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Facultad de letras
Escuela de Filosofía
Las personas jóvenes podemos identificarnos todavía más con este cambio en la perspectiva
que se tiene de la nación llamada “gringa” debido a que nos hallamos más expuestos a sus
influencias culturales por el fácil acceso a la tecnología. Pero, ¿Qué pensarían intelectuales
latinoamericanos y costarricenses que vivieron a principios del siglo XX sobre esta
perspectiva actual que se tiene del país norteamericano?
A pesar de que el movimiento inició anteriormente a la publicación del escrito, este debe su
nombre al ensayo escrito por el político uruguayo, José Enrique Rodó, publicado en el año
1900. Esta obra fue tan significante e importante que algunos autores, incluyendo a la
historiadora argentina Camarasa, consideran que esta es el inicio del pensamiento
latinoamericano, mientras otros como Mora afirman que “con Rodó y su genio el
pensamiento latinoamericano llegó a su madurez” (Cascante, 2008) y hasta el día de hoy
es considerado uno de los libros más importantes en la historia latinoamericana. A su vez el
nombre de este ensayo tiene un simbolismo gigante que deviene de una de las obras más
conocidas de William Shakespeare, La Tempestad, escrita en el año 1611, que según
Jáuregui (2004, pp. 1) desde la última década del siglo XIX se había convertido “en una de
las más recurridas fuentes de metáforas políticas y culturales en Hispanoamérica y el
Caribe. Esta obra del dramaturgo y escritor inglés trataba el tema del colonialismo inglés y
retrataba, de manera metafórica, el encuentro de culturas y choque de tradiciones entre los
ingleses, civilizados y codiciosos (representados en Prospero y su hija) y los nativos
americanos, toscos y salvajes (presente en la figura del Calibán). De esta obra también
surgió el calibalismo, sin embargo el movimiento que tuvo más repercusión en nuestro país
fue el que fijó su vista en el personaje de Ariel, un espíritu retratado en forma de Hada que
servía a Prospero. La razón por la que esto sucedió fue porque representaba un espíritu
astuto que casi siempre se salía con la suya. Otro elemento que hizo de Ariel una figura en
la cual verse reflejado fue la belleza, buscada a lo largo de la obra literaria latinoamericana
de la época, intentando de alguna manera los modelos europeos.
En general los personajes de esta obra son importantes y remarcables debido a que, según
Jáuregui (2004, pp.1), son “agentes de enunciación retórico cultural para pensar y definir
América Latina y diversos proyectos nacionales e identidades.” Encierran un simbolismo
muy fuerte y pesado que les cayó muy bien a las personas que se encontraban en una
búsqueda de una identidad propia y limpia para la región latinoamericana, que se
encontraba en una época de gran crecimiento, después de alcanzar la independencia. Esta
independencia permitió el crecimiento económico y la expansión del comercio a planos
internacionales, lo que a su vez supuso un nuevo tipo de dependencia para con las potencias
industrializadas. A pesar de ser un país americano, Estados Unidos revertió su papel como
colonia para convertirse en un país imperialista. El expansionismo tuvo su punto crítico en
la Guerra de Cuba, donde España se vio finalmente derrotada. Es así como el arielismo
nace también como una respuesta y una resistencia a este imperialismo estadounidense, que
se ejercía sobre sus anteriores colonias hermanas. Esta expansión se realizó principalmente
con fines económicos y rápidamente se empezó a ver como una amenaza en lugar de una
relación de comercio amigable y prospera. En general se veía como una “una suerte, si no
de antiimperialismo, si de reacción de protesta, indignación y confrontación contra el
expansionismo norteamericano” (Camarasa, 2012, pp. 14).
También es digno mencionar que en esta época, debido al catolicismo instaurado en casi
toda América Latina, también se percibe el acenso de la ciencia y el positivismo de cierta
manera negativa por lo que el ascenso de este país como potencia en tecnología y
revoluciones industriales también se veía de cierta manera adversa por su oposición a un
estado y manera de vida más religioso.
El Ariel de Rodó se encontraba marcado por un fuerte idealismo anti utilitarista. La obra
presenta un duelo entre el personaje del Ariel, considerado “la parte noble y alada del
espíritu” que representaría a la región latina y el Calibán “símbolo de sensualidad y
torpeza” que simbolizaría a los norteamericanos. Como se puede notar, se realiza una
reversión de los personajes y lo que cada uno simboliza según convenga. Es básicamente la
oposición de una cultura marcada por la técnica o techné, en la que lo que importa es la
producción y la competitividad y una sociedad en la que importe y pese la sophia o la
sabiduría, que le preste atención a sus raíces y las honra, preocupada por el arte y la belleza.
Muchos autores como Mora (2008) consideran al arielismo como una representación del
antiimperialismo nacionalista, de nuevo con el fin de forjar una identidad nacional criolla
que volviera la vista a nuestros orígenes y a quienes somos.
Uno de los puntos más importantes es que Rodó consideraba que en el momento que se
publicó su obra América se veía representada en la figura del Calibán y debía avanzar y
progresar hasta verse completamente reflejada en la figura del Ariel, es decir su obra
estaba dirigida al futuro y no representaba su presente sino que se proyectaba como una
idealización de lo que podría llegar a hacer la región:
La doctrina manifiesto, por su lado, utilizaba elementos religiosos y raciales para explicar
una superioridad de los pueblos anglosajones que les daba el derecho y la responsabilidad
de "civilizar" y "evangelizar" a los otros pueblos considerados inferiores. Esta doctrina,
según Marín (s.f, pp. 125) “propuso la regeneración (…) que sirvió a los Estados Unidos de
pretexto para justificar su expansión territorial sobre América Latina. Esta idea adquirió
luego caracteres agresivos: misión regeneradora, libertaria, democrática y republicana” que
posteriormente se expandiría a todo el mundo. Existen otras doctrinas pero estas dos fueron
las más usadas y resonadas como justificación del imperialismo estadounidense.
A pesar de que se desarrolló en una época en la cual se veían muchos efectos reales y
crudos de la expansión geográfica y militar de esta potencia norteamericana, el arielismo
consideraba como la mayor amenaza la expansión ideológica y posible dominación cultural
que se notaba en esa época y se podría prever crecería en el futuro si no se contenía. Para
Rodo el problema no estaba necesariamente “en lo que los Estados Unidos eran en sí
mismos, sino en su difusión. Consideraba que aspiraban al primado de la cultura universal
y a la dirección de las ideas, considerándose como los hacedores de la civilización que
prevalecerá (Camarasa, 2012, pp. 25). En otras palabras los estadounidenses se creían en el
derecho de dominar política, económica e ideológicamente todas las zonas de las Américas,
incluyendo y con una clara determinación en América Latina. Este modelo propuesto por
Estados Unidos era considerado étnicamente contrario a la raza latina y moralmente
adverso a su idealidad.
Sin embargo, en la actualidad y especialmente desde el inicio del siglo XXI está expansión
ha trascendido de una física a una menos agresiva, centrándose en un control ideológico y
económico de las “nuevas colonias” estadounidenses. El mundo entero se ha visto afectado
por esta pero es especialmente notorio en la región latinoamericana, donde todavía se vive
en un ambiente de “amenaza” presentada por la potencia norteamericana.
El tratado de Libre Comercio firmado en el 2006 en el segundo mandato Arias Sánchez fue
la señal definitiva de la gran influencia económica y posteriormente ideológica que tendría
Estados Unidos en los años siguientes. Se dieron señales gigantes como el hecho de que los
negocios se empezaron a llenar de productos importados nunca antes vistos, se empezaron a
edificar trasnacionales como Wal-Mart y Price Smart, tiendas icónicas de moda y
restaurantes tenían las puertas abiertas para entrar en el país y ofrecer sus productos y
servicios.
Este tratado, predicado bajo el dogma de apertura y globalización según el economista
Fernando Montero (2007) “han beneficiado más a los demás países, dejando al nuestro con
mayores brechas en el intercambio de productos y por ende, un saldo comercial totalmente
desfavorable.” Estos tratados, cuyo objetivo inicial era mejorar la economía han expandido
la dependencia y control de los Estados Unidos en nuestro país.
Queda muy resonante la pregunta del porque este cambio en la perspectiva sobre Estados
Unidos que ha resultado muy notorio especialmente en las últimas generaciones. Se
proponen 4 razones por las cuales ha sucedido un cambio en la perspectiva que se tiene de
los Estados Unidos en Latinoamérica y en nuestro país, un cambio drástico entre las
corrientes intelectuales desde las cuales surgió el arielismo en el siglo XX y los años
actuales:
1) A pesar de que fue mencionado varias veces a lo largo de este ensayo que el Ariel de
Rodó fue planteado a futuro como un plan a largo plazo para instaurar una ideología propia
de la nación en contraposición del utilitarismo norteamericano la influencia del arielismo ha
venido en descenso a través de los años y no es popularmente conocida en el país. En
general el público joven no pasa de la lectura de ensayos de Joaquín García Monge, sin
indagar en las corrientes ideológicas y filosóficas que esta figura representa y su debida
importancia. Se puede hablar de un aparente olvido del pasado o incluso una falta de interés
en el conocimiento del mismo, lo que es criticado por el arielismo al ser considerado una
característica propia del pensamiento estadounidense, que se interesa solo por el futuro y no
vuelve la mirada atrás, incluso intentando borrarlo si no conviene (por ejemplo la
erradicación de los nativos americanos de las tierras norteamericanas).
La próxima pregunta que salta a relucir es ¿se puede revertir este cambio? Y de nuevo,
Rodó ofrece soluciones o ideas para lograrlo. Para el autor este expansionismo ideológico
se debía combatir ya que “representa un espejismo utópico, un falso ideal ideológico y
cultural para republicas que todavía estaban en el difícil tránsito de una sociedad con
grandes atrasos coloniales” Pero ¿cómo habrían los latinoamericanos de resistir la
influencia de Estados Unidos?, mediante lo único que los hacía distintos a todos los demás:
“su forma de ser latinoamericana.” (Camarasa, 2008, pp. 25) Para Mora (2008), el
modernismo “hace factible la inserción de América Latina en el siglo XX y del
pensamiento latinoamericano al alcanzar éste su madurez y definir su campo específico al
hacer de nuestra identidad el punto de partida.” Los Estados Unidos cuentan con la
tecnología y poder político para seguir siendo una potencia por años, por lo que esta lucha
ideológica sigue vigente y lo seguirá siendo por bastantes años.
Conclusiones: