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Unidad 1: Introducción a la psicología

Tema 2: Nociones básicas de la Psicología

Objetivo: Analizar las nociones básicas de la Psicología

Personalidad:

Desde el nacimiento de la psicología, los psicólogos han tratado de definir los


pensamientos, los sentimientos y las conductas típicas que persisten a lo largo del
tiempo y que distinguen a un individuo de otro. La personalidad es el sello
psicológico exclusivo de cada uno; caracteriza nuestro patrón individual de
pensamientos, sentimientos y conductas.

Nuestra personalidad es única e irrepetible. Es la suma de las maneras de actuar,


pensar y sentir que nos hace típicos y diferentes a todos los demás individuos

Rae: Diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra.

Conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas


personas.

Cuando describimos a otras personas, además de referirnos a su personalidad,


aludimos también a su temperamento a o su carácter, decimos que tiene un
temperamento fuerte, o tiene muy buen carácter. Personalidad, temperamento y
carácter son conceptos que guardan bastante relación entre sí, pero que son
distintos.

Engloba a los dos aspectos, se sustenta en la herencia genética (temperamento),


pero está también influenciada por el ambiente (carácter), por lo que puede
desarrollarse y a pesar de ser bastante estable, cambia a lo largo de la vida.

El temperamento:

Es la disposición innata que nos induce a reaccionar de forma particular a los


estímulos ambientales. Está determinado genéticamente y, por tanto, es difícil de
modificar.

Eysenck, describió el temperamento como el comportamiento afectivo, es decir,


las emociones.

Otros autores lo proponen como la parte biológicamente determinada de la


personalidad y que incluiría sus sustratos endocrinológico (las hormonas)
neurológico (la anatomía del sistema nervioso) y bioquímico (las sustancias
químicas de nuestro organismo, incluidas las del sistema nervioso).
Ambas descripciones no son antitéticas, sino más bien complementarias. No hay
duda acerca de la importancia de la Neuroquímica en las emociones, está claro
que nuestros afectos son, en gran parte, procesos químicos del cerebro.

Si amamos, se lo debemos en gran medida a un neurotransmisor llamado


dopamina, si somos hostiles, es gracias a niveles elevados de testosterona, el
tratamiento de trastornos depresivos pasa por el restablecimiento de una
sustancia cerebral llamada serotonina.

El carácter:

Se forma mediante los hábitos de carácter comportamiento adquiridos mediante


aprendizaje a lo largo de la vida, y es modificable. Se refiere a las propiedades
psicológicas de un individuo pero añade un matiz: expresa un juicio de valor sobre
el modo de ser. Así, calificamos a las personas por su buen o mal carácter.

Carácter se refiere a aquellas características en las que tiene un mayor peso la


influencia del ambiente, es decir el aprendizaje. Se trata del llamado
comportamiento conatico de la persona, es decir, su voluntad, aquellas conductas
realizadas con absoluto consentimiento o plena consciencia, sin duda en este tipo
de comportamiento las reglas sociales y las tradiciones culturales desempeñan un
papel fundamental.

Algunos autores lo definen como el punto hasta que una persona se ajusta y
manifiesta según las tradiciones, ética y costumbres de la sociedad.

Cognitivo:

La capacidad que permite desarrollar conocimientos recibe el nombre de


cognición. Se trata de la habilidad para asimilar y procesar datos, valorando y
sistematizando la información a la que se accede a partir de la experiencia, la
percepción u otras vías.

Los procesos cognitivos, por lo tanto, son los procedimientos que lleva a cabo el
ser humano para incorporar conocimientos. En dichos procesos intervienen
facultades muy diversas, como la inteligencia, la atención, la memoria y el
lenguaje. Esto hace que los procesos cognitivos puedan analizarse desde
diferentes disciplinas y ciencias.

Un proceso cognitivo puede iniciarse con la percepción (el acceso a información a


través de los sentidos). La persona presta atención a aquello que percibe y, a
través de distintos tipos de pensamientos y mecanismos de inteligencia, logra
generar conocimientos que interioriza y almacena en la memoria. Dichos
conocimientos, ya asimilados, pueden ser expresados y comunicados mediante el
lenguaje.

Afectivo:

Se denomina afectivo a todo aquello que se relaciona con los afectos o los
sentimientos. En este sentido, los afectos pueden entenderse como sensaciones
internas que nos generan distintos tipos de inclinaciones o rechazos hacia
personas, circunstancias, etc. Son enormemente relevantes desde el punto de
vista de la psicología porque pueden dar cuenta en buena medida del estado
psíquico de una persona. Los afectos no deben entenderse como buenos o malos,
son meras sensaciones que nos despiertan las experiencias, pero ciertamente
pueden llevar a acciones buenas o a acciones recriminables.

El término afectivo permite referir a todo aquello que es propio o relativo al afecto.
Por tanto, para comprender mejor el concepto ahondaremos en qué es el afecto.
El afecto es una de las tantas pasiones del ánimo. Implica la inclinación hacia algo
o alguien, es decir, se puede sentir afecto por una persona amiga, por un familiar,
por un lugar en el mundo que nos trae buenos recuerdos, por un suéter que nos
ha regalado nuestra abuela cuando éramos niños y todavía lo conservamos, entre
otras alternativas.

De esto se desprende que los seres humanos, independientemente de que


seamos más o menos sensibles, siempre necesitamos de la afectividad para vivir,
para desarrollarnos y para seguir adelante a pesar de los obstáculos que a veces
nos pone el destino, porque aunque el día en el trabajo no haya sido de lo más
brillante, sabemos que encontraremos contención y olvido en casa cuando nos
abracemos a ese ser querido que nos está esperando.
Volitivos:
La palabra volitivo proviene del latín y su traducción está directamente relacionada
con el verbo “querer”. La Real Academia Española (RAE) afirma que volitivo es
aquello relacionado con los actos y fenómenos de la voluntad.

La voluntad, por su parte, es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta.


Por lo tanto, aparece vinculada al libre albedrío y a la libre determinación.
Una conducta volitiva refleja la concreción de los pensamientos de una persona en
actos. De esta manera, supone la libre elección de seguir o rechazar una
inclinación, en una decisión donde interviene la inteligencia.

Inteligencia:
El término inteligencia proviene del latín intelligentia, que a su vez deriva de
inteligere. Esta es una palabra compuesta por otros dos términos: intus (“entre”) y
legere (“escoger”). Por lo tanto, el origen etimológico del concepto de inteligencia
hace referencia a quien sabe elegir: la inteligencia posibilita la selección de las
alternativas más convenientes para la resolución de un problema. De acuerdo a lo
descrito en la etimología, un individuo es inteligente cuando es capaz de de
escoger la mejor opción entre las posibilidades que se presentan a su alcance
para resolver un problema.
La inteligencia pueden clasificarse en distintos grupos según sus características: la
inteligencia psicológica (vinculada a la capacidad cognitiva, de aprendizaje y
relación), la inteligencia biológica (la capacidad de adaptación a nuevas
situaciones), la inteligencia operativa y otras. En todos los casos, la inteligencia
está relacionada a la habilidad de un individuo de captar datos, comprenderlos,
procesarlos y emplearlos de manera acertada.

Inteligencia múltiple
Gardner es famoso por haber propuesto el modelo de inteligencia múltiple, donde
afirma que la inteligencia es un conjunto de capacidades específicas con distinto
nivel de generalidad. Así, la inteligencia deja de ser considerada como algo
unitario y se transforma en una serie de elementos independientes y bien
diferenciados.
Este psicólogo partió de algo que puede apreciarse en la vida cotidiana: la
inteligencia trasciende la capacidad académica o intelectual. Poseer un gran
volumen de conocimientos en un área específica del saber científico, por ejemplo,
no garantiza el éxito en los negocios o en el plano emocional, dado que estos
últimos dos puntos requieren de tipos de inteligencia diferentes.
La teoría de inteligencia múltiple de Gardner reconoce ocho tipos de inteligencia:
 La inteligencia intrapersonal (capacidad de autocomprensión y control de la
propia vida sentimental y emocional);
 La inteligencia interpersonal (la comprensión de las intenciones y deseos de
los demás);
 La inteligencia lingüística (vinculada a la capacidad para comprender el
significado y el orden de las palabras en la lectura, la escritura y la
conversación);
 La inteligencia espacial (la representación visual de ideas y la creación de
imágenes mentales);
 La inteligencia musical (facultad para analizar y crear música);
 La inteligencia lógica-matemática (para identificar modelos, realizar
cálculos, establecer y comprobar hipótesis y utilizar el método científico);
 La inteligencia naturalista (el reconocimiento de las relaciones que existen
entre distintos grupos de objetos o personas);
 La inteligencia corporal-cinética (habilidades para utilizar la fuerza, la
flexibilidad, la coordinación y el equilibrio del cuerpo).
Si bien existen diversas cuestiones que impulsan a cada persona a desarrollar
cada tipo de inteligencia en un grado diverso, es importante resaltar que, salvo
excepciones por impedimentos específicos, todos podemos realizar actividades
ajenas a nuestros intereses principales para volvernos más inteligentes.
Independientemente de la predisposición natural que pueda tenerse para
desenvolverse en un campo en particular, el entrenamiento es la base sobre la
cual se debe construir toda habilidad.
Inteligencia emocional:
El concepto de inteligencia emocional fue popularizado por el psicólogo
estadounidense Daniel Coleman y hace referencia a la capacidad para reconocer
los sentimientos propios y ajenos. La persona, por lo tanto, es inteligente (hábil)
para el manejo de los sentimientos.

Para Coleman, la inteligencia emocional implica cinco capacidades básicas:


descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear
una motivación propia y gestionar las relaciones personales.

Aquella persona que cuente con importantes niveles de inteligencia emocional es


un individuo que gracias a la misma consigue los siguientes objetivos en su
relación con los demás:
 Que quienes le rodean se sientan a gusto con él.
 Que al estar a su lado no experimenten ningún tipo de sensación negativa.
 Que confíen en él cuando necesiten algún consejo tanto a nivel personal
como profesional.
Pero no sólo eso. Alguien que dispone de inteligencia emocional es quien:
 Es capaz de reconocer y de manejar todo lo que pueden ser las emociones
de tipo negativo que experimente.
 Tiene mayor capacidad de relación con los demás, porque cuenta con la
ventaja de que consigue entenderlos al ponerse en sus posiciones.
 Logra utilizar las críticas como algo positivo, ya que las analiza y aprende
de ellas.
 Es alguien que precisamente por tener esa inteligencia emocional y saber
encauzar convenientemente las emociones negativas, tiene mayor
capacidad para ser feliz.
 Cuenta con las cualidades necesarias para hacer frente a las adversidades
y contratiempos, para no venirse abajo.
Por los importantes beneficios y ventajas que tiene cualquier persona que dispone
de inteligencia emocional, muchos son los estudios que se han llevado a cabo
hasta el momento. Algunos de ellos vienen a dejar patente que entre las señas de
identidad que más identifican a quienes la poseen, se encuentran las siguientes:
 Huyen de la monotonía, intentan en todo momento buscar alternativas para
tener una vida más plena y feliz.
 Son firmes cuando así se requiere.
 Siempre miran hacia adelante a la hora de seguir viviendo.
 Les encanta estar aprendiendo continuamente.

Educación:
La educación puede definirse como el proceso de socialización de los individuos.
Al educarse, una persona asimila y aprende conocimientos. La educación también
implica una concienciación cultural y conductual, donde las nuevas generaciones
adquieren los modos de ser de generaciones anteriores.

El proceso educativo se materializa en una serie de habilidades y valores, que


producen cambios intelectuales, emocionales y sociales en el individuo. De
acuerdo al grado de concienciación alcanzado, estos valores pueden durar toda la
vida o sólo un cierto periodo de tiempo.

Pedagogía:
Se denomina pedagogía a la ciencia encargada del estudio de la educación como
fenómeno social. El término se deriva de las raíces griegas “paidos” (niño) y
“gogía” (conducir); en efecto, en la antigua Grecia, el pedagogo era el encargado
de educar a los niños. Con el tiempo la palabra adquiere nuevos matices hasta
convertirse en la disciplina encargada de abocarse a la transmisión eficiente de
conocimientos.
De un modo genérico, el objetivo de la Pedagogía es planificar, analizar,
desarrollar y evaluar procesos de enseñanza y aprendizaje. Pretende mejorar la
realidad educativa en diferentes ámbitos: familiar, escolar, social y laboral.
Más concretamente esta figura tiene en cualquier escuela o instituto unas
funciones claramente delimitadas como son las siguientes: servicio de orientación
y organización escolar, programación de metodologías específicas, asesoramiento
al profesor, elaboración de terapias específicas, técnicas de estudio, diagnóstico
del discente…
Es importante destacar que la pedagogía se nutre de los aportes de diversas
ciencias y disciplinas, como la antropología, la psicología, la filosofía, la medicina y
la sociología.

Aprendizaje:
Se denomina aprendizaje al proceso de adquisición de conocimientos,
habilidades, valores y actitudes, posibilitado mediante el estudio, la enseñanza o la
experiencia. Dicho proceso puede ser entendido a partir de diversas posturas, lo
que implica que existen diferentes teorías vinculadas al hecho de aprender

El aprendizaje está considerado como una de las principales funciones mentales


que presentan los seres humanos, los animales y los sistemas de tipo artificial.

Algunas de las características mayormente manifestadas luego de haber recibido


algún tipo de aprendizaje son: cambios en el comportamiento, esto no solo supone
la modificación de conductas que ya se tienen sino también la adquisición de
nuevas conductas que se incorporarán producto de ese nuevo aprendizaje.

La pedagogía establece distintos tipos de aprendizaje. Puede mencionarse el


aprendizaje por descubrimiento (los contenidos no se reciben de manera
pasiva, sino que son reordenados para adecuarlos al esquema de cognición), el
aprendizaje receptivo (el individuo comprende el contenido y lo reproduce, pero
no logra descubrir algo nuevo), el aprendizaje significativo (cuando el sujeto
vincula sus conocimientos anteriores con los nuevos y los dota de coherencia de
acuerdo a su estructura cognitiva) y el aprendizaje repetitivo (producido cuando
se memorizan los datos sin entenderlos ni vincularlos con conocimientos
precedentes).
Enseñanza:

La enseñanza es la acción y efecto de enseñar (instruir, adoctrinar y amaestrar


con reglas o preceptos). Se trata del sistema y método de dar instrucción, formado
por el conjunto de conocimientos, principios e ideas que se enseñan a alguien.

La misma implica el desarrollo de técnicas y métodos de variado estilo que tienen


como objetivo el pasaje de conocimiento, información, valores y actitudes desde
un individuo hacia otro.

La enseñanza como transmisión de conocimientos se basa en la percepción,


principalmente a través de la oratoria y la escritura. La exposición del docente, el
apoyo en textos y las técnicas de participación y debate entre los estudiantes son
algunas de las formas en que se concreta el proceso de enseñanza.

Con el avance científico, la enseñanza ha incorporado las nuevas tecnologías y


hace uso de otros canales para transmitir el conocimiento, como el video e
Internet. La tecnología también ha potenciado el aprendizaje a distancia y la
interacción más allá del hecho de compartir un mismo espacio físico.

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