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COLUMNISTAS
Durante tres décadas, después del colapso de la Unión Soviética, Washington fue
potencia hegemónica, y América Latina perdió importancia estratégica.
Con Obama presidente, África, cuna de su padre, y el sudeste de Asia, donde fue
criado, tuvieron prioridad para Washington. Mientras tanto, Beijing estrechó lazos
con América Latina. Ecuador fue particularmente receptivo. Todos los presidentes
ecuatorianos desde Mahuad han visitado China; el presidente Moreno anunció su
próxima visita.
La rivalidad entre las dos grandes potencias, que son nuestros dos mayores
socios comerciales, le abren oportunidades al país en créditos, inversión y
mercados. Este gobierno comienza a jugar ambas cartas, con habilidad. (O)
Proforma 2019
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Otra pregunta es más clara: ¿son sensatas las proyecciones que sustentan la
proforma?Desgraciadamente todas parecen exageradas. Por ejemplo, el
crecimiento del PIB en sus dos facetas: la inflación proyectada es 1% y el
crecimiento real de la producción 1,5%, y da la impresión de que ambos
indicadores estarán más cerca del 0%. Esta exageración lleva a sobreestimar los
ingresos tributarios (ligados a la actividad económica) y a mejorar las relaciones
de ingresos, gastos, déficit o deuda en relación al PIB. También son obviamente
importantes los ingresos petroleros, y ahí el precio parece demasiado exagerado,
se ha puesto 58 dólares por barril cuando en estos días está alrededor de 50…
claro, hace un mes estaba alrededor de 70, pero ese es el problema del mercado
petrolero: muy volátil. Debemos poner máximo (máximo) 50 dólares el barril. Y en
cuanto a la producción, se estima un aumento de casi 10% en relación al 2018. Si
uno toma en cuenta las proyecciones gubernamentales de aumentar la producción
en más del 30% hasta 2021, esto puede ser razonable… ¿será? Dudo.
Más allá de la precisión de las cifras, parece que la proforma requiere ajustes, y el
más importante es que la caída del gasto corriente y sobre todo los salarios, es
muy lenta (casi nula), mientras el esfuerzo en inversión es ciertamente importante.
Siempre cabe recordar que no importa si el gasto es corriente o de inversión, lo
importante es que aporte productividad económica, social o institucional. Y más
aún, recordar el enorme legado de desajustes, malgasto e irresponsable
despilfarro que dejó el anterior gobierno. No hay duda de que el Estado tiene una
cantidad de procesos, actividades, cargos que no aportan ninguna productividad, y
peor aún, disminuyen la productividad de otros porque entorpecen las actividades.
Bajar el gasto corriente (salarios y otros) en mayor proporción es indispensable.
Más aún si vemos que algunas proyecciones están sobredimensionadas y que el
nivel de financiamiento requerido es igual en 2019 que en 2018… ¡es difícil pero
fundamental, elaborar un presupuesto de mayor austeridad! (O)