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Generalmente las heridas están producidas por agentes traumáticos que actúan de
fuera adentro, aunque también la lesión puede producirse de dentro afuera y ser realizada
por un borde óseo cortante.
La piel es el órgano que recubre y protege al cuerpo frente a las agresiones externas y
que interviene en su termorregulación. En las heridas se produce una pérdida de
continuidad de la piel, provocándose una comunicación entre el exterior y el interior, lo que
da lugar a entrada de gérmenes, pudiendo producir una infección.
Su profundidad:
Las heridas profundas se pueden acompañar de lesiones musculares, esqueléticas,
nerviosas o viscerales, que pueden comprometer la vida del herido o complicar la curación
con secuelas funcionales.
Su extensión:
Una herida extensa puede ocasionar deshidratación e hipotermia y presentar un
elevado riesgo de infección.
Su localización:
Una herida es más grave según afecte a determinadas zonas (cara, manos, genitales),
nervios, tendones u órganos, por sus consecuencias funcionales y estéticas.
Su contaminación:
Consideramos que una herida como limpia cuando en ella no se visualizan cuerpos
extraños, tiene el fondo sangrante y ha sido revisada por un sanitario en las primeras 6-8
horas. Consideramos una herida como contaminada cuando contiene gérmenes que pueden
causar infección como las provocadas por mordeduras y astas de toro, las producidas en
accidentes o por objetos contaminados, entre otras. Aunque la herida fuera limpia en
principio, consideramos que está contaminada si no ha sido curada en las primeras 6-12
horas. Toda herida no atendida de más de 12 horas de evolución se considera infectada.
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Punzantes: Causadas por un agente punzante. En ellas predominan las lesiones
profundas sobre las superficiales.
Incisas: Producidas por agentes cortantes. Son heridas de bordes limpios. Predomina
la longitud sobre la profundidad. Son heridas sangrantes.
Contusas: Producidas por objetos de bordes romos. Son heridas de bordes irregulares
y magullados, con cuerpos extraños. La hemorragia no suele ser importante.
Inciso contusas: Es la combinación de las dos anteriores.
Abrasiones: Son el resultado de la fricción entre la piel y una superficie dura. Son
superficiales aunque pueden ser extensas y my dolorosas. Tanto en tratamiento
como en evolución son similares a las quemaduras.
Por desgarro o arrancamiento: Producidas por algún mecanismo que causa tracción
sobre los tejidos. Presentan bordes muy irregulares y a veces con pérdida de tejido.
Dentro de estas puede considerarse el “scalp”, ya que consiste en un arrancamiento
y separación del cuero cabelludo del cráneo.
2. Según su gravedad:
Leves: Las que a primera vista no afectan a estructuras importantes del organismo y
su localización no tiene repercusiones funcionales.
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Complicaciones de las heridas:
Hemorragia
Infección (dolor, edema, supuración)
Afectación de órganos internos
Las medidas dirigidas a solucionar problemas que están amenazando la vida del
paciente deben preceder siempre al tratamiento de la herida.
Para valorar una herida y decidir si podemos intervenir sobre ella, primero la
expondremos. Para ello retiraremos la ropa al paciente cotándola o soltando las costuras
para no remover con los movimientos la herida y ocasionar dolor o hemorragia. Utilizaremos
guantes para evitar el contacto con la sangre u otras secreciones. Si no disponemos de
guantes actuaremos con las manos bien limpias.
1. Heridas leves:
Consideraremos que una herida es leve y susceptible de ser atendida por nosotros si
es única, pequeña, poco profunda, hemorragia controlable y sin separación de bordes.
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2. Heridas graves:
Consideraremos que una herida es grave y que debe ser atendida por personal
sanitario si es múltiple, extensa, profunda, punzante, presenta colgajos, tiene pérdida de
substancia, afecta a músculos o huesos, presenta separación de bordes, contiene cuerpos
extraños enclavados, está infectada, es por mordedura, sucede en personas con problemas
médicos o hay dudas sobre su levedad.
Valorar la hemorragia: En heridas muy sangrantes, aplicar medidas de control de las
hemorragias (compresión loca y/o a distancia, elevación de la extremidad, vendaje
compresivo).
Manipular lo menos posible la herida.,
No aplicaremos antisépticos ni extraeremos los cuerpos extraños.
Cubrirla con un apósito estéril que debe humedecerse si va a cubrir vísceras y si es
posible, realizar un lavado por arrastre con suero fisiológico.
Si está afectada una extremidad, la inmovilizaremos, esté fracturada o no.
3. Heridas especiales:
Heridas en abdomen:
Si la herida es abierta con salida de vísceras y asas intestinales, no intentar
reintroducirlas. Cubrir con gasas estériles empapadas en suero fisiológico y
realizaremos un vendaje que sujete, sin comprimir, las vísceras.
Si son producidas por cuerpos extraños clavados, no retirarlo e inmovilizarlos.
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Trasladaremos al paciente tumbado, con las extremidades inferiores elevadas.
No hay que subestimar nunca el alcance de las heridas abdominales, aunque
parezcan pequeñas y leves.
HEMORRAGIAS
Es la salida de sangre fuera de los vasos sanguíneos por rotura de los mismos. En
todas las hemorragias hay que valorar:
El color de la sangre.
La sangre de origen arterial es roja y brillante. La de origen venoso es oscura.
El mecanismo de sangrado.
Nos orienta también sobre su origen (pulsátil o flujo lento).
Hemorragias externas:
La sangre sale al exterior del cuerpo a través de la herida.
1. Arteriales: Sangre roja, pulsátil, Son graves porque se pierde mucha sangre en
pocos minutos y puede poner en peligro la vida del paciente.
3. Capilares: Pequeños puntos hemorrágicos de color rojo oscuro que sangran lenta
aunque continuamente. Dan lugar a hemorragias “en sábana”. El sangrado suele
ceder espontáneamente.
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Hemorragias internas:
La sangre extravasada queda dentro del cuerpo. La sospecha de hemorragia interna
la basaremos en el mecanismo de la lesión y en los síntomas que presenta el herido.
Suceden habitualmente en las cavidades abdominal y torácica, pero pueden presentarse
también en extremidades, asociadas, por ejemplo, a fracturas cerradas en las que puede
acumularse abundante sangre. La gravedad de las hemorragias internas viene dada por
suceder en lugares no visibles y sólo reconocerse cuando comienzan a aparecer signos de
shock. Pueden producirse de forma progresiva o busca. Debemos sospechar la presencia de
hemorragia en caso de traumatismos cerrados (caídas, accidentes de moto, atropellos,
explosiones…) que afecten a tórax, abdomen y zona pélvica, ante heridas penetrantes y
fracturas cerradas.
Hemorragias exteriorizadas:
Consisten en hemorragias internas que salen al exterior por orificios naturales del
organismo (oídos, fosas nasales, boca, ano, uretra, vagina) . La presencia de sangre en estos
orificios debe de considerarse de gravedad porque su cuantía no guarda relación con la
importancia del sangrado ni del problema subyacente. Por ejemplo: una hemorragia nasal
banal (epistaxis) puede ser manifestación de una hipertensión arterial desconocida hasta
entonces; o una escasa hemorragia por oído (otorragia) que puede ser la única
manifestación de una fractura craneal.
Tratamiento antihemorrágico:
Hemorragias externas:
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Para intentar cortar una hemorragia externa se comienza por la forma más sencilla y
menos traumática, continuando con las formas más complicadas si fracasa la primera.
Elevación de la extremidad.
Si con la presión no es suficiente, se elevará la extremidad afectada. Para ello se
colocará al herido boca arriba, colocando en alto la zona que sangra, por encima del nivel
del corazón.
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compresión más habituales son la región inguinal para hemorragias en extremidad inferior y
la zona interna del brazo para las hemorragias en extremidad superior.
Torniquete.
Se considera el último recurso, ya que suele ocasionar más problemas que beneficios.
Esta técnica deja sin irrigación al tejido durante un tiempo que, si es considerable, origina
una posterior necrosis que hace al miembro irrecuperable.
Sus indicaciones son: amputaciones de miembros con gran sangrado y hemorragias
considerables de extremidades que no puedan ser controladas con los métodos ordinarios
descritos antes.
Utilizar el palo como si fuera una manivela y girar hasta que cese el sangrado.
A partir de ese punto no se debe girar más. Asegurar el palo y alisar u ordenar
un poco el vendaje del torniquete.
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Hemorragias internas:
Sospechar que un herido tiene una hemorragia interna cuando después de recibir un
golpe violento en tórax, abdomen, pelvis o extremidades presenta síntomas de shock
(palidez, frialdad, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, alteración del nivel de
conciencia) y/o dolor referido al lugar del traumatismo.
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Hemorragias exteriorizadas:
AMPUTACIONES
Arrancamiento:
Se suele asociar a fracturas o desarticulaciones, elongaciones nerviosas y
lesiones musculares y tendinosas. En algunos casos son posibles las
reimplantaciones. Las amputaciones son poco sangrantes por la vasoconstricción
local.
Sección o guillotinado:
En este caso el corte es limpio con poca lesión tisular. Este tipo de amputación es
el idóneo para la reimplantación. Se produce una vasoconstricción importante por
lo que son menos sangrantes.
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Actuación ante una amputación completa:
Lavar con suero fisiológico, y colocar gasas estériles empapadas con suero fisiológico.
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