el factor trabajo se puede variar
a corto plazo. Por tanto, tenemos las siguientes definiciones:

C o s te s fijos y v aria b les a c o rto plazo Los costes fijos a corto plazo (CFcp) son costes relaciona­
dos con los factores que no se pueden variar a corto plazo. Los costes variables a cono plazo (CVcp)
son los costes de aquellos factores que se pueden variar para cambiar el nivel de producción de la
empresa. ___________________________________________________________________

La importancia de esta distinción consiste en diferenciar entre los costes variables que la empresa puede
evitar no produciendo nada a corto plazo, y los costes que son fijos y que se deben asum ir independiente­
mente del nivel de producción elegido (incluso si no se produce nada).

N o optim alídad de lo s c o ste s a corto plazo

Es importante comprender que los costes totales a corto plazo no son los costes mínimos para producir los
diversos niveles de producción. Puesto que, a corto plazo, mantenemos constante el capital, la empresa no
tiene la flexibilidad de elegir los factores que suponíamos que elegía cuando analizábamos la minimización
de los costes al principio de este capítulo. P or el contrario, para variar su nivel de producción a corto plazo,
la empresa se ve obligada a utilizar combinaciones de factores que “no son óptimas” : la R S T no será igual
al cociente de los precios de los factores. Este hecho se muestra en la Figura 12.7. A corto plazo la em pre­
sa se ve obligada a utilizar K¡ unidades de capital. Para fabricar el nivel de producción q0, utilizará por
tanto i,, unidades de trabajo. Análogamente, utilizará L, unidades de trabajo para producir <?,, y uni­
dades de trabajo para producir q2- El coste total de estas combinaciones de factores viene dado por CTcp0,
CTcp{ y CTcpl respectivamente. Sólo para la combinación de factores K ,,! ^ se está produciendo al coste
mínimo. Sólo en ese punto se iguala ia R S T al cociente de los precio? de los factores. De la Figura 12.7 es
evidente que q0 se está produciendo con “demasiado" capital en esta situación a corto plazo. La minimi-
zación del coste sugiere un movimiento hacia el sudeste a lo largo de la isocuanta q0, indicando una sus­

©/TES-Paromnfb
Capítulo 12 C o ste s 323

titución de trabajo por capital en la producción. Análogamente, q2 se produce con “demasiado poco” capi­
tal, y se podrían reducir los costes sustituyendo capital por trabajo.

FIGURA 12.7 Elecciones de factores "n o óptimas'' que se deben hacer a corto plazo

Puesto que el factor capital está fijo en AT, a corto plazo, la empresa no puede igualar su RST a\ cociente de los precios de
los factores. Dados estos precios de los factores, q0 debería producirse con más trabajo y con menos capital que el que se
utiliza a corto plazo, mientras que q2 debería producirse con más capital y con menos trabajo.

K por
p e rio d o

A corto plazo no es posible realizar ninguna de estas sustituciones. En un periodo más largo, sin em bar­
g a . h em presa será capaz de cambiar el nivel de utilización del factor capital y ajustará este factor para uti-
ferar combinaciones que minimizan los costes. Ya hemos analizado este caso flexible al principio de este
c e ja d o , y volveremos a él para ilustrar la relación entre las curvas de costes a corto y a largo plazo.

C o s te s m ed io s y m argin ales a corto plazo

C a o frecuencia, es m ás útil analizar los costes a corto plazo en función de la producción por unidad en vez
a fanrión de la producción total. Los dos conceptos unitarios más importantes que se pueden derivar
fe to fanctón del coste total a corto plazo son la función de coste total medio a cono plazo (CTMcp) y la
I m a m del coste marginal a corto plazo (CMgcp). Estos conceptos se definen como

©ITES-Paraoinfó
324 P ane ¡V P ro d u c c ió n y oferta

coste total CTcp


CTMcp -
producción total q
(1 2 .4 8 )
variación del coste total _ dCTcp
CMgcp -
variación de la producción dq

donde, de nuevo, estos costes se definen para determinado nivel del factor capital. Estas definiciones del
coste medio y marginal son idénticas a las desarrolladas anteriormente para el caso del largo plazo, con
total flexibilidad, y la derivación de las curvas de costes a partir de la función del coste total se realiza exac­
tamente de la misma manera, Puesto que la curva del coste total a corto plazo tiene el mismo tipo general
de forma cúbica en la curva del coste total de la Figura I2.6a, estas curvas del coste medio y marginal a
corto plazo también tendrán una forma de “U ” .

C o s te s fijos y variables m ed ios a corto plazo

En algunas ocasiones, resulta útil dividir los costes totales medios a corto plazo en dos componentes: cos­
tes fijo s medios a co n o plazo (CFMcp) y costes variables medios a cono plazo (CVMcp). Estos costes se
definen como
= coste fijo total = CFcp
producción q
v (12.49)
__ _ . coste variable total CVcp
CVMcp -------------------------- •
producción q

Esta diferenciación entre costes variables y fijos medios a corto plazo será útil para explicar las deci­
siones de oferta a corto plazo de las empresas en el próximo capítulo.

Relación entre la s c u rv a s de c o ste s a corto y largo plazo

Al analizar todas las posibles variaciones del factor capital, podremos establecer la relación entre los cos­
tes a corto plazo y los costes a largo plazo, totalmente flexibles, que derivamos al principio de este capítu­
lo. La Figura 12.8 muestra esta relación para los casos de rendimientos constantes a escala y de la curva
de costes totales cúbica. Se muestran los costes totales a corto plazo para tres niveles del factor capital,
aunque, por supuesto, sería posible mostrar muchas más curvas a corto plazo. Los gráficos muestran que
los costes totales a largo plazo (CT) siempre son inferiores a los costes totales a cono plazo, excepto para
el nivel de producción para el que el nivel de factor capital supuesto es el adecuado para la minimización
del coste a largo plazo. Por ejemplo, como en la Figura 12.7, con un factor capital igual a AT,, la em pre­
sa puede minimizar totalmente los costes cuando se produce qv Por tanto, en este punto, los costes tota­
les a corto y largo plazo son iguales. Sin embargo, para otros niveles de producción distimos a q x,
CTcp > C T, como era el caso de la Figura 12.7.
Técnicamente, las curvas del coste total a largo plazo en la Figura 12.8 se conocen como una “envol­
vente” de sus respectivas curvas a corto plazo. Estas curvas del coste total a corto plazo se pueden repre­
sentar con parám etros mediante la fórmula

C Tcpiq, K ) = coste total, (12.50)

donde la familia de curvas a corto plazo está generada permitiendo que varíe el factor capital. La curva
envolvente a largo plazo (CT) debe cumplir tanto la Ecuación 12.50 como el requisito adicional de que.

®{TES-Poron¡nfo
Capitulo 12 C o ste s 335

p a r a c u a lq u ie r q , e l f a c t o r c a p ita l d e b e e le g i r s e p a r a m in im iz a r e l c o s te to ta l; e s d e c ir , e l f a c to r c a p ita l se
d e b e e le g ir d e f o r m a q u e p a r a c u a lq u ie r n iv e l d e p r o d u c c ió n e s p e c íf ic o , q ,

FIGURA 1 2 .8 D os formas posibles de las curvas del coste total a largo plazo

A l analizar todos los posibles niveles del factor capital, se puede derivar la curva del coste total a largo plazo (C T). En (a)
la función de producción subyacente tiene rendimientos constantes a escala: a largo plazo, aunque no a corto, los costes tota­
les son proporcionales a la producción. En (b) la curva del coste total a largo plazo tiene una forma cúbica, al igual que las
curvas a co n o plazo. Sin em bargo, los rendim ientos decrecientes son m ás importantes para las curvas a corto plazo porque
hemos supuesto u n nivel ñ jo del factor capital.
326 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

dC Tcpjq, K ) = (1 2 5
8K
Resolviendo las Ecuaciones 12.50 y 12.51 simultáneamente para eliminar K , es posible derivar la curva
del coste total a largo plazo. Esta solución será idéntica a la que se encontró minimizando directamente el
coste total, como hicimos al principio de este capítulo. E n el Ejemplo 12.3 demostramos este resultado
numéricamente.

C u rv a s de c o ste s unitarios
Las relaciones de la curva del coste total envolvente que se muestran en la Figura 12.8 se pueden utilizar
para m ostrar relaciones geométricas entre las curvas de coste medio y marginal a cono y a largo plazo.
Estas relaciones se m uestran en la Figura 12.9 para el caso de la curva cúbica del coste total. E n el gráfi­
co, los costes medios a cono y a largo plazo son iguales para el nivel de producción en el que el factor
capital (fijo) es adecuado. Por ejemplo, para qt , C7M cp(K¡) = CM porque se utiliza para producir qx
al coste mínimo. Para movimientos que se alejan de q¡, los costes medios a corto plazo son superiores a
los costes medios a largo plazo, reflejando así la naturaleza de minimización de costes de la curva del coste
total a largo plazo.
Puesto que el punto mínimo de la curva del coste medio a largo plazo (CAÍ) desempeña un papel esen­
cial en la teoría de la determinación de precios a largo plazo, es importante analizar las diversas curvas que

FIG U RA 12.9 Curvas de costes medios y marginales para el caso de ia curva de costes cúbica

Este conjunto de curvas se deriva de las curvas del coste total que se m ostraban en la Figura 12.8b. Las curvas CM y CMg
tienen la habitual form a de '‘U ” , al igual que las curvas a corto plazo. En <?, se m inim izan los costes medios a largo plazo.
La configuración de las curvas en este punto mínimo es bastante importante.

®ITES-Paramn[o
Capítulo 12 C o ste s 327

pasao por este punto en la Figura 12.9. Prim ero, siempre se cumple, para las curvas del coste marginal y
medio, que la curva del CMg corta a la curva del CM en el punto m ínimo. E n qx, los costes medios y m ar­
ginales a largo plazo son iguales. Este nivel de producción ql está relacionado con determinado nivel de
factor capital (por ejemplo, K t); la curva del coste medio a corto plazo para este nivel de factor capital
(CTMcp) es tangente a la curva del CM en su punto mínimo. La curva del CTMcp también alcanza su punto
mínimo para el nivel de producción qx. Para movimientos que se alejan de qv 1a curva del CM es mucho
m ás plana que la curva del CTMcp, y esto refleja la m ayor flexibilidad que tiene la empresa a largo plazo.
Los costes a corto plazo aumentan rápidamente porque el factor capital está fijo. A largo plazo, estos fac­
to res no son fijos, por lo que no se produce tan drásticamente la disminución de las productividades m ar­
ginales. Finalmente, puesto que la curva del CTMcp alcanza su punto mínimo en qu la curva del coste
marginal a corto plazo (CMgcp) también pasa por este punto. Por tanto, el punto mínimo de la curva del
CM aúna los cuatro costes unitarios m ás importantes. En este punto

CM = CMg = CTMcp = CMgcp. (12.52)

Por ello, como demostraremos en el Capítulo 14, el nivel de producción qx es un punto de equilibrio
importante para una empresa competitiva a largo plazo.

E J E M P L O 12.3

C o ste s C o b b -D o u g la s a corto plazo____________________________________ ____________________________

Antes, calculábamos el coste total de la producción de hamburguesas partiendo del supuesto de que se podía cambiar
la utilización de los dos factores productivos. Suponga ahora que el número de parrillas es fijo e igual a AT, a corto
plazo. Ahora, la función de producción Cobb-Douglas a corto plazo es
q = 10 (12.53)

y 2
Crcp = v£l + wZ. = ví:i + i - (12.54)

Si, por ejemplo, la empresa tiene cuatro parrillas, K[ = 4 y

C T c p -4 v + í ¿ . (12.55)

De nuevo, para poder calcular los costes totales, tenemos que conocer w y v. La Tabla 12.1 muestra la relación
cure los costes totales a corto plazo y la producción para el caso en que w = v = 4$ para tres niveles de capital fijos:
I. 4 y 9 parrillas. Observe que los costes totales a corto plazo son positivos incluso cuando q = 0 (porque hay que
pagar el coste del capital fijo).
En la última columna de la Tabla 12.1 hemos utilizado la Ecuación 12.36 del Ejemplo 12.2 para calcular los cos­
tes totales a largo plazo. Para todos los niveles de producción menos uno, los costes totales a corto plazo son superio­
res a los costes totales a largo plazo. Observe también que para q = 0 los costestotales a largo plazo son iguales a
ca o . Los costes delcapital no sepueden evitar a corto plazo pero sí a largo plazo si la empresa cancela el alquiler de
tas parrillas.

La derivación de la envolvente. Una forma alternativa de derivar la curva del coste total a largo plazo de esta
o q x e sa consiste en utilizar el procedimiento de la envolvente descrito en el apartado anterior. Si seguimos suponien­
do tpie w = v = 4$, podremos utilizar la Ecuación 12.54 para escribir

Ctcp = 4K + - ^ - (12.56)
y íooir

©ITES-Paraninfo
328 P ane IV P ro d u c c ió n y oferta

C ostes totales a corto y largo plazo para q = 10A7/2¿ 1/2 cuando w = v = 4$

0
Í¡¡¡PI 4,00$ 16,00$
Ig p g ^ v ;

36,00$
í '- J U

0,00$
p

10 8,00$ 17,00$ 36,44$ 8,00$


20 20,00$ 20,00$ 37,78$ 16,00$
30 40,00$ 25,00$ 40,00$ 24,00$
40 68,00$ 32,00$ 43,11$ 32,00$
50 104,00$ 41,00$ 47,11$ 40,00$
60 148,00$ 52,00$ 52,00$ 48,00$
70 200,00$ 65,00$ 57,78$ 56,00$
80 260,00$ 80,00$ 64,44$ 64,00$
90 328,00$ 97,00$ 72,00$ 72,00$
100 404,00$ 116,00$ 80,44$ 80,00$

y después derivar esta expresión respecto a K (ahora variable):

íá L - (12.57)
dK lOOtf2
Si igualamos esta derivada a cero (porque queremos minimizar el CTcp respecto a K para cada nivel de produc­
ción), tendremos
4q 1
4 = — *-5- (12.58)
100K2 ' ’
o
(12.59)

Sustituyendo esta solución óptima de K en la función del coste total a corto plazo (Ecuación 12.56) obtenemos
CT = 0,4q + 0,4q = 0,8q, ( 1 2 .60)
que es una forma bastante enrevesada para demostrar lo que ya sabemos del Ejemplo 12.2 (véase la Ecuación.12.36).

Función del coste unitario. Las relaciones de costes marginales y medios se pueden derivar de las curvas del coste
total a corto y largo plazo que ya hemos calculado. Estas curvas se representan en la Figura 12.10. Como antes, los
costes medios y marginales a largo plazo son constantes e iguales a 0,8$, y las curvas dei coste medio a corto plazo
tienen la forma general de “U”. También se pueden ver en el gráfico otras relaciones entre curvas de costes a corto
y largo plazo analizadas en el apartado anterior.

P R EG U N T A : ¿Por qué un incremento de w hasta 5$ aumentaría tanto los costes medios y marginales a
corto plazo mientras que u n incremento de v hasta 5$ sólo elevaría los costes medios a corto plazo? ¿Cómo
se desplazarían las curvas de costes en estos dos casos?

R e su m e n

E n este capítulo hemos analizado la relación entre el nivel de producción que fabrica una empresa y los
costes de los factores necesarios para obtener ese nivel de producción. Las curvas de costes resultantes

©/TES-ftjron/nfo
Capítulo 12 C o ste s 329

F IG U R A 1 2 .1 0 Curvas de costes medios y marginales a corto y largo plazo para q = 10ÁT1/2I 1/2

P a r a e s ia f u n c ió n d e p r o d u c c ió n , lo s C M y C M g s o n c o n s ta n te s p a r a to d o s lo s in te rv a lo s d e p r o d u c c ió n . P u e s to q u e
u> = v = 4 $ , e l c o s te m e d io c o n s ta n te e s d e 0 ,8 $ p o r u n id a d . S in e m b a r g o , la s c u r v a s de) c o s te m e d io a c o r to p la z o s i tie ­
n e n la f o rm a g e n e ra l d e “ U ” , p o r q u e K s e m a n tie n e c o n s ta n te a c o r to p la z o . L a s c u r v a s d e l C T M c p s o n ta n g e n te s a la c u r a
d e l C M p a r a n iv e le s d e p r o d u c c ió n q = l ü , q = 40 y q = 90.

C o s te
(d ó lares)

p e rio d o

deberían resultarle familiares porque son muy utilizadas en los cursos de introducción a la economía. Aquí
hemos demostrado cómo reflejan estas curvas la función de producción subyacente de la empresa y el deseo
de la misma de minimizar los costes. Al desarrollar curvas de costes a partir de estos fundamentos bási­
cos, hemos sido capaces de ilustrar una serie de conclusiones importantes:

• Una empresa que desea minimizar los costes económicos de producir determinado nivel de produc­
ción debería elegir la combinación de factores para la que la relación de sustitución técnica (RST) es
igual al cociente de los precios de los factores.

• La aplicación reiterativa de este procedimiento de minimización permite obtener la senda de expan­


sión de la empresa. Puesto que la senda de expansión muestra cómo aumenta la utilización de los fac­
tores con el nivel de -producción, tam bién muestra la relación entre el nivel de producción y el coste
total. Esta relación queda resumida por la función del coste total [CT (q, v, w)] que muestra los cos­
tes de producción como una función de los niveles de producción y de los precios de los factores.

• Las funciones del coste medio de la empresa (CM = C T /q ) y del coste marginal (CMg = dC Tjdq)
se pueden obtener directamente de la función del coste total. Si la curva del coste total tiene la forma
cúbica general, las curvas del CM y del CMg tendrán forma de “U ” .

• Todas las curvas de costes están dibujadas partiendo del supuesto de que se mantienen constantes los
precios de los factores. Cuando los precios de los factores cambian, las curvas de costes se desplaza­
rán a nuevas posiciones. L a magnitud de estos cambios vendrá dada por la importancia general del

© IT E S -P o ro m n fo
330 Parte ¡V P ro d u c c ió n y oferta

factor cuyo precio ha cambiado y por la facilidad con la que la empresa puede sustituir un factor por
otro. El progreso técnico también desplaza las curvas de costes.

* A corlo plazo, la empresa puede ser incapaz de variar la utilización de algunos factores. En este caso
sólo puede variar su nivel de producción alterando el empleo de los factores variables. AI cambiar
este nivel de empleo, es posible que tenga que utilizar combinaciones de factores no óptimas y de
m ayor coste que las que elegiría si pudiera variar todos los factores.

Problem as
12.1
En un famoso artículo [J. Viner, “Cost Curves and Supply Curves”, Zeitschrífi fiir Nationalokonomie 3 (septiembre
de 1931): 23-46], Viner criticaba a su asistente que no podía dibujar una familia de curvas de CTMcp cuyos punios
de tangencia con la curva del CM con forma de "U” también eran los puntos mínimos en cada curva del CTMcp. El
asistente protestaba afirmando que era imposible dibujar ese gráfico. ¿A quién respaldaría en este debaie?

12.2
Suponga que una empresa produce dos productos distintos, cuyas cantidades vienen representadas por y q2. Por lo
general, los costes totales de la empresa se pueden representar mediante C T{q^q2). Esta fundón tiene economías de
alcance si CT(qt, 0) + C7"(0, <?2) > CT(<?,, <J2) para todos los niveles de producción de los dos bienes.
a) Explique con palabras por qué esta formulación matemática implica que los costes serán menores en esta empresa
que fábrica varios productos que en dos empresas que sólo fabrican uno de los productos por separado.
b) Si los dos productos fueran, de hecho, el mismo, podríamos definir la producción total como q = <7¡ + q2- Suponga
que, en este caso, el coste medio (= CTjq) disminuye a medida que aumenta q. Demuestre que esta empresa tam­
bién disfruta de economías de alcance con la definición que se ha dado aquí.

12.3
El Catedrático Smith y el Catedrático Jones van a producir un nuevo manual de introducción a la economía. Como
auténticos científicos, han determinado que la función de producción del manual es
q = S Í!2J.>/2,

donde q = número de páginas del manual acabado, S = el número de horas de trabajo empleadas por Smith y J = el •
número de horas empleadas por Jones.
Smith valora su trabajo en 3 dólares por hora. Ha empleado 900 horas preparando el primer borrador. Jones, cuyo
trabajo se valora en 12 dólares por hora, revisará el borrador de Smith para completar el manual.
a) ¿Cuántas horas tendrá que emplear Jones para producir el manual terminado con 150 páginas? ¿Y con 300? ¿Y
con 450?
b) ¿Cuál es el coste marginal de la página número 150 del libro acabado? ¿Y de la número 300? ¿Y de la 450?

12.4
Suponga que la función de producción de proporciones fijas de una empresa viene dada por
q = min(5/¡T, ÍOL),
y que el precio del capital y el trabajo es v = l, >v = 3.
a) Calcule las curvas del coste total, medio y marginal a largo plazo de la empresa.

© (T E S -P a ra n in fo
Capítulo 12 C o ste s 331

b) Suponga que K está fijo y es igual a 10 a corto plazo. Calcule las curvas del coste total, medio y marginal a corto
plazo de la empresa. ¿Cuál es el coste marginal de la décima unidad? ¿Y de la número 50? ¿Y de la número 100?

12.5
Suponga que la función de producción de una empresa viene dada por la función Cobb-Douglas
q = K aÉ ,
(donde a , P > 0), y que la empresa puede adquirir todo el K y el L que quiera en un mercado de factores competiti­
vo a los precios v y w respectivamente.
a) Demuestre que Ja minimización de costos exige que
vK _ wL
a " T ‘

¿Qué forma tiene la senda de expansión de esta empresa?


b) Suponiendo que se minimizan los costes, demuestre que los costes totales se pueden expresar como una función de
q, v y w con la forma

CT = Bt¡Ua**w6,tL*fiva/a'1'p,
donde B es una constante que depende de a y p. Pista: Esto apartado se puede resolver más fácilmente utilizando
los resultados del apartado anterior para resolver sucesivamente CT como una función de L y CT como una fun­
ción de K y después sustituyendo en la función de producción.
c) Demuestre que si a + P = 1, CT es proporcional a q.
d) Calcule la curva del coste marginal de la empresa. Demuestre que

w = ^T p'

12.6
Una empresa que produce palos de hockey tiene una función de producción dada por
q = 2 -Jk ~L.

A corto plazo, el equipo de capital de la empresa es fijo e igual a 100. El precio de K, v = 1$, y el salario de L,
»■ = 4$.
a) Calcule la curva del coste total de la empresa a corto plazo. Calcule la curva del coste medio a corto plazo.
b> ¿Cuál es la función del coste marginal de la empresa a corto plazo? ¿Cuáles son los CTcp, CTMcp y CMgcp si ia
empresa produce 25 palos? ¿Y 50? ¿Y 100? ¿Y 200?
c) Dibuje las curvas del CTMcp y CMgcp de ia empresa. Indique los puntoscalculados en el apartado anterior.
<f> ¿Dónde corta la curva del CMgcp a la curva del CTMcp? Explique por quélacurva del CMgcp siempre cortará a
la curva del CTMcp en su punto mínimo.

12.7
Aponga, como en el Problema 12.6, que una empresa produce palos de hockey con una función de producción de
f = 2 -J/CL. El stock de capital es fijo e igual a K a corto plazo.

©ITES-Paraninfo
332 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

a) Calcule el coste total de la empresa como una función de q, v, w y K.


b) Dados q, w y v, ¿cómo debe elegirse el stock de capital para minimizar el coste total?
c) Utilice sus resultados del apartado (b) para calcular el coste total a largo plazo de la producción de palos de hoc­
key.
d) Para w = 4$, v = 1$, dibuje la curva del coste total a largo plazo de la producción de palos de hockey. Demuestre
que es una envolvente de las curvas a corto plazo calculadas en el apartado (a) analizando los valores de K = 100,
200 y 400.

12.8
Un empresario emprendedor adquiere dos empresas que producen máquinas. Cada empresa produce exactamente el
mismo producto, y cada una tiene una función de producción dada por
q =^ L ¡ i = l, 2.

Sin embargo, las empresas son distintas en cuanto a la cantidad de capital que tiene cada una. En concreto, la
empresa 1 tiene = 25, mientras que la empresa 2 tiene = 100. Los precios de K y L son w = v = 15.
a) Si el empresario quiere minimizar el coste total a corto plazo de su producción, ¿cómo debe asignar la producción
entre las dos empresas?
b) Si suponemos que la producción se asigna de forma óptima entre las dos empresas, calcule las curvas del coste
total, medio y marginal a corto plazo. ¿Cuál es el coste marginal de la máquina que hace el número 100? ¿Y el
número 125? ¿Y el número 200?
c) ¿Cómo debe asignar el empresario la producción entre las dos empresas a largo plazo? Calcule las curvas del coste
total, medio y marginal a largo plazo de la producción.
d) ¿Cómo respondería al apartado anterior si las dos empresas tienen rendimientos decrecientes a escala?

12.9
Suponga que la función del coste total de una empresa viene dada por
CT = qw2,ivu>.

a) Utilice el lema de Shephard (nota a pie de página 8) para calcular las funciones de demanda con producción cons­
tante de los factores L y K.
b) Utilice sus resultados del apartado anterior para calcular la función de producción subyacente de q.

12.10
Suponga que la función del coste total de una empresa viene dada por
CT = (0,5v + ^¡viv + 0,5w) q.
a) Utilice el lema de Shephard para calcular la función de demanda con producción constante de cada uno de los fac­
tores, K y L.
b) Utilice sus resultados del apartado anterior para obtener la función de producción subyacente de q.
c) Compruebe el resultado utilizando los resultados de la Ampliación A12.2 para demostrar que la función de coste
con ESC con o = p = 0,5 genera esta función del coste total.

Lectu ras re co m e n d ad as
Alien, R.G.D. Mathematical Anaiysis for Economists. New York: St. Martin’s Press, 1938. Various pages—see índex.
Complete mathematical anaiysis o f substitution possibitities and cost functions. Notaiion somewhat difficult.

®!TES-Paron¡ofo
334 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

A M P L IA C IO N E S

Sustitución de factores

A lo largo del Capítulo 12 hemos destacado que una varia­


'-S ífV ' ■" K - a.lv'r'q
ción de! precio de los factores puede afectar a todos fósfac-
10res que utiliza una empresa al cambiar la combinación de L = a 2w~°q.
factores que minimiza el coste. Aqui analizaremos la natu­
donde a, y a 2 son constantes.
raleza de estas sustituciones implícitas en diversos tipos de
funciones de costes (y de producción). Demostramos que b) Los resultados obtenidos en (a) junto con la definición
algunos tipos frecuentes de fundones de costes ofrecen, de r en A12.1 demuestran que
posibilidades muy limitadas de sustitución de factores, y s = o.
que se puede utilizar la forma más general (la transíog) para
disponer de mayor flexibilidad. Sólo utilizamos funciones Es decir, la elasticidad de sustitución es la misma y
de costes con rendimientos constantes a escala (el exponen­ constante para todos los valores de K y L independien­
te de la producción, q, siempre es 1), pero se pueden gene­ temente de que se calcule utilizando la función de pro­
ralizar a casos de funciones de costes con rendimientos a ducción o la función de coste.
escala no constantes (pero homótéticas). c) Los resultados de este problema se pueden utilizar para
demostrar el apartado (c) del Problema 12.10.
A12.1 Función de costes Cobb-Douglas

La función de costes Cobb-Douglas para dos factores pro­ A 1 2 .3 Función de coste transíog
ductivos (K y L) viene dada por (véase el Ejemplo 12.2)
Una aproximación que se suele utilizar para cualquier fun­
CT = donde a + |i = 1. ción de coste arbitraria es la función transíog:
a) La aplicación del lema de Shephard demuestra que t e
ln CT = ln q + p0 + ln w + (1 - p,) ln v +
funciones de demanda con producción constante de K y
L son + p2(ln tv)! + p3(ln v)1 + p4 ln w ln v.
„ dC T (tv:
a) Si esta función es homogénea de grado 1 en w y v,
entonces P2 + P3 + P< = 0-
b) Esta función reduce claramente la función de coste
dw vw
Cobb-Douglas si P2 = P, = p4 = 0.
b) Por la definición que se ha dado en este capítulo, la
elasticidad de sustitución entre K y L se puede medir c) La derivada de ia función del coste total y la aplicación
como del lema de Shephard demuestran que t e proporciones
del egste total que representan K y L vienen dadas por
d(KjL) (wjv) . 8\n(K /L) / : ..
a(w/v) (K/L) 51n(w/v) vK
í z - = ^ = ( l - P i ) + 2 P3 h v + p 4 ln w
c) Dividiendo las dos ecuaciones de (a) se puede demos­
tu /
trar fácilmente que, en este caso, s = 1. ^ = Pi + 2P: ln w + p4 ln v.

A 1 2 .2 Función de costes con E S C Por tanto, la proporción sobre los costes depende del
precio de ambos factores.
La función de costes con ESC para dos factores producti­
vos viene dada por
c r = <7ipv-°+ a - p r ^ f - 0. A 1 2 .4 Funciones de costes con múltiples factores

a) Para esta función se puede aplicar el lema de Shephard Las tres funciones de costes dadas en A12.1, A12.2 y
para calcular las funciones de demanda de K y L para A12.3 se pueden generalizar fácilmente a muchos factores
una producción constan» como (X,...X„) con precios w,...w„ como

©íT£S-ftiraninfb
Capítulo 12 Costes 335

Cobb-Douglas . . Este último resultado es útil en los trabajos empíricos


Tporque demuestra cómo se pueden calcular directamente las
: elasticidades de sustitución parcial a partir de la informa­
í =i í »i
ción obtenida en las ecuaciones de la proporción de costes
ESC ‘eftíSpunto(e).

_ C om petencia entre e l transporte p o r carretera y el


j=i. ; ;
transporte ferroviario
>T ra n s lo g
Lii función de costé translog se ha utilizado mucho para
ln C T = i n g + p 9 + ¿ p / l i i w , :
analizar la posibilidad-de sustituir factores en diversos con-
.<=1 : textos. Algunas de las aplicaciones más interesantes se rea­
lizan en el área de-la economía del transpone. En los últi-
+0’5 Z S ^ lnH'i lnw) ; r o s años hemos asistido a «na importante desregulación en
las industrias,ferroviaria y del transporte de mercancías por
donde
carretera, tanto en Estados Unidos como en todo el mundo.
X r = 1- f e - p y-
; 11 éxito de estas acciones, especialmente en el caso de los
¡ferrocarriles donde sólo una empresa puede atender al mer­
Se puede demostrar qué la élasÉícídaüi de sustitución
cado,- depende mi gran medida de que exista un elevado
parcial (i,;) se puede calcular a partir de estas funciones de gtádo de sustitúibrtidad entre métodos de envío. La mayo-
coste como • ■--.
. ría. de los estudios econométricos concluyen que estas con­
... CT-CT,, diciones se satisfacen razonablemente.
sv.-C T r C r/: v Por ejemplo, en un estudio sobre el transporte de fru­
a) Si no quiere creerse este resultado porgue s!, demués-: tas y verduras de la parre occidental de Estados Unidos,
trelo para el caso de dos factores o vea Sato y KoiZumi;; Westbroofc y .Buckley (1990) utilizan una modificación de
(1973). : ... la función de coste translog para estimar las elasticidades de
- sustitución entre el transporte ferroviario y el transporte
b) Esta definición de s¡j se puede utilízar para demostrar -coa Camiones. Para el periodo posterior a la desTegulación.
que s¡j - 1 para el caso Cobb-Douglas y que s(/ es .los autores. concluyen que los mercados de Chicago y
constante para el caso coa ESC. ' .Nueva. York están caracterizados por elevadas elasticida­
c) La generalización de los resultados de,A]2J3:demuestra- des. Interpretan estos resultados como una característica
que las proporciones de costes para la fimeiónde costes que fomenta la desregttlacián en la industria del transporte.
translog con múltiples factores viene dada por1
Referencias
s¡ = 3- X$¡ 1 ,ta w;- ¿ sfh e -W e iX lá tisíé á t T heory o f Production and
CT
;'D irf/® ¡tóaa.;C sm bfi(lge: C am brklge U niversity Press, 1969.
d) Para el caso translog, la elasticidad dé sustitución par­ « Is. P roduction E conom ics: A Dual
cial viene dada por .' : . h e o y a n é Á pplícations. Am sterdam : North-

Su = (p(i +s¡sl)lsisj (paraT* j).


: Sato,’ R . y T . f S nizom í. "Q n E lasticíties o f S u b stitu to ! and
¡ ¡ Com plem eatarirv” . O xford E conom ic P apers (M arch 1973):
• 4 4 -S D .; .
W esctaook, M .D .-y P .A . Bueidey. “F lexible Functíonal F iim s and
. R egutarity: A sstasing t e G em peátive Relationship between
1A menudo, en los trabajosempfricos.esia ecuación se amplia edtt
un término en ln q para permitir efectos de escata en la propor­ T ruck and R ail Tranápantation” . R eview o f Econom ics and
ción de los factores. . ‘ : ‘ Statístics (N ovem ber 1990): 623-630.

© /T £ S -P a r a n in f o
MAXIMIZACIÓN DEL BENEFICIO
Y OFERTA

En el Capitulo 12 analizábamos la forma en la que las empresas minimizan los costes para
cualquier nivel de producción que puedan elegir. En este capítulo nos centraremos en cómo
se elige el nivel de producción cuando las empresas manmizan los beneficios. Sin embar­
go, antes de analizar esta decisión resulta adecuado analizar brevemente la naturaleza de
las empresas y la forma de analizar sus elecciones.
338 Pane IV P ro d u c c ió n y oferta

La naturaleza y el com p ortam iento de las e m p re sas


Como señalábamos al inicio de nuestro análisis de la producción, una empresa es una asociación de indi­
viduos que se han organizado con el fin de transformar factores productivos en productos. Los distintos
individuos aportarán distintos tipos de factores, como las habilidades de los trabajadores y diversos equi­
pos de capital, con la expectativa de recibir algún tipo de recompensa por esta aportación.

R elaciones contractuales dentro de las e m p re sas

La naturaleza de la relación contractual entre los proveedores de los factores de una empresa puede ser muy
compleja. Cada proveedor acepta dedicar su factor a actividades de producción en una serie de condicio­
nes sobre cómo se va a utilizar y qué beneficio espera obtener de dicha utilización. E n algunos casos, estos
contratos son explícitos. Los trabajadores suelen negociar contratos que especifican con considerable deta­
lle cuántas horas van a trabajar, cómo se debe realizar el trabajo, y cuál es el salario que se va a recibir.
Análogamente, los propietarios del capital invierten en una empresa bajo un conjunto de principios legales
explícitos sobre la forma en que se va a utilizar el capital, la compensación que puede esperar recibir el
propietario, y si éste se queda con cualquier beneficio o pérdida tras haber cubierto todos los costes eco­
nómicos. A pesar de estos acuerdos formales, es evidente que muchas de estas condiciones de los provee­
dores de factores de una empresa son implícitas; las relaciones entre directivos y trabajadores implican
determinados procedimientos sobre quién tiene la autoridad de hacer qué a la hora de tomar decisiones de
producción. Entre los trabajadores, existen numerosas condiciones implícitas sobre cómo se van a com par­
tir las tareas; y los propietarios del capital pueden delegar gran parte de su autoridad a directivos y traba­
jadores para que tomen las decisiones en su nombre (los accionistas de General Motors, por ejemplo, nunca
participan en la decisión de cómo se va a utilizar el equipo de la cadena de ensamblaje aunque, técnica­
mente, son los propietarios de este equipo). Todas estas relaciones explícitas e implícitas varían en respues­
ta a experiencias y acontecimientos ajenos a la empresa. Al igual que un equipo de baloncesto probará
nuevas jugadas y estrategias defensivas, las empresas también cambiarán la naturaleza de sus organizacio­
nes internas para conseguir mejores resultados a largo plazo1.

M od elízación del com portam iento de la em presa

Aunque algunos economistas han adoptado un planteamiento “sobre el comportamiento” para estudiar las
decisiones de la em presa, la mayoría considera que este planteamiento es demasiado complejo para fines
generales. Por el contrario, han adoptado un planteamiento “holístico" que considera a la empresa como
una única unidad de toma de decisiones y evita todas las complejas cuestiones relativas al comportamiento
y a las relaciones entre proveedores de factores. Con este planteamiento suele ser conveniente suponer que
las decisiones de una empresa son tomadas por un único directivo dictatorial que intenta alcanzar de forma
racional determinado objetivo, que suele ser la maximización del beneficio. Éste es el planteamiento que
adoptamos aquí.

M a x im iza c ió n del beneficio


La mayoría de los modelos de oferta suponen que la empresa y el directivo quieren alcanzar un objetivo que
coosiste en lograr el m ayor beneficio económico posible. Por tanto, utilizaremos la siguiente definición:

1 L a prim era form ulación de la teoría de la em presa a partir del concepto de relaciones contractuales puede encontrarse en R .H . C o a se ,
“T he N ature o f the F lrm ” , Económ ica (Noviem bre de 1937): 386-405.

© ÍT E S -P c ra m n fó
Capitulo 13 M a x im iz a c ió n del b ene ficio y oferta 339

Em presa m aximizadora del beneficio Una empresa maximizadora del beneficio elige tanto sus fac­
tores como sus productos con el único objetivo de lograr el máximo beneficio económico. Es decir, la
empresa intenta que la diferencia entre sus ingresos totales y sus costes económicos totales sea lo más
grande posible.

Este supuesto (que las empresas buscan el máximo beneficio económico) tiene una larga historia en la
literatura económica. Hay muchas razones para recomendarlo. Es un supuesto realista porque los propie­
tarios de las empresas buscarán, en efecto, que sus activos tengan el m ayor valor posible, y los mercados
competitivos pueden penalizar a las empresas que no maximicen los beneficios. Este supuesto también ofre­
ce resultados teóricos interesantes que pueden explicar las decisiones que toman las empresas.

M a xim iza ció n del beneficio y m arginalism o

Si las empresas son maximizadoras estrictas del beneficio, tomarán decisiones de forma “m arginal” . El
empresario realizará el experimento conceptual de ajustar aquellas variables que pueden ser controladas
hasta que sea imposible aumentar todavía m ás los beneficios. Esto implica, por ejemplo, fijarse en el bene­
ficio adicional o “m arginal” alcanzable cuando se produce una unidad más de producto, o en el beneficio
adicional disponible derivado de la contratación de un trabajador más. Siempre que este beneficio adicio­
nal sea positivo, se producirá la unidad adicional, o se contratará al trabajador adicional. Cuando el bene­
ficio adicional de una actividad es nulo, el empresario ha llevado esa actividad todo lo lejos posible, y no
sería rentable seguir adelante.

Elección de la producción
Prim ero analizamos el nivel de producción que elegirá una empresa para intentar alcanzar el máximo bene­
ficio. Una empresa vende determinado nivel de producción, q, a un precio de mercado de P por unidad.
Los ingresos totales (IT) vienen dados por

TT(q) = P (q ) -q , (13.1)

donde hemos permitido la posibilidad de que el precio de venta que obtiene la empresa pueda verse aféc­
ta lo por cuánto vende. En la producción de q se incurre en determinados costes económicos y, como en el
Capítulo 12, los representaremos mediante C T (q).
La diferencia entre los ingresos y los costes se denomina beneficio económico (tt). Puesto que tanto los
ingresos como los costes dependen de la cantidad producida, el beneficio económico también dependerá de
dicha cantidad. Es decir,

7i(q ) = P ( q ) q - C T (q ) = IT (q) - CT (q). (13.2)

La condición necesaria para elegir el valor de q que maximiza el beneficio se obtiene haciendo que la
derivada de la Ecuación 13.2 respecto a q sea igual a O2:

- O bserve que se trata de un problem a d e m axim ización sin restricciones; las restricciones del problem a están implícitas en las funciones de
costes e ingresos. Concretam ente, la curva d e dem anda de los productos de la em presa determ ina ia función de ingresos, y la función de
producción de ia em presa (junto con el precio d e los factores) determ ina sus costes. A nalizarem os estas restricciones “ incorporadas" más
adelante en este capítulo y e n las ampliaciones.

© IT E S -fio ra n in fo
340 Pane IV P ro d u c c ió n y oferta

dn . d lT dC T .
— = * ( $ ) = - ------- — - O, (13.3)
dq dq dq

por lo que la condición de prim er orden para el máximo es que


d lT _ dC T
(13.4)
dq dq

Ésta es una simple formulación matemática de la regla que se suele estudiar en los cursos de introduc­
ción a la economía según la cual el ingreso marginal debe ser igual al coste marginal. Por tanto, tenemos
el siguiente

P rincipio5®
M axim ización del b en e ficio Para maximizar el beneficio económico la empresa debería elegir el
nivel de producción para el que el ingreso marginal es igual al coste marginal. Es decir.
... d lT dC T .
IM g - — = — — = CMg. (13.5)
dq dq

C o n d ic io n e s de se g u n d o orden

La Ecuación 13.4 o 13.5 es únicamente una condición necesaria para m aximizar el beneficio. Para que sea
suficiente, también es necesario que

d 2n dn'{q)
<0, (13.6)
dq‘ dq
<i-r t'<r

o que el beneficio “marginal” debe disminuir en el nivel óptimo de q. Para q inferior a q* (el nivel de pro­
ducción óptimo), el beneficio debe estar aumentando [jt' (q) > 01; y para q superior a q*. el beneficio debe
estar disminuyendo [?t'(g) < 0], Sólo si se cumple esta condición se obtiene un auténtico beneficio máximo.

A n á lisis gráfico
Estas relaciones se representan e n la Figura 13.1, en la que el panel superior describe las típicas funciones
de costes e ingresos. Para niveles de producción bajos, los costes son superiores a los ingresos y , p o r tanto,
el beneficio económico es nulo. En los niveles medios de producción, los ingresos son superiores a los cos­
tes; esto significa que los beneficios son positivos. Finalmente, para niveles elevados de producción, los
costes aumentan drásticamente y, de nuevo, son superiores a los ingresos. La distancia vertical entre las
curvas de ingresos y costes (es decir, los beneficios) se muestra en la Figura 13.1b. Aquí, los beneficios
alcanzan el máximo en q*. Para este nivel de producción también se verifica que la pendiente de la curva
de ingresos (el ingreso marginal) es igual a la pendiente de la curva de costes (el coste marginal). Es evi­
dente, a partir del gráfico, que las condiciones suficientes para alcanzar el máximo también se satisfacen
en este punto, porque los beneficios aumentan a la izquierda de q* y disminuyen a la derecha de q*. Aunque
el ingreso marginal es igual al coste marginal para este nivel de producción, los beneficios son, de hecho,
mínimos en ese punto.

©ITES-Paraninfo
Capítulo 13 M a x im iz a c ió n del b en e ficio y oferta 341

F IG U R A 13.1 El ingreso marginal debe ser igual al coste marginal para maximizar los beneficios

P u e s to q u e lo s b e n e fic io s s e d e f in e n c o m o lo s in g r e s o s ( IT ) m e n o s lo s c o s te s (C T ), e s e v id e n te q u e lo s b e n e fic io s d e b e n a lc a n ­
z a r u n m á x im o c u a n d o la p e n d ie n te d e la f u n c ió n d e in g r e s o s ( e l in g re s o m a rg in a l) e s ig u a l a la p e n d ie n te d e la fu n c ió n d e
c o s te s (el c o s te m a r g in a l). E s ta ig u a ld a d e s ú n ic a m e n te la c o n d ic ió n n e c e s a r ia p a r a a lc a n z a r e l m á x im o , y p u e d e v e r s e c o m ­
p a r a n d o lo s p u n to s q * (u n m á x im o r e a l) y <?** ( u n m ín im o r e a l ) , p u n to s e n lo s q u e lo s in g re s o s m a r g in a le s s o n ig u a le s a los
c o s te s m a rg in a le s .

fcagreso m arginal

Es d ingreso obtenido de la venta de una unidad más de producto el que es relevante para la tom a de deci-
o n re x de producción de la empresa que maximiza beneficios. Si la empresa puede vender todo lo que quie­
ra sin que tenga ningún efecto sobre el precio de mercado, el precio de mercado será, en efecto, el íngre-

©ITES-Puraron/ó
342 P ane IV P ro d u c c ió n y oferta

so adicional obtenido de la venta de una unidad más. Dicho de otra forma, si las decisiones de producción
de una empresa no afectan al precio de mercado, el ingreso marginal será igual al precio al que se vende
dicha unidad.

Sin embargo, una empresa no siempre será capaz de vender todo lo que quiere al precio existente en el
mercado. Si la curva de demanda de sus productos tiene pendiente negativa, sólo podrá vender más pro­
ducción reduciendo el precio del bien. En este caso, el ingreso obtenido de la venta de una unidad más será
inferior al precio de dicha unidad porque, para conseguir que los consumidores adquieran la unidad adicio­
nal, es necesario reducir el precio de todas las demás unidades. Este resultado se puede dem ostrar muy
fácilmente. Al igual que antes, el ingreso total (IT) es sencillamente el producto de la cantidad vendida (q)
por el precio al que se ha vendido (F) que puede también depender de q. El ingreso marginal (¡Mg) se defi­
ne como la variación del IT debida a una variación de q:

Ingreso marginal

ingreso marginal = IM g(q) = ^ = P + q- — (13.7)


dq dq dq

Observe que los ingresos marginales son una función de la producción. Por lo general, el ¡Mg será dis­
tinto para distintos niveles de q. De la Ecuación 13.7 se puede ver fácilmente que si el precio no cambia
cuando aumenta la cantidad (d P /dq - 0), el ingreso marginal será igual al precio. En este caso, decimos
que la empresa es precio aceptante porque sus decisiones no afectan al precio que obtiene. Por otra parle,
si el precio disminuye a medida que aumenta la cantidad (d P /d q < 0), el ingreso marginal será inferior al
precio. Un empresario maximizador de beneficios debe saber cómo afectan los incrementos de la produc­
ción al precio recibido antes de tomar una decisión sobre la producción óptima. Si los aumentos de q hacen
que el precio de mercado disminuya, habrá que tenerlo en cuenta.

E J E M P L O 13.1

Ingreso m arginal a partir de una función de dem anda lineal__________________________________________

Suponga que una bocatería tiene una curva de demanda lineal de bocadillos para su producción diaria (q) de la forma
4 = 100-10P. (13.8)
Resolviendo esta ecuación para el precio, obtenemos
P = -4 /1 0 + 10, (13.9)

y los ingresos totales (en función de q) vienen dados por


IT = Pq = - q 2/l0 + 10q. (13.10)

La función del ingreso marginal de la empresa es

¡Mg = — = ^ £ + 10, (13.11)


dq 5
y, enestecaso. ¡Mg < P paratodos los valores de q. Si, por ejemplo, la empresa produce 40 bocatas al día. la
Ecuación13.9demuestra querecibirá unprecio de seis dólares por bocadillo. Pero,para este nivel deproducción, ¡a
Ecuación 13.11 demuestra que el ingreso marginal sólo es igual a dos dólares. Si la empresa produce 40 bocatas al

QlTES-Paran'mfo
Capitulo 13 M a x im iz a c ió n del b en e ficio y oferta 343

día, el ingreso total será de 240 dólares (= 6$ x 40), mientras que, si produce 39, el ingreso total sería de 238 dóla­
res { - 6,1$ x 39) puesto que el precio aumentará ligeramente cuando se produce menos. Por tanto, el ingreso margi­
nal de la unidad 40 es considerablemente inferior a su precio. En efecto, para q = 50, el ingreso marginal es cero (los
ingresos totales son máximos e iguales a 250$ = 5$ x 50), y cualquier ampliación adicional de la producción diaria de
hnraras derivará, de hecho, en una reducción del ingreso total que obtiene la empresa.

Para determinar el nivel de producción de bocatas que maximiza los beneficios, debemos conocer los costes de la
empresa. Si los bocatas se pueden producir con un coste medio y marginal constante de cuatro dólares, la Ecuación
13.11 demuestra que IMg = CMg para una producción diaria de 30 bocatas. Con este nivel de producción, cada boca-
B se venderá por siete dólares y los beneficios ascenderán a 90 dólares [= (7$ - 4$) -301- Aunque el precio sea supe­
rior al coste medio y marginal aquí, por uo margen sustancial, la empresa no está interesada en aumentar la produc­
ción. Por ejemplo, cun <7 = 35, el precio disminuirá a 6,5 dólares y los beneficios a 87.5 dólares
[= (6,50$ - 4,00$) •35). El ingreso marginal, y no el precio, es el principal determinante del comportamiento maxi-
BÜ2ador de beneficios.

PREG U N TA'. ¿Cómo afectaría un incremento del coste marginal de la producción de bocatas a 5$ a la deci­
sión de producción de esta empresa? ¿Cómo afectaría a los beneficios de la empresa?

in gre so m arginal y elasticidad

El concepto de ingreso marginal está directamente relacionado con la elasticidad de la curva de demanda
óe los productos de la empresa. Recuerde que la elasticidad de la demanda de mercado (eQP) se define
f Ofim e! cambio porcentual de la cantidad derivado de una variación del precio de un uno por ciento:

e = ¿Q1Q = ¿Q L
Q'p d P /P dP Q

Si utilizamos eq P para representar la elasticidad precio de la curva de demanda del producto de una
■oka em presa, esta definición se podrá combinar con la Ecuación 13.7 para obtener

IMg = P + = P i+! . ^ \ + — )■ (13.12)


da P da- . , , V j

Si la curva de demanda del producto de la empresa tiene pendiente negativa, eqJ¡ < 0 y ei ingreso m ar­
ginal será inferior al precio, como ya hemos demostrado. Si la demanda es elástica <,eqP < -1 ), el ingreso
— £¡ml será positivo. Si la demanda es elástica, la venta de una unidad más no afectará al precio “dema-
Á d o ' y, por tanto, se conseguirán más ingresos con la venta. De hecho, si la demanda del producto de la
a p r e s a es infinitamente elástica {eqP = - » ) , el ingreso marginal será igual al precio. En este caso, la
c a p re s a es precio aceptante. Sin embargo, si la demanda es inelástica {eqJ> > -1 ), el ingreso marginal será
■ gariv o . Los incrementos de q sólo se pueden conseguir mediante "grandes” reducciones del precio de
■ creado, y estas reducciones harán que, de hecho, el ingreso total disminuya.

La relación entre el ingreso marginal y la elasticidad se resume en la Tabla 13.1.

La regla de la inversa de la elasticidad

S ■ p o n e m o s que la em presa quiere m aximizar el beneficio, la Ecuación 13.12 se puede ampliar para refle-
gm ta relaciÓD entre el precio y el coste marginal. Si hacemos que ¡Mg - CMg, obtendremos

®ITE$Joraninft>
344 Pane IV P ro d u c c ió n y oferta

T A B L A 13.1 Relación entre elasticidad e ingreso marginal

IM g > 0

O
II
V = - 1

1
V > -1 IM g < 0

CMg = P 1 +

” e q .P

Es decir, la diferencia entre el precio y el coste marginal disminuirá a medida que la curva de deman­
da del producto de la empresa sea más elástica. En efecto, en el caso de una empresa precio aceptante,
eqP = -oo, por lo que P = IM g = CMg y no hay diferencia alguna. Puesto que, como veremos en capítu­
los posteriores, la diferencia entre el precio y el coste marginal es una medida importante de una asigna­
ción de recursos ineficiente, la Ecuación 13.13 sólo tiene sentido si la curva de demanda del producto de
la empresa es elástica (eqP < - l ) . Si eqP fuera m ayor que 1, la Ecuación 13.13 implicaría u n coste m ar­
ginal negativo: algo que, evidentemente, es imposible. Por tanto, las empresas que maximizan el beoeficio
elegirán operar únicamente en puntos de las curvas de demanda donde la demanda es elástica. Por supues­
to, cuando hay muchas empresas que fabrican un único bien, la curva de demanda del producto de una
empresa puede ser bastante elástica a pesar de que la curva de demanda de todo el mercado sea relativa­
mente inelástica.

C u rva del in gre so m arginal

Toda curva de demanda tiene una curva de ingreso marginal asociada. Si, como solemos suponer, la em pre­
sa tiene que vender toda su producción a un precio, resulta conveniente pensar en la curva de demanda del
producto de la empresa como en una curva de ingreso medio. Es decir, la curva de demanda m uestra el
ingreso por unidad (en otras palabras, el precio) que se puede obtener con distintas elecciones de produc­
ción. Por otra parte, la curva del ingreso marginal muestra el ingreso adicional proporcionado por ia últi­
ma unidad vendida. En el caso habitual de una curva de demanda con pendiente negativa, la curva del ingre­
so marginal estará por debajo de la curva de demanda porque, según la Ecuación 13.7, lM g < P . En la
Figura 13.2 hemos dibujado esta curva, junto con la curva de demanda de la que se ha derivado. A medi­
da que la producción aumenta de 0 a qu el ingreso total (P - q ) aumenta. Sin embargo, en ql los ingre­
sos totales (/> • ) son los máximos posibles; más allá de este nivel de producción, el precio disminuye
proporcionalmente más deprisa que el incremento de la producción.

En el Capítulo 7 analizamos con detalle la posibilidad de que una curva de demanda se desplace por­
que se produzcan cambios de la renta, de los precios de los dem ás bienes, o de las preferencias. Siempre
que una curva de demanda se desplace también se desplazará la curva del ingreso marginal asociada a dicha
curva de demanda. Esto debería ser evidente puesto que la curva del ingreso marginal no se puede calcu­
lar sin hacer referencia a una curva de demanda en concreto.

© /T E S ^ a r o n /n f o
Capítulo 13 M a x im iz a c ió n dei b en e ficio y oferta 345

F IG U R A 1 3 .2 La curva de demanda del mercado y su curva de ingreso marginal asociada

P u e sto q u e la c u r v a d e d e m a n d a tie n e p e n d ie n te n e g a tiv a , la c u r v a d e l in g re s o m a r g in a l e s ta r á p o r d e b a jo d e la c u r v a d e


d e m a n d a ( " in g r e s o m e d io ”) . P a r a n iv e le s d e p ro d u c c ió n s u p e rio re s a q 0 e l I M g e s n e g a tiv o . E n <?,, e l in g re s o to ta l (/>
e s e l m á x im o p o s ib le ; m á s a llá d e e s te p u n to , in c r e m e n to s a d ic io n a le s d e q h a c e n q u e , d e h e c h o , el in g re s o to ta l d ism in u y a
d e b id o a la s re d u c c io n e s d e l p re c io .

E J E M P L O 13.2
B c a so de la elasticidad c o n s t a n t e ______________________________ ^ ______

E a el Capítulo 7 demostramos que una función de demanda con la forma

q = aPb (13.14)

■ene una elasticidad precio constante de la demanda, y que esta elasticidad está dada por el parámetro b. Para calcu-
tar la función del ingreso marginal a partir de esta función, primero hay que resolverla para P:
/> = ( l / a j 'V * = kq}/b, (13.15)
á n d e k = (l/a)'/b. Por tanto

IT = Pq = kqn*b),t
y
IMg = dTTjdq = [(1 + b)/b] kq'/b = [(1 + b)¡b] P. (13.16)

Para esta función en concreto, la curva del IMg es, pues, proporcional a la propia curva de demanda. Si, por ejem-
fb . = b = - 2, el IMg = 0,5P. Para un caso más elástico, suponga que b = -10. Entonces, IMg = 0,9P. La
í b i j del IMg se aproxima a la curva de demanda a medida que la demanda se hace más elástica. De nuevo, si
* = -tc, IMg - P\ es decir, en el caso de una demanda infinitamente elástica, la empresa es precio aceptante. Por otra
f n . para el caso de una demanda inelástica, el ingreso marginal es negativo (y seda imposible maximizar los bene-
fip D S l.

© !T £ S -P o ra n ¡n fo
346 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

P R EG U N T A : Suponga que la demanda depende de otros factores además de depender de P. ¿Cómo cam­
biaría el análisis de este ejemplo? ¿Cómo desplazaría un cambio de uno de estos otros factores a la curva
de demanda y a su curva del ingreso marginal?

Oferta a corto plazo de una em p re sa precio aceptante


Ahora estamos preparados para estudiar las decisiones de oferta de una empresa maximizadora de benefi­
cios. E n este capítulo analizaremos únicamente el caso en el que la empresa es precio aceptante.
Analizaremos con bastante detalle otros casos más adelante. Además, aquí sólo nos ocuparemos de las deci­
siones de oferta a corto plazo. Las cuestiones relativas al largo plazo serán objeto del análisis del Capítulo
14. Por tanto, el modelo adecuado para nuestro análisis es el conjunto de curvas de coste de la empresa a
corto plazo.

D e c isió n de m axim ización de beneficios

La Figura 13.3 muestra la decisión de la empresa a corto plazo. El precio de mercado viene dado por P*.
Por tanto, la curva de demanda del producto de la empresa es una línea recta horizontal que pasa por P*.
Esta recta se denomina P* = IMg para recordar que esta em presa precio aceptante siempre puede vender
una unidad adicional sin afectar al precio que obtiene. El nivel de producción q* ofrece el máximo bene­
ficio, porque en q* el precio es igual al coste marginal a corto plazo. El hecho de que los beneficios son
positivos se puede ver observando que en q* el precio es superior a los costes medios. La empresa obtie­
ne un beneficio por cada unidad que vende. Si el precio estuviera por debajo del coste medio (como es el
caso en /»***), la empresa tendría una pérdida por cada unidad que vendiera. Si el precio y el coste medio
son iguales, el beneficio sería nulo. Observe que en q* la curva del coste marginal tiene pendiente positi­
va. Esto es necesario para que los beneficios sean un máximo real. Si P = CMg en una parte con pendien­
te negativa de la curva del coste marginal, no estaríamos en un punto en el que los beneficios son máxi­
mos, porque un incremento de la producción permitiría obtener más ingresos (el precio por la cantidad pro­
ducida) de lo que costaría esta producción (el coste marginal disminuiría si la curva del coste marginal tiene
pendiente negativa). Por consiguiente, la maximización del beneficio exige que P = CMg y que el coste
marginal esté aumentando en este punto3.

La curva de oferta a corto plazo de la em presa


La parte con pendiente positiva de la curva del coste marginal a corto plazo es la curva de oferta a corto
plazo para esta empresa precio aceptante. Esta curva muestra cuánto producirá la empresa a cada precio de
mercado posible. Por ejemplo, como muestra la Figura L3.3, a un precio superior a P** la empresa pro-

^ M atem áticam ente, puesto que


n (q )^ P q -C T {q ),
la m axim ización del beneficio exige que (condición de prim er orden)
n '(q ) = P - C M g ( q ) = Q
y (condición de segundo orden)
n" (5 ) = - C M g '{q ) < 0.

P o r tanto, se exige que C M g'íq) > 0; el coste m arginal debe estar aumentando.

©I TES-Paraninfc
Capitulo 13 M a x im iz a c ió n del b e n e fic io y ofe rta 347

F IG U R A 1 3 . 3 Curva de oferta e corto plazo para una empresa precio aceptante

A corto plazo, una em presa precio aceptante producirá el nivel de producción para el que CMgcp = P. En P*. p o r ejemplo,
la em presa producirá q*. L a curva del CMgcp tam bién m uestra lo que se producirá para otros precios. Sin em bargo, para
precios inferiores al CVM cp, la em presa elegirá no producir. L as líneas gruesas del gráfico representan la curva de oferta a
corto plazo de la empresa.

Precio

p e rio d o

. . í .. .i KV

áocirá q** porque concluirá que merece la pena incurrir en los mayores costes marginales que implica q**.
P o r otra parte, con un precio P*** la empresa opta por producir menos (<?***), porque sólo con un menor
a h e l de producción conseguirá menores costes marginales para compensar el m enor precio. Al analizar
n d o s los precios posibles con los que se puede encontrar la em presa, podremos ver, con la curva del coste
K rg in a l, cuánta producción tiene que ofrecer la empresa a cada precio.

Para precios muy reducidos, tenemos que tener cuidado con esta conclusión. Si el precio del mercado
dÉm inuyera por debajo de P¡. la decisión de maximización de beneficios consistiría en no producir nada.
Com o muestra la Figura 13.3, los precios inferiores a no cubren los costes variables medios. Habrá una
pérdida en cada unidad producida además de la pérdida de todos los costes fijos. Al cerrar la producción,
I t empresa tiene que pagar los costes fijos, pero evita las pérdidas en que incurre con cada unidad produ­
cida. Puesto que, a corto plazo, la empresa no puede liquidarse y evitar todos los costes, su mejor decisión
coBsiste en no producir nada. Por otra parte, un precio que sólo sea ligeramente superior a Px im plica que
b empresa debe producir algo. Aunque es posible que los beneficios sean negativos (que lo serán si el pre­
ñ o es inferior a los costes totales medios a corto plazo, como en el caso de P***), siempre que se cubran
los costes variables, la decisión de maximización de beneficios implica continuar con la producción. Hay
qne pagar los costes fijos en cualquier caso, por lo que cualquier precio que cubra los costes variables ofre­
c e n ingresos para com pensar los costes fijos4. Por tanto, tenemos una descripción exhaustiva de las deci-

poco de álgebra ayudará a clarificar esia cuestión. Sabemos que los costes totales son iguales a la suma de los costes lijos y variables:
CTcp = CFcp + CVcp,
y lo» beneficios vienen dados por
n = T T - C T c p - P q - C F c p - CVcp.

©tTES-Paronmtb
348 Pane IV P ro d u c c ió n y oferta

siones de oferta de esta empresa para distintos precios alternativos de su producción. Estas decisiones se
resumen en la siguiente definición:

D efinición ■ •• '■• j
C u rv a d e o fe rta a c o rto plazo La curva de oferta a corto plazo de la empresa muestra cuánto pro­
ducirá para distintos precios posibles de su producción. Para una empresa maximizadora de beneficios
que toma el precio de sus productos como dado, esta curva es el segmento de pendiente positiva del
coste marginal a corto plazo de la empresa por encima del mínimo del coste variable medio. Para pre­
cios inferiores a este nivel, la decisión maximizadora de beneficios de la empresa consiste en cerrar y
en no producir nada.

Por supuesto, cualquier factor que desplace la curva del coste marginal a corto plazo de la empresa
(como variaciones del precio de los factores o cambios del nivel de factores fijos empleados) también des­
plazará a la curva de oferta a corto plazo. En el Capítulo 14 utilizaremos mucho este tipo de análisis para
analizar las operaciones de los mercados de competencia perfecta.

EJEMPLO 13.3
Oferta a corto plazo
En nuestro ejemplo de las hamburguesas del Capítulo 12 concluimos que las curvas del coste total a cono plazo de la
empresa cuando utiliza cuatro parrillas ascienden a

CTcp - 4v + ^ - , (13.17)
y 400
donde v y w son los costes unitarios del capital y el trabajo respectivamente. Si w = v := 4$, se puede escribir como

CTcp = 16+ -^— (13.18)


y 100
El coste marginal a corto plazo viene dado ahora por

CMgcp = d™ V = * L = ± . (13.19)
6 y 8q 100 50
La maximización del beneficio exige fijar un precio igual al coste marginal:

P = CMgcp =-^~, (13.20)

y la curva de oferta a corto plazo (con q como función de P) viene dada por
q = 5QP. (13.21)
Para calcular el precio de cierre de esta empresa podemos utilizar la Ecuación 13.18 que demuestra que

Si q =0, los costes variables y tos ingresos son 0, por lo que


k = -CFq>.
La empresa producirá sólo si n > -CFcp. Pero esto implica que
P q > CVcp o P > C V cp /q = CVMcp.

®ITÍSfanmmfb
Capítulo 13 M a x im iz a c ió n del b en e ficio y oferta 349

CVcp = g2/i00 (13.22)

y
CVMcp = ^ L = -2~- (13.23)
q 100
Por consiguiente, el valor mínimo del CVMcp se produce cuando q y CMgcp —0. La Ecuación 13.21 refleja, por
tanto, la curva de oferta de la empresa para cualquier precio positivo: la empresa cerrará sólo cuando P = 0. Observe,
sin embargo, que los costes totales medios a corto plazo vienen dados por

CV<p = ^ = - +-i-, (13.24)


q q 100
y el coste medio mínimo a corto plazo se produce cuando

= o, (13.25)
dq q1 100
o cuando q - 40 (y CVcp = CMgcp = 0,80). Para cualquier precio inferior a 0,8$, la empresa incurrirá en una pér­
dida. Si, por ejemplo, P = 0,60$, la Ecuación 13.21 demuestra que la empresa debería producir q = 30 hamburgue­
sas por hora. Los ingresos totales ascienden a 18$ (= 0,60$ •30), pero los costes totales vienen dados por

CTcp = 16 + = 16 + 9 = 25 (13.26)
100
y la empresa perderá 7$ por hora. Por supuesto, esto es mucho mejor que no producir nada, porque entonces la empre­
sa perdería los 16$ por hora que debe pagar por el número fijo de parrillas.
Si el precio es superior a 0,8$, la empresa obtendrá beneficios económicos positivos. A un precio de, por ejem­
plo, 1$ por hamburguesa, la empresa produce 50 hamburguesas por hora y obtiene beneficios de 9$ por hora
{¡T = 50$, CTcp = 41$). Cuando el precio es de 0,8$, los beneficios son exactamente ceio {IT = 32$, CT = 32$).

P R EG U N T A : ¿Cambiaría la decisión de oferta a corto plazo un aumento del alquiler de las parrillas hasta
v = 5$ ? ¿Y qué pasaría si el salario aumentara a w = 5$ ?

M a x im iza c ió n del beneficio y dem anda de factores


Hasta ahora hemos considerado el problema de la decisión de la empresa como un problema consistente en
elegir el nivel de producción maxiraizador de beneficios. Pero nuestro análisis del Capítulo 11 dejó claro
que la producción de la empresa se determina, de hecho, en función de los factores que decide emplear,
una relación que queda resumida en la función de producción q = f ( K , L ). Por tanto, el beneficio econó­
mico de la empresa también se puede expresar como una función de los factores productivos que emplea:

TE (K , L ) = P q - C T ( q ) * P f(K , L ) - (v fe + wL). (13.27)

Visto así, el problema de decisión de la empresa maximizadora de beneficios se convierte en un pro­


blema consistente en elegir los niveles adecuados del factor capital y el factor trabajo5. Las condiciones de
prim er orden para obtener un máximo son

5 A lu largo de nuestro análisis de este apartado, supondrem os que la em presa es precio aceptante, por lo que los precios de sus productos
y d e sus factores productivos pueden se r considerados com o parám etros fijos. L os resultados se pueden generalizar con bastante facilidad
al caso e n el que los precios dependen d e la cantidad.

©frESAironinfó
350 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

— = P — -v = O

* (13.28,
5 l = p £ - „ = 0.
dL dL
Estas condiciones dejan claro desde un punto de vista intuitivo que una empresa maximizadora de bene­
ficios debería contratar cualquier factor hasta el punto en que su contribución marginal a los ingresos sea
igual al coste marginal de contratar dicho factor. Es decir, la empresa debe realizar de form a implícita un
cálculo coste-beneficio para cada unidad de factor contratado, y dejar de contratar dicho factor cuando su
contribución marginal a los beneficios es igual a cero. En el Capítulo 21 analizaremos las consecuencias
de esta observación con considerable detalle porque ofrece la base de la teoría de la demanda de factores.
De momento, sin embargo, sólo nos interesa observar que las condiciones de prim er orden dadas en la
Ecuación 13.28 también implican la minimización de costes (porque implican que la R S T = w/v) y que se
pueden resolver de forma general para los niveles maximizadores de beneficios del factor capital y del fac­
tor trabajo que la empresa debería contratar.

C o n d ic io n e s de se g u n d o orden

Puesto que la función del beneficio de la Ecuación 13.27 depende de dos variables, K y L , las condiciones
de segundo orden para un beneficio máximo son de alguna manera m ás complejas que en el caso de una
i'mii-a variable que analizamos anteriormente. En el Capítulo 2 demostramos que para garantizar un autén­
tico máximo es necesario que

«**<0 tiu, < 0 (13.29)

y
n K K n L l ~ n L . >

Estas condiciones vienen a ser lo mismo que exigir que los factores capital y trabajo tengan productivi­
dades marginales suficientemente decrecientes como para que los costes marginales aumenten cuando aumen­
ta la producción. Por tanto, reflejan el tipo de condiciones de segundo orden que hemos analizado anterior­
mente en este capítulo. Para ver por qué, observe en la Ecuación 13.28 que nKK = PfKK y ku = Pfa - Por
tanto, las productividades marginales decrecientes ( f KK, f LL< 0) garantizarán que nKK y serán nega­
tivos. Pero, el que las productividades marginales de cada factor sean decrecientes no basta para garantizar
que los costes marginales sean crecientes. El incremento de la producción suele exigir que la empresa utili­
ce más capital y más trabajo. Así pues, también debemos garantizar que los incrementos del factor capital
no eleven la productividad marginal del trabajo (reduciendo así su coste marginal) en una cuantía suficien­
temente importante como para revertir el efecto de la productividad marginal decreciente del propio traba­
jo. La segunda parte de la Ecuación 13.29 exige, por tanto, que estos efectos cruzados de la productividad
sean relativamente reducidos: que estén dominados por las productividades marginales decrecientes de los
factores. Si se cumplen estas condiciones, los costes marginales estarán aumentando en las elecciones de K
y L que maximizan el beneficio, y las condiciones de primer orden representarán un máximo local.

La fu n ció n de oferta

Para desarrollar la relación entre el comportamiento de la oferta desde esta perspectiva de las elecciones
de la empresa desde el punto de vista de los factores y nuestro análisis anterior de las decisiones de pro­

© IT E S -ftlfo ra n /c i
Capítulo 13 M a x im iz a c ió n del b en e ficio y oferta 351

ducción, podemos darnos cuenta de que las condiciones de prim er orden para la maximización de benefi­
cios (Ecuación 13.28) se pueden resolver por lo general para la combinación de factores óptima de capital
(K*) y trabajo (Z,*) en función de los parám etros P , v y w:

K * = K *(P , v, w)
(13.30)
L * = L * (P , v, w).

Estas elecciones de factores se pueden sustituir a continuación en la función de producción para obte­
ner la elección de producción que maximiza el beneficio (<?*):

q* = f ( K * , Ú ) = f [ K * ( P , v, w), L *(P , v, w)] =


(13.31)
= q*(P , v, w).

Puesto que esta función muestra cuánto producirá la empresa a los distintos precios de su producto y
con los diversos costes de los factores, se conoce como función de oferta.

Función de oferta La función de oferta para una empresa maximizadora de beneficios que acepta
como dados tanto el precio de su producción (P) como los precios de los factores (v, w) se escribe como

cantidad ofertada = q*(P , v, w) (13.32)

para indicar la dependencia de las elecciones de producción del precio del producto y del coste de los
factores.

Aquí no vamos a utilizar demasiado esta función de oferta. Para nuestros objetivos resultará mucho más
fácil utilizar un análisis gráfico de la oferta a partir de la curva del coste marginal de la empresa.
Normalmente no se perderá ninguna inform ación si se realiza esta simplificación. Pero la función de ofer­
ta sí que ofrece un cómodo recordatorio de dos cuestiones que no son evidentes en el planteamiento geo­
métrico de la oferta: (1) la decisión de producción de la empresa es fundamentalmente una decisión sobre
contratación de factores productivos; y (2) las variaciones del precio de los factores cambiarán la contrata­
ción de factores y afectarán, por tanto, a las elecciones de producción. Por tanto, cuando parezca especial-
n e n te importante resaltar esta relación entre elecciones de factores y elecciones de producción regresare­
mos a este planteamiento de la oferta. En las ampliaciones a este capítulo analizaremos otra forma de estu­
diar las elecciones de las empresas utilizando las funciones de beneficio.

E J E M P L O 13.4
Cálculo de una función de oferta_________________________________________________________________
Ifastro anterior análisis del emporio de las hamburguesas no es realmente adecuado para ei desarrollo de una función
f e oferta porque la función de producción que hemos supuesto se caracteriza por rendimientos constantes a escala. En
^ i d l a s situaciones en las que tanto el capital (parrillas) como el trabajo (trabajadores) son variables, los costes mar-
gmates serán constantes y no se verán afectados por la cantidad que decida producir la empresa. Si el precio de mér­
calo es igual al coste marginal, la cantidad ofertada no es única porque en todos los puntos se satisface que P = CMg.
Afelogamente, si P > CMg no hay una solución maximizadora del beneficio. Para introducir los costes marginales
Decentes debemos suponer que un tercer factor fijo (por ejemplo, el espacio disponible para sentarse, F, medido en
■ oros cuadrados) aparece en la función de producción de hamburguesas, que ahora viene dada por
O iif n r s f d a d C a tó lic a de C o lo m b ia

B IB L IO T E C A © IT E S -P o ra n in fó
352 Pane IV P ro d u c c ió n y oferta

q = lQ Ku'2iL0KF°'s . (13.33)

Suponemos que, a coreo plazo, el espacio para sentarse está limitado a un área de cuatro metros cuadrados. Por
tanto, F = 16 y la función de producción a corto plazo viene dada por
q = 4OK0 25L02s. (13.34)
Observe que la función de producción de la empresa tiene ahora rendimientos decrecientes a escala para los incre­
mentos de los factores variables K y L. Los beneficios de la empresa vienen dados por
ti = P q -C T =
(13.35)
= P A Q K ^Ú 25 - v K - w L - R ,
donde R es el alquiler (fijo) que la empresa debe pagar por el espacio para sentarse.
Las condiciones de primer orden para un beneficio máximo son

— = 1 0 P ^ '75I 025- v = 0
8K
(13.36)
— = io p a : ,,-2í l - 0'75-h > = o.
dL
Por tanto,
ÍOPAT"0'75! 0'25 = v (13.37)
10PKa-25L ^ 75 = w. (13.38)
Al igual que antes, en estos ejemplos, la división de 13.38 por 13.37 permite obtener el resultado minimizador del
coste
K w
j =r (1339)
Resolviendo esta ecuación para L y sustituyendo en ia Ecuación 13.37 se obtiene (tras algunas operaciones) la
ecuación de demanda dei capital

„ (10P)2
K = V 'v ^ ' (i3 -40)
y una sustitución análoga de K en la Ecuación 13.38 permite obtener la ecuación de demanda de trabajo
r (10P)2

Finalmente, la sustitución de estas ecuaciones en la función de producción a corto plazo (Ecuación 13.34) permi­
te obtener
4Q(10P)
9 = <1 3 '4 2 >

que es la función de oferta a corto plazo que estamos buscando. Observe que esta función es homogénea de grado cero
en P, v y w. Es decir, si P, w y v se duplicaran, la cantidad ofertada no cambiaría. Si w = v = 4$, la función pasa­
ría a ser
<7 = 100P. (13.43)

Por lo quesip = l$, la empresa ofrecerá100 hamburguesas porhora. Las Ecuaciones13.40 y 13.41 muestran
que estas hamburguesas se producirán utilizando6,25 (= -^ ) parrillas y 6,25trabajadores por hora.La sustitución de

©ITES-Paraninfo
Capítulo ¡3 M a x im iz a c ió n del b ene ficio y ofe rta 353

estos valores de los factores en la función de producción a corto plazo (Ecuación 13.34) demuestra que, en efecto, son
suficientes para producir 100 hamburguesas por hora. Con estos factores, los costes variables a cono p!a20 serán 50S
(6.25-4$+ 6,25-4$) y los ingresos ascenderán a 100 dólares. Puesto que los ingresos cubren los costes variables, la
empresa decidirá producir a cono plazo incluso si su alquiler fijo da lugar a una pérdida.

Si el precio de las hamburguesas aumentara, la empresa maximizadora de beneficios produciría más. Si P = 1,5$,
por ejemplo, la empresa producirá 150 hamburguesas por hora utilizando K = L =-2^ = 14,1. El mayor precio tam­
bién ha provocado un incremento sustancial de la contratación de factores.

Un desplazam iento de la oferta. La función de oferta de la Ecuación 13.42 también permite analizar cómo se
verán afectadas tas decisiones de oferta de la empresa por un cambio del precio de los factores. Suponga, por ejem­
plo, que un gobierno benevolente fija un salario mínimo de los trabajadores de 9 dólares por hora. Entonces, la fun­
ción de oferta se convertiría en

400/* 400?
7— (13.44)
(36)°

A un precio de un dólar, la empresa produciría ahora únicamente -522 (= 66.7) hamburguesas por hora. Para ello,
■atizaría M * 4 ,2 parrillas y -Ufi = L9 trabajadores. Observe que el mayor salario reduce la contratación de traba-
jviores porque la empresa decide producir menos hamburguesas por hora y porque sustituye capital por trabajo en la
poducción (ahora k /L = J). En el Capítulo 21 analizaremos esta relación entre el coste de los factores y la contra-
BdÓQ considerablemente con más detalle.

PREGUNTA: ¿Cómo afectaría un cambio de F a la función de oferta de hamburguesas? ¿Qué factores habría
que tener en cuenta en la decisión a largo plazo de la empresa sobre el tamaño del área para sentarse?

Excedente del p roductor a corto plazo

U sa empresa maximizadora del beneficio que decide producir una producción positiva a corto plazo debe
p v s id e ra r que esta decisión es mejor que la decisión de no producir nada. Esta mejora del bienestar de la
■ ■ p e s a se conoce como el excedente del productor (a corto plazo). Refleja lo que gana la empresa al ser
o p a z de participar en las transacciones del mercado. Concretamente, si se impidiera que la em presa rea-
fc a ra esas transacciones, la producción sería nula y los beneficios serían iguales a -C F cp. porque el aná-
t m a corto plazo supone que estos costes fijos son inevitables. La fabricación de esta producción maximi-
■ d o ra del beneficio, q*, permitiría obtener unos beneficios de ir* (que podrían seguir siendo negativos),
pfcr tanto, las em presas ganan 7t* + CFcp respecto a una situación sin transacciones. Los economistas lo
gfaKxninan el excedente del productor a corto plazo.

U n a n a n s is g rá fic o

L a fig u ra 13.4 ilustra la curva de oferta a corto plazo de la empresa (el coste marginal) junto con el pre-
« v d e mercado existente (P*). A este precio, la empresa decide producir q*. En esta situación, se puede
tra r el excedente del productor a corto plazo como el área sombreada por debajo de P* y por encima

& Q i g (o 5) en el gráfico. E n términos matemáticos, esta área viene dada por la integral

©fr£SJ*oron(nfb
354 Pane ¡V P ro d u c c ió n y oferta

excedente del productor = f [P* - C M g(q)\ dq = (P*q - CT)\ „ =


Jo l?"
(13.45)
= P*q* - C T Í?* ) - [P ■0 - C 7 (0 )] =

= k * + CFcp.

Puesto que el CFcp es constante, las variaciones del excedente del productor debido a cambios del pre­
cio de mercado se reflejan como variaciones de los beneficios a corto plazo. De nuevo, estos cambios se
pueden medir calculando la variación del área por debajo del precio de mercado sobre la curva de oferta a
corto plazo. Este análisis se lleva un poco más lejos en las ampliaciones a este capítulo introduciendo la
función de beneficios de la empresa.

FIG U RA 13.4 Excedente del productor a corto plazo

El área som breada entre el precio de m ercado (P*) y la curva de oferta a corto plazo (S = CM g) representa la suma de los
beneficios a corto plazo y d e los costes fijos. Esto representa la ganancia que obtiene la empresa al ser capaz de producir q*
en vez de no producir nada.

cto. ^
P, CMg

Excedente del productor a largo plazo

Aunque el concepto del excedente del productor a corto plazo se utiliza a veces para ilustrar el valor para
las empresas de las transacciones en el mercado, la aplicación más habitual consiste en centrarse en el exce­
dente del productor a largo plazo como una medida general del bienestar del productor con distintas asig­
naciones de recursos posibles. Puesto que no existen costes fijos en el análisis habitual del largo plazo, y
los beneficios de equilibrio en competencia perfecta con libre entrada son también nulos, el excedente del

©¡TíS-Paraninfo
Capítulo 13 M a x im iz a c ió n del b en e ficio y ofe rta 355

productor a largo plazo es, por definición, nulo. En el análisis a largo plazo la Mención se centra más bien
en los precios de los factores que utiliza la empresa y en cómo se relacionan estos precios con lo que
serían si no hubiera transacciones en el mercado en cuestión. Sin embargo, de alguna forma algo sorpren­
dente, este concepto distinto del excedente se puede seguir representando como el área por debajo del pre­
cio de mercado y por encima de la curva de oferta del mercado, como veremos en el Capítulo 14.

EJEMPLO 13.5
Excedente del productor a corto plazo_______________

En el Ejemplo 13.3 calculamos la función de costes a corto plazo de ia producción de hamburguesas como
CTcp = 16 + 0 ,01<y2 (13.46)
y la función de oferta como
<7 = 50P. (13.47)
Con un precio de, por ejemplo, 1 dólar, la empresa producirá 50 hamburguesas al día, con unos costes totales de
41 dólares, y obtendrá unos beneficios a corto plazo de 9 dólares. Por tanto, el excedente del productor es de 25 dóla­
res. Este excedente viene dado por 9 dólares de beneficios más 16 dólares de costes fijos derivados del pago del alqui­
ler de las cuatro parrillas de la empresa.
Puesto que la curva de oferta de la empresa es sencillamente una línea recta que parte del origen, el cálculo geo­
métrico del excedente del productor es especialmente sencillo en este caso. El área del excedente del productor es un
triángulo con una base q = 50 y una altura de P = 1$. Por tanto, el área viene dada por y2 (1) (50) = 25$. Como
era de esperar, el cálculo numérico y el cálculo geométrico dan el mismo resultado.

P R E G U N T A : ¿Cómo haría un cálculo análogo del excedente del productor para la situación de oferta más
compleja del Ejemplo 13.4?

M a x im iza c ió n de lo s in g re so s

Una sencilla alternativa consiste en suponer que la maximización de los beneficios se consigue mediante el
supuesto de maximización de los ingresos. Además de que se trata de una hipótesis que se puede modeli-
zar muy fácilmente, diversas observaciones sugieren que puede capturar con precisión algunos aspectos del
comportamiento de las empresas. Lo más importante es que, cuando las empresas no conocen con certeza
la curva de demanda de sus productos, o cuando no tienen un cálculo muy preciso de los costes margina­
les de su producción (como puede ser especialmente el caso en empresas que fabrican múltiples productos)
la decisión de intentar maximizar las ventas puede constituir una aproximación razonable para garantizar
su supervivencia a largo plazo. En efecto, una serie de empresas de asesoría directiva destacan ante sus
clientes la importancia de maximizar su “cuota de mercado” como forma de protegerlas contra los vaive­
nes del mercado.

A n á lisis gráfico

Una empresa que maximice los ingresos de forma estricta decidirá producir el nivel de producción para el
que el ingreso marginal es nulo. Es decir, debe producir hasta el punto en el que la venta de más unidades
provoca, de hecho, una caída de los ingresos totales. Esta elección queda reflejada en la Figura 13.5. Para

© ITES-Poranlnfó
356 Parte ¡V P ro d u c c ió n y oferta

la empresa cuyo producto tiene la curva de demanda6 d, los ingresos máximos se obtienen fabricando el
nivel de producción q*. Para q < q *, el img es positivo, por lo que la venta de más unidades hace que
aumenten los ingresos totales (aunque es posible que no aumenten los beneficios). Sin embargo, para
q > q*. el img es negativo, por lo que las ventas adicionales reducirán, de hecho, los ingresos totales debi­
do a las reducciones de precios necesarias para que los demandantes adquieran el bien. Puesto que sabe­
m os que

img = p ( l + — 1, (13.48)
l v J

img = 0 implica que eq P = - 1 . la demanda tendrá una elasticidad unitaria en q*.

FIGURA 13.5 Maximización de los ingresos

Una empresa que intenta maximizar los ingresos totales producirá en el punto en el que el ingreso marginal es igual a cero
(q*). Si la empresa tiene una restricción de beneficio mínimo, puede elegir un nivel de producción entre el nivel que maxí-
miza los beneficios (<?**) y q*.

P re cio
C o s te

Esta elección que maximiza los ingresos se puede com parar con el nivel de producción que elegiría una
empresa maximizadora de beneficios, q**. En q** el ingreso marginal es igual al coste marginal a corto
plazo (dado por CMgcp en la Figura 13.5). Un incremento de la producción más allá de q** reduciría los
beneficios puesto que img < CMgcp. Aunque los ingresos siguen aumentando hasta q *, las unidades pro-

6 Para nuestro análisis aquí y en capítulos posteriores, utilizamos la minúscula d para representar la curva de demanda de los productos de
la empresa. Utilizaremos la mayúscula D para representar la curva de demanda del mercado. Las curvas de ingresos marginales asociadas
con d y D se denotarán mediante img e ¡Mg respectivamente.

©ÍTES-ftjromnfa
Capitule 13 M a x im iz a c ió n del b en e ficio y ofe rta 357

ducidas más allá de q** aportarán menos que lo que cuesta producirlas. Puesto que el img es positivo en
q**, la Ecuación 13.48 demuestra que la demanda debe ser elástica en este punto {e p < -1 ).

M a xim iza ció n de lo s in g re so s con restricciones

Una empresa que decide maximizar sus ingresos no está prestando atención ni a sus costes ni a la rentabi­
lidad de las ventas que realiza. En efecto, es muy posible que el nivel de producción q* en la Figura 13.5
represente unos beneficios negativos para la empresa. Puesto que ninguna empresa puede sobrevivir eter­
namente con beneficios negativos, puede ser más realista suponer que las empresas deben alcanzar cierto
nivel de rentabilidad con sus actividades. Por tanto, aunque pueden verse tentadas a producir más que q**
debido a los diversos motivos que las llevan a maximizar los ingresos, puede que produzcan menos que q*
debido a la necesidad de garantizar un nivel de rentabilidad aceptable. Por tanto, se comportarán como
maximizadoras de los ingresos con restricciones, y optarán por un nivel de producción a medio camino
entre q ** y q*.

EJEMPLO 13.6
Maximización d e las ventas______________________________________________________________________
Se puede desarrollar un sencillo ejemplo numérico de estas cuestiones a partir de la relación de demanda lineal7 que
candíamos anteriormente. Para que el ejemplo tenga un sentido concreto, suponga que una empresa produce baldosas
para la aceras de las calles con un coste marginal y medio constante de 4 dólares por baldosa. La demanda semanal
de baldosas viene dada por
^ = 100-10/». (13.49)

Al igual que antes, podemos resolver los ingresos totales como una función de q:
¡T = Pq = lQ q - q2/\0 , (13.50)

; calcular a continuación el ingreso marginal como

img= — = 1 0 - 2 - (13.51)
dq 5
Los ingresos totales se maximizan cuando img - 0 es decir, cuando q = 50. Con una producción de 50 baldosas
p x semana, la Ecuación 13.50 dice que el ingreso total será de 250$. Puesto que cada baldosa cuesta 4$, la empresa
— rtra unos beneficios de 50$ (= 250$ - 50 * 4$) a la semana. Si la empresa quisiera maximizar iosbeneficios, debe-
A producir en el punto en el que el ingreso marginal es igual al coste marginal:
img = 10-i? /5 = CMg = 4, (13.52)

• q = 30. Aunque este nivel de producción permite obtener menores ingresos totales (210$), elbeneficio total por
1 « t i es casi el doble (90$ = 210$-30x4$) que en el caso de maximización de los ingresos.

^ ñ m i z a c i ó n de ios ingresos con restricciones. Un objetivo de beneficios mínimos de entre 50 y 90 dólares


d e c e n a a la empresa una elección intermedia. Suponga, por ejemplo, que los propietarios de la empresa exigen que
s atengan al menos 80 dólares de beneficios por semana. En este caso, la empresa puede intentar maximizar los
^ a e s o s totales sujeto a la restricción de que
n = I T - C T = \ 0 q - q 2/ l 0 - 4 q = 80. (13.53)
*1
f A f l t e n e que e¡ m odelo d e m axim ización pura d e las venias es inconsistente con una curva de dem anda de elasdeidad constante porq u e el
l| f e ^ e s o m arginal nunca es cero con este tipo de curvas.

©ITES-Paroninfo
358 Parte /V P ro d u c c ió n y oferta

Reordenando los términos de esta restricción obtenemos


q2 - 60? + 800 = 0 (13.54)
o
(<7-40)(<7-20) = 0. (13.55)
Es evidente que la solución q = 40 ofrece el ingreso máximo (240$) de las opciones de producción de entre 20
y 40 unidades, que ofrecerían todas al menos 80 dólares de beneficios semanales.

P R EG U N T A : Suponga que los propietarios de la empresa obtienen utilidad tanto de los beneficios como
del ingreso total. ¿Cómo se podría elegir una combinación maximizadora de la utilidad de estos dos resul­
tados financieros?

D ire ctivo s y el problem a del agente-principal


Hasta ahora hemos tendido a considerar al propietario de una empresa (es decir, al propietario del capital
de una empresa) y al directivo de la empresa como si se tratara de la misma persona. Esta consideración
parte del supuesto de que el comportamiento maximizador de beneficios es creíble: una persona que maxi-
miza los beneficios en una empresa de su propiedad conseguirá obtener la máxima renta posible de su pro­
piedad. El proceso de maximización de beneficios es coherente con el proceso de maximización de la uti­
lidad.
Sin embargo, en muchos casos, los directivos no son propietarios de la empresa en la que trabajan. Por
el contrario, hay una separación de la propiedad de la empresa y del control de su comportamiento que está
en manos de directivos contratados, En este caso, el directivo actúa como un agente del propietario.

D e f in ic ió n j

Agente U n agente es una persona que toma decisiones económicas para un tercero; por ejemplo, el
directivo de una empresa que es contratado para actuar en nombre del propietario es un agente.

C o n flic to s en las relaciones con el agente

Adam Smith comprendió el conflicto básico entre los propietarios y los directivos. En La riqueza de las
naciones, observaba que “no se puede esperar que los directivos de... las empresas, siendo gestores del
dinero de otras personas y no del suyo propio, se preocupen con la misma vigilancia activa con la que [los
propietarios] se ocupan de su propio dinero"8. Utilizando como ejemplos instituciones británicas tan famo­
sas como la Royal African Company, la Hudson’s Bay Company, y la East India Company, Smith prosi­
guió su análisis para destacar algunas de las consecuencias de la gestión realizada por personas distintas al
propietario. Sus observaciones ofrecen un punto de partida importante para el estudio de las empresas
modernas.

La cuestión principal que plantea la existencia de directivos-agentes queda representada en la Figura


13.6, que muestra el mapa de curvas de indiferencia de las preferencias de un directivo entre los benefi­

8 A dam S m tth, The Wealth o fN a tio m (Nueva York: Random H ouse. M odem L ibrary E dilion, 1937>. pág. 700.

©ITES-Paraninfo
Capítulo 13 M a x im iz a c ió n del b e n e fic io y ofe rta 359

cios de la empresa (que constituyen el principal interés de los propietarios) y otras ventajas (como oficinas
lujosas o viajes en el avión o el helicóptero de la empresa) que afectan fundamentalmente al directivo9. Este
m apa de curvas de indiferencia tiene la misma forma que los de la Parte II partiendo del supuesto de que
los beneficios y las ventajas ofrecen utilidad al directivo.

Para construir la restricción presupuestaria del directivo cuando intenta maximizar su utilidad, vamos
a suponer prim ero que el directivo también es el propietario de esta empresa. Si el directivo decide no tener
ninguna ventaja especial en su trabajo, los beneficios serán Tiraax. Cada dólar de ventajas que tiene el direc­
tivo reduce estos beneficios en un dólar. La restricción presupuestaria tendrá una pendiente de - 1 , y los
beneficios serán nulos cuando las ventajas asciendan a un total de tu^ .

F IG U R A 13.6 Incentivos de un directivo que actúa com o un agente de los propietarios de la empresa

S i e l d ir e c tiv o f u e ra e l ú n ic o p ro p ie ta rio d e u n a e m p r e s a , s e e le g ir ía n jc* y V * p o r q u e e s ta c o m b in a c ió n d e b e n e f ic io s y v e n ­


ta ja s p e r m ite a lc a n z a r la u tilid a d m á x im a . S in e m b a r g o , si e l d ir e c tiv o s ó lo p o se e u n a te r c e r a p a r te d e la e m p r e s a , la r e s tr ic ­
c ió n p r e s u p u e s ta r ia q u e p e r c ib e s e r á m á s p la n a , y s e e le g irá n V ** y n * * .

Dada esta restricción presupuestaria, el directivo-propietario maximiza la utilidad optando por unos
beneficios de 7t* y unas ventajas de V*. Los beneficios de ti*, aunque menores que r t ^ , siguen represen­
tando los beneficios máximos en esta situación porque cualquier otro directivo-propietario también querría
recibir F* en ventajas. Es decir, V* representa un coste real de la actividad, por lo que, dados estos cos­
tes. el directivo de la em presa realmente está maximizando los beneficios.

9 L a F igura 13.6 se h a adaptado de un gráfico presentado en


M i c h a e l C. .Te n s e n y W i l l i a m H . M e c k u n g , “T heory o f the F in n : M anagerial

Behavior. A gency Costs and O w nership S tructure", Journal o f Financial Econom ics (O ctubre d e 1976): 305-360.

© /T E S -P a ra m 'n fó
360 Pane IV P ro d u c c ió n y oferta

In ce n tivo s de lo s agentes

Suponga ahora que el directivo no es el único propietario de esta empresa. Por el contrario, suponga que,
por ejemplo, una tercera parte del capital de la empresa es propiedad del directivo y las otras dos terceras
partes son propiedad de inversores externos que no desempeñan ningún pape! en las operaciones de la
empresa. En este caso, el directivo actuará como si ya no tuviera una restricción presupuestaria que exige
que se sacrifique un dólar de beneficios por cada dólar de ventajas. Ahora, un dólar de ventajas cuesta al
directivo únicamente 0,33 dólares de beneficios, porque los otros 0,67 dólares son pagados por los demás
propietarios que reciben menores beneficios por su inversión. Aunque la nueva restricción presupuestaria
sigue incluyendo el punto V*. te* (porque el directivo sigue pudiendo tom ar la misma decisión que toma­
ría un único propietario) para ventajas superiores a V* la pendiente de la restricción presupuestaria es úni­
camente de los beneficios de la parte del negocio perteneciente al directivo sólo disminuyen en 0,33$
por cada dólar de ventajas disfrutadas. Dada esta nueva restricción presupuestaria, el directivo elegiría el
punto V**, ir** para m aximizar su utilidad. Al ser únicamente un propietario parcial de la empresa, el
directivo elegirá un m enor nivel de beneficios y u n m ayor nivel de ventajas que el que elegiría un único
propietario.

C o n se c u e n c ia s para los propietarios

El punto V**, tc** no es alcanzable para esta empresa. Aunque el coste de un dólar de ventajas parece ser
únicamente de 0,33$ de beneficios para el directivo, en realidad, por supuesto, las ventajas cuestan un
dólar. Cuando el directivo opta por disfrutar de V** ventajas, la pérdida de beneficios (de re* a te**) es
mayor para el conjunto de la empresa que para el directivo en persona. Los propietarios de la empresa se
ven perjudicados por tener que depender de una relación de agente con el directivo de la empresa. Parece
que cuanto m enor sea la proporción de la empresa que posee el directivo, mayores serán las distorsiones
inducidas por esta relación.

La situación representada en la Figura 13.6 es representativa de los problem as de “agente-principal”


que surgen en economía. Siempre que una persona (el principal) contrata a otra (el agente) para tom ar deci­
siones, es necesario tener en cuenta las motivaciones de este agente porque el agente puede tom ar decisio­
nes distintas a las que tomaría el principal. Los ejemplos de este tipo de relaciones no sólo se producen en
la dirección de las empresas, sino también en aplicaciones tan diversas como la contratación de asesores de
inversión (¿realmente anteponen siempre los intereses de sus clientes?); el fiarse de la valoración del mecá­
nico de automóviles cuando estima las reparaciones necesarias; o el seguir el consejo de un médico sobre
la necesidad de una operación.

C o n tratos de directivos

Es improbable que los propietarios de una empresa adopten el tipo de comportamiento ilustrado en la Figura
13.6. Se están viendo obligados a aceptar menores beneficios de los que podrían obtener por sus inversio­
nes a cambio de ventajas ofrecidas a los directivos y que no les ofrecen ningún valor personal. ¿Qué pue­
den hacer? Lo más evidente, pueden negarse a invertir en esta empresa si saben que el directivo se com­
portará de esta manera. En este caso, el directivo tendría dos opciones. Prim ero, podría optar por finan­
ciar la empresa totalmente con sus propios fondos. En este caso, la empresa volvería a ser sencillamente
la de la situación del directivo-propietario en la que V* y te* es la elección preferida entre ventajas y bene­
ficios. Alternativamente, el directivo podría obtener financiación externa si la operación es demasiado cara
para ser financiada por sí mismo. En este caso, el directivo tiene que encontrar algún tipo de acuerdo con­
tractual con los potenciales propietarios para inducirles a invertir.

©ITESAjronrnfb
Capítulo 13 M a x im iz a c ió n del b en e ficio y oferta 361

Un posible contrato consistiría en que el directivo acepte financiarse todas las ventajas con su parte de
los beneficios. Esto haría que los potenciales propietarios estuvieran contentos (porque conseguirían los
mismos beneficios independientemente de la cantidad de ventajas que quiera tener el directivo). Pero, cuan­
do un dólar de ventajas cuesta un dólar, cualquier elección de ventajas superior a V* daría lugar a una uti­
lidad inferior del directivo. En esta situación, un directivo que sucumbiera al deseo de ventajas que apa­
rentemente surgen de la relación de agente-principal estaría, de hecho, empeorando su propia situación.

En cualquier caso, probablemente sea imposible conseguir redactar un contrato bajo el cual los direc­
tivos pagan de su propio bolsillo todas las ventajas que obtienen como directivos. El control de las cláusu­
las de este contrato exigiría una supervisión constante de todas las actividades del directivo: algo que los
propietarios preferirían no tener que hacer porque les obligaría a desempeñar a su vez un papel de super­
visores. Por el contrario, pueden intentar alcanzar contratos menos estrictos que ofrecen a los directivos un
incentivo para ahorrar en ventajas y, por tanto, que intenten alcanzar objetivos más cercanos a la pura maxi-
mización de los beneficios. Al ofrecer opciones contractuales como prim as de participación en beneficios,
planes de opciones sobre acciones, y pensiones financiadas por la empresa, los propietarios pueden ser
capaces de ofrecer a los directivos un incentivo para tomar elecciones que maximicen los beneficios.

E J E M P L O 13.7
Utilización del avión de la em presa_________________________________________________________________

United Biscuits, Inc., posee una flota de aviones de empresa utilizada fundamentalmente para fines empresariales.
Después de haber despedido al anterior Director General por uso fraudulento de esta flota, los propietarios de UBI
quieren estructurar un contrato directivo que ofrezca mejores incentivos para el control de costes. Todos los candida­
tos potenciales al puesto tienen la misma función de utilidad para el salario (s, medido en cientos de miles de dólares)
y la utilización de los aviones (/, que sólo puede ser 0 o 1) de ia forma

U (s, j) = 0,1 Vr + (13.56)

Todos los candidatos también tienen ofertas de trabajo de otras empresas que les prometen un nivel de utiüdad de.
como mucho, 2,0. Puesto que un uso excesivo de los aviones resulta muy caro, los propietarios se dan cuenta de que
tos beneficios de UBI (excluyendo el salario de! Director General) serán de 800 (mil) si j = 0, pero sólo de 162 si
/ = 1. Por tanto, los propietarios están dispuestos a ofrecer al Director General hasta 638 siempre que reciban la
garantía de que no utilizará la flota de aviones de la empresa para su uso personal. Un salario ligeramente superior a
400 será justo suficiente para conseguir que un candidato potencial acepte el puesto sin utilizar los aviones (U >2) .
Este contrato sería más rentable que la contratación de un Director General con un salario de 100 junto con una utili­
zación sin restricciones de los aviones. Aunque este contrato también ofrece U >2, con el primer contrato los bene­
ficios netos ascienden a 400 (después de haber pagado al Director General), mientras que con el segundo contrato sólo
ascienden a 62.

Supervisión del contrato. Por desgracia, los propietarios de UBI encuentran muy difícil supervisar la utilización
ao empresarial de los aviones. Si firman un contrato por 400 (y j = 0), el nuevo Director General seguirá teniendo
■ i incentivo para utilizar ei avión, elevando así su utilidad de 2 a 3. Esta decisión sería desastrosa para los propieta­
rios: si se utilizan los aviones para fines privados sus beneficios netos disminuirán hasta 238.

U n contrato de participación en beneficios. Los propietarios pueden, por tanto, estar dispuestos a pagar algo
por controlar la utilización de los aviones y garantizar que se cumplen las condiciones del contrato con un salario ele­
vado. Alternativamente, podrían redactar un contrato de participación en beneficios que no requeriría supervisión. Por
ejemplo, un salario que prometiera una participación del 50% de los beneficios sería suficiente para atraer a un
Director General potencial (U = 2,0) siempre que no utilice el avión. El candidato se daría cuenta de que su propia

© IT E S J ’o r a n in J á
362 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

uriiiriaH sería inferior si utiliza los aviones para fines privados (U = 1,9) con este contrato de participación en bene­
ficios, por lo que es de suponer que se abstendría de este comportamiento.

PREGUNTA: ¿Cómo cambiaría el análisis de esta relación contractual si los beneficios no fueran una
"señal perfecta” de la utilización de los aviones?

R e su m e n
En este capítulo hemos estudiado la decisión de oferta de una empresa maximizadora de beneficios. Nuestro
objetivo general consistía en dem ostrar que esta empresa responde a las señales de precios del mercado.
Para ello, hemos alcanzado una serie de resultados analíticos:

• Para maximizar los beneficios, la empresa debe elegir producir el nivel de producción para el que el
ingreso marginal (el ingreso de la venta de una unidad adicional) es igual al coste marginal (el coste
de producir una unidad más).

• Si una empresa es precio aceptante, sus decisiones de producción no afectan al precio de su produc­
to, por lo que el ingreso marginal viene dado por el precio. Sin embargo, si el producto de la em pre­
sa tiene una curva de demanda con pendiente negativa, podrá vender m ás a un precio inferior. En este
caso, el ingreso marginal será inferior al precio, y podrá incluso ser negativo.

• El ingreso marginal y la elasticidad precio de la demanda están relacionados entre sí por ia fórmula

IMg = P ' i + - L
e q .P

donde P es el precio de mercado de la producción de la em presa y eqP es la elasticidad precio de la


demanda de su producto.
• La curva de oferta de una empresa precio aceptante y maximizadora del beneficio viene dada por la
parte de pendiente positiva de su curva de coste marginal por encima del punto mínimo de la curva
del coste variable medio (CVM). Si el precio está por debajo del CVM mínimo, la elección que maxi-
miza el beneficio de la empresa consistirá en cerrar y en no producir nada.

• El problem a de maximización del beneficio de la empresa también se puede plantear como un proble­
ma de elección óptima de los factores. Aunque este planteamiento alternativo ofrece el mismo resul­
tado que el planteamiento de las elecciones de producción, ayuda a clarificar la relación entre el coste
de los factores y las decisiones de oferta.

• A corto plazo, las empresas obtienen un excedente del productor en forma de beneficios a corto plazo
y cobertura de los costes fijos que no se puede conseguir si no se produce nada.

• En situaciones de información imperfecta, las empresas pueden optar por decisiones productivas que
requieren menos conocimientos que la maximización de los beneficios. Una alternativa particularmen­
te sencilla es la de la maximización de las ventas, por la que la empresa aumenta su producción hasta
el punto en el que el ingreso marginal es igual a cero. Sin embargo, en algunos casos estas decisio­
nes pueden estar restringidas por requisitos de beneficios mínimos.

• Puesto que los directivos actúan como agentes de los propietarios de la empresa, es posible que no
siempre tomen decisiones coherentes con la maximización del beneficio. Por tanto, se pueden definir

©ITES-Paranmfo
Capitulo 13 M a x im iz a c ió n del b e n e fic io y oferta 363

las cláusulas contractuales de tal m anera que se compatibilice el comportamiento m aximizador de


beneficios y el comportamiento de maximización de la utilidad del directivo.

Problem as
13.1
John’s Lawn Mowing Service es una pequeña empresa que actúa como precio aceptante (es decir, IMg = P). El pre­
cio de mercado por un corte de césped es de 20$ por acre. Los costes de John’s vienen dados por
coste total = Q,\q2 + 10^ + 50,

donde q número de acres que John decide cortar al día.


a) ¿Cuántos acres debe cortar John para maximizar el beneficio?
b) Calcule el beneficio máximo diario de John.
c) Dibuje estos resultados y muestre la curva de oferta de John.

13.2
¿Afectaría un impuesto sobre los beneficios totales a la cantidad de producción que maximiza los beneficios?
¿Afectaría un impuesto sobre cada unidad producida?

13.3
Suponga que una empresa tiene una curva de demanda de elasticidad constante con la forma
q = 256P~2
y que la curva del coste marginal tiene !a forma
CMg = 0,001(7-
a) Dibuje estas curvas de demanda y del coste marginal.
b) Calcule la curva del ingreso marginal asociada con la curva de demanda. Dibújela.
c) ¿Para qué nivel de producción se iguala el ingreso marginal al coste marginal?

13.4
La curva de demanda del producto de una empresa viene dado por
q = 100-2E .
Los costes marginales y medios de la empresa son constantes e iguales a 10$ por unidad.
a) ¿Qué nivel de producción debe fabricar la empresa para maximizar los beneficios? ¿A cuánto ascienden los bene­
ficios para ese nivel de producción?
b) ¿Qué nivel de producción debe fabricar la empresa para maximizar los ingresos? ¿A cuánto ascienden los benefi­
cios para ese nivel de producción?
c) Suponga que la empresa quiere maximizar los ingresos sujeto a la restricción de que obtenga 12 dólares de bene­
ficios por cada 64 máquinas empleadas. ¿Cuánto debería producir?
d) Dibuje los resultados que ha obtenido.

13.5
Este problema hace referencia a la relación entre las curvas de demanda y de ingreso marginal con distintas formas
tuncionaies. Demuestre que:

©ÍTES-Poronmfb
364 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

a) Para una curva de demanda lineal, la curva del ingreso marginal bisecciona la distancia entre el eje vertical y la
curva de demanda para cualquier precio.
b) Para cualquier curva de demanda lineal, la distancia vertical entre las curvas de demanda y de ingreso marginal es
-1f b- q, donde b {< 0) es la pendiente de la curva de demanda.
c) Para una curva de demanda con elasticidad constante de la forma q = aP°, la distancia vertical entre las curvas
de demanda y de ingreso marginal es una proporción constante de la altura de la curva de demanda, y esta cons­
tante depende de la elasticidad precio de la demanda.
d) Para cualquier curva con pendiente negativa, la distancia vertical entre las curvas de demanda y de ingreso mar­
ginal, en cualquier punto, se puede calcular utilizando una aproximación lineal de la curva de demanda en ese punto
y aplicando el procedimiento descrito en el apartado (b).
e) Dibuje los resultados de los apartados anteriores de este problema.

13.6
Universal Widget produce unas máquinas de alta calidad en su fábrica de Gulch, Nevada, para venderlas en todo el
mundo. La función de costes de la producción total de máquinas (q) viene dada por
coste total = 0,25q2.

Las máquinas sólo se demandan en Australia (donde la curva de demanda viene dada por q = 100 - 2P) y Lapland
(donde la curva de demanda viene dada por q = 100 - 4P). Si Universal Widget puede controlar las cantidades ofer­
tadas en cada mercado, ¿cuántas debe vender en cada lugar para maximizar sus beneficios totales? ¿Qué precio debe
cobrar en cada mercado?

13.7
La función de producción de una empresa en el negocio de ensamblaje de calculadoras viene dada por
q = 2 4L,

donde q es la producción de calculadoras ensambladas y L representa el factor trabajo. La empresa es precio aceptan­
te tanto para las calculadoras (que se venden por P) como para los trabajadores (que se pueden contratar a un salario
de tv por hora).
a) ¿Cuál es la función de oferta de las calculadoras ensambladas [q = f ( P, w)J?
b) Explique algebraica y gráficamente por qué esta función de oferta es homogénea de grado cero enP y w y por qué
los beneficios son homogéneos de grado uno para estas dos variables.
c) Demuestre explícitamente cómo desplazan los cambios de w a la curva de oferta de esta empresa.

13.8
El mercado del caviar de alta calidad depende de la climatología. Si la climatología es benigna, habrá muchas fiestas
y el caviar se venderá a 30 dólares la libra. Si hace mal tiempo, el caviar sólo se venderá por 20 dólares la libra. El
caviar producido una semana nu se conserva hasta la siguiente. Un pequeño productor de caviar tiene la función de
costes dada por
CT = \ q 2 + 5$+ 100,

donde q es la producción semanal de caviar. Hay que tomar las decisiones de producción antes de conocer el tiempo
que va a hacer (y el precio del caviar), pero se sabe que la probabilidad de que haga buen o mal tiempo es de 0,5.
a) ¿Cuánto caviar debe producir esta empresa si quiere maximizar el valor esperado de sus beneficios?
b) Suponga que el propietario de esta empresa tiene una función de utilidad de la forma
utilidad = -Jñ.

® 1T ES-P aronlnfo
Capitulo 13 M a x im iz a c ió n del b e n e fic io y ofe rta 365

donde it son los beneficios semanales. ¿Cuál es la utilidad esperada asociada a la estrategia productiva definida en
el apartado anterior?
c) ¿Puede obtener el propietario de esta empresa una mayor utilidad de los beneficios produciendo algo más que lo
especificado en los apartados anteriores? Explique su respuesta.
d) Suponga que esta empresa pudiera predecir el precio de la próxima semana, pero no pudiera afectar al precio. ¿Qué
estrategia maximizaría los beneficios esperados en este caso? ¿Cuáles serían los beneficios esperados?

13.9
Suponga que una empresa que participa en la copia ilegal de CDs tiene una función de coste total diario a corto plazo
dada por
CTcp + 25.

a) Si los CDs ilegales se venden a 20 dólares, ¿cuántos copiará la empresa cada día? ¿A cuánto ascenderán sus bene­
ficios?
b) ¿Cuál es el excedente del productor a corto plazo de esta empresa si P = 20S?
c) Desarrolle la expresión general del excedente del productor de esta empresa en función del precio de los CDs ile­
gales.

13.10
En el Ejemplo 13.3 hemos calculado la curva del coste total a corto plazo del Paraíso de la Hamburguesa como

CTcp ~ 4v + ^ l -
400
a) Suponiendo que este establecimiento acepta como dado el precio de las hamburguesas (P), calcule su función de
beneficios (véanse las ampliaciones al Capítulo 13), n*(P, v, w).
b) Demuestre que la función de oferta calculada en el Ejemplo 13.3 se puede calcular como 5n*/3P ~ g (para
w = v = 4).
c) Demuestre que la demanda de trabajadores de la empresa, L, viene dada por -n*/3w.
d) Demuestre que el excedente del productor calculado en el Ejemplo 13.5 se puede calcular como

\ r dn*/epdp
Jo
para w = v = 4.

e) Demuestre que el planteamiento utilizado en el apartado anterior se puede utilizar para evaluar un incremento del
excedente del productor (y de ios beneficios a corto plazo) si P aumenta de 1 a 1,5 dólares.

Lectu ras re co m e n d a d a s
Arrow, K.J. The Limits of Organizarían. New York: Norton, 1974.
A general inquiry into the intemal operations of firms (and other organizations). Stresses how economic incentives affect
¡hese operations.
Coase. R.H. “The Nature of the Firra". Económica (November 1937): 386-405.
A classic analysis ofthe contractual nature ofthefirm.
Ferguson, C.E. “Static Models of Average-Cost Pricing”. Southern Economic Journal 23 (1957): 272-284.
An exploration ofthe consequences ofmarkup pricing behavior.

® nESfaranm fa
Capítulo 13 M a x im iz a c ió n del b e n e fic io y oferta 367

A M P L IA C IO N E S

L a función de beneficios

Para algunas aplicaciones, el análisis de la maximización dit*/dv y bn*¡dw ofrecen una forma de calcular ¡as
A l beneficio ofrecido en el Capítulo 13 puede ser demasia­ demandas de K y L. Estas funciones de demanda de facto­
do indirecto por lo que puede resultar más factible centrar- res difieren de las calculadas a partir de la función del coste
*e explícitamente en los beneficios de la empresa y en su total en el Capítulo 12 porque ahora permiten que varíe la
dependencia del precio del producto y de los costes de los producción. Cuát de estos distintos conceptos de demanda
besares. Concretamente, puesto que. por definición, ■' de factores debe ser utilizado dependerá de si se permite
que q cambie en respuesta a variaciones de los precios de
beneficios = tt = P ■q - vK - wL
los factores. Volveremos a esta distinción en el Capítulo
« bs variables q . K y L son endógenas (se determinan a tra- 21.
«ris de las decisiones que maximizan los beneficios), pode-
nos escribir
A13.4 Convexidad de la función de beneficios
beneficios máximos» rt* = it*(P, v, w).
Para cualesquiera dos precios de los productos. P, y P¡,
Esa representación, que es análoga a la función de uti- resulta fácil demostrar que
S b d indirecta que introdujimos en el Capítulo 4, se llama 3c*(0.5/=¡ + Q,5P¡, v. w )¿
fm c& i de beneficios: muestra cómo dependen en última
£ 0,5n*(^. v, w) + 0 ,5 ic * ( P 2, v , w).
■ M oda los beneficios de la empresa de los parámetros de!
H ita d o en el que se mueve la empresa (e. implícitamente, Es decir, la función de beneficios es convexa para los
A b tecnología de !a empresa y de la demanda de su pro- precios de los productos. Esto se puede demostrar permi­
te te » . Aquí analizaremos algunas propiedades de esta fuñ­ tiendo que p = 0,5/¡ + 0.5P, y que q, K y L elec­
á i s e ilustraremos algunas aplicaciones del concepto. ciones maximizadonts del beneficio para p. Eviden­
temente.
A13.1 Homogeneidad n*(P¡, v, tv) ¿P tq - v K - w L
l a bodón de beneficios es homogénea de grado uno s i P,
y
.WJ * . Puesto que una duplicación de P .v y w duplicará los n*{P2, v, w )2 P2q - vK -w L ,
ítapesos y los costes, la producción que maximiza los bene-
te o * no cambiará. Por tanto, también se duplicará ji*. porque a:* indica el mayar valor de los beneficios.
Sumando estas dos ecuaciones y dividiendo por dos tene­
A 13-2 Respuestas a cambios de los precios mos ei resultado deseado.
I
X a derivada parcial de la función de beneficios demuestra Estabilización de precios
l_
r La convexidad de la función de beneficios implica que una
ctf* at* única empresa preferirá, por lo general, un precio variable
— = <?2 0. » -jrs o , = -L < 0.
cP &v del producto a uno estabilizado (por ejemplo, a través de la
Esus resultados cualitativos son exactamente los que se intervención del gobierno) como su valor medio. El resul­
j k t e n n predicho utilizando la Figura 13.3. tado va en contra del sentida de la política económica en
muchos países menos desarrollados, que tiende a destacar
la necesidad de estabilizar los precios de las materias pri­
113.3 Resultados de la envolvente
mas. Hay varios factores que explican esta aparente para­
>de la función rr* {P, v. w) es en sí misma el resnl- doja. Primero, muchos planes para “estabilizar” los precios
de un proceso de maximización, el teorema de la de las materias primas son, en realidad, planes para elevar
se aplica a las derivadas calculadas en A13.2. el nivel medio de estos precios. Por ejemplo, los céneles de
I ponera de estas derivadas {dn*/dP) ofrece una forma productores suden tener este objetivo principal. Segundo,
va de calcular la función de oferta para una empre- el resultado de la convexidad se aplica para una única
iH im izadora de beneficios, mientras que las derivadas empresa precio aceptante. Desde la perspectiva del merca-

© f T E S P a r a n m /ó
368 Parte IV P ro d u c c ió n y oferta

d o global, los ingresos totales d e precios variables Ó esta­ ”.:7':.: . cbs* , . „


bles dependerá de la naturaleza d e la dem anda rte! produc­ • — = q*(P, v, iv)
to 1. U na tercera co m piejid ad q u e s e d eb e te n e r .en ca n tes
para evaluar los program an d e < puede utilizarse para dem ostrar que esta integral es idénti­
la relativa a las expectativas d e I ca a la calculada e n la Ecuación 13.45.
futuros. Cuando s e pueden alm acenar Jos bienes, M d e c i -
siones de producción óptima cuando existen p ró g ram as d e L o s c o s t e s a corto plazo d é la enferm edad
estabilización de precios pueden se r bastante c o m p ila s. L o s episodios d e enferm edades pueden afectar gravemente
Finalm ente, el objetivó de t o s ; a Sos; m ercados, provocando pérdidas a corto plazo del
d e precios puede, e n ¡ excedente d e l productor y del consum idor. Para las em pre­
d o en reducir les riesgospaxa el e sas, estas pérdidas se pueden calcular com o las pérdidas a
eos com o los alim entos que en d i co rto pfctzode tos beneficios derivados d e precios transito­
res. A un así, esta propiedad fundam ental d e la función de riam en te ¡inferiores pa ra su producción, o de precios de los
beneficios sugiere que hay q u e te p e r c au ie la c u ^ Ü O se p r e ­ factores transitoriam ente superiores. H arrington, Krupnick
ñan program as d e estabilización d e p recies que tienen efec­ y Spófford (1991) ofrecen u n conjunto particularmente
tos deseables a largo plazo p á r a l o s productores. P ara tm am plío d e estos, cálculos en su detallado estudio de la epi­
amplio análisis teórico de estas cuestkmes, véase N ewbury dem ia d e giardiasis e n Pensüvania en 1983. Aunque los
y Stiglitz (1981). .7 :7 ." . 7 : .."7 cearsumidores padecieron la m ayor parte de las pérdidas
asociadas con esta epidem ia, ío s autores tam bién han calcu­
A 1 3 .5 Excedente del productor a corto p iazo la d o q u e to s restaurantes y bares d e la zona afectada pade­
c ía o s ,su p o rta n te s pérdidas. E stas pérdidas surgieron tanto
También se puede utilizar la función d e beneficios p ata
d e .14 m enor actividad d e estas em presas com o de la necesi­
definir el excedente del productor 9 c o rto p ia z o com o la
d ad transitoria d e utilizar agua embotellada y otros factores
variación de los beneficios cuancto ló s preeios aum entan d e
d e elevado coste p a ra p o d er op erar. L os cálculos cuantita­
cero hasta su valor de m ercado, P*:
tivos d e estas pérdidas su elea realizarse a partir de las fun-
e io n es d e beneficios descritas p o r el autor.
excedente del productor = f ds*¡dP d P -
. Jo
= z*{Pv,v ,m - x * \t) yv, R eferen cias
que es la definición dada en P, y K. Sydsaeter, Economists' Mathematical Manual.
la envolvente p o r e l cual la Sefli»: Springer-Veriag, 1991. Capítulo 25.
sa viene dada por Harrington, W.A., J. Krupnick y W.O. Spofford. Economics and
Episodio O sease: The Benefits o f Preveming a Giardiasis
• Ouibreak. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1991.
McFadden, D. “Cost. Revemie and Profit Functions”. EnM . Fuss
1 Concretamente, para una fuireiftt.de y J>. MeFadden, eds., Production Economics: A Dual
constante, el ingreso total serauna - Approach 10 Theory and Applications. Amsterdam: North-
la demanda es melástica, pero convexa si Holland, 1978, págs. 60-110.
Por tanto, en el caso de una deroareia d *
obtendrán mayores ingresos rotóles a íJewfetiry, D.M.G. y J.E . Stiglitz. The Theory o f Commodiiy Pnce
que con un precio estable coir» valor medio f Stabilhation. Oxford: Oxford University Press, 1981.

©ITES-Paronin[o
P A R T E

COMPETENCIA PERFECTA

14 EL M O D E L O D E EQ U ILIBRIO P A R C IA L C O M P E T IT IV O

15 A N Á L IS IS C O M P E T IT IV O A P L IC A D O

16 EQ U ILIBRIO G E N E R A L C O M P E T IT IV O

17 LA E FIC IEN C IA D E LA C O M P E T E N C IA P E R FE C T A

En ¡as Panes II-IV hemos desarrollado modelos para explicar la demanda de bienes de
individuos que maximizan su utilidad y la ofena de bienes de empresas que maximizan sus
beneficios. En esta parte vamos a unir estas dos vías de análisis para describir el proce­
so que determina los precios. Nos vamos a centrar en un único modelo concreto de deter­
minación del precio, el modelo de competencia perfecta. Este modelo pane de los supues­
tos de un número suficientemente imponante de demandantes y oferentes de cada bien de
forma que cada uno de ellos debe ser precio aceptante. En la Pane VI ilustraremos algu­
nos de los modelos que se obtienen cuando se relajan los supuestos estrictos de demandan­
tes y oferentes precio aceptantes del caso de competencia perfecta, pero en toda esta pane
supondremos un comportamiento precio aceptante.
En el Capítulo 14 se desarrolla el conocido modelo de equilibrio parcial de determi-
nación de precios en mercados competitivos. El principal resultado es el gráfico “cruza­
do " marshaliarto que analizamos por primera vez en el Capítulo 1. Este modelo ilustra la
perspectiva de equilibrio "parcial'' de determinación de los precios porque se centra úni­
camente en un único mercado.
El Capítulo 15 prosigue el análisis del equilibrio parcial de los modelos competitivos
analizando algunas de las formas en que se pueden aplicar estos modelos. Uno de los pun­
tos de atención específicos del capítulo consiste en mostrar cómo se puede utilizar el mode­
lo competitivo para evaluar las consecuencias sobre el bienestar de los agentes del mer­
cado cuando se producen cambios de! equilibrio del mercado.
C A P Í T U L O

EL MODELO DE EQUILIBRIO
PARCIAL COMPETITIVO

En este capítulo describimos el conocido modelo de determinación de precios en competen­


cia perfecta que fue desarrollado inicialmente por Alfred Marshall en el siglo XIX. Es decir,
ofrecemos un análisis bastante completo del mecanismo de oferta y demanda en un único
mercado. Tal vez éste sea el modelo más utilizado para el estudio de la determinación de
precios.
372 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

Plazo de la re sp u e sta de la oferta

En el análisis de la fijación competitiva de precios es importante decidir cuál va ser el plazo de tiempo que
se va a perm itir para que la oferta responda a los cambios de las condiciones de demanda. Los precios de
equilibrio serán distintos si analizamos un periodo de tiempo muy corto durante el cual la m ayor parte de
los factores son fijos, o estamos analizando un proceso a muy largo plazo en el que es posible que nuevas
empresas entren en una industria. Por esta razón, en economía se suele analizar la fijación de precios en
tres periodos de tiempo: (1) el muy corto plazo, (2) el corto plazo, y (3) el largo plazo. Aunque no es posi­
ble ofrecer una definición cronológica exacta para estos términos, la diferencia esencial que se está hacien­
do hace referencia a la naturaleza de la respuesta de la oferta que se supone que se va a producir. En el
muy co n o plazo no hay respuesta de la oferta: la cantidad ofertada es fija y no responde a las variaciones
de la demanda. En el corto p la zo , las empresas existentes pueden alterar la cantidad que están ofertando,
pero en la industria no pueden entrar nuevas empresas. E n el largo plazo, pueden entrar nuevas empresas
en la industria, proporcionando así una respuesta de la oferta muy flexible. En este capítulo analizaremos
cada una de estas posibilidades.

La fijación de precios en el m u y corto plazo

E n el muy corto plazo, o el periodo de mercado, no hay respuesta de la oferta. Los bienes ya están “en"
el mercado y deben venderse a cualquier precio que acepte el mercado. En esta situación, el precio sólo
actúa como un instrumento para racionar la demanda. El precio se ajustará para vaciar el mercado de la
cantidad que debe venderse durante dicho periodo. Aunque el precio de mercado puede actuar como una
señal para los productores para periodos futuros, no tiene esa función en el periodo actual porque en este
periodo la producción es fija. La Figura 14.1 representa esta situación. La demanda del mercado se repre­
senta mediante la curva D. La oferta es fija e igual a Q*, y el precio que vacía el mercado es Pv En Pt
los individuos están dispuestos a com prar todo lo que se ofrece en el mercado. Los vendedores están dis­
puestos a deshacerse de Q* independientemente del precio (suponga que el bien en cuestión es perecedero
y no valdrá nada si no se vende a muy corto plazo). Por tanto, Pr Q* es una combinación de equilibrio
de precio-cantidad. Si la demanda se desplazara hasta D \ el precio de equilibrio aumentaría hasta P2, pero
Q* seguiría fija porque no hay ninguna respuesta posible de la oferta. Por tanto, en esta situación, la curva
de ofena sería una línea recta vertical al nivel de producción Q*.

El análisis del muy corto plazo no resulta muy útil para muchos mercados. Esta teoría puede represen­
tar de forma adecuada algunas situaciones en las que los bienes son perecederos o deben venderse en un
día determinado, com o en el caso de las subastas. En efecto, el estudio de las subastas ofrece una serie de
ideas sobre los problemas de información en la determinación de los precios de equilibrio que analizare­
mos en los Capítulos 17 y 20. Pero las subastas no son casos normales en tanto en cuanto la oferta es fija.
El caso mucho más habitual implica cierto grado de respuesta de la oferta ante cambios de la demanda. Se
supone que un aumento del precio aportará una cantidad adicional al mercado. En el resto de este capítu­
lo analizaremos este proceso.

Antes de iniciar nuestro análisis, es necesario destacar que los aumentos de la cantidad ofertada no tie­
nen por qué provenir únicamente de un incremento de la producción. E n un mundo en el que algunos bie­
nes son duraderos (es decir, duran más de un único periodo), los propietarios actuales de estos bienes pue­
den ofrecerlos al mercado en cantidades crecientes a medida que aumenta el precio. Por ejemplo, a pesar

®¡TES-Paran¡nfü
Capitulo 14 El m o d e lo de equilibrio p arcial co m p e titivo 373

F IG U R A 1 4.1 Fijación de precios a m uy corto plazo

Cuando la cantidad está fija en el m uy corto plazo, el precio sólo actúa com o u n instrumento para racionar la demanda. Con
la cantidad fijada en Q *, el precio P{ prevalecerá en el m ercado si D es la curva de demanda del m ercado. A este precio,
los individuos están dispuestos a consum ir exactamente esa cantidad disponible. Si la demanda se desplazara hacia arriba
basta D \ el precio de equilibrio de m ercado aum entaría hasta P1.

de que la oferta de los cuadros de Rembrandt es fija, no dibujaremos la curva de oferta del mercado de
d o s cuadros como una recta vertical, tal y como la que se muestra en la Figura 14.1. A medida que
M i e nta el precio de los cuadros de Rembrandt, los individuos y los museos están cada vez más dispues­
tos a deshacerse de sus cuadros. Por tanto, desde el punto de vista del mercado, la curva de oferta de
fcm brandts tendrá pendiente positiva, a pesar de que no se producen nuevos cuadros. Aplicaremos un aná­
lisis análogo para muchos tipos de bienes duraderos, como las antigüedades, los vehículos de ocasión, los
■■roeros pasados de la revista Naiional Geographic, o las acciones de las empresas, todos los cuales son
cuya oferta está “fija” en términos nominales. Puesto que nos interesa más el análisis de cóm o se
acfecionan la demanda y la producción, no nos ocuparemos en detalle de estos casos (que pueden implicar
«■estiones complejas sobre el comportamiento del proveedor a lo largo del tiempo).

Determ inación dei precio a corto plazo


E s el análisis a corto plazo, el número de empresas en una industria es fijo. Estas empresas son capaces
f e ajustar la cantidad que están produciendo en respuesta al cambio de las condiciones. Para ello, cambia-
á n los niveles de empleo de aquellos factores productivos que se pueden alterar a cono plazo, por lo que
dos ocuparemos de esta decisión de oferta. Antes de iniciar el análisis, tal vez deberíamos expresar de
to m a explícita los supuestos de este modelo de competencia perfecta.

© IT E S -P a ra n in fo
374 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

D e f in ic ió n "— S ™ !_rrT 7 r r ^ r:^ ,“ •"

Competencia perfecta Una industria perfectamente competitiva es una industria que cumple los
siguientes supuestos:

1. Hay un gran número de empresas, y cada una produce el mismo producto homogéneo.
2. Cada em presa intenta maximizar los beneficios.
3. Cada empresa es precio aceptante: se supone que sus acciones no tienen ningún efecto sobre el pre­
cio de mercado.
4. Se supone que los precios son conocidos por todos los agentes del mercado: la información es per­
fecta.
5. Las transacciones no cuestan nada: los compradores y vendedores no incurren en ningún coste al
realizar los intercambios (para un análisis más exhaustivo de este supuesto y de los anteriores, véase
el Capítulo 17).

Ahora utilizaremos estos supuestos para analizar la determinación de precios a corto plazo.

La curva de oferta del m ercado a corto plazo

En el Capítulo 13 vimos cómo se construye la curva de oferta a corto plazo de una única empresa maximi­
zadora de beneficios. Para construir la curva de oferta del mercado, partimos del hecho de que la cantidad
de producto ofertada en todo el mercado a corto plazo es, sencillamente, la suma de las cantidades oferta­
das por cada empresa. Puesto que cada empresa utiliza el mismo precio de mercado para determinar cuán­
to va a producir, la cantidad total ofertada en el mercado por todas las empresas dependerá, evidentemen­
te, del precio. Esta relación entre precio y cantidad ofertada se denomina curva de oferta del mercado a
corto plazo. La Figura 14.2 ilustra la construcción de la curva. Por simplicidad, suponga que sólo hay dos
empresas, A y B. Las curvas de oferta a corto plazo (es decir, el coste marginal) de las empresas A y B se
muestran en las Figuras 14.2a y 14.2b. La curva de oferta del mercado que se muestra en la Figura 14.2c
es la suma horizontal de estas dos curvas. Por ejemplo, a un precio de Pt. la empresa A está dispuesta a
ofertar q* y la empresa B está dispuesta a ofertar q * . Por tanto, a este precio la oferta total en el merca­
do viene dada por Q{, que es igual a q'1 + q^ . Los demás puntos de la curva se construyen de forma aná­
loga. Puesto que la curva de oferta de cada empresa tiene pendiente positiva, la curva de oferta del merca­
do también tendrá pendiente positiva. La pendiente positiva refleja el hecho de que los costes marginales a
corto plazo aumentarán a medida que las empresas intentan elevar su producción.

Oferta de m ercado a corto plazo

De forma general, si q,(P , v, w) representa la función de oferta a corto plazo de cada una de las n empre­
sas en la industria, podremos definir la función de oferta del mercado a corto plazo de la siguiente manera:

Función de oferta del m ercado a corto plazo L& Junción de oferta del mercado a corto plazo
muestra la cantidad total ofertada por cada empresa en el mercado:
H
0 s ( P , v , w ) = £ $ (. ( P , v , w ). (1 4 .1 )
/ =i

© /T E S -P a ra n in fo
Capítulo 14 El m o d e lo d e equilibrio parcial c o m p e titiv o 375

F IG U R A 1 4 . 2 La curva de oferta del mercado a corto plazo

En (a) y (b) se muestran las curvas de oferta (coste marginal) de dos empresas. La curva de oferta del mercado (c) es la suma
horizontal de estas curvas. Por ejemplo, a P¡ la empresa A ofrece q*. la empresa B ofrece q* y la oferta total del merca­
do viene dada por q = q* +

Observe que se supone que las empresas de ia industria venden su producto al mismo precio de merca­
do y pagan los mismos precios por sus factores’. La curva de oferta del mercado a corto plazo muestra la
relación de dos dimensiones entre Q y P . manteniendo constantes v y w (y la tecnología subyacente en cada
empresa). Esta notación deja claro que si v, w o la tecnología cambian, la curva de oferta se desplazará a
una nueva ubicación.

Elasticidad de la oferta a corto plazo

Una forma de resumir la capacidad de respuesta de la producción de las empresas en una industria ante pre­
cios superiores consiste en utilizar la elasticidad de la oferta a corto plazo. Este indicador muestra cómo
cambia la producción total ante variaciones porcentuales del precio de mercado. Esta elasticidad, coheren­
te con Iqs conceptos de elasticidades desarrollados en el Capítulo 7, se define de Ja siguiente manera:

[D E F IN IC IÓ N

Elasticidad de la oferta a corto plazo (eS F )

cambio porcentual de Q ofertada dQs_ P_


es.p ~ ' (14.2)
cambio porcentual de P 8P Qs

Puesto que la cantidad ofertada es una función creciente del precio (6QX/d P > 0), la elasticidad de la
oferta es positiva. Valores elevados de eS P implican que pequeños aumentos del precio de mercado pro­
vocan respuestas relativamente importantes de la oferta de las empresas, porque los costes marginales no

1 M á s a d elan te . e n e s te m is m o c ap ítu lo , m o stra re m o s c ó m o se puede re la ja r e s te supuesto.


Unfwrddad Católica de Colombia
©fTESfaranlnfo
b ib l io t e c a
376 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

crecen de forma abrupta y los efectos sobre los precios de los factores son pequeños. Alternativamente, un
valor reducido de eS P implica que hacen falta cambios relativamente importantes del precio para inducir
a las empresas a cambiar sus niveles de producción, porque los costes marginales aumentan rápidamente.
Observe que, al igual que en todos los demás conceptos de elasticidad, el cálculo de eS P exige que se man­
tengan constantes los precios de los factores y la tecnología. También exige que todas las empresas vendan
sus productos al mismo precio.

E J E M P L O 14.1
U n a función de oferta a corto plazo

En el Capítulo 12 calculábamos ia función del coste total a corto plazo de¡ Paraíso de las Hamburguesas como
2
CTcp=4v + 2 2 - , (14.3)
400
y en el Capítulo 13 utilizamos la función del coste marginal a cono plazo para construir la curva de oferta a corto
plazo de la empresa igualando el precio al coste marginal a corto plazo

P =C M gcp= ^ (14.4)
400
y resolviendo para q:

q - 2Q0- ■ (14.5)
tv
Para el caso en que w = 4$, obteníamos una sencilla función de oferta lineal de la forma

q = 50P. (14.6)
Ahora, suponga que hay 100tiendas de hamburguesas idénticas en una determinada ciudad,y bagamos que la pro­
ducción por hora de cada empresa sea <?,. (i =1.100). La función de ofertade cada empresa será ahora

q ,= 50P 0 = 1 , ...,100). (14.7)


Aquí hemos supuesto de forma implícita que cada empresa vende su producción al mismo precio. Esto refleja la
“ley de un único precio" en los mercados competitivos. La función de oferta del mercado viene dada por
100

Qs = Z<?¡ = 100' (5aP) = 5 000P' (14-8)


; =i
donde Qs es lacantidad total ofertada enel mercado (en función del precio demercado, P). Observe que si el sala­
rio aumentara hasta w = 5$,la función deoferta decada empresa vendría dada por
q¡ = 40P, (14.9)

y la función de oferta del mercado vendría dada por

= 4 000/7 (14.10)

Para cada precio, se ofrecerían ahora menos hamburguesas: el aumento de los salarios ha desplazado hacia arriba
a la curva de oferta.

Elasticidad de la oferta. Aquí se trata sencillamente de calcular la elasticidad de la oferta a corto plazo. Puesto
que (para w = 4$)

©fTfS-Paranm /ó
Capítulo 14 El m o d e lo d e equilibrio parcial c o m p e titiv o 377

eS F = ^ - L = 5 0 0 0 -- ^ = ^ = !, (14.11)
dP Qs Qs 5 000? U ’

la curva de oferta a corto plazo tiene una elasticidad unitaria (como también se podría haber calculado observando el
exponente unitario del precio en la función de oferta). Para P = 1$, Qs = 5 000, mientras que para
P = 1,1$, Q¡ = 5 500: un incremento del precio del 10 por ciento da lugar a un incremento del 10 por ciento de la
cantidad ofertada.

P R EG U N T A : ¿Por qué no depende la elasticidad de la oferta del salario en este problema? ¿En qué cir­
cunstancias se producirá esta dependencia?

Determ inación del precio de equilibrio

Ahora estamos preparados para com binar las curvas de oferta y demanda para mostrar cómo se fijan los
precios de equilibrio en el mercado. La Figura 14.3 muestra este proceso. Si nos fijamos prim ero en la
Figura 14.3b, veremos la curva de demanda del mercado D (ignore de momento D ') y la curva de oferta
a corto plazo S. Las dos curvas se cortan en el precio Pl y en la cantidad Ql . Esta combinación precio-
cantidad representa un equilibrio entre las demandas de los individuos y los costes de las empresas. El pre­
cio de equilibrio P{ tiene dos funciones importantes. Primera, este precio actúa como una señal para los
productores, ofreciéndoles información con la que decidir cuánto tienen que producir. Para poder maximi­
zar los beneficios, las empresas producirán el nivel de producción para el que los^costes marginales son
iguales a P¡. En conjunto, pues, la producción ascenderá a Qv Una segunda función del precio es la de
racionar la demanda. Dado el precio de mercado P¡, los individuos que maximizan su utilidad decidirán
qué parte de su limitada renta van a dedicar a comprar el bien en cuestión. A un precio Pt , la cantidad
total demandada será Q{, y ésta es, precisamente, la cantidad que se va a producir. Por tanto, definimos
el precio de equilibrio de la siguiente manera:

| D e f in ic ió n ..... ' ........................ 'I


Precio de equilibrio U n precio de equilibrio es un precio para el que la cantidad demandada es igual
a la cantidad ofertada. A este precio, ni los demandantes ni los proveedores tienen ningún incentivo
para cambiar sus decisiones económicas. Matemáticamente, un precio de equilibrio, P*, resuelve la
ecuación:
Qd ( P * , P \ D = Q s ÍP*> v, w ) (14.12)

o, de forma más compacta,

Q o(P *) = Q Á P *)- (14.13)

La definición de la Ecuación 14.12 deja claro que el precio de equilibrio depende de los valores de
muchos factores extem os, como la renta o los precios de los demás bienes y de los factores productivos de
las empresas. Como veremos en la próxima sección, los cambios de cualquiera de estos factores derivarán
probablemente en un cambio del precio de equilibrio necesario para igualar la cantidad ofertada a la canti­
dad demandada.

Las consecuencias del precio de equilibrio (/») para una empresa típica y para un individuo típico se
muestran en las Figuras 14.3a y 14.3c respectivamente. Para la empresa típica, el precio /> hará que se

© IT E S -P o ro n in fb
378 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

reduzca el nivel de producción q x. La empresa obtiene un pequeño beneficio a este precio en concreto por­
que los costes medios totales a corto plazo quedan cubiertos. La curva de demanda d (ignore d ' de momen­
to) de un individuo típico aparece en la Figura 14.3c. A un precio F¡, este individuo demanda qj. Sumando
las cantidades demandadas por cada individuo a Px y las cantidades que ofrece cada empresa, podemos ver
que el mercado se encuentra en equilibrio. Las curvas de oferta y demanda del mercado ofrecen una forma
cómoda de realizar esta suma.

Relaciones entre m uchos individuos y empresas para determinar el precio de mercado


a corto plazo

Las curvas de demanda y oferta del mercado son la suma horizontal de numerosos componentes. Estas curvas del mercado
se muestran en (b). Una vez determinado el precio en el mercado, cada empresa y cada individuo consideran este precio
como un parámetro fijo para tomar sus decisiones. Aunque las empresas y personas individuales son importantes para deter­
minar el precio, el conjunto de sus relaciones es el único determinante del precio. Esto se ilustra mediante un desplazamien­
to de la curva de demanda de un individuo hasta d'. Si sólo hay un individuo que reacciona de esta manera, el precio de
mercado no se verá afectado. Sin embargo, si todo el mundo muestra un incremento de la demanda, la demanda del merca­
do se desplazará hasta D \ a corto plazo, el precio aumentará hasta P¡.

R ea cció n del m ercado ante un desplazam iento de la dem anda

Los tres paneles de la Figura 14.3 pueden utilizarse para mostrar dos hechos importantes sobre el equili­
brio del m ercado a corto plazo: la “ impotencia" del individuo en el mercado y la naturaleza de la respues­
ta de la oferta a corto plazo. Prim ero, suponga que la curva de demanda de un único individuo se despla­
zara hacia fuera hasta d \ como se muestra en la Figura 14.3c. Puesto que el modelo competitivo supone,
que hay muchos demandantes, este desplazamiento no tendrá ningún efecto sobre la curva de demanda del
mercado. Por tanto, el precio de mercado no se verá afectado por el desplazamiento a d'\ es decir, el pre­
cio se mantendrá en Pt. Por supuesto, a este precio, la persona cuya curva de demanda se ha desplazado
consumirá ligeramente más (qj) como se muestra en la Figura 14.3c. Pero esta cantidad representa una
parte ínfima del mercado.

Si muchos individuos experimentan desplazamientos hacia fuera de sus curvas de demanda, sería posi­
ble que toda la curva de demanda del mercado se desplace. La Figura 14.34b muestra la nueva curva de

© /T E S -P o ro n /n fo
Capítulo 14 El m od elo de equilibrio parcial c o m p e titiv o 379

T A B L A 14.1 Razones por las que se desplazan las curvas de oferta o demanda

; ^ :;L u s(c« rv asd & d e m a n d a se d esp lazan p o rq u e L a s cu rv a s d e o fe rta se d esplazan p o rq u e ii

• Cambia la renía. • Cambian los precios de los factores.


• Cambian los precios de los sustitutivos o de los • Cambia la tecnología.
complementarios. • Cambia el núm ero de productores.
• Cambian las preferencias.

demanda D ‘. El nuevo punto de equilibrio se encontrará en P2, Q2: en este punto se vuelve a establecer el
equilibrio entre oferta y demanda. El precio ha aumentado de P} a P2 en respuesta al desplazamiento de
la demanda. Observe también que la cantidad intercambiada en el m ercado ha aumentado de Q{ a Q2. El
incremento del precio tiene dos funciones. Primera, como en nuestro análisis anterior del muy corto plazo,
ha actuado para racionar la demanda. M ientras que a Px el individuo típico demandaba q[, a P2 sólo
demanda q2. El incremento del precio también ha actuado como una señal para que la empresa típica
aumente su producción. E n la Figura 14.3a el nivel de producción de la empresa maximizadora de benefi­
cios ha aumentado de q x a q2 en respuesta al incremento del precio. Esto es lo que se quiere decir por
respuesta de la oferta a corto p la zo : un incremento del precio de mercado actúa como una motivación para
aumentar la producción. Las empresas están dispuestas a aumentar la producción (y a incurrir en mayores
costes marginales) porque el precio ha aumentado. Si no se hubiera permitido que aumentara el precio de
mercado (suponga que el gobierno impone controles de precios), las empresas no habrían aumentado su
producción. A Pt habría ahora un exceso (sin satisfacer) de demanda del bien en cuestión. Si se permite
que aumente el precio de mercado, se podría volver a establecer un equilibrio entre oferta y demanda de
forma que las empresas producen de nuevo lo que los individuos demandan ai precio de mercado existen­
te. Observe también que al nuevo precio P, la empresa típica ha aumentado sus beneficios. Esta crecien­
te rentabilidad en el corto plazo será importante en nuestro análisis posterior de la fijación de precios a
largo plazo.

D esp lazam ien to s de las c u rv a s d e o ferta y d em an d a:


un análisis gráfico

En los capítulos anteriores hemos dado muchas razones por las que se puede producir un desplazamiento
de la curva de oferta o de demanda. Estas razones se resumen brevemente en la Tabla 14.1. Aunque la
mayoría de estas razones no requieren más explicaciones, es importante observar que una variación cjel
número de empresas desplazará a la curva de oferta del mercado a cono plazo (porque la suma en la
Ecuación 14.1 se realizará con otro número de empresas). Esta observación nos permite relacionar el aná­
lisis a corto y largo plazo.

Parece probable que los tipos de cambios descritos en la Tabla 14.1 se producen continuamente en los
mercados del mundo real. Cuando se desplaza una curva, ya sea de oferta o de demanda, el precio y la
cantidad de equilibrio cambiarán. En esta sección analizaremos gráficamente las magnitudes relativas de
estos cambios y demostraremos que el resultado final depende de la forma de las curvas.

©ITES-Paraninfo
380 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

F IG U R A 1 4 .4 El efecto de un desplazamiento de la curva de oferta a corto plazo depende de la forma


de la curva de demanda

E n (a) un desplazamiento hacia arriba de ia curva de oferta hace que el precio aum ente sólo ligeram ente, m ientras que la
cantidad disminuye mucho. Esto se debe a la form a elástica d e la curva de demanda. En (b) la curva de demanda es ineiás-
tíca; el precio aum enta sustancialmente, y sólo se produce una pequeña reducción de la cantidad.

P re c io Pre cio

/ /
S'
\
\Y / / / / S $

D / /
"V . / / p' X /
P‘ ____ / / 1\ /
P --------- p
S ; i\
s ! i 1 1
Q' Q 0 por Q‘ Q Q p o r p e rio d o
p e rio d o
(a) D e m a n d a e lá stic a (b) D e m a n d a in e lá stica

D esp la za m ien to s de la s c u rv a s de oferta: im portancia de la form a de la curva


de dem anda

Considérese prim ero un desplazamiento hacia arriba de la curva de oferta a corto plazo de un bien. Este
desplazamiento podría deberse, por ejemplo, a un incremento del precio de los factores utilizados por las
empresas para producir el bien. Independientemente de cuál sea la causa del desplazamiento, es importan­
te reconocer que el efecto del desplazamiento sobre el nivel de equilibrio de P y Q dependerá de la forma
de la curva de demanda del producto. La Figura 14.4 ilustra dos situaciones posibles. La curva de deman­
da de la Figura 14.4a es relativamente elástica al precio; es decir, una variación del precio afecta sustan­
cialmente a la cantidad demandada. En este caso, un desplazamiento de la curva de oferta de S a 5 ' hará
que el precio de equilibrio sólo aumente moderadamente (de P a P '), mientras que la cantidad disminuye
mucho (de Q a Q'). En vez de ser “trasladados” a mayores precios, los aumentos de los costes de los fac­
tores de las empresas se traducen en una reducción de la cantidad (un movimiento hacia abajo a lo largo
de la curva del coste marginal de cada empresa) y únicamente en un pequeño aumento del precio.
Esta situación se revierte cuando la curva de demanda del mercado es inelástica. En la Figura 14.4b un
desplazamiento de la curva de oferta hace que el precio de equilibrio aumente sustancialmente, mientras
que la cantidad cambia poco. La razón es que los individuos no reducen mucho su demanda si aumenta el
precio. Por tanto, un desplazamiento hacia arriba de la curva de oferta se traslada totalmente a los deman­
dantes en forma de precios superiores.

D esp la za m ien to s de las c u rv a s de dem anda: im portancia de la form a de la


curva de oferta
Análogamente, un desplazamiento de la curva de demanda del mercado tendrá distintas consecuencias sobre
P y Q, en función de la forma de la curva de oferta a corto plazo. En la Figura 14.5 se muestran dos ejem-

© /T E S -P a ro n /n /ó
Capítulo 14 El m o d e lo de equilibrio parcial co m p e titiv o 381

píos. En la Figura 14.5a la curva de oferta del bien en cuestión es inelástica. En esta situación, un despla­
zamiento hacia fuera de la curva de demanda del mercado hará que el precio aumente sustancialmente. Por
otra parte, la cantidad intercambiada sólo aumenta ligeramente. Intuitivamente, lo que ha ocurrido es que
un incremento de la demanda (y de Q) ha hecho que las empresas se muevan hacia arriba a lo largo de las
curvas de coste marginal que tienen una pendiente elevada. El consiguiente incremento im portante del pre­
cio permite racionar la demanda.

FIG U RA 14.5 El efecto de un desplazamiento de la curva de demanda depende de la forma de la


curva de oferta a corto plazo

E n (a) la oferta es inelástica; un desplazamiento de la demanda hace que el precio aumente en gran medida, con sólo un incre­
mento reducido de la cantidad. E n (b). p o r otra parte, la oferta es elástica, y el precio sólo aumenta ligeram ente en respues­
ta al desplazamiento de la demanda.

P recio P recio
s
a

D\
P'

\ p
f\ ^ D' P
/ i
/ i
s ¡ D
i
i
i
O Q' Q p o r p e rio d o Q Q’ Q por
p e rio d o
(a) O f e rta in e lá s tic a (b| O f e rta e lá s tic a

L a Figura 14.5b muestra una curva de oferta a corto plazo relativamente elástica. Esta curva existiría
«B una industria en la que los costes marginales no crecen abruptamente en respuesta a un incremento de
k producción. En este caso, un incremento de la demanda provoca un aumento sustancial de Q. Sin embar­
g o . debido a la naturaleza de la curva de oferta, este incremento no se ve acompañado de un gran aumen-
v de los costes. Por tanto, el precio sólo aumenta moderadamente.

Estos ejemplos demuestran de nuevo la observación de Marshall de que la demanda y la oferta deter-
■ n a n simultáneamente el precio y la cantidad. Recuerde su analogía del Capítulo 1: al igual que es impo­
n t e afirmar cuál de los dos filos de una tijera es el que corta, también es imposible atribuir el precio
fcacamente a las características de oferta o demanda. Por el contrario, el efecto que tendrá un despláza­
lo de la curva de oferta o de la curva de demanda dependerá de la forma de ambas curvas. El Ejemplo
? ilustra algunos de estos puntos.

©ITES-Paranlnfo
382 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

E J E M P L O 1 4 .2
C a m b io s d e lo s e q u ilib rio s a c o rt o p la zo

Prosiguiendo connuestro ejemplode las hamburguesas (justo cuando pensó quehabíamos acabado con 61). suponga
que la demanda por hora delmercado de hamburguesas en la ciudad que hemos estadoestudiandovienedada por
Q„ = 10 0 0 0 -5 000P. (14.14)
Para encontrar el precio de equilibrio, hacemos que la cantidad demandada sea igual a la cantidad ofertada:
Qd =10 0 0 0 -5 OOGP = Q¡ = 5 000P (14.15)

y resolviendo la ecuación para el precio (P*) que hace que estas dos magnitudes se igualen:
10 000 = 10 000P (14.16)
por lo que
F* = 1 (14.17)

£ , = 0 5 = 5 000.

Si el salario de los trabajadores de la hamburguesería aumentara hasta 5 dólares, la curva de oferta sena
O* = 4 000P, (14.18)

y el nuevo equilibrio del mercado sería


Q0 = 10 000 - 5 Q00P = Q5 = 4 000P (14 19)
10 000 = 9 000P
P * = l,ll
(14.20)
O* = 4 444.

Al antiguo precio de un dólar. 0 o = 5 000 y Q¡ = 4 000, por lo que el aumento hasta 1,11$ restaura el equili­
brio de dos formas: (1) aumentando la cantidad ofertada; y (2) reduciendo la cantidad demandada. En este ejemplo,
estas dos respuestas tienen aproximadamente la misma magnitud, pero no tiene por qué ser así. Si la curva de deman­
da fuera más plana, por ejemplo, el precio aumentaría menos, y una proporción relativamente mayor del ajuste de la
cantidad quedaría reflejada en un movimiento a lo largo de la curva de demanda. Alternativamente, si la demanda
tuviera más pendiente, se produciría un mayor aumento del precio, y surgiría un mayor cambio de la demanda deri­
vado del movimiento a lo largo de la curva de oferta2.
Se puede realizar un análisis parecido para un incremento de la demanda. Suponga que la demanda aumentara
hasta
Qu = 1 2 0 0 0 -5 0 0 0 P. (14.21)

Suponiendo nuestra.curva de oferta inicial, el nuevo equilibrio del mercado sería

^ Las funciones J e dem anda


Qa = 15 000 - 1 0 0 0 0 P (i)

y
Q d = 6 000 - 1 0O0P (ii)

tienen cada una un equilibrio en p * = i, Q* = 5 000 con la curva de oferta inicial. Cldesplazam iento de la oferta da lugar a un nuevo
equilibrio de P * = 1 ,0 7 1 .2 “ = 4 286 e n el caso (i), pero a un equilibrio de p * = 1,20. Q* = 4 800 en el caso (ii).

©ITES-Paraninfo
Capitulo 14 El m o d e lo de equilibrio parcial c o m p e titiv o 383

Qd = 12 000 - 5 OOOP = QS =5 000P (14.22)


o
P* = 1,20
(14.23)
Q * = 6 000.

Al antiguo precio de un dólar, ahora QD = 1 000 y Qs = 5 000, por lo que un aumento del precio vuelve a esta­
blecer el equilibrio al provocar un aumento de la cantidad ofertada y una reducción de la cantidad demandada. De
nuevo, el cambio relativo del precio y de la cantidad depende de las pendientes de las curvas, un punto que vamos a
analizar a continuación con un desarrollo matemático general.

P R EG U N T A : ¿El cambio del precio y de la cantidad derivados de un desplazamiento de la demanda con­


firma que la elasticidad de la oferta a corto plazo es igual a uno en este caso (como se calculó en el Ejemplo
14' 1)? ¿Qué indican los cálculos de un desplazamiento de la oferta sobre la elasticidad precio de la deman­
da de hamburguesas en el intervalo observado? ¿Cómo se compara esta elasticidad con las elasticidades
implícitas en las curvas de demanda de la nota a pie de página 2?

M o d e lo m atem ático de la oferta y dem anda


Un modelo matemático general del proceso de oferta y demanda puede ilustrar todavía más la estática com­
parativa de cambiar los precios y cantidades de equilibrio. Suponga que la función de demanda viene repre­
sentada por
Qd = D (P , a ), (14.24)

donde a es un parámetro que nos permite desplazar la curva de demanda. Puede representar la renta del
consumidor, los precios de otros bienes (esto permitiría relacionar la oferta y demanda en varios mercados
relacionados entre sí) o un cambio de las preferencias. Por lo general, esperamos que dD /dP = DP < 0,
pero d D /da = Da puede tener cualquier signo, dependiendo precisamente de qué es lo que representa el
parámetro a . Utilizando este mismo procedimiento, podremos escribir la relación de oferta como

G s = S ( P ,p ) , (14-25)

donde p es un parámetro que desplaza a la curva de oferta y que puede incluir factores como los precios
de los factores productivos,cambios tecnológicos, o (en el caso de una empresa que fabrica varios produc­
á s ) el precio de otras producciones potenciales. Aquí, dS/dP = SP > 0, pero dSjdfi = puede tener cual­
quier signo. El modelo se cierra exigiendo que, en equilibrio3,
Qd = Q s , (14.26)

Para analizar la estática comparativa de este modelo sencillo, escribimos las derivadas totales de las ñrn-
riones de demanda y de oferta como

3 B modelo se podría m odificar todavía más p a ia m ostrar cóm o se puede asignar la cantidad ofertada entre las em presas de la industria. Si,
p o r ejem plo, la industria está com puesta por n em presas idénticas, la producción de cualquiera de ellas vendría dada por

« - *n•
A c o n o plazo, cuando n es una cifra fija, esta modificación añadirla poco a nuestro análisis. Sin em bargo, a largo plazo, tam bién hay que
ta e n n i n a r n en el m odelo, com o verem os posteriorm ente en este m ism o capítulo.

©IT£S-Parontnfc
384 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

dQD = DpdP + Dad a (14.27)


y
dQs = S PdP + Spdp.

Puesto que el mantenimiento del equilibrio exige que

dQD = dQ s , (14.28)

podemos resolver estas ecuaciones para la variación del precio de equilibrio para cualquier combinación de
desplazamientos de demanda (a ) o de oferta (P). Por ejemplo, suponga que cambiara el parámetro de la
demanda a mientras que p se mantiene constante. Entonces, utilizando la condición de equilibrio, tenemos

DPdP + Dad a = SPdP, (14.29)

o, haciendo algunas operaciones,

— = D<‘ - (14.30)
da SP - D P

Puesto que el denominador de esta fórmula es positivo, el signo de dP/da tendrá el mismo signo que
Da . Si representa la renta del consumidor (y el bien en cuestión es normal), Da sería positivo, y un aumen­
to de la renta desplazaría hacia fuera a la demanda. Esto, como también indica la Ecuación 14.30, hará que
aumente el precio de equilibrio, un resultado que ya hemos representado gráficamente en la Figura 14.5.

U n a interpretación de la elasticidad

Nuevas operaciones algebraicas en la Ecuación 14.30 ofrecen un resultado de estática comparativa más útil.
Multipücando ambos lados de la ecuación por IP obtenemos

_BP a _ Da a _
6p-a ~ d a P ~ Sp - D p P~

D a (14.31)
aQ e,G.o

{S p -D e ) ~ es-P eQ-r

Puesto que todas las elasticidades en esta ecuación se pueden obtener fácilmente a partir de los estudios
empíricos, esta ecuación puede constituir una form a cómoda para hacer burdas estimaciones de los efectos
de diversos acontecimientos sobre los precios de equilibrio. Como ejemplo, suponga de nuevo que a repre­
senta la renta del consumidor y que estamos interesados en predecir cómo afecta un incremento de la renta
al precio de equilibrio de, por ejemplo, los automóviles. Suponga que los datos empíricos sugieren que
eQ i = eQa = 3.0, eQP = - 1 , 2 (estas cifras se han obtenido de la Tabla 7.3) y suponga que eSP = 1,0.
Sustituyendo estas cifras en la Ecuación 14.31 obtenemos

et &.. ^ _ 3’° _
P,“ eS P - e QP 1 , 0 - (-1 ,2 )
y (14.32)
M ,U 6.
2,2

©ITES-Poraninfó
Capítulo 14 El m o d e lo d e equilibrio parcial c o m p e titiv o 385

La estimación empírica de las elasticidades sugiere, por tanto, que cada aumento de un 1 por ciento de
la renta del consumidor da lugar a un aumento de 1,36 por ciento del precio de equilibrio de los automó­
viles. Se pueden obtener estimaciones de otros tipos de desplazamientos de la oferta o de la demanda
haciendo operaciones parecidas en las Ecuaciones 14.27 y 14.28 y obteniendo las estimaciones empíricas
de los parámetros necesarios.

E J E M P L O 14.3
Equilibrio con funciones de elasticidades constantes_______________________________________________
Si utilizamos formas funcionales concretas podemos realizar un análisis todavía más exhaustivo del equilibrio entre
oferta y demanda. I-as funciones con elasticidades constantes son especialmente útiles para este fin. Suponga que la
demanda de automóviles viene dada por
QD(P ,¡) = 0,IP-[1I \ (14.33)

donde el precio (P) se mide en dólares, al igual que la renta familiar (/). La función de oferta de los automóviles es
Qg(P, w) = 6 400/H»’'o's, (14.34)

donde tv es el salario por hora deios trabajadores del sector del automóvil.Suponga quelas elasticidadesque hemos
supuesto aquí son las que hemos utilizado anteriormente en el texto (ea P= 1,2, eQ, =3.0 y eSP = 1).Si los valo­
res de las variables “exógenas" I y w fueran 20 000$ y 25$ respectivamente, el equilibrio entre oferta y demanda exi­
girá que

fio = 0.I/, _u/ 3 » 8 x I 0 ll/ >", , í *


(14.35)
= 2s = 6 400/Hv"0,3 = 1 2807*
o

P u = 8 x I 0 " /l 280 = 6,25x¡08


o
P* = 9 957
(14.36)
Q* - 1 280 • P* = 12 745 000.

Por tanto, el equilibrio inicial del mercado de los automóviles tiene un precio cercano a 10 000 dólares, vendién­
dose casi 13 millones de vehículos.

U n desplazam iento de la dem anda. Un aumento de la renta familiar del 10 por ciento, manteniendo constantes
todos los demás factores, desplazará a la función de demanda a
0 D =l,O 6*lO l2r u (14.37)

y, aplicando el mismo procedimiento que antes,

P1'1 = 1,06 x !0,:/ l 280 = 8,32 x 10" (14.38)

o
P* = 11 339
(14.39)
Q* = 14 514 000.

Como predijimos antes, un aumento del 10 por ciento de la renta real eleva el precio delos vehículos casi un 14
por ciento. En el proceso,la cantidad vendida ha aumentado en casi 2 millones de automóviles.

©ÍTESfaraninfo
386 Parte V C o m p e te n c ia p erfecta

Un desplazam iento de la oferta. Un desplazamiento exógeno de la oferta de automóviles debido a, por ejemplo,
una variación del salario de los trabajadores del sector, también afectaría al equilibrio del mercado. Si los salarios
aumentan hasta 30 dólares por hora, la función de oferta (Ecuación 14.34) se desplazaría hasta
QS(P, iv) = 6 400/’ (30)"0-S = 1 168P (14.40)

y volviendo a nuestra función de demanda inicial (con / = 20 000$), obtendríamos


P u = 8 x 10"/l 168 = 6,85 x 108 (14.41)
o
P* = 10 381
(14.42)
Q* = 12125 000.

Por tanto, el incrementodel salario de un 20 por ciento ha provocado un aumento del 4,3 por ciento del precio de
los automóviles, y unareducción de las ventas en más de 600 000 unidades. El cambio delequilibrio de muchos tipos
de mercados se puede aproximar utilizando este planteamiento general junto con estimaciones empíricas de las elasti­
cidades relevantes.

P R EG U N T A : ¿Son coherentes los resultados de una variación del salario de los trabajadores del sector del
automóvil con lo que podríamos haber predicho utilizando una ecuación análoga a la Ecuación 14.31?

A n á lisis a largo plazo


Vimos en el Capítulo 12 que, a largo plazo, una empresa puede adaptar todos sus factores productivos para
ajustarse a las condiciones del mercado. Por tanto, para el análisis a largo plazo debemos utilizar las cur­
vas de costes a largo plazo de la empresa. Una empresa maximizadora de beneficios que sea precio acep­
tante producirá el nivel de producción para el cual el precio es igual al coste marginal a largo plazo (CMg).
Sin embargo, tenemos que tener en cuenta una segunda influencia que, en última instancia, es más impor­
tante sobre el precio a largo plazo: la entrada de empresas totalmente nuevas en 1a industria, o la salida de
empresas existentes de la industria. En términos matemáticos, debemos permitir que el núm ero de em pre­
sas, n, varíe en respuesta a los incentivos económicos. El modelo de competencia perfecta supone que no
hay costes especiales de entrada o salida de una industria. P or tanto, nuevas empresas se verán atraídas a
cualquier mercado en el que los beneficios (económicos) sean positivos. Análogamente, las empresas deja­
rán cualquier industria en la que los beneficios sean negativos. La entrada de nuevas empresas provocará
que la curva de oferta a corto plazo de la industria se desplace hacia fuera, porque ahora hay más em pre­
sas produciendo de las que había anteriormente. Este desplazamiento hará que el precio de mercado (y los
beneficios de la industria) disminuya. El proceso continuará hasta que ninguna empresa que esté contem­
plando la posibilidad de entrar en la industria sea capaz de obtener un beneficio4. En este punto cesará la
entrada y habrá un número de empresas de equilibrio en la industria. Se puede hacer un argumento análo­
go para el caso en el que alguna de las empresas de la industria tenga pérdidas a corto plazo. Algunas
empresas decidirán abandonar la industria, y esto provocará que la curva de oferta se desplace hacia la

4 R ecuerde que aquí estam os utilizando la definición de beneficios de los econom istas. E stos beneficios representan un rendim iento para el
propietario d e u n negocio que supera lo que es estrictam ente necesario para que se m antenga en activo. P or tanto, cuando hablam os de
que una em presa está obteniendo un beneficio “nulo” querem os d ecir que no se está recibiendo ninguna renta em presarial superior a la
que se podría obtener en inversiones alternativas.

©ITES-Poraninfo
Capítulo 14 El m o d e lo de equilibrio parcial co m p e titiv o 387

izquierda. El precio de mercado aumentará, restaurando así la rentabilidad de aquellas empresas que per­
manezcan en la industria.

C o n d ic io n e s d e eq u ilib rio

Para el objetivo de este capitulo supondremos que todas las empresas en una industria tienen las mismas
curvas de coste; es decir, no hay ninguna empresa que controle ningún recurso especial ni ninguna tecno­
logía especial5. Puesto que todas las empresas son idénticas, la posición de equilibrio a largo plazo exige
que cada empresa esté obteniendo exactamente un beneficio económico nulo. En términos gráficos, el pre­
cio de equilibrio a largo plazo debe establecerse en el punto mínimo de la curva del coste total medio a
largo plazo de cada una de las empresas. Sólo en este punto se cumplen las dos condiciones de equilibrio
P = CMg (necesaria para la maximización del beneficio) y p = C M (necesaria para que el beneficio sea
nulo). Sin embargo, es importante resaltar que estas dos condiciones de equilibrio tienen orígenes bastan­
te distintos. La maximización de ios beneficios es un objetivo de las empresas. Por tanto, la regla de que
P = CMg deriva de los supuestos que hemos hecho sobre el comportamiento de las empresas, y es pare­
cida a la regla de la decisión de producción utilizada a corto plazo. La condición de que el beneficio sea
nulo no es u n objetivo de las empresas. Evidentemente, las empresas preferirían tener beneficios elevados
y positivos. Sin embargo, el funcionamiento del mercado a largo plazo obliga a todas las empresas a acep­
tar un nivel de beneficios económicos nulos (P = CM) debido a la voluntad de las empresas de entrar o
salir de una industria en respuesta a la posibilidad de obtener rendimientos superiores a los normales. A
pesar de que las empresas de una industria perfectamente competitiva pueden obtener beneficios positivos
o negativos a corto plazo, a largo plazo sólo prevalecerá el nivel de beneficios nulos. Por tanto, podremos
resumir este análisis con la siguiente definición:

Equilibrio c o m p e titiv o a largo p lazo Una industria perfectamente competitiva se encuentra en equi­
librio a largo plazo si no hay incentivos para que entren o salgan de la industria empresas maxímiza-
doras de beneficios. Esto se producirá cuando el número de empresas sea tal que P = CM = CMg y
cada empresa opere en el punto mínimo de su curva de costes medios a largo plazo.

Equilibrio a largo plazo: el c a so de c o ste s c o n sta n te s

Para analizar en detalle la fijación de precios a largo plazo debemos hacer un supuesto sobre cómo afecta
h entrada de nuevas empresas en una industria a los costes de los factores de las empresas. El supuesto
B ás sencillo que podemos hacer es que la entrada no tiene ningún efecto sobre los costes de estos factores:
n i vez porque la industria sea un empleador relativamente poco importante en sus diversos mercados de
b cto res productivos. Según este supuesto, independientemente de cuántas empresas entren o salgan de una
■ dustria. cada empresa m antendrá el mismo conjunto de curvas de costes que tenía al principio. Este
jB^jaesto de costes constantes de los factores no es sostenible en m uchos casos importantes, que analizare-
■____________
tss em presas tienen distintos costes, las em presas con costes muy reducidos podrán obtener beneficios positivos a largo plazo, y estos
f c * J t c i o s adicionales quedarán reflejados en el precio del recurso que perm ite que ia em presa tenga costes reducidos. E n este sentido, el
a g e s t o de costes idénticos no es m uy restrictivo, porque un m ercado activo de los factores produedvos de la em presa garantizará que los
ca n es m edios (que incluyen los costes de oponunidad) sean los mism os para todas las em presas. V éase tam bién el análisis posterior d e la
s o c a ricardiana en esle capítulo.

© /T E S -P a ro n m fo
388 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

raos en la próxima sección. Sin embargo, de momento queremos analizar las condiciones de equilibrio para
una industria de costes constantes.

Equilibrio inicial

La Figura 14.6 muestra el equilibrio a largo plazo de una industria. Para el conjunto del mercado (Figura
14.6b), la curva de demanda viene dada por D y la curva de oferta a corto plazo por SS. El precio de equi­
librio a corto plazo es pues Pl. La empresa típica (Figura 14.6a) fabricará un nivel de producción <?,, por­
que a este nivel de producción el precio es igual al coste marginal a corto plazo {CMgcp). Además, con un
precio de mercado de P¡, el nivel de producción qx también es la posición de equilibrio a largo plazo de
la empresa. La empresa está maximizando los beneficios, porque el precio es igual al coste marginal a largo
plazo (CMg). La Figura 14.6a también implica nuestra segunda propiedad del equilibrio a largo plazo: el
precio es igual al coste medio a largo plazo (CAÍ). Por tamo, los beneficios económicos son nulos, y no
hay ningún incentivo para que las empresas entren o salgan de la industria. El mercado descrito en la Figura
14.6 está, por tanto, en equilibrio a corto y largo plazo. Las empresas se encuentran en equilibrio porque
están maximizando los beneficios, y el número de empresas es estable porque los beneficios económicos
son nulos. Este equilibrio tenderá a persistir hasta que cambien las condiciones de oferta o de demanda.

R e sp u e sta s a un increm ento de la dem anda


Suponga ahora que la curva de demanda del mercado de la Figura 14.6b se desplaza hacia fuera hasta D'.
Si SS es la curva de oferta a corto plazo relevante de la industria, entonces, a corto plazo, el precio aumen-

F IG U R A 14.6 Equilibrio a largo plazo para una industria perfectamente competitiva: el caso de
costes constantes

Un incremento de la demanda de D a D’ hará que el precio aumente de P, a P2 a corto plazo. Este mayor precio genera­
rá beneficios en la industria, por lo que nuevas empresas se verán atraídas al mercado. Si se supone que la entrada de estas
nuevas empresas no tiene ningún efecto sobre las curvas de costes de las empresas de la industria, habrá nuevas empresas
que seguirán entrando hasta que el precio vuelva a disminuir hasta Pv A este precio, los beneficios económicos son nulos.
La curva de oferta a largo plazo {LS) será, por tanto, una línea horizontal al nivel de P,. A lo largo de LS la producción
aumenta debido al aumento del número de empresas, y cada una produce q,

í u úm
P recio Precio

(a) La empresa típica (b) Todo el mercado

© IT E J -P o ro n in fó
Capítulo 14 El m o d e lo de equilibrio parcial c o m p e titiv o 389

tará hasta P: . La empresa típica, a cono plazo, decidirá producir q2. y obtendrá beneficios con este nivel
de producción. A largo plazo, estos beneficios atraerán a nuevas empresas al mercado, Debido al supues­
to de costes constantes, esta entrada de nuevas empresas no tendrá ningún efecto sobre los costes de los
factores productivos. Las nuevas empresas seguirán entrando en el mercado hasta que el precio sea impul­
sado a la baja hasta el nivel en el que, de nuevo, no hay beneficios económicos puros. Por tanto, la entra­
da de nuevas empresas desplaza a la curva de oferta a corto plazo hasta SS ’ donde se vuelve a establecer
el precio de equilibrio (Pt ). En este nuevo equilibrio a largo plazo, la combinación precio-cantidad />, g ,
prevalecerá en el mercado. La empresa típica producirá otra vez el nivel de producción g,, sólo que ahora
habrá más empresas que en la situación inicial.

O ferta infinitam ente elástica

Hemos demostrado que la curva de oferta a largo plazo para una industria con costes constantes será una
línea recta horizontal al nivel del precio P,. Esta curva ha sido llamada L S en la Figura 14.6b,
Independientemente de lo que ocurra con la demanda, las dos condiciones de equilibrio de beneficios nulos
a largo plazo (porque se supone la libre entrada) y de maximización de beneficios garantizarán que no pueda
prevalecer ningún otro precio distinto a a largo plazo6. Por esta razón, se puede considerar que P} es
el precio “norm al” de este bien. Sin embargo, si se abandona el supuesto de costes constantes, la curva de
oferta a largo plazo no tiene p o r qué tener esta forma infinitamente elástica, como veremos en la próxima
sección.

E J E M P L O 14.4
Oferta infinitam ente elástica a largo plazo__________________________________________________________

Las bicicletas hechas a mano son producidas por una serie de empresas del mismo tamaño. Los costes mensuales tota­
les (a largo plazo) de la empresa típica vienen dados por
CT = q3 - 2 0 ? 3 + IOO9 + 8 000, (14.43)

donde q es el número de bicicletas producidas al mes. La demanda de bicicletas viene dada por
Qa = 2 500 - 3P. (14.44)

donde Q0 es la cantidad demandada al mes, y P es el precio por bicicleta. Para determinar el equilibrio a largo plazo
en este mercado, debemos encontrar el punto mínimo de la curva de costes medios de la empresa típica. Puesto que
O AAA
CM = ^ 2 -20<? + 100 (14.45)
q
y
CMg - 3q2 - 40<7 +100, (14.46)
y sabemos que este mínimo se produce en el punto en el que CAÍ = CMg, podremos resolver este sistema para el nivel
de producción:
o nrv)
q2 - 20q +100 + = 3q1- 40q +100
q
o

6 E stas condiciones d e equilibrio tam bién señalan lo que parece ser. d e una form a algo im precisa, una característica "eficiente" del equili­
b rio a largo plazo en los m ercados perfectam ente com petitivos: el bien analizado será producido al coste m edio m ínimo.

®!TES-Poranmfb
390 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

2q2-2 0 q = ^ ^ , (14.47)
g
qoe tiene una solución factible en q = 20. Con una producción mensual de 20 bicicletas, cada productor tiene un coste
medio y marginal a largo plazo de 500 dólares. Por tanto, éste es el precio de equilibrio a largo plazo de las bicicle­
tas (las bicicletas hechas a mano cuestan una barbaridad, como le confirmará cualquier ciclista). Con P = 500S, la
Ecuación 14.44 muestra que QD = 1000. El número de empresas de equilibrio es, por tanto, de 50. Cuando cada una
de estas 50 empresas fabrica 20 bicicletas al mes, la oferta será exactamente igual a lo que se demanda a un precio de
500 dólares.

Si la demanda de este problema aumentara hasta


= 3 000 - 3P, (14.48)

deberíamos esperar que la producción a largo plazo y el número de empresas aumente. Suponiendo que la entrada en
este mercado es libre, y que esta entrada no altera los costes de la empresa típica, el precio de equilibrio a largo plazo
permanecerá en 500 dólares, y se demandará un total de 1 500 bicicletas al mes. Esta demanda exigirá que haya 75
fabricantes, por lo que habrá 25 nuevas empresas que entrarán en el mercado en respuesta a este incremento de la
demanda.

PR EG U N T A : Es de suponer que la entrada de fabricantes a largo plazo viene motivada por la rentabilidad
de la industria a corto plazo en respuesta al incremento de la demanda. Suponga que los costes a corto plazo
de cada empresa vengan dados por CTcp = 50q 2 - 1 500q + 20 000. Demuestre que los beneficios a corto
plazo son nulos cuando la industria se encuentra en equilibrio a largo plazo. ¿Cuáles son los beneficios a
corto plazo de la industria debido al incremento de la demanda?

Form a de la curva de oferta a largo plazo

Al contrario que en la situación a corto plazo, el análisis a largo plazo tiene muy poco que ver con la forma
de la curva del coste marginal (a largo plazo). Por el contrario, la condición de beneficios nulos centra la
atención en el punto mínimo de la curva del coste medio a largo plazo como el factor más relevante para
la determinación del precio a largo plazo. En el caso de costes constantes, la posición de este punto míni­
mo no cambia cuando nuevas empresas entran en la industria. P or tanto, sólo puede prevalecer un precio
a largo plazo, independientemente de cómo se desplace la demanda: la curva de oferta a largo plazo es una
línea horizontal al nivel de este precio. Cuando se abandona el supuesto de costes constantes, no tiene por
qué ser así. Si la entrada de nuevas empresas provoca que los costes medios aumenten, la curva de oferta
a largo plazo tendrá una pendiente positiva. Por otra parte, si la entrada hace que los costes medios dismi­
nuyan, es incluso posible que la curva de oferta a largo plazo tenga pendiente negativa. Ahora vamos a
analizar estas posibilidades.

Industria de c o ste s crecientes

L a entrada de nuevas empresas en una industria puede provocar que los costes medios de todas las em pre­
sas aumenten por diversas razones. Las nuevas empresas, y las ya existentes, pueden competir por los fac­
tores escasos, empujando al alza sus precios. Las nuevas empresas pueden imponer “costes externos” sobre
las empresas existentes (y sobre ellas mismas) en forma de contaminación del agua o del aire, y las nue­
vas empresas pueden aumentar la demanda de servicios financiados mediante impuestos (policía, plantas de

®ITES-Paroninfó
Capitulo 14 El m o d e lo de equilibrio parcial c o m p e titiv o 391

tratamiento de residuos, etc.), por lo que los impuestos necesarios pueden traducirse en mayores costes para
todas las empresas. La Figura 14.7 muestra los equilibrios del mercado en una industria de costes crecien­
tes. El precio de equilibrio inicial es Px. A este precio, la empresa típica produce q¡. y la producción total
de la industria es Q[, Suponga ahora que la curva de demanda de esta industria se desplaza hacia fuera
hasta D'. A corto plazo, el precio aumentará hasta P2, puesto que éste es el punto en el que se cortan la
curva de oferta a corto plazo de la industria (SS) y D 1. A este precio, la empresa típica producirá <J2 y
obtendrá un beneficio sustancial. Este beneficio atraerá a continuación a nuevos entrantes al mercado y des­
plazará hacia fuera a la curva de oferta a corto plazo.

F IG U R A 14.7 Una industria de costes crecientes tiene una curva de oferta a largo plazo con
pendiente positiva

Inicialmente, el m ercado se encuentra en equilibrio en /) , Q¡. U n incremento de la demanda (hasta £>') hace que el precio
aumente a co n o plazo hasta P¡ y la em presa típica produce <?2 con beneficios. Estos beneficios atraen a la industria a nue­
vas em presas. La entrada de estas nuevas empresas hace que los costes de la em presa típica aumenten hasta los niveles que
se m uestran en (b). C on este nuevo conjunto de curvas, el equilibrio se vuelve a establecer en el m ercado en Px Q¡.
Analizando muchos posibles desplazamientos de la demanda y conectando todos los puntos de equilibrio resultantes, se deri­
va la curva de oferta a largo plazo (LS).

Suponga que la entrada de estas nuevas empresas hace que las curvas de costes de todas las empresas
aumenten. Las nuevas empresas pueden competir por recursos escasos, empujando así al alza el precio de
estos factores. El nuevo conjunto de curvas de costes (superiores) de la empresa típica aparece representa­
do en la Figura 14.7b. El nuevo precio de equilibrio a largo plazo de la industria es P3 (aquí
P3 = CMg = CAÍ) y, a este precio, se demanda Q3. Ahora tenemos dos puntos (/>, Qx y P3, Q3) de ia
curva de oferta a largo plazo. Todos los demás puntos de la curva se pueden encontrar de forma parecida
analizando todos los posibles desplazamientos de la curva de demanda. Estos desplazamientos permitirán
derivar la curva de oferta a largo plazo LS. Aquí, L S tiene una pendiente positiva debido a la naturaleza de
costes crecientes de la industria. Observe que ia curva L S es algo más plana que las curvas de oferta a corto
plazo. Esto indica la m ayor flexibilidad de la respuesta de la oferta que es posible a largo plazo. Aun así,
la qurva tiene pendiente positiva, por lo que el precio aumentará cuando aumente la demanda. Esta situa­
ción es probablemente muy frecuente; en secciones posteriores tendremos más cosas que decir al respecto.

©¡TESrPamninfa
392 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

Industria de c o ste s decrecientes

No todas las industrias tienen costes constantes o crecientes. E n algunos casos, la entrada de nuevas em pre­
sas puede reducir los costes de las empresas de una industria. Por ejemplo, la entrada de nuevas empresas
puede proporcionar un m ayor conjunto de mano de obra cualificada de la que obtener trabajadores que la
que había previamente, reduciendo así los costes asociados con la contratación de nuevos trabajadores.
Análogamente, la entrada de nuevas empresas puede ofrecer una "masa crítica” de industrialización, lo que
permite el desarrollo de redes de transporte y de comunicaciones más eficientes. Independientemente de cuál
sea la razón exacta de esta reducción de costes, el resultado final se representa en los tres paneles de la
Figura 14.8. El equilibrio inicial del mercado está representado por la combinación precio-cantidad Pv, Ql
en la Figura 14.8c. A este precio, la empresa típica produce q¡ y obtiene exactamente beneficios económi­
cos nulos. Suponga ahora que la demanda del mercado se desplaza hacia fuera hasta D'. A corto plazo, el
precio aumentará hasta P2 y la empresa típica producirá q2- A este nivel de precios se están obteniendo
beneficios positivos. Estos beneficios provocarán la entrada de nuevas empresas en el mercado. Si esta
entrada hace que disminuyan los costes, el nuevo conjunto de curvas de costes de la empresa típica podrá
parecerse al representado en la Figura 14.8b. Ahora, el nuevo precio de equilibrio es P2\ a este precio se
demanda Qv Analizando todos los posibles desplazamientos de la demanda, se puede derivar la curva de
oferta a largo plazo LS. Esta curva tiene una pendiente negativa debido a la naturaleza de costes decrecien­
tes de la industria. Por tanto, a medida que aumenta la producción disminuye el precio. Esta posibilidad ha
sido utilizada como una justificación de los aranceles proteccionistas para proteger a las nuevas industrias
de la competencia extranjera. Se supone (aunque sólo a veces es correcto) que la protección de la “indus­
tria naciente” la permitirá crecer y, en última instancia, competir a los menores precios mundiales.

FIG U RA 14.8 Una industria de costes decrecientes tiene una curva de oferta a largo plazo con
pendiente negativa

Inicialmente, el mercado se encuentra en equilibrio en Pv Qv U n incremento de la demanda hasta D ' hace que el precio
aumente a corto plazo hasta P2 y la em presa típica produce q2 con beneficios. Estos beneficios atraen a la industria a nue­
vas em presas. Si la entrada de estas nuevas empresas hace que los costes de la em presa típica disminuyan, el nuevo conjun­
to de curvas de costes podrá ser com o el que se m uestra en (b). C on este nuevo conjunto de curvas, el equilibrio se vuelve
a establecer en el m ercado en P3, Qv Conectando todos estos puntos de equilibrio, se deriva la curva de oferta a largo plazo
(LS) con pendiente negativa.

©/TES-Pcranínfb
Capitulo 14 El m o d e lo de equilibrio parcial c o m p e titiv o 393

C lasificación de la s c u rv a s de oferta a largo plazo

Así pues, hemos demostrado que la curva de oferta a largo plazo de una industria perfectamente competi­
tiva puede tener diversas formas. El principal determinante de la forma de esta curva a largo plazo es la
forma en que la entrada de empresas en la industria afecta a los costes. Las siguientes definiciones cubren
las diversas posibilidades:

Industrias de c o ste s constantes, crecientes y decrecientes Una curva de oferta de una indus­
tria puede tener una de las siguientes tres formas:

Costes constantes: La entrada de empresas en la industria no afecta a los costes de los factores; la curva
de oferta a largo plazo es una línea recta horizontal al nivel del precio de equilibrio a largo plazo.
Costes crecientes: La entrada hace que aumenten los costes de los factores; la curva de oferta a largo
plazo tiene pendiente positiva.
Costes decrecientes: La entrada reduce el coste de los factores; la curva de oferta a largo plazo tiene
pendiente negativa.______________________________________________________________________

Ahora vamos a ver cómo se puede determinar más precisamente la forma de la curva de oferta a largo
plazo.

Elasticidad de la oferta a largo plazo


La curva de oferta a largo plazo de una industria incorpora la información sobre los ajustes internos de la
empresa ante variaciones de los precios y del número de empresas y el coste de los factores en respuesta a
las oportunidades de obtener beneficios. Todas estas respuestas de la oferta quedan resumidas en el siguien­
te concepto de elasticidad:

D e f in ic ió n _________________________________________________________________ _______________________ j

Elasticidad de la oferta a largo plazo La elasticidad de la oferta a largo plazo estima el


cambio porcentual de la producción de la industria a largo plazo en respuesta a una variación porcen­
tual del precio del producto. En términos matemáticos

^ _ cambio porcentual de Q _ dQls P (14 49)


a,? cambio porcentual de P 6P Q¡j

El valor de esta elasticidad puede ser positivo o negativo, dependiendo de que la industria tenga costes
crecientes o decrecientes. Como hemos visto, en el caso de costes constantes e ^ p es infinita, porque las
expansiones o contracciones de la industria se producen sin ningún efecto sobre los precios.

E stim a cio n e s em píricas


Evidentemente, es importante disponer de buenas estimaciones empíricas de las elasticidades de la oferta a
largo plazo. Estas elasticidades indican si se puede ampliar la producción con un incremento reducido del
precio relativo (es decir, que la oferta sea elástica ante variaciones del precio) o si la producción sólo puede

©/TESAjronin/b
384 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

aumentar si los precios relativos aumentan drásticamente (es decir, la oferta es inelástica). Esta informa­
ción se puede utilizar para valorar el probable efecto de los desplazamientos de la demanda sobre los
precios a largo plazo y para evaluar propuestas alternativas de política económica diseñadas para elevar la
oferta. La Tabla 14.2 presenta varias estimaciones de la elasticidad de la oferta a largo plazo. Estas esti­
maciones son fundamentalmente (aunque no exclusivamente) elasticidades de los recursos naturales porque
los economistas han dedicado mucha atención a los efectos del crecimiento de la demanda sobre los pre­
cios de estos recursos. Como queda claro en la tabla, estas estimaciones varían mucho dependiendo de las
propiedades espaciales o geológicas de los recursos en cuestión. Sin embargo, todas las estimaciones sugie­
re n que la oferta responde a los precios.

T A B L A 14.2 Algunas estimaciones de las elasticidades de la oferta a largo plazo

Cullivos agrícolas
Maíz 0,18
Algodón 0,67
Trigo 0,93
Aluminio Casi infinita
Cromo 0-3,0
C arbón (reservas orientales) 15,0-30,0
Gas natural (reservas estadounidenses) 0,20
Petróleo (reservas estadounidenses) 0,76
Vivienda urbana
Densidad 5,3
Calidad 3 ,8
F uentes: A gricultural acreage-M . N erlove, "Estím ales o f the Elasticities o f Supply o f
Selected Agricultura! C om m odities", Journal o fF a r m Econom ics 38 (M ay 1956): 496-
509. A lum inum and chiom ium -estim ated £rom U .S. D epartm ent o f Interior, Critical
M aterials C om m odity A ction Analysis (W ashington, D C: U .S . Governm ent Printing
O ffice, 1975). Coal-estiinated from M . 8 . Zim m erm an, "The Supply o f C oal in the
L ong Run: T he Case o f E astem Deep C oal", M1T E nergy L aboratory R ep o n No.
M IT EL 75-021 (Septem ber 1975). N atural gas-based on estím ate for oil (see text) and
I.D . Khazzoom, "The FPC S ta f fs Econom etric M odel o f N atural G as Supply in the
U nited States". The Bell Journal o f Econom ics and M anagem ent Science (Spring 1971):
103-117. O il-E .W . Erickson, S.W . M illsaps, and R .M . Spann, "Oil Supply and Tax
Incentives” , Brookings P apers on E conom ic A cñviiy 2 (1974): 449-478. U rban housing-
B .A . Sm ith, "The Supply o f U rban H ousing", Journal o f PolM cal E conom y 40 (August
1976): 389-405.

A n á lisis de estática com parativa del equilibrio a largo plazo


En este capítulo hemos demostrado antes cómo se realiza un sencillo análisis de estática comparativa alte­
rando los equilibrios a corto plazo en mercados competitivos. Utilizando las estimaciones de las elasticida­
des de la demanda y la oferta a largo plazo se puede realizar exactamente el mismo tipo de análisis para el
largo plazo.

P o r ejemplo, el modelo del mercado hipotético de los automóviles del Ejemplo 14.3 puede servir igual­
m ente bien para el análisis a largo plazo, aunque es posible que la interpretación sea distinta. En efecto, en
los modelos aplicados de oferta y demanda a menudo no queda claro si la intención del autor consiste en

©fTES-ftiranmfo
Capitulo 14 El m o d e lo de equilibrio parcial c o m p e titiv o 395

reflejar con sus resultados el corto o el largo plazo, por lo que hay que prestar atención a cómo se inter­
preta la cuestión de la entrada.

Estructura de la industria

Una cuestión relativa al cambio del equilibrio a largo plazo en un mercado perfectamente competitivo que
queda oscurecida por la utilización de un sencillo análisis de oferta y demanda es cómo varia el número de
empresas cuando cambia el equilibrio del mercado. Puesto que, como veremos en la P ane VI, el funcio­
namiento de los mercados se puede ver afectado en ocasiones por el número de empresas, y puesto que
puede baber intereses directos de la política gubernamental en la entrada y salida de una industria, es nece­
sario cierto análisis adicional. En esta sección analizaremos con detalle los determinantes del número de
empresas en el caso de costes constantes. También haremos una breve referencia al caso de costes crecien­
tes, y en algunos problemas de este capítulo analizaremos con más detalle este caso.

D e sp la za m ie n to s de la dem anda

Puesto que la curva de oferta a largo plazo de una industria de costes constantes es infinitamente elástica,
el análisis de los desplazamientos de la demanda de mercado es particularmente fácil. E n el equilibrio ini­
cial de la industria, la producción es Q, y q* representa el nivel de producción para el que se minimiza el
coste medio a largo plazo de la empresa típica, y el número de empresas («„) en el equilihrio inicial viene
dado por

na = — ■ (14.50)
q*

Un desplazamiento de la demanda que altere la producción de equilibrio a Q{ hará que, a largo plazo,
el número de empresas de equilibrio cambie a

rtj = — • (14.51)
4*
y el cambio del número de empresas viene dado por

n^ no= 9 l Z ^ . (14.52)
4*
Es decir, la variación del número de empresas de equilibrio queda totalmente determinada por la mag­
nitud del desplazamiento de la demanda y por el nivel de producción óptimo de la empresa típica.

V ariación del c o ste de los factores

Incluso en el sencillo caso de la industria de costes constantes, el análisis del efecto de un incremento del
precio de un factor productivo (y, por tanto, de un desplazamiento hacia arriba de la curva de oferta a largo
plazo infinitamente elástica) es relativamente complicado. Primero, para poder calcular la disminución de
la producción de la industria, es necesario saber, tanto la magnitud del incremento del coste medio míni­
mo debido al incremento del precio del factor, como el efecto de este incremento del precio de equilibrio
a largo plazo sobre la cantidad total demandada. E l conocimiento de la función del coste m edio de la em pre­
sa típica y de la elasticidad precio de la demanda permite realizar de forma directa este cálculo. Pero el
incremento del precio de un factor productivo también puede cambiar el coste medio mínimo y el nivel de

©ITEWora ninfo
396 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

producción de ía empresa típica. Esta posibilidad se representa en la Figura 14.9. Se ha desplazado hacia
arriba tanto el coste marginal como el coste medio en la cuantía del incremento del precio del factor pro­
ductivo pero, puesto que el coste medio se ha desplazado hacia arriba en mayor medida que el coste m ar­
ginal, el nivel de producción óptimo de la empresa típica ha aumentado de q* a q*. Sin embargo, si se
invierte la magnitud relativa de los desplazamientos de las curvas de costes, el nivel de producción óptimo
de la empresa típica habría disminuido7. Teniendo en cuenta esta variación en la escala óptima, la Ecuación
14.52 pasa a ser

FiG U R A 14.9 Un incremento del precio de un factor puede alterar la producción de equilibrio a largo
plazo de ia empresa típica
U n in c re m e n to d e l p r e c io d e u n f a c to r p ro d u c tiv o d e s p la z a r á h a c ia a r r ib a a la s c u r v a s d e c o s te m a r g in a l y m e d io . E l efe c to
e x a c to d e e s to s d e s p la z a m ie n to s so b re e l n iv e l d e p r o d u c c ió n ó p tim o d e la e m p r e s a típ ic a (q *) d e p e n d e rá d e la s m a g n itu d e s
re la tiv a s d e lo s d e s p la z a m ie n to s.

7 Una sencilla dem ostración m atem ática se d a la siguiente. L a producción óptim a. q * . se define como
CM (v, w, q ”) = C M g (\, iv, q*).
Derivando am bos lados de esta expresión respecto a, p o r ejem plo, v. obtenem os
8C M dC M dq* _ dCM g dCM g dq*.
dv dq* dv 5v dq* dv
pero 8 C M /d q * = 0 porque se m inim izan los costes m edios. Realizando algunas operaciones obtenemos
-i
dq* dCM g dC M dCM g
dv 5q* . dv dv .
Puesto que d C M g jd q > 0 e n e l C M m ínim o. dq * ld v será positiva o negativa, dependiendo de los desplazam ientos relativos de las cur­
vas del CM y del CMg. P ara un análisis más detallado véase E , S ilb e rb e rg , The Structtire o f Econom ics (Nueva Y ork: M cGraw -H ill,
1978). págs. 209-211.

®ITES-Paraninfo
Capítulo 14 El m o d e lo d e equilibrio parcial c o m p e titiv o 397

Qi Qr,
— , (14.53)
4? <Zo
de la que surgen varías posibilidades.

Si q* > <7*. la disminución de la cantidad provocada por el incremento del precio de mercado hará que
disminuya, sin duda alguna, el número de empresas. Sin embargo, si q f < q ^ , el resultado estará indeter­
minado. La producción de la industria dism inuirá, pero el tamaño óptimo de la empresa también disminui­
rá, p o r lo que el efecto último sobre el núm ero de empresas depende de la magnitud relativa de estos cam­
bios. Una disminución del número de empresas parece todavía el resultado más probable cuando aumenta
el precio de un factor productivo porque la producción de la industria disminuirá, pero el incremento de n
es, al menos desde el punto de vista teórico, posible.

E J E M P L O 14.5
C o ste s de los factore s crecientes y estructura de la industria

Un incremento de los costes de los fabricantes de bicicletas alterará el equilibrio descrito en el Ejemplo I4.4, pero el
efecto exacto sobre la estructura del mercado dependerá de cómo aumenten los costes. Los efectos de un incremento
de los costes fijos son bastante claros: el precio de equilibrio a largo plazo aumentará y el tamaño de la empresa típi­
ca también aumentará. Este último efecto se produce porque un incremento de los costes ftjos hace que aumente el
CM pero no el CMg. Para garantizar que se cumple la condición de equilibrio CM = CMg, la producción (y el CMg)
también debe aumentar. Por ejemplo, si un incremento de los alquileres de los locales hace que los costes del fabri­
cante típico aumenten hasta
CT ~ q i - 20q2 +100? +11616, (14.54)

resulta fácil demostrar que CMg = CM cuando q = 22. Este incremento del coste ha elevado, por tanto, la escala efi­
ciente de las operaciones de bicicletas en 2 bicicletas al mes. Cuando q - 22, el coste medio y marginal a largo plazo
es igual a 672. y éste será el precio de equilibrio a largo plazo de las bicicletas. A este precio
0 0 = 2 5 0 0 - 3 /» = 484, (14.55)

por lo que ahora sólo cabrán en el mercado 22 (= 484/22) empresas. El incremento de los costes fijos no sólo ha dado
lugar a un incremento del precio sino también a una importante reducción del número de fabricantes (de 50 a 22).
Sin embargo, el incremento de otros tipos de costes puede tener efectos más complejos. Aunque un análisis exhaus­
tivo exigiría analizar las funciones de producción de los fabricantes de bicicletas y sus respectivas elecciones de fac­
tores, podemos ofrecer una sencilla ilustración suponiendo que un incremento del precio de algunos factores variables
hace que la función del coste total de la empresa típica pase a ser
CT = q - iq + ¡OOq + 4 950. (14.56)

Ahora
CMg = 3q: - 16q +100

C M = q2 - 8 q + 100 + ^ ^ - (14.57)

Por tanto, si CMg = CM, obtendremos


4 950 (14.58)
2q2 - 8 q =

®/T£S-ftiranínfo
398 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

que tiene una solución de q = 15. Este cambio en concreto de la curva del CT ha reducido significativamente el tama­
ño óptimo de estas empresas. Con q = 15, las Ecuaciones 14.57 demuestran que CAÍ = CMg = 535 y, con este nuevo
precio de equilibrio a largo plazo.
Qd = 2 5 0 0 - 3Í> = 895. (14.59)

Estas 895 bicicletas serán producidas, en equilibrio, por aproximadamente 60 empresas (895/15 = 59,67; ¡los pro­
blemas no siempre dan resultados exactos!) Incluso a pesar de que el aumento de los costes da lugar a un precio mayor,
el número de fabricantes de bicicletas en equilibrio aumenta de 50 a 60 porque el tamaño óptimo de cada fabricante
es mucho menor.

PREGUNTA: ¿Cómo difieren las funciones de costes medios, marginales y totales derivadas de la Ecuación
14.56 de las del Ejemplo 14.4? ¿Son siempre mayores los costes (para todos los niveles de q) que los de
la anterior curva de costes? ¿Por qué es m ayor el precio de equilibrio a largo plazo con las anteriores cur­
vas? (Véase la nota a pie de página 7 para un análisis formal.)

Excedente del productor a largo plazo


En el Capítulo 13 hemos descrito el concepto del excedente del productor a corto plazo, que representa el
rendimiento que obtienen los propietarios de la empresa por encima de lo que obtendrían si la producción
fuera nula. Demostramos que este excedente está compuesto por la suma de los beneficios a corto plazo
más los costes fijos a corto plazo. Puesto que, en el equilibrio a largo plazo, los beneficios son nulos y no
hay costes fijos, desaparece todo este excedente a corto plazo. Los propietarios de las empresas son indi­
ferentes al mercado en concreto en el que se encuentren, porque pueden obtener los mismos rendimientos
con sus inversiones en cualquier otro mercado. Sin embargo, los proveedores de los factores productivos
de las empresas no serán indiferentes ante el nivel de producción en una determinada industria. Por supues­
to, en el caso de costes constantes se supone que los precios de los faclores son independientes del nivel de
producción partiendo del supuesto de que los factores pueden obtener la misma cantidad de ingresos en usos
alternativos. Pero en el caso de costes crecientes la entrada de nuevas empresas hará que aumente el pre­
cio de algunos factores, por lo que los proveedores de estos factores estarán en una situación m ejor. El aná­
lisis de estos efectos sobre los precios lleva al concepto del excedente del productor a largo plazo:

D efinición __________
Excedente del productor a largo plazo El excedente del productor a largo plazo representa el ren­
dimiento adicional de los factores productivos de una industria que supera lo que ingresarían estos fac­
tores si la producción de la industria fuera nula.

Tal vez resulte sorprendente que el excedente del productor a largo plazo se pueda representar gráfica­
mente de la misma forma con que se representa el excedente del productor a corto plazo. El excedente del
productor a largo plazo viene dado por el área por encima de la curva de oferta a largo plazo y por deba­
jo del precio de equilibrio del mercado. En e! caso de costes constantes, la oferta a largo plazo es infinita­
mente elástica, y esta área será igual a cero, demostrando que no existen estos rendimientos superiores. Sin
embargo, e n el caso de costes crecientes, la oferta a largo plazo tendrá pendiente positiva y se generarán
rendimientos superiores de los factores productivos a medida que aumente la producción de la industria.
Puesto que este concepto del excedente del productor a largo plazo se utiliza mucho en el análisis aplicado
(véase el Capítulo 15), vamos a desarrollarlo de manera formal.

©ITESAjron/n/b
Capítulo 14 El m o d e lo d e equilibrio parcial co m p e titiv o 399

Renta rícardiana

El excedente del productor a largo plazo se puede representar más fácilmente en una situación que fue des­
crita por prim era vez por David Ricardo a principios del siglo XIX8. Suponga que hay muchos terrenos en
los que se puede cultivar determinada cosecha. Estos terrenos incluyen tanto tierras muy fértiles (con cos­
tes de producción reducidos), como terrenos muy pobres y secos (costes elevados). La curva de oferta a
largo plazo de esta cosecha ( 0 se construye de la siguiente manera. Cuando los precios son bajos sólo se
utilizan las mejores tierras. A medida que aumenta la producción, se em piezan a explotar terrenos de mayo­
res costes porque los precios superiores hacen que sea rentable utilizar estas tierras. La curva de oferta a
largo plazo tiene pendiente positiva debido a los costes crecientes asociados a la utilización de terrenos
menos fértiles.

El equilibrio del mercado en esta situación se representa en la Figura 14.10. A un precio de equilibrio
de P*, los propietarios de las empresas de costes reducidos y medios pueden obtener beneficios (a largo
plazo). La “em presa m arginal” obtiene exactamente un beneficio económico nulo. Las em presas con cos­
tes todavía más elevados se quedan fuera del mercado porque incurrirían en pérdidas al precio P*. Los
beneficios obtenidos por las empresas incramarginales persisten a largo plazo, sin embargo, porque refle­
jan el rendimiento de un recurso único: las tierras de bajo coste. La libre entrada no puede erosionar estos
beneficios ni siquiera a largo plazo. La suma de estos beneficios a largo plazo constituye el excedente del
productor a largo plazo tal y como viene dado por el área P*EB en el panel (d) de la Figura 14.10. La equi­
valencia de estas áreas se puede dem ostrar reconociendo que cada punto de la curva de oferta del panel (d)
representa el coste medio mínimo de alguna empresa. Para esta em presa, P - CM representa el beneficio
por unidad de producto. A continuación se pueden calcular los beneficios totales a largo plazo sumando
todas estas unidades de producción9.

Capitalización de la s rentas

Los beneficios a largo plazo de las empresas de costes reducidos en la Figura 14.10 se reflejarán, a menu­
do, en los precios de los recursos exclusivos propiedad de estas empresas. En el análisis inicial de Ricardo,

8 V éase D a v id R ic a rd o , The P rincipies q f Política! Economy a n d Taxation (1817: reim presión en Londres: J.M . Deni and Son. 1965),
Capítulos 2 y 32.
9 D e m anera form al, suponga que las em presas están indexadas m ediante i (i = L .. . . « ) de la d e m enor coste a la d e m ayor cosie, y que
cada em presa produce q*. E n el equilibrio a largo plazo. Q* = n*q* (donde n* es el núm ero de em presas d e equilibrio y Q* es la pro­
ducción total de la industria). Suponga tam bién que la inversa de la función de oferta (el precio com petitivo e n función de la cantidad ofer­
tada) viene dada por P = P {Q ). D ebido a la indexación d e las em presas, el precio viene determ inado por la em presa de m ayor coste del
m ercado, P = P (iq * ) = C M ,, y P ' = P (Q ’ ) = P ( n rq*). A hora, en el equilibrio a la r g o plazo, los beneficios de la em presa i vienen dados
por
s s ¡ ^ ( P * - C M í )q * .
y los beneficios totales vienen dados por

i t = | * n, d i = J " (P * - CM, ) q * d i s

= J ° P’ q ’ d i - J ' C M ,q * d i =

= P *n *q *~ J" P (íq *}q *d i =

=P " Q '- ¡ Q
a P (Q ) dQ.

que e s el área som breada dei panel (d) d e la F igura 14.10.

®ITES-t>aranin¡b
400 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

por ejemplo, se puede esperar que un terreno fértil se venda más caro que un terreno rocoso inutilizable.
Puesto que estos precios reflejan el valor actual (véase el Capítulo 23) de todos los beneficios futuros, se
dice que estos beneficios son los precios de los factores “capitalizados” . Los ejemplos de capitalización
incluyen fenómenos tan dispares como los precios elevados de las casas bonitas con cómodo acceso a las
redes de transporte, el elevado valor de los contratos de las estrellas del rock y del depone, y el reducido
valor de las tierras cercanas a los vertederos. Observe que, en todos estos casos, es la demanda del m er­
cado la que determina las rentas de estos bienes: estas rentas no son costes de factores tradicionales que
indican la existencia de oportunidades no aprovechadas.

Oferta de factores y el excedente del productor a largo plazo

Es la escasez de factores de coste reducido la que crea la posibilidad de que exista una renta ricardiana. Si
hubiera disponible una oferta infinitamente elástica de terrenos de coste reducido, no existiría esta renta.
De forma más general, cualquier factor productivo que sea “escaso” (en el sentido de que tiene una curva

F IG U R A 14.10 Renta ricardiana

Los propietarios de los terrenos de costes reducidos y medios pueden obtener beneficios a largo plazo. El excedente de los
productores a largo plazo representa la suma de todas estas rentas: el área P*EB en el panel (d). Normalmente, las rentas
ricardianas se capitalizarán en los precios de los factores.

periodo ... F . . ____.. periodo


(al Empresa de costes bajos (b) Empresa de costes medios

(c) Empresa marginal periodo ^ 0 mercad0 periodo

®¡T£S-Poraninfa
Capítulo 14 El m o d e lo d e equilibrio parcial c o m p e titiv o 401

de oferta con pendiente positiva para una industria en particular) obtendrá rentas en forma de un rendimien­
to superior al que se obtendría si la producción de la industria fuera nula. En estos casos, los incrementos
de la producción no sólo elevan los costes de las empresas (y, por tanto, el precio al que se vende la pro­
ducción), sino que también generan rentas de los factores. La suma de todas estas rentas se vuelve a medir
por el área por encima de la curva de oferta a largo plazo y por debajo del precio de equilibrio. El cambio
del tamaño de esta área del excedente del productor a largo plazo indica el cambio de las rentas de los fac­
tores de esta industria. Observe que, a pesar de que el excedente del productor a largo plazo se mide uti­
lizando la curva de oferta del mercado, son los factores de esta industria los que, de hecho, reciben este
excedente. Los cálculos empíricos de los cambios del excedente del productor a largo plazo se utilizan con
mucha frecuencia en los análisis aplicados del bienestar para indicar cómo se ven afectados los proveedo­
res de diversos factores productivos a medida que cambian las condiciones. El Problema 14.7, y varios
problemas del Capítulo 15, ofrecen algunos ejemplos numéricos de las relaciones entre las rentas de los
factores y el excedente del productor a largo plazo.

R e su m e n

En este capítulo hemos desarrollado un modelo detallado de la determinación de los precios competitivos
en un único mercado. Este modelo de oferta y demanda, que fue diseñado por prim era vez por Alfred
Marshall en la última parte del siglo XIX, constituye el centro de gran parte del análisis microeconómico.
Sus principales propiedades incluyen las siguientes:

• A corto plazo, los precios de equilibrio vienen determinados por la intersección de lo que los deman­
dantes están dispuestos a pagar (tal y como queda reflejado por la curva de demanda) y lo que las
empresas están dispuestas a producir (tai y como queda reflejado por la curva de oferta a corto plazo).
Estos precios se consideran fijos en ios procesos de toma de decisiones tanto de los demandantes como
de los proveedores.
• Un desplazamiento, tanto de la demanda como de la oferta, provocará un cambio del precio de equi­
librio. La magnitud de este cambio dependerá de las pendientes de varias curvas, y se puede modeli-
zar utilizando técnicas bastante sencillas de estática comparativa.
• Las empresas pueden obtener beneficios positivos a corto plazo. Puesto que siempre hay que cubrir
los costes fijos, las empresas optarán por una producción positiva siempre que los ingresos sean mayo­
res que los costes variables.

• A largo plazo, el número de empresas es variable y responde a las oportunidades de beneficio. El


supuesto de libre entrada y salida de una industria implica que las empresas de una industria compe­
titiva obtendrán beneficios económicos nulos a largo plazo (P = CM ). Puesto que las empresas tam­
bién intentan maximizar sus beneficios, la igualdad p = CMg = CM implica que las empresas opera­
rán en los puntos mínimos de sus curvas de costes medios a largo plazo.
• La forma de la curva de oferta a largo plazo depende de cómo afecte la entrada y salida de empresas
a los costes de los factores de las mismas. En el caso de costes constantes, los precios de los factores
no cambian y la curva de oferta a largo plazo es horizontal. Si la entrada eleva el coste de los facto­
res, la curva de oferta a largo plazo tendrá una pendiente positiva.

• Las variaciones del equilibrio del mercado a largo plazo también alterarán el número de empresas.
Las predicciones exactas sobre la magnitud de estos cambios quedan dificultadas por la posibilidad de
O nfnród ad Católica de Colombia
_ n ®ITES-Paraninfo
b ib l io t e c a
402 P ane V C o m p e te n c ia p erfecta

que el nivel de producción que implica el coste medio mínimo se vea afectado p o r los cambios de los
costes de los factores o por el progreso técnico.

• Si las variaciones del equilibrio a largo plazo en un mercado afectan al precio de los factores en ese
mercado, este cambio de precios afectará al bienestar de los proveedores de dichos factores produc­
tivos. Estos cambios se pueden estim ar mediante la variación del valor del excedente del productor a
largo plazo.

Problem as
14.1
Suponga que hay 100 empresas idénticas en una industria perfectamente competitiva. Cada empresa tiene una curva
de costes totales a corto plazo con la forma

C = ^ q 3 + 0,2q1 + 4q + iO.

a) Calcule la curva de oferta a cono plazo de la empresa con q en función del precio de mercado (F).
b) Paniendo del supuesto de que no hay efectos entre costes de las empresas en la industria, calcule la curva de ofer­
ta a cono plazo de la industria.
c) Suponga que la demanda del mercado viene dada por Q = -200P + 8 000. ¿Cuál será la combinación precio-can­
tidad de equilibrio a cono plazo?

14.2
Suponga que hay mil empresas idénticas que producen diamantes y que la curva del coste total de cada empresa viene
dada por
C = q 2 + wq,

donde q es el nivel de producción de la empresa y w el salario de los trabajadores.

a) SI w = 10, ¿cuál será la curva de oferta (a cono plazo) de la empresa? ¿Cuál es la curva de ofena de la industria?
¿Cuántos diamantes se producirán a un precio de 20 cada uno? ¿Cuántos diamantes adicionales se producirán a un
precio de 21?
b) Suponga que los salarios de los trabajadores dependen de la cantidad total de diamantes producida y que la forma
de esta relación viene dada por
w = 0,002g,

donde Q representa la producción total de la industria que es 1 000 veces la producción de la empresa típica.
En esta situación, demuestre que la curva del coste marginal de la empresa (y la oferta a cono plazo) depende de
Q. ¿Cuál es la curva de oferta de la industria? ¿Cuántos diamantes se producirán a un precio de 20 cada uno?
¿Cuántos diamantes adicionales se producirán a un precio de 21? ¿Qué concluye sobre la forma de la curva de
oferta a corto plazo?

14.3
Un mercado perfectamente competitivo tiene 1 000 empresas. En el muy corto plazo, cada una de las empresas tiene
una oferta fija de 100 unidades. La demanda del mercado viene dada por

G = 160 0 0 0 - 1 0 0O0P.

©fTES-ftjronrnfb
Capítulo 14 El m od elo de equilibrio parcial co m p e titiv o 403

a) Calcule el precio de equilibrio en el muy corto plazo.


b) Calcule la demanda de cualquier empresa de esta industria, y
c) Calcule cuál sería el precio de equilibrio si uno de los vendedores decidiera no vender nada, o si un vendedor deci­
diera vender 200 unidades.
d) En el punto de equilibrio inicial, calcule la elasticidad de la curva de demanda de la industria y la elasticidad de la
curva de demanda de una empresa particular.

Suponga ahora que, a curto plazo, cada empresa tiene una curva de oferta que muestra la cantidad que ofertará
una empresa (qi) en función del precio de mercado. La forma concreta de esta curva de oferta viene dada por
q, = -2 0 0 + 50P.
Utilizando la respuesta de la oferta a corto plazo, responda a los apartados anteriores.

14.4
Suponga que la demanda de frisbees viene dada por
Q = 1Q0-2P

y la oferta por
Q = 2Q + 6P.

a) ¿Cuáles serán las cantidades y el precio de equilibrio de los frisbees?


b) Suponga que el gobierno impone un impuesto de 4 dólares por frísbee. Ahora, ¿cuál será la cantidad de equilibrio,
el precio que pagarán los consumidores y el precio que recibirán las empresas? ¿Cómo se comparte la carga del
impuesto entre consumidores y vendedores?
c) ¿Cómo cambiarán sus respuestas a ios apartados anteriores si la curva de oferta fuera
g = 70 + P?

¿Qué concluye al comparar estos dos casos?

14.5
El trigo se produce en condiciones de competencia perfecta. Los agricultores individuales tienen curvas de costes
medios a largo plazo con forma de “U” que alcanzan un coste medio mínimo de 3 dólares por fanega cuando se pro­
ducen 1 000 fanegas.
a) Si la curva de demanda dei mercado de trigo viene dada por
C0 = 2 600 000 - 200 000P.

donde QD es el número de fanegas demandadas al afio y P es el precio por fanega, ¿cuál será el precio del trigo
en el equilibrio a largo plazo y cuánto trigo se demandará, y cuántas explotaciones cultivarán trigo?
b) Suponga que la demanda se desplaza hacia fuera basta
Q0 = 3 200 000 - 200 000?.

Si los agricultores no pueden ajustar su producción a corto plazo, ¿cuál será el precio de mercado con esta nueva
curva de demanda? ¿Cuáles serán los beneficios de la empresa típica?
c) Dada la nueva curva de demanda descrita en el apartado (b), ¿cuál será el nuevo equilibrio a largo plazo? (Es decir,
calcule el precio de mercado, la cantidad producida de trigo, y el nuevo número de explotaciones de equilibrio en
esta nueva situación).
d) Dibuje sus resultados.

© /rESAjrofiin/b
404 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

14.6
Una industria perfectamente competitiva tiene un gran número de entrantes potenciales. Cada empresa tiene la misma
estructura de costes, de forma que el coste medio a largo plazo se minimiza a un nivel de producción de 20 unidades
(q. = 20). El coste medio mínimo es de 10$ por unidad. La demanda total del mercado viene dada por
Q = 1 500 - 50/».

a) ¿Cuál es la oferta a largo plazo de la industria?


b) ¿Cuál es el precio de equilibrio a largo plazo (P*)? ¿Y la producción total de la industria (2*)? ¿Y el número de
empresas? ¿Y los beneficios de cada empresa?
c) La curva del coste total a cono plazo de cada empresa para la producción de equilibrio a largo plazo viene dada
por
C = O,50J -1 0 ^ + 200.
Calcule las curvas del coste marginal y medio a corto plazo. ¿Para qué nivel de producción se obtiene e! coste
medio mínimo a cono plazo?
d) Calcule la curva de oferta a cono plazo de cada empresa y la curva de oferta a cono plazo de la industria.
e) Suponga ahora que la función de demanda del mercado se desplaza hacia arriba hasta Q - 2 000 - 50P. Utilizando
esta nueva curva de demanda, responda al apartado (b) para el muy cono plazo cuando las empresas no pueden
alterar su nivel de producción.
f) En el cono plazo, utilíce la curva de oferta a cono plazo de la industria para volver a calcular su respuesta al apar­
tado (b).
g) ¿Cuál es el nuevo equilibrio a largo plazo en esta industria?

14.7
Suponga que la demanda de pilones viene dada por
2 = 1500 - 50/-

y que los costes operativos totales a largo plazo de cada empresa fabricante de pilones en una industria competitiva
vienen dados por
CT = 0,5^2 -lOq.

El talento empresarial para la fabricación de pilones es escaso. La curva de oferta de empresarios viene dada por
2S=0,25tv,
donde w es el salario anual.
Suponga también que cada empresa fabricante de pilones necesita un empresario -y sólo uno- (por canto, la can­
tidad de empresarios contratados es igual al número de empresas). Los costes totales a largo plazo de cada empresa
vienen dados, por tanto, por
C T ^O .S q1 -W q + w.

a) ¿Cuál es la cantidad de equilibrio a largo plazo de pilones producidos? ¿Cuántos pilones son producidos por cada
empresa? ¿Cuál es el precio de equilibro a largo plazo de los pilones? ¿Cuántas empresas habrá? ¿Cuántos empre­
sarios serán contratados y a qué salario?
b) Suponga que la demanda de pilones se desplaza hacia fuera hasta
2 = 2 428 - 50P.
Vuelva a responder a las preguntas del apartado anterior.

©ITESforaninfó
Capítulo ¡ 4 El m o d e lo de equilibrio parcial co m p e titiv o 405

Puesto que los empresarios que fabrican pilones son la causa de que la curva de oferta a largo plazo tenga pendien-
c positiva en este problema, recibirán todas las rentas generadas a medida que aumenta la producción de la indus
r a . Calcule el incremento de las rentas entre el apartado (a) y el (b). Demuestre que este valor es idéntico al cam­
bio del excedente del productor a largo plazo tal y como se mide a lo largo de la curva de oferta de pilones.

■M.8
que ia función del coste total a largo plazo del productor típico de champiñones viene dada por
CT = wq2 - IOq + 100,

b a t e H es la producción de la empresa típica y w representa el salario por hora de los recolectores de champiñones.
H poaga también que la demanda de champiñones viene dada por
0 » - 1 0 0 0 ? + 40 000,

á n d e Q es la cantidad total demandada y ? es el precio de mercado de los champiñones.


ai Si el salario de los recolectores es de 1 dólar, ¿cuál será la producción de equilibrio a largo plazo de la empresa
típica?
bi Suponga que la industria del champiñón tiene costes constantes y que todas las empresas son idénticas, ¿cuál será
el precio de equilibrio a largo plazo de los champiñones, y cuántas empresas los producirán?
c) Suponga que el gobierno impone un impuesto de 35 por cada recolector contratado (elevando los costes salariales
totales, h\ a 4$). Suponiendo que la empresa típica sigue teniendo una función de costes dada por
CT = wq2 -lO q +100,

¿cómo cambiarán sus respuestas a los dos apartados anteriores con este nuevo salario superior?
d) ¿Cómo cambiarán sus respuestas a los tres apartados anteriores si la demanda del mercado viniera dada por
Q = - l 000? + 60 000?

Lectu ras re co m e n d ad as
Benderson, J.M. y R.E. Quandt. Microeconomic Theory: A MaihematicalApproach. 3d ed. New York: McGraw-Hill. 1980.
Chap. 6.
Covers much the same material as this chapter, with some usefui algébrate examples. Also a nice discussion o f futures
markets.
Knighl. F.H. Risk, Uncertainty and Profit. Boston: Houghlon Mifflin. 1921. Chaps. 5 and 6.
Classic treatment of the role of economic events in motivating indusrry behavior in the iong run.
Marshall. A. Principies of Economics. 8th ed. New York: Crowell-Collier and Macmillan, 1920. Book 5, Chaps. 1, 2. and
3.
Classic development of the suppiy-demand mechanism.
Meade. J.E. “Extemal Economies and Diseconomies tn a Competitive Situación". Economic Journal 62 (March 1952):
54-67.
Early discussion of the notion o f extemaiities in competitive markets in the long run.
Reynolds. L.G. “Cut-Throat Competition”. American Economic Review 30 (December 1940): 736-747.
Critique of the notion that there can be “too much" competition in an industry,
Robinson, J. "Whal Is Perfcct Competición?". Quarteriy Journal of Economics 49 (1934): 104-120.
Critica! discussion o f the perfectiy competitive assumptions.
Stigler. G.J. "Perfect Competition, Historicaily Comemplated". Journal o f Political Economy 65 (1957): 1-17.
Fascinaiing discussion of the históricai de\ eiopment of ¡he competitive model.

© ÍT E S -P ara m n /Ó
C A P Í T U L O

ANÁLISIS COMPETITIVO APLICADO

El mercado perfectamente competitivo desarrollado en el capítulo anterior ofrece la base


de gran parte del análisis microeconómico aplicado. Se ha demostrado que la utilización
de estos principios de oferta y demanda constituye un buen punto de partida para el análi­
sis de muchos mercados de! mundo real. En este capítulo ofrecemos una breve descripción
de algunas de estas aplicaciones. Antes de empezar, puede ser adecuado realizar dos
advertencias. Primera, nuestro análisis sólo se centrará aquí en un único mercado; es
decir, aplicamos un planteamiento de equilibrio parcial. En el Capítulo 16 analizaremos
una serie de modelos de equilibrio general que permiten un análisis de las repercusiones
en muchos mercados simultáneamente. Es posible que en estos modelos no se cumplan
algunos de los resultados sencillos del análisis de oferta y demanda. Análogamente,
también hay que recordar una advertencia sobre los supuestos estrictos subyacentes al
modelo competitivo. El más importante de estos supuestos es el comportamiento precio
aceptante tanto de proveedores como de demandantes. Cuando los agentes económicos tie­
nen cierta influencia sobre el precio de mercado habrá que utilizar modelos alternativos.
En la Parte V de este manual se analizan algunos de estos modelos.
408 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

Eficiencia e co n ó m ica y análisis del bienestar

Los equilibrios competitivos a largo plazo pueden tener la propiedad deseable de asignar los recursos de
forma “eficiente” . Aunque tendremos mucho más que decir sobre este concepto en el contexto del equili­
brio general del Capítulo 17, aquí podemos ofrecer una descripción del equilibrio parcial de por qué se
puede cumplir este resultado. Recuerde, del Capítulo 5, que el área por debajo de la curva de demanda y
por encima del precio de mercado representa el excedente del consumidor: la utilidad adicional que reci­
ben los consumidores por elegir comprar voluntariamente un bien en vez de verse obligados a renunciar a
dicho bien. Análogamente, como vimos en el Capítulo 14, el excedente del productor se mide por el área
por debajo del precio de mercado y por encima de la curva de oferta a largo plazo, y representa el rendi­
miento adiciona] que reciben los factores productivos respecto a lo que obtendrían si no se intercambiara
el bien. Por tanto, en general, el área entre la curva de demanda y la curva de oferta representa la suma
del excedente del consumidor y del productor. Mide el valor adicional total obtenido por los agentes del
mercado al ser capaces de realizar transacciones de este bien en el mercado. Parece evidente que esta área
total se maximiza en el equilibrio de un mercado competitivo.

U na d em o stra ció n gráfica

L a Figura 15.1 representa una demostración simplificada. Dada la curva de demanda (D) y la curva de
oferta a largo plazo (S), la suma del excedente del productor y del consumidor viene dada por la distancia
A B para ia prim era unidad producida. El excedente total sigue aumentando a medida que se produce más
hasta el nivel del equilibrio competitivo, Q*. Este nivel de producción se puede alcanzar cuando el precio
se encuentra en el nivel competitivo, P*. El excedente total del consumidor viene representado por el área
sombreada m ás clara del gráfico, y el excedente del productor total por el área más oscura. Evidentemente,
para niveles de producción inferiores a Q* (por ejemplo, Q J , el excedente total sería m enor. Una señal
de esta m ala asignación es que, a Qu los demandantes valorarían una unidad adicional de producto a Px,
mientras que el coste marginal vendría dado por P2. Puesto que pl >P2, el bienestar total aumentaría cla­
ramente produciendo una unidad más. Una transacción que implicara el intercambio de esta unidad adicio­
nal a un precio entre P: y P2 sería mutuamente beneficiosa: ambas partes saldrían ganando.

L a pérdida total de bienestar que se produce para el nivel de producción Qx viene dada por el área FEG.
La distribución del excedente para el nivel de producción Q{ dependerá del precio exacto (que no es el de
equilibrio) que prevalece en el mercado. A un precio P} el excedente del consumidor quedaría sustancial­
mente reducido al área AFP¡, mientras que los productores podrían, de hecho, salir ganando porque el
excedente del productor ahora es igual a P¡FGB. A un precio bajo como P2 la situación se revertiría, sien­
do los productores los que estarían mucho peor que lo que estaban inicialmente. Por tanto, la distribución
de las pérdidas de bienestar derivadas de producir una cantidad inferior a Q* dependerá del precio al que
se realicen las transacciones. Sin embargo, la cuantía de la pérdida total viene dada por FEG, independien­
temente del precio1.

U n a d em ostración m atem ática

Matemáticamente, queremos maximizar

1 L os aum entos de la producción p o r encuna del nivel Q ' tam bién reducen claram ente el bienestar. V éase e l Problem a 15.1.

©/TESParonm/ó
Capitulo 15 A n á lis is co m p e titivo ap licad o 409

F IG U R A 1 5.1 El equilibrio competitivo y el excedente del consumidor/productor

E n e l e q u ilib rio c o m p e titiv o (Q *) la su m a d e l e x c e d e n te d e l c o n s u m id o r (s o m b r e a d o e a c la r o ) y d e l e x c e d e n te d e l p r o d u c to r


( s o m b re a d o e n o s c u ro ) se m a x im iz a . P a r a u n n iv e l d e p r o d u c c ió n in f e r io r a Q * . p o r e je m p lo Q¡, h a y u n a p é r d id a m u e rta
d e l e x c e d e n te d e l p r o d u c to r y d e l c o n s u m id o r d a d a p o r e l á r e a F E G .

excedente del consumidor + excedente de productor =


(Q (15-1)
= IV (Q )-P Q ] + P Q - í ° P ( Q ) d Q = U (Q )- P (Q )d Q ,
Jo Jo

donde U (Q ) es la función de utilidad del consumidor representativo y P (Q ) es la relación de oferta a


largo plazo. E n los equilibrios a largo plazo a lo largo de la curva de oferta a largo plazo,
P (Q ) = CM = CMg. La maximización de la Ecuación 15.1 respecto a Q da lugar a

U '(Q ) = P (Q ) = CM = CMg, (15.2)

por lo que la maximización se produce donde el valor marginal de Q del consumidor representativo es igual
al precio de mercado. Pero éste es precisamente el equilibrio competitivo entre oferta y demanda, porque
la curva de demanda representa las valoraciones marginales de los consumidores, mientras que la curva de
oferta refleja el coste marginal (y, en el equilibrio a largo plazo, el coste medio).

A n á lisis aplicado del bienestar

La conclusión de que el equilibrio competitivo maximiza la suma del excedente del productor y del consu­
midor refleja una serie de “ teoremas” más generales sobre la eficiencia económica que analizaremos en el
Capítulo 17. Es mejor dejar la descripción de las principales advertencias relativas a estos teoremas a ese
análisis más amplio. Aquí nos interesa más m ostrar cómo se utiliza el modelo competitivo para analizar las
consecuencias del cambio de las condiciones económicas sobre el bienestar de los agentes del mercado.

© IT E S -P a ra n in fo
410 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

Normalmente, estos cambios del bienestar se m iden fijándonos en las variaciones del excedente del produc­
tor y del consumidor.

E J E M P L O 15.1
C á lc u lo s de las pérdidas de bienestar______________________________________________________________

La aplicación de los conceptos del excedente del productor y del consumidor permite calcular de forma explícita las
pérdidas de bienestar debido a la restricción de las transacciones voluntarias. En el caso de curvas de demanda y ofer­
tas lineales, este cálculo resulta especialmente sencillo porque las áreas de pérdidas suelen ser triangulares. Por ejem­
plo, si la demanda viene dada por
Q „ = 1 0 -P (15.3)

y la oferta por
Q s = P - 2, (15.4)

el equilibrio del mercado se produce en el punto P* = 6, Q* = 4. La restricción de la producción hasta Q = 3 crea­


ría una diferencia entre lo que los demandantes están dispuestos a pagar (PD = 10 - Q = 7)y lo que los oferentes piden
(Ps = 2 + Q = 5). La pérdida de bienestar debido a la restricción de las transacciones viene dada por un triángulo cuya
base es 2 (= PD - P5 = 7 - 5) y una altura de I (la diferencia entre Q* y Q) Por tanto, la pérdida de bienestar es un
dólar si P se mide en dólares por unidad y Q se mide en unidades. De forma más general, la pérdida se medirá en las
unidades que se utilicen para medir P ■Q.

c u rvas c o n elasticidad constante. Normalmentese puedenobtener resultados más realistas utili­


C á lc u lo s con
zando curvas de oferta y demandaconelasticidad constante a partir de estudioseconométricos.En el Ejemplo 14.3
analizamos este modelo aplicado al mercado estadounidense de automóviles. Podemos simplificar un poco ese ejem­
plo suponiendo que P se mide en miles de dólares, Q en millones de automóviles, y que la demanda viene dada por
Qo =200P-11 (15.5)

y la oferta por
QS = 13P. (15.6)

El equilibrio en el mercado viene dado por P* = 9,87, Q* = 12,8. Suponga ahora que la política gubernamental limi­
ta las ventas de automóviles a 11 (millones) para controlar la emisión de elementos contaminantes. Se puede estimar
una aproximación a la pérdida de bienestar directa de esta política aplicando el método triangular utilizado anterior­
mente.
Con Q = 11, Pp - (ll/200)'or3 =11,1, Ps = 11/1,3 =8,46. Por tanto, el “triángulo" que representa la pérdida de
bienestar viene dado por 0,5(PD - P s ) (Q *-Q ) = 0,5(11,1 -8 ,4 6 ) (12,8-11) =2,38. Aquí, las unidades son las de P
por Q: miles de millones de dólares. E l valor aproximado2 de la pérdida de bienestar es, por tanto, de 2 400 millones
de dólares, lo que se puede comparar conlaganancia esperada del controldelasemisionescontaminantes.

Distribución de la En elcaso de los automóviles, lapérdida de bienestar secomparte aproxima­


pérdida.
damente a partes iguales entre consumidores y productores. Una aproximación de las pérdidas de los con­
sumidores viene dada por O,5(/>D - / ,* ) ( e * - 0 = 0.5(1 L1-9 ,8 7 ) (12,8-11) =1,1L y la de los productores por

* Se puede obtener una estim ación m ás precisa integrando Pa - Ps e n el intervalo 2 = 11 a Q = 12,8. Con curvas d e oferta y dem anda
exponenciales, esta integral suele se r bastante sencilla. E n este caso e n concreto, la técnica ofrece una pérdida de bienestar estim ada de
2 .2 8 . dem ostrando así que la aproxim ación triangular no es dem asiado mala, incluso para cam bios d e precios relativam ente im portantes.
E n análisis posteriores utilizarem os, p o r tanto, estas aproxim aciones.

®ITES-Paraninfa
Capítulo ¡5 A n á lis is c o m p e titiv o a p lic a d o 411

0,5(9,87 - 8,46) (12,8-11) = 1,27. Puesio que la elasticidad precio de la demanda es, en cierta medida, mayor (en
valor absoluto) que la elasticidad precio de la oferta, los consumidores incurren en algo menos de la mitad de la pér­
dida. y los productores en algo más de la mitad. Con una curva de demanda todavía más elástica a los precios, los
consumidores incurrirían en una proporción aún menor de la pérdida.

P R EG U N T A : ¿Cómo depende la magnitud de la pérdida total de bienestar derivada de una restricción cuan­
titativa de las elasticidades de la oferta y la demanda? ¿Qué determina cómo se repane la pérdida?

C on tro le s de precios y care stías

Algunas veces los gobiernos pueden intentar controlar los precios por debajo de los niveles de equilibrio,
Aunque la adopción de estas políticas puede deberse a nobles motivaciones, los controles eliminan las res­
puestas a largo plazo de la oferta y generan pérdidas de bienestar tanto para los consumidores como para
los productores. En la Figura 15.2 se representa un sencillo análisis de esta posibilidad. Inicialmente, el
mercado se encuentra en el equilibrio a largo plazo en P¡,Q i (punto £ ). Un incremento de la demanda de
D a D' haría que el precio aumentara hasta P, a corto plazo y fomentaría la entrada de nuevas empresas.
Suponiendo que este mercado se caracterice por costes crecientes (como se representa mediante la curva de
oferta a largo plazo L S de pendiente positiva), el precio caería en cierta medida debido a esta entrada, esta­
bilizándose finalmente en P} . Si se considerara que estas variaciones del precio son indeseables, el gobier­
no podría, en principio, evitarlas imponiendo un precio máximo legal igual a í¡. Esto haría que las empre­
sas sigan ofreciendo la producción anterior (Q,) y, puesto que a P¡ los demandantes querrían adquirir Qi .
se produciría una carestía igual a Q4 -Q ¡.

Evaluación del bienestar

Las consecuencias sobre el bienestar de esta política de control de precios se pueden evaluar comparando
el excedente del productor y del consumidor bajo esta política con los excedentes que existirían de no haber
estos controles. Prim ero, los compradores de Q, ganan el excedente del consumidor dado por el área
P¡CEP, porque pueden comprar este bien a un precio m enor que el que existiría en un mercado sin
control. Esta ganancia refleja una transferencia pura de los productores que reducen su excedente del pro­
ductor respecto al existente sin controles. Lo que han ganado los consumidores actuales debido al menor
precio lo han perdido ios productores. Aunque esta transferencia no representa una pérdida del bienestar
global, sí que afecta claramente al bienestar relativo de los agentes del mercado.

Segundo, el área A E 'C representa el valor del excedente dej consumidor adicional que se podría haber
obtenido sin controles. Análogamente, el área CE'E refleja el excedente del productor adicional disponi­
ble en la situación no controlada. Juntas, estas dos áreas (es decir, el área AE'E ) representan el valor total
de transacciones mutuamente beneficiosas que no se producen debido a la política gubernamental de con­
trol de precios. Por tanto, se trata de una medida de los costes de esta política en términos de bienestar.

C om p ortam iento en situ a cion e s de desequilibrio

El análisis del bienestar representado en la Figura 15.2 también sugiere algunos de los tipos de comporta­
miento que se pueden esperar debido a una política de control de precios. Suponiendo que los resultados
observados en el mercado son generados por

© fT E S -ft) rtm ín /b
412 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

F IG U R A 15.2 Controles de precios y carestías

U d d e s p la z a m ie n to d e la d e m a n d a d e D a D ’ e le v a r ía e l p r e c io h a s ta P¿ a c o r to p la z o . L a e n tr a d a d e e m p r e s a s a la rg o p la z o
d a r ía lu g a r a u n e q u ilib rio fin al d e P ¡. 2 ? - E l c o n tro l d e l p r e c io e n Pt im p e d iría q u e se p r o d u je r a n e s ta s a c c io n e s p r o v o c a n ­
d o u n a c a r e s tía ig u al a Q , - Q ¡. R e s p e c to a la s itu a c ió n sin c o n tr o l d e p r e c io s , e l c o n tro l d e p r e c io s p r o v o c a u n a tr a n s f e r e n ­
c ia d e lo s p r o d u c to re s a lo s c o n s u m id o re s ( á re a PjC EP¡ ) y u n a p é r d id a m u e r ta d e b id o a la s tra n s a c c io n e s n o re a liz a d a s q u e
v ie n e d a d a p o r la s d o s á r e a s A E 'C y C E 'E .

p o r p e rio d o

e ( /> ) = m ín[G 0 (P1),!2 s (^ ) ], (15.7)

los proveedores estarán satisfechos con este resultado, pero los demandantes no porque se verán obligados
a aceptar una situación de exceso de demanda. Tienen un incentivo para indicar a los proveedores su insa­
tisfacción mediante ofertas de mayores precios. Estas ofertas no sólo pueden tentar a los proveedores exis­
tentes a realizar transacciones ilegales a precios superiores a los permitidos, sino que también pueden ani­
m ar a que nuevos entrantes realicen estas transacciones. Es el tipo de actividad que provoca la existencia
de mercados negros en la mayor parte de las situaciones en las que hay un control de precios. La modeli-
zación de estas transacciones resulta difícil por dos razones. Primera, estas transacciones pueden implicar
un comportamiento en el que no se acepta el precio de mercado porque el precio de cada transacción se
puede negociar de forma individual en vez de fijarse en “el m ercado” . Segunda, las transacciones fuera del
punto de equilibrio implicarán con frecuencia información imperfecta porque cualquier par de agentes del
mercado desconocerá, normalmente, lo que están haciendo los demás agentes, aunque estas actuaciones
puedan afectar a su propio bienestar al alterar las opciones disponibles. Se han logrado avances en la mode-
lización de este tipo de comportamiento en situaciones de desequilibrio utilizando técnicas relativas a la teo­
ría de juegos (véanse los Capítulos 10 y 20). Sin embargo, aparte de la evidente predicción de que las trans­
acciones se producirán a precios superiores al precio máximo, no se han obtenido resultados generales3. El

2 V éase J . Bénassy, "N onclearing M arkels: M icroeconom ic C oocepts and M acroeconom ic A pplications” . Journal o f E conom ic Literature
(junio d e 1993): 732-761.

®ITES-Poroninfi>
Capitulo ¡5 A n á lis is co m p e titivo ap licad o 413

lipo de transacciones en el m ercado negro dependerá de ios detalles institucionales específicos de la situa­
ción.

A n á lisis de la incidencia de lo s im p u e stos

El modelo de equilibrio parcial de los mercados competitivos también se ha utilizado mucho para analizar
ei efecto de los impuestos. Aunque, como señalaremos, estas aplicaciones están necesariamente limitadas
por su incapacidad de analizar los efectos de los impuestos que se contagian a muchos mercados, sí que
ofrecen ideas importantes sobre una serie de cuestiones.

U n m odelo m atem ático

Los efectos de los impuestos se pueden estudiar m ás fácilmente utilizando el modelo matemático de la ofer­
ta y la demanda que se introdujo en el Capítulo 14. Sin em bargo, ahora necesitamos diferenciar entre el
precio pagado por los demandantes (PD) y el precio cobrado por los oferentes (Ps ), porque el impuesto
por unidad (t) introduce una “brecha” entre estas dos magnitudes de la forma:

PD - P s = i (15-8)

o, en términos de las pequeñas variaciones de precios que queremos analizar,

áPD - dPs = dt. (15.9)

El mantenimiento del equilibrio en el mercado exige que

dQ0 = dQ s .

o
DPdPD ~ S PdPs , (15.10)

donde DP, SP son las derivadas respecto al precio de las funciones de demanda y oferta respectivamente.
Podemos utilizar las Ecuaciones 15.9 y 15.10 para resolver el efecto de un impuesto sobre PD:

DpdPD = SPdPs = Sp{dPD - di). (1 5 .11)

Por tanto,

^ 5 . = — ^ ___ = % , (15.12)
dt SP - D P e¡¡- eD

donde es y eDrepresentan las elasticidades precio de la oferta yla demanda respectivamente, y la ecua­
ción final se deriva multiplicando el numerador y el denominador por PIQ.Una serie de operaciones aná­
logas para la variación del precio de oferta da lugar a:

= —fe— • (15.13)
dt es - e D

Puesto que eD £ 0, es > 0, estos cálculos permiten alcanzar los resultados obvios:

©tTESforomnfó
414 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

^ > 0

f (15J4)
^ -< 0 .
dt

Si eD = 0 (la demanda es perfectamente inelástica), dPD/d t = 1 y el impuesto por unidad es asumido


totalmente por los demandantes. Alternativamente, si eD = -oo, dPs ¡d t = - 1 y el impuesto es asumido total­
mente por los productores. De forma m ás general, si se divide la Ecuación 15.13 por la Ecuación 15.12 se
obtiene

dP Jdt en
(1515)
que muestra que el agente con la respuesta menos elástica (en valor absoluto) experimentará la m ayor parte
de la variación del precio provocada por el impuesto.

U n a n álisis del bienestar

La Figura 15.3 permite un análisis simplificado del bienestar respecto a la incidencia de un impuesto. La
imposición de un impuesto unitario, t, crea una brecha vertical entre las curvas de oferta y demanda, y la
cantidad intercambiada disminuye hasta Q**. Los demandantes incurren en una pérdida del excedente del
bienestar dada por el área PDFEP*, de la que PDFHP* se transfiere al gobierno como parte de los ingre­
sos impositivos totales. El saldo de los ingresos impositivos totales (P*HGPS) es pagado por los produc­
tores, que incurren en una pérdida total del excedente del productor dada por el área P*EGPS. Observe
que la reducción del excedente del productor y del consumidor es superior a los ingresos impositivos tota­
les recaudados en el área FEG. Esta área representa una pérdida “m uerta” que surge porque el impuesto
desanima que se hagan algunas transacciones mutuamente beneficiosas. Por lo general, la magnitud de cada
una de las diversas áreas representadas en la Figura 15.3 se verá afectada por las elasticidades precio implí­
citas. Para determinar la incidencia final de la proporción del impuesto asumida por los productores sería
necesario un análisis explícito de los mercados de factores: la carga del impuesto quedaría reflejada en
menores rentas de estos factores caracterizados por una oferta relativamente inelástica.

Pérdida m uerta y elasticidad

Todos los impuestos que no sean una cantidad fija implican pérdidas muertas porque afectan al comporta­
miento de los agentes económicos. La magnitud de estas pérdidas dependerá, de forma bastante compleja,
de las elasticidades de la oferta y la demanda en el mercado. Una aproximación lineal a la pérdida muerta
{DW) provocada por un impuesto reducido, dt, viene dada por

D W = -Q ,5 (d t)(d Q ). (15.16)

Pero, de la definición de la elasticidad sabemos que

dQ = eDdPD ‘ Qo¡P0 , (15.17)

donde Q0 y PQ son los valores antes de impuestos de ia cantidad y el precio respectivamente. La combi­
nación de las Ecuaciones 15.17 y 15.12 da lugar a

dQ = eD[es /(e5 - e D)\ di £0/P0 , (15.18)

©ITES-Paraninfo
Capitulo 15 A n á lis is c o m p e titiv o ap licad o 415

F IG U R A 1 5 .3 Análisis de la incidencia de un impuesto

La imposición de un impuesto específico de cuantía t por unidad crea una “brecha" entre el precio que pagan los consumi­
dores (PD) y lo que reciben los proveedores (Ps). El grado en que los consumidores o los proveedores cargan con el impues­
to depende de las elasticidades precio de la demanda y la oferta.

y la sustitución en la Ecuación 15.16 ofrece la expresión final de la pérdida:

Z)W = _ 0 ,5 ( ^ J [* * « ,/< « ,- í e )]P 0O>- (15.19)

Evidentemente, las pérdidas muertas son nulas en los casos en los que eD o es son iguales a cero por­
que, en este caso, el impuesto no cambia la cantidad intercambiada del bien. De forma más general, las pér­
didas muertas son menores en aquellas situaciones en las que e0 o es son pequeñas. E n principio, se puede
utilizar la Ecuación 15.19 para evaluar las pérdidas muertas derivadas de cualquier sistema impositivo com­
plejo. Esta información puede ofrecer algunas ideas sobre cómo se puede diseñar un sistema impositivo para
minimizar la “carga excesiva” global implícita en la recaudación de los ingresos impositivos necesarios.

E J E M P L O 15.2
La pérdida m uerta derivada de los im p u e sto s_______________________________________________________

En el Ejemplo 15.1 analizamos la pérdida del excedente del consumidor y del productor que se produciría si se limi­
tarán las ventas de automóviles desde el nivel de equilibrio de 12,8 (millones) a 11 (millones). Un impuesto sobre los
automóviles de 2 640 dólares (es decir, de 2,64 miles de dólares) generaría esta reducción de las ventas porque intro­
duciría exactamente la brecha entre el precio de demanda y el precio de oferta que se ha calculado anteriormente.
Puesto que liemos supuesto que eD = 1,2 y e¡ = 1,0 en el Ejemplo 15.1, y que el gasto inicial en los automóviles es
aproximadamente igual a 126 (miles de millones) de dólares, la Ecuación 15.19 predice que la pérdida muerta gene­
rada por el impuesto sobre los automóviles será

Z W = 0,5 j ! ^ ) (1 ,2 / 2 ,2 X 1 2 6 ) = 2,46. (15.20)

®ITES-Paraninfo
416 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

Esta pérdida de 2,46 miles de millones de dólares es aproximadamente la misma que la pérdida provocada por el
control de las emisiones contaminantes calculada en el Ejemplo 15.1. Se puede comparar con la recaudación total de
impuestos, que en este caso asciende a 29 mil millones de dólares (2 640S por automóvil por 11 millones de automó­
viles en el equilibrio después de impuestos). Aquí, la pérdida muerta es igual a aproximadamente el ocho por ciento
de los ingresos impositivos totales recaudados.

Carga marginal. Un aumento adicional del impuesto sobre los automóviles sería relativamente más costoso en lo
que respecta a las pérdidas muertas. Suponga que el gobierno decidiera redondear el impuesto sobre los automóviles
hacia arriba hasta una cifra fija de 3 000 dólares por automóvil. En este caso, la venta de vehículos caería hasta apro­
ximadamente 10,7 (millones). La recaudación de impuestos ascendería hasta 32,1 mil millones de dólares: un incre­
mento de 0,71 mil millones de dólares por encima de las pérdidas generadas con un impuesto menor. En el margen
pues, las pérdidas muertas adicionales representan aproximadamente el 23 por ciento (= 0,72/3,1) de los ingresos adi­
cionales recaudados. Por tanto, el cálculo del exceso de la carga media y marginal puede diferir significativamente.

P R EG U N T A : ¿Puede explicar intuitivamente por qué la carga marginal de un impuesto es superior a su


carga media? ¿En qué condiciones será superior la carga marginal del impuesto a los ingresos impositivos
adicionales recaudados?

C o s t e s de tra n sa cción

Aunque hemos desarrollado este análisis en términos de la teoría de la incidencia de los impuestos, los
modelos que incorporan una diferencia entre los precios que pagan los compradores y los que cobran los
vendedores tienen toda una serie de aplicaciones distintas en economía. Tal vez la más importante sea la
que hace referencia a los costes asociados con la realización de transacciones en el mercado. E n algunos
casos, estos costes pueden ser explícitos. Por ejemplo, la mayoría de las transacciones inmobiliarias se pro­
ducen a través de un intermediario que cobra una comisión por el servicio de juntar al com prador y al ven­
dedor. Este tipo de comisiones explícitas también se producen en la compraventa de acciones y bonos, de
barcos y aviones, y prácticamente de cualquier cosa que se venda a través de una subasta. En todos estos
casos, tanto compradores como vendedores están dispuestos a pagar una comisión explícita a un agente o
intermediario que facilita la transacción. En otros casos, los costes de transacción pueden ser implícitos.
Por ejemplo, los individuos que intentan com prar un vehículo de ocasión emplean un tiempo considerable
y un gran esfuerzo en leer los anuncios clasificados y en evaluar los vehículos, y estas actividades repre­
sentan un coste implicito de realizar la transacción.

E n tanto en cuanto los costes de transacción hagan referencia a la unidad (como es el caso de los bie­
nes inmuebles, los títulos valores y las subastas), nuestro ejemplo anterior de los impuestos se aplica exac­
tamente de la misma manera. Desde el punto de vista de compradores y vendedores, no hay ninguna dife­
rencia entre que / represente un impuesto por unidad, o una comisión por unidad, porque el análisis del
efecto de la comisión sobre el mercado será el mismo. Es decir, la comisión será compartida entre com­
pradores y vendedores, en función de las elasticidades específicas. El volumen de comercio será m enor que
cuando no existen estas comisiones4. Sin embargo, el análisis sería algo distinto si los costes de transac­

4 Este análisis no tiene en cuenta las posibles ventajas obtenidas p o r la utilización de inierm ediarios. E n tanto en cuanto estos servicios son
valiosos p ara las partes im plicadas en la transacción, las curvas de oferta y dem anda se desplazarán hacia fuera para reflejar este valor.
P or tanto, el volum en de com ercio puede, de hecho, aum entar con la disponibilidad de servicios que facilitan las transacciones, aunque
los costes de estos servicios seguirán provocando una diferencia entre e l precio que pagan ios com pradores y el precio que reciben los ven­
dedores.

®ITES-Paraitinfo
Capítulo 15 A n á lis is c o m p e titiv o a p lic a d o 417

ción consistieran en una cuantía fija por transacción. En este caso, los individuos intentarían reducir el
número de transacciones realizadas, pero la existencia de esta carga no afectaría ai propio equilibrio entre
oferta y demanda. Por ejemplo, el coste de conducir hasta el supermercado es, fundamentalmente, un coste
de transacción de cuantía fija de hacer la compra. La existencia de esta carga puede no afectar significati­
vamente al precio de los alimentos o a la cantidad de alimentos consumida (a no ser que anime a las per­
sonas a cultivar sus propios alimentos), pero la carga hará que los individuos com pren con menos frecuen­
cia, adquieran mayores cantidades en cada viaje, o tengan mayores cantidades almacenadas en sus casas de
las que tendrían si no existiera este coste.

E fe cto s so b re lo s atributos de las tra n sa ccio n e s

De forma más general, los impuestos o los costes de transacción pueden afectar a algunos atributos de las
transacciones más que a otros. En nuestro modelo formal, hemos supuesto que estos costes dependían úni­
camente de la cantidad física de bienes vendida. El deseo de proveedores y demandantes de minimizar cos­
tes les llevará, por tanto, a reducir la cantidad intercambiada. Cuando existen varias dimensiones en las
transacciones (como la calidad, el riesgo, o los plazos temporales), los impuestos o los costes de transac­
ción pueden afectar a algunas o a todas estas dimensiones, en función de cómo se evalúen los costes. Por
ejemplo, un impuesto sobre la cantidad puede hacer que las empresas mejoren la calidad de sus productos,
o los costes de transacción relacionados con la información pueden animar a las empresas a producir bie­
nes estandarizados con menos riesgo. Análogamente, un coste por transacción (los costes de desplazamien­
to de ir a la tienda) puede hacer que los individuos realicen un m enor núm ero de transacciones pero de
mayor tamaño (y tengan mayores cantidades almacenadas). Las distintas posibilidades que permiten estas
varias sustituciones dependerán, evidentemente, de las circunstancias de la transacción en concreto.
Analizaremos varios ejemplos de cambios de los atributos de las transacciones inducidos por los costes en
capítulos posteriores5.

R e striccion e s com erciales


Las restricciones sobre el flujo de bienes en el comercio internacional tienen efectos análogos a los que aca­
bamos de analizar para el caso de los impuestos. Los obstáculos al libre comercio pueden reducir el núme­
ro de transacciones mutuamente beneficiosas y provocar una serie de transferencias entre las distintas
partes implicadas. De nuevo, el modelo competitivo de oferta y demanda se utiliza con frecuencia para
analizar estos efectos.

G a n a n c ia s dei com ercio Internacional

La Figura 15.4 ilustra las curvas de oferta y demanda nacionales de un bien en concreto, por ejemplo, los
zapatos. Si no se produce ningún comercio internacional, el precio de equilibrio nacional de los zapatos
sería P* y la cantidad sería Q*. Aunque este equilibrio agotaría todas las transacciones mutuamente bene­
ficiosas entre productores nacionales de zapatos y demandantes nacionales, la apertura del comercio inter­
nacional presenta una serie de opciones adicionales. Si el precio mundial de los zapatos, Pw , fuera infe­
rior al precio nacional existente P*. la apertura del comercio haría que los precios disminuyeran hasta el

5 P ara un análisis general de este tem a, véase Y . B a r z e l, “An A ltem atlve Approach to the A nalysis o f Taxation” , Journal o f Polltical
E conom y (diciem bre d e 1976): 1.177-1.197.

©ITES-fttranínft)
418 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

nivel de precios mundial6. Esta disminución del precio hará que la cantidad demandada aumente hasta Q¡,
mientras que la cantidad ofertada por los productores nacionales disminuirá hasta Q1. Los zapatos impor­
tados ascenderán a Ql - Q 1. En definitiva, lo que no ofrecen los productores nacionales de zapatos al pre­
cio mundial es ofertado por fuentes extranjeras.

F IG U R A 15.4 La apertura al comercio internacional aumenta el bienestar total

La apertura al comercio internacional reduce el precio de P* a Pw. En Pw, los productores nacionales ofertan Q2 y los
demandantes adquieren Q¡. Las importaciones ascienden a Q, -Q ¡. El menor precio provoca una transferencia de los pro­
ductores nacionales a los consumidores (área sombreada en claro) y una ganancia neta dei excedente del consumidor (área
sombreada en oscuro).

P re c io

C a n tid a d
p o r p e río d o

El desplazamiento del equilibrio del mercado de E0 a E, provoca un gran aumento del excedente del
consumidor dado por el área P*E0E}PW. Parte de esta ganancia refleja una transferencia de los producto­
res nacionales de zapatos (área P*E0APW), y parte representa una ganancia de bienestar sin ambigüedad
(área E qE^A). La fuente de ganancias del consumidor aquí es evidente: los compradores consiguen zapa­
tos a un precio inferior al que había disponible antes en el mercado nacional. Al igual que en nuestro aná­
lisis sobre los impuestos, las pérdidas del excedente del productor son padecidas por aquellos factores
productivos responsables de la pendiente positiva de la curva de oferta a largo plazo. Si, por ejemplo, la
industria nacional de zapatos tiene costes crecientes porque los salarios de los trabajadores crecen a medi­
da que aumenta la producción de la industria, la disminución de la producción de Q* a Q2 debido al com er­
cio revertirá este proceso, provocando una disminución de los salarios de los trabajadores.

6 A lo larg o d e nuestro análisis supondrem os que este país e s precio aceptante e n el m ercado m undial, y que puede adquirir todas las im por-
tatio n es que desee sin afectar al precio, Pw . P ara un análisis d e una curva d e oferta de las im portaciones con pendiente positiva, véase el
Problem a 15.10.

© ÍT & f tira m n /D
Capítulo 15 A n á lis is c o m p e titiv o a p lic a d o 419

Protección arancelaria y la política com ercial

Es improbable que los trabajadores de la industria del zapato acepten las pérdidas salariales provocadas por
las importaciones sin rechistar. Por el contrario, presionarán al gobierno para que les proteja de la inunda­
ción de zapatos importados. Puesto que las pérdidas del excedente del productor son padecidas por un
número relativamente reducido de individuos, mientras que las ganancias de los consumidores derivadas
del com ercio se reparten entre muchos com pradores de zapatos, los fabricantes de zapatos pueden tener
incentivos considerablemente mayores para organizar una oposición a las importaciones que los incentivos
que tendrían los consumidores para organizarse y defender el libre comercio. El resultado puede ser la
adopción de medidas proteccionistas.

Históricamente, el tipo de protección más importante que se ha empleado ha sido el arancel: un impues­
to sobre el bien importado. En la Figura 15.5 se muestran los efectos de este tipo de impuestos. La com­
paración parte del equilibrio con libre com ercio, £ ,. La imposición de un arancel por unidad t sobre los
zapatos que com pran los nacionales aumenta el precio efectivo hasta Pw + 1 = PR. Este aumento del precio
hace que la cantidad demandada disminuya de Q¡ a Q3, mientras que la producción nacional aumenta de
Q2 a Q4. La cantidad importada total de zapatos disminuye de Q, - Q1 hasta Qi - g * . Puesto que cada
par de zapatos importados está sujeto ahora a un arancel, los ingresos arancelarios totales vienen dados por
el área BE2D C , que mide t(Q 2 - Q A).
La imposición de un arancel sobre los zapatos importados genera una serie de efectos sobre el bienes­
tar. El excedente del consumidor total se reduce en el área PRE2E tPw. Parte de este excedente, como

F IG U R A 15.5 Efectos de un arancel

La im posición de un arancel de cuantía í aum enta el precio hasta Pg = Pw + Fsto d a lugar a una recaudación d e ingresos
arancelarios (área BE2D C ) , a una transferencia de los consum idores a los productores (área P„BAPW) y a los triángulos
que miden la pérdida muerta (sombreados). U na cuota d e importaciones tiene efectos análogos, aunque en este caso no se
recauda ningún ingreso.

®ITES-Paran¡nfo
420 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

hemos visto, se transfiere a ingresos arancelarios, y parte se transfiere a un m ayor excedente de los pro­
ductores nacionales (área PRBAPW). Los dos triángulos, BCA y E2E¡D, representan pérdidas del exceden­
te del consumidor que no se transfieren a nadie; se trata de pérdidas muertas provocadas por el arancel y
son análogas a la carga impuesta por cualquier impuesto. Todas estas áreas se pueden medir si se dispone
de buenas estimaciones empíricas de las elasticidades de demanda y oferta nacionales de los bienes impor­
tados, como veremos a continuación.

Estim a cio n e s cuantitativas de las pérdidas m uertas

Las estimaciones del tamaño de los triángulos de pérdidas de bienestar de la Figura 15.5 se pueden calcu­
lar fácilmente. Puesto que PR = (1 + 1) Pw, el cambio porcentual de la cantidad demandada provocado por
este aumento del precio viene dado por

= • « £ > '« » (15.21)


1¿I rw

y el área del triángulo E 2E ,D viene dada por

DWt = 0,5(P R - P w )(Q l ~ Q i ) = - 0 ,5 t1eDPwQl. (15.22)

Análogamente, la pérdida del excedente del consumidor representada por el área BCA viene dada por

^ = 0 , 5 ^ - P ff) ( 0 4 - Q 2) = 0 ,5 t2esPwQ2. (15.23)

Observe que los valores tamo de Z)W¡ como de DW2 son funciones convexas del tipo arancelario (f)
y cada uno depende del valor inicial de los ingresos totales. Cuando las importaciones representan inicial­
mente una gran proporción del mercado nacional, y eD y es son de la misma magnitud (en valor absolu­
to), esto sugiere que la pérdida muerta DW{ será, por lo general, la pérdida muerta más importante. Estas
pérdidas pueden ser, en ocasiones, importantes respecto a las transferencias totales a los productores (área
Pr BAPw) lo que provoca, por tanto, estimaciones bastante grandes de ios “costes” de algunos aranceles
respecto al valor de la producción generada.

O tro s tipo s de protección com ercial

Se pueden ilustrar otros muchos tipos de restricciones comerciales adaptando el modelo de aranceles que
ya hemos desarrollado en la Figura 15.5. Una cuota que limite las importaciones a Ql -Q ¡, tendrá efectos
muy parecidos a los que se muestran en el gráfico: el precio de mercado aumentará hasta PR; se produci­
rá una sustancial transferencia de los consumidores a los productores nacionales (área Pr BAPw ); y habrá
pérdidas muertas representadas por los triángulos BCA y E2E]D. Sin embargo, con la cuota, el gobierno
no recauda ningún ingreso, por lo que la pérdida del excedente del consumidor representada por el área
BE2D C debe ir a alguna otra parte. Puede que sea capturada por los propietarios de las licencias de impor­
tación, o por los productores extranjeros, dependiendo de cómo se asignen los derechos de las cuotas. Las
restricciones no cuantitativas, como las inspecciones, o los requisitos de calidad, también imponen costes
y retrasos temporales que se pueden considerar como un arancel “im plícito” sobre las importaciones. La
Figura 15.5 se puede adaptar fácilmente para ilustrar los efectos de estos obstáculos al comercio.

©ITESrtwomn/b
Capítulo 15 A n á lis is c o m p e titiv o ap licad o 421

E J E M P L O 1 5 .3
C om ercio y aranceles

Estos diversos aspectos de ia política comercial se pueden ilustrar con nuestro modelo simplificado del mercado-de los
automóviles. Como hemos demostrado anteriormente, con una función de demanda dada por
Qd = 200P 'i,j (15.24)

y la oferta por
Q s= U P ' (15.25)
el mercado nacional tiene un equilibrio a largo plazo dado por
i3* = 9,87
(15.26)
Q* =12,8.

Si se dispusieran de automóviles al precio mundial de 9 (mil dólares), la demanda aumentaría hasta QD = 14,3,
mientras que la oferta disminuiría hasta Qs =11,7. Las importaciones ascenderían a 2,6 (millones) de vehículos.
Como se muestra en la Figura 15.4, los consumidores ganarían significativamente gracias a la disponibilidad de impor­
taciones (el excedente del consumidor aumentaría hasta aproximadamente 11 800 millones de dólares), aunque una
parte significativa de esta ganancia (10 700 millones) representaría una transferencia de los productores nacionales a
los consumidores.

E fecto s de un arancel. Si la presión de los productores nacionales consigue que el gobierno imponga, por ejem­
plo, un arancel de 500 dólares, el precio mundial de los automóviles aumentaría hasta 9,5 (miles de dólares), la can­
tidad demandada se reduciría (hasta 13,4), y la oferta nacional aumentaría (hasta 12,4). Las importaciones se reduci­
rían a un millón de vehículos. Los efectos sobre el bienestar de estos cambios se pueden calcular directamente, o se
pueden aproximar mediante las expresiones de las Ecuaciones 15.22 y 15.23. Un cálculo directo de permite obte­
ner7
DWl = 0,5(0,5)(14,3-13,4) = 0,225, (15 27)

y, para DW2 , tenemos


DW2 = 0,5(0,5) (12,4-11,7) = 0,175. (15.28)

Por tanto, tenemos que la pérdida muerta provocada por el arancel (400 millones) es aproximadamente igual a los
ingresos arancelarios totales (500 millones).

E fecto s de una cuota. Una cuota a la importación de automóviles igual a un millón de vehículos tendrá efectos
idénticos a los de un arancel de 500 dólares. El precio de equilibrio aumentaría en 500 dólares y se produciría una
importante transferencia de los consumidores nacionales a los productores nacionales. La pérdida muerta de 400 millo­
nes de dólares también sería la misma que antes. Sin embargo, ahora no habrá ingresos arancelarios. La pérdida del
excedente del consumidor de 500 millones de dólares será transferida a cualquiera que pueda apropiarse de los dere­
chos de importación de vehículos. Puesto que el derecho de importar un vehículo vale 500 dólares, parece probable
que habrá un interés activo en adquirir estos derechos.

PREGUNTA:¿Cuál es la transferencia total de los consumidores a los productores debida a un arancel o


a una cuota en este problema? ¿Quién recibirá esta transferencia en última instancia?

7 Puesto que e l arancel aquí e s aproxim adam ente I = 0 ,055, la Ecuación 15.22 d a un v alor aproxim ado d e DW¡ de 0 ,2 3 4 , m ientras que la
Ecuación 15.23 dem uestra que DW ¡ = 0,159. L a pérdida m uerta total estim ada es aproxim adam ente d e 400 000.

©ITES-Paraninfo
422 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

R e su m e n

En este capítulo hemos demostrado cómo se puede utilizar el modelo competitivo para analizar una amplia
gama de actividades y políticas económicas. Algunas lecciones generales de estas aplicaciones incluyen:

• Los conceptos del excedente del productor y del consumidor ofrecen una forma útil de analizar los
efectos de cambios económicos sobre el bienestar de los agentes del mercado. Los cambios del exce­
dente del consumidor representan cambios en la utilidad total de los consumidores por consumir deter­
minado bien. Los cambios en el excedente del productor a largo plazo representan cambios de los ren­
dimientos que reciben los factores productivos.

• Los controles de precios implican tanto transferencias entre productores y consumidores como pérdi­
das de transacciones que podrían beneficiar tanto a consumidores como a productores.

• El análisis de la incidencia de los impuestos hace referencia a la determinación de cuál será el agen­
te económico que asuma en última instancia la carga de un impuesto. Por lo general, esta incidencia
afectará fundamentalmente a aquellos agentes que tengan respuestas inelásticas ante variaciones de los
precios. Los impuestos también implican una pérdida muerta que constituye una carga “excesiva” ade­
más de la carga impuesta por los ingresos impositivos recaudados.

• Los costes de transacción se pueden modelizar en ocasiones como impuestos. Tanto los impuestos
como los costes de transacción pueden afectar a las características de las transacciones en función de
cómo se incurra en estos costes.

• Las restricciones al comercio como los aranceles o las cuotas provocan transferencias entre consumi­
dores y productores y pérdidas muertas de bienestar económico. Los efectos de muchos tipos de res­
tricciones comerciales se pueden modelizar como equivalentes a un arancel por unidad.

Problem as
15 .1
Suponga que la demanda de brócoli viene dada por
2 = 1 0 0 0 - 5P,

donde Q es la cantidad anual medida en cientos de fanegas y P es el precio en dólares por cien fanegas. La curva de
oferta a largo plazo viene dada por
2 = 4 P -8 0 .
a) Demuestre que la cantidad de equilibrio aquí es Q = 400. Para este nivel de producción, ¿cuál es el precio de equi­
librio? ¿Cuánto se gasta en total? ¿Cuál es el excedente del consumidor en este equilibrio? ¿Cuál es el excedente
del productor en este equilibrio?
b) ¿Cuánto excedente del productor y del consumidor se perdería si Q = 300 en vez de Q = 400?
c) Demuestre que la asignación entre proveedores y demandantes de la pérdida del excedente del productor y del con­
sumidor descrita en el apartado anterior depende del precio al que se venda el brócoli. ¿Cómo se compartiría la
pérdida si />=140? ¿Qué pasaría si P - 95?
d) ¿Cuál sería la pérdida total del excedente del productor y del consumidor si Q = 450 en vez de Q = 400? Demuestre
que la cuantía de esta pérdida total también es independiente del precio de venta.

©ITES-Poraninfo
Capitulo 15 A n á lis is c o m p e titiv o a p lic a d o 423

15.2
La industria de rapé hecho a mano está compuesta por 100 empresas idéniieas y cada una tiene unos costes totales a
corto plazo dados por
CTq> = 0,5 ? 2 +10^ + 5

y por costes marginales a corto plazo dados por


CMgcp = <7+10,

donde q es la producción diaria de cajas de rapé.


a) ¿Cuál es la curva de oferta a corto plazo de cada fabricante? ¿Cuál es la curva de oferta a corto plazo del conjun­
to del mercado?
b) Suponga que la demanda viene dada por
0 = 1100-50/».

¿Cuál será el equilibrio en este mercado? ¿Cuáles serán los beneficios totales a corto plazo de cada empresa?
c) Dibuje el equilibrio del mercado y calcule el excedente del productor a corto plazo en este caso.
d) Demuestre que el excedente del productor calculado en el apartado anterior es igual a los beneficios totales de la
industria más los costes fijos a corto plazo de la industria.

15.3
La industria perfectamente competitiva de copias de vídeos está compuesta por muchas empresas que pueden copiar
cinco cintas al día a un coste medio de 10 dólares por copia. Cada empresa también tiene que pagar derechos de autor
a los estudios cinematográficos, y los derechos por película (r) son una función creciente de la producción total de la
industria (0 ) dada por
r = 0, 002(2 .
La demanda viene dada por
0 = 1050 - 50/».

a) Suponiendo que la industria se encuentra en equilibrio a largo plazo, ¿cuál será el precio y la cantidad de equili­
brio de cintas copiadas? ¿Cuántas empresas habrá en la industria? ¿A cuánto ascenderán los derechos de autor por
copia?
b) Suponga que la demanda de cintas copiadas aumenta hasta
0 = 1600-50/».
¿Cuál es ahora el precio y la cantidad de equilibrio a largo plazo? ¿Cuántas empresas habrá? ¿A cuánto ascende­
rán los derechos de autor por copia?
c) Dibuje estos equilibrios a largo plazo y calcule el incremento del excedente del productor entre las situaciones des­
critas en el apartado (a) y el (b).
d) Demuestre que el incremento del excedente del productor es exactamente igual al incremento de los derechos paga­
dos a medida que aumenta 0 de su nivel del apartado (b) al nivel del apartado (c).

15.4
Vuelva a analizar el mercado de brócoli descrito en el Problema 15.1.
a) Suponga que la demanda de brócoli se desplazara hacia fuera hasta
0 = 1270 - 5/».

®fTES-ftwontn/¡>
424 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

¿Cuál sería el nuevo precio y la nueva cantidad de equilibrio en este mercado?


b) ¿Cuáles serían los nuevos niveles del excedente del productor y del consumidor en este mercado?
c) Suponga que el gobierno impidiera que el precio del brócoli aumentara por encima de su nivel de equilibrio del
Problema 15.1. Describa cómo se reasignaría o se perdería totalmente el excedente del productor y del consumi­
dor medidos en el apartado anterior.

1 5 .5
Volviendo de nuevo al mercado de brócoli descrito en el Problema 15.1, suponga que el gobierno impusiera un
impuesto de 45$ por 100 fanegas de brócoli.
a) ¿Cómo afectaría este impuesto al equilibrio del mercado?
b) ¿Cómo se repartiría la carga de este impuesto entre compradores y vendedores?
c) ¿Cuál es la carga excesiva de este impuesto?
d) Suponga ahora que la demanda de brócoli cambiara a
2 = 2 2 0 0 -1 5 ? .
Responda a los apartados (a) y (b) con esta nueva curva de demanda.
e) Suponga ahora que el mercado de brócoli se caracteriza por la curva de demanda inicial descrita en el Problema
15.1, pero que la curva de oferta es
2 = 10P-800.

Responda a los apartados (a) y (b) para este caso.


f) ¿Qué concluye comparando estos tres casos de la incidencia de un impuesto sobre el mercado de brócoli?

1 5 .6
Suponga que el gobierno impusiera un impuesto de 3$ sobre las cajas de rapé de la industria descrita en el Problema
15.2.
a) ¿Cómo alteraría este impuesto el equilibrio del mercado?
b) ¿Cómo se repartiría este impuesto entre compradores y vendedores?
c) Calcule la pérdida total del excedente del productor debido a los impuestos sobre el rapé. Demuestre que esta pér­
dida es igual al cambio de los beneficios totales a corto plazo en la industria. ¿Por qué no se incluyen los costes
fijos en este cálculo de la variación del excedente del productor a corto plazo?

1 5 .7
Suponga que el gobierno impone un impuesto de 5,5$ por película en la industria de copias de películas descrita en el
Problema 15.3.
a) Suponiendo que la demanda de películas es la dada en el apartado (a) del Problema 15.3, ¿cómo afectará este
impuesto al equilibrio del mercado?
b) ¿Cómo se asignará la carga de este impuesto a consumidores y productores? ¿Cuál será la pérdida del excedente
del productor y del consumidor?
c) Demuestre que la pérdida del excedente del productor provocada por este impuesto es asumida totalmente por los
estudios cinematográficos. Explique su resultado de manera intuitiva.

1 5 .8
La demanda nacional de radios portátiles viene dada por

®IT£S^oromnfo
Capitulo 75 A n á lis is c o m p e titiv o a p lic a d o 425

{9 = 5 0 0 0 - 1 0 0 ? ,

donde el precio (?) se mide en dólares y la cantidad (Q) en miles de radios al año. La curva de oferta nacional de
radios viene dada por
(2 = 150?.
a) ¿Cuál es el equilibrio del mercado nacional de radios portátiles?
b) Suponga que las radios portátiles se pueden importar a un precio mundial de 10 dólares por radio. Si no hay obs­
táculos al comercio, ¿cuál sería el nuevo equilibrio del mercado? ¿Cuántas radios portátiles se pueden importar?
c) Si los productores nacionales de radios portátiles consiguieran que se impusiera un arancel de 5$, ¿cómo cambia­
ría el equilibrio del mercado? ¿Cuánto se recaudaría en ingresos arancelarios? ¿Qué parte del excedente del con­
sumidor se transferiría a los productores nacionales? ¿Cuál seria la pérdida muerta del arancel?
d) ¿Cómo cambiarían sus resultados del apartado anterior si el gobierno alcanzara un acuerdo con los oferentes
extranjeros para que limitaran “voluntariamente” sus exportaciones de radios portátiles a
1 250 000 radios anuales? Explique en qué difiere este caso del de un arancel.

15.9
En el Ejemplo 15.3 hemos demostrado que la pérdida muerta de un arancel de 500$ sobre los automóviles importa­
dos era aproximadamente igual a la cantidad de ingresos arancelarios recaudados. ¿Cómo aumentaría la carga margi­
nal del impuesto si se elevara el arancel hasta 6005 frente a los ingresos arancelarios marginales recaudados? Explique
sus resultados de forma intuitiva.

15.10
En nuestro análisis de los aranceles hemos supuesto que el país en cuestión tiene una curva de oferta de importacio­
nes perfectamente elástica. Suponga ahora que la curva de oferta de los bienes importados tiene pendiente positiva.
a) Demuestre gráficamente cómo se determinará el nivel de importaciones.
b) Utilice su gráfico del apartado anterior para mostrar los efectos de un arancel en este mercado.
c) Identifique exactamente las fuentes de diversos cambios en el excedente del productor y del consumidor provoca­
dos por el arancel del apartado anterior.
d) Demuestre que las pérdidas muertas provocadas por el arancel en este caso dependerán de la elasticidad de la
demanda y de las elasticidades de oferta de los bienes nacionales e importados.

Lectu ras re co m e n d ad as
Borenstein, S. “The Evolution of U.S. Airline Competition." Journal of Economic Perspectives (Spring 1992): 45-74.
Careful empiricai analysis ofihe ways in which competition is (or is not) manifested in the U.S. airline industry.
Bosworth, B. y G. Burtless. “Effective Tax Reform in Labor Supply, Investments, and Saving". Journal of Economic
Perspectives (Winter 1992): 3-75.
¡Ilústrales how the impact of laxes can be modeled in a vaiiety o f markets.
deMelo, J. y D.G. Tarr. “The Welfare Costs of U.S. Quotas in Textiles, Steel, and Autos". Review of Economics and
Statistics (Augusí 1990): 489-497.
A nice study o f the quota question in a general equilibrium context. Finds that the quotas studied have the same quanti-
tative effects as a tariffrate ofabout 20 percent.
Mokre, M.R. y D.G. Tarr. “Effects of Restrictíans in United States ímports: Five Case Studies and Theory”. Federal Trade
CoimnissiotiReport (June 1980).
Lays out the theory o f trade distortions and applies the theory to U.S. trade in CB radios, color teievisions, sugar foot-
* “ '■ Onfmefdad eatolica de Colombia
B IB L IO T E C A ©ITES-Paraninfo
EQUILIBRIO GENERAL COMPETITIVO

Los modelos de equilibrio parcial, como los de los Capítulos 14 y 15, son, evidentemente,
inadecuados para analizar todos los efectos que se producen cuando las variaciones del
precio de mercado tienen efectos en otros mercados. Por el contrario, necesitamos un
modelo económico que nos permita analizar muchos mercados simultáneamente. Aunque la
construcción de estos modelos de equilibrio general (en muchos mercados) ¡levan mucho
tiempo interesando a los economistas (en efecto, muchas de las herramientas que vamos a
presentar en este capitulo fueron desarrolladas inicialmente en el siglo XIX), no fue posi­
ble aplicar estos modelos a situaciones reales en los mercados hasta la aparición de la
moderna tecnología informática. En este capítulo sólo haremos unos pocos comentarios
sobre estas importantes innovaciones en la construcción de modelos económicos: nos inte­
resará más el desarrollo de la teoría de la determinación del precio de equilibrio general.
Las ampliaciones a este capítulo describen algunos intentos recientes de construir modelos
informáticos.
428 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

S iste m a de p re cios perfectam ente com p etitivos


El modelo que vamos a desarrollar en este capítulo es fundamentalmente una elaboración del modelo de
oferta y demanda presentado en el Capítulo 14. Aquí, vamos a suponer que todos los m ercados son del tipo
descrito en ese capítulo y dos referiremos a ese conjunto de mercados como un sistema de precios perfec­
tamente competitivos. El supuesto es que existe una serie de bienes homogéneos en esta economía sencilla.
En esta lista de bienes no sólo se incluyen artículos de consumo sino también factores de producción (cuya
fijación de precios se describirá en la Parte VII). Cada uno de estos bienes tiene un precio de equilibrio,
que se fija por la relación entre oferta y demanda1. Para este conjunto de precios, todos los mercados se
vacían en el sentido de que los oferentes están dispuestos a ofrecer la cantidad que es demandada y los con­
sumidores demandarán la cantidad que es ofertada. También suponemos que no hay costes de transacción
o de transporte, y que tanto los individuos como las empresas conocen perfectamente los precios de mer­
cado existentes.

La ley de un único precio

Debido a los supuestos de costes de transacción nulos y de información perfecta, cada bien cumple la ley
de un único precio: un bien homogéneo se intercambia al mismo precio independientemente de quién lo
com pre o de qué empresa lo venda. Si se pudiera intercambiar un bien a dos precios distintos, los deman­
dantes se apresurarían a com prar el bien donde fuera más barato, y las empresas intentarían vender su pro­
ducción donde el bien fuera más caro. Estas acciones tenderían a igualar el precio del bien. Por tanto, en,
un mercado perfectamente competitivo, todos los bienes deben tener un único precio. Ésta es la razón por!
la que hablamos, sin ambigüedades, de “el" precio del bien.

S u p u e s t o s so b re la com petencia perfecta

El modelo de competencia perfecta supone que las personas y las empresas reaccionan a los precios de
forma concreta:
1. Se supone que hay un gran número de personas que com pran cualquier bien. Cada persona toma
todos los precios como dados y ajusta su comportamiento para maximizar la utilidad, dados los pre­
cios y su restricción presupuestaria. Las personas también pueden ser oferentes de servicios produc­
tivos (por ejemplo, el trabajo) y, en estas decisiones, también consideran que los precios están
dados2.

2. Se supone que hay un gran número de empresas que produce cada uno de los bienes, y cada una de
las empresas sólo produce una pequeña parte de la producción total de cualquiera de los bienes. Al
tom ar sus decisiones sobre factores productivos y producción, se supone que las empresas intentan
maximizar sus beneficios. Las empresas consideran que todos los precios están dados cuando toman
estas decisiones de maximización de beneficios.

1 H ay que d ejar claro una característica d e esta relación del m ercado desde el principio. El m ercado perfectam ente com petitivo sólo deter­
m ina precios relativos (no absolutos). E n este capítulo nos centram os fundam entalmente e n los precios relativos. N o im porta que los pre­
cios de, por ejem plo, las m anzanas y las naranjas sean de 0,1 y 0 ,2 dólares respectivam ente, o de 10 y 20 dólares. Lo im portante es que,
en am bos casos, se pueden cam biar dos m anzanas por una naranja en el m ercado. E n las últim as secciones del capitulo analizarem os bre­
vem ente el papel del dinero y la determ inación de precios absolutos.
2 Puesto que uno d e los precios representa el salario, la restricción presupuestaria relevante es, realm ente, una restricción tem poral. Así es
com o analizarem os tas elecciones entre trabajo y ocio de los individuos e n e l Capítulo 22.

©ITES-ftjronin/b
Capitulo 16 Equilibrio general co m p e titiv o 429

Estos supuestos deberían sonarle conocidos porque hemos estado haciéndolos a lo largo de este manual.
Nuestro objetivo aquí consiste en m ostrar cómo funciona todo el sistema económico cuando todos los m er­
cados funcionan de esta manera.

U n sencillo m od elo gráfico del equilibrio general


Iniciamos nuestro análisis con un modelo gráfico muy sencillo del equilibrio general en el que hay dos bie­
nes, que llamaremos X e Y. Este modelo será muy útil porque incorpora muchas de las características de
representaciones mucho más complejas del équilibrio general de la economía. Utilizaremos mucho este
modelo en capítulos posteriores cuando necesitemos un análisis de varios mercados.

D e m a n d a en el equilibrio general

En últim a instancia, los patrones de demanda en una economía vienen determinados por las preferencias de
los individuos. Para nuestro sencillo modelo supondremos que todos los individuos tienen preferencias
idénticas, que se pueden representar mediante un mapa de curvas de indiferencia3 definido para distintas
cantidades de los bienes, X e Y. La ventaja de este planteamiento para nuestros fines es que este mapa de
curvas de indiferencia (que es idéntico a los que hemos estado utilizando en los Capítulos 3 a 6) muestra
cómo clasifican los individuos el consumo de combinaciones que incluyen ambos bienes. Esta clasificación
es, precisamente, lo que queremos decir por “demanda” en el contexto del equilibrio general. Por supues­
to, no podemos saber qué combinaciones de bienes se elegirán realmente hasta que no sepamos cuáles son
las restricciones presupuestarias de los demandantes. Puesto que los ingresos provienen de.La.oferta_de tra­
bajo, capital, y otros recursos por parte de los individuos para el proceso productivo, debemos retrasar este
análisis haFta que no hayamos analizado las fuerzas de producción y oferta en nuestro modelo.

Oferta en el equilibrio general

El desarrollo del concepto de la oferta en el equilibrio general para este modelo con dos bienes es un pro­
ceso algo más complejo que la descripción del lado de la demanda del mercado porque hasta añora no
hemos analizado la producción y oferta de dos bienes simultáneamente. Nuestro planteamiento consiste en
utilizar la curva conocida de posibilidades de producción (véase el Capítulo 1) para este fin. Al analizar la
forma en que se construye esta curva, también podemos utilizar esta construcción para analizar la forma
en que se relacionan los mercados de productos y de tactores productivos.

El diagram a de la caja de E d ge w orth


L a construcción de la curva de posibilidades de producción de dos bienes ( X e f ) parte del supuesto de que
hay cantidades fijas de factores capital y trabajo que se deben asignar a la producción de ambos bienes. Las
posibles asignaciones' de estos factores se pueden ilustrar con un diagrama que representa una caja de
Edgeworth. cuyas dimensiones vienen dadas por las cantidades totales de trabajo y capital disponibles.

3 H a y a lg u n o s p ro b le m a s té c n ic o s re la c io n ad o s c o n la u liliz a c ió n d e u n ú n ic o m a p a d e c u rv a s d e in d iferen c ia p a ra re p re s e n ta r la s p re fe re n ­
c ia s d e to d a u n a co m u n id ad d e in d iv id u o s. E n e sie c a s o , la ta sa m a rg in a l d e su stitu ció n (es d e c ir, la p e n d ie n te d e la c u rv a d e in d iferen c ia
d e la c o m u n id a d ) d e p e n d e rá d e c ó m o se d istrib u y e n lo s b ie n e s d isp o n ib les e n tre lo s ind iv id u o s: el in c re m e n to d e Y to ta l n e ce sario p a ra
c o m p e n sa r la re d u c ció n d e u n a u n id a d d e X d e p e n d e rá d e a q u é in d iv id u o (s) se q u ite X . A u n q u e a q u í n o v am o s a a n a liz a r e sta c u e s tió n en
d e ta lle , h a sid o m u y a n aliza d a e n la lite ra tu ra s o b re e l c o m e rc io in tern acio n al. P a ra u n o d e los p rim e ro s e je m p lo s, v éase T b o r d e
S c ito v s z k y , " A R e c o n s id e ra ro n o f th e T h e o ry o f T a riffs " , R e v ie w o fE c o n o m ic S tu d ie s (v e ra n o d e 1942): 89-110.

©ITES-Paranmfb
430 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

En la Figura 16.1, la longitud de la caja representa el total de horas de trabajo, y la altura de la caja
representa el total de horas de capital. La esquina inferior izquierda de la caja representa el “origen” para
mwfir el capital y el trabajo dedicados a la producción de) bien X . La esquina superior derecha de la caja
representa el origen de los recursos dedicados a la producción de Y. Utilizando estas convenciones, se
puede considerar que cualquier punto dentro de la caja es una asignación de pleno empleo de los recursos
disponibles entre los bienes X e F. P or ejemplo, el punto A representa una asignación en la que se dedica
a la producción de X el núm ero indicado de horas de trabajo junto con un determinado número de horas de
capital. La producción del bien Y utiliza todo el trabajo y el capital que “sobran” . El punto A de la Figura
16.2, por ejemplo, también m uestra la cantidad exacta de trabajo y capital utilizada en la producción de Y.
Cualquier otro punto de la caja tiene una interpretación análoga. Así pues, la caja de Edgeworth muestra
todas las formas posibles en que se pueden utilizar el trabajo y el capital para producir X e Y.

FIG U RA 16.1 Construcción de un diagrama de caja de Edgeworth para la producción

Las dimensiones de esta caja vienen dadas por las cantidades totales disponibles de trabajo y capital. Las cantidades de estos
recnrsos dedicados a la producción de X se miden a lo largo del origen Ox ; las cantidades dedicadas a la producción de Y
se miden desde 0 Y. Cualquier punto de la caja representa una asignación de pleno empleo de los recunos disponibles entre
los dos bienes.

Trabajo en la producción de Y
Trabajo para X Trabajo para Y
o„
Capital en
la producción
de Y
2*.
IB
rae

aa
u
o.
<0
U


Capital en
la producción
de X o
O,
Trabajo total

Trabajo en la producción de X -

A sig n a c io n e s eficientes

Muchas de las asignaciones que se m uestran en la Figura 16.1 son técnicamente ineficientes en tanto en
cuanto es posible producir más tanto de X como de Y desplazando capital y trabajo entre ambos bienes. En
nuestro modelo supondremos que en los mercados competitivos no se producen estas elecciones ineficien­
tes de factores (por cuestiones que analizaremos con más detalle en el próximo capítulo). Por tanto, debe­
mos encontrar en la Figura 16.1 cuáles son las asignaciones eficientes, porque estas asignaciones son las

©/TES-Poraninfo
Capítulo 16 Equilibrio ge ne ra l c o m p e titiv o 431

que m uestran los niveles de producción reales en este modelo. Para ello, introducimos los mapas de iso­
cuantas para el bien X (utilizando como punto de origen Ox ) y para el bien Y (utilizando como punto de
origen Or ), tal y como se muestra en la Figura 16.2. En este gráfico es evidente que la asignación arbi­
traria A es ineficiente.

Si se asigna el capital (K) y el trabajo {L ) de esta m anera, se produce Y2 junto con X 7. Si nos move­
mos a lo largo de la isocuanta Y2 hasta P3, podremos mantener constante la producción de Y y a u m e n t a r
la producción de X hasta X 3. Así pues, el punto A no era una asignación eficiente porque se puede aumen­
tar la producción de un bien (X) sin reducir la producción del otro (F). Aunque el punto A y el punto P3
representan asignaciones de pleno empleo de los recursos disponibles, la asignación en el punto f* es tal
que el bien X utiliza más capital y menos trabajo, mientras que el bien y utiliza más trabajo y menos capi­
tal que en el punto A .

FIGURA 16.2 El diagrama de la caja de Edgeworth de eficiencia en la producción

Este gráfico añade las isocuantas productivas de X e K a la Figura 16.1. A sí, m uestra las formas técnicamente eficientes para
asignar cantidades fijas de K y L entre la producción de ambos bienes. La curva que une Ox y 0 Y m uestra el conjunto de
estos puntos eficientes. A lo largo de esta curva, la R S T (de L p o r K) en la producción del bien X es igual a la R ST en la pro­
ducción de F.

Las asignaciones eficientes en la Figura 16.2 son asignaciones como Pl t P¡,Pi y P4, donde las isocuan­
tas son tangentes entre sí. En cualquier otro punto de la caja, las isocuantas de los dos bienes se cortan, y
podemos dem ostrar que estos puntos son ineficientes utilizando el mismo razonamiento que para el punto
A . Sin embargo, en los puntos de tangencia no se puede lograr esta m ejora sin ambigüedades. Por ejem­
plo, al pasar de P2 a P: se produce más de X pero al coste de producir menos Y, por lo que P3 no es “más
eficiente” que P2: ambos puntos son eficientes. La tangencia de las isocuantas del bien X y el bien y impli­
can que sus pendientes son iguales. Es decir, la R S T de capital por trabajo es igual en la producción de X
y en la de Y. En el próximo capítulo veremos cómo son los mercados competitivos de factores productivos
los que hacen que las empresas tomen estas elecciones eficientes entre factores.

© ITES-Paron'mfo
432 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

La curva que une Ox y 0 Y incluye todos estos puntos de tangencia y, por tanto, muestra todas las asig­
naciones eficientes de trabajo y capital. Los puntos fuera de esta curva son ineficientes porque se pueden
lograr mejoras productivas sin ambigüedades volviendo a distribuir los factores entre los dos bienes. Los
puntos en la curva Ox OY son todos, sin embargo, asignaciones eficientes porque sólo se puede producir
más X reduciendo la producción de Y, y viceversa.

Frontera de posibilidades de producción

El conjunto de puntos eficientes de la Figura 16.2 muestra la producción máxima de Y que se puede con­
seguir para cualquier nivel de producción dado de X. Podemos utilizar esta información para construir una
frontera de posibilidades de producción, que muestra niveles de producción alternativos de X e Y que se
pueden obtener con determinadas cantidades fijas de trabajo y capital. En la Figura 16.3 se ha dibujado el
conjunto de puntos eficientes Ox OY de la Figura 16.2 y se ha transferido a un gráfico en el que aparecen
las producciones de X e F e n los ejes. Por ejemplo, en Ox no se dedica ningún recurso a la producción de
X; por tanto, la producción de y e s la máxima posible con los recursos existentes. Análogamente, en 0 Y
la producción de X es la máxima posible. Todos los demás puntos de la frontera de posibilidades de pro­
ducción (por ejemplo, P],P 2,P¡ y Pt ) se derivan del conjunto de puntos eficientes de la misma manera.
Así pues, hemos llegado a la siguiente definición:

D e f in ic ió n ___________________________________________________________________ ___________ ________

Frontera de posibilidades de producción La frontera de posibilidades de producción muestra las


combinaciones alternativas de dos producciones que se pueden obtener con cantidades fijas de factores
si se emplean eficientemente dichos factores. _________________ _______

Relación de transform ación del producto

La pendiente de la frontera de posibilidades de producción muestra cómo se puede sustituir producción de


X por producción de Y cuando se mantienen constantes los recursos totales. Por ejemplo, para puntos pró­
ximos a Ox sobre la frontera de posibilidades de producción, la pendiente es una cifra negativa baja, por
ejemplo, lo que implica que si se reduce la producción de T e n una unidad se puede aum entar la pro­
ducción de X en 4 unidades. Por otra pane, cerca de 0 Y. la pendiente es una cifra negativa alta, por ejem­
plo, 5. lo que implica que hay que reducir la producción de y en 5 unidades para poder producir una
unidad más de X. La pendiente de la frontera de posibilidades de producción demuestra, claramente, las
posibilidades que existen de intercambiar la producción de Y por la de X. Esta pendiente negativa se cono­
ce como la relación de transformación del producto {RTP):

j D e f in ic ió n

Relación de transform ación del producto La relación de transformación del producto {RTP) entre
dos productos es la pendiente con signo negativo de la frontera de posibilidades de producción de estos
productos. Matemáticamente,

RTP {de X por Y ) = - l a pendiente de la frontera de posibilidades de producción =


dY (1 6 .1 )
= (a lo largo de Ox Or ).
dX

©fTES^jrwiin/b
Capítulo 16 Equilibrio general co m p e titiv o 433

F IG U R A 1 6 .3 Frontera de posibilidades de producción

La frontera d e posibilidades d e producción m uestra combinaciones alternativas de X e V que puede producir una em presa de
manera eficiente con recursos fijos. La curva se puede derivar de la Figura 16.2 alterando los factores eDtre la producción
de X y de Y al tiempo que se m antienen las condiciones de eficiencia. La pendiente negativa de la curva de posibilidades de
producción se denomina relación de transformación del producto (RTF).

La RTP muestra cómo se puede intercambiar técnicamente X por Y al tiempo que se mantienen empleados
de forma eficiente los factores productivos disponibles.

Form a de la frontera de posibilidades de producción


La frontera de posibilidades de producción que se muestra en la Figura 16.3 tiene una RTP creciente. Para
niveles de producción cercanos a Ox , se debe sacrificar relativamente poco Y para obtener una unidad más
de X (- d Y /d X es pequeña). Por otra p ane, cerca de 0 Y sólo se puede obtener más de X con reducciones
sustanciales de la producción de Y ( - d Y /d X es grande). En esta sección veremos por qué se puede espe­
rar esta forma cóncava en la mayoría de las situaciones productivas.

Un prim er paso en este análisis consiste en reconocer que la RTP es igual a la relación del coste mar­
ginal de X (CMgx ) respecto al coste marginal de Y (CMgf ). Intuitivamente, este resultado es evidente.
Suponga, por ejemplo, que X e Y se producen únicamente con trabajo. Si hacen falta dos horas de trabajo
para producir una unidad más de X , podremos decir que el CMgx es igual a 2. Análogamente, si sólo hace
falta una hora de trabajo para producir una unidad adicional de Y. el CMgr es igual a 1. Pero, en esta situa­
ción, es evidente que la RTP es 2: se debe renunciar a dos unidades de K para obtener suficiente trabajo
para aumentar Y en una unidad. Por tanto, la RTP es, en efecto, igual al cociente de los costes marginales
de los dos bienes.

®ITE$-Paranmfo
434 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

M ás formalmente, suponga que los costes (por ejemplo, en términos de “desutilidad'’ experimentada
por los proveedores de factores) de cualquier combinación de productos vienen dados por C ( X , L). A lo
largo de la frontera de posibilidades de producción, C (X , Y ) será constante porque la cantidad de facto­
res es fija. Por tanto, podemos escribir la derivada total de la función de costes como

d C = — dX + — d Y = 0 (16.2)
dX dY
para variaciones de X e Y a lo largo de la frontera de posibilidades de producción. Realizando operaciones
en la Ecuación 16.2 obtenemos

RTP- > 1013180 de ° A ) = f f r (163)

que es precisamente lo que queríamos demostrar: la RTP se mide como ios-cóstes marginales relativos de
los dos bienes.

Para ver las razones por las que podemos esperar que la RTP aumente con movimientos en el sentido
de las agujas del reloj a lo largo de la frontera de posibilidades de producción, podemos empezar viendo
por qué debe aumentar la relación del CMgx respecto al CMgr a medida que aumenta la producción de X
y se reduce la de Y. Primero presentamos argumentos relativamente sencillos que sólo se aplican a casos
especiales; después volveremos a un argumento general más sofisticado.

R e n d im ie n t o s d e c r e c ie n t e s

El razonamiento m ás frecuente que se ofrece para explicar la forma cóncava de la frontera de posibilida­
des de producción es el supuesto de que ambos bienes se producen en condiciones de rendimientos decre­
cientes. Por tanto, el aumento de la producción del bien X elevará su coste marginal, mientras que la dis­
minución de la producción de Y reducirá su coste marginal. La Ecuación 16.3 muestra por tanto que la RTP
aumentará para movimientos a lo largo de la frontera de posibilidades de producción de Ox a Or . U n pro­
blema de esta explicación, por supuesto, es que sólo sirve para los casos en que ambos bienes tienen ren­
dimientos decrecientes a escala, y ese supuesto depende de las razones teóricas por las que se pueda pre­
ferir al supuesto de rendimientos constantes o incluso crecientes a escala que hemos visto en otras partes
de este manual.

F actores e s p e c ia l iz a d o s

Si algunos factores fueran más “adecuados” para la producción de X que para la producción de Y (y vice­
versa), también se podría explicar la form a cóncava de la frontera de posibilidades de producción. En este
caso, el aumento de la producción de X exigiría emplear factores cada vez menos adecuados para la pro­
ducción de ese bien. Por tanto, los costes marginales de X aumentarían. Por otra parte, los costes margi­
nales de Y disminuirían, ya que un m enor nivel de producción de Y perm itiría utilizar únicamente aquellos
factores más adecuados para la producción de Y. Este argumento se puede utilizar, por ejemplo, para el
caso de un agricultor con diversos tipos de tierra para distintos cultivos. Al intentar aumentar la produc­
ción de cualquiera de los cultivos, el agricultor se vería obligado a cultivarlo en terrenos cada vez menos
adecuados. Aunque este tipo de supuestos sobre los factores especializados tiene una importancia conside­
rable a la hora de explicar diversos fenómenos del mundo real, está no obstante en contra de nuestro
supuesto general de que los factores productivos son homogéneos. No puede, pues, constituir una explica­
ción fundamental de la concavidad.

®ITES-Porantnfo
Capítulo 16 Equilibrio ge n e ra l c o m p e titiv o 435

D is t in t a s in t e n s id a d e s d e l u s o d e l o s f a c t o r e s

Si los factores son homogéneos y las funciones de producción tienen rendimientos constantes a escala, la
frontera de posibilidades de producción será cóncava si los bienes X e Y utilizan los factores en distintas
proporciones4. E n ia caja de producción de la Figura 16.2, por ejemplo, el bien X es intensivo en capital
respecto al bien Y. Es decir, en cualquier punto a lo largo de la curva de contrato O xO r , el cociente de K
respecto a L en la producción de X es superior al cociente de K respecto a L para la producción de Y. la
curva arqueada Ox Or siempre está por encima de la diagonal principal de la caja de Edgeworth. Si, por
otra parte, el bien Y hubiera sido relativamente intensivo en capital, la curva de contrato arqueada Ox OY
se hubiera situado por debajo de la diagonal. Aunque aquí no vamos a presentar una demostración formal
de por qué la desigual intensidad del uso de los factores da lugar a una frontera de posibilidades de pro­
ducción cóncava, es posible sugerir intuitivamente por qué es asi. Considere cualesquiera dos puntos sobre
la frontera Ox OY en la Figura 16.3: por ejemplo, Pr (con coordinadas X ,, F4) y P, (con coordenadas
X3, y2). Una forma de obtener una combinación de productos "entre” y P, sería producir la combina­
ción

*■+*3 y*+ Y 2
2 ’ 2

Debido al supuesto de rendimientos constantes a escala, esta combinación sería factible y utilizaría ple­
namente ambos factores productivos. La combinación se situaría en el punto medio de una línea recta que
uniera los puntos P¡ y P3. Aunque este punto es factible, no es eficiente, como se puede ver analizando
los puntos Pt y P3 en la caja de la Figura 16.2. Dada ia naturaleza arqueada de la curva de contrato, ia
producción en un pumo intermedio entre p y Pi estaría fuera de la curva de contrato: la producción en
un punto como P2 ofrecería más de ambos bienes. La frontera de posibilidades de producción en la Figura
16.3 debe, por tanto, “arquearse” por encima de la línea recta p p 3. Puesto que se puede hacer esta demos­
tración para cualesquiera dos puntos sobre Ox OY, hemos demostrado que la frontera es cóncava: es decir,
la RTP aumenta a medida que aumenta la producción del bien X. Cuando la producción se reasigna en direc­
ción noreste a lo largo de la curva de contrato Ox OY (en la Figura 16.2), el cociente capital-trabajo dismi­
nuye en la producción tanto de X como de Y. Puesto que el bien X es capital intensivo, este cambio hace
que CMgx aumente. Por otra pane, puesto que el bien Y es intensivo en trabajo, el CMgy disminuye. Por
u n to , el coste marginal relativo de X (tal y como queda reflejado en la RTP) aum enu.

C o ste de oportunidad

La curva de posibilidades de producción m uestra, por tamo, que hay muchas combinaciones eficientes posi­
bles de dos bienes y que la producción de m á s de un bien exige reducir la producción de algún otro bien.
Esto es precisamente lo que quieren decir los econom isus con la expresión coste de oportunidad. El coste
de producir más de X se puede m edir directamente mediante la reducción que implica de la producción de
Y. Por tanto, la mejor forma de medir el coste de una unidad más de X consiste en utilizar la RTP (de X
por Y) en el punco pertinente de la frontera de posibilidades de producción. El hecho de que este coste
aumente a medida que se produce más de X representa, una formulación general de la oferta en un contex­
to de equilibrio general.

4 S i. a d em ás d e fa c to re s h o m o g é n e o s y re n d im ie n to s c o n sta n te s a e sc a la , c a d a b ie n u tiliz a ta m b ié n K y L e n tas m ism as p ro p o rc io n e s bajo


la s a sig n a c io n e s ó p tim a s , la fro n te ra d e p o sib ilid a d es d e p ro d u c c ió n será una lín e a recta.

®tTES-Pamnin(o
436 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

E J E M P L O 1 6 .1
P o s ib ilid a d e s d e p r o d u c c ió n d e p is t o la s y m a n te q u illa

C om o ejem plo sencillo d e concavidad d ebida a los ren d im ien tos decrecientes a escala, suponga q u e se p ro d u cen pis­
tolas (X) y m antequilla (Y) (por alguna ra z ó n se trata d e bienes q u e se han utilizado trad icionalm ente en las fronteras
d e posibilidades d e producción) u tilizando únicam ente trabajo y siguiendo las funciones d e producción

! (16.4)

donde L x y L v represen tan el trabajo dedicado a la p ro d u cció n d e X e Y respectivam ente.

Si ia o ferta de trab ajo es tija e igual a 100, sabem os que

L¡¡ + Ly = 100, (16 .5 )

y sustituyendo en las E cuaciones 16.4 obtenem os

X 2 + 4F¿ =100. (1 6 .6 )

Esta frontera de posibilidades d e p ro d u cció n es, p o r tanto, u n cu arto d e una elipse (po rq u e X e Y tienen que ser
positivos). C alculando la derivada total d e la E cuación 16.6 obtenem os

2 X d X + %YdY = 0 (16.7)
o
f ¡Y Y
= RTP = — , (16.8)
dX AY K ’

que claram ente aum enta cuando aum enta X e Y dism inuye. E sta R T P crecien te de pisto las p o r m antequilla se debe
directam ente a los rendim ientos decrecientes5 supuestos en la E cu ació n 1 6 .4 . U na d em o strac ió n altern ativ a d e la co n ­
cavid ad destacaría que los puntos X = 10, Y = 0 y X = 0 , Y = 5 están am b o s sobre esta fro n tera de posibilidades de
producción. P ero , si X = 5 . se puede p ro d u c ir Y = 4 .3 3 , que es significativam ente m ay o r que el nivel d e p roducción
de m antequilla que se en cu en tra en el punto m ed io d e la línea recta q u e u n e los pun to s extrem o s d e la fro n tera d e p osi­
bilidades de p ro d u cció n {Y = 2 ,5 ).

P R EG U N T A : Suponga que los ciudadanos de esta sencilla economía estuvieran dispuestos a comerciar con
el resto del mundo a una casa de cuatro pistolas por unidad de mantequilla. ¿Qué cantidades deberían pro­
ducir para aprovechar al máximo esta oportunidad de intercambio?

D eterm inación de los precios de equilibrio

Dados estos conceptos de oferta y demanda en nuestra sencilla economía con dos bienes, ahora podemos
mostrar cómo se determinan los precios de equilibrio. La Figura 16.4 muestra la frontera de posibilidades
de producción de la economía (PP), y el conjunto de curvas de indiferencia representa las preferencias de
los individuos por estos bienes. Primero, vamos a analizar el cociente de precios Px /P Y . Para este cocien­
te de precios, las empresas decidirán producir la combinación de productos X,, y¡, Las empresas maximi-
zadoras de beneficios elegirán el punto más rentable sobre PP. En X l,Y i el cociente de los precios de estos
dos bienes (PX/P Y) es igual al cociente de los costes marginales de los bienes (la RTP), por lo que los

5 P ara un ejem plo de concavidad con fundones d e producción con rendim iem os constantes a escala, véase el P roblem a 16.3.

®ITES-Paranmfo
Capitulo 16 Equilibrio general c o m p e titiv o 437

beneficios se maximizan en este punto. Por otra parte, dada esta restricción presupuestaria (la línea Q 6,
los individuos demandarán X¡, Y{. Por tanto, con estos precios, existe un exceso de demanda del bien X
(los individuos demandan m ás que lo que se está produciendo), mientras que hay un exceso de oferta del
bien Y. El funcionamiento del mercado hará que Px aumente y Py disminuya. El cociente de precios
PX/P Y aumentará; la recta de precios tendrá una m ayor pendiente. Las empresas reaccionarán a estas
variaciones de los precios moviéndose en el sentido de las agujas del reloj a lo largo de la frontera de posi­
bilidades de producción; es decir, aumentarán su producción del bien X y reducirán su producción del bien
Y. Análogamente, los individuos reaccionarán al cambio de precios sustituyendo en sus elecciones de con­
sumo Y por X . Estas acciones, tanto de empresas como de individuos, sirven, por tanto, para eliminar el
exceso de demanda de X y el exceso de oferta de Y a medida que cambia el precio de mercado.

El equilibrio se alcanza en el punto X * , E* con un cociente de precios igual a p * / p * . Con esta reía-
A / Y *
ción de precios7, la oferta y la demanda están equilibradas tanto para el bien X como para el bien Y. Dados

■ a t c tin fX Q H Determinación de los precios de equilibrio

C on un cociente de precios dado p o r P x/P ?- las empresas producirán X ,,Y ,; la restricción presupuestaria de la sociedad
vendrá dada por la recta C . C on esta restricción presupuestaria, los individuos demandan X ¡ , y,'; es decir, hay un exceso de
dem anda del bien X (X ¡ — X ¡ ) y un exceso d e oferta del bien Y (y, - Y {). El funcionamiento del m ercado alterará estos pre­
cios hasta sus niveles de equilibrio, P *, p * . A estos precios, la restricción presupuestaria de la sociedad vendrá dada p o r la
recta C*. y la oferta y la demanda se encontrarán en equilibrio. Se elegirá la combinación de bienes X *. Y * .

6 E s importante entender p o r qué la restricción presupuestaria se sitúa aquí. Puesto que Px y P , están dados, el v alor de la producción
total es P,, • X , + P , ■Yr Éste es el valor del “ P IB " en la sencilla econom ía de la F igura 16.4. P o r tanto, tam bién es la renta total de las
personas de esta sociedad. L a restricción presupuestaria d e los individuos pasa p o r tanto p o r X,, Y] y tiene una pendiente igual a - P x /P r .
Ésta es precisam ente la restricción presupuestaria m arcada con C en el gráfico.
7 O bserve, de nuevo, que los m ercados com petitivos sólo determ inan precios de equilibrio relativos. La determ inación del nivel d e precios
absolutos exige la introducción del dinero e n este m odelo de trueque.

® iT E S -P a ro n in fó
438 P ane V C o m p e te n c ia p erfecta

Px y PY, las empresas producirán X * e i * para maximizar sus beneficios. Análogamente, con una restric­
ción presupuestaria dada por C*, los individuos demandarán X* e Y*. El funcionamiento del sistema de
precios ha vaciado los mercados tanto para X como para Y simultáneamente. Por tanto, este gráfico ofrece
una visión del “equilibrio general” del proceso de oferta y demanda de dos mercados que funcionan jun­
tos. Por ello, utilizaremos mucho este gráfico en nuestros posteriores análisis.

E J E M P L O 16.2
Fijación de precios en el equilibrio general

En el Ejemplo 16.1 vimos que la frontera de posibilidades de producción de pistolas (X) y mantequilla (1) se puede
representar con un cuarto de elipse
X2 + 4 F 2 =100. (16.9)
Suponga que se pueden representar las preferencias de esta comunidad con
utilidad = £/(X, Y) = 4X Y . (16.10)

En competencia perfecta, las empresas maximizadoras de beneficios igualarán la RTP calculada en la Ecuación
16.8 (que también es el cociente de los costes marginales de los dos bienes) al cociente de precios Px /Py -

RTP = — —— ■ (16.11)
4 Y Pr
Para los consumidores, la maximización de la utilidad exige que

rm s^ S l , (16.12)

como hemos demostrado en numerosos ejemplos anteriores con funciones de utilidad Cobb-Douglas. El equilibrio
exige que las empresas y los individuos tengan el mismo cociente de precios. Por tanto.

RTP = — = = — = RMS (16.13)


4Y X

X2 = 4 Y 2.
Este equilibrio también debe encontrarse sobre la frontera de posibilidades de producción. Por tanto.
X2 +4Y1 = 2X2 =100,

X* = V 50=7,07
(16.14)
Y* = VIX s = 3,54

son las producciones de equilibrio de pistolas y mantequilla. Con estas producciones podemos utilizar la Ecuación
16.12 para calcular
P* _ -7ÍZ5 _ 1
(16.15)
P * ~ x/50 ~ 2

En equilibrio, el precio relativo del bien X es 1 (alternativamente, el precio relativo de K es 2). Si elegimos arbi­
trariamente p* = entonces p* = 2 y el valor total de la producción será

P*X* + P?Y* = 1 - V50 + 2 - y j í l l = 2 n/5Ó. (16.16)

©ÍTES-Paraninfo
Capítulo 16 Equilibrio general c o m p e titiv o 439

En este problema, la utilidad de la comunidad es igual a 5, que también es el mayor valor alcanzable dadas las res­
tricciones impuestas por las posibilidades de producción existentes: una observación que analizaremos con más deta­
lle en el próximo capítulo.

PREGUNTA: ¿Por qué las demás asignaciones sobre la frontera de posibilidades de producción de pisto­
las y mantequilla calculadas en el Ejemplo 16.1 dan lugar a una menor utilidad que la asignación calcula­
da aquí? En cada uno de estos puntos, ¿hay exceso de oferta o exceso de demanda de X?

A n á lisis de estática com parativa


Al igual que en nuestro análisis del equilibrio parcial, el cociente de precios de equilibrio p * j p * que se
muestra en la Figura 16.4 tenderá a permanecer hasta que cambien las preferencias o las tecnologías pro­
ductivas. Este cociente de precios determinado de forma competitiva refleja estas dos fuerzas económicas
básicas. Si las preferencias cambiaran a favor de, por ejemplo, el bien X , px jp Y aumentaría, y se estable­
cería un nuevo equilibrio mediante un movimiento en el sentido de las agujas del reloj a lo largo de la curva
de posibilidades de producción. Se produciría más de X y m enos de Y reflejando este cambio de las prefe­
rencias. Análogamente, un progreso tecnológico en la producción de X desplazaría hacia fuera a la curva
de posibilidades de producción, como se muestra en la Figura 16.5. Esto tenderá a reducir el precio rela­
tivo de X y a aumentar la cantidad consumida de X (suponiendo que X sea un bien normal). En el gráfico,
la cantidad consumida de Y también aumenta debido al efecto renta generado por el adelanto técnico; pero
si hubiéramos dibujado el gráfico de otra m anera se podría haber revertido este resultado si el efecto sus­
titución hubiera sido el efecto dominante.

E J E M P L O 16.3
Variacion es de los precios en el equilibrio general

Las propiedades de estática comparativa de nuestra sencilla economía de pistolas y mantequilla se pueden ilustrar supo­
niendo que una declaración de guerra hace que cambien las preferencias a favor de las pistolas, tal y como quedaría
reflejado en una nueva función de utilidad con la forma
U (X ,Y ) = X ViY i/\ (16.17)

Con esta función, la relación marginal de sustitución viene dada por

(16.18)
dU/dY X
El equilibrio del mercado exige por tanto que

RMS = — = = RTP = — (16.19)


X PY 4Y

X 1 = \2Y 2.
Sustituyendo esta condición de equilibrio en la ecuación de la frontera de posibilidades de producción obtenemos

X 2 + 4 Y 2 = 12Y2 + 4 Y2 = 1672 = 100

©ÍTES-Paraninfo
440 Pane V C o m p e te n c ia p erfecta

FIG U R A 16.5 Efectos del progreso tecnológico sobre la producción de X

Los adelantos tecnológicos que reducen los costes marginales de la producción de X desplazarán a la frontera de posibilida­
des de producción. Por lo general, esto provocará unos efectos rema y sustitución que harán que la cantidad producida de X
aumente (suponiendo que X sea un bien normal). Los efectos sobre la producción de Y son ambiguos porque los efectos renta
y sustitución operan en sentido opuesto.

Cantidad

de X

Y• = 2.5
(16.20)
X* = 8.66.
Las preferencias en tiempos de guerra a favor de las pistolas han provocado por tanto un importante movimiento
a lo largo de la frontera de posibilidades de producción: la producción de mantequilla se ha reducido aproximadamen­
te un 30 por ciento (de 3,54 a 2,5), y la producción de pistolas ha aumentado más de un 20 por ciento (de 7,07 a 8,66).
Dados los rendimientos decrecientes de estas funciones de producción, esta reasignación provoca un drástico incre­
mento del precio relativo de las pistolas:

£ = A = M * = 0.8Ó6. (16.2.)
p* 4K 10
r Y

Mientras que antes (en el Ejemplo 16.2) cada pistola se vendía por i unidad de mantequilla, ahora su precio es
casi de ¿ de esa unidad de mantequilla. Este incremento del precio ofrece una señal a ios productores para que aumen­
ten la producción de pistolas e información a los consumidores, que maximizan su utilidad, sobre los mayores costes
de oportunidad que existen ahora.

PREGUNTA: Suponga que desaparecen todas las amenazas de guerra y la utilidad pasa a tener la forma
U = X v*Yi/4. ¿Cuáles serán los precios relativos de las pistolas y la mantequilla? ¿Cómo cambia la asig­
nación del trabajo entre estos dos bienes entre tiempos de guerra y tiempos de paz?

©(TES-ftjran/nfo
Capítulo 16 Equilibrio ge n e ra l c o m p e titiv o 441

M odelízación del equilibrio general


Este modelo muy sencillo del equilibrio general refuerza, por tanto, las observaciones de Marshall sobre
la importancia de las fuerzas tanto de oferta como de demanda en el proceso de determinación de precios.
A l ofrecer una relación explícita entre los mercados de todos los bienes, el modelo de equilibrio general
hace que sea posible analizar cuestiones m ás complejas sobre las relaciones de mercado de lo que es posi­
ble analizando únicamente un mercado de cada vez. La modelización del equilibrio general también permi­
te un análisis de las relaciones entre los mercados de bienes y los mercados de factores; podemos ilustrar
esto con un caso histórico importante.

El debate so b re las le ye s del grano

E l gobierno británico impuso elevados aranceles sobre las importaciones de grano tras las guerras napo­
leónicas. El debate sobre los efectos de estas “leyes del grano” dominó los esfuerzos analíticos de los
economistas entre los años 1829 y 1845. Una cuestión esencial del debate hacía referencia al efecto que
tendría la supresión de los aranceles sobre los precios de los factores, una cuestión que sigue siendo rele­
vante hoy en día, como veremos.

La frontera de posibilidades de producción en la Figura 16.6 muestra las combinaciones de grano (X)
y de bienes manufacturados (Y) que se podían fabricar con los factores productivos británicos. Suponiendo
(en cierta form a en contra de la realidad) que fas leyes de granos evitaban completamente el comercio, el
equilibrio del mercado se encontraría en el punto £ y el cociente de precios nacionales vendría dado por
P* / P * . La supresión de los aranceles reduciría este cociente de precios a Px j P y . Dado este nuevo
cociente, Gran Bretaña produciría la combinación A y consumiría la combinación B. Las importaciones de
grano ascenderían a X B - X A, y estarían financiadas por exportaciones de bienes manufacturados de cuan­
tía igual a YA - Y B. La utilidad global del consumidor británico típico aumentaría gracias a la apertura del
comercio. Por tanto, la utilización del gráfico de posibilidades de producción muestra las consecuencias de
relajar los aranceles en términos de la producción de ambos bienes.

C om e rcio y precio de los factores

Volviendo al gráfico de la caja de producción de Edgeworth, que subyace a la frontera de posibilidades de


producción (Figura 16.2), también es posible analizar el efecto de las reducciones arancelarias sobre el pre­
cio de los factores. El movimiento del punto E al punto A en la Figura 16.6 es análogo al movimiento de
P3 a P¡ en la Figura 16.2, donde la producción de X disminuye y aumenta la producción de Y.

Este gráfico también muestra la reasignación de capital y trabajo necesaria debido a este movimiento.
Si suponemos que la producción de grano es relativamente intensiva en capital, el movimiento de P3 a P{
hace que el cociente de K respecto a L aumente en ambas industrias8. A su vez, esto hará que disminuya
el precio relativo del capital (y que aumente el precio relativo del trabajo). Por tanto, podemos concluir
que la supresión de las leyes del grano sería perjudicial para los propietarios del capital (es decir, los terra­
tenientes) y beneficiosa para los trabajadores. No resulta sorprendente que los intereses de los terratenien­
tes se opusieran a la supresión de estas leyes.

8 E n el debate sobre las leyes de granos, la aiención se centraba, de hecho, en tos factores tierra y trabajo.

© íT E S -fia ro m n /b
442 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

FIG U R A 16.6 Análisis del debate de las leyes de grano

L a r e d u c c ió n d e ta s b a r r e r a s a r a n c e la r ia s s o b r e e l g r a n o h a r ía q u e la p r o d u c c ió n s e r e a s ig n a r a d e l p u n to £ a l p u n to A . E l
c o n s u m o s e r e a s ig n a r ía d e E a B . S i la p r o d u c c ió n d e c e re a le s e s re la tiv a m e n te in te n s iv a e n c a p ita l, e) p r e c io r e la tiv o d e l
c a p ita l d is m in u ir ía d e b id o a e s ta s re a s ig n a c io n e s .

P ro d u c c ió n d e
b ie n e s m a n u ­
f a c tu r a d o s iY)

R e sp a ld o político a las políticas com erciales

La posibilidad de que las políticas comerciales puedan afectar a las rentas relativas de diversos factores de
producción sigue ejerciendo una gran influencia en el debate sobre estas políticas. Por ejemplo, en Estados
Unidos las exportaciones tienden a ser intensivas en la utilización de mano de obra cualificada, mientras
que las importaciones tienden a ser intensivas en factor trabajo sin cualificación. Por analogía con nuestro
análisis de las leyes del grano, por tanto, se puede esperar que nuevos pasos hacia políticas de libre comer­
cio den lugar a un incremento de los salarios relativos de los trabajadores cualificados y a una disminución
del salario relativo de la mano de obra no cualificada. Por tanto, no es sorprendente que los sindicatos que
representan a los trabajadores cualificados (los operadores de m aquinaria o los trabajadores que fabrican
aviones) tiendan a fomentar el libre comercio, mientras que los sindicatos de trabajadores sin cualificación
(en el sector textil, de los zapatos y otros negocios relacionados con éstos) tiendan a oponerse.

Existencia d e precio s en el equilibrio general


Hasta ahora hemos supuesto, más o menos, que los mercados competitivos pueden alcanzar un equilibrio
en el que las fuerzas de la oferta y la demanda se encuentran en equilibrio en todos los m ercados simultá-

©ITíS-Paraninfo
Capítulo 16 Equilibrio general c o m p e titiv o 443

■eamente. Pero, dados los supuestos que hemos realizado, no hay ninguna garantía de que esta solución
simultánea exista. Partiendo de las investigaciones de Léon Walras en el siglo XIX, los economistas han
■tilizado herramientas cada vez más sofisticadas para analizar si existe un conjunto de precios que permi-
le el equilibrio en todos los mercados y, si es así, cómo se puede encontrar este conjunto de precios. En
esta sección analizaremos algunas facetas de esta cuestión.

U n sencillo m odelo m atem ático

Los aspectos esenciales de la moderna solución del problema walrasiano se pueden ilustrar para el caso en
el que no hay producción alguna. Suponga que en esta economía hay n bienes, una oferta absolutamente
fija, y que se distribuye de alguna manera entre los individuos de la sociedad. Sea S¡ (i = 1 ,.... n) la ofer­
ta total del bien i disponible, y sea el precio del bien P¡(i = 1.......n). La demanda total del bien i depende
<Je todos los demás precios, y esta función representa la suma de las funciones de demanda de los indivi­
duos del bien i. Esta función de demanda total se representa mediante

A tf P„)
para ¿ = l , . . . , n .

Puesto que nos interesa todo el conjunto de precios resultará cómodo escribir todo el con­
junto como P. Por tanto, las funciones de demanda se pueden escribir como

D,{P).

El problem a de W alras se puede expresar formalmente de la siguiente manera: ¿Existe un conjunto de


precios de equilibrio (P*) tal que
Dt (P*) = S, (16.22)

para todos los valores de í? La cuestión planteada por Walras consiste en saber si existe un conjunto de
precios para el que la oferta es igual a la demanda en todos ¡os mercados simultáneamente.

F u n c io n e s d e ex c eso d e dem anda

En el resto del análisis será más cómodo trabajar con funciones de exceso de demanda para el bien i y cual­
quier conjunto de precios (P), que se definen como9

EDi(P ) = D , ( P ) - S l. (16.23)

Utilizando esta notación, se puede volver a escribir las condiciones de equilibrio de la siguiente manera

EDi(P * ) = Di ( P * ) - S i = 0 . (16.24)

Esta condición afirm a que, a los precios de equilibrio, el exceso de demanda debe ser igual a cero en
todos los m ercados10.

El propio W alras destacó una serie de características interesantes sobre el sistema de Ecuaciones 16.24.
Primero, como ya hemos demostrado, las funciones de demanda (y, por tanto,las funciones de exceso de
demanda) son homogéneas de grado cero. Si se duplican todos los precios (incluyendo los salarios del tra­

9 A unque aq u í d o lo vam os a hacer, el com portam iento d e la oferta se puede introducir haciendo que S¡ tam bién dependa d e P.
10 Esta condición d e equilibrio será reform ada ligeram ente m ás tarde para perm itir que haya bienes cuyo precio de equilibrio sea igual a cero.

© ITíS-Paraninfo
444 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

bajo), la cantidad demandada de cada bien permanecerá invariable. Por tanto, en un modelo de tipo walra-
siano, sólo podemos esperar determinar precios de equilibrio relativos. Un segundo supuesto realizado por
Walras era que las funciones de demanda (y, por tanto, las funciones de exceso de demanda) son conti­
nuas; si los precios sólo cambian en una pequeña cuantía, las cantidades demandadas sólo cambiarán en
una pequeña cuantía. Los supuestos de homogeneidad y continuidad son resultados directos de la teoría del
comportamiento del consumidor que se presentó en la Parte II.

L ey de W alras

Una observación final de W alras era que las n funciones de exceso de demanda no son independientes entre
sí. Las ecuaciones se relacionan entre sí mediante la fórmula

¿ P f - £ D , ( P ) - 0. (16.25)
/ =i
La Ecuación 16.25 se suele conocer como la ley de Walras. La ecuación afirma que el “valor total” del
exceso de demanda es igual a cero para cualquier conjunto de precios. No puede haber ni un exceso de
demanda para todos los bienes al mismo tiempo ni un exceso de oferta. La demostración de la ley de Walras
es sencilla, aunque es necesario introducir una compleja notación. La demostración parte del hecho de que
cada individuo de la economía está limitado por una restricción presupuestaria. En la nota a pie de pági­
n a 11 se da un ejemplo sencillo de esta demostración; la generalización de la demostración se deja al lector.

Es necesario destacar que la ley de Walras se cumple para cualquier conjunto de precios, y no sólo para
los precios de equilibrio. Se puede pensar que la ley sólo se cumple para el conjunto de precios de equili­
brio, porque para este conjunto de precios cada función de exceso de demanda será igual a cero. La ley de
Walras demuestra que las condiciones de equilibrio en n mercados no son independientes. No tenemos n
ecuaciones independientes con n incógnitas (las Ps). Por el contrario, la Ecuación 16.24 representa única­
mente ( « - 1 ) ecuaciones independientes, y por tanto sólo podemos esperar determinar (n - 1 ) precios.
Pero esto es lo que habríamos esperado a la vista de la propiedad de homogeneidad de las funciones de
demanda. Sólo podemos esperar determ inar precios de equilibrio relativos; nada en el modelo permite la
determinación de precios absolutos.

11 Suponga que hay d os bienes ( A y B ) y dos individuos (Sm idi y Jones) e n una sociedad. Sean D , . D ¡ . S f las dem andas y ofertas de
A y B d e Smich y se utiliza una notación análoga para las dem andas y ofertas de Jones. La restricción presupuestaria d e Sm ith se puede

escribir como
P r f+ P 'D ^ P r t+ P e S l
o JVDÍ-S5)+J>»U>Í-S2) = 0
q PAE D sA + Pe E D sB = 0,

donde y E D f representan e l exceso d e dem anda d e Sm ith d e A y B respectivam ente.


S e cum ple una restricción presupuestaria análoga para Jones:
Pa ED ja + PcE D Í = O,
y . p o r tanto, si E D , y E D , representan el exceso de dem anda total d e A y B se debe cum plir que

PA -(ED%+E D J, ) * P t -(E D g +EDí) = P 4 - E D A + Ps ■E D t = 0.


Ésta es exactam ente la ley de W alras tal y com o aparece e n la Ecuación 16.25.

®¡TESforanmfa
Capitulo 16 Equilibrio general co m p e titiv o 445

L a d e m o s t r a c ió n de W a l r a s d e l a e x is t e n c ia d e p r e c io s d e e q u il ib r io

Una vez reconocidas estas características técnicas del sistema de ecuaciones de exceso de demanda, Walras
se centró en la cuestión relativa a la existencia de un conjunto de precios (relativos) de equilibrio. Intentó
determinar que las n condiciones de equilibrio de la Ecuación 16.24 eran suficientes, en esta situación, para
garantizar que este conjunto de precios existiría de hecho y, por tamo, que el modelo de intercambio tenía
un marco teórico coherente. Una prim era indicación de que la existencia de precios de equilibrio podía estar
garantizada venía de un simple recuento de ecuaciones e incógnitas. Las condiciones de equilibrio del m er­
cado ofrecen ( n - 1 ) ecuaciones independientes con ( n - 1 ) precios relativos desconocidos. Por tanto, el
álgebra básica de resolución de ecuaciones lineales simultáneas sugiere que puede coexistir una solución de
equilibrio.

Por desgracia, como reconoció W alras, la resolución de los precios de equilibrio no es una cuestión tan
sencilla como el mero recuento de ecuaciones e incógnitas. Primero, las ecuaciones no tienen por qué ser
necesariamente lineales. Por tanto, las condiciones bien conocidas para la existencia de soluciones a ecua­
ciones lineales simultáneas no se aplicarían en este caso. Segundo, desde el punto de vista económico del
problema, es evidente que todos los precios de equilibrio deben ser no negativos. Un precio negativo no
tiene ningún significado en el contexto de este problema. Para solventar estas dos dificultades, W alras de­
sarrolló una demostración muy tediosa, que implicaba la resolución de los precios de equilibrio en una serie
de aproximaciones sucesivas. Aun sin presentar con detalle la demostración de W alras, resulta ilustrativo
ver cómo planteó el problema.

Se parte de un conjunto de precios iniciales arbitrarios. Manteniendo constantes los demás (n - 1 ) pre­
cios, se busca el precio de equilibrio en el mercado del bien 1. Este precio será el precio de equilibrio “pro­
visional” P{. Ahora, manteniendo constantes P( y los demás ( n - 1 ) precios, se resuelve el sistema para
encontrar el precio de equilibrio en el m ercado del bien 2. Este precio será P2\ Observe que, al alterar P2
de su posición inicial a P¡, el precio calculado inicialmente para el mercado 1 no tiene por qué seguir sien­
do un precio de equilibrio, porque el bien 1 puede ser un sustitutivo o un complementario del bien 2. Esto
refleja el hecho de que el sistema de ecuaciones es. en efecto, simultáneo. Utilizando los precios provisio­
nales />’ y P2 se calcula el precio provisional P3'. La demostración prosigue de esta manera hasta que se
ha calculado un conjunto completo de precios relativos provisionales.

En una segunda iteración de la demostración de Walras se mantienen constantes P,' p'n para calcu­
lar un nuevo precio de equilibrio del prim er bien. Este nuevo precio provisional se denota P¡" Aplicando
el mismo procedimiento que antes, se calcula un nuevo conjunto de precios relativos provisionales
{P ",..., P„'). La demostración se sigue repitiendo de esta manera hasta que se alcanza una aproximación
razonable al conjunto de precios de equilibrio.

La importancia de la demostración de Walras es su capacidad de demostrar la naturaleza simultánea del


problema de calcular precios de equilibrio. Sin embargo, es una demostración laboriosa y. por lo general,
no se utiliza en la actualidad. Los últimos trabajos han utilizado herramientas relativamente sencillas de
matemáticas avanzadas para dem ostrar la existencia de precios de equilibrio de forma elegante y formal.
Para ver esta demostración, es necesario describir un teorema de matemáticas avanzadas.

El teorem a del punto fijo de B rou w er

Puesto que esta sección es totalmente matemática, tal vez lo mejor sea ir directo al grano afirmando el teo­
rema de Brouwer:

©ITES-fümrfnfo
446 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

Cualquier mapa continuo [F (X )J de un conjunto convexo, cerrado y limitado en sí m ism o tiene al menos u n punto ñjo
(X*) tal que F { X * ) = X * .

Antes de analizar este teorema paso a paso, es posible que un ejemplo ayude a comprender la termino­
logía. Suponga que f ( x ) es una función continua definida en el intervalo [0, 1] y que los valores de j ( x )
también se encuentran en el intervalo [0, 1], Esta función cumple pues las condiciones del teorema de
Brouwer; debe cumplirse que existe alguna x * tal que f { x * ) = x*. Este hecho se muestra en la Figura 16.7.
En el gráfico queda claro que cualquier función, siempre que sea continua (siempre que no tenga “espa­
cios vacíos”), debe cortar en algún punto a la recta de 45 grados. Este punto de corte es un punto Jijo, por­
que la imagen d e / en este punto (j*) es el propio punto.

Para analizar el significado más general del teorema, es necesario prim ero definir los términos mapa,
convexo, cerrado y limitado. Las definiciones de estos conceptos se presentarán de forma muy intuitiva y
poco rigurosa porque los costes del rigor matemático serían muy superiores a las posibles ventajas que
obtendríamos para el objetivo de este libro.

FIGURA 1 6 .7 Una Ilustración gráfica del teorema del punto fijo de Brouwer

Puesto que cualquier función continua debe cortar en algún punto a la recta de 45 grados en una unidad cuadrada, esta fun­
ción debe tener un punto en el que /( x * ) = x*. Este punto se denom ina "punto ü jo ” .

P u n to fijo

y '\ l

/ 45 i

U n mapa es una regla que asocia puntos de un conjunto con puntos de otro conjunto (o, tal vez, del
mismo). Los mapas más frecuentes son los que asocian u n punto en un espacio n dimensional con algún
otro punto en un espacio n dimensional. Suponga que F es la función que queremos analizar. Sea X un
punto para el que esta función está definida; el mapa asocia X con algún otro punto Y = F ( X ) . Si el mapa
está definido en un subconjunto de un espacio n dimensional (5), y si cada punto de S está asociado (median­
te la función F) con algún otro punto de S , se dice que el mapa da una imagen de S en S. En la Figura 16.7
la fu n c ió n /d a una imagen (mapa) del intervalo unitario en sí mismo. Este mapa es continuo si los puntos
que son “cercanos” entre sí tienen una imagen en un mapa de puntos “cercanos” entre sí.

El teorema del punto Jijo de Brouwer analiza funciones definidas en determinados tipos de conjuntos.
Se exige que estos conjuntos sean cerrados, limitados y convexos. Tal vez la forma más sencilla de descri-

®IT£S-Paraninfo
Capitulo 16 Equilibrio general c o m p e titiv o 447

bir estos conjuntos consista en describirlos como pompas de jabón (en una analogía de n dimensiones). Son
cerrados porque están circunscritos a sus fronteras; los conjuntos están limitados porque ninguna de sus
dimensiones es infinita; y son convexos porque no hay “agujeros” en ellos. Una descripción técnica de las
propiedades de estos conjuntos puede encontrarse en cualquier manual elemental de topología12. Sin embar­
go, para nuestros objetivos sólo es necesario ser consciente de que el teorema de Brouwer se aplica a deter­
minados tipos de conjuntos con determinadas formas. Por tanto, para utilizar el teorema para la demostra­
ción de la existencia de precios de equilibrio debemos describir prim ero el conjunto de puntos que tiene
estas propiedades necesarias.

D e m o stra c ió n de la existencia de p recios de equilibrio

La clave para aplicar el teorema de Brouwer al modelo de intercambio que acabamos de desarrollar con­
siste en elegir una forma adecuada de precios “normalizados” . Puesto que en el modelo de intercambio sólo
importan los precios relativos, resulta conveniente suponer que los precios han sido definidos de tal forma
que su suma es igual a uno. Matemáticamente, para cualquier conjunto de precios arbitrarios (P, Pn),
podemos trabajar con precios normalizados de la siguiente m anera13

1 n
I *
/-i
Estos nuevos precios mantendrán sus valores relativos iniciales (P//PJ = P,jP¡) y su suma será igual a uno:

¿ /r= i- <i 6 -27>


i- I

Dada la homogeneidad de grado cero de todas las funciones de exceso de demanda, siempre se puede
realizar este tipo de normalización. Por tanto, en el resto de esta demostración supondremos que el con­
junto de precios factibles (al que llamaremos 5) está compuesto por todas las combinaciones posibles de n
números negativos que suman uno. Para evitar una notación compleja vamos a desestimar los símbolos
especiales que hemos estado utilizando para estos precios.

Este conjunto, S, es el conjunto en el que podemos aplicar el teorema de Brouwer. El conjunto S es


cerrado, limitado y convexo14. Para aplicar el teorema de Brouwer es necesario definir una imagen conti­
nua de S en sí mismo. Eligiendo correctamente esta imagen, es posible dem ostrar que el punto fijo que des­
cribe el teorema es, de hecho, un conjunto de precios relativos de equilibrio.

B ie n e s g r a t u it o s

Antes de ver los detalles de la demostración, tenemos que volver a definir lo que se quiere decir con “con­
junto de precios de equilibrio” . Realmente, no tenemos que exigir que el exceso de demanda sea exacta­
mente igual a cero en todos los mercados para que haya un equilibrio. Por el contrario, pueden existir bie-

12 Para uo desarrollo de las m atem áticas utilizadas e n la teoría del equilibrio general, véanse las referencias a l ñnal d e este capítulo.
13 E s necesario hacer un supuesto adicional aquí; e s decir, al m enos uno de los precios no puede ser igual a cero. E n térm inos económ icos,
esto significa que al m enos u n bieo e s escaso. Sin este supuesto, no sería posible norm alizar los precios, pero, e n este caso, el estudio de
la econom ía no serla necesario porque no existiría el problem a económ ico de la escasez.
I* E n dos dim ensiones, el conjunto serla sencillam ente una línea recta que un iría las coordenadas (0, 1) y (1, 0). E n tres dim ensiones, e!
conjunto sería un plano triangular con vértices en (0. 0, 1), (0, 1, 0) y (1, 0, 0). Es fácil ver que cada uno de estos conjuntos es cerrado,
lim itado y convexo.

© /T E S J 'a r o n in f ó
446 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

nes para los que los mercados están en equilibrio pero para los que la oferta disponible es superior a la
demanda; existe un exceso de demanda negativo. Sin embargo, para que se produzca este caso es necesa­
rio que el precio de este bien en concreto sea igual a cero. Por tanto, se pueden volver a escribir las con­
diciones de la Ecuación 16.24 para tener en cuenta la existencia de estos bienes gratuitos:

EDAP*) = 0 para í f > 0


' ' V ' (16.28)
ED¡(P*)< 0 para P* = 0.

Observe que este conjunto de precios de equilibrio sigue cumpliendo la ley de Walras.

Im a g e n d e l c o n j u n t o d e p r e c io s e n s í m is m o

Utilizando esta definición del equilibrio y recordando que se han normalizado los precios para que su suma
sea igual a uno, es posible construir ahora una función continua que transform a u n conjunto de precios en
otro. La función que se debe definir p an e de la idea walrasiana de que, para poder alcanzar el equilibrio,
debe aumentar el precio de los bienes con exceso de demanda, mientras que debe reducirse el precio de los
bienes con exceso de oferta. Por tanto, definimos la imagen F (P ) para cualquier conjunto de precios (nor­
malizados) P tal que el elemento i-ésimo de F (P ) , denotado como F ‘(P ) viene dado por

F i {P) = P¡ ^ E D i{P) (16.29)

para todo i. El mapa realiza pues la tarea necesaria de elevar y reducir los precios de forma adecuada. Si,
en P¡, el bien i tiene exceso de demanda [ED,(P) > 0], el precio aumenta, mientras que si el exceso
de demanda es negativo P¡ disminuye. Puesto que se supone que las funciones de exceso de demanda son
continuas, esta imagen también será continua. Siguen existiendo dos problemas relativos a la imagen de la
Ecuación 16.29. Prim ero, no hay nada que garantice que los nuevos precios sean no negativos. Por tanto,
hay que volver a definir la imagen para que sea

F ’(P ) = Máx[/^ + EDj(P), 0] (16.30)

para todo i. El término max significa sencillamente que los nuevos precios definidos para la imagen F deben
ser, o bien positivos, o bien nulos; no se permite que los precios sean negativos. La imagen de la Ecuación
16.30 también es continua.

Un segundo problem a con el mapa de la Ecuación 16.30 es que los precios que se han vuelto a calcu­
lar no tienen por qué estar normalizados; su suma no tiene por qué ser igual a uno. Sin embargo, será fácil
normalizar estos nuevos precios para que su suma sea igual a l 15. Para evitar introducir una notación adi­
cional, suponga que ya se ha realizado esta normalización y que, por tanto

15 realizar esta norm alización, es necesario dem ostrar prim ero que no rodos los precios transform ados serán iguales a cero; e s necesa­
rio dem ostrar que P¡ *-EDI(P )> 0 para algún i. E sto se puede dem ostrar p o r lo absurdo. Suponga que P, + ED:(P ) ¿ 0 para todo t.
M ultiplicando esta expresión por P, y sumando para todos los valores d e i se obtiene

+ ¿/>£D,(i>>£0.
1*1 i >1
Pero „
= 0
til
p o r la ley de W alras. P o r tanto

®ITESParaninfo
Capítulo 16 Equilibrio ge ne ra l co m p e titivo 449

^ ( P ^ l . (16-31)
í =i

A p licació n del teorem a de B rou w er

Por tanto, con esta normalización F cumple las condiciones dei teorema del punto fijo de Brouwer. Es una
imagen continua del conjunto S en sí mismo. Por tanto, existe un punto (P*) cuya imagen es sí mismo.
Para este punto,
P* = Máx [ / f + ED ,(P*), 0] (16.32)

¡rara todo i.

Pero esta condición afirma que P* es un conjunto de precios de equilibrio: para p * > 0,

P* = P* + ££>,(?*)

o
ED,-(P*) = 0; (16.33)

y para p * = 0,

P * + E D ¡(P * )< 0

EDi(P * ) < 0 . (16.34)

P or tanto, hemos demostrado que el conjunto de funciones de exceso de demanda tiene, de hecho, una
solución de equilibrio compuesta por precios no negativos. El sencillo modelo de intercambio desarrollado
aquí es consistente en tanto en cuanto las funciones de oferta y demanda del mercado tienen necesariamen­
te una solución. Las propiedades de homogeneidad y continuidad de las funciones de demanda y la capa­
cidad de la ley de Walras para unir oferta y demanda son responsables conjuntamente de este resultado.

G eneralizaciones
Aunque esta demostración es relativamente antigua en el campo del análisis del equilibrio general, tiene
características de una literatura mucho más reciente en este campo. E n concreto, casi todas las modernas
demostraciones utilizan la ley de Walras y algún tipo de teorema del punto fijo. Los trabajos más recien­
tes tienden a centrarse en la forma en que la demostración de la existencia de precios de equilibrio general
se puede generalizar a situaciones que implican supuestos más complejos sobre la oferta y sobre cómo se
pueden calcular, de hecho, los precios de equilibrio. En capítulos posteriores de este libro analizaremos
algunos de estos supuestos alternativos sobre la oferta, como los casos de competencia imperfecta y los pro­
blemas generados por los “bienes públicos” (que definiremos en el próximo capítulo). Las ampliaciones de

Iffso ,
t =1

y esto im plica que í) = 0 p ara todo /. S in em bargo, y a hem os descartado esta situación (véase la nota a pie de página 13), y hem os dem os­
trado p u es que al m enos uno d e los precios transform ados debe se r positivo.

© (T E S -P a ra n in fo
450 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

este capítulo muestran algunas de las formas en que se han aplicado estos modelos de equilibrio general
utilizando PCs.

E J E M P L O 1 6 .4
U n equilibrio general con tres bienes

La economía de Oz está compuesta únicamente por tres metates preciosos: (1) plata, (2) oro y (3) platino. Hay 10
(mil) onzas disponibles de cada metal. La demanda de oro viene dada por

D2 = -2 — + — +11 (16.35)
P, P,
y la de platino por

D , = - ^ . - 2 ^ + 18.

Observe que las demandas de oro y platino dependen de los precios relativos de los dos bienes y que estas funcio­
nes de demanda son homogéneas de grado cero para los tres precios. Observe también que no hemos descrito la fun­
ción de demanda de la plata pero, como demostraremos, se puede derivar a partir de la ley de Walras.
El equilibrio en los mercados de oro y platino exige que la demanda sea igual a la oferta en ambos mercados simul­
táneamente:

_ 2 Ü + & + |l - l O
(16.36)
P P
_ £ l _ 2 -J- + 18 = 10.
P, Pi
Este sistema de ecuaciones simultáneas se puede resolver fácilmente obteniendo

— = 2 ^ - = 3. (16.37)
Pt Px
Por tanto, en equilibrio el precio del oro será dos veces el de la plata y el precio del platino será tres veces el de
la plata. El precio del platino será 1,5 veces el del oro.

La ley de W a lra s y la dem anda de plata. Puesto que en esta economía se debe cumplir la ley de Walras, sabe­
mos
P{ED, = -P lED1 - P3 - EDy (16.38)
Resolviendo las Ecuaciones 16.36 para los excesos de demanda (pasando las ofertas fijas al lado izquierdo) y sus­
tituyendo en la ley de Walras obtenemos
PfP-x f t + M + 2 5 L - 8 P , (16.39)
P¡ED. = 2 — - - 2- 1 - . P2 + ~¿- L -
11 Px Px Px Px

m = 2 ^ + 2 Í -¿ -8 ^ . (16.40)
' Px Px ^ Px
Como era de esperar, esta función es homogénea de grado cero para los precios relativos, y el mercado de la plata
también está en equilibrio (ED, = 0) para los precios relativos calculados anteriormente (¡compruébelo usted mismo!).

Un cam bio de la oferta. Si la oferta de oro disminuye a 7 y la oferta del platino aumenta a 11, esperaríamos que
los precios relativos cambiaran. Parece probable que el precio relativo del oro aumentará. Análogamente, puesto que

®ITES‘Poraninfb
Capitulo 16 Equilibrio general c o m p e titiv o 451

el aumento del precio del oro reducirá ia demanda de platino, y la oferta del platino ha aumentado, el precio relativo
del platino debería disminuir. Pero esto reduciría la demanda de oro, por lo que el resultado ñnal es ambiguo; eviden­
temente, es necesaria una solución simultánea. De hecho, la solución de

-2 - S - + ^ - + U = 7 (16,41)
P, P
y
- - 2 ^ . + 18 = 11
ñ P
es
(16.42)

Por tanto, el precio del oro aumentará respecto al del platino y al de la plata. El precio del platino disminuye res-
pecto al de !a plata. Todos estos efectos sólo se pueden calcular utilizando un modelo simultáneo.

P R EG U N T A : ¿Sigue en equilibrio el mercado de la plata dadas las nuevas ofertas del oro y el platino?

El dinero en lo s m o d e lo s de equilibrio general

Hasta ahora en este capítulo hemos demostrado cómo pueden establecer los mercados competitivos un con­
junto de precios relativos para el que todos los mercados se encuentran en equilibrio simultáneamente. En
varias ocasiones hemos resaltado que estas fuerzas del mercado competitivo sólo determinan precios rela­
tivos, y no absolutos, y que para analizar cómo se determina el nivel de precios absolutos debemos intro­
ducir el dinero en nuestros modelos. Aunque un análisis exhaustivo de este tema es más adecuado como
parte de la macroeconomía, aquí podemos analizar brevemente algunas cuestiones relativas al papel del
dinero en una economía competitiva que están relacionadas directamente con la microeconomía.

Naturaleza y fu n ción del dinero

El dinero tiene dos funciones esenciales en cualquier economía: (1) facilita las transacciones ofreciendo un
medio de pago generalmente aceptado; y (2) actúa como unidad de valor de forma que los agentes econó­
micos puedan asignar mejor sus decisiones de gasto a lo largo del tiempo. Cualquier bien puede actuar
como “dinero” siempre que sea aceptado de forma general para fines de intercambio y sea duradero de
periodo a periodo. Hoy en día, la mayoría de las economías tienden a utilizar dinero (fiduciario) creado
por el gobierno porque los costes asociados con su producción (por ejemplo, la impresión de papel con
retratos de gobernantes actuales o pasados, o el mantenimiento de registros en bandas magnéticas) son muy
bajos. Sin embargo, antaño era frecuente la utilización de bienes como dinero, desde los bienes muy cono­
cidos (oro y plata) hasta los desconocidos e incluso extraños (dientes de tiburón, o en la isla de Yap, gran­
des ruedas de piedra). Las sociedades eligen la forma concreta de su dinero en función de diversas cues­
tiones políticas, históricas y económicas.

El dinero c o m o unidad de cuenta

Una de las funciones más importantes desempeñadas por el dinero consiste en actuar como bien numera­
rio o unidad de cuenta. En la sección anterior hemos demostrado que un sistema de mercados competiti-
Ortwrsfdad Católica de Colombia
©ITES-Paraninfo
B IB L IO T E C A
452 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

vos de n bienes puede alcanzar, por lo general, un conjunto de precios de equilibrio (Pt , ..., Pn) para el
que todos los mercados se encuentran en equilibrio. Pero estos precios sólo son únicos hasta un múltiplo
común, porque las fuerzas de oferta y demanda del mercado sólo pueden determ inar precios relativos y no
absolutos. En principio, cualquier bien (por ejemplo, el bien k) podría ser elegido como unidad de cuenta,
y siempre podríamos definir los precios de los demás n - 1 bienes en función de este otro bien:

A
A = —
A

P ' - P>
^-~ P k (16.43)

p
p' — n
P
rk

Puesto que siempre se cumple que

A = A/A= A (1644)
A A /A p¡

para cualquier par de bienes i y j . Los precios relativos no dependerán de qué bien (o posiblemente una
cesta de bienes) se elija com o unidad de cuenta. Por ejemplo, si se intercambia una manzana (bien i) por
2 ciruelas (bien f),
P 2
7= 7 * ( 1 6 '4 5 )

no importa en qué medidas se den estos precios. Si, por ejemplo, una sociedad decide que las almejas son
la unidad de cuenta, la manzana se podrá intercambiar por 4 almejas y la ciruela por 2 almejas. Por tanto,
si las almejas son el bien numerario k,

A = A /A =Í =2 =A. (Í6.46)
p ; P j/p k 2 i p¡

Podríamos pasar de contar con almejas a contar con dientes de tiburón (bien 1) sabiendo que se intercam­
bian 10 dientes de tiburón por una almeja. Entonces, el precio de nuestros bienes en dientes de tiburón será

/>/'= A ..A . = 4 . 10 = 40
A p

P " = H . H ^ 2 -1 0 = 20, (16.47)


; A A
y I manzana (que cuesta 10 dientes) seguiría intercambiándose por 2 ciruelas, que cuestan 20 dientes cada
una.
Por supuesto, no es muy frecuente que se utilicen almejas o dientes de tiburón. Por el contrario, las
sociedades suelen adoptar dinero fiduciario como unidad de cuenta. Una manzana se puede intercambiar
por la mitad de un papel en el que aparece la cara de George Washington (es decir, 0,5$) y una ciruela por
la cuarta parte de este papel (0,25$). Así pues, con esta unidad monetaria, el precio relativo sigue siendo

©ÍTES-Paramnfo
Capitulo 16 Equilibrio general c o m p e titiv o 453

de dos por uno. Sin embargo, la elección de una unidad de cuenta no determina necesariamente ningún
nivel de precios absoluto en concreto. Es posible que se intercambie una manzana por 4 almejas o por 400
pero, siempre que una ciruela se intercambie por la mitad de almejas, los precios relativos no se verán afec­
tados por el nivel absoluto existente. Es evidente que los niveles de precios absolutos son importantes, espe­
cialmente para los individuos que quieren utilizar el dinero como unidad de valor. Una persona que tenga
una importante inversión en almejas estará evidentemente preocupada por el número de manzanas que
podrá com prar. Aunque un análisis teórico exhaustivo de la cuestión relativa al nivel de precios está más
allá del alcance de este manual, aquí vamos a ofrecer algunos breves comentarios.

Bienes c o m o dinero
En una economía en la que el dinero se produce de forma análoga a la de cualquier otro bien (el oro se
obtiene de las minas, las almejas se obtienen de las playas y los tiburones son capturados), el precio rela­
tivo del dinero viene determinado como cualquier otro precio relativo: por las fuerzas de la oferta y la
demanda. Las fuerzas económicas que afecten, o bien a la demanda, o bien a la oferta de dinero, también
afectarán a estos precios relativos. Por ejemplo, las importaciones españolas de oro del Nuevo Mundo
durante los siglos XV y XVI aumentaron enormemente las ofertas de oro y provocaron una caída del pre­
cio relativo del mismo. Es decir, los precios de todos los demás bienes aumentaron respecto al precio del
oro: se produjo una inflación general de los precios de, prácticamente, todos los bienes en ñinción del oro.
Se producirían efectos análogos de las variaciones de cualquier factor que afectara al precio de equilibrio
del bien elegido como dinero.

Dinero fiduciario y la dicotom ía clásica

En el caso del dinero fiduciario producido por el gobierno, se puede ampliar un poco el análisis. En esta
situación, el gobierno es el único proveedor de dinero y puede, por lo general, elegir cuánto quiere produ­
c ir16. ¿Qué efectos tendrá el nivel de producción de dinero sobre la economía real? Por lo general, la situa­
ción parecería idéntica a la del caso del bien como dinero. Una variación de la oferta de dinero provocará
distorsiones en el equilibrio general de todos los precios relativos y, aunque parecería probable que una
expansión de la oferta reducirá el precio relativo del dinero (es decir, provocará una inflación de los pre­
cios monetarios de los demás bienes), cualquier predicción más precisa parece depender de los resultados
de un modelo detallado de equilibrio general.

Sin embargo, desde David Hume, los economistas clásicos han afirmado que el dinero (especialmente
el dinero fiduciario) es distinto de los demás bienes económicos y debe ser analizado fuera del sistema de
la economía real de oferta, demanda y determinación de precios relativos. Según este punto de vista, la
economía se puede dicotomizar en un sector real en el que se determinan los precios relativos y en un sec­
tor monetario donde se fija el nivel de precios absolutos (es decir, el valor del dinero fiduciario). P or tanto,
el dinero actúa únicamente como un “velo” de la actividad económica real: la cantidad de dinero disponi­
ble no tiene ningún efecto sobre el sector real.

Dinero, utilidad y producción


Por desgracia, el desarrollo de modelos de equilibrio general en el que existe la dicotomía clásica entre sec­
tor monetario y sector real presenta algunas dificultades conceptuales. Si se tratan las preferencias por el

16 AI se r un oferente m onopolista d e dinero (que se produce a un coste reducido), el gobierno puede obtener beneficios a largo plazo de sus
actividades d e sefloriaje.

© /T E S -f la r a n /n /b
454 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

dinero como las de cualquier otro bien (puesto que el dinero hace que las transacciones sean más fáciles
también ofrece utilidad), sólo algunos tipos especiales de preferencias darán lugar a la dicotomía clásica.
Concretamente, si las relaciones marginales de sustitución de los individuos (RMS) entre dos bienes reales
son independientes de la cantidad de dinero que tienen (y si se hace un supuesto análogo sobre las relacio­
nes de transformación del producto de las empresas entre estos dos bienes), entonces, los precios relativos
determinados por las fuerzas de oferta y demanda serán independientes de la cantidad de dinero en circu­
lación. Sin embargo, si no se hacen estos supuestos, las preferencias relativas de los individuos y las capa­
cidades productivas relativas de las empresas se verán afectadas por la cantidad de dinero, por lo que no
existirá la dicotomía clásica. Algunos de los problemas al final de este capítulo analizan estas diversas posi­
bilidades.

D e m a n d a de tra n sa ccio n e s

Un argumento limitador de estos supuestos especiales sobre las preferencias y la tecnología es que la can­
tidad de dinero no tiene efectos sobre las tuerzas reales: es decir, la cantidad de dinero en circulación no
está en las funciones de utilidad de los individuos ni en las funciones de producción de las empresas.
Entonces, ¿por qué utilizan el dinero los individuos y las empresas? U n posible supuesto es que estos agen­
tes “necesitan” dinero para realizar las transacciones incluso si el dinero no tiene utilidad ni ofrece renta­
bilidad p e r se. Si, por ejemplo, hay dos bienes no monetarios (X e Y) en la economía, las transacciones
totales por periodo vendrán dadas por p*x* + P*Y* (donde p* y p * son los precios de equilibrio aso­
ciados con las cantidades de equilibrio X* e y*). Para poder realizar estas transacciones es necesario que
una determinada proporción (por ejemplo, a ) de su valor total esté disponible como dinero en circulación.
P or tanto, la demanda de dinero es

D m = a (P * X * + P * Y *), (16.48)

y el equilibrio monetario exige que

D * = S m, (16.49)

donde SM es la cantidad de dinero ofertada por el gobierno.

Una duplicación de la oferta de dinero haría que este sistema cambiara a una situación de desequilibrio;
en el anterior nivel de equilibrio de transacciones de X e Y, ahora habría un exceso de oferta de dinero y,
según la ley de Walras (Ecuación 16.25), este exceso se vería compensado por un exceso neto de deman­
da de bienes.

Se podría volver a establecer elequilibrio en esta economía con una duplicación exacta de los precios
de equilibrio nominales.Esto duplicaría la demanda de transacciones de dinero, pero, puesto que los pre­
cios relativos permanecerían invariables, no alteraría las cantidades de equilibrio de X c Y:

D'u = a ( 2 P ?X * + 2 P *Y *) =

* 2 a (P * X * + P ? Y * )= (16.50)
= 2Dm.

®ITESPoraninfo
Capitulo 16 Equilibrio ge n e ra l c o m p e titiv o 456

Por tanto, en este sistema, los precios de equilibrio nominales son proporcionales a la oferta de dine­
ro, y la dicotomía clásica es total17. El dinero es un auténtico velo; no tiene ningún efecto sobre la econo­
mía real.

R e su m e n
En este capítulo liemos demostrado cómo se puede generalizar el modelo de equilibrio parcial de la deter­
minación de precios competitivos desarrollado en el Capítulo 14 para representar múltiples mercados. La
principal complicación que nos hemos encontrado a la hora de hacer esta generalización es la necesidad de
tener en cuenta las relaciones entre muchos mercados de bienes y factores de producción distintos. Nuestro
análisis de estas cuestiones nos ha llevado a las siguientes conclusiones:

• Los sencillos modelos marshalianos de oferta y demanda en varios m ercados pueden no ser adecua­
dos para analizar cuestiones relativas al equilibrio general porque no ofrecen una form a directa de
relacionar estos mercados entre sí y de ilustrar los efectos entre mercados cuando se alteran los equi­
librios.

• Se puede desarrollar un sencillo modelo de equilibrio general de la determinación de los precios rela­
tivos de dos bienes utilizando un mapa de curvas de indiferencia que representa las demandas de los
bienes y ia frontera de posibilidades de producción para representar la oferta. Este modelo es útil para
realizar un análisis de estática comparativa en un contexto de equilibrio general.

• La construcción de la frontera de posibilidades de producción a partir de la caja de Edgeworth tam­


bién permite una integración de los m ercados de factores en un sencillo modelo de equilibrio general.
La forma de la frontera de posibilidades de producción ilustra cómo afecta la reaslgnación de facto­
res productivos entre productos a los costes marginales asociados con la producción de estos produc­
tos. Concretamente, la pendiente de ia frontera de posibilidades de producción (la relación de trans­
formación del producto) mide el cociente de los costes marginales de los dos bienes.

• El que exista un conjunto de precios competitivos que equilibre muchos mercados simultáneamente es
una cuestión teórica compleja. Este conjunto de precios existirá, por lo general, si las funciones de
oferta y demanda son continuas y si se cumple la ley de Walras (que exige que el exceso de deman­
da neto sea igual a cero para cualquier conjunto de precios).

• La inclusión del dinero en un modelo de equilibrio general es uno de los principales puntos de aten­
ción de la investigación macroeconómica. En algunos casos, estos modelos monetarios se caracteri­
zan por la dicotomía clásica por la que las fuerzas monetarias no tienen ningún efecto sobre los pre­
cios relativos observados en la economía “real". Sin embargo, estos casos son bastante restrictivos,
por lo que el grado en que se cumple la dicotomía clásica en el mundo real sigue siendo una cuestión
sin resolver.

17 E slo nos lleva directam ente a la T eoría Cuantitativa d e la D em anda d e D inero sugerida p o r prim era vez p o r Hum e:

D x -y P -Q .
donde D„ es la dem anda de dinero, V la velocidad de circulación del dinero (= l / a en nuestro m odelo), P es el nivel general de precios
y Q una m edida d e la cantidad d e transacciones (a m enudo aproxim ada m ediante el PiB real}.

®ITES-Paran¡nfo
456 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

Problem as
16.1
Suponga que la frontera de posibilidades de producción de las hamburguesas con queso (C) y de los batidos (M) viene
dada por
C + 2M = 600.
a) Dibuje esta función.
b) Suponiendo que la gente prefiere comer dos hamburguesas con cada batido, ¿cuánto se producirá de cada uno de
ios productos? Muestre este punto en su gráfico.
c) Suponiendo que esta economía de comida rápida opera de manera eficiente, ¿cuál será el cociente de precios
PC/PM de equilibrio?

16.2
Suponga que la frontera de posibilidades de producción de pistolas (X) y de mantequilla (1) viene dada por
X2 + 2Yl = 900.
a) Dibuje esta función.
b) Si los individuos siempre prefieren combinaciones de consumo en las que Y = 2X, ¿cuánto X y cuánto Y se pro­
ducirá?
c) En el punto descrito en el apartado anterior, ¿cuál será la RTP y, por tanto, cuál será el cociente de precios que
hará que la producción tenga lugar en ese punto? (Esta pendiente se puede aproximar considerando pequeñas varia­
ciones de X e l' en tomo al punto óptimo.)
d) Muestre su solución en el gráfico del apartado (a).

16.3
Suponga que una economía sólo produce dos bienes, X e Y. La producción del bien X viene dada por
X = K fú ? ,

donde Kx y son los factores capital y trabajo dedicados a la producción de X. La función de producción del bien
Y viene dada por
y = k ¥ i% \

donde K , y Ly son los factores capital y trabajo dedicados a ia producción de Y. La oferta de capital es fija e igual
a 100 unidades y la oferta de trabajo es fija e igual a 200 unidades. Por tanto, si ambas unidades se encuentran en
pleno empleo,
Kx + Kr = K t = 100
Lx + Ly * Lj. = 200.

Utilizando esta información, responda a las siguientes preguntas.


a) Demuestre cómo se debe relacionar el cociente capital-trabajo de la producción de X (Kx /L x = k x ) con el cocien­
te capital-trabajo de la producción de Y (Ky/Ly = kY) para que la producción sea eficiente.
b) Demuestre que los cocientes capital-trabajo de estos dos bienes están limitados por
. . . w Kt 100 1
o .x k y + (l-av) kr = - * - = -------- —,
* r ¿r 200 2

© /T E S -P o ra n in fo
Capitulo 16 Equilibrio ge ne ra l co m p e titiv o 457

donde ax es la proporción del trabajo total dedicada a la producción de X [es decir,


a x = (¡ L t - L x / (L X + ¿ y )J-

c) Utilice la información de los apartados anteriores para calcular el cociente eficiente capital-trabajo para el bien X
para cualquier valor de a x entre 0 y 1.
d) Dibuje la caja de producción de Edgeworth para esta economía y utilice la información del apartado anterior para
hacer un bosquejo de la curva de contrato de la producción.
e) ¿Cuál de los dos bienes. X o Y, es capital intensivo en esta economía? Explique por qué la curva de posibilidades
de producción de la economía es cóncava.
f) Calcule la fórmula matemática de la frontera de posibilidades de producción de esta economía (¡puede ser un
cálculo muy laborioso!). Demuestre que, como era de esperar, se trata de una función cóncava.

16.4
El objetivo de este problema consiste en analizar la relación entre economías de escala, intensidad de los factores y la
forma de la frontera de posibilidades de producción.

Suponga que hay ofertas fijas de capital y trabajo que se deben asignar entre la producción del bien X y la del bien
y. La función de producción de X viene dada por

X = K aÚ
y la de y por
y = K yÜ.

donde los parámetros a , (3, y, S tendrán distintos valores.


Utilizando su intuición, un PC, o un planteamiento matemático formal, derive la frontera de posibilidades de pro­
ducción de X e y en los siguientes casos:

a )a = p = y= a = l ' d ) a = |3 = y = 8 = | -
b) a = P = y, y 6 = j-- e) a = p = 0,6, y = 0,2,5 = 1,0.
c )a = p = 4 y = 8 = | . 0 a = p = 0,7, y = 0,6, 5 = 0,8.
¿Los rendimientos crecientes a escala siempre dan lugar a una frontera de posibilidades de producción convexa?
Explique su respuesta.

16.5
El país Podunk sólo produce trigo y telas, utilizando como factores tierra y trabajo. Ambos bienes se producen con
funciones de producción con rendimientos constantes a escala. El trigo es un bien relativamente intensivo en trabajo.
a) Explique, en palabras o con gráficos, cómo el precio del trigo respecto a la tela (p) determina el cociente tierra-
trabajo en cada una de las dos industrias.
b) Suponga que p viene dado por fuerzas externas (éste sería el caso si Podunk fuera un país “pequeño" que comer­
ciara libremente con el mundo). Demuestre, utilizando la caja de Edgeworth. que si la oferta de trabajo aumenta
en Podunk la producción de tela aumentará y la producción de trigo disminuirá.

16.6
Suponga que dos individuos (Smith y Jones), tienen cada uno 10 horas de trabajo dedicadas a la producción, o bien
de helados (X) o bien de sopa de pollo (Y). La función de utilidad de Smith viene dada por

í / ^ X ^ y 0'1.

®ITES-Pomnmfo
458 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

mientras que la de Jones viene dada por


Uj =x05y°J.
Cada individuo es indiferente entre producir X o Y, y la función de producción de cada bien viene dada por
X = 2L
Y = 3¿,
donde L es el número de horas de trabajo total dedicada a la producción de cada bien. Utilizando esta información,
a) ¿Cuál debe ser el cociente de precios Px !Pr 2
b) Dado este cociente de precios, ¿cuánto X e Y demandarán Smith y Jones? (.Pista: iguale el salario a 1).
c) ¿Cómo se asignará el trabajo entre X e Y para satisfacer las demandas calculadas en el apartado anterior?

16.7
Suponga que sólo hay tres bienes (X,, X2 y X3) en una economía y que las funciones de exceso de demanda de X2
y X3 vienen dadas por
ED1 = -ÍP 2/P>+2Pi /Pl - \
ED} = 4P,/P,~2P1/Pl - 2 .
a) Demuestre que estas funciones son homogéneas de grado cero en P2 y Py
b) Utilice la ley de Walras para demostrar que si ED2 = ED¡ = 0, ED, también debe ser igual a 0. ¿Puede utilizar
también la ley de Walras para calcular ED, ?
c) Resuelva este sistema de ecuaciones para los precios de equilibrio relativos P2/P, y P3/P ,. ¿Cuál es el valor de
equilibrio de P3/P2 V

16.8
Utilice el sencillo modelo de dos bienes de fijación de precios en el equilibrio general desarrollado en este capítulo
para ilustrar una situación en la que habrá dos cocientes de precios de equilibrio relajando el supuesto de que la fron­
tera de posibilidades de producción es cóncava. Explique su resultado de forma intuitiva.

16.9
Vuelva al Problema 16.6 y suponga ahora que Smith y Jones realizan sus intercambios con dinero fiduciario. La ofer­
ta total de dinero es igual a 60$ y cada individuo quiere tener una cantidad de dinero igual a i del valor de las trans­
acciones realizadas en un periodo.
a) ¿Cuál será el salario monetario en este modelo? ¿Cuáles serán los precios nominales de X e Y?
b) Suponga que la oferta monetaria aumenta hasta 90$. ¿Cómo cambiarán sus respuestas al apartado anterior? ¿Tiene
esta economía la dicotomía clásica entre el sector real y el monetario?

16.10
Suponga que la plata se utiliza como medio de cambio en la economía descrita en el Ejemplo 16.4. ¿Tiene esta eco­
nomía la dicotomía clásica?

Lecturas re co m e nd ad as
Arrow, K.J. y F.H. Hahn. General Competitive Analysis. Amsterdam: North-Holland, 1978. Chaps. 1, 2, and 4.
Sophisticated mathematical treatment o f general equilibrium analysis. Each chapter has a good literary introduction.

©ITES-Paroninfo
460 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

A M P L IA C IO N E S

Modelos de equilibrio general calculable

Las recientes m ejoras d e la tecnología inform ática han desgracia, la introducción del supuesto de rendimientos cre­
hecho factible ei desarrollo de modelos d e equilibrio gene­ cientes a escala tam bién exige que el modelo parta de la
ral calculable (EGC) con considerable detalle. Estos mode­ competencia perfecta y del supuesto de agentes precio acep­
los pueden analizar literalm ente cientos de industrias e indi­ tantes. P ara ello se suele utilizar a menudo algún tipo de
viduos, cada una con distintas tecnologías o con distintas sistema de fijación de precios mediante márgenes junto con
preferencias. La m etodología general empleada en estos una com petencia im perfecta del tip o de C ournot (véase e!
modelos consiste en suponer diversas formas d e funciones Capítulo 19).
de utilidad y de producción, y después elegir los parám e­
tros en concreto de estas funciones a partir de la evidencia L ibre c o m e r c io e n N o rte a m é ric a
em pírica. A continuación se obtienen soluciones numéricas
de equilibrio general que se com paran con ¡os datos del Algunos de los esfuerzos más amplios de modelización del
mundo real. T ras haber “calibrado” los modelos p ara refle­ E G C se han dedicado al análisis del efecto del acuerdo de
ja r la realidad se alteran diversos elem entos d e política en libre comercio de N orteam érica (N AFTA ). Todos estos
los modelos para obtener estim aciones d e equilibrio general modelos concluyen que este acuerdo ofrecía ganancias de
del efecto global de estos cambios d e política. En esta bienestar a todos los países implicados. Las ganancias que
ampliación revisarem os brevem ente algunas d e estas aplica­ obtenía M éxico derivaban fundamentalmente de la reduc­
ciones. ción de las barreras comerciales estadounidenses a los
textiles y al acero mexicano. L as ganancias de Canadá pro­
venían principalmente de la creciente capacidad de benefi­
A16.1 M odelos de comercio
ciarse de las econom ías d e escala en determ inadas industrias
U na de las prim eras aplicaciones d e las modelos de equili­ clave. Brown (1992) hace una revisión d e diversos modelos
brio general aplicado consistió en analizar él efecto d e las del EGC del lib re comercio en Norteam érica y concluye que
barreras com erciales. Puesto que gran parte del debate estos dos países pueden obtener ganancias de en tom o del 2
sobre los efectos de estas barreras (o d e su reducción) se al 3% del PIB. E n el caso de Estados U nidos, las ganancias
centran en los efectos sobre los salarios reales, estos mode­ del acuerdo pueden ser considerablemente m ás pequeñas
los de equilibrio general resultan especialmente adecuados pero, incluso en este caso, se ha concluido que se obtendrí­
para esta tarea. an significativas ganancias de bienestar asociadas con la
m ayor competitividad d e los mercados nacionales.
Estos modelos suelen caracterizarse p o r dos aspectos
poco habituales. Prim ero, puesto que los modelos suelen
m ostrar una atención explícita sobre la producción nacional A 1 6 .2 M odelos de impuestos y transferencias
frente a la producción extranjera de determ inados bienes, es
U na segunda gran aplicación de los modelos de EGC con­
necesario introducir u n elevado grado de diferenciación de
siste en evaluar tos cam bios potenciales d e las políticas
los productos en las funciones d e utilidad d e los Individuos.
im positivas y d e transferencias de u n país. P ara estas apli­
Es decir, los “textiles estadounidenses” son considerados
caciones, se debe tener mucho cuidado en la modelización
distintos de los “textiles mexicanos” incluso si, e n la mayo­
del lado de la oferta de factores en los modelos. Por ejem­
ría de las teorías com erciales, se puede considerar que los
plo, en el m argen, los efectos de los tipos impositivos sobre
textiles son bienes homogéneos. Los modelizadores ban
la renta (ya sean positivos o negativos) pueden tener im pór­
descubierto que sólo pueden pennitir.im a sustitución lim i­
tenles eíéctos sobre la oferta de trabajo que sólo se pueden
tada entre estos bienes si quieren que sus m odelos repro­
m odelizar de form a adecuada utilizando un planteamiento
duzcan los patrones comerciales reales.
de equilibrio general. Análogamente, la política de impues­
Una segunda característica de los modelos d e E G C del tos/transferencias también puede afectar a las decisiones de
comercio es el interés e n incorporar tecnologías c e a rendi­ ahorro e inversión, por lo que puede ser necesario adoptar
mientos crecientes a escala e n sus sectores productivos. procedim ientos d e modelización más detallada (por ejem ­
Esto perm ite que el modelo capture una d e las principales plo, diferenciar a los individuos en función de la edad para
ventajas del com ercio p ara las pequeñas economías. Por analizar tos efectos de los planes d e jubilación).

©ÍTES-Poranínfo
Capítulo 16 Equilibrio ge n e ra l c o m p e titiv o 461

B modelo holandés MIMIC - peas para reducir las emisiones de dióxido de carbono,
como la creación de un impuesto del carbón o normativas
Probablemente el modelo de EGC más elaborado de cada, vez más restringentes de las emisiones para los auto-
impuestos/transferencias es el desarrollado por la Oficina .. móviles y las centrales energéticas. Por lo general, estas
de Planificación Central holandesa: el modelo micro-macro simulaciones sugieren que los costes económicos de estas
para analizar el contexto institucional (MicroMacro Modeí políticas serian relativamente modestos dados los actuales
toAnalyze the Institutional Coatext, MIMIC). Este modelo niveles de restricciones. Pero la mayoría de estas políticas
pone el énfasis en los programas de bienestar social y en. : tendría efectos distributivos adversos que podrían exigir
algunos problemas que se quiere mejorar (sobre todo e! des­ : una mayor atención pública a través de la política de trans­
empleo, que no está presente ea oíros muchos modelos de ferencias gubernamentales.
equilibrio general calculable), Gelauff y Graaflund (1-994)
resumen las principales caracteristicas'del modelo MIMIC»
También lo utilizan para analizar propuestas de políticas A16.4 Modelos regionales y urbanos
como la reforma fiscal de la década de 1990 en Holanda y Una aplicación final de los modelos del equilibrio general
los cambios de las generosas prestaciones de desempleo e calculable coasiste en analizar cuestiones económicas que
incapacidad existentes en ese país. tienen importantes dimensiones espaciales. La construcción
de estos modelos exige una cuidadosa atención de las cues­
A16.3 Modelos medioambientales tiones relativas a los costes de transporte y a los costes del
desplazamiento asociados con la movilidad del trabajo, por­
Los modelos de equilibrio generé calculable también son. que se presta especial interés a dónde se realizan las trans­
adecuados para comprender la forma en que las políticas acciones. Ea racerporackte.de estos costes en los modelos
medioambientales pueden afectar a la economía. En estas del equilibrio general calculable es, de muchas formas,
aplicaciones, se considera que la producción de elementos equivalente a añadir niveles adicionales de diferenciación
contaminantes es un efecto colateral esencial de otras acti­ : del producto, porque ésta diferenciación afecta a los precios
vidades económicas del modelo, Al especificar objetivos relativos de lo que, de lo contrario, serían bienes homogé­
medioambientales en términos de una determinada reduc­ neos. El cálculo de los equilibrios en los mercados regiona-
ción de estos elementos contannnantes, es posible utilizar : les puede ser especialmente sensible a cómo se especifiquen
estos modelos para analizar los costes económicos de diver­ los costes de transporte.
sas estrategias para alcanzar estos objetivos, Una ventaja
del planteamiento del equilibrio general calculable consiste C am bio de la s com p ra s gubernam entales
en ofrecer ciertas pruebas sobre el efecto de las políticas
. Los modele® regionales de equilibr io general calculable han
medioambientales sobre la distribución de la renfá; un tema
sido muy .utilizados para analizar el efecto local de impor­
que ha sido omitido en gran medida ep Otros esfuerzos de
tantes variaciones de las políticas de gastos gubernamenta­
modelización más estrechos en función de cada industria.
les. Por ejemplo, Holtman, Robinson y Subramanian
: (1996) utilizan un modelo de equilibrio general calculable
Evaluación de la s estrategias de re d u cció n d e C O ¡ para evaluar el efecto regional de menores gastos de defen-
la sobre la economía califoniiana. Concluyen que la mag­
La preocupación respecto a la posibilidad de que las emi­
nitud de los efectos depende de manera importante de los
siones de dióxido de carbono en diversas actividades que
supuestos costes de la migración de los trabajadores cuali-
utilizan energía puedan contribuir al calentamiento global
; tícados. Una conclusión análoga se puede encontrar en
ha llevado a la creación de una serie Se planes para:reducir
Bernat y Hanson (1995), que analizan posibles reducciones
estas emisiones. Puesto que las repercusiones de estas
reducciones pueden ser bastante generales y variadas, la ..de los precios de apoyo estadounidenses a los agricultores.
Aunque estas reducciones ofrecerían ganancias de eficien-
modelización del EGC es uno de los métodos de valoración
; ciá generales en la economía, podrían tener efectos negati-
preferidos. Tal vez el más elaborado de estos modelos sqai
el desarrollado por ia OCDE: el modelo medioambientaí de ?. ves significativos sobre las áreas rurales.
equilibrio general (General Equilíbrium Environmeníal
Model (GREEN). La estructura básica de esíemodelcr es ' Referencias
descrita por Bumeaux, Nicoletti y 01iveira-Martins (1992). I ‘ Bernat, G .A . y K. Hanson. “Regional Impaces o f F arm Program s:
El modelo ha sido útil izado, para standar diversas op?iones ;. Á Top-D ow n C G E A n á lisis". R eview o f R egional Studies
de política que pueden ser adoptadas por las naciones euro- ' ( W a te r 1995): 331-350.

©/TES-Paromnfó
C A P Í T U LO

LA EFICIENCIA DE LA
COMPETENCIA PERFECTA

Aunque la mayoría de la gente reconoce las propiedades del equilibrio del sistema de pre­
cios competitivos (al fin y al cabo, los precios no suelen fluctuar mucho de un día para
otro), no ven un patrón general en la consiguiente asignación de recursos. Las relaciones
descritas por el modelo competitivo presentadas en el capitulo anterior son tan complejas
que resulta difícil creer que pueda surgir ningún resultado deseable de este caos. Este punto
de vista ofrece un razonamiento abierto para retocar el sistema: puesto que los resultados
de las fuerzas del mercado son caóticos, es seguro que las sociedades humanas pueden
obtener mejores resultados gracias a una cuidadosa planificación.
464 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

La h ip ó te sis de la m ano invisible de Sm ith


Fue necesario que el genio Adam Smith pusiera en duda este punto de vista que fue, probablemente, el
dominante durante el siglo XVIII. Para Smith, el sistema de mercado competitivo representa lo contrario
del caos. Por el contrario, ofrece una poderosa “mano invisible” que garantiza que los recursos encontra­
rán el camino hasta el lugar donde son más valiosos, aumentando así la “riqueza” de la nación. Según el
punto de vista de Smith, si se confía en el interés personal económico de los individuos y las empresas se
obtendrá un (tal vez sorprendente) resultado social deseable.

Las prim eras ideas de Smith dieron lugar a la m oderna economía del bienestar. Concretamente, su muy
conocida imagen de la “mano invisible” ofrecía el impulso necesario de lo que ahora se conoce como el
“teorem a fundamental” de la economía del bienestar: que existe una estrecha relación entre la asignación
eficiente de los recursos y la determinación competitiva de los precios de estos recursos. En este capítulo
vamos a analizar esta relación con cierto detalle. Partiremos de la definición de la eficiencia económica en
una serie de contextos. Estas definiciones, que parten todas de los trabajos del economista del siglo XIX
Vilfred Pareto, ya han sido descritas brevemente en capítulos anteriores; nuestro objetivo aquí consiste en
recopilar estos análisis e ilustrar la relación subyacente con la asignación competitiva de los recursos.

Eficiencia en el sentido de Pareto


Partimos de la definición de eficiencia económica de Pareto.

Asignación eficiente en el sentido de Pareto Una asignación de recursos es eficiente en el sen­


tido de Pareto si no es posible (mediante más reasignaciones) que una persona m ejore sin que alguien
más empeore. ____________ _____________ _______________________

La definición de Pareto identifica pues determinadas asignaciones como “ineficientes” si es posible


lograr una m ejora sin ambigüedad. Observe que la definición no requiere que se realicen comparaciones
de utilidad entre distintas personas. Las “m ejoras” son definidas por los propios individuos.

Eficiencia en la producción
Una economía es eficiente én la producción si se encuentra sobre su frontera de posibilidades de produc­
ción. Formalmente, podemos utilizar la terminología de Pareto para definir la eficiencia productiva de la
siguiente manera:

D e f in ic ió n .

Eficiencia productiva Una asignación de recursos es eficiente en la producción (o “técnicamente


eficiente” ) si ninguna nueva reasignación permitiría producir más de un bien sin reducir necesariamen­
te la producción de algún otro bien.

En cuanto a la propia eficiencia en el sentido de Pareto, tal vez sea más fácil com prender la definición
analizando su inversa: una asignación será ineficiente si es posible m over los recursos existentes de tal

©ITES-Parantnfo
Capítulo 17 La eficie n cia d e la c o m p e te n c ia p erfecta 465

manera que se consigan cantidades adicionales de un bien sin reducir la producción de nada más. Con las
asignaciones técnicamente eficientes, no es posible realizar estas mejoras sin ambigüedades. Las posibili­
dades de intercambiar una producción por otra que requieren movimientos a lo largo de la frontera de posi­
bilidades de producción reflejan la naturaleza eficiente de todas las asignaciones que se encuentran sobre
dicha frontera.

La eficiencia técnica es una condición previa evidente para la eficiencia global en el sentido de Pareto.
Suponga que se asignaran los recursos de tal manera que la producción fuera ineficiente; es decir, la pro­
ducción se encuentra en un punto interior a la frontera de posibilidades de producción. Sería pues posible
producir más de al menos un bien sin producir menos de ningún otro. Esta m ayor producción podría ser
entregada a alguna persona con suerte, haciendo que dicha persona estuviera en m ejor situación (sin que
nadie más estuviera peor). Por tanto, la ineficiencia en la producción también es una ineficiencia en el sen­
tido de Pareto. Sin embargo, como veremos en la próxima sección, ia eficiencia técnica no garantiza la efi­
ciencia en el sentido de Pareto. Una economía puede ser eficiente produciendo los bienes equivocados: si
se dedican todos los recursos disponibles a la producción de zapatos izquierdos es posible que la produc­
ción utilice estos recursos con eficiencia técnica, pero seguramente se podría encontrar alguna mejora en
el sentido de Pareto que conseguiría que todo el mundo estuviera en mejor situación.

El análisis de la eficiencia en la producción, y su relación con la frontera de posibilidades de produc­


ción, es algo más complejo que lo que podría implicar nuestra sencilla presentación del Capítulo 16. Puesto
que la producción se divide entre muchas empresas, debemos ocupamos no sólo de la forma en que una
única empresa utiliza sus recursos (como lo hicimos en el capítulo anterior), sino también de cómo se asig­
nan estos recursos entre las empresas. Para facilitar este análisis, vamos a desagregar la cuestión en tres
cuestiones separadas: (1) la asignación de recursos dentro de una única empresa; (2) la asignación de recur­
sos productivos entre empresas; y (3) la coordinación de las elecciones de producción de las empresas. Los
resultados de cada una de estas cuestiones serán resumidos en una “Regla de Asignación” general. Se deben
cumplir todas estas reglas para garantizar la eficiencia productiva.

Elección eficiente de fa ctore s para una única em presa

En el Capítulo 16 analizamos la situación de una empresa que tenía factores productivos fijos de capital y
trabajo. E n ese capítulo demostramos que la empresa tendrá asignados estos factores de forma eficiente si
se utilizan plenamente y si la relación de sustitución técnica (RST) entre capital y trabajo es la misma para
cada producto que fabrica la empresa. Antes, habíamos desarrollado una demostración gráfica detallada de
esta afirmación; aquí vamos a utilizar un planteamiento matemático. Suponga que la empresa fabrica dos
bienes, X e Y, y que los factores disponibles totales de capital y trabajo vienen dados por K y L. La fun­
ción de producción del bien X viene dada por

X = f ( K x , L x ), (17.1)

donde Kx y Lx son el capital y el trabajo dedicados a la producción de X. Si suponemos el pleno empleo


de los recursos, K Y = K - K x , Ly = L - Lx , y la función de producción de! bien Y será

Y = g ( K r , L r ) = g ( K - K x , l - L x ). (17-2)

La eficiencia técnica exige que la producción de X sea la máxima posible para cualquier valor prede­
terminado de producción de Y (por ejemplo, Y ) . Definiendo la expresión lagrangiana de este problem a de
maximización con restricciones se obtiene

®ITES-Paramnfo
466 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

■£ = f ( K x , L x ) + \ [ Y - g ( K - K x , L - L x )}. (17.3)

Diferenciando respecto a K X, L ( y X se obtienen las siguientes condiciones de prim er orden para un


máximo con restricciones:

(17.4)

Desplazando ios términos con X al lado derecho de las dos primeras ecuaciones, obtenemos

= (17.5)
A 8l
y , utilizando el resultado (del Capítulo 11) de que la R S T es el cociente de las productividades marginales
de los factores productivos, se implica1

RSTX(K por L ) = RSTY(K por L). (17.6)

Éste es precisamente el resultado que se mostraba gráficamente en la Figura 16.3.

A s ig n a c ió n eficiente de los re c u rso s entre e m p re sas

También es necesario asignar recursos de forma eficiente entre las empresas para garantizar la eficiencia
productiva global. Intuitivamente, es necesario asignar recursos a aquellas empresas donde se pueden uti­
lizar de la forma más eficiente posible. Más concretamente. la condición de asignación eficiente es que el
producto físico marginal de cualquier recurso en la producción de un determinado bien sea el mismo inde­
pendientemente de cuál sea la empresa que fabrica ese bien.

La demostración matemática de esta regla es sencilla. Suponga que hay dos empresas que fabrican el
mismo bien (X) y que sus funciones de producción vienen dadas por f ( K ,, i , ) y f , ( K 2, L 2). Suponga
también que las ofertas totales de capital y trabajo vienen dadas por K y L. El problem a de asignación
consiste pues en maximizar
(17.7)

(17.8)

(17.9)

1 Estos resultados só lo se cum plen para u n m áxim o interior e n el que am bos factores productivos se utilizan para fabricar am bos bienes. Si
no fuera éste el caso, estas condiciones de prim er orden tendrían que ser m odificadas.

©ITES-fljitwim/ó
Capítulo 17 La eficiencia d e la c o m p e te n c ia p erfe cta 467

Las condiciones de prim er orden para un máximo son

Ü = ^ _ +^ = J L _ J L =0
dKt dK, 5K, 3AT, ax3 (nio)
Ü =^ L +^ . =^ L _ ^ . =0
a i, a , a t, a t,

#L=
ejsi a*,

= (17.11)
a t, a¿j

como queríamos demostrar.

E J E M P L O 17.1

G a n an cia s de asign ar de form a eficiente el trabajo

Para analizar las ganancias cuantitativas de la producción derivadas de asignar eficientemente los recursos, suponga
que dos explotaciones agrícolas en las que se produce arroz tienen funciones de producción con la sencilla forma
<¡ = K uti y \ (17-12)

pero que una de las explotaciones está más mecanizada que la otra. Si el capital de la primera explotación viene dado
por Kt = 16 y el de la segunda por K2 = 625, tendremos
?i= 2 Z * 4
(17.13)
q2 = 5 L f .

Si la oferta total de trabajo es 100, una asignación igualitaria del trabajo a estas dos explotaciones permitirá obte­
ner una producción total de arroz de
Q = <7, +?2 = 2(50)** + 5 (5 0 )^ =131,6. (17.14)

La asignación eficiente se calcula haciendo que se igualen las productividades marginales:

* ¡\
— 2L = Í13 -" l £,
r - iM
= — d=
<h _ 1 5
— £^ ,-t/ 4 (17.15)
5L, \ 2 ) ^ dL¡ 4
Por tanto, para lograr la producción eficiente el trabajo debe asignarse de tal manera que

i , - [ | | £, = 0,02561,. (17.16)

Dada la mayor capitalización de la segunda explotación, habría que asignarla prácticamente todo el trabajo. Con
100 unidades de trabajo, deben asignarse 97,4 unidades a la segunda explotación y tan sólo 2,6 unidades a la prime­
ra explotación. En este caso, la producción total ascenderá a

Q * q l +qi = 2(2,6)3/4 + 5(97,4)3/< =159,1. (17.17)

Esto representa una ganancia de más del 20% de la producción de arroz frente a la producción con una asigna­
ción igualitaria del trabajo.

®/r£Wtorww>íó
468 Pane V C o m p e te n c ia p erfecta

P R EG U N T A : Suponga que el capital no estuviera dado en este problema. ¿Cómo debería asignarse el capi­
tal y el trabajo entre las dos explotaciones?

Elección eficiente de la p roducción por parte de las e m p re sas

A pesar de que se asignen de forma eficiente los recursos dentro de una empresa y entre las empresas, toda­
vía hay una condición más que se debe cumplir para que la producción sea eficiente: las empresas deben
producir combinaciones eficientes de productos. De forma general, las empresas que son buenas en la pro­
ducción de hamburguesas deberían producir hamburguesas, y aquellas que son buenas en la producción de
automóviles deberían producir automóviles.

La formulación matemática de la condición necesaria para llegar a este resultado es fácil. Suponga que
hay dos productos (X e Y) y cada uno es producido p o r dos empresas, y que las fronteras de posibilidades
de producción de estas empresas vienen dadas en forma explícita por las fórmulas

Y ¡ = f (Xj) p a r a í = l ,2 . (17.18)

Por tanto, el problema de optimización global consiste en producir la máxima cantidad de X para cual­
quier valor dado de Y (por ejemplo. Y*). Definiendo el lagrangiano de este problem a como

a = X l + X2 + A, [Y* - f, (X t ) - f 2( X 2)] (17.19)

Se obtiene la sencilla condición de prim er orden:

dfi ¡ d x l =df 2j c x 2 . (17.20)

En palabras, la relación de transformación del producto debe ser la misma para todas las empresas que
fabrican estos dos bienes.

Este resultado se representa gráficamente en la Figura 17.1. En este gráfico, hay dos empresas que han
optado por combinaciones de productos sobre sus respectivas curvas de posibilidades de producción con
relaciones de transformación desiguales. Puesto que la relación de transformación del producto de la empre­
sa A es 2 , podría aum entar la producción de automóviles en 2 (hasta 102) reduciendo la producción de
camiones en 1 (hasta 99). La empresa B podría aumentar la producción de camiones hasta 51 reduciendo
la producción de automóviles hasta 99. Por tanto, la producción total de automóviles ha aumentado de 200
a 201. mientras que la producción de camiones permanece igual a 100. Estas ganancias de la producción
siempre son posibles cuando las relaciones de transformación del producto son distintas en las empresas.

Teoría de la ventaja com parativa


Una de las aplicaciones más importantes de esta conclusión se produce en el estudio del comercio interna­
cional, donde se utiliza como punto de partida de la leoria de la ventaja comparativa. Esta teoría fue pro­
puesta inicialmente por Ricardo, quien afirmaba que los países debían especializarse en producir aquellos
bienes para los que son productores relativamente más eficientes2. A continuación los países deben comer­
ciar con el resto del mundo para obtener los bienes que necesitan. Si los países se especializan de esta mane­
ra, la producción mundial total será m ayor que si cada país intentara producir un conjunto equilibrado de

2 V éase D. R i c a r d o , The Principies o f Politicai E conom y a n d Taxatlon (1817: re im p reso e d . Londres: J.M . D ent & Son, 1965), págs.
81-93.

©íTES-ftraninfó
Capítulo 17 La eficie n cia de la c o m p e te n c ia p erfecta 469

F IG U R A 17.1 Demostración gráfica de la elección eficiente de la producción

Si las relaciones de transformación del producto de dos empresas son distintas, se puede aumentar la producción total hacien­
do que las empresas cambien su producción hasta igualar dichas relaciones. En el gráfico. la empresa A es relativamente efi­
ciente en la producción de automóviles, y la empresa B es relativamente eficiente en la producción de camiones. Si cada
empresa se especializara en el producto en el que es eficiente, se podría aumentar la producción total.

bienes. Para dem ostrar este hecho, vamos a fijam os de nuevo en la Figura 17.1. Ahora podemos conside­
rar que estas dos curvas de posibilidades de producción representan las de dos países distintos con recur­
sos fijos. Los puntos p A y p B pueden representar las elecciones de producción de los países antes del
comercio. Puesto que la relación de transformación del producto es distinta en estos dos países, la produc­
ción mundial podría aumentar si se hace que el país A produzca más automóviles y que el país B produz­
ca más camiones. Los países deberían proceder a especializarse de esta manera hasta que sus relaciones de
transformación sean iguales. C on el país A especializado en la producción de automóviles, puede comer­
ciar con el país B para obtener los camiones que necesita; análogamente, B puede com erciar con A para
conseguir los automóviles que necesita. Puesto que la producción mundial ha aumentado gracias a la espe-
cialización. ambos países pueden estar ahora en una situación mejor. Éste es el razonamiento que ofrece el
respaldo intelectual a la creencia de que “el libre comercio es la mejor política” . Es importante destacar
que el análisis sólo utiliza información sobre las relaciones de transformación del producto entre los bienes
en cada país, y no sobre las diferencias de productividades marginales entre países. Es posible que un país
tenga una ventaja “absoluta” en la producción de todos los bienes (en el sentido de que su productividad
marginal del trabajo en la producción de todos los bienes es m ayor que la productividad de su socio comer­
cial), pero este país seguiría beneficiándose de la especiaüzación y el comercio.

E J E M P L O 17.2

Ventaja com parativa en el m undo de Ricardo_______________________________________________________

En su primer análisis del concepto de la ventaja comparativa, Ricardo supuso que las fronteras de posibilidades de pro­
ducción eran lineales. Considere los siguientes datos hipotéticos sobre costes marginales (expresados en una divisa
común) para Inglaterra y Portugal para dos bienes, vino (VV) y vestidos (C):

®¡TES-P<innlnfb
470 Parte V C o m p e te n c ia p erfecta

Costes marginales
Inglaterra Portugal
Vino 8 2
Vestidos 4 2

E q el análisis de Ricardo, se suponía que los costes marginales eran constantes (e iguales a los costes medios). Por
consiguiente, si consideramos que los costes totales de los recursos son ñjos en cada país e iguales a 100, la frontera
de posibilidades de producción para el caso de Inglaterra es
8W + 4C = 100, (17.21)
y en el caso de Portugal es
2W-i-2C = 100.
Evidentemente, la relación de transformación del producto es distinta en estos dos países:

RTP (Inglaterra) = =2
dW
07.22)
OTP<Portugal) = = 1.
dW
Ricardo afirmaba que, aunque Portugal tiene una ventaja absoluta en costes en la producción de ambos bienes,
ambos países se podrían beneficiar del comercio porque el vino es relativamente menos costoso en Portugal y los ves­
tidos son relativamente más baratos en Inglaterra. Es decir, Inglaterra tiene una “ventaja comparativa” en vestidos, y
Portugal en vino.

La s ga n an cia s de la ventaja com parativa. Suponga que, antes del comercio, cada país dedica la mitad de sus
recursos a cada bien. En este caso, para Inglaterra

W = ^ = ó,25
0 (17.23)
C = — = 12,5,
4
y en Portugal

W = — = 25
2

C = — = 25.
2
La producción mundial se puede aumentar sin duda alguna si Inglaterra produjera menos vino (y más vestidos)
produciéndose el cambio opuesto en Portugal. Si, por ejemplo, Inglaterra dedicara todos sus recursos a la producción
de vestidos, la producción sería igual a 25. Ahora, si Portugal cambiara su producción asignando el 70% de sus fac­
tores totales al vino, podría producir

W = ™ = 35
2 (17.24)
c = * = i5.
2
Por tanto, la producción mundial de vino ha aumentado de 31,25 a 35, y la producción de vestidos ha aumentado
de 37,5 a 40. Aunque la otérta de factores en cada país no ha cambiado, la producción mundial ha aumentado sin duda
alguna gracias al reconocimiento de la ventaja comparativa.

© /T £ S -P o ra n ;n fo
Capítulo ¡ 7 La eficie n cia de la c o m p e te n c ia p erfecta 471

P R E G U N T A : En este ejemplo (como en la mayoría de los casos en los que las fronteras de posibilidades
de producción son lineales), la asignación de recursos de Inglaterra se ha “especializado totalmente” en la
producción de vestidos. ¿Hay algún otro patrón de producción sin especialización total que ofrezca una
mejora sin duda alguna sobre esta asignación? Si las curvas de posibilidades de producción fueran cónca­
vas en vez de lineales, ¿es probable que la especialización total fuera eficiente?

Eficiencia en la co m b in ació n productiva


La eficiencia técnica no es una condición suficiente para lograr la eficiencia en el sentido de Pareto.
También hay que tener en cuenta la demanda en esta historia. No tiene mucho sentido que una economía
sea eficiente en la producción de yoyós y xilófonos si nadie quiere estos bienes. Para garantizar la eficien­
cia en el sentido de Pareto, necesitamos una forma de relacionar las preferencias de los individuos con las
posibilidades de producción. La condición necesaria para garantizar que se producen los bienes adecuados
es que la relación marginal de sustitución de dos bienes cualesquiera debe ser igual a la relación de trans­
form ación del producto de estos dos bienes. Dicho de forma sencilla, la tasa de intercambio psicológica
entre dos bienes en las preferencias de la gente debe ser igual a la tasa a la que se pueden intercambiar en
la producción.

U na d em o stra ció n gráfica

La Figura 17.2 nos ilustra la eficiencia en la combinación productiva para un caso muy sencillo, una eco­
nomía con una única persona. Supone que la única persona de esta economía (¿Robinson Crusoe?) sólo pro­
duce dos bienes (X e Y). (Este análisis también se puede aplicar a una economía de muchos individuos con
preferencias idénticas). Las combinaciones de X e Y que se pueden producir vienen dadas por la frontera
de posibilidades de producción PP. Cualquier punto sobre PP representa un punto de eficiencia técnica.
Sin embargo, si incluimos el mapa de indiferencia del individuo en la Figura 17.2, vemos que sólo hay un
punto de PP que ofrece una utilidad máxima. Este punto de máxima utilidad es E , donde la curva PP es
tangente a la curva de indiferencia más alta del individuo, (J2■ En este punto de tangencia, la RM S del indi­
viduo (de X por F) es igual a la R TP técnica (de X por Y)\ por tanto, ésta es la condición necesaria para
obtener la eficiencia global. Observe que el punto E es preferido a cualquier otro punto eficiente en la pro­
ducción. De hecho, para cualquier punto (distinto a E), como F. de la curva PP, existen puntos que son
ineficientes pero preferidos a F . En la Figura 17.2, el punto “ ineficiente" G es preferido al punto “eficien­
te ” F. Desde el punto de vista del individuo sería preferible producir ineficientemente en vez de verse obli­
gado a producir una combinación de bienes “equivocada” de forma eficiente. El punto E (que se produce
de manera eficiente) es superior a cualquiera de estas soluciones “de segunda opción” .

U na dem ostración m atem ática


Para dem ostrar este resultado matemáticamente, suponga que sólo hay dos bienes (X e Y) y un individuo
en la sociedad (de nuevo, Robinson Crusoe) cuya función de utilidad viene dada por U (X , Y). Suponga
también que la frontera de posibilidades de producción de esta sociedad se puede escribir de forma implí­
cita como T { X , Y ) = 0. El problema de Robinson consiste en maximizar su utilidad sujeto a su restricción
productiva. Escribiendo el lagrangiano de este problema obtenemos

g = U (X ,Y ) + \[T(X,Y)], (17.25)

© /T E S -flo ro n in fb
472 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

F IG U R A 17.2 Eficiencia en la combinación productiva en una economía de Robinson Crusoe

En una economía con una única persona, la curva PP representa las combinaciones de X e Y que se pueden producir. Cada
punto sobre la curva PP es eficiente desde el punto de vista de la producción. Sin embargo, sólo la combinación productiva
del punto E es un auténtico máximo de la utilidad para el individuo. En E, la RMS del individuo es igual a la tasa a la que
se puede intercambiar técnicamente X por Y (RTP).

Producción de Y

y las condiciones de prim er orden para un máximo interior son

S j£ = ^ +^ =0
ex ex ex
m = =o (17.26)
6Y 5Y 8Y

^ = 7‘ {x, y ) = o.
dk
Combinando las dos prim eras ecuaciones obtenemos

dü/dx dT/BX n7rn


8U /SY ST/dY

O jy
R M S ( X por Y) = (a lo largo de T ) = R T P ( X por Y), (17.28)
dX
como ilustra la Figura 17.2. Hemos demostrado que sólo si se tienen en cuenta las preferencias de los indi­
viduos se asignarán los recursos de forma eficiente en el sentido de Pareto. Sin esta referencia explícita a
las preferencias sería posible, reasignando la producción, aumentar la utilidad de al menos una persona sin
reducir la de nadie más.

©ITES-Pararímfo
Capitulo 17 La eficiencia d e la c o m p e te n c ia p erfe cta 473

E J E M P L O 1 7 .3

C o m b in a c ió n p r o d u c t iv a q u e m a x im iz a la utilid a d

Varios ejemplos del Capítulo 16 utilizaban la frontera de posibilidades de producción de pistolas (X) y mantequilla (P)
con la forma
X 2 +4 Y2 =100 (17.29)

y una función de utilidad con la forma


utilidad = U (X, P) = 7 x F (17.30)
para describir un modelo de equilibrio general de la determinación de los precios de estos dos bienes. Esta situación
también se puede considerar como un problema de asignación eficiente de los recursos, independientemente de los con­
ceptos relativos a la fijación de precios: el objetivo consiste sencillamente en maximizar la utilidad, dada la restricción
impuesta por la frontera de posibilidades de producción. Escribiendo el lagrangiano de este problema,
i£ = V3FF + X (io o -x J - 4 y 2) (17.31)
se obtienen las condiciones de primer orden

2XJÍ = 0
8X 2 lX 7
1/1
*K = i *1 - S H '. O (17.32)
dY 2 \.Y

— = 100- X 2 - AY1 = 0.
dk
Dividendo las dos primeras ecuaciones obtenemos el conocido resultado
Y__±X (17.33)
X~ 4 Y

X 1 = 4 Y1,
y, al igual que antes, sustituyendo en la frontera de posibilidades de producción obtenemos la solución óptima de
X* = 750 = 7,07
(17.34)
Y* = 7 1X 5= 3.54

utilidad = 7 x *K* = 5. (17.35)

Cualquier otro punto sobre la frontera de posibilidades de producción ofrece una utilidad menor que este nivel
óptimo. Esta pérdida de bienestar sería análoga a las pérdidas del excedente del consumidor que se han ilustrado en el
Capítulo 15.
Por supuesto, no es ninguna casualidad que la solución óptima calculada para este problema de asignación pura
sea idéntica a la solución del equilibrio general calculada en el Ejemplo 16.2. El hecho de que la mano invisible del
mecanismo de precios dé lugar a un equilibrio eficiente ofrece una prueba de la eficiencia de los mercados competiti­
vos en este sencillo marco.

PREGUNTA: Las asignaciones como X = B , Y = 3 o X * 5, Y = 4,33 son evidentemente ineficientes.


¿Cómo podría calcular el grado de ineficiencia de estas asignaciones?

©fTES-ftwonm/b
474 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

P re cio s co m p etitivo s y eficiencia

La esencia de la relación entre la competencia perfecta y la asignación eficiente de los recursos se puede
resum ir fácilmente. La consecución de la asignación eficiente de los recursos en el sentido de Pareto exige
que (excepto cuando se pueden producir soluciones de esquina) la tasa de intercambio de dos bienes cua­
lesquiera, por ejemplo, X e Y, sea la misma para todos los agentes económicos. En una economía perfec­
tamente competitiva, el cociente del precio de X respecto al de Y ofrece esta relación de intercambio común
a la que se ajustarán todos los agentes. Puesto que los precios son considerados como parámetros fijos tanto
en las decisiones de maximización de la utilidad de los individuos como en las decisiones de maximización
de los beneficios de las empresas, todas las relaciones de intercambio entre X e Y se igualarán a la tasa a
la que se pueden intercambiar X e Y en el mercado (Px ¡PY). Puesto que los precios son iguales para todos
los agentes, todas las relaciones de intercambio se igualarán y se logrará la asignación eficiente. Éste es el
“Prim er Teorem a Fundamental” de la economía del bienestar.

Eficiencia en la producción

Para dem ostrar que la fijación competitiva de precios da lugar a la eficiencia en la producción, considere
prim ero el requisito de que una empresa tenga tasas idénticas a las que puede intercambiar un factor por
otro (la relación de sustitución técnica, RST) en todos los productos que fabrica. Esto garantiza la existen­
cia de mercados de factores perfectamente competitivos. Al minimizar los costes, la empresa puede igua­
lar la R ST entre dos factores cualesquiera, por ejemplo, el trabajo y el capital, a la relación de sus precios
competitivos (w/v). Así, sin ninguna dirección externa, la empresa adoptará proporciones eficientes de fac­
tores de forma descentralizada.

Esto exige que todas las empresas que fabrican determinado bien, por ejemplo, X , tengan productivi­
dades marginales del trabajo idénticas en la producción de X . En el Capítulo 13 demostrábamos que una
empresa maximizadora de beneficios contrataría unidades adicionales de cualquier factor (por ejemplo, el
trabajo) hasta el punto en que su contribución marginal a los ingresos fuera igual al coste marginal de con­
tratar el factor (véase la Ecuación 13.28). Si Px representa el precio del bien que se vende y / 1 y f 1 repre­
sentan las funciones de producción de dos empresas que fabrican X, la maximización de beneficios exige
que
Px f l = w (17.36)

Puesto que el precio de X es el mismo para las dos empresas, y el salario también, estas ecuaciones
implican que
(17.37)

P or consiguiente, cada empresa tendrá la misma productividad marginal del trabajo en la producción
de X. El mercado ha logrado una asignación eficiente de cada factor en las empresas.

Finalmente, el requisito es que la relación de transformación del producto (RTP, la relación a la que se
puede intercambiar un bien por otro en la producción) entre dos bienes cualesquiera, p o r ejemplo, X e Y,
sea la misma para todas las empresas. Es fácil dem ostrar que un sistema de precios perfectamente compe­
titivos puede garantizarlo recordando que la RTP (de X por Y) es igual al cociente del coste marginal de X

®ITES-Paronmfo
Capitulo 17 La eficie n cia d e la c o m p e te n c ia p erfecta 475

(CMgx ) respecto al de Y (CMgy ). Pero cada empresa maximizadora del beneficio producirá aquel nivel
de producción para el que el coste marginal sea igual al precio de mercado. Por tanto, Px = CMgx y
Py = CMgy para cada empresa y , por tanto, CMgx j C Mg Y =PXJPY para todas las empresas.

Este análisis demuestra que las decisiones descentralizadas de muchas empresas maximizadoras de
beneficios pueden lograr la eficiencia técnica en la producción sin ninguna dirección centralizada. Los pre­
cios de mercado competitivos actúan como señales para unificar la multitud de decisiones que toman las
empresas conviniéndolas en un patrón coherente y eficiente. El confiar en el interés propio de los empren­
dedores es una forma teóricamente posible de lograr que el sector productivo actúe de manera eficiente.

Eficiencia en la com bin ación productiva

La demostración de que los mercados perfectamente competitivos dan lugar a la eficiencia en la relación
entre producción y preferencias también es fácil. Puesto que los cocientes de precios que ven los consumi­
dores son los mismos que el m ercado presenta a las empresas, la R M S compartida por todos los individuos
será idéntica a la RT P compartida por todas las empresas. Esto será cierto para cualquier par de bienes.
Por consiguiente, se producirá una combinación de bienes eficientes. De nuevo, observe las dos funciones
importantes que desempeñan los precios de mercado. Prim ero, garantizan que la oferta y la demanda se
igualarán para todos los bienes. Si se produjera demasiado de un bien, se desencadenaría una reacción del
mercado (su precio disminuiría) que reduciría la producción del bien y desplazaría recursos a otros em­
pleos. Por tanto, el equilibrio entre oferta y demanda en el mercado garantiza que no habrá ni un exceso
de demanda ni un exceso de oferta. Segundo, los precios de equilibrio ofrecen las relaciones de intercam­
bio en el m ercado para que tanto las empresas como los individuos dispongan de parámetros para tomar
sus decisiones. Puesto que estas relaciones de intercambio son idénticas para las empresas y los individuos
la eficiencia queda garantizada.

U na d em ostración gráfica

Nuestro análisis de la modelización del equilibrio general en el Capítulo 16 ofrece precisamente las herra­
mientas necesarias para dem ostrar este resultado gráficamente. La Figura 17.3 reproduce la Figura 16.4,
pero ahora nos interesan m ás las propiedades de eficiencia de la solución de equilibrio general. Dada la
frontera de posibilidades de producción PP y las preferencias representadas por las curvas de indiferencia,
es evidente que X*, Y* representa la combinación productiva eficiente (compare este gráfico con el de la
Figura 17.2). Es posible que una economía planificada centralmente pudiera decidir producir X *, Y* si la
junta planificadora dispusiera de la información adecuada sobre las posibilidades de producción y las pre­
ferencias de los individuos. Alternativamente, como demostrábamos en el Capítulo 16, si se confía en los
mercados competitivos y en el interés propio de las empresas y de los individuos, también se alcanzará esta
asignación. En este modelo, la oferta y la demanda se encontrarán en equilibrio únicamente al cociente de
precios p * j p * , y este equilibrio se producirá en la combinación productiva eficiente, E. La mano invi­
sible de Smith no sólo garantiza que la producción es técnicamente eficiente (que las combinaciones de pro­
ductos están sobre la frontera de posibilidades de producción), sino también que las fuerzas de la oferta y
la demanda dan lugar a una combinación de productos eficiente en el sentido de Pareto. Los modelos más
complejos de la determinación de precios de equilibrio competitivos alcanzan la misma conclusión3.
Análogamente, si utilizamos la inversa de todos los argumentos que hemos afirmado veríamos que cual-

3 V éase, p o r ejem plo, K .J. A r ro w y F .H . H a h n . G eneral Compelilive A nalysis (San Francisco: Holden-Day. 1971), Capitulo» 4 y 5.

Utfmsfdad Católica de ColomtHt ©ir£s-Pomom/&


B IB L IO T E C A
476 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

quier asignación eficiente en el sentido de Pareto se puede conseguir gracias a una fijación adecuada de pre­
cios de equilibrio competitivos para los factores productivos y los productos. Esta inversa de nuestro
“Prim er Teorem a” es, pues, el “Segundo Teorema Fundamental’’ de la economía del bienestar.

FIGURA 17.3 Equilibrio competitivo y eficiencia en la combinación productiva

Aunque todas las combinaciones productivas sobre PP son técnicamente eficientes, sólo la combinación X*, X* es un ópti­
mo de Pareto. El cociente de precios de equilibrio competitivos, P' / />* llevará a esta economía a esta solución eficiente
en el sentido de Pareto (véase también la Figura 16.5).

Políticas de laissez-faire
En su expresión más dogmática, la correspondencia entre el equilibrio competitivo en la eficiencia en el
sentido de Pareto ofrece un respaldo “científico” a la postura de laissez-faire de muchos economistas. Por
ejemplo, la afirmación de Smith

... el esfuerzo natural de cualquier individuo de m ejorar su propia condición, cuando se ve obligado a
ejercerlo con libertad y seguridad, es un principio tan poderoso que por sí mismo, y sin ninguna ayuda,
no sólo es capaz de fomentar la riqueza y prosperidad de la sociedad, sino también de superar los cien­
tos de obstáculos impertinentes que con demasiada frecuencia dificultan sus operaciones debido a la
insensatez de las leyes hum anas...4

tiene una gran validez teórica. De nuevo, como señalaba Smith, no es el "espíritu altruista” del panadero
el que aporta pan para el consumo de los individuos. Es más que los panaderos (y los dem ás productores)

4 A. S m it h , The W eallh o fN a iio n s (Nueva York: Random H ouse, M odera L ibrary Edition, 1 9 3 7 ) . pág. 508.

®IT£S-Paranlnfo
Capitulo 17 La eficie ncia d e la c o m p e te n c ia p erfecta 477

trabajan en pro de su propio interés cuando reaccionan a las señales del mercado. Los individuos también
reaccionan a estas señales cuando deciden cómo van a emplear sus ingresos. La intervención del gobierno
en este proceso que funciona sin problemas sólo puede dar lugar a una pérdida de eficiencia en el sentido
de Pareto.

Por supuesto, esta drástica conclusión exagera en gran medida la posibilidad de aplicar de forma gene­
ralizada el sencillo modelo que hemos estado utilizando. Nadie debe intentar sacar recomendaciones polí­
ticas de una estructura teórica que presta tan poca atención a los detalles institucionales del mundo real.
Aun así, las propiedades de la eficiencia de! sistema competitivo ofrecen un punto de referencia, un punto
de partida para analizar las razones por las que pueden fallar los mercados competitivos.

Alejam iento de los su p u e s to s de com petencia

Los factores que pueden distorsionar la capacidad de los mercados competitivos para lograr la eficiencia se
pueden clasificar en tres grupos generales que incluyen los casos más interesantes: (1) la competencia
imperfecta, (2) las extem alidades, y (3) los bienes públicos. Aquí vamos a ofrecer un breve resumen de
estas clasificaciones; volveremos a ellas en capítulos posteriores. En las próximas secciones ofreceremos
un análisis más detallado de los problemas relativos a la información y la distribución.

C om petencia im perfecta

La “competencia imperfecta” incluye todas aquellas situaciones en las que los agentes económicos ejercen
cierto poder de mercado a ia hora de fijar los precios. En este caso, como ilustraba el análisis del Capítulo
13, estos agentes tendrán en cuenta estos efectos en sus decisiones. Una empresa cuyo producto tiene una
curva de demanda con pendiente negativa, por ejemplo, sabrá que el ingreso marginal de la venta de una
unidad más es inferior al precio de mercado de dicha unidad. Puesto que es el rendimiento marginal de sus
decisiones lo que motiva a la empresa maximizadora de beneficios, el ingreso marginal, y no el precio de
mercado, es la magnitud relevante. Los precios de mercado ya no tienen el contenido informativo necesa­
rio para lograr la eficiencia en el sentido de Pareto. Los demás casos de poder de mercado dan lugar a otras
deficiencias informativas análogas.

Como ejemplo, considérense las condiciones de eficiencia representadas en la Figura 17.4. El punto E
representa una asignación eficiente en tanto en cuanto, en este punto, la RM S (de X por F) es igual a la RTP
(de X por Y). Un cociente de precios perfectamente competitivos de p * [ p * podría dar lugar a esta asig­
nación. Por el contrario, suponga que uno de los bienes, por ejemplo X , se produce en condiciones de com­
petencia imperfecta, mientras que Y se produce en condiciones de competencia perfecta. Por tanto, para el
bien X , ¡Mgx <Px , mientras que para Y, IMgy = P * . La elección productiva maximizadora de beneficios
es, por tanto, aquella combinación de X e Y para la que

RTP (X por Y) = = R MS (de X por Y), (17.38)


CMgy p* p*

donde la desigualdad se cumple debido a la competencia imperfecta en el mercado del bien X. Pero esto
implicaría una elección productiva como la representada por e! punto B, produciéndose menos X y más Y
de lo que sería óptimo dados los gustos y la tecnología. Aunque la producción es eficiente en B y la ofer­
ta y demanda se encuentran en equilibrio, el sistema de precios ya no da lugar a un resultado eficiente en

© fT E S ^ o w n m J t»
478 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

el sentido de Pareto. En 5 se produce una pérdida de utilidad igual a U2 - U t debido a la deficiente asig­
nación. En la Parte VI estudiaremos estas ineficiencias con cierto detalle.

F IG U R A 17.4 La producción del bien X en condiciones de competencia imperfecta impide la eficiencia


en la producción y el intercambio

Sí d bien X se produce en competencia im perfecta, la em presa m axim tzadora d e beneficios elegirá la com binación produc­
tiva para la que la R T P (de X p o r V) es igual a LMgx /P t ; esta cifra será inferior al cociente de tos precios de m ercado de
los bienes (Px / P ' ) . L a producción tendrá lugar en un punto como B , donde la R T P es inferior a las relaciones marginales
d e sustitución de los individuos. Se producirá demasiado poco de X debido a la com petencia imperfecta en su mercado.

C antidad d e Y

’!;w! ~

Externalidades

El sistema de precios competitivos también puede fracasar a la hora de asignar los recursos de manera efi­
ciente cuando hay relaciones entre empresas e individuos que no quedan correctamente reflejadas en los
precios de mercado. Tal vez el ejemplo más conocido de este caso sea el de una empresa que contamina el
aire con hum o y otros desechos. Esta situación se conoce como una exiemalidad: es una relación entre el
nivel de producción de la empresa y el bienestar de los individuos que no queda reflejada en el sistema de
precios. E n el Capítulo 24 se presentará un análisis más completo de la naturaleza de las externalidades,
pero aquí podemos describir por qué la existencia de estas relaciones ajenas al mercado interfiere con la
capacidad del sistema de precios para asignar los recursos de manera eficiente. Con externalidades, los pre­
cios de m ercado ya no reflejan todos los costes de producción de un bien. Existe una divergencia entre el
coste marginal privado y el coste marginal social, y estos costes sociales adicionales (o posibles beneficios)
no quedarán reflejados en los precios de mercado. Por tanto, los precios de mercado no incluirán la infor­
mación sobre los costes reales necesarios para obtener una asignación eficiente de los recursos. Como
demostraremos en el Capítulo 24, la m ayor parte del estudio de la economía medioambiental se ocupa de
las posibles formas de mejorar los efectos de estas discrepancias.

© /T E S -P o ra n in fo
Capitulo 17 La eficie n cia de la c o m p e te n c ia p erfecta 479

B ienes p ú b lico s

U n problema análogo en la fijación de precios se produce en el caso de bienes “públicos". Se trata de bie­
nes, como la defensa nacional, que (suelen) tener dos propiedades que hacen que no sean adecuados para
ser producidos por los mercados. Prim era, los bienes tienen un consumo no rival, en tanto en cuanto un
individuo adicional puede disfrutar de esos bienes a un coste nulo. Esta propiedad sugiere que el precio
“adecuado" de este bien sería cero lo que, evidentemente, constituye un problem a si se va a producir con
la intención de obtener rentabilidad. Una segunda característica de muchos bienes públicos es su no exclu­
sión: no se puede impedir que otros individuos consuman el bien. Por tanto, en un contexto de mercado,
la mayoría de los consumidores adoptará una postura de “gorrón" o “f r e e - r i d e r esperarán que sea “o tro”
el que pague. Estas dos características técnicas de los bienes públicos plantean importantes problemas en
las economías de mercado. Estos problemas se analizarán en el Capítulo 24.

Por lo general, pues, estas situaciones ofrecen tres buenas razones por las que hay que tener cuidado
cuando se aplican los teoremas fundamentales de la economía del bienestar al mundo real. En el resto de
este capítulo analizaremos otras razones por las que hay que tener cuidado.

A ju ste s del m ercado e inform ación


Las propiedades de eficiencia de un sistema de precios competitivos también se pueden ver influidas por la
información del mercado. Hasta ahora hemos supuesto que los precios competitivos se establecen rápida­
mente y son conocidos con certidumbre por todos los agentes del mercado. En las próximas secciones ana­
lizaremos unos modelos que relajan estos supuestos. Empezaremos analizando cómo se puede retrasar el
establecimiento del equilibro del mercado debido a la información imperfecta. Después nos centraremos en
cuestiones más generales sobre la naturaleza del equilibrio del mercado con información imperfecta.

Establecim iento de lo s p recios de equilibrio com p etitivos

Uno de los problemas de información más difíciles en un mercado competitivo consiste en saber cómo se
alcanza el precio de equilibrio. ¿Cuáles son las señales del mercado que utilizan los oferentes y demandan­
tes para ajustar su comportamiento hasta alcanzar el equilibrio? ¿Se tienen en cuenta precios transitorios
que no son precios de equilibrio para tom ar esas decisiones, o se dispone de otros mecanismos? En térmi­
nos matemáticos, suponga que el precio de mercado competitivo de algún bien parte de un precio arbitra­
rio, por ejemplo, P0. Sabemos, del Capítulo 16, que en determinadas circunstancias existe un precio de
equilibrio, P*, para el que
D( P*) = S (P *) , (17.39)

donde D y S son funciones de demanda y oferta del bien. Ahora queremos analizar cómo se pasa del pre­
cio de mercado P0 a P*.

A ju ste w a lra sia n o del precio

Un prim er modelo de ajuste al precio de equilibrio es el propuesto por W alras5. En este modelo, los pre­
cios de equilibrio son un objetivo hacia el que se dirige el mercado por tanteo. Las variaciones del precio

5 L . W a l r a s , Elements c f P u r e Econom ics. traducción al inglés d e W . Jaffee (H om ew ood. IL : Richard D . Trwin. 1954).

®ITES-Paranlnfo
480 Parte V C o m p e te n c ia p erfecta

se deben a información del mercado sobre el grado de exceso de demanda para un precio en particular.
Matemáticamente, el mecanismo de ajuste walrasiano especifica que la variación del precio a lo largo del
tiempo viene dada por

- = k [ D ( P ) - S ( P ) ] = k [ ED ( P) } ¡c>Q, (17.40)
di
donde ED ( P ) representa el exceso de demanda al precio P. El precio aumentará si hay un exceso de
demanda positivo y disminuirá si el exceso de demanda es negativo. Este mecanismo se denomina proce­
so de tátonnemeni (“tanteo”). Este mecanismo se representa gráficamente en la Figura 17.5. Para cualquier
precio superior al de equilibrio (P*), el proceso de tanteo reduce el precio. Análogamente, para precios
inferiores a P* el proceso eleva el precio. En la Figura 17.5a el precio de equilibrio P* es estable; hay
fuerzas que mueven a P hacia P*. Sin embargo, no tiene por qué ser siempre así como muestra la Figura
17.5b. E n este caso, la regla del tanteo hace que el precio se aleje de su nivel de equilibrio. Resulta fácil
ver que si la curva de oferta tiene una pendiente positiva el precio de equilibrio P* es estable.

F IG U R A 17.5 D o s posibles configuraciones de oferta y demanda y su estabilidad walrasiana

La definición walrasiana de estabilidad especifica que los precios se ajustarán en respuesta a un exceso de demanda. Si, para
un determinado precio, la cantidad demandada es superior a la cantidad ofertada, se supone que el precio aumenta.
Análogamente, si la cantidad demandada es inferior a la cantidad ofertada, el precio disminuye. En (a) estas reglas garanti­
zan que el precio de equilibrio P* será estable. Partiendo de cualquier punto, hay fuerzas que mueven el precio hacia P*.
No es así en el caso de la configuración de oferta y demanda que se muestra en (b). Aquí, el mecanismo walrasiano hará que
el precio se aleje de P*.

Precio Precio

por periodo por periodo


(a) Equilibrio estable (b) Equilibrio inestable
WWfr.V ' gr* -V-T- -V-_8-

Otra forma de ver el resultado walrasiano consiste en analizar la función de exceso de demanda,
E D ( P ) . En la Figura 17.6 se muestran tres formas posibles de la función de exceso de demanda. Para
cada una de estas formas existen precios de equilibrio en aquellos puntos en los que el exceso de demanda
es igual a cero. En la Figura 17.6a el precio de equilibrio P¡ es u n equilibrio estable en el sentido walra­
siano. Si el precio es inicialmente superior a Pv el proceso walrasiano tenderá a moverlo hacia abajo hacia
Py Análogamente, si el precio inicial es inferior a Pv se ajustará al alza. La función de exceso de deman­
da de la Figura 17.6b es inestable. El proceso walrasiano tiende a m over el precio en la dirección equivo­

©ITESl'oraninfo
Capitulo 17 La eficiencia de la c o m p e te n c ia p erfecta 481

cada. En la Figura 17.6c hay múltiples equilibrios: PI, P 1 y P3 son precios para los que el exceso de
demanda es nulo. Sin em bargo, sólo y ?3 son estables en el sentido walrasiano. No hay fuerzas que
muevan al precio hacia P2 (aunque si el precio inicial fuera exactamente igual a P 2, se quedaría en esta
posición de equilibrio).

FIG U RA 17.6 Utilización de las curvas de exceso de demanda para representar la estabilidad
walrasiana

U tilizando la función de exceso de demanda ¡_ED(P) - D ( P ) - S (P )], podemos analizar la estabilidad de diversos precios
de equilibrio que se producen cuando E D (P ) = 0. Sin em bargo, sólo si la pendiente de la curva de demanda es negativa
\_ED'(,P) < 0] en el punto de equilibrio el mecanism o de ajuste walrasiano garantizará la estabilidad. O bserve, p o r ejemplo,
que en (c) se alternan equilibrios estables e inestables.

U na derivación m atem ática

En términos matemáticos, el procedimiento walrasiano de ajuste de precios reflejado en la Ecuación 17.40


es una ecuación diferencial. Para estudiar el comportamiento (local) de esta ecuación en la vecindad de un
precio de equilibrio, podemos utilizar una aproximación de Taylor de la forma

— = k[ED' (P * )j • ( P - P*). (17.41)


dt
Esta ecuación se conoce como ecuación diferencial de prim er orden. Un teorema im portante de la teo­
ría de este tipo de ecuaciones es que sus soluciones tienen las mismas propiedades de estabilidad que las
ecuaciones no lineales que aproximan (Ecuación 17.37). Por tanto, para el fin de nuestro análisis de la esta­
bilidad, podemos estudiar la Ecuación 17.38 que tiene una resolución considerablemente más fácil. En efec­
to, la solución general de este tipo de ecuación tendrá la forma
P ( l ) = (PQ- P * ) e kED' ^ ! + P * 1 (17.42)

donde P0 representa el precio inicial en el momento í = 0. Para que este sistema sea estable (es decir, para
que P ( t ) sea una aproximación de P* a medida que í es más grande), se debe cumplir que E D' ( P* ) < 0.
En otras palabras, un incremento del precio debe reducir el exceso de demanda, yuna disminución del pre­
cio debe aum entar el exceso de demanda. Éste es el resultado que se muestra en la Figura 17.6. Para una
ilustración matemática, véase el Problema 17.8.

®ITES-Paraninfb
482 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

A ju ste cuantitativo m arshaliano

El proceso de ajuste que acabamos de analizar considera que el precio es la fuerza que motiva el ajuste de
los mercados hacia el equilibrio. Los individuos y las empresas responden a las variaciones de los precios
moviéndose a lo largo de sus respectivas curvas de demanda y oferta hasta que se alcanza una combinación
de equilibrio precio-cantidad. En su clásico Principies o f Economics, Marshall sugiere un proceso de ajus­
te ligeramente distinto6. En este libro, Marshall teorizaba que los individuos y las em presas deben ser
considerados como agentes que ajustan la cantidad en respuesta a desequilibrios entre las cantidades deman­
dadas y ofertadas, y que el precio varía a raíz de estos cambios de la cantidad. Si D “'(Q ) representa el
precio que los demandantes están dispuestos a pagar por cada cantidad, y S"‘( 0 representa el precio que
exigen los proveedores para cada cantidad (es decir, su coste marginal), el mecanismo de ajuste puede
representarse mediante

^ = k [ D - 1(Q) - r 1m = k [ED-1m k > 0. (17.43)


dt

En otras palabras, los movimientos de la cantidad de equilibrio están motivados por discrepancias entre
el precio que están dispuestos a pagar los individuos y el precio que quieren obtener tas empresas. Cuando
estas dos cifras coinciden, ei ajuste cuantitativo cesa.

C o s t e s de tra n sa cción y de inform ación

Los procesos de ajuste walrasiano y marshaliano representan soluciones elegantes desde el punto de vista
matemático al problema de ajuste del mercado. Pero estas soluciones carecen en gran medida de conteni­
do económico. Frente a otros desarrollos teóricos de este manual, estos procesos de ajuste no representan
ningún tipo de comportamiento optimizador por parte de los agentes económicos. Por el contrario, las ecua­
ciones diferenciales se han sacado, más o menos, de la manga. Para desarrollar una teoría del ajuste del
mercado orientada hacia el comportamiento es necesario analizar los costes necesarios para alcanzar el
equilibrio del mercado e ilustrar cómo intentan minimizar estos costes los agentes económicos.

Como un ejemplo sencillo, considérese la cuestión relativa a si los ajustes del mercado serán fundamen­
talmente de tipo walrasiano (precio) o marshaliano (cantidad). Es de suponer que la elección dependerá de
los tipos de costes de transacción y de información. Si se pueden cambiar fácilmente los precios (por ejem­
plo, cambiando las etiquetas de precios), y si la información sobre estos nuevos precios se divulga fácil­
mente entre compradores y vendedores, el ajuste walrasiano de los precios será el que predominará. Un
ejemplo importante es el de las subastas. En estos casos, el subastador puede sugerir precios alternativos y
percibir de inmediato cómo reaccionan los demandantes ante estos precios. Sin embargo, incluso en este
sencillo caso, un posible comprador tiene importantes problemas de decisión porque no sabe con exactitud
lo que van a hacer sus rivales. El que una determinada secuencia de ofertas dé lugar a un auténtico precio
de equilibrio para el artículo que se está subastando puede depender del tipo de información compartida por
los que pujan (cuál es su conocimiento del artículo que se está subastando) y de las estrategias de pujas uti­
lizadas por las partes7.

6 A. M a rs h a ll, Principies o f Econom ics. 8* e d ic ió n (Londres: M acm ilian. 1920). págs. 287-288.
7 Los precios fijados en una subasta son “ precios d e equilibrio" en el sentido de que el bien que se vende cam bia de m anos. Pero puede que
no representen un equilibrio en el sentido de que las decisiones de los com pradores y de los vendedores sean, de liecho, óptim as. P ara un
análisis de la teoría de las subastas, véase ei Capítulo 20.

© /T £S -P oran¡n/~ o
Capitulo 17 La eficiencia d e la c o m p e te n c ia p erfe cta 483

Es posible que las situaciones de mercado que tengan características marcadamente distintas de las de
las subastas sigan un proceso de ajuste cuantitativo de tipo marshaliano. Si es difícil variar los precios (tal
vez porque estén especificados en contratos a largo plazo) y se puede alterar la cantidad intercambiada a
un coste reducido (por ejemplo, utilizando los bienes inventariados), la información necesaria para alcan­
zar un equilibrio provendrá fundamentalmente de los flujos de cantidad. La macroeconomía suele utilizar
estas observaciones, por ejemplo, para explicar por qué tiende a ajustarse el empleo, en vez del salario, a
las fluctuaciones cíclicas de la demanda.

Sin embargo, en última instancia, esta especulación sobre la elección del mecanismo de ajuste no tiene
gran importancia, porque ni el mecanismo walrasiano ni el marshaliano reflejan el auténtico comportamien­
to de los agentes económicos. Para diseñar modelos de comportamiento es necesario adoptar el principio
de que algún agente (normalmente la empresa) fija un precio y después ajusta el precio en respuesta a su
experiencia. Se han desarrollado algunos modelos generales de este tipo partiendo de supuestos patrones de
comportamiento de búsqueda por parte de los demandantes (que están buscando gangas), pero estos mode­
los están demasiado especializados para ser analizados aquí8. Por el contrario, vamos a pasar a represen­
taciones más tratables del proceso de determinación de los precios.

Fijación de p re cios de desequilibrio y e xp e ctativas


Uno de los problemas que dificulta las especificaciones de un proceso de ajuste realista es que el modelo
tradicional describe las decisiones de oferta y demanda como decisiones que se toman de manera simultá­
nea. Hay dos ecuaciones (las funciones de oferta y demanda) que se resuelven simultáneamente para dos
incógnitas (el precio y la cantidad). La teoría no ofrece ninguna línea directriz sobre cómo se comportan
los demandantes o los proveedores en situaciones de desequilibrio. Si se pudiera relajar el supuesto de
simultaneidad (suponiendo, por ejemplo, que se toman primeras decisiones de oferta), el problema queda­
ría simplificado. Por ejemplo, si las empresas basan sus decisiones actuales de producción en los precios
de mercado que esperan que prevalezcan, la producción en el periodo actual puede considerarse fija: no
habría una respuesta de la oferta en el periodo actual a variaciones de los precios actuales. Por tanto, el
modelo relevante a estudiar sería el del análisis de la fijación de precios en el “muy corto plazo". El pre­
cio se ajustaría para equilibrar la demanda a la oferta disponible, pero no tendría ninguna influencia sobre
la producción del periodo actual. Sin embargo, en el siguiente periodo el precio de mercado establecido en
este periodo podría afectar a las expectativas y a las decisiones de producción; así pues, hay cierta respues­
ta (retrasada) de la producción ante variaciones del precio.

U n m odelo form al
Para analizar algunas de las cuestiones que surgen en la modelización de estas expectativas sobre los pre­
cios, suponga que la demanda responde al precio de mercado actual, que es conocido con certeza, pero que
los proveedores deben responder únicamente al precio de mercado que esperan que prevalezca. Si supone­
mos respuestas lineales sencillas, la demanda vendrá dada por

Q ?= c-dP, (17.44)

8 Para una revisión de estos m odelos véase F . H a h n , "S u b ility ", en K .J. A rrow y M .D . Intriligator. E ds., Handbook a f M athemaiiea!
E co n o m ía , vol. 2 (Atnsterdam : North-H olland. 1982). Capítulo 16.

©fTESAwünmfb
484 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

y la oferta por

Q ? = a + b E(Pr), (17.45)

donde E (P, ) es el precio de mercado esperado por los proveedores en el momento t9.

E xp ec ta tiva s adaptativas

El comportamiento de este modelo dependerá, evidentemente, de cómo forman sus expectativas sobre pre­
cios los proveedores. Si, por ejemplo, los proveedores son miopes y siempre esperan que el precio en el
periodo t - 1 prevalezca en el periodo t, tendremos

E{P,) = P,.l. (17.46)

En este caso, el modelo se convertirá en lo que se conoce como modelo cobweb, que se representa en
la Figura 17.7a. Inicialmente, el precio se encuentra en P0 y este precio determina lo que se va a produ­
cir en el periodo 1 (Q¡). Los demandantes pujan por Qx y , al pujar, determinan el precio de mercado del
periodo 1 (/»). Este nuevo precio es utilizado a continuación en las empresas para tom ar las decisiones de
producir Q2 repitiéndose el proceso. En la Figura 17.7a se puede ver que esta combinación precio-canti­
dad “cobweb” es estable: al final, el precio encuentra su camino hasta el precio de equilibrio P*. Sin
embargo, antes de alcanzar P *t se produce una serie de resultados de desequilibrio (e ineficientes). Con
una curva de oferta aún más elástica, ni siquiera está garantizada la estabilidad, como se muestra en la
Figura 17.7b. En este gráfico, la combinación precio-cantidad determinada por la lógica del modelo cob­
web da lugar a un comportamiento explosivo: el precio se aleja cada vez más del equilibrio a medida que
pasa el tiem po10. Sin embargo, es improbable que se produzca este tipo de comportamiento de grandes osci­
laciones en los mercados reales, porque los especuladores intentarán entrar en este mercado para poder
aprovechar los patrones observados en los movimientos de precios.

E xp ec ta tiva s racionales
Una hipótesis particularmente interesante sobre la formación de expectativas sobre precios es la propuesta
por M uth a principios de la década de 196011. Sugirió un método (y tal vez sólo uno) de form ar expecta­
tivas coherente con el comportamiento general de optimización, que consiste en hacer esas expectativas de
form a “racional” incorporando toda la inform ación disponible sobre el m ercado en cuestión.
Concretamente, un proveedor que conociera la forma exacta de las curvas de oferta y demanda podría cal­
cular el precio de equilibrio

P* = c ~ d (17.47)
b +a

9 E sta ecuación de oferta es un caso especial de una función de oferta con la form a Q f = f { P ,11, i), donde P, es una variable aleatoria
cuya distribución subjetiva depende de la inform ación disponible p o r la em presa en e l mom ento t - 1 (es decir, P or lo general,
estará, hasta cierto pum o, bajo control de la em presa. E s decir, puede invertir e n adquisición d e inform ación e n el periodo l - 1 para obte­
ner una im agen m ás precisa de la probable distribución de los precios en el periodo i. Sin em bargo, aquí no analizarem os este proceso.
10 T écnicam ente, estos supuestos cobw eb dan lugar a una ecuación diferencial que explica los m ovim ientos d e precios. Resulta relativam en­
te fácil dem ostrar, m ediante reiteradas sustituciones, que
/ > = ( / - , - P * ) ( - t > / d ) ' + />*.

P or tanto, el precio es estable y se aproxim a a P * siem pre que - b / d < l .


11 J o h n M u th , “Rational Expectations and the Theory o f Price M ovem em s” , Economeirica (junio de 1961): 315-335.

© IT E S -P o ra n in fo
Capitulo 17 La eficiencia de la co m p e te n cia perfecta 486

F IG U R A 1 7 .7 Modelo cobweb de la determinación de precios

En el modelo cobweb en el que la respuesta de las empresas a los precios tiene un retardo, se puede definir una teoría de
fijación de precios de desequilibrio. El que estos precios se aproximen a un nivel de precios de equilibrio dependerá de las
pendientes relativas de las curvas de oferta y demanda. En la configuración del panel (a) se producirá una convergencia,
mientras que en el panel (b) no se conseguirá. Una tercera posibilidad (que no se muestra en el gráfico) es que las curvas de
oferta y demanda tengan tales pendientes que el precio oscila perpetuamente en torno a P*.

p o r p e rio d o p o r p e rio d o
(a) E quilibrio e s ta b le (b| Equilibrio in e s ta b le

y utilizar a continuación esta fórmula para crear sus expectativas sobre precios

E{P,) = P* = —— • (17.48)
b +a
Utilizando este precio esperado, la oferta se encontraría en su nivel de equilibrio y el mercado queda­
ría libre de las fluctuaciones ineficientes observadas en el modelo cobweb. Si no hay otros costes de infor­
mación o de transacción, el equilibrio quedaría establecido de form a inmediata.

Los requisitos de información para la solución de expectativas racionales son bastante estrictos. No sólo
es necesario que el proveedor conozca los valores exactos de los parámetros económicos a, b, c y d, sino
que también se tiene que suponer que no hay influencias aleatorias que afectan a las relaciones de oferta o
de demanda. Se han desarrollado modelos que relajan estos dos supuestos, sobre todo en el campo de la
macroeconomía*2. Como cabría esperar, los resultados del planteamiento de las expectativas racionales no
son tan sencillos cuando se parte de supuestos más realistas, pero el planteamiento ha revolucionado el pen­
samiento de los economistas sobre las expectativas13.

12 V éase, p o r ejem plo, T , S a r g e n t y N. W allace, "R ational Expectations and the T heory o f Econom ic Policy" Journal o f M onetary
Econom ics (abril de 1976): 169-183.
13 P o r ejem plo, e n la teoría de los m ercados financieros, el concepto d e expectativas racionales ha dado lugar a la “hipótesis de los m erca­
dos eficienies’": que el precio d e m ercado actual de u n activo refleja toda la inform ación disponible sobre dicho activo, p o r lo que cual­
quier m ovim iento futuro del precio debe depender de la aparición aleatoria de nueva inform ación irapredecible.

© IT E S -P a ro ro n fo
486 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

E J E M P L O 1 7 .4
E x p e c t a t iv a s s o b r e p r e c io s y e q u ilib rio del m e r c a d o

Suponga que la demanda de violines hechos a mano viene dada por


g,ü = io -3 /> (, (17.49)

donde Q f es el número de violines demandados durante un periodo (medido en miles de unidades) y P es el precio
tmedido en decenas de miles de dólares). Puesto que la producción de un violín hecho a mano requiere más de un
periodo, los fabricantes toman sus decisiones en función del precio que esperan que prevalezca:
Q ? = 2 + £(/>). (17.50)
En equilibrio
E(P,) = P, (17.51)

y p*^2
(17.52)
e * = 4.
Con expectativas adaptativas, se pueden observar otras combinaciones precio-cantidad. Si, por ejemplo,
£(/>) = Jj.,, (17.53)

resulta fácil calcular el patrón temporal de los precios para cualquier precio inicial. Si P0 = 1, la oferta en el periodo
1 viene dada por
0, = 2 + P0 = 3, (17.54)

y P. viene determinado por la curva de demanda


3 = 1 0 -3 P (17.55)

7» =7/3. (17.56)

Procediendo de esta manera se obtiene el patrón temporal de precios y cantidades que se muestra en la Tabla 17.1.
Evidentemente, el precio se acerca a su valor de equilibrio bastante rápidamente. Sin embargo, es dudoso que los fabri­
cantes de violines sigan utilizando estas sencillas expectativas adaptativas dado el patrón regular de estas cifras. En
efecto, las combinaciones precio-cantidad que se muestran en la Tabla 17.1 no se encuentran sobre la curva de ofer­
ta de los fabricantes de violines. Puesto que sus expectativas siempre se muestran erróneas a posteriori, no están
tomando decisiones de producción maximizadoras de beneficio en cada periodo. Dada la desventaja informativa de los
fabricantes (que deben tomar sus decisiones de oferta en función de los precios esperados), ia optimalidad parece
requerir que opten por las expectativas racionales sobre el precio (P = 2) como el único precio que no dará lugar a
resultados decepcionantes.

T A 8 L A 17.1 Precios y cantidades hipotéticas de los violines hechos a mano

Periodo Cantidad (1 000) Precio (10 000$)


0 nd 1,00
I 3,00 2,33
2 4,33 1.89
3 3,89 2,04
4 4,04 1,99
5 3,99 2,00
6 4,00 2,00

© IT E S -P o ro n in fó
Capítulo 17 La eficiencia de la c o m p e te n c ia p erfecta 487

P R EG U N T A : ¿M ejoraría la situación de los fabricantes de violines si optaran por hacer sus expectativas
en función del precio medio observado en los dos periodos anteriores:

E(P, ) = 0,S(Pl. l + P!v2)1

Inform ación y equilibrios ineficientes


La existencia de información imperfecta no sólo afecta a la capacidad de los mercados para alcanzar pre­
cios de equilibrio, sino que también puede poner en duda la correspondencia entre los equilibrios compe­
titivos y la eficiencia en el sentido de Pareto. La demostración de la eficiencia de los precios competitivos
suponía que estos precios de equilibrio eran conocidos por todos los agentes económicos. Si algunos agen­
tes no tienen información plena sobre los precios existentes o (lo que es lo mismo) si la información sobre
la calidad de los productos no está disponible, es posible que la mano invisible de Adam Smith no sea muy
eficaz. Las decisiones erróneas tomadas en función de información incorrecta sobre el precio o la calidad
pueden dar lugar a asignaciones ineficientes.

Inform ación asim étrica y el m odelo de los trastos

Uno de los primeros modelos formales para incorporar la información imperfecta en el marco competitivo
fue el análisis del mercado de vehículos de ocasión realizado por G.A. Akerlof14. Este análisis es aplica­
ble a cualquier situación en la que los compradores y vendedores de un bien tienen distintas cantidades de
información ( “asim étrica”), incluyendo muchos de los modelos del Capítulo 9. Aquí vamos a analizar
de forma explícita el “modelo de los trastos” de Akerlof, porque es representativo de los modelos en los
que el equilibrio es ineficiente en el sentido de Pareto.

Para desarrollar su modelo, Akerlof suponía que los vehículos de ocasión tienen un cierto número de
calidades distintas, por ejemplo, n. Cada una de estas calidades tiene un precio asociado (P, Pn) que
representa el valor que tendrían estos coches para los compradores y vendedores en una situación con infor­
mación perfecta. La asimetría de la información en este problem a surge del hecho de que los vendedores
de vehículos de ocasión tienen mucha más experiencia sobre sus vehículos que los posibles compradores.
Concretamente, A kerlof suponía que los vendedores saben con exactitud el valor del automóvil que quie­
ren vender, pero que los com pradores no tienen ninguna forma de conocer la calidad del automóvil hasta
que lo hayan comprado. Los compradores valoran los vehículos de ocasión en función de la calidad media
de todos los vehículos disponibles, P. Para que los demandantes queden satisfechos, el precio de equili­
brio debe ser p , porque ésta sería la cantidad que estarían dispuestos a pagar por un vehículo de calidad
media. A este precio, la cantidad ofertada, Qs> vendrá dada por

a = Z W ) . (17.57)
r,<P

donde S, es la oferta de vehículos con una calidad i?, y la suma sólo se realiza para las calidades inferio­
res a P. Para los vehículos de calidad superior, P¡ > P , un posible vendedor se quedaría con su vehículo
porque vale más de lo que los demandantes (mal informados) están dispuestos a pagar. Pero, en esta situa­

14 G .A . A k f r i .o k , “T he M arkel for Leraons: Quality U neenainty and the M arket M echanism ". Q unrterh Journal o f Econom ics. (agosto de
1970): 485-500.

® íT £ S -ft? ra n rn ft)
488 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

ción, los compradores están insatisfechos porque la calidad media de los vehículos de ocasión es inferior a
la que esperan, P: al mercado sólo llegan automóviles de mala calidad, por lo que la calidad media de los
vehículos vendidos es inferior a la media total de todo el conjunto de vehículos de ocasión.

L a ineficiencia del mercado de los trastos de A kerlof se debe al hecho de que no se producen algunas
transacciones óptimas en el sentido de Pareto. Tanto los compradores como los vendedores estarían dis­
puestos a comerciar a un precio superior a P por vehículos de gran calidad. Pero el vendedor no tiene nin­
guna forma de convencer al comprador de que su vehículo no es un trasto. En efecto, el problema puede
ser aún m ayor si los compradores se dan cuenta, con el tiempo, de que la calidad media es inferior a P y
proceden por tanto a reducir sus ofertas de precios. En este caso, la oferta y la calidad caerán todavía más
fsegún la Ecuación 17.57), y se perderá un número aún m ayor de intercambios óptimos en el sentido de
Pareto.

Inform ación y equilibrio

El ejemplo de los trastos sugiere que la información sobre la calidad del producto se puede adquirir y ofre­
cer de muchas formas distintas y que esta información no siempre será exacta. El desarrollo de modelos
sobre cómo funcionan los mercados competitivos en estas situaciones es muy difícil, y no hay ninguno que
se haya aceptado de forma universal. Para ilustrar algunos de los problemas de la construcción de estos
modelos, considere la cuestión comparativamente más sencilla de cómo se debe definir el equilibrio del
mercado. Suponga que la cantidad demandada de un producto se puede representar mediante

cantidad demandada = D ( P , a ) , (17.58)

donde a es la información utilizada por el demandante al tomar su decisión. Análogamente, la oferta se


puede representar mediante

cantidad ofertada = S (P , P), (17.59)


donde p es la información que tiene el vendedor. A l igual que antes, el equilibrio se produce en el punto
en que
D{ P* , a ) = S (P * , P), (17.60)
donde P* es el precio de equilibrio de este bien dada la información a y p. Pero esta información no está
determinada exógenamente. Por el contrario, como sugiere el ejemplo de los automóviles, la información
se determina de form a endógena como parte del proceso global de toma de decisiones de demandantes y ofe­
rentes. Además, puesto que el precio de equilibrio del mercado, P*, refleja esta información, los agentes
racionales obtendrán información adicional del propio precio. Es decir, los agentes pueden, en cierta medi­
da. juzgar la calidad en función del precio. Un comprador racional de caras cámaras de fotos, por ejemplo,
puede hacer elrazonamiento de que los precios actuales reflejan diferencias reales de calidad, por lo que no
tiene que obtenerninguna información adicional antes de hacer la compra. El hecho de que otros consumi­
dores puedan leer revistas especializadas sobre consumo, como Consumer R epons. ya está reflejado en el
precio de mercado. Sin embargo, si todo el mundo está en la misma situación, no habrá suficiente presión
del lado de la demanda para garantizar que el supuesto de fijación eficiente de precios sea válido.

Equilibrio y eficiencia

En estas situaciones, pues, el concepto de equilibrio del mercado es un concepto complejo. Es po­
sible desarrollar modelos en los que no existe este equilibrio o en los que existen múltiples equiii-

© IT £S -P dr< jm nfb
Capitulo 17 La eficie n cia de la c o m p e te n c ia p erfecta 489

brios15. Por tanto, no es sorprendente que no haya resultados fundamentales sobre la naturaleza de las asig­
naciones óptimas en el sentido de Pareto en estas situaciones. Es evidente que las asignaciones de equili­
brio con información imperfecta serán, por lo general, inferiores en el sentido de Pareto a las asignaciones
con información perfecta (como sugiere el modelo de los trastos), pero esta conclusión no es especialmen­
te interesante. El hecho de que la información sea cara e imperfecta es un hecho de la naturaleza de todas
las organizaciones económicas. La cuestión relevante desde el punto de vista asignativo consiste en saber
cuáles son los mecanismos que dan lugar a resultados eficientes en el sentido de Pareto entre todos los
mecanismos que se utilizan en un determinado entorno informativo. El entorno informativo impone una
serie de restricciones a cualquier sistema económico, por lo que se debe definir la eficiencia en eí sentido
de Pareto sujeta a estas restricciones. Los mercados competitivos incorporan poderosos incentivos, tanto
para crear como para divulgar la información, pero su eficiencia en el sentido de Pareto en situaciones de
información imperfecta no ha quedado claramente demostrada.

Distribución

Aunque hay fuerzas en los sistemas de precios competitivos que dirigen los recursos hacia asignaciones efi­
cientes, no hay ninguna garantía de que estas asignaciones permitirán una distribución deseable del bienes­
tar entre los individuos. Como ha señalado A.K . Sen, una asignación de recunos puede ser eficiente en el
sentido de Pareto “ incluso cuando algunas personas nadan en la abundancia y otras se mueren de hambre,
siempre que tos que se mueren de hambre no puedan mejorar sin reducir tos placeres de los ricos... en defi­
nitiva, una sociedad puede estar en un óptimo de Pareto y seguir siendo absolutamente repugnante"16.
Aunque el tratamiento formal de la economía del bienestar social queda fuera del alcance de este manual,
aquí vamos a analizar brevemente la naturaleza de la cuestión de la distribución.

U na e co no m ía de intercam bio
Para analizar la distribución en el m arco más sencillo, suponga que sólo hay dos personas en una sociedad,
Santi y Juan. Suponga también que las cantidades totales de dos bienes (X e f) a distribuir entre estas dos
personas son fijas. Ahora podemos utilizar el diagrama de la caja de Edgeworth introducido en el Capítulo
16 para ilustrar todas las posibles asignaciones de estos bienes entre Santi y Juan. En la Figura 17.8 las
dimensiones de la caja de Edgeworth vienen dadas por las cantidades totales disponibles de los bienes. Las
curvas de indiferencia de Santi parten del origen Os . y las curvas de indiferencia de Juan parten del ori­
gen O j. Cualquier punto interior a la caja representa una posible asignación de los bienes entre estas dos
personas, y podemos utilizar las curvas de indiferencia para evaluar la utilidad obtenida por cada persona
con estas asignaciones.

T ra n sa c c io n e s m utuam ente b en e ficiosa s

Cualquier punto interior de la caja de Edgeworth (Figura 17.8) en el que la RM S de Santi sea distinta de
la de Juan ofrece una oportunidad de lograr una mejora en el sentido de Pareto. Considere la asignación

15 P ara un análisis d e estos m odelos, véase J .E . St cglítz . “ The Causes and Consequences o f the Dcpcndence o f Qualiiy o n P rice". Journal
o f E conom ic Literature (m arzo de 1987): 1-48.
16 A .K . S en . C olleciive Choice a n d Social W elfare (San Francisco: H olden-D ay, 1970), pág. 22.

© ITÍS-Paroninfo
490 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

Diagram a de ia caja de Edgeworth sobre la eficiencia de Pareto en el intercambio

Los p u m o s d e la c u r v a 0 ¡ , 0 ¡ s o n e fic ie n te s e n e l se n tid o d e q u e , c o n e s ta s a s ig n a c io n e s , S a n ti n o p u e d e m e jo r a r s in q u e


h a n e m p e o r e , y v ic e v e r s a . P o r o t r a p a r te , u n a a s ig n a c ió n c o m o la d e l p u n to A e s in e fic ie n te p o r q u e ta n to S a n ti c o m o Ju a n
p u e d e n m e jo r a r s i d e c id e n m o v e r s e a l á r e a s o m b r e a d a . O b s e rv e q u e a lo la r g o d e Os , Oj la R M S d e S an ti e s ig u a l a la de
J u a n . L a c u r v a Os , O j s e d e n o m in a c u r v a d e c o n tr a to .

: - ;T°

potencial A de la Figura 17.8. Este punto se encuentra en el punto de intersección de la curva de indiferen­
cia jj \ de Santi y la curva de indiferencia j ’1, de Juan. Evidentemente, las relaciones marginales de susti-
«i J
tución (las pendientes de las curvas de indiferencia) no son iguales en A. Cualquier asignación en el área
sombreada oval de la Figura 17.8 representa un intercambio mutuamente beneficioso para estas dos perso­
nas: ambas pueden pasar a un m ayor nivel de utilidad aceptando un intercambio que las haga pasar a esla
área. Sin embargo, cuando las relaciones marginales de sustitución de Santi y Juan son iguales, no hay posi­
bilidad de realizar este tipo de intercambio mutuamente beneficioso. Los puntos \ f 2, M 2, M 3 y de la
Figura 17,8 indican puntos de tangencia de las curvas de indiferencia de estos individuos, y cualquier movi­
miento que se aleje de estos puntos debe empeorar la situación de, al menos, uno de los dos. Un movimien­
to de M 2 a A, por ejemplo, reduce la utilidad de Santi de a (/] incluso si Juan no empeora debido a
este movimiento. Alternativamente, un movimiento de M 2 a B empeora la situación de Juan, pero mantie­
ne constante el nivel de utilidad de Santi. Por io general, pues, estos puntos de tangencia no ofrecen la pro­
mesa de nuevos intercambios mutuamente beneficiosos y, por tanto, son eficientes en el sentido de Pareto.

C u rva de contrato

E l conjunto de todas las asignaciones eficientes en el sentido de Pareto en el diagrama de la caja de


Edgeworth se conoce como curva de contrato. E n la Figura 17.8 este conjunto de puntos viene represen­
tado por la curva que va de Os a O, e incluye los puntos de tangencia M ,, M 2, M 2 y Aí4 (y otros muchos
puntos de tangencia). Los puntos fuera de la curva de contrato (como A o B) son ineficientes y es posible
realizar intercambios mutuamente beneficiosos. Pero, como implica su propio nombre, la curva de contra­
to representa el agotamiento de todas estas oportunidades de intercambio. Incluso un movimiento a lo largo

© ÍT E S -P a ra m n fo
Capítulo 17 La eficiencia de la c o m p e te n c ia p erfecta 491

de la curva de contrato (de, por ejemplo, M l a A/2) no puede representar un intercambio mutuamente
beneficioso porque siempre babrá un ganador (Santi) y un perdedor (Juan). Estas observaciones se pueden
resumir de la siguiente manera:
D E ñ M IC IÓ N ~ — - - |

Curva de contrato En una economía de intercambio, todas las asignaciones eficientes de los bie­
nes existentes se encuentran sobre una curva de contrato (multidimensional). Los puntos que se encuen­
tran fuera de esa curva son necesariamente ineficientes, porque los individuos pueden m ejorar sin duda
alguna desplazándose hasta situarse sobre la curva. Sin embargo, a lo largo de la curva de contrato, las
preferencias de los individuos son rivales en tanto en cuanto la situación de un individuo sólo puede
mejorar empeorando la situación de otro.

Intercam bio co n d o ta cio n e s iniciales

En nuestro análisis anterior hemos supuesto que se podían asignar las cantidades fijas de los dos bienes de
cualquier form a concebible. Un análisis algo distinto se produciría si los individuos que participan en el
intercambio tuvieran, de partida, cantidades concretas de los bienes. Seguiría habiendo, sin duda, una posi­
bilidad de que cada persona se beneficiara de un intercambio voluntario, porque es improbable que las asig­
naciones iniciales fueran eficientes. Por otra parte, nadie participaría en un intercambio que hiciera que su
situación em peorara. Por tanto, sólo hay una parte de la curva de contrato que se pueda considerar como
asignaciones resultantes de intercambios voluntarios.

Estas ideas quedan representadas en la Figura 17.9. Las dotaciones iniciales de Santi y Juan están repre­
sentadas por el punto A de la caja de Edgeworth. Al igual que antes, las dimensiones de la caja son igua­
les a las cantidades totales disponibles de los dos bienes (X e Y). La curva de contrato de las asignaciones
eficientes está representada por la curva Os , O j . Sea u ¡ la curva de indiferencia de Santi, que pasa por
el punto A, y, análogamente, sea Uj la curva de indiferencia de Juan que pasa por el punto A. Observe
que, en el punto A, las curvas de indiferencia de los individuos no son tangentes y, por tanto, las dotacio­
nes iniciales no son eficientes. Ni Santi ni Juan aceptarán intercambios que den lugar a un nivel de utilidad
inferior a u £ o Uj respectivamente. Sería preferible para cualquiera de ellos negarse al intercambio en
vez de aceptar este resultado inferior. Así pues, si sólo nos centramos en las asignaciones eficientes, sólo
las que se encuentran entre Ai, y M 2 sobre la curva de contrato podrían obtenerse gracias a un intercam­
bio voluntario. El intervalo de resultados eficientes de los intercambios voluntarios se ha reducido al tener
en cuenta las dotaciones iniciales de las que partían los individuos que iban a realizar un intercambio. Si la
distribución inicial de los bienes favorecía a Juan, cualquier asignación final también favorecerá a Juan,
porque al propio Juan le interesa negarse a aceptar ningún intercambio que le aporte menos utilidad.

El dilema distributivo

Éste es, pues, el dilema distributivo en su forma más abstracta. Si las dotaciones iniciales están sesgadas a
favor de algunos agentes económicos, las asignaciones eficientes en el sentido de Pareto que ofrece el sis­
tema de precios competitivos también tenderán a estar sesgadas a favor de esos agentes. Las transacciones
voluntarias no pueden superar importantes diferencias de las dotaciones iniciales y se necesitarán algunos
tipos de transferencias (que implican probablemente importantes cantidades) para obtener resultados más
igualitarios. El diseño de estos programas de transferencias, de tal forma que tengan en cuenta los diver­
sos incentivos económicos, es uno de los grandes problemas de la política de prestaciones sociales.

©/rES-Poroninfó
492 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

F IG U R A 17.9 intercambio con dotaciones iniciales

Si los individuos parten de dotaciones iniciales (como las representadas por el punto A), ninguno estará dispuesto a aceptar
una asignación que ofrezca un nivel de utilidad inferior al que ofrece el punto A. Santi no aceptará ninguna asignación por
debajo de u¡ y Juan no aceptará ninguna asignación por debajo de {//. Por tanto, no se puede alcanzar cualquier punto de
la curva de contrato con un intercambio voluntario. Unicamente las asignaciones eficientes entre y M-, serán factibles
si cada individuo tiene la libertad de negarse a realizar el intercambio y si exigimos que la asignación final sea eficiente.

E J E M P L O 17.5
U n a econom ía de intercam bio con d o s personas

Para aclarar estas ideas, considere una economía de intercambio en la que hay exactamente 1 000 refrescos (X) y
1 000 hamburguesas (f). Si representamos la utilidad de Santi por
Us (Xs ,Ys ) = X ?3y V (17.61}
y la utilidad de Juan por
Uj{Xj,YJ) = X íj iY}13, (17.62)

podremos analizar las formas eficientes de asignar los refrescos y las hamburguesas. Observe que Santi tiene inicial-
mente una preferencia relativa por los refrescos, mientras que Juan tiende a preferir las hamburguesas, tal y como
reflejan los distintos exponentes de las funciones de utilidad de ambos individuos. Por tanto, podríamos esperar que
las asignaciones eficientes den más refrescos a Santi y más hamburguesas a Juan.
Para encontrar los puntos eficientes en esta situación, suponga que Santi parte de un nivel de utilidad predetermi­
nado, Us. Nuestro problema consiste ahora en elegir X s, ys, Xj e de tal forma que la utilidad de Juan sea la máxi­
ma posible dada la restricción de la utilidad de Santi. El lagrangiano de este problema es
se= P y(X /,y/ )+ x[E f,(xJ . r s ) - ü s ] =
(17.63)
= X f Y ^ + K ( X f Y f + ÜS).
Recuerde que Juan recibe sencillamente lo que no obtiene Santi y viceversa. Por tanto,
X ^ lO O O -X j

©ITES-Poraninfo
Capitulo 17 L a eficiencia de la c o m p e te n c ia p erfe cta 493

yy = 1 0 0 0 - y s . (17.64)

N uesiro lagrangian o e s p u es ú nicam ente una ñ in ció n d e d o s variables X r e Y*•

a ooo-jes)Mo ooo- ys)V3 + M x ^ r / 3 - ü s ). (17.65)


L as condiciones d e p rim er o rd en p a ra o b te n e r u n m áxim o son

ÉK =_i í iooo-nf 3+2í. r yLY/3=Q


8XS 3 l, 1 0 0 0 - X S J 3 IX ,
(1 7 .6 6 )
5 a _ _ 2 Q O O O -X .f 3 + k ( X ^ 3 = 0
8YS 3 l,1 0 0 0 - y s J 3 ^ ,

D esplazando los térm inos co n \ a l lado derecho d e estas ecuaciones y dividiendo la prim era ecuación p o r la últim a17

^ --------- ( — * & i (1 7.68)


(1 0 0 0 -X j) 1 000 - Ks

qu e es nuestra condició n d e eficiencia. A h o ra p o d em o s u tilizar la E cuación 17.68 p a ra c alc u lar cu alq u ier asignación
eficiente e n e l sentido d e P areto . E n la T ab la 17.2 o frecem o s alg u n o s resultados p ara unos p o co s v alo res d e X s que
van de 0 a 1 000 (es d e c ir, d e situaciones e n las que Santi n o obtiene nada a situaciones e n las q u e lo obtiene todo).

T A B L A 17.2 Asignaciones eficientes en el sentido de Pareto de 1 0 0 0 refrescos y 1 000


ham burguesas para Santi y Juan

xs ! h i/s = x f ) f X ^ I O O O - X , . Y, * 1 000 - Jj ! Uj = X j ' Y f


0 0 0 1 000 1 000 1 000
100 27 65 900 973 948
200 59 133 800 941 891
300 97 206 700 903 830
400 143 284 600 857 761
500 200 368 500 800 684
600 273 461 400 727 596
700 368 565 300 632 493
800 500 684 200 500 368
900 692 825 100 308 212
1 000 1 000 1 000 0 0 0

Eficiencia en el sentido d e Pareto. P a ra ilu strar p o r q u é los puntos q u e no se en cu en tran so b re la cu rv a d e co n ­


trato so n ineficientes, co n sid ere u n a asignación inicial en la q u e Santi y Ju an com p arten X e Y a p artes iguales. C on
500 unidades de cad a b ien , tanto Santi c o m o Ju an recib en u n a utilidad d e 5 0 0 (suponiendo q u e esta unidad d e m edi­
da de la utilidad tenga algún sen tid o ). P e ro , utilizando una calcu lad o ra científica b ásica, resu lta relativam ente sencillo
dem ostrar que hay m uch as asignaciones so b re la c u rv a d e co n trato q u e o frecen m ás utilidad a am b o s. La T abla 17.2

17 Observe que la Ecuación 17.67 es una nueva forma de la condición de que las relaciones marginales de sustitución de los individuos deben
ser iguales para que la asignación sea eficiente. Es decir, la RMS (de Samó = (d U ,!d X )K d JJ d Y ) = 2 (Y /X ) y la RMS (de Juan)
= (dUJ/dX )/(dU ,/dY ) = l/2(Y /X ).

®ITESJ‘aronmfo
494 Pane V C o m p e te n c ia perfecta

muestra que esto es casi cieno para las asignaciones en las que Santi obtiene 600 o 700 refrescos, pudiéndose calcu­
lar con facilidad los límites exactos de estos intercambios mutuamente beneficiosos. Por ejemplo, considere el caso de
Xs = 660, Y¡ = 327. = 340, Y¡ * 673. Para esta asignación, la utilidad de Santi es 522 y la de Juan 536. Ambos
están evidentemente mejor que con la asignación inicial, por lo que se puede esperar que se produzca algún tipo de
intercambio que les lleve a simarse sobre la curva de contrato.

Efectos de las dotaciones iniciales. Para ver cómo es posible que las dotaciones iniciales impongan restriccio-
res al intervalo de soluciones eficientes en el sentido de Pareto, supooga que Santi parte en una posición favorable con
Xs = 800 e fs = 800. Existen mejoras en el sentido de Pareto que se pueden realizar a partir de estas dotaciones ini­
ciales, pero ninguna mejorará demasiado la situación de Juan. Por ejemplo, si mantenemos la utilidad de Santi en 900,
la asignación eficiente Xs = 884, Y¡ = 657, X¡ = 116, Y, = 343 la utilidad de Juan aumentará de 200 a 239. Pero eso
es lo mejor que puede conseguir Juan dada la restricción de que no se puede empeorar la siruación de Santi. Las ganan­
cias de eficiencia de Juan, aun siendo significativas, no logran desplazar demasiado la asignación total hacia un resul­
tado más igualitario.

P R EG U N T A : ¿Si las dos personas de este ejemplo tuvieran preferencias distintas se podría ampliar el
alcance de los resultados igualitarios a partir de transacciones voluntarias? ¿Hay algún tipo de preferencias
de Santi y Juan para las que las transacciones voluntarias darían lugar a la igualdad incluso si las asigna­
ciones eficientes fueran muy desiguales?

R esum en
En este capítulo hemos formalizado las conjeturas iniciales de Adam Smith sobre las propiedades eficien­
tes de la “mano invisible” de las fuerzas de los m ercados competitivos. La equivalencia entre las asigna­
ciones eficientes en el sentido de Pareto y los equilibrios de competencia perfecta son el principal descu­
brimiento de la m oderna economía del bienestar. Ofrece el punto de partida de prácticamente todas las áreas
de la economía normativa orientada a la política. En nuestro desarrollo de esta relación fundamental hemos
ilustrado varios puntos esenciales:

• La definición de Pareto de una asignación eficiente de los recursos (el punto en el que ninguna per­
sona puede mejorar sin que alguien más empeore) ofrece la piedra angular de la teoría normativa del
bienestar.

• La eficiencia técnica o productiva es una condición necesaria, aunque no suficiente, para lograr la efi­
ciencia en el sentido de Pareto. La consecución de la eficiencia técnica (es decir, el situarse sobre la
frontera de posibilidades de producción) exige que se cumplan tres condiciones marginales: (1) la
igualdad de la relación de sustitución técnica de los distintos productos; (2) la igualdad de las produc­
tividades marginales entre las empresas; y (3) la igualdad de las relaciones de transformación del pro­
ducto enire empresas.

• La eficiencia en el sentido de Pareto exige que se dé la eficiencia productiva y la eficiencia en la elec­


ción de la combinación de productos. Este último objetivo se puede alcanzar eligiendo la combinación
productiva técnicamente eficiente para la que la relación de transform ación del producto entre dos
bienes cualesquiera es igual a la relación marginal de sustitución de estos bienes de los individuos.

• Si se confía en los precios de equilibrio competitivos, se logrará una asignación eficiente de los recur­
sos desde el punto de vista técnico porque las empresas maximizadoras de beneficios harán eleccio­

©tTES-Poronlnfo
Capítulo 17 La eficie n cia d e la c o m p e te n c ia p erfecta 495

nes coherentes con las tres reglas de asignación marginal. La existencia de precios de equilibrio com­
petitivos de los productos tam bién dará lugar a una combinación productiva eficiente. Así, la corres­
pondencia entre la eficiencia en el sentido de Pareto y el equilibrio competitivo es total.

• El incumplimiento de los supuestos sobre competencia perfecta, como en el caso de la competencia


imperfecta, las externalidades, o la existencia de bienes públicos, puede distorsionar la asignación de
recursos alejando la asignación de la eficiente en el sentido de Pareto.

• La información imperfecta puede afectar a la velocidad con la que los mercados alcanzan el equili­
brio, pudiendo dar lugar a resultados de desequilibrio ineficientes a corto plazo. Las asimetrías infor­
mativas también pueden afectar a la eficiencia en el sentido de Pareto de los equilibrios competitivos.

• Los resultados distributivos en m ercados competitivos pueden considerarse en ocasiones indeseables


desde el punto de vista de la equidad. Las dotaciones iniciales pueden limitar el intervalo de resulta­
dos alcanzables mediante transacciones voluntarias.

Problem as
17.1
Suponga que Robinson Crusoe produce y consume pescado (F¡ y cocos (O- Suponga que durante determinado perio­
do de tiempo ha decidido trabajar 200 horas y es indiferente entre emplear su tiempo pescando o recogiendo cocos.
La producción de pescado de Robinson viene dada por
f = 4lf

y ia de cocos por
C = JT c ,

donde Lt y L: son el número de horas empleadas en pescar o en recoger cocos. Por tanto,
Lf + Lp = 200.
La utilidad que obtiene Robinson de los pescados y cocos viene dada por
utilidad = \JF C.
a) Si Robinson no puede comerciar con el resto del mundo, ¿cómo decidirá asignar su trabajo? ¿Cuáles serán los nive­
les óptimos de pescados y cocos? ¿Cuál será su utilidad? ¿Cuál será la relación de transformación del producto (de
pescados por cocos)?
b) Suponga ahora que se abre el comercio y que Robinson puede comerciar sus pescados y cocos a una relación de
precios Py¡Pc = 2/1. Si Robinson sigue produciendo las cantidades del apartado anterior, ¿cuánto decidirá consu­
mir dada la oportunidad de comerciar? ¿Cuál será su nuevo nivel de utilidad?
c) ¿Cómo respondería al apartado anterior si Robinson ajustara su producción para aprovechar la relación de precios
mundiales?
d) Dibuje los resultados de los apartados anteriores.

17.2
C onsidere una econom ía que só lo dispone d e una técnica para ia producción de cada bien:

©ITES-Poraninfo
496 P ane V C o m p e te n c ia perfecta

Bien Alimentos Vestidos


Trabajo por unidad de producto 1 1
Tierra por unidad de producto 2 1

a) Suponga que la tierra es infinita, pero el trabajo es igual a 100. Escriba y dibuje la frontera de posibilidades de
producción.
b) Suponga que el trabajo es infinito, pero la tierra es igual a 150. Escriba y dibuje la frontera de posibilidades de
producción.
c) Suponga que el trabajo es igual a 100 y que la tierra es igual a 150. Escriba y dibuje la frontera de posibilidades
de producción. (Sugerencia: ¿Cuáles son los puntos de corte con los ejes de la frontera de posibilidades de pro­
ducción? ¿Cuándo se emplea plenamente la tierra? ¿Y el trabajo? ¿Y ambos?)
d) Explique por qué la frontera de posibilidades de producción del apartado anteriores cóncava.
e) Defina el precio relativo de los alimentos en función de su producción en el caso (c).
0 Si los consumidores insisten en intercambiar cuatro unidades de alimentos por cinco unidades de vestidos, ¿cuál es
el precio relativo de los alimentos? ¿Por qué?
g) Explique por qué la producción es exactamente la misma para una relación de preciosde Pr !Pc = 1,1 que para
Pr /Pc = 1.9.
h) Suponga que también es necesario disponer de capital para producir alimentos y vestidos, y que los requisitos de
capital por unidad de alimentos y unidad de vestidos son de 0,8 y 0,9 respectivamente. Hay 100 unidades de capi­
tal disponible. ¿Cuál es la curva de posibilidades de producción en este caso? Responda al apartado (e) para este
caso.

17 .3
En el país Ruritania hay dos regiones, A y B. Se producen dos bienes (X e 1) en ambas regiones. Las funciones de
producción para la región A vienen dadas por
~4 ^

- 4 ^4 -
Lx y Ly son la cantidad de trabajo dedicada a la producción de X e Y respectivamente. El trabajo total en la región
A es igual a 100 unidades. Es decir.
+ ¿y = 100.
Utilizando una notación similar para la región las funciones de producción son

También hay 100 unidades de trabajo disponible en la región B:


Lx + Ly = 100.
a) Calcule las curvas de posibilidades de producción para ambas regiones.
b) ¿Qué condición debe cumplirse si la producción del país debe asignarse eficientemente entre las dos regiones (supo­
niendo que el trabajo no se puede desplazar de una región a otra)?
c) Calcule la curva de posibilidades de producción del país (suponiendo que el trabajo es inamovible entre las dos
regiones). ¿Cuánto Y total puede producir el país si la producción de X es 12? Pista: un análisis gráfico le puede
ayudar.

©fTES-ftifwwfb
Capitulo J7 La eficie n cia d e la c o m p e te n c ia p erfecta 497

17.4
Suponga que todas las empresas de Utopía cumplen las condiciones de eficiencia en el sentido de Pareto excepto
Artefactos Generales (AG). Esta empresa tiene un monopolio en la producción de artefactos y es el único contratista
de trabajadores en el país. Suponga que la función de producción de artefactos es
0 = 21,
(donde L es el número de trabajadores contratados). Si la demanda de artefactos viene dada por
/, = lO O -0
y la curva de oferta de trabajadores es
w = 20 + 2 ¿ ,

¿cómo deben producirse los artefactos para que la empresa maximice sus beneficios? Para este nivel de producción,
¿qué valores tendrán L, w y P? Compare esta solución con la que se produciría si AG se comportara de forma com­
petitiva. ¿Puede calcular las ganancias que obtendría la sociedad si la empresa fuera competitiva?

17.5
Santi y Juan han naufragado en una isla desierta. Cada uno tiene unas lonchas de jamón (7) y de queso (0). Santi es
muy exquisito y sólo comerá jamón y queso en una proporción fija de 2 lonchas de queso por cada loncha de jamón.
Su función de utilidad viene dada por U¡ = mín (7, C/2).
Juan es más flexible en sus gustos dietéticos y tiene una función de utilidad dada por Uj = 47 + 3C. Las dotacio­
nes totales son de 100 lonchas de jamón y 200 de queso.
a) Dibuje el diagrama de la caja de Edgeworth que representa las posibilidades de intercambio en esta situación. ¿Cuál
es la única relación de intercambio que puede prevalecer en cualquier equilibrio?
b) Suponga que Santi tiene inicialmente407 y 800. ¿Cuál será el equilibrio?
c) Suponga que Sami tiene inicialmente607 y 800. ¿Cuál será el equilibrio?
d) Suponga que Santi (que es mucho más fuerte) decide que no va a seguir las reglas del juego. ¿Cuál será el equili­
brio final en este caso?

17.6
En el Ejemplo 17.5 cada individuo tieneuna dotación inicial de 500 unidades de cada bien.
a) Exprese la demanda de Santi y Juan para los bienes X e Y en función de Px y Pr y de sus dotaciones iniciales.
b) Utilice las funciones de demanda del apartado anterior junto con la observación de que la demanda total de cada
bien debe ser igual a 1.000 para calcular el cociente de precios de equilibrio Px ¡PY en esta situación. ¿Cuáles son
los niveles de consumo de equilibrio de cada bien por cada persona?

17.7
¿Cómo cambiarían sus respuestas al problema anterior con las siguientes dotaciones iniciales?

Dotación {nidal de Santi Dotación inicial de Juan


X Y ' - f 1
X
a) 0 1 000 l 000 0
b) 600 600 400 400
c) 400 400 600 600
d) 1 000 i 000 0 0
Explique el motivo de estos distintos resultados.

©fTESAwoninfo
498 Parte V C o m p e te n c ia perfecta

17.8
Suponga que la demanda de mercado de un determinado producto viniera dada por
Qd = —2P +13
y que la curva de oferta de la industria fuera
QS = 2P2 - \ 2 P + 2\.
¿Cuáles son los precios de equilibrio para este mercado? ¿Cuáles de estos precios son estables según el criterio wal­
rasiano?

17.9
Suponga que la curva de demanda de maíz en el momento i hiera
Q, = 1 0 0 -2 /»
y la oferta en el periodo t
0 ,= 7 O + E</>),

donde E(P,) es el precio que esperan los oferentes en el periodo i.


a) Si en equilibrio E(P¡) = P,, ¿cuáles serán el precio y la cantidad de maíz en este mercado?
b) Suponga que los proveedores son miopes y utilizan el precio del periodo anterior como expectativa del precio de
este año [es decir, £ (P r) = Pr_,]. Si el precio inicial de mercado del maíz es 8S, ¿cuánto se tardará en que el pre­
cio se sitúe a 0,25$ del precio de equilibrio?
c) ■Si los agricultores tienen expectativas "racionales’’, ¿cómo elegirían E(P,)7

17.10
La oferta de vehículos de ocasión en Metrópolis está compuesta por 10 000 automóviles. El valor de estos vehículos
va de 5 000 a 15 000$, y hay exactamente un vehículo que vale cada dólar entre estas dos cifras. Los propietarios de
vehículos de ocasión siempre están dispuestos a vender sus coches por lo que valen. Los demandantes de vehículos de
ocasión en Metrópolis no tienen forma alguna de averiguar el valor de un vehículo en concreto. Su demanda depende
del valor medio de los vehículos existentes en el mercado (P) y del propio precio de los automóviles (P) según la
ecuación
0 = 1,5 P - P .

a) Si los demandantes estiman P en función de todo el mercado de vehículos de ocasión, ¿cuál será su valor y cuál
será el precio de equilibrio de los vehículos de ocasión?
b) En el equilibrio descrito en el apartado anterior, ¿cuál será el valor medio de los vehículos de ocasión intercam­
biados en el mercado?
c) Si los demandantes revisan su estimación de P en función del valor medio de los vehículos de ocasión vendidos
en el mercado, ¿cuál será el nuevo precio de equilibrio de los vehículos de ocasión? ¿Cuál es el valor medio de
los vehículos intercambiados ahora?
d) ¿Hay algún equilibrio de mercado en esta situación en la que el valor actual de P es coherente con el equilibrio
entre oferta y demanda para un precio y una cantidad positiva?

Lectu ra s re com e n d ad as
Akerlof, G.A. “The Market for Lemons: Quality Uncertainty and the Market Mechanism”. Quarterly Journal cfEconomics
(August 1970): 488-500.
Earty demonsiration ofthe inefficiency ofasymmetric information. Suggests many additional applications ofthe model.

©ITES-Pararímfó
f> A R T E
VI
MODELOS DE COMPETENCIA
IMPERFECTA

18 M O D E L O S DE M O N O P O LIO

19 M O D E L O S T R A D IC IO N A L E S D E C O M P E T E N C IA
IM P E R F E C T A

20 M O D E L O S D E F IJA C IÓ N DE P R E C IO S S E G Ú N
LA T E O R ÍA D E J U E G O S

Uno de los supuestos más importantes de la Parte V era que tanto proveedores como
demandantes eran precio aceptantes. Se suponía que ningún agente económico podría
afectar a los precios y, por tanto, se consideraba que los precios eran parámetros fijos en
las decisiones de los agentes. Este supuesto de comportamiento era esencial para la mayor
parte de nuestro análisis, especialmente en lo relativo a las propiedades de eficiencia de
un sistema de precios competitivos. En esta parte analizaremos tas consecuencias de aban­
donar el supuesto de que los proveedores de bienes sean precio aceptantes.
iniciamos nuestro análisis de la competencia imperfecta en el Capitulo 18 con el caso
de un único proveedor de un bien. Este proveedor se conoce como monopolista. Este pro­
veedor atiende a toda la demanda del mercado de su producto y puede decidir operar en
cualquier punto de su curva de demanda. Es decir, el proveedor monopolista puede elegir
cualquier combinación precio-cantidad de la curva de demanda que considere más renta­
ble. Sus actividades están únicamente limitadas por la naturaleza de la curva de demanda
de su producto, y no por el comportamiento de productores rivales. Éste es, pues, el caso
opuesto al de la competencia perfecta en el que la existencia de muchos proveedores obli­
ga a que cualquier empresa individual tenga un comportamiento precio aceptante.
En el Capítulo 19 pasaremos del caso relativamente sencillo del monopolio a estruc­
turas de mercado en las que hay unas "pocas" empresas. Como veremos, al añadir pro-
C A P Í T U L O

MODELOS DE MONOPOLIO

Un monopolio es una empresa que atiende a todo un mercado. Esta única empresa atien­
de toda la demanda del mercado de su producto. Utilizando el conocimiento de su curva
de demanda, el monopolio toma la decisión de cuánto debe producir. A diferencia de ia
decisión productiva de las empresas en competencia perfecta (decisión que no tiene ningún
efecto sobre el precio de mercado), la decisión productiva del monopolio determinará, de
hecho, el precio del bien. En este sentido, los mercados monopolistas y los mercados carac­
terizados por competencia perfecta son casos diametralmente opuestos.
En algunas ocasiones resulta más conveniente considerar que ¡os monopolios tienen el
poder de fijar los precios. Técnicamente, un monopolio puede elegir el punto de la curva
de demanda de mercado en el que prefiere operar. Puede elegir, o bien el precio de mer­
cado, o bien la cantidad, pero no ambos. En este capitulo supondremos, por lo general,
que los monopolios eligen la cantidad de producto que maximiza los beneficios y, a conti­
nuación, fijan el precio de mercado para esa cantidad de producción. A veces resulta más
sencillo volver a plantear el análisis en función de la fijación de precios, y así lo haremos
en ocasiones. Dadas estas convenciones, definimos un monopolio de la siguiente manera:

D e fin ic ió n ____________________________________________________ __________ _____ _______

M o n o p o lio U n m onopolio e s u n ú nico o feren te e n u n m ercad o . E sta em p resa puede


eleg ir p ro d u c ir en cu alq u ier punto d e la c u rv a d e d em an d a del m ercado.

UnNw sMad Católica de ColomDH

B IB L IO T E C A
504 Pane VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

Barreras a la entrada
La razón por la que existen los monopolios es que a las demás em presas no las resulta rentable este mer­
cado,-o las resulta imposible entrar en él. Las barreras a la entrada son, por tanto, la fuente de todo poder
de monopolio. Si otras empresas pudieran entrar en el mercado, la empresa dejaría de ser, por definición,
un monopolio. Hay dos grandes tipos de barreras a la entrada: las barreras técnicas y las barreras legales.

Barreras a la entrada técnicas


Una de las principales barreras técnicas es que la producción del bien en cuestión tenga costes marginales
(y medios) decrecientes para un gran intervalo de niveles de producción. La tecnología productiva es tal
que las empresas con un gran tamaño relativo son productores de bajo coste. E n esta situación (que a veces
se conoce como de monopolio natural) es posible que una empresa considere rentable echar a las demás de
la industria reduciendo sus precios. Análogamente, una vez que se ha establecido un monopolio, la entra­
da resultará muy difícil porque cualquier nueva empresa debe producir con niveles de producción relativa­
mente reducidos y, por tanto, con costes medios relativamente altos. Es importante destacar que el inter­
valo de costes decrecientes sólo tiene que ser “grande” respecto al mercado en cuestión. No es necesario
que los costes decrecientes se definan en una escala absoluta. Por ejemplo, la producción y distribución de
hormigón no tiene costes marginales decrecientes en un gran intervalo de producción cuando se compara
con el mercado estadounidense total. Sin embargo, en cualquier ciudad pequeña los costes marginales
decrecientes pueden perm itir que se establezca un monopolio. Los elevados costes del transporte en esta
industria tienden a aislar un mercado de otro.

Otro argumento técnico del monopolio es el conocimiento específico de una técnica productiva de bajo
coste. Pero el problem a para el monopolista que teme la entrada consiste en mantener esta técnica exclusi­
va para sí mismo. Esto puede ser particularmente difícil cuando se trata de tecnología, a no ser que dicha
tecnología esté protegida por una patente (véase más adelante). La propiedad de recursos exclusivos, como
depósitos de minerales o determinadas tierras, o la posesión de talentos directivos exclusivos también pue­
den constituir bases duraderas para el mantenimiento de un monopolio.

Barreras a la entrada legales


M uchos monopolios puros son creados por una cuestión legislativa más que por una cuestión relativa a las
condiciones económicas. Un ejemplo im portante de un monopolio concedido por el gobierno es el caso de
la protección legal de una técnica productiva mediante una patente. Las máquinas fotocopiadoras de Xerox
y las cámaras fotográficas Polaroid son notables ejemplos de productos de gran éxito que fueron protegi­
dos de la competencia (durante cierto tiempo) por un laberinto de patentes. Puesto que la tecnología bási­
ca de estos productos había sido asignada de forma exclusiva a una empresa, se creó una posición de mono­
polio. El que los beneficios de este tipo de comportamiento innovador sean superiores a los costes de tener
monopolios tecnológicos sigue siendo un debate abierto.

Un segundo ejemplo de monopolio creado por la legislación es la concesión de una franquicia de exclu­
sividad para atender a un determinado mercado. Estas franquicias se conceden en casos de servicios públi­
cos (gas y electricidad), servicios de comunicaciones, oficinas postales, y algunos mercados de emisoras
de radio y televisión, así como en diversas otras situaciones. El argumento que se suele dar a favor de la
creación de estos monopolios mediante una franquicia es que la industria en cuestión es un monopolio natu­
ral: si el coste medio disminuye en un amplio intervalo de niveles de producción, sólo se puede alcanzar

©[TES-Poranmfb
Capitulo ¡8 M o d e io s de m o n o p o lio 505

el coste medio mínimo organizando el total de la industria como un monopolio. Las industrias de servicios
públicos y de comunicaciones suelen ser consideradas como buenos ejemplos. Sin duda, parece ser el caso
del suministro de electricidad en el ámbito local y del servicio telefónico en el que una determinada red
tendrá, probablemente, un coste medio decreciente hasta niveles de producción que ofrecen una cobertura
total del mercado. Pero, la reciente desregulación de los servicios telefónicos y de la producción de elec­
tricidad demuestra que, incluso para estas industrias, la racionalidad del monopolio natural no tiene por qué
ser exhaustiva. En otras ocasiones, las franquicias pueden basarse en gran medida en razonamientos de
corte político. Éste parece ser el caso para el servicio postal en Estados Unidos y en una serie de indus­
trias nacionalizadas (compañías aéreas, radio y televisión, banca) en otros países:

Creación de barreras a la entrada


Aunque algunas barreras a la entrada pueden ser independientes de las actividades del propio monopolista,
es posible que otras barreras surjan directamente de dichas actividades. Por ejemplo, es posible que las
empresas creen productos con tecnologías únicas y que emprendan medidas excepcionales para impedir que
los competidores las copien. O también es posible que las empresas adquieran recursos únicos para evitar
la entrada potencial. Por ejemplo, el cartel D e Beers controla una gran parte de las minas de diamantes del
mundo. Finalmente, un monopolista potencial podría buscar la ayuda gubernamental para crear barreras a
la entrada. Podría ejercer presión política para fomentar una legislación que limite las nuevas entradas de
forma que se “mantenga un mercado ordenado” o a favor de normativas sanitarias y de seguridad que ele­
ven los costes de los entrantes potenciales. Puesto que el empresario monopolista tiene tanto un conoci­
miento específico de su negocio como importantes incentivos para intentar alcanzar estos objetivos, puede
tener un notable éxito a la hora de crear este tipo de barreras a la entrada.

El intento, por parte del monopolista, de crear barreras a la entrada puede implicar costes reales en
recursos. El mantenimiento del secretismo, la adquisición de recursos exclusivos o las actividades de pre­
sión política son todas actividades costosas. U n análisis exhaustivo del monopolio debería implicar no sólo
cuestiones relativas a la minimización de costes y a la elección de los niveles de producción (como es el
caso en la competencia perfecta), sino también un análisis de la creación de barreras a la entrada que maxi-
mizan los beneficios. Sin embargo, aquí no vamos a ofrecer un análisis detallado de estas cuestiones1. Por
el contrario, vamos a suponer, por lo general, que el monopolista no puede hacer nada para afectar a las
barreras a la entrada y que, por tanto, los costes de la empresa son parecidos a los costes que tendría una
empresa competitiva. Sin em bargo, en algunas ocasiones mencionaremos algunas de las complejidades
planteadas por la posibilidad de incurrir en gastos para proteger el mercado de un monopolista. En el
Capítulo 25 haremos un análisis más detallado de estas actividades de “búsqueda de rentas” (renr-seeking).

M a x im iza c ió n de beneficios y elección del nivel de producción


Para maximizar los beneficios, el monopolio decidirá producir aquel nivel de producción para el que el
ingreso marginal sea igual al coste marginal. Puesto que el monopolio, al contrario que la empresa perfec­
tamente competitiva, atiende a un mercado con una curva de demanda de pendiente negativa, el ingreso
marginal será inferior al precio. Para vender una unidad adicional, el monopolio debe reducir su precio de

I Para u n sencillo análisis, véase R .A . P o sn e r, “Tb e Social Costs o fM o n o p o ly and R e gu Iaiio iT . Journal o f P oüncal Econorm 8 3 (acostó
de 1975): 807-827.

©jrES-ftjranfnfb
506 Parte VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

todas las unidades vendidas si quiere lograr la demanda adicional necesaria para absorber esta unidad adi­
cional. El nivel de producción que maximiza los beneficios de una empresa es, pues, el nivel Q* en la
Figura 18.1. En este nivel de producción, el ingreso marginal es igual a los costes marginales, y se maxi-
mizan los beneficios.

F IG U R A 18.1 Maximización del beneficio y determinación del precio en un monopolio

U n m o n o p o lis ta m a x im iz a d o r d e b e n e fic io s p r o d u c e a q u e lla c a n tid a d p a r a l a q u e e l in g r e s o m a r g in a l e s ig u a l a l c o s te m a r ­


g in a l. E n el g r á fic o , e s ta c a n tid a d v ie n e d a d a p o r Q * . q u e se v e n d e r á e n e l m e r c a d o a l p r e c io P * . L o s b e n e fic io s d e l m o n o ­
p o lio s e p u e d e n le e r c o m o e l re c tá n g u lo P * E A C .

P re c io , c o s t e s

Dada la decisión de producir Q*, 1a curva de demanda D indica que el precio en el mercado será P*.
Éste es el precio que los demandantes, como colectivo, están dispuestos a pagar por la producción del
monopolio. En el mercado se observará una combinación precio-cantidad de equilibrio de P*, Q*.
Suponiendo que P* > CM, este nivel de equilibrio será rentable, por lo que el monopolista no tendrá nin­
gún incentivo para alterar los niveles de producción a no ser que cambien las condiciones de demanda o de
costes. Por tanto, tenemos el siguiente principio:

Producción del monopolista U n monopolista elegirá producir aquel nivel de producción para el
(pie el ingreso marginal es igual al coste marginal. Puesto que la curva de demanda del monopolista
tiene pendiente negativa, el precio de mercado será superior al ingreso marginal y al coste marginal de
la empresa a este nivel de producción.

®ITES-Parnninfo
Capítulo 18 M o d e lo s de m o n o p o lio 507

De nuevo, la regla de la elasticidad inversa


En el Capítulo 13 vimos que el supuesto de maximización de beneficios implica que la diferencia entre el
precio de la producción de una em presa y su coste marginal tiene una relación inversa con la elasticidad-
precio de la curva de demanda del producto de la empresa. Aplicando ia Ecuación 13.13 al caso del mono­
polio obtenemos
P - CMg 1
(18.1)
eQ.P

donde ahora utilizamos la elasticidad de la demanda para todo el mercado (eQP) porque el monopolio es
el único proveedor del bien en cuestión. Esta observación nos lleva a dos conclusiones generales sobre la
fijación de precios de un monopolio. Prim ero, el monopolio decidirá producir únicamente en las regiones
en las que la curva de demanda del mercado es elástica (eQP < -1 ). Si la demanda fuera inelástica, el ingre­
so marginal seria negativo y, por tanto, no se podría igualar al coste marginal (que es de suponer que siem­
pre es positivo). La Ecuación 18.1 también muestra que eQP > - 1 implica un (imposible) coste marginal
negativo.

Una segunda aplicación de la Ecuación 18.1 es que el “m argen” de la empresa sobre el coste marginal
(como porcentaje del precio) depende inversamente de la elasticidad de la demanda del mercado. Si, por
ejemplo, eQ P = - 2 , la Ecuación 18.1 demuestra que P = 2CMg, mientras que si eQP = -1 0 , P = 1,1 ICMg.
Observe también que si la elasticidad de la demanda fuera constante a lo largo de toda la curva de deman­
da, el m argen porcentual sobre el coste marginal permanecería invariable en respuesta a variaciones del
coste de los factores. Por tanto, el precio de mercado es proporcional al coste marginal: un incremento del
coste marginal hará que el monopolio aumente su precio proporcionalmente, y una reducción del coste mar­
ginal hará que el monopolio reduzca su precio proporcionalmente. Incluso si la elasticidad no es constante
a lo largo de la curva de demanda, parece claro, a partir de la Figura 18.1, que un incremento del coste
marginal elevará el precio (aunque no necesariamente en ia misma proporción). Siempre que la curva de
demanda del producto del monopolio tenga pendiente negativa, un desplazamiento hacia arriba del coste
marginal hará que el monopolio reduzca la producción y, por tanto, obtenga un precio superior2.

Beneficios del monopolio


En la Figura 18.1 se pueden ver directamente los beneficios totales obtenidos por el monopolista. Estos
beneficios vienen dados por el rectángulo P *A E C y , de nuevo, representan el beneficio por unidad (precio-
coste medio) por el número de unidades vendidas. Estos beneficios serán positivos si el precio de merca­
do es superior al coste total medio. Sin em bargo, si P* < CM, el monopolista sólo puede operar con una
pérdida a largo plazo y se negará a atender el mercado.

Puesto que, por los supuestos de partida, no hay ninguna entrada posible en un mercado monopolista,
los beneficios positivos del monopolista pueden existir incluso a largo plazo. Por ello, algunos autores
hacen referencia a los beneficios a largo plazo del monopolio como rentas del monopolio. Estos beneficios
pueden ser considerados como un rendimiento del factor que constituye la base del monopolio (una paten­
te, una localización favorable o un empresario dinámico, por ejemplo); por tanto, otro potencial propieta­

2 El análisis d e estática com parativa de un desplazam iento d e la curva d e dem anda del producto de u n monopolista no es, sin em bargo, tan
claro, y no se puede hacer una predicción inequívoca sobre el precio. Para un análisis d e esta cuestión, véanse el siguiente análisis y el
Problema 18.4.

© /T E S -f tjr o n tn f ó
508 P ane VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

rio podría estar dispuesto a pagar esa cantidad como renta por el derecho al monopolio. El potencial de
beneñcios es la razón por la que algunas empresas pagan a otras por el derecho de utilizar una patente y
la razón por la que los concesionarios de autopistas (o de algunos acontecimientos deportivos) están dis­
puestos a pagar por tener el derecho de explotación de la concesión. En la medida en que se cedan los dere­
chos del monopolio a un precio inferior a su auténtico valor de mercado (como las licencias de radio y tele­
visión), aumenta la riqueza de los receptores de esos derechos.

Aunque un monopolio puede obtener beneficios positivos a largo plazo3, la magnitud de estos benefi­
cios dependerá de la relación entre los costes medios del monopolista y la demanda de su producto. La
Figura 18.2 ilustra dos situaciones en las que la demanda, el ingreso marginal y los costes marginales son
bastante parecidos. Como sugiere la Ecuación 18.1, el margen del precio sobre el coste marginal es apro­
ximadamente el mismo en ambos casos. Pero los costes medios en la Figura 18.2a son considerablemente
inferiores que los de la Figura 18.2b. Aunque las decisiones de maximización de beneficios son parecidas
en ambos casos, el nivel de beneficios termina siendo bastante distinto. E n la Figura 18.2a el precio del
monopolista (P*) es superior al coste medio de producir Q* (llamado CM*) en una cuantía importante, por
lo que se obtienen beneficios significativos. Sin embargo, en la Figura 18.2b P* = CM* y el monopolio
obtiene beneficios económicos nulos, la mayor cantidad posible en este caso. Por tanto, no siempre tiene
que haber importantes beneficios en el caso de un monopolio, y los beneficios económicos reales no siem­
pre serán una guía tan buena para ver la importancia de la influencia del monopolista en el mercado.

F IG U R A 1 8 2 Los beneficios del monopolio dependen de la relación entre la curva de demanda y la


curva de coste medio

L o s d o s m o n o p o lio s d e e s te g r á fic o so n ig u a l d e “ f u e r te s ” , si c o n e llo q u e r e m o s d e c ir q u e p r o d u c e n c o n d if e re n c ia s a n á lo ­


g a s e n tr e el p r e c io d e m e r c a d o y e l c o s te m a rg in a ). S in e m b a r g o , d e b id o a la p o s ic ió n d e la s c u r v a s d e d e m a n d a y d e c o s te s
m e d io s , el m o n o p o lio d e l p a n e l ( a ) o b tie n e b e n e fic io s e le v a d o s m ie n tra s q u e e l m o n o p o lio d e l p a n e l ( b ) n o o b tie n e b e n e f i­
c io s . P o r ta n to , la m a g n itu d d e lo s b e n e f ic io s n o e s u n a m e d id a d e la f o rta le z a d e u n m o n o p o lio .

P re cio P re cio

la) M o n o p o lio c o n b e n e fic io s im p o rta n te s (b) M o n o p o lio s in b e n e fic io s

r e u n í ' 1 un n f f - r - V i - W i — m » » ■ - , -

3 (~im n en el caso de competencia perfecta, el monopolista que m axim iza lo s beneficios estará dispuesto a producir con pérdidas a corto
ptazo siem pre que el precio de mercado sea superior al coste variable medio.

© fT E S -ftjro n /n fo
Capítulo 18 M o d e lo s de m o n o p o lio 508

No hay una curva de oferta del monopolio


En la teoría de los mercados de competencia perfecta que presentamos en la P an e V, era posible hablar de
la curva de oferta de una industria. Construíamos la curva de oferta a largo plazo permitiendo que se des­
plazara la curva de demanda del mercado y observando la curva de oferta que se obtenía a partir de la serie
de combinaciones precio-cantidad de equilibrio. N o es posible hacer este tipo de construcción en los m er­
cados monopolistas. Con una curva de demanda del mercado fija, la “curva” de oferta del monopolio será
un único punco, aquella combinación precio-cantidad para la que IM g = CMg. Si se desplaza la curva de
demanda, la curva del ingreso marginal también se desplazará y se elegirá un nuevo nivel de producción
que maximice el beneficio. Sin embargo, la unión de la serie de puntos de equilibrio en las curvas de
demanda del mercado tendrá poco significado. Esta línea tendría una forma muy extraña, dependiendo de
cómo varíe la elasticidad de la curva de demanda del mercado (y de su curva del ingreso marginal asocia­
da) a medida que se desplaza la curva. En este sentido, la empresa monopolista no tiene una ‘‘curva de
oferta” bien definida.

EJEMPLO 18.1
M o n o p o lio c o n dem and a linea!

Suponga que el mercado de Frisbees olímpicos (Q, medido en Frisbees comprados al año) tiene una curva de deman­
da lineal con la forma
0 = 2 000 - 20/* (18.2)
o %
P = 1 0 0 -0 /2 0 , (18.3)

y que los costes de un productor monopolista de Frisbees vienen dados por

CT = 0,050*+10 000. (18.4)

Para maximizar los beneficios, este productor elige el nivel de producción para el cual IMg = CMg. Para resol­
ver este problema debemos expresar tanto el ingreso como el coste marginal en función de la cantidad. Para ello, escri­
bimos el ingreso total como

p 0 = 10 0 0 - 0 7 2 0 . (18.5)
Por tanto.

IMg = 1 0 0 - (2/10 * CMg = 0,10 (18.6)

0 * = 500 P* = 75. (18.7)


En el nivel de producción preferido por el monopolio

CT = 0,05(500)2 +10 000 = 22 500


(18.8)
CAÍ = 22 500/500 = 45.
Utilizando esta información podemos calcular los beneficios como

ji = (P* - CM) ■0* = (75 - 45) •500 = 15 000. (18.9)


Observe que, en este equilibrio, hay un elevado margen entre el precio (75) y el coste marginpi (CMg = 0,10 = 50).
Sin embargo, siempre que las barreras a la entrada impidan que entren nuevas empresas en la producción de Frisbees
olímpicos, esta diferencia, y los beneficios económicos positivos, pueden perdurar de manera indefinida.

©irEStoonin/ó
510 Parte VI M o d e lo s de co m p e te n cia im perfecta

U n a ilustración de la regla de la inversa de la elasticidad. Para ver que se cumple la regla de la inversa de la
elasticidad, necesitamos calcular la elasticidad de la demanda en el punto de equilibrio del monopolio:

« Q ? = — ■■ — = -2 o ( — U - 3 . (18.10)
Q dP Q l5 0 0 ;
Así pues, por la Ecuación 18.1

P - CMg _ 1
P "3
(18.11)

P = |c A fg ,

que es, en efecto, la relación entre el precio de equilibrio (75) y el coste marginal del monopolio (50).

P R EG U N T A : ¿Cómo afectaría un incremento de los costes fijos de 10 000 a 12 500 a los planes produc­
tivos del monopolio? ¿Cómo se verían afectados los beneficios? Suponga que el coste total se desplazara a
C T = 0.0722 + 10 000. ¿Cómo cambiaría el equilibrio?

M o n o p o lio y a sig n a c ió n de re c u rso s


En el Capítulo 17 vimos que la existencia de un monopolio puede distorsionar las propiedades eficientes de
un sistema de precios competitivos. Puesto que un monopolio puede influir sobre los precios de mercado,
puede que le interese limitar la producción para obtener mayores beneficios que los que se pueden conse­
guir con los precios competitivos. En esta sección haremos un análisis algo más detallado de esta distor­
sión utilizando el modelo de equilibrio del monopolio.

B a se s de la com paración
Para evaluar el efecto del monopolio sobre la asignación, tenemos que definir con precisión una base de la
comparación. Una comparación particularmente sencilla es la industria perfectamente competitiva con cos­
tes constantes. En este caso, como vimos en el Capítulo 14, la curva de oferta a largo plazo de la indus­
tria será infinitamente elástica con un precio igual al coste medio y al coste marginal. Resulta cómodo pen­
sar en un monopolio como una empresa que ha “capturado" toda esta industria competitiva y considerar
que las em presas individuales que componen la industria competitiva son sencillamente fábricas individua­
les del imperio de un monopolista. El caso prototípico sería la adquisición por parte de John D . Rockefeller
de la mayoría de las refinerías estadounidenses de petróleo a finales del siglo XIX y su decisión de conver­
tirlas en parte del trust Standard Oil. Podemos com parar así el funcionamiento de este monopolio con el
funcionamiento de la industria competitiva anterior para alcanzar conclusiones sobre las consecuencias que
tiene un monopolio sobre el bienestar.

U n análisis gráfico
La Figura 18.3 muestra una sencilla curva de demanda lineal de un producto fabricado por una industria
con costes constantes4. Si este mercado fuera competitivo, la producción sería Q*. es decir, la producción

4 A q u í utilizam os la habitual curva de dem anda m arshaliana partiendo del supuesto de que los efectos renta son relativam ente poco im por­
tantes p ara el m ercado que estam os analizando. Si los efectos renta fueran significativos, nuestro análisis seria más c o n e c to si utilizára­
m os en cam bio una curva de dem anda con renta com pensada.

© /T E S -P a ra n in fo
Capitulo 18 M o d e lo s d e m o n o p o lio 511

se produciría en el punto en el que el precio es igual al coste medio y marginal a largo plazo. Con un sen­
cillo monopolio de un único precio, la producción sería Q**, porque éste es el nivel de producción en el
que el ingreso marginal es igual al coste marginal. La restricción de la producción de Q* a Q** represen­
ta una mala asignación provocada por la monopolización. Éste es el resultado que se ha mostrado anterior­
mente en la Figura 17.4. El valor total de los recursos liberados por esta restricción de la producción se
muestra en la Figura 18.3 como el área AEQ*Q**. En esencia, el monopolio cierra algunas de las fábricas
que estaban en funcionamiento en el caso competitivo. Como vimos anteriormente, la transferencia de estos
factores a otras industrias hará que se produzca más de los demás bienes respecto a los niveles eficientes
en el sentido de Pareto.

FIGURA 18.3 Efectos distributivos y sobre la asignación de recursos de un monopolio

La monopolización de este mercado que antes era competitivo provocará una reducción de ia producción de Q* a Q**. Los
gastos de los consumidores y los factores productivos, por valor de AEQ*Q**. son reasignados a la producción de otros bie­
nes. El excedente del consumidor, de valor igual a P**BAP*, es transferido a los beneficios del monopolio. Hay una pérdi­
da muerta que viene dada por BEA.

L a restricción de la producción de Q* a Q** implica una pérdida total del excedente del consumidor de
P**BEP*. Parte de esta pérdida es capturada por el monopolio en forma de beneficios. Estos beneficios
vienen dados por el área P**BAP*, y reflejan la transferencia de rentas de los consumidores a la empresa.
El que esta transferencia sea considerada como deseable dependerá de las normas sociales existentes sobre
quién se merece más esas ganancias, los consumidores o el monopolio. Al igual que en cualquier otra trans­
ferencia, se plantea una difícil cuestión relativa a la equidad cuando se intenta valorar la deseabilidad social
de la transferencia. Sin em bargo, no hay ninguna ambigüedad respecto a la pérdida del excedente del con­

© IT E S -f tjr c n m f b
512 Pane V7 M o d e lo s de co m p e te n cia im perfecta

sumidor dada por el área BEA, puesto que esta pérdida no se transfiere a nadie. Se trata de una auténtica
pérdida “m uerta” y representa el principal indicador del perjuicio del monopolio en términos de asigna­
ción5.
Para ilustrar la naturaleza de esta pérdida muerta, considere el Ejemplo 18.1 en el que hemos calcula­
do un precio de equilibrio de 75$ y un coste marginal de 50$. Esta diferencia entre el precio y el coste
marginal constituye un indicador de los intercambios que mejoran la eficiencia y que se han perdido debi­
do a la monopolización. Sin duda, existe un posible comprador que está dispuesto a pagar, por ejemplo,
60$ por un Frisbee olímpico, pero no 75$. Un precio de 60$ cubriría con creces todos los costes de los
recursos necesarios para la producción de un Frisbee, pero la existencia del monopolio impide que se pro­
duzca esta transacción mutuamente beneficiosa entre usuarios de los Frisbees y los proveedores de los
recursos necesarios para fabricar un Frisbee. Por ello, es evidente que el monopolio no permite alcanzar
una asignación de recursos óptima en el sentido de Pareto. Los economistas han intentado estimar los cos­
tes totales de estas pérdidas muertas en situaciones reales de monopolio. La mayoría de estas estimaciones
son bastante pequeñas cuando se analizan en el contexto de toda la economía6. Las pérdidas en términos
de asignación son, no obstante, mayores para algunas industrias definidas en términos más estrictos.

E J E M P L O 18.2
Pérdidas de bienestar y elasticidad

Los efectos del monopolio sobre la asignación de recursos se pueden caracterizar casi totalmente en el caso de costes
marginales constantes y curva de demanda con elasticidad-precio constante. Para ello, suponga que los costes margi­
nales (y medios) constantes del monopolista vienen dados por C y que la curva de demanda (compensada) tiene una
elasticidad constante de la forma
Q =P \ (18.12)
donde e es la elasticidad-precio de la demanda (e < -1). Sabemos que el precio competitivo en este mercado será
Pr = C (18.13)
y que el precio del monopolista viene dado por
C
(18.14)
1+ -
e
El excedente del consumidor asociado a cualquier precio (P0) se puede calcular como

EC = T Q{P)dP =

= f p e dP =
ir .
(18.15)

e+1

5 S i la in d u stria m o n o p o liz a d a tie n e u n a c u rv a d e o fe rta a la rg o p la z o co n p e n d ie n te p o sitiv a , p a rte d e las p é rd id a s m u e rta s q u e d a rá re fle ja ­


d a tam b ién e n las m e n o re s re n ta s d e lo s fa c to re s d e b id o a la re stric c ió n d e la p ro d u c c ió n p ro v o c a d a p o r e l m o n opolista.
6 E l e stu d io c lá sic o es e l d e A . H a r b e r g e r , “ M o n o p o ly and R eso u rc e A llo c a tio n ” , A m e r ic a n E c o n o m ic R e v ie w (m ay o d e 1 9 5 4 ): 7 7 - 8 7 .
H a rb e rg e r e s tim a q u e e sta s p é rd id a s re p re sen ta n a p ro x im a d a m en te el 0 ,1 p o r c iento d e l p ro d u c to n a c io n a l b ru to .

© IT E S -P o ra n in fó
Capítulo 18 M o d e lo s de m o n o p o lio 513

P o r tamo, en competencia perfecta,

C“ '
ECr = - (18.16)
e +l ’
y, en monopolio,
f C 'l
(18.17)
EC = - 4 ,
e +l
Si calculamos el cociente de estas dos estimaciones del excedente, obtendremos

í 1 'l
EC. (18.18)
l+i
e)
Si e - -2 , por ejemplo, este cociente es igual a i¡ el excedente del consumidor en el caso del monopolio es la
mitad que el excedente del consumidor en competencia perfecta. Para casos más elásticos, esta cifra es algo menor
(porque las restricciones de la producción en el caso del monopolio son más significativas). Para elasticidades cerca­
nas a -1 , el cociente aumenta.

Beneficios. La transferencia del excedente del consumidor a beneficios del monopolista también se puede calcular
con bastante facilidad en este caso. Los beneficios del monopolista vienen dados por
C
Km =PmQm-CQm = -C
i+±
e
(18.19)
'
e í C ' _ —í C 1
, i , 1 , 1
i+ - 1+ - l+-
V e) ej i, e )
Si dividimos esta expresión por la Ecuación 18.16, obtendremos

g+1 I
(18.20)
EC. e u ! = (4 )'
e)
Para e = -2. este cociente es i - Por tanto, una cuarta parte del excedente del consumidor en competencia per­
fecta se transfiere a beneficios del monopolio. La pérdida muerta del monopolio en este caso también es, por tanto,
de 1 del excedente del consumidor en competencia perfecta.

PREGUNTA: Suponga que e = -1 ,5 . ¿Qué parte del excedente del consumidor se pierde por la monopo­
lización? ¿Qué parte se transfiere a los beneficios del monopolio? ¿Por qué difieren estos resultados del
caso en que e ■ - 2 ?

M o n o p o lio y calidad del producto


El poder de mercado disfrutado por un monopolio puede ser ejercido en dimensiones distintas al precio de
mercado de su producto. Si el monopolio tiene cierto m argen para alterar el tipo, la calidad o la diversi-

®trES-florwwifb
514 P ane VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

dad de los bienes que produce, no será sorprendente que las decisiones que tome la empresa difieran de las
que habría tomado una organización competitiva en el mercado. Sin embargo, no está claro si el monopo­
lio producirá bienes de mayor o de m enor calidad que los que se producirían en un mercado de competen­
cia perfecta. Todo depende de la naturaleza de la demanda del consumidor y de los costes de la empresa.

U n análisis formal

Suponga que la disponibilidad a pagar por calidad (X) del consumidor viene dada por una función de
demanda inversa P (Q , X ), donde

d P / 8 Q < 0, d P / d X > 0 .

Si los costes de producir Q y X vienen dados por C (Q , X), el monopolio elegirá Q y X para maximizar

k = P (Q ,X )Q -C (Q ,X ). (18.21)

Las condiciones de prim er orden para obtener un máximo son

— = / >(G ,X ) + Q — - C 0 * 0 (18.22)
8Q dQ

É 1 = Q ~ - C X = 0. (18.23)
8X 8X x

La prim era de estas ecuaciones repite la habitual regla de que el ingreso marginal sea igual al coste m ar­
ginal en las decisiones de producción. La segunda ecuación afirm a que, cuando se ha determinado adecua­
damente Q, el monopolio debe elegir el nivel de calidad para el que el ingreso marginal alcanzable con un
incremento de la calidad de su producción por una unidad sea igual al coste marginal de obtener esa mejo­
ra de calidad. Como cabría esperar, el supuesto de maximización de beneficios exige que el monopolista
opere en el m argen de rentabilidad de todas las dimensiones que pueda.Observe,concretamente, que la
valoración marginal de la calidad del demandante por unidad se multiplica por elnivel de producción del
monopolista.

El nivel de calidad del producto que se obtendría en condiciones competitivas también será aquel que
maximice el bienestar social neto (SW):

\ Q P(Q, X ) d Q ~ C ( Q , X ) , (18.24)
Jo

donde Q* es el nivel de producción determinado mediante el proceso competitivo de fijación de precios en


función del coste marginal, dado el nivel de calidad X. La derivada de la Ecuación 18.24 respecto a X ofre­
ce la condición de prim er orden para tener un máximo:

1*2*
= Px ( Q , X ) d Q - C x = 0. (18.25)
dX Jo

La diferencia de la elección de calidad especificada en la Ecuación 18.23 y en la Ecuación 18.25 es que


la primera se fija en lavaloración marginal de una unidad m ás de calidad suponiendo que lacantidad es
igual al nivel que maximiza los beneficios, mientras que la segunda se fija en elvalor marginal de la cali­

® /T £ S -P f lro n m ft
Capítulo 18 M o d e lo s d e m o n o p o lio 515

dad media para todos los niveles productivos7. Por tanto, incluso si un monopolio y una industria perfec­
tamente competitiva eligen el mismo nivel de producción, pueden optar por distintos niveles de calidad por­
que toman sus decisiones en función de criterios distintos. Sin embargo, sólo si conocemos las especifici­
dades del problema, es posible predecir la dirección de estas diferencias. Para ver un ejemplo, véase el
Problema 18.10.

Bienes duraderos

La modelización de la producción de bienes duraderos plantea mayores complicaciones a la teoría del


monopolio. La elección de la duración óptima por parte de la empresa no sólo depende del tipo de consi­
deraciones planteadas en la sección anterior, sino que el hecho de que los bienes tengan una vida larga
implica que el monopolio afronta una competencia en la actualidad que proviene de bienes que han sido
producidos anteriormente. Por tanto, se puede afirm ar que el monopolio crea su propia competencia y que
tiene que tener en cuenta esta competencia cuando toma sus decisiones de producción.

En casos extremos, el problema de los bienes duraderos puede dar lugar a un comportamiento compe­
titivo por parte de un monopolio. Considere, por ejemplo, el caso de un monopolio que fabrica un produc­
to reciclable como el aluminio o el papel de periódico. Si la industria del reciclaje es perfectamente
competitiva y tiene la misma estructura de costes que el monopolista, tanto el producto original como el
producto reciclado tendrán un precio igual al coste marginal. Puesto que los productos son sustitutivos per­
fectos, en el equilibrio a largo plazo sólo puede prevalecer un único precio competitivo. En tanto en cuan­
to haya otros bienes duraderos que cumplan estas condiciones (es decir, fijación de precios competitivos de
los bienes de segunda mano y sustitución perfecta), el comportamiento monopolista queda severamente
limitado8.
Sin embargo, un monopolista que busca beneficios puede adoptar una serie de estrategias alternativas
para resolver el problema de los bienes duraderos. Puede, por ejemplo, optar por alquilar sus productos en
un esfuerzo por controlar el mercado de productos de segunda mano (durante muchos años, IBM intentó
aplicar este procedimiento en el marketing de sus PCs). O el monopolista puede intentar diferenciar sus
productos a lo largo del tiempo fomentando un rápido desarrollo de nuevos productos o la obsolescencia
planificada de los antiguos. Sin em bargo, el análisis de todas estas posibilidades nos llevaría demasiado
lejos9.

7 L a v a lo ra c ió n m a rg in a l m e d ia (VAf) d e la c alid ad d e l p ro d u e lo v ie n e d a d a p o r

VM = ^ Px ( Q .X ) d Q ! Q .

P or lam o, Q ■VM = C \ es la regla de calidad adoptada para m axim izar el bienestar neto en com petencia perfecta. C om pare este resulta­
do con el d e la Ecuación 18.23.
* L a p o sib ilid a d d e q u e u n m o n o p o lista fa b ric a n te d e b ien es d u ra d e ro s fije los p re c io s d e m a n e ra co m p e titiv a e s an alizad a p o r R . C o a s h ,
“ D u ra b ility an d M o n o p u ly " , Journal a fL a w a n d E c o n o m ía (a b ril d e 1972): 143-149.
9 p a ra u n a n álisis m á s d e ta lla d o y re fe re n c ia s e x h a u s tiv a s , v é ase S. TIROLE. The T h e o n o f industrial Orgonization (C a m b rid g e , M A : M1T
P re s s, 1 9 8 9 ). p á g s. 7 9 -8 7 .

®ITES-fbranmfb
516 Pane VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im p e rfe cta

D iscrim inación de precios

E n algunos casos, el monopolio puede ser capaz de aumentar sus beneficios alejándose de la política de un
único precio para sus productos. La posibilidad de vender productos idénticos a precios distintos se cono­
ce como discriminación de precios10.

D iscrim inación d e p re c io s Un monopolio realiza una discriminación de precios si es capaz de ven­


der unidades idénticas de un producto a precios distintos.

El que la estrategia de discriminación de precios sea factible depende, de forma crucial, de la incapa­
cidad de los compradores del bien para utilizar prácticas de arbitraje. Si no existen costes de transacción o
de información, la “ley de un único precio” implica que un bien homogéneo debe venderse en todas par­
tes al mismo precio. Por tanto, los programas de discriminación de precios están condenados al fracaso
porque los demandantes que pueden comprar el producto al monopolio a un precio m enor constituirán fuen­
tes más atractivas para com prar ese bien para aquellos que tienen que pagar precios superiores al propio
monopolio. El intermediario en busca de beneficios destruirá cualquier program a de discriminación de pre­
cios. Sin em bargo, cuando la reventa es costosa (o se puede evitar por completo) es posible la discrimina­
ción de precios.

D iscrim inación perfecta

Si el monopolista puede identificar a cada comprador de manera independiente, es posible que pueda cobrar
el máximo precio que cada comprador está dispuesto a pagar por el bien. Esta estrategia de discriminación
perfecta de precios (o de prim er grado) permitiría capturar todo el excedente del consumidor, lo que haría
que los demandantes, como colectivo, fueran indiferentes entre com prar el bien del monopolista o carecer
de él. La estrategia queda reflejada en la Figura 18.4. E n el gráfico se supone que se ha ordenado a ios
compradores en orden descendente en función de su disponibilidad a pagar. El prim er com prador está dis­
puesto a pagar P{ unidades por Ql unidades de producción, por lo que el monopolista cobra P¡ y obtiene
unos ingresos totales de />(3,, como indica el prim er rectángulo sombreado. Un segundo com prador está
dispuesto a pagar P2 por Q2 - Qx unidades de producto, por lo que el monopolista obtiene unos ingresos
totales iguales a P2(Q2 - Q ¡ ) de este comprador. Observe que, para que esta estrategia tenga éxito, el
segundo com prador debe ser incapaz de vender el producto que adquiere a P2 al prim er comprador (que
paga PX> P 2).

El monopolista seguirá actuando de esta manera hasta el punto en que el com prador marginal ya no esté
dispuesto a pagar el coste marginal del bien (que se ha llamado CMg en la Figura 18.4). Por tanto, la can­
tidad producida será Q*. Los ingresos totales recaudados vendrán dados por el área DEQ*0. El monopo­
lista acapara todo el excedente del consumidor y, en esta situación, no se produce ninguna pérdida m uerta
(compare las Figuras 18.3 y 18.4). La asignación de recursos con discriminación perfecta de precios es,
pues, eficiente, aunque implica importantes transferencias del excedente del consumidor a los beneficios
del monopolio.

10 U n m onopolio tam bién puede ser capaz de vender productos diferenciados con m árgenes precio-costes diferentes. Sin em bargo, aquí solo
analizarem os la discrim inación de precios para u n m onopolio que produce un único producto homogéneo.

© ÍT E S -P o ro m n fb
Capítulo 18 M o d e lo s de m o n o p o lio 517

F IG U R A 1 8 .4 Discriminación perfecta de precios

En el caso de una discriminación perfecta de precios, el monopolio cobra un precio distinto a cada comprador. Vende Q,
unidades a P¡, Q2 - Q¡ unidades a P7, etcétera. En este caso, la empresa producirá Q* y obtendrá unos ingresos totales de
DEQ*0.

E J E M P L O 18.3
D iscrim inación perfecta de precios

Considere de nuevo el caso del monopolista fabricante de Frisbees del Ejemplo 18.1. Puesto que se venden relativa­
mente pocos Frisbees de alta calidad, el monopolista puede decidir que es posible discriminar perfectamente. En este
caso, elegirá producir aquella cantidad para la que el comprador marginal paga exactamente el coste marginal de un
Frisbee:
P = 1 0 0 -2 /2 0 = CMg = 0,12- (18-26)
Por tanto
Q * = 666

y, en el margen, el precio y el coste marginal vienen dados por


P = CMg = 66,6. (18.27)

Ahora podemos calcular los ingresos totales integrando:

r<T o-.22
rr= P(Q)dQ = m Q - ^ ~
¡o 40 (18.28)
= 55,511
y los costes totales como
C T = 0 ,0 5 2 + 1 0 000 = 32178. (18.29)

®ITES-Paraninfo
518 Parte VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

Los beneficios totales vienen dados por


7t = TT - CT = 23 333, (18.30)
que representa un incremento sustancial respecto a la política del precio único analizada en el Ejemplo 18.1 (que daba
on resultado de 15 000).

P R EG U N T A : ¿Cuál es el precio máximo que pagaría cualquier comprador en este caso? Utilice este resul­
tado para obtener una definición geométrica de los beneficios.

Sep aración del m ercado

La discriminación perfecta de precios genera una importante carga de información para el monopolio: tiene
que conocer la función de demanda de cada comprador potencial. Un requisito menos estricto consistiría
en suponer que el monopolio puede separar a sus compradores en unos pocos m ercados identificables (como
la diferenciación entre el mercado “rural” y el “urbano” , el “nacional” y el “extranjero” o el de “tempo­
rada alta” y “baja”) y aplicar una política de fijación de precios de monopolio independiente en cada
m ercado11. El conocimiento de las elasticidades-precio de la demanda en estos mercados es suficiente para
aplicar esta política. El monopolio fija a continuación el precio en cada mercado aplicando la regla de la
inversa de la elasticidad. Suponiendo que el coste marginal sea el mismo en todos los mercados, esta regla
da lugar a una política de fijación de precios en la que

r o
P, 1 + 1 ' = p¡J 1 + — (18.31)
ery <. ej )

p ej y (18.32)
1+ 1

donde Pt y P- son los precios que se cobran en los mercados / y j , que tienen elasticidades-precio de la
demanda dados por e¡ y ej. Una consecuencia inmediata de esta política de fijación de precios es que el
precio que maximiza los beneficios será superior en aquellos mercados en los que la demanda sea menos
elástica. Si, por ejemplo, e¡ = - 2 y e¡ = - 3 , la Ecuación 18.32 muestra que P / P¡ = 4/3: los precios serán
una tercera parte más altos en el mercado menos elástico.

La Figura 18.5 ilustra este resultado para dos mercados que puede atender el monopolio a un coste m ar­
ginal constante (CMg). La demanda es menos elástica en el mercado 1 que en el mercado 2 y, por tanto,
la diferencia entre el precio y el ingreso marginal es mayor en el prim er mercado. La maximización de
beneficios exige que la empresa produzca Q* en el mercado 1 y Q* en el mercado 2, lo que da lugar a
un precio superior en el mercado menos elástico. Siempre que se eviten las actividades de arbitraje entre
los dos mercados persistirá la diferencia de precios. La política discriminadora con dos precios es, eviden­
temente, más rentable para el monopolio que una política de un único precio, porque la empresa siempre
puede optar por esta política si las condiciones del mercado la favorecieran.

11 L a discrim inación d e precios que separa los m ercados se conoce, a veces, com o discrim inación de precios de tercer grada. A bordarem os
la discrim inación de precios d e segundo grado e n la próxim a sección.

©ÍTES-Paran'mfo
Capitulo ¡8 M o d e lo s de m o n o p o lio 519

F IG U R A 1 8 .5 La separación de m ercados plantea la posibilidad de discriminar los precios

Si se separan dos mercados, el monopolista puede maximizar los beneficios vendiendo su producto a precios distintos en los
dos mercados. Esto implica elegir el nivel de producción en el que CMg = IMg en cada uno de los mercados. El gráfico
muestra que el discriminador de precios cobrará un precio superior en el mercado que tiene la curva de demanda menos
elástica.

P re cio

C a n t id a d en el m e rc a d o 1 C a n t id a d e n el m e rc a d o 2

Las consecuencias en términos de bienestar de la discriminación de precios de tercer grado son, en prin­
cipio, ambiguas. Respecto a la política de un único precio, la política de discriminación de precios exige
que se aumente el precio en el mercado menos elástico y que se reduzca en el más elástico. Por tanto, los
cambios tienen un efecto compensador en las pérdidas totales en términos de asignación. Un análisis más
exhaustivo sugiere la conclusión, intuitivamente posible, de que la política de múltiples precios será supe­
rior, desde el punto de vista de la asignación, a una política de un único precio únicamente en aquellas
situaciones en las que la producción total aumenta gracias a la discriminación. El Ejemplo 18.4 ilustra el
sencillo caso de curvas de demanda lineales para las que la política de múltiples precios siempre da lugar
a pérdidas en términos de asignación12.

E J E M P L O 18.4
D iscrim inación de precios de tercer grado__________________________________________________________

Suponga que las curvas de demanda en dos mercados separados vienen dadas por
G, = 2 4 - / 1

y
G2 = 2 4 - 2 / j , (18.33)

12 Para un análisis detallado, véase R . S c h m a le n se e . “ O utput and W elfare Im plications o f M onopollstic T hird-D egree Price
Discrim inaiion” , A m erican E conom ic R eview (m arzo de 1981): 242-247.

®ITES-Pamrimfo
520 Parte VJ M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

y que el monopolio puede atender a estos dos mercados con un coste marginal constante igual a 6. La maximización
de ios beneñcios en los dos mercados exige que

¡Mgx = 24 - 2C, = 6 = IMg7 = 12 - Q2, (18.34)

por lo que las elecciones óptimas son


Q i= 9
(18.35)
Qi = 6
Los precios que prevalecen en los dos mercados son pues13
P, =15
(18.36)
P2 = 9. '
Los beneficios del monopolio que aplica la política de dos precios son
n = (^ - 6 ) C, + (P2 - 6 ) Q2 = 81 +18 = 99. (18-37)
El efecto de esta política sobre la asignación de recursos se puede calcular mediante la estimación de las pérdidas
muertas (DW) en los dos mercados. Puesto que la demanda en el mercado 1 para P = CMg = 6 es 18, y la produc­
ción competitiva sería igual a 12 en el mercado 2, estas pérdidas vienen dadas por
DWl = 0 , 5 ( ^ -C Mg) (18-G ,) = 0 ,5 (1 5 -6 ) (18 - 9 ) = 40,5 (18.38)

y
DW2 = 0,5(P7 - CMg) (12 - Q2) = 0,5(9 - 6) (12 - 6) = 9. (18.39)

Política de un único precio. Si este monopolio aplicara una política de un único precio,utilizaría la función de
demanda del mercado
Q = Cj +Q 2 = 4 8 - 3 P (18.40)

para calcular el ingreso marginal como


IMg = \6~ y¡Q . (18.41)

Por tamo, la maximización de beneficios exige que Q = 15, lo que implica un precio de mercado de 11. La polí­
tica de un único precio exige reducir el precio en el mercado 1 y elevarlo en el mercado 2. Es evidente que esta polí­
tica es menos rentable que la política de dos precios [tt = (/*,- 6). ( 0 = 75], y el hecho de que no cambie la produc­
ción con esta política sugiere que las pérdidas muertas son menores con un único precio. Un cálculo explícito de estas
pérdidas muertas muestra que
DW = 0,5(P - 6) (30 - Q) = 0,5(11 - 6) (15) = 37,5, (18.42)

aproximadamente un 25 por ciento menos que las pérdidas experimentadas con la política de dos precios.

P R E G U N T A : En el caso de demanda lineal, ¿las políticas de un único precio y de dos precios siem pre dan
lugar al mismo nivel de producción del monopolio? ¿Qué puede concluir sobre las pérdidas en estos dos
casos?

13 A estos precios, ex = - 1 5 / 9 , = - 2 ( 9 /6 ) = - 3 . P or tanto, estas elecciones cum plen la Ecuación 18.32 porque Pi/Pl = 5 /3 .

®¡TE$-Paranmfo
Capítulo ¡8 M o d e lo s de m o n o p o lio 521

D iscrim in ació n m ediante tablas de precios

Los ejemplos de discriminación de precios analizados en la sección anterior exigen que el monopolio sepa­
re a los demandantes en una serie de categorías y fije un precio maximizador de beneficios en cada una de
estas categorías. U n planteamiento alternativo consiste en que el monopolio elija una tabla de precios (posi­
blemente bastante compleja) que ofrezca incentivos a los demandantes para que se separen a sí mismos en
función de la cantidad que quieren com prar. Estos programas incluyen descuentos por cantidad, fijación de
cantidades mínimas y ventas vinculadas. Estas estrategias serán adoptadas por monopolios y ofrecen mayo­
res beneficios que la política de un único precio, después de tener en cuenta cualquier coste posible de poner
en marcha estos programas. Puesto que estas listas de precios darán lugar a que los demandantes paguen
precios distintos por u n mismo bien, esta forma de discriminación de precios (de segundo grado) sólo es
factible cuando no hay posibilidad de realizar actividades de arbitraje.

T arifas co n d o s partes

Una forma de lista de precios que se ha estudiado mucho es la tarifa lineal con dos partes, por la que los
demandantes tienen que pagar una comisión fija por el derecho a consumir el bien y un precio uniforme
por cada unidad consumida. El caso típico, que fue estudiado por prim era vez por W alter Oi, es el del par­
que temático (por ejemplo, Disneylandia) que pone un precio de entrada básico junto con un precio mar­
ginal por cada atracción14. Matemáticamente, se puede representar este sistema mediante la tarifa que cual­
quier demandante debe pagar para adquirir Q unidades del bien:

T { Q ) = A + PQ, (18.43)

donde A es la comisión fija y P el precio marginal que hay que pagar por unidad. El objetivo dei monopo­
lista consiste pues en elegir A y P de tal manera que maximice sus beneficios, dada la demanda de su pro­
ducto. Puesto que el precio medio pagado por cualquier demandante viene dado por

P = - = — + P, (18.44)
Q Q

esta tarifa sólo es factible cuando los que pagan precios medios reducidos (aquellos que consumen una gran
cantidad y Q es grande) no pueden volver a vender el bien a los que tienen que pagar precios medios ele­
vados (aquellos cuyo Q es pequeño).

Un planteamiento factible para establecer los parám etros de esta tarifa lineal consistiría en que la empre­
sa fijara P = CMg y después fijara A de forma que obtenga el máximo excedente del consumidor posible
de un determinado conjunto de compradores. Se puede imaginar que se ordena a los compradores en fun­
ción de su disponibilidad a pagar. La elección de P = CMg maximizaría, pues, el excedente del consumi­
dor de este grupo, y A sería igual al excedente del consumidor con m enor disposición a pagar. Este con­
sumidor sería, pues, indiferente entre com prar el bien o no, pero todos los demás compradores obtendrían
ganancias netas con la compra.

14 W .Y . O í. “A D isneyland Dilemm a: T w o-P art T ariffs for a M ickey M ouse M onopoly” , Q uanerly Journal o f Econom ics (febrero de
1971): 77-99. Resulta interesante que el imperio D isney haya utilizado antaño una tarifa con dos partes pero que la haya abandonado p o r­
que el coste de adm inistrar este sistem a para cada individuo era dem asiado elevado. A l igual que otros parques tem áticos, Disney adoptó
una política de precio de adm isión único (que la seguía perm itiendo im portantes oportunidades de discrim inación d e precios con los mút-
dples parques existentes en Disney W orld).

© /T E S -P a ra n in fo
522 P ane VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

Sin embargo, esta tarifa factible no tiene por qué ser la más rentable. Considere los efectos sobre los
beneficios de un pequeño incremento de P por encima de CMg. Esto no provocaría ningún cambio en
los beneficios obtenidos del comprador con m enor disposición a pagar. La cantidad demandada se reduci­
ría ligeramente en el margen donde P = CMg, y parte de lo que antes era excedente del consumidor (y,
por tanto, parte de la tarifa fija, -4) sería ahora beneficios variables puesto que ahora P > CMg. Para todos
los demás demandantes, los beneficios aumentarían con el aumento del precio. Aunque cada uno pagaría
un poco menos en concepto de comisión fija, los beneficios por unidad aumentarían en gran medida15. En
algunos casos, es posible calcular de forma explícita la tarifa óptima con dos partes. El Ejemplo 18.5 ofre­
ce una ilustración de este caso. Sin embargo, por lo general, las tarifas óptimas dependerán de una serie
de contingencias. Algunas de las posibilidades serán analizadas en las ampliaciones a este capítulo.

E J E M P L O 18.5
U n a tarifa co n d o s partes m axim izadora de beneficios

En el Ejemplo 18.4 hemos analizado la posibilidad de una discriminación de precios de tercer grado en dos mercados
separados caracterizados por curvas de demanda
0 - 2 4 -* (18.45)

Q2 = 2 4 - 2 ? ,.
Si e) monopolio opta por una fijación de precios igual al coste marginal (CMg = 6), venderá 18 unidades en el
mercado 1 y 12 unidades en el mercado 2. El excedente del consumidor obtenido en el mercado 2 será
5,2 = K ( 0 : ) ( ^ nis- 6)' (1846)
donde es el precio al que la cantidad demandada es nula en el mercado 2 ( P ^ ' = 12 en este caso). Por tanto,
S2 = y2(12) (1 2 -6 ) = 36 (18.47)

y el monopolio cobra esta cantidad como tarifa de entrada. Dada esta tarifa con dos partes [ r (Q) = 36 + 6Q], los
beneficios totales ascienden a 72, una cifra inferior a la disponible con cualquiera de las políticas analizadas en el
Ejemplo 18.4.

La tarifa óptim a. En términos más generales, la tarifa óptima con dos partes se puede calcular en este problema
dándose cuenta de que los beneficios tienen dos elementos: (1) la tarifa fija que se cobra en ambos mercados; y (2)
los beneficios por cada unidad vendida. Suponiendo que la tarifa fija es igual al excedente del consumidor total en el
mercado 2, los beneficios totales son
it<*2S2 + ( P - CMg) ( 0 + 0 j) =
= Í22<12 - p) + (P - 6) (G,
(18.48)
= (24 - 2P) (12 - P) + (P - 6) (48 - 3P) =
= 18P - P 2.
La maximización de esta expresión da lugar a
P* = 9

15 E sto se debe a que Q ,(cm g) > Qx(cm g), donde Q,{cmg) es la cantidad dem andada cuando P = C M g para todos excepto para el com ­
prador con m enor disposición a pagar (persona uno). P o r tanto, la ganancia de beneficios derivada de un increm ento del precio p o r enci­
m a del coste m arginal APQ ,(cm g) es superior a la pérdida de beneficios d e una m enor com isión fija, &PQ¡(ctng).

© íT E S -fls ro n in /b
Capitulo 18 M o d e lo s d e m o n o p o lio 623

y
S, = 9. (18.49)

Por tanto, la tarifa que maximiza los beneficios es

T(Q) = 9 + 9Q. (18.50)

Según la Ecuación 18.48. los beneficios totales que ofrece esta tarifa son
jr = 2 ’9 + (9~ 6) (21) = 81, (18.51)

por lo que la tarifa con dos partes es más rentable que la estrategia de un único precio para el monopolio, pero no es
tan rentable como la discriminación de precios de tercer grado del Ejemplo 18.4 (estrategia para la cual los beneficios
ascendían a 99). Aun así, el monopolio puede optar por la tarifa de dos partes porque no exige el tipo de separación
formal de los mercados que requiere la estrategia de discriminación de tercer grado. Incluso con la separación de los
mercados, el monopolio puede optar por la tarifa lineal si ia ley o la costumbre prohíben la fijación de precios distin­
tos en los dos mercados.

PREGUNTA: ¿Qué estrategia de fijación de precios aplicará el monopolio si puede elegir una tarifa de dos
panes distinta en cada mercado?

R egulación de lo s m o n o p o lios

La regulación de los monopolios naturales es un tema importante del análisis económico aplicado. Las
industrias de suministros eléctrico y de agua, de comunicaciones y del transporte están reguladas en la
mayoría de los países, por lo que el diseño de la normativa que permite que estas industrias funcionen de
la manera deseada es un problem a práctico importante, Aquí, vamos a analizar algunos aspectos de la regu­
lación de los monopolios que tienen que ver con las políticas de fijación de precios.

Fijación de p recios en fu n ción del coste m arginal y el dilem a del m onopolio natural

Muchos economistas creen que es im portante que los precios que cobran los monopolios regulados refle­
jen con precisión los costes marginales de la producción. Así. se puede minimizar la pérdida muerta. El
principal problema que plantea una política impuesta de fijación de precios en función del coste marginal
es que exige que los auténticos monopolios naturales operen con pérdidas. Los monopolios naturales, por
definición, tienen costes medios decrecientes para un gran intervalo de niveles de producción. Las curvas
de costes de una empresa de este tipo serán parecidas a las que se muestran en la Figura 18.6. Si no hay
ninguna regulación, el monopolio producirá el nivel de producción QA y cobrará un precio PA por su pro­
ducto. Los beneficios en esta situación vienen dados por el rectángulo PaABC. Una agencia reguladora
podría, por el contrario, fijar un precio igual a PR para el monopolio. A este precio se demanda QR, y el
coste marginal de producir este nivel de producción también es PR. Por tanto, se ha logrado la fijación de
precios en función del coste marginal. Por desgracia, dada la naturaleza decreciente de la curva de costes
medios de la empresa, el precio PR (= coste marginal) está por debajo del coste medio. Con este precio
regulado, el monopolio tiene que operar con unas pérdidas iguales a GFEPn . Puesto que ninguna empresa
puede funcionar indefinidamente con pérdidas, esto plantea un dilema para la agencia reguladora: o bien
abandona su objetivo de fijar los precios en función del coste marginal, o bien el gobierno tiene que sub­
sidiar indefinidamente al monopolio.

©tTES-Poranínfb
524 P ane VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

F IG U R A 18.6 Regulación del precio para un monopolio con costes decrecientes

Puesto que los monopolios naturales tienen costes decrecientes, los costes marginales son inferiores a los costes medios. Por
a n o . la imposición de una política de fijación de precios iguales al coste marginal implicará operar con pérdidas. Por ejem­
plo. con un precio igual a P, se conseguirá el objetivo de fijar precios iguales al coste marginal pero con unas pérdidas ope­
rativas de CFEPk.

S iste m a de tarifas con d o s tram os

Una forma de evitar el dilema de la fijación de precios en función de los costes marginales consiste en poner
en marcha un sistema de fijación de precios discriminatorios. Con este sistema, se permite que el monopo­
lio cobre a algunos usuarios un precio superior, mientras que se mantiene un precio reducido para los usua­
rios marginales. Así, los demandantes que pagan el precio superior están, de hecho, subsidiando las pérdi­
das provocadas por los consumidores que pagan un precio reducido. En la Figura 18.7 se muestra este
sistema de fijación de precios. Aquí, la comisión reguladora ha decidido que algunos usuarios paguen un
precio relativamente elevado, Pv A este precio se demanda Qv Los demás usuarios (supuestamente los
que no pueden pagar el bien al precio / • ) pueden optar por un precio menor, P,. Este precio m enor crea
una demanda adicional de Q2 - Q v Por tanto, se produce una cantidad total Q2 a un coste medio A . Con
este sistema de fijación de precios, los beneficios de las ventas a los demandantes que pagan el precio ele­
vado (dados por el rectángulo P{DBA) compensan las pérdidas de las ventas a un precio reducido (BFEC).
Además, para el “usuario marginal” , la regla de fijación de precios igual al coste marginal se está aplican­
do: es el usuario “ intramarginal” el que subsidia a la empresa para que no opere con pérdidas. Aunque en
la práctica no es tan sencillo diseñar programas de fijación de precios que mantengan la fijación de precios
en función del coste marginal y cubran los costes operativos, muchas comisiones reguladoras utilizan estos
sistemas de precios que discriminan de manera intencionada a determinados usuarios (por ejemplo, a las
empresas) beneficiando a otros (los consumidores).

©íTES-floronjnfb
Capitulo ¡8 M o d e lo s de m o n o p o lio 525

FIGUR A 18.7 Programa de fijación de precios a dos niveles

Al cobrar ua precio elevado (P¡) a algunos usuarios y un precio reducido (P¡) a otros, es posible que una comisión regu­
iadora (1) imponga una fijación de precios igual al coste marginal y (2) cree una situación en la que los beneficios derivados
de una ciase de usuario (.P,DBA) subsidia las pérdidas de la otra clase (BFEQ.

P recio

B F
\ 1r
■—■
— rnart
c i\
',D
O, Q2 C a n tid a d
p o r p e rio d o

R egulación de la ta sa de retorno

Otro planteamiento que se aplica en muchas situaciones de regulación consiste en perm itir que el monopo­
lio cobre un precio por encima del coste marginal que sea suficiente para obtener una tasa de retorno
“justa” de la inversión. Se dedica pues un gran esfuerzo analítico para definir el concepto de tasa “justa”
y para desarrollar formas de calcularla. Desde un punto de vista económico, algunas de las cuestiones más
interesantes sobre este procedimiento hacen referencia a cómo afecta la actividad reguladora a las eleccio­
nes de factores que realiza la empresa. Si, por ejemplo, la tasa de retom o que se permite que obtenga la
empresa es superior a la que podrían obtener los propietarios con una inversión en condiciones competiti­
vas, habrá un incentivo para utilizar relativamente más factor capital del que minimizaría realmente los cos­
t e . O, si los reguladores suelen retrasar sus decisiones sobre cuál va a ser la tasa que van a permitir, las
empresas pueden tener incentivos para minimizar costes que no tendrían en caso contrario. A continuación
examinamos brevemente un modelo formal de estas posibilidades16.

U n m odelo formal

Suponga que una empresa de suministro eléctrico regulada tiene una función de producción con la forma

Q = f { K y L). (18.52)

16 E ste m odelo está basado e n H . A v e r c h y L . L . Jo hn son , “Behavior o f the Firm U nder R egulatory C onstraint", Am erican E conom ic
R eview (diciem bre de 1962): 1052-1069.

Onhrersfdad Católica de Coiombft


® / T £ S - f t 3r o n í n f e

B IB L IO T E C A
526 Parte VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

La tasa de retorno de capital de esta empresa se define, pues, como

(18 53)
K

donde P es el precio del producto de la empresa (que depende de (?) y w es el salario del factor trabajo. Si
la regulación limita s para que sea igual a, por ejemplo. s , el problema de la empresa consistirá en maxi-
mi7ar los beneficios

7t = P f ( K , L ) - w L - v K (18.54)

sujeto a la restricción de la regulación. La expresión lagrangiana de este problema es

c£ = P f (K, L ) - w L - vK + X[wL + J K - P f { K , L ) ]. (18.55)

Observe que si X = 0, la regulación no es eficaz y la empresa se comporta como una empresa maximi­
zadora de beneficios. Si X = 1, la Ecuación 18.55 se reduce a

gi = ( I - v ) K , (18.56)

que, suponiendo que s > v (como debe ser si la empresa no puede ganar menos que la tasa de retom o del
capital en otras actividades), implica que este monopolio contratará una cantidad infinita de capital: un
resultado imposible. Por tanto, 0 < X < 1. Las condiciones de prim er orden para obtener un máximo son

^ = PfL - w + X ( w - P f L) = 0
dL

| f = PfK - v + X ( s - P f K) = 0 (18.57)
oK

^ = wL + s K - P f ( K , L ) = 0.
dX

La prim era de estas condiciones implica que el monopolio regulado contratará factor trabajo adicional
hasta el punto en que PfL = w. un resultado que se cumple para cualquier empresa m aximizadora de bene­
ficios. Sin embargo, para el factor capital, la segunda condición implica

(1 - X ) P f K = v - X s (18.58)

Puesto que s- > v y X < 1, la Ecuación 18.59 implica

PfK < v. (18.60)

La empresa contratará más capital (y logrará una m enor productividad marginal del capital) que en con­
diciones sin regular. El “exceso de capitalización” puede, por tanto, constituir una mala asignación de
recursos provocada por la regulación. Aunque no lo vamos a hacer aquí, es posible analizar otras cuestio­
nes relativas a la regulación utilizando este m arco analítico general.

©ITES-Paranmfa
Capitulo 18 M o d e lo s de m o n o p o lio 527

V isió n dinám ica del m onopolio

La visión estática según la cual las prácticas monopolistas distorsionan la asignación de recursos ofrece el
principal razonamiento económico a favor de las políticas antimonopolio. Sin embargo, no todos los eco­
nomistas consideran que el análisis estático debería ser determinante. Algunos autores, el más notable J.A.
Schumpeter, han destacado el papel beneficioso que pueden desempeñar los beneficios del monopolio en el
proceso de desarrollo económico17. Estos autores ponen un énfasis considerable en la innovación y en la
capacidad de determinados tipos de empresas para lograr adelantos técnicos. En este contexto, los benefi­
cios que obtienen las empresas monopolistas pueden aportar los fondos necesarios para la inversión en
investigación y desarrollo. Mientras que las empresas perfectamente competitivas se tienen que contentar
con una tasa de retom o normal del capital invertido, los monopolios tienen fondos “excedentes” con los
que realizar el arriesgado proceso de investigación. Tal vez lo m ás importante sea que la posibilidad de
lograr una posición monopolista, o el deseo de mantener esa posición, ofrece un importante incentivo para
mantenerse un paso por delante de los competidores potenciales. Las innovaciones en nuevos productos y
en técnicas productivas que ahorran costes pueden estar totalmente relacionadas con la posibilidad de mono­
polización. Sin esta posición monopolista, la empresa innovadora no podría capturar todos los beneficios
de la innovación.

Schumpeter destacaba que la monopolización de un mercado puede hacer que sea más barato para la
empresa la planificación de sus actividades. El ser la única fuente de provisión de un producto suprime
muchas de las contingencias a las que tiene que hacer frente una empresa en un mercado competitivo. Por
ejemplo, un monopolio no tiene que gastar tanto en gastos de ventas (publicidad, identificación de la marca,
visitas a los minoristas, por ejemplo) como sería el caso en una industria más competitiva. Análogamente,
un monopolio puede saber más sobre la curva de demanda concreta de su producto y se puede adaptar más
rápidamente al cambio de las condiciones de demanda. Por supuesto, el que cualquiera de estos supuestos
beneficios de los monopolios compensen sus desventajas en térm inos de asignación y distribución es una
cuestión empírica. Las cuestiones relativas a la innovación y a los ahorros de costes no se pueden respon­
der recurriendo a argumentos a priori. Es necesario analizar los mercados del mundo real.

R e su m e n
En este capítulo hemos analizado modelos de mercados en los que sólo hay un único oferente monopolis­
ta. A diferencia del caso competitivo que analizamos en la Parte V, los monopolios no tienen un compor­
tamiento precio aceptante. Por el contrario, el monopolista puede elegir la combinación precio-cantidad
sobre la curva de demanda del mercado que le resulta más rentable. De este poder de mercado surge pues
una serie de consecuencias:

• El nivel de producción más rentable para el monopolista es aquel para el cual el ingreso marginal es
igual ai coste marginal. Para este nivel de producción, el precio será m ayor que el coste marginal. La
rentabilidad del monopolista dependerá de la relación entre el precio y el coste medio.

• En comparación con la competencia perfecta, el monopolio implica una pérdida del excedente del con­
sumidor de los demandantes. Parte de este excedente se transfiere a los beneficios del monopolio,

17 V éase, p o r ejem plo, J.A . S c h u m p e te r, Capitalism, Socialism a n d D m o c r a c y , 3 a edición (Nueva Y ork: H arp er & Row , 1950), espe­
cialm ente el Capítulo 8.

©/TES-Pcroninfo
528 P ane Vi M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

mientras que parte de la pérdida del excedente del consumidor representa una pérdida m uerta del bie­
nestar económico general. Es un indicador de una ineñciencia en el sentido de Pareto.

• Los monopolistas pueden optar por distintos niveles de calidad respecto a los de las empresas de com­
petencia perfecta. Los monopolistas que fabrican bienes duraderos pueden ver limitadas sus eleccio­
nes p o r los mercados de los bienes de segunda mano.

• U n m onopolio puede ser capaz de aum entar sus beneficios todavía m ás gracias a la discriminación de
precios: es decir, a cobrar precios distintos a las distintas categorías de compradores. La capacidad
que tiene el monopolio para practicar la discriminación de precios depende de su capacidad de evitar
las actividades de arbitraje entre los compradores.

• Los gobiernos suelen decidir regular ios monopolios naturales (empresas con costes medios decrecien­
tes para un gran intervalo de niveles de producción). El tipo de mecanismos de regulación adoptados
puede afectar al comportamiento de la empresa regulada.

P roblem as
18.1
Un monopolista puede producir con costes marginales y medios constantes de CM = CMg = 5. La empresa tiene una
curva de demanda del mercado de su producto dada por Q = 5 3 - P.
a) Calcule la combinación precio-cantidad que maximiza los beneficios del monopolista. Calcule también los benefi­
cios del monopolista.
b) ¿Qué nivel de producción fabricará esta industria en competencia perfecta (cuando el precio es igual al coste mar­
ginal)?
c) Calcule el excedente del consumidor obtenido por los consumidores en el apartado anterior. Demuestre que es
superior a la suma de ios beneficios del monopolista y del excedente del consumidor del primer apartado. ¿Cuál
es el valor de la “pérdida muerta” de la monopolización?

18.2
Un monopolista tiene una curva de demanda del mercado de su producto dada por
Q = 1 0 - P.
a) Si el monopolista puede producir con costes medios y marginales constantes e iguales a CM = CMg = 6, ¿qué nivel
de producción elegirá el monopolista para maximizar los beneficios? ¿Cuál será el precio para este nivel de pro­
ducción? ¿A cuánto ascenderán los beneficios del monopolista?
b) Suponga, por el contrario, que el monopolista tiene una estructura de costes en la que los costes totales vienen des­
critos por
CT = 0,25(7*-50 + 300.

Si el monopolista tiene la misma demanda de mercado y el mismo ingreso marginal, ¿qué combinación precio-can­
tidad elegirá ahora para maximizar los beneficios? ¿A cuánto ascenderán ios beneficios?
c) Suponga ahora una nueva estructura de costes del monopolista, siendo los costes totales
CT = 0,0133Q3 -5 G + 250.
De nuevo, calcule la combinación precio-cantidad del monopolista que maximiza los beneficios. ¿A cuánto
ascenderán los beneficios? (Pista: Como siempre, iguale CMg = IMg y utilice la fórmula cuadrática para resol­
ver la ecuación de segundo orden para Q).

© /T E S -P a ra n in fo
Capítulo 18 M o d e lo s de m o n o p o lio 529

d) Dibuje la curva de demanda del mercado, la curva del ingreso marginal y las tres curvas del coste marginal de los
tres apartados anteriores. Observe que la capacidad de obtener beneficios del monopolio está limitada a (1) la curva
de demanda del mercado (junto con su asociada curva del ingreso marginal) y (2) la estructura de costes subyacen­
te a la producción.

18 .3
Una única empresa monopoliza todo el mercado de artefactos y puede producir con costes medios y marginales cons­
tantes de
CM = CMg = 10.
Inicialmente, el producto de la empresa tiene una curva de demanda del mercado dada por
e = 6 0 -P
a) Calcule la combinación precio-cantidad que maximiza los beneficios de la empresa. ¿A cuánto ascienden los bene­
ficios de la empresa?
b) Suponga ahora que la curva de demanda del mercado se desplaza hacia fuera (y tiene más pendiente) y viene dada
por
e = 4 5 - 0 ,5 P .
¿Cuál es ahora la combinación precio-cantidad que maximiza los beneficios de la empresa? ¿A cuánto ascienden
los beneficios?
c) En vez de utilizar los supuestos del apartado anterior, suponga que la curva de demanda del mercado se desplaza
hacia fuera (y se hace más plana) y viene dada por
2 = i0 0 -2 P .
¿Cuál es ahora la combinación precio-cantidad que maximiza los beneficios de la empresa? ¿A cuanto ascienden
los beneficios?
d) Dibuje las tres situaciones de los apartados anteriores. Utilizando sus resultados, explique por qué no hay una
auténtica curva de oferta en el caso del monopolio.

18 .4
Suponga que el mercado de hulahops está monopolizado por una única empresa.
a) Dibuje el equilibrio inicial de este mercado.
b) Suponga ahora que la demanda se desplaza ligeramente hacia fuera. Demuestre que, por lo general (y contraria­
mente a lo que ocurre en el caso competitivo), no será posible predecir el efecto de este desplazamiento de la
demanda sobre el precio de mercado.
c) Considere tres formas posibles en que la elasticidad-precio de la demanda puede cambiar cuando se desplaza la
curva de demanda: puede aumentar, puede disminuir o puede permanecer constante. Considere también que los
costes marginales del monopolista pueden estar creciendo, disminuyendo o ser constantes en el intervalo donde el
ingreso marginal es igual al coste marginal. Por tanto, hay nueve combinaciones distintas de tipos de desplaza­
miento de demanda y de configuraciones de la pendiente del coste marginal. Analice cada una de estas posibilida­
des para ver cuándo es posible hacer una predicción exacta sobre el efecto que tendrá un desplazamiento de la
demanda sobre el precio.

18 .5
Suponga un mercado monopolista con una función de demanda en la que la cantidad demandada depende no sólo del
precio de mercado (P). sino también de la cantidad de publicidad que contrata la empresa (A, medida en dólares). La
forma de esta función en concreto es

®ITES-Paran¡nfo
530 Pane VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

Q = (2 0 - P) (1 + O .L 4 - O .O M 1).

La función de costes de la empresa monopolista viene dada por


CT = 10Q + 15 + /L
a) Suponga que no se contrata publicidad (A = 0). ¿Qué producción elegirá la empresa maximizadora de beneficios?
¿Qué precio de mercado tendrá este nivel de producción? ¿A cuánto ascenderán los beneficios del monopolio?
b) Permita ahora que la empresa también elija el nivel óptimo de sus gastos en publicidad. En esta situación, ¿qué
producción se elegirá? ¿Cuál será el precio de mercado de esta producción? ¿A cuánto ascenderán los beneficios
de la empresa en este caso? Pista: Este apartado se puede resolver más fácilmente suponiendo que la empresa elige
el precio que maximiza los beneficios, y no la cantidad.

18.6
Suponga que un monopolio produce en distintas fábricas y que estas fábricas tienen distintas estructuras de costes.
¿Cómo debe decidir la empresa cuánto tiene que producir? ¿Cómo tiene que distribuir su producción entre sus fábri­
cas para maximizar los beneficios?

18.7
Suponga que un monopolio puede producir cualquier nivel de producción que quiera con un coste marginal (y medio)
constante de 5$ por unidad. Suponga que el monopolio vende su bien en dos mercados distintos separados por cierta
distancia. La curva de demanda del primer mercado viene dada por
Qi = 55 —/J,

y la curva de demanda del segundo mercado viene dada por


Q, = 70-2.0,.

a) Si el monopolista puede mantener la separación entre los dos mercados, ¿qué nivel de producción debería fabricar
en cada mercado, y qué precio habrá en cada uno? ¿Cuáles serán los beneficios totales en esta situación?
b) ¿Cómo cambiaría su respuesta si a los demandantes sólo les cuesta 5$ transportar los bienes entre ios dos merca­
dos? ¿Cuál será el nuevo nivel de beneficios del monopolista en esta situación?
c) ¿Cómo cambiaría su respuesta si los costes de transporte fueran nulos y la empresa se viera obligada a aplicar una
política de un único precio?
d) Suponga que la empresa puede adoptar una tarifa lineal con dos partes en la que los precios marginales deben ser
iguales en los dos mercados pero la tarifa plana de entrada puede variar. ¿Qué política de fijación de precios debe­
rá seguir la empresa?

18.8
Suponga que una industria perfectamente competitiva puede producir artefactos a un coste marginal constante de 10$
por unidad. Los costes marginales monopolizados aumentan hasta 12$ por unidad porque se deben pagar 2$ a los gru­
pos de presión para mantener la posición privilegiada de los productores de artefactos. Suponga que la demanda de
mercado de estos artefactos viene dada por
Q0 = 1000 - 50/».

a) Calcule el nivel de producción y los precios en competencia perfecta y en el caso del monopolio.
b) Calcule la pérdida total del excedente del consumidor con la monopolización de la producción.
c) Dibuje sus resultados y explique en qué difieren del análisis habitual.

©ITES-Ponuimfb
Capítulo 18 M o d e lo s de m o n o p o lio 531

18.9
Suponga que el gobierno desea combatir los efectos indeseables de la monopolización en términos de asignación uti­
lizando un subsidio.
a) ¿Por qué un subsidio ñjo no lograría alcanzar el objetivo del gobierno?
b) Utilice una demostración gráfica para demostrar cómo un subsidio por unidad de producto puede lograr atrancar
el objetivo del gobierno.
c) Suponga que el gobierno quiere que su subsidio maximice la diferencia entre el valor total de los consumidores y
el coste total del bien. Demuestre que para conseguir este objetivo debería igualar
j_ _ i_
^ e Q .P

donde t es el subsidio por unidad y P es el precio competitivo. Explique sus resultados intuitivamente.

18.10
Suponga que un monopolista produce pilas alcalinas que pueden tener distintas vidas útiles (X)- Suponga también que
la demanda (inversa) de los consumidores depende de la vida útil de las pilas y de la cantidad (Q) adquirida siguien­
do la función
P(Q. X) = g ( X Q ) ,
donde g' < 0. Es decir, a los consumidores sólo les importa el producto de la cantidad por la vida útil. Están dispues­
tos a pagar lo mismo por muchas pilas de poca duración que por unas pocas de larga duración. Suponga que los cos­
tes de las pilas vienen dados por
C(Q, X) = C(X) Q,
donde C'(X) > 0. Demuestre que, en este caso, el monopolio optará por el mismo nivel de X que una industria com­
petitiva incluso si los niveles de producción y los precios difieren. Explique su resultado. (Pista: Considere que XQ
es un bien compuesto).

Lecturas re co m e n d ad as
Averch, H. y L.L. Johnson. “Behavior of the Firm under Regulatory Constraint’’. American Economic Review 52 (I962);
1052-1069.
Arricie introducing the idea qffirm behavior with a regulatory constraint. Very readable.
Coase. R.H. “Sorae Notes on Monopoly Pnce”. Review o f Economic Studies 5 (1937-1938): 17-31.
Early thoughts ahout the sustainability o fa monopolist's price.
Harberger. A. “Monopoly and Resource Allocation”. American Economic Review 44 (May 1954): 77-87.
Empirical estimóte o f the deadweight loss from monopoly in the I920s.
Posoer, R.A. "The Social Costs of Monopoly and Regulation". Journal o f Political Economy 83 (1975): 807-827.
An analysis ofthe probability that monopolies may spend resources on the creation qfbarriers to entrv and therefore
may have higher costs than petfectly competitive firms.
Schumpeter, J.A. Cttpitalism, Socialism and Democracy. 3rd ed. New York: Harper & Row, 1950.
Classic defense ofthe role ofthe entrepreneur and economic profits in the economic growth process.
Stigler, G.J. "The Theory of Economic Regulation”. The Bell Journal of Economics and Management Science 2 (Spring
1971): 3.
Early development ofthe “capture" hypothesis o f regulatory behavior—that the industry captures the agency supposed
to regúlate il and uses that agency to enforce entry barriers and further enhance profits.
Tiróle, J. The Theory o f Industrial Organization. Cambridge, MA: MIT Press, 1989. Chapters 1-3.
A complete analysis o f the theory o f monopoly pricing and product choice.

®ITÍÍ-Pormmfi)
532 Pane VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

A M P L IA C IO N E S

Tarifas óptimas

E n el Capítulo 18 hem os analizado unos p o e te ejem plos e n : " j.Es- decir, la persona 2 debe obtener un beneficio neto
los que un monopolio puede aumentar ía s beneficios p ra c - : : d e su elección óptim a q 1, L a persona 1, el individuo con
tícando una discrim inación de precios d e segundo grado: es ’ ; u n a dem anda elevada, tam bién debe obtener una ganancia
decir, fijando listas d e precios fo “tarifas") q u e anim an a ' neta d e su nivel d e consum o elegido (<?,) y debe preferir
los com pradores a diferenciarse a sf m ism os e n disantos : est a elección a la elección realizada p o r la persona 2:
segmentos de m ercado. A quí analizaremos este tema co n \ : V (g ¡) T (q ) > V ( q ) - T ( q ) (v)
algo m á sd ed etalle, p o rq u e tí-a n á lírísd e lá s tarifas ópt i mas. ” i - i1 1 1 2
tiene una amplia variedad d e aplicaciones en m uchas á re a s : L : Si e l m onopolista no reconoce esta restricción, puede
de la teoría microeconóm ica. ; 'V; . . . descubrir que la persona 1 o p ta p o r la tarifa diseñada p o r la
. - - : . p erso n a 2 , destruyendo a sí el objetivo de lograr que sean
E str u c tu ra d e ! p r o b le m a ; ; í : : : |0 s propios consum idores los que generen la separación del
J : raercádó. D ada esta estructura general, podemos ilustrar
Para analizar las cuestiones relativas a ¡a fn a c ió n d e d i s t m - .................... , , . . . _ ,.
• , r , . .. una se n e d e características interesantes del problem a del
tas tarifas en un contexto sencillo para cada demandante,
: , • • monopolista,
definírnosla función d e valoración com o . ~

V'(ij)- Pt(q )■ q + S i, {}) A I S . 1 Superioridad en el sentido de Pareto

donde P¡(q) es la función de demanda, inversa del m d i v i- ^ - ^ perm itir que t í monopolista aplique otros program as de
dúo / y S¡ es el excedente del consum idor. P o r tanto, V¡ ..^ gjación ¿ e precios distintos al sencillo precio único se tiene
representa el valor total para e l individuo / d e realiza: u n a - j d e adoptar esquemas de tarifas “superiores en
cantidad q de transacciones, que incluye el gasto tota! en e l • e [ gemido de P areto” con los que las partes de la transac-
bien más el valor del excedente del consum idor obtenido. • c ¡¿jj m^joran su situación. P o r ejem plo, suponga que el pre-
A quí supondremos que sólo háy d o s dem andantes5;, © g ru - : CjG q^g m axím i/a los beneficios del m onopolista es Pu .
pos de demandances hom ogéneos, y que la persona 1 tiene : :.;C on ^ pree¡Qi k p ersona 2 consum e y recibe un
m ayor preferencia p o r este b ien q u e ia persona 2 en can® ; ; Valor m t o á e ^ consum o de
en cuanto - -
.: . : .; f. ... '•••• (V1>
: : : ; ; U n esquem a d e tarifas p ara t í que
para todos los valores de q. Se supone que ¿ ím o n o p o fisa ; ^ . u
tiene costes m argintíes co n st^tejtfllém ad o s ¿):y q u e elige...... . . v : T ( q ) - PMq p a r a q í q 2
unas tarifas (ingresos) T ( q ) que m axim izan Ios benefiCíoS. ~ :<f "
d a d o sp o r . T ( q ) = A + P q para q > q f , (vii)

n - T ( q l) * T ( q z ) - £ Ü } v - g :i$> • ... .- . .(ia).; -¡ ^ > o y C < P < PM. puede perm itir mayores bene-

donde q, representa la cantidad elegida p o r la persona i, A l 11.: & á o s P313 el monopolista y m ayor bienestar para la perso-
seleccionar u na lista d e tarifas q u e diferencia Cón éx ito . ; n a 1. C oncretam ente, considere el caso de valores de A y
entre los consum idores, t í m onopolista tiene dos testnceto- P t a f e que
nes de “compatibilidad d e incentivos*. P ara garantizar que • ri + Pqx - PMq f
se atiende la reducida demanda d é l a persona (2) e s necesa­
rio que . . . 0 ' - u
!: . ... A = (PM — P ) q, , (vm)
V2(qi ) - T í q í n a . (IV)
•• :; . - donde q *< p r e s e n t a d consum o d e la persona 1 con una
: / . . ! i : politicé .de u n único precio. E n este caso A y P están fija-
------------------------ ^ d o s d e forma que la persona 1 siga pudiendo com prar
1 Las generalizaciones a pasos.cón muchos deráaEdaátesi»«OT.til-" con ésta nueva lisia d e tarifas. Sin em bargo, puesto que
c S l í ? / 1 de^ W ^ ’ v^ e W t o <I^ )> ;:.:; p < F M, la perso n a 1 optará p o r ^ Puesto que la

® ÍT £ S -P a ra m n fo
Capítulo 18 M o d e lo s d e m o n o p o lio 533

persona podría haber comprado q* pero ha elegido <7*. sea mayor que el cose marginal, se producirá una pérdida
estará en una situación mejor con las nuevas tarifas. Los de bienestar respecto a la situación en la que el bien vincu­
beneficios del monopolista vienen dados ahora por lado se produce de forma competitiva. Tal vez sea ésta la
razón por la que la ley prohíbe, en determinadas situacio­
¡t = A + Pqx+ Pu q? - c(q, +q?) (ix) nes, las ventas vinculadas. Sin embargo, la prohibición no
tiene por qué elevar el nivel de bienestar si el monopolio se
y
K - K U = A + P q ,-P uq? - c ( q¡ - qf1), (x) niega a atender a los consumidores con una demanda redu­
cida si no puede vincular las ventas (Oi. 1971).
donde nM son los beneficios del monopolio con un único
precio [=(PM- c ) { q f +q¡)]. La sustitución de A de la A u to m ó vile s y vino
Ecuación viii da Una forma en que se puede lograr vincular las ventas con­
~ ( P - c ) ( q , -<7," ) > 0 . (xi) siste en crear una multiplicidad de variantes de calidad que
atraen a distintas clases de consumidores. Las empresas
Por tanto, esta nueva lista de tarifas ofrece más benefi­ fabricantes de automóviles han sido especialmente ingenio­
cios al monopolio, parte de los cuales pueden ser compar­ sas a la hora de diseñar variantes de calidad para sus mode­
tidos con la persona 2. Estas tarifas son superiores en el los básicos (por ejemplo, el Honda Accord viene en confi­
sentido de Pareto a un monopolio de un único precio. El guraciones DX. LX. EX y SX) que actúan como bienes
concepto de que las tarifas con múltiples niveles pueden ser vinculados al separar a ios consumidores en distintos nichos
superiores en el sentido de Pareto no sólo se utiliza en el de mercado. Un estudio de 1992 de J.E. Kwoka analiza el
análisis de la discriminación de precios, sino también en el caso particular de un fabricante estadounidense (Chrysler)
diseño de los impuestos y de los mecanismos de subastas y muestra cómo se logra la segmentación del mercado gra­
(véase Willig. 1978). cias a Las diversas calidades. Ei autor calcula una transfe­
rencia significativa del excedente del consumidor 3 las
Fijación de p re cio s d e una reserva agrícola empresas debido a esta segmentación.
Por lo general, este tipo de discriminación de precios
La potencial superioridad en el sentido de Pareto de tarifas
de un bien vinculado no será posible si el bien también se
complejas fue utilizada por R.B.W. Smith (1995) para esti­
produce en condiciones competitivas. En este caso, el bien
mar un método de menor coste para que el gobierno esta­
vinculado se venderá al coste marginal, y la única posibili­
dounidense financiara el Programa de Conservación de
dad de que el monopolista tenga un comportamiento diacri­
Reservas de Explotaciones Agrícolas. El plan que analiza el minador consistirá en que fije el precio del bien básico (es
autor en concreto debía mantener una reserva de 34 millo­ decir, que varíe las “comisiones de entrada” de los distin­
nes de acres sin producir durante un año cualquiera. tos demandantes). Sin embargo, en algunos casos muy
Calculó que si se utilizaba un sistema de tarifas (no linea­ especiales, la elección de la comisión de entrada puede con­
les) cuidadosamente diseñado este programa podría costar ferir poder de monopolio en el bien vinculado incluso si
únicamente 1 000 millones de dólares anuales. este poder queda reducido por las condiciones competitivas.
Por ejemplo. Locay y Rodríguez (1992) analizan e! caso de
A 1 8 .2 Ventas vinculadas la fijación del precio del vino en los restaurantes. Aquí, las
decisiones del grupo de patrocinar a un determinado restau­
Algunas veces, un monopolio puede fabricar dos bienes al rante pueden conferir poder de monopolio al propietario del
mismo tiempo. Esta situación plantea una serie de posibili­ restaúrame al darle la capacidad de discriminar el precio
dades para discriminar en precios. Por ejemplo, considere del vino entre los compradores que tienen una fuerte prefe­
el caso de las impresoras láser que se venden con carruchos rencia por determinado tipo de uva. Sin embargo, el pro­
de tinta, o las cámaras Polaroid cuyos carretes están paten­ pietario está limitado por la necesidad de atraer a grupos de
tados. Aquí, la situación de fijación de precios es análoga a consumidores al restaurante, por lo que el poder de discri­
la analizada en el Capítulo 18: normalmente los consumido­ minar los precios es menor que en el escenario de un mono­
res comprarán únicamente una unidad del producto básico polio puro.
(la impresora o la cámara de fotos) pagando así una comi­
sión de "entrada”. Después, consumen un número variable Referencias
de los productos vinculados (el cartucho o el carrete). Kwoka. J.E. "Market Segmemation by Price-Quality Schedules:
Puesto que nuestro análisis del Capítulo 18 sugiere que el Some Evidence from Automobilcs". Journal of Business
monopolio elegirá un precio para su producto vinculado que (o c tu b re 1992): 6 1 5 -6 2 8 .

®iTíÍ-Powúnfb
C A P Í T U LO

MODELOS TRADICIONALES DE
COMPETENCIA IMPERFECTA

En este capitulo analizamos modelos de determinación de precios en los mercados que se


encuentran en una situación entre los extremos de la competencia perfecta y el monopolio.
Aunque no se puede utilizar un único modelo para explicar todas las formas posibles de
esta competencia imperfecta, analizaremos unos pocos elementos básicos comunes a
muchos modelos que se utilizan en la actualidad. Con este fin, nos centraremos en tres
temas específicos: (1) la fijación de precios de bienes homogéneos en mercados en los que
hay relativamente pocas empresas: (2) diferenciación de productos y publicidad en estos
mercados; y (3) el efecto que tienen las posibilidades de entrada y salida sobre los resul­
tados a largo plazo de los mercados de competencia imperfecta. En cierto sentido, pues,
este capitulo se ocupa de cómo se pueden relajar los estrictos supuestos de la competencia
perfecta y de cuáles son los resultados que tiene este cambio de supuestos. Para este aná­
lisis, el modelo de competencia perfecta ofrece un punto de referencia útil porque cualquier
alejamiento de la norma competitiva puede implicar pérdidas de eficiencia. Utilizaremos
dos criterios concretos en esta comparación: (I) si los precios en competencia imperfecta
son iguales a ios costes marginales, y (2) si, a largo plazo, ¡a producción se produce para
el nivel del coste medio mínimo. Veremos que los mercados de competencia imperfecta sue­
len carecer de una o dos de estas dos características deseables de la competencia perfec­
ta. En el Capitulo 20 volveremos a analizar muchos de estos temas bajo la perspectiva de
la teoría de juegos.
536 P ane VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im p e rfe cta

Fijación de precios en un oligopolio h o m o gé n e o


En esta sección analizaremos la teoría general de la determinación de precios en los mercados en los que
unas pocas empresas producen un único bien homogéneo. A l igual que antes, supondremos que el merca­
do es perfectamente competitivo del lado de la demanda; es decir, se supone que hay muchos demandan­
tes, y que cada uno es precio aceptante. También vamos a suponer que no hay costes de transacción ni de
información, por lo que el bien en cuestión cumple la ley de un precio y podemos hablar, sin ambigüeda­
des, de “el” precio del bien. Posteriormente, en este mismo capítulo relajaremos este supuesto cuando ana­
licemos la diferenciación de productos. En esta sección también vamos a suponer que hay un número fijo
de empresas idénticas n (donde n se considera un número relativamente reducido). Más adelante analizare­
mos el ejemplo numérico concreto del duopolio (en que n = 2) pero, de momento, no hay ninguna razón
por la que lim itar nuestro análisis a ningún número en concreto. A lo largo de esta sección vamos a supo­
ner que n es fijo, pero posteriormente permitiremos que varíe gracias a la entrada y salida en función de
la rentabilidad de las empresas.

Estructura b á sica del m odelo

La producción de cada empresa de nuestro modelo se describirá como q¡{i = 1 ,..., ri). Puesto que se supo­
ne que las empresas son idénticas, la simetría de los costes exigirá normalmente que estas producciones
sean iguales, aunque sería más sencillo permitir ciertas diferencias entre las empresas. La función de
demanda inversa del bien analizado se describirá como f ( Q ) , que muestra el precio, P, que los deman­
dantes, como colectivo, están dispuestos a pagar por cualquier nivel de producción de la industria. Es decir,

P = n Q ) = f ( q i + ? 2 + - + ? n). (19.1)

El problema de decisión de cada una de las empresas consiste en maximizar sus propios beneficios ( tc, )
dado este precio de mercado del bien y los costes totales de la empresa, que vienen dados por C7](q, ). Por
tanto, el objetivo de la empresa consiste en maximizar

K¡ = P q i - C T i{q¡) =
= m ) q i - C T i{_q-)= (19.2)

= / ( ? i + ? 2 + -" + ? nH - - C 7 K ? f)-

La m ayoría de las cuestiones analizadas en esta sección se centran, en última instancia, en cómo se
supone que las empresas eligen este nivel de producción que maximiza los beneficios. En términos mate­
máticos, quizá demasiado sencillos, los resultados dependerán de lo que se suponga en cuanto a cómo hay
que diferenciar la Ecuación 19.2 para calcular el beneficio máximo. En térm inos económicos, la cuestión
esencial hace referencia a cómo supone la empresa que reaccionarán las demás ante sus propias decisiones.

Aquí vamos a analizar cuatro modelos posibles. Se resumen en las siguientes definiciones. Veremos
que estos distintos modelos ofrecen resultados bastante distintos, y que los equilibrios del modelo de con­
jeturas sobre las variaciones suelen estar indeterminados excepto en unos pocos casos especiales.

M o d elo s de fijación de precios en oligopolios Modelo cuasi competitivo: Supone un comporta­


miento precio aceptante de todas las empresas (se considera que P es fijo).

®tTíS-faran¡nfo
Capitulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s de c o m p e te n c ia im p e rfe cta 537

Modelo del cartel: Supone que las empresas pueden alcanzar una colusión perfecta para fijar la produc­
ción de la industria (y, por tamo, P).

Modelo de C oum ot: Supone que la empresa i considera que la producción de la empresa j está dada
cuando toma sus decisiones (dqj f dqi - 0).

M odelo de conjeturas sobre las variaciones: Supone que la producción de la empresa j responderá a las
variaciones de la producción de la empresa i { d q j d q , * 0).

M o d e lo cu a si com petitivo

Al igual que en el caso de competencia perfecta, cada empresa de este modelo es precio aceptante. Es decir,
cada empresa supone (probablemente de manera errónea) que sus decisiones no afectarán al precio de m er­
cado. En este caso, la condición de prim er orden para maximizar los beneficios es

^ L =p S M =o (,9 .3 )
dq, dq¡

o
P = CMgi(qi ) (i = 1, n). (19.4)

Estas n ecuaciones de oferta, junto con la ecuación de demanda que vacía el mercado,

í , = /(G > = / ( f l , + ? i + - + 0 . 0 9 .5 )
garantizarán que este mercado alcance una solución competitiva a corto plazo. Esta solución se muestra en
la Figura 19.1en el caso de costes marginales constantes como el punto C.Aunque n puede ser un núme­
ro pequeño, el supuesto de comportamiento precio-aceptante en este caso da lugar a un resultado competi­
tivo.

M o d e lo del cartel

Evidentemente, el supuesto de comportamiento precio-aceptante puede ser particularmente inadecuado en


las empresas oligopolistas en las que cada empresa reconoce que sus decisiones tienen un efecto evidente
sobre el precio. Un supuesto alternativo consistiría en que las empresas, como colectivo, reconozcan que
pueden influir sobre el precio y decidan coordinar sus decisiones de forma que consigan obtener los bene­
ficios del monopolio. En este caso, el cartel actúa como un monopolio con múltiples fábricas y elige
q},q2>---,qn de forma que se maximicen los beneficios totales de la industria.

Tz = P Q - [ C T í (q]) + CT2(q2) + - + C T ll(qn)]= (19.6)


n
= / ( < 7 1 + ? 2 + - + ?„)[?■ + ‘?2+ - + ‘7 j - Z C7K‘2A (19.7)
; =i

Las condiciones de prim er orden para obtener un máximo son

^ - = P + (q1 + g 2 +. . . + qn) ^ - - C M g ¡(q¡) = 0 (19.8)


dq,. dqt

= / W g ( 0 - C M g , ( í , ) = O. (19.9)

©ITES-ftoranin/b
538 Parle VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

Observe que el ingreso marginal se puede escribir como una función de la producción combinada de
todas las empresas porque su valor es el mismo independientemente de cuál sea la empresa cuyo nivel de
producción varía. En el punto de maximización de beneficios, este ingreso marginal común será igualado
al coste marginal de producción de cada empresa. Suponiendo que estos costes marginales son iguales y
constantes para todas las empresas, la elección del nivel de producción queda indicada por el punto M en
la Figura 19.1. Puesto que este plan coordinado exige un determinado nivel de producción específico para
cada empresa, el plan tam bién dirá cómo se deben compartir los beneficios del monopolio entre todos los
miembros del cartel. E n conjunto, estos beneficios serán lo más grande posible, dada la curva de deman­
da de mercado y la estructura de costes de la industria.

F IG U R A 19.1 Soluciones alternativas al problema de fijación de precios en el oligopolio

El equilibrio de mercado en un oligopolio se puede producir en muchos puntos sobre la curva de demanda. En este gráfico
(que supone que los costes marginales son constantes para todos los niveles de producción), el equilibrio cuasi competitivo
se produce en el punto C, el equilibrio del cartel se produce en el punto M , y la solución de Cournot en el punto A. Muchas
otras soluciones se pueden encomrar entre los puntos M y C, dependiendo de los supuestos específicos que se hagan sobre
las relaciones estratégicas entre las empresas.

V iabilidad de la so lu ció n del cartel

Hay tres problemas con esta solución del cartel. Primero, y el m ás evidente, es que estas decisiones mono­
polistas pueden ser ilegales. Por ejemplo, en Estados Unidos la Sección I del Sherman Act (1890) prohíbe
“las conspiraciones para limitar el com ercio” , por lo que los posibles miembros de un cartel pueden espe­
rar la visita del FBI. Existen leyes parecidas en otros muchos países. U n segundo problema con la solu­
ción del cartel es que requiere que los directores del cartel dispongan de una considerable cantidad de infor­
mación; concretamente, deben conocer la función de demanda del mercado y la función del coste marginal
de cada em presa individual. Es posible que resulte muy caro conseguir esta información, y que algunos
miembros del cartel sean reacios a ofrecerla. Finalmente, y la más importante, es que la solución del car­
tel puede ser inherentemente inestable. Puesto que cada miembro del cartel producirá un nivel de produc­
ción para el que P > CMg¡, cada uno tendrá un incentivo para ampliar su producción. Si los directores del

® /T £ S -P o r a n ln f o
Capitulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s de c o m p e te n c ia im perfecta 539

oligopolio no son capaces de controlar estas “tram pas” , la solución monopolista fallará. Las dificultades
del cartel de la OPEP para determ inar niveles de producción objetivo precisos para sus miembros reflejan
estos problemas. E n el Capítulo 20 analizaremos la estabilidad de las estrategias de fijación de precios de
un cartel con m ás detalle.

So lu c ió n de C o u rn o t

Uno de los primeros investigadores que desarrollaron u n modelo de m ercados con pocas empresas fue el
economista francés Augustin Cournot, que presentó un análisis formal del comportamiento del duopolio en
18381. Siguiendo nuestra notación, C ournot suponía que cada empresa reconocía que sus propias decisio­
nes sobre q, afectaban al precio, pero que sus propias decisiones de producción no afectaban a las de cual­
quier otra empresa. Es decir, cada empresa reconoce que BP¡dq¡ * 0, pero suponía que 8q¡ j8q, = 0 para
todo j * i. Partiendo de estos supuestos, las condiciones de prim er orden para maximizar los beneficios en
nuestro modelo son

= P + q, ~ C M gM d = 0 (19-10)
8q¡ cq¡

(para todo i = 1, n). Observe que, por esta ecuación, la empresa supone que las variaciones de q¡ afectan
a sus ingresos totales únicamente a través de su efecto directo sobre el precio de mercado de sus propias
ventas. Por tanto, la ecuación difiere tanto de la solución del cartel (donde se üene en cuenta el efecto de
una variación del precio sobre los ingresos totales de la industria, véase la Ecuación 19.8) y del caso de las
conjeturas sobre las variaciones, que se analiza a continuación, y en el que se tienen en cuenta los efectos
indirectos de la producción de la empresa i sobre la producción de la empresa j . Por lo general, las n ecua­
ciones en la Ecuación 19.10, junto con la Ecuación 19.5 de demanda que vacía el mercado, perm itirán una
solución de equilibrio para las variables q1, q 2, . . . , q r¡ y P. Un análisis de la Ecuación 19.10 que maximi­
za los beneficios muestra que, siempre que el coste marginal esté aumentando (como suele tener que cum­
plirse para que se trate de un auténtico máximo) la producción de cada empresa en la solución de Cournot
será m ayor que la producción del cartel porque el ingreso marginal “específico de cada empresa” en esa
ecuación es mayor que el concepto de ingreso marginal del mercado en la Ecuación 19.8. Por otra parte,
la producción de la empresa será inferior a la producción en competencia perfecta porque el término
q¡ ■8Pjdq¡ en la Ecuación 19.10 es negativo. Por tanto, el equilibrio del mercado se produce en un punto
como el A en la Figura 19.3. En este punto, el precio es m ayor que el coste marginal, pero la producción
es m ayor y los beneficios de la industria menores que en el caso del monopolio.

Por lo general, también se puede suponer que, cuanto mayor sea el número de empresas en la industria,
más cerca se encontrará el punto de equilibrio del punto competitivo C. Con un gran número de empresas,
el término q: ■8P/8q¡ en la Ecuación 19.10 tiende a cero, y la ecuación, por tanto, se parece a la solución
cuasi-competitiva representada por la Ecuación 19.3. Para una ilustración2 de esta propiedad del límite en
el modelo de Cournot, véase el Ejemplo 19.1 más adelante en este capítulo. Hay que señalar que el equili­
brio de Cournot descrito aquí también es un equilibrio de Nash en las estrategias de producción. Para una
formulación en términos de la teoría de juegos del problema de fijación de precios, véase el Capítulo 20.

1 A. C o u r n o t , R esearches into the M athem atical Principies q f the Theory o f W ealth, traducción a l inglés d e N .T . B a c o n (Nueva Y ork :
M a c r a illa n , 1 8 9 7 ).
7 P ara un a n á lis is form al d e estas cuestiones, véase J. F r ie d m a n , “O ligopoíy T h eo ry ". e n K .J. A rrow y M .D . Intriligator, ed s„ Handhook
q f M athem atical Econom ics. vol. 2 (A m sterdam : North-H olland, 1 9 8 2 ).

© /T E S -P a ra n in fo
540 Pane VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

M o d e lo de las conjeturas sob re ias variaciones

H asta ahora, nuestros modelos de la determinación de precios en un oligopolio no han permitido que se
produzcan relaciones estratégicas entre las empresas. En los mercados con pocas empresas, este supuesto
es particularmente insostenible. Es evidente que Ford tiene que tener en cuenta las reacciones de General
M otors a sus decisiones de producción y fijación de precios; todas las empresas de program ación informá­
tica deben preocuparse por lo que hará M icrosoft; y los miembros del cartel de la OPEP deben preocupar­
se por las nuevas explotaciones petrolíferas en cualquier parte del mundo. El problema que tienen los teó­
ricos de la economía consiste en capturar estas cuestiones estratégicas en algún tipo de modelo analítico
manejable, lín planteamiento consiste en utilizar la teoría de juegos para analizar las elecciones estratégi­
cas en un marco simplificado. En el Capítulo 20 ilustraremos cómo se pueden aplicar estas herramientas al
análisis de los duopolios. Aquí analizamos algunas de las formas en que se pueden integrar las cuestiones
estratégicas en los modelos que ya hemos desarrollado.

La principal forma de incorporar las cuestiones estratégicas en nuestro modelo consiste en analizar los
supuestos que puede hacer una empresa sobre el comportamiento de las demás. En términos matemáticos,
queremos analizar los posibles supuestos que puede hacer la empresa i sobre cómo afectan sus decisiones
a las de la empresa j . Concretamente, para cada empresa i queremos conocer el valor supuesto de la deri­
vada dqjjdq¡ para todas las empresas j que no sean la propia empresa i. Puesto que el valor de esta deri­
vada será una especulación, los modelos que parten de diversos supuestos sobre este valor se conocen como
modelos de las conjeturas sobre las variaciones; es decir, se ocupan de las “conjeturas” que realiza la
empresa i sobre las variaciones de producción de las empresas j.

Hasta ahora hemos supuesto en nuestros modelos que 5qJ jd q l = O para todo j * i. P or tanto, hemos
supuesto que no hay ninguna relación estratégica entre las empresas. Cuando se relaja este supuesto, la
decisión de maximización de beneficios de cada empresa es muy compleja. Ahora, la condición de primer
orden para maximizar la Ecuación 19.2 pasa a ser

dn, \d P 3P ¡
— L- p + q — + > -------------- L - C M g¡(q,) = 0 . (19.11)
8q¡ [dq, f t i dq, 8q¡

E s decir, la empresa no sólo se tiene que preocupar ahora de cómo afecta su propia producción al pre­
cio de mercado de forma directa, sino que también tiene que tener en cuenta cómo afectarán las variacio­
nes de su propia producción al precio de mercado a través de los efectos sobre las decisiones productivas
de las demás empresas. Puesto que se puede hacer cualquier tipo de supuesto posible sobre estas respues­
tas, no hay una teoría generalmente aceptada sobre el tipo de equilibrio que puede surgir de las respuestas
dadas por la Ecuación 19.11. Se han desarrollado unos pocos modelos interesantes para el caso del duopo-
lio, y mostraremos un sencillo ejemplo numérico de estos modelos más adelante en este mismo capítulo. A
continuación vamos a analizar una formulación concreta de la Ecuación 19.11 que ofrece un sencillo mode­
lo de “liderazgo de precios” . Pero estos dos ejemplos son casos particulares que no reflejan todas las com­
plejidades que permite, en general, el modelo de las conjeturas sobre las variaciones.

M o d e lo de liderazgo de precios

Una forma tratable del modelo de las conjeturas sobre las variaciones parte del supuesto de que el m erca­
do e n cuestión se compone de u n único líder en precios y de una serie de competidores cuasi-competitivos.
Suponiendo que el líder es la empresa 1, una representación matemática de este mercado incluiría una reac­
ción precio-aceptante tal como la que muestra la Ecuación 19.4 para las empresas 2, ..., n y sólo la empre­

©ITES-Paraninfo
Capítulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s de co m p e te n cia im p e rfe cta 541

sa 1 tendrá una reacción compleja del tipo de la Ecuación 19.11. En la Figura 19.2 se ofrece un análisis
gráfico de este mercado. La curva de demanda del gráfico representa la curva de demanda total del pro­
ducto de la industria, y la curva de oferta representa las decisiones de oferta de todas las empresas en el
tram o competitivo. Se trata, sencillamente, de la suma horizontal de sus curvas de coste marginal a corto
plazo. Utilizando estas dos curvas, la curva de demanda del producto del líder de la industria (D 'D ') se
deriva de la siguiente manera Para un precio igual a Px o superior, el líder no venderá nada, porque el
tramo competitivo estará dispuesto a ofertar todo lo que se demanda. Para precios por debajo de P2, el
líder se queda con todo el mercado, porque el tramo competitivo no está dispuesto a ofrecer nada. Entre
P2 y í», la curva D'D' se construye restando lo que ofrecerá el tramo competitivo del total de la deman­
da de mercado; es decir, el líder tiene la parte de la demanda que no es satisfecha por las empresas com­
petitivas.

FIGURA 1 9 .2 Un modelo formal del comportamiento de liderazgo en precios

La curva D 'D ' m uestra la curva de demanda del producto del líder en precios; se deriva restando lo que es producido por
las em presas competitivas (S O d e la demanda del m ercado (DD). Dada D'D', el nivel de producción m axim izador de bene­
ficios de la em presa e s Q¿, y en el m ercado se establecerá un precio igual a P,.-

Dada la curva de demanda D 'D', el líder puede construir su curva de ingreso marginal (IMg') y des­
pués observar su propia curva de coste marginal (CMg) para determinar el nivel de producción que maxi­
miza los beneficios, Q¡. El precio de mercado será pues Pr Dado este precio, las empresas competitivas
producirán Qc , y la producción total de la industria será QT( =QC + Q L).

Por supuesto, este modelo no responde a preguntas tan importantes del tipo cómo se elige al líder de
precios de una industria, o qué pasa cuando un miembro del tram o competitivo decide desafiar la posición
y los beneficios del líder. Pero este modelo sí que ilustra un ejemplo tratable del modelo de las conjeturas
sobre las variaciones que puede explicar el comportamiento de fijación de precios en determinadas eircuns-

©/TES-ftircrtiflft)
542 Parle V7 M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im p e rfe cta

tancias. Por ejemplo, se ha afirmado que el modelo puede, en ocasiones, haber ofrecido una explicación
adecuada de la fijación de precios en mercados como los de los préstamos comerciales preferentes (aquí,
los principales bancos comerciales son los “líderes”), los productos con acero estándar (U .S. Steel es el
líder), y , tal vez, el cartel de la OPEP (donde Arabia Saudí, por cuestiones de política y geología, puede
desempeñar el papel de líder). P or supuesto, todos estos ejemplos exigen una sustancial investigación empí­
rica para determ inar la validez y el alcance del modelo de liderazgo en precios.

E J E M P L O 19.1
D uopolio de los m anantiales naturales de Cournot__________________________________________________

Como ejemplo numérico de algunas de estas ideas, vamos a analizar un caso muy sencillo en el que no hay costes de
producción y tan sólo dos empresas. Partiendo del ejemplo elaborado en el siglo XIX por Cournot de dos manantia­
les naturales, suponemos que el propietario de cada manantial tiene una gran oferta de agua (posiblemente curativa) y
tiene que resolver el problema de calcular cuánto tiene que ofrecer al mercado. La demanda de agua de manantial
viene dada por la curva de demanda lineal
Q = q¡ + q i = n O - P (19.12)

que se muestra en la Figura 19.3. Ahora vamos a analizar los diversos equilibrios del mercado a lo largo de esta curva
de demanda.

F IG U R A 1 9 .3 Soluciones al problema del duopolio

Dada la curva de demanda Q - 1 2 0 - P , los puntos ¿tí, A, S y C representan, respectivamente, las soluciones del cartel, de
Cournot, de Stackelber y la solución cuasi competitiva a l problema del duopolio.

Pre cio

O
120

100

60
____ Q = 1 2 0 - A

60
1
1 \
1
t 'v
¡- y
40
1 1 \ 3

j :
20

i i i i i , i k i \ c
20 40 60 80 100 1 2 0 C a n tid a d
p o r p e rio d o

© ÍT E S -flo ro n in fó
Capítulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s d e c o m p e te n c ia im p e rfe cta 543

Solución cuasi com petitiva. Puesto que cada empresa tiene costes marginales nulos, la solución cuasi competiti­
va da lugar a un precio de mercado igual a 0. La demanda total será igual a 120. En este ejemplo en concreto, el repar­
to de la producción entre los dos manantiales estará indeterminado porque ambos tienen un coste marginal nulo para
todos los intervalos de producción. El nivel de producción cuasi competitivo viene indicado por el punto C de la Figura
19.3.

Solución del cartel. La solución del cartel en este ejemplo se puede calcular maximizando el ingreso total (y los
beneficios) de la industria:
i: = PQ = 1 2 0 Q- Q 2. (19.13)

La condición de primer orden para obtener un máximo es

— = 120-2Q = 0
dQ

Q = 60
P = 60 (19.14)
« = 3 600.

De nuevo, el reparto exacto de estos niveles de producción y beneficios entre los dos manantiales no está deter­
minado. La solución del cartel viene indicada por el punto M en la Figura 19.3.

Solución de Cournot. De la Ecuación 19.12, resulta fácil ver que ios ingresos (y beneficios) de las dos empresas
vienen dados por
ti, = P ? , = ( 120- ? , - ? , ) ? , = 120? , “ ? ,* - ? ]? ,

tc2 = P?, = ( 1 2 0 - q 2) Qi = 120?2 - q ¡ - ?,?2.

Si elpropietario de cada manantialsupone que el otro no reaccionará a suspropias decisiones de producción,


dq¡/8q¡= dq¡/cq¡= 0 , y las condiciones deprimer orden para alcanzar un máximo son

^ = 1 2 0 - 2 ? ,- ? 2 = 0
5?l (19.16)
^ - = 1 2 0 - 2 ? ,- ? , = 0 .
S?2

Las Ecuaciones 19.16 se conocen como funciones de reacción porque muestran cómo reacciona cada empresa al
nivel de producción de la otra. En equilibrio, estas ecuaciones deben ser mutuamente coherentes; es decir, cada empre­
sa debe producir lo que la otra cree que va a producir. Dado este supuesto, las Ecuaciones 19.16 se pueden resolver
simultáneamente para obtener los valores de equilibrio de qt y ?2 para obtener

= <?2 = 40
P = 120 - (?, + ?2) = 40 (19.17)
= « 2 = Pq] = Pq2 = 1 600.

Con los supuestosde Cournot se ofrecerá más que en el caso del cartel,y los beneficios de la industria
(3 200) serán ligeramenteinferiores a cuando se coordinan plenamentelas decisiones de producción. Esta solución de
Cournot se representa mediante el punto A en la Figura 19.3. En este caso particular, resulta fácil demostrar que, a

©ITES-Parat\infb
544 Pane VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

medida que se introducen más empresas en el análisis, el equilibrio se desplaza hacia el pumo competitivo3. Para un
caso algo más realista que también llega a esta solución, véase el Problema 19.2.

PREGUNTA: Dado que la producción del propietario de un manantial es 40 en el modelo de Cournot, ¿por
qué no puede salir ganando el otro propietario produciendo más de 40 unidades? ¿Contradice esta conclu­
sión nuestro análisis de los carteles donde esperamos que haya trampas siempre que p > C M g ! (Véase el
Capítulo 20 para un m ayor análisis de este punto).

EJEMPLO 19.2
Modelo de liderazgo de Stackelberg______________________________________________________________
El supuesto de un coste marginal constante hace que el modelo de liderazgo en precios sea inadecuado para resolver
el problema de los manantiales de Cournot. En este caso, el “tramo competitivo’’ acapararía todo el mercado fijando
un precio igual al coste marginal (aquí cero), por lo que no quedaría sitio en el mercado para el líder en precios. Sin
embargo, existe la posibilidad de que haya otro tipo de liderazgo estratégico, una posibilidad que fue vista por prime­
ra vez por el economista alemán Heinrich von Stackelberg4. Von Stackelberg analizó las consecuencias de suponer
que una empresa (por ejemplo, la empresa 1) se diera cuenta del proceso utilizado por las demás empresas para tomar
sus decisiones de producción. Es decir, suponía que la empresa 1 sabe (a partir de la Ecuación 19.16) que la empre­
sa 2 elige ?2 de forma que
ft = l20- ^ (19|8)

La empresa 2 puede ahora calcular las conjeturas sobre las variaciones de la producción,

(19.19)
dq, 2
En otras palabras, la empresa 2 reduce su producción en xh unidad por cada unidad que aumenta <¡¡- El proble­
ma de maximización de beneficios de la empresa 1 se puede volver a escribir para tener en cuenta esta reacción:
7t, = Pq{ = 120<j¡ - qf - qtq2 (19.20)

1 ^ = 120-217,-9, =0
Sq, cq. (19.21)

“ 1 2 0 -J- 9. " í : = 0-

Resolviendo esta ecuación simultáneamente con la función de reacción de la empresa 2 (Ecuación 19.18), se obtie­
nen los valores de equilibrio distintos a los del modelo de Cournot:

3 C o n n em presas, la E cuación 19.16 pasa a ser

f l- 120 - 29 , - V 9j =0 (í-l.u).
39; rn
Suponiendo, p o r sim etría, que todas las q% son iguales a q . tenem os

— = 120 —(n +1) 9 = 0.


39;
P or tanto, q = 120/(n + 1) y la producción total = nq = [n/(n ♦ 1)] (120) que tiende a 120 (la producción com petitiva) para valores eleva­
dos de n.
4 H. v o n S ta c k e i.b k rg . T he Theory o fth e M arket E conom y. traducción de A .T . Peacock (Nueva Y ork: O xford U niversity Press. 1952).

©ITES^wonm/ó
Capítulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s de c o m p e te n c ia im p e rfe cta 545

«7, =60
ft= 3 0
P = 1 2 0 +<7: ) = 30 (19.22)
>tt - P q x = 1 800
ti, - Pq2 = 900.

La empresa 1 ha sido capaz de aumentar sus beneficios utilizando su conocimiento de las reacciones de la empre­
sa 2. Los beneficios de la empresa 2 se han visto seriamente perjudicados en este proceso. Esta solución se muestra
como el punto S de la curva de demanda de la Figura 19.3.

Elección del líder y com petencia ruinosa. Una característica ambigua del modelo de Stackelberg es la falta de
una teoría sobre cómo se elige al líder. Si cada empresa supone que la otra es la seguidora, cada una producirá 60 y
se sentirá decepcionada por el resultado final (con una producción total de 120, el precio de mercado, en este ejem­
plo, disminuirá hasta 0). Por otra parTe, si cada una actúa como seguidora, ia situación vuelve al equilibrio de Cournot.
Sin embargo, desde la perspectiva de Stackelberg, el equilibrio de Coumot es inestable: cada empresa puede percibir
los beneficios de ser la líder e intentar elegir su producción como tal. Como veremos en el Capítulo 20, tenemos que
analizar los aspectos de la teoría de juegos de este problema si queremos evaluar todas las posibilidades que pueden
surgir.

P R EG U N T A : ¿Por qué la decisión del propietario del prim er manantial, consistente en incrementar la pro­
ducción, aumenta los beneficios aquí y no lo hizo en el caso propuesto en la pregunta del Ejemplo 19.1?

Diferenciación del producto

Hasta este momento hemos estado suponiendo que las empresas oligopolistas analizadas producen un bien
homogéneo. Por tanto, se suponía que los demandantes eran indiferentes entre el producto de cada empre­
sa, por lo que se suponía que se cumplía la ley de un único precio en el mercado. Este supuesto no se veri­
fica en muchos mercados del mundo real. Las empresas dedican importantes recursos a diferenciar sus pro­
ductos de los de sus competidores, utilizando características como la calidad y la variación de estilos, las
garantías, servicios especiales y publicidad de los productos. Todas estas actividades exigen que las empre­
sas empleen recursos adicionales, y las empresas decidirán em plear estos recursos adicionales si consiguen
aumentar con ello los beneficios. Estos intentos de variar los productos también darán lugar a una relaja­
ción de la ley del único precio, porque ahora el mercado estará compuesto de bienes que varían de empre­
sa a empresa y los demandantes pueden tener preferencias sobre el proveedor que desean. Esta posibilidad
introduce cierta ambigüedad en lo que queremos decir por “ mercado de un bien” . Ahora hay muchos pro­
ductos muy parecidos, pero no idénticos. Por ejemplo, una vez que se reconoce el hecho de que las mar­
cas de pasta de dientes son distintas, ¿debemos considerar que todos estos productos se venden en el mismo
mercado? ¿Deberíamos diferenciar, por ejemplo, entre productos con flúor, geles, pasta de dientes trico­
lor, pasta de dientes para fumadores, etcétera? O considere la cuestión relativa a la diferenciación espacial.
Puesto que los demandantes estarán más cerca de algunos vendedores que de otros, puede que consideren
que es mejor comprar a los vendedores más cercanos porque así incurren en menos costes de transporte.
Aquí vamos a suponer que el mercado está compuesto por n empresas y que cada una produce un produc­
to ligeramente distinto, pero que todos estos productos pueden considerarse en un único grupo. Este con­
cepto se puede hacer con más precisión de la siguiente manera:

®fTES-ftjromnfb
546 Parte VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

D eftnic IÓN

Grupo de productos Las producciones de un conjunto de empresas constituyen un grupo de pro­


ductos si la sustitución de la demanda de los productos (tal y como se mide mediante la elasticidad-pre­
cio cruzada) es muy elevada respecto a la sustitución de los productos de esas empresas por los de otros
productos.____________________________ _______________________________________________________

Aunque esta definición tiene sus propias ambigüedades (por ejemplo, los argumentos sobre la defini­
ción de un grupo de productos suelen d o m in a r los juicios antitrust), debería bastar para nuestros objetivos5.
A continuación vamos a realizar un análisis formal pero simplificado de la fijación de precios en un m er­
cado con estos grupos de productos.

E leccion es de la s e m p re sas
De nuevo, vamos a suponer que hay n empresas compitiendo en un determinado grupo de productos. Sin
embargo, ahora cada empresa puede elegir la cantidad que gastará para intentar diferenciar su producto del
de sus competidores. Vamos a llamar a los recursos utilizados por la í-ésima empresa para este fin z¡, que
puede incluir el gasto en opciones especiales, en calidad, en publicidad de la marca, o en mudarse a un
lugar mejor. Los costes de la empresa vienen dados ahora por

costes totales = CT¡{q¡, z¡). (19.23)

Puesto que hay n bienes ligeramente distintos en el grupo de productos, debemos permitir la posibili­
dad de que haya distintos precios de mercado para cada uno de estos bienes. Llamaremos a estos precios
/> p (aunque algunos pueden ser iguales entre sí). La demanda del producto de la empresa i-ésima
m uestra cómo depende el precio percibido de la cantidad producida p o r esa empresa (<?,.), de los precios
que cobran todas las demás empresas (Pj para j * i), y de los intentos de la empresa i-ésima, y de todas
las demás empresas, de diferenciar sus productos (z; , j = 1, n). Por tanto, en su forma más general,
(19.24)

donde los términos P¡ y z¡ pretenden incluir todos los demás precios y las actividades de diferenciación,
respectivamente. Es de suponer que dg/dq¡ < 0, dg/dPj > 0, dg/dz, > 0 y dg/dzj < 0. Es decir, la curva
de demanda del producto de la empresa individual tiene pendiente negativa y se desplaza hacia fuera cuan­
do aumenta el precio de los competidores. Las actividades de diferenciación del producto de la z-ésima
empresa también pueden desplazar hacia fuera a la curva de demanda, mientras que las actividades de los
competidores la desplazarán hacia dentro.

Los beneficios de la r-ésima empresa vienen dados por

7t¿ =/>?,. -C T jC ^.z,-), (19.25)

y, en el sencillo caso en que dzj ¡dqi , d zj¡dz¡, dPj jd q ¡ , y 8Pj/dz¡ son todos cero, las condiciones de
prim er orden para un máximo son

* h . = Pf + l ¡ ¡ & L - ? C * L = Q (19.26)
dq, ' dq, dq,

5 Una definición m ás precisa puede hacerse en tom o al concepto d e “atributo” introducido en el Capítulo 6. Según este planteam iento, los
bienes com parten un conjunto com ún de atributos que constituye un grupo d e productos.

©ITES-Poroninfo
Capítulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s de c o m p e te n c ia im perfecta 547

en, 6P 8CT: n
~ =9 ^ - ^ = 0. (19.27)
8z¡ dZj dz¡

La Ecuación 19.26 es una nueva formulación de la condición de maximización de beneficio de que el


ingreso marginal sea igual al coste marginal. L a Ecuación 19.27 m uestra que, al igual que para cualquier
factor productivo, las actividades adicionales de diferenciación deben realizarse hasta el punto en que los
ingresos adicionales que generan sean iguales a sus costes marginales6.

Equilibrio del m ercado

Aunque esta descripción de las elecciones de las empresas parece clara, estas elecciones son, de hecho, bas­
tante complejas. Puesto que la curva de demanda del producto de cualquier empresa depende de los pre­
cios y de las actividades de diferenciación de los productos de sus competidores, la curva de demanda puede
desplazarse con frecuencia, por lo que su posición en un momento dado sólo se puede comprender parcial­
mente. Al igual que en el modelo de C oum ot, la empresa debe hacer algunos supuestos para poder tomar
sus decisiones. Y, como en el modelo de las conjeturas sobre las variaciones, lo que decida una empresa
puede afectar a las decisiones de sus competidores. Por tanto, el modelo de oligopolio diferenciado plan­
tea todavía más cuestiones complejas de estrategia que los modelos que hemos analizado para el caso de un
bien homogéneo. N o es sorprendente que se puedan alcanzar pocas conclusiones definitivas sobre la natu­
raleza de los equilibrios del mercado en este tipo de situaciones. E n el Ejemplo 19.3 ilustramos un tipo de
equilibrio en mercados diferenciados espacialmente, y retomamos el modelo de competencia monopolista
de Chamberlin más adelante en este mismo capítulo. El Problema 19.6 y varios modelos de la teoría de
juegos descritos en el Capítulo 20 también ofrecen algunas ideas interesantes sobre la diferenciación de pro­
ductos.

EJEMPLO 19.3
Diferenciación espacial
Para desarrollar un sencillo modelo de diferenciación de productos, considérese el caso de un puesto de venta de hela­
dos en una playa: un problema que fue analizado por primera vez por H. Hotelling en la década de 19207. La Figura
19.4 muestra esta playa (lineal) con dos puestos de venta de helados localizados en los puntos A y B. Suponga que los
demandantes se encuentran repartidos de forma uniforme a lo largo de la playa, uno por cada unidad de longitud, y
que cada uno compra exactamente un helado por periodo. Se supone que los helados se producen sin costes, pero que
el llevarlos a ia sombrilla de cada consumidor genera un coste de c por unidad de distancia recorrida (puesto que el
helado se derrite). Si Pt representa el precio de un helado en el puesto de venta A y PB es ei precio en el puesto de
venta 5 , una persona que se encuentre en el punto E será indiferente a comprar en cualquiera de los dos puestos si
PA+cx = PB + cy. (19.28)
Como muestra la Figura 19.4,
a + x + y + b = L. (19.29)
donde L es la longitud de la playa. Por tanto, la coordenada del punto E es

x = (19.30)

P - P
B * + L~a-b-x (19.31)

6 p ara una form ulación alternativa, véase el Problem a 19.4.


7 H . H o t e l u n g , “Stability in C om petraon", The E conom ic Journal (enero d e 1929): 4 1 -S7,

© IT E S -P o ro n m /ó
548 Parte V7 M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im p e rfe cta

x - j \ L - a - b +& ^ * I <19-32)

y = ^ L - a - b + ^= ~ S . J. (19.33)

Los beneficios de las dos empresas son

xA =PA(a + x) = ±-(L + a - b ) P A + P*P* P'1 (19.34)


2 2c

« . = Pí (b + y ) = U L - a - +b) P„ * P*Pa~ P‘ • (19.35)


2 2c
Cada empresa elegirá su propio precio para maximizar sus beneficios:
5nt 1 . . ., P. PA _
— - = - ( L +a - b ) +— - - í = 0
8Pa 2 2c c
(19.36)
^ í = ^ { L - a + b) + ^ - - ^ - = 0.
8PS 2 2c c

Estas ecuaciones se pueden resolver rápidamente obteniendo


a-b
PA = c \ L +
3
(19.37)
a-b
P„ = c \ L -

Por lo general, estos precios dependen de la localización exacta de los dos puestos y diferirán en cada puesto. Por
ejemplo, si suponemos que la playa tiene 100 metros de longitud, <j = 40 metros, b = 10 metros, y c = 0,01$ por
metro, entonces

^ = 0 , 0 l ( l 0 0 + — 1 = 1,10$
^ 3J (19.38)
PB-0 ,0 1 ^ 1 0 0 - ^ = 0,90$

FIGURA 19.4 Diferenciación espacial y fijación de precios

Los puestos de venta de helados se encuentran localizados en los puntos A y B a lo largo de una playa lineal de longitud L.
En el equilibrio, los consumidores a la izquierda de E preferirán el puesto A, y los que estén a la derecha preferirán el pues­
to B. Habrá precios distintos en los dos puestos. Si los puestos se pueden desplazar, se desplazarán al centro de la playa o a
uno de los extremos, en función de los supuestos estratégicos que hagan.

©ITEWBromn/b
Capitulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s de c o m p e te n c ia im perfecta 549

E stas diferencias d e p recio s sóio su rg en d e las características d e la localización en este p ro b iem a, p o rq u e los p ro ­
pios helados so n idénticos y se fab ric an sin co ste. P uesto q u e e i puesto d e venta A está m ejo r ubicad o q u e el B, puede
co b rar un p recio su p erio r p o r sus helados sin p erd e r dem asiados clientes a fav o r de B . U tilizan d o la E cuación 19.32
obtenem os

Jt = ~ (100 - 4 0 - 1 0 - 2 0 ) = 15, (19.39)

p o r lo que el puesto A vende 55 helados (a p e sa r d e l m a y o r p re c io ), m ientras q u e B sólo vende 45. E n el punto E u n


consum idor es indiferente en tre a n d ar 15 m etros h asta A y p a g ar 1,1$ o a n d ar 35 m etro s h a sta B y p a g ar 0 ,9 0 d óla­
res. L a solución es ineficiente en tanto en cuanto u n con su m id o r que e stu v iera lig eram en te a la d erech a del punto E
an daría m enos acudiendo al p u esto A p e ro elig e B dado e l p o d er d e A p a ra co b ra r p recio s superiores.

E le c c io n e s de lo c a liz a c ió n . T al v ez las ideas m ás im portantes que podem os sacar d e este ejem plo surgen cuando
perm itim os q ue los p u esto s d e venta cam b ien d e localización a u n co ste nulo. E s d ecir, perm itim o s que las em presas
a lteren la naturaleza del pro d u cto q u e están o freciendo (e n teo ría, la localización desem peña el papel de la variable z¡
e n la E cu ació n 19.27). El análisis d e esta p o sibilidad p lan tea u n a serie d e com plejidades form ales, p o r lo q u e b astará
con u n análisis intuitivo. Si n o s centram os ú nicam ente en el nú m ero d e helados vendidos, p arecería evidente q u e cada
puesto d e venta tiene u n incentivo p a ra d esp lazarse hacia el ce n tro d e la play a. C u alq u ier puesto q u e o pte p o r u n a p o si­
ción alejada del centro está sujeto a la p o sibilidad d e que su rival se sitúe e n tre él y el cen tro , acaparando una m ay o r
cuota de m ercado. E ste efecto se p a re c e a la tendencia d e los candidatos políticos a situ arse en el cen tro en cuestiones
controvertidas, la adop ció n d e una posición e x trem a hace q u e el candidato sea vuln erab le a m ovim ientos que p erm i­
ten q ue su riv al se quede co n la m ayoría d e los v otos. E n el caso d e la diferen ciació n d e p ro d u cto s, estas m otivacio­
nes tienden a fom entar la hom ogeneidad d e los productos.

P ero los puestos d e venta d e helados d e este ejem plo están m ás p reocupados p o r los beneficios q u e p o r la cuota
de m ercado. E l d esplazarse m ás ce rc a del riv a l hace q u e d ism in u y a la disposición a p a g a r de los consum idores p o r las
ventajas de la localización; p o r tanto, los beneficios d ism inuirán co n este desplazam iento. P o r ta n to , en últim a instan­
cia, las decisiones de lo calizació n ó ptim a d e las em p resas d ep en d erán d e las características específicas d e las dem an­
d as de los consum idores p o r p ro d u cto s diferenciados espacialm ente y , en algunos casos, es p o sib le que el resultado
sea un a diferenciación absoluta (localización en los extrem os de la p lay a)8 . Independientem ente d e las elecciones de
localización del eq uilib rio sostenible, p arece im probable que las em presas o pten p o r las localizaciones socialm ente
óptim as q ue m inim izan el coste total del d esplazam iento9 .

P R EG U N T A : En este problema, ¿importa si los helados se pueden producir a un coste marginal constan­
te? Suponga que la producción de helados tuviera un coste marginal creciente.

Entrada
L a posibilidad de que haya nuevas empresas que entren en una industria desempeña un papel importante en
el desarrollo de la teoría de la determinación de precios perfectamente competitivos. Garantiza que cual­

8 V éase C . D ’A s p r e m o n t. J . GABSZEWiczy J . T h is s e , “ O n H o te llin g ’s S ta b ility in C o m p e tm o n " , E c o n o m e iric a (se p tie m b re d e 1979): 1145-
1151.
9 L o s c o stes to tales d e d e sp la z a rse h a sta A son

| zdz+ | zdz = (a2 + x 1)/!.

A n á lo g am en te , e l c o ste d e d e sp la z a rse h a sta B e s ( ¿ r + y ¿)/2. L a su m a d e a m b o s se m in im iz a cuando


a = x = b = y = L¡ 4.

©ITES-Porarimfo
550 Pane VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

quier beneficio a largo plazo será eliminado por los nuevos entrantes, y que las empresas producirán en el
pom o mínimo de sus curvas de coste medio a largo plazo. En condiciones de oligopoüo, la prim era de estas
fuerzas sigue operando. En tanto en cuanto sea posible la entrada, los beneficios a largo plazo estarán limi-
tafos. Si la entrada se produce sin costes, los beneficios económicos a largo plazo serán nulos (como en el
caso competitivo).

Equilibrio con beneficio nulo

El que las empresas en una industria oligopolista con libre entrada alcancen el punto mínimo de sus curvas
de coste medio depende de la naturaleza de la curva de demanda del producto de las empresas. Si las empre­
sas son precio aceptantes, el análisis del caso competitivo se aplica directamente: puesto que
P = IM g = CMg para maximizar el beneficio de empresas precio aceptantes, y puesto que P = CM si la
entrada da lugar a beneficios nulos, la producción se producirá en el punto en que CMg = CM (es decir,
a un coste medio mínimo).

Si las empresas del oligopolio tienen algún control sobre el precio que cobran (tal vez porque cada una
produce un producto ligeramente diferenciado), cada empresa tendrá una curva de demanda de su produc­
to con pendiente negativa, y el análisis competitivo no se podrá aplicar. La entrada puede seguir reducien­
do los beneficios a cero, pero ahora no queda garantizada la producción en el coste medio mínimo. En la
Figura 19.5 se ilustra esta situación. Inicialmente, la curva de demanda del producto de la em presa viene
dada por dd, y se están obteniendo beneficios económicos. Nuevas empresas serán atraídas p o r estos bene­
ficios, y la entrada desplazará hacia dentro a la curva d d (porque ahora hay más empresas para atender la
misma curva de demanda de mercado). En efecto, la entrada puede reducir los beneficios a cero despla­
zando la curva de demanda a d'd'. El nivel de producción que maximiza los beneficios con esta curva de
demanda (? ') no es, sin embargo, el mismo nivel al que se minimizan los costes medios (qm). Por el con­
trario, la empresa producirá menos que el nivel de producción “eficiente” y tendrá un “exceso de capaci­
dad” dado por qm - q'. Los economistas tienen la hipótesis de que este resultado caracteriza a las indus­
trias como las gasolineras, las tiendas de ultramarinos y las franquicias de restaurantes de comida rápida,
donde la diferenciación de productos prevalece pero la entrada se hace relativamente sin costes.

E J E M P L O 19.4
C om peten cia m onopolista_________________________________________________________________________

El equilibrio de beneficio nulo Lustrado en la Figura 19.5 fue descrito por primera vez por Edward Chamberlin, que
denominó a este modelo el de competencia monopolista10. En este modelo, cada empresa fabrica un producto ligera­
mente diferenciado y la entrada se realiza sin costes. Como ejemplo numérico, suponga que hay n empresas en un
mercado y que cada empresa tiene la misma estructura de costes totales con la forma:
c, = 9 + 4?,. (19.40)

Cada empresa también tiene una curva de demanda de su producto con la forma

? , = —0 , 0 1 ( n —1) p , + 0 , 0 1 £ > j + — . (1 9 .4 1 )
j Aí M

doafe p¡ es el precio que cobran las demás empresas y n es el número de empresas en la industria. Observe que la
corva de demanda de cada empresa es una función con pendiente negativa de su propio precio y depende de forma

10 V é a se E . C h a m b e r l in , The Theory qf Monopolistic Competition (C am bridge. M A: Harvard U niversity P ress. 1933).

© (T E S -P o ro n in fo
Capítulo 19 M o d e lo s tra d icion a le s d e c o m p e te n c ia im p e rfe cta 551

FIGUR A 19.5 La entrada reduce la rentabilidad en un oligopolio

Inicialmente, la curva de demanda del producto de la empresa es dd. El ingreso marginal viene dado por img, y q* es el
nivel de producción que maximiza los beneficios. Si la entrada se hace sin costes, nuevas empresas se verán atraídas por la
posibilidad de obtener beneficios, lo que puede desplazar hacia adentro a la curva de demanda del producto de la empresa
hasta d'd', donde los beneficios son nulos. A un nivel de producción de q’, los costes medios no son mínimos, y la empre­
sa tiene un exceso de capacidad dado por q„ —q'.

positiva de los precios que cobran los competidores. Aquí vamos a definir un equilibrio para esta industria como la
situación en la que los precios deben ser iguales (p, = p¡ para todo i y j). Otros modelos permiten cierta dispersión
de los precios incluso en equilibrio, tai vez por una diferenciación espacial o de otro tipo. Puesto que, en nuestro equi­
librio, p¡ = pr es evidente que q¡ = 303/« y Q = nq¡ = 303. Esta solución se cumple para cualquier n.

Estructura de m ercado de equilibrio. Para calcular el valor de n de equilibrio, primero analizamos la elección
de la empresa de p¡ que maximiza los beneficios. Puesto que
n, = P& -c,., (19.42)

la condición de primer orden para obtener un máximo es


dti¡
5lt¿ = - 0 ,0 2 ( n - l) /», + 0 ,0 l£ j> ; + — + 0.04(b -1 ) = 0. (19.43)
¡.t

por lo que
0,5
, 303 | (19.44)
Pi =
n- 1 0 ,0 2 (n -l) n

Aplicando la condición de equilibrio por la que p¿ = p¡, se obtiene

30 300 + 4. (19.45)
(» -« (» )
Observe que el preciose aproxima alcoste marginal (4) a medida que n es mayor. Portanto, estemodelo tiene
una solución competitiva en su casoextremo. El valor de n de equilibrio viene determinado por la condición de bene­
ficios nulos (puesto que la entrada no está limitada)
p¡q,-c¡ = 0. (19.46)

Ufrtvorsfdad Católica de Colomoia


®ITES-Poroninfy
B IB L IO T E C A
552 Parte VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

Sustituyendo en esta expresión el valor de p¡ calculado en la Ecuación 19.44, y el valor de q calculado en la


Ecuación 19.41, se obtiene
30 300-303 ^ ( 3 0 3 ) ? | 4(303}
n2( n - l ) n n

o * = 101. El equilibrio final es, por tanto,


p,=p¡ = 7
q,= 3 (19.48)
n; = 0.

Naturaleza del equilibrio. En el equilibrio calculado en ia Ecuación 19.48, cada empresa tiene pi = CM¡, pero
p, > CMg¡ = 4. Además, puesto que
9
CM, = 4 + —, (19.49)
?/
cada empresa tiene costes medios decrecientes para todos los intervalos de producción, por lo que la producción no se
encuentra en el coste medio mínimo. El equilibrio de beneficio nulo de cada empresa se parecería, por tanto, al de la
Figura 19.5. Las características de este equilibrio dieron lugar a la hipótesis de Chamberlin de que la competencia
monopolista es ineficiente en el sentido de Pareto.
Si cada entrante potencial tiene una función de demanda de su producto análoga a la de la Ecuación 19.41, el equi­
librio descrito por la Ecuación 19.48 será insostenible. No habrá ninguna nueva empresa que considere rentable entrar
en esta industria. Esta visión de la sostenibilidad puede ser, no obstante, demasiado estrecha. Adoptando un plan de
producción a bastante gran escala, un entrante potencial podría alcanzar costes medios relativamente bajos con este
modelo (con q = 9, CM = 5, por ejemplo). Este reducido coste medio otorga al entrante potencial un margen consi­
derable para fijar el precio de su producto de forma que tiente a los consumidores de las empresas existentes a cam­
biar de proveedor11.

PR EG U N T A : ¿Cuál es la solución eficiente en el sentido de Pareto para este mercado? ¿Cómo depende la
solución eficiente de la naturaleza de la utilidad de los demandantes?

M e rc a d o s co n te sta b le s y estructura de la industria

La conclusión de que el equilibrio de Chamberlin con beneficio nulo que se muestra en la Figura 19.5 es sos-
tenible a largo plazo ha sido puesta en duda por varios economistas12. Afirman que el modelo deja de lado
los efectos de la entrada potencial sobre el equilibrio del mercado, al centrarse exclusivamente en el com­
portamiento de los entrantes de hecho. Por tanto, vuelven a introducir en economía la distinción marcada por
primera vez por H. Demsetz entre competencia en el mercado y competencia p o r el mercado, al demostrar
que este último concepto ofrece una perspectiva más adecuada para analizar el supuesto de libre entrada13.

11 D e forma m ás general, el m odelo de C ham berlin de la com petencia monopolista se puede considerar com o un m odelo gravem ente incom ­
pleto porque no especifica las razones exactas p o r las que ia curva d e dem anda del producto de cada em presa tiene pendiente negativa.
Suponiendo que la pendiente se debe a algún tipo d e renom bre de la m arca, d e reputación, o de diferencias de localización entre los bie­
nes. un m o d elo m á s c o m p le to deberta analizar las ele cc io n e s d e las em presas relativas a estas estrateg ia s.
12 V éase W .J. B a u m o l , “ Contestable M arkets: A n U prising in the Theory o f Industry S tructure” , A m erican E conom ic R eview (m a rz o de
1982): 1-19, y W .J. B a u m o l. J.C . P a n z a r y R .D . W il l io , Contestable M arkets and the Theory o f Industry Structure (San D iego, CA:
H arcourt B race Jo v a n o v ic h , 1982).
13 H . D em setz, “ W hy R egúlate U tilities?", Journal q fL a w and Economics (abril de 1968): 55-65.

®/TES-ftiramnfb
Capítulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s de c o m p e te n c ia im p e rfe cta 553

Con esta perspectiva más genérica, la “mano invisible” de la competencia limita todavía más el compor­
tamiento de las empresas, por lo que es más probable que surjan equilibrios de competencia perfecta.

El análisis ampliado de la entrada parte de la definición de un “mercado perfectamente contestable” :

M ercado perfectamente contestable U n mercado es perfectamente contestable si la entrada y


salida son absolutamente gratuitas. Análogamente, un mercado perfectamente contestable es un m erca­
do en el que ningún competidor potencial extem o puede entrar reduciendo el precio y obteniendo bene­
ficios (porque si existieran estas oportunidades de obtener beneficios, los entrantes potenciales las apro­
vecharían) .

Un mercado perfectamente contestable deja pues de lado el supuesto de competencia perfecta de com­
portamiento precio aceptante pero amplía un poco el concepto de libre entrada al perm itir que los entran­
tes potenciales entren y salgan repetidamente, aprovechando cualquier oportunidad de beneficios disponi­
ble. Este supuesto, como señalaremos más adelante, no tiene por qué cumplirse en muchas situaciones de
mercado, pero ofrece u n punto de partida distinto para una teoría simplificada de la fijación de precios.

El equilibrio que se muestra en la Figura 19.5 es insostenible en un mercado perfectamente contesta­


ble, siempre que haya dos o más empresas en el mercado. E n este caso, u n entrante potencial que entrara
y saliera inmediatamente podría obtener un rápido beneficio acaparando todas las ventas de la primera
empresa vendiendo q ’ a un precio ligeramente inferior a P ' y compensando la consiguiente pérdida ven­
diendo un incremento marginal adicional de la producción a los clientes de la(s) otra(s) empresa(s) a un
precio superior al coste marginal. Es decir, puesto que el equilibrio en la Figura 19.5 es tal que P > CMg,
permite que un posible entrante acapare el mercado de una empresa de beneficios nulos y parte del merca­
do de las demás empresas en las que, en el margen, se pueden obtener beneficios. El único tipo de equili­
brio de mercado invulnerable a este tipo de tácticas de entrada y salida sería un equilibrio en el que las
empresas obtengan beneficios nulos y el precio sea igual al coste marginal. Como vimos en el Capítulo 14,
esto exige que las empresas produzcan en el punto mínimo de sus curvas de costes medios a largo plazo
donde P = CMg = CM. Incluso si no hay un comportamiento precio aceptante en mercados con relativa­
mente pocas empresas, la contestabilidad perfecta ofrece una “mano invisible” que guía al equilibrio del
mercado hacia un resultado de tipo competitivo.

Estructura del m ercado

Este análisis de la contestabilidad perfecta puede llevarse un paso más adelante demostrando cómo se deter­
mina la estructura de la industria. Si, como en el Capítulo 14, q* representa el nivel de producción para el
que se minimizan los costes medios y Q* representa la demanda total del mercado para el bien cuando el
precio es igual al mínimo coste m edio, el núm ero de empresas de equilibrio en la industria viene dado, por
tanto, por
O*
n =— , (19.50)

y, frente al caso de competencia perfecta, esta cifra puede ser relativamente pequeña. Por ejemplo, en la
Figura 19.6 hay exactamente cuatro empresas que satisfacen la demanda de mercado de Q*, y el supuesto
de mercado perfectamente contestable garantizará el comportamiento competitivo, incluso si estas empre­

© IT E S -P o ro n ín fó
554 Pane VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

sas pueden reconocer que hay relaciones estratégicas entre ellas. La capacidad de los entrantes potenciales
de acaparar cualquier posible oportunidad de obtener un beneficio limita seriamente el tipo de com porta­
miento posible y, por tanto, genera una determinada estructura de m ercado de equilibrio.

F IG U R A 19.6 Contestabilidad perfecta y estructura de la industria

En un m ercado perfectam ente contestable, el equilibrio exige que P = CMg — CM. E l núm ero de em presas queda totalmen­
te determinado p o r la demanda de m ercado (Q *) y p o r el nivel de producción que minim iza el coste medio (q*).

Barreras a la entrada

Todo el análisis presentado hasta ahora en esta sección parte del supuesto de libre entrada y salida. Cuando
diversas barreras evitan esta flexibilidad, los resultados serán distintos. Las posibles barreras a la entrada
en el caso del oligopolio incluyen muchas de las que ya se han analizado respecto al monopolio en el capí­
tulo anterior. También incluyen aquellas que surgen concretamente de las características de los mercados
oUgopolistas. Por ejemplo, la diferenciación de productos puede crear barreras a la entrada al fomentar una
fuerte lealtad a la marca. O los productores pueden crear tantas m arcas que no queda sitio para posibles
entrantes que ofrezcan otra cosa (se dice que éste es el caso en la industria de los cereales para el desayu­
no). La posibilidad de tom ar decisiones de precios estratégicas puede tam bién evitar la entrada si las em pre­
sas existentes pueden convencer a las empresas que quieren entrar en la industria de que la entrada no sería
rentable. Las empresas pueden, durante cierto tiempo, adoptar precios inferiores que evitan la entrada para
lograr este fin, con la intención de elevar los precios cuando hayan desaparecido los entrantes potenciales
(suponiendo que desaparezcan).

Finalmente, el tipo de comportamiento de entrada y salida inmediata totalmente flexible, supuesto en la


teoría de los mercados contestables, puede verse limitado por otros dos tipos de barreras a la entrada en el
mundo real. Prim ero, algunos tipos de inversiones de capital reahzadas por las empresas pueden no ser
irreversibles. Una empresa no puede construir una fábrica de montaje de automóviles para utilizarla duran­

© IT E S -P a ra n ín fo
Capítulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s de c o m p e te n c ia im perfecta 555

te una semana y después desmontar la fábrica sin ninguna pérdida. En este caso, los costes de salida ha­
rían que las continuas entradas y salidas de la industria no fueran rentables. Por supuesto, en otros casos,
como en la industria del transporte con camiones, el capital se puede-alquilar fácilmente durante breves
periodos por lo que la salida planteará pues pocos costes. Segundo, el modelo de mercados contestables
exige que la cantidad demandada reaccione instantáneamente a las diferencias de precios. Si, por el contra­
rio, los demandantes cambian lentamente a un nuevo producto, los entrantes potenciales no pueden lograr
una penetración del mercado suficientemente rápida, y su capacidad para disciplinar a las empresas del m er­
cado se verá limitada. La importancia de todas estas restricciones sobre el comportamiento del mercado es,
en última instancia, una cuestión empírica.

E J E M P L O 19.5
U n m onopolio natural contestable

Suponga que el coste total de producir energía eléctrica (£), medida en miles de kilovatios hora) viene dado por
CT = 100Q + 8 000. (19.51)
Evidentemente, esta función tiene un coste medio decreciente para iodos los intervalos de producción, por la que
la producción de electricidad constituye un monopolio natural. La demanda de electricidad depende de su precio (en
dólares por miles de kilovatios hora) siguiendo la ecuación
QD = 1000 - 5/». (19.52)
Si un único productor de electricidad se comporta como un monopolista, elegirá la cantidad que maximiza los
beneficios como

¡Mg = 200 = CMg = 100 (19.53)

O, = 250
(19.54)
P„ = 150.
Para esta elección del monopolio, los beneficios serán 4 500 (= F T - C T = 37 500 - 33 000). Estos beneficios
ofrecerán un objetivo tentador a posibles entrantes en la industria de la electricidad. Si no hay barreras a la entrada (la
empresa existente no disfruta de una franquicia de exclusividad, por ejemplo), este entrame puede ofrecer a los con­
sumidores de electricidad un precio menor y seguir cubriendo costes. La solución de monopolio de las Ecuaciones
19.54 puede, por tanto, no representar un equilibrio viable.

U n a solución contestable. Si ia producción de electricidad es totalmente contestable, el único precio viable bajo
la amenaza de una entrada potencial es el coste medio. Sólo con una fijación de precios iguales al coste medio se deja­
rá sin incentivos a los entrantes potenciales que no querrán amenazar la posición del monopolista. Podemos calcular
este equilibrio de ia siguiente manera
Q = 1 000 - 5P = 1 000 - 5 (CM) =
(19.55)
i 000'
= 1000 - 5 I0O + -
Q
que da lugar a la expresión cuadrática
Q1 - 5002 + 40 000 = 0. (19.56)
Sacando factor común obtenemos
(G -4 0 0 ) (G -100) = 0, (19.57)

®ITES-Pamn¡nfo
556 Parte VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

pero sólo la solución Q = 400 es una solución que evita la entrada continuamente. Por tanto, con la posibilidad de
contestar al mercado, el equilibrio del mercado es
a =400
(19.58)
Pc = 120.
La contestabilidad ha incrementado considerablemente el bienestar del consumidor respecto a la solución del
monopolio. En electo, la solución contestable es precisamente lo que se podría haber elegido en una comisión regula­
dora interesada en fijar el precio en función del coste medio.

P R EG U N T A : ¿Es el excedente del consumidor el máximo posible en este caso, dada la restricción de que
no se ofrecen subsidios a los productores de energía eléctrica? ¿Cómo se puede aumentar todavía más el
excedente del consumidor con un subsidio adecuado?

R e su m e n
Muchos mercados se encuentran entre los extremos de la competencia perfecta y el monopolio. En este
capítulo hemos iniciado nuestro análisis de estos mercados introduciendo algunos de los modelos más uti­
lizados. Hemos visto que en estos mercados de competencia imperfecta cada empresa debe tener en cuen­
ta las acciones de sus rivales cuando tom a sus propias decisiones, y esto añade un considerable elemento
de conjeturas en el análisis. E n el Capítulo 20 proseguiremos analizando estas relaciones utilizando los
modelos de la teoría de juegos. Aquí hemos alcanzado conclusiones generales sobre la modelización de
mercados con relativamente pocas empresas:

• Los mercados con pocas empresas ofrecerán beneficios potenciales gracias a la formación de un car­
tel monopolista. Sin embargo, estos carteles pueden ser inestables y de mantenimiento caro puesto que
cada miembro tiene incentivos para hacer trampas en el precio.
• E n los mercados con pocas empresas, las decisiones de producción y de fijación de precios son inter-
dependientes. Cada empresa debe tener en cuenta las decisiones de sus rivales. La modelización de
esta dependencia mutua es difícil dada la necesidad de tener en cuenta las conjeturas que hacen las
empresas sobre las variaciones de la producción de las demás empresas.
• El modelo de Coum ot ofrece un planteamiento tratable de los mercados oligopolistas, pero deja de
lado importantes cuestiones estratégicas.
• La diferenciación de productos se puede analizar en el marco estándar de la maximización de benefi­
cios. C on productos diferenciados no se cumple la ley de un único precio, y las empresas tienen cier­
to m argen para tom ar sus decisiones sobre precios.
• Las condiciones de entrada son determinantes importantes de la sostenibildiad a largo plazo de los
diversos equilibrios del mercado. Con contestabilidad perfecta, ios equilibrios se parecerán a los de
la competencia perfecta incluso si hay relativamente pocas empresas en el mercado.

Problem as
19.1
Suponga, por simplicidad, que un monopolista no tiene costes de producción y que la curva de demanda de su pro­
ducto viene dada por

®tTES-Paraninfa
Capitulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s de c o m p e te n c ia im perfecta 557

Q = 1 5 0 -P .
a) Calcule la combinación precio-cantidad que maximiza los beneficios del monopolista. Calcule también los benefi­
cios del monopolista.
b) Suponga que una segunda empresa entra en el mercado. Sea <?, la producción de ia primera empresa y q2 la pro­
ducción de la segunda. La demanda del mercado viene dada ahora por
q¡ +q2 = 150- P.

Suponiendo que esta segunda empresa tampoco tiene costes de producción, utilice el modelo de Cournot de un duo­
polio para determinar el nivel de producción que maximiza los beneficios de cada empresa, así como el precio de
mercado. Calcule también los beneficios de cada empresa.
c) ¿Qué diferencia hay entre ios resultados de los apartados (a) y (b) respecto al precio y la cantidad que prevalece­
rían en un mercado de competencia perfecta? Dibuje las curvas de demanda y de ingreso marginal e indique tres
combinaciones distintas precio-cantidad de la curva de demanda.

19 .2
Un monopolista puede producir con costes medios (y marginales) constantes de CM = CMg = 5. La empresa tiene una
curva de demanda de mercado dada por
Q = 5 3 -P .
a) Calcule la combinación precio-cantidad que maximiza el beneficio de este monopolista. Calcule también los bene­
ficios del monopolista.
b) Suponga que una segunda empresa entra en el mercado. Sea q, la producción de la empresa 1 y la producción
de la empresa 2. La demanda de mercado viene dada ahora por
qt +q¡ = 5 3 -/» .

Suponiendo que la empresa 2 tiene los mismos costes que la empresa 1, calcule los beneficios de las empresas l
y 2 en función de q¡ y q2-
c) Suponga (siguiendo a Cournot) que cada una de estas dos empresas elige su nivel de producción de forma que
maximiza los beneficios partiendo del supuesto de que la producción de la otra empresa está dada. Calcule la “fun­
ción de reacción" de cada empresa que muestra la producción deseada por una empresa en función de la produc­
ción de la otra.
d) Partiendo de tos supuestos del apartado anterior, ¿cuál es el único nivel de q, y q¡ con el que estarán satisfechas
ambas empresas (que combinación de q, y q2 satisface ambas curvas de reacción)?
e) Con <¡, y <?2 en los niveles de equilibrio calculados en el apartado anterior, ¿cuál será el precio de mercado, los
beneficios de cada empresa y los beneficios totales?
0 Suponga ahora que hay n empresas idénticas en la industria. Si cada empresa adopta la estrategia de Cournot res­
pecto a todos sus rivales, ¿cuál será el nivel de producción maximizador de beneficios de cada empresa? ¿Cuál
será el precio de mercado? ¿A cuánto ascenderán los beneficios totales en toda la industria? (Todas estas solucio­
nes vendrán dadas en función de n).
g) Demuestre que cuando n tiende a infinito, los niveles de producción, el precio de mercado, y los beneficios tien­
den a los que “prevalecerían" en competencia perfecta.

19 .3
Utilice el análisis desarrollado en este capítulo para explicar el siguiente comportamiento de la industria:
a) Los bancos anuncian unos tipos de interés y sólo los alteran ocasionalmente.
b) Los PCs de Apple e IBM no son compatibles.

©/TEWtaramn/b
558 Parte V¡ M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

c) Las compañías aseguradoras siguen en el negocio de los seguros de automóviles a pesar de que afirman que “per­
demos dinero con cada póliza que contratamos”.
d) Los automóviles estadounidenses teman una calidad muy baja en las décadas de 1960 y 1980, pero la calidad mejo­
ró a finales de la década de 1980.

19 .4
Suponga que los costes de una empresa por cada dólar gastado en las actividades de diferenciación de productos (o de
publicidad) (z) y la cantidad (q) se pueden escribir como
CT = g(q) + z g'(q)> 0,

y que la función de demanda se puede escribir como


q ~ q ( P , z).
Demuestre que las elecciones maximizadoras de beneficios de la empresa para P y z darán lugar a un gasto de una
proporción de los ingresos totales en z dado por
j ____5 l l .
p* e,.p

(Esta condición se ha derivado de R. Dorfman y P. Steiner en “Optima! Advertising and Optima! Quality” , American
Economic Review [diciembre de 1954J: 826-836).

19 .5
Una forma de calcular la distribución por tamaño de las empresas consiste en utilizar el índice de Herñndahl, que se
define como

donde a , es la cuota de la empresa i de los ingresos totales de la industria. Demuestre que si todas las empresas de
la industria tienen funciones de producción con rendimientos constantes a escala y siguen las decisiones de producción
de Couraot (Ecuación» 19.10), el cociente de los beneficios totales de la industria respecto a los ingresos totales será
igual al índice de Herfindahl dividido por la elasdcidad-precio de la demanda. ¿Qué implica este resultado respecto a
la relación entre la concentración en la industria y la rentabilidad de ia industria?

1 9 .6
S. Salop ofrece un modelo instructivo sobre la diferenciación de productos. Nos pide que conceptualicemos la deman­
da de un grupo de productos como una demanda que varía a lo largo de un espectro circular de características (el
modelo también se puede ver como un modelo espacial con los consumidores situados en torno a un círculo). Los
demandantes se sitúan en cada punto de este círculo y cada uno demanda una unidad del bien. Los demandantes incu­
rren en costes si tienen que consumir un producto que no cumple estrictamente las características que prefieren. Al
igual que en el modelo de Hotelling, estos costes vienen dados por t i (donde x es la “distancia” de la característica
preferida por el consumidor a la característica que ofrece el proveedor más cercano, y i es el coste incurrido por uni­
dad de distancia). Inicialmente, hay n empresas y cada una tiene una función de costes idéntica dada por CT¡ = / + cq¡.
Por simplicidad supondremos también que el círculo de características es una circunferencia de exactamente 1 y que
[as n empresas se sitúan homogéneamente en intervalos de i ln.
a) Cada empresa puede elegir libremente su propio precio (p) pero está limitada por el precio que cobra su vecino
más próximo (p*). Explique por qué el tamaño del mercado (x) de una empresa cualquiera viene dado por la ecua­
ción
p + tx = p* + t[{lfn)-x].

©ITES-Paraninfo
Capítulo 19 M o d e lo s tra d icio n a le s de c o m p e te n c ia im perfecta 559

b) Dada ia decisión de fijación de precios del apartado anterior, esta empresa vende q¡ = 2x porque tiene un merca­
do en “ambos lados”. Calcule el precio maximizador de beneficios de esta empresa en función de p*, c y t.
c) Suponiendo simetría entre todas las empresas, sería necesario que todos los precios fueran iguales; demuestre que
esto da lugar a un equilibrio en el que p = p* —c + t¡n. Explique este resultado de forma intuitiva.
d) Demuestre que, en equilibrio, los beneficios de la empresa típica en esta situación son n . = ¡jnl _ f_
e) Suponiendo libre entrada, ¿cuál sería el nivel de equilibrio de n en este modelo?
f) Calcule el nivel óptimo de diferenciación en este modelo (definido como el número de empresas, y productos, que
maximiza la suma de los costes de producción más los costes de distancia de los demandantes). Demuestre que esta
cifra es, precisamente, la mitad de la cifra calculada en el apartado anterior. Por tanto, este modelo padece un
“exceso de diferenciación” . (Para un análisis más detallado de este modelo, véase S. Salop, “Monopolistic
Competition with Outside Goods”, Bell Journal o f Economics, primavera de 1979, págs. 141-156).

19 .7
Suponga que la demanda de crudo viene dada por
Q = -2 000P + 70 000,
donde Q es la cantidad de crudo en miles de barriles al año y P es el precio, en dólares, por barril. Suponga también
que hay 1 000 pequeños productores idénticos de crudo, y cada uno tiene unos costes marginales dados por
CMg = q + 5,
donde q es la producción de la empresa típica.
a) Suponiendo que cada pequeño productor de crudo actúa como precio aceptante, calcule la curva de oferta del mer­
cado y el precio y la cantidad de equilibrio del mercado.
b) Suponga que se descubre una oferta prácticamente infinita de crudo en Nueva Jersey por un posible líder en pre­
cios que puede producir con un coste marginal y medio constante de 15$ por barril. Suponiendo que el comporta­
miento de oferta del tramo competitivo descrito en el apartado anterior no cambia por este descubrimiento, ¿cuán­
to debería producir el líder en precios para maximizar los beneficios? ¿Qué precio y qué cantidad prevalecerán
ahora en el mercado?
c) Dibuje sus resultados. ¿Aumenta el excedente del consumidor debido al descubrimiento de petróleo en Nueva
Jersey? ¿Qué diferencia hay entre el excedente de! consumidor después del descubrimiento y el que se produciría
si el petróleg de Nueva Jersey se ofertara competitivamente?

1 9 .8
Suponga que una empresa está analizando la posibilidad de invertir en una investigación que daría lugar a una inno­
vación que ahorrara en costes. Suponiendo que la empresa puede reservarse la innovación para su uso exclusivo,
¿serán mayores los beneficios adicionales de unos menores costes (marginales) si la empresa es una empresa compe­
titiva precio aceptante o si la empresa es un monopolio? Desarrolle un detallado argumento gráfico. De forma más
general, desarrolle un análisis verbal que sugiera si es más probable que sean las empresas competitivas o las empre­
sas monopolistas las que adopten innovaciones que ahorren costes. (Para uno de los primeros análisis de esta cuestión,
véase W. Fellner, “The Influence of Market Structure on Technological Progress”, Quarterly Journal o f Economics
[noviembre de 1951]: 560-567).

1 9 .9
La demanda de teléfonos en una ciudad de tamaño medio viene dada por
Q = 1 000 - 50P,
donde Q es el número de hogares que adquieren el servicio (en miles) y P es el coste de conexión mensual (en dóla­
res). Los costes del sistema telefónico vienen dados por

®jrES-Roronmfa
560 Parte VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

CT = 500 ln (0,1Q - 20) para Q > 200.


a) ¿Es la producción de teléfonos un monopolio natural en esta ciudad?
b) ¿Qué nivel de producción se obtendría con un monopolio sin regular en esta situación? ¿Qué precio se cobraría?
¿Cuáles serían los beneficios del monopolio?
c) Si hay una competencia acüva (contestable) por la franquicia de la ciudad, ¿qué precio prevalecería?

Lectu ras re co m e n d ad as
Bain, J.S, Barriera to New Competilion. Cambridge, MA: Harvard University Press, 1956.
Classic treatment ofthe theory ofentry barriers together with some empirical detail.
Baumol. W.J. “Contestable Markets: An Uprising in the Theory of Industry Stmcture”. American Economic Review (March
1982): 1-19.
AEA presidenlial address summarizing Baumol's and others' research on the theory qf multiproduct firms and contesta­
ble markets.
Baumol, W.J., J.C. Panzar y R.D. Willig. Contestable Markets and the Theory o f Industry Structure. San Diego, CA:
Harcoun Brace Jovanovich, 1982.
Detailed theoretical treatment o f recent theories qf contestable markets.
Rothschild, M. “Models of Market Organization with Iraperfect Information: A Survey". Journal qf Política! Economy
(November/December 1973): 1283-1908.
Nice survey o f the theory o f the relarionship between imperfect competilion in markets and the absence offull market
Information.
Scherer. F.M. Industrial Market Structure and Economic Performance. 2nd ed. Chicago: Rand McNally, 1980.
Major industrial organization text. Encyclopedic coverage. Not as analytical as the more receñí Tiróle text.
Schmalensee, R. The Economics of Advertising. Amsterdam: North-Holland, 1972. Chapier 1.
Goodsummary o f theories qf advertising together with some empirical investigations (especially ofcigarette advertising).
Spence, M. “Contestable Markets and the Theory of Industrial Sinicture". Journal of Economic Literaturei Sepiember 1983):
981-990.
Brief. readable review of contestable markets theory.
Stiglitz, J. y G.F. Mathcwson, eds. New Developmerus in the Analysis of Market Structure. Cambridge. MA: M1T Press,
1986.
ContainS a number o f useful review arricies and discussions. Especially recommended are those by Baumol et al.
(Contestabillty). Schmalensee (Advertising). and Stiglitz (Competirion and Research and Development Incentives).
Tiróle. J. The Theory of Industrial Organization. Cambridge, MA: MIT Press. 1988.
Complete treatment o f a variety q f models o f imperfect competilion. Particularty useful sections on product differentia-
tion and nonprice competirion.

© ir E S - f t j r o r a n f o
C A P Í T U L O

MODELOS DE FIJACIÓN DE PRECIOS


SEGÚN LA TEORÍA DE JUEGOS

Muchas de las cuestiones estratégicas que surgen en competencia imperfecta se pueden


analizar utilizando modelos de la teoría de juegos. Por tanto, en este capitulo utilizamos
los conceptos de juegos, estrategias y equilibrios presentados por primera vez en el
Capítulo 10 para analizar la fijación de precios en mercados de competencia imperfecta.
Durante la mayor pane sólo nos ocuparemos de juegos con dos empresas (es decir, de dúo-
polios). Sin embargo, muchos resultados se pueden generalizar con facilidad al caso de
muchas empresas.
562 Pane VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

Fijación de p re cio s en ju e g o s e stático s

Iniciamos nuestro análisis fijándonos en el duopolio más sencillo. Suponga que hay dos empresas, A y B,
y que cada una produce el mismo bien a un coste marginal constante c. Las estrategias de cada empresa
consisten en elegir los precios, PA y PB sujetas únicamente a la condición de que PA y PB deben supe­
ra r c (ninguna empresa optaría p o r jugar a u n juego que prometiera una cierta pérdida). Los resultados de
este juego vendrán determinados por las condiciones de demanda. Puesto que la producción es homogénea
y los costes marginales constantes, la empresa con el m enor precio acaparará todo el mercado. Por simpli­
cidad suponemos que, si PA = PB, las empresas se reparten el mercado a partes iguales.

Equilibrio Bertrand-N ash

En este modelo, el único equilibrio de Nash es PA = PB = c. Es decir, el equilibrio de Nash es la solución


competitiva incluso cuando sólo hay dos empresas. Para ver por qué, suponga que la empresa A elige un
precio superior a c. La respuesta maximizadora de beneficios de la empresa B consiste en elegir un precio
ligeramente inferior a P , y acaparar todo el mercado. Pero si el precio de B es superior a c sigue sin poder
ser un equilibrio de Nash, porque ofrece a A más incentivos para reducir su precio. Sólo cuando se elige
PA =PB = c se consigue que las dos empresas de este mercado alcancen un equilibrio de Nash. Esta estra­
tegia de fijación de precios se conoce, a veces, como el “equilibrio de Bertrand” en honor al economista
francés que lo descubrió1.

R estric cion es de capacidad: el equilibrio de C ourn ot

La sencillez y claridad del resultado de Bertrand depende fundamentalmente de los supuestos subyacentes
al modelo. Si las empresas no tienen costes iguales (véase el Problema 20.1) o si los bienes producidos por
las dos empresas no son sustitutivos perfectos, el resultado competitivo dejará de cumplirse. Otros mode­
los de duopolio que se alejan del resultado de Bertrand consideran la competencia en precios como la etapa
final de un juego de dos etapas en el que la prim era etapa implica diversos tipos de entrada o consideracio­
nes de inversión por parte de las empresas. En el Ejemplo 19.1 analizábamos el ejemplo de Cournot de un
duopolio de manantiales naturales en el que el propietario de cada manantial decide cuánta agua va a ofer­
tar. En el m arcó actual podemos suponer que cada empresa en un duopolio debe elegir determinado nivel
de capacidad de producción. Los costes marginales son constantes hasta ese nivel e infinitos a partir de ahí.
Parece evidente que un juego de dos fases en el que las empresas eligen prim ero la capacidad (y después el
precio) es, formalmente, idéntico al análisis de Cournot. Las cantidades elegidas en el equilibrio de Cournot
representan un equilibrio de Nash porque cada empresa percibe correctamente cuál será la producción de
la otra. Una vez tomadas estas decisiones sobre la capacidad, el único precio que puede prevalecer es aquel
para el que la cantidad total demandada es igual a las capacidades combinadas de las dos empresas.

Para ver por qué la competencia en precios del tipo Bertrand dará lugar a esta solución, suponga que
las capacidades vienen dadas por q A y qB y que

(2 0 .1)

Pa =P b < P ( 2 0 .2 )

1J . B e r t r a n d , "T héorie M athem atique d e la Richesse S ociale” , Journal d e Savanis (1883): 499-508.

®ir£S-Poramnfb
Capitulo 20 M o d e lo s de fijación d e p re c io s s e g ú n la teoría de ju e g o s 563

no constituye un equilibrio de Nash. C on este precio, la cantidad total demandada es superior a q A + qB,
por lo que ninguna empresa podría aumentar sus beneficios elevando un poco el precio y vendiendo toda­
vía qA. Análogamente,

Pa = P b > P (20.3)

no es un equilibrio de Nash. Ahora las venias totales son inferiores a qA + qB. Al menos una empresa (por
ejemplo, la empresa A) está vendiendo menos que su capacidad. Al reducir ligeramente su precio, la empre­
sa A puede aumentar sus beneficios elevando todas sus ventas hasta qA. Por supuesto, B reaccionará ante
una pérdida de ventas reduciendo también su precio. Por tanto, el único equilibrio de Nash que puede pre­
valecer es el resultado de Cournot2:

PA =PB = P. (20.4)

Por lo general, este precio será inferior al precio del monopolio pero seguirá siendo superior al coste
marginal (como era el caso en el Ejemplo 19.1). Los resultados de este juego de dos etapas son, por tanto,
indistinguibles de los resultados del modelo de Cournot del capítulo anterior.

La diferencia entre los juegos de Bertrand y Cournot es sorprendente: el prim ero predice resultados
competitivos en una situación de duopolio, mientras que el segundo predice ineficiencias parecidas a las del
monopolio. Esto sugiere que el comportamiento real en los mercados duopolistas puede dar lugar a una
gran variedad de resultados dependiendo de cómo se produzca exactamente la competencia. La principal
lección a extraer del juego de Cournot en dos etapas es que, incluso con una competencia en precios del
tipo de Bertrand, las decisiones tomadas antes de esta etapa final del juego tienen un efecto importante sobre
el comportamiento del mercado. Esta lección quedará reflejada de nuevo en algunos de los modelos de la
teoría de juegos sobre la entrada de empresas, que describiremos m ás adelante en este capítulo.

Jue gos* repetidos y colu sión tácita

En el Capítulo 10 demostrábamos que los jugadores en juegos repetidos infinitas veces pueden adoptar
estrategias de equilibrios perfectos de Nash en los subjuegos obteniendo resultados más favorables que los
que obtienen repitiendo sencillamente un equilibrio de N ash menos favorable de forma indefinida. Desde
la perspectiva de la teoría del duopolio, la cuestión consiste en saber si las empresas deben ceñirse al equi­
librio de Bertrand (PA = PB = c) en cada periodo de un juego repetido o si pueden alcanzar resultados más
reniables mediante una colusión tácita3.

Con cualquier número finito de repeticiones, parece claro que el resultado de Bertrand permanece inal­
terado. Cualquier estrategia por la que, por ejemplo, la empresa A elige PA > c en el periodo T (el perio­
do final) ofrece a B la opción de elegir PA > PB > c. Por tanto, la amenaza por parte de A de cobrar PA
en el periodo T no es creíble. Puesto que se aplican argumentos análogos en cualquier periodo previo a T
es evidente que el único equilibrio perfecto del subjuego en el juego repetido un número de veces finitas
es el resultado de competencia perfecta en el que ambas empresas fijan un precio igual al coste marginal
en todos los periodos.

2 P a ra a b o rd a r ludas las p o sib ilid a d es e s n e ce sario s e ñ a la r ta m b ié n q u e n in g u n a situ ació n e n la q u e PA * PB p u e d e s e r un e q u ilib rio . L a


e m p re sa c o n e l m e n o r p re c io lie n e u n in c e n tiv o p a r a e le v a r e l p re c io , y la e m p re sa d e m a y o r p re c io q u ie re re d u c ir e l suyo.
3 L a c o lu sió n e x p líc ita e n tre e m p re sa s e stá d e sc a rta d a a q u í p o rq u e só lo e sta m o s a n aliza n d o ju e g o s n o co o p erativ o s.

©frES-Poraninfe
564 Parte VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

Sin embargo, si el juego de fijación de precios se va a repetir durante infinitos periodos, es posible que
surjan estrategias gemelas “desencadenantes” (trigger strategies). Con estas estrategias cada empresa, por
ejemplo, la empresa A , elige P = PM (donde PM es el precio del m onopolio), siempre que la empresa B
haya elegido PB = PM en el periodo anterior. Si B ha hecho trampas en el periodo anterior (fijando pB
ligeramente por debajo de PA = PM y acaparando todos los beneficios del monopolio), la empresa A opta­
rá por una fijación de precios competitiva (PA = c) en todos los siguientes periodos.

Para ver si estas estrategias desencadenantes gemelas constituyen un equilibrio de un subjuego perfec­
to, debemos plantearnos si constituyen un equilibrio de Nash en cada periodo (cada subjuego). Suponga
que cuando el juego de fijación de precios se ha repetido durante varios periodos la empresa B empieza a
pensar en la posibilidad de hacer trampas. Sabe que si elige PB < Pa = J V podrá obtener (casi todos) los
beneficios del monopolio, n u , de un único periodo. Por otra parte, si B sigue manteniendo la colusión
tácita con A , B obtendrá su parte del flujo de beneficios

(nM + 5ttm + 52tim + - ■+ 5"jrM + ■■) / 2 , (20.5)

donde 6 es el factor de descuento aplicado a los periodos futuros. Puesto que el valor de este flujo infini­
to de beneficios viene dado por (7iM/2 ) [1/(1 —5)], el hacer trampas no será rentable siempre que

" i/ < (« if /2 ) [1/(1 -6 )1 - (2 0 -6>


Algunas operaciones algebraicas perm iten dem ostrar que esta desigualdad se cumple siempre que

8 > —• (20.7)
2

Es decir, siempre que las empresas no sean demasiado impacientes en la forma en que descuentan los
beneficios futuros, las estrategias desencadenantes representan un equilibrio perfecto de Nash de un sub­
juego de colusión tácita. El Ejemplo 20.1 ofrece un ejemplo numérico4.
*7
E J E M P L O 20.1
C olusión tácita____________________________________________________________________________________

Suponga que sólo hay dos empresas que fabrican barras de acero adecuadas para las ventanas de una cárcel. Las barras
se producen con un coste medio y marginal constante de 10$ y la demanda de barras viene dada por
£2 = 5 000 - 100P. (20.8)
Con una competencia de Bertrand, cada empresa cobrará un precio de 10$ y sevenderá un total de 4 000 barras.
Puesto que el precio de monopolio en este mercado es de 30 dólares, cada empresa tiene un claro incentivo para tener
en cuenta las estrategias de colusión. Con el precio de mctpopolio, el beneficio total en cada periodo asciende a 40 000$
(la parte que recibe cada empresa de los beneficios totales asciende a 20 000$) por lo que cualquiera de las empresas
sólo considerará reducir el precio en el siguiente periodo si
40 000$ > 20 000$ (1/1 - 5). (20.9)
Si consideramos que el periodo de fijación de precios en este modelo esde uo año, y que 8tiene un valor razo­
nable de 0,85, el valor actual de la parte de beneficios futuros que recibe cada empresa es 100 000$, por lo que es
evidente que hay pocos incentivos para hacer trampas con el precio. Alternativamente, cada empresa puede estar dis-

4 H a y o tr o s m u c h o s n iv e le s d e p r e c io s s u p r a c o m p e litiv o s s o s te n ib le s c o n ia estra teg ia d ese n c a d e n a n te para v a lo r e s a d e c u a d o s d e 5 .


^ P u e s to q u e S = ( 1 /1 + r), d o n d e r e s ei tip o d e in ter és, 8 = 0 ,8 im p lic a u n r d e 0 , 2 5 ( e s d e c ir , 2 5 p o r c ie n to a l a ñ o ).

©ITES-Pararinfo
Capítulo 20 M o d e lo s de fijación de p re c io s s e g ú n la teoría d e ju e g o s 565

puesta a incurrir en costes (por ejemplo, controlando el precio del otro o desarrollando una “reputación" de fiabili­
dad) de hasta 60 000$ del valor actual para mantener el acuerdo.

Colusión tácita con m ás em presas. La viabilidad de la estrategia desencadenante de precios puede depender del
número de empresas. Con ocho productores de barras de acero, la ganancia de hacer trampas en un acuerdo de colu­
sión sigue siendo de 40 000S (suponiendo que el tramposo puede acaparar todo el mercado). El valor actúa! de un
acuerdo continuo es de lan sólo 25 000S (= 40 000 8 •^ ) por lo que la estrategia desencadenante del precio no es
viable para ninguna de las empresas. Incluso con tres o cuatro empresas, o condiciones de demanda menos sensibles,
la ganancia de hacer trampas puede ser superior a cualquier coste necesario para que funcione el acuerdo tácito de
colusión. Por tanto, la idea que deriva del sentido común de que la colusión tácita es más sencillacuantas menos
empresas hay queda respaldada por este modelo.

PREGUNTA: ¿Cómo determina el factor de descuento (común) 5 el número máximo de empresas que pue­
den alcanzar con éxito una colusión en este problema? ¿Cuál es el máximo si 6 = 0 ,8 ? ¿Qué pasa cuando
5 = 0 ,9 ? Explique sus resultados de forma intuitiva.

Generalizaciones y limitaciones
El contraste entre los resultados competitivos del modelo de Bertrand y los resultados de monopolio del
modelo de colusión (con infinitos periodos) sugiere que la viabilidad de la colusión tácita en los modelos
derivados de la teoría de juegos es muy sensible a los supuestos que se han hecho. Hay dos supuestos en
nuestro sencillo modelo de colusión tácita que son especialmente importantes: (1) que la empresa B puede
detectar con facilidad si la empresa A ha hecho trampas; y (2) que la empresa B reacciona ante las tram­
pas adoptando una respuesta dura que no sólo castiga a la empresa A , sino que también condena a ia empre­
sa B a obtener beneficios nulos en todos los demás periodos. En los modelos más generales de colusión
tácita se pueden relajar estos supuestos permitiendo, por ejemplo, la posibilidad de que pueda ser difícil
que la empresa B se dé cuenta de que la empresa A ha hecho trampas. Algunos modelos analizan tipos
alternativos de castigos que puede infligir B sobre A: por ejemplo, B podría reducir el precio en algún mer­
cado en el que también vende A . Estos modelos de juegos “relacionados” han desempeñado un pape! impor­
tante en el estudio de los duopolios del mundo real. Otras categorías de modelos analizan las consecuen­
cias de introducir productos diferenciados en los modelos de colusión tácita o de incorporar otras razones
por las que la demanda del producto de una empresa puede no reaccionar de form a instantánea a variacio­
nes de precios de su rival. Como se puede imaginar, los resultados de estos esfuerzos de modelización son
bastante variados6. En todos estos modelos, los conceptos de equilibrio de Nash y del subjuego siguen de­
sempeñando un papel importante en la identificación de si puede surgir una colusión tácita de las eleccio­
nes estratégicas aparentemente viables.

Entrada, salida y estra teg ia


Nuestro análisis de la entrada y salida de mercados competitivos y no competitivos en los capítulos ante­
riores dejaba poco margen para las consideraciones estratégicas. Se consideraba que u n entrante potencial
sólo estaba preocupado por la relación entre e! precio de mercado y sus propios costes (medios o margina­
les). Suponíamos que no había problemas especiales en esta comparación. Análogamente, suponíamos que

6 V é a se J. T ir ó le . The Theory o f Industrial Organization (Cam bridge, M A : M I T Press. 1988). Capítulo 6.

©/T£S-Paran¡n/b
566 P ane VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

las empresas dejarían rápidamente un mercado si no lo consideraban rentable. Sin embargo, un análisis más
detallado de la cuestión relativa a la entrada y salida puede ser considerablemente más complejo. El
problem a fundamental es que una empresa que quiera entrar o dejar u n mercado debe hacer algunas con­
jeturas sobre cómo va a afectar su acción al precio de mercado en periodos posteriores. Estas conjeturas
requieren evidentemente que la empresa analice lo que van a hacer sus rivales. Lo que parece una decisión
bastante clara cuando se compara el precio y el coste puede, por tanto, implicar una serie de tretas estra­
tégicas, especialmente cuando la información que posee la empresa sobre sus rivales es imperfecta.

Costes hundidos y compromisos


Muchos modelos derivados de la teoría de juegos sobre el proceso de entrada destacan la importancia del
compromiso de la empresa con un mercado en concreto. Si la naturaleza de la producción exige que la
em presa realice inversiones de capital para operar en un mercado, y si estas inversiones no se pueden des­
plazar con facilidad hacia otros usos, una empresa que haga esta inversión se comprometerá a ser un agen­
te de este mercado. Los gastos de estas inversiones se suelen denominar costes hundidos, que se definen
más formalmente de la siguiente manera:

Costes hundidos Los costes hundidos son una inversión realizada puntualmente que se tiene que
hacer para poder entrar en un mercado. Estas inversiones permiten que la empresa produzca en el mer­
cado, pero no tienen ningún valor residual si la em presa sale del mercado._________________________

Las inversiones en costes hundidos pueden incluir gastos como tipos de m aquinaria única (por ejemplo,
las imprentas de j t n periódico) o la formación laboral específica de los trabajadores (el desarrollo de las
habilidades necesarias para utilizar una imprenta de un periódico). Los costes hundidos tienen muchas
características análogas a lo que hemos denominado costes fijo s, en tanto en cuanto ambos tipos de costes
se deben asumir incluso si no se produce nada. En vez de ser costes en los que hay que incurrir periódica­
mente, como muchos de los costes fijos (la calefacción de las oficinas), los costes hundidos sólo se desem­
bolsan una vez durante el proceso de entrada7. Cuando la empresa hace este tipo de inversiones, se ha com ­
prometido a estar en ese mercado, y este compromiso puede tener importantes consecuencias en cuanto a
su comportamiento estratégico.

Costes hundidos, ventajas de ser el primero en mover, e impedimentos a la entrada


Aunque a primera vista puede parecer que el incurrir en costes hundidos haciendo el compromiso de aten­
der a un mercado pone a la empresa en una situación de desventaja, en la mayoría de los modelos no es
así. Por el contrario, una empresa puede, a menudo, apostar por un mercado asumiendo el compromiso de
atenderlo y , al m ism o tiempo, limitando el tipo de acciones que sus rivales pueden considerar rentables.

7 Matemáticamente, el concepto de costes hundidos se puede integrar en la función de costes totales anteriores al periodo com o
CT, = S + F, + cq,.

donde S es la am ortización p o r periodo de los costes hundidos (por ejemplo, el interés pagado po r lo s fondos utilizados para financiar las
7
inversiones de capital). F e s el coste fijo po r periodo, c e s el coste marginal, y < , es la producción p o r periodo. S i q, = 0 , CT, = S + F,,
pero si el periodo de producción es suficientemente largo, parte o todo F, también será evitable. S in embargo, no se puede evitar incu­
rrir en ninguna p a n e de S .

©ITES-Poranlnfb
Capítulo 20 M o d e lo s d e fijación d e p re c io s s e g ú n la teoría de ju e g o s 567

Por tanto, muchos modelos derivados de la teoría de juegos destacan ia ventaja de ser el prim ero en mover,
como ilustra el siguiente ejemplo.

E J E M P L O 2 0 .2
Ventaja de ser el primero en m over en los m anantiales naturales de Cournot_________________________

Vamos a volver de nuevo al duopolio de los manantiales naturales de Cournot que analizábamos en los Ejemplos 19.1
y 19.2. Según la versión de este modelo de Stackelberg. cada empresa tiene dos posibles estrategias: ser un líder (pro­
ducir q = 60) o un seguidor (producir q¡ = 30). Los rendimientos de estas estrategias se definieron en el Ejemplo
19.2 y se muestran de nuevo en la Tabla 20.1.

T A B L A 20.1 Matriz de rendimientos del modelo de Stackelberg

Estrategias de B
Líder Seguidor
(<¡S = 60) < í,= 3 0)
Líder A: 0 A: 1 800$
( 4 a = 60) 5 :0 B: 900S
Estrategias de A
Seguidor A: 900$ A: I 600$
(^ = 3 0 ) B: 1 800$ 5: 1 600$

Como hemos señalado anteriormente, aquí la elección de la estrategia líder-líder en cada empresa resuita desas­
trosa. Una elección seguidor-seguidor (el equilibrio de Cournot) es rentable para ambas empresas, pero esta elección
es inestable porque jitorga a cada empresa incentivos para hacer trampas. Este juego no es, sin embargo, como el del
dilema del prisionero (véase el Capítulo 10), porque la opción líder-líder no es un equilibrio de Nash: si la empresa A
sabe que B adoptará una estrategia de líder, su mejor elección consiste en ser un seguidor.
Es esta característica del juego dei duopolio de los manantiales la que da lugar a la ventaja de ser el primero en
mover. Con movimientos simultáneos, cualquiera de los dos pares lider-seguidor representa un equilibrio de Nash.
Pero si una empresa (por ejemplo, B) tiene la oportunidad de ser el primero en mover puede (eligiendo qB = 60) dic­
tar cuál de los dos equilibrios de Nash es el elegido. La capacidad de B de elegir primero una mayor capacidad de la
fábrica obliga a A a asumir el papel de seguidor.

P R EG U N T A : Suponga que el juego del duopolio de los manantiales se repitiera muchas veces (por ejem­
plo, porque los mismos rivales entran en muchos mercados distintos), ¿qué tipos de resultados adicionales
se podrían observar? _____________________________________________________________________ _

Otras situaciones en las que el prim ero en m over podría tener una ventaja incluyen la inversión en acti­
vidades de investigación y desarrollo o las estrategias de diferenciación del producto. Por ejemplo, en la
teoría sobre el comercio internacional se afirma, a veces, que la protección o los subsidios a la industria
nacional pueden permitirla entrar prim ero en una industria, obteniendo así una ventaja estratégica.
Análogamente, las estrategias de “proliferación de m arcas” de las empresas existentes productoras de pasta
de dientes o de cereales para el desayuno hacen que sea más difícil, para los que vienen detrás, la adop­
ción de un producto suficientemente distinto como para garantizarse un lugar en el mercado. Sin embargo,
el éxito de estas estrategias de ser el prim ero en mover no está garantizado en absoluto. Es necesario hacer

® I T £ S -P o /a n ln /ó
568 Parle VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

una cuidadosa modelización de la situación estratégica para identificar si el prim er movimiento ofrece algu­
na ventaja auténtica.

Impedimentos a la entrada
En algunas ocasiones las ventajas de ser el prim ero en m over pueden ser suficientemente importantes como
para impedir cualquier entrada de un rival. Intuitivamente, parece posible que el prim ero en m over puede
hacer una elección estratégica consistente en tener una gran capacidad desanimando así a todas las demás
empresas de entrar en el mercado. El razonamiento económico de esta decisión no es, sin embargo, evi­
dente. En el modelo del duopolio de los manantiales, por ejemplo, la única forma segura que tiene el pro­
pietario de un manantial de impedir cualquier entrada consiste en satisfacer toda la demanda del mercado
al coste medio y marginal de la empresa: es decir, una empresa tendría que ofrecer q = 120 a un precio
nulo para aplicar con éxito una estrategia consistente en impedir la entrada. Evidentemente, esta elección
proporciona unos beneficios nulos a la empresa en cuestión y no constituiría ninguna maximización del
beneficio. Por el contrario, sería mejor que esta empresa aceptara alguna entrada siguiendo la estrategia de
liderazgo de Stackelberg.

Con economías de escala en la producción, aumentan las posibilidades de impedir la entrada de forma
rentable. Si la empresa que va a m over prim ero puede adoptar una escala operativa suficientemente gran­
de, puede ser capaz de limitar la escala del entrante potencial. El entrante potencial experim entará, por
tanto, unos costes medios tan elevados que no tendría ningún sentido entrar en este mercado. El ejemplo
20.3 ilustra esta posibilidad en el caso de los manantiales naturales de Cournot. El que este ejemplo tenga
una validez genera! depende, entre otras cosas, de si el mercado es contestable. Si las demás empresas con
grandes escalas operativas de otras partes pueden aprovechar los precios superiores al coste marginal para
entrar y salir rápidamente del mercado, la estrategia de impedir la entrada no tendrá éxito.

EJEMPLO 2 0 .3
Im pedim ento a la entrada en los m anantiales naturales de Cournot

Si los propietarios de los manantiales naturales de nuestros ejemplos anteriores disfrutan de economías de escala en la
producción, el impedimento de la entrada es una estrategia rentable para la primera empresa que elige su capacidad.
La forma más sencilla de incorporar las economías de escala en el modelo de Cournot consiste en suponer que el pro­
pietario de cada manantial debe pagar un coste fijo de sus operaciones. Si el coste fijo viene dado por 784$ (¡una cifra
elegida con sumo cuidado!), es evidente que el equilibrio de Nash de las estrategias líder-seguidor sigue siendo renta­
ble para ambas empresas (véase la Tabla 20.1). Sin embargo, cuando la empresa A es la primera en mover y adopta
un papel de líder, los beneficios de B serán relativamente pequeños (900 - 784 = 116) y esto sugiere que la empresa
A podría sacar a la empresa B totalmente del mercado sencillamente siendo algo más agresiva.
Puesto que la función de reacción de B (Ecuación 19.18) no se ve afectada por consideraciones relativas a los eos-'
tes fijos, la empresa A sabe que

= 120 *4. (20.10)

y el precio de mercado viene dado por


P = 1 2 0 - qA - q B. (20.11)

Por tanto, A sabe que los beneficios de B ascienden a


itg = PqB - 784, (20.12)

© fT E S -ftiro n rn fb
Capítulo 20 M o d e lo s de fijación de p re c io s s e g ú n la teoría d e ju e g o s 569

que, cuando B es un seguidor (es decir, cuando B es el segundo en mover), depende sólo de qA. Sustituyendo la
Ecuación 20.10 en 20.12 obtenemos

-7 8 4 . (20.13)

Por tanto, la empresa A puede garantizar que B tendrá beneficios no positivos eligiendo
qA > 64. (20.14)

Con qA - 64, la empresa A pasa a ser el único proveedor de agua de manantial natural. Puesto que el precio de
mercado es de 56$ (= 120 - 64), en este caso los beneficios de la empresa A ascienden a
nA = (56 - 64) - 784 « 2 800, (20.15)
una mejora significativa respecto al resultado líder-seguidor. La capacidad de ser el primero en mover, junto con los
costes fijos que hemos supuesto aquí, hacen que, en este caso, sea factible una estrategia consistente en impedir la
entrada.

PREGUNTA: ¿Por qué es esencial el patrón temporal del juego para el resultado de impedir la entrada?
¿Cómo se compara este resultado con nuestro análisis del monopolio contestable en el Ejemplo 19.5?

Entrada e inform ación incom pleta


Hasta ahora nuestro análisis de las consideraciones estratégicas de las decisiones de entrada se ha centrado
en cuestiones relativas a los costes hundidos y a los compromisos de producción. Hemos supuesto que los
precios quedaban determinados por un proceso de subastas o de Bertrand una vez asumidos esos compro­
misos. U n planteamiento algo distinto de la cuestión relativa al impedimento de la entrada hace referencia
a la posibilidad de un monopolio que logra su objetivo gracias, únicamente, a su política de fijación de pre­
cios. Es decir, ¿existen situaciones en las que un monopolio puede elegir adrede una política de precios
bajos ( “límite”) con el objetivo de impedir la entrada en su mercado?

En los casos más sencillos, la estrategia de una fijación de precios límite no parece dar lugar a unos
beneficios máximos ni parece ser sostenible a lo largo del tiempo. Si un monopolio opta por un precio
pL < pM (donde PM es el precio m aximizador de beneficios), está perjudicando, evidentemente, sus pro­
pios beneficios del periodo actual. Pero este precio límite sólo impedirá la entrada en el futuro si PL está
por debajo del coste medio de cualquier entrante potencial. Si el monopolio y el entrante potencial tienen
los mismos costes (y si las elecciones sobre la capacidad no desempeñan el papel que desempeñaban en el
ejemplo anterior), el único precio límite sostenible ante una entrada potencial será PL = CM, pero este pre­
cio no cumpliría, evidentemente, el fin de constituirse en monopolio puesto que los beneficios serían nulos.
Por tanto, el modelo básico del monopolio ofrece poco m argen al impedimento de la entrada mediante la
fijación de precios: a no ser que se trate de barreras a la entrada que permitan que el monopolio manten­
ga Py porque, si no existen dichas barreras, prevalecerá el caso de la fijación de precios competitivos.

Fijación de precios límite e información incompleta


Los modelos creíbles de un comportamiento de fijación de precios límite deben, por tanto, alejarse de los
supuestos tradicionales. El conjunto más importante de este tipo de modelos es el compuesto por modelos
con información incompleta. Si un monopolio existente sabe más sobre una determinada situación de mer-

© tTES-Panm info
570 Parle VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im p e rfe cta

cado que un entrante potencial, puede ser capaz de aprovechar sus mayores conocimientos para impedir la
entrada. Como ejemplo, considérese el árbol del juego de la Figura 20.1. Aquí, la empresa A es un mono­
polio existente, que puede tener costes de producción “elevados” o “reducidos” dependiendo de las elec­
ciones realizadas anteriormente. La empresa A no puede elegir actualmente sus costes pero, puesto que
estos costes no son conocidos por B, debemos permitir dos posibilidades. Evidentemente, la rentabilidad
de la entrada de B en el mercado depende de los costes de A: con costes elevados la entrada de B es ren­
table (jib = 3), mientras que si A tiene costes reducidos, la entrada no es rentable (rca = -1 ). ¿Qué debe
hacer B? Una posibilidad es que B utilice cualquier información que tenga para desarrollar una estimación
de la probabilidad subjetiva de la auténtica estructura de costes de A. Es decir, B debe asignar probabili­
dades estimadas de los estados de la naturaleza “coste reducido” y “coste elevado” . Si B supone que hay
una probabilidad p de que A tenga costes elevados y (1 —p) de que tenga costes reducidos, la entrada dará
lugar a beneficios esperados positivos siempre que

E(TCb ) = p{3) + ( 1 - p ) (-1 ) > 0, (20.16)

que se cumple cuando

o> -- (20.17)
4

FIG U RA 20.1 Un juego de entrada


La empresa A tiene una estructura de costes “altos" o “bajos" que no puede ser observada por B. Si B asigna una probabi­
lidad subjetiva (p) a la posibilidad de que A tenga costes elevados, entrará siempre que p > ¿ • La empresa A puede inten­
tar influir sobre la estimación de probabilidad que hace B.

Los aspectos más intrigantes de este juego hacen referencia a la posibilidad de que A pueda influir sobre
la estimación de probabilidades que realiza B. Evidentemente, e independientemente de sus propios costes,
A está mejor si B adopta una estrategia de no entrar, y una forma de asegurarse de que sea así consiste en
que A haga creer a B que p < / A. Como caso extremo, si A puede convencer a B de que es un productor
de bajo coste con certeza (p = 0), B quedará fuera del mercado incluso si la situación real de los costes es
distinta. P o r ejemplo, si A elige una política de precios reducidos cuando atiende ai m ercado com o un
monopolio, puede estar ofreciendo a B una señal de que los costes de A son reducidos y así, puede evitar

©/TES-ft>ran¡nfb
Capítulo 20 M o d e lo s de fijación de p re c io s s e g ú n la teoría d e ju e g o s 571

la entrada de B. Esta estrategia puede resultar rentable para A incluso si exige sacrificar algunos beneficios
si sus costes son realmente elevados. Esto ofrece un posible razonamiento para una fijación de precios lími­
te reducidos como estrategia para evitar la entrada.

Por desgracia, como vimos en el Capítulo 9, el análisis de las posibilidades de señalizar los equilibrios
en situaciones de información asimétrica plantea muchos problemas. Puesto que la empresa B sabe que A
puede crear falsas señales, y la empresa A sabe que B desconfiará de sus señales, parecen posibles diver­
sas soluciones a este juego. La viabilidad de la fijación de precios límite como estrategia para impedir la
entrada depende, fundamentalmente, del tipo de supuestos que se hagan sobre la información8.

Fijación de p recios predatorios

Las herramientas utilizadas para estudiar la fijación de precios límite también pueden arrojar luz sobre la
posibilidad de fijar precios “predatorios” . Desde la constitución del monopolio de la Standard Oil a fina­
les del siglo XIX. parte de la mitología del mundo empresarial estadounidense ha sido que John D.
Rockefeiler fue capaz de sacar del mercado a sus competidores cobrando precios excesivamente bajos (pre­
datorios). Aunque tanto la lógica económica como los hechos empíricos parecen contradecir esta versión
de la historia de la Standard Oil9, la posibilidad de anim ar la salida mediante tácticas predatorias sigue ofre­
ciendo interesantes oportunidades de modelización teórica.
La estructura de muchos modelos de comportamiento predatorio es análoga a la utilizada en los mode­
los sobre fijación de precios límite: es decir, los modelos hacen hincapié en la información incompleta. Una
empresa desea anim ar a su rival para que salga dei mercado, por lo que emprende acciones que pretenden
afectar a la opinión que tiene el rival sobre la rentabilidad futura de estar en el mercado. La empresa puede,
por ejemplo, adoptar urfe política de precios reducidos en un intento por señalizar a su rival que sus cos­
tes son reducidos, incluso si no es así. O la empresa en cuestión puede adoptar muchas actividades de publi­
cidad o de diferenciación del producto con la intención de convencer a su rival de que disfruta de econo­
mías de escala en este tipo de actividades. Cuando el rival está convencido de que la empresa en cuestión
disfruta de estas ventajas, es posible que vuelva a calcular la rentabilidad esperada de sus decisiones de pro­
ducción y decida salir del mercado. Por supuesto, al igual que en los modelos de fijación de precios lími­
te. el éxito de estas estrategias predatorias no son una conclusión indiscutible. Su viabilidad depende fun­
damentalmente de la naturaleza de las asimetrías informativas en el mercado.

J u e g o s co n inform ación incom pleta


Los ejemplos de la sección anterior sugieren que es deseable ampliar los modelos de la teoría de juegos
para incluir aquellos casos en los que la información no es completa. En esta sección ofrecemos un breve
resumen de algunas de las formas en que se puede hacer.

8 P a ra u n a n álisis d e a lg u n a s d e estas c u estio n e s, v é ase P . M i l g r o m y J . R o b e r t s , " L im it P ricin g a n d E rury U n d e r C o n d iü o n s o f Incúm plete


In fo rm a tio n : A n E q u ilib riu m A n a ly s is " , E c o n o m e r r i c a (m a rz o d e 1982): 4 4 3 -4 6 0 .
9 J .S . M c G e e y o tro s h a n señ a la d o q u e la fijac ió n d e p re c io s p re d a to rio s e ra u n a e stra te g ia m u c h o m en o s re n ta b le p a ra R o ck e fe ile r q u e el
lim itarse a c o m p ra r a s u s riv a le s a l p re c io d e m e rc a d o (q u e p a re c e s e r q u e e s lo q u e o c u rrió ). V é a se J .S . M c G e e . "P re d a to ry P ricin g : T he
S ta n d a rd O il (N J) C a s e " . J o u r n a l o f L a w a n d E c o n o m i c s (1 9 5 8 ): 137-169; y "P re d a to ry P ricin g R evisiced", J o u r n a l o f L a w a n d E c o n o m í a
(O c tu b re d e 1980); 2 8 9 -3 3 0 . L a lite ra tu ra m á s re c ie n te h a a n aliza d o si la fijació n d e p re c io s p re d a to rio s p u e d e a fe c ta r a l v a lo r d e m e rc a ­
d o d e la e m p re sa riv a l.

©íTEWtronlnfó
572 Parte VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

T ip o s de ju ga d ore s y creencias

Para generalizar las ideas de la teoría de juegos y reflejar la información incompleta, necesitamos introdu­
cir alguna terminología nueva, r uando la naturaleza de la información incompleta de un juego se debe a
asimetrías de la información que tienen los jugadores sobre los demás, estas asimetrías se pueden incorpo­
rar introduciendo características o “tipos” de jugadores10. Cada jugador en un juego puede pertenecer a
cualquiera de los posibles tipos (que llamaremos tA y tB para nuestros dos jugadores). El tipo de jugador
puede variar a lo largo de varias dimensiones, pero, para nuestro análisis, centraremos nuestra atención en
distinras funciones de rendimientos (beneficios) potenciales. Normalmente, supondremos que cada jugador
conoce sus propios rendimientos, pero no conoce con certeza los rendimientos del otro jugador. Por tanto,
cada jugador debe hacer algunas conjeturas sobre los rendimientos del adversario para poder evaluar sus
propias elecciones estratégicas.

Las conjeturas de cada jugador sobre el tipo de jugador que es su adversario vienen representadas por
funciones de creencias, que llamaremos BÁ(tB): estas creencias son las estimaciones de probabilidad que
realiza el jugador A, por ejemplo, sobre la probabilidad de que su adversario B sea de un tipo concreto. Al
igual que en el árbol del juego de la Figura 20.1, se utilizan las creencias de un jugador para expresar la pro­
babilidad de que el otro jugador se encuentre en una rama determinada del árbol. Los juegos de información
incompleta se conocen a veces como “juegos bayesianos" debido a que utilizan probabilidades subjetivas de
las creencias, que fueron analizadas por prim era vez por el estadístico Thomas Bayes en el siglo XVIII.

Dadas estas nuevas herramientas, podremos generalizar la notación presentada en el Capítulo 10 para
un juego (véase la Ecuación 10.1) como:
G jjS ,,SB, t A, t g , Ba , Bb , UA( a , b ytA, t B), UB(a, b , t A, rB)j, (20.18)
P
donde los rendimientos de A y B dependen no sólo de las estrategias elegidas (a c SA, b c SB), sino tam­
bién del tipo de jugador. Ahora tenemos que generalizar el concepto de equilibrio de Nash para tener en
cuenta esta estructura más compleja del juego.

Equilibrio de N a sh -b a y e sia n o
Para juegos estáticos (de un periodo), resulta relativamente sencillo generalizar el concepto de equilibrio
de Nash para reflejar la inform ación incompleta. Puesto que los rendimientos de cada jugador dependen
del tipo de jugador (desconocido) que sea el adversario, debemos introducir un criterio de utilidad espera­
da. U n par estratégico (a*, b*) será un equilibrio de Nash-bayesiano siem pre que a* maximice la utilidad
esperada de A cuando B juega b* y viceversa. Concretamente, se deben modificar las Ecuaciones 10.2 de
la siguiente manera

E {UA{ a * , b * , t A, t B)-\ = '£dBA{.tB) U { a * , b * , t AytBn

> E [ U A( a \ b * , tA, t B)] para todo a' c SA


y (20.19)

’a
> E [ U B(a*, b', íA, rB)] para todo b' a SB.

10 L a in fo rm a c ió n s o b re u n ju e g o tam b ién p u e d e e s ta r s u je ta a in c e rtid u m b rc s si u n ju g a d o r n o c o n o c e su h is to ria l (e s d e c ir, lo s m o v im ie n ­


to s q u e h a h e c h o e l o tro ju g a d o r e n e l p a sa d o ). E sto s ju e g o s se c o n o c e n c o m o ju e g o s d e in fo rm a c ió n ‘‘ im p e rfe c ta ".

®/TES^jromn<b
Capitulo 20 M o d e lo s d e fijación de p re c io s s e g ú n la teoría de ju e g o s 573

Observe aquí que los rendimientos de cada jugador dependen del tipo de jugador que será cada uno de
los jugadores, pero que las expectativas de A sólo afectan a sus creencias sobre B (puesto que el jugador A
sabe cuál es su propio tipo de jugador). Análogamente, el jugador B sabe cuál es su propio tipo, pero debe
tener expectativas subjetivas sobre el tipo al que pertenece A. Aunque la notación de la Ecuación 20.19 es
compleja, la mayoría de las aplicaciones son directas, y sólo implican unos pocos tipos de jugadores, tal y
como refleja el Ejemplo 20.4.

E J E M P L O 2 0 .4
Un equilibrio bayesiano-de Cournot

Suponga que un duopolio compite por un mercado en el que la demanda viene dada por

P = 1 0 0 - q A - q B. (20,20)

Suponga primero que CMgA = CMgB = 10. En este caso, resulta sencillo demostrar que un equilibrio de Nash
(Cournot) es qA = qB = 30 y que los rendimientos vienen dados por = nB = 900.

Inform ación incom pleta. Para dar a este juego un toque bayesiano, suponga ahora que CMgA - 10. pero que el
CMga puede ser mayor (CMgB = 16) o menor (CMgB - 4). Suponga también que A asigna las mismas probabilida­
des a estos dos “tipos" de B de forma que el coste marginal esperado de B sigue siendo 10.
Vamos a empezar analizando este problema con el caso de la empresa B. Puesto que B sabe que sólo hay un tipo
de A. no tiene que estimar sus valores. Elige el qB que maximiza sus beneficios.

7t„ = { P - CMgB) (qB) - (100 - CMg„ - qA - q B) (qB), (2 0 .21 )

y la condición de primer orden para un máximo es

q* = (\00-CMgB- q A)/2. (2 0 .22)

Observe que qB depende del coste marginal de la empresa B, que sólo ella conoce con certeza. Con unos costes
marginales elevados su elección óptima es

<?2W= ( 8 4 - ? ,) / 2 , (20.23)

y con costes marginales reducidos su elección óptima es

4 l/.= (9 6 -4 ,,)/2 . (20.24)

La empresa A debe tener en cuenta que B podría tener costes elevados o reducidos. Sus beneficios esperados vie­
nen dados por

ft.4 = 0-5 (100 - CMgA - qA - qB„ ) (qA) + 0,5 (100 - CMgA - qA - qBl ) (qA) =
(20.25)
~ (90 - qA - 0.5q„„ - 0,5qBL) qA
donde los subíndices BH y BL representan costes elevados y reducidos de B respectivamente.
La condición de primer orden para maximizar los beneficios es. por tanto.

q ; = ( 9 0 - 0 ,5 ? w - 0 .5 ?ai)/2. (20.26)

y se deben resolver simultáneamente las Ecuaciones 20.23, 20.24 y 20.26 para calcular q^H,q%_ y q*. Unas opera­
ciones algebraicas permiten calcular el equilibrio bayesiano-de Nash:

© ir E S - flo r a n in /b
574 Pane VI M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

= 30 '

q%n= 2 7 (20.27)

4 k = 33.

Estas elecciones estratégicas constituyen un equilibrio ex-ante. Cuando se ha jugado el juego, sólo habrá un equi­
librio en el mercado, dependiendo de si la empresa B tiene costes elevados o reducidos. Pero el concepto de equili­
brio bayesiano-de Nash clarifica cómo se incluyen las incertidumbres que afronta A en sus elecciones estratégicas.

P R EG U N T A : E n este caso, q* en el equilibrio bayesiano-de Nash es el mismo valor que en el equili­


brio de Cournot, en el que el coste marginal de la empresa B es igual a su valor esperado 10. ¿Por qué es
así? ¿Esperaría que, por lo general, los valores esperados puedan utilizarse para calcular los equilibrios
bayesianos-de Nash?

E xistencia del equilibrio

La demostración de la existencia de los equilibrios bayesianos-de Nash sigue de cerca nuestro análisis del
Capítulo 10. La demostración anterior se generaliza considerando que cada tipo de jugador en un juego
bayesiano estático es un jugador distinto. C on tan amplio núm ero de jugadores, la demostración anterior
sugiere la existencia de un equilibrio de Nash de estrategia pura para los juegos con estrategias continuas,
y la existencia de un equilibrio de estrategia mixta para los juegos en los que cada tipo de jugador tiene un
conjunto finito de estrategias discretas. Las elecciones de estrategias incluidas en un equilibrio de Nash en
este juego de incertidumbre ampliado también constituirán un equilibrio bayesiano-de Nash dadas las
creencias de los jugadores sobre la probabilidad de los distintos tipos de jugadores.

D ise ñ o del m e ca n ism o y su b a sta s

Una forma importante donde se utiliza el concepto de equilibrio bayesiano-de Nash es en el estudio del fun­
cionamiento de diversos mecanismos económicos, sobre todo, el caso de las subastas. Analizando las solu­
ciones de equilibrio en función de diversas reglas posibles de realizar la subasta, ha sido posible que los
teóricos de los juegos diseñen procedimientos que ofrecen resultados deseables respecto a la obtención de
precios elevados para los bienes vendidos y para garantizar que los bienes term inan en manos de aquellos
que más los valoran. Las características de las subastas, tales como múltiples rondas de pujas, precios de
reserva, los diseños de segundos precios (por los que el ganador de la subasta paga la segunda puja más
alta) pueden ser bastante complejas. Las herramientas teóricas de los juegos ayudan a iluminar las opera­
ciones subyacentes a estas características y a determ inar si estas características animan a los participantes
de una subasta a revelar cuál es el auténtico valor que otorgan al bien que se está vendiendo. Aunque un
estudio exhaustivo de la teoría de las subastas está fuera del alcance de este libro11, el Ejemplo 20.5 ilus­
tra algunas de las características de estos modelos. Este análisis se desarrolla un poco más en el Problema
20.10, que se centra en las subastas de segundo precio.

11 P a ra u n a re v is ió n , v é ase R .P .M . M c A f e e y I . M c M il l a n , " A u c iio n s an d B id d in g " . Journal of Economic Literature (junio d e 1987):


6 9 9 -7 3 8 .

©ITESParamnfo
Capitulo 20 M o d e lo s de fijación d e p re c io s s e g ú n la teoría d e ju e g o s 575

E J E M P L O 2 0 .5
U n a su b a sta de una prospección petrolífera

Suponga que dos empresas están pujando por un terreno en el que podría haber petróleo subterráneo. Cada empresa
ha hecho algunos análisis geológicos preliminares y ha decidido cuál es el valor potencial del terreno (V, y VB res­
pectivamente). Evidentemente, el vendedor del terreno querría lograr el mayor precio posible por el mismo que, en
este caso, sería el mayor de VA o VB. ¿Se podría lograr este objetivo con una sencilla puja sellada?
Para desarrollar este problema como un juego bayesiano, primero tenemos que hacer un modelo sobre las creen­
cias de cada empresa sobre las valoraciones de la otra. Por sencillez, suponga que 0 < V, £ 1 y que cada empresa
supone que todos los posibles valores estimados por la otra empresa tienen la misma probabilidad. En términos esta­
dísticos. suponemos que la empresa A considera que VB se distribuye uniformemente a lo largo del intervalo (0, 1] y
viceversa. Cada empresa debe decidir ahora cuál va a ser su puja (que denotaremos respectivamente bA y bs ). La
ganancia de la subasta para la empresa A será, por ejemplo,
V. - b. si b. > bR
,12 (20.28)
0 si bB > bA.

Para derivar las estrategias explícitas de pujas de cada jugador, suponga que cada uno opta por pujar una fracción
k, (kt < 1) de su valoración. Es decir.
b,mk,V, í = A, B. (20.29)

La ganancia esperada por la empresa A es pues


= (VA- b A)-?rob(bA > b„) (20.30)

y
prob (bA > bg) = prob (bA > kBVB) = prob (bA/ k B > V„) = bA/ kB, (20.31)

donde la igualdad final se deriva debido a las creencias de A de que VB tiene una distribución uniforme. Por tanto
**=(VA- b A) - b J k B, (20.32)

que se maximiza cuando


bA = V J 2 . (20.33)

Una argumentación lógica análoga permite concluir


bB = Vs / 2, (20.34)
por lo que la empresa con la mayor valoración ganará la subasta y pagará un precio que tan sólo asciende al 50% de
la valoración geológica. Por tanto, la subasta que hemos descrito hasta ahora no da lugar a una auténtica revelación
de las valoraciones de los participantes.

Efecto de n u e vo s participantes. La presencia de nuevos participantes mejorará, sin embargo, la situación. Con
n -1 otros participantes, las ganancias esperadas por la empresa A pasan a ser

itA = {VA - b A) Prob (bA > b„ i = 1,.... n -1 ) (20.35)

y (de nuevo descartando el problema de pujas iguales)


ti,, = 0 si b, > bA para cualquier i (20.36)

12 Para simplificar el análisis suponemos que la probabilidad de que b, =b, es igual a cero.
OtttavnftUd Católica de ColomMi
_ ®ITÍÍPam¡nfo
b ib l io t e c a
576 Pane VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

Si la empresa A sigue creyendo que las valoraciones de cada uno de sus rivales se distribuyen uniformemente a lo
largo del intervalo [0, 1],
Prob(ft^>f>(, i = l n) =
= Prob (bA > k y , í=l » )= (20 37)

= í W i) = * r 1A " 1,
/ =1
donde, por simetría, permitimos que k = k¡ para todo i. Por tanto

(20-38)
y la condición de primer orden para obtener un máximo es que

bA J H Z Í ] v A. (20.39)

Así pues, a medida que aumenta el número de participantes en la subasta, hay cada vez más incentivos para reve­
lar la auténtica valoración de cada empresa. En el lenguaje de la teoría de las subastas, las pujas selladas son 'com­
patibles con los incentivos” , siempre que haya suficientes participantes. Observe, sin embargo, que este mecanismo
no revela la verdad porque bA < VA. Véase el Problema 20.10 y las Ampliaciones al Capítulo 25.

P R E G U N T A : ¿Podría un vendedor m itigar las bajas valoraciones que surgen cuando hay pocos partici­
pantes en la subasta especificando un precio de reserva, r, de tal forma que no se realiza la venta si la
mayor puja es inferior a r?

J u e g o s d in á m ico s c o n inform ación incom pleta

Los juegos repetidos y con varios periodos también pueden caracterizarse por la existencia de información
incompleta. Como sugiere nuestro análisis informal del juego ilustrado en la Figura 20.1, la característica
adicional interesante de estos juegos es que un jugador puede ser capaz de inferir el tipo al que pertenece
su adversario a partir de las elecciones estratégicas que realiza el adversario. Por tanto, es necesario que
los jugadores actualicen sus creencias incorporando la nueva información aportada por cada ronda del
juego. Por supuesto, cada jugador es consciente de que su adversario también estará actualizando sus pro­
pias creencias, por lo que también tiene que tener en cuenta este hecho cuando decide cuál es su estrate­
gia. Utilizando el método de inducción hacia atrás, será posible derivar estrategias de equilibrio en este tipo
de juegos que reflejan el concepto de perfección del subjuego introducido en el marco de los juegos repe­
tidos con información perfecta. El análisis de estos conceptos de equilibrio constituye una importante área
de la actual investigación de la teoría de juegos13.

R e su m e n
En este capítulo hemos ilustrado cómo se pueden utilizar los conceptos de la teoría de juegos para analizar
la fijación de precios en duopolios. Algunos de los resultados principales son los siguientes:

13 P ara u n resum en, véase D . F u d e n b e rg y J . TIROLE. G om e Theory (C am bridge. M A: M IT Press. 1991), Capítulos 8-10.

©¡TES-Paranmfo
Capítulo 20 M o d e lo s de fijación de p re c io s s e g ú n la teoría de ju e g o s 577

• En un sencillo juego de un único periodo, el equilibrio de Nash-Bertrand implica una fijación de pre­
cios competitivos con un precio igual al coste marginal. El equilibrio de Coum ot (con p > cmg) se
puede interpretar como un juego de dos etapas en el que las empresas eligen prim ero una restricción
de capacidad.

• La colusión tácita es un posible equilibrio de un subjuego perfecto en un juego repetido infinitas veces.
La probabilidad de esta colusión de equilibrio disminuye, sin embargo, cuanto m ayor sea el número
de empresas, porque aumenta el incentivo para hacer trampas en el precio.

• Algunos juegos ofrecen ventajas a! primero en mover. En los casos en los que hay rendimientos cre­
cientes a escala, estas ventajas pueden impedir totalmente la entrada en el mercado.

• Los juegos con información incompleta surgen cuando los jugadores no conocen las funciones de ren­
dimiento de sus adversarios y deben hacer conjeturas al respecto. En este tipo de juegos bayesianos,
los conceptos de equilibrio implican generalizaciones directas de los conceptos de Nash y de subjue­
go perfecto que hemos visto e n los juegos con información completa.

Problem as
20.1
Suponga que las empresas A y B operan en condiciones de costes medios y marginales constantes, pero que
CMgÁ = 10. CMgB = 8. La demanda del producto de estas empresas viene dada por
(20 = 500 - 20/’.

a) Si las empresas practican una competencia del tipo de Bertrand. ¿cuál será el precio de mercado en el equilibrio
de Nash?
b) ¿Cuáles serán los beneficios de cada empresa?
c) ¿Será eficiente este equilibrio en el sentido de Pareto?

20.2
Suponga que las dos empresas en un duopolio siguen una competencia del tipo de Coornot como la descrita en la
Ecuación 19.10. Suponga que cada empresa opera en condiciones de costes marginales crecientes pero que la empre­
sa A tiene una mayor escala de operaciones que la empresa B por lo que CMgÁ < CMgB para cualquier nivel de pro­
ducción. En un equilibrio de Nash, ¿se igualará necesariamente el coste marginal entre las dos empresas? ¿Se fabri­
cará la producción total al menor coste posible?

20.3
En el ejemplo de los puestos de venta de helados del Capítulo 19, suponga que cada puesto tiene cinco posibles estra­
tegias de localización: ponerse a 0, 25, 50, 75 o 100 metros del extremo izquierdo de la playa. Describa la matriz de
rendimientos para este juego, y explique si tiene un par de estrategias de equilibrio.

20.4
Dos empresas (A y B) están analizando la posibilidad de sacar al mercado marcas competidoras de un cigarrillo sano.
Los rendimientos de las empresas son los que se muestran en la tabla (los beneficios de A figuran primero):

©/TES-flaron/rt/b
578 Parte VI M o d e lo s de c o m p e te n c ia im perfecta

Empresa B
Producir No producir
_ . {producir 3,3 5,4
| No producir 4,5 2,2

a) ¿Tiene este juego un equilibrio de Nash?


b) ¿Presenta este juego una ventaja por ser el primero en mover a cualquiera de las empresas?
c) ¿Sería interesante para la empresa B sobornar lo suficiente a la empresa A para que se quede fuera del mercado?

20.5
Toda la oferta mundial de criptonita está controlada por 20 personas, y cada una tiene 10 000 gramos de este potente
mineral. La demanda mundial de criptonita viene dada por
e = 10 0 0 0 - 1000 /*,
donde P es el precio por gramo.
a) Si todos los propietarios pudieran conspirar para fijar el precio de la criptonita, ¿qué precio fijarían, y cuánto ven­
derían?
b) ¿Por qué es un equilibrio inestable el precio calculado en el apartado anterior?
c) ¿Existe un precio de la criptonita que sería un equilibrio estable en el sentido de que ninguna empresa podría ganar
alternado su producción de la requerida para mantener este precio de mercado?

20.6
La empresa Wave Energy Technology (WET) tiene un monopolio en la producción de camas de agua vibradoras. La
demanda de estas camas es relativamente inelástica: a un precio de 1 000$ por cama, se venderán 25 000, mientras
que a un precio de 600$ se venderán 30 000. Los únicos costes asociados a la producción son los costes iniciales de
construir la fábrica. WET ya ha invertido en una fábrica capaz de producir hasta 25 000 camas, y este coste hundido
es irrelevante para sus decisiones de precios.
a) Suponga que un posible entrante en esta industria podría tener garantizada la mitad del mercado, pero que tendría
que invertir 10 millones de dólares en la fábrica. Construya la matriz de rendimientos de las estrategias de WET
(P = l 000 o P = 600) frente a las estrategias del entrante potencial (entrar, no entrar). ¿Tiene este juego un equi­
librio de Nash?
b) Suponga que WET puede invertir 5 millones de dólares para ampliar su actual fábrica y producir 40 000 camas.
¿Sería esta estrategia una forma rentable de evitar la entrada de su rival?

20.7
Desarrollando un poco más la pregunta del Ejemplo 20.1, calcule una expresión explícita del valor mínimo de 5 como
una función del número de empresas (n) que intentan alcanzar una colusión tácita mediante estrategias desencadenan­
tes. Explique también cómo varían los beneficios máximos alcanzables (rt* < nm) en función de 8 y n cuando S es
demasiado pequeño como para permitir que se alcance nm.

20.8
Suponga que la demanda de barras de acero en el Ejemplo 20.1 fluctúa con el ciclo económico. Durante las expansio­
nes la demanda es
Q =1 0 0 0 - 1 0 0 / 3,

©ITES-ftjrun¡n/5>
Capítulo 20 M o d e lo s d e fijación d e p re c io s s e g ú n la teoría de ju e g o s 579

y durante las recesiones la demanda es


0 = 3 0 0 0 - 100P.

Suponga también que las expansiones y recesiones tienen la misma probabilidad deocurrir y que las empresas
saben cuáles son las condiciones económicas antes de fijar sus precios.

ai ¿Cuál es el menor valor de 6 que sostendrá una estrategia de precios desencadenantes que mantiene el precio de
monopolio adecuado tanto durante las recesiones como durante las expansiones?
b) Si 5 cae ligeramente por debajo del valor calculado en el apartado anterior, ¿cómo debenajustarselas estrategias
de precios desencadenantes para mantener una colusión tácita rentable?

2 0 .9
Suponga que en el modelo bayesiano-de Couraot descrito en el Ejemplo 20.4 las empresas tienen costes marginales
idénticos (10) pero la información sobre la demanda es asimétrica. Concretamente, suponga que la empresa A conoce
b función de demanda (Ecuación 20.20) pero que la empresa B cree que la demanda puede ser, o bien
P = 1 2 0 -q 1 - q fl
o
P * m - q Á- q B,

y cada una con una probabilidad de 0,5. Suponiendo que las empresas deben anunciar sus cantidades simultáneamen-
te, ¿cuál es el equilibrio bayesiano-de Nash en esta situación?

20.10
En el Ejemplo 20.5 demostramos que el equilibrio de Nash en esta subasta cerrada de primer precio consistía en que
cada participante adoptara una estrategia de pujar b(v) = [(n - I)/n] v. El ingreso total que puede esperar recibir el
vendedor de esta subasta será, evidentemente f(rz - l)/n] v*, donde v* es el valor esperado de la mayor valoración de
los n participantes en la subasta.

a) Demuestre que si las valoraciones se distribuyen uniformemente en el intervalo {0, 1], el valor esperado de v* es
n/(n + l). Por tanto, el ingreso esperado de la subasta es ( n - l ) / ( n +1). Pista: El valor esperado de la mayor puja
viene dado por

E(y*) = f yf(v) dv
in

donde /( v ) es la función de densidad probabilística de la probabilidad de que un v determinado sea máximo entre
n participantes. Aquí, /(v ) = nv""1.
b) En un famoso artículo de 1961 (“Counterspeculation. Auctions, and Competitive Sealed Tenders", Journal of
Finance, marzo de 1961, págs. 8-37), William Vickrey analizaba las subastas de segundo precio con pujas sella­
das. Demuestre que la estrategia óptima para pujar de cualquier participante en este tipo de subastas consiste en
pujar su valoración real: ¿>(v) = v.
c) Demuestre que el ingreso esperado ofrecido por el formato de subasta de segundo precio es idéntico al que ofre­
ce la subasia de primer precio analizada en el primer apartado (éste es el “teorema de la equivalencia del ingreso"
de Vickrey).
Pista: La probabilidad de que cualquier valoración sea la segunda mayor entre n participantes viene dada por
g(v) = (zi —1) (1 —v) nv"'2. Es decir, la probabilidad viene dada por la probabilidad de que cualquiera de los
(/i -1 ) participantes tenga una valoración mayor l(n -1 ) (1 - v)J por la probabilidad de que cualquiera de los n
participantes tenga una valoración superior a la de ios demás n - 2 participantes [nva_JJ.

©iTEW’oroninfb
Capítulo 20 M o d e lo s d e fijación d e p re cio s s e g ú n la teoría de ju e g o s 581

AMPLIACIONES

S u s t it u t iv o s y c o m p le m e n t a r io s e stra té g ic o s

Una forma de conceptuar las relaciones entre las elecciones Sustituyendo la Ecuación üi en la condición de primer
de las empresas en un mercado de competencia imperfecta orden (i) se obtiene
consiste en introducir los conceptas de sustitutivos y com­
< = = (iv)
plementarios estratégicos. Estableciendo analogías con las
definiciones de la teoría del consumidor y del productor, La derivada parcial respecto a SB permite obtener
los teóricos de los juegos definen las actividades de las
« í t ó + * ¿ = 0. (v)
empresas como sustitutivas estratégicas si un incremento
del nivel de una actividad (por ejemplo, producción, pre­ Por tanto
cio, o gastos en diferenciación del producto) por una
empresa se ve igualado por una reducción en esa actividad
del rival. Por otra parte, las actividades son complementa­
rias estratégicas si un incremento de la actividad de una por lo que. a ia vista de la condición de segundo orden (ii),
empresa se ve igualado por un incremento de esa actividad jr¿ > 0 implica que R'A >0 y ^ < 0 implica que
del rival. Ka < 0. Se puede, por tanto, inferir relaciones estratégicas
Para hacer más precisas estas ideas, suponga que los directamente de las derivadas de la función de producción.
beneficios de la empresa A (n4) dependen del nivel de una
actividad que utiliza ella misma (5¿) y del uso de una acti­ A20.3 El modelo de Coumot
vidad análoga por parte de su rival. Por tanto, el objetivo
En el modelo de Cournot, los beneficios vienen dados en
de la empresa consiste en maximizar it3 (S,, S„ ).
función de las cantidades de las dos empresas como

A20.1 Condiciones de optimalidad y funciones de = « ' W <7e>= <IaPÍ1 a + Í s ) - C T ( ^ ) . (vi)


reacción
En este caso
La condición de primer orden de la elección de A de su pro­ n*=qAP' + P - C r = 0 (vi i)
pia actividad estratégica es
ni, (5<1Sa) = 0, (i) y
*n = qAP" + P'- (vii>)
donde los subíndices de it representan ias derivadas parcia­
les respecto a sus diversos argumentos. Para alcanzar un Puesto queP" < 0 , el signo de r* dependerá de la
máximo también es necesario que concavidad de la curva de demanda (p"). Con una curva
de demanda lineal, p " = 0, por lo que es evidente que r*
J tJ to .S ,) * 0. (ií> es negativa. Las cantidades son sustitutivas estratégicas en
Evidentemente, la elección óptima de 5 , especificada el modelo de Cournot con demanda lineal. Esto será siem­
por la Ecuación i diferirá en función de los distintos valo­ pre así a no ser que ia curva de demanda sea relativamente
res de SB- Podemos representar esta relación mediante la convexa (P" > 0). Para un análisis con más detalle, véase
función de reacción de A (RA)- Butow, Geanakoplous y Klemperer (1985).
s, - RAS,). (iit)
Restricciones voluntarías a ia exportación
La relación estratégica entre SÁ y Ss está implícita en
esta función de reacción. Si R'Á >0, SA y SB son comple­ Varios autores han utilizado el concepto de sustitutivos
mentarias estratégicas. Si R'A <0, SA y Sg son susticuti- estratégicos en el modelo de Coumot para analizar modelos
vas estratégicas. de restricciones comerciales. En estos modelos se conside­
ra que los productores nacionales y extranjeros son dos
“empresas" que compiten por el mercado nacional. Con
A20.2 Inferencias de la función de beneficios
una competencia en precios (Bertrand), se puede utilizar un
Suele ser más conveniente utilizar directamente funciones modelo competitivo para explicar la fijación de precios en
de beneficios para analizar las relaciones estratégicas. este mercado, como hicimos en el Capítulo 15. Pero la pre-

©fTES-Porunín/b
582 Pane V7 M o d e lo s d e c o m p e te n c ia im perfecta

senda de barreras comerciales puede alterar la naturaleza D¡ > 0, P°r 1° que nf2 > 0. Es decir, los precios son com­
de esta competencia. Por ejemplo, una serie de artículos plementarios estratégicos. Las empresas en este duopolio
recientes se centran en el papel estratégico potencial de las aumentarían o disminuirían jumas sus precios (véase
restricciones “voluntarias" a la exportación (RVEs), como Tiróle, 1988).
las negociadas entre Estados Unidos, Hong Kong y Taiván
para el calzado o entre Estados Unidos y Japón para los Carteles y guerras de p re cio s
automóviles. Tradicionalmente, las RVEs han sido conside­ La utilización de estos conceptos puede ayudar a entender
radas idénticas a las cuotas de importación. Pero Karikari el comportamiento de los carteles. Por ejemplo, Porter
(1991) y otros ponen en duda esta visión señalando que la (1983) desarrolla un modelo del Joint Executive
fijación de las cantidades de importación (al igual que las Corominee, un cartel de ferrocarriles que controlaba los
RVEs) puede ayudar a establecer un equilibrio de Cournot envíos de cereales del este desde Chicago durante la déca­
en situaciones en las que. de lo contrario, sería inestable. da de 1880. Una rareza de los datos de precios de envío es
Por tanto, las restricciones voluntarias a la exportación pue­ que ilustran abruptas caídas periódicas de los precios. El
den ser, en efecto, “voluntarias” puesto que ofrecen bene­ autor rechaza que fueran provocadas por caídas de la
ficios supracompetitivos a ambas partes. demanda. Por ejemplo, las disminuciones del precio no
parecen estar relacionadas con los precios de envío en los
A 2 0 .4 Relación estratégica entre precios barcos de vapor de los Grandes Lagos, un principal sustitu-
tívo de los ferrocarriles. Por el contrario, parece que las
Si consideramos el problema del duopolio como uno con­ disminuciones del precio son un elemento del mecanismo
sistente en fijar los precios, tamo qA como qB serán fun­ interno de aplicación del cartel. Las guerras de precios se
ciones de los precios cobrados por las dos empresas; veían motivadas por declives impredecibles de la cuota de
qÁ * D A(P„P¿ mercado de uno o dos agentes del mercado que utilizaban
estos declives como un indicador de la necesidad de resta­
q„ = D \P „ P B).
blecer la disciplina dei mercado. Al hacer “trampas” en sus
Utilizando esta notación precios, indicaban esta necesidad a los demás miembros del
cartel. Así, las guerras de precios eran un elemento impor­
n * = P ^ - C T ( q A) = tante de la estrategia general para garantizar la estabilidad
= Pt & {Pt , PB) - C T { D \ P i , />,)]. del cartel.

Por tanto Referencias


nf = PADf + DA -CTV? Bulow , J .. G. Geanakoplous y P , « tem p erer. "M ultim arket
O ligopoly: Strategic Substitutes and C om plem ents". Journal
y o fP o titica l E conom y (junio 1985): 488-511.
n\2 = PaD\i + O í -CTD,1 - CT'D*D*. K arikari, J.A . “ O n W hy V oluntary E x p o n R estraints are
V o h ira a iy '. Canadian Journal o f Econom ics (febrero 1991):
Evidentemente, la interpretación de este cúmulo de 228-233.
símbolos no es tarea fácil. En el caso especial de un coste Porter, R .H . “ A Study o f Cartel Stability; T he Joint Executive
marginal constante (CT' = 0) y una demanda lineal C oram ittee 1880-1886." Bell Journal o f Economics (otoño
(D¡í = 0), el signo de jt¡*5 viene dado por el signo de o f 1983): 301-314.
es decir, cómo afectan los incrementos de PB a qÁ. En el T iróle. J . T he Theory o f Industrial Organizaiion. C am bridge. MA:
caso habitual en el que dos bienes son sustitutivos entre sí. M IT Press, 1988, págs. 326-336.

®ITE$-Poran¡nfo
P A R T E

FIJACIÓN DE PRECIOS EN LOS


MERCADOS DE FACTORES

21 D E M A N D A DE F A C T O R E S PO R P A R T E D E L A S
EM PRESAS

22 O F E R T A DE T R A B A J O

23 C A P IT A L

En esta parte analizaremos modelos que intentan explicar cómo se determinan tos precios
de los factores. Empezamos en el Capítulo 21 demostrando cómo se deriva la demanda de
cualquier factor de producción de la demanda de los bienes que produce. Las empresas
maximizadoras de beneficios desempeñan el papel de intermediarios para unir las deman­
das de bienes económicos de los individuos con las habilidades para producir esos bienes
de los proveedores defactores: si nadie quiere un determinado bien, las empresas no con­
tratarán a nadie para producirlo.
El desarrollo deI Capitulo 21 es bastante general en lamo en cuanto se aplica a cual­
quier factor de producción. En Ios Capítulos 22 y 23 nos centraremos concretamente en
varias cuestiones relativas a la fijación de precios en los mercados de trabajo y de capi­
tal. El Capítulo 22 se centra en la oferta de trabajo. La mayoría de nuestro análisis se
ocupa de ias decisiones de oferta de trabajo que loman ¡os individuos particulares.
También se analiza la oferta de trabajo de los sindicatos. El capitulo concluye con un
breve análisis de las razones por las que hay diferencias salariales.
En el Capítulo 23 se analiza el mercado de capitales. El objetivo principal de este
capítulo consiste en resaltar las relaciones entre el capital y la asignación de recursos a
lo largo del tiempo. También se presta cierta atención a integrar la teoría del capital en
los modelos del comportamiento de las empresas que hemos desarrollado en la Parte IV.
Un breve apéndice al Capitulo 23 presentará algunos resultados matemáticos útiles sobre
los tipos de interés.
C A P Í T U L O

DEMANDA DE FACTORES POR PARTE


DE LAS EMPRESAS

En este capitulo analizaremos varios modelos generales de la fijación de precios de los fac­
tores de producción. Durante la mayor parte del capitulo analizaremos cómo afectan las
diferencias de la naturaleza de las demandas de factores productivos de ¡as empresas a sus
precios; dedicaremos relativamente poca atención ai lado de la oferta del mercado. Los
Capítulos 22 y 23 se ocuparán de las cuestiones relativas a la oferta de trabajo y capital,
respectivamente, por lo que pospondremos cualquier análisis demasiado explícito de la
oferta de factores hasta entonces.
586 Pane V il Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

M a x im iza c ió n de beneficios y dem anda derivada


En el Capítulo 13 demostramos que la contratación de factores por parte de una em presa está relacionada
directamente con su deseo de maximizar los beneficios. Ninguna empresa contrata a trabajadores o alqui­
la equipos sencillamente para ofrecer compañía a sus directivos. Por el contrario, la contratación de facto­
res productivos es un elemento esencial del proceso de maximización de beneficios. Concretamente, tal y
como demostramos en el Capítulo 13, los beneficios de cualquier empresa (re) se pueden expresar como la
diferencia entre los ingresos totales (IT) y los costes totales (CT), y cada uno de estos elementos se puede
considerar como una función de los factores productivos utilizados (por ejemplo, capital, K, y trabajo, L):

n = IT (K ,L )-C T (K ,L). (21.1)

Las condiciones de prim er orden para obtener un máximo son

dn 8¡T cCT q
3K~dK 8K = (2 1 2 )
6 k _ B IT SC T q

o
d IT dC T
8K 8K

® L ^d£L . (21.3)
8L 8L
En otras palabras, las Ecuaciones 21.3 m uestran el resultado, bastante obvio, de que cualquier em pre­
sa maximizadora de beneficios debería contratar unidades adicionales de cada factor de producción hasta
el punto en el que el ingreso adicional obtenido por la contratación de una unidad más sea igual al coste
adicional de contratar dicha unidad.

V a lo r del p ro d ucto m arginal

Todas las derivadas de las Ecuaciones 21.3 reciben nombres especiales en la teoría de la demanda de fac­
tores. Las expresiones de una variación de los ingresos respecto a una variación de un factor (es decir, los
términos a la izquierda en las Ecuaciones 21.3) se conocen como el valor del producto marginal (VPMg)
de ese factor. Al reconocer que la contratación de una unidad adicional de un factor sólo da lugar a un
ingreso adicional a través de la producción (q) que permite obtener, podremos entender mejor la naturale­
za de este concepto. Para el caso del factor trabajo, por ejemplo, tenemos

yPM gL = ^ 1 = M = ¡M g ■PMgL, (21.4)


8L dq 8L

donde IMg es el ingreso marginal de la producción de la em presa, y PMgL es el producto marginal físico
del trabajo. Suponga que, a los actuales niveles de producción, la contratación de una recolectora adicio­
nal de manzanas durante una hora permitiría obtener tres fanegas adicionales de manzanas, y que el ingre­
so marginal obtenido por la venta de una fanega de manzanas es igual a 4 dólares. El ingreso adicional
obtenido por el propietario gracias a la contratación de una hora adicional del tiempo de un recolector de
manzanas sería de 12 dólares: es decir, el valor del producto marginal del trabajo es igual a 12 dólares. Se

© /T E S -P o ra n m fo
Capitulo 21 D e m a n d a de fa c to re s p o r parte d e las e m p re sa s 587

derivaría un argumento análogo para la contratación de cualquier otro factor productivo. Por tanto, hemos
desarrollado la siguiente definición:

D e f in ic ió n _______________________________________________________________________________________ |

V alor del p ro d u c to m arg in al El valor del producto marginal ( VPMg) de contratar una unidad adi­
cional de cualquier factor productivo es el ingreso adicional obtenido por la venta de lo que ha fabrica­
do ese factor adicional. Se puede calcular multiplicando la productividad física marginal del factor pro­
ductivo por el ingreso marginal obtenido con la producción de la empresa en el mercado de bienes:

VPMg = IMg ■PMg. (21.5)

G a s to m a rg in a l

Las Ecuaciones 21.3 muestran que debe contratarse una unidad adicional de factor hasta el punto en que el
VPMg de esos factores sea igual al coste adicional de contratar dicha unidad. Si las curvas de oferta de fac­
tores que contrata la empresa son infinitamente elásticas a los precios existentes (es decir, si la empresa
puede contratar todo lo que quiera sin afectar a los precios de los factores), este coste adicional será, sen­
cillamente, el precio del factor productivo. Si nuestro terrateniente puede contratar a cualquier número de
recolectores al salario de mercado de 10 dólares la hora, entonces el gasto marginal de contratar trabajo
vendrá dado por este salario de m ercado. E n este caso, tendría sentido contratar al trabajador porque su
VPMgL (12$) es mayor que el salario de mercado. Sin embargo, si la oferta de factores no es infinitamen­
te elástica, las decisiones de contratación de la empresa podrán tener algún efecto sobre los precios de los
factores. En este caso, como veremos más adelante en este mismo capítulo, el gasto marginal de contratar
otra unidad de factor productivo será m ayor que su precio de mercado porque la contratación de la empre­
sa elevará el precio de los factores. Sin embargo, de momento no analizaremos esta posibilidad, pero
supondremos por el contrario que la empresa es precio aceptante de los factores productivos que adquiere.
Es decir,
cC T
=v
dK (21 .6 )
dC T
= W,
cL

donde v y w son los costes existentes por unidad de contratar capital y trabajo. Las condiciones de primer
orden para la maximización de los beneficios son, por tanto,

VPMgK = v
6K (21.7)
VPMgL = w.

U n c á lc u lo a lte rn a tiv o

Antes de empezar a analizar las implicaciones de las Ecuaciones 21.7 para la demanda de factores de una
empresa, presentamos un cálculo alternativo de estas condiciones de m axim ización de beneficios que ofre­
ce nuevas ideas sobre las relaciones entre las elecciones de producción de la empresa y su demanda de fac­
tores. En el Capítulo 12 analizam o s un modelo en el que se suponía que la empresa minimizaba los costes

©/rES-Furanmfó
588 Pane VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

de producir cualquier nivel de producción (por ejemplo, q0 ). El lagrangiano asociado con este problema
de minimización es

2 = vK + wL + X[q0 - f ( K , L )], (21.8)

donde f ( K , L ) es la función de producción de la empresa. Suponiendo de nuevo que las elecciones de fac­
tores de la empresa no afectan a los precios de los factores, v y w, las condiciones de prim er orden para
obtener un mínimo son

M =v_ , i =0
dK dK

ÍiL w -x | - = 0 (21.9)
dL dL

^ = qa - f ( K , L ) = 0.
d\

Las dos prim eras de estas ecuaciones se pueden escribir como

X $ - = XPMgl c= V
8 (2 1 . 10)
X $ - = XPMgL =w.
CL

Pero, com o señalamos en el Capítulo 12. el multiplicador lagrangiano, X, se puede interpretar como el
coste marginal (CMg) en este problema porque refleja la variación del objetivo (costes totales) para una
variación de una unidad en la restricción (la producción: q0). Utilizando esta interpretación tenemos

CMg - PMgK = v
5 * (21 . 11)
CMg ■PMgL = w.

Las elecciones de producción se pueden incorporar ahora a esta teoría de la elección de factores intro­
duciendo la vieja regla fiable de maximización de beneficios por la que IMg = CMg:

IMg • PMgu = v
* (2 1 . 12)
IMg ■PMgL = w,

que es, precisamente, el resultado desarrollado anteriormente. Este planteamiento deja especialmente claro
que la demanda de la empresa de cualquier factor productivo deriva no sólo de su deseo de minimizar los
costes, sino también de su deseo de tom ar decisiones productivas que maximicen los beneficios. Como
veremos, el análisis de la reacción de las empresas a las variaciones de los precios de los factores exige
que tengamos en cuenta estas dos motivaciones.

A c e p ta c ió n del precio del m ercado de p roductos: valor m arginal del producto

Una observación final que se puede hacer sobre las elecciones de factores que maximizan los beneficios
hace referencia a la posibilidad de que la empresa pueda tener un comportamiento precio-aceptante en el
mercado del producto que fabrica. En este caso, el ingreso margina) es igual al precio de mercado, y las
Ecuaciones 21.12 se pueden escribir como

©ITíSfaramnfo
Capítulo 21 D e m a n d a de fa c to re s por parte de la s e m p re sa s 589

P ■PMe K = V
(21.13)
P ■PMgL = w.

Los términos a la izquierda de estas ecuaciones representan el caso especial del concepto del valor dei
producto marginal en el que la cantidad física de productos fabricados por una unidad adicional de un fac­
tor productivo se valora a su precio de mercado. Aunque en el caso de precios constantes no hay diferen­
cia entre este concepto y el del VPMg, para las empresas que no son precio-aceptantes IMg < P, por lo que
sí hay una diferencia cuando se valora la productividad física de un factor productivo en función del ingre­
so marginal de la empresa o en ñtnción del precio de mercado del producto que se está fabricando. Algunas
veces se utiliza el término valor marginal del producto para hacer referencia a esta valoración según el pre­
cio de mercado, pero aquí no utilizaremos ese término. Por el contrario, sólo utilizaremos el concepto del
valor del producto marginal para hacer referencia a los elementos que influyen en la demanda de factores
de una empresa. Sin embargo, durante la m ayor parte del análisis también supondremos un comportamien­
to precio-aceptante en el mercado de bienes, por lo que no será necesario hacer esta distinción.

E stática co m p arativ a en la d e m a n d a d e fa c to re s
E n esta sección utilizamos el supuesto de maximización de beneficios para estudiar la estática comparativa
de la demanda de factores. Concretamente, nos fijamos en la demanda de trabajo (el análisis del capital
sería análogo) y nos planteamos cuál es la dirección y la magnitud de o L /8 w . Como hemos indicado ante­
riormente, es probable que esta derivada sea negativa (una reducción del salario hará que se contrate más
trabajo), pero ahora estamos en posición de dar un tratamiento detallado de esta cuestión.

El c a so de un ú nico factor productivo

Una razón por la que se puede esperar que dL/dw sea negativa parte del supuesto de que el producto m ar­
ginal físico del trabajo disminuye a medida que aumenta la cantidad de trabajo empleada. Una disminución
del salario implica que se debe contratar más trabajo para lograr la igualdad w = P • PMgL: se debe com­
pensar una disminución dei salario con una disminución de la productividad marginal del trabajo (porque
el precio es fijo), y esto se puede lograr aumentando la cantidad de trabajo contratada. El que este argu­
mento es estrictamente correcto para el caso de un factor se puede dem ostrar de la siguiente manera. Se
escribe la derivada total de la ecuación de maximización de beneficios 21.13 como

. D dPMgL dL .
dw = P dw
dL dw

8L dw
o
dL 1
dw P • dPMgL/dL

Si suponemos que 8PMgL/ 5 L < 0 (es decir, que la PMg, disminuye a medida que aumenta L), tenemos

— <0. (21.15)
dw

© ÍT E S -P o ra n m fb
590 Pane VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

Una disminución de w, ceteris paribus, haría que se contratara más trabajo (y, de paso, también haría
que se produjera más).

E J E M P L O 21.1
D e m a n d a de un único factor_______________________________________________________________________

Suponga que el número de kilos de trufes recolectadas en un determinado bosque durante una temporada viene dado
por
e = 100VZ. (21.16)

donde ¿ es el número de buscadores contratados para buscar e! sabroso hongo. Suponiendo que las trufes se venden
por 50 dólares el kilo, los ingresos totales del propietario del bosque vienen dados por

IT = P Q = 5 000 J T , (21.17)
y el valor del producto marginal viene dado por

— = 2 500L-vl. (21.18)
aL
Si los salarios de los recolectores de trufas ascienden a quinientos dólares por temporada, el propietario determi­
nará L mediante
500 = 2 500L 1/2 (21.19)
o
¿ = 25. (21-20)
Con 25 recolectores, el valor del producto marginal es igual a 500 dólares, que es precisamente lo que el propie­
tario debe pagaren salarios. Los 25trabajadores recolectan 500 kilos de trufes durante la temporada. A un salario
menor de 250 dólares, elpropietario contrataría a 100 recolectores porqueel menor valor del producto marginal obte­
nido de esta gran mano de obra estaría justificado por el menor salario. Observe que, a un salario menor, la produc­
ción de trufas aumenta hasta 1 000 durante la temporada.

P R EG U N T A : ¿Cuánto trabajo contrataría el propietario del bosque si el precio de las trufas aumentara
hasta 60 dólares por kilo? Explique las razones de este resultado.

El c a s o c o n d o s fa ctore s p rod uctivos


Para el caso de dos (o más) factores productivos, la historia es más complicada. El supuesto de un produc­
to físico marginal decreciente del trabajo puede llamar a engaño aquí. Si w disminuye, no sólo habrá un
cambio en L sino también un cambio en K puesto que se ebge una nueva combinación de factores que mini­
miza los costes. Cuando K cambia, cambia toda la función de PMg, (el trabajo dispone ahora de una can­
tidad distinta de capital para utilizar), por lo que no se puede utilizar el sencillo argumento que hemos uti­
lizado anteriormente. En el resto de esta sección utilizamos un planteamiento gráfico para sugerir por qué,
incluso en el caso de dos factores, 8L/dw debe ser negativa. En la próxima sección se presenta un análi­
sis matemático más conciso.

E fecto sustitu ción


En cierto sentido, el análisis del caso de dos factores es análogo al análisis de la reacción de un individuo
ante una variación dei precio de un bien, análisis que presentamos en el Capítulo 5. Cuando el salario dis­

© fT E S -f tir o n in /b
Capitulo 21 D e m a n d a d e fa c to re s p o r parte de la s e m p re s a s S91

minuye, podremos descomponer el efecto total sobre la cantidad de trabajo contratada en dos elementos.
El primero podría denominarse efecto sustitución. Si se mantiene constante la cantidad producida en q {,
habrá una tendencia a sustituir trabajo por capital en el proceso productivo. Este efecto queda representa­
do en la Figura 21. la , puesto que la condición para minimizar el coste de producir q , exige que la
R ST = w / v , una disminución del salario exigirá un movimiento de la combinación de factores A a la com­
binación B. Puesto que se ha supuesto que las isocuantas tienen una R S T decreciente, es evidente, a partir
del gráfico, que este efecto sustitución debe ser negativo. Una disminución del salario provocará un aumen­
to del trabajo contratado si se mantiene constante la producción.

FIG U RA 21.1 Los efectos sustitución y producción de una disminución del precio de un factor

Cuando cae el precio del trabajo, se producen dos efectos analíticamente distintos. Uno de éstos, el efecto sustitución, hará
que se contrate más trabajo si se quiere mantener constante la producción. Esto se muestra mediante un movimiento del punto
A al pumo B en (a). En el punto B. esta condición de minimización del coste (RST = w/v) se cumple para el nuevo salario
inferior. Esta variación de wtv también desplazará la senda de expansión de la empresa y su curva del coste marginal. Una
situación normal puede ser aquella en la que la curva del coste marginal se desplaza hacia abajo en respuesta a una reduc­
ción del salario, tal y como se muestra en (b). Con esta nueva curva (CMg') se elegirá un mayor nivel de producción
Por tanto, la contratación de trabajo aumentará (hasta L, ) también debido a este efecto producción.

Efecto p roducción

Sin embargo, no es correcto mantener constante la producción. La analogía del problema de maximización
de la utilidad del individuo se rompe al tener en cuenta la variación de q (el efecto producción). Los con­
sumidores tienen restricciones presupuestarias, pero las empresas no. Las empresas producen todo lo que
permita la demanda disponible. Para analizar lo que ocurre con la cantidad producida, debemos analizar la
decisión de producción de la empresa que maximiza sus beneficios. Una variación del salario, al alterar los
costes relativos de los factores, desplazará la senda de expansión de la empresa. Por tanto, todas las cur­
vas de coste de la empresa se desplazarán, por lo que probablemente se elija u n nivel de producción dis­
tinto de qv En la Figura 21 .Ib se ha dibujado lo que se podría considerar como el caso “norm al". En este
gráfico, la caída de la curva del coste marginal de la empresa hasta w provoca un desplazamiento hacia
abajo hasta CMg'. Por tanto, el nivel de producción que maximiza los beneficios aumenta de q} a q¡. La
condición de maximización de beneficios ( P = CMg) se cumple ahora para un m ayor nivel de producción.

© fT E S -P a ra n ó r/b
592 Pane VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

Volviendo a la Figura 21.1a, este aumento de la producción hará que se demande incluso m ás L, siempre
que L no sea un bien inferior (véase más adelante). El resultado, tanto del efecto sustitución como del efec­
to producción, será un movimiento a la elección de factores del punto C sobre el mapa de isocuantas de la
empresa. Ambos efectos hacen que aumente la cantidad de trabajo contratada en respuesta a una reducción
del salario real.

El análisis de la Figura 21.1 supone que el precio del mercado (o el ingreso marginal si no es igual al
precio) del bien producido permanece constante. Este supuesto sería adecuado si sólo una de las empresas
de la industria experimentara una disminución de sus costes laborales unitarios. Sin embargo, si (como
parece más probable) la disminución se produjera para toda la industria, sería necesario un análisis algo
distinto. En este caso, las curvas del coste marginal de /odas las empresas se desplazarían hacia fuera y,
por tanto, la curva de oferta de la industria también se desplazaría. Suponiendo que la demanda tiene pen­
diente negativa, esto provocaría una disminución del precio del producto. La producción de la industria y
de la empresa típica seguiría aumentando y, como antes, se contrataría más trabajo. Puesto que este últi­
mo efecto producción de toda la industria, que surge de los desplazamientos de la curva de oferta de mer­
cado, es el que más se utiliza, será el que utilicemos en nuestro próximo análisis matemático.

E fe c to s cru za d o s so b re precios

Hemos demostrado que, al menos en los casos sencillos, dL/dw es negativa sin ambigüedades; los efectos
sustitución y producción hacen que se contrate más trabajo cuando disminuye el salario. De la Figura 21.1
debería estar claro que no se puede hacer ninguna afirmación definitiva sobre cómo responde la utilización
del capital ante una variación del salario. Es decir, el signo de BK/dw está indeterminado. En el sencillo
caso de dos factores, una disminución del salario hará que se sustituya el capital; es decir, se utilizará
menos capital para producir un determinado nivel de producción. Pero el efecto producción hará que se
demande m ás capital debido al plan de aumentar la producción de la empresa. Por tanto, los efectos susti­
tución y producción en este caso operan en sentido opuesto, por lo que no se puede alcanzar una conclu­
sión definitiva sobre el signo de BK/dw.

U n resum en de lo s efectos su stitu ción y producción

El resultado de nuestro análisis se puede resumir en el siguiente principio:

PñlNCIPtO pe O p t im iz a c ió n _____ .________________ . ________


Efectos sustitución y producción sobre la demanda de factores Cuando disminuye el precio
de un factor productivo, hay dos efectos que hacen que aumente la cantidad demandada de dicho fac­
tor:

1. El efecto sustitución hace que cualquier nivel de producción se fabrique utilizando más del factor;
y
2. Esta disminución de los costes hace que se venda más del bien, creando así un efecto producción
adicional que hace que aumente la demanda del factor.

En el caso de un aumento del precio del factor productivo, tanto los efectos sustitución como pro­
ducción hacen que disminuya la cantidad demandada del factor productivo.

© /T £ S -P o ra n ¡n fó
Capitulo 2¡ D e m a n d a de fa c to re s por parte de la s e m p re sa s 593

Ahora vamos a ofrecer un desarrollo más preciso de estos conceptos utilizando un planteamiento mate­
mático en el análisis.

A n á lisis m atem ático

Como vimos en el Capítulo 13, se pueden escribir las funciones de demanda de factores obtenidas median­
te el análisis de la decisión de maximización de beneficios de la em presa, en el caso de dos factores, como

L = L ( P , w, v)
(2 1 .21 )
K = K ( P , w, v),

donde P es el precio del producto. La presencia de este término en la función de demanda ilustra, de nuevo,
la estrecha relación entre la demanda del producto y la demanda derivada de factores productivos. Aquí,
vamos a analizar cómo afectan las variaciones de los precios de los factores a estas demandas1. Por senci­
llez, vamos a centrar el análisis únicamente en la demanda de trabajo. El argumento para el capital (o para
cualquier otro factor variable) es idéntico. Ai igual que en nuestro análisis gráfico, empezamos dividiendo
dLidw en dos elementos: (1) la variación de L inducida por la variación de w, manteniendo constante la
producción: y (2) la variación de L inducida por las variaciones de la producción. Por tanto,

— =— (q constante) +— (de variaciones de q). (21.22)


cbv dw dw

Ahora podemos analizar estos términos por separado.

F u ncio ne s de d em anda c o n p rod ucción co n sta n te y el lem a de Sh e p hard

Ya hemos analizado el prim er término a la derecha de la Ecuación 21.22 con relación al análisis de la
minimización de costes. En el Capítulo 12 demostramos el tema de Shephard, que utiliza el teorema de
la envolvente para dem ostrar que la función de demanda de L con producción constante se puede derivar
sencillamente derivando parcialmente los costes totales respecto a w (véase la nota a pie de página 8 de
dicho capítulo). Es decir,

— = L'(q,w,v), (21.23)
dw

donde la función L ' permite mantener constante la producción al estudiar la demanda de trabajo. Hay dos
argumentos que sugieren la razón por la que cL '/dw será negativa. En el caso de dos factores, el supues­
to de que la relación de sustitución técnica disminuye para movimientos hacia el sudeste a lo largo de la
isocuanta, combinado con el supuesto de minimización de costes, exige que w y L se muevan en direccio­
nes opuestas cuando se mantiene constante la producción. Este resultado ya se ha demostrado gráficamen­
te en la Figura 21.1a. Segundo, incluso en el caso de muchos factores, se puede demostrar que

1 P a r lo general, rfL/dP y 8 K ¡dP serán positivas. Puesto que el coste m arginal está aum entando, u n aum ento de! precio del producto
aum entará la producción y la dem anda derivada d e am bos factores. Sin em bargo, en el caso d e un factor inferior, este análisis no será váli­
do. En este caso, e l increm ento d e la producción hará que se adquiera, de hecho, menos del factor inferior.

© IT E S -fW m fo
594 Parte Vil Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

dL'/dw = d 2C T /d w 2 debe ser negativa si se van a minimizar realmente los costes2. Por tanto, en la teoría
de la demanda de factores el efecto sustitución es negativo sin ambigüedad alguna.

E fe c to s producción

La derivación del efecto producción en la Ecuación 21.22 es considerablemente más tediosa, y aquí sólo
vamos a ofrecer una demostración heurística3. Para ello utilizamos un argumento del tipo de una “ regla de
la cadena” para analizar las relaciones causales que determinan cómo afectan las variaciones de w a la
demanda de L mediante las variaciones inducidas en la producción. Concretamente, podemos escribir

dL .. . . , . 5L dq dP dCMg ... .
— (de variaciones de o) -------- (21.24)
dw dq dP oCMg dw

para reflejar la forma en que w afecta a L a través de su efecto sobre los costes marginales, los precios de
los productos y la demanda de mercado. La estimación de los dos términos intermedios en el lado derecho
de la Ecuación 21.24 es sencilla. Puesto que P = CMg para m aximizar los beneficios en competencia per­
fecta, dPjdCMg = 1. La derivada d q/ d P muestra cómo reacciona la demanda de mercado (o, más preci­
samente, la cuota de la empresa en esa demanda) a las variaciones del precio. E n el caso habitual,
d q/ d P < 0. Este término indica cómo afecta el comportamiento en el mercado de bienes a la demanda de
factores. Com o veremos en la próxima sección, la elasticidad-precio de la demanda de lo que se está pro­
duciendo desempeña un papel importante en la determinación de la elasticidad-precio de la demanda de fac­
tores.
La estimación de los términos dL/dq y dCMg/ dw en la Ecuación 21.24 es tediosa. Pero ya hemos
demostrado (en la nota a pie de página 9 del Capítulo 12) que estos dos términos deben tener el mismo
signo. Por tanto, su producto debe ser positivo. E n general, pues, el lado derecho de la Ecuación 21.24
debe ser negativo debido a la pendiente negativa de la curva de demanda de mercado del bien que se está
produciendo.

Al igual que en nuestro análisis gráfico, la conclusión matemática es que 8L/dw debe ser negativo por­
que los efectos sustitución y producción operan en el mismo sentido. La ambigüedad que surge en la ecua­
ción de Slutsky en la teoría de la demanda de bienes no surge en la teoría de la demanda de factores. Puesto
que las demandas de factores se derivan de las demandas de los bienes producidos por empresas maximi-
zadoras de beneficios, el tipo de respuesta ante variaciones de precios está limitado de alguna manera.

E J E M P L O 21.2
Desagregación da la dem anda de factores_________________________________________________________
En el Capítulo 13 analizamos la demanda de factores y las decisiones de oferta a corto plazo para un emporio de las
hamburguesas con una capacidad de asientos de 16 metros cuadrados. Vimos (en la Ecuación 13.42) que la función
de oferta a cono plazo para esta empresa es

2 Para v e r una dem ostración, véase E . S u .b ersb rg , The Structure o f E conom ics: A M athem atical Analysis (N ueva York: M cGraw -H ill,
1978), Capítulo 8. Silberberg también utiliza e l lem a de Shephard para dem ostrar que los efectos cruzados sohre los precios e n las fun­
ciones d e dem anda d e los factores son iguales. E s decir, para e l caso de dos factores d L '/d v = d 2C T /d w d v - d 2C T /d v d w = dKj<!w (donde
K ' es la función de dem anda del capital con producción constante): U na dem ostración análoga es válida para el caso de m uchos factores.
2 P a ta una dem ostración detallada, véase C . E . F e k c u so n , The Neoclassicai Theory o f P roduaion a n d D istribution (Cam bridge: Cambridge
U niversity P re ss, 1969), págs. 136-153.

©ITES-Porunirjfb
Capitulo 21 D e m a n d a d e fa c to re s p o r parte d e la s e m p re s a s 595

40(10/*)
? = 7(vw)°
^ T (21-25)

y que la demanda de trabajo es

i - vo -v •»' ( 6>
Como vimos, si w = v>= 4$, y P = 15, esta empresa ofertará 100 hamburguesas por hora y contratará a 6,25 tra­
bajadores cada hora. Si w aumenta hasta 9$ y P y v no cambian, la empresa producirá 66,6 hamburguesas por hora
■dlizando únicamente a i,9 trabajadores.

D e sagre gació n de los efe cto s sustitución y producción. Para analizar los efectos sustitución y producción en
este problema, suponga que la empresa hubiera seguido produciendo 100 hamburguesas aunque el salario hubiera
aumentado hasta 9 dólares. Como vimos en el Capítulo 13, la minimización de costes exige que

i. v 4
B alizand o la fu n ció n d e p rod u cción original

q = \O0 = \0K°'-sL<,lsF0-i (21.28)


puuo con el requisito de minimización de costes (y F - 16) implica que
10 = 4(9/4L)0,a¿caí, (21.29)

que da un valor de L de, aproximadamente. 4,17. Incluso si se mantuviera constante la producción en 100 hambur­
guesas, el empleo disminuiría de 6,25 hasta 4,17 a medida que la empresa sustituye trabajo por capital(parrillas). Éste
es el efecto sustitución. La reducción adicional de contratar 4,17 a 1.9 trabajadores refleja lareducción de la produc­
ción horaria de hamburguesas de 100 a 66,6.

Función de dem anda co n producción constante. Para analizar esta situación un poco más formaimente, pode­
mos calcular la función de demanda de trabajo con producción constante utilizando el lema de Shephard. Los costes
totales de la empresa de hamburguesas son
CT = vK + wL + R, (21.30)
donde R es el alquiler fijo por el espacio. Sustituyendo las funciones de demanda de factores de K y L en esta expre­
sión. y utilizando la función de oferta (Ecuación 21.25) podemos calcular la función del coste total

(21.31)
800
Aplicando el lema de Shephard obtenemos

dw 1600
Para e¡ = 100 tenemos
L' = 6,25v0'V ° '5, (21.33)

que, para v = 4$.w = 4$ da ¿ ' = 6,25; y para v = 4 $ , w = 9$ da ¿ ' = 4,17, como obtuvimos anteriormente.
Observe cómo la función de demanda de factores (con producción constante), la Ecuación 21.32, nos permite mante­
ner constante la producción (q) en nuestro análisis, mientras que la función de demanda total de L (Ecuación 21.26)
permite cambiar implícitamente la producción. Por tanto, la función de demanda total de factores ofrece un mayor
impacto derivado de una variación del salario.

©íTES-ftjwiín/b
593 P ane VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

PREGUNTA: La “elasticidad de la producción" de la demanda de trabajo en la Ecuación 21.32 es 2: un


aumento del 10 por ciento de la producción exige aum entar el factor trabajo un 20 por ciento. ¿Por qué un
incremento de q exige que se añada tanto factor trabajo en este ejemplo?

Sensib ilid ad de la dem anda de facto re s a las v ariacio n e s de los


p re cio s de los factore s

El análisis anterior ofrece una base para explicar el grado en que la demanda de factores responderá a las
variaciones de los precios de los factores; es decir, ayuda a explicar la elasticidad-precio de la demanda de
factores. Suponga, por ejemplo, que aumenta el salario. Ya sabemos que se demandará menos trabajo.
Ahora queremos saber si esta reducción de la cantidad demandada será grande o pequeña. Prim ero, hay
que analizar el efecto sustitución. La reducción de la contratación de trabajo dependerá de la facilidad que
tengan las empresas para sustituir trabajo por otros factores de producción. En la terminología de los
Capítulos 11 y 12. la magnitud de este efecto dependerá de la elasticidad de sustitución que caracteriza a
la función de producción de la empresa. Para algunas empresas puede ser relativamente fácil sustituir tra­
bajadores por máquinas y. para estas empresas, la cantidad de trabajo demandado disminuirá considerable­
mente. O tras empresas pueden producir con una tecnología de proporciones fijas y. para ellas, la sustitu­
ción será imposible.

P la zo d e la s u s titu c ió n

Además de depender de las propiedades técnicas de la función de producción, la magnitud del efecto sus­
titución dependerá del periodo de tiempo que se permite para realizar el ajuste. A corto plazo, las empre­
sas pueden tener un stock de maquinaria que exige un número de trabajadores relativamente fijo. Por tanto,
las posibilidades de sustitución a corto plazo son reducidas. Sin embargo, a largo plazo la empresa puede
ser capaz de adaptar su maquinaria de forma que pueda utilizar menos trabajo por máquina; las posibilida­
des de sustitución pueden, por tanto, ser sustanciales. Por ejemplo, un incremento de los salarios de los
mineros del carbón tendrá un reducido efecto sustitución a cono plazo, porque el equipo existente para las
actividades extractivas del carbón exige que haya determinado número de trabajadores. Sin embargo, a
largo plazo hay pruebas claras de que la minería se puede hacer más capital intensiva utilizando máquinas
más complejas. A largo plazo, el trabajo se puede sustituir con capital.

E fe c to p ro d u c c ió n

U n incremento del salario también elevará los costes de las empresas. Como hemos visto, esto hará que el
precio del bien fabricado aumente, y los individuos reducirán sus compras de dicho bien. Esta reducción
del volumen de compras se denomina efecto producción: puesto que se fabrica menos producto, se deman­
da menos trabajo. El efecto producción reforzará así al efecto sustitución. Para analizar la probable mag­
nitud del efecto producción, debemos saber (1) la magnitud del incremento de costes provocado por el
incremento del salario y (2) la magnitud de la reducción de la cantidad demandada debida al incremento
del precio. La magnitud del prim ero de estos elementos dependerá de la “importancia” del trabajo en los
costes totales de producción, mientras que la magnitud del segundo dependerá de la elasticidad-precio de
la demanda del producto. En las industrias en las que los costes laborales constituyen una parte importan­
te de los costes totales, y para las que la demanda es muy elástica, el efecto producción será importante.

©/TESAjnsninfo
Capitulo 21 D e m a n d a de fa c to re s p o r parte de la s e m p re s a s 597

Por ejemplo, un incremento de los salarios de los camareros provocará, probablemente, un im portante efec­
to producción en la demanda de estos trabajadores, porque los costes laborales son una parte significativa
de los costes operativos de los restaurantes y la demanda de las comidas en restaurantes es relativamente
elástica al precio. Un incremento de los salarios provocará un importante aumento del precio, y esto hará
que los individuos reduzcan drásticamente las comidas en los restaurantes. Por otra parte, el efecto produc­
ción en la demanda de trabajadores de la industria farmacéutica será, probablemente, reducido, porque los
costes laborales directos constituyen una proporción reducida de los costes de producción de medicamen­
tos y la demanda de medicamentos es inelástica a los precios. Los incrementos del salario sólo tendrán un
efecto reducido sobre los costes y cualquier incremento resultante del precio no hará que se reduzca signi­
ficativamente la demanda de medicamentos.

U n resum en

Nuestra conclusión general, pues, es que la elasticidad-precio de la demanda de cualquier factor producti­
vo será m ayor (en valor absoluto),

1. Cuanto m ayor sea la elasticidad de sustitución de ese factor por otros factores;
2. Cuanto m ayor sea la proporción del coste total representada p o r el gasto en ese factor; y
3. Cuanto m ayor sea la elasticidad-precio de la demanda del bien producido.

Se alcanzan conclusiones análogas para la elasticidad-precio cruzada de la demanda de un factor res­


pecto a las variaciones del precio de algún otro factor. Estas relaciones se analizan en el siguiente ejemplo
y con más detalle en las ampliaciones a este capítulo.

EJEMPLO 21.3
Elasticidades de la dem anda de factores
Las fundones de demanda calculadas en el Ejemplo 21.2 ofrecen ejemplos muy sencillos para calcular la elasticidad
salario de la demanda de trabajo. También se pueden generalizar fácilmente a los casos más complejos que la función
Cobb-Douglas.

Elasticidades de sustitución. En la Ecuación 21.32 hemos calculado la función de demanda de trabajo con pro­
ducción constante para el Paraíso de las Hamburguesas como

L' = q ----- (21.34)


I 600
Esta función deja claro que ia elasticidad-salario de la demanda con producción constante (por las razones que des­
cribimos en las ampliaciones, la llamaremos es

dL' w clnL' n ,
n a = T - ' — =Ti = -0.5. (21.35)
ow L o In w
En este ejemplo estábamos analizando las decisiones de oferta a corto plazo y había importantes costes fijos. Sin
embargo, estos costes son irrelevantes para las decisiones de sustitución de la empresa y desaparecen cuando se cal­
cula la función de demanda con producción constante. Para poder generalizar nuestro resultado, nos centramos única­
mente en los costes variables: esto también permite ampliar el análisis al largo plazo en el que todos los costes son
variables.
En el caso del Paraíso de las Hamburguesas, los costes laborales representan la mitad de todos los costes varia­
bles (véase la función de producción en la Ecuación 13.33). Utilizando sL para representar esta proporción de los cos­
tes laborales sobre los costes variables, es evidente, derivando la Ecuación 21.32, que

© ITES-Parom níb
598 Parte VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

= sL - 1 = -(1 - sL) = -0,5. (21.36)

Este resultado es, de hecho, un caso especial del resultado mostrado en las ampliaciones por el cual
(21.37)

donde o es la elasticidad de sustitución de la función de producción. Para el caso Cobb-Douglas analizado aquí, cr = 1
por lo que la Ecuación 21.37 se reduce a la 21.36. Por lo general, como cabría esperar, cuanto mayor sea a , mayor
(en valor absoluto) será t)^ , el efecto sustitución en la demanda de trabajo.

Elasticidades de producción. La cuantiñcación de los efectos producción en la demanda defactores exige anali­
zar la cadena de acontecimientos que hacen que cambie la producción cuando varía el salario. Esta secuencia ya se ha
mostrado en la Ecuación 21.24. Expresándola en función de la elasticidad tenemos
eL,„(.de variaciones de q) = eLj¡ ■eqP ■epcm - ecMs¡w. (21.38)

Hay dos formas de interpretar esta ecuación, dependiendo de si todas las empresas experimentan la variación de w o
de si sólo la padece una, y por tanto dependiendo de si varía el precio o no. En el caso analizado en el Ejemplo 21.2
se suponía que el precio del producto permanecía constante, por lo que hay que volver a interpretar los dos términos
intermedios de la Ecuación 21.38. Puesto que la función del coste total en la Ecuación 21.31 muestra que, aquí, el
CMg es una función lineal de q, con un precio constante cualquier incremento del CMg debe dar lugar a una dismi­
nución proporcional de q. Por tanto, el producto de estos dos términos debe ser 1. La Ecuación 21.31 también mues­
tra que eCMgw = 0,5. Puesto que la función de producción utilizada en el Ejemplo 21.2 (Ecuación 21.28) tiene rendi­
mientos decrecientes a escala a corto plazo, eL = 1Jeq ¿ = 2 para movimientos a lo largo de la senda de expansión
(cuando, como en la Ecuación 21.29) ambos factores variables aumentan juntos). En definitiva pues
eL „(de variaciones de q) - (2) (-1) (0,5) = -1 . (21.39)

La elasticidad total de la demanda (incluyendo los efectos sustitución y producción) es


eLv = -0 ,5 -1 ,0 = -1,5, (21.40)

como se puede verificar directamente a partir de la Ecuación de demanda 21.26.


Cuando las variaciones del salario afectan a todas las empresas es necesario volver a interpretar la Ecuación 21.38.
A largo plazo, con rendimientos constantes a escala

^ = 1 (21-41)

e CMg.y/ = s l. '

por lo que el efecto producción se puede escribir como


eL „(de variaciones de q) = sLeqP (21.42)

y la elasticidad-salario total de la demanda es


eL* = firx + sLeq,P = -(1 - s L) o + sLeqP. (21.43)

Puesto que cada empresa mantiene una cuota constante de la producción de la industria, eq P es idéntica a la elas­
ticidad de la demanda de mercado de las producciones de estas empresas (eQP). Por tanto, la Ecuación 21.43 mues­
tra explícitamente cómo depende eL de los diversos factores comentados anteriormente. Por ejemplo, si el trabajo
representa el 75 por ciento de los costes en una industria caracterizada por una función de producción Cobb-Douglas,
y la elasticidad de la demanda del producto de la industria es 2, eUw será [= -0,25 + 0,75(-2)| = -1,75. Observe
que, en este caso, la elasticidad salario está determinada en gran medida por la elasticidad de la demanda del bien que
fabrica el trabajo. Por otra parte, para un factor que representa una pequeña parte de los costes totales, la elasticidad
de la demanda vendrá determinada fundamentalmente por la elasticidad de sustitución de ese factor por otros factores.

© /T E S -P o ra n in fo
Capítulo 21 D e m a n d a de fa c to re s p o r parte d e la s e m p re sa s 599

P R E G U N T A : Para una industria caracterizada por una función de producción de tipo Cobb-Douglas,
¿cómo queda determinada la elasticidad de la demanda de trabajo únicamente por la elasticidad-precio de
la demanda de producción y p o r p, el exponente del trabajo en la función de producción? (Pista: Véase la
nota a pie de página 5 de este capítulo).

A n á lisis de la productividad m arginal y de lo s determ inantes de


la proporción de factore s

Como indicaba la cita de Ricardo en la introducción a la Parte VII, el análisis de los determinantes de la
proporción de la producción total que corresponde a cada factor de producción ha sido una cuestión esen­
cial en el desarrollo de la teoría económica. Una cuestión política que impulsó gran parte de este análisis
fue el debate en Inglaterra sobre la supresión de las Leyes de Granos, que analizamos en el Capítulo 16.
El debate sobre esta supresión centró la atención en el hecho de que, con estas leyes, los terratenientes pro­
tegidos en Inglaterra recibían una m ayor proporción de la renta nacional de la que obtendrían si se supri­
mieran dichas leyes. Para poder analizar correctamente los posibles efectos de la supresión de estas leyes
sobre la distribución de la renta entre los factores de producción fue necesario desarrollar una teoría sobre
la participación de los factores. El análisis de este problema se basó en el prim er análisis de Ricardo sobre
la renta. Los análisis más recientes han utilizado la teoría de la demanda de factores desarrollada en este
capítulo.

D eterm inación com petitiva de la s p rop orcion e s de la renta

Suponga que sólo hay una empresa (tal vez, “ la econom ía") que está produciendo un bien homogéneo uti­
lizando trabajo y capital. La función de producción de la empresa viene dada por Q = f ( K , L) y esta pro­
ducción se vende a un precio P en el mercado. La renta total obtenida por el trabajo en el proceso produc-
üvo durante un periodo es wL, mientras que la renta total obtenida por el capital es v K (donde v es el coste
del capital). Si la empresa en cuestión maximiza los beneficios y opera como si estuviera en un mercado
perfectamente competitivo, elegirá el capital y el trabajo de forma que el valor del producto marginal de
cada factor sea igual al precio. Por tanto

•' J 1 U- wí- P P M g . - L PMgL L .


participación dei trabajo = = -------■
— *— = -----^ ----- (21.44)

y • • .» . , ■ , vK P P M g . K PMgK K
participación del capital = — = --------- —------ = — —-----
PQ PQ Q
Las proporciones del capital y el trabajo están, por tanto, determinadas por propiedades puramente téc­
nicas de la función de producción relativas a las cantidades utilizadas de esos factores y a sus productos
marginales físicos respectivos. Si supiéramos la forma exacta de la función de producción, podríamos pre­
decir el comportamiento de la participación de los factores4.

4 L a proporción d e factores determ inada d e form a com petitiva tam bién puede interpretarse com o la elasticidad de la producción respecto al
factor productivo en cuestión. P o r ejem plo, en el caso del trabajo,
<y L PM g, -L
eQL =— ■— = — 2*— = proporción del trabajo.

©/TESíaranm/b
600 P ane V lf Fijación d e p re c io s e n lo s m e rc a d o s de fa c to re s

Participación de lo s fa cto re s y elasticidad de su stitu ción

Si estamos dispuestos a suponer que los mercados de factores son perfectamente competitivos (o, tal vez,
se aproximan bastante a la competencia perfecta), el concepto de elasticidad de sustitución puede ser bas­
tante útil para analizar el comportamiento de las participación de los factores. Recuerde que la elasticidad
de sustitución se definía como
g = M K / L ) en porcentaje
A (w /v)’ en porcentaje

y que podemos utilizar este parám etro para analizar los cambios de las participaciones relativas de los fac­
tores. Si o = l, la Ecuación 21.45 dice que wlv cambiará en exactamente la misma proporción que KIL.
Por tanto, en este caso, las proporciones relativas de capital y trabajo (vK/wL) se mantendrán constantes.
Cualquier incremento de la ratio capital-trabajo a lo largo del tiempo se verá compensado exactamente por
un incremento de PMgL/ PMgK (= RST), y esta variación se manifestará como un incremento idéntico de
wlv.

Para o > 1, el incremento porcentual de KIL será m ayor que el incremento porcentual de wlv, y por
tanto la participación del capital en la renta total aumentará a medida que aumenta la relación capital-tra­
bajo. Se produce el resultado opuesto cuando o < 1 (cuando la sustitución resulta relativamente difícil), La
participación del capital tenderá a disminuir en este caso porque el precio relativo del trabajo está aumen­
tando rápidamente ante la creciente cantidad de capital por trabajador.

La elasticidad de sustitución es, p o r tanto, una herramienta conceptualmente útil para com prender el
efecto de la variación de las proporciones de los factores sobre la participación de los factores. Si resulta
relativamente fácil sustituir factores entre sí, el factor que esté creciendo más deprisa aumentará su parti­
cipación en la renta total. Pero no tiene por qué ser así. Si es difícil sustituir factores entre sí, el cambio
de la remuneración relativa de los factores provocado por la alteración de las proporciones de los factores
podrá revertir este resultado. Empíricamente, parece verificarse que la participación de la renta del traba­
jo y el capital en la renta total ha sido relativamente constante a lo largo del tiempo. Ésta es una de las
razones por la que la función de producción de tipo Cobb-Douglas tiene un considerable interés. Puesto
que ésta es la función de producción para la que <j = 1, es coherente con la constancia observada de la par­
ticipación de los factores3.

Este hecho se suele utilizar en lus estudios em píricos sobre el cam bio tecnológico (véase el Capítulo 11). Si la función de producción tiene
rendim ientos constantes a escala, estas proporciones sum arán uno.
D emostración: Si f ( K . L ) tiene rendim ientos constantes a escala, sabrem os que
f ( t K , iL ) = i ■f ( K . L-) para lodo í > 0.

D iferenciando respecto a i se obtiene


fiK + A L - f l K . L )
o
PM gK ■K + PMg, ■L = f ( K . L ) = Q.
M ultiplicando esta ecuación por P y utilizando las relaciones de dem anda de las Ecuaciones 21.13 se dem uestra que estas proporciones
sum an, en efecto, uno.
5 L a constancia de la participación de los factores se puede dem ostrar directam ente a partir de la función de producción de tipo Cobb-
Douglas:
q - A tril.
donde ct + P - 1 . Puesto que

©fTES-floranin/b
Capitulo 21 D e m a n d a de fa c to re s p o r parte de la s e m p re s a s 601

M o n o p so n io en el m ercado de factores
En muchas situaciones las empresas no son precio-aceptantes en los mercados de factores que adquieren.
Es decir, la curva de oferta de, por ejemplo, el trabajo que contrata la empresa no es infinitamente elásti­
ca al salario existente. A menudo será necesario que la empresa ofrezca un salario superior al actual si quie­
re atraer a más empleados. Para poder analizar este tipo de situaciones, lo más conveniente consiste en
analizar el caso extrem o del monopsonio (un único comprador) en el mercado de trabajo. Si sólo hay un
comprador en el mercado de trabajo, esta empresa afronta toda la curva de oferta del mercado, Para aumen­
tar su contratación de trabajo una unidad más, se debe m over a un punto superior de esta curva de oferta.
Para ello, tendrá que pagar un salario superior no sólo al “trabajador marginal” , sino también a todos los
trabajadores que ya tiene empleados. El gasto marginal asociado a la contratación de una unidad adicional
de trabajo (GMgL) es superior, p o r tanto, al salario. Podemos dem ostrar matemáticamente este resultado
de la siguiente manera. El coste total del trabajo para la empresa será de wL. Por tanto, la variación de
esos costes debido a la contratación de un trabajador adicional es

GMgL = ^ =w +L ^ - (21.46)
cL dL

En el caso competitivo, dw/6L = 0, y el gasto marginal de contratar a un trabajador más es, sencilla­
mente, el salario de mercado, w. Sin embargo, si la empresa se enfrenta a una curva de oferta de trabajo
con pendiente positiva, dw/ dL > 0 y el gasto marginal es superior al salario. Estas ideas quedan resumi­
das en la siguiente definición:

D e f in ic ió n

G a sto m arginal en un factor p roductivo El gasto marginal asociado a cualquier factor (CMg)
es el incremento de los costes totales del factor resultante de contratar una unidad más. Si la empresa
se enfrenta a una curva de oferta del factor con pendiente positiva, el gasto marginal será superior al
precio de mercado del factor.

Una empresa maximizadora de beneficios contratará cualquier factor hasta el punto en que el valor del
producto marginal sea igual a su coste m arginal. Ésta es, sencillamente, una generalización de nuestro aná­
lisis anterior de tas elecciones marginales para cubrir el caso del poder monopsónico en el mercado de tra­
bajo. Al igual que antes, cualquier alejamiento de estas elecciones provocará que la empresa obtenga menos
beneficios. Si, por ejemplo, el VPMgL > GMgL, la empresa debería contratar más trabajadores, porque esta
contratación elevará los ingresos m ás que los costes. Alternativamente, si VPMgL <GMgL, habrá que redu­
cir el empleo porque se reducirán los costes más rápidamente que la reducción de los ingresos.

la participación del trabajo = sL = Pt> M l k ..L = WA K '‘ L> ' ) %L = p


K K J L PQ A K al? P
Una dem ostración análoga perm ite ver que la participación del capital = a ; p o r tanto, las participaciones son constantes e independientes
d e la ofen a total de trabajo y capital. C a tO Ü C a d e C o lO m & l*

B IB LIO TEC A ©ITESParaninfo


602 Pane Vil Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

Análisis gráfico
La elección del monopsonista del factor trabajo se ilustra en la Figura 21.2. La curva de demanda de tra­
bajo (D) de la empresa se dibuja con pendiente negativa, como hemos demostrado que debe ser6 .

F IG U R A 21.2 Fijación de precios en un mercado de trabajo m onopsonista

Si u n a e m p r e s a a f ro n ta u n a c u r v a d e o f e r ta d e tr a b a jo (5 ) c o n p e n d ie n te p o s itiv a , b a s a r á s u s d e c is io n e s e n e l g a s to m a rg in a l
d e la c o n tr a ta c ió n a d ic io n a l (G M g L). P u e s to q u e S tie n e p e n d ie n te p o s itiv a , la c u r v a d e l G M g L e s tá p o r d e b a jo d e S . L a
c u r v a S s e p u e d e c o n s id e r a r c o m o u n a “ c u r v a d e c o s te m e d io d e l tr a b a jo ” , y la c u r v a d e l G M g t e s m a r g in a l a S . En L¡ s e
c u m p le la c o n d ic ió n d e e q u ilib rio G M g L = V P M gt , y é s ta e s la c a n tid a d c o n tr a ta d a a l s a la rio d e l m e r c a d o tv,. O b s e r v e q u e
e l m o n o p s o n is ta a d q u ie r e m e n o s tr a b a jo q u e e n e l c a s o d e q u e e l m e r c a d o d e tr a b a jo fiie ra d e c o m p e te n c ia p e r f e c ta (L * ).

Aquí también se construye la curva del GMgL asociada a la curva de oferta de trabajo (S) de forma muy
parecida a la curva del ingreso marginal asociada a la curva de demanda. Puesto que S tiene pendiente posi­
tiva, ia curva del GMgL está por debajo de S. El nivel de factor trabajo maximizador de beneficios para el
monopsonista viene dado por L¡, puesto que a este nivel se cumple el requisito de maximización de bene­
ficios de la Ecuación 21.3. A i , el salario en el mercado viene dado por w,. Observe que la cantidad
demandada de trabajo es inferior a la que se contrataría en un mercado de trabajo de competencia perfecta
(¿*). La empresa ha limitado su demanda del factor debido a su posición monopsonista en el mercado. Las
analogías formales entre este análisis y el del monopolio presentado en el Capítulo 18 deben ser evidentes.
En concreto, la "curva de demanda” del monopsonista viene dada por un único punto que es wv El

6 L a Figura 2 1 .2 só lo tiene Roes pedagógicos y no puede defenderse con rigor. Concretam ente, la curva denom inada D , aunque se supone
que representa a la curva de “dem anda" (o e! valor del producto m arginal) del trabajo, no tiene u n significado preciso para el com prador
m onopsonista de trabajo, porque no podem os construir esta curva haciendo que la em presa se enfrente a un salario fijo. P o r el contrario,
la em presa tiene en cuenta toda la curva de oferta, S , y utiliza la curva auxiliar GMgL para elegir el punto más favorable sobre S. E n sen­
tido estricto, no existe una curva d e dem anda del m onopsonista. Este caso e s análogo al del m onopolio, en el que no podem os hablar de
una “cu rv a d e o ferta” del monopolista.

© IT E S -P a ra n in fo
Capítulo 21 D e m a n d a de fa c to re s por parte d e la s e m p re sa s 603

monopsonista ha elegido esle punto como el más deseable de todos los puntos de la curva de oferta S. No
se elegirá ningún otro punto a no ser que un cambio externo (como un desplazamiento de la demanda del
producto de la empresa o un cambio tecnológico) afecte al valor del producto marginal del trabajo7-8.

E J E M P L O 2 1 .4
Contratación en el m on opsonio____________________________________________________________________

Para ilustrar estos conceptos en un contexto muy sencillo, suponga que un minero en una mina de carbón puede extraer
dos toneladas de carbón por hora, y que e! carbón se vende a 10 dólares por tonelada. El valor del producto marginal
del trabajo es, por tanto, de 20 dólares por hora. Si la mina es la única empresa que conn-ata a mineros en la región
y afronta una curva de oferta de trabajo de la forma
L = 50w. (21.47)
esta empresa debería ser consciente de que sus decisiones de contratación afectarán a los salarios. Al expresar el gasto
salarial total en función de L ,
i}
»vL = — , (21.48)

el gestor de la mina puede (tal vez sólo implícitamente) calcular el gasto marginal asociado a la contratación de mine­
ros:

GMg L = ^ = ±-- (21.49)


oL 25
Igualando esta expresión al valor del producto marginal de los mineros de 20 dólares se deriva que el operador de
la mina debería contratar a 500 trabajadores por hora. A este nivel de empleo el salario será de 10 dólares por hora:
tan sólo la mitad del valor del valor del producto marginal de los trabajadores. Si el operador de la mina hubiera esta­
do sometido a lacompetencia delmercado, viéndose obligado a pagar 20 dólares por horaindependientemente del
númerode mineros quecontratara, elequilibrio de mercado se hubiera establecido con L - 1000, en vez de los 500
mineros contratados en el caso del monopsonio.

PREGUNTA: Suponga que el precio del carbón aumenta hasta 15 dólares. ¿Cómo afectaría este cambio a
la contratación del monopsonista y al salario de los mineros? ¿Cómo se beneficiarían totalmente los mine­
ros del incremento de su VPMgl

M o n o p o lio en la oferta de facto re s


Otra forma en la que se puede producir la competencia imperfecta en el mercado de factores es que los pro­
veedores del factor sean capaces de constituirse en monopolio. Los ejemplos de estos monopolios incluyen
los de los sindicatos en las industrias “closed s to p ” (es decir, industrias donde es obligatoria la pertenen­
cia a un determinado sindicato de trabajadores para poder trabajar en las mismas), los carteles de produc­
ción de determinados tipos de equipos de capital y las empresas (o países) que controlan provisiones exclu­

7 P ara un análisis detallado del análisis d e estática com parativa d e la dem anda de factores e n los casus de m onopolio y m onopsonio, véase
W .E . DlEWERT. "D ualily A pproacbes to M icroeconom ic T heory" en K .J. A rrow y M .D . Intriligator. e d s.. H antlbook o f M aihem athvl
E conom ics, vol. 2 (Ám sterdam : North-H olland. 1982). págs. 584-590.
8 U n m onopsonio tam bién puede practicar la discrim inación d e precios de todas las form as descritas para e l caso del m onopolio en el Capítulo
18. Para un ejem plo, véase el Problem a 21.9.

©/TESAirortm/ó
604 Pane Vil Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

sivas de recursos naturales. El análisis de estas situaciones se realiza de forma análoga a la utilizada para
el caso del monopolio: el proveedor monopolista puede elegir cualquier punto sobre la curva de demanda
de factores. Por ejemplo, un proveedor monopolista de un factor puede maximizar sus ingresos vendiendo
factores y eligiendo ofertar el nivel de producción para el que el ingreso marginal es igual a cero. O puede
elegir cualquier otro nivel de oferta del factor que permita alcanzar u n resultado deseable9. E n tanto en
cuanto esta elección dé lugar a precios de los factores superiores a los costes de oportunidad se obtendrán
rentas monopolistas. Estas rentas existirán siempre que se pueda limitar la entrada al mercado del factor.

M o n o p o lio bilateral

Si tanto el lado de la demanda como el lado de la oferta del mercado de un factor están monopolizados, el
resultado final en el m ercado estará indeterminado. Cada agente puede limitar la gama de resultados alcan-
zables, pero el resultado que se producirá finalmente dependerá de las habilidades negociadoras de las par­
tes. La Figura 21.3 representa un mercado en el que un proveedor monopolista de algún factor (por ejem­
plo, un metal escaso utilizado para producir una aleación) tiene enfrente a un comprador monopsonista del
factor (el único productor de la aleación). El punto preferido por el monopolista se produce ahí donde su
coste marginal de producción (CMg) es igual al ingreso marginal (IMg) asociado a la demanda del metal
escaso. En ese punto se produciría Ql a un precio Pv El equilibrio preferido por el monopolista se deno­
ta mediante Ev Por otra parte, el monopsonio preferiría intercambiar Q2 a un precio P2, porque ese equi­
librio (E2) maximiza su beneficio.

Monopolio bilateral

U n p r o v e e d o r m o n o p o lis ta d e u n f a c to r p r e f e r ir á el e q u ilib rio E „ m ie n tra s q u e u n d e m a n d a n te m o n o p s o n is ta d e l f a c to r p r e ­


f e r i r á e l e q u ilib rio E 2. E n e s te c a s o e l re s u lta d o e n el m e r c a d o n o e s tá d e te r m in a d o y d e b e f ija rs e m e d ia n te u n a n e g o c ia ­
c ió n .

9 E n ei Capitulo 22 se describirán varios objetivos alternativos de un sindicato monopolista.

©ITES-Paraninfo
Capitulo 21 D e m a n d a de fa c to re s p o r parte de la s e m p re sa s 606

Así pues, en la situación de monopolio bilateral representada en la Figura 21.3, los deseos del compra­
dor y del vendedor entran en conflicto. Ni el punto E¡ ni el punto E , son resultados de equilibrio, y las
partes deben negociar entre sí para alcanzar una solución. Aunque el análisis del gráfico puede imponer
límites al probable resultado de esta negociación, el alcanzar una determinada s o I u c í ó d exige desarrollar un
modelo formal del proceso de negociación. A menudo, estos modelos parten de las herramientas de la teo­
ría de juegos (véase el Ejemplo 22.4).

R e su m e n

En este capítulo hemos utilizado el modelo de una empresa maximizadora de beneficios para analizar la
demanda de factores de esa empresa. Hemos ilustrado varias aplicaciones de nuestro resultado general
(derivado por primera vez en el Capítulo 13) de que la empresa contratará cualquier factor hasta el punto
en que el valor del producto marginal ( VPMg) de la última unidad contratada es igual al gasto marginal
(GMg) de contratar esa unidad:

• El valor del producto marginal obtenido por la contratación de unidades adicionales de un factor es la
influencia combinada del producto físico marginal del factor y del ingreso marginal de la empresa en
su mercado de productos.

• Si la empresa es precio-aceptante para los factores que contrata, será posible analizar la estática com­
parativa de su demanda de forma bastante exhaustiva. Un incremento del precio de un factor hará que
se contraten menos unidades debido a los efectos sustitución y producción. La magnitud de estos efec­
tos dependerá de la tecnología de la empresa y de la respuesta de la demanda a los precios de sus pro­
ductos.

• La teoría de ía productividad marginal de la demanda de factores también se puede utilizar para ana­
lizar los determinantes de las participaciones relativas de los distintos factores de producción en la
renta. La elasticidad de sustitución indica cómo varían estas participaciones en respuesta a una varia­
ción de la oferta de factores.

• Si una empresa tiene una posición monopsónica en un mercado de factores, será consciente de que su
contratación afecta a los precios de los factores. El gasto marginal asociado a la contratación de uni­
dades adicionales de un factor será superior al precio del factor, y la empresa reducirá la contratación
por debajo del nivel competitivo que maximiza los beneficios. Si la empresa tiene una posición
monopsónica en varios mercados, será posible que pueda poner en práctica una discriminación de pre­
cios de los factores en los diversos mercados.

• Si los proveedores de factores forman un monopolio frente a un demandante monopsonista, el resul­


tado estará indeterminado. En esta situación de monopolio bilateral el equilibrio del mercado que se
alcance dependerá de la negociación entre las dos partes.

Problem as
21.1
Suponga que la demanda de trabajo viene dada por
L = -50w + 450

©STES-Pararinfb
606 Parte VII Fijación d e p re c io s e n lo s m e rc a d o s de fa c to re s

y la oferta por
L = lOOw,
donde L representa el número de personas empleadas y w el salario real por hora.
a) ¿Cuáles serán los niveles de equilibrio de y L en este mercado?
b) Suponga que un gobierno quiere elevar el salario de equilibrio a 4$ por hora ofreciendo un subsidio a los empre­
sarios por cada persona contratada. ¿A cuánto debe ascender el subsidio? ¿Cuál será el nuevo nivel de empleo de
equilibrio? ¿Cuál será la cuantía total del subsidio?
c) Suponga que, por el contrario, el gobierno impone un salario mínimo de 4$ por hora. ¿Cuánto trabajo se deman­
dará a este precio? ¿Cuál será el nivel de desempleo?
d) Dibuje sus resultados.

2 1 .2
Suponga que el mercado de automóviles de alquiler (para hombres de negocio) es perfectamente competitivo siendo
la demanda de este factor de capital
K = 1 500 - 25v
y la oferta
K = 75v-500,
donde K representa el número de vehículos alquilados por las empresas y v es el precio del alquiler al día.
a) ¿Cuáles serán los niveles de equilibrio de v y K en este mercado?
b) Suponga que, tras un embargo petrolífero, el precio de la gasolina aumenta drásticamente de forma que las empre­
sas deben tener en cuenta ahora este precio ai tomar sus decisiones sobre alquiler de vehículos. Su demanda de
vehículos de alquiler viene dada ahora por
K = 1 700 - 25v - 300g,
donde g es el precio por litro de gasolina. ¿Cuáles serán los niveles de equilibrio de v y K si g = 2$ ? ¿Y si
S = 3$?
c) Dibuje sus resultados.
d) Puesto que el embargo petrolífero ha reducido la demanda de vehículos de alquiler, ¿cuáles pueden ser las conse­
cuencias para los demás mercados del factor capital? Por ejemplo, los empleados siguen necesitando servicios de
transporte por lo que, ¿cómo se puede ver afectado el transporte público? Puesto que los hombres de negocio tam­
bién alquilan automóviles para asistir a reuniones, ¿qué puede ocurrir en el mercado de equipamientos telefónicos
cuando los empleados se desplazan menos y utilizan más el teléfono? ¿Puede pensar en algún otro mercado de fac­
tores que se pueda ver afectado?

21.3
Un terrateniente tiene tres explotaciones agrícolas (A, B y C) con tierras de distinta fertilidad. Los niveles de produc­
ción de las tres explotaciones, con uno, dos y tres jornaleros contratados, vienen dados por:

Nivel de producción
j Explotación A Explotación B Explotación C
1 10 8 5
2 17 11 7
3 21 13 8

©ITES-Pararimfo
Capítulo 21 D e m a n d a de fa c to re s p o r parte de la s e m p re s a s 607

Por ejemplo, si se contrata a tres jornaleros, uno por explotación, la producción total será 10 + 8 + 5 =23. Esto
representaría una mala asignación del trabajo porque, si se asigna el jornalero de la Explotación C a la Explotación
A, la producción total ascenderíaa 17 + 8 = 25.
a) Si las condiciones del mercado hacen que el terrateniente contrate a cinco jornaleros, ¿cuál sería la asignación del
trabajo más productiva? ¿Cuánto se produciría? ¿Cuál es el producto marginal del último jornalero contratado?
b) Si se vende esa producción agrícola en un mercado de competencia perfecta, siendo el preció unitario de 1 dólar,
y el equilibrio en el mercado de trabajo se produce cuando se contrata a cinco jornaleros, ¿cuál será el salario? ¿A
cuánto ascenderá el beneficio del terrateniente?

2 1.4
El segado de los parques requiere sólo trabajo (jardineros) y capital (segadoras). Estos factores se deben utilizar en
proporciones fijas de un trabajador por segadora, y la producción tiene rendimientos constantes a escala. Suponga que
el salario de los jardineros es de 2S por hora, que las segadoras se alquilan por 53 la hora, y que la elasticidad-precio
de la demanda de segadoras es 2.
a) ¿Cuál es la elasticidad-salario de la demanda de jardineros (es decir, a cuánto asciende GL/Gw • w/L)1
b) ¿A cuánto asciende la elasticidad de la demanda de segadoras respecto a su precio de alquiler (es decir,
d K/ dv-v/ K)?
c) ¿A cuánto asciende la elasticidad cruzada de la demanda de segadoras respecto al salario (es decir, GK/dw ■w/K)'!

2 1.5
Suponga que la cantidad de sobres engomados por hora por Encías Pegajosas, S.L., es Q = 10 000 \ÍL. donde L es
el número de trabajadores contratados por hora por la empresa. Suponga además que el negocio de engomar sobres
es perfectamente competitivo con un precio de mercado de 0,01$ por sobre.
a) ¿Cuánto trabajo se contratará al salario competitivo de 10$? ¿De 5$? ¿De 2$? Utilice sus resultados para dibujar
la curva de demanda de trabajo.
b) Suponga que Encías Pegajosas contrata su trabajo a un salario de 10$ por hora. ¿Qué cantidad de sobres se engo­
marán cuando el precio del sobre cerrado es de 0,1$, 0,05$. 0,02$? Utilice sus resultados para dibujar la curva de
oferta de sobres engomados.

2 1.6
Suponga que hay un número fijo de 1 000 empresas idénticas en la industria perfectamente competitiva de tubos de
hormigón. Cada empresa produce la misma proporción de la producción total del mercado, y la función de produc­
ción de cada empresa viene dada por
q = 'ÍKL.
Suponga también que la demanda de mercado de los tubos de hormigón viene dada por
Q = 400 000 -100 000P,
donde Q es ia cantidad total de tubos.
a) Si w = v = 1$, ¿cuál será ¡a relación de K y L que utilizará cada empresa? ¿Cuál será el coste medio y marginal
a corto plazo de los tubos?
b) En el equilibrio a largo plazo, ¿cuál será el precio y la cantidad de equilibrio en el mercado de cubos? ¿Cuánto
producirá cada empresa? ¿Cuánto trabajo contratará cada empresa y cuánto trabajo se contratará en todo el mer­
cado?
c) Suponga que el salario, w, aumenta hasta 2$ mientras que v permanece constante e igual a 1$. ¿Cómo cambiará
esto el cociente capital-trabajo de la empresa típica, y cómo afectará a sus costes marginales?

©ITBWommnfb
608 Pane VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

d) En las circunstancias del apartado anterior, ¿cuál será el equilibrio del mercado a largo plazo? ¿Cuánto trabajo se
contratará ahora en la industria?
e) ¿Qué parte del cambio de la demanda total de trabajo, del apartado (b) al apartado (d), representa el efecto susti­
tución resultante de la variación del salario y qué parte representa el efecto producción?

2 1 .7
A principios de la década de 1960 el Comité de Asesores Económicos del Presidente John Kennedy recomendó la
creación de “Indicadores Salarios-Precios”. La idea central de estos indicadores consistía en exigir que los salarios de
todas las industrias aumentaran al ritmo al que aumentaba el nivel de producción nacional por trabajador {aproxima­
damente un 3,2 por ciento anual). Algunas industrias tendrían tasas de crecimiento de la productividad inferiores al
3,2 por ciento. Estas industrias podrían elevar sus precios en la cantidad en la que su productividad crecía menos que
la media nacional. Por otra parte, las empresas cuyas productividades aumentaban por encima de la media nacional
deberían reducir sus precios en la magnitud de este exceso.
El cumplimiento de estas reglas pretendía que los precios se mantuvieran constantes a escala nacional. Había
numerosas excepciones a estos principios generales, pero no son importantes para la resolución de este ejercicio.
Suponiendo que los Indicadores Salarios-Precios fueran impuestos con una ley de obligado cumplimiento, responda a
las siguientes preguntas:
a) ¿Qué pasaría con la participación relativa de los factores en la renta en cada industria a lo largo del tiempo?
b) ¿Qué supone esto, de forma implícita, sobre la elasticidad de sustitución en todas las industrias?
c) ¿Qué efecto tendría esta ley sobre ia inversión en nuevo capital si las industrias no cumplieran el supuesto anali­
zado en el apartado anterior?
d) Respecto a su respuesta en el apartado anterior, ¿qué efectos cree que tendrían los indicadores sobre el crecimien­
to económico?

21.8
Carlos el modista posee una gran fábrica de vestidos en una isla aislada. La fabrica de Carlos es la única fuente de
empleo para la mayoría de los isleños, y por tanto Carlos actúa como un monopsonista. La curva de oferta de los tra­
bajadores de la industria del vestido viene dada por
L = 80w,
donde L es el número de trabajadores contratados y w su salario por hora. Suponga también que la curva de deman­
da de trabajo de Carlos (el valor del producto marginal) viene dada por
L = 400 - 40VPMgL.

a) ¿Cuántos trabajadores contratará Carlos para maximizar sus beneficios, y qué salario pagará?
b) Suponga ahora que el gobierno impone una ley de salario mínimo que abarca a todos los trabajadores de la indus­
tria del vestido. ¿Cuántos trabajadores contratará ahora Carlos y cuánto paro habrá si el salario mínimo se fija en
4$ por hora?
c) Dibuje sus resultados.
d) ¿Cómo difiere un salario mínimo impuesto en una situación de monopsonio del salario mínimo impuesto en con­
diciones de competencia perfecta (suponiendo que el salario mínimo esté por encima del salario fijado en el mer­
cado)?

2 1 .9
La Ajax Coal Company es la única empresa que contrata trabajo en su zona. Puede contratar a cualquier número de
trabajadores varones o mujeres que quiera. La curva de oferta de trabajadoras viene dada por

© (Í E S - P a r a n in f o
Capítulo 21 D e m a n d a d e fa c to re s por parte de la s e m p re s a s 609

Lf - IOOh^
y la de trabajadores por

donde wf y wm representan los salarios por hora de mujeres y hombres respectivamente. Suponga que Ajax vende
el carbón que extrae en un mercado de competencia perfecta a 5$ por tonelada, y que cada trabajador contratado (tanto
hombres como mujeres) puede extraer dos toneladas de carbón por hora. Si la empresa quiere maximizar los benefi­
cios, ¿cuántos trabajadores y trabajadoras debe contratar, y a qué salario por grupo? ¿Qué beneficios obtendrá la
empresa por hora por su maquinaria minera? ¿Qué diferencia hay entre este resultado y el de la situación en la que
Ajax está obligada (por ejemplo, por las fuerzas del mercado) a pagar a todos ios trabajadores el mismo salario en
función del valor de sus productos marginales?

21.10
La ciudad de Podunk ha decidido ofrecer servicios de seguridad a sus residentes contratando trabajadores (L) y perros
guardianes (D). Los servicios de seguridad (5) se producen siguiendo la función de producción
s =Jld ,
y los residentes de la ciudad quieren consumir 10 unidades de estos servicios por periodo.
a) Suponga que tanto L como D se contratan por 1S por periodo. ¿Cuánto se contratará de cada factor para producir
los servicios deseados al coste mínimo? ¿Cuál será ese coste?
b) Suponga ahora que Podunk es la única ciudad que contrata a las personas que trabajan con perros guardianes y que
la curva de oferta de estos trabajadores viene dada por
L - 10w,
donde w es el salario por periodo de los adiestradores de perros. Si los perros se siguen contratando a 1$ por perio­
do, ¿cuánto debe contratar la ciudad de cada factor para producir los servicios deseados al coste mínimo? ¿A cuán­
to ascenderán esos costes? ¿Cuál será el salario de esos adiestradores?

Lecturas re co m end ad as
Becker, G. The Economics ofDiscrimination. 2nd ed. Chicago: University of Chicago Press, 1971.
First theoretical analysis o f economic discrimination. Shows that under competitive conditions discrimination may harm
the discriminator as well.
Berck, P. y K- Sydsaeter. Economists' Mathematical Manual. Berlin: Springer-Verlag, 1993.
Chapier 25 contains a nice summary of functional forms for input demand equations.
Diewert, W.E. “Duality Approaches to Microeconomic Theory". En K.J. Arrow y M.D. Intriligator, eds., Handbook of
Mathematical Economics, val. 2. Amsterdam: North-Holland, 1982, pp. 537-584.
Advanced use of duality to study input demand.
Douglas, P.H. The Theory of Wages. New York: Crowell-Collier and Macmillan, 1934.
First use ofthe Cobb-Douglas production function to analyze input shares in the United States.
Ferguson, C.E. "‘Inferior Factors’ and the Theories of Production and Input Demand”. Económica n.s. 35 (1968): 140-150.
Detailed treatment of inferior inputs and why they pose no special problems for inpul demand theory.
Fuss, M. y D. McFadden, eds. Production Economics: A Dual Approach to Theory and Application. Amsterdam: North-
Holland, 1980.
Sophisticated development of the relationship between production functions and input demand functions.
Hamermesh, D. Labor Demand. Princeton, NJ: Princeton University Press, 1993.
Comprehensive review ofbolh theoretical and empirical issues in the demand for labor. Especially strong in analyzing
¡he demand for differem types of labor.

© !T £ S -P o ra n in fo
Capítulo 21 D e m a n d a de fa c to re s p o r parte de la s e m p re s a s 611

A M P L IA C IO N E S

L a elasticidad de la dem anda de trabajo

En estas ampliaciones demostramos de forma explícita (véanse las ampliaciones del Capitulo 12) se pueden utilizar
cómo se relaciona la elasticidad de la demanda de trabajo (o para demostrar que en el caso de dos factores
de cualquier otro factor productivo) con la funciones de
tlu, = *-<l-J¿)o
costes y producción subyacentes de la empresa. Siguiendo (v)
la convención denominaremos a la elasticidad salario de la
demanda de trabajo (con producción constante)
donde sL (= wL/qC) es la proporción del trabajo en los cos­
8L tv . tes totales.
Hu. - T— T (0 constante)
dw L
Para las tres funciones de costes introducidas en las
y la elasticidad cruzada de la demanda de trabajo ante varia­ ampliaciones del Capítulo 12 resulta fácil ver que la elasti­
ciones del coste del capital como cidad salario de la demanda de trabajo con producción
constante es:
r il. y
---------- ($ constante).
6v L
Función de corte riu
Durante la mayor parte de nuestro análisis nos vamos
Cobb-Douglas
a centrar en los casos en los que la producción sólo depen­
de de dos factores {K y L ), pero en la ampliación final mos­ ESC - 0 - r t )o
tramos cómo se pueden generalizar los resultados. Translog ( 2 $ , + s 2L - s L)/ sL =

A21.1 Relaciones básicas de demanda ' L\ s , { í - s L) J


Suponga que la función del coste total se puede expresar = ( l - r t )<r.
como
CT(w, v, q) - qC(w, v), (i) donde la notación utilizada aqui se deriva de la utilizada en
las ampliaciones deí Capítulo 12.
donde C(w, v) es una función del coste unitario homogé­
nea de grado uno en w y v (esta condición se cumple para
todas las funciones de costes utilizadas en las ampliaciones Eviden cia em pírica e inciden cia d e io s im p u e sto s
del Capítulo 12, por ejemplo). El lema de Shepbard afirma
Los economistas han estimado r\u de muchas formas dis­
que las funciones de demanda cotí producción constante
tintas, desde ¡a utilización de datos de toda la economía
vienen dadas por
nacional hasta la utilización de datos de unas pocas indus­
L' = qCw trias en determinadas zonas geográficas. Hamermesh
(1993) resume muchos de estos estudios. Concluye que la
mayoría de los valores de t|u_ se encuentran en el interva­
K' = qCv. <8> lo -0.15 a -0,75, siendo -0,30 un valor medio razonable.
Estos resultados, jumo con Resulta interesante que, tal y como muestra la Ecuación v,
el valor -0,30 es consistente con el valor típico de ia parti­
*vCww+ vC^,=0 (in)
cipación del trabajo (j¿ = 0,70) y con una función de pro­
(que se deriva del teorema de Euler para las litaciones ducción de tipo Cobb-Douglas (o = 1). El hecho de que las
homogéneas) y la definición estimaciones empíricas de la elasticidad salaria de la
demanda de trabajo tienden a ser sustancialmente superio­
a -£ £ * * (ivj res (en valor absoluto) a las estimaciones de la elasticidad
c c
salario de la oferta de trabajo implica que la incidencia de

©/TfiS-Poranínfb
612 Pane VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

los impuestos sobre el trabajo (como los utilizados para A 2 1 .3 El c a s o de m u c h o s fa c to re s


financiar la Seguridad Social en Estados Unidos) recaen,
Para el caso de muchos factores, se puede demostrar que
fundamentalmente, sobre los trabajadores. La evidencia
empírica directa de si estos impuestos se trasladan en gran
medida a los trabajadores es, sin embargo, ambigua.

(véase Hamermesh, 1993).


A 2 1 .2 Efectos producción
Esta ecuación general se aplica directamente a la elas­
Podemos utilizar el procedimiento aplicado en A21.1 para ticidad cruzada de la demanda de trabajo (ti¡¿) en el caso
ver que la elasticidad-salario total de la demanda de traba­ de dos factores, pero la propia elasticidad-salario 0iu )
jo (incluyendo los efectos producción) viene dada por derivada anteriormente requiere alguna modificación para
tener en cuenta tos distintos conceptos de elasticidad de sus­
« I , = - ( l- S ¿ ) S + í l V . (Vt)
titución.
donde eq P es la elasticidad-precio de la demanda del pro­
Puesto que las ecuaciones de demanda de factores (con
ducto de la empresa. Esta demostración supone que la
producción constante) son homogéneas de grado cero para
industria en cuestión se encuentra en el equilibrio competi­
todos los precios de los factores, el teorema de Euler
tivo a largo plazo de forma que P = CMg - CM (que es C,
implica
dada la notación utilizada anteriormente).
É%=0. (viii)
Salario mínimo y adolescentes }-1

La Ecuación vi ofrece la base de la preocupación de los Puesto que % < 0, podemos concluir que los signos
economistas en tomo al hecho de que el incremento del de % para i * j son, predominantemente, positivos. La
salario mínimo puede reducir la demanda de los trabajado­ mayoría de los factores son sustitutivos netos.
res con menores salarios y, sobre todo, de los adolescentes.
Aunque los efectos del salario mínimo pueden ser menores inmigración
debido al hecho de que afectan a los salarios de un número
de trabajadores relativamente redücido, y que en algunos Un tema en el que se ha estudiado mucho la posible susti­
casos no se aplica la ley, sigue siendo posible que los efec­ tución de factores es el efecto de la inmigración sobre los
tos sean importantes. Éste es especialmente el caso si los salarias de los trabajadores nacionales. Aunque los inmi­
adolescentes son contratados por empresas con elevadas grantes pueden ser sustitutivos cercanos de los trabajadores
elasticidades-precio de la demanda de sus productos (por nacionales con salarios reducidos, no se puede descartar la
ejemplo, los restaurantes de comida rápida). conclusión de que la mayor inmigración tiene un importan­
te efecto negativo. Los salarios también se pueden ver afec­
Esta preocupación ha sido puesta en duda durante los tados por los patrones del comercio internacional y la inmi­
últimos años. Aunque los primeros estudios sugerían que
gración puede generar tendencias compensadoras (por
las elasticidades al salario mínimo de los trabajadores ado­
ejemplo, la inmigración nacional a determinadas áreas
lescentes podrían estar en el intervalo -0,1 a -0,3
puede disminuir a medida que aumenta la inmigración
(Hamermesh, 1993, pág. 187), los estudie» más recientes
extranjera). Friedberg y Hunt (1995) resumen una serie de
encuentran efectos mucho menores. Por ejemplo,
estudios econométricos de estos efectos y concluyen que los
Wellington (1991) encuentra muchas elasticidades en-el
efectos de la inmigración sobre los salarios son relativa­
intervalo 0 a -0,1 y atribuye estos resultados al decrecien­
te valor real del salario mínimo durante la década de 1980. mente pequeños: a los niveles actuales, un incremento del
El influyente estudio de Cardy Krueger (1993), más con­ 10 por ciento de la inmigración a una determinada área
trovertido, que está basado, en parte, en el empleo mi la puede reducir los salarios en menos de un 1 por ciento. Los
industria de comida rápida en Nueva Jersey y Pensilvania, resultados de diversos “experimentos naturales", como la
concluye que el incremento de! salario mínimo puede, llegada en barco de cubanos a Miami en 1980 o el regreso
incluso, tener efectos positivos sobre el empleo de los ado­ de los europeos a Francia tras la independencia de Argelia
lescentes. Sin embargo, la mayoría de los economistas se en 1962 también tienden a revelar efectos relativamente
muestran escépticos sobre esta afirmación (Kennan, 1995). modestos.

® )T E S -P ú ro m n fo
C A P Í T U L O

OFERTA DE TRABAJO

En este capítulo analizaremos algunos aspectos de la fijación de precios de los factores


relacionados específicamente con el mercado de trabajo. Puesto que ya hemos analizado
las cuestiones relativas a la demanda de trabajo (o de cualquier otro jactor) con cierto
detalle, ahora nos ocuparemos fundamentalmente del análisis de la oferta de trabajo.
616 Parte V!I Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

A sig n a c ió n dei tiem po


En la Parte II analizamos la forma en que un individuo elige asignar una cantidad fija de renta entre diver­
sos bienes disponibles. Los individuos deben hacer elecciones análogas cuando deciden cómo van a gastar
su tiempo. El número de horas de un día (o de un año) está totalmente fijo, y el tiempo debe utilizarse a
medida que “pasa” . Dada esta cantidad fija de tiempo, cualquier individuo debe decidir cuántas horas quie­
re trabajar; cuántas horas empleará consumiendo una amplia variedad de bienes, desde automóviles hasta
televisores y óperas, cuántas horas quiere dedicarse a sí mismo; y cuántas horas debe dormir. Estudiando
cómo eligen los individuos el reparto de su tiempo entre estas actividades, los economistas pueden com­
prender la decisión de ofertar trabajo.

El sencillo m odelo de d o s bienes

Por simplicidad vamos a empezar suponiendo que sólo hay dos usos a los que un individuo puede asignar
su tiempo: o bien participa en el mercado de trabajo a un salario real de w por hora o bien no trabaja. Nos
referirem os al tiempo que no trabaja como “ocio” , pero esta expresión no tiene ninguna connotación de
ociosidad. El tiempo que no se emplea en el mercado de trabajo se puede dedicar a trabajar en casa, a mejo­
rar, o a consumir (hace falta tiempo para ver la televisión o un partido de fútbol)1. Todas estas actividades
contribuyen al bienestar de un individuo, y el tiempo se asignará en lo que se puede suponer que es una
forma que maximiza la utilidad.
Más concretamente, suponga que la utilidad de un individuo durante un día normal depende del consu­
mo durante ese periodo ( Q y de las horas de ocio disfrutadas (H):

utilidad = U ( C , H ) . (22.1)

Observe que, al escribir esta función de utilidad, hemos utilizado dos bienes “com puestos", el consu­
mo y el ocio. E l lector debe darse cuenta de que la utilidad se deriva, de hecho, de dedicar renta real y
tiempo al consumo de una amplia variedad de bienes y servicios2. Al intentar maximizar su utilidad, el indi­
viduo está limitado por dos restricciones. La prim era se debe al tiempo disponible. Si L representa el núme­
ro de horas trabajadas, entonces

L + H = 24. (22.2)
Es decir, se debe asignar ei tiempo que tiene el día a trabajar o a no trabajar. La segunda restricción
hace referencia al hecho de que el individuo sólo puede adquirir bienes de consumo si trabaja (más adelan­
te, en este capítulo, permitiremos que haya una renta no laboral). Si el salario real de mercado por hora
que gana el individuo viene dado por w, la restricción de la renta vendrá dada por

C = wL. (22.3)
Combinando ambas restricciones obtenemos
C =w (24-H ) (22.4)

1 Tal vez el tratam iento teórico más form al de ia asignación del tiem po sea e l de G .S. B eck er en “ A Theory o f the A lloeation o f T im e",
E conom ic Journal 75 (septiem bre de 1965): 493-517.
2 Esta observación lleva a analizar cóm o se producen estas actividades en casa. P ara una revisión de este tem a, véase R. G r o n a u , “H om e
Production: A S urvey", en O .C . A shenfelter y R. L ayaid, ed s., Handbook o f L abor Econom ics, vol. 1 (Am sterdam : North-Holland,
1986). p ágs. 273-304.

®lTES-Paranmfo
Capitulo 22 O fe rta de trabajo 617

C + w H = 24w. (22.5)
Esta restricción combinada tiene una importante interpretación. Cualquier individuo tiene una “renta
total” dada por 24w. Es decir, un individuo que trabajara todo el tiempo tendría esta capacidad de consu­
mo real de bienes cada día. Los individuos pueden gastar su renta total o bien trabajando (para obtener una
renta real y un consumo) o bien no trabajando y disfrutando, pues, de su ocio. La Ecuación 22.5 muestra
que el coste de oportunidad de consumir ocio es w por hora; es igual a los ingresos perdidos al no trabajar.

M a xim iza ció n de la utilidad

El problema del individuo consiste pues en maximizar su utilidad sujeto a su restricción de la renta total.
Si escribimos la expresión lagrangiana

gt = U ( C , H ) + \ ( 2 4 w - C - w H ) , (22.6)

las condiciones de prim er orden para un máximo son

®a = * - i = o
aC SC (22.7)
= 0.
SH 8H

Dividiendo las dos expresiones de la Ecuación 22.7 obtenemos

'd Uf m = y, = rm S ( H para C). (22.8)


dUf dC
Por tanto, hemos alcanzado el siguiente principio:

Decisión de oferta de trabajo maximizadora de la utilidad Para maximizar la utilidad, dado el


salario real u», el individuo debe elegir trabajar el número de horas para el que la relación marginal de
sustitución de ocio por consumo es igual a w.

Por supuesto, el resultado derivado de la Ecuación 22.8 sólo es una condición necesaria para alcanzar
un máximo. Ai igual que en el Capítulo 5, este punto de tangencia sólo será un auténtico máximo si la RMS
de ocio por consumo es decreciente.

E fe cto s renta y su stitu ción de u n a variación de w

Se puede analizar la variación del salario real (w) exactamente de la misma m anera que en el Capítulo 5.
Cuando w aumenta, el “precio” del ocio es mayor: el individuo debe renunciar a más salarios perdidos por
cada hora de ocio consumida. El efecto sustitución de un incremento de w sobre las horas de ocio será, por
tanto, negativo. A medida que el ocio es más caro, hay razones para consumir menos. Sin embargo, el
efecto renta será positivo: puesto que el ocio es un bien normal, la m ayor renta resultante de un w mayor
aumentará la demanda de ocio. Así, los efectos renta y sustitución operan en sentido opuesto. Es imposi­
ble predecir, a priori, si el incremento de w aumentará o reducirá la demanda de tiempo de ocio. Puesto
que el ocio y el trabajo son formas mutuamente excluyentes de em plear el tiempo disponible, también es

®nES-Pararímfo
618 P ane VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

imposible predecir lo que ocurrirá con el número de horas trabajadas. El efecto sustitución tiende a aumen­
tar el número de horas trabajadas cuando aumenta w, mientras que el efecto renta, puesto que aumenta la
demanda de tiempo de ocio, tiende a reducir el número de horas trabajadas. Cuál de estos dos efectos es
más fuerte es una importante cuestión empírica3.

U n a n álisis gráfico

Las dos posibles reacciones ante una variación de w se representan en la Figura 22.1. En ambos gráficos
el salario inicial es w0, y la elección óptima inicial de C y H viene dada por la combinación C0, H 0.
Cuando el salario aumenta hasta w,, la combinación óptima se desplaza hasta C ,, H¡. Este movimiento se
puede considerar como el resultado de dos efectos. El efecto sustitución se puede representar mediante un
movimiento del punto óptimo de C0, H fí a S y el efecto renta como un movimiento de S a C,, H v En los
dos paneles de la Figura 22.1 estos dos efectos se combinan para ofrecer distintos resultados. En el panel
(a) el efecto sustitución de una variación de w es m ás importante que el efecto renta, y el individuo deman­
da menos ocio ( H l < H 0). Otra forma de decir lo mismo es que el individuo trabajará más horas cuando
aumenta w.

FIG U RA 22.1 Efectos renta y sustitución de una variación del salario real

Puesto que el individuo es un oferente de trabajo, los efectos renta y sustitución de un incremento del salario real (h>) ope­
ran en sentido opuesto al afectar a las horas de ocio demandadas (o a las horas de trabajo ofertadas). En (a) el efecto susti­
tución (movimiento al punto S) es superior al efecto renta, y un mayor salario hace que disminuya el número de horas de
ocio hasta H¡. Por tanto, aumentan las horas de trabajo. En (b) el efecto renta es más fuerte que e! efecto sustitución, y H
aumenta hasta Hr En este caso disminuye el número de horas trabajadas.

Consumo Consumo

(a) (b)

3 S i se considera que la familia es la unidad decisora relevante, surgirán cuestiones aún m ás complejas sobre lo s efectos renta y sustitución
que tienen la s variaciones del salario de u n m iem bro de la familia, p o r ejemplo, el m arido, sobre el comportamiento de oferta de trabajo
de otros m iem bros de la fam ilia com o, por ejemplo, la mujer.

© ITES-Paranlnfo
Capitulo 22 O ferta d e trabajo 619

En el panel (b) de la Figura 22.1 se revierte la situación. El efecto renta de una variación de w es mayor
que el efecto sustitución, y la demanda de ocio aumenta (Hl > H0). El individuo trabaja menos horas cuan­
do aumenta w. En los casos analizados en el Capítulo S esto se habría considerado un resultado poco habi­
tual: cuando aumenta el “precio” del ocio el individuo demanda más. En el caso de bienes de consumo nor­
males, los efectos renta y sustitución funcionan en el mismo sentido. Sólo los bienes “inferiores” difieren
en signo. Sin embargo, en el caso del ocio y el trabajo los efectos renta y sustitución siempre operan en
sentido opuesto. Un incremento de w hace que el individuo esté en mejor situación porque es un oferente
de trabajo. En el caso de un bien de consumo, los individuos se encuentran en peor situación cuando aumen­
ta un precio porque son consumidores de ese bien. Podemos resumir este análisis con el siguiente:

P r in c ip io p e O p t im iz a c ió n ■ __________________________________________ i '' ■ _______________

Efectos ren ta y sustitución de una variación del safarlo real Cuando el salario real aumenta el
individuo maximizador de beneficios puede aumentar o disminuir el número de horas trabajadas. El
efecto sustitución tenderá a aumentar el número de horas trabajadas a medida que el individuo sustitu­
ye ingresos por ocio, que ahora es relativamente más caro. Por otra parte, el efecto renta tenderá a
reducir las horas trabajadas a medida que el individuo utiliza su m ayor poder adquisitivo para comprar
más horas de ocio.

Ahora nos vamos a fijar en el desarrollo matemático de estas respuestas para adentram os más en la
decisión de ofertar trabajo.

U n a n álisis m atem ático de la oferta de trabajo


Para derivar una formulación matemática de las decisiones de oferta de trabajo, resulta útil modificar pri­
mero la restricción presupuestaria para perm itir la existencia de una renta no proveniente del trabajo. Para
ello volvemos a escribir la Ecuación 22.3 como
C = vi'Z. + N , (22.9)

donde N es la renta real no proveniente del trabajo y puede incluir elementos como dividendos y rentas por
intereses, recepción de prestaciones del gobierno o, sencillamente, regalos de otras personas. E n efecto. N
podría representar incluso los impuestos anuales sobre la renta que paga una persona, en cuyo caso su valor
seria negativo.
L a maximización de la utilidad sujeta a esta nueva restricción presupuestaria daría resultados idénticos
a los que ya hemos obtenido. Es decir, la condición necesaria para obtener un máximo, descrita en la
Ecuación 22.8, seguiría cumpliéndose siempre que el valor de N no se vea afectado por las elecciones entre
trabajo y ocio que se están haciendo; es decir, siempre que N sea un ingreso “único” o una pérdida de
renta4, el único efecto de introducir una renta no laboral en el análisis consiste en desplazar la restricción
presupuestaria de la Figura 22.1 hacia fuera o hacia dentro en paralelo sin afectar a la relación de inter­
cambio entre ingresos y ocio.

4 Sin em bargo, e n muchas situaciones, jV puede depender a su vez de las decisiones de ofertar trabajo. P o r ejem plo, e í vaíor de t e presta­
ciones de bienestar o desem pleo que puede recibir u n a persona depende de sus ingresos, al igual que la cantidad de im puestos anuales sobre
la rem a. E n estos casos, la pendiente de la restricción presupuestaria del individuo ya no vendrá d ada p o r el salario real sino que. por el
contrario, reflejará e l rendim iento neto del trabajo adicional tras tener en cuenta los m ayores im puestos y las reducciones d e los pagos por
transferencias. Para algunos ejem plos, véanse los problem as al final de este capítulo.

©reS-Poronlnfti
620 Parte Vil Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

Este análisis sugiere que podemos escribir la función de oferta de trabajo del individuo como L (w, N )
para indicar que el número de horas trabajadas dependerá tanto del salario real como de la renta real no
laboral percibida. En el supuesto de que el ocio sea un bien normal, 6 L /6 N será negativa; es decir, un
incremento de N aumentará la demanda de ocio y (puesto que sólo hay 24 horas en un día) reducirá L. Para
analizar los efectos del salario sobre la oferta de trabajo (dL /dw ), consideramos que es útil analizar pri­
m ero el problem a dual del problema primal de maximización de la utilidad del individuo.

Form ulación dual del problem a

Como vimos en el Capitulo 5, existe un problema dual de minimización de los gastos necesarios para alcan­
zar determinado nivel de utilidad asociado al problema primal del individuo de maximizar su utilidad dada
una restricción presupuestaria. En el contexto actual, este problema se puede expresar eligiendo valores de
consumo (C) y de tiempo de ocio (H = 24 - L ) de forma que el gasto adicional (E)

E =C -w L, (22.10)

necesario para alcanzar determinado nivel de utilidad [por ejemplo, U0 = U (C, H)] sea lo más pequeño
posible. Al igual que en el Capítulo 5, la resolución del problema de minimización ofrecerá exactamente
la misma solución que la resolución del problema de maximización de la utilidad.

Ahora aplicamos el teorem a de la envolvente al valor mínimo de estos gastos adicionales calculados en
el problem a dual. Concretamente,una pequeña variación del salario real hará que el gasto mínimo necesa­
rio cambie en

— = -L . ( 22 . 11)
dw

Intuitivamente, cada dólar que aumenta w reduce el valor necesario de E en LS, porque ésta es la mag­
nitud en que aumentan los ingresos laborales debido a la variación salarial. Este resultado es muy pareci­
do al lema de Shephard en la teoría de la producción (véanse los Capítulos 12 y 21); aquí, el resultado
muestra que se puede calcular una función de oferta de trabajo a partir de una función de gasto aplicando
derivadas parciales. Puesto que la utilidad se mantiene constante en el planteamiento dual de minimización
del gasto, esta función debe interpretarse como una función de oferta de trabajo “compensada” (con utili­
dad constante), que denominaremos L ( w , U) para diferenciarla de la función de oferta de trabajo sin com­
pensar L ( w , N ) introducida anteriormente.

La ecu ación de S lu t sk y de la oferta de trabajo

Ahora podemos utilizar estos conceptos para derivar una ecuación de tipo Slutsky que refleje los efectos
renta y sustitución derivados de las variaciones del salario real. Empezamos reconociendo que los gastos que
se van a minimizar en el problema dual de la Ecuación 22.11 desempeñan el papel de renta no laboral en el
problema primal de maximización de la utilidad. Por tanto, por definición, en el punto óptimo tenemos

I f ( w , U) = L[w, E ( w , U ) ] = L ( w , N ) . (22.12)
Aplicando derivadas parciales en ambos lados de la Ecuación 22.12 respecto de w obtenemos

d Ü _ SL + dL d E ^ 13 )
¿bv dw dE d w '
y utilizando la relación de la envolvente de la Ecuación 22.11 para d E/ dw obtenemos

®ITBS-Paronmfb
Capítulo 22 O fe rta d e trabajo 681

dLc 8L L dL 5L ¿ dL
(22.14)
dw dw 3E dw dN

introduciendo una notación ligeramente distinta para la función de oferta de trabajo compensada,
dLc _ dL
(22.15)
StV ¡j = ’

y reorganizando ios términos obtenemos la ecuación final de Slutsky de la oferta de trabajo:


dL dL , dL
+ L ----- (22.16)
dw d w v . u, dN

En palabras (como hemos demostrado anteriormente), la variación del trabajo ofertado ante una varia­
ción del salario real se puede desagregar en la suma de un efecto sustitución, por el que la utilidad se man­
tiene constante, y un efecto renta que es analíticamente equivalente a la correspondiente variación de la renta
no laboral. Puesto que el efecto sustitución es positivo (un mayor salario aumenta la cantidad de trabajo ele­
gida cuando se mantiene constante la utilidad) y el término d L/ dN es negativo, esta derivada muestra que
los efectos renta y sustitución tienen efectos opuestos. El análisis matemático respalda las conclusiones ante­
riores alcanzadas con nuestro análisis gráfico y sugiere que existe, al menos teóricamente, la posibilidad de
que la curva de oferta de trabajo '‘se gire hacia atrás” . El análisis matemático también sugiere que la impor­
tancia de los efectos renta negativos puede ser mayor cuanto mayor sea la cantidad de trabajo ofertada.

E J E M P L O 22.1
Oferta de trabajo de tipo C o b b -D o u g la s

La función de utilidad de tipo Cobb-Douglas ofrece un ejemplo instructivo de estos efectos compensadores renca y sus­
titución en las decisiones de oferta de trabajo. Suponga que la utilidad por hora es una función del consumo y del ocio
de la forma
U = 4CH. (22.17)
Al igual que antes, la restricción presupuestaria es
C = wL + N (22.18)

y la restricción del tiempo es


H = l-L. (22.19)

donde, por simplicidad, hemos fijado el tiempo máximo de trabajo como 1 (hora). Combinando estas ecuaciones, pode­
mos expresar la utilidad como una función de la elección de ofertar trabajo:

U2 =CH = (wL + ¿V) (1 - 1 ) =


(2 2 .2 0 )
= wL - wL2 + N - N L .
Diferenciando U1 respecto a L se obtiene la condición de primer orden para una utilidad máxima
du2
• = w - 2wL - N = 0 (2 2 . 2 1 )
dL

l -I-A L (22 .22 )


2 2w

©jrEWorarwT/ó
622 Parte VII Fijación d e p re c io s e n lo s m e rc a d o s de fa c to re s

Ésta es, pues, la función de oferta de trabajo de este individuo. Si N = 0 esta persona trabajará media hora de
cada hora independientemente de cuál sea el salario: es decir, si N = 0. los efectos renta y sustitución de una varia­
ción de w se compensan exactamente entre sí dejando L invariable.

A n á lisis de lo s e fe c to s renta y sustitución. U n análisis más completo de por qué es asi exige que analicemos
por separado el efecto renta y el efecto sustitución. El cálculo del efecto renta en la Ecuación 22.16 de Slutsky es direc­
to utilizando la elección óptima de la Ecuación 22.22:

L. = ( i - JL ] ( - J - ) =— L + . (22.23)
dN 12 2 w J l 2w ) 4w 4w‘
Si jV » 0, este efecto renta es, sencillamente,
dL _ __ 1_
8N 4^’
donde ei signo negativo indica que el efecto rema de un incremento de w reducirá L, porque el ocio es un bien nor­
mal.
El cálculo del efecto sustitución en la ecuación de Slutsky es un proceso bastante laborioso. Primero hay que deri­
var una expresión de lautilidad directa como una función de w y deN (los dos elementos exógenos de la restricción
presupuestaria del individuo) ydespués utilizar esta expresión para eliminar N de la elección óptima de oferta de tra­
bajo dada por la Ecuación 22.22. Por suerte, el autor ha realizado estos cálculos por usted5

lf{w ,U ) = í — ¥ — (22-24)
V»’
Esta función de oferta de trabajo con utilidad constante muestra que. si sólo se permite la existencia de efectos
sustitución, dlS/dw es positiva sin duda alguna;

— =- ^ - - (22.25)
dw 2 w
Sustituyendo U por esta representación indirecta en (unción de w y N en la Ecuación 22.25 (véase la nota a pie de
página 5) obtenemos ahora

$ í L mJ L + J L . (22.26)
¿Hv 4 w 4 w

Por tanto, si N = 0.
Nc l
— =— , (22.27)
dw 4»v
y la ecuación de Slutsky

=J L =0 (22.28)
8w (Hv 4w 4w
muestra que los efectos renta y sustitución se compensan exactamente en este caso Cobb-Douglas.

5 L a función d e utilidad indirecta es

©/TEsrwwifó
Capítulo 22 O ferta de trabajo 623

PREGUNTA: ¿Qué diferencias hay entre los resultados matemáticos de este problem a y la idea intuitiva
de que, con la ftinción de utilidad Cobb-Douglas, una persona siempre gasta una proporción constante de
su renta en cada bien independientemente del precio?

E J E M P L O 2 2 .2
E fecto s de una renta no laboral

Si N =t 0 (el individuo tiene una renta no laboral), no se producirá la compensación exacta de los efectos renta y sus­
titución del Ejemplo 22.1. La explicación es que esta persona siempre elegirá gastar la mitad de su renta no laboral
en ocio. Pero el ocio “cuesta” w por hora, y un incremento de w significará que se puede “comprar” menos ocio con
un número fijo de N dólares. Si, por ejemplo, N = 2$ por hora y w es 10$ por hora, la Ecuación 22.22 muestra que
este individuo trabajará

= (22,29)
2 20 10

Esta persona gasta 1$ de su renta no laboral en ocio cada hora. A un salario de 10$, este dólar adquirirá 1/10 de
una hora de ocio. Si, por otra parte, w = 5$, el dólar de renta no laboral adquirirá 2/10 de una hora y

¿ = = (22.30)
2 10 10
Por tanto, cuando existe una renta no laboral, los efectos renta y sustitución no se compensan: el efecto sustitu­
ción domina, y una disminución del salario reduce las horas de trabajo.

Variacion es de la renta no laboral y el efecto de los subsid ios. Es evidente que el efecto de un incremento
de (Ven este problema consiste en reducir las horas trabajadas. Con N = 4$, y w = 10$. por ejemplo, se ofertan 4/10
de una hora de trabajo. Para N = 10$. las horas de trabajo disminuirán hasta cero. Si N se interpreta como un subsi­
dio del gobierno, este modelo ofrece cierto respaido a los supuestos efectos negativos sobre la oferta de trabajo de los
programas de sostenimiento de rentas.

PREGUNTA: Suponga que el gobierno fija /Ven 4$ pero reduce /Va la mitad por cada dólar obtenido; es
decir.

¿Elevará o disminuirá este program a la oferta de trabajo respecto a un subsidio constante de 4$ indepen­
diente de la oferta de trabajo?

C u rv a de oferta de trabajo del m ercado


Podemos construir una curva de oferta de trabajo del mercado a partir de las decisiones individuales de
ofertar trabajo. Para cada salario posible sumaríamos la cantidad de trabajo ofertada por cada individuo
para obtener el total del mercado. Una cuestión particularmente interesante de este procedimiento es que,
a medida que aumenta el salario, habrá más individuos que entrarán en la fuerza laboral. La Figura 22.2
ilustra esia posibilidad para el sencillo caso de dos individuos. Para un salario reai inferior a tv,, ningdn
individuo querrá trabajar. Por tanto, la curva de oferta de trabajo del mercado (Figura 22.2c) muestra que
no se ofrece trabajo a salarios reales inferiores a w ,. U n salario superior a wl hace que el individuo 1 entre

©/TES-ftjfonm/b
S24 P ane VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

e a el mercado de trabajo. Sin embargo, siempre que el salario sea inferior a w2, el individuo 2 no traba­
jará. Sólo a un salario superior a w2 participarán los dos individuos en el mercado de trabajo. En general,
la posibilidad de que entren nuevos trabajadores hace que la oferta de trabajo del mercado sea, en cierto
sentido, más sensible a los incrementos salariales de lo que sería si se supusiera que el núm ero de trabaja­
dores es fijo.

F IG U R A 22.2 Construcción de la curva de oferta de trabajo del mercado

A medida que aumenta el salario hay dos razones por las que puede aumentar la oferta de trabajo. Primera, mayores sala­
rios reales hacen que cada individuo en el mercado trabaje más horas. Segundo, cuanto mayor sea el salario habrá más indi­
viduos que entrarán en el mercado de trabajo (por ejemplo, el individuo 2).

El ejemplo más importante de que los mayores salarios reales inducen una m ayor participación en la
fuerza laboral es el comportamiento de la fuerza laboral de las mujeres casadas en Estados Unidos en el
periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Desde 1950 el porcentaje de mujeres casadas trabajadoras
ha aumentado del 32 por ciento a más del 60 por ciento; los economistas atribuyen este fenómeno, al menos
en parte, a los mayores salarios que pueden ganar las mujeres. En los últimos años una parte sustancial del
incremento anual de la cantidad de trabajadores en el mercado se ha debido a la creciente tendencia a tra­
bajar de las mujeres casadas. Los recientes cambios de actitud y los posibles incrementos del salario real
sugieren que esta tendencia persistirá.

O tra s ap licacion e s del m odelo de a sig n a c ió n del tiem po

Aunque hemos aplicado este modelo de asignación del tiempo únicamente al caso de elecciones entre tra­
bajo y tiempo de ocio, el modelo es, en sí, bastante general. Las elecciones que realizan los individuos
entre usos alternativos del tiempo suelen analizarse en un marco de maximización de la utilidad, y suele
ser posible alcanzar importantes conclusiones al proceder de esta manera. Aquí vamos a discutir brevemen­
te tres aplicaciones más de este tipo: la teoría de la búsqueda de empleo, la economía del cuidado de los
hijos y las elecciones de transporte. Cada una de estas aplicaciones parte de la observación de que el coste
de oportunidad del tiempo que no se trabaja viene dado por el salario de mercado.

© ÍTES-Poro ninfo
Capítulo 22 O ferta de trabajo 626

Teoría de la búsqueda de empleo


Al buscar un trabajo, los individuos suelen tener que hacer frente a mucha incertidumbre sobre las posibi­
lidades disponibles. Por tanto, deben invenir algún tiempo (y, posiblemente, otos recursos como llamadas
telefónicas o la publicación de anuncios) para encontrar un empleo adecuado. En tanto en cuanto los Indi­
viduos deben reducir su potencial tiempo de trabajo para cumplir sus planes de búsqueda de empleo, el
coste horario de la búsqueda se puede aproximar utilizando el salario de mercado. Cuanto mayor sea el
salario de mercado de un individuo, más probable es que adopte técnicas de búsqueda que alionen tiempo
(como la utilización de una agencia de contratación). Si, por otra parte, se subsidia el tiempo de búsqueda
de empleo (por ejemplo, recibiendo prestaciones del seguro de desempleo) es posible que el tiempo de bús­
queda se prolongue para encontrar un mejor empleo6.

La econom ía del cuidado de los hijos


Las decisiones de tener hijos dependen de una serie de factores sociales, religiosos y económicos. Los eco­
nomistas tienden a centrarse fundamentalmente en los costes asociados con tener niños y en cómo varían
estos costes entre los individuos. Uno de los costes más importantes son los salarios perdidos por los padres
que deciden cuidar de sus hijos en vez de buscar un trabajo en el mercado. En efecto, según algunas esti­
maciones. este coste es muy superior a todos los dem ás costes combinados del cuidado de los hijos. Este
tipo de cálculos ha llevado a algunos autores a especular que el incremento de los salarios reales de las
mujeres en Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial es la principal razón del declive de la tasa
de nacimientos durante este periodo. Puesto que los niños son relativamente más caros, la gente ha elegi­
do “consumir" menos niños. Análogamente, el hecho de que la tasa de nacimientos en Norteamérica y
Europa Occidental sea menor que en las partes menos desarrolladas del mundo puede atribuirse a las dife­
rencias salariales (y, por tanto, a las diferencias de costes de los hijos) entre estas regiones7.

Elecciones de transporte
Al elegir entre métodos de transporte alternativos, los individuos tendrán en cuenta tanto los costes en tiem­
po como los costes monetarios. Los planificadores del transporte están particularmente interesados en cómo
responden los individuos a diferencias de estos costes, de forma que puedan predecir el efecto sobre la
demanda de mejoras en las carreteras y en los sistemas de transporte público. La mayoría de los estudios
han concluido que los individuos son bastante sensibles a los costes en tiempo, especialmente a los costes
asociados con andar o esperar8. Del análisis de los intercambios realizados por los individuos entre costes
en tiempo y costes monetarios, los estudios suelen concluir que la gente valora el tiempo de transpone entre
un 50 y un 100 por cien de su salario de mercado. Estas conclusiones ofrecen pues m ayor respaldo al mode­
lo de asignación del tiempo.

Sin d ic a to s
Es posible que los trabajadores consideren, en ocasiones, ventajoso unirse a un sindicato para alcanzar obje­
tivos que se pueden alcanzar de forma más eficaz en grupo. Si la afiliación a un sindicato fuera totalmcn-

6 Para un análisis teórico de algunas d e estas cuestiones, véase el análisis de la teoría d e búsqueda en las am pliaciones del Capítulo 10.
7 Para una prim era contribución a la econom ía de la fertilidad, véase G . B e c k e r, "A n Econom ic Analysis o f F e n ility ” . en D e m o g r a p h ic
a n d E c o n o m i c C h a n g e l n D e v e l o p e d C o u m r i e s (Princeton, NJ: Princeton U niversity P ress. 1960).

8 V éase, por ejem plo. T .A . D o m e n c ic h y D. M c F a d d e n , U rb a n T roveI D e m a n d (Am sterdam : N orth-H olland, 1975).

Ontarsidad Católica de Colombia ©ITES-ftjrontfifb

B IB L IO T E C A
626 Parte VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

te voluntaria, se podría suponer que todos los miembros del sindicato obtienen un beneficio positivo pur su
afiliación. La afiliación obligatoria (la industria “closed shop”), sin embargo, suele imponerse para man­
tener la viabilidad del sindicato. Si se permitiera a todo individuo decidir voluntariamente su afiliación, la
decisión racional podría consistir en no afiliarse, evitando así las cuotas y otras restricciones. Sin em bar­
go, también se beneficiarían de los mayores salarios y las mejores condiciones laborales que han sido nego­
ciadas por el sindicato. Lo que puede parecer racional desde el punto de vista de cada trabajador individual
puede ser irracional desde el punto de vista del grupo, porque la eficacia del sindicato se ve dominada por
los “gorrones” ifree-riders). Por tanto, la afiliación obligatoria puede constituir un medio necesario para
mantener una coalición sindical eficaz9.

O bjetivos del sindicato

Un buen punto de partida para nuestro análisis del comportamiento de los sindicatos consiste en definir los
objetivos del sindicato. El prim er supuesto que podemos hacer es que los objetivos de un sindicato son. en
cierto sentido, una representación correcta de los objetivos de sus miembros. Este supuesto evita el proble­
ma del liderazgo del sindicato y desestima las aspiraciones personales de esos líderes, que podrían estar en
conflicto con los objetivos de las bases. Por tanto, se supone que los líderes del sindicato son medios de
expresar ios deseos de las bases10. En Estados Unidos los objetivos de los sindicatos han tendido a estar
orientados hacia cuestiones “materiales” . Los program as de los principales sindicatos no se han centrado
en la promoción de cambios sociales radicales, excepto brevemente a principios de la década de 1900. Por
el contrario, los sindicatos han intentado ejercer presión únicamente en el mercado laboral, lo que lian
logrado con cierto éxito.
En cierto sentido, se puede analizar a los sindicatos de la misma manera que se analiza a las empresas
monopolistas. Un sindicato se enfrenta a una curva de demanda de trabajo; puesto que es la única fuente
de oferta, puede elegir en qué punto de esta curva quiere situarse. El punto que elegirá el sindicato depen­
derá, evidentemente, de los objetivos concretos que quiera alcanzar. En la Figura 22.3 se muestran tres
posibles elecciones. Por ejemplo, el sindicato puede elegir ofrecer la cantidad de trabajo que maximiza el
ingreso salarial total ( w - ¿ ) . Si éste es el caso, ofrecerá la cantidad para la que el “ ingreso marginal” de
la demanda de trabajo sea igual a 0. Esta cantidad viene dada por en la Figura 22.3 y el salario asocia­
do a esta cantidad es w,. El punto E{ representa, por tanto, la combinación salario-cantidad preferida.
Observe que al salario puede haber un exceso de oferta de trabajo, y el sindicato debe asignar de algu­
na forma los puestos disponibles entre los trabajadores que los quieren.

Otro posible objetivo del sindicato sería elegir la cantidad de trabajo que maximizará la renta económi­
ca total (es decir, los salarios menos los costes de oportunidad) obtenidos por los miembros empleados.
Esto exigiría elegir aquella cantidad de trabajo para la que los salarios totales adicionales obtenidos por
tener empleado a un miembro del sindicato más (el ingreso marginal) es igual al coste adicional de atraer
a ese miembro al mercado. Por tanto, el sindicato debe elegir aquella cantidad, L2 , en la que la curva del
ingreso marginal corta a la curva de oferta11. El salario asociado con esta cantidad es w2, y la combina-

9 Para un análisis m ás exhaustivo de las cuestiones planteadas e n esta sección y en secciones posteriores, véase J . D u n lo p . IVage
D a e m í n m o n U n tk r Trade Unions (Nueva Y ork: C row ell-C ollier & M acm illan. 1944). P ara un análisis más reciente, véase H . S.
F asb ek . “The A nalysis o f Union B ehavior", en O .C . A shenfeltcr y R . Layard, ed s., H andbonk o f L a b o r Economías, vol. 2 (Ánisierdam ;
N utth-H olland, 1986), págs. 1039-1089.
10 Sin em bargo, los análisis m ás recientes se centran e n saber si los m iem bros “potenciales'' del sindicato tienen voz para fijar los objeti­
vos del sindicato y cóm o pueden afectar los objetivos del sindicato a los deseos de los trabajadores con diferente antigüedad e n el puesto
d e trabajo.
11 M atem áticam ente, el objetivo del sindicato consiste en elegir L de form a que se m axim ice wL (área debajo d e S ), donde S « ia curva
de ofen a de trabajo com pensada y refleja los costes d e oportunidad de los trabajadores e n térm inos d e ocio perdido.

©(TEWVamnfb
Capítulo 22 O ferta de trabajo 637

F IG U R A 2 2 . 3 Tres posibles puntos de ia curva de demanda de trabajo que puede elegir un sindicato
monopolista

El sindicato tiene un monopolio de la oferta de trabajo. Por tanto, puede elegir el punto de la curva de demanda de trafico
que prefiere. En el gráfico se muestran tres puntos posibles. En el punto E, se maximizan los ingresos salaríales totales
(w •L)i en £ 3 se maximiza la renta económica que perciben los trabajadores; en E¡ se maximiza la cantidad total de
servicias laborales ofertados.

S a la rio

1-2 C a n t id a d d e trabajo
p o r p e rio d o

ción deseada salario-cantidad se denomina E 2 en el gráfico. Con un salario w2, muchos individuos que
desean trabajar al salario existente se quedan desempleados. Tal vez el sindicato pueda “gravar” la gran
rema económica obtenida por los que trabajan para transferir rentas a ios que no trabajan.

Una tercera posibilidad sería que el sindicato intente maximizar el nivel de empleo de sus miembros,
Esto implicaría la elección del punto vv3, L¡, que es, precisamente, el punto que se alcanzaría si el merca­
do fuera de competencia perfecta. No se puede alcanzar un nivel de empleo superior a porque la can­
tidad de trabajo que ofertan los miembros del sindicato se reduciría para salarios inferiores a w>,.

E J E M P L O 2 2 .3
Modelización del sindicato_______________________________________________________________________
En el Ejemplo 21.4 analizábamos el caso de un empresario monopsonista que contrataba a mineros con una curva de
oferta dada por
L = 50m'. (22.31)
Para analizar las posibilidades de sindicalización para luchar contra este monopsonista. suponga (contrariamente
al Ejemplo 21.4), que el monopsonista tiene una curva del valor del producto marginal de! trabajo con pendiente nega­
tiva con la forma
WWg = 7 0 -0 .1 £ . (22.32)
Es fácil demostrarque. sin un sindicato eficaz, el monopsonista en esta situaciónelegirá lamisma combinación
salario-contratación queen el Ejemplo 21.4: se contratará a 500 trabajadoresa un salario deIOS.
Si el sindicato puede controlar la oferta de trabajo para el propietario de la mina surgirán varias opciones. El sin­
dicato podría, por ejemplo, forzar la solución competitiva. Un contrato con L = 583, w = 11,66 igualaría la oferta y

© IT E S -P a ra m n fo
628 Pane VII Fijación d e p re cio s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

la demanda. Alternativamente, el sindicato podría actuar como un monopolista con una curva de demanda dada por la
Ecuación 22.32. Podría calcular el incremento marginal obtenido por la oferta de trabajadores adicionales como

d (L VPMg) =7Q 0 2L (22 33)


dL f
El punto de corte entre esta curva de “ingreso marginal”y la curva de oferta de trabajo (que indica el “coste de
oportunidad marginal” de las decisiones de oferta de trabajo de los trabajadores) ofrece una renta máxima para los tra­
bajadores del sindicato:
L_
= 7 0 - 0 ,2L (22.34)1
50i I
o
3 500 = 11L. (22.35)
1
Este cálculo sugiere, por tanto, un contrato de L = 318 y un salario (VPMg) de 38,20$. El hecho de que el con­
trato competitivo y el contrato de oferta del sindicato monopolista difieran significativameme del contrato preferid»:
por el monopsonista indica que el resultado último aquí quedará determinado, probablemente, por un proceso de nego­
ciación bilateral. Observe también que los salarios difieren significativamente en función del lado que tiene el poder
de mercado.

PREGUNTA: ¿Cuál de los tres contratos salariales descritos en este ejemplo representa un equilibrio de
Nash tal como el descrito en los Capítulos 10 y 20, si es que alguno de ellos lo representa?

EJEMPLO 22.4
Un modelo de negociación sindical_______________________________________________________________
Se puede utilizar la teoría de juegos para hacerse una idea del efecto de los sindicatos. Como sencilla ilustración,
suponga que un sindicato y una empresa participan en un juego de dos etapas. En la primera el sindicato fija el sala­
rio que aceptarán sus trabajadores. Dado este salario, la empresa elige a continuación el nivel de empleo. Este juego
de dos etapas se puede resolver mediante un proceso inductivo hacia atrás. Dado el salario fijado por el sindicato, w.
el problema de la empresa en la segunda etapa consiste en maximizar
n= ¡T(L)-w L , (22.36)
donde IT es la función del ingreso total de la empresa expresada en función del empleo. La condición de primer orden
para alcanzar un máximo aquí (suponiendo que el salario es fijo) es la conocida ecuación
IT'{L) = w. (22.37)

Suponiendo que L * resuelve la Ecuación 22.37, el objetivo del sindicato consiste en elegir w para maximizar la
utilidad
U(w, L) = t/[w, L*(w)j (22.38)

v la condición de primer orden para alcanzar un máximo es


J¡ + U2L' = 0 (22.39)
o
í /,/í/2 =L'. (22.40)
En palabras, elsindicato debe elegirw de tal manera que su RMS seaigualala pendiente de la función de deman­
da de trabajo de la empresa. Lacombinación w*,L * resultante de este juegoes,claramente,un equilibriode Nash.

© fT E S f to r a n m f o
Capítulo 22 O ferto d e trebejo 620

Eficiencia del contrato laboral, El contrato laboral w*. £.* es ineficiente en el sentido de Pareto. Para ver por
qué, observe que la Ecuación 22.40 implica que pequeños movimientos a lo largo de la curva de demanda de trabajo
(¿) deben dejar al sindicato en una situación igual de buena. Pero el teorema de la envolvente implica que una reduc
ción de w debe aumentar los beneficios de la empresa. Por tanto, debe existir un contrato tv'’. I f (donde
we < u’*, l f > £.*) en el que mejoran tanto la empresa como el sindicato.
La incfieicncia de este contrato de trabajo en este juego de dos etapas es análoga a ia ineficicncia de algunos de
los equilibrios de Nash repetidos que estudiábamos en los Capítulos 10 y 20. Esto sugiere que. con repetidas rondas
de negociación, se pueden desarrollar estrategias desencadenantes que constituyen un equilibrio de un subjuego per­
fecto y mantienen resultados superiores en el sentido de Pareto. Para ver un ejemplo sencillo, véase el Problema
22.912.

P R EG U N T A : Suponga que la función del ingreso total de una empresa fuera diferente en función de si la
economía se encuentra en expansión o en recesión. ¿Qué tipos de contratos laborales serían óptimos en el
sentido de Pareto?

D iferencias salariales
Los elementos de la oferta y demanda de trabajo desarrollados en los Capítulos 21 y 22 se ocupan exclu­
sivamente de un trabajo homogéneo. Se ha supuesto siempre, a lo largo de todo el análisis, que no existían
diferencias entre los trabajadores o entre las características de los puestos de trabajo que pueden aceptar.
Aunque este planteamiento puede ser adecuado para analizar el funcionamiento rudimentario de los merca­
dos laborales, es evidentemente demasiado abstracto para explicar cómo se determinan realmente los sala­
rios en el mundo real. Tal vez la regularidad empírica más significativa en prácticamente todos los merca­
dos de trabajo es la gran variación (y aparentemente creciente) de los salarios entre los trabajadores. Sería
imposible explicar estas diferencias utilizando únicamente las herramientas desarrolladas hasta ahora. Por
el contrario, cualquier teoría más completa debe tener en cuenta la significativa heterogeneidad entre los
propios trabajadores y entre los distintos tipos de puestos de trabajo. El desarrollo de estas teorías debe
dejarse para cursos que se centran más explícitamente en la economía del trabajo. Aquí simplemente vamos
a destacar las dos generalizaciones más importantes que se deben hacer.

Capital h um ano

Según el modelo desarrollado en el Capítulo 21. las empresas contratan a trabajadores en función de sus
productividades marginales. Se puede esperar que los trabajadores con mayores productividades margina­
les recibirán mayores salarios (porque las empresas están dispuestas a pagar más por aprovechar sus habi­
lidades) que los trabajadores con menores productividades marginales. Tal vez la fuente más importante de
estas ditércncias de productividad son las diferencias en el capital humano de los trabajadores. Este capi­
tal se acumula a lo largo de la vida de un trabajador a través de su educación formal, de otros métodos
formales de adquisición de habilidades (cursos de formación), de la formación en el trabajo y de las expe­
riencias de la vida en general. Aunque se trata de un concepto muy general, los economistas han dedicado
considerable atención al estudio de la adquisición de capital humano: fundamentalmente porque se consi-

Se puede ver un análisis m ucho m ás exhaustivo de los m odelos de la teoría de juegos d e juegos repetidos y d e negociación salarial e n M
E spinosa y C . R h e e. 'E fficien l W age Bargaining as a Repeated G am e". Q uarttrly Journal o f Economics (septiem bre de lOBV)- 565 5SS

®/TES-Ajrenrnfó
630 P une Vil Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

dera que son las diferencias de capital humano las que constituyen el determinante más importante de las
diferencias en los salarios de mercado. El planteamiento general adoptado para analizar esta cuestión tiene
mucho que ver con el planteamiento utilizado para analizar la acumulación de capital físico13: un tema que
analizaremos en ei próximo capítulo. Sin embargo, hay dos diferencias que hacen que el capital humano
tenga un interés especial. Prim era, a diferencia del capital físico, el capital humano no se puede vender.
Las inversiones en capital humano son, por tanto, costes hundidos irrelevantes para la futura decisión que
pueda tom ar el trabajador (aunque las inversiones sí afectan al salario futuro). Segunda, a menudo los tra­
bajadores que invierten en capital humano incurren en importantes costes de oportunidad porque no pue­
den obtener salarios mientras adquieren las habilidades. Por tanto, las acumulaciones anteriores de capital
humano determinan, en cierta medida, la acumulación posterior. Sin embargo, no vamos a analizar aquí
las consecuencias de estas características especiales.

Diferenciales co m p e n sa to rio s

La gente prefiere, evidentemente, unos trabajos a otros. Factores como las condiciones laborales favora­
bles. compañeros de trabajo interesantes, o ia facilidad de encontrar transporte pueden hacer que una per­
sona esté dispuesta a aceptar un trabajo con un salario inferior a otra. Este efecto de oferta se manifestará,
por tamo, como unos salarios menores para los puestos más deseables. Alternativamente, los trabajos de­
sagradables o que incluyen un considerable grado de riesgo (véase ei Problema 22.4) exigirán salarios supe­
riores para poder airaer a trabajadores. Estas diferencias salariales entre distintos puestos de trabajo se
conocen como diferenciales cotnpensatorios porque compensan por las características del puesto de traba­
jo que más valoran los trabajadores. Por tanto, las diferencias de las características de los puestos de tra­
bajo pueden explicar una parte de las diferencias salariales observadas.

R e su m e n
Este capítulo se ocupa fundamentalmente de la cuestión relativa a la oferta de trabajo de los individuos, Al
considerar que el trabajo es una de las formas en que un individuo puede asignar su tiempo, el análisis de
la oferta de trabajo pasará a ser una aplicación más de la teoría general de la maximización de la utilidad.
Algunos de los resultados derivados de este planteamiento eran:
• Un individuo maximizador de la utilidad elegirá trabajar aquel número de horas para el que ia rela­
ción marginal de sustitución de ocio por consumo es igual a su salario real.

• Un incremento del salario real genera efectos renta y sustitución que actúan en sentido opuesto al afec­
tar a la oferta de trabajo. Este resultado se puede dem ostrar utilizando una ecuación del tipo de Slutsky
análoga a la desarrollada en el Capítulo 5.

• La teoría de la asignación del tiempo es relevante para una serie de decisiones económicas además de
la decisión de ofertar trabajo. Puesto que es necesario em plear tiempo para llevar a cabo la mayoría
de las actividades, el concepto de que estas actividades tienen tanto un precio de mercado como un
precio en función del tiempo, tienen consecuencias de gran alcance para la teoría económica.

13 G ran p a n e d e este trabajo fue preconizado por G ary ÜECKtR; véase su Human Capital: A Theurelica! and Empirical Analysis with Sppria]
Rtference tú Hdunnion. Nueva York.: N ational Bureau o f Econom ic Research. 1964.

©/TES-Pürcn/nft
Capitulo 22 O fe rta d e trabajo 891

• Se puede considerar analíticamente que un sindicato es un proveedor monopolista de trabajo. El equi­


librio en el mercado de trabajo cuando hay sindicatos dependerá de los objetivos que quiera alcanzar
el sindicato en sus decisiones de oferta y de la negociación entre sindicatos y empresas.

Problem as
22.1
Suponga que hay 8 000 horas en un año (de hecho hay 8 760) y que un individuo tiene un salario de mercado poten­
cial de 5$ por hora.
a) ¿.Cuál es la renta total del individuo? Si decide dedicar el 75% de su renta al ocio, /.cuántas horas trabajará?
b) Suponga que fallece un tío rico y deja al individuo una renta anual de 4 000 dólares al año. Si sigue dedicando et
75% ile su renta total al ocio, ¿cuántas horas trabajará?
c) ¿Cómo cambiará su respuesta al apartado anterior si el salario fuera de 10 dólares por hora en vez de ser de 5 dóla­
res por hora?
d) Dibuje la curva de oferta de trabajo del individuo de los apañados anteriores.

2 2 .2
El Sr. Peabody tiene una función de utilidad U = VC • H y maximiza su utilidad en U = 20 cuando trabaja 14 horas
al día. ¿Estará dispuesto a renunciar a una hora de su tiempo de ocio para llevar a la Sra. Anerboy a una pelea de
lucha libre si le ofrece 5$?

22.3
Utilizando el concepto del coste de oportunidad en tiempo, analice lo siguiente:
a) ¿Qué personas cree que pagarán mayores tarifas para volar en el rápido Concorde de Estados Unidos a Europa?
b) ¿Qué individuos esperaría que estuviesen en largas colas y que incluso acampen durante la noche para comprar las
entradas de un acontecimiento deportivo?
c) ¿Las tarifas fijas para jugar al golf representan una mayor parte del coste total del golf para un próspero medico
o para un vendedor ambulante?
d) ¿Cómo afectan los atascos de tráfico a los individuos que conducen hasta su lugar de trabajo y a los que van en
transpone público?

22.4
Un individuo obtiene utilidad de su renta diaria (V) dada por

i/(y ) = I 0 0 K - ^ y 2.

La única fuente de renta son sus ingresos. Por tanto, Y = wL donde w es el salario por hora y L son las horaa
trabajadas al dfa. El individuo tiene conocimiento de un trabajo que paga 5$ la hora por 8 horas diarias fijas. ¿Que
salario se le debe ofrecer para un puesto de albañilería donde las horas de trabajo son aleatorias con una media de X
lloras y una desviación estándar de 6 horas para que el individuo acepte este trabajo más “arriesgado"?
Pista.- Este problema utiliza la identidad estadística
E ( X 2) = V a r X + E( X) 2.

donde E representa el “valor esperado".

®iTZS^onmnfo
632 Pane Vl¡ Fijación d e p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

2 2 .5
Una familia con dos miembros adultos quiere maximizar una función de utilidad con la forma
U(C,
donde C es el consumo de la familia y H¡ y H2 las horas de ocio de cada miembro de la familia. Las elecciones están
restringidas por
C = w, (24 - H,) + w, (24 - H2) + N,

donde rV) ' y w2 son los salarios de cada miembro de la familia y A'la renta no laboral.
a) Sin intentar realizar una presentación matemática, utilice la notación de los efectos renta ysustitución paraanali-
V zar los probables signos de efectos cruzados de sustitución dHJdw2 y dH,¡dw¡.
b) Suponga que un miembro de la familia (por ejemplo, el individuo 1) puede trabajar en casa, conviniendo pues sus
horas de ocio en consumo según la función
C, = /< » ,),

donde / ' > 0, / " < 0. ¿Cómo puede esta otra opción afectar a la óptima división del trabajo entre los miembros
de la familia?

2 2 .6
Un programa de bienestar para la gente de rentas bajas ofrece a una familia una subvenciónbásica de ó 000$ a) año.
Esta subvención se reduce en 0,75$ por cada dólar de renta que obtenga la familia.
a) ¿Qué cantidad de prestaciones sociales recibe la familia si no tiene ninguna otra rema? ¿Y si el cabeza de familia
gana 2 000$ al año? ¿Y si gana 4 000$ al año?
b) ¿Cuál es el nivel de ingresos que anula la subvención?
C) Suponga que el cabeza de familia puede ganar hasta 4$ por horay que la familia notieneninguna otra renta. ¿Cuál
es la restricción presupuestaria anual de esta familia si no participa en el programade bienestar social? Es decir,
¿cuál es la relación entre coasumo (C) y horas de ocio {//)?
d> ¿Cuál es la restricción presupuestaría si la familia opta por participar en el programa de bienestar? (Recuerde, la
subvención sólo puede ser positiva),
e) Dibuje sus resultados de los dos apartados anteriores.
í) Suponga que el gobierno cambia las reglas del programa de bienestar social para permitir que las familias se que­
den con el 50 por ciento de lo que ganan. ¿Cómo cambiarán sus respuestas a los dos apartados anteriores?
g) Utilizando sus resultados del apartado anterior, ¿puede predecir si el cabeza de esta familia trabajará más o menos
con las nuevas reglas descritas en el apartado anterior?

2 2 .7
Suponga que un sindicato tiene una oferta de trabajo fija para vender. Si el sindicato desea maximizar los ingresos
salaríales totales, ¿qué salario pedirá? ¿Cómo cambiaría su respuesta si los trabajadores desemplcados recibieran un
seguro de desempleo de u por trabajador y el sindicato quisiera maximizar ahora la suma de los ingresos salariales y
b cantidad total de la prestación por desempleo?

22.8
Universal Fur se encuentra en Clydc, Baffin Island. y vende corbatas de piel de alta calidad en todo e! mundo a un
precio de 5$ cada una. La función de producción (Q) viene dada por
Q = 2 4 0 X - 2 X 2,

&ltb£&orontnfo
Capitulo 22 O fe rta d e trabajo 633

donde X es la cantidad de pieles utilizadas por semana. Las pieles las proporciona únicamente Dan’s Trading Post,
que las obtiene contratando a tramperos esquimales a un salario de 10$ al día. La función de producción semanal dv
pieles de Dan viene dada por
x =J l ,

donde L representa el número de días del tiempo de los esquimales utilizado cada semana.
a) Para el caso cuasi competitivo en el que tanto Universal Fur como Dan's Trading Post actúan como precio acep­
tantes de las pieles, ¿cuál será el precio de equilibrio (Px ) y cuántas pieles se intercambian?
b) Suponga que Dan actúa como un monopolista, mientras que Universal Fur se sigue comportando como un agente
precio aceptante. ¿Cuál será el equilibrio en el mercado de las pieles?
c) Suponga que Universal Fur actúa como un monopsonista pero Dan como precio aceptante. ¿Cuál será el equili­
brio?
d) Dibuje sus resultados y analice el tipo de equilibrio que surgirá probablemente en una negociación en el monopo­
lio bilateral entre Universal Fur y Dan.

2 2 .9
Siguiendo el espíritu del juego del mercado de trabajo descrito en el Ejemplo 22,4. suponga que la función del ingre­
so total de ia empresa viene dada por
!T = 1 0 L - I }
y que la utilidad del sindicato es simplemente una función del ingreso salarial total
U(w, L) = wL.
a) ¿Cuál es el contrato salarial de equilibrio de Nash en este juego de dos etapas descrito en el Ejemplo 22.4?
b) Demuestre que el contrato salarial alternativo por el que w' = L' = 4 es superior en el sentido de Pareto ai con­
trato del apartado anterior.
c) ¿Bajo qué condiciones sería sostenible el contrato del apartado anterior como equilibrio de un subjuego perfecto.'

Lectu ras re co m e n d ad as
Ashenfelter. O.C. y R. Layard. Handbook o f Labor Economics (2 volumes). Amsterdam: Nonh-Holland. 1986.
Coüection o f survey anieles on many o f the topics touched on in this chapter. Panicuiarly thorough articles on men ’s
and women 's labor supply and on the economics o f unions.
Ashenfelter, O.C. y D. Card. Handbook of Labor Economics, vol. 3. Amsterdam: North-Holland, 1999.
An update of the previous Handbook. Features new essays on both supply and demand issues.
Becker, G.S. “An Economic Analysis of Fertility”. En Demographic and Economic Change in Developed C'ountrtes,
National Bureau ConfereDce Series No. 11. Princeton, NJ: Princeton University Press. 1960.
First economic approach ¡o the theory of childbearmg.
. “A Theory of the Allocation of Time”. Economic Journal 75 (septiembre 1965): 493-517.
Fundamental work on time allocation, including labor supply and consumption decisions.
Killingsworth, Mark R. Labor Supply. Cambridge: Cambridge University Press, 1983.
A complete survey o f the literature. ¡nteresting observations on famity labor supply.
Moffitt, R.A. y K.C. Kehrer. “The Effect of Tax and Transfer Programs on Labor Supply: The Evidencc from the income
Maintenance Experiments". EnR.G. Ehrenberg, ed., Research in Labor Economics. vot. 4. Greenwich. CT: JAI Press.
1981, págs. 103-150.
Complete survey of the experimental evidence in labor supply, especialty in relationshlp to the effeets of transfer pro­
grams.
C A P Í T U L O

CAPITAL

En este capitulo ofrecemos una introducción a la teoría del capital. En muchos sentidos,
esta teoría se parece a nuestro análisis de la fijación de precios de los factores en general:
los principios de ¡a elección de factores que maximiza los beneficios no cambian, Pero la
teoría de! capital añade una importante dimensión temporal a la toma de decisiones eco­
nómicas; nuestro objetivo aquí consiste en analizar esta dimensión adicional. Ponimos de
una descripción general del proceso de acumulación de capital y del concepto de tasa de
rendimiento. A continuación nos centraremos en modelos más concretos del comportamien­
to económico a lo largo del tiempo.
636 Parte VII Fijación d e p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

Capital y ta sa de rendim iento

Cuando hablamos del stock de capital en una economía nos referimos a la suma total de maquinaria, edi­
ficios, y otros recursos reproducibles que existen en determinado momento del tiempo. Estos activos repre­
sentan una parte de la producción anterior de la economía que no fue consumida, sino que fue dejada de
lado para utilizarse para producir en el futuro. Todas las sociedades, desde las más primitivas hasta las más
complejas, realizan una acumulación de capital. Los cazadores de una sociedad prim itiva detraen tiempo
de la caza para fabricar flechas, los individuos en una sociedad moderna utilizan parte de sus rentas para
comprar casas, o los gobiernos gravan impuestos a los ciudadanos para construir pantanos u oficinas de
correos: todos realizan el mismo tipo de actividad: parte de la producción actual se deja de lado para uti­
lizarla en la producción en periodos futuros. El “sacrificio'' actual a cambio de una ganancia futura es un
aspecto esencial de la acumulación de capital.

T a s a de rendim iento

El proceso de acumulación de capital se muestra esquemáticamente en la Figura 23.1. E n los dos paneles
del gráfico la sociedad está consumiendo inicialmente el nivel C0 y lleva tiempo consumiendo este nivel.
En el momento tx se toma la decisión de retener parte de la producción (una cantidad s) del consumo actual
durante un periodo. A partir del periodo t2 este consumo retenido se pone a producir consumo futuro. Un
concepto importante relacionado con este proceso es el de la tasa de rendimiento, que se obtiene del
consumo que se ha dejado de lado. Por ejemplo, en el panel (a) se utiliza todo el consumo retenido para
producir un producto adicional únicamente en el período t2. El consumo aumenta en la cantidad x en el
periodo t2 y después vuelve al nivel de largo plazo C0. La sociedad ha ahorrado en un año para poder
derrochar al año siguiente. La tasa de rendimiento (de un periodo) de esta actividad se define de la siguien­
te manera:

Tasa de rendimiento de un periodo La tasa de rendimiento de un periodo (r¡) de una inversión


es el consumo adicional obtenido en el periodo dos respecto al consumo renunciado en el periodo uno.
Es decir.

r.= — =± - l. (23.1)
s s

Si x > s (si se saca más consumo de este proceso del que se retiró), diremos que la tasa de rendimiento de
un periodo de la acumulación de capital es positiva. Por ejemplo, si se retienen 100 unidades del consumo
actual y ello permite que la sociedad consuma 110 unidades más el año que viene, la tasa de rendimiento
de un periodo sería

Ü ^ - 1 = 0,10
100
o del 10 por ciento.
En el panel (b) de la Figura 23.1, se supone que la sociedad adopta un planteamiento m ás a largo plazo
de su acumulación de capital. De nuevo, en el momento t, se pone de lado una cantidad s. Sin embargo,
ahora se utilizará este consumo retenido para aumentar el nivel de consumo de todos los periodos futuros.

©ITES-Pcromnfo
Capítulo 23 C a pita l 637

F IG U R A 2 3 .1 D o s p la n te a m ie n to s de la a c u m u la c ió n de capital

En (a), 5
la so c ie d a d retiene parce d e s u c o n s u m o acoca! ( ) p a ra re g o d e a rse (c o n x c o n s u m o a d ic io n a !) e n e l s ig u ie n te p e r ío ­
d o . I a ta sa d e re n d im ie n to d e u n p e r io d o se ria x / s - 1 . E n ( b ) ia so c ie d a d a d op ta u n p la n te a m ie n to a m á s la r g o p la z o y uti
liz a s p a ra in cre m e n ta r su c o n s u m o in d e fin id a m e n te e n Y. L a tasa d e re n d im ie n to c o n tin u a v ie n e d a d a p o r y/s.

C o n su m o C o n su m o

(a) R e n d im ie n to a u n p e rio d o <b) R e n d im ie n to c o n t in u o

Si el nivel de consumo permanente aumenta hasta C0 + y, definimos la lasa de rendimiento continuo


de la siguiente manera:

¡ D e f in ic ió n - _____________________________ _ ____________ ___________

T a s a d e re n d im ie n to p e re n n e La tasa de rendimiento perenne (r„) es el incremento permanente


del consumo futuro expresado como proporción del consumo inicial retenido. Es decir.

Si la acumulación de capital consigue elevar C0 de forma permanente, r* será positiva. Por ejemplo,
suponga que la sociedad pone de lado 100 unidades de producción en el periodo /, para dedicarlas a acu­
mulación de capital. Si este capital permite aumentar la producción en 10 unidades en cada periodo futuro
(a partir del periodo de tiempo t2), la tasa de rendimiento perpetuo sería del 10%.

Cuando los economistas hablan de ia tasa de rendimiento de la acumulación de capital están pensando
en algo intermedio entre estos dos extremos. De forma poco estricta, hablaremos de la tasa de rendimien­
to como una medida de ia relación a la que se puede convertir el consumo actual en consumo futuro (hare­
mos pronto una definición más explícita). Una pregunta natural que uno se plantea es cómo se determina
la tasa de rendimiento en una economía. De nuevo, la respuesta debe girar en cierto sentido en torno a la
oferta y demanda de bienes actuales y futuros. En esta sección presentamos un sencillo modelo de dos
periodos en el que se demuestra la relación entre oferta y demanda.

Determ inación de la tasa de rendim iento


En esta sección vamos a describir cómo se fija una tasa de rendimiento de equilibrio gracias al funciona­
miento de la oferta y demanda en el mercado de bienes “futuros". Empezamos analizando la relación entre

® fT E S -f tir a n in f o
638 Parte VII Fijación d a p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

la tasa de rendimiento y el “precio” de los bienes futuros. A continuación veremos cómo es probable que
reaccionen los individuos y las empresas ante este precio. Finalmente, se juntan estas acciones (como
hemos hecho para el análisis de otros mercados) para dem ostrar cómo se determina el precio de equilibrio
de los bienes futuras y para analizar algunas de las características de esta solución.

T a s a de rendim iento y precio de lo s b ie n e s fu tu ros

Durante la mayor parte de nuestro análisis en este capítulo, supondremos que sólo hay dos periodos a ana­
lizar: el periodo actual (que denotaremos mediante el subíndice 0) y el siguiente período (que se muestra
con el subíndice 1). Utilizaremos la letra r para representar la tasa de rendimiento (de un periodo) entre
estos dos periodos, Por tanto, tal y como la hemos definido en la sección anterior,

r =^ - ~ l (23.3)
AC„

donde utilizamos la notación A para hacer referencia a la variación del consumo en los dos periodos,
Volviendo a escribir la Ecuación 23.3 obtenemos
A C, .
—-*- = ! + /■ (23.4)
AC0

^2- =— - (23.3)
AC, 1+ r

Pero el término a la izquierda de la Ecuación 23.5 muestra sencillamente cuánto C0 se debe dejar de
lado para aumentar C, en una unidad; es decir, la expresión representa el “precio” relativo de una unidad
de Cj en términos de Ca. Así, hemos definido el precio de los bienes futuros1.

E■«FINICIÓN
P recio d e lo s b ie n e s fu tu ro s El precio relativo de los bienes futuros (/>) es la cantidad de bienes
actuales a los que se debe renunciar para aumentar el consumo futuro en una unidad. Es decir,

P - * £ o.— L . (23.6)
1 AC, 1+ r

Ahora vamos a proceder a desarrollar un análisis de oferta y demanda de la determinación de Pv Para


ello también tendremos que desarrollar una teoría de la determinación de r, la tasa de rendimiento en este
sencillo modelo.

D e m a n d a de bienes futuros
La teoría de la demanda de bienes futuros es una aplicación más del modelo de maximización de la utili­
dad desarrollado en la Parte II de este libro. Aquí, la utilidad del individuo depende del consumo actual y
futuro (es decir, utilidad = C ( C 0,C ,)], el individuo debe decidir qué parte de su riqueza actual (IV) quie­
re asignar a cada uno de estos dos bienes2. La riqueza que no se gasta en un consumo actual se puede inver­

1 Rsie precio es idéntico al factor de descuento definido con relación a los juegos repetidos en los C apítulos 10 y 20.
2 P ara u n análisis del caso e n el que el individuo tiene una renta e n am bos periodos, véase el P roblem a 23.1.

©ITES-PoMnln/b
Capitulo 23 C apite l 639

tir a una lasa de rendimiento r para obtener consumo en el próximo periodo. Al Igual que antes, Pl refle­
ja el coste actual del consumo futuro, y la restricción presupuestaria del individuo viene dada por

W = C0 + /'C 1. (23.7)

Esta restricción está representada en la Figura 23.2. Si el individuo decide gastar toda su riqueza en C0,
el consumo actual total será W y no habrá ningún consumo en el periodo dos. Alternativamente, si Cn = 0,
C; vendrá dado por W /P l = W (1 + r). Es decir, si se invierte toda la riqueza a la tasa de rendimiento r,
la riqueza actual aumentará hasta IV (1 + r) en el periodo 23.

M a xim iza ció n de la utilidad

La inclusión del mapa de curvas de indiferencia del individuo para C0 y Ct en la restricción presupuesta­
ria de la Figura 23.2 refleja la maximización de la utilidad.Aquí,la utilidad se maximiza en el punto
C * , C ? . Elindividuo consume actualmente C* y decide ahorrar w - C* consumirlo en el próximo
periodo. Este consumo futuro se puede calcular a partir de la restricción presupuestaria como

PiC f = W - C t (23.8}

c ? J w -S t K ( 2 3 .9 )

= 0 V - O ( l + r). ( 2 3 .1 0 )

En otras palabras, la riqueza que no se consume actualmente (W - C*) se invierte a la tasa de rendi­
miento, r, y aumentará para ofrecer c* en el siguiente periodo.

E J E M P L O 23.1
Im paciencia intertemporal__________________________________________________________________________

Las elecciones de maximizar la utilidad de los individuos a lo largo del tiempo dependerán, evidentemente, de lo que
piensan sobre las ventajas relativas de consumir ahora o esperar a consumir en el futuro. Una forma de reflejar la posi­
bilidad de que la gente tenga cierta impaciencia ai tomar sus decisiones consiste en suponer que la utilidad del consu­
mo futuro se descuenta de forma implícita en la mente del individuo. Por ejemplo, podremos suponer que la función
de utilidad dei consumo, t/(C ), es la misma en ambos periodos (con V > 0, U" < 0), pero que la utilidad del perio­
do uno se descuenta en la mente del individuo a una “tasa de preferencia temporal" de 1/(1 r 5) (donde s > U). Si la
función de utilidad intertemporal también es separable (para un análisis de este concepto véanse las ampliaciones al
Capítulo 6), podremos escribir

£/(C0.C ,) = í/(C 0) + - - i - f / ( C l). (23-11)


l+o

3 E sta o b serv a c ió n o fre c e u n a in te rp re ta c ió n a lte rn a tiv a d e la re s tric c ió n p re su p u e sta ria d a d a p o r la E c u a c ió n 2 3 .7 , q u e se p u e d e e s c rib ir e n


fu n c ió n d e la ta sa d e re n d im ie n to co m o

E sto ilustra el hecho de que e s el ‘ valor actual’’ de C, e l que form a p a n e d e la restricción presupuestaria actual del individuo. El concep­
to del valor actual se analizará con m ás detalle m ás adelante e n este m ism o capítulo.

@jrE5-Pcraninfo
640 Pane Vil Fijación d e p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

FIG U RA 23.2 Maximización intertemporal de la utilidad del individuo

Cvand,o el individuo tiene una restricción presupuestaria intertemporal W = C0 + /»C¡, maximizará la utilidad eligiendo el
consumo actual de C* y el consumo de C* en el siguiente periodo. Una disminución de /J (un incremento de la tasa Uc
rendimiento r) hará que C\ aumente, pera el efecto sobre C0 no está determinado porque los efectos renta y sustitución se
mueven en sentido opuesto (suponiendo que tanto C0 como C, sean bienes normales).

I C o n su m o
fu tu ro ( C , l

La maximización de esta función sujeta a la restricción presupuestaria intertemporal

C,
w=cn (23.12)
1+ r
ofrece la siguiente expresión lagrangiana:

g = U(C0, C í) + k W - Q - (23.13)
l + r

y las condiciones de primer orden para un máximo son

p - = V ( C 0) - \ = o
BC0

í S U J - e^ c, , — (23.14)
dC, 1+ 6 ' l+r

£E = ht- q — S _ » o.
8X 0 1+ r
Dividiendo la primera y segunda ecuación y reorganizando los términos se obtiene4

u ' ( c c ) = T ^ Í U ' í C,). (23.15)


1+ ó

4 L a E cuación 23.13 se conoce, a veces, com o la "ecuación de E uier" para la m axim ización im enem poral de la utilidad. U na vez definida
una función de utilidad concreta, la ecuación m uestra cóm o cam bia el consum o a lo largo del tiem po.

®ÍTE$-Purcmm/ij
Capiculo 25 C apital 641

Puesto que se ha supuesto que la función de utilidad del consumo es la misma para los dos periodos, podemos con­
cluir que C0 = C, si r = t>; que C0 >C, si 5 > r [para que l/'(C n) < Í/'(C¡) es necesario que C„ > C,]; y que
CD < C, para r •>S. Por tanto, el que el consumo de este individuo aumente o disminuya del periodo 0 al periodo 1
dependerá exactamente de lo impaciente que sea. Aunque un consumidor puede tener preferencia por tos bienes actua­
les (tí ? U), es posible que siga consumiendo más en el futuro que en el presente si la tasa de rendimiento percibida
por e! ahorro es lo suficientemente elevada.

PREGUNTA: Si dos individuos son igual de impacientes pero tienen tasas de rendimiento distintas, /para
cuál de ellos será m ayor el incremento de C¡ respecto a C0 ?

E fe c to s de las variaciones de r

El análisis de estática comparativa del equilibrio representado en la Figura 23.2 es fácil. Si Pt disminuye
(es decir, si r aumenta), tanto el efecto renta como el efecto sustitución harán que se demande más C,,
excepto en el improbable caso de que C, sea un bien inferior. Por tanto, la curva de demanda de C, ten­
drá pendienie negativa. Un incremento de r reduce, en efecto, el precio de C,, por lo que aumenta el con­
sumo de ese bien. Esta curva de demanda se denomina D en la Figura 23.3.

F IG U R A 23.3 Determinación del precio de equilibrio de los bienes futuros

F.t pumo P’ , C* representa un equilibrio en el mercado de bienes futuros. El precio de equilibrio de los bienes futuros deter
minará la tasa de rendimiento a través de la Ecuación 23.16.

Antes de dejar nuestro análisis de las decisiones intertemporales de los individuos, tenemos que seña­
lar que nuestro análisis no permite hacer una afirmación inequívoca sobre el signo de . En la
Figura 23.2 los efectos renta y sustitución se mueven en sentido opuesto, por lo que no es posible una pre­
dicción definitiva. Una disminución de fj hará que el individuo sustituya C, por C0 en sus planes de con­
sumo. Pero una disminución de /¡ eleva el valor real de la riqueza, y el efecto renta hace que aumenten
tanto C0 como C¡. Dicho de otra manera, el modelo representado en la Figura 23.2 no permite una prc-

©ITES-ftiranlnfó
643 Parte VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

dicción definitiva sobre cómo afectan las variaciones de la tasa de rendimiento a la acumulación de rique­
za en el periodo actual (ahorro). U n m ayor r genera un efecto sustitución que fomenta un m ayor ahorro y
un efecto renta que prom ueve un ahorro menor. Por tanto, en últim a instancia, la dirección del efecto es
una cuestión empírica.

O ferta de bienes futuros

E n cierto sentido, el análisis de la oferta de bienes futuros es bastante sencillo. Podemos afirm ar que un
incremento del precio relativo de los bienes futuros (/*) llevará a las empresas a producir más de estos
bienes, porque el rendimiento de esta producción será m ayor ahora. Esta reacción queda reflejada en la
curva de oferta de pendiente positiva S en la Figura 23.3. Se puede esperar que, como en nuestro anterior
análisis de la competencia perfecta, esta curva de oferta refleje los costes marginales crecientes (o los ren­
dimientos decrecientes) que experimentan las empresas cuando intentan convertir bienes actuales en bienes
futuros gracias a la acumulación de capital.

Por desgracia, el análisis detallado de la naturaleza de la acumulación de capital se adentra en comple­


jidades que han ocupado a los economistas durante cientos de años5. Fundamentalmente, todas estas com­
plejidades surgen de los problemas de desarrollar un modelo tratable del proceso de acumulación de capi­
tal. En nuestro modelo del comportamiento individual no surgía este problem a, porque podíamos suponer
que el “m ercado” ofrecía una tasa de rendimiento a los individuos de forma que éstos pudieran adoptar su
comportamiento a dicho rendimiento. También vamos a seguir este camino cuando describamos las deci­
siones de inversión de las empresas más adelante en este mismo capítulo. Pero, para desarrollar un mode­
lo adecuado de la acumulación de capital por paite de las empresas, debemos describir con precisión cómo
se "convierte" C0 en C,, y ello nos adentraría demasiado en las particularidades de la teoría del capital.
Por el contrario, nos vamos a contentar con dibujar la curva de oferta de la Figura 23.3 con una pendien­
te positiva partiendo del supuesto de que esta forma es intuitivamente razonable. Gran parte del análisis
posterior de este capítulo puede servir para convencer al lector de que, en efecto, así es.

Precio de equilibrio de los bienes futuros

El equilibrio del m ercado representado en la Figura 23.3 se encuentra en P * , C*. En este punto se encuen­
tran en equilibrio las ofertas y demandas de los individuos de bienes fuñiros, y se pondrá la cantidad nece­
saria de bienes actuales en acumulación de capital para producir C* en el futuro6.

Hay una serie de razones para esperar que P { sea inferior a uno; es decir, costará menos que el sacri­
ficio de un bien actual “com prar” un bien en e! futuro. Como hemos visto en el Ejemplo 23.1, se puede
afirm ar que los individuos exigen recibir cierta recompensa p o r esperar. Los refranes cotidianos ( “más vale
pájaro en mano que ciento volando” , "hay que vivir al día”) y las realidades m ás sustanciales (la ¡ncerti-
dumbre respecto al futuro y la seguridad de que la vida no es eterna) sugieren que los individuos suelen ser
impacientes en sus decisiones de consumo. Por tanto, la acumulación de capital, como la mostrada en la
Figura 23.3, sólo tendrá lugar si el sacrificio actual vale la pena de alguna manera.

5 Para un análisis de parte de este debate, véase M . B la u g , E conom ic Theory in R etrospect, ed . revisada (Hom ewood, 1L: R ichard D. Irwin,
1978). Capitulo 12.
6 É sta es una form a m uy sim plificada de! anáfisis presentado inicialm ente p o r I. F ish e r, The R ote o f Interes! (N ueva York: MaemiUan.
1907).

© /T E S -P a ra n in fo
Capítulo 23 C a pita l 643

También hay razones del lado de la oferta para creer que Pt es inferior a uno. Todas estas razones giran
en lom o a la idea de que la acumulación de capital es “productiva": el sacrificio de un bien hoy ofrecerá
más de un bien en el futuro. Algunos sencillos ejemplos de productividad de la inversión de capital vienen
dados por actividades campestres como la silvicultura o el envejecimiento del vino y el queso. Los propie­
tarios de viveros, de bodegas y los granjeros se “abstienen” de vender sus productos en la creencia de que
el tiempo hará que sean más valiosos en el futuro. Aunque es evidente que la acumulación de capital en la
moderna sociedad industrial es m ás compleja que la silvicultura (piense en la construcción de una acería o
de una red eléctrica), los economistas consideran que ambos procesos tienen ciertos parecidos. En ambos
casos la inversión de bienes actuales hace que el proceso de producción sea más largo y más complejo y,
por tanto, mejora el poder productivo general de todos los demás recursos utilizados en la producción.

La ta sa de rendim iento de equilibrio

Ahora podemos definir la relación entre ia tasa de rendimiento (r) con lo que hemos denominado el precio
de los bienes futuros mediante ia fórmula

K - 7— • <23.ló)
1+ r
Puesto que creemos que P* será inferior a 1, ia tasa de rendimiento (r) será positiva. Por ejemplo, si
P ’ = 0 ,9 , r será aproximadamente igual a 0,11 y direm os que la tasa de rendimiento de la acumulación
del capital es del “ 11 por ciento” . Al retener una unidad del consumo actual, el consumo de bienes futu­
ros puede aumentar en 1,11. La tasa de rendimiento y P, son formas equivalentes de medir la relación a
la que se pueden convertir bienes actuales en bienes futuros.

T a s a de rendim iento, tipo de interés real y tipo de interés nom inal

El concepto de tasa de rendimiento que hemos estado analizando hasta ahora en este capítulo se utiliza, a
veces, como sinónimo del concepto de tipo de interés “ real". En este contexto, se considera que los dos
hacen referencia al rendimiento real que se puede lograr gracias a la acumulación de capital. Este concep­
to se debe diferenciar del tipo de interés nominal que se puede encontrar en los mercados financieros.
Concretamente, si se espera que el nivel general de precios aumente en p entre los dos periodos (es decir,
un p de 0 ,1 0 seria una tasa de inflación del 10 por ciento), esperaríamos que el tipo de interés nominal
(R) venga dado por la ecuación

I + * = (l + r ) ( l + £ ) . (23.17)

porque un posible prestamista esperaría ser compensado tanto por el coste de oportunidad de no invertir en
capital real (r) como por el crecimiento del nivel general de precios ( p y La ampliación de ia Ecuación
23.17 permite obtener

I + fl = l + r + P ,+ rP „ (23.18)

y . suponiendo que r ■Pe es pequeño, tenemos la aproximación más sencilla

R = r+Pf . (23.19)

Si la tasa de rendimiento real es del 4 por ciento (0,04) y la tasa de inflación esperada es dei 10 por
ciento (0,10), el tipo de interés nominal será aproximadamente del 14 por ciento (0,14). Por tanto, la dite-
644 Parte VII Fijación d e p re c io s e n lo s m e r c a d o s d e fa c to re s

rencia entre el tipo de interés nominal observado y el tipo de interés real puede ser sustancial en entornos
inflacionistas.

La dem anda de capital de la em presa

Las empresas alquilan maquinaria siguiendo los mismos principios de maximización de beneficios deriva­
dos en el Capítulo 21. Concretamente, en un mercado de competencia perfecta la empresa decidirá contra­
tar aquel número de máquinas para el que el valor del producto marginal sea precisamente igual al alquiler
de la maquinaria en el mercado. En esta sección vamos a analizar prim ero los determinantes del alquiler en
el mercado, y vamos a suponer que todas las máquinas son alquiladas. Más adelante, en esta misma sec­
ción, puesto que la mayoría de las empresas compran máquinas y las conservan hasta que se deterioran, en
vez de alquilarlas, analizaremos los problemas concretos que surgen derivados de dicha propiedad.

L o s determ inantes del precio de alquiler del m ercado

Considérese el caso de una empresa que está en el negocio de alquiler de maquinaria a otras empresas.
Suponga que la empresa es propietaria de una máquina (por ejemplo, un automóvil o una excavadora) que
tiene un precio de mercado actual de P. ¿Cuánto cobrará la empresa a sus clientes por utilizar la máquina?
El propietario de la máquina tiene que asum ir dos tipos de costes: la depreciación de la máquina y el coste
de oportunidad de tener sus fondos invertidos en una máquina en vez de en una inversión que ofrece la u sa
de rendimiento disponible en la actualidad. Si se supone que los costes de la depreciación por periodo son
un porcentaje constante (d) del precio del mercado de la máquina y que el tipo de interés real viene dado
por r, los costes totales del propietario de la máquina durante un periodo vienen dados por

Pd + P r = P ( r + d ). (23.20)

Si suponemos que el alquiler de la maquinaria se realiza en un mercado de competencia perfecta, el


alquiler de máquinas no puede ofrecer beneficios a largo plazo. E l funcionamiento del mercado garantiza­
rá que el alquiler de la máquina por periodo (v) sea exactamente igual a los costes en los que incurre el
propietario de la máquina. Por tanto, tenemos el resultado básico de que

v = P ( r + d ). (23.21)

El alquiler competitivo es la suma de los intereses perdidos y los costes por depreciación en los que
debe incurrir el propietario de la maquinaria. Por ejemplo, suponga que el tipo de interés real es del 5 por
ciento (es decir, 0,05) y que la tasa de depreciación física es del 15 por ciento (0,15). Suponga también
que el precio de mercado actual de la máquina asciende a 10 000 dólares. Entonces, en este sencillo mode­
lo, la máquina tendrá un alquiler anual de 2 000$ [= 10 000$ x (0,05 + 0,15)]; de esta cantidad, 500$ repre­
sentan el coste de oportunidad de los fondos invertidos en la máquina, y los restantes 1 500$ reflejan los
costes del deterioro físico.

M á q u in a s que no se deprecian

En el hipotético caso de que una máquina no se depreciara (d = 0 ), la Ecuación 23.21 se puede escribir
como
j = r. (23.22)

©tTES^oranmfó
Capítulo 23 C a p ita l 645

Esta ecuación afirma que, en equilibrio, una máquina con una larga vida indefinida (que no se depre
cía) es equivaienie a un bono perpetuo (véase el apéndice a este capitulo) y, por tanto, debe "rendir" la
tasa de rendimiento del mercado. El alquiler, como porcentaje del precio de la máquina, debe ser igual a
r. Si v /P > r. todo el mundo se precipitaría a com prar máquinas, porque el alquiler de las máquinas ren­
diría más que las tasas de rendimiento en otras inversiones. Análogamente, si v /P < r, nadie alquilaría
máquinas, porque se podría conseguir m ás en inversiones alternativas.

Propiedad de las m á qu in as

Nuestro análisis ha supuesto hasta ahora que las empresas alquilan todas las máquinas que utilizan. Aunque
en el mundo real se produce este tipo de alquiler (por ejemplo, muchas empresas se dedican al negocio de
alquilar aviones, camiones, vehículos de transporte, y PCs a otras empresas), lo más frecuente es que las
empresas sean propietarias de las máquinas que utilizan. Una empresa com prará maquinaria y la utiliíará
en combinación con el trabajo que contrata para fabricar sus productos. 1.a propiedad de las máquinas hace
que el análisis de la demanda de capital sea de alguna manera más complejo que el de la demanda de tra­
bajo. Sin em bargo, al reconocer la importante distinción entre una variable stock y una variable flujo, pode­
mos dem ostrar que estas dos demandas son bastante parecidas.

Una empresa utiliza servicios d e capital para fabricar sus productos. Estos servicios son una magnitud
flujo. Es el número de horas máquina el que es relevante para el proceso productivo (al igual que el núme­
ro de horas de trabajo), y no el número de máquinas p er se. Sin embargo, a menudo se suele hacer Cl
supuesto de que el flujo de servicios de capital es proporcional al stock de máquinas (100 máquinas, si se
emplean totalmente durante una hora, pueden ofrecer 100 horas máquina de servicios); por tanto, estos dos
conceptos distintos se utilizan como si fueran sinónimos. Si durante un periodo una empresa desea dispo­
ner de determinado número de horas máquina, se suele entender que la empresa desea disponer de deter­
minado número de máquinas. La demanda de servicios de capital de la empresa también es la demanda de
capital7.
Una empresa maximizadora de beneficios en competencia perfecta elegirá el nivel de factores produc­
tivos de tal forma que el valor del producto marginal de una unidad adicional de cualquier factor sea igual
a su coste. Este resultado también se cumple para la demanda de horas máquina. El coste de los servicios
del capital viene dado por el alquiler (v) en la Ecuación 23.21. Este coste es asumido por la empresa, inde­
pendientemente de que alquile la máquina en el mercado, o de que sea la propietaria de la propia máqui­
na. En el prim er caso se trata de u n coste explícito, mientras que en el segundo es un coste implícito
porque la empresa podría alquilar su máquina a otra persona si quisiera. E n cualquier caso, el coste de
oportunidad de la utilización de la máquina viene dado por el alquiler en el mercado, v. El hecho de que
la empresa sea propietaria de la máquina, en una primera aproximación, es irrelevante para determinar el
coste. Por tanto, podemos aplicar nuestro análisis anterior de la demanda de factores:

P r in c ip io oe O p t im iz a c ió n ___________________________________________________________ j

D e m a n d a d e ca p ita l Una empresa maximizadora de beneficios en un mercado de alquiler perfecta­


mente competitivo del capital contratará más factor capital hasta el punto en el que el valor del produc­
to marginal (VPMgK) sea igual al alquiler en el mercado, v. En competencia perfecta, el alquiler refle-

7 Las decisiones de la empresa sobre la Intensidad del u so de un deierminado stock de capital durante u n periodo tam bién se pueden onali-
?ar. a m enudo, com o parte del estudio d e los ciclos económ icos.

®IT£S-fDrD/róifo
646 Parte Vil Fijación d e p re c io s e n lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

jará tanto los costes de depreciación com o ios costes de oportunidad en inversiones alternativas. Asi
pues, tenemos

V P M gK = v = P ( r + d ) . ( 2 3 .2 3 )

Teoría de la inversión

Si una empresa sigue la regla de maximización de beneficios de la Ecuación 23.23 y considera que desea
tener m ás servicios de capital que los que puede conseguir con su stock actual de maquinaria, tiene dos
opciones. Primero, puede contratar las máquinas adicionales al precio de alquiler del mercado. Esto sería
formalmente idéntico a su decisión de contratar más trabajo. Segundo, la empresa puede comprar más
maquinaria para satisfacer sus necesidades. Esta segunda alternativa es la que se suele elegir con m ás fre­
cuencia; denominamos la adquisición de nuevos equipos por parte de la empresa como inversión.

La demanda de inversiones es un elemento importante de la "demanda agregada" en la teorfa microe-


conómica. Se suele suponer que la demanda de fábricas y equipos (es decir, de maquinaria) está inversa­
mente relacionada con ei tipo de interés, o con lo que hemos denominado "tasa de rendim iento". Utilizando
el análisis que hemos desarrollado en esta parte del libro, podemos dem ostrar las vinculaciones de este
argumento. Una disminución del tipo de interés (r) hará que disminuya, ceteris paribus, el alquiler del capi­
tal {Ecuación 23.21). Puesto que los intereses perdidos representan un coste implícito para el propietario
de una máquina, una reducción de r reduce, en efecto, el precio (es decir, el alquiler) del factor capital.
Esta disminución de v implica que el capital ha pasado a ser el factor relativamente menos caro; como
vimos en el Capítulo 21, esto hará que las empresas aumenten su utilización del capital.

Planteam iento del valor actual d e sc o n ta d o de las d e cisio n e s


de in versión
Cuando una empresa com pra una máquina está comprando realmente un flujo de ingresos netos en perio­
dos futuros. Para decidir si debe com prar la máquina, la empresa debe calcular el valor actual descontado
de este flujo®. Sólo al hacer este cálculo podrá la empresa tener en cuenta correctamente los efectos de los
intereses perdidos. Esto ofrece un planteamiento alternativo para explicar las decisiones de inversión.

Considérese el caso de una empresa en el proceso de decidir si va a com prar una determinada máqui­
na. Se espera que la máquina vaya a durar n años y que ofrecerá a su propietario un flujo de rendimientos
monetarios (es decir, valores del producto marginal) en cada uno de los n años. Sea el rendimiento en el
año /, R,. Si r es el tipo de interés actual, y se espera que este tipo de interés prevalezca en los próximos
n años, el valor actual descontado (VAD) del flujo de ingresos netos de la máquina para sus propietarios
viene dado por

VAD = + • .. + — L . <23.24)
1+ r (1 + r) (1 + r)

Este valor actual descontado representa el valor total del flujo de pagos proporcionados por la máqui­
na. una vez que se ha tenido en cuenta correctamente el hecho de que estos pagos se producen en distintos

8 V éase el apéndice a este capitulo para un análisis am pliado del v alor actual descontado.

®/r£S-ftmjnfnfc
Capítulo 23 C a p ita l 647

años. Si el valor actual descontado de este flujo de pagos es superior al precio de la máquina (F) la em pre­
sa. y otras empresas parecidas, debería bacer la com pra. Incluso cuando se tienen en cuenta los electos de
los pagos de intereses que podría haber obtenido ia empresa sobre sus fondos, si no hubiera comprado la
máquina, la máquina promete un rendimiento superior a su precio actual. Por otra parte, si P >■ VAD, la
empresa estaría en mejor situación si invierte sus fondos en alguna alternativa que prometa un tipo de rert*
dimiento r. Cuando se tiene en cuenta el tipo de interés perdido, la máquina no vale la pena. Así pues, en
un mercado competitivo el único equilibrio que puede prevalecer es aquel en el que el precio de la máqui­
na es igual al valor actual descontado de los ingresos netos provenientes de la máquina. Sólo en esta situa­
ción no se producirá ni un exceso de demanda de máquinas ni un exceso de oferta de máquinas. Por tanto,
el equilibrio exige que

p = V A D = —^ — + * * , +■■■ + — & ----- m 25)


(1 + r) (1 + r) (1 + r)" { }

Ahora vamos a utilizar esta condición para ver dos situaciones en las que el criterio del valor actual
descontado de las inversiones se reduce a las condiciones de equilibrio destacadas anteriormente en este
capitulo.

El c a so sencillo

Suponga prim ero que la máquina tiene una vida infinita y que el valor del producto marginal (es decir, R .)
es eí mismo cada ano. Este rendimiento uniforme también será igual al precio de alquiler de las máquinas
(v), porque ésta sería la cantidad que estaría dispuesta a pagar otra empresa por utilizar ia máquina duran­
te un periodo cualquiera. Partiendo de estos supuestos simplificadores, podremos escribir la fórmula del
valor actual descontado de la propiedad de la máquina como
V V V
VAD = — --- 1- — v— + ... + —-— + ...=
(1 + r) (1 + r f (1 + r)n

[ 1 1 1
— V • --------------- + , + ' ••+ h •
{(1 + r) (1 + r ) 2 (1 + r)n

= v-j 1 ---------- ] | = (23.26)


U -v a + r) 1

= v - i 'i ± r - L i =

1
= v—
r

Pero, en equilibrio, P = VAD, por lo que

P = v -- (23.27)
r

-Ü- = r, (23.28)
P

como se demostró en la Ecuación 23.22. Para este caso, el criterio del valor actual descontado da lugar a
un resultado idéntico a los destacados e n la sección anterior.

©ITESAjrenín/ó
648 Parte Vil Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

Caso general
La Ecuación 23.21 se puede derivar del caso más general en el que el precio de alquiler de las máquinas
no es constante a lo largo del tiempo y en el que hay cierta depreciación. Este análisis se puede hacer de
forma más fácil utilizando un tiempo continuo. Suponga que el alquiler de una máquina nueva en un
momento cualquiera s viene dado por v(s). Suponga también que la máquina se deprecia de forma expo­
nencial a una tasa de d9. El alquiler neto (y el valor del producto marginal) de una máquina disminuye, por
tanto, a lo largo del tiempo a medida que la máquina se va haciendo más vieja. En el año s el alquiler neto
de una máquina vieja adquirida el año anterior (t) sería

v f s ) ^ - 0, (23.29)
puesto que s - t es e! número de años sobre el que la máquina ha estado decayendo. Por ejemplo, supon­
ga que una máquina ha sido adquirida en 1997. Su alquiler neto en 2002 seria pues el alquiler obtenido por
las nuevas máquinas en 2002 [v (2002)] descontado por el factor e~5d para tener en cuenta la cantidad de
depreciación que se ha producido a lo largo de los cinco años de vida de la máquina.

Si la empresa está analizando la posibilidad de comprar la máquina cuando es nueva en el año t, debe­
ría descontar todos estos alquileres netos hasta esa fecha. El valor actual del alquiler neto en el año s des­
contado hacia atrás hasta el año í es, por tanto, (si r es el tipo de interés)

e -r(s-n v ( s ) e -d{s-,] = e{r*d)' v( s) e- (r*JU, (23.30)

porque, de nuevo, han pasado (s - O años desde que se compró la máquina hasta que se han recibido los
alquileres netos. E l valor actual descontado de una máquina adquirida en el año t es, por tanto, la suma
(integra!) de ratos valores actuales. Esta suma debe llevarse del año t (cuando se compra la máquina) a
todos los años en el futuro:

V A D{ t ) = ^ e ^ d)‘ v { s ) e ~ ír+d)s ds. (23.31)

Utilizando el hecho de que, en equilibrio, el precio de la máquina en el año t [P (r)] es igual a su valor
actual, tenemos la siguiente ecuación fundamental:

P(t) = elr*au v (s) ds. (23.32)

Esta ecuación bastante formidable es, sencillamente, una versión más compleja de la Ecuación 23.25,
y se puede utilizar para derivar la Ecuación 23.21. Prim ero volvemos a escribir la ecuación de la forma

P { t ) = e ^ d)' J % ( s ) ír tr~ ''! ds. (23.33)

Ahora, diferenciando respecto a f, y utilizando la regla de la derivada de un producto:

9 Esie planteam iento de la depreciación supone que las m áquinas se "evaporan” a un ritm o fijo p o r unidad de tiem po. Este m odelo d e deca­
dencia es, e n muchos sentidos, idéntico a los supuestos de decadencia radiactiva que se realizan en física. H ay otras form as posibles de
tener en cuenta la depreciación física; ésta es, únicam ente, la m ás fácil d e tratar desde el punto de visia matemático.
Es im portante diferenciar e l concepto d e depreciación física (la depreciación que afecta a la productividad de la m áquina) de la depre­
ciación contable. Este úiiiino concepto sólo e s im portante com o m étodo d e contabilizar la depreciación, lo que puede afectar a l tipo im po­
sitivo sobre los beneficios provenientes d e una m áquina. S in em bargo, desde un pom o d e vista económ ico, el coste d e una m áquina es un
coste hundido: cualquier elección sobre la form a de “deshacerse” d e este coste es. e n cierto sentido, arbitraria.

©/TES-flaranmfb
Capítulo 23 C a pita l 649

= (r + d ) e ir+d)l r v (j) ds - e irii)' v (O e~lr+áu =


di 31 (23.34)
= (r + d ) P < t ) - v ( t ) .

Por tanto

v ( t ) = (r + d ) P ( t ) - ^ ^ - - {23.35}
dt
Éste es, precisamente, el resultado mostrado anteriormente en la Ecuación 23.21, excepto que se ha aña­
dido el término - d P (t ) / d l . Laexplicación económica de la presencia de este término es que representa las
ganancias de capital acumuladas por el propietario de la máquiaa. Si se puede esperar que el precio de la
máquina aumente, por ejemplo, el propietario podría aceptar algo menos que (r + d) por su alquiler'^. Por
otra parte, si se espera que el precio de la máquina vaya a disminuir [ dP{l )/ dt < O], el propietario exigirá
más en concepto de alquiler de lo que se especifica en la Ecuacióa 23.21. Si se espera que el precio de la
máquina se mantenga constante a lo largo del tiempo, d P ( t ) / d i = 0 y las ecuaciones son idénticas. Este
análisis demuestra que existe una relación definitiva entre el precio de una máquina en un momento cual­
quiera, el flujo de beneficios futuros que promete la máquina y el alquiler actual de dicha máquina.

E J E M P L O 2 3 .2
T ala de un árbol

Como ejemplo del criterio del valor actual descontado, considérese el caso de un silvicultor que tiene que decidir cuán­
do va a talar un árbol. Suponga que el valor del árbol en un momento cualquiera, t, viene dado por f (t ). (donde
f ( r ) > 0, /"(O < 0) y que se invirtieron inicialmente L dólares como pago a los trabajadores que plantaron el árbol.
Suponga también que el tipo de interés de mercado (continuo) viene dado por r. Cuando se planta el árbol, el valor
actual descontado de los beneficios del propietario del árbol viene dado por
VAD{r) = e-n (23.36)

que es, sencillamente, la diferencia entre (el valor actual de) los ingresos y los costes actuales. La decisión del silvi­
cultor consiste en elegir ia fecha de talar, t, para maximizar este valor. Como siempre, esie valor se debe calcular
diferenciando:

dVAD(t) = f { l ) = 0) (23.37)
di
o dividiendo ambos lados por e~
(23.38)

por tanto
/'(O (23.39)
/ ( ')
Merece la pena destacar dos características de esta condición óptima. Primera, observe que el coste del factor tra­
bajo inicial desaparece al derivar. Este coste es (incluso en sentido literal) un coste “hundido” que es irrelevante para
la decisión de maximización de beneficios. Segunda, la Ecuación 23.39 se puede interpretar como una afirmación de
que habrá que cortar el árbol cuando el tipo de interés sea igual a la tasa de crecimiento del árbol. Este resultado tiene

10 P o r e je m p lo ,e l a lq u ile r d e c asa s e n lo s s u b u rb io s e n lo s q u e lo s p re c io s d e la v iv ie n d a s e a p re c ia n rá p id a m e n te s e rá , n o rm a lm e n te , algo


m en o s q u e lo s c o stes re a le s d el c ase ro , p o rq u e e l c a se ro ta m b ié n o b tie n e ga n an c ia s d e riv a d a s d e la a p re c ia c ió n d el p re c io .

© JT E S -P a ra n in fo
650 Parte VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

sentido desde un punto de vista intuitivo. Si el árbol está creciendo más deprisa que el tipo de interés existente, su pro*
pietario deberá dejar los fondos invertidos en el árbol, porque el árbol ofrecerá el mejor rendimiento disponible. Por
otra parte, si el árbol crece menos deprisa que el tipo de interés existente, habrá que cortar el árbol, ya que los fon­
dos que se obtendrían de su venta se pueden invertir en otra parte a un tipo r.
La Ecuación 23.39 es únicamente una condición necesaria para alcanzar un máximo. Al diferenciar de nuevo la
Ecuación 23.38 es fácil ver que también es necesario que, al valor elegido de r,
O, (23.40)

si las condiciones de primer orden representan un auténtico máximo. Puesto que hemos supuesto /'( r ) > 0 (el árbol
siempre crece) y f "(t ) < 0 (el crecimiento se reduce con el tiempo), es evidente que se cumple esta condición.

Una ilustración concreta. Suponga que los árboles crecen siguiendo la ecuación
f ( t ) = e0Aji. (23.41)

esta ecuación siempre tiene una tasa de crecimiento positiva [ / ’(0 > 0] y, puesto que

™ = (23,42)
m v?
la tasa de crecimiento proporcional disminuye a lo largo del tiempo. Si el tipo de interés real fuera, por ejemplo. 0.04.
podremos calcular el momento óptimo de la tala como

r = 0,04 = ^ =^ (23.43)
f(t) -Ji
o

0,04
por lo que
r* = 25. (23.44)

Hasta una edad de 25 años, el volumen de madera en el árbol aumenta a una tasa superior al 4 por ciento anual,
por lo que la decisión óptima consiste en mantener el árbol. Pero, para t > 25, la tasa de crecimiento anual disminu­
ye por debajo del 4 por ciento, y el silvicultor puede encontrar mejores inversiones: tal vez plantar nuevos árboles.

Una variación del tipo de interés. Si el tipo de interés real aumenta hasta el 5 por ciento, la Ecuación 23.43 pasa­
ría a ser

r = 0,05 (23,45)
■Jt
y la edad óptima a la que hay que talar el árbol sería

{23.46)

Cuanto mayor sea el tipo de interés real menos se incentiva la inversión en árboles animando al silvicultor a ele­
gir una edad más temprana para la tala11.

11 Para ver más sobre la economía relacionada con la silvicultura, véanse los Problemas 23.4 y 23.5.

© IT E ÍP a r o n in f c
Capítulo 23 C apital 061

P R EG U N T A : Suponga que todos los precios (incluyendo los de los árboles) crecieran al 10 por ciento
anual. ¿Cómo cambiaría esto el resultado de la edad óptima de tala en este problema?

A signación óptim a d e los re c u rso s a lo largo del tiem p o


La teoría del capital se ocupa fundamentalmente de la asignación de los recursos a lo largo del tiempo.
Tanto las empresas como los individuos dejan de lado una parte de la producción actual en concepto de
acumulación de capital para producir más en periodos futuros. Muchos problemas económicos se enmar-
can en este tipo general; los agentes económicos deben tom ar decisiones sobre aumentar o reducir el nivel
de algún stock, y estas decisiones afectarán tanto al bienestar actual como al bienestar futuro. En esta sec­
ción vamos a examinar cómo se pueden tomar estas decisiones de forma óptima (es decir, de forma que se
maximice la utilidad).

El m odelo m atem ático del control óptim o

En el problema de asignar recursos a lo largo del tiempo hay dos variables de interés primordial: el stock
que se va a asignar (K) y una variable de “control" ( O que se utiliza para efectuar incrementos o reduc­
ciones de K. Para nuestro análisis actual resulta útil pensar en K como el stock de capital, y en C como, O
bien la tasa de ahorro, o bien la inversión neta total, pero se pueden utilizar otras muchas interpretaciones
en economía. Puesto que estas variables tendrán, evidentemente, distintos valores en distintos periodos,
deben escribirse en función del tiempo ¡A- (r) y C (r)J. Sin embargo, para la mayor parte de nuestro de­
sarrollo será conveniente no m ostrar de forma explícita esta dependencia funcional del tiempo.

Las elecciones de K y C ofrecerán beneficios a lo largo del tiempo a los agentes económicos implica­
dos. Estos beneficios, en cualquier momento del tiempo, se representarán como U (K, C, /). El objetivo de
los agentes consiste en maximizar

í U (K,C,t)df, (23.47)
Jn
donde T indica el periodo de tiempo en el que se están tomando las decisiones.

Hay dos tipos de restricciones en este problema. La primera muestra las reglas por las que K cambia a
lo largo del tiempo:

— = f ( K , C, t). (23.48)
dt
Aquí, la notación indica que las variaciones de K dependerán del nivel de la propia variable, de las deci­
siones que se tomen sobre el control (C), y (posiblemente) del momento de! tiempo en concreto en que se
esté realizando la observación. Para evitar una pesada notación, vamos a adoptar una convención para mos­
trar la derivada respecto al tiempo de cualquier variable X como X. Por tanto, la restricción dada en la
Ecuación 23.48 se escribirá como

— = * = / ( £ . C ,r). (23.49)
dt
U n segundo tipo de restricción de este problema de maximización hace referencia a las condiciones ini­
ciales y finales especificadas para el stock K. Al principio del problema. K será parte de los datos históri-

n«tfwsfdad Católica de Colombia ©fTEwwnfr


B IB L IO T E C A
652 Pane 17/ Fijación d e p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

eos que no se puede alterar, y al final del periodo de planificación se fijará otro tipo de condición sobre K
(por ejemplo, que K sea igual a cero). Escribiremos estas restricciones puntuales como

K(0) = K0
(23.50)
K(T) = Kt ,

donde el valor particular de las restricciones K 0 y K r dependerá de la naturaleza del problema que se esté
analizando.

El principio del m áxim o: un planteam iento intuitivo

El problema de optimización dinámica que hemos descrito exige que encontremos una trayectoria tempo­
ral óptima para las variables K y C. Este problem a es considerablemente más complejo que otros proble­
mas de maximización analizados en este manual, en los que teníamos que encontrar un único punto
óptimo en vez de toda una trayectoria temporal de puntos. Nuestra estrategia para llegar a una solución
consiste en convertir el problema dinámico en un problema de un “único periodo" y después mostrar que
la solución de ese problema simplificado, para cualquier momento arbitrario del tiempo, resuelve también
el problema dinámico.

Para convertir un problema dinámico en un problema de un único periodo, empezamos reconociendo


que cualquier decisión actual sobre cómo debe cambiar el stock de K afectará tanto al bienestar actual como
a! bienestar futuro. Una elección óptima que utiliza C para cambiar K ahora debería com parar los costes
actuales de alterar K con los beneficios futuros de variar K y viceversa. Para ayudar a hacer este proceso
de comparación, introducimos un multiplicador de tipo lagrangiano, X(t), que se puede interpretar como
la variación marginal de los beneficios futuros generados mediante la variación de una unidad de K. Por
tanto, X(t ) es una medida del valor (marginal) del stock K en el momento actual t. Esta variable (al igual
que en los demás problemas de maximización) permite una solución que equilibra los beneficios y costes
de las decisiones actuales.

Una vez convertido así el problema dinámico en uno de un único periodo, ahora hay que volver a for­
mular la solución en un contexto dinámico. Esta nueva formulación consiste en dem ostrar cómo debe cam­
biar X(t ) a lo largo del tiempo para que (1) los cambios de K se sigan produciendo de forma óptima, y (2)
se garantice que las condiciones puntuales finales de K (Ecuación 23.50) se cumplen. Esta solución final
proporcionará una trayectoria temporal de valores de C y K que maximizan la integral dada en la Ecuación
23.47. Como característica adicional, la solución óptima también proporcionará una trayectoria temporal
del multiplicador X que mostrará cómo varía la evaluación marginal de K (es decir, su precio) a lo largo
del tiempo.

U n análisis m atem ático

Para proceder formalmente de la forma que hemos descrito en la sección anterior, introducimos el multi­
plicador X{t) como una medida del valor marginal del stock K en un momento cualquiera. El valor total
del stock viene dado por X (t) K , y la tasa de variación de este valor (es decir, el valor de las ganancias o
perdidas experimentadas por el stock de capital) viene dada por

— +K (23.51)
dt di dt

©ITESParúnin/b
Capítulo 23 C a p ita l 653

Por tanto, el valor neto total de la utilidad en cualquier momento (incluyendo cualquier efecto que pue­
dan tener las variaciones actuales de K: es decir, lo que permite que este problema de un único periodo
represente muchos periodos) viene dado por

H = U [ K , C, t) + KK + K k, (23.52)

donde hemos denominado esta expresión como " í T para indicar su parecido con la función “hamiltonia-
na” que se puede encontrar en la teoría formal de la optimización dinám ica12. La función H es, de alguna
manera, parecida a la expresión lagrangiana que hemos utilizado en repetidas ocasiones para resolver pro­
blemas de maximización en el resto de este manual.

La condición de prim er orden par elegir C para maximizar H es

dC dC 0C
porque X y Ai (al contrario que k ) no dependen del valor actual de C. Volviendo a escribir esta primera
condición para obtener el óptimo se obtiene

JS L = ^ A . ,23.54,
BC BC

En palabras, para que se elija un C óptimo se debe cumplir que el incremento marginal de U derivado
de un incremento de C se vea perfectamente compensado por cualquier efecto que tenga este incremento
para reducir la variación del stock de K (donde estos cambios se evalúan en el margen mediante X).

Una vez elegido C para maximizar nuestra medida aumentada de la utilidad en un único periodo, es
necesario centrarse en cómo debe cambiar a lo largo del tiempo la valoración marginal de K (es decir. X).
Para ello, podemos planteamos cuál es el nivel de K que maximizará H. Por supuesto, la verdad es que K
no es una variable de elección en un momento cualquiera: su valor viene determinado por el historial ante­
rior. Pero, al “pretender" que K se encuentra en su valor óptimo, podemos inferir cuál debe ser el com­
portamiento de X. La derivada de H respecto de K da lugar a
BH BU , BK ,• . ... ...
— ■— + X — + X = 0 (23.55)
oAT BK BK

como condición de prim er orden para obtener un máximo. Volviendo a ordenar los términos de la ecua­
ción se obtiene

-X = — + X ^ - (23.56)
BK BK

Esta expresión se puede interpretar como que cualquier reducción de la valoración marginal de K debe
ser igual a la productividad neta de K cuando aumenta V o aumenta K. El valor de K debería estar cam­
biando de furnia opuesta a la que la propia K afecta a la suma de los beneficios actuales y futuros.

Juntando estas dos condiciones del óptimo obcenemos

I2 L a función ham itioniana habitual om ite el térm ino final d e la Ecuación 23.52. Véase L .S . P o n t r v a ít in e t a l.. The M athem m itul Theory
o/Qptirruii P ro c e d e s (N ueva York: Inierscience. 1972).

©jrES'Pofamnfí»
654 Pane VII Fijación de p re cio s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

X ‘ eC" X = (23.57)
* . » + !l* + i = 0.
dK 8K oK

Estas condiciones muestran cómo deben evolucionar C y X a lo largo del tiempo de forma que K se
mantenga en su trayectoria óptim a13. Una vez que el sistema de ecuaciones empieza a funcionar se deter­
mina toda la trayectoria temporal de las variables relevantes. Para obtener una solución completa también
es necesario garantizar que la trayectoria de K es “factible” en el sentido de que cumple las condiciones
puntuales finales de la Ecuación 23.50. Esto se suele lograr ajustando los valores iniciales de C y X a deter­
minados valores adecuados. El siguiente ejemplo muestra cómo se puede conseguir.

E J E M P L O 23.3
R e cu rso s a flo tab le s_______________________________________________________________________________

La preocupación por el aumento de los precios de la energía durante la década de 1970 bizo que los euuummtas
volvieran a analizar la utilización óptima de ios stocks de recursos naturales. Puesto que esta cuestión implica necesa­
riamente el análisis del patrón temporal óptimo para la utilización de un stock fijo de algún recurso (por ejemplo, el
petróleo, el carbón o el mineral de hierro), se puede analizar utilizando las herramientas de la teoría del control que
acabamos de desarrollar14.
Suponga que la función de demanda (inversa) del recurso en cuestión viene dada por
P = P(C), (23.58)

donde P es el precio de mercado y C es la cantidad total consumida durante un periodo. Para cualquier nivel de pro­
ducción C. ia utilidad total derivada del consumo viene dada por

t/(C )= fCp(c) de. (23-59'


Jo
Si la tasa de preferencia temporal viene dada por r, el patrón óptimo de utilización del recurso será aquel que maxi-
micc

j'\" U (C )d t. (23.60)

Las restricciones de este problema son, de nuevo, de dos tipos. Primero, puesto que el stock, del recurso es fijo,
ese stock se reduce en cada periodo por el nivel de consumo:
K=-C. (23.61)
Además de esta regla para las variaciones de K, el stock de recursos también debe cumplir las restricciones pun­
tuales finales
Af(0) = Ka

y
K( T) = K r. (23.62)

13 Éstas son únicam ente condiciones de prim er orden para obtener un máximo. Aquí no vam os a analizar las condiciones de segundo arden.
14 til m odelo desarrollado aquí se puede generalizar fácilmente al casu de los recursos renovables com o la m adera o el pescado.

©ÍTES-ftrroninfo
Capitulo 23 C a pita l 066

Normalmente, el stock inicial Kg representará la cantidad de “reservas conocidas” actuales del recurso, mientras
que el stock: final, K r , será nulo (suponiendo que los recursos que quedan no tienen valor).
Estableciendo la función hamiltoniana,

(2363)
= e' "(. U)-XC + XK,
se obtienen las siguientes condiciones de primer orden para obtener un máximo:

8C dC ' '

^ = X = 0. (23.65)
oK
La segunda ecuación ilustra el importante resultado de que, en este problema, el precio sombra del recurso (X)
debemantenerseconstante alo largodel tiempo. Puesto que estamosasignando un stock fijo,cualquier trayectoria en
la que el recurso hayatenido unprecio sombra superior en un periodo que en otropuedemejorarse (en cuanto a la
obtención de más utilidad) reduciendo el consumo en el periodo en el que el precio sombra es elevado y aumentando
el consumo en el periodo en el que dicho precio sombra es reducido13.

Trayectoria óptima del precio. Para interpretar esta primera condición se puede utilizar la Ecuación 23.59 para
ver que

(23.66)
oC
Esta condición es muy parecida a las de la mayoría de los modelos de maximización de la utilidad de la Parte 11,
Sustituyendo esto en la Ecuación 23.64,
e' "P{ C) = X. (23.67)

Puesto que sabemos, de nuestro análisis anterior, que X debe ser constante, esta ecuación exige que se elija una
trayectoria para C de forma que el precio de mercado aumente a una tasa r por periodo. Éste es precisamente el tipo
de solución que surgiría en un mercado competitivo. Para que un recurso cualquiera ofrezca una inversión que esté en
equilibrio con otras alternativas, su precio debe aumentar a! mismo ritmo que los tipos de interés. Cualquier tasa menor
de incremento del precio hará que los inversores pongan sus fondos en alguna forma alternativa de capital, mientras
que una tasa mayor hará que todos los fondos disponibles se inviertan en el recurso. Por tanto, este resultado sugiere
que, al menos en este sencillo caso, los mercados competitivos asignan los recursos naturales de forma eficiente a lo
largo dei tiempo.

Una ilustración numérica. Las restricciones de final del periodo en el caso de los recursos naturales se suelen
resolver analizando las relacionadas con los stocks del periodo final. Si el stock del recurso se va a utilizar totalmen­
te, se requiere que el precio en el periodo final, P(T), sea tal que la demanda sea igual a cero para ese precio. En la
mayoría de las aplicaciones se puede calcular este precio fijándolo suficientemente alto de forma que los sustitutivos
del recurso en cuestión dominen totalmente el mercado. Por ejemplo, si se supiera que la energía solar va a sustituir
totalmente a los recursos petrolíferos en el afto 2035 si el petróleo se vende ese año a más de SOS por barril, 50$ sería
el precio final. Utilizando este precio, junto con la Ecuación 23.67, se puede calcular toda la trayectoria temporal de
los precios [incluyendo el precio inicial P(0)j. Con un tipo de interés real del 3 por ciento, el precio de equilibrio en
2002 sería de 50$ • r^ -03'33) = 18,58$.

13 Uno de los prim eros autores q u e reconoció este punto fundamental fue H. H o t e i . u n g . en su articulo pionero. “T he Economics of
Exhaustible Resources” , Jo urnal qfP oU iical Economy 39 (abril de 1931): 137-175.

©ITES-Parontnfo
666 P ane Vil Fijación de p re cio s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

Es necesario destacar una característica final de este problema de fijación de precios de los recursos. Hemos
supuesto todo el tiempo que los costes de extracción son nulos, pero no por ello se debe pensar que se considera que
la utilización de los recursos “no cuesta nada”. El consumo actual de los recursos implica un consumo futuro menor,
y esle coste no es menos real que lo que serían los costes reales de producción Algunos aurores hacen referencia a
los costes de esta naturaleza (los relacionados con la naturaleza fija del stock del recurso) como “costes de u«n" o
"costes de escasez". Los costes se miden mejor mediante el precio sombra del stock del recurso, X.

PREGUNTA: Suponga que la extracción del petróleo cuesta mucho. ¿Cómo se verían afectados por este
hecho los cálculos realizados aquí?

R e su m e n
En este capítulo hemos analizado diversos aspectos de la teoría del capital, con especial énfasis en integrar
esa teoría con la teoría de la demanda de factores de capital de la empresa. Algunos de los resultados obte­
nidos son:
• La acumulación de capital representa el sacrificio de consumo actual para obtener consumo futuro. La
tasa de rendimiento mide la relación a la que se puede conseguir este intercambio.

• La lasa de rendimiento se fija mediante mecanismos muy parecidos a aquellos que permiten fijar cual­
quier precio de equilibrio. La tasa de rendimiento de equilibrio será positiva, reflejando tanto las pre­
ferencias relativas de los individuos por bienes actuales frente a los bienes futuros como la producti­
vidad física positiva de la acumulación de capital.
• La tasa de rendimiento es un elemento importante de los costes totales asociados a la propiedad del
capital. Es un determinante importante del precio de alquiler del capital en el mercado, v.

• Los rendimientos futuros de las inversiones en capital deben descontarse al tipo de interés real exis­
tente. La utilización de estos conceptos del valor actual ofrece una forma alternativa de plantearse el
análisis de las decisiones de inversión de las empresas.

• La acumulación de capital se puede analizar utilizando técnicas de la teoría del control óptimo. A
menudo, estos modelos dan lugar a resultados análogos a los de competencia perfecta.

Problem as
23.1
Un individuo tiene una riqueza fija (W) para asignarla entre el consumo de dos periodos (Cj y C2). La función de
utilidad del individuo viene dada por
U{C„C3),
y la restricción presupuestaria es

w - c l+ -S-,
' l+r
donde r es el tipo de interés a un periodo.
a) Demuestre que. para poder maximizar la utilidad dada por esta restricción presupuestaria, el individuo debe ele­
gir C, y C2 de forma que la RMS (de C, por C2) sea igual a 1+ r.

©TTES-ftironfnfb
Capítulo 23 C a p ita l 6S7

b) Demuestre que &C2/d r > O, pero que el signo de dC Jdr es ambiguo. Si 5C,/5r es negativa, ¿qué puede con
cluir sobre la elasticidad-precio de la demanda de C, ?
c) ¿Cómo puede modificarse su análisis de este problema si el individuo recibe una renta en cada periodo (¥{ c Kj)
tal que la restricción presupuestaria es ahora

r i - c , + y- ~ c ? = 0 ?
I+r

23.2
Suponga que un individuo espera trabajar durante 40 años y que después se va a jubilar teniendo una esperanza de
vida de 20 años más. Suponga también que los ingresos del individuo crecen a una tasa del 3 por ciento anual y que
el tipo de interés también es de) 3 por ciento (el nivel general de precios es constante en este problema). ¿Qué pro
porción (constante) de la renta debe ahorrar el individuo cada año de vida laboral para poder financiar uu nivel de
renta de jubilación igual al 60 por cierno de los ingresos del año anterior a su jubilación?

23.3
A medida que envejece el güisqui escocés aumenta su valor. Un dólar de güisqui en el año 0 vale V (/) - e2-Ji-°J3' dóla­
res en el momento t. Si el tipo de interés es del 5 por ciento, ¿cuántos años tendrán que pasar para que la persona
pueda vender el güisqui de forma que se maximice el VAD de esta venta?

23.4
Al igual que en el Ejemplo 23.2, suponga que se producen árboles aplicando una unidad de trabajo en el momento 0.
El valor de la madera de un árbol en un momento cualquiera del tiempo (f) viene dado por /(O - Si el salarlo de mer­
cado es w, y la tasa instantánea es r, ¿cuál es el VAD de este proceso de producción y cómo debe elegirse f para maxi-
mizar este VAD1
a) Si el valor óptimo de ( viene dado por /*, demuestre que la condición de beneficio no puro de la competencia per­
fecta requiere que
w = e-"f(t*).
¿Puede explicar el significado de esta expresión?
b) Un árbol que se venda antes de i* no será talado inmediatamente. Por el contrario, seguirá teniendo sentido que
el nuevo propietario deje que el árbol siga creciendo hasta r*. Demuestre que el precio de un árbol con u años de
edad será we'*' y que este precio será mayor que el valor de la madera del árbol {/(«)] para cada valor de u
excepto cuando u = /* en cuyo caso ambos valores son iguales.
c) Suponga que el terrateniente tiene un bosque “equilibrado” en el que cada árbol tiene “la" edad exacta de 0 a t*.
¿Cuál es el valor de este bosque? (Pista: Es la suma de los valores de todos los árboles del bosque).
d) Si el valor del bosque es V. demuestre que el interés instantáneo sobre V (es decir, r • V) es igual a los “benefi­
cios” obtenidos en cada instante por el propietario, donde por beneficios queremos decir la diferencia entre los
ingresos obtenidos de vender un árbol que ha crecido lo suficiente [f(t*)\ y el coste de plantar otro árbol (w).
Esle resultado demuestra que no hay un beneficio puro si se pide prestado para comprar un bosque, porque habria
que pagar en intereses, en cada momento, exactamente lo que se obtendría de talar un árbol totalmente crecido,

23.5
Los cálculos del Problema 23.4 suponen que no hay diferencia entre la decisión de cortar un único árbol y la gestión
del bosque. Pero la gestión del bosque también exige una reforestación, que debe modelarse de forma explícita. Para
ello, suponga que el propietario de un bosque está analizando la posibilidad de plantar un árbol a un coste w, talarlo
en /*, plantar otro árbol, y así indefinidamente. El flujo de beneficios descontados de esta actividad es pues

©ÍTES-Airanínfo
668 Parte Vil Fijación d a p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

V = -w + « '" [/(O - w] + e-2' [ / 0 ) - w) - -


■ e-m[ f ( t ) - y v ) + -

a) Demuestre que el valur total de esta actividad de tala planificada viene dado por

b) Calcule el valor de ¡ que maximiza V. Demuestre que este valor resuelve la ecuación
/'(/* ) = //(»*) + rV(/*).

c) Interprete el resultado del apartado anterior: ¿Cómo refleja la utilización óptima del “factor" tiempo? ¿Por qué
difiere el valor de t* calculado en el apartado anterior del valor calculado en el Ejemplo 23.2?
d) Suponga que el crecimiento del árbol (medido en dólares constantes) sigue la función logística
f ( t ) = 50/(1 + «MWU').

¿Cuál es el valor máximo de la madera disponible de este árbol?


e) Si el crecimiento del árbol viene dado por la ecuación del apartado anterior, ¿cuál será el periodo de rotación ópti­
ma si r * 0,05, w * 0? ¿Permite este periodo obtener un rendimiento “máximo sostenible”?
f) ¿Cómo cambiaría el periodo óptimo si r disminuyera hasta 0,04?
[Nota: La ecuación del apartado (b) se conoce como la ecuación de Faustmann en la economía de la silvicultura],

23.6
Este problema se centra en la relación de los impuestos de sociedades y las decisiones de inversión de las empresas.
a) Suponga (al contrario de lo que ocurre en realidad) que los beneficios se definieran, desde el punto de vista fiscal,
como lo que hemos denominado beneficios económicos puros. ¿Cómo afectaría un impuesto sobre estos beneficios
a las decisiones de inversión?
b) De hecho, los beneficios se definen, desde el punto de vista fiscal, como
ií = P Q - wL - depreciación,

donde la depreciación está determinada por líneas directrices gubernamentales y de ia industria, que intentan asig­
nar los costes de una máquina a lo largo de su vida “útil". Si la deprecación fuera igual a la tasa de deterioro físi­
co real, y si una empresa se encontrara en el equilibrio competitivo a largo plazo, ¿cómo afectaría un impuesto de
it' a la elección de factor capital por parte de la empresa?
c) En las condiciones del apartado anterior, ¿cómo se vería afectada la utilización del capital por la adopción de una
política de “depreciación acelerada" que fija tasas de depreciación superiores a la tasa de depreciación física al
principio de la vida de la máquina, pero que fija tasas de depreciación mucho menores a medida que la máquina
envejece?
d) En las condiciones del apartado anterior, ¿cómo puede afectar una reducción del impuesto de sociedades a la uti­
lización del capital?

23.7
Un estresado vendedor de seguros de vida afirmó en una ocasión: “A su edad, una póliza de un seguro de vida de
100 000$ es mucho mejor que una póliza indefinida análoga. Con la póliza del seguro de vida tendrá que pagar 2 000$
al año durante los primeros cuatro años, pero nada más durante el resto de su vida. Con una póliza indefinida pagará
400$ anuales durante toda su vida. Si vive 35 años, sólo pagará 8 000$ por la póliza del seguro de vida, pero 14 000$
por la póliza indefinida. Sin duda, la póliza del seguro de vida es mucho mejor".

©ITCWbíwwifó
Capitulo 23 C a pita l 669

Suponiendo que el supuesto que realiza el vendedor sobre las expectativas de vida sea correcto, ¿cómo evaluaría
su argumentación? Concretamente, calcule el valor actual descontado de los costes de ia prima de las dos pólizas supo­
niendo que el tipo de interés es del 10 por ciento.

23.8
Suponga que un individuo dispone de W dólares para asignarlos entre el consumo en este periodo (C0) y el consumo
del siguiente periodo (C{) y que el tipo de interés viene dado por r.

a) Dibuje el equilibrio inicial de! individuo e indique el valor total del ahorro del periodo actual (W -C u).
b) Suponga que, una vez que el individuo ha tomado su decisión de ahorro (comprando bonos de un periodo), el tipo
de interés disminuye hasta r‘. ¿Cómo cambiará la restricción presupuestaria del individuo? Muestre la nueva posi­
ción que maximiza la utilidad. Analice cómo se puede interpretar la mejor posición del individuo gracias a la "plus­
valía" de su compra inicial del bono.
c) Suponga que las autoridades fiscales quieren imponer un impuesto sobre la "renta" en función de las plusvalías.
Si se valoran todas las plusvalías en función de C4 y el principio de! devengo, muestre cómo deberían calcularse
dichas plusvalías. Denomine a este valor G¡.
d) Suponga, por el contrario, que las plusvalías se miden en función del momento de su "realización": es decir, las
plusvalías se definen de tal forma que sólo incluyen la proporción del bono que se recauda pata comprar C0 adi­
cional. Muestre cómo se pueden medir estas ganancias de capital. Denomine a este valor G2-
e) Desarrolle una medida del auténtico aumento de la utilidad derivado de una disminución de r, medida en función
de C0. Denomine a esta “verdadera" ganancia de capital G,. Demuestre que G, < G2 < G,. ¿Qué puede concluir
respecto a la política actual que sólo grava impuestos sobre las ganancias realizadas?
(Nora: Este problema se ha adaptado de J. Whalley, "Capital Gaias Taxation and Intcrest Rate Chances", National
Tax Journal [marzo de 1979]: 87-91).

23.9
En el Ejemplo 23.3 se suponía que el petróleo se produce en un mercado competitivo. Suponiendo que no varían las
demás condiciones del ejemplo, ¿cómo cambiaría la utilización óptima del recurso si todo el petróleo fuera propiedad
de una única empresa monopolista?

23.10
La teoría del control óptimo se puede utilizar para generalizar el modelo de ia elección de consumo interiemporal del
Ejemplo 23.1. Considérese el siguiente sencillo modelo del ciclo de vida: un individuo recibe un salario (w) cada perio­
do, y un rendimiento por el capital invertido. Sea K = capital, r = tipo de interés del mercado al que el individuo puede
prestar dinero o pedir dinero prestado. Durante cada periodo, el individuo elige consumir (c) para maximizar

\ r U ( c ) e * di.
Jo

donde p es la tasa de preferencia temporal del individuo. Dados estos supuestos, la restricción presupuestaría inier-
icmporal de este problema es
k = w + rk - c
Con restricciones sobre k inicia! y final de la forma k (0) = k(T) = 0.

a) ¿Cuáles son las condiciones necesarias para alcanzar un máximo en este problema?
b) ¿En qué condiciones aumentará el consumo óptimo a lo largo del tiempo? ¿Cuándo disminuirá a lo largo del tiem­
po?

®ÍTE%érmmlnfi)
660 Parte VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

c) Suponga que U(c) = ln (e), ¿cuál es el patrón óptimo de consumo?


d) De forma más general, suponga que
c*
t/(c ) = — 5 < I.
5
¿Cuál es el patrón temporal óptimo de consumo? ¿Cómo se compara con el caso especifico del apañado anterior?
e) ¿Cómo determina el patrón temporal de consumo óptimo de este problema la riqueza medida del individuo en dis­
tintos puntos del ciclo de vida?

Lectu ras re co m e n d ad as
Blaug, M. Economic Theory in Retrospect. Rev. ed. Homewood, IL: Richard D. Irwin, 1978. Chapter 12.
Good review o f on Austrían capital theory and ofattempts to conceptualize the capital accumulation procese,
Dixit. A.K. Optimization in Economic Theory, 2nd edition. New York, Oxford University Press, 1990.
Extended treatment of optimal control theory in a fitirly easy to follow formal.
Dorfman. R. “An Economic Interpretaron of Optimal Control Theory". American Economic Review 59 (diciembre 1969):
817-831.
Uses the approach pf this chapter to examine optimal capital accumulation. Excellent intuitive imroduction.
Harcourt, G.C. “Some Cambridge Comroversies in the Theory of Capital”. Journal of Economic Uterature 7 (junio 1969):
369-405.
Summarízes the "Cambridge Comroversy" about the nature and measurability o f capital.
Hotelling. H. “The Economics of Exhaustible Resources". Journal ofPoütical Economy 39 (abril 1931): 137-175.
Fundamental work on allocation q f natural resources. Analyzes both competitive and monopoly cases.
Ramsey, F.P. “A Mathematical Theory of Saving”. Economic Journal 38 (diciembre 1928): 542-559.
One ofthe first uses ofthe calculas ofvariations to solve economic problems.
Samuelson, P.A. “Parable and Realism in Capital Theory: TheSurrogate Production Function". Review o f Economic Studies
39 (junio 1962): 193-206.
A discussion ofhow capital might be added upfor use in an aggregate production function.
Scott, A.D. “Notes on User Cosí". Economic Journal 63 (junio 1953): 368-384.
Basic methodological note conceming scarcity costs.
Solow, R.M. Capital Theory and the Rate ofRetum. Amsterdam: North-Holland, 1964.
Leaures on the nature o f capital. Very readable.

®iT£ÍPeramnfo
A P É N D I C E

AL
C A P I T U L O
¿ 5

LAS MATEMÁTICAS DEL


TIPO DE INTERÉS COMPUESTO

El objetivo de este apéndice consiste en recopilar algunos sencillos resultados de las mate­
máticas del tipo de interés compuesto. Estos resultados tienen aplicaciones en una amplia
variedad de problemas económicos, desde ia política macroeconóntica hasta el cultivo ópti­
mo de árboles de Navidad.
Suponemos que hay un tipo de interés actual en el mercado de i por periodo, por ejem­
plo, un año. Se supone que este tipo de interés es conocido y constóme en todos los perio­
dos futuros^. Si se inviene 1$ a este tipo, i, y después se capitaliza al tipo de interés com­
puesto (es decir, el interés futuro se paga después de haber ingresado los intereses), alfinal
de un periodo ¡$ será

I $ x ( l + i).
al final de dos periodos 1$ será
l $ x ( l + 0 * ( l + 0 = l $ x ( l + 0 2,
y al final de n periodos 1$ será
l $ x ( l + /)" .

Análogamente, N$ aumentan como


N% x (1 + 0"

1 El supuesto de un i constante es, evidentem ente, irrealista. Puesto que ¡os problem as generados por la con­
sideración de un tipo de interés que varis cada periodo com plican m ucho la notación sin añadir un consi­
derable grado de conocim ientos conceptuales, aquí no vam os a em prender este análisis. E n m uchos casos,
la generalización al caso d e un tipo d e interés variable es m eram ente una aplicación trivial del concepto de
que cualquier tipo de interés e n múltiples periodos se puede considerar com o el resultado d e un tipo de
interés com puesto de varios periodos únicos. Si r¡j es el tipo d e interés entre los periodos i y j (donde
i < j ) , entonces.
1+ íj = (1+ ru ,,)(! + rMul ) -(1 + íy-ij).
662 Parte Vil Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

V a lo r actual d e sco n ta d o
El valor actual de 1$ pagadero dentro de un periodo a partir de ahora es
1$
(1 + 0 '

Esta es, sencillamente, la cantidad que u n individuo estará dispuesto a pagar ahora por la prom esa de
obtener un dólar al final de un periodo. Análogamente, el valor actual de IS pagadero dentro de n perio­
dos a partir de ahora es
1$
(1 + 0 " ’

y el valor actual de N $ pagaderos en n periodos a partir de ahora es


N$
(1 + /T

El valor actual descontado de un flujo de pagos N 0, N 1, N 2, . . . , N , I (donde los subíndices indican el


periodo en ei que se va a realizar el pago) es

El VAD es la cantidad que u n individuo estará dispuesto a pagar a cambio de una promesa de recibir el
flujo N¡¡, ¿V2, ¿ V n. Representa la cantidad que tendría que invertir ahora si quisiera duplicar el flujo
de pagos.

A n u a lid a d e s y perpetuidades
Una anualidad es una promesa de pagar N $ cada periodo durante n periodos, a partir del próximo. El VAD
de este contrato es
N
(23A.2)
d + 0"

Sea D = 1/(1 + 0 ; entonces

VAD = N ( D + D 2 + - + D " ) =

= N D ( l + D + D 2 + --- + D"-1)
(23 A. 3)

Por tanto, para una anualidad de duración indefinida

VAD de una anualidad perpetua - (23A.4)

© ITES-Paraninfo
Apéndice al Capitulo 23 663

que. por la definición de D,

=N
l + í V l l - l / ( l + i)
(23A.5)
= iV
ra)(T )-f
Este caso de una anualidad en periodos infinitos se denomina, a veces, perpetuidad. La fórmula afir­
ma. sencillamente, que la cantidad que se debe invenir para obtener N$ por periodo eternamente es, sen­
cillamente, N S / i , porque esta cantidad de dinero rendirá N $ en concepto de intereses cada periodo
(i • N%/i = NS).

El c a s o especial de un bono

Un bono a n periodos es una promesa de pagar N $ cada periodo, a partir del próximo periodo, durante n
periodos. También promete devolver el principa] (el valor facial) del bono al final de los n periodos. Si el
principa] del bono es P$ (normalmente, 1 000$ en el mercado de bonos estadounidenses), el valor actual
descontado de esta promesa será
N N N P
VAD = ——— + , +•■•+ + ----------- (23A.6)
<1 + 0 (1 + i) (1 + /T (1 + 0"

De nuevo, sea D = 1/(1 + /); entonces

VAD = ND + ND1 + •• + (N + P ) D". (23A.7)

La Ecuación 23A .7 puede verse de otra manera. Suponga que sabemos el precio al que se está vendien­
do el bono actualmente, por ejemplo, B. En este caso podríamos planteamos qué valor de i hace que el
VAD del bono sea igual a B. Para calcular este i hacemos que

B = VAD = N D + N D 2 +-~ + ( N + P ) D n. (23A.8)

Puesto que B, N y P son conocidos, podemos resolver esta ecuación para D y , por tanto, para i2. Este
/ que resuelve la ecuación se conoce como rendimiento del bono y es la m ejor medida del rendimiento dis­
ponible del bono. El rendimiento de un bono representa el rendimiento disponible, tanto de los pagos direc­
tos de intereses, como de cualquier diferencial de precios entre el precio inicial (B) y el precio al venci­
miento (P).
Observe que, a medida qu.e aumenta i disminuye el VAD. Ésta es una forma precisa de formular el con­
cepto bien conocido de que los precios de los bonos (los VADs) y los tipos de interés (rendimientos) están
correlacionados de forma inversa.

Tiem po continuo
Hasta ahora este planteamiento se ha ocupado del tiempo discreto: el análisis se ha dividido en periodos.
A menudo suele ser más conveniente analizar el tiempo continuo. En este caso, el interés de una inversión

J Puesto que esta ecuación es. realm ente, un polinom io de grado n, existen realm ente n soluciones (ralees). Sólo una d e esas soluciones es
la solución relevante que se m uestra e n las calculadoras o en las tablas d e bonos. Las dem ás soluciones son. o bien im aginarlas, o bien
irracionales. En el ejem plo actual sólo hay una sola solución real.

®tTEU>onntnfo
664 Pane VII Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s de fa c to re s

se capitaliza “de forma instantánea” y el crecimiento a lo largo del tiempo es “paulatino” . Esto facilita el
análisis de los problemas de maximización porque es más fácil calcular las derivadas de funciones expo­
nenciales. Muchos intermediarios financieros (por ejemplo, las cajas de ahorro) han adoptado fórmulas de
tipos de interés (casi) continuos en los últimos años.

Suponga que i viene dado como el tipo de interés (nominal) anual, pero que la mitad de este tipo nomi­
nal se capitaliza cada seis meses. En este caso, al final de un año, una inversión de 1$ habrá aumentado
hasta
,2
1 $ X 1+^J - (23A.9)

Observe que este valor es m ayor que el de la inversión a un año a un tipo de interés simple. /, porque
el interés se ha pagado sobre los intereses; es decir,
( 'V
1 + i ) >(1 + 0 . (23A.10)
>. 2 )

Considérese el límite de este proceso: para el tipo nominal de i por periodo, considérese la cantidad que
se realizaría si i fuera, de hecho, “capitalizado n veces durante el periodo” ; sea n - » co:
. \í!
í
lím I 1 + — (23 A. 11)
nj

Este límite existe y es, sencillamente, e \ donde e es la base de los logaritmos neperianos (el valor de
e es, aproximadamente, de 2,72). Es importante destacar que e< > (1 + i): es mejor una capitalización con­
tinua a lo largo del periodo que un interés simple.

Podemos planteamos qué tipo de interés compuesto, r, permite obtener la misma cantidad al final de
un periodo que un interés simple /. Estamos intentando encontrar el valor de r que resuelve la ecuación
er = ( l + i). (23A.12)

Por tanto
r = ln (1 + 0 - (23A .12’)
Utilizando esta fórmula resulta sencillo traducir los tipos de interés discretos en intereses continuos. Si
i se mide como un tipo de interés anual decimal, r es un tipo anual continuo. La Tabla 23A. 1 muestra el
tipo de interés anual efectivo (íj asociado con los tipos de interés (r) capitalizados de forma continua3. A
menudo se muestran cuadros análogos al de la Tabla 23A.1 en las ventanas de las cajas de ahorro anun­
ciando el “auténtico” rendimiento de sus cuentas de ahorro.

Crecim iento continuo


U n dólar invertido a un tipo de interés continuo r se convertirá en

V = l$ V r

transcurridos T años. Esta fórmula de crecimiento es muy cómoda. Por ejemplo, resulta fácil demostrar
que la tasa de cambio relativa instantánea de V viene dada, como sería de esperar, sencillamente por r

3 P ara calcular las cifras de la Tabla 23A . 1, los tipos de interés se utilizan en decim ales y no en porcentajes (es decir, un tipo de interés del
5 por ciento se m uestra com o 0,05 para utilizarlo e n la E cuación 23A .12).

©ITES-Paroninfa
Apéndice al Capitulo 23 885

T A B L A Z 3 A .1 Tipos de interés anuales efectivos para determinados tipos de interés com puestos

Tipo de interés compuesto Tasa Anual Equivalente


3,096 3,05%
4,096 4,0896
5,0% 5.13%
5,596 5.65%
6.0% 6,18%
6,5% 6,72%
7,0% 7.25%
8,0% 8,33%
9.0% 9,4296
10,0% 10,52%

.. , . d V/ d t re”
tasa de cambio relativa = — ■— = — = r. (23A. 14)
V ea
Los tipos de interés compuestos también resultan cómodos para calcular el valor actual descontado.
Suponga que queremos calcular el VAD de 1$ pagadero en T años a partir de añora. Este valor vendría
dado por4

(23 A. 15)

La lógica de este cálculo es exactamente la misma que la utilizada para el análisis discreto del tiempo
en este apéndice: los dólares futuros valen menos dólares actuales.

Flujos de p a g o s
Una aplicación interesante del descuento compuesto se produce cuando se calcula el VAD de 1$ por perio­
do pagado en pequeños pagos en cada instante de tiempo desde hoy (tiempo 0) hasta el periodo T. Puesto
que se producirá un número infinito de pagos, se debe utilizar la herramienta matemática de la integración
para calcular este resultado:

VAD= f e " dt. (23A.16)


Jo
Lo que afirma esta expresión es que estamos sumando todos los dólares descontados en el periodo de
tiempo entre 0 y T.
El valor de esta integral definida viene dado por

- e 'n
V A D - — -—
r o
(23A.17)
- e ' rT + _1 .
r r
Si dejamos que T tienda a infinito, este valor se convierte en

* En física se utiliza esta fórmula coma un ejemplo de “decadencia radioactiva'. Si una unidad de una sustancia decae continuamente a una
lasa , tras T periodos quedará e'ír . Esta cantidad no llega nunca a ser cero por muy grande que sea T. La depreciación se puede consi­
derar de la misma manera en la teoría del capital.

®ITES-ftj«nlnfó
666 Pane Vil Fijación de p re c io s en lo s m e rc a d o s d e fa c to re s

VAD = (23A.18)
r
como en el caso de una anualidad de duración indefinida en el caso discreto.

El descuento compuesto es particularmente cómodo para calcular el VAD de un flujo de pagos arbitra­
rios a lo largo del tiempo. Suponga que / ( r ) muestra el número de dólares a pagar durante el periodo /.
Entonces, el VAD del pago en el momento T es

e^fiT ), (23A.19)
y el VAD de todo el flujo desde el momento actual (año 0) hasta el año T viene dado por

f /(?) e ' n di. (23A.20)


Jo
A menudo, los agentes económicos pueden intentar maximizar una expresión como la de la Ecuación
23A.20. La utilización del tiempo continuo hace que el análisis de estas elecciones sea sencillo porque se
pueden utilizar métodos de cálculo estandarizados para la maximización.

D uración

La utilización del tiempo continuo también puede clarificar una serie de conceptos financieros que, de lo
contrario, serían bastante complejos. Por ejemplo, suponga que queremos saber lo que se tarda en que un
individuo reciba el pago típico de un flujo de pagos determinado, f ( r ) . El valor actual de este flujo viene
dado por

V = f / íf r( t)). e di. (23A.21)


Jo
Si se deriva este valor en función del factor de descuento, e ' r , se obtiene:

dV i (23A.22)
de Jo
y la elasticidad de este cambio viene dada por

f t f { t ) e - n di
dV e" Jo ' (23A.23)
e ~5e-r ‘ V ” V
Por tanto, la elasticidad del valor actual de este flujo de pagos respecto al factor de descuento anual
(que es parecido a, por ejemplo, la elasticidad de los precios de los bonos respecto a las variaciones de los
tipos de interés) viene dada por el cociente del valor actual de un flujo de pagos ponderado con el tiempo
respecto al flujo no ponderado. Por tanto, desde el punto de vista conceptual, esta elasticidad representa el
tiempo que debe esperar un individuo a recibir el pago típico. En la prensa financiera este concepto se cono­
ce como la duración del flujo de pagos. Se trata de una medida importante de la volatilidad del valor actual
de este flujo respecto a las variaciones del tipo de interés5.

5 Com o ejem plo, una duración d e 8 anos significa que el período d e tiem po m edio que debe esperar el individuo para e l pago típico e s de
8 años. Tam bién significa que la elasticidad del valor d e este flujo respecto al factor de descuento es 8 .0 . Puesto que la elasticidad del pro­
pio factor de descuento respecto al tipo de interés es. sencillam ente, r , la elasticidad del valor del flujo respecto a este tipo de interés es
8 r. Si. por ejem plo, r = 0 .0 5, la elasticidad del v alor actual del flujo respecto a r es 0.40.

©ITES-ftjranrnfb
P A R T E

LÍMITES DEL MERCADO

24 E X T E R N A L ID A D E S Y B IE N E S P Ú B LIC O S

25 E C O N O M ÍA P O LÍT IC A

Las anteriores secciones de este libro se han centrado en profundidad en ta forma en que
ios mercados asignan los recursos. En esta parte nos jijamos en algunas iimitaciones
importantes de este proceso. Veremos que. para algunas cuestiones asignativas. los mer­
cados obtendrán resultados relativamente malos, y que hay otras instituciones económicas
fundamentaltnente el gobierno) que pueden desempeñar un papel decisivo (aunque no
necesariamente mejor) para realizar la asignación.
El Capítulo 24 se ocupa de lo problemas que plantean los bienes que tienen externa-
lidades o efectos spiliover (de desbordamiento). Para estos bienes, las sencillas transac­
ciones del mercado pueden no reflejar con precisión todas las consecuencias económicas
del consumo y la producción: se pueden producir algunas malas asignaciones de los recur­
sos. En el Copiado 24 analizamos las extemalidades respecto a dos agentes económicos
específicos y las extemalidades que surgen de la provisión de bienes públicos, cuando hay
muchos agentes que se pueden beneficiar de un bien sin tener ¡pie pagar por él.
El Capítulo 25, el último de este manual, se centra en el proceso político. Una gran
parte del capítulo se ocupa de modelizar los resultados de votar las decisiones guberna­
mentales. Demostramos que la optimalidad de Pareto de los procedimientos de voto queda
en entredicho en muchos casos importantes.
C A P Í T U L O

EXTERNALIDADES Y BIENES PÚBLICOS

En el Capítulo 17 vimos brevemente algunos problemas que pueden interferir con ia asig­
nación eficiente de los mercados perfectamente competitivos. Aquí vamos a analizar dos de
estos problemas con más detalles: las extemalidades y los bienes públicos. Este análisis
tiene un doble objetivo. Primero, queremos demostrar con claridad por qué la existencia
de extemalidades y de bienes públicos puede distorsionar la asignación de recursos. Al
hacerlo así será posible ilustrar algunas características adicionales del tipo de información
que ofrecen los precios competitivos y algunas de las circunstancias que pueden provocar
que disminuya la utilidad de esta información. Nuestra segunda razón para analizar más
de cerca las extemalidades y tos bienes públicos es para poder sugerir formas de mitigar
ios problemas de asignación que plantean. Veremos que, al menos en algunos casos, la efi­
ciencia de los resultados de los mercados competitivos puede ser más robusta de lo que se
habría esperado.
870 Parte VIH Lím ite s del m erca d o

D efinición de las externalidades

Las externalidades se producen porque los agentes económicos tienen efectos sobre terceros que no quedas
reflejados en las transacciones del mercado. Los fabricantes de productos químicos liberan en el aire humos
sobre sus vecinos, los aviones despiertan a la gente, o los automovilistas que tiran basura en las carreteras
son, desde un punto de vista económico, agentes que realizan el mismo tipo de actividad: imponen un efec­
to directo sobre el bienestar de otros fuera de los mecanismos del mercado. Estas actividades se pueden
comparar con los efectos directos de los mercados. Cuando decido comprar una barra de pan. por ejem­
plo, estoy (tal vez de forma imperceptible) aumentando de forma general el precio del pan, y esto puede
afectar al bienestar de otros compradores de pan. Pero estos efectos, al quedar reflejados en los precios de
mercado, no son realmente externalidades y no afectan a la capacidad del mercado para asignar los recur­
sos de forma eficiente1. Por el contrario, el incremento del precio del pan debido a mi compra adicional es
una representación precisa de las preferencias sociales, y el aumento del precio ayuda a garantizar que se
fabrica la combinación adecuada de productos. Éste no es el caso de los residuos tóxicos químicos, del
ruido de los aviones o de la basura. En estos casos, los precios de mercado (de los productos químicos, de
ios viajes en avión, o de los contenedores de basura) pueden no estar reflejando de form a precisa los cos­
tes sociales reales porque pueden no tener en cuenta el daño que se está haciendo a terceros. La informa­
ción transmitida por los precios de mercado es fundamentalmente imprecisa, lo que da lugar a una mala
asignación de ios recursos.

Por tanto, en resumen, hemos desarrollado la siguiente definición:

D e f in ic ió n :r
i ■ i , — i 11

E x tern alld ad Una extem alidad se produce siempre que las actividades de un agente económico afec­
ten a las actividades de otro agente de una forma que no queda reflejada en las transacciones del m er­
cado.

Antes de analizar con detalle por qué el no tener en cuenta las externalidades puede dar lugar a una
mala asignación de los recursos, vamos a analizar algunos pocos ejemplos que pueden clarificar la natura­
leza del problema.

Externalidades entre e m p re sas

Para ilustrar la cuestión de las externalidades en su forma más sencilla, considérese el caso de dos empre­
sas (una que produce el bien X y otra que produce el bien y) donde cada empresa sólo utiliza un único fac­
tor, el trabajo. Se dice que la producción del bien X tiene un efecto externo sobre la producción de Y si la
producción de Y no sólo depende de los factores elegidos por el empresario fabricante de Y sino también
del nivel de producción del bien X . La función de producción del bien Y se puede escribir como

Y = f { K , L; X ) (24.1)

1 Algunas veces los efectos de un agente económico sobre otro, que se producen mediante el sistema de mercado, se conocen como exter-
naJidades pecuniarias para diferenciar estos efectos de las externalidades tecnológicas que estamos analizando. Aquí. Ja utilización del tér­
mino externalidades soto hace referencia a este úJtimo tipo, porque sólo este tipo de externalidades tiene consecuencias sobre ta eficiencia
de la asignación de los recursos en mercados competitivos. ''

©fTES-fttmnm/b
Capitulo 24 E x te m a lid a d e s y b ie n e s p ú b lic o s 671

donde X aparece a la derecha de la semicolumna de la ecuación para dem ostrar que se trata de un cfcctn
sobre la producción sobre el que el empresario que fabrica Y no tiene ningún control2. Como ejemplo,
suponga que hay dos empresas localizadas al borde de un río. y la empresa Y se encuentra río abajo res­
pecto a la empresa X. Suponga que la empresa X contamina el río debido a su proceso productivo, Ln este
caso, la producción de la empresa Y puede depender, no sólo del nivel de tactores productivos que utiliza,
sino también de la cantidad de elementos contaminantes que bajan por el río. A su vez. este nivel de con­
taminantes depende de la producción de la empresa X. En la función de producción de la Ecuación 24.1 la
producción de la empresa X tendrá una productividad física marginal negativa, BY /dX < 0 . Los incremen­
tos de la producción de X provocarán que se produzca menos Y. En la próxima sección volveremos a ana­
lizar este caso con más detalle como un caso representativo de las extemalidades más sencillas.

Exte m alid ad e s b en e ficiosa s

La relación entre dos empresas puede resultar beneficiosa. La mayoría de los ejemplos de estas exiernali-
dades positivas son bastante bucólicos. Tal vez el más famoso, propuesto por J. M eade. implica a dos
empresas, una que produce miel (gestionando colmenas de abejas) y otra que produce manzanas-*. Puesto
que las abejas se alimentan de las flores de ios manzanos, un incremento de la producción de manzanas
mejorará la productividad de la industria fabricante de miel. Los efectos beneficiosos de tener abejas bien
alimentadas son una extemalidad positiva para el fabricante de miel. En la notación de la Ecuación 24.1,
BY /dX sería ahora positiva. En el habitual caso de competencia perfecta, las actividades productivas de
una empresa no tienen ningún efecto directo sobre las de las demás empresas: B Y / d X = 0.

Exte m alid ad e s en la utilidad

Las extemalidades también se pueden producir si las actividades de un agente económico afectan directa­
mente a la utilidad de un individuo. Desde una perspectiva económica no hay mucha diferencia en el hecho
de que estos efectos sean provocados por las empresas (en forma de, por ejemplo, residuos tóxicos o el
ruido de los aviones) o p o r otros individuos (basura o, tal vez, el ruido de una radio). En todos estos casos
la cantidad de este tipo de actividad se incorporará directamente en la función de utilidad del individuo de
forma muy parecida a la forma en que la producción de la empresa X se incorpora a la función de produc­
ción de la empresa Y en la Ecuación 24.1. Al igual que en el caso de las empresas, estas extemalidades
pueden ser, en ocasiones, beneficiosas (es posible que, de hecho, le guste la canción que están poniendo
en la em isora de la radio de su vecino). Por tamo, de nuevo, una situación sin extemalidades se puede con­
siderar sencillamente como una situación intermedia en la que las actividades de los demás agentes no tie­
nen un efecto directo sobre las utilidades de los individuos.

Un tipo de extem alidad especial sobre la utilidad, relevante para el análisis de las elecciones sociales,
surge cuando la utilidad de un individuo depende directamente de ia utilidad de otra persona. Si, por ejem­
plo, a Santi le preocupa el bienestar de Juan, podríamos escribir su función de utilidad (Us ) como

utilidad = Us ( X i t . . . , X H\ U j ). (24.2)

donde X , X„ son los bienes que consume Santi y U} es la utilidad de Juan. Si Santi es altruista y quie­
re que Juan esté en una buena situación (como podría ser el caso si Juan fuera un familiar cercano).

2 Tendrem os que volver a definir el supuesto d e “falta d e control" considerablem ente a m edida que avance el análisis de este capítulo.
3 J. M e a d e , “ External Economies and Diseconom ies in a C om pctiüve S itu a tio n '. Econom ic Journal 62 (m areo d e 1952): 54-67.
672 Parte VIII Lím ite s del m erca d o

dUs / d U j sería positiva. Si, por otra parte, Santi envidiara a Juan, podría darse el caso de que la
8 U s /d V j fuera negativa; es decir, las mejoras de la utilidad de Juan hacen que Santi esté en peor situa­
ción. El punto medio entre el altruismo y la envidia se produciría si Santi fuera indiferente ante el bienes­
tar de Juan ( dU s jd U j = 0), y éste es el caso que hemos supuesto habitualmente a lo largo de este texto
(para un breve análisis, véanse las ampliaciones al Capítulo 3).

Externalidades de lo s bienes públicos

Los bienes de naturaleza “pública” o “colectiva” serán el centro de nuestro análisis en la segunda mitad de
este capítulo. La característica que define a estos bienes es la no exclusión; es decir, una vez que se han
producido los bienes (ya sea el gobierno o una entidad privada quien los produzca), ofrecen beneficios a
todo un grupo, puede que a toda la sociedad. Es técnicamente imposible limitar estos beneficios al grupo
concreto de individuos que pagan por los bienes, por lo que los beneficios afectan a todos. Como mencio­
namos en el Capítulo 17, la defensa nacional constituye el ejemplo tradicional. Una vez que se ha creado
un sistema de defensa, todos los individuos de la sociedad quedan protegidos, independientemente de que
quieran pagar por ellos o no. La elección del nivel de producción adecuado para este tipo de bienes resul­
ta un proceso difícil, porque las señales del mercado no serán precisas.

Externalidades e ineficiencia en la a sign a ción


Las externalidades provocan asignaciones ineficientes de recursos porque los precios de mercado no refle­
jan con precisión los costes adicionales o los beneficios a terceros. Para ilustrar estas ineficiencias hace
falta un modelo de equilibrio general, porque las asignaciones ineficientes en un mercado harán dudar de
la eficiencia de los resultados determinados por el mercado en otras partes. Aquí hemos elegido un mode­
lo de equilibrio general muy sencillo y, en cierto sentido, algo extraño, que nos permite tener en cuenta
estas cuestiones de forma compacta. Concretamente, suponemos que sólo hay una persona en nuestra sen­
cilla economía y que su utilidad depende de las cantidades de X e Y consumidas. Los niveles de consumo
de estos dos bienes se denotan mediante Xc e por lo que

utilidad = U (X f ,I'£.). (24.3)

Esta persona tiene unos stocks iniciales de X e Y (llamados X* e Y*) y puede, o bien consumirlos direc­
tamente, o utilizarlos como bienes intermedios para la producción. Para simplificar, suponemos que el bien
X se produce utilizando solamente el bien Y siguiendo la función de producción

Xo = / & , ) . (24.4)

donde los subíndices “0 ” hacen referencia a la producción e “i ” hace referencia a los factores productivos.
Para ilustrar las externalidades suponemos que la producción del bien Y depende, no sólo de cuánto X se
utilice como factor productivo en el proceso de producción, sino también del nivel de producción del pro­
pio X. Por tanto, así se modela una situación en la que, por ejemplo, Y se encuentra río abajo de la empre­
sa X y debe soportar la contaminación generada por la producción de X. La función de producción de Y
viene dada por

l i = í ( X |. J ¡ o ) . (24.5)

donde g¡ > 0 (más factor X permite obtener más producción de Y), pero g2 < 0 (una producción adicional
de X reduce la producción de Y debido a la extemalidad).

® IT £ S -P a m rU n fb
Capitulo 24 E x te rn a lid a d e s y b ie n e s p ú b lic o s 673

Las cantidades de cada bien, en esta economía, están limitadas por los stocks iniciales disponibles y por
la producción adicional:
X ^X .^X q +X* (24.6)

r , + y, = y0 + y * (24.7)

C álculo de la a sign a ció n eficiente

Ei problema económico de esta sociedad consiste, pues, en maximizar su utilidad sujeto a las cuatro res­
tricciones representadas por las Ecuaciones 24.4 a 24.7. Para resolver este problema debemos introducir
multiplicadores lagrangianos. La expresión lagrangiana de este problema de maximización es

S = U ( X C, Yc) + M / W - * o l + x 0) - 1»] +
(24.8)
+ x3(x c + JE, - X a - X*) + x4(rc + r, - r 0 - y *)

y las seis condiciones de prim er orden para alcanzar un máximo son

a g /a x , = [/, + x 3 = o [i]
sn/dYc = u 2 + \ A = a [Ü ]

a g / a x , . = x lgl + x 3 = o [iii] (24.9)


9 s £ M = X 1/ y + X 4 = 0 M

a ¿ £ / a x 0 = —X [ + x 2g 2 — X 3 = o [V ]

a c £ /a y 0 = - x 2 - x 4 = o [vi]

La eliminación de X de estas ecuaciones es un proceso relativamente sencillo. Dividendo la Ecuación i


por ii se obtiene el resultado conocido

RMS = V j U 2 = \ ,/X 4 . (24.10)

Pero las Ecuaciones iii y vi también implican que

R M S = X j X A ='k1g J \ 1 = g v (24.11)

Por tanto, la optimalidad en la producción de Y exige que la RMS del individuo en el consumo sea igual a
la productividad marginal de X en la producción de Y. Esta conclusión repite el resultado del Capitulo 17,
donde demostramos que la elección de la producción eficiente exige que dYIdX en el consumo sea igual a
dY/dX en la producción.

Para lograr la eficiencia en la producción de X debemos tener en cuenta la externalidad que plantea esta
producción a Y. Combinando las Ecuaciones iv-vi se obtiene

RM S = X3/X4 = ( —X, + X2g2)/X4 = —X]/X4 + X2g2/X4 =


(24.12)
= V f r ~82
Intuitivamente, esta ecuación exige que la RM S del individuo también sea igual a dY/dX obtenida median­
te la producción de X . El prim er término de esta expresión, l/fy , representa la recíproca de la productivi­
dad marginal de Y en la producción de X: éste es el segundo elemento de dYIdX respecto a la producción de
X. Este último término existe debido a la necesidad de tener en cuenta la externalidad de la producción

®(TES-Patoninfo
674 P ane VIH L ím ite s del m e rca d o

de X . Si g¡ fuera igual a cero, las Ecuaciones 24.11 y 24.12 representarían, fundamentalmente, la misma
condición para tener una producción eficiente, que se aplicaría tanto a X como a Y. Sin embargo, cuando se
produce la externalidad la determinación del nivel eficiente de producción de X es más compleja.

Ineficiencia de la a sig n a ció n com petitiva

Si se utiliza la fijación de precios competitivos en este sencillo modelo se producirá una asignación inefi­
ciente de los recursos. Con los precios de equilibrio, Px y PY,un individuo m aximizador de beneficios
optaría por

RM S = PX/Py (24.13)

y el productor maximizador de beneficios del bien Y elegiría un factor productivo X que cumpla la igualdad

Px =Py8¡- (24.14)

Por tanto, la condición de eficiencia 24.11 se cumplirá. Pero el productor del bien X elegiría el factor
Y de forma que

Pr=ñcfr ° PxfPr=Vfr- (24-15)


Es decir, el productor de X no tendría en cuenta la externalidad que genera su producción para el bien
Y, por lo que no se cumpliría la condición de eficiencia 24,12. Este incumplimiento da lugar a un exceso
de producción de X respecto al nivel de producción eficiente. Esto se puede dem ostrar observando que el
producto marginal de Y en la producción de X ( f , ) es m enor bajo la asignación del mercado representada
por la Ecuación 24.15 que bajo la asignación óptima representada por la Ecuación 24.12. Se utiliza más Y
para producir X siguiendo la asignación del mercado (y por tanto se produce más X) que lo que sería ópti­
mo. El Ejemplo 24.1 ofrece un ejemplo cuantitativo de esta falta de optimalidad en un contexto de equili­
brio parcial.

Como ilustración de equilibrio parcial de las pérdidas provocadas por no tener en cuenta las extemalidades en la pro­
ducción, suponga que dos productores de papel de periódico se encuentran establecidos a lo largo de un río. La empre­
sa que se encuentra río arriba (X) tiene una función de producción de la forma
X = 2 000L f , (24.16)

donde Lx es el número de trabajadores contratados al día y X es la producción de papel de periódico en metros. La


empresa ubicada río abajo (Y) tiene una función de producción parecida, pero su producción se puede ver afectada por
los residuos químicos que la empresa X vierte al río:

Y^2(m ü¡f\ x - x ür (para X > X0)


y = 2 000Z#2 (para X < X0),

donde X0 representa la capacidad natural del río para absorber etememos contaminantes. Si a = 0, el proceso de pro­
ducción de X no tiene ningún efecto sobre la empresa Y, mientras que si a < 0, un incremento de X por encima de
X a hace que disminuya la producción de Y.
Suponiendo que el papel de periódico se vende a 1$ por metro, y que los trabajadores ganan 50$ al día, la empre­
sa X maximizará los beneficios haciendo que este salario sea igual al valor del producto marginal del trabajo:

© IT E 5 -P a ra n in fo
Capitulo 24 E x te rn a lid a d e s y b ie n e s p ú b lic o s 675

50 = P — = 1 000¿5rM. (24. IX)


¿Lx
La solución es pues Lx - 400. Si a = 0 (no hay ninguna extemalidad), la empresa Y también contratará a 400
trabajadores. Cada empresa producirá 40 000 metros de papel de periódico.

Efectos de una externaiidad . Cuando la empresa X genera una extemalidad negativa (a < 0). su decisión de con­
tratación que maximiza sus beneficios no se ve alterada: seguirá contratando Lx =■400 y producirá X = 40 000. Pero
para la empresa Y el producto marginal del trabajo será menor debido a esta extemalidad. Si a = -0.1. y
Xn = 38 000, por ejemplo, la maximización de los beneficios exige que

50 = P — = 1 OOOZ^Í* - 38 000)-°J =
8L,
(24.19)
= 1 000í^I/2(2 000)-°'' *
= 468L ? 1.

Resolviendo esta ecuación para encontrar Ly vemos que la empresa Y sólo contrata ahora a£87 trabajadores debi­
do a su menor productividad. La producción de ia empresa Y será ahora
K = 2 000 (87)*'1(2 000r°J = 8 723. (24.20)

Debido a la extemalidad (a = -0,1), la producción de papel de periódico será inferior que cuando no hay una
extemalidad (a = 0).

Ineficiencia. Podemos demostrar que la maximización de beneficios descentralizada es ineficiente en esta situación
imaginando que las empresas X e Y se fusionan y que el director debe decidir cómo asigna la mano de obra combina­
da de las dos empresas. Si se transfiere a un trabajador de la empresa X a la empresa Y, la producción de X pasa a ser
X = 2 000 (399)l/2 = 39 950 (24.21)

y la de la empresa Y

Y = 2 000 (88)VJ (1 950)'0,1 = 8 79$. (24.22)


La produccióntotal ha aumentado en 23 metros de papel de periódico sinvariarla contrataciónde factor trabajo.
La anterior asignación en función del mercado era ineficiente porque la empresa X no tenía en cuenta el efecto que
tenían sus decisiones de contratación sobre la empresa Y.

Productividad marginal. Esto se puede ilustrar de otra manera calculando la auténtica productividad marginal
social del factor trabajo para la empresa X. Si esta empresa tuviera que contratar a un trabajador más. su propia pro­
ducción aumentaría hasta
X = 2 000 (401)VJ = 40 050. (24.23)
Como exige la maximización de beneficios, el valor (privado) del producto marginal del trabajador número 401
es igual al salario. Pero el incremento de la producción de X ahora también tiene un efecto sobre la empresa Y: su pro­
ducción se reduce en, aproximadamente, 21 unidades. Por tanto, el valor marginal social del trabajo para la empresa
Y representa, de hecho, tan sólo 29$ (50$ - 21$). Ésta es la razón por la que el director de la empresa fusionada con­
siderará rentable la transferencia de algunos trabajadores.

PREGUNTA: Suponga que ot = + 0 ,l. ¿Qué implicaría sobre la relación entre ambas empresas? ¿Cómo
afectaría esta extemalidad a la asignación del trabajo?

Católica d. Colora». Z Z Z
b ib l io t e c a
878 Parte VIH Lím ite s del m e rca d o

S o lu c io n e s al problem a de las externalidades


Las soluciones mediante incentivos para los perjuicios en la asignación provocados por las externalidades
parten de la observación básica de que la producción de la actividad generadora de la extemalidad es dema­
siado elevada en un equilibrio determinado por el mercado. Tal vez el prim er economista que ofreció un
análisis exhaustivo de esta distorsión fue A .C. Pigou, quien, en la década de 1920, sugirió que la solución
más directa consistiría en, sencillamente, fijar un impuesto sobTe la entidad que provoca la externalidad4.
Todas las soluciones de incentivos5 al problem a de la extem alidad derivan de esta idea básica.

U n análisis gráfico

La Figura 24.1 ofrece la ilustración tradicional de una extemalidad junto con la solución impositiva de
Pigou. La curva de oferta del bien X también representa los costes marginales (CMg) privados de la produc­
ción de ese bien. Cuando la demanda de X viene dada por DD, el equilibrio del mercado se producirá en
X{. Los costes extemos de la producción de X provocan una diferencia entre los costes marginales priva­
dos (CMg) y los costes marginales sociales (CMg'Y la distancia vertical entre las dos curvas representa los
costes que plantea la producción de X a terceros (en nuestros ejemplos, sólo a la empresa Y). Observe que
los costes unitarios de estas externalidades no tienen por qué ser constantes e independientes de la produc­
ción de X . Por ejemplo, en el gráfico la magnitud de estos costes extemos aumenta a medida que aumenta
la producción de X (es decir, CMg' y CMg se alejan cada vez más). En el nivel de producción determina­
do por el mercado, X,, el coste marginal social total es superior al precio de mercado, f¡, lo que indica
que la producción de X ha ido “demasiado lejos” . Es evidente, a partir del gráfico, que ei nivel de produc­
ción óptimo es X 2 ai que el precio de mercado pagado por el bien, P2, refleja ahora todos los costes.

Como ocurre con cualquier impuesto, la creación de un impuesto piguviano generaría una diferencia
vertical entre las curvas de oferta y demanda del bien X . En la Figura 24.1, este impuesto óptimo aparece
como t . La creación de este impuesto permite reducir la producción hasta X2, el óptimo social. La recau­
dación fiscal es igual a la cantidad exacta del daño extem o que provoca la producción de X . Esta recauda­
ción se puede utilizar para compensar a la empresa Y por estos costes, pero su uso no es crucial para el
análisis. Observe aquí que el impuesto se debe fijar al nivel de daño existente en el óptimo (es decir, en
X ), y no al nivel de daño del equilibrio inicial del mercado (X,). Esta cuestión también se resaltará en
el siguiente ejemplo y en la próxima sección cuando volvamos a nuestro sencillo modelo del equilibrio
general.

E J E M P L O 2 4 .2
U n im puesto piguviano sobre el papel de periódico__________________________________________________

La ineficiencia del Ejemplo 24.1 surge porque el productor de papel de periódico que se encuentra río arriba (la empre­
sa X) no tiene en cuenta el efecto que tiene su producción sobre la empresa Y. Un impuesto correctamente determina­
do sobre la empresa X puede hacer que reduzca su nivel de contratación hasta el nivel en el que la extemalidad de­
saparece. Puesto que el rio puede absorber los elementos contaminantes generados por una producción de X = 38 000,
podríamos pensar en imponer un impuesto (f) sobre la producción de la empresa que la anime a reducir su producción

4 A C . P ig o u , The Econom ics o f Wetfare, (Londres: M acM illan, 1920). P igou también reconoció la ¡mporiancia de otorgar subsidios a los
bienes que generan externalidades positivas.
5 A quí no analizam os las soluciones d e la regulación pura, aunque el estudio de estas soluciones constituye una p arte im portante de la mayo­
ría d e los cursos sobre econom ía del m edio am biente. V éase W .J. B a u m o l y W .E . O a te s , The Theory o f Environm etual Policy, 2* edi­
ción (Cam bridge: C am bridge U niversity Press, 1988) y las am pliaciones a este capítulo.

© /T E S -P c ra n fn fb
Capitulo 24 Exte rn a lid a d e s v b ie n e s p ú b lic o s 077

F IG U R A 2 4 .1 Análisis gráfico de una externalidad

La curva de demanda del bien X viene dada por DD. La curva de oferta de X représenla el coste marginal privado (CMg) de
producir X. Si la producción de X genera costes externos para terceros, los costes marginales sociales (CMg4) serán supe­
riores a CMg en la cuantía de estos costes externos. El equilibrio del mercado se produce en X, y. para esie nivel de pro­
ducción. el coste marginal social es superior a lo que los consumidores pagan por el bien X. Un impuesto d e ; que refleje el
coste provocado por las externalidades lograria la asignación eficiente de X , , asignación dada por el nivel de produectón

P re cio .

hasta este nivel. Puesto que la producción será de 38 000 metros si L* = 361. calculamos t a partir de la condición
de demanda de trabajo:
(1 - 1) PMgL = (1 - /) 1 000 (361)-"'5 = 50 (24.24)
o
t =0,05. (24.25)
Este impuesto del 5 por ciento reduciría efectivamente el precio que obtiene la empresa X por su papel de perió­
dico hasta 0,95$ y ofrece un incentivo a la empresa para reducir su contratación a 39 trabajadores. Ahora, puesto que
el rio puede absorber todos los elementos contaminantes generados por X, no hay ninguna externalidad en la función
de producción de la empresa Y. Contratará a 400 trabajadores y producirá 40 000 metros de papel de periódico al día.
Observe que la producción total de papel de periódico asciende ahora a 78 000metros, una cifra significativamente
superior a la queseproduciríasin impuesto. La solución del impuesto ofrece aquíuna mejora considerabie en cuan­
to a la eficiencia de la asignación de los recursos.

P R E G U N T A : El tipo impositivo que se ha propuesto aquí (0,05) parece bastante pequeño dadas las signi­
ficativas ganancias productivas logradas respecto a la situación en el Ejemplo 24.1. ¿Puede explicar por
qué? ¿Optaría una empresa fusionada por X = 38 000 incluso sin el impuesto?

©fTES-ft)ramn/¡>
678 Pane VIH Lím ite s del m e rca d o

Im p u e sto s en el m odelo de equilibrio general


El impuesto piguviano óptimo en nuestro modelo de equilibrio general consiste en hacer que t = -Pygz. Es
decir, el impuesto unitario sobre el bien X debe reflejar el daño marginal que provoca X al reducir la pro­
ducción de Y, valorado al precio de mercado del bien Y. Observe de nuevo que este impuesto debe depen­
d er del valor de esta extem alidad en la solución óptima: puesto que £2 será normalmente una función del
nivel de producción de X, un impuesto que depende de algún otro nivel de producción no resultaría ade­
cuado. Con el impuesto óptimo, la empresa X tiene ahora un precio neto para su producción de Px - t , y
elegirá el factor Y en función de

Pr =(Px - t ) f y . (24.26)
Por tanto, la asignación de recursos resultante cumplirá

R M S = Px /PY = ( l / f r ) + t/Pr = { l / f y ) - g 2, (24.27)


que es, precisamente, lo que se necesita para alcanzar el óptimo (compárelo con la condición de eficiencia
24.12). La solución del impuesto piguviano se puede generalizar de diversas maneras que ofrecen impor­
tantes ideas sobre la aplicación de la política de las extemalidades. Por ejemplo, en una economía con
muchos productores de X, el impuesto ofrecería información sobre el efecto marginal que la producción de
cualquiera de estos productores tendría sobre la producción de Y. Por tanto, el impuesto mitiga la necesi­
dad de que las agencias reguladores presten atención a las características específicas de una empresa en
concreto. Sí que exige que las agencias reguladoras tengan suficiente información para ñjar correctamente
el impuesto; es decir, deben conocer la función de producción de la empresa Y.

D e re c h o s de contam inación
Una innovación que reduciría las necesidades de información del impuesto piguviano es la creación de un
mercado de “derechos de contaminación” . Suponga, por ejemplo, que la empresa X debe adquirir de la
empresa Y el derecho a contaminar el río que comparten. En este caso, la decisión de X de adquirir estos
derechos es idéntica a su decisión de elegir su nivel de producción, porque no puede producir si no tiene
los derechos. El ingreso neto que recibe X por unidad viene dado por Px - r, donde r es el pago que debe
hacer la empresa por cada unidad que produce. La empresa Y debe decidir cuántos derechos va a vender a
la empresa X. Puesto que recibirá r por cada derecho, debe “elegir” la producción de X que maximiza sus
beneficios:
n y = P y g ( X ^ X 0) + rX0 <2 4 -28>

y la condición de prim er orden para alcanzar un máximo es


dnY/ d X 0 = PYg2 + r = 0 o r = - P Yg2. (24.29)

La Ecuación 24.29 deja claro que la solución de equilibrio para la fijación de precios en el mercado de
los derechos de contaminación será idéntica al equilibrio del impuesto piguviano. Desde el punto de vista
de la empresa X no importa que el impuesto de cuantía / se pague al gobierno o se pague un royalty de la
misma cantidad, r, a la empresa Y. Siempre que f = r (una condición que queda garantizada por la
F ^ ia rión 24.29), se alcanzará el mismo equilibrio eficiente.

El teorem a de C o a se
En un famoso artículo de 1960, Ronald Coase dem ostró que la característica clave del equilibrio de los
derechos de contaminación es que estos derechos estén bien definidos y que se puedan intercambiar a un

©ÍTESAiraninfó
Capítulo 24 Exte rn a lid a d e s y b ie n e s p ú b lic o s 07©

coste de transacción nulo6. La asignación inicial de los derechos es irrelevante porque el intercambio pos­
terior siempre dará lugar al mismo equilibrio eficiente. En nuestro ejemplo hemos asignado inicialmente
los derechos a la empresa L, permitiendo que la empresa se los venda a la empresa X por un eoste unita­
rio t . Si, por el contrarío, se hubieran asignado los derechos inicialmente a la empresa X. esta empresa
seguiría teniendo que imputar algún coste por utilizar ella misma los derechos en vez de vendérselos a la
empresa Y. Este cálculo, jum o con la decisión de la empresa Y sobre cuántos derechos com prará, dan lugar,
de nuevo, a un resultado eficiente. Para ilustrar el resultado de Coase suponga que la empresa X recibe X 1
derechos para producir (y contaminar). Puede elegir utilizar parte de estos derechos para llevar a cabo su
propia producción ( X Q) o puede vender algunos a alguna empresa Y ( X T - X 0). Los beneficios para X vie­
nen dados por

rc* = Px X n + r ( X T - X 0) = (Px - r ) X ü + r X T = (Px - r) f ( Y , ) + r X T (24.30)

y para Y por

tiY =Pyg ( X ¡yX 0) - r ( X T - X v ) (24.3!)

Evidentemente, ia maximización de beneficios en esta situación llevará exactamente a la misma solu­


ción que en el caso en que era la empresa Y la que recibía los derechos. Puesto que el núm ero total de dere­
chos ( X 1 ) es constante, las condiciones de prim er orden para alcanzar un máximo serán exactamente las
mismas en ambos casos. Esta independencia de la asignación inicial de los derechos se suele conocer como
el Teorema de Coase.
Aunque los resultados del teorema de Coase pueden parecer contrarios a lo que dicta la intuición (¿cómo
es posible que el nivel de contaminación sea independiente de quién es el propietario inicial de los dere­
chos?), en realidad no es más que una afirmación de que, si no existe ningún obstáculo al intercambio, se
realizarán todas aquellas transacciones que sean mutuamente beneficiosas. Sin embargo, la asignación ini­
cial tendrá importancia cuando los costes de transacción sean elevados, o cuando la información sea asimé­
trica, porque el tipo de intercambio implícito en el teorema de Coase no se producirá. Son, pues, las limi­
taciones del teorema de Coase las que ofrecen oportunidades más interesantes para proseguir este análisis,
El análisis ha tenido especial alcance en los campos legislativos y de la economía7, donde se ha aplicado el
teorema a temas como las leyes sobre responsabilidad civil, las leyes sobre contratos y la legislación sobre
la seguridad de los productos (véanse los Problemas 24.4 y 24.5).

C aracte rísticas de lo s b ienes p úb licos


Ahora vamos a centrarnos en otra serie de problemas relativos a la relación entre los mercados competiti­
vos y la asignación de recursos: aquellos problemas planteados por la existencia de bienes públicos. Vamos
a empezar ofreciendo una definición precisa de este concepto y después vamos a analizar por qué plantean
estos bienes problemas de asignación. A continuación analizaremos brevemente las posibles formas de miti­
g ar estos problemas.

® R . C o a se . "T h e Problem o f Social C ost” , Journal o f L a w a n d Eeonom ics 3 (octubre de 1960): 1-44,
7 El texto clásico es e l de R .A . P o s n e r, Econom ic A nalysis a f i a w . 4* edición (Boston: L idie Brow n. 1992). U n planteam iento m ás m ate­
m ático e s el d e T .J . M ir n u . Eeonom ics q f L a w (N ueva Y ork: O xford U niversity Press. 1997).

© IT £ S A j« n /n ( b
@ 80 Parte VIH L ím ite s del m e rca d o

Las definiciones más frecuentes de bienes públicos destacan dos características de este tipo de bienes:
la no exclusión y la no rivalidad en el consumo. A continuación analizamos con más detalle estas dos carac­
terísticas.

N o exclu sión

La prim era propiedad que distingue a los bienes públicos hace referencia a si se puede excluir a los indi­
viduos de beneficiarse consumiendo el bien. Para la mayoría de los bienes privados esta exclusión es, en
efecto, posible: se me puede excluir fácilmente de consum ir una hamburguesa si no pago por ella. Sin
embargo, en algunos casos esta exclusión es, o bien muy costosa, o bien imposible. El ejemplo típico es el
de la defensa nacional. Una vez creado un sistema de defensa, todo el que está en el país se beneficia del
sistema, independientemente de que lo pague o no. Se aplican argumentos sim ilares, en un ámbito más
local, a bienes como los program as de control de mosquitos o de vacunación contra una enfermedad. En
estos casos, una vez puesto en m archa el program a, no se puede excluir a nadie de la comunidad de los
beneficios de los program as, independientemente de que los pague o no. Por tanto, podemos dividir los
bienes en dos categorías, en función de la siguiente definición:

r :1 ■ " ■ ..V ~ "


Bienes excluibles Un bien es excluible si resulta relativamente fácil excluir a los individuos de bene­
ficiarse del bien una vez producido. U n bien es no excluible si es imposible, o muy caro, excluir a los
individuos del beneficio del bien.

N o rivalidad

Una segunda propiedad que caracteriza a los bienes públicos es la no rivalidad en el consumo. U n bien
cuyo consumo es no rival es un bien del que se pueden consumir unidades adicionales a un coste marginal
social nulo. Por supuesto, para la mayoría de los bienes el consumo de unidades adicionales implica cier­
to coste marginal de producción. El consumo de u n perrito caliente más, por ejemplo, exige que se dedi­
quen diversos recursos a su producción. Sin embargo, para algunos bienes no es así. Considérese, por
ejemplo, el caso de un automóvil que cruza un puente en temporada baja. Puesto que el puente ya está ahí,
el que un vehículo más lo cruce no requiere que se utilicen recursos adicionales y no reduce el consumo
de otras personas. Análogamente, el que un televidente más encienda el televisor no implica ningún coste
adicional, aunque esta acción dé lugar a un consumo adicional. Por tanto, hemos desarrollado la siguiente
definición:

{DefiÑío On ~ i

Bienes n o rivales U n bien es no rival si el consumo de unidades adicionales del bien implica un
coste marginal social nulo de la producción.

Tipología de lo s b ienes públicos


Los conceptos de no exclusión y no rivalidad están relacionados en cierto sentido. Muchos bienes no exclui­
bles también son no rivales. La defensa nacional y el control de los mosquitos son dos ejemplos de bienes
en los que no es posible la exclusión y en los que el consumo adicional se produce a un coste m arg in a l''

®ITES-Paronir\fo
Capitulo 24 E x te m a lid a d e s y b ie n e s p ú b lic o s 661

nulo. Se podrían sugerir otros muchos ejemplos. Sin embargo, los conceptos no son idénticos; algunos
bienes pueden tener una propiedad, pero no la otra. Por ejemplo, es imposible (o. al menos, muy caro)
excluir a algunos buques de pesca de los bancos marinos de peces, y, sin embargo, la llegada de otro barco
impone evidentemente costes sociales en forma de una menor pesca para todos los afectados.
Análogamente, la utilización de un puente a una hora que no sea punta puede ser no rival, pero es posible
excluir a usuarios potenciales exigiendo un peaje. La Tabla 24.1 presenta una clasificación de los bienes
en función de sus posibilidades de exclusión y de su rivalidad. Se ofrecen varios ejemplos de bienes que
pertenecen a cada una de las categorías. Muchos de estos ejemplos, aparte de los de la esquina superior
izquierda de la tabla (bienes privados excluibles y rivales) suelen ser producidos por los gobiernos, Éste es
especialmente el caso de los bienes no excluibles porque, como veremos, resulta difícil desarrollar una
forma de pagar por estos bienes que no sea mediante los impuestos obligatorios. Los bienes no rivales sue­
len ser producidos de forma privada (son, al fin y al cabo, puentes privados, piscinas y autopistas que los
consumidores deben pagar para poder utilizarlos) siempre que se pueda excluir a los que no pagan de su
consumo8. Aun así, utilizaremos una definición estricta que exige que se cumplan ambas condiciones;

D efinición______________________________________________________________________________________|
Bien p ú b lico Un bien es u n bien público (puro) si, una vez producido, no se puede excluir a nadie
de su disfrute y el consumo del bien no es rival: el coste marginal de un consumidor adicional es nulo.

Ejemplos que muestran la tipología de los bienes públicos y privados

Exclusión
Sí No
Perritos calientes, Bancos de pesca, campos
Sí ' automóviles, casas comunales, aire sin
contaminar
Rivalidad
Puentes, piscinas, Defensa nacional, control
No transmisión de televisión vía de mosquitos, justicia
satélite (codificada)

B ienes p ú b lico s y a sig n a c ió n de re c u rso s


Para ilustrar los problemas de asignación generados por los bienes públicos, volvemos a em plear un mode­
lo de equilibrio general muy sencillo. E n este modelo sólo hay dos individuos: una economía de una única
persona no puede tener problemas de bienes públicos porque esta persona incorporaría todos los beneficios
de los bienes en sus decisiones de consumo. Vamos a llamar a estos dos individuos A y B. También hay
sólo dos bienes en esta economía. El bien Y es un bien privado normal, y cada persona parte con una asig­
nación de este bien dada por Y A* e Y a* respectivamente. Cada persona puede elegir consum ir parte de su

* Los bienes no rivales que perm iten ia creación d e un m ecanism o d e exclusión se conocen, a veces, com o bienes d e club, porque la pro­
visión de estos bienes se puede organizar de la m isma m anera que un club privado. Estos clubes pueden cobrar una cuota de "pertenen­
cia" perm itiendo que los m iem bros los utilicen sin lím ite alguno. El tam año óptim o del club viene determ inado p o r las econom ías de esca­
la del proceso de producción del bien de club. P ara un análisis d e este tem a véase R. C o r n e s y T . S a n d le r , The Theory o f ExtemalUles,
Public G oods a n d Club G oods (Cam bridge: C am bridge U niersity P ress, 1986).

© JT E S -F o n w fn fb
682 P ane VIH Lím ite s del m erca d o

bien Y directamente o dedicar una parte a la producción de un único bien público, X . Las cantidades que
aporta cada individuo vienen dadas por ysA e Y f , y el bien público se produce mediante lafunción de pro­
ducción

X = f { Y A + Y B). (24.32)

Las utilidades resultantes para estas dos personas de esta sociedad vienen dadas por

U a [ { X , Y a' - Y a )\, (24.33)

y
U B[ { X , Y B‘ - Y 8 )}, (24.34)

Observe que elnivelde producción del bien público, X, aparece de la misma m anera en ia función de
utilidad de cada uno de los individuos. Ésta es la form a de capturar matemáticamente lascaracterísticas de
no exclusión y no rivalidad de este tipo de bienes. La no exclusión queda reflejada por el hecho de que el
consumo de X de cada individuo es independiente de la cantidad con la que contribuye a su producción
dicho individuo. La no rivalidad queda reflejada por el hecho de que la cantidad de X es la misma para
cada persona e igual a la cantidad total producida. El consumo de X p o r parte de A no hace que disminu­
ya la cantidad que puede consum ir B. Estas dos características del bien X constituyen obstáculos a una pro­
ducción eficiente con la mayoría de los sistemas de decisión descentralizada, incluyendo los mercados de
competencia perfecta.

Las condiciones necesarias para la asignación eficiente de los recursos en este problema consisten en
elegir los niveles de suscripciones de los bienes públicos ( y A e Y *) que maximizan, por ejemplo, la uti­
lidad de A dado cualquier nivel de utilidad de B. La expresión lagrangiana para este problema es

= U A(X, Y a' - V a ) + X[UB(X, Y 8’ - Y 8 ) - K] (24.35)

y las condiciones de prim er orden para obtener un máximo son

d<¿/dYA = U Af - U A + X U 8f = 0 (24.36)

y
d g / d Y f = U f f - X U f + X U 8f = 0. (24.37)

Una comparación de estas dos ecuaciones ofrece el resultado inmediato de que

X U ¡ ^ V A. (24.38)
Como cabría esperar aquí, la optimalidad exige que la utilidad marginal del consumo de Y por parte de
A y B sea igual excepto por ia constante de proporcionalidad, X. Esta ecuación se puede com binar ahora,
o bien con la Ecuación 24.36, o bien con la Ecuación 24.37, para derivar la condición de optimalidad de
la producción delbien público X. Utilizando, por ejemplo, la Ecuación 24.36, se obtiene

U A¡ V i + X U f / X U ? = 1//' (24.39)
o. más sencillamente,

RMSA + RMS8 = 1//’. (24.40)

® íT £ S -f tJ f o n in f c
Capítulo 24 Exte rn a lid a d e s y b ie n e s p ú blico» 983

La idea intuitiva que subyace a esta condición, formulada por primera vez por P.A. Samuclson9. es una
simple adaptación de las condiciones descritas en el Capítulo 17 al caso de los bienes públicos. Para estos
bienes, la R M S del consumo debe reflejar a cuánto están dispuestos a renunciar iodos los consumidores del
bien Y para obtener una unidad más de X , porque cada uno obtendrá beneficios de una producción adicio­
na! de X . Por tanto, es la suma de la R M S de cada individuo la que se debe igualar a la dYíñX en la pro­
ducción (aquí, dada por l/ / ') .

Fallo de un m ercado com petitivo

I-a producción de los bienes X e Y en los mercados competitivos no logrará alcanzar este objetivo asigna-
tivo. Con precios perfectamente competitivos, Px y Pr , cada individuo igualará su R M S a la relación de
precios Px ¡Py , como se requiere para maximizar los beneficios. Este comportamiento no cumplirá la con­
dición de optimalidad de la Ecuación 24.40. La relación de precios Px ¡Py será “demasiado baja" en tanto
en cuanto no ofrece suficientes incentivos para producir ei bien X. En el mercado privado, cada consumi­
dor no tiene en cuenta el beneficio de su gasto en bienes públicos para los demás consumidores, por lo que
cada individuo dedicará demasiados pocos recursos a esta producción.

Ei fallo de la asignación en esta situación se puede adscribir a la forma en que ios m ercados privados
suman las demandas individuales. Para cualquier cantidad dada, la curva de demanda de! mercado mues­
tra ia valoración marginal de un bien. Si se produjera una unidad más, sería consumida por alguien que la
valorara a este precio de mercado. Para el caso de los bienes públicos, el valor de la producción de una
unidad más es, de hecho, la suma de la valoración que tiene cada consumidor de esa producción adicional,
porque todos los consumidores se beneficiarán de ella. En este caso pues, las curvas de demanda indivi­
duales deben sumarse verticalmente (como se muestra en la Figura 24.2) en vez de horizontalmenie (como
ocurre en los mercados competitivos). El precio resultante sobre la curva de demanda de este bien público
reflejará, pues, para cualquier nivel de producción, cuánto valorarán todos los consumidores la unidad adi­
cional de producto. Pero la habitual curva de demanda de mercado no reflejará adecuadamente toda esta
valoración marginal.

Ineficiencia de un equilibrio de N a sh

Un planteamiento alternativo para la producción de bienes públicos en m ercados competitivos es el que


depende de las contribuciones voluntarias de los individuos. Por desgracia, este planteamiento también dará
lugar a resultados ineficientes. Considérese la situación de la persona A que está pensando en contribuir
con sA de su dotación inicial y a la producción de bienes públicos. El problema de maximización de ia uti­
lidad de A consiste pues en
Elegir sA para m aximizar U A[ f ( s A + s 8 ), Y A‘ - r j . (24.41)

La condición de prim er orden para obtener un máximo es

U f f ’- U A = 0 o U A¡ U A = RMS a ~ 1 / / ' (24.42)

Puesto que se aplica una lógica análoga a la persona B. la condición de eficiencia 24.40 no se cum pli­
rá una vez más. De nuevo, el problema es que cada persona sólo tiene en cuenta sus beneficios de inver­
tir en el bien público, sin tener en cuenta los beneficios aportados a los demás. Con muchos consumido-

9 P .A . S a m u e lso n . "T he P uré T heory o f Public E xpenditure” . R eview a f Econom ics a n d Statistics (noviem bre de 19541- 387-389.

®/TESAe«mnf¡>
684 Parte VIII Lím ite s del m erca d o

F IG U R A 2 4 .2 D e riv a c ió n de la d e m a n d a de u n bien público

Para el caso de uo bien público, el precio que los individuos están dispuestos a pagar por una unidad más (sus "valoracio­
nes marginales") es igual a la suma de lo que cada individuo pagaría. Por tanto, para el caso de los bienes públicos, la curva
de demanda se debe obtener sumando verticalmente, y no horizontalmente como en el caso de los bienes privados.

Pre cio

res, este beneficio directo puede ser, en efecto, muy pequeño (en cuánto contribuyen los impuestos de un
individuo a la defensa nacional de Estados Unidos, por ejemplo). En este caso, cualquier persona puede
optar por = 0 y convertirse en un auténtico “gorrón" (free-ñder), esperando beneficiarse de los gastos
de los demás. Si todo el mundo adopta esta estrategia, no se asignarán recursos a la producción de los bie­
nes públicos. El Ejemplo 24.3 ilustra el problema del gorrón en una situación demasiado conocida.

E J E M P L O 24.3
A dq uisició n de un bien público: el dilema de lo s com pañ e ros de habitación___________________________

Para ilustrar numéricamente la naturaleza del problema de los bienes públicos, suponga que dos compañeros de habi­
tación con preferencias idénticas obtienen utilidad del número de cuadros que cuelgan de las paredes de su habitación
(X) y del número de barritas de granóla {Y) que comen. La forma de la función de utilidad viene dada por ^
Ui(X,Yl) = X viY{2/3 (para ¡= 1 ,2 ). (24.43)

Observe que la utilidad de cada persona depende del número total de cuadros colgados y del número de barritas
de granóla que consume cada persona individualmente. El disfrute de los cuadros constituye pues, en este problema,
un bien público.
Si suponemos que cada compañero de habitación tiene 300$ para gastar, y que Px = 100$, Pr = 0,20$, podemos
anaiiyar las consecuencias de distintas asignaciones del gasto. Sabemos de los anteriores ejemplos Cobb-Douglas que,
si cada persona viviera junta, cada una gastaría 1/3 de su rema en cuadros (X =1) y 2/3 en barricas de granóla
(X = 1 000).

Provisión de bienes públicos y estrategia. Sin embargo, cuando los compañeros de habitación viven juntos,
deben pensar en lo que va a hacer el otro. Por ejemplo, cada uno puede pensar que será el otro el que compre los cua­
dros. En este caso, X = 0, y ambos terminan con un nivel de utilidad nulo. Alternativamente, la persona 1 puede

®¡TESforoninfb
Capítulo 24 Exte rn a lld a d e s y b ie n e s p ú b lic o s 385

suponer que la persona 2 no comprará ningún cuadro. Si fuera así, la persona 1 elegirá comprar uno y recibirá una
utilidad de

U,(X. Y,) = l w (l 000)*'3 = 100, (24.44)


mientras que la utilidad de la persona 2 ascendería a

U¡(X, Y,) = 1w0 500)w = 131. (24.45)

Evidentemente, lapersona 2 ha ganado gracias a su posición de gorrón. Lascompras dela persona 1 generan una
externalidad para la persona2.Por supuesto, las compras de cuadros por pane dela persona 2,sifuerasocialmcntc
consciente, también ofrecerían una externalidad a la persona 1.

Ineficiencia de le asign ació n. Que la solución obtenida en las Ecuaciones 24.44 y 24.45 (junto con otras muchas
posibles) es ineficiente, se puede mostrar calculando la relación marginal de sustitución de cada persona:

RMS í = ™ ¿ ™ = 1 L . (24.46)
' dujdY, ix
Por tanto, para las asignaciones mostradas

RMS¡ = = soo
2 (24.47)
RMS, = L ?® = 750.
2

Los compañeros de habitación estarían dispuestos a sacrificar en total 1 250 barritas de granóla a cambio de un
cuadro más: un sacrificio que, de hecho, sólo les costaría 500 barritas si colaboraran. En este caso es ineficiente la
toma descentralizada de decisiones: se compran demasiados pocos cuadros.

U n a asign ació n eficiente.Para calcular el nivel eficiente de cuadros adquiridos,debemos hacer que la suma de
la RMS decada persona sea igual a la relación de precios de los bienes, porque esta suma reflejacorrectamente los
intercambios que harían los compañeros de piso:

(24-48)
1 ' 2X 2X 2X PY 0,20
Por tanto,

y¡ + Yt = 1 000X, (24.49)

que se puede sustituir en la restricción presupuestaria combinada

0 ,2 0 (^ + f2) + 100X = 600 (24.50)

para obtener
X =2
(24.51)
y,+ y2 =2000.

A sig n a c ió n del coste de los cuadros. Suponiendo que los compañeros de habitación se reparten el coste de los
dos cuadros y utilizan el resto de sus fondos para comprar barritas de granóla, cada uno recibirá finalmente una utili­
dad de
í/( = 2V?1 000v? = 126. (24.52)
Aunque es posible que la persona 1 no sea capaz de obligar a la persona 2 a compartir el coste, un reparto del
gasto al 75-25 por ciento ofrece una utilidad de

©ITISfororiinfb
686 Parte VIII Lím ite s del m e rca d o

V, = 2 1/J7 5 0 J/3 = 104

U 2 = 2 V11 2 5 0 ;
m = 146,
,24-53)

que es superior, en el sentido de Pareto, a la solución obtenida cuando la persona 1 acula por su cuenta. Muchos otros
acuerdos financieros también darían lugar a asignaciones superiores en el sentido de Pareto a las analizadas anterior­
mente. Cuál se elegirá, si se elige alguna, dependerá de cómo juegue cada compañero ai juego estratégico de la finan-

PREGUNTA: Demuestre que eo este ejemplo una solución eficiente sería aquella en la que dos personas
que viven separadas deciden vivir juntas y unir sus cuadros. ¿Esperaría que este resultado se cumpla en tér­
minos generales?

Fijación de p re cio s de Lindahl para lo s bienes p ú b licos

Una solución importante desde el punto de vista conceptual del problema de los bienes públicos fue ofre­
cida por prim era vez por el economista sueco E. Lindahl10 en la década de 1920. La idea básica de Lindahl
era que los individuos pueden consentir pagar impuestos de forma voluntaria por obtener bienes públicos
beneficiosos si saben que los demás también pagan impuestos. Concretamente, Lindahl suponía que cada
individuo recibiría una propuesta por parte del gobierno sobre la proporción del coste del bien público que
se espera que pague y después contestaría (con sinceridad) con el nivel de producción del bien público que
prefiere. Siguiendo la notación de nuestro sencillo modelo de equilibrio general, el individuo A, por ejem­
plo, tendría que asumir un porcentaje concreto (a '4) y después se le preguntaría el nivel de bienes públi­
cos que quiere que haya sabiendo que tendría que pagar esta parte de los costes totales.Para responder (con
sinceridad) a esta pregunta, esta persona elegirá el nivel total de producción debienes públicos, X, que
maximiza

utilidad = UA[X, Y A* -e x Af ~ \ X ) ] . (24.54)

La condición de prim er orden para esta elección de X que maximiza la utilidad viene dada por

V a - a AU ? ( l / f ' ) = Q o RMS A =<xA/ f ' . (24.55)

El individuo B. ante una elección análoga, optará por el nivel de bienes públicos que cumpla

R M S e = a 8/ f . (24.56)

El equilibrio se produciría pues ahí donde <xA + a B = 1: es decir, el nivel de gasto en bienes públicos
que desean los dos individuos genera exactamente la recaudación fiscal necesaria para pagar el bien públi­
co. Puesto que, en este caso

R M S a + R M S b = ( a A + a B) / f ' = l / f , (24.57)

este equilibrio sería eficiente (véase la Ecuación 24.40). Por tanto, al menos desde el punto de vista con­
ceptual, el planteamiento de Lindahl resuelve el problem a de los bienes públicos. La propuesta, a cada indi­

10 H ay ex tra c to s d e lo s a rtíc u lo s d e L in d ah l e n R .A . M u s g r a v e y A .T . PEACOCK, e d s .. C la ssic s in íhe T h e o ry o f P u b lic F in a n cc (L o n d re s:


M ac m illa n . 1958).

© IT E S -P o ra n in fo
Capitulo 24 E x te m a lid a d e s v b ie n e s p ú b lic o s 687

viduo, de la proporción del "precio” del impuesto de equilibrio llevaría a que cada uno optara por el nivel
de producción eficiente del bien público.

EJEMPLO 24,4
U n a solución de Llndahl al problem a de lo s com pañ e ros de habitación___________________________

La fijación de precios de Lindahl ofrece una solución conceptual al problema de compra de cuadros por parte de los
compañeros de habitación del Ejemplo 24.3. Si "el gobierno” (o, tal vez. las convenciones sociales) sugiere que cada
uno de ellos pague la mitad del precio de los cuadros, cada uno tendría que pagar un precio efectivo de los cuadros
de 50$, Puesto que las funciones de utilidad de los compañeros de habitación implican que una tercera pane de la renta
total de cada individuo de 300$ se gastará en cuadros, cada uno estará dispuesto a pagar 100$ en cuadros y. si cada
uno de ellos es sincero, afirmará que quisiera tener dos cuadros. Por tanto, la solución sería X = 2, e Y, = - 1 000.
Ésta es, en efecto, la solución eficiente calculada en el Ejemplo 24.3. El problema de esta solución, por supuesto, es
que ninguno de los compañeros de habitación tiene incentivos para decir la verdad sobre su demanda de bienes públi­
cos dado el precio de Lindahl. Por el contrarío, cada uno de ellos sabrá que puede estar en mejor situación si sigue
uno de los escenarios del gorrón planteados en el Ejemplo 24.3. Al igual que en el caso del dilema del prisionero plan­
teado en los Capítulos 10 y 20, la solución de Lindahl, a pesar de ser óptima en el sentido de Pareto, no constituye
un equilibrio estable.

P R EG U N T A : Aunque el reparto al 50 por ciento de este ejemplo puede surgir de la costumbre social, el
hecho es que la optimalidad de este reparto es una característica especial de este problema. ¿Qué hay en
este problem a que lleva a este resultado de Lindahl? ¿Bajo qué condiciones los precios de Lindahl darán
un resultado distinto al reparto del gasto al 50 por ciento?

D eficiencias de la solu ción de Lindahl

P or desgracia, la solución de Lindahl sólo es una solución conceptual. Ya hemos visto en nuestro análisis
del equilibrio de Nash en la producción de bienes públicos, y en nuestro ejemplo de los compañeros de
habitación, que el incentivo de ser un gorrón en el caso de los bienes públicos es muy grande. Este hecho
hace que sea difícil establecer cómo se puede recopilar la información necesaria para calcular los repartos
de equilibrio de Lindahl. Puesto que los individuos saben que sus contribuciones fiscales dependerán de la
demanda que expresen de bienes públicos, tienen un claro incentivo para subestimar sus auténticas prefe­
rencias: al hacerlo así esperan que sea “el otro” el que pague. Por tanto, no se debe esperar que ei limi­
tarse a preguntar a la gente cuál sería su demanda de bienes públicos revele su demanda real. También pare­
ce ser muy difícil la creación de mecanismos de voto que revelen las preferencias reales, por motivos que
analizaremos en el próximo capítulo. Por tanto, por lo general, la solución de Lindahl sigue siendo un obje­
tivo tentador, pero inalcanzable.

B ien e s p ú b lico s locales

Algunos economistas creen que la revelación de la demanda de bienes públicos puede resultar más fácil en
el ámbito local11. Puesto que hay muchas comunidades en las que los individuos pueden decidir vivir, pue­
den indicar sus preferencias por los bienes públicos (es decir, su disponibilidad a pagar la contribución tis-

11 L a referencia clásica es C . M . T ie b o u t. “A Pu re Th eory o f L o cal Expenditures” . Journal o f Political Economy (octubre de 1956): 416-
424.

®tTES-Pomnmfi)
668 Parte VIH Lim ite s del m e rca d o

cal de Lindahl) eligiendo dónde quieren vivir. Si una determinada carga fiscal no maximiza la utilidad la
gente puede, en principio, "votar con sus pies” e irse a una comunidad donde sí haya optimalidad. Con
información perfecta, costes de desplazamiento nulos, y suficientes comunidades se puede aplicar, por
tanto, la solución de Lindahl en el ámbito local. Se aplican argumentos análogos a otros tipos de organiza­
ciones (como los clubes privados) que ofrecen bienes públicos a sus miembros: con una oferta suficiente­
mente amplia de clubes se puede alcanzar un equilibrio eficiente. Por supuesto, los supuestos que subya-
cen a la supuesta eficiencia de estas elecciones de los individuos son bastante estrictos. Incluso una ligera
relajación de estos supuestos puede dar lugar a resultados ineficientes debido a la frágil naturaleza de la
forma en que se revela la demanda de los bienes públicos.

R esum en
En este capítulo hemos analizado los fallos del mercado que surgen de una externalidad (o de los efectos
spillover o desbordamiento) que hay en el consumo o en la producción de determinados tipos de bienes. En
algunos casos puede ser posible diseñar mecanismos para superar estas externalidades en un entorno de
mercado, pero estas soluciones tienen importantes limitaciones. Algunas de las cuestiones concretas que
hemos analizado son:
• Las externalidades pueden provocar una mala asignación de los recursos debido a la diferencia entre
el coste marginal social y el coste marginal privado. Las soluciones tradicionales a esa diferencia
incluyen las fusiones entre las partes afectadas y ia adopción de impuestos o subsidios (piguvianos)
adecuados.
• Si los costes de transacción son reducidos, la negociación privada entre las partes afectadas por una
externalidad podrá igualar los costes privados y sociales. L a demostración de que, en este caso, los
recursos se asignarán eficientemente se conoce, a veces, como el teorema de Coase.
• Los bienes públicos ofrecen beneficios a los individuos de una forma no exclusiva: no se puede impe­
dir que alguien consuma este tipo de bienes. Estos bienes también suelen tener un consumo no rival
en tanto en cuanto el coste marginal de un usuario más es nulo.
• Los mercados privados tienden a asignar recursos insuficientes a los bienes públicos porque no hay
un único com prador que se pueda apropiar de todos los beneficios que ofrecen estos bienes.
• Un program a de reparto de impuestos óptimo en el sentido de Lindahl puede dar lugar a una asigna­
ción eficiente de los recursos para la producción de bienes públicos. El cálculo de este reparto de los
impuestos exige disponer de mucha información aunque, sin embargo, los individuos tienen incenti­
vos para esconder dicha información.

Problem as
24.1
Una empresa en una industria de competencia perfecta ha patentado un nuevo proceso para fabricar determinados arte­
factos. El nuevo proceso reduce la curva de coste medio de la empresa, lo que implica que esta empresa por sí sola
(aun siendo precio-aceptante) puede obtener auténticos beneficios económicos a largo plazo.
a) Si el precio de mercado fuera de 20$ por artefacto, y la curva del coste marginal de la empresa viene dado por
CMg - 0,4¡?, donde q es la producción diaria de artefactos por parte de la empresa, ¿cuántos artefactos se produ­
cirán?

©IT£S-Paraninfo
Capitulo 24 E xte rn a lid a d e s y b ie n e s p ú b lic o s 680

b) Suponga que un estudio realizado por el gobierno ha concluido que el nuevo proceso de la empresa está contami­
nando el aire y estima que el coste marginal social de la producción de artefactos por parte de esta empresa es
CMgS = 0,5q. Si el precio de mercado sigue siendo de 20$, ¿cuál es el nivel socialmente óptimo de la produc­
ción de esta empresa? ¿Cuál debe ser el tipo impositivo para alcanzar el nivel de producción óptima?
e) Dibuje sus resultados.

2 4 .2
En la isla de Pago Pago hay dos lagos y 20 pescadores. Cada pescador puede pescar en cualquiera de los lagos obte­
niendo la pesca media de cada lago. En el lago X el número total de pescados viene dado por

F* =10Lx - j l } x ,

donde Lx es el número de personas que pesca en el lago. Para el lago Y la relación es


F Y =5Ly.

a) Con esta organización de la sociedad, ¿cuál será el número total de peces pescados?
b) El jefe de Pago Pago, que una vez leyó un libro de texto de economía, cree que es posible aumentar el número
total de peces pescados limitando el número de personas que pueden pescar en el lago X. ¿Qué número de pesca­
dores debe haber en el lago X para maximizar la pesca total? ¿Cuánto se pesca en esta situación?
c) Opuesto a los sistemas de coerción, el jefe decide que va a exigir una licencia de pesca para pescar en el lago X.
Si se quiere que estas licencias permitan una asignación óptima dei trabajo, ¿cuál debe ser el coste de una licencia
(en términos de pesca)?
d) Explique cómo ilustra este ejemplo la relación entre los derechos de propiedad y las externalidades.

2 4 .3
Suponga que la industria petrolífera en Utopía es de competencia perfecta y que todas las empresas extraen petróleo
de un único yacimiento (prácticamente inagotable). Suponga que cada competidor cree que puede vender todo el pclró-
leo que extrae a un precio mundial estable de 10$ por barril, y que el coste de explotación del yacimiento es de I 000$
anuales.
La producción total anual ( 0 del campo petrolífero depende del número de pozos (N) del yacimiento. En concreto,
Q = 500N -N'~,

y la cantidad de petróleo extraída de cada pozo (q) viene dada por

a) Describa la producción de equilibrio y el número de pozos de equilibrio en este caso de competencia perfecta.
¿Existe alguna diferencia entre el coste marginal social y el coste marginal privado en la industria?
b) Suponga ahora que el gobierno nacionaliza el yacimiento de petróleo. ¿Cuántos pozos debería haber? ¿A cuánto
ascenderá la producción? ¿Cuál será la producción de cada pozo?
c) Como alternativa a la nacionalización, el gobierno de Utopía está pensando en imponer una licencia anual por pozo
para evitar el exceso de extracción. ¿Cuánto debería costar la licencia para que la industria utilice el número ópti­
mo de pozos?

2 4 .4
Existe una importante controversia legal sobre la seguridad de los productos. Se podrían llamar a las dos posturas
extremas como caveai emptor (que el consumidor sea consciente) y caveai vendar (que el vendedor sea consciente).

© ÍT E S fo m n in fa
690 Parte VIII Lím ite s del m erca d o

Según la primera, los productores no tendrían ninguna responsabilidad por la seguridad de los productos: los compra­
dores deben asumir todas las pérdidas. Según el segundo planteamiento, la responsabilidad quedaría revertida: las
empresas serían totalmente responsables, por ley, de las pérdidas provocadas por la inseguridad de los productos.
Utilizando un sencillo análisis de oferta y demanda, anaiiee cómo podría afectar esta asignación de la responsabilidad
a la asignación de recursos. ¿Se fabricarán productos más seguros si son las empresas las responsables ante la ley?
¿Cómo afectan las posibles asimetrías de la información a sus resultados?

2 4 .5
Hay tres tipos de contratos utilizados para especificar la forma en que los jornaleros que alquilan un terreno agrícola
pueden pagar al terrateniente. Se puede pagar el alquiler en (1) dinero (o una cantidad fija de producto agrícola), (2)
una parte proporcional fija de la cosecha, o (3) en “jomadas”, aceptando trabajar en otros terrenos del terrateniente.
¿Cómo afectarán estos distintos contratos a las decisiones de producción de los agricultores que alquilan el terreno?
¿Qué tipo de costes de transacción se pueden producir al aplicar cada tipo de contrato? ¿Qué factores económicos pue­
den afectar al tipo de contrato especificado en distintas partes o durante distintos periodos históricos?

2 4 .6
Suponga que un monopolio genera una extemalidad perniciosa. Utilice el concepto del excedente del consumidor para
analizar si un impuesto óptimo sobre el contaminador constituirá, necesariamente, una mejora del bienestar.

24.7
Suponga que sólo hay dos individuos en la sociedad. La curva de demanda del control de mosquitos por parte de la
persona A viene dada por
qa = i m - p .

Para la persona B, la curva de demanda del control de mosquitos viene dada por
qh = 2 0 0 - P.

a) Suponga que el control de los mosquitos es un bien público puro; es decir, una vez producido, todo el mundo se
beneficia del control. ¿Cuál sería el nivel óptimo de esta actividad si se pudiera producir a un coste marginal cons­
tante de 120 $ por unidad?
b) Si el control de los mosquitos se deja en manos del mercado privado, ¿cuánto se producirá? ¿Depende su respues­
ta de lo que suponga cada persona que va a hacer la otra?
c) Si el gobierno produjera la cantidad óptima de control de mosquitos, ¿cuánto costaría? ¿Cómo se debe repartir la
carga fiscal de esta producción entre los individuos si deben asumir esta carga proporcionalmente a los beneficios
que reciben del control de los mosquitos?

24.8
Suponga que hay N individuos en una economía con tres bienes. Dos de estos bienes son bienes públicos puros (no
exclusivos), mientras que el tercero es un bien privado normal.
a) ¿Qué condiciones se deben cumplir para que los recursos se asignen eficientemente entre cualquiera de los bienes
públicos y el bien privado?
b) ¿Qué condiciones se deben cumplir para que los recursos se asignen eficientemente entre los dos bienes públicos?

2 4 .9
Suponga que la frontera de posibilidades de producción de una economía que fabrica un bien público (P) y un bien
privado (G) viene dada por

© IT E S -P a r a n in fo
Capitulo 24 E x te rn a lid a d e s y b ie n e s p ú b lic o s 691

G 2 + 1 0 0 P 2 = 5 000.

Esta economía se compone de 100 individuos idénticos, y cada uno tiene una función de utilidad de la forma
utilidad = s¡G¡P,

donde G¡ es la proporción de cada individuo en la producción del bien privado (= G/100). Observe que el bien públi­
co es no excluible y que todo el mundo se beneficia de la misma manera de su producción.
a) Si el mercado de G y P fuera de competencia perfecta, ¿qué niveles de estos bienes se producirían? ¿Cuálsería la
utilidad del individuo típico en esta situación?
b) ¿Cuáles son los niveles de producción óptimos de G y P1 ¿Cuál será la utilidad del individuo típico? ¿Cómo debe
tributar el consumo del bien G para lograr este resultado?
(Pista: Las cifras de este problema no salen redondas, pero bastará con cierto redondeo).

24,10
El análisis de los bienes públicos en el Capítulo 24 ha utilizado exclusivamente un modelo en el que sólo hay dos indi­
viduos. Los resultados se pueden generalizar fácilmente al caso de n personas: una generalización que se realiza en
este problema.
a) Con n personas en una economía, ¿cuál es la condición de producción eficiente de un bien público? Explique cómo
se ven reflejadas las características del bien público en estas condiciones.
b) ¿Cuál es el equilibrio de Nash en la provisión de este bien público a n personas? Explique por qué este equilibrio
es ineficiente. Explique también por qué la escasa provisión de este bien público es más grave que en el caso de
dos personas analizado en el capítulo.
c) ¿Cómo se puede generalizar la solución de Lindahl al caso de n personas? ¿Está garantizada la existencia de un
equilibrio de Lindahl en este modelo más complejo?

Lectu ra s re co m e n d ad as
Alchian, A. y H. Demsetz. “Production, Information Costs, and Economic Organization”. American Economic Review 62
(diciembre 1972): 777-795.
Uses externality arguments to develop a theory of economic organizations.
Barzel, Y. Economic Analysis o f Property Rights. Cambridge: Cambridge University Press. 1989.
Provides a graphical analysis o f several economic questions that are illuminated ihrough use of the property rights para-
digm.
Cheung. S.N.S. “The Pable of the Bees: An Economic Investigation". Journal o f Law and Economics 16 (abril 1973):
11-33.
Empirical study o f how the famous bee-orchard owner externality is handled by prívate markets in the State of
Washington.
. "Prívate Property Rights and Sharecropping”. Journal of Political Economy 76 (diciembre 1968): 1107-1122.
An analysis of the efficiency properties ofvarious land tenaney arrangements.
Coase, R.H. “The Market for Goods and the Markeí for Ideas”. American Economic Review 64 (mayo 1974): 384-391.
Speculative añide about notions q f extemalities and regulation in the “marketplace o f ideas."
. “The Problem of Social Cost”. Journal o f Law and Economics 3 (octubre 1960): 1-44.
Classic article on extemalities. Many fascinating historical-legal cases.
Comes, R. y T. Sandler. The Theory q f Extemalities. Public Goods. and Club Goods. Cambridge: Cambridge University
Press, 1986.
Good theoretical analysis o f many of the issues raised in this chapter. Good discussions of the cormections berween
retums to scale. excludabiliry. and club goods.

® IT E S -P a r a n in fc
Capítulo 24 E x te m a lid a d e s y b ie n e s p ú b lic o s 683

AMPLIACIONES

R e d u c c ió n d e la c o n ta m in a c ió n

Aunque nuestro análisis de las extemalidades se ha centra­ A24.2 Impuestos sobre les emisiones
do en cómo se pueden utilizar los impuestos piguvianos
La solución óptima descrita en la Ecuación iv puede lograr­
para que los mercados de bienes funcionen más eficiente­
se imponiendo un impuesto sobre las emisiones (í) igual a
mente, se pueden aplicar resultados análogos al estudio de
X sobre cada empresa (es de suponer que este impuesto se
la tecnología para la reducción de la contaminación. En
fijará a un nivel que refleje el daño marginal que provoca
estas ampliaciones revisamos brevemente este planteamien­
una unidad de emisión»: contaminantes). Con este impues­
to alternativo. Suponemos que sólo hay dos empresas, A y
to. cada empresa intenta maximizar pZi-t-if'(q,.z¡). que.
27, y que sus niveles de producción (qA y qs respectiva­
en efecto, permite alcanzar la solución eficiente
mente) son constantes a lo largo de todo el análisis. Es un
principio científico inevitable el que la producción de bie­ <v>
nes físicos (frente a la producción de servicios) debe cum­
plir el principio de la conservación de la materia. Por tamo, Observe que, al igual que en nuestro análisis del
la producción de qA y q¡¡ emitirá sin duda algunos subpro­ Capítulo 24, una ventaja de la solución dada por el impues­
ductos, e A y e„. Las cantidades físicas de estas emisiones to es que la autoridad reguladora no tiene por qué conocer
(o, al menos, sus elementos dañinos) pueden reducirse uti­ los detalles de las funciones de reducción de contaminación
lizando factores ZA y ZB (que cuestan p por unidad). Los de las empresa. Por el contrario, serán las propias empre­
niveles de emisiones resultantes vienen dados por sas las que utilizarán su propia información privada para
determinar sus estrategias de reducción de la contamina­
f Á( q A , Z A ) = e A y /* ( f t,.í« ) = «a, (i) ción. Si estas funciones difieren significativamente en cada
empresa, es de esperar que las reducciones de la contami­
donde, para la función de reducción de la contaminación de
nación también sean distintas.
cada empresa, f, > 0 y / 2 < 0 .
im puestos sobre les emisiones en el Reino Unido
A24.1 Reducción óptima
Hanley, Shogren y Whtie (1997) revisan diversos sistemas
Si ta agencia reguladora ha decidido que e* representa el impositivos sobre las emisiones que se lian puesto en mar­
nivel máximo permisible de emisiones por parte de estas cha en el Reino Unido. Demuestran que los costes margi
empresas, este nivel se alcanzará ai coste mínimo resolvien­ nales de la reducción de ia contaminación varían signiíica-
do la expresión lagrangiana üvameme en ñinción de cada empresa (hasta ser treinta
veces mayores en unas empresas que en otras). Por tanto,
& = pzA+pzí * U f A+ f B-e>). «>
respecto al caso de una regulación uniforme, los ahorros de
Las condiciones de primer orden para alcanzar un costes de los sistemas impositivos pueden ser bastante
importantes. Por ejemplo, la revisión realizada por el autor
mínimo son
de una serie de estudios de los estuarios de Tees concluye
p + >/?* * 0 y p + V /= (*"> que hay unos ahorros de costea anuales en tomo a 10 millo­
nes de libras esterlinas (en libras constantes de 1976). Los
Por unto, tenemos autores también analizan algunas complicaciones que sur­
^ =- p / f i - - P Í f z - (iv) gen cuando se fijan impuestos eficientes sobre la contami­
nación cuando los flujos de emisiones no tiepen una combi­
Esta ecuación deja claro el punto evidente de que la nación uniforme de elementos contaminantes o cuando los
reducción que minimiza los costes se logra cuando el coste elementos contaminantes se pueden ir acumulando hasta
marginal de la reducción es la misma para cada empresa. alcanzar niveles peligrosos con el tiempo.
Un estándar uniforme que exija que todas las empresas emi­
tan lo mismo no lograría alcanzar este resultado eficiente:
A24.3 Permisos negociables
se pueden lograr importantes ahorros de costes sí se igua­
lan los costes marginales de la reducción frente a esta regu­ Como hemos ilustrado en el Capitulo 24, muchos resulta­
lación uniforme. dos akanzables mediante los impuestos piguvianos también

©(TES-Poronin/b
694 Pane VIII Lím ite s dei m e rca d o

se pueden alcanzar mediante un sistema de permisos negó- ; los permisos, una vez puesto en marcha el sistema, ascen-
ciables. fin este caso, la agencia re guiadora igual? tí ñam é-,." herían a 300-400$. Coa estos importantes costes fijos de las
ro de permisos (s*) a las emisiones e* y asigna estos pef-:. inversiones, el coste marginal de reducir una tonelada de
m i s o s d e a lg u n a m a n e r a e n t r e l a s e m p r e s a s ( ¡ r , + % = £ * ). S 0 2 p o d r í a h a b e r s id o t a n b a jo c o m o 6 5 $ / t o n e l a d a , e je r -
Cada empresa puede comprar o vender el número de cíendo así una significativa presión a la baja sobre los pre-
pennisos que deseé, peró debe asegurarse de.que sus pro- cios de los permisos.
pias emisiones son iguales al número dé permisos que
posee. Si el precio de mercado de los permisos viene dado ^ 4 4 innovación
por p ., el problema de cada empresa consistirá, de nuevo,
en minimizar • . Aunque los impuestos y los permisos negociables parecen
ser matemáticamente equivalentes en los modelos que
^ + &A? 1 S'^' ^ ; hemos descrito, la equivalencia puede desaparecer cuando
que ofrece una solución idéntica a ¡a derivada de las se tiene en cuenta la dinámica de la innovación de las tec-
Ecuaciones ivy v con p, = ?= X. Por tanto, la solución de nologfas. de reducción de La contaminación. Por supuesto,
los permisos negociables debe dar lugar al mismo tipo de as^ os procesos ofrecen incentivos para adoptar nuevas tec-
aliorro de costes que los sistemas impositivos. : “ nelogías: si un nuevo proceso puede lograr determinada
reducción de la contaminación a un coste marginal de
Intercambio de S 0 2 reducción menor, será adoptado. En un detallado análisis
de la dinámica de los dos planteamientos. Milliman y Pricc
El U.S. Clean Air.Act de 1990 establece el primer progra- ( 1989) afirman, sin embargo, que el planteamiento de los
ma a gran escala de permisos de contaminación negocia- impuestos es el mejor. Su razonamiento es que los irnpues-
bles. Estos permisos se centran en las emisiones de dióxido ^ fomentan una difusión más rápida de la nueva tecnolo-
de azufre con el objetivo de reducir la lluvia áeida pravo- ^ ^ ¡ ^ ¡ ^ ¡ 5,5 ¿g la contaminación porque el beneficio
cada por la quema de carbón en centrales energéticas. afticinnal alc.an?ghle. adoptando esta tecnología es mayor
Schmalensee et al. (1998) revisan las primeras experiencias que en e¡ caso )0S permisos. Esta rápida difusión tam-
de este programa. Concluyen que es postble, en efecto, oién puede animar a las agencias medioambientales a adop-
establecer grandes mercados que funcionan correctamente jaf objetivos de emisiones restrictivos, porque estos
para intercambiar los permisos dé^contaminación. Más de objetivos cumplirán ahora más fácilmente los análisis coste-
cinco millones de peimisos de contaminación (una toneia- beneficio,
da) cambiaron de manos en eí año más reciente analizado,
y los precios fueron, de media, de 130$ por permiso. Los
autores también demuestran que las empresas que utilizaban
e l s is te m a d e p e r m i s o s a p l i c a f o n u n a g r a n v a r i e d a d d e e s t r a - H a n le y , N ., J .F . S h o g re n y B . W h ite , E n v iro n m e n ta l E c o n o m ic s
te g ia s d e c u m p l i m i e n t o . E s t o s u g i e r e q u e l a S e x M i d a d rn T h e o ry a n d P r a c tk e (N e w Y o rk , O x fo rd U n iv e rsity P re s s,

in h e r e n t e a l s i s t e m a d e p e r m i s o s d i o l u g a r a c o n s i d e r a b l e s 1997).
a h o rro s d e c o s te s . U n a sp e c to in te re s a n te d e e s ta re v is ió n M f l t a s n . S .R . y £ P r ia c e “F ir m In c e n tiv e to P r o m e te
, . _ , . T e c h n o lo g ie s] C h a n g e m P o llu ü o n C o n tro l , J o u rn a l o f
d e l in te rc a m b io d e p e rm is o s d e c o n ta m in a c ió n d e S O , s o n E n v ir o n m e n ta l E c o n o m ic s a n d M a n a g e m e n t (n o v ie m b re
¡a s e sp e c u la c io n e s q u e h a c e n lo s a u to r e s s o b re p o r q u é lo s 1 9 8 9 ): 2 4 7 -2 6 5 .

p r e c i o s d e lo s p e r m i s o s s ó lo a s c e n d i e r o n a, a p ro x im a d a - S c b m a le n se e , R ., P .L . J o sk o w , A .D . E lle rm a n . I . P . M o n te ro y
m e n te , l a m i t a d d e l o q u e s e e s p é r a t e . . A t r i b u y e n u n a g r a n • e . M . B aile y , “ A n In te rim E v a lu a tio n o f the S u lfiri D io x id e
p a r t e d e l a e x p l i c a c i ó n a u n “e x c e s o d e i n v e r s i ó n ” i n i c i a l e n T ra d in g P ro g ra m ” , T h e J o u rn a l of E c o n o m ic P e rsp e c tiv es
te c n o lo g ía d e r e d u c c i ó n d e l a s e m i s i o n e s p o r p a r t e d e la s (v e ra n o 1 9 9 8 ): 5 3 -6 8 .
e m p re s a s d e b id o a s u e r r ó n e a c r e e n c ia d e q u e lo s p r e c io s d e

© ÍT ES-P arantrtfc
C A P Í T U L O £ J

ECO N O M ÍA PO LÍTICA

Muchas decisiones sobre la asignación de los recursos se loman medíame un proceso polí­
tico: los volantes votan la financiación de tos colegios locales: los representantes elegidos
votan los presupuestos de los bienes públicos (como la defensa) y las transferencias públi­
cas (prestaciones de bienestar o de desempleo); y ¡as agencias reguladoras del gobierno
fijan estándares de una gran variedad de bienes, como las transacciones en los mercados
bursátiles o los niveles permisibles de comaminadón del aire. Los economistas han evita­
do. tradidonalmeme, el análisis especifico de estos procesos, afirmando que quedan fuera
de los confines del análisis económico estándar. Sin embargo, en los últimos años se ha
puesto en duda esta visión, a medida que los economistas han empezado a emplear el
mismo tipo de construcción de modelos que se utilizan par estudiar los mercados para, a
cambio, analizar las decisiones políticas. En este capitulo revisamos brevemente esta cre­
ciente área de investígadón^. Para sentar las bases de este materia!, primero ofrecemos
una breve revisión de la economía del bienestar "estándar", finalizando con la famosa con­
clusión negativa de Arrow sobre la esperanza de encontrar funciones de bienestar social
general aceptables. El capítulo adopta a continuación un tono deddidamente más positivo
ilustrando diversos modelos de cómo funciona, de hecho, el proceso político.

1 L a re e stru c tu ra c ió n d e e s te c ap ítu lo re sp e c to a e d ic io n es a n te rio re s s e d e b e a la re c ie n te a p a ric ió n d e v a rio s


te s to s so b re la 'N u e v a E c o n o m ía P o lític a " (v éan se tas le c tu ra s rec o m e n d ad a s d e e ste c ap ítu lo ) y p o r
m u c h a s c o n v ersa c io n e s ú tile s c o n m i c o le g a J o h n Irons.
696 Pane VIII Lím ite s del m erca d o

Criterios para alcanzar el bienestar social


Iniciamos nuestro análisis del proceso político e xaminando algunos de los problemas asociados con e! dise­
ño de criterios de bienestar para elegir entre las asignaciones de recursos factibles. Este tema es la rama
más normativa de la microeconomía, porque implica, necesariamente, la difícil elección sobre los niveles
de utilidad de distintos individuos. Al elegir entre dos asignaciones, A y B, el problema que surge es que
algunos individuos preferirán ri mientras que otros p referirán B . Se deben realizar comparaciones entre las
personas para poder estimar cuál es la asignación preferible. Como cabría esperar, no hay un criterio um­
versalmente aceptado para hacer esta elección.

Criterios para alcanzar el bienestar so cia l en un m odelo de intercam bio

El modelo de eficiencia del intercambio desarrollado en el Capítulo 17 resulta útil para mostrar los proble­
mas que existen a la hora de determ inar criterios para alcanzar el bienestar social. Considérese el diagra­
ma de la caja de Edgeworth de la Figura 25.1. Sólo los puntos que se encuentran sobre la curva de contra­
to se consideran posibles candidatos para un óptimo social. Los puntos fuera de la curva de contrato son
ineficientes en el sentido de Pareto porque ambos individuos pueden mejorar. Al m ejorar (se supone que),
mejora el bienestar social. A lo largo de la curva de contrato varían las utilidades de los dos individuos
(Santi y Juan), y estas utilidades compiten directamente. La utilidad de Santi sólo puede aumentar si dis­
minuye la utilidad de Juan. Dado este conjunto de asignaciones eficientes, queremos analizar ahora los posi­
bles criterios para elegir entre las mismas.

Si estamos dispuestos a asumir que se puede com parar la utilidad de distintos individuos, podemos uti­
lizar las combinaciones de utilidades posibles a lo largo de la curva de contrato de la Figura 25.1 para cons-

FIG U R A 25.1 El diagrama de la caja de Edgeworth del intercambio

Este diagrama es sencillamente una reproducción de la Figura 17.7. La curva Os, 0¡ es el conjunto de asignaciones eficien­
tes de X e Y entre Santi y Juan. Las asignaciones fuera de este conjunto están dominadas por las que se encuentran en este
conjunto en tanto en cuanto ambos individuos pueden mejorar si se mueven para situarse sobre !a curva de contrato.

®lTLS-Pararunfo
Capítulo 25 E c o n o m ía p olítico 097

iruir- la frontera de posibilidades de la utilidad que se muestra en la Figura 2S.2. La curva Os , O j mues­
tra aquellos niveles de utilidad de Santi y Juan que se obtienen a partir de las cantidades fijas de bienes
disponibles. Cualquier combinación de utilidad (como el punto C) que esté dentro de la curva o s , Oj es
ineficiente en el sentido de Pareto. Utilizando esta frontera de posibilidades de utilidades, podemos volver
a formular el problema de la economía del bienestar como el del desarrollo de unos criterios para seleccio­
nar un punto sobre esta frontera.

Criterios de Igualdad

Es fácil m ostrar algunos criterios sencillos para elegir un punto sobre Os , O j . U n posible principio exigi
ría la igualdad total: Santi y Juan podrían disfrutar del mismo nivel de bienestar. Este criterio de bienestar
exigiría que se eligiera un punto A sobre ia frontera de posibilidades de utilidad. Puesto que el punto A se
corresponde con un único punto sobre la curva de contrato, se ha determ inado, mediante esta elección, una
asignación socialmente óptima de bienes. En la Figura 25.1 esta asignación exige que Santi obtenga e
mientras que Juan obtiene X* e Y f . Observe que los bienes X e Y no se tienen por qué distribuir de
forma igualitaria. Este criterio exige la igualdad de las utilidades, y no la igualdad de los bienes.

Criterio igualitario

Un criterio parecido (aunque no necesariamente idéntico) consistiría en elegir aquel punto de la frontera de
posibilidades de utilidades en el que la suma de las utilidades de Santi y de Juan sea lo más grande posi-

F IG U R A 25.2 Frontera de posibilidades de utilidades

Suponiendo que se pueda medir la utilidad, se puede derivar una frontera de posibilidades de utilidades de la Figura 25.1.
Esta curva (Os, O,) muestra las combinaciones de utilidad que puede alcanzar la sociedad. Dos posibles criterios para ele­
gir puntos sobre Us, O, podrían ser: elegir “utilidades" iguales para Santi y Juan (puntos); o elegir utilidades de forma que
su suma sea lo más grande posible (punto B). Según el criterio de Rawls, la asignación eficiente B seria considerada inferior
a asignaciones iguales entre D y A.

2 Esut construcción es idéntica a la que utilizábamos en el Capítulo 16 para derivar la frontera de posibilidades de producción.

®fT£$-Parantnfo
698 Pane VIH Lím ite s del m erca d o

ble. Esto implicaría elegir el punto óptimo (B ) para maximizar (U¡ + U S) sujeto a la restricción que impli­
ca la frontera de posibilidades de utilidades. Al igual que antes, el punto B implicaría una determinada asig­
nación de X e Y entre Santi y Juan, y esta asignación podría derivarse de ia Figura 25.1. Posteriormente,
en este mismo capítulo, utilizaremos este criterio, porque se suele utilizar frecuentemente en el análisis polí­
tico.

El criterio de R a w ls

Un último criterio que podemos analizar fue planteado por prim era vez por el filósofo Joltn Rawls3. Rawls
parte de considerar que una sociedad se encuentra en una “posición inicial” en la que nadie sabe cuál será
su posición final (y su utilidad final). A continuación se plantea qué tipo de criterio de bienestar adoptaría
la gente que se encuentra en esa posición. Planteado de esta manera, el problema de seleccionar un crite­
rio de bienestar es un problem a de comportamiento en una situación de incertidumbre, porque nadie sabe
exactamente cómo va a afectar el criterio elegido a su propio bienestar personal. De su premisa inicial
Rawls concluye que los individuos serían muy adversos al riesgo al seleccionar un criterio. Concretamente,
afirma que los miembros de la sociedad elegirían alejarse de la perfecta igualdad únicamente con la condi­
ción de que la persona en peor situación con una distribución desigual de la utilidad se encuentre mejor que
con una distribución igualitaria. E n términos de la Figura 25.2 las distribuciones desiguales como B sólo
se permitirían cuando las distribuciones igualitarias alcanzables (que se encuentran sobre la línea de 45°)
estén por debajo del punto D. Las distribuciones igualitarias que se encuentran entre D y A son, según
Rawls, superiores a B porque el individuo en peor situación (Santi) está mejor en ese punto que con la asig­
nación de B. Por tanto, el criterio de Rawls sugiere que hay muchas asignaciones eficientes que pueden no
ser deseables socialmente y que las sociedades pueden elegir la igualdad incluso a un considerable coste de
eficiencia. Esta conclusión no es compartida universalmente por los economistas, muchos de los cuales afir­
man que los criterios propuestos son innecesariamente adversos al riesgo. Es posible que los individuos en
la posición inicial prefieran, en cambio, apostar a que serán ganadores con la distribución final desigual, y
esta motivación puede ser la dominante si la probabilidad de ser el individuo en peor situación es reduci­
da4. Aun así, el concepto de Rawls de utilizar la metodología de la “posición inicial” para conceptuar cómo
r o m á n los individuos sus decisiones sociales es un concepto interesante que ha sido ampliamente utilizado

en otras investigaciones.

F u n c io n e s de bienestar social
Un planteamiento más general del bienestar social (que, como casos especiales, incluye los tres criterios
analizados anteriormente), puede obtenerse analizando el concepto de función de bienestar social5. Esta
función puede depender únicamente de los niveles de utilidad de Santi y de Juan:

bienestar social = W (Us , JJ¡) (25.1)

3 1. R a w ls , A T h e o ry a f J u s x ic e (C a m b rid g e , M A : H a rv a rd U n iv e rsiiy P ress, 1971).


4 V é ase , p o r e je m p lo , K .J . A r r o w -, " S o m e O rd in a lis t-U ú ü ta ria n N o te s o n R a w ls 's T h e o ry o f J u s tic e ” , J o u r n a l o f P h ilo s o p h y (m ay o de
1973): 2 4 5 -2 6 3 .
5 E s te c o n ce p to fu e d e sa rro lla d o p o r p rim e ra v e z p o r A . B e r g s o n e n “ A R efb rm u la tio n o f C e rta in A sp e c ts o f W e lfa re E c o n o m ic s ” ,
Q u a r t e r f y J o u r n a l o f E c o n o m i c s 5 2 (fe b re ro d e 1 938): 3 1 0 -3 3 4 .

©ITES-Paraninfó
Capítulo 25 E c o n o m ía política 699

El problema de elección social consiste, pues, en asignar X e Y entre Santi y Juan de forma que se maAi-
mice W. Este procedimiento se representa en la Figura 25.3. Las curvas denominadas W2 y W} repre­
sentan curvas de indiferencia social, en tanto en cuanto la sociedad es indiferente ante cuál sea la combi­
nación de utilidad que se elija sobre una determ inada curva6. El punto E es el punto óptimo de bienestar
social con el criterio de Bergson. Éste es el mayor nivel alcanzadle de W dada la frontera de posibilidades
de utilidades. Al igual que antes, es necesario ir del punto E al diagrama de la caja de Edgeworth para
determinar cuál es la asignación de bienes socialmente óptima.

F IG U R A 25.3 Utilización de una función de bienestar social para encontrar el óptimo social

Si podemos postular la existencia de una función de bienestar social con curvas de indiferencia W,, Vt^ y W,. es posible con­
ceptuar el problema de la elección social. Es evidente que es necesaria la eficiencia (estar sobre 0 S, 0 ¡) para encontrar un
bienestar óptimo, pero no es suficiente, como se puede ver comparando los puntos D y F.

C o nflicto s entre eficiencia y equidad


La Figura 25.3 muestra una forma conceptual de elegir una distribución de utilidades que maximiza el
bienestar social. De nuevo, el gráfico ilustra una importante diferencia que hay que hacer entre los objeti­
vos de equidad y los de eficiencia. Todos los puntos sobre Os , 0 3 son eficientes según el criterio de Pareto.
Sin embargo, algunos de estos puntos eficientes representan distribuciones mucho más deseables socialmen­
te que otros. AI igual que con el criterio de Rawls, hay, de hecho, muchos puntos ineficientes (como el
punto F) que son preferidos socialmente a los puntos eficientes (como el punto D). A veces, puede benefi­
ciar a la sociedad el elegir asignaciones de recursos aparentemente ineficientes si la asignación realmente
óptima (el punto E) no es alcanzable.

6 S e g ú n el c rite rio de “ ig u a ld a d " , la fu n c ió n d e b ie n e sta r so cial te n d ría c u rv a s d e in d iferen c ia con fo rm a d e “L " , m ie n tra s q u e la fun ció n
d e b ie n e sta r so cial Ig u alitaria q u e in te n ta m a x im iz a r la su m a d e las u tilid a d e s te n d ría c u rv a s d e in d iferen c ia q u e s e ría n lín e a s re c ta s p a ra ­
lelas co n u n a p e n d ie n te d e - 1 .

©/TíS-Paroninfú
700 Pane VIII Lím ite s del m erca d o

E J E M P L O 25.1
Reparto equitativo____________________________________________________________________________

U n p ad re llega a su casa co n u n a pizza de ocho p o rcio n es. ¿C óm o d eb e re p a rtirla en tre sus dos h am brientos ad o les­
centes? Suponga q ue el adolescente 1 tiene u n a función d e utilid ad d e la p izza co n la form a

U,= 2 j x ¡ , (25,2)

y que el adolescente 2 (el m ás grande d e los dos), tiene una función d e utilidad co n la forma

U2 = J X ¡ . (25.3)

L a opción que g en eraría la m e n o r resisten cia co n sistiría en re p artir la pizza a p a rte s ig u ales: cu atro p o rcio n es p a ra
cada uno. E n este caso, U, = 4 , U 2 = 2 . A lternativam ente, u n p a d re benevolente se d aría cuenta d e las m ayores nece­
sidades del adolescente 2 y o p taría p o r u n a asignación que o freciera la m ism a utilid ad . E n este caso.
X j,= 1,6, X 2 = 6 ,4 , U l = U 1 = 2 ,5 3 . U na tercera altern ativ a sencilla e s la del p a d re utilitarista q u e puede intentar
m axim izar la sum a de las utilidades d e los ad olescentes eligiendo X¡ - 6 ,4 , X 2 = 1 ,6 , L/t = 5 ,0 6 , t /2 = 1,26 y
(7, + í /2 = 6,32.

Un padre probabilísimo. U n p a d re q u e esté fam iliarizado c o n la teo ría d e p robabilidades p o d ría p a sa r el p ro b le­
m a a los adolescentes p a ra q u e decid an ellos. P uesto que los deseos d e los adolescentes com p iten en tre s í d irectam en ­
te , es im probable qu e lleguen a u n a decisión unánim e co n inform ación com pleta. Sin em b arg o , si el p a d re o frece las
tres p o sib les asignaciones an terio res y dice que tira rá u n a m o n eda al aire p a ra d ecid ir q uién se queda co n qué p arte
con cad a u na de las tres posib ilid ad es, la m ax im ización d e la utilid ad esp erad a o frecería la unanim idad. L as utilidades
esperadas de tira r una m on ed a al aire q u e oto rg an al adolescente 1 o b ie n 1 ,6 p orciones o b ien 6 ,4 p orciones son

£■({/]) = 0 ,5 (2 ,5 3 ) + 0 ,5 (5 ,0 6 ) = 3,80.

A nálogam ente, p ara e l adolescente 2 , (2 5 .4 )

E { U 2) = 0 ,5 (2 ,5 3 ) + 0 ,5 (1,26) = 1,90.

P o r tanto, en este caso, c ad a adolescente o p taría p o r la p rim era asignación igualitaria, p o rq u e cad a uno obtiene
una m ay o r utilidad esperad a c o n esta o pción que co n tira r u n a m oneda al aire.

Un padre rawlsiano. Si e i p a d re p u d ie ra so m eter a cada u n o d e sus hijos a u n “ velo d e ig n o ran cia” , d e fo rm a que
n inguno de ellos supiera q u ién es h asta q u e se sirv e ia pizza, la v o tació n sería distinta. Si cada adolescente se centra
en el p eo r escen ario posible, c ad a u n o o p tará p o r la asignación que oto rg a la m ism a utilid ad p o rq u e garan tiza q u e la
utilidad no será inferior a 2 ,5 3 . P ero esto supondría dem asiada av ersió n a l riesg o . Si cada adolescente c re e q u e tiene
u n a posibilidad del 50 p o r cien to d e se r considerado e l adolescente “ 1” o el “2 ” , las u tilidades esperadas serán

(i) X¡=X2 =4 E ( U ) - 0 ,5 (4 ) + 0 ,5 (2) = 3


(ii) X, = 1 , 6 , X 2 = 6 ,4 E (U) = 0 ,5 (2 ,5 3 ) + 0 ,5 (2 ,5 3 ) = 2 ,5 3 (25.5)
(iii) X2 = 6 ,4 ,X 2 =\,6 E ( U ) = 0 ,5 <5,06) + 0 ,5 (1,26) = 3,16.

Si los adolescentes votan únicam ente en función d e la utilidad esp erad a, c ad a u n o o p tará ah o ra p o r la solución u ti­
litaria (es decir, la iii).

P R EG U N T A : El nivel de aversión al riego de los adolescentes, ¿puede cambiar su votación en la situación


rawlsiana. o ya se ha tenido en cuenta en el cálculo?

©ÍTES-Poraninfó
Capítulo 25 Economía política 701

El te o re m a d e la imposibilidad d e Arrow
La función de bienestar social de Bergson proporciona, pues una herramienta útil para m ostrar caractcrís
ticas especiales del problema de la elección social. Sin embargo, debemos adm itir que esta herramienta sólo
es una herramienta conceptual que ofrece poca ayuda para el desarrollo de una política práctica. Hasta
ahora hemos desestimado la cuestión sobre cómo se establece esta función o sobre cuáles son las probables
características de la misma. Aquí vamos a analizar el planteamiento adoptado por K .J. Arrow y otros7 sobre
estas cuestiones.

El problem a b á sico
Arrow considera que el problem a general del bienestar social consiste en elegir entre varios “estados de la
sociedad” factibles. Se supone que cada individuo de la sociedad puede clasificar estos estados en función
de su deseabilidad. Por tanto, la pregunta que plantea A rrow es la siguiente: “ ¿Existe una clasificación de
estos estados en una escala social que registra correctamente estas preferencias de los individuos?” .
Simbólicamente, suponga que hay tres estados de la sociedad (A. B y Q y dos individuos (Santi y Juan).
Suponga que Santi prefiere A a B (lo que escribiremos como A Ps B, donde Ps representa la expresión “es
preferido por Santi a") y B a C. Estas preferencias se pueden escribir pues como A Ps B y B PS C. Si Santi
es “racional” , debería cumplirse que A Ps C: las preferencias deberían ser transitivas. Suponga también
que, entre los tres posibles estados, Juan tiene las siguientes preferencias: C Pj A, A P¡ B y C P} B. El
teorema de la imposibilidad de Arrow consiste pues en dem ostrar que no puede existir una clasificación
social razonable de estos tres estados.

L o s a xio m a s de A rro w
El quid de este teorema consiste en definir qué se quiere decir por “clasificación social razonable” . Arrow
supone que cualquier clasificación social (P ) debe cumplir los siguientes seis axiomas, aparentemente irre­
futables (aquí P se debe leer como “es preferido socialmente a ”):

1. Debe clasificar todos los estados sociales: O bien A P B, B P A, o A y B son igualmente deseables
(A 1 B) para cualesquiera dos estados A y B.
2. La clasificación debe ser transitiva: Si A P B, y B P C (o B ! Q . entonces A P C.
3. La clasificación debe estar relacionada de forma positiva con las preferencias de los individuos: Si
tanto Santi como Juan prefieren unánimemente A a B. entonces A P B.
4. Si surgen nuevos estados sociales, este hecho no debería afectar a la clasificación social de los esta­
dos iniciales. Si, entre A y B , A P B , esto debería seguir siendo cierto si surge un nuevo estado (Z>)8.

7 V éase K .J . A rrow , S o c ia l C h o le e a n d In d iv id u a ! V a lú e s , 2 “ e d ic ió n (N e w H av en . C T : Y a le U n iv e rsity P r e s s . ¡9 6 3 ).


8 L a c o n d ic ió n 4 se co n o ce a v e ce s c o m o el a x io m a d e la i n d e p e n d e n c i a d e l a s a l t e r n a t i v o s i r r e l e v a n t e s . H a y m á s c o n tro v e rsia so b re este
axio m a (y c o n tro v e rsia s p a re cid as a las q u e h a y e n to m o a la lista v o n N e u m a n n -M o rg e n ste m ) q u e re sp e c to a c u a lq u ie r o tro . P a ra v e r el
lip o d e fu n cio n es q u e d e sc a rta e ste a x io m a , c o n sid e re e l c a s o d e in d iv id u o s q u e v o ta n a los c a n d id a to s e n u nas e le cc io n e s. S u p o n g a que
c a d a in d iv id u o cla sifica a e sto s can d id ato s e n fu n c ió n d e su d e se a b ilid a d . U n a ele cc ió n c o m b in a , d e a lg u n a m a n e ra , estas lista s d e los indi­
v id u o s e n u n a lista d e ám b ito so cial. S eg ú n e l A x io m a 4 . la lista social d eb e te n e r la p ro p ie d a d d e q u e , si el c a n d id ato X e s p re fe rid o al
c an d id ato Y, esta p re fe re n c ia d e b e s e g u ir c u m p lié n d o se in clu so s i h a y o tro s ean d id atu s q u e e n tra n o sale n d e la c a rre ra e le c to ra l. El p ro ­
ced im ien to d e ele cc ió n m á s c o m ú n , p o r el q u e c a d a p e rs o n a só lo v o ta p o r su c a n d id ato m i s p re fe rid o , p u e d e in c u m p lir e l a x io m a d e b id o
a la a p aric ió n d e “ p e rd id o s " e n la c a rre ra . P o r e je m p lo , se p u e d e a rg u m e n ta r q u e la p re s e n c ia d e R alp h N a d e r e n la s ele cc io n e s p re sid e n ­
ciales e sta d o u n id e n se s d e 2 0 0 0 h iz o q u e A I G o re p e rd ie ra las e le c c io n e s. Si [a 'a lte rn a tiv a irre te v a n te " d e N a d e r n o h u b ie ra e sta d o e n la
c a rre ra , e s p o sib le q u e G o re h u b ie ra g a n ad o la s e le c c io n e s. P o r tan to , e l sistem a d e e le c c io n e s p re s id e n c ia le s e n E sta d o s U n id o s no c u m ­
ple e l A x io m a 4 d e A rro w . M u c h o s a u to re s h a n a n a liz a d o las co n se c u en c ia s d e re la ja r e s te ax io m a .

Ontverádad Católica de Üolomfli* ©ÍT£S-ftironm(b


B IB L IO T E C A
702 Parte VIH Lím ite s del m e rca d o

5. La relación de preferencias sociales no puede estar impuesta, por ejemplo, por la costumbre. No
puede darse el caso de que A P B independientemente de los gustos de los individuos de la sociedad.
6. La relación no puede ser dictatorial. Las preferencias de una persona no deben determinar las pre­
ferencias de la sociedad.

La d em o stra ció n de A rro w


Arrow fue capaz de dem ostrar que estas seis condiciones (cada una de las cuales parece razonable desde el
punto de vista ético a prim era vista) no son compatibles entre sí: no existe ninguna relación social general
que cumpla las Condiciones 1 a 6. Utilizando las preferencias de Santi y Juan entre A, B y C, es posible
ver el tipo de incoherencias que surgen en la elección social. Puesto que B Ps C y C P , B, debe cumplir­
se que la sociedad es indiferente entre B y C (B / C). De lo contrario, las preferencias de la sociedad se­
rían iguales a las de un único individuo (y opuestas a las del otro), lo que incumpliría el Axioma 6 que
impide la presencia de un dictador.

Puesto que tanto Santi como Juan prefieren A a B, las Condiciones 3 y 5 exigen que A P B. Por tanto,
por el Axioma 2 de transitividad, A P C. Pero, de nuevo, esto es una violación del supuesto de que no hay
un dictador, porque A PS C pero C Pj A. Así pues, en este sencillo caso, surge una incoherencia en el
intento de construir una relación de preferencia social. Es evidente que este ejemplo es un poco limitado,
pero ilustra con claridad los problemas de intentar agregar patrones divergentes de preferencias individua­
les en un patrón social razonable. La importancia del trabajo de A rrow deriva de que demuestra que la regla
de decisión social elegida debe incumplir, al menos, uno de los postulados establecidos en los Axiomas 1
a 6.

Relevancia del teorem a de A rro w


Gran parte de la investigación de la teoría de la elección social se ha centrado en el resultado fundamental
de A rrow y en si se sigue cumpliendo tras las posibles revisiones del conjunto de postulados básicos. Por
lo general, el resultado de la imposibilidad parece bastante robusto ante pequeños cambios de estos postu­
lados. Los sistemas con menos axiomas básicos, y los sistemas en los que se han relajado los axiomas de
Arrow, siguen mostrando una serie de incoherencias. Parece que, el esperar encontrar métodos de elección
social que sean racionales, definitivos, e igualitarios al mismo tiempo es esperar demasiado. Por el contra­
rio, es inevitable buscar el compromiso. Por supuesto, dónde hay que encontrar esas soluciones de com­
promiso constituye una cuestión normativa sumamente difícil.

A pesar de la naturaleza negativa de la conclusión de A rrow , debe recordarse que todas las sociedades
realizan elecciones sociales. El Congreso de Estados Unidos consigue aprobar un presupuesto (a menudo
en el último minuto); los decanatos de las facultades aprueban planes de estudio; y los esquimales de Alaska
toman decisiones sobre cómo van a m ejorar sus métodos de pesca comunal el próximo año. En vez de ana­
lizar la cuestión normativa de cómo se deben alcanzar esas elecciones de una forma socialmente óptima,
los economistas han adoptado cada vez más un planteamiento positivo, planteándose por tanto cómo se
toman, de hecho, las decisiones. Éste es el planteamiento que vamos a adoptar ahora.

V otación directa y asignación d e recu rso s


La votación se suele utilizar en muchas instituciones como el proceso de toma de decisiones en una socie­
dad. En algunos casos los individuos votan directamente las cuestiones políticas. Este es el caso en algu­

©irES-ftj/umn/b
Capitulo 25 Economía política 703

nos ayuntamientos de Nueva Inglaterra, en muchos referendums de ámbito estatal en Estados Unidos (por
ejemplo, la Proposición 13 de California en 1977), y de muchas políticas nacionales adoptadas en Suiza.
La votación directa también caracteriza al procedimiento de decisión social en muchos grupos más peque­
ños y en asociaciones como las cooperativas agrícolas, los departamentos universitarios, o ci casino local.
Sin em bargo, en otros muchos casos, las sociedades han considerado más conveniente la utilización de una
forma de gobierno representativo en el que los individuos votan directamente a sus representamos políti­
cos, que después se encargan de tom ar las decisiones en las cuestiones políticas. Para nuestro análisis de
la teoría de la elección pública, vamos a empezar analizando la votación directa. Se trata de un tema impor­
tante, no sólo porque es un procedimiento que se aplica en muchas ocasiones, sino también porque los
representantes electos suelen realizar votaciones directas (por ejemplo, en el Congreso), y la teoría que
vamos a analizar también se aplica en estos casos. Más adelante veremos en este capítulo los problemas
especiales que surgen cuando se analiza un gobierno representativo.

La regla de la m ayoría

Puesto que hay tantas elecciones que se realizan aplicando la regla de la mayoría, tendemos a considerar
que se trata de un procedimiento natural y , tal vez, óptimo para la toma de decisiones sociales. Pero basta
un somero análisis para ver que no hay nada especialmente sagrado en una regla que exige que una políti­
ca obtenga el 50 por ciento de los votos para ser aprobada. Por ejemplo, en la Constitución de Estados
Unidos se exige que dos tercios de los estados adopten una enmienda antes de que adquiera rango de ley.
Y es necesario que el 60 por ciento del Congreso vote para limitar el debate de las cuestiones controverti­
das. En efecto, en algunas instituciones (por ejemplo, las reuniones de cuáqueros) se puede exigir la una
nimidad para alcanzar una decisión social. Nuestro análisis del concepto del equilibrio de Lindahl, en el
capítulo anterior, sugiere que puede existir una distribución de las contribuciones fiscales que obtendría un
respaldo unánime al votar por la provisión de bienes públicos. Pero el alcanzar estos acuerdos unánimes
suele ser imposible por la aparición del problema del gorrón. El analizar con detalle las fuerzas que llevan
a las sociedades a alejarse de la unanimidad y a elegir algún otro tipo de porcentaje nos llevaría demasia­
do lejos aquí. Por el contrario, vamos a suponer a lo largo de nuestro análisis de las votaciones que las
decisiones se van a tom ar aplicando la regla de la mayoría. Los lectores que quieran pueden reflexionar
por sí mismos sobre el tipo de situaciones que exigirán que el porcentaje de aprobación de una decisión sea
distinto al del 50 por ciento.

La paradoja de la votación

En la década de 1780 el teórico social francés M. de Condorcet observó una importante peculiaridad sobre
los sistemas de votación que aplican la regla de la mayoría: es posible que no lleguen a un equilibrio pero
pueden girar en tom o a opciones alternativas. La paradoja de Condorcet queda ilustrada por el sencillo caso
de la Tabla 25.1. Suponga que hay tres votantes (Santi. Juan y Fudd) que eligen entre tres opciones polí­
ticas. Para el resto del análisis vamos a suponer que las tres opciones políticas representan tres niveles de
gasto en un determinado bien público [(A) bajo, (B) medio o (C) elevado], pero la paradoja de Condorcet
surgiría incluso si las opciones que se están analizando no tienen este tipo de orden. En la Tabla 25.1 se
muestran las preferencias de Santi, Juan y Fudd ante estas tres opciones políticas. Estas preferencias dan
lugar a la paradoja de Condorcet.

Considere una votación entre las opciones A y B. Aquí ganará la opción A, porque es la preferida por
Santi y Fudd y sólo tiene la oposición de Juan. En una votación entre las opciones A y C ganaría la opción

© IT E S fa ro n m fo
704 Parte VIH Límites del mercado

TABLA 25.1 Preferencias que provocan la paradoja de la votación

Elecciones; A; gasto bajo


B: gasto medio
C: gasto elevado

Juan. Fudd ;_/


A B C
B C A
c A B

C, de nuevo con 2 votos contra 1. Pero en la votación de C frente a B, B ganaría y estaríamos de nuevo
en la situación de la que partíamos. Las elecciones sociales girarían indefinidamente en torno a estas tres
alternativas. En votaciones posteriores, cualquier elección inicial podría ser derrotada por una alternativa,
y no se alcanzaría nunca un equilibrio. En esta situación, la opción que se elija finalmente dependerá de
cuestiones aparentemente triviales, como cuándo se cierran las urnas o el orden de la agenda del día, en
vez de depender de forma racional de las preferencias de los votantes.

Preferencias co n un ú nico m áxim o y el teorem a del votante m ediano

La paradoja de Condorcet sobre las votaciones surge debido a la existencia de un grado de irreconciliabi-
lidad entre las preferencias de los votantes. Por tanto, uno se puede plantear si el restringir el tipo de pre­
ferencias permitidas puede dar lugar a situaciones en las que es más probable alcanzar resultados de equi­
librio de las votaciones. U n resultado fundamental sobre esta probabilidad fue el descubierto por D. Black
en 19489. Black demostró que los resultados de equilibrio de las votaciones siempre se producen en aque­
llos casos en los que la cuestión que se está votando es de una dimensión (como cuánto se tiene que gastar
en un bien público) y donde las preferencias de los votantes tienen “un único máximo” . Para comprender
lo que significa el concepto de un único máximo, considere de nuevo la paradoja de Condorcet. En la
Figura 25.4 hemos representado las preferencias que daban lugar a la paradoja asignando niveles de utili­
dad hipotéticos a las opciones A, B y C de forma acorde a las preferencias mostradas en la Tabla 25.1.
Para Santi y Juan, las preferencias tienen un único máximo: a medida que aumentan los niveles de gasto
en los bienes públicos, sólo hay una única elección que maximiza la utilidad local (A para Santi, B para
Juan). Las preferencias de Fudd, por el contrario, tienen dos máximos locales (A y C). Son estas preferen­
cias las que producen un patrón cíclico en las votaciones. Si Fudd tuviera, por el contrario, las preferen­
cias representadas por la línea de puntos en la Figura 25.4 (en las que ahora C es el único máximo local),
no se produciría la paradoja. E n este caso, la opción B sería la elegida porque derrotaría a las opciones A
y C por 2 votos contra 1. Aquí, B es la elección preferida del votante “m ediano” (Juan) cuyas preferen­
cias se encuentran “entre” las preferencias de Santi y las preferencias revisadas de Fudd.

El resultado de Black es bastante general y se aplica independientemente del número de votantes. Si las
elecciones son unidimensionales10 y si las preferencias tienen un único máximo, la regla de la mayoría dará
lugar a la selección del proyecto preferido por el votante mediano. Por tanto, las preferencias de este votan­
te determ inarán las elecciones públicas. Este resultado es un punto de partida clave en muchos modelos

9 D . B l a c k , “ O n th e R a tio n ale fo G ro u p D e c is ió n M a k in g ", Jou rnal o f Politlcal E c o n o m y (feb re ro d e 1948): 23-34.


I® El re su lta d o se p u e d e g e n e ra liz a r u n p o c o p a ra c o n sid e ra r e l c a s o d e p o lític a s m u ltid im en sio n ales si se p u e d e c a ra c te riz a r a los individuos
e n fun ció n d e su re s p a ld o a esas p o lític a s a lo la rg o d e u n a ú n ic a d im ensión.

©fTES-íaromnft
Capítulo 25 E c o n o m ía política 705

F IG U R A Z 5 .4 Preferencias con un único máximo y el teorema del votante mediano

Este gráfico representa las preferencias de la Tabla 25.1. Las preferencias de Santi y Juan tienen un único máximo, pero las
de Fudd tienen dos máximos locales, y son las que generan la paradoja de la votación. Si las preferencias de Fudd sólo hubie
ran tenido un máximo (ia línea de puntos), se elegiría ia opción B como la elección preferida del votante mediano (Juan).

sobre el proceso político. En estos modelos, las preferencias del votante mediano dictan las elecciones polí­
ticas: o bien porque ese votante determina cuál es la política que recibe la mayoría de los votos en una elec­
ción directa o bien porque el votante mediano dictará las elecciones en unas elecciones competitivas en las
que los candidatos deben adoptar sus políticas para atraer a este votante.

U n sencillo m odelo político


Para ilustrar cómo se aplica el teorema del votante mediano a los modelos políticos, suponga que una comu­
nidad se caracteriza por tener un elevado número («) de votantes y que cada uno tiene una renta dada por
Y . La utilidad de cada votante depende de su consumo de un bien privado (C¡) y de un bien público (G)
siguiendo la función aditiva

utilidad de la persona i = Ut = C ¡ + / ( G ) , (25.6)

donde f G > 0 , / CG < 0 .


Cada votante debe pagar impuestos sobre la renta para financiar G. Los impuestos son proporcionales a
la renta y tienen un tipo impositivo t. Por tanto, la restricción presupuestaria de cada persona viene dada por

^ .= (1 -0 ^ - <2 5 -7>
El gobierno también está sujeto a una restricción presupuestaria

G = J ^ t Y ¡ = í n Y A, (2 5 .8 )

©ITES-Parantnfo
706 Parte V lll Lím ite s del m erca d o

donde y 4 es la renta media de todos los votantes.

Dadas estas restricciones, la utilidad de la persona i se puede escribir ahora como una función, única­
mente, de su elección de G:

Ui(G) = (YA - G ) / n ) Y j Y A + f { G ) . (25.9)

La maximización de la utilidad para ia persona i demuestra que su nivel de gasto preferido en el bien
público cumple

d U , / d G = - Y j n Y A + f G(G) = O o G = f Gi (Yi/ n Y A). (25.10)

Esto demuestra que el gasto deseado en G está inversamente relacionado con la renta. Puesto que (en
este modelo) los beneficios de G son independientes de la renta, pero los impuestos aumentan cun la renta,
los votantes con rentas elevadas pueden esperar tener ganancias netas menores (o incluso pérdidas) del gasto
público que los votantes con rentas bajas.

El equilibrio del votante m ediano

Si G está determinado aquí por la regla de la mayoría, su nivel será elegido de forma que sea el nivel pre­
ferido por el “votante mediano” . En este caso, las preferencias de los votantes se alinean exactamente con
las rentas, de forma que G quedará fijado en el nivel preferido por el votante con la renta mediana ()”").
Cualquier otro nivel de G no alcanzaría el 50 por ciento de los votos. Por tanto, el G de equilibrio viene
dado por
G* = f ; l (Ym/ n Y A) = / ; '[ ( l / « ) ( Y m/ Y A)\. (25.11)

Por lo general, la distribución de la renta está sesgada hacia la derecha en prácticamente todas las juris­
dicciones políticas del mundo. Con esta distribución de la renta, < Y A, siendo m ayor esta diferencia
cuánto más sesgada está la distribución de la renta. Por tanto, la Ecuación 25.11 sugiere que, ceteris p a ri­
bus, cuanto más desigual sea la distribución de la renta en una democracia directa11, m ayor será el tipo
impositivo y m ayor será el gasto en bienes públicos. Análogamente, las leyes que amplían el derecho al
voto de los segmentos más pobres de la población también aumentarán este gasto.

Optim alidad del resultado del votante m ediano

Aunque el teorema del votante mediano permite una serie de predicciones positivas interesantes sobre los
resultados de una votación, es más difícil destacar la relevancia normativa de estos resultados. En este ejem ­
plo, es evidente que el resultado no reproduce el equilibrio voluntario de Lindahl descrito en el Capítulo
24: los votantes con rentas elevadas no aceptarían voluntariamente los impuestos fijados12. El resultado
tampoco se corresponde necesariamente con cualquiera de los criterios sobre el bienestar definidos al prin­
cipio de este capítulo. Por ejemplo, según el criterio del bienestar social igualitario, G se elegiría de forma
que maximizara la suma de las utilidades:

= = ^ \ { Y A - G l n ) Y j Y A + f ( G ) \ = n Y A - G + nf(G). (25.12)
i

11 E n una d e m o c ra cia re p re sen ta tiv a , c o m o v e re m o s, tam b ién d e b em o s p la n te am o s si los re p re se n ta n te s p o lític o s s ig u e n la v oluntad del
votante m e d ia n o .
12 A u n q u e p o d ría n si la s v e n ta ja s d e G ta m b ié n fu e ra n p ro p o rc io n a le s a la ren ta.

©ÍTES-ftironin/b
Capítulo 25 E c o n o m ía política 707

La elección óptima de G se calcula pues aplicando derivadas:

d S W /d G = - l + nfG = 0
o
C* = f c d / n ) = / c '[ ( l /« ) ( Y a/ Y a )].

que muestra que una elección utilitaria optaría por el nivel de G preferido por el votante con la renta media.
Esta producción de G sería inferior a la preferida por el votante mediano porque Y m < Y A. En el Ejemplo
25.2 avanzamos un poco más en este análisis mostrando cómo se puede aplicar a la política de transferen­
cias públicas.

EJEMPLO 2 5 .2
Votación de los im puestos redistributivos_________________________________________________________
Suponga que los votantes están analizando la posibilidad de adoptar una transferencia tínica a pagar a cada persona y
financiada mediante un sistema impositivo proporcional. Si llamamos a la transferencia personal g, la utilidad de cada
individuo viene dada ahora por
U, = C , + g (25.14)

y la restricción presupuestaria del gobierno es


ng = tnYA o g = iY'*. (25.15)

Para el votante cuya renta es superior a la media, la utilidad se maximizará eligiendo g = 0. porque este votante
pagaría mucho más en impuestos que lo que recibiría por la transferencia. Cualquier votante con una renta inferior a
la mediaganaría con latransferencia,independientemente de cuál sea el tipoimpositivo. Portanto, estos votantes
(incluyendoal decisivovotante mediano) optarán por t = 1 y g = Y*. Es decir,votarían por unaigualación total de
las rentas mediante el sistema impositivo. Por supuesto, este sistema impositivo es irrealista: fundamentalmente por­
que un tipo impositivo del 100 por cien reduciría, sin duda, la renta media. Para capturar estos efectos de los incen­
tivos, suponga13 que la renta de cada persona tiene dos elementos, uno que depende de los tipos impositivos (y,{/)] y
otro que no (N,). Suponga también que el valor medio de N¡ es cero, pero que su distribución está sesgada hacia la
derecha, de forma que Nm < 0. Ahora, la utilidad viene dada por
U,- ( l- O W D + NJ + í. (25.16)
Suponiendo que cadapersona optimiza primero en función de aquellasvariables (comola oferta de trabajo) que
afectan a ^(;), la condición deprimer orden14 para obtener un máximo consusdecisiones políticassobre t y g pasa
a ser pues (utilizando la restricción presupuestaria del gobierno de la Ecuación 25.15)
dUj/dt = -N, + 1 d Y A/dt = 0. (25.17)
Por tanto, para el votante i el cipo impositivo redistributivo óptimo viene dado por
il ^ N i/ d Y A/dt. (25.18)

Suponiendo que la competencia política en una votación en función de la regla de la mayoría optará por la políti­
ca preferida por el votante mediano, el tipo impositivo de equilibrio será
t* = N „ / d Y A¡dt. (25.19)

13 L o q u e sigue re p re se n ta u n a v e rs ió n m u y sim p lific a d a d e u n m o d e lo d e sa rro lla d o p o r p rim e ra v e z p o r T . R o m e s e n “ In d iv id u al W elfa re ,


M a jo rity V o lin g . an d Üie P ro p e rtie s o f a L in e a r In c o m e T a x ~ , J o u r n a l o f P u b l i c E c o n o m i c s (d ic ie m b re d e 1978): 163-168.
14 L a E c u a c ió n 2 S .1 7 s e p u e d e d e riv a r d e la 2 5 .1 6 a p lic an d o d e riv a d a s y te n ie n d o e n c u en ta q u e t ¡Y ,/ d t = 0 d e b id o al su p u esto d e o p tim i­
z a c ió n ind iv id u al.

©íTESPoraninfó
708 Pane VIH Lím ite s del m erca d o

Puesto que tanto Nm como dYAldt son negativas, este tipo impositivo será positivo. El impuesto óptimo será
mayor cuanto más se aleje N„ de su valor medio (es decir, cuanto mayor sea la desigualdad de la renta).
Análogamente, cuanto mayor sean los efectos distorsionantes del impuesto, menor será el impuesto óptimo. Este mode­
lo plantea pues algunas hipótesis contrastables bastante fuertes sobre la redistribución en el mundo real.

P R EG U N T A : Una imposición progresiva, ¿reducirá o aumentará í* en este modelo?

G obierno representativo
En los gobiernos representativos, la gente vota a los candidatos, y no a las políticas. Los candidatos elec­
tos votan a continuación directamente en las instituciones legislativas las políticas que prefieren. Las pre­
ferencias políticas de los políticos están moldeadas por diversas influencias, incluyendo sus percepciones
de lo que quieren sus electores, su opinión sobre los “bienes públicos” , la fuerza de los grupos “de pre­
sión” y, en última instancia, su deseo de garantizarse su reelección. En esta sección analizamos brevemen­
te cómo se eligen las políticas y cómo afectan estas elecciones a la asignación de los recursos.

V o ta c ió n probabilística
Para estudiar al gobierno representativo, supondremos que sólo hay dos candidatos a un puesto político.
Antes de la elección cada candidato anuncia su “plataform a": una lista exhaustiva de las políticas que va a
aplicar si sale elegido. Para simplificar todavía más, vamos a suponer que los candidatos, una vez elegi­
dos, intentan realmente aplicar la plataforma que han anunciado. Por supuesto, en el mundo real los can­
didatos suelen incumplir sus promesas electorales, pero el análisis de la credibilidad nos llevaría demasia­
do lejos.
Cada uno de los n votantes de la sociedad analiza las plataformas de los candidatos y decide a quién va
a votar. Si n¡ representa la probabilidad de que el votante i vote al candidato 1, podremos suponer que

rc, <2 5 -2°)


donde / ' > O y í/, (0y)representa la utilidad que espera recibir el votante de la plataforma anunciada por
el candidato j . Puesto que sólo hay dos candidatos15 en la elección, la probabilidad de que el votante i vote
por el candidato 2 viene dada por 1 - n¡.

El juego del candidato

El candidato 1 elige 0, de forma que maximice la probabilidad de ser votado

valor esperado = £V, = £ « , - = X / [ í ;í (0 i ) - ^ ( 0 2 ) ] - (25.21)


¡ «i ¡-i

Análogamente, el candidato 2 elige 0 2 de forma que maximice sus votos esperados

voto esperado = £V2 = ¿ ( 1 - itf) = n - E V {. (25.22)


i=i

15 A q u í ta m b ié n v am o s a s u p o n e r q u e to d o s lo s v o la n te s v o ta n . E l e stu d io d e la “ a b ste n c ió n " d el v o ta n te e s , e v id e n tem e n te , bascante im por­


ta n te e n e l a n álisis d e las e le cc io n e s reales.

©ITES-Paraninfo
Capítulo 25 E c o n o m ía política 703

Desde la perspectiva de la teoría de juegos (véanse los Capítulos 10 y 20), nuestro modelo de votación
es, por tanto, un ju eg o de suma cero con estrategias continuas (las plataformas 0, y 02). El teorem a fún
damental de estos juegos garantiza que este juego tendrá un conjunto de estrategias de equilibrio de Nash
para el que
£ ^ ( 0 „ 6 ?) < £1^,(0*, 0 ?) £ £V¡(0*, 02). (25.23)

Es decir, el candidato 1 m ejora frente a 0* eligiendo 0* y el candidato 2 mejora frente a eligien­


do 6* . El análisis de las cuestiones estratégicas de las elecciones sugiere, por tanto, que los candidatos
alcanzarán plataformas de equilibrio y que se pueden estudiar las propiedades de las elecciones analizando
cómo se ven afectadas estas plataformas cuando la situación cambia.

E JE M P L O 2 5 3

Plataformas de valor neto


Aunque suele ser difícil cuantificar las diversas dimensiones de las plataformas de los candidatos, una sencilla ilustra­
ción es la de las plataformas de “valor neto" con las que el candidato promete un beneficio en dólares único (es decir,
el valor de los servicios del gobierno menos los impuestos pagados) a cada votante. Por ejemplo, el candidato 1 pro­
mete un beneficio neto en dólares de a cada votante. El candidato está limitado por 1a restricción presupuestaria
del gobierno

¿ 0 H -O - (25.24)
i- i

El objetivo de los candidatos consiste en elegir el conjunto de 0,, que maximiza EV, frente a 0?. Escribiendo el
lagrangiano de este problema obtenemos

3>= £ ^ + x í ¿ 0 1(
V’i )
(25.25)
u
¡•i

La condición de primer orden de los beneficios netos prometidos al votante i viene dada por

j ~ m ^ v ; + XmO. (25.26)
d0„
Si la función /, es la misma para todos los votantes, la Ecuación 25.26 implica que el candidato 1 debería elegir
6„ de forma que V] sea la misma para todos los votantes. Resulta interesante que ésta sea ia misma política que adop­
taría un rey sabio y filosófico que quisiera maximizar la función de bienestar social (SW) “utilitaria":

SW = ¿ £ /,( 0 11). (25.27)


<- 1
En este sencillo modelo existe, pues, una relación entre los resultados estratégicos de votar a los representantes
políticos y las asignaciones de recursos óptimas que sugieren determinadas funciones de bienestar social. La compe­
tencia entre los candidatos en el terreno público puede complementar, de alguna forma, la mano invisible de Smith en
los mercados privados16.

16 O tra s p ro p ie d a d e s n o rm a tiv a s d e lo s m o d e lo s d e v o ta c ió n p ro b a b ilistic a se an aliza n e n P . C o u g h l a n y S . N i t z a n , “ E lecto ra] O u tc o m c s


w ith P ro b a b ilisü c V o tin g a n d N a sh S o cial W e lfa re M ax im a~ . J o u r n a l o f P u b l i c E c o n o m i c s (fe b re ro d e 1981): 113-121.

©ÍTEWWunmfo
710 P ane VUI L ím ite s del m erca d o

P R EG U N T A : ¿Elige también el candidato 2 una plataforma utilitaria óptima? ¿Cómo cambiaría este resul­
tado si f cambiara en función de cada votante?

Dinero y política
Puesto que el dinero tiene un papel cada vez más importante en las elecciones, los economistas han inten­
tado generalizar el modelo anterior para tener en cuenta las contribuciones a las campañas políticas y otro
tipo de rendimientos políticos. Hay dos vías por las que este tipo de pagos pueden afectar a la asignación
de recursos mediante canales políticos. Prim ero, el dinero que se gasta en publicidad en los medios o en
los esfuerzos para anim ar a votar pueden afectar a las decisiones de los votantes (es decir, este gasto puede
afectar a la función f . introducida en la sección anterior). Segundo, la prom esa de hacer contribuciones a
la campaña puede hacer que los candidatos varíen sus plataformas para atraer las contribuciones de grupos
de presión. E n última instancia, pues, las plataformas elegidas por los candidatos pueden no representar
elecciones de equilibrio puro de Nash alcanzadas anteriormente. Por el contrario, las plataformas pueden
representar intercambios complejos entre las necesidades que tienen ios candidatos de obtener financiación
para su campaña y la necesidad de atraer a una mayoría de votantes. La modelización de estos intercam­
bios y la deducción de cómo pueden afectar las diversas “reform as” de las plataformas a los resultados
observados es un difícil problema del análisis del equilibrio general17.

C om po rtam ie nto de b ú sq u e d a de rentas


Los políticos electos desempeñan el papel de agente al elegir las políticas preferidas por los principales de
la sociedad: los votantes. En este sentido, un agente perfecto optaría por aquellas políticas que el votante
mediano, plenamente informado, elegiría si pudiera. Sin embargo, uno se puede preguntar si no es pedir
demasiado a los políticos que cumplan este supuesto sobre su comportamiento. No parece haber ninguna
razón de peso que obligue a los políticos a convertirse en agentes altruistas cuando salen elegidos. Un
supuesto alternativo es que los políticos pueden participar en actividades de búsqueda de rentas con el obje­
tivo de mejorar su propio bienestar. Estas actividades pueden ir desde cosas banales (apropiarse de parte
de los ingresos del Estado) hasta actividades ingeniosas (ocultar sus rentas como aparentes costes necesa­
rios de la actividad legislativa). En términos del modelo político que hemos desarrollado anteriormente en
esle capítulo, la posibilidad de que se produzcan estas actividades “corruptas” crearía un diferencial impo­
sitivo implícito entre el valor de los bienes públicos recibidos por los votantes y los impuestos que pagan.
Es decir, la obtención de una renta política r exigiría que se vuelva a escribir la restricción presupuestaria
del gobierno (Ecuación 25.8) de la siguiente manera

G = tn Y 4 - r . (25.28)

Es de suponer que los votantes tendrán en cuenta estas actividades de búsqueda de rentas al elegir entre
distintas políticas, y es probable que ello reduzca los valores óptimos de G y t.

R e n ta s políticas y com petencia electoral


El que las rentas políticas puedan perdurar en un entorno de competencia electoral abierta sigue siendo un
debate abierto. Si el candidato A anuncia una política (G, t )4 que sigue la restricción presupuestaria de la

17 V é ase , p o r e je m p lo . J .B . K a u , D . K e e n a n y P .H . R u b ín , “A G en eral E q u ilib riu m M o d e l o f C o n g re ssio n a l V o tin g " , Q u a rte r ly J o u r n a l


o f E c o n o m t c s (m ay o d e 1982): 2 7 1 -2 9 3 .

©ITES-Poronfnfb
Capítulo 25 E c o n o m ía política 711

Ecuación 25.8, et candidato B siempre podrá elegir una política (C , t) a que es más atractiva para el votan­
te mediano al aceptar una renta menor. Al igual que la competencia en precios de tipo Bertrand de nues­
tros modelos de la teoría de juegos del Capítulo 20 limitaba a los competidores a fijar precios en función
del coste marginal, la competencia abierta entre los candidatos políticos puede hacer que las rentas publi­
cas se reduzcan a cero. Sólo cuando hay barreras a la entrada (por ejemplo, importantes ventajas en la cam­
paña) o con información imperfecta sobre las actividades de los políticos, pueden perdurar estas rentas polí­
ticas, Visto así, la reform a electoral y la política antitrust tienen mucho en común.

P u e n te s d e r e n ta s p o lític a s

El éxito en la generación de rentas políticas no tiene por qué surgir únicamente dentro del sector público
de la economía. Los individuos privados pueden intentar buscar rentas para ellos mismos buscando la ayuda
de los políticos que están en posición de otorgarles favores. Por ejemplo, suponga que una empresa en una
industria competiüva puede anim ar (realizando cierto tipo de pagos monetarios) a los políticos a otorgarla
una franquicia exclusiva. El resultado sería una monopolización de la industria junto con parte de lo que
habrían sido beneficios monopolistas transferidos al político. El rendimiento político no sería, en sí, un
coste de bienestar para la sociedad: sólo transferiría de nuevo lo que el monopolio ya había recibido de los
consumidores. Pero la pérdida muerta de la creación del monopolio (respecto a la situación competitiva que
habría prevalecido si no hubiera habido favoritismo político), junto con cualesquiera recursos reales que se
hayan destinado a garantizar la franquicia, constituirían un auténtico coste de la búsqueda de rentas en tér­
minos de bienestar.
Por tanto, acabamos de desarrollar una definición general:

SHjr

A c tiv id a d e s d e b ú s q u e d a d e r e n ta s Los agentes económicos participan en actividades de búsque­


da de rentas cuando utilizan el proceso político para obtener rentas económicas que no hubieran obte­
nido habitualmente con las transacciones de mercado. Estas rentas serán compartidas por los políticos
y los agentes privados. Los costes en términos de bienestar de estas actividades vienen dados por las
pérdidas de utilidad de los individuos que deben aceptar peores resultados, y no de la magnitud de las
propias rentas o de cómo se reparten.__________________________________________________________

La definición sugiere que las actividades de búsqueda de rentas pueden ser bastante frecuentes y que
los costes asociados con estas actividades pueden ser elevados. El Ejemplo 25.4 ilustra que es posible uti­
lizar los conceptos económicos estándares para analizar estas actividades.

EJEMPLO 2 5 .4
Desaparición de las rentas_______________________________________________________________________
Si una serie de agentes participa en la misma actividad de búsqueda de rentas, es posible que toda la renta disponible
desaparezca disipándose entre los costes de los buscadores de rentas. Suponga, por ejemplo, que un monopolio puede
obtener beneficios iguales a nm por periodo, y que se puede obtener una franquicia para el monopoiio sobornando
con B por periodo (S < %m) a un funcionario corrupto. Los empresarios neutros al riesgo ofrecerán sobornos siem­
pre que la ganancia esperada supere los costes del soborno. Si cada buscador de rentas tiene la misma posibilidad de
obtener la franquicia, el número de sobornantes (n) aumentará hasta que
B = njn. (25.29)

©/TES-Eoraninfó
712 Pane VIII Lím ite s del m erca d o

Por tanto, la renta total disponible habrá desaparecido en los sobornos pagados por todos los candidatos a la fran­
quicia. Si los buscadores de rentas fueran adversos al riesgo, o si los funcionarios no reciben los sobornos máximos
posibles, parte de la renta podrá quedar para disfrute del que obtenga la franquicia.

PREGUNTA: ¿Desaparecería totalmente la renta en este ejemplo si n fuera una cifra inferior a la que cum­
ple la Ecuación 25.2?

R e su m e n

En este capítulo hemos revisado algunos conceptos de la teoría económica sobre la elección publica. Hemos
visto que los mecanismos de elección pública son intrínsecamente más difíciles de evaluar que los meca­
nismos del mercado. Incluso en situaciones relativamente sencillas se pueden producir resultados inferio­
res en el sentido de Pareto. En el caso de situaciones complejas (como las votaciones en el Congreso), el
desarrollo de modelos explícitos sobre el comportamiento puede resultar muy complejo y la evaluación
puede realizarse mediante medios menos formales. Al analizar estas cuestiones hemos visto que:

• La elección de asignaciones equitativas de los recursos es un proceso ambiguo porque se pueden uti­
lizar muchos criterios distintos de bienestar. En algunos casos, el logro de la equidad (definida correc­
tamente) puede exigir algunos sacrificios de la eficiencia.

• El teorema de la imposibilidad de Arrow demuestra que, dados unos supuestos bastante generales, no
hay un mecanismo de elección social totalmente satisfactorio. El problema de la teoría de la elección
social consiste, por tanto, en evaluar el rendimiento de mecanismos relativamente imperfectos.

• La votación directa y la regla de la mayoría no dan siempre resultados de equilibrio. Sin embargo, si
las preferencias tienen un único máximo, la votación según la regla de la mayoría de cuestiones públi­
cas de una única dimensión dará lugar a la elección de las políticas preferidas por el votante media­
no. Sin embargo, estas políticas no tienen por qué ser eficientes.

• La votación de representantes políticos se puede analizar utilizando herramientas de la teoría de jue­


gos. En algunos casos, las elecciones de estrategias por parte de los candidatos darán lugar a equili­
brios de Nash que tienen consecuencias normativas deseables.

• Los políticos pueden buscar rentas de forma oportunista, pero esta búsqueda de rentas se verá limita­
da por la competencia electoral.

Problem as

25.1
Hay que asignar 200 kilos de alimentos {F) entre dos marineros que han naufragado en una isla. La función de utili­
dad del primero viene dada por
utilidad = y¡F,,

donde F¡ es la cantidad de alimentos consumida por el primer marinero. Para el segundo marinero, la utilidad (en
función de su consumo de alimentos) viene dada por

©IT£S-Poromn|%
Capítulo 25 E c o n o m ía política 713

utilidad = -j

a) Si los alimentos se reparten a panes iguales entre los marineros, ¿cuánta utilidad recibirá cada uno?
b) ¿Cómo se debe repartir la comida entre los marineros para garantizar que ambos obtienen la misma utilidad?
c) ¿Cómo se debe repanir la comida para maximizar la suma de las utilidades?
d) .Suponga que el segundo marinero necesita un nivel de utilidad de. ai menos. 5 para sobrevivir. ¿Cómo se debe
repanir la comida para maximizar la suma de utilidades sujeta a la restricción de que el segundo marinero obten­
ga el nivel mínimo de utilidad requerido?
c) Suponga que ambos aceptan que hay una función de bienestar social de la forma
IV =

¿cómo se debe repartir la comida para maximizar el bienestar social?

2 5 .2
En la década de 1930 varios autores sugirieron un “criterio de sobornos" para juzgar la deseabilidad de situaciones
sociales. Este criterio de bienestar afirma que un desplazamiento del estado social A al estado B constituye una mejo­
ra del bienestar social si los que ganan con este cambio son capaces de compensar a los que pierden lo suficiente para
que los que pierden acepten el cambio. La compensación no tiene que materializarse; basta con que baya suficiente
para pagarla Si la compensación se materializa, este criterio se reduce a la definición de Pareto (algunos individuos
mejoran sin que nadie empeore). Por tanto, este criterio sólo es novedoso en tanto en cuanto los ganadores no pagan
la compensación a los que pierden. En esta situación, ¿es “gratuito" el criterio del soborno, o favorece en cierta medi­
da a los que inicialmeme son ricos? ¿Puede dar algunos ejemplos sencillos?

2 5 .3
Suponga que una economía se caracteriza por una función de posibilidades de producción lineal de sus dos bienes (X
e Y) de la siguiente manera:
X + 2 r = 180.
Hay dos individuos en esta economía, y cada uno tiene la misma función de utilidad
U ( X , Y ) = -JXY.
a) Suponga que la producción de Y está fija en 10. ¿Cuál seria la frontera de posibilidades de utilidades de esta eco­
nomía?
b) Suponga que la producción de Y está fija en 30. ¿Cuál seria la frontera de posibilidades de utilidades?
c) ¿Cómo debe elegirse la producción de Y para garantizar la "mejor" frontera de posibilidades de utilidades?
d) ¿Bajo qué condiciones (distintas a las de este problema) puede responder al apartado anterior en función del punto
en el que se encuentre de la frontera de posibilidades de utilidades?

2 5 .4
Suponga que hay siete individuos en una sociedad en la que los individuos votan los sistemas sociales preferidos y que
siempre se elige el sistema que recibe el mayor número de votos. Defina un ejemplo de clasificaciones individuales de
tres estados. A, B y C, en el que se elige el estado A cuando se puede elegir entre los tres estados pero se elige el esta­
do B si la alternativa "irrelevante" C no está disponible. (Esto es lo mismo que demostrar que esta sociedad no cum­
ple el Axioma 4 de Arrow). ¿Es razonable su ejemplo? ¿Qué indica sobre la naturaleza del axioma de Arrow?

2 5 .5
Suponga que hay dos individuos en una economía. Las utilidades de estos individuos en cinco estados sociales posi­
bles aparecen en la siguiente tabla:

©íTES-ftjfomn/ó
714 Pane VIII Límites del mercado

i:;' Estado '; tí Utilidad ! ; ; Utilidad 2


A 50 50
B 70 40
C 45 54
D 53 50.5
E 30 84

Los individuos no saben qué número (1 o 2) se les va a asignar cuando la economía empiece a funcionar, y por tanto
no saben cuál será la utilidad real que recibirán en función del estado social. ¿Qué estado social será preferido si un
individuo adopta las siguientes estrategias cuando vota para resolver esta incertidumbre?
a) Elegir el estado que garantiza la mayor utilidad posible a la persona en peor situación.
b) Suponer que hay un 50 por ciento de probabilidad de ser cualquiera de los individuos, y elegir el estado con la
mayor utilidad esperada.
c) Suponer que, independientemente de lo que ocurra, siempre se tiene la probabilidad de que ocurra lo peor, de
forma que hay un 60 por ciento de probabilidad de recibir la menor utilidad y un 40 por ciento de tener la mejor
utilidad en cualquiera de los estados. Se elige el estado con la mayor utilidad esperada dadas estas probabilidades.
d) Se supone que hay una probabilidad del 50 por ciento de recibir cualquiera de los números y que a cada individuo
le disgusta la desigualdad. Cada uno elegirá el estado en el que
utilidad esperada - \ U l - V i \

es lo más grande posible (donde la notación | .... | denota el valor absoluto).


e) ¿Qué concluye de este problema sobre las elecciones sociales bajo un “velo de ignorancia” sobre la identidad con­
creta de un individuo en la sociedad?

25.6
Suponga que hay tres individuos en la sociedad que intentan clasificar tres estados sociales (A, B y Q . Por cada méto­
do de elección social indicado, desarrolle un ejemplo para demostrar que se incumple, al menos, uno de los axiomas
de Arrow.
a) Regla de la mayoría sin intercambio de votos.
b) Regla de la mayoría con intercambio de votos.
c) Votación por puntos en que cada votante puede dar 1. 2 o 3 puntos a cada alternativa, seleccionándose la alterna­
tiva con mayor número de puntos.

25.7
Suponga que los individuos tienen una probabilidad u de estar en paro el año próximo. Si están en paro recibirán una
prestación por desempleo de b, mientras que si trabajan recibirán w ( l- r ) donde i es el impuesto utilizado para finan­
ciar la prestación por desempleo. La prestación por desempleo está restringida por la restricción presupuestaria del
gobierno aó = fw (l-u ).
a) Suponga que la función de utilidad del individuo viene dada por

y = (yí)V s,
donde 1 - 5 es el grado de aversión al riesgo relativa constante. ¿Cuáles serían las elecciones de b y i que maxi-
m iz a n la u tilid a d ?

b) ¿Cómo responderían estas elecciones de b y r a variaciones de la probabilidad deestar en paro,h?


c) ¿Cómo reaccionarían b y t a variaciones del parámetro de aversión al riesgo 5?

©fTES-floron/nfb
Capitulo 25 E c o n o m ía p olítica 716

25.8
La demanda de osos de peluchc viene dada por

<2 = 2 0 0 - 100P.
y se pueden producir a un coste marginal constante de 0,5$.

a) ¿Cuánto estará dispuesto a pagar una de las empresas productoras en sobornos para obtener la concesión del mono­
polio para producir osos de pciuche?
b) ¿Constituyen los sobornos un coste de bienestar de las actividades de búsqueda de rentas?
c) ¿Cuál es el coste de bienestar de esta actividad de búsqueda de remas?

25.9
¿Cómo surge el problema del gorrón en la decisión de votar de los votantes? ¿Cómo pueden afectar las decisiones de
participar a los resultados del votante mediano? ¿Cómo pueden afectar a los modelos de votación probabilísima?

25.10
Suponga que los votantes basan sus decisiones en la relación de utilidades recibidas de los dos candidatos; es decir, la
Ecuación 25.6 sería

Demuestre que tos resultados de un juego que implique las plataformas de valor neto maximizaría, en este caso,
a la función de bienestar social de Nash

5 W = J Í í /,.
I I

Lectu ra s re co m e n d ad as
Arrow. K.J. Social Choice and Individual Valúes. 2nd ed. New Haven, CT: Yale University Press, 1963.
Classic siatemeni ofilw impossibility iheorem. Extensive discussion ofiis general meaning.
Black. D. “On the Rationale of Group Decisión Making". Journal of Political Economy (febrero 1948): 23-34. Rcprinled
in K. J. Arrow and T. Scitovsky, eds., Readings in Welfare Economics. Homewood. IL: Richard D. Irwin. 1969.
Earty developmeni o f the “median voter ’ theorem.
Buchanan, J.M. “An Economic Theory of Clubs". Económica (febrero 1965): 1-14.
Develops an economic theory of the site, function. and inremal operations qf “clubs”.
Buchanan, J.M. y G. Tullock. The Calculus q f Consent. Ann Arbor: University of Michigan Press, 1962.
Classic analysis of the properties o f various votíng schemes.
Drazen. A. Political Economy in Macroeconomics. Princeton. NJ: Princeton University Press, 2000.
Consideraron o fa variety ofmodels o f macroeconomic policy decisión making.
Inman. R.P. “Markets, Governments and the ‘New’ Political Economy". En A.J. Auerbach y M. Feldstein. eds., Handbook
of Public Economics. vol. 2. Amsterdam: North-Holland, 1987. págs. 647-777.
Extensive review o f receru literature on ¡he topics covered in this chapter. ¡nteresting use of game theory to ¡Ilústrate
some concepts. Good discussion o f theoretical role for tax limitation provisiorts.
Mueller, D. Public Choice ¡I. Cambridge: Cambridge University Press, 1989.
Extends the analysis o f probabilistic voting in this chapter to explicilly consider political contributions and a number of
other issues.

© IT ESfaranirrfó
Capítulo 25 E c o n o m ía política 717

AMPLIACIONES

Sistemas de votación

Hemos visto en el Capítulo 25 que hay muy poca relación Graves, se preguntaría a cada votante que revele su valora­
entre ios resultados de una votación de bienes públicos por ción neta (beneficios menos impuestos: por lo que pueden
la regla de ia mayoría y la resolución del problema de la ser valoraciones negativas) de una combinación de bien
demanda revelada planteado en el Capítulo 24. La mayoría público y plan de financiación. Pero cada votante también
de tos sistemas de voto no ofrece suficiente información recibirá la oferta de una transferencia cuidadosamente cal­
sobre las preferencias de los votantes con» para permitir la culada para garantizar que tiene un incentivo para desvelar
puesta en marcha de un resultado eficiente como el del sus auténticas valoraciones netas. Para ilustrar este pago,
equilibrio de LindahJ. En estas ampliaciones nos fijamos en suponga que sólo hay unbien publico sobre el que se está
sistemas de votación más complejos que se acercan más al votando y que el valor acto de este bien pata el votante i
ideal de Lindahl. Sin embargo, estos sistenas tienen funda­ viene dado por v,. Cada votante recibe la promesa de una
mentalmente un interés teórico. La aplicación práctica transferencia directa de cuantía r, = ^ v ((que puede ser ne-
-i
requeriría muchos recursos.
gativa) si se realiza el proyecto, y de 0 en caso contrario.
Es decir, cada votante recibe la promesa de una transferen­
A25.1 Subastas de Vickrey cia que será igual a la suma de las valoraciones anunciadas
por todos los demás votantes, pero sólo se pagará ia trans­
Muchos sistemas de votación parten de las ideas iniciales de
W. Vickiey en su famoso artículo sobre las subastas sella­ ferencia si se realiza el proyecto.
das con segundo precio1 (1961). La principal idea de El problema del votante i consiste en elegir la valora­
Vickrey es que las subastas selladas en las que gana el que ción neta que va a declarar de tal forma que se realice el
hace la mejor puja, pero paga la cantidad de la segúrela puja proyecto si, y sólo si,u, + > 0. Pero cada votante tam-
más alta, ofrecen incentivos a los que pujan para revelar su -t

bién sube que el gobierno sólo realizará el proyecto si, y


auténtico vaior del bien vendido. Considérese al pújame i,
sólo ai, £ v , >0. Por tanto, la elección v, = u, es, al me-
que recibirá una utilidad u¡ de un bien. Según la subasta
l
sellada típica en la que se paga la puja más alta» eserperso- nos, una opción para declarar una valoración que maximi­
na ofrecerá b, < u¡ con la esperanza de ganar la subasta y za la utilidad. Puesto que esta estrategia es la estrategia
obtener un excedente de u, - b,. Por tanto, lá persona i dominante de cada votante, el mecanismo de Groves reve­
tiene un incentivo para no revelar su auténtica valoración. lará la verdad para iodos los votantes.
Sin embargo, según una subasta sellada de segundo precio,
la mayor puja de los demás2, ó,_„, es exógena a la perso­
A25.3 El mecanismo de Clarke
na i. Si u¡ < b(. n, la persona i puede pujar b,=u, y per­
derá la subasta (en cuyo caso está tnaximizando su utili­ El procedimiento de Groves ofrece la base de muchos otros
dad). Si k, > ¿>M), esta persona puede seguir pujando sistemas de votación. Una forma de generalizar el procedi­
b¡ - u, y ganar ia subasta, obteniendo uia ganancia neu de miento consiste en sumar, a (a transferencia original de
u, - b,_iy En cualquier caso, el incentivo de la persona i es Groves. algún otro tipo de impuesto o transferencia indepen­
hacer una puja verdadera: la subasta sellada de segundo diente del proceso de revelación de la valoración del
precio de Vickrey “revela la verdad”. votante i. Se puede analizar así un sistema propuesto ante­
riormente por E. Clarke (1971). Según este sistema, la trans­
ferencia de Graves se acompaña con un impuesto que
A25.2 El mecanismo de Groves
también depende de las valoraciones de los demás votantes.
En un importante artículo de 1973, T. Graves propaso una Este impuesto se fija de forma que sea igual aM áx(£v„ 0).
forma de adoptar la idea de Vickrey al problema de descu­
Es decir, el impuesto es igual a la suma de las valoraciones
brir la demanda de un bien público. Según eí sistema de
de los demás votantes si esa suma es positiva, y O'en caso
contrario. Este sistema combinado de transferencia en dos
1 Para más detalles sobre las matemáticas de estas subastas, víase partes e impuesto tiene unas propiedades interesantes.
el Problema 20.10.
Primera, esic proceso también revelará la verdad: el añadir
2 La notación (-tj significa todos los miembros de un grupo menos
el miembro i. el impuesto no altera el carácter de revelación de la verdad

©ÍTES-Porontnfó
718 Parte VIH Lím ite s del m erca d o

de la transferencia de G raves. i g l f e l I H o s nom bres d é sus tres principales descubridores)


Clarke asigna un papel interesante s IOS votantes “pivote” .: Se; pueden generalizar en una serie de direcciones. Por
U n votante pivote es aquel que « fre c e u n a valotacíóp-cpe ejem plo, M as-C oleil, W hinston y G reen (1995) resumen las
altera la decisión sobre un proyecto. P ara tosdem ás-votarp form as d e adoptar e l planteam iento V CG p ara evaluar
tes, la combinación de la tra n sfe re n c ia ^ e l ¿mpuesto del sis? muchos proyectas públicos potenciales o cóm o se pueden
tema de Clarke es cero . Suponga, p o re je m p ía , Utilizar distintos conceptos de equilibrio para obtener resal-
valoraciones com binadas p a ra e l grupo ( - i) so n mtQ’ positi­ más sólidas. O tros autores han analizado las propie-
vas por lo que e! proyecto se realizará:independientem ente ; asintóticas d é los m ecanism os V CG y concluyen que
de lo que diga e l votante i (aunque, re c u e r d e .ló q u e d ífp ia existencia d e votantes pivote tiende a cero cuando
este votante será verdad debida a la: transferencia: Se aumenta e l núm ero d e votantes. U n supuesto implícito que
Groves). E n este caso, la transferencia de G roves y e! hemos utilizado en estas ampliaciones parece, no obstante,
impuesto inspirado en Clarke. se cancelarían. dando un qúe río se puede generalizar. Se trata del concepto de que
resultado neto d e la transferencta y 'e l impuesto;fguai a cera. tos distintos impuestos y transferencias del planteamiento
Si la valoración com binada del grupo ( - f) é s'ta n negativa V CG pueden a u n a rse sencillamente a la utilidad (indirecta)
que no puede ser alterada p o r el votaaté ;, el proyecto p o se Cfe los votantes sin afectar a otras asignaciones del presu­
realizará, y tanto la transferencia d e G rav es c o m o el puesto3. E l que estos supuestos sobre las preferencias
impuesto de C larke serán nulos. C uando, ei vetante í e s ofrézcan una aproxim ación suficientemente buena para
pivote, siem pre paga un im puesto, y este im puestb-es muy iáodelizar las decisiones políticas reales sigue siendo un
parecido al im puesto píguviann en tanto e n cnanto compen­ debate abierto.
sa la extem alidad que el votante i causa al grupo ( - i) al
revertir la valoración colectiva. P o r ejem plo, suponga que Referencias
]Tv¡ es negativo pero que e s positivo. E n este s i s o
i 1 : ' Clarke. E., “Multipart Pricing of Public Goods", Public Choice
se realizará el proyecto, y él volante / rectbirá una transfe­ (Fail 1971): 19—
33.
rencia negativa d e Groves de £ vr y 1111impuesto de C ia rte Groves, T ., “Incentives in Teams'*, Econometrica (julio
I973):617-631.
nulo. Es decir, en este caso e l v o ta rte paga u n impuesto
Mas-Colleil, A.. M.D. Whinston y J.R. Green. Microeconomic
igual a las valoraciones negativas combinadas que experi­ Theory (New York, Oxford University Press, 1995).
mentan los votantes del grupo (-0 debido a que e l proyec­ Vickrey, W., “Connrenpeculaiion, Auctions, and Competitive
to se realiza. E l pago del voladle i compensa la extem ali­ Sealcd Tendera” , Journal ofFinance (enero 1961): 1 -17.
dad negativa que provoca su v e te pivote. S e paga un
impuesto análogo cuando la valoración negativa del votan­
te i hace que no se lleve a cabo incluso si el proyecto es pre­
ferido por el grupo (-*)• P o r tanto, el mecanism o d e Clarke
refleja ideas muy parecidas a las del im puesto piguviano.

A25.4 Generalizaciones 3 Técnicamente, se supone que la utilidad es “cuasi-lineal* en tanto


en cnanto u, = l/,(c) + g¡ + r¡, donde c es el consumo, g, repre­
Los sistemas de votación que acabamos d e describir (que, a senta los beneficios del proyecto, y t, representa los impuestos
veces, se conocen como m ecanismos VCG utilizando las i d las transferencias recibidas.

©ÍTES-Paraninfo
Respuestas breves a las preguntas

Las siguientes respuestas breves a las preguntas al 2.2


final de cada ejemplo del texto pueden ayudar a los Se trataría de círculos concéntricos con centro en
alumnos a comprobar su comprensión de los concep­ jr, = i, x2 = 2. Para y = 10, ei “círculo" es un único
tos que se han presentado. punto.

CAPÍTULO 1 2.3
Para distintas constantes, cada frontera de posibilida­
1.1 des de producción es un cuarto de círculo, cada vez
Si P = 5, Qd - 9 5 0 , y Q¡ = 500. Habría un exceso más grande, con centro en el punto de origen.
de demanda, por lo que sería necesario algún tipo de
2.4
racionamiento.
dy* ¡db = 0, porque x¡ siempre estará en b para ser
1.2 óptimo.
Si X = 9.99. ¥ =5,040; si X = 10,01, Y = 4,959 2.5
Ay _ -0,081 Con i ; +X2 = 2 , x , = 0 ,5 ,x 2 =1,5. Ahora y* = 9,5.
AX ~ -0 ,0 2 ’ Para x l + x2 > 3, el óptimo sin restringir es alcanza-
ble.
que se aproxima a -4 . Los resultados de los cálculos
sólo se pueden aproximar con cambios discretos. 2.6
Un campo circular cercaría el área máxima para el
CAPÍTULO 2 perímetro mínimo. Para demostrarlo hace falta utilizar
los límites.
2.1
Puesto que k = 2 000 VZ - 2 0 1 , la maximización de 2.7
los beneficios exige que 1 00 0 /V Z = 2 0 . Por tanto, El máximo local también es aquí un máximo global.
L = 2 500, q = 100. La constante de la segunda derivada implica que la
720 R e s p u e s t a s b re v e s a la s p re gu n ta s

pendiente de la función se reduce a una tasa constan­ 4.2


te. Las proporciones presupuestarias no se ven afectadas
por la renta, pero sí por las variaciones de los precios
2.8
relativos. Este es el caso de todas las funciones homo­
Esta función parece un cono invertido que sólo tiene téticas.
un punto más alto.
4.3
2.9
Puesto que la duplicación de todos los precios y de la
Se trata de una función cuasi cóncava. No tiene un renta nominal no altera la restricción presupuestaria,
valor óptimo sin restringir. Puesto que las líneas no variará la utilidad. La utilidad indirecta es homo­
envolventes son hipérbolas rectangulares, los puntos génea de grado cero en todos los precios y la renta
críticos del lagrangiano son máximos locales. nominal.

C A P ÍT U L O 3 4.4
Sí, todas las funciones de gasto son homogéneas de
3.1
grado uno en los precios puesto que la duplicación de
La derivación aquí mantiene constante la utilidad para todos los precios duplicará exactamente el gasto nece­
crear una relación implícita entre Y y X. Las variacio­ sario para alcanzar U. Puesto que los precios relativos
nes de X también afectan implícitamente a Y debido a no cambian, esta persona elegirá la misma combina­
esta relación (Ecuación 3.11). ción de bienes antes y después del aumento de precios.

3.2
C A P ÍT U L O 5
La RMS se mide en unidades de Y por unidad de X. Al
calcular UMgx /UMgY , las unidades de utilidad se 5.1
anulan entre sí, dejando una medida de “7 por X" (en Las ecuaciones de proporciones calculadas a partir de
este caso, hamburguesas por refresco). las Ecuaciones 5.4 o 5.6 demuestran que este indivi­
duo siempre gasta toda su renta independientemente
3.3. de PX, P Y e L Es decir, la suma de las proporciones
Para las funciones homotéticas, la RMS es la misma es igual a uno.
para todos los puncos a lo largo de una recta con pen­
diente positiva que pane del punto de origen. 5.2
Si X = 0,51¡PX, 1 = 100, Px = 1 implica X = 50. En
3.4 la Ecuación 5.11, X = 0,5 (100/1) = 50. Si Px
Las curvas de indiferencia son “horizontalmente para­ aumenta hasta 2, la Cobb-Douglas predice X = 25.
lelas” . Es decir, para cualquier nivel dado de Y, la La ESC implica X = 100/6 = 16,67. La ESC es más
RMS es la misma independientemente del vaior de X. sensible al precio.
Una implicación de este hecho (como veremos en el
Capítulo 4) es que el efecto de la renta adicional en 5.3
compras del bien Y es cero: toda la renta adicional se Puesto que los cambios proporcionales de Px y PY no
canaliza hacia el bien con utilidad marginal constante generan a efectos sustitución, el mantenimiento de V
(bien X). constante implica que X e Y no cambiarán. Esto debe­
ría verificarse para todas las funciones de demanda
C A P ÍT U L O 4 compensada.

4.1 5.4
Las proporciones constantes implican que Una variación de PY tendría los mismos efectos renta
dX/dPy = O y que dY/5Px = 0. Observe que PY no y sustitución en la demanda de Y. El efecto sobre la
aparece en la Ecuación 4.23; Px no aparece en 4.24. demanda de X sería efectos renta y sustitución de la

® IT E S f a r a n i n f o
R e s p u e s t a s b re v e s a la s p re g u n ta s 731

misma magnitud pero de signo contrario. Por tanto, el la Cobb-Douglas, el menor efecto reuta cuando
consumo de X no cambia cuando cambia PY. a = 0,3 debe compensarse con un mayor efecto sus­
titución, y viceversa.
5.5
7 .3
Se puede suponer que X = 0 para un Px suficiente­
mente elevado. Si, por ejemplo, se supone que X - 0 Puesto que los gastos aumentan paia una disminución
para Px > 4, el excedente del consumidor total se de P cuando la demanda es elástica, los gastos son
deriva de la Ecuación 5.51 integrando entre 0,25 y 4. máximos cuando e!2/> = - l . La Ecuación 7.44
F.l excedente total es igual a 6. Aun así, puede ser demuestra que esto se produce cuando P = ó.
mejor limitarse a analizar cambios pequeños porque el
7 .4
cáiculo total depende del límite superior del precio
que elijamos. Es homogénea de grado cero porque la suma de las
elasticidades (exponentes) es cero. Véase también la
Ecuación 7.31.
C A P ÍT U L O 6

6.1 C A P ÍT U L O 8
Puesto que 8X/dPr incluye tanto el efecto renta como
8.1
el efecto sustitución, esta derivada podría ser igual a
cero si los efectos se compensan entre sí. La conclu­ Si ln X, = 2', se puede resolver la paradoja.
sión de que SX/dPY = 0 implica que hay que utilizar
8.2
los bienes en proporciones fijas, lo que sólo se cum­
plirá si el efecto renta de esta variación del precio Con una utilidad lineal, el individuo sólo se preocupa­
fuera igual a cero. ría por el valor esperado en dólares y sería indiferen­
te ante la compra de un seguro actuarialmente justo.
6.2 Cuando la utilidad U es una función convexa de la
riqueza (U > 0. U" > 0), el individuo prefiere apos­
Se puede producir una asimetría con preferencias
tar, y sólo comprará el seguro si cuesta menos que el
homotéticas puesto que, aunqlie los efectos sustitución
precio justo actuarial.
son simétricos, los efectos renta pueden tener distinta
magnitud. 8 .3

6 .3 El parámetro de aversión al riesgo (A), la magnitud de


la apuesta, y el coste del seguro (F) aparecen en la
Puesto que la relación entre PY, P Z y PH nunca cam­
función de utilidad exponencial multiplicándose.
bia, el problema de maximización se resolverá siem­
pre de la misma manera. 8 .4
La disponibilidad a pagar es una función decreciente
C A P ÍT U L O 7 de la riqueza (Ecuación 8.42). Con R = 0, pagará 50
para evitar una apuesta de 1 000 si = 10 000, pero
7.1
sólo 5 si W0 = 100 000. Con R = 2, pagará 149 para
Si /| fuera siempre un cociente constante de / 2, la evitar una apuesta de 1 000 si IVU = 10 000, pero sólo
demanda sería una función estable de 7¡ + / 2. Aquí,
15 si Wa =100 000.
los distintos coeficientes de PY no afectarían a la esta­
bilidad de la curva de demanda del mercado. 8 .5
El precio actuarialmente justo de esta póliza es
7 .2
0,25 • 19 000 = 4 750. La cantidad máxima que paga­
Utilice la Ecuación 7.39. Con a = p = 0,5, rá el individuo (x) resuelve la ecuación
= e*iJV = -0 ,5 . Con a = 0,3, J) = 0,7,
1 1,45714 = 0,75 ln (100 000 - x) +
e'x * = -0 ,7 , eY P = -0 ,3 . Puesto que la elasticidad
+ 0,25 ln(99 0 0 0 - x).
precio sin compensar es unitaria para ambos bienes en

® IT E S -P a ro n m fo
722 R e s p u e s t a s b re v e s a la s p re g u n ta s

La resolución de esta ecuación ofrece un valor apro­ cualquiera de los otros equilibrios de Nash. No sería
ximado de x = 5 120$. Esta persona estará dispuesta un resultado cooperativo.
a pagar hasta 370$ de costes administrativos por la
póliza con una franquicia. 10.3
Véase el Ejemplo 10.4.
C A P ÍT U L O 9
9.1 10.4
Aunque el precio es incierto, el modelo permite aquí 8 = 0,93 implica un tipo de interés de un periodo
que el individuo compre más de Y cuando encuentra inferior al 1%. Para periodos de días, meses o sema­
un precio bajo y menos cuando encuentra un precio nas, parece bastante probable.
alto. Puesto que V es una función convexa de PY, la
media de V para dos valores distintos de Py es supe­
rior al valor de V para la media de Pr . Esto no tiene C A P ÍT U L O 11
ninguna relación con la aversión al riesgo, que hace 11.1
referencia a elecciones entre dos opciones con el
mismo valor esperado. Ahora, con K - 11

9.2 4 = 72 600L2 -1 331¿3


Ahora el seguro cuesta 5 300$ sin ningún sistema anti- PMgL =145 200Z .-3 993, Z,2
rrobo y 3 300$ con un sistema antirrobo. La utilidad PMl = 7 2 6001 —1331L2.
del seguro y sin sistema es ln (94 700) = 11,4589, por
lo que el individuo prefiere instalar el sistema, pero no En este caso, PMr alcanza su valor máximo en
el seguro. L = 27,3 y no en L = 30.

9 .3 11.2
Suponiendo que sólo se ofrecen pólizas con cobertura
Si K = L, puesto que K y L aparecen en / de forma
total, tenemos que encontrar el valor de X para el que
simétrica, f K = f L, = f u . De aquí que el nume­
ln (97 000- X ) = 11,4794 (el valor de la utilidad de
rador de la Ecuación 11.21 sea negativo si > / i¿ .
los individuos de bajo riesgo con seguro).
Combinando las Ecuaciones 11.24 y 11.25 (y, recor­
Resolviendo esta ecuación se obtiene X = 297. Para
dando que K = L) demuestra que se cumple para
calcular el coste (Y) de un certificado falsificado, uti­
K = L < 20.
lizamos
ln (97 0 0 0 -y ) < U ,4 6 1 6 11.3
(la utilidad de la cobertura total con una póliza de alto Puesto que la función Cobb-Douglas es una función
riesgo). La resolución de esta desigualdad nos da homogénea independientemente de ia suma de sus
y >2003. exponentes, siempre será homotétiea: su mapa de iso­
cuantas es una copia de ia isocuanta unitaria. Con ren­
C A P ÍT U L O 1 0 dimientos crecientes a escala, las isocuantas para
determinados incrementos de producción se acercan
10.1
más a medida que aumenta la producción, mientras
Ninguna de las estrategias es dominante. Las vacacio­
que con rendimientos crecientes se alejan más entre sí.
nes por separado no constituyen un equilibrio de Nash
porque ambos cónyuges tienen un incentivo para cam­
11.4
biar.
Utilizando la Ecuación 11.53, q/L = 16,5 (K/L)0-5. Si
10.2 K = 1U, q/L = 52,2IL°-5. Si q/L = 10 (K/L)0-5 sería
La utilidad esperada de dos tercios para cada jugador necesario que K = 27,2 para obtener la misma fun­
con estrategias mixtas: menor que la prometida por ción de productividad media.

© IT E S f a r a n i n f o
R e s p u e s t a s b re v e s a la s p re g u n ta s 733

CAPÍTULO 12 cada precio. El espacio F óptimo se calcularía median­


te un procedimiento de enyolvencia análogo al utiliza­
12.1
do en el Ejemplo 12.3.
Ahora, R S T = P M g J P M g x = 4/12 = 1/3 = K / L .
Con L - 3K, q = 40 = 10A por lo que 13.5
La Ecuación 13.43 deriva la Junción de oferta a corto
Z - 4 / V 3 , L = 12/-¡3, PMgK = 5 / S ,
plazo como q = 100P. Si P = 1, n = 50 - R y el
PMgL = 5 ^ 3 / 3 . excedente del productor a corto plazo es
EP = 7t + R = 50. La integral de la función de oferta
12.2
permite obtener EP = 50P1: si P = l . E P = 50: si
Cada elasiicidad es un medio porque cada factor P = 1,5, = 112,5.
representa únicamente la mitad del coste total. Estas
elasticidades no se ven afectadas por el progreso téc­ 13.6
nico. Un incremento de q de 30 a 50 eleva el ingreso pero
reduce el beneficio. La elección maximizadora de la
12.3
utilidad consiste en optar por el par preferido entre
Puesto que los costes del capital son fijos a corto estas opciones.
plazo, no afectan a los costes marginales a corto plazo
(en términos matemáticos, la derivada de una constan­ 13.7
te es cero). Sin embargo, los costes del capital sí afec­
En este caso, los propietarios tendrían que redactar un
tan a los costes medios a corto plazo. En la Figura
contrato a partir de su valoración de la probabilidad de
12.15 un incremento de v desplazaría al CMg, CM y
que se produzca un uso indebido de los aviones dado
a todas las curvas de CTMcp hacia arriba, pero deja­
el valor observado de los beneficios.
ría las rectas del CMgcp inalteradas.

C A P ÍT U L O 1 4
C A P ÍT U L O 1 3
14.1
13.1
Aquí; lá curva de oferta es lineal y pasa por el punto
Si el CMg = 5, la maximización de beneficios exige
de origen. Siempre tendrá una elasticidad unitaria
que q = 25. Ahora, P = 7,5, ¡T = 187,5, C T = 125
puesto que las variaciones del salario sólo afectan a la
y 71 = 62,5.
pendiente. En los casos en los que la curva de oferta
13.2 tenga un punto de corte con el eje de los precios (un
precio de cierre) o sea no lineal, la elasticidad de la
Los factores distintos al precio se pueden incorporar
oferta diferirá en cada punto y podrá verse afectada
en un término constante a. Estos factores desplazarían
por los costes de los factores.
a D y a IMg pero no afectarían al cálculo de la elasti­
cidad.
14.2
13.3 Un desplazamiento de la demanda provoca un movi­
Un incremento de v no desplazaría la curva del coste miento a lo largo de la curva de oferta: un incremen­
marginal a corto plazo y no alteraría las decisiones de to del 20% del precio da lugar a un incremento del 20
oferta a corto plazo (aunque podría afectar a las deci­ por ciento de la cantidad. El desplazamiento de la
siones de seguir produciendo de la empresa). Un oferta implica que la elasticidad de la demanda es
incremento de w a 5$ desplazaría el coste marginal a aproximadamente -1 ,0 : un incremento del precio de
corto plazo hasta CMgcp = <7/40. un 11 por ciento da lugar a una disminución de la can­
tidad del 11 por ciento. Sin embargo, en los casos des­
13.4 critos en la nota a pie de página, eSP es aproximada­
Un incremento de F desplazaría hacia fuera a la fun­ mente -2 ,0 en el caso (i) y aproximadamente -0 ,2 en
ción de producción a corto plazo: se ofertaría más a el caso (ii).

© IT E S -P a ra n in fo
724 R e s p u e s t a s b re v e s a la s p re g u n ta s

14.3 15.3
Aplicando pasos análogos a los utilizados para obtener La transferencia total a los productores nacionales es
la Ecuación 14.32 llegamos a (en miies de millones) 0,5 • (11,7) + 0,5 (0,5) (0,7) =
-e.Q.P 6,03. Esta cantidad se ganaría como rentas de los
ep.a - ' factores responsables de la pendiente positiva de
- e ,Q,P
la curva de oferta de automóviles. Con la cuota, los
productores nacionales también serán capaces
Aquí, eQfi - e Q w = -0 ,5 , por lo que de ganar parte de lo que habrían sido ingresos
ep# — ^2 2 ^ = ^2 2 7 . Multiplicando por 0,20 (pues­ arancelarios.

to que los salarios han aumentado un 20 por ciento) se


C A P ÍT U L O 1 6
predice un incremento del precio del 4,5%, lo que se
aproxima mucho a la cifra de nuestro ejemplo. 16.1
Sea RTP = d Y/ dX = 1/4. Por tanto, X / 4 Y - 1/4 por
14.4
lo que X = Y. Sustituyendo en la Ecuación 16.6 obte­
La curva de oferta a corto plazo viene dada por nemos X = Y = \/20.
Qs - 0,5P + 750, y el precio de equilibrio a corto
plazo es de 643 dólares. Cada empresa obtiene apro­ 16.2
ximadamente 2 960 dólares de beneficios a corto Evidentemente, X = 10, Y = 0, o X = 0, Y = 5 son
plazo. inferiores puesto que, para estos puntos, U = 0. Con
X = 5, Y = 4,33, U = 21,67 que . también es menor
14.5 que la utilidad máxima. "
Los costes medios y totales para la Ecuación 14.56
son superiores a los de la Ecuación 14.43 para ^
q >15,9. Los costes marginales para la Ecuación Ahora, la RMS = Y¡3X. Si igualamos esta relación a
14.56 siempre son superiores a los de la Ecuación la RTP y sustituimos en la frontera de posibilidades de
14.43. La producción óptima es inferior con la producción, obtendremos X = 5, Y = 4,33. El precio
Ecuación 14.56 que con la Ecuación 14.43 porque los relativo de las pistolas disminuye hasta
costes marginales aumentan más que los costes P x / P y = 0,28.
medios.
16.4
La ley de Walras garantiza que e¡ mercado de la plata
C A P ÍT U L O 15
está en equilibrio. Volviendo a calcular la Ecuaciones
15.1 16.40 se obtiene
Las pérdidas derivadas de una determinada restricción ED, = 2 { P ]/ p ]f + 2 (P3¡Pxf - 4P2¡P, - 7P3¡P,
cuantitativa serán mayores cuando la oferta y/o la
o, a los nuevos precios relativos,
demanda sea menos elástica. El agente con la respues­
ta menos elástica cargará con la mayor parte de la pér­ = 2 (3)a + 2 (2)? —4 (3) —7 (2) = 0.
dida.

15.2 C A P IT U L O 1 7

Un incremento de t aumenta sin duda la pérdida 17.1


muerta. Sin embargo, puesto que uu incremento de t Puesto que cada función de producción tiene rendi­
reduce la cantidad, los ingresos impositivos totales mientos constantes a escala, cualquier asignación del
están sujetos a efectos contrapuestos. En efecto, si capital será eficiente si el trabajo se asigna de forma
t j ( P + t )> \jeQ P , entonces dtQjdt < 0. adecuada.

QfTES-Poraninfo
R e s p u e s t a s b re v e s a la s p re g u n ta s 720

17.2 0,58 (Ecuación 18.18). Los beneficios representan el


Cualquier combinación productiva para Inglaterra que 19 por ciento del excedente del consumidor en el caso
no sea la especíalización total da lugar a una pérdida de competencia perfecta (Ecuación 18.20).
en ambas producciones. Con fronteras cóncavas, es
18.3
improbable que se produzca una especialización total
porque el coste marginal relativo de cualquiera de los Si 2 = ^ * 1 0 0 - Los beneficios totales vienen
bienes aumentará a medida que se dediquen más dados por el área triangular entre la curva de deman­
da y la curva de) CMg menos los costes fijos. Esta
recursos para su producción.
área es 0,5 (100) (666) = 33 333. Por tanto,
17.3 n = 33 3 3 3 -1 0 000 = 23 333.

La ineficiencia se podría calcular mediante la pérdida 18.4


de utilidad (suponiendo que las unidades de la utilidad Sí, la producción es la misma porque las curvas de
tuvieran algún sentido). Para X = 8, Y = 3, la pérdi­ ingreso marginal también son lineales. Puesto que la
da es 5 - >/24 = 0.10. Para X = 5 Y = 4 33 la pérdi­ producción no aumenta con la política de dos precios,
da cs 5 - V Ü 6 7 = 0,34. el bienestar no puede aumentar gracias a esta política.

18.5
17.4
Los beneficios se pueden maximizar fijando el precio
En este caso. Ia secuencia de precios sería
marginal igual al CMg en cada mercado, y cobrando
P2 = 2.11, P3 = 1.93. P, = 1,99 por lo que la conver­ la tarifa de entrada de 36 en el mercado 2 y de 162 en
gencia hacia el equilibrio, aunque seria distinta, no es el mercado 1.
mucho más lenta que en la Tabla 17.1.

C A P ÍT U L O 1 9
17.5
Aquí las curvas de indiferencia son relativamente pla­ 19.1
nas, lo que implica que estos individuos están bastante Con q2 “ 40, la demanda residual del producto de la
dispuestos a sustituir un bien por otro. Esta flexibilidad Empresa 1 es ?, = 80. P. Por tanto, IMg = 8 0 -2 ? ,,
implica un intervalo relativamente reducido de oportu­ por lo que ?, >40, I M g < 0 . Evidentemente, es el
nidades de intercambio mutuamente beneficiosas en el ingreso marginal, y no el precio, el que importa para
punto A. Con preferencias menos flexibles, aumenta el tomar la decisión de hacer trampas.
número de oportunidades porque los individuos pueden
empezar a realizar intercambios a partir de relaciones 19.2
marginales de sustitución muy distintas. En el Ejemplo 19.1, se suponía que q¡ era constante.
Ahora se supone que la empresa 2 reacciona al aumen­
to de producción de la empresa 1 reduciendo su pro­
C A P ÍT U L O 1 8
pia producción.
18.1
19.3
El incremento de los costes fijos no afectaría a tas
Unos costes marginales constantes no cambiarían la
decisiones de producción porque no afectaría a los
naturaleza del problema. Unos costes marginales cre­
costes marginales. Sin embargo, elevaría en 5 el coste
cientes harían que las empresas tuvieran cuotas de
medio y reduciría los beneficios hasta
mercado más parecidas a las que habría con las rela­
12 500. Con esta nueva función de coste total, el coste
ciones estratégicas que se producen en el caso de cos­
marginal aumentaría hasta 0,152. En este caso, tes constantes.
2 * = 400. P* = 80, CT = 22 000 y n = 10 000.
19.4
18.2 La eficiencia exige que P = CMg = CM a no ser que
Si e = -1,5, el cociente del excedente del consumidor los bienes diferenciados tengan menos posibilidades
del monopolio frente a la competencia perfecta es de de sustitución.

'«••rsídad Católica de Colombia ©/res*,™*.


B IB L IO T E C A
723 R e s p u e s t a s b re v e s a la s p re g u n ta s

19.5 21.2
El excedente del consumidor es el máximo posible En este problema a corto plazo F se mantiene constan­
dada la restricción de no dar subsidios. La fijación de te. Los incrementos de los factores variables L y K
precios en función del coste marginal (P = 100) dan lugar a importantes productividades marginales
aumentaría el excedente del consumidor, pero exigiría decrecientes.
un subsidio para cubrir los costes fijos de 8 000$.
21.3
CAPÍTULO 20 Utilizando la Ecuación 21.43 y el hecho de que
sL y o = l, se obtiene eLw = - l + $(e +1).
20.1
Cuanto mayor es 8, mayor es el valor actual de la par­ 21.4
ticipación futura en los beneficios del monopolio. Por Ahora el VPMg = 30$ por hora. En este caso, el
tanto, mayores factores de descuento favorecen la monopsonio contratará a 750 trabajadores, y los sala­
colusión tácita. Con 8 = 0,8, al menos cinco empre­ rios serán de 15$ por hora. Al igual que antes, el sala­
sas respaldarán el acuerdo de colusión. Con r - 0,1, rio sigue siendo sólo la mitad del VPMg.
hasta 10 empresas tendrán una colusión tácita.
CAPÍTULO 22
20.2
Las estrategias repetidas de seguidor-seguidor pueden 22.1
verse reforzadas por las represalias cuando una de las Aquí la renta total es w + N. Si se gasta la mi­
empresas decide asumir el papel de líder. tad de esta renta en ocio, será necesario que
H - 1/2 + N / 2 w porque el ocio “cuesta” w por hora.
20.3 Portante, L = 1 - H = 1 / 2 - N / 2 w como se ha calcu­
Si A no tiene la ventaja de mover el primero, la situa­ lado de forma directa.
ción de ambas empresas es simétrica y el modelo vuel­
ve a ser el del caso de Stackelberg. El análisis aquí 22.2
difiere deí monopolio contestable por el supuesto de Con un subsidio constante de N de 2$, la Ecuación
los costes hundidos. 22.22 muestra que ü = 3/10 (suponiendo w = 10).
Sustituyendo la nueva fórmula de N en la Ecuación
20.4 22.20 y resolviendo para calcular el óptimo se obtie­
La demanda lineal y los costes marginales dan lugar a ne L = 1/10, N = 7/2. La creación de un impuesto
que q* sea una función lineal de q^H y q%¡ , que son, implícito sobre los ingresos reduce la oferta de
a su vez, funciones lineales del coste marginal de B. trabajo.
Con una demanda no lineal, o lo que es más importan­
te, con costes marginales no lineales, q¿ no depende­ 22.3
ría de E(CMgB). El monopsonista quiere situarse sobre su curva de
demanda de trabajo; el sindicato quiere (presumible­
20.5 mente) situarse sobre la curva de oferta de sus miem­
Sí, un precio de reserva alteraría las estrategias de bros. Sólo el equilibrio entre oferta y demanda
pujas elevando las pujas siempre que r (precio de (L - 583, w = 11,67) está sobre ambas curvas. El que
reserva) <VA, Va. esto sea, en efecto, un equilibrio de Nash depende,
entre otras cosas, de si el sindicato define sus rendi­
mientos de tal forma que están correctamente repre­
CAPÍTULO 21
sentados por la curva de oferta de trabajo.
21.1
La contratación aumenta hasta L = 36, porque la fun­ 22.4
ción del valor del producto marginal se ha desplazado Si la empresa es neutra ante el riesgo, y los trabajado­
hacia fuera. res tienen aversión al riesgo, los contratos óptimos

QfTES-Pararimfb
R e s p u e s t a s b re v e s a la s p re g u n ta s 727

pueden dar lugar a menores salarios a cambio de una Una empresa fusionada también consideraría que
renta más estable. X = 38 000 es una elección que maximiza los benefi­
cios.
C A P ÍT U L O 2 3
24.3
23.1 Las asignaciones separadas de los compañeros de
Si 6 es igual para los dos individuos, pero el individuo habitación son X = 1, Y = 1 000, por lo que alcanza­
1 puede obtener un tipo de interés mayor que el indi­ rán una asignación eficiente si actúan juntos. Esto se
viduo2, t/'(C 0)/£/'(C ,) será mayor para el individuo debe a la sencilla naturaleza aditiva de las relaciones
1 que para el individuo 2. Por tanto, C0/C, será marginales de sustitución en el caso Cobb-Douglas y
menor para el individuo 1 que para el individuo 2. no tiene por qué cumplirse por lo general.

23.2 C A P ÍT U L O 2 5
Con una tasa de inflación del 10 por ciento, el valor
nominal del árbol aumentaría un 10 por ciento 25.1
adicional al año. Pero estos ingresos tendrían que des­ Cada función de utilidad tiene aquí una utilidad mar­
contarse con una cantidad idéntica para calcular los ginal decreciente. Por tanto, cada adolescente es
beneficios reales, por lo que la edad óptima de tala no adverso al riesgo. El grado de aversión al riesgo sólo
cambiaría. se puede alterar cambiando las funciones de utilidad.

23.3 25.2
Simplemente elevarían la trayectoria del precio ópti­ Un impuesto progresivo elevaría t* porque el votante
mo en la cuantía del coste marginal de la extracción. mediano puede obtener más ingresos de los contribu­
yentes de rentas elevadas sin incurrir en mayores cos­
tes fiscales.
C A P ÍT U L O 2 4

24.1 25.3
La producción de X tendría un efecto beneficioso El candidato 2 también elige una plataforma utilitaria
sobre Y de forma que el trabajo estaría menos asigna­ óptima. Si Ji es distinto para cada votante, las estra­
do a la producción de X que en el caso de la asigna­ tegias de los candidatos no tendrán que maximizar una
ción de los mercados de competencia perfecta. sencilla función de las utilidades. Sin embargo, sigue
existiendo un equilibrio de Nash.
24.2
25.4
El impuesto es relativamente pequeño dada la natura­
leza de la extemalidad que desaparece con mía reduc­ Podrían quedar algunos beneficios, o tal vez los fun­
ción relativamente pequeña de la producción de X. cionarios elevarían el soborno requerido a B = nm/ n .

® IT E S-P om rtm fo
Soluciones a los problemas impares

Aquí sólo se ofrecen breves soluciones a la mayoría de 2.7


los problemas impares del texto. Las soluciones a
a. 4 = 1 0 ,7t = 100.
todos estos problemas se encuentran en el manual de
b. n" = - 4 < 0.
soluciones, disponible para los profesores mediante
c. Sí, IMg = 50 = CMg.
solicitud previa.
2.9
C A P ÍT U L O 2
b- X , = K X ^ a
2.1
K = C Va
a. X = 1, / ( l ) = -8; * = - i , f ( - l ) = 8.
b. x = 2, un mínimo.
dX2 dX\
c. Punto de inflexión en x = U.
c. a + p > l,
2.3
f u = a ( a - l ) X? '2X f
a. t = 5/4 de segundo y H = 25 pies.
/ a =p< p - D x r x r 2
b. r = 7,3 segundos y H = 145 pies.
c. dH/dg = -1 /2 (/*)i que depende de g porque /* A - o p r x r
depende de g. fufa ~fa = a P (l-a -p )< 0

2.5
C A P ÍT U L O 3
a. &r, 6y.
b. 8, 12. 3.1
c. Zxdx + 6ydy. a. U = 40, 30 = 2 W + 3C.
d. dy/dx = -4* /3 y .
U = 70, 60 = 2W + 3 C.
e. x = l , U = (4) (l) + (3) (4) = 16.
f. d y / d t = -2/ 3. b.
dU/BC 3
g. U = 16 , la línea envolvente es una elipse.
730 S o lu c io n e s a lo s p ro b le m a s im p a re s

c. U = 40, 20 = 2W + 3C. 4.9


U = 70, 50 = 2 W + 3C. a. Fíjese RMS = Px /Py .
RMS = 2/3. b. Fíjese 5 = 0.
c. Utilice Px X /Pr Y ^ ( P x /Pr f {&-'}.
3.3
a. Proporciones fijas, complementarios perfectos.
C A P ÍT U L O 5
b. U ~ 10 Ai. M = gasto en perritos calientes.
c. U =7,5Aí. Dado M ofrece menos utilidad. 5.1
a. U = X + 22/ 3Y.
3.5 b. X = !/Px si Px < 2 i / i Pr .
a. No X = 0 Si Px > 2 2/ 3Pr .
b. Sí d. Las variaciones de Py no afectan a la demanda
c. No hasta que revierten la desigualdad.
d. No e. Sólo dos puntos (o líneas verticales).
e. Sí
f. Sí 5.3.
Hay que demostrar que la restricción presupuestaria
3.7 no es tangente a una curva de indiferencia para ningu­
La forma de la función de utilidad marginal no es no de los consumidores.
necesariamente un indicador de la convexidad de las
curvas de indiferencia. 5.5
a. Es evidente puesto que Px /Pr no cambia.
3.9 b. Ninguno de los bienes es inferior.
Puesto que la RMS = UMgx/UMgy ■VMgx no depen­
de de L o viceversa. 3.5b es un contraejemplo. 5.7
a. E = K~'UPx iPyJ .
CAPÍTULO 4 u = k i p ¡?-í p ; <’-'.
b. X c =dE/dPx =0,3K-'UP¿J'‘P ? ‘.
4.1 c. Pista: es más fácil expresar la ecuación de Slutsky
a. 7 = 5 y S = 2. con elasticidades.
b. T = 5/2 y S = 4. Cuesta 2$ por lo que necesita un
dólar adicional. 5.9
No.
4.3
a. C = 1 0 ,5 = 3 y Í7 = 127. C A P ÍT U L O 6
b. C = 4, B = 1 y U = 79.
6.1
4.5 a. Hay que convertir esto en una función Cobb-
a. G = l/(Pc +Pv /2)-.V = I/(2Pc + Pv ). Douglas con a = p = 0,5. El resultado se deriva
c. Utilidad = Ai = V = ¡/{2PC + Pv ). de los ejemplos anteriores.
d. E = M(2PC + Pv ). b. También se deriva de la función Cobb-Douglas.
c. Se establece dM/cPs = dS/3Pu y se cancelan los
4.7 efectos de sustitución simétricos.
a. Aplicando la pista que se da, puesto que el impues­ d. Se utiliza la representación Cobb-Douglas.
to sobre la renta no es tangente a la curva de indi­
ferencia, es posible mejorar. 6.3
b. Ambas restricciones son tangentes a la curva de a. Pgr = 2P¡ +Pf.
indiferencia en el mismo punto. b. Puesto que Pc e / son constantes, C = 1/2 Pc tam­
c. Sí. bién es constante.

©fTES-Poranfnfó
S o lu c io n e s a lo s p ro b le m a s im p a re s 731

c. Sí, puesto que las variaciones de PB o PT sólo 7.3


afectan a Pgj. a.
p Q
6.5 50 0
a. flXa + P ,* ,- P jf A X j+ X ,) . 35 50
25 135
b. Precio relativo = (^ 2 + r ) / ( f , + 0 -
10 300
Se aproxima a P2/P¡ a medida que i -+ 0.
0 410
Se aproxima a l a medida que / -►« .
Por tanto, un incremento de i eleva el precio rela­ d. Observe las ondulaciones de la curva de demanda
tivo de X2. del mercado.
c. No se cumple estrictamente puesto que las varia­
ciones de t cambian los precios relativos. 7.5
d. Puede reducir el gasto en X2, el efecto sobre X3 8 0 P*
Utilice « = — — •
es incierto. áP Q*
Q = a + bP.
6.7
&X QX X = P* y Y - -Q */b.
Demuestre que X, — ¿ = X ¡ ■—f y utilice la sime- e = b(P*¡Q*) = - X / Y .
81 o¡
tría de los efectos sustitución netos.
7.7
6.9 Aplique las diversas definiciones.
a. Ux r = 0.
7.9
b. Garantizado por U"< 0.
c. No se puede alcanzar una conclusión. Depende de a. y b. Por la ecuación de Slutsky y la ecuación de
Px X . Engel ex p¡ + eYPr = - a - 1 . Los resultados de o y
d. X “Y'' no es separable; a ln X + (J ln Y sí lo es. b se derivan de inmediato,
c. o > l ; las elasticidades son elevadas.
a < l; las elasticidades son pequeñas.
C A P ÍT U L O 7 Para n bienes. - ( n - 1 ) o -1 .
7.1
La demanda de mercado es C A P ÍT U L O 8
UU + + -íh i + \f[7)-JPy 8.1
X=
2PV P = 0.525.

a. X = 11,5, eXP¡ = -1 y eX A = y 2 . eXJ no se 8.3


puede calcular si no se conoce la distribución de a. Un viaje: valor esperado = 0,5 0 + 0 ,5 1 2 = 6.
los cambios. Dos viajes:
b. 5,75, 10,91, 10,04 y 16,26. valor esperado = 0 ,2 5 -0 + 0 ,5 -6 + 0,25 12 = 6.
b. Se prefiere la estrategia de dos viajes por la menor
c. X = 10 .
varianza.
d. X = 56,5. Si P2 = 2, X = 31,5.
c. Cuantos más viajes, menor varianza, pero a una
tasa decreciente. Por tanto, dependerá del coste de
/ P
Demanda de mercado = * Y + cada viaje.
2 PXP¿

| + •fia * 8.5
2 Px a. E ( U ) = 0.75 ln (10 000) +
+ 0.25 ln (9 000) = 9,1840.

©/TESAjfonm/ó
732 S o lu c io n e s a lo s p ro b le m a s im p ares

b. EtJJ) = ln (9 750) = 9,1850 el seguro es preferi­ C A P ÍT U L O 1 0


ble.
10.1
c. 260$.
a. Cara Cruz
8.7
a. Cultiva maíz. Cara 1, -1 -1 , 1
Cruz -1 , 1 1 ,-1
b. Sí. se elegirá un cultivo mixto. La diversificación
aumenta la varianza, pero aprovecha el mayor ren­
No hay un equilibrio de Nash puesto que al menos un
dimiento del trigo.
jugador tiene un incentivo para cambiar de estrategia,
c. 44 por ciento de trigo, 56 por ciento de maíz.
b. Utilice estrategias mixtas.
d. El agricultor sólo plantará trigo.
10.3
8.9
a. Ciervo-ciervo y liebre-liebre son equilibrios de
a. Utilice la Figura 8.5.
Nash.
b. y c. Analice la curvatura de la función constante
b. Si p = probabilidad de que A elija ciervo, B elegi­
RRA.
rá ciervo si p > y .
d. Se deduce, puesto que la función constante RRA es
c. Es necesario que p ln~[> > yi para que haya coope­
homotética en W.
ración.

C A P ÍT U L O 9 10.5
9.1 Siguiendo el análisis del Problema 10.2, el equilibrio
de Nash con estrategias mixtas es
a. Sí.
s = \¡(K + 1), r = K / ( K + 1).
b. 50$.
c. 0. 10.7
El máximo del padre exige que
9.3
-U 'B + X U ’A = 0 .
Coste =1 750$.
Ahora la El máximo del hijo exige que
utilidad esperada = 0,5£/(18 250) + 0,5í/(14 750), Y; = - d L j d r .
que puede ser superior a U (15 000). La diferenciación de (i) y su sustitución en (ii)
demuestra que dLjdr = Y'B. Por tanto, Y'A +Y'B - 0,
9.5 como había que demostrar.
a. No.
b. 20 000$. Debe costar a los trabajadores poco cua­ 10.9
lificados más para que no tengan ningún incentivo a. Hay dos equilibrios de Nash: A:M, B M y A :D ,
para comprar el certificado de finalización de los B:R.
estudios. b. Si el juego se juega dos veces, ambos equilibrios
de Nash constituyen un subjuego perfecto.
9.7 c. A : U , B:L es viable frente a A:M, B:M y frente a
a ..b . = 3 0 0 + 100/(n + l). A : D , B:R si 5 = / 3.
c. -dP a¡J d n = 2,n* = 7.
C A P ÍT U L O 11
9.9
11.1
Utilice la función RRA constante para las ilustracio­
b. PM l = 100 -Jl .
nes.
c. PMgL = dq/dL = 50/-JE , por lo que
PMgL < PMl .

Ü fT E S -P a r a m n fo
S o lu c io n e s a lo s p ro b le m a s im p a re s 733

11.3
b. ^ =
a. AT = 10 y 1 = 5. 2
b. K = 8 y L = 8. c. CT = qw'j7v'!2.
c. K = 9, L = 6,5. K = 9.5 y ¿ = 5.75 fracciones d. .Se obtiene una relación de envolvente.
de hora.
d) La isocuanta es lineal entre las soluciones (a) y (b). 12.9

11.5 ■
a. eQL = d q / d L - L ( q = a.
b- PMgL = dq¡6L = a > 0. - H a "
dl q¡dL1 * ( a - l ) (a ) ATP¿“ *2 < 0 . b. 9 = BL2,iK í/1 donde B es una constante.
c. RST = P M g J P M g , = (a/P ) ( * /¿ ) .

11.7 C A P ÍT U L O 13

a. Po = 0. 13.1

b. pm 8 k = p , + x p 1V W ; a. 9 = 50 .
b. ?t= 200.
c. q = 5 P - 5 0 .
c. no es constante.
13.3
11.9 b. img = S ¡ J q .
Aplique el teorema a f K, que es homogénea de grado c. 9 = 400, P = 0,80.
0.
13.5
C A P ÍT U L O 1 2 a., b. 9 = a + bP P = q/b-a/b,
12.1 /T" = Pq = (q2 - a q ) / b j m g = 2q/b - a / b 7 la
curva del img tiene una pendiente que es el doble
El asistente tiene razón porque el mínimo de las cur­
de la de la curva de demanda, por lo que
vas del CTMcp se produce donde la pendiente es igual
d - i m g = -q ¡b .
a cero. En el caso de rendimientos constantes a esca­
c. img = P (1 + 1/*) = P (i + l/b).
la, ambos tienen razón.
d. Se deriva puesto que e = dq/8P- P/q.
12.3
13.7
a., b. g = !50 / = 25 CMg = 4
a. q = 2P¡w.
9 = 300 7 = 100 CMg = 8
b. k = Pq - w q ¿/ 4 = P 1/ w.
9 = 450 J = 225 CMg = 12
13.9
12.5
a. 9 = 10 .
a. Hay que igualar RST - w /v. La senda de expan­
b. ti = 75, CFcp = 75 y el excedente = 100.
sión es una línea recta.
b. Utilice la pista. c. E P = ^ q ( P ) d P = I* P¡2dP ^ ( P * ) 1^ .
c. Se deriva de b. Jo Jo

d. CMg = — = (1/ot + P) 9 '/“+8->wW“+V '* I+fi.


dq C A P ÍT U L O 1 4
Las elasticidades son los exponentes.
14.1
12.7
a. 9 = 10 %/P - 20 .
a. CT = vK + wq¿f 4 K .

©ÍTESAaronin/ó
734 S o lu c io n e s a lo s p ro b le m a s im p ares

d. PD =129,47; Ps = 84,47; g = 258.


b. 2 = 1 000 4 P - 2 000.
Impuesto total = 11 610; los productores pagan el
c. P = 25; g = 3 0 0 0 . 79 por ciento.
e. PD =150; Ps = 1 0 5 :2 = 250.
14.3
Impuesto total = 11 250; los consumidores pagan
a. P = 6. el 67 por ciento.
b. <7 = 6 0 0 0 0 - 1 0 OOOP.
c. P = 6 ,0 1 , P = 5 ,9 9 . 15.7
d. eQ P = - 6 0 0 a. g = 250; r = 0,5; Ps =10,5; PD = 16.
a' P = 6. b. Impuesto total = 1 375; impuesto pagado por los
b 1g = 3 5 9 8 0 0 - 5 9 9 5 0 P . consumidores = 1 250; impuesto pagado por los
c ' P = 6 002; P = 5 9 9 8 . productores = 125; pérdida del EC = 1 875; pérdi­
d ’ e QP = - 0 , 6 ; eqP = 3 5 9 7 . da del E P = 187,5.
c. Pérdida = 0,5 (250) + 0,5 (0,5) (250) = 187,5.
14.5
Ésta es la pérdida total del excedente del produc­
a. P = 3, g = 2 0 0 0 0 0 0 y n = 2 0 0 0 e x p lo ta c io n e s. tor (EP) del apartado b. Se produce porque la
b. P = 6 y n = 3 0 0 0 /e x p lo ta c ió n . única razón de que la oferta tenga pendiente posi­
c. P = 3, 2 - 2 6 0 0 0 0 0 y n = 2 6 0 0 e x p lo tac io n e s. tiva es la pendiente positiva de la oferta de dere­
chos de autor de las películas.
14.7
a. n = 50, 2 = 1 0 0 0 , <7 = 2 0 , P = 10 y w = 2 0 0 . 15.9
b . n = 72, 2 = 1 728, <7 = 2 4 , P = 14 y w = 2 8 8 . El precio aumenta hasta 9,6. El ingreso total por el
c . E l in c re m e n to p a ra lo s fa b ric a n te s = 5 3 6 8 $ . L a arancel desminuye de hecho en 0,462 (miles de millo­
a p ro x im a c ió n lin eal d e la c u rv a d e o fe rta o fre c e nes). DWX =0,315 y DWt =0,234. Por tanto, D W
a p ro x im a d a m e n te el m ism o re su lta d o . aumenta en 0,147, un incremento del 37 por ciento
respecto al Ejemplo 15.3.
C A P ÍT U L O 15
C A P ÍT U L O 16
15.1
a. P = 120, P g = 4 8 0 0 0 , E C = 16 0 0 0 y 16.1
E P = 20 0 0 0 . b. C = 300 y
b. P é rd id a = 2 2 5 0 . c- PC/ /,« = V 2 -
c. P = 140, E C = 9 0 0 0 y E P = 2 4 7 5 0 .
P = 95, E C = 2 2 5 0 0 y E P = 11 2 5 0 . 16.3
d. P é rd id a = 5 6 2 ,5 0 . a. La eficiencia exige que kx = 2 kr .

15.3 c' =— !---


l+ax
a. P = l l , 2 = 5 0 0 y r = 1. e. X es intensivo en capital.
b. P = 12, g = 1 0 0 0 y r = 2 .
c. A ¿ P = 750. 16.5
d. A re n ta s = 7 5 0 . a. Utilice la frontera de posibilidades de producción
y después la caja de Edgeworth.
15.5 b. S ip no cambia, el cociente tierra-trabajo debe ser
a. PD = 140, Ps =95, PD - P s = t = 45; g = 300. el mismo en cada industria. Esto sólo puede ocu­
b. Im p u e sto to ta l = 13 5 0 0 . rrir si la producción del bien intensivo en trabajo
c . L o s c o n su m id o re s p a g a n 6 0 0 0 ; lo s p ro d u c to re s aumenta.
p a g a n 7 5 0 0 . L o s p ro d u c to re s p a g a n e l 5 6 p o r
cien to . 16.7
c. 2 250. a. La duplicación de los precios 00 afecta a ED.

© IT E S -P a r a n in fo
S o lu c io n e s a lo s p ro b le m a s im p a re s 735

b- PXEDX= - í- 3 P j + 6P,P3 - 2P32 - P,P2 - C A P ÍT U L O 18


18.1
c. pjpí =3-, p 3/ p 1 = s ; p í / p í = ^ a. 0 = 24, P = 29 y jt = 57ó .
b. CMg = P = 5 y (2 = 48.
c. El excedente del consumidor = 1 152. En condi­
16.9
ciones de monopolio, el excedente del consumidor
a. El valor de las transacciones = 240 = renta. El 288, los beneficios = 576, la pérdida muerta -
salario = 240/20 = 12 por hora. Puesto que 288.
Px /Py = 3/2 y PX 'X + Py -y = 240, Px = 6 y
Py = 4. 18.3
b. El salario es 18 por hora, Px = 9 y Pr = 6 . Sí, el a. <2 = 2 5 ,P = 3 5 y rr = 625.
sistema muestra la dicotomía clásica. b. S = 2 0 ,P = 50 y n = 800.
c. Q = 40, P = 30 y ti = 80U.
C A P ÍT U L O 17
18.5
17.1
a. P = 1 5 ,(J = 5 ,C T = 65 y n - 1 0 .
a. C = F = 10, RTP = 1 y £7 = 10. b. A = 3, P = 1 5 ,0 = 6,05 y rc = 12,25,
b. C = 2F, por lo que C = 15, F = 15/2 y
18.7
U = v/Í25. a. Q, = 25, P} = 30, 0 2 = 30, P2 = 20 y n = 1075.
b. P, =26,66, P =21,66 y 71= 1058,33.
c. C = 5 VÍO, F = y u = ’/Í2 5 . c. P, = P 2 = 23)£, re = 1 008,%, 0 , = 31% y
2
Q2 = 2 3 / 3.
d. P ¡ = a >+mq¡.
17.3
m = 5, a , =1 250 y a , = 900.
a. X * + y * = 1 0 0 .
X2 + yB2 =25. 18.9
b. Las RTP deben ser iguales. a. El gobierno quiere que aumente la producción
c. y = 9. hacia P = CMg, pero el subsidio no afecta a
IMg = CMg para una empresa monopolista.
17.5 b. Esto desplazará a la curva de CMg hacia abajo.
c. Utilice IMg = P (l + l/<?).
a. La curva de contrato es una línea recta. El único
cociente de precios de equilibrio es P¡/Pc = 4/3.
b. El equilibrio inicial sobre la curva de contrato. C A P ÍT U L O 19
c. No está sobre la curva de contrato: el equilibro
está entre 407. 80(2 y 487, 96Q. 19.1
d. Santi se lo queda todo y Juan se muere de hambre. a. Q = 15, P = 15 y jt = 5625.
b- 4, + í 2 = 50, P = 50 y 7i, = 7t2 = 2 500.
17.7 c. En competencia perfecta, P = 0 y Q = 150.
El cambio de las dotaciones cambia el atractivo de los
intercambios voluntarios. 19.3
a. Liderazgo en precios.
17.9 b. Discriminación en precios (por los vendedores),
a. P = 10, 0 = 80. aunque la estrategia de Apple no parece viable a
b. P0 =8,7} = 11;P2 = 9 ,5 ;F 3 =10,25 se tardan tres largo plazo. ¿Por qué?
periodos. c. Probablemente una contabilidad incorrecta.
c. Elija E ( P ) = P * = 10. d. Competencia internacional.

©/TES-Parnninfb
736 S o lu c io n e s a io s p ro b le m a s im p ares

19.5 C A P ÍT U L O 21
Multiplique por q¡¡PQ: esto muestra que coo la.com­ 21.1
petencia del tipo de Cournot, las industrias más con­
a. w = 3 y ¿ = 300.
centradas son más rentables.
b. w = 4, s = 3, L = 400 y el subsidio total = l 200.
c. w = 4 , D = 250, S = 400 y u= 150.
19.7
a. P = 25, Q = 20 000 y 21.3
10)1)
a. Contratar 5: 3 en A, 1 en B, y 1 en C. Producción
Qs total = ' £ i q = 1 000P - 5 000.
i = 34 y PMgL = 4.
b. w = P = 4 , wL = 2Q y n = 14.
b. P = 20, Q = 30 000 y
q (para el líder) = 15 000. 21.5
c.
w =10 ¿ = 25
P r e c io E x c e d e n te d e l c o n s u m id o r ¿ = 100
w=5
25 100 0 0 0 w =2 ¿ = 625
20 225 000 P = 0.1 Q = 500 000
15 400 000 P = 0,05 Q = 250 000
P = 0,20 Q = 100 000

1 9 .9 21.7
a . S í, C M g d e c re c e . a. P a rtic ip a c ió n c o n sta n te d e lo s fa c to res.
b. Q = 4 5 0 , P = 11 y t i = 3 3 4 1 . b . S e su p o n e q u e a = 1.
c. P = C M = 2 ,4 (a p ro x im a d a m e n te ) c . Si o > L se d e sa n im a la c o n tra ta c ió n d e c a p ita l. Si
o > 1, se fo m e n ta la c o n tra ta c ió n d e c a p ita l.
C A P IT U L O 2 0 d . Si las e m p re sa s m á s a d e la n ta d a s tie n e n u n a > 1,
20.1 se d e sa n im a a h í la in v e rsió n .

a. P = 1 0 - e , qA = 0 y qB = 300.
b. ka = 0, %B = 600. 21.9
c. Ineficiente porque P > C M g B. L m = 4 400, = 2 0 /3 , L f = 5 0 0 , w / = 5 y
jt = 3 833.
2 0 .3 Si e l sa la rio e s e l m ism o , w = 10, L = 1 9 0 0 y t i = 0 .
E l e q u ilib rio se p ro d u c e c u a n d o c a d a p u e sto e s tá a 50.

2 0 .5 C A P ÍT U L O 2 2
a. P = 5 Q = 5 000 <? = 2 5 0 . 22.1
b . S i u n a e m p re sa v en d e q = 2 5 1 , in c re m e n ta sus
a . R e n ta to ta l = 4 0 0 0 0 . L = 2 0 0 0 h o ra s.
b en eficio s.
b. L = 1 4 0 0 h o ra s.
c . C o n 2 0 m ie m b ro s e n e l c a rte l, só lo u n p re c io m uy
c. L = 1 7 0 0 h o ra s.
b a jo se rá e sta b le ( P = 0 ,3 ). C o n m en o s m ie m ­
d . L a o fe rta e s a sin tó tic a a 2 0 0 0 h o ra s a m e d id a que
b ro s , u n p re c io m a y o r s e rá e stab le.
w au m e n ta .
2 0 .7
L a e stra te g ia d e l p re c io d e se n c a d e n a n te e s u n su b ju e-
22.3
g o p e rfe c to s ie m p re q u e n < l / ( l - 5 ) . a. L o s q u e v a lo ra n m u c h o su tie m p o .
b. El d e se o d e v e r e l a c o n te c im ie n to o u n red u c id o
2 0 .9 v a lo r d e l tiem p o .
S ig a e l p ro c e d im ie n to d el E je m p lo 2 0 .4 . S e o b tie n e c . E l v e n d e d o r a m b u la n te p u e sto q u e e l m é d ic o tien e
tí =30 í!„ = 4 0 q* c - 2 0 . u n e le v a d o c o ste d e o p o rtu n id a d .

© IT E S -P a ro n in fb
S o lu c io n e s a lo s p ro b le m a s im p a re s 737

d. La gente con un elevado valor del tiempo irá en IMg = kP. por lo que, con el mismo precio final, la
transporte público si empeoran los atascos. trayectoria de los precios será la misma que en el caso
competitivo.
22.5
a. Ambos serán probablemente positivos debido al C A P ÍT U L O 2 4
efecto renta.
b. La persona 1 puede trabajar menos en el mercado. 24.1
Hay que hacer un análisis de estática comparativa. a. P = 20 y ^ =50.
b. P = 20. q = 40, CMg = 16 y el impuesto = 4.
22.7
IMgL = 0 si no hay prestaciones por desempleo. 24.3
IMgL = u si hay una renta por desempleo. a. A = 4UU. La extemalidad surge porque la produc­
ción de un pozo afecta a la producción de todos los
22.9
demás.
a. vv = 5, Z. = 2,5, U = 12,5,7t = 6,25. b. A =200.
b. Con w = 4 y l = 4, U = 16, t: = 8. Por tanto esta c. Tarifa = 2 000/pozo.
solución es superior en el sentido de Pareto.
c. Será sostenible si el 8 de la empresa > 0,36. 24.5
Una pregunta de ensayo. Debe tener en cuenta que los
C A P ÍT U L O 2 3 servicios son proveídos por las partes, así como los
23.1 riesgos, los costes de información, los incentivos de
los diversos contratos, etcétera.
b. Los efectos renta y sustitución se mueven en sen­
tido contrario. Si dCi/ 8 r < 0, C2 es elástico al
24.7
precio.
c. La restricción presupuestaria pasa por YU Y2. a. Iguale q a = q b y Q = 90.
b. E) problema del gorrón puede dar lugar a Q = 0.
23.3 c. El coste total 10 800. Si el impuesto depende de
25 años. la valoración marginal, a paga 900 y b paga 9 900.

23.5 24.9
a., b. Véanse las soluciones detalladas. a. Si cada persona es un gorrón, la utilidad será nula.
c. Aquí ¡* es menor que en el Ejemplo 23.2 porque b. P = 5, G = 50, G/100 = 0,5 y la
las rotaciones implican costes de oportunidad adi­ utilidad = -J2,5.
cionales.
d. f ( i ) es asintótica a 50 a medida que t -> oo.
e. í* = 100 años. El rendimiento máximo sostenible C A P ÍT U L O 25
no está definido aquí puesto que el árbol siempre 25.1
crece. Observe, sin embargo, que f ( t ) = 25 en el
a. 100 cada uno, U, = 10 y U2 = 5.
máximo, y no a 50.
f. f* = lU4,l. b. Fy = 4 0 y F2 =160.
c. F, =160 y F2 = 40.
23.7 d. F¡=F2 = 100.
e. p ; = p 2 = io o .
VAD (seguro de vida) = 6 304$.
VAD (póliza indefinida) = 3 879$.
25.3
El vendedor se equivoca.
a. X = 160\(U1+U2Y =1600.
23.9 b- (G, +U2)2 = 3 600.
Ahora el IMg debería aumentar al tipo de interés. Siij c. Máx 2.XY sujeto a X + 2Y = 180; X = 90;
embargo, si la demanda tiene elasticidad constante. y = 45; (G ,+ G 2)2 = 4 050.

©ITES-Paranmfo
738 S o lu c io n e s a lo s p ro b le m a s im p a re s

d. Si se cortaran las fronteras de posibilidades de uti­ b. b siempre = (1 - í) w, t = u.


lidades, utilice la otra envolvente de las fronteras. c. No. Puesto que esta persona es adversa al riesgo,
siempre optará por recibir la misma renta indepen­
25.5 dientemente del estado.
a. D.
b. E. 25.9
c. B. Los que más tengan que ganar de la votación. Podría
d. A. afectar a las estrategias de equilibrio de Nash.
e. La elección depende del criterio que se utilice.

25.7
a. Elija b, t de forma que Y sea igual en cada estado.
Exige que t = u.

©fítsT’oramn/ó
Glosario de los términos más utilizados

A continuación se definen algunos de los términos Asignación eficiente en el sentido de Pareto Una
más utilizados en este libro. El lector puede utilizar asignación de los recursos en la que no se puede
el índice analítico para encontrar las partes del libro mejorar a ningún individuo sin que alguien más
empeore.
en el que se ofrecen descripciones más exhaustivas
Aversión al riesgo Cuando no se está dispuesto a acep­
de estos conceptos. tar una apuesta justa. Surge cuando la utilidad de la
función de riqueza de un individuo es cóncava
Actividades de búsqueda de rentas Los agentes eco­
[t/' (W) > 0, U"(W) < 0], La aversión al riesgo abso­
nómicos realizan actividades de búsquedas de rentas
que utilizan el proceso político para crear rentas eco­ luta se miden mediante la fórmula r(W ) = •
nómicas que no se producirían normalmente con las L/'(W)
transacciones del mercado. La aversión al riesgo relativa se mide mediante la fór-
Agente La persona que toma decisiones económicas en
milla rr(W) = - WUH™ ~
nombre de otro agente económico. Un directivo con­ U '(W)
tratado por una empresa actúa como agente del pro­ Beneficios La diferencia entre el ingreso total en una
pietario de la empresa. empresa y sus costes económicos totales. Los benefi­
Ajuste de precios walrasiano Supuesto de que ios cios económicos son iguales a cero en competencia
mercados se vacían mediante un ajuste de precios en perfecta y a largo plazo. Sin embargo, los beneficios
respuesta a un exceso de oferta o de demanda. de un monopolio pueden ser positivos.
Ajuste marshaliano de la cantidad Supuesto de que Bien compuesto El grupo de bieneS cuyos precios se
los mercados se vacían mediante ajustes de la canti­ mueven en la misma dirección y cuantía: los precios
dad en respuesta a un exceso de demanda o a un exce­ relativos de los bienes dentro del grupo no varían.
so de oferta. Estos bienes pueden ser considerados como un único
Análisis normativo El análisis económico que asume bien para muchos fines prácticos.
una posición sobre cómo deberían funcionar ios mer­ Bien inferior Bien del que se demanda cada vez menos
cados o los agentes económicos. a medida que aumenta la renta del individuo.
Análisis positivo El análisis económico que intenta BieD normal Un bien para el que la cantidad demanda­
explicar y predecir los acontecimientos económicos da aumenta (o se mandene constante) a medida que
del mundo real. aumenta la renta de un individuo.
740 G lo sa rlo d e lo s té rm in o s m á s u tiliza d os

Bien público Uo bien que. una vez producido, está dis­ Coste del capital El coste de contratar una máquina
ponible para todos los miembros de una sociedad sin .más durante una hora. En este manual se ha represen­
posibilidad de excluir a ninguno. Hay muchos bienes tado con la letra v.
públicos que. además, tampoco rivalizan en el consu­ Coste marginal (CMg) El coste adicional de producir
mo: cualquier individuo puede beneficiarse de) bien a una unidad más: CMg - BCT/dq.
un coste marginal nulo. Costes fyos Los costes que no varían a corto plazo
Colusión tácita Elección de estrategias de cooperación cuando varía el nivel de producción. Los costes fijos
(de monopolio) sin que exista una colusión explícita. son irrelevantes en muchos sentidos para la teoría de
Competencia perfecta Uno de los modelos económi­ la determinación de precios a cono plazo. Véase tam­
cos más utilizados: se supone que hay un gran núme­ bién costes variables.
ro de compradores y de vendedores de cualquier bien Costes hundidos Inversiones únicas que deben reali­
y que cada agente es precio aceptante. Véase también zarse para poder entrar en un mercado.
precio aceptante. Costes variables Los costes que varían en función de
las variaciones del nivel de producción fabricado por
Complementarios (brutos) Dos bienes tales que si el
una empresa. Se contrapone a los costes fijas que no
precio de uno aumenta, la cantidad consumida del
varían con el nivel de producción.
otro disminuye. Los bienes X e Y son complementa­
Curva de contrato El conjunto de todas las asignacio­
rios brutos si dX/dPr < 0. Véase también
nes eficientes de bienes de los individuos en una eco­
Sustitutivos (brutos). nomía de intercambio. Cada una de estas asignacio­
Complementarios (netos) Dos bienes tales que si el nes tiene la propiedad de que ningún individuo puede
precio de uno aumenta, la cantidad consumida del mejorar sin que nadie más empeore.
otro disminuye, manteniendo constante la renta real Curva de demanda Gráfico que muestra la relación,
(utilidad). Los bienes X e Y son complementarios ceteris paribus. entre el precio de un bien y la canti­
netos si dad adquirida de ese bien. Una representación en dos
dimensiones de una función de demanda
X = DX(PX,PW. /). Se denomina demanda “marsha-
Estos efectos de precios cruzados compensados son liana" para diferenciarla del concepto de la demanda
simétricos, es decir, compensada (hicksiana).
Curva de demanda compensada Una curva que
dXj3PY\íl=ü=dYldPx \u^ .
muestra la relación entre el precio de un bien y la
Véase también Sustitutivos (netos). También denomi­ cantidad consumida en la que se mantiene constante
nados complementarios y sustitutivos hicksianos. la renta real (o la utilidad). Se describe como
Condiciones de entrada Características que determi­ h(Px , PY, U).
Curva de demanda individual La relación ceteris
nan la facilidad con la que una nueva empresa puede
paribus entre la cantidad de un bien que elige un indi­
empezar sus actividades productivas. En condiciones
viduo y el precio del bien. Una representación de dos
de competencia perfecta se supone que la entrada se
dimensiones de X = dx (Px , Pr, I) para una persona.
realiza sin costes, mientras que en una industria
Curva del coste total La relación entre los costes tota­
monopolista existen significativas barreras de entrada.
les y la producción, manteniendo constantes los pre­
Condiciones de primer orden Condiciones matemáti­ cios de los factores productivos. Se deriva de la fun­
cas que se deben cumplir necesariamente para que ción del coste total
una función alcance su valor máximo o mínimo.
Normalmente afirman que hay que aumentar cual­ CT = C T (v, w, q).
quier actividad hasta el punto en el que el beneficio Demanda de mercado La suma de las cantidades
marginal sea igual al coste marginal. demandadas de un bien por todos los individuos del
Condiciones de segundo orden Las condiciones mate­ mercado. Dependerá del precio del bien, de los pre­
máticas necesarias para garantizar que los puntos en cios de los demás bienes, de las preferencias de cada
los que se cumplen las condiciones de primer orden consumidor, y de la renta de cada consumidor.
son, en efecto, auténticos máximos o mínimos. Estas Derechos de propiedad Especificación legal de la pro­
condiciones se cumplen en aquellas funciones piedad y de los derechos de los propietarios.
que cumplen determinados supuestos sobre la Diagrama de la caja de Edgeworth Un instrumento
convexidad. gráfico utilizado para mostrar la eficiencia económica.

© IT E S -P a r o m n fo
G lo sa rio de lo s té rm in o s m á s u tiliza d os 741

Se suele utilizar con frecuencia para ilustrar la curva Efecto renta y sustitución Dos efectos analíticamente
de contrato en una economía de intercambio, pero distintos que se producen cuando varía el precio de
también resulta útil para la teoría de la producción. determinado bien. Se debe a que la variación del pre­
Diferenciales salariales compensatorios Diferencias cio del bien afectará al poder adquisitivo del indivi­
en ei salario real que surgen cuando las característi­ duo. Incluso si se mantiene constante el poder adqui­
cas de un puesto de trabajo hacen que los trabajado­ sitivo, los efectos sustitución harán que los individuos
res prefieran un puesto a otro cuando toman sus deci­ reasignen sus expectativas. Los efectos sustitución
siones de ofertar trabajo. quedan representados por los movimientos a lo largo
Discriminación de precios La venta de bienes idénti­ de una curva de indiferencia, mientras que los efec­
cos a distintos precios. Exige que ios vendedores ten­ tos renta implican un cambio de curva de Indiferen­
gan la capacidad de evitar la reventa. Existen tres cia. Véase también ecuación de Slutsky.
tipos distintos; discriminación de primer grado; se Efectos producción y sustitución Se producen cuando
vende cada unidad a un precio distinto a aquel indivi­ la variación del precio de un factor productivo que
duo que esté dispuesto a pagar el máximo posible utiliza una empresa hace que la empresa altere las
(“discriminación perfecta de precios”); discrimina­ cantidades de factores que demanda. El efecto susti­
ción de segundo grado: la adopción de tarifas de pre­ tución se producirá incluso si se mantiene constante
cios que ofrecen a los compradores un incentivo para la producción, y queda reflejado por movimientos a
que se separen a sí mismos en distintas categorías de lo largo de una isocuanta. Los efectos producción,
precios; discriminación de tercer grado; cuando se por otra parte, se producen cuando cambian los nive­
cobran distintos precios en mercados independientes. les de producción y cuando una empresa pasa a una
nueva isocuanta.
Discriminación, en precios Se produce siempre que
Efectos sustitución Véase Efectos Renta y Sustitución;
un comprador o un vendedor sea capaz de utilizar su
Efectos Producción y Sustitución; Ecuación de
poder de mercado de forma eficaz para separar los
Slutsky.
mercados y aplicar una distinta política de precios en
Eficiencia económica Se produce cuando los recursos
cada uno de los mercados. Véase también discrimina­
se asignan de tal forma que no se puede aumentar
ción perfecta de precios.
ninguna actividad sin reducir alguna otra actividad.
Distinción entre el corto y el largo plazo Diferencia
Véase también optimalidad en el sentido de Pareto.
conceptual de la teoría de la producción que permite
Elasticidad Una medida del cambio porcentual de una
diferenciar entre un periodo de tiempo en el que algu­
variable provocado por el cambio de un uno por cien­
nos factores productivos se consideran fijos y un
to de alguna otra variable. Si y = f ( x ) , entonces la
período más largo en el que todos los factores pro­
elasticidad de y respecto a x( e ) viene dada por
ductivos pueden utilizarse en distintas cantidades.
dy/dx-x/y. Se suele utilizar para describir cómo
Doctrina del coste de oportunidad La sencilla obser­
reacciona la cantidad demanda de un bien ante una
vación. aunque de gran alcance, de que el auténtico
variación de su precio. Por ejemplo, si ee P = -2 , un
coste de cualquier acción se puede medir en función
incremento del precio del 1% hace que la cantidad
del valor de la mejor alternativa a la que se debe demandada disminuya en un 2%. La elasticidad pre­
renunciar cuando se emprende la acción en cuestión. cio de la oferta se define de forma análoga.
Dualidad La relación entre cualquier problema de El dilema del prisionero Se estudia inicialmente en el
maximización restringida y su relacionado problema marco de la teoría de juegos, pero tiene una amplia
de minimización restringido (dual). posibilidad de aplicación práctica en otros campos. El
Economía de intercambio Economía en ia que la ofer­ punto esencial del dilema es que cada individuo, en
ta de bienes está dada (es decir no hay producción). una situación de incertidumbre respecto al comporta­
Sin embargo, los bienes disponibles pueden reasig­ miento que adoptarán los demás, puede ser llevado a
narse entre los individuos de la economía. adoptar un curso de acción que termina siendo perju­
Ecuación de Slutsky Una representación matemática dicial para todos los individuos que están tomando la
de los efectos renta y sustitución de una variación del misma decisión. Una fuerte coalición podría haber
precio sobre las elecciones que maximizan la utilidad; dado lugar a una solución preferida por todos los del
grupo.
3X/8Px =dX/dPx Equilibrio Una situación en la que ningún agente tiene
ningún incentivo para cambiar de comportamiento.

©/TESJ’orancnfc
742 G lo sa rio d e lo s té rm in o s m á s utilizad os

Al precio de equilibrio la cantidad demandada por los Función cuasi cóncava Una función para la que el
individuos es exactamente igual a la cantidad oferta­ conjunto de todos los puntos en los que f ( X ) > k es
da por todas las empresas. convexo.
Equilibrio de Bertrand Equilibrio en un juego de fija­ Función de beneficios La relación entre el beneficio
ción de precios en condiciones de duopolio. máximo que puede obtener una empresa (tt*) y los
Eqn&brio de Cournot Un equilibrio en duopolio en precios del producto y de los factores productivos:
us juego de fijación de cantidades. Se aplica un con­ Jt* = 71*(P, V, W).
cepto análogo a un juego con n personas.
Función de bienestar social Un instrumento hipotéti­
Excedente del consumidor La diferencia entre el valor
total que reciben los consumidores del consumo de un co que refleja el punto de vista social sobre la equi­
determinado bien y la cantidad total que pagarán por dad entre los individuos.
el bien. Es el área bajo ia curva de demanda compen­ Función de demanda de factores La función que
sada y por encima del precio de mercado, y se puede muestra la demanda de la empresa de factores pro­
aproximar mediante el área bajo la curva de deman­ ductivos (por ejemplo, del trabajo) y que depende del
da marshaliana y por encima del precio de mercado. coste de los factores (w, v) y del nivel de producción
Equilibrio de Lindahl Una solución hipotética para el (?):
problema de los bienes públicos. La contribución de ¿ = v, q).
cada individuo al impuesto desempeña el mismo Función de gasto Una función que se deriva del pro­
papel que el precio de mercado de equilibrio en una blema dual de minimización del gasto individual.
asignación competitiva. Muestra el gasto mínimo necesario para lograr deter­
Equilibrio en un subjuego perfecto Un equilibrio de minado nivel de utilidad:
Nash en el que las elecciones estratégicas de cada
jugador no implican amenazas no creíbles. Gasto = E(PX, Pr , U).
Estrategias de equilibrio de Nash Un conjunto de Función de oferta Para una empresa maximizadora de
estrategias (a*, b*) en un juego de dos jugadores de beneficios, una función que muestra que la cantidad
tal forma que a* es óptima para A frente a b* y b* es ofertada (q*) depende del precio del producto (P) y
óptima para B frente a a*. de los precios de los factores productivos (v, vv):
Excedente del productor La compensación adicional = q*(P, v, w).
que recibe un productor por participar en las transac­
ciones del mercado en vez de no realizar ningún tipo Función de producción Una función matemática con­
de transacción. El excedente del productor a corto ceptual que registra la relación entre los factores pro­
plazo incluye los beneficios a corto plazo más los ductivos de una empresa y su producción. Si la pro­
costes fijos. El excedente del productor a largo plazo ducción sólo se realiza utilizando capital y trabajo, se
incluye las rentas acaparadas por los factores produc­ puede mostrar la función de producción como
tivos. En ambos casos el concepto queda ilustrado q = f ( X , L).
por el área por debajo del precio de mercado y por Función de utilidad Un concepto matemático que per­
encima de la respectiva curva de oferta. mite definir la forma en que los individuos clasifican
Externalidades El efecto que tiene un agente económi­ combinaciones alternativas de bienes. Si sólo hay dos
co sobre otro que no es tenido en cuenta por el com­ bienes, X e Y, la utilidad se muestra mediante la fór­
portamiento normal en el mercado. mula
Factor productivo inferior Un factor de producción utilidad = U (X, Y).
que se utiliza en cantidades cada vez más pequeñas a Función de utilidad indirecta Una representación de
medida que aumenta la producción de la empresa. la utilidad en función de todos los precios y de la
Fronteras de posibilidades de producción El conjun­ renta.
to de puntos que muestran las cantidades alternativas Función homogénea Una función f(X¡, X ¡ , X „ ) ,
de diversos niveles de producción que se pueden es homogénea de grado k si
fabricar con determinadas cantidades de factores pro­
f(mX„ mX2,.. „ mX„) = X2...... X„).
ductivos.
Función cóncava Una función que está siempre por Función homotética Una función que se puede repre­
debajo de su plano tangente. sentar con una transformación monótona de una fun­

©llfcS-PorDmnfo
G lo sa rio d e lo s té rm in o s m á s u tiliza d os 743

ción que es homogénea de grado 1. La pendiente de vos que se pueden utilizar para fabricar determinado
las líneas de contorno de esta función depende única­ nivel de producción.
mente de los cocientes de ias variables incluidas en la Mercado contestable Un mercado en el que la entrada
función, y no de sus valores absolutos. y la salida de empresas son absolutamente libres. El
Industria de costes constantes Una industria en la que mercado está sujeto a estrategias de entrada y salida
el aumento de la producción y la entrada de nuevas consistentes en “pegar y correr” y producirá en el
empresas no tiene ningún efecto sobre las curvas de punto en el que el precio es igual al coste margina]
costes de las empresas individuales. que es igual al coste medio incluso si no bay un gran
Industria de costes crecientes Una industria en la que número de empresas.
la ampliación de la producción provoca extemalida- Modelo de equilibrio general Un modelo de una eco­
dcs que hacen que aumenten los costes, lo que hace nomía que muestra ei funcionamiento de varios mer­
que las curvas de costes de las empresas de la indus­ cados al mismo tiempo.
tria se desplacen hacia arriba. Modelo de equilibrio parcial U d modelo de un único
Industria de costes decrecientes Una industria en la mercado que Ignora las repercusiones en los demás
que el crecimiento de la producción da lugar a exter- mercados.
nalidades que reducen el coste haciendo que las cur­ Monopolio Una industria en la que sólo hay un vende­
vas de costes de estas empresas se desplacen bacía dor del bien en cuestión.
abajo. Monopsonio Una industria en la que sólo hay un com­
Ingreso marginal (IMg) El ingreso adicional que tiene prador del bien en cuestión.
una empresa cuando es capaz de vender una unidad Oligopolio Una industria en la que sólo hay unus pocos
más de producto. IMg = cP - q¡8q = P (1 + 1 ) . vendedores del bien en cuestión.
Juego de suma cero Un juego en el que las ganancias Paradoja de Giffen Una situación en la que el incre­
que obtiene un jugador constituyen las pérdidas del mento del precio de un bien hace que los individuos
otro. consuman más de ese bien. Se debe a que el bien en
Largo plazo Véase diferencias entre el cono y el largo cuestión es inferior y a que el efecto renta inducido
plazo. por la variación del precio es mayor que el efecto
Lema de Shepherd Aplicación del teorema de la sustitución.
envolvente en la que se demuestra que se pueden Paradoja del voto Ilustra la posibilidad de que la regla
derivar las funciones de demanda compensada de un de la votación por mayoría no alcance un determina­
consumidor y las funciones de demanda de factores do resultado, sino que, por el contrario, se mueva
productivos de una empresa (con producción constan­ cíclicamente entre varias alternativas.
te) mediante la derivada parcial de las Junciones del Pérdida muerta Una pérdida de transacciones mutua­
gasto o de las funciones del coste total respectiva­ mente beneficiosas. Pérdidas del excedente del con­
mente. sumidor y del productor que no se transfieren a nin­
Limitación de precios Elección de estrategias de pre­ gún otro agente económico.
cios reducidos para evitar la entrada de nuevas Periodo de mercado Un periodo de tiempo muy corto
empresas. en el que la cantidad ofertada está dada y no respon­
Línea de contorno Ei conjunto de pumos a lo largo del de a las variaciones del precio de mercado.
cual una función tiene un valor constante. Es útil para Precio aceptante Un agente económico que toma sus
representar gráficamente en dos dimensiones funcio­ decisiones a partir del supuesto de que estas decisio­
nes de tres dimensiones. Algunos ejemplos son los nes no tendrán ningún efecto sobre los precios exis­
mapas de curvas de indiferencia individuales y los tentes en el mercado.
mapas de isocuantas productivas de tas empresas. Productividad marginal decreciente Véase producto
Mapa de curvas de indiferencia Mapa del contomo marginal físico.
de la función de utilidad de un individuo que muestra Producto marginal físico La producción adicional que
las combinaciones de bienes alternativas para las que se puede fabricar con una unidad más de un determi­
el individuo recibe niveles de bienestar idénticos. nado factor productivo mientras se mantienen cons­
Mapa de isocuantas Un mapa de contomo de la fun­ tantes todos los demás factores productivos. Se suele
ción de producción de la empresa. El contomo mues­ suponer que la productividad marginal de un factor
tra combinaciones alternativas de factores producti­ productivo disminuye a medida que se utilizan uoida-

©íTES-Púrnrvm/ó
744 G lo sa rio d e lo s té rm in o s m á s u tiliza d os

des adicionales del factor mientras se mantienen Rendimientos constantes a escala Véase rendimientos
constantes los demás factores productivos. Si a escala.
q = f ( K, L ) , PMgL = dq/8L. Rendimientos crecientes a escala Véase rendimientos
Relación de sustitución técnica (RSI) La tasa a la que a escala.
se puede intercambiar un factor productivo por otro Renta Pagos de un factor productivo que son superio­
en el proceso productivo mientras se mantiene cons­ res a ia cantidad necesaria para mantener a ese factor
tante la producción. La relación de sustitución técni­ en su empleo actual.
ca es el valor absoluto de la pendiente de una iso­ Repercusión de un impuesto La respuesta del merca­
cuanta do a la creación de un impuesto que hace que la inci­
dencia del impuesto recaiga sobre algún agente eco­
nómico distinto al agente que, de hecho, paga el
impuesto.
Relación de transformación del producto (RTP) La Respuesta de la oferta Incrementos de la producción
tasa a la que un producto se puede intercambiar por provocados por un cambio de las condiciones de
otro en el proceso productivo mientras se mantienen demanda de los precios de mercado. Normalmente se
constantes las cantidades totales de factores producti­ hace una distinción entre las respuestas de la oferta a
vos. La relación de transformación del producto es el corto y a largo plazo.
valor absoluto de la pendiente de la fronrera de posi­ Riesgo moral El efecto de la cobertura de los seguros
bilidades de producción. sobre las decisiones que toman los individuos para
Relación marginal de sustitución decreciente Véase emprender actividades que pueden alterar la probabi­
relación marginal de sustitución. lidad de incurrir en pérdidas.
Relación marginal de sustitución (RMS) La tasa a la Salario El coste de contratar a un trabajador durante
que un individuo está dispuesto a intercambiar un una hora. En este manual se muestra con la letra vv.
bien por otro para seguir igual de bien. La RMS es el Selección adversa Cuando los compradores y los ven­
valor absoluto de la pendiente de una curva de indi­ dedores tienen información asimétrica sobre las
ferencia. RMS = -dY/dX\Um0. transacciones del mercado los intercambios que se
Relaciones de transformación y sustitución social realizan pueden estar sesgados a favor del agente con
Cuando existen externalidades, la relación de inter­ mejor información.
cambio privada y la relación de intercambio social Senda de expansión El conjunto de puntos de aquellas
serán distintas. Para analizar la asignación de recur­ combinaciones de factores productivos que minimi­
sos óptima, es necesario analizar la relación social. zan los costes y que una empresa elegirá para produ­
Rendimientos a escala Una forma de clasificar las fun­ cir los diversos niveles de producción (cuando se
ciones de producción que muestra cómo reacciona la mantienen constantes los precios de los factores pro­
producción ante incrementos proporcionales de todos ductivos).
los factores productivos. Si un incremento propor­ Señalización Las acciones emprendidas por los indivi­
cional de todos los factores productivos hace que la duos en los mercados caracterizados por selección
producción aumente en una proporción menor, se adversa en un esfuerzo por identificar su verdadera
dice que la función de producción tiene rendimientos categoría de riesgo.
a escala decrecientes. Si la producción aumenta en Supuesto ceteris paribus El supuesto de que todos los
una proporción mayor que la de los factores produc­ demás factores relevantes se mandenen constantes
tivos, la función de producción tiene rendimientos cuando se analiza la influencia de una determinada
crecientes. Los rendimientos constantes a escala variable en un modelo económico. Se refleja en tér­
constituyen el punto medio en el que tanto los facto­ minos matemáticos utilizando una derivada parcial.
res productivos como la producción aumentan en la Supuestos de convexidad Supuesto sobre las formas
misma proporción. Matemáticamente. si que tienen las funciones de utilidad de los individuos
f {mK ,mL ) = m‘‘f ( K , L ) , k > 1 implica que hay y las funciones de producción de las empresas. Parte
rendimientos crecientes, * = 1 implica que hay ren­ del presupuesto de que la eficacia marginal relativa
dimientos constantes y k < 1 implica que hay rendi­ de un determinado bien o factor productivo disminu­
mientos decrecientes. ye a medida que aumenta la cantidad de ese bien o
Rendimientos a escala decrecientes Véase rendimien­ factor productivo. Es importante porque las condicio­
tos a escala. nes de convexidad garantizan que la aplicación de las

©irtSftjrorwn/ó
G lo sa rio de lo s té rm in o s m á s u tiliza d os 746

condiciones de primer orden permitirá obtener, en puede calcular diferenciando parcialmente la función
efecto, un auténtico máximo. respecto al parámetro (cuando todas las demás varia­
Sustitutivos (brutos) Dos bienes tales que si el precio bles toman sus valores óptimos).
de uno de ellos aumenta se demanda más del otro. Es Teorema de la imposibilidad de Arrow Resultado
decir, X e Y son sustitutivos brutos si dX/dPY > 0. fundamental de la teoría de la elección social: cual­
Véase también Complementarios; Ecuación de quier regla de decisión social debe incumplir, al
Slutsky. menos, uno de los axiomas de la elección racional
Sustitutivos (netos) Dos bienes tales que si el precio de que definió Arrow.
uno de ellos aumenta, se demandará más del otro si Utilidad esperada La utilidad media esperada de una
se mantiene constante la utilidad. Es decir, X e Y son situación arriesgada. Si existen distintos resultados
sustitutivos netos si posibles. X, X„, con probabilidades
P] Pn (Y.P, = 1), entonces la utilidad esperada
viene dada por
la definición de sustitutivos netos es simétrica en
tanto en cuanto E(U) = P,V(Xl) + P2U(X2) +
+ - + P nG(Xn).
M l W y \ o . o = dYí dP*\u-o-
Utilidad marginal (UMg) La utilidad adicional que
Véase también Complementarios: Ecuación de
obtiene un individuo cuando consume una unidad más
Slutsky.
de determinado bien.
Tasa de retorno La tasa a la que se pueden transfor­
Utilidad von Neumann-Morgenstern La clasificación
mar los bienes actuales en bienes futuros. Por ejem­
de los resultados de las situaciones de incertidumbre
plo, la tasa de retorno de un solo periodo del 10%
en las que ios individuos eligen entre estos resultados
implica que si se renuncia a una unidad de producto
son función de sus valores de la utilidad esperada
en este periodo se obtendrán 1,1 unidades de produc­
Valor actual descontado (VAD) El valor actual de una
to en el próximo periodo.
suma de dinero que es pagada en el futuro. Tiene en
Teorema de Coase Resultado atribuido a R. Coase: si
cuenta el efecto de los pagos de los intereses.
los costes de negociación son nulos, se puede alcan­
Valor de la producción marginal Un caso específico
zar una asignación eficiente de ios recursos cuando
existen externalidades mediante una negociación del valor del producto marginal que se aplica cuando
entre las partes implicadas. el bien que se está produciendo se vende en un mer­
Teorema de Euler Un teorema matemático: si cado de competencia perfecta. Si el precio de compe­
/ ( X ,,.... X„) es homogénea de grado k. entonces tencia perfecta. P (= ¡Mg en este caso) está dado, el
valor de la producción marginal = P ■PMgL.
_/¡Xl + / 1X1 + - + / BX(1 = Valor del producto marginal (VPMg) El ingreso adi­
= * /(* , x„). cional que obtiene una empresa cuando vende el pro­
Teorema de la envolvencia Un resultado matemático: ducto fabricado con una unidad más de algún factor
productivo. En el caso del trabajo, por ejemplo.
la variación del valor máximo de una función provo­
cada por un cambio de un parámetro de la función se VPMg = ¡Mg - PMgL.

© IT E S f o m n n t ó

You might also like