Sugestiones para la Estrategia Ajedrecística - S. Tartakower - Prof.
José Luis Matamoros
Maniobras muy instructivas
en el medio juego
En términos generales, ¿qué es una manio-
bra en el ajedrez? Para el genial Morphy, la res-
puesta más acertada sería la siguiente:
“Llegar lentamente al fin, victorioso.”
En cambio, al metódico pensador ajedrecís-
tico Steinitz le agradaría la definición contraria:
“Conducir el hilo general estratégico de la
partida con miras al fin perseguido.”
El Dr. Tarrasch, popularizador del juego,
contestaría así:
“Antes de la combinación han establecido los
dioses la maniobra.”
El brioso luchador Dr. Lasker se expresaría
de la siguiente manera:
“La chispa de la combinación puede ser esti-
mulada solo por el secreto de la maniobra.”
Para el ultramodemo Reti seria adecuada la
siguiente frase:
“Para nosotros los jóvenes, el mate tiene ra-
I
RODEO O ENCERRAMIENTO
Lo característico en el ajedrez consiste en
obtener ganancias para lograr el triunfo. Única-
mente quienes consiguen una pequeña ventaja
en fuerza, tiempo, espacio, pueden esperar que
el adversario quede aniquilado.
Esta ventaja en algo: (o si así preferimos lla-
marla, predominio de posición) puede consis-
tir ya en fuerza (obtención de la iniciativa) o en
tiempo (ganando tiempo en el desarrollo del
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zón de ser sólo como maniobra.”
En cambio, el aforista escéptico Tartakower
establece en sus obras lo siguiente:
“La maniobra es una imposibilidad tornada
no solamente posible, sino también lógica.”
Si tratamos ahora de extraer la verdad de to-
dos estos puntos de vista, podemos decir:
Mientras el movimiento traduce como tal el
concepto de tiempo en el juego de ajedrez, cada
maniobra encierra, ante todo, un conjunto de
ideas tendiente a aplicar, en cuanto sea posible,
los principios de la masa en una combinación de
sacrificios.
A continuación, estudiaremos desde el pun-
to de vista de las ideas desarrolladas, algunas
partidas breves y sugestivas.
juego) o en masa (conquista de un peón o pieza
mayor) o finalmente en espacio, dando lugar a
las llamadas “partidas de bloqueo”.
Después de 1.e4 e6 2.d4 d5 3.e5, o bien 1.e4
e6; 2.e5, el adversario está ya en aprietos. El pro-
blema que se plantea es saber si mediante me-
didas como c5, f5, etc., logrará contrarrestar el
yugo que se impuso prematuramente. La expe-
riencia demuestra que ello puede conseguirse.
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Más eficaz es, por consiguiente, el rodeo em- 6. ... exf3
prendido en el desarrollo posterior de la aper- 7.£xf3 e6
tura, en cuyo caso se suele dedicar la principal 8.¥d3 g6
atención al centro del tablero y se procura efec- 9.¤ge2 £e7
tuar avances como e5, o también c5. Que se pue- 10.¥f4 ...
de conseguir esta suprema finalidad de rodeo Adecuadamente empleado y a su debido
también desde el ala lo demuestra la siguiente tiempo. Las negras hubiesen hallado defensa su-
“partida de bloqueo en miniatura” jugada en el ficiente con 10.O-O c6! 11.¥f4 ¥g7; etcétera.
gran torneo de Baden - Baden en 1925: 10... c6
11.¥e5 ...
Blancas: Dr. Tartakower Con esto se gana el importante punto d6,
Negras: Mieses como lo demuestra el siguiente movimiento:
11. ... ¥g7
1.d4 f5 12.£g3! ¤a6
2.e4 fxe4 Naturalmente no 12...¥xe5 13.£xe5, per-
3.¤c3 ¤f6 diendo las negras una figura. Tampoco da resul-
4.g4 ... tado 12...¤d7; a consecuencia de 13.¥d6 £d8
Novedosa y muy maligna. Lo corriente es 14.¦f1, pues luego de 14. ... ¤e7 15.¥c7, sería
4.¥g5. fatal para las negras.
4... d5 13.O-O! ¥d7
Para conservar la conquista de peón. Como Ahora se produce un rápido desenlace.
la mejor defensa contra el ataque adversario hay
que considerar 4...h6.
5.g5 ...
Introducción de la cuna de bloqueo.
5. ... ¤g8
6.f3! ...
¡Destrucción del avance enemigo!

14.¥d6 £d8
15.£f4
1-0
Las negras se rinden, pues el jaque doble
puede evitarse solamente sacrificando una figu-
ra.

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II
ENCADENAMIENTO
También el encadenamiento es, en estric- a saber: ganar el punto e5 de las blancas. Tam-
to sentido, una manera de cercar al adversario. bién el adversario intenta replicar:
Debe considerarse como el estrechamiento ci- 17.£g3! ...
nético de ‘las fuerzas combativas enemigas, en Para hacer posible la realización de f4.
cuyo caso compete a éstas tratar de liberarse de 17. ... ¤xe5
las cadenas y de sus cargas. Ahora o nunca. Siguen agudas complicacio-
Un caso interesante de «jaque perpetuo», nes.
que hizo por consiguiente posible lograr tablas, 18.¦e3! ...
no obstante, la desventaja de una figura, lo pro-
porciona la siguiente partida jugada en París en
el torneo de maestros de 1926:

Blancas: Dembo
Negras: E. Ratner

1.e4 ¤f6
2.e5 ¤d5
3.¤c3 e6
No quiere abandonar cl terreno del centro.
4.¤f3 ¥e7
5.¤xd5 exd5
6.d4 O-O
7.¥d3 d6 No todavía 18.f4, en razón del jaque 18. ...
El conocido socavamiento del punto avanza- £c5+. Con la jugada del texto, resulta inevitable
do de las blancas. una perdida material para las negras, pues, por
8.O-O ¥g4 ejemplo, 18...£d6 19.¦de1 f6 20.f4, etcétera,
La primera acción de encadenamiento. seria ruinoso.
9.h3 ¥h5 18... f6
10.¦e1 ¤c6 19.f4 £c5!
Reforzando la presión sobre e5. 20.fxe5 ¦xe5
11.c3 ¦e8 21.¦e1 ¦ae8
12.¥f4 dxe5 22.¢f2 g5
13.dxe5 ¥xf3 Tablas aseguradas.
14.£xf3 ¥g5 23.b4 £b6
15.¦ad1 ¥xf4 24.£f3 ¢g7
16.£xf4 £e7 25.g4 ¦8e7
Como se ve, los diez últimos movimientos 26.a4 a6
de las negras están inspirados por una sola idea, 27.¦e2

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Tablas, pues las blancas quedan permanen- ESTUDIO DE ENCADENAMIENTO
temente ligadas con todas sus piezas a la ¦e3 AUTOR DESCONOCIDO
encadenada. En verdad que es una rareza ex-
traordinaria alcanzar esta posición en un table-
ro lleno.
Como complemento traemos a colación el
siguiente esquema, donde aún la torre y calidad
de ventaja resultan impotentes.

¡Tablas!

III
APERTURA DE LINEA

Crearse a sí mismo, con magnífico gesto, La moderna defensa contra el temible juego
nuevas posibilidades de expansión, en lugar de de cuatro caballos.
molestar al adversario en su libertad de movi- 8.¥c4 ...
miento. Un arma poderosa en el arsenal del aje- Una retirada preventiva. Sin embargo, es
drez la constituye en ese sentido el desarrollo de considerado como lo mejor el empuje preven-
la línea alfil rey, como se demuestra en la parti- tivo 8.¤h4, para intensificarlo después de 8. ...
da siguiente, jugada en el torneo de maestros en ¤g6; con 9.¤xg6 hxg6 10.f4, etcétera.
Bartfeld, en 1926: 8... c6
En una partida del «match» entre Janowski
Blancas: Mattison y el Dr. Lasker, se jugó: 8...¥xc3 9.bxc3 ¤g6
Negras: Kostich 10.¤h4 ¤f4! 11.¥xf4 exf4 12.¤f3 ¥g4; etcéte-
ra, llevando las negras la iniciativa.
1.e4 e5 9.¤e2 ...
2.¤f3 ¤c6 Nuevamente 9.¤h4, estaría más a la orden
3.¤c3 ¤f6 del día.
4.¥b5 ¥b4 9... ¤g6
5.O-O O-O Como complemento lógico de la jugada an-
6.d3 d6 terior se debía considerar aquí la presión en el
7.¥g5 ¤e7 centro con 9...d5.
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10.c3 ¥a5
11.¤h4 ¤xh4
También ahora sería 11...d5; el procedimien-
to más eficaz para asegurar una jugada adecua-
da a la situación del adversario.
12.¥xh4 h6
Las negras esperan emprender una salida,
no sin peligro de la fortaleza de su rey, con la
oportuna jugada g5, pero esta concepción que-
da violentamente refutada. Siempre es indicada
todavía 12...d5; aunque las blancas con 13.¥xf6!
gxf6 14.exd5 cxd5 15.¥b3, además de f4, etcé-
tera, estarían en situación de emprender un ex-
celente ataque.
13.f4!! ...
No le asustan fantasmas.
13. ... exf4
14.¤xf4 b5
Una demostración de alas. Una equivoca-
ción de aritmética sería en este caso 14...¥g4?
15.¥xf6 ¥xd1 16.¥xd8, con una figura de ven-
taja para las blancas. La variante principal re-
sidió en 14...g5; mientras lo seductor 15.¤g6,
¦e8 16.¦xf6 £xf6 17.£h5 ¢g7 18.¦f1 £xf1+!
19.¢xf1 fxg6; etc., terminaría desventajosamen-
te para las blancas; en cambio, la fina maniobra
de ataque 15.¤h5! ¤h7 (15...¤xh5? 16.£xh5
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gxh4 17.£g6+, ganando); 16.¥g3 ¥e6 17.¥xe6
fxe6 18.£g4 £e7 19.e5! d5 20.h4!, con la ame-
naza 21.hxg5 hxg5 22.¤f6+, apenas podría ser
detenida por el siguiente movimiento.
15.¥b3 £b6+
16.d4! ¥g4
Las negras se complican solamente con sus
figuras en la zona peligrosa de la lucha. Mejores
perspectivas de defensa ofrecía quizá la resolu-
ción de fortalecer en cierto grado su posición,
sacrificando la calidad con 16...¤xe4 17.¤g6
d5! 18.¤xf8 ¢xf8; y eventualmente ¥e6.
17.£d3 g5
Una tentativa desesperada que revela que
las jugadas tranquilas tales como: 17...¦fe8
18.¥xf6 gxf6 19.£g3, etc., o 17...¢h8 18.¥xf6
gxf6 19.h3! ¥d7 20.¤h5, etc., no sirven para
nada.
18.¤g6 ...
Penetración. Otro paso decisivo seria tam-
bién e5.
18. ... ¤xe4
19.£xe4
1-0
Las negras abandonan.