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Spaniola-Engleza
Tomás de Iriarte nació el 18 de septiembre de 1750 en la isla de Tenerife. Era hijo de Don
Bernardo de Iriarte y Doña Bárbara de las Nieves Hernández de Oropesa, una familia muy culta,
varios de cuyos miembros se distinguieron como escritores y humanistas. Sobrino del académico
Juan de Iriarte, a los trece años se trasladó a Madrid para vivir con su tío, lo que le permitió
adquirir una sólida educación. Sucedió a su pariente como traductor de la Secretaría de Estado.
- El optimismo. El hombre del siglo XVIII piensa que la naturaleza es una especie de
máquina perfecta que lo hace todo bien donde no hay errores, por lo tanto existen motivos para
ser optimista.
Tomás de Iriarte era consciente de que “lo que le falta a España son clases intermedias,
numerosas, activas, ávidas de cultura y por eso crea una literatura en pro de toda clase de
reformas con el objetivo de sacar a España del marasmo cultural en el que se encontraba en la
segunda mitad del siglo XVIII, a pesar de los avances logrados por Feijoo y otros intelectuales.
reunió una serie de poemas satíricos y moralizantes que encierran muchas veces una burla feroz
de sus coetáneos. Fue uno de los fabulistas más importantes del siglo XVIII.
Una fábula es una composición literaria, en prosa o en verso, en que, mediante una ficción
de tipo alegórico y la personificación de animals irracionales, objetos inanimados o ideas
abstractas, se intenta dar una enseñanza práctica, a veces incluso con la intervención de
personajes humanos y divinos. Se trata de una composición de carácter ejemplar, formada por un
relato, generalmente breve, al que sigue una moraleja dirigida a enseñar un principio general de
conducta, presentando un modelo especifico de comportamiento.
Las fabulas de Iriarte (76) son protagonizadas por animals y tienen como objetivo destacar
la importancia del estudio. Todas las moralejas, de las que son protagonistas serpientes, conejos,
monos, cuervos, aves, ardillas, sapos…, giran alrededor del libro y de la lectura, de la función
didáctica del arte, del conocimiento y de la buena escritura.
Una de las cualidades más notable de esta obra de Iriarte es la riqueza y variedad de sus
versos, que los muestran como hábil compositor literario. Todas las fábulas están escritas en
verso, a excepción de la número setenta, que está estructurada en prosa.
Se caracterizan por la sátira y por la enseñanza moral. Pero también por su sencilla y clara
forma de presentarlas, es decir, son comprensibles a todos los que las leyeran.
Una de estas fábulas es “El ruseñor y el gorrión” que trata de que debemos de aprender
siempre. Nunca debemos creer que lo sabemos todo. El saber y el conocer es infinito. Siempre
hay algo que nuevo aprender. Los personajes de esta fábula son: el organillo, (que es un
instrumento que se encarga a dar la música a un ruiseñor; muchas veces repite sonidos y el
ruiseñor los aprende y los mejora) y el gorrión (que es el que admira el trabajo y el talento que
tiene el ruiseñor en el canto). Esta fábula nos enseña que no debemos temer a enseñarle a nadie
lo que sabemos por temor a ser superados. Deberíamos ser orgullosos si hemos consequido
enseñar a alguien lo que sabemos.
Según mi punto de vista, estas fábulas son muy importantes porque su proposito es dejar una
enseñanza a través de una moraleja.