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I.

INTRODUCCIÓN:
El Suelo es la cubierta superficial de la mayoría de la superficie continental de la Tierra.
Es un agregado de minerales no consolidados y de partículas orgánicas producidas por
la acción combinada de viento, el agua y los procesos de desintegración orgánica.

El suelo es esencial para la vida, como lo es el aire y el agua, y cuando es utilizado de


manera prudente puede ser considerado como un recurso renovable. El suelo es un
elemento de enlace entre los factores bióticos y abióticos y se le considera un hábitat
para el desarrollo de las plantas. El suelo está conformado por horizontes; un horizonte
edafológico está caracterizado por su color, estructura y textura y forman un perfil del
suelo. Se diferencian cuatro horizontes principales (A,B,C y D). En conjunto los
horizontes edafológicos forman lo que se denomina suelo.

El conocimiento de los diferentes horizontes es importante y necesario para conocer la


composición y las principales funciones que tiene un suelo. Conocer los horizontes del
suelo nos informa sobre su composición y nos da la pauta de qué plantaciones se puede
establecer por ello es necesario la realización de prácticas para que el estudiante pueda
identificar los diferentes horizontes que conforma un suelo.

En el transcurso de nuestra formación profesional, se nos hace imperativo poder


reconocer y evaluar las diversas características que presenta el suelo, como por
ejemplo, textura, estructura, consistencia, carbonatos libres, materia orgánica, etc. Para
ello, realizamos una calicata en la zona de “LOS PICHONES” DE LA UNJBG. Este
trabajo de campo, tiene por finalidad impartir un criterio de base para el reconocimiento
y clasificación de suelos e interpretación de las características que presenta.
II. OBJETIVOS:

 Observar los diferentes colores para identificar los horizontes del suelo
 Distinguir los diferentes horizontes del suelo
 Contrastar las características de los diferentes horizontes observados.

III. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA:

1. LOS HORIZONTES Y CAPAS MAESTROS DEL SUELO


El Soil Survey Division Staff (SSDS,1993) define 6 horizontes o capas maestros en el
suelo, los cuales simboliza con las letras mayúsculas: O, A, E, B, C y R. Recientemente, el
Soil Survey Staff (SSS, 1998) adicionó el símbolo W a la lista anterior para indicar la
presencia de capas de agua dentro del suelo; este símbolo no se usa para capas de agua,
hielo o nieve que estén sobre la superficie del suelo.
1.1. HORIZONTES Y CAPAS O
Son porciones del suelo dominadas por materiales orgánicos; no importa si estos materiales
han estado o no saturados con agua; tampoco importa el grado de descomposición que
tengan dichos materiales orgánicos para merecer el símbolo O. En los horizontes o capas
O, los materiales minerales representan un mínimo porcentaje del volumen de ellos y
mucho menos de la mitad de su masa; generalmente, ellos se encuentran en la superficie de
suelos minerales, aunque pueden presentarse enterrados por horizontes o capas minerales;
también hay suelos donde todos los horizontes y capas son O.
1.2. HORIZONTES A
Son horizontes minerales que se encuentran en la superficie del terreno o por debajo de un
horizonte o capa O, si no son enterrados. Además, presentan:
 Acumulación de materia orgánica humificada, íntimamente mezclada con la
fracción mineral del suelo y que no está dominado por características de horizontes
E o B, y/o
 Propiedades resultantes de actividades de disturbación como laboreo, pastoreo, etc.
1.3. HORIZONTE E
Es un horizonte mineral que se caracteriza por presentar pérdidas de arcillas y/o
sesquióxidos de Fe y Al, generando una acumulación de partículas de arena y limo;
generalmente está debajo de horizontes o capas O y A y sobre horizontes B; normalmente,
presenta colores más claros y texturas más gruesas que los horizontes A y B, que lo
confinan.
1.4. HORIZONTES B
Son horizontes minerales que se desarrollan por debajo de alguno de los horizontes
descritos anteriormente. En éstos se ha perdido casi todo vestigio de la estructura original
del material parental y se observa alguno de los siguientes rasgos pedológicos, solo o
combinado con otros:
 Acumulación iluvial de arcillas, hierro, aluminio, humus, carbonatos, yeso y/o
sílice.
 Remoción de carbonatos.
 Acumulación residual de sesquióxidos.
 Recubrimientos con sesquióxidos.
 Formación de arcilla y/o liberación de óxidos.
 Formación de estructura prismática, blocosa o granular.
Estos horizontes son siempre subsuperficiales, a menos que hayan sido expuestos en la
superficie por procesos erosivos que hayan eliminado horizontes superficiales como O, A
y/o E, es decir, que se trate de suelos decapitados; no se consideran horizontes B aquellas
capas de materiales no consolidados que presentan recubrimientos de arcilla sobre
fragmentos de roca o están en sedimentos finamente estratificados; tampoco son horizontes
B las capas de acumulación de carbonatos que no están contiguas a otros horizontes
genéticos, ni las capas donde el único proceso que ha actuado ha sido la gleización.
1.5. HORIZONTES Y CAPAS C
Son horizontes o capas que han sido muy poco afectados por procesos pedogenéticos; en
las capas C se incluyen sedimentos, saprolitos y fragmentos de roca poco consolidados,
que exhiben baja a moderada resistencia a la excavación; en los horizontes C se incluyen
aquellas porciones del suelo que tienen acumulaciones de sílice, carbonatos, yeso o sales
más solubles, aún endurecidas, que no presenten relación genética con los horizontes
suprayacentes.
1.6. CAPAS R
Este concepto se reserva para las rocas duras, las cuales dificultan excesivamente su
excavación, aunque pueden ser fragmentadas con equipos pesados. En la Figura 1 se
presentan algunos perfiles de suelos en los que pueden verse varios de los horizontes
maestros más comunes en nuestros suelos.
2. HORIZONTES COMBINADOS
En ocasiones, se presentan porciones dentro de los suelos que no tienen propiedades
homogéneas en todo su espesor, sino que presentan características de dos horizontes o
capas diferentes; en este caso, esta porción del suelo no puede identificarse con una sola
letra, como en los horizontes maestros simples, sino que debe recurrirse a la mezcla de dos
letras mayúsculas para hacerlo. De acuerdo con la forma en que se combinan las
propiedades, el SSDS (1993) define los horizontes transicionales y los mezclados.

Figura 1:
2.1. HORIZONTES TRANSICIONALES
Son aquellos horizontes dominados por las propiedades de alguno de los horizontes
maestros, pero con propiedades subordinadas de otro; se simbolizan con dos letras
mayúsculas, la primera de las cuales indica el horizonte maestro cuyas características son
dominantes; la segunda letra indica el horizonte maestro que aporta las demás
características del horizonte; ejemplo: Un horizonte AB tiene propiedades dominantes de
un horizonte A, pero también tiene algunas del horizonte B que lo subyace. También se
presentan con frecuencia horizontes BA, EB, BE, BC y CB. Este tipo de horizontes puede
ser reemplazado por un límite difuso, ya que el SSDS (1993) define este límite como una
zona de cambio entre dos horizontes o capas de más de 15 cm de espesor. La utilización de
esta opción depende, obviamente, de las necesidades del estudio que se lleva a cabo.
2.2. HORIZONTES MEZCLADOS
Son aquellos en los cuales hay porciones específicas de un horizonte rodeadas por
porciones de otro horizonte maestro. Se simbolizan por una fracción de dos letras
mayúsculas, en la cual el numerador indica el horizonte maestro cuyas propiedades ocupan
el mayor volumen del horizonte mezclado y, la del denominador, indica el horizonte que
aporta menos volumen a aquel; por ejemplo, en un horizonte A/B, las propiedades del
horizonte A ocupan más espacio que las del B, dentro del horizonte A/B.
En la Figura 2 se representa esquemáticamente la diferencia entre los dos grupos de
horizontes combinados definidos anteriormente. Los colores representan las propiedades
de cada horizonte y, en los dos casos del ejemplo, los horizontes combinados tienen
propiedades dominantes del horizonte A (más cantidad de color café que de amarillo)

Figura 2:
La nomenclatura de los horizontes y capas maestros que se utilizaba, hasta buena parte de la década
de los 80’s, era distinta a la que se utiliza actualmente, como puede verse en la Tabla 1.

Tabla Nª1:

3. CARACTERÍSTICAS SUBORDINADAS DE LOS HORIZONTES Y CAPAS


MAESTROS DEL SUELO
Algunos procesos pedogenéticos específicos o los efectos más notorios de ellos pueden
hacerse resaltar en la nomenclatura de los horizontes y capas maestros del suelo, mediante
la utilización de subíndices literales minúsculos que se adicionan a los símbolos de los
primeros. El USDA (SSS, 1998) ha definido una buena cantidad de símbolos para estos
efectos, los cuales se presentan en la Tabla 2, con una definición simplificada en la mayoría
de ellos; como los símbolos utilizados en esta publicación modifican los que se utilizaban
anteriormente, también se presentan los que se definieron en aquella época (SSS, 1975), ya
que hay mucha literatura escrita con ellos. Para el uso de los subíndices literales
mencionados, se han establecido algunas convenciones para su uso, entre las que se
destacan:
 Cuando se usan las letras a, e, h, i, r, s, t, w, con otros subíndices, las expuestas aquí
se colocan en primer lugar; solamente en los horizontes Bhs o Crt se combinan
entre ellas.
 Cuando se usan las letras c, d, f, g, m, v, x, con otros subíndices, excepto con b,
aquellas se colocan en último lugar.
 Cuando hay horizontes enterrados, la letra b se coloca al final; sólo se usa la b para
suelos minerales enterrados.
 La letra t tiene precedencia sobre cualquier otro subíndice posible.

Tabla Nª2:

4. SUBDIVISIONES VERTICALES
Dentro de un mismo horizonte o capa pueden presentarse algunos cambios morfológicos
que, aunque no cambian su definición, son lo suficientemente notorios e importantes como
para resaltarlos, lo cual se hace mediante subdivisiones verticales del mismo; estas
subdivisiones verticales se simbolizan con subíndices numéricos arábigos continuos,
empezando con 1. Éstos se colocan a continuación de los símbolos literales que identifican
el horizonte; ejemplo: Ap - Bt1 - Bt2 - C.
Al establecer estas subdivisiones es importante hacerlas con el propósito de mejorar el
conocimiento del suelo, pues ellas definen nuevos horizontes en el perfil. Ésto incrementa
el trabajo de campo para describirlos y de laboratorio para caracterizarlos.
Cuando se hacen subdivisiones verticales, se realizan con la misma secuencia numérica
sólo en aquel horizonte o capa que presente los mismos símbolos, incluyendo los subíndices
literales de las características subordinadas; cuando cambie la nomenclatura de los
horizontes o capas que se están subdividiendo, si los que siguen requieren subdivisiones, se
debe empezar una nueva serie de numeración; ejemplo: Ap – Bth1 – Bth2 – Bt1 – Bt2 – C y
no Ap – Bth1 – Bth2 – Bt3 – Bt4 – C.
Cuando en el perfil del suelo que se analiza se encuentran discontinuidades litológicas,
estas no interrumpen la secuencia de la numeración de las subdivisiones verticales, siempre
que se trate de los mismos horizontes o capas en todos los materiales diferentes; ejemplo:
Ap - Bw1 – Bw2 – 2Bw3 – 2C es la nomenclatura correcta y no Ap – Bw1 – Bw2 – 2Bw1
– 2C.
En algunos estudios especiales de suelos, como por ejemplo para drenaje o riego, o cuando
los horizontes o capas definidos en el perfil son muy gruesos y no pueden hacerse
subdivisiones verticales en ellos, se requiere hacer un muestreo estratificado, en ellos, para
realizar los respectivos análisis de laboratorio; en estos casos, las subdivisiones verticales
son completamente arbitrarias, pero se manejan como si fueran iguales a las que se han
descrito anteriormente.
Si un horizonte Bt tiene 40 cm de espesor y se debe hacer un muestreo cada 10 cm, el
horizonte se subdivide en 4 porciones arbitrarias de 10 cm de espesor cada una y la
nomenclatura queda: Bt1 – Bt2 – Bt3 – Bt4; si se presenta la situación planteada en un
horizonte que ya se hubiera dividido verticalmente, se adiciona otro subíndice para
diferenciar las nuevas porciones; si el horizonte es un Bs2 de 30 cm de espesor, la nueva
nomenclatura será: Bs21 – Bs22 – Bs23.
5. DESCRIPCIÓN DEL PERFIL DEL SUELO
La descripción del perfil de un suelo es un proceso sistemático de observación, calificación
y/o cuantificación de algunas de sus propiedades, con la intención primordial de:
 Caracterizar una población de suelos, y/o
 Apreciar su variabilidad espacial, y/o
 Establecer su génesis y su clasificación taxonómica, y/o
 Definir sus limitantes de uso y establecer su uso y manejo más racional.
El primer paso para llevar a cabo la descripción consiste en encontrar un corte de suelo
fresco con un espesor de 1.5 a 2 m, aproximadamente, desde la superficie del terreno; en
caso de no encontrarse cortes ya hechos en el sitio (taludes de carretera, canales, etc.), se
debe abrir un hueco con la profundidad indicada y de 1 m de ancho por 1 m largo (calicata);
se procede luego a pulir la superficie del perfil con un cuchillo, evitando dejar superficies
brillantes en él por efecto del raspado.
Se pasa luego a determinar los horizontes y/o capas maestros presentes en el suelo y a
comprobar la presencia de discontinuidades litológicas en él, observando las características
morfológicas macroscópicas que presenta el perfil (color, estructura, etc.); se señalan en
este perfil los sitios donde se producen cambios en las propiedades morfológicas
macroscópicas.
Cuando se tienen definidos los horizontes y capas maestros, se definen en ellos las
características subordinadas que tengan, así como las subdivisiones verticales que se
detecten; se marcan los sitios donde se producen cambios en los horizontes y se establece la
nomenclatura definitiva para cada uno de los horizontes separados (Ap, Ah, Bt, Bt2, etc).
Una vez definidos los horizontes y capas que tenga el suelo, se procede a cuantificar o
calificar, según el caso, las propiedades físico – químicas de cada uno de ellos, que puedan
definirse en campo, utilizando los términos y definiciones del SSDS (1993). (Jaramillo,
2002)
IV. OBSERVACIÓN DE LA PRÁCTICA:

Lo primero que hicimos fue terminar de hacer bien la calicata para así poder identificar
todos los horizontes del suelo. Así que con ayuda de una pala procedimos a excavar. Se
desprendió la capa externa del perfil para obtener una muestra más visible de los horizontes
del suelo.

Figura Nº 3: Excavando la calicata


Fuente: Danitza Perca
Luego con ayuda de nuestros sentidos procedimos a analizar la tierra con nuestras manos, y
así poder concluir de que estaba compuesta cada una.

Figura Nº 4: Examinando la textura del suelo


Fuente: Danitza Perca

Con ayuda de unas ramas se logró señalizar cada horizonte identificado para poder diferenciarlos como se
muestra en la Figura Nº 5 y 6.

Figura Nº 6: Horizontes identificados


Figura Nº 5: Horizontes identificados Fuente: Danitza Perca
Fuente: Danitza Perca
Apuntes:
 Se identificaron 5 horizontes
 En la primera se logró identificar 30 cm de capa arable.
 En la segunda se observó arena y arcilla ( había más arena que arcilla)
 En la tercera se observó arcilla fina
 En la cuarta se observó arcilla
 En la quinta se observó limo con arcilla (había más arcilla que limo)
 Se realizaron algunas pruebas mojando con agua la tierra del sector, en la 1ra
prueba de logró identificar la presencia de arcilla y en la 2da se demostró la
presencia de arcilla y limo.
 Se encontró suelo rojo, esto es producto de la oxidación del Fe; hubo
acumulación de agua.
 Entre las estructuras (unión) que se pudieron ver están la granular (interviene la
arena) y laminar.
 Este perfil del suelo es mediana porque son terrenos aluviales.

V. CONCLUSIONES:
 Los horizontes se demoran millones de años en formarse y ayudan a mejorar
las prácticas del suelo.
 Se distinguieron los diferentes horizontes gracias al color que poseían y los
segregados que lo conformaban al igual que la posición de los horizontes, estas
y otras características más fueron las que facilitaron la identificación de los
horizontes.
 Se logró identificar 5 horizontes: el primero era la capa arable de 30 cm, el
segundo tenía arena ya arcilla, el tercero tenía arcilla fina, el cuarto arcilla y el
quinto arcilla y limo.

VI. RECOMENDACIONES:
 En una visita de campo siempre se debe hacer uso de un cuaderno de apuntes mediante
el transcurso, y realizar cualquier duda al docente encargado para nuestro propio
aprendizaje.
 La visita siempre realizarla con la ropa correcta para poder facilitar el trabajo de campo
 Siempre venir con conocimiento de casa sobre el tema a tratar y anotar todo lo que el
docente exponga e indique.
VII. BIBLIOGRAFÍA:

1. Jaramillo, D. (2002). Introducción a la Ciencia del Suelo. Medellín: Universidad Nacional


de Colombia.

2. Tarbuck, E., & Lutgens, F. (2001). Ciencias de la Tierra: una introducción a la geología
física. Madrid: Prentice Hall.

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