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Recomendaciones puntuales
para la redacción
Matías Pojomovsky
Osvaldo Beker
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Matías Ariel Pojomovsky (Buenos Aires, 1987) es estudiante de la carrera de
Ciencias de la Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Es
investigador en el Proyecto “Verificación de estrategias discursivas en Crónicas
Urbanas” en la misma casa de estudios desde el 2010. Se desempeña en el
área de Educación del Parque de la Memoria, Homenaje a las Víctimas del
Terrorismo de Estado. Colabora en la coordinación de Talleres de Escritura.
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PRÓLOGO
Sabido es que del correcto uso del lenguaje depende el triunfo de las
relaciones sociales y personales, la eficacia de los mensajes de trabajo, la
aprobación de prácticos de la escuela y la universidad así como los cuantiosos
logros de la vida cotidiana. Lo mismo ocurre con la imagen institucional; cuanto
mejor esta se proyecte, la prosperidad reinará en los negocios y en todo tipo de
emprendimientos. En ambos casos, tanto en lo personal como en el ámbito de
la empresa, la buena imagen se relaciona con el cuidado uso del idioma, y
especialmente, en la buena ortografía de sus escritos. En consecuencia, tanto
al hablar como al escribir, nos surgen interrogantes sobre la expresión precisa,
el vocablo ajustado, la pronunciación exacta, la concordancia adecuada, entre
otros.
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Sin duda, la computadora constituye una fuente eficaz para paliar el
problema de las dudas gramaticales, aunque sabemos que es incapaz de
resolver absolutamente todas ellas y a la vez, fundamentarlas. A esta
herramienta, para que sea eficaz en nuestra formación, hay que agregarle el
conocimiento personal del código escrito y su normativa, que parte desde el
uso preciso de las letras, la correcta utilización de tildes y signos de
puntuación, hasta transitar por otros rumbos más complejos como son el uso
específico de preposiciones y conjunciones, las acertadas correlaciones
verbales, la aplicación adecuada del gerundio, así como el correcto uso de
mayúsculas y minúsculas, entre otros tantos.
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un idioma bien hablado y bien escrito es redituable para la vida de cada uno y
para el éxito de la organización o empresa a la que pertenecemos. Corrección,
pues, no denota ley coercitiva o devaneo purista, sino signo de comunicación y
encuentro, de autodefinición y claridad en los objetivos propuestos. Así
concebida, la corrección es un servicio solidario a ese bien común llamado
lengua; sus principios deberán ser asumidos por la conciencia colectiva que los
considerará válidos no porque sean correctos, sino porque gracias a serlo
establecen una más fácil y amplia significación.
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PRESENTACIÓN
“No deja de llamar la atención que hay una coincidencia en la opinión de que la
escritura es una práctica discursiva que genera grandes dificultades.”
(Gloria Pampillo)
“La escritura es a la vez evidentemente un campo de goce y un campo de
responsabilidad; y son estos dos renos, si se puede decir, los que hay que
tener con una misma rienda.”
(Roland Barthes)
“He escrito por la mañana, por la tarde, prima noche, en las horas de la
madrugada, con el alba, con la aurora, a mediodía, a la tarde. He escrito
estando bueno, con salud pletórica, enfermo, titubeante, sin sanidad y sin
dolencia.”
(Azorín)
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los pronombres interrogativos y las conjunciones relacionantes, o la puntuación
en cierto tipo de estructuras, se ven rápidamente sistematizados (con un
correspondiente trazado normativo, acompañado de ejemplos y antiejemplos)
de modo tal que puedan ser asimilados fácilmente por quien desee neutralizar
sus dudas muchas veces pertinaces.
Esta serie de recomendaciones puntuales para la escritura –muchas de
ellas pensadas para ser consideradas en una clase en la que se puedan
trabajar con ejemplos-, que indagan sobre detalles en su práctica, y que casi
siempre apuestan por ordenamientos de índole normativa, resultan de una
experiencia de varios años de coordinación de talleres (de redacción, literarios,
de expresión escrita): precisamente, estas cinco docenas y media de consejos
son necesarios dar año tras año, curso tras curso, como para detener
(erradicar, extirpar) constantes falencias, que son recurrentes y molestas,
sintomáticas y dañinas. Las recomendaciones están ordenadas de 1 a 55 y no
agotan, a todas luces, en todos los casos, las explicaciones gramaticales ni las
ilustraciones –o contrailustraciones- pertinentes, pues en muchas de ellas se
trata sencillamente de ofrecer un acercamiento reflexivo a diversos terrenos
definidos de la lengua. Sin ánimos de abarcar totalidades, sin pretenciones
ambiciosas, he aquí, a continuación, una serie de explicaciones puntuales, de
invitaciones a mejorar, desarrollar, ampliar, problematizar, cuestionar,
competencias sobre la práctica de la escritura, tarea que, va de suyo, atañe a
múltiples áreas de nuestra vida cotidiana.
Matías Pojomovsky
Osvaldo Beker
Julio del 2012
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LISTADO DE LAS RECOMENDACIONES
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28) Epígrafe
29) Verbos “de comunicación” o verbos “del decir”
30) Homónimos
31) Sustantivos femeninos con artículo masculino
32) Adjetivos gentilicios y derivados de nombres propios
33) Vocativos, comas
34) Nombres de libros, en cursiva
35) Redundancias
36) Frases inconclusas: anacoluto
37) Lugares comunes
38) Una S inconveniente
39) Chequeo de la doble coma
40) Coherencia global en un texto en vinculación con términos extranjeros
41) Pregunta “partida”
42) Comillas y punto
43) Comillas: mención de un ítem
44) La coherencia en el número
45) Erradicación de Hipérbatos
46) Repetición por Sinonimia
47) Una N inconveniente
48) Preguntas y Comas
49) Coherencia entre el objeto indirecto pronominal y nominal
50) No hay coma entre sujeto y predicado
51) Después de ciertos conectores suele haber una coma
52) G-J
53) Z-C
54) Si no y Sino
55) Verbos comodines
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1) Presentación de los trabajos
En el margen superior debe escribirse lo siguiente:
nombre y apellido
consigna
modalidad del trabajo (individual o grupal; original o de reescritura).
Párrafos
Conviene que no solo el primer párrafo sino todos en el texto tengan su
correspondiente sangría. Se debe contemplar cuidadosamente el cambio de
párrafo: no hay que saltar de uno a otro, es decir, instalar el punto y aparte
en cualquier momento sino que habría al menos dos razones para hacerlo.
Una semántica y otra estética. La razón semántica se debe a que cada
párrafo contemplaría una unidad temática, un aspecto del tema tratado en
todo el texto. Y la razón estética supone que habría que contemplar más o
menos una misma cantidad de líneas para cada uno. Esto quiere decir que
hay que desconfiar de los textos que, en una carilla, presentan una buena
cantidad de párrafos, con sus correspondientes sangrías, lo que hace que,
en una mirada impresionista, el texto muestra una catarata de breves
trechos. Por ejemplo, si debiera tratarse un texto argumentativo con relación
a las desventajas del fumar, se desprenderían los siguientes ítems:
consecuencias en la salud propia, consecuencias en la salud de los demás,
gasto de dinero, perjuicio a los dientes, etcétera. Pues bien, el tema
principal son las desventajas del fumar y cada uno de los ítems
mencionados podría convertirse en un párrafo ya que cada uno de ellos se
corresponde con un aspecto semántico, o con una unidad de sentido, del
tema propuesto en la totalidad del texto. Si bien no es una regla a aplicarse
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siempre, uno podría asegurar que se daría la presencia entonces de dos o
tres párrafos promedio por carilla escrita.
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el uso de la sangría, la forma del título y los subtítulos, el empleo de los
epígrafes o el espacio ocupado por eventuales gráficos y recuadros.
2) Categorías morfológicas
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El verbo es la clase de palabra que desempeña la función privativa y
obligatoria de núcleo del predicado verbal. Es la única clase de palabra que
tiene su propio régimen de modificadores (objetos, predicativos,
circunstanciales y agentes), que no comparte con ninguna otra clase de
palabras. Ejemplo: El verbo siempre ES el núcleo del predicado verbal.
El artículo es una subclase del adjetivo que sólo puede funcionar como
modificador directo del sustantivo. Ejemplo: “EL artículo es una subclase del
adjetivo”. Puede clasificarse en definido y en indefinido. Ejemplos: “EL libro está
en la mesa”. (Definido). “UN libro está en la mesa” (Indefinido).
Las copulativas (que unen en serie dos o más elementos cuyo orden puede
variarse sin alterar el sentido): y, e, ni.
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Las adversativas (que se dividen en restrictivas): pero, sin embargo, aunque,
no obstante, mas; (y en exclusivas) sino.
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4) Puntuación
Los signos de puntuación son la representación gráfica de las pausas,
más o menos prolongadas, cambios de entonación, ascenso o descenso de la
voz, que el hablante hace en la realidad. Son ellos:
El punto: Señala una pausa que se da al final del enunciado. Julio, venga
acá. Me va a hacer enfadar.
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Los dos puntos: Indican una pausa mayor que la del punto y coma. Se
usa en los siguientes casos:
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palabras o frases propias del enunciador del discurso citado. Ejemplo: El jefe
del área de investigación declaró: “Aun es arduo el camino por recorrer”.
La raya: Para señalar cambio de interlocutor. Ejemplo: -Mamá, ¿cuándo
nos vamos?
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IAI (a-li-viáis) IEU (a-li-viéis) IOI (hioi-des)
IAU (miau) IEU (ha-liéu-ti-ca)
UAI (Pa-ra-guay) UEI (buey)
UAU (guau)
6) Mayúsculas
La palabra inmediata posterior a un punto se escribe con mayúscula. Sin
embargo, otros usos de la mayúscula son menos conocidos y presentan
algunas dificultades. Veamos en qué ocasiones debe utilizarse.
Tras los dos puntos que anuncian la reproducción de una cita o palabras
textuales: Pedro dijo: “No volveré hasta las nueve”.
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Los nombres propios geográficos se escriben con mayúscula, mientras que
los nombres comunes genéricos (ciudad, río, mar, océano, sierra, cordillera,
cabo, golfo, estrecho, etc.) deben escribirse con minúscula: la ciudad de
Panamá, el río Ebro, la sierra de Gredos, la cordillera de los Andes, el cabo de
Hornos. Solo si el nombre genérico forma parte del nombre propio, se escribe
con mayúscula inicial: Ciudad Real, Río de la Plata, Sierra Nevada.
Acentuación:
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El empleo de la mayúscula no exime de poner la tilde cuando así lo
exijan las reglas de acentuación: ÁLGEBRA, Álgebra.
7) Números
Diversos son los factores que inciden en el momento de elegir usar
palabras o cifras para expresar números en la escritura: el contexto, el tipo de
texto. Así, en relación con los factores antes mencionados, en textos científicos,
estadísticas, o titulares periodísticos se opta por el empleo de cifras. En
cambio, en novelas u obras literarias es preferible el empleo de palabras.
Existen algunas generalizaciones sobre qué usar en determinados casos.
Los números pueden expresarse en una sola palabra, esto es, del cero
al veintinueve, las decenas y las centenas.
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expresarse en letras de tres modos: cien por cien, cien por ciento o ciento por
ciento. No debe usarse el signo % cuando el porcentaje se expresa con
palabras.
Apócope:
Cuando el cardinal uno y sus compuestos se anteponen, en función
adjetiva, a un sustantivo masculino, adoptan siempre la forma apocopada un:
un libro, veintiún soldados, ciento un opositores. También es normal la apócope
de la forma femenina una cuando el numeral precede a un sustantivo femenino
que comienza por /a/ tónica: un águila, veintiún hachas, ciento un armas. Solo
es correcto el apócope ante sustantivos; así pues, no debe decirse el treinta y
un por ciento, sino el treinta y uno por ciento.
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inquilinos debe el alquiler”. (Función partitiva) “Esta es la quinta vez que intento
dejar de fumar”. (Función ordinal).
A B C
MS Este Ese Aquel
FS Esta Esa Aquella
MP Estos Esos Aquellos
FP Estas Esas Aquellas
N Esto Eso Aquello
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9) Pretérito perfecto simple y pretérito perfecto compuesto
Existen dos tiempos que se refieren a acciones del pasado y que tienen
una denominación parecida: el pretérito perfecto simple (comiste, corrimos,
estudié) y el pretérito perfecto compuesto (has comido, hemos corrido, he
estudiado). Esta recomendación apunta solamente a conocer la diferencia que
hay entre ambos tiempos, teniendo en cuenta fundamentalmente su uso
particular (y acotado) en el Río de la Plata. En efecto, en muchas provincias de
nuestro país, en muchos países latinoamericanos y en la península ibérica, hay
una diferencia clara entre ambos. Veamos un par de ejemplos:
“Hoy no he desayunado”
“Hoy no desayuné”
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10) Saltos temporales
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12) Al+infinitivo
Vayámonos
Encontrémonos
Escribámonos
Hablémonos
Pongámonos
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Reunámonos
14) Gerundios
diremos:
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15) Verbo “haber” con significado de existencia
Antiejemplos:
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16) Cláusulas condicionales
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17) Diferencia entre pronombres interrogativos y conjunciones
relacionantes
Pronombres
interrogativos/exclamativos Conjunciones
(Forma directa e indirecta) Ejemplos relacionales Ejemplos
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te sentís? Sus ojos son
cómo Me como como dos
preguntó faroles.
cómo me
sentía.
¿Cuánto Me picó cuanto
cuánto sale? cuanto mosquito volaba
Me por el aire.
preguntó
cuánto
salía.
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18) Sustantivos cuantificadores
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“nuevos representantes” es el sujeto de la oración. Se trata de una voz pasiva.
Mientras que en la segunda frase vemos que “los nuevos representantes” ya no
es el sujeto de la oración sino su objeto indirecto. Lo interesante de la
comparación de este binomio es sondear la variación en número y en persona
del verbo, en este caso “elegir”. En el caso de la voz pasiva está en plural
(“eligieron”); en la frase activa con objeto indirecto, está en singular (“eligió”): en
ambos casos, el verbo sigue al pronombre “se”.
21) Primera/tercera
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bandeja”. Sin embargo, puesto que audiencia y bandeja son sustantivos
femeninos, el adjetivo debe respetar ese género. Resulta útil pensar en alguna
expresión de uso corriente como “Es la primera vez que sucede algo así” para
advertir esta regla y recordar que el género del adjetivo numeral ordinal siempre
estará en concordancia con el del sustantivo.
22) Dequeísmo-queísmo
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Evidentemente, observamos en la frase anterior una incoherencia entre
el adverbio, que es de lugar, y el conector, que es de tiempo. Lo correcto, a
modo de ejemplo, sería expresar esa misma idea del siguiente modo:
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Mejor: “…todos menos el Banco Francés que presentó un recurso de
amparo…”
Antiejemplo: “…todos menos el Banco Francés. El mismo presentó un recurso
de amparo…”
Mejor: “…todos menos el Banco Francés que presentó un recurso de
amparo…”
Antiejemplo:
“Nosotros tenemos una vecina italiana, que se llama Antonella, que vive
exactamente debajo de nuestro departamento, es decir, en el segundo piso,
que se viene quejando de algunas filtraciones que tiene en el techo de su
cocina, que dicho sea de paso el consorcio arregló ya en numerosas
ocasiones, que debe como un año en el pago de sus expensas, cosa que se le
viene reclamando ya hace tiempo, desde hace varios meses y por parte de
varios vecinos del edificio, donde ya no se puede tolerar mucho más a los
morosos.”
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Posible corrección:
“Mis tostadas favoritas son las untadas con mermelada de naranja”, dijo
Demián.
Modo indirecto:
Demián dijo que, en materia de tostadas, sus favoritas son las que están
untadas con una mermelada particular, la de naranja.
Modo mixto:
Demián dijo que sus tostadas preferidas son las que están “untadas con
mermelada de naranja”.
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manera literal. En el segundo caso, estamos ante la operación de la
reformulación. A las palabras del sujeto en cuestión se les aplica una paráfrasis
(se las toma y se cambia en algo su “materialidad”). Acá, evidentemente, ya no
tienen por qué estar las comillas. Lo que sí se observa es que aparece el
conector “que”. El tercer caso, como lo indica su nombre, es mixto. Algo tiene
del primer modo (las comillas: en ciertas palabras específicas y no en todo el
sintagma) y algo, del segundo modo (la presencia del conector “que”). Lo
llamativo de esta forma mixta es que se entrecomilla, id est, se enfatiza
solamente una parte del discurso retomado.
Vamos a ver ejemplos de una cita bibliográfica básica, esto es, con los
cinco datos que se corresponden con el nombre del autor, el año de publicación
de la versión manejada, el título del texto, la ciudad en donde se publicó y el
sello editorial:
Decimos que es una cita bibliográfica básica porque no tiene los datos
de la cantidad de páginas, de si se trata de una edición particular, de la
traducción o de la indicación de algún capítulo del libro en particular. Esos son
los cinco elementos que una cita debe contemplar en la hoja que va al final de
una monografía o de un ensayo. En las notas al pie de la página, o en las notas
finales, o entre paréntesis en el cuerpo del texto, solamente se consigna,
cuando se lo juzga necesario, el apellido del autor y el año. La cita completa va
en la hoja de la bibliografía correspondiente, al final del texto. Si bien hay otros
tipos de citación, podemos guiarnos por este modelo, muy usado en congresos
nacionales e internacionales y en distintas publicaciones. De todos modos, esta
recomendación apunta a que en las notas al pie de la página no solamente se
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han de consignar los datos vinculados a las referencias bibliográficas, sino que
también constituye un espacio en el que pueden incluirse datos extras,
información complementaria que puede considerarse que no va en el texto
central.
28) Epígrafe
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entonar, enumerar, enunciar, esclarecer, especificar, exclamar, explicar,
exponer, expresar, formular, gritar, hablar, impugnar, indagar, indicar, informar,
insistir, insultar, jurar, juzgar, mandar, manifestar, mantener, mencionar,
murmurar, musitar, narrar, negar, nombrar, notificar, objetar, observar, opinar,
oponer, ordenar, parafrasear, pedir, precisar, preguntar, proclamar, proferir,
prohibir, prometer, pronunciar, prorrumpir, protestar, puntualizar, rechazar,
reclamar, relatar, repetir, replicar, reprochar, reseñar, responder, revelar,
rezongar, refutar, sentenciar, señalar, sostener, sugerir, suplicar, suspirar,
susurrar, tararear, tartamudear, testimoniar, transmitir, etcétera.
30) Homófonos
de (preposición)
dé (verbo “dar” en modo subjuntivo o imperativo)
el (articulo definido masculino singular)
él (pronombre personal tercera persona singular)
tu (adjetivo posesivo para la segunda persona singular)
tú (pronombre personal segunda persona singular coloquial)
mi (adjetivo posesivo para la primera persona singular)
mí (pronombre personal objetivo de primera persona singular)
se (pronombre personal)
sé (verbo “saber” presente primera persona singular o verbo “ser” imperativo
segunda persona singular)
mas (conjunción adversativa sinónimo de “pero”)
más (adverbio de cantidad antónimo de “menos”)
si (conjunción condicional)
sí (adverbio de afirmación antónimo de “no”)
haya (verbo “haber” presente modo subjuntivo primera y tercera persona
singular)
allá (adverbio de lugar antónimo de “acá”)
aya (sustantivo sinónimo de “niñera”)
halla (verbo “hallar” presente modo indicativo tercera persona singular)
hay (verbo impersonal “haber” presente modo indicativo)
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ay (interjección)
ahí (adverbio de lugar antónimo de “aquí”)
te (pronombre personal objetivo de segunda persona singular coloquial)
té (sustantivo)
vaya (verbo “ir” primera o tercera persona presente modo subjuntivo o modo
imperativo en segunda persona singular formal)
valla (sustantivo sinónimo de “obstáculo”)
digresión (sustantivo sinónimo de “derivación”)
disgresión (sustantivo sinónimo de “desacuerdo”)
revelar (verbo sinónimo de “descubrir”)
rebelar (verbo sinónimo de “sublevar”)
vasto (adjetivo sinónimo de “amplio”)
basto (sustantivo, naipe de la baraja española”)
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31) Sustantivos femeninos con artículo masculino
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forma apocopada. Las palabras que comienzan con “h” que precede una “a”
conservan las mismas reglas anteriores.
Gentilicios: Antropónimos:
colombiano cortazariano
francés borgeano o
neocelandés borgiano o borgesiano
porteño socrático
rionegrino freudiano
venezolano saeriano
latinoamericano chopiniano
hindú deleuziano
europeo marxista
puntano
monegasco
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ejemplo: “El marxismo ha experimentado un crecimiento en los últimos años
producto de las frecuentes crisis del capitalismo”.
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Generalmente, al momento de mencionar el nombre de un libro, una
revista o un artículo, surge la duda sobre cómo diferenciarlo correctamente. El
modo de hacerlo es el siguiente: con letra cursiva, itálicas o bastardillas se
escriben los nombres de libros, revistas y diarios. Por ejemplo: “Página 12
denunció en una investigación la corrupción política”. En cambio, se escribirán
entrecomillados los nombres de capítulos, artículos y notas dentro del diario.
Por ejemplo: “Marx y Engels describen maravillosamente la transformación del
hombre en mercancía en el capítulo ‘Mercancía y dinero’ de su libro El Capital”.
35) Redundancias
No diremos: No diremos:
“Hace un año atrás” “Un lapso de tiempo”
Sí diremos: Sí diremos:
“Hace un año” o “Un año atrás” “Un lapso”
No diremos: No diremos:
“A las doce del mediodía” “El día de hoy”
Sí diremos: Sí diremos:
“Al mediodía” “Hoy”
No diremos: No diremos:
“Las conclusiones finales” “Mi opinión personal”
Sí diremos: Sí diremos:
“Las conclusiones” “Mi opinión”
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No diremos: No diremos:
“Un periodo de tiempo” “Que se ha hecho previamente”
Sí diremos: Sí diremos:
“Un periodo” “Que se ha hecho”
No diremos: No diremos:
“Prever de antemano” “Volver a reiterar”
Sí diremos: Sí diremos:
“Prever” “Reiterar”
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La originalidad es, sin duda, uno de los principales objetivos en la
escritura. Sin embargo, resulta a veces una de las principales dificultades, ya
que, sin analizarlo, quien escribe recurre a construcciones previas repetidas e
interiorizadas, antes de optar por el pensamiento creativo. Abundantes en el
periodismo, los lugares comunes dejan en evidencia la exigua creatividad del
redactor. Así, al referirse a una persona que fuma mucho, se hablará de un
“fumador empedernido”; uno de los problemas más acuciantes para la juventud
será “el flagelo de la droga”; un debate político se desarrollará en un “clima
enrarecido” o se percibirá en él una “tensa calma” y un alimento en mal estado
tendrá una “dudosa procedencia”.
“¿Escuchastes?”
“¿Leístes?”
“¿Ya llegastes?”
“¿Escuchaste?”
“¿Leíste?”
“¿Ya llegaste?”
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que empieza con vocal, la recurrencia de la consonante persiste de forma
pertinaz:
“¿VisteS a Federico?”
Diremos, pues:
“¿Viste a Federico?”
Los antiejemplos que se corresponderían para esta frase podrían ser los
siguientes:
Pues bien, para cerciorarse del correcto uso de esas dos comas que, en
este caso puntual, están encerrando una expresión de tiempo, existen dos
métodos:
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-uno que llamaremos “fónico”, que permita saber que, leyendo la frase en voz
alta, y enfatizando esa lectura, lo que está entre comas se lee con una
entonación diferente al resto de la frase;
-uno que denominaremos “semántico”, por el que observaremos que, si
extraemos lo que está encerrado entre ambas comas, la frase igualmente sigue
teniendo sentido (más allá de que se lo haya alterado un poco). En nuestra
frase, extrayendo la referencia temporal, la omisión daría el resultado siguiente:
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41) Pregunta “partida”
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“Federico, ¿vamos a la biblioteca?”
En este caso, el punto final va por fuera de las comillas que cierran la
expresión dicha en forma directa puesto que el signo es el cierre de la frase
con el marco incluido. Para decirlo brevemente: cuando hay marco (“Jessica
repitió enfáticamente”), el punto va afuera de las comillas. Cuando no lo hay,
como es el caso de un epígrafe o un titular, el punto va adentro, como en el
siguiente ejemplo (que es el que se corresponde con la novela de Gabriel
García Márquez, El amor en los tiempos del cólera):
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43) Comillas: mención de un ítem
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44) La coherencia en el número:
“La forma de narración más frecuente era la lectura en voz alta o el recitado, en
donde se utilizaba el verso, las rimas, las repeticiones sonoras y el ritmo que
ayudaba a recordar.”
Falla en esta frase la coherencia en cuanto al número puesto que habría que
pluralizar ambas formas verbales dado que el sujeto es compuesto (el verso,
las rimas, las repeticiones sonoras, el ritmo). Así, la frase quedará mejor del
siguiente modo:
“La forma de narración más frecuente era la lectura en voz alta o el recitado, en
donde se utilizaban el verso, las rimas, las repeticiones sonoras y el ritmo que
ayudaban a recordar.”
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45) Erradicación de Hipérbatos
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“El arpa se veía en el ángulo oscuro del salón, tal vez olvidada de su dueño,
descuidada y cubierta de polvo”.
Fijémonos lo poco armónica que queda la siguiente frase con un hipérbaton
innecesario:
“Ana, ayer a la mañana, fue al country”
¿Qué pasaría si neutralizáramos el hipérbaton?:
“Este concepto tan caro a Roland Barthes no es novedoso en los estudios del
estructuralismo en la lengua. El concepto de función ya era empleado en los
comienzos del siglo XX por el estudioso Vladimir Propp”.
“Este concepto tan caro a Roland Barthes no es novedoso en los estudios del
estructuralismo en la lengua. La categoría de función ya era empleada en los
comienzos del siglo XX por el estudioso Vladimir Propp”.
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Veamos la siguiente frase:
“¿Pero por qué viniste tan temprano hoy?, ¿No me digas que te echaron del
trabajo?, ¿Y ahora qué vas a hacer?”
“¿Pero por qué viniste tan temprano hoy? ¿no me digas que te echaron del
trabajo? ¿ y ahora qué vas a hacer?”
Cuando hay una sucesión de preguntas, deben estar mediadas por comas o
por puntos. Si están mediadas por comas, entonces la letra de la primera
palabra de la pregunta que sigue va en minúscula. Si están mediadas por
puntos (habrá que notar que el signo de interrogación ya tiene su punto
correspondiente), entonces la letra de la primera palabra de la pregunta que
sigue va en mayúscula.
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“¿Pero por qué viniste tan temprano hoy?, ¿no me digas que te echaron del
trabajo?, ¿y ahora qué vas a hacer?”
O:
“¿Pero por qué viniste tan temprano hoy? ¿No me digas que te echaron del
trabajo? ¿Y ahora qué vas a hacer?”
En este caso, “el acusado” es la parte nominal del objeto indirecto. Ya que es
singular, la parte pronominal (le) debe coincidir en el número.
Por lo general, el error de concordancia surge cuando el número del objeto
indirecto es plural. Por ejemplo:
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La misma regla se aplica cuando el objeto indirecto es proclítico. Por ejemplo:
“Le retiré la custodia al acusado” o “Les entregué la prueba a los jueces”.
Otro error común surge cuando se hace concordar la parte pronominal del
objeto indirecto con el objeto directo, en lugar de la parte nominal del objeto
indirecto. Por ejemplo: “Le entregué el documento a los acusados”. En este
caso, la concordancia correspondiente es entre “le” (que debería ser “les”) y
“los acusados”, y no entre “le” y “el documento”.
En reiteradas ocasiones se suele pensar que si se lee con una entonación que
denota el misterio, o el suspenso, entre el sujeto y el predicado, en la escritura
debería ir la coma. Pues no. En todo caso, para conservar ese efecto, en la
redacción habrá, en todo caso, puntos suspensivos.
El antiejemplo sería:
“Juan, murió.”
Y lo correcto sería:
“Juan…murió.”
Existen dos casos únicos en que sí habrá “coma” entre sujeto y predicado:
-cuando hay una aposición o una intercalación luego del núcleo del sujeto:
“Juan, mi hermano, llegó temprano”
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o
“Juan, que siempre llega temprano, hoy faltó”
-cuando se da la presencia de lo que se conoce como “predicado nominal” o
“predicado adverbial” (en donde además se da la presencia de una coma que
actúa como sustituta de un verbo –pues ha habido una elipsis verbal):
“Juan, el hombre”
o
“Juan, en el colegio”.
En el párrafo del ejemplo, “Sin embargo” actúa conectando ambas ideas. Otros
conectores utilizados con frecuencia y que suelen llevar coma son: entonces,
además, no obstante, en este sentido, por lo tanto, pese a esto, por lo demás,
en principio, en primer lugar, en síntesis, de todos modos, de todas maneras,
de todas formas, asimismo, en otras palabras, en otros términos, por lo
siguiente, en consecuencia, etc.
Ejemplos:
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“En principio, no nos olvidemos de que ya habíamos considerado este tema”
Hay casos en los que hay coma después del “pero”, y es cuando se lo combina
con otros conectores. Por ejemplo:
“Pero, por otro lado, la dificultad de la situación no borraba el horror ante lo que
habían hecho”.
52) G-J
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“Nos dirigimos a ustedes para informarle sobre nuestros beneficios”
“Se ha dirigido cortésmente a sus vecinos”
53) Z-C
Ciertas palabras con “Z”, ante algunos cambios, pasan a escribirse con “C”:
- Primera persona del singular en pretérito perfecto simple del modo indicativo:
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- Tercera persona del plural
-Todas las personas del modo imperativo excepto la primera persona, que no
existe, y la segunda que mantiene la “Z”. Por ejemplo:
-Primera persona del plural
“Utilicemos mejor el tiempo libre”
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“No solamente sabe inglés y francés sino que también domina el italiano y el
portugués”
En este caso, el verbo “ser” resulta impreciso si bien expresa la idea de modo
correcto. Más acertado, quizá, podría ser:
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Algunas alternativas más precisas podrían ser:
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