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CONSULTORIA EN ADOLESCENCIA.
CUESTIONARIO:
1) DEFINICION DE ADOLESCENCIA:
Por adolescencia se entiende la etapa que va desde los 11-12 años, hasta aproximadamente la
segunda década de vida. Se trata de una etapa de transición en la que ya no se es niño, pero
en la que aun no se tiene el estatus de adulto. Es posible diferenciar la adolescencia temprana,
entre los 11 y los 14 años; la adolescencia media, entre los 15 y 18 años y la adolescencia
tardía o juventud, a partir de los 18 años.
Los adolescentes pueden caracterizarse por estar aun en el sistema escolar o en algún otro
contexto de aprendizaje profesional o a la búsqueda de un empleo estable, por estar aun
dependiendo de sus padres y viviendo con ellos, pueden estar realizando la transición de un
sistema de apego centrado en la familia, a un sistema de apego centrado en el grupo de
iguales, o a un sistema de apego centrado en una pareja. Se caracterizan por tener sus propias
modas y hábitos, su propio estilo de vida, sus propios valores, tener preocupaciones e
inquietudes que ya no son las de la infancia, pero que todavía no coinciden con las de adulto.
Si bien el comienzo de la adolescencia viene dado por un hecho fisiológico (la pubertad), podemos
decir que esta etapa es una invención cultural; un producto generado socialmente.
La adolescencia no ha existido siempre, o por lo menos no con los rasgos que se conocen
actualmente.
Una de las primeras instituciones diseñadas para la educación de los adolescentes la encontramos
en Atenas en el siglo V a C. Se denominaba Efebia, de carácter cívica-militar. Con el tiempo se
enfatizaron los fines educativos y surgió la noción de Paideia.
En el legado cultural de esta época ya se habla de la juventud en relación al amor erótico, a las
ansias de saber y los deseos de reforma y belleza. En el mundo romano antiguo existía una
ceremonia en la que los jóvenes varones, entre 15 y 16 años se despojaban de los signos de la
infancia y comenzaban a acudir al Foro. Más tarde los jóvenes vieron retrasada su incorporación
plena a la vida adulta, que seria a los 25 años, con lo cual la adolescencia tomo un carácter
cercano al actual. Siendo una fase de subordinación, marginación, limitación de derechos, y
recursos, así como la incapacidad de actuar como adultos. Para las mujeres, el rito de iniciación
era el matrimonio, una vez alcanzada la pubertad.
En la Edad Media y Moderna nos encontramos con una vaga identificación de la adolescencia -
juventud; debido a la rápida incorporación de los niños al mundo adulto, laboral. Sin embargo
existían clasificaciones diferenciadas entre infantia, hasta los 7 años; pueritia, entre los 7 y los 14 y
la adolescencia, éntrelos 14 y 21 años.
Durante siglos hasta finales del siglo XIX los niños se incorporaban al mudo del trabajo en algún
momento entre los 7 años y el comienzo de la pubertad. Pocos eran los que estudiaban y
permanecían poco tiempo en el sistema educativo. A partir de la revolución industrial esta
situación comienza a cambiar. Empieza a ser importante la capacitación, la formación y el estudio.
Los niños de clase media alta tienden a permanecer más tiempo en las escuelas. Reformas legales,
en estados Unidos, hicieron obligatoria la enseñanza hasta los 16; retrasando notablemente la
incorporación al estatus de adulto a través del trabajo, dando lugar a la aparición de un nuevo
estatus, que es la adolescencia.
Leyes sobre el trabajo infantil, dilataron la dependencia económica. Leyes especiales en relación
con la delincuencia juvenil, suponían un trato diferencial entre los adolescentes y adultos.
Para Freud este período suponía el término del estadio de latencia y el resurgir de los impulsos
sexuales tras la pubertad, con lo que el desarrollo psicosexual alcanzaba su meta final: la fase de la
sexualidad genital. Debido a los cambios fisiológicos que acompañan a la pubertad, brotan los
impulsos sexuales, y se produce la primacía del erotismo genital. Esta fase genital supone, por un
lado, revivir conflictos edípicos infantiles, y por otro lado, la necesidad de resolverlos con una
mayor independencia de los progenitores y un traspaso de los lazos afectivos a nuevos objetos
amorosos. Orientándose hacia sus iguales entre los cuales deberá escoger un objeto sexual
aceptado socialmente.
Freud trato la adolescencia como un periodo del desarrollo, en el cual, la fuerza de las pulsiones,
entendida como energía psicológica, hace que en la adolescencia se produzca una vulnerabilidad
acentuada de la personalidad. Esta debilidad requiere a su vez el empleo de diferentes
mecanismos de defensa: entre ellos la intelectualización y la sublimación, a la hora de encauzar la
energía de una forma socialmente aceptable. La inadecuación de estas defensas psicológicas y la
intensidad de los conflictos puede ser el origen de comportamientos mal adaptados. Así se
sostiene una concepción de la adolescencia como etapa de mayor probabilidad de episodios
psicopatológicos, emparentados, con la perspectiva de Stanly Hall de tensión y conflicto
El proceso de transformación física es puesto en marcha por una serie de mecanismos hormonales
que desencadenan un largo procesos de cambios que presenta un patrón diferente para chicos y
para chicas. Estos mecanismos hormonales se inician debido a la actividad del hipotálamo, que
envía señales a la hipófisis o glándula pituitaria para que esta comience a secretar importantes
cantidades de hormonas gonadotrofinas. Estas hormonas van a estimular el desarrollo de las
gónadas sexuales, que empezaran a producir hormonas sexuales; testosterona en los chicos y
progesterona y estrógenos en las chicas.
Estatura: En las chicas el estirón se inicia al principio de la secuencia de cambios puberales y el
pico se alcanza aproximadamente a los 16 años, en los chicos, la aceleración se inicia cuando el
desarrollo de los órganos genitales ya ha comenzado y el momento máximo en esa aceleración se
produce cuando el desarrollo genital casi ha acabado, la estatura adulta no termina de alcanzarse
hasta los 21 años.
Tamaño y forma corporal: en los chicos el tronco crece después de las piernas, aumentan mucho
la anchura de los hombros. Las chicas aumentan la anchura de sus caderas. La cabeza también
sufre cambios, se engrosan un 15% sus paredes, la frente se hace más prominente, las mandíbulas
crecen hacia adelante, sobre todo la inferior y la nariz, especialmente en los chicos se alarga.
También aumentan de tamaño los pulmones y el corazón.
Rendimiento físico: las chicas alcanzan su mejor rendimiento en velocidad, agilidad y equilibrio a
los 14 años, mientras que los chicos continúan mejorando.
Desarrollo sexual:
El adolescente se puede distinguir ante todo del niño por la presencia de una reflexión que va más
allá del presente, por la capacidad de crear teorías y sistemas. Los niños se encuentran en la etapa
de las operaciones concretas (según Piaget), se apegan a los hechos que tienen a la mano; son
incapaces de pensar en forma abstracta o construir situaciones hipotéticas. Los adolescentes que
alcanzan la etapa de operaciones formales, pueden reconocer relaciones entre proposiciones y
conceptos y pueden especular acerca de lo que “podría suceder” y no solo considerar lo que es.
El periodo de las operaciones formales implica un grado de equilibrio incluso superior al que se
alcanza en las operaciones concretas, que permite que el pensamiento sea eficaz y flexible incluso
cuando afronta ideas abstractas e hipotéticas. El adolescente puede imaginar las posibilidades de
una situación y compensar mentalmente los cambios en la realidad. Puede pensar sobre objetos
que no están presentes, el futuro, posibilidades e hipótesis, que no son concretas ni reales.
Según Case este estadio corresponde al vectorial, la capacidad de prestar atención, concentrarse
en un estimulo o en varios, y recordar a corto y largo plazo es lo que propicia este pensamiento
abstracto. Las operaciones formales representan la capacidad mental de realizar operaciones
lógicas, sobre las ejecutadas en el periodo concreto.
Existe un hallazgo curioso: no todos los adolescentes, ni siguiera los adultos parecen alcanzar las
fases más avanzadas de las operaciones formales. Este hallazgo plantea el problema de porque
algunos adolescentes si lo alcanzan o utilizan y otros no. Piaget sugirió que puede ser cuestión de
interés y capacidad. También Case señala que las operaciones intelectuales que construyen las
persona en la adolescencia, están muy ligadas a la cultura y no pueden entenderse como
operaciones lógico – matemáticas universales. De ahí se deriva la importancia que concede a la
instrucción a la hora de alcanzar el nivel vectorial característico en la adolescencia.
El nivel de pensamiento también puede verse afectado por el alcance de la implicación emocional
en el proceso. Los adolescentes razonan a niveles menos avanzados cuando el tema les resulta
especialmente emotivo.
Por su parte King y Kitchener en su modelo de estadios del razonamiento reflexivo, ubican al
adolescente en un estadio típico relativista. Este relativismo conduce a una postura escéptica
sobre cualquier cuestión, y a pensar que no existe ningún conocimiento fiable. Solo al final de la
adolescencia y en la edad adulta se darían progresos hacia concepciones racionalistas.
Pensar sobre posibilidades: Piaget indico que el adolescente es capaz de pensar ideas y cosas
que están presentes de manera concreta, de establecer conexiones entre varias alterativas
posibles e incluso de pensar sobre algo imposible.
Pensar en el futuro: la planificación incluye la capacidad cognitiva para pensar en todos los
pasos necesarios, estudiarlos a fondo secuencialmente y de modo abstracto, antes de iniciar la
tarea, pensar en el futuro es un componente importante del razonamiento científico.
Pensar sobre ideas: la capacidad de pensar sobre el pensamiento también caracteriza las
destrezas cognitivas de los adolescente; la introspección, o pensamientos sobre las ideas o
sentimientos propios, como llevar un diario personal, escribir poesía, dedicar tiempo a estar
solo y a pensar sobre sí mismo. Encontrar formas de mejorar las técnicas de estudio, la
memoria y la capacidad de resolver problemas. Esta meta cognición, o capacidad de pensar
sobre la cognición y conciencia del conocimiento aumenta con la edad durante la adolescencia
y también se vuelve más sofisticada. Es la capacidad de realizar operaciones sobre
operaciones.
Procesamiento estratégico: cuanto más compleja sea la tarea más capacidad se precisa,
varían en la cantidad de recursos que se requieren. Se utiliza para la toma de decisiones.
El psicólogo David Elkind (1985) considera que la capacidad del adolescente para pensar sobre su
propio pensamiento y sobre el pensamiento de los demás, va a llevarle a un cierto egocentrismo
que le hará a veces difícil diferenciar entre sus propios pensamientos y los de otras personas.
Cree que el egocentrismo adolescente en términos básicos, se revela a sí mismo de dos maneras:
mediante la audiencia imaginaria y la fabula personal.
Audiencia imaginaria: se refiere a una excesiva autoconciencia, que lleva a pensar que otras
personas están tan interesadas en sus preocupaciones y comportamientos como el mismo. Lo
que hace que esté pendiente de su vestido, peinado o comportamiento. Lo que también
podría explicar algunos comportamientos exhibicionistas, o bien un aumento de de timidez
fruto de esa hipersensibilidad a lo que piensen los demás. Los adolescentes pueden sentir
como si siempre estuvieran sobre un escenario. Se piensan centro de atención y se sienten
inhibidos al extremo y demasiado preocupados hasta por los defectos más ligeros en su
apariencia. Esta forma de egocentrismo deriva de la capacidad cognitiva adolescente de
pensar sobre el pensamiento, de pensar sobre el pensamiento de otro, así como la
incapacidad de distinguir entre el enfoque propio, y los pensamientos de los demás. Empieza a
disminuir hacia los 15 o 16 años, la propia audiencia real reemplazara gradualmente a la
imaginaria, en sentido de que las reacciones hipotéticas de esta se contrastan con las reales de
los amigos y otras personas significativas.
Otros dos aspectos del egocentrismo adolecente son: la pseudoestupidez, que es la capacidad de
pensar sobre muchas posibilidades diferentes, de buscar móviles de conducta complejos y de
racionalizar en exceso situaciones triviales y la hipocresía aparente que se refiere a que los
jóvenes adolescentes sienten que no tienen porque acatar las mismas reglas que los demás si
deben cumplir.
Se observa que el adolescente con respecto al niño mejora en el análisis de las situaciones al darse
un aumento de las capacidades atencionales. Puede tener una comprensión más profunda de los
otros; y una interpretación de las situaciones más adecuada. El repertorio de posibles respuestas
se amplía por la experiencia en la interacción social y el conocimiento de las consecuencias de
cada acción. Este modelo de “inteligencia social” es muy importante en el entrenamiento de
destrezas sociales, en problemas o prevención de droga dependencia, resolución de situaciones
conflictivas, o logro de objetivos propios.
La autonomía moral, exige entender que las reglas surgen de un acuerdo entre personas y esta
cooperación solo es posible si somos capaces de situarnos en la perspectiva de los otros. Los seis
estadios del desarrollo moral de Kohlberg se agrupan en tres niveles: preconvencional,
convencional y postconvencional. En el estadio preconvencional, las reglas y las expectativas
sociales son algo externo al yo, los individuos actúan movidos por la intención de evitar los
castigos y obedecer acríticamente a la autoridad. En el nivel convencional, el yo se identifica con
las reglas y las expectativas de los otros o las interioriza. Por último, en el nivel postconvencional,
los valores se definen en función de los principios escogidos por la propia persona, sin presión de
la autoridad o las reglas. Los adolescentes se situarían mayoritariamente en el segundo nivel. Es
decir que la mayoría de los jóvenes muestran principios morales que dependen del punto de vista
de otras personas, es decir, actúan teniendo en cuenta su propio beneficio o en un gran
porcentaje, la aprobación de los otros, especialmente de su grupo de compañeros.
Lo que resulta fundamental subrayar es el papel que puede cumplir el ambiente en el desarrollo
moral, una vez comprobado, que con independencia de variables individuales y sociales, los
últimos niveles del desarrollo los alcanzan una minoría de personas, ni siguiera un estadio
avanzado de razonamiento lógico los asegura.
Comportamiento moral: conducta prosocial y actos antisociales: Puede decirse que la mayoría de
los estudios realizados sobre adolescentes encuentran relación, entre mayores niveles de
razonamiento moral y comportamientos más adecuados desde el punto de vista moral. En la
adolescencia van a incrementarse tanto los comportamientos de carácter prosocial como las
conductas antisociales y delictivas, lo que una vez más pone de manifiesto el carácter ambivalente
de esta etapa. Es probable que los adolescentes se impliquen en actividades de ayuda, que
precisan de recursos y capacidades de las que carecían en los años anteriores: como donaciones,
participación en organizaciones no gubernamentales o en actividades de voluntariado. Muchos de
los comportamientos antisociales aparecen durante los años anteriores a la pubertad,
manifestándose fundamentalmente en los entornos familiar y escolar, con la llegada a la
adolescencia, estos actos van a intensificarse, alcanzando la máxima incidencia sobre los 17 años,
para empezar a disminuir durante la adultez temprana ya habrán desaparecido en la mayor parte
de los sujetos. Mientras que los chichos suelen implicarse en actividades más graves y violentas,
como robos de coches, hurtos, asaltos, entre las chicas son más frecuentes la cleptomanía, las
fugas de la casa, o los delitos de carácter sexual. Factores como la falta de supervisión y control
familiar, la escasa comunicación con los padres, el fracaso escolar, y el entorno social y cultural
que refuercen las actitudes antisociales, favorecerán al surgimiento de comportamientos
delictivos. Esta característica estaría relacionada con el hecho de que, aunque los adolescentes ya
tengan la capacidad de pensar en términos abstractos, aun les resulta complicado pasar de
principios abstractos a situaciones concretas, explicándose así determinados comportamientos
juveniles contradictorios.
El desarrollo intelectual también puede verse afectado por la familia. Schmid-Kitsikis planteo un
estudio con chicos y chicas entre 15 y 17 años en el cual se determino que los adolescentes que
razonaban en un nivel formal, tenían progenitores que los ayudaban a tomar conciencia de la
relatividad implícita en todo conocimiento y los animaban a actuar de manera independiente. Los
adolescentes con respuestas clasificable como concretas provenían de familias permisivas o
autoritarias que les dificultaban el distanciamiento de los modelos parentales y el logro de la
autonomía personal. Del mismo modo se puede influenciar el terreno del racionamiento social.
Una de las características que define la adolescencia desde el punto de vista intelectual se refiere a
la capacidad de elaborar teorías. Estas teorías no se refieren únicamente a aspectos exteriores a la
propia persona el mundo físico, interpersonal o a la sociedad, sino que incluyen de manera
destacada, una teoría sobre sí mismo. El adolescente se toma como propio objeto de
conocimiento y reflexión y de ahí le surgen preguntas sobre sus propios pensamientos, opiniones,
deseos y sentimientos.
El autoconcepto recoge las percepciones que tenemos y las evaluaciones que realizamos sobre
nosotros mismos. En el origen del autoconcepto se mezclan las experiencias personales de éxito o
fracaso en diversas tareas o situaciones y las valoraciones que realizan los demás de nosotros.
El autoconcepto surge de la reflexión consciente sobre sí mismo, mayor concentración en los
aspectos interiores de la persona, toma de conciencia de la multiplicidad de aspectos que
componen nuestro yo y de la posible existencia de conflictos, proyección del yo hacia el futuro.
El adolescente deberá responder a la pregunta fundamental “¿Quién soy yo?” y para encontrar
una respuesta tendrá que perfilar la imagen que tiene de sí mismo, adoptar algunos compromisos
de carácter ideológico y religioso, elegir una profesión, definir su orientación sexual, optar por un
estilo de vida y de relaciones, asumir valores de tipo moral.
Con la llegada de la adolescencia se va a producir una serie de cambios físicos y psíquicos que van
a tener una importante repercusión sobre el auto concepto del sujeto. Los cambios físicos les
obligaran a revisar la imagen que hasta entonces habían construido para incluir los nuevos rasgos
que empiezan a configurar su nuevo cuerpo de adulto, poco a poco desarrollara cambios en su
sistema de creencias, su filosofía de vida o sus expectativas de futuro. También las relaciones
sociales van a tener su reflejo en los contenidos de autoconcepto. Es así que en la estructura y
organización del autoconcepto van a tener lugar una serie de cambios importantes a lo largo de la
adolescencia.
El concepto de si mismo va a estar compuesto por unas primeras abstracciones, que integraran
algunas características, que guardan relación entre sí, pero aun no dispone del control cognitivo
necesario para poner en relación los elementos que componen el autoconcepto y construir una
imagen de sí mismo integrada y diferenciada, donde tendrá algunas características contradictorias.
La toma de conciencia de estas contradicciones puede llegar a generar conflictos emocionales,
malestar y confusión. En algunos casos puede tener una visión tan fragmentada e incoherente de
sí mismo, que llegue a mostrarse desconcertado e inseguro sobre quien es realmente. Será en la
adolescencia tardía, y con el avance del pensamiento formal, cuando la capacidad de coordinar
abstracciones simples en abstracciones de orden superior hará que el joven pueda integrar en un
autoconcepto coherente todas esas imágenes diferentes e incluso contradictorias. También con la
llegada del pensamiento formal el adolescente empezara a tomar conciencia de la diferencia entre
su autoconcepto o yo real y su yo ideal. Cuando esta disparidad es muy acusada puede suponer
una autoestima más baja que lleve a un peor ajuste psicológico, o bien a plantearse mayores
exigencias convirtiéndose en un estimulo para el cambio.
La Autoestima: La valoración de sí mismo: la autoestima. Es una valoración de nuestros rasgos
físicos, capacidades intelectuales, forma de relacionarnos afectiva y socialmente. Que puede ser
positiva o negativa, racional o irracional.
Una autoestima positiva vendría señalada por la seguridad y la confianza en uno mismo y la
capacidad para relacionarse adecuadamente con los demás. Un adolescente seguro no teme
manifestar sus propias opiniones, no vacila al hablar con otros, no rehúye la mirada, no tiene
problemas para entablar amistades o para trabajar en grupo. Un adolescente con autoestima
negativa o bien la manifiesta mostrándose sumiso, autocriticándose continuamente, evitando el
contacto con otros o bien adopta el papel inverso, intenta dominar a los demás exhibe sus
meritos, habla y gesticula como un bravucón.
En las valoraciones que una persona realiza sobre sí misma no se concede igual importancia a las
diversas facetas de su personalidad o áreas en las que se desenvuelve. También depende de la
opinión de las personas que son significativas en su vida y de su medio sociocultural más amplio.
Una alta cohesión familiar y una percepción positiva por parte de padres, que muestren hacia sus
hijos alto grado de afecto y control democrático, favorecerán en ellos una autovaloración positiva.
En cuanto a los niveles de autoestima durante la adolescencia, la mayoría de los estudios
coinciden en un acusado descenso durante los años iniciales debido a los cambios físicos, el paso
de la educación primaria a la secundaria, con los respectivos cambios en el contexto escolar,
cambios de compañeros, de profesores, aumento de las exigencias y la competitividad a nivel
académico y deportivo, inicio de las relaciones sexuales. Tras ese descenso inicial, lo usual es que
la autoestima comience a recuperarse según el adolescente vaya encontrándose más seguro en
sus nuevos roles.
Estatus de identidad: James Marcia estableció cuatro niveles o estatus de identidad, que vienen
definidos por dos criterios fundamentales: el hecho de haber atravesado o no una crisis de
identidad por una parte y por otra, haber adoptado o no compromisos personales a nivel
ideológico o vocacional.
La identidad lograda, es el estatus final, para quienes han llegado a compromisos firmes y
duraderos tras haber atravesado una crisis o moratoria. Sería el resultado del análisis de todas las
alternativas posibles y la elección y el compromiso con una de las opciones.
Factores que influyen en el logro de la identidad: lograr una identidad exige del individuo un
papel activo. Sin embargo, el contexto en que se desarrolla la persona, puede alentar, retrasar o
impedir estos logros. El contexto social va a ejercer una importante presión sobre el adolescente,
condicionando las elecciones que realiza. El contexto familiar ejerce una influencia importante, el
clima familiar guarda una estrecha relación con el logro de la identidad. Los adolescentes
necesitan autonomía sin dejar de sentirse apoyados. En las familias democráticas, que les ofrecen
a los adolescentes, la oportunidad de expresar y desarrollar sus propios puntos de vista y tomar
sus decisiones en un entorno de aceptación y apoyo, serán en las que tendrán más facilidades para
alcanzar un sentimiento de identidad personal. Estas familias alientan a la exploración y el proceso
de individuación. Contextos menos favorables son los hogares donde impera un clima
excesivamente autoritario, donde los adolescentes o bien carecen de la posibilidad de expresarse
o de poseer una mínima independencia, o bien se encuentran alejados afectivamente de sus
padres, tenderán a seguir el camino que sus padres han trazado para ellos y adoptaran
identidades hipotecadas. En algunos casos podrán revelarse contra sus padres y tomar sus propias
opciones, aunque al no contar con el apoyo parental tendrán más difícil el paso de la moratoria a
una situación de logro de identidad. Los hijos de padres permisivos también pueden tender a
identidades hipotecadas ya que al estar poco acostumbrados a que sus padres les exijan que
tomen decisiones, pueden optar por la solución más fácil y tomar prestadas sus preferencias;
aunque también es posible que estos adolescentes tiendan a rehuir a la adopción de compromisos
serios, permaneciendo en situaciones de difusión de identidad, lo que también puede ser
frecuente en hijos de padres indiferentes.
El clima escolar también influye de manera importante en el desarrollo personal de los
adolescentes. El ambiente educativo puede contribuir a formar un autoconcepto positivo y una
identidad equilibrada por diferentes vías:
Evolución del estatus de identidad: Modelo progresivo, cuando el adolescente evoluciona desde
el inicio en un estado de difusión, a una segunda etapa en la que surgen dudas y búsqueda
marcarían el comienzo de la moratoria, para terminar con el logro de la identidad. Sin embargo la
trayectoria más frecuente es la de los adolescentes situados en una identidad hipotecada,
comienzan a cuestionar esos compromisos, entrando al estado de moratoria, para terminar
sustituyéndolos por otros más personales que los situarían en un estatus de logro de identidad. El
Modelo regresivo es cuando el adolescente abandona una situación de identidad lograda o
hipotecada, sin encontrar sustituyo adecuado a esa identidad, quedando atrapados en una
situación de difusión de identidad. El Modelo de estancamiento se referiría a aquellos jóvenes que
permanecen de forma indefinida en situaciones de difusión, o que realizan elecciones que le
sitúan también de forma permanente en una ideología hipotecada.
Es inusual encontrarnos con identidades logradas por debajo de los 20 años, incluso algunos
estudios realizados sobre adultos se ha encontrado una minoría de sujetos en situación de logro y
altos porcentajes de identidades hipotecadas
Identidad y ajuste psicológico: Solo del 24 al 35% de la población adolescente experimenta una
crisis de identidad grave. Por el contrario, el desarrollo de la personalidad, según diversas
investigaciones longitudinales, parece consistir en un proceso lento y gradual de maduración, sin
grandes sobresaltos. Además habría que distinguir entre dificultades transitorias y normativas y
problemas psicológicos serios por el otro. Una gran parte de los adolescentes pasa por momentos
de ánimo deprimido, puede beber alcohol o fumar cigarrillos pero una mínima proporción sufrirá
una enfermedad depresiva o una adicción. Además debe discernirse entre los problemas con
origen en la adolescencia y aquellos que tienen su raíz en la infancia.
La familia tiene dos funciones principales: la función nutricia, que está relacionada con el dar, con
el cuidado, con la educación, con la nutrición y con el SI. Y la otra que es la función normativa,
relacionada con las reglas, las pautas, con los limites que protegen y con el poder decir NO. La idea
es buscar un equilibrio entre ambas funciones familiares. Darle al chico la posibilidad de elegir,
pero también ir enseñándole que elegir implica ganar y perder, que es preciso aprender a tolerar
las frustraciones las imposibilidades, las postergaciones, las perdidas y las tristezas y como se
soporta el “no” aunque a veces no se entienda.
Uno de los tópicos más generalizados sobre adolescencia es que durante este período se producen
importantes conflictos en la relación del joven con sus padres. Este estereotipo del adolescente
influye en los padres con hijos en edades próximas a la adolescencia en una socialización
anticipatoria, en la que van preparándose y temiendo lo que se les avecina. Estas reacciones
bloquean en algunos casos las oportunidades de relaciones armoniosas y el sentimiento de
competencia de los padres. Estos llegan a la adolescencia de sus hijos más bien con un sentimiento
de indefensión y casi en situación de desventaja. Es normal que los padres sientan ansiedades,
miedos y angustias. El manejo de estas emociones y sentimientos, así como la capacidad de
resolver los conflictos que acarrearan estos cambios, dependerán en gran medida de cómo los
encuentre la adolescencia de los hijos a ellos como adultos. Es importante considerar que también
los padres cambian a lo largo del ciclo vital y es posibles que también ellos estén haciendo frente a
algún momento evolutivo delicado o atravesando una crisis personal, acrecentada al ver que sus
hijos se están haciendo mayores.
Pero esta imagen conflictiva de la vida familiar, que aún sigue atemorizando a muchos padres, ha
sido sustituida por otra mucho más normalizada y realista. Es preciso que los padres confíen en
todo lo que han sembrado desde hace mas de 15 años, que tengan en cuenta que no es en la
adolescencia cuando recién han empezado a trasmitirle a sus hijos, sus valores o sus criterios de
cómo es bueno actuar. Durante la adolescencia tiene lugar una serie de cambios en la relación que
los jóvenes establecen con sus padres, pero no tienen por qué suponerse necesariamente
conflictos graves. Menos de un 10% de familias parecen atravesar dificultades serias durante esta
etapa y sin duda muchas de ellas ya estaban atravesando problemas durante la infancia. Los
anhelos de independencia de los adolescentes con frecuencia conducen a cierto aislamiento de los
miembros de la familia y a discusiones con los padres sobre temas de autonomía y toma de
decisiones. Los conflictos se relacionan con aspectos de la vida cotidiana tales como las tareas de
la casa, las amistades, la forma de vestir o la hora de volver a casa. El control y la supervisión de la
conducta del joven resultan fundamentales, ya que muchos problemas de conducta están
relacionados con escaso control parental, desconocer a los amigos de sus hijos o no interesarse
por sus actividades.
Tener experiencias diversas conlleva ciertos riesgos, la supervisión de adultos puede detectar
situaciones de riesgo extremas, pero es imprescindible que los padres no caigan en una conducta
policial o sobreprotectora que no resultaría beneficiosa. Los padres democráticos que combinan
en la relación con sus hijos la comunicación y el afecto, con el control no coercitivo de la conducta
y las exigencias de una conducta responsable, son quienes más van a favorecer la adaptación de
sus hijos, que mostraran un desarrollo más saludable y una mejor actitud y rendimientos
académicos y menos problemas de conducta. No obstante a partir de esos difíciles momentos
iniciales, las relaciones tienden a normalizarse, disminuyendo el número de conflictos que se
producen, a la vez que aumenta la intensidad afectiva con la que el adolescente experimenta estos
problemas.
Es frecuente que la percepción que el adolescente tiene de sus padres, experimente una
desidealización, y la imagen de padres omnisapientes y todopoderosos, propia de la infancia, sea
reemplazada por otra mucho más realista, en la que tendrán cabida defectos y virtudes. También
será capaz de presentar argumentos más sólidos y convincentes en sus discusiones familiares, lo
que supondrá un claro cuestionamiento de la autoridad de los padres.
Cuando los padres no se muestran sensibles a las nuevas necesidades de sus hijos adolescentes y
no adaptan sus estilos disciplinarios a esta nueva situación, es muy probable que aparezcan
problemas de adaptación en el joven.
Otro tópico bastante extendido es el que considera al adolescente como un individuo aislado y
que ha cerrado todos los canales de comunicación; sin embargo, la mayoría de los adolescentes
suelen hablar con sus padres acerca de muchos de los temas que les preocupan, quizá con la
excepción de algunos asuntos que prefieren comentar con sus amigos, como los que tienen que
ver con las relaciones sexuales. Investigaciones recientes muestran más comunicación e intimidad
con las madres probablemente debido a que es mayor el tiempo que comparten, están más
disponibles y muestran más receptividad y sensibilidad. A pesar de las concepciones populares
que afirman lo contrario, la mayoría de los adolescentes y sus padres expresan amor y respeto
entre si y están de acuerdo en lo que respecta a los temas principales de la vida.
Los adultos de la familia representan ejemplos de cómo se representan los papeles de género o
laborales para sus hijos. El adolescente puede adoptar el modelo o rechazarlo. Crecer en una
familia donde el progenitor del mismo sexo representa un modelo factible, gratificante y flexible,
contribuye al sentimiento de seguridad y confianza del propio adolescente. También, los
adolescentes tienden a imitar las conductas de sus padres que incluyen comportamientos no
saludables (como el habito de fumar). Cierto distanciamiento de los padres puede ser saludable
durante la adolescencia. Al separarse en términos psicológicos de sus padres, los adolescentes
comienzan a luchar contra el principal desafío psicológico que enfrentan: desarrollar un claro
sentido de sí mismos en su dirección para la vida futura
Solo un verdadero compromiso por intentar resolver el problema con dosis enormes de paciencia,
comunicación y tolerancia, pero también con firmeza a la hora de establecer nuevos límites,
nuevas pautas de interacción familiar, en las que todos cedan un poco, pero donde siga
manifestándose el cariño de años anteriores, puede minimizar los conflictos que en todo caso, se
producen al convivir con adolescentes. La búsqueda de su lugar en la sociedad de los adultos
obliga a reajustes en primer lugar en los adultos más próximos.
Cuando hay hermanos, generalmente en esta etapa las relaciones no son fluidas. Hay muchas
peleas o mucha indiferencia. Sin embargo cuando las papas queman surge entre los hermanos la
solidaridad y el apoyo al que está sufriendo Para que no se dificulte el proceso de
reacomodamiento de las relaciones fraternas, es importante que los padres no siempre
intervengan para resolver las situaciones de desentendimiento entre los hijos, sino que fomente
en que ellos mismos encuentren sus formas de llegar a acuerdos o tolerar sus diferencias.
Según Coleman, los adolescentes que disponen de experiencia en adoptar decisiones bajo la
supervisión parental y reciben explicaciones de sus padres, tienden a ser más independientes, al
desear parecerse a ellos y a tener amistades que estos aprueben. El ambiente familiar más
propicio es el que supone incrementa al máximo la interacción adulto - adolescente, aumentar la
confianza y la legitimación de papeles y proporcionar ocasiones en el que el adolescente
experimente confianza en sí mismo.
Si hay algo que al chico de esta edad le disgusta es que el padre haga discursos pero se comporte
en su vida cotidiana de forma opuesta a los valores y principios que aparenta defender. La
coherencia entre el actuar y el decir es primordial. Los padres que valorizan la palabra de sus hijos
y remarcan aquellas ideas con las que si pueden concordar no solo, no van a perder su lugar, ni su
autoridad, sino que estarán dándole al chico un ejemplo de cómo es posible comunicarse a pesar
de las diferencias.
Los límites claros ayudan a ser responsables. Los padres deben poder transmitir con claridad al
hijo que no obstante haber crecido y ganado cierta autonomía, hay reglas básicas que están
establecidas en la familia, propias del grupo al que pertenece, que deben ser respetadas y que no
se negocian. Así como también explicarle con convicción que no respetar esos límites claros y
acordados implicara consecuencias. Estas consecuencias deben poder ser sostenidas por los
padres. Por eso es importante que las sanciones o restricciones que se establezcan, sean posibles
de ser aplicadas para no terminar entramados en castigos o prohibiciones que finalmente no se
cumplen.
Los amigos, durante la adolescencia los iguales comienzan a ocupar un lugar aun más importante
del que ya ocupaban en la infancia, en numerosos ámbitos y se exploran nuevas áreas a través de
las cuales relacionarse con ellos, fundamentalmente ligadas al ocio. De modo correspondiente, el
tiempo pasado con la familia disminuye y aumenta el tiempo que se está con amigos o en
sociedad. Surge el interés por las relaciones sexuales, lo que influye en las actividades sociales.
Durante la infancia los amigos eran sobre todo, compañeros de juego cuya relación estaba muy
condicionada por la cercanía física y la posibilidad de interactuar cotidianamente, al llegar a la
adolescencia estas relaciones gozaran de una mayor estabilidad sin que el alejamiento físico o
temporal suponga el fin de la relación. En la adolescencia temprana (10-11 años) las amistades
que se crean se caracterizan por ser más estables, se trasciende el aquí y el ahora. También
aumentara la intimidad, hasta tal punto que las amistades íntimas se convertirán en un fenómeno
típico de este periodo, que irá perdiendo fuerza durante la adolescencia tardía. Los amigos íntimos
comparten pensamientos, sentimientos, expectativa de futuro, conocen las preocupaciones del
otro y se apoyan mutuamente. Generalmente es más común entre las chicas. En la adolescencia
media (14 a 16 años) aparece la fase normativa de la noción de amistad: implica compartir valores,
apoyo y lealtad. Lo que se espera del amigo es que sea digno de confianza. El adolescente resulta
muy vulnerable a los celos, la inseguridad y los temores sobre la deslealtad. Las relaciones con los
amigos están marcadas por la reciprocidad y se apoyan y ayudan unos a otros mostrando un
comportamiento prosocial. En la adolescencia tardía (a partir de los 17 años) tiene lugar la fase
empática: compartir intereses similares en un intento de mayor comprensión, mayor intimidad y
deseo de apertura a otro. Se valoran más la confluencia de intereses, incluyendo la ideología. Se
empieza a aceptar la necesidad del otro de establecer relaciones con los otros y de desarrollarse a
través de tales experiencias y el adolescente se siente obligado a garantizar la autonomía e
independencia y a mejorar identidades respectivas.
Las relaciones amistosas se convierten en influencias cada vez mas importantes en su desarrollo
psicosocial. El hecho de “formar parte”, o pertenecer, cobra una mayor relevancia en la
determinación de la autoestima y la adaptación emocional. Sullivan propuso que las amistades
durante la adolescencia eran críticas para el desarrollo de una autoestima alta y una mejor
comprensión de los demás. En general tener amigos es un indicador de buenas habilidades
interpersonales y un signo de ajuste psicológico; y a la inversa, tener amigos con quien compartir
secretos y sentimientos contribuye a un mejor ajuste psicológico. El amigo íntimo se convertirá en
la principal figura de apego a partir de la adolescencia media. El tipo de vinculación adolescente se
ve influida por la relación que durante la primera infancia estableció con sus padres, si
establecieron una relación de apego seguro se mostraran confiados, seguros y afectuosos en las
relaciones de amistad. La exposición a los grupos de amigos con conductas inapropiadas es un
factor importante en el consumo abusivo de sustancias toxicas a temprana edad, sin embargo, los
padres pueden ser una influencia “antidrogas”, el firme apoyo paterno reduce la influencia
negativa, que los amigos que consumen drogas pueden ejercer sobre los adolescentes.
Para Peter Blos, la adolescencia es el proceso de individuación por el que se reestructuran las
relaciones infantiles con los padres y se produce un esfuerzo por lograr relaciones
cualitativamente diferentes con los iguales. Por efecto de la reestructuración de las relaciones
familiares se producen ansiedades y confusiones, junto con sentimientos de desesperación
vulnerabilidad; y la capacidad para afrontarlos depende de las relaciones de apoyo que se
establezcan con los iguales. Una desventaja potencial del proceso de individuación es que algunos
adolescentes se vuelven muy dependientes de los iguales, conformándose a las normas del grupo
con demasiada facilidad, como parte de su búsqueda de seguridad.
Para Sullivan las funciones de las relaciones entre iguales consisten en permitir desarrollar una
sensación de bienestar. La experiencia de estar aislado del grupo llevaría al niño a preocuparse por
sus propias competencias y aceptabilidad como un compañero deseable, lo que deriva en una
sensación de malestar psicológico. La falta de compañeros de apoyo resultaría en el sentimiento
de tristeza y en una inadecuada descarga de la necesidad de intimidad humana. La adolescencia,
con la aparición de relaciones más profundas, permitiría experimentar un sentido de
autovalidación que surgiría de la consideración positiva y el reconocimiento que el adolescente
merece a los otros. Las experiencias positivas de tener un confidente en la adolescencia pueden
ayudar a superar traumas derivados de experiencias familiares.
Aun los padres con una mayor capacidad de empatía no pueden compararse con los iguales a la
hora de proporcionar el tipo de interacciones que hacen aumentar la autoconfianza en el
adolescente. A través de la amistad se aprende a cultivar la intimidad, reciprocidad, compromiso y
confianza. También es de vital importancia en el apoyo emocional. Las experiencias compartidas al
estar todos atravesando momentos parecidos en su desarrollo crea vínculos entre los amigos
adolescentes.
Los compañeros y amigos son un prerrequisito para el desarrollo moral. La influencia del
intercambio de ideas para promover el acceso a niveles superiores de razonamiento moral, la
importancia de la confrontación de ideas para superar la extrema confianza en el poder absoluto
de las ideas propias, que caracteriza el egocentrismo adolescente. Esta confrontación con los
iguales permite al adolescente descentrarse más fácilmente que la confrontación con los adultos.
Los grupos (o pandillas) que surgen en la adolescencia se caracterizan por ser estables, voluntarios
y constituidos libremente a diferencia de los grupos formales (ej. Grupo de clases). Las tribus
urbanas, son subculturas juveniles; se trata de colectivos informales y heterosexuales que suelen
surgir en medios urbanos, basados en una imagen externa estereotipada y cuyos miembros no
tienen porque compartir tiempo juntos. Comparten un tipo de vestimenta, de música o de
actividad. Es bastante común que se formen pandillas dentro de las tribus. Las tribus urbanas van
cambiando, en los primeros años de la adolescencia, están más centrados en las conductas,
mientras que a medida que va transcurriendo el tiempo, estos grupos incorporan elementos
diferenciadores, valores o actitudes ideológicas.
El amor y el sexo: el interés por atraer y seducir es, llegada la pubertad una de las mayores
preocupaciones de los jóvenes. El primer amor trae consigo algún tipo de sufrimiento pero, alivia
y acompaña en el dolor y el temor por el desprendimiento de los padres. En ocasiones el objeto
de amor se sostiene en el tiempo. El enamoramiento no es fugaz, sino que persiste, más allá de la
posibilidad de concretarlo. En el amor no correspondido, se sufre, se espera, se desespera. No
faltan las decepciones, los engaños, el dolor por la pérdida del objeto de amor que puede incluso
provocar una depresión en el adolescente. Para ayudarlo es vital mantener abiertos los canales de
comunicación, ayudarlo a tolerar el tiempo de duelo por ese dolor y también impulsarlo a que
corra un nuevo riesgo. Conversar sobre el tema quizás pueda servir para deducir cuales fueron las
causas de la ruptura, que cosas quiere y que cosas no quiere en una nueva relación, viendo, la
experiencia dolorosa como una forma aprendizaje, de conocerse más a sí mismo.
El autoerotismo, el aprendizaje de lo lúdico del otro sexo a través del toqueteo, los bailes, los
juegos, los deportes y las conversaciones compartidas, son algunas de la formas de exploración.
Así como la curiosidad sexual, tan frecuente entre los adolescentes, expresada a veces en el
interés por las revistas pornográficas. Para los padres que vivieron otra realidad como generación,
no es fácil incorporar esta dimensión y no siempre saben realmente como acompañar a los hijos
que avanzan a una velocidad que ellos nunca experimentaron
La primera relación sexual, puede darse con alguien amado o solo deseado. La perdida de la
virginidad, suscita en ambos géneros temores y tensión. Por fortuna en la actualidad, parte de las
tensiones que supone la primera relación se han diluido, ya que los jóvenes suelen debutar con
personas de su misma edad. Lo deseable es que los chicos y chicas se vayan acercando a esa
primera vez intensificando lo que llamaríamos los juegos preliminares en las relaciones sexuales.
Así a medida que se avanza en el ensayo, también pueden ir midiendo el compromiso mutuo, que
es clave para el bienestar de ambos, pero sobre todo de las chicas.
La sexualidad es vivida por los hombres y las mujeres de forma diferente. Ellas en general quieren
ternura, comprensión, ser bien tratadas y deseadas, mientras que ellos suelen conectarse más con
poner a prueba sus capacidades viriles y dejarse llevar por sus impulsos. La conexión entre
emociones y sexo será entonces una búsqueda que deberán encarar tanto los chicos como las
chicas, para llegar a cultivar una relación y alcanzar una sexualidad madura y responsable que
incluya sus corazones y mentes. Para conservar la salud y evitar embarazos no deseados.
Creo que no puedo empezar sin reconocer que conforme fui transitando esta materia, mi forma
de percibir el adolescente y la adolescencia en si ha cambiado. Al principio veía al adolescente
como el estereotipo actual; mal educado, rebelde, conflictivo, promiscuo. Sin embargo ahora
tomo conciencia de que son solo niños tratando de aprender cómo es crecer, como es la vida. El
mayor problema de la adolescencia, es que estos jóvenes que necesitan contención, guía y apoyo
tienen padres que no han sido acompañados, contenidos y apoyados en su propia adolescencia;
por lo que estos padres aunque haciendo su máximo esfuerzo, no saben como transitar la
adolescencia de sus hijos; viviendo esta experiencia como traumática. Considero que mas allá que
en algunas situaciones puedan suscitarse conflictos o problemas es una etapa llena de
posibilidades, donde la pasión, la creatividad, la audacia alcanza dimensiones imposibles en
cualquier otra etapa de la vida. Y aunque también es una estapa cargada de miedos, de cambios,
de desafíos, de dudas. Con una cuota enorme de imaginación, paciencia, amor de parte de las
personas criterio, puede ser encausada para lograr cosas maravillosas. Tan maravillosas como el
desarrollo personal y la felicidad.
9) REGISTRO VIVENCIAL
Durante esta materia he transitado nuevamente mi adolescencia, los miedo, las dudas, los enojos,
las mariposas en la panza, la imaginación, la duda, la tristeza, el abandono, la bronca la
indignación. He podido re significar esta etapa tan importante de mi vida. Pude recordar
momentos que me llenaron de alegría, me conectaron con la inocencia, y la libertad de esa época.
También me he dado cuenta que las cosas por las que he llorado hasta no poder abrir los ojos hoy
no tienen ningún valor, que como me decían en aquel entonces, “te vas a reír de esto”, es verdad,
me puedo reír, pero no con una sonrisa socarrona, sino con una mirada de ternura. Puedo ver lo
mucho que se equivocaron mis padres, y el gran esfuerzo que le pusieron; lo “mal educados”
emocionalmente que estábamos. Pero, principalmente puedo entenderlos, puedo darme cuenta
lo difícil que les fue, lo aterrados que deben haberse sentido, y eso que fui una adolescente dócil.
Pero tuve amigos problemáticos, me vestí a las modas mas ridículas, hable un idioma diferente al
de mis padres, me hice la rata, mentí, tuve sexo, discutí con mi hermana hasta el hartazgo, discutí
con ellos, llore por cualquier cosa, reí por cualquier cosa. Y en el medio de todo eso, divorcio de
mis papas, crisis sobre crisis. Y si, hicieron lo que pudieron, como yo, como los adolescentes de
hoy.
Hice un recorrido magnifico por mi historia, ya no tengo la sensación de haber estado tan sola en
ese momento. Ciertamente no me entendían, pero no puedo culparlos; miro a un adolescente de
hoy y tampoco los entiendo. Siento que me he amigado con esa parte de mi, y con lo que fueron
mis padres en ese momento. Me siento más en paz que antes, mas compasiva por los errores
cometidos por ambos.
Ahora frente a un adolescente, puedo hacer un esfuerzo, puedo ver en algunas cosas a una Valeria
adolescente, y ahí me acerco. Tengo sobrinas mellizas de 12, y me resulto muy divertido al ir
leyendo corroborando ciertas actitudes típicas en ellas. Ahora siento que puedo sentarme a
charlar desde otro lugar. He crecido, si, he crecido.
Los ancianos consideran que el problema de la humanidad tiene su fuente en las emociones, tanto
las placenteras como las displacenteras, consideran que el odio y las guerras se generan cuando
no existe igualdad y los seres humanos dan rienda suelta a sus pasiones. Por lo que crean una
sociedad uniforme donde nadie es diferente. Por un lado el adolescente necesita sentirse parte,
necesita no sentirse diferente de sus pares, pero si, buscan diferenciarse del adulto, motivo por lo
que existen tribus urbanas, o tienen una forma de vestir o hablar particular.
También fueron suprimidas las emociones, los recuerdos, y con ello los impulsos, para lograrlo
deben recurrir a una droga que es suministrada a diario.
Crean una sociedad con identidades hipotecadas, donde jamás se pone en tela de juicio lo que los
mayores dicen.
En algunas situaciones Jonas, se plantea quién es él, y para qué sirve realmente; duda de lo que
han elegido para él y comienza un camino de autoconocimiento, se encuentra en una moratoria,
crisis necesaria para formar su propia identidad.
En la familia, no cuenta con el apoyo para poder hacer su proceso, los cambios que va
manifestando son vistos como peligrosos. Sus padres no pueden ser empáticos, ni llegar al dialogo,
de hecho cortan cualquier posibilidad de diálogo cuando el tema de conversación pone de
manifiesto algo que no va con las normas. Se siente aislado, diferente, incomprendido.
Al observar a sus padres se siente diferente, tiene una sensación de no ser parte, no puede
entenderlo, considera que están equivocados.
A medida que Jonas y el dador van generando un vínculo, este se siente más seguro y libre de
experimentar. La necesidad de explorar, de conocer, de no conformarse, sumado a la rebeldía
propia del adolescente, lo lleva a transgredir los límites impuestos y evitar la droga que inhibiría
las emociones. La nueva capacidad que tiene el adolescente de reflexionar, de pensar en la
posibilidades, hace que al encontrarse con un sinfín de conocimientos, recuerdos y emociones
negados; genere una sensación de injusticia, indignación, insatisfacción y ansiedad. Tiene el deseo
de transmitir a todos lo que siente, la pasión, los colores, la música. Se encontraría en el estadio
de desarrollo moral post convencional, ya que la elección que hace, va mas allá de la posibilidad
de castigo o del interés personal, sus valores se definen en función de los principios escogidos por
el mismo, sin presión de la autoridad o las reglas, el fin último seria el bienestar general y la
justicia social.
A pesar de la educación rígida, y de saber que debe detenerse no puede hacer caso a los límites,
esto probablemente se debe a que al no tener del todo desarrollada la parte del cerebro llamada
corteza prefrontal , la responsable de poner los frenos a la conducta arriesgada o impulsiva.
Al dejar de recibir diariamente la droga inhibitoria, sus impulsos eróticos empiezan a manifestarse,
tiene sentimientos por su amiga, empieza a fantasear con el amor con la pasión, con el contacto
físico. Por otro lado la amistad y la lealtad es un valor fundamental, al cual apela cuando le pide
ayuda a sus amigos. A su vez esta amistad basada en la confianza permite confrontar ideas para
alcanzar niveles superiores de razonamiento.