You are on page 1of 4

DICCIONARI ETIMOLÒGIC I COMPLEMENTARI DE LA LLENGUA CATALANA

DE JOAN COROM INES


J. GULSOY

1. Tengo .que empezar haciendo una aclaración, ya que lingüísticos, y en realidad, la Argentina con la presencia
podría parecer un poco extraño que les hable a ustedes de Amado Alonso en Buenos Aires y de Coromines en
uno que no sea el mismo Coromines, tratándose de un Mendoza llega a ser un centro m uy eminente de la lingüís­
diccionario de él, y de un diccionario, además, que sólo tica española. Durante su estancia en la Argentina Coro-
fue puesto en marcha en fecha reciente. El caso es que m ines se dedica al estudio de los problemas hispanoame­
estoy vinculado a este proyecto como colaborador y he ricanos y españoles,4 si bien sin descuidar del todo sus
participado en la redacción de una serie de sus artículos estudios catalanes.5 Por no tener a mano su cedulario que
durante cuatro meses de estancia en Pineda (Barcelona) había tenido que dejar en París, ni una biblioteca adecuada,
en el año 1976. aplaza su proyecto del diccionario etimológico catalán y,
El Diccionari etim ològic i com plem entari será, según en su lugar, llega a concebir el del diccionario etimológico
todos los indicios, mucho más largo que el otro diccionario del castellano, y recoge datos para este nuevo cometido.
de Corom ines, es decir, el Diccionario crítico etimológico En el año 1 9 47, ya en Chicago y en posesión de su cedu­
de la lengua castellana (DCEC), y dada la enormidad del lario, empieza a escribir ese diccionario monumental que
trabajo el profesor Coromines me ha pedido a mí, un anti­ conocemos con el título de Diccionario crítico etimológico
guo discípulo, m i colaboración. O tro colaborador del Dic­ de la lengua castellana. Por noviembre de 1951, es decir
cionari etim ològic es el Sr. M ax Cahner, un filólogo en cuatro años y medio, ya lo tiene acabado, y por el 1957
m uy bien preparado y m uy familiarizado con la obra de se completa la publicación de los cuatro volúmenes de
los dos Coromines, tanto con la del padre, Pere Coromines, gran tamaño.
como con la del hijo, es decir, nuestro lingüista.1 El Sr. Es harto conocida la importancia de este diccionario
M ax Cahner que es el director de Curial—la prestigiosa que hizo época en la lingüística española. Gracias a esta
biblioteca de publicaciones catalanas—se encargará además obra la lexicología española ocupa hoy un puesto envidia­
dé la publicación de este gran diccionario. ble en toda la Romania. Y como es sabido es un instru­
2. U n diccionario etimológico catalán fue uno de los m ento indispensable para todo romanista. Entre las obras
tres proyectos de gran envergadura que Coromines, cuan­ de su clase, como son los diccionarios etimológicos de
do todavía m uy joven, se había asignado a sí mismo como García de Diego, se destaca sobretodo por su carácter ro­
la obra de su vida. Los otros dos proyectos fueron la gra­ m ánico, y eso sin mencionar su calidad superior y su pro­
m ática histórica catalana y el Onomasticon Cataloniae, fundidad. En cuanto a los diccionarios románicos de su
que se proponía el estudio de todos los nombres de lugar especie, como el REW de Meyer-Lübke y el F£W de W art-
y de persona de las tierras catalanas. En todos estos tres burg, los aventaja por su organización y tratamiento de
aspectos la filología catalana quedaba muy atrasada du­ la m ateria. En el DCEC cada artículo nos da no sólo una
rante los años juveniles de Corom ines,2 y así cada uno de verdadera historia de la vida de un vocablo sino además
los tres proyectos sólo podía llevarse a cabo tras una inves­ un esbozo de toda la investigación etimológica. Y tal pre­
tigación previa de enormes proporciones. Coromines se sentación del asunto, a su vez, permite al romanista seguir
ha dedicado a la investigación de los tres asuntos al mismo y completar el estudio de centenares de etimologías toda­
tiempo y ha adelantado el estudio de cada uno simultá­ vía no aclaradas.
neam ente, de modo que todos los tres se han beneficiado Como obra lexicográfica española, el DCEC sirve a la
m utuam ente del progreso realizado. vez de diccionario etimológico, histórico y dialectal, y
A fines de los años treinta ya cuenta con un cedulario aun hispanoamericano. Por lo demás, es un diccionario
de cientos de miles de fichas, y nuestro filólogo posee por hispánico en el que ocupan una extensión muy notable
lo demás unos conocimientos vastos de su propia lengua.3 tanto el elem ento gallego-portugués como el catalán,
Sus conocimientos de las otras lenguas hispánicas y romá­ aunque el aspecto catalán se haya trabajado mucho más
nicas en general son también notables. Evidentemente, que el portugués, y eso por razones evidentes, ya que Coro-
Corom ines pensaba empezar la redacción de su diccionario m ines disponía de más datos en esta lengua, y además se
etimológico catalán durante los primeros años de los cua­ ve que nuestro lingüista había pensado en su futuro dic­
renta, pero los acontecimientos de este período habían de cionario etimológico catalán y que había querido que el
trastornar completamente el curso de su vida. A fines de DCEC fuera un cañamazo para aquél. Ultimamente se
1 939, ya acabada la Guerra Civil, se ve obligado a salir de ha hecho una nueva edición de este diccionario con su
su país, y después de una estancia en Francia se traslada fondo dialectal y gallego-portugués muy aumentado, y se
a Mendoza (Argentina) para tomar cargo de la cátedra de publicará m uy pronto con el nuevo título de Diccionario
lingüística española en la Universidad Nacional de Cuyo. etim ológico hispánico (DEH).
En este nuevo am biente, donde pasó siete años, se le dan 3. En los primeros años de los cincuenta, apenas ter­
muchas facilidades para que elevara el nivel de los estudios minada la redacción del Diccionario crítico y mientras está
leyendo las pruebas de imprenta, Coromines reanuda sus utilizadas por A lcover-M oll, o de fuentes que, habiendo
estudios catalanes.6 El verano de 1953 ha podido volver sido utilizadas, no resultaban bien explotadas. Además,
a España por vez primera desde 1939 como ciudadano esta­ hay m uchos vocablos, o variantes de vocablos, que fueron
dounidense, y sigue las encuestas del Onomastican Caia- recogidos por Coromines durante sus encuestas de topo­
loniae. En septiembre de este mismo año cuando se cele­ nim ia. O tras veces, los materiales de Coromines comple­
bra el séptimo Congreso Internacional de la Lingüística tarán los datos del Diccionari A lcover-M oll por la docu­
Románica en Barcelona, q u e estaba dedicado a temas cata­ m entación más antigua o más moderna, o por una locali­
lanes, presenta una ponencia titulada; "So b re els elements zación dialectal más amplia. A sí pues, con tales adiciones,
pre-romans del dominí català,"7 que trae a luz muchas ¡a lexicología catalana, muy adelantada desde la segunda
novedades inesperadas, y demuestra además cuánto habían mitad del siglo pasado con las obras de M arian Aguiló, de
progresado sus estudios de toponimia. Josep Balari i Jovany, de l'In stitut d'Estudis Catalans y
Desde entonces sus estudios catalanes siguen con un Fabra, y por la obra monumental de Alcover-M oll, será
ritmo acelerado. Habiendo adelantado los estudios etimo­ una de las m ejores exploradas en la filología románica.
lógicos del catalán con la publicación del DCEC, ahora se 5. En cuanto a la contribución que, se espera, hará el
dedica con ímpetu a los estudios de toponimia, sin descui­ Diccionari etim ològic i com plem entari, conviene notar
dar, empero, los de la gramática histórica. Por el año 1966 que ha habido bastante progreso en el estudio de la etim o­
se completan las encuestas de toponimia en 2000 munici­ logía catalana desde que Coromines emprendiera su pro­
palidades (más de tres m il pueblos), de las cuales sólo una yecto a principios de los treinta, progreso debido en gran
cuarta parte fueron visitadas por los asistentes de Coro- parte precisamente a su Diccionario crítico castellano;
m ines. La publicación del Onomastícon fue prometida por lo demás, ha sido bastante importante el trabajo del
para los años setenta, pero eso no ha sido posible, y por ello profesor G erm à Colon de la Universidad de Basilea {Sui­
Coromines fue criticado en algunos círculos. El caso es z a ).11 Sin embargo, según Coromines, la etimología sigue
que el número de nombres recogidos pasan de cuatrocien­ siendo, hoy por hoy, ei aspecto más atrasado y descuidado
tos m il, y aun titánicos esfuerzos superiores a los de Coro- de la lingüística catalana.
mines no hubieran podido hacer más. Hoy por hoy, los N otem os prim ero que la obra básica para la etimología
topónimos recogidos en cada municipalidad están puestos románica, el R om anisches E tym ohgisches Worterbuch
en fichas con los detalles necesarios, y una etimología pro­ de W . M eyer-Lübke queda m uy defectuoso e incompleto
visional aparece asignada en el caso de los nombres cuyo en cuanto a su contenido catalán. En el año 1911 cuando
origen n o se vislumbra de su forma. A sí pues, el O nom as- empezó a aparecer en fascículos la primera edición de este
tican en su estado actual ya sería publicable aun en el caso diccionario, M eyer-Lübke no tenía a su disposición estu­
de que Coromines por razones de salud no le pudiera dar dios de etimología catalana, y ni aun diccionarios fidedig­
la últim a m ano.8 nos. Esto explicaría la ausencia de muchos vocablos cata­
Durante los últim os veinticinco años Coromines tam­ lanes en este repertorio y también los muchos errores orto­
bién ha adelantado mucho el estudio de la gramática histó­ gráficos cometidos. No se puede decir hasta qué punto
rica catalana,9 y, por consiguiente, ha considerado que fue influido M eyer-Lübke, con relación a esas omisiones,
ha llegado la hora de dar el últim o empujón al diccionario por su concepto de considerar el catalán como un miem­
etimológico catalán, bro de las hablas occitanas y no como una lengua inde­
4. El proyecto se puso en marcha en el otoño de 1975 pendíente.
con el título de Diccionari etim ològic i com plem entari de En los primeros años de los treinta cuando Meyer-Lübke
la llengua catalana. Por "com plem entari" ha de enten­ preparaba la tercera edición m uy revisada de su dicciona­
derse que este diccionario intenta complementar los mate­ rio ,12 ya podía contar con una serie de estudios etimoló­
riales del Diccionari català-valencià-balear de Alcover- gicos, que fueron suscitados precisamente por la primera
Moll ( 1926-1962) . 10 C om o es sabido este último es un edición del R £W . Dichos artículos se debían al hispanista
diccionario a la vez histórico y dialectal de todas las tierras finlandés Oiva J. T allgren,13 al catalán Manuel de Monto-
catalanas, y es además un monumento de la lexicografía lu í,14 y al conocido romanista Leo Spitzer, que en la etapa
catalana y uno de los mejores diccionarios en todo ei campo europea de su carrera se había dedicado al estudio de la
románico. Esta obra que llena diez volúmenes de tamaño etim ología catalana con gran entusiasmo y am or.15 Estos
grande fue confeccionada a base de materiales recogidos filólogos comentaron bastantes etimologías catalanas de
de centenares de textos antiguos y modernos, y de la lengua M eyer-Lübke sugiriendo en algunos casos otras alterna­
viva m ediante encuestas que fueron realizadas por sus dos tivas ; Spitzer por su parte trató un buen número de voca­
autores principales, Mossèn A. Alcover y F. de B. Molí, blos no incluidos por M eyer-Lübke. Por lo demás, Fran­
contando éstos comía colaboración, en un momento u otro, cesc de B . M olí, colaborador del Diccionari català-valen­
de muchos corresponsales. La bibliografía de las obras cià-balear, al principio de su carrera produjo, a base de
utilizadas contiene más de mil títulos. los m ateriales del citado diccionario y teniendo en cuenta
Los materiales de Coromines incluyen centenares de los estudios de los filólogos arriba citados y de otros, un
vocablos no recogidos por el DCVB y van a ser incorpo­ extenso "Su plem en t català al diccionari romànich etimo-
rados en el Diccionari etim ològic i complem entari. Estos lò g ich ," AO RLL 1 (1928), 1 7 9-240; 2 (1929), 7 -7 2 ; 3
vocablos proceden de textos o fuentes lexicográficas no (1930), 9 -7 2 ; 4 (1931), 105-69, y comento 3489 artículos de
M cyer-Lübke. M oll sugirió enmiendas ortográficas y eti­ es de fecha reciente, y hoy en día siguen surgiendo muchos
mológicas, pero la m ayor parte de su Suplement consistía problemas en el uso léxico: problemas al estilo de sí una
en los vocablos catalanes que debieron incorporarse en un form a es decididamente un calco del castellano y debiera
diccionario etimológico y un gran número de formas dia­ evitarse, o bien si una forma dialectal o regional puede
lectales que debieron de tenerse en cuenta. recibir categoría literaria, y asimismo cuál de dos o tres
M eyer-Lübke por razones de espacio no pudo incluir variantes de un mismo vocablo es más apropiada para el
la m ayor parte de los vocablos catalanes sugeridos por uso literario, etc. Se recordará que Fabra mismo solía dis­
M oll y otros, y tuvo presente sólo una parte de las etimo­ cutir tales cuestiones y otras en unos articulitos que él
logías propuestas ; y aun así expresó dudas de su valor en intitulaba "Converses filològiques." Coromines también
un buen número de casos y con buena razón. El hecho es ha tenido ocasión de escribir tales "co n v erses," que fueron
que los estudios de Tallgren, de M ontoliu, y aun de recopiladas recientem ente en su libro: Lleures i converses
Spitzer, llevados a cabo con relativamente poca documen­ d'un filò leg (Barcelona: Club Editor, 1971). Ahora bien,
tación, llegaban a menudo a conclusiones poco satisfac­ el Diccionari etim ològic i com plem entan tendrá muy en
torias, y en honor a la verdad no hubiera podido ser de cuenta las dudas y dificultades del escritor catalán, y así
otra manera ya que algunos de los problemas que trataron llegará a ser un complemento importante del Diccionari
fueron demasiado arduos. Basta decir que aun hoy, des­ G eneral de la llengua catalana de Pompeu Fabra.
pués de cincuenta años, esos mismos problemas resultan 7. En cuanto a las etimologías tratadas en el Diccionari
ser quebraderos de cabeza a un etimologista tan experi­ etim ològic i com plem en tan , allí donde será más visible
mentado como Coromines. Y bien mirado no es de creer su contribución es, desde luego, en el caso de vocablos que
que los etimologistas citados hubieran pensado en hacer son sólo el patrimonio del territorio catalán, u otros que
etimologías bien definitivas. Como se sabe, en aquellos siendo m uy vivos en esta lengua desde los tiempos anti­
días el estudio etimológico se consideraba más bien un guos parecen ser de poca extensión en otras partes. Tales
esfuerzo colectivo y sólo se esperaba llegar a una solución palabras apenas han sido tratadas en las obras de conjunto
después de muchas discusiones. Y el mismo Spitzer, según como el de REW de M eyer-Lübke y fueron notadas muy
nos indica Corom ines,16 muchas veces no se proponía más raramente por los romanistas, si no fuera el genial Spitzer.
que lanzar ideas para adelantar la discusión y no tenía nin­ Pienso en vocablos como barreda, que es una clase de plan­
gún escrúpulo para corregirse repetidas veces. En todo ta, o basset ja 'honda,' que no encontramos en otras len­
caso, el R EW de M eyer-Lübke, la piedra fundamental guas románicas, y muchos otros. Tampoco aparece en
de la etimología románica, sigue siendo muy incompleto el R EW una palabra tan básica como barrejar 'm ezclar,'
y defectuoso en cuanto a su contenido catalán.17 voz usada en este sentido en el catalán norteño y en el terri­
Respecto a las etimologías del Diccionari català-valencià- torio occitano meridional, y que tanto en occitano y cata­
balear de A lcover-M oll, que es hoy en día otra fuente lán como en portugués antiguos se había utilizado como
importante para la etimología catalana, notemos que su 'saquear.'
editor principal, Francesc de B. M olí, normalmente se 8. En este punto se puede preguntar si el Diccionari
ha limitado a presentar las opiniones existentes en el caso etim ològic i com plem entari supondrá un avance respecto
de vocablos de etimología no clara, y se ha permitido sólo al DCEC o su continuador DE H. Sobre esto no hay que
discutir el valor de ellas.18 Sus fuentes principales han perder de vísta el hecho de que una buena parte de los artí­
sido el R EW de M eyer-Lübke, el FEW de W artburg, los culos en los dos diccionarios no diferirán sino en pocos
estudios de Spitzer y de otros. Las reseñas que fueron detalles propios a cada idioma. Sin embargo, al redactar
hechas al primer volumen de este diccionario habían insis­ algunos artículos del Diccionari etim ològic i com plem en­
tido en las deficiencias de sus etim ologías.19 Eso se debía tari, hemos notado que un mismo problema etimológico
en gran parte a la intervención de Mossèn Alcover, un al enfocarse una vez más con la documentación catalana y
lexicógrafo y dialectólogo de muchos méritos que no había desde el punto de desarrollos en esta lengua, las conclu­
tenido la preparación necesaria para disquisiciones etimo­ siones resultaban más concretas.
lógicas. El señor Molí rectificó muchas de las soluciones A llí donde se notará el avance sobre el DCEC será en el
poco acertadas de aquél, pero, como hemos indicado, él tratam iento de los vocablos problemáticos y oscuros. Tales
m ismo no quiso comprometerse cuando se trataba de casos palabras, como se sabe, pueden ser de cualquier época,
dudosos. Los dos últimos volúmenes del DCVB y los dos pero en su m ayor parte tienen su origen en una de las va­
prim eros que fueron revisados en 1962 y 1968 respecti­ rias lenguas del substrato desaparecidas hace más o menos
vam ente pudieron aprovechar el DCEC de Coromines y 2000 años. En el caso de ellas el etimologista puede sólo
presentan bastante m ejora. aspirar a aproximarse a la base y no a una solución defini­
6. El Diccionari etim ològic i com plem entari tendrá el tiva. Se trata de etimologías que quizá nunca se resolverán
m ism o plan que el DCEC , es decir, como este último nos satisfactoriamente.
dará, jun to a la etimología, segura o incierta, una cuida­ Con este m otivo, conviene subrayar que en estos últimos
dosa historia de cada palabra principal. Por lo demás, en decenios Coromines ha sido el que como ningún otro se
algunos de sus artículos se prestará atención especial a ha dedicado al estudio de los problemas y de los residuos
los problemas del diccionario normativo. Como es sabido, del substrato. Su aportación ha traído a luz mucha infor­
la fijación del catalán, que ha sido obra de Pompeu Fabra, m ación sobre el ibero-vasco, el celta peninsular, y además
358
sobre ese otro substrato indoeuropeo que los eruditos han conocimientos vastos adquiridos por él en el campo dei
identificado como el ligur, o el ilirío, o el paraceíta o el substrato y de la toponimia. Los artículos del Diccionari
Urnenfelder. Coromines ya se mueve por esos campos etim ològic i com plem en tan ahora cobran nuevos matices,
no como un romanista capaz de interpretar adecuadamente e interpretaciones completamente originales, y muchas
los hechos y aprovecharlos, sino como un especialista en veces tiene doble o triple amplitud que los del DCEC. En
todo su derecho. Notemos que ha hecho interpretaciones este sentido, el Diccionari etim ològic i complem entari será
de inscripciones en vasco, en celta y en esa lengua indo­ un complemento bien importante del DCEC , o de su suce­
europea poco clara, y ha escrito además sobre etimologías sor DEH, y por consiguiente una fuente indispensable
del vasco actual.20 tanto del hispanista como del romanista.
Los dos colaboradores del Diccionario etim ológico vasco, 9. En estas fechas se ha terminado ya la redacción de
ios em inentes especialistas Luis Michelena y Antonio las letras A y B , y se espera la terminación de la C hacia
Tovar, han recibido de Coromines mucha colaboración, finales del verano de 1978, cuando inmediatamente se
sobre todo en cuestiones románicas de la etimología vasca. procederá a la publicación del primer volumen. Con este
A sí, pues, no sorprende ver que Coromines al plantear ritm o el diccionario no se completará hasta dentro de diez
los mismos problemas etimológicos después de veinticinco o doce años. Acabaré esta comunicación deseando salud
años operara con una maestría incomparable, una maestría y fuerza a nuestro gran romanista, hijo ilustre del diná­
adquirida por la experiencia previa del DCEC y por los m ico pueblo catalán.

University of Toronto

Doy en abreviatura ios siguientes libros de Joan Coromines, que con­ municipis de la Catalunya aragonesa," R L iR 22,35-63, 304-38 fen E s ts.
tienen sus artículos ya publicados en otra parte y algunos editados por T o p ., II, 43-141); "Du nouveau sur la toponymie occitane: Recherches
vez primera: Ests, T o p . — E s tu d is d e t o p o n i m ia c a t a l a n a , 2 vols. (Barce­ sur les noms de lieux préromans de Languedoc et de Gascogne,” B e i t r à g e
lona: Barcino, 1965-70); T o p . H e s p . = T ó p ic a H e s p é r ic a , 2 vols. (Ma­ z u r N a m e n f o r s c h u n g e n 8 (1973), 193-308; "De t o p o n o m á s t ic a hispana:
drid: (¡redos, 1972); L l e u r e s = L l e u r e s i c o n v e r s e s d'u n f i l ò l e g (Barce­ Juicios, planes y tanteos," H o m e n a j e a D á m a s o A l o n s o , I (Madrid,
lona: Club Editor, 1971); D o s lle n g . = E n t r e d o s l le n g u a t g e s , 3 vois. I960), 3 7 3 - 4 1 ¡ (en T o p . H e s p ., i , 9-6 7 ), etc.
(Barcelona; Curial, 1976-77). 9 "Estudis de fonética histórica," D o s l le n g ., I, 13-108, que incluye
1 Max Cahner editó algunas obras de Pere Coromines, y además estudios sobre la confusión de la ç y s s , y de j/í y II, la palatizadón de la
escribió una magnífica apreciación de la obra de Joan Coromines: "Notes L- y el tratamiento de la A y A + l .
bibliogràfiques sobre l'obra de loan Coromines," que sirve de prólogo a 10 Los volúmenes II y I fueron revisados en 1964 y 1968 respectiva­
D o s l l e n g ., vol. 1, V-XX1II. mente.
2 Véase la nota de Coromines: "L'aportació forastera a l'estudí de la 11 Véanse ahora los estudios de G. Colon: "Le lexique catalan," en
lingüística catalana," L a R e v i s t a (Barcelona’), núm. gener-juny, 1935. L a l in g u i s t i q u e c a t a l a n e , Actes et Colloques 11 (Paris: Klincksicck, 1973),
3 Son pocos sus estudios de este período: "El parlar de Cardos i Valí 239-87; el mismo toma algo ampliado se publicó con artículos adicionales
ferrera," R D C , 2 3 (1935), 241-331; "Els mots catalans d'origen àrab," en el libro E l l é x i c o c a t a l á n e n ¡a R o m a n i a (Madrid: Gredos, 1976).
B D C , 24 (1936), 1-81, 286-8, y sobre vocablos de origen griego: "Les 12 La segunda edición del REW (1927) fue una reimpresión de la pri­
relacions amb Grècia reflectides en el nostre vocabulari," H o m e n a t g e a mera.
Antoni Ruino i L l u c h , III (Barcelona 1936), 283-335, etc. (los tres en Dos 13 "Glanures catalanes et hispano-romanes," N P h M 13 (1911), 151-74;
l l e n g . , II, 29-67, sin el glosario; III, 68-177; XII, 178-230, con una 14 (1912), 12-34,161-77; 16 (1914), 3-6.
Addenda).
14 "Estudis d'etimoíogía catalana," E s tu d is U n iv e r s it a r is C a t a la n s 6
4 Para su actividad filológica de esta etapa de su carrera, véase Y. (1912), 282-95; 7 (1913), 104-17; BDC 1 (1913), 34-47; 3 (1915), 40-51,
Maíkiel, "Hispànic Philology/' en C a r i b b e a n a n d H is p a n o a m e r ic a n 61-72; 4 (1916), 15-22.
L in g u ís t ic s (en C u r r e n t T r e n d s in L in g ü ís t ic s IV ,.204-5, y notas 97-8
15 Aparte de su L e x i c a l is c h e s a u s d e m K a t a la n i s c h e n (Genève, 1921),
[1969]).
162págs., una serie de artículos: NPhM 15 (1913), 157-79; B D C 9 (1921),
5 Son de este período: M is c e l· là n ia F a b r a (Buenos Aires, 1943), y 85-90, etc.
su edición parcial de la versión rosellonesa de la L e g e n d a a u r e a : "Las
16 Véase lo que dice Coromines de las etimologías de Spitzer, en Josep
Vidas de santos rosellonesas, " A n a l e s d e I n s titu to d e L in g ü ís t ic a d e C u y o
Pla, Homenots, vuitena sèrie (Barcelona: Ed. Selecta, 1962), p. 143.
(Mendoza), 3 (1943-45), 126-211 (reproducido en trad. cat. en L l e u r e s ,
276-362; el estudio lingüístico que acompaña esta edición ha sido una 17 Véase P. de B. Molí, "Notes marginals a la tercera edició del
de las fuentes más consultadas de la gramática histórica catalana. La Diccionari de Meyer-Lübke," B o l l e t í d e l D ic c io n a r i d e ia L le n g u a C a t a ­
edición y el estudio del texto completo, realizado por Charlotte Maneikis l a n a 16 (1934), 6-16, 50-7,117-21, y además Coromines, DCEC, 1, p- L.
y E.J. Neugaard, acaba de publicarse en tres volúmenes (Barcelona, 1977). 18 Véase lo que dice el autor en D C V B P, p. XXVII.
6 Ya había publicado varios artículos sobre temas catalanes: "Algunes 19 Véase la reseña de W. von Wartburg, A r c h i v u m R o m a n ic u m 13
lleis fonètiques no observades fins ara," ER 3 (1951-52), 201-30 (en (1929), 402-6; L. Spitzer, "Glanures dans le Diccionari Alcover-Moll,"
L l e u r e s , 183-216); "Alguns germanismes típics del català," M é la n g e s B o l l e t í d e l D ic c io n a r i d e la L l e n g u a C a t a l a n a 16 (1934), 1 4 0 -4 2 , 1 4 9 , y
d e lin g u i s t i q u e e t d e l it t é r a t u r e r o m a n e s o f f e r t s à M a r io R o q u e s , IV "Zu den Etymologien des Diccionari Alcover," M is c e lá n e a f i l o l ó g i c a
(Paris, 1951), 27-52 (en D o s l l e n g ., III, 5-44). d e d ic a d a a A .M . A l c o v e r (Palma de Mallorca, 1932), 465-72.
7 V ile C o n g r è s In te r n a t io n a l d e L in g u istiq u e R o m a n e ¡B a rc e lo n a 20 Notemos: "Les ploms sorotaptics d'Arles," Z R P k 91 (1973), 1-53
1953/. Actes e t Mémoires, U (Barcelona, 1955), 401-16 (Ests. T o p ., I, (en Dos l l e n g . , II, 142-216 en trad. cat.); "Una inscripción en basco
67-91). ribagorzano del siglo con dos ideogramas," F o n te s L i n g u a e V a s c o n u m
8 Como parte del O n o m a s t i c o n C a t a l o n i a e ha publicado Coromines (Pamplona), 13 (1973), 5-19 (en D o s l l e n g . , II, 132-41 en trad. cat.);
muchos artículos, no sólo del territorio catalán sino además del hispánico "Acerca de algunas inscripciones del Noroeste," Actas d e l l C o l o q u io
y occitano, que llenan mil páginas más o menos. Citaremos sólo unos s o b r e l e n g u a s y c u l t u r a s p r e r r o m a n a s d e la P e n ín s u la I b é r i c a , Salamanca,
títulos: "Toponimia d'Andorra," R e c u e i l d e t r a v a u x o f f e r t s à M . C lo v is 1974 (= A c t a S a l m a n t ic e n c ia , 95 [1976]), 363-85.
B r u n e i (Paris, 1955), 288-310 (en E s ts. T o p ., II, 5-42); "Els noms deis

You might also like