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-Autoridad Espiritual De Watchman Nee-

Todas las cosas son creadas por la autoridad de Dios y todas las leyes físicas del
universo se mantienen por esta misma autoridad

Por esto la Biblia se refiere a ello expresando que Dios "sustenta todas las cosas
con la palabra de su poder", lo que significa que sustenta todas las cosas con la
palabra del poder de su autoridad. Porque la autoridad de Dios representa a Dios
mismo, mientras que su poder representa sus hechos. El pecado contra el poder
es perdonado con más facilidad que el pecado contra la autoridad, porque este
último es un pecado contra Dios mismo. Sólo Dios es autoridad en todas las
cosas, porque todas las autoridades de la tierra son instituidas por él. La autoridad
es algo de Importancia sin igual en el universo; no hay nada que la sobrepase. Por
consiguiente, es de suma importancia que los que deseamos servir a Dios
conozcamos su autoridad.

La rebelión fue la causa de la caída de Satanás

Ofender la autoridad de Dios es una rebelión mucho más grave que la de ofender
su santidad, puesto que el pecado se comete en un problema de la conducta, se lo
perdona con más facilidad que la rebelión, pues ésta es una cuestión de principios
establecidos por Dios mismo.

El hecho de pecar no fue la causa de la caída de Satanás; ese hecho no fue más
que el producto de su rebelión contra la autoridad. Fue la rebelión lo que Dios
condenó.

Al servir a Dios no debemos desobedecer a las autoridades porque el hacerlo es


un principio satánico.

Satanás teme cuando nos sujetamos a la autoridad de Cristo.

Los que servimos a Dios jamás debemos servir según el principio de Satanás.
Cada vez que operamos de acuerdo al principio de Cristo, el de Satanás se
desvanece

Todo reino, autoridad y gloria pertenecen a Dios, y solo a Él. Lo que nos libra
totalmente de Satanás es el ver esta verdad que el reino es de Dios, puesto que
todo el universo está bajo el dominio de Dios, tenemos que someternos a su
autoridad. y nadie le robe la gloria a Dios
Tenemos que ver quién es el que tiene la autoridad. Predicamos el evangelio para
traer a los hombres bajo la autoridad de Dios

Para mantener la autoridad de Dios tenemos que someternos a ella con todo
nuestro corazón.

Es absolutamente indispensable que tengamos un encuentro con la autoridad de


Dios y que poseamos un conocimiento básico de lo que ella es.

No miremos al hombre sino sólo a la autoridad de que está revestido. No


obedecemos al hombre sino a la autoridad de Dios en ese hombre.

Estamos en el camino equivocado si antes de obedecer a la autoridad nos


encontramos primero con el hombre. Lo opuesto es el camino correcto. Entonces
no importará quién sea el hombre.

La autoridad de Dios se puede ver en la coordinación de los diversos miembros


del cuerpo de Cristo aun en la iglesia misma.

Dios usa su máximo poder para mantener su autoridad, por lo tanto, su autoridad
es más difícil de resistir.

La mayor de las exigencias que Dios impone al hombre no consiste en que lleve la
cruz, sirva, dé ofrendas o se niegue a sí mismo. La mayor exigencia es que
obedezca. "Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar
atención que la grosura de los carneros" (1 de Samuel15:22).

Tan sólo la obediencia honra completamente a Dios, pues solamente ella toma a
Dios como su centro.

Para que se manifieste la autoridad, debe haber sumisión. Si ha de haber


sumisión, 'es necesario excluir el yo, pero según nuestro yo, la sumisión no es
posible. La sumisión sólo es posible cuando uno vive en el Espíritu. Esta vida en el
Espíritu es la suprema expresión de la voluntad de Dios.

Antes que el Señor supiera cuál era la voluntad de Dios, ésta y la copa eran dos
cosas separadas; pero después que supo que la copa era de Dios, ésta y la
voluntad de Dios se fundieron en una sola cosa. La voluntad representa la
autoridad. Por consiguiente, conocer la voluntad de Dios y obedecerla es
someterse a la autoridad.

Al ir a la cruz, él hace la voluntad de Dios. Por consiguiente, la muerte del Señor


es la máxima expresión de obediencia a la autoridad.
Al servir a Dios, no somos llamados a optar por la abnegación o el sacrificio, sino
más bien a cumplir el propósito de Dios. El principio básico no consiste en preferir
la cruz sino en obedecer la voluntad de Dios. Si el principio en el cual nos
basamos para nuestro trabajo y servicio debe incluir la rebelión, Satanás obtendrá
entonces la gloria y disfrutará de ella aun por medio de nuestro sacrificio.

Como servidores de Dios, lo primero que debemos tener es una experiencia o


encuentro con la autoridad.

Jesús destaca que sólo el que hace la voluntad de su Padre entrará en el reino de
los cielos. Tan sólo esto es trabajo en obediencia a la voluntad de Dios, la cual
tiene su origen en Dios.

La infracción de la ley es desobediencia a la autoridad de Dios, y esto es pecado.


El pecado es un asunto de conducta; pero la infracción de la leyes una cuestión de
actitud del corazón.

Sepamos bien que hay dos principios en el universo: el principio de la autoridad de


Dios y el de la rebelión satánica. No podemos servir a Dios y a la vez seguir el
camino de la rebelión teniendo un espíritu rebelde.

REFLEXIÓN

Que Dios nos ayude a vivir como Él quiere que vivamos, que nos libre de
pensamientos, actitudes y palabras rebeldes, y que tengamos en nosotros el
temor de Dios para controlar todo nuestro ser en disciplina y ser enseñados por el
Espíritu Santo, y así hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas.

ISAAC HERNANDEZ GUTIERREZ

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