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Subdesarrollo en América Latina: su

complejidad.

¿Qué conjunto de
países comprende
Latinoamérica?
Todos aquellos que se
encuentren desde
México hacia el Sur
con habla mayoritaria
de lenguas derivadas
del latín.

Existen diversas teorías que explican el subdesarrollo en América Latina,


para el abordaje de tal temática, debemos tener presente sobre todo la
Teoría de la Dependencia elaborada por la CEPAL (Comisión Económica
para América Latina y el Caribe), uno de los órganos dependientes de la
Organización de las Naciones Unidas, que fue la encargada de darle el
sustento teórico necesario a la concepción de subdesarrollo. ¿Conocen esta
teoría?

A mediados de la década de 1960, surgió la teoría de la dependencia,


expresión del pensamiento político, social y económico de América Latina.
La Teoría de la Dependencia, que subrayaba la dicotomía (dualidad) entre
el centro (generador de riquezas) y la periferia (agrícola y subordinada a
este centro), así como las desiguales relaciones de intercambio entre ambas
regiones, fue inicialmente una explicación convincente de la relativa
incapacidad de América Latina para llegar al alto nivel de vida que podía
verse en los países desarrollados.

La teoría de la dependencia forma parte de una larga tradición de obras


teóricas que han considerado que el principal obstáculo al desarrollo
económico latinoamericano son sus desiguales relaciones con las potencias
extranjeras.

Pero cuando hablamos de dependencia, ¿A qué hacemos referencia? Es


una situación en la que la economía de ciertos países está condicionada por
el desarrollo y la expansión de otra economía a la que la primera está
sujeta. La relación de interdependencia ¿Qué es la interdependencia? De
dos o más economías y entre estas y el comercio mundial toma la forma de
dependencia cuando algunos países (los dominantes) pueden expandirse y
autosostenerse, mientras que los otros países (los dependientes) solo
pueden hacerlo como reflejo de esa expansión.

Este desarrollo dependiente genera desigualdades, proporcionando


beneficios a los sectores que participan del mercado y negándolos a los
otros grupos.

Un caso típico puede ser el de un país que dependa de un solo cultivo para
la exportación, como por ejemplo, el café o el azúcar.

Esta situación de dependencia latinoamericano ponía limitaciones al


crecimiento, sobre todo, en la industria.

Desde sus inicios, los países del sur (en general) han servicio como
proveedores de materia prima para los países del norte, y a cambio, han
sido receptores de aquellos productos terminados, que ya han sido vendidos
en los países del Norte. De esta manera, las ganancias de los países del
Norte se convierten en pérdidas relativas para los países del sur, creando un
vínculo de dependencia en el que las economías del sur dependen de la
voluntad de compra de los países del norte.

Esta creación geográfica solo es aproximada, debido a que algunos países


del hemisferio sur, como Australia, Nueva Zelanda tienen un nivel de
desarrollo muy alto, asi como en el hemisferio Norte, y en la misma Europa
(especialmente la del Este, ejemplo, Moldavia) hay zonas de bajo
desarrollo e incluso pobreza.

“Un país subdesarrollado puede compararse con una jirafa: resulta difícil
de definir, pero todo el mundo es capaz de identificarlo.” Hans Singer.

¿Qué es el subdesarrollo?

Gunder Frank expresa que “El subdesarrollo no es consecuencia de la


supervivencia de instituciones arcaicas, de la falta de capitales en la
regiones que se han mantenido alejados del torrente de la historia del
mundo, por el contrario, el subdesarrollo ha sido y es aún generado por el
mismo proceso histórico que genera también el desarrollo económico del
propio capitalismo”. Según este autor (perteneciente a la teoría de la
dependencia) desarrollo y subdesarrollo son las caras opuestas de la misma
moneda.

Osvaldo Sunkel define el subdesarrollo como el conjunto completo e


interrelacionado de fenómenos que se traducen en desigualdades claras de
riqueza y de pobreza, en estancamiento con respecto a otros países, en
potencialidades productivas desaprovechadas, en dependencia económica,
cultural (los países se vuelven dependientes culturalmente cuando aprueban
la ciencia y tecnología que se generan en países más avanzados , esto ha
dado origen a que estas sociedades vivan en función de lo que los otros
pudientes les permitan) y tecnológica.

¿Por qué Singer expresa que el concepto de subdesarrollo resulta


difícil de definir?

El concepto de subdesarrollo es muy complejo, posee innumerables facetas


importantes y puede ser examinado desde ángulos muy diversos.

Sobre todo, el subdesarrollo debe ser comprendido como un fenómeno


complejo y multidimensional y no como un problema de una sola cara, lo
que no niega que, en lo más básico, sea el fruto de la tendencia al desarrollo
desigual y asimétrico que caracteriza al capitalismo como sistema de
alcances mundiales.

El desarrollo desigual queda expresado al referir a la periferia por una


parte, como caracterizada por estructuras productivas heterogéneas y
especializadas y, por otra, centros que ostentan estructuras productivas
homogéneas –en un alto grado- y una producción diversificada.

El subdesarrollo puede ser entendido como un fenómeno económico y


social, sin embargo, tanto su definición como sus características resultan
complejas de identificar

El subdesarrollo es un problema que aqueja a la mayoría de la población


mundial; esto implica que múltiples regiones del planeta son
subdesarrolladas -en mayor o menor medida- y, debido a que resulta difícil
equiparar sus condiciones históricas y sociales en un estándar, el
subdesarrollo adquiere un matiz específico en cada zona. Asimismo, el
subdesarrollo tiene efectos en muy diversos campos de la actividad
humana, es decir, impacta en la vida económica, social, política y cultural
de cada pueblo; esto envuelve al subdesarrollo en campos de diferentes
características.

Sin embargo, en términos generales, aventurándonos en su


conceptualización podemos encontrar que los países subdesarrollados se
han identificado por lo siguiente: tienen altos índices de desigualdad,
dentro y fuera de sus fronteras; no garantizan el acceso a los bienes y
servicios necesarios para la mayoría de su población; no ofrecen amplias
oportunidades de estudios a sus habitantes, ni campos de desarrollo para las
potencias humanas; no tienen plena independencia económica, política o
social; y se trata de países que imposibilitan la configuración y desarrollo
de la vida.

De esta forma, a pesar de que cada país (en sus estructuras sociales y
productivas, en sus formas de vida, sus recursos financieros y políticas de
estado) posee criterios particulares de organización, establecidos a lo largo
de su historia, se han buscado diversos parámetros de diferenciación entre
los países desarrollados y subdesarrollados como, por ejemplo: la renta per
cápita, el desarrollo industrial, el aprovechamiento de los recursos
naturales, el analfabetismo, el crecimiento demográfico, la desigualdad
social dentro de cada país, etc.

El subdesarrollo en América Latina no es simplemente una cuestión de


retraso frente a los países industrializados, que puede medirse comparando
diversos indicadores, como el producto nacional bruto, el producto per
cápita y otros de la misma especie. Se trata más bien de una estructura total
que es el resultado de un determinado proceso histórico. El subdesarrollo es
la manera de ser de los países latinoamericanos en la época moderna, así
como la sociedad colonial fue su manera de ser durante tres siglos de
dominación ibérica.

Ciertamente la región ha cambiado. En 1900 había 70 millones de


habitantes; en el año 2000, habrá 500 millones. Tres cuartas partes de la
población vivían en zonas rurales al inicio del siglo; hoy día, dos de cada
tres personas viven en centros urbanos. En 1900, tres cuartas partes de la
población era analfabeta; transcurridos casi cien años, siete de cada ocho
personas saben leer y escribir.

La economía también ha crecido. En el año 2000, el ingreso regional per


cápita será cinco veces más alto que en 1900. Con todo, aunque América
Latina avanzó económicamente, no ha ganado terreno frente al mundo
desarrollado.

El sector industrial pasó de menos del 10% al 25% del PIB, pero la
participación de la región en el comercio mundial disminuyó del 7% al 3%,
y a finales del siglo más de la mitad de la exportación continuaba limitada a
los productos básicos como café, petróleo, azúcar, mineral de hierro y
cobre. El grado de dependencia financiera ha crecido a medida que lo ha
hecho el endeudamiento externo, y América Latina continúa en situación
vulnerable ante las perturbaciones externas.

La esperanza de vida pasó de 40 a 70 años y la tasa de alfabetismo aumentó


del 35% al 85% de la población adulta. Sin embargo, la distribución del
ingreso ha empeorado sin lugar a dudas; probablemente ya era la peor del
mundo en los años sesenta, y la situación se ha deteriorado aún más a
consecuencia del ajuste en los años ochenta. Hoy día, dos de cada cinco
familias en América Latina se encuentran en la pobreza.

Los países subdesarrollados o pobres tienen bajo ingreso por cabeza,


generalmente por debajo de los 2,000 dólares anuales, con poco desarrollo
industrial y con frecuencia dependiente de la inversión extranjera, con
mano de obra barata y alto consumo de energéticos. Sus recursos naturales
son fundamentalmente para exportación, poco o nulo desarrollo
tecnológico y dependencia del exterior en cuanto a la tecnología, el
comercio y los créditos; un bajo nivel de vida, con servicios de baja calidad
e insuficientes para las necesidades de gran parte de la población, con
infraestructuras deficientes, índices elevados de analfabetismo, alto
crecimiento demográfico y una gran desigualdad social y económica lo
cual conlleva también, inestabilidad política y corrupción.

La conciencia de subdesarrollo es una situación histórica reciente.

Se caracterizó por el atraso en los medios de producción no necesariamente


por la ausencia de riquezas.

El subdesarrollo no forma un todo homogéneo. Engloba situaciones muy


desiguales, aunque mantienen problemas parecidos. No existe una
clasificación única de los países que lo integran, entre otras razones porque
no siempre se establecen los mismos criterios para su elaboración.

Como expresábamos anteriormente el subdesarrollo en Latinoamérica se


puede visualizar o analizar a través de la identificación de determinados
indicadores, sobre todo socio-económicos.

Pero, ¿Qué es un Indicador? Según la ONU son “Herramientas para


clarificar y definir, de forma más precisa, objetivos e impactos (...) son
medidas verificables de cambio o resultado (...) diseñadas para contar con
un estándar contra el cual evaluar, estimar o demostrar el progreso (...) con
respecto a metas establecidas, facilitan el reparto de insumos, produciendo
(...) productos y alcanzando objetivos”.

Un indicador es aquello que indica o sirve para indicar. Puede tratarse de


un instrumento físico que indica algo o de una representación simbólica
que muestra indicios o señales.

El desarrollo económico suele medirse con toda una serie de indicadores,


de los cuales los más comúnmente empleados son el producto interno bruto
(PIB) y el producto nacional bruto (PNB) per cápita. Otros indicadores son
la esperanza de vida al nacer, las emisiones de dióxido de carbono por
cabeza, la mortalidad infantil, etc. Casi con cualquier indicador América
Latina aparece a medio camino entre los países desarrollados (PD) de
América del Norte y Europa occidental, y los países más pobres del África
subsahariana y del sur de Asia. El Banco Mundial clasifica a todas las
repúblicas latinoamericanas como “de mediano ingreso”, con excepción de
Haití y Nicaragua, que son clasificadas como “de bajos ingresos”; pero esto
no puede ocultar el hecho de que el PNB per cápita en la región sólo era de
13% del nivel de los países con ingresos elevados a comienzos del siglo
XXI.

La falta de éxito económico no significa estancamiento. Por el contrario, en


América Latina el cambio ha sido rápido, y esto puede verse sobre todo en
la tasa de urbanización. La expansión demográfica se ha centrado en las
ciudades, en parte como resultado de la migración internacional, en el siglo
XIX, y de la emigración rural-urbana, en el XX. Hoy América Latina es
predominantemente urbana: 75% de sus habitantes viven en poblados o
ciudades. Dado que la tasa media de urbanización para todos los países de
ingresos medios es de 50%, esto ha planteado que América Latina es
“prematuramente madura”. De hecho, el espectacular crecimiento del
sector informal en las ciudades latinoamericanas es prueba de la dificultad
que tienen muchos recién llegados al mercado urbano de mano de obra para
encontrar empleos seguros y productivos.

El subdesarrollo se manifiesta a través de una serie de rasgos y


características que son aceptados como componentes del mismo.

En la clase de hoy abordaremos una de ellas, la que algunos autores


denominan “crecimiento demográfico” o “explosión demográfica”.

¿Qué entienden por crecimiento demográfico?

Según Benz y Graml, la explosión demográfica no es tanto una causa como


una consecuencia del subdesarrollo, pero es indudable que constituye un
gran obstáculo para el desarrollo. Por una parte, porque los menores de 20
años constituyen el 50% de la población total, con lo que multiplican el
ejército de parados; por otra, porque también en el campo se deja sentir la
presión demográfica creciente, no puede detenerse la emigración hacia las
aglomeraciones urbanas miserables.

¿Por qué es considerado una característica del subdesarrollo?

¿Por qué razones representa un obstáculo para el desarrollo de los


países latinoamericanos?

¿Debe ser considerado el crecimiento demográfico como sinónimo de


pobreza?

En los países donde la inmigración fue un fenómeno importante, el


aumento en la población contribuyó de hecho a la expansión económica en
los primeros años, pues la inmigración suplió en ciertos países la mano de
obra necesaria para el auge de la exportación. La caída de las tasas de
natalidad comenzó ya en los años veinte en Argentina, Uruguay y Cuba,
pero en general la tasa de crecimiento demográfico continuó en fuerte
ascenso impulsada por la reducción en la tasa de mortalidad.

El crecimiento varió ampliamente según los países. En Venezuela, donde


fue más rápido, la población se duplicó en 20 años. En el otro extremo, en
los países más avanzados en el proceso de transición demográfica
(Argentina, Cuba, Chile y Uruguay) transcurrieron 35 o más años para que
eso ocurriera. En la gran mayoría de los países restantes, la población no
demoró más de 26 años en duplicarse.

El ritmo acelerado de la tasa de crecimiento anual se debe tanto a una


reducción de la mortalidad, con la introducción de medidas higiénico-
sanitarias que hacen caer la mortalidad infantil -muy alta aún en algunos
países- y contribuyen al aumento de la esperanza de vida, cuanto a unas
elevadas tasas de fecundidad que descienden más lentamente. Esto, no
obstante, no supone la eliminación de brotes epidémicos que, asociados a
los mayores grados de pobreza y a formas tradicionales de vida, generan
grandes mortandades en los territorios a los que afectan. En este sentido la
variabilidad de casos hace difícil igualar a todos los países y territorios en
una misma tipología

América Latina es un continente marcado por un largo y fuerte crecimiento


demográfico que se traduce por las rápidas multiplicaciones de la población
urbana y de los espacios habitados.

América Latina pasó de 66 millones de ciudadanos en 1950 a 245 millones


en1980 y su población deberla alcanzar 500 millones en el año 2000.

Este crecimiento demográfico ha traído algunas consecuencias para


Latinoamérica, las principales: estructuras en que predominan los menores
y adultos jóvenes y; acentuada emigración de las áreas rurales hacia las
urbanas.

México, puede servir de ejemplo, tiene un 55% de población menor de 20


años debido a la fecundidad existente.

Con respecto a la emigración de áreas rurales hacia las urbanas, en las


primeras décadas del siglo no tuvo mayor significación. A partir de 1940 se
inició una acelerada urbanización y se dieron situaciones especiales en
Venezuela, que de un 18% en esa fecha se elevó a un 41% en 1961. Los
países menos urbanizados se encuentran en América Central y en el Caribe
pero también aquí —excepción de Honduras y Haití— la proporción de
habitantes en ciudades de 200.000 o más habitantes debe ser de 20-25%. El
caso de la ciudad de un millón de habitantes (en 1940 sólo existían cuatro)
ha pasado a la historia: para 1960 ya existían diez de los cuales nueve eran
capitales de sus respectivos países.

Entre todas destacaba la ciudad de Montevideo, que reúne el 46% de la


población del país.

La urbanización acelerada trae problemas muy peculiares, especialmente


cuando no se han previsto los aspectos educativos, sanitarios,
oportunidades de trabajo, etc., siendo ésa una de nuestras mayores
tragedias.

Las tasas de natalidad de la región cayeron entre 1950 y 1970 de 42 a 36


nacimientos por mil habitantes, lo cual se asocia a un notable descenso en
la fecundidad de la región. Esos descensos se dan aun en las regiones de
acelerado crecimiento demográfico; por ejemplo, se constata que mientras
en 1970 el promedio de hijos por mujer en México era cercano a siete, hoy
está entre tres y cuatro; hoy una familia mexicana tiene tres hijos menos de
los que tenía hace quince años. Por otra parte la esperanza de vida ha
aumentado de 50 años en la década del cincuenta a 63 años en 1980.

Este crecimiento demográfico fue frenado sólo en las últimas décadas


gracias a una intensificación en las políticas de control de los nacimientos
en la mayoría de los países.

El ritmo acelerado de la tasa de crecimiento anual se debe tanto a una


reducción de la mortalidad, con la introducción de medidas higiénico-
sanitarias que hacen caer la mortalidad infantil -muy alta aún en algunos
países- y contribuyen al aumento de la esperanza de vida, cuanto a unas
elevadas tasas de fecundidad que descienden más lentamente. Esto, no
obstante, no supone la eliminación de brotes epidémicos que, asociados a
los mayores grados de pobreza y a formas tradicionales de vida, generan
grandes mortandades en los territorios a los que afectan. En este sentido la
variabilidad de casos hace difícil igualar a todos los países y territorios en
una misma tipología.
Años de esperanza de vida al nacer: cerca de 40 años en los países más
pobres, más de 70 años en los países industrializados.

En Costa Rica, 65 años los hombres y 68 años las mujeres.

Mortalidad infantil por mil nacidos vivos: Esta puede fluctuar entre
extremo y extremo desde 180 hasta 25 por mil.

En Costa Rica, en 1966, el porcentaje era de 65.1 niños muertos por cada
mil nacidos vivos.

Estructura por edades de la población: que en los países subdesarrollados se


caracteriza por un alto porcentaje de población joven, sobre todo en los
grupos de edades de 0-14 años. En ciertos países, un 40% de la población
total es menor de 14 años.

En Costa Rica, la población menor de 14 años representa el 49% de la


población total, según el censo de población de 1963.

Tasa de aumento de la población: sumamente elevada en los países


subdesarrollados, la cual fluctúa entre 1,5 a 3,5 % Recordemos que existe
una alta correspondencia entre el grado de evolución demográfica de un
país y su nivel de desarrollo económico, según lo expresa la teoría de la
transición demográfica.

En Costa Rica, la tasa de crecimiento de la población, según estimación


para el período 1965-1970, es de 3.8%.

Ingreso por persona: equivale, en cierta forma, a la capacidad para adquirir


cualquier bien o servicio. Dado que el ingreso por persona es un -promedio
producto nacional bruto dividido entre el número de habitantes- deja de
lado el aspecto clave que es la distribución social de esa capacidad de
adquirir bienes. En los países subdesarrollados los estratos sociales altos
(clase alta) perciben los ingresos más elevados. En 1968, el ingreso por
persona en Costa Rica era de $468.000.

Bienes básicos de consumo: En los países subdesarrollados el sistema de


alimentación es muy pobre y de escaso poder nutritivo, la cantidad de
vestidos y calzado disponibles es muy reducida, el número de viviendas es
muy pequeño y el estado de las mismas sumamente deplorable.
En Costa Rica, en 1967, el 43% del total de viviendas -o sea 121.882
viviendas de un total de 283.418- eran deficientes, es decir, son viviendas
con servicio sanitario deficiente o nulo, en mal estado estructural, o
viviendas que tienen tan sólo un dormitorio. Es en la zona rural donde
existe el porcentaje más elevado de viviendas deficientes del país, es decir,
el 83% del total de viviendas deficientes.

Servicios básicos: Este indicador se refiere a la cantidad y calidad de los


transportes (equipo ferroviario o automotor), de los sistemas de
comunicaciones, etc., de un país. Los países subdesarrollados se
caracterizan por el estado deplorable y deficiente de los mismos.

Servicios sociales representativos: Entre ellos se encuentran los que tienen


relación con la salud y la educación. El nivel de salud de las poblaciones de
los países subdesarrollados es muy bajo, debido sobre todo a la mala
alimentación, malos servicios de agua potable y de alcantarillado, poca y
deficiente atención médica sobre todo en los centros de población rural,
mal estado de las viviendas, poca atención a campañas de salud preventiva
(extinción de la malaria, vacunación, etc.).

Del total de defunciones ocurridas en Costa Rica en 1966, el 45% no tuvo


asistencia médica. Actualmente en Costa Rica, del total de la población
rural tan sólo el 34.6% de la población urbana el 90% gozan de servicios
de agua potable. Por otra parte, sólo 10 centros de población poseen
sistema de alcantarillado, el cual rinde un servicio deficiente.

En relación con el sistema de educación en los países subdesarrollados, la


educación ha tenido como función principal, ornamental y simbólica, no la
asegurar medios de promover la conquista de nuevas posiciones sociales
sino dar brillo a las posiciones sociales y adquiridas por otros medios.

TEXTO.

“¿Quiénes son los subdesarrollados y quienes son los dependientes?

¿De qué hablamos cuando hablamos de subdesarrollo y de dependencia?

¿Estamos hablando de una realidad ajena a nosotros o estamos hablando de


nosotros?

Somos nosotros los subdesarrollados, nosotros los dependientes;


dependemos de las modas y ahora nos disfrazamos como “hippies”.
Anoche fuimos a cenar al centro y ahí encontramos a un muchachito
descalzo, sucio, con cara de hambre y comentamos: “este es un hippie
auténtico”, pero él no está rebelde contra nada, él es víctima de un desorden
existente.

Nosotros somos los subdesarrollados, nosotros somos los dependientes. Lo


primero que hay que decidir es que no nos vengan a mirar desde afuera
como quien va a un zoológico, siendo los monos nosotros. Porque los
expertos nos miran, nos observan y nos dicen lo que nos pasa y lo que
necesitamos. La segunda advertencia fundamental es que nosotros somos
los que soportamos la carga de la dependencia. En consecuencia, o
tomamos estos problemas como propios y actuamos como protagonistas,
como sujetos, desde adentro o, sino, estamos falseando la realidad, porque
nos transformamos como en observadores de nosotros mismos desde
afuera, como si no fuéramos nosotros los que necesitamos resolver el
problema, nuestro problema”.

Godoy, H. Dependencia y subdesarrollo en América Latina. (1970)


Santiago, Chile: FLASCO.

Relacione el presente texto con lo trabajado en clase, responda las


siguientes preguntas:

¿De qué forma describe Godoy el problema del subdesarrollo en América


Latina?

¿Cuál es la reacción de los latinoamericanos ante el fenómeno de la


dependencia?

¿Qué actitud debemos asumir frente a tal problemática?

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