En nuestro contexto en las épocas del año de navidad y año nuevo valores promedios de contaminación por estas fechas aumentan entre un 60 y 70% por los productos pirotécnicos y la quema de muñecos.
Los fuegos artificiales y el humo de la quema de muñecos liberan a la
atmósfera gases contaminantes como el monóxido de carbono y partículas muy finas que pueden tardar entre dos a tres días en disiparse. Modifica las condiciones climáticas y así los procesos regulares de nuestras ciudades. Forma parte del impacto ambiental que está derritiendo la nieve de algunos lugares donde ella era protagonista, cómo zonas del mundo están sufriendo con inusuales e insoportables temperaturas altas, ciudades donde la capacidad para realizar trabajos agrícolas se ve entorpecido porque las temporadas de sequías se han extendido y las lluvias duran más días inundando y dañando los cultivos. El ruido genera contaminación auditiva y junto con el humo y las luces resultado de los estallidos que se hacen durante largos tiempos y en grandes cantidades, perturba los ecosistemas. Los investigadores encontraron aumentos de entre 24 y 1.028 veces la concentración de perclorato de sodio que detonan los cohetes en los compuestos en el agua a lo largo de las 14 horas siguientes a los fuegos artificiales y estos cerca de los cuerpos de agua se eleva hasta un millar de veces los niveles normales y daña a microorganismos y fauna acuática La misma oficina suiza admite que los fuegos artificiales constituyen una fuente de estrés para la fauna, así como un grave riesgo de incendio forestal por que la mecha de algunos de estos artificios pirotécnicos haya sido el detonante que ha acabado llenando de llamas algún monte cercano.