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PICHI MAHUIDA

(Libro sobre la Batalla de Sierra Chica)

Pichi Mahuida, Significa “pequeña Sierra” en el idioma Araucano. En ese pequeño


espacio que hoy ocupa la penitenciaría, se desarrolló la batalla que más significativa,
debido a que los desencuentros políticos entre Buenos Aires y la Confederación, se
transportaron a la prensa capitalina y a los distintos debates entre oficialistas y opositores.
Tanta era la presión, que el mismo Ministro de Guerra, Bartolomé Mitre, viajó hacia la
ciudad de Azul para formar y comandar un ejército que terminara con “el problema
indígena”, en un hecho sin precedentes.

Por su parte, los nativos habían formado su propia Confederación, la cuál era capitaneada
por Calfucurá y a la cual se adhirieron también las tribus de Catriel y Cachul, asentadas
entre Azul y Tapalque.

El nuevo gobierno de Buenos Aires reclamaba más espacio para los estancieros, mientras
que los nativos notaron prontamente el avance que los despojaría de sus tierras para dejarlas
en manos de colonos.

El gran detonante fue el traslado del pueblo de Tapalqué a la zona que hoy ocupa Olavarría.
Catriel alegaba que esas tierras habían sido dadas a perpetuidad por Juan Manuel de Rosas,
pero el gobierno hizo caso omiso, por lo cual Catriel secuestra al Juez de Paz de Tapalqué,
encendiendo la mecha que haría explotar los desacuerdos en el memorable Combate de
Sierra Chica…

Todo esto está desarrollado dentro del libro Pichi Mahuida, una edición de 148 páginas que
abarca desde la caída de Rosas en Caseros (1852), hasta la batalla misma.

Mapas y graficos inéditos, el mes del combate día a día y la mejor documentación de la que
se pudo disponer para detallar una acción que tuvo lugar en los partidos de Tapalqué y
Azul, además de la zona que hoy comprende a Olavarría, no fundada por aquel entonces.

A continuación, una pequeña sección del primer libro de la colección, donde se explica por
qué Tapalqué fue el detonante de aquella lucha.
LA IMPORTANCIA DEL NUEVO TAPALQUÉ

“El 2 de marzo de 1855, el gobierno decide finalmente que era hora de hacer la traslación
del pueblo de Tapalqué a una zona tan vital como conflictiva, porque Catriel las reclamaba
como de su propiedad, según decía Federico Barbará en 1856: “El cacique Catriel (actual)
es hijo del viejo Catriel que murió en Tapalqué, de 100 años.
Yo lo conocí en el año 48, y así decrépito, vivía con 4 mugeres, dos de ellas jóvenes, como
de 20 años. Para halagar la codicia de este cacique, Rosas le hizo cesión de unos campos
situados en Tapalqué, y son los que reclama ahora el hijo”. 44

Si esas tierras se le asignaron perpetuamente a Catriel, al gobierno no le importaba, porque


las necesitaba para extenderse, entonces autorizó por decreto Nº 1633 a ocuparlas.

“ Departamento de Gobierno – Bs As, 2 de marzo de 1855


“Habiéndose tenido a la vista la solicitud de los vecinos del pueblo de Tapalqué para
trasladarse a las puntas del mismo arroyo, y después de oídos el Fiscal y el Departamento
Topográfico y resultando de todo ello el expediente seguido con tal motivo, que la
traslación es conveniente seguido con tal motivo, que la traslación es conveniente, y es el
mejor modo de asegurar aquella parte de la Frontera, tanto porque domina los indios que
quedan dentro de la línea, cuanto porque aleja a los que se hallan fuera de ella cortando
sus comunicaciones, el Gobierno ha acordado y decreta:
Art. 1º. El pueblo de Tapalqué se trasladará a las puntas del mismo arroyo en terrenos de
propiedad pública y en el punto preciso que determinará el Departamento Topográfico.
2º. La traza del nuevo pueblo se hará con arreglo a los decretos del 14 de diciembre de
1821, 16 de abril de 1823 y 22 de abril de 1826.
3º. El égido del nuevo pueblo se trazará del mismo modo que el de Azul, con sujeción al
decreto de 9 de junio de 1832.
4º. En la adjudicación de solares del nuevo pueblo, tendrán la preferencia los vecinos que
se trasladen de la actual población a la nueva.
5º. Por el Ministerio de Guerra se librarán las órdenes convenientes a efectos de que un
ingeniero militar se encargue bajo su dirección, de la traza del nuevo pueblo, debiendo
recibir instrucciones precisas por escrito, y ser provistos de los instrumentos necesarios
por el Departamento Topográfico.
6º. Los gastos que demande la traslación del pueblo de Tapalqué el adelantar la línea de
Frontera por la parte del Sud, y debiendo ser protegida esta operación por las fuerzas
militares en ella situadas, el Ministerio de Guerra queda encargado de la ejecución del
presente decreto en la parte que le corresponde.
7º Comuníquese, publíquese y dese al Registro Oficial
Obligado – Portela” 45
Nótese que dice que es “el mejor modo de asegurar aquella parte de la Frontera, tanto
porque domina los indios que quedan dentro de la línea, cuanto porque aleja a los que se
hallan fuera de ella cortando sus comunicaciones”.
Para poder comprender con más claridad lo que quiere decir esa frase de asegurar la
frontera, controlar y alejar a los indios según su ubicación, hay que apreciar el aspecto
geográfico del nuevo asentamiento para Tapalqué.
Este se plantaría más allá de la línea fronteriza (actual ciudad de Olavarría), justo sobre la
rastrillada que llevaba hacia el “Camino de los Chilenos”, única ruta que había en ese
momento y que tenía vital importancia, tanto para viajar hacia Chile, como para transitar a
caballo, galera o carreta. Taponando esa rastrillada a la que se debía acceder si o si
cruzando el arroyo Tapalqué, se controlaba la entrada y salida de los nativos con ganado. El
caudal de agua para atravesarlo por cualquier parte de su extensión, normalmente era
insignificante, pero el verdadero escollo radicaba en que sus altas barrancas solo tenían
declive por un cañadón temporario que traía agua de lluvia de las sierras (hoy Avenida del
Valle en Olavarría). Por otro sector, los campos eran bajos e inundables, o no tenía las
condiciones adecuadas si se pretendía sacar animales robados desde la provincia.
Queda claro entonces que la estrategia de seguridad montada por el gobierno, basaba sus
tres patas en poblar, alejar y controlar, cerrando el punto estratégico de dicha rastrillada con
la fortificación y pueblo, uno en cada margen del arroyo que se encontraba amurallado
naturalmente por barrancas de cuatro metros.
La vital importancia del adelantamiento de la línea de fronteras mediante el traslado de
Tapalqué, queda visiblemente expuesta, cuando a solo 8 días de haberse ordenado el
traslado, se emitía un nuevo decreto.”

Walter Minor
Mail: walterhistorias@gmail.com

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