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B35159
Por lo tanto, haciendo la analogía entre la educación que recibimos para ser
personas con una conducta y costumbres de bien, y la educación, el respeto y el
valor que le damos al medio ambiente en el que vivimos, se puede observar la
conciencia ambiental que un individuo puede poseer. A manera que muchos de
los problemas ambientales que vemos a una escala media, en términos del
impacto que puede provocar, pueden relacionarse fácilmente al nivel de
conciencia ambiental presente en cada persona.
Además acciones como las quemas que tanto daño generan a los
ecosistemas principalmente guanacastecos, o las talas ilegales en la Península de
Osa, el desperdicio de agua en muchos de los hogares, o a la indiferencia de la
mayoría de personas ante incidentes o acciones que afecten al medio ambiente es
símbolo de una falta de conciencia y de principios básicos de una educación que
integre al medio ambiente como un elemento vital para nuestra propia
subsistencia.