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Un equipo está formado por personas y las personas no siempre actúan como se supone que deben
hacerlo o como se espera que lo hagan. Esto provoca que en muchas ocasiones algunos integrantes
del equipo, al margen de sus roles formales o personales, adopten actitudes que pueden perjudicar
la marcha de todo el conjunto.
Cuando surgen estos roles en un equipo, es necesario “reconducir” a esas personas; es decir,
inducirlos a que modifiquen esas actitudes o, en caso extremo, sacarlos del equipo.
ACTITUDES NEGATIVAS:
El Resistente: Se opone de forma sistemática a toda innovación por temor a perder su estatus y
desanima o bloquea toda iniciativa o innovación sugerida por el equipo.
El Dominador: Recurre al miedo, al chantaje, a la manipulación, a su nivel jerárquico en la
empresa o a cualquier otro recurso para imponer sus ideas al resto del equipo.
El Manipulador: Se las arregla para orientar el equipo hacia la adopción de decisiones que
fortalezcan sus objetivos personales.
El Acusador: Su principal ocupación es encontrar errores y defectos en los demás con el fin de
exponerlos públicamente de forma “acusatoria” y agresiva.
El Sentimental: Trata de imponer ideas y soluciones que responden más a sus sentimientos
personales que a razones objetivas del trabajo; puede llevar a todo el equipo a discusiones
inútiles y estériles.
El Gracioso: Procura llamar la atención sobre sí mismo provocando la risa aunque ello implique
desviar la atención del equipo constantemente.
El Narcisista: Hace cualquier cosa con tal de destacar; desvía con frecuencia al equipo de su
verdadero trabajo y objetivos; puede generar serios conflictos al tratar de imponerse como
líder aunque carezca de las habilidades para ello.
El Escurridizo: No opina para no comprometerse; no acepta responsabilidad alguna de la
ejecución de los trabajos; puede ser un ejemplo muy nefasto para el resto del equipo.
ACTITUDES NEUTRAS:
El Sumiso: Se pliega fácilmente a cualquier idea u opinión ajena; no enriquece el trabajo con
sus propias ideas.
El Miedoso/Vergonzoso: Calla sus opiniones por temor a equivocarse; aporta muy poco al
equipo.
El Conformista: Acepta el status quo y se aferra a él; es incapaz de generar ideas creativas e
innovadoras.
UNA MATRIZ PARA LA TOMA DE DECISIONES:
Lo anterior no tiene nada que ver con los conocimientos y las habilidades de las personas sino con las
actitudes. El participante ideal en un equipo lo constituiría una persona que posea, al mismo tiempo,
las dos siguientes dimensiones:
Las flechas indican hacia dónde deben dirigirse las personas que están en los cuadrantes
improductivos.