You are on page 1of 14

ALGUNAS CONSIDERACIONES

SOBRE SIMBOLOS

{, Eisa M. del Valle "Echegaray

, '1
La lectura de un enjundioso trabajo de Luis A. Chiozza ("El proble-
ma de la simbolización en la enfermedad somática", Rev. de psicoaná-
lisis, XXXV, 5, 1978) Y de los estimulantes comentarios de Mauricio
Abadi me llevó a ensayar ciertas consideraciones semánticas. Yo tam-
bién pienso, como Abadi, que es válldo tratar de "acuñar una termino-
logía común que nos, permita entendernos" 1.
Me gustaría por ello discriminar varios niveles donde, a mi enten-
der,
e
se generan contusiones. semánticas
.
que provienen de . lugares
conceptuales vacíos o superpuestos.

La primera confusión terminológica que se me ocurre es la que


se orlqlna entre' "se~al", y' "signo". Según Chiozza, el signo es una
marca o señal que indica algo a' alguien, que se diferencia del, símbolo
en que el signo señala una presencia y el símbolo sustituye una ausen-
cia. Pero, a continuación, utiliza el término "signo" en un sentido
abarcatívo, incluyendo ambas signíficaciones (señal y símbolo). Coin-
cido con Chiozza en que ésta es una diferencia fundamental que se
CI~betene;' siempre presente, pero creo preferible el término "señal"
y no "signo". La confusión deriva de que, en semiótica y lingüística,
algunos autores desiqnan las: señales con el término "signo" (Rycroft,
Cassirer, Langer), en tanto que otros (Plaqet, Bühler, Eco) prefieren
"señal", Yo privilegio también "señal", porque necesito de' '¡'signo"
para otra, categoría de la significación que no aparece discriminada en
el: trabajo
,', -.;
de, Ohlozza
, . .
y que
... ,
pienso
..
es imprescindible destacar.

., Dirección: Güemes 4426, 139 "D", (1425) Capital Federal, R, Argentina.


1 Abadi, M., Comentarios al' articulo de, LU,is A. Ohlozza, "El' problema de la sim-
bolización en la enfermedad somática't.', (Ver bibliografia.)' .
1020 EIsa M. del Valle Echegaray

La segunda confusión me parece más importante. V. Rosen dice:

"Una de las deficiencias más graves de la teoría psicoanalítica fue la


confusíón terminológica que se produjo a raíz de su concepto kitostn-
crático del 'símbolo'. Pienso que las tormuleciones. lingüísticas pueden
favorecer la claridad conceptual. [ ... J La teoria lingüística reserva
el término de 'sím15olo' a los signos convencionales y arbítrarios, que se
encuentran al servicio de la comunicación intencional de significados,
como, por ejemplo, las palabras. En el psicoanálisis utilizamos el tér-
mino síndistinción para las dos variantes' de tenomenos. La capacídad
de simbolizer les, por lo tanto, completamente distinta, en el sentido
lingüístico del' término, de una capacidad similar en nuestro léxico
psicoanalítico" 2.

Rosen tiene abiertamente razón, aunque, como veremos, se le des-


liza un error. Los psicoanalistas han adherido por mucho tiempo a una
concepción pslcoanalltica de símbolo en que el acento fue puesto en la
relación de analogía entre el símbolo y lo simbolizado, que convertía
aesta categoría .serniótica en. una relación "motivada", como la llamó
de saussure, es decir, en una relación' sustentada por un nexo in-
trínseco de similitud entre ambos 'términos. En cambio, olvidaron dife-
renciar Jos sistemas de signos, clásicamente considerados convenclo-
nales y arbltrarlos, es declr, aquellos en que la relación de significaci6n
surge de los aspectos formales del sistema, de las oposiciones y dife .•.
renclas que, .en los dos ejes fundamentales .del lenguaje (sincrónico y
diacrónico), justifican el valor de cada término. por el lugar que ocupa
en el contexto o por la elección que .de él ha, hecho el hablante dentro
del campo semántico correspondiente.
Cuando actualmente los psicoanalistas se inclinan (quizás impulsa-
pos por el apogeo ,estructuralista que desde los trabajos de Levy-Strauss
desemboca en las innovaciones 'de' Lacan) hacia esta consideración
sistemática de los símbolos a 'través del valor de -su articulación en la
estructura, descalifican {as relaciones analógicas de sentido. Dice Lacan:
"Este noción [la del .slrnbollsmo analítico], nosotros lo decimos, está
estrictamente en oposición con f}1. pensamiento analógico, del cual una
tradición dudosa hace que algunos, .incluso entre nosotros, la conside-
ren todavía solidaria" 3.
: ¿Porqué esta oposición que obtura la, posibilidad de análisis más
finos y discriminados? ¿Por qué esta tendencia a .lr de un extremo al
otro? Yo 'creo que ambas nociones son -válldasy rescatables, y, que
no debemo~ renunciar a ningu~a de-ellas. Por eso mi resistencia a usar
la palabra "signo" para "señal", porque necesito de aquel -vocablo
para llenar una categoría imprescindible. Ya bastante ubicuidad y am-

'? Jappe, G.,: sobre la palabra, Y.el lel'lguafeen psic,oanálisis, p. 130.-


3 Lacan, J., Lectura.e.structqralists' efe,Freud, P.';59. .. _,' .,.1
"Algunas 'consítiersctotieseobre símbolos 1021

blqüedad encierra la nobiónde símbolo, para. hacerle aun llenar dos


categorías semlolóqlcas distintas. Propongo, pues, siguiendo las tradi-
ciones "dudosas", la. palabra '.'símbolo" para las relaciones analógicas
de sentido, y la palabra "signo" para los elementos de. los sistemas
formalizados y complejos, como el del lenguaje, donde la significación
de cada uno depende del lugar que ocupa en el sistema y de su valor en
oposición a los demás elementos de éste.
Aquí cabe .aclarar lo del error de Rosen: no es cierto que los lin-
güistas usan 'unánirrierÍ1ent~ la palabra "slmbolo'' para los elementos
de estructuras complejas .. Cuando. lo hacen, en ese caso, obviamente
reservan "signo" para "señal". Pero hay muchos autores que 'usan
"signo" para ese concepto, como de Saussure, Piaget, Bühler, Eco,
Barthes. También a mí me parece más adecuado ."signo", ·.porque el
símbolo como anaiógico se adecua más a la ortodoxiaanalltica, y por
su parte "signo" se emparlenta etimológicamente con I~ función de
significación, que me parece aludir a la más relevante característica
de nuestro mundo humano y cultural.
Pienso, entonces, que se deben distinguir tres niveles, que no son
tampoco unívocos ni simples:

a. ntvetaet« señeitzeción-o indicación (señales, índices o in-


dicios): función eminentemente mostrativa, quecoínclde Con,lo que
Bühler llama función deidéctica del lenguaje, cuyo paradigma son
los pronombres demostrativos (esto, eso, aquello), y cuyo emblema
sería la flecha O el índice extendido. Más adelante intentaré dife-
renciar en este grupo entre señales e índices.
b. nivel de la simbolización: función que señala el acceso a
• la capacidad' humana de' evocar y representar la ausencia -o
de recrearla=-, en términos de algún esquema referencial anall-
tico.· Sólo el hombre. se mueve en el horizonte de los símbolos, por-
que sólo el hombre se mueve en el horizonte de la ausencia. Los ani-
males, en efecto, pueden responder a señales, como lo prueba el
"lenguaje" de la danza de las abejas o los reflejos condlclonados
, 'a las señales de los perros de Pavlov. Pero el animal está preso o
inmerso en la inmediatez de su entorno. Las verdaderas relaciones
significativas aparecen a partir de los símbolos, y estoy de acuerdo
con Chiozza en que requieren la posibilidad de: imágenes mentales
o conceptos ge los objetos. Por eso U. Eco dice que con las seña-
les estamos .en el umbral de la semiótica.
e; nivel de la significación propiamente oicne: función com-
pleja en que la referencia a la ausencia se articula en sistemas y
en contextos .. Se cortan así amarra~ eón la realidad' empírica
y material, sustituyéndola por una realidad de .sentido .. EI'objeto
"real", al cual se alude o del cual se ha~la,la'!lemoria d,el suceso
1022 'E/saM. 'del' Valle. Echegaray

que ocurrió "realmente", pierden relevancia y se diluyen frente.ala


realidad significada que surge á partir del discurso y sus connota-
ciones. Inauguramos con ello el más alto nivel. del pensamiento,
donde ya no se trata simplemente de leer la realidad, ni siquiera
de evocarla,' sino de construlr a partir del discurso una nueva
realidad que termina por ser la única realidad significativá para
el hombre.

Una tercera confusión, ya en distinto nivel de análisis, se me aclaró


leyendo los comentarios de Abadi.
Podemos hacer dos lecturas de los signos en general (señales;
índices, símbolos y sistemas de signos):

'a. En un hipotético corte objetivo, ensayemos estudiar un


símbolo, aislándolo por .ejemplo del proceso que lo genera y del
sujeto que lo interpreta. De hecho diríamos, y con justificada ra-
zón, que el símbolo entonces deja de existir como tal.· Pero meto-
dológicamente puede ser útil esta abstracción' artificiosa. Encon-
tramos entonces un símbolo o vehículo y un referente o denotatum:
la simbolización surge en el momento de establecerse entre ellos
una relación significativa. De ahí que el símbolo pueda entenderse
como el significante, o bien como la relación que 'enlaza ambos
términos, uno presente y otro ausente. '
b. Busquemos ahora cómo se genera el símbolo, y nos intro-
ducimos enseguida en el. universo de la comunicación humana.
Pues comprobamos dos sujetos (en términos comunicaclonales, un
emisor y un receptor). Diremos, entonces, que un sujeto :utiliza un
símbolo para comunicar algo' a Otro (incluso para comunicarse algo
a sí mismo, como hace notar U. Eco suponiendo un náufrago en
una isla desierta) . .El acto o la función simbolizanfees la de otor-
gar .un sentido al vehículo. "material", o el de buscar un.vehículo
adecuado para expresar un sentido que ya sé ha instalado en la
mente del sujeto ".

Tanto desde el punto de vista del emisor como del receptor, la


.slmbolización consciente 6 inconsciente supone un acto .psíqulco de
.discriminación entreIo simbolizado y el signo. Pero el emisor debe

•• Abadi diferencia la función de significación de la de patencia, y opina que se


puede dar la primera sin 'la segunda; y qué la segunda de por sí no es un signo.
Creo, sin embargo, de acuerdo con-los tres niveles propuestos, que;
. a) Patencia sin significación sería señal o indicio; para el médico la febrícula
. . es una señal o indicio' de un proceso infeccioso, porque es' algo manifiesto
de un complejo global que está 'ahí presente pero se patentiza sólo' én parte,
No es ~ignificativa de por sí, pero ningún tipo designo es Significativo sin
un sujeto que lo interprete. .
'b) Significación sinpafehcia; estoy de' acuerdo con Abadi en que puede
haber elmbojlzaclón o significación sin que se haya concretizado- a través de
un vehículo "materlat''.
Algunas cohs/déracioifes:·sobre símbolos 1023

encontrar el simbolo, y para ·'elló \10 inventa (símbolo unlvoco) o utiliza


como vehículo algo cuyo 'significado previo queda trastrocado por ese
deslizamiento hacia "otro sentido", que, es característico del· símbolo
multlvoco. En cuanto al receptor, trata de descifrar el sentido del sím-
bolo que le ofrecé el emisor o inaugura con -su interpretación un nuevo
sentido que puede o no coincidir con el del emisor. Pero queda aún
otra alternativa. En efecto, el hombre es un hacedor de símbolos y un
descifrador, pero también es unlnventor de sentidos que instaura el sím-
bolo dónde sólo 'había' un objetó. En el primer caso; su intención es
comunicar; en el 'segundo, comprender al otro, y' en el tercero, simple
y maravillosamente, crear significados en, todo lo que toca. No ,pode-
mos, pues, hablar de causalidad, pero sí de intencionalidad. . '
, ,

En cuanto a los sistemas de signos, constituyen una trama com-


pleja de slqnlñcaclones que pertenecen al acervo' cultural, y donde el
hombre queda sujeto désde su nacimiento, el hombre y sus deseos.
Paradoja del lengúaje, la más alta conquista de la humanidad, pero que
a la par que abre las puertas de todas las realizaciones culturales, priva
al hombre de ~nalibertad 'que es sólo hlpostaslada, ya que el' hombre no
puede concebirse ,siri la sociedady el' lenguaje. ' Paradoja que ya intu-
yera Freud, quien pensó que. sólo el humor podía :momentáneamente
romper los diques y liberar al deseo, de .Ia sujeción del proceso 'secun-
dario. ' ..
Pero, tanto para la tunclón slrnbolizante como para, la significan~e,
el requisito básico' es la ,discriminación entre .el significante ylo slqnl-
ficado. DiscriminaciónenÚe aquello a lo, que' se. alude o' evoca y' el
símbolo; entre aquello de '10 que se está hablandoy el discurso; entre
el Objeto "desnudo" que nos enfrenta. con su opacidad y el sentido
que le inauguramos.
Veamos. qué' sucede ahora con una señal o un índice. Ejemplos
clásicos: el humo ,del fuego, el. estampido del -arrna de fuego, el ladrido
del perro, el perfume de la: mujer, la' huella del. pie; .Ejemplos todos
"naturales" que están aht, con la .muda resistencia del: objeto. No tun-
.olonan todavía . como Indlceso señales sino cuando alguien, aun un
animal en estos casos, los interpreta. Aquí sípodemos.hablar.de causa-
lidad, porque de algún. modo se han producido, pereesta causalidad
física no nos interesa. La función mostrativa o señaladora es también
otra vez obra del sujeto. Pero ahora no existe discriminación entre la
señal y lo señalado, ya· que el si~nifica~o: surqe de una función sinté-
tica o identificatoria, que confunde el.vehlculo con aquello hacia lo cual
apunta. De ahí el requisito de la presencia, que no requiere. ser actual
ni efectiva para un observador desinteresado, pero que si lo es para el
sujeto de la sE1Dal.Un estampido de arma de fuego actúa como-señal
cuando reaccionamos al oírlo como :frente al revótver.ves decir cuando
'nos proteqemos o sobresaltamos.. Cuando 'oig'o''pasos que se' acercan
10~4 ,:Elsa M. d.el.Vall~ Echegaray

o escucho un .ti,mbre característico, no infiero que seacercaese alguien


que esperaba.rsinoque reacciono directamente dlciérrdorne: "es él','.
Condensación, ídentlñcaclón: he :ahí la función' generadora de la
señal. En' el caso deIos índices' o Indtclos, el sujeto procede como
un detective: de la huella del pie en la 'arena deduce la presencia cer-
cana de la persona 'que 'lo antecedió (esta inferencia no es por lo
general una verdadera deducción, sino 'más bien, una Intuición). "
El deslizamiento entre la' señal y' el, índice es gradual, y son los
factoresafectivos los que determinan. la. mayor o menor preponderancia
de la identificación. Pero en todos los casos, y a justo título, se está
tomando la parte por el todo. De una .estructura global perceptivo-mo-
tora se ha destacado un aspecto que permlteetectuarel reconoclmtento
de la totalidad. Por eso opino que las señales e indicios operan .meto-
nímlcamente (entendiendo "metonlmla" como "tomar la parte por el
todo",sentido clásico en la literatura pslcoanalítlca yque F'reud emplea
por ejemplo en Tótem y tabú), y.que la metonimia se-tunda e'n Un proceso
de condensación, en tanto que la metátora (función simbolizadora .por
excelencia) se apoya en el desplazamiento yla sustitución. Estoy por
,consiguiente,más cerca de Jakobson -que de Lacan.
, . 'Conviene áclarar que no todas las señales e indicios. SOR naturales,
.ya que 'Ias señales con que eran condicionados los perros de Pavlov,
así como la señalización del tránsito, y los múltiples signos lndlcadores
que guían. y compulsan nuestro .accionaren ,el universo cultural, distan
'mucho d~ ser. inocentes y presuponen, comoen el caso.de ,simbolos. y
·.si9r:tos,'una Intenclonaüdad de, parte ..d~' anónimos sujetos, .que ahora
'no tratan de .comunicarnos nada, sino' de dirigirnos.' , ,'. '
. Se me ocurre que toda la libertad fúrlqante de] lenguaje vuelve. a
caer en la paradoja de las significaciones. Mientras' que a, partir de. las
simbolizaciones somos creadores de sentido, y poi tanto creadores del
'universo que habitamos, esto' 'contrabalancea,' por un lado, 'como se
vimos, por la réd cultural 'del lenguaje, y por otro, 'por [a: rnultlplicidad
de señales artificiáies con que 'nos '¿óh;pulsamos coñdlanarnente. Ótra
'reflexiÓn: cuando' 'él sujeto:' abierta o subreptidarnente,' útil iza ' señales
[para' dirigir" al' otro, corre' el riesqo lntnnsécode que éi otro, úsando
'a su vez df:{sucalidad esp'ecífic~mente humana de ser significante, 'Ies
'vaya atribuyendo 'ocultos significadós simbólicos termine por' con- o'
venclonatlzarlas totalmente. ,,' . .. ,,' '
,
. . .r, ; 1" "

, .' . Me' temo que mi intención' de 'adarar ciertas contusiones término-


~ .., I ,. " " .' •. ~. • ~.- ",. ~ • -. ':-. ,", • .' •~ .". .' ~

l(>gicas y conceptuales haya aportado sólo una -nueva confusión. Por


eso, a riesgo de esquematizar, voy a ordenar la clasificación propuesta.
• " -' • • • . #.. ',': " • - ,'. ." -"; - • .:.,.

r . • •
.
• .' '.,' • ,'.;'
.
.,.' • " ,
:.(

'- - 1. Los sign()s relacionan un signifi:cante con 'ul)"significado- a tra-


.vés de .,uF1aconvención social: noihay 'ninguna sernejanza,'ni:ngún
;~ínctllo natural entre el uno y e.l,otro -. Aunque -este- carácter dearbltra-
Algunas conskiereciones sobre símbolos 1025

rledad (social' y 'no individual, pues el hablante se ve constreñido por


su necesidad de utilizar un código común) últimamente ha sido cues-
tionado, creo que sigue siendo válido en lo esencial para diferenciarlos
de los símbolos. Esta diferenciación me parece fundamental.
Otra característica básica de los signos es la de que no se pre-
sentan aislados .sino que se articulan' en sistemas, de modo que el
significado surge de la estructura del discurso.
Finalmente podemos decir de ellos que se agotan en su función
significante, pues sólo existen en la medida que sirven a esta función.
El ejemplo clásico es el lenguaje.
2. Los simootos mantienen una relación analógica con lo simbo-
lizado, pues existen' intrínsecamente algunos rasgos que, a partir del
símbolo, permiten acceder a lo simbolizado. Se trata de representa-
ciones sustitutivas que' en un sentido muy genérico abarcan desde las
reproducciones evidentes (fotografías, retratos, imágenes mentales), pa-
sando por los llamados iconos, que son semejantes en algunos rasgos
con lo que denotan, y terminando en los símbolos de naturaleza recón-
dita o secreta, cuya misión es más ocultar que develar.
Cualquiera que sea el grado de semejanza, sean cuales fueren los
rasgos pertinentes o las estructuras que nos permiten desentrañar el sen-
tido, Creo que se trata de trasposiciones. Se me ocurre útil aplicar al
símbolo el concepto de invariancia de Bion: entre el campo de amapolas
y el cuadro que lo representa tiene que haber elementos comunes que
facilitan el reconocimiento, porque han permanecido invariables en el
proceso de transformación. Las invariancias serán distintas según el tipo
de transformación efectuada, y según ésta sirva a la iluminación del
sentido o a su ocultamiento.
Existe, empero, una distinción que conviene destacar. Cuando ha-
blamos de la estatua, del retrato o de la imagen mental como símbolo
interno, al decir de Piaget, nos movemos en una dimensión diferente
de aquella en que nos movemos cuando decimos que el reyes el símbolo
del padre, la serpiente del falo, la balanza de la justicia o la paloma de
la paz. No se trata del mayor o menor grado de analogía. No se trata
tampoco de que la sirnbolizaclón sea consciente o inconsciente. Se
trata de que en el primer grúpo el símbolo no existe fuera de su función
de aludir o evocar a lo simbolizado, pues es, estrictamente hablando,
una representación sustitutiva. En cambio, en el segundo grupo, la fun-
ción simbólica aparece como una fractura que instaura el símbolo en
el momento que se suplanta su significado básico por un' nuevo signi-
ficado indirecto. Así Ricoeur dice: " ... el lugar de las stqnutcectonee
compteies donde en un sentido ínmediato, se revela y se oculta al mis-
mo tiempo otro sentido: a esta región del doble sentido la llamaremos
símbolo" 4.
4 Jappe, G., Op. clt., p. 130;
1026 EIsa M. del Valle Echegaray

Existe un requisito indispensable de la función simbólica; y es el


de la ausencia del objeto (su represión equivale a una ausencia, cuando
se trata dé procesos inconscientes). En efecto, el símboio requiere de la
discriminación con lo simbolizado, y la primera discriminación es la que,
a través de los signos de realidad, permite diferenciar entre la realidad
subjetiva (la representación del objeto) y el objeto real. En La negación
Freud dice: "La antítesis entre lo subjetivo y lo objetivo no existe en un
principio. Se constituye luego, por cuanto el pensamiento posee la fa-
cultad de hacer de nuevo presente, por reproducción en la representa-
ción, algo una vez percibido, sin que el objeto tenga que continuarexis-
tiendo afuera. La primera y más inmediata finalidad del examen de la
realidad no es, pues, hallar en la percepción real un objeto correspon-
diente al representado, sino volver a encontrarlo, convencerse de que
aún existe. [ ... ] Pero descubrimos, como condición del desarrollo del
examen de la realidad, la pérdida de objetos que un día procuraron una
satisfacción real" 5.
También en Más allá del principio del placer Freud nos introduce,
a través del juego del carretel, en la génesis del simbolismo del juego
(y por su intermedio, del lenguaje), a partir de la ausencia del objeto
primario, la madre, y de su imaginaria reaparición. Este juego, nos dice
Freud, se hallaba en conexión con la más importante función de cul-
tura del niño, esto es, con la renuncia a la satisfacción del instinto.
Renuncia al principio del placer para que surja la función del juicio a
través de la negación. Renuncia a la satisfacción (y a la aiucinación
optativa), para que surja la simbolización.
En el' esquema referencial de M. Klein también la ausencia del
'objeto es imprescindible para la simbolización, pues requiere del pasaje
de la posiciónesquizoparanoide a la depresiva, y de la elaboración
exitosa de esta última, como precondición de la tolerancia a la ausencia
del objeto y a su recreación reparatorla a través del símbolo.

3. Los índices y señales: en nuestro medio, E, Verón propuso sus-


tituir la oposición. símbolo/signo, por la de sustitución/contigüidad.
"El límite importante se traza, entonces, entre aquellos códigos com-
puestos de signos que tienen relación de sustitución con sus denotata,
y aquellos cuyos signos tienen con los denotata relaciones de contigüi-
dad. La cuestión de la 'semejanza' es. accesoria" 6.
Los primeros se basan en el principio de la metáfora (sustitución)
y los segundos en el principio de la metonimia (contigüidad). Los índi-
ces o indicios son hechos inmediatamente perceptibles que nos hacen
conocer algo a propósito de otros hechos que no son directamente per-
ceptibles, pero a los que anuncian. No reemplazan, no evocan, no susti-

¡¡ Freud, S., "La negación", p. 1043.


6 Verón y otros, Lenguaje y comunicación social, p. 10-1..
Algunas consideraciones sobre símbolos 1027

tuyen. En cambio es característica de ellos prefigurar una situación


global de la que forman parte, es decir que sQn esencialmente metoní-
micos. La "parte por el todo": "todo" que puede estar oculto, que
puede estar por aparecer o que acaba de desaparecer, pero que está
siempre por ahí, cercano, en la inmediatez de su no-presencia, que no
es ausencia.
En cuanto a la señal, el empleo del término se originó en la teoría
de los reflejos condicionados. No hay aquí tampoco evocación ni susti-
tución, no hay distancia psíquica entre la señal y lo que muestra o
anuncia. Es la misma función que Freud atribuye a la angustia como
señal de una situación peligrosa, que permite la respuesta preparatoria
y útil del Yo.
Ambos, señales e índices, mantienen una relación de contigüidad,
metonímica con los denotata. Pero el proceso de identificación es más
marcado en la señal que en el índice. Por otra parte, las señales son,
en general, artificiales y no naturales, y se utilizan precisamente para
dirigir la conducta del sujeto. La señal empuja a la acción, como bien
lo hace notar S. Langer.

Si agrupamos por un lado los sistemas de signos y los símbolos,


y por otro los indicios y señales, se impone una distinción: en los pri-
meros la relación es mediada, y en los segundos, inmediata. Lo que
es otro modo de decir que en los signos y símbolos existe para el
sujeto. una discriminación consciente o inconsciente entre el signifi-
cante y el significado, pues no se da la inmediatez de la identificación.
Esto se logra gracias a la intermediación de un tercer elemento (imagen
mental o concepto). En cambio en las señales, y en parte en los índices,
el sujeto identifica el significante con el significado, al no poder discri-
minarlos porque la relación. es inmediata y directa.
El concepto de ecuación simbólica es un concepto híbrido. El su-
jeto la maneja como símbolo en cuanto conscientemente no confunde
el símbolo con lo simbolizado, pero opera en él como señal o índice,
es decir en forma no mediada. Así la niña no puede jugar con su mu-
ñeca, porque si bien no la confunde con el hermanito, siente que todo
el daño que le provoque lo ejercitará simultáneamente sobre el herma-
no. Caso típico de la magia negra que, como ecuación simbólica, se
mueve en la inmediatez de la identificación de efectos.
Cabría hablar aún muchísimo más, y, sobre todo, atreverse a entrar
en el campo psicoanalítico. Preguntarse, por ejemplo, sobre cuál es el
proceso en la simbolización, si el primario o el secundario. Si acepta-
mos que la función metafórica es propia de la simbolización y que ésta
se apoya en el desplazamiento y en la sustitución, nos inclinaremos a
señalar al proceso primario. Pero si ponemos énfasis en la función dis-
criminatoria, que requiere de la ausencia, del examen de la realidad
1028 , EIsa M. "del Valle Echegaray

y de la renuncia instintiva, 'pensaremos en el proceso secundario. Mi


propuesta podría ser: ¿por qué no ambos?
Cabría aclarar también las importantes consecuencias que se de-
rivan de no hacer de la condensación el sustrato de la simbolización,
y sí de la señalización (función metonímica) o incluso de la ecuación
simbólica. Porque esto nos lleva a cuestionar si el símbolo analógico
se da, én términos lacanianos, en el nivel imaginario o en el simbólico.
Si suponemos que hay una identificación sin discriminación entre el
símbolo y lo simbolizado, pensaríamos en el plano imaginario. Si
creemos, como opino yo, que hay dlscrlmlnaclón y que ello implica una
relación de tres términos, entramos en el nivel simbólico, que entonces
sería de rigor no sólo para el discurso del lenguaje sino para todo
discurso simbólico, incluido el, analógico.
Esto tiene importantes consecuencias, pues permite una lectura de
la teoría del símbolo en M. Klein totalmente distinta' de si lo suponemos
a nivel imaginario. Rescatar la categoría conceptual del símbolo ana-
lógico como distinta de los sistemas discursivos y formalizados, pero
incluirla en el campo del nivel simbólico mediado, es muy distinto de
meter todos los símbolos analógicos en la bolsa del nivel imaginario.
Pero naturalmente todo esto precisa una elaboración mucho más proli-
ja, y por ende otro trabajo.
Para terminar, querría recordar que Freud, cuando comenzó a ha-
blar del síntoma histérico como símbolo mnémico, utilizó, a mi enten-
der, la categoría de índice y no la de símbolo. Mas adelante admitió
la posibilidad de ambos procesos y los diferenció claramente, En el
historial de Isabel de R. distingue entre el símbolo mnémico como monu-
mento conmemorativo que se basa en la simultaneidad de la circuns-
tancia accesoria con el trauma o traumas originarios (ver también la
detallada explicación del Proyecto), y la conversión simbólica propia-
mente dicha, que requiere un más alto grado de disposición histérica.
Como ejemplo de esta última trae el síntoma de astasia-abasia de lsa-
bel, que simboliza su "no logro avanzar un paso 'en mismo propósitos",
y los varios ejemplos de Cecilia M. Para el caso del símbolo mnémlco
trae una prolija discusión topográfica de los dolores en las piernas de
Isabel, y, sobre todo, la explicación minuciosa del Proyecto sobre el
proton pseudos histérico.
Tratando de encuadrar esta tipología dentro del esquema categorial
propuesto, el símbolomnémico, circunstancia accesoria simultánea de
un suceso traumático, que se abroga la representación del todo, sería un
índice metonímico, y la conversión simbólica un verdadero símbolo
analógico' metafórico.
Lamentablemente esta fina distinción de Freud entre dos tipos de
simbolización en los síntomas histéricos fue pronto olvidada. A partir
de La interpretación de los sueños, Freud concentró' su atención en
Algunas consideraciones sobre símbolos 1029

los símbolos oníricos como universales. Si bien esto significó una


apertura, al vincular las investigaciones psicoanalíticas con el rico
campo de la mitología y el folklore, implicó, por otro lado, un cierre
que inauguró la tendencia a emplear la palabra "símbolo" en un sen-
tido muy limitado y exclusivo o inversamente, por oposición, en uno
tan abarcativo que termina por perder todo valor.
Estos comentarios sobre la aplicación psicoanalítica de las cate-
gorías propuestas sólo invitan a reflexionar sobre la complejidad del
problema. Si este trabajo contribuyera a abrir interrogantes, me sentiría
muy satisfecha.

Resumen

El trabajo ensaya aclarar algunos conceptos y unificar la terminología en el campo


de la Semiótica.
La esencia de los signos en general reside en la relación entre un vehlculo y un
denotatum. La significación se constituye en el acto en que un sujeto dado establece
esta relación, es decir interpreta: el signo.
Propongo dividir en dos grandes grupos a los signos en general:

A. Aquellos en que la relación se constituye metonímicamente, por un proceso


de condensación o de identificación, entre un objeto o fenómeno y el deno-
tatum, tomándose el primero como parte o antecedente del segundo. Su fun-
ción es la de señalizar o indicar: dirigen pues la atención hacia el denotatum
que se anuncia, se hace .presente, se manifiesta o se expresa a través de
ellos. El denotatum está presente o cercano temporal o espacialmente;
por lo menos así lo cree el sujeto que interpreta el signo. No se exige un
proceso .de discriminación o mediatización, pues el vínculo es inmediato. Por
eso la interpretación de estos signos no es exclusiva del hombre, sino que
también los' animales responden a ellos.
a. Señales: generalmente son artificiales, colocadas por otro sujeto con el
fin de provocar una respuesta en la conducta del sujeto. Mueven, pues,
a la acción, y pueden llegar a provocar 'reflejos condicionados.
b. Indicios o índices: generalmente son naturales y permiten intuitiva o de ..
ductivamente el hallazgo del denotatum.
Tanto a. como b. no tienen función evocativa ni sustitutiva y sus efectos
son esencialmente afectivos y conativos. Con ellos estamos en el umbral
de la Semiótica, y es casi abusivo en estos casos hablar de significación.
Corresponde más bien decir que frente a las señales y los lndlcios se
responde automáticamente o se los interpreta para extraer una informa-
ción. Son informativos pero no comunicativos.

B. Aquellos en que la relación se constituye metafóricamente, por un proceso


de desplazamiento y sustitución que permite que un fenómeno u objeto fun-
cione como sustituto de otro. Su función es la de simbolizar o significar en
un sentido estricto, de modo que se piense en lo que está ausente o se com-
prenda el sentido de lo que se muestra o dice. El denotatum está pues au-
sente. La relación exige un proceso de discriminación, es decir que no es
inmediata o identificatoria sino mediada. Son exclusivos del ser humano y
con ellos éste accede a la comunicación y por ende a su condición de ser
social y cultural.
1030 EIsa M. del Valle Echegaray

a. Símbolos: aquí existe una relación de analogía entre el símbolo y lo sim-


bolizado, que va desde la simple reproducción sustitutiva cuya existencia
se agota en esta función, hasta los verdaderos símbolos multívocos cuyo
sentido desborda y fractura el propio y natural del vehículo. Cuando falla
'Ia dlscrirnlnaclón entre ambos términos el símbolo se convierte en ecua-
ción simbólica.
b. Sistemas de signos: formalizados y complejos, cuya relación con los de-
notata es arbitraria y convencional, y cuyo significado no depende tanto
. de esta relación sino de su valor específico, deterrnlnado por su oposi-
ción con los demás elementos del sistema y por sus enclaves en el con-
texto (paradigma y sintagma).

Surnrnary

SOME REMARKS ON SYMBOLS

The author tries to clarify some concepts and unify the terminology in the field
of semiotics.
On the whole, the essence of signs líes in the relationship between a vehicle
and a denotatum. Signification comes into being through the act in which a given
subjsct establíshes this relationship, that ís, interprets the signs.
He divides signs in general into two large groups:

A. Those in which the relationship ls establíshed through metonimy, through a


process of condensation or identification, between an object or phenomenon
and the denotatum, in which the first ís taken as a part or anteceden! of the
second. Its function is to signal or indicate; that is to say, they ·draw our
attention to the denotatum which announces itself, makes itself present, mani-
fests itself or expresses itselt through them. The denotatum is present or
. near in terms of time or of space; at least such ís the belíef of the subject
who interprets the signo There is no need tor a process of discrimination
or mediatization, because the link is immediate. That ls why animals, and not
only man, respond to them.
a.. Signals: on the whole they are artificial, placed by another subject in
order to ellclt a response in the subject's behaviour. Therefore, they lead
to actíon and may even give rise to conditioned reflexes.
b. C/ues or indexes: in general they are natural and allow for the intuitive or
deductive finding of the denotatum. 80th a) and b) have no evocative or
substitutive function and their effects are essentially affective and conative.
With them we are on the threshold of semiotics and in these cases lt would
be exaggerated to speak of signification. Rather we should say that signals
and clues are responded to automatically or interpreted in- order to obtain
informatibn. They are informative but not communicative.

8. Those in which the relationship is established in a metaphoric way, through


a process of displacement and substitution that makes lt possible for a
phenomenon or an object to act as a substitute for another. Their function ls
that of symbolízing or signifying in !he strlct sense so that the other will
ttiink of somethlnq whlch ls no! presen! or 'understand the meaning of wha! is
shown or said. Thus, the denotatum is absent. The relatlonshlp demande a
. procesa of discrlrninatlon, that ls, it is not immediate or identificatory but
mediated. They belong exclusively to the human being and through them man
Algunas consideraciones sobre símbolos 1031

can cornmunlcate and therefore acquire his status as a socialand cultural


being.
a. Symbols: there is a relationship of analogy between the symbol and what
ls symbolized, which 90es from the very simple sustitutive reproduction
whose existence is exhausted in this function, to the realy mutivocal symbols
whose meaning exceeds and distorts the. proper and natural meaning of
the vehicle. When the discrimination between both terms fails, the symbol
beco mes a symbofic equation.
b. Systems of signs: They are formalized and complex, and their relationship
with the denetata is arbitrary and conventional, while their meaning does
not depend so much on this relationship as on their specific value, as
determined by their opposition to the other elements in the system and
their anchorag.e in the context (paradigm and syntagm).

Résumé

QUELQUES CONSID~RAT/ONS SUR LES SYMBOLES

Ce travail tente d'éclaircir qualques notions appartenant au champ sémiotique et


en mérne temps iI prétend les unifier.
En général, on peut dire que ce qui est propre aux signes c'est de mettre en
rapport un véhicule et un Clenotatum. La signification est constituée par I'acte oú
un sujet donné établit ce rapport, c'est á di re, iI interprete le signe.
J'y propose de partager les signes en deux grands groupes:

A. Les signes dont le rapport es! constitué métonymiquement par un processus


de condensation ou de identification entre un objet ou phénoméne et le denotatum,
et ou I'on prit le premier comme partie ou antécéden! du second; leur fonction c'est
de signaler ou indiquer, car c'est a travers ceux-la que l'attentlon orientée vers le
denotatum se fait présent, se manifeste ou s'exprime. Le denotatum est présent ou
proche, du point de vue du ternps ou de I'espace: au moins c'est ainsi que le sujet que
interprete le signe le croit. lcl, il n'est pas possible d'exiger un processus discrimi-
natoire ou média!eur, car le lien c'est de nature immédiate. C'est pour cela que
I'interprétation de ces signes n'est pas seulement propre des humalns.: sinon qu'elle
est portagée avec les animaux.
a. Signaux: en général, on peut dire qu'ils sont artiñclels et placés par un autre
sujet a fin d'y provoquer une réponse dans la conduite du sujet intérpretant.
lis incitent a I'action et peuvent provoquer I'apparition de réflexes conditionnés.
b. Indices ou index: en général, ils sont naturels et permettent déceler le deno-
tatum par intuition ou par déduction.

Autant a) que b) n'ont ni fonction évocatoire ni fonction substitutive et leurs


effets sont essentiellement affectifs et conatifs. On peutdire qu'avec eux nous sommes
dans le seuil de la Sémiotique et seulement d'une maniere abusive il serait possible,
dans ces cas, de parler de signification. 11 es! plus propre de dire que face aux
signaux et aux indices on répond automatiquement ou peut-on les intérpreter pour
obtenir une information. Donc, ils peuvent informes, mais non communiquer.

B. Los signes dont le rapport est constitué métaphoriquement par un processus


de déplacement e! substitution permettant le fonc!ionnement d'un phénornene ou d'un
objet comme substitut d'un aure. Leur foncion c'est de symboliser ou signifier, au sens
propre, de tacen a penser en ce qui es! absent, ou de tacen a comprendre les sens
1032 EIsa M. del Valle Echegaray

de ce qui est dit ou désigné. Alors, le denotaturn est absent. Le rapport exige un
processus de discrimination, c'est él dire que celul-lá ne se produit pas immédiatement
ou par identification, sinon en forme médiatisée. Ces signes sont propres él l'étre
humain et avec eux I'homme trouve accés a la communication et par la él sa condition
d'étre social et cultural.
a. SymboJes: Ici on trouve un rapport d'analogie entre le symbole et le symbo-
sé; ce rapport comprende un ampie registre comportant des la simple repro-
duction substitutive, dont I'existence se tarit dans cette fonction, [usqu'aux
vrais symboles polysérniques, dont les sens déborde et casse le sens propre
et naturel du véhicule. S'iI arrive de manques la discrimination entre les deux
termes, le symbole devient équation symbolique.
b. Systémes de signes: ce sont les systemes formalisés et complexes, dont le
rapport avec les denotata est arbitraire et conventionnel, et dont leur signifié
no dépend pas tan! de ce rapport comme de sa valeur spécifique, determinée
par son opposition avec les autres éléments du systéme et par ses enclaves
dans le contexts (paradigme et syntagme).

Bibliografía

Benveniste, E., Problemas de língülstica general. Siglo XXI, México, 1977.


Bion, W. B., en revista Transformaciones. CEAL, Buenos Aires, 1972.
Black, M., El teberlmo del lenguaje. Monte Avila, Venezuela, 1969.
Chiozza, L., "El problema de la simbolización en la enfermedad somática". Rev. de
psicoanálisis, XXXV, 5, 1978.
Ducrot-Todorov, Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenque]«. Siglo XXI,
México, 1974.
Eco, U., La estructura ausente. Lumen, Barcelona, 1972.
Freud, S. (1912-13), Tótem y tabú. (1925) La negación. (1920) Más allá del pnncrpro
del placer. (1895) Estudios sobre la histeria. (1895) Proyecto de una psicología
para neurólogos.
Jakobson, R., Nuevos ensayos de lingüística general. Siglo XXI, México, 1976.
Jappe, G., Sobre la palabra y ell~nguaje en psicoanálisis. Granica, Buenos Aires, 1973.
Kondrátov, A. M., Del sonido al signo. Paidos, Buenos Aires, 1973.
Lacan, J., Lectura estructuralista de Freud. Siglo XXI, México, 1971.
-, Las formaciones del inconsciente. Nueva Visión, Buenos Aires, 1976.
Langer, S., Nueva clave de la fílosofía. Sur, Buenos Aires, 1958.
Lorenzer, A., Critica del concepto psicoanalítico de simbolo. Amorrortu, Buenos Aires,
1976.
Maldavsky, D., Teoría de las representaciones. Nueva Visión, Buenos Aires, 1977.
Piaget, J., La formación del slmbolo en el niño. F.C.E., México, 1966.
de Saussure, F., Cours de lingüístique générale. Payot, París, 1968.
Segal, H., "Notes on Symbol formation". IJPSA, Londres, 1957.
Verón y otros, Lenguaje y comunicación Social. Nueva Visión, Buenos Aires, 1969.

You might also like