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G20: ahora ARGENTINA

Ing. Alberto Fordi

Argentina será sede en 2018 de la XIII Cumbre del G20, la máxima expresión de la gobernanza
global. A partir del próximo 1° de diciembre, se hará cargo de la presidencia del Grupo por un
año, y, para dar continuidad al proceso, integrará una troika con Alemania y Japón,
organizadores de la cumbre de 2017 y la que se hará después de la nuestra en 2019. En el
presente trabajo, se destaca la importancia del desafío que implica para nuestro país ponerse
en esa situación de alta exposición mundial. No hay antecedentes al respecto. ¿Sabremos
aprovechar la oportunidad? El G20 tiene un corto recorrido, sin embargo, lo visto hasta ahora
nos muestra que su influencia en la escena global no tiene parangón. Eso claramente se puso
de relieve en la forma en que administró hasta su resolución la grave crisis mundial del 2008.
Desde ahí, a la luz del día, ha venido actuando con una eficacia creciente pero no absoluta. Hay
indicadores (que se transcriben) para ver la forma en que se incrementa su papel en las
relaciones internacionales, globales, y en el involucramiento (aunque indirecto) en los distintos
conflictos que se han ido sucediendo en estos años. La XII Cumbre celebrada este mes en
Hamburgo lo puso de relieve, incluso en la emergencia de algunas rispideces como las
derivadas de las posiciones de los EEUU en materia de clima y comercio. El país anfitrión tiene
la facultad de invitar a países cercanos, y connotar algunos aspectos de la agenda. Se espera
que la Argentina ponga el acento en la educación y los desafíos de la capacitación para el
trabajo en un mercado laboral crecientemente impactado por las nuevas tecnologías. La
cooperación para el desarrollo de África, una preocupación creciente, se apoyará en la evidente
significación que le confirió al tema la presidencia alemana de la cual somos sus continuadores.

I. La coyuntura global

Disturbios como los que arma Quebracho. Festivales multitudinarios de música pop y
sinfonías de Beethoven. Encuentros bilaterales según todas las combinaciones
posibles. Signos y símbolos esparcidos por doquier. Fue el marco en que los
representantes de los 19 países más la Unión Europea que integran el G20 alcanzaron
una nueva cumbre en Hamburgo, la número doce desde que el Grupo se activó con la
crisis de Wall Street en 2008. El acontecimiento cobra especial interés para nuestro
país: dentro de un año seremos los anfitriones de la totalidad de los líderes del mundo
para hacer la XIII cumbre del G20 en algún lugar del territorio. Hasta donde alcanza la
vista será, sin duda, el acontecimiento más importante de la historia argentina.

El G20 se ha transformado en la máxima expresión de la gobernanza mundial. Sin


embargo, no deja de ser un rara avis: aún es poco conocido ni trasciende en demasía,
carece de sede, autoridades, presupuesto y programas; sus integrantes se reúnen una

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vez al año en una puesta que da lugar a recomendaciones derivadas de compromisos
adoptados solemnemente a la luz del día. Obviamente, por quienes las formulan, esas
“recomendaciones” son de cumplimiento quasi obligatorio para sus destinatarios, sean
países, organismos multilaterales y/o programas ad-hoc. Un verdadero desafío
epistemológico para abordar una modalidad de funcionamiento que no tiene
antecedentes.

En la presidencia alemana del G20-2017 se llevaron a cabo cerca de un centenar de


reuniones con representantes específicos, según el tema tratado, de los veinte
integrantes del Grupo. Así, fueron desfilando a lo largo de esas instancias una agenda
multifacética que es característica del G20, y que en el transcurso de su breve
recorrido va sufriendo pequeñas modificaciones. No obstante, este año hubo una
sorpresa: la irrupción intempestiva del fenómeno Trump. Fiel a su estilo rupturista, el
presidente norteamericano adoptó una posición en materia de clima y comercio
opuesta a la tradición del G20. Veamos.

La denuncia por parte del gobierno de EEUU del Acuerdo de París sobre clima, surgido
de la 21 Conferencia de las partes (COP21), tiene más de retórica que efectos
prácticos; ello es así porque los compromisos en ese tipo de tratados tienen plazos no
tan urgidos por la inmediatez, sobre todo en materia de energía. El hecho nuevo,
traslúcido en la posición de Trump, es que en los últimos años EEUU ha recuperado un
protagonismo petrolero con la explotación del esquisto que no parece dispuesto a
abandonar. Hay muchos intereses en juego. Todo cambio de paradigma implica para
EEUU grandes oportunidades de negocios por sus experimentadas consultoras y la
capacidad industrial para la fabricación de equipamiento requerido por las nuevas
tecnologías. Por eso, en la declaración final de la Cumbre se toma nota de la posición
americana y se transcribe la intención de EEUU de ayudar a terceros países a continuar
utilizando combustibles fósiles pero de una manera “más limpia y eficiente”. Hay que
recordar que EEUU también hizo verónicas con el Protocolo de Kyoto al que finalmente
terminó adhiriendo. Con Trump todo es cuestión de tiempo.

Con respecto al comercio, la cosa va más en serio. Lo dijimos el día que ganó Trump:
EEUU fue el país más favorecido y el más perjudicado con el inicio de la globalización.
El problema ya empezó a perfilarse en la década de los setenta del siglo pasado.
Sectores de la sociedad, perjudicados con la transferencia a China de ramas
productivas íntegras, se vieron impelidos a tomar empleos de menor calidad y
remuneración que los que habían perdido con el traspaso. Por su parte, otras
empresas americanas de porte multinacional levantaron vuelo hacia el exterior aun
conservando la denominación de origen. En su conjunto, la disposición en el mundo de
la producción de bienes y servicios adoptó un sesgo fuertemente transnacional que se

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fue liberando, al funcionar off shore, de los condicionamientos inherentes a la
soberanía. Las góndolas comenzaron a ser saturadas con el “made in China”. Esa
masiva reubicación –una movida logística sin parangón- dio lugar, en el caso del
territorio americano, a dos contextos: un amplio sistema de pertenencias,
principalmente en las costas este y oeste, con una concepción menos “nacional”; y, en
el medio, un clima de resentimiento por los intereses afectados. Eso se reflejó en las
últimas elecciones. A los de las costas, ganadores con la globalización, esta vez les tocó
perder, por lo menos electoralmente, con Hillary Clinton.

EEUU se va a reindustrializar a nuevo poniendo el acento en su excelente producción


nacional (el viejo “made in USA” de la nostalgia), aunque sobre la base de la
innovación. Los coches eléctricos de Tesla y los cohetes reutilizables (¡) de SpaceX, lo
demuestran. Pero también volverá a fabricar puertas y ventanas, camisas y remeras,
martillos y tenazas, con todos los recursos instrumentales que proveen el Silicon Valley
y otras canteras de las tecnologías de punta. Como cualquier vida en sus inicios, esas
industrias necesitarán salvaguardas especiales que, en un país desarrollado, no se las
imagina permanentes.

Ambos condicionantes referidos a clima y proteccionismo, presentes en la influyente


posición de EEUU tanto en la cumbre del G20 como en la reunión del G7 realizada un
poco antes en Taormina, provocaron gran preocupación en los analistas y algunas
declaraciones cuidadosas del resto de los mandatarios.

II. Cómo llega el G20

Es oportuno preguntarse por las “3E” del G20: eficiencia, eficacia y efectividad.
Notoriamente, la activación del Grupo en 2008, frente a la hecatombe global desatada
por el desmanejo de las hipotecas subprimes en EEUU, mostró sobrada capacidad para
abordar la crisis. En muy poco tiempo -menos de cinco meses que pasaron entre la
primera cumbre de Washington y la segunda de Londres- el G20 tomó el toro por las
astas. Una muestra inédita de gobernabilidad expresada en un funcionamiento tajante
si se lo compara por ejemplo con lo ocurrido en la crisis del ´30 del siglo pasada, de
porte similar según los analistas. Hay que ver la documentación surgidas en esas
cumbres, casi un manual de procedimientos previstos para una emergencia.

En la Universidad de Toronto, donde está situada la base de datos del G20, se ha


elaborado un material referido a la performance 2008-2016ii. De él se extraen algunos
de los datos presentados.

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N° de % de
ítems
compromisos cumplimiento
Organismos colaterales del G20 (FMI, BM, OMC, OCDE, galaxia 133 63
NN.UU.)y trabajo
Empleo 100 78
Regulación y supervisión financiera 271 75
Reforma de las instituciones financieras 120 68
clima 53 69
energía 105 73
Agenda 2030 193 66
Digitalización 49 55
Salud mundial 38 77
Empoderamiento de la mujer 6 71
Migración y refugiados 7 80
Referidos a África en 11 áreas temáticas, principalmente desarrollo 34 53
Lucha contra el terrorismo 16 87
corrupción 78 57
Agricultura y seguridad alimentaria 64 71

- Cantidad de cumbres: 12
- Total de días de reunión de los líderes: 22
- Cantidad de palabras de conclusiones públicas aprobadas: 140.426
- Afirmaciones sobre estabilidad financiera y alcances de la globalización: 361
- Afirmaciones sobre democracia abierta: 164
- Afirmaciones sobre derechos humanos: 16
- Compromisos políticamente obligatorios: 1926 cumplimiento 72%

En general, a medida que se suceden las cumbres, el porcentaje de cumplimiento está


claramente en ascenso en todos los ítems de la agenda del G20, es decir, tomando el
último año, la performance supera el promedio. Eso quiere decir que se incrementa el
logro de los resultados esperados, y la pericia se torna autopoiética con referencia a un
tipo de funcionamiento inédito en el máximo nivel de la gobernanza mundial. Donde
se reconoce un fracaso es en los compromisos para eliminar en cinco años los
subsidios a combustibles fósiles. El fallo ha significado, se estima, una pérdida de U$S
5,3 billones.

El impacto del G20 todavía no es notorio en el universo mediático de la opinión


pública. Sin embargo, los resultados de algunas manifestaciones de su influencia se
pueden ver incluso en nuestro país. Por ejemplo, solo el programa de transparencia -
que ha dado lugar, en forma más o menos directa, entre otros productos, a los
“panamá papers”- motivó el retorno a nuestro país de la friolera de U$S 120.000

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millones. Solo “con el amague” y algunos tratados binacionales, nuestros ahorristas se
vieron impelidos a traer sus depósitos radicados en distintos bancos del mundo,
incluidos los de varios paraísos fiscales. Fue la diferencia de este “blanqueo” con
relación a los anteriores en cuanto a su poder persuasivo.

III. G20 2016. La presidencia alemana

Si bien la agenda del G20 como hemos dicho no ha sufrido grandes cambios a lo largo
de sus sucesivos capítulos, cada país sede tiene la potestad de imprimirle sutilmente su
impronta. Esos matices se pueden percibir por ejemplo con los invitados a cada
cumbre que no pertenecen al G20 pero que guardan alguna afinidad con el anfitrión;
también, con la tonalidad diferenciada con que algunos temas son tratados cada año o
las características con que se organizan los distintos eventos. En el caso alemán,
claramente la batuta estuvo en manos de los economistas. Fueron tres: el jefe de
gabinete de Ángela Merkel –tratado con un respeto reverencial como muestran los
videos- y los máximos representantes de los dos principales Institutos de esa disciplina.
Los documentos surgidos –excluyendo la declaración final que no parecer ser de tanta
competencia del dueño de casa- muestran un sesgo característico sobre el que se
pueden hacer algunas consideraciones.

La agenda del G20 es suficientemente abarcadora como se ve en el cuadro ut supra.


Dos salvedades. Aunque el G20 surgió del G7, un grupo de claro contenido ligado a la
disciplina económica, emergió justamente como un intento de superar sus limitaciones
tanto de composición conceptual como societaria (la necesidad de incorporar a los
países emergentes). Las intervenciones alemanas pusieron un acento en el G7 que no
se vio justificado por los magros resultados alcanzados en la reunión de Taormina en
este mismo año. La otra. Si bien el G20 nació en 1999, permaneció en latencia hasta el
2008 en que fue activado como hemos dicho para afrontar la crisis de Wall Street, y,
en consecuencia, sus primeras declaraciones se referían con exclusividad a los ítems
involucrados en las urgencias del momento, básicamente financieros de alcance global.
Superada la crisis, el universo temático de la economía se fue atenuando; la enorme
cantidad y profundidad de las acciones puestas en juego fueron dando los resultados
apetecidos. A partir de esos cambios de contextos, la lógica del G20 fue la de
monitorear el avance de su agenda económica y, a medida que las circunstancias lo
iban permitiendo, la progresiva puesta en foco de una temática de características más
sociales. La discriminación puede parecer una sutileza pero veremos cómo se
manifiesta en lo que se viene para nosotros en relación justamente a las “improntas
sutilmente impuestas”.

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El otro aspecto donde la presidencia alemana se enfocó fue en la cooperación con
África. El G20 está demostrando una creciente preocupación en el continente negro.
No es para menos. África es la metáfora del principal aspecto pendiente en la marcha
de los asuntos mundiales: la salida de la pobreza y alcanzar el desarrollo económico
social para que sus habitantes puedan comenzar a disfrutar de las preseas de la
globalización. Es uno de los temas candentes del G20 que la presidencia argentina
hereda y deberá compartir como una problemática de alcance regional con especial
atención en la costa atlántica africana que es una imagen especular complementaria
de nuestra América del Sur.

IV. G20 2017. La XIII Cumbre

Han sido anticipados por distintos medios algunos de los temas que nuestro país
priorizará. Los trascendidos han tenido lugar en reuniones que se han ido haciendo en
nuestro país (pero en el contexto de la presidencia alemana), en suelo alemán, y
algunas notas de especialistas. Desde la misma Universidad de Toronto, para John
Kirtoniii, Argentina deberá reivindicar “un crecimiento inclusivo centrado en la gente y
en el bienestar, desde la perspectiva de las economías emergentes, latinoamericanas
en particular”. Más específicamente, integrantes del equipo argentina ocupado en la
preparación del proceso G20-2018 en su conjunto, han manifestado la intención de
poner el foco en la educación y en las necesidad de capacitación que plantea la
evolución del empleo según las demandas de mercados laborales crecientemente
impactados por la irrupción de las nuevas tecnologías. No es de descartar que en la XIII
se pueda formar el E20 [E de educación que se sumaría a los “grupos de compromiso”
ya existentes: S20 (ciencia), W20 (mujer), B20 (negocios), L20 (empleo), T20 (“think
tanks”), Y20 (joven), C20 (sociedad civil)].

Hay un aspecto que el presidente Macri resaltó en la XI Cumbre de China: la


conectividad. En un trabajo oportunamente giradoiv me referí a esta cuestión de un
valor estratégico tal que se puede decir sin exagerar que es el principal motor en estos
momentos para el rediseño del planeta. No hay que dejar de tener en cuenta que
todas las vías de comunicación existentes están derivadas de una configuración del
territorio funcional a un mundo caracterizado por las dependencias. Ya sean vías
terrestres, aéreas, por cable y hasta las expectativas de la subjetividad, están
diseñadas según configuraciones radio céntricas. Recién ahora internet viene a
introducir la multidimensionalidad. Grandes transformaciones le esperan al mundo
con tejidos de trama y urdimbre de una globalización que avanza impetuosamente en
tiempo real. La dinámica de los sistemas territoriales y las TICs en su más amplia

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acepción, son las disciplinas científicas cardinales. El proyecto chino de la Ruta de la
Seda en el territorio y el mar, es el más notorio y de mayor porte.

En pequeño, nuestro país es una muestra del dibujo del mundo. Tributaria del modelo
agroexportador que como nación nos hizo avanzar hasta el podio y que tantas
consecuencias indeseables nos legó a su término, la matriz informativo-
comunicacional de la Argentina es un embudo que ha desembocado tradicionalmente
en la ciudad de Buenos, sus alrededores y el puerto. Ahora corren otras brisas; es el
gran cambio que se está produciendo con el actual gobierno. El Plan Belgrano, la
modernización de las líneas San Martín y Belgrano, los distintos pasos cordilleranos
que nos abren al Asia-Pacífico, el prodigioso RER y la Autopista del Paseo del Bajo que
por primera vez en la historia van a permitir pasar por Buenos Aires sin la obligación de
desembarcar, son algunos de los proyectos de conectividad que se superponen en una
especie de negación hegeliana al modelo de conectividad radio céntrica con el cual se
modernizó el país a mitad del siglo XIX.

En algún lugar del territorio argentina (¿Bariloche?... difícilmente la ciudad de Buenos


Aires previendo la presencia inevitable de anti-G venidos de todas partes más los
piqueteros locales dispuestos a demostrar sus habilidades) tendrá lugar la XIII Cumbre
del G20, como hemos dicho la reunión de trascendencia mundial más importante de la
historia argentina. Pero también habrá decenas de reuniones de todo tipo alrededor
de la agenda estipulada (reunión de ministros de diversas carteras, reuniones de los
grupos de compromiso mencionados, reuniones preparatorias de las anteriores, etc.)
todas ellas repartidas con un sentido federal en las provincias argentinas que recibirán
en cada encuentro a los representantes de los 20 integrantes del Grupo en sus
respectivas áreas. Lo que se dice una agenda cargada. Un gran desafío organizativo e
intelectual para nuestro país y una gran oportunidad de ponernos en la vidriera del
mundo de los que deciden.

La Plata, 22 de julio de 2017

i
Área de Relaciones Globales. Prosecretaría Administrativa. H. Senado de la Provincia de Buenos Aires
albertoford42@yahoo.com.ar

ii
Kirton John, G20 summits worth the effort? G20 Research Group at the University of Toronto. Co-
director
https://www.g20.org/Content/EN/StatischeSeiten/G20/Texte/2017-06-20-kirton-john-g20-gipfel-
en.html

7
iii
Kirton John, Argentina’s Agenda for G20 2018, up cit., June 4, 2017.

iv
Infraestructura global en http://ingenieroalbertoford.blogspot.com.ar/2017/02/infraestructura-global-
ya-no-seran.html.
Los programas involucrados son por lo menos cuatro: 1) Global Infrastructure Hub (GIH).
http://globalinfrafacility.org/what-is-the-gif, 2) Global Infrastructure Facility (GIF) -World Bank
http://globalinfrafacility.org/what-is-the-gif , 3) Public-Private-Partnership in Infrastructure Resource
Center (PPP) -World Bank http://ppp.worldbank.org/public-private-partnership/overview/what-are-
public-private-partnerships, 4) Centro Anticorrupción del G20
https://mundo.sputniknews.com/asia/201609231063655164-g20-china-corrupcion/

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