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En la actualidad, muchos jóvenes inician su vida sexual sin prevención. Los varones suelen iniciarse
antes que las mujeres pero ambos en menor o mayor medida están expuestos a los riesgos que
implican llevar una sexualidad sin cuidados, de la misma manera que los adultos.
Es más, hoy en día los jóvenes tienen su primera relación sexual a edades cada vez menores, y si
bien físicamente están absolutamente preparados, mentalmente no siempre están listos para lidiar
con las consecuencias y las responsabilidades que eso genera. Educar a los jóvenes en cuanto a la
sexualidad y a cuidar su salud no es tan necesario como que ellos aprendan a conocer que la
sexualidad es algo natural el cual se debe tratar con mucha responsabilidad y conciencia.
El tipo de relaciones que establece el adolescente con lo que le rodea es fundamental para su
adecuado y estable desarrollo emocional. Tener buenas relaciones con ellos no implica hacer
concesiones, todo lo contrario, se requiere de un trato gentil y respetuoso, pero firme.
Por ello, para lograr resultados en las estrategias dirigidas a los adolescentes es necesario
fortalecer el comportamiento sexual responsable, donde un componente fundamental es el
dominio sobre cómo protegerse en las relaciones sexuales. Además, es necesario considerar cuáles
otros elementos les permiten a los adolescentes desarrollar la capacidad para tomar decisiones
responsables y elegir las alternativas que los ayudarán, cada vez más, a lograr bienestar físico,
mental y social, y que las acciones resulten eficaces en el tema de salud sexual y reproductiva.
Un aspecto muy importante a considerar para disminuir los riesgos en la salud sexual y
reproductiva de los adolescentes, sería lograr la participación efectiva de ellos en el diseño,
planificación, monitoreo, y desde una forma integral, en todos los escenarios donde se desarrollan
las acciones dirigidas a la salud del adolescente, incluidas en los programas de salud en la que los
padres de familia apoyen y guíen a sus hijos en la formación y en la prevención de la salud sexual
para que así los jóvenes se sientan apoyados de su familia.
También podemos ver que para que esto funcione cada joven debe tener en cuenta 4 pautas
básicas las cuales son:
2. Cultiva la erotofilia
Existen dos formas de responder ante un estímulo sexual. El polo negativo corresponde a la
eritrofobia y el positivo a la erotofilia. Es importante cultivar la erotofilia, que no es más que tener
una actitud positiva ante lo erótico y sexual. Para ello es fundamental descartar los prejuicios y los
sentimientos de culpa que la sociedad ha impuesto sobre el sexo, especialmente a las mujeres.
4. Busca el placer
Parte de una sexualidad sana abarca el placer propio. Para permitirnos el placer, debemos actuar
dentro de los valores que nosotras consideramos fundamentales en lo individual. Por eso no
podemos olvidar la comunicación: decir qué nos gusta, cómo nos gusta, permitirnos experimentar
y poner límites cuando sean necesarios, hace de nuestra sexualidad en pareja un juego sano a
disfrutar.