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HL GIRO POSMODERNO, 1993, 1p. 195-211 EL “PENSAMIENTO DE LA DIFERENCIA”: COMO PENSAR DE OTRA MANERA EN LA POSMODERNIDAD. Luis Enrique de Santiago Guervés Universidad de Malaga ABSTRACT To think the difference in the time of the philosophical posmodernity is the way of thinking that treats of bringing to the light what the history of philosophy has forgotten: the another of the reason, it is, the difference, In this paper is analized this question and the strategy of the poststructuralists Deleuze, Foucault and Derrida, to break the borders of the reason. RESUMEN Pensar la diferencia en la época de la posmodernidad filoséfica es el modo de pensar que trata de llevar a la luz aquello que la historia de 1a filosofia ha olvidado: lo otro de Ja razén, es decie, la diferencia. En este trabajo se analiza el problema y la estrategia de los posestructuralistas Deleuze, Foucault y Derrida para romper los limites de la razén El problema de la Diferencia es un problema tan antiguo como la filosofia misma y pertenece, sin duda, a los grandes interrogantes de la tradici6n filoséfica greco-occidental. Mas que un problema entre otros habria que decir que es el problema fundamental, como punto de pattida y riz6n de ser de la filosofia misma. El primer enunciado canénico “todo es (agua, tierra, fuego etc.)” es un enunciado diferencial, [a matriz filos6fica mAs antigua en la que por primera vez se pone de manifiesto la conciencia de la diferencia como fuerza del pensar filos6fico © como origen de toda posible especulaci6n. Pensar la dualidad como unidad, pensar la unidad como transito de un contrario a otro, reducir lo multiple a lo uno, es el modelo de pensar mas antiguo de Occidente que ha penetrado con distintas modulaciones en Ia historia del pensamiento. Logos, Physis, Kosmos, Polis son todos ellos nombres para designar Lo Mismo, para ordenar y reunir los entes diferentes y opuestos en el Uno. Son nombres, en dltima instancia, que tratan de neutralizar la diferencia para sumirla en el olvido y en el no ser de lo no pensado. Pero cuando la diferencia deja de ser pensada se disipa y permanece en si como lo prohibido y lo maldito que amenaza la estabilidad de la estructura unitaria del: pensamiento. El olvido de Ia diferencia, consustancial al dominio violento de la raz6n moderna, ha generado una respuesta posmoderna en el pensamiento actual que trata de arrancar a la misma diferencia de ese estado de maldicién y de olvido, a fin de acceder a un modo de pensamiento emancipado y libre de las esperanzas metafisicas en las que la filosofia se halla inmersa, Estamos ante un discurso disidente que sale al “claro” de la posmodernidad y se configura como “movimiento de desconstruccién” de todo aquello que de alguna manera se ha erigido en paradigma © modelo de racionalidad, En realidad, mas que una filosofia es una esirategia que pone trabas y ardides al discurso metafisico desde dentro del mismo sistema, pero con la pretensin de no dejarse atrapar por él “Guerra al todo -proclama Lyotard-, demos testimonio de lo impresentable, activemos los diferendos, salvemos el honor del nombre”? En tomo a este discurso radical se mueven algunos pensadores franceses actuales “neoestructuralistas” como Deleuze, Focucault y Derrida, los cuales han actualizado las criticas dle Nietzsche y Heidegger a la metafisica, como marco adecuado para articular modos y formas de pensamiento nuevos, y se han comprometido en una “aventura -"la aventura de fa diferencia”, como la ha llamado Vattimo- dentro ce esa oscura region de la sospecha que siempre represent6 para un pensamiento sistematico la multiplicidad y la diferencia, En el presente trabajo trataré de detectar hist6ricamente el problema, para “mostrar”, después, cmo unas veces implicita y otras implicitamente se clevo fa diferencia al estatus de principio filoséfico. 1. Georges talundier Le desour, Pouvotr et mocerait. Patis, Fayard, 1985, p. 139. 2 Jean-Frangois Lyotart: La posmadernidad explicada a tos wiles, Barcelons, Gedist, 1987, p. 16 196 1.-La historia de la metafisica como “historia del olvido de la diferencia”. Con Plat6n se inaugura la tradici6n de la filosofia de la identidad entre objeto y concepto, entre lo que aparcee (mundo de las apariencias) y lo verdadero (mundo inteligible), entre 1o pensado y lo dado en los sentidos. Esta linea de pensamiento, que culmina en la filosofia hegeliana con la reconciliacion del concepto, se propuso ante todo como tarea primordial del pensamiento la reduccién de la multiplicidad de sentidos y realidad a la unidad y al orden, a fin de que la realidad quedase jerarquizada y, de este modo, se pudiese legitimar un centro o fundamento desde el que poder “decit” lo que son las cosas y determinar lo que es racional. El primado de la identicad define desde entonces el mundo de la representacion como critetio de lo que es, y su condicién de posibilidad queda sujeto a Jo que tanto Foucault como Deleuze denominan la “cuddruple raiz”: analogia, semejanza, identidad y oposicién,’ el cuddruple yugo de la representacion: identidad en el concepto, oposici6n en el predicado, analogia en el juicio y semejanza en la percepci6n. Estos cuatro aspectos fundamentales son los que hacen posible la representacion y, a su vez, los que hacen imposible e impensable la diferencia, puesto que el concepto, en cuanto uno e idéntico como representacién genética, elude las diferencias concretas. Por otra parte, la supresi6n de las diferencias se realiza en favor de las semejanzas , y la oposicién de los predicados hace que las diferencias sean s6lo pensables gracias a la identidad del concepto. Lo mismo habria que decir de la diferencia entre los sentidos distintos de atribucién de predicados, la cual slo puede ser pensada en el Ambito de una previa anatogia del juicio, Podemos decir, por tanto, que la gran historia de la filosofia comienza cuando previamente se ha eliminado lo que no se somete al modelo inteligible- sensible, modelo-copia, es decir, cuando las cosas llegan a ser lo que son en la medida en que quedan subsumidas hajo el dominio de la Idea. Lo Otro, fa diferencia, se relega al olvido y, como dice Deleuze, “se encierra en una cavema en el abismo de los océanos"’. No hay modelo para lo Otro, ni ninguna esencia que ampare en el mundo de las ideas los diferentes. Por eso, no pueden ser representados. De este modo, vemos como en Aristoteles las diferencias quedaron subsumidas en la identidad de ese concepto supremo que se eleva sobre los géneros: el ser. La identidad del ser -el concepto mas indeterminado, vago y vacio de cuantos puedan pensarse- seria el Gnico presupuesto bajo el que se pueden representar las diferencias que despliega su manifestaci6n . En el caso de que tales diferencias rebasaran dicha identidad, el ser dejaria de ser inteligible y se confundirfa con el no-ser.* 3. Clr. G, Deleuze: Diferencia y ropeticién. Madi, Fa. Wear, 1988, p. 7863 M. Foucault; fas palabras y Jas cosas. Barcelons, Planeta-Agostini, 1985, F. Laurelle: Les philosophies de la aliffereuce. Paris, P.UE., 1986. 4. G. Deleuze: 4a ligica det sentido, Barcelona, Seix Barral, 3969, p. 382. Sobre el tena, me remito a kt cexposiciéin de J. L Pardo: Deleuze: violentar el pensamiento, Madd, Cincel, 1990, P. 65 ss, 5. AttOteles: Aetafisiea I, 3.998 b, 20-27

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