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FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

TRABAJO INDIVIDUAL
CASO ELITA ESPINO

Autora:

NOEMI JESUS CHUICA GARCIA

Asignatura:

DIAGNÓSTICO E INFORME PSICOLÓGICO

Tutora:

Rosemery Guerrero Carranza

Año académico:

2018-II

Ciclo de estudios:

VIII ciclo

28 de Noviembre del 2018


INTRODUCCIÓN
Elizabeth Espino Vasquez fue condenada a prisión efectiva por el homicidio de su
madre; a quien asesinó con ayuda de su enamorado y un amigo con la intención de heredar
su millonaria fortuna; por medio de una revisión documentaria exhaustiva, y con ayuda de
bibliografía y revistas científicas de corte psicológico y de criminología, se elaboró un análisis
psicológico de la mencionada parricida.
Al inicio de la investigación se desarrolla en el marco teórico, la definición del
parricidio, algunos modelos teóricos sobre el parricidio como el psicoanalítico, psíquico-legal
y el cognitivo, perfil psicológico del parricida y alcances sobre su recuperación.
Continuamente, se describe de forma integral el caso de Elizabeth Espino, hallándose en
esta sección el Diagnostico Multiaxial y Diagnostico Descriptivo. Por último, se plantean las
conclusiones finales sobre la personalidad de Elizabeth.
Se espera que el presente trabajo sea comprensible para todos los lectores, y sea
considerado un aporte significativo a la rama de la psicología.

MARCO TEÓRICO
I. Definición de parricidio
Parricidio se compone de raíces latinas, de la voz “parricidĭum”; se erige a partir de la
raiz “parens” o “parentis” que quiere decir “pariente, padre y madre”, además de “cida”
que significa “el que mata” y el sufijo “ido” que alude a la cualidad perceptible por los
sentidos. En general se puede decir que parricidio hace referencia al asesinato o crimen
de una determinada persona o individuo, llevado a cabo por parte de un descendiente,
ascendiente o conyugue. Parricidio es un término especialmente utilizado en el derecho
antiguo y moderno para designar el acto por medio del cual se da muerte al padre, hijo
o conyugue, teniendo conocimiento del parentesco. Esto coincide con lo propuesto por
la Real Academia Española (2018), quien define al parricidio como la muerte dada a un
pariente cercano, frecuentemente al padre o la madre.

II. Modelos teóricos sobre el parricidio


Modelo psicoanalítico
El parricidio como acto es el contenido manifiesto de una acción que sustenta una dinámica
psíquica inconsciente y ambigua entre los individuos y sus padres, un sentido oculto y
reprimido que da cuenta de una causalidad psíquica, que se escapa de la comprensión de
la racionalidad aristotélica y cartesiana, pues no opera bajo las mismas dimensiones
espacio-temporales de la razón. Para el psicoanálisis, el parricidio es asumido desde la
perspectiva del malestar que da cuenta de un conflicto pulsional, en el que a través de la
repetición compulsiva de acciones se busca saldar un conflicto no resuelto con los padres,
lo que produce un desgaste de energía, frente a lo cual el sujeto no puede hacer nada para
parar, pues no conoce los hilos conductores que determinan las causas que lo mantienen
repitiendo acciones que lo desintegran anímicamente. El acto criminal de asesinar al padre
o la madre, ubica al sujeto en una forma mortificante de gozar y de relacionarse con el otro.
Es muy probable que la dinámica psíquica del ser excepcional del parricida está sostenida
por el hecho de haber sufrido tempranamente una injusticia a nivel familiar, que lo obligó a
someterse a un padecimiento, el cual lleva al sujeto a creer que se le debe eximir del
cumplimiento de cualquier norma; el ser excepcional reclama el derecho de ser eximido de
la norma, a manera de un derecho de resarcimiento, dándole el derecho de dar fin a la vida
de su padre o madre. Freud aborda temas similares de la criminología en otras obras, como:
Los que fracasan al triunfar, La perversión colectiva y La negación. En estos trabajos, Freud
explica que el crimen, al igual que cualquier acción humana, está sujeto a una dinámica
inconsciente, que moviliza un deseo que no obedece a la lógica racional, el cual da cuenta
de la vida anímica y subjetiva. (Aguilera, 2010)
Modelo psíquico-legal
El ser humano debe asumir la norma, la ley, para sobrevivir psíquica y culturalmente; en esa
medida, el sujeto es un ser alienado a una prohibición que le antecede y le sigue. La forma
como cada sujeto asume la norma y la ley es particular, no es igual en todos:
– Unos asumen la ley de manera dolorosa (los neuróticos).
– Otros la reconocen para violarla (los perversos).
– Hay quienes la forcluyen, la niegan y se mantienen por fuera de ella (los psicóticos).
Los parricidas abundan frecuentemente en el segundo y tercer tipo. En cada una de estas
maneras de relacionarse con la ley, con la norma, la prohibición opera, no hay escapatoria
para el sujeto ante la ley, ella lo marca, lo estructura, lo organiza psíquica y culturalmente; si
se quiere llegar a constituir en un verdadero ser humano, se debe estar atravesado por la
ley. Este proceso es universal, se da en todo sujeto. Lo particular en el proceso de
estructuración de la vida psíquica es la forma como la ley reorienta el deseo en cada sujeto;
en el caso del parricida, presentan una disfunción a nivel psíquico legal, a pesar que cada
sujeto se relaciona de manera singular y distinta, la estructura del parricida es perversa o
psicótica- ello lo imposibilita a adaptarse psíquica y culturalmente, así como en la dimensión
social.

Modelo explicativo cognitivo


Benaducci (s.f) refiere que al estudiar los casos de parricidas con personalidades
antisociales, se encuentran cogniciones constantes entre las cuales está la justificación;
principalmente ellos se perciben a sí mismos como víctimas y creen que su padecimiento les
justifica para hacer perecer a otros, como víctimas furiosas "que ellos actúan así porque
también fueron víctimas y padecieron a manos de otros". Bandura (sf), afirma que una forma
de reforzar las autojustificaciones, opera por medio de la desconsideración o la falsa
representación de las consecuencias de la acción. Cuando las personas deciden realizar
actividades que son perjudiciales para los demás, ya sea por motivos de provecho personal o
por móviles sociales, evitan enfrentarse o minimizan el daño que causan. "No le hice daño,
la alivie del dolor que implica vivir". Recuerdan con facilidad la información que recibieron
previamente sobre los beneficios potenciales del comportamiento, pero son menos capaces
de recordar sus efectos perjudiciales.
Todas las anteriores distorsiones cognitivas se pueden asociar a la de deshumanización de
del padre o madre, que es el conjunto final de prácticas de desconexión moral que opera
también sobre el homicidio. Una vez deshumanizadas, los padres ya no son considerados
como personas con sentimientos, esperanzas y preocupaciones, sino como objetos, sujetos
insensibles a los malos tratos y solo capaces de dejarse influir mediante el empleo de
métodos duros. Así la deshumanización de las víctimas disminuye las reacciones empáticas
y el remordimiento.
Cognoscitivamente los parricidas que utilizan adicionalmente la estrategia de manipulación,
encuentran argumentos como el decir que están enfermos, que padecen una enfermedad
mental, que tienen personalidad múltiple, que están dementes porque alucinan y sus delirios
los impulsan a cometer esos actos, que son inimputables y por ello no pueden ir a la cárcel,
sino que requieren un tratamiento psiquiátrico. Otros piden perdón, con el objetivo de
alcanzar alguna indulgencia, no porque se sientan profundamente arrepentidos, luego
pueden burlarse de sus hazañas y ostentar que son buenos actores.

III. Perfil psicológico del parricida


Rodriguez (2017) refiere que existe una distinción elaborada por dos agentes del FBI
(Douglas y Hazelwood) que diferencia entre tres tipos de asesinos, tipología aplicable al
parricida:
 Asesino organizado: Corresponde al perfil clásico del psicópata; es decir, no sienten
lo que hacen (lástima, compasión, remordimiento) pero actúan conscientemente,
saben que sus actos son condenables y que tienen consecuencias. Saben ser
simpáticos y gustan de tener buena presencia. Suelen “pulir” sus crímenes.
 Asesino desorganizado: Corresponde al perfil del psicótico; es decir, actúan
inconscientemente, tienen un nivel de inteligencia bajo y suelen aislarse
socialmente. No suelen relacionarse con sus cercanos, son torpes y viven en
permanente dejadez y descuido; por ende, rara vez mejoran sus ataques.
 Asesino mixto: Mezcla ambos procederes.

El especialista en psicología forense Roberto Casanova (2017) explicó que “una persona de
rasgos neuróticos que se encuentre ante una situación que lo desborde emocionalmente o
incluso, en defensa de su propia vida o de un tercero, puede llegar a matar. Esto puede
darse, por ejemplo, en los casos conocidos como de emoción violenta”.

Luego, explicó que “es muy diferente cuando una persona decide matar por algún beneficio,
como por ejemplo para quedarse con una herencia porque acá ya hay premeditación, que
es el tiempo anterior al homicidio donde el victimario elabora su plan y se organiza con ese
objetivo. En este caso ya pensaríamos en una personalidad de rasgos psicopáticos, que
carece de empatía, manipuladora, de un claro perfil criminal”.

Según Redacción EC (2014), los especialistas, el perfil disocial y psicopático del joven
parricida se gesta durante los primeros seis años de vida. “Los trastornos disociales se
manifiestan luego de los 6 años. A esa edad la persona va desarrollando su conciencia
moral, su capacidad para distinguir lo correcto y lo incorrecto”, precisa Horacio Vargas,
director adjunto del Instituto Nacional de Salud Mental Hideyo Noguchi. Antes de esa etapa,
el niño se rige por lo que dicen sus padres.

Sin embargo, en la actualidad, hay una tendencia complaciente para criar a los hijos, no se
ponen límites. “Se refuerzan las conductas negativas cuando estas no son corregidas. Por
ejemplo, permitir que un niño patee una puerta cuando no se le compra lo que él quiere”,
advierte el psiquiatra Freddy Vásquez. Los estilos de crianza punitivo y permisivo facilitan
que el niño no desarrolle principios ni valores. “Se acostumbran a conseguir todo sin mayor
esfuerzo, creen que las personas deben estar a su disposición y pierden el respeto por el
otro”, agrega.

IV. Recuperación de un parricida

Sobre las posibilidades de recuperación social de un parricida, los peritos forenses Casanova
y Martinez (2017) explicaron que “dependerá fundamentalmente de la estructura de
personalidad de cada sujeto. En el caso de un psicópata perverso, las posibilidades de
rehabilitación son nulas, ya que no hay arrepentimiento, culpa y empatía. En cambio, un
parricida con rasgos neuróticos que no presente un monto de agresividad elevado y
mecanismos psicológicos defensivos más eficaces, tiene posibilidades de una rehabilitación
luego de un adecuado proceso psicoterapéutico”.

DESCRIPCIÓN DEL CASO


I. Datos de filiación
Nombres: Elizabeth
Apellidos: Espino Vásquez
Edad: 31
Fecha de Nacimiento: 1987
Grado de instrucción: Superior incompleta
Estado civil: Soltera
Ocupación: Ninguna (condenada a 30 años de prisión)
Número de hijos: 0
Crimen cometido: Parricidio
Fecha del crimen: 26 de enero de 2010
Fecha de detención: 9 de febrero de 2010

II. Motivo de consulta


La señorita Espino planifica y participa materialmente en el homicidio de su madre, ayudada
por sus cómplices, Fernando Gonzáles (su enamorado) y Jorge Cornejo.

III. Datos relevantes


Elizabeth Espino Vásquez, hija única del abogado y juez Alejandro Espino Méndez y la
fallecida contadora y abogada Elizabeth Vásquez Marín, planeó y participó en el asesinato
de su millonaria madre el 26 de enero del 2010, junto a su entonces enamorado Fernando
Gonzáles Asenjo y el amigo de éste, Jorge Cornejo. Su madre fue hallada en su carro,
estrangulada y masacrada. Elizabeth, de un nivel socioecómico alto, tuvo una relación
distanciada con sus padres; en el 2005 sus padres se divorcian de mutuo acuerdo y su padre
abandona la residencia que compartían. El divorcio desembocó en Elizabeth una agresividad
y sentimiento de abandono intensos, su madre intentaba aplacarla mediante cosas
materiales; sin embargo, en el 2007 conoce en una iglesia mormona a Fernando, y en el
2008 inicia una relación sentimental con él. La madre de Elizabeth, después de comprobar
que el enamorado de su hija le pedía que lo mantuviera, no estudiaba ni trabajaba, se opuso
a su relación y le recortó todo apoyo económico, ello enfureció a Elizabeth y deterioró aún
más la relación entre madre e hija, ya que, al no obtener dinero de su madre de forma lícita,
empezó a robarle cosas o billetes a escondidas. Ante este escenario, planea junto a su
entonces enamorado, un autosecuestro, para obtener dinero, después cambian de plan y
optan por matar a la madre de Elizabeth, para que así ella pueda heredar. Detenida una
semana después del crimen, negó su participación en el asesinato de su madre y refirió
haber sido manipulada por su ex enamorado Fernando, quien era un vividor, la extorsionaba
y la envenenaba en contra de su madre, ya que ella se oponía a su relación. Durante el
proceso investigativo, recibió ayuda incondicional de su padre. Durante el juicio oral, reveló
conductas histriónicas, lloraba, levantaba la voz y contestaba de forma grotesca cuando se
le contradecía, a pesar que su defensa argumentó que era una persona inimputable debido
a que presentaba un trastorno afectivo bipolar, la pericia psicológica condujo a que se la
declarara culpable y se la condenara a 30 años de cárcel efectiva, debido a que se concluyó
que Elizabeth era consciente de lo que hacía, ante, durante y después de haber asesinado
a su madre. A finales del año pasado, desde el penal, Elizabeth insiste en heredar los bienes
de su madre y su abuelo, y solicita judicialmente ello, a pesar de ser la causante de la muerte
de su madre, hecho que corrobora el interés material como motivo principal del parricidio
cometido.

IV. Diagnostico multiaxial


Eje I Z63.8 Problemas paterno-filiales (696)
Eje II F60.2 Trastorno de la personalidad antisocial (662) con rasgos histriónicos, utilizó
mecanismos de defensa como aislamiento, racionalización y formación reactiva.
Eje III Ninguno
Eje IV Problemas relativos al grupo primario de apoyo. Problemas relativos a la
interacción con el sistema legal o el crimen.
Eje V EEAG = 28.
V. Diagnóstico descriptivo
Según los criterios del DSM-IV:
Z63.8 Problemas paterno-filiales (696)
Esta categoría debe usarse cuando el objeto de atención clínica es el patrón de interacción
entre padres e hijos (en este caso, la mala relación entre Elizabeth y su madre, como punto
de partida del crimen de Elizabeth) que está asociado a un deterioro clínicamente
significativo de la actividad individual o familiar o a la aparición de síntomas clínicamente
significativos en los padres o hijos.

F60.2 Trastorno de la personalidad antisocial


Elizabeth presenta condiciones coherentes con los criterios para un diagnóstico de la
personalidad antisocial:
 Incumplimiento de las normas sociales respecto a los comportamientos legales, que
se manifiesta por actuaciones repetidas que son motivo de detención: Asesinó a su
madre, y antes de ello robaba progresivamente sus cosas.
 Engaño, que se manifiesta por mentiras repetidas, utilización de estafa para
provecho o placer personal: Mentía a su madre para obtener dinero; además mintió
en el juicio para hacerse pasar como inimputable y no involucrada en el asesinato
de su madre, sino más bien obligada, como una víctima más.
 Impulsividad para planear con antelación: A pesar que planearon el asesinato con
anticipación, la presura de ello y la impulsividad por asesinar y quedarse con la
herencia, hizo que maquinaran un plan de asesinato con vacíos y contradicciones,
que fue fácil de desmantelar para la policía y los señaló como los culpables.
 Irritabilidad y agresividad: Según testimonios de testigos, la madre de Elizabeth le
había empezado a tener miedo por su irritabilidad y agresividad y había referido que
ya no faltaba nada para que Elizabeth le levantara la mano. Asimismo, en el careo
en el juicio oral, con sus cómplices, sus rasgos de irritabilidad y agresividad fueron
palpables.
 Ausencia de remordimiento, que se manifiesta con indiferencia o racionalización del
hecho de haber herido, maltratado o robado a alguien: Elizabeth no aceptó su
participación activa en el homicidio, luchó por su libertad y aun presa, lucha
juidicialmente por heredar los bienes de su abuelo materno y madre, manifestando
la ausencia de culpa y falta de aceptación de las consecuencias de sus actos.
 La referida tiene como mínimo 18 años, existen evidencias de la presencia de un
trastorno de la conducta con inicio antes de los 15 años y el comportamiento
antisocial no se produce exclusivamente en el curso de la esquizofrenia de un
trastorno bipolar.

Rasgos histriónicos
A pesar que Elizabeth no presenta un Trastorno de Personalidad Histriónica (301.50),
presenta rasgos muy marcados que están asociados al histrionismo: cambios rápidos y
expresión plana de las emociones. Muestra autodramatización, teatralidad y expresión
exagerada de la emoción. Considera que las relaciones son más estrechas de lo que son
en realidad.

Mecanismos de defensa
Elizabeth utiliza mecanismos de defensa como:
Aislamiento: Elizabeth divorció los recuerdos de los sentimientos, cuando relató en la
reconstrucción de los hechos del homicidio con abundante frialdad como habían asesinado
a su madre sin manifestar conmoción o tristeza.
Racionalización: Elizabeth relataba cómo había sido manipulada por su ex enamorado
Fernando, un vividor, para que ella diera las facilidades para que los homicidas acabaran
con la vida de su madre, sin que ella supiera que tenían ese fin; ya que ella estaba
convencida que sólo le darían un escarmiento superficial por oponerse a su relación con
Fernando; intentando convencer al juez que su participación fue pasiva y no activa; mediante
esta construcción de narrativa, esconde las reales intensiones de sus actos: dar muerte a su
madre para poder heredar sus bienes.
Formación reactiva: Elizabeth en el juicio oral, relató que amaba a su madre, que la relación
que mantenían era muy estrecha, que eran unidas; asimismo, reclamaba exaltada al señor
Jorge Cornejo por qué había matado a su madre de esa manera, como si él no tuviera madre.
Elizabeth ocultaba sus sentimientos de odio por su madre y alegría por su muerte;
exagerando los sentimientos contrarios.
Problemas relativos al grupo primario de apoyo.
La familia materna de Elizabeth Espino la rechazaba por el crimen que cometió, no tenía
vínculos reales con amistades o familiares, con excepción de su entonces pareja
sentimental, Fernando; y el único apoyo incondicional familiar durante el juicio, su padre.

Problemas relativos a la interacción con el sistema legal o el crimen.


Se encuentra condenada a 30 años de prisión efectiva por el delito de parricidio.

Escala del estado de actividad global (28)


Se considera que Elizabeth Espino presenta algún peligro de causar lesiones a otros o a sí
misma, por las características del crimen que cometió, que no sólo incluyó premeditación,
sino participación en la masacre que realizaron a su madre; además de las amenazas de
muerte que le brindó a una testigo del homicidio, la empleada del hogar, si es que decía lo
que Elizabeth le había confesado (el homicidio) según la afectada refirió.

VI. Recomendaciones
Se recomienda una intervención terapéutica de enfoque cognitivo conductual dirigido a
mejorar la empatía y el control de las emociones e incorporar progresivamente conductas
prosociales.

CONCLUSIONES
En el área de la inteligencia, Elizabeth Espino presentaba un coeficiente intelectual
superior al promedio, que indica que no presentaba ningún tipo de alteración psicopatológica
en la inteligencia, es decir, diferenciaba claramente el bien del mal y reconocía las
consecuencias de sus actos.
En el área de la personalidad, en Elizabeth predomina un temperamento inestable-
extrovertido; su carácter fue influenciado negativamente por detonantes psicosociales y
ambientales como una crianza sin límites, problemas entre padres, ausencia emocional del
padre en su niñez y adolescencia, divorcio de sus padres, y una relación potencialmente
tóxica en su juventud; así como factores aprendidos como el materialismo y la
superficialidad. Con una personalidad disocial, presenta bajos niveles de empatía, manipula
con facilidad, no tiene remordimiento de sus actos, cosifica a las personas y usa la violencia
con la finalidad de conseguir provecho personal. En ella predomina un estilo de
comunicación narrativa, con rasgos de histrionismo o agresividad si se la contradice.
En el momento del crimen, Elizabeth era consciente de sus actos, no presentaba
ninguna alteración en sus funciones cognitivas, recordando al detalle los por menores,
estaba lúcida y no presentaba ningún trastorno mental que haya afectado su capacidad de
discernir entre lo bueno y lo malo.
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