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Metáfora PROCALSEDAD y la variable medio ambiente

¿Qué es procalsedad?

La procalsedad o trilogía empresarial es un término que expresa la maduración de un enfoque


sistemático de cuanto ocurre en la empresa, resultado de la integración de los conceptos de calidad,
productividad y seguridad. Estos tres conceptos no solo están relacionados entre sí, sino que son
interdependientes.

Nos ayuda a identificar qué riesgos asociados intervienen negativamente en la productividad, calidad
y seguridad a fin de saber dónde debemos incidir y anticiparnos con la debida oportunidad, tomando
acciones para su control. Tiene como objetivo la prevención con un resultado de cero derroches, cero
defectos y cero pérdidas.

 Derroches: Son la falta de optimización del uso de los recursos, ya sea por exceso de uso, mal
uso o poco uso.
 Defectos: Son las no conformidades con los estándares establecidos para los productos, sean
bienes o servicios.
 Daños: Son efectos producidos debidos a contactos con sustancias o fuentes de energía, que
superan la capacidad o resistencia límite del cuerpo a las estructuras.

Es necesario incorporar este nuevo, amplio y tridimensional concepto, a la visión, a la misión, a los
valores y a los objetivos y quehacer de nuestras empresas. Porque si queremos ser un país más
competitivo, y si queremos ser empresas más competitivas, debemos ser algo mejores que los demás
en productividad, en calidad y en seguridad. Estos tres factores, íntimamente relacionados entre sí,
deben constituir una sola prioridad, unificada e indisoluble.
La variable medio ambiental

Hoy en día al término procalsedad se le ha añadido un nuevo concepto medio ambiente, como soporte
de esta trilogía. “Si queremos ser un país más competitivo, y si queremos ser empresas más
competitivas, debemos ser algo mejores que los demás en productividad, en calidad y en seguridad
basada en la prevención del medio ambiente”.

La productividad, la calidad y la seguridad como ya se mencionó, so interdependientes, es decir, el


desatender alguna de ellas, cualquiera que sea, resulta peligroso; porque el efecto de esta desatención
repercutirá adversamente contra aquella que, precisamente, queremos priorizar. En otras palabras,
nunca se podrá optimizar la productividad mientras no frene o controle los accidentes que dañan a las
personas, deterioran los equipos y paralizan los proceso. Tampoco se podrá optimizar la calidad
mientras subsistan las causas que dan paso a la ocurrencia de los accidentes, porque generalmente son
las mismas. Y tampoco podremos subsistir sino preservamos el ambiente para generaciones futuras.

 La crisis ambiental
La huella del ser humano sobre la naturaleza está llegando a niveles críticos y, a medida que
pasa el tiempo, nuestros impactos sobre la Tierra se van haciendo más evidentes e innegables.
La lista es interminable: contaminación del mar y tierra, deforestación de selvas tropicales,
cambio climático, récords de temperatura, sequías, smog extremo, sobreexplotación de
recursos, derretimiento de los polos, tranques de relaves, derrames petroleros, pesticidas,
extinción de especies, continentes de basura, o metales pesados en el agua, son algunos
ejemplos de nuestra huella ecológica.
Lamentablemente, casi todas las prácticas productivas y de consumo que tenemos transgreden
el funcionamiento de los ecosistemas, por lo que no son sostenibles. Extraemos y usamos
naturaleza sin preocuparnos de su regeneración, de reutilizar los materiales ya utilizados, ni de
buscarle uso a los materiales sobrantes. La lógica actual es simplemente que cuando se necesita
más, se extrae más. A su vez, producimos solo enfocados en el producto final, sin considerar
que el proceso utiliza gran cantidad de recursos (energía y materiales) ni que genera distintos
tipos de contaminación (emisiones al aire, descargas al agua y desechos a la tierra). Además,
el consumismo es hábilmente aprovechado por las empresas, que se esmeran en diseñar
productos tempranamente desechables (obsolescencia programada) para que la gente vuelva
rápido al circuito de compras.
Debemos repensar nuestro sistema económico, el sentido de nuestra actividad y sus lógicas
subyacentes. En otras palabras, debemos buscar alternativas, y construir economías que no
necesiten destruir la naturaleza ni explotar a otras personas, sino que permitan la existencia
sustentable del humano sobre la Tierra. El objetivo no es dejar todas nuestras actividades y
volver a la edad de piedra, sino, es tener actividades que no impacten negativamente a la
naturaleza ni a la sociedad. O sea, apuntar a una economía circular que sea ambiental y
socialmente sostenible.

Si descuidamos el medio ambiente como hasta ahora se viene haciendo, no tardaremos en


deshumanizar la tierra. Debemos asegurar la vida de las futuras generaciones, que no tienen culpa
alguna de las acciones que hoy estamos haciendo.

Caso Nestlé

Para Nestlé, reducir el impacto ambiental de sus actividades es un esfuerzo constante que involucra a
todos los actores de la cadena de valor. Fruto de una gran inversión a nivel global y de un cambio real
en la forma de operar y supervisar sus procesos, ha logrado un descenso significativo de sus emisiones
creando un valor para la sociedad –mayor eficiencia en el uso de los recursos– y para la empresa –
disminución de costos de producción. A través de programas globales como el Nestlé Continous
Excellence (NCE), la empresa reduce su impacto ahorrando la mayor cantidad recursos durante la
producción, elaboración, almacenaje y distribución de sus productos, contribuyendo así con el gran
reto de la humanidad en el siglo XXI: la conservación del entorno y los recursos.

Hemos fortalecido los requisitos ambientales de Nestlé para calidad del agua y efluentes, aplicada por
todas las fábricas para que vaya más allá del cumplimiento legal a través de nuestras operaciones. En
el año 2015, aprobamos un gasto de 19,8 millones de dólares en la mejora de la eficiencia, medidas de
conservación de agua, instalaciones nuevas y mejoradas.
Monitoreamos la calidad del agua y efluentes mensualmente y utilizamos un panel de control de agua
y efluentes para ayudarnos a analizar las tendencias a largo plazo e identificar oportunidades de mejora.

Desde 2005, el consumo de agua por tonelada de producto ha caído en un 56%. En 2015, bajó en un
8,2% y calidad de aguas residuales mejoró un 2,3% a 70mg DQO por litro.

Webgrafía:

https://es.scribd.com/presentation/381362171/Procalsedad-y-Medio-Ambiente

https://es.scribd.com/presentation/149298977/Procalsedad
https://es.wikipedia.org/wiki/Usuario_discusi%C3%B3n:Yucrajose

https://www.mundonuevo.cl/la-crisis-ambiental-va-mas-alla-del-cambio-climatico/

https://www.nestle.com.pe/creaciondevalorcompartido/aguaymedioambiente

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