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concepción educadora hay, necesariamen- ración del individuo que se está desarro-
te (Flitner, 1935): una idea del hombre llando en las formas y en el contenido
(antropología), un cuadro de valores (axio- del mundo objetivo-espiritual heredado
logía) y unas finalidades educativas (te- históricamente [4]. Flitner, por lo tanto,
leología). Se trata del paso del ser al deber pretende promocionar, desde el quehacer
ser, de lo que el hombre es por naturaleza educativo, los valores del espíritu humano
a lo que debe ser por moralidad (Flitner, (Arteta, 2014).
1979). El hombre, al principio de su peri-
plo vital, es un sujeto abierto a todas las De forma general, según Flitner (1935),
direcciones de la perfectibilidad (Cohn, el término educación se refiere tanto a la
1944). Lo que llegará a ser no está prees- actividad y los efectos de dicha activi-
tablecido ni en su punto de partida ni en dad que, consciente o inconscientemente,
su punto de llegada, sino que está abierto imprime el educador sobre el educando
a un sinfín de posibilidades, gracias a su (sentido activo del concepto), como al su-
gran formatividad [3]. ceder educativo que una persona recibe,
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Wilhelm Flitner: educación y pedagogía en el ámbito de las ciencias del espíritu
las fuerzas vivas del espíritu, como instru- elegida, entre dos personas, dentro de
mento reproductor del poder establecido una comunidad histórico-cultural (Flit-
(Keiner, 2011). ner, 1935): entre el educador que sabe
de la plena existencia moral y cuyo ca-
Pues bien, siguiendo la dirección de mino se encuentra allanado por la fe en
dichas fuerzas formadoras, en la rela- su tarea educadora; y, el educando que
ción educativa, debemos resaltar la idea está, con respecto al primero, en una in-
de autoridad por parte del profesor, como ferioridad en cuanto a su madurez para
representante de dichas instituciones, la vida plena y creyente. Se trata de un
pues sin ella no hay comunidad educati- proceso espiritual que tiene como objetivo
va. Tal relación para no ser éticamente despertar una vida moral en el educando
dudosa, y ser plenamente auténtica, debe (dentro de las mores establecidas), como
fundamentarse en el amor pedagógico fruto de la relación entre aquellas que
(Flitner, 1972, 1979), guiado por la fe cre- ya están introducidos en esa vida moral
yente; un amor caritativo entre los que y aquellas que aún no lo están (Calvo,
saben y los que aún están en el camino 2007). La educación es un acto moral que
(Flitner, 1972). La relación que se esta- lleva, tanto al educador como al educan-
blece entre educador y educando es una do, a estadios superiores de perfección
relación de orden moral y, en tanto que (Zirfas, 2000). Dicha perfección tiene su
moral, libre, fundamentada en la creen- punto máximo, según Flitner, siguiendo
cia en Dios como bien supremo (Amaral, en ello la estela de Pestalozzi (2004), en
año LXXIV, nº 264, mayo-agosto 2016, 297-313
libertad tutelada por parte del profesor (espíritu subjetivo) a través de la educa-
(Flitner (1959), respondiendo a una con- ción; sin embargo, la formación individual
cepción liberal burguesa conservadora. El del hombre sólo encuentra su pleno sen-
propio Flitner nos advierte de los peligros tido en la creencia en un Todo infinito,
de interpretarla desde posicionamientos supraterrenal y suprahistórico (Espíritu
progresistas: «Una educación sin autori- Absoluto). La educación, por lo tanto, en-
dad es [...] algo inimaginable. Las tenden- cuentra su culminación en la apertura a
cias liberalizantes europeas han preten- la religión, en tanto que tarea moral de
dido realmente pensar este absurdo [...] perfección. El objetivo último de la edu-
pero el intento se destruye por si mismo» cación, según Flitner (1972), es el hombre
(Flitner, 1972, 92). que se somete, como creyente, a la volun-
tad de Dios y que espera la justificación
El fenómeno educativo, por lo tanto, por la gracia, a través de la elevación del
queda determinado por la relación amo- hombre al realismo espiritual de una vida
rosa, personal, voluntaria y libremente creyente (Herrmann, 1992).
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Wilhelm Flitner: educación y pedagogía en el ámbito de las ciencias del espíritu
3. La ciencia pedagógica: conoci- sus planteamientos teóricos, sino que, por
miento comprensivo de la educación ejemplo, la revista Die Erziehung, bajo la
Para Flitner (1935) el saber pedagógi- dirección de Flitner, Fischer, Litt, Nohl
co siempre está en función de una deter- y Spranger, que, teóricamente, nació con
minada concepción sobre lo educacional, esa vocación de situarse en un lugar in-
determinando el rango de la pedagogía termedio entre la investigación empírica
como ciencia. Para la correcta conceptua- y la investigación racional, acabó actuan-
lización de la teoría educativa, como paso do como portavoz del movimiento de la
previo, debe haber un consenso generali- pedagogía de las ciencias del espíritu, sin
zado en asuntos pedagógicos dentro de la encontrar apenas espacio para la investi-
comunidad científica (Bokelmann, 1959). gación positiva de hechos (Roith, 2006).
Dicho consenso está lejos de alcanzarse en
la realidad, pues, de hecho, para nuestro Efectivamente, para Flitner (1935),
autor (1935), pueden darse dos posiciona- desde planteamientos empíricos sólo se-
mientos opuestos, aunque no necesaria- ría posible atenerse a lo que la educación
mente irreconciliables: 1) si se entiende y la formación cultural han representado
que la reflexión sobre lo educacional parte en las distintas épocas y en los diferen-
del conocimiento del mundo y de la vida tes pueblos, reuniendo material suscepti-
humana, y que, por lo tanto, como todo es- ble de elaboración y sistematización que
fuerzo cognoscitivo, tiene su sentido en sí puede ser de interés a cualquier ciencia
misma, la ciencia pedagógica se constitu- sensibilizada por el problema educativo.
simple materialidad de una vida cerrada se como un arte, nunca como una técnica,
en la biología, sin posibilidades de abrirse y su reflexión pedagógica, como una estéti-
a la Trascendencia. Además, la educación ca de la educación (Flitner, 1935), un sa-
deweyana, según Flitner, fomenta el con- ber más cercano a la experiencia artística
formismo y la sumisión social de las nue- que a la científica, un saber que no pue-
vas generaciones. Con ello Flitner ignora, de ser comprobado científicamente (Litt,
consciente o inconscientemente, el carác- 1927). Pese a que Flitner sostiene que la
ter cívico y democrático, con sus defectos y investigación empírica para la pedagogía
sus virtudes, evidentemente, de la educa- es muy importante, lo cierto es que se limi-
ción progresista deweyana, precisamente tó casi exclusivamente a la interpretación
por progresista. No deja de ser sintomático y comprensión de la realidad como único
que las objeciones hechas a Dewey proven- instrumento de investigación educativa
gan de un autor que nunca ha cuestionado a través de la metodología hermenéutica.
el poder establecido, y que por ello haya Según Flitner, esta estética, íntimamente
recibido numerosas críticas por parte de enlazada con el hábito y el arte educativos,
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Wilhelm Flitner: educación y pedagogía en el ámbito de las ciencias del espíritu
a nivel de curiosidad, las tareas que son de hechos no puede verificarse sin la re-
propias de la ciencia pedagógica herme- flexión filosófica sobre la realidad educati-
néutico-pragmática, por orden de priori- va que se practica, sobre la praxis educa-
dad, son (Flitner, 1957): en primer lugar, tiva existente. La metodología pedagógica
la comprensión de las realidades históri- debe buscar su objeto en la propia prácti-
cas dadas; en segundo lugar, conseguir ca educativa (Bollnow, 1989), en lugar de
un acuerdo sobre la estructura de los con- desarrollar normas generales para eva-
tenidos que son el fundamento de dichas luar y mejorar la praxis existente (Roith,
realidades; y, sólo en tercer y último lu- 2006). De no ser así, se abriría un abismo
gar, la ayuda en problemas técnicos de la entre la teoría y la práctica; sin embargo,
educación. Desde sus planteamientos, la cuando el pensamiento pedagógico se fun-
teoría educativa adquiere su significado da verdaderamente en la circunstancia
real y verdadero, considerando el hábito educativa es entonces también práctico,
y el arte educativos no sólo desde un pun- y la verdad teórica es, al mismo tiempo,
to de vista externo, sino también desde el una verdad práctica, por lo cual no se pre-
punto de vista interno, como susceptible senta ninguna distancia insalvable entre
de cambio desde dentro de ellos. Si no la teoría y la práctica. Para Flitner, el
fuera de esta manera, nos dirá, la teoría auténtico pensamiento pedagógico se in-
educativa se limitaría a dar normas a la tegra con la teorización inmediata dentro
práctica educativa (Flitner, 1964). Para de la circunstancia educativa y es devuel-
Flitner, la realidad educativa siempre ta a la práctica real proporcionando luz
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El propio Flitner (1935, 22 y 23), nos dirá del educador). En cuanto al conocimien-
que «ni el arte educativo puede compa- to concreto, el educador planteará sus
rarse con la labor técnica, ni la ciencia de problemas, a la solución de los cuales
la educación tiene el carácter de una tec- concurrirán, además de la pedagogía, la
nología o de una ciencia fundada en ella. historia, la psicología y la sociología; en
Toda esta analogía carece de sentido». cuanto a la formación pedagógica, ésta no
consiste en una transmisión de resulta-
Por otra parte, según Flitner (1935, dos concretos obtenidos de la ciencia de la
1972), tampoco puede hablarse de un educación, sino un conocimiento holístico
predominio de la teoría educativa sobre de la totalidad de la reflexión pedagógica
la experiencia práctica, porque ésta lleva dentro del conjunto existencial formado
siempre en si misma su propio discurrir. por los problemas y por la vida práctica
Existe una estrecha correlación entre diaria, en el devenir de la tarea educacio-
el conocimiento pedagógico y la prácti- nal (Flitner, 1982). Nuestro autor, como
ca educativa. La investigación positiva podemos observar, se coloca en posiciones
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Wilhelm Flitner: educación y pedagogía en el ámbito de las ciencias del espíritu
holísticamente como fenómeno global que Ahora bien, la ciencia pedagógica sólo
afecta a la totalidad del hombre. logrará ampliar el horizonte del educador
en caso de que ponga en relación los da-
La verdad de la ciencia pedagógica, tos históricos con el hombre real. De ahí,
en tanto que pedagogía filosófica (Wulf, precisamente, la importancia que Flitner
2002), reside en el firme enlace y opo- otorga no sólo a la historia, sino también
sición simultáneos del tratamiento, al a la antropología filosófica. Por medio de
mismo tiempo, filosófico-histórico y gene- la antropología filosófica, Flitner pretende
ral-sistemático (Flitner, 1935). Una teoría profundizar en la esencia del ser humano,
general y sistemática de la educación «no siguiendo para ello la tradición espiritua-
se puede sacar más que del hombre histó- lista propia de la filosofía hermenéutica
rico [...] tal como se comprende a sí mis- (Colom y Mèlich, 1994). Tal antropología
mo dentro de una determinada cultura» debe ayudarnos a la hora de delimitar, de-
(Flitner, 1972, 107). Así, en tanto se re- sarrollar y clarificar el concepto de hombre
fiere al aspecto educativo de la existencia y su formatividad (Velasco y Reyes, 2011).
humana, el conocimiento pedagógico debe Como nos dice Runge (2005), en el proble-
intentar penetrar en el sentido de la for- ma de la formatividad del ser humano se
ma histórica. Esta ciencia, además, debe encuentran entremezclados problemas
dilucidar el hecho de la educación como antropológicos y pedagógicos, difícilmente
tal, poner de relieve los aspectos parti- separables. Para Flitner (1972, 13), «la re-
culares del fenómeno educativo y extraer flexión sobre la educación y la formación
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Joan C. RINCÓN VERDERA
extensa bibliografía se puede consultar sus obras ARTETA, C. (2014) El arte de la hermenéutica y
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[3] Por formatividad, Flitner (1972) entiende la dis-
ponibilidad del hombre frente a las influencias BOLLNOW, O.F. (1989) Die geisteswissenschaftli-
que le educan y forman, es decir, el conjunto che Pädagogik, en RÖHRS, H. y SCHEUERL, H.
de disposiciones humanas gracias a las cuales (eds.) Richtungsstreit in der Erziehungswissens-
pueden propiciarse la personalización, la socia- chaft und pädagogische Verständigung. Wilhelm
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Joan C. RINCÓN VERDERA
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Joan C. RINCÓN VERDERA
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sobre la educación, los cuales correspon- conclude that Flitner proposed rework
den a la Teoría de la Educación. the epistemological body of pedagogy, fo-
llowing the neo-Kantian, own rationalist
Descriptores: Flitner, Educación, Cien- tradition of the first half of the century
cias del Espíritu, Pedagogía General y XX. Education is a spiritual activity and
Sistemática, Teoría de la Educación, Filo- pedagogy is a pragmatic human science,
sofía de la Educación. whose object is the hermeneutic unders-
tanding of education in its historical and
cultural context. Flitner ended up con-
Summary: fusing the fields of Theory of Education
Wilhelm Flitner: education and pe- with the Philosophy of Education. Both
dagogy in the field of the Humani- fields, but equally legitimate, are diffe-
rent. The Philosophy of Education should
ties not replace theoretical studies on educa-
In this paper we present a historical tion, which correspond to the Theory of
study of the culturalist contributions of Education.
Wilhelm Flitner specific processes for
the epistemologization of contemporary Key Words: Flitner, Education, Spirit
pedagogy. From a literature review of Sciences, General and Systematic Peda-
the author, content analysis and compa- gogy, Theory of Education, Philosophy of
rison with literature on the subject, we Education.
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