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HISTORIA DE ESPAÑA

Bloque 1. La Península Ibérica


desde los primeros humanos
hasta la desaparición de la
monarquía Visigoda (711).
Bloque 2. La Edad Media: Tres
culturas y un mapa político en
constante cambio (711-1474).
Estándares de aprendizaje

Felipe de Juan

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1.- Explica las diferencias entre la economía y la organización
social del Paleolítico y el Neolítico, y las causas del cambio.

La península ibérica fue asiento de comunidades humanas desde fechas remotas. La


prehistoria se divide en tres etapas: Paleolítico, Epipaleolítico y Neolítico.
1.- PALEOLÍTICO. La etapa más prolongada en la prehistoria fue el Paleolítico, marcada por la
sucesión de glaciaciones. El período más trascendental es el Paleolítico Superior (Desde hace unos
40.000-30.000 años hasta hace 9.000 años). Las glaciaciones son periodos se caracterizaban por un
clima más frío que el actual con un medioambiente y unos ecosistemas adaptados a esas
circunstancias. Por entonces, las condiciones climáticas de la Península Ibérica eran distintas a la
actualidad: hacía más frio y las lluvias eran abundantes. Asimismo, grandes herbívoros de clima frío
habitaban la zona bisontes, uros, caballos, ciervos, renos, etc.
La economía era depredadora, basada en la caza y la recolección. En consecuencia, la forma
de vida era nómada -había que seguir a la caza- y se realizaban asentamientos estacionales junto a
ríos y en cuevas. Es presumible que no existieran, en los propios grupos, diferencias sociales de
importancia, ya que su reducido tamaño y la necesidad de cooperación en la caza reforzarían la
cohesión interna y la igualdad entre sus miembros. Las únicas divisiones sociales debían estar
causadas por las diferencias de género: hombres dedicados a la caza y mujeres a la recolección y
cuidado de ancianos y niños. Se trataba, pues, de una economía recolectora-depredadora basada
en la caza, la pesca y la recolección como base de la subsistencia. Los yacimientos más importantes
del Paleolítico superior aparecieron en la cornisa cantábrica (Morín, Altamira, Tito Bustillo... etc) y
en el área mediterránea (Parpalló, Mallaetes, L’Arbreda, etcétera.
2.- MESOLÍTICO (9000-5000 a. de C.) Y NEOLITICO (5000-2500 a. de C.). Hacia el año 9000 a.
de C., finalizó la última glaciación (Würm) y se inició la fase climática actual. Los hielos permanentes
se retiraron hacia el norte y en la Península ibérica, al igual que en todo el Mediterráneo, el clima se
volvió más cálido y seco. Este cambio climático dio comienzo al Mesolítico, que se caracterizó por la
pervivencia de la economía depredadora del Paleolítico, pero en un escenario de creciente presión
demográfica: al desaparecer los grandes herbívoros de clima frío, la forma de vida cazadora
resultaba cada vez más difícil para una población en aumento. En el caso de los grupos cazadores la
presión demográfica se da cuando el crecimiento de la población obliga a cazar a un ritmo superior
al de la capacidad de reproducción de las especies cazadas, por lo que estas tienden a extinguirse.
El crecimiento de población y la disminución de la caza obligaron a pasar de una economía
depredadora a otra de producción, basada en la agricultura y la domesticación de animales. Este
proceso se conoce como “revolución neolítica”.
La gran ventaja de la agricultura, respecto a la caza, es que permite producir más cantidad
de alimentos por unidad de superficie y, por lo tanto, posibilita mantener a poblaciones más densas
y en crecimiento. Sin embargo, tiene también sus inconvenientes: requiere invertir más esfuerzo y
tiempo de trabajo. En consecuencia, el hombre dejó de ser nómada para convertirse en sedentario,
con lo que acabó agrupándose en comunidades, formando poblados. Los grupos fueron
adquiriendo una complejidad creciente y la división social del trabajo -jefes, sacerdotes, guerreros,
agricultores, pastores- originó diferencias de riqueza y de poder entre sus miembros. La
sedentarización favoreció la generación de excedentes de producción y, por tanto, la aparición de la
propiedad privada y la diferenciación social.

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7. Identifica las diferencias entre una imagen de pintura cantábrica
y otra de pintura levantina.
Las primeras manifestaciones artísticas aparecieron durante el Paleolítico Superior (40.000-
30.000 a. de C.). Estas muestras de pintura rupestre son obra del Homo sapiens (final del
Paleolítico) y se concentran en el suroeste de Francia y en la región cantábrica. Las cuevas de
Altamira (Cantabria) constituyen uno de sus máximos exponentes. Ciertas zonas de las cuevas
presentan pinturas poco visibles, por lo que podrían ser santuarios. Los motivos predominantes son
animales , entre los que sobresalen los grandes herbívoros, como bisontes, ciervos, etc., figuras
humanas, a menudo con marcados atributos sexuales o con rasgos de animales, y signos abstractos
de difícil interpretación. Las principales características técnicas y formales de estas pinturas son las
siguientes: a) La representación naturalista de los animales, cuya perfección es sorprendente. b) El
empleo abundante del color, con preferencia del rojo y el negro. c) El aprovechamiento de los
entrantes y salientes de la pared para dotar de volumen a las figuras representadas. d) La ausencia
de composición: no se representan escenas, sino figuras aisladas o independientes entre sí, a
menudo superpuestas y siempre desordenadas. El significado de estas obras es controvertido y se
han elaborado diferentes teorías, aunque es muy difícil demostrar la validez de alguna de ellas. La
más clásica y tradicional es la que considera la realización de estas pinturas como parte de un ritual
mágico, cuyo objetivo sería propiciar la fertilidad y la caza de los animales representados.

La pintura levantina se desarrolló durante el periodo del epipaleolítico y el neolítico


(10.000 y el 3000 a.C.). Durante esta etapa se desarrolló en la Península Ibérica el arte rupestre
levantino con claras diferencias sobre el anterior. El “arte” postpaleolítico peninsular es llamado
“arte levantino” por hallarse localizado en cuevas y abrigos de la región levantino-mediterránea
(Albarracín en Teruel, Cogull en Lérida, Alpera en Albacete, Valltorta en Castellón...). Muchas de
estas pinturas no se encuentran en cuevas, sino al aire libre, en abrigos u oquedades de
acantilados, lo que demuestra unas condiciones climáticas más favorables.
Los temas predominantes difieren de los de la pintura cantábrica del Paleolítico: escenas de
caza, luchas de guerreros, danzas rituales de mujeres en torno a un jefe, recolección de la miel, etc.
Más distintas aún son las características técnicas y formales: figuras esquemáticas,
utilización muy escasa de los colores, y composiciones narrativas que describen una actividad; todo
ello frente al naturalismo, la policromía y la ausencia de composición de la pintura cantábrica.

2. Explica el diferente nivel de desarrollo de las áreas celta e ibérica


en vísperas de la conquista romana en relación con la influencia
recibida de los indoeuropeos, el reino de Tartesos y los
colonizadores fenicios y griegos.
Aproximadamente hacia el Ier milenio a. C. (Edad del Hierro) la diversidad cultural aumenta y
los pueblos extranjeros, procedentes de Centroeuropa (celtas), y del Mediterráneo oriental
(fenicios y griegos), llegan a la Península Ibérica en busca de tierras que cultivar o metales para
comerciar. Paralelamente el sustrato indígena evoluciona por influencia de estos colonizadores
originando la civilización íbera y tartésica.
ÁREAS CELTA E IBÉRICA
En el siglo III a. de C., en vísperas de la conquista de los romanos, la Península ibérica
constituía un mosaico de pueblos muy diversos que se agrupaban principalmente en dos áreas:
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a) Área ibérica (sur y levante). Los iberos eran descendientes de los indígenas prehistóricos.
Al recibir las influencias civilizadoras de oriente aumentaron su grado de civilización (aculturación).
- Su economía era rica, con un activo comercio y uso frecuente de la moneda.
- La estructura social estaba bastante evolucionada y se dividía en grupos diferenciados por
su poder o riqueza; comprendía desde la aristocracia hasta los esclavos.
- Su organización política, era ya de tipo estatal, según el modelo griego o fenicio de la
ciudad-estado.
b) Área celta (norte, centro y oeste). Los celtas habían penetrado en la Península a través de
los Pirineos (invasiones indoeuropeas). También se puede incluir en esta área a los llamados
celtíberos, de la zona centro-oriental de la meseta, pueblos indígenas que se habían fusionado con
los invasores celtas y que habían asumido su cultura. Más alejada de la influencia de los
colonizadores orientales, el área celta estaba más atrasada en todos los ámbitos, aunque era muy
heterogénea y existían grandes diferencias de desarrollo entre unos pueblos y otros.
REINO DE TARTESSOS.
El reino de Tartesos es el primer estado de la Península ibérica de cuya existencia histórica
se tiene noticia; se extendía desde Huelva hasta la región de Cartagena. Las fuentes griegas
llamaron Tartesos a un río -probablemente el Guadalquivir-, o a un extenso territorio situado en el
sur de la Península y a una ciudad que, si existió, no ha sido localizada. Tartessos (siglo IX a 550 a.
de C.), alcanzó una gran prosperidad, como revelan los tesoros allí encontrados (Carambolo,
Aliseda). Tartessos estableció relaciones privilegiadas con las colonias fenicias de la Península
(como Gadir), razón de su paulatina transformación en un estado o reino, de base urbana y
estructura social aristocrática y guerrera cuya influencia se extendió por todo el sureste peninsular.
COLONIZACIONES GRIEGAS Y FENICIAS.
En este periodo, paralelamente, aparecieron en etapas sucesivas, los fenicios y los griegos,
dos pueblos colonizadores procedentes del Mediterráneo Oriental. Los colonizadores fenicios y
griegos llegaron a la Península ibérica atraídos por su riqueza de oro, plata y cobre. En primer lugar,
los fenicios -pueblo mercantil muy desarrollado procedente del actual Líbano- establecieron
enclaves comerciales por todo el sur del Mediterráneo. La colonia más antigua que fundaron en la
Península fue Gadir (Cádiz), Más tarde llegaron los griegos por la vertiente septentrional del
Mediterráneo (siglos VII a V a. C.). La fundación de Marsella, en el sur de Francia, constituyó el
punto de partida para el establecimiento de colonias en la costa catalana, como Emporíon
(Ampurias).
Tanto los griegos como los fenicios fundaron sus colonias con la intención de comerciar con
los nativos y, especialmente, con el reino de Tartesos. Los cartagineses o púnicos, herederos de los
fenicios, aparecieron en los siglos VII a III a. de C. (Ibiza, Cartago Nova o Cartagena, Baria en
Almería...). Todas estas colonizaciones incorporaron el área de la costa mediterránea y del sur
peninsular al devenir histórico del mundo Mediterráneo, un mundo orientalizante.
En suma, hacia los siglos V-IV a. de C., la Península prerromana estaba, así, definitivamente
formada: dos grandes áreas lingüísticas —ibérica y céltica (o indoeuropea)— y varias subáreas
étnico-culturales; etnias, pueblos y comunidades conocidos por fuentes romanas muy posteriores.
Por otro lado, con las visitas de sus gentes, Oriente y Europa enriquecieron el proceso de mestizaje
iniciado en ese momento y estimularon la divergencia cultural entre la costa y el interior.

5. Dibuja un mapa esquemático de la Península Ibérica y delimita


en él las áreas ibérica y celta.

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3. Define el concepto de romanización y describe los medios
empleados para llevarla a cabo.
Se entiende por romanización el proceso de imposición y/o adaptación de los pueblos
hispanos a las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales del Imperio romano (218 A. de
C. -476 d. de C.). El proceso de romanización de Hispania tuvo dos fases: la conquista militar y la
integración de los pueblos hispanos en el Imperio romano. Sin embargo, este fenómeno de
aculturación no fue homogéneo sino que fue un proceso discontinuo con resultados desiguales:
a) En el área ibérica (sur y levante), más urbanizada y con formas de organización no muy
diferentes de las de Roma, no solo fue más fácil la conquista, sino también su inserción en la
civilización romana.
b) En el centro y oeste la romanización fue tanto más difícil cuanto menor era su grado de
urbanización y desarrollo.
c) En el norte, la zona más atrasada y la última en conquistarse, la vida urbana era
inexistente y los romanos no consiguieron desarrollarla ni imponer del todo su modelo de vida.
En cualquier caso, el proceso de romanización se llevó a cabo en todos los rincones del
Imperio a través de los mismos cauces:
a) La extensión de la vida urbana. En el sur y levante aprovecharon la amplia red de ciudades
preexistentes y se limitaron a transformar sus órganos de gobierno autónomos en órganos
dependientes de la administración general romana. En cambio, en el resto de la Península se
crearon nuevas ciudades, según el modelo romano.
b) EI papel del ejército. El ejército fue uno de los más importantes vehículos de difusión de la
civilización romana. Se reclutaron tropas auxiliares entre los pueblos indígenas, lo que facilitaba su
contacto con los romanos, y, además, al término de su servicio militar, podían obtener el privilegio
de la ciudadanía romana y recibir lotes de tierras. Es el caso, por ejemplo, de León, cuyo nombre
deriva de legio, ya que allí estuvo asentada la Legio VII Gemina.

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c) La fundación de colonias. El asentamiento de ciudadanos romanos en colonias de nueva
creación o en tierras confiscadas a los indígenas también extendió el modelo de vida romano. En
general, se trataba de soldados veteranos. Mérida (Emérita Augusta), por ejemplo, fue fundada por
orden del emperador Augusto para asentar a los veteranos de las guerras cántabras.
d) La concesión de la ciudadanía romana a los indígenas. La obtención del título de
ciudadano romano suponía gozar de numerosos derechos y privilegios, por lo que se utilizaba su
concesión como reclamo para imponer la dominación romana. Fue un proceso progresivo que se
inició con la aristocracia indígena, para asegurarse su apoyo y colaboración.
Con esta romanización la población indígena asimiló los modos de vida romanos en diversas
facetas (lengua, religión, obras públicas, derecho, administración, urbanismo…). La romanización
conllevó cambios radicales para la historia peninsular: latinización (expansión del latín y eliminación
de las lenguas ibéricas e indoeuropeas, lo que supuso la unificación lingüística de la Península),
creación de estructuras político-administrativas (provincias, gobernadores, ciudades, municipios),
principios de derecho, red viaria, grandes infraestructuras, toponimia y onomástica nuevas, idea de
ciudadanía, nuevo orden social, cultura romana, nuevos sistemas religiosos (incluido, ya muy
tardíamente, siglo III de nuestra era, el cristianismo).
Las ciudades peninsulares se configuraron según el modelo de la propia Roma e
incorporaron por ello construcciones características de la vida urbana romana: termas y baños,
alcantarillado, teatros (Mérida, Itálica), anfiteatros, templos, basílicas, acueductos (Segovia,
Mérida), foros, arcos de triunfo (Bará, Medinaceli), circos, murallas (Lugo, Coria). La amplia red
viaria de calzadas construida (Vía Augusta, Vía de la Plata...) y las obras de infraestructura
complementarias (puentes, como los de Córdoba y Alcántara, puertos) vertebraron la Península.
Por todo ello, Hispania terminó por ser una de las provincias más romanizadas del imperio.
Así lo muestra la aparición de importantes personalidades romanas originarias de Hispania:
escritores (el filósofo Séneca, el poeta Lucano, etc.), senadores, gobernadores provinciales, altos
funcionarios, tribunos militares, emperadores (Trajano, Adriano, Teodosio). En suma, las elites
hispanas se integraron pronto en el sistema romano. Hispania fue así una parte del universo
romano occidental. Tras el derrumbe del Imperio, el cristianismo (religión permitida con el
emperador Constantino) se convirtió en la principal salvaguarda de las esencias de la cultura latina
y en la fundamental impulsora de la romanización de las tribus bárbaras.

4. Resume las características de la monarquía visigoda y explica


por qué alcanzó tanto poder la Iglesia y la nobleza.
A lo largo de los siglos IV y V tuvieron lugar las "grandes invasiones" protagonizadas por los
llamados pueblos bárbaros, los cuales irrumpieron en el Imperio romano, acelerando de esa forma
su caída. La península Ibérica fue finalmente ocupada por los visigodos. Los visigodos se asentaron
definitivamente en la península en el año 507. Durante los siglos VI y VII el estado visigodo unificó
territorialmente la Península y estableció su capital en Toledo. Durante todo el tiempo de presencia
visigoda en Hispania, éstos tuvieron que hacer frente a estos graves problemas:
 La difícil convivencia entre las dos comunidades, la hispanorromana conquistada y
mayoritaria (unos cuatro millones) y la germana conquistadora y minoritaria (no más de
300.000 personas), que generará problemas de convivencia. Las continuas disputas
entre los clanes visigodos y la nobleza hispanorromana condujeron a los reyes a llevar a
cabo un proceso de unificación para conseguir la fusión de ambas comunidades.

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 Intensificación de las tendencias económicas iniciadas en el Bajo Imperio: ruralización,
latifundismo y economía cerrada.
 En el plano social, se reforzaron las relaciones de tipo personal. Se originó por tanto, una
situación muy próxima al feudalismo con la aparición de una minoría de nobles
latifundistas.
Por otro lado, la monarquía visigoda era electiva y la designación del rey dependía de los
magnates (Nobleza). Además el poder del rey estaba limitado por esa misma nobleza. Este control
que los poderosos ejercían sobre la realeza se hacía evidente en estas dos instituciones: El Aula
Regia: Asamblea de carácter consultivo, integrada fundamentalmente de la nobleza y el Officium
Palatinum: También formado por la nobleza de mayor confianza del rey.
Asimismo, la medida unificadora más importante fue la unión religiosa llevada a cabo por
Recaredo. En el III Concilio de Toledo (589), Recaredo abandonó el arrianismo con todo su pueblo y
aceptó el catolicismo como religión oficial del reino. Esta medida fue más política que religiosa,
pues de este modo consiguió para la monarquía el apoyo tanto de la aristocracia hispanorromana
como de la cada vez más poderosa Iglesia. Cuando Recaredo reconoció el catolicismo como religión
oficial obtuvo para la monarquía el apoyo fundamental de la Iglesia. Pero ésta, en contrapartida, se
convirtió en el nuevo árbitro de la situación política; en lo sucesivo apoyaría al monarca siempre
que actuara de acuerdo a sus intereses.
Tras la conversión al catolicismo de los visigodos los Concilios de Toledo (hasta entonces
asambleas eclesiásticas) integraron al rey, la nobleza y la Iglesia, y tuvieron carácter de asamblea
legislativa, por lo que se convocaban cada vez que debía tratarse un asunto importante que
afectaba a la monarquía. Los obispos se convierten desde ese momento en verdaderas autoridades
del reino y pasan a desempeñar competencias en asuntos sociales, fiscales y judiciales que
desbordan el mero ámbito de la fe.
También en lo cultural, la nota distintiva fue su estrecha dependencia de la Iglesia. Sin duda
la figura más relevante de todo este periodo fue San Isidoro de Sevilla en su monumental
Etimologías.
En suma, a pesar de la debilidad de los reyes, los visigodos llegaron a construir un Estado
aparentemente unificado que dio lugar a la aparición de un cierto nacionalismo hispano. Es en esta
época visigoda cuando nace también la idea de España. Sus límites geográficos ya habían sido
establecidos en tiempos de Roma, pero es ahora cuando, sobre todo mediante los escritos de san
Isidoro de Sevilla, se empieza a difundir una noción nacional más allá de las fronteras peninsulares.
El goticismo, la tesis del reino “godo” como antecedente de la monarquía astur-leonesa de los
siglos IX a XIII y raíz, por tanto, de la idea de recuperación de la Península tras la invasión
musulmana tuvo vigencia recurrente en visiones sustantivas de la historia de España.

6. Representa una línea del tiempo desde 250 a.C. hasta 711 d.C,
situando en ella los principales acontecimientos históricos.
En la siguiente página tenéis todos los ejes cronológicos de toda la historia de España.
Podéis suprimir algunos acontecimientos y dejar los que están en los apuntes.

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228 a. C.: fundación de Cartago Nova (Cartagena) por los cartagineses.


219: toma de Sagunto por Aníbal.

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218: desembarco romano en Ampurias (IIª guerra púnica). Conquista romana (197-19).
197: división de Hispania en Ulterior y Citerior.
19: fin de las guerras cántabras y de la conquista romana.
15: reorganización de Hispania en Lusitania, Bética y Citerior.
74 d. de C.: Vespasiano concede la “ciudadanía latina” a los hispanos.
98-117: Trajano, emperador de Roma.
117-138: Adriano, emperador de Roma.
212: Caracalla concede la ciudadanía romana a los hispanos.
s. III: cristianización paulatina de Hispania.
379-95: Teodosio I, emperador; el cristianismo religión oficial.
409: penetración de vándalos, alanos y suevos en la Península.
476: desaparición del imperio romano de occidente.
507-711: instalación de los visigodos en Hispania.
568: Toledo, capital del reino visigodo.
574-81: unificación de la Península por Leovigildo.
589: conversión de Recaredo al catolicismo.
710. Batalla de Guadalete. Rodrigo, último rey visigodo
711. Conquista musulmana: Al-Andalus

8. Explica las causas de la invasión musulmana y de su rápida


ocupación de la Península.
La presencia de los musulmanes en la Península Ibérica se debió a la confluencia de dos
procesos simultáneos: la crisis interna de la monarquía visigoda y el movimiento expansivo del
islam desde el año 634.
La crisis interna de la monarquía visigoda: La monarquía visigoda adolecía de una gran
debilidad, tanto por el excesivo poder de la iglesia y la nobleza, como por el carácter electivo de la
Corona. En este marco, las intrigas políticas y las rivalidades entre bandos por la sucesión al trono
eran, por lo tanto, frecuentes. El rey visigodo Witiza había asociado al trono a su hijo Agila para que
le sucediera, pero cuando aquel murió (710), el duque de la Bética, Roderico, encabezó una
revuelta y ocupó el trono, lo que desencadenó una nueva guerra civil entre grupos nobiliarios
rivales. Fue entonces cuando el bando Witizano solicitó la ayuda de los musulmanes.
El movimiento expansivo del islam: Los musulmanes, en su expansión por el norte de
África, habían llegado hasta el Atlántico en el año 707. Ante las disputas internas de los visigodos, el
gobernador del norte de África, Musa, concibió la posibilidad de extender sus conquistas por la
Península ibérica, para lo cual contaba con el apoyo, como ya se ha dicho, del bando visigodo de los
witizanos y del gobernador de Ceuta, el conde Julián. En consecuencia, Musa decidió enviar en el
año 711 una expedición dirigida por Tariq, quien, con los barcos del gobernador de Ceuta, consiguió
trasvasar hasta Gibraltar (Gabal Tariq, 'monte de Tariq') con unos siete mil hombres, en su mayoría
bereberes, a los que poco tiempo después seguirían otros cinco mil. El enfrentamiento decisivo se
produjo en la batalla de Guadalete (711), donde fue derrotado el ejército de Roderico, y con la
muerte de este se hundió la débil monarquía visigoda. En el año 712, Musa cruzó el estrecho con un
nuevo ejército y se unió en Toledo a las tropas de Tariq. En poco tiempo (712-714), se consumó la
conquista de casi toda la Península en campañas que iban de sur a norte. Fue prácticamente un
paseo militar con escasísimas resistencias, ante el desinterés de la mayoría de la población por
defender una monarquía con la que no se identificaba.

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Un factor importante de la rápida expansión de los musulmanes fue su tolerancia y su
respeto hacia los cristianos y los judíos, a los que consideraban sus protegidos por ser también
gentes del Libro (los musulmanes también aceptan que Dios reveló su voluntad a través de libros
sagrados, por lo que judíos y cristianos son gentes del Libro, ya que comparten con ellos el hecho
de haber recibido la revelación de Dios y haberla registrado en un libro sagrado).
En cuanto a la ocupación de los territorios conquistados, esta se efectuó mediante dos
sistemas:
a) Rendición incondicional. Los que opusieron resistencia y fueron sometidos por las armas
perdieron sus derechos y sus tierras se repartieron entre los conquistadores.
b) Rendición pactada o capitulación. A los que se sometieron voluntariamente a los
musulmanes se les respetaron sus derechos y sus tierras, a cambio del pago de los tributos
correspondientes. Este fue el procedimiento más habitual.

9. Representa una línea del tiempo desde 711 hasta 1474, situando
en una fila los principales acontecimientos relativos a Al Ándalus y
en otra los relativos a los reinos cristianos.
• 711: penetración musulmana en la Península.
• 722: victoria de Pelayo en Covadonga.
• 756: proclamación del emirato independiente de al-Ándalus.
• ss. VIII-X: surgimiento de los reinos de Asturias y Pamplona y de los condados de Aragón,
Sobrarbe, Ribagorza y Barcelona.
• 910-1230: reino de León.
• 929-1031: califato de Córdoba.
• 950: aparición de Castilla como condado independiente.
• 1031: desaparición del califato de Córdoba: reinos de taifas.
• 1035: Sancho el Mayor (Sancho Garcés III de Pamplona) crea los reinos de Castilla y
Aragón.
• 1085: toma de Toledo por Alfonso VI de León y Castilla.
• 1090-1145: “imperio” almorávide.
• ss. xi-xiii: grandes avances territoriales de los reinos cristianos peninsulares.
• 1118: toma de Zaragoza por Alfonso I de Aragón.
• 1137: unión de Aragón y Cataluña: creación de la corona de Aragón.
• 1139: independencia de Portugal.
• 1147-1212: reunificación de al-Ándalus por los almohades.
• 1162-1512: reino independiente de Navarra.
• 1188: nacimiento de las cortes de Castilla y León.
• 1212: batalla de Las Navas de Tolosa.
• 1229 y 1239: Jaume I conquista Baleares y Valencia.
• 1230: unión definitiva de Castilla y León.
• 1237-1492: reino nazarí de Granada.
• 1240-62: Fernando III toma Murcia, Córdoba, Jaén, Sevilla, Jerez, Cádiz y Niebla.
• 1282: Aragón ocupa Sicilia.
• 1324: ocupación de Cerdeña por Jaume II.
• 1369: Enrique II Trastámara, rey de Castilla.
• 1390: los almogávares entregan a Aragón los ducados de Atenas y Neopatria.
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• 1412: Fernando I (de Antequera) Trastámara, rey de Aragón por el “compromiso de
Caspe”.
• 1443: Alfonso V de Aragón, rey de Nápoles.
• 1450-60: guerra civil navarra.
• 1462-72: guerra civil catalana.
• 1469: matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón.
• 1474-79: guerra civil castellana.
• 1479: unión de Castilla y Aragón bajo los Reyes Católicos.

10. Describe la evolución política de Al Ándalus.


La presencia de los musulmanes en la Península Ibérica se debió a la confluencia de dos
procesos simultáneos: la crisis interna de la monarquía visigoda y el movimiento expansivo del
Islam desde el año 634. De esta manera, desaparece el reino visigodo y aparece una nueva realidad
político-religiosa: Al-Andalus. En la evolución política de Al-Andalus encontramos estos periodos:
ÉPOCA DE PRIMACÍA Y ESPLENDOR (SIGLOS VIII-X.
Emirato dependiente del califato omeya de Damasco (711-756), en que Al-Andalus era una
provincia del califato de Damasco, gobernada por un emir que actuaba como delegado del califa. El
problema más relevante fue el enfrentamiento interno entre los bereberes norteafricanos y la
minoría árabe que se quedó con las mejores tierras y la mayor parte del botín. En este periodo se
marcaron los límites del avance islámico hacia el norte con la batalla de Covadonga que garantizó la
independencia del núcleo astur y la victoria de los francos en la batalla de Poitiers que frustro los
intentos de expansión más allá de los Pirineos.
Emirato independiente de Bagdad (756-929). Fue obra de Abd-al-Rahman I, de la familia de
los Omeyas. Se trataba de un miembro de la familia derrotada en el primer fraccionamiento político
general del Imperio islámico tras la revolución abasida. Al-Andalus adquirió desde ese momento
conciencia de su personalidad política, coincidiendo con la etapa en que se arabizó más
decididamente. Durante este periodo se acrecentó el poder del Estado y se consolidó y organizó el
territorio. El principal emir fue Abderramán II (822-852), con quién el emirato alcanzó su máximo
esplendor. En este periodo Al-Andalus conoció numerosas conmociones internas, debido a las
frecuentes luchas entre árabes y bereberes, pero también a las revueltas de los muladíes y de los
mozárabes.
Califato de Córdoba (929-1031), que representó el máximo apogeo económico, político y
cultural a través de las fuertes personalidades de sus dirigentes (Abd-al-Rahman III, Al-Hakam II, Al-
Mansur). En el año 929, el emir Abderramán III decidió proclamarse califa, lo que significaba que
asumía la más alta dirección, tanto en las cuestiones seculares como en las espirituales, a la vez que
rompía definitivamente con Bagdad. Abderramán ordenó la construcción de Medina Azahara, una
grandiosa ciudad-palacio situada en las afueras de Córdoba. Al-Hakam fue famoso por su
protección a la cultura y a las artes. En las últimas décadas del s. X, el poder estuvo en manos de
Almanzor, primer ministro del califa Hixam II. A raíz de la muerte de Almanzor el califato entró en
un período de disgregación. En el año 1031, los representantes de las grandes familias cordobesas
deciden suprimir el califato. Su lugar será ocupado por una serie de reinos independientes que se
conocen con el nombre de reinos de taifas.
DISGREGACIÓN POLÍTICA Y PÉRDIDAS TERRITORIALES (SIGLOS XI-XIII)
Primeros reinos de taifas (1035-1090): El nuevo mapa político era el resultado de las
profundas divergencias que existían en el seno de la población islámica dirigente y entre las
distintas etnias (árabes, bereberes y eslavos). De este modo, el califato de Córdoba se disgregó en
10
unos treinta pequeños estados musulmanes denominados reinos de taifas. Los más importantes
estados taifas fueron los de Zaragoza, Tortosa, Valencia, Denia, Almería, Toledo, Badajoz, Sevilla,
Granada y Málaga. Las taifas, inferiores militarmente a los cristianos, comienzan a pagar las parias,
esto es una tasa para evitar su conquista. A finales del siglo XI, ante la fuerza creciente de los reinos
cristianos, los reinos de taifas comprendieron la necesidad de solicitar ayuda exterior.
Imperio almorávide (1090-1145): Los almorávides eran bereberes nómadas y saharianos que
pretendían volver al islamismo de la época coránica, caracterizado por su intransigencia. Con
motivo de la ocupación de Toledo por los cristianos (1085) el rey taifa de Sevilla solicitó la ayuda de
los almorávides para enfrentarse con aquéllos. Derrotados los cristianos (Batalla de Sagrajas), el
sultán almorávide, inició la conquista de todos los reinos de taifas para unirlos al Imperio
almorávide con capital en Marraquex. Sin embargo, los éxitos almorávides duraron poco. Entre
otros motivos por el fanatismo religioso que provocó el descontento no sólo de cristianos y judíos,
sino incluso de amplios sectores de la población musulmana. Hacia 1145, la descomposición del
poder almorávide propició un retorno a la fragmentación política.
Segundos reinos de taifas (1145-1170): A partir de 1145 la unidad musulmana se fragmenta:
existen reinos independientes en Cádiz, Badajoz, Córdoba, Valencia, etc, que cuenta con el apoyo
directo de Alfonso VII (rey de Castilla), interesado en debilitar a los almorávides para reinstaurar el
sistema de parias.
Imperio almohade (1170-1224): Poco después de la instauración de los segundos reinos de
taifas, comenzaban a actuar en la península los almohades. Nuevo grupo ultraortodoxo y rigorista
que querían imponer la ley coránica. Sustituyeron a los almorávides en el norte de África y saltaron
a Al Andalus para extender sus dominios. Sin embargo, una coalición de reyes cristianos logra
vencerlos en las Navas de Tolosa (1212). La derrota fomentó la aparición de nuevos reinos de taifas.
Reino nazarita de Granada (1224-1492): En 1238 los reinos de taifas, excepto el de Granada,
habían desaparecido. El reino granadino fue creación de Muhammad I hacia 1232. Muhammad,
posteriormente se convertirá en vasallo del rey castellano al que pagará un tributo. Muhammad se
convirtió en el primer emir de la dinastía nazarita. El reino nazarita de Granada, tuvo durante los
dos siglos y medio de su existencia una vida muy azarosa. A las frecuentes disputas internas había
que añadir la permanente amenaza castellana sobre sus fronteras. Sólo en la segunda mitad del s.
XIV conoció el reino de Granada una prolongada época de paz. El reino nazarita pudo pervivir hasta
1492, en que fue conquistado por los Reyes Católicos..
En suma esta tendencia disgregadora, resultado de una sociedad étnicamente muy dividida,
impidió la consolidación de una estructura estatal musulmana unitaria, lo que debilitó política y
militarmente a Al-Andalus frente al avance cristiano desde el Norte.

11. Resume los cambios económicos, sociales y culturales


introducidos por los musulmanes en Al Ándalus.
Entendemos por Al-Ándalus el territorio peninsular dominado por los musulmanes entre
711-1492. Mientras que en los países europeos en la Alta Edad Media (entre ellos los reinos
cristianos de la península) la economía era rudimentaria, rural y de subsistencia, en Al-Andalus se
produjo una "economía urbana", basada en el tráfico comercial entre la ciudad y el campo y en el
comercio peninsular y extrapeninsular. Esta circunstancia convirtió a Al-Andalus en una de las
economías más pujantes del Mediterráneo entre los ss IX-XIV.
La base económica siguió siendo la agricultura pero con notables mejoras. Así se
perfeccionaron las técnicas del regadío y se generalizó el uso de acequias y norias. Asimismo se
introdujeron nuevos cultivos, como el arroz, los agrios, la caña de azúcar. La industria se localizaba

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exclusivamente en el ámbito urbano. La gran mayoría de esta industria tenía como materia prima
los productos obtenidos del campo: así en las almazaras se obtenía el aceite, en los molinos la
harina. Del lino, algodón, etc., se obtenían los hilos que alimentaban una desarrollada industria
textil. También existía otro tipo de industrias como la minera: explotación de mercurio de Almadén,
etc. El comercio se desarrolló en dos ámbitos complementarios: en primer lugar en el ámbito
urbano: todos los productos obtenidos en su área de influencia eran comercializados en los zocos
(plaza o conjunto de calles dedicadas al mercado). En segundo lugar en el ámbito exterior: el
mundo islámico desempeñó el papel de intermediario entre Europa, África negra y Asia Monzónica.
Al-Andalus se encontró en un extremo de este circuito comercial, de ahí la aparición de dos
importantes rutas: ruta del oro de Sudán, y la ruta hacia Europa, de donde se obtenían esclavos,
que después los comerciantes andalusíes exportaban a Oriente. Este complejo desarrollo comercial
exigía una sólida y abundante moneda que lo respaldara. Para ello se centralizó la acuñación de
moneda en Córdoba. Al-Andalus se convirtió en centro distribuidor de oro y plata para toda Europa
occidental, metales que utilizaban los países europeos para sus acuñaciones.
En cuanto a la sociedad andalusí lo más singular fue la variedad de grupos étnico-religiosos
que convivieron en un mismo territorio, a veces con grandes tensiones pero mayoritariamente de
forma pacífica, hasta el punto de que la convivencia multirracial fue una de las principales
características de Al-Andalus. Los principales grupos eran los siguientes:
 Una minoría árabe, que ocupaban los puestos más relevantes de la escala social.
 Los bereberes, grupo racial norteafricano convertido al islamismo.
 Los judíos, que ocupaban profesiones artesanales, comerciales y liberales. Residían
principalmente en las ciudades.
 Los eslavos, procedentes del Centro de Europa como esclavos y que acabaron ocupando
importantes cargos en la administración y el ejército.
 Los hispanovisigodos, que formaban la mayoría de la población y que tomaron dos
posturas distintas: los que se convirtieron al islamismo, conocidos como muladíes; y los
que permanecieron en territorio musulmán pero conservando su religión cristiana,
conocidos como mozárabes (los musulmanes viviendo en territorio cristiano recibían el
nombre de mudéjares).
En lo que a vida intelectual y cultural se refiere, hablamos de un marco que gozó de
enorme prestigio tanto en el mundo islámico como en la Europa medieval cristiana, tomando como
modelo y lengua de expresión el árabe al tiempo que se dejaban influir por la culturas persa, hindú
y grecorromana. Este progreso cultural y científico se debió, en parte, a la atmósfera de libertad
ideológica que reinó en Al-Andalus durante muchos siglos. En el aspecto lingüístico la imposición
del árabe permitió a Al-Andalus relacionarse intelectualmente con los centros culturales del
Próximo Oriente. La relación con Oriente fue un factor fundamental de intercambio y penetración
de ideas, libros, costumbres, etc.
En cuanto a los estudios filosóficos, aparece, en el siglo XII, la figura de Averroes. También
hay que destacar los estudios científicos y técnicos. Así en medicina destacó el judío Maimónides.
Estos libros divulgaron en España y de aquí a Europa la filosofía de la Antigua Grecia. Por otra parte,
en sus obras arquitectónicas destacan dos obras arquitectónicas: la mezquita de Córdoba y el
Palacio de la Alhambra en Granada.
En definitiva, la mayoría de hispanovisigodos aceptaron la civilización musulmana y
formaron con sus conquistadores un verdadero Estado con personalidad propia que se convirtió en
la vía de transmisión a Occidente de la ciencia griega, de gran parte de la hindú (sistema de
numeración) y de la propia aportación del mundo islámico.

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12. Describe las grandes etapas y las causas generales que
conducen al mapa político de la península Ibérica al final de la Edad
Media.
Desde la batalla de Covadonga (711) aparece un movimiento de oposición a la presencia
islámica y que pretenderá la restauración del reino visigodo de España. A este fenómeno se le
denomina Reconquista; esto es, el proceso de ocupación militar de los territorios musulmanes de la
península ibérica, siendo el causante del mapa político de la P. Ibérica a lo largo de toda la Edad
Media. Las fases de esta reconquista son las siguientes:
1º.- Evolución histórica entre los siglos VIII-X.
Entre 711 y 725 los musulmanes ocupan toda la península salvo pequeños núcleos cristianos
en Asturias y los Pirineos, pero sin que existan fronteras definidas entre ambas religiones ni
tampoco entre los distintos núcleos. Estos núcleos son:
1º.- Núcleo asturiano: Formado por astures y por una minoría de hispanovisigodos que
eligen como rey Pelayo, quien dirigió la lucha contra los musulmanes en el enfrentamiento de
Covadonga. Con Alfonso III se traslada la capital de Oviedo a León, (de ahí el nombre de reino astur-
leonés). Sin embargo Castilla, principal frontera con el mundo musulmán, empezó a adquirir fuerza
debido al fuerte poder que acumularon sus condes. De esta manera, Castilla se convertirá en un
condado independiente.
2º.- Núcleo pamplonés: Durante los siglos VIII y IX, Pamplona se vio ocupada
alternativamente por francos y musulmanes. Expulsados los francos, la familia Arista, expulsará a
los musulmanes, afianzando así la pervivencia del reino navarro.
3º.- Núcleo franco: Los francos, a través de la dinastía carolingia, extienden su influencia por
los valles pirenaicos, con el fin de evitar las razias musulmanas y asegurar el control de su territorio.
Surgen así una serie de condados cuyos condes dependen de la monarquía franca (carolingios):
condado de Aragón, Sobrarbe, etc., además de los condados catalanes (Barcelona, Gerona, etc).
Algunos investigadores denominan a toda esta zona Marca Hispánica. En el siglo IX, la familia
Galindo impuso sus intereses frente a los francos que abandonaron la zona de los condados de
Aragón, Sobrarbe, etc., formándose el núcleo del reino de Aragón. Por otro lado, los condes
catalanes adquieren mayor independencia, si bien, entre todos, comienza a adquirir un
protagonismo mayor el conde de Barcelona.
2º.- Evolución histórica. Siglos XI-XIII.
1º.- Siglos XI-XII.: La desintegración del califato cordobés favorece el renacimiento
económico cristiano. Entre los reinos cristianos, Navarra desempeñó el papel más importante; su
rey Sancho III el Mayor (1000-1035), mediante vasallaje y matrimonios, llegó a controlar Castilla,
León, Navarra, Aragón y el condado barcelonés. Sin embargo, esta unidad se rompió al dividir,
Sancho III, su reino entre sus hijos. Tras esta división el Reino de Pamplona perdió su hegemonía
anterior, ante la expansión de Aragón y de Castilla, que pasaron a ser reinos independientes.
Durante el siglo XII, se afianzaron las distintas nacionalidades peninsulares cristianas.
Veamos ahora la evolución que viven cada uno de los reinos:
a) REINO CASTELLANO LEONES.- Lo más destacable en este reino fue la conquista de Toledo
(1085), por parte de Alfonso VI; y la independencia del condado de Portugal ocurrida en 1143.
b) REINO ARAGONÉS Y CONDADO BARCELONÉS: El matrimonio de la hija del monarca
aragonés y del conde de Barcelona, permitió que el heredero de ambos: Alfonso II, uniese, así,
Aragón y Cataluña con la denominación de Corona de Aragón, si bien cada uno conservó sus
características particulares.

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c) REINO DE NAVARRA: Navarra a pesar de mantener su independencia hasta el siglo XVI,
quedó bloqueado entre Castilla y Aragón, lo que provocó su decadencia política.
2º.- Siglo XIII: Durante el siglo XIII prácticamente se puede considerar terminada la
reconquista. Con la disgregación musulmana (reinos de taifas), se reanuda la reconquista por parte
de los reinos cristianos. Alfonso VIII, rey de Castilla, marcha sobre Despeñaperros donde en 1212 se
produce la victoria cristiana de las Navas de Tolosa, que despejó el camino hacia el Guadalquivir.
Durante el siglo XIII se llevará a cabo la reconquista de Andalucía por parte de Fernando III el
Santo y su hijo, Alfonso X, el Sabio. Al-Andalus queda reducida al reino nazarí de Granada.
La Corona de Aragón inicia también bajo Jaime I el Conquistador (1213-1276) su expansión
por tierras musulmanas. Así incorpora Valencia y Mallorca a la Corona de Aragón. La posesión de
Mallorca facilita la expansión económica catalano-aragonesa por el Mediterráneo, que finalizará
con la incorporación del Sur de Italia, Sicilia y Cerdeña a las posesiones de la Corona de Aragón.
3º- Evolución histórica. Siglo XIV.
La crisis económica, social y política del siglo XIV provoca la desaparición de las dinastías
legítimas y se instauran las procedentes de líneas bastardas. En Castilla se inicia el reinado de la
casa bastarda de los Trastámara. En la Corona de Aragón esta crisis fue más tardía.
En definitiva, durante este proceso reconquistador se produce la estructuración casi
definitiva de las fronteras de cada uno de los reinos cristianos, que adquieren su propia
personalidad y que será el origen de las diversas nacionalidades existentes en el actual Estado
español.

15. Comenta el ámbito territorial y características de cada sistema


de repoblación, así como sus causas y consecuencias.
Entendemos por "repoblación” la ocupación pacífica de tierras vacías, que no están
ocupadas o cultivadas y que fueron abandonadas por los musulmanes a medida que la reconquista
cristiana avanzaba. La reconquista y posterior repoblación es un hecho que distingue a los reinos
hispanos de los europeos. La frontera establecida entre dos estructuras tan diferentes (reinos
cristianos y Al Andalus) se caracterizó por su permanente oscilación durante los casi 800 años de
pervivencia, por los continuos enfrentamientos bélicos, pero, también, habituada a los
intercambios comerciales e incluso a los matrimonios mixtos, etc.; y generará una población muy
militarizada o habituada a vivir en zona de permanente conflicto pero a la vez muy permeable al
intercambio comercial, de ideas, de personas, etc. La repoblación cristiana presenta cuatro grandes
etapas:
1ª.-De tipo monacal o por presura. (Siglos VIII a XI), en la que los monjes y hombres libres se
asientan en las tierras yermas del valle del Duero y del Pirineo. La repoblación está dirigida por la
monarquía a través de nobles y monasterios sobre todo, que crean los primeros latifundios, pero
también por hombres libres (Castilla) a los que se ofrecen tierras de cultivo individuales (aprisio). El
rey puede autorizar a sus súbditos para que ocupen parte de esas tierras. Bastaba que un grupo de
repobladores buscase una zona para asentarse y poner en explotación terrenos vacíos. Los colonos,
organizados en aldeas rurales, procedían a la presura, es decir, a la ocupación y puesta en cultivo de
la tierra. El asentamiento de nuevos pobladores en todas estas regiones originó la existencia de una
masa de hombres libros, dispuestos a defender sus tierras contra los musulmanes. El resultado fue
un predominio de la pequeña y mediana propiedad. Con esta estructura surge un campesinado
libre, si bien en periodos posteriores (proceso de señorialización en el siglo XIV) acabarán
convirtiéndose en vasallos.

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2ª.-Concejil. Durante el siglo XII se repoblaron muchos núcleos urbanos, denominados
concejos, en toda la península, bien de nueva planta, bien por ocupación a los musulmanes.
(Concejo= ciudad amurallada con una importante extensión de tierras denominados alfoces.
También se denominan Comunidades de Villa y Tierra), durante la segunda mitad del siglo XI y
primera del XII. Surgen los grandes concejos preferentemente entre los ríos Duero y Tajo (concejos
de Salamanca, Ávila, Segovia, Cuellar, etc.), y en el valle del Ebro (concejos de Zaragoza, Daroca,
Alcañiz, etc.). Los monarcas concedieron amplios fueros (conjunto de normas que regulaban todos
los aspectos de la vida municipal) a los repobladores que se concentraron en estos amplios
términos municipales. A estas ciudades acuden hombres libres, nobles (sobre todo caballeros), etc.
A cambio los concejos se comprometen a armar milicias concejiles para el ejército del Rey. Al lado
de la repoblación de las ciudades se produjo una repoblación aldeana, con núcleos compuestos de
unos diez vecinos. A los nuevos pobladores asentados en el alfoz se les concedía un solar y tierras
de cultivo que al cabo de unos años pasaba a ser de su propiedad; asimismo, podían disfrutar de
tierras y bienes comunales. La estructura de la propiedad resultante se caracterizaba por el
predominio de la propiedad mediana libre y la abundancia de tierras comunales. En el ámbito social
aparece una realidad urbana compleja donde la burguesía adquiere una gran relevancia.
3ª.-De las Ordenes Militares (mediados del siglo XII -principios del s. XIII), que actuaron en la
cuenca del Guadiana medio, y en la de los ríos Guadalope (afluente del Ebro) y Guadalaviar o Turia.
Las Ordenes Militares eran una especie de hermandades de caballeros-monjes cuya misión era
combatir a los musulmanes. En este periodo la repoblación de los territorios conquistados es
encomendada a las órdenes militares Las más conocidas fueron la de Calatrava en Castilla, la de
Alcántara y Santiago en León y la de Montesa en la Corona de Aragón. Se formaron grandes
latifundios propiedad de estas Órdenes, donde tuvieron a su cargo numerosos campesinos vasallos.
La propiedad, por tanto, fue a parar a manos de la alta nobleza, desapareciendo los campesinos
libres. Las estructuras de la propiedad fueron, entonces, los latifundios, dedicados a la explotación
ganadera, solución más idónea para una zona rica en espacio y, a la vez, escasa en mano de obra
4ª.-Nobilaria (s. XIII). Se repuebla Andalucía, Extremadura, Murcia y una parte de Valencia.
La repoblación continúa el sistema de los grandes latifundios, surgiendo las grandes posesiones
nobiliarias tanto laicas como eclesiásticas. Las nuevas tierras conquistadas se dividían mediante el
sistema de repartimientos, lo que significa que las tierras e inmuebles arrebatados a los
musulmanes fueron entregados por los reyes a quienes participaron en la conquista. Se configuró
así un tipo de propiedad de grandes terratenientes y medianos propietarios de tierra cuyo tamaño
y valor estaban en función del rango social de quien los recibía. La estructura de la propiedad fue
similar a la fase anterior. En la tercera y cuarta fase aparecen las relaciones de dependencia
personal (vasallaje) típicas del modelo social feudal.
En definitiva, con la repoblación se establecen las bases de la estructura de la propiedad de
la tierra que ha predominado en España hasta nuestros días. Asimismo, desde el punto de vista
socioeconómico resulta fundamental el triunfo del sistema feudal como modo de producción y
como modelo de estructuras jurídico-políticas (vasallaje) y la reaparición de la ciudad como centro
industrial-comercial.

13. Explica el origen de las Cortes en los reinos cristianos y sus


principales funciones.
La España cristiana medieval era un mosaico de núcleos políticos diversos e independientes
donde, a partir del s. XIII, fueron destacando Castilla, Aragón y Navarra. Todos estos reinos se

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fueron organizando paulatinamente bajo la estructura feudal, a partir del momento en que la
nobleza y el clero acapararon, en sus señoríos, una importante parte del poder político que
correspondía a los monarcas (administración, justicia, etc.). Las relaciones políticas van a
convertirse ahora en vínculos personales; dentro de una pirámide feudal de poder. Desde la base
(siervos) hasta la cumbre (Rey), el poder asciende o desciende a través de una relación personal
que se llama vasallaje.
Toda esta estructura, que dejaba pocos poderes al monarca, presuponía que cada reino
quedaba convertido en un mosaico de jurisdicciones y distintas justicias. El rey sólo conservó la
capacidad de administrar justicia entre los nobles y ciertos derechos exclusivos como la acuñación
de moneda y otros. Las distintas jurisdicciones que podían aparecer en un reino son las siguientes:
tierras de realengo, tierras de propiedad eclesiástica, tierras de solariego y municipios que podían
obtener fueros, es decir, el privilegio de autogobernarse. Casi todos los cargos del gobierno
municipal acabaron en manos de la alta burguesía.
A nivel de la administración real el organismo más importante era la Curia Real, consejo
integrado por magnates del clero y la nobleza cuyo cometido era asesorar al rey. Desde 1188 en
León y durante el siglo XIII en el resto de los reinos, los monarcas convocaron también a los
burgueses a la Curia, en representación de las ciudades: así nacieron las Cortes. Convirtiéndose,
consecuentemente, en la única institución con carácter nacional. Existían Cortes en Castilla y en
Aragón. Aquí existía una por cada nación, ya que la monarquía aragonesa era pactista (pacto entre
las diversas nacionalidades). Así frente a la monarquía castellana que aparece como unitaria, la
Corona de Aragón aparece como una "federación" de varios Estados: Cataluña-Mallorca, Aragón y
Valencia, con un mismo monarca pero conservando su personalidad.
Las Cortes medievales eran convocadas por el rey y reproducían la estructura estamental de
la sociedad, ya que estaban compuestas de tres brazos -en representación de la nobleza, el clero y
las ciudades- que deliberaban por separado. Aunque existían diferencias entre unos reinos y otros,
las funciones de las Cortes eran esencialmente dos:
a) Atender las consultas del rey en asuntos de especial importancia.
b) Sobre todo, votar impuestos de carácter extraordinario, lo que era frecuente debido a la
insuficiencia de los ingresos fiscales ordinarios para atender los gastos crecientes de la monarquía.
El valor de las Cortes fue desigual según los distintos reinos ibéricos:
 En Castilla no tenían poder legislativo vinculante.
 En la Corona de Aragón, las Cortes tuvieron un verdadero poder legislativo. Cada reino de la
Corona de Aragón (Aragón, Valencia y Cataluña) tenía sus propias Cortes. Para vigilar el
cumplimiento de lo aprobado en las Cortes, se creó una Diputación del General (Generalitat
en Cataluña).
 En Navarra las Cortes nacieron tardíamente pero tuvieron gran vitalidad en los siglos XIV y
XV. Como la Corona de Aragón las Cortes navarras tenían poder vinculante.
Por consiguiente, ni la composición ni las funciones de estas Cortes primitivas son
equiparables con las de las Cortes o Parlamentos actuales: ni eran representativas de la voluntad
general del reino, ni tenían poder legislativo, ni disponían de instrumentos legales para controlar el
poder del monarca.

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14. Compara la organización política de la Corona de Castilla, la
Corona de Aragón y el Reino de Navarra al final de la Edad Media.
La organización política a fines de la Edad Media se caracterizó por una enorme
fragmentación del poder político y la desaparición de los poderes públicos (justicia, fiscalidad, etc.)
que quedan en manos de los señores feudales (señoríos jurisdiccionales). Cada reino cristiano es un
mosaico de múltiples células políticas prácticamente independientes. El único lazo que relaciona al
monarca con sus nobles es el juramento de vasallaje.
Sin embargo, a lo largo de la Edad Media los monarcas intentaron recuperar su autoridad
apoyándose a veces en la propia nobleza otras en el tercer estado. Por otro lado, la crisis del siglo
XIV originó el intento de los monarcas de imponer una política centralizadora y autoritaria sobre la
nobleza. Sin embargo, este intentó generó diferencias institucionales entre Castilla y Aragón que
consolidan su organización política propia a través de una serie de instituciones que marcarán la
historia de los siglos siguientes.
En Castilla, el rey detentaba un poder mayor que en Aragón. El rey vio fortalecida su autoridad
en el texto de las Partidas que fue elaborado durante el reinado de Alfonso X. Esta personalidad de
monarca absoluto fue aumentada en el Ordenamiento de Alcalá (1348) y, después en la Cortes del
Real de Olmedo (1445). A través de estos cauces la monarquía logró:
• Sobre la multitud de derechos consuetudinarios, el Ordenamiento intentó establecer un
código de leyes único.
• Una compleja centralización administrativa, perfeccionándose la hacienda mediante la
creación de nuevos impuestos (Alcabala).
• Los inicios de un cuerpo armado de carácter permanente, de esta manera el monarca
rompe su dependencia militar con la clase nobiliaria.
Así, Castilla a lo largo de la Baja Edad Media se configuró como un reino unitario y centralizado y
donde la autoridad real se fue fortaleciendo paulatinamente, ya que los monarcas castellano-
leoneses estuvieron menos dispuestos a conceder señoríos a la nobleza.
En el ámbito estatal castellano destacan las Cortes cuyas decisiones no tenían poder
legislativo vinculante. En el ámbito local el principal instrumento de control de la monarquía sobre
los municipios lo representó la figura del corregidor, que se convirtieron en representantes
permanentes de la Corona en los principales municipios.
En la Corona de Aragón su estructura política difería de la castellana en dos aspectos:
1. La Corona de Aragón no era una monarquía absoluta sino pactista. El poder del rey estaba
limitado por el derecho y costumbres del país, que el monarca se comprometía a mantener
en un pacto con sus vasallos (alta nobleza, clero y patriciado urbano), que se realizaba a
través de las Cortes. De este modo, las Cortes de los diferentes reinos ejercieron un fuerte
control sobre la monarquía, limitaron su poder y frustraron cualquier pretensión absolutista.
2. La Corona de Aragón estaba constituida como una confederación de tres Estados: Cataluña-
Mallorca, Aragón y Valencia, cada uno de ellos con leyes, Cortes e instituciones propias y
notables diferencias entre sí, que el monarca debía jurar en el momento de ocupar el trono.
En cuanto a las instituciones, reflejan las peculiaridades tanto de la Confederación en su
conjunto como de cada uno de los territorios. Las más importantes eran: los virreyes que
representaban al rey y actuaban en su nombre en aquellos territorios en los que no residía el
monarca. Existían Cortes independientes en Aragón, Cataluña y Valencia y nunca llegaron a unirse.
Las Diputaciones, surgidas de las comisiones temporales de las Cortes y finalmente transformadas
en permanentes (destacando la Diputación del General de Cataluña o Generalitat). En Aragón,
además, existía la figura del Justicia de Aragón cuya misión era la defensa de los fueros propios de

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Aragón frente a las posibles pretensiones autoritarias de la monarquía. En Navarra, al igual que en
Aragón, las Cortes tuvieron un verdadero poder legislativo.
En cuanto a Navarra, ésta gozaba de un importante Fuero General, que fue mejorado por
sucesivos monarcas. Las Cortes, nacidas tardíamente, tuvieron gran vitalidad en los siglos XIV y XV.
En definitiva, mientras en Castilla se constituyó una monarquía centralizada que fue el
germen de la aparición de la monarquía autoritaria con los Reyes Católicos; en Aragón la estructura
política feudal se basó en el pactismo y en la confederación de reinos que mantuvo su vigencia
hasta el siglo XVIII, lo que impidió la aparición de una monarquía unitaria.

16. Explica el origen y características del régimen señorial y la


sociedad estamental en el ámbito cristiano.
Durante los siglos XI-XIII, el feudalismo triunfó definitivamente en Europa Occidental. El
feudalismo se caracterizó, en primer lugar por el dominio de una economía agrícola basada
fundamentalmente en la explotación de la tierra, cuya posesión (régimen señorial) se convirtió,
además, en símbolo de prestigio social y de poder; y, en segundo lugar, en unas relaciones sociales
basadas en juramentos de fidelidad que crearon unas relaciones de dependencia entre los
estamentos
Entre los siglos X y XI tuvo lugar la formación de los grandes dominios o señoríos
territoriales a los que los campesinos libres se vieron forzados a encomendarse. Estos señoríos
fueron formándose desde la época visigoda donde el rey cedía en usufructo un feudo a cambio de
ayuda militar del señor. El paso de la libertad de los campesinos a la dependencia puede realizarse
directamente por medio de la encomendación que supone, por parte del campesino, aceptar como
señor a un noble o institución eclesiástica a los que entrega sus tierras a cambio de protección. La
renta de estos señoríos se pagaba en forma de suministro de excedentes (una parte de la cosecha),
pero sobre todo, en días de trabajo para el señor. Esta última modalidad tendió a disminuir debido
a que el señor prefirió sustituir las prestaciones de trabajo por censos o arrendamientos sobre
parcelas de tierra, de modo que le proporcionases dinero o productos que pudiera comercializar.
A partir del s. XIII se desarrollaron los señoríos jurisdiccionales. Estas jurisdicciones eran una
serie de funciones públicas y derechos (ejemplo: derecho a hacer justicia, a cobrar los impuestos, a
establecer una serie de monopolios del señor, etc.) que la monarquía concedía a los nobles
feudales (laicos o eclesiásticos) sobre los habitantes de los señoríos que ostentaban. De esta
manera, los pobladores de un señorío se convertían en vasallos del señor, quien asumía, entonces,
las funciones propias del rey. Esto suponía en el plano político que la autoridad efectiva del rey
quedaba limitada por el poder de la nobleza y el clero, titulares de los señoríos.
Junto a la estructura feudal del campo, apareció, a partir del s. XI las ciudades (burgos),
aunque no fue hasta el siglo XIII cuando empezaron a desarrollarse plenamente. Muchos de estos
burgos o municipios obtuvieron fueros del monarca lo que permitió que escaparan al señorío
jurisdiccional de los nobles. Los gobiernos municipales quedaron, entonces, en manos de la
burguesía urbana. La entrada de representantes de las ciudades en la Curia Real provocó la creación
de una nueva institución: las Cortes.
La división social en el Medievo cristiano se basaba en una división tripartita, definida por la
función esencial que cada grupo o estamento desempeñaba para el conjunto de la comunidad: el
clero (oradores), encargado de velar por la salvación de las almas; la nobleza (defensores), cuyo
cometido era la defensa de la comunidad; y el estado llano (labradores), al que correspondía
trabajar para el mantenimiento de todos. Este reparto de funciones se justificaba como plasmación
en este mundo de la voluntad divina de armonía social:

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1º.- LA NOBLEZA: Disfrutó de un mismo estatuto legal privilegiado que la eximía de pagar
impuestos y gozaba de privilegios jurídicos, como disponer de tribunales. Por su distinta riqueza se
distinguían una alta nobleza o ricos-hombres, en Castilla, y, barones en la Corona de Aragón y
Navarra. La baja nobleza estaba formada por caballeros o infanzones (hidalgos). La alta nobleza
terminó por controlar amplios dominios territoriales, en los que, además de las rentas que
percibían, gozaban de poder jurisdiccional. Dichos señoríos pervivieron hasta el siglo XIX, en que
fueron suprimidos.
2º.- EL CLERO: Acaparaba una gran parte de la riqueza territorial, del fisco (a través del
diezmo) y de los señoríos jurisdiccionales. Además tenía los mismos privilegios que la nobleza.
Había un clero secular (obispos, sacerdotes, arzobispos, etc.) y clero regular (monjes), que era el
que vivía sometido a una regla monástica. Socialmente se distinguía el alto clero, generalmente
reclutado en las filas de la nobleza, y el bajo clero, más próximo al pueblo.
3º.- LOS CAMPESINOS: Representaban entre el 80 y el 90 % de la población de los reinos
cristianos. En principio se diferenciaban por su distinta relación con la tierra en: pequeños
propietarios libres, colonos y siervos, pero a medida que se impusieron los señoríos jurisdiccionales
terminaban todos adscritos a la gleba. En diversas ocasiones hubo revueltas campesinas. Las más
importantes fueron las de los “payeses de remensa”, que afectó a las tierras de Cataluña; y las
revueltas irmandiñas, en Galicia.
4º.- LA BURGUESÍA: Es el nombre genérico con que se conoce a la clase social que apareció
en las ciudades y cuya característica fundamental era su libertad frente a la jurisdicción señorial. En
Castilla tuvo poca importancia porque las ciudades, en su mayoría, eran agrícolas-ganaderas. En
Cataluña, por el contrario, apareció una numerosa burguesía formada por comerciantes y
artesanos. También en este grupo se distinguieron dos grupos claramente diferenciados: el
patriciado, grupo dirigente; y los modestos artesanos y pequeños mercaderes, es decir, el “común”.
5º.- MINORÍAS MARGINADAS: En los núcleos políticos de la España medieval vivían también
otros grupos de población: los judíos y los mudéjares, a los que hay que sumar los conversos de
origen musulmán (moriscos) y sobre todo judío (judioconversos).

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