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The Geological Society of America

Special Paper 436

2008

El Terreno Compuesto Guerrero del occidente de México: colisión y

subsiguiente rifting en una zona de supra-subducción

E. Centeno-García*

Instituto de Geología, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, México

D.F. 04510, México

M. Guerrero-Suastegui

O. Talavera-Mendoza

Unidad Académica de Ciencias de la Tierra, Universidad Autónoma de Guerrero, AP 197, Taxco el

Viejo, Guerrero, México

*centeno@servidor.unam.mx
Centeno-García, E., Guerrero-Suastegui, M., and Talavera-Mendoza, O., 2008, The Guerrero
Composite Terrane of western Mexico: Collision and subsequent rifting in a supra-subduction
zone, in Draut, A., Clift, P.D., and Scholl, D.W., eds., Formation and Applications of the
Sedimentary Record in Arc Collision Zones: Geological Society of America Special Paper 436, p.
279–308, doi: 10.1130/2008.2436(13). For permission to copy, contact editing@geosociety.org.
©2008 The Geological Society of America. All rights reserved.
Resumen

El Terreno Compuesto Guerrero del occidente de México es el segundo Terreno más

grande en América del Norte. Mayormente caracterizado por vulcanismo submarino y formado

por cinco Terrenos, el Terreno Guerrero registra enormes y complejas relaciones de procesos de

subducción influenciados principalmente por la translación y el rifting. Se compone de los

Terrenos Teloloapan, Guanajuato, Arcelia, Tahue, y Zihuatanejo. El Terreno Teloloapan se

compone de un arco de isla del Cretácico Inferior (IA) flujos de lava submarinos andesíticos a

basálticos, con intercalaciones de calizas marino-someras y rocas volcanoclásticas. Los Terrenos

Guanajuato y Arcelia se caracterizan por supra-subducción ofiolitica del Cretácico Inferior

sucesiones formados por rocas sedimentarias marinas-profundas y volcánicas con firmas de

basaltos de la dorsal oceánica media (MORB), basalto oceánico de la isla (OIB), y basalto de arco

de isla (IAB). Estos dos Terrenos se sitúan entre el continente y las asociaciones de arco más

evolucionadas del Terreno Zihuatanejo. El Terreno Tahue se compone de un arco acrecionado

del Paleozoico y rocas eugeoclinales sedimentarias, rocas metaígneas relacionadas al rift

Triásico, y sobreyacidos discordantemente por basaltos almohadillados, calizas y rocas

volcanoclásticas. El Terreno Zihuatanejo fue formado por asociaciones Triásicas de talud

oceánico y piso oceánico acrecionados en el Jurásico Temprano (complejos de subducción). Los

complejos de subducción están cubiertos por rocas volcánicas de arco evolucionadas del

Jurásico Medio, las cuales a su vez son sobreyacidas discordantemente por asociaciones

vulcano-sedimentarias relacionadas a subaéreas y arco marino del Cretácico Temprano y Tardío.

Estratigrafía del Mesozoico en el margen paleocontinental de México (Terrenos

Oaxaquia y Mixteca) está formada por turbiditas Triásicas de abanico submarino acrecionadas
durante el Jurásico Temprano; rocas de arco volcánico del Jurásico Medio están cubiertas

discordantemente por una plataforma calcárea del Jurásico Superior-Cretácico.

Seis etapas en la evolución tectónica se proponen en base de los eventos estratigráficos

y deformacionales registrados en el oeste de México: (1) Un margen pasivo o rifting

desarrollado a lo largo del margen continental occidental de México durante el Triásico. Una

espesa sucesión siliciclástica turbiditic del Abanico Submarino Potosí se acumuló en el talud de

la paleo-plataforma continental y se extendió hacia el oeste en una cuenca oceánica marginal.

(2) La subducción comenzó en el Jurásico Temprano, y las turbiditas del Abanico Potosí con

astillas de la corteza oceánica se acrecionado, formando un ancho prisma de subducción. (3)

Exhumación del prisma de acreción y desarrollo de un arco continental del Jurásico Medio tuvo

lugar en el margen paleo-continental (Oaxaquia y Terreno Mixteca), y también en el Terreno

Zihuatanejo. (4) Fallamiento transformante intra-arco y rifting del arco continental en el Jurásico

Medio se llevó a cabo junto con la migración de la subducción hacia el oeste y el desarrollo de

una plataforma calcárea en Oaxaquia y el Terreno Mixteca (continente México). (5) A la deriva

de la acreción previamente los Terrenos Tahue y Zihuatanejo formaron una serie de sistemas

marginales tras-arco, o un arco continuamente a la deriva con las cuencas de intra-arco y retro-

arco durante Cretácico Temprano-Medio. (6) La deformación de las asociaciones de arco, y el

desarrollo de otras cuencas antepaís del Santoniano al Maastrichtiano, la fecha de la

amalgamación definitiva del Terreno Compuesto Guerrero con el margen continental.

Palabras clave: Terreno Guerrero, México, tectónica, complejo de subducción del

Triásico, el vulcanismo de arco Cretácico.


Introducción

La configuración actual de México fue construido después de acreción de restos del

basamento y Terrenos oceánicos. Durante la mayor parte de su historia Proterozoico,

Paleozoico a Mesozoico, Terrenos acrecionados formaron un cuello relativamente estrecho de

tierra adyacente al cratón Norteamericano. Este fue limitado en su lado oriental por un rifting y

en su lado oeste por la subducción activa. Así, México es probablemente una de las regiones

más adecuadas en América del Norte para el estudio de la interacción entre estos dos diferentes

escenarios tectónicos. Se sugiere en este trabajo, basado en la evidencia registrada en la

estratigrafía del Terreno Compuesto Guerrero y Terrenos circundantes, que la casi continua

subducción del margen Pacífico de México, fue influenciado directamente por la tectónica

extensional asociado con la ruptura de Pangea y la formación del Golfo de México.

El Terreno Compuesto Guerrero (Campa y Coney, 1983) constituye aproximadamente un

tercio de México. Tal como se ha descrito, es el más grande de los Terrenos mexicanos y, proba-

blemente, el segundo más grande de la Cordillera Norte Americana después Wrangellia (Campa

y Coney, 1983; Centeno-García et al., 1993a). El Terreno Compuesto Guerrero se caracteriza

principalmente por sucesiones volcánicas subaérea y sedimentarias submarinas locales que van

desde el Jurásico (Tithoniano) a Cretácico Medio-Tardío (Cenomaniano), y escasas exposiciones

de rocas más antiguas. Una amplia variedad de modelos se ha propuesto para el origen del

Terreno Compuesto Guerrero. Al igual que otros Terrenos de la cordillera Norteamericacana,

fue interpretado por primera vez como un Terreno exótico formado por un arco oceánico

transportado del Cretácico. Algunos autores han sugerido que se trata de un Terreno de arco

oceánico que se acrecionó al núcleo de México en el Cretácico Tardío a través de una inmersión
hacia el oeste en una zona de subducción que cerraba una importante cuenca oceánica

(Lapierre et al., 1992;.. Tardy et al., 1994.; Dickinson y Lawton, 2001, etc.) Otros autores han

sugerido que el Compuesto Terreno Guerrero podría representar uno o más sistemas complejos

de dos o tres arcos periféricos que se desarrollaron relativamente cerca del continente (Campa

y Ramírez, 1979; Ramírez-Espinosa et al., 1991; Mendoza y Suastegui, 2000; Centeno-García et

al., 2003; Centeno-García, 2005). Algunos modelos incluso proponen que el arco era autóctono

y fue construido sobre corteza continental nuclear de México Proterozoica (de Cserna, 1978;

Elías Herrera y Sánchez Zavala, 1990). En otras palabras, hay un modelo para cada posibilidad

probable, pero cada una carece de fuerte evidencia de apoyo.

Nuevos hallazgos sobre la estratigrafía, que se analizan en este trabajo, sugieren una

evolución más compleja, implicando una serie de acreciones al continente seguido de un rifting,

y más tarde por la colisión. En este trabajo intentamos presentar nuestros puntos de vista sobre

la evolución del occidente de México adquirida en el análisis de la estratigrafía y estructura, y

los datos geoquímicos y geocronológicos, de un área tan vasta. Sin embargo, se discute en este

artículo sólo las unidades estratigráficas y localidades que son claves para la reconstrucción de

la evolución tectónica. Este documento sintetiza el trabajo realizado por muchos autores.

Aunque existe la necesidad de un trabajo de campo más geocronológico y detallado,

consideramos que el modelo tectónico preliminar presentado en este trabajo es consistente con

la evidencia recabada hasta la fecha.

Panorama general del Compuesto Guerrero y Terrenos vecinos

La estratigrafía del occidente de México se sintetiza en este trabajo en el marco de

Terrenos tectono-estratigráficos, que son regiones que comparten la misma historia geológica y
están limitadas por fallas mayores. Como se ha mencionado antes, en el Mesozoico Temprano,

los Terrenos Paleozoicos y Proterozoicos acrecionaron al sur del cratón Norteamericano.

Aquellos que ya formaban parte del margen continental durante el Mesozoico eran

Oaxaquia y los Terrenos Mixteca, Parral, y Cortés (Fig. 1). Terrenos acrecionados o desplazados

durante el Mesozoico fueron los del Compuesto Guerrero, los centroamericanos, así como

Terrenos de la península occidental de Baja California. Estos últimos no serán revisados en este

artículo. Un breve resumen de la estratigrafía se describe a continuación: descripciones más

detalladas de áreas y eventos clave se discutirá más adelante.

Oaxaquia

Al final del Paleozoico, basamentos Proterozoicos afines de Gondwana se acrecionaron

ya a la parte sur del cratón Norteamericano. El mayor de ellos es el bloque Oaxaquia (Fig. 1), un

fragmento cortical, subcontinente en tamaño, afinidad de Grenville (Ortega-Gutiérrez et al.,

1995). Este bloque cortical constituye la columna vertebral del este de México y se denomina

aquí como continental México para el Mesozoico. Oaxaquia tiene un basamento cristalino

(gneises y anortositas; Patchett y Ruiz, 1987; Ortega-Gutiérrez et al., 1995; Ramírez-Ramírez,

1992; Lawlor et al, 1999; Solari et al., 2003; Keppie et al., 2003) Precámbrico (1157-900 Ma).

Está cubierta por rocas sedimentarias Paleozoicas (Fig. 2) que están limitadas por rocas

Pérmicas volcánicas y volcanoclásticas (McKee et al., 1999; Stewart et al., 1999; Rosales-Lagarde

et al., 2005). Rocas Triásico (Carniano-Norianoo) sedimentarias (Formación La Ballena), se

exponen en el margen occidental de Oaxaquia (Labarthe et al., 1982; Silva-Romo, 1993; Tristán-

González y Torres-Hernández, 1994; Centeno-García y Silva-Romo, 1997; Barboza-Gudiño et al.,

1998, 1999, 2004; Bartolini et al., 2002). Estas rocas se componen de una gruesa sucesión de
turbiditas (Fig. 2) depositado en un ambiente de abanico submarino llamado el Abanico Potosí

(Centeno-García, 2005).

Rocas Triásicas del Abanico Potosí fueron deformadas antes de la deposición de rocas

volcánicas-volcanoclásticas del Jurásico (Centeno-García y Silva-Romo, 1997). Se interpreta

como un arco continental Jurásico descansando discordantemente sobre el Abanico Potosí

Triásico. Estratos de arco Jurásicos se compone de flujos de lava subaéreas andesítica-riolítica,

con intercalaciones de rocas volcanoclásticas (Silva-Romo, 1993). La secuencia de arco cambia

transitoriamente sección arriba a rocas marino-someras volcanoclásticas, calizas, y algunas

evaporitas (Fig. 2; Silva-Romo, 1993; Tristán-González y Torres-Hernández, 1994; Barboza-

Gudiño et al., 2004). Sedimentación calcárea en Oaxaquia rangos de edad de Oxfordiano Tardío-

Kimmeridgiano a Turoniano y se interpreta como la extensión sur del mar de América del Norte.

Figura 1. Mapa que muestra los principales Terrenos tectono-estratigráficos, fallas importantes mencionados en el texto, y la
ubicación de las figuras 4, 6, y 8.
Figura 2. Columnas estratigráficas simplificadas para Oaxaquia y Terrenos mencionados en el texto. Ellos muestran el rango de
edad (en Ma) de la sedimentación y el magmatismo para el oeste y centro de México. Datos geocronológicos están
representados de la siguiente manera: Círculos negros son U/Pb edades, y los diamantes son edades Ar/Ar y K/Ar.

Un cambio importante sección arriba de calcáreo a la sedimentación clástica se produjo en la

parte más alta del Cretácico, formando una espesa sucesión de areniscas, lutitas y

conglomerados (Formación Caracol, Silva-Romo, 1993). Oaxaquia está en sobrecorrimiento por

el Terreno Compuesto Guerrero (Fig. 1).


Terreno Mixteca

El basamento del oriente del Terreno Mixteca se compone de rocas metamórficas

polideformada pre-Mississippicas del Complejo Acatlán (Ortega-Gutiérrez, 1981; Ruíz et al.,

1988; Yañez et al., 1991). Este complejo se considera que es el resultado de complejas

interacciones entre Gondwana y Laurentia antes y durante la formación de Pangea (Ortega-

Gutiérrez et al., 1999). Está cubierto discordantemente por rocas sedimentarias del Pérmico, las

cuales a su vez se sobreyacen discordantemente por rocas volcánicas y sedimentarias del

Jurásico Medio (Fig. 2; García-Díaz et al., 2004). En la parte occidental del Terreno, cerca del

límite con el Terreno Compuesto Guerrero, rocas volcánicas y volcanoclásticas metamorfizadas

están parcialmente expuestas (Esquisto Taxco y Formación Chapolapa, de Cserna y Fries, 1981;

Talavera-Mendoza, 1993; Campa e Iriondo, 2004). El Esquisto Taxco está Compuesto por rocas

andesíticas a riolíticas y lavas volcaniclásticas de edad Cretácico Inferior (Talavera-Mendoza,

1993; Campa e Iriondo, 2004). El Esquisto Taxco está discordantemente cubierto por una espesa

sucesión de calizas de edad Albiano-Cenomaniano y Turoniano-Maastrichtiano por rocas

clásticas (Formación Mexcala, Campa y Ramírez, 1979; Talavera-Mendoza et al., 1995). Los

contactos entre el Terreno Mixteca y Oaxaquia, así como entre los Terrenos Mixteca y

Compuesto Guerrero, están parcialmente expuestos. El Terreno Mixteca se encuentra en

contacto de falla horizontal con Oaxaquia, y las rocas del Terreno Complejo Guerrero son

empujadas sobre el Terreno Mixteca.

Terreno Parral

El Terreno Parral (Figs. 1 y 2) fue definido por primera vez por Pacheco et al. (1984), por

Campa y Coney (1987) y fue redefinido por Centeno-García (2005). El basamento del Terreno
Parral está formado por rocas metamórficas del Devónico al Carbonífero (Esquisto Pescadito;

Eguiluz y Campa, 1982; Araujo y Arenas, 1986; Zaldívar y Garduño, 1984). Estas rocas

metamórficas del Paleozoico están discordantemente cubiertas por capas rojas y sucesiones

volcánicas (Formación Nazas; Pantoja-Alor, 1963), que cambian transicionalmente a caliza

Tithoniana (Araujo y Arenas, 1986; Contreras-Montero et al., 1988). Sedimentación Cretácica

clástica y calcárea del Terreno Parral es lateralmente continua con los depósitos calcáreos-

clásticos que cubren Oaxaquia y el Terreno Central. Las relaciones entre los Terrenos Parral,

Central y Cortes, y el Terreno Parral y Oaxaquia son desconocidos, debido a que los contactos

están cubiertos por calizas del Cretácico o sucesiones volcánicas Cenozoicas. Por lo tanto, las

localizaciones exactas de sus límites son desconocidas, pero se infieren por la diferencia en los

estilos de deformación de las rocas cretácicas.

Terrenos Caborca y Cortes

El Terreno Caborca tiene un basamento proterozoico mayor de 1.7 Ga (Anderson y

Silver, 1981), cubierto por una gruesa sucesión sedimentaria Paleozoica. Se ha interpretado

como un bloque continental desplazado de América del Norte, originalmente ubicado a lo largo

del "miogeosinclinal" Paleozoico de Nevada. Fue trasladado hacia el sur en el Jurásico Medio-

Tardío a través de la megacizalla Mohave-Sonora (Anderson y Silver, 1979, 2005; Stewart et al.,

1990). El Terreno Cortés se interpreta como un Terreno autóctono de América del Norte, que

probablemente evolucionó en el margen del Terreno Caborca (Stewart et al., 1990). Se

compone de una espesa sucesión Paleozoica de turbiditas marinas-profundas que cabalgan

sobre la plataforma carbonatada del Terreno Caborca (Figs. 1 y 2). El Terreno Cortés se

interpreta como depósitos de talud continental, y se considera la extensión hacia el sur en el


Paleozoico de depósitos "eugeoclinales" Cordilleranos de Nevada y California (Poole y Madrid,

1988; Coney y Campa, 1987; Stewart et al., 1990). Las previamente deformados rocas marinas-

profundas Paleozoicas del Terreno Cortés están cubiertas por rocas Triásicas (Carniano-Noriano)

sedimentarias terrestres y marinas (Stewart et al., 1990; Stewart y Roldán-Quintana, 1991). Las

rocas del Triásico están cubiertas por lechos rojos del Cretácico y rocas volcánicas (Stewart y

Roldán-Quintana, 1991). Las relaciones de contacto entre los Terrenos Cortes y Complejo

Guerrero no han sido bien limitadas, pero el contacto se infiere es cabalgamiento del Cretácico

Tardío.

Terreno Central

La naturaleza del basamento del Terreno Central es desconocida, pero se supone que es

diferente del basamento proterozoico de Oaxaquia porque sus antiguas rocas expuestas cerca

de su contacto son un complejo de acreción relacionado a subducción (Formación Taray;

Anderson et al., 1990; Díaz-Salgado et al., 2003; Anderson et al., 2005; Centeno-García, 2005).

La zona de subducción en la que se deformo la Formación Taray fue construida probablemente

a lo largo del margen continental Oaxaquia entre el Pérmico Tardío y Jurásico Temprano (Díaz-

Salgado et al., 2003; Anderson et al., 2005). El complejo está discordantemente cubierto por

rocas volcánicas subaéreas riolíticas a andesíticas del Oxfordiano y capas rojas (Jones et al.,

1995). Estas rocas cambian transicionalmente a calizas marino-profundas que varían de edad

desde Jurásico Tardío a Cretácico Tardío (Córdoba-Méndez, 1964). La ubicación del contacto

norte y este entre el Terreno Central y Oaxaquia se infiere en base a la distribución de las rocas

expuestas Paleozoicas y del Mesozoico Temprano, y un contraste en los estilos de deformación

de rocas Cretácicas en ambas (Fig. 1). El contacto entre los Terrenos Central y Complejo
Guerrero no se ha estudiado a detalle, pero se infiere en base a la distribución de las rocas

expuestas volcánicas marinas del Cretácico que pertenecen al Terreno Complejo Guerrero.

Tendencias estructurales en ambos lados del contacto sugieren que el Terreno Central esta

sobrecorrimiento por el Terreno Complejo Guerrero hacia el sur (Fig. 1). El empuje se infiere

que se produjo en el Cretácico Tardío.

Terreno Complejo Guerrero

Las áreas con grandes volúmenes de rocas volcánicas y volcanoclásticas del Cretácico

Inferior, ubicadas hacia el oeste de Oaxaquia y el Terreno Mixteca, fueron agrupados

originalmente como el Terreno Guerrero por Campa y Coney (1983) y así, 10 años después,

dividido en los Terrenos Tahue, Náhuatl, y Tepehuano por Sedlock et al. (1993). Mapeo regional

posterior ha demostrado que las divisiones propuestas por Campa y Coney (1983) están más

cerca de las ubicaciones en campo de fallas que delimitan los Terrenos que los de Sedlock et al.

(1993). Por lo tanto, las revisiones más recientes de la distribución de Terrenos de México (por

ejemplo, Centeno-García, 2005) se han basado en Campa y Coney (1983). El Guerrero es un

Terreno Compuesto, formado por al menos cinco Terrenos: Tahue, Zihuatanejo, Guanajuato,

Arcelia y Teloloapan (Figuras 1 y 2; Talavera-Mendoza et al., 1995; Mendoza y Suástegui, 2000;

Centeno-García et al., 2003; Centeno-García, 2005). Su estratigrafía es brevemente descrita

desde NNW a SSE (Fig. 1):

Terreno Tahue

El Terreno Tahue contiene las rocas más antiguas encontradas hasta ahora en el Terreno

Complejo Guerrero (Fig. 2; Centeno-García, 2005). Estas rocas constituyen lavas marinas

riolitico-andesiticas del Ordovícico y rocas clásticas y calcáreas, todo deformado y con


metamorfismo bajo de facies esquistos verdes (Complejo El Fuerte; Mullan, 1978; Roldán-

Quintana et al., 1993; Poole y Perry, 1998). Estas rocas pueden haberse originado como un arco

oceánico que al parecer fue acrecentado previo a la deposición de rocas sedimentarias marino-

profundas Pennsylvanica-Pérmicas (Formación San José de Gracia; Carrillo-Martínez, 1971;

Gastil et al., 1991; Arredondo-Guerrero y Centeno-García, 2003; Centeno-García, 2005). Estas

turbiditas marino-profundas están fuertemente deformadas pero no muestran el

metamorfismo del Complejo El Fuerte, por lo que una relación de contacto discordante entre

estas dos unidades se infiere. Rocas Paleozoicas del Terreno Tahue son discordantemente

cubiertas por rocas volcánicas de arco marino del Cretácico y se interpretan como parte del

Arco Guerrero (Ortega-Gutiérrez et al., 1979; Fredrikson y Henry, 1987; Roldán-Quintana et al.,

1993; Freydier et al., 1995). Estas rocas también se cortan por intrusiones máficas y ultramáficas

que forman parte del mismo magmatismo de arco Cretácico (Henry y Fredrikson, 1987; Gastil et

al., 1999; Arredondo-Guerrero y Centeno-García, 2003). Por lo tanto, las unidades del

Paleozoico forman el basamento sobre el cual se formó el arco. El Terreno Tahue también

contiene rocas metamórficas del Triásico (Keppie et al., 2006). La relación de contacto entre el

Terreno Cortes y Terreno Tahue no se ha estudiado a detalle, pero se infiere un cabalgamiento

(Fig. 1; Roldán-Quintana et al., 1993). El contacto entre el Terreno Tahue y Terreno Zihuatanejo

no está expuesto.

Terreno Zihuatanejo

El Terreno Zihuatanejo es el más grande de todos los Terrenos que forman el Terreno

Complejo Guerrero (Fig. 1). Se extiende al norte de la Faja Volcánica Mexicana y a lo largo de la

costa Pacífica de México (Centeno-García et al., 1993a, 1993b; Talavera-Mendoza et al., 1995;
Mendoza y Suástegui, 2000). Su basamento se compone de grandes volúmenes de turbiditas

ricas en cuarzo (areniscas y lutitas) Triásicas (Noriano) que están imbricadas tectónicamente

(Campa et al., 1982; Centeno-García et al., 1993a, 1993b). Las turbiditas forman una matriz

dentro de la cual se encuentran bloques y losas de basalto almohadillados, diabasa, gabros

bandeados, pedernal y caliza (Fig. 2). Estas rocas han recibido diferentes nombres en diferentes

afloramientos: Formación Zacatecas, Complejo Arteaga, y el Complejo Las Ollas (Burckhardt y

Scalia, 1906; Ranson et al., 1982; Cuevas-Pérez, 1983; Monod y Calvet, 1991; Centeno-García y

Silva-Romo, 1997; Talavera-Mendoza, 2000; Centeno-García et al., 2003). La deformación de

estas rocas varía de estratos suavemente plegados a grandes bloques en texturas de matriz con

cizalladura, y su metamorfismo varía de nula a altas facies de esquistos verdes-anfibolita

(Centeno-García et al., 2003). Facies de esquistos azules se han reportado sólo en una localidad

(Complejo Las Ollas; Talavera-Mendoza, 2000). Estas litologías son interpretadas para constatar

una relación subducción-complejo de acreción Triásico Superior (?) - Jurásico Inferior.

Afloramientos dispersos de rocas del Jurásico Medio-Tardío evolucionado vulcanismo de

arco a lo largo de la costa del Pacífico del Terreno de Zihuatanejo. Estas rocas están formadas

por lavas submarinas riolíticas y rocas volcanoclásticas, además de granitoides que fueron

emplazadas en rocas del complejo de acreción (Bissig et al., 2003; Centeno-García et al., 2003).

Del Jurásico Medio al Superior rocas del arco fueron a su vez deformadas y exhumadas anterior

a la deposición de los estratos más Superiores relacionados al arco del Jurásico-Cretácico

(Centeno-García et al., 2003).

Los rangos de las sucesiones de arco Cretácico van de edad Berriasiano a Cenomaniano,

e incluye rocas basálticas, andesíticas, algunas volcánicas riolíticas y rocas volcanoclásticas,


intercaladas con calizas, evaporitas, y algunas capas rojas (Grajales y López, 1984). La sucesión

de arco contiene abundantes fósiles como rudistas, gasterópodos, microfósiles, y vertebrados.

Esta sucesión de arco fue deformada antes de la intrusión de grandes granitoides de

edad Cretácico Tardía al Paleógeno (Schaaf et al., 2000). Además, del Cretácico Superior

(Santoniano a Maastrichtiano) capas rojas y rocas volcánicas sobreyacen discordantemente en

todas las unidades anteriores (Altamira Areyán, 2002; Benammi, et al., 2005). El contacto entre

el Terreno Zihuatanejo y Oaxaquia se expone en su límite norte, donde las rocas Cretácicas del

arco del Terreno Zihuatanejo están cabalgando sobre caliza marina somera de Oaxaquia. Su

contacto con los Terrenos Arcelia y Guanajuato se infiere que fue un impulso de este a raya,

pero está cubierta por capas rojas y rocas volcánicas del Cretácico Superior y el Cenozoico.

Terreno Guanajuato

El Terreno Guanajuato se ha interpretado como una sección completa de la corteza a

través de un arco de islas primitivo que parece carecer de un antiguo basamento (Ortiz-

Hernández et al., 1991; Ortiz-Hernández, 1992). También se ha interpretado como los restos de

una cuenca oceánica que había entre el arco de Guerrero y el margen continental (Freydier et

al., 2000). Este Terreno estaba formado por una serie de astillas tectónicas que colocan rocas de

la corteza Inferior (gabro, tonalita, serpentinita, wehrlita, y enjambres de diques) en basaltos

almohadillados, tobas riolíticas, turbiditas volcánicas, pedernal y calizas detríticas negras

(Quintero-Legorreta, 1992; Ortiz-Hernández et al., 1992; Lapierre et al., 1992; Monod et al.,

1990; Martínez-Reyes, 1992; Ortiz-Hernández et al., 2003). Estas rocas fueron escasamente

fechadas como edad Tithoniano-Hauteriviano (Ortiz-Hernández et al., 2003; Hall y Mortensen,

2003). Anteriormente turbiditas volcánicas deformadas están discordantemente cubiertas por


caliza del Aptiano-Albiano (Ortiz-Hernández et al., 2003). Esto sugiere que la sedimentación y al

menos una fase de deformación se produjo antes del Aptiano-Albiano (Ortiz-Hernández et al.,

2003). En la actualidad el Terreno Guanajuato esta sobre la plataforma calcárea de Oaxaquia

(Ortiz-Hernández et al., 2002). Las relaciones de contacto entre los Terrenos Guanajuato y

Zihuatanejo no han sido delimitadas.

Arcelia Terreno

El Terreno Arcelia está formado por lavas almohadilladas basálticas y cuerpos

ultramáficos, lutitas negras y pedernal, y turbiditas volcánicas, todo intensamente deformado y

en parte metamorfizado (Ramírez-Espinosa et al., 1991; Talavera-Mendoza et al., 1995). Se

caracteriza por un arco primitivo marino-profundo del Cretácico Inferior o facies oceánicas

relacionadas a un arco y muestra el magmatismo menos evolucionado de todas las sucesiones

de arco del Terreno Compuesto Guerrero (Talavera-Mendoza et al., 1995; Mendoza y Suástegui,

2000). El Terreno Arcelia parece carecer de un basamento antiguo (Talavera-Mendoza et al.,

1995; Mendoza y Suástegui, 2000). Las rocas del Terreno Arcelia al parecer fueron depositadas

sobre los conjuntos del Terreno Teloloapan, y estaban en sobrecorrimiento a su vez por las

rocas del Terreno Zihuatanejo. Sin embargo, estos contactos son inferidos porque ello están

cubiertos por capas rojas más jóvenes.

Terreno Teloloapan

El Terreno Teloloapan se compone de dos regiones distintas: La región oriental se

caracteriza por depósitos sedimentarios y volcánicos marino-someros (Fig. 2), y la región

occidental de volcánicas más profundas y facies sedimentarias (Guerrero-Suástegui et al., 1991;

Ramírez- Espinoza et al., 1991; Talavera-Mendoza et al., 1995; Mendoza y Suástegui, 2000;
Guerrero- Suástegui, 2004). Ambos son conjuntos de arco marino, que varían en composición

basáltica- andesita, a escasos dacita-riolita (Talavera-Mendoza et al., 1995). Esta unidad

contiene microfósiles (radiolarios y cocolitos), gasterópodos y bivalvos, que tienen edades

comprendidas entre Hauteriviense al Aptiano; estas rocas cambian transitoriamente sección

arriba a carbonatos de arco de isla Aptiano-Albiano (Guerrero-Suástegui et al., 1991; Ramírez-

Espinoza et al., 1991; Talavera-Mendoza et al., 1995). El Terreno Teloloapan (Fig. 1) se expone

en las partes orientales del Terreno Compuesto Guerrero. Se caracteriza estructuralmente por

un complejo sistema de fallas inversas que giran hacia el este. Las rocas del Cretácico Inferior se

ven gravemente deformadas y metamorfizadas en facies de esquistos verdes de bajo grado. El

Terreno Teloloapan no se encuentra sobre la plataforma carbonatada del Cretácico Inferior-

Medio o sedimentos clásticos del Cretácico Superior pertenecientes al Terreno Mixteca (Fig. 1;

Campa y Ramírez, 1979). La naturaleza de su basamento sigue siendo desconocido. Las rocas

metamórficas que están expuestas cerca de la frontera noroeste del Terreno Teloloapan con el

Terreno Arcelia se han interpretado como un posible basamento para el primero (Elías-Herrera

y Sánchez Zavala, 1990; Sánchez-Zavala, 1993). Las rocas de esta área son de edad y origen

incierto.

Modelo tectónico

Las rocas más abundantes del Terreno Compuesto Guerrero son marinas, y rara vez

subaéreas, sucesiones sedimentarias y de arco volcánicas que varían en edad desde finales del

Jurásico (Tithoniano) a mediados del Cretácico Tardío (Cenomaniano). La composición de los

pocos y dispersos afloramientos de las unidades más antiguas sugiere una anterior y compleja

evolución tectónica. Estas rocas más antiguas no se tuvieron en cuenta en los modelos
tectónicos propuestos por autores anteriores (de Cserna, 1978; Campa y Ramírez, 1979; Elías-

Herrera y Sánchez-Zavala, 1990; Tardy et al., 1994; Lapierre, et al., 1992; Dickinson y Lawton,

2001, etc.) Con base en la información disponible, se identificaron seis principales etapas

tectónicas en la evolución del Terreno Compuesto Guerrero. Estas etapas son representadas en

la figura 3 y se describen brevemente en esta sección. Una discusión detallada de los datos que

apoyan la reconstrucción de cada etapa se presenta en la siguiente sección.

Etapa I: ¿Colisión de un Arco Oceánico Paleozoico? – Basamento del Terreno Tahue

El basamento del Terreno Tahue (Fig. 3) está Compuesto por rocas vulcano-

sedimentarias acrecionadas del Paleozoico Temprano del Complejo Metamórfico El Fuerte. No

hay suficientes datos disponibles para determinar el origen de este complejo. Interpretaciones

preliminares consideran estas rocas como remanentes de corteza de Gondwana acrecionados

durante la formación de Pangea (Poole et al., 2005). En este modelo, las rocas metamórficas de

El Fuerte podrían ser la continuación occidental de rocas del basamento del Terreno Parral (Figs.

1 y 2). Una interpretación alternativa es que el complejo de El Fuerte puede ser un fragmento

desplazado del arco Paleozoico Temprano (Arco Antler) que colisionó con el margen continental

occidental de América del Norte durante el Paleozoico Tardío (Burchfiel et al., 1992; Sánchez-

Zavala et al., 1999; Dickinson, 2004; Centeno-García, 2005). Turbiditas marino-profundas

Carboníferas (Formación San José de Gracia) que aparentemente cubren las rocas del arco del

Paleozoico Inferior discordantemente pueden ser correlacionables con rocas sedimentarias

marino-profundas expuestas en la sierra oriental peninsular de Baja California y el suroeste de la

Cordillera de Norteamérica (Gastil et al., 1991; Centeno-García, 2005).


Figura 3. Modelos tectónicos para la evolución del occidente de México, mostrando las etapas alternantes de subducción-
colisión y rifting.
En cualquiera de los dos casos, las rocas Paleozoicas deformadas del Terreno Tahue son

el basamento sobre el cual se construyó el vulcanismo del Cretácico, lo que indica una anterior

historia de acreción del Terreno Compuesto Guerrero que fue interpretado anteriormente por

otros autores.

Etapa II: Margen Pasivo Triásico Tardío – Deposición de los Abanicos Potosí

El borde paleo-continental de México estuvo aproximadamente en el límite occidental

de Oaxaquia y el Terreno Mixteca en el Mesozoico Temprano (Fig. 1; Centeno-García, 2005). Así

los Terrenos Central y Compuesto Guerrero (Fig. 1) fueron acrecionados o desplazados a su

posición actual durante el Mesozoico. La sedimentación a lo largo del margen continental

occidental de Oaxaquia estaba dominada por grandes volúmenes de turbiditas siliciclásticas

(areniscas y lutitas ricas en cuarzo) que fueron depositados en la plataforma continental distal o

en el talud continental por lo menos durante Carniano-Norianoo(Fig. 3). Complejos de acreción

que forman el basamento del Terreno Central y partes del Terreno Compuesto Guerrero

(Terreno Zihuatanejo) se forman en gran parte (hasta un 60% de la superficie total de las

exposiciones) por turbiditas similares areniscas y lutitas ricos en cuarzo que conforman la matriz

en la que bloques de composición variable están incrustados. Estas turbiditas en los Terrenos

acrecionados contienen fósiles de la misma edad que los de turbiditas depositadas en el talud

continental de Oaxaquia.

Las edades de circones detríticos obtenidos de turbiditas de todas las localidades de las

turbiditas Carniano-Norianoo, desde Oaxaquia a los complejos de acreción basales de los

Terrenos Central y Zihuatanejo, muestran las mismas poblaciones, lo que sugiere que las

Turbiditas del abanico se extendieron a una cuenca oceánica marginal que más tarde acrecionó
al margen continental. Estas rocas siliciclásticas se agrupan en el Abanico Potosí (Centeno-

García, 2005) y son importantes porque se puede seguir desde Oaxaquia hasta la actual costa

del Pacífico de México, y unen el Terreno Central, la parte más occidental del Terreno

Compuesto Guerrero (Terreno Zihuatanejo), y el margen continental sur de América del Norte

(Oaxaquia) durante el Triásico Tardío. Por lo tanto, el Abanico Submarino Potosí pudo haber

sido una fábrica sedimentaria, probablemente cerca de las dimensiones del presente Abanico

Bengala.

No hay evidencias de magmatismo Triásico continental en México y la geocronología de

circones detríticos de las turbiditas del Abanico indican que las poblaciones de edad más

jóvenes son mucho mayores que las edades de deposición en todas las localidades estudiadas

del Abanico Potosí (Fig. 3; Centeno-García et al., 2005; Centeno-García, 2005). Por lo tanto, el

Abanico Potosí probablemente fue depositado a través de un margen pasivo, o por lo menos un

margen que no tenía subducción activa a lo largo de la longitud del Abanico en el momento de

la deposición.

Etapa III: La acreción del Abanico Potosí al Margen Continental vía subducción – Basamento

de los Terrenos Central y Zihuatanejo

Todas las unidades Triásicas del centro y oeste de México están fuertemente

deformadas y transformadas parcialmente, lo que indica que un evento compresional

importante tuvo lugar durante la última época Triásico – Jurásico Temprano. Este evento se

caracteriza por plegamiento apretado, de cizallamiento, y clivaje axial en los depósitos de talud

continental del Abanico Potosí en Oaxaquia (Formación La Ballena), y textura de bloques en la

matriz de la Formación Taray (Terreno Central), en la Formación Zacatecas, y en el Complejo


Arteaga y Complejo Las Ollas (Terreno Zihuatanejo). Estas tres últimas unidades formadas en la

parte distal del piso marino de la zona del Abanico Potosí. La presencia de mélanges (Complejo

Arteaga y Formación Taray), así como esquistos azules en el Complejo Las Ollas (Terreno

Zihuatanejo) indica que la deformación se produjo en una zona de subducción. Durante este

evento deformacional las turbiditas del Abanico Submarino Potosí, con astillas de la corteza

oceánica y su cubierta sedimentaria, se acrecionaron al continente. Este prisma de acreción era

aparentemente muy ancho, como se sugiere en las grandes áreas que son abatidos por él. Si la

parte subducida se sumerge hacia el oeste (bajo un arco oceánico) o el este (en México

continental) no se ha definido. Hay dos casos aislados de fechado de rocas volcánicas del

Jurásicas Temprano en Oaxaquia Barboza-Gudiño (et al., 2004; Fastovsky et al., 2005), pero si

son parte de un arco continental o no es desconocido. Evidencia de magmatismo de arco

oceánico contemporáneo se expone en la Península del Vizcaíno, Baja California (Kimbrough y

Moore, 2003), donde rocas volcánicas Triásicas-Jurásicas tienen firmas geoquímicas con afinidad

de arco primitivo. Es posible que las rocas de la Península del Vizcaíno representan un

fragmento desplazado de un arco oceánico que acrecionó a los Complejos Arteaga y Las Ollas

del occidente del Terreno Compuesto Guerrero, que a su vez se acrecionaron a las Formaciones

Taray, Zacatecas y La Ballena, pero este modelo tiene que ser apoyada por más pruebas.

Etapa IV: Arco Continental Jurásico Tardío – Superposición de Asociación para Terreno

Compuesto Guerrero, Terreno Central, Oaxaquia y Terreno Mixteca

Subaérea rocas volcánicas y sedimentarias, así como intrusivos someros porfídicos,

diques y sills, se superponen o cortan rocas sedimentarias previamente deformadas del Triásico

en Oaxaquia y rocas del prisma de acreción en el Terreno Central. Estas rocas varían en edad
desde 174 hasta 158 Ma (Jones et al., 1995; Barboza-Gudiño et al., 2004). Una característica

común de todos los afloramientos de estas rocas es que son en su mayoría de composición

riolítica, con menores flujos de lava daciticas- andesíticas y tobas, y muestran firmas

geoquímicas de arco evolucionado (Centeno-García y Silva-Romo, 1997; Centeno-García, 2002;

Centeno García-Díaz y Salgado, 2002). Rocas volcánicas coetáneo han sido reportadas en el

Terreno Mixteca, lo que sugiere así que el vulcanismo de arco continental estaba muy extendido

en México en esa época (García-Díaz et al., 2004). Las rocas de edad similar y firmas

geoquímicas similares de evolución del arco están expuestas en el occidente del Terreno

Compuesto Guerrero, Terreno Zihuatanejo (Bissig et al., 2003; Centeno-García et al., 2003). Esto

sugiere que el Terreno Compuesto Guerrero puede haber sido incorporado en el margen

continental en ese momento.

Resumiendo los datos descritos anteriormente: (1) rocas Triásicas basamento del

Terreno Zihuatanejo (Terreno Compuesto Guerrero) comparten un vínculo de procedencia con

rocas de la misma edad en Oaxaquia y el Terreno Central, (2) todas las rocas del Triásico,

depositadas en el margen del paleo-continente de México y los que están dentro de los

Terrenos acrecionados, se deformaron previamente al desarrollo de un arco continental

Jurásico Tardío; y (3) la evolución de volcanismo de arco continental Jurásico Superior fue muy

extendida entre México continental y Terrenos acrecionados (Terrenos Central y Zihuatanejo ).

Sobre la base de estos hechos, se propone en este trabajo que la primera acreción del Terreno

Guerrero se produjo durante la última edad del Triásico – Jurásico Temprano en lugar de hacia

el final del Cretácico, como se propuso anteriormente por otros autores. Por lo tanto, el evento

magmático Jurásico Tardío representa un conjunto superposición que sutura todos los Terrenos

del centro y el oeste de México para ese período.


Etapa V: Falla transformante Intra Arco Jurásico Tardío – Cretácico Temprano (?) – Rifting del

Arco Continental – Deriva del Terreno Compuesto Guerrero

Se ha propuesto que los grandes desplazamientos laterales se produjeron durante la

actividad de arco continental Jurásico de la etapa IV (Anderson y Silver, 2005). Por lo tanto, el

arco estaba originalmente en una posición más al norte, y se desplazó a través del Megacizalla

Mohave-Sonora, hasta su actual posición en el centro de México antes de, o en, la etapa inicial

de desarrollo de la plataforma calcárea (Anderson y Silver, 2005).

Ya sea que este importante sistema de fallas transformantes existe o no ha sido

ampliamente discutido (véase el documento Special GSA 393). Consideramos que la evidencia

geológica extensa de tectonismo importante durante y después del volcanismo de arco existe

(véase la discusión siguiente). El cese del magmatismo en el Terreno Central y Oaxaquia sugiere

un cambio en la ubicación de la zona de subducción. Entonces, una importante plataforma

calcárea regional se desarrolló a lo largo del arco y otras rocas más antiguas. Esta transgresión

importante originó la deposición de caliza en Oaxaquia, y en los Terrenos Mixteca y Central. La

Sedimentación calcárea en el centro y este de México se caracterizó por altas tasas de

subsidencia (Goldhammer, 1999). El magmatismo de arco continuó sólo en una pequeña área

en el occidente del Terreno Mixteca y se generalizó en el Terreno Compuesto Guerrero. Aunque

existe cierto sobrelape en los rangos de edad del vulcanismo de arco entre los Terrenos que

forman el Terreno Compuesto Guerrero, hay una tendencia general de mayor edad en el este

de Oaxaquia y el Terreno Central a edades más tempranas en el oeste del Terreno Compuesto

Guerrero (Fig. 3). Esto sugiere una posible migración W-SW de la zona de subducción.

Proponemos que durante y después de la actividad de arco continental (edad Jurásico Tardío-
Cretácico Temprano), grandes esfuerzos de extensión y translación laterales pueden haber

ocurrido (ver fallas inferidas en la fig. 1). Este evento extensional-transtensional (?) dividió el

arco continental, iniciando la deriva de partes de rocas oceánicas acrecionadas previamente

(basamentos de los Terrenos Tahue y Zihuatanejo) y la generación de nueva corteza oceánica

(Guanajuato y Terrenos Arcelia).

Con los datos disponibles, parece que la actividad volcánica en el norte del Terreno

Zihuatanejo y en los Terrenos de Guanajuato y Teloloapan se limitaba a la última edad Jurásico-

Cretácico Temprano (Fig. 3). En cambio, en los Terrenos Arcelia, Tahue y sur del Zihuatanejo, el

volcanismo de arco aparentemente continuó hasta el Albiano-Cenomaniano (Fig. 3).

Composiciones geoquímicas e isotópicas de la mayor parte de rocas ígneas de los diferentes

conjuntos de arco del Jurásico Superior-Cretácico del Terreno Compuesto Guerrero sugieren

plumas primitivas, con poca o ninguna influencia de corteza continental evolucionada (por

ejemplo, Ortiz-Hernández et al., 1991; Lapierre et al., 1992; Centeno-García et al., 1993a;

Freydier et al., 1995; Gastil et al., 1999; Talavera-Mendoza et al., 1995; Mendoza y Suástegui,

2000, entre otros). Firmas de Basaltos de Isla Oceánica (OI) y Basaltos de Dorsal Oceánica

(MORB) de los Terrenos Arcelia y Guanajuato (Lapierre et al., 1992; Ortiz-Hernández et al.,

2003; Mendoza y Suástegui, 2000) sugieren la influencia de una pluma de manto para el

magmatismo.

Las diferencias regionales en los estratos sugieren cambios laterales bruscos en los

ambientes deposicionales de marino somero a marino profundo. Además, las diferencias

laterales en el grosor de las sucesiones sugieren que pudieron haber sido depositados en

cuencas subsidentes alternantes y altos basamentos donde los depósitos cubrían finamente o
estaban ausentes. Estas importantes diferencias geológicas sugieren que el rifting intra-arco fue

considerable y probablemente se asoció con una paleogeografía compleja de arco marginal y

sistemas de retroarco en el oeste de México. Sea o no que los distintos Terrenos del Terreno

Compuesto Guerrero se formaron en un solo arco no ha sido constatado. Algunos autores

propusieron que el Terreno Guerrero se formó a partir de un complejo sistema de dos o tres

arcos (Ramírez-Espinosa et al., 1991; Mendoza y Suástegui, 2000). Sin embargo, prismas de

acreción no relacionados con la subducción Cretácica se han identificado en algunos de los

Terrenos del Terreno Compuesto Guerrero.

Etapa VI: Acreción Final del Terreno Compuesto Guerrero y Desarrollo de un Nuevo Arco

Continental

Uno fase orogénica mayor del Cretácico Tardío - Paleógeno Temprano se registra en

todo México, coetáneo a las orogénias Sevier y Laramide en el oeste de América del Norte. Este

evento está asociado con el plegamiento del cinturón mexicano y levantamiento de la Sierra

Madre Oriental. Al parecer, la amalgamación definitiva del Terreno Compuesto Guerrero se

produjo durante este evento orogénico, y las rocas volcánicas y sedimentarias de los Terrenos

Teloloapan, Guanajuato, Zihuatanejo y Tahue cabalgaron sobre las rocas de la plataforma

calcárea de Oaxaquia y los Terrenos Central, Cortés y Mixteca. La cantidad de transporte

tectónico al parecer es significativa, xenolitos de la corteza continental Precámbrica fueron

encontrados en rocas volcánicas Cenozoicas que estallaron en las rocas de acreción del Terreno

Guanajuato (Urrutia-Fucugauchi y Uribe-Cifuentes, 1999). Transporte tectónico significativo

también es sugerido por la cantidad de esfuerzos que produce plegamiento y mayor fallamiento

en el norte del Terreno Zihuatanejo y los Terrenos Arcelia y Teloloapan (Salinas-Prieto et al.,
2000). Por el contrario, la deformación de las rocas del Cretácico en la parte sur del Terreno

Zihuatanejo formado amplios anticlinales regionales y algunos pliegues volcados y fallas inversas

menores a nivel local. Las estructuras generalmente se orientan NW-SE, aunque localmente

algunas estructuras están orientadas N-S y E-W.

Sedimentación terrestre Santoniense cubre discordantemente los conjuntos de arco

previamente deformados del Terreno Zihuatanejo (Benammi, et al., 2005). Sinorogénicas

cuencas sedimentarias (Formación Caracol en Oaxaquia y Formación Mexcala en el Terreno

Mixteca) contienen clastos derivados del Terreno Compuesto Guerrero lo cual sugiere que estos

Terrenos estaban deformados y exhumados en ese momento. Además, se superpone

sedimentación sinorogénica en los Terrenos Arcelia y Teloloapan (Formación Miahuatepec), lo

que sugiere que estos dos Terrenos se fusionaron también durante el mismo evento orogénico

(Mendoza y Suástegui, 2000; Guerrero-Suástegui, 2004). Todas estas cuencas sinorogénicas

oscilan entre edades Turoniano al Maastrichtiano. Además, los granitoides del Paleoceno a lo

largo de la costa cortan las unidades previamente plegadas del Terreno Zihuatanejo y sugieren

una deformación Cretácico Tardío – Paleógeno Temprano.

Por lo tanto, la amalgamación definitiva del Terreno Compuesto Guerrero ocurrió entre

el Santoniano y Turoniano – Maastrichtiano.

DISCUSIÓN

En esta sección se resumen los datos estratigráficos, estructurales y geoquímicos que apoyan las

etapas propuestas para la evolución tectónica del occidente de México.


Etapa I: Origen del basamento del Terreno Tahue

La exposición de rocas pre-Cretácicas en el noroeste de México son dispersas, por lo que

las relaciones de contacto entre ellos sólo se pueden inferir indirectamente (Figs. 1 y 4). La

distribución aproximada de los contactos entre los Terrenos del oeste de México (Caborca,

Cortes, y Tahue; las figuras 1 y 4) se explica en función de la distribución geográfica de los

afloramientos del pre-Cretácico y cambios laterales en las firmas isotópicas de granitoides

Cretácico-Paleógenos (Valencia-Moreno et al., 2001). Así, la naturaleza de los contactos y la

cantidad de desplazamiento entre diferentes basamentos son desconocidas. En esta sección las

principales unidades estratigráficas que definen los Terrenos se describen siguiendo un

transecto de NW a SE a través de las rocas Paleozoicas de los Terrenos Caborca, Cortes, y Tahue

(Terreno Compuesto Guerrero).

En el margen sur del Terreno Caborca una sucesión gruesa de caliza de plataforma se

registra que contiene fusulínidos y otra fauna fósil marino-somera Carbonífero-Pérmico

(Stewart et al., 1990). Estas rocas son alzadas por una importante falla inversa al norte que

coloca a las rocas sedimentarias marinas más profundas del Terreno de Cortes sobre las rocas

shelfal del Terreno Caborca (Fig. 1; Coney y Campa, 1987; Poole y Madrid, 1988; Stewart et al.,

1990).

Rocas metamórficas basales no se exponen en el Terreno Cortes, pero su basamento se

ha interpretado como adelgazadas rocas del Proterozoico, tal vez las mismas que en el Terreno

Caborca, o bien rocas metamórficas Proterozoicas diferentes de las del Terreno Caborca

(McDowell et al., 1999; Valencia-Moreno et al., 1999; Valencia-Moreno et al., 2001). Las rocas

sedimentarias marino-profundas del Terreno Cortes son areniscas y lutitas turbiditas, lutita
graptoliticas, pedernal y barita en capas que varían en edad desde Ordovícico a Devónico-

Temprano Mississippico y se deformaron durante el Mississippico (Poole y Madrid, 1988;

Stewart et al., 1990). Estas rocas son a su vez recubiertas por turbiditas del Carbonífero Superior

y Pérmico (Fig. 5; Poole y Madrid, 1988; Stewart et al., 1990; Poole et al., 2005). Todos ellas

fueron depositadas en un ambiente marino profundo y se interpretan como parte del aumento

de depósitos Paleozoicos de talud continental en el oeste de América del Norte (Poole y Madrid,

1988; Stewart et al., 1990). Todas estas unidades del Terreno Cortés se deformaron y

cabalgaron sobre el Terreno Caborca por Pérmico Tardío al Triásico Temprano, y son cubiertas

discordantemente por rocas sedimentarias terrestres y marinas Triásico Superior (Stewart et al.,

1990). Por lo tanto, los Terrenos Caborca y Cortes se unieron en el Mesozoico Temprano.

La naturaleza del contacto entre los Terrenos Cortes y Tahue (este último perteneciente al

Terreno Compuesto Guerrero) no se ha mapeado en detalle. Se infiere un cabalgamiento que

raya hacia el norte, y es probable que sea al norte de la ciudad de El Fuerte, en el estado de

Sinaloa (Fig. 5), basado de las exposiciones más septentrionales de rocas volcánicas marinas

Cretácicas del Terreno Guerrero (Servais et al., 1982; Henry y Fredrikson, 1987; Roldán-

Quintana et al., 1993;. Freydier et al., 1995).

Las rocas más antiguas Paleozoicas del Terreno Tahue (Terreno Compuesto Guerrero)

están expuestas en la zona de El Fuerte (Complejo El Fuerte; figuras 4 y 5.). El Complejo El

Fuerte está formado por flujos de lava riolíticas a andesíticos y rocas volcaniclásticas marinas,

intercaladas con areniscas ricas en cuarzo, esquisto y calizas en finas capas (Mullan, 1978;

Roldán-Quintana et al., 1993; Poole y Perry, 1998). Todos estos diversos componentes están

deformados y metamorfizados a facies de esquistos verdes (Mullan, 1978; Roldán-Quintana et


Figura 4. Mapa Geológico de Sinaloa y Sonora, los estados del sur, que muestra la geología de los Terrenos Caborca, Cortes, y
Tahue (después de Carrillo-Martínez, 1971; Mullan, 1978; Gastil et al., 1978; Fredrikson y Henry, 1987; Stewart y Roldán-
Quintana, 1991; Ortega et al., 1992;. y nuestro propio trabajo).
Figura 5. Columnas estratigráficas simplificadas para Oaxaquia y Terrenos al norte de la Faja Volcánica Transmexicana. Las columnas están en un orden de este a oeste. Estos
incluyen el Terreno Tahue, que es parte del Terreno Compuesto Guerrero. La escala vertical muestra el rango de edad (en Ma).
al., 1993). Las rocas sedimentarias del Complejo El Fuerte contienen conodontos del Ordovícico

(Poole y Perry, 1998). Análisis geoquímicos preliminares indican una afinidad calco-alcalino de

isla de arco para las rocas volcánicas del Complejo El Fuerte, y son similares a los de rocas de

arco Paleozoicas coetáneas en las Montañas de Klamath del Norte de California (Lapierre et al.,

1987). Sin embargo, se necesita hacer trabajos geoquímicos y geocronológicos más detallado

para determinar su origen y relaciones.

Rocas sedimentarias marino-profundas del Paleozoico Superior están expuestas al sur de

El Fuerte, en el poblado de San José de Gracia, la ciudad de Mazatlán, y otras localidades

dispersas en el estado de Sinaloa (Figs. 4 y 5). Estas rocas pertenecen a la Formación San José de

Gracia (Carrillo-Martínez, 1971; Gastil et al., 1991; Arredondo-Guerrero y Centeno-García, 2003)

y se componen de turbiditas areniscas y lutitas ricas en cuarzo, delgadas bandas de flujos de

debris calcáreos, lutitas negras y pedernal. Las turbiditas contienen olistolitos de caliza con

nódulos de pedernal, que a su vez contienen fósiles del Pensilvanico Medio al Pérmico

Temprano en la localidad de San José de Gracia (Carrillo-Martínez, 1971; Gastil et al., 1991). La

Formación San José de Gracia se ha interpretado como depósitos en un entorno marino

profundo (Gastil et al., 1991). El contacto entre el Complejo de El Fuerte y de la Formación San

José de Gracia no está expuesto. Sin embargo, grandes diferencias en la deformación y

metamorfismo (turbiditas de la Formación San José de Gracia está fuertemente deformado pero

no metamorfizado) indican que el contacto es probablemente una discordancia angular.

Ambas unidades del Terreno Tahue (Complejo El Fuerte y Formación San José de Gracia)

son importantes porque pueden limitar la paleogeografía norte del Terreno de Guerrero.

Geocronología preliminar de un solo grano de circones detríticos en areniscas ricos en cuarzo de


las turbiditas de la Formación San José de Gracia muestra poblaciones que tienen una afinidad a

América del Norte (Centeno-García et al., Datos no publicados) y son similares a los de rocas

Paleozoicas en Baja California, en el Terreno Cortes, y en Nevada (Gehrels et al., 2002).

La estratigrafía, geoquímica, y la procedencia de las rocas Paleozoicas sugieren que el

Terreno Tahue (Terreno Compuesto Guerrero) estaba vinculado a la evolución tectónica del

margen continental occidental de América del Norte, probablemente hasta el Pérmico-Triásico.

Después de eso, hubo diferencias importantes en la composición de la cubierta sedimentaria

mesozoica de los Terrenos Caborca-Cortes con respecto a la del Terreno Tahue. Por lo tanto, es

probable que un fragmento de asociaciones de arco de isla y el margen continental previamente

acrecionados se separaran del margen continental en algún momento en el Mesozoico

Temprano.

Las relaciones de contacto entre las rocas sedimentarias Paleozoicas de la Formación San

José de Gracia (Terreno Tahue) y el complejo relacionado con la subducción Triásica del Terreno

Zihuatanejo son desconocidas porque el contacto está cubierto por rocas más jóvenes. Sin

embargo, los Terrenos Tahue y Zihuatanejo comparten cubierta Cretácica volcánica y

sedimentaria similar.

Etapas II y III: Abanico Potosí Triásico y su acreción al Margen Continental

Hay pocas exposiciones de rocas del Triásico en México, y se limitan a los Terrenos

Caborca y Cortes, este de Oaxaquia, en Terrenos Central y Zihuatanejo, y un pequeño

afloramiento en la península del Vizcaíno, en Baja California. Rocas Triásicas no se han

encontrado en el Terreno Mixteca o en otros Terrenos de México. En esta sección se describe

brevemente las rocas Triásicas de los Terrenos Cortes y Tahue (Grupo Barranca y Gneis
Francisco) y centra en las rocas marinas del Triásico de Oaxaquia (Formación La Ballena), del

Terreno Central (Formación Taray), y el Terreno Compuesto Guerrero (Formación Zacatecas, y

los Complejos Arteaga y Las Ollas).

Grupo Barranca y Gneis Francisco

Las rocas sedimentarias Triásicas (Carniano-Noriano) del Terreno Cortes se componen de

areniscas y lutitas fluviales que contienen abundantes capas de carbón (Grupo Barranca,

Stewart y Roldán-Quintana, 1991). Estos sedimentos se disponen en discordancia sobre las

previamente deformadas rocas marino-profundas Paleozoicas. Los depósitos fluviales del

Triásico cambian transitoriamente sobre la columna hasta depósitos siliciclásticos marino-

someros. Estas rocas no tienen ninguna evidencia de volcanismo contemporáneo. Por el

contrario, las rocas del Triásico del Terreno Tahue (Terreno Compuesto Guerrero) se componen

de rocas ígneas metamórficas del Gneis Francisco cerca de Sonobari (Figs. 4 y 5; Mullan, 1978.

Keppie et al., 2006). El Gneis Francisco está Compuesto por gneises y anfibolitas migmatizada

que tienen firmas geoquímicas dentro de placa continental tholeitica (Keppie et al., 2006). Esto

sugiere que los Terrenos Tahue y Cortés pudieron haber estado separados geográficamente en

ese momento.

Formación La Ballena

Rocas Triásicas de Oaxaquia se afloran sobre su margen occidental, cerca de su límite

con el Terreno Compuesto Guerrero (Figuras 1 y 6). Se agrupan como la Formación La Ballena

(Silva-Romo, 1993; Silva-Romo et al., 2000), y sus mayores exposiciones están en las áreas

Peñón Blanco, Charcas, y en Real de Catorce (Fig. 6; Silva-Romo, 1993; Tristán-González y

Torres-Hernández, 1994; Barboza-Gudiño et al., 2004). La Formación La Ballena se compone de


areniscas y lutitas ricas en cuarzo, y escasos conglomerados pequeños depositados como lentes

relleno de canales. Las estructuras sedimentarias de estas rocas del Triásico indican una

deposición mayor parte por corrientes de turbidez, aunque algunos flujos de escombros y

grandes slumps están presentes. Esta secuencia contiene abundantes fósiles guía, amonites y

bivalvos de edad Triásico Superior (Carniano) de áreas del Peñón Blanco y Charcas (Cantú-

Chapa, 1969; Silva-Romo et al., 2000; Bartolini et al., 2002). Las estructuras sedimentarias y

fauna fósiles sugieren que la deposición de esta unidad se produjo en un abanico submarino

que se desarrolló en una plataforma externa o casi talud continental. Estas rocas forman parte

del Abanico Submarino Potosí (Centeno-García, 2005). El espesor verdadero es desconocido,

pero fue penetrado por exploración hasta 4640 m sin llegar a la base de la sucesión (López-

Infanzón, 1986).

Formación Taray

Rocas siliciclásticas marinas similares afloran en la región de Pico de Teyra en el Terreno

Central (Figs. 5 y 6). Ellas pertenecen a la Formación Taray, compuesta por turbiditas (areniscas

y lutitas) ricas en cuarzo muy deformadas, con algunas intercalaciones de pedernal negro y

escasa caliza detrítica que contiene fragmentos de crinoideos, gasterópodos, corales, bivalvos, y

briozoos (Díaz-Salgado et al., 2003). Las turbiditas siliciclásticas Taray forman una matriz dentro

de la cual bloques de cuarzo negro y verde, basalto almohadillado, serpentinita y caliza

cristalizada se pueden encontrar (Figs. 5 y 6. Díaz-Salgado et al., 2003). La edad de esta unidad

sigue sin determinarse, sin embargo, hay informes de fusulínidos de uno de los bloques de caliza

(Anderson et al., 1990.). El más joven de los circones detríticos obtenidos de la matriz

sedimentaria son de edad Pérmico Tardío (Díaz-Salgado et al., 2003). Hay también un informe
de impresiones de bivalvos de posible edad Carniano (Barboza-Gudiño et al., 1999;.. Bartolini et

al., 2002). Por lo tanto la deposición de la matriz sedimentaria debería haber ocurrido entre el

Pérmico Tardío al Triásico Tardío. La Formación Taray tiene un estilo estructural de bloque en la

matriz, formado por bloques de tamaño centimétrico a bloques de cientos de metros, todo ello

en una matriz sedimentaria de alta cizalladura. Esta característica es típica de un complejo de

acreción de subducción (Anderson et al., 1990, 2005;.. Díaz-Salgado et al., 2003).

Figura 6. Mapa geológico del centro de México, mostrando las principales unidades estratigráficas de Oaxaquia de los Terrenos,
Zihuatanejo, Guanajuato y Central (modificado de Ortega et al., 1992). Tr-Triásico, Jurásico-Ju, K-Cretácico.
Formación Zacatecas

Las rocas más antiguas del Terreno Zihuatanejo en su exposición septentrional son del

Triásico también (Fig. 6). Ellos constituyen la Formación Zacatecas, que aflora en una pequeña

ventana tectónica en el margen occidental de la ciudad de Zacatecas (Fig. 6; Burckhardt y Scalia,

1906; Ranson et al., 1982; Cuevas-Pérez, 1983; Monod y Calvet, 1991). Esta Formación se

compone de turbiditas (arenisca y esquisto) ricas en cuarzo que contienen bloques de basaltos

almohadillados que tienen firmas geoquímicas MORB (Fig. 7; Centeno García-Romo y Silva,

1997). La Formación Zacatecas contiene fósiles amonites y bivalvos del Triásico Superior

(Carniano) (Burckhardt y Scalia, 1906; Bartolini et al., 2002). Su contacto con la Formación La

Borda de edad Jurásico Superior (?) – Cretácico se infiere que fue originalmente una

discordancia, pero fue cortado y separado durante el Cretácico Superior plegando y cabalgando

(Fig. 3). Rocas de la Formación Zacatecas muestran estructuras asociadas a dos acontecimientos

distintos de deformación, una de ellas anteriores a la deformación que se registra también en

las rocas del Cretácico. El pequeño tamaño del afloramiento prohíbe las constatar el origen

tectónico de la Formación Zacatecas, pero sus flujos de lava y turbiditas siliciclásticas son

similares a los del Complejo Acrecionario Arteaga, que se expone en la parte sur del Terreno

Zihuatanejo.

Complejo Arteaga

Más exposiciones de rocas del Triásico (?) se encuentran en la parte sur del Terreno

Zihuatanejo (Fig. 7). Sus principales afloramientos se localizan en las áreas Arteaga, Placeres del

Oro, y Tiquicheo (Complejo Arteaga) y cerca de la ciudad Zihuatanejo (Complejo Las Ollas) (Fig.
Figura 7. Columnas estratigráficas simplificadas de los Terrenos descritos en el texto que están al sur de la Faja Volcánica Transmexicana, a excepción del Terreno Guanajuato,
e incluyen el Terreno Mixteca y los Terrenos Teloloapan, Arcelia y Zihuatanejo (Terreno Compuesto Guerrero). La escala vertical muestra el rango de edad (en Ma). MORB-
basalto medio de dorsal oceánica; IA arco de isla.
Figura 8. Mapa Geológico del suroeste de México, que muestra la geología simplificada de los Terrenos Mixteca, Teloloapan, Arcelia y Zihuatanejo (después de Campa y Ramírez,
1979; Ortega et al., 1992;. Talavera-Mendoza et al., 1995;. Corona- Chávez y Israde-Alcántara, 1999; Mendoza y Suástegui, 2000;.. Centeno-García et al., 2003) IAB- basalto arco
de isla; MORB- basalto medio de dorsal oceánica.
8; Centeno-García et al., 1993a, 1993b; Talavera-Mendoza et al., 1995; Mendoza y Suástegui,

2000). El Complejo Arteaga se compone de turbiditas (areniscas y lutitas) ricas en cuarzo, cuarzo

negro y verde, y tobas máficas que forman una matriz que con bloques y losas de basalto

almohadillado, diabasa, gabros bandeados, pedernal y caliza, todos deformados en un estilo

estructural en matriz de bloque (Centeno-García et al., 2003). Capas de pedernal contiene

radiolarios de edad Triásico (Ladiniano-Carniano) (Campa et al., 1982). Basaltos Almohadillados

y gabros tienen firmas geoquímicas oceánicas (MORB; Centeno-García et al., 1993a; Centeno-

García et al., 2003.). Las estructuras sedimentarias conservan en algunas exposiciones de

turbiditas sin metamorfismo, junto con la afinidad de los pocos fósiles encontrados en la matriz

de las rocas sedimentarias, sugieren que la secuencia fue depositada en un fondo oceánico. Al

parecer, las turbiditas ricas en cuarzo fueron contemporáneas con la actividad magmática

oceánica, ya que están intercaladas con rocas volcanoclásticas (Centeno-García et al., 2003). El

estilo de deformación de matriz en bloque del Complejo Arteaga, así como sus asociaciones

litológicas, indica que se formó en un prisma de acrecionario de subducción. Los rangos de

metamorfismo son de cero a facies anfibolita, facies de esquisto azul no se ha encontrado en el

área.

Complejo Las Ollas

El Complejo Las Ollas forma parte del Terreno Zihuatanejo y se expone cerca de la ciudad

de Zihuatanejo (Figs. 7 y 8; Talavera-Mendoza, 2000). Este complejo es una mezcla tectónica

formada por bloques de alta cizalladura de metabasaltos, gabro bandeado y masivo,

metadolerita, rocas ultramáficas, lutitas y areniscas ricas en cuarzo (Talavera-Mendoza, 2000).

Estos bloques están envueltos en una alta cizalladura clástico (arenisca rica en cuarzo) o matriz
serpentinitica (Talavera-Mendoza, 2000). Facies de esquisto azul fueron reportadas por

Talavera-Mendoza (1993, 2000). Composiciones geoquímicas de los basaltos son típicos de

MORB y magmas de arco primitivo oceánico (Talavera-Mendoza, 2000). 40Ar/39Ar y K/Ar

edades obtenidas a partir de anfíbol de varios bloques de metagabro van de 223 Ma a 96 Ma

(Pérmico a Cenomaniano Temprano) (Delgado, 1982; A. Iriondo 2003, comunicación personal).

Esto ha sido interpretado como el complejo de subducción del arco Cretácico (Vidal-Serratos,

1991; Talavera-Mendoza, 1993), sin embargo, sus relaciones de contacto con rocas relacionadas

con arco Cretácico, y similitudes con el Complejo Arteaga, sugieren un origen anterior.

Turbiditas ricas en Cuarzo de la Formación La Ballena de Oaxaquia (continental México),

la matriz de la Formación Taray del Terreno Central, así como los Complejos Arteaga y las Ollas,

y la Formación Zacatecas del Terreno Zihuatanejo (Terreno Compuesto Guerrero) tienen

composiciones similares y distintivas de circón detrítico y de edad (Centeno-García et al., 2005;

Talavera-Mendoza et al., 2007). Por lo tanto, la sedimentación Triásica de los Terrenos del

centro y oeste de México está vinculada por procedencia. Las edades más jóvenes de circón de

todas las muestras (Pérmico Tardío) son mucho mayores que las edades de deposición de las

turbiditas (Carniano-Norianoo), lo que significa que no había vulcanismo activo en ese

momento. En otras palabras, no hay evidencia de volcanismo de arco continental Triásico en

México. La edad de poblaciones de Circón del Abanico Potosí son diferentes a las de areniscas

Triásicas ricas en cuarzo de los Terrenos Caborca y Cortes (González-León et al., 2005), pero son

similares a las de sedimentarias fluviales Triásicas de Arizona (Anderson, 2006). Esto sugiere que

al final del Triásico los Terrenos del centro y el oeste de México pudo haber estado en el norte

de su ubicación actual.
Con base en esta evidencia, se propone que el margen occidental del paleo-continente

de México fue pasivo o rifting a finales del Triásico. Este margen pasivo recibió sedimentación

clástica abundante, formando la gran Abanico Potosí. Los sedimentos de este abanico se

depositaron sobre la corteza oceánica (Arteaga Cuenca en la fig. 3). Cuando comenzó la

subducción, astillas del suelo marino se mezclaron tectónicamente con las ya existentes

turbiditas ricas en cuarzo del margen pasivo que formaban las Formaciones Taray y Zacatecas,

así como los complejos de Arteaga y las Ollas. Tanto la cuenca del océano que fue cubierto por

sedimentos del Abanico Potosí fue una cuenca oceánica marginal activa, un cuenca retroarco

marginal, o un flanco oceánico-continental abierto es aún incierto. La única evidencia potencial

de asociación de los sedimentos del Abanico Potosí con volcanismo oceánico toleítico son las

rocas volcanoclásticas intercaladas con turbiditas siliciclásticos en el Complejo Arteaga, ya que

las rocas volcanoclásticas tienen firmas geoquímicas entre arco de isla primitiva y MORB

(Centeno-García et al., 2003).

Por lo menos dos fases de deformación se encuentran en todas las rocas Triásicas de

Oaxaquia y los Terrenos Central y Zihuatanejo. El primer evento compresional fuertemente

plegando y cizallando, y formó las estructuras de matriz en bloque. Un segundo evento se

registró sólo en el Complejo Arteaga. Este evento deformo los granitoides Jurásicos también, y

se caracteriza por un fabrica milonítica. El tercer evento fue común en todas las unidades del

Triásico y se registra también en los sedimentos de cubierta del Jurásico y Cretácico, y se

caracteriza por clivaje axial, plegamiento abierta a apretado, fallas inversas y cabalgamientos.

El tiempo de la acreción del Terreno Central con Oaxaquia se supone que fue antes del

Jurásico Medio, porque la Formación La Ballena de Oaxaquia y la Formación Taray del Terreno
Central fueron deformadas y metamorfoseadas localmente antes de la deposición de las

formaciones volcánicas terrestres y clásticas Jurásico Superior (Tristán-González Torres y

Hernández, 1994; Jones et al., 1995; Silva-Romo et al., 2000). El Terreno Zihuatanejo (Terreno

Compuesto Guerrero) fue acrecentado también en ese momento, porque el Complejo Arteaga

es cortado por granitoides de edad Jurásico Medio, (Centeno-García et al., 2003).

La zona de subducción que formó las Formaciones Taray y Zacatecas, así como los

Complejos Arteaga y las Ollas, fue construida probablemente a lo largo del margen continental

de Oaxaquia en el Jurásico Temprano. Si la porción subducida se sumerge hacia el este o hacia el

oeste no ha sido determinada.

Etapa IV: Arco Continental Jurásico del Occidente de México

La erosión y exhumación de los sedimentos de talud continental acrecentados y los

complejos de acreción se produjeron antes de la iniciación de magmatismo del Jurásico Medio a

Tardío. Esto es indicado por la discordancia angular mayor que separa a la sucesión del arco

Jurásico de las rocas deformadas Triásicas de Oaxaquia y los Terrenos Central y Zihuatanejo.

Magmatismo de arco Jurásico también ha sido identificado en el Terreno Mixteca. Las rocas de

arco Jurásico tienen nombres diferentes en distintos lugares, que quedan descritas por su

aparición en diferentes Terrenos:

Formaciones Nazas, Huizachal y La Joya en Oaxaquia

La Formación La Ballena (Oaxaquia) es discordante con las rocas volcánicas y las capas

rojas de la Formación Nazas en las áreas Peñón Blanco, Charcas, y en Real de Catorce (Figuras 5

y 6; Silva Romo, 1993; Tristán González y Torres-Hernández, 1994; Barboza-Gudiño et al., 2004).
La Formación Nazas está formado por flujos de lava dacíticos y menores riolíticas y andesíticas,

flujos piroclásticos, diques e intrusivos someros porfiríticos. Las rocas volcánicas intercaladas

con conglomerados, areniscas y escasos paleosuelos. El conglomerado está formado en su

mayoría por clastos volcánicos y algunos clastos de areniscas y lutitas derivados de la

subyacente Formación La Ballena. El conglomerado volcaniclástico y la arenisca en forma de

capas lenticulares con estratificación cruzada de bajo ángulo, y algunas intercalaciones de flujos

de escombros, lo que sugiere que se depositaron en un medio terrestre (abanico aluvial y

fluvial).

A pesar de que su edad no ha sido bien limitada en todas las exposiciones, hay un

informe de U/Pb con edades tan antiguas como 189 Ma en una sucesión subaérea volcánico-

sedimentaria en Huizachal (Formación Huizachal; Fastovsky et al., 2005), lo cual podría no

pertenecen al mismo evento de arco volcánico (Figs. 5 y 6). Las rocas de la Formación Nazas en

Real de Catorce fechadas en U/Pb dieron edades de 172 ± 5 Ma (Barboza-Gudiño et al., 2004).

La Formación Nazas cambia transitoriamente hacia arriba a rocas volcanoclásticas marino-

someras, evaporitas, y algunas capas delgadas de caliza, que a su vez se convertien en una

sucesión caliza masiva en las áreas de Peñón Blanco y Charcas (Fig. 6). La parte basal de esta

sucesión de caliza contiene faunas fósiles Oxfordiano Tardío – Kimmeridgiano (Centeno-García y

Silva Romo, 1997). Por el contrario, existe una discordancia angular interna en la localidad Real

de Catorce (Fig. 6), que se separa en dos unidades, las sucesiones volcánicas y sedimentarias

terrestres (Formaciones Nazas y La Joya; Barboza-Gudiño et al., 2004.). La parte Superior de la

Formación La Joya cambia transitoriamente al alza de arenisca y lutitas volcánicas marino-

somera con intercalaciones de capas delgadas de caliza. Los fósiles más antiguos reportados
desde la base de la sucesión de caliza en Real de Catorce son edad Oxfordiano (Barboza-Gudiño,

et al., 2004).

Formaciones Caopas, Rodeo y Nazas del Terreno Central

La cubierta volcánica de la Formación Taray (Central Terreno; las figuras 5 y 6) pertenece

a las Formaciones Caopas, Rodeo y Nazas (Córdoba-Méndez, 1964; López-Infanzón, 1986; Jones

et al., 1995). Las Formaciones Rodeo y Nazas son equivalentes laterales de las mismas rocas,

pero llamadas con diferente nombre en afloramientos separados (Díaz-Salgado, 2004). Ambas

unidades están formadas por flujos de lava riolítica a andesítica y diques, y depósitos

piroclásticos que están intercaladas con rocas sedimentarias fluviales, en su mayoría de arenisca

y conglomerado (Anderson et al., 1990, 1991; Jones et al., 1995; Díaz-Salgado, 2004). La

Formación Caopas fue formado por intrusivos porfídicos someros. Las rocas volcánicas félsicas

de la Formación Rodeo dan una edad K-Ar de 183 Ma (López-Infanzón, 1986), y la Formación

Caopas una edad U/Pb de 158 Ma (Jones et al., 1995). Rocas volcanoclásticas terrestres de la

Formación Rodeo se interpreta haber sido deformadas anterior a la deposición de caliza del

Oxfordiano Tardío (Anderson et al., 1991; Bartolini et al., 2002). Sin embargo, en otra localidad

cercana a la Formación Nazas cambia transitoriamente al alza a rocas calcáreas marino-someras

que varían en edad desde el Jurásico Tardío al Cretácico Tardío (Córdoba-Méndez, 1964; Díaz-

Salgado, 2004).

Todas estas unidades vulcano-sedimentarias se interpretan en este trabajo como la

primera sucesión superpuesta que cose el Terreno Central con Oaxaquia. Las Formaciones

Caopas y Rodeo, así como la Formación Nazas, se interpretan como conjuntos de intra-arco

continental (Jones et al., 1995).


Ignimbrita Las Lluvias del Terreno Mixteca

Volcanismo de arco Jurásico se registró también en el Terreno Mixteca en el que,

ignimbritas intercaladas con depósitos fluviales siliciclásticos y marino-someros, proporcionan

edades U/Pb de 168.2 ± 1.2 Ma, 177.3 ± 1.5 Ma, y 179.1 ± 1.5 Ma (Campa y Iriondo, 2003).

Complejo Cuale y Granitoides Tumbiscatio del Terreno Zihuatanejo

Evidencia de magmatismo Jurásico contemporánea se ha encontrado en dos localidades

del Terreno Zihuatanejo (Terreno Compuesto Guerrero). Una de las exposiciones esta al NE de

la ciudad de Puerto Vallarta, en el distrito minero Cuale, y otra localidad se encuentra en la

región Tumbiscatio, tanto como a lo largo de la costa del Pacífico (Figs. 7 y 8). Rocas en el Cuale

contienen sulfuros masivos volcanogénicos (VMS) y depósitos se componen de lavas y tobas

riolíticas submarinas, areniscas volcánicas con afinidad geoquímica de arco evolucionado (Bissig

et al., 2003), y la lutita que proporcionó edades U/Pb de 162.4 y 155.9 Ma (Bissig et al., 2003).

Estas rocas están fuertemente deformadas y metamorfizadas parcialmente, y su contacto con

las sucesiones volcánicas y sedimentarias marinas sin metamorfismo del Cretácico no ha sido

determinada.

Dos granitoides Jurásicos afloran en la región Tumbiscatio. Ellos se emplazaron

previamente a la deformación en rocas sedimentarias del Complejo Arteaga, y varían en

composición de granodiorita a granito a cuarzomonzonita. Sus composiciones geoquímicas son

típicas de subducción calco-alcalinas relacionados con granitos, que están más evolucionados

que granitoides de edad Cretácico y Cenozoico de la misma zona. Ambos granitoides muestran

cizalla intensa y deformación interna. Grajales y López (1984) obtuvo un fechado de edad K/Ar

Jurásico Tardío (158 Ma). Análisis isotópico U/Pb arrojó una edad de 163 Ma, y Ar/Ar edades de
158 y 152.4 Ma (Centeno-García et al., 2003). Las rocas ígneas de las regiones Cuale y

Tumbiscatio tienen fuertes similitudes en la composición geoquímica y la edad de las rocas

volcánicas del Terreno Central (Caopas, Rodeo y Nazas), por lo que le sugerimos que

probablemente se originó en el mismo arco volcánico. Por lo tanto, el Complejo Arteaga fue

probablemente acrecentado al margen continental, ya sea cerca o alejado del borde central de

México.

El evento volcánico Jurásico no produjo una columna estratigráfica gruesa y

aparentemente no tenía grandes volúmenes de productos volcánicos. La columna cambia

transitoriamente hacia arriba a rocas calcáreas marino-someras. Por lo tanto, los cambios de

asociaciones litológicas y facies verticales de este evento volcánico-sedimentario son similares a

los de una grieta continental. Sin embargo, los análisis geoquímicos de sus escasas rocas

volcánicas sugieren un ajuste del arco (Jones et al., 1995). Estas rocas se han interpretado como

la continuación más al sur del arco Jurásico continental que se desarrolló a lo largo del margen

suroeste de América del Norte (Jones et al., 1995).

Se ha propuesto que las principales fallas horizontales eran probablemente activas

durante la actividad del arco (Megacizalla Mojave-Sonora; Jones et al., 1995). Esto podría

explicar el hecho de que el Abanico de Potosí se encuentra al sur de su posible correlato

continental fluvial en Arizona, así como el desplazamiento hacia el sur del Terreno de Tahue.

Sea o no que el evento volcánico Jurásico fue coetáneo con una importante falla

transformante no ha sido bien documentado. La evidencia a favor de una importante

deformación sinsedimentaria que implica mayor extensión es la siguiente: (1) Menores fallas

normales sinsedimentarias y discordancias angulares locales están presentes en el arco


volcánico y sucesiones sedimentarias Jurásicas, y pre-Cretácico cizallamiento milonítico se

registra en los granitoides del Jurásico de la región Tumbiscatio (Zihuatanejo Terreno). (2) El

magmatismo de arco de pronto cesó en el Terreno Central y Oaxaquia, seguido de una rápida

transgresión registrada en unos pocos metros de la sedimentación de transición. (3) Las tasas de

subsidencia aparentemente fueron significativas durante las primeras etapas de la

sedimentación marina Oxfordiano-Kimmeridgiano, ya que las rocas calcáreas muestran

evidencia de sedimentación más profunda en los niveles estratigráficos Superiores así como la

rápida sedimentación en general. (4) Aunque los planos de falla han sido borradas por los

eventos de deformación más jóvenes, han sido inferidos por los rápidos cambios laterales de

espesor y facies de las sucesiones calcáreas a través de un intervalo entre el final del Jurásico al

Cretácico Temprano. (5) Además, los principales lineamientos regionales se han identificado en

el centro y este de Oaxaquia, incluidas las Fallas de San Marcos y La Babia (Fig. 1) (Goldhammer,

1999; Chávez-Cabello et al., 2005).

Etapa V: dislocación de los Terrenos Guerrero y formación de un sistema complejo Arco

En esta sección se enumeran las principales características estratigráficas de las

sucesiones volcánicas sedimentarias del Terreno Compuesto Guerrero y el Terreno Mixteca.

Vulcanismo de arco estuvo ausente en Oaxaquia y el Terreno Central hasta el final del Jurásico y

el Cretácico. Durante este período, la corteza oceánica se emplazó hacia el este de Oaxaquia en

el Golfo de México, y el hundimiento continuo prevaleció durante el Cretácico Temprano,

resultando en una plataforma calcárea gruesa que cubría toda el Terreno Central y Oaxaquia.
Aunque es necesario hacer mucho trabajo detallado para reconstruir la paleogeografía

del occidente de México durante el Cretácico, la evidencia disponible indica tres características

importantes:

1. El magmatismo progradó generalmente de este a oeste a través del tiempo, desde las

primeras edades en los Terrenos Oaxaquia y Mixteca a edades más jóvenes en las zonas

costeras del Terreno Zihuatanejo. Existe un cierto solapamiento de rangos de edad para el

volcanismo entre los diferentes Terrenos, por ejemplo, volcanismo del Terreno Mixteca se

superpone de edad con una parte de la actividad volcánica del Terreno Teloloapan (Terreno

Compuesto Guerrero). Sin embargo, a gran escala, Albiano-Cenomaniano el vulcanismo está

ausente en los Terrenos Mixteca y Teloloapan, y está muy extendido en la región costera de los

Terrenos Zihuatanejo y Arcelia.

2. La química del magma ha cambiado a través del tiempo hacia una fusión más

primitiva. Las rocas volcánicas e intrusivas del Jurásico Medio en todos los Terrenos en su

mayoría muestran firmas geoquímicas de arco continental félsicas, incluyendo el Terreno

Mixteca y Oaxaquia. A diferencia de las rocas volcánicas Cretácicas del Terreno Compuesto

Guerrero varían de basaltos toleíticos a andesitas, con pocos riolitas. Ellas muestran en general

firmas geoquímicas más de arco isla primitiva (IA), y algunos incluso tienen firmas MORB de

basalto oceánico de isla (OIB). El Terreno Mixteca es la excepción a esta tendencia, y su

magmatismo se mantuvo evolucionando, con firmas de arco continental, en el Cretácico.

3. Dentro de los diferentes conjuntos del Terreno Compuesto Guerrero hay grandes

diferencias en la estratigrafía, composición de sedimentos y la ambientes de sedimentación. Y

el Terreno Compuesto Guerrero en general es diferente de las rocas volcánico-sedimentarias del


Terreno Mixteca al este. En su distribución actual, las áreas con sucesiones alternantes marino-

someras y terrestres volcánico-sedimentarias con zonas con sucesiones marino-profundas

volcánico-sedimentarias, sugieren una compleja paleogeografía para ese tiempo.

Estas tres características pueden interpretarse como una prueba rifting-translacional de

intra-arco. Proponemos, como una hipótesis para ser examinada, que la zona de subducción

podría haber migrado al oeste. Esta habría producido un adelgazamiento de la corteza, que a su

vez se habría originado firmas geoquímicas IA más primitivos de los magmas y promovió el

desarrollo de cuencas profundas. Si la extensión era lo suficientemente grande como para

desarrollar las cuencas oceánicas y varias zonas de subducción paralelas no se ha determinado.

La estratigrafía, los ambientes depositacionales, la edad, y las afinidades geoquímicas de

las unidades principales se resumen por Terreno. En primer lugar, los del sur de México se

describen, a raíz de una sección de este a oeste. A continuación, las rocas cretácicas de los

Terrenos del norte se describen de este a oeste también.

Terreno Mixteca

Tres localidades con vulcanismo del Cretácico Temprano se han identificado en el

occidente del Terreno Mixteca cerca del contacto con el Terreno Compuesto Guerrero: el

Esquisto Taxco y las Formaciones Chapolapa y Zicapa (Fries, 1960; de Cserna y Fries, 1981;

Talavera-Mendoza, 1993; Campa y Iriondo, 2003; Fitz et al., 2002). El Esquisto Taxco está

Compuesto por flujos de lava andesitas a riolíticas y tobas submarinas intercaladas con rocas

epiclásticas, areniscas y lutita ricas en cuarzo (de Cserna y Fries, 1981; Talavera-Mendoza,

1993). Sus rocas volcánicas tienen una afinidad geoquímica de arco continental más

evolucionado, que el magmatismo contemporáneo del Terreno Compuesto Guerrero (Talavera-


Mendoza, 1993, Centeno-García et al., 1993a). La Formación Zicapa se compone de flujos de

lava de dacítica a riolítica intercalados con depósitos fluviales (Fitz et al., 2002). La Formación

Chapolapa se compone sobre todo de los flujos de lava y rocas epiclásticas marinas. La

abundancia de cuarcitas dentro de las sucesiones volcánicas sedimentarias del Esquisto Taxco y

Formación Zicapa sugiere que un basamento cristalino fue expuesto durante la actividad del

arco.

Datación de U/Pb en lavas del Esquisto Taxco por método de microsonda iónica sensible

de alta resolución (SHRIMP) descubrieron edades de 130-131 Ma (Campa y Iriondo, 2004), y las

rocas volcánicas-volcanoclásticas de la Formación Zicapa, 127 Ma ( Fitz et al., 2002). Los flujos

de lava de la Formación Chapolapa tienen edades U/Pb SHRIMP de 129-133 Ma. El Esquisto

Taxco muestra una fase de deformación y metamorfismo antes de la deposición de carbonatos

Aptiano-Albiano. Así, a principios del Cretácico rocas volcánicas del Terreno Mixteca fueron

discordantemente cubiertas por una plataforma carbonatada que va desde Cretácico Temprano

a Medio (Fries, 1960).

La sucesión de caliza en los cambios occidentales del Terreno Mixteca aumentan de una

gruesa sucesión clástica (Formación Mexcala) de edad Turoniano al Maastrichtiano (Guerrero-

Suástegui, 2004). La Formación Mexcala se compone por alternancia de areniscas, lutitas, y

conglomerados, depositados en ambientes Abanico submarino y deltaicos (Figs. 7 y 8). Se trata

de un depósito sinorogénico (cuenca de antepaís de relleno) asociado a fallamiento y

plegamiento regional tanto en el Terreno Compuesto Guerrero y Mixteca, al final del Cretácico.

Por lo tanto, la Formación Mexcala es el primer conjunto sobrelapado que cose el Terreno
Compuesto Guerrero y el Terreno Mixteca, y marca la amalgamación definitiva del Terreno

Compuesto Guerrero al continente de México.

Terreno Teloloapan

El Terreno Teloloapan (Figs. 1 y 8) se expone en las partes orientales del Terreno

Compuesto Guerrero. Este Terreno se caracteriza estructuralmente por un complejo sistema de

fallas horizontales de orientación este. Sus rocas son severamente deformadas y

metamorfizadas a facies de esquistos verdes de bajo grado. El Terreno Teloloapan se encuentra

sobre los carbonatos de plataforma del Cretácico Superior o rocas siliciclásticas del Cretácico

que pertenecen al Terreno Mixteca (Figs. 7 y 8; Talavera-Mendoza et al., 1995).

La naturaleza del basamento del Terreno Teloloapan sigue siendo desconocido. Las rocas

metamórficas del área Tejupilco (Fig. 8) se interpretan como un posible basamento para el

Terreno Teloloapan por Elías-Herrera y Sánchez-Zavala (1990), y Sánchez-Zavala (1993). Estos

autores sugieren que la secuencia volcánico-sedimentaria Tejupilco podría representar un

conjunto de arco anterior que el magmatismo remanente del Terreno Guerrero. Ellos basan esta

conclusión en las fechas en U-Pb de los depósitos asociados de sulfuros. Las edades obtenidas

varían ampliamente a partir de Carniano (227 Ma) a Oxfordiano (156 Ma). Sin embargo, las

mismas rocas volcánico-sedimentarias se consideran una parte del conjunto del arco Cretácico

por otros autores (Campa y Ramírez, 1979;. Talavera-Mendoza et al., 1995).

El ensamblaje del arco del Terreno Teloloapan se compone de dos regiones distintas con

diferentes rocas volcánicas y sedimentarias. La región oriental se caracteriza por depósitos

marinos someros, y la región occidental se compone de facies más profundas (Guerrero-

Suástegui et al., 1991; Ramírez Espinoza et al., 1991;. Talavera-Mendoza et al., 1995; Mendoza y
Suástegui, 2000;. Guerrero Suástegui, 2004). La estratigrafía de la región oriental, desde la base

hasta la parte Superior, está formado por flujos de lava basáltica a andesítica almohadillada y

masiva, brechas volcánicas y depósitos piroclásticos (Formación Villa de Ayala; Talavera-

Mendoza et al., 1995). Estos depósitos están intercalados con areniscas y conglomerados

epiclásticos. Estructuras primarias de las rocas volcanoclásticas sugieren un ambiente

sedimentario marino (Guerrero-Suástegui et al., 1991; Guerrero-Suástegui, 2004). Depósitos de

storm, fragmentos de coral y otros fósiles sugieren aguas poco profundas y cálidas. Esta unidad

contiene gasterópodos y bivalvos fósiles que tienen edades comprendidas entre Hauteriviano al

Aptiano (Guerrero-Suástegui et al., 1991; Ramírez Espinoza et al., 1991;. Talavera-Mendoza et

al., 1995).

Los análisis geoquímicos de rocas volcánicas de la Formación Villa de Ayala del Terreno

Teloloapan indican que el magmatismo es calco-alcalino y similar al de activo intra-arcos

oceánicos (Talavera-Mendoza, 1993; Talavera-Mendoza et al., 1995; Lapierre et al., 1992;

Mendoza y Suástegui, 2000; Centeno-García et al., 1993a). La base de la Formación Villa de

Ayala no está expuesta. El espesor máximo se considera que es ~ 3000 m (Guerrero-Suástegui,

2004). La sucesión volcánica de esta formación cambia transitoriamente hacia arriba a caliza

masiva arrecifal de la Formación Teloloapan. La base de la Formación Teloloapan se compone

de calizas interestratificadas con rocas volcaniclásticas intermareales que contienen rudistas y

Nerineas de edad de finales Aptiano – Albiano Temprano (Guerrero-Suástegui et al., 1991, 1993;

Guerrero-Suástegui, 2004). Así el magmatismo cesó antes del Aptiano tardío (Guerrero-

Suástegui et al., 1991; Mendoza y Suástegui, 2000; Guerrero-Suástegui, 2004). La Formación

Teloloapan grada hacia arriba en la Formación Pachivia de edad Turoniano, que se compone de

lutitas, arenisca y lutitas de grano fino. La Formación Pachivia es el equivalente occidental de la


Formación Mexcala del Terreno Mixteca e indica que los Terrenos Teloloapan y Mixteca estaban

ya muy cerca (Guerrero-Suástegui et al., 1991; Talavera-Mendoza et al., 1995;. Guerrero-

Suástegui, 2004).

La estratigrafía de la parte occidental del Terreno de Teloloapan comprende basaltos

submarinos, andesita, flujos de lava félsicas y rocas volcanoclásticas (Formación Villa de Ayala)

depositados en aguas más profundas que los sedimentos del oriente del Terreno Teloloapan.

Esta sección arriba en contacto transicional con la Formación Acapetlahuaya, compuesta en la

base por capas delgadas de lutita y arenisca volcánica, en algunas localidades interestratificadas

con caliza oscura, finamente laminada. Cambia transitoriamente hacia arriba a lutitas, con poco

o nada material volcánico en la parte superior (Campa y Ramírez, 1979; Guerrero-Suástegui,

2004). Esta unidad ha sido altamente tectonizada, por lo que es difícil de calcular su espesor

original y relaciones de contacto. Al parecer, Formación Acapetlahuaya cambia lateralmente

hacia el oeste y se superpone transicionalmente a los depósitos volcanoclásticos de la

Formación Villa de Ayala. Su contacto Superior con la Formación Amatepec es muy tectonizada.

La Formación Acapetlahuaya contiene ammonoideos, y radiolarios que son edad Aptiano Tardío

(Campa et al., 1974; Guerrero-Suástegui et al., 1993; Talavera-Mendoza et al., 1995;. Guerrero

Suástegui, 2004).

La Formación Amatepec se compone de capas delgadas de caliza detrítica negra y carece

de material volcánico. Se interpreta como depósitos en alta pendiente de la cuenca. Esta

formación está estrechamente plegada y se superpone a la Formación Villa de Ayala o la

Formación Acapetlahuaya. Es de edad Albiano Tardío a Cenomaniano Temprano, basándose en

calcisperulidos, foraminíferos planctónicos y radiolarios (Campa y Ramírez, 1979; Guerrero-


Suástegui et al., 1991, 1993; Talavera-Mendoza, 1993; Talavera-Mendoza et al., 1995). La caliza

marino-profunda está cubierta por sucesiones turbidíticas arenisca-lutita de la Formación

Miahuatepec (Talavera-Mendoza et al., 1995). No se han encontrado fósiles, pero es al menos

post-Cenomaniano Temprano debido a su posición estratigráfica. La Formación Miahuatepec se

depositó durante la fusión de los Terrenos Zihuatanejo, Arcelia y Teloloapan, en una cuenca de

empuje (Guerrero-Suástegui et al., 1991; Ramírez Espinoza et al., 1991; Talavera-Mendoza et

al., 1995; Mendoza y Suástegui, 2000; Guerrero Suástegui, 2004).

Las edades de magmatismo del Terreno Teloloapan han sido poco limitado por los

escasos fósiles que se encuentran en los niveles volcanoclásticas. Unas edades isotópicas U/Pb

de lavas félsicas en la base de la gama de la sucesión son de edad 137.4 a 145.9 Ma (Tithoniano-

Hauteriviano;. Mortensen et al., 2003). Por lo tanto, el magmatismo del Terreno Teloloapan, es

en parte contemporánea con la de los Terrenos Mixteca, Guanajuato y Zihuatanejo.

Hay tres diferencias distintivas en la estratigrafía del Cretácico entre los Terrenos

Mixteca y Teloloapan: (1) El vulcanismo del Terreno Mixteca está más evolucionado, y sus

firmas isotópicas muestran la influencia de corteza continental antigua en la generación de

magma. Por el contrario, el volcanismo del Terreno Teloloapan es más primitivo y no tiene

trazas de contaminación por corteza continental antigua (Centeno-García et al., 1993a;

Talavera-Mendoza et al., 1995; Mendoza y Suástegui, 2000). (2) Los clastos de cuarzo y

metamórficos son abundantes (hasta 70%) en las areniscas que se intercalan con las rocas

volcánicas en el Terreno Mixteca, pero están ausentes en toda la columna estratigráfica del

Terreno Teloloapan. (3) El magmatismo cesó en el Terreno Mixteca antes del Aptiano, y parte de

la sucesión volcánica-sedimentaria se deformó y metamorfismo (Esquisto Taxco). Por el


contrario, el vulcanismo continuó en el Terreno Teloloapan hasta Aptiano-Albiano, y sin

deformación interna aun identificada.

El volcanismo de arco de los Terrenos Mixteca y Teloloapan se ha interpretado como

parte de un único sistema arco-trasarco en el que el vulcanismo del Terreno Mixteca sería la

cuenca trasarco (Cabral-Cano et al., 2000; Monod et al., 1994). Una interpretación alternativa es

que estos dos Terrenos pertenecen a diferentes arcos, separados por una subducción de doble

inmersión de una cuenca oceánica (Guerrero-Suástegui, 2004).

Terreno Arcelia

Cabalgando sobre el Terreno Teloloapan está el Terreno Arcelia (Terreno Compuesto

Guerrero), que muestra facies marinas más profundas y magmatismo evolucionado menos que

el resto de las sucesiones de arco del Terreno Compuesto Guerrero (Talavera-Mendoza et al.,

1995; Mendoza y Suástegui, 2000). Este Terreno está formado por lavas almohadilladas

basálticas y cuerpos ultramáficas, lutita negra y pedernal, turbiditas volcánicas y de grano fino

(Fig. 7), todos intensamente deformados y en parte metamorfizados (Ramírez-Espinoza et al.,

1991; Talavera-Mendoza et al., 1995). Las capas de pedernal contienen radiolarios reportados

con la edad Albiano-Cenomaniano (Dávila y Guerrero, 1990; Ramírez Espinoza et al., 1991). Las

edades Ar/Ar y K/Ar (93,4 a 105 Ma; Delgado et al., 1990; Ortiz y Lapierre, 1991; Elías-Herrera,

1993) son compatibles con biocronología, pero las edades de circones detríticos de turbiditas

volcánicas son mayores (edad media, 130 Ma; Talavera-Mendoza et al., 2007). Firmas

geoquímicas de los magmas de Arcelia son similares a los de reciente IAs primitivas y cuencas

oceánicas (MORB) (Talavera-Mendoza, 1993; Talavera-Mendoza et al., 1995; Mendoza y

Suástegui, 2000). No hay exposiciones de rocas más antiguas en el Terreno Arcelia, y no se han
encontrado clastos de antiguas rocas metamórficas o sedimentarias en sus estratos

sedimentarios. Mendoza y Suástegui (2000) sugieren que este Terreno es completamente

oceánico, que pudo haberse originado como un arco oceánico independiente a la cuenca

retroarco, y que representa la corteza oceánica parcialmente desarrollada. Una interpretación

alternativa es que el Terreno Arcelia también podría ser una cuenca de retroarco del Terreno

Zihuatanejo (Centeno-García et al., 2003a).

Parte sur del Terreno de Zihuatanejo

Conjuntos volcánico-sedimentarios Jurásico Superior-Cretácicos del Terreno Zihuatanejo

se pueden agrupar en tres grandes regiones: el norte del Terreno Zihuatanejo (zona de

Zacatecas), área de Huetamo, y región costera Zihuatanejo-Colima (Figs. 7 y 8). El Jurásico

Superior al Cretácico del Terreno Zihuatanejo sur no está tan fuertemente deformado como los

de otros Terrenos, las relaciones originales de contacto y las columnas estratigráficas completas

se conservan bien. Los estratos se caracterizan por numerosos cambios de facies laterales y

discordancias internas de erosión y angular. La distribución geográfica de las facies es muy

irregular, y no se ha determinado todavía en detalle. Por lo tanto, la recopilación, la correlación

y la síntesis de la estratigrafía de la zona son difíciles, ya que varía considerablemente de una

localidad a otra. La estratigrafía del norte del Terreno Zihuatanejo (zona Zacatecas) se describe

más adelante.

La columna estratigráfica del sur del Terreno Zihuatanejo en la zona de Huetamo se

compone de rocas del basamento Triásico del Complejo Arteaga, tiene cubierta sedimentaria y

volcánica Jurásico-Cretácico. Estas rocas cabalgan sobre el Terreno Arcelia (Figs. 7 y 8). Rocas

relacionados al arco de la región Huetamo (Figs. 7 y 8) en general han sido formadas por una
sucesión de espesor alternando lutita, arenisca y conglomerado, con lavas almohadilladas

basálticas dispersas, flujos ignimbriticos submarinos y otros flujos piroclásticos intermedios y

epiclásticos en las partes bajas de la sucesión (Angao y Formaciones San Lucas; Pantoja, 1959;

Guerrero-Suástegui, 1997). Estas rocas acrecionadas yacen discordantemente sobre el Complejo

Arteaga (Figs. 7 y 8). Los fósiles de edad Jurásico Tardío se han registrado en la Formación Angao

(Pantoja, 1959), aunque las principales exposiciones de rocas sedimentarias volcanoclásticas

rítmicas son Berriasiano a Aptiano Superior (Guerrero-Suástegui, 1997). Su ambiente de

depósito cambia hacia arriba de la sección desde marina lo más profundo a somero.

Las rocas volcanoclásticas de la Formación San Lucas cambian hacia la parte superior de

la zonas calizas gruesas tienen amonites fósiles, orbitolinids y rudistas de finales Aptiano-

Albiano Temprano (El Cajón y Mal Formaciones Paso; Guerrero-Suástegui, 1997; Pantoja-Alor y

Caballero, 2003). Esta secuencia alterna con cambios lateralmente en arenisca volcánica marina

y terrestre, y conglomerado (Formación Comburindio, Guerrero-Suástegui, 1997; Pantoja-Alor y

Caballero, 2003). El conglomerado está cubierto por paquetes grandes y gruesas de caliza

(Formación Huetamo) que contienen fósiles de finales del Albiano-Cenomaniano. Esta unidad se

encuentra sólo en las partes Centrales de la región de Huetamo (Pantoja, 1990).

La sucesión de arco del Terreno Zihuatanejo en la zona de Huetamo se deforma antes de

la deposición de una espesa capa, sucesión subaérea de capas rojas que están intercaladas con

rocas volcánicas (Formación Cutzamala de Campa y Ramírez, 1979) y se relaciona con un arco

continental de edad Santoniano – Maastrichtiano (Altamira-Areyán, 2002; Ben-ammi, et al.,

2005).
Las rocas más antiguas Cretácicas del Terreno Zihuatanejo en la región de costa

Zihuatanejo-Colima de México que han sido penetradas por la perforación son en edad

Berriasiano-Hauteriviano (Formación Alberca, Cuevas, 1981). El miembro Inferior de la

Formación Alberca está Compuesto por intercalaciones de lutitas negras, arenisca, caliza y

algunas tobas. El miembro Superior está Compuesto principalmente por coladas de lava

andesitas a basálticas, intercaladas con calizas y lutitas. La Formación Alberca cambia

transitoriamente al alza de flujos de lava andesítica y basáltica, a flujos riolíticos, con

intercalaciones piroclásticas (tobas e ignimbritas intermedios) y depósitos epiclásticos. Contiene

paquetes calizos intercalados con conglomerado y arenisca, limolita roja subaéreas, y algunas

evaporitas, y continúa en la caliza con escasa lavas almohadilladas basálticas en la parte

superior (Tecalitlán, Tepalcatepec, y Formaciones Madrid). El rango de edad de estas unidades,

con base en su contenido fósil, es Barremiano al Cenomaniano (Grajales y López, 1984).

A lo largo de la costa oeste, entre las ciudades de Colima y Zihuatanejo hay importantes

exposiciones de una sucesión de capas rojas, alternando con menores cantidades de caliza en

comparación con otras áreas del Terreno Compuesto Guerrero. El conjunto está formado por

lavas riolíticas (flujos de lava, brechas e ignimbritas) y menores lavas andesíticas y dacíticas

(Formación Tecalitlán, Complejo Titzupa – La Unión, Formación Playitas, etc. Ferrusquía et al.,

1978; Grajales y López, 1984, Pantoja y Estrada, 1986; Centeno-García et al., 2003). Estas

unidades están intercaladas con depósitos epiclásticos como toba volcánica lutita, arenisca y

algunos conglomerados. El conjunto también contiene capas delgadas de caliza que contienen

orbitolinidos, gasterópodos y algunos pelecípodos del Albiano-Cenomaniano Tardío (Ferrusquía

et al., 1978;. Grajales y López, 1984). Marcas de gota de agua, polígonos desecación, y huellas

de dinosaurios se pueden encontrar en esta sucesión (Ferrusquía et al., 1978). La parte Inferior
de la sucesión Cretácica no está presentes en la región Arteaga, donde rocas volcánicas y

volcanoclásticas no marinas y marino-someras de edad Aptiano-Albiano descansan

discordantemente sobre el Complejo Arteaga.

En general, las rocas volcánicas cretácicas del sur del Terreno Zihuatanejo muestran

firmas geoquímicas e isotópicas que sugieren una composición de transición entre márgenes

continentales activos a arco de isla oceánica (Centeno-García, 1994; Freydier et al., 1997;.

Mendoza y Suástegui, 2000). El alto contenido de potasio, la abundancia de lavas félsicas y las

abundancias de elementos traza de estas rocas volcánicas son similares a los observados en los

IAs, donde la corteza es más gruesa (>~ 20 km), lo que permite la diferenciación magmática

(Centeno-García, 1994).

Las rocas del sur del Terreno Zihuatanejo se distinguen del resto de los Terrenos, ya que

fueron depositadas en ambientes marinos someros y fluvial, contienen fósiles de vertebrados, y

el vulcanismo calco-alcalino más evolucionado que el de los Terrenos Teloloapan y Arcelia. Las

rocas sedimentarias interestratificadas con los flujos volcánicos contienen clastos de rocas de su

basamento, formado por arenisca, cuarzo y granito monolítico. Así pues, su estratigrafía es

similar a la de los arcos construidos en la corteza intermedia con una historia previa de

acreciones. La presencia de vertebrados fósiles sugiere proximidad al continente.

Norte del Terreno Guerrero

Siguiendo una sección de este a oeste en la parte norte del Terreno Guerrero, la

característica estratigráfica principal es la ausencia de rocas similares a la de los Terrenos

Mixteca o Teloloapan. En cambio, sucesiones volcánico-sedimentarias marino-profundas del

Terreno Guanajuato fueron arrojados directamente sobre la caliza de la plataforma calcárea de


Oaxaquia. Las relaciones de contacto con entre el Terreno Guanajuato y el norte del Terreno

Zihuatanejo están restringidos debido a que el contacto está cubierto por pequeñas unidades.

Se infiere que el Terreno Guanajuato esta cabalgado por el Terreno Zihuatanejo sobre la base de

las estructuras de vergencia regional.

Terreno Guanajuato

La sucesión en el Terreno Guanajuato ha sido descrita como una columna estratigráfica

completa de una acreción de arco volcánico, ya que sus conjuntos varían desde las raíces del

arco (gabros y diabasas, y enjambres de diques) para basaltos almohadillados, con

intercalaciones de capas delgadas de limolita, lutita, cuarzo y arenisca volcánica de grano fino

(Figs. 6 y 7, Ortiz-Hernández et al., 1991; Ortiz-Hernández, 1992). Sin embargo, todos los niveles

estratigráficos son diferentes en forma de astillas tectónicas (Fig. 7), con los niveles más

profundos Máficos (gabro, tonalita, serpentinita, wehrlita, los enjambres de diques) de empuje

en los niveles estratigráficos superiores (basalto almohadillado y turbiditas volcánicas).

La lámina de empuje más superior se compone de rocas ultramáficas máficas de la

tonalita Cerro Pelón y diorita Tuna Mansa. Estas rocas ultramáficas son empujados a través de

una sucesión que incorpora un enjambre alimentador dique diabásico, lavas almohadilladas

basálticas (basaltos La Luz), tobas riolíticas (Toba Cubilete), y una sucesión volcaniclástica

marino-profundas compuesta por turbiditas areniscas y lutitas, pedernal y caliza negro detrítica

(Formación Esperanza; Quintero-Legorreta, 1992; Ortiz-Hernández et al., 1992; Ortiz-Hernández

et al., 2003). Basaltos de este ensamble muestran firmas geoquímicas similares de arcos de isla

volcánica primitiva a presente (Ortiz-Hernández, 1992).


El tercer nivel estructural y el más bajo (Fig. 7) se compone de una sucesión de turbiditas

grueso de grauvacas volcánicas, cuarcitas, caliza micrítica, sílex de radiolarios, esquisto negro, y

raramente el conglomerado que descansa sobre lavas basálticas almohadilladas (Formación

Arperos; Ortiz-Hernández et al., 1992; Lapierre et al., 1992; Quintero-Legorreta, 1992; Monod et

al., 1990; Martínez-Reyes, 1992; Ortiz-Hernández et al., 2003). Basaltos almohadillados en la

base de la Formación Arperos son más alcalinos que los basaltos de La Luz y muestran firmas

geoquímicas OI (Ortiz-Hernández et al., 2003). La Formación Arperos está discordantemente

cubierta por Caliza La Perlita del Aptiano-Albiano (Ortiz-Hernández et al., 2003).

Es difícil reconstruir el papel del Terreno Guanajuato en la evolución tectónica del

occidente de México, debido a la falta de suficientes datos geocronológicos. Únicamente en

circones U/Pb informó que viene de la zona de El Gordo depósito volcanogénico mineral de

sulfuro masivo (Hall y Mortensen, 2003), que se considera parte de la sucesión inferior por Hall

y Mortensen, (2003), pero es menos el nivel estratigráfico de la segundo lamina cabalgada (toba

Cubilete?) en la estratigrafía propuesta por Ortiz-Hernández et al., (1992). La edad de una riolita

de El Gordo depósito de mineral de sulfuro masivo volcanogénico reportado por Hall y

Mortensen (2003) arrojó un 146,1 Ma U/Pb edad. También hay informes de radiolarios en mal

estado de conservación de la Formación Arperos que no están en buenas condiciones como

para ser indicadores de edad (posiblemente Valanginiano-Turoniano en edad), pero un informe

de nanofósiles sugiere una edad Tithoniano-Hauteriviano (Ortiz-Hernández et al. , 2003). Otras

de las edades de la zona de Guanajuato son de K/Ar análisis y parece que se han restablecido los

acontecimientos térmicos más tarde (Ortiz-Hernández et al., 1992, 2003). Las rocas

sedimentarias de las Formaciones La Luz y Arperos parecen ser depósitos de turbiditas distales

volcánicas, pero la abundancia de caliza asociada con la lavas almohadilladas sugiere que la
deposición se produjo por encima de la profundidad de compensación del carbonato (Ortiz-

Hernández et al., 2003). Caliza de la Formación La Perlita Aptiano-Albiano descansa

discordantemente sobre la Formación Arperos y sugiere que la sedimentación y al menos una

fase de deformación se produjo antes del Aptiano-Albiano (Ortiz-Hernández et al., 2003). Sea o

no que esta deformación está relacionado con la acreción del Terreno Guanajuato al margen

continental no ha sido determinada. En la actualidad el Terreno Guanajuato es empujado a

través de la plataforma calcárea de Oaxaquia en la zona de San Miguel de Allende (Ortiz-

Hernández et al., 2002).

Las rocas del Terreno Guanajuato se han correlacionado con el Terreno Arcelia, y ambos

fueron interpretados como haber formado parte de un arco oceánico independiente de los

arcos de Terrenos Zihuatanejo y otros (Ortiz-Hernández et al., 1992). Además, estas rocas son

considerados relictos de una cuenca oceánica consumida por subducción relacionado con el

arco del Terreno Zihuatanejo (Lapierre et al., 1992;.. Tardy et al., 1994). Una interpretación

alternativa preliminar, basada en la procedencia y la estratigrafía, es que el Terreno Guanajuato

puede haber sido la cuenca retroarco del Terreno Zihuatanejo (Centeno-García et al., 2003).

Terreno Zihuatanejo

La estratigrafía del Jurásico Superior-Cretácico de la zona de Zacatecas, en el norte del

Terreno Zihuatanejo es muy diferente a la estratigrafía del vecino Terreno Central y Oaxaquia

(Figs. 5-7). Considerando que los estratos en el norte del Terreno Zihuatanejo están compuestos

principalmente por rocas volcánicas y volcanoclásticas, en el norte de Oaxaquia y el Terreno

Central fueron cubiertos por una gruesa plataforma calcárea marina somera, durante el Jurásico
Tardío-Cretácico (Centeno-García y Silva Romo, 1997). Esto sugiere que el Terreno Zihuatanejo

probablemente estaba sufriendo dislocación del margen continental durante ese tiempo.

La estratigrafía de arco de la zona de Zacatecas está formada por las Formaciones La

Borda, Chilitos, y El Saucito (de Cserna, 1976; Yta et al., 1990; Olvera-Carranza et al., 2001;

Olvera Carranza, 2002). Estas tres formaciones se componen de basaltos almohadillados y

brechas volcánicas, con intercalaciones de capas delgadas de limolita, lutita, cuarzo, arenisca

volcánica y conglomerado, con escasas capas de tobas félsicas y caliza detrítica (Centeno-García

y Silva Romo, 1997; Olvera -Carranza, 2002). Las capas de sílex de radiolarios contienen fósiles

de Neocomiano(?) a Aptiano-Albiano(?) edad (Yta et al., 1990.; Olvera-Carranza, 2002). Sin

embargo, mayores edades U/Pb se han reportado (150-148 Ma) de la base de la sucesión

(Danielson, 2000; Mortensen et al., 2003). Lapierre et al. (1992) y Freydier et al. (1995)

caracterizan este magmatismo como IA primitivo y basaltos OI. Las estructuras sedimentarias y

contenido fósil sugiere que las Formaciones La Borda, El Saucito, y Chilitos fueron depositados

como turbiditas distales y flujos de granos volcaniclásticos en un delantal submarino (Centeno-

García et al., 2003). Estas sucesiones de arco Jurásico-Cretácico contienen importantes

depósitos volcanogénicos y de mineral de sulfuro masivas (Yta et al., 1990; Danielson, 2000;

Mortensen et al., 2003).

Terreno Tahue

Sucesiones Cretácicas del Terreno Tahue están expuestas principalmente en Sinaloa en

la región de Leyva-Porohui (Fig. 4). La banda fue formada por lavas almohadilladas submarinas,

rocas volcanoclásticas, lutitas y caliza. Contienen amonites Albiano (Ortega-Gutiérrez et al.,

1979; Freydier et al., 1995;.. Gastil et al., 1999), pero edades Ar/Ar de las lavas son más jóvenes
(86 Ma;. Gastil et al., 1999), lo que sugiere la reposición. Las lavas basálticas muestran

afinidades geoquímicas MORB y OIB, pero las rocas volcanoclásticas muestran firmas

geoquímicas IA más evolucionadas (Freydier et al., 1995;. Gastil et al., 1999.). Aunque esta

sucesión volcánica se ha interpretado como la continuación del norte de la Formación Arperos

del Terreno Guanajuato, y parte de una cuenca oceánica que originalmente se extendía entre el

arco y el continente Guerrero (Tardy et al., 1994;.. Lapierre, et al ., 1992; Dickinson y Lawton,

2001), la estratigrafía no es compatible con este escenario tectónico debido a (1) las rocas

volcánicas del Cretácico descansan discordantemente sobre un basamento Paleozoico, (2) las

asociaciones estratigráficas y facies no son indicativos de sedimentación pelágicos profunda, el

volcanismo oceánico, y (3) las sucesiones Guanajuato aparentemente son más antiguos que los

conjuntos asociaciones de arco del Terreno Tahue y otras partes del Terreno Compuesto

Guerrero.

Resumen

• La estratigrafía del Terreno Compuesto Guerrero del occidente de México se

caracteriza por una serie de Terrenos cuyos basamentos estaban formados por fragmentos de

arcos oceánicos del Paleozoico al Triásico, los sedimentos continentales de talud, y ensamblajes

de fondo oceánico que se acreción al continente y consecutivamente exfoliada y trasladados.

• Rocas metamorfizadas Ordovícicas rocas sedimentarias marinas y volcánicas, y una

sucesión espesa de turbiditas marino-profundas del NW del Terreno Compuesto Guerrero

(Terreno Tahue) conforman el registro de una colisión a mitad del Paleozoico y el desarrollo de

un margen pasivo al Carbonífero Pérmico. Estas rocas podrían ser equivalentes al Arco Antler

Paleozoico Temprano y sedimentación eugeoclinal en la Cordillera SW de América del Norte.


• El margen continental durante el Mesozoico Temprano estuvo situado en el centro de

México, aproximadamente a lo largo de la frontera entre Oaxaquia y los Terrenos Central –

Compuesto Guerrero. Este margen continental fue activo durante el Pérmico-Carbonífero,

cuando un arco continental se desarrolló en Oaxaquia.

• El magmatismo conexo al arco Pérmico-Carbonífero cesó, y un margen pasivo o

dislocado se desarrolló a lo largo del margen continental occidental de México, que se extendía

por todo el Triásico. Este desarrollo ha sido propuesto por la gruesa sucesión de turbiditas

submarinas siliciclástica que se acumularon en el oeste de la paleo-plataforma región de talud

continental (Abanico Submarino Potosí). Las turbiditas siliciclásticas del abanico son en su

mayoría derivadas continentales, areniscas, limolitas y lutitas ricas en cuarzo, que contienen

fósiles de edad Carniano-Norianoo.

• El abanico Potosí se interpreta como depósitos de margen pasivo, ya que no hay

evidencia de Magmatismo contemporáneas ya sea en la estratigrafía o en la procedencia.

• Las rocas siliciclásticas del abanico Potosí se extienden al oeste en una cuenca oceánica

marginal (Cuenca Arteaga), que actualmente forma el basamento del Terreno Zihuatanejo del

Terreno Compuesto Guerrero.

• El primer evento de compresión que deforma las rocas Triásicas originó pliegues

apretado, fallas y clivaje axial en la Formación La Ballena, y la textura matriz en bloque en las

formaciones Taray y Zacatecas y el Complejo Arteaga. Esta deformación está relacionada con la

subducción a lo largo del margen continental a principios del Mesozoico. Puede haber

comenzado en algún momento entre el Triásico Tardío y Jurásico, acrecionando las turbiditas

del abanico Submarino Potosí, con astillas de la corteza oceánica, al continente.


• Si la losa subducida se sumerge hacia el oeste o el este no es bien delimitado, pero el

prisma de acreción al parecer era muy amplio. Evidencia de magmatismo contemporáneo de

arco oceánico se encuentra en la península del Vizcaíno, donde se expone una secuencia

volcánica de afinidad arco primitivo. Es posible que las rocas de la Península del Vizcaíno

representen un fragmento desplazado de un arco oceánico que fue acrecionado al Complejo

Arteaga del Terreno Compuesto Guerrero, pero este modelo necesita más pruebas.

• Rocas volcánicas y sedimentarias relacionadas con Arco recubren en discordancia las

rocas deformadas Triásicas de Oaxaquia y los Terrenos Central y Compuesto Guerrero. Se

caracterizan por a los flujos de lava andesítica riolítica continental, intercaladas con depósitos

fluviales y aluviales. La secuencia muestra pequeñas discordancias angulares, probablemente

relacionadas al vuelco. Estas rocas se han interpretado como la continuación meridional del

arco Jurásico continental que se desarrolló a lo largo del margen suroeste de los Estados Unidos.

Magmatismo estuvo activo desde ca. 163 a 155 Ma (Caloviano-Oxfordiano), aunque se han

reportado rocas volcánicas más antiguas para el este de México (189 Ma). El arco Jurásico

muestra firmas geoquímicas más evolucionadas que los eventos volcánicos posteriores.

• Durante y después de la actividad arco continental (Jurásico Tardío-Cretácico

Temprano), grandes cantidades de extensión y translaciones laterales probablemente

ocurrieron, según lo sugerido por los cambios en la estratigrafía. Se ha propuesto que las

principales fallas horizontales eran probablemente activas durante la actividad del arco

(Megacizalla Mojave-Sonora). El magmatismo de arco cesó en el centro de México, y el

hundimiento de considerable extensión se evidencia por el rápido agravamiento de la

plataforma calcárea que se desarrolló sobre las rocas de arco.


• Las principales diferencias estratigráficas, geoquímicas e isotópicas son evidentes en

las diferentes asociaciones estratigráficas Cretácicas entre los Terrenos de Guerrero. Ellos son,

de este a oeste: flujos de lava andesítico-basálticas submarinos y tobas (firmas geoquímicas IA),

con intercalaciones de calizas volcaniclástica y marina superficial (Terreno Teloloapan) que

fueron puestas sobre sucesiones de arco contemporáneos pero más evolucionado y la

plataforma calcárea del sur México continental (Terreno Mixteca). Sucesiones ofiolitica, con

rocas volcánicas y sedimentarias marino-profundas con firmas MORB, OIB y IA (Terrenos

Guanajuato y Arcelia), se colocan entre el continente y el arco más evolucionado en el norte

(Terreno Zihuatanejo) y entre los dos arcos marinos de poca profundidad (Terrenos Teloloapan

y Zihuatanejo) en el sur.

• Estas diferencias geológicas importantes sugieren que el rifting intra-arco fue

considerable y originó una serie de sistemas de arco - tras arco marginales en el oeste de

México, con paleogeografía compleja. Dos escenarios posibles pueden ser propuestos para el

Cretácico paleogeografía del occidente de México: (1) que había un rifting de arco único, con

una migración del magmatismo hacia el oeste y desarrollo de profundas cuencas marinas

intraarco y retroarco (Terrenos Guanajuato y Arcelia), y (2) que el rifting durante el final del

Jurásico era lo suficientemente grande para permitir la formación de múltiples arcos de islas

marginales, separadas por cuencas oceánicas trasarco.

• El calendario propuesto de la fusión definitiva de los Terrenos Guerrero al margen de

los antiguos Terrenos que forman la parte oriental de México es Turoniano al Maastrichtiano,

como lo sugiere el rango de edad de las cuencas de antepaís asociadas con la deformación del
arco. Superposición de los previamente deformados Terrenos Arcelia y Zihuatanejo, un nuevo

arco desarrollado a lo largo de la costa en el Santoniano.

Agradecimientos

Este trabajo es una contribución a los proyectos PAPIIT IN109605-3 y IN116599,

financiado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y para los proyectos de

UC-Mexus Exotic versus Fringing Arc Models: Implications for the Growth of Continents y

SEP/2003 42642 C02. Agradecimientos especiales a J.Stock, Busby C., C. Vita Finzi, y Draut AE

por sus opiniones y comentarios, que mejoraron enormemente el trabajo.

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Manuscript Accepted by the Society 24 April 2007

Printed

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