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Sexting’ entre adolescentes, una práctica en aumento y cada vez más pronto
Uno de cada siete jóvenes envía mensajes de contenido sexual (eróticos o pornográficos) y uno de cada cuatro,
los recibe
análisis publicado a finales de febrero en la revista JAMA Pediatrics, un número considerable de jóvenes menores de
18 años participan o han participado en prácticas de sexting en algún momento; en concreto 1 de cada 7 (15%)
enviando material sensible y 1 de cada 4 (27%), recibién
Si bien la prevalencia de sexting fue mayor entre adolescentes de más edad y en dispositivos móviles versus
ordenadores, el estudio pone sobre la mesa una cuestión a la que prestar especial atención: la entrada de
preadolescentes de entre 10 y 12 años en las prácticas de sexting, un grupo de edad que para Jorge Flores
Fernández, experto en el uso seguro de las TIC y fundador en 2004 de PantallasAmigas, es especialmente
vulnerable. “El aumento de la prevalencia y la práctica a edades más tempranas tiene que ver con que
actualmente hay una mayor disponibilidad de la tecnología: tenemos más dispositivos portables, cada vez más
baratos y con conexiones también cada vez más económicas, por lo que las limitaciones que podían existir
antes ahora no están. Por otro lado, la edad de uso de la tecnología está disminuyendo y esto afecta a que los
adolescentes entren antes a este tipo de prácticas de riesgo; pero no lo hacen tanto por una cuestión de tipo
sexual sino más bien como una forma de travesura, por llamar la atención o por aburrimiento. Al final tienen
tanta disponibilidad que acaban haciendo cosas que quizás no harían si no existieran tantas facilidades”,
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Según datos recientes del INE, con 11 años más de la mitad de los niños disponen ya de un móvil. Expertos
como Jorge Flores insisten en que no existe una edad más adecuada para comprarles el primer teléfono, sino
que se trata más de una cuestión de madurez y habilidades. “Es como compararlo con a qué edad puede
meterse al agua solo, o cuándo puede comenzar a esquiar. Todo va a depender de la preparación de sus padres
y monitores, más que de una edad concreta. Con el uso de la tecnología ocurre algo parecido, depende más
del acompañamiento, del conocimiento y del tiempo que se les dedique. Pese a todo, por establecer un
marcador, considero que tener autonomía plena con un móvil conectado a internet y redes sociales me parece
inadecuado especialmente en el caso de menores de 13 años”, explica el fundador de Pantallas amigas, quien
ver los riesgos que suponen prácticas como el sexting en comparación con un adolescente más mayor “y que
hace en privado y trasciende a lo público, el derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen se ven
vulnerados. También, como menciona Jorge Flores, este tipo de prácticas pueden ser un indicador de víctima
potencial para depredadores sexuales en el sentido de que “son personas que realizan prácticas de riesgo”,
lo que las pone en el punto de mira. Detrás del sexting se encuentran casos de venganza, abuso y chantaje
económico, emocional o sexual que, en el caso de las niñas o adolescentes, aumentan en cierto modo la
victimización por lo arraigado de determinados estereotipos o tópicos en lo social. “Se las señala y se las
ridiculiza con más ensañamiento y esto puede tener consecuencias fatales como el suicidio. Lo hemos podido
ver en casos como los de Jessica Logan o Amanda Todd en 2012, ambas son ejemplos claros de suicidios por
Detrás del sexting se encuentran casos de venganza, abuso y chantaje económico, emocional o sexual que,
en el caso de las niñas o adolescentes, aumentan en cierto modo la victimización
(Canadá) y directora del estudio publicado en JAMA Pediatrics, el sexteo no consentido (es decir, el reenvío
de imágenes o vídeos sin consentimiento) o las formas coercitivas de sexting (es decir, cuando se presiona a
alguien para enviar un mensaje), “pueden, comprensiblemente, causar considerable angustia a los
adolescentes”. También tiene graves consecuencias legales potenciales. “El sexting puede parecerse mucho
al comportamiento sexual: cuando es consentido, hay muy pocas consecuencias negativas para la salud, pero
el sexting no consentido o forzado (al igual que el sexo no consensuado o forzado) está relacionado con mala
Si bien podría pensarse que el sexting consentido puede relacionarse con conductas impulsivas y de riesgo,
como una mayor frecuencia de parejas sexuales, un mayor número de parejas concurrentes y el uso de drogas
y alcohol antes del sexo, para Madiga, no todos los jóvenes que sextean están involucrándose en conductas
problemáticas, sino que esta práctica puede llevarse a cabo dentro del contexto de relaciones saludables.
En este sentido, tendría mucho que ver la influencia de todo lo que ocurre al otro lado de la red, es decir, el
entorno en el que están creciendo los niños y adolescentes actuales y en el que los medios de comunicación
y la publicidad influyen en la sexualización temprana de las niñas y niños. Una hipersexualización que, en
opinión de Jorge Flores, también se transmite desde determinados contenidos digitales: “Lo vemos en
youtubers e instagramers, por ejemplo, que trasladan modelos y mensajes muy relacionados con el sexo y el
erotismo, repitiendo unos patrones determinados, bien por convicción, bien por conveniencia”.
actuación diferentes. El primer proyecto partía de la idea de que, dado que quien hace sexting no es culpable
de nada pero se expone a unos riesgos, necesita estar informado de esos riesgos. Así nacía
Pensarantesdesextear.mx, creada para prevenir el sexting desinformado, bajo presión o sin reflexión, de forma
pueda llegar de alguien. “Muchos de los problemas que vienen del sexting parten de lo que la sociedad hace
de esas imágenes que reciben, ya que son quienes las hacen virales. El sexting es un fenómeno global, no es
solo ese novio sinvergüenza que se enfada y sube una foto para vengarse, puede haberse perdido esa imagen
o vídeo y caer en manos de alguien con oscuras intenciones, también es ese pederasta que te busca las vueltas.
Ante la pregunta de qué podemos hacer los padres para que los niños tengan herramientas para hacer frente
a este tipo de prácticas de riesgo, Sheri Madiga responde que ella pediría a los padres que fueran “más
proactivos que reactivos” en cuanto al sexting de cara a crear una ciudadanía digital responsable. “Tener
conversaciones abiertas a edades tempranas, y con frecuencia, no solo cuando surgen preocupaciones. Los
padres deben discutir el papel potencial del sextingen las relaciones sentimentales saludables, así como los
posibles riesgos y consecuencias. El concepto de presión de grupo, sexualidad, relaciones en línea versus
fuera de línea, etc., también debe debatirse en el seno de la familia”. Reconoce Madiga que para algunos padres
la idea de hablar con sus hijos sobre sexo puede intimidarles y que agregar el entorno digital a esa ecuación,
“que es territorio desconocido para algunos padres”, lo convierte en una doble amenaza. Sin embargo, incide
en que es precisamente en la red donde los padres pueden encontrar algunos recursos útiles que les sirvan
tanto para informarse de este mundo digital cambiante como para preparar este tipo de conversaciones, como
Para Jorge Flores, autor de diversos materiales informativos y didácticos relacionados con el grooming, el
ciberbullying y el sexting, la primera herramienta que tenemos los adultos es el ejemplo y en ese sentido
tenemos mucho que mejorar. “Vamos conduciendo y “whatsapeando”, vamos por la calle tecleando, cogemos
una llamada de teléfono mientras estamos comiendo cuando no hay ninguna necesidad, subimos fotografías
de cualquiera, incluidos nuestros hijos, sin pedirles permiso, y así un largo etcétera. Los adultos somos muy
mal ejemplo para niños y adolescentes en este sentido”, se lamenta. Junto a un mejor uso por parte de los
adultos, Jorge añade dos herramientas más a nuestro alcance: el acompañamiento y conocimiento de las
aplicaciones y del mundo digital para poder conversar y compartir con ellos esa información; y el empleo de
Jordi Jubany, docente, antropólogo y experto en educación digital y autor del libro ¿Hiperconectados? (Lectio),
comparte estas recomendaciones de Flores, y añade que puede ser de utilidad compartir con ellos desde que
son pequeños los protocolos que deberíamos usar nosotros mismos en la red, como pueden ser si todo lo que
colgamos es útil, es veraz y tiene buena finalidad. Según Jubany, hay que prestar atención a la necesidad de
desarrollar nuestra identidad digital y el sexting es un buen ejemplo. “Nuestra huella puede verse si nos buscan
desde Google, Facebook o Instagram. Y todo lo que digitalizamos, enviamos o colgamos es susceptible de
encontrarlo en un contexto no previsto. Tenemos que aprovechar estos casos reales de malas prácticas que
conocemos en nuestro entorno y en los medios de comunicación para tomar conciencia, aprender de nuestros
errores y utilizarlos educativamente. Es muy importante mantener los canales de comunicación abiertos con
nuestros jóvenes en un entorno conectado que es distinto al que nos educamos”, concluye