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INTRODUCCIÓN:
El Suelo es la cubierta superficial de la mayoría de la superficie continental de la Tierra.
Es un agregado de minerales no consolidados y de partículas orgánicas producidas por
la acción combinada de viento, el agua y los procesos de desintegración orgánica.
Observar los diferentes colores para identificar los horizontes del suelo
Distinguir los diferentes horizontes del suelo
Contrastar las características de los diferentes horizontes observados.
Figura 1:
2.1. HORIZONTES TRANSICIONALES
Son aquellos horizontes dominados por las propiedades de alguno de los horizontes
maestros, pero con propiedades subordinadas de otro; se simbolizan con dos letras
mayúsculas, la primera de las cuales indica el horizonte maestro cuyas características son
dominantes; la segunda letra indica el horizonte maestro que aporta las demás
características del horizonte; ejemplo: Un horizonte AB tiene propiedades dominantes de
un horizonte A, pero también tiene algunas del horizonte B que lo subyace. También se
presentan con frecuencia horizontes BA, EB, BE, BC y CB. Este tipo de horizontes puede
ser reemplazado por un límite difuso, ya que el SSDS (1993) define este límite como una
zona de cambio entre dos horizontes o capas de más de 15 cm de espesor. La utilización de
esta opción depende, obviamente, de las necesidades del estudio que se lleva a cabo.
2.2. HORIZONTES MEZCLADOS
Son aquellos en los cuales hay porciones específicas de un horizonte rodeadas por
porciones de otro horizonte maestro. Se simbolizan por una fracción de dos letras
mayúsculas, en la cual el numerador indica el horizonte maestro cuyas propiedades ocupan
el mayor volumen del horizonte mezclado y, la del denominador, indica el horizonte que
aporta menos volumen a aquel; por ejemplo, en un horizonte A/B, las propiedades del
horizonte A ocupan más espacio que las del B, dentro del horizonte A/B.
En la Figura 2 se representa esquemáticamente la diferencia entre los dos grupos de
horizontes combinados definidos anteriormente. Los colores representan las propiedades
de cada horizonte y, en los dos casos del ejemplo, los horizontes combinados tienen
propiedades dominantes del horizonte A (más cantidad de color café que de amarillo)
Figura 2:
La nomenclatura de los horizontes y capas maestros que se utilizaba, hasta buena parte de la década
de los 80’s, era distinta a la que se utiliza actualmente, como puede verse en la Tabla 1.
Tabla Nª1:
Tabla Nª2:
4. SUBDIVISIONES VERTICALES
Dentro de un mismo horizonte o capa pueden presentarse algunos cambios morfológicos
que, aunque no cambian su definición, son lo suficientemente notorios e importantes como
para resaltarlos, lo cual se hace mediante subdivisiones verticales del mismo; estas
subdivisiones verticales se simbolizan con subíndices numéricos arábigos continuos,
empezando con 1. Éstos se colocan a continuación de los símbolos literales que identifican
el horizonte; ejemplo: Ap - Bt1 - Bt2 - C.
Al establecer estas subdivisiones es importante hacerlas con el propósito de mejorar el
conocimiento del suelo, pues ellas definen nuevos horizontes en el perfil. Ésto incrementa
el trabajo de campo para describirlos y de laboratorio para caracterizarlos.
Cuando se hacen subdivisiones verticales, se realizan con la misma secuencia numérica
sólo en aquel horizonte o capa que presente los mismos símbolos, incluyendo los subíndices
literales de las características subordinadas; cuando cambie la nomenclatura de los
horizontes o capas que se están subdividiendo, si los que siguen requieren subdivisiones, se
debe empezar una nueva serie de numeración; ejemplo: Ap – Bth1 – Bth2 – Bt1 – Bt2 – C y
no Ap – Bth1 – Bth2 – Bt3 – Bt4 – C.
Cuando en el perfil del suelo que se analiza se encuentran discontinuidades litológicas,
estas no interrumpen la secuencia de la numeración de las subdivisiones verticales, siempre
que se trate de los mismos horizontes o capas en todos los materiales diferentes; ejemplo:
Ap - Bw1 – Bw2 – 2Bw3 – 2C es la nomenclatura correcta y no Ap – Bw1 – Bw2 – 2Bw1
– 2C.
En algunos estudios especiales de suelos, como por ejemplo para drenaje o riego, o cuando
los horizontes o capas definidos en el perfil son muy gruesos y no pueden hacerse
subdivisiones verticales en ellos, se requiere hacer un muestreo estratificado, en ellos, para
realizar los respectivos análisis de laboratorio; en estos casos, las subdivisiones verticales
son completamente arbitrarias, pero se manejan como si fueran iguales a las que se han
descrito anteriormente.
Si un horizonte Bt tiene 40 cm de espesor y se debe hacer un muestreo cada 10 cm, el
horizonte se subdivide en 4 porciones arbitrarias de 10 cm de espesor cada una y la
nomenclatura queda: Bt1 – Bt2 – Bt3 – Bt4; si se presenta la situación planteada en un
horizonte que ya se hubiera dividido verticalmente, se adiciona otro subíndice para
diferenciar las nuevas porciones; si el horizonte es un Bs2 de 30 cm de espesor, la nueva
nomenclatura será: Bs21 – Bs22 – Bs23.
5. DESCRIPCIÓN DEL PERFIL DEL SUELO
La descripción del perfil de un suelo es un proceso sistemático de observación, calificación
y/o cuantificación de algunas de sus propiedades, con la intención primordial de:
Caracterizar una población de suelos, y/o
Apreciar su variabilidad espacial, y/o
Establecer su génesis y su clasificación taxonómica, y/o
Definir sus limitantes de uso y establecer su uso y manejo más racional.
El primer paso para llevar a cabo la descripción consiste en encontrar un corte de suelo
fresco con un espesor de 1.5 a 2 m, aproximadamente, desde la superficie del terreno; en
caso de no encontrarse cortes ya hechos en el sitio (taludes de carretera, canales, etc.), se
debe abrir un hueco con la profundidad indicada y de 1 m de ancho por 1 m largo (calicata);
se procede luego a pulir la superficie del perfil con un cuchillo, evitando dejar superficies
brillantes en él por efecto del raspado.
Se pasa luego a determinar los horizontes y/o capas maestros presentes en el suelo y a
comprobar la presencia de discontinuidades litológicas en él, observando las características
morfológicas macroscópicas que presenta el perfil (color, estructura, etc.); se señalan en
este perfil los sitios donde se producen cambios en las propiedades morfológicas
macroscópicas.
Cuando se tienen definidos los horizontes y capas maestros, se definen en ellos las
características subordinadas que tengan, así como las subdivisiones verticales que se
detecten; se marcan los sitios donde se producen cambios en los horizontes y se establece la
nomenclatura definitiva para cada uno de los horizontes separados (Ap, Ah, Bt, Bt2, etc).
Una vez definidos los horizontes y capas que tenga el suelo, se procede a cuantificar o
calificar, según el caso, las propiedades físico – químicas de cada uno de ellos, que puedan
definirse en campo, utilizando los términos y definiciones del SSDS (1993). (Jaramillo,
2002)
IV. OBSERVACIÓN DE LA PRÁCTICA:
Lo primero que hicimos fue terminar de hacer bien la calicata para así poder identificar
todos los horizontes del suelo. Así que con ayuda de una pala procedimos a excavar. Se
desprendió la capa externa del perfil para obtener una muestra más visible de los horizontes
del suelo.
Con ayuda de unas ramas se logró señalizar cada horizonte identificado para poder diferenciarlos como se
muestra en la Figura Nº 5 y 6.
V. CONCLUSIONES:
Los horizontes se demoran millones de años en formarse y ayudan a mejorar
las prácticas del suelo.
Se distinguieron los diferentes horizontes gracias al color que poseían y los
segregados que lo conformaban al igual que la posición de los horizontes, estas
y otras características más fueron las que facilitaron la identificación de los
horizontes.
Se logró identificar 5 horizontes: el primero era la capa arable de 30 cm, el
segundo tenía arena ya arcilla, el tercero tenía arcilla fina, el cuarto arcilla y el
quinto arcilla y limo.
VI. RECOMENDACIONES:
En una visita de campo siempre se debe hacer uso de un cuaderno de apuntes mediante
el transcurso, y realizar cualquier duda al docente encargado para nuestro propio
aprendizaje.
La visita siempre realizarla con la ropa correcta para poder facilitar el trabajo de campo
Siempre venir con conocimiento de casa sobre el tema a tratar y anotar todo lo que el
docente exponga e indique.
VII. BIBLIOGRAFÍA:
2. Tarbuck, E., & Lutgens, F. (2001). Ciencias de la Tierra: una introducción a la geología
física. Madrid: Prentice Hall.