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Wilhelm Flitner: educación y pedagogía

en el ámbito de las ciencias del espíritu


por Joan C. RINCÓN VERDERA
Universitat de les Illes Balears

1. Introducción en este trabajo se realiza un ejercicio críti-


Wilhem Flitner [1], y con él todos los co de pedagogía histórica, intentando po-
representantes de las llamadas pedago- ner de relieve las principales aportaciones
gías culturalistas (Kulturalistische Päda- epistemológicas flitnerianas.
gogik), entre los que destacan Spranger,
Nohl y Litt, formuló una pedagogía de
2. La educación: proceso de for-

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marcado carácter idealista (Geisteswis-
senschaftliche Pädagogik), siguiendo el mación moral abierto a la religio-
pensamiento espiritualista de Dilthey. sidad
Este tipo de hacer y entender la educa- Para Flitner (1935, 1972), los bienes
ción y su teorización tuvo una radical in- de la cultura constituyen el espíritu ob-
cidencia en la pedagogía española hasta jetivo, mientras que el hombre, que es

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los años setenta del siglo pasado (Gimeno, quien vive, recrea y renueva los bienes de
2013). Hoy en día supone un modelo pre- la cultura (Borrelli, 2005), es el espíritu
térito, sin embargo, tal y como nos indica subjetivo. El peso que la historia tiene
Jaume Sarramona (2000), los conocimien- sobre el hombre, los bienes de la cultu-
tos educativos son acumulativos y difícil- ra y la propia educación (bildung), como
mente se puede considerar que alguno de uno de los bienes culturales, es radical-
ellos haya dejado de tener alguna vigencia mente importante en Flitner (Herrmann,
en el conocimiento actual de la realidad 1978). Lo que tienen en común el espíritu
educacional. Por ello, precisamente, el objetivo y el espíritu subjetivo es su his-
profesor De la Torre (2006), insiste en la toricidad, la cual se ejercita gracias a la
necesidad de preguntarnos sobre las dis- fundamentación que le proporciona el Es-
tintas corrientes culturales que están im- píritu Absoluto (Dios en la tradición cris-
plicadas en la praxis docente para poder tiano-protestante-luterana). Para Flitner
poseer un mejor conocimiento del mundo (1935, 1972), todo lo que es espiritual se
educacional. Para alcanzar este objetivo, transforma culturalmente a través del
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recuerdo y la tradición, conservándose La perfección del hombre no se da por


el pasado en el presente y prolongándose sí misma, espontáneamente, sino que hay
éste en el futuro. Este orden de cosas nos que fomentarla, lo que significa que se ac-
presenta al ser humano como miembro tualiza mediante acciones intencionales y
de las comunidades histórico-culturales en espacios específicos (Runge y Garcés,
(comunidades espirituales) que, aunque 2011). Aunque la realidad educacional,
finitas y contingentes, siempre son rege- o mundo de la educación, tal y como la
neradas por las jóvenes generaciones [2] denomina en su trabajo de 1972, proba-
educadas en el seno de dichas comunida- blemente una adaptación del concepto
des de valores. husserliano de mundo de la vida (Boll-
now, 1989), consista en la totalidad de los
El hombre para poder introducirse en fenómenos culturales heredados históri-
el mundo de la cultura objetiva, precisa camente en los que pueda encontrarse un
desarrollar su personalidad moral por espacio para la responsabilidad educativa
medio de la educación (Flitner, 1967c). (síntesis de educación formal, no formal e
Podemos decir que el hombre y la educa- informal), es decir, allí donde sea posible
ción se hallan en una relación de necesi- desarrollar la formatividad propia del ser
dad espiritual (Flitner, 1972): sin hombre humano para que recree culturalmente el
no hay educación y sin educación no hay mundo de los bienes espirituales (Hoff­
hombre. La tarea moral de perfección en mann, 1989), la nota esencial de la tarea
que consiste la educación sólo es com- educadora es que haya intencionalidad y
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prensible desde la concepción que tenga- que se desarrolle en espacios concretos


mos del hombre y, paralelamente, no es y de forma sistemática (educación formal,
posible ninguna teoría del hombre que no escolar o institucional). La formatividad
incluya la imagen de la realidad de la edu- posibilitará (Flitner, 1935, 1972): por una
cación como un aspecto básico de dicha parte, la regeneración de la forma social
teoría (Nohl, 1965). Detrás de cualquiera e histórica; y, por otra parte, la incorpo-
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concepción educadora hay, necesariamen- ración del individuo que se está desarro-
te (Flitner, 1935): una idea del hombre llando en las formas y en el contenido
(antropología), un cuadro de valores (axio- del mundo objetivo-espiritual heredado
logía) y unas finalidades educativas (te- históricamente [4]. Flitner, por lo tanto,
leología). Se trata del paso del ser al deber pretende promocionar, desde el quehacer
ser, de lo que el hombre es por naturaleza educativo, los valores del espíritu humano
a lo que debe ser por moralidad (Flitner, (Arteta, 2014).
1979). El hombre, al principio de su peri-
plo vital, es un sujeto abierto a todas las De forma general, según Flitner (1935),
direcciones de la perfectibilidad (Cohn, el término educación se refiere tanto a la
1944). Lo que llegará a ser no está prees- actividad y los efectos de dicha activi-
tablecido ni en su punto de partida ni en dad que, consciente o inconscientemente,
su punto de llegada, sino que está abierto imprime el educador sobre el educando
a un sinfín de posibilidades, gracias a su (sentido activo del concepto), como al su-
gran formatividad [3]. ceder educativo que una persona recibe,
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el proceso educativo que en ella se reali- ma tradición y en las mismas normas, si


za y los resultados consecuencia de dicho bien de una manera menos vivaz y com-
proceso (sentido pasivo del concepto). La pleta, es decir, en proceso de formación.
educación y los procesos formativos se
originan de las normas y contenidos espi- Los educadores ocupan un papel im-
rituales para que se despierte la sensibi- portantísimo en todo este entramado
lidad de las jóvenes generaciones para el histórico-educativo, pues son servidores,
espíritu (Amaral, 1999). Educar consiste órganos de las normas históricas, de sus
en enseñar a vivir la vida descifrando el tradiciones espirituales y de sus principa-
mundo de los valores morales, históricos les instituciones, con lo cual representan
y culturales que hemos ido heredando sus exigencias. Para la formación educati-
históricamente, y que permiten entender va precisamos de la relación educativa que
dicha herencia histórica y la propia vida se establece entre el poder creador de las
interior (Soler y Vilanou, 2001). Desde formas histórico-espirituales de la cultura
esta perspectiva, la educación debe cons- y los individuos no incorporados todavía
tituirse de acuerdo con la existencia histó- a ellas, una relación que precisa, como ya
rica del hombre, concretándose en los dis- hemos dicho, de intencionalidad y de siste-
tintos estilos morales de vida, en el seno ma, y que en la relación educativa signifi-
de las diferentes comunidades culturales can autoridad, organización y conducción
(Flitner, 1935, 1961b). Todo lo espiritual, por parte del educador (Marotzki, 1993),
por lo tanto, se transmite a través de la como representante del Estado, la Iglesia

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educación por medio del: «encuentro y re- y las instituciones educadoras: «la corre-
lación entre personas en el que surge una lación entre el yo superior, racional y ob-
situación educativa y es vivida como algo jetivo, y el yo mostrenco y común influido
que compromete» (Flitner, 1972, 82). La por el primero» (Flitner, 1935, 65). Debe-
educación, consecuentemente, es un que- mos subrayar que Flitner reconoce, ciega y
hacer moral responsable y comprometido acríticamente, a partir de una visión con-

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(Peukert, 1992), una tendencia del com- servadora y armónica de la sociedad (Hoff­
portamiento que ayuda «al prójimo a obte- mann, 1989), la autoridad del Estado, la
ner una fuerza mayor de dominación de la Iglesia y sus instituciones educadoras
vida, [...] un hondo despertar moral y exis- (Amaral, 1999; Roith, 2006). Por ello, pre-
tencial» (Flitner, 1935, 36). Para Flitner cisamente, el mundo histórico no debe ser
(1972), desde un punto de vista positivis- nunca cuestionado (Uhle, 1976), ya que al
ta-naturalista, la educación es el proceso estar impregnado del Espíritu Absoluto le
de crecimiento y maduración de los jóve- otorga el valor de realidad universal in-
nes dentro de una etapa en las cuales los discutible (Amaral, 1999). Flitner (1972,
adultos protegen y fomentan el menciona- 133), nos recordará que «el educador debe
do proceso; desde un punto de vista racio- exponer el auténtico contenido de la tra-
nalista-histórico, la educación consiste en dición [...] y que se eduque en el sentido
el intercambio espiritual entre los que son de aquellas fuerzas educativas [Estado,
vivos portadores de la tradición y aquellos Iglesia...]». La educación en Flitner (1965)
que se encuentran sumergidos en la mis- se pone al servicio del establishment, de
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las fuerzas vivas del espíritu, como instru- elegida, entre dos personas, dentro de
mento reproductor del poder establecido una comunidad histórico-cultural (Flit-
(Keiner, 2011). ner, 1935): entre el educador que sabe
de la plena existencia moral y cuyo ca-
Pues bien, siguiendo la dirección de mino se encuentra allanado por la fe en
dichas fuerzas formadoras, en la rela- su tarea educadora; y, el educando que
ción educativa, debemos resaltar la idea está, con respecto al primero, en una in-
de autoridad por parte del profesor, como ferioridad en cuanto a su madurez para
representante de dichas instituciones, la vida plena y creyente. Se trata de un
pues sin ella no hay comunidad educati- proceso espiritual que tiene como objetivo
va. Tal relación para no ser éticamente despertar una vida moral en el educando
dudosa, y ser plenamente auténtica, debe (dentro de las mores establecidas), como
fundamentarse en el amor pedagógico fruto de la relación entre aquellas que
(Flitner, 1972, 1979), guiado por la fe cre- ya están introducidos en esa vida moral
yente; un amor caritativo entre los que y aquellas que aún no lo están (Calvo,
saben y los que aún están en el camino 2007). La educación es un acto moral que
(Flitner, 1972). La relación que se esta- lleva, tanto al educador como al educan-
blece entre educador y educando es una do, a estadios superiores de perfección
relación de orden moral y, en tanto que (Zirfas, 2000). Dicha perfección tiene su
moral, libre, fundamentada en la creen- punto máximo, según Flitner, siguiendo
cia en Dios como bien supremo (Amaral, en ello la estela de Pestalozzi (2004), en
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1999; Coll­mar, 2004). La libertad de la la religiosidad, en la creencia en un Ser


que nos habla Flitner (1972), es una liber- superior, que es, precisamente, quien le
tad espiritual (deber ser) en oposición a la da significación y contenidos de perfecti-
necesidad natural (ser). La idea de liber- bilidad (Koring, 1992). Las creaciones cul-
tad, que según Flitner constituye el nú- turales de la historia (espíritu objetivo),
cleo central de la formación, es el de una deben ser aprehendidas individualmente
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libertad tutelada por parte del profesor (espíritu subjetivo) a través de la educa-
(Flitner (1959), respondiendo a una con- ción; sin embargo, la formación individual
cepción liberal burguesa conservadora. El del hombre sólo encuentra su pleno sen-
propio Flitner nos advierte de los peligros tido en la creencia en un Todo infinito,
de interpretarla desde posicionamientos supraterrenal y suprahistórico (Espíritu
progresistas: «Una educación sin autori- Absoluto). La educación, por lo tanto, en-
dad es [...] algo inimaginable. Las tenden- cuentra su culminación en la apertura a
cias liberalizantes europeas han preten- la religión, en tanto que tarea moral de
dido realmente pensar este absurdo [...] perfección. El objetivo último de la edu-
pero el intento se destruye por si mismo» cación, según Flitner (1972), es el hombre
(Flitner, 1972, 92). que se somete, como creyente, a la volun-
tad de Dios y que espera la justificación
El fenómeno educativo, por lo tanto, por la gracia, a través de la elevación del
queda determinado por la relación amo- hombre al realismo espiritual de una vida
rosa, personal, voluntaria y libremente creyente (Herrmann, 1992).
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3. La ciencia pedagógica: conoci- sus planteamientos teóricos, sino que, por
miento comprensivo de la educación ejemplo, la revista Die Erziehung, bajo la
Para Flitner (1935) el saber pedagógi- dirección de Flitner, Fischer, Litt, Nohl
co siempre está en función de una deter- y Spranger, que, teóricamente, nació con
minada concepción sobre lo educacional, esa vocación de situarse en un lugar in-
determinando el rango de la pedagogía termedio entre la investigación empírica
como ciencia. Para la correcta conceptua- y la investigación racional, acabó actuan-
lización de la teoría educativa, como paso do como portavoz del movimiento de la
previo, debe haber un consenso generali- pedagogía de las ciencias del espíritu, sin
zado en asuntos pedagógicos dentro de la encontrar apenas espacio para la investi-
comunidad científica (Bokelmann, 1959). gación positiva de hechos (Roith, 2006).
Dicho consenso está lejos de alcanzarse en
la realidad, pues, de hecho, para nuestro Efectivamente, para Flitner (1935),
autor (1935), pueden darse dos posiciona- desde planteamientos empíricos sólo se-
mientos opuestos, aunque no necesaria- ría posible atenerse a lo que la educación
mente irreconciliables: 1) si se entiende y la formación cultural han representado
que la reflexión sobre lo educacional parte en las distintas épocas y en los diferen-
del conocimiento del mundo y de la vida tes pueblos, reuniendo material suscepti-
humana, y que, por lo tanto, como todo es- ble de elaboración y sistematización que
fuerzo cognoscitivo, tiene su sentido en sí puede ser de interés a cualquier ciencia
misma, la ciencia pedagógica se constitu- sensibilizada por el problema educativo.

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ye en una ciencia fáctica positiva (ciencia Sin embargo, de este tipo de investigación
especulativo-racional); si, por el contrario, no puede derivarse un saber general de
2) se entiende que la práctica educativa lo educativo (Allgemeine Pädagogik, Pe-
debe llevarse a cabo guiada por aquel co- dagogía General), puesto que carece del
nocimiento por medio de un conjunto de planteamiento propiamente pedagógico
reglas y principios externos, se convierte del problema, que siempre debe ser consi-

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en una ciencia normativo-pragmático-tec- derado como una cuestión filosófica (Flit-
nológica (ciencia empírico-positiva). Dada ner, 1935). Sólo desde planteamientos
la complejidad del fenómeno educativo, racionales es posible tomar conciencia de
Flitner (1957) busca un posicionamiento la realidad educativa, estando inmersos
intermedio entre ambos planteamientos, en ella, planteándonos problemas en tal o
pues entiende que el saber pedagógico cual situación y convirtiendo la inmedia-
debe erigirse en una ciencia de hechos liga- tez de la actividad y del trabajo educativo
da a la reflexión filosófica (Valls, Vilanou y en una reflexión sobre la circunstancia en
Carreño, 2014). Lo cierto, sin embargo, es la que nos encontramos y sobre uno mis-
que Flitner, como veremos, se quedará en mo dentro de dicha circunstancia (Flitner,
un planteamiento hermenéutico-especu- 1972). La pedagogía flitneriana es una de
lativo, filosófico-historicista (Bokelmann, las ciencias del espíritu (Flitner, 1928b),
1980), relegando a un segundo o tercer que propone como método la comprensión
plano las investigaciones de carácter em- hermenéutica de la educación en su con-
pírico (Röhrs, 1989). No sólo dentro de texto histórico y cultural del cual parte
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para llegar a la moralidad del proceso la teoría crítica de la sociedad y de la pe-


educativo (Flitner, 1961a, 1979, 1989), es dagogía crítica, al no tener en cuenta las
decir, a los grandes fines educacionales condiciones de la realidad social y educa-
(Maris, 2012). tiva, al no hacer un análisis crítico y rea-
lista de las fuerzas de dominio existentes
La realidad educativa, por lo tanto, en la sociedad y de su influencia sobre la
sólo puede ser comprensible si se toman en educación, quedándose en planteamientos
consideración los factores históricos para ultraconservadores al servicio del poder
interpretarlos (Roith, 2006). Esta reflexión burgués establecido (Roith, 2006). Por
hermenéutico-comprensivo-interpretativa otra parte, es curioso que, según Oelkers
penetra toda la vida desde el momento en (2006), sólo existe un escrito en el que Flit-
que es llevada no sólo por la rígida tradi- ner hable de democracia y de los proble-
ción, sino por una viva fuerza espiritual mas educativos en las democracias: Päd-
renovadora. De aquí que la reflexión filo- agogische Probleme der Erziehung in den
sófica se encuentre en su fundamento, de Demokratien (1956b), y, curioso también,
la misma forma que se encuentra, inevi- que en él no hable en absoluto del prag-
tablemente, en la práctica como su parte matismo norteamericano con el peso que
integrante teórica. Ahora bien, la ciencia éste tuvo en el desarrollo de la demo-
pedagógica debe abrirse no a cualquier cracia y de la educación democrática en
filosofía, sino a la filosofía idealista. Flit- Norteamérica.
ner atacará, por ejemplo, duramente los
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planteamientos filosóficos de Dewey, sobre En su trabajo en castellano, La Educa-


todo por su radical biologicismo y por su ción y la vida (1970), Flitner cuando habla,
visión pragmática y utilitarista del saber en general, de las actividades didácticas y
pedagógico. No dudará Flitner (1956a), en metodológicas que se realizan en el espacio
acusar a Dewey de que sus planteamientos escolar, habla de las artes educativas. Para
educacionales confinan a los alumnos a la nuestro autor la educación debe entender-
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simple materialidad de una vida cerrada se como un arte, nunca como una técnica,
en la biología, sin posibilidades de abrirse y su reflexión pedagógica, como una estéti-
a la Trascendencia. Además, la educación ca de la educación (Flitner, 1935), un sa-
deweyana, según Flitner, fomenta el con- ber más cercano a la experiencia artística
formismo y la sumisión social de las nue- que a la científica, un saber que no pue-
vas generaciones. Con ello Flitner ignora, de ser comprobado científicamente (Litt,
consciente o inconscientemente, el carác- 1927). Pese a que Flitner sostiene que la
ter cívico y democrático, con sus defectos y investigación empírica para la pedagogía
sus virtudes, evidentemente, de la educa- es muy importante, lo cierto es que se limi-
ción progresista deweyana, precisamente tó casi exclusivamente a la interpretación
por progresista. No deja de ser sintomático y comprensión de la realidad como único
que las objeciones hechas a Dewey proven- instrumento de investigación educativa
gan de un autor que nunca ha cuestionado a través de la metodología hermenéutica.
el poder establecido, y que por ello haya Según Flitner, esta estética, íntimamente
recibido numerosas críticas por parte de enlazada con el hábito y el arte educativos,
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se eleva gradualmente al rango de una parte de la realidad educativa concreta, de


auténtica y rigurosa meditación filosófica, la experiencia educativa anterior a la re-
mediante la cual la reflexión teórica se flexión teórica (Flitner, 1967b), en ningún
confirma a sí misma y se purifica ideo- caso porque la identifique con el pragma-
lógicamente. Esta purificación necesita tismo norteamericano, con el saber para
del conocimiento científico racional en hacer propio de una teoría tecnológica de
su plenitud propia. Si esta reflexión vital la educación.
inmediata se eleva en esta dirección, nos
dice Flitner (1935), con plena conciencia Efectivamente, para Flitner la ciencia
teórica, metódica y sistemáticamente, lle- pedagógica permanece siempre como un
ga a convertirse en riguroso pensamiento filosofar dentro de la circunstancia educa-
científico (Systematische Pädagogik, Pe- tiva, si bien como una parte independien-
dagogía Sistemática), perteneciendo a una te de la filosofía. No sólo de la filosofía,
de las ciencias del espíritu (Geisteswissen- sino de cualquier ciencia cuyo objeto de
schaftliche Pädagogik). Este pensamiento, estudio sea el hombre y su educación. La
como todo filosofar, debe aspirar, única y ciencia pedagógica debe ser plenamente
exclusivamente, a la verdad, siendo de autónoma (Flitner, 1928a), aunque pue-
vital importancia para quien lo ejercita, de estar asistida por otras ciencias que
porque quien ejecuta esta reflexión inten- le ayuden a conseguir sus objetivos, in-
ta no sólo ilustrarse, sino que, si lo hace troduciendo la correspondiente discusión
auténticamente, puede perfeccionarse y filosófica (Flitner, 1972). En este sentido,

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desarrollarse íntegramente. Tal reflexión, la Pedagogía General o Sistemática debe
por lo tanto, es educadora en sí misma. Es definirse como una ciencia hermenéutico
la propia experiencia de quien recapacita pragmática del espíritu, como una re-
y sobre lo que recapacita la que le ayuda flexión sobre la actividad humana y so-
en su meditación dentro de la circunstan- bre el mundo, que se puede confirmar a
cia educativa. La reflexión se convierte, de sí misma y que se ordena científicamen-

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esta manera, en una parcela de la realidad te (Flitner, 1935). Según nuestro autor,
educativa. La ciencia de la actividad edu- y como ya hemos dicho, la ciencia peda-
cativa tiene, para Flitner (1935), el rango gógica debe ocupar un lugar intermedio
de una ciencia fáctico-positiva, ya que se entre la investigación empírica y la in-
sustenta en una reflexión auténticamente vestigación especulativa (Tenorth, 1992),
filosófica, lo cual no ocurriría si se tratara puesto que se encuentra en estrecha rela-
de una simple reflexión empírica. La ver- ción con el hábito y con la práctica y, por
dad de la ciencia pedagógica es filosófica consiguiente, también con sus técnicas
e histórica, de no ser así, perdería su ca- y procedimientos. Sin embargo, Flitner
racterística fundamental (Flitner, 1935, está mucho más preocupado por los as-
84). Lo cierto, sin embargo, es que los pectos filosóficos, teleológicos y teológicos
planteamientos teóricos de Flitner, más (Simojoki, 2008), que no de los aspectos
que de una ciencia fáctico-positiva, son técnico-procedimentales que pasan a de­
más propios de una ciencia hermenéutico sempeñar un papel muy subordinado en
pragmática (Böhm, 1991), porque siempre sus planteamientos. Por ejemplo, y sólo
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a nivel de curiosidad, las tareas que son de hechos no puede verificarse sin la re-
propias de la ciencia pedagógica herme- flexión filosófica sobre la realidad educati-
néutico-pragmática, por orden de priori- va que se practica, sobre la praxis educa-
dad, son (Flitner, 1957): en primer lugar, tiva existente. La metodología pedagógica
la comprensión de las realidades históri- debe buscar su objeto en la propia prácti-
cas dadas; en segundo lugar, conseguir ca educativa (Bollnow, 1989), en lugar de
un acuerdo sobre la estructura de los con- desarrollar normas generales para eva-
tenidos que son el fundamento de dichas luar y mejorar la praxis existente (Roith,
realidades; y, sólo en tercer y último lu- 2006). De no ser así, se abriría un abismo
gar, la ayuda en problemas técnicos de la entre la teoría y la práctica; sin embargo,
educación. Desde sus planteamientos, la cuando el pensamiento pedagógico se fun-
teoría educativa adquiere su significado da verdaderamente en la circunstancia
real y verdadero, considerando el hábito educativa es entonces también práctico,
y el arte educativos no sólo desde un pun- y la verdad teórica es, al mismo tiempo,
to de vista externo, sino también desde el una verdad práctica, por lo cual no se pre-
punto de vista interno, como susceptible senta ninguna distancia insalvable entre
de cambio desde dentro de ellos. Si no la teoría y la práctica. Para Flitner, el
fuera de esta manera, nos dirá, la teoría auténtico pensamiento pedagógico se in-
educativa se limitaría a dar normas a la tegra con la teorización inmediata dentro
práctica educativa (Flitner, 1964). Para de la circunstancia educativa y es devuel-
Flitner, la realidad educativa siempre ta a la práctica real proporcionando luz
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está situada históricamente y, por lo tan- y claridad en su actuación educacional


to, su reflexión teórica nunca es derivable (Bollnow, 1992). Desde esta perspectiva,
de lo que es general o determinable lógi- la ciencia pedagógica otorga a la práctica
camente, subordinando el punto de vista educativa (Flitner, 1935): el conocimien-
externo de la ciencia empírica al punto de to concreto (teoría de la educación) y la
vista interno de la filosofía (Roth, 1962). formación pedagógica (profesionalización
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El propio Flitner (1935, 22 y 23), nos dirá del educador). En cuanto al conocimien-
que «ni el arte educativo puede compa- to concreto, el educador planteará sus
rarse con la labor técnica, ni la ciencia de problemas, a la solución de los cuales
la educación tiene el carácter de una tec- concurrirán, además de la pedagogía, la
nología o de una ciencia fundada en ella. historia, la psicología y la sociología; en
Toda esta analogía carece de sentido». cuanto a la formación pedagógica, ésta no
consiste en una transmisión de resulta-
Por otra parte, según Flitner (1935, dos concretos obtenidos de la ciencia de la
1972), tampoco puede hablarse de un educación, sino un conocimiento holístico
predominio de la teoría educativa sobre de la totalidad de la reflexión pedagógica
la experiencia práctica, porque ésta lleva dentro del conjunto existencial formado
siempre en si misma su propio discurrir. por los problemas y por la vida práctica
Existe una estrecha correlación entre diaria, en el devenir de la tarea educacio-
el conocimiento pedagógico y la prácti- nal (Flitner, 1982). Nuestro autor, como
ca educativa. La investigación positiva podemos observar, se coloca en posiciones
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vitalistas y existencialistas (Velasco y Re- ciencia pedagógica. Analizar esta totalidad


yes, 2011), decantando sus posiciones ha- es el problema máximo de la teoría educa-
cia uno de los efectos de la historia, la cul- tiva, para lo cual precisa de la ayuda subsi-
tura (Colom y Mèlich, 1994). La reflexión diaria de la pedagogía histórica [5].
pedagógica, desde este posicionamiento,
no es, pues, solamente el fruto de un estu- En este sentido, la pedagogía históri-
dio profundo y de un riguroso pensamien- ca, que en Flitner (1956c), como en el res-
to científico-espiritual. El educador que to de las ciencias pragmáticas del espíri-
se interese por la reflexión pedagógica, tu, más que una historia de la educación
nos dirá Flitner (1935), deberá actuar de es una historia de las ideas pedagógicas
manera hermenéutico-comprensiva, con- (Depaepe, 2008), debe ayudarnos a com-
virtiéndose, necesariamente, en un tipo prender la situación presente desde el
humano diferente del que ejerce el hábito pasado, mientras que la pedagogía gene-
educativo de manera rutinaria, mecánica ral y sistemática deberá analizar y com-
y sin ninguna clase de reflexión filosófica prender la situación educativa presente
sobre su praxis educativa diaria. desde la situación humana en general
(Flitner, 1972). Pues bien, en el análisis
Para Flitner, la ciencia pedagógica no pedagógico, de partida, hay que realizar
sólo ha de describir y explicar el fenóme- una descripción, una representación de
no educativo (ciencia positiva), sino que la circunstancia educativa y, con ello, del
también, y sobre todo, debe comprender- fenómeno de la educación dentro del cual

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lo e interpretarlo (ciencia normativa), no pueda ser descubierto dicho sistema. El
quedándose en la situación educativa tal resultado de este procedimiento pone de
y como se da históricamente, sino enjui- relieve, nos dice Flitner, el carácter abs-
ciándola desde un horizonte normativo tracto que tiene la ciencia pedagógica y,
(reflexión racional). Se tratará de una pe- al mismo tiempo, se manifiesta como un
dagogía normativa en función de la filo- conocimiento efectivo y vivaz por el he-

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sofía y de la teología (Tenorth, 1992). Sus cho que se mueve y realiza dentro de un
verdades, por lo tanto, no pueden presen- pensamiento histórico contingente. Con
tarse nunca en forma de tramas rígidas eso, la ciencia pedagógica, cuyos límites,
constituidas por principios generales, fijos como podemos observar, son indetermina-
e inamovibles, sino que ha de ser dialéc- bles, efectúa el tránsito a los problemas
tica, dinámica, adaptándose al momento de la pedagogía histórica y se convierte
histórico y a la circunstancia concreta en la en un análisis de los problemas actuales
que se halla el conocimiento educativo del que siempre están determinados históri-
momento (Flitner, 1935, 1972). Sin embar- camente. Así considerada, la ciencia pe-
go, no sería posible ningún tipo de filosofar dagógica debe contemplar y estudiar el
si no pudiese señalarse la existencia, den- fenómeno educativo desde tres puntos de
tro de lo que es histórico, de un sistema, de vista (Flitner, 1935): en otros individuos
unas categorías, de un orden conceptual, e instituciones como fenómeno del mun-
en definitiva, de una totalidad inteligible do externo; como fenómeno y realidad
de todos los conceptos y principios de la residente en nuestro mundo interior; y,
305
Joan C. RINCÓN VERDERA

holísticamente como fenómeno global que Ahora bien, la ciencia pedagógica sólo
afecta a la totalidad del hombre. logrará ampliar el horizonte del educador
en caso de que ponga en relación los da-
La verdad de la ciencia pedagógica, tos históricos con el hombre real. De ahí,
en tanto que pedagogía filosófica (Wulf, precisamente, la importancia que Flitner
2002), reside en el firme enlace y opo- otorga no sólo a la historia, sino también
sición simultáneos del tratamiento, al a la antropología filosófica. Por medio de
mismo tiempo, filosófico-histórico y gene- la antropología filosófica, Flitner pretende
ral-sistemático (Flitner, 1935). Una teoría profundizar en la esencia del ser humano,
general y sistemática de la educación «no siguiendo para ello la tradición espiritua-
se puede sacar más que del hombre histó- lista propia de la filosofía hermenéutica
rico [...] tal como se comprende a sí mis- (Colom y Mèlich, 1994). Tal antropología
mo dentro de una determinada cultura» debe ayudarnos a la hora de delimitar, de-
(Flitner, 1972, 107). Así, en tanto se re- sarrollar y clarificar el concepto de hombre
fiere al aspecto educativo de la existencia y su formatividad (Velasco y Reyes, 2011).
humana, el conocimiento pedagógico debe Como nos dice Runge (2005), en el proble-
intentar penetrar en el sentido de la for- ma de la formatividad del ser humano se
ma histórica. Esta ciencia, además, debe encuentran entremezclados problemas
dilucidar el hecho de la educación como antropológicos y pedagógicos, difícilmente
tal, poner de relieve los aspectos parti- separables. Para Flitner (1972, 13), «la re-
culares del fenómeno educativo y extraer flexión sobre la educación y la formación
año LXXIV, nº 264, mayo-agosto 2016, 297-313

sus categorías generales encontradas va unida a la reflexión sobre el hombre


en la práctica educacional (Gallo, 2005; mismo y su obrar en general, de mane-
Roith, 2006). Estas categorías generales ra que ambas resultan inseparables». De
son (Flitner, 1972): la comunidad educa- hecho, es tal su importancia que (Flitner,
tiva y las relaciones educacionales que se 1935): cuando la ciencia pedagógica trata
establecen entre educador y educando; los del fenómeno educativo se convierte en
revista española de pedagogía

poderes educativos socio-políticos (orden una parte fundamental de la antropología


social educativo); los contenidos educacio- filosófica; y, cuando la teoría educacional
nales extraídos de los bienes espirituales; se propone resolver su problema, se sujeta
la educabilidad-formatividad por parte a la totalidad de la antropología filosófica.
del educando y la intencionalidad educati- Existe, por lo tanto, una correlación mutua
va por parte del educador; el proceso edu- entre ambas direcciones de la investiga-
cativo-formativo con sus procedimientos ción y de la especulación filosófica (Röhrs,
y métodos educacionales; y, la educación 1992). Se trata, por lo tanto, del estudio
como forma interior del educando y la fina- antropológico-educativo del objeto propio
lidad consciente del educador. Dicho ello, de la ciencia pedagógica (Colom, 1978).
la ciencia pedagógica debe orientar la rea-
lidad educativa y ayudar a comprender y
analizar la concreta circunstancia educa- 4.  A modo de conclusión
tiva en función del puesto que el hombre Flitner acabará reduciendo la educa-
tiene en la historia (Flitner, 1935). ción a una cuestión cultural, a un fenóme-
306
Wilhelm Flitner: educación y pedagogía en el ámbito de las ciencias del espíritu

no espiritual radicalmente abierto a la re- religiones, los factores históricos, es decir,


ligiosidad, olvidándose de la materialidad aspectos que la actual teoría tecnológica
propia del ser humano y de la educación. de la educación desliga de sus propósitos
De la lectura de sus trabajos se deduce que teóricos. Con eso no estamos diciendo que
más que de cuestiones educacionales gene- todo ello no pueda y deba ser objeto de de-
rales de lo que nos habla es de cuestiones sarrollo teórico, evidentemente que sí, sin
religiosas particulares, que estamos más embargo, sería objeto no de la Teoría de la
cerca de un tratado de pedagogía teológica Educación, sino de la Filosofía de la Edu-
que no de pedagogía general o sistemáti- cación y la Historia de la Educación. Por
ca. Desde esta perspectiva, los procedi- último, Flitner evidencia, claramente, que
mientos, los métodos, las metodologías, las los problemas de la conceptualización de
técnicas tienen poca cabida en sus plantea- la ciencia pedagógica, que aún hoy en día
mientos. Flitner abre una brecha, aunque seguimos padeciendo, más que un proble-
él lo niegue, entre la educación y la rea- ma de tipo epistemológico es una cuestión,
lidad educacional, entre el pensar educa- esencialmente, histórica o historicista.
cional y la praxis educativa, reduciendo lo
educacional a la esfera espiritual, cerrando Dirección para la correspondencia:
la posibilidad de que la ciencia pedagógica Joan C. Rincón Verdera. Facultat de Cièn-
adquiera verdaderos matices de un saber cies de l’Educació, Departament de Peda-
científicamente fundamentado. Su teoría gogia i Didàctiques Específiques, Univer-
educativa es una filosofía educacional, la sitat de les Illes Balears, Carretera de

año LXXIV, nº 264, mayo-agosto 2016, 297-313


cual fundamenta y establece la estructura Valldemossa, km 7,5. Palma-07122 (Illes
y el alcance de la ciencia pedagógica. Todo Balears). Email: jcarles.rincon@uib.es.
ello nos orienta, por una parte, en lo que es
para él la teoría de la educación, la cien- Fecha de recepción de la versión definiti-
cia pedagógica (un saber abstracto poco va de este artículo: 1. V. 2015.
práctico); y, por otro lado, en el carácter

revista española de pedagogía


secundario, cuando no molesto y despecti-
vo, de la técnica y su reflexión, la tecno- Notas
logía. Además, la teoría de la educación [1] WILHELM FLITNER (1889-1990) fue uno de los
comprende, por una parte, todo lo educa- mayores exponentes de la dirección espiritualista
tivo, sin ningún límite; y, de otra, la his- en la educación de la primera mitad del siglo XX
toria debe convertirse en su complemento y uno de los reformadores de la educación alema-
ideal. Desde esta perspectiva, se aleja de na durante la República de Weimar y las primeras
una concepción moderna y dinámica de la décadas de la República Federal. La incidencia de
teoría educativa, no sólo porque no la des- la obra de FLITNER en España fue muy importan-
liga de la filosofía, sino porque considera te hasta bien entrada la década de los años se-
que en ella tiene cabida cualquier conte- tenta del siglo pasado. En España las dos obras
nido de estudio siempre que se refiera a la flitnerianas que tuvieron una mayor difusión y
cuestión educativa. Para Flitner forman que contienen todo su pensamiento pedagógico
parte de la tarea teórica educacional los son Pedagogía Sistemática (1935) y Manual de Pe-
ideales, los valores, las mores, los fines, las dagogía General (1972). Para un fácil acceso a su

307
Joan C. RINCÓN VERDERA

extensa bibliografía se puede consultar sus obras ARTETA, C. (2014) El arte de la hermenéutica y
completas editadas en 1982, en doce volúmenes, la pedagogía, Atenas. Revista Científico Peda-
bajo el título Gesammelte Schriften, y cuyos edito- gógica, 1:25, pp. 152-162.
res son KARL ERLINGHAGEN, ANDREAS FLITNER
y ULRICH HERRMANN. BÖHM, W. (1991) Teoría y praxis (México, CRE-
FAL/PREDE-OEA).
[2] Flitner asume el concepto de generación dilthe-
yano (1989), quien lo define en términos de re- BOKELMANN, H. (1959) Der pädagogische Kon-
laciones de contemporaneidad, consistente en sensus, Zeitschrift für Pädagogik, 5, pp. 224-242.
grupos de personas sujetos, en sus años de ma-
yor plasticidad, a influencias históricas comunes BOKELMANN, H. (1980) Pedagogía, en SPECK,
(LECCARDI y FEIXA, 2011). J. y WEHLE, G. Conceptos fundamentales de
pedagogía (Barcelona, Herder) pp. 594-655.
[3] Por formatividad, Flitner (1972) entiende la dis-
ponibilidad del hombre frente a las influencias BOLLNOW, O.F. (1989) Die geisteswissenschaftli-
que le educan y forman, es decir, el conjunto che Pädagogik, en RÖHRS, H. y SCHEUERL, H.
de disposiciones humanas gracias a las cuales (eds.) Richtungsstreit in der Erziehungswissens-
pueden propiciarse la personalización, la socia- chaft und pädagogische Verständigung. Wilhelm
lización y el desarrollo moral (GAITÁN, LÓPEZ, Flitner zur Vollendung seines 100. Lebensjahres
QUINTERO y SALAZAR, 2010). am 20. August 1989 gewidmet (Frankfurt am
Main, Bern, New York, Paris, Lang) pp. 53-70.
año LXXIV, nº 264, mayo-agosto 2016, 297-313

[4] Por formas, FLITNER (1946, 1947, 1967a) en-


tiende, siguiendo en ello a SPRANGER (1946), BOLLNOW, O. F. (1992) Die Stellung Wilhelm
los distintos estilos socio-culturales de vida que Flitners in der Entwicklung der neueren
se han dado a lo largo de la historia, poniendo es- deutschen Pädagogik, en PEUKERT, H. y
pecial énfasis en aquellos estilos históricamente SCHEUERL, H. (eds.) Ortsbestimmung der Er-
relevantes y que deben ser transmitidos a través ziehungswissenschaft-Wilhelm Flitner und die
revista española de pedagogía

de la educación. Frage nach einer allgemeinen Erziehungswis-


senschaft im 20. Jahrhundert (Weinheim/Ba-
[5] En la configuración de la ciencia pedagógica, sel, Beltz Verlag) pp. 47-57.
FLITNER no asigna a la historia el mismo peso
específico que le otorga a la hora de delimitar BORRELLI, M. (2005) Pedagogia come ontologia
el concepto de educación, quedando como una dialettica della società (Consenza, Pellegrini
ciencia auxiliar, aunque muy importante en com- Editore).
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En este artículo realizamos un estudio
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año LXXIV, nº 264, mayo-agosto 2016, 297-313

der Erziehungswissenschaften in der Ge- de Wilhelm Flitner a los procesos de epis-


genwart» Wilhelm Flitners Bestimmungen des temologización propios de la pedagogía
methodischen Charakters der «theoretischen contemporánea. A partir de una revisión
Pädagogik», en PEUKERT, H. y SCHEUERL, bibliográfica del autor, análisis de conte-
H. (eds.) Ortsbestimmung der Erziehungswis- nido y confrontación con la literatura so-
senschaft-Wilhelm Flitner und die Frage nach bre el tema, llegamos a la conclusión que
revista española de pedagogía

einer allgemeinen Erziehungswissenschaft im Flitner se propuso reelaborar el cuerpo


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pañola de Educación Comparada, 24, pp. 13-39. los de la Filosofía de la Educación. Ambos
campos, aunque igualmente lícitos, son
VELASCO, J. J y REYES, L. (2011) Antropología diferentes. La Filosofía de la Educación
y educación: notas para una identificación de no debe sustituir a los estudios teóricos
312
Wilhelm Flitner: educación y pedagogía en el ámbito de las ciencias del espíritu

sobre la educación, los cuales correspon- conclude that Flitner proposed rework
den a la Teoría de la Educación. the epistemological body of pedagogy, fo-
llowing the neo-Kantian, own rationalist
Descriptores: Flitner, Educación, Cien- tradition of the first half of the century
cias del Espíritu, Pedagogía General y XX. Education is a spiritual activity and
Sistemática, Teoría de la Educación, Filo- pedagogy is a pragmatic human science,
sofía de la Educación. whose object is the hermeneutic unders-
tanding of education in its historical and
cultural context. Flitner ended up con-
Summary: fusing the fields of Theory of Education
Wilhelm Flitner: education and pe- with the Philosophy of Education. Both
dagogy in the field of the Humani- fields, but equally legitimate, are diffe-
rent. The Philosophy of Education should
ties not replace theoretical studies on educa-
In this paper we present a historical tion, which correspond to the Theory of
study of the culturalist contributions of Education.
Wilhelm Flitner specific processes for
the epistemologization of contemporary Key Words: Flitner, Education, Spirit
pedagogy. From a literature review of Sciences, General and Systematic Peda-
the author, content analysis and compa- gogy, Theory of Education, Philosophy of
rison with literature on the subject, we Education.

año LXXIV, nº 264, mayo-agosto 2016, 297-313


revista española de pedagogía

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