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com 19 Oct 2016

Leda Berardi
COMPILADORA

Análisis Crítico
del Discurso
PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS


Prólogo de Teun A. van Dijk

frasis
editores
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

PODER, DISCURSO Y SOCIEDAD, I


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ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO


PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS
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thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Leda Berardi
COMPILACIÓN

Análisis Crítico del Discurso


PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS

frasis
editores
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO.


PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS.

Primera edición: octubre de 2003.


Primera reimpresión: marzo de 2005.

© Leda Berardi, 2003.


Registro de propiedad intelectual Nº 135.879
ISBN 956-8170-05-7

© FRASIS editores, 2003.


Coyancura 2270, Of. 801, Providencia, Santiago.
Fonofax (562) 2374106
Email contacto@frasis.cl

Edición al cuidado de Marco Antonio Coloma.


Diseño de tapas e interiores: FRASIS editores

Impreso en Chile / Printed in Chile

Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro


sin permiso escrito de la editorial.
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Tabla de contenidos

Prólogo
por Teun A. van Dijk ............................................................ 9

Introducción ........................................................................ 13

Análisis crítico del discurso e ideología de género


en la Constitución brasileña
por Izabel Magalhães ............................................................. 15

Análisis crítico del discurso y representaciones sociales:


un acercamiento a la comprensión de la cultura
por Neyla Pardo Abril ............................................................ 43

La escena enunciativa en la prensa


por Irene Fonte Zarabozo ....................................................... 65

Nuevos géneros discursivos en la política:


el caso de Aló Presidente
por Adriana Bolívar ............................................................... 85

La identidad personal y social de los indigentes


en su discurso. Un análisis crítico del discurso neoliberal
en la Argentina y sus consecuencias
por María Laura Pardo ......................................................... 109
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&

El Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU.


en el discurso del Presidente Ricardo Lagos
por Leda Berardi ................................................................... 125

Noticias sobre las autoras ...................................................... 145


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Prólogo

Con esta colección, Leda Berardi y otras prominentes autoras en


el campo del Análisis del Discurso en América Latina, nos ofre-
cen uno de los primeros libros sobre Análisis Crítico del Discurso
en español (ACD). Me alegra ver que, además de las otras direc-
ciones en los estudios del discurso, también se está arraigando un
enfoque más crítico del discurso en América Latina. Tal vez, in-
cluso más que en Europa o los Estados Unidos, el Análisis Críti-
co del Discurso necesita desarrollarse en una región donde hay
múltiples problemas sociales y políticos, como también lo mues-
tran todos los artículos en esta colección.
En un comienzo, en América Latina y en el resto del mundo,
el análisis del discurso se centró, principalmente, en la descrip-
ción de la estructura de los textos y de las conversaciones o los
procesos psicológicos del discurso. No obstante, en la última dé-
cada, nos hemos dado cuenta de que la lingüística y el análisis del
discurso son, también, parte de las ciencias sociales y que necesi-
tan legitimar su posición en la sociedad.
Más aún, se necesita también una descripción satisfactoria de
las dimensiones del contexto social, político y cultural, para en-
tender mejor las estructuras y funciones del discurso mismo. Ne-
cesitamos identificar quién está hablando o escribiendo, para quién,
cuándo, dónde, y por qué, para poder explicar las estructuras varia-
bles, el estilo y las funciones del lenguaje en uso. La entonación,
el uso de los pronombres, las estructuras sintácticas, tales como la
voz activa y pasiva, la selección del léxico, la elección de tópicos,
las implicaturas, las presuposiciones, las metáforas y una gran can-
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tidad de otras estructuras del discurso, reflejan o ponen en acción


estructuras de situaciones sociales.
Y, a la inversa, muchos problemas fundamentales de la sociedad
pueden ser estudiados también a través de sus manifestaciones y
reproducciones en el discurso, como en el caso de la pobreza, el
racismo, el sexismo, y otras formas de exclusión y marginalización.
En efecto, el análisis del discurso detallado y fino puede revelar
muchos aspectos de la reproducción del poder —y retos al poder—
que son imposibles o difíciles de estudiar con el uso de otros méto-
dos o enfoques. Muchos de los ‘datos’ en las ciencias sociales, tales
como entrevistas, cuestionarios, encuestas y otros, se presentan en la
forma de textos o de habla, y también se necesita un análisis deta-
llado del discurso para analizarlos.
Muchas de las formas de dominación son discursivas, como
ocurre en la mayoría de los abusos en la política, los medios de
comunicación, las legislaciones, la educación y las ciencias. Y si
queremos conocer las creencias, las intenciones, las normas, los
valores y las ideologías de las personas y, en consecuencia, sus
razones o motivaciones para actuar, generalmente necesitamos re-
currir a métodos que estudian algunos tipos de discursos, como es
el caso de las historias de vida y las entrevistas.
En resumen, el análisis del discurso está profundamente com-
prometido con la sociedad y la sociedad está fundamentalmente
presente en el discurso. El Análisis Crítico del Discurso es un
movimiento internacional que puede verse como la respuesta a
estas evaluaciones fundamentales acerca de las relaciones entre el
discurso y la sociedad. Más que, por ejemplo, la sociolingüística
tradicional, el ACD no se limita a la forma en que el discurso es
influenciado por las estructuras sociales, y cómo las estructuras
del discurso pueden afectar a la sociedad. El ACD va más allá de
los estudios correlacionales y toma parte más activa en el análisis
de, y en la lucha contra, la desigualdad social y la injusticia. Sus
análisis son «críticos» en el sentido de que establecen prioridades,
se concentran en problemas sociales reales (y no en «problemas»
científicos solamente), denuncian las estrategias, a veces ocultas,
de las élites poderosas, y proporcionan instrumentos para la resis-
tencia. En este sentido, el ACD es una estrategia de solidaridad
activa con los sectores más desvalidos de la sociedad.
Puesto que los graves problemas sociales son, por definición,
muy complejos, no es posible realizar análisis simplistas. A dife-
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rencia de los análisis «comunes», el ACD necesita proveer teorías


y métodos más explícitos, sistemáticos y, especialmente,
multidisciplinarios que involucren e integren el análisis de las
estructuras del discurso, las estructuras cognitivas y las estructu-
ras sociales.
Estos y muchos otros tópicos se discuten en las contribuciones
a este libro. Mis colegas y amigas de mucho tiempo Leda Berardi,
Adriana Bolívar, Irene Fonte, Izabel Magalhães, María Laura Par-
do y Neyla Pardo, se encuentran entre las más prominentes analistas
del discurso en América Latina quienes, en sus respectivos países,
así como internacionalmente, han hecho muchos aportes a este cam-
po. Es un gran honor para mí felicitarlas por esta contribución
colectiva al análisis crítico del discurso en la que cada una de ellas
examina un problema relevante en su propio país. Leda Berardi
analiza los discursos del Presidente Lagos sobre el Tratado de Li-
bre Comercio con los Estados Unidos, en Chile; Adriana Bolívar el
programa de televisión Aló Presidente del Presidente Chávez, en
Venezuela; Irene Fonte la representación, en los medios, de los
discursos del presidente Fox y otros, en México; Izabel Magalhães
la contribución de las mujeres al debate sobre la nueva Constitu-
ción en Brasil; María Laura Pardo la representación de la pobreza
en los medios de Argentina; y Neyla Pardo la representación de la
violencia en Colombia.
Así, logramos una perspectiva de la reproducción discursiva
de asuntos tan importantes como la retórica presidencial, la pola-
rización política, el sesgo de los medios, la marginalización y la
resistencia de las mujeres y, por supuesto, de la pobreza y la vio-
lencia, entre otros problemas.
Debido a limitaciones de espacio, estos estudios pueden mos-
trar sólo una parte de los complejos marcos teóricos y sofisticados
análisis que las autoras han desarrollado en sus otras investigacio-
nes, como se espera de los estudios contemporáneos del análisis
crítico del discurso. Confío en que muchos otros analistas del
discurso en América Latina sigan este ejemplo y contribuyan así,
activamente, al estudio crítico de muchos de los apremiantes pro-
blemas sociales en sus propios países.

Teun A. van Dijk


Barcelona, octubre de 2003.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016


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!

Introducción

Emprender una (re)colección de artículos que reflejen el espíritu


del Análisis Crítico del Discurso (ACD) en algunos de los países
de latinoamérica constituye, por una parte, un desafío desde lo
disciplinario y, por otra, un estrechamiento de los vínculos afectivos
que se establecen —a partir de un sentir común acerca de las
injusticias sociales— con las autoras de los artículos reunidos en
este libro.
Por azar, o mejor dicho, debido a la evaluación de los textos por
investigadores especialistas en el área, esta primera publicación lati-
noamericana recoge sólo artículos realizados por mujeres. Reúne
también —y esta vez sí por azar— sólo discursos públicos.
Con excepción del trabajo de Izabel Magalhães, que analiza
la ideología en el discurso de la Constitución brasileña desde una
perspectiva de género, el corpus de las otras investigaciones está
constituido por discursos transmitidos a través de los medios de
comunicación. Si bien sabemos que la relación discurso-receptor
implica una interrelación bidireccional, también sabemos que la
forma en que se expresa un mensaje responde a una determinada
cosmovisión, que generará diferentes lecturas o interpretaciones,
ya sea desde un/a televidente, un/a radio-escucha o un/a lector/a
de la prensa.
Puesto que el discurso es una forma de acción social, el objeti-
vo último de los análisis críticos es promover cambios sociales. Es
así como en Holanda, van Dijk logró que se redactara un material
didáctico diferente al que se utilizaba en las escuelas, una vez que
detectó que los textos promovían el racismo. En Austria, se logra-
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ron cambios en las relaciones de poder en las instituciones médi-


cas al develarse que las estrategias comunicacionales de los médi-
cos con sus pacientes institucionalizaban una práctica vertical y
autoritaria.
Ser críticas de nuestros entornos sociales significa, entonces,
no sólo tratar de mostrar el lado oculto de los fenómenos sociales,
con el fin de problematizarlos y postular cambios, sino también
ser consecuentes con los principios que se postulan, lo que en
ocasiones implica asumir los costos que se derivan de ello.
Así como las autoras han criticado los discursos por ellas selec-
cionados como importantes, por la influencia o sesgo que pueden
ejercer en los distintos estamentos de la sociedad, también están
abiertas a que sus propios discursos puedan ser criticados.
Esta publicación responde a la necesidad de que las investiga-
ciones en el ámbito del análisis crítico del discurso tengan mayor
presencia o visibilidad en América Latina. También implica la
posibilidad de que la retroalimentación recibida por los/as po-
tenciales lectores/as pueda enriquecer nuestras visiones.
Además del interés común por el ACD, las autoras se conocen
por su vinculación con la Asociación Latinoamericana de Estu-
dios del Discurso (ALED) creada en Caracas en 1995, con oca-
sión del I Coloquio Latinoamericano de Análisis del Discurso.
Desde entonces, la ALED ha realizado Coloquios y Congresos,
cada dos años, en algunos de los países miembros —Argentina,
Chile, Brasil y México— para dar a conocer y publicar en las
Actas correspondientes las investigaciones realizadas en las dis-
tintas áreas del estudio y análisis del discurso.
Quiero agradecer a quienes hicieron posible este libro. A
Marco Antonio Coloma, editor de Frasis quien, confiando en
la compiladora de este volumen, ofreció incluir esta temática
en el catálogo del sello editorial. A las autoras de los artículos
por su valiosa disposición y colaboración desde sus respectivas
áreas de interés. A Teun A. van Dijk por sus elogiosas y signi-
ficativas palabras en el Prólogo. Y a todos/as aquellos/as que
confiaron en nosotras y nos alentaron para que esta publica-
ción fuera realidad.

L. B.
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Análisis crítico del discurso e ideología de


género en la Constitución brasileña*

Izabel Magalhães
U NIVERSIDAD DE B RASILIA , B RASIL

1. Introducción

En este trabajo nos centraremos en las contribuciones del análisis


crítico del discurso al estudio del lenguaje en relación con la vida
social y, principalmente, en sus contribuciones al estudio de géne-
ro, por medio del análisis de textos que fueron enviados como su-
gerencias a la Constitución brasileña de 1988. Sostendremos que
las identidades de género son posiciones del sujeto incorporadas en
el discurso, por lo que, hasta cierto punto, son ideológicas. Sin em-
bargo, no son posiciones fijas puesto que las identidades híbridas se
construyen bajo la influencia de relaciones interculturales, media-
das por la heterogeneidad del discurso.
Mucho se ha dicho sobre la fragmentación del sujeto en la
vida social de hoy (Hall, 1997, 2000). Esto tiene que ver con el
hecho de que las relaciones sociales se han convertido en expe-
riencias mediadas que tienen lugar en el tiempo y en el espacio.
En este contexto social, la identidad del yo «supone conciencia
reflexiva» (Giddens, 1991: 52). La conciencia reflexiva del yo se
ha extendido al cuerpo, de tal forma que la maternidad ya no es la
única identidad abierta a la mujer como solía serlo en el pasado,
cuando la maternidad se asociaba con la feminidad «como cuali-
dad de la personalidad» (Giddens, 1992: 42).

* Traducción del inglés de Javier Rojas (Universidad de La Serena), revi-


sada por Leda Berardi.
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$ Izabel Magalhães

Los textos híbridos constituyen la dimensión semiótica de la


vida social presente y exhiben una combinación de modos orales
y escritos (interdiscursividad), así como tradiciones que se pue-
den subvertir, como en el caso de la identidad. Además, los textos
híbridos combinan dominios privados y públicos, que comenta-
remos en el análisis de la sugerencia de una joven mujer a la Cons-
titución brasileña (Sección 3). En este texto, se redactan prácticas
informales de lectoescritura para quebrantar el género formal de
la Constitución.
En su crítica a la visión de la maternidad de Hasan1 como
una identidad homogénea, Chouliaraki y Fairclough (1999: 150)
señalan:

No negamos que existen ideologías patriarcales dominantes


acerca de la maternidad, sino que insistimos en que operan de
maneras complejas en prácticas sociales múltiples, por ejem-
plo, el discurso del trabajo profesional de las madres (opuesto
al trabajo doméstico), o los discursos de parvularias (en lugar
del cuidado materno) forman parte, cada vez más, de los cam-
pos discursivos dominantes de la maternidad (lo que significa
que son discursos disponibles y operativos en los grupos de
madres trabajadoras y no trabajadoras) y seguramente crearán
tensiones de identidad de las cuales no se da cuenta en el
manejo y análisis de los datos de Hasan.

Nuestra propia visión es que, dadas las actuales relaciones


interculturales que son parte de la «dialéctica de lo local y lo
global», es inconveniente visualizar las identidades como posicio-
nes esencialistas y arraigadas (Giddens, 1991: 22). Por lo tanto,
sostendremos que las identidades de género son heterogéneas en
lugar de homogéneas.
En la próxima sección, haremos una breve presentación del aná-
lisis crítico del discurso; luego discutiremos las nociones de poder e
ideología para, posteriormente, presentar nuestro análisis del corpus
de la Constitución (Magalhães, 1991, 1995, 2000a).2

1
Hasan (1996: 129) en su análisis de la identidad de la madre sugiere
que «independientemente del sector de la población al que pertenecen las
madres, comparten visiones similares sobre el trabajo de la mujer».
2
Se presentaron borradores previos de este documento en un simposio
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Análisis crítico del discurso e ideología de género %

2. Análisis crítico del discurso

En los años 70, en la Universidad de East Anglia, un grupo de


académicos desarrolló una aproximación investigativa al estudio
del lenguaje que se conoce como lingüística crítica (LC). En 1979,
Fowler, Kress, Hodge y Trew publicaron un libro titulado
Language and Control, que tuvo un gran impacto en los lingüistas
e investigadores en lenguaje que se interesaban por la relación
entre los textos y las nociones de poder e ideología.
En los años 80, otros académicos se dedicaron a desarrollar
este enfoque. Fairclough, en la Universidad de Lancaster, usó la
frase «análisis crítico del discurso» por primera vez, en un artículo
original y de gran influencia publicado en el Journal of Pragmatics
(Fairclough, 1985). El análisis crítico del discurso (ACD) puede
ser concebido como continuador de la tradición de la LC (Wodak,
2001). Sin embargo, considerar el ACD como una mera conti-
nuación de la LC reduce, en un sentido, problemas más impor-
tantes que el ACD ha hecho explícitos en términos teóricos y
prácticos. El análisis crítico del discurso ha examinado textos y
eventos en diversas prácticas sociales y propone una teoría y un
método para describir, interpretar y explicar el lenguaje en su
contexto sociohistórico. Mientras la LC desarrolló un método
para analizar una pequeña muestra de textos, el ACD ha desarro-
llado el estudio del lenguaje como una forma de práctica social
para enfrentar los cambios en la vida social. El ACD ofrece una
contribución significativa de los lingüistas al debate de asuntos
como el racismo, el sexismo, el control y manipulación
institucional, la violencia, los cambios en la identidad nacional y
personal, y la exclusión social.
En la actualidad, el ACD se ha vuelto muy conocido
internacionalmente, a través del trabajo de académicos como
Fairclough, en una serie de libros (Fairclough, 1989, 1992, 1995a,
1995b, 2000; Fairclough y Wodak, 1997; Chouliaraki y
Fairclough, 1999). La contribución principal de Fairclough es el

sobre Lenguaje, género y desarrollo, organizado por el Consejo Británico


(British Council) en Manchester, RU, y en el Grupo Lenguaje e Ideología e
Investigación acerca del Poder coordinado por Norman Fairclough en la
Universidad de Lancaster, RU, ambos en 1994.
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& Izabel Magalhães

desarrollo de un método para realizar ACD (Fairclough, 1989,


1992) y su notable esfuerzo por explicar por qué los científicos
sociales críticos y los investigadores de los medios de comunica-
ción necesitan la contribución de los lingüistas (Fairclough, 1995a,
1995b, 2000; Chouliaraki y Fairclough, 1999).
De acuerdo con Chouliaraki y Fairclough (1999), el ACD se
ubica en la ciencia social crítica y en la investigación crítica sobre
el cambio social en las postrimerías de la sociedad moderna.
Giddens (1991) usa el término «modernidad tardía» para referir-
se a los cambios económicos y socioculturales de las últimas dos
décadas, en los que los avances en la tecnología de la información
y los medios de comunicación han desvinculado los signos de su
ubicación específica, permitiendo su circulación a través de las
fronteras del tiempo y del espacio. Chouliaraki y Fairclough
(1999: 3) sostienen que «el ACD debiera verse como una contri-
bución al campo de la investigación crítica sobre la modernidad
tardía». Al hacer referencia a los profundos cambios económicos
y socioculturales de las últimas dos décadas, Chouliaraki y
Fairclough (1999: 4) señalan que dichos cambios son, en parte,
producto de estrategias de grupos particulares en un «sistema
particular». Agregan que «existe una necesidad apremiante de un
análisis y una teorización crítica de la modernidad tardía que puede,
no sólo iluminar el nuevo mundo que emerge, sino también mos-
trar qué direcciones alternativas desconocidas existen».
Van Dijk ha contribuido al debate del ACD como editor de
Discourse and Society, una de las principales publicaciones perió-
dicas de ACD. Mucho del respeto hacia el ACD, como tradi-
ción académica, se debe a la interesante discusión que se ha
desarrollado en esta publicación desde 1990. Además del
Handbook of Discourse Analysis (1985), el trabajo de van Dijk
aborda el discurso de los medios de comunicación (1986), el
racismo y la ideología (1998).
El interés de Wodak se centra en «cómo los académicos vincu-
lados a la lingüística, la semiótica y el análisis del discurso, que
provienen de distintas disciplinas, comparten una perspectiva
particular, en la cual los conceptos de poder, ideología e historia
figuran como centrales» (Wodak, 2001: 7).
Una colección de ACD que se ha revisado ampliamente es
Texts and Practices, editada por Caldas-Coulthard y Coulthard
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Análisis crítico del discurso e ideología de género '

(1996). Wodak y Meyer han editado una colección reciente


(2001). La colección editada por Jaworski y Coupland, The
Discourse Reader (1999), es un intento de discutir el método y la
teoría.
¿Por qué crítico? El elemento crítico de la teoría ha suscitado
algunas preguntas, como en Widdowson en un gran número de
documentos (ver, por ejemplo, Widdowson, 2000). En este do-
cumento, Widdowson basa su crítica acerca del ACD en la afir-
mación de Caldas-Coulthard y Coulthard:

El análisis crítico del discurso, en su propósito, es esencial-


mente político, con sus practicantes que actúan en el mundo
para transformarlo y, de este modo, ayudan a crear un mundo
donde a la gente no se la discrimina por su sexo, credo, edad o
clase social (Caldas-Coulthard y Coulthard, 1996: xi).

El argumento de Widdowson contra el ACD se puede ilus-


trar en la siguiente cita:

Esta es una agenda única y, por cierto, muy alejada de los


modestos objetivos de mis esfuerzos en análisis crítico. Yo
no tuve compromiso con una causa: mi propósito no era
demostrar, sino explicar; no descubrir propósitos desviados,
sino tratar de encontrar lo que estaba en los textos que daba
origen a ciertas interpretaciones. De hecho, desde el punto de
vista del ACD, en realidad yo no estaba haciendo un análisis
del discurso puesto que el discurso sólo puede significar un
conjunto de valores construidos socialmente, en los cuales la
ideología está inevitablemente involucrada (Widdowson, 2000:
155-156).

La crítica de Widdowson al ACD plantea la pregunta de si es


posible no ser político. De hecho, la motivación de Widdowson
es política, en el sentido de que no existe una ciencia neutral. La
distinción tradicional entre ciencia e ideología es rechazada por
pensadores como Foucault, quien dedica un capítulo a este tema
en su famoso libro La arqueología del saber (1987). Este punto,
que es de interés para los analistas críticos del discurso, se discu-
tirá en la siguiente sección.
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 Izabel Magalhães

3. Discurso, poder e ideología

En un seminario sobre poder, ética y validez, celebrado en la


Universidad de Lancaster, Reino Unido, en 1994, se discutieron
en profundidad los cambios en los paradigmas de la investigación
en la lingüística y enseñanza del lenguaje. Este tema se puede
resumir de la siguiente manera:

Aunque en algunas situaciones de investigación, los investi-


gadores pueden estar en situaciones de menor poder que sus
sujetos (...) y en otros casos pueden ser tratados con suma
indiferencia, suele suceder que los sujetos de la investigación
aceptan las imposiciones que exige la investigación, porque
sienten que es difícil hacer lo contrario (Magalhães y Gieve,
1994: v).

En este seminario, Fairclough se centró en los diferentes sig-


nificados del término poder (Fairclough, 1989). Podemos pensar
en el poder físico, como una persona sobre otra, como por ejem-
plo en la relación de hombres y mujeres, en la cual los hombres
frecuentemente sacan ventaja de su fuerza física para amenazar e
incluso, literalmente, eliminar a las mujeres (Rorty, 1996; Suárez
y Bandeira, 1999). Dichos actos de poder usualmente co-ocurren
con la dominación simbólica, como en el lenguaje sexista y en la
representación visual (Bourdieu, 1999; Magalhães, 2002). En el
discurso médico, a las madres se las suele representar como «poco
aptas» porque se las ve exclusivamente como las responsables de
nutrir y cuidar a sus hijos. Por esta razón, los doctores pueden
manipular a las mujeres para que sigan sus prescripciones y reco-
mendaciones (Magalhães, 2000b).
Como señala Foucault (1980: 98), el poder se ejerce a través
de una «organización en red» donde los individuos participan
como su «objetivo consensuado» y como «elementos de su articu-
lación». Foucault está interesado en cómo se manifesta el poder
en las prácticas de vigilancia en las prisiones, escuelas y hospitales.
Estas prácticas de vigilancia también operan en la definición de la
locura y la sexualidad (Foucault, 1985, 1988). Un aspecto del
trabajo de Foucault, que usualmente se olvida, es su visión de que
el poder no se debe considerar sólo como una estrategia de arriba-
abajo porque «no hay relaciones de poder sin resistencias» (1980:
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Análisis crítico del discurso e ideología de género 

142). Así, es útil ver el poder en su dialéctica, siguiendo las adver-


tencias de Fairclough de que deberíamos pensar en el discurso
como un sitio de ejercicio y búsqueda del poder. Esto indica la
necesidad de que el ACD sea reflexivo acerca de su propia posi-
ción institucional porque «la teoría es en sí misma una práctica»
(Chouliaraki y Fairclough, 1999: 29).
Como hemos señalado en los párrafos anteriores, el punto de
vista crítico vincula el ACD con un interés claro acerca del ejerci-
cio del poder en las relaciones sociales pero, al contrario de una
visión marxista ortodoxa, el poder se puede examinar potencial-
mente en todas las relaciones sociales, incluyendo las de género,
raza y clase. De acuerdo con Wodak:

Hoy en día, el término ACD se usa para hacer referencia más


específicamente al enfoque lingüístico crítico de los investi-
gadores que consideran la unidad discursiva mayor del texto
como la unidad básica de la comunicación. Esta investigación
considera específicamente los discursos institucionales, polí-
ticos, de género y de los medios de comunicación (en el sen-
tido más amplio) los cuales dan cuenta de relaciones más o
menos abiertas de lucha y conflicto (Wodak, 2001: 2).

El estudio de estas relaciones de lucha, como se representan en


los textos, distingue al ACD de otras tradiciones académicas como
la sociolingüística, la lingüística del texto, el análisis de la conver-
sación y la pragmática (Fairclough, 1992, 1989). Esto no signifi-
ca que estas tradiciones sean homogéneas, ya que algunos de los
trabajos producidos en estas corrientes pueden adoptar un enfo-
que crítico. Un ejemplo es el interés de Mey (2001: 301) por la
«represión lingüística» en los discursos institucionalizados. En
dichos discursos, «el valor de la expresión lingüística del indivi-
duo se mide estrictamente por el lugar que él o ella ocupa en la
institución».
El interés que tienen los analistas críticos del discurso en las
nociones de poder e ideología se puede remontar a la distinción
entre teoría tradicional y crítica, establecida por Horkheimer y
Adorno (1970: 52). Las nociones que se desarrollan en un pen-
samiento crítico contemplan una crítica de la exclusión social.
«Las tareas de la teoría crítica fueron las de ayudar a ‘recordar’ un
pasado que estaba en peligro de ser olvidado, luchar por la eman-
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Izabel Magalhães

cipación, clarificar las razones de dicha lucha y definir la natura-


leza propia del pensamiento crítico» (Wodak, 2001: 9).
El poder está inserto en un campo. Nos hemos referido a la
noción campo del discurso de Foucault. Bourdieu (1990) de-
fiende una noción similar. Para Bourdieu, un campo es una red
de posiciones en un espacio social que están definidas por el capi-
tal (simbólico). Todas las formas de capital, en la teoría de Bourdieu
—económico, social o cultural— se pueden convertir en capital
simbólico, si se reconocen (o no) como tales y tienen efectos de
poder sobre los otros. Una de estas formas de capital es el capital
lingüístico, que es el poder atribuido a las formas, estilos o dialec-
tos lingüísticos (ver la discusión sobre Bourdieu en Chouliaraki y
Fairclough, 1999: 101).
Con respecto a la noción de ideología, podemos definirla de
dos formas (Thompson, 1990). De acuerdo con la definición
«neutral», las ideologías son sistemas simbólicos o de creencias
que pertenecen a la acción social o a la práctica política. Así, la
ideología se encontrará en todos los programas y partidos políti-
cos, «sin implicar que estos fenómenos sean necesariamente enga-
ñosos, ilusorios o que estén alineados con los intereses de un gru-
po particular» (Thompson, 1990: 53). Pensadores como Destutt
de Tracy, Lenin, Lukács y Mannheim defienden (en su formula-
ción general) la definición neutral.3 No obstante las diferencias
entre ellos, conciben la ideología como un fenómeno que no es
necesariamente negativo o que se deba eliminar. Esta expansión
de la noción de ideología es problemática, ya que se corre el riesgo
de que la noción no tenga sentido.
Al contrario de la concepción neutral, la definición «crítica»
ve la ideología como «engañosa, ilusoria o unilateral» (Thompson,
1990: 54). Además, las visiones críticas de la ideología pueden
diferir de acuerdo con los «criterios de negatividad» asociados a
ellas. Así, Napoleón, Marx y Mannheim (en su visión restringi-
da), no obstante sus diferencias, comparten la concepción de que
la ideología es negativa y un fenómeno que se debe criticar. Las
visiones críticas pueden variar de acuerdo con los criterios de
negatividad. Para Napoleón, la ideología era negativa en el sentido
de que eran ideas erróneas y engañosas que estaban divorciadas de

3
Ver Kennedy, 1978; Larraín, 1983; Lukács, 1971; Lenin, 1969;
Mannheim, 1936; Marx y Engels, 1970; Thompson, 1990.
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Análisis crítico del discurso e ideología de género !

la realidad política. La concepción polémica de Marx mantenía


estos criterios de negatividad pero, en vez de atacar la ciencia de las
ideas de Destutt de Tracy, criticó la especulación filosófica de los
Jóvenes Hegelianos. En la concepción epifenoménica de Marx, el
blanco de ataque es la clase dominante. Este criterio se reemplaza,
posteriormente, en la concepción latente de Marx. En esta concep-
ción, la ideología se concibe como un sistema de representaciones
que ocultan relaciones de poder y, por lo tanto, contribuye a man-
tenerlas como son. En la concepción restringida de Mannheim,
los criterios de negatividad son similares a los de Napoleón y a la
concepción polémica de Marx (Thompson, 1990: 55).
Thompson adopta la definición «crítica». Para él, «estudiar la
ideología es estudiar las formas en que el significado sirve para
establecer y mantener relaciones de dominación» (Thompson,
1990: 56). Según este autor, no podemos comprender la ideolo-
gía de los fenómenos simbólicos per se, sino sólo en tanto estén
incluidos en contextos sociohistóricos, «dentro de los cuales estos
fenómenos pueden, o no, servir para establecer y sostener relacio-
nes de dominación» (Thompson, 1990: 56).
A pesar de que Eagleton (1997: 19) considera que esta defi-
nición de ideología es la única que ha sido ampliamente aceptada,
se pregunta si cualquier creencia que se considere ideológica, está
necesariamente vinculada a un poder político dominante. Por ejem-
plo, ¿es posible que el socialismo y el feminismo sean ideológi-
cos? Considerar el socialismo y el feminismo como ideológicos
implica la concepción neutral de ideología que criticáramos ante-
riormente.
Recogiendo dieciséis definiciones diferentes de ideología,
Eagleton señala que la ideología es más una cuestión de discurso
que de lenguaje. Para Eagleton, la ideología tiene más que ver con
quién está expresando qué, a quién y con qué propósito, que con
las propiedades lingüísticas inherentes a un enunciado (Eagleton
1997: 22). Por lo tanto, la discusión epistemológica de la ideolo-
gía relacionada con la verdad/falsedad ha originado un tratamiento
político y sociológico en el cual la ideología está relacionada con
el momento en el cual las mujeres y los hombres llevan a cabo sus
luchas sociales y políticas, mediante la práctica del discurso.
El análisis de la ideología por parte de los analistas críticos del
discurso considera los cinco modos que define Thompson (1990:
60): legitimación (estrategias de racionalización, universalización
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" Izabel Magalhães

y narrativización), disimulación (estrategias de desplazamiento,


eufemismo y tropo: por ejemplo, sinécdoque, metonimia, metá-
fora), unificación (estrategias de estandarización y simbolización
de unidad), fragmentación (estrategias de diferenciación y
expurgación del otro) y reificación (estrategias de naturalización,
eternalización y nominalización/pasivización). Estos modos pue-
den traslaparse. Además, la ideología también puede operar de
otras formas. La asociación de los modos con las estrategias de
construcciones simbólicas no es única; las estrategias menciona-
das no son las únicas a considerar en circunstancias particulares.
La noción de «ideologías de género» es de particular interés
para este trabajo. Graddol y Swann (1989: 141), al escribir sobre
el papel de la ideología y las instituciones, definen las ideologías
de género de la siguiente manera:

En el caso de las ideologías de género, se asume que las imá-


genes dominantes de feminidad y masculinidad, que alientan
a las mujeres y hombres a buscar gratificación, ajustándose a
normas de género establecidas, conducen finalmente a la opre-
sión de la mujer. Así, la ideología se expone como un meca-
nismo para explicar cómo las mujeres se hacen cómplices de
su propia opresión.

Las formas en que los estilos y representaciones del lenguaje


se atribuyen a las mujeres y hombres en las prácticas institucionales,
como en la Asamblea Nacional de la Constitución son, sin duda,
productos de las estrategias ideológicas de la universalización, di-
ferenciación y naturalización. Sin embargo, de igual interés es el
problema del cambio social y la resistencia de las mujeres ante los
«manejos» de la ideología (Fairclough, 1992).
La próxima sección tratará acerca de las ideologías de género
en el discurso de la Constitución brasileña de 1988.

4. Ideologías de género en la Constitución Brasileña

Una investigación sobre textos de mujeres escritos a modo de


sugerencias a la Constitución de Brasil de 1988, muestra la
influencia de representaciones masculinas dominantes, tanto
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Análisis crítico del discurso e ideología de género #

en la forma en que las mujeres se refieren a los hombres como


en los modos en que se refieren a sí mismas. Además, el análisis de
estos textos indica que la capacidad de lectoescritura en portugués
es crucial para las mujeres de Brasil, ya que las formas orales de
comunicación no son valoradas en absoluto en la mayor parte de las
prácticas institucionales. Se argumenta que las mujeres deberían
tener más oportunidades educacionales, especialmente en lo que se
refiere al acceso a las prácticas de lectoescritura, asociadas tradicio-
nalmente a los hombres.
En 1989 participamos en un proyecto de investigación, finan-
ciado por el Parlamente brasileño, orientado a investigar los 72,719
textos escritos por brasileños como sugerencias a la Constitución
de 1988. Estas sugerencias —sugestões populares— fueron escritas
entre 1986 y 1987 y enviadas a la Asamblea Nacional Constituti-
va, responsable de redactar la nueva Constitución. Las sugerencias
se organizaron en una base de datos llamada SAIC/Serviço de Apoio
Informativo à Constituinte (Servicio de Apoyo Informativo para la
Constitución), según el tema y/o las características sociológicas de
sus autores.
Las mujeres brasileñas mostraron un gran interés en la Constitu-
ción. Con los cambios producidos en la sociedad brasileña por la
migración desde lo rural a lo urbano, las mujeres empezaron, gra-
dualmente, a ser aceptadas en puestos de trabajo que previamente
habían sido considerados como trabajo de hombres solamente. Al
tomar parte en la vida económica de la nación, las mujeres estuvieron
en condiciones de actualizar sus calificaciones y su nivel de participa-
ción política. Esto llevó a la actual situación en la cual el poder polí-
tico de las mujeres en el gobierno y el Parlamento brasileño se ha
vuelto una realidad nacional. Políticos de renombre incluso comen-
zaron a dirigirse tanto a hombres como a mujeres en sus discursos
con la frase nominal «brasileñas y brasileños».4
Considerando lo anterior, muchas mujeres creyeron que la
nueva Constitución les ofrecía una oportunidad real para deman-
dar cambios en las leyes que gobiernan los derechos civiles de la
mujer y de sus hijos. Así, las mujeres contribuyeron con 23.617
(32%) de las sugerencias. La mayoría de las sugerencias de las

4
José Sarney, el primer presidente civil después de la dictadura militar,
que gobernó entre 1985 y 1990, usaba estas formas (lingüísticas) en sus
discursos a la nación, transmitidos por cadena nacional radial y televisa.
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$ Izabel Magalhães

mujeres se referían al tema de las políticas educacionales (17%),


seguidas por la organización social (14%), el tema que se refiere a
los derechos civiles de las mujeres. Ejemplo de esto es la sugeren-
cia formulada por una mujer casada, sin trabajo, en el grupo etáreo
25-29, residente de la ciudad de Sao Paulo.5

1) Primeiro fico contente em participar através do voto para


eleger a nova Constituinte, sem dúvida a atual é caótica e
muitas vezes já me encontrei perdida em soluções simples como
o pátrio poder do filho, que hoje cabe ao pai, é vexatório.
Gostaria que na próxima Constituição, a nova, seja respeitada
a posição da mulher e que os membros por nós eleitos não
nos decepcionem, não nos abandonem.

En primer lugar, estoy contenta de participar a través del voto


para elegir la nueva Asamblea Constitucional; sin duda, la
actual es confusa y me he encontrado muchas veces entrampada
en resoluciones simples como el poder de los padres con res-
pecto a sus hijos; hoy, sólo los padres tienen ese poder; es
ridículo. Quisiera que la nueva Constitución respetara la po-
sición de las mujeres y que los parlamentarios que elegimos
no nos desilusionen ni abandonen (Codificado en SAIC:
607071018436).

Es importante hacer notar que la problemática que presentó


esta mujer sólo recientemente ha sido modificada gracias a la nueva
ley que rige los roles familiares. Sin embargo, fue la organización
de las mujeres la que presionó por provocar estos cambios. La
Asamblea Constitucional Nacional estaba dominada por voces
masculinas y queda claro, a partir de este texto, que se necesita un
respeto hacia las mujeres por parte de los hombres. En el texto
subyace la idea de que los hombres no respetan a las mujeres:
«Me gustaría que la nueva constitución respetara la posición de la
mujer». Esta suposición puede catalogarse como presuposición.
Según Mey (2001: 28-29), algunos lingüistas consideran que las
presuposiciones están relacionadas con la semántica de un ítem
léxico; en este caso en particular, el verbo «respetar». Sin embargo,

5
Todos los ejemplos en el análisis se presentarán en portugués seguidos
de una traducción al español.
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Análisis crítico del discurso e ideología de género %

por lo general, las presuposiciones se pueden inferir del contexto


social, por ejemplo, quién se dirige a quién. En nuestro ejemplo,
la presuposición es ideológica en la medida que neutraliza y uni-
versaliza la posición de la mujer como no siendo respetada.
Sin duda que no a todas las mujeres se les falta el respeto de la
misma forma, ya que la posición de la mujer puede variar según la
clase social y la etnia. Como lo señala Cameron (1997: 34), la
ventaja de situar el análisis en contextos sociales específico es que
«se aleja de las declaraciones globales y las explicaciones
estereotipadas, que comúnmente las acompañan, hacia un tipo de
relato más ‘local’ que puede acomodarse a diferencias intra e inter
grupales».
Además, los verbos «desilusionar» y «abandonar» indican que,
aun cuando las mujeres demandan iguales derechos con respecto
a los hombres en temas tan delicados como el del poder sobre los
hijos, se encuentran en una situación de dependencia.
El corpus se organizó según los siguientes criterios:

• Todas las mujeres que escribieron tenían educación secun-


daria completa.
• Se dividieron en dos grupos: en el primer grupo las muje-
res no tenían trabajo y no contaban con un salario regular.
En el segundo grupo, las mujeres tenían un empleo y ga-
naban entre 280 a 580 dólares mensuales, aproximada-
mente.6
• Pertenecían a tres grupos etáreos 25-29, 30-39 y sobre 59.
Decidimos dejar fuera el grupo 40-58 para ser investigado
en trabajos posteriores.

El estudio de estos grupos etáreos mostró que las mujeres jó-


venes están preocupadas de la preservación de la naturaleza (25-
29), mientras que las mayores abogaron por la idea de la materni-
dad responsable (30-39) y la preocupación por los más viejos
(más de 59; ver Figura 1).
Estas sugerencias fueron registradas en un formulario con 11
preguntas que requerían de los encuestados datos sociológicos
sobre sexo, origen (urbano/rural), estado y ciudad, escolaridad,

6
Estas cifras se basan en el valor del sueldo mínimo (200 reais); 5 salarios
mínimos mensuales corresponden a US$280 y 10 salarios a US$580.
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& Izabel Magalhães

estado civil (casada, soltera, etc.), edad, ingreso, ocupación, nom-


bre, dirección, código postal. Bajo la pregunta 11, en la página 2
del formulario, se dejó un espacio en blanco para que la encuestada
se dirigiera a un miembro del Parlamento: «Si usted desea dirigir
su sugerencia a un miembro específico del Parlamento, todo lo
que debe hacer es llenar el espacio en blanco con el nombre del
parlamentario». Este espacio estaba seguido de 23 líneas en las
cuales había que escribir la sugerencia con la siguiente instruc-
ción en el encabezado: «Utilice este espacio para formular su su-
gerencia».
FIGURA 1
Sugerencias a la Constitución de Brasil de 1998

Edad 25-29 30-39 Sobre 59

Asalariada/No asalariada 85 76 19
US$ 280/580 25 61 18

El análisis de las sugerencias de las mujeres, con respecto a la


Constitución brasileña, presenta indicios lingüísticos acerca de la
formación social de la familia brasileña. En Magalhães (1995), nos
referimos a esta formación social en relación a la heterogeneidad en
el discurso, con dos «formas de coexistencia» predominantes, ex-
presión utilizada por Foucault (1987) en referencia a la organiza-
ción de un campo discursivo. Estas formas de coexistencia son: el
discurso tradicional y el discurso igualitario.7 El discurso igualita-
rio busca relaciones de género iguales. Aun cuando concebimos
que estas relaciones incluyen las identidades hetero y homosexua-
les, no nos referiremos a este punto aquí.
El discurso tradicional, que tiene relevancia histórica en la for-
mación social de las familias brasileñas, puede apreciarse en los
textos de las mujeres. En ellos, las mujeres a menudo se ven como
explotadas y discriminadas por las prácticas institucionales do-
minadas por los hombres. Las mujeres presentan situaciones la-
borales en las cuales han sido despedidas porque se han embara-
7
En la investigación de 1995, usamos los términos «discurso del control»
y «discurso de la liberación». Lazar (2000) usa el término «igualitario».
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Análisis crítico del discurso e ideología de género '

zado o porque simplemente son casadas y, por tanto, demandan


apoyo profesional legal. También está el caso de las dueñas de
casa quienes exponen su vida marginal, y exigen que su contribu-
ción a la sociedad brasileña se explicite en la Constitución. En la
tercera categoría de textos, las mujeres reproducen una ideología
masculina que percibe a las mujeres como frágiles y no aptas para
realizar ciertos trabajos que requieren fuerza física.

2) Perdi o emprego porque me casei. Todos esses bancos e


firmas particulares admitem enquanto as meninas estão sem
compromisso e quando as mesmas vão se casar ou ficam grá-
vidas, eles demitem, isso precisa ser visto porque eles alegam
não precisar mais dos seus trabalhos, e no outro dia admitem
uma nova vítima. Se estamos na época da democracia, espero
que o Governo Federal faça algo a respeito da proteção da
mulher. Inclusive, tornase mais difícil encontrar um novo
emprego depois de casada, porque existe limite de idade nos
concursos em geral e nesse meio tempo a mulher está na fase
mais experiente de sua vida e sem (ter) como aplicar seus
conhecimentos e tornase uma pessoa infeliz por ser rejeitada
com apenas 32 anos de idade. Acreditamos no governo e na
oportunidade de sermos felizes.

Perdí mi trabajo porque me casé. Todos esos bancos y empre-


sas privadas contratan niñas antes de que se comprometan pero
cuando están por casarse o embarazarse, las despiden. Esto
debe investigarse porque sus empleadores señalan que ya no
necesitan su trabajo, pero al día siguiente contratan una nueva
víctima. Si estamos en democracia, espero que el Gobierno
Federal haga algo para proteger a las mujeres. Además, des-
pués de casarse, es más difícil encontrar un trabajo nuevo por-
que, en general, hay un límite de edad para postular a un
trabajo. Al mismo tiempo, es en este período cuando la mujer
está en su etapa de mayor experiencia en la vida y no tiene la
posibilidad de ocupar su conocimiento. Por eso se transforma
en una persona frustrada, por el hecho de ser rechazada cuan-
do tenía sólo 32 años. Pensamos en el gobierno y en la opor-
tunidad de ser felices (Codificado 60507L0235559 en SAIC).

Lo primero que hay que señalar es que el texto se organiza en


etapas. Nosotros tomamos estas etapas como secuencias del ciclo
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! Izabel Magalhães

de vida que se relacionan con el entorno espacio-temporal. Este


es uno de los rasgos del contexto social que es restrictivo, pero
«constitutivo de acción e interacción» a la vez (Thompson, 1990:
150). Las características del contexto, como el tiempo y el espa-
cio, determinan que ciertas acciones y modos de interactuar sean
más adecuados o posibles que otros. Las etapas en el texto son
modos de estructurar las acciones e interacciones de las mujeres
en la perspectiva de género. La visión de género como un campo
explica cómo el lenguaje (discurso) se relaciona dialécticamente
con el poder.
El entorno espacio-temporal es un telón de fondo para el aná-
lisis de las formas lingüísticas como ejercicio del poder en un
texto (ver Figura 2).

FIGURA 2
Construcción de la ideología de género
PRIMERA ADJETIVOS SUSTANTIVOS
ETAPA nova (joven) meninas (niñas), bancos/
firmas (bancos/empresas)
SEGUNDA casada, rejeitada (rechaza- compromisso (compromi-
ETAPA da), infeliz, grávida (em- so), trabalho (trabajo),
barazada), difícil, novo vítima (víctima), mulher
(nuevo), experiente (con (mujer), pessoa (persona),
experiencia) emprego (trabajo), limite
de idade, (límite de edad),
fase (etapa)
ETAPA felizes (felices) democracia, Governo Federal
FUTURA (Gobierno federal),
proteção (protección), vida
conhecimentos, (conoci-
miento), oportunidade
(oportunidad)

Los adjetivos y nombres establecen una modalidad donde po-


demos destacar al menos tres modos de funcionamiento ideológi-
co: a) el texto legitima el gobierno, los bancos y las empresas; b) el
texto también presenta una visión de género unificada y esencialista;
c) el texto critica los bancos y las empresas en un intento por
«desunir» a sus propietarios y representantes como grupo.
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Análisis crítico del discurso e ideología de género !

En la primera etapa, los bancos y las empresas invierten en la


idea de que una mujer joven (y bien parecida) atrae clientes y, por
lo tanto, puede aumentar las ganancias. En la segunda etapa, cuan-
do estas mujeres se casan o se embarazan, se contratan «nuevas
víctimas» como en un sistema «rotatorio». Sin embargo, se prevé
una etapa futura donde las mujeres tendrán «oportunidades».
El uso de «meninas» (niñas), asociado a la situación laboral,
pone a la mujer en una posición de indefensión ya que las «ni-
ñas», por lo general, no son percibidas como profesionales. Esta
posición se ve reforzada por la gramática del texto; según Halliday
(1994) son los bancos, las empresas y el gobierno los agentes de
los verbos de proceso material, como «contratar», «despedir» y
«hacer». Las mujeres aparecen como agentes sólo de verbos de
procesos mentales como en «espero» y «creemos» y, en estos casos,
el agente está oculto. Es significativo que las acciones materiales
se atribuyan a bancos, empresas y al gobierno pero no a mujeres,
y que el agente oculto se utilice sólo para mujeres, como en «per-
dí», «espero» y «creemos». De este modo, el texto legitima a los
bancos las empresas y el gobierno, y representa a las mujeres como
sujetos carentes de poder.
El sustantivo «víctima», usado aquí en un sentido metafórico,
forma parte del discurso de género tradicional que representa a
las mujeres como víctimas de instituciones como los bancos. En
el contexto de la Colonia, las mujeres fueron víctimas de la Iglesia
Católica y de la institución médica quienes las intimidaban, cons-
truyendo para ellas una imagen de «objetos para la procreación»
(del Priore, 1993). Esta imagen también se puede asociar a la idea
de que las mujeres casadas/embarazadas debieran dejar de trabajar,
es decir, entrega una explicación para el despido. Sin embargo, ocu-
rre a menudo que el hecho de despedir a una mujer embarazada
tiene que ver con el negarse a pagar licencias maternales.
Hemos enfatizado el rol crucial que juegan las instituciones
en la mantención de las relaciones de poder entre mujeres y hom-
bres. Para Bourdieu (1999: 138), si la dominación masculina se
explicita en el hogar, es en instituciones como la escuela, la Iglesia
y el Estado donde esta dominación se reproduce de manera sim-
bólica. El texto, por tanto, refuerza la visión de género esencialista,
homogénea y unificada que caracteriza las representaciones tra-
dicionales de las mujeres (Louro, 1977). Esta visión se representa
lingüísticamente en la colocación del sustantivo «mujer» con los
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! Izabel Magalhães

adjetivos «casada», «rechazada», «infeliz» y «embarazada». Los


adjetivos, al igual que el significado experiencial construido por
los sustantivos «niñas» y «víctima», contribuyen a situar aún más
el texto en un marco ideológico. «Infeliz» y «difícil» presentan la
evaluación del emisor de la posición de las mujeres, construyendo
significados expresivos. El hecho de que «mujer» y «persona» va-
yan en colocación con «casada», «rechazada», «embarazada» e «in-
feliz» representa, nuevamente, a las mujeres como víctimas de las
prácticas sociales dominantes.
La nominalización «protección» muestra un significado natu-
ralizado del cual los usuarios del lenguaje no están siempre cons-
cientes. Una nominalización es una forma lingüística donde un
proceso (con agentes y/o pacientes, tiempo y modalidad) se redu-
ce a un sustantivo. Las nominalizaciones constituyen buenos ejem-
plos de la manera en que se construye el significado en las prácti-
cas sociales. La omisión del agente, en este caso, deja abierta la
posibilidad de quién se espera que proteja a las mujeres y de qué.
Es significativo el hecho de que la autora del texto «espera que el
Gobierno regional haga algo para proteger a las mujeres» repro-
duciendo, de este modo, la suposición de sentido común de que
las mujeres deben ser protegidas. Al reforzar la cadena textual
donde las mujeres se perciben como «niñas» o personas frágiles e
inseguras que necesitan ayuda, este texto reproduce una de las
suposiciones del discurso de género tradicional, que podemos lla-
mar «ideología de la fragilidad o debilidad».
Mientras que el texto percibe a las mujeres como necesitando
ser protegidas por el gobierno, se opone a los bancos y las empre-
sas por despedir a las mujeres cuando se casan o se embarazan.
Así, el texto adopta una estrategia política, buscando una alianza
con el gobierno para expurgar a los bancos y las empresas como
enemigos de las mujeres.
Volviendo a las formas lingüísticas que representan maneras
de construir a la escritora, el texto comienza con el verbo «perdí»
en primera persona y el agente oculto «yo» para referirse a una
mujer concreta que narra su experiencia. Esta forma cambia a
«nosotros» en «estamos», lo que probablemente hace referencia al
pueblo brasileño, haciendo eco de las voces que demandaban elec-
ciones generales y un sistema democrático de gobierno en mani-
festaciones llevadas a cabo en distintas partes del país antes de
1985. Al final del texto, sin embargo, la escritora se dirige a la
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Análisis crítico del discurso e ideología de género !!

Asamblea Nacional de la Constitución a nombre de las mujeres:


«Creemos en el gobierno y en la oportunidad de ser felices».
Estas maneras distintas de construir a la escritora pueden con-
siderarse como claves para comprender las múltiples identidades
de las mujeres y su valor relacional. Por tanto, la identidad mater-
na no debe considerarse como una identidad homogénea de fe-
minidad. De hecho, el texto representa una pluralidad de identi-
dades/voces (Bakhtin, 1997; Authier-Revuz, 1990). Por «voz»
entendemos al lenguaje asociado a grupos e identidades específi-
cas. Hemos distinguido al menos cuatro voces: la narradora que
relata su experiencia personal (la mujer que perdió su trabajo
porque se casó); la dueña de casa/madre (en este texto, la voz de la
narradora coincide con la de la dueña de casa/madre, pero esto no
es así necesariamente); la activista política («Esto tiene que
investigarse...», una crítica a los bancos y a las empresas; «Si vivimos
en democracia, espero...»); y la mujer líder («Creemos en el gobier-
no...»). La activista política y la mujer líder pueden, sin embargo,
fundirse en una sola voz, dependiendo de la lectura que se haga del
texto. Más aun, la voz de la activista política intenta que el lector se
ponga en contra de bancos y empresas.
FIGURA 3
Voces en el texto
La narradora
La dueña de casa/madre
La activista política
La mujer líder

Las voces en el texto se relacionan con otras voces que pueden


reforzar la de la activista política o la de la mujer líder. Por lo
tanto, otros textos del corpus pueden leerse para reforzar las voces
de la dueña de casa/madre u otras (Magalhães, 2000b, 2002).
El texto que analizaremos a continuación es muy distinto al
anterior. Aunque no fue incluido en el corpus original, decidimos
analizarlo por la manera en que se puede yuxtaponer a los otros
textos que formaron parte del estudio de 1991 (Magalhães, 1991).
Esta yuxtaposición descansa en la ruptura del procedimiento es-
tablecido para remitir sugerencias, así como las expectativas acer-
ca de lo que significa redactar una sugerencia.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

!" Izabel Magalhães

Tal vez es importante hacer notar que las sugerencias fueron


seleccionadas por un equipo de indexación en el Parlamento. En
esta selección, varios textos no fueron incluidos en la base de da-
tos debido al hecho de que se consideraron «vacíos» o «no perti-
nentes». Además, se reemplazaron todos los ítems léxicos tabúes,
a los cuales nos referimos como «palavroes» (palabras obscenas) o
«xingamentos» (lenguaje ofensivo), por asteriscos y otras conven-
ciones. Podemos referirnos a este proceso como «higiene verbal»
(Cameron, 1995). Por lo tanto, dado el procedimiento adoptado
para eliminar y sustituir información, fue necesario comparar las
formas originales con los textos que fueron incluidos oficialmen-
te en la base de datos. El texto siguiente ilustra la diferencia que,
a veces, se puede notar entre la sugerencia original y la que se
registró. Esta es una sugerencia hecha por una joven mujer soltera
y sin trabajo, en el grupo etáreo 15-19, de Campo Lindo Paulista,
Sao Paulo.

3) Para que tanta violência?


Por que pouca fraternidade?
Quero amor entre pessoas
O nosso trânsito deveria ser melhor.
Lembrete
Por que pessoas mais importantes, como senador e deputado,
são tão orgulhosos?
Eu acho que eles pensam que estão com o rei na barriga.

¿Para qué tanta violencia?


¿Por qué tan poca solidaridad?
Quiero ver amor en las personas
Nuestro tráfico debiera mejorarse.
Recordatorio
¿Por qué las personas importantes, como los parlamentarios,
son tan orgullosos?
Pienso que ellos creen que pueden demostrar su arrogancia.
(Codificado 60702L005119 en SAI).

La sugerencia que se incluyó en la base de datos es, de hecho,


una versión de la sugerencia original (Figura 4). En el texto origi-
nal, la escritura no siempre sigue la convención de linealidad de
izquiera a derecha que se adopta en la escritura portuguesa. El
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Análisis crítico del discurso e ideología de género !#

FIGURA 4
Sugerencia original de una mujer de Sao Paulo

«lembrete» (recordatorio) se presenta primero de manera lineal y


luego no-lineal en el margen izquierdo, lo que produce en el
lector un efecto de énfasis, y la parte del texto que representa el
recordatorio está indicado con una llave. Además, la escritora usa
el espacio en blanco en la parte superior para sus propósitos: en
vez de llenarlo con el nombre de un parlamentario, escribe una
afirmación irónica: «Prefiero lo mejor o lo que ustedes crean que
es lo mejor». Como sus preferencias no son necesariamente las
preferencias de los parlamentarios, los critica de una manera joco-
sa. Además, utiliza signos de exclamación, que son convenciones
escriturales que se relacionan con la presentación del lenguaje
escrito.
Más aún, todo el texto puede verse como un diálogo en el cual
se representan diferentes identidades en una heterogeneidad de
voces. Nos referimos a esta heterogeneidad como interdiscursividad,
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!$ Izabel Magalhães

que es la «articulación cambiante entre distintos discursos, géne-


ros y voces en las interacciones y en los textos» (Chouliaraki y
Fairclough,1999: 45). La primera parte del texto es una suge-
rencia relacionada indirectamente con la idea de que debiera ha-
ber más paz (menos violencia), amor (menos odio) y mejor (me-
nos desorganizado) sistema de tránsito (en la ciudad), que lo que
ocurre en la actualidad. Al formular esta sugerencia, la escritora
asume una identidad relacionada con los derechos civiles, ofre-
ciendo una contribución a la Constitución. Posteriormente, en la
segunda parte del texto, critica a los parlamentarios, recordándo-
les que no deberían ser tan arrogantes. Al hacer esta crítica, la
escritora también asume una identidad que se vincula con los
derechos civiles, pero ahora actúa en su condición de miembro de
la comunidad, poniendo en jaque a los representantes de los vo-
tantes. El uso de la forma del imperativo «piensen» (al final del
texto original) se relaciona con esta identidad. Según Hodge y
Kress (1988: 126) «el imperativo implica una estructura de roles
entre el que da una orden versus el que la responde». En este caso, la
instrucción se modaliza por medio de la construcción de una ter-
cera identidad, la de una mujer joven y soltera, estableciendo una
conversación con los hombres que ella no conoce: «Quiero cono-
cerlos! Nos vemos? Espero una respuesta de ustedes! Gracias.
Patricia!» Un aspecto que se relaciona con esta identidad es la
forma masculina de obrigado (gracias), con el sufijo masculino o.
Al agradecer a los parlamentarios por la oportunidad de expresar
su opinión, que es algo que en otras sugerencias no se encuentra,
esta joven se posiciona en una situación de indefensión. Al usar la
forma masculina obrigado, en lugar de obrigada —que es la elec-
ción léxica que pudiera haber hecho— la escritora refuerza su
posición carente de poder. Más aun, la firma es otra forma lin-
güística que construye la identidad de la que escribe como una
mujer que busca la oportunidad de conocer hombres. Un punto
importante es la forma en que estas diferentes identidades con-
tribuyen a transmitir una imagen que tiene sentido, aunque el
lector tenga que armarla como si fuera un rompecabezas. Este
patrón de organización textual, aparentemente fragmentado, sin
embargo, produce una experiencia de lenguaje significativa, re-
presentando identidades de género fragmentadas (Harvey, 1992;
Hall, 2000; Moita-Lopes, 2002).
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Análisis crítico del discurso e ideología de género !%

Estas identidades fragmentadas pueden interpretarse a partir


de indicadores gramático-textuales, como se demostró anterior-
mente en relación con el imperativo y masculino genérico; de la
puntuación y normas no lineales y no convencionales que pueden
indicar la «mezcla» entre el lenguaje escrito y el oral, así como la
existencia de prácticas de lecto-escritura informales, paralelas a
las prácticas de lecto-escritura formales e institucionales, a las cuales
se refiere Street (1984,1995).
En la conclusión, retomaremos estos puntos en relación con la
heterogeneidad y «mezcla» en la vida social actual.

5. Conclusión

En este capítulo, hemos analizado algunas contribuciones del


ACD al análisis del lenguaje como práctica social, perspectiva
que se vincula a la ciencia social crítica. Nuestro foco de atención
se centró en un estudio crítico de género en la Constitución de
Brasil de 1988.
Para concluir, nos interesa enfatizar la hibridez de las suge-
rencias que fueron remitidas a la Asamblea Nacional de la Cons-
titución. Estos textos híbridos indican lo que está involucrado en
la dialéctica del discurso, señalando cambios en las identidades de
género (Fairclough, 2001). El análisis detallado de las voces de-
mostró que las identidades híbridas se construyeron en los textos:
estas fueron las identididades de la narradora, la madre/dueña de
casa, la activista política y la mujer líder. La narradora es una
identidad que está arraigada en las prácticas discursivas del mo-
mento, situando a la mujer en una combinación de espacios pri-
vados y públicos. La madre/dueña de casa, como lo hemos desta-
cado, se percibe ahora como una identidad inserta en una plura-
lidad de identidades desarrolladas por las mujeres. La activista
política implica la subversión de una visión de identidad unifor-
me. La mujer líder, la que ahora se asocia a políticas de identidad,
puede también existir en contextos tradicionales como, por ejem-
plo, entre las benzedeiras, curanderas de aflicciones de mujeres
(Magalhães, 1985).
Además, el texto de la mujer joven, que es una combinación
de modos orales y escritos, subvirtió las convenciones de género
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!& Izabel Magalhães

establecidas, presentando una reorganización de identidades de


género vis-a-vis el poder institucional. De este modo, la noción
de identidades híbridas abre nuevas posibilidades de visualizar la
subjetividad como espacio político de (re)articulación creativo
(Laclau y Zac, 1994). Este espacio de crítica ideológica, un espa-
cio de mediación y lucha por la identidad, se basa en la contin-
gencia y la indeterminancia.
Bhabha (1998) se refiere a la indeterminancia y la contingen-
cia como formas de teorizar acerca del poder sin reproducir la
lógica del que lo detenta. Visualizar las identidades como contin-
gentes e indeterminadas tiene la ventaja de que evita la polariza-
ción en el debate sobre el género.
En un artículo reciente, Baxter (2002) presenta un «análisis
del discurso post-estructuralista (ADP) del habla de muchachos
y muchachas». Allí, Baxter propone una alternativa al Análisis
Conversacional y al Análisis Crítico del Discurso. Desde nuestra
perspectiva, tanto el ADP como el ACD se insertan en lo que
Horkheimer y Adorno llaman una «teoría crítica». Por esta razón,
sin dejar de reconocer la contribución de Baxter, pensamos que lo
que se necesita no es exactamente un término nuevo, sino desa-
rrollar una teoría crítica en la cual se puedan ubicar ambas pro-
puestas.

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"!

Análisis crítico del discurso y


representaciones sociales: un acercamiento
a la comprensión de la cultura 1

Neyla Pardo Abril


U NIVERSIDAD NACIONAL DE C OLOMBIA

Este documento se propone sintetizar algunas reflexiones en tor-


no a los alcances del análisis crítico del discurso y de la teoría de
las representaciones sociales, para la compresión de la cultura. Así,
explora la relación que puede ser elaborada desde la psicología
cognitiva, la psicología cultural y el análisis crítico del discurso.
La relación entre la teoría de las representaciones sociales y los
estudios del discurso se ha venido formulando recientemente, en
particular desde que la lingüística discursiva integró la cognición
social a la explicación del sentido de la comunicación humana,
como un núcleo de la investigación. Los trabajos más recientes de
investigadores como van Dijk (1999, 2002, 2003) ponen en evi-
dencia que la explicación de los discursos sociales tienen una es-
tructura triádica e interdisciplinaria en la que confluye lo social,
lo cognitivo y lo propiamente discursivo. En otra perspectiva, tra-
bajos como los de Moscovici (1993, 2001) señalan que la com-
prensión de las representaciones sociales puede dimensionar el
carácter social del conocimiento cuando se pretenden formular
explicaciones coherentes sobre la cognición social y el papel de éstas
en las formas de construcción de la cultura desde el discurso.
Un aspecto que se considera nuclear y que se constituye en
punto de partida en el intento por poner en relación el análisis
crítico del discurso (ACD) y la teoría de las representaciones so-
ciales (TRS) hace referencia a su convergencia en la cognición

1
Esta reflexión forma parte de la investigación «Discurso, Representacio-
nes Sociales y Cultura: La impunidad en la prensa Colombiana».
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"" Neyla Pardo Abril

social como fuente estructuradora del conocimiento de un grupo


humano. Así, mientras las representaciones sociales (RS) dan cuen-
ta de un conocimiento social internalizado que guía y facilita el
procesamiento de la información social, el ACD explora una prác-
tica socio-cognitiva que estructura y construye formas de saber
individual y colectivo que circulan socialmente como interacciones
discursivas. En este sentido, los discursos y las RS son conceptuali-
zados en la memoria personal y social con una estructura y orga-
nización interna.
Otra consideración interesante, en esta exploración, pone en
evidencia que las RS enfatizan el uso de vías cognitivas en el pro-
cesamiento de la información social, en tanto que la TRS y el
ACD convergen en la necesidad de ser definidos como estructu-
ras portadoras de dimensiones normativas, afectivas y evaluativas
inherentes. En este sentido, son expresiones portadoras de cono-
cimiento social internalizado; tienen funciones de procesamien-
to, organización y almacenamiento en la memoria y guían la se-
lección, el significado y la evaluación de la información y el cono-
cimiento social ( Jodelet, 1984).
Se entiende, sin embargo, que el ACD y la TRS se encuentran
articulados en diferentes niveles de explicación. La teoría de las
representaciones sociales trata de comprender el funcionamiento
psicológico social e individual, al crear vínculos con los procesos
sociales y colectivos y las funciones de procesamiento de las re-
presentaciones sociales, que pueden ser incorporadas a los mode-
los de procesamiento de información. El ACD, por su parte, se
aproxima, en una de sus dimensiones, a explicitar dos hechos; por
una parte, la manera como los hablantes utilizan repertorios
socioculturales de conocimiento para poner en evidencia saberes
socialmente compartidos, garantía en el proceso de comprensión
mutua y, por otra, la construcción y reproducción de la cultura, en
el que se implican procesos mentales estratégicos y constructivos.
La confluencia de la TRS y del ACD, en la búsqueda por la
comprensión de la cultura en el discurso y desde el discurso, indi-
ca la necesidad de explicar la interacción comunicativa humana
como el proceso que hace posible que una persona y los grupos a
los que pertenece, produzcan y comprendan los contenidos
cognitivos circulantes en el discurso. En la acción comunicativa,
las personas se anticipan a los saberes que comparten, en términos
de los contenidos cognitivos y de su estructura; de hecho, asumen
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales "#

grados de conocimiento consensual como condición para la


interacción social y la comunicación.
Las RS hallan concreción a través del discurso, dado que los
elementos que las constituyen y las configuran son lo suficien-
temente diversos para lograr «realidad social». El discurso, en
cuanto forma de conocimiento, moviliza, construye y expresa
las RS y, por supuesto, también hace parte de su transformación
y negociación.

Posibles contribuciones de la Teoría de las Representa-


ciones Sociales al Análisis Crítico del Discurso

Las representaciones sociales se explican como «teorías» que los


individuos tienen acerca de la naturaleza de los eventos, los obje-
tos y las situaciones dentro de su mundo social. Este concepto
está relacionado con la manera en que las estructuras de conoci-
miento existentes se usan para familiarizar y contextualizar la
realidad social. En la teoría de las representaciones sociales el an-
claje es el proceso por el cual lo extraño o novedoso resulta fami-
liar, por medio de comparaciones con las clasificaciones y catego-
rías más conocidas y usadas por los individuos.
La comparación y categorización de los fenómenos sociales
extraños o novedosos con categorías similares son funciones de
procesamiento esencial de las RS. Estas permiten que todo aque-
llo que resulte perturbador y extraño pueda ser aprehendido en la
red personal de agrupaciones y sea posible su comparación con lo
que se ha incorporado como típico de una clase determinada.
Esto es, en el proceso de categorización, las unidades comparadas,
jerarquizadas y clasificadas siguen un mecanismo general que da
cuenta de rasgos inherentes y medulares de la cognición humana.
En el marco de la TRS, los procesos de clasificación y
categorización son elementos del funcionamiento cognitivo indi-
vidual, de manera que el anclaje es en esencia un proceso social,
en el que las categorías de comparación se gestan y viven en la
vida social y cultural del individuo, cuya experiencia está inserta
en la tradición cultural de su comunidad. En este sentido, las RS
son estructuras que reflejan la realidad histórica y cultural.
El carácter mnemotécnico de las RS facilita que se estructure
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"$ Neyla Pardo Abril

y recupere la información social compleja. Imágenes, valores, ideas,


categorías, que son reconocidas con facilidad y a las que mucha
gente dentro de un grupo responde rápidamente, pueden ser una
característica distintiva de una RS. En este sentido, son suscepti-
bles de ser caracterizadas por cierto grado de procesamiento no
controlado y automático, que permite presuponer un procesa-
miento y reconocimiento más rápido. Este rasgo de las RS es, sin
duda, un punto que se articula al ACD, si se tiene en cuenta el
papel que desempeñan las imágenes, los valores, las creencias y las
ideas, en general, en la configuración de los discursos propios de
una cultura.
Los procesos de clasificación y designación inherentes al an-
claje, no sólo son un proceso cognitivo, sino que implican un
proceso evaluativo. Moscovici (2001) señala que las categorías
sociales se caracterizan por poseer valor axiológico de forma inhe-
rente. Este punto de partida explica la imposibilidad de la neu-
tralidad, ya que cada objeto y ser tiene un valor positivo o negati-
vo, ocupa un lugar jerárquico claramente identificable y, en con-
secuencia, es registrado de una manera específica en su grupo
social. Así, al leer una noticia, es obvio que no se están simple-
mente estableciendo y reconociendo los hechos sociales, sino que
en realidad se evalúa y etiqueta a las personas, los grupos, los
acontecimientos y los fenómenos y, al hacer esto, se evidencia una
«teoría» sobre la naturaleza, la sociedad y el hombre mismo.
Así, en el Extracto 1, las unidades de evaluación y cognición
se configuran como estereotipos2 de los grupos sociales dentro de
la cultura. Este conocimiento, sin embargo, no es entendido ni
equiparado con el prejuicio hacia grupos particulares. El prejui-
cio hacia un grupo está determinado por el grado en que una
persona o comunidad acepta o aprueba estereotipos. En el ejem-
plo en cuestión, el lector se enfrenta a «La Coalición Pro Dere-
chos Humanos, el presidente de la república, los grupos

2
Como lo indican Augoustinos y Walker (1995), los estereotipos son
estructuras cognitivas y afectivas objetivadas sobre grupos sociales, que son
ampliamente compartidos y que emergen y proliferan dentro de un entor-
no particular, social y político en un momento histórico dado; en este senti-
do, son RS. Los estereotipos se construyen social y discursivamente en el
transcurso de la comunicación cotidiana y, una vez objetivados, asumen
una realidad independiente y algunas veces prescriptiva.
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales "%

paramilitares-los militares», categorías que se articulan dentro de


las estructuras de conocimiento de una persona o de un grupo
social dado y que son objeto de distintos niveles de representacio-
nes consensuales. De esta manera, en el nivel colectivo, el conteni-
do de los estereotipos acerca de los distintos sectores sociales
involucrados en el conflicto armado en Colombia puede ser am-
pliamente compartido dentro de un sector de la sociedad; sin
embargo, al explorar niveles intergrupales e individuales, estos
estereotipos están valorados de forma diferente, aun cuando la
noticia proponga una forma muy específica de organizar y eva-
luar los distintos sectores involucrados.

EXTRACTO 1
Cada año más de 30.000 colombianos mueren a causa de la
violencia, y el 98% de estos casos permanecen en la impuni-
dad. Así lo manifestó ayer la Coalición Pro Derechos Huma-
nos en Colombia que, en carta abierta dirigida al presidente
de la República, Ernesto Samper Pizano, le expresan su pre-
ocupación por la sistemática violación de los derechos huma-
nos en el país, y le exigen que desmonte los grupos de
paramilitares y los mecanismos de impunidad porque «cobi-
jan a militares implicados en la creación, entrenamiento y di-
rección de estos grupos».3

Las RS están estructuralmente compuestas por un número de


elementos interdependientes y jerárquicos que se organizan y
agrupan alrededor de un núcleo. El núcleo tiene dos funciones
esenciales: una función cognitiva, que unifica y estabiliza los vín-
culos en la representación, y una función social en la que el nú-
cleo determina el significado y el valor de los elementos variables
y periféricos en la representación para crear y mantener entidades
colectivas (Abric, 1993).
En el procedimiento analítico, la teoría de las representaciones
sociales se propone investigar las diferencias de los grupos sociales
en la organización estructural de las representaciones y buscar las
funciones sociales e ideológicas subyacentes en esas estructuras. Este
tipo de conocimiento, sobre la manera como se organizan y valoran

3
El Espectador, 16 de enero de 1998. «Denuncia en Canadá sobre D.H.
Judicial».
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"& Neyla Pardo Abril

subgrupos e intergrupos en una comunidad, refleja formas do-


minantes de ser percibidos y, en consecuencia, maneras de esta-
blecer relaciones sociales, las cuales se materializan esencialmente
en la acción, el discurso y la comunicación.
Moscovici (1993) establece que las RS son estructuras diná-
micas y cambiantes. Esto implica que al interior de los grupos
humanos haya una continua renegociación de las representacio-
nes sociales, fenómeno que ocurre durante el curso de la
interacción y la comunicación de los individuos y de los grupos.
En este sentido, las estructuras cognitivas se hallan relacionadas,
en alguna medida, con los contextos que determinan cambios y
modificaciones derivados de ciertas restricciones situacionales o
experiencias que contradicen o fortalecen experiencias previas.
El carácter dinámico de las RS garantiza su constante fu-
sión, ruptura e interacción con otras estructuras semejantes que,
en el ciclo de su existencia, una vez que se transforman en enti-
dades materiales y objetivas, parecen fosilizarse incorporándose
a las formas de conocimiento más generalizado en un grupo y
que, con frecuencia, se agrupa como conocimiento de sentido
común. Sin embargo, como lo señalan Augoustinos y Walker
(1995), después de un periodo de aceptación incuestionable o
fosilización, las fuerzas sociológicas o históricas subsecuentes
pueden actuar para renegociar o transformar totalmente estas
estructuras.
El conjunto de elementos previos permiten señalar con van
Dijk (1990) que las RS se distribuyen en el discurso y que los
procesos de reproducción de las cogniciones sociales son proce-
sos de representación cognitiva ubicados socio históricamente,
cuya movilidad y existencia ocurren fundamentalmente en la
acción comunicativa, donde con el uso se adquieren, transfor-
man o desaparecen. En este sentido, el ACD es un recurso teó-
rico metodológico que permite desentrañar contenidos, estrate-
gias y estructuras inherentes a las RS que, a su vez, develan
formas de conocer y explicar la realidad en un grupo determi-
nado, a partir de lo cual es posible la comprensión de una cultu-
ra específica.
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales "'

El ACD y sus relaciones con las distintas formas de


conocimiento social

Los estudios lingüísticos más contemporáneos han incluido, en-


tre los aspectos centrales para la explicación del lenguaje humano,
el conocimiento y los procesos cognitivos como un elemento cen-
tral que da cuenta de los factores involucrados en la actividad
comunicativa.
La lingüística cognitiva tiene como eje de sus reflexiones la
hipótesis de que el lenguaje es parte integral de la cognición y
que los procesos de interacción comunicativa se integran a facto-
res individuales y sociales; estos hechos deben explicarse como
formas de conceptualización y parte del proceso mental. En esta
perspectiva se encuentran investigaciones como las de Turner y
Fauconnier (1995), Lakoff (1987), entre otros.
En la teoría de la metáfora, propuesta por Lakoff y Johnson
(1998), Johnson y Lakoff (1999), por ejemplo, el significado se
organiza y explica a partir de una concepción enciclopédica, en la
que existen sistemas de convencionalización que dan paso a la
construcción de modelos cognitivos de distinto orden: imagen,
metafóricos, metonímicos, simbólicos y proposicionales. Cada uno
de estos modelos hace posible abstracciones, proyecciones y aso-
ciaciones conceptuales, en las que confluye nuestra corporeidad e
interacción con el entorno social, y se constituyen en maneras de
razonar en torno a nuestra naturaleza y a la realidad social.
El ACD ha señalado que en la producción y comprensión del
discurso se involucran todas las formas de conocimiento humano
que hacen posible el proceso de significar y de organizar la acción
social. Cuando el analista identifica formas concretas de
lexicalización o de variación estilística, por ejemplo, reconoce no
sólo tipos de conocimiento social y maneras específicas de repre-
sentarlo sino que, además, da cuenta de modos de jerarquizar y
valorar el saber individual y colectivo en el discurso. Categorías y
nociones como topicalización, coherencia, implicación, presupo-
sición, estructuras esquemáticas, roles discursivos y contexto, en-
tre otras propiedades del discurso, implican, para su explicitación
y comprensión, un componente de conocimiento individual y
social que, a su vez, contribuye a hacerlo explícito.
El conocimiento, en el marco del ACD, se constituye en un
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# Neyla Pardo Abril

recurso mental y social que es adquirido, compartido y usado por


las personas, los grupos, las instituciones y las organizaciones en
la interacción comunicativa. Es en la conversación y en las distin-
tas formas de discurso en donde se establece la base cultural, gé-
nesis de las creencias, opiniones, actitudes y, en general, de las
formas de saber colectivo. El conocimiento colectivo garantiza,
así, que los grupos humanos formulen acuerdos generales, cons-
truyan sentido común o participen de la cognición, hechos que
definen la dimensión social del conocimiento. En este sentido, el
conocimiento compartido define el conjunto de presuposiciones
que garantiza la comprensión mutua y se configura como el capi-
tal simbólico de los distintos grupos humanos.
Las distintas formas de cognición social circulantes en el dis-
curso propio de una cultura o grupo específico ponen en eviden-
cia tipos de conocimiento y sus características; así, el conocimien-
to puede tener carácter dominante o alternativo; oficial, subversi-
vo o legítimo. La dimensión cultural del conocimiento da cuenta
de las comunidades epistémicas en la medida en que son grupos
de acción, pensamiento y discurso. En este sentido, el conoci-
miento define pertenencia, identidad y rol en el grupo del cual se
forma parte.
Lo que se ha venido indicando señala la inevitable relación
entre el ACD, la cognición social y las diversas maneras de repre-
sentación social. La primera y más evidente se relaciona con la
tarea y el objetivo central del ACD, a saber estudiar la reproduc-
ción discursiva de dominación (el abuso de poder) y sus conse-
cuencias en la desigualdad social. Explicitar las distintas relacio-
nes de poder social implica identificar las formas de acceso y con-
trol de los recursos sociales de orden material y simbólico. Entre
estos últimos, son de especial interés el conocimiento, el acceso y
el control al discurso público. Esto exige analizar y reconocer los
distintos grupos en una comunidad, discernir en torno a subgrupos,
instituciones y organizaciones, que son percibidas como podero-
sas, para deducir quiénes manejan los distintos tipos de saber y
disponen de mejores y mayores recursos para expresar y hacer
circular su conocimiento en el discurso público.
En esta perspectiva, la interacción discursiva humana implica,
con claridad, procesos cognitivos individuales y colectivos articu-
lando, como lo señala van Dijk (1999), actores individuales y
grupales, así como las estructuras sociales en términos de la cog-
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales #

nición y sus RS. En este sentido, la cognición social es el sistema


de estructuras y funcionamientos cognitivos que son adquiridos,
usados, creados y transformados contextualmente por los actores
sociales y que es compartido por los miembros de grupos, organi-
zaciones y culturas (Augoustinos y Walker, 1995).
El sistema constitutivo de la cognición social está conformado
por subsistemas, en los que se incluyen el conocimiento, las acti-
tudes, las ideologías, las normas, los valores y, en general, los dis-
tintos tipos de RS, así como el conjunto de estrategias y recursos
lingüísticos y comunicativos que se articulan al discurso y demás
prácticas sociales. Es decir, la cognición social integra aspectos
cognitivos, culturales y otras propiedades fundamentales de la
«mente social».
Para el ACD, identificar las distintas expresiones posibles de
la cognición social hace posible examinar en el discurso las diver-
sas maneras de acceder a la cultura de un pueblo. En este sentido,
resulta prioritario examinar los distintos tipos de conocimiento
social. Un primer criterio consiste en determinar quiénes com-
parten un determinado conocimiento, para identificar si es
interpersonal, grupal o intergrupal; para luego determinar, desde
un segundo criterio, si ese conocimiento es compartido
discursivamente y en qué tipo y modo discursivo circula de ma-
nera predominante. Este último criterio permite establecer
parámetros para determinar qué sector socio-cultural se aborda;
por ejemplo, si es o no posible reconocer saberes nacionales o
universales construidos, reproducidos o transformados por los
medios masivos de comunicación social.
Van Dijk (1999) establece dos tipos de conocimiento, especí-
ficos y generales. Desde su punto de vista, el conocimiento perso-
nal, apropiado y construido desde las experiencias propias del
sujeto, tiende a ser específico y se recupera en la memoria episódica;
el conocimiento general, por su parte, tiene relación con formas
de saber que se elaboran grupal o socialmente a partir de, por
ejemplo, eventos históricos compartidos por los miembros de un
grupo, nación o cultura y se instalan en la memoria social. En este
sentido, el conocimiento socialmente compartido es, normalmente,
general. Para este investigador, el conocimiento es una estructura
mental que se representa esquemáticamente de diversas formas.
Así, las experiencias personales, como los recuerdos biográficos,
normalmente se representan en modelos mentales tales como los
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# Neyla Pardo Abril

esquemas de evento. Por su parte, el conocimiento general y so-


cialmente compartido puede representarse en esquemas de even-
to-acción, marcos o esquemas de otros tipos, que constituyen las
RS propiamente dichas.
En esta perspectiva, y siguiendo a van Dijk (2002), el conoci-
miento compartido, social o culturalmente, es el resultado de un
proceso de aprendizaje y presupone el discurso público. Es nor-
mal que se represente en la memoria social y se constituya en un
requerimiento de primer orden en la comprensión de todos los
significados sociales y para la construcción de modelos mentales,
esto es, de las interpretaciones personales del discurso por parte
de los miembros de una comunidad o de un grupo. Es decir, la
comprensión y producción del discurso involucran el uso, cambio
o actualización de los distintos tipos de conocimiento personal y
social. En este proceso, se requiere la activación de los saberes
implícitos, que se comparten social y culturalmente.
Para el ACD resulta, por lo tanto, central establecer qué tipo y
cantidad de conocimiento se hace necesario para producir y com-
prender, por ejemplo, la siguiente noticia que circula en un perió-
dico colombiano a propósito de la guerra y las violaciones que
cometen los distintos actores del conflicto:

EXTRACTO 2
Explicó también que el Gobierno seguirá impulsando la re-
forma a la Justicia Penal Militar, con el fin de que los delitos
de lesa humanidad y los crímenes de guerra cometidos por
agentes de las Fuerzas Armadas queden excluidos del fuero
penal militar. Bell resaltó que ayer el Gobierno suscribió el
estatuto de la Corte Penal Internacional y anunció que pro-
moverá su ratificación a través de una ley en el Congreso.
Esto hace parte de la política de respeto y acatamiento al
Derecho Internacional Humanitario.4

¿Qué conocimiento es necesario para que el lector comprenda


esta noticia? Hipotéticamente, se necesita activar todo lo que los
colombianos sabemos sobre la guerra, las violaciones al DIH, los
actores implicados, los distintos tipos de regulación judicial de

4
El Espectador, 11 de diciembre de 1998. «Gobierno pide a la ONU
mantener oficina del alto comisionado de D. H.».
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales #!

orden nacional e internacional, etc. ¿Adicionalmente, la construc-


ción de la RS, implica delimitar cuál es la información nuclear y
cuál la periférica? ¿Cómo configuramos la unidad de la noticia?
¿Qué conocimiento es pertinente y relevante para establecer la
coherencia local y global de la noticia en cuestión?
Para van Dijk (1999) la activación de los distintos tipos de
conocimiento que constituyen la cognición social se produce en
relación con las distintas estructuras, estrategias y contextos del
discurso, así como con los implícitos, los presupuestos y la varie-
dad de usos, entre otras propiedades del discurso que son deter-
minadas por las condiciones pragmáticas inherentes al acto de
comunicación. Así, hay situaciones discursivas en las que es bue-
no o incluso necesario hacer explícito el conocimiento personal,
por ejemplo, en los testimonios; mientras en otras situaciones,
este tipo de conocimiento puede resultar irrelevante o no perti-
nente; el conocimiento especializado de un grupo, por su parte,
puede o no considerarse nuclear o presuponerse como parte del
conocimiento cultural para los miembros competentes de una
cultura. Es decir, hay unas relaciones permanentes y dinámicas
entre los procesos cognoscitivos de activación de conocimiento, la
producción y comprensión del discurso, y las propiedades de los
contextos comunicativos.
Lo que ha quedado establecido permite inferir que en el nú-
cleo de las relaciones entre el discurso y la cognición lo que se
perfila son las RS, en la medida en que están relacionadas, pri-
mordialmente, con estructuras cognitivas complejas como los sis-
temas de creencias, ideologías, actitudes y los patrones de valores
culturales. En este sentido, la teoría de las representaciones socia-
les permite al ACD comprender el funcionamiento psicológico
individual, pero tomando en consideración procesos psicosociales
más amplios, en los que se articula, en diferentes niveles de expli-
cación, la cultura en tanto que fenómeno comunicativo-discursivo,
cognitivo y social.

Cognición social, representaciones sociales y discurso

Moscovici (2001) ha indicado que las expectativas, creencias, co-


nocimientos o esquemas previos de las personas determinan el
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#" Neyla Pardo Abril

tipo de información social nueva que se requiere para que los


individuos y los grupos actúen competentemente en su cultura.
Siguiendo los principios del funcionamiento de las RS, la infor-
mación que es consistente con las representaciones ya estableci-
das en una persona o grupo es esperada y, por lo tanto, se procesa
de manera automática. Sin embargo, la información que es in-
consistente con las expectativas o conocimiento previo, necesita
relacionar más información hasta estructurar una explicación.
Desde este punto de vista, las representaciones sociales forman los
fundamentos de las expectativas y prescripciones de las personas
e imponen un tipo de explicación automática.
Augoustinos y Walker (1995) señalan que los fundamentos
sociales de las explicaciones automáticas provienen de su carácter
aprendido y, en consecuencia, se comunican por medio del len-
guaje. Aunque hay variaciones entre un grupo y otro, de acuerdo
con la cultura, las explicaciones son vistas como razonamientos
del sentido común y el conjunto de elucidaciones, cultural y so-
cialmente consensuadas, provocan representaciones sociales o pro-
cesamiento cognitivo socializado para fenómenos tales como la
guerra, la violencia, la enfermedad y la pobreza, entre otros. En
este sentido, las explicaciones grupales para el comportamiento,
los fenómenos y los eventos no son el resultado de los procesos
cognitivos individuales, sino que, más bien, se derivan de fenó-
menos sociales basados en creencias ampliamente mantenidas y
compartidas en la forma de representaciones sociales.
El sentido propuesto por Moscovici (1993) para la «sociedad
pensante» se refiere a la propensión de las personas para buscar
explicaciones dentro del marco cultural predominante; de mane-
ra que las explicaciones para los fenómenos sociales están forma-
das, no sólo por la cultura, sino además por el conocimiento espe-
cializado. La discursivización del conocimiento a través de los
medios masivos permite que el conocimiento de los expertos se
constituya en bagaje y compendio de sentido común al que las
personas recurren para entender y explicar su realidad social. Por
lo tanto, las explicaciones no son simplemente un fenómeno
cognitivo, sino que tienen un claro origen social que se manifiesta
como saberes compartidos por amplios sectores socioculturales.
Como se ha señalado, los significados de los discursos depen-
den del contexto particular en el que se esté hablando, de la fun-
ción que cumplan y de los tipos de conocimiento circulante. Así,
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales ##

en el transcurso de la vida diaria, el contexto dentro del cual ocu-


rren las conversaciones modifica su función y los saberes se trans-
forman. Cuando las personas se involucran en una conversación
con otros, construyen y negocian significados, o la «realidad» misma
sobre la que están hablando. De hecho, el ACD se propone reco-
nocer los consensos y disensos sociales en torno a un fenómeno
social y determinar la variabilidad e inconsistencia inherente a los
sujetos y a los grupos o culturas cuando se enfrentan a una expli-
cación o reconocimiento de su realidad. En esta perspectiva, el
ACD recupera los eventos, las creencias, las opiniones, las actitu-
des y, en general, las formas de expresión ideológicas, junto con
los procesos cognitivos del discurso de los participantes, de mane-
ra que el discurso es un indicador de algún estado o fenómeno,
cuya comprensión da cuenta de factores y relaciones sociales y
culturales.
Desentrañar en el ACD las representaciones sociales es recu-
perar los consensos y los disensos, esto es, la variabilidad propia
del pensamiento social y del discurso. Es dar cuenta de los esta-
dos cognitivos inconsistentes, ambivalentes o dependientes del
contexto que las personas pueden tener sobre sí mismos y sobre
los otros. Es decir, el ACD, contribuye a dar cuenta de la natura-
leza ambivalente y alternativa de los pensamientos, de las opinio-
nes y de las actitudes de las personas y los grupos.
Entre los trabajos que se han elaborado en el marco del análi-
sis del discurso y que dan cuenta de las relaciones cognitivas y
sociales en la actividad comunicativa humana, se destacan las in-
vestigaciones que han elaborado van Dijk sobre el racismo en
Europa y Wetherell y Potter en Nueva Zelanda. Aunque con
perspectivas distintas, estas investigaciones indican que los usua-
rios de la lengua organizan estratégica y retóricamente su discur-
so con el propósito de evitar ser evaluados y rotulados como racis-
tas. En realidad, en la superficie de lo que expresan, quienes pro-
ducen el discurso racista se apropian de categorías de igualdad y
asumen expresiones como libertad, justicia y oportunidades iguales
para argumentar la existencia de relaciones sociales injustas.
En estas investigaciones, las estrategias lingüísticas y
comunicativas que portan los discursos racistas incluyen argu-
mentos que, en apariencia, se enmarcan en el discurso jurídico,
económico o ético en torno al cual se unifican los principios cul-
turales de la comunidad a la que se dirigen. Es decir, los hablantes
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#$ Neyla Pardo Abril

pueden apropiar y usar en su discurso principios liberales e


igualitarios, religiosos y éticos, para defender el racismo y las prác-
ticas discriminatorias.
Aunque los argumentos pueden aparecer consistentes, el
analista puede descubrir usos contradictorios y no coherentes. En
este sentido, el ACD debe explicitar los esquemas cognitivos que
estructuran y organizan el discurso y el conjunto de estrategias a
las que recurren los hablantes para hacer ciertas acciones sociales
que, para los casos señalados, incluye evitar que se ponga en evi-
dencia una identidad racista y justificar las relaciones sociales exis-
tentes con otros grupos. Sin duda, estrategias similares son las
que aplican los usuarios de la lengua cuando acceden al discurso
público para garantizar que, en una comunidad específica, se
mantengan formas de relación social desiguales que justifican,
por ejemplo, la existencia de grupos en extrema pobreza, estados
de guerra o que se perpetúen los conflictos.
Como lo señalan Wetherell y Potter (1992), los conflictos y los
dilemas propios de los grupos humanos, adquieren una dimensión
psicológica cuando los miembros de la sociedad participan desde el
discurso público de la posibilidad de discutir, debatir, explicar, jus-
tificar y desarrollar versiones en torno a los fenómenos sociales, en
el transcurso de la interacción social y la vida cotidiana. Desde esta
perspectiva, la opinión, la creencia o el prejuicio dejan de ser un
estado cognitivo individual para convertirse en un rasgo estructural
de una sociedad que está «organizada alrededor de la opresión y el
dominio de un grupo sobre otro». Este hecho señala la importancia
de explicitar desde el ACD la manera como ciertos grupos o perso-
nas utilizan los recursos simbólicos, económicos, políticos o éticos
que la sociedad pone a su disposición para justificar y legitimar
estados y relaciones sociales, enmarcados siempre dentro del con-
texto de las estrategias y estructuras arbitrarias, desiguales o
excluyentes, que necesitan ser justificadas y legitimadas en el dis-
curso, para su mantenimiento y reproducción.

Discurso e ideologías

Van Dijk (1999) ha argumentado que el estudio de las ideologías


requiere el reconocimiento de que son sistemas de ideas y, en
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales #%

consecuencia, se articulan al dominio psicológico; al mismo tiem-


po, son ideas sociales y culturales por lo que deben ser descritas
en términos de representaciones sociales y de su papel en la cog-
nición social.
Específicamente, las ideologías se expresan y reproducen en el
uso del lenguaje, de manera que las distintas formas de naturali-
zación, ocultamiento, manipulación y legitimación son prácticas
discursivas. Además, la comprensión del mundo y la construc-
ción de la realidad social son formuladas y constituidas por los
individuos y los grupos, a partir del rol que juegan las ideologías
en la conformación de la realidad social y cultural.
La definición del estudio de las ideologías puede ser entendi-
da como el desentrañamiento de los procesos y mecanismos psi-
cológicos y sociales por los que ciertas representaciones y cons-
trucciones del mundo hacen posible legitimar, mantener, trans-
formar y reproducir disposiciones, regulaciones y normativas exis-
tentes en el orden institucional, en las relaciones sociales y de
poder dentro de una sociedad. En este marco, las ideologías pue-
den ser consideradas como sistemas de ideas de distintos órdenes.
Una primera aproximación, muy dominante en las ciencias so-
ciales, es entender la ideología como un conjunto de creencias y
valores políticos propios de partidos u organizaciones que implican
forma de militancia, y que se encuentran reconocidos formalmente
dentro de la comunidad. Así, el propósito primario, desde este punto
de vista, ha sido determinar la estructura subyacente de estas creen-
cias en términos de un marco de trabajo político liberal-conserva-
dor o marxista-capitalista, por ejemplo.
Una crítica sustancial a esta manera de entender y definir la
ideología hace relación a la restricción que sufre el concepto de
ideología, si se tiene en cuenta que el sistema de creencias supera
los partidos políticos formales. Esta concepción rechaza el víncu-
lo entre ideología y la vida diaria, así como el papel que juega la
ideología al estructurar la realidad social cotidiana, más allá del
campo de los asuntos y debates políticos. Además, equipara la
ideología con las identificaciones sociales, aunque pone en evi-
dencia el componente crítico. Aunque no puede considerarse equí-
voco definir la ideología en términos de los saberes políticos, su
restricción a un sistema coherente de creencias, a la retórica de los
partidos, a los conflictos y procesos que le son inherentes y a la
toma de decisiones políticas formalizadas o institucionalizadas
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#& Neyla Pardo Abril

limita la comprensión de un concepto que, como éste, implica


dimensiones multidisciplinarias y relaciones que se establecen
desde lo cognitivo, lo sociocultural y lo discursivo.
Esta primera aproximación contrasta con posiciones como la
del ACD, que considera la ideología como el sistema de pensa-
miento individual y colectivo por medio del cual las relaciones de
poder, control y dominio se mantienen, crean, transforman y pre-
servan dentro de una sociedad. Su desciframiento, como se ha
venido indicando, ha sido ejercido por medios encubiertos y suti-
les y, con carácter menos frecuente, por el uso de la fuerza velada.
De acuerdo con las diversas propuestas marxistas, las ideologías
ocultan los conflictos sociales al plasmar en las ideas, los valores y
las diversas expresiones discursivas, estrategias que justifican las
inequidades sociales y económicas existentes.
Las ideologías son portadoras de principios de libertad y de
igualdad dentro de la sociedad contemporánea, pero fortalecen,
con el presupuesto de la libertad del individuo, un mercado ex-
cluyente y discriminatorio, y unas relaciones políticas y económi-
cas que esconden y justifican formas diversas de explotación y
opresión.
En otra perspectiva, se enfatiza el hecho de que el poder mo-
derno no es siempre de naturaleza económica, ni está representa-
do y ejecutado por las clases dominantes o por su acceso privile-
giado a los recursos sociales, como tampoco ha sido ejercido en
forma absoluta por las instituciones del Estado. Para Foucault
(1999), por ejemplo, el poder moderno está difundido y disperso
a lo largo de todas las capas de la sociedad y es ejercido en forma
amplia, a través del discurso, de las distintas expresiones simbóli-
cas y de acción social que llegan a ser normas apropiadas por
medio de las cuales las personas viven su cotidianidad.
En la TRS, Moscovici hace hincapié en la centralidad del
sentido común en el pensamiento cotidiano y en la compren-
sión de la realidad social. Si esto se articula a las teorías de la
cognición social que enfatizan las distorsiones, sesgos y errores
en el pensamiento colectivo, los consensos y disensos inherentes
a las relaciones interpersonales, grupales e intergrupales, es po-
sible dar cuenta de un elevado conjunto de señales morales, fi-
losóficas, culturales y políticas que constituyen parte del
desentrañamiento de las ideologías.
El sentido común en ambas teorías es contingente, social e
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales #'

histórico, sujeto a cambio dadas las transformaciones políticas y


sociales. Además, Moscovici (2001) sostiene que la propagación
de ideas, y de los diversos tipos de conocimiento, garantizan que
las personas, al hacer uso de su sentido común, hagan acopio de
los conceptos científicos que contribuyen a que las reservas de
conocimiento social orienten el significado que las personas le
dan a sus vidas. Desde este punto de vista, las representaciones
sociales dimensionan un énfasis político que, al relacionarlo con
las distintas formas de poder se articula, de manera definitiva, con
el estudio de las ideologías.
Aunque Moscovici (1993) se ha referido a las representacio-
nes sociales consensuadas, rechaza la visión de que siempre se está
bajo la influencia de una ideología dominante. Desde su punto
de vista, este análisis de cómo ocurren los procesos ideológicos en
una sociedad no reconoce las capacidades creativas,
construccionistas y reflexivas de las personas. Más que un con-
senso dominante difundido en la visión de las personas acerca de
la naturaleza de la sociedad, lo que hipotéticamente ocurre cuan-
do se analiza la cultura a través de sus distintas manifestaciones
son diferencias, consensos, cohesión e inconsistencias al interior
de los distintos grupos constitutivos de una sociedad.
Otra dimensión del estudio de las ideologías consiste en defi-
nirlas como un constructo cognitivo que permea la conciencia
humana. Desde esta perspectiva, la ideología se encuentra en los
valores, las creencias, las actitudes y opiniones que tiene la gente.
Como lo indica van Dijk (1999), una de las funciones de las
creencias y los valores reproducidos en los procesos ideológicos es
proporcionar legitimidad a la estructura sociopolítica de una so-
ciedad. Al hacer esto, las cogniciones pueden ser consideradas
como ideológicas en su propia naturaleza. En las sociedades capi-
talistas contemporáneas, los niños aprenden a entender las des-
igualdades como inevitables y legítimas, en términos de las dife-
rencias individuales y de la capacidad para el esfuerzo y el sacrifi-
cio personal pero, además, aprenden a aceptar que los recursos
sociales son distribuidos de acuerdo con los aportes individuales y
en concordancia con las capacidades individuales. En este senti-
do, los valores de equidad fomentan y legitiman la competencia y
el ascenso personal a expensas de la cooperación, la unión, la soli-
daridad y la igualdad.
Esta nueva dimensión de la ideología se aborda desde el estudio
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$ Neyla Pardo Abril

del discurso en todas sus expresiones, abarcando desde las formas


más cotidianas y coloquiales hasta las formas más institucionales.
En este sentido, analizar el discurso social es explicar las ideologías
y dar cuenta, de alguna manera, del mundo social y de las culturas
que lo constituyen. La comunicación cotidiana es, por lo tanto,
fundamental en la producción y reproducción del significado en la
vida social, y el discurso es el lugar en el que las relaciones de poder
se comunican y las relaciones de dominio se crean y mantienen.
Desde esta perspectiva, la ideología se configura como un rango de
prácticas discursivas situadas socialmente, que tienen efectos y con-
secuencias materiales.
Las ideologías se expresan en el discurso mediante el uso de
estructuras determinadas. Van Dijk (1999) demuestra que las
estrategias semánticas, pragmáticas y sintácticas fijan formas de cons-
truir significado a partir de las determinaciones que ejercen ciertas
transformaciones lingüísticas. Dichas transformaciones pueden su-
primir, distorsionar y mitificar lo que se está comunicando.
Los procesos sociales complejos también pueden ser objetivados
al representarlos como objetos o personificarlos. En la noticia que
sigue, una organización actúa como una persona y en consecuen-
cia está en capacidad de expresarse.

EXTRACTO 3
Así lo manifestó ayer la Coalición Pro Derechos Humanos en Co-
lombia que, en carta abierta dirigida al presidente de la República,
Ernesto Samper Pizano, le expresan su preocupación por la sis-
temática violación de los derechos humanos en el país, y le
exigen que desmonte los grupos de paramilitares y los meca-
nismos de impunidad porque «cobijan a militares implicados
en la creación, entrenamiento y dirección de estos grupos».5

Como Johnson y Lakoff (1998) explican, la metáfora «las or-


ganizaciones son personas» o «las organizaciones son seres vivos»,
le da legitimidad a las acciones que ciertos grupos ejecutan en
nombre de las instituciones para presentar y promover actos y
decisiones políticas en torno a problemas sociales específicos, en
este caso, los derechos humanos en Colombia.

5
El Espectador, 16 de enero de 1998. «Denuncia en Canadá sobre D.H».
Judicial. La cursiva es mía.
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales $

Para el ACD, la ideología está relacionada con las distintas


formas como se usa el discurso en los diversos contextos para
producir significados y versiones específicas en torno a la reali-
dad socio cultural. El estudio de los discursos, en tanto que
expresiones de la ideología, examina los procesos por medio de
los cuales las versiones de la realidad se construyen, racionali-
zan, legitiman y otorgan credibilidad a la vida cotidiana.6
La cognición, el discurso y la ideología pueden manifestarse
en las prácticas sociales que constituyen la vida diaria. La no-
ción de ideología que se ha venido sustentando indica que no
sólo es un sistema cognitivo, un sistema de ideas, un capital
simbólico, sino que, además, es una práctica social. Las ideolo-
gías están presentes en las acciones cotidianas, los rituales socia-
les, el quehacer institucional. En este sentido, las prácticas dia-
rias como disponer de un trabajo, vender y comprar, hacer tran-
sacciones comerciales y bancarias pueden contribuir a legitimar
las relaciones de producción existentes. De igual manera, ser
miembro de las instituciones educativas legitima formas de ac-
ceder y reproducir conocimiento. Así, las ideologías son un sis-
tema de prácticas significativas que van a constituir a los seres
humanos como sujetos sociales y a reproducir las relaciones por
las cuales dichos sujetos están conectados a las formas de pro-
ducción dominantes en una sociedad, tal como lo ha señalado
Althusser y otros investigadores sociales. Sobre este punto,
Foucault (1999) afirma que las prácticas sociales individuales y
colectivas determinan formas de poder moderno y se constitu-
yen en núcleos de los aspectos más relevantes de la vida social.
La tesis de este investigador es que las relaciones de poder y
dominio se mantienen y perpetúan en las prácticas cotidianas,
más que por las creencias y cogniciones.
En síntesis, las ideologías se han definido como sistemas que
incluyen creencias, valores, representaciones, discursos, reperto-
rios interpretativos y prácticas sociales que contribuyen a legiti-
mar y reproducir las normas, principios y axiologías institucionales,
el poder y las relaciones sociales dentro de una sociedad. Una
tarea central en el ACD es comprender la interrelación entre fuer-
zas sociales, económicas e históricas y el funcionamiento diario de

6
Véase al respecto van Dijk, 2003.
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$ Neyla Pardo Abril

los individuos y los grupos representados en los discursos. De esta


manera, se pueden desarrollar los principios teóricos de las dos
disciplinas que se ha intentado integrar, para comprender, en una
nueva dimensión, lo cultural; que como se ha demostrado, inte-
gra la vida social en la acción y el conocimiento.

A manera de síntesis y para formular


un nuevo debate

Un punto que parece ser convergente entre los teóricos sociales


que abordan el problema de la RS y el ACD se puede ubicar en la
idea de que las RS son el resultado de la capacidad humana para
el lenguaje y la acción discursiva, por una parte y, por otra, que el
discurso posee ciertas características en relación con los recursos
mediáticos de los que dispone históricamente una comunidad, lo
cual tipifica épocas, grupos o sectores humanos. Es decir, las socie-
dades han dispuesto, en todos los tiempos, de un conjunto de re-
cursos cuyo rol social es difundir sus expresiones discursivas, y estas
expresiones responden a unas lógicas que se instauran en la activi-
dad de construir sentido y otorgan ciertas características a lo que es
puesto a circular como significado.
Aunque no es claro que las representaciones sociales circulan-
tes en los discursos den cuenta de las diversas formas de acción
social, ya sea como una forma de intervenir en el mundo para el
logro de fines o como una actividad comprensiva, los análisis de
las RS tienden a dar cuenta de que el discurso —entendido como
todo producto simbólico— no sólo es una expresión de las RS
sino que es constitutivo de las RS.
Por último, cuando se vincula ACD y RS, parece quedar claro
que el discurso sólo alcanza sentido en relación con los conteni-
dos que, de manera más estable, permanecen en la sociedad y que
la significación vive y se transforma en las instituciones. En esta
perspectiva, los seres se auto-instituyen en la sociedad, participan
y sus acciones aportan los elementos que se reconfiguran en el
discurso mismo, para comprender la historia y la esencia de lo
que somos como seres humanos.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Análisis crítico del discurso y representaciones sociales $!

Referencias bibliográficas

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thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

$" Neyla Pardo Abril


thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

$#

La escena enunciativa en la prensa

Irene Fonte Zarabozo


U NIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA DE MÉXICO

Introducción

El fenómeno de la representación del discurso político en la prensa


muestra gran variación y complejidad. Como es sabido, no todos
los actores políticos tienen el mismo acceso a la palabra mediática
(van Dijk, 1993). Los discursos de los participantes son reprodu-
cidos o referidos en formas diversas, constituyendo una jerarquía
de enunciadores. La variación se da desde la selección y
recontextualización de las palabras reproducidas, lo cual deter-
mina efectos ideológicos. Aunque hay una creciente interdepen-
dencia entre las esferas política y mediática, la relación es dinámi-
ca y llena de contradicciones y tensiones (Fairclough, 1995a;
Grandi, 2002). En estas páginas analizo algunos aspectos de la
representación del discurso político en la prensa mexicana desde
el punto de vista de las relaciones enunciativas entre los partici-
pantes. Me centraré en instancias del discurso representado o ci-
tado; en este caso, el discurso político mediado por la prensa,
sobre todo en el género noticioso. Uno de sus rasgos, por ejemplo,
es una notoria presencia textual de los periodistas en las noticias,
formando parte visible del escenario político discursivo.
La multiplicidad de voces en el discurso noticioso ha sido tra-
tada por diversos analistas (Bolívar, 1996; Fairclough, 1995a, b;
Waugh, 1995; Bell, 1991, entre otros). El fenómeno es conse-
cuencia en parte de la importante dimensión verbal de la activi-
dad política que se convierte en materia prima del texto noticio-
so. En estudios anteriores (Fonte, 1999; 2002a) he utilizado la
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$$ Neyla Pardo Abril

metáfora de «escena enunciativa» para referirme al despliegue de


voces que conforman la dimensión política de un acontecimiento
en la prensa. Los políticos involucrados parecen interactuar en un
escenario descrito por la prensa o imaginado por el lector. A veces
la interacción, mediada por el periódico, resulta diferida, en un
escenario que sólo tiene una materialidad discursiva.
Se puede considerar la escena enunciativa en el espacio de una
noticia, pero el lector (o analista) también puede formarse una re-
presentación mental de esa escena juntando varias noticias sobre un
mismo asunto, con varios actores que opinan acerca de determina-
da cuestión (incluyendo columnistas y editorialistas). Esta conjun-
ción de habla puede extenderse a lo largo de varios números del
periódico si la cobertura noticiosa de los sucesos se prolonga. En
estos casos, la escena enunciativa va creciendo. Las referencias a otros
discursos previos aumentan, formando una compleja red de citas.
No siempre las noticias tratan sobre algún evento, ya sea o no
verbal, sucedido en el mundo real, objetivo o externo; es decir, no
siempre son representaciones de hechos. Con frecuencia, el hecho
noticioso está constituido por declaraciones destinadas a materia-
lizarse en la prensa en primera instancia.1 En estos casos no se
puede hablar de representación, sino que el texto noticioso se
convierte en el evento en cuestión. Es decir, el lenguaje se usa no
para representar una experiencia previa, sino que pasa a construir
una experiencia en sí mismo.2
A continuación muestro algunas realizaciones del discurso
político referido en la prensa. Los casos que expongo, tomados de
la prensa mexicana reciente, presentan diversos grados de com-
plejidad en la configuración de una escena enunciativa. De este
modo, veremos casos de diálogo referido en la narración noticiosa,
así como instancias de interacción entre políticos y periodistas.
Por último, veremos una situación enunciativa en la que la
interacción entre los participantes ocurre en el espacio mediático.

1
En estos casos, «la prensa ya no se concibe como lugar destinado a
construir representaciones de lo social (...) sino como espacio desde el que
ejercer un poder pragmático cuyo objetivo no es otro que la modificación de
un determinado status quo político» (Zunzunegui, 2002).
2
Martin (1984, cit. por Eggins, 1994) propone una escala en la relación
entre el lenguaje y los procesos sociales. En un extremo está el lenguaje que
acompaña la acción, por ejemplo en un juego de cartas; en el otro, el lengua-
je que construye la experiencia, por ejemplo en un ensayo.
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales $%

El diálogo en las noticias

Primeramente me referiré a una escena enunciativa considerada


en el espacio de una noticia y sin participación visible del locutor
periodístico.3 Corresponde a la situación en la que el reportero
narra una interacción verbal que tiene un referente extratextual.
La posición del locutor respecto de esta escena es externa. Su
figura, no manifiesta en el texto, puede ser la de un testigo o la de
quien relata la noticia en segunda versión (por ejemplo, proce-
dente de alguna agencia). El locutor representa dos o más
enunciadores en diálogo, o un enunciador que se dirige a otro
alocutario presente en la escena. La relación entre locutor y
enunciadores podría esquematizarse así:

LOCUTOR (PERIODISTA)
REPRESENTA

ENUNCIADOR ENUNCIADOR

Sin embargo, el diálogo en las noticias resulta muy diferente


del representado en otras narraciones (Fairclough,1995a). Un caso
tal se da en el siguiente fragmento noticioso sobre la huelga estu-
diantil de la Universidad Nacional de México en 1999:

1. Sudoroso y nervioso, con la camisa húmeda, el director de


Derecho encontró a su paso a Sergio García Ramírez, quien
lamentó los hechos. «Sólo el diálogo, la ley y el respeto pue-
den evitar este tipo de actos», dijo, y rechazó que se apele a la
fuerza pública para resolver los conflictos universitarios. «Es
necesario que las partes se sienten a dialogar, por largo y can-

3
En adelante, denominaré locutor al que enuncia el discurso primario en
el que se inserta el discurso citado, o secundario. Coincide con la instancia
de redacción de las noticias (cuya autoría es múltiple, pero eso no nos
interesa aquí). Llamo enunciadores a las voces citadas o referidas en sus
distintas formas (discurso directo, indirecto, formas narradas). La distinción
no coincide exactamente con la propuesta por Ducrot (1984), pero ha
resultado útil y pertinente en otros trabajos (Fonte, 2002a; Reyes, 1984;
García y Zoppi, 1992; por ejemplo).
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$& Neyla Pardo Abril

sado que sea». El ex procurador general de la República con-


sideró que «no llegó aún el momento para que intervenga la
Junta de Gobierno». Previamente, Carvajal expresó al jurista:
«Me retiro ante la violencia». Rodeado por su equipo de se-
guridad, caminó hasta la Rectoría. Desde la explanada se co-
municó por medio de un celular con el rector. «Estoy aquí
abajo con un grupo de 100 personas que fuimos desalojadas
violentamente. Te pido unos minutos para informarte de lo
sucedido». («Los huelguistas, ‘ebrios de poder’, dijo el rec-
tor», La Jornada, 21 de abril de 1999).

El director de Derecho (también denominado ex procurador


general de la República y por su nombre propio, Carvajal) se
dirige primeramente a Sergio García (profesor de Derecho), re-
presentado con menor prominencia, sólo por medio del acto ver-
bal: lamentó. No encontramos marcas formales indicadoras de un
diálogo cara a cara (le dijo, en vez de dijo). Sigue un acto verbal
narrado (rechazó) y otra cita textual, y al final es que se explicita
el interlocutor: expresó al jurista. En la segunda interacción verbal,
entre el director y el rector, aparece el pronombre de segunda
persona, pero no la marca le antes de dijo. Resultaría difícil imagi-
nar un diálogo más o menos «real» a partir del discurso citado,
por lo fragmentado y falta de cronología. El orden de la represen-
tación parece seguir un criterio de importancia atribuida a los
distintos enunciados.4 En el fragmento visto, primero se trata el
tópico del diálogo y después el de la violencia. Esta relativa im-
precisión en la interacción representada es propia, a mi juicio, del
género noticioso.
A diferencia del caso anterior, encontramos que, con frecuen-
cia, los enunciadores son citados sin referencia a sus interlocutores;
es decir, su palabra se descontextualiza de la situación original de
interlocución. Por una parte, esto depende de las relaciones de
poder involucradas; esto es, de quién hable con quién. Por otra
parte, dado que el discurso de los políticos referido por la prensa
4
White (2000) habla de una «estructura orbital» de la noticia, en la que el
orden narrativo se ajusta a la convención de que el tópico principal es
reiterado a lo largo del texto. Esta estructura se asemeja al orden «cíclico» en
la organización de los tópicos que ya había señalado van Dijk (1990). Por
su parte, Bell (1998) ha estudiado algunas particularidades de las noticias
como narraciones.
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales $'

suele tener una orientación pública, la narración periodística no


representa escenas cerradas en las que interactúan otros persona-
jes y a las que el lector se asomaría como espectador, sino escenas
abiertas en las que el discurso público se dirige a todos incluyén-
dolo a él.
Cuando los interlocutores son explicitados, el efecto puede
resultar marcado, como podemos ver en los siguientes fragmentos
de una noticia del periódico Excélsior5 que refiere la visita del pre-
sidente electo Fox a Estados Unidos en agosto de 2000, ocasión
en que se reúne con mexicanos allí residentes. En una coyuntura
en que Fox había tenido fricciones con la prensa (la había critica-
do por algunos reportes negativos sobre los resultados de su visita
a Estados Unidos y Canadá), la noticia trata de mejorar la imagen
del futuro presidente presentándolo democráticamente en
interacción con sus compatriotas. Las marcas pronominales indi-
can la interlocución (les señaló, etc.). Sin embargo, la asimetría en
la interacción se evidencia en que los que se dirigen a Fox apare-
cen individualizados en expresiones descriptivas, mientras que
Fox se dirige a un auditorio colectivo. Por eso, en una sola ocasión
aparece en su discurso citado la marca de interlocución les.

2. Precisamente con una reunión con las comunidades de


connacionales radicados aquí Fox inició sus actividades en
Dallas. «Quiero escucharlos», les señaló a los representantes de
migrantes procedentes de Hidalgo, Zacatecas, San Luis Poto-
sí, Michoacán, Guanajuato y otras entidades (...) «Queremos
que lleve un mensaje al Presidente Ernesto Zedillo para que
ordene se terminen las arbitrariedades del fin de sexenio en
las aduanas; están haciendo su domingo ocho», le indicó a Fox
un pequeño hombre de bigote que resumió así el sentir general.
(...) En la reunión participó también el basquetbolista mexi-
cano Eduardo Nájera, enrolado actualmente con el equipo
profesional Mavericks de Dallas, quien le solicitó apoyo al de-
porte. («EU y Canadá ‘no nos mandaron por un tubo’: Fox»,
Excélsior, 26 de agosto de 2000).

5
Excélsior, de gran prestigio e influencia hasta hace pocos años, se ha visto
afectado por problemas financieros y cambios de dueño. Su anterior línea
de centro y con tendencia plural se ha tornado más conservadora.
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% Neyla Pardo Abril

Inserción recurrente de discursos citados

A veces, un enunciador, citado por el locutor periodista, a su vez


se convierte en locutor refiriendo otro discurso que se inserta en
el suyo, según una fórmula como «X dijo que Y dijo». El discurso
citado inserto nos remite a escenarios y tiempos previos. El es-
quema de enunciadores inscritos en el relato del locutor se puede
representar así:

Locutor (periodista)
representa

Enunciador-locutor
representa

Enunciador

Encontramos un ejemplo interesante en el siguiente titular de


La Jornada6 (26 de agosto de 2000) referido a la fricción entre
Fox7 y la prensa que mencionábamos antes: «Tal parece que go-
zan diciendo que mis propuestas fueron ignoradas, dice». En este
doble decir, Fox como enunciador presenta una mala imagen de
la prensa; pero a su vez, La Jornada, como locutor, exhibe al pri-
mero atribuyéndole a ésta malas intenciones. La Jornada acentuó
más este lado negativo de Fox, mientras que Excélsior buscaba
atenuarlo. En el texto de la noticia, Fox, como enunciador citado
en discurso directo, a su vez cita a otros para contradecirlos y dar su
propia versión. Elabora un diálogo polémico (donde abundan las
negaciones y reafirmaciones) en el que él mismo participa:

6
La Jornada (fundado en 1984) es uno de los principales diarios de
México, con una posición de centro-izquierda; se ha caracterizado por su
apoyo a movimientos sociales como el zapatismo, el feminismo, etc., así
como por la crítica al neoliberalismo y la globalización.
7
La elección de Vicente Fox (del Partido Acción Nacional, de tendencia
conservadora), en julio de 2000, terminó con el monopolio del poder por el
Partido Revolucionario Institucional durante 70 años.
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales %

3. «Yo he venido a plantear ideas que han sido recibidas con


prudencia, cautela, pero que han sido recibidas; por ahí, la
prensa mexicana señala que no, que ¡nos mandaron por un tubo!
[expresión coloquial de rechazo], pero yo les digo: ¡no es cierto!
Sí nos escucharon y sí comprendieron (estadounidenses y cana-
dienses) de qué se trata», subrayó.

En este fragmento, Fox comienza autopresentándose positi-


vamente como hablante ante alocutarios benévolos (pertenecien-
tes a la esfera política). Seguidamente la prensa aparece ofrecien-
do una versión contraria. Los tiempos verbales nos guían por la
compleja trama de escenarios e interlocuciones: el antepresente
que señala el antecedente inmediato (yo he venido a plantear...), el
presente de la enunciación de la prensa (señala) y el pretérito de
la escena anterior cuestionada (nos mandaron..., nos escucharon...).
La reformulación del discurso de la prensa en forma de acto ver-
bal de desautorización y rechazo sirve a Fox para dar una imagen
negativa de aquella; además, Fox, como enunciador en discurso
directo, tiene el control desde su presente de la enunciación (yo les
digo). Aunque en el fragmento Fox parece controlar ventajosa-
mente la polémica con la prensa, es él mismo quien se construye
una imagen positiva; en el resto del texto otros enunciadores lo
critican y al final del artículo su figura queda desprestigiada.

Los periodistas y los periódicos como enunciadores en


la escena política

Otro tipo de escena enunciativa se da cuando la participación de


los periodistas en la producción de noticias adquiere relevancia
temática en los textos. Por lo general, aparecen en interacción con
los protagonistas de la noticia, en situación de conferencia de prensa,
de viajes de políticos cubiertos por los reporteros enviados, etc.
Entonces, el locutor periodista pasa a ser enunciador. El esquema
de enunciadores inscritos en el relato del locutor podría represen-
tarse de esta manera:

Locutor-enunciador Enunciador
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% Neyla Pardo Abril

Puede haber varios grados de prominencia textual del interlo-


cutor periodístico. Comenzaré presentando la interacción verbal
en la cobertura de una conferencia de prensa conjunta entre Vi-
cente Fox (presidente electo de México) y Jean Chrétien, primer
ministro de Canadá, cuando el primero visitó ese país en agosto
de 2000. La larga noticia de El Universal8 de 33 párrafos dedica
25 al discurso citado de Fox y 8 al de Chrétien. El titular muestra
que las declaraciones de Fox son el tópico principal: «Respetaré
libertades: Fox». La mayoría de las citas del texto noticioso, ya sea
en forma de discurso directo, indirecto o forma narrada, no espe-
cifican un interlocutor, pues este resulta implícito en el contexto.
La situación de conferencia de prensa es mencionada en el segun-
do párrafo. Chrétien, como figura secundaria en un sentido te-
mático, aparece referido en un complemento circunstancial:

4. «...vamos a ser un gobierno tolerante, plural, de transición


e incluyente», sostuvo Fox Quesada, frente al primer ministro de
Canadá, Jean Chrètien, en conferencia de prensa conjunta. (El
Universal, 23 de agosto de 2000).

La situación de conferencia de prensa se intercala cada ciertos


tramos del texto: en el encuentro con la prensa, Jean Chrétien descar-
tó...; al inicio de la rueda de prensa, en la que estuvieron miembros del
equipo de transición de Fox Quesada...; en la conferencia de prensa a
la que asistieron una treintena de representantes de medios de informa-
ción de México y Canadá, el presidente electo Vicente Fox sostuvo...
La interacción entre los conferencistas también puede adqui-
rir relevancia; en este caso, en algunos discursos de Fox y Chrétien,
los referentes al encuentro anterior entre ambos, como en: le co-
menté al primer ministro, Jean Chrétien, sobre las elecciones de Chiapas
del domingo...; o en: Categórico, Chrétien sostuvo que, en el encuen-
tro con Vicente Fox, el tema no fue tocado ni mucho menos analizado.
La interacción paralela entre cada conferencista y los reporteros
produce una repercusión en el discurso de cada uno; de hecho, la
interacción es múltiple: cada conferencista con los reporteros y
entre ellos mismos:

8
El Universal (fundado en 1916) es otro de los grandes diarios de Méxi-
co; tiene una tendencia pluralista.
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales %!

5. Al respecto, dejó en claro [Fox] que no vino a este país a


presentar proyectos, sino a proponer ideas y a hablar de ‘opor-
tunidades’. En esto coincidió el premier canadiense.
La crítica y las observaciones serán siempre bienvenidas y
abiertas, y seremos un gobierno transparente, responsable (...)
insistió Vicente Fox. Sus palabras fueron recibidas con gesto de
aprobación del propio Chrétien.

Se advierte cierta asimetría en la relación entre ambos en el


hecho de que es la figura de mayor jerarquía quien aprueba las
palabras del otro: Chrétien, como político experimentado del pri-
mer mundo, además de anfitrión, frente a Fox, quien se iniciaba
como presidente electo en la política internacional.
La referencia a la comunicación no verbal entre los partici-
pantes, como el «gesto» en (5), o la risa en el siguiente fragmento,
describe un ambiente emocional en la conferencia. Los periodis-
tas aparecen como audiencia activa:

6. Chrétien, quien arrancó la risotada de los periodistas al llamar


al presidente electo simplemente «Vicente», en respuesta a
que éste se dirige a él como «Jean», no dudó en destacar la
presencia de Fox Quesada en Canadá (...)

Los últimos párrafos del largo texto noticioso dan cuenta de la


opinión de Fox sobre tópicos particulares del escenario político
mexicano, más alejados de la agenda bilateral mexicano-canadiense.
En esta parte se hace explícita la participación de los reporteros:
las palabras de Fox aparecen como respuesta al periodista que
interroga: «Cuestionado sobre el conflicto en Chimalhuacán (...),
Vicente Fox comentó...»; «en este contexto, también se le preguntó
si al presidente Ernesto Zedillo se le puede considerar un nuevo
Benito Juárez...»; «cuestionado sobre los sueños de Fox Quesada
como presidente, respondió:...». La marca del reportero interlo-
cutor contribuye a dar unidad a una serie de tópicos que de otra
manera parecerían inmotivados con respecto a los temas generales
de la conferencia de prensa.
La interacción entre periodistas y políticos en situaciones pre-
vias al evento propiamente público de la conferencia de prensa
puede llegar a ser tópico noticioso, con determinados fines ideo-
lógicos y/o políticos. En el fragmento siguiente, el periódico na-
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%" Neyla Pardo Abril

rra la actitud bromista de Fox con los periodistas y transcribe en


discurso directo un diálogo donde Fox usa el estilo coloquial que
lo ha caracterizado (y distinguido de la formalidad de los presi-
dentes mexicanos previos).

SALMONCITO Y NEGOCIOS
7. La entrevista con los directivos de empresas canadienses y
la posterior conferencia de prensa fueron las últimas activida-
des de Fox en Toronto, considerado el centro financiero de
esta nación. En un lujoso hotel, el presidente electo almorzó
con los hombres del dinero.
Fox llegó al salón de la conferencia. Quiso bromear.
¿Ya comieron? preguntó a los reporteros. No.
Pues yo sí. Comí salmoncito... de primera, a´i nomás. Y bue-
no, pues buen provecho para los que ya comieron y buenos
deseos para los que no han comido. ¡Que coman pronto!
Y arrancó con su exposición. («La inversión privada, antes de
fin de año: Fox a empresarios de Canadá», La Jornada, 24 de
agosto de 2000).

El encabezado de la sección (SALMONCITO Y NEGOCIOS) mues-


tra la importancia que La Jornada otorga a la escena, con la que
construye una imagen de banalidad e inconsciencia del futuro
presidente que se apresta a promover la inversión extranjera en
México (hecho indeseable para el periódico). La escena también
puede leerse como metáfora sobre la comida: Fox se deleita con el
afamado producto canadiense de exportación, mientras México
es ofrecido (¿cómo en bandeja?) a los empresarios canadienses
(Williamson y Fonte, 2003).9
La escena enunciativa construida conjuntamente entre polí-
ticos y periodistas puede adquirir carácter internacional y vol-
verse muy intertextual. Me refiero a la manifestación en el texto
de que la información procede de otras fuentes, por lo general
internacionales, ya que, por motivos de competencia, los perió-
dicos suelen evitar la referencia a la prensa local. En este senti-
do, los periódicos se mueven entre el celo por la exclusividad y

9
Agradezco la discusión de estos tópicos con Rodney Williamson, con
quien trabajo en una investigación comparativa sobre la prensa mexicana y
canadiense.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Análisis crítico del discurso y representaciones sociales %#

el reconocimiento a la circulación e intertextualidad de la infor-


mación.10
Las noticias suelen dar cuenta de la valoración de sucesos im-
portantes por la prensa extranjera, situación enunciativa frecuen-
te en la cobertura de ciertas actividades como las visitas de los
mandatarios al exterior; se suele incluir en la información la reac-
ción de los medios del lugar de la visita. Los corresponsales en el
extranjero también recogen regularmente información relevante
sobre el país para el que reportan. Interesa conocer la imagen
propia desde la perspectiva ajena. Por ejemplo, en la visita de Fox
a Canadá cuyos reportes de prensa hemos estado comentando, los
periódicos se hacían eco de las opiniones canadienses, como en el
siguiente ejemplo:

8. En Canadá, varios son los medios que anuncian la llegada


de Fox y lo identifican como el cowboy de las botas, el hombre de
los bigotes negros, el charro mexicano y el ex gerente de la Coca
Cola. No dejan tampoco de identificarlo como el hombre que
puso fin a la septuagenaria cadena de gobiernos surgidos del
PRI. («Despierta interés en Canadá la visita del presidente
electo», La Jornada, 22 de agosto de 2000).

Si no, tomaban información de la prensa de ese país, como en


el siguiente caso de un corresponsal del periódico acreditado al
principio de la noticia:

9. El director jurídico para negociaciones comerciales de


SECOFI [Secretaría de Comercio y Fomento Industrial], Hugo
Pérez Cano declaró al diario canadiense The Globe and Mail
que México no reconsiderará su posición de revisar el capítu-
lo XI. («Reabrir el capítulo XI, pide Canadá», El Universal, 6
de septiembre de 2000).

La información puede provenir casi en su totalidad de lo pu-


blicado en la prensa extranjera (no me refiero a lo trasmitido por

10
El periódico El Universal, por ejemplo, tiene una sección llamada «Cómo
nos ven», que transcribe fragmentos de la prensa internacional. Es más fre-
cuente la intertextualidad entre distintos medios; por ejemplo, los telediarios
y noticieros radiales dan cuenta de los principales titulares de la prensa.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

%$ Neyla Pardo Abril

agencias internacionales). El periódico foráneo llega a ser el


enunciador principal. Tenemos así, por ejemplo, el caso de una
información sobre México, tomada de un periódico canadiense
de circulación provincial y publicada luego en México: un políti-
co mexicano denunciado por peculado había desaparecido de la
escena nacional. Dos meses después, el periódico canadiense
Vancouver Province daba cuenta de su estancia en aquel país. El
caso se convirtió en motivo de investigación periodística (y poli-
cial) en México. Una noticia de El Universal, «Indagan actividad
de OEV en Canadá», señala en el subtitular la procedencia de la
información: «La investigación policial busca determinar cómo
llegó a ese país, qué hizo y si realizó alguna inversión, informó el
diario Vancouver Province» (El Universal, 17 de diciembre de
2000). En cinco de los 13 párrafos del texto, la información es
atribuida explícitamente al periódico canadiense, por medio de
fórmulas introductoras de discurso citado:

10. La Real Policía Montada de Canadá (RPMC) investiga


las actividades en este país del ex regente de la ciudad de
México, Óscar Espinosa Villarreal, quien durante dos meses
y medio viajó de incógnito por esa nación, publicó el diario
Vancouver Province (...) El Vancouver Province reportó, sin dar
fuentes, que el ex regente de la ciudad de México habría in-
vertido en una propiedad compartida en Whistler.

La historia sobre el político fugitivo se inserta en un segundo


nivel de representación. La diferencia con respecto a los casos
considerados anteriormente es que el enunciador es otro medio
de prensa. Por tanto, la escena enunciativa representada en un
primer nivel no tiene un referente espacial preciso (como el lujoso
hotel donde se desarrollaba, en interacción cara a cara, la confe-
rencia de prensa: fragmento 7). Ahora, la enunciación es diferida
y mediada por la escritura. Implica la circulación de enunciados
en cadenas de locutores y lectores que a su vez re-enuncian. Este
caso muestra una escena enunciativa más compleja, globalizada si
se quiere, en la que los participantes, lejanos geográficamente, se
unen por los conductos del flujo mundial de la información.
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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales %%

La escena enunciativa en el espacio mediático

En los casos vistos anteriormente, los políticos se dirigían a la


prensa como medio para llegar al público; en los que siguen tam-
bién, pero sus mensajes tienen, además, un destinatario específi-
co. Es común que los políticos, en sus declaraciones, se refieran a
sus adversarios en tercera persona, dirigiéndose a ellos indirecta-
mente. Asimismo, en situaciones de conflicto, los participantes
pueden no dirigirse uno al otro sino a la prensa, que constituye
una escena de interacción diferida. La interacción entre
enunciadores no es representada en el mismo texto noticioso; el
diálogo se da en diferentes textos, a menudo con diferentes fe-
chas. La escena enunciativa, en la que cada enunciador se dirige al
locutor mediático por separado, se puede representar así:

Locutor

Enunciador Enunciador

Una situación semejante, notoria por reiterada a lo largo de


meses, ocurrió en México en 1999, durante la huelga estudiantil
en la Universidad Nacional (ver fragmento 1) motivada por el
rechazo estudiantil a un anunciado aumento de cuotas. Durante
los dos primeros meses de este conflicto (que se prolongó por
diez meses) las autoridades y los representantes estudiantiles no
se comunicaron directamente; las dos partes insistían pública-
mente en la necesidad del diálogo pero acusaban a los otros de
impedirlo con su intransigencia. La palabra diálogo fue la más
utilizada por las partes en conflicto, aunque paradójicamente no
se llevaba a efecto (ver Fonte, 2002b). Siendo partes constitutivas
de la misma institución, estudiantes y autoridades no dialogaron
durante mucho tiempo. Daban a conocer sus posiciones en con-
ferencias y entrevistas de prensa. Esta extraña situación prolongó
innecesariamente la huelga y transformó a los medios en parte
integrante del desarrollo del conflicto.
La interacción mediada por la prensa y realizada sólo en su es-
pacio puede llegar a ser muy compleja, involucrando a personas en
lugares distantes e incluso a diferentes medios. Tal fue el caso de
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%& Neyla Pardo Abril

una disputa suscitada entre el subcomandante Marcos del Ejército


Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el juez español
Baltasar Garzón, conflicto que se dio en el espacio de la prensa
mexicana principalmente (aunque también tuvo su repercusión en
la española), en dos diarios por separado: cada participante se ma-
nifestó en un periódico diferente. El 25 de noviembre de 2002, La
Jornada publicaba una larga carta (de más de 4000 palabras) del
subcomandante Marcos dirigida a un músico español, amigo suyo,
a propósito de una reunión antiglobalización a celebrarse en Espa-
ña. Entre los varios tópicos, Marcos insultaba al primer ministro
Aznar, al rey español y a Garzón.11
Los titulares de La Jornada decían:

11. «El subcomandante se congratula por el proyecto de funda-


ción de un Aguascalientes en España».
«Vaticina Marcos un crecimiento «geométrico» de los
globalifóbicos».
«El juez Baltasar Garzón, un «payaso grotesco» al servicio de
la clase política gobernante».
«Critica el sometimiento del País Vasco y reivindica como
legítima su lucha política».

La carta, de estilo coloquial y desenfadado, llena de expresio-


nes provocadoras, puede dividirse en varias partes. Al inicio, Mar-
cos se dirige a su amigo en segunda persona, luego introduce un
diálogo con un personaje ficticio, después reflexiona en tono poé-
tico, etc. En los párrafos 28 y 29 se refiere a Garzón en tercera
persona:

12. Bien sé que ese payaso grotesco que es el autodenominado


juez Garzón, de la mano de la clase política española (que es

11
La Jornada ha sido el vocero de Marcos, concediéndole amplios espacios
de primera plana cada vez que éste ha deseado dirigirse a la opinión públi-
ca y dar a conocer determinada posición en la escena política nacional (o
internacional como en este caso). Por otra parte, se ha señalado la dimen-
sión mediática del movimiento zapatista (Emilsson y Zaslavsky, 2000),
manejada hábilmente por el subcomandante Marcos, quien ha sabido apro-
vechar los recursos del espacio mediático para movilizar las fuerzas sociales
a su favor e influir de modo diverso en la política nacional, sin moverse de la
selva ni realizar acciones militares.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Análisis crítico del discurso y representaciones sociales %'

tan ridícula como la corte, pero sin ese discreto encanto que
da el ¿cómo ha estado duquesa? Bien, barón, no extraño para
nada al bufón de Felipillo porque el Pepillo es tan gracioso
como aquél. Por cierto, haría bien subirse la bragueta, ba-
rón, no vaya a ser que coja usted un resfriado, que es lo único
que se puede coger en la corte, etcétera), está llevando ade-
lante un verdadero terrorismo de Estado que ningún hom-
bre y mujer honestos puede ver sin indignarse.
Sí, el clown Garzón ha declarado ilegal la lucha política
del País Vasco. Después de hacer el ridículo con ese cuento
engañabobos de agarrar a Pinochet (que lo único que hizo es
darle vacaciones con los gastos pagados), demuestra su verda-
dera vocación fascista al negarle al pueblo vasco el derecho de
luchar políticamente por una causa que es legítima.

El juez eligió otro periódico mexicano para responder al


subcomandante. El 6 de noviembre, El Universal dedicaba su
primera plana a la respuesta de Garzón a Marcos, bajo el titular
«Reta el juez Garzón al Sub Marcos». Si el texto de Marcos,
aunque con formato epistolar, no se podía adscribir a un género
específico (por su extensión, su tono, su mezcla de irreverencia
con asuntos serios, de opinión con diálogo ficticio), la carta de
Garzón era convencional y mucho más sintética (111 líneas, des-
tacaba El Universal). Atacaba a Marcos de manera contundente y
en segunda persona:

13. No necesita usted quitarse la máscara para haberse desen-


mascarado: usted, sencillamente, no cree en los derechos esen-
ciales del hombre ni en la democracia, ni siquiera en los dere-
chos cívicos de su propio pueblo (...) En esta larga batalla he
podido cometer errores pero, a diferencia de usted, he dado la
cara y firmado con mi nombre, y he asumido mis equivoca-
ciones. En cambio, usted se parapeta cobardemente en una
suerte de atalaya que le convierte en un ser extraño, exótico,
un espectro detrás de una máscara y de una ridícula pipa. No
suelo dar consejos, pero aquí va uno: abandone usted el dis-
fraz y su escondite, demuestre que es un líder, dé la cara, en-
fréntese a la sociedad mexicana, defienda sus ideas en igual-
dad de condiciones; dígale adiós a las armas, permita que sus
hombres sean libres, no secuestre ni mancille a la Democra-
cia. De «gachupín a gachupín» (porque no dudo que usted
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

& Neyla Pardo Abril

tiene sangre «gachupina» en las venas) y con el mayor respeto


y admiración hacia México, país entrañable al que tanto de-
bemos los españoles, incluidos los vascos, le reto cuando us-
ted quiera y donde usted quiera, a que sin máscaras ni disfra-
ces, cara a cara, podamos hablar del terrorismo, de rebeldía,
de dignidad, de lucha, de insurgencia, de política, de justicia,
de todos aquellos valores que sirven para construir un país y
una democracia y defender los derechos de los que menos
tienen.

El 9 de diciembre La Jornada publicaba en primera plana el


titular «Acepta Marcos el reto a debatir lanzado por Baltasar Gar-
zón», acompañado por una foto de Marcos haciendo un gesto
obsceno con la mano. Se trataba de una carta al magistrado, sin
insultos pero sin abandonar el tono burlón y paródico:

14. Señor Baltasar Garzón:


Leí la carta que me dirige, fechada el día 3 de diciembre del
presente año y publicada el día 6 de los corrientes en el perió-
dico mexicano El Universal. En ella, además de permitirse
insultarme con toda clase de calificativos, me reta usted a un
debate en lugar y fecha a mi elección.
Le comunico a usted que acepto el reto y (como mandan
las leyes de la andante caballería), puesto que soy yo el caba-
llero retado, me corresponde a mí fijar las condiciones del
encuentro.

Seguidamente, Marcos enumera varias condiciones para orga-


nizar un debate en Lanzarote, en un foro abierto de discusión
sobre el pueblo vasco, y le pide al juez que consiga los salvocon-
ductos para que él y sus acompañantes viajen sin problema a Es-
paña. Junto con la respuesta a Garzón, La Jornada publicaba otros
cuatro comunicados de Marcos, entre ellos a ETA y a la «socie-
dad civil» española, donde se deslindaba de apoyar el terrorismo y
confesaba que su carta inicial fue deliberadamente provocadora.
Estos comunicados tenían un tono formal. En su construcción
del alocutario, Marcos tomaba en serio a los que respetaba pero
no a los que considera adversarios.
Mientras, el intercambio de cartas produjo varias reacciones
en México y España; columnistas y personalidades evaluaron lo
sucedido, inclinando sus posturas a favor de uno u otro. Por lo
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Análisis crítico del discurso y representaciones sociales &

general, las posiciones a favor de Marcos se publicaron en La


Jornada y en apoyo a Garzón, en El Universal. En este caso, am-
bos periódicos involucrados se vieron obligados a aludir frecuen-
temente uno al otro, de manera que el conflicto entre estos perso-
najes conllevó un dialogo entre los periódicos.
La Jornada fue muy activa en la construcción de la escena
enunciativa. En noticia del 10 de diciembre hace un recuento de
lo publicado sobre el asunto en distintos medios y agencias inter-
nacionales («Destacan medios internacionales la respuesta de
Marcos a Garzón»). Abunda en citas textuales de lo que otros
medios publican; además se refiere a los aspectos destacados por
éstos e incluso a cuestiones de formato. Asimismo, evalúa la fide-
lidad con que fue trasmitida la información:

15. Anoche, en el noticiero sobre México que transmite la


cadena CNN en español a las 21 horas, la tercera nota de los
encabezados decía: El subcomandante Marcos envió cinco
comunicados a través del diario La Jornada, en respuesta al
desafío del juez Baltasar Garzón (...) La página web del dia-
rio El Mundo, de España, ubica en un sitio destacado la infor-
mación: «El subcomandante insurgente Marcos propone a
Baltasar Garzón un debate y se juega su célebre pasamontañas
(...) Este periódico, sin embargo, no precisa que en todo caso
el subcomandante lo que hace en estos nuevos comunicados
es aceptar el reto que le lanzara Garzón (...) Por su parte, el
diario Gara, del País Vasco, en su edición en Internet, y en
ambos casos con minúsculas, cabecea: ‘marcos acepta el desa-
fío de garzón’ (...) La agencia alemana es la única entre las
consultadas que recoge el anuncio del líder insurgente sobre
la intención del EZLN de presentar ‘demandas por delitos de
lesa humanidad contra el señor Ernesto Zedillo (presidente
de México de 1994 a 2000)’».

El carácter especular y repetitivo de esta noticia (que citaba a los


medios que citaban a La Jornada) se evidencia en la foto que acom-
paña al texto: la página web de un diario que a su vez tiene una
foto de la primera página de La Jornada con una foto de Marcos.
En los días subsiguientes, los periódicos españoles dejaron de
prestar atención al caso (lo mismo que otros medios en México).
Sin embargo, La Jornada mantuvo el tópico en sus páginas, pu-
blicando entrevistas y notas variadas que recogían opiniones so-
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

& Neyla Pardo Abril

bre las cartas y propuestas de Marcos; en este sentido, el periódi-


co continuó «construyendo» la escena enunciativa.
En esta escena enunciativa con dos protagonistas (Marcos y
Garzón), pero con múltiples participantes (hubo citas del minis-
tro español del Interior, de diputados mexicanos, etc., además de
analistas y comentaristas), una de las reglas pareció ser «el que se
enoja pierde». El tono chocarrero y burlón de Marcos fue estraté-
gico. Marcos se mostró divertido con la cólera de los ofendidos
(«mmh, me encanta cuando se enojan»: comunicado en La Jorna-
da el 30 de diciembre), pero se puede advertir una reacción opuesta
cuando defiende su derecho a pronunciarse sobre cualquier tópi-
co, nacional o internacional:

16. Lo que quieren es que nos disculpemos por habernos sa-


lido del tema en el que ELLOS nos encasillaron, a saber: los
zapatistas sólo pueden y deben hablar de la cuestión indígena.
Cualquier otro tema, nacional o internacional, nos está veda-
do. Y como en las siete últimas cartas nos salimos (...) del
tema indígena, ergo, debemos pedirle disculpas a los
neocomisarios de las «buenas maneras» (...) ¡Ah, los intelec-
tuales del Poder! Siempre esforzándose por comprender y ab-
solver a los de arriba y por juzgar y condenar a los de abajo
(La Jornada, 30 de diciembre de 2002).

Esta reacción pareció responder tanto al silencio e indiferencia


de los políticos españoles (que formó parte de su estrategia
comunicativa) como a las declaraciones de algunos intelectuales
como Fernando Savater, quien usó un tono cáustico para desvalo-
rizar a Marcos tanto desde el punto de vista escritural como polí-
tico. Lo aconsejaba en segunda persona:

17. Como le escribió el elegante suicida Petronio a Nerón,


según Quo vadis, «quema Roma, asesina a tu madre, acuéstate
con tu hermana, haz lo que quieras... ¡pero no odas!». Eso: no
odas, Marcos (...) Personalmente, a mí lo que Marcos diga o
deje de decir sobre casi todo cuanto va más allá de Chiapas
me trae al pairo. Como subproducto subversivo del subdesa-
rrollo, el subcomandante es aceptable y útil; como subterfu-
gio para subalternos europeos con mala conciencia subrepti-
cia, roza lo subnormal («Camus y los impostores», El Univer-
sal, 10 de diciembre de 2002).
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Análisis crítico del discurso y representaciones sociales &!

Lo que estaba en cuestión era la legitimidad de Marcos como


participante en la escena enunciativa mundial: su estatus y su
derecho a interpelar a las máximas figuras políticas de otros ám-
bitos. En gran parte, el suceso en su totalidad sirvió a Marcos
para medir su acceso a la esfera político-mediática internacional.
Quizá, si se hubiera atenido a las reglas de la comunicación polí-
tica (una carta en tono comedido) su mensaje no hubiera sido
escuchado. Repercutió como lo hizo por su rompimiento de las
reglas genéricas. Sin embargo, quizá fue demasiado lejos y el im-
pacto negativo de la primera carta marcó el resto de su proyecto
comunicativo.
Los pocos fragmentos presentados sobre este suceso que ocupó
gran espacio durante varios días, han permitido mostrar un debate
político entre personas de ámbitos lejanos y dispares. Los periódi-
cos fueron el vehículo en la confrontación de fuerzas. En el caso de
La Jornada, fue además constructor del acontecimiento.

Conclusión

He tratado de mostrar algunos aspectos de la complejidad que


puede adquirir lo que he llamado «escena enunciativa» en la prensa,
consecuencia de las relaciones entre las esferas política y mediática,
en tiempos de creciente mediatización de la política y de una
compleja dinámica entre ambas. La interrelación entre política y
medios origina formas particulares de interacción entre los acto-
res sociales involucrados, lo cual se manifiesta en el discurso. Pienso
que los aspectos señalados sobre la representación del discurso
político forman parte del género noticioso, por lo que resulta útil
tomarlos en cuenta para diversos objetivos de análisis, como la
construcción de identidades políticas, relaciones de poder y papel
de los periodistas en la política pública.

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thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

&#

Nuevos géneros discursivos en la política:


el caso de Aló Presidente

Adriana Bolívar
UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

Introducción

Ya es un lugar común decir que el estudio de los géneros va más


allá de la descripción formal de los textos, pues se deben tomar en
cuenta los aspectos sociales, culturales e ideológicos que intervie-
nen en su producción, como lo muestra la amplia bibliografía
que encontramos sobre el tema (Bajtín, 1986; Hymes, 1974;
Swales, 1990; Eggins, 1994; Fairclough, 1992; van Dijk, 1990;
Hodge y Kress, 1993, para mencionar algunos). Los estudiosos
de hoy colocan mayor énfasis en los procesos discursivos de la
producción e interpretación de textos en la dinámica social y to-
man en cuenta los cambios sociales y la lucha por el poder. En
especial, los analistas críticos se ocupan de averiguar cómo los
géneros se configuran históricamente y cómo ellos se perfilan de
acuerdo con los cambios y como éstos pueden afectar a los textos
que se producen, así como los acontecimientos en el mundo. Dice
Fairclough al respecto: «un género no sólo implica un tipo de
texto en especial sino también procesos particulares de produc-
ción, distribución y consumo de textos» (1992: 126) y, por ello,
el estudio de los géneros necesariamente significa dar atención a
los procesos sociales y cognitivos en los que los textos juegan un
papel fundamental.
Aunque es posible estudiar la dinámica cambiante de los gé-
neros en diferentes contextos, tales como el ámbito académico o
legal (Swales, 1990; Bahtia, 1993) o en los medios televisivos
(Williamson, 2002), los géneros políticos atraen particularmente
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

&$ Adriana Bolívar

mi atención porque de todos los géneros del discurso público son


posiblemente los que más afectan la vida de las personas. En el
caso de Venezuela, me llama la atención el nacimiento de un
género en particular, el programa Aló Presidente, que se originó en
la confrontación política con la intención explícita de dialogar
con el pueblo y de fortalecer el proyecto político de un grupo de
la sociedad. Este es un programa creado en la administración del
Presidente Hugo Chávez Frías, quien lo comenzó primero como
programa de radio el 29 de mayo de 1999 pero que, después de
cinco programas, fue convertido en un programa de radio y tele-
visión transmitido, regularmente, los domingos por el canal del
Estado. No hay antecedentes en la historia política de Venezuela,
ni en los medios de comunicación, sobre un programa como éste,
dirigido y producido por un presidente de la República. La expe-
riencia similar más cercana nos lleva al gobierno de Rafael Calde-
ra, un demócrata cristiano que gobernó dos veces (1968 a 1973 y
1993 a 1998) quien acostumbraba dirigirse a los venezolanos los
días jueves en Habla el Presidente, por media hora, después de lo
cual respondía preguntas a los reporteros. No recibía llamadas
telefónicas ni interactuaba con el público. Aló Presidente, sin em-
bargo, es altamente interactivo y puede durar hasta siete horas. El
programa comparte rasgos con otros programas de televisión tales
como talk shows, noticieros, mesas redondas y reuniones ministe-
riales, pero no cumple estrictamente con los rasgos formales de
ninguno de ellos pues su meta no es divertir o presentar noticias,
ni gobernar desde el programa, sino legitimar un gobierno que se
inició como democrático, con cabida para todos los venezolanos,
pero que gradualmente se ha ido alejando del compromiso inicial
hasta convertirse en un programa en defensa de un «gobierno
revolucionario» por el cual los venezolanos no votaron. De ahí
que mi intención en este trabajo tenga dos objetivos principales.
Primero, averiguar qué rasgos tiene este programa como género y
texto y, segundo, ver de qué manera Aló Presidente cambia a la luz
de los acontecimientos políticos en el país, y si mantiene o no una
estructura propia.
Para hacerlo, adopto un enfoque crítico (Fairclough, 1989,
1992; Bolívar y Kohn, 1999; Bolívar, 2001a) porque Aló Presi-
dente nació en la lucha política y es en sí mismo un sitio de lucha
en la confrontación política. Para caracterizar el programa como
género recurro a la etnografía de la comunicación (Hymes, 1974)
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Nuevos géneros discursivos en la política &%

y lo analizo como evento comunicativo. Luego, tomando como


referencia la lingüística sistémica funcional, examino la estructu-
ra genérica del programa como texto (Eggins, 1994; Martin,
1985).

El contexto y la confrontación política

El diálogo político venezolano ha sufrido importantes cambios


desde su primer gobierno democrático en 1958. Por más de cua-
renta años, los partidos Acción Democrática (AD) y Democracia
Cristiana (COPEI) se turnaron en el gobierno cada cinco años
hasta que, en 1998, como reacción al fracaso de estos partidos,
accedió al poder Hugo Chávez Frías, quien había intentado un
golpe de Estado en 1992, contra el gobierno de Carlos Andrés
Pérez. Los venezolanos depositaron su confianza en este ex te-
niente coronel de paracaidistas a sabiendas de que había intenta-
do un golpe en contra de la democracia, con la esperanza de que
sacaría al país de la profunda crisis social y económica en la que lo
habían dejado los partidos tradicionales (Bolívar, 2001a). El apo-
yo que recibió y el alto nivel de popularidad que tuvo inmediata-
mente después de las elecciones le permitieron, en corto tiempo,
disolver el Congreso, cambiar la Constitución, cambiar el nom-
bre del país, y aprobar medidas que le dieron control de la recién
creada Asamblea Nacional y de la mayoría de las instituciones.
Junto con los cambios políticos, se presentaron cambios en el dis-
curso, observables de manera más notoria en las palabras del pre-
sidente y en su estilo agresivo para gobernar (Bolívar, 2001b, 2002,
2003). Como candidato presidencial en 1998, Chávez adoptó
un estilo confrontacional para proponer una «revolución demo-
crática» que borrara los errores e injusticias del pasado, pero este
estilo, después de cuatro años de gobierno, se ha convertido en la
mejor arma para legitimar la «revolución armada» (Chávez, 2003).
En todo este proceso, los medios han tenido un importante
papel, primero para empujar a Chávez hacia el poder (Bolívar y
Kohn, 1999) y más tarde para atacar su personalismo y autorita-
rismo. El país se encuentra ahora polarizado entre los que siguen
al Presidente y los que se le oponen. Casi todas las estaciones de
radio y todos los canales privados de televisión han tomado parti-
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

&& Adriana Bolívar

do por la oposición. El gobierno se ha apoderado del canal del


Estado y lo usa casi exclusivamente para sus propósitos políticos.
El Presidente ha sido acusado de instigar la violencia pues, a me-
nudo, sus palabras son seguidas por ataques físicos a sus oponentes
o críticos. Los editoriales con títulos que aluden a esta situación
son frecuentes (“Verbobomba”, Tal Cual, 25 de febrero de 2003,
primera página) y también los titulares de periódicos (“El len-
guaje del Presidente ordena y legitima la violencia”, El Nacional,
2 de marzo de 2003, primera página). Los círculos bolivarianos,
creados por el Presidente originalmente con un propósito social,
se han convertido, a petición del mismo Presidente, en los «de-
fensores de la revolución», con el resultado de que las marchas de
los oponentes son atacadas muy a menudo con piedras, palos y
bombas lacrimógenas. En el año 2002 más de 200 periodistas
fueron atacados y varios periódicos y canales de televisión (29)
recibieron algún tipo de agresión, desde daños a los equipos e
instalaciones hasta explosiones de bombas (El Nacional, 3 de enero
de 2003, p. A-1-2). Los ataques terroristas se agregaron al esce-
nario de violencia. El Presidente perdió la popularidad inicial y la
democracia se encuentra en peligro de convertirse en dictadura,
aunque, para algunos, Venezuela ya está en la etapa de «dictadura
constitucional» (Subero, 2003).
El programa Aló Presidente ha tenido un gran papel en la
confrontación pues cumple con los propósitos de legitimar el
proyecto de gobierno revolucionario, de deslegitimar a los
oponentes y de enfrentarse a los medios privados para contra-
rrestar su influencia y su oposición. Aunque el Presidente con-
trola la televisión del Estado, su programa, sus discursos y apa-
riciones públicas son transmitidas en cadena nacional cada vez
con mayor frecuencia. Esto ha sido duramente criticado como
abuso de poder e incluso multado en una primera oportunidad.
Sin embargo, él justifica este comportamiento con el argumen-
to de que las radios y los canales de televisión estuvieron por
muchos años en manos de los ricos y poderosos. El lenguaje
agresivo e insultante que Chávez usa en su programa ha contri-
buido, en parte, a la extrema polarización y a la ingobernabilidad
(Bolívar, 2001b, 2002; Montero, en prensa). La permanente
confrontación y la violencia asociada especialmente con el pro-
grama Aló Presidente, el contacto cercano del presidente Chávez
con Fidel Castro, la defensa abierta de Saddam Hussein y la
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Nuevos géneros discursivos en la política &'

presunta asociación con la guerrilla colombiana, no ayudan a


dar la impresión de una Venezuela democrática y pacífica. Por
eso, es relevante examinar el programa del Presidente con mu-
cha atención, tanto como un nuevo género y tipo de texto y
como un nuevo estilo de hacer política en Venezuela.

El nacimiento de un género: el programa


Aló Presidente

Podemos hablar de nacimiento de un nuevo género en el caso del


programa Aló Presidente porque los actores políticos del gobierno
están conscientes de que se está dando un paso nuevo en materia
de géneros políticos. Las palabras de apertura del programa nú-
mero 01 sirven como evidencia de ello pues existe referencia ex-
plícita a que por primera vez un presidente «conduce» su propio
programa:

1. Por primera vez en Venezuela un presidente de la Repúbli-


ca conduce su propio programa de opinión y participación
popular, con el único interés de escuchar el clamor del pue-
blo. Venezuela conversa directamente con el primer mandata-
rio de la República Hugo Rafael Chávez Frías. Bienvenidos a
Radio Nacional de Venezuela y a todas las emisoras del país
que en estos momentos se unen a esta señal. Presidente Bue-
nos días (Radio Nacional, Aló 01, 29 de mayo de 1999).

Igualmente, no hay duda de que el programa tiene un propó-


sito político pues el mismo Presidente de la República lo deja
claro el primer día y en repetidas oportunidades en los programas
subsiguientes. Dicho propósito es mantener el contacto con el
pueblo, marcar la diferencia con gobiernos anteriores y orientar el
proceso del gobierno revolucionario que él dirige. El ejemplo que
sigue, con la participación del viceministro Diosdado Cabello,
muestra estos aspectos:

2. Presidente Chávez: Una de las cosas que cuido, que cuida-


mos todos, el vicepresidente, los ministros, el gobierno revo-
lucionario es no perder jamás el pulso, lo que llaman o llaman
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

' Adriana Bolívar

los franceses «la voz de la Nación». Hay que oír la voz de la


nación y claro que para oír la voz de la Nación, para tocar la
piel de la Nación, para palpitar con el corazón de la Nación,
para pensar con las neuronas de la Nación, para sentir el cla-
mor de la Nación hay que estar con la Nación y la Nación son
ustedes, la Nación somos todos, así que hay que oír a la Na-
ción, es decir, a los venezolanos. Hay que oírlos, hay que to-
carlos, hay que sentirlos, agarrarlos; con ellos soñar, con ellos
luchar, con ustedes. No tendría sentido llegar aquí; no tendría
sentido ser Presidente de Venezuela aislados, como hubo
muchos, rodeados por élites, rodeados por cúpulas y poco a
poco se iban, si es que estuvieron de verdad alguna vez allí
enlazados con el alma nacional, pues poco a poco iban aleján-
dose. Y al final nadie los sentía, al final nadie los veía, al final
eran como seres inexistentes para el pueblo.
Diosdado Cabello: Tenía mucho que ver con el interés nada
más, con un interés electoral.
Presidente Chávez: Sí, en las elecciones se iban a los barrios.
En las elecciones hablaban de la Nación, buscándole voto. Y
después se quedaban callados. No salían de sus palacios, de
sus reuniones, de sus conciliábulos. Nosotros no; nosotros cada
día estamos más metidos, yo lo digo, en la garganta del pue-
blo, en el corazón del pueblo, oyendo y sintiendo esa voz de la
Nación. Así que el programa Aló Presidente lleva, además de
aquella necesidad del conflicto político constituyente para ayu-
dar a orientar el proceso, para ayudar a crear conciencia sobre
la importancia del proceso. Habrá que investigar algún día
cuál es el papel que jugó y que ha jugado Aló Presidente desde
aquí. (Aló 100, 17 de marzo de 2002).

Según Chilton y Schäffner (1997: 214), los géneros políticos


pueden clasificarse a grandes rasgos en dos grupos: a) los que
tienen una función metadiscursiva o versan sobre la política y la
actividad política y b) los que construyen la actividad política, los
que hacen política. El programa Aló Presidente forma parte del
segundo grupo pues es un sitio de lucha política que emplea el
Presidente y sus adeptos para los fines de consolidar un proyecto
político. Por esta misma razón, se puede anticipar que, en el pro-
grama, el discurso tiene funciones políticas estratégicas.
Inicio el análisis del programa con dos supuestos: primero,
desde el punto de vista lingüístico, que el programa tiene un pro-
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Nuevos géneros discursivos en la política '

pósito comunicativo definido y que posee una estructura propia


que lo caracteriza como práctica discursiva nueva en Vene- zuela,
y segundo, desde un punto de vista crítico, que dicha estructura
se mantiene, a pesar de que los momentos conflictivos en la vida
política le hacen mostrar variaciones, porque se mantiene el pro-
pósito político de imponer un proyecto denominado «gobierno
revolucionario».

El método y los procedimientos: una primera


aproximación

El concepto de género tiene una base cultural y, de hecho, para


algunos, constituye “un nivel del contexto relacionado con el sis-
tema de los procesos sociales, en el cual los principios de relación
tienen que ver con la textura, con las formas en que las variables
de campo, modo y tenor se conjugan en un texto” (Martín, 2001:
46). Por eso consideré que el primer paso en la caracterización del
programa debía ser examinarlo como evento comunicativo pues
ésta es una categoría que nos permite identificar los elementos
necesarios para describir el discurso como una práctica cultural.
Para esta primera fase recurrí a las categorías ofrecidas por Hymes
(1974) y resumidas en el acrónimo SPEAKING (lugar, escena-
rio, metas y propósitos, actos, tono, instrumentos, normas, géne-
ros). Para acercarse al programa Aló Presidente como texto, es ne-
cesario analizar la estructura interna del programa y para eso tomé
el concepto de «estructura esquemática» (Eggins, 1994), que per-
mite ver la relación entre género, registro, y lenguaje. La explica-
ción e interpretación de la raîson d’ etre del programa y su dinámica
tienen que ser efectuadas a la luz del conocimiento sobre el contex-
to social, económico y político de Venezuela en este momento
(Madriz, 2002; Hernández, en prensa; Bolívar, en prensa).
Con respecto al corpus, se escogieron al azar un total de 60
programas de los 142 que ya se habían realizado hasta el momen-
to de escribir este artículo. Estos 60 programas contienen un to-
tal de 2.122.330 palabras (un promedio de cuatro horas por pro-
grama). Dado el gran tamaño del corpus y la necesidad de exami-
nar detalladamente algunos aspectos tales como las aperturas, los
cierres y los componentes de cada uno de los programas, estimé
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' Adriana Bolívar

necesario actuar en dos niveles: 1) un nivel global en el que se


consideran los sesenta textos, y 2) un nivel menor en el que se
analiza una muestra más pequeña de acuerdo con los siguientes
criterios: a) escoger un programa largo que fuera representativo
de todos los programas realizados, b) un momento político en el
que se introdujeran cambios en la actividad política, con el fin
de observar si estos cambios afectaban la estructura y estilo del
programa. Con estos criterios se seleccionaron los siguientes pro-
gramas:
Aló Presidente Nº 100 (17 de marzo de 2002), realizado en
ocasión de la celebración del aniversario del programa. El ánimo
del Presidente era de rememoración y triunfo. Se inició con la
repetición del primer programa transmitido por radio y luego
continuó con su propia programación. Se transmitió desde un
parque nacional e incluye 52.576 palabras. Corresponde al pro-
grama más largo.
Aló Presidente Nº 101 (07 de abril de 2002) fue dedicado a la
huelga general, condenada por el gobierno, convocada por la Con-
federación de Trabajadores de Venezuela (CTV), la Federación de
Asociaciones de Comercio y Producción (Fedecámaras) y los parti-
dos de la oposición. Este resultó ser el programa que precedió a la
explosión social del 11 de abril de 2002, cuando la confrontación y
la violencia alcanzaron un nivel crítico. En esta fecha, 19 personas
que formaban parte de una marcha multitudinaria que pedía la
renuncia del Presidente resultaron muertas. En este programa 101,
el Presidente reclamó a los huelguistas, fue altamente agresivo y
ofendió a los sectores involucrados, especialmente a ejecutivos de
PDVSA (la Compañía Nacional de Petróleo). Se transmitió desde
el Palacio de Miraflores (palacio de gobierno) y está constituido
por 30.967 palabras.
Aló Presidente Nº 102 (28 de abril de 2002), mostró un tono
totalmente diferente; fue el momento para el perdón y la recon-
ciliación. El Presidente pidió perdón a quienes ofendió y llamó a
la cooperación de todos, incluyendo a los medios. Se transmitió
desde la Casona (residencia presidencial) y está conformado por
21.429 palabras.
Aló Presidente Nº 103 (05 de mayo de 2002) fue dedicado a
las narraciones y evaluaciones del Presidente sobre los eventos del
11, 12 y 13 de abril. Nuevamente desde Miraflores, con 23.278
palabras.
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Nuevos géneros discursivos en la política '!

Aló Presidente Nº 104 (12 de mayo de 2002) tuvo lugar el día


de la Madre, pero se dedicó a los recuentos del Presidente sobre
las 48 horas en que estuvo fuera del poder. Transmitido desde
Fuerte Tiuna (sede del Ministerio de la Defensa), con 25.687
palabras.

Aló Presidente como evento comunicativo

Uno de los rasgos principales de Aló Presidente es el cambio de


lugar (setting) pues es diferente en cada programa, e incluye desde
el salón más importante en Miraflores hasta el barrio más pobre
de Caracas. En la muestra escogida, sólo algunos programas son
transmitidos desde el palacio presidencial (sólo 13 de 60) y los
restantes abarcan distintas regiones y lugares en el país, Escuelas
Bolivarianas, aeropuertos, barrios populares, sitios históricos, is-
las, parques nacionales, cuarteles, etc. El programa se ha extendi-
do también más allá de las fronteras venezolanas y se ha transmi-
tido desde Guatemala, República Dominicana, el Vaticano y
Buenos Aires (aunque ninguno de éstos formó parte de la mues-
tra escogida).
El escenario de cada programa es diseñado cuidadosamente y
ajustado al lugar y a la situación. El Presidente usa la vestimenta
adecuada a cada ocasión, lo que simbólicamente lo acerca a sus
interlocutores, uniformes deportivos, chaquetas deportivas, cha-
quetas con la bandera nacional, camisas rojas, uniforme de para-
caidista, boinas rojas, gorras de baseball, traje formal, etc. En cada
escenario se destacan símbolos nacionales o religiosos (por ejem-
plo, Simón Bolívar y/o Jesucristo) y se hace buen uso del paisaje
cuando el programa se transmite desde exteriores. El Presidente
toma café constantemente frente a las cámaras y llama la atención
sobre este hábito. Se ha estimado que cada programa cuesta al
gobierno doscientos millones de bolívares (más o menos US$
150.000) cuando se realiza en Caracas, pero mucho más cuando
se hace desde otras regiones de Venezuela o desde el extranjero
(Socorro, 2003).
Los participantes en el programa son variados y numerosos.
En primer lugar, encontramos al Presidente mismo en calidad de
conductor, los integrantes del Gabinete o algunos de ellos, invita-
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'" Adriana Bolívar

dos especiales nacionales e internacionales, periodistas nacionales


e internacionales, gobernadores, miembros del partido de gobier-
no, el Movimiento Quinta República (fundado por Hugo
Chávez), asistentes técnicos, locutores, moderadores, etc. Los vi-
sitantes que vienen al programa se caracterizan por ser simpati-
zantes del Presidente y seguidores del «oficialismo», sin límite de
edad o estrato social: niños, adultos y ancianos, profesionales, de-
portistas, gente de los barrios (sectores pobres o marginales de la
población). Estos visitantes pueden permanecer en el programa
durante todo el tiempo o llegar e irse. En segundo lugar, encon-
tramos a los participantes que se unen al programa por vía telefó-
nica nacional o internacional y conversan con el Presidente. Tam-
bién se encuentran, en tercer lugar, los participantes que intervie-
nen a través de microondas desde unidades móviles en Caracas
para dar opiniones sobre los temas y problemas que plantea el
Presidente. Por último, tenemos a los participantes indirectos que
son aquellas personas que aparecen en videos, entrevistas o repor-
tajes insertados en el programa Aló Presidente. Dichos participan-
tes también dan su opinión y, a menudo, se dirigen al Presidente.
Los programas realizados en los años 1999, 2000 y 2001 con-
taban con un moderador, pero este participante fue desaparecien-
do gradualmente en 2001 hasta que, a partir de enero de 2002, el
programa quedó totalmente en manos del Presidente.
El primer propósito comunicativo reconocido por los organi-
zadores del programa y por los interlocutores es «hablar con el
pueblo y darle la oportunidad de hablar de sus problemas». El
Presidente y sus invitados conversan sobre diversos tópicos, espe-
cialmente «el proceso», es decir, los cambios políticos y sociales
adelantados por el gobierno. Dependiendo de la ocasión, la longi-
tud de las conversaciones varía. Otro propósito fundamental del
programa es presentar y evaluar la agenda nacional (lo que el Pre-
sidente y su gobierno han hecho en la semana), con el fin de
recordar los acontecimientos nacionales e internacionales, comentar
los acontecimientos de cada día, hacer anuncios importantes so-
bre medidas de tipo económico, educativo, político, etc. Entre los
anuncios destacan los nombramientos y destituciones de perso-
nas en distintos cargos, incluyendo el de vice-presidente de la
República. Un propósito de parte de los interlocutores es hacer
peticiones de diferentes tipos, ayuda para construir viviendas, di-
nero para solucionar problemas médicos, solución para proble-
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Nuevos géneros discursivos en la política '#

mas en los barrios, problemas personales por falta de pago o no


cobro de prestaciones, becas, etc.
El propósito político del programa es legitimar el gobierno y
deslegitimar a sus oponentes, como se observa en las palabras de
cierre del programa 101.

3. Este es un programa del pueblo, un programa sin prece-


dentes en la historia comunicacional de Venezuela. Un pro-
grama en donde se dicen las verdades. Un programa que res-
peta la ética. Un programa que atiende necesidades, solicitu-
des. Un programa en donde se informa al pueblo de la gestión
de la revolución. Un programa en donde se hace análisis po-
lítico, análisis económico. Se informa la marcha de la econo-
mía. Se informa la marcha de la política. Sobre las relaciones
internacionales. Tenemos todo un caudal de información que
va dirigido a ustedes que son los dueños de esta revolución.

El Presidente emplea, a menudo, estrategias discursivas que


dan evidencia de coerción y ocultamiento cuando, por ejemplo,
insta a los Círculos Bolivarianos a organizarse y cuando no men-
ciona las acciones de la oposición.
Un rasgo fundamental del programa es su longitud, que so-
brepasa los límites de cualquier programa de televisión. El Presi-
dente está consciente de que la longitud tiene una función polí-
tica, la de contrarrestar la influencia de los canales privados. Tam-
bién sabe que sus adversarios se irritan con la duración exagerada,
especialmente cuando se transmite en cadena nacional. Los inter-
cambios siguientes del programa número 100 muestran la forma
en que él hace alusión al tema:

4. Presidente HCH: ¿Tenemos una hora ya?


Roberto Ruiz: Tenemos una hora
Presidente HCH: Primera hora

5. Presidente HCH: Bueno yo hice un comentario hace como seis


horas porque este programa ya tiene ¿cuántas horas?. Espérate
un segundo ¿cuándo tenemos ya? Hemos batido el record Fidel,
cinco horas y cuarenta y cinco tenemos ya aquí.
Fidel Castro: ¿cuánto?
Presidente HCH: Cinco horas y cuarenta y cinco minutos.
Fidel Castro: Me doy por vencido ya. Definitivamente.
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'$ Adriana Bolívar

Presidente HCH. Bueno y ahora que tú has llegado aquí al


programa a lo mejor pasamos diez horas. ¿Cuánto tiempo lle-
vamos?
Roberto Ruiz: Van seis horas y treinta y cinco minutos, Presi-
dente.
Presidente HCH: ¿Seis horas?
Roberto Ruiz: Treinta y cinco minutos.

Los actos son muy variados y de diferentes grados de cortesía,


desde muy informales y afectuosos con los amigos y los visitantes
adeptos al gobierno hasta amenazantes e insultantes con los ene-
migos y adversarios. Todo programa se inicia con el acto de salu-
dar y los saludos recorren todo el programa pues se repiten a
medida que el Presidente recibe a invitados o nombra a personas
a quienes les envía saludos. El acto más frecuente es el de narrar,
expresados en reportes, tanto del Presidente mismo (agenda na-
cional) como de otros participantes (en conversaciones en el lugar
del programa o por teléfono), también mediante videos o entre-
vistas. Todo reporte lleva evaluaciones y comentarios, por lo que
el acto de evaluar es también fundamental. Se insertan en todo el
texto las narrativas de experiencia personal del Presidente (su in-
fancia, su familia, sus hijos, su vida en la Academia militar, sus
amistades, sus experiencias en el extranjero, sus comentarios so-
bre diversas materias, etc.), con las cuales se cumple el propósito
político de avalar su calidad moral, su capacidad de líder y su
carácter de «demócrata» y de «revolucionario». También se en-
cuentran con frecuencia las felicitaciones y los actos exhortativos
tales como llamados a defender el proceso revolucionario. Los
insultos ocurren especialmente dirigidos a los oponentes: los me-
dios, los partidos tradicionales, políticos en particular, la CTV
(Confederación de Trabajadores de Venezuela) Fedecámaras (Fe-
deración de Comerciantes), PDVSA (Petróleos de Venezuela) y
la Iglesia. El tono es primordialmente amistoso, pero varía según
la situación y los interlocutores. El mismo presidente caracteriza
el tono como «espontáneo» (Aló 100). Esta espontaneidad se ex-
presa en conversaciones altamente informales, chistes, bromas,
canciones, improvisaciones de poemas y canciones, interrupcio-
nes para hacer preguntas a los ministros u otras personas en el
público. También en formas de trato que indican contacto ínti-
mo tales como hermano (a los hombres, incluyendo a otros jefes
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Nuevos géneros discursivos en la política '%

de estado) y mi amor, mi vida (a las mujeres y niños). Su estilo


amable desaparece cuando se dirige a los oponentes, sean perso-
nas, instituciones (la Iglesia, los medios) o naciones percibidas
como enemigas potenciales. Aquí se introduce el reclamo, la bur-
la, la ironía, el insulto. El Presidente se refiere frecuentemente a
sus opositores como cúpulas podridas (los partidos tradicionales),
ilegítimos (los trabajadores de la CTV), escuálidos, oligarcas, trai-
dores, neoliberales, fascistas, golpistas, conspiradores (todo el que se
oponga). Los medios son mentirosos, basura, manipuladores, terro-
ristas (véase el Aló 101 y también el editorial de Tal Cual, 14 de
febrero de 2003, primera página, y Bolívar, 2003).
Como en todo programa de televisión el medio predominante
es el oral, pero los textos escritos también se encuentran en menor
medida. El texto escrito preferido en Aló Presidente es la Consti-
tución Nacional (aprobada por referendum en 1999), que el Pre-
sidente lleva consigo en el bolsillo y que muestra al público cada
vez que apela a algún artículo o recomienda su lectura. También
son textos preferidos las obras de Simón Bolívar, el padre de la
Patria e inspiración de la revolución bolivariana. No se quedan
fuera extractos de libros especializados, novelas, poemas. Los in-
formes preparados por ministros o directores son leídos y comen-
tados por el Presidente, quien también lee los correos electrónicos
recibidos.
Las normas de interacción y cortesía que rigen el programa son
las que reconocen los venezolanos de diferentes regiones en tér-
minos de variedades del español de Venezuela, estilos y formas de
trato. No obstante, el Presidente a menudo rompe las reglas de
cortesía y éste es el aspecto que origina más críticas. También
causa preocupación pues la descortesía es empleada como una
estrategia (Bolívar, 2001b, 2003) que profundiza la polarización
de la fuerzas políticas, con lo cual la democracia se ve más vulne-
rada. Las críticas de los medios se concentran en lo que el Presi-
dente no debería hacer o decir y sobre cómo su conducta sirve a
otros propósitos que no son democráticos (véase, por ejemplo edi-
torial «Ya basta», de El Nacional del 16 de enero de 2001, p. A-6).
En cuanto al género, este programa coincide en algunos mo-
mentos con eventos comunicativos similares a talk shows, infor-
mes presidenciales, ruedas de prensa, clases de historia, reuniones
de gabinete, programas documentales, alocuciones presidenciales,
actos culturales, y otros, pero no es fácil ubicarlo o darle ninguno
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'& Adriana Bolívar

de estos nombres. Esto se debe, probablemente, a que el propósi-


to comunicativo es explícitamente político y también a que con-
tiene, en sí mismo, una gran variedad de géneros y textos. Aun
así, a pesar de su longitud y variedad, es posible identificar su
estructura regular, como veremos en la siguiente sección.

Aló Presidente como texto

El programa número 100 resultó ser un texto representativo del


programa Aló Presidente debido a que fue el programa aniversario,
tuvo larga duración y empleó casi todos los componentes que
aparecen regularmente en los programas. Los elementos que pa-
recen en el Cuadro 1 pueden aparecer en cualquier programa más
o menos en la secuencia identificada aquí. Después del saludo del
Presidente, la agenda presidencial tiene relevancia y, por lo gene-
ral, aparece en primer lugar y recorre todo el texto. Cada uno de
los elementos recogidos en el Cuadro 1 puede incluir, a su vez,
una amplia variedad de acciones y textos como los siguientes:
comentarios y opiniones del Presidente después de cada segmen-
to (elemento obligatorio), narraciones de experiencia personal en
cualquier momento de la secuencia (elemento casi obligatorio),
anuncios (obligatorios, especialmente al principio y al final del
programa), canciones cantadas por el Presidente (opcional), chis-
tes (opcional), canciones de los participantes (opcional).

CUADRO 1
Estructura esquemática del programa Aló presidente 100

1. Anuncio del programa Aló presidente 100


2. Presentación del video del inicio del primer Aló Presidente. Incluye
la presentación que el locutor hace del programa, el saludo del Pre-
sidente y la primera conversación telefónica del primer Aló.
3. Saludo del Presidente Chávez correspondiente al Aló presidente
100.
4. Conversación entre el Presidente Chávez y el Vicepresidente
Diosdado Cabello.
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Nuevos géneros discursivos en la política ''

5. Primera llamada telefónica. Haydée González, quien hizo la pri-


mera llamada del primer Aló.
6. Conversación entre el Presidente Chávez y el vicepresidente
Diosdado Cabello.
7. Saludo del Presidente a los miembros del gabinete ejecutivo pre-
sentes en el programa.
8. Conversación entre el Presidente Chávez y Gastón Parra Luzardo,
presidente de PDVSA.
9. Saludo del Presidente a otro grupo de asistentes vinculados al
gobierno, a los periodistas internacionales presentes en el programa
y a los Círculos Bolivarianos de Galipán.
10. Presentación del video Misión cumplida por parte del moderador
del programa.
11. Conversación entre el Presidente Chávez y el diputado Juan
Barreto. Interviene el vicepresidente Diosdado Cabello.
12. Segunda llamada telefónica, señora de 72 años que llamó durante
el Aló Nº 5 del 27-06-99. Hablan Teresa, su hija María y un niño.
13. Tercera llamada telefónica, princesa pemona que llamó durante
el Aló Nº 38 del 16-04-00. Elena Gil (princesa pemona) canta una
canción.
14. Conversación entre Juan Barreto y el Presidente Chávez.
15. Cuarta llamada telefónica. Salvador Perdomo desde Mérida.
16. Pase vía microondas a la cota mil. Tres mujeres, dos hombre y
dos niños saludan al Presidente.
17. Saludo del Presidente a los niños que vienen al estudio a traer
flores desde Galipán.
18. Conversación entre Juan Barreto y el Presidente Chávez, Diosdado
Cabello y Roberto Ruiz (moderador).
19. Pase vía microondas desde Petare. Conversa con Stella Coluccio
sobre los tambores que está tocando el alcalde José Vicente Rangel
Avalos.
20. Quinta llamada telefónica. Richard Hidalgo desde Caracas.
21. Sexta llamada telefónica. Nerva Barreto desde Maracaibo.
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 Adriana Bolívar

22. Conversación entre Diosdado Cabello y el Presidente Chávez.


23. Video del Ministerio de Energía y Minas sobre los precios del
petróleo.
24. Conversación entre el Presidente Chávez y el Ministro de Ener-
gía y Minas, Alvaro Silva Calderón.
25. Nuevo pase vía microondas desde Petare. Conversación entre el
alcalde Rangel Avalos y el Presidente Chávez.
26. Participación del soberano (así lo denomina Roberto Ruiz). Ha-
bla Rafael Mendible (el soberano).
27. Conversación entre Parra Luzardo, el Presidente Chávez, Diosdado
Cabello, Juan Barreto. También intervienen Argenis Rodríguez y
Jesús Villanueva directivos de PDVSA, mientras Parra Luzardo era
presidente de la empresa.
28. Séptima llamada telefónica. Alí Rodríguez Araque, secretario
general de la OPEP desde Viena.
29. Pase vía microondas desde Nueva Esparta. El Presidente Chávez
conversa con el gobernador Alexis Navarro Rojas, un Gral. de ape-
llido Gaviria. La conversación finaliza con una canción de El chivato
de la playa, desde Margarita.
30. Conversación entre José Vicente Rangel, el Presidente Chávez y
Diosdado Cabello.
31. Video sobre la situación semanal del dólar desde el inicio del año.
32. Conversación entre el Presidente Chávez y Francisco Usón
Ramírez.
33. Conversación entre el Presidente Chávez, el niño José Gabriel, la
niña Liseth, Diosdado Cabello y Juan Barreto.
34. Octava llamada telefónica, el presidente Portillo desde Guatema-
la, recordando el Aló Presidente que se hizo desde Guatemala.
35. Conversación entre Diosdado Cabello y el Presidente Chávez.
36. Video recuento de los 100 Aló Presidente. Roberto Ruiz mencio-
na los lugares desde donde se ha transmitido el Aló Presidente.
37. Novena llamada telefónica. Hipólito Mejías, Presidente de Re-
pública Dominicana, recordando el Aló Presidente Nº 54 (11-03-01)
transmitido desde Santo Domingo.
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38. Video donde el fiscal colombiano pide disculpas por la acusación


de transportar armas en territorio colombiano, hecha a un piloto
venezolano.
39. Comentario del Presidente sobre el video.
40. Video donde aparece Fidel Castro cantando con el Presidente.
41. Llamada telefónica Nº 10. Fidel Castro desde Cuba.
42. Conversación entre Liseth Rodríguez, quien da gracias por un
favor concedido por el FUS, y el Presidente Chávez.
43. Llamada Nº 11, desde Pto. La Cruz, Rafael Méndez.
44. Llamada Nº 12. Marlene Alfonso. Diosdado Cabello la presenta
como una llamada de El Soberano.
45. Conversación entre el Presidente Chávez y el capitán de navío
Morales Márquez.
46. Conversación entre el Presidente Chávez, Diosdado Cabello y
Luis Reyes Reyes.
47. Video a cerca de la opinión del soberano sobre el Aló presidente.
48. Comentario del Presidente Chávez.
49. Video de Luis Mariano Rivera, cantor y poeta revolucionario.
50. Cierre del programa. El Presidente dice: «Ha sido un programa
histórico. Muchísimas gracias desde Galipán, desde Caracas para
toda Venezuela y el mundo».

En este programa encontramos 16 conversaciones diferentes,


16 llamadas telefónicas, 8 videos y varias transmisiones por
microondas. El tono era festivo y pretendía mostrar la fuerza de
la revolución. Se reitera una vez más que el programa nació para
confrontar a los medios de comunicación, como se ve más abajo
en un intercambio entre el Presidente y Juan Barreto, diputado
de la Asamblea Nacional:

6. Presidente HCH: Claro, fíjate que estábamos comenzando


el proceso de la revolución política, la primera fase política,
constituyente y revolución. Y entonces teníamos el problema
de siempre, uno de tantos problemas, bueno, los medios de comu-
nicación…
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 Adriana Bolívar

Juan Barreto: La competencia de los medios no nos dejaban traba-


jar.
Presidente HCH: Los medios de comunicación, la tergiver-
sación, que si viene la dictadura, que si viene el comunismo,
que si viene la negación de los derechos humanos, que si
Chávez va a imponer un gobierno de 20 años, etcétera, bueno
todo aquello. Y entonces recuerdo que hablábamos de hacer
un programa de radio y nació Aló Presidente... (Aló 100)

El ánimo alegre del programa 100 cambió drásticamente en el


número 101 cuando los ataques a los medios de comunicación se
profundizaron, igual que los ataques a los ejecutivos de PDVSA
y los dirigentes de la CTV. El tono pasa a ser retador y amena-
zante.
Aquí el Presidente celebra el hecho de que el programa se está
transmitiendo en cadena nacional y de que está compitiendo con
Globovisión (uno de los canales privados de la oposición). Saluda
a la prensa internacional, pero ataca a los medios nacionales. No
extraña el uso frecuente de la expresión medios de comunicación,
que es usada 30 veces con referencia a la «tiranía de los medios».
El Presidente usa evaluaciones como: «mentiras» (30 veces), «ma-
nipulación», «subversivos», «terroristas», «cañones de la inmundi-
cia», «voceros de la podredumbre», y otros.
En el programa número 101 el Presidente está molesto con
los huelguistas y con los medios. La agenda nacional se interrum-
pe en tres partes, hay solamente 2 videos y 4 llamadas telefónicas.
Una de las llamadas proviene de un periodista que pertenece a los
Círculos Bolivarianos y otra de un trabajador de PDVSA que no
está de acuerdo con la huelga. No se encuentran transmisiones
por microondas y se presentan apenas dos conversaciones en el
estudio. En la sección de anuncios el presidente destituye a siete
ejecutivos de PDVSA, después de ser insultados como «Pdvagos»,
«subversivos», «saboteadores», «privilegiados». Chávez dice:

7. Se les acabó el cuentico. Los méritos es una cosa y la mani-


pulación de esa élite para adueñarse de una empresa que es de
todos nosotros, esa es otra cosa... esa gente no da muestra de
que haya recapacitado y ahora, esa élite de PDVSA ha pasado
la línea. Han comenzado a pasar la línea, entonces yo anuncio
lo siguiente. Anuncio la destitución de las siguientes perso-
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Nuevos géneros discursivos en la política !

nas, han sido despedios de sus cargos, ya está bueno, las si-
guientes personas: Eddy Ramírez, director gerente hasta hoy
de Palmaven, pa´fuera. Se le había dado la responsabilidad de
dirigir una empresa de mucha importancia como es Palmaven,
una filial de Petróleos. Esa Palmaven es de todos los venezo-
lanos, así que señor Ramírez muchas gracias, está usted des-
pedido. Luego está despedido también muchas gracias por
sus servicios, señor Juan Fernández. Está despedido de Petró-
leos de Venezuela. Usted fue hasta el día de hoy Gerente fun-
cional de planificación y control de finanzas. Vean ustedes el
nivel de esta gente, se convirtieron en saboteadores de una
empresa que es de todos los venezolanos. Pues está usted des-
pedido señor Juan Fernández, muchas gracias, ¿oyó? Muchí-
simas gracias (Aló 101).

En este Aló el líder ejerce su máximo poder y autoritarismo.


No sorprende que el uso explícito del pronombre personal de
primera persona «yo» aparezca 120 veces. Además, aparece colo-
cado con mentira (19), verdad (23 veces para «su» verdad). Esta
vez no hay cantos, reta a los medios (que en esta ocasión son
mencionados como «laboratorios de la basura»), y el programa
pasa a cadena nacional:

8. Hemos decidido transmitir este programa en cadena nacio-


nal de radio y televisión porque este es un tema vital para
todos los venezolanos, y lo voy a celebrar con un cafecito que
me traigan, cadena nacional con café. Rafael, vamos a echar-
nos un café, ¿vale?, para celebrar esta cadena ¿vale? A mí me
encantan las cadenas ¿vale? Hugo «Cadenas» Chávez me pue-
den llamar ustedes. Me importa un comino acepto que me
llamen Hugo «Cadenas» Chávez (Aló 101).

Una de las llamadas telefónicas sirve al Presidente para enfati-


zar la importancia de los Círculos Bolivarianos:

9. Angel Delgado: Claro, bueno, señor Presidente, nosotros,


como yo le había mencionado anteriormente, nos hemos or-
ganizado una cantidad de personas precisamente para dar apoyo
a este proyecto bolivariano informando, dando otra óptica de
las cuestiones, y creo que esa es la manera que todos los vene-
zolanos debemos de actuar y realmente hacernos como le re-
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

" Adriana Bolívar

pito dueños de nuestro país y esa es la manera de organizarnos


y de actuar todos con un mismo norte.
Presidente HCH: Oye, qué bueno, tú perteneces a esta clase
media profesional consciente, Ángel. Y te pido ayuda herma-
no, porque nosotros necesitamos, mira, tú sabes que toda esa
campaña mediática de todos los días, por supuesto que choca
y rebota y fracasa en algunos sectores, pero hay otros sectores
de la clase media que son vulnerables a ese mensaje de todos
los días, que si yo apoyo a la guerrilla colombiana y presentan
una serie de falsas evidencias, medias verdades y aquello de
Goebels ¿no?, de que una mentira repetida cien veces pues,
mucha gente comienza a pensar que es verdad. Qué bueno
sería, nosotros estamos trabajando con círculos bolivarianos
de clase media a nivel profesional, a nivel técnico ¡oye!, si a ti
se te ocurre, si te nace de tu voluntad incorporarte y ayudarnos
a reunir, a discutir, a debatir, a criticarnos mutuamente con
esos sectores medios sería muy bueno Ángel ¿ah?
Ángel Delgado: Bueno, señor Presidente como le dije ante-
riormente, yo creo que nosotros las personas que formamos la
red bolivariana, que a la vez también somos un círculo
bolivariano, nos ponemos a su completa disposición, cuente
con nosotros.
Presidente HCH: Corrrecto, yo le voy a decir a Diosdado que
te eche una llamada, ya tenemos aquí tu teléfono para
articularnos y trabajar como un sistema ¿ah? Elementos
interactuando con un objetivo.
Ángel Delgado: Seguro
Presidente HCH: Muchas gracias Ángel, un gran abrazo y
saludo a tu familia, hermano.
Ángel Delgado: Igualmente.

El Aló Presidente número 102, el primer programa después de


su ausencia del poder durante 48 horas en los eventos del mes de
abril, se inicia con un breve editorial sobre la rectificación y la
tolerancia, seguido por los saludos y comentarios del Presidente.
No hay agenda nacional ni conversaciones en el estudio con otros
participantes. Encontramos una llamada telefónica de una mujer
de 72 años que se declara bolivariana y otra de un hombre cuya
tienda fue saqueada y solicita un crédito para reiniciar su negocio.
El programa contiene dos videos, principalmente para negar acu-
saciones contra el Presidente (quien presumiblemente ordenó
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Nuevos géneros discursivos en la política #

activar un «Plan Ávila» para reprimir militarmente la marcha del


11 de abril, y llamó a los Círculos Bolivarianos a defender la
revolución «con lo que tuvieran a mano»). El Presidente hace tres
anuncios importantes: un aumento de salarios de un 20%, la crea-
ción de una Mesa de Diálogo y el nombramiento de un nuevo
Vice-presidente de la República. Aunque este programa 102 fue
más corto que el 101, y dedicado a los llamados al diálogo nacio-
nal, se encontraron 37 menciones a los medios de comunicación.
El Presidente confronta la información y las opiniones de los
medios privados con la obtenida por el equipo de Aló Presidente.
Hace un llamado a un diálogo «sin mentiras» (con lo cual conti-
núa llamando mentirosos a sus oponentes):

10. No podemos sentarnos a dialogar para caernos a mentiras.


No. Los círculos bolivarianos no son esos cuerpos armados
que señalan o han venido siendo señalados por algunos me-
dios de comunicación o por algunos sectores desde hace va-
rios meses. Los círculos bolivarianos son unos organismos de
participación social, y esto está señalado en la Constitución,
son elementos fundamentales; habrá muchos más, juntas de
vecinos, círculos deportivos, amigos, etc. (Aló 102).

Aunque el programa 102 fue más breve que el 101 y que,


supuestamente, favorecía el espíritu de diálogo y paz, el uso del
pronombre personal explícito «yo» aumenta considerablemente
en este programa (182 veces), con lo que el discurso centrado en
sí mismo sigue predominando (véase Bolívar, 1999).
Los programas Aló 103 y Aló 104 muestran el regreso a la
estructura regular del programa. En el 103 encontramos la agen-
da nacional, 5 llamadas telefónicas, 4 anuncios, 5 videos, el Presi-
dente cantando una canción, narrando su experiencia en las 48
horas fuera del gobierno y contando momentos de su vida como
estudiante. Se presenta como una víctima de los «golpistas», y con
este término engloba a todos los ciudadanos que participaron en
la marcha del 11 de abril, en la que miles de venezolanos solicita-
ron su renuncia. También hace un llamado a la cooperación de los
medios de comunicación. El Presidente afirma enfáticamente que
existe una total libertad de expresión y que Venezuela es «más y
más democrática cada día». El programa número 104 incluye una
canción al inicio del programa y canciones en la mitad. Sigue la
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

$ Adriana Bolívar

agenda nacional, se exhiben 4 videos, se hacen 4 llamadas telefóni-


cas para darle apoyo. También aparece un poema.
No obstante, esta aparente «normalidad» oculta la acción so-
cial y discursiva que se desarrolla paralelamente al programa en el
mundo de la oposición. Es notoria la frecuencia con que el Presi-
dente ignora los eventos y los intereses de los partidos y diversos
grupos de venezolanos que se le oponen o critican. Una prueba de
ello es el programa número 137 (2 de febrero de 2003), que duró
más de seis horas, pero que no mencionó en ningún momento lo
que sus opositores llamaron «El Firmazo», para referirse a una
operación organizada por varios grupos de la sociedad civil con el
fin de recoger firmas solicitando un referéndum revocatorio. Mien-
tras el Presidente hablaba, en dicho evento se recogieron tres mi-
llones doscientas mil firmas de ciudadanos descontentos y fuer-
temente críticos del estilo y de los resultados del actual gobierno
(El Nacional, 3 de febrero de 2003, p. A-6). El Presidente Chávez
ignoró, y sigue ignorando, que en «El Firmazo» el número de
firmas recogidas fue mayor que el número de votos que lo lleva-
ron a la Presidencia el 6 de diciembre de 1998.

Conclusiones

Aló Presidente se ha convertido, aparentemente, en un nuevo gé-


nero político en Venezuela, y tendrá que ser examinado con más
detalle en el futuro, para obtener luces sobre las formas en que se
funden el militarismo y el populismo en el discurso. Como he-
mos visto, el programa Aló Presidente es un texto que contiene, a
su vez, una amplia gama de textos. Ellos son vehículo y arma para
defender un proyecto político. El programa tiene dos efectos. Por
un lado, fomenta la cohesión de grupo (los seguidores del Presi-
dente). Por el otro, refuerza la división y la polarización. Los me-
dios de comunicación son el blanco preferido de los ataques del
Presidente pues para él representan el mayor obstáculo a su pro-
yecto político. En su interacción con el pueblo encontramos de
manera notoria la voz y la presencia de aquellos que lo siguen o
simpatizan con él y «la revolución», pero está ausente la voz de los
que piensan de manera diferente. Se puede argumentar que los
medios han equivocado su camino al tomar partido y convertirse
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

Nuevos géneros discursivos en la política %

en líderes de la oposición, pero es difícil criticar a las radios, los


periódicos y los canales de televisión que han mantenido alerta a
la población sobre la concentración del poder en una sola perso-
na. Todavía no se han esclarecido los hechos del 11 de abril de
2002. No hay culpables sino en el discurso. Más de 18.000 eje-
cutivos y trabajadores de PDVSA han sido despedidos por el
gobierno hasta la fecha. La Asamblea Nacional está estudiando
una ley de contenidos (conocida como «Ley Mordaza»). El Pre-
sidente ha tomado el control del canal del Estado para el uso
exclusivo del proyecto bolivariano.
Entre las muchas preguntas que surgen al cerrar este artículo
se destacan ¿qué otros cambios discursivos esperan a este progra-
ma en la confrontación política? ¿qué posibilidades existen de
que el programa se transforme en un verdadero sitio de construc-
ción de la democracia? Las respuestas vendrán junto con el desa-
rrollo de los acontecimientos y sólo nos queda confiar en que
nuestra débil y vulnerable democracia pueda sobrevivir en los es-
pacios que todavía quedan para dialogar.*

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Obtenido desde http://www.primercoloquio. edice.org/Actas/actas.htm

* Deseo expresar mi agradecimiento a Estrella Camejo por la gran ayuda


que me brindó en las etapa de la recolección y el análisis del corpus.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

& Adriana Bolívar

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thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

'

La identidad personal y social


de los indigentes en su discurso.
Un análisis crítico del discurso neoliberal
en la Argentina y sus consecuencias

María Laura Pardo


U NIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

Introducción

Desde hace varios años vengo estudiando el fenómeno de la


globalización y cómo algunos de sus aspectos se representan en el
discurso. Uno de ellos es la re-estructuración de los procesos
identitarios personales, sociales e incluso nacionales.
Dicha investigación abarca tanto la actual globalización de la
era moderna, desde 1945 (fin de la Segunda Guerra Mundial
hasta ahora), como la primera (1880 a 1917 aproximadamente).
En este trabajo, hago hincapié en las representaciones discursivas
de la identidad personal y social en la actual globalización. En esta
primera aproximación, mediante el uso de una teoría de base
(grounded theory) y el análisis del discurso, se muestran las catego-
rías conceptuales reveladas en los discursos de los indigentes.
En general, el problema de la identidad ha sido analizado en
el marco de los estudios sobre los medios de comunicación, o en
narraciones acerca de este tópico en la clase media. Para este estu-
dio, me interesó revelar qué aspectos de la identidad personal y
social rescatan grupos de indigentes de algunas ciudades argenti-
nas. En particular, es interesante considerar que esta mirada des-
de la «marginalidad» y la metáfora que implica el espacio en la
política: Norte, Sur, dentro y fuera del sistema, centro y periferia
(Graham, 2002) resultan reveladoras a la hora de dar cuenta de
los procesos de estructuración y cambio de las identidades. Estos
fenómenos van de la mano del rol que el Estado asume en cada
período histórico de la modernidad.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

 María Laura Pardo

Metodología y corpus

Este trabajo se inscribe dentro del Análisis del Discurso, desde


una perspectiva crítica (Análisis Crítico del Discurso, de aquí en
más ACD), y por consiguiente tiene un compromiso político y
social, por el que su objeto de estudio se centra en los casos en los
que el uso de determinado discurso ayuda a la construcción de
situaciones de abuso de poder.
Esta investigación es eminentemente cualitativa y sigue los
lineamientos propuestos por Fairclough y Wodak (1997), acerca
de que tanto el texto escrito como oral son formas de la práctica
social. Distinguimos entre práctica social, práctica discursiva y
práctica textual. Para la primera, utilizamos las denominadas teo-
rías de base (Glaser y Strauss, 1967), para la segunda, teorías de
medio rango (Craig, 1995) y para la textual, el análisis del dis-
curso como método (Lavandera, 1985; Pardo, 1996; van Dijk,
1998).
Se han triangulado datos estadísticos con datos netamente
cualitativos. La teoría, entonces, proviene, necesariamente, del dato
y no a la inversa. Esta investigación, como es requisito para cual-
quier estudio de ACD, es multidisciplinaria.
Mi trabajo de investigación sobre el discurso de la primera y
segunda globalización se viene desarrollando desde hace 8 años y
el de la indigencia desde hace 2 en el CONICET y en distintos
proyectos UBACYT. El estudio se realiza conjuntamente con
investigadores de otras ciencias como las ciencias políticas, el de-
recho, las ciencias de la educación, la sociología, las nuevas tecno-
logías, y la psicología. También está orientado a la comparación
entre los discursos de la primera globalización moderna, a fines
del siglo XIX, y los de la actual, ya que muchos de los recursos y
estrategias lingüísticas que aparecen en los discursos de uno y
otro período son semejantes.
El corpus central que se analiza está conformado por una
serie de entrevistas llevadas a cabo en Buenos Aires y Córdoba
(la segunda ciudad en importancia, después de Buenos Aires) a
un grupo de indigentes que hoy tienen como modo de subsis-
tencia la venta de revistas como Hecho en Buenos Aires, La Luciér-
naga y La Pulseada, y que pertenecen a la Red Mundial hacien-
do enclave con la revista central The Big Issue (Londres). Tam-
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La identidad personal y social de los indigentes en su discurso 

bién las revistas, en sí, constituyen parte de este corpus (Pardo,


Noblía, Sayago, Perotti y Acosta, 2002; Noblía, 2003).1

Sobre el neoliberalismo y la identidad o neocapitalismo:


¿Un espíritu, sistema, discurso que persigue la felicidad
(pública y privada)? ¿O la mercantilización del ser y
del espíritu y la alienación humana?

Para entender cualquier proceso identitario es necesario conocer


su contexto social y político o bien, lo que denominamos su prác-
tica social. En períodos de globalización, la identidad nacional
entra en crisis, como también las identidades regionales. A todo
proceso globalizador le corresponde un movimiento de tensión
antihegemónico, de allí que sean momentos propicios para estu-
diar los procesos que definen una identidad nacional ya que estos
están en plena exacerbación. Los nacionalismos se despiertan y,
por otro lado, se mitigan de modo extremo la cultura y la idiosin-
crasia de cada país o nación. Es más, la nación y principalmente el
Estado y su rol se encuentran en terrible jaque. Esta puesta en
duda, quiebre, transformación y destrucción de los estados nacio-
nales acarrean un fuerte impacto, no sólo en las identidades na-
cionales sino que, obviamente, lo hacen, además, en la estructura
identitaria de cada individuo ya que dicha identidad se construye
socialmente.
Quiero, entonces, definir al capitalismo o al neoliberalismo
siguiendo a Chiapello y Fairclough (2002: 188) desde la pers-
pectiva del ACD: «el espíritu capitalista puede entenderse como
un orden del discurso, una configuración de discursos articulados
en conjunto de un modo particular, dialécticamente conectado
con modos de actuar (y discursivamente con géneros) e inculcado

1
Se utilizan dos muestras de control sobre Medios de Comunicación
Social, una en la que se tomaron especialmente los textos de opinión, de
enero a julio del 2002, de Mariano Grondona (abogado, profesor universi-
tario y periodista) en La Nación, el diario de segunda tirada en el país y otra
sobre los textos de distintos autores de la Revista Argentina de Ciencias
Políticas, Crítica, La Protesta, y La Internacional, durante 1920 (época de
finalización de la primera globalización de la época moderna).
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

 María Laura Pardo

como modos de ser o identidades (y discursivamente en estilos)».


Este discurso es parte de un un sistema, una política, una filosofía
de vida que sostiene que hay que luchar contra el hambre, contra
la pobreza, por la defensa de los derechos humanos, a favor de la
libertad y de sus acciones y dice apuntar al estado de bienestar y
de la felicidad de la gente, lo que aparece como una filosofía acep-
table y deseada. Pero el fin, aun en esta supuesta acción positiva,
no justifica los medios. Medios que han llevado a la mayoría del
planeta al nivel histórico de pobreza que, actualmente, se eleva a
más del 50 por ciento.
Como filosofía, si puede llamársela así, el capitalismo y el
neocapitalismo se basan en una serie de valores que, en su mayo-
ría, contradicen los elementos que dicen buscar. Quizás porque el
humanismo no debe ir de la mano de la economía, aunque nece-
site de ésta. Tal como lo sostiene Sklair (1995) la base filosófica
de este sistema es una filosofía consumista, que se contradice con
los valores que dice sustentar.
Según Chiapello y Fairclough (2002: 187):

El capitalismo, en un sentido general, es capaz de asumir im-


portantes formas variables históricas, que continúan siendo ca-
pitalistas a través de la continuidad de rasgos centrales (la
redistribución del trabajo, competencia, propiedad privada, orien-
tación hacia la acumulación de capital, progreso tecnológico y
la mercantilización abierta de las actividades sociales). El espí-
ritu capitalista es, por lo tanto, una ideología que sirve para
sostener el proceso capitalista en su dinamismo histórico mien-
tras toma distintas formas históricas.

Estos autores distinguen por lo menos tres espíritus de capita-


lismo: el primero, a finales del siglo XIX, el segundo, entre 1940-
1970 y el tercero, desde 1980. Graham (2002) también demues-
tra la existencia de estos tres espíritus del capitalismo mediante
un recorrido histórico por distintos discursos acerca del valor que
nos dan otra evidencia de lo que Chiapello y Fairclough sostie-
nen, es decir, que el capitalismo cambia camaleónicamente y uno
de los ejes de ese cambio es el valor que se adopta para vivir: «las
percepciones de lo que es más valioso son el aspecto más impor-
tante de nuestras relaciones porque los valores son la motivación
primaria de la actividad humana» (Graham, 2002: 227).
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

La identidad personal y social de los indigentes en su discurso !

Lo que más me interesa destacar del trabajo de Graham es


que hace hincapié en que es importante tener conciencia de lo
que se llama conocimiento económico al que define como:

La habilidad tecnológica de mercantilizar la totalidad del ser


social e individual. Hoy prácticamente no hay aspecto huma-
no que exista fuera de la lógica de las relaciones de dinero.
Consecuentemente, nada humano está más allá de la aliena-
ción, casi todas las cosas humanas devienen extrañas a la hu-
manidad (Graham, 2002: 227).

La práctica discursiva

En esta alienación es que las sociedades configuran y reconfiguran


las identidades de sus miembros. Y en ellas, el grupo mayoritario
hoy, tanto en el mundo como en la Argentina, es el grupo de
pobreza, pobreza estructural e indigencia que supera el 50 por
ciento de la población.
Pero la indigencia no es una forma homogénea y comparable
en cualquier lugar del mundo. Tal como lo sostiene Noblía, los
sin techo parecen estar y ser los mismos marginales y excluidos que
viven en las calles, en todas las geografías y culturas, pero esto no
es más que un espejismo, ya que no es lo mismo, por ejemplo, la
indigencia en un país latinoamericano empobrecido que ser indi-
gente en Inglaterra.
Un fenómeno digno de interés es la aparición de medios alter-
nativos que se han convertido en verdaderos proyectos editoriales,
cuyo punto de partida y fin es el de convertirse en la «voz» de los
«sin voz». Se han constituido y presentado como la prensa de la
gente de la calle, embanderando la lucha por la restitución de la
dignidad, la identidad y el desarrollo personal de estas personas a
través de la autogestión.
En su trabajo, Noblía (2003) sostiene que estos proyectos no
surgen de la nada ni son un auténtico producto nacional; tienen
un referente directo que remite a la revista The Big Issue. A fines
de los años 80, en Nueva York, la cuna del poder financiero, el
periódico Street News introduce una nueva modalidad de distri-
bución incorporando a los homeless neoyorkinos como vendedores
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

" María Laura Pardo

del periódico. La idea era ofrecer una alternativa laboral a esta


gente desplazada de la cadena productiva. La repercusión fue tan
importante que The Big Issue se constituyó en un referente para
emprendimientos similares en el resto del mundo.
En líneas generales, el proyecto se presenta como una iniciati-
va independiente, no vinculada a grupos económicos ni políticos
y tiene como objetivos capacitar a los homeless para que puedan
ganar por sí mismos su propio dinero, dar un espacio a la voz de
los homeless en los medios, ser un ejemplo de una empresa social y
ofrecer un producto de primer nivel.
Las personas entrevistadas pertenecen a ONGs que son las
responsables de la edición de estas revistas.
Tanto en las entrevistas como en las revistas analizadas, la pre-
sencia del Estado se reconoce por la omisión o por la crítica. El
argumento que subyace es que el Estado no cumple con su fun-
ción social y, si lo hace, es a través de políticas asistencialistas. En
las revistas, un tema recurrente es el rechazo al asistencialismo
como procedimiento.
Las publicaciones coinciden, sí, en valorar a la autogestión como
alternativa y, a partir de este valor, se posicionan en un rol activo.
En general, el objetivo es «fomentar la autogestión, crear oportu-
nidades y no continuar con la cultura de la limosna» que debilita
y rebaja al ser humano. En este discurso se opone la autogestión a
la cultura de la limosna.
Por otra parte, el desplazamiento identitario del mundo del
adulto al de la niñez homologa a estos grupos sociales —que se
distinguen por derechos y obligaciones diferentes— y vuelve a
poner sobre el tapete el debate moderno —aparentemente re-
suelto— acerca del trabajo infantil como un modo de explota-
ción. Lo que en un momento significó una conquista social es
deslegitimado como un acto de complicidad con el presente (Noblía,
2003). Es justamente el retroceso, la eliminación de uno de los
derechos fundamentales del niño lo que se propone como alter-
nativa a una realidad peor, signada también por la explotación, la
pobreza, la indignidad y la violencia. Quizás este sea uno más de
los múltiples síntomas de lo que se da en llamar el fin de la mo-
dernidad, pero que, y esto es más que importante, el racionalismo
de la modernidad no ha podido resolver.
En momentos donde las organizaciones de desocupados (el
movimiento piquetero, las asambleas barriales, entre otros)
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

La identidad personal y social de los indigentes en su discurso #

refuncionalizan las políticas clientelares y asistencialistas, convir-


tiéndolas en medios para la lucha popular, en verdaderas herra-
mientas de autogestión y autonomía, se hace difícil pensar a los
desocupados como una fuerza pasiva o subordinada.

La identidad personal y la identidad social


en situación de indigencia: la identidad en la calle

La identidad se construye desde la calle, con distintas categorías


que toman una primera oposición: estar en la calle, o fuera de ella.
En ese camino imaginario, en esa espacialidad que remite a estar
dentro o fuera del sistema, se da el proceso inverso. Como vere-
mos, estar en la calle es conocer una serie de códigos y relaciones
de los que quedan excluidos los que están fuera de la calle o
conforman el sistema. Hay instituciones que funcionan como tran-
siciones en esa oposición: los hospitales y las ONGs. Se produce
una substitución en las funciones sociales, es decir, el Estado es
reemplazado por la empresa social y la prensa social (entendiendo
prensa social a la que se dedica a sostener a los sin techo o come-
dores) y, el hospital, además de brindar salud y cura, debe brindar
contención, igual que la escuela, la universidad y otros.
Veamos un ejemplo de esto último, en este caso, OC2 se refie-
re al Hospital Pirovano, un hospital público en la ciudad de Bue-
nos Aires, Argentina.

E3 : ¿Y ahora en qué parte de la calle estás viviendo?


OC: En el Pirovano

Vemos como el hospital no es ya sólo el lugar donde se cura,


sino donde se vive. Así observamos el rol de contención social
que tienen estas instituciones públicas hoy.

2
Identificamos a los informantes indigentes de nuestra muestra me-
diante letras vinculadas con sus nombres para no violar su derecho a la
privacidad, aunque hayan dado su consentimiento para la realización de
las entrevistas.
3
La E indica entrevistador(a).
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

$ María Laura Pardo

Además, en la calle, se encuentra la solidaridad, la compañía,


la libertad, la amistad, y la familia propia.
Con respecto a la categoría familia, ésta se divide al menos en
dos subcategorías: familia propia y familia de origen. La familia pro-
pia es, a su vez, parte de una categoría superior que engloba a todos
los actores que se encuentran en la calle: gente y personas de la calle
y, de modo marcado, como decía, la familia que se constituye en la
calle o familia propia tal como la denomino aquí, en virtud de que
es considerada por el indigente la familia sobre la que hay una
visión positiva y de valoración. Veámoslo gráficamente:
Esta última categoría de familia propia se opone a la de familia
de origen que ya no pertenece al mundo de la calle.

La familia de origen:

SJ: A los 9 años, cuando mi padrastro tuvo cáncer yo salí a


vender a la calle, para que a mi mamá no le faltara nada y a mi
papá tampoco. Me hacía la rata4 de la escuela para ir a traba-
jar, ¿entendés? Y, bueno, después, ya le... mi mamá se enteró y
me dijo «No te hagás más la rata». Entonces me iba a laburar
temprano a la mañana, después iba a la escuela, salía de la
escuela y seguía trabajando. Y eso me hizo envejecer de joven,
¿entendés? Vivir otra vida, qué sé yo. Ellos tenían otra posición,
pero cuando ellos decayeron, yo los ayudé. Y ahora que yo estoy
abajo y ellos volvieron a su nueva situación, ¿entendés? No me
apoyan, entonces yo no tengo familia.
E: Pero, ¿los ves?
SJ: No los quiero ver tampoco. ¿entendés?, no los quiero ver
tampoco. Es así. O sea, los quiero, los tengo en mi corazón,
todo, cuando los extraño voy y sí, los veo. Porque son caras,
¿viste?
SJ: Son cosas que te pasan, la vida es así. Te da tortazos, a
veces duele mucho. A veces te noquea y no te podés levantar
más. A veces, también te encontrás con alguno que te tira la
toalla a tiempo, ¿viste? y te podés levantar, ¿entendés? O te
levantan. Como está haciendo la revista, ¿viste? me está tiran-
do la toalla, para que no te caigas más al fondo, ¿viste?
¿Entendés? Eso yo pienso que es la revista, te está tirando la
toalla para que salgás adelante.

4
En la Argentina hacerse la rata significa faltar a la escuela.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

La identidad personal y social de los indigentes en su discurso %

Esta distinción tan fuerte se marca por una doble relación:


por un lado, la familia de origen expulsa, no contiene, mientras
que la familia propia se sale de ese canon. Además, esa falta de un
rol maternal o paternal, por parte de la familia de origen, marca lo
que no se posee, por lo que tener la propia familia y los propios
hijos será lo que se desea. La relación vertical de paternidad y
maternidad del(a) indigente irá en detrimento de la relación de
pareja, que aparece sólo como vehículo de la posibilidad de ser
padre o madre, único bien que aparece fuertemente deseado en
todos los casos, hombres y mujeres, jóvenes o mayores. Es el bien
no tenido y el bien posible. Esto es una instancia identitaria, liga-
da al deseo que se puede realizar. Y su realización se da en la calle:

OC: Y después me rescató mucho el nene más chico que


tengo. Tenía meningitis. Ahí empecé de las cosas de la vida,
que tenía que estar con él y... y no sé.
E: Te debías un poco más a... más al afuera que al adentro.
OC: Claro, ahí no me intenté suicidar más porque no... pien-
so que me necesita y a pesar de que yo estoy lejos, igual yo voy
y lo veo. Llevo, trato de llevarle algo, amor, cariño, lo que sea,
pero le llevo algo. Moralmente y... bueno, siempre hago lo
mismo. Él tiene una válvula en la cabeza. Tiene... porque...
cuando tuvo meningitis tenía diez centímetros y pico de cabe-
za y el cuerpito chiquitito así a los dos meses.

La categoría de trabajo, si bien aparece como un anhelo fre-


cuente y como uno de los motores de la autoestima, toma caracte-
rísticas especiales: vender no es trabajar, trabajar es producir. Esto
aun cuando puedan revalorizarse instancias como las de Hecho en
Buenos Aires o La Luciérnaga, que son vistas, en general, como
medios transitorios para alcanzar otros trabajos o un medio más
de subsistencia.
Esta identidad es una identidad que se instaura desde un
modelo salvaje y alienante. La categoría que conforma al otro o la
otredad es compleja. El otro es mi enemigo, al que robo, al que
asesino, pero sobre todo hay un otro instalado dentro de estos
sujetos que es esa parte oscura y triste de sí que desean olvidar.
Esta parte aparece como un yo interno que se odia, y cuando eso
no termina en suicidio termina en droga o en delincuencia o en
delirio.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

& María Laura Pardo

OC: Claro, en esa era tan maldito que no... no me quería ni


yo mismo
E: ¿Y qué te gustaría, que te pondría contento, qué cambios
necesitás, qué te haría feliz o qué te... qué te ayudaría?
OC: Y que fuera otra persona, eso, solamente...
OC: No, sí, puede ser un odio interior.
E: ¿...con vos mismo?
OC: Conmigo mismo, sí, porque no supe aprovechar la vida
o... no sé... a veces le echo la culpa a... me echo la culpa yo
por haberse muerto mi abuela... no tiene nada que ver mi
abuela,...
OC: ...Y la mayoría casi me da más, porque sufrí mucho. Lo
que estuve en la cárcel también. Demasiado. No quiero existir
más. Estuve dos veces a punto de matarme.

Esta identidad que se construye sobre modelos de familia nue-


vos y complejos, en los que las relaciones de pareja son lábiles, en los
que el desempleo es una condición casi segura, en los que la salud
no está asegurada y donde el estado no toma ninguna medida ni se
le exige, porque la gente pone en tela de juicio su rol social, son
características de nuestro país y de un contexto social global que
todo el tiempo maneja ideas y argumentos maniqueos. Los grises
son muy pocos, todo parecería ser amor u odio.
Y en ese patrón, el paradigma argumentativo de la identidad
va de la valoración de la calle a la vergüenza de habitarla, de prac-
ticar el mendigaje a denigrar al que mendiga ni bien se obtiene
algo que permita, aunque sea en el imaginario, ir apartándose de
la calle, porque la mayoría de los que están en Hecho en Buenos
Aires siguen en la calle.
Veamos este ejemplo en el que el indigente pasa de enfrentar-
se al policía a valorar su acción aprobatoria. En esta situación, el
indigente se siente amparado y dentro del «sistema».

OC: Te paran la policía, así, para decirte... vos, ¿viste?, decís,


claro antes la policía nos paraban para pedir documentos, ¿vis-
te?... Pero te dicen: está muy bien lo que estás haciendo, seguí
adelante, no me bajes los brazos. Y eso te llena de fuerza para
seguir adelante.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

La identidad personal y social de los indigentes en su discurso '

Esta contradicción interior, esta narración dicotómica de la


propia vida, marca el desplazamiento interior que su identidad
sufre en distintos momentos de la vida.

Indigencia y felicidad ¿dos mundos posibles?

Cuando se analizan los discursos de cada una de estas personas


que conforman el corpus de esta investigación, esto es, de los
indigentes, de los sin techo, es interesante ver cuánto se alejan y
cuánto se acercan a discursos de otros grupos de la comunidad,
que son portadores e impulsadores del discurso neoliberal, al igual
que del discurso del Estado.
Uno de los graves errores al analizar estos discursos de los
indigentes y de las teorías acerca de ellos, en especial de otros
países, es la falsa creencia de que cuando hablamos de pobreza, de
indigencia, de identidad nacional, de felicidad (Brittan, 2001),
de bienestar o de cualquier otro concepto primitivo5 hay un acuer-
do tácito común y no hay diferencias (Figueroa Ibarra, 2002).
Que tomemos aquel discurso o aquella narración que aparezca
como predominante (lo que no quiere decir más masiva) no nos
da el derecho de adjudicar una idea común para personas que
conforman comunidades diferentes. Esto, justamente, es ir en
contra de la sectorización que plantea el neocapistalismo y, por el
contrario, construir un proyecto para todos.
El discurso exitista, de perdedores y ganadores, en relación a
valores como la propiedad, la fama, la propiedad privada y el
consumismo, conforman el discurso capitalista que, por cierto,
genera un concepto de felicidad6 que no siempre se condice con
su práctica o su vivencia, sino que crea enormes frustraciones.
Es muy importante tener en cuenta el discurso del grupo de
personas que conforman más del 50 por ciento de Argentina y
que, de algún modo, representan a más del 50% de la población
mundial: los sin techos, los indigentes, los que están en la franja

5
Se denomina concepto primitivo a aquel que se opone ontológicamente
a concepto concreto.
6
Entendiendo felicidad como el nuevo concepto que reemplaza a la idea
de bienestar en el neocapitalismo.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

  María Laura Pardo

más baja de la pobreza, puesto que sobre ellos no hay práctica-


mente encuestas y muy pocas entrevistas de tipo cualitativo, ana-
lizadas lingüísticamente desde una perspectiva crítica.
Si analizamos todos los textos de las entrevistas, los tópicos
que aparecen cómo más importantes, a la hora de los deseos y
grupos que conforman su identidad, son los siguientes:

• La importancia de la madre como figura nuclear y de res-


peto. Rol predominante de la madre frente al padre.
• Deseo de formar una familia.
• La importancia de los amigos.
• La importancia de los hijos. Los hijos como propiedad vin-
cular y afectiva.
• Los hijos por sobre todas las cosas, incluida la salud.
• La importancia del afecto incondicional y no discriminador.
• El trabajo como dignidad.
• La poca importancia de la propiedad y de la propiedad
privada.

Si nos alejamos del discurso burgués, en el que el deseo de


formar una familia va fuertemente ligado al de progresar econó-
micamente, ya que la educación ha dejado de ser un valor en las
últimas décadas, podemos ver que este otro discurso mayoritario
en cantidad de gente y no en poder, instala otros deseos. El traba-
jo que aparece como dignificador, vehículo de la autoestima y de
orgullo, va ligado a poder comer, a poder vestirse y a tener un
lugar en donde poder hacer o instaurar una familia. Dentro de
esta familia, para los adolescentes, la madre es la figura que la
nuclea (típico matriarcado latinoamericano). El rol del hombre
aparece sumamente diluido. Ellos juegan el rol del abandono o el
de la muerte súbita, o el de la ausencia desde la cárcel o bien, la
compañía que, a la larga, siempre ocupa un segundo lugar en la
vida de la pareja frente a los hijos. Los hijos cubren la mayor
aspiración en la vida de los indigentes. Los hijos están aun por
encima de la propia salud y vida. Es la única pertenencia reconoci-
da como valor y casi el único lazo que puede permitir alguna recu-
peración frente a la droga, el alcohol y la delincuencia. Si bien esto
es un círculo, ya que aquellos padres que abandonan son los mis-
mos que desean tener hijos y los ven como el valor más importante
de sus vidas, en todas las instancias el factor económico aparece
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

La identidad personal y social de los indigentes en su discurso  

como el que genera mayor inestabilidad en las familias, ya que los


padres y las madres, muchas veces, deben alejarse de sus casas para
poder solventar económicamente a los hijos. Sin duda, después de
recorrido el círculo que engendra la pobreza o la droga o la delin-
cuencia, o todo junto, el amor incondicional y la no discriminación
son parte de este anhelo de ser felices.
En estos discursos, estos deseos llegan después de un triste
recorrido o por el solo hecho de nacer en los lugares menos privi-
legiados.
Cuando el Estado no puede dar respuestas eficientes y, mu-
cho más aún, cuando las privatizaciones reducen el rol social de
aquél y además fracasan en sus propios proyectos, el capitalismo,
más que un generador de felicidad, se convierte en una filosofía
que aparta a muchos para generar la felicidad de unos pocos. La
idea de la posesión de bienes, como éxito en la vida y camino para
la felicidad, ubica a los miembros de una sociedad en una descar-
nada carrera en la que la idea de progreso se tergiversa. Progresar,
aquí, es destruir, ya sea el pasado, la historia, la cultura. Y es,
también, alcanzar nuevas tecnologías aunque como efecto secun-
dario terrible lo que se obtiene es una nueva redistribución del
trabajo que no favorece a la mayoría, y deviene, además, en una
mayor impotencia entre los que verdaderamente buscan una so-
lución frente a la hambruna o a la pobreza extrema.
Los tópicos fundamentales del discurso de los indigentes son:

• La calle como sostén


• La drogadicción
• El homicidio
• El suicidio
• El delirio como alienación y escape
• La salud como límite

Este discurso acerca de los anhelos de aquellos que están fuera


del sistema tiene su lado oscuro, que son las consecuencias de
vivir bajo las situaciones más adversas.
Muchas de estas consecuencias son muy conocidas: la dro-
gadicción, el alcoholismo, los que, a su vez, conducen a una alta
tasa de criminalidad, en las que se barajan desde el robo hasta el
homicidio.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

 María Laura Pardo

Los hombres, especialmente, son conscientes de la alta carga


de odio y de resentimiento que guardan dentro de sí, pero llama-
tivamente esa conciencia llega al punto de poder reconocer que
ese odio es fundamentalmente hacia sí mismos. El intento de
suicidio aparece como uno de los modos de superar la impoten-
cia, la angustia y la gran baja autoestima. Muchos de los entrevis-
tados sufren de delirios. Algunos de tipo narcisista, otros
mesiánicos. El delirio es un modo de escape a la realidad dura de
cada día. Y aunque uno pueda intentar traerlos a su historia, a su
pasado, el delirio7 siempre está allí como modo de defensa. Un
límite importante para terminar con la vida de la calle, que suele
ser muy apreciada por los más jóvenes que le temen a los institu-
tos de menores, a sus propias familias, a la cárcel o al aislamiento
que significa estar en esos lugares, es la pérdida de la salud. Mu-
chos, antes de los 40 años, ya sufren de severas cardiopatías, han
tenido más de un preinfarto, pérdida de parte del hígado, proble-
mas de cirrosis, problemas pulmonares, desnutrición, embarazos
que apenas alcanzan el séptimo mes. La calle es, a fin de cuentas,
contenedora y expulsora a la vez.
Finalmente, algunos de los deseos que se vinculan con su iden-
tidad no son otra cosa que los derechos más básicos e inalienables
de una persona: la familia, la comida, el trabajo, una casa o un
techo. Los derechos humanos son lo que la mayoría de esta gente
desea. Entonces ¿cuál ha sido el aporte del capitalismo? Si el 50
% de la población vive en el hambre, lo que viola un derecho
humano fundamental, ¿en qué contribuyó el capitalismo y el
neocapitalismo? ¿Cuál es el avance o el progreso que el ideario
liberal o neoliberal nos deja? La controversia que existe acerca del
postmodernismo es una crítica a esta última fase decadente de la
ley del capital y de la mercantilización del ser. Podría decirse que
el capitalismo, en la búsqueda de alcanzar sus ideales y fines, al
menos en lo que respecta al estado de bienestar, ha generado mucho
bienestar para unos pocos y marginación y pobreza para la mayo-
ría. El neoliberalismo es un proyecto sectario, en tanto es para
unos pocos y altamente discriminador, en consecuencia. Se con-

7
Denomino aquí delirio (desde la interdisciplinaria psiquiátrica y lingüís-
tica) al discurso fijo, impenetrable y monologista que hace imposible la
comunicación tal como la entendemos habitualmente (Pardo y Lerner,
2001).
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

La identidad personal y social de los indigentes en su discurso  !

sagró como un fundamentalismo ideológico, de carácter paternalista


frente a los países en vías de desarrollo, tiñéndose de ese modo,
con el color de un gobierno dictatorial que desde el Norte con-
trola y dirige a nuestras supuestas democracias.
La distribución de la riqueza, el respeto por los derechos
inalienables del hombre y, por lo tanto, de su felicidad, quedaron
y están restringidos a unos pocos, aquellos que tienen como espí-
ritu el poder y el dinero.

Referencias bibliográficas
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 " María Laura Pardo

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thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

 #

El Tratado de Libre Comercio (TLC)


con EE.UU. en el discurso del Presidente
Ricardo Lagos

Leda Berardi
UNIVERSIDAD DE C HILE
U NIVERSIDAD A CADEMIA DE H UMANISMO C RISTIANO

Lo bueno de este acuerdo —subrayó el senador de la UDI1 ,


Hernán Larraín— es que Chile asume un compromiso, como
país, de aplicar, en forma indefinida, la economía libre como
sistema económico. Se ha puesto un candado a llegar a una
economía socialista, en cualquiera de sus variantes. Nuestras
ideas han triunfado, más todavía si consideramos que este
acuerdo ha sido alcanzado por un Presidente socialista.
(Estrategia, 19/12/02, en Fazio, 2002).

1. Introducción

Puesto que la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre


Chile y Estados Unidos ha sido motivo de controversia, me pro-
puse realizar un análisis de algunos de los discursos emitidos por
Ricardo Lagos, Presidente de Chile, entre el 1 de mayo del 2000
y el 21 de mayo del 2003, con el fin de determinar los tópicos y
los medios lingüísticos (Wodak, De Cillia, Reisigl y Liebhart,
1999) utilizados por el presidente para legitimar la firma de di-
cho Tratado.
Al mismo tiempo, también quise investigar si se habían pro-
ducido cambios en la construcción discursiva de la identidad na-
cional —con respecto a los discursos analizados desde la asunción
1
La Unión Demócrata Independiente es un partido de derecha que
apoyó el régimen militar de Augusto Pinochet.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

 $ Leda Berardi

del mando en marzo del 2000 hasta septiembre del año 20012—
por cuanto las transformaciones derivadas de la globalización pro-
ducen redefiniciones y reconstrucciones de las identidades nacio-
nales (Garretón, 2000).3
Para ello, analicé las macro-estrategias discursivas (Wodak et
al., 1999) utilizadas por el presidente desde del 11 de diciembre
del 2002 hasta el 21 de mayo del 2003.
Para realizar el análisis señalado, es necesario explicitar el con-
texto socio-económico en el que se enmarca la firma del TLC.

2. Contexto socio-económico

A fines de la década de los 70 y durante los 80, Chile fue el


primer país de Latinoamérica que adoptó el modelo de la econo-
mía de mercado, lo que implicó —hasta el año 1997— los más
altos índices de crecimiento en la región en lo que se refiere a
indicadores macroeconómicos. No obstante lo anterior, el modelo
no ha permitido aún una distribución equitativa de la riqueza.
Por el contrario, la brecha entre los ricos y los pobres ha ido pro-
gresivamente ensanchándose y no se vislumbra una redistribución
del ingreso que pudiera paliar esta distancia.4
A este respecto, Garretón (2002: E15) señala que «el gran
problema del modelo económico-social son las desigualdades y la
fragmentación, que se mantienen y, a veces, se agudizan, pese al
crecimiento». Faletto (1993: 207) agrega que «el tipo de creci-
miento vigente tiene rasgos y tendencias de concentración y ex-
clusión». Las desigualdades también se observan, a nivel mun-
dial, en la relación entre el 20 por ciento de los más ricos y los más
pobres. En los años 60 era de 30 a uno, pero subió a 60 en la
década de los 90 y a un 75 a uno en el año 1997. Además, «el
quinto más rico de la población dispone del 80% de los recursos,
mientras el quinto más pobre dispone de menos del 0,5% , y la
cifra de negocios global de las doscientas principales empresas del

2
Ver Berardi, 2003a.
3
Las dimensiones de la globalización se presentan en Berardi, 2003a.
4
Para un análisis de los indicadores de inequidad en Chile, consultar
Berardi, 1999; Fazio, 1997.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

El TLC con EE.UU. en el discurso del Presidente Ricardo Lagos  %

planeta (…) representa más de un cuarto de la actividad econó-


mica mundial (y) esas doscientas firmas emplean menos del 0,75%
de la mano de obra» (Ramonet, 2001: 14).
En relación a la inversión extranjera —mediante el Decreto
Ley 600, promulgado por el régimen militar a mediados de
1974— Chile recibió, en los 90, la mayor cantidad de capitales
extranjeros de la región debido a la alta rentabilidad producida
por las inversiones. Desde mediados de 1974 hasta septiembre
de 1999, ingresaron al país 40 mil 226 millones de dólares co-
rrespondientes a, aproximadamente, el 60% del PIB del Chile
actual (Fazio, 2000).5
En lo que se refiere a la firma del TLC entre Estados Unidos
y Chile, Fazio (2003a: 1) argumenta que el actual saldo comer-
cial positivo de Chile se transforma en negativo, por cuanto las
exportaciones desde Estados Unidos versus las de Chile acentua-
rán el proceso de sustitución de producción nacional, al aumen-
tarse las importaciones. Con respecto a este punto, señala que «las
exportaciones desde Estados Unidos hacia Chile, en el año 2016,
—cuando termina el proceso de desgravación arancelaria— de no
existir el tratado, alcanzarían a US$ 5.697 millones, creciendo en
80% y, al suscribirse el TLC, aumentaría, adicionalmente, entre
el 18% y 51,7%, fluctuando entre US$ 5.615,4 millones y US$
6.395 millones (…) Las ventas desde Chile crecerían, sin tratado,
en 70%, incrementándose, al suscribir el acuerdo, sólo entre 5,7%
y 13,7% (lo que implica) entre US$ 5.832 millones y US$
6.019,7 millones al año 2016».
Estas y otras asimetrías6 son las que han motivado críticas de
distintos sectores de la población, especialmente de profesionales
y organizaciones comprometidas con la defensa de los derechos
humanos, fundamentalmente aquellos atingentes a los sectores
más desprotegidos de la sociedad.

5
Las cifras relativas a inversiones y los países inversionistas pueden verse
en Fazio, 2000.
6
Para explicaciones detalladas acerca de la asimetría en el movimiento
comercial entre Estados Unidos y Chile, consultar Silva, 2003a.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

 & Leda Berardi

3. Elementos constitutivos de la identidad

Para Larraín (2000, 2001), Garretón (2000) y Wodak et al.


(1999) la identidad es un proceso en constante construcción en
contextos sociales determinados.
Wodak et al. (1999) señalan que la identidad nacional se mani-
fiesta en las prácticas sociales, una de las cuales corresponde a la
práctica discursiva. Larraín (2001) distingue tres elementos cons-
titutivos de la identidad. El primer elemento guarda relación con la
cultura, es decir, los individuos se identifican con categorías sociales
compartidas como religión, género, clase y profesión, que son
culturalmente determinadas. El segundo elemento se refiere al ac-
ceso a determinados bienes materiales como símbolos de una iden-
tidad colectiva o cultural a la que se desea acceder. Por último,
alude a la distinción o diferenciación del individuo a través de «otros»
con diferentes modos de vida, valores, costumbres e ideas.
Con respecto al segundo y tercer elementos, la declaración de
Lagos acerca de que el acuerdo con Estados Unidos significa po-
der «tener un intercambio mayor, no sólo en el ámbito económico
sino también cultural y de valores compartidos con los Estados Uni-
dos de América» (29 de noviembre de 2000, énfasis mío). Al no
explicitar cuáles son los bienes materiales a los que se desea acce-
der y los valores que se aspira compartir, la frase puede ser inter-
pretada como una no-diferenciación del «otro» (Estados Unidos)
y, por consiguiente, incidir negativamente en la reafirmación o
reconsideración de una identidad propia.

4. Tópicos, medios lingüísticos y estrategias

Fairclough y Wodak (2000) señalan que el Análisis Crítico del


Discurso (ACD) considera el discurso como una forma de prácti-
ca social, asumiendo una relación dialéctica o bidireccional entre
actos discursivos particulares y las situaciones, instituciones y es-
tructuras sociales en las que se hallan insertos.
El propósito del ACD es lograr que los «aspectos opacos del
discurso (como) la carga ideológica de los modos particulares de
utilización del lenguaje y las relaciones de poder subyacentes se
vuelvan más transparentes» (Fairclough y Wodak, 2000: 368).
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

El TLC con EE.UU. en el discurso del Presidente Ricardo Lagos  '

El análisis crítico de los discursos que aquí se presenta fue rea-


lizado según una adaptación de los conceptos de estrategia y me-
dios lingüísticos de realización utilizados por Wodak et al. (1999).
Wodak et al. (1999) especifican las siguientes cuatro macro-
estrategias constructivas: de perpetuación y/o justificación, de
transformación, y de desmantelamiento o aniquilamiento.
Las estrategias constructivas tienen como propósito establecer
una cierta identidad nacional promoviendo la unificación, la iden-
tificación y solidaridad y la diferenciación. Las estrategias de per-
petuación intentan mantener y reproducir una identidad nacional
amenazada. Las estrategias de justificación, un sub-grupo de las de
perpetuación, se utilizan principalmente para referirse a acciones
problemáticas en el pasado que son importantes en la creación
narrativa de la historia nacional. Restauran, mantienen y defien-
den una autopercepción nacional que se ha corrompido. Las estra-
tegias de transformación tienen por objetivo transformar una identi-
dad relativamente bien establecida en otra identidad ya
conceptualizada. Con las estrategias de desmantelamiento se preten-
de desmantelar un constructo de identidad nacional sin, necesaria-
mente, tener un nuevo modelo que reemplace el anterior.
En relación a los tópicos utilizados con respecto al TLC, se
consideraron aquellos atingentes a solidaridad, democracia, inclu-
sión, crecimiento con equidad, derechos humanos, globalización, re-
gionalismo, identidad, libre comercio, acuerdos de libre comercio, flexi-
bilidad laboral y desarrollo por cuanto son los tópicos relacionados,
directa o indirectamente, al TLC en los discursos que anteceden
a la firma de dicho tratado.
Los medios lingüísticos de realización de las estrategias cons-
tructivas —por ser estas las que predominan en los discursos ana-
lizados— son la metonimia, la personificación, el nosotros inclusivo y
lo que he denominado el parentesco.

5. El corpus

El corpus está constituido por aquellos discursos en los que se


hace mención al libre comercio y al TLC con Estados Unidos.
Los discursos analizados son los siguientes:
• Discurso del Presidente de la República con motivo de la
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! Leda Berardi

celebración del día internacional del trabajo, lunes 1 de mayo de


2000.
• Declaración del Presidente de la República, Ricardo Lagos,
sobre el reinicio de negociaciones entre Chile y Estados Unidos
para el TLC, 29 de noviembre de 2000.
• Inauguración XV Cumbre Presidencial del Grupo de Río en
Centro Cultural Estación Mapocho, viernes 17 de agosto de 2001.
• Chile en un mundo en cambio, de la Revista Foreign Affairs
en español, primavera de 2001.
• Mensaje del Presidente Ricardo Lagos sobre el Tratado de
Libre Comercio con Estados Unidos. Palacio de La Moneda, 11
de diciembre de 2002.
• «Tenemos tiempo para prepararnos y competir bien en Es-
tados Unidos». Entrevista con Televisión Nacional de Chile, 12
de diciembre de 2002.
• Presidente Lagos: Tratados de Libre Comercio son un reco-
nocimiento a la democracia chilena. Entrevista en Radio Coopera-
tiva con Sergio Campos y Roberto Saa, 15 de diciembre de 2002.
• Presidente Lagos: el Acuerdo de Libre Comercio es bueno
para Chile y EEUU. Extractos de la entrevista del mandatario
con The San Diego Union Tribune, 20 de abril de 2003.
• Discurso del Presidente de la República en el inicio de la
legislatura ordinaria del Congreso Nacional, 21 de mayo de 2003.

6. Resultados

6.1. Tópicos utilizados en relación al TLC


Los tópicos que se relacionan, directa o indirectamente, con el
TLC entre Chile y Estados Unidos son:

(1) LIBRE COMERCIO, DEMOCRACIA, GLOBALIZACIÓN, CRECIMIENTO


Y FLEXIBILIDAD LABORAL:

Al celebrar este 1º de mayo quiero decir que lo iniciamos con


un Chile que tiene que enfrentar un mundo distinto. Los de-
safíos que ustedes bien conocen aquí son los desafíos que se
expresan a lo largo de un país que está inserto en un mundo
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

El TLC con EE.UU. en el discurso del Presidente Ricardo Lagos !

global y competitivo. Tenemos que ser capaces de participar de este


proceso acelerado de globalización económica, donde se derriban las
fronteras del comercio, donde circulan cada vez más libremente los
bienes. Tenemos que ser capaces de enfrentar aquello con ima-
ginación y creatividad. Tiene que haber flexibilidad laboral en
un mundo global y competitivo (1 de mayo de 2000; de aquí en
adelante las cursivas de los ejemplos indican énfasis mío).

(…) Todos están de acuerdo en que la única manera de progre-


sar es ser capaces de aceptar el desafío de competir en un mundo
global. (…) Deberíamos tener mayor flexibilidad laboral en nues-
tra legislación (20 de abril de 2003).

No sólo se hace mención a la libre circulación de los bienes,


sino que también se apela a la flexibilidad laboral, mecanismo
utilizado por las empresas para mantener su competitividad sin
afectar sus tasas de ganancia.7

(…) La negociación de un acuerdo bilateral de libre comercio


entre Chile y Estados Unidos (…) significa la generación de
más puestos de trabajo, de más empleo y mejores oportunida-
des (29 de noviembre de 2000).

Con la firma de este Tratado se abren muchas oportunidades


de progreso que lo chilenos tenemos que ser capaces de apro-
vechar para dar un salto en nuestro desarrollo, para generar
más trabajo, más empleo, más crecimiento (11 de diciembre de
2002).

Con respecto a la situación económica del país, coincidimos


con Silva (2003b: 18) en que «el crecimiento económico que
podría traer el aumento de exportaciones no asegura la solución
de la pobreza ni la distribución de la riqueza. Al contrario, po-
drían degradarse aún más las condiciones de trabajo para mejorar
la competitividad, ampliando la brecha entre los sectores más pobres
y más ricos de este país».

7
Para los tipos de flexibilidad laboral implementadas por los empresarios,
consultar Berardi, 2001.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

! Leda Berardi

Sin duda que la democracia, el libre comercio y la paz son aportes


de la región a una agenda global positiva (17 de agosto de 2001).

Si bien Lagos habla en nombre de la región, posteriormente


actúa de manera individual al negociar y firmar solo el TLC con
Estados Unidos.
Las transnacionales invierten en países que, por sus condicio-
nes socio-políticas, les ofrezcan seguridad y alta rentabilidad. De
aquí el énfasis en la democracia, el libre comercio y la paz.

(2) GLOBALIZACIÓN, DEMOCRACIA, DERECHOS HUMANOS, EQUIDAD, IN-


TEGRACIÓN LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE E IDENTIDAD REGIONAL:

El Grupo de Río ha devenido en un referente fundamental de


concertación política de los países de América Latina y el
Caribe. Creo que ha llegado la hora de usar esta ventaja para
definir nuestra participación en el mundo globalizado, a partir
de nuestra propia identidad.
Chile y todos los aquí presentes quieren un Grupo de Río
fuerte, con liderazgo. Tenemos que hacer todo lo que poda-
mos para lograrlo, porque las tareas económicas, políticas y
sociales, tanto de la integración como de la globalización, están
unidas. No hay otra opción que encabezarlas.
¿Quién sino los gobiernos democráticos, pueden encabezar
con legitimidad este proceso? Si fracasamos, sería recordado
como el fracaso de la democracia en América Latina.
Está involucrada también nuestra identidad, con toda su ri-
queza, esa identidad que nos contempla desde estos muros.
Quisiera proponer siete temas esenciales para las tareas de
este Grupo:
Cómo actuamos en forma preventiva para cuidar nuestras
democracias y el respeto por los derechos humanos. (…) La demo-
cracia se fortalece al introducir mayores niveles de justicia e igual-
dad social (…) Es necesario devolver a la gente su confianza en la
democracia (…) Un manejo económico serio y responsable de nues-
tras economías debería (…) contribuir al aumento de la adhesión
ciudadana a la democracia» (17 de agosto de 2001).

Aun cuando alude a la democracia, derechos humanos, equi-


dad, unificación e integración política latinoamericana y del Ca-
ribe, como condición para la inserción en la globalización desde
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

El TLC con EE.UU. en el discurso del Presidente Ricardo Lagos !!

la propia identidad, suscribe individualmente el TLC con Esta-


dos Unidos, mientras Brasil y Argentina intentan potenciar el
Mercosur y actuar de manera colectiva en las negociaciones con
EE.UU. hacia el ALCA.
En lo que se refiere a democracia, en el proceso de negociación
del TLC no se tomaron en cuenta algunos de los acuerdos entre
los organismos de la sociedad civil y los negociadores, entre los
que destacan, la constitución del Comité consultivo de la socie-
dad civil (Silva, 2003b). Además, no se recogieron «las propues-
tas de la sociedad civil ya que la información del gobierno fue
siempre sesgada e incompleta (y) las negociaciones fueron con-
ducidas en el más absoluto secreto por parte del gobierno chileno
invitándose (…) sólo a los gremios empresariales y a un par de
dirigentes sindicales aliados incondicionales del gobierno» (Silva,
2003b: 15).
Con lo anterior, se estaría contraviniendo lo propuesto en el
Plan de acción de la III Cumbre de jefes de Estado de las Amé-
ricas realizada en Québec en abril del 2001, donde se señala que
la participación de la sociedad civil es importante en la consolida-
ción de la democracia, lo que, a su vez, es vital para el éxito de las
políticas de desarrollo.

(3) CRECIMIENTO CON EQUIDAD, REGIONALISMO, IDENTIDAD LATI-


NOAMERICANA, DESARROLLO, TRATADOS DE LIBRE COMERCIO Y
GLOBALIZACIÓN:

«El desafío que (los países latinoamericanos) tenemos por


delante consiste en profundizar nuestra inserción activa en la
economía globalizada, construir regionalismos abiertos al
multipolarismo económico, reforzar la identidad política y cultural
latinoamericana para enfrentar los peligros de la globalización
e impulsar las reformas de segunda generación para asegurar
un crecimiento con equidad para nuestros pueblos.
América Latina en su conjunto debe organizarse como un
referente vital, dotado de identidad propia» (septiembre de 2001).

Una vez más Lagos argumenta a favor de la unidad y solidari-


dad como condición esencial para hacer frente a los peligros de la
globalización pero, como señaláramos anteriormente, emprende,
individualmente, la firma del TLC con Norteamérica.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

!" Leda Berardi

Por otra parte, las reformas de segunda generación —priva-


tización de servicios públicos, apertura a mercados de capitales—
no aseguran un crecimiento con equidad. Por el contrario, exclu-
yen a un amplio sector de la población que no tiene los medios
económicos para acceder de manera adecuada a los derechos so-
ciales fundamentales, como es el caso de la salud.8 A este respec-
to, Artaza (2002: 9), ex Ministro de salud, señala que «tenemos
desigualdades profundas en el acceso a la salud (y que) la expec-
tativa de vida tiene una diferencia de 20 años entre quienes tie-
nen recursos y los que carecen de ellos».

(Este) es el Chile que logró un tratado de libre comercio con la


principal potencia del mundo, los Estados Unidos de América. (…)
Estos Acuerdos (Unión Europea, Corea del Sur, países nórdicos que
componen la Unión Europea de Libre Comercio) son una sólida
garantía para nuestro desarrollo. (21 de mayo de 2003).

(…) El único antídoto real para mejorar la distribución del ingreso


es el sistema educacional. Y esa es la razón por la cual estamos
planteando educación obligatoria de 12 años (15 de diciem-
bre de 2003).

Al igual que en el gobierno del ex presidente Eduardo Frei


Ruiz-Tagle —inmediatamente anterior al de Lagos— (ver Berardi,
1999), se plantea una relación mecanicista entre la educación y el
progreso en lo que se refiere a un acceso satisfactorio de la ciuda-
danía a los derechos sociales.

6.2. Estrategias utilizadas en relación a la identidad


Como se muestra a continuación, la estrategia constructiva —como
en los discursos analizados con anterioridad a esta fecha (ver
Berardi, 2003a)— es la estrategia predominante utilizada en los
discursos para referirse a la identidad.

(…) Hemos negociado (…) en defensa de los intereses de Chile,


y haberlo logrado es un mérito de todo Chile (11 de diciem-
bre de 2002).
8
Para un análisis del sistema de salud en Chile, consultar Berardi, 2003b.
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El TLC con EE.UU. en el discurso del Presidente Ricardo Lagos !#

Se alude a la unificación y solidaridad.

Hoy (…) tenemos que trabajar todos unidos, reconociendo nues-


tras diferencias (11 de diciembre de 2002).

Promueve la unificación y diferenciación.

Los textiles que estamos exportando a Estados Unidos a tra-


vés de una empresa (en la que) trabajan todos en su computa-
dora, (…) implica que (…) ese trabajador más calificado tie-
ne un ingreso mayor y hace que todo Chile esté mejor (12 de
diciembre de 2002).

Alude a la solidaridad como un valor que debe fomentarse.

Yo trabajo para Chile (…) pensando en los 15 millones que viven


hoy
(…) Aquí se trabaja por Chile, todos trabajamos por Chile (15
de diciembre de 2002).

Alude a la solidaridad y unificación.

Hay un Chile (…) que protege a sus hijos más vulnerables (21 de
mayo de 2003).

Expresa solidaridad con los sectores más desprotegidos.

6.3. Medios lingüísticos de realización de las estrategias


constructivas
Los medios lingüísticos más frecuentemente utilizados en los dis-
cursos analizados son las metonimias, las personificaciones, el
nosotros inclusivo y el parentesco.
La metonimia es «una figura de transferencia semántica en la
(que se sustituye) un término por otro que presenta, con el primero,
una relación de contigüidad» (Marchese y Forradellas, 1989: 262).
Algunos tipos de contigüidad son la sustitución de una perso-
na por un objeto (en el discurso de la corona, la corona sustituye al
rey), de los representantes de una institución por la institución (el
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!$ Leda Berardi

parlamento rechazó la moción) y del productor por el producto


(tengo un Picasso), entre otros.
En la personificación, se le atribuye a un ser inanimado o abs-
tracto cualidades típicas de los seres humanos (Marchese y
Forradellas, 1989).
Aun cuando la gran mayoría de las metonimias presentes en
los discursos analizados son, simultáneamente, personificaciones,
se han clasificado como metonimias por considerarlas «abstrac-
ciones de actores concretos (responsables)» (Wodak et al., 1999:
48) —es decir, los actores o sujetos involucrados quedan en el
anonimato— y no como personificaciones utilizadas para que
ciertas entidades o conceptos se vuelvan más concretos.
Por parentesco me refiero a la asociación en el orden de la
estructura familiar que Lagos hace de la sociedad chilena.

6.3.1. Metonimias y Personificaciones. País por persona

Hoy tenemos el orgullo de anunciar que Chile se asocia con la


principal economía del mundo (...) Hemos negociado en de-
fensa de los intereses de Chile y haberlo logrado es un mérito de
todo Chile (...) Tenemos que lograr que Chile responda a las
exigencias del mundo (...) Hoy Chile está en el mundo (11 de
diciembre de 2002).

Estos tratados obligan a Chile a ser mucho mejor (...) Me pro-


pongo estar a la altura de los nuevos desafíos que la Patria
demanda a cada uno de sus hijos (15 de diciembre de 2002).

La utilización de los imaginarios colectivos (metacolectivos sin-


gulares) «Chile» y «Patria» permite que la población se sienta in-
cluida o reconocida en un imaginario común (Verón, 1987). Esto
se denomina «efecto de reconocimiento» (Arfuch, 1987).9

Este es un país que camina por el mundo de una manera distin-


ta (15 de diciembre de 2002).

El prestigio que Chile ha ganado en el mundo, obliga a tomar

9
La utilización de entidades del imaginario político vinculadas al efecto
de reconocimiento pueden consultarse en Berardi, 1996.
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El TLC con EE.UU. en el discurso del Presidente Ricardo Lagos !%

responsabilidades. A trabajar por las causas y los ideales que


nos dan identidad como nación (21 de mayo de 2003).

Con la utilización de una personificación, es decir, una na-


ción, un país y una patria antropomorfizados como imaginario co-
mún, se favorece la identificación del receptor con temas colecti-
vos personificados (Wodak et al., 1999). Además, se eliminan
diferencias de clase, estilos de vida, de credo y de origen.
Con el empleo del término nación se produce una identifica-
ción con un imaginario colectivo que evoca el futuro como una
tarea colectiva a emprender.

6.3.2. Nosotros inclusivo

El nosotros inclusivo elimina diferencias de clase, étnicas, de cre-


do, de origen y de estilos de vida. Además, la utilización del noso-
tros inclusivo permite compartir un «destino común» eliminar
diferencias y construir una identidad colectiva.
La inclusión en un destino común no sólo elimina diferencias
sino también promueve la unificación y la identificación.

Con la firma de este tratado se abren muchas oportunidades


de progreso que los chilenos tenemos que ser capaces de aprovechar
(...) Tenemos que lograr que Chile responda a las exigencias
del mundo (...) Tenemos que trabajar todos unidos poniendo en
primer lugar el progreso de Chile y de cada uno de los chile-
nos (...) Hemos negociado en defensa de los intereses de Chile, y
haberlo logrado es un mérito de todo Chile (...) Me embarga un
sentimiento muy especial, porque como país hemos hecho bien;
una tranquila felicidad porque se abren tremendas oportunida-
des de progreso para todo Chile y cada uno de sus habitantes. Traba-
jemos todos juntos para que así sea (11 de diciembre de 2002).

En las dos últimas aseveraciones, se eliminan diferencias y se


comparte un destino común mediante la solidaridad. Pero, al no
explicitar quienes son los actores (es un mérito de todo Chile; como
país hemos hecho bien), responsabiliza a la ciudadanía de decisiones
en las que no participó.
Al igual que en afirmaciones anteriores, se evidencia, nueva-
mente, una contradicción entre lo que el presidente expresa pú-
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

!& Leda Berardi

blicamente y lo que sucede de facto. Es decir, no hay coincidencia


entre lo expresado y lo realizado.

6.3.3. Parentesco

Me propongo (…) estar a la altura de los nuevos desafíos que


la Patria demanda a cada uno de sus hijos (15 de diciembre de
2002).

Existen dos convicciones que han acompañado desde siempre


la identidad de la nación, de trabajar por causas e ideales que
están en el corazón de cada uno de los hijos de Chile (...) Hay un
Chile que protege a sus hijos más vulnerables, que ofrece liber-
tad y dignidad a todos sus hijos (21 de mayo de 2003).

Si «dignidad» significa tener acceso a los derechos sociales fun-


damentales, a saber, alimentación, salud, vivienda, educación, tra-
bajo y recreación, el presidente no estaría considerando a un consi-
derable porcentaje de la población que vive en condiciones preca-
rias y a quienes tienen una calidad de vida insatisfactoria.
En los enunciados se utilizan metonimias en las que los agen-
tes o actores están implícitos —Chile, patria— para establecer
una relación de parentesco, diluyendo, así, la responsabilidad en
lo que se refiere al cumplimiento de las promesas.

7. Conclusiones

Como se desprende del análisis realizado, los tópicos, los medios


lingüísticos y las estrategias utilizados para legitimar la firma del
TLC con Estados Unidos aluden al fortalecimiento de la demo-
cracia, al respeto a los derechos humanos, a las bondades del libre
comercio, la búsqueda de equidad a nivel nacional y regional, la
solidaridad social y la unificación entre los chilenos y con los
países latinoamericanos y del Caribe, para permitir una inserción
en la globalización que salvaguarde los intereses e identidades de
los países de la región; el respeto por la diferenciación y la inclu-
sión o participación de la ciudadanía en las negociaciones del TLC.
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El TLC con EE.UU. en el discurso del Presidente Ricardo Lagos !'

Sin embargo, estas declaraciones de principios a nivel discursivo


se contradicen con las acciones del gobierno chileno. Es así como,
en lo regional, Chile negocia individualmente con Estados Uni-
dos apartándose, por consiguiente, del intento de los países del
Mercosur10 de negociar colectivamente con Estados Unidos el
ALCA (Pizarro, 2003), una de cuyas metas es desregularizar el
mercado. Se sienta así «un precedente para las futuras negociacio-
nes de Estados Unidos con otros países de América Latina y el
Caribe, base para un mayor dominio de las empresas
transnacionales estadounidenses» (Silva, 2003a).
En cuanto a lo nacional, la ciudadanía no sólo no fue consul-
tada, es decir, fue excluida del proceso de negociación (Pizarro,
2003; Silva, 2003b; Larraín Ruiz-Tagle, 2003) sino que, ade-
más, se agudiza la inequidad social. Por una parte, se la obliga a
absorber los recursos que el país dejará de percibir como resulta-
do de la desgravación de la mayoría de las importaciones estado-
unidenses. Los recursos, estimados en US$ 430 millones, serán
suplidos mediante la privatización de las empresas sanitarias que
aún están en manos del Estado y un aumento del 1% del impues-
to al consumo (IVA). Por otra parte, se beneficia a los sectores con
más recursos mediante la eliminación del impuesto al lujo a los
automóviles importados (Silva 2003a).
En relación a la equidad, el Presidente señala que en «el largo
plazo sólo funciona la educación como el único antídoto real para
mejorar la distribución del ingreso (…) Acá el que tiene un título
profesional, en promedio, comienza con 300 mil pesos (US$ 460)
y el que no tiene comienza con 90 mil (US$ 140). Y esa diferen-
cia es demasiado grande y después se va agudizando. Un profe-
sional con 5 años está en un millón y medio (US$ 2.300), en
promedio, y el que está sin título sigue en los 90 mil» (15 de
diciembre de 2002).
Puesto que esta información fue publicada en la página web
del gobierno, no nos cabe duda acerca de su veracidad, en lo que
se refiere a transcripción. De aquí que surjan las siguientes pre-
guntas: ¿A qué país se refiere el presidente? ¿Cómo es posible
que en un medio de difusión tan escuchado como Radio Coope-

10
De esta manera, se debilita el acuerdo comercial regional como bloque
sudamericano, en el que participan Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

" Leda Berardi

rativa se distorsione la realidad con cifras que corresponden a un


sector muy restringido de la población?
En lo que se refiere a «parentesco», al considerar al receptor
como hijo del país o de la patria, se lo considera parte de una
familia y, por consiguiente, tomado en cuenta y protegido en sus
intereses materiales y necesidades emocionales. La relación de
parentesco, sin embargo, se estructura de manera jerárquica y no
desde una posición igualitaria, esto es, no hay equidad desde el
lugar de donde se habla. Al referirse a los ciudadanos como hijos,
se les confiere un rol subordinado.
Con respecto a la identidad nacional, esta es promovida me-
diante la utilización de estrategias constructivas a través de la so-
lidaridad, la diferenciación y la identificación, lo que fomenta en
el receptor un sentido de pertenencia al país desde sus diferencias
individuales. Sin embargo, en relación a la «unificación» —una de
las variables constitutivas de las estrategias constructivas— aun cuan-
do es promovida en los discursos, se apela a una unidad regional y
participación ciudadana nacional no existentes en la práctica.
Por consiguiente, las estrategias discursivas y medios
lingüísticos con los que se abordan los tópicos para legitimar la
firma del TLC no legitiman el actuar gubernamental por cuan-
to la ciudadanía —factor clave en la legitimidad de un gobier-
no— fue omitida en la legislación del Acuerdo. No correspon-
de, por ende, éticamente, suscribir el Tratado a nombre de la
ciudadanía («Hemos negociado (…) en defensa de los intereses de
Chile, y haberlo logrado es un mérito de todo Chile», «La mayoría de
los trabajadores de Chile están a favor del Acuerdo», 20 de abril de
2003).
Como lo señalan Cerda y Álvarez (2003: 6), «recién en mayo
de este año (a un mes de la firma del Tratado) se ha puesto a dispo-
sición del público una versión en español incompleta del TLC.
(Esto) ha impedido (…) que la ciudadanía participe activamente
en un proceso cuyos resultados, sin duda, afectarán, de una u otra
manera, a todos los habitantes de nuestro país» (énfasis mío).11

11
La Ley de Probidad Administrativa, en su artículo 13 de la LOC de
Bases Generales de la Administración del Estado, «establece que la función
pública se ejercerá con transparencia, de manera que permita y promueva el
conocimiento de los procedimientos, contenidos y fundamentos de las deci-
siones que se adopten en ejercicio de ella» (en Cerda y Alvarez, 2003: 6)
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

El TLC con EE.UU. en el discurso del Presidente Ricardo Lagos "

Según el documento «TLC Estados Unidos-Chile: efectos


potenciales para toda la economía y para sectores seleccionados»,
de la Comisión de comercio internacional de EEUU, preparado
por petición de Bush, «las exportaciones estadounidenses aumen-
tarán a un ritmo cuatro veces superior a las efectuadas desde Chi-
le (lo que se contradice con ) lo afirmado repetidamente por la
canciller chilena Soledad Alvear» (Fazio, 2003b: 1). Por lo tanto,
para Estados Unidos la importancia del TLC con Chile reside en
el plano político, puesto que significa pavimentar el camino hacia
la firma del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA)
con los países latinoamericanos, previsto para el 2005.12
Este Acuerdo reviste especial importancia para Estados Uni-
dos, por cuanto el futuro de su economía «es sombrío (ya que) el
país enfrenta graves fallas estructurales, exceso de endeudamiento
(…) y tiene un nivel insostenible de déficit fiscal y de cuenta
corriente» (Molano, en Fazio, 2003b).13
Si se concibe la ideología como «un proceso que articula re-
presentaciones particulares de la realidad y construcciones parti-
culares de la identidad, especialmente de la identidad de grupos y
comunidades» (Fairclough y Wodak, 2000:393), se puede infe-
rir que, ideológicamente, Lagos intenta articular las representa-
ciones acerca de la economía y la política con una construcción
particular de la gente como comunidad. El presidente postula
que el crecimiento, el desarrollo social, la participación ciudada-
na, la globalización y el libre comercio generarán una sociedad
más democrática y equitativa.
Sin embargo, como lo hemos demostrado reiteradamente en este
trabajo, se evidencia una marcada escisión entre el decir y el hacer.

12
Fazio (2003b: 26) señala que «The Washington Post cifró el impacto del
TLC en términos absolutos, en apenas un 0,004% del PIB norteamericano».
13
La División B, Título XXI de la Ley de Comercio (2002) del Trade
PromotionAuthority (TPA) o Fast Track, que autoriza al gobierno de Esta-
dos Unidos a negociar tratados de libre comercio con otros países, señala
que «los Acuerdos de libre comercio maximizan las oportunidades para
sectores críticos y básicos de la economía de Estados Unidos, como la tecno-
logía de la información, telecomunicaciones y otras tecnologías líderes, in-
dustria básica, equipo de capital, equipo médico, servicios, agricultura, tec-
nología ambiental y propiedad intelectual. El comercio creará nuevas oportu-
nidades para que Estados Unidos preserve su fortaleza sin contrapesos en
asuntos económicos, políticos y militares» (Pizarro, 2003: 1, énfasis mío).
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

" Leda Berardi

Sobre la base de lo expuesto anteriormente, se puede concluir


que la forma en que los mecanismos discursivos son utilizados
por el presidente para argumentar acerca de las bondades de la
firma del TLC con Estados Unidos y con respecto a la identidad
nacional se enmarcan en lo que puede denominarse «discurso
demagógico». Si bien las estrategias constructivas, el nosotros in-
clusivo y las metonimias se emplean para «eliminar» diferencias
sociales, para compartir un destino común, para respetar la diver-
sidad y para que la población pueda sentirse incluida o se sienta
protagonista de las acciones a emprender relativas al futuro, el
accionar gubernamental no es consecuente con lo expresado
discursivamente.

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thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

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Noticias sobre las autoras

Izabel Magalhães
Es profesora de análisis del discurso en el Programa de Posgrado de la
Universidad de Brasilia, y coordinadora del Núcleo de Estudios de Len-
guaje e Ideología, del Centro de Estudios Avanzados Multidisciplinarios
de la Universidad de Brasilia. Es editora de la revista Cadernos de Linguagem
e Sociedade (Papers on Language and Society), autora del libro Eu e Tu: A
Constituição do Sujeito no Discurso Médico (2000), y editora de los volúme-
nes As Múltiplas Faces da Linguagem (1996), y Discurso, Gênero e Educação
(2003).

Neyla Pardo Abril


Es profesora Asociada del Departamento de Lingüística de la Universidad
Nacional de Colombia. Su actividad académica se ha centrado en el análisis
del discurso, la comunicación y la cultura. Ha publicado en revistas especia-
lizadas como Forma y Función de la Universidad Nacional de Colombia, y
Litterae del Instituto Caro y Cuervo. Entre sus libros se cuentan Signo y
Cultura: Introducción a la Semiótica, Pensar la Escuela para construir sentido,
y Un modelo lingüístico para el análisis integral de discursos, este último en
coautoría con Lola Celeita Reyes.

Irene Fonte Zarabozo


Es Doctora en Lingüística Hispánica por El Colegio de México y profeso-
ra-investigadora titular de la Universidad Autónoma Metropolitana-
Iztapalapa. Se ha especializado en análisis del discurso, particularmente
discurso periodístico. Ha publicado numerosos artículo, y el libro La nación
cubana y Estados Unidos: un análisis del discurso periodístico (1906-1921)
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

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del año 2002. Ha sido investigadora visitante en la Universidad de Amberes


(1996) e impartido cursos en la Facultad de Artes y Letras de la Universi-
dad de La Habana y en la Facultad de Artes de la Universidad de Ottawa.
Miembro fundador de ALED y delegada regional por México (1999-
2003).

Adriana Bolívar
Es profesora titular en lingüística y análisis del discurso en la Facultad de
Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, don-
de también coordina el Doctorado en Estudios del Discurso. Es miembro
del Comité Consultivo de Discourse and Society y de otras revistas europeas
y de América Latina. Ha publicado varios libros, entre ellos, Discurso e
interacción en el texto escrito (1998) y, en junto a Carlos Kohn, El discurso
político venezolano. Un estudio multidisciplinario (1999). Investiga y publi-
ca regularmente sobre discurso académico, discurso político, (des)cortesía
verbal. Es fundadora y presidenta de la ALED y representante de Vene-
zuela en la IPRA y en la IADA.

María Laura Pardo


Dicta el Seminario de grado sobre Metodología de la Investigación Lingüís-
tica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Es Directora del Departamento de Lingüística del CIAFIC-CONICET,
y ha sido profesora en distintas universidades de Estados Unidos, América
Latina y Europa. Es editora de la revista Discurso y Sociedad, y coeditora
junto a Jan Renkema y Ruth Wodak de la serie de libros Document Design
de John Benjamins publishers. Acaba de publicar junto a Tulio Ortiz y M.
V. Noblía, Origen y transformación del Estado Argentino en períodos de
globalización.

Leda Berardi
Es académica de la Universidad de Chile, donde coordina el Diplomado en
Análisis del Discurso, y de la Universidad Academia de Humanismo Cris-
tiano. Es miembro del comité editorial de la Revista Discurso y Sociedad y
editora de la Revista Chilena de Estudios del Discurso. Su investigación se ha
centrado en el discurso político y algunas de sus publicaciones son
«Globalization and poverty in Chile», «Identity and Globalization in the
discourse of the Chilean President Ricardo Lagos», «Legitimidad y discur-
so presidencial: un análisis de los discursos de los presidentes Eduardo Frei
Montalva y Eduardo Frei Ruiz-Tagle». Email: lberardi@uchile.cl
thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

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thaysadrian@gmail.com 19 Oct 2016

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