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Mamá:

Mira hijito, hace casi dos mil años la Virgen María se puso en camino
a Belén. Hacía mucho frío y los campos estaban cubiertos de nieve.
Se hace obscuro y no tiene donde pasar la noche. Todas las puertas
se le cierran. Lo único que encuentra es una pesebrera de animales.
Allí nació el Niñito Jesús tiritando de frío; no tenía cuna ni colchón. La
Virgen no tenía otra cama que el suelo de la pesebrera. San José
buscó en el monte unos palitos para hacer fuego, para que la Virgen
y el Niño no se murieran de frío.
El hijo (que escucha impresionado):
Mamá ¿qué puedo hacer por el Niñito Jesús? Porque yo lo quiero
mucho y me da pena que tenga frío, y no quiero que llore.
Mamá:
El Niño Jesús está ahora en el Cielo y no tiene frío; pero hay otros
niñitos y hay gente grande a quienes Jesús quiere mucho, que tienen
hambre, y que no tienen donde dormir. Lo que tú quisieras hacer por
el Niñito Jesús, hazlo por ellos, pues él dijo: “Lo que hiciereis a mis
pequeñuelos, a Mí lo hacéis”.
La noche siguiente, al despedirse, la madre de su hijo vio que
faltaban los juguetes.
Hijo:
Se los di a un niño pobre, mamacita, para que pase contento el día
de Navidad.
Señora, caballero… La historieta tiene lenguaje infantil, pero enseña
de cristianismo profundo; es un mensaje para los hombres de buena
voluntad, cualquiera que sea su edad. Jesús vive en la persona de
sus pobres. El pobre es Cristo, y como hace dos mil años no tiene
alimento, no tiene vestuario… Le falta todo.
Estas Navidades: ¿Quiere agradecer a Jesús su venida? ¡Haga
algo por sus pobres!
Pregúntese: ¿Qué obra buena puedo hacer estas Navidades?
¿Cómo alegrar a un hermano mío, esta noche de paz, noche de
amor?
Mire… Piense… Responda: ¡No tienen qué comer! ¡No tienen donde
dormir! Sus quiltros son sus amigos, su familia.

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