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V.b.1.- Introducción
1
En aquellos casos que los indicadores se consideren relevantes, se incluirá a Uruguay y Paraguay.
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En el final de este nivel de análisis se esbozarán una serie de propuestas de
convergencia macroeconómica que pretenden aportar el componente predecible
imprescindible para un desarrollo sostenible en el mediano y largo plazo.
En 1990 Brasil y Argentina, que por tamaño del PBI representan mas del 90% del
bloque económico, habían sufrido importantes contracciones del ingreso y fuertes
devaluaciones de sus monedas.
En el período inmediato siguiente al Tratado de Asunción, la evolución
económica de ambos socios fue bien divergente, y conformó el marco estructural de
desempeño posterior de cada uno de ellos, a la vez que la principal fuente de asimetrías
en la coordinación macroeconómica.
Mientras Argentina entró en una fase fuertemente expansiva, Brasil atravesó, en
lo primeros años de la década, por una serie de desajustes macroeconómicos,
principalmente en cuanto al nivel de precios.
La puesta en vigencia del Plan Real Brasileño y la Crisis Mexicana de 1995
generaron nuevas asimetrías.
De esta forma se observan desajustes estructurales en cuanto a la coordinación de
las políticas macro puesto que, por ejemplo, no existió correspondencia de sus socios en
el diseño de medidas armónicas en relación al Plan de Convertibilidad argentino 2, y
recien a partir de Febrero de 1994, se implemento el Plan Real anteriormente
mencionado.
Dicho plan tuvo una primera fase de ordenamiento fiscal y en una segunda etapa
supuso la adopción de la unidad real de valor (URV), mantenida en paridad con el dólar
estadounidense. La URV demostró ser una herramienta adecuada, que permitió
sincronizar las variaciones de precios y salarios, e influyó asimismo en las expectativas
inflacionarias. A su vez, esto último hizo posible un realineamiento de los precios
relativos.
2
Como se verá mas adelante la sanción de la Ley de Convertibilidad, complementada con el Decreto
correspondiente de creación del Peso como moneda nacional y la reforma de la Carta Orgánica del
Banco Central, que establecieron, entre otras medidas, la prohibición de financiar déficit públicos a
través de la emisión de dinero y la implementación de un tipo de cambio fijo, contribuyeron en el corto
plazo a detener el agudo proceso inflacionario. La brusca reducción en el crecimiento de los precios y su
posterior eliminación, permitieron recrear un ambiente de estabilidad económica. Este nuevo escenario
trajo aparejado una nueva estructura de precios relativos (transables versus no transables), salarios y
tarifas. Por otra parte permitió a los sectores económicos (público y privado) planificar sus actividades
con un horizonte de largo plazo.
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La tercera etapa, a partir de Julio de 1994, supuso la adopción de una nueva
moneda, el Real, en la que pasan automáticamente a cotizarse los precios en URV. El
Real se convierte así no sólo en la unidad de cuenta sino también en el nuevo medio de
pago de la economía brasilera.
Las consecuencias inmediatas del plan fueron que la inflación de ese país pasó del
2000% en 1993, y 40% mensual en el primer trimestre de1994, al 13% trimestral en
1995, para estabilizarse en un nivel del 3,2% anual en 19983 .
El proceso operado ha dado lugar a un reconocimiento creciente en la sociedad
brasileña del valor social de la estabilidad de los indicadores de precios. Los agentes
económicos han dispuesto de cinco años de baja inflación.
Los indicadores económicos relevantes de la última década reflejan la relación
inversa en el ciclo económico de Brasil y Argentina antes mencionada,4 y de los cuales
los demás socios del bloque, son en gran medida receptores.
Para Brasil, el Plan Real produjo un descenso de la tasa de inflación y el
consecuente incremento de la disponibilidad de crédito, los cuales permitieron que en
1994 el crecimiento del PBI fuera del 5%. Las expectativas encuentran aquí su correlato
en la percepción del “efecto riqueza” por parte de los consumidores brasileños, asociado
a la estabilización de precios.
La crisis mexicana, primer gran desafío del Plan Real, tuvo el rol de diferenciar
por primera vez a ambos países en sus posibilidades de reacción frente a las crisis
externas.
Argentina, sin posibilidades de actuar sobre su tasa de interés interna como factor
de estabilización, veía su producto contraerse un 4%, en tanto creció el desempleo.
Brasil hizo uso de medidas de política monetaria, en particular sobre el tipo de cambio y
la tasa de interés5.
No obstante, ambas economías coincidían en los déficit público y externo. En
referencia a éste último, el mismo aumentaba rápidamente en las fases expansivas al
tiempo que lograba ajustarse, sólo a una velocidad menor, en las etapas recesivas del
ciclo.
3
Para el mismo período, Argentina, en virtud de la vigencia de la Convertibilidad, mantenía índices de
inflación de un dígito, en tanto Uruguay pasaba de un 42,2% de inflación anual en 1995 a un 10,8% en
1998, en tanto Paraguay presentaba índices del 3,4% y 11,4%, para cada uno de los años
respectivamente.
4
Véase, al respecto, Anexo 2 – Cuadros XXXIII, XXXIV y XXXV.
5
Si se observan las cifras correspondientes a crecimiento, inflación y desempleo cada uno de los cuatro
socios comerciales a lo largo del período bajo análisis, puede visualizarse una relativa simetría entre los
guarismos correspondientes a Argentina y Uruguay por un lado, quienes parecen seguir en ese sentido
una misma tendencia; y Brasil y Paraguay, con parámetros similares y opuestos a los otros dos socios.
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Esto sería, parcialmente, una primera consecuencia de la estructura comercial-
exportadora de ambos países, así como de la baja competitividad de sus productos en
general.
La falta de coordinación fue puesta en evidencia durante la crisis rusa de 1998.
Hasta ese momento, las economías del bloque habían presentado, aun teniendo en cuenta
las diferencias temporales, una cierta convergencia en sus indicadores macroeconómicos,
fruto no de los esfuerzos en pos de la armonización de los mismos sino de la coyuntura
de estabilidad y crecimiento de la economía internacional.
Nuevamente, y en este caso potenciado por un ataque especulativo directo sobre
su moneda, Brasil hizo uso del alza de la tasa de interés como mecanismo de defensa
básico, no obstante sus efectos negativos inmediatos sobre el sector productivo local.
En particular, el PBI brasileño creció en 1998 sólo un 0,15%, implicando una
reducción del 1,12% en el PBI per cápita, para un crecimiento anual promedio del PBI
del 2,7% en el período 1995/986.
En conclusión, de lo expuesto hasta aquí surge que Brasil y Argentina han tenido
un manejo diferencial en términos de política económica y por tanto con repercusiones
distintas sobre los sectores económicos internos.
Mientras Brasil a través de su política cambiaria de flotación de alguna manera
regula la oferta monetaria y la tasa de interés, la Argentina, producto de su política de
tipo de cambio fijo ha inhabilitado cualquier manejo de la política monetaria, por tanto la
capacidad de atenuación de las crisis externas son mayores en Brasil que en nuestro país.
Por otra parte, la aplicación de devaluaciones competitivas por parte de Brasil, genera
efectos de distinta duración favorables a los sectores exportadores. La Argentina, por su
parte, ha apelado a la reducción de los costos internos como mecanismo de mejora del
tipo de cambio real.
6
El crecimiento para el año 1998 es positivo para Argentina y Uruguay (4,2% y 2,5%
respectivamente), en tanto negativo para Paraguay (-0,5%).
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cual conllevaba la necesidad de mantener una política fiscal eficiente, al ser ésta la única
herramienta factible de utilización por parte del Gobierno.
En el primer tramo de la denominada Reforma Administrativa del Sector Público
los ingresos por privatizaciones contribuyeron al mantenimiento de un equilibrio
adecuado en el frente fiscal. Sin embargo, las cifras muestran que, más tarde, el
desequilibrio de las cuentas públicas fue evidente, trayendo como consecuencias directas
el aumento del riesgo país para los inversores internacionales, y la necesidad de sucesivas
rondas de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, a fin de conseguir el
financiamiento externo indispensable para equilibrar periódicamente las cuentas fiscales.
A esta situación de hecho contribuyó, en gran medida, la combinación de
subciclos en los cuales, como se verá más adelante, la composición de las exportaciones
argentinas, basadas principalmente en productos donde el país es tomador de precios, y
que sufrieron bajas significativas, determinó, junto a las sucesivas crisis de los mercados
internacionales, una conjunción de declinación de nuestro saldo comercial y una caída en
los niveles de recaudación. Debe tenerse en cuenta que la estructura tributaria de
nuestro país se basa en el Impuesto al Valor Agregado, tributo estrictamente vinculado a
la evolución de la demanda interna y al ritmo de las importaciones. Por ello una
situación de crisis del sector externo en cuanto a las exportaciones de bienes y servicios y
de restricción en la entrada de capitales como consecuencia de crisis financieras
internacionales, repercute en el nivel interno de la tasa de interés y por tanto en el
consumo y la inversión doméstica. Esto, a su vez, genera caídas en los niveles de
recaudación7.
La imposibilidad de emitir moneda para financiar sus déficit, determinó que los
mismos fueran sucesivamente cubiertos con la emisión de deuda, en forma de bonos y
otros tipos de obligaciones con el exterior.
Así, la Argentina pasó a ser un activo emisor de diferentes modalidades de
endeudamiento externo, tanto en plazos como en denominación de moneda y tipo de
acreedor.
No obstante, los déficit de Balanza Comercial, unidos al desfasaje fiscal, hicieron
que aumentara el riesgo país siendo sumamente permeable a las crisis de los mercados
7
En tal sentido la última reforma tributaria (Diciembre 1.999) intenta atenuar el peso del IVA, a partir
de un aumento en la tributación del Impuesto a las Ganancias, en particular en los sectores de ingresos
medios. Los primeros efectos de esta reforma no aparecen muy favorables, toda vez que un aumento en
la tributación provoca una caida en el ingreso personal disponible y como consecuencia y una reducción
en el consumo.
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internacionales, tales como las de México (1.995), Sudeste de Asia (1.998) y Brasil
(1.999).
De este modo, el spread entre tasas internacionales (LIBOR, T-Bond) y las tasas
finales a las que el país se endeudaba, no hacían sino reflejar el “contagio” que nuestra
economía sufría, proveniente de crisis en otros mercados y ante los cuales el marco legal
impide actuar con medidas de política monetaria, específicamente la intervención sobre la
tasa de interés, con el consecuente deterioro de las variables reales en el mediano y largo
plazo.
Lo anteriormente mencionado se vio reflejado en una creciente tasa de
desempleo, deterioro de la capacidad productiva y de endeudamiento del sector privado
de la economía, y consecuente recesión en el plano interno, reflejada en los principales
componentes de la demanda agregada.
12.000,0
10.000,0
8.000,0
Mill. de $
6.000,0
4.000,0 Productos Primarios
2.000,0 MOA
MOI
0,0
Combustibles y Energía
1993
1994
1995
1997
1998
1996
1999
Año
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Es conveniente, en este punto, detenerse en un primer análisis de lo que ha sido la
generación de competitividad en la economía argentina.
Los procesos de apertura al comercio internacional y desregulación descriptos
anteriormente, llevan inserta la noción de creación de ventajas competitivas a base, en
principio y centralmente, de una mayor participación de las exportaciones del país en el
comercio mundial.
No obstante, si consideramos a la Argentina como un país principalmente
agroexportador, esto es, basando su estrategia inicial de inserción en los mercados
mundiales a través de las ventajas comparativas derivadas de su dotación de recursos
naturales, sus posibilidades de éxito quedan determinadas por:
a) Ofrecer los mismos productos a un precio menor que los demás países
(independientemente de la causa, ya sea vía menores costos o mediante la
instrumentación de políticas internas de protección); o bien,
b) Ofrecer productos diferenciados con respecto a los commodities.
Resulta evidente, en base a las cifras, que nuestro país amplió exponencialmente
su participación en el comercio mundial. Las exportaciones crecieron entre 1990-1999
un 85%, pasando de 12.488 millones de dólares a mas de 23.000 millones de dólares.
Las importaciones tambien tuvieron un fuerte crecimiento en el periodo bajo análisis: en
1990 eran de casi 4.200 millones de dólares y en 1999 superaron los 24.400 millones de
dólares8. Es preciso destacar que en el ultimo año tanto las exportaciones como las
importaciones han disminuido explicándose ello por una caída en los precios de las
primeras y por un “amesetamiento” de nuestra demanda interna en el caso de las
importaciones. A pesar de ello el nivel del comercio exterior ha crecido sustancialmente
si se lo compara con el inicio de la década. Cabría entonces la posibilidad de considerar
a este hecho como un resultado positivo en términos de generación de competitividad.
Sin embargo, si se analizan detenidamente las opciones a) y b) anteriores, se ve
que, salvo excepciones, nuestro país no cumple con ninguna de ellas. Y es que, debido a
la importancia de las commodities como productos de exportación nacionales, el
complejo exportador carece de la capacidad de autosuficiencia que le permita alcanzar
los términos que definiciones más integrales de competitividad que las anteriormente
expuestas postulan9.
8
Véase, al respecto, Anexo 2 - Cuadro XXXVI y Gráfico I.
9
A modo de ejemplo, vale mencionar las siguientes :
“Competitividad es...
“...la capacidad sostenida de conseguir y mantener lucrativamente una porción de mercado” (Martin
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Así, los ingresos provenientes
de exportaciones se ven sujetos a Indice de Precios de Exportación e
fluctuaciones significativas, debido a Importación Base 1993=100
120
variables que están fuera de control 115 Indice de
Precios de
para la economía nacional, tales como 110
Exportación
105
la evolución de cosechas de países 100
Indice de
Precios de
competidores, así como también las 95 Importación
90
políticas de subsidios y aranceles
1991
1993
1995
1999
1997
aplicados por los países que compiten
con la Argentina en los mercados mundiales. El gráfico anterior muestra una mayor
variabilidad en los precios de las exportaciones respecto de las importaciones generando,
entonces, importantes modificaciones en los términos de intercambio y en nuestra
capacidad de importar.
A todo lo expuesto se suma, la pérdida de competitividad del aparato productivo
nacional originada por el continuo fortalecimiento del dólar frente a las demás monedas
con participación significativa en el comercio mundial, lo cual, para estructuras de costos
como las nacionales, apareadas con la moneda estadounidense, determina un deterioro
progresivo de los tipos de cambio reales.
Observando las exportaciones nacionales por grandes rubros puede verse que, los
productos de origen primario y las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA),
explican, en todo el ciclo, entre un 50% y un 60% del total, en tanto es significativa la
participación del rubro Combustibles y Energía, constituido principalmente por
exportaciones de petróleo y, en menor medida y para años recientes, de gas.
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En el caso del consumo privado, el mismo muestra una conducta creciente,
atenuada por los impactos recesivos de las crisis mexicana, surasiática y brasileña. Como
ya fuera mencionado anteriormente la necesidad de financiamiento externo implica que
nuestra economía deba aceptar las características del mismo, en cuanto a tasas y plazos.
En tal sentido, las crisis financieras en terceros países implicaron un aumento del costo
del crédito interno y por tanto la atenuación en el ritmo de crecimiento del consumo.
Para la inversión bruta interna, el anterior comportamiento es aún más marcado,
reflejando la desconfianza coyuntural del inversor en el futuro económico.
Cabe mencionar que, para esta variable, la volatilidad implícita en las altas y
cambiantes tasas de riesgo país de Argentina, juega un rol fundamental, en este caso para
la emisión de deuda por parte del sector privado, y su consecuente acceso al mercado
internacional de capitales.
El Gasto Público, que en esencia debiera ser una variable de tipo anticíclico, se
comporta no obstante sin una tendencia definida, con fuertes oscilaciones, las cuales,
considerando un proceso recaudatorio en deterioro, no permiten efectuar estimaciones
ciertas en cuanto a la eficiencia en la asignación del mismo. En el análisis del Nivel Meta
se hizo mención a la creación del Fondo Anticíclico Fiscal, el cual tiene como objetivo,
entre otros, subsanar estos inconvenientes de la política fiscal.
38.000,0
36.000,0
34.000,0
32.000,0
30.000,0
1999(*)
1993
1996
1997
1994
1995
1998
Año
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V.b.3.4.- El comportamiento de la Inversión Extranjera Directa
Una primera lectura del proceso de apertura operado en los países del Mercosur,
se evidencia en el hecho de que, en 1990 los cuatro países miembros recibieron u$s
2.700 mill. en concepto de inversión extranjera directa, el 8% de los capitales destinados
a los países en desarrollo. Siete años más tarde y con la profundización del proceso de
integración, la participación de Mercosur se había duplicado, siendo el destino del 14%
del total de IED (u$s 23.000 mill.).
Puede observarse, como dato evolutivo, que el 44% de las inversiones totales
destinadas hacia América del Sur entre 1994 y 1998 tuvieron como destino a Brasil
(frente al 16% para Argentina en igual período), en tanto se espera que el año 2000 será
un período record en el rubro, alcanzándose los u$s 30.000 mill. por todo concepto.
La evolución de la Inversión Extranjera Directa (IED) constituye un elemento
esencial en el análisis del financiamiento de la cuenta corriente y en la evaluación del
riesgo país, a partir de que se considera que dichas inversiones, por ser decisiones que
involucran el largo plazo, proveen un financiamiento externo con características más
estables.
Si se observa el comportamiento de la IED durante el ciclo, se pueden obtener
como conclusiones primarias, por una parte, el hecho que hubo un aumento en los flujos
de transacciones de capital de los años 1995 y 1996; junto a la instalación de nuevas
firmas extranjeras en el país.
Es conveniente recordar que la IED es una de las fuentes de fondos
(financiamiento) externos del balance pagos. En este sentido, la tendencia ha sido
creciente durante el período, aumentando un 58% entre 1992 y 1999; y con una
participación en términos del PBI de entre el 1% y 2%.
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Flujo de IED (en mill. de u$s)
7000
6000
5000
mill. de u$s
4000 Resto
3000 Privatizaciones
2000
1000
0
1992
1993
1995
1996
1997
1994
Año
10
Véase, al respecto, Anexo 2 - Cuadro XXXVII.
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se destaca alimentos, bebidas y tabaco como actividad receptora de estas inversiones
(50% del total manufacturero); en 1995 las mismas concentran el 38,5% y el sector
químico el 36,5%; en tanto, en 1996, este último explica un 54,8% del total.
Finalmente, debe mencionarse que, en el año 1995 también sobresalen los
sectores electricidad, gas y agua (u$s957 millones) por la venta de acciones remanentes
en poder del Gobierno Nacional, y Comunicaciones (u$s 624 millones) como resultado
de la venta de paquetes accionarios.
Desde 1996, el Sector Bancario aparece como uno de los más dinámicos en la
recepción de flujos de IED, a partir de las transferencias de paquetes accionarios de los
principales bancos privados que operaban en el país, en un proceso de expansión de la
inversión extranjera en el sistema financiero en entidades de diferente perfil. Asimismo, el
sector petrolero, importante en el flujo del período 1991/93, recupera su participación en
1996 a partir de la venta de empresas de capitales privados residentes. En síntesis la IED
se posicionó en nuestro país en sectores de producción de servicios (de características en
principio no transables) ó en sectores de producción de bienes en donde el país tiene
ventajas competitivas (agroindustrias y derivados del petróleo).
El análisis realizado hasta aquí merece algunas consideraciones puntuales en
orden a una mayor claridad expositiva y a un adecuado dimensionamiento de los
guarismos anteriormente expuestos. El concepto de Inversión Extranjera Directa debe
considerarse en su correcta acepción, evitando inferir que todo monto registrado como
IED implica en forma directa y lineal un aumento de la Inversión Bruta Interna, de la
cual la IED es sólo una de sus fuentes11.
Es decir que, no todos los conceptos relevados como IED determinan un
incremento en el acervo de capital físico nacional.
Una vez aclarado este punto es de interés observar, a lo largo de la serie, los
sustanciales cambios operados en la composición por rubros del mismo, los cuales no
hacen sino reflejar el paso del proceso de privatizaciones, al ulterior de fusiones y
adquisiciones de empresas de carácter nacional por parte de firmas internacionales, así
11
Las fuentes de financiamiento de la Inversión Bruta Interna (I) son tanto el ahoor nacional (Sn) como el ahorro
externo (Se) ; por lo que : I=Sn+Se, siendo el ahorro externo el resultado de cuenta corriente (CC) cambiado de
signo : Se=-CC. En forma simplificada, y sin considerar los problemas de evaluación, el ahorro externo es igual a la
variación (A) en la posición de inversión internacional del país computa los activos y pasivos de los residentes de
una economía frente al exterior), Se=-CC=-A. Por su parte, A=AE-IED-DE-ICA, donde : AE es la
variación en los activos externos de residentes, incluyendo activos de reservas ; DE es la variación de la deuda
externa y ICA es la variación en la inversión de cartera en acciones de no residentes. Por lo tanto :
AE+I=Sn+IED+DE+ICA.
En esta identidad se observa que la IED es sólo una de las fuentes de financiamiento posibles de la inversión bruta
física y la acumulación de activos externos.
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como también los procesos intensivos de renovación de capital y tecnología operados,
tanto a través de aportes como de reinversión de utilidades.
Se observa así, a través de la serie, una caída en la participación relativa de las
privatizaciones y la reinversión de utilidades, y una importancia creciente de los aportes
de capital y los cambios de manos por la compraventa accionaria, tanto del sector
financiero como no financiero. El aumento de las empresas de IED en los distintos
sectores de la economía y la financiación de proyectos de inversión explican gran parte
de la aceleración de los flujos 1994/97.
Es así que los cambios de manos y los aportes de capital aumentaron su
participación relativa a partir de 1994.
Observando nuevamente al agregado, se puede ver un aumento en la posición de
IED en el país, pasando de u$s14.845 mill. en 1992 a u$s36.070 mill. en 1997, siendo la
tasa promedio de crecimiento anual cercana al 20%.
Como categoría de financiamiento del balance de pagos, los ingresos de capital
por IED representaron en el ciclo alrededor del 65% de los déficits acumulados de
cuenta corriente; y el 47% de los ingresos netos de la cuenta capital y financiera.
Otra medida interesante para cuantificar la importancia que tuvo en el período
esta fuente de fondos es considerar su participación en la cobertura de los requerimientos
externos, dados por los déficit de cuenta corriente y la acumulación de activos externos
de residentes, incluyendo las reservas internacionales. En términos generales, se puede
estimar que, del total de requerimientos externos, alrededor del 29% fue cubierto por los
ingresos de IED, en tanto el resto lo fue por inversiones en cartera de acciones y
operaciones de endeudamiento externo.
La característica básica del financiamiento a través de la IED es su relativa
estabilidad, ya que contempla inversiones con un horizonte de maduración de largo
plazo. La evolución creciente de los flujos de IED observable a partir de 1994, contrasta
con la retracción de los flujos totales de capital ingresados al país, producto de las crisis
mexicana y surasiática.
En este punto es dable destacar que el movimiento de los saldos de la Cuenta
Capital y Financiera están influenciados por las condiciones de corto plazo que afectan a
la economía vía los componentes más volátiles de la cuenta (inversión de cartera), lo cual
se relaciona estrechamente con las perspectivas y motivaciones de los agentes.
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